Actions

Work Header

Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandom:
Relationship:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2022-04-06
Updated:
2024-05-08
Words:
4,931
Chapters:
4/?
Comments:
9
Kudos:
74
Hits:
805

Malditos

Summary:

Estar con ese conejo ya era lo suficientemente estresante para Chester como para casi perder sus nueve vidas de una sola sentada, y ahora lo que el de pelaje bicolor había hecho si llego a cruzar la delgada línea que el gato tanto se esforzó por mantener.

¿Cómo ayudarían a Mina si ya no podían entrar en su casa como de costumbre? Y con más énfasis en el problema ¿Cómo volverían a su estado natural si no podían estar cerca del escabroso sótano donde se encontraba la solución a sus males?

Notes:

Damas y caballeros, este es uno de los fics yaoi más raros que he escrito, aunque realmente me gustó ya que tenía demasiado material por explotar debido a la amplia gama de posibilidades en la serie que vuelve casi todo posible, así que es divertido alocarse un poco con la trama. Espero que lo disfruten tanto como yo.

Chapter 1: El inicio del fin

Chapter Text

Capítulo 1

El atardecer en Nueva Orleans era algo realmente hermoso para muchos de sus habitantes, el momento en el que el sol se va a descansar dejando a su paso una estela de luces naranja y amarillas siendo un espectáculo digno de admirar, pero esto pasaba completamente desapercibido por las mascotas en uno de los viejos apartamentos Orlock, el gato siamés leía con tranquilidad un libro sentado cómodamente en el sofá, mientras que el perro mordisqueaba gustoso uno de sus juguetes favoritos, era una escena bastante relajante en verdad.

— Chester, oye Chester— Lo llamó el canino con insistencia.

— Ahora no Harold que estoy leyendo— Respondió sin sacar la vista del libro.

— Pero Chester...

— ¿Qué? Harold ¡¿Qué?!— Exclamó perdiendo la paciencia.

— Eso— El perro señaló al techo sobre Chester donde una enorme araña de ojos carmesí lo veía fijamente moviendo sus quelíceros, de los cuales escurría un líquido viscoso y amarillento.

El gato aterrorizado cayó del sofá lanzando un alarido con la cola esponjada y cubriendo su rostro con las patas.

— Voy a morir, vamos a morir y Mina se quedará sola con su padre— Fue el pensamiento que reinó en su mente hasta que unas risas le hicieron levantar lentamente la mirada— ¿Ah?— Vió como Bunnicula se retorcía de la risa junto con Harold, la araña chocó la pata con el conejo para luego irse por la ventana.

— Esa fue buena Bunnic, enserio lo asustaste— Dijo el can mientras limpiaba una lágrima que había salido de tanto reírse.

— Una broma... ¡UNA BROMA!— Gritó iracundo— ¡Casi muero del susto por su estúpida broma!— Los regañó con la pata en el pecho tratando de calmar su acelerado corazón.

— Nu te înțelege așa— Habló sonriente y burlón.

— Bunnicula tiene razón, no fue para tanto— Tradujo despreocupado— Además te quedan otras vidas ¿No?— El perro vio al vampiro que asentía a su lado apoyándolo para volver con Chester.

— Claro y eso es reconfortante— Soltó sarcástico— ¿Saben quien no tiene nueve vidas?— Sus amigos negaron al unísono— ¡Mina! ¿Qué hubieran hecho si ella hubiera visto esa monstruosidad en su sala? ¿Eso les hubiera gustado?— Ambos animales negaron con la cabeza y las orejas cabizbajas— Tú más que nadie debería cuidarla de esas cosas— Señaló a Bunnicula acusadoramente— Ya que por tú culpa es que esas cosas vienen a la casa, se supone que debes protegerla ¿Acaso no la amas?— El conejo abrió la boca para responder pero fue interrumpido— No, tú no amas a nadie.

Sin más que decir Chester se sacudió el polvo del pelaje y salió de la sala muy indignado.

— Crezi că ar trebui să-mi cer scuze?— Preguntó el vampiro mirando a Harold.

— No lo sé, pero si vas a disculparte dale un regalo, yo siempre me disculpo con el papá de Mina por morder sus zapatos con uno de mis juguetes recién desenterrados del jardín— Contestó tomando el juguete chillón y mordiéndolo con fuerza entre sus dientes caninos.

Bunnicula estuvo unos segundos pensativo, dándole vueltas a lo que Chester había dicho, aunque el gato había exagerado un poco, que él estuviera molesto no era algo que le agradara, simplemente porque no sería divertido que el siamés no estuviera quejándose de los intentos suyos de divertirse.

Bajó al sótano para buscar un regalo haciendo caso al consejo del perro, allí debía haber algo que le gustaría al gato, tal vez un libro o algo aburrido de lo que tanto habla y él finge escuchar.

Mientras nadaba entre el mar de baratijas sobrenaturales algo llamó su atención, una madeja de estambre color rojo sangre que brillaba con una energía hipnótica. Sonrió orgulloso había encontrado el regalo perfecto para su gruñón amigo.

(***)

Chester caminaba de un lado al otro refunfuñando entre dientes, ya había logrado calmarse un poco pero eso no borraba el hecho de que fueran unos...

— ¡Irresponsables! ¡Por completo irresponsables!— Habló a la nada— De Harold puedo esperarlo él siempre ha sido así, pero Bunnicula que tiene ¡Más de mil años! Es inaceptable y absurdo— Se dejó caer en la cama de Mina con las patas cruzadas sobre su pecho.

— Chesty...— Escuchó a Harold detrás de la puerta— ¿Chesty estás allí?

— Vete Harold, quiero estar solo— Respondió acurrucándose en la almohada de su dueña.

— Pero Bunnicula tiene algo para tí— Las orejas del felino se agudizaron al oír esto, ¿Un regalo? O como él lo tomaría un soborno por olvidar lo que había pasado.

— Pues que me lo entregue mañana, no estoy de humor para sus cosas sobrenaturales ahora— Hubo un silencio y después un par de susurros de fuera de la habitación, Chester decidió no prestar atención cerrando los ojos para descansar un momento.

Sintió como un peso extra se asentaba en la cama, al levantarse para mirar encontró a Bunnicula con las patas detrás de su espalda.

— Alo— Dijo el conejo soriendo.

— ¿Cómo entraste?— El vampiro se transformó en una neblina fantasmal que rondó por la habitación hasta volver a su forma original frente a Chester— Ah, eso lo explica ¿Qué quieres?

— D-Di...D-Discu...— Se la hacía realmente difícil terminar esa palabra.

— ¿Disculparte? Viniste a disculparte— El conejo asintió enérgicamente— Muy bien ya estás disculpado, puedes irte— Chester extendió su pata señalando la puerta, pero Bunnicula negó con la cabeza— ¿Entonces?— El inmortal sacó una bola de estambre roja con un lazo azul alrededor— ¿Para mí?— Preguntó algo emocionado, no lo admitiría en público pero los clichés de gatos son algo a lo que no podía negarse.

— Shi...— Soltó en un intento por hablar su idioma.

Pero algo interrumpió la feliz reconciliación al tocar la madeja de estambre un brillo carmesí inundó la habitación cegándolos momentáneamente, para cuando pudieron abrir los ojos, había desaparecido.

— No podía esperar que fuera una bola de estambre normal ¿Verdad?— Miró a Bunnicula y este solo se encogió de hombros sonriendo— Bueno, la intención es lo que cuenta— Habló relajado— ¿Bajamos por una zanahoria?— El animalito a su lado convirtió sus orejas en alas revoloteando de emoción.

— Y ¿Cómo salió todo chicos?— Interrogó Harold con curiosidad al verlos salir del cuarto de Mina.

— Bien, supongo, aunque mi regalo se haya esfumado, estamos bien ¿No es así Buns?— El conejo asintió alegre como siempre y todos bajaron por un bocadillo.

Todo había pasado, no había de qué preocuparse, era de esperar que terminaría bien ¿No?

Chapter 2: Un problema mayúsculo

Summary:

Cambios, cambios y más cambios, la vida siempre en constante cambio.

Chapter Text

La noche fue pesada para Chester, su cuerpo ardía y colgaba de la delgada línea de estar dormido y despierto al mismo tiempo, en uno de sus intentos por acomodarse mejor cayó de la cama dolorosamente, necesitaba un lugar frío, se sofocaba, quería pedir ayuda pero la voz no le salía además que le faltaba fuerza para volver a la cama e intentar despertar a Harold o Mina. Como pudo se arrastró para intentar llegar a la cocina, pero sólo llegó a dormir en el piso frío de madera detrás del sofá, temblando de forma incontrolable.

— ¡Chester! ¿Chester dónde estás? Ven gatito gatito— Escuchó en medio de su letargo la voz de su dueña llamarlo— ¡Chester a comer! ¿Papá no has visto a Chester? No he podido encontrarlo en toda la mañana— La oía más lejana pero con claridad.

— Mmm ¿Revisaste en el patio cariño?— Respondió el padre de Mina.

— Si, tal vez fue a visitar alguno de sus amigos gatos— Pensó la chica en voz alta.

—Puede ser, pero se te hará tarde para la escuela.

— Me preocupa Chester papá— Habló con tristeza.

— Tranquila, ten por seguro que cuando regreses él estará aquí esperándote con el resto de los chicos— Respondió reconfortando a su hija— ¿No es cierto Harold?— De fondo se oyó a un perro ladrando en afirmación.

— Ok— Soltó algo más animada para tomar su mochila y salir del lugar.

— Mina...— Murmuró el de pelaje amarronado débilmente, con un gran esfuerzo abrió los ojos encontrándose con algo que cubría su vista— ¿Qué es esto?— Pensó tratando de aclarar su mirada que se encontraba borrosa, frotó entre sus dedos el misterioso velo sintiendo su peculiar textura— ¿Ca...bello?—Intentó levantarse sintiéndose aún fuera de lugar, retirando el cabello de su rostro pudo verlas con toda claridad— ¡MANOS! ¡TENGO MANOS HUMANAS!— Exclamó exaltado para luego cubrirse la boca recordando que el padre de Mina seguía en casa, se asomó con cuidado hacia la cocina y lo vio con audífonos tarareando mientras lavaba los trastes.

— Hola misterioso extraño, ¿Te perdiste?— Preguntó Harold a su espalda logrando que saltara del susto.

— ¡Harold! Soy yo Chester— Dijo desesperado.

— ¡Qué coincidencia! Mi amigo se llama igual que tú, pero él es un gato— Explicó divertido por la actual situación.

— No lo entiendes Harold, soy yo Chester, el gato de Mina— Intentó hacerle entender, el canino lo miró unos segundos analizando la información que recibía.

— ¡Chesty! Te ves bien ¿Estuviste haciendo ejercicio?— El de cabello crema rodó los ojos ante lo calmado de su amigo así que suspiró tomando fuerza para no hacer algo de lo que arrepentiría.

— Esto no es voluntario, no sé qué pasó— Habló al borde de un crisis de nervios, se inspeccionó un poco para sonrojarse.

— Oh Chester puedes cambiar de color, estás rojo— Le habló impresionado.

— Necesito ropa— Decretó asomándose en búsqueda de la cesta de ropa limpia.

— ¿Por qué?

— Los humanos usan ropa Harold, ellos no pueden ir desnudos por la calle— Explicó mientras con cuidado corría a las escaleras siendo seguido por el perro.

— Qué vida tan triste.

— ¡Lo tengo!— Para suerte del felino habían lavado la ropa hace poco y la cesta estaba en la entrada de la habitación de Arthur.

Tomó lo que pudo y se encerró en el baño.

— Ese cuerpo sí que es extraño Chester— Comentó el can algo confundido.

A los ojos de un humano el minino no estaba nada mal, su piel de un suave color pálido, casi igual que su ama Mina, el cabello color crema con mechones rebeldes de café oscuro al igual que sus ojos, era alto y no estaba en mala forma, cualquier chica caería a sus pies en segundos al verlo.

— Lo sé— Admitió mientras se vestía, era incómodo pero viviría.

— ¿Y ahora qué hacemos Chesty?— Esa pregunta le hizo sentarse en el inodoro para pensar.

— Pues, esto es algo sobrenatural así que Bunnicula debe tener algo que ver ¿Cierto?— El perro sonrió.

— Pues no creo que Bunick lo haya hecho a propósito si así fuera, recuerda que se disculpó contigo anoche— Movía su cola al recordar cómo sus amigos pasaban un buen rato con él en la cocina, hablando sobre cualquier cosa y lo mejor de todo... Comiendo.

— Puedes tener razón Harold, tal vez estoy apresurándome a los hechos, pero ¿Qué haremos? Mina no puede verme así— Se señaló preocupado.

— ¿Por qué? Ni yo te reconocí— Chester lo miró con ganas de decir lo que tenía en mente pero se contuvo.

— Por ahora será mejor que nos preocupemos por que el padre de Mina no encuentre un intruso en su casa.

— ¿Quién?

— Yo, Harold yo— Respondió asomándose al pasillo en busca de alguien.

(***)

El día había sido absurdamente largo para el minino, al ver que faltaba poco para el anochecer corrió hacia el sótano, aún tropezaba y se tambaleaba por el vértigo, pero a duras penas lo controlaba con fuerza de voluntad llegando a ser tolerable.

Cerró la puerta con Harold a su lado y se dispuso a abrir el pequeño sarcófago del vampiro, alargó su mano a la tapa, pero al retirarla... Nada, vacío.

— ¡Oh! Hola extraño— Saludó el perro a una esquina oscura del lugar.

— Harold ¿A quién le hablas?— Preguntó sin querer saber la respuesta.

— A él— Señaló con la pata a una criatura de ojos rojos con afilados colmillos y piel carbón que caminaba hacia ellos a paso lento.

— ¡Vamos a morir! ¡Bunnicula! ¡¿Dónde estás?!

Chapter 3: Suplicio Compartido

Summary:

Honestamente no creí que alguien estaba leyendo esto, jsjsjs imaginen mi sorpresa al leer los comentarios.

Muchas gracias por el apoyo y como retribución ¡Ya hay un nuevo capítulo!

Chapter Text

Con los ojos llorosos vio como el monstruo se hacía cada vez menos amenazante hasta quedar… ¿Un joven?

Si, al parecer sus ojos no le mentían, era un joven, más bajo que él por unos centímetros, de cabello sumamente oscuro y piel mortalmente pálida, sus pupilas eran afiladas de iris carmesí con los ojos bordeados por un extraño tono oscuro, como ojeras pero no tan pronunciadas ni grotescas además de que estaba… ¡DESNUDO!

Chester volteó hacia una pared completamente sonrojado y más por el pensamiento que había llegado a su mente.

¡Bunnicula! Te ves fantástico— Dijo Harold emocionado y moviendo la cola al ver la nueva forma de su amigo.

 Se escucharon palabras revueltas que el felino no pudo entender.

B-Bunnicula ¿Eres tú?— Preguntó aún de espaldas hacia el joven pelinegro.

De nuevo el extraño idioma.

¡Claro que es él! ¿Acaso no lo reconoces? Míralo es Bunick— Exclamó el can despreocupado.

No gracias Harold, prefiero esperar a que se ponga algo de ropa— Respondió algo irritado.

El vampiro sonrió ladinamente acercándose con lentitud y sigilo para de sorpresa darle un fuerte abrazo al felino, este se tensó de inmediato lanzando un alarido, el azabache sintió el corazón acelerado de Chester, estaba a punto de separarse de él cuando llegó, un aroma que inundó sus fosas nasales de forma brusca y agobiante, era una mezcla de chocolate oscuro y vainilla, intentó detectar el origen del delicioso olor percatándose que provenía del minino que tenía entre sus brazos, descaradamente apegó su nariz al cuello del amarronado aspirando con fuerza el aroma que desprendía, cerró los ojos deleitándose por completo con este.

Bunnicula, q-qué...— Dio un pequeño gritó al sentir como el conejo daba una lamida a su cuello, lo invadieron los nervios  y se alejó lo más rápido que pudo del pelinegro.

Al tenerlo a cierta distancia Bunnicula pareció recuperar la cordura, sonrió como si nada hubiera pasado y abrió la boca emitiendo alguna frase inentendible para el felino.

Si, se supone que yo debería dar las lamidas aquí— Menciona Harold por completo ajeno a lo que acababa de pasar. El inmortal rió por lo bajo.

E-Entonces...— Tartamudeó el gatito aún nervioso por la actitud del vampiro y al sentir su mirada carmesí tembló un poco— ¿T-Tienes idea de que nos pasó? ¿Si acaso puedes volver a tu forma original?— Interrogó preocupado.

Bunnicula miró fijamente sus manos por unos cuantos segundos, para hablar en su idioma.

Dice que no— Tradujo el canino.

¿No a qué?— Cuestionó Chester alterado.

No, a las dos preguntas— Culminó de forma calmada como siempre.

¿Ahora que podrían hacer? ¿Cómo podrían volver a la normalidad si ni siquiera sabían cómo llegaron a ser así?

(***)

Lograron encontrar algo de ropa para Bunnicula, internamente dieron gracias que el padre de Mina aún se creyera joven como para usar ropa que obviamente le queda muy chica a él, pero que se negaba rotundamente a aceptarlo.

Con sumo cuidado salieron de la casa sin ser vistos, aún le era difícil controlar ese nuevo cuerpo a Chester pero se acostumbraba increíblemente rápido, el felino se recostó del árbol en el jardín, estaba oscuro así que no corría riesgo de ser descubiertos.

¿Qué haremos ahora?— Preguntó algo desanimado, más que todo agotado mentalmente.

¡Oye perro!— Todos voltearon para ver al hámster acercarse a paso apresurado hacia el can— Perro ¿Has visto a mi amo?— Suelta preocupado.

Claro que sí, está allí— Señaló al pelinegro que miraba atento la escena.

No intentes engañarme perro tonto, ese no es mi amo— Respondió algo ofendido.

¡Es la verdad! ¿No es así Buns?— El mencionado sonríe mientras asiente.

Espera...— Se acerca a ambos jóvenes aún con duda para abrir los ojos como platos y exclamar— ¡Amo! ¡¿Pero que le ha pasado?!— Estaba histérico mientras abraza una de las piernas del azabache, este solo se encoje de hombros demostrando no saberlo— Tranquilo amo, yo descubriré quién cometió tal herejía contra tu gloriosa existencia— Habló con convicción— ¿Me permite uno de sus cabellos gran y benevolente amo?— Él le hace caso y arranca un par de hebras para entregárselas al roedor.

¿Y qué pasará con Chester?— Pregunta el perro señalando con su pata al joven de cabello color crema que había trepado y ahora se encontraba sentado en una de las ramas del árbol.

¿Qué con el gato apestoso?— Cuestionó aún sin entender la importancia de lo que le había dicho.

Puede que también sea parte de lo que le haya pasado a Buns ¿No?— El animalito lo piensa unos segundos para después gritar.

¡Oye! ¡Gato apestoso! ¡Dame unos de tus cabellos para ayudar a mi amo!— Fue ignorado, él felino tenía la mirada perdida en el vacío.

Bunnicula lo miró preocupado, él no era así, debería estar gritando por volver a ser un gato o inundando a Lugosi con millones de preguntas que este no respondería con la excusa de que no es algo que le interese, o algo por el estilo. 

Se concentró unos segundos sintiendo como de su espalda emergían un par de oscuras alas de murciélago, sonrió al saber que sus poderes no eran tan diferentes, voló hasta llegar a donde estaba en amarronado, cuando este volteó a verlo, sintió que su estómago dio un vuelco que lo dejó desconcertado.

Sacudió su cabeza, para acercarse al minino, este tenía la cara roja como un tomate lo cual le preocupó, acercó su mano a la frente de Chester sintiendo que estaba ardiendo en fiebre  para después desmayarse y caer en sus brazos.

Lugosi aprovechó a tomar los cabellos que necesitaba.

Ce facem acum?— Preguntó el azabache con Chester en sus brazos.

Pues no lo sé, ¿Tienes alguna idea Lugosi?— Miró al hámster éste lo pensó durante un instante para contestar.

Pues si al amo le complace, hay un departamento que está desocupado— Sugirió encorvado levemente.

E în regulă— Respondió el conejo.

¡Perfecto! Sígame amo— Exclamó feliz de ayudar al vampiro.

Chapter 4: Nuevos hábitos

Summary:

¿Qué implica realmente convertirse en humano para Bunnicula?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Estaban los cuatro en aquel abandonado y olvidado departamento, lo único que habían dejado los anteriores dueños era un par de sillones desvencijados y un sofá verde oscuro pero desteñido por los años y el polvo.

El vampiro deja con cuidado a Chester en el sofá quién se removió aún dormido.

Va fi bine? — Preguntó al hámster.

Claro que si amo, solo que su mente no está acostumbrada a su nuevo cuerpo — Explicó calmado— Pero usted, al ser tan maravilloso que no es atrapado por una monótona y aburrida forma, le es completamente superfluo el cambio — Sus ojos brillaron al referirse a su amo que se encontraba sentado a un lado del amarronado viéndolo dormir.

¿Qué pasará con Mina? — Habló el perro mirando a sus amigos.

¡Trabajaré lo más rápido que pueda para ayudar al amo! — Exclamó Lugosi, para correr hacia los ductos de ventilación y perderse de vista.

El perro levantó una de sus orejas en señal de que captaba algo.

¡Mina! ¡Mina! — Gritó emocionado y salió en busca de su amada dueña.

Chester y Bunnicula se quedaron solos, el conejo también quería estar con su niña, pero por obvias razones tuvo que resignarse, se dejó caer a un lado del felino igual de cansado, ya debía acercarse el amanecer, bostezó con pereza sintiendo sus párpados pesados.

Se fue recostando lentamente hasta quedar apretado contra el respaldo del sofá y el calentito cuerpo del felino, sonrió de forma involuntaria alargando su brazo abrazando la cintura del  chico a su lado, le gustaba esa calidez, es mucho mejor que dormir en un frío ataúd, cerró sus ojos con ese pensamiento en mente para quedar profundamente dormido.

(***)

Chester despierta con la sensación de estar atrapado, abre los ojos inspeccionando el lugar donde se encontraba, solo recuerda haber subido al árbol por aire fresco y después esos ojos… Sacudió la cabeza tratando de despejar su mente, al intentar levantarse un brazo firmemente ceñido a su cintura lo mantiene unido a Bunnicula.

La sangre se le sube al rostro por alguna razón entrando en pánico.

Intenta moverse pero la fuerza de Bunnicula es realmente prodigiosa, tanto como en su forma de conejo, con cuidado logra deshacer el abrazo levantándose a la velocidad de la luz, deteniéndose en el punto más alejado de la habitación. Dió un leve vistazo a lo que sería la cocina, notando que los rayos del sol entraban con suavidad.

Aún sentía su corazón acelerado, no podía seguir allí, no con ese tipo de emociones que lo azotaban tan furiosamente, salió en silencio, cuidando no despertar al inmortal.

Los pasillos del lugar se le hacían conocidos, aún se encontraba en los departamentos Orlock, eso le dio algo de alivio. Siguió caminando hasta encontrar a Harold ladrándole a la ardilla que vivía frente a la casa.

¡Harold! ¡Hey Harold! — Lo llamó mientras se acercaba.

¡Oh! Hola Chester, ya despertaste — Le saludó despreocupado dejando a la ardilla en paz.

Sigo siendo humano — Respondió desanimado y encogiéndose de hombros.

¿Chesty? ¿Me puedes hacer un favor? — El felino prestó atención a su amigo.

¿Qué necesitas? — El perro se sentó y con la pata intentaba rascarse detrás de las orejas.

¿Me puedes rascar? No alcanzo ¡Y la comezón es horrible! — Suplicó con sus ojitos de cachorro triste.

A Chester realmente no le molestaba, así que se hincó a la altura del canino y con suavidad rascó su cabeza peluda mientras éste movía su pata frenéticamente de la alegría. Una leve sonrisa se formó en su rostro, la primera desde que era humano, lástima que no duraría mucho.

Parece que le agradas — Habla una chica a su espalda, él reconoció la voz y volteó rápidamente cayendo espaldas al suelo, encontrando a su amada dueña sonreírle con sinceridad— Lo siento, no quise asustarte — Chester se puso tenso poniéndose de pie casi de un brinco.

N-No lo hiciste, s-soy muy n-nervioso — Rió forzadamente tratando muy pobremente de actuar natural.

No te había visto antes ¿Eres nuevo en el edificio? — Estaba completamente tieso pero asintió con la cabeza, un movimiento extraño que lo hacía parecer un robot oxidado— ¡Genial! Un nuevo vecino, mucho gusto soy Mina Monroe — Extendió su mano, que temblorosamente fue recibida por el amarronado.

S-Soy Chester — Logró decir entre tartamudeos.

¡Qué coincidencia! Mi gatito se llama igual — Poco después la chica le miró apenada— Lo siento, no quiero que te ofendas — El felino un poco más calmado sonrió tiernamente.

Tranquila, no me ofendí — Su tono seguro y encantador sacó un sonrojo de parte de la chica— ¿Así que tienes un gato? — Preguntó amable.

¡Si! Tengo a Harold — Señala al can que los miraba atento— A mi conejito Bunnicula y mi gatito Chester — Por un momento su sonrisa vaciló al mencionar los últimos dos nombres.

¿Qué ocurre? — Preguntó preocupado por el cambio de actitud de Mina.

Pues… No he visto a Chester ni a Bunnicula en casi dos días y me empiezo a preocupar — Dijo con la voz anunciando la llegada de las lágrimas— Ellos no son así — Sus ojos se abrieron a más no poder al sentir el cálido abrazo del felino.

Estarán bien — Habla con dulzura— Donde quiera que estén de seguro piensan en tí — Sintió como tímidamente la chica devolvía el abrazo y derramaba un par de lágrimas en su pecho.

Gracias — Susurró sonriendo un poco más calmada.

(***)

Después de aquella tierna escena la adolescente le invita a comer algo en su casa, aunque quisiera no podía negarse, no había comido nada y Mina le dijo que estaba muy pálido. Pero si reprendió suavemente a su dueña por dejar entrar a un extraño a su casa tan fácilmente, una parte de él le decía que lo seguiría haciendo, después de todo ella era así, pero su lado neurótico no dejaba de preocuparse.

Hablaron un rato mientras comían un sándwich de atún, a tímida petición del minino y con comentarios divertidos de parte de Mina de las similitudes con su gatito perdido.

Ambos disfrutaron de un buen momento y más Chester que amaba poder comunicarse al fin con su querida Mina.

De cachor… Digo de niño, me abandonaron en la calle — La chica mostró una cara de compasión ante lo dicho— No te pongas así — Soltó él con una sonrisa— Las cosas mejoraron desde allí, un lindo ángel me rescató y crió con mucho, mucho amor — Relató con brillo en los ojos.

¿Enserio? — Exclamó emocionada.

Si, y la quiero mucho — Dio un sorbo a la taza de té que ella le sirvió— Es la persona más importante para mí en el mundo.

Aww — Dejó escapar la chica completamente enternecida.

Y ¿Qué debería saber de tí? — Ella lo miró y se encogió de hombros.

No mucho, mi tía nos dejó este departamento, vivo con mi papá y tengo amigas maravillosas — Dijo con simpleza— Nada fuera de lo normal.

¿Algún enamorado? — Preguntó sonriendo pícaramente.

P-Pues... — Su cara se puso roja como un tomate y Chester rió un poco ante su reacción.

Eso responde mi pregunta — No pudo continuar porque alguien tocó la puerta— ¿Te molesta si yo contesto?

Para nada, es tu casa — Respondió despreocupada mientras recogía los platos y los llevaba al lavabo, su casa si, realmente era lo era, o por lo menos cuando aún era un gato.

El felino abrió la puerta sonriente encontrándose con el azabache apoyando su brazo del marco de la puerta e  inclinado levemente hacia adelante con cara de pocos amigos.

¡Bunn... — Se detuvo al recordar a la chica en la cocina— ¿Qué haces aquí? — Preguntó en susurros.

El vampiro señaló al perro a su lado.

Fui a visitarlo y despertó — Explica Harold— Me preguntó por tí y le dije que estabas con Mina — Concluyó moviendo la cola alegremente.

Antes de que Chester pudiera agregar algo Bunnicula se deja caer sobre él, a duras penas no cayeron ambos al suelo.

Bunnicula, ¿Bunnicula qué te pasa? — Tan cerca lo tenía que pudo escuchar el gruñido de su estómago— No has comido desde ayer ¿Cierto? — Sintió como el inmortal volvía a olfatear su cuello logrando erizar su piel— V-Vamos, tienes que ponerte de pie — Habló en un intento por sonar calmado, logró que se enderezara apoyando su peso en el felino.

¿Todo está bien? — Escuchó la voz de Mina a su espalda y su cuerpo tembló.

Eh… Pues… Solo tiene una baja de azúcar — Excusó sudando frío— Como aún no nos terminamos de arreglar el departamento, no ha comido — Frunció el ceño mientras señalaba con su mano libre al pelinegro desfallecido— Te he dicho miles de veces que comas en la hora — Lo regañó de forma adorable y se volvió hacia la adolescente— Lo siento.

¿Le gustaría comer algo? — Sugirió la chica con una sonrisa.

¡Claro! ¿Tienes vegetales? Eh… Es que él es vegano — Dice casi arrastrando a Bunnicula a la cocina.

Seguro, ¿Cómo te llamas? — Preguntó abriendo la puerta del frigorífico y hurgando en su interior.

Eh, eh… ¡Él es Boone! — Exclamó para luego sonrojarse de vergüenza— N-No es de por aquí así que le es difícil hablar nuestro idioma — Explicó sentando a Bunnicula en uno de los banquillos con cuidado de que no se cayera.

Oh, claro debe ser difícil adaptarse a un nuevo ambiente — Habló sacando un envase con trocitos de zanahoria dentro— Lo siento, pero es lo único que queda, mi papá no ha comprado los víveres aún — Chester pone su mano en el hombro de la chica tomando el envase y sonriendo tan encantador como solo lo podría ser un gato.

Es perfecto, gracias — Camina hacia el azabache rodeándolo con su brazo libre— ¿Te importa si me lo llevo para que descanse?

Tranquilo, me lo devuelves cuando puedas — Él asintió y como pudo sacó Bunnicula de allí.

Lo arrastró por los pasillos del viejo edificio hasta llegar a su departamento, completamente exhausto lo dejó en el sofá mientras el minino descansaba en uno de los sillones. Escuchó a Bunnicula murmurar algo que no entendió seguido por un gruñido, recordó el envase y se lo entregó al verlo sentarse algo aturdido por el hambre.

El vampiro abrió el contenedor plástico y observó el interior con curiosidad o reflexión era difícil saber qué le pasaba por la mente en ese momento, finalmente tomó uno de los trozos de zanahoria y procedió a absorberlo como de costumbre.

Chester sabía que con su actual cuerpo no le bastaría con un simple trocito para calmar su hambre, pero nunca esperó lo que pasó después.

Bunnicula empezó a arquear intentando expulsar algo, el felino se acercó preocupado, lo miró con detenimiento, no se veía bien, de la nada la oscuridad alrededor de sus ojos se hizo más visible dándole un aspecto demacrado en tan poco tiempo, de la comisura de sus labios quedaba un líquido purpúreo y a simple vista viscoso.

Bunni... — No pudo terminar la frase para ser atraído por esos brazos fríos hacia el inmortal, terminó sentado en sus piernas, las palabras de protesta murieron en su garganta al sentir los suaves dedos del vampiro rozar su cuello con mesura. Allí lo pudo percibir, algo que antes había ignorado, el abrumador aroma que ahora lo acosaba.

Era como el olor que tanto amaba de los libros viejos que leía, eso con leves contrastes de granada silvestre, sintió el calor subir a sus mejillas mientras se perdía en aquel seductor aroma.

El vampiro aprovechando su cambio de actitud lo puso a horcajadas sobre él, jaló el cuello de la camisa levemente dejando a la vista aquella piel tersa y color crema, acercó su nariz inundandola con la fragancia que desprendía aquel minino, dió una rápida lamida que hizo al chico suspirar en medio de su letargo, degustando el exquisito sabor de su piel fue controlado por sus instintos, abrió con lentitud la boca dando un fugaz vistazo al amarronado y finalmente clavar sus filosos colmillos en su cuello.

¡Ah! — Exclamó extrañamente extasiado por el dolor que sentía, mientras en su interior algo rebosaba de alegría, Chester como pudo abrazó al vampiro que le mordía con desesperación.

Notes:

Juro que había olvidado por completo que escribía este fanfic ¡LO SIENTOOOOOOOO! ¡Me he convertido en aquello que juré destruir!

Espero que hayan disfrutado del capítulo, tengo otro par en borradores y espero publicarlos pronto.

Besos a todas mis hermosas criaturas de la oscuridad.