Chapter 1: Of broken hearts and uncertain futures
Chapter Text
Expulsados.
El consejo los acaba de expulsar de la academia.
Habían logrado entrar con éxito al laboratorio sin que nadie los descubriera e incluso habían logrado que los cristales funcionaran, pero poco después de que empezaran a flotar en el aire los ejecutores junto con el decano habían irrumpido en la habitación.
Heimerdinger los veía con los ojos muy abiertos y, por un segundo, ellos creyeron que lo habían convencido de creer en su sueño, pero a penas habían abierto la boca para dar explicaciones cuando el yordle ordenó su arresto.
Sus ojos se cruzaron con los de Jayce y en ellos vio reflejado el terror que él mismo sentía, y el aire se llenó del aroma acre del miedo que provenía de ambos, no tenían a donde huir ni como esconderse mientras todavía flotaban a varios metros del piso.
Cuando los ejecutores vieron su falta de intención de bajar les apuntaron con sus armas, lo que lo hizo reaccionar e intentar llegar a su máquina antes de que les dispararan, cuando sus manos se posaron sobre el dispositivo trabajaron rápidamente para apagarlo y cuando sus pies estuvieron de nuevo en tierra firme fueron arrastrados bruscamente por los uniformados.
Pasaron toda la noche en una celda fría y húmeda de la que fueron sacados a rastras a la mañana siguiente. Parecía una broma cruel del destino, la mañana anterior él había estado ahí como testigo del juicio del omega y ahora ambos estaban siendo juzgados. Pero esta ve4z no hubo concejales que dudaran ni madres que intercedieran. El juicio fue concluyente: ya no eran parte de la academia de Piltover.
Pero eso no era todo, claro que no, ojalá lo hubiese sido:
La voz de Heimerdinger les dio el golpe de gracia.
—Y ambos serán expulsados de Piltover, bajo pena de cárcel si alguna vez vuelven. — A cualquier otra persona la sentencia le pudo haber sonado firme y fría, pero para Viktor, que lleva trabajando para él varios años, no sonaba mas que cansada y triste.
Jayce intentó protestar pero antes de que pudiese decir nada Viktor lo tomó de la muñeca y negó levemente con la cabeza. No había caso que defender, ya se había acabado la partida y ellos habían perdido, no había nada más que hacer e intentar protestar tal vez haría que los encerraran en Stillweater.
Sin una palabra mas ambos fueron escoltados fuera de la sala del consejo y se les dio media hora para recoger las pertenencias que quisieran llevar con ellos.
…
Jayce no podía creer lo que había pasado, el trabajo de su vida acababa de costarle el exilio. Primero fue al departamento y recogio lo que pudo en inaco minutos: ropa, algunas herramientas y cuadernos para anotaciones. El boquete en la pared se veía tentador pero la combinación del ejecutor que lo acompañaba y el conocimiento de que Viktor acababa de ser expulsado por su culpa le impidieron intentar saltar otra vez.
Intento ver a Cait, pero los guardias de la entrada no lo dejaron pasar ni la dejaron salir, así que tuvo que conformarse con escribir una carta corta escrita con prisas en la que intentaba explicarle todo lo que significaba para él.
Después fue a la casa de su madre, oh, su pobre madre, que había huido de su ciudad natal con un hijo a cuestas para salvarlo de un destino atroz, mismo hijo que ahora iba a perder por sus decisiones imprudentes. Ximena ya lo esperaba en la entrada principal con lágrimas en los ojos y apenas lo vio lo rodeo con sus brazos.
—oh mi niño — Se separó un poco de él, solo lo suficiente como para tomar su rostro entre sus manos — mi bebé, lamento tanto no poder salvarte otra vez de un destino cruel.
Permanecieron abrazados todo el tiempo que pudieron hasta que el ejecutor se aclaró la garganta y señaló que tenían cinco minutos para llegar al puente.
Antes de irse su mamá le dio algo de dinero, lo marcó con su olor por última vez y le dijo que no importaba si estaban en polos apuestos del mundo ella era su madre y a donde él fuera ella siempre estaría con él.
—No te preocupes mi amor, nos volveremos a ver, ni siquiera la mismísima muerte puede separar a una madre de su cachorro.
Esas fueron las últimas palabras que su madre le dijo y los ojos se le llenaron de lagrimas al darse cuenta que su madre ahora estaba completamente sola, todo por su culpa.
Fue sollozando todo el camino hacia el puente. Al llegar ya los esperaban Viktor y su ejecutor.
Ambos se dieron un movimiento de cabeza como saludo, se pusieron la capucha de las capas y empezaron a caminar hacia la ciudad subterránea y su nueva vida.
…
Caitlyn estaba furiosa.
¿Cómo se atrevía su madre a participar en la expulsión y el exilio de Jayce?
Jayce, el mismo muchacho que la ha cuidado desde que ella tiene seis años y él doce, al que sus profesores habían aprendido a llamar cuando se metía en problemas porque era más probable que un chico de quince años se hiciera cargo de eso que sus padres.
Su madre acababa de separarla de su mejor amigo, su único amigo.
Pues bien, dos pueden jugar ese juego.
Secándose las lágrimas que en algún momento había brotado se decidió a buscar todo lo que valor que poseyera.
Collares, pulseras, pendientes, anillos y broches, todos de oro y plata con piedras preciosas incrustadas, fueron a parar a un montón creciente que estaba sobre su cama. A esos le siguieron las mejores prendas que tenía.
