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Nube Negra.

Summary:

Las nubes abarrotan el cielo repleto de recuerdos de un ayer teñido en sangre oxidada, por memorias malditas con el resentimiento de mentiras e ignorancia intencionada, un todo qué cruelmente marcó el nacimiento de un ser inocente que en lugar de traer felicidad a sus Padres solo trajo la verdadera naturaleza de sus sentimientos.

Tiñeron una Nube destinada a ser blanca sin ningún sentimiento del pasado, pura por la inocencia de una recién nacida, prístina e inmaculada en colores oscuros, la volvieron una Nube Negra errante en silenciosas peticiones de ser amada…

Chapter Text

Una bebé hermosa había nacido entre dolores lidiados por un Fuerte y Poderoso Líder de Secta, mismo que en sus brazos por primera vez cargo admirando en un silencio doloroso por los estragos de lo anterior las mejillas regordetas de su hija, los ojos pequeños aún cerrados negándole el privilegio de ver las pequeñas joyas de sus ojos, la pequeña nariz rosada como un botón y su piel del color rosado de los lotos que abundaban en los lagos de Yunmeng. Una niña entre sus brazos fruto de su amor por su esposo, el fruto de su amor consumado.

Una niña nacida del amor entre nubes y lotos...

 

 

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Una pequeña lloraba de manera desgarradora rompiendo el silencio de la profundidad de las nubes, sus sollozos susurraban con fuerza al viento una necesidad que ninguna nodriza podría satisfacer por completo ni aunque lo deseasen con todo su ser.

Sollozos qué lejos de molestar se clavaban cual cuchillas en los corazones de quienes lo escuchaban, un llanto desolado y desgarrador.

Una bebé que a gritos pedía por alguno de sus Padres, mismo que la ignoraba garrafalmente dejándola a cargo de las nodrizas que poco y nada podían hacer por la pequeña Yanzi que jamás paró de llorar. Siendo arrullada en brazos cálidos y femeninos, no lograban tranquilizarla y sus sollozos aumentaban de volumen dando una buena señal a todos de sus buenos y fuertes pulmones. Lan MeiXi la nodriza a cargo de la pequeña hija del Líder de Secta con desesperación la arrullaba deseando y pidiendo a los cielos por algo de silencio y tranquilidad por Yanzi.

Nadie podía calmar la tormenta causada por una pequeña nube.

Ninguna cultivadora lograba tranquilizarla, todas sabían el porqué de sus fracasos rotundos: la pequeña Yanzi quería a quien la trajo al mundo cerca y le era cruelmente negado.

Lan Meixi suspirando avanzó por los pasillos del área de las mujeres en la Secta con la tarea de poder detener el desgarrador llanto, sin obtener resultado alguno. En su recorrido podía ver a sus compañeras y niñas jóvenes con semblantes dolorosos y de compasión hacia la bebé que en sus brazos sujetaba con seguridad, la verdad comunicada en los ojos de todas. Una verdad que toda la Secta se empeñaba en ocultar, en mantenerla secreta por primera vez deseando no dañar a la infante y era la primera vez que se comportan como seres humanos, todo por una bebé traída al mundo como la nueva esperanza de toda la Secta de romper la racha dolorosa.

Un Líder de Secta caído en desgracia qué sé volvió intencionalmente ignorante del dolor de su esposa presa de cuatro paredes que la retenían cortandole las alas, un Padre que ignoraba a sus hijos dejándoles un vacío y una Madre muerta, solo para morir en un cruel movimiento del pasado dejando a sus hijos sin un buen recuerdo con el cual poder hacer una memoria para recordarle, solo le recordaban como Qingheng-Jun el ausente líder de Secta.

Un cultivador de brillante ingenio y libertad sin límites, ansioso por ver el mundo y aportar avances a su Secta, lo que alguna vez fue Lan Qiren cuando joven terminó por ser encadenado por las decisiones de su hermano mayor y ocupando el lugar de un Padre para los Jades gemelos de Lan, la libertad qué sé cortó él mismo por no dejar solos a sus sobrinos volviéndolo la viva pintura de su vida en colores apagados y de sabores amargos con lentitud, aferrándose a la seguridad de unas reglas que podrían asegurarle a sus sobrinos menos dolor posible.

El Segundo jade de Gusu Lan: Lan Wanji caído en un castigo qué en silencio sobrellevaba con marcas imborrables de las que sólo él conocía el significado, recluido y castigado aún hacía un esfuerzo por ver a su pequeño hijo adoptivo.

El primer Jade de Gusu Lan: Lan Xichen que era conocido por sus sonrisas amables, por su actitud tranquila y amor ferviente por su esposo, aquello fue una vez lo que se dijo. Ahora caído en desgracia por decisiones mal tomadas, por un amor inconstante y una ruptura, que dejó a una hija a la deriva de la nada.

Una nube volando sola en un inmensos cielo teñido de dolor.

Todo aquello se rumoreaba acerca de los que rodeaban al Líder de Secta, la familia principal estaba llena hasta los bordes de desgracias de diferentes pesos y todo sabían que una niña quedaría solo como en el pasado con los Jades gemelos de Lan pero había una diferencia: ella no tenía un hermano con quien sobrellevar su soledad. Todos lo sabían y lo compadecian en complicidad de su silencio sepulcral, porque se llevarían ese secreto a la tumba.

La incertidumbre teñía el futuro de una pequeña que culpa de nada tenía.

Lan Meixi con tranquilidad mecía en sus brazos a la niña que su corazón había capturado entre sus pequeñas manitas, sus sollozos y llanto se veía sofocados por sus respiraciones erráticas y fuertes que tranquilizó con suaves palmaditas, sus suaves cuidados fueron recompensados por una mirada de ojos tormenta nublados por sentimientos que una bebé no debía mostrar.

— Serás una buena niña. —susurro en la complicidad de la soledad la cultivadora disfrutando del silencio siendo endulzado por el gorjeo suave de Yanzi.

Yanzi sería una buena niña...

 

 

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La ceremonia del primer año de la hija del Líder de Secta Lan y Jiang había pintado con colores vivos el salón principal y los comedores, después de todo era la heredera de so prominentes Sectas y por ello fue una celebración grande en su existencia, poca gente que se maravillaba de una bebé de exóticos ojos y sonrisas alegres sin razón. La comida había sido la típica de Gusu Lan para pesar de todos en la sala pero se animaban con el suave sabor de la misma, un sazón nuevo qué hacía soportable la comida misma.

Un momento cúspide tuvo lugar antes de la continuación de la celebración, una bebé sonriente era sujetada por brazos insensibles cubiertos por túnicas moradas: el Líder de Secta Jiang era quien cargaba a su hija a la espera de que por fin la cinta de la frente fuese colocada en la pequeña por el Líder de Secta Lan. Si bien la mayoría de la audiencia expectante noto que ambos no estaban realmente conmovidos y emocionados por la celebración de su primogénita nadie dijo nada.

Una verdad oculta a simple vista.

El tiempo de la celebración transcurra sin ningún incidente de por medio, dando lugar a la tradición que todo heredero de Secta Lan pasaba: Zhuā Zhou en la que por medio de diversos objetos colocados frente al infante una era seleccionado por el mismo dictando así sus intereses y aunque no se usase de forma estricta era para saber más intereses futuros. Misma que era iniciada por el Gran Maestro Qiren quien colocaba con sumo cuidado cada artículo predispuesto por los concejales y familiares, sabía el esmero puesto en la selección de cada uno de ellos por todos y fingió con clara facilidad no sentir ese deja vu tan cruel en el pecho: faltaba el artículo o posesión seleccionada por sus Padres.

Quien no conoce su historia está destinado a repetirla. Fue lo que se susurro en lo más recóndito de la cabeza de Lan Qiren.

Una vez cada artículo fue colocado estratégicamente sobre la manta blanca puesta sobre la superficie del suelo todos dieron un paso atrás dejando camino al Líder de Secta que cargaba en sus brazos a una niña de apenas un año recién cumplido, se notaba a ojos de los concejales de Lan y Jiang el desapego de la pequeña heredera que en lugar de aferrarse a su Padre parecía más divertida de ver los rostros de todos en el salón haciendo de vez en cuando un suave mohín o fruncía sus pequeñas cejas, mismas muecas que eran olvidadas al instante para sonreir.

Lan Qiren sabía que esta ceremonia solo era por formalidad y por tradición, para saber los intereses de la infante pero cambiarían con el tiempo y aun con ello había una emoción infame en su pecho de imaginarse lo que resultaría, esa pequeña se había robado su corazón y alma completa, era un sentimiento tan infame y arrasador. Observó con detenimiento cuando la pequeña Yanzi fue colocado sobre el inicio de la manta bordada con el emblema de la Secta, con su aún precario control motriz aun gatear a velocidades que no podía controlar era una actividad que hacía con frecuencia pero en ese instante parecía dudosa y hasta cierto punto cuidadosa, veía todo lo que estaba a su alcance antes de emprender su recorrido causando leves susurros de entusiasmo y palabras sueltas que iban desde asombro y expectación.

La infante recorría con decisión y curiosidad los caminos creados entre cada artículo deteniéndose momentáneamente en algunos tales como una campana de la claridad predispuesta por los consejeros de YunmengJiang que se vieron francamente emocionados por la pequeña heredera, ya que había una esperanza de que pudiese crecer en Lotus Pier aun con la dificultosa relación de los Líderes y dicha esperanza se esfumó al instante de ver el suave mohín de disgusto adornando la cara de la heredera y era claro que no seleccionaría la campana, bueno al menos fue un objeto de su atención. Así su recorrido continuó con una infante observando todo a su alrededor con ojos curiosos y expectantes de todo articulo cercano a ella, hasta llegar a un libro de pasta azul oscuro con hilos dorados y bordes plateados: un libro de hojas en blanco con una nube plasmada con cuidado sobre la tapa con suaves bordes en negro acompañado por un pincel de color plata. La pequeña niña con curiosidad detuvo sus gateos acelerados al lado del libro y entre sus manos tomó el libro causando sin saberlo una emoción en la audiencia.

Yanzi tomo un libro de hojas blancas dando como resultado final, una futura cultivadora qué escribiría su propia historia.

Lan Qiren oculto lo mejor que pudo el sentimiento de satisfacción al saber que lo seleccionado por él había sido tomado...

 

 

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La vida de una heredera de Secta se veía siempre repleta de pies a cabeza con clases desde escritura hasta caligrafía. Una heredera debía formarse desde temprana edad, a los pocos años las reglas de Gusu Lan le eran leídas y mostrada mediante ilustraciones para su mejor entendimiento a una pequeña que siempre parecía ajena a todo lo que sucedía en sus clases.

La disciplina y reglas era las bases de los cultivadores Lan.

Con tres años la pequeña Lan Yanzi se había hecho de una reputación algo cuestionable como la niña de ojos profundos y desgarradores, las pocas personas de Sectas ajenas que tuvieron contacto con la pequeña que siempre estaba entre clases con los mejores maestros de todos Gusu podían dar prueba fehaciente de ello: aquellos bonitos ojos grandes en la carita de la heredera se detenían por segundos o minutos en los ojos de los mayores pero se quedaban días o semanas, era como si estuviese leyendo un complejo libro de su agrado al cual comprendía de manera neutral.

Nadie de ninguna Secta podía decir algo con ese hábito de la niña, ya que sabían que una buena observación podría darte la victoria en una batalla pero nadie sabía el porqué de su hábito y nadie osaría decir algo en contra debido a que preferían estar en buenos términos con los 33 venerable ancianos de la Secta y el Gran Maestro Qiren.

Lán Yanzi tenía un brillante futuro por delante, tal vez quizás más brillante y complejo que el de los demás...

 

 

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Entre ríos de sofocante dulzor proveniente de lotos florecientes en colores lilas y rosas suaves, una pequeña nube perdida en el húmedo calor se dejaba arrullar por el ruido de fondo de los diminutos animales que sobrevolaban los pabellones privados creando nubes de tonalidades rojizas zumbantes.

Una niña llorando en la soledad de un puente zigzagueante, perdida por el inmenso dolor que atacaba su corazón.

Los sollozos se mantenían lo más bajos posibles, que no se escucharan en los pasillos de la casa principal. El miedo y dolor le hacían sucumbir hasta las lágrimas ignorando las reglas que con tanto esmero su Tío abuelo y tío le habían enseñado con ilustraciones. Lloro con más fuerza y con fuerza se aferró a sus piernas tratando de ocultar la vergüenza que sentía por ser tan débil, por llorar por nada, por ser tan molesta y por pedir demás. Todo aquello le retumbaba en los oídos con la voz chillona de su primo y su Papá.

Se suponía que un Padre te protegía, te amaba y cuidaba, eso había leído en los libros que sus abuelos le daban a escondidas.

A la tierna edad de cinco años Lan YanZi descubrió que no todos los Padres amaban a sus hijos...

 

 

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La vida de Lan Yanzi en los recesos de la nube eran parcialmente buenos y malos: nunca le agradaba como sus abuelos decían cosas malas de su amigo Lan Yi o se referían de forma despectiva a su amigo Lan Yuan cuando ambos eran Lan. No veía el sentido a ello pero siempre hacía que se detuvieran aun si eso ameritaba un castigo que consistía en escribir las reglas de GusuLan unas 60 veces.

Después de todo tenía siete años podía con el castigo.

Con la única actividad con la que no podría lidiar jamás ni aunque lo intentase era ver a los ojos a sus Padres de papel, siempre sentía el sabor feo subiendo por su garganta hasta ahogarla amenazando con devolver la comida.

Sabía que no era normal.

Yanzi lo sabía, de verdad sabía que no era normal lo que le pasaba pero no podía confiar en nadie ni en su tío abuelo qué tanto le quería llegando a consentirla con comidas preparadas por el mismo las primeras veces eran insípidas como la comida de GusuLan pero cambiaron poco a poco a una sazón deliciosa, la comida de su tío abuelo era la mejor que conocía y le encantaba el cerdo agridulce que hacía y que debía mantener en secreto siempre como mantener en secreto otras infracciones de sus otros abuelos.

A los siete años debía lidiar con todo lo que le golpeaba la mente en cuanto sus ojos se centraban en alguien a su alrededor, primeramente pensó que eran dolores de cabeza pero evolucionaron a visiones ajenas que no podía explicar ni aunque leyese libros enteros sin ilustraciones que no fueran de anatomía humana y la circulación de energía espiritual.

Lo que veía no eran visiones de ella, no sabía lo que veía.

Las reglas de su hogar le daban comodidad perezosa, se había acostumbrado a seguirlas sin siquiera intentarlo y ellas le daban una sensación de pertenencia: pertenecía a GusuLan al receso de la nubes donde su Tío Abuelo Qiren le consentía una vez al mes con el cerdo agridulce que tanto le gustaba, con su Tío Wanji al qué podía escuchar tocar el Guqin tan bonito y la canción que sabía era importante, con sus Tías, con sus amigas y con sus Padres de papel.

A la edad de siete años Lan Yanzi sabía que no era normal...

 

 

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A los diez años Lan Yanzi comprobó que no era normal y que era una desgracia total ante los ojos de su Bába cuando no podía controlar su energía espiritual, cuando no podía comprender el sentido de ejercicios con el estilo de YunmengJiang el cual no podía seguir, no porque no quisiera sino porque no podía.

No cuando tenía que verle a los ojos porque se le exigía respeto hacia su Bába.

Yanzi deseaba poder ser normal, no desear vomitar cuando el sobreesfuerzo la golpeaba y las visiones se volvían tan claras, no cuando podía ver claramente lo que más ocultaban las personas a su alrededor y que jamás quiso ver pero sus ojos malos le mostraban.

Ella no quería conocer de esa forma a su Tío Wei Ying, sangrando y riendo poseído por la locura de la energía oscura que le arrastraba lejos del asedio hasta su perdición teñida de túnicas blancas y amor derramado en las puertas de la muerte abiertas por su Bába.

¿Era bueno o malo su Bába?

Ella no deseaba conocer de esa forma a sus abuelos Jiang Fengmian ni a su abuela Yu Ziyuan, los dos muertos entre un mar de discípulos Jiang masacrados por el inmisericorde sol naciente.

¿Las Sectas eran realmente buenas?

Nunca imaginó conocer así a su Tía Jiang Yanli, en medio de un campo de batalla protegiendo a su Tío Wei Ying de una espada de cultivador con las túnicas Jiang.

¿Qué significaba el bien y el mal?

Lan Yanzi tenía que suprimir con todas sus fuerzas el dolor de su corazón y el contenido de su estómago en su garganta, valientemente trago e inhalo antes de exhalar dejando ir el aliento con olor ácido.

El Líder de Secta Jiang, Jiang Wanyin hizo lo mejor que pudo por retener las maldiciones qué deseaba soltar a diestra y siniestra por la incompetencia pura de su hija, no podía ser posible que incluso su sobrino fuese mejor. Y lo que le maldecía aún más la vista eran las túnicas Lan en ella, clara muestra de lo que se acabó con su nacimiento y de lo que nunca podría ser capaz de arreglar.

— ¿Está es mi hija que no puede sujetar una vela al entrenamiento Jiang? —cuestionó afilado sin siquiera tocar se alguna fibra del corazón, si lo hubiese hecho habría visto las delicadas gotitas de agua que se deslizaban por la mejillas de bebé de su hija.

A los diez años Lan Yanzi fue considerada incompetente y no apta para el cultivo por lo defectuoso de su núcleo dorado inconstante...

Chapter 2

Summary:

Los años pasan y el tiempo transcurre...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El tiempo y los sentimientos iban de la mano eso, lo que un día fue amor encendido por una recién nacida se transformó en una abominación que bailaba entre la decepción propia y ajena, la deshonra y restos de un amor inconstante, por ello y más el Líder de Secta Jiang se sentía decepcionado por completo de su heredera y la única hija qué podría engendrar.

Lo que un día fue amor incondicional se transformó en una pintura repleta de pinceladas erráticas y odiosas.

Lan YanZi a los once años lo supo a la perfección, cuando la noticia fue dada con orgullo y honor como si ese niño mayor que ella llevase corriendo en sus venas la sangre Jiang, como si fuese el hijo predilecto de su Papá y Padre, lo exhibieron con honor y fanfarria.

Lo odio con todo su ser hasta sentir el sabor ácido y agrio sobre la lengua, pero lo soportó con una sonrisa de falsa alegría.

Todos lo invitados veían la dulce sonrisa de la joven heredera al saber que tendría un hermano mayor, estaba feliz y entusiasmada decían todos.

Poco sabían.

La ceremonia fue una por demás ostentosa y hermosa, dejando de lado a la verdadera hija del matrimonio fracturado con el ardor hirviente corriendo con velocidad en lo profundo de su cabeza qué nunca la abandonaba. Con todo el amor y honor posible Lan Yi había sido adoptado por el Líder de Secta Jiang y El Líder de Secta Lan volviéndolo parte de la familia principal.

A los once años Lan YanZi aprendió a fingir lo que no sentía, a imitar los sentimientos de los demás para encajar y aprendió a mentir sin ser descubierta porque a nadie le interesaba lo que le sucedía o por lo menos a sus Padres nunca, solo a su Tío Abuelo pero él podía leerla como uno de sus libros preferidos sin la necesidad de siquiera preguntar y sabía que nunca diría nada de lo que ella hiciese y su Tío WangJi pero él siempre viajaba lejos donde el caos tenía lugar, deseo fervientemente que su Tío Wangji calmase el caos de su cabeza.

Lan YanZi descubrió que el propósito qué le colocaron sobre los hombros cual si fueran pesas de plomo pesado le fueron arrebatadas cruelmente y sin miramientos alguno cuando ella comenzaba a acostumbrarse.

A los once Lan YanZi aprendió a aceptar lo que jamás podría tener...

 

 

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A los doce años Lan YanZi sabía mucho de lo que le rodeaba y de los que le rodeaban, si tenían buenas o malas intenciones para con su amado Clan y Secta, sus más oscuros secretos que siempre se le mostraban con pinceladas de sangre oxidada y recuerdos más dolorosos marcados por espadas sin filo. Sabia cuanto polvo era necesario para dormir a las personas sin que nadie sospechara nada de la inocente e inútil heredera de la Secta Lan que gustaba de escribir y dibujar, todo con tal de salirse con la suya. Tenía en su mente resguardado todo conocimiento útil e inútil porque eran un pasatiempo para ella.

Había tanto conocimiento por adquirir del mundo, tanto para poder volver un arma y tanto por descubrir.

Dentro de la biblioteca de su hogar siempre había libros, largos y espaciosos libreros repletos de ellos y pergaminos llenos de información que adhería a su mente con fuerza para no olvidar, así fue como su Tío Abuelo había descubierto una forma de cultivar para ella hace años atrás y ella seguiría su ejemplo, no sería más una futura Líder pero sería una Gran Maestra como su Tío Abuelo el Gran Maestro Qiren pero sin seguir sus pasos por su propia petición siendo explicada por las visiones de un pasado doloroso y lleno de prejuicios baratos, entendió en silencio y lo volvió su promesa: no juzgar a un libro por su portada para jamás dejar de lado todos los colores de la vida.

Por ello había desechado la figura de papel que eran sus Padres un recóndito lugar donde no los recordara, no había ninguna importancia en ellos y así continuaría por el resto de sus días.

Cuando se le considero una niña más consciente y más versada en la cultivación vacía se le fue asignada una habitación solo para ella en lo profundo de las nubes donde nadie más tendría acceso tan solo su familia cercana: Su Tío Wangji (amaba las canciones que podía crear), su Tío Abuelo Qiren (adoraba su comida y como siempre podía decirle Padre), su nodriza Lan Meixi (era muy estricta y sabia, la apreciaba mucho) y el Sabio Inmortal de su Secta (siempre hablaba de manera extraña).

Nadie más y nadie menos.

En esos momentos con la placa decorada y de color blanco puro dispuesta sobre la superficie de la mesa la niña de largo cabello ébano la veía como si de ella pudiese obtener la mayor respuesta del universo que necesitaba en su vida, debía nombrar dignamente su hogar.

— ¿Ya has pensado en un nombre?

Lan Qiren admiraba en silencio a su hija (nadie podría hacerle retractarse de ello, ante los ojos de los que estaban interesados por su desempeño lo avalan), una niña de belleza prístina heredada por su línea sanguínea y modales dignos de una Lan de nacimiento siendo endulzada agriamente por la rebeldía en estado puro y la valentía que corría líquida por sus venas. Una cultivadora Lan llevaría en el alma plasmada la justicia y una cultivadora Jiang intentaría lo imposible, no había mejor representación de ambos legados unificados que su amada hija Lan YanZi, era un secreto a voces pero ella era el orgullo de la Secta Lan por lograr cultivar aun en su extraña condición: podía formar un núcleo dorado pero era inconstante dejando a la deriva de su cuerpo energía espiritual saturando su cuerpo a la espera de ser utilizada. Una Nube que cómoda y volátil mente llenaba cada parte de su cuerpo obteniendo liberación con la cultivación constante y entrenamientos arduos que seguía al pie de la letra.

— Si A-die. —respondió la niña dejando deslizar fuera de su corazón la emoción que sentía al ver la placa. Tendría un hogar al cual llamar propio donde no sufriría por ver a los ojos a las personas, su casa.

Lan Qiren con paciencia observó como las delicadas pinceladas de tinta permanente y de color oscuro teñían con formas de caracteres la placa destinada a mostrar su nombre de la propia casa de su hija. Al admirarla más tiempo podía ver cuanto de los dos clanes estaba formado en su simple y compleja existencia: su tez era la combinación perfecta entre el blanco prismático de su piel naturalmente y el rosado saludable que teñía casi siempre sus mejillas, su cabello largo y ligeramente ondulado en las puntas acompañado de un tono castaño que le recordaba inevitablemente a la mujer que pereció en el ataque a Lotus pier, los ojos tan hermosos en sus colores únicos y la combinación del color morado pálido del Líder de Secta Jiang y del azul grisáceo del Líder de Secta Lan, la forma de sus ojos estilizada pero aún grandes en su aún pequeña carita de bebé (aun podía escuchar las risitas tiernas de Meiling y Qiang al decir que aun tenía esa aura de bebé qué te hacía desear pellizcarle la mejillas, no es que no estuviese de acuerdo), la nariz que desde su nacimiento parecía un suave botón respingado de un tono rosado pálido, de mejillas aun con grasa de bebé y sonrisas tan fuera de lugar por lo que trataban de mostrar y que no sentía del todo.

Un Padre que amaba a sus hijos siempre sabía su lenguaje propio para descifrarlo y entenderlo, el significado de las muecas más ligeras y sabían de que carecían sus hijos. No por nada el mismo crió a sus sobrinos y no dejaba de pensar que quizás sus propios prejuicios habían condenado la personalidad y actitud de sus amados sobrinos que siempre anhelaban llamarle Padre más nunca se les permitió (una negación egoísta de Qingheng-Jun) pero ahora aprendiendo de sus errores podía ver cuanta falsedad podía mostrar su hija, cuántos sentimientos reprime y amarraba a lo profundo del vacío.

Lan YanZi era tan pequeña pero debía sufrir de sentimientos irreconocibles y desbordantes.

El sentimiento en los ojos del Lan mayor eran palpables con solo un pequeño vistazo, en sus ojos plasmado el amor de un Padre por su retoño, por su pequeño bebé y la niña que su vida llegó a reanimar. Un amor puro y constante llenando vacíos con afecto desbordante e hirviente de un Padre por su Hija.

Lan Qiren jamás tuvo hijos pero de igual forma la vida se los otorgó, ahí frente a él la niña que podía llamarle Padre sin miedo mostraba con moderado orgullo y entusiasmo la placa con caracteres claros con caligrafía elegante y estable, una letra satisfactoria de mirar que formaba "wūyún" sobre la placa. Con movimientos ligeros y aun mirando la placa sostenida por las manos pequeñas de su hija dejó de lado su acción y le dedicó una sonrisa ligera, era un nombre que sentía era personal y único de su hija.

— Es perfecto A-Yan.

Lan YanZi a los doce años volvió del “wūyún” su más fiel y cálido hogar donde solo su Padre Qiren y Tío podrían tener cabida...

 

 

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Las nubes negras no siempre significan tormentas desastrosas, en ocasiones especiales significan lluvias necesarias en tiempos de sequía y el agua necesaria en la vida de las personas, aquellas gotas de líquido natural que caían de nubes de espeso color negro que bañaban la sangre oxidada del pasado.

Las Nubes Negras se volvieron una constante en el Receso De las Nubes, eran el símbolo característicos en los escritos de una joven cultivadora en formación y nadie sabía el significado de ello, no era necesario.

A los trece años Lan YanZi admiro en silencio los ojos más extraños que pudo haber visto en sus años de vida, había dolor angustioso por la pérdida de un ser querido pero también había pinceladas de un sentimiento agridulce que no sabía identificar del todo, todo eso sucedió cuando sus ojos se encontraron con los ojos del Líder de Secta Nie llamado groseramente “Tres veces niegalo todo”. No pudo creer la mentira tan garrafal que había ahí, oculta detrás de un abanico y cuidadosamente mostrada a quien sabía leer entre brillos en la mirada y significados en los iris.

Por unos instantes las miradas se encontraron y las verdaderos matices de dos pinturas complejas fueron mostradas en todo su esplendor.

La reunión que tuvo lugar entre el Líder de Secta Lan y el Líder de Secta Nie fue corta y breve toda siendo vista por ojos vívidamente curiosos que descifraban en silencio y comodidad de ser ignorada por su hermano mayor y Padre los movimientos de un abanico que mostraba recuerdos y pinceladas de sentimientos en estado puro.

Un abanico no podría ocultar para siempre los secretos y una sonrisa no podría despistar para siempre las sospechas.

El tiempo restante de la estadía de la familia Lan se resumió al hijo mayor siempre siendo atendido diligentemente por un Padre amoroso y atento dejando de lado a su hija menor.

Un todo complejo exhibido pero no comprendido.

Nie Huaisang al saberse versado en el arte de ocultar todo, de fingir quien no era por el bien sus planes a futuro pudo lograr ver a través de la sonrisas destinadas a despistar y ojos cerrados en son de inocencia que aun tenia para usar, la hija del Líder de Secta Lan era por demás curiosa y extraña aparte de los rumores que circulaban de tan linda niña de ojos penetrantes, todos estaban de acuerdo que aunque sus ojos diesen miedo verla era un privilegio puro cuando era tan protegida por sus seres queridos. Pero en conclusión era una niña de trece años que estaba inmiscuida en todo a su alrededor sin ser siquiera notada.

Era una hábil niña qué sé ocultaba a plena vista, y es que sabía que no había secreto mejor guardado que el que no se quiere creer porque quien en su sano juicio pensaría que una niña apenas entrando al mundo sería tan cuidadosa y silenciosa en sus modos de desenvolverse.

Por ello quizás no le extraño tanto ver a la heredera Lan a altas horas de la noche sentada correctamente sobre sus piernas frente a un escritorio dibujando furiosamente con pinceladas precisas y sin miedo, trazos que sabían que plasmar y no dudaban en ningún segundo, nunca pensó que cuando sus sirvientes mostraron la biblioteca del Reino Inmundo la niña Lan realmente hiciese uso de ella después de todo el Clan Nie era tomado por fuerza en estado puro y no por conocimiento.

— Está discípula Lan pide una disculpa al Líder Nie por hacer uso de su biblioteca hasta altas horas de la noche. Esperare mi castigo de ser necesario.

La formalidad aunque normal en los discípulos Lan no fue motivo para sorprender al Líder Nie.

— No es necesario que me hables tan formalmente. —tranquilizó el mayor Nie avanzando para ingresar a la biblioteca donde había libros abiertos cubriendo el escritorio y el piso cercano a ella pero evitando tocar el asiento frente a ella. Nie Huaisang se sorprendió de ello, el Líder de Secta Lan y su hijo mayor se habían excusado con recorrer el Reino Inmundo dejando sola a su hija mejor sin interesarles mucho lo cual fue un insulto a él y a su invitada por lo que no pudo evitar preguntar acerca de ello.— ¿Esperabas a tu hermano?

La sencilla mención del hermano mayor causó una breve pausa en los trazos de la menor más no que se detuviera, ya que continuo pero respondió.

— Mi hermano no gusta de leer ni acompañarme por ser una aburrida, asi que no. —respondió de forma sencilla la menor dejando de lado por fin su pincel mirando al Líder Nie cerca del asiento vacío que por mera costumbre dejaba frente a ella. Lan YanZi con cuidado sopesar todo lo que tenía que hacer y por estudiar pasando el horario estricto de sueño de su Clan, podía escuchar a lo lejos la voz de su nodriza reprendiendo por quedarse despierta hasta tarde solo para que se le permitiese una siesta siendo mimada por dedos frescos y callosos de su Padre, en su humilde opinión su Padre era experto en siestas.— ¿El Líder de Secta Nie podría aceptar un presente?

Nie Huaisang ya sabiendo lo curioso de todas las acciones de la niña no lo rechazó por su creciente curiosidad, al contrario cerrando su abanico tomó asiento correctamente frente a ella viendo de reojo libros abiertos de par en par y pergaminos extendidos rectamente sobre el suelo todos con el estilo de Cultivación Nie y sus raíces qué nadie se interesaba de leer ni entender y mucho menos sus discípulos pero una discípula heredera del Clan si, vaya vueltas daba la vida.

— Claro que si, me agradaria mucho.

Había hablado antes de tiempo, eso era claro cuando una hoja llena de pinceladas sin sentido fue colocada frente a él sobre la superficie del escritorio bajo: cada pincelada furiosa y sin sentido formaba en sus sombras a un cultivador de túnicas verde oscuro con un sable en manos que se descontrolaba por la acomulacion de ira y desperdigadas dos figuras qué veían su perdición, cuando su hermano falleció de una desviación de Qi en LalingJin.

Nadie sabía de ello.

Con un temblor recorriendo entero y que no sabía si era por miedo, pánico o coraje o una combinación de las tres pero no había malicia en el lenguaje corporal de la menor solo había curiosidad cuidadosa y con respeto. Nadie jamás había cuestionado ni sentido curiosidad del porque su hermano mayor había perecido en circunstancias tan extrañas, cuando el uso de su sable se había disminuido casi en su totalidad y no había habido ningún incidente con el. A nadie le importo la muerte de su amado hermano mayor.

— Mis más sinceras condolencias por Chifeng-Zun... Sin embargo ¿Puedo saber si el Líder de Secta Nie lloro debidamente a su hermano mayor? —interrogó con suavidad la menor mirando el conflicto en los ojos del mayor Nie. YanZi sabía que llorar era visto como una muestra de debilidad y que el “Tres veces niegalo todo" escondía más de lo que todos podían decir, llorar no era para débiles solo era dejar sangrar la herida para expulsar la sangre mala.

Sintiendo una extraña comodidad nacida de lo inesperado el Líder de Secta Nie: Nie Huaisang pudo bajar la guardia y dejar de lado su mansa careta falsa, como si fuese lo indicado y natural. Se sentía correcto aun cuando apenas conocía poco a la más joven.

— ¿Tienes tiempo YanZi?

— Hasta la cinco de la mañana.

La noche se fue entre lágrimas ocasionales, comprensión tácita y preguntas sin malicia.

En un día un alma llena de dolor logró tener un poco de paz antes de la tormenta.

A los trece años Lan YanZi logro entender que en ocasiones fingir no saber nada es mejor pero que comprender puede otorgar paz...

 

 

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Ya sabiéndose acerca del desprecio del Líder de Secta Jiang por su única hija de sangre los rumores no tardaron en correrse cual pólvora por todas las regiones donde había cultivadores en chismes baratos y que no tenían ninguna otra actividad que cotillear acerca de lo más estúpido.

Lejos de parecer cultivadores y caballeros parecían mujeres chismosas en un mercado, hasta eso que las mujeres preferían disfrutar de los chismes de verdad y no estupideces escuchadas y deformadas con el pasar de boca.

Dichos rumores ya se sabían a la perfección dentro de las tierras del MeishanYu donde actualmente una mujer de cabello grisáceo y ojos velados por pestañas largas admiraba bajo la sombra el progreso fructífero de una cultivadora joven, podía ver el esfuerzo y estrategia empleada por ella, no solo hacía uso de su desbordante energía espiritual sin forma sino además de todos los recursos que poseía ocultando en las ondas blancas prístinas de sus túnicas agujas que dictaban su victoria con un ligero tintineo melodioso para dar continuación al régimen físico y riguroso entrenamiento, un cuerpo sano y fuerte podría retener su propia energía sin forma que solo saturaba y buscaba la forma de poder beneficiar.

— Realmente esta chiquilla ha tenido un gran crecimiento no solo en su cultivo. —comenzó la charla la mujer mayor dejando de lado su escrutinio disfrutando de los ruidos de impactos de metal con metal. Siendo la Líder extrañaba poder tener discípulas que disfrutaban de aprender y entrenar tanto como Lan YanZi, lo que daría por tener a semejante niña en su Clan.— ¿Alguna novedad acaso? Has mejorado su dieta que no sea su sopa medicinal y hierbas amargas Qiren.

Las burlas estaban completamente explícitas en las palabras más no había ofensas de verdad, solo burlas suaves y sin filo alguno. Recordatorios de la juventud pasada de uno, que no le impidieron destruir la burlas de su antigua superior con la verdad.

— Su dieta es balanceada, no solo consume la comida designada por nuestra Secta también se alimenta de carne una vez al mes.

La mención del día de consentir a la mejor no pudo evitar que los dos adultos dirigieran su mirada hacia las tres jóvenes qué entrenaban arduamente en un combate cuerpo a cuerpo, la joven heredera Lan y las dos sirvientas técnicamente adoptadas por la primera mencionada. Qing y Lin eran los nombres de la dos jóvenes de la edad de Lan YanZi, que servían fielmente a ella.

Había tanto de la difunta Madam Yu qué costaba creer que no fuese esa su nieta.

La luz del sol constante caía sin miramientos alguno sobre las tres jóvenes que entrenaban arduamente permitiendo a sus armas espirituales encontrarse, en un momento era la espada de entrenamiento de Lan YanZi contra las espadas gemelas de Qing y Lin. Se notaba el fuerte desarrollo de un cultivo poco usado en la niña Lan qué en su niñez había sido tachada como incompetente para el cultivo y ahora era una hábil joven versada en las seis artes.

— ¿Ya han pensado en una respuesta Qiren? —inquirir como no queriendo la Líder de Secta MeishanYu sin despegar su mirada de su bisnieta que continuaba entrenando sin dejar caer en ningún segundo su semblante sin emociones para no delatarla.— Sabes a la perfección todo, ¿Ya lo ha pensado YanZi-Er?

Lan Qiren se limitó a deslizar por la superficie de la mesa la carta sellada por una Nube Negra tan característica de su nieta, dentro contenía lo que más ansiaba la mujer.

Era una lástima.

A los catorce años Lan YanZi cedió el Liderazgo a alguien que lo merecía más que ella: Yu Bingqing su mejor amiga y casi hermana de MeishanYu debido a que seguiría a pulso los pasos de su Padre para ser una maestra...

 

 

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Los nombres de cortesía se daban y otorgaban por los Padres, era una práctica que mostraba el honor y orgullo de tener un nombre con el cual la sociedad podría dirigirse. Pero Lan YanZi sabía que sus Padres de papel no harían algo al respecto, por lo que no había pensado jamás en siquiera acercarse para ello.

Ellos no merecían darle su nombre de cortesía.

Por ello quizás le tomó por sorpresa qué su Tío Abuelo junto a su Tío Wangji estuviesen en la sala principal donde había sido llamada con anterioridad, por unos instantes el miedo corrió en estado líquido por su cuerpo de tan solo pensar que hayan descubierto los potentes somníferos escondidos bajo un quemador de incienso en forma de loto y que supiesen para que lo usaba. Pero lo desechó todo a un rincón vacío de su mente, ahí donde sus Padres de papel andaban. Así que con pasos moderados y postura correcta se acercó hasta estar frente a ambos adultos para después ejecutar una reverencia corta y educada.

— Shushu, A-Die. —saludo cortamente la menor una vez estuvo correctamente de pie.

— Dentro de unos días cumplirás quince años. —inicio con calma velada el mayor de los tres captando la curiosa atención de la menor y con ello prosiguió.— Por ende hemos decidido tu nombre de cortesía.

Lan YanZi tuvo que recitar las reglas de su Clan en la cabeza para retener la alegría de su corazón, que su Padre le diese su nombre de cortesía era algo significativo para ella.

— Lan YanZi, nombre de cortesía YanXian. —continuo el hilo de la conversación Lan Wangji, quien observó con cuidado la emoción embotellada de su sobrina y era al final de cuentas lindo, aunque no paraba de pensar que para tener que sufrir muchas cosas en sus pocos años era una niña que no tenia envidia ni sentimientos lo suficientemente malos como para dañarse o dañar, el crecer con su tío fue la mejor opción que hubo.— Lan YanXian.

Lan YanXian no logró reprimir la sonrisa alegre y genuina que adorno sus labios y se vio creciendo cuando una espada con preciosa funda de color negro estaba sobre las manos de su Padre y le fue entregada con sumo cuidado, en sus manos era ligeramente pesada y firme. Con sus dedos recorrió los estilizados trazos de enredaderas de un color oscuro más bajo hasta llegar a los caracteres de su nombre Fēiwǔ. La suave y constante flujo de energía espiritual que podía dirigir a su espada y recibir más suavemente era cálida, tan cálida como la energía de su Padre.

Amaria su espada.

No hubo palabras de la menor solo una sonrisa genuina y ojos brillantes que por primera vez no rehuyeron a otro sitio.

 

(...)

 

El festejo por sus quince años (qué fue más un capricho de los concejales qué de su Padre) fue privado y sagrado, no hubo exceso de gente por su creciente pánico a ellas pero sí estuvieron las personas que más apreciaba. Su Padre Qiren que conversó con ella por un largo rato antes de ser necesario con otras personas, su primo Lan Shizui que disfrutaba de pasar tiempo con su Padre, su nodriza que no dejaba de ver cuanto comía y si no bebía algo indebido.

Era un festejo pequeño que adoro.

Lan YanXian con pasos cuidadosos y postura correcta perfiló su recorrido hasta donde sabía su Tío Wangji estaría, en sus manos picaba la hoja de papel y una caja. Quizás la carpintería y confección de accesorios no era del todo lo suyo, pero las heridas resultantes de ello eran los mejor del mundo. Una cara demostración de que había logrado forjar un recuerdo del pasado que para su tío era de suma importancia.

— YanXian. —nombró el mayor dejando su postura relajada de lado para dirigir su mirada hacia su sobrina. Lan Wangji sabía lo rápido que crecía y lo mucho que amenazaba con parecerse a la personificación de los lemas de Lan y Jiang, era una buena niña y una excelente cultivadora.

Lan Wangji no acostumbraba recibir presentes, no desde el pasado y desde que su hijo le había obsequiado algo en su cumpleaños pasado así que al ver las manos extendidas de su sobrina con una caja alargada y una hoja enrollada con un listón rojo suave le tomó por sorpresa, más no lo demostró pero pregunto solo con la mirada.

— Es un presente para Shushu, espero sea de su entero agrado.

Solo esas palabras fueron las que soltó antes de depositar los objetos en las manos más grandes y darse media vuelta y medio correr medio caminar hasta el jardín. Lan Wangji no supo a ciencia cierta qué era pero con la curiosidad sana que bullía en su pecho desenrollo la hoja para quedarse estático viendo el dibujo velado por pinceladas sin sentido formando la figura de alguien amado de su pasado Su Wei Ying, entre trazos y pinceladas imitando la energía resentida estaba su amado Wei Ying sonriendo siendo el mismo. No lloro por poco, pero con cuidado examinó toda la hoja hasta llegar a una esquina donde en pequeñas letras había un mensaje “El Tío A-Xian siempre logra lo imposible, nunca lo olvides y él vivirá por siempre” con un retumbar cálido en su pecho enrollo de nuevo la hoja sujetándola con el listón rojo qué resguardo en las mangas de su túnica para consiguiente abrir la caja.

Las sorpresas eran la especialidad de su sobrina.

Dentro de la caja alargada sobre telas rojas reposaba un dizi precioso qué traía recuerdos del pasado tanto buenos como malos, estaba hecho a mano por los ligeros golpes en algunos sitios o lo rústico de algunos detalles pero era una perfecta representación de Chengqing con su color negro natural y el colgante de loto en un extremo susurrando su origen.

Lan Wangji no sabia como sus sobrina logro saber algo de su pasado, pero lo amo y le alegró saber que la sobrina de su Wei Ying lo quería por igual sin siquiera saber quien era.

Wei Ying aún era amado...

 

(...)

 

Lan YanXian a los quince años dejó atrás el color morado y las envidias sin sentido, tenía una familia poco convencional y la amaba, estaba cansada del morado y de las envidias del pasado...

Notes:

Siento que realmente Jc no sabría ser Padre de su propia hija por todo lo vivido en su niñez y lo sucedido con su matrimonio, podría decirse qué si no recibio amor no podría darlo pero si para su hijo adoptivo y su sobrino al igual que Lxc pero el brilla más por su ausencia. Bien dicen, quien no sabe su historia esta destinado a repetirla.

Ya en adelante serán capítulos más largos y sin los saltos de un año entre nubes.

Gracias por darle una oportunidad a esta fic descarriado.

Chapter 3

Summary:

Solo manchas del pasado que aun perduraban en un lienzo de diversas tintas reflejado en ojos de tonos oscuros bendecidos con el suave tono iridiscente, y conversaciones entre padre e hija.

Chapter Text

El tratar de olvidar desde siempre y del inicio era una tarea repleta de muchos inconvenientes de por medio, nunca se puede olvidar por completo. Aquello era una cruel realidad con la que se debía lidiar a lo largo de los años, con la que debía vivir cada día de su vida desde el día que el destino decidió, maliciosamente repetir la historia de su tío y su papá solo que en su actual línea de tiempo.

Quien no conoce su historia está destinado a repetirla, dicen las personas.

Pocos tenían la gracia o desgracia de saber la verdadera historia.

Sin embargo Lan Yanxian ya sabía la historia que con tanto esmero ocultaban sus progenitores de sus “inocentes” ojos, y en ocasiones deseaba carecer de esa maldición qué siempre le condenaría a sufrir por terceros.

A ser dañada con lo intangible de los recuerdos esos qué desgarran el ser.

A tener que recurrir a colocar una completa expresión falsa y practicada en su rostro para enmascarar el verdadero sentir de ver a lo más oscuro de los demás.

No puedes ver con los mismos ojos a quien durante una guerra cometió más horrores qué el enemigo, era imposible por lo menos para ella.

La vida nunca es piadosa, nunca perdona y jamás olvida. Había escuchado una vez, no podía estar menos de acuerdo.

En ocasiones deseaba con toda su alma poder ser normal quizás si era así su Baba estaría satisfecho y no se sentiría avergonzado de ella, deseaba no ver más allá de los ojos de las personas, solo poder notar el color que tenían las iris de los demás catalogándolo en su memoria entre los colores de sus diversas barras de tinta qué tenía en su hogar y detectar si las pupilas se encontraban dilatadas o no, solo eso.

Ansiaba y deseaba solo ver lo que respecta a lo físico y estético de un par de ojos de las personas que la rodeaban.

Más nada la vida le cumpliría como ella deseaba.

Aun cuando tenía a su alrededor a gente que la querían, que ella sabía que la amaban aun con todo y sus problemas continuaban profesando su afecto hacia ella, aun con ello se encontraba esa pequeña pero poderosa espina encarnada en su corazón pudriendo sin límites su carne y llevándose entre pedazos oscuros de podredumbre a punto de caer sus sentimientos, dejándola vacía y sin posibilidad de sentir nada. Era cuando se veía en la necesidad de imitar y copiar, analizar para proyectar y poder aparentar ser normal.

Siempre era una tarea difícil, de la cual solo su Padre podría decir si mentía o no con solo mirarle.

Por ello estaba en continuo conflicto con su sentir y acciones, sus brazos aun picaban por lo fresco de las líneas rojizas sobre su piel atendidas y cubiertas con finas vendas situándose en todo el lienzo disponible en sus brazos algunos resultado de la misión llevada a cabo con éxito y otros tantos, bueno no eran resultado de las acciones de terceros. Y se sentía apenada, avergonzada y ridícula.

Lan YanXian no podía sostenerle la mirada a su Padre, no podía y él lo sabía.

El silencio qué bailaba en el aire era acompañado del suave aroma dulzón de las flores en su punto qué con elegancia natural caían en el sitio sobre las nubes oscuras, un sitio privado de solo acceso a dos personas: El Gran Maestro Qiren y su amada hija La Joven Maestra Lan.

— ¿Tus heridas se han atendido de manera correcta? —cuestionó sin ningún tipo de presión ni sentimientos ocultos el mayor Lan dedicando unos segundos cortos a ver a su querida hija con la mirada fija hacia abajo.

Lan Qiren siendo conocedor de la amplia gama de sentimientos de su hija, de sus diversas máscaras y excusas bien practicadas podía descifrarlas como si solo tradujera algún pasaje de un texto antiguo, con precisión y permitiéndose espacio para comprenderlo, entenderlo lo blanco y negro para determinar si había otro tintes. El nuevo sentimiento de amor hacia su hija, la primera niña qué cuidaba en su totalidad sin tener que reprimir su instinto paterno le había abierto incontables puertas al daño que había hecho, los prejuicios y malas decisiones tomadas. Qiren reconocía qué eran las pequeñas manos de su hija quien le retiraron la venda de los ojos, venda bordada en las reglas que en su juventud detesto por cortarle las alas y condenarle a una vida qué jamás deseo. Mismas qué comprometieron por completo su juicio y moral, negándole ver toda la pintura del lienzo.

Un ligero y tenso silencio tenía lugar en un lugar donde las risas de una niña tan joven siempre se hacían escuchar, dulces y ligeras cual dulces campanillas qué amenizaban una escena cálida junto a una voz adulta teñida por la familiaridad del ambiente, por la comodidad nacida del núcleo familiar de dos personas que se comprendían no solo como Padre e hija sino como seres humanos, como cultivadores y personas poseedoras de la dorada maldición.

El amor de Padre siempre trabajaba de formas extrañas y una hija siempre amaba a su manera.

La más joven dejo el aire fluir por su nariz con lentitud tomando valor donde ya no había para alzar su mirada de la taza negra con orquídeas suaves plasmadas qué contenían té para poder ver el rostro de su Padre, no logrando mentirle jamás y no logrando esconderse de su sentido auditivo. YanXian sabía que los acordes discordantes resultado de sus sentimientos deberían estar torturando el corazón de su Padre, lo sabía por todos los años que habían convivido como padre e hija y no podía evitar sentirse culpable. Siempre llevaba desgracia a donde quiera que fuera, traía dolor y deshonra. Todo estando presente en su cabeza con una voz cruelmente familiar que sonaba tan parecida a su Baba, era un recordatorio permanente de que era una desgracia a sus ojos como tanto para la secta donde lo imposible era posible. Ese recordatorio le otorgo un tinte amargo que tiño por completo el té que figuraba en su corta lista de gustos que ellos tanto planeaban ampliar y alargara, eso aligero un poco el amargo sabor.

— Ya no son tantas como antes, los dibujos me han ayudado pero en medio del caos de la misión y mis propios sentimientos desbordantes no detuve todo. Fue a propósito. Lo siento A-Die.

Lan Yanxian respondió luego de unos tensos minutos de silencio. Con cuidado deposito la taza negra sobre la superficie de porcelana del complemento del juego de té disfrutando el gusto dulzón y cálido del té sobre sus papilas gustativas, era su te favorito y a su vez el qué más odiaba su Baba y el cual nunca podía gozar ni degustar en sus tortuosos días en Lotus Pier que lejos de traer unión familiar como tanto había deseado en sus años de niñez ahora solo eran periodos de tiempo dedicado absolutamente a detectar su fallos en todo lo que se pudiera desde su postura y modales hasta sus extrañas tendencias de las cuales siempre hacia gala en las cenas como comentarios casuales pero que eran todo lo contrario o el solo no lo sabía. Con el pasar de los años había dejado de preguntarse eso y había silenciado sus voces y censurado por completo los significados detrás de cada uno de ellos.

Una suave brisa barios con elegancia y delicadeza propia de la naturaleza en ese privado sitio de reunión.

Lan Qiren escucho con atención cada palabra dicha por su hija así como a los latidos discordantes y acelerados que emergían de lo más profundo de su alma gritando cerca suyo todo el estrés y dolor por el que debía pasar en cada cacería nocturna donde se topaba por desgracia con el líder de secta Jiang que lejos de ayudar o apoyarle solo remarcaba sus errores una y otra vez disfrazados como sutiles sugerencias empapadas en sus tres venenos que tanto sabia manejar, después de todo su apodo ante la sociedad solo exteriorizaba su buen manejo en ellos al destruir a base de ellos a su primogénita. Se sentía profundamente decepcionado del Líder de Secta Jiang por ignorar a una niña que toda su niñez creyó haber hecho algo mal para que sus padres la rechazaran de esa forma al grado de que hoy en día debía luchar fervientemente por sus hábitos autodestructivos y pensamientos negativos. Sin embargo jamás era fácil poder salir adelante pero su hija exteriorizaba su ardiente y ansioso deseo de poder lograrlo para vivir plenamente.

Perdonar y soltar no siempre significaba olvidar y erradicar los traumas dejados atrás por actitudes que solo dañaban.

— No debes pedir perdón por algo como eso A-Yan, se el arduo trabajo que has hecho y un desliz tan pequeño como lo es esto no detendrá tu desarrollo y avance ¿De acuerdo?

El acelerado corazón de las joven se vio aligerado por las suaves palabras reconfortantes de su Padre, siempre podía confiar en él y su apoyo. Yanxian con cuidado y delicadeza afirmo ante la mirada de su Padre provocando aligerara su expresión de preocupación y atención, su Padre era el mejor dándole apoyo con escuetas palabras y su singular actitud ante la adversidad.

— Ahora ¿Por qué no me cuentas como te fue en las ultimas misiones? No hemos tenido el tiempo suficiente para poder conversar sin que los deberes se interpongan.

Si Yanxian logro mirar un recuerdo en los ojos de su Padre no dijo nada al respecto y si Qiren escuchó con atención la suave y melodiosa armonía proveniente de su hija no comento nada. Sería una tarde para poder actualizar

— Solo si A-Die me cuenta igual de sus reuniones. —negocio con diversión moderada la menor rellenando las tazas de té con todos los modales practicado desde su infancia recibiendo gustosa la mirada orgullosa de su A-Die.

— Son bastantes aburridas a decir verdad.

— No importa todo lo que tenga que ver con mi A-Die es importante y me apasiona lo aburrido.

Lan Qiren solo se limitó a reír con moderación y disfrutar de la suave brisa que los acompañaba refrescando aún más el ambiente, disfrutaba de las conversaciones con su hija por la soltura al hablar y los enfoques que adoptaba en cada anécdota así como sus nuevas experiencias en misiones que día con día aumentaban como una corriente alimentada por una cause, no sabía cómo el Líder de Secta Jiang y el Líder de Secta Lan podían negarse a hablar con dulce hija.

Nunca podría comprender como es que la historia se repetía…