Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Paso uno.
Selección de materias primas.
Los ingredientes principales para la fabricación de la porcelana son caolín, feldespato y cuarzo.
De la cuidadosa selección de estos materiales dependerá la calidad y el detalle del producto final.
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"Ya es hora, Uchiha-sama"
No había pasado ni siquiera un minuto luego de que Lee hiciera aparición en su base y le transmitiera esa noticia, cuando Sasuke ya estaba preparándose para partir.
Naruto Uzumaki, quien, además de ser su amigo, también era su líder, se mostró abiertamente sorprendido y renuente a la idea de dejarlo marchar, pero Kakashi, el fiel y sabio maestro de ambos hombres desde la más tierna infancia, le pidió que fuera comprensivo.
Para después manifestarle que lo justo y adecuado sería que ambos acompañaran a Sasuke.
—Es hora de que veas lo que él ha hecho y sacrificado por tu causa, tu bien, el de tu esposa y el país que espera por ti.
Sasuke Uchiha tenía 25 años y esa edad tan joven fue uno de los muchos nobles que lo perdieron absolutamente todo cuando tuvo lugar el golpe de estado que revocó a la familia Uzumaki del poder sobre el soberano y poderoso reino de Konoha.
En aquel entonces él, tratando de cumplir su juramento de proteger a su mejor amigo Naruto, el verdadero heredero al trono, encontró refugio en una aldea vecina lo suficientemente alejada para resguardarlos a ellos, una serie de fieles compañeros y a la esposa de Naruto, Hinata.
Desde el principio, el plan fue encontrar aliados y organizar el regreso del legítimo heredero a la cabeza de Konoha, así como vengar a todos los familiares y amigos que perdieron cuando Danzo Shimura los eliminó en pro de su vil robo.
Sin embargo, las cosas no fueron sencillas y no sólo porque era algo complejo mantener las necesidades básicas de la pequeña banda rebelde que formaron, sino porque encontrar financiamiento para iniciar una guerra se veía como un sueño a largo plazo bajo las circunstancias en las que estaban.
Fue bajo ese desesperanzador contexto que Nagato Haruno llegó a sus vidas.
Él era un noble bastante adinerado de Suna que no tenía especial interés en apoyar su causa por la nobleza y legitimidad detrás de ella, aunque, tomando provecho de la desesperación de todos, se ofreció a hacerlo a cambio de algo.
Un favor para el que se dirigió específicamente a Sasuke.
—Pronto tendré que partir a Kiri, hay una causa allá por la que mis dos hermanos menores perdieron la vida y que no puedo permitirme ignorar — aquel hombre demasiado serio y lúgubre de cabellos de fuego le dijo mientras tomaban vino en una carpa a solas y a escondidas de su príncipe, justo como el Uchiha pidió —. Pero hay algo aquí que también necesito que este bajo supervisión.
Nagato tenía una hermana menor.
Una a la que tenía que abandonar voluntariamente pero que no deseaba dejar desamparada.
Para sus adentros, Sasuke sabía de qué se trataba el acuerdo que estaban por ofrecerle en cuanto la mencionó, pero rogó mentalmente que el Haruno solo le pidiera que la mantuviera vigilada.
No obstante, acertó en sus conjeturas.
Porque a cambio de su invaluable apoyo monetario, Nagato le pidió que se casara con su hermana.
Sasuke se negó rotundamente, pues, además de estar en el peor momento de su vida como para involucrarse en una relación de esa índole, luego de su primera y única desilusión amorosa se prometió a sí mismo no vincularse con nadie nunca más.
"Conocela primero y luego respondeme" aquel pelirrojo le había dicho y luego de conversar sobre ello con Kakashi, aceptó posponer su respuesta final.
Sasuke conoció a Sakura esa misma semana.
Hacia calor y el tramo de camino que hizo desde su base principal en Suna hasta el lugar donde ella residía, estuvo lleno de incertidumbre y recelo.
En su propio caballo a su lado estaba Nagato, su único acompañante, quien lucía un poco tan apático como siempre y no le había dicho ni una sola palabra en las seis horas que hicieron de viaje.
Cuando estuvieron a punto de llegar a su destino, en su camino se cruzó un alto muro cerrado, cuya única entrada era una puerta de delgados barrotes de metal que el pelirrojo abrió con una llave que guardaba bajo su ropa.
Fue al cruzar que finalmente rompió el silencio.
—Solo hay dos llaves para entrar aquí, la que está en posesión de mi hermana y la que tengo yo — él comentó con voz sombría mostrándole el pequeño artículo —. Cuando me vaya, si es que aceptas el trato, tú te quedaras con la mía.
Sasuke no dijo nada y luego de apartar la mirada de su acompañante para reanudar el poco tramo que les quedaba se dio cuenta de que el lugar al que entraron por esa puerta parecía salido de una fantasía.
Era un campo basto y verde, cuyos árboles frondosos no alcanzaban a cubrir la inmensidad del azul cielo lleno de nubes y que en algunos lados estaba tapizado con flores de todos colores.
Tan diferente del mundo afuera, donde todo estaba azotado por las constantes disputas bélicas.
—Este terreno es de mi hermana y según lo que ella me dijo, será tuyo cuando se casen, así que tendrás total libertad de hacer con él lo que quieras... Porque ella va a morir dentro de poco — esa sorpresiva declaración sacó de su estupor a Sasuke, quien, con una expresión sorprendida y perturbada, se limitó a guardar silencio y escuchar lo siguiente que el Haruno estaba por decir —. El trato completo que voy a ofrecerte es que te cases con ella y hagas lo poco o mucho que te pida como su marido, a cambio de lo que ya te ofrecí más lo que ella está dispuesta a darte, que es este terreno y la parte de la herencia de los Haruno que le corresponde.
El Uchiha guardó silencio contemplando las implicaciones de tan irreal, aunque conveniente trato, así como la posibilidad de qué se tratara de una trampa o tuviera motivaciones ocultas de las que no querían que estuviera enterado.
—¿Por qué darle tanto a un extraño a cambio de un matrimonio si dices que ella va a morir? — preguntó luego de un momento con el ceño fruncido —. ¿Y por qué me lo has ofrecido a mí?
—Aunque ciertamente yo fui quien te mencionó, en realidad lo demás fue idea de ella. Veras, tiene un especial odio por las guerras y en una ocasión le hable de la rebelión en curso de la que formas parte, lo que llamó su atención — Nagato no tuvo reservas en responder, deteniendo su caballo una vez que ya podía divisarse en la cercanía la pequeña casa a la que se dirigían, acción que Sasuke imitó —. Sabe que necesitan dinero, mismo del que ella tiene de sobra pero que no va a usar, así como que me iré pronto y que tal vez no vuelva, igual que pasó con mis hermanos. Es joven, tiene 18 años, pero estas cosas realmente le importan,
por lo que quiere hacer algo significativo antes de morir, como apoyar a que al menos una termine.
—¿De modo que es una criatura sospechosamente magnánima que va a ayudarnos, así como así? — en su voz no se escondió la ironía.
—Sé que hay algo más que quiere a cambio, pero dijo que solo lo revelaría a quien trajera para ser su esposo.
Sin decir más, Nagato reanudó el camino y una vez que llegaron a la casa, cuya fachada estaba cubierta por enredaderas con flores y que, contrario a su aspecto humilde, era bastante amplia, dos mujeres los recibieron en la entrada.
Sasuke saludó con un asentimiento a ambas, recibiendo el mismo reconocimiento, aunque desprovisto de una mirada a la cara.
—¿Dónde está? — preguntó el pelirrojo.
—Afuera, en el huerto trasero, señor.
—Gracias, por aquí Sasuke — el Uchiha no tardó en seguirle, rodeando la casa y cruzando un largo camino techado de cuya parte superior colgaban más enredaderas con flores.
Ese lugar parecía un auténtico refugio para hadas y cuando llegaron al dichoso huerto donde su posible futura esposa se encontraba, entendió que era muy apropiado.
Sasuke frunció el ceño inconscientemente y detuvo el paso a un par de metros de distancia, observando a la criatura de cabello rosado a la que Nagato se dirigía a abrazar.
Vio como ambos intercambiaron un par de palabras y luego como el pelirrojo con una expresión irritada le pedía que se acercara.
—Sasuke, ella es mi hermana, Sakura — el pelirrojo hizo una simple presentación entre ambos, que el joven respondió con una inclinación respetuosa a la dama.
—Mucho gusto — la chica murmuró tímidamente.
Sin decir una palabra, el hermano mayor de la chica los dejó a solas, lo que realmente no fue notado por el invitado, ya que estaba muy ocupado contemplando a la doncella frente a él.
Sakura era pequeña y de complexión menuda, con colores y una aparente inocencia propia de las nínfulas de los libros.
Naturalmente, lo primero que llamó su atención fue su cabello, ya que era de un inusual color rosado claro cuyos gruesos rizos brillaban bajo la luz del sol y caían sobre sus delicados hombros.
Su primera inspección de ella fue muy detallada, sobre todo en su rostro. Tenía una cara redonda, de mejillas llenas y frente amplia, con una nariz respingada y una boca pequeña pero voluptuosa del color de un durazno, misma que combinaba a la perfección con los grandes orbes color verde rodeados de largas pestañas, imposibles de ignorar no sólo por su brillo sino por la peculiar cicatriz horizontal que tenía debajo de uno de ellos, del lado derecho.
Misma a la que no pudo evitar mirar de más y que ella, dándose cuenta de lo extrañado que se sintió al verla, se cubrió con una mano, así como al rubor avergonzado en sus mejillas.
—L-lo siento — tropezó con sus palabras al haberla ofendido con su escrutinio.
—No se preocupe — ella negó con la cabeza y luego le indicó que fueran a sentarse a una mesa de té que tenía en el jardín y sobre la que una de las mujeres que lo habían recibido hacía un momento estaba dejando la tetera lista con todos los demás instrumentos necesarios —. Ummm, primero que nada, muchas gracias por venir Uchiha-san, espero no fuera una gran molestia.
—No lo fue — él mintió, pues en realidad había sido un trayecto incómodo que hizo a pesar de que tenía cosas de las que ocuparse en la resistencia.
—Aun así, no planeo quitarle mucho tiempo, sé que es un hombre ocupado — ella le ofreció una taza de lo que olía como té de jazmín con una pequeña sonrisa en el rostro, luego ambos se sumieron en un silencio que ella ocupó para darse valor antes de volver a hablar y él respetó, aunque con un poco de impaciencia —. Mi hermano ya le contó la mayor parte del acuerdo ¿Puede decirme si entendió lo que le dijo?
—Creo que sí, a cambio de casarme con usted me dijo que financiarían la causa en nombre del legítimo heredero al trono de Konoha, Naruto Uzumaki — él la observó asentir y luego bajar la mirada a su regazo con un aire nervioso —. Pero dijo que había algo una condición más que solo usted podía decirme.
Entonces ella se mordió el labio inferior y su angustia se hizo más evidente en sus ojos y su expresión corporal, cosas que le hicieron temer a Sasuke qué clase de pedido ella quería hacerle.
—Sí... No sé si le parezca difícil o lo ofenda lo mal que suena, pero... En realidad, es algo bastante sencillo — reuniendo el valor y seriedad que se merecía lo que iba a decirle, Sakura se enfrentó a sus afilados ojos obsidiana tratando de lucir lo menos insegura posible —. Sólo quiero que este aquí... Y tome mi mano cuando muera.
A esa sencilla, aunque desconcertante condición, Sasuke reaccionó con abierto asombro, mismo que lo hizo fruncir el ceño y abrir y cerrar la boca repetidas veces en busca de algo que decir, por lo que la pelirrosa se apresuró a hablarle de principio a fin sobre lo que esperaba de cerrar ese trato con él.
Desde el día en que la conoció Sakura fue honesta con él en todo y ese día, a pesar de ser un desconocido, le abrió su corazón al contarle de la extraña enfermedad que la debilitaba cada cierto tiempo y por la que era propensa a herirse o amoratarse al más mínimo contacto, misma que el último tiempo había sido más dura de pasar.
Tenía muy claro que sus hermanos no estarían ahí cuando finalmente sucumbiera y admitió, con más valentía de la que él podía esperar de ella dadas sus circunstancias, que tenía mucho miedo de hacerlo sola.
No tenía que vivir con ella, cuidarla o buscar una forma de prolongar una vida a la que despectivamente se refirió como "desesperanzada", tampoco visitarla a menudo y mucho menos amarla.
Todo lo que debía hacer era acudir cuando le avisaran que había llegado la hora y despedirla con una palabra amable.
"Tú tienes algo en lo que crees y que te necesita, admiro eso porque yo no tengo la capacidad de luchar y sacrificarme por mis ideales. Por ello quiero ayudarte, aunque sea de esta simple manera, solo que no puedo evitar ser un poco egoísta y aprovechar para pedirte esta única cosa a cambio"
Mientras le explicó todo al respecto, sus palabras salieron de su boca llenas de sinceridad y fueron acompañadas por una suplicante y al mismo tiempo segura mirada que dejó sobrecogido al hombre de cabellos negros.
Al final, a pesar del malestar interno que le producía todo el trasfondo de su unión en conjunto, el Uchiha terminó aceptando, lo que alegró al punto de un avergonzado lagrimeo a su futura mujer.
Luego de sellar ese pacto hicieron uno nuevo sobre llamarse el uno al otro simplemente "Sasuke" y "Sakura" y se casaron al día siguiente en una pequeña ceremonia en el jardín de la casa de la joven.
Un día especial, aunque austero donde la joven lució un sencillo vestido blanco a manera de ajuar nupcial, lo que, acompañado de su agradecida y dulce sonrisa, la convirtió en un hermoso recuerdo que Sasuke atesoró hasta el final de sus días.
—Cuidala en la medida que tu sinceridad te lo permita y el día que ella se vaya por favor llega a tiempo — fue lo que Nagato, el único invitado y testigo de su boda, le dijo antes de entregarle su llave.
Luego fue darle un último abrazo a la única familia que le quedaba y partió para no ser visto nunca más.
Naruto escuchó con asombro la historia sobre la parte de la vida su mejor amigo de la que había sido ignorante durante tanto tiempo y que le estaba siendo contada mientras se dirigían a ver a esa dichosa mujer.
—Sabía que había conseguido los fondos de manera sospechosa en aquel tiempo, pero no tenía idea de cómo lo había hecho — el heredero le susurró a su maestro peliplata.
—No solo fue en aquellos días, hasta el día de hoy el dinero que tu causa requiere ha salido de ese matrimonio — Kakashi le señaló con seriedad mientras observaba al melancólico pelinegro que manejaba el humilde carruaje sobre el que viajaban.
Lee, aquel mensajero que se presentó en su base, manifestó que como tal no había prisa, pero que era preciso que Sasuke se pusiera en marcha, pues aquel fatídico momento que nadie quería que llegara tendría lugar en los próximos días.
Así que a regañadientes el Uchiha había aceptado que lo acompañaran yendo en la parte trasera y con la condición de que no lo molestaran.
—¿Por qué nunca me lo dijo? — Naruto preguntó con aflicción.
Ciertamente había sido un pésimo amigo para Sasuke los últimos años, pero el estar casado no era un simple detalle que pudiera ser omitido por el pelinegro debido a lo peleados que hubieran estado algunas veces. Aunque ahora que tenía ese conocimiento, muchas cosas que habían sucedido con su amistad, la resistencia y sobre todo con él, cobraban sentido.
—Porque no le gusta hablar de ella... Lo pone triste — Kakashi sonó lejano mientras rememoraba cómo fue que él supo de la existencia de Sakura Haruno —. Incluso me lo hubiera ocultado a mí de no ser porque siempre está preguntando mi opinión sobre algo.
—¿Y eso es? — el rey usurpado lo miro con una ceja arqueada y una expectante agonía en el rostro.
A lo que su maestro respondió con un desdichado tono de voz:
—Lo que debería decirle para despedirla.
Notes:
Esto sí que es una novedad ¿No creen? Yo escribiendo capítulos cortos.
Y es que esto originalmente iba a ser un one-shot, pero por cuestiones de organización debido a lo largo terminaría quedando lo voy a publicar en capítulos cortos a manera de cuento.
Cuento triste, por si no ha quedado claro.
Esta es una de mis historias más viejas en cuanto a concepción, pero apenas ahora me anime a llevarla a cabo, así que tengo muchas expectativas.
Igual pienso seguir dándole con todo a Two Hearts In A Fishbowl, solo que allá me toma más tiempo actualizar porque los capítulos son más largos, asi que espero tengan comprensión con mi proceso de terminar estas dos historias.
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Cuéntenme qué les ha parecido este primer capítulo, espero tengan tantas expectativas como yo jeje. Les agradezco millones por aventurarse a cada fic nuevo que subo y, sin más que decir, ¡nos vemos pronto! Bye!
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DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Paso 2.
Preparación de la pasta.
Los ingredientes seleccionados se muelen y mezclan en proporciones específicas para obtener una distribución uniforme de los componentes y asegurar una mezcla homogénea.
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Desde el principio, Tsunade le advirtió que debía mantener la calma si un día llegaba a ver a Sakura derrumbarse, porque no estaba acostumbrada a que la viera alguien además de ella y Shizune y podría llegar a hacerla sentir avergonzada si su reacción no era la adecuada.
Luego de su boda, Sasuke regresó a su base sin comentar nada sobre su reciente matrimonio, pero cargado con los fondos suficientes para mantener la resistencia y comenzar a financiar sus primeros movimientos.
Sakura le había dicho que no era necesario que pasara tiempo con ella o que la visitara pues entendía que estaba ocupado, pero, dado el alivio económico que estaban viviendo gracias a ella, el Uchiha se sintió como un auténtico aprovechado, por lo que un mes después de casarse fue a verla.
—Me alegra que las cosas estén yendo bien — la pelirrosa comentó con una sonrisa mientras conversaban sentados en la hierba, bajo la sombra de un árbol.
—¿Cómo has estado tú? — no quería que se notara que estaba ansioso por escucharla decir que todo estaba en orden, pero aun así falló estrepitosamente.
—Igual que siempre, pero nada de qué preocuparse — esa no fue la respuesta que esperaba, pero tampoco estaba tan mal.
Al último hijo de los Uchiha le gustó el cabello de su esposa desde el día que la conoció. Su color era tan peculiar, su textura muy suave al tacto y ella no se cohibía cuando él tomaba un rizo entre sus dedos para acariciarlo.
También le gustaba su voz alegre y dulce, porque cada cosa que decía parecía salir de su boca como una canción destinada a tranquilizar.
Así mismo, le era difícil apartar la mirada de su rostro cuando la tenía en frente, pues sus grandes y gentiles ojos verdes o la manera en que se sonrojaba cuando sonreía eran abrumadoramente encantadores.
Todo en ella resultaba relajante, al mismo tiempo que estimulante, como si de algún bálsamo mágico se tratara.
Solo que ese día, cuando su escrutinio se demoró demasiado en esa parte de su rostro y fue imposible que ella no se diera cuenta, Sakura creyó que lo que tenía tan insistencia y curiosidad en ver era su cicatriz.
—Se ve muy mal ¿No es cierto? — comentó al tiempo que se la tocaba superficialmente, con una apenada y al mismo tiempo despreocupada expresión.
—N-no, yo, lo siento no quise ser grosero — él se apresuró a disculparse, tropezando con sus palabras en el proceso.
—Descuida, yo también suelo verla durante mucho tiempo cuando tengo oportunidad — la doncella no pudo enmascarar su desdicha, aunque posteriormente lo miro con ecuanimidad para contarle la historia de dicha herida —. Me la hice cuando tenía 11 años, justo aquí en el jardín.
—¿Qué estabas haciendo?
—Nada... Solo estaba aquí trabajando en mis flores y me desvanecí — ella se encogió de hombros y apretó los labios antes de finalmente soltar una charlatana risa —. Tuve muy mala suerte, porque en lugar de caer en el césped lo hice sobre una roca y ahora tengo esto en mi cara.
Sasuke asintió a su explicación y se sintió un poco desconcertado por la simpleza de su historia, al mismo tiempo que aliviado de que no tuviera un trasfondo oscuro detrás y que ella se sintiera segura de hablarlo con él sin ninguna reserva.
Tomándose el atrevimiento de esta vez sí analizar su cicatriz, el hombre se inclinó ligeramente hacia ella y pasó la mirada por la delgada, aunque profunda línea de unos 5 centímetros de largo.
Por alguna razón, sintió muchos deseos de tocarla, aunque su mano se detuvo a medio camino en dirección a su rostro pues, aunque ella se veía receptiva, tenía dudas sobre si hacerlo por temor a incomodarla.
Sakura no pudo evitar sonrojarse bajo su mirada y perder la sonrisa, afectada por su cercanía. No había censura o animadversión en los profundos ojos negros de su marido mientras la escudriñaba, lo cual la animó a permitirle tocarla, como adivinó que él quería hacer.
Pero antes de que el pelinegro pudiera llegar a tocar su piel, la joven de cabello rosado cerró los ojos lentamente y se inclinó recargando el rostro en su hombro, dejando a su marido congelando al instante por el sorpresivo contacto.
Sin embargo, al sentir que ella estaba poniendo todo su peso sobre él sin decir ni una palabra o emitir sonido, el pelinegro se apresuró a tomarla por los hombros para inspeccionarla.
Encontrándose con que la chica estaba semi consciente, pero sangrando profusamente por la nariz.
—¡Tsunade! — gritó a todo pulmón dejando que su sobresalto lo dominara y reaccionó a una impresionante velocidad cargando a su esposa en sus brazos para llevarla al interior de la casa.
Habiendo dejado que la impresión y angustia guiarán sus acciones, Sasuke desobedeció la indicación de la mujer mayor que custodiaba a su esposa y que, una vez que el percance estuvo controlado, bajo su inconmensurable experiencia le comentó que eso era normal viniendo de Sakura.
Algo que le sucedía con frecuencia y que no pasaba a mayores.
Esa específica cosa para la que le pidió no alarmarse y que él falló en hacer.
Se quedó hasta que ella se recuperó por completo, recibiendo una inmerecida disculpa de su parte por haberlo asustado y que fue acompañada por una afligida y avergonzada mirada que lo hizo sentir todavía más culpable.
Luego de fingir que no había sido nada y que no le había afectado el susto que le dio, Sasuke se marchó de regreso a su base.
Sin poder decirle cuándo sería su próxima visita.
Los días siguientes, aquel episodio le trajo amargos recuerdos de cuando sostuvo los cuerpos sin vida de sus padres y hermano el día que el golpe de estado a Konoha ocurrió.
Fue como si la sangre que emergió de su esposa en una cantidad mínima en realidad fueran los litros de ella sobre las que encontró a su familia esa vez.
No pensó que lo afectaría al punto de causarle pesadillas y que en la vida real todos se darían cuenta de su intranquilidad.
Por ello no pasó mucho tiempo antes de Kakashi lo acorralara exigiendo saber que le sucedía y recibiendo toda la verdad, aun a pesar de la renuencia y vergüenza que Sasuke sentía.
"Si lo que quieres es deshacerte de esa imagen que tienes de ella tienes que hacerte de otra más agradable" y con ese consejo y la promesa de no decirle a nadie sobre lo que estaba haciendo, su maestro lo animó a ir a visitarla en los próximos días.
—Me alegra que vinieras... — ella le dijo con una alegre sonrisa en cuanto lo recibió —. Hay algo que no pude darte la última vez que estuviste aquí.
Sasuke se tragó por el momento la disculpa que había planeado darle en cuánto la tuviera enfrente y se dejó guiar por la casa hasta una habitación que funcionaba como biblioteca.
La casa de su esposa, que sería suya en el futuro por más que a él le desagradara pensar en ello, era lo suficientemente grande para albergar una serie de cuartos en los que su personal se hospedaba y en los que ella guardaba sus pocas posesiones preciadas, siendo sus libros gran parte de ellas.
Al entrar a la estancia se podía percibir un edulcorado aroma a vainilla y miel, el cual reconoció ser el que Sakura desprendía, lo que quería decir que quizá pasaba mucho tiempo ahí metida.
La pelirrosa se aproximó a un estante donde una serie de objetos además de libros estaban ubicados, extrayendo una pequeña cajita de terciopelo rojo.
—Es para ti, Sasuke-kun... — se lo ofreció con un apenado rubor en el rostro. Él la tomó un poco inseguro y al abrirla se encontró con un collar de oro del que un brillante rubí colgaba como una pequeña medalla —. Era de mi abuelo, pero ahora quiero que sea tuyo.
—E-esto es... — el presente lo había dejado brevemente anonadado —. ¿Tus hermanos no se molestarán porque me estés dando algo así de valioso?
—No es de ellos, es mío y yo quiero dártelo a ti — ella fue firme en su decisión, aunque acompañó su seriedad con una sonrisa, al tiempo que le quitaba la joya de la mano y con la mirada le indicaba sus intenciones de ponérselo ella misma. De inmediato, Sasuke se arrodilló sobre una pierna y la dejó posicionarse detrás de él, rodeando su cuello con el regalo —. Además, es lo más apropiado, porque leí en un libro que el que el color rojo es representativo de ustedes los Uchiha.
El escuchar esa sorpresiva declaración de su parte, lo hizo ponerse de pie inmediatamente después de que ella asegurara el collar en su cuello y verla frente a frente con una expresión de incredulidad.
—¿Tienes expedientes Uchiha aquí? — a pesar del recelo con el que su pregunta se tiñó Sakura no se intimidó por él.
—Es solo un libro y no tiene más que información general creo — la chica se apartó de él y fue a buscar el artículo, entregándoselo sin demora. "Fundadores de Konoha" rezaba la tapa del compendio —. Puedes llevártelo si quieres, ya lo he leído todo.
—¿Cómo es que tienes esto aquí?
—E-es que... Realmente no he hecho mucho de mi vida más que leer, así que con frecuencia mis hermanos me daban libros de los lugares a los que visitaban — esa confesión pareció bajarle el ánimo pues incluso tuvo dificultades para sostenerle la mirada —. Pero no te preocupes, no tengo nada prohibido o ajeno aquí conmigo y si quieres puedes revisar...
—No Sakura, lo siento, solo me sorprendí — él se apresuró a calmar sus preocupaciones, lo que pareció funcionar dada la pequeña mueca, intento de sonrisa, que ella esbozó —. Entonces... ¿Eso quiere decir que ya has leído todos estos?
Ella asintió emocionada, al tiempo que le mostraba que además de los de las repisas tenía otros guardados en un baúl.
A Sasuke también le había gustado pasar su tiempo leyendo antes de involucrarse en todo ese asunto de la resistencia, así que reconoció varios títulos guardados por ella y acepto tomar prestados un par, a pesar de que dudaba tener oportunidad de leerlos.
Fue mientras conversaban de ese gusto en común que el Uchiha se permitió admirar la brillante expresión de felicidad en la pequeña chica.
Contemplando su abierta y dulce sonrisa, así como sus fascinantes ojos mientras hablaba sin parar.
Una imagen que esa noche consiguió desplazar aquella pesadilla de sus sueños, una vez que tuvieron una despedida más agradable y él volvió a marcharse.
"Estimado señor Uchiha
Tal y como me pidió le escribo para hacerle saber qué hace unos días mi señora estuvo enferma.
Fue una fiebre lo suficientemente anormal para asustar incluso a Tsunade-sama, pero mi señora insistió en no buscarlo pues estaba segura de que se le pasaría.
Luego de un día y dos noches enteras en cama, así fue.
Puede estar tranquilo, ya está repuesta, ha vuelto a su vida normal y lo recibirá como siempre en su próxima visita.
Con todo el respeto que mi señor merece, me despido.
~Shizune Kato"
Leer esa misiva, luego de dos semanas de que llegara a la base donde le indicó a la cuidadora de su esposa que podía enviarla, le provocó una abrumadora inconformidad y enojo contra sí mismo.
Tenía suerte de que el mensaje comunicara buenas noticias, porque de lo contrario, no se hubiera enterado a tiempo si acaso Sakura lo quería con ella.
Esa furia mezclada con ácido alivio la descargó tirando al suelo todo lo que reposaba sobre la mesa.
—¿Sasuke-san? ¿Está bien? — una voz detrás de él lo llamó agregando la vergüenza a su lista de sentimientos en su propia contra cuando fue descubierto haciendo berrinche.
No respondió nada, pero Hinata Uzumaki, la esposa de su amigo y su legítima reina se quedó plantada ahí frente a él, observándolo con atención, así como preocupación.
No conocía demasiado a quien su esposo consideraba su mano derecha, pero sabía que era anormal verlo perdiendo los estribos de esa manera, así que inevitablemente se sintió inquieta por lo presenciado.
Sasuke hizo lo mismo con ella y, aunque en otro tiempo tal vez se hubiera sentido afectado por la cautela de sus bellos ojos perlas y la expresión de su elegante rostro, lo cierto es que tenía algo más en mente que no le permitió dedicarle a la mujer ni un mísero pensamiento o reacción.
Algo que le prometía la esperanza y a lo que quería retribuirle con atención.
—Lo estoy, solo quiero estar solo por favor, mi señora — fue capaz de pedirle con el debido respeto que ella se merecía, siendo obedecido por la mujer, quien un poco insegura se marchó.
Una vez en soledad, Sasuke se golpeó la frente con la mano, preguntándose porqué en medio de todo el conflicto mental que tenía por su esposa tenía que a parecer Hinata en el medio.
Como si de un recordatorio de donde debían estar sus prioridades se tratara.
Al parecer, por más que quisiera ignorar la existencia de esa mujer por la que un día llegó a sentir algo y que aplastó sus sentimientos, aun siendo ignorante de ellos, eligiendo estar con su mejor amigo, dado que trabajaba para el bienestar de su marido y por lo tanto el de ella, sería imposible.
Odiaba lo humillado que se sentía cada que la veía y recordaba lo débil que una vez lo hizo sentir.
Así que, con la optimista perspectiva de matar dos pájaros de un tiro, acudió a Kakashi para indicarle que saldría, importándole poco que el peliplata le pidiera que se quedara por si Naruto lo necesitaba.
De esa manera, emprendió camino a ver a Sakura, tanto para saber de su estado de salud, como para entregarle el presente que compró especialmente para ella mientras estuvo fuera y de paso, alejándose de ese atormentante lugar que no hacía más que coartar su vida.
Tan diferente de ese recién descubierto paraíso en el hogar de su esposa.
Notes:
Nop, no me acostumbro a entregar capítulos cortos jajajaja, pero tampoco quiero sucumbir a entregar algo largo.
Muchas muchas gracias en serio por estar dándole oportunidad a otra historia y comentar que les está pareciendo, así como por seguir apoyando mis otros proyectos.
Porfis no se asustan o desistan de leer por la mención de Hinata en la historia, la inclusión de su personaje y el "enamoramiento" pasado voy a ocuparlos para la historia más adelante. Pero en ningún momento esa ship tendrá profundidad o desarrollo porque pues, nop, esa no es mi intención y sé que ustedes tampoco quieren leer eso.
Nos leemos muy pronto! Bye!
Chapter Text
PORCELAIN PRINCESS
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Paso tres.
Moldeo.
Una vez que la pasta está lista, se comienza a moldear por piezas según la forma deseada, ya sea en base a la fantasía o la realidad.
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—Bienvenido Uchiha-sama — Shizune lo recibió con una respetuosa reverencia y aceptó con una apenada sonrisa su agradecimiento por la carta que le envió.
—Sasuke-sama... — quien no se veía en lo absoluto gustosa de verlo era Tsunade —. Esta aquí.
—¿Dónde está Sakura? — decidió obviar la mirada de recelo con la que esa mujer de cabello rubio y de actitud ruda se dirigía a él.
—Está en su cuarto, pero está en revisión, tal vez debería esperar a que termine.
—¿Revisión? — enarcó una ceja, confuso.
—Con su doctor, Uchiha-sama — Shizune respondió bajo la irritada mirada de su superior, quien desaprobó su apoyo hacia su nuevo señor frunciendo el ceño.
Motivo suficiente para que Sasuke decidiera subir a buscar a su esposa, ignorando la sugerencia de la rubia, quien no se molestaba en disimular que seguía resentida con él por la manera en que reaccionó la primera y única vez que vio a Sakura vulnerable.
Desde el pasillo y a través de la puerta entreabierta, el Uchiha observó como el médico escuchaba la respiración de la pelirrosa, poniendo el estetoscopio en su espalda desnuda, así como la expresión inconforme que el hombre puso mientras hacía su examen.
—Ya puede vestirse Haruno-san — el hombre indicó apartándose y dejándola volver a abrocharse la parte trasera del vestido.
—Es Uchiha — Sasuke le indicó haciendo aparición en el cuarto.
De inmediato, la joven se dio la vuelta para verlo, deteniendo su labor de abotonar su ropa y esbozando una alegre sonrisa por su inesperada visita.
—Sasuke-kun, bienvenido — a su gentil recibimiento él asintió con un apacible intento de sonrisa y luego volteó a ver al médico, expectante.
—Mis disculpas no sabía que se había casado, Uchiha-san — la pelirrosa se sonrojó por la corrección de su nombre y, tratando de ocultar la vergüenza que la mención de su nuevo apellido le producía, le indicó al hombre lo reciente de su matrimonio —. Entonces, supongo que ya no debo reportar el estado de salud de mi señora a Tsunade-san, sino a usted, señor Uchiha.
—Por favor — Sasuke asintió y, aunque esperaba que el doctor le compartiera ahí mismo el estado de Sakura, en cambio, el hombre lo guio al pasillo, cerrando la puerta tras de él.
—A pesar de que se enfermó recientemente, ya está igual que siempre señor, lo que es tan bueno como al mismo tiempo malo — indicó con seriedad al tiempo que limpiaba sus gafas.
El pelinegro frunció el ceño escuchando atento su explicación sobre cómo, en el caso de Sakura, no mostrar mejoría ni deterioro en su salud era motivo de incertidumbre debido a la falta de alertas o indicadores que ayudaran a anticipar el cómo o cuando pudiera llegar a enfermarse.
De manera que sus dolencias eran tan aleatorias como potencialmente peligrosas, por lo que debían estar más pendientes de ella que nunca.
Luego de la breve charla, en la que también le indicó una serie de remedios diarios para la paciente, pues la temporada de frío estaba por llegar y debían estar prevenidos, el médico finalmente se marchó.
Al volver a entrar al cuarto, Sasuke se encontró con una pelirrosa en apuros debido a un par de botones traseros de su vestido que no podía abrochar, así que se apresuró a ayudarla, algo que ella agradeció con timidez.
En el proceso, el pelinegro notó que, en contraste con su cremosa y pálida piel, la joven tenía un moretón considerablemente grande en la base del cuello.
—¿Qué te pasó ahí Sakura? — no pudo evitar sonar sobresaltado.
—Ah, me cayó una manzana de uno de mis árboles mientras estaba debajo de él, como en un mal chiste para niños ¿No crees? — ella respondió con rapidez, acompañando de una despreocupada sonrisa y sin ningún tinte de engaño en su expresión, algo que aun así no lo dejó convencido —. Descuida, siempre se me hacen moretones por nada, como este... — la joven se subió la manga del brazo derecho mostrando otra mancha morada un poco más pequeña. — Y solo porque me golpee con la esquina de una mesa.
A pesar de que no era algo divertido la joven soltó una burbujeante y breve risa que estremeció a su marido gratamente.
Como si no hubiera recibido atención médica hacía unos minutos, Sakura estaba bastante alegre, lo que Sasuke se atrevió a inferir, sin temor a equivocarse, que era porque él estaba ahí.
Fue entonces que recordó porque la estaba visitando en segundo lugar.
—Hace poco estuve en Oto, conseguimos apoyo de un noble de ahí al que fue muy sencillo convencer — él comenzó su contarle al tiempo que rebuscaba en el bolsillo de su abrigo —. Así que tuve tiempo para ver la ciudad y cuando vi esto de inmediato pensé en ti.
Bajo la curiosa mirada de su esposa, el Uchiha abrió una pequeña cajita blanca que guardaba dentro un par de pendientes. Pequeños, pero que brillaban con gran fulgor debido a las esmeraldas que los componían.
La pelirrosa quedó asombrada, parpadeando repetidamente y observando con la boca entreabierta el presente y, al mismo tiempo, luciendo renuente a tomarlo en sus manos, por lo que Sasuke tomó uno de ellos, dejando el otro en el regazo de la chica y con una leve venía le indicó que se los pondría.
El seguro de los aretes hacía más fácil la tarea, pues se prensaba en automático al lóbulo de su oreja, así que lo único de lo que tuvo que preocuparse fue de no caer a los pies de la chica, rendido por el apabullante aroma que su cabello desprendió cuando lo hizo a un lado.
Una vez que terminó con ambos no pudo contenerse en tomar a su esposa por las sonrojadas mejillas para contemplar que, justo como imaginó, las piedras preciosas hacían juego con sus aún más preciosos ojos.
—¿Se ven bien? — ella preguntó con timidez, así como una emocionada sonrisa que casi le llegaba a los ojos
—Sí, se ven justo como pensé — nuevamente la escuchó reír sin reservas, ruborizándose en el proceso.
—Muchas gracias Sasuke-kun... — teniéndola frente a él y a una distancia relativamente corta el hombre se dio cuenta de que ella estaba por decirle algo y se temió que fueran preguntas sobre lo que el doctor le había dicho cuando salieron, aunque para su buena suerte no fue eso —. T-tú, ummm, ¿Tienes que irte ya?
—No realmente ¿Por qué?
—Es que el otro día estaba pensando que, bueno... Esta también es tu casa y nunca has tenido oportunidad de comer aquí y ya sabes lo que dicen: un hogar no es un hogar hasta que hayas podido disfrutar una comida en él — Sakura bajó la mirada nerviosamente mientras hablaba y Sasuke no pudo evitar dejar salir una media sonrisa por sus gestos y la mención de esa casa como "su hogar", aceptando de inmediato su invitación.
Así que esa tarde, bajo la ilusionada vigilia de Shizune y la desconfiada de Tsunade, ambos disfrutaron de su primera comida como marido y mujer.
Misma en la que el señor Uchiha no dejó de admirar lo perfectas y adecuadas que lucían las joyas adornando el rostro de Sakura mientras a ella se le hinchaba el corazón al darse cuenta de que él llevaba el collar de rubí que le había dado.
"La próxima vez, yo misma cocinare para ti algo que disfrutes comer" fue lo último que ella le dijo antes de que él tuviera que irse.
La siguiente vez que Shizune se puso en contacto con él, todos los planetas se alinearon para que recibiera la misiva en cuanto llegó y para que pudiera irse sin tener que esconderse o dar explicaciones, pues Naruto y Kakashi estaban lejos ocupándose de otros asuntos.
Sin embargo, contrario a su disposición para acudir a ver a su esposa, el recibimiento no fue bueno en lo absoluto.
Esa vez Tsunade fue sincera y cordial cuando le indicó que no era un buen momento y que lo mejor sería que él esperara un rato antes de ver a Sakura, sin embargo, dada la serie de gritos que pudo escuchar desde afuera en cuanto llegó, se negó a hacerlo y subió a buscarla.
—¡¿Por qué lo llamaste?! — desde el suelo, ella gritó entre lágrimas al verlo asomarse por la puerta, al tiempo que detenía su intento por entrar a la biblioteca lanzándole a la cara un libro tras otro —. ¡No te pedí que lo hicieras! ¡Llevátelo de aquí!
Demasiado consternado por el enojo de la normalmente dócil chica, Sasuke retrocedió cediendo a su ataque y con la mirada le pidió explicaciones al par de mujeres que estaban en el pasillo.
Tsunade le pidió con un gesto de la mano que se acercara, mientras Shizune intentaba seguir razonando con Sakura para que los dejara entrar.
—Sé que Shizune no lo llamó Sasuke-sama ¿Porque ha venido? — la mujer rubia se veía auténticamente curiosa.
—Eso no importa ahora, ¿Porque esta ella así? — apuntó con un dedo al cuarto donde su esposa seguía llorando y protestando como una niña pequeña.
—Se rompió el brazo por accidente, pero insiste en que no está roto y armó este escándalo porque enviamos a por el doctor — la mujer suspiró pesadamente bajo la incrédula mirada del esposo de su señora —. Pero ahora que vio que usted está aquí, su enojo y estrés aumentó considerablemente. Aunque no se preocupe, dentro de poco se le acabara la energía y terminara por ceder, es lo que siempre pasa.
Inconforme con esas palabras, Sasuke se dio la vuelta dispuesto a entrar a ver a Sakura, otra vez haciendo caso omiso a los pedidos de Tsunade de no seguirla alterando en vano.
—Sakura déjame entrar — él pidió haciendo a Shizune a un lado y atrapando un pequeño libro en el aire.
—Vete Sasuke-kun, no está roto — ella exclamó desesperada porque le creyera, aunque su marido comenzó a sospechar que el llanto y su brazo doblado por encima del estómago evidenciaban lo contrario.
—Entonces deja que alguien lo compruebe — él no quería sonar irritado, pero no era bueno manejando ataques de histeria ajenos.
Como pudo, se abrió paso esquivando o recibiendo los golpes de los libros hasta agacharse frente a ella y detenerla tomándola por la muñeca.
—No está roto, no se rompió nada... — ella continuó diciendo cada vez menos alto y bajando la mirada a su herido miembro —. Por favor Sasuke-kun, créeme, no lo está, por favor, por favor, por favor.
Sus súplicas mezcladas con la agonía en su rostro hicieron que, por primera vez en su vida, al Uchiha le llegarán las palabras adecuadas para tratar con una situación asi antes de que escalara a más.
—Creo que tienes razón — él le dijo en voz baja al tiempo que le sostenía la cabeza con ambas manos para razonar con ella viéndola a los ojos —. Tal vez no lo está.
—T-tú... ¿Tú crees? — ella lució realmente descolocada por sus palabras.
—Es que yo me lo he roto antes y es algo en serio insoportable, pero tú... No pareces adolorida — apeló a un argumento un poco convincente y la vio parpadear sopesando lo que decía.
—N-no, solo siento molestia — sabía que mentía, pues ahora que lo notaba, tenía una fina capa de sudor en la frente y temblaba con violencia, aguantándose el sufrimiento en pro de mantener su mentira —. Y es que, y-yo... Yo solo me caí y...
—Y eso no es suficiente para que este roto ¿Verdad? — ella asintió repetidamente mientras se mordía el labio inferior conteniendo su angustia, pues ambos sabían que, tratándose de ella, en efecto una pequeña caída era todo lo que se necesitaba, solo que la pelirrosa quería que no se maximizara el asunto como sucedía cada que se lastimaba —. Entonces dejemos que el doctor lo compruebe para que puedan dejarte en paz ¿Sí?
Afectada por su comprensión y su firme mirada sobre ella, la joven nuevamente solo pudo asentir y aceptó con facilidad que él la cargara en sus brazos para llevarla a su habitación. Recostándose en su pecho como si de un espacio seguro se tratara e incluso permitiéndose aceptar que le dolía el brazo frunciendo el ceño para contener la sensación.
Desde su lugar, Shizune y Tsunade contemplaron con incredulidad el exitoso intento de su señor por razonar con la difícil pelirrosa, al tiempo que se preguntaban qué se habían dicho en esa secreta conversación que funcionó con tanta rapidez.
Al cabo de un par de minutos el doctor hizo aparición, pero Sakura ya estaba lo suficientemente calmada como para aceptar que, en efecto, su brazo estaba roto y que tendría que tenerlo en cabestrillo las próximas semanas.
Así como para agradecer con un significativo beso en la mejilla a su esposo por ser paciente con ella y, sobre todo, por creerle.
Si bien el apoyo económico que Sasuke consiguió para la causa los mantuvo mientras continuaban esforzándose por conseguir todo lo que necesitaban para recuperar el trono, lo cierto es que eso no les impidió tener conflictos por desacuerdos o por simple hastío debido a su lento avance.
Normalmente al Uchiha se le daba bien aguantar los arranques de Naruto o de los subordinados que querían recuperar Konoha por la fuerza y sin un plan, pero un día en especial, con el inicio de un nuevo año, su tolerancia fue puesta demasiado a prueba y tuvo que irse para no hacer o decir nada de lo que se pudiera arrepentir.
Escogiendo como refugio el lugar que su esposa no dejaba de repetirle que también era su hogar.
Sakura se dio cuenta de inmediato que él se encontraba mal únicamente viendo la expresión que tenía y el sostenido silencio en el que se mantuvo desde que llegó.
Ella comprendía bien lo que era tener sentimientos dentro de los que no querías hablar, por lo que simplemente le pidió que se acostara a su lado en la cama mientras ella leía.
Sin importar que últimamente la visitaba más seguido, todavía existía una cierta distancia entre ambos, que por esa ocasión Sasuke decidió pasar por alto y aceptar la propuesta de su esposa.
El brazo de Sakura se había curado hacia un par de semanas, pero el día anterior se había esguinzado un tobillo al que para su buena suerte solo tenían que tratar con reposo, por lo que ella estaba recluida en el calor de su cama, distrayéndose con un libro que ya había leído tres veces antes.
En un momento dado, mientras ella llegaba a una de sus partes favoritas no pudo contener una pequeña risa que duró apenas un segundo.
—¿Qué? — Sasuke, quien había estado recostado de lado viendo en su dirección, le preguntó.
—Nada, solo un juego de palabras — ella respondió sin darle importancia y una vez que finalizó el capítulo cerró el libro y volteó a verlo con una peculiar sonrisa —. ¿Ya te sientes mejor?
—Algo así... — respondió con sinceridad, habían estado así desde que llegó poco después del mediodía y ya estaba por atardecer, así que había tenido mucho tiempo para simplemente reposar la mente —. Aunque sigo algo molesto.
—Ya veo... — la doncella comentó distraídamente mientras lo arropaba aún más con la gruesa manta para que sus orejas no se congelaran.
—¿No vas a preguntarme qué me pasa?
—Solo si tú quieres contarme — ella respondió con calidez para luego apartar un mechón de cabello oscuro que cruzaba su frente.
Sasuke cerró los ojos los pocos segundos que el delicado contacto duró, pero que fue lo suficientemente efectivo para ayudarlo a compartir las preocupaciones por las que estaba ahí en primer lugar.
—Konoha está comenzando a acostumbrarse al mandato de Danzo, lo que hace más complicado que Naruto reclame su derecho al trono, pues para ello se necesita entrar en un conflicto que podría terminar poniendo a sus legítimos súbditos en su contra — el pelinegro comenzó a contarle bajo su atento silencio —. Esa posibilidad ha puesto nerviosos a todos y más allá de querer buscar soluciones solo han estado quejándose sin parar.
Irónicamente, Sakura tenía poco conocimiento sobre el curso de acción de la resistencia que estaba financiando, pero comprendía que su esposo tenía un peso sobre sus hombros por el que era normal que se sintiera saturado.
Y, aunque al salir de su propiedad era un hecho que esas preocupaciones regresarían a hacer mella en él, mientras estuviera con ella haría lo posible por que estuviera relajado.
—Es de esperarse que te sientas así, estás cargando con mucha responsabilidad tú solo, lo importante es que sepas gestionar las emociones que tu deber conlleva y de vez en cuando detenerte a respirar un poco antes de abrumarte — ella le dijo, acercándose a él hasta que la cabeza de Sasuke descansó sobre su hombro, mientras ella miraba hacia el techo con serenidad y luego de un largo lapso de silencio a la joven se le ocurrió algo —. ¿Sabes que hago yo cuando necesito animarme? . — él simplemente negó con la cabeza en respuesta, demasiado ocupado concentrándose en la calidez que su cercanía le provocaba y conteniéndose de no abrazarla para pegarse aún más a ella —. Invento una canción.
—¿Desde cero? — Sakura afirmó con un pequeño gesto para después comenzar a tararear notas al azar, mientras pensaba en cómo iniciar la letra.
—Creo que ya tengo el título perfecto — la pelirrosa se regocijó, pues una vez que tenía ese detalle esclarecido lo demás salía natural de ella —. "Caballero carbón"
Luego de varios cambios de letra y tonadas, en lugar de un relato heroico como planeó al principio, Sakura terminó componiendo una canción de cuna. Misma que funcionó adormeciendo poco a poco a su marido, hasta finalmente hacerlo ceder ante el sueño una vez escuchó la versión terminada.
"Caballero carbón, imperturbable ante el calor.
Sobre ti canta el fuego que aceptas sin poner peros.
No soy fuerte como tú para tomarte en mis manos, pero déjame apreciar el brillo que creas a semejanza de tornados.
Enséñame a resistir como tú, quiero ser necesario como tú, colorear todo con mi presencia como haces tú.
Deseo ese don tuyo de ser paciente y discreto, cumpliendo con mi labor siempre por completo.
Haciendo florecer las llamas, por las que yo y todo el mundo te ama".
Sasuke tarareó cuando se marchó al día siguiente y se lo repitió a sí mismo como si fuera un mantra mágico cada que necesitó paciencia y calma.
Hasta el final de sus días.
Notes:
Si tienen la teoría de que todo el fluff que escribo viene de mis experiencias quiero que de una vez la descarten porque boté voluntariamente el romance de mi vida.
En la vida real estas cosas me pasan y les juro que me daría cringe.
En fin, amistades, espero este capítulo no los haya dejado tan diabéticos porque los siguientes sí que lo harán, lo siento mucho.
De verdad mil gracias por su tiempo y por darse la oportunidad de leer, aprecio mucho que estén aquí en serio.
Espero les gustara este capítulo, si fue así háganmelo saber y nos vemos pronto en otra actualización. BYE!
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Paso cuatro.
Secado.
Las piezas se dejan secar completamente, lo que puede durar mucho o poco tiempo, dependiendo del tamaño y la complejidad de la pieza.
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Sasuke hubiera querido poder cumplir su propósito de reservar su cumpleaños para visitarla, tal y como había deseado hacer desde el día que ella le contó que nació en primavera, un 28 de marzo para ser más exactos, algo más que apropiado para una doncella tan colorida como ella.
Sin embargo, debido a ciertos compromisos que le obligaron a cumplir, terminó yendo a verla hasta un 5 de abril, lo que hizo que Tsunade lo recibiera con desaprobación y le indicara de mala gana que Sakura estaba en el jardín.
A Sasuke le gustaba la imagen dulce con la que su esposa siempre lo recibía: algún vestido sencillo cubriendo su cuerpo casi por completo, el cabello cayendo por su espalda en ondas suaves y fragantes y la expresión alegre que siempre le hacía sentir de cierta forma en casa.
No obstante, ese día, además de las cosas antes mencionadas, la pelirrosa le dio la bienvenida con una nueva herida que le recordó al Uchiha el trasfondo y la dinámica de su matrimonio como si de una bofetada para regresarlo a la realidad se tratara.
—Bienvenido Sasuke-kun... — ella se levantó de la hierba sin soltar el pequeño conejo que sostenía en sus brazos y dándole su cálida sonrisa de siempre.
—He vuelto... — él le dijo apenas en un hilo de voz acercándose a ella y tratando de disimular su escrutinio sobre la compresa blanca asegurada sobre su ojo izquierdo a manera de parche, fallando en ello pues la pelirrosa bajó la mirada apenada.
—No te preocupes, no es nada en realidad — se apresuró a explicarle antes de que él le preguntara —. Solo que me ha estado doliendo los últimos días con la claridad del día, incluso hacía que me mareara, pero así cubierto no es ningún problema.
—Entiendo... — él aceptó con rapidez prometiéndose a sí mismo hablar con Tsunade respecto a eso más tarde, porque en ese momento tenía que ocuparse del asunto por el que estaba ahí —. Sakura... Lamento no haber venido a tiempo.
—¿A tiempo? — ella parpadeó confundida mientras lo observó sacar de su bolsillo una delgada, aunque larga caja que le fue ofrecida al momento.
—Feliz cumpleaños.
En cuanto escuchó la felicitación, la pelirrosa esbozó una enorme sonrisa acompañada de una enternecida expresión. Se agachó soltando al animalito que había estado cargando y dándole las gracias miles de veces a su esposo por recordar la fecha abrió la cajita, revelando un precioso collar muy parecido al que ella le había dado a él.
Con una cadena dorada de oro y una piedra preciosa de color rojo como dije, en un tamaño más pequeño que el de él, pero con la misma forma ovalada.
—Me gusta muchísimo — apartó los ojos de la joya para ver a su marido, enseñándole con su sonrisa y el rubor en sus mejillas que decía la verdad —. De verdad muchas gracias.
Sasuke asintió complacido y tomó el collar para ponérselo él mismo. Una vez que lo hizo, la observó embelesado por la forma en que destacaba sobre el pecho de su mujer como una perfecta representación de una mariquita posada sobre una magnífica flor.
Demasiado feliz por el regalo y el conocimiento de que estaba siendo tomada en cuenta por él hasta el punto de que recordara la fecha de su nacimiento, Sakura se sintió con la confianza de darle un corto abrazo.
Mismo que dejó momentáneamente descolocado al pelinegro y al que no le dio tiempo de reaccionar, ya fuera separándose o envolviendo sus brazos sobre su delicada figura mucho más pequeña que la suya, pues ella se alejó de él y regresó a su tarea de contemplar la brillante joya.
Poco después de eso, se encontraron sentados ahí mismo en el jardín bajo la sombra de un árbol, conversando sobre cosas inverosímiles hasta que fue él mismo quien tocó el tema de por qué no había podido ir a verla el día exacto de su cumpleaños.
—Tuve que quedarme a custodiar a la esposa de Naruto, mientras él y Kakashi se ocupaban de un asunto importante — comenzó su relato amargamente, recordando lo frustrado que se sintió por tener que cuidar a la esposa de alguien más cuando la suya probablemente estaba esperándolo para pasar juntos un día especial como ese —. Ya estaba por partir hacia acá, pero Naruto ha estado muy paranoico por la posibilidad de que la ataquen en su ausencia y no hubo poder en la tierra que lo convenciera de dejarme venir... Lo siento.
—Descuida, te quedaste a cuidar una princesa y eso es realmente importante, mucho más que un cumpleaños — ella se apresuró a señalar con una pequeña emoción en la voz al tiempo que lo veía con los ojos ilusionados y le hacia una serie de preguntas —. ¿Y cómo fue? ¿Cómo es ella? ¿Es bonita? ¿Te llevas bien con ella?
Sasuke conocía del gusto de su esposa por los cuentos e historias de amor donde hermosas princesas se casaban y vivían edulcorados romances con los príncipes que las salvaban y enamoraban hasta terminar felices por siempre.
Pero Hinata era algo de lo que no quería hablar nunca con su esposa.
Suficiente tenía con verla todo el tiempo y tener que escuchar su nombre a cada minuto del día de la boca del rubio ignorante de los sentimientos que él había albergado por ella alguna vez.
El único lugar donde estaba libre de todo lo que lo molestara era ahí, con Sakura.
Además, de cierta forma deseaba mantener ignorante a su pequeña pelirrosa de todo lo que tuviera que ver con los oscuros sentimientos llenos de humillación que todavía tenía dentro suyo a causa de su primer enamoramiento fallido.
Como si ese cariño lleno de ilusión que su esposa guardaba por él pudiera verse manchado o destruido por el conocimiento de que alguna vez había querido a alguien.
Porque admitía que él se sentiría amargado si se enterara que ella había querido a otro hombre antes que a él.
—Eso no importa, lo que quiero que sepas es que no fue mi intención no venir.
—Y yo te dije que no hay problema, sé que hay cosas importantes que tienes que atender.
—¿Y tú no te consideras una de ellas?
Como si hubiera dado en el clavo, Sasuke la vio bajar la mirada un poco afligida, al tiempo que se mordía el labio inferior, meditando lo que debía responder.
—Yo no soy una princesa — a través de su único ojo visible, su marido pudo notar la tristeza de una verdad que la entristecía decir, aunque debía hacerlo —. Mi vida no tiene el mismo valor. —Ese último comentario le hizo fruncir el ceño a Sasuke de inmediato, pero antes de que pudiera protestar ella continuó elaborando su idea —. Dadas las circunstancias especiales bajo las que nos encontramos, Hinata-sama debe ser prioridad para ti y...
—Estoy harto de que quieran responsabilizarme de ella cuando si de mi dependiera viviríamos en planetas separados — él la interrumpió, incorporándose del árbol sobre el que estaba recargada su espalda para tomar por los hombros a su mujer —. Y no me gusta cuando hablas de ti como si no importara nada que tuviera que ver contigo.
—Y-yo... — Sakura tartamudeó descolocada por su cambio de actitud, de repente él lucia bastante molesto.
—Eres mi esposa ¿No? — hizo una pausa para que ella le respondiera, lo que la chica pudo hacer luego de unos segundos con un lento asentimiento —. ¿Entonces porque dirías algo como que otra mujer debe ser más importante para mí que tú?
Nuevamente la pelirrosa tomo valor para confiarle la verdad detrás de su forma de pensar, aún si eso podía llegar a encender más su enojo.
Algo que le dolía pensar y que la lastimaría aún más decir, pero que reconocía como una realidad que él tampoco podría negarle.
—Porque a diferencia de una princesa, si yo desaparezco mañana no ocurriría nada malo, en cambio sucederían cosas buenas — a pesar de que su voz tembló hizo su mejor esfuerzo para sostenerle la mirada a Sasuke —. No puedo ser querida, imprescindible o hermosa como una... Ni siquiera puedo estar sana.
Era un hecho que la ilusión que ella guardaba para tales figuras de fantasía que, luego de tantos libros e historias en torno a ellas, habían conseguido herir su mente, venía de lo que ella percibía de sí misma como carencias.
Sakura veía las figuras como Hinata como aspiraciones que ella no podía alcanzar y que por lo tanto la convertían en el ser menos valioso de la tierra.
Ahora con mayor razón nunca volvería a mencionar esa mujer frente a ella.
Había desarrollado un muy imperioso instinto protector alrededor de su esposa y no iba a dejar que un tema como ese tuviera vía libre para herirla.
Una doncella tan especial merecía al menos ser protegida de mentiras y erróneas percepciones.
—Para todos los que te conocen lo eres Sakura, tus hermanos, tus cuidadoras y por supuesto para mí... — respondió al tiempo que la tomaba en sus brazos y la acercaba su pecho en un abrazo para contener las gana de llorar que sabía que tenía, siendo correspondido al instante —. Eres la única y la más hermosa princesa a la que quiero proteger.
Un mes después de eso fue avisado por Kakashi sobre una extraña fiebre que había asaltado a su esposa, mientras estaba en una reunión importante con posibles aliados en uno de los pueblos vecinos de Konoha
Nuevamente no fue Sakura quien le pidió que fuera a verla, sino Shizune y para su sorpresa, al mostrarse dispuesto a atender la solicitud de inmediato a pesar de sus obligaciones, su maestro de cabello planteado se ofreció a ir en su lugar para hacerle saber que él llegaría pronto, mientras terminaba con sus ocupaciones.
Ambas eran cosas importantes y sintiéndose entre la espada y la pared, para su disgusto, tuvo que elegir lo mejor para la resistencia de nueva cuenta. Terminó por ceder a la idea de Kakashi y le entregó a regañadientes la llave que hacía ya tanto Nagato Haruno le había confiado.
Luego de instruirlo sobre cómo llegar, Sasuke regresó a su labor de conseguir más apoyo para la causa mientras mentalmente rogaba que su maestro no fuera a perderse.
Para su fortuna no fue así, pues cuando el pelinegro por fin llegó al hogar de su mujer y subió hasta su habitación, se detuvo en el umbral de la puerta sorprendido por la estampa de Sakura recostada en la cama con un paño húmedo en la frente mientras le cantaba débilmente "Caballero carbón" al hombre de cabello plateado que sostenía su mano y la observaba con una tenue sonrisa.
Demasiado perdida en su delirio debido a la temperatura, la joven convaleciente no se dio cuenta de que él estaba en la entrada de la habitación, pero Kakashi sí y le indicó con un gesto que se quedara quieto y guardara silencio.
—La compusiste para él ¿Dices?... Es muy hermosa, debes quererlo mucho — el maestro aseguró bajo la contrariada mirada de su alumno quien se incomodó y le advirtió con la mirada que no la molestara.
—Muchísimo — ella respondió suavemente atrayendo la atención de su marido —. Él es realmente especial para mí.
—Y tú para él — a la afirmación del hombre a su lado, la chica soltó una amarga risa —. ¿No me crees?
—Si lo hago, tal vez... Tal vez soy un poco especial para él... — Sakura tenía los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido, lo que eran señales de su aflicción, tanto física como emocional y el Uchiha la vio apretar los labios en un pequeño puchero antes de continuar hablando —. Pero no de la forma que quisiera.
—¿Te refieres a "románticamente" hablando? — a pesar de que al principio Kakashi la había cuestionado para molestar un poco a su alumno, ahora estaba muy interesado en lo que aquella peculiar chica tenía para decir. Ella asintió con dificultad a su cuestionamiento, pero sin dudar en su respuesta.
—Pero asi esta mejor... — en ese momento la joven tomó las pocas fuerzas que tenía para abrir los ojos y girarse a ver al amable hombre que su esposo había enviado —. Si él no llega a quererme como yo lo quiero, no se sentirá triste cuando me vaya.
El peliplata no tuvo fortaleza para mirar la expresión que Sasuke había puesto al escucharla, pues sabía que ella estaba equivocada y que, de hecho, su marido iba a sufrir bastante con su partida.
El Uchiha no era alguien que le permitía a los demás entrar en su corazón o involucrarse en sus sentimientos, ni siquiera cuando todo el asunto de Hinata pasó tantos años atrás, su apacible y frío alumno mostró tantas señales de enamoramiento como las que ahora hacia alarde con Sakura.
Pero entendía que la situación de su matrimonio era complicada, tanto por el hecho de que estaban unidos bajo intereses para nada románticos, así como la irascible realidad que era el pronto vencimiento de su unión.
—Es una mujer muy noble señorita — el maestro extendió una mano hasta su cabeza, posándola sobre su cabello en una paternal caricia —. Y muy hermosa, justo como una princesa. — con el corazón apretado Sasuke notó como a su esposa le brillaron los ojos por la comparación, consciente de lo mucho que significaba para ella ser vista de esa manera —. No se sorprenda si un día él le declara su amor.
Sakura sonrió abiertamente, encantando a los dos hombres presentes por la innata dulzura en su ser que ni siquiera su estado podía arrebatarle.
Sin embargo, antes de que su marido pudiera hacer anunciar su presencia y prolongar el momento tan lindo que estaba teniendo lugar, ella soltó una declaración que lo dejó helado.
—A Sasuke-kun le gustan las princesas ¿Verdad?
—¿Cómo dices? — el peliplata parpadeó un poco descolocado.
—Por eso estaba enamorado de Hinata-sama... Porque le gustan las princesas.
Al escucharla asegurar algo de lo que tenía conocimiento por pura intuición, pues ni Sasuke ni mucho menos Kakashi se lo habían dicho, ambos hombres se dieron una discreta mirada, tanto sorprendida como preocupada.
Aunque la pelirrosa no parecía en lo absoluto triste o recelosa con su propia conclusión, más bien lucia positivamente curiosa.
Lo que animó al peliplata a darle la oportunidad a su alumno de esclarecer ese asunto con ella.
—¿Por qué no le preguntas a él? — el hombre señaló con su dedo índice a la puerta, donde el escondido pelinegro seguía parando con la expresión reflexiva y atormentada.
La chica giró la cabeza en la dirección indicada con lentitud y al ver que era cierto y que su esposo ya había llegado como prometió que haría, su sonrisa adquirió un nuevo toque de luz y cariño.
A paso lento, Sasuke se acercó a su mujer mirándola entre acongojado por verla tan débil y enternecido por ver que, además de con sus palabras, le demostraba su sincero afecto con su lenguaje corporal. Una vez que llegó a su lado, Kakashi se levantó de la silla ofreciéndole su lugar y acto seguido se marchó del cuarto.