Una vez que consideró que su botín era suficiente todo fue arrojado en una tela sin chiste con la que hizo un atado. Se colocó sus ropas y su capa con gorro más sencillas, escondió su tesoro bajo la capa y se dispuso a ir al puente.
Llegó justo a tiempo para ver como Jayce y el otro hombre (¿Viktor?) empezaban a cruzar el puente, los ejecutores solo tenían la obligación de verlos marchar así que una vez que se alejaron lo suficiente de la ciudad ellos se fueron, y entonces ella hizo su movimiento.
Empezó a seguirlos a una distancia prudente, y cuando se habían metido por suficientes entrecalles apretó el paso para poder tomar un extremo de la capa de Jayce y tirar. Eso hizo que el omega se asustara y la empujara con un brazo. Aterrizó sobre su trasero, se le bajó el gorro y soltó su botín.
Ella pudo decir el momento exacto en que Jayce la reconoció porque inhaló un poco más fuerte y unos brazos la pusieron en pie antes de apretarla con fuerza.
—Cait, ¿Que haces aqui? — Por su tono ella podía decir que no estaba enojado, solo muy sorprendido.
—Me voy contigo, no quiero estar en un lugar donde no estés tú, tú eres quien me cuida y educa y entiende, no se como estar sin mi hermano mayor — Para este punto su voz ya había empezado a quebrarse y los ojos se le habían llenado de lágrimas — Llévame contigo por favor. No quiero estar sola.
El aire se llenó de un aroma ligero a azúcar quemada y ella supo la respuesta antes de escucharla.
—Florecita, no puedes venir conmigo, sabes que no pararían hasta encontrarte y entonces yo iría a Stillweater por hacerte secuestrado — Su voz era firme y triste a la vez, como si realmente quisiera llevarse con él pero sabiendo que no podía hacerlo — E incluso si Cassandra no te buscara ¿que clase de hermano seria yo si te llevara de Piltover a un lugar donde ni tú ni yo sabes cómo sobrevivir?
Quiso protestar pero antes de que pudiese hacerlo Jayce volvió a hablar.
—Y tú nunca vas a estar sola, cada cosa que te he enseñado siempre va a estar contigo, yo siempre voy a estar contigo incluso si no estoy físicamente ahí y, tal vez, cuando seas mayor y te conviertas en ejecutora podrás venir a verme. —Sus palabras le daban la sensación de un futuro incierto y la vez la calmaba la posibilidad de estar juntos de nuevo — Y cuando me haya forjado una vida aquí, si todavía quieres, podemos discutir la posibilidad de que vengas conmigo.
Ella volvió a abalanzarse sobre él para abrazarlo, y allí, enterrada contra su pecho, ella dijo algo que decía muy pocas veces.
—Te amo Jayce
Pasaron unos segundos sin respuesta y ella creyó que ya no recibiría ninguna, y entonces…
—Yo también te amo hermanita, y recuerda esto, eres mía, en todos los sentidos que importan menos en la sangre.
Al final ella regresó a casa sin su botín y con una capa que olía a chocolate con leche y nueces.
…
Viktor estaba sorprendido del intercambio entre esos dos, nunca pensó que la hija de los Kiramman quisiera a Jayce lo suficiente como para intentar irse con él a la ciudad subterránea y aparte darle joyas y ropa. Pero no debió haber sido tan impactante ya que en la academia abundaban los chismes sobre el “perro de los Kiramman” y su cachorro, que ahora entendía que era Jayce haciendo de niñera. hermano mayor y padre para Caitlyn, probablemente a cambio de una parte de su patrocinio.
Después de acompañar a la joven heredera de vuelta a un lugar lo suficientemente seguro como para que pudiese volver a Piltover ellos continuaron su descenso. Viktor no tenía mucho, pero necesitaban un nuevo lugar donde quedarse hasta nuevo aviso y su casa en las fisuras podía ser un refugio temporal aceptable dadas sus circunstancias, con un poco de suerte seguirá vacía, justo como la dejó después de la muerte de su padre y su partida a la academia.
Si era completamente sincero consigo mismo no tenía demasiadas ganas de volver, pero era su única opción dadas las circunstancias, si estuviera él solo podría ingeniárselas en las calles, tal vez incluso viviría en ellas un tiempo hasta poder reunir suficiente dinero para un lugar pequeño, pero no estaba él solo, tenía a Jayce, Jayce que era un piltie y además un omega, llevarlo a vivir a las calles sería como meter a un cordero en la guarida de los lobos.
Así que si, una casa maltrecha en un lugar tóxico era su mejor apuesta.
Casi habían llegado al elevador que los acercaría a su destino cuando la voz de Jayce interrumpió sus pensamientos deprimentes.
—Conozco una casa de empeño — Al menos el omega tenía un poco de sentido común y hablaba casi en susurros — Ahí es donde conseguí la mayoría de las piezas para mis experimentos, creo que serán justos en el pago por las cosas que Cait nos dio.
Viktor no le dio una respuesta verbal, sin querer hablar mucho sobre dinero en las calles donde estaban, pero asintió con la cabeza.
Confiando en que Jayce sabía a dónde iba, ya que afirmaba haber ido varias veces, le dejo guiar el camino, después de tal vez media hora y al menos media docena de vueltas llegaron a un local que estaba cerrado y con las luces apagadas cuyo letrero rezaba “Empeños Benzo”. Todo parecía normal pero mientras más se acercaban más se daban cuenta que toda la calle estaba llena de sangre y niebla, si bien un poco de sangre no asustaría a Viktor en circunstancias normales ciertamente esto le daba muy mala espina.
