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Español
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Published:
2018-09-23
Updated:
2021-06-21
Words:
3,887
Chapters:
3/?
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11
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44
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481

¡Pelea conmigo!

Summary:

Illumi, con 10 años de edad, se prepara para enfrentar el desafío de Heaven's Arena; como dicta su tradición familiar.

Sin embargo, un muchacho pelirrojo comienza a entrometerse en su camino.

Notes:

Disfruten de la lectura ~

Chapter Text

Capítulo I

Llegada 

 

 

 

 

– ¡El número 6758 es el ganador!

Tan rápido como la batalla había empezado, terminó. Illumi se paró pulcramente detrás de la figura inerte de un hombre  de mediana edad de gran tamaño. Toda la multitud contuvo la respiración.

¡Lo venció en menos de un segundo!

– ¡Imposible!

– ¿De verdad es un niño…?    

El árbitro comenzó a presionar botones en un aparato, y un pequeño papel salió de él. Se lo tendió, e Illumi lo agarró sin siguiera mirarlo.

–Bien hecho, avanzas al piso 50.

Cerrando los ojos, y sin mirar atrás, Illumi bajó de la plataforma con pasos sutiles. Salió de la arena, dirigiéndose por los pasillos atestados de personas hacia el ascensor. A medida que avanzaba, el pasillo se volvía más oscuro y vacío.

A la distancia, Illumi logró ver el ascensor, donde un empleado esperaba pacientemente sosteniendo una palanca con las puertas abiertas. Tuvo la intensión de acelerar su paso.  

–La fuerza de ese golpe fue magnífica ♣

Se detuvo.

–Como para noquear a ese hombre ♦

Los ojos negros de Illumi chocaron un unos de agudos de color dorado; una mirada fría, peligrosa.

Un niño, unos años mayor que él, lo miraba con una sonrisa retorcida en el rostro. Tenía el cabello desordenado de color cobrizo, estaba sucio; sus ropas parecían harapos. Pero a pesar de vestir como un vagabundo, había algo en su porte, en su aura, que gritaba elegancia.

Sus ojos… están brillando.

Por un momento, Illumi sintió envidia al ver ese brillo de vida que emanaba aquella mirada.

– ¿Qué~? ¿La pequeña muñeca no puede hablar?

Illumi resopló. 

–No tengo nada que responderle a un desconocido. – Con una máscara inexpresiva, y una voz robótica; se dio media vuelta, dirigiéndose nuevamente hacia el ascensor.

El pequeño Zoldyck contuvo sus ganas de hacer una mueca, al sentir la presencia del mayor siguiéndolo de cerca.

–Así que puedes hablar ~ – Una risa que parecía más un ronroneo, se escuchó mucho más fuerte de lo que debería haber sido. – Y tienes una voz melodiosa ♥

Era claro que el contrario quería provocarle, pero Illumi no era alguien que se dejara llevar por las provocaciones. Era un Zoldyck; entreno por muchos años para poder controlar sus emociones, ya que estas podrían llegar a interponerse en sus trabajos si se dejaba llevar.  

Llegó frente al ascensor y el empleado lo miró; el Zoldyck le entregó el papel que el árbitro le había dado. El empleado, con una expresión cansada, le hizo señas para que subiera.

Lo hizo, y al levantar la mirada se encontró nuevamente con la  expresión divertida del desconocido.

–Eres fuerte – Dijo. 

El empleado comenzó a presionar algunos botones del comando, ignorando la situación que se desarrollaba a su lado.

–Estoy aquí para buscar personas fuertes ♣

Illumi le lanzó una mirada inquisidora, escuchando; más sin reaccionar de alguna manera. Se mantuvo impasible, eso sólo hizo que el desconocido sonriera aún más.

– Estoy realmente feliz de que haya encontrado a un candidato tan rápido ♦

¿Candidato…?

El otro debió haber notado algo en su expresión, porque en su rostro, sus rasgos cambiaron a unos de pleno júbilo, mientras se recostaba en la pared de las afueras del  ascensor. Con una pose prepotente y relajada.

Las puertas comenzaron a cerrarse.

–Espero poder enfrentarte algún día, pequeña muñeca ♥

Se cerraron.

Lo último que Illumi vio, fue la sonrisa torcida de aquél muchacho.

Suspiró.

¿Por qué tiene que pasar esto el primer día?