Fuera de la vista de su maestro y con su esposa como única testigo de lo vulnerable y cariñoso que podía llegar a ser, el pelinegro le tomó la mano para dejar cuatro prolongados besos sobre el dorso.
A través de sus pestañas pues sentía que poco a poco el sueño volvía a reclamarla para que descansara, la pelirrosa lo observó con infinito cariño.
"Estoy muy enamorada de ti, lo siento" pensó con el corazón inflamado por lo contradictorio que resultaba para ella finalmente sentirse así por alguien, cuando sabía que no podría ni debía experimentar la correspondencia.
Sasuke no pudo leer sus pensamientos a través de su exhausta mirada, pero sí reconoció dentro suyo lo diferente que era todo para él, tanto en su mente como en su corazón, cuando la tenía cerca.
Entonces recordó que tenía una respuesta que darle y se dirigió a ella con una profunda contemplación que aún en su estado de delirio la hizo estremecer.
—Me gustan las princesas solo cuando se trata de ti.
Con esa declaración dicha, ambos esbozaron sonrisas tan parecidas en emoción y ternura que Kakashi, quien los espiaba desde el pasillo, se alegró enormemente por Sasuke.
Luego de tanto sufrimiento y carga sobre sus jóvenes hombros, aquel chico había encontrado quien lo hiciera olvidarse de sus penas y le diera una nueva oportunidad para amar y ser amado.
—De modo que usted hasta la conoce — Naruto no contuvo la indignación en su voz por saber que su maestro, además de haberle ocultado la existencia de Sakura, incluso había estado visitándola. Aunque luego la curiosidad hizo aparición en él —. ¿Y cómo es ella?
—Como ya dije, es una joven preciosa, alegre y bastante dócil... Cuando ella te mira, pareciera que puede leer tu corazón y tiene una facilidad impresionante para llegar a él, por más cerrado que lo tengas — el peliplata respondió con una expresión reflexiva mientras evocaba a la chica y a lo que había visto de su dinámica de convivencia con su marido —. Por eso resulta la pareja perfecta para alguien como Sasuke, porque aun cuando es el hombre más introvertido y distante que conocemos, ha conseguido derribar todas sus defensas y darle felicidad en medio de toda esta interminable guerra.
—Suena tan... Difícil de creer — Naruto reflexionó tratando de imaginar a ese Sasuke suave y cariñoso que su maestro decía que era alrededor de su esposa, mientras miraba al melancólico hombre que conducía la carreta.
—Ya lo veras cuando lleguemos — Kakashi le dijo, amargándose al instante al darse cuenta que el rubio no presenciaría la edulcorada convivencia del matrimonio, sino una abrumadora despedida que iba a romperles el corazón a todos. Fue entonces que una cosa que se le pasó decirle sobre ella llegó a su memoria —. Y también serás testigo de algo que me pasó la primera vez que la vi.
—¿A qué te refieres? — antes de contestar, su maestro se tomó una pausa y frunció el ceño buscando las palabras correctas.
—Es que, si bien es una niña que lucha por mantenerse alegre a pesar de su estado de salud y que el inevitable hecho de que va a morir es algo que te encoge el corazón, en cuanto la vi por primera vez, me produjo una inmensa sensación de... Optimismo.
—¿Optimismo? — "¿una mujer con los días contados le dio un sentimiento tan positivo como ese?" Naruto pensó para sus adentros con incredulidad.
—No puedo ponerlo en palabras, pero así fue y Sasuke es la mayor prueba de la esperanza y consuelo que es capaz de infundir — el rubio no tuvo cómo refutar eso, pero al instante, una desdichada reflexión llegó a su mente, misma que su sabio maestro no tardó en poner en palabras —. Sólo espero que no se los lleve con ella, porque temo por lo que pasará con nuestro Sasuke una vez que se vaya.
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Paso cinco.
Bisqueado.
Las piezas se colocan en un horno a altas temperaturas, generalmente alrededor de 900-1000 °C. El bisqueado endurece las piezas y las hace más resistentes para el proceso de esmaltado posterior, pero hay que tener cuidado con la temperatura para no estropear el trabajo.
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"Querido Sasuke-kun.
Si acaso es posible y también si tienes el deseo de hacerlo, me gustaría que pudieras venir mañana.
Es un día muy especial y quiero celebrarlo junto a ti.
No te preocupes si no te es posible atender esto, encontraré la manera de hacerlo en otra ocasión.
Sabes que soy buena esperando.
~Con amor, Sakura"
Al principio, cuando llegó la misiva y en lugar de estar marcada por Shizune se encontró con el nombre de su esposa como el remitente, el alma se le fue del cuerpo, necesitando de tomar aire profusamente antes de abrir el sobre y leerlo.
Afortunadamente solo se trataba de una solicitud para celebrar su cumpleaños, que antes de que pudiera siquiera reflexionar sobre si acceder a ella o no, Kakashi lo sorprendió apareciendo detrás de él e indicándole que si no iba estaría despreciando el intento de Sakura por ser una amorosa esposa.
Argumento que lo convenció de ir en cuanto lo escuchó, pero que aun así fue seguido por otro, cuando su maestro le recordó que como un simple hombre que cumplía 26 años debía hacer cosas acordes a su edad.
Como el simple hecho de disfrutar su vida y su matrimonio.
Así que en ese momento se encontraba sentado a la cabeza del oscuro comedor iluminado únicamente por varias velas, disfrutando de toda la comida que su esposa había aprendido a hacer especialmente para él, tratándose de sus platillos favoritos.
La pelirrosa no era la más hábil cocinando, pero expresó lo mucho que se había esforzado para que todo supiera, aunque fuera un poco bien, algo que él reconoció que así era en cuanto probó el primer bocado.
—¿Qué solías hacer en tus cumpleaños antes, Sasuke-kun? — ella le preguntó, escudriñándolo con curiosidad mientras él comía.
—No mucho realmente — el Uchiha respondió sin apartar la mirada del plato, un poco incómodo por la mención de esas celebraciones pasadas.
—Oh, entiendo — Sakura aceptó de inmediato su renuencia y se encogió un poco avergonzada por tocar el tema, así que para disculparse decidió distraerlo contándole sus propias vivencias —. Ummm, bueno, en mi caso, mis hermanos solían visitarme casi todos los años, me organizaban pequeñas fiestas en las que cantábamos y bailábamos juntos y siempre me obligaban a escoger quien era el mejor haciendo regalos, a pesar de que hasta lo más pequeño era muy preciado para mí.
—¿"Casi todos los años"? — esa palabra lo hizo reaccionar con atención y el cuestionamiento la hizo a ella hacerse todavía más pequeña en su asiento, evidentemente apenada.
—Es que no los celebrábamos cuando me enfermaba — sus palabras, así como su mirada se tiñeron en melancolía y nostalgia, mientras que Sasuke la contempló profundamente, animándola a explicarle más sobre el tema —. Ellos no venían cuando me enfermaba.
—¿Cómo que "no venían"? — esa vez no se contuvo de alzar un poco la voz evidenciando su disgusto.
—E-es solo que... Bueno, ellos... Nunca fueron buenos lidiando conmigo cuando estoy mal — ella aceptó un poco insegura al tiempo que rehuía de la mirada de su esposo, jugando con sus manos en su regazo —. Se ponían muy tristes y comenzaban a decir cosas deprimentes entre ellos... Por eso a mí tampoco me gustaba que estuvieran aquí. — Fue entonces que antes de continuar tuvo valor para fijar sus tímidos ojos en los de él —. Me gustaba más estar sola.
—¿Y ahora ya no? — Sakura entonces perdió toda su valentía y prefirió volver a concentrarse en su comida, sumiendo la habitación en un incómodo silencio. Habiendo conseguido entristecerla, Sasuke se avergonzó de sí mismo por su falta de consideración, por lo que decidió arreglarlo respondiendo al cuestionamiento que ella antes le había hecho —. Mis padres... Ellos solían hacer algo para mi cada uno por su lado.
—¿En serio? — ella cambió su expresión, receptiva a escucharlo compartirle relatos de su familia.
—Mi padre me llevaba a cabalgar por las mañanas, solo nosotros dos y era tradicional que le contara que planes tenía para cumplir hasta mi siguiente año de vida — su rostro se tiñó de abatimiento al mismo tiempo que ternura mientras rememoraba esos días —. Y mi madre organizaba pequeñas fiestas por la noche, en las que siempre media cuanto había crecido en altura pidiéndome bailar con ella. — Sakura no pudo evitar esbozar una cariñosa y dulce sonrisa imaginado lo que él le contaba, detalle que lo animó a seguir hablando —. Mi hermano por otro lado era de los que fingía lamentación por lo rápido que pasaba el tiempo y luego me hacía alguna broma al respecto.
El recordar a Itachi y su sentido del humor le hizo imposible contener una amarga y breve risa, mientras bajaba la mirada reflexionando en esas cosas que no había sabido valorar y ahora no tenía.
—Tu familia es muy hermosa Sasuke-kun — ella se tomó la libertad de tocar su brazo y darle una suave caricia para aminorar su carga emocional.
—Lo era — la corrigió, apresando su delicada mano y rosando su dorso con el pulgar.
—Lo es — ella repitió mirándolo con seguridad —. Siempre serán tuyos y mientras sigas vivo puedes hablar en tiempo presente sobre lo que ellos son para ti.
A veces Sasuke se sorprendía por lo sabía y hábil que era ella a la hora de consolarlo, siempre siendo un éxito al conseguir que él se olvidara de todo lo negativo a su alrededor y se concentrara únicamente en ella.
Luego de comer, decidieron compartir una tradición de cumpleaños que ambos habían compartido con sus seres queridos, antes de convertirse en el único familiar que le quedaba al otro: bailar.
No tenían música a su alrededor, porque lo que ella tarareó una de las muchas canciones que había inventado.
Sakura admitió que no era muy buena bailando, por lo que Sasuke le permitió subir sus pies descalzos sobre sus zapatos para que él la guiara.
Él la sostuvo con una mano sobre la suya y la otra rodeando su delicada cintura, no conteniéndose en recargar su barbilla sobre su rosada cabeza mientras se mecían suavemente.
Sin darse cuenta ambos cerraron los ojos, el Uchiha entregándose a la comodidad y pertenecía que emergía en su pecho teniéndola tan cerca de él y la doncella escuchando el latir del corazón de su esposo mientras se recostaba en la seguridad de su torso.
Ambos internamente deseando que el tiempo pudiera congelarse en ese perfecto lugar y momento.
Una semana exacta después de eso, toda la alegría que la pelirrosa conservó en su interior por esa noche mágica con su esposo, se diluyó cuando se enteró de que había habido disturbios en el área de Suna donde Sasuke tenía su base principal y que estos habían sido lo suficientemente devastadores como para producir un gran número de muertes.
Fue por esa terrible noticia que escuchó a escondidas mientras Lee se la informaba a Shizune, que decidió escaparse de su casa e ir a la sede de dicho conflicto para verificar si él estaba bien.
No supo cómo lo logró pues realmente no puso el mínimo de cuidado en su escape, pero consiguió salir, por primera vez en su vida, de los terrenos de su propiedad y alejarse lo suficiente de ella, caminando por el marcado sendero que tenía la esperanza de que la llevara a su destino.
Caminó cerca de dos horas, esforzándose por no pensar en nada negativo sobre el estado de su esposo, no queriendo ni siquiera considerar la posibilidad de que tuviera el más mínimo rasguño, en cambio, visualizándolo tan sano y fuerte como siempre.
Sin embargo, interrumpiendo su caminata y sus reflexiones, el sonido de un cabello acercándose hizo aparición en el campo, haciéndola voltear a ver y encontrándose con la casi divina visión de su marido.
Intacto, sin ninguna herida visible, aunque visiblemente confundido por encontrársela ahí.
—¡Sasuke-kun! — ella lo llamó con alegría mientras corría hacia a él con los ojos amenazando con lagrimearle por el alivio —. ¡Estas...!
—¿Qué estás haciendo afuera? — él interrumpió su algarabía con enojo y firmeza en su voz, lo que desde su posición en lo alto de su corcel lo hizo verse tan intimidante que le borró la sonrisa a su esposa.
—Y-yo... — el Uchiha bajó del animal para confrontarla cara a cara.
—¿Y por qué estas lejos de casa? Aquí sola, en medio de la nada — la interrumpió con hostilidad conforme las condiciones en las que se la encontraba llegaban a su mente —. Te escapaste ¡¿Por qué lo hiciste?! — él la tomó con fuerza por los hombros y la doncella abrió la boca para decir algo, solo que no pudo decir palabra pues estaba muy asustada por la violenta reacción de su marido. — ¡¿En qué mierda estás pensando?!
—S-Sasuke-kun, es que yo... — necesitaba explicarse, pero estaba muy aturdida para conseguirlo.
—¿Sabes qué? No quiero escucharlo, porque no tiene excusa que quieras ponerte en riesgo haciendo estupideces como esta — él la soltó de golpe pasándose una mano por el rostro tratando de contener su enojo —. Mierda Sakura no puedo creer que seas tan imprudente como para salir así de casa.
—Por favor, escuchame, solo quería ver si estabas...
—¡¿Y si te hubieras perdido?! ¿O si te hubieras topado algún peligroso criminal antes que a mí? — ella se quedó callada, aceptando que no había considerado esas posibilidades y, al mismo tiempo, entendiendo que él no la iba a dejar explicarle pues estaba demasiado enojado para razonar —. Ahora mismo nos vamos de regreso, inconsciente, molesta y desconsiderada criatura... — él la tomó de la mano sin delicadeza para llevarla hasta su caballo y la subió en él, montándose detrás de ella mientras seguía mascullando maldiciones —. Y yo pensando que no tengo nada de qué preocuparme por ti mientras estoy lejos, vaya idiota.
Sasuke estaba muy perdido en su cólera como para darse cuenta de lo que su último comentario provocó en ella.
Sumiéndola en una profunda tristeza por la confirmación de que a él realmente no le importaba o si quiera pensaba en ella cuando estaban separados.
Cuando, por el contrario, Sakura no dejaba de evocarlo a él ni un solo minuto del día.
Apretó los labios y fijó la mirada en el suelo mientras emprendían silencioso camino, aguantándose con gran éxito las enormes ganas que tenía de llorar.
¿Por qué tenía que ser tan necia? Tsunade le había advertido que no debía ilusionarse con él y ahora, por creerse más lista que ella, la verdad la golpeaba sin piedad.
Toda esa fantasía romántica en la que había estado metida desde que lo conoció no era más que eso, una fantasía, una gran mentira que ella había alimentado por su ilusión de experimentar el amor antes de morir y en la que él había participado seguramente solo para retribuirle el beneficio económico que estaba obteniendo para su causa.
Misma con la que podía proteger a una persona que sí quería y le importaba.
Ella misma le había dicho que no tenía que quererla cuando acordaron su unión, pero, eso no hacía menos doloroso darse cuenta de que él solo la veía como un molesto medio para conseguir un fin.
Estuvo tan sumida en sus pensamientos y en controlar el creciente dolor en su pecho que ni siquiera se dio cuenta de que ya habían llegado a la gran reja que delimitaba su jaula, hasta que él hizo ademan de bajarse del caballo para abrir la puerta.
Algo a lo que ella se adelantó, bajándose primero y corriendo con su propia llave en su mano para abrir el candado, cerrándole la puerta a su esposo apenas estuvo del otro lado, para huir de él.
—Yo puedo irme sola desde aquí — le anunció con la voz rota, derramando por fin un par de lágrimas que no escaparon de los perspicaces ojos de su marido, antes de darse la vuelta y marcharse en dirección a su hogar.
Sasuke solo pudo observarla actuar, conmocionado, siendo consciente de que por primera vez desde que se conocían ella le negaba la entrada a ese lugar que se suponía estaba disponible para él cuando lo deseara, así como del hecho de que tampoco se había despedido o siquiera volteado a verlo.
Cosas simples pero que denotaban un negativo cambio en su comúnmente dulce esposa y por las que su mente reprodujo la forma en la que le había hablado y la había tratado hacia unas horas, para que se diera cuenta del porqué.
Ahora que ya había digerido el susto y el enojo de verla poniéndose en riesgo al huir de la seguridad de su hogar, admitía que se había pasado de la raya al reñirla y que la dureza con la que la trató, además de inmerecida, era excesiva para una mujer.
Sobre todo, para una tan sensible y pura como Sakura.
Frustrado consigo mismo suspiró pesadamente mientras reflexionaba si debía hacer caso omiso a su implícito pedido de dejarla en paz, entrando a buscarla de todos modos, o si lo mejor era marcharse y volver luego para hablar tranquilamente y disculparse.
Estuvo en esa encrucijada por varios minutos analizando los pros y contras de cada plan, pero, cuando lo asaltó el hecho de que esa también había sido la primera vez que ella lloraba por su culpa decidió que lo mejor sería irse.
Hasta un corazón enorme y tierno, como el de su esposa necesitaba reposar cuando era lastimado.
Así que le dio una breve mirada a la bolsa donde había guardado el libro que consiguió para ella mientras estaba en Shimo y que directamente desde allá había venido para regalarle.
Todo el tiempo evocando la enorme sonrisa con la que le daría la bienvenida y el suave beso que le daría para expresar su agradecimiento por el regalo.
Entonces emprendió camino de regreso a su base, sin darse mucha prisa en llegar para tener tiempo de reflexionar sobre su primera pelea con su mujer.
Así como inconsciente del desastre con el que se encontraría en Suna y que le darían sentido a las palabras que su esposa había intentado, sin éxito, decirle para justificar su temeraria huida de casa:
"Quería ver si estabas bien"
Con ese último encuentro dándole vueltas en la cabeza constantemente durante el día, por las noches comenzó a tener pesadillas de las que despertaba empapado en sudor y en completa alarma por las visiones que tenía.
Antes, dichos sueños estuvieron plagados de recuerdos de la tragedia de su familia el día que Danzo los eliminó, pero ahora era Sakura quien aparecía en ellos atormentándolo con lo que ahora creía que ella sentía por el: desprecio.
En su pesadilla de esa noche era llamado por Shizune para avisarle que su señora estaba agonizando, él acudía a verla a prisa, pero, al llegar al alto muro que delimitaba su propiedad, su llave no conseguía abrir la puerta.
De alguna manera conseguía entrar de todos modos, pero al llegar a su hogar no había nadie adentro más que la distante pelirrosa que tenía la cama y el piso de su habitación cubiertos de sangre y que con la poca energía que le quedaba le decía que se fuera.
Para su mala suerte, cuando consiguió salir de esa trampa mental no se encontraba solo, sino que debido a un viaje que estaba haciendo con Naruto, el rubio lo vio despertar en tan deplorable estado.
—¿Sasuke? ¿Qué...?
—Nada, olvídalo, no pasa nada — se apresuró a hacer a un lado las preocupaciones de su rey y amigo mientras se limpiaba el sudor de la frente y cubría su rostro con una mano.
—No es cierto, mira como estas — el Uzumaki se negó a ignorar lo que había visto —. ¿Qué pasó? ¿Te sientes enfermo? ¿Quieres que busque a un doctor para...?
—¡No me pasa Naruto! — su repentina preocupación por él a esas alturas, acompañado de sus preguntas, consiguieron ofuscarlo —. ¡Y aunque me pasara algo no es problema tuyo y no te interesa de todos modos!
—¡¿Eso que mierda significa?! ¡Si estoy haciendo el intento de ayudarte es porque me interesa! — Naruto no se dejó amedrentar por su hostilidad y se plantó frente a él para confrontarlo —. ¡Somos amigos desde los 9 años, claro que me importas!
—¡¿Quién mierda te podría creer eso?! — Sasuke explotó dejando salir todas sus emociones acumuladas —. ¡Ya no eres ese amigo que una vez tuve! ¡Ya no sabes una mierda sobre mí y lo que me pasa! ¡Todo en lo que piensas es en ti y recuperar tu trono!
—¡Eso es...!
—¡Eso es verdad! Pero ¿Sabes qué? Al demonio si eso me importa ahora... — el Uchiha lo interrumpió con fuego en los ojos mientras dejaba salir todos los oscuros y sinceros sentimientos que se había estado guardando el último año —. Eres mi rey, por eso sigo ayudándote a pesar de que hemos dejado nuestra amistad hace mucho. Voy a seguir aquí hasta que consigas lo que quieres y yo obtenga venganza por mi familia, pero hasta entonces no vuelvas a decir que te importa lo que pasa conmigo.
Sin dejarle oportunidad de réplica, el pelinegro se dio la vuelta y salió de la casa de campaña que compartían, para caminar en mitad de la noche y tomar aire.
Tal vez se había excedido con sus palabras y sobre exagerado la situación por lo estresado que se sentía debido a sus asuntos personales, pero lo cierto era que no se arrepentía de la nada que hubiera dicho, porque eran cosas que creía y sentía con todo el dolor de su corazón, mismo que incluso un día había llegado a considerar a Naruto como su hermano.
Tal vez, en otras circunstancias podría haber tomado su caballo y huir con Sakura para salir de esa sofocante situación en la que estaba metido por haber aceptado ser la mano derecha del Uzumaki, no solo por el momento, sino para siempre, pero todavía no estaba listo para verla y tenía la certeza de que ella tampoco.
Algo que, al día siguiente, cuando llegaron a Suna, se confirmó en una misiva que llegó para él y que le encogió el corazón en aflicción, vergüenza e ira en cuanto la leyó.
"Estimado Señor Uchiha.
Me permito dirigirme a usted con el propósito de comunicarle el estado de mi señora. Sigue triste si es lo que se pregunta, pero al menos ya no llora como antes, ni se niega a que cuidemos de ella como hizo desde el día en que usted le mostró su verdadera cara.
Así que con toda seguridad puedo decirle que estará bien eventualmente y que ya no es necesario que venga a verla nunca más.
Los cheques y contratos están firmados, todo lo que la familia Haruno, incluyéndola a ella, dejará al desaparecer ahora está a su nombre, así que no tiene que seguir fingiendo que la aprecia o que la quiere como sabe que su esposa lo quiere a usted.
Mi señora ha estado sola toda la vida, sabe que no debe guardar esperanzas o expectativas hacia otras personas, así que sabrá lidiar con su abandono. En adelante, no tendrá que preocuparse por nada respecto a ella, bajó la guardia con usted por un momento, pero ya aprendió la lección y no volverá a pasar.
Al final del día, Sakura siempre ha sabido mantenerse al margen de los sentimientos de los otros y respetarlos, usted no será la excepción.
Ha sido muy cruel al ilusionar una ingenua y frágil mujer como mi señora, por lo que lo mínimo que puede hacer por ella es no volver a lastimarla apareciendo en lo que, mientras siga viva, es únicamente su casa.
En espera de su comprensión y cooperación
~Tsunade Senju.
Notes:
Se le tiene que meter poquito drama a esto para que funcione jajaja.
Quiero poder terminar esta historia esta semana. Lo veo bastante posible ya que son capítulos cortos y no falta tanto para que se termine esto. Hasta ahora no me ha atacado el arrepentimiento por no haberlo hecho un longfic, pero que ustedes tampoco estén inconformes en ese aspecto jeje.
Como siempre les agradezco a todxs por estar leyendo y apoyarme en esta historia de verdad se los agradezco millones.
Sin más que decir, nos leemos en la siguiente actualización. BYE!!!
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Paso seis.
Esmaltado.
Las piezas de porcelana se esmaltan para un acabado suave y brillante. El esmalte mejora la apariencia y protege la superficie de la porcelana.
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Los últimos días, Sasuke había tenido dificultades conteniendo la gran ira que sentía dentro de él por los recientes acontecimientos y que los demás parecían querer obligarlo a externar.
Pero, cuando leyó la ofensiva misiva que Tsunade se atrevió a enviarle, su rabia se hizo todavía más imposible de frenar, así que, en cuanto terminó de leerla, emprendió camino a ver a Sakura para arreglar las cosas.
Teniendo el tiempo suficiente para calmarse y reflexionar lo que haría y diría antes de llegar, para no terminar gritándole y retorciéndole el cuello a esa hostil mujer que con tanta autoridad le dio a entender que no sería bienvenido en su hogar nunca más, cuando su esposa era la única de quien aceptaría esa orden aun cuando tenía intenciones de conseguir que lo aceptara de regreso.
Ni siquiera la lluvia que cayó sobre él a mitad de camino consiguió mermar su determinación y en cambio lo motivó a acelerar el trote de su caballo.
Cuando llegó a su destino ya había amanecido, la lluvia todavía no se detenía y él ingresó a la vivienda completamente empapado de pies a cabeza sin detenerse a saludar o nadie. Subiendo las escaleras acelerado hasta la habitación de su esposa, cerrando la puerta tras de él y atrancándola con una silla para no ser interrumpido mientras hablaban.
Y, sobre todo, sin preocuparse por los llamados desesperados de Shizune o el hecho de que pronto la insufrible Tsunade estaría afuera queriendo sacarlo a rastras de ahí.
Sakura había estado recostada en su cama durmiendo, pero se despertó cuando escuchó la puerta golpearse, incorporándose lentamente mientras frotaba sus ojos antes de abrirlos y ver quién era el invasor que la estaba acompañando.
—¿Sasuke-kun? — preguntó descolocada parpadeando repetidamente cuando él caminó hasta su cama y se arrodilló a su lado.
Temblaba de frío debido a su ropa mojada, el cabello se le pegaba a la frente y las mejillas, dejando caer gruesas gotas por su piel y en su rostro había una apasionada expresión de necesidad que consiguió sorprenderla aún más que su deplorable apariencia.
—Perdón por venir así y despertarte — él se disculpó con la voz un poco rota y cansada debido a su carrera para llegar hasta ahí —. Pero necesitamos hablar.
—¡¿Señor Uchiha?! ¡Abra la puerta! — Tsunade gritó desde el pasillo mientras golpeaba repetidamente la madera.
—Por favor Sakura — el Uchiha suplicó con desespero al ver como ella se ponía nerviosa por su visita y la conmoción afuera de su cuarto —. Dile que se vaya, para que podamos hablar tranquilos, no quiero asustarte o herirte, solo necesito decirte algo, créeme por favor.
—¡¿Mi señora?! ¡Por favor abra la puerta! — esta vez fue Shizune quién le rogó que atendiera.
—Por favor Sakura, por favor, por favor, por favor — la doncella alternaba entre mirar a su esposo y a la puerta que luchaba por ser abierta desde afuera, acelerándose poco a poco y luchando por saber qué debía hacer.
—¡Shizune-san, Tsunade-sama, tranquilas! — pero al final cedió a la mirada atormentada de su marido y logró hacerse escuchar por sus cuidadoras a pesar del temblor inseguro en su voz —. ¡Por favor váyanse! Solo ha venido a hablar, no pasará nada malo.
De eso último no estaba segura, pero aun así lo agregó para conseguir que ellas cedieran a su orden y, ya que sus intentos por entrar se detuvieron al instante, tuvo éxito en su mandato.
—Gracias Sakura... — Sasuke suspiró aliviado, al tiempo que se tomaba la cabeza con ambas manos intentando calmarse ahora que por fin tenía la oportunidad de conversar con ella.
La pelirrosa estaba asustada y al mismo tiempo preocupada por la intranquilidad de su marido, cuya agitada respiración y sus intentos fallidos por articular palabras eran todo lo que interrumpía el silencio en el que se había sumido la habitación.
Por algún motivo no podía calmarse y era doloroso verlo luchar contra sí mismo de esa manera, por lo que la doncella bajó de su cama para sentarse frente a él en el suelo, poniéndose a su nivel y esperando pacientemente a que él encontrara la manera de expresarse.
Sasuke la observó afligido por su piadoso gesto, fallando en contener el temblor de su cuerpo y terminando por derrumbarse cuando ella hizo aún lado las reservas que aún mantenía sobre él y tomó una de sus manos entre las suyas para infundirle valor.
—Perdóname Sakura — susurró con dificultad, sin siquiera poder mirarla a los ojos por su lucha interna en contra de la vergüenza que sentía por sí mismo.
Algo que ella comprendió rápidamente y que la motivó a abrir sus brazos para recibirlo en un abrazo.
Él aceptó un poco tímido y al mismo tiempo inseguro por recibir los inmerecidos gestos de consuelo, aunque, en cuanto la calidez de su cuerpo desterró el frío de su piel y su nariz fue embriagada por el característico aroma de su esposa, olvidó todos sus temores y escupió de una todo lo que sentía.
—Perdóname Sakura, por favor, no tengo justificación para la manera en que te trate, ni mucho menos para haberte dejado creer que no me importas o que no te apreció cuando en realidad sí lo hago — él la estrechó contra sí refugiándose en su hombro mientras hablaba, olvidándose por completo de que la estaba mojando con su cercanía —. No quise decir nada de lo que dije, fue mi enojo y estupidez guiando mis acciones a pesar de ir en contra de lo que siento por ti y la imagen que quiero que tengas de mi... — hizo una pausa al sentir como ella le acariciaba el cabello con ternura —. Porque no quiero que me veas como el vil aprovechado que siempre seré sin importar cuanto me esfuerce por transmitirte mi agradecimiento y el afecto que me es inevitable sentir por ti...
—¿T-Tú me...? — esa confesión le devolvió la vida al herido corazón de la doncella al instante.
—¿Cómo podría no hacerlo? — Sasuke se separó de ella para verla a los ojos, encontrándose con su compasiva y dulce mirada de siempre, mezclada con sorpresa y alegría. Tan adorable e irresistible para alguien necesitado de su consideración como él —. ¿Cómo podría no quererte? Cuando no has sido más que gentil y cariñosa conmigo desde el día que nos conocimos, si cada que estoy contigo no puedo pensar en otra cosa que no sea lo feliz que me haces y cuando estoy lejos no dejo de añorar que llegue el momento de regresar a tu lado... Por eso es que me la he pasado como alma en pena pensando en si ahora me odiabas por lo que te había hecho y si nunca más querrías volver a verme.
—Nunca podría odiarte — esta vez ella se lanzó a sus brazos escondiendo el rostro en su pecho, pero fue separada de él con delicadeza cuando el hombre por fin recordó que estaba mojado y que la ligera ropa para dormir que su esposa usaba ya se había humedecido lo suficiente por haberlo albergado en sus brazos con anterioridad.
—N-no Sakura, estoy muy frío y no quiero que te resfríes — explicó su actuar, para después tomar la manta sobre su cama y ponerla sobre su cuerpo, cubriéndola hasta la cabeza para calentarla y apenas dejando al aire su rostro. Un gesto que notó que ella se tomaba con incredulidad y al mismo tiempo ternura —. De verdad me importas Sakura y todo lo que dije aquella vez no representa en nada lo que pienso o siento por ti ¿Entiendes? — la doncella asintió, siguiendo observándolo con asombro —. ¿Y me crees?
Cediendo nuevamente a los incontenibles sentimientos que la hacía rendirse ante él y todo lo que la hacía sentir cuando lo tenía cerca, ella asintió con seguridad al tiempo que sonreía para él.
De esa manera tan especial y encantadora que Sasuke tanto había extrañado.
Habiéndose reconciliado por fin, la joven le pidió que abriera la puerta y le pidiera a Shizune que prepara un baño caliente, porque si continuaba en ese estado por más tiempo terminaría sufriendo hipotermia.
Él agradeció su preocupación y sobre todo su perdón con un prolongando beso en su frente, antes de hacer lo que le pidió, sin olvidarse de darle una victoriosa media sonrisa a la cínica rubia que lo esperaba en el pasillo y que quiso echarlo de la vida de su esposa.
Sasuke creía que tenía buenas defensas inmunológicas, las suficientes como para no resfriarse luego de tanto tiempo empapado.
Sin embargo, ocurrió lo contrario, como era de esperarse.
Requirió de un día completo en cama, siendo arropado hasta el cuello y alimentado con platillos calientes para que su estado de salud se restaurara, teniendo a Sakura a su lado en todo momento, lista para atenderlo con una tierna sonrisa cuando él la necesitaba.
Como siempre, haciéndolo reflexionar sobre el inmerecido regalo que tenerla por esposa suponía.
Por ello, una vez que se encontró mejor pudo agradecerle de manera apropiada lo buena, piadosa y comprensiva que era con él, así como celebrar que hacía poco habían cumplido un año como marido y mujer.
—¿Está seguro de que es buena idea, señor? — Shizune preguntó enormemente preocupada al entregarle el canasto de comida.
—Bastante, descuiden, no lloverá y el clima en ese lugar al que vamos no es diferente al de aquí — respondió tomando las cosas que les pidió a ambas mujeres preparar para ese día y se dispuso a marcharse, pues Sakura estaba esperándolo afuera con impaciencia. Aunque, antes de desaparecer de la cocina, recordó que tenía algo pendiente que decir —. Tsunade, más tarde creo que es apropiado que tengamos una charla.
La susodicha no respondió más que con un asentimiento, permitiendo así que su señor se marchara complacido.
En cuanto salió de la casa al encuentro de su esposa, quien estaba de pie junto a su caballo, acariciándolo, no perdió el tiempo y la subió a él, entregándole el canasto y luego posicionándose a sus espaldas.
—¿A dónde iremos? — la joven cedió a su curiosidad cuando salieron del muro, a pesar de que su esposo le pidió que no hiciera preguntas sobre su destino.
—No seas impaciente — él le pidió volviendo a subir al caballo una vez que cerró la puerta.
En sus muchos viajes para visitarla, a un par de kilómetros de su propiedad, se había encontrado con un cristalino lago rodeado de frondosos sauces con largas hojas caídas cual cabellos. Un lugar que desde la primera vez que lo vio se imaginó cómo sería disfrutarlo en compañía de Sakura, quien seguro quedaría encantada por su idílica perfección en cuanto lo viera
Lo que pudo comprobar cuando al llegar ella exclamó asombrada y le agradeció repetidamente el haber elegido ese lugar para llevarla, poniéndose a la obra de preparar el picnic en cuanto él la bajó del caballo.
Comieron y conversaron amenamente, disfrutando de la suave brisa del viento rompiendo el calor en el ambiente, así como del relajante sonido del agua corriendo por el lago. Posteriormente, decidieron recostarse uno al lado del otro para contemplar el suave baile de las ramas del árbol sobre sus cabezas, a través de las cuales era visible una porción del cielo y pequeños rayos de sol luchaban por pasar entre ellas.
—He tenido muchos sueños acerca de cómo es el otro lado... — la joven interrumpió el silencio en el que se habían mantenido durante un largo lapso, atrayendo la atención del Uchiha —. A veces es solo un cuarto vacío del que no puedo salir, un sendero que no tiene fin o un espacio oscuro iluminado por una pequeña luz que me guía... Pero, desde que te conozco, he estado soñando que me convierto en algo así como una sombra para ti.
—¿Una sombra?
—O algo que puede acompañarte a donde vayas y verificar que estés bien... Solo que no puedo interferir en el mundo de los vivos y eso me desespera porque no puedo cuidarte o protegerte.
Había autentica aflicción en su voz y su rostro mientras le contaba aquello, por lo que Sasuke se acercó más hacia ella y con suavidad posicionó su cabeza sobre su pecho mientras la abrazaba por la espalda y le acariciaba el cabello.
—Tu ya cuidas mucho de mí, cuando estamos juntos no haces otra cosa más que eso — él le recordó hablándole con cariño, al tiempo que, sin ser consciente de ello, los latidos de su corazón la calmaban —. Por eso en mi idea del más allá perfecto... No tengo que separarme de ti nunca y pasó toda la eternidad justo así cómo estamos ahora.
—Eso suena mucho más bonito.
—Puede que para ti el mundo de afuera sea una interesante ilusión sin explorar, pero debes saber que cualquiera que entre a tu mundo te dirá que vives en el paraíso.
—¿En serio? — ella se giró en su pecho, esta vez posicionado todo su cuerpo encima de él para verlo a los ojos.
—Tu hogar es cautivador, cálido y sanador y es porque está hecho a tu semejanza... Afuera las cosas no son así — él le acarició el cabello tirando un mechón rosado tras su oreja —. De donde yo vengo, no hay nada igual de bello, inteligente o con un corazón tan puro como tú.
—Debe haberlo, solo que no lo conocemos.
—Te lo aseguro Sakura, en el mundo no existe algo que se te pueda comparar en esas cuestiones.
Encantada por las palabras tan significativas de su esposo, la doncella esbozó una preciosa sonrisa para transmitirle todo el amor y agradecimiento que sentía por la forma en que él la veía, a pesar de sus obvios defectos.
Estaba lista para recostarse nuevamente y dormir arrullada por los latidos de su corazón cuando fue detenida por las manos de su marido deteniéndole el rostro.
Con lentitud y un propósito que no podía dejar perder la oportunidad de cumplir, Sasuke se incorporó, al tiempo que sostenía por la espalda a su esposa para que hiciera lo mismo y una vez que estuvieron sentados, le acarició las mejillas con los pulgares, contemplándola con la mirada más intensa que alguna vez le hubiera dedicado.
Sakura se quedó quieta como una simple observadora que trataba de no emocionarse demasiado por lo que estaba por suceder, fallando en el momento en que su esposo acercó su rostro al suyo y le dio un pequeño beso en los labios.
El primer beso que le habían dado en su vida.
Justo como imaginó que sería: en un romántico lugar fuera de los muros, después de una tarde perfecta y, sobre todo, con el hombre que amaba.
Más tarde por la noche, Sasuke cumplió su palabra de hablar con Tsunade, eligiendo hacerlo a solas y mientras su esposa estaba dormida, esto con el propósito de que ella fuera totalmente sincera a la hora de responder sus preguntas.
—Ya no estoy molesto por la carta que me enviaste... Lo estaba, pero ya he tenido tiempo para calmarme y entender porque escribiste todo eso — ambos estaban sentados con la mirada fija en el fuego de la chimenea, sin verse a la cara mientras conversaban —. Sé que hemos tenido nuestras diferencias y que me he equivocado varias veces con Sakura, pero quiero que sepas que estoy haciendo lo mejor que puedo y...
—No debería estarlo haciendo — la mujer lo interrumpió con frialdad y aunque su señor no había terminado de hablar le dio la palabra a ella para que se expresara —. Lo cierto, señor Uchiha, es que lo que mi señora Sakura necesitaba de usted no era que se convirtiera en una figura de adoración, ni que comenzara a verla a ella como un objeto de afecto.
—¿Y qué es lo que debí haber hecho según usted? — con ese cuestionamiento, la Senju giró el rostro para ver a su acompañante con determinación.
—Ser agradecido, no más — Sasuke estaba por manifestar su descontento con esa única tarea, pero de inmediato fue detenido —. Voy a hablarle de mi señora para que entienda cuál fue su error ¿Eso le gustaría?
—Adelante...
—Conocí a Sakura cuando era una niña. No tenía padres, pues estos habían muerto cuando tenía dos años, pero sí tenía una costilla rota, una fiebre ardiente y un trio de hermanos que estaban tan angustiados por ella que lo primero que pensé fue que había aceptado un trabajo que me duraría menos de un día — Tsunade hizo una pausa, regresando la mirada hacia el fuego, gesto que fue imitado por el pelinegro —. Pero haciendo la tarea para la que me habían contratado conseguí que no pereciera y una vez que se encontró bien, aquella criatura de 8 años me miró con auténtico agradecimiento y me preguntó si yo era su hada madrina.
Las palabras de la narradora estaban llenas de nostalgia y al mismo tiempo de dulzura mientras recordaba aquella ocasión, mientras que Sasuke trataba de imaginar una versión más joven de su esposa.
—No ha cambiado mucho con los años, siempre ha sido así de hermosa, encantadora e ingenua, pero desde que usted se casó con ella ha cambiado su forma de ver el mundo y eso es muy peligroso para alguien en sus circunstancias — inconscientemente el Uchiha frunció el ceño y comenzó a impacientarse por escuchar uno a uno la lista de errores que según Tsunade había cometido con Sakura —. Desde que era pequeña siempre tuvo muy claro su lugar... Sabía que moriría y que nadie podía hacer nada para salvarla. Por eso no se molestaba cuando sus hermanos mayores preferían irse cada que se enfermaba, no clamaba por atención aun cuando la requería y entendía que lo mejor para todos era que pasara sola por todo el proceso de marchitarse hasta que el día de su muerte llegara. — fue en ese momento que la normalmente firme voz de la mujer tembló en aflicción —. Nunca soñó con tener nada parecido al amor de alguien hasta que usted llegó a su vida... A llenar su corazón con falsas ilusiones románticas, meterle en la cabeza que las historias que ha leído en sus cuentos pueden volverse realidad y, sobre todo, comenzar a hacerle creer que tal vez pueda sobrevivir.
—Ni siquiera saben si realmente va a hacerlo, ella...
—Ella está mal señor, muy muy mal, solo que usted nunca está aquí para verlo y Shizune tiene la orden de dejar de mandarlo llamar cada que mi señora se enferma — Tsunade lo interrumpió, al tiempo que se levantaba de su asiento abruptamente y se plantaba frente a él —. Señor Uchiha, no dude ni por un momento que va a morir... Ella ya había elegido la resignación como el veneno de lento efecto que la encaminaría al más allá, pero, ahora que lo ha remplazado por anhelo, Sakura está sucumbiendo mucho más rápido y al final... Cuando el momento llegue, va irse de este mundo con el corazón roto por todo lo que no pudo experimentar en vida: una boda adecuada, una vida fuera de esta jaula, su propia familia y por sobre todas las cosas, no poder estar con usted.
—S-Sakura no... Yo no quise... — no podía hilar palabras, el conocimiento de que su esposa estaba así de mal y era en parte su culpa le estaba siendo difícil de creer —. No fue mi intención...
—Lo cierto es que todos le hemos fallado señor. Ni usted ni yo debíamos encariñarnos con ella y seremos castigados por ello — viendo cuan afectado lo había dejado su discurso, la mujer bajó la intensidad en su voz y regresó a su asiento —. Shizune y yo tenemos órdenes, estipuladas en nuestro contrato como empleadas, de no estar aquí en el momento en que Sakura muera... Por eso ella le pidió a usted que la acompañara en ese fatídico momento, ya que no creía que podría quererla ni que ella llegaría a adorarlo tanto... Se suponía que quien la viera morir debía ser alguien que no fuera a sufrir por su partida.
—¿No vas a estar aquí cuando...? — no terminó su pregunta y como respuesta ella negó con la cabeza, aunque su rostro estaba conflictuado.
—Todavía no lo sé, antes de que usted llegara a su vida tenía la certeza de que obedecería, pero... Ahora siento que, si no estoy aquí, no podre consolarla en caso de que comience a martirizarse por la vida que ha tenido.
—Entiendo eso, pero... Debes saber que estoy yendo en serio con ella y que quiero hacerla feliz el poco o mucho tiempo que nos quede juntos — a pesar del conocimiento de que su esposa estaba muriendo poco a poco, se mantuvo firme en su propósito que continuar demostrándole su cariño.
—Hasta hoy, todos aquí creíamos que había jugado con los sentimientos de mi señora, así que... Si quiere demostrar que sus intenciones con ella son puras — nuevamente la mujer lo miro a la cara con seguridad, aunque en sus ojos color miel había algo semejante a suplica —. Entonces dele todo de usted y comprométase a que no será para ella algo más que motivo de felicidad.
—Ese es mi deseo Tsunade y ahora, gracias a ti, sé que tengo que esforzarme mucho más si quiero convertir su vida en un recorrido memorable que la enorgullezca de haber vivido — Sasuke se levantó de su asiento, esta vez siendo él quien se paró frente a la cuidadora y la miró con convicción —. Aunque te advierto que nunca voy a aceptar la idea de perderla.
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Paso siete.
Cocción Final.
Las piezas esmaltadas se someten a una temperatura aún más alta, generalmente entre 1200-1400 °C. Durante este proceso, el esmalte se fusiona con la pasta de porcelana, creando una superficie vidriada y duradera y también proporciona fuerza y estabilidad a las piezas.
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Cuando Sasuke se enteró que Madara se había atrevido a ir a buscar a Sakura, se arrepintió enormemente de haberlo contactado para que se uniera a la rebelión de Naruto.
Aunque, en su defensa, la idea no había venido de él sino de Kakashi, lo que al final no importaba porque de todas formas sería el Uchiha quien lidiaría con las consecuencias.
O eso creyó, por que terminó siendo Sakura quien se encargó del hombre, ya que su esposo llegó a su hogar con dos horas de diferencia, comparado con el indeseado invitado.
Al arribar se encontró con Shizune espiando a su señora y a su acompañante desde la cocina y cuando quiso acercarse a irrumpir en la extraña sesión de té que compartían en el jardín, la cuidadora lo detuvo y le indicó que se quedara a escuchar desde ahí, pues la pelirrosa estaba "poniendo en su lugar" al hombre, con una firmeza que resultaba peculiar viniendo de ella.
—No sé si se puede confiar en alguien que les oculta a todos que está casado, incluso a sus propios amigos — Madara, un hombre enorme de cabello y ojos oscuros y cuya expresión se asemejaba a un aterrador león nocturno, comentó con una mueca de falsa lamentación.
—Yo no sé si Sasuke puede confiar en alguien que lo estuvo espiando por semanas y es por ello que se enteró de mí — Sakura respondió hábilmente mientras le daba un sorbo a su bebida.
—Entonces está de acuerdo en que sería complicado mantener una buena relación como socios — concluyó airadamente, aunque ella no dudo en negar con la cabeza.
—No exactamente, vera... Usted tiene asuntos pendientes en Konoha que le serían facilitados si hace una alianza con mi esposo, mientras que él obtiene de usted un simple apoyo verbal, ya que lo único que pide es que proclame ante todos que está del lado del verdadero heredero, Naruto Uzumaki — ella apuntó observándolo con cautela y al mismo tiempo dejando fascinado al hombre por la propiedad con la que hablaba —. Mientras cada uno le sirva al otro pueden colaborar bien.
—¿Y si él me traiciona? — él apoyó su codo sobre la mesa al tiempo que dejaba descansar su barbilla en su mano.
—Igual que Sasuke hace con usted, tendrá que arriesgarse a esa posibilidad a cambio de conseguir lo que quiere, aunque puedo asegurarle que mi esposo es totalmente confiable y transparente, no tiene que preocuparse por algo así — Madara sopesó lo que le decía mientras entre ambos se libraba una guerra de miradas que el hombre aprovechó para inspeccionar a la dama.
—Me siento tentado a creer que es un hombre virtuoso dado que está casado con una mujer como usted.
—¿Una mujer como yo? — a pesar de que Sakura era normalmente tímida y reservada, había algo con ese tipo que la tenía a la defensiva y en alerta, por lo que luchó por no inmutarse cuando él le acarició un mechón de cabello que le cruzaba el hombro.
Desde su escondite, Sasuke hizo ademan de ir a interferir en la conversación, enojado por el gesto de Madara, pero fue detenido por Tsunade, quien apareció detrás de ellos y estaba muy interesada en ver como su señora resolvería esa situación.
—Es muy hermosa Sakura, de buena familia, notablemente inteligente y sobre todo leal — de forma sugerente el hombre se acercó hacia su rostro, haciéndola entrecerrar los ojos con cautela, pero sin apartarse de él —. ¿Es Sasuke merecedor de tenerla como esposa?... ¿Podría ser que la oculta por miedo a que le señalen que no?
—Sasuke-kun se merece todo en este mundo — la joven fue rápida al responderle, consiguiendo con éxito imprimirle desdén a su voz —. Ha sufrido mucho y trabajado aún más por conseguir lo que quiere, no porque sirva a un propósito egoísta que solo vele por sus intereses, sino porque está sirviendo a una causa legitima y justa, con la que traerá un bien mayor para incontables personas.
El Uchiha en su papel de espectador quedó impresionado por la firmeza con la que su normalmente delicada esposa se dirigía a su acompañante, no dejándose amedrentar por su temible apariencia y hablándole como si fuera una autoridad sobre él.
—¿Está segura de que no finge ser ese hombre honorable que usted cree que es? — él enarcó una ceja, queriendo plantear una duda que pudiera desestabilizarla, aunque al final consiguió el efecto contrario.
—Váyase de mi casa — Sakura se levantó de su asiento observándolo con enfado, una emoción que su esposo nunca la había visto demostrar y que por un momento le hizo preguntarse si acaso tendría repercusiones en su estado de salud.
—¿No se suponía que íbamos a conversar para convencerme de unirme a su esposo, mi señora? — Madara también se puso de pie y altaneramente intentó intimidar a la joven con su altura, plantándose frente a ella a una incómoda cercanía.
—Puede olvidarse de eso, bajo ningún motivo dejaré que Sasuke se relacione con usted — pero aun así ella no se alejó de él y lo miro con reto inscrito en sus grandes ojos —. Lo que mi marido necesita a su lado es gente honorable y sobresaliente como él, no murciélagos acechándolo, a la espera del momento perfecto de chupar su sangre.
El Uchiha analizó el duelo que se desarrollaba frente a él, captando como Madara se tomaba la libertad de contemplar cada rasgo de su esposa sin disimulo. Desde su largo cabello, sus brillantes orbes verdes, sus voluptuosos labios y su delicado cuerpo e incluso deteniéndose en la extrañamente hipnotizante cicatriz en su rostro.
Enfureciéndose cuando encontró auténtico deseo y fascinación por parte del invitado dirigido a su esposa.
Sakura por su lado intentó no flaquear en su propósito de mostrarse firme, pero el hecho de que su acompañante se mantuviera en un extraño silencio al tiempo que la escudriñaba con una tétrica sonrisa se lo estaban haciendo un poco difícil.
—Discúlpeme Sakura... Pero realmente no puedo intimidarme por usted cuando, a pesar de estar molesta, su voz sigue siendo un suave canto de sirena — Madara estaba enormemente tentado a inclinarse y besarla, importándole poco que estuviera casada o que él le doblará la edad, pero al final desistió por los problemas futuros que eso le traería —. Que lástima que ya decidió que me quiere lejos de su marido, porque con tal de convivir un poco más con este tesoro que tiene por esposa, le hubiera ayudado a conquistar el mundo entero.
—Espero los próximos hombres que busque para asociarse sean solteros y yo tenga que ser la última mujer que soporte su compañía — para ese punto Sakura había enrojecido levemente debido a la indignación que el tipo le producía y, decidida a terminar con ese encuentro, extendió una mano frente a ella —. Asi que permítame acompañarlo hasta la salida para que pueda marcharse.
La joven estaba por comenzar a caminar para sacarlo de su propiedad y Madara a punto de protestar para conseguir más reacciones de hostilidad de su parte, pero fueron detenidos por Tsunade, quien salió en auxilio de su señora y encaminó al invitado fuera de su vista.
Sakura ni siquiera se molestó en disimular el alivio por finalmente tenerlo fuera de su vista, a pesar de que, mientras se marchaba, el invitado seguía observándola por encima del hombro, satisfecho por haber conocido a la misteriosa y bella esposa de Sasuke Uchiha.
Una criatura tan fascinante que entendía bien que su esposo escondiera, si acaso era un hombre celoso.
Con su acompañante por fin habiéndose ido, la pelirrosa se palmeó las mejillas en repetidas ocasiones para disipar sus negativas emociones, al tiempo que el conocimiento de lo que acababa de hacer era internalizado en su cerebro.
—Tonta, se suponía que debías convencerlo de ayudarlo ¿Qué vas a hacer si se enoja contigo por arruinar esto? — se dijo a sí misma con aflicción.
—Tu ya lo dijiste, no necesito a alguien como él conmigo — su marido apareció detrás de ella y la sorprendió rodeándola por los hombros en un cariñoso abrazo mientras le hablaba con voz orgullosa —. Confío completamente en tu juicio para decidir qué es lo mejor para mí.
Los últimos días en la resistencia habían sido bastante tensos y ocupados para Sasuke, sobre todo tomando en cuenta que desde su pelea con Naruto aquella noche, el joven rubio le había asignado varias tareas y pedido muchos favores para probar que aún seguía de su lado.
Sin embargo, cuando a sus oídos llegó la noticia de que Nagato Haruno, luego de un año de no dar señales de vida, había sido declarado oficialmente muerto, decidió dejar de lado sus deberes un par de días e ir a ver a su esposa, sin siquiera molestarse en poner una excusa.
"Un emisario llegó aquí con el mensaje hace una semana y desde entonces mi señora no ha tenido ánimos para levantarse" Shizune le comunicó a su llegada.
Por ello, aun cuando Sakura estaba débil debido lo poco que se había estado cuidado y alimentando los últimos días, decidió llevarla a un lugar que conseguiría revivir la chispa en su corazón al ser uno de los destinos que nunca imaginó que llegaría a visitar en la vida.
Resultó que había una playa a una no tan considerable distancia de su hogar si tomaban una desviación y, en cuanto arribaron al lugar, la pelirrosa se bajó a toda prisa del caballo y corrió para apreciar el mar de cerca.
Importándole poco que aún no contaba con energía suficiente para caminar o que estaba haciendo una considerable ventisca que le enredaba el cabello en la cara.
Estaba tan asombrada y conmovida por la belleza de la inmensa concentración de agua, que hizo caso omiso a las indicaciones de su marido de no quitarse los zapatos por el incontenible deseo de sentir la suave arena bajo sus pies y las relajadas olas que se mecían en la orilla.
—Criatura traviesa... — Sasuke llegó a su lado, siendo ignorado olímpicamente por ella ya que estaba demasiado concentrada en su tarea.
Aun así, el Uchiha tomó el chal de algodón azul que Tsunade había empacado para su señora y lo puso sobre su cabeza, amarrándolo bajo la barbilla para cubrir sus oídos del fuerte viento que azotaba la playa ese día.
Luego la imitó, descalzándose y metiendo los pies a la orilla del agua, lo que consiguió por fin llamar la atención de su esposa, así como el que ella le regalara una preciosa sonrisa, agradecida por haberla llevado ahí.
Aun con la piel pálida y los ojos cansados por lo débil de su estado, Sakura seguía siendo la doncella más hermosa del mundo para él, lo que se multiplicaba por diez cuando estaba feliz.
—Siempre pensé que yo sería la primera en irme, no la última — ella le comentó mientras estaban sentados y abrazados en la arena, observando como el sol comenzaba a caer en el horizonte, luego de haber pasado mucho tiempo disfrutando del agua salada hasta que su piel se arrugó.
—El curso de las cosas es realmente inesperado, pero creo que tus hermanos siempre supieron que su estilo de vida los llevaría a eso — él le comentó mientras se inclinaba para acariciarle los pies con ambas manos con el propósito de calentarlos y prevenir que se enfermara —. Al final, la existencia de un soldado solo tiene dos resultados y no está en nuestras manos decidir en cuál terminaremos.
—Tú tienes prohibido arriesgar tu vida o ponerte en peligro Sasuke-kun... — la joven sonaba autoritaria, aunque también suplicante—. Tienes una vida por delante llena de propósitos que cumplir.
—Pensé que dirías que ibas a extrañarme si moría — él intentó aliviar el ambiente con una broma, pero ella no sonrió ni un poco.
—Si algo te llegara a pasar... No me va a dar tiempo de echarte de menos, porque iré tras de ti inmediatamente — la manera tan profunda en que lo observaba a los ojos probaba que hablaba en serio, pero, demasiado conmovido para hablar, él no pudo responder nada, lo que ella aprovechó para explicarse —. Hace mucho que sentí un tirón en el alma indicándome que finalmente era la última que quedaba de mi familia, pero, cuando recibí la confirmación de que Nagato había muerto... No fue como cuando mis otros dos hermanos murieron... Sí, estaba la tristeza y el enorme desconsuelo de saber que les habían arrancado la vida en la guerra y que no podía darles un entierro digno, pero ahora había algo más... Eras tú.
—¿Yo? — la pregunta genuinamente llena de confusión salió de la boca del Uchiha al tiempo que la cargaba para posicionarla entre sus piernas y la recostaba en su pecho para que pudiera seguir contemplando el mar frente a ellos.
—Me di cuenta de que mi hermano murió en una guerra parecida a la que tú quieres librar en Konoha y comencé a perder la cordura pensando en que también te podría perder — Sasuke no la estaba viendo, pero sintió como en el brazo que la sostenía por la cintura comenzaban a caer gruesas gotas de agua, por lo que adivinó que su esposa estaba llorando —. De verdad te quiero demasiado y no soportaría saber que tú... Que te han...
—No me va a pasar nada — él le respondió al ella estar demasiado sensible y temerosa por esa posibilidad como para completar las oraciones —. Tú lo acabas de decir, tengo mucho por lo que vivir todavía y entre los motivos más grandes para hacerlo estas tú — al escuchar eso ella se giró para verlo a sus espaldas, lo que su esposo aprovechó para limpiarle las lágrimas.
—¿En serio? — su voz se quebró en aflicción y esperanza.
—En serio... Ahora no solo vivo para perseguir el sueño de darle justicia a mi familia sino también para ti — como ella seguía contemplándolo con atención, Sasuke tomó la oportunidad de besarla en la frente y posteriormente en los labios, en una caricia lenta, suave y cariñosa que dio por terminada la conversación.
Aunque una vez que fue hora de irse y de pie frente a la belleza del rosado atardecer mezclándose con su cabello, Sakura decidió pedirle que reafirmara la promesa sobre la que estaba cimentado su matrimonio y que a su vez garantizaría que él seguiría con vida al menos hasta que ella la perdiera.
—¿De verdad vas a estar conmigo cuando sea hora?
Kakashi y Naruto guardaron silencio y esperaron pacientemente a que Sasuke tuviera el valor de abrir la puerta.
A un metro de distancia de él, podían escuchar como su acelerada respiración evidenciaba el conflicto que estaba pasando mientras apretaba la llave entre sus temblorosos dedos.
Tenía mucho miedo de cruzar el muro y llegar a su hogar, pero tenía que hacerlo, solo que al final fue su maestro quien con delicadeza guio su mano hasta la cerradura y giró la llave, permitiéndoles así cruzar.
Naruto no dijo nada e intento no mirar a la cara al Uchiha mientras regresaban al carruaje y reanudaban el viaje, sin embargo, conforme se acercaban a la vivienda cuya fachada estaba en completa sintonía con la primavera, sintió que su amigo estaba a nada de explotar.
Al llegar fueron recibidos por un par de mujeres, ambas con los rostros adoloridos y cansados, apenas teniendo la energía para saludar a Naruto con la propiedad que un rey se merecía antes de dirigirse al Uchiha.
—Bienvenido mi señor — ambas se inclinaron respetuosamente ante el perdido hombre de cabellos negros y, aunque Sasuke tenía intenciones de responder, fue interrumpido por un llamado desde el piso de arriba.
—¿Sasuke-kun?
En cuanto la voz femenina y a leguas evidentemente débil llegó hasta a sus oídos, todos giraron la mirada al pie de las escaleras y el rubio Uzumaki apenas tuvo un par de segundos para observar al fantasma de cabello rosa que intentaba bajar los escalones, vestida en una larga bata blanca y sosteniéndose un grueso suéter de lana contra el pecho, antes de que Sasuke corriera hasta ella y la atrapara en sus brazos para evitar que cayera.
—Mi señora... — Shizune se echó a llorar y se marchó a la cocina, no queriendo observar cómo después de días sin poder levantarse de la cama, Sakura había hecho el esfuerzo de ir a recibir a su esposo.
Conmocionado, Naruto observó como Sasuke temblaba mientras apretaba contra su pecho a la joven que lloraba audiblemente al mismo tiempo que con la voz rota le agradecía que hubiera llegado a tiempo. No podían verlo, pero Kakashi estaba seguro de que su alumno también estaba derramando silenciosas lágrimas sobre la cabeza de Sakura, por fin soltando todo el sufrimiento que se había estado aguantando todo el camino, lo que lo hizo bajar la mirada al suelo con tristeza.
El Uchiha pareció decirle algo al oído para conseguir que ella se tranquilizara y luego, con más cuidado del que alguna vez lo hubiera visto actuar en toda su vida, cargó a su esposa en sus brazos para regresarla a su habitación.
Lo último que el rey de cabellos rubios vio antes de que desaparecieran por el pasillo fue un par de grandes y cansados ojos verdes, brillantes por las lágrimas, analizándolo con curiosidad.
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Paso ocho.
Enfriamiento.
Después de la cocción final, las piezas se dejan enfriar gradualmente en el horno.
Una vez que han alcanzado una temperatura segura, se retiran y se someten a un proceso de acabado adicional, como el pulido o la aplicación de detalles decorativos. Esto se hace para mejorar aún más la apariencia de las piezas y asegurar su calidad.
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Sakura había estado haciendo un esfuerzo descomunal por no demostrarle a su marido que estaba sufriendo, pero, aun así, Sasuke era demasiado perspicaz como para no darse cuenta.
Podía notar que el constante parpadeo de uno o ambos ojos era la antesala de un mareo que podía terminar en un desmayo.
Se dio cuenta de que tenía el cuerpo adolorido cuando comenzó a darle abrazos cuidadosos y lentos, en lugar de lanzarse a él como siempre hacía.
Escuchaba claramente como en ocasiones, por más mínimo esfuerzo que estuviera poniendo en una tarea, su respiración se descontrolaba hasta hacerla comenzar a toser.
Captó de inmediato que el labio roto con el que lo recibió en una de sus visitas y que le había impedido besarla, como tanto había estado deseando hacerlo, era producto de una caída, aunque ella no quisiera darle los detalles.
Sabía que si no le estaba poniendo atención cuando le hablaba o comenzaba a jalarse el lóbulo de la oreja para permanecer despierta, era debido a que el sueño la reclamaba aun cuando había dormido toda la noche y una parte del día.
Pero, sobre todo, era imposible ignorar como su sonrisa trataba de mantener su brillo y jovialidad a pesar de que estaba notablemente cansada y melancólica.
Por ello, esa mañana se ofreció él mismo a peinar su cabello con tal de hacer algo juntos que no demandara que ella saliera de la habitación.
—Siento que me estoy saltando un paso — murmuró al tiempo que releía las instrucciones ilustradas en un libro de peinados que la doncella tenía guardado.
—No lo sé, de frente se ve muy bonito — ella le respondió sosteniendo un pequeño espejo de mano con el que veía las expresiones de concentración del hombre a sus espaldas.
Sakura estaba sentada en la orilla de la cama, esperando pacientemente a que su esposo pudiera terminar el peinado que ella había escogido del libro y que, aunque era el más sencillo, se estaba demorando demasiado en completar.
No tenía deseos ni energía ese día para levantarse y hacer algo como cuidar sus animales, su jardín o aprovechar la visita de su esposo haciendo algo al aire libre.
Sentía que el cuerpo le pesaba como si tuviera piedras dentro de ella y, desde el día anterior, cada paso que intentaba dar le provocaba un pulsante dolor en las piernas.
Con el agregado de que, aunque no quería decir nada, el tiempo que había permanecido erguida recibiendo las atenciones de Sasuke en su cabello ya estaba comenzado a cobrarle factura, pues su espalda estaba rogándole a gritos que volviera a acostarse.
Solo que no iba a hacerlo hasta que su peinado estuviera listo y el Uchiha, satisfecho.
—Siempre me ha gustado lo suave y largo que es tu cabello — él reconoció con un plácido tono de voz.
—Es de las pocas cosas me gustan de mi — ella respondió, viéndolo con una sonrisa a través del espejo.
—Es una de las muchas cosas que me gustan de ti — Sasuke repuso rápidamente.
Al escucharlo, la joven no pudo evitar sonrojarse y sentirse especial por dichas palabras, mismas que de inmediato trajeron a su mente una idea que se tomó una pausa para organizar antes de decirla en voz alta.
—Sasuke-kun... Tú, ummm.... ¿Te gustaría que te lo diera? — preguntó con timidez.
—¿Tu cabello? — el hombre de ojos obsidiana frunció el ceño en señal de desconcierto y recibió un asentimiento como respuesta.
—Si te gusta, cuando me vaya... Puedes cortarlo y quedártelo — poniendo completa atención en lo que ella quería decir, Sasuke dejó de trabajar en el peinado y la miro profundamente, aun cuando ella no quiso regresarle el contacto visual y prefirió contemplar su regazo —. De hecho, me gustaría que lo tuvieras, así, si algún día le cuentas a alguien sobre mí, podrás tener pruebas de que mi cabello era color rosa.
Sasuke guardó silencio tratando de encontrar las palabras correctas para responder a su ofrecimiento, sin menospreciarlo, al tiempo que bajaba de la cama y se agachaba frente a ella para que lo viera a la cara.
—Sakura, yo... Es una idea muy bonita y te lo agradezco, pero... — notando como estaba poniéndose nervioso y triste, su esposa le acarició la mejilla con cariño —. Pero en serio no me gusta hacer planes o pensar en lo que habrá después de ti en caso de perderte... Porque de verdad tengo la esperanza de que no me vas a dejar nunca.
En los hermosos ojos de su marido, Sakura vio que su fe era genuina y la manera en que apretaba sus pequeñas manos entre las suyas le dio a entender que en serio no quería se separaran.
Pero la verdad era que no sabía que debía decirle, nunca antes había escuchado a alguien expresar la posibilidad de que pudiera evadir la muerte y quedarse con los vivos más tiempo del que sabía que le quedaba.
Había sido consciente de las penas de otros debido a su inevitable final desde que tenía memoria, asaltada con indeseados intentos de consolarla cuando su salud iba mal y preparada con ahínco para cuando estuviera desahuciada... Pero nunca sido vista como algo más que una causa perdida.
Así que, no pudiendo responder con palabras al deseo de la persona que más quería en el mundo, Sakura por fin cedió a su cansancio y le rodeó el cuello en un abrazo para después dejarse caer en su pecho.
Teniendo al menos la voluntad de no llorar.
Sasuke la sostuvo contra sí mismo tratando de no apretarla demasiado, pues, aunque hasta ese momento ella había estado haciendo un buen trabajo de ocultar su agotamiento y aflicción, ahora era más que claro que ya no tenía fuerzas para siquiera permanecer erguida.
Con cuidado la cargó hasta recostarla en la cama y con infinita ternura comenzó a deshacerle el peinado que le había tomado toda la mañana avanzar al menos la mitad.
—¿Sabes qué? Prefiero cuando lo llevas suelto, de esta manera siempre me es sencillo imaginar que estoy casado con una pequeña hada — le sonrió con dulzura mientras ella trataba de permanecer despierta y extender lo más posible ese lindo momento que estaban pasando, para así poder reproducirlo en su memoria cada que él se fuera y lo añorara.
—Te amo Sasuke-kun... — murmuró levantando una mano para acariciarle el contorno del rostro al tiempo que le daba una lánguida sonrisa y poco a poco cerraba sus ojos, dejándose caer en un muy necesario sueño —. Yo tampoco quiero irme.
Si bien, dado el fluctuante estado de salud de su esposa, Sasuke hubiera querido permanecer a su lado todo el tiempo que le fuera posible, luego de esa última visita Naruto había requerido de su apoyo nuevamente para cuidar a Hinata mientras él no estaba.
Al menos, gracias a que ya había superado sus sentimientos de animadversión por la mujer, el mes completo que pasó custodiándola no fue la tortura que en otro tiempo seguro le hubiera supuesto.
Incluso, mucho más consciente que su marido del hecho de que seguía siendo una persona con su propias aspiraciones y preocupaciones fuera de lo que tuviera que ver con la resistencia, ella lo autorizó a irse en el momento que lo necesitara, como lo había visto hacer cada cierto tiempo durante el último año.
Sasuke tuvo que rechazar la oferta muy a su pesar, pues, aunque deseaba ver a Sakura, está vez las preocupaciones de Naruto sobre la seguridad de su esposa estaban bien justificadas dado que sus enemigos los tenían en la mira.
Sin embargo, cuando por fin fue libre, deseo haber llegado, aunque fuera un día antes a su hogar para evitar que las cosas escalaran hasta el punto en que lo hicieron.
—¿Qué fue lo que pasó, Shizune? — preguntó con el ceño fruncido mientras veía como Lee y otro hombre desconocido hacían reparaciones en las ventanas, siendo supervisados por Tsunade.
Para el Uchiha fue realmente desconcertante ver como cada cristal, espejo o cualquier otra superficie reflejante en la casa estaba roto en mil pedazos.
—Lo siento mi señor... — la mujer de cabellos negros bajó la mirada, apenada por lo que tenía que decirle —. Mi señora Sakura lo hizo.
Al segundo de escuchar el nombre de su esposa, Sasuke no esperó más explicaciones y subió a prisa las escaleras, encontrándose con que los cuadros y los espejos del pasillo también estaban rotos.
—¿Sakura? — la llamó mientras entraba en el cuarto, buscándola sin éxito con la mirada, pues la cama estaba desarreglada y vacía y no había ni una presencia en la estancia además de él.
Pensó en dirigirse a la biblioteca para verificar si ella se encontraba ahí, pero un ruido casi sordo que provenía del armario lo convenció de quedarse.
Con silenciosos pasos se acercó hasta el mueble, abriéndolo con lentitud y encontrándose con un pequeño bulto dentro que estaba cubierto por una manta oscura y trataba de no moverse.
—¿Desde cuándo esconderte es una forma de recibir a tu esposo Sakura? — preguntó tratando de sonar lo más tranquilo posible y agachándose a su altura.
Aun cuando ya había sido descubierta, la joven no hizo ademan de salir de su escondite o al menos saludarle, por lo que Sasuke tuvo que quitarle con delicadeza la tela del cuerpo para poder inspeccionarla.
La doncella trató de luchar para quedársela, pero al final cedió y le permitió que la viera. Algo de lo que se arrepintió cuando lo escuchó suspirar pesadamente.
Su pequeña esposa estaba acurrucada en posición fetal mientras se abrazaba a sí misma con sus manos vendadas, tenía el cabello sobre el rostro como un intento de ocultar las profundas ojeras bajo sus ojos y el parche que cubría la cortada accidental que se había hecho la noche anterior en la mejilla.
No había una sonrisa enamorada dándole la bienvenida, ni el brillo característico de sus ojos al que él estaba acostumbrado ver en ella cuando le decía lo mucho que lo había extrañado.
Más que cansada y herida se veía sumamente triste.
—¿Puedes regresarme mi manta por favor? — le pidió en un susurró sin siquiera dignarse a verlo a la cara.
—No quiero... He estado añorando verte como no tienes idea y ahora que por fin te tengo en frente no dejaré que te ocultes — ante las palabras de su marido, la expresión de Sakura se removió en culpa por no poder mostrarle lo que él había estado deseando ver de ella.
—Lo siento Sasuke-kun, ya no soy como recuerdas... Lo mejor es que no me mires.
Ciertamente la mujer que estaba dentro de ese armario era a simple vista muy diferente a la que reconocía como su alegre y dulce esposa, pero debajo de esa capa de miseria y enfermedad, Sakura seguía ahí.
Mientras siguiera llamándolo por su nombre con cariño y ternura y continuará dejándolo entrar a su casa cada que venía a verla, ella nunca dejaría de ser la Sakura de la que estaba enamorado.
—¿No vas a darme siquiera un beso de bienvenida?
Su pedido, acompañado por un conciliador tono de voz, consiguió hacerla reaccionar, pues, aunque estaba avergonzada por su apariencia, la doncella se incorporó lentamente y lo vio a la cara escasos dos segundos, temiendo acercarse a él.
Pero el simple hecho de dejar de ocultarse fue suficiente para su esposo, pues de inmediato la asaltó con un profundo beso al que no le dio oportunidad de negarse y que por un momento la hizo olvidarse de sus inseguridades.
—Perdona, no quería perder el control así — ella murmuró una vez que se separaron, comenzando a llorar por lo que había hecho —. P-pero... Cuando estaba comenzando a creerme todo lo que has dicho, sobre lo bonita que crees que soy... M-me estoy convirtiendo en este horrible...
—No te estas convirtiendo en nada, mira... — antes de que ella pudiera continuar insultándose a sí misma, Sasuke sacó del interior de su camisa el collar de rubí que ella le había dado, mostrándole su reflejo en la piedra preciosa —. Ahí están tus mismos grandes ojos verdes, tu adorable cabello rosa, tus labios de melocotón y tu bello rostro de muñeca.
Conforme le señalaba lo que veía, Sakura lloraba cada vez más, no creyendo ni por un segundo que la misma chica feliz y medianamente sana que había sido hacia un año siguiera ahí.
—No es verdad, yo ya no soy yo... — comenzó a negar con la cabeza mientras cerraba los párpados con fuerza.
—Si lo eres cariño, por favor creeme — él la sostuvo por las mejillas, obligándolo a que lo viera y escuchara con atención lo que iba a decirle —. Dime, si yo un día llegara realmente herido o algo cambiara mi apariencia de alguna bizarra manera ¿Me dejarías de querer?
—Jamás podría — no dudo en responderle.
—¿Y dejarías de querer verme?
—Nunca, amo cada parte de ti — Sakura cayó en su persuasión comenzando a acariciar cada rasgo del masculino rostro de su esposo. Su fuerte mandíbula, sus labios delgados, la nariz recta y sus afilados ojos —. Eres el hombre más hermoso que existe y nada podría cambiar eso.
—¿Entonces entiendes que sin importar como te encuentres siempre serás mi querida y perfecta esposa? — él la presionó, dejándola sin palabras.
Si bien ella entendía que podía estar diciendo la verdad, al mismo tiempo estaba reacia a creer que ahora que estaba en un estado tan deplorable y que no dejaría de empeorar Sasuke seguiría viéndola como siempre.
—Yo quería serlo sin tener que llegar a desmoronarme...
—No te estas desmoronando Sakura — él la abrazó contra su pecho para que no viera lo triste que estaba por escucharla desprestigiarse a sí misma de esa forma —. Esto es temporal... Igual que mi tiempo lejos de ti... Un día ambas cosas van a cambiar.
—¿Tú de verdad crees eso?
—Lo creo, de verdad lo hago — el Uchiha siguió estrechándola al tiempo que le acariciaba el cabello para desenredarlo —. Porque he estado pensando más que nunca en lo que haré cuando esta guerra termine y pueda quedarme para siempre a tu lado... ¿Y sabes cuál es la primera cosa de mi lista?
—No...
—Casarnos apropiadamente — al instante de escucharlo, la doncella se irguió para verlo a la cara, totalmente sorprendida por sus palabras —. Con una hermosa boda en la que pueda recitarte los sagrados votos y promesas que un hombre le hace a la mujer con la que quiere compartir el resto de su vida, una linda fiesta en la que nos feliciten por nuestra unión y nos den buenos deseos para el brillante futuro que aguarda por nosotros y un anillo con el que puedas mostrarle a todo el mundo que estas felizmente casada conmigo... ¿Eso te gustaría?
Imaginándose ese idílico día del que él le hablaba y más conmovida y abrumada que nunca por lo mucho que lo amaba, Sakura sonrió entre lágrimas y asintió repetidamente.
—Sí, me encantaría... — esta vez fue ella quien lo beso, entregada a todas esas abrumadoras emociones que sentía por él.
—Entonces lucha por mí, no te dejes caer y te prometo que pasare el resto de nuestras vidas demostrándote cuanto te amo
A Sasuke siempre le había gustado ver dormir a su esposa.
Había comenzado a dormir con ella en la misma cama casi desde el inicio de su matrimonio y, para ese punto de su relación, ya estaba más que habituado a despertarse antes que ella y contemplar su bello rostro, deleitándose con lo angelical y delicado que era, hasta el momento en que abriera los ojos.
Sin embargo, en una ocasión, al despertar por la madrugada, se encontró con ella sentada en su lado de la cama con las piernas recogidas frente a su pecho, observando el cielo lleno de estrellas a través de la ventana.
—Soñé algo muy lindo, Sasuke-kun... — murmuró sin darse la vuelta para verlo. Él no dijo nada, escogiendo guardar silencio para que ella siguiera hablando —. Yo estaba justo aquí, contigo... Y durmiendo entre tú y yo había un diminuto bebé.
—¿Qué tan pequeño? — Sasuke se incorporó, sentándose y recargando su espalda sobre la cabecera de la cama, para después jalar con delicadeza a Sakura para que se recostara sobre su hombro.
—Un poco más grande que tu mano... Era una niña y, por la forma en la que la mirábamos, tal vez acababa de venir al mundo — ella murmuró aceptando refugiarse en su calor y luego, soñadoramente, procedió a describirle a la criatura —. Era tan hermosa e idéntica a ti... Con tu cabello de media noche y tus ojos negros... Y se sintió tan real que incluso recuerdo la sensación de su tierna piel en mis dedos.
—Como una larga línea de antepasados Uchiha — Sasuke la besó en la sien cariñosamente.
—En un momento, incluso la vi sonreír porque tú le acariciaste la mejilla y eso me conmovió tanto que cuando desperté la almohada debajo de mi estaba empapada en lágrimas — la manera tan emocionada y encantada con la que ella hablaba consiguió contagiarle su ilusión a su esposo.
—Estoy seguro de que cuando tengamos hijos eso que viste dejara de ser un sueño — el pelinegro los cambio de lugar a ambos, esta vez recostando a su esposa sobre la superficie de la cama, para posicionarse sobre ella y analizar su rostro con afecto —. ¿Te gustaría tener muchos hijos conmigo?
—Uno solo sería más que suficiente para hacerme eternamente feliz — ella le sonrió con infinita dulzura, ganándose un corto beso en los labios.
—¿Aún si no es igual a la bebé de tu sueño?... Porque yo amaría que fuera idéntica a ti — él la mimo rozando su nariz con la suya tiernamente —. Así nuestros nietos, bisnietos y muchos de nuestros descendientes llevarían orgullosos el color único de tu cabello o tus brillantes ojos.
—Tengo la certeza de que serán iguales a ti Sasuke-kun, los genes de los Uchihas son capaces de dominar incluso características tan raras como las mías — ese dato tan certero consiguió que él la mirara extrañado.
—¿Cómo sabes eso?
—Lo leí en un libro, ese que te presté y no me has regresado.
Al instante él captó que se refería al compendio de familias fundadoras de Konoha y la sola mención del texto le hizo recordar al hombre como las páginas que hablaban sobre su milenario clan estaban más gastadas y marcadas que las demás, como si hubiera leído ese capítulo muchas veces.
—Lo siento, es un libro muy interesante ¿Verdad?
—Lo es, en especial las partes que hablan sobre tu familia... — ella pareció sopesar por un momento revelarle algo que tenía cierto miedo que lo hiciera reaccionar mal, pero que deseaba poder compartir con él —. He leído ese capítulo mil veces desde que tenía 10 años.
Sin embargo, contrario a lo que pensó, sus palabras solo consiguieron alimentar aún más la curiosidad de su acompañante, pues, aunque Sasuke ya había sospechado que en el pasado ella hubiera estado interesada en todo lo que tuviera que ver con los orígenes de su esposo, dado que mantendrían una relación, no imaginó que dicha búsqueda de conocimiento datara de hacía tantos años atrás.
—¿Por qué una niña con un corazón inocente como el tuyo querría leer sobre un clan con una historia llena de guerra y tragedia?
—Porque también esta cimentada y desarrollada en base al amor y eso es suficiente para fascinar a alguien que no sabe mucho de eso — ella no dudo en responderle, cerrando los ojos para rememorar lo que había leído y recitárselo —. "Los Uchiha sienten con una intensidad y pureza que no parece humana, como si de ángeles guardianes del amor se tratara, ya que lo valoran y protegen con fiereza. Su forma de querer es tan constante, consistente y continua que su corazón es el refugio perfecto para los que anhelan ser queridos" — al finalizar volvió a mirarlo con parsimonia, recibiendo un profundo beso lleno de adoración que tuvo que detener antes de que se olvidara de terminar de explicarse —. Me parecía tan fascinante que hubiera personas con una predisposición genética a amar con tanta fuerza, que siempre que podía leía ese capítulo y trataba de imaginar cómo eran.
El que ella supiera ese dato, ciertamente idílico, sobre su familia desde tan joven y que la hubiera dejado tan impresionada como le relataba, le hizo recordar a Sasuke lo que Nagato Haruno le había hecho saber cuándo le ofreció casarse con su hermana.
—Dime Sakura... ¿Es por eso que me elegiste como tu esposo y le pediste a tu hermano que fuera a buscarme? — aunque él sonaba un poco inquieto por la posibilidad, ella fue sincera y asintió con la cabeza.
—Lamento estártelo diciendo apenas ahora Sasuke-kun... Pero siempre soñé estar contigo — la doncella le confesó su secreto, necesitada de hacerle saber que desde pequeña siempre quiso que un Uchiha la protegiera bajo su mágica forma de amar —. Aunque sé cuál es mi lugar en el mundo y cuál va a ser mi final... Guardaba la esperanza de saber si alguien como tú podría querer a alguien como yo.
Por la manera en que su voz se rompía y sus ojos comenzaban a lagrimear, su esposo no tuvo cómo contener el enorme afecto que sentía por ella y lo dichoso que lo hacía el saber la intensidad con la que ella lo había querido tener en su vida desde antes de conocerse, así que, a modo de respuesta, se lanzó a sus labios, acariciándolos con los suyos y transmitiéndole todos los sentimientos dentro de él que le pertenecían solo a ella.
Así como la aceptación de ser ese Uchiha por el que tanto había esperado.
Esa noche, mientras ambos se dejaban llevar por el incontenible deseo de volverse uno solo, no paró de repetirle lo mucho que la amaba.
Disfrutando de su cálido, hermoso y dulce cuerpo, por primera vez desnudo ante sus ojos igual que su alma.
Sasuke nunca se había sentido tan completo y dichoso en su vida como esa noche.
Tanto que incluso olvidó mencionarle a Sakura que el amor de un Uchiha era un arma de doble filo, pues, aunque podían querer a alguien con la misma intensidad que él la amaba a ella, también perdían la razón cuando su ser más querido les era arrebatado.
Chapter Text
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Paso nueve.
Preservación o ruptura.
Una vez que el trabajo final está listo puede hacer su función como pieza de arte por el tiempo que su creador o su nuevo dueño se lo permitan.
Estando en manos de quienes lo posean, la tarea de protegerlo para que no se rompa o arreglarlo en caso de que termine haciéndolo.
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Naruto no había querido bajo ningún concepto aceptar ser hospedado en uno de los cuartos de la casa de Sasuke, pues quería que su amigo y su esposa tuvieran para ellos solos la planta alta y gozarán de su muy necesaria privacidad.
Ese era su segundo día ahí y todo el lugar estaba sumido en un sepulcral silencio por lo que, temiendo romperlo con su normalmente bulliciosa personalidad, el Uzumaki se instaló en una esquina de la sala de estar, donde todo lo que podía hacer era pensar.
—Quiere verlos... — sin embargo, cuando el Uchiha se apareció frente a él y su maestro anunciando aquello, no tuvo de otra más que subir y conocer al dichoso ángel del que había escuchado tantas cosas en su camino hacia allí.
El cuarto donde Sakura descansaba estaba iluminado por los rayos del atardecer y al entrar, ambos invitados llenaron sus pulmones por un aroma a miel y té de jazmín.
Kakashi fue el menos tímido de los dos, ya que conocía de antes a la joven y en cuanto Sasuke se hizo a un lado para que se acercaran a verla, el peliplata se arrodilló a un lado de la cama y tomó una de las manos de la cansada doncella.
—Nos volvemos a ver, pequeña princesa.
—Me alegra que sea así, Kakashi-san — la pelirrosa no tenía mucha energía para hablar o moverse, pero de todas maneras hizo el esfuerzo de girar la cabeza en dirección al rey que, desde la puerta, seguía esperando tener el valor de entrar —. Y también me hace feliz finalmente conocerlo, Uzumaki-sama.
Naruto tembló en cuanto la escuchó llamarlo y sintió un extraño escalofrío recorrer su columna cuando sus ojos se posaron sobre ella y analizaron con detenimiento su apariencia.
Aunque estaba notablemente enferma y era obvio que estaba luchando por mantenerse despierta, era innegable que era mujer muy hermosa.
De cabellos rosados en gruesos rizos que enmarcaban su pálido rostro y que combinaban estupendamente con sus agotados ojos verdes. Ambas características suyas iluminándose mágicamente gracias a los dorados rayos de sol que caían sobre ella.
Tal y como su maestro le había dicho, la contraparte perfecta de alguien como Sasuke.
Ya que la joven seguía observándolo expectante porque pasara, el rubio no tuvo de otra más que entrar y acercarse a ella, accediendo a su indicación de sentarse a su lado en una orilla de la cama.
—El gusto es mío... — fue todo lo que pudo decir a modo de saludo, todavía concentrando en contemplar su hipnotizante apariencia.
—Eres justo como Sasuke-kun me contó — ella señaló al tiempo que lo escudriñaba sin disimulo, gesto que lo hizo sonrojar y ponerse aún más nervioso —. Aunque mencionó que eras muy alegre y de sonrisa fácil.