Justo cuando iba a decirle a Jayce que era mejor que se marcharan, este ya estaba caminando directamente hacia la puerta, dejándolo sin más remedio que apresurarse a alcanzarlo.
—Jayce, vamanos, esto no es normal, no me gusta para nada — Su voz era baja y salía entre dientes mientras miraba a su alrededor intentando captar posibles amenazas.
—Ya se que no es normal, esto debería estar abierto y lleno de gente, pero ahora no hay nadie — intentó ver a través de la ventana y cuando vio todo vacío procedió a tocar la puerta.
—Jayce… —Ni siquiera había terminado de hablar cuando Jayce habló de nuevo.
—La última vez que vine aquí había un niño, solo quiero saber si está bien — De repente volvió a pegar la cara a la ventana e intentó abrir la puerta —!Ahí¡ alguien se movió.
Antes de que pudiesen seguir discutiendo Viktor sintió como alguien se acercaba a donde estaban, y no le gustaba dicha presencia, se sentía… peligrosa. Sin saber cómo empujó a Jayce a un lago y se apresuró a intentar forzar la puerta.
Logró abrirla justo a tiempo para que esa cosa no los viera y sin perder un segundo arrastró a Jayce y a sí mismo dentro de la tienda cerrando la puerta tras ellos.
Apenas había dado un suspiro cuando algo fue arrojado a sus pies. Cuando el cilindro empezó a dar vueltas se dio cuenta de lo que era: una bomba. Instintivamente se puso delante de Jayce pero al cabo de unos segundos no pasó nada y el artefacto dejó de moverse.
Intrigado lo recogió y al verlo de cerca se dio cuenta que tenía una cara de mono pintada en colores neon. Cuando levanto la vista para ver de dónde había venido logro ver una cabellera azul y una blanca que sobresalian de detrás de unas cajas.
…
Ella y Ekko llevaban al menos medio día escondidos en la tienda, pero se sentía como una eternidad. Ahora todo lo que tenían era el uno al otro, sus familias estaban muertas y su hogar perdido, el monstruo de un ojo lo habia hecho.
Ayer, después de que Vi la abandonara, el monstruo había intentado acercarse a ella, pero ella, más pequeña y escurridiza, había logrado escapar. Había corrido por horas hasta que sus pasos la llevaron de vuelta a la tienda de Benzo, solo para toparse con el cuerpo sin vida del hombre. Aterrorizada había intentado entrar por la puerta principal de la tienda pero estaba trabada, así que se escabullo por uno de los lugares secretos de ella y Ekko.
Intento hacer el menor ruido posible mientras exploraba y llamaba en susurros a su amigo, justo cuando estaba punto de darse por vencida y ponerse a llorar de nuevo ante la perspectiva de que el niño también estuviera muerto, lo encontró, estaba escondido dentro de una caja, abrazándose a sí mismo y llorando.
Sus ojos se cruzaron y se vieron fijamente por un par de segundos antes de que se abalanzaran uno sobre el otro, sus cuerpos se estrellaron con fuerza mientras se aferraban el uno al otro con todo lo que tenían. Lloraron juntos durante horas y cuando al fin el cansancio los venció y se quedaron dormidos tampoco pudieron estar en paz pues las pesadillas los atormentaban.
Ahora no sabían cuánto tiempo había pasado pero ahora tenían frío y estaban muertos de hambre, Ekko tenía un par de bocadillos pero se habían acabado hace horas. No sabían que iban a hacer.
Estaban intentando trazar un plan cuando tocaron la puerta de la tienda, inmediatamente guardaron silencio y se escondieron aún más. Afuera se oían voces apagadas. Ambos se congelaron cuando quien estuviera afuera logró forzar la cerradura y entrar.
Antes de que su cerebro procesara lo que estaba pasando su instinto de supervivencia entró en acción y su mano fue directo a la bolsa donde estaba su última bomba, le dio vueltas y la lanzó.
Ella rezó para que esta vez funcionara, pero, fiel a la regla, su bomba dio un par de vueltas antes de quedar inerte. Estaban jodidos, estaban muy jodidos. Si esta era gente del monstruo de un ojo no iban a dudar un segundo en matarlos.
…
Ekko vio como la bomba de Powder fallaba, pero no iba a rendirse sin luchar. Tomando el objeto más duro que pudo encontrar a su alrededor se puso de pie y salió corriendo hacia los invasores con toda la intención de golpearlos.
Pero nunca logro su cometido por que una mano grande le arrebató el objeto de las manos y otra le tomo el hombro deteniendolo
En un pánico ciego intentó librarse de la mano ofensiva golpeándola pero de repente le llegó un olor que ya había olido antes, era dulce, como algo que alguna vez había comido… Chocolate.
Al mismo tiempo que reconoció el olor una voz fuerte lo llamó por su nombre.
—Ekko, basta — La voz ya la había oído antes, y no creía que quedase gente viva que conociese su nombre, al menos no gente que no quisiera matarlo, y entonces se dio cuenta, era el cliente piltie de la tienda, ese al que había estafado.
Una mirada hacia arriba le dijo que tenía razón.
y entonces se puso a llorar nuevamente mientras se abrazaba al gran omega, al menos él era un adulto y no estaba intentando matarlo.
…
Jayce estaba cuando menos desconcertado. Apenas había recordado el nombre del niño y definitivamente no había esperado que el mismo niño que los había intentado atacar se pusiera a llorar en sus brazos.
Y entonces vio la pequeña cara enmarcada por cabello azul. Sin saber qué hacer extendió el brazo que tenía libre hacia ella, pareció dudar unos segundos pero al ver que su amigo estaba bien y que él no planeaba hacerles daño también corrió hacia sus brazos. Cuando se estrelló contra él ella ya estaba llorando.