Illumi quería terminar esta fase de su vida lo más rápido posible. Sin problemas ni contratiempos.

Su entrenamiento de la torre estaba planificado para cuando cumpliera sus seis años, más tuvo que ser reprogramado por la llegada de un nuevo integrante de la familia. En los últimos años, Illumi si había enfrascado en entrenar, aprender sobre los bebés, y pasar tiempo con su nuevo hermano pequeño Milluki; que parecía una pequeña bola blanca de algodón que moqueaba y berreaba.

Ayudaba a su madre que estuvo varias semanas en un estado frágil debido al parto, mientras su padre y abuelos se encargaban del negocio familiar.

Milluki ya tenía cuatro años, él diez. Su madre se encontraba vivaz de nuevo; y el negocio se había estabilizado.

Entonces, aquí se encontraba.

En Heaven’s Arena.

En lo que su padre llamó: La fase del entrenamiento donde sabrás si eres realmente fuerte; si estás listo para salir al mundo y ser un asesino.

Illumi pensó que estaba exagerando, porque las personas con las que se había topado no parecían mayormente amenazantes, o peligrosas. 

La puerta del ascensor volvió a abrirse, revelándole un nuevo tumulto de gente. Pero había un ambiente ligeramente diferente. Más calmado; más… serio.

Illumi inspiró antes de poner su primer paso fuera del ascensor.

La gente de este piso es más fuerte.

Un poco, pero lo era.

Sintió las puertas del ascensor cerrarse detrás de él con un sonido sordo. Se acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja, alisando la parte baja de su yukata, sintiendo la suavidad de las telas en las yemas  de sus dedos.

Y, con una mirada inexpresiva en sus ojos, comenzó a dirigirse hacia la recepción del piso; sintiendo miles de ojos curiosos sobre él.

No decepcionaré a Padre.

Fue una promesa silenciosa.

 

Chapter 2: Nen

Summary:

Charlas, y encuentros desafortunados. (¿?)

Chapter Text

Illumi miró frustrado el gran edificio de Heaven’s Arena desde las penumbras de un parque, a las afueras del mismo. Era de noche, el frío comenzaba a hacerse presente, y lentamente el edificio iba perdiendo vida. Los luchadores que habían fallado en llegar a los 100 se retiraban para volver a tener su revancha al día siguiente, y los que lo lograron disfrutaron de sus cómodas habitaciones en la torre.

Illumi no fue uno de ellos.

Se había estancado en el piso 95 luego de haber sufrido dos “derrotas” si es que si quiera podría llamarlas así. Habían sido por parte de dos usuarios de nen, y si bien Illumi conocía los principios básicos gracias a las enseñanzas teóricas de su madre; Padre le había prohibido comenzar a practicarlo hasta que tuviera por lo menos 12 años de edad.

Padre le había dicho que si llegaba a toparse con un usuario de nen en los piso más bajos, que se rindiera sin siquiera intentarlo. Así lo hizo, siguió las órdenes de Silva a raja tabla, como siempre.

Eso no quitaba el fuerte sentimiento de frustración que creció en su interior al levantar su mano y decir “me rindo” antes de que el árbitro si quiera hubiera empezado el encuentro.

Ni si quiera eran tan fuertes…

Illumi miró el dinero que ahora tenía en una pequeña bolsa. 50.000 jennys…

Suspiró. No sabía realmente qué hacer con ese dinero.

Podría deambular por la ciudad que aún no conocía y buscar alojamiento, aunque no estaba seguro de que tan baratos estuvieran los hoteles; después de todo, estaba en una ciudad de las más concurridas y reconocidas. También tenía que pensar en la comida, y en su ropa. Su padre lo había dejado ahí con sólo lo que traía encima… con esas 50.000 piezas de Jennys podría sobrevivir dos días, o tres, a lo mucho.

También tengo que pensar en que quizás, me encuentre con más usuarios de nen… el dinero no me durará si no logro avanzar de piso.

Inclinó su cabeza hacia un costado, en un gesto desinteresado.

En ese mismo momento, una carta rosó su rostro, hizo ondear su cabello, y se incrustó en la madera del respaldo del banco. Los ojos de Illumi se oscurecieron, y sus fracciones borraron todo rastro de emociones.

–Reflejos ágiles ♣

Una risa gruesa, y una figura acercándose. Aquél chico del ascensor; Illumi lo recordó vagamente por su cabello cobrizo, y esos ojos brillantes. Tenía una sonrisa retorcida; casi daría escalofríos.

– ¿Acaso hay algo que no tengas? ♥ - Había un tono bromista en su voz, pero sobre todo, había algo que Illumi no supo identificar. No le gustó. – Bueno, en realidad no importa ~.

El mago caminó hacia el banco contoneando sus caderas, sacó la carta que se incrustó en la madera mientras tarareaba felizmente, dejándose caer despreocupadamente justo al lado de Illumi. Apoyó sus dos brazos en el respaldo, y uno lo puso justo detrás del asesino.

Illumi se sintió incómodo.

Deja de invadir mi maldito espacio personal. Él definitivamente no diría eso.

–Así que… – Antes de que se diera cuenta, palabras se deslizaron de sus labios. El asesino se reprendió así mismo. Aunque habló realmente bajo, en un susurro.

Pensó en dejar sus palabras en nada, y deseó que nadie lo hubiera escuchado, pero al dirigir una mirada furtiva al niño que tenía a su lado, se encontró con esos brillantes ojos dorados directamente sobre él.  Definitivamente le había escuchado, y ahora no se salvaría con no decir nada. Sólo terminaría en una pelea, que Illumi estaba negado  a luchar.

–Sabes ocupar nen – Dijo lo obvio. Balanceó ligeramente sus pies, que colgaban sin llegar a tocar el suelo.

Illumi sintió un cambio de presión a su lado, y supo que el otro niño estaba dejando que su aura se filtraba; permaneció inmutable, como si eso no le importara, pero se preparó para desaparecer si fuera necesario.

–En efeicto ♦ ¿Y tú tamb-?

–No.

–♠ ~

–Yo no. 

Oh.

Las luces principales de Heaven’s Arena se apagaron. La única fuente de energía que mantenía correctamente iluminado el parque donde se encontraban se fue; como si estuviera sincronizado con las emociones del mago. Illumi notó como su tono y actitud habían cambiado al enterarse que no sabía cómo utilizar nen. Antes, podía decir que el otro niño estaba interesado en él, pero fue como si todo ese interés se esfumara en un abrir y cerrar de ojos, como si nunca hubiera existido.

 – ¿Y por qué no?

 La pregunta sorprendió levemente al asesino, no esperaba que el niño le siguiera hablando.

– ¿Disculpa?

– ¿Por qué no practicas tu nen? –El niño se llevó la carta que había lanzado hacia Illumi a los labios, y jugueteó con ella.  –Eres hábil, sabes de lo que estás hablando, intuyo que sabrás cómo utilizar lo básico.

–No realmente.

- ¿No?

–No.  

 – ¿No sabes Ten? ¿Ren? ¿Hatsu? 

Illumi simplemente negó con la cabeza, apoyándose sobre una de sus manos; sin interés hacia dónde se derivaba la conversación que tenía con aquél muchacho, miró al dormido coliseo, aun lamentándose no estar entre los 100 pisos. Una ligera brisa le golpeó en el rostro, y mandó a volar su cabello, moviendo la tela que colgaba de su Yukata.

– ¿Y cómo notaste que utilizo mi aura en mis cartas?

–Es sencillo, nunca podrías lanzar una carta con la fuerza suficiente para clavarla en madera. Debería estar alterada.

Illumi se encogió de hombros, más siguió hablando:

–Además, cuando sueltas tu aura, cambia la presión en el ambiente, cambia el viento. También puedo sentir como intentas molestarme lanzándola sobre mí, justo ahora.

Se escuchó un ligero suspiro, el pequeño Zoldyck se negó a mirar a su contrario. Algo había cambiado. Lentamente, Illumi agarró firmemente una de sus agujas en su mano, preparado para lo que fuera que el niño hiciera.

– ¿Y tú puedes sentir el ligero cambio en el viento? ¿En la presión?

El tonó cambio de ser serio, a meloso. Illumi comenzó a incomodarse, pero se negó a demostrarlo; o si quiera girarse para observar al otro.

–Ooohh~

¿Eso fue…? ¿Eso había sido un…?

–Eres muchísimo más interesante de lo que pensé  ♥ ~

Illumi puso los ojos en blanco.

Se puso de pie, con movimientos mecánicos; y sin mirar atrás.

– ¿Ya estas huyendo de nuevo, muñeca?  ♦

No contestó, hizo el ademán de comenzar a caminar.

–De hecho ♣ Venía a decirte que llegué a los 100 ♠ y no me molestaría compartir habitación con una dulce-…

–No.

Illumi prefirió dormir en algún callejón que estuviera medianamente limpio a compartir una habitación con un desconocido. Y más si este desconocido era un niño con la cara pintada y que soltaba gemidos de la nada.

Esa noche, Illumi verdaderamente durmió en un callejón de la ciudad. 

 

 

 


 

 

 

 

– ¡N-No puedo creerlo!

Toda la multitud contuvo la respiración, mirando sorprendidos cómo en la arena, un hombre ya mayor se retorcía de dolor. Se escuchó una risa, una gran risa. Illumi contuvo el impulso de poner sus ojos en blanco.

En la arena, Hisoka reía, mientras veía felizmente como el hombre luchaba por respirar. Estaba siendo ahorcado, al parecer, pero no había nada alrededor de su cuello.

Seguramente es su nen…

Illumi trató de analizar la situación, Hisoka ni si quiera se había movido desde que subió al ring.

¿Qué tipo de aura tendrá?

– ¡E-El número 7543 es el ganador!  

Illumi se dio media vuelta, negándose a ver más del encuentro. Tomó el ascensor, y bajó al piso 95, esperando su pelea.

Al menos, no es simple alarde, pensó. Había ido al piso 100 por mera curiosidad al escuchar sobre un chico pelirrojo que no había perdido ni una vez desde que se anotó para luchar. Illumi sabía que era el muchacho que lo había estado incordiando. Algunas personas de la multitud lo llamaron “Hisoka”.

Illumi supo que ya había estado por aquí hace un par de años; había llegado hasta el piso 200, para perder contra un tipo, y luego desaparecer. Ahora, había vuelto por venganza; o al menos, eso logró escuchar de las mismas señoras chismosas. Él no estaba interesado en los asuntos de otros, pero le resultó interesante.

¿Quién había sido el que lo derrotó? ¿Qué tipo de poder tendría? ¿Cómo?

Sabía que la curiosidad era mala, pero se permitió divagar sobre esos pensamientos mientras entraba a la arena del piso 95.

–Participante número 6758, al ring.

Oh.

Había llegado en el momento justo.

Con pasos ligeros, comenzó a bajar los escalones hasta llegar al último. Observó el ring, donde el árbitro esperaba. Aún no sabía quién iba a ser su oponente, y tampoco había alguien aparte del empleado allí arriba.

Cuando estuvo sobre la plataforma, el árbitro tecleó algo en el aparato que colgaba de su cuello, y luego la voz de una mujer gritó por los altavoces.

–Participante número 1590, al ring.

Illumi bajó la mirada a sus pies, esperando a su contrincante. Alisó la tela de su Yukata con una mano; en las yemas de sus dedos sintió la suavidad de la seda, del tejido. Eso lo tranquilizó. Al momento de alzar su mirada, tenía la misma expresión que su padre le había ordenado mantener.

Los asesinos no debemos mostrar emociones.

Recitó las palabras de Padre en su mente, viendo como una niña no más alta que él subía al ring. Su largo cabello dorado caía sobre ella, cubriéndole la cara. Había varias flores enredadas entre sus finas hebras doradas.

Illumi no sintió la presión en el aire, no parecía que aquella niña pudiera ser usuaria de nen.

Entonces, está bien pelear.

Illumi había ansiado esto. Él ansiaba pelear. Ansiaba poder avanzar, y así, llegar a los 200 rápidamente.

Y entonces…

El árbitro alzó una de sus manos.

… Padre me felicitará.

– ¡Que el encuentro…!

El árbitro comenzó a hablar, Illumi no estaba prestando mucha atención. Sus dedos comenzaron a transformarse en garras. Sus ojos se oscurecieron.

Tú…

Escuchó una voz suave, se preguntó si vendría de la niña, él no quiso darle importancia; de todas formas, en unos segundos, aquella niña dejaría de existir. Illumi la mataría. Porque su cuerpo ya se había preparado para ello.

– ¡…Comience!

Y no estaba.

La niña no estaba frente a él.

El árbitro soltó un sonido ahogado, alejándose del ring por seguridad y la mente de Illumi dio vueltas.

¿Cómo…?

Y la presión en el aire cambió.

Illumi sintió una enorme presencia en su espalda; apenas pudiendo mover sus ojos en dirección a la presencia.

La niña…

–Tú… – su voz fue suave, colocó una mano sobre el hombro del Zoldyck, y lo apretó. –Eres… eres un Zoldyck, ¿Verdad? Eres…

Illumi sintió como si su ritmo cardiaco se fuera deteniendo, el agarre de la niña se hizo más fuerte, para luego, simplemente, soltarlo.

Todo volvió a la normalidad; no había presión en el aire, y él pudo moverse de nuevo.

La niña apareció en el mismo lugar donde había estado. El árbitro pegó un salto.

–Me rindo. – Soltando esas palabras, la niña bajó de la plataforma.

Su cabello siempre estuvo sobre su rostro, pero Illumi habría jurado que le estaba observando a él directamente, incluso cuando la niña había desaparecido entre la multitud de gente y tribunas, aún sentía que era observado.

–E-El ganador es el número 6758…

El árbitro comenzó a teclear y le dio un pequeño papel a Illumi. La mano del señor estaba temblando, Illumi tomó el papel.

–Avanzas al piso 100.

Illumi bajó de la plataforma. Miró el papel que le habían entregado.

Los 100… Al fin había llegado a los 100.

Illumi sintió que no se lo merecía en absoluto.

    

Chapter 3: Vecino

Summary:

El verdugo llama a la puerta.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

A medida que el elevador subía rumbo al piso 100 la mente de Illumi no paraba de divagar.

Las imágenes de su pelea contra aquella niña se repetían en su cabeza una y otra vez. No hubo ningún indicio de que ella supiera ocupar nen, no hubo un cambio de presión, una brisa o un presentimiento; no hubo nada. Era imposible que él no hubiera sentido ningún cambio en el ambiente o alguna advertencia por más mínima que fuera, y sin embargo pasó.

Realmente pudo haber muerto allí mismo.

Y no sabía el por qué.

Las puertas del elevador se abrieron con un tintineo y se dispuso a salir por ellas; tenía demasiadas ganas de un baño caliente y de sentir la suavidad de una cama de verdad. Desde que había llegado al coliseo no hizo más que dormir en callejones de la parte baja de la ciudad.

Al dar el primer paso fuera del elevador inmediatamente su expresión se ensombreció. Una figura con una sonrisa torcida lo esperaba recostado contra una pared.

– Nos volvemos a encontrar, muñeca ♥

Illumi caminó por el pasillo ignorando completamente al otro. Pensó que aquello sería suficiente para dejar en claro que no estaba de humor para conversar.

No lo fue.

– ¿No te han dicho que ignorar a las personas es de mala educación ♣? – Hisoka caminó justo detrás de él siguiéndolo.

Illumi usó todo su autocontrol para no fruncir el ceño.

– ¿No deberías estar en el piso 175?

– Quizás perdí una pelea y bajé hasta los 100 ♦ ~

En ese momento llegaron a la recepción del piso, una empleada con expresión muerta tomó el papel de Illumi y comenzó a teclear algo en una computadora.

– Sé que ganaste  – dijo Illumi. No supo muy bien porqué lo hizo, pero luego de un momento agregó: – Te vi. 

Aquello pareció emocionar de alguna forma al otro; porque de repente sintió como la presión del lugar cambiaba y supo que Hisoka estaba soltando su aura hacia él.

– Así que no fue mi imaginación ~ – su tono detonaba excitación. – Sabía que te había sentido ♥

El Zoldyck puso los ojos en blanco.

Era imposible que lo hubieran atrapado observando la pelea; Hisoka en ningún momento se había girado a mirarlo y sabía que su presencia estaba perfectamente camuflada entre la multitud. Confiaba firmemente en sus capacidades de espionaje. Sin embargo no dijo nada.

La recepcionista luego de un momento le tendió una tarjeta.

– Habitación 429 – dijo con tono mecánico. – Por el pasillo derecho.

Illumi la tomó y se giró.

No dio las gracias.

Tenía la intensión de pensar sobre su pelea con aquella niña de camino a la habitación, pero la presencia detrás de él se hizo increíblemente molesta. ¿Acaso Hisoka pensaba seguirlo hacia su maldita habitación?

¿No le fue suficiente con ser ignorado?

Era ridículo.

Cuanto más avanzaba por los pasillos, estos se volvían más oscuros y vacíos. Illumi sintió un escalofrío en su nuca; supo que el otro estaba mirándolo fijamente desde atrás mientras lo seguía.

Cuando estuvo frente a la puerta de la habitación 429 no lo soportó más.

– ¿También vas a seguirme dentro?

Estaba frustrado y se negó a mirar al otro.

– ¿Acaso eso es una invitación ? ~

Escuchó una ligera risa salir de los labios del otro, e inmediatamente Illumi abrió los ojos con sorpresa y lo miro.

Ese sonido había sido tan agradable, como un ligero ronroneo.

Se cacheteó mentalmente por pensar eso. Afortunadamente Hisoka volvió a hablar, dándole tiempo de volver a colocarse su máscara de frialdad; con un poco de suerte el otro no se daría cuenta de su desliz.

– Lamento decepcionarte muñeca, pero … – en ese momento el niño camino hacia la puerta que tenía grabada el número 430; sacó una tarjeta y la agitó perezosamente frente a él –… sólo estaba intentando entrar en mi habitación ♦ ~

Illumi quedó en blanco.

Su vista bailó entre la tarjeta que sostenía el otro, los ojos dorados que lo miraban con diversión y luego hacia su propia habitación.

Correcto.

Era vecino del chico raro que lo acosaba.

Su mente entró en corto circuito; con movimientos mecánicos abrió la habitación sin decir nada y cerró la puerta detrás de él rápidamente. Ignoró completamente la risa del otro al ver su reacción.

Illumi ya se estaba dirigiendo hacia el baño cuando escuchó un grito a través de su pared, que al parecer eran realmente finas.

¡Realmente deberías aprender modales, muñeca! ~

 Illumi estaba a punto de cometer un acto de odio.

Se contuvo, apastando el marco de la puerta del baño con demasiada fuerza.

La madera se quebró debajo de sus dedos.

 

 

 


 

 

 

Tres días habían pasado desde que Illumi había conseguido una habitación en el piso 100. De alguna manera se las arregló para mantenerla. Todo se había vuelto más complicado desde que ascendió de piso. Cada vez más y más usuarios de nen aparecían en la arena, tener que rendirse sin si quiera pelear comenzaba a frustrarlo.

Su posición oscilaba entre los 105 y los 135. Nunca subió más que eso y afortunadamente tampoco bajaba.

Aunque pareciera sorprendente, tampoco se había topado con Hisoka en esos días.

Fue casi terapéutico.

Mirando por el pequeño ventanal que tenía su habitación y arropado con las sábanas cálidas de la cama, Illumi se permitió pensar un momento en su desagradable vecino.

Se preguntó qué estaría haciendo el mago, ya que tampoco tuvo peleas en el coliseo estos días.

Bueno, tampoco es como si me importara. Pensó.

Se removió y apoyó su cara sobre la mullida almohada; lentamente dejó que su cuerpo sucumbiera ante el sueño. Pensó en su padre, en Milluki y en la Mansión.

Quería volver a casa cuanto antes.

Cerró los ojos y se permitió soñar con su hermano pequeño, se transportó a los días de entrenamiento en conjunto que tenían; la noche avanzó, las sombras consumieron la habitación.

Si supiera utilizar nen, Illumi habría notado que algo andaba mal.

Si supiera utilizar nen, habría notado la presencia siniestra que lentamente subía por el ascensor y caminaba hacia su puerta.

Habría sentido el pesado silencio que sumía las calles de una ciudad que nunca dormía.

Para cuando su cuerpo sintió el ligero cambio de presión del ambiente junto con el crujir de la madera detrás de su puerta y abrió los ojos; era demasiado tarde.   

Con una fuerza sorprendente, la puerta de la habitación estalló en mil pedazos. Una figura entró en la habitación, el piso se quebraba ante la fuerza de su aura.

Pero Illumi no estaba prestando atención a eso.

En cambio, su visión fue completamente acaparada por un par de ojos brillantes.

 

Z-Zold… Zoldyck…  

 

Notes:

Wow, hola. Pasó mucho tiempo, ¿No?

Muchísimas gracias por todos sus comentarios y apoyo a esta historia. Creo que les hará felices saber que ya tengo la trama planteada, incluido el final. Como dije desde un principio este fic no será largo, quizás unos 5 o 7 capítulos a lo mucho. Espero que les siga gustando, y gracias por el apoyo.

Próximo capítulo: Entre la lealtad o la muerte.