—No lo tienes a comportarse así, Sakura, luego no podrás callarle la boca — Kakashi mencionó a modo de broma, haciéndola reír levemente.
—Pero quiero que al menos alguien sonría en este momento... Todos han estado tan callados y tristes últimamente que eso me vendría bien — la voz de Sakura era melodiosa y a pesar de la fatiga resultaba muy relajante.
—Lo siento mi señora, la verdad no me siento capaz de ser mi yo usual en estas circunstancias — Naruto se disculpó dándole una breve mirada a Sasuke, quien se había plantado frente a la ventana, ignorándolos, aunque era obvio que los estaba escuchando.
—Descuide, entiendo muy bien cuando uno no puede fingir estar feliz...
—Dulce Sakura, mi rey está muy nervioso por ti — Kakashi llamó la atención de la joven cambiando de tema a algo que la pudiera animar —. Él siempre ha sido torpe con las mujeres, en especial si son así de bonitas como tú.
—No soy torpe, solo... Creo que soy tímido — Naruto se puso a la defensiva alzando un poco la voz, lo que hizo sonreír a la pelirrosa.
—Un rey no debe ponerse tímido por una simple plebeya — la joven señaló pacíficamente al tiempo que le daba una lánguida mirada al rubio a su lado.
Él no estaba muy seguro de cómo responder a dicha afirmación, sobre todo tomando en cuenta que su nerviosismo se debía más a su frágil estado de salud que a su notable belleza y encanto.
Pero, dado que Sasuke había hecho sacrificios varias veces por cuidar a Hinata aun cuando su propia esposa lo necesitaba y esperaba por él pacientemente, decidió poner todo su esfuerzo en convertir ese primer y último encuentro con Sakura en algo agradable.
—Un rey siempre se pone tímido cuando conoce una princesa — y aunque se temía que sus palabras no dieran resultado, fueron más que suficiente para hacerla sonreír ampliamente y darle un poco de color a su pálido rostro con un rubor avergonzado en sus mejillas, lo que lo animó a seguir hablando —. Mas aun cuando ya veo a que se refería Kakashi cuando me dijo que usted era algo asi como un ángel caído del cielo.
—Ten cuidado con pasarte de galán con ella Naruto, Sasuke puede ser muy celoso — el peliplata le dio una corta mirada a su alumno de cabello negro, pero este ni se inmutó por el comentario.
—Solo estoy diciendo la verdad, además... Aunque nunca creí que algún día Sasuke se casaría, ahora que la conozco, entiendo a la perfección el que estén juntos — sus lindas palabras hicieron que la joven le sonriera aún más como agradecimiento, para después girarse a ver a su esposo.
—Sasuke-kun es realmente maravilloso ¿Verdad? — como respuesta Naruto asintió con la cabeza, gesto que Kakashi imitó sin dudar —. Y muy inteligente, gentil y considerado... — nuevamente ambos hombres afirmaron sus palabras, mientras que el Uchiha seguía concentrado en ver el horizonte a través de la ventana sin tener el valor de voltear a verla —. Es verdaderamente, el mejor esposo que la vida pudo haberle dado a alguien como yo.
El rubio alternó la mirada entre la joven de cabello rosado y su rígido amigo, quien fingía seguir ajeno a la conversación, pero que aun así no había podido ocultar de sus rápidos ojos azules el cómo apretaba la mandíbula y se encorvaba ligeramente, afectado por las significativas palabras de su esposa.
—Lo amo mucho, Uzumaki-sama... Tanto que no podría describírselo — Sakura siguió contándole sin apartar la mirada del hombre de cabello negro al que tanto quería —. Gracias a él, la gentileza y la ternura con la que me ha tratado desde el día que lo conocí, mi corta vida ha sido una experiencia realmente feliz... Así que, Uzumaki-sama... ¿Puedo pedirle un favor?
—Lo que desees — Naruto no pudo evitar sonar ansioso al tiempo que la miraba con atención, esperando su orden.
—Cuídalo mucho y, a pesar de sus deberes, no lo deje de lado — sabiendo que eso era exactamente lo que había estado fallando en hacer por su amigo los últimos casi dos años, el rey dudo un momento antes de aceptar, por lo que ella lo tomó de la mano en un suave agarre para suplicarle —. Por favor, él es lo que más adoro en el mundo y no quiero que este...
—Salgan de aquí — antes de que ella pudiera completar su pedido, Sasuke finalmente se dio la vuelta y con voz firme les ordenó a sus dos invitados marcharse.
Kakashi no tardó en obedecer, levantándose del suelo e inclinándose hacia la pelirrosa para darle un breve pero fuerte abrazo, así como un beso en la frente y unas palabras al oído que nadie más pudo escuchar.
Con la mirada le indicó al rubio que debían hacer caso al Uchiha, pero este se mostró reacio a dejar las cosas así cuando Sakura parecía querer seguir hablando con él y todavía no le soltaba la mano, por lo que le dio una desesperada y al mismo tiempo confundida mirada a la joven tratando de decidir qué hacer.
—¡Dije que se fueran! — pero al final no tuvo de otra más que alejarse de ella y caminar hacia la salida dado que Sasuke había perdido la paciencia.
Aunque, motivado por la expresión agobiada y al mismo tiempo exhausta de la mujer convaleciente, tuvo el valor para darse la vuelta y responder a su pedido antes de marcharse.
—Le prometo, mi señora, que voy a procurarlo por el resto de mi vida.
Ese mismo día por la noche, cuando su esposo olvidó su enojo por haberse atrevido a hacerle aquel pedido a Naruto, se acurrucó a su lado en la cama para cuidar de ella y al mismo tiempo tenerla cerca, asi que Sakura decidió que ese era el momento indicado para tener una conversación que habían estado posponiendo ya demasiado tiempo.
—¿Sabes que te amo muchísimo? — ella murmuró con la voz ahogada pues estaba recostada sobre el pecho de su marido. Él no dijo nada y solo le acarició el cabello como muestra de que la había escuchado —. Te ame desde el día que te conocí y nunca dejare de hacerlo... Por ello he estado deseando que de alguna manera mis sentimientos puedan seguir existiendo aun en la muerte.
—No hablemos de eso, por favor — él le pidió tratando de sonar calmado, a pesar de que su aflicción había sido imposible de ocultar desde que regresó a su hogar.
—Tenemos que hacerlo... Ya hablamos mucho sobre lo que haríamos si conseguía vivir... Pero como no lo haré, quiero que sepas lo agradecida que estoy contigo por lo feliz que me has hecho — la joven hizo el esfuerzo de abrazarlo por la cintura con la poca fuerza que le quedaba —. Y también saber qué es lo harás de ahora en adelante.
—No lo sé, de verdad Sakura, no quiero hablar de eso — le fue inevitable alzar un poco la voz aunque ella no se inmutó en lo absoluto y continuó abordando el incómodo tema.
—Tienes que pensarlo Sasuke-kun... No me dejes irme sin saber que al menos hay algo que desees conseguir, no para los demás, sino para ti.
El Uchiha frunció el ceño con profundidad, al tiempo que hacía una mueca con los labios e intentaba encontrar una respuesta que darle. Pero, ya que siempre se había rehusado a pensar que el día de la muerte de su esposa realmente llegaría, no tenía la menor idea de lo que sería una buena razón para vivir sin ella a su lado.
Así que, al final, lo único que pudo hacer fue incorporarse para mirarla, con los ojos sumergidos en un mar de tormentosas emociones, tomar su mano con suavidad y depositar un beso sobre el dorso.
—Hasta ahora, el único plan a corto plazo que tenía era darte algo... — se tanteo el bolsillo del pantalón, temblando de los nervios, para sacar una pequeña cajita que puso frente a su rostro para que lo viera abrirla, revelando así un hermoso anillo de banda de plata con un pequeño rubí en forma de corazón en el centro —. Perdóname por haber tardado tanto en dártelo.
Conmovida y abrumada por el espléndido obsequio, Sakura no pudo hacer más que observar a su marido con más amor que nunca, mientras él le colocaba el anillo. Posteriormente, Sasuke colocó su mano adornada por la joya sobre su propio rostro para que ella lo viera.
Convirtiendo la expresión cariñosa de su marido, al lado del carmesí símbolo de su unión, en una estampa que la doncella juró que evocaría con ternura incluso en el más allá.
—Muchas gracias, mi amado esposo, me gusta muchísimo — ella consiguió agradecerle, a pesar de que su voz estaba rota por los deseos de llorar que estaba consiguiendo con éxito aguantarse.
—Había estado deseando como no tienes una idea darte este anillo para recordarte que siempre estaremos casados no importa en donde estemos — él la besó en la frente prolongadamente al mismo tiempo que pasaba un brazo por debajo de ella y comenzaba a levantarla de la cama para cargarla en sus brazos —. Así como el bailar contigo como tanto me gusta hacer para tenerte muy cerca de mí.
Lentamente el hombre comenzó a mecerse de un lado a otro en un suave vals al tiempo que tarareaba la canción que ella escribió para él y, aunque tenía inmensos deseos de al menos rodearle el cuello con sus brazos, todo lo que la doncella pudo hacer fue acurrucarse contra él y cantar.
—M-mi caballero carbón... Imperturbable ante el calor... Sobre ti... canta el fuego...que aceptas sin poner peros — aun cuando tenía dificultades para entonar la letra, Sakura no se detuvo y cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación de estar al lado de su amado —. Enséñame a resistir como tú... Quiero ser necesario como tú... Colorear todo con mi presencia como haces tú.
Mientras ella le cantaba con dulzura, Sasuke no pudo contener el enorme dolor que cargaba dentro suyo y rompió a llorar, dejando caer sus lágrimas sobre el rostro de su esposa.
—¿Sasuke-kun? — ella detuvo su canto para llamar su atención.
—No lo hagas, no te vayas... — el pelinegro murmuró, contemplándola suplicante —. No puedes dejarme solo...
—Nunca te voy a dejar solo, siempre voy a estar para ti... Aquí — ella le señaló el pecho justo donde su corazón latía angustiado, una respuesta que no hizo efecto alguno para calmarlo —. Y, además... Tal y como te había dicho, voy a seguirte cuidando y acompañándote como una sombra... Tu propio ángel guardián.
—No quiero que seas mi ángel o mi protectora, quiero que seas mi esposa por siempre, quiero vivir aquí contigo lejos del mundo exterior, quiero poder despertar contigo a mi lado cada mañana, quiero que tengamos esa hija con la que soñaste y sobre todo quiero poder abrazarte y besarte todos los días de mi vida — Sasuke escupió de una todas sus destruidas ilusiones, consiguiendo así que ella comenzará a llorar también.
—Si pudiera hacerlo, te daría todo lo que me pidieras... Porque te amo y nada me haría más feliz que el que tú también lo seas... Pero no puedo… — con mucho esfuerzo ella estiró una mano para tocar la mejilla de su esposo y limpiarle las lágrimas que se rehusaban a detenerse —. Caso contrario a ti, que eres fuerte, resistente y valiente y puedes atender a este último pedido que quiero hacerte como tu esposa.
—¿Q-qué? — él la miró borrosa por las lágrimas que empañaban su visión, pero aun así alcanzó a captar como le estaba sonriendo con dulzura.
—Hazles saber a Tsunade-sama y a Shizune-san lo mucho que las amo y lo agradecida que estoy por todo nuestro tiempo juntas... Reconciliate con Uzumaki-sama y recupera esa hermosa amistad que una vez tuvieron... Mantente cerca de Kakashi-san y de vez en cuando hazle saber cuánto lo aprecias... — la doncella hizo una pausa, intentando acercar su rostro al suyo a la vez que acogía su rostro entre sus manos —. Y Sasuke-kun... Mi hermoso y amado esposo... Sigue adelante y construye tu vida como si yo siguiera ahí... Porque definitivamente voy a seguir contigo no importa que.
En ese punto el furioso llanto, que incluso podía escucharse desde el exterior de la habitación, fue incontenible por ambos y expresó de la manera más genuina la contradicción que significaba para ambos la tristeza de tener que separarse físicamente y el alivio de que seguirían conectados espiritualmente para la eternidad.
Sasuke se sentó en la cama sosteniendo a Sakura contra su pecho mientras le acariciaba el cabello para sosegar su llanto a sabiendas de que, si no lo controlaba, ella se agotaría hasta quedarse dormida, lo que no podía permitir dado que aún tenía algo más que decirle.
—Te amo Sakura, este hermoso tiempo que he compartido contigo me hizo comprender el verdadero encanto y magia que poseen las princesas.
Al final, aunque no pensó que fuera a ser así, esas fueron las palabras con las que cumplió la promesa que le hizo cuando se casaron.
Cuando le juró que la acompañaría en su lecho de muerte con algo amable que la consolara y le diera la seguridad de marcharse en paz.
A la mañana siguiente, todos los que habitaban el pequeño paraíso de los Uchiha fueron despertados por un desgarrador grito, acompañado de un estremecedor llanto, cuando Sasuke se dio cuenta de que había perdido la persona que más amaba en el mundo mientras dormía.
Sakura murió en primavera, con una pacifica sonrisa adornando su tierno rostro, sosteniendo la mano de su esposo y con la absoluta certeza de que había tenido una vida maravillosa.
Si bien todos eran conscientes de que el Uchiha iba a tener que pasar por un muy complejo proceso de duelo luego de quedarse sin familia por segunda vez, no esperaron que le tomara un año completo recuperarse.
Luego de enterrar a su esposa bajo la sombra de un hermoso árbol en su propiedad, Sasuke se aferró como un niño pequeño a una delgada trenza de cabello rosado que la doncella expresó en sus últimos deseos que quería que él tuviera.
Kakashi y Naruto tuvieron que volver a la resistencia y continuar con la vida de la misma manera en que habían hecho los últimos dos años y, por supuesto, que tuvieron que resignarse y aceptar su decisión cuando Sasuke uso las pocas palabras que tenía energía para articular para expresarles que estaban solos en su causa de ahora en adelante.
Tsunade y Shizune no se marcharon de la casa a pesar de que la joven para la que habían trabajado tantos años ya no estaba, en cambio, se quedaron a cuidar a su señor ya que tenían miedo de lo que podía suceder con él o lo que sería capaz de hacerse a sí mismo debido a su enorme dolor.
Durante todo ese primer año sin Sakura, Sasuke ocupo todo su tiempo para pensar y analizar su vida meticulosamente, descubriendo varias cosas de sí mismo, al tiempo que establecía una rutina para canalizar su depresión.
Como el hecho de que odiaba la palabra "viudo" al mismo nivel que levantarse por las mañanas y ver que seguía siendo el único durmiendo en esa cama con aroma a vainilla y miel.
Que había sido un idiota por desperdiciar el tiempo que duro su matrimonio cuidando de una causa ajena en lugar de a su amada pelirrosa.
Que sentarse por horas en la bañera y ver su reflejo en la superficie del agua le hacía entender porque a su esposa la molestaba verse a sí misma cuando estaba triste y enferma.
Que tener sueños en donde ambos seguían juntos era una excelente manera de dormir por horas y una terrible antesala para despertar con lágrimas en los ojos.
Que visitar la tumba de Sakura una vez al día e intentar hablar sobre lo mucho que la quería y extrañaba era mejor que simplemente estar ahí en silencio contemplando su nombre tallado en la piedra.
Que no era tan bueno como ella componiendo canciones, pero que al menos sí lo hacía sentir un poco menos melancólico el intentarlo.
Que acariciar los dos collares de rubí que llevaba con cariño en su pecho, asi como el anillo que adornaba su dedo meñique, le hacía más fácil evocar la belleza y el cálido amor de su esposa cuando necesitaba un motivo para no suicidarse.
Pero, sobre todo, que sin importar lo que estuviera haciendo o como se encontrara emocionalmente, su amor por ella y el deseo de cumplir todas las promesas que le había hecho seguían intactas.
Por ello, luego de un terrible año de pena y autocompasión, decidió buscar una manera de reconstruir y resignificar todo lo que ella le había dado cuando se casaron.
Siendo el dueño de todas las posesiones materiales y las tierras de los Haruno, incluso fuera del muro, Sasuke primeramente tuvo la idea de vender algunas propiedades y donar el dinero a alguna casa hogar o fondo para las víctimas de la guerra que le había arrebatado todo a él y otras tantas personas.
Pero luego se enteró que no había nada como eso ni en Suna ni en Konoha.
Por ello, mediante un sueño, Sakura lo instruyó sobre qué hacer: convertir el paraíso donde habían pasado tantas cosas juntos en un refugio para otras almas necesitadas de humanidad y consideración como ella.
Y fue bajo esa misión que Kakashi regresó a su vida.
Naruto había conseguido regresar a Konoha y restaurar su legítimo derecho al trono, por lo que ya no lo necesitaba más y le pidió que fuera a verificar cómo estaba hasta que pudiera ir él mismo a comprobarlo.
Le contó sobre lo que quería hacer y, en cuanto el rey rubio acudió a su hogar y escuchó sus planes, ambos le prometieron que lo ayudarían en todo lo que necesitara.
Así entonces, durante el día pudo distraerse del dolor, que no dejaba de echar raíces en su corazón debido a la soledad, trabajando junto a otros muchos hombres en agrandar cuatro veces más su morada, a veces incluso no deteniendo sus labores a pesar de ser de noche y encontrarse solo.
No obstante, gracias a ese esfuerzo, cuando menos se lo esperó, su refugio, que también funcionaria como orfanato, estuvo listo y no se demoró ni una semana en que este comenzara a llenarse de muchas almas en pena que buscaban una esperanza, igual que él.
Entonces el tiempo comenzó a pasar demasiado rápido.
—¿A Sakura-sama le gustaban las lilas?
—Todas las flores le gustaban, no hacía distinción alguna entre ellas.
—¿Y también era igual con las verduras?
—No, era un poco remilgosa en ese aspecto igual que ustedes.
Luego cuatro años manteniendo exitosamente ese lugar mientras el mundo exterior se recuperaba de los estragos del conflicto bélico, muchas personas solitarias o con familias se sintieron lo suficientemente seguros como para continuar con sus vidas fuera del muro y comenzaron a marcharse, siendo así los niños y los adultos mayores la mayor parte de la población que se quedó.
Sasuke nunca escatimó sobre la cantidad de personas que podía recibir y proteger bajo su ala, sobre todo con los más pequeños, a quienes prometió cuidar hasta el final de sus días y que a su vez le agradecían su esfuerzo jugando con él o simplemente ofreciéndole su compañía.
Como cuando hacia su visita diaria a la tumba de Sakura, la mujer que todos reconocían como el ángel que hizo posible ese lugar y que su señor seguía amando con toda su alma sin importar el paso del tiempo.
—Entonces si a ella no le gustaban yo tampoco quiero comerme las mías — un pequeño de cabellos castaños y escasos seis años se cruzó de brazos.
—Tienes que comértelas porque hay personas aquí esforzándose por cultivarlas — Sasuke le señaló con la mirada el amplio huerto donde los trabajadores estaban tomándose un descanso debido al abrasador calor del sol sobre sus cabezas.
—Y también tienes que aprender a leer, porque para eso nos compran libros — otra niña a su lado le recordó con autoridad al pequeño, a sabiendas de que era un poco holgazán para esas cosas, lo que consiguió que él le sacara la lengua y que los demás infantes a su alrededor se rieran —. ¿Cierto, Uchiha-sama?
Sasuke estaba por responderle, pero fue interrumpido por el llamado de Tsunade, quien, desde una de las ventanas del segundo piso, le pedía que fuera de inmediato.
El hombre se despidió de los niños y les agradeció por las flores, marchándose a atender ese asunto importante para el que era requerido.
—Murió en el parto, Sasuke-sama… Su ultimo deseo fue que cuidáramos a su criatura — la mujer de cabellos rubios le anunció apenas estuvo frente a ella. Se refería a una mujer que había llegado hacía unos meses, evidentemente débil y en estado de gestación, mismo al que no había sobrevivido —. Es una niña.
Sin decir nada Tsunade lo guio hasta un cuarto donde la ahora huérfana criatura descansaba sobre una de las cunas y sin dudarlo, la tomó en sus brazos para entregársela a su señor.
Apenas la vio, el hombre sintió un extraño apego que hacía años no sentía.
Una mezcla de adoración y cariño tan súbitas que le recordaron a su primer encuentro con el amor de su vida.
Así como una sensación de familiaridad que adquirió sentido cuando, acompañando al oscuro cabello de la bebé, ésta abrió los ojos y descubrió un par de orbes oscuros que lo dejaron sobrecogido.
Y en su interior se sintió como si las raíces que cubrían su corazón por fin recibieran la suficiente luz para florecer.
La mujer de ojos miel lo dejo solo con la criatura cuando se dio cuenta de cómo la miraba y una vez solo, Sasuke se permitió sonreírle de la misma manera en que sólo le había nacido hacer con una única persona.
—Hola pequeña, llevo mucho tiempo esperando por ti... Seguro Sakura tuvo dificultades para soltarte y dejarte venir conmigo, pero me alegra que al final cediera — le susurró cariñosamente y la bebé pareció responderle entre alegres balbuceos que incluso alcanzaban a formar sonrisas —. Porque en serio, mi niña... Sarada... No sabes cuanto he deseado ser acogido por el amor otro Uchiha además de tu madre.
FIN

lady_kalila on Chapter 6 Thu 27 Jul 2023 05:22AM UTC
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Noite on Chapter 9 Sun 18 May 2025 06:14PM UTC
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