Chapter 1: one
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-¡Zya! ¡Zya!- gritó una mujer. -¡ZYANYA!- Volvió a gritar con más intensidad la mujer desde la parte de abajo de la casa.
-¡Ya voy, mamá!- Contestó gritando una pequeña, pero, fuerte voz, desde un cuarto en la parte de arriba de la casa.
-¡Apúrate, que vamos a perder nuestro vuelo- dijo la mujer tomando unas cuantas maletas y bolsas, para llevarlas al coche.
Mientras tanto, la niña, llamada Zyanya, estaba terminando de empacar las cosas en su pequeña mochila. Llevaba playeras que le gustaban, juguetes y varias películas.
La familia Mondragón estaba apunto de tomar un vuelo para visitar Disney. Zyanya, estaba muy emocionada ya que le gustaba demasiado ver películas de Disney con sus papás; y le prometieron que cuando tuviera más edad la llevarían a Disney. Ahora, después de haber cumplido 7 años, estaba empacando sus maletas.
-Zya, hija, ¿qué tanto guardas?- Llegó la mamá de Zyanya al cuarto de su única hija.
-Lo necesario mamá, no quiero dejar a mis juguetes solos, y llevo películas para ver contigo y con papá-
La mamá, Karina, sólo rodó un poco sus ojos y sonrió cálidamente.
-Zya, mija, allá te voy a comprar más juguetes y habrá películas, deja eso- tomó la mochila de su hija y la miró. -Aparte, si te llevas a todos tus juguetes ¿quién va a cuidar la casa?- sonrió tratando de hacer que la niña no se pusiera triste por dejar sus cosas.
-Pero…quiero llevarlos a todos- dijo con un puchero.
-Yo sé, mija, pero no podemos llevarlos a todos, lleva uno y a los demás les dejas encargada la casa- Se agachó a la altura de su hija. -¿sí?-
La niña seguía triste, miró a sus peluches y tomó uno, un oso morado. Sacó a los demás de su mochila y los puso de nuevo en su cama.
-Ustedes se van a quedar a cuidar la casa, no quiero que nada le pase a mi casa ¿entendido?- la niña miró a sus peluches y luego a su mamá.
-Entonces te vas a llevar a Dani?- Sonrió y tomó la mano de su hija.
-Sí- Contestó Zyanya.
Ambas salieron de la casa y subieron al coche donde estaba el papá de Zyanya esperándolas.
-¿Ya llevas todo, preciosa?- preguntó Carlos, a su hija que se subía al coche.
-No, sólo traje a Dani- dijo con un puchero.
-Bueno, cuando regresemos los demás van a estar felices por escuchar las aventuras de ustedes dos- sonrió y luego miró a su esposa. -¿No se nos olvida nada, corazón?
-No, ya revisé que todo estuviera en las maletas.
-Perfecto- Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
-Ew- Dijo la niña desde atrás mientras se reía un poco. Los dos adultos se rieron también. Abrocharon sus cinturones, revisaron que Zyanya también se lo hubiera puesto y se fueron.
Durante el viaje, en el avión, los tres estuvieron juntos, Zyanya estuvo preguntando muchas cosas y hablando sobre lo que quería hacer una vez que llegaran al hotel de Disney. Habló sin parar por un buen rato, hasta que se cansó y se durmió abrazando el brazo de su papá.
Al llegar Zyanya se volvió a emocionar y empezó a caminar más rápido que sus padres, los cuales tenían que estar caminando más rápido para que Zyanya no se les fuera de vista cuando la soltaban para dar los pasaportes o llevar las maletas.
Una vez llegando a Disney, Zyanya empezó a correr. Karina le aventó una maleta a su esposo y salió corriendo detrás de su hija.
-¡Zyanya! ! ¿¡Qué dijimos de correr sin permiso!?- gritaba mientras seguía a la niña; La cual fue corriendo a un juego mecánico.
Carlos fue directo al hotel para poder dejar las cosas, ya que tenía demasiadas maletas cargando, después llamaría a su esposa para saber donde estaban.
Zyanya fue hasta la fila de uno de los juegos, donde bajó su velocidad e intentaba ver dónde empezaba la fila.
-Zya, te dije que no corrieras- llegó Karina corriendo y tomando mucho aire.
-Perdón, mamá- La niña se volteó y sonrió.
-¿Recuerdas lo que dijimos sobre lo que le puede suceder a las personas si salen corriendo?- se agachó a la altura de la niña y la tomó por los hombros.
-Puedo perderme o que alguien malo me quiera alejar de ustedes- contestó la niña con un tono un poco fastidiado.
-Exacto, y yo me muero si te pasa algo, mi vida ¿entendiste?-
-Sí, mami-
-Está bien- dijo mientras veía como su hija desviaba la mirada hacia la fila del juego. -Zya, vamos al cuarto del hotel y después venimos a todos los juegos que quieras, ¿sí?-
-Pero quiero ir ahorita- dijo con un puchero.
-Lo sé, Zya, pero primero tenemos que dejar nuestras maletas para no estar cargando todo el tiempo ¿si?-
-Mmmm- la niña volvió a mirar a la fila y luego a su mamá, así por varias veces hasta que relajó sus hombros y bajó su mirada. -Está bien…-
La mamá sonrió y le dió un beso en su frente-
-Vamos. Regresando del cuarto te compro un helado-
-¡Sí!- gritó la niña y volvió a sonreír.
Como prometió Karina, después de acomodarse en el cuarto, los tres salieron y llevaron a comer a Zyanya, después de eso, volvió a ponerse triste porque no se podía subir al juego, ya que Karina le había dicho que tenía que esperar a que su comida hiciera digestión.
Pasaron 4 días y Zyanya fue la niña más feliz del mundo, subiendo a juegos, visitando tiendas, restaurantes, tomándose fotos con personajes que le gustaban, y comiendo más dulces de lo que debería.
Un día Karina se sintió un poco mal del estómago y decidió quedarse en el cuarto del hotel a descansar así que sólo salieron Carlos y Zyanya.
-¿Podemos ya subirnos al juego, papi?- preguntó Zyanya a Carlos.
-Aún no, princesa- Dijo mientras caminaba con su hija en los hombros.
-Pero ya pasaron dos horas desde que comimos-
-Han pasado 35 minutos Zya- contestó Carlos con una pequeña sonrisa.
-No es cierto-
-Es cierto-
-Por favor-
-Te vas a vomitar-
-No, no lo haré-
-Sí lo harás-
-No es cierto-
-Sí es cierto-
Zyanya frunció su ceño y se cruzó de brazos.
-Recuerda que lo que dice mamá se debe de respetar- habló Carlos cuando ya solo escuchaba los pequeños quejidos de su hija.
-Pero mamá no está aquí, no se va a enterar-
-Si se va a enterar-
-No-
-Que sí-
Siguieron caminando un par de minutos más así, paseando los dos y Carlos señalaba algunos personajes para que Zyanya les dijera hola. Lo cual no hacía ya que seguía con sus cejas juntas y sus brazos cruzados-
-Vamos, Zya, no te pongas así-
-¿Ya podemos subirnos? volvió a preguntar la niña-
Carlos suspiró y bajó a Zyanya de sus hombros. Cuando la bajó se agachó y quedó frente a ella.
-Este va a ser un pequeño secreto entre nosotros ¿ok?- dijo Carlos a su hija. La cual volvió a sonreír y a dar saltitos. -Pero, si te sientes mal, y mamá nos regaña, la culpa va a ser tuya-
La niña abrió la boca para protestar pero no salió ningún sonido de su boca, después la cerró y asintió con su cabeza.
-Ok, vamos- dijo Carlos mientras tomaba de la mano a su hija y se dirigían a donde Zyanya quería ir.
Ya estaban a la mitad de la fila cuando Zyanya le habló a su papá.
-Papi- la niña apretó un poco la mano de su papá para llamar su atención.
-¿Qué pasa, mi niña?-
-Quiero hacer pipí-
Carlos abrió los ojos al escuchar a su hija ya que llevaban varios minutos haciendo fila.
-¿En serio necesitas ir ahorita?-
-Sí- Zyanya empezó a bailar tantito en su lugar. -Mucho-
Carlos tomó a su hija y salieron de la fila para dirigirse a los baños.
-No necesito ir contigo al baño, papi-
Carlos lo pensó por unos segundos y asintió con su cabeza. Por lo general la acompañaba Karina al baño, entonces no pensó bien en esta situación.
-Te espero justo aquí ¿ok?-
Zyanya asintió varias veces y salió corriendo al baño. La niña entró al baño y no había casi nadie, pasó directo a hacer pipí. Una vez ya dentro empezó a escuchar pequeños llantos que venían de otro baño. Terminó de hacer lo que tenía que hacer, salió y seguía escuchando un pequeño llanto mientras se lavaba las manos.
Zyanya vio las puertas del baño, una se abrió, salió una señora, se lavó las manos y se fue, pero los pequeños llantos se seguían escuchando. Vio que había dos baños ocupados y escuchó cómo terminaban de usar otro, salió una chica, se lavó las manos y se fue. Zyanya se preguntaba si solo ella podía escuchar ese pequeño llanto.
Se acercó al único baño ocupado pero no lograba ver los pies de nadie, se agachó un poco y fue cuando vio unos pies colgando. Al acercarse más podía escuchar mejor los sollozos de la persona que estaba adentro.
Nadie parecía preocuparse por la persona que estaba adentro, entonces Zyanya tocó la puerta.
-¿Hola?-
Los sollozos se detuvieron unos segundos, después, siguieron.
-Holaaa- dijo un poco más largo. -¿Por qué lloras?- preguntó mientras ponía su oído en la puerta. -¿Hola?-
Los pies de la persona tocaron el piso y los sollozos se calmaron. Zyanya se alejó un poco de la puerta e iba a tocar de nuevo, en ese momento salió una niña más pequeña que ella, con una colita de caballo, vestido blanco y un oso de peluche color cian.
La niña tenía sus ojos rojos y con rastros de lágrimas en su cara.
-¿Estás bien?- preguntó Zyanya a la niña.
La niña frente a ella mordió su labio ya que le empezó a temblar y empezó a querer llorar otra vez.
-No llores- Zyanya se acercó a ella un poco. -¿Qué te pasa?-
La niña balbuceó algo, pero Zyanya no entendió bien lo que dijo.
-¿Perdiste que?
La niña volvió a hablar pero Zyanya no volvió a entender y pensó que se refería a otra cosa.
-¿Minnie?- Zyanya movió su cabeza hacia un lado, de forma pensativa. -¿Perdiste tus orejas de minnie?-
La niña lloró más fuerte.
-¡No! No llores, toma, ten las mías- tomó la diadema que tenía con las orejas y se las puso a la niña. -Toma, pero no llores, por favor-
La niña dejó de llorar al sentir que ponían algo en su cabeza. Una vez puestas (chuecas) las orejas, vió como la niña de piel morena sonreía.
-Tengo otras, puedes quedarte estas-
La niña que estaba llorando ahora miraba a Zyanya con un poco de curiosidad en sus ojos. Claramente no le había entendido.
-Bueno, ya me voy, mi papi me está esperando- Zyanya se dió la vuelta pero una mano la detuvo. Se volteó y vio que la niña la había agarrado.
-¿Quieres otra cosa?-
-Mamá-
-¿Mamá?- Zyanya se quedó viendo a la niña y fue cuando entendió.
-¿Perdiste a tu mamá?-
La niña la miró y sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas mientras asentía.
-Pero no llores, te ayudo a buscar a tu mamá- tomó a la niña de la mano y la llevó a la salida del baño.
En la salida estaba Carlos un poco inquieto, ya que ya había pasado bastante tiempo y su hija no salía.
-¡ZYANYA! ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué tardas- Se quedó un momento callado al ver que su hija venía, a salvo pero con una niña a su lado. -¿Zyanya?-
-Perdió a su mamá- dijo Zyanya mientras caminaba con la niña hacia su papá.
Carlos miraba a las dos niñas caminar hacia él, pero no sabía qué hacer. “Mi corazón, ¿Por qué tenías que enfermarte justo en este momento ¿Ahora que voy a hacer con dos niñas? ¿Dónde busco a su mamá?” Se preguntaba por dentro.
-Emm, hija ¿cómo te llamas?- preguntó Carlos a la niña cuando llegaron a él.
-Zyanya Mondragón.
-Ling Ying Wei.
Contestaron ambas, al mismo tiempo. Carlos al ver que su hija había contestado, se rió un poco.
-A tu amiga, Zyanya, le pregunto a tu amiga-
-Perdón-
Carlos se agachó y quedó frente a la otra niña, que seguía agarrada de la mano de Zyanya.
-¿Ling Wei?
-Sí-
-¿No sabes dónde está tu mamá?
La niña negó con la cabeza.
-¿Dónde fue la última vez que la viste?
-Iba al baño.
-Ok…¿Y saliste a buscarla?- Ling asintió con su cabeza. -¿Y no la encontraste?- negó con la cabeza.
-Papi, hay que encontrar a su mamá-
-Sí, pero, bueno, esperemos un poco aquí, a ver si regresa su mamá- Así que esperaron un rato fuera de los baños.
Mientras esperaban, Zyanya empezó a tratar de hablar con la niña que acababa de conocer.
-¿Por qué tu nombre es tan raro?-
-Zyanya- regañó Carlos a su hija.
-Es que nunca había escuchado un nombre así-
-Vengo de China- contestó Ling.
-Wooow ¿En serio?- Ling asintió con la cabeza.
-Yo tengo un oso igual a ese, solo que es morado. Se llama Dani. ¿Cómo se llama el tuyo?
-Xiao
-¿Cuántos años tienes?-
-siete-
-Yo también- Sonrió Zyanya. -¿Por qué te separaste de tu mamá? Mi mamá dice que eso puede pasar si corro sin ella-
Ling agachó su cabeza y empezó a jugar con sus pies, un poco avergonzada.
-No te preocupes, mi papi va a encontrar a tu mamá- Volvió a sonreír Zyanya.
Carlos solo miraba de vez en cuando a las niñas que estaban platicando y veía a su alrededor para ver si había buscando alguien a su hijo. Estaba un poco nervioso porque no sabía qué hacer. Tampoco quería llamar a su esposa porque no la quería molestar, ya que se sentía mal. “Ay, corazón ¿Ahora qué hago?” pensó Carlos.
Zyanya seguía viendo como Ling trataba de no llorar más, y no sabía qué hacer para que dejara de hacerlo. Hasta que se le ocurrió una idea. Tomó a Ling de la mano y se acercó a su papá.
-¿Puedes darme dinero para comprar un helado, papi?- preguntó levantando su mano para recibir el dinero.
-¿Qué?- Miró hacia abajo a su hija. -¿Quieres ir ahorita por un helado?-
-Mhm-
-Pero, estamos esperando a la mamá de Ling- desvió su mirada al ver que Ling estaba agarrada de la mano de su hija y con sus ojos llorosos. -Si nos vamos, ¿dónde van a buscarla?-
-Quiero comprar un helado- Volvió a decir Zyanya y estirando más su mano.
-Princesa, no podemos ir ahorita, si quieres, después de que encontremos a la mamá de Ling, ¿sí?-
-Pero, lo necesito ahorita- Bajó su mano, ya se había cansado.
-Zya, ya te dije que no. Vamos a esperar a que- su hija lo interrumpió
-Quiero que deje de llorar-
Carlos se sorprendió un poco por lo que su hija le había dicho.
-Si encontramos a su ma- lo volvió a interrumpir.
-Cuando mamá llora le compras helados y le das besos- dijo Zyanya.
-Eh, sí, pero bueno es que tu mamá…-
-Yo también quiero comprarle un helado a Ling, dame dinero-
Carlos seguía un poco sorprendido por dos cosas, primero porque su hija recopila información de ellos que él no tenía ni idea y segunda porque estaba siendo una gran persona y eso lo hacía sentir orgulloso.
-Mira- Se agachó para quedar a la altura de ambas niñas. -Esperamos un poquito más y si no llega, compras el helado y vamos a las oficinas a preguntar por la mamá de Ling ¿te parece?- preguntó Carlos a su hija y también mirando a Ling.
Ambas asintieron con la cabeza.
Pasaron unos minutos más y nadie aparecía, Carlos pensó en que si iba a la oficina probablemente alguien ya la estuviera buscando. Así que iría para allá. Miró a las dos niñas, ambas se habían sentado en el piso y Zyanya seguía haciéndole preguntas a Ling para que ya no llorara. Era un poco raro ver a su hija así, ya que a pesar de tener varios amigos, nunca había visto que se preocupara tanto por uno de ellos y menos por alguien desconocido, aún así se sentía orgulloso de que su hija ayudara a la gente.
-Zya, Ling, vamos a las oficinas- Les extendió sus manos a ambas cuando vio que se levantaron. Carlos iba a caminar con las dos a los lados, pero Zyanya se paró más rápido que Ling y le ofreció de nuevo su mano, esta tomó enseguida su mano. Carlos pensó que probablemente porque Zyanya se había ganado ya su confianza. Así que así caminaron los tres; Carlos tomado de la mano con Zyanya y Ling de ella.
Cuando pasaron por un lugar de helados, Zyanya apretó la mano de su papá y miró el local. Carlos se dió cuenta y caminaron hacia el lugar. Cuando entraron Zyanya lo volvió a mirar.
-Yo lo compro, papi- levantó su mano para recibir el dinero.
Carlos pensó en negarse, pero Zyanya siempre ha sido una niña independiente y Karina le ha dicho que la deje hacer cosas por ella misma.
-Toma- dijo mientras sacaba el dinero de su cartera. -Me avisas si te falta dinero-
-¡Sí!- jalo un poco a Ling y la llevó a pedir su helado.
Mientras tanto Carlos las miraba desde unos cuantos pasos.
-Hola, pequeña ¿qué te voy a dar?-
-Quiero un helado de…- volteo a ver a Ling. -Oye ¿qué helado te gusta?-
-Mmm, vainilla- contestó con una voz baja-
-Quiero un helado de vainilla. El más grande que tengas-
-Claro, ¿quieres agregar otra cosa a tu helado?- Preguntó la trabajadora con una sonrisa.
-mmmm, Ling ¿Quieres ponerle algo más?- Ling negó con su cabeza. -¿segura? no quieres chispas o galletas?- Ling volvió a negar. -¿No te gustan?-
-Sí me gustan-
Zyanya frunció su ceño por qué Ling no iba a querer su helado con algo más sí sí le gustaba.
-Mmm con chispas y galletas el helado, por favor- terminó diciendo Zyanya.
-Sí, serían 5 dólares con 60 centavos-
Zyanya tomó el billete y se lo dió a la señorita de la caja, cuando le devolvió su cambio soltó a Ling para tomar las monedas y billetes. Después guardó el dinero en su pequeña mochila y volvió a tomar la mano de Ling.
-Al final de la barra te entregan tu helado. Ten un buen día, pequeña- terminó diciendo la cajera con una sonrisa.
-Sí, gracias-
Al llegar a la barra esperaron un poco y les entregaron su helado, bastante grande, pero Zyanya lo tomó y se lo dio a Ling.
-Toma, ya no estés triste- le dio su helado y Ling lo quiso tomar pero con una mano estaba agarrando su peluche. Zyanya vio esto y con una mano tomó el helado (con bastante trabajo) y con la otra llevó a Ling hacia una mesa.
Carlos al ver que su hija se estaba yendo a otro lado la siguió y llegó a la mesa donde Zyanya le dijo a Ling que se sentara.
-Deja a Xiao aquí para que puedas comer tu helado- ambas se sentaron y Ling empezó a comer su helado, un poco triste pero ya sin lágrimas, Zyanya sonrió, había logrado que dejara de llorar.
-¿Tú no te compraste un helado, Zya?- Preguntó Carlos sentándose en otra de las sillas de la mesa.
-No, yo no quiero- dijo mirando a su papá.
Carlos sonrió y esperó a que Ling comiera su helado para poder ir a las oficinas.
Después de unos minutos vio que ya no estaba comiendo mucho helado.
-Ling ¿ya no quieres?- Ling negó con su cabeza.
-Yo quiero- dijo Zyanya
-Pensé que no querías- dijo Carlos.
-Pero ahora sí- Carlos solo rió y vio como Ling le daba su helado a Zyanya.
Volvió a esperar a su hija, una vez terminado el helado, se fueron a las oficinas donde Carlos preguntó si alguien había perdido a su hija. Los trabajadores le informaron que sí y que en unos momentos traírian a los padres de la niña. Carlos suspiró aliviado, ya que no sabía que iba a hacer si decían que nadie sabía nada.
Las niñas se sentaron en una banca donde Zyanya seguía preguntando y platicando cosas con Ling, de vez en cuando ella sonreía cuando Zyanya decía cosas graciosas. Todo el tiempo que estuvieron en la banca Zyanya tomó la mano de Ling.
-¡Ling Wei!- una voz gritó aliviada.
Todos voltearon y vieron a una señora, muy parecida a Ling, con lágrimas en su cara acercándose a su hija. Detrás de ella venía también apresurado un señor más alto e igual con rasgos asiáticos.
Ling al verla soltó a Zyanya, saltó de la banca y fue corriendo a su mamá.
-¡Ling! Perdóname por perderte- dijo mientras abrazaba a su hija y lloraba.
El señor se quedó a lado de su familia y volteó a ver a Carlos.
-Muchas gracias, de verdad, señor…-
-Mondragón- respondió Carlos.
-Señor Mondragón, muchas gracias por cuidar a nuestra hija. Estoy muy agradecido- Hizo una reverencia, lo cuál hizo que Carlos se sintiera un poco incómodo porque no sabía cómo responderle, si con otra reverencia o solo se quedaba parado, no sabía. Así que sólo sonrió y aceptó la reverencia.
-Ling, tenías que haberte quedado con tu papá no tenías que haberme seguido sin avisar- dijo su mamá después de dejarla de abrazar un poco.
-Perdón, mamá, quería estar contigo- dijo con lágrimas en sus ojos.
-Yo sé, pequeña, yo sé, pero no vuelvas a hacer eso, te pudo haber pasado algo y no te hubiera podido encontrar nunca-
-Zyanya me ayudó mamá- la niña se volteó para mirar a Zyanya que se había bajado de la banca.
Al ver que Ling la había mencionado se acercó un poco con ellos.
-¿Tú encontraste a mi hija?-
-Sí-
-Muchas gracias- sonrió.
-De nada-
La mamá volteó a ver a su esposo y al hombre que estaba a lado, era igual que la niña, ambos ojos color morado, pelo negro y de tes morena. El señor era más alto que su esposo, no dudaba que la niña también sería alta, de hecho estaba más alta que Ling.
-Muchas gracias señor- se dirigió a Carlos.
-No hay de que, en verdad- volvió a sonreír Carlos. Para esto Zyanya se acercó a su papá.
Ambas familias conversaron un poco y después se despidieron para cada quién seguir su camino. Ling soltó a su mamá y se acercó a Zyanya para abrazarla.
-Gracias-
Zyanya se sonrojó pero después devolvió el abrazo.
-De nada- Ling se alejó y le sonrió, para después voltearse e ir con su mamá.
Zyanya la siguió viendo mientras Ling era cargada por su papá y se empezaban a alejar, cuando se empezaron a alejar más salió corriendo tras ellos. Carlos salió corriendo detrás de su hija.
Al llegar con la familia Wei, Zyanya tocó la pierna del padre de Ling. El señor se detuvo y volteó a ver a Zyanya, al notar que su esposo había dejado de caminar la señora Wei también volteó.
-¿Ling quieres subirte a los juegos conmigo mañana?- preguntó mientras Carlos llegaba corriendo a lado de su hija.
Ling miró a sus papás y ambos asintieron.
-Sí, está bien- contestó Ling.
Zyanya sonrió y Ling también.
-¿Les parece mañana a la 1 de la tarde?- preguntó el señor Ling.
-Me parece bien- contestó Carlos.
Ling y Zyanya se miraron y sonrieron aún más. Carlos tomó de la mano a Zyanya y ambas agitaron su mano y se volvieron a despedir. Esta vez cada uno tomó caminos diferentes.
Carlos y Zyanya al llegar al cuarto del hotel fueron a ver a Karina, que estaba acostada con su pijama viendo películas de Disney.
-¿Cómo les fue?- preguntó la mamá.
-Hice una nueva amiga, mamá- contestó Zyanya. mientras se subía a la cama y le daba un beso en su cachete.
-¿En serio? cuéntame-
-Ella estaba en el baño y yo…- se detuvo un poco a la mitad de la oración. -primero voy al baño- saltó de la cama y fue al baño.
Karina volteó a ver a su esposo y le habló.
-¿Cómo te fue?- preguntó con una sonrisa.
-No vas a creer lo que me pasó, corazón. Estoy que me muero- se echó a lado de su esposa boca abajo. Karina se rió y acarició su espalda.
-Un día te dejo solo y ve cómo terminas-
Carlos balbuceó algo, pero con la cara hacia el colchón Karina no entendió nada.
-¿Qué dijiste?
-Dije, que nunca me dejes solo, corazón, por favor- contestó con la cabeza hacia un lado.
Karina lo miró tiernamente y se agachó para darle un beso a su esposo.
-Nunca, mi amor- Ambos sonrieron y se volvieron a dar un beso.
-Eww- Escucharon decir a su hija y luego se empezó a reír.
Al final de la noche los tres se acomodaron en la cama y se durmieron viendo películas de Disney.
Al día siguiente, tal y como habían quedado Ling y Zyanya se volvieron a encontrar, esta vez con una Ling más sonriente y sin lágrimas en su cara. Ambas familias se volvieron a presentar pero esta vez con Karina incluida. Los cuatro empezaron a tener una buena conversación mientras Ling y Zyanya corrían de la mano cerca de ellos.
Ling y Zyanya, ya no se alejaban tanto de sus padres, solo a veces cuando se emocionaban al ver a algún personaje o al querer ir a un juego. Todo el tiempo Zyanya tomaba de la mano a Ling y ella la aceptaba. Ambas se la estaban pasando muy bien juntas, sus padres las veían muy contentas.
A la hora de la comida ambas se sentaron juntas y empezaron a hablar.
-Él es Dani- dijo Zyanya mientras sacaba a su oso de su mochila.
-Es igual a Xiao- contestó Ling.
-Te dije que eran iguales- Ling sonrió y pidió el oso, Zyanya se lo dió.
-Es muy bonito. Es como tú- dijo Ling.
-¿Como yo?- Ling asintió sonriendo.
-Es del color de tus ojos-
-Ahh- Zyanya contestó bajando un poco su cabeza.
Ling le devolvió el peluche y se acercó a su mamá para pedirle a Xiao, ella lo sacó de su bolsa y se lo dió.
-Ahora si ya los podemos presentar- dijo Ling con una sonrisa. Zyanya también sonrió y empezaron a fingir conversaciones entre sus osos.
Al terminar de comer se empezó a hacer de noche y fueron al espectáculo que se hacía de noche. Ambas pidieron que les tomaran fotos de ellas con sus osos, fueron varias pero hubo una en específico donde Zyanya tomó de la mano a Ling y esta recargó su cabeza en el hombro de Zyanya, ambas sonriendo y con sus osos intercambiados, Ling tenía el morado y Zyanya el oso color cian. Definitivamente esa foto quedaría para la eternidad, porque a ambos padres les encantó la foto, sus hijas se veían muy felices.
Todo el día ambas niñas estuvieron muy unidas, como si no llevaran solo un día de conocerse, se entendían perfectamente. Ling era un poco más callada que Zyanya y un poco tímida, pero si Ling quería algo, Zyanya hacía de todo para que lo tuviera. Había veces en las que Zyanya corría demasiado o se molestaba y Ling la calmaba, como si las dos niñas se complementaran. Ambas se sentían seguras y en confianza cuando estaban juntas, ese día fue el mejor día de sus vidas.
Pero como todo buen día, tenía que llegar a su fin, y el viaje de ambas también.
-Toma a Dani- dijo Zyanya a Ling después de despedirse.
Ling se sorprendió y abrió sus ojos.
-Pero, es tu favorito- contestó Ling.
-Sí, pero quiero que te cuide a ti, para que nunca más vuelvas a llorar-
Ling sonrió y tomó al peluche. Después extendió su otra mano con la cual estaba agarrando a Xiao.
-Ten-
-¿Por qué?- contestó Zyanya.
-Si Dani me va a cuidar a mi, quiero que Xiao te cuide a ti- volvió a sonreír a lo cual Zyanya también sonrió.
-Gracias- y tomó el peluche. Ling se acercó a abrazarla y le dio un beso en su cachete lo cual hizo que Zyanya se pusiera roja.
-Adiós, Zyanya- Ling agitó su mano y se fue con sus papás.
-Adiós, Ling- gritó Zyanya y le devolvió el adiós con su mano.
Ambas pasaron un día increíble, pero a nadie se le ocurrió pedir el número del otro para seguir en contacto, aún así eso no significó que se olvidaran la una a la otra. Pasaron años hasta que el destino quiso que se volvieran a encontrar.
Chapter 2: two
Summary:
Sage va a una fiesta de su universidad y se encuentra con una chica que le recuerda a la niña que conoció hace 15 años.
Notes:
Esta historia básicamente ya está terminada, solo estoy terminando de hacer unos arreglos. Así que estaré subiendo rápido los capítulos :)
Chapter Text
-¡Ling, te buscan tus amigas!- Gritó el señor Wei desde la puerta de su casa.
Ling que estaba haciendo tarea se paró de su escritorio y bajó a recibir a sus amigas.
Kirra y Efia se ponían las sandalias que les ofreció el papá de Ling en lo que bajaba. Una vez listas pasaron a la casa y saludaron a su amiga. El padre de Ling hizo un gesto con su mano y se fue a su cuarto.
-Astra, Skye- sonrió Ling -¿qué hacen aquí?- las saludó con un abrazo.
-Oh, ya sabes, venimos a saludar a nuestra mejor amiga- contestó SKye a lo que Ling sonrió.
-Y también a sacarte de tu casa, amiga- dijo Astra.
Ling las dirigió a su cuarto.
-¿Quieren salir a alguna parte?- preguntó Ling.
-Sage, queremos que vayas a la fiesta de Halloween con nosotras- Dijo entusiasmada Skye.
-Uhh- Sage se sentó en la silla de su escritorio.
-Nah nah- Astra se acercó a Sage. -Antes de que digas no, por favor piénsalo-
Kirra que se sentó en la cama asintió con su cabeza.
-Sage, van a ir personas de otras carreras, será una fiesta enorme- Astra dijo con demasiada emoción.
Astra, Skye y Sage, se conocieron en la universidad estudiando Medicina y a pesar de que las 3 eran muy sociables, Sage siempre prefería irse a su casa a estudiar o estar con su padre.
Sus amigas no le decían mucho, porque sabían, desde que Sage les contó, que después de la muerte de su mamá, su padre cayó en depresión. Por lo tanto, quería hacerlo sentir orgulloso y hacerle sentir que no estaba solo. De no haber sido por Sage, su padre probablemente hubiera terminado hundido en alcohol o peor. Gracias a ella su padre consiguió de nuevo un trabajo y pudo ayudar económicamente a los estudios de Sage.
Sabían que Sage no iba a fiestas, por eso ambas decidieron visitarla en persona para convencerla, total, ya pronto se graduarían y Sage con un puntaje perfecto.
-Sabes que no puedo ir Astra- contestó Sage.
-Sí puedes, vamos, solo una vez y no te volvemos a molestar- trató de convencer a Sage.
-Sage, vamos, nunca has ido a una. Solo vas un rato y te regresas, es más, si quieres nos regresamos contigo- al decir esto Astra volteó a ver a Skye con los ojos abiertos. -O sea, te regresamos a tu casa y nosotras volvemos a la fiesta- Astra volvió a relajar su cara y volvió a ver a Sage para sonreírle.
-Chicas, saben que no me gusta mucho salir, aparte no sé qué haría yo en una fiesta…-
-¡Conocer más gente Sage!- Comentó Astra.
-Conozco a mucha gente-
-Astra se refiere a que puedas conocer a alguien románticamente- contestó Skye.
-Ahh…- Sage se quedó pensando y miró una foto que tenía sobre su escritorio.
Astra siguió la mirada de su amiga y suspiró.
-Sage, no puedes sólo recordar una historia de hace como 20 años-
-15 años- contestó bajo Ling.
-Los que sean- Astra tomó a Sage por los hombros. -Sage, eras una niña, no sabías ni lo que era el amor- Sage desvió su mirada hacia atrás de Astra para pedir ayuda con su mirada a Skye.
-No quisiera decir que tiene razón, pero, tiene razón- contestó Skye.
-Gracias- Volteó a ver a Skye. Alejó sus manos de Sage y fue a sentarse a lado de Skye.
Ambas miraban a Sage, que se veía pensativa. Esperaron hasta que empezó a hablar.
-Yo sé que sólo tenía 7 años, pero todo el tiempo recuerdo a esa niña, nunca en mi vida me he vuelto a sentir tan bien con alguien- terminó de decir Sage mientras veía la foto donde estaba ella con Zyanya, todavía recordaba su nombre.
-Sage, necesitas salir más- comentó Skye. -Yo sé que desde lo de tu mamá has estado preocupada por tu padre y por hacerlo sentir orgulloso, pero, debes darte un respiro- Sage la veía y al mencionar a su madre su cara se puso bastante triste y su labio comenzó a temblar.
-No queremos forzarte a algo que tú no quieras, Sage- dijo ahora Astra, un poco más calmada al ver a su amiga. -Pero si nos importas y también tu salud mental-
-Todos estos años hemos esperado a que puedas relajarte un poco más y sabes que estamos para ti, pero, creemos que es un buen momento para que puedas vivir otras cosas- contestó Skye.
Sage las miraba a las dos y no sabía muy bien qué decir. Ella sabía que se perdía de muchas cosas de su juventud por llevar la vida que tenía. Después de la muerte de su madre ella se hizo cargo de muchas cosas y prometió que haría todo lo posible para hacer a sus padres orgullosos. También el tener que cuidar a su padre hizo que dejara de lado muchas cosas, entre ellas, sus amigos.
Cuando entró a la universidad y conoció a Astra y Skye, rápidamente conectaron como amigas y cuando le contaban sobre las fiestas a las que iban y las personas que conocían, Sage sentía que se perdía de cosas, aún así tenía prioridades y no las haría de lado nunca.
Un poco antes de que empezara su último año de Universidad, su padre habló con ella diciéndole que lamentaba mucho el haberse descuidado tanto, pero que había mejorado gracias a ella. Y le dijo que disfrutara de su vida, que saliera más y que no se preocupara tanto. Aún así, Sage decidió que ya era muy tarde para tener esa vida, se dedicaría completamente a seguir con su padre y a ser doctora.
Sage sabía que si pedía permiso para salir su padre aceptaría, con ciertas reglas, pero aceptaría. Esto lo sabían Astra y Skye, si no, no tratarían de llevarla.
-Yo…no sé-
-Vamos, chica- dijo Astra -Vamos a estar por fin en una fiesta las tres.
-¿Tal vez encuentres a tu chica?- comentó Skye. Lo cual hizo que Sage la mirara con curiosidad. -¿Cómo dices que se llamaba?-
-Zyanya-
-Sí, eso- dijo Skye, ya que se le hizo complicado.
-¡Es cierto! O mejor, encuentras a alguien que sepas que vive aquí en Estados Unidos- dijo Astra y Sage la miró un poco enojada. -¿Qué? No sabes nada de ella y hasta cierto punto me preocupa que sigas pensando en alguien que conociste hace 15 años. ¿Qué tal que ya ni se acuerda de ti?-
Sage no había pensado en esa posibilidad, y es que era una en un millón poder volverla a encontrar. Lo que supo después de ella fue por sus padres, le dijeron lo que habían hablado con los padres de Zyanya mientras ellas jugaban. Eran de México y sólo habían ido de viaje para visitar Disney, una vez terminada la visita regresarían a México.
-Ush, cállate Astra- Skye tomó un peluche de la cama de Sage y se lo lanzó. Astra logró esquivar el muñeco y cayó al piso.
-No avientes a Dani- regañó a su amiga y fue por el peluche.
-Lo siento- dijo Skye. -Independientemente de tu novia de hace 15 años, deberías ir a divertirte con nosotras- Dijo mientras iba por el peluche y se lo devolvía a Sage.
-Sí, Sage, anda- dijo Astra haciendo un puchero.
Sage vio a su muñeco y luego a la foto, tal vez era hora de seguir adelante. Todo el tiempo le recuerda eso a su papá y ella no lo aplica en sí misma. Suspiró y vio a sus amigas.
-Está bien-
Ambas amigas se sorprendieron y Astra gritó más que Skye.
-¡Pero!- Astra y Skye pararon su emoción para ver a Sage. -Me regreso más tardar a media noche- Ambas amigas asintieron y Astra saltó de la cama para abrazar a Sage.
-No te preocupes, amiga, a media noche vas a volver a tu casa- Contestó Astra mentiras le daba un abrazo. Skye se levantó y también las abrazó, Astra y Sage sintieron la fuerza de su amiga y le pidieron que las soltara.
-Ok, ok, ahora tenemos que buscar los disfraces. Sage, vamos de compras- comentó Skye.
-Está bien, sólo aviso a mi papá y vamos- dijo con una sonrisa.
Las tres amigas fueron a comprar sus disfraces, ya que querían ir combinadas, todas decidieron que irían de algo clásico, serían brujas. Ya que era mitad de semana, las tres regresaron a sus casa temprano, al siguiente día tenían que ir a la escuela. La fiesta sería el viernes en la noche, a las ocho.
Llegó el Viernes por la tarde y las tres se encontraban en casa de Sage para arreglarse e irse juntas. El padre de Sage estaba contento por ver que su hija también siguiera con su vida y no sólo se dedicara a él, aún así, no estaba con ánimos para escuchar los gritos de astra y las risas de Skye, por lo cual se encerró en su cuarto, no sin antes despedirse de las chicas y advertirles que no llegaran tarde a sus casas.
Las tres tenían vestidos parecidos, sólo cambiaba el color, Sage tenía uno negro con toques azules, Astra uno negro con toques morados y Skye uno negro con toques verdes.
-Espero que vaya Varum- comentó Astra a sus amigas, emocionada.
-¿El chico de Arqueología?- preguntó Sage mientras seguía maquillándose.
-Sí- pegó pequeños saltos Astra. -Es muy lindo y las veces que hemos hablado, es muy amable- sonrió mientras recordaba al chico que le gustaba. -Aparte ¿lo han visto? tiene unos brazos increíbles-
-No creo que sean mejores que los míos- contestó Skye mientras flexeaba su brazo con el que se estaba delineando. Ambas amigas la miraron y se empezaron a reír.
-Ok, no mejor que los tuyos, pero los de él me gustan a mi-
-¿Los míos no te gustan, Astra?- preguntó en tono burlón Skye.
-No me gustas tú, tus brazos sí-
-¿Gracias? ¿Fue cumplido o no?- volteó a ver a Sage que se estaba riendo.
-Sólo tómalo- contestó Sage para volver a maquillarse.
-¿Y tú Skye? ¿Esperas ver a alguien?- preguntó Astra mientras colocaba algunas de sus perforaciones.
-Uhm- dejó de maquillarse para pensar. -Tal vez a Ryo-
-¿Ryo? ¿Yoru?-
-Sí, él-
-Pensé que te gustaría alguien con mejor físico- comentó Astra.
-¿A qué te refieres con mejor físico?- preguntó Skye.
-Bueno, o sea, mírate- Astra dejó de maquillarse para señalar a Skye, lo cuál hizo que sage también volteara. -Tienes un gran físico, de que impresionante, increíble-
-¿Quién te gusta más Varum o Skye?- preguntó Sage y luego Skye y Sage se empezaron a reír.
-Ok, ok, lamento volverles a decir que a mi no me gustan las mujeres- dijo mientras se cruzaba de brazos.
-No, sólo te gustan demasiado mis brazos- se rió Skye.
-Pero ¡Es lo único! ¡No me gustas tú!-
-Entendemos, Astra, aún no descubres tu sexualidad- volvió a decir Skye mientras Sage se reía.
-Oye no te rías, lo digo en serio, no me gustan- dijo indignada Astra.
-Lo siento, es que me da gracia- dijo Sage después de parar de reírse.
-Pues no da tanta gracia- cerró los ojos y sacó su lengua. Lo cual hizo que las otras dos amigas se volvieran a reír. -Mejor hablemos de con quién vamos a juntar a Sage- Skye asintió entusiasmada pero Sage dejó de reír.
-Eh, no, no yo no- nerviosa se puso a maquillarse. -No quiero estar con alguien de esa manera-
-Aaaah, vamos Sage, ¿al menos un beso?- preguntó Astra.
-Uh-
-¿Ya diste tu primer beso verdad, Sage?- preguntó Skye.
-Uhm-
Ambas amigas voltearon a ver a Sage. Eso realmente no lo sabían de su amiga.
-¿Algo así?-
-¿Cómo que algo así?- preguntaron ambas.
-Uh, fueron besos rápidos, no fue gran cosa, por eso no sé si contarlo como mi primer beso- contestó Sage.
-¿Contexto?- preguntó Astra.
-Bueno, cuando estaba en preparatoria, tuve un trabajo en parejas con una chica, empezamos a hablar y le dije que no sabía si me gustaban las mujeres. Después me dijo que a ella sí y que si quería comprobarlo ella podía ayudarme-
Ambas amigas dejaron de hacer lo que estaban haciendo para escuchar la historia de su amiga con ojos abiertos.
-¿Y luego?- preguntó Skye.
-Luego fuimos a mi casa y me preguntó que si quería hacerlo-
-¿Estamos hablando de besos verdad?- preguntó Astra.
-¿Creo?- contestó Skye.
-Sí- contestó Sage. -¿Por qué tendría que ser otra cosa? preguntó con sinceridad.
-¿Cómo qué por qué? Sage- Astra suspiró. -Ok, sigue con tu historia-
-Bueno, entonces, cerró la puerta de mi cuarto con llave y me llevó a mi cama, ahí se acercó a mí y la dejé. Después pues nos dimos varios besos-
-¿Y ya?- preguntó Skye.
-Uhm, sí, después me separé de ella y le dije que si me gustaban las mujeres, que ya podíamos empezar el proyecto- terminó de decir Sage.
Ambas amigas se quedaron viendo a Sage y luego entre ellas, no sabían cómo explicarle a su amiga lo que la otra chica quería.
- Y…¿No te dijo más?- preguntó Skye.
-Me preguntó que si no quería otra cosa antes de empezar, le dije que no- Sage miró a sus amigas. -¿Qué tiene?-
-¡Sage! Esa chica quería acostarse contigo. ¡Ay Dios!- Astra puso sus manos en su cara. Sage la miró con los ojos abiertos.
-¿No te dijo nada después?- volvió a preguntar Skye.
-Uhm, no realmente, es que yo no sabía que quería eso- dijo Sage.
-Ling Ying Wei- volvió a suspirar Astra. -A veces no sé si realmente eres muy despistada o te haces. Es que no puedo creer que alguien tan inteligente como tú no entienda que su amiga quiere tener sexo con ella-
-Al menos yo no niego que me gustan las mujeres- contestó Sage, lo cual hizo que Skye se empezara a reír demasiado, tanto que le faltó el aire, mientras que Astra abrió los ojos y se puso roja.
-JAJAJAJA- Skye no podía parar de reírse. -Sage, por eso te amo- siguió riéndose. Astra le lanzó una playera a la cara.
-Bueno, y ¿si te gustó tu beso?- preguntó Astra tratando de cambiar la conversación.
-Sí- Sage siguió maquillándose. -Era una chica muy bonita, aunque no muy sociable, un poco fría- se detuvo a pensar. -Su nombre era Sabine- sonrió al acordarse de la chica.
-Sabine…¿Ella no estudia bioquímica o algo así?- preguntó Skye.
-Uhm, creo que sí-
-Es una chica alta, de ojos verdes cabello muy negro y corto ¿no?-
-¡Sí! Ella- contestó Sage.
-¡¿Besaste a Viper en la preparatoria?!- preguntó Astra.
-¿Viper?- preguntó con curiosidad Sage.
-Sí, a Sabine le dicen así- respondió Skye.
-Oh, bueno no sabía-
-Esa mujer es inalcanzable, todos quieren salir con ella, pero siempre que intentan declararse salen llorando- dijo Skye.
-Es una persona muy agradable, desde mi punto de vista-
-Ok, todo menos eso, una vez tuve que hablarle y nada de empatía esa chica- dijo Skye.
-Yo no he hablado con ella, pero tampoco quiero, no me agrada mucho su actitud- dijo Astra.
-A mi me cae bien- terminó diciendo Sage.
-Sólo dices eso porque Viper quería acostarse contigo- comentó Astra. Sage giró los ojos y siguió arreglándose.
Unas horas después y mucha plática también, las 3 estaban listas, eran 8:15, aún así llegarían bien a la fiesta. Dieron las 8:40 y las 3 chicas estaban ya en la fiesta. Sage estaba un poco nerviosa e incómoda, ya que literalmente era su primera fiesta. Sus amigas estaban emocionadas y saludando a más gente, algunas de esas personas saludaban a Sage también.
Sage empezó a ver que en la casa había varias personas disfrazadas, unas en la cocina, otras en la sala, el patio y cerca de una alberca, quien fuera el dueño de la casa tenía bastante dinero.
-Vamos por algo de tomar, Sage- dijo Skye.
-No, yo no tomo- contestó Sage.
-Ah, vamos, Sage, un poco, ¿nunca lo has hecho?- preguntó Astra.
-He probado el alcohol, y sabe horrible-
-Aaah, ok, es que no lo has tomado preparado, ven, ven, vamos por unos tragos- Astra jaló del brazo a Sage y las 3 fueron a la cocina.
Había bastantes bebidas que Sage no conocía, sólo espero a que sus amigas prepararan su bebida.
-Toma, pruébalo- dijo Skye, mientras le ofrecía un vaso.
-¿Qué es?- preguntó Sage al oler su vaso, olía entre dulce y a alcohol.
-Es un secreto, tú pruébalo, si no te gusta se lo das a Skye- contestó Astra.
Sage acercó el vaso a su boca y dio un pequeño sorbo, al darse cuenta que era dulce dio un sorbo más largo.
-Ey, ey- Skye bajó el vaso de la boca de Sage. -Sólo, no tan rápido ¿ok?- miró a Sage con una sonrisa.
-Ok-
-Sí quieres más nos avisas- dijo Astra con una sonrisa. -Pero solo a nosotras ¿ok? no le aceptes bebidas a alguien más-
-También si alguien te hace sentir incómoda o te molesta nos avisas- dijo esta vez Skye.
-¿Ok?- terminó diciendo Sage un poco confundida, pero aceptó.
Poco a poco el lugar se fue llenando más y más con gente disfrazada, a Sage le gustaba ver los disfraces de otras personas; habían unos muy interesantes, unos chistosos, otros en parejas y otros donde casi ni ropa veía. Conforme pasaba el tiempo Sage seguía pidiendo más bebidas a sus amigas, aunque no pedía mucho, ya que veía cómo Astra y Skye empezaban a tomar más, mucho más.
Dos horas después Sage empezó a hablar con más gente y se reía demasiado con sus amigas, aún así no estaba borracha, simplemente todo le empezaba a dar un poco de risa, veía como sus amigas bailaban y la invitaban a lo que Sage con pena aceptaba. A veces alguna de ellas se desaparecía y las veía hablando con unos chicos, Skye con chicos y chicas. Hablaban demasiado cerca para gusto de Sage.
-¡SAGE!- llegó Skye para abrazar a su amiga -Hay una chica muy bonita por allá- susurró al estar con su amiga. Susurró entre comillas, porque la música era bastante fuerte.
Sage empezó a ver a donde veía su amiga y vio a un grupo de amigos, una chica de cabello azul, dos chicas que se estaban abrazando, un chico alto, moreno y una chica de cabello blanco con disfraz de momia.
-¿No es muy bonita?- preguntó Skye a su amiga.
-¿Cuál de ellas?-
-La de cabello blanco-
-Ah, sí, se ve que está muy divertida- dijo Sage sonriendo.
-Hablaleeeee- Astra dijo.
-Es que Ryo, acaba de llegar- dijo Skye a su amiga.
-¿Y eso que?- preguntó Astra. -Le gustas, pero no son nada, tú has lo que quieras amiga, que nadie te detenga- terminó de decir Astra.
Skye las miró a ambas, suspiró y fue al grupo de amigos.
-Bueno, ahora si ya la perdimos- comentó Astra a Sage.
-¿Por qué dices eso?-
-Bueno, porque no creo que regrese con nosotras por un rato- empezó a reírse y Sage entendió a lo que se refería.
Pasó un poco más de tiempo y Astra y Sage siguieron tomando, obviamente más Astra y de repente ya arrastraba sus palabras, lo cual le daba mucha risa a Sage. Estaban ambas bailando cuando a Sage le dieron ganas de ir al baño, Astra la acompañó y cuando por fin pudo entrar Sage, Astra se quedó afuera. Una vez que había terminado se lavó las manos y al salir vio a su amiga hablando con un chico, el cual supuso que era Varum, ya que era como lo había descrito su amiga anteriormente mientras se arreglaban. Esto hizo que Sage no quisiera acercarse otra vez a su amiga, para no interrumpirlos, sabía lo emocionada que estaba Astra, así que decidió ir a la cocina por otra bebida.
En la cocina empezó a buscar las botellas que había visto que sus amigas tomaban para preparar su bebida, tomó algunas y empezó a mezclarlas, sabía un poco más fuerte que lo que le daban sus amigas, pero no le importó.
Mientras estaba ahí, varias personas se acercaron a platicar con ella, lo cual hizo que no se quedara sola todo el tiempo. El problema fue que al Sage prepararse sola sus bebidas, ponía más alcohol del que estaba consumiendo anteriormente, e hizo que pronto empezara a hablar más y a bailar con las personas que la invitaban.
Tiempo después estaba cerca de la alberca, platicando con un grupo de personas, dos chicas, se presentaron como KillJoy y Raze, eran novias, después estaban Fade y Neon, que no eran novias pero Sage podía ver que ambas se gustaban. A pesar de que claramente el alcohol ya estaba haciendo efecto, Sage no lo estaba sintiendo, o si lo hacía ya no le importaba.
-¿Entonces no han vuelto a visitar a sus familias desde que empezaron la universidad?- preguntó Sage.
-Yo sí. A veces regreso a Alemania unos días para ver a mis padres- sonrió KillJoy.
-Yo tengo que regresar o me mata mi familia- se rió Neon.
-Yo no, estoy mejor así, a veces me llaman, pero no tenemos una gran conexión mi familia y yo- dijo Raze, lo cual hizo que su novia la abrazara más y le diera un beso en la mejilla.
-Preferiría que mis padres estuvieran muertos- contestó Fade, lo cual hizo que Sage volteara a ver la.
-¿Cómo puedes decir eso de tu familia?- preguntó un poco ofendida Sage.
-¿Por qué no lo diría?- contestó Fade a Sage.
-Es tu familia.
-¿Y eso qué? Eso no les impidió tratarme como me trataron- dijo Fade con fastidio en su voz.
-Sea lo que sea, tienes que respetarlos.
Fade se tensó y miró mal a Sage, esto hizo que Neon tomara su mano.
-Tú qué vas a saber, de seguro tus padres te trataron como una princesa toda tu vida, no sufriste de nada como lo hice yo-
Las otras 3 chicas notaron la tensión y se empezaron a preocupar.
-No hables de mis padres sin saber nada-
-Tú lo hiciste primero-
-No es cierto, sólo te dije que los respetaras-
-El respetarlos o no es muy mi problema- Fade dijo con un tono bastante molesto.
-Nos sabes lo que es perder a uno de tus padres- contestó Sage con los ojos llorosos.
-Ojalá hubiera pasado eso, mi vida hubiera sido diferente- contestó con un suspiro Fade.
Sage se levantó de donde estaban con ojos enojados y llorosos.
-No sabes lo que dices- terminó diciendo y se fue con lágrimas cayendo de sus ojos.
Sage fue al lugar con menos gente que encontró y empezó a llorar, muy dentro de ella sabía que lo que había dicho estaba mal, ya que no conocía la historia de la chica, pero era un tema delicado para ella y simplemente no pudo soportar que alguien hablara así de sus padres, cuando Sage todas las noches después de que su mamá falleció lloraba por que ya no estaba con ella.
Empezó a llorar más al recordar a su madre, en este momento ya no le importaba su maquillaje o si alguien la veía, sólo quería llorar y no ver más gente.
-¿Estás bien?- una voz detrás de ella le habló.
Sage ni siquiera volteó a ver a la persona que le habló siguió llorando y se tapó su cara con sus manos. Sintió como la persona que le había hablado se acercaba a ella y se sentaba a su lado.
-¿Alguien te hizo algo?- volvió a preguntar la voz.
Sage trató de limpiar sus lágrimas para ver a la persona que le había hablado. Al voltear a ver, se dio cuenta de que era una chica, con disfraz de algo que no conocía muy bien, tenía un vestido y su maquillaje era parecido a una calavera, sólo que más decorado. Tenía cabello negro con las puntas moradas. Sus ojos brillaban un poco, pero Sage no alcanzaba a distinguir bien su color por lo oscuro que estaba el lugar.
Sage no supo si era por el alcohol o qué pero al ver a la chica se lanzó a ella y volvió a llorar.
-Tranquila, no llores, vas a estar bien, no sé qué te pasó pero vas a estar, bien- dijo la chica mientras acariciaba el cabello de Sage.
Así estuvieron por un tiempo hasta que Sage se calmó y se volvió a sentar bien.
-Lo siento- se disculpó Sage con la chica.
-No te preocupes. ¿Ya estás mejor?- preguntó la chica.
-Sí-
-¿Necesitas algo?- Sage negó con la cabeza.
-Creo que necesito regresar a mi casa- habló Sage.
-¿Quieres que te acompañe?-
-Puedo regresar sola-
-¿No hay alguien que te pueda acompañar?-
-Mis amigas, están un poco ocupadas- contestó Sage.
-Mmm-
-Les mandaré un mensaje de que me voy, no te preocupes- dijo mientras se paraba para irse. Al hacerlo tan rápido sus piernas le fallaron y se cayó. La otra chica rápidamente se levantó para ayudarla y ponerla de pie.
-No creo que puedas irte sola- dijo la chica, mientras la tomaba por la cintura.
-Ugh, no debí tomar más- al decir esto la otra chica se rió un poco. -No te rías- dijo Sage con un puchero.
-Lo siento, corazón- Sage no entendió lo que la otra chica le había dicho al final.
Sage se alejó un poco de la chica y tomó su celular, abrió con dificultad el chat con sus tres amigas, y mandó un mensaje diciendo que se iría a casa. Vio la hora y ya era la 1:30 am.
Skye contestó el mensaje, preguntó que dónde estaba para acompañarla a su casa, Sage ya no quiso contestar. Vio a la chica, que seguía esperándola.
-¿Puedes acompañarme?- Realmente eso no era una buena idea, ya que no conocía a la persona que tenía frente a ella.
-Claro, corazón- otra vez esa palabra que Sage no conocía.
Antes de empezar a caminar, el teléfono de Sage empezó a sonar y vio que era Astra. Sage contestó y puso el altavoz.
-¡Sage! ¿Hola? ¡SAGE!- habló Astra.
-¿Qué pasa Astra?- dijo con sus palabras un poco arrastradas.
-¿Dónde estás? Te llevo a tu casa-
-No te preocupes, ya me acompañan.
-¿Qué? ¡Sage! No digas cosas, te acompaño, dime dónde estás-
-Uhm, en el patio de atrás-
-¿Con quién estás?- preguntó Astra.
-Eh- Sage volteó a ver a la chica. Ella al estar escuchando toda la conversación contestó.
-Me llamo Reyna-
-Con Reyna- dijo Sage.
-¿Quién diablos es Reyna?- se escucharon varios ruidos del teléfono. -Vamos para allá, no te muevas- y terminó la llamada.
Sage suspiró y se volvió a sentar en el pasto. Reyna la siguió y se sentó con ella.
-Entonces, Sage, ¿Así te llamas?-
-Así me dicen- contestó Sage.
-Mmm-
-Reyna es un bonito nombre-
-Gracias- Reyna extendió un vaso a Sage. -Toma-
-Ya no quiero tomar-
-Es agua-
Sage vio el vaso y lo tomó, probó un poco y en efecto era agua.
-Espero que mañana no te sientas tan mal, por todo lo que tomaste-
-Ugh, espero que no- Sage volteó a ver a Reyna. -Gracias-
-No te preocupes, es normal, en todas las fiestas, alguien llora-
-Aún así, gracias por quedarte-
-¿Por qué no lo haría, corazón?- contestó sonriendo Reyna y Sage le regresó la sonrisa. Al verla a los ojos sintió mucha paz, como cuando…no, no podía ser, esta chica se llamaba Reyna y no Zyanya. Pero sus ojos parecían ser morados, como los de ella, sólo que con la poca luz no alcanzaba a distinguir.
Sage después de unos segundos de estar viendo los ojos de la chica bajó la mirada y se sonrojó. Reyna lo notó y sonrió. Antes de que pudiera decir otra cosa, Skye y Astra llegaron y le hablaron a Sage.
Reyna y Sage se levantaron y fueron a donde sus amigas de Sage.
-Uh, gracias, este…- dijo Skye con un tono de pregunta a Reyna.
-Reyna-
-Si, gracias, Reyna, por cuidar a nuestra amiga-
-Sí- dijo con un tono más serio.
Las tres se despidieron de Reyna y empezaron a caminar en direcciones contrarias, unos pasos después Sage se soltó del brazo de Skye y empezó a correr hasta donde iba Reyna.
Al llegar con ella, la tomó de la mano y Reyna volteó.
-¿Puedes darme tu número?- preguntó Sage.
Reyna sonrió y extendió su mano para que Sage le diera su teléfono. Sage se lo dió. Mientras Reyna ponía su número en el teléfono, Skye y Astra miraban sorprendidas a su amiga. Reyna terminó de poner su número y le regresó el teléfono.
-Hablamos, luego, corazón- Le guiñó el ojo y se fue.
Mientras tanto Sage se quedó parada un tiempo con su cara roja, con su teléfono en las manos y pensando sólo en una cosa.
¿Por qué te pareces tanto a ella y no lo eres?
—
-¡Sage! ¡Sage!l- gritó Astra a Sage.
-¿Qué pasa Astra?- preguntó Sage.
-Encontré a tu mujer- dijo Astra, mientras se sentaba a lado de Skye y enfrente de Sage. Las dos se habían reunido para estudiar-.
-¿De qué hablas?- preguntó Sage.
-De Reyna- dijo Astra. Sage abrió los ojos. Había pasado una semana desde la fiesta y obviamente sus amigas le habían preguntado sobre Reyna.
-No. No es mi mujer- contestó mientras se sonrojaba.
-Sí, bueno, pues está estudiando comunicación en nuestra universidad-
Había pasado ya una semana desde que había pasado la fiesta y Astra y Skye no paraban de preguntarle sobre Reyna a Sage.
-Nunca había escuchado de ella- dijo Skye.
-Ni yo, pero al parecer es muy popular. Bueno, popular con las mujeres- terminó diciendo con una sonrisa hacia Sage.
-Sage ¡Si es lesbiana!- dijo emocionada Skye. Sage solo se sonrojó más.
-Estuve investigando, y Reyna trae tanto hombres como mujeres a sus pies. Por lo que me dijeron, es muy especial a la hora de escoger a sus parejas. También es una persona que va con un aire de superioridad que nadie se lo quita. Sólo ve y piensa en sí misma-
Sage solo escuchaba a su amiga describir a Reyna, según lo que le habían dicho.
-Es buena estudiante, aunque muchas veces se mete en problemas con los profesores por contradecirlos. Otra chica la describió como una perra arrogante, y su otra amiga contestó que lo era, pero que con el cuerpo que tenía le perdonaba todo-
-No suena tan agradable esa tal Reyna- comentó Skye.
-Ya sé. Las personas la odian, le tienen miedo o literalmente le rezan- Astra miró a Sage. -No tiene parecido alguno a lo que nos contaste de ella-
-Pues, a mi me trató bien y me abrazó- dijo Sage recordando ese día.
-Así como me contaron que es se me hace difícil pensar en que Reyna sea así-
-Tal vez sólo quería aprovecharse de tu estado para acostarse contigo- comentó Skye mirando a Sage. Sage sorprendida abrió sus ojos.
-¿Crees que haya querido eso?-
-Sí y no- Sage la miró confundida. -Como tu lo cuentas, suena a que genuinamente se preocupó por ti. Pero a como cuenta Astra que es…puedo pensar otra cosa- terminó de decir Skye.
Sage se quedó pensando en lo que había pasado esa noche. Ella realmente había sentido que Reyna estaba preocupada por ella. Nunca intentó acercarse más a ella, al contrario, Sage fue la que se lanzó sobre ella para llorar.
-¿Le has hablado?- preguntó Astra.
-No- respondió Sage.
-¿Y por qué no lo haces?- preguntó Skye. -Así ves cuáles eran sus intenciones-
-¿No acabas de decir que es muy especial para escoger a sus parejas?- preguntó Sage a Astra.
-Sí, pero si seguimos esa lógica, a ti te dio su número- contestó Astra. -Sólo que ten cuidado. Por como la describen, no es una persona que no sepa lo que hace, experiencia si tiene y puede romper tu corazón-
Sage seguía pensando en todo lo que le había dicho Astra. Todo se sentía tan contradictorio. Sage se había sentido cuidada y con un genuino interés, pero al parecer esta chica podría ser capaz de arruinarla y romperle el corazón. No sabía qué pensar. Simplemente no salía de su cabeza.
-Por cierto- Astra tomó su celular y se lo enseñó a Sage. -Tengo su instagram, por si quieres conocerla un poco más-
Sage miró el perfil y vio de rápido algunas fotos, en todas se veía perfecta, parecía obra de arte para los ojos de Sage.
-Tal vez si la sigues mirando así, pueda salir de la pantalla- comentó Skye mientras se empezaba a reír, lo cual hizo que Astra también riera. Sage se sonrojó y le regresó el teléfono a Astra.
-Tengo clase- dijo Sage a sus amigas mientras empezaba a guardar sus cosas. Sus amigas la miraron y después se miraron entre ellas, se sonrieron. Sabían que Sage estaba tratando de evitar la conversación, pero dejarían que organizara sus sentimientos a solas, mientras tanto ellas escucharán como su amiga de la nada empezaría a hablar de Reyna en algún momento.
-Las veo después- dijo Sage ya con sus cosas guardadas.
-Bye, Sage- dijeron las dos amigas.
Sage pasó todo su día pensando en lo que le había dicho Astra y lo que había pasado esa noche con Reyna. Todo se repetía una y otra vez en su cabeza y eso no le gustaba porque la distraía.
Al llegar a su casa fue directo a su cama, estaba cansada de pensar en Reyna. Aún así decidió entrar a instagram y revisar el perfil de Reyna, sólo que ahora en privado.
Reyna tenía bastantes seguidores y varias fotos. Esta vez pudo apreciar mejor las fotos. En todas se veía espectacular, en efecto, una obra de arte. Se veía que le gustaba a muchas personas, porque en todas las fotos había comentarios diciendo lo bien que se veía.
Sage se puso roja al ver una foto en específico donde Reyna estaba en la playa con un bikini morado, que no dejaba nada a la imaginación. Siguió pasando fotos y una en específico llamó su atención, era una foto de una lápida llena de flores naranjas, velas y algo que parecía carbón en una copa negra un poco extraña. Esa era la única foto en la que no salía Reyna.
Cuando vio la hora en el celular, ya había pasado una hora, una hora que llevaba viendo las fotos de Reyna. Definitivamente esa mujer había causado algo en Sage. No pudo evitar ver a su oso de peluche y recordar a Zyanya, se sentía mal por traicionarla, y con alguien que se parecía mucho a ella. Si tan solo Reyna se llamara Zyanya, pensó Sage.
Volteó a ver la foto que estaba en su escritorio, las dos eran muy parecidas, sólo que Reyna se veía más intimidante y por su personalidad (descrita por otras personas) no era para nada igual a la de Zyanya. Sage siempre pensó que si volvía a ver Zyanya sería una persona que siempre sonreiría, su sonrisa capaz de iluminar una habitación entera. Una persona que siempre fuera atenta y amable, no una “perra arrogante”.
-¿Qué hago?- se preguntó a sí misma.
Decidió que era mejor ir a bañarse para después ir a dormir. Después de hacerlo se acostó en su cama, tomó a Dani y en su celular puso su alarma. Estaba a punto de dormirse cuando decidió hacer algo que no pensaba hacer.
Hola, Reyna :)
Soy Sage.
Presionó enviar y decidió ir a dormir, algo ansiosa por recibir respuesta, pero eso ya sería un problema de mañana.
Chapter 3: three
Chapter Text
Reyna estaba viendo una película con sus padres cuando de repente sonó su celular. Vio de reojo su celular y se dio cuenta de que era un número desconocido, al abrir el mensaje vio que era de la chica que había conocido hace una semana en la fiesta de Halloween.
Sonrió y decidió contestarle.
Hola, corazón ;)
Pensé que no me hablarías
-¿Y esa sonrisa?- preguntó Karina la mamá de Reyna.
-Uh- Reyna dejó de sonreír. -No es nada- y volvió a ver la televisión.
Karina siguió sonriendo, pero no dijo nada, dejaría que su hija le dijera las cosas cuando ella considerara necesario. Después de un rato la película había terminado y decidieron que se irían a dormir.
-Sueña bonito, preciosa- Dijo Carlos, el papá de Reyna mientras le daba un beso en la frente.
-Descansa, te amo- Dijo su mamá después de darle también un beso en su frente.
-Yo también los amo, descansen- dijo con una sonrisa. Sus padres se fueron a su cuarto.
Reyna se quedó un rato en la sala. Era un viernes en la noche, pero no saldría de su casa, al menos un fin de semana se quedaba en casa con sus padres a ver películas, como antes.
Ya era costumbre y rutina hacerlo. Habían dejado de hacerlo después de la muerte de su hermana menor, Lucía. Su hermana había nacido cuando Reyna tenía 9 años y falleció cuando tenía 18. Fue un suceso bastante fuerte para la familia Mondragón. Su mamá entró en depresión y su padre había perdido su trabajo; Esa fue una de las razones por las cuales se mudaron a Estados Unidos, para comenzar una nueva vida, ya que el estar en la casa donde había crecido ella junto a Lucía, les traía malos recuerdos a los tres. Reyna cambió mucho su personalidad, ya no sonreía tanto y a pesar de seguir estudiando, dejó de hacer tantos amigos. Se volvió más cerrada, ya que no tenía tantos ánimos de socializar.
Los últimos años han sido demasiados difíciles, pero con ayuda psicológica, algunos medicamentos para su madre, un nuevo trabajo para su papá y su ingreso a la universidad, han estado un poco más estables. Reyna tenía que seguir adelante por su familia, así que trató de mantenerse fuerte, lo cual hizo que todos la percibieran así.
Reyna sabía que podía tener a las personas a sus pies, a pesar de no haberlo pensado antes. En cuanto entró a la universidad lo notó y tomó ventaja de eso. También, empezó a salir más, hablar con gente, salir con chicas, pero nunca dejaba que se involucraran sentimentalmente, no se sentía preparada para una relación, y menos que supieran todo el dolor que cargaba en su corazón por la muerte de Lucía.
Reyna suspiró. Miró a su alrededor, había varias fotos de su familia, a veces la hacían sonreír y otras veces simplemente la hacían llorar. Pero fue un logro tener esas fotos, ya que para los tres era muy difícil ver las fotos de Lucía. Miró una en específico. Era de ella con la amiga que había hecho en su viaje a Disney, dos años antes de que naciera su hermanita.
Tanto a ella como a sus padres les había gustado mucho esa foto, y Reyna lo recordaba con mucho cariño. Ojalá pudiera encontrar a la chica de esa foto, probablemente hubieran seguido siendo amigas, y quién sabe, al igual y más que eso. Reyna recordaba que para su corta edad, había pensado que esa niña era la niña más bonita que había visto en su vida, y aparte se parecía a Mulán, una de sus películas favoritas en ese entonces.
Recordó cómo había encontrado a la chica, llorando porque se había perdido y no encontraba a su mamá. Se rió un poco por la situación y recordó a otra chica que también había encontrado llorando. Sage.
No había contestado su mensaje, probablemente ya se habría ido a dormir. Toda la semana la chica había aparecido en sus pensamientos regularmente. Se había preocupado por ella; Cuando la encontró pensó en no hacerle caso, pero por alguna razón se acercó y trató de ayudarla. Al verla sintió esa necesidad de protegerla para que no llorara, así como con Ling.
“ ¿Acaso…? No ” pensó Reyna. “ No creo que sean la misma persona ” con esa duda en la cabeza, decidió que era mejor irse a dormir. Ya mañana pensaría en otra cosa.
Se levantó del sillón y fue a su cuarto. En la cama solo había un peluche, Xiao. El peluche que le había dado Ling a cambio de ella darle a Dani. Después de ponerse su ropa para dormir se metió entre las cobijas y abrazó a Xiao.
A la mañana siguiente, se despertó y revisó su celular para ver la hora, eran las 10 am. También habían otras notificaciones, pero las que más le interesaron fueron las de Sage. Sonrió y abrió los mensajes.
Crying Girl : Lo siento, no sabía si hacerlo o no, ese día estaba muy borracha 🙁
Crying Girl: Y de nuevo, gracias por ayudarme.
Reyna sonrió de nuevo. No sabía que hacía la chica pero le provocaba ternura, tal vez porque la vio llorar.
Me: ¿No querías hablarme?
Me: De nada, sólo ya no vuelvas a llorar así
Se levantó de la cama y fue al baño para lavarse los dientes y bañarse. Pensó que Sage tardaría en contestar, pero a los dos o tres minutos contestó.
Crying Girl: Sí quería, pero no sabía si tú ibas a querer.
Crying Girl: No prometo nada.
Mientras se lavaba los dientes decidió seguir contestando.
Me: Lo quise desde que te di mi número
Me: Honesta, me agrada
Crying Girl: Ok, si tú lo dices.
Crying Girl: ¿Gracias?
Me: Puedo preguntar qué te pasó para que lloraras así?
Me: ;)
Crying Girl: Tuve una discusión con alguien en la fiesta y creo que reaccioné peor de lo que imaginé por el alcohol.
Me: Lo lamento, espero que hayas estado mejor después
Crying Girl: Sí, estuve con mis amigas y me pude calmar.
Me: Qué bueno
Me: Te veías bonita aún llorando, de seguro te ves más bonita sin lágrimas en tu cara
Reyna vio cómo escribía y dejaba de escribir varias veces. Sonrió.
Crying Girl: Tú también eres muy bonita.
Me: Lo crees?
Crying Girl: Sí.
Me: Y eso que estaba maquillada
Crying Girl: Me gustó tu disfraz, aunque no supe bien qué era.
Me: Era una catrina
Crying Girl: No lo conozco.
Me: Es que es típico de México
Crying Girl: ¿Eres de México?
Me: Sí
Reyna que llevaba varios minutos parada en el baño decidió que era hora de meterse a bañar, se había tardado por platicar con Sage.
Me: Me tengo que ir a bañar te contesto en unos minutos
Crying Girl: Ah sí, claro.
Crying Girl: Hablamos después.
Me: Al menos que quieras ver
Decidió molestar un poco a Sage.
Crying Girl: ¿Ver qué?
Reyna no sabía si realmente Sage no había entendido a lo que se refería o estaba jugando.
Me: A mi
Crying Girl: Pero te vas a bañar ¿cómo te voy a ver?
Ok, definitivamente Sage no había entendido. ¿Acaso nunca había hecho algo así? Reyna se rindió.
Me: Sí, corazón
Me: Te hablo cuando termine
Se metió a bañar y ya no vio que le contestó Sage, pero escuchó que había contestado. Unos minutos después salió de bañarse y se cambió. Bajó a desayunar con sus papás y de vez en cuando se mandaba mensajes con Sage. Ya que era Sábado, no tenía que ir a la escuela, no tenía tantos planes y se dedicó a estar con su familia.
Pasó el Sábado y para el Domingo seguía hablando con Sage. Era raro para Reyna, ya que no solía platicar tanto con las personas que le gustaban, iba al grano. ¿Querían pasar un buen rato con ella? Se los daba. ¿Querían una relación? Reyna salía corriendo. Con Sage estaba siendo diferente, ya que en primer lugar no captaba sus indirectas para sextear o algo parecido y dos, no parecía que estuviera a sus pies como las otras personas que le intentaban hablar. Reyna se interesó aún más por Sage.
Crying Girl: Ya me tengo que dormir.
Me: No me dejes tan rápido
Crying Girl: Mañana vamos a la universidad
Me: Y eso qué?
Crying Girl: No me gusta desvelarme
Me: Bueno, sólo porque me caes bien
Crying Girl: ¿En serio?
Me: Sí
Crying Girl: Tú también me caes bien.
Crying Girl: Me haces sentir bien.
Crying Girl: 🙂
Reyna se detuvo un poco, ¿qué estaba pasando? Este es el momento en donde corre. ¿Por qué no lo está haciendo?
Me: También me haces sentir bien
Me: Descansa
Crying Girl: Tú igual.
Crying Girl: Buenas noches, Reyna. 🙂
Me: Buenas noches, corazón ;)
Dejó su celular en la mesa de noche a lado de su cama. A Reyna le estaba gustando hablar con Sage, conectaron muy rápido, como si se conocieran desde antes, se sentía a gusto como cuando se encontró a Ling en Disney. Una sensación que no había sentido desde entonces. Cómo le hubiera gustado a Reyna poder haber seguido hablando con ella.
Cerró sus ojos y sacudió un poco su cabeza para dejar de pensar. Tomó a Xiao y se durmió.
Días después, Reyna se levantó, hizo su cama, se bañó y se arregló para ir a sus clases, probablemente llegaría un par de minutos tarde, pero eso no le importaba.
Una vez en la universidad, entró a sus clases y mientras estaba escuchando al profesor su celular sonó. Era sage, habían estado hablando durante dos semanas.
Crying Girl: Buenos días. 🙂
Reyna sonrió y decidió contestar el mensaje.
Me: Buenos días, corazón ;)
Me: Apenas despertaste?
Crying Girl: Estoy despierta desde hace unas horas.
Crying Girl: Dijiste que tu primera clase empezaba a las 9.
Me: Lo recordaste
Crying Girl: Sí.
Reyna cerró su celular y pensó en lo que haría después. Todo lo que estaba haciendo estaba completamente mal, desde su punto de vista. Empezando por cómo conoció a Sage, estaba llorando y la ayudó. Después de eso, fue Sage quién le pidió su celular y tercero, le dice buenos días y buenas noches. Ah, y no menos importante, ni siquiera un beso se han dado. Y mucho menos algo más.
Lo peor de todo eso es que no le molestaba el cómo se estaban dando las cosas con Sage, pero si la asustaba; se conocía y sabía que en algún momento correría.
Terminó su clase y tenía 15 minutos libres, fue a un espacio abierto a fumar, tenía que despejar su mente.
-Pensé que habías dejado de fumar- una voz le habló a Reyna.
Reyna volteó a ver a su amigo.
-Nunca lo dejé, sólo ya no es tan recurrente- contestó mientras sacaba el humo del cigarro.
-Uhmm- Su amigo Jhon, más conocido como Omen simplemente se quedó a su lado. -¿Algo de lo que tenga que preocuparme?
-No- siguió fumando.
-Ok-
Reyna terminó su cigarro y tiró la colilla a un bote que estaba cerca.
-Conocí a alguien-
Omen sabía que si le daba tiempo a su amiga, ella le contaría sola. Así que no dijo nada, sólo dejó que hablara.
-El día de la fiesta- Se recargó en una pared viendo hacia Omen. -Ella estaba llorando y yo traté de calmarla- Desvió un poco su mirada. -Y simplemente estuve ahí. Cuando se fue, ella me pidió mi número-
Suspiró.
-Hace dos semanas me mandó un mensaje- Volvió a ver a Omen. -Y estuvimos hablando desde entonces- A esto Omen cuestionó un poco con la mirada a su amiga. -Ya sé, nunca me meto en esas cosas de sentimientos o romanticismo o lo que sea esto- Se despegó de la pared y llevó sus manos a su cabello.
-Hoy me mandó mensaje de buenos días, y yo no sé-
Omen se acercó a su amiga y puso una mano sobre su hombro.
-No te preocupes, deja que todo fluya- la miró a los ojos. -No puedes estar corriendo siempre Zyanya- Omen sabía que al usar el nombre real de su amiga, ella sabría que estaba hablando en serio.
Reyna suspiró y se volvió a recargar en la pared. Omen la soltó y se recargó en la misma pared, a lado de ella.
-¿Se te hace bonita?- preguntó Omen.
-Es la persona más bonita que he visto en mi vida- se detuvo. -Bueno, algo así- Omen volteó su cara y la cuestionó en silencio.
-¿Recuerdas el viaje a Disney que te conté una vez?- Omen asintió con su cabeza.
-Bueno, pues siento algo parecido, sólo que ahora sé que simplemente estoy siendo una estúpida lesbiana y en ese entonces pensé que estaba siendo amigable- Omen se rió y Reyna también.
-Me recuerda mucho a ella ¿sabes? a Ling-
-¿No será por eso que te tiene así?- Reyna lo miró confundida. -Digo, Ling fue algo muy extraño que te pasó hace más de 15 años, y sigues pensando en eso. Ahora encontraste a esta chica que te recuerda a ella. Probablemente por eso sientes eso, porque la estás relacionando con Ling- terminó de decir Omen.
Reyna abrió sus ojos, no había pensado en eso, su cerebro está conectando recuerdos bonitos del pasado con su presente. Nada más.
-Habla con ella si lo necesitas, de todos modos no es la primera vez que le rompes el corazón a alguien- comentó Omen.
-Ugh, no es que me agrade, simplemente…-
-Te da miedo, yo lo sé, soy el único que lo sabe-
Reyna cerró los ojos y recargó su cabeza en la pared.
-No sé qué hacer-
-Hacer lo mismo que haces siempre, diviértete un rato y le dices adiós- Reyna abrió sus ojos y miró al cielo. -O, siempre está la opción de conocerla y no correr- Reyna volteó a verlo y Omen le sonrió.
Reyna se separó de la pared.
-Tengo clase- dijo mientras acomodaba su mochila en su hombro.
-Piénsalo-
-Sí, sí, nos vemos luego Omen- Se volteó sin despedirse. Omen sólo sonrió.
Terminó su día en la universidad y Reyna había regresado a su casa, donde cenó con sus padres y después se fue a su cuarto. No le había contestado a Sage en todo el día y no sabía si iba a hacerlo. Tenía dos opciones como dijo Omen. Estaba acostada en su cama y tenía a Xiao a lado.
-¿Qué hago Xiao?- preguntó Zyanya a su peluche. -¿Le hablo a Sage? ¿Crees que debo intentarlo?- claramente el peluche no le contestó y Zyanya cerró sus ojos un poco confundida y triste.
Su cerebro estaba combinando recuerdos felices y tristes, los momentos antes de que Lucía naciera y lo feliz que estuvo mientras vivía su hermana. Al mismo tiempo el recordar a Sage le hacía pensar en lo bonito que había sido conocer a Ling. En ese momento de su vida todo parecía perfecto. Zyanya empezó a llorar, al igual que muchas otras noches e hizo lo mismo que las otras noches, tomó a Xiao y lo abrazó. Lloró bastante, hasta que se quedó dormida. Con Xiao cuidándola.
Habían pasado varios días y Reyna no había contestado más a Sage, ella tampoco la había buscado, lo cuál hizo que se hiciera más preguntas Reyna. Hubo un momento donde realmente se preguntó si a Sage le gustaba, ya que por lo general las chicas le mandaban mensajes hasta que se cansaban. Sage no, tal vez sólo le habló para agradecerle nada más y después sólo fue amable.
Realmente la estaba fastidiando, ya que ella no era de tener esas inseguridades, menos por una persona que conoció en una fiesta. Ugh, tendría que pensar en otra cosa. Los siguientes días, gente se le acercaba para poder tener una cita, un beso, sexo o un poco de su atención, y a pesar de estar acostumbrada a eso y sacarle provecho, esos días estaba ignorando (más) a toda esa gente. Decidió simplemente enfocarse en sus estudios.
Días después tuvo que ir a la biblioteca central de la universidad para consultar un libro que solo podía encontrar ahí. Mínimo ahí nadie la molestaría. Al encontrar el libro, lo tomó y se dirigió a un lugar en donde pudiera leerlo tranquilamente, algunos lugares estaban ocupados, así que se dirigió a uno de los vacíos. Había una mesa con solo dos personas, estaban de espaldas y decidió que allí se sentaría.
Al llegar al lugar y acomodarse en el asiento frente a las personas se dió cuenta que una de ellas era nada más y nada menos que Sage. Reyna pensó en irse, pero, justo como le dijo Omen, era quedarse o correr, así que decidió quedarse. Sage la miró, al reconocerla se sorprendió y luego sonrió amablemente.
Reyna se quedó quieta “ Es demasiado bonita ” pensó. Tragó saliva y levantó su mano en forma de saludo. La persona a lado de Sage la miró no de una forma tan agradable, pero tampoco fue grosera e hizo una pequeña sonrisa, no muy sincera.
Reyna terminó de acomodarse y empezó a tratar de leer su libro. Trató, de verdad trató, pero, no podía concentrarse con Sage enfrente. Cada cierto tiempo Reyna volteaba a verla y a veces veía como Sage también la miraba. En ocasiones que sus miradas se cruzaban, Sage se ponía roja y Reyna se quedaba quieta, para luego ambas volver a sus lecturas.
Después de varios minutos, vio como la chica de al lado se acercaba a susurrarle algo a Sage, esta se puso un poco roja y asintió. La otra chica empezó a guardar sus cosas, al terminar se despidió de Sage y se fue.
Reyna que estaba viendo a las dos chicas se quedó mirando a Sage, hasta que ella la miró también. Sage volvió a sonreírle. “ ¿Por qué es tan amable si la ghosteé? ” pensó Reyna. Ambas se quedaron un rato más leyendo sus respectivos libros. Después de un rato Sage empezó a guardar sus cosas, lo cual hizo que Reyna la volteara a ver. Sage terminó de guardar sus cosas y volvió a sonreírle mientras movía su mano de un lado a otro en forma de despedida.
Reyna levantó su mano y también la movió en forma de despedida. Vio como Sage se volteaba y empezaba a caminar a la salida. Reyna se quedó pensando un momento en qué hacer, si seguirla o dejarla ir. Al notar que desaparecía de su vista Reyna guardó sus cosas lo más rápido posible y salió corriendo detrás de Sage.
Al salir de la biblioteca empezó a buscar a Sage, tardó un momento hasta que la vió a unos metros de ella. Corrió hasta ella.
-¡Sage!- gritó para hacer que la chica se detuviera. Sage volteó a verla un poco sorprendida.
-¿Hola?-
-Hola- trató de calmar su respiración por correr o por los nervios, en este momento Reyna no sabía distinguirlo. -¿Cómo estás?- preguntó Reyna.
-Uhm bien, gracias- sonrió. -¿Y tú?
-Bien-
-Que bueno- seguía con su amable sonrisa. Que para este punto sólo hacía sentir mal a Reyna, porque le había dejado de hablar de la nada.
-Perdóname- dijo sinceramente Reyna, lo cual hizo que Sage dejara de sonreír un poco y vio como su expresión cambió a una de confusión.
-¿A qué te refieres?-
-Por dejarte de hablar sin explicación alguna-
-Oh-
-Es que- Reyna se detuvo, no podía simplemente decirle el por qué corría siempre o por qué al verla recordaba a una niña que conoció hace 17 años en Disney y de la cual muy probablemente estaba enamorada, y enamorada era decir algo estúpido, porque ambas tenían siete años, no sabía bien ni lo que era el estar enamorada.
-Es que- volvió a decir. -¿Me dejas invitarte a comer algo y te platico?- preguntó Reyna.
-¿Ahorita?- preguntó Sage.
-Sí. Bueno, cuando tengas tiempo, si no puedes no tengo problema. O si no quieres también- terminó diciendo Reyna. Sage se rió un poco.
-Espera un momento, tengo que avisarle a mi papá que llegaré un poco tarde hoy- dijo mientras sacaba su teléfono.
Reyna sonrió, demasiado, ya que Sage había aceptado salir con ella. O algo así. Esperó a que terminara su llamada con su papá para poder empezar a caminar.
-Listo, si quieres podemos ir viendo si encontramos algo para comer- dijo Sage con una sonrisa. Verdaderamente esa sonrisa estaba matando a Reyna de mil formas diferentes.
Ambas empezaron a caminar una a lado de la otra y Reyna poco a poco se fue sintiendo menos nerviosa y confundida, el quedarse se estaba sintiendo bien. Platicaron un poco sobre lo que estudiaban, sus edades, algunos gustos musicales, hasta que Reyna volvió a recordar que había ghosteado a Sage.
-Perdón por ya no contestar tus mensajes- dijo Reyna.
-No te preocupes, tus razones habrás tenido- contestó.
-Sobre eso- Reyna rascó un poco su cabeza. -No suelo hacer eso-
-¿Hacer qué?- preguntó Sage.
-Hablar con las personas que me gustan- dijo Reyna.
-¿Te gusto?- preguntó Sage con una sonrisa y sus mejillas rojas.
-Uh- Reyna se había dado cuenta del error que había cometido, pero dicho ya estaba. -Sí. Desde que te conocí en la fiesta, sólo que estabas bastante ebria, no quería que pensaras que me aprovecharía de tu estado-
Sage la miró sorprendida y con ojos agradecidos.
-Gracias, por eso y por cuidarme- sonrió y bajó su mirada a sus pies. -A mi también me gustaste, por eso pedí tu teléfono- Reyna sonrió y suspiró aliviada.
-Bueno, pues hay una razón por la cual casi no hablo tanto con las personas- dijo Reyna un poco nerviosa, aunque no se notara, lo estaba.
-No me gusta compartir mi vida privada, me hace sentir demasiado vulnerable- dijo con sinceridad.
Sage la miró y decidió no decir nada, probablemente era un tema delicado y no quería apresurar a Reyna.
-Yo…he tenido varios problemas a lo largo de mi vida y para mi es difícil compartirlos- Sage veía a Reyna y a veces miraba hacia enfrente para evitar tropezarse. -Por eso no salgo, oficialmente con alguien, siempre creo que termina mal- Sage asintió con su cabeza. -Y bueno, por eso te dejé de hablar, porque me dio miedo-
Sage sonrió de nuevo, pero esta vez con más sinceridad en sus ojos. Reyna la miró, tenía sus ojos un poco rojos. Se veía que quería llorar.
-Gracias- Reyna detuvo su caminar.
-¿Gracias? ¿Por qué?- preguntó Reyna, bastante confundida.
-Por confiar en mí y decirme lo que sentías- Sage se detuvo también.
Reyna sintió muchas cosas en ese momento, Sage la hacía sentir muchas cosas y la confundía demasiado y de nuevo “ ¿Por qué tienes que parecerte a Ling? ” Reyna no supo cuando pero empezó a sentir lágrimas en su cara. Sage se acercó a ella y limpió con sus manos un par de lágrimas.
-No llores- Sage tomó con sus dos manos la cara de Reyna y le sonrió.
Reyna trató de ya no llorar, lo cual logró, pero eso hizo que solo se fijara en Sage y en lo cerca que estaba de ella.
-¿Quieres un helado?- Sage se separó un poco de Reyna e hizo la pregunta.
-¿Un helado?- preguntó Reyna.
-Sí, para que no llores- sonrió.
-Uh- Reyna estaba quieta.
-Sí, vamos, yo te lo compro- tomó a Reyna de la mano y la llevó a un lugar que cerca que vendía helados. Reyna no sabía qué decir, simplemente dejó que Sage la guiara.
Al llegar al local, Sage se acercó a la caja y pidió un helado.
-¿De qué sabor, señorita?- preguntó el que atendía.
-Uhm- volteó a ver a Reyna. -¿Qué sabor quieres, Reyna?-
-Fresa-
-Uno de fresa-
-Desea agregar algo más- preguntó el cajero.
-¿Quieres algo en tu helado? ¿Quieres chispas o galletas?-
-No te preocupes, así solo está bien- contestó Reyna.
-¿No te gusta?- preguntó Sage.
-Si me gusta, sólo que- Reyna no terminó de hablar porque Sage se volteó y pidió el helado con chispas y galletas.
Después de un rato, entregaron el helado y las dos se sentaron en una mesa para comer su helado. O en este caso Reyna comería su helado.
-Gracias- dijo Reyna después de un rato.
-No te preocupes- sonrió Sage.
Estaban en silencio, pero ninguna se sentía incómoda, al contrario, se sentían tranquilas.
Pasaron varios minutos y Sage escuchó como Reyna se reía.
-¿Qué pasa?- preguntó Sage.
-Recordé algo- dijo Reyna con una sonrisa. -Pero no importa- recordó como ella alguna vez hizo exactamente lo mismo que Sage, sólo que ella con Ling.
-Al menos ya estás sonriendo- comentó Sage. Lo cual hizo que Reyna se sonrojara. Cualquier persona que conociera a Reyna no creería lo que estaba pasando.
-Te llevo a tu casa, corazón, se está haciendo tarde- Sage asintió y caminaron a su casa.
Platicaron de varias cosas más sobre ellas, Sage le dijo que hace unos años había perdido a su mamá, y Reyna le dijo que ella había perdido a su hermana menor, ambas sabían lo difícil que era perder un familiar.
Llegaron a la casa de Sage y llegó la hora de despedirse.
-Esta es mi casa- dijo Sage.
-Se ve bonita- contestó Reyna. Realmente no quería que su salida terminara. -Tú eres muy bonita-
Sage se sonrojó demasiado y tuvo que mirar a sus pies.
-Gracias, tú también, Reyna- Reyna sonrió al escuchar eso.
Ambas se quedaron en silencio por un momento hasta que Reyna habló.
-Puedo…¿Puedo darte un beso, corazón?- preguntó algo nerviosa.
-Sí, por favor- Sage sonrió y tenía sus mejillas rojas. Reyna también sonrió.
Ambas se acercaron. Reyna tomó la iniciativa. Rozó sus labios con los de Sage y ella cerró sus ojos, Reyna sintió como suspiraba, también los cerró y sonrió. Sus labios se juntaron y ambas sintieron como si ese beso lo hubieran estado esperando toda la vida. Fue un beso tranquilo y suave, lleno de confianza.
Se separaron, abrieron los ojos y ambas sonrieron.
-Tengo que entrar- dijo Sage.
-Ah sí, lo siento, corazón- contestó Reyna. -¿Te veo después?-
-Por favor- sonrió. Abrió su puerta, entró y justo cuando estaba apunto de cerrar Reyna habló.
-Oye- Sage se detuvo. -Nunca me dijiste tu nombre real, Sage-
-Oh, sí- se rió. -Me llamo Ling Ying Wei- sonrió. -Descansa, Reyna. Me avisas cuando llegues a tu casa- Cerró la puerta.
Reyna se quedó parada sin saber qué hacer. Sage era Ling. LING YING WEI. La chica que había conocido hace 17 años en un viaje a Disney. La chica la cual le había dado su peluche favorito y que Zyanya todavía tenía. Encontró a la niña más bonita que había visto a sus 7 largos años de edad, ahora era una mujer, la mujer más hermosa que Reyna había visto en sus 24 años de vida. Todo este tiempo, Sage fue Ling, y la encontró de la misma manera que hace tantos años.
Reyna se rió.
La vida a veces es muy curiosa.
Chapter Text
-Entonces, ¿La chica con la que estabas hablando es la misma que conociste hace 17 años en Disney?- preguntó Omen a su amiga.
-¡Sí! ¿Puedes creerlo? Sage es Ling ¡Es Ling!- Dijo Reyna muy emocionada, mientras estaban caminando a una clase.
-Wow-
-Es que ni yo puedo creerlo Jhon- contaba Reyna con una sonrisa en su cara. Omen casi no veía a su amiga así de feliz.
-Yo tampoco, el destino o la vida, son curiosas- contestó Omen. -¿Y ella sabe que eres tú la de hace 17 años?-
-Uh, no, no sabe-
-¿Y por qué no le has dicho?- preguntó Omen.
-Pues- Reyna detuvo su caminar. -Buena pregunta, no lo sé-
-¿Cómo no lo vas a saber?- Se detuvo también Omen.
-No lo sé, no le he dicho y no sé por qué- contestó Reyna.
-¿Tienes miedo?-
-¿Qué? No- Reyna pensó durante unos segundos. -¿Tal vez?-
Omen miró a su amiga. Dejaría que ella descubriera sus propios sentimientos.
-No sé, sigo hablando con ella y cada día que pasa me gusta más, pero conoce a Reyna, no sabe que soy Zyanya, y de las veces que me ha hablado de pues mi, de Zyanya, piensa que es una buena persona-
-¿Y tú no lo eres con ella?- preguntó Omen.
-¡Lo soy! Simplemente que sabes lo que dicen de mi; Sage lo sabe también, no quiero que piense que soy todo eso-
-No creo que piense eso- contestó Omen.
-¿Por?-
-Pues- Omen miró a su amiga. -Zya, llevan hablándose como 4 meses-
-Seis- corrigió Reyna. Omen rodó sus ojos.
-Medio año hablando y saliendo. ¿De verdad crees que no te va a querer como Zyanya?-
-Es que, no soy lo que dicen que soy, pero tampoco soy esa niña de Disney-
-Todos cambian, hasta ella. Ling no es lo que es ahora Sage, y Zyanya no es ahora lo que es Reyna- Reyna miró a su amigo, mientras le hablaba.
-No creo que te deje de hablar o que le dejes de gustar, al contrario- terminó diciendo Omen.
-¿Qué? ¿Cómo?- preguntó Reyna.
-Si sigue recordando ese día como tú lo haces, de seguro también te ha estado buscando-
Reyna abrió sus ojos y se quedó mirando fijamente a su amigo.
-Aparte, por favor, llevan medio año saliendo-
-No estamos saliendo- contestó Reyna.
-Aja-
-De verdad, no somos nada-
-Omitiré la vez que vi a Sage salir del último pasillo de la biblioteca con labial en su cuello y a ti con una sonrisa detrás de ella- sonrió Omen.
-Ok, pero no fue lo que te imaginas- Omen la miró. -O sea, si fue lo que te imaginas, pero a medias, nosotras nunca- empezó a ponerse un poco nerviosa. -No nos hemos acostado-
-Deberías decirle- contestó Omen y volvió a caminar.
-¿Que si quiere coger?- preguntó Reyna.
-Que eres Zyanya- Omen rodó sus ojos.
-Ahh…- Siguió a su amigo. -¿Crees que me acepte?-
-Yo digo que si-
-No sé-
-De paso ya dile que quieres ser su novia-
-¿Por qué le diría eso, si no me- Reyna detuvo su hablar y Omen la volteó a ver.
-Ajá…- Dijo para que Reyna siguiera su oración.
-¿Sí me gusta verdad?-
Omen gruñó y volvió a rodar sus ojos.
-Oye, esto es difícil para mi ¿Ok?-
-Lo sé, Zyanya, pero desde un principio supiste que Sage, bueno, Ling era diferente- Ambos llegaron al salón y se sentaron juntos a esperar al maestro.
-Ugh- Reyna recargó su cabeza en el escritorio. -Me gusta mucho-
-Lo sé- contestó Omen mientras le acariciaba su espalda. -Deja de correr, Zya, no creo que Ling te vaya a dejar sola-
Reyna se enderezó y vio a Omen.
-Gracias, por siempre escucharme-
-No llores o las personas van a pensar que si tienes sentimientos- dijo Omen mientras miraba hacia los lados. Reyna siguió su mirada y vio como varias personas la veían y empezaban a hablar entre ellas. Reyna sonrió y le dio un pequeño golpe en el brazo a Omen. Ambos se rieron. El profesor llegó unos segundos después y empezó la clase.
Habían pasado unos cuantos días más desde que Reyna había hablado con Omen y Reyna había decidido no decirle nada a Ling hasta que estuviera todo planeado. Porque sí, le iba a pedir que fuera su novia. Sólo necesitaba un poco más de tiempo para planearlo y que Sage no se enterara de que ella era Zyanya. Lo cual también estaba costando trabajo, ya que con cada día que hablaban más, Reyna se abría un poco más y Sage descubriría que era Zyanya.
Un día Reyna pasó a buscar a Sage en su facultad para después acompañarla a su casa. Sage venía hablando con Astra y con Skye, ya las conocía mejor, pero aún así sentía que ambas dudaban de las intenciones que Reyna tenía con Sage. Y Reyna no las culpaba.
-¿Las dos tienen libros fuera? Es que necesito un libro para terminar mi ensayo, y es en una semana. De verdad necesito que lo saquen por mi de la biblioteca- dijo Astra a sus dos amigas mientras caminaban.
-Lo siento, Astra, ya no tengo más préstamos por el momento- dijo Sage.
-Lo siento amiga, pero yo igual, tengo un examen y necesito sacar esos apuntes en mi casa- contestó Skye.
Reyna empezó a caminar hacia las 3 amigas, muchas personas la veían, y ella simplemente los ignoraba, en sus ojos solo estaba Sage. Skye se percató de Reyna y con un pequeño codazo a Sage, hizo que volteara a ver a Reyna. A Sage se le iluminaron sus ojos y sonrió, lo cual hizo que Reyna también sonriera.
-Ugh. Consiganse un cuarto- dijo Astra. Sage solo se sonrojó y Skye se rió.
-Hola, corazón- dijo Reyna en cuanto llegó con Sage.
-Hola, Reyna- contestó Sage.
Reyna volteó a ver a las otras dos amigas de Sage y con una sonrisa no tan grande las saludó, las otras dos contestaron también el saludo.
-¿Tienes algo que hacer o vas a tu casa?- preguntó Reyna a Sage.
-Voy a ir a estudiar a la biblioteca con Astra y Skye- contestó Sage.
-Uh ya-
-Puedes acompañarnos si me haces un préstamo con tu credencial- dijo Astra.
Reyna la volteó a ver.
-¿Y tu credencial?- preguntó Reyna.
-La perdió en el momento más importante del semestre- contestó Skye.
-No la perdí, se me cayó ¿Ok?- respondió Astra.
-También tú, que no aseguras tus cosas y vienes en moto todos los días- dijo Skye.
-No es mi culpa que Varum tenga moto y no un coche- contestó Astra mientras se cruzaba de brazos.
Sage hizo un sonido con su garganta y las tres la voltearon a ver.
-Si tengo préstamos disponibles- terminó diciendo Reyna. Astra sonrió y le pidió que la acompañaran a la biblioteca. Las cuatro empezaron a caminar y Reyna tomó de la mano a Sage, lo cual hizo que se sonrojara.
Reyna siempre sonreía cuando Sage se sonrojaba, a pesar de tomarla de la mano frecuentemente, seguía sonrojándose. Al llegar a la biblioteca Sage y Skye se sentaron en una mesa, mientras que Astra y Reyna fueron por el libro para que Reyna pudiera sacarlo de la biblioteca con su credencial. Les dieron un ticket que tenía la información de la persona que pedía el libro y el día que tenía que devolverlo.
-Si quieres quédate el ticket, para que no se te olvide cuando regresarlo- dijo Reyna mientras le entregaba el ticket.
-Si quieres- contestó Astra, mientras tomaba el ticket y lo revisaba. En ese momento Astra detuvo su caminar y se quedó viendo el ticket.
-¿Qué te pasa?- susurró Reyna regresando a donde estaba Astra.
-¡¿Te llamas Zyanya?!- susurró un poco fuerte.
Reyna se quedó mirándola fijamente, pensando en por qué le interesaba tanto su nombre a Astra.
-¿Eres la chica que Sage conoció hace como mil años en Disney?-
Reyna, tragó saliva, por dos cosas, Sage les había contado de ella a sus amigas y la segunda, es que Astra podría decirle a Sage y arruinar sus planes de todavía no decirle.
-No le digas a Ling- Astra volteó a ver a Reyna. -Por favor- Reyna se acercó un poco más a Astra. -Así estamos a mano, yo te doy tu libro y tu no le dices a Ling que soy Zyanya-
-¿Si sabes que Sage ha estado esperando encontrarte desde ese día en Disney?- dijo Astra.
-¿No?- contestó Reyna.
-¿Acaso eres estúpida?- dijo casi hablando y alguien en la biblioteca hizo “Shhh”.
-¿Por qué me dices así? ¿Que te da el derecho de- Astra la interrumpió
-Cállate. Sage tiene su corazón dividido entre ti y Zyanya ¿Sabes cuánto le ha costado eso? Nunca ha dejado de querer a Zyanya, o bueno a ti, pero es que las dos son tú, tú eres ella-
-Yo no lo sabía- contestó Reyna.
-Sí, ya vi- miró de una forma no muy agradable a Reyna.
-Deberías decirle- suspiró Astra. -Ha decir verdad, yo creo que eso le emocionaría mucho-
-¿Crees?-
-¿Te haces pendeja, verdad?- preguntó Astra.
-A mi no me andes hablando así hija de la- Una persona interrumpió a Reyna.
-Señoritas, les pido que guarden silencio o salgan de la biblioteca- un guardia les habló. Ambas se callaron y se voltearon a ver. El guardia se fue.
-Planeo decirle y también pedirle que sea mi novia- volvió a susurrar Reyna.
Astra soltó un pequeño grito y luego se tapó la boca con sus manos. El guardia la miró desde lejos.
-¡Ay! Ya era hora- dijo con una sonrisa. -Me estaba preocupando que solo quisieras jugar con mi amiga-
-Quiero hacer las cosas bien, como Reyna y como Zyanya- contestó Reyna.
-Ok, cuenta conmigo, yo te guardo el secreto, pero, dime que vas a hacer-
Ambas caminaron juntas hasta llegar a donde estaban Sage y Skye, en ese momento se callaron, pero Astra había aceptado guardar el secreto y ayudar a Reyna con lo que tenía planeado.
Pasó casi otro mes para que todo estuviera listo. Mientras tanto, Reyna empezó a hablar más con Astra y pasar tiempo con ella, ya que le prestaba los libros y aparte le ayudaba con lo de Sage.
Sage se dió cuenta y a pesar de confiar en ambas empezó a sentirse un poco incómoda al ver a Reyna y Astra juntas. No eran celos, o al menos eso se decía Sage a sí misma.
-¿Te puedo ver el próximo viernes, corazón? Mañana voy a salir con Astra- dijo Reyna a Sage.
-Oh, claro- dijo Sage algo triste y molesta. -Últimamente has estado mucho tiempo con Astra ¿no?- dijo Sage, con un tono casi molesto.
-¿Uh?- Reyna se quedó mirando a Sage. Al verla molesta, Reyna identificó por qué estaba molesta. Sonrió. -¿Estás celosa corazón?- preguntó Reyna mientras se acercaba a Sage.
-¿Tendría que estarlo?- dijo mientras se cruzaba de brazos y fruncía el ceño.
-¿Lo estás?- preguntó Reyna mientras se ponía detrás de Sage y la abrazaba. Sage quiso zafarse del abrazo.
-No, tú eres libre de estar con quien quieras Reyna- terminó diciendo y Reyna no dejaba que se soltara. -Deja de reírte, Reyna-
-Perdón, corazón, es que no pensé que pudieras ponerte celosa- contestó Reyna mientras giraba a Sage y hacía que quedaran frente a frente.
-No lo estoy, Reyna, deja de decir cosas- a pesar de estar frente a frente Sage no miraba a Reyna.
-¿Me das un beso, corazón?- dijo Reyna buscando la mirada de Sage.
-No- se cruzó de brazos, aunque Reyna la tuviera abrazada. -Pideselos a Astra- Reyna rió al escuchar esto.
-Entonces si estás celosa-
-Que no- Sage volteó a ver a Reyna a los ojos. Reyna le sonrió.
-¿Puedes darme un beso, preciosa? Por favor-
Sage se sonrojó y escondió su cara en el cuello de Reyna.
-Cállate- dijo Sage.
-Cállame- Reyna solo escuchó como Sage se quejaba pero no se movía de su cuello.
Después de un rato sintió como Sage la empezaba a abrazar, Reyna volvió a sonreír, esta vez más tiernamente.
-Te prometo que nada pasa entre Astra y yo- dijo Reyna, mientras acariciaba el cabello de Sage.
-Lo sé- contestó Sage. Levantó su mirada y vio directo a los ojos a Reyna. -Sólo que no sé que somos Reyna-
Reyna la miró sorprendida, pues ya habían pasado 7 meses y ninguna había dado el primer paso hacia una relación a pesar de parecer una.
-Todo a su tiempo, corazón- contestó Reyna y vio un poco de tristeza en los ojos de Sage. -¿Puedes darme un poco más de tiempo, Ling?- preguntó Reyna.
Sage solo asintió.
-¿Puedo darte un beso, preciosa?- preguntó Reyna-
Sage sonrió y se acercó a Reyna. Se besaron, ambas sonrieron a la mitad del beso. Cuando se separaron Reyna tomó de la barbilla a Sage y le volvió a dar otro beso, lo cual hizo que Sage sonriera aún más. Se volvieron a separar.
-Vamos, te acompaño a tu casa, Ling- Dijo Reyna. Sage asintió y tomó la mano de Reyna, ambas empezaron a caminar.
Al llegar a la casa Sage invitó a pasar a Reyna, la cual aceptó. Estaban solas en la casa, ya que ese día el padre de Sage llegaría tarde. Subieron al cuarto de Sage y Reyna entró por primera vez a su cuarto. Había estado en su casa como 2 veces, pero nunca en su cuarto.
Al recorrer el cuarto con su mirada se encontró con dos cosas que le llamaron mucho la atención, primero fue a Dani, que estaba en la cama de Sage y en segundo lugar la foto que ella también tenía en su casa de su viaje a Disney. Sage se sentó en su cama y Reyna también.
-¿Eres tú la de la foto?- preguntó Reyna a Sage, mientras veía hacia la foto de ambas.
-Uh, sí, soy yo hace como 17 años- contestó Sage, levantándose y tomando la foto, para después regresar a la cama y dársela a Reyna.
-Eras una niña muy tierna- dijo Reyna y Sage se sonrojó.
-Gracias-
-¿Quién es la de al lado?- preguntó Reyna a pesar de conocer la respuesta.
-Un amiga que hice en ese viaje a Disney, se llamaba Zyanya, o se llama- se sentó a lado de Reyna de nuevo. -Realmente no sé, después de eso nunca volví a saber de ella-
-Se parece a mí- dijo Reyna. Sage abrió sus ojos.
-No es cierto- dijo Sage un poco sonrojada.
-Claro que sí, mira- Reyna sonrió como en la foto y puso la foto a lado de su cara. Cerró sus ojos al sonreír.
Sage tragó saliva, ya que en efecto, sabía que Reyna se parecía demasiado a Zyanya, sólo que no lo era. No eran la misma persona y eso le pesaba a Sage, ya que sentía que traicionaba a Zyanya de alguna manera. Aparte de eso, el pensar que actualmente le gusta alguien que le “gustaba” de pequeña, también era raro.
-No hagas eso, no eres Zyanya, no se parecen- dijo Sage-
Reyna abrió sus ojos y dejó de sonreír para mirar a Sage.
-¿Por qué no?- preguntó Reyna.
-Pues, Zyanya no sería tan creída como tú- dijo Sage con una sonrisa un poco malvada, lo cual Reyna no tomó a mal, solo se rió.
-¿Tan mal piensas de mi, corazón?- preguntó con una sonrisa.
-No es eso- se puso roja Sage.
-¿Te gustaba tu pequeña amiga?- preguntó Reyna.
-Era muy pequeña no sabía ni lo que era que me gustara alguien- respondió Sage.
-Pero, creciste y no la olvidaste ¿te sigue gustando?- Sage abrió los ojos al escuchar eso.
-Uh, no, no realmente- No podía decirle que si a la persona con la que salía…bueno no salían oficialmente.
-¿Y si la encontraras de nuevo te gustaría?- preguntó con curiosidad Reyna.
-Uh, no- Sage se puso nerviosa. -No sé, me gusta alguien en este momento-
Reyna no sabía si ponerse celosa o no, claramente Sage sentía algo por la niña, nostalgia o lo que fuera, pero esa niña era ella misma. Y después dice que le gusta alguien. Definitivamente Reyna no debió preguntar.
-¿En serio?- Reyna se acercó a Sage. -¿Quién te gusta, corazón?- Sonrió.
Sage se sonrojó.
-Tú-
Reyna sonrió y tomó con una de sus manos la cara de Sage, acortó la distancia y la empezó a besar lentamente. Sage cerró sus ojos y suspiró. Ambas estaban disfrutando demasiado ese beso. Reyna con su otra mano, atrajo a Sage hacia ella tomándola por la cintura. El beso se estaba volviendo un poco más necesitado.
Reyna empezó a abrir los labios de Sage con su lengua lo cual Sage permitió. Pasaron unos segundos y sus respiraciones se agitaron un poco más hasta que se separaron. Ambas se miraron con bastante intensidad en sus ojos. Sage se reacomodo, solo que esta vez se sentó en las piernas de Reyna.
Reyna tomó por la cintura a Sage con sus dos manos haciendo que se acomodara mejor. Se miraron de nuevo y Sage fue la que empezó a besar a Reyna. Después de largos besos se volvieron a separar, Reyna vio en los ojos de Sage, un fuego que muy pocas veces había visto en ellos.
Sage tomó a Reyna por los hombros y la aventó hacia su cama. Reyna abrió los ojos con sorpresa, ya que no imaginaba que Sage fuera a tomar el control de la situación. Sonrió.
Sage se acomodó de nuevo encima de Reyna y empezó a besar su cuello, e hizo que Reyna soltara un suspiro. Después de varios besos Sage empezó a succionar el cuello de Reyna, esta respondió con un pequeño gemido, esto hizo que Sage mordiera a Reyna y de igual manera gimió, sólo que más fuerte. Pasó de su cuello a morder su oído y otra vez su cuello, lo besaba, lo mordía y succionaba.
-Co…corazón- dijo Reyna entre suspiros y gemidos.
Sage se detuvo y levantó su mirada para verla a los ojos.
-¿Podemos parar?- pudo decir Reyna. Lo cual hizo que Sage abriera sus ojos con pánico en ellos.
-Lo, lo siento, Reyna. Yo. Lo siento- Se alejó de Reyna, se levantó y quedó sentada encima de Reyna. Reyna se levantó también y la abrazó por la cintura.
-No hiciste nada malo, preciosa- le aseguró Reyna a Sage ya que vio remordimiento en sus ojos.
-Perdón- dijo Sage mientras ponía sus manos en su cara.
-Ey- Reyna tomó las manos de Sage y las bajó de su cara. -Corazón- Sage la miró a los ojos. -Me gustaría mucho poder demostrarte lo mucho que te amo, sólo no todavía- sonrió cálidamente a Sage. -Me encantas y no sabes lo mucho que te deseo, pero, quiero hacer esto bien-
Sage la miraba expectante y con grandes ojos. Al escuchar esto su corazón se aceleró de la emoción. No había vuelta atrás. A Sage le encantaba Reyna.
Sage la besó, fue un beso lleno de alegría, esperanza y emoción. No fue el más dulce, pero tampoco el más agitado. Era simplemente perfecto, porque ambas sentían como con ese beso se hacían una promesa.
-¿Qué vas a hacer el próximo fin de semana, corazón?- preguntó Reyna después de separarse.
-No mucho, voy a estar en casa, papá va a tener que trabajar este fin- Sage recargó sus brazos en los hombros de Reyna. -¿Por qué?-
-Curiosidad- Sonrió Reyna.
Después de eso ambas se acomodaron en la cama de Sage y se acostaron a ver una película. Sage estaba abrazando a Reyna. Cuando terminó la película Reyna tuvo que irse, ambas se verían de nuevo en la escuela en la semana.
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-¡Sage! ¡Sage!- venía gritando Astra desde la mitad del pasillo de la escuela.
Sage volteó a verla.
-¿Qué pasa Astra?- preguntó, un poco preocupada.
-La encontré- dijo emocionada.
-¿A quién encontraste?- la miró sin entender de qué hablaba.
-A tu novia-
-¿A Reyna?- preguntó Sage.
-¿Ya es tu novia?- preguntó Astra. Sage se sonrojó y se sorprendió por lo fácil que se le había hecho pensar en Reyna como su novia.
-No, es. Nada. No entiendo de qué hablas, Astra-
-Zyanya- Al decir esto, Sage abrió sus ojos.
-¿Qué?-
-Tu noviecita de Disney. La encontré- Astra vio que Sage no decía nada y solo la miraba. -Quiere verte. Y me dijo que si aceptabas salir con ella este fin de semana-
-Uh- Sage realmente no sabía qué decir. Había deseado tanto este día y ahora estaba dudando.
-Me dijo que se vieran donde se conocieron- Astra empezó a buscar algo en su mochila. Sacó un sobre y se lo dio a Sage.
Sage miró con curiosidad el sobre y lo tomó. Al abrirlo se dio cuenta de que era un boleto de avión y una nota que decía “ Mucho tiempo sin saber de ti, Ling Wei y sin haberte olvidado. Me gustaría poder verte de nuevo y platicar. Sé que es muy repentino y que soy una extraña para ti, pero me gustaría encontrarnos en el lugar en el que nos conocimos, por eso te mando un boleto de avión para que puedas viajar a Disney. Si no vas lo entenderé, pero, espero que puedas ir. -Zyanya M. “
Sage terminó de leer la carta y vio el boleto, después miró a Astra.
-¿Qué hago, Astra?- preguntó Sage.
-Pues ir. ¿cómo qué que haces? Has estado esperando este momento toda tu vida-
-Es que…Reyna-
-Ush, no son nada tú y ella, puedes tener más citas- dijo Astra.
-Me gusta Reyna- dijo Sage a su amiga.
-Sólo vas a platicar, Sage-
-Lo sé. Pero, es una desconocida y me mandó un boleto para ir a Disney- Sage guardó la carta y el boleto en el sobre. -No sé si confiar-
-Vamos- Dijo Astra. -Varum y yo te acompañamos-
-¿Cómo?- preguntó Sage.
-Compramos nuestros boletos y te acompañamos, cualquier cosa estaremos ahí para ti. Para vigilar que no te robe o algo- terminó de decir Astra.
-Uhmm- Sage se mordió el labio mientras pensaba. Ver a Zyanya significaría muchas cosas, primero, el hecho de saber que sigue ahí pensando en ella le resultaba incómodo, porque desde que conoció a Reyna, sabía que le gustaba, si Zyanya le hubiera escrito hace unos meses, no hubiera dudado en ir a Disney.
Segundo, ¿Qué sentiría? ¿Qué pasaba si era una chica perfecta y a Sage le gustaba? No podía traicionar así a Reyna.
-No lo pienses tanto Sage- Astra tomó el hombro de su amiga y Sage la volteó a ver. -No pierdes nada-
-Pero…Reyna-
-¿Te gusta mucho Reyna?- preguntó Astra.
-Demasiado- contestó Sage, a lo que Astra sonrió tiernamente.
-Si te gusta tanto, no habrá persona que se compare con lo que ustedes han construido a lo largo de estos meses. Confía en ti y en lo que sientes.
Sage sonrió levemente y suspiró.
-Huh…ok- Astra le dio una palmadita en su hombro y la soltó. -Pero, tengo que decirle a Reyna-
-Está bien- Astra sonrió sin problemas, pero Sage se quedó mirando a su amiga. -¿Qué pasa?-
-Le tengo que decir a Reyna que voy a ver a Zyanya-
-¿Y luego?- Astra no entendía el por qué le preocupaba a Sage y Sage no quería decirlo en voz alta.
-Le voy a decir que voy a salir a un viaje con una chica que “me gustaba” hace 17 años. A Reyna, a mi nov…a la persona que actualmente me gusta-
En ese momento Astra entendió lo que le preocupaba a Sage. Ella no le había dado importancia porque sabía que Reyna era Zyanya y básicamente iría a verla, pero no pensó en el dilema que estaría enfrentando Sage.
-Uh…sí, eso. Yo diría que si le dijeras y le explicaras, ella entenderá- dijo sonriendo.
-Espero que sí, no me gustaría perderla por algo así-
-No lo harás, Zya…Reyna entenderá, sí- dijo Astra.
Ese día Sage no iba a ver a Reyna, así que decidió llamarla para avisarle de lo que tenía planeado.
- Hola corazón ¿Tanto me extrañas? - preguntó al contestar la llamada de Sage.
-Siempre te extraño, Reyna- contestó con una sonrisa.
-Y yo a ti, preciosa, yo a ti-
Sage suspiró, de verdad amaba a esa chica. ¿Amaba? Lo pensó, y no tenía dudas de eso, era un sentimiento muy fuerte. Y es que cómo no iba a amar a Reyna, si era tierna y cálida con ella, si la hacía sentir segura y protegida, si…
-¿Qué pasa, Sage?- preguntó Reyna al no escuchar nada del otro lado del teléfono.
-Uh- tenía que acomodar sus pensamientos. -Este fin de semana no te podré ver-
-¿Pasó algo?-
-No, bueno sí- sage suspiró. -¿Recuerdas que te conté de mi amiga de Disney?-
-Uh, sí ¿Sandra, no?-
-Zyanya-
-Ajá, lo recuerdo-
-Me invitó a platicar a Disney- Sage cerró los ojos al terminar de decirlo, sintió que era como decir que alguien la había invitado a platicar a un motel.
-¿Por qué te invitó a platicar a Disney?- preguntó Reyna.
-Pues, supongo que para recordar viejos tiempos- realmente nada de lo que decía la hacía sonar bien. Al menos eso pensaba Sage.
-Uh, ya-
-Reyna, no te preocupes solo vamos a conversar de nuestras vidas, fue una persona importante para mi. Guardo ese recuerdo de Zyanya en mi corazón, realmente-
-Ya…vas a ir con la niña que te gustaba a Disney-
-No me gustaba, Reyna, solo- Reyna la interrumpió.
-Sigues pensando en ella- dijo Reyna.
-No, yo no, ya no-
-¿Desde cuándo?
-Desde que apareciste tú, Reyna-
Reyna desde el otro lado del teléfono sonrió amargamente. Pensó que esto sería más fácil sabiendo que ella era Zyanya, pero en el fondo sintió que si no fuera ella Sage iría a ver a otra mujer. Y realmente sintió celos y enojo.
-Ok- suspiró Reyna. -Ok, corazón-
-¿Estás bien con eso? Reyna yo no pienso dejarte, solo voy a ver a-
-No somos nada, Sage- contestó sin pensar Reyna.
Sage tragó saliva. Eso le había dolido.
-No somos nada, pero te adoro con todo mi corazón, Sage-
Sage suspiró.
-Confío en ti y en lo que tenemos. Decidí ya no correr, y arriesgaré todo por ti-
Sage sintió sus ojos llenarse de lágrimas. ¿Cómo podía tener a alguien tan hermosa como Reyna en su vida? Al escuchar esas palabras su corazón empezó a latir muy rápido. De repente se sintió más segura de lo que pasaría con Zyanya, no importaba lo que le dijera, ella regresaría con Reyna. Y si no han hecho oficial nada, Sage lo haría regresando de ese viaje. Ella también arriesgaría todo por Reyna.
-Reyna- empezó a decir entre sollozos. -Yo te- Reyna la cortó.
-Espera un poco más corazón, espérame un poco, por favor-
Sage secó sus lágrimas y asintió fuerte para que Reyna escuchara. Ambas se despidieron. Ya no se verían hasta que regresara Sage del viaje. O eso creía ella.
Notes:
Eeeeh, ya casi termina esta pequeña historia :)
¿Cómo reaccionará Sage al saber que Zyanya y Reyna son la misma persona? :p
Chapter 5: five
Notes:
Bueno, este es el final, es un poco más corto que otros capítulos, pero bonito :D
Espero que lo disfruten c:
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Ambas se alistaron para el viaje, Sage sin saber nada y Reyna puliendo los detalles de su plan, después de varias llamadas con Astra, todo iba de acuerdo al plan.
Sage llegaría con Astra y Varum al hotel, donde por lo mientras los 3 compartirían cuarto. Sage no estaba muy contenta con eso, pero según esto, ella estaría solo un día, mientras que Astra y Varum estarían todo el fin de semana.
Llegaron un Viernes por la tarde, aunque Reyna había llegado antes, se saltó varias clases para poder estar ahí temprano, se había instalado en el cuarto de hotel que había apartado para todo el fin, si todo salía bien se quedaría ahí con Sage y no tendría por qué quedarse con Astra y Varum.
Reyna desempacó las cosas que tenía, incluida la foto de ella y Sage de pequeña y dos peluches iguales, solo que uno morado y el otro cian. Bueno tenía a Dani en sus manos, no fue muy fácil conseguirlo, pero tampoco imposible, ese mismo día después de que Sage le confirmara que se iba a clases y que su padre se quedaba en su casa, Reyna fue a su casa, donde con nervios le pidió al papá de Sage si le podía dejar tomar prestado a Dani.
Al principio el papá de Sage se negó, primero porque no conocía bien a Reyna y segundo le explicó que ese peluche era demasiado importante para Ling. Reyna tuvo que explicarle que ella era Zyanya, y hasta sacó de su mochila a Xiao. El padre de sage se sorprendió y sonrió después de eso. Le emocionó ver a la niña que había rescatado a su hija esa vez.
Reyna tuvo que explicar lo que quería hacer con el muñeco y para qué, aunque omitiendo detalles, no sabía cómo tomaría el padre de Sage la información de que quería pedirle a su hija que fuera su novia y después por fin, en palabras bonitas, hacerle el amor. Solo supo que quería sorprenderla y reconciliarse con su amiga de años atrás.
Reyna abrazó a Dani, olía a Sage. Terminó de sacar sus cosas y acomodó los dos osos en la cama. Antes de llegar a la habitación, Reyna había comprado unas orejitas de minnie, como las que le dió a Sage para que no llorara cuando eran pequeñas y se las puso.
Se vio al espejo y se veía perfecta, tenía unos jeans negros ajustado, una blusa blanca ajustada a su cuerpo que dejaba ver un poco su abdomen y una chaqueta de cuero negra. Sus ojos pintados y su delineado perfecto, y para finalizar en sus labios un color rojo oscuro que hacía más deseable sus labios. Las orejas arruinaban un poco el look, pero, eso no importaba ahorita, ya solo quedaba que Astra le avisara que habían llegado.
Cuando recibió el mensaje, se apresuró a salir del cuarto y suspiró. De repente se empezó a sentir nerviosa y casi empezaba a temblar. Cerró sus ojos y tomó aire varias veces. Tenía miedo de que Sage la rechazara o la odiara por no decirle que era Zyanya. Abrió los ojos cuando le llegó otra notificación de Sage.
Corazón: Te amo.
Corazón: Lo siento, no pude esperar.
Corazón: :(
Reyna sonrió, ella tampoco podía esperar. Tal vez Sage se adelantó a escribirlo, pero Reyna sería la primera en decírselo en persona.
Yo: Yo quería decirlo primero :(
Corazón: :p
Yo: Disfruta tu día, te estaré esperando.
Corazón: Gracias.
Corazón: Te amo :p <3 <3 <3
Reyna sonrió y movió su cabeza de un lado a otro.
-Ay, corazón, solo espero no me odies-
empezó a caminar al punto donde le había dicho a Astra que se encontraría con Sage.
-¿Cómo te sientes Sage?- preguntó Astra a su amiga mientras dejaba su bolsa en una silla que tenía en la habitación. Solo era una cama, ya que Sage planeaba regresar en la madrugada y ver a Reyna.
-Bien- sonrió -Amo a Reyna, no importa que-
Astra sonrió y volteó a ver a Varum, que también sonrió.
-Bueno, espero que te vaya bien, me dijo que se vieran afuera de los baños de- Astra abrió su celular y señaló los baños. -Estos-
Sage inmediatamente reconoció esos baños, fue donde se encontraron por primera vez. Sonrió amargamente. Recordar ese momento le había hecho pensar en su mamá. Esa vez se perdió por tratar de seguirla.
-El peor lugar para una cita, pero está bien. ¿Quién soy yo para juzgar?- terminó diciendo Astra.
-No es una cita- contestó Sage.
-Sí, sí, como sea- hizo un movimiento con su mano y apagó su celular. -Ya casi se tienen que ver, Varum y yo te acompañaremos, después si tu nos dices nos vamos. Solo para cuidarte ¿ok?-
Sage asintió.
-Gracias, Astra- después miró a Varum que estaba desempacando las cosas de ambos. -También a ti Varum- Varum dejó de desempacar y miró a Sage.
-No tienes que agradecer, no es molestia alguna, Sage- Ambos sonrieron.
Los tres salieron de la habitación y Sage empezó a sentirse un poco nerviosa, ya no por la misma razón de antes, simplemente porque después de tantos años vería a Zyanya. Esperaba que se llevaran bien y poder ser amigas, sería un bonito recuerdo y una gran amistad.
Al llegar al lugar empezó a escanear a las personas que estaban ahí, en busca de alguien que se pareciera a Zyanya o lo que imaginaba que sería Zyanya ahora. Inevitablemente pensó en Reyna, lo cual la hizo sonreír. De repente vio a una persona de espaldas con unas orejas de Minnie. Se parecía mucho a Reyna, pero por las orejas, eso muy probablemente no lo usaría Reyna.
Se preguntó si acaso era Reyna, pero no, Reyna tenía el cabello con las puntas moradas, esta persona lo tenía completamente negro y un poco más corto que el de Reyna. Realmente se parecía a Reyna…
Sage hizo un sonido de sorprendida. Astra y Varum la miraron.
-Creo que es ella- dijo mirando a la chica que estaba de espaldas viendo un poster de algo fuera de los baños.
Varum y Astra siguieron su mirada y después se miraron entre ellos, se sonrieron, pues ambos sabían que era Reyna.
-Ve- dijo Astra tomando la espalda de Sage y guiandola hacia adelante.
Sage la miró con un poco de dudas en sus ojos, vio la sonrisa de Astra y asintió. Se volteó y se acercó a la chica que estaba de espaldas.
Mientras más se acercaba, más parecía Reyna lo cual incomodó un poco a Sage.
Cuando llegó con la chica alzó su mano y le tocó el hombro para avisar que había llegado.
La chica se sobresaltó un poco y se giró para ver quién le había tocado el hombro. Al darse vuelta ambas se miraron. Una sonrió y la otra se sorprendió.
-¿Reyna?- Sage dijo confundida. -¿Qué haces aquí?-
Reyna se rió y se acercó a Sage.
-¿No es obvio, corazón? No podía dejar que esa tal Sandra me quitara tu corazón- dijo mientras se cruzaba de brazos y hacía una cara enojada.
-¿Uh?-
Reyna decidió que ya no jugaría más con Sage, bajó sus brazos y puso una cara más seria y sincera.
-Corazón, tengo que decirte algo-
-¿Corriste a Zyanya?-
-¿Qué?-
-¿Me seguiste?-
-¡No! Corazón espera, déjame explicarte- comenzó a decir un poco rápido Reyna.
-¿No confías en mí?- preguntó Sage con ojos rojos.
-¡No!- al decir esto Reyan vio como a Sage se le llenaban sus ojos de lágrimas. -¡Si lo hago! Solo que, es que yo-
-¿Por qué no confiaste en mí?- Sage empezó a llorar.
-Corazón, no es eso, solo déjame decirte que yo-
-Te dije que yo te- Reyna la interrumpió.
-Y yo te amo a ti- gritó Reyna con un tono desesperado.
Sage la miró pero había tristeza en sus ojos.
-Ling- Reyna se acercó y tomó su cara con sus manos. -No llores- seguían saliendo lágrimas de los ojos de Sage. Reyna limpió sus lágrimas y alejó sus manos. Tomó sus orejas y se las puso a Sage.
-Toma, pero no llores, por favor-
Sage al sentir como Reyna ponía las orejas en su cabeza dejó de llorar y la miró. Vió como Reyna le sonreía.
-Tengo otras, puedes quedarte estas- dijo Reyna.
Y en ese momento, Sage lo entendió todo. Con lo que había dicho y hecho Reyna, recordó cómo Zyanya la había encontrado. Sage miró detenidamente a Reyna o a Zyanya y por unos segundos se sintió estúpida, por no reconocer a Zyanya, después sintió alegría, porque había encontrado a Zyanya, luego sintió enojo porque Reyna la había hecho pasar por momentos incómodos y agobiantes.
-¿Por qué siempre tienes que estar llorando cada vez que nos encontramos, corazón?- preguntó Reyna con una sonrisa.
-¡Ouch!- Reyna se sobó su hombro. -¿Por qué me pegas?-
-Por engañarme y hacerme llorar- contestó Sage.
-Lo siento, pensé que sería una buena idea-
-No lo fue- Sage terminó de secar sus lágrimas e hizo un puchero.
Reyna dejó de sobar su brazo y sonrió al ver a Sage.
-Mi plan tuvo sus fallas, pero aún así valió la pena- Reyna se volvió a acercar a Sage.
-¿Cuándo planeabas decirme que eras Zyanya?- preguntó Sage.
-Hoy- Sage volvió a golpear un poco el hombro de Reyna. -¡Ouch! Basta-
-¿Por qué no antes?-
-Quería que fuera especial, corazón- contestó Reyna mientras seguía sobando su hombro.
-Te odio- dijo Sage.
-Oye, pero hace rato decías que me amabas- Reyna se acercó a Sage.
-También lo hago-
-¿Sí?- Reyna se acercó más a Sage.
-Lamentablemente- dijo Sage un poco sonrojada por lo cerca que estaba Reyna o Zyanya.
Reyna le dio un beso en su mejilla y se alejó.
-Ahora que sabes que soy Zyanya. ¿Qué piensas?- preguntó Reyna.
-Muchas cosas- respondió Sage -Primero que nada, que bueno que eres tú, al principio quería que lo fueras, luego me enamoré de ti como Reyna-
-Cuando me dijo Astra que Zyanya me quería ver sentí extraño, y luego esa vez que hablamos por teléfono supe que no importaba a quien conociera, yo te amaba-
-Ahora que sé que son la misma persona, puedo decir que me siento feliz, no podría haber pedido algo mejor. Eres la persona que amo y la misma que busqué por años-
Reyna rió un poco se acercó y tomó las manos de Sage.
-Corazón, siento lo que te hice pasar, hubo momentos donde yo misma dudé de lo que hacía, pero, fue por una buena causa-
-Cuando me dijiste tu nombre, me emocioné demasiado, no podía creer que fueras Ling, pero lo eras, seguimos hablando y conociéndonos tanto que dentro de mí, supe que te amaba-
-Ya no quiero dejarte ir, no quiero perderte y quiero que sepas que como Zyanya o como Reyna, yo te amo y estoy segura de que quiero estar a tu lado por el resto de mi vida-
-Ling Ying Wei ¿Quieres ser mi novia?- Reyna terminó de hablar y Sage volvió a tener lágrimas en sus ojos.
-¡DILE QUE SI!-
Sage volteó a ver hacia la dirección que provenía el grito y vio a Astra y Varum. Solo se rió. Después volvió a ver a Reyna y sonrió.
-Sí, Zyanya, quiero ser tu novia- Ambas sonrieron y Reyna tomó con una mano la cara de Sage y con la otra la acercó a su cuerpo para poder besarla. De fondo se escuchaban los gritos de Astra y unos aplausos de algunas personas que escucharon la confesión.
Al separarse ambas se rieron.
-¿Quieres ir por un helado?- preguntó Zyanya. Sage asintió y tomó de la mano a Reyna.
-Por cierto, me gusta tu cambio de look- dijo Sage mientras caminaban.
-Lo hice para ti-
-Me gustas de cualquier forma- sonrió Sage.
Astra y Varum se acercaron y los 4 fueron por helado, platicaron de varias cosas y de lo que había pasado y de cómo Astra ayudó con la sorpresa.
Tuvieron una cita doble básicamente y a la hora de irse a sus habitaciones Sage fue con Reyna. Después Reyna le contó como ella misma pidió permiso al papá de Sage para que la dejara pasar el fin de semana con ella. Sage aún así llamó a su papá para decirle que estaba bien y que le agradecía haberla dejado quedar con Zyanya.
Al llegar a su habitación, Sage vio en la cama a los dos osos de peluche y se emocionó.
-¡Xiao!- Sage dejó su bolsa y corrió a la cama. -¡También trajiste a Dani! ¿Cómo?-
-Asalté tu casa- al decir esto Sage miró a Reyna sorprendida.
-No es cierto, corazón, hablé con tu papá para poder tomar a Dani, ahí fue donde le dije todo mi plan y pedí permiso para que te quedaras; también tomé ropa para ti, está en mi maleta-
Sage se paró de la cama y se acercó a Reyna con una cara seria.
-Perdón por ir con tu papá, si pasé la raya lo siento, solo quer- Sage la interrumpió lanzándose hacia ella y besándola con mucha intensidad.
Al separarse Zyanya sentía que le faltaba el aliento.
-Gracias por traer mi ropa, pero creo que solo me va a estorbar-
Zyanya abrió sus ojos por lo que acababa de decir Ling. De repente la vio sonreír y solo eso bastó para cargarla y llevarla a la cama.
-Te amo, Ling- dijo Reyna entre besos.
-Y yo a ti, Zyanya- contestó Sage.
Fin
Notes:
Tenía planeado hacer un sexto capítulo en su mayoría NSFW, pero no sabía si hacerlo. Si les agrada la idea, pues, lo tomaría en cuenta C:

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Jack_patata838 on Chapter 5 Thu 17 Apr 2025 11:06AM UTC
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Nitzse on Chapter 5 Thu 24 Apr 2025 11:49PM UTC
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Fruit (Guest) on Chapter 5 Sat 19 Apr 2025 06:55PM UTC
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Nitzse on Chapter 5 Thu 24 Apr 2025 11:49PM UTC
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keithonyte on Chapter 5 Tue 22 Apr 2025 05:08PM UTC
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Nitzse on Chapter 5 Thu 24 Apr 2025 11:52PM UTC
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Limbo0323 on Chapter 5 Thu 26 Jun 2025 12:38PM UTC
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Lol_caracol18 on Chapter 5 Tue 18 Nov 2025 07:08PM UTC
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