Los consoló durante un rato dibujando suaves círculos en sus espaldas y liberando su aroma. Cuando consideró que ambos se habían calmado lo suficiente intentó separarlos de su cuerpo, pero ellos se aferraron así procedió a hacerles preguntas en el lugar en el que estaban.
—¿Qué ha pasado? ¿Dónde está tu padre, Ekko?.
Pero nada pudo haberlo preparado para la historia de terror que estos dos niños le contaron, habían asesinado a sus padres y hermanos frente a ellos, el monstruo (que él sospechaba de era, de hecho, una persona) también había intentado matarlos a ellos, llevaban horas escondidos y solos, con hombre y con frio. También se enteró que el nombre de la niña era Powder.
Estos cachorros ya no tenían a nadie en el mundo, estaban completamente solos y desamparados, y entonces tomó una decisión en el lapso de un segundo.
—Lamento mucho todo esto, pero ahora necesito que ambos me hagan un favor ¿de acuerdo? — Sus caritas llenas de lágrimas lo miraron fijamente, esperando — Necesito que ambos reúnan sus cosas de valor y que encuentren capas que les queden, si no hay capas busquen tela y nos las arreglaremos con eso.
Los ojos de ambos niños se veían inseguros pero se levantaron e hicieron lo que les pidió.
Mientras ellos hacían eso él se levantó del piso donde había acabado sentado y se dio la vuelta para enfrentar a Viktor, pero cuando lo miro a la cara se topó con una mirada de muerte.
—¿Qué crees que estás haciendo Jayce? —Su voz, a pesar de ser un susurro, era furiosa— No podemos llevarlos con nosotros, no podemos hacernos cargo de ellos.
Ahora él estaba furioso
—Tienes razón, no podemos, pero tenemos que hacerlo, ya nos las arreglaremos — Sus siguientes palabras salieron un poco temblorosas, pero no por eso eran menos ciertas — No los voy a dejar a su suerte, pero si tu quieres irte adelante, yo no voy a detenerte.
…
Por unos segundos Viktor realmente consideró la posibilidad de abandonar a Jayce y a los cachorros. Jayce por sí mismo ya era una responsabilidad enorme para él, una con la que temía no poder, pero si a eso le agregasen niños él sería básicamente responsable de la supervivencia de una familia.
Él era un alfa con una pierna mala y enfermizo, definitivamente nadie le confió el cuidado de otras personas nunca. Su destartalada casa en las fisuras era pequeña y seguramente estaba en pésimas condiciones. Llegado el momento él no podría protegerlos ni cuidarlos.
Pero…
Al ver la decisión en la cara de Jayce y al ver a las pequeñas figuras que daban vueltas por la tienda reuniendo cosas se dio cuenta que no tenía el corazón para abandonarlos, él omega tenía razón, no podían cuidarlos, pero tenían que hacerlo.
Él podría irse, sabía que Jayce no lo detendría, pero no podía soportar la idea de que esos pequeños murieran de hambre en las calles mientras Jayce hacía lo mejor que podía para cuidarles y proveerlos.
Él no era un alfa ideal, pero era el que tenían y era su mejor oportunidad de supervivencia. Sus padres habían logrado acomodarlos a él y a sus hermanos en su pequeña casa, habían logrado cuidarlos. Seguro que él también podía hacerlo.
Con un suspiro toda la lucha abandonó su cuerpo.
—No me voy a ir — Vio como el omega dejaba escapar un pequeño suspiro propio — ¿Confías en mí?
Al ver el asentimiento decidido de Jayce acercó su propia muñeca al cuello del omega.
—Entonces quédate quieto.
Marcó a Jayce con su propio olor, y cuando los niños regresaron también los marcó a ellos.
Ahora que todos olían a menta y café era probable que levantaran menos sospechas, eran un alfa y un omega con dos cachorros, con un poco de suerte la gente pensara que son una familia.
Ekko y Powder habían conseguido capas adecuadas que ellos les colocaron y acomodaron para que les cubriera el cabello y el rostro.
Él y Jayce tomaron cada uno a un niño de la mano y con una última mirada hacia atrás emprendieron el camino a un futuro incierto.
Chapter 2: Of imperfect families and a cruel world.
Summary:
Sometimes life doesn't turn out the way you planned, sometimes it gives you hard knocks and sometimes it gives you unexpected gifts.
Notes:
I'm back with a chapter where everything is fluff and nothing hurts. I think it's one of the sweetest things I've ever written and I hope that as you read it, it brings a smile to your face as it did to me while I was writing.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Cuando Jayce era pequeño, antes de ser científico y darse cuenta cuanto tiempo quitaba, a veces soñaba con una familia propia, en estas fantasías infantiles tenia preciosos bebés de mejillas regordetas y una casa acogedora con un jardín para que sus cachorros jugaran, tenía una pareja amorosa y protectora, todos comian deliciosos postres en la merienda y les leía cuentos a los niños antes de dormir. Había paseos dominicales en la plaza de la ciudad en verano, noches abrazados frente a la fogata en invierno y un gran nido hecho con las telas y los cojines más suaves para que todos descansaran juntos sin importar la época del año.Todo era perfecto.
Pero esa no era su realidad y ya nunca más lo sería, ahora su realidad eran dos cachorros demasiado delgados y demasiado pequeños para su edad y una pequeña casa destartalada donde hacía demasiado frío o demasiado calor, su realidad eran caldos insípidos y comida escasa en lugar de ricos postres y un nido hecho con mantas ásperas y sin ningún cojín a la vista.
