Work Text:
Horacio está a punto de estallar.
No, en serio.
Como un globo de agua pinchado con una aguja.
¡POP!
Va a estallar y todo es culpa de Viktor Volkov.
Ha pasado un par de días desde la confesión del ruso y Horacio ha estado en una nube de romance.
Volkov decidió tomar unas vacaciones para ambos sin avisarle, por lo que estuvieron estos días disfrutando del nuevo cambio en su relación.
Decir que Horacio está abrumado es un eufemismo.
No lo tomen a mal, Horacio ahora mismo no puede ser más feliz, tiene todo lo que siempre quiso… pero ese es exactamente el problema.
Por mucho que soñó con una respuesta positiva del ruso a sus sentimientos, jamás pensó que realmente la tendría.
Que además 𝗲𝘀𝘁𝗲 se le declararía de una manera súper romántica, eligiendo un lugar tan especial para ambos y planeando una cita, repite, SU-PER-RO-MAN-TI-CA
Siente que su cuerpo va a estallar porque no puede contener la emoción, la felicidad, el amor que siente por el estúpido ruso de mierda que le regalo una casa a los 3 días de empezar a salir.
Necesita desesperadamente hablar con alguien, pero el perro de Loki está de viaje por Noruega, “reconectándose con sus raíces” dijo el muy descarado.
Seguro anda de escapada romántica con Gala.
También ha intentado llamar a Blake, pero todas las veces le dio tono de apagado.
Realmente necesita más amigos, se está quedando corto de gente.
Maneja en silencio por unos minutos en dirección a la sede, cuando el estruendo de una llamada entrante en su teléfono lo sobresalta.
𝗖𝗮𝗳𝗲𝗶𝗻𝗼𝗺𝗮𝗻𝗼 ☕
𝘅𝘅𝘅 𝘅𝘅𝘅𝘅 𝘅𝘅𝘅𝘅
¡BLAKE!
Detiene el vehículo al costado del camino y toma el móvil de manera veloz.
— ¡Blake perro! —grita, emocionado sin escuchar el suave ‘eh’ que le responde— Al fin me tomas el móvil tío que te he llamado toda la mañana! —acusa, molesto.
— Emm… —una voz carraspea desde el otro lado de la línea, una que claramente no es Blake.
— ¿Hola? ¿Con quién hablo? —pregunta confundido.
— Emm, Hola señor, soy Jota —saluda J— Blake olvido su teléfono en casa.
— ¡Jota, hey! —saluda, alegre— Lo siento, no reconocí tu voz —ríe— ¿Cómo te trata la vida de casado? No he podido coincidir contigo desde que volví de Londres.
— Hola, s-Horacio —se corrige nervioso— Estoy bien, muchas gracias, feliz —responde— y he estado tomando turnos nocturnos últimamente, puede ser la razón de no coincidir.
— ¡Ala! Pues, sí, debe ser eso, yo trabajo en las tardes, por lo general —responde pensativo— ¿Puedo preguntar a qué se debe este cambio de horario? —pregunta curioso.
— ¡Claro, que puede…s! —responde alegre— Blake y yo estamos pensando en comprar una casa, que está bastante fuera de nuestro presupuesto, por lo que ambos estamos tomando unos cuantos turnos extra —continúa, emocionado.
— ¡Vaya, felicidades!
— Gracias, ha sido un poco triste, no vernos tanto, pero valdrá la pena, al final je je je —ríe.
— Me imagino, sé que yo estaría igual si no pudiera ver tanto a- … —se frena— Bueno, la cosa es que entiendo, felicidades de nuevo, si necesitan cualquier cosa, díganme.
— Muchas gracias —agradece Jota— Pero dígame, ¿necesita algo?
— Uff, necesitaba hablar con Blake, ¿Está de turno ahora? —pregunta.
— Sip, aún le debe quedar alrededor de una hora —responde, alegre— si se dirige a la sede aún puede alcanzarlo.
— ¡Genial! ¡Muchas gracias, Jota! —exclama, emocionado— Me tengo que ir, cuídate ¿Okay?
— ¡Lo haré, gracias, usted también cuídese!
— Lo haré, lo haré, adiós.
— ¡Adiós, Hache, buen servicio!
Horacio corta el teléfono y lo tira sin cuidado en el asiento del pasajero, al menos ahora podrá hablar con Blake y dejar salir un poco de la emoción que está conteniendo.
Emocionado pone el vehículo en marcha para dirigirse a la sede.
*****
Estaciona su vehículo con cuidado en su lugar, luego de entrar por el portón trasero, no quiere empezar el día peleando con Paco.
Toma su móvil y llaves y se desliza fuera del auto, mientras cierra la puerta, logra divisar a un grupo de agentes en las puertas de la sede, por lo que emprende camino a ellos.
— Buenos días, agentes —saluda, una vez los alcanza.
Los tres cadetes, más Alanna, rápidamente se ponen firmes y le entregan un saludo.
— ¿Jefe, sabe lo que paso? —pregunta, Alanna una vez que les deja descansar— ¡Que se han robao’ toda la ropa de las taquillas! —exclama, cuando niega con la cabeza.
— ¿Cómo? —pregunta confundido, puede ver por el rabillo del ojo a uno de los guardias cerca de ellos resoplar con una pequeña sonrisa antes de ordenar su rostro.
— Si, si, que nos han robao’ toda la ropa —repite— ¡Y nadie sabe quién fue!
— Si… un verdadero misterio quien podría haber sido —murmura, mirando a los guardias de reojo con sospecha— Pero bueno, ¿Hay alguna otra novedad que deba saber?
— Creo que no jefe.
— Bien, iré a cambiarme de ropa entonces —responde alegre— Ustedes retírense a la sala de práctica de tiros, agente A, enséñeles a las cadetes lo que sabe.
Ordena y comienza a alejarse, sin mirar a nadie, tarareando una canción.
— P-pero… si no va a tener ropa… —murmura Alanna.
Horacio la ignora mientras sigue con su camino.
Entra de servicio y toma una de las radios del mesón, lamentablemente para él, solo queda la vieja Betsy (que lleva más años que Horacio en la fuerza) probablemente los demás ya tomaron todas las nuevas.
Tiene que mandar a pedir nuevo equipamiento.
— Director Horacio Pérez, entrando de servicio —saluda por la radio del FIB, mientras camina hacia el elevador.
— Buenas, hache —saluda, Parker por la radio.
No hay señales de Blake, por lo que se cambia al canal general de policía, sheriff y FIB.
— Buenos días, aquí Horacio Pérez del FIB —saluda, recibiendo la inmediata respuesta de algunos policías— ¿Se encuentra Ryan Blake en esta frecuencia? —pregunta.
— ¡Hola, Hashe! —la voz alegre de Blake responde por su radio cuando está llegando al vestidor— ¿Me necesitas?
— Blake, ¿Dónde estás? —pregunta con urgencia— ¿Puedes cambiarte a otro canal? Necesito hablarte —dice, tranquilo.
— Voy de camino a la sede, ya casi allí, de hecho —responde— No me puedo cambiar de canal, estoy teniendo problemas con la radio, ¿Es muy urgente? ¿Puedes decirme por aquí?
— ¡No! —exclama exaltado y carraspea— Digo, no, no es necesario, esperaré a que llegues a la sede.
— Vale, nos vemos en unos minutos, cambio —se despide Blake, cortando la comunicación.
Horacio entra al vestuario y se dirige veloz al casillero de Viktor.
¡Bingo!
Sabía que su novio (su novio, SU NOVIO) no podría pasar más de media hora sin tener su guardarropa rehecho, mucho menos días.
Revisa desinteresado la ropa, hasta que sus ojos se topan con algo interesante.
— ¿Una camisa rosita? —pregunta sorprendido, a la nada, una sonrisa emocionada en su rostro.
Recuerda verla puesta en el ruso en un par de ocasiones.
Aún se le hace raro que Volkov vista con algo que no sea azul navy, negro o rojo oscuro, pero el color le sienta bien.
Su ruso emo, piensa con cariño.
Toma la camisa, ya que es lo único que le llama y decide quedarse con los pantalones de jeans negro que lleva, junto a sus zapatos, tal vez se ponga unas pistoleras de pecho para hacer un cosplay de Viktor, piensa riendo malicioso.
— Eta aproximada agente Blake —pide, por la radio.
— ¡Ya estoy aquí! —grita el moreno entrando en el vestuario de manera dramática.
Horacio pega un salto en su lugar por el susto, dejando caer la radio y la camisa al suelo; ambos hacen una mueca ante el feo ruido que hace la radio al impactar contra las losas.
— Joder, Blake qué puto susto —se queja, Horacio, mientras recoge la radio del suelo.
— Perdón, Hashe, pero ya estoy aquí —Blake pide perdón con una mueca de cachorro triste en su cara— ¿Qué paso?
— Lo que pasa es que te llame al móvil muchas veces, pero tu ESPOSO me dijo que lo dejaste en casa —dice, Horacio, recalcando con su tono la palabra esposo.
— Hashee —se queja, alargando la “e”— ¿Todavía estás enojado porque me case sin avisarte? —pregunta, comenzando a cambiarse el uniforme por su ropa de civil.
— Bueno, uno pensaría que invitarías a uno de tus mejores amigos a tu boda —regaña H, quitándose la chaqueta, la deja en el banco junto a la radio.
— Ya te expliqué que fue algo del momento, ni Jota ni yo planeamos nada, surgió y ya —lloriquea Blake.
Horacio lo deja sufrir mientras se quita la camiseta para ponerse la camisa rosa, le queda suelta en la cintura y bastante larga en las mangas, por lo que decide doblarlas hasta el codo, por otro lado, sus bíceps se sienten tirantes y el tercer botón del pecho está ligueramente en peligro.
— Ya, ya, no importa ahora —dice finalmente— Ya veré yo si te hago lo mismo ahora que es una posibilidad —la voz de Horacio aunque sugerente está llena de una notable emoción contenida.
Blake sigue cambiándose ropa por exactamente tres segundos antes de que sus dos neuronas puedan procesar la nueva información.
El moreno se gira tan rápido, que Horacio se sorprende que no caiga al suelo por la pura inercia.
— ¡¿No?! —pregunta emocionado.
— Si —responde, apenas conteniéndose de gritar.
— ¿¡De verdad!? —vuelve a preguntar, mientras se acerca a Horacio.
— ¡Si!, ¡Si! —chilla emocionado, sin poder contenerlo.
— ¡¿EL RUSO POR FIN ACEPTO?! —grita emocionado tomando las manos del de cresta.
— ¡QUE SE ME HA DECLARADO ÉL, BLAKE! —responde también a gritos.
Ambos comienzan a dar saltitos emocionados mientras chillan, aun tomados de las manos.
— ¡Felicidades, Hashe! —felicita emocionado Blake, con la voz llorosa— Toda la espera valió la pena.
— Gracias Blake —responde el de cresta aceptando el abrazo que ofrece el moreno— Estoy que no puedo con la emoción, quiero gritar en cada momento, solo porque estoy muy feliz, ¡Tío! ¡Que me lancé de un yate al mar por la emoción cuando se me declaro! —explica entre risas.
— ¿Cómo? —exclama, sorprendido, antes de estallar en fuertes carcajadas— Pero- no, no, empieza por el principio, ¿Cómo es eso de que se te declaro ÉL? —pregunta en un tono de secretismo.
— Bueno, lo que pasa es que yo me enfade con él y le di un ultimátum —comienza Horacio, en el mismo tono mientras se acerca Blake— el perro estuvo unos días sin contestarme y luego cuando me contesto me dijo de quedar y salir.
— Okay —exclama emocionado.
— Pero luego cuando le respondí el muy perro me dijo “istii tribijindi” —agrega con voz burlona.
— ¡Jode’ macho, siempre con el trabajo! —se queja Blake.
— ¡¿Cierto?!
— ¡Si, si!
— ¡Que es un pesao'!
— Pero, bueno, continua, continua —incita.
— Bien, ¿En qué estaba? —se pregunta Horacio— ¡ah! Si luego de eso, trabajamos normal y eso, pero luego me fui a dar una ducha para salir de servicio y al salir me encontré con una nota en el espejo que me pedía reunirnos en el pier.
— Volkov, pero qué atrevido —se burla Blake, a lo que Horacio suelta una risita.
— Si, si, pero eso no es lo mejor —
— ¡Qué paso! Dime, dime —pide, sacudiendo a H.
— Llegue al lugar, donde una lancha me esperaba y me llevo al yate —dice, entre risas— Y cuando llego, una chica me guía hasta la parte de arriba diciendo que “está habilitado el pleno uso de TODAS las instalaciones del lugar” y yo estaba emocionada, pero también supernervioso ¡tío!, porque pensé que era una trampa o algo así.
— Uff, si imagina era el Pug —interrumpe, con voz asustada. — o Dex —agrega con asco.
— ¡Exacto! —asiente efusivo con la cabeza— ¡Pero no! ¡Que era mi ruso esperándome ahí!
— ¡AH! —grita emocionado Blake— ¿Alquilo todo el yate? —medio pregunto, asombrado.
— ¡Y luego se mandó tremendo discurso! —explica Horacio— ¡Y cuando le dije que no entendía me dijo la mítica!
— ¡NO!
— ¡Si!
— ¡AAHH!
— ¡AAHH!
— ¡Hashe, que no puedo creerlo! —lloriquea Blake— ¡Estoy tan feliz por ustedes!
Ambos se abrazaron emocionados.
— ¡Imagina lo emocionado que estoy yo! —grita— ¡El amor de mi vida, se me declaro!
— Uuuuuiiiii —grita Blake a modo de burla, pinchando el costado de Horacio con un dedo— El amor de tu vida.
— Cállate —ordena, sin ninguna intensión, entre risas, su rostro ligeramente sonrojado— ¿Y sabes que más hizo?
— ¡¿Qué más?! —vocea, tomando las manos de Horacio para agitarlas.
— Me compro una casa —murmura.
— ¡¿Cómo?! —grita, Blake sorprendido— ¿Pero no vivían ustedes ya juntos?
— Si, pero dijo que esta era para vacac-
Ambos son interrumpidos por la puerta del vestuario estrellándose contra la pared con violencia por una agitada Alanna.
— ¡JEFE! —jadea, con una expresión consternada— ¡tiene la radio pillada!
*****
* 𝟱 𝗺𝗶𝗻𝘂𝘁𝗼𝘀 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀*
Alanna está esperando a que los cadetes estén completamente equipados para poder empezar con la práctica de tiro.
Se encuentra organizando la munición cuando escucha una conversación interesante.
— Ya quisieran ustedes tener las tácticas de infiltración que tengo yo —comenta Foster, de manera altanera.
Brownie y Williams comparten una mirada de burla entre ellos.
— Pero de que estás hablando —se ríe Brownie— Si no te funcionan con nadie.
— Si, la verdad es que solo pones incomoda a la gente —agrega Nina, con tono de disculpa— me lo dijo uno de los chicos de las carreras.
— ¿Pero qué dicen? —se queja, molesta la chica— Mis técnicas son infalibles.
— Si, claro, —se burla el chico— Por eso es que has reunido tanta información, ¿verdad?
— Tienes que admitir que no dan muchos resultados —dice Nina.
El rostro de Foster se torna ligeramente rojizo por la vergüenza.
— ¡Pues con Uve parecen funcionar! —exclama con enojo
— ¿Cómo? —pregunta Alanna, ahora muy interesada en la conversación.
Los tres agentes se giran para mirar a Alanna con sorpresa, probablemente olvidaron que estaba allí.
— ¡Ah! —exclama Foster— N-Nada Señorita A —responde, acobardada.
— Vamos, dime lo que decías del señor Uve.
— ¡P-Pues eso! —se exalta, parándose derecha y desafiante— Que mis técnicas parecen funcionar con el señor V.
— ¿Cómo así? —pregunta Alanna escéptica.
— Pues que pareciera que le empiezo a gustar —responde con tono creído.
— ¿Gustar? —dice, incrédula Alanna, escuchando las risitas de Nina y Brownie— ¿A Uve?
— ¡Que sí! —se queja.
El silencio cae en el grupo por unos segundos, antes de que Alanna estalle en carcajadas.
— Pfffff —Alanna lo intenta, pero no logra contener la risa— ¡JAJAJAJAJAJA!
— ¡Pero no se ría! —regaña Foster, con el rostro ahora completamente rojo— ¡Es verdad, está cayendo ante mis encantos!
— JAJAJA- L-Lo siento JAJAJA —intenta hablar entre risas— Sé que no debería re-reírme pero- pffff JAJAJAJAJAJA.
Los tres cadetes la miran reír a carcajadas, jadeando por aire mientras se agarra el estómago con la mano, cuando son sobresaltados por un fuerte chirrido que sale de la radio.
“𝗝𝗼𝗱𝗲𝗿, 𝗕𝗹𝗮𝗸𝗲 𝗾𝘂𝗲́ 𝗽𝘂𝘁𝗼 𝘀𝘂𝘀𝘁𝗼”
“𝗣𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻, 𝗛𝗮𝘀𝗵𝗲, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘆𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗮𝗾𝘂𝗶́”
Las voces del director y el agente Blake suceden el extraño ruido y finalmente interrumpe las risas de Alanna.
Mira extrañada a los cadetes que lucen igual de confundidos.
— ¿Están hablando por radio? —pregunta Nina, confundida.
“¿𝗧𝗼𝗱𝗮𝘃𝗶́𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮́𝘀 𝗲𝗻𝗼𝗷𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗲 𝗰𝗮𝘀𝗲 𝘀𝗶𝗻 𝗮𝘃𝗶𝘀𝗮𝗿𝘁𝗲?”
“𝗕𝘂𝗲𝗻𝗼, 𝘂𝗻𝗼 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗿𝗶́𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗶𝗻𝘃𝗶𝘁𝗮𝗿𝗶́𝗮𝘀 𝗮 𝘂𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝘂𝘀 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀 𝗮 𝘁𝘂 𝗯𝗼𝗱𝗮”
— Mmm… No creo que sea así —habla Brownie.
— Bueno, el director a veces habla con Uve de otros temas por radio, podría ser —rebate Nina.
“-𝘀𝗶 𝘁𝗲 𝗵𝗮𝗴𝗼 𝗹𝗼 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱”
“¡¿𝗡𝗼?!”
“𝗦𝗶”
“¡¿𝗗𝗲 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱?!”
“¡𝗦𝗶́!, ¡𝗦𝗶́!”
“¡¿𝗘𝗟 𝗥𝗨𝗦𝗢 𝗣𝗢𝗥 𝗙𝗜𝗡 𝗔𝗖𝗘𝗣𝗧𝗢?!”
“¡𝗤𝗨𝗘 𝗦𝗘 𝗠𝗘 𝗛𝗔 𝗗𝗘𝗖𝗟𝗔𝗥𝗔𝗗𝗢 𝗘𝗟 𝗕𝗟𝗔𝗞𝗘!”
— Si… no suena como una conversación que tendría por radio —agrega, brownie.
— No me jodas que se le ha pillado la radio de nuevo —murmura Alanna, pasándose una mano por los ojos.
— ¿Ruso? —susurra Foster, confundida.
— ¿De nuevo? —pregunta Nina.
— Uff, siempre lo mismo —se queja Alanna— Señor Hache, tiene la radio prendida —habla por radio, pero las personas al otro lado siguen hablando como si no la escucharan.
Suspira con fuerza para hablar nuevamente por la radio, cuando algo de lo que dicen al otro lado llama su atención.
“𝘇𝗲 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝘆𝗮𝘁𝗲 𝗮𝗹 𝗺𝗮𝗿 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝘀𝗲 𝗺𝗲 𝗱𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗼!”
“¿𝗖𝗼́𝗺𝗼? … 𝗣𝗲𝗿𝗼- 𝗻𝗼, 𝗻𝗼, 𝗲𝗺𝗽𝗶𝗲𝘇𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼, ¿𝗖𝗼́𝗺𝗼 𝗲𝘀 𝗲𝘀𝗼 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝘁𝗲 𝗱𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗼 𝗘́𝗟?”
— ¡CÓMO! —grita emocionada, No puede ser que estén hablando de quien cree, ¿Verdad?
— ¿De quién estarán hablando? —pregunta Brownie, entretenido.
— Quien sabe —responde Foster desdeñosa.
— ¿No deberíamos de avisarles? —comenta Nina— Me acaba de llegar un mensaje de un sheriff, preguntando si los agentes saben que están hablando por la radio general.
“𝗺𝗲 𝗳𝘂𝗶 𝗮 𝗱𝗮𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝘂𝗰𝗵𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗮𝗹𝗶𝗿 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿𝘃𝗶𝗰𝗶𝗼 𝘆 𝗮𝗹 𝘀𝗮𝗹𝗶𝗿 𝗺𝗲 𝗲𝗻𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗲́ 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝗼𝘁𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗷𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗱𝗶́𝗮 𝗿𝗲𝘂𝗻𝗶𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗽𝗶𝗲𝗿”
“𝗩𝗼𝗹𝗸𝗼𝘃, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲́ 𝗮𝘁𝗿𝗲𝘃𝗶𝗱𝗼”
— ¡AAHHHHHHHHHHH! —los agentes se encogen ante el estruendoso grito de Alanna— ¡LO SABÍA! ¡QUÉ PUERCO ES! —sigue gritando, emocionada.
Los agentes la miran estupefactos mientras la mujer da saltos emocionados, antes de quedarse completamente quieta.
— ¡MIERDA QUE ESTÁ SOLTANDO TODO POR RADIO! —grita, antes de salir corriendo a las escaleras— ¡JEFEEE!
El silencio reina el recinto de tiro, mientras escuchan los gritos de Alanna alejarse por las escaleras.
La conversación aún sigue por radio.
“¡𝗜𝗺𝗮𝗴𝗶𝗻𝗮 𝗹𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘆 𝘆𝗼! ... ¡𝗘𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗺𝗶 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝘀𝗲 𝗺𝗲 𝗱𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗼!”
“𝗨𝘂𝘂𝘂𝘂𝗶𝗶𝗶𝗶𝗶”
— Bueno… —intenta decir Nina, pero comienza a soltar risitas.
— ¡Me encanta este lugar, tío! —celebra Brownie.
“¿𝗬 𝘀𝗮𝗯𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗮́𝘀 𝗵𝗶𝘇𝗼?”
— ¡Oye Foster! —llama Brownie, a la castaña, que ha estado callada.
“𝗠𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗼 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗮”
“¡¿𝗖𝗼́𝗺𝗼?! … ¿𝗣𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝘃𝗶𝘃𝗶́𝗮𝗻 𝘂𝘀𝘁𝗲𝗱𝗲𝘀 𝘆𝗮 𝗷𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀?”
— ¿No decías que Uve estaba cayendo ante tus encantos? —se burla.
— Tsk, No seas malo —regaña Nina.
“𝗦𝗶, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗶𝗷𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘃𝗮𝗰𝗮𝗰-”
“¡𝗝𝗘𝗙𝗘! … ¡𝗧𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗹𝗮 𝗿𝗮𝗱𝗶𝗼 𝗽𝗶𝗹𝗹𝗮𝗱𝗮!”
— Hostia, sí que llego rápido arriba —exclama sorprendida Nina.
— Vamos —gruñe Foster— Voy a ir a patrullar.
Los otros dos la miran alejarse rápidamente, Nina suspira mientras Brownie se ríe a carcajadas.
*****
Blake y Horacio se miran estupefactos a Alanna, antes de darse cuenta de lo que ha dicho.
— ¡¿QUÉ?! —grita, Blake.
— ¡¿Cómo?! —grita, Horacio.
Ambos escuchan su voz salir de la radio.
— Nooo —Horacio toma con rapidez la radio del banco— Lo siento mucho, la radio se ha quedado pillada, perdón. —se disculpa por la radio, su rostro acalorado y rojo.
— 𝗔𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗩𝗼𝗹𝗸𝗼𝘃 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗮 𝘀𝗲𝗿𝘃𝗶𝗰𝗶𝗼 —se escucha la voz del ruso por la radio.
Horacio pega un grito y tira el radio contra la pared, asustado, mientras Alanna y Blake gritan de fondo.
— ¡Hache que está pasando! —dice Alanna.
— Oh no, oh no —murmura el moreno, llevándose las manos a la cabeza— Volkov me va a matar, ¡Voy a dejar viudo a Jota!
— Oh Joder —lloriquea Horacio— ¡Blake esto es el karma! ¡Estamos pagando por la vez que fingimos que se nos quedó pillada para putear al ruso! —le grita al moreno.
— ¿Cómo? —pregunta indignada Alanna.
— Se va a enojar conmigo, me va a terminar, acabo de decirle a todo el FIB como se me declaró —grita, llevándose las manos a la cara.
— Emm —Alanna carraspea para llamar su atención— En realidad…
— ¿Qué? —pregunta en un hilo de voz.
— Bueno, señor, su radio estaba pillada en el canal general —continúa Alanna, viendo como el rostro de Horacio solo aumenta de color mientras el de Blake se pone más pálido— Así que… ¿En realidad se lo dijo a toda la maya policial?
Alanna trata de darle una sonrisa tranquilizadora, pero Horacio se derrumba en el banco mientras se frota la cara, Blake se ha hecho bolita en una de las esquinas del vestidor murmurando obsesivamente.
Está a punto de hablar cuando siente una presencia tras ella.
— ¿Puedo saber qué ocurre aquí? —pregunta Volkov, alzando una ceja.
Alanna suelta un vergonzoso chillido mientras entra de un salto al vestidor.
Horacio se pone de pie y mira al ruso con una sonrisa temblorosa y una expresión culpable en el rostro.
— ¡Uve! —exclama angustiado— ¡Uve, lo siento mucho! —comienza a hablar a mucha velocidad mientras se acerca al ruso.
— Horacio —llama Volkov.
— ¡Lo siento, no sabía que me estaban escuchando! ¡De verdad! —explica, desesperado— ¡Solo quería hablar con alguien porque estaba muy emocionado, no tenía ninguna intención de que eso pasara!
— ¡Horacio! —dice, con más fuerza, logrando detener el vómito verbal de Horacio.
Se acerca más y lo toma con suavidad por los antebrazos, inclinando un poco la cabeza para mirarlo a los ojos.
— No entiendo qué está pasando —habla con suavidad— Pero necesitas calmarte —pide.
Viktor lo mira y comienza a tomar respiraciones profundas, Horacio lo imita hasta que logra calmarse un poco, aunque su corazón aún late como un loco en su pecho y su rostro se siente caliente.
Alanna y Blake solo los miran en silencio.
— Bien —felicita— Ahora que estás más calmado, cuéntame qué pasó.
— Yo… Yo… —toma aire, mientras siente el pulgar de V frotando su brazo de manera tranquilizadora— ¡Le dije a todo el mundo que estábamos juntos! —grita, lanzándose a los brazos del ruso.
— Uff —bufa Volkov, al sentir el cuerpo de Horacio impactando el suyo— ¿Okay? —dice confundido, abrazando al de cresta amorosamente— ¿Queríamos guardarlo en secreto?
— ¡Bueno, no! —exclama.
— ¿Entonces? ¿No entiendo el problema? —pregunta confundido.
— ¡No estás entendiendo! —grita, angustiado— ¡Les dije a todos! ¡A la LSSD, LSPD y FIB! —enlista— ¡estaba tan emocionado, que quería hablar con alguien y cuando le estaba contando a Blake no note que mi radio se quedó pillada! —termina agitado
— Oh —es lo único que Viktor responde.
Siente sus orejas calentarse, no es así como planeaba decir a la gente su relación con Horacio.
Pero bueno, nada se puede hacer ahora.
Con suavidad, desliza una de sus manos por la musculosa espalda de su pareja hasta posarla en la parte de atrás de su cabeza. La otra la movió ligeramente para acomodarla en la cadera de Horacio.
— Está bien —declara— No es así como quería decirle a la gente, pero no es tu culpa.
— ¿Estás seguro? —pregunta, aun culpable— Sé lo celoso que eres con tu privacidad, lo siento.
— Está bien, de verdad —tranquiliza— La cosa es, querido mío —dice Volkov, con tono suave, arrancando un suspiro de Horacio y un chillido de Alanna y Blake— Me parece perfecto que la gente sepa que eres mio- que estamos juntos.
Con esa declaración el ruso se inclinó y deposito un suave beso sobre los labios de Horacio, quien respondió con entusiasmo.
— ¡AHH!
El grito emocionado de Alanna y Blake los saca de su ensoñación.
Miran a sus amigos que están acurrucados en la esquina, sonrojados, ambos con la boca abierta del asombro.
— ¡Hey! —exclama, nervioso, Volkov, aun sosteniendo a Horacio entre sus brazos.
— No puedo creerlo —dice Alanna— ¡Felicidades, chicos! —grita alegre, lanzándose contra ellos en un abrazo.
— ¡FELICIDADES! —grita Blake de fondo.
— Gracias Alanna, Blake —responde, Viktor con una sonrisa— Estamos muy felices —agrega, mirando de reojo a Horacio.
Vuelve su mirada a Alanna con la intención de seguir hablando, pero rápidamente vuelve a Horacio en una doble toma.
— Horacio —llama, recorriendo al otro con la mirada.
— ¿Si? —pregunta confundido.
El ruso se queda en silencio, contemplando a Horacio, recorre con la mirada el torso musculoso envuelto en una familiar camisa rosa.
— ¿Esa es mi camisa?
— Ah, si, alguien robo la ropa y necesitaba ponerme algo —responde indiferente— ¿Por qué? ¿Te molesta?
— No —responde seco.
Su mirada posándose en la piel que asoma, debido a los botones sin abrochar, la imagen de Horacio en su ropa, generando un sentimiento calido en su estómago.
Sentimiento antes desconocido, pero mientras más tiempo pasa junto a Horacio, se hace más y más familiar.
— Emmm… tengo que llamar a Parker —dice, Alanna mientras sale corriendo del vestuario.
— S-si, yo me voy que Jota me espera en casa —agrega Blake, tomando su bolso y corriendo tras Alanna— ¡Felicidades!
— ¡Adiós! —grita Horacio— Podrías despedirte al menos —regaña a Volkov.
— Mmmjm —murmura, ido.
— ¿Estás seguro de que no te molesta? —pregunta, extrañado.
— Estoy seguro —responde con firmeza— No me molesta en lo más mínimo —agrega acercando a Horacio a su cuerpo— Creo que te ves muy mío-guapo, muy guapo, con mi ropa.
— oh, ¡OH! —exclama, por fin, entendiendo qué pasa con el ruso— ¿Así que me veo guapo? —pregunta, con tono sugerente y una gran sonrisa extendiéndose en su rostro, recorriendo el pecho de Viktor con sus manos.
— Muy —murmura dejando un suave beso en el cuello de Horacio— Ejem —carraspea— Creo que deberíamos ir a patrullar.
Volkov se aleja de Horacio con desgana, acomodándose rápidamente el... pantalón, pero están en el trabajo y un comportamiento así no es aceptable.
— Bien —se queja el de cresta— Cuando lleguemos a casa puedes mostrarme que tan “Tuyo” me veo en tu ropa.
— ¡Horacio! —grita, escandalizado.
*****
Extra
𝘊𝘰𝘮𝘪𝘴𝘢𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘓𝘚𝘗𝘋, 𝘴𝘶𝘳 𝘥𝘦 𝘓𝘰𝘴 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘰𝘴.
“𝗟𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼, 𝗹𝗮 𝗿𝗮𝗱𝗶𝗼 𝘀𝗲 𝗵𝗮 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗶𝗹𝗹𝗮𝗱𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻”
— Noo justo en la mejor parte del chismesito —se queja una oficial.
— Alanna por queee —se queja otro.
— Ya sabía yo que se traían algo los federales. —aporta otra.
—Sí —apoya otro oficial— Siempre coquetean en los 488.
— Bueno, a seguir trabajando gