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Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandoms:
Relationship:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Collections:
IronStrange Week Master Collection
Stats:
Published:
2020-04-20
Completed:
2020-05-25
Words:
7,566
Chapters:
5/5
Kudos:
13
Bookmarks:
1
Hits:
180

Paint it, black.

Chapter 5: Easily.

Summary:

Día 4: Pereza.
Fanfic, One-Shot, Song-Fic.

 

Tony ha perdido interés en casi todo lo que le rodeaba, se dedicaba, únicamente a dormir. Stephen sabe que algo malo está sucediendo, y busca la manera de arreglarlo.

Notes:

Advertencias: MCU.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Su respiración era pausada, y entre cada inhalación de aire percibía un agradable aroma a mandarina; el fresco perfume bailaba por sus fosas nasales y sólo aumentaba la comodidad de su situación.

A su lado sentía el cuerpo de Tony, que ejercía una leve presión sobre su pecho, envolviéndolo con su calor y fresco aroma cítrico. Rodeo, con firmeza, el torso contrario y hundió su cabeza dentro del cuello de Anthony, acariciando lento y adormilado sus clavículas, cayó dormido nuevamente.

No fue consciente de cuánto tiempo pasó para cuando los rayos del Sol impactaron directamente contra su cara. Se removió incómodo, causando que el hombre a su lado soltara un gruñido aún entre sueños.

Separó sus ojos con lentitud, acostumbrándose al destello del Sol, parpadeó seguidas veces y alzó su cabeza para encontrarse con una de las imágenes más bellas que había podido apreciar a lo largo de su vida: la tenue luz del Sol saliente iluminaba de forma sutil el rostro masculino de Tony, dandole una apariencia dorada; parecía ser que la luz natural resaltaba más su pequeña nariz, sus espesas pestañas, y la forma cuadrada de su mentón.

Soltó un suspiro, admirando lo guapo que era el ingeniero, después repartió algunos besos pequeños por toda la mandíbula con barba. Stark sonrió, y abrió sus ojos, que iluminaron su rostro y el de Stephen.

—Buenos días, corazón—, dijo con voz ronca.

—Buen día—, respondió depositando un beso en la punta de su nariz—. ¿Sabes qué hora es, Tony?

—No lo sé. Mejor volvamos a dormir.

El hechicero iba a negarse, pero Anthony lo abrazó y estiró las sedosas sábanas sobre sus cuerpos; y ambos volvieron a dormir.

 

Transcurrió más tiempo que la primera vez, lo sabía porque la intensidad del calor y reflejo de la luz sobre su cuerpo habían aumentado hasta el punto de realmente molestarle. Tony aún se mantenía abrazado a él, sabía que tenía una serie de responsabilidades que cumplir, por lo qué haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, fue incorporándose de a poco y sin querer dejar su zona de comfort.

—Stephen, ¿Sucede algo, cariño?—, preguntó Stark moviéndose a su espaldas, a pesar de que trató que sus movimientos pasaran desapercibidos.

—Debo ir al Santuario, corazón—, le respondió en voz queda y besando su frente.

—No. Hoy no vayas—, pidió al tiempo que se incorporaba a medias sobre su colchón—. Por favor, quédate aquí, conmigo.

Los ojos de Tony parecían caramelo derretido; y para Stephen le pareció sumamente difícil resistirse a esa dulce y soñadora mirada. El hombre asintió y volvió a recargase sobre su cama, cediendo ante Anthony; a la vez que se encargaba de configurar lo necesario para quedarse justo donde estaba.

Tony Stark despertó cuando la tarde estaba más entrada; y el resto del día la pasaron juntos, disfrutando de la compañía contraria, tomando todo con facilidad; dejándose llevar por una ola de confianza y comodidad.

 

A pesar de que ese día había sido reconfortante en la vida de ambos, pasaron dos días en los que Tony no daba señal alguna de querer dejar su nueva costumbre. Stephen comenzó a preocuparse realmente cuando, una semana después, Stark seguía empeñado en no salir de su cama, ni abandonar el calor que brindaban sus sábanas; parecía que el interés en sus proyectos se había esfumando y en su lugar la pasaba durmiendo.

Su semblante era relajado, con la respiración pausada incluso parecía más joven; la imagen que proyectaba Tony durmiendo transmitía tranquilidad, Strange podía contemplarlo fascinado durante horas; no obstante, se obligaba a dejar su estupor para concentrarse en comprender qué le sucedía a su pareja.

Luego de un tiempo dedujo que se trataba de un hechizo; una vez que contaba con aquel simple indicio las investigaciones comenzaron a tornarse serias. Estudiaba por horas, buscando una manera de resolver su problema, intentado cada hechizo con el que se topaba, sin embargo, ninguno parecía dar resultados. Las noches las pasaba en vela leyendo antiguos libros de magia; los textos del Santuario estaban a punto de agotarse y la situación de Anthony no cambiaba; Stephen trataba de obtener más información hablando con él, durante sus momentos de más lucidez, sin embargo, la información proporcionada no era muy precisa.

Retrocediendo en sus recuerdos, así como haciendo algunas cuentas sencillas, notó que la pereza de Tony había comenzado un miércoles por la noche, después de que el hombre de hierro había pasado toda la tarde con Strange dentro del Santuario.

Recapituló hasta ese día, y las cosas le parecían claras. Él se encontraba en alguna parte del templo, realizando sus deberes; Stark había llegado desde antes del medio día con él, llevaba un poco de trabajo consigo, el cual terminó pocas horas después; y para un punto de la tarde sólo se dedicaba a reprochar del aburrimiento que lo consumía.

El Hechicero Supremo, sin otra alternativa, lo mando a pasear por todo el recinto, a regañadientes Tony aceptó, no sin antes repetir que no era un cachorro para que lo mandase a pasear; pasaron varios minutos y no había señales de él. El doctor se sentía inquieto, y su mente se encontraba volátil pensando en qué estaba haciendo el otro hombre, por lo que abandonó su actividad y se encaminó a buscarlo; no tardó mucho, lo encontró dentro de poco, dentro de la amplia biblioteca con uno de los libros, que claramente le había dicho que no tocara, entre sus brazos.

Excavó más a fondo en su mente, en un intento de recordar cuál era el libro con el que Anthony estuvo jugando. Porque podía asegurar, que el ingeniero estuvo probando sus libros. En un estado semiconsciente, logró distinguir que aquel libro tenía pasta gruesa de color azul.

Experimentó una oleada de alegría al conseguir un avance; le parecía que no podía esperar más, estaba a punto de resolverlo todo. Regresó sobre sus pasos de forma veloz, casi corriendo, hasta llegar a su habitación, donde Tony dormía con placidez.

—Cariño. ¡Ey, Tony, despierta!—, habló con voz suave, cuando se sentó junto a él, acariciando con ternura su suave cabello—. Aquella vez en el Santuario, ¿Recuerdas si el libro con el que jugabas era azul?

—No—, respondió mientras luchaba por permanecer despierto—. No recuerdo. Pero sí recuerdo que al inicio tenía nombre como de una canción...

Ahí se encontraba la pieza clave, depositó un último beso sobre la frente del castaño; prometiéndole que todo volvería a estar bien en unos instantes, Tony sonrió al tiempo que cedía ante el sueño.

Para ahorrar tiempo, Stephen abrió un portal que lo llevaba directo a la gran biblioteca, lo cruzó y caminó rápido entre los pasillos buscando aquel libro.

—¡Strange!—, el mencionado dio un pequeño salto en su lugar al verse sorprendido por el grito a sus espaldas—. ¡No se hacen portales en mi biblioteca!

—Lo siento, Wong, es de vida o muerte.

Detuvo su camino una vez que se encontró cerca de los estantes donde reposaban los libros azules. Una canción. Una canción, ¿Cuál podría ser? Sus largos dedos movían las páginas con maestría y sus ojos paseaban sobre las páginas.

Entonces lo halló. Facilidad. Easily. Tomó el encuadernado entre sus manos y regresó junto a Tony, para recitarle el reverso del hechizo.

Espero unos instantes, y sus grandes ojos se abrieron despacio, llenos de luz; por un instante sus ojos reflejaron confusión de no saber qué sucedía, pero al reconocer el rostro de su pareja, volvieron a expresar felicidad.

—Estás de vuelta, cariño—, le dijo Stephen, para después besar su nariz.

Notes:

Hasta aquí llegó mi participación en este bonito evento. No realice los demás días porque en aquel tiempo me enferme y entré a la escuela.

Saludos.

Notes:

La introducción no es mía, una amiga la escribió para esta serie, y es demasiado bonita como para no ponerla.
Saludooooos.