Ante ese pensamiento su corazón se rompió y una lágrima resbaló por su mejilla, la sensación húmeda lo devolvió al presente.
Limpio la lagrima ofensiva antes de que pudiese caer en el caldo aguado que estaba revolviendo, decidiendo que ya había sido suficiente dejo el cucharón a un lado y volteo a ver a los cachorros que llevaban demasiado rato en silencio, lo que solo podía significar travesuras o un nuevo proyecto. Y gracias a Janna era lo segundo.
Los niños estaban sentados en el pequeño espacio libre entre el comedor y el nido y estaban trasteando con algunas de las piezas sueltas que Viktor había conseguido como parte del último intercambio por una de las joyas de Cait. Cambiar esas piezas había sido un auténtico infierno, con la tienda de Benzo cerrada y la delincuencia alcanzado niveles nunca antes vistos nadie quería aceptar cosas tan finas ni mucho menos pagar el precio justo por ellas. Viktor había tenido que irlas vendiendo de poco en poco y solo cuando no conseguía ningún trabajo arreglando cosas.
Esa había sido una de las razones por las que habian decidido (Viktor decidió) que únicamente el alfa trabajaría fuera de casa, y cuando Jayce intentó protestar le señalo otras dos cosas muy importantes: La primera fue que él era un omega de Piltover y que no tenía idea de cómo desenvolverse en Zaun sin que lo mataran o algo peor, y la segunda fueron Pow y Ekko, que necesitaban cuidados y no podían quedarse solos, sobretodo si había gente queriéndoles matar. Así que ahora él cuidaba a los niños y ayudaba a Viktor reparando cualquier cosa que fuera lo suficientemente pequeña como para que la llevara a la casa.
—¿Qué hacen ustedes dos que los tiene tan entretenidos pequeños revoltosos? — Los niños saltaron un poco de sorpresa y voltearon a verlo con pequeños seños fruncidos que casi de inmediato se volvieron risas ante su mirada de falsa sospecha.
Y oh, como lo hacía feliz ver esas sonrisas en sus caras y escuchar su entusiasmo mientras se lanzaban a dar una explicación sobre su intención de crear el mecanismo de una aerotabla, y mientras los escuchaba recordó esa primera noche.
~
Jayce había cargado a Powder y Ekko después de que alguien hubiera intentado arrebatarle al niño de la mano y para cuando llegaron a la antigua casa del alfa ambos cachorros ya estaban medio dormidos. Cuando entraron estaban tan cansados que poco les importó que oliera a humedad y que las cosas tuvieran una capa de polvo, tanto era así que el alfa atranco la puerta y guardó las cosas mientras Jayce sacudió ligeramente tres de las cuatro camas presentes antes de que todos fueran reclamados por el sueño.
Pero por desgracia el descanso no duró mucho pues un par de horas despues se desperto por una pesadilla solo para encontrarse que los cachorros también estaban llorando en sueños, hasta el sol de hoy no sabe qué fue lo que lo poseyó pero como en piloto automático recogió todas las mantas que pudo conseguir en la casa, y eso incluyo levantar de la cama a unos muy adormilados Powder y Ekko, y considerar por un segundo levantar también a Viktor pero no quería imponerse de esa manera así que lo dejó dormir, al cabo de un cuarto de hora tenia un nido medianamente decente en donde metió a los niños y a él mismo para dormir. Sorprendentemente nadie volvió a tener pesadillas esa noche.
Pero eso solo fue el principio, durante las siguientes semanas las cosas estuvieron realmente difíciles: los niños estaban todo el tiempo tristes, Viktor no tenía trabajo y Jayce no podía disimular su educación piltoviana ni para salvar su vida. Todas las noches se oían gritos aterrorizados provenientes de distintas partes del barrio y parecía que a la mañana siguiente había un nuevo proveedor de Brillo en cada esquina. Se sentía como si el peligro le respirara en la nuca a tal grado que realmente había considerado teñirles el pelo a los niños con tal de hacerlos menos reconocibles. Si es sincero consigo mismo, estuvo paranoico durante un tiempo.
Pero como todo en la vida las cosas fueron mejorando poco a poco, los niños empezaron a sonreír cada vez más y las pesadillas los visitaban con menos frecuencia, Viktor empezó a conseguir pequeños trabajos aquí y allá y él mismo empezó a acostumbrarse a su nueva vida, al menos ahora podía ir a comprar la comida él solo en lugar de mandar a Viktor.
~
Viéndolo en retrospectiva tal vez no tuviera lo que había deseado cuando era niño, pero ahora tenía su propia pequeña familia, desearía que ninguno de sus integrantes hubiera tenido que sufrir como lo hizo.Y por eso él haría cualquier cosa y lo que fuera necesario para asegurarse de que todos estuvieran bien,que jamás volvieran a sufrir.
Fue sacado de sus cavilaciones cuando dos pequeños pares de pies corrieron a la puerta y empezaron a saltar alrededor de la figura encapuchada que estaba entrando mientras le explicaban su nuevo proyecto.
—Niños cálmense, dejen que Viktor termine de llegar antes de que lo acribillen con sus planes — A pesar de que era una reprimenda no pudo evitar que algo de diversión y ternura se filtrara en su tono, y por la sonrisa en los labios del alfa cuando se quitó la capucha y la tela que le cubría la boca y la nariz él se sentía igual.
—Señorita Powder, Joven Ekko, ¿podrían dejarme pasar más allá del umbral de mi propia casa antes de emboscarme por favor? — El tono formal y serio en la voz del alfa hizo que ambos cachorros se deshicieran en risitas mientras dejaban que Viktor terminara de entrar en la casa.
El alfa camino con ayuda de su bastón hasta poder dejar una pequeña bolsa con las baratijas para arreglar en la mesa, para después dirigirse a ambos niños y saludarlos con un beso en la frente y alborotándoles el cabello (cosa que no hacía muy feliz a Jayce por que él era él que tendría que deshacer los enredos). Después se acercó a él y se hundió en su cuerpo pasando los brazos por su espalda y enterrando la cabeza en su cuello, muy cerca de su glándula de olor y a su vez Jayce lo apretó fuerte contra sí mientras bajaba su cabeza para enterraba su nariz en el cuello del contrario, que a pesar de toda la contaminación afuera lograba seguir oliendo a té,chocolate y leche, exactamente el mismo olor que el de su nido y su hogar.
No tenía idea de cuándo habían comenzado este ritual de abrazos al llegar a casa pero no podía decir que le molestara, todos los días después de llegar a casa Viktor lo abrazaba por un largo rato e intentaba inhalar todo el aroma a chocolate que pudiera mientras refrescaba la marca de olor que le dejó antes de irse por la mañana, y él hacía exactamente lo mismo con el alfa, y también sin falta todos los días los cachorros…
—¡Nosotros también queremos! — Gritaron dos vocecitas infantiles mientras pequeños brazos se agarraban a ellos y los pequeños cuerpos se abrían paso en su abrazo de dos para convertirlo en un abrazo grupal.
… Hacían exactamente eso, y a él le encantaba, pues podía abrazarlos y volver a perfumarlos. Y había una pequeña parte de él muy escondida en el fondo a la que le complacía ver que con sus cuidados, amor y paciencia había logrado que los pequeños cachorritos tristes sonrieran un poco más.
—Ya fueron demasiados abrazos, es hora de comer — Con esas palabras se separaron y Viktor fue a lavarse mientras los niños ponían la mesa y él servía la comida.
Definitivamente las cosas podrían estar mucho mucho peor.
Su tarea se vio interrumpida cuando le sobrevino un ataque de tos, se cubrió la boca con el antebrazo y se giró para no toser en la comida.
Janna, el polvo que restaba realmente le estaba irritando la garganta.
…
Cuando Viktor era niño veía a sus padres bailar por la pequeña cocina, aún recuerda la risa de su mamá mientras su padre jugaba con su cabello y recuerda cuánto amor había en la mirada de su padre cuando los miraba a ellos y a su madre y también recuerda que deseaba algo asi para sí mismo cuando creciera pero estaba seguro de que no viviría lo suficiente como para tenerlo, y aunque sobreviviera hasta la adultez seguramente no encontraría a ninguna pareja dispuesta a formar una vida con él.
Pero la vida tiene una manera particular de echar tus expectativas por tierra y ahora se encuentra aquí: viviendo con un omega y dos cachorros, tres personas que están a su cuidado y por las que daría hasta la vida por mantener a salvo.
Nunca había creído demasiado en que los instintos innatos de su naturaleza fueran realmente determinantes en su actuar día a día, y seguía sin creerlo, pero no podía negar que había una parte de él que estaba muy complacida de ver a Jayce y a los niños prosperando lo mejor que se podía dadas las circunstancias. Su alfa interior se regodeaba al ver la escena frente a sus ojos: Jayce sentado en medio del nido con las piernas cruzadas mientras trenzaba el cabello de Powder para dormir y a Ekko esperando su turno para que le pusieran aceite en el cabello, todo mientras Jayce les contaba un cuento de su infancia.
Después de que los niños estuvieran listos y Jayce acomodara el nido para dormir Viktor sabía que había llegado su turno de ser acicalado por el omega. Su cabello había crecido desde que habían llegado a la ciudad subterránea y ahora le llegaba por los hombros, por lo que su compañero lo cepillaba todas las noches, no era algo que realmente necesitara pero lo relajaba y parecía hacer feliz a Jayce así que dejó que continuara.
Una vez que todos estuvieron preparados por la noche ocuparon sus lugares habituales en el nido: los niños en el lado más cercano a la pared seguidos de Jayce y por último Viktor interponiéndose entre su familia y la puerta.
El día que despertó y vio el nido se sorprendió de ver a sus tres ocupantes profundamente dormidos, y si se sincera demasiado también admitiría que le dolió no haber sido invitado. Por los siguientes días tuvo que controlarse mucho para no autoinvitarse a entrar sabiendo que era de mala educación pero sus instintos no dejaban de ladrarle sobre cómo su omega estaba expuesto a cualquiera que entrara, lo cual era francamente ridículo, Jayce era un omega más que capaz de defenderse a sí mismo y a los niños, pero tiene que admitir que cuando por fin fue invitado a entrar una semana después y por fin fue capaz de ocupar el lugar vacío frente a la puerta pudo dormir mucho mejor que en toda la semana anterior.
Y ahora con su grupo a salvo detrás de su cuerpo por fin entendió porque su madre decía que dormir con su omega y sus cachorros valía cada dolor y esfuerzo del día si al final del día su recompensa eran cachorritos sonrientes y un omega seguro.
Su último pensamiento antes de quedarse dormido fue: “Creo que, después de todo, tengo la familia que siempre quise.”
Notes:
How did you like it?
I feel that Viktor's part was very short and a bit rushed but I really wanted to publish it.I just turned Viktor's mom into an alpha and his dad into an omega? of course I did.
As always comments are appreciated and remember that you can comment in your native language without any problem.
See you in the next chapter.
Chapter 3: Of sunlight and trees
Summary:
The good things in life sometimes don't last long, but long enough to hurt when they threaten to take them away... and you decide that they won't.
Notes:
I'm back at last, I'm sorry for having left you in suspense for so long but I couldn't write the chapter and every time I made some progress I deleted it because I didn't like it.
In fact I still don't like it at all but I really wanted to publish it.
I hope you like it and enjoy it and that it doesn't feel forced.Traducido con DeepL https://www.deepl.com/app/?utm_source=android&utm_medium=app&utm_campaign=share-translation
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Viéndolo en retrospectiva realmente no era sorprendente que las cosas le hubieran salido a Viktor como lo hicieron.
Ingenuamente pensó que tapar los huecos de la puerta con trapos húmedos durante la noche, como sus padres lo hacían, sería suficiente para detener el aire tóxico de su antiguo hogar. Pero qué inocente había sido sabiendo que aún con esos trapos húmedos él había desarrollado asma y sus hermanos mayores habían muerto en la adultez temprana. Ellos cuyo primer respiro en este mundo había sido de aire envenenado habían terminado sucumbiendo a él, ¿Qué podía esperar que pasara cuando Jayce y los niños lo respiraran? Jayce que nunca había conocido nada más que el aire limpio y fresco de la superficie y los niños, que aunque habían nacido ahí abajo, nunca habían respirado aire tan contaminado.
Viendo hacia el pasado se dio cuenta que estaba muy ciego al no ver todas las señales que ya estaban ahí. Demonios, llevaban viviendo ahí medio año y nunca se le había pasado por la cabeza que pudieran estar enfermando, pero todas las señales habían estado ahí durante al menos los últimos tres meses. Los niños habían estado más pálidos pero él había asumido que era por su constante reclusión dentro de casa debido a la prohibición de salir a jugar afuera (tampoco es que ellos hubieran querido dejar la casa solos), se veían un poco aletargados pero él pensó que era aburrimiento…
Y luego estaba Jayce, Jayce que había estado perdiendo peso pero achacandolo a la falta de alimento, Jayce que había estado teniendo ataques de tos cada vez más violentos pero le había dicho que tenía alergias y que el polvo ahí abajo no lo estaba ayudando, Jayce, un omega completamente adulto al que no le había subido el celo en todo él tiempo que llevaban ahí abajo, cosa por la que él había estado tan agradecido que no había pensado que se tratara de nada malo, a pesar de que su cuerpo ya debería haber asimilado que no estaba en peligro, a pesar de que él sabía que incluso los omegas con cachorros entraban en celo (aunque esos celos muchas veces no eran sexuales).
Janna, la culpa lo estaba consumiendo.
Porque hace tres días su pequeño paraíso de cuatro paredes se había tornado en el infierno.
~
Había dejado la casa temprano por la mañana como cualquier otro día dejado a Jayce y a los niños dormidos en el nido no sin antes marcarlos a todos con su olor y darles un tierno beso en la frente. Sintió que Jayce y Ekko estaban un poco más cálidos de lo que deberían, pero asumió que era por que ambos estaban durmiendo en el medio.
Había recorrido la ciudad subterránea en busca de una nueva casa de empeño antes de su cita para arreglar el brazo mecánico de una mujer. Realmente necesitaba el dinero que pudiese reunir de empeñar uno de los pasadores de Caitlyn y de la reparación de ese brazo. Quería, y necesitaba, llevar algo más sustancioso de comer que al menos les durará algunos días. Tal vez algunos de los vegetales frescos que vendían los puestos cerca del puente o incluso algo de carne o pescado.
Después de un rato encontró el local adecuado pero como siempre no le dieron realmente lo que valía el broche, sin embargo definitivamente era más de lo que le darían en cualquier otro lugar. Se guardó el dinero y se dispuso a encontrar un par de pequeños trabajos antes de la cita de medio día.
Arreglo un par de letreros e incluso un desperfecto con una caja registradora para al final dirigirse a “La última gota” el lugar donde la mujer había solicitado sus servicios. Al entrar todo era un caos, había varios borrachos y drogadictos esparcidos por las mesas mientras la música sonaba un poco demasiado alta. Su mirada recorrió todo el lugar hasta encontrar a su cliente en una mesa del fondo.
La mujer era alta, musculosa y morena, llevaba el pelo corto y miraba a todos como si los odiara. Si era sincero consigo mismo lo que más quería era terminar el trabajo rápido y poder volver a casa con su familia pues un mal presentimiento le corría por la columna como agua helada.
Se hicieron las presentaciones debidas y sin una palabra más se dispuso a arreglar el problema con la prótesis que al final no resultó ser tan grave como creían, era sólo un par de cables sueltos que provocaban que el brazo no tuviera la motricidad necesaria. Lo arregló rápidamente y recibió su paga. Pero justo antes de salir por la puerta vio que un hombre se acercaba a la mujer, era delgado y de estatura promedio, pero la mitad de su cara estaba agrietada y le faltaba un ojo… Él era el monstruo de las pesadillas de sus hijos.
Se apartó tan rápido de la puerta que trastabilló un poco y se alejó andando lo más rápido que pudo. Él jamás podía volver allí, sin importar lo bien que le hubieran pagado, si ellos descubrian que Powder y Ekko estaban vivos no quería imaginarse lo que podrían hacerles.
Visiones horribles de besitas inducidas con brillo asaltado su hogar y matando a su familia lo atormentaron por un momento.
Olvidando sus planes originales decidió que realmente necesitaba ver a su familia para poder respirar de nuevo. Emprendió el lento viaje y al cabo de una hora ya estaba frente a la puerta de su casa. Pero antes de abrir la puerta unos sollozos desgarradores se oyeron desde detrás de la desgastada madera, se sintió como si le hubieran echado un balde de agua fría encima.
Al abrir la puerta se encontró con Ekko y Jayce qué yacían derrumbados en el piso con las mejillas rojas a la vez que estaban increíblemente pálidos, y con Powder qué lloraba desconsoladamente sobre los cuerpos a pesar de que ella también estaba un poco sonrojada. Su mente tardó un momento en ponerse al día, incluso llego a pensar que tal vez se había equivocado de casa por que esa no podía ser su familia, ellos estaban bien cuando él se fue hace un par de horas.
Un pequeño cuerpo que se estrelló contra el suyo lo devolvió a la realidad. Powder intentaba explicarle entre sollozos lo que había sucedido pero no podía formar una oración coherente. La sensación húmeda de las lágrimas de Powder en su suéter fue lo que lo devolvió a la realidad, rodeo a la niña con sus brazos para intentar calmarla y entender que había pasado.
—Powder respira, necesito que te calmes, no puedo entenderte así — a pesar de lo aterrorizado que estaba su voz salió lo más estable y tranquila que pudo, necesitaba mantenerse tranquilo para que ella también lo estuviera.
—Cuando nos despertamos Ekko se quejó de que le ardía la garganta, Jayce se levantó para hacerle un remedio pero — la voz se le volvió a quebrar un poco — pero a penas se había levantado cuando se derrumbó en el nido de nuevo. Ekko y yo intentamos despertarlo pero no pudimos y después de un rato little man se acurruco con Jayce y se durmió…y no pude despertar a ninguno.
Hacia el final de su relato ya tenía los ojos llenos de lágrimas otra vez.
Viktor sentía como si le hubieran clavado un puñal en el pecho, pero él no iba a dejar que les pasara nada, ya había arrancado a su familia de las garras de la muerte una vez y estaba dispuesto a hacerlo de nuevo.
-
Desde entonces ya habían pasado tres días que se sintieron como tres años.
Los chicos seguían entrando y saliendo de su sueño febril y Powder se empezaba ver cada vez más aletargada, ella también se estaba enfermando. Y èl estaba aterrorizado, era una pesadilla de la que no podía escapar pero tampoco podía dejar que el terror lo dominara. Pues si lo hacía no habría nadie que les pusiera paños fríos en la frente, que les diera de beber o que cuidara la casa.
Sabía que tenían que irse, sabía que su omega y sus cachorros no iban a sobrevivir si se quedaban ahì, pero no tenía ni idea de a donde ir, salir de la casa era arriesgarse a que Silco los encontrará o a tener a su familia débil y enferma durmiendo en las calles.
Necesitaba un plan y un nuevo hogar, es por eso que con todo el dolor de su corazón y rogándole a Janna que cuidara a su familia decidió ausentarse un par de horas al día siguiente, y al siguiente de ese y al que siguió después, y así fue durante al menos una semana.
Había recorrido cada rincón que creía que podía proporcionarles un hogar: una vieja fábrica cerca del río, una choza abandonada cerca del puente incluso había empezado a recorrer viejos ductos de ventilación y alcantarillado. Pero hasta ahora todo había sido inutil, la fábrica tenía grandes agujeros en el techo y no les brindaría ningún refugio, la choza los podría haber dejado demasiado expuestos a los hombres de Silco y aún no había encontrado nada en los conductos.
Cada día que pasaba perdía un poco más de voluntad, por suerte ni Jayce ni los niños habían enfermado más, supone que gracias a que cambió algunas de las piezas más caras de Caitlyn por tres mascarillas de filtro, incluso se atrevería a decir que se veían un poco mejor y esa era su motivación para seguir buscando, porque incluso si lograban superar la enfermedad viviendo ahí abajo ¿cuanto tiempo tardarían las fisuras en enfermarlos hasta la muerte?
Hoy era el último día que revisaba los ductos, si no encontraba nada trasladaria su búsqueda de nuevo a la vereda del río. Estaba a punto de abandonar su búsqueda cuando de repente sintio una rafaja de viento, pero no olia ni a putrefacción ni a químicos, era casi fresco, sintiendo su esperanza renovada recorrio lo más rápido que pudo el camino, sus pies chapoteaban en el agua sucia pero al doblar la esquina vio como la luz salía de una apertura en la pared en la que seguramente antes había una puerta pesada y se reflejaba en el otro lado del pasillo. Al ver eso se detuvo en seco, la esperanza había renacido y revoloteaba en su pecho, pero la esperanza era una cosa peligrosa y que moría con demasiada facilidad, así que se acercó con paso cauteloso, pero cuando por fin llegó a la luz se sorprendió de lo que vio…
Era luz de sol y era precioso, había verde en el piso y las paredes, había aire fresco y en el centro había un árbol imposible que había crecido alto y grueso a pesar de la pobreza de Zaun y la codicia de Piltover, justo como su familia.
Necesitaria algo de trabajo y construcción, pero había encontrado el lugar donde su familia podría prosperar, donde podrían vivir una vida completa en lugar de una a medias.
Ni siquiera se dio cuenta de que las lágrimas le mojaban las mejillas: su omega y sus cachorros vivirían.
Les había encontrado un hogar.
Notes:
What did you think? What do you think is the path the story will take now?
I hope you liked it, comments and kudos are always appreciated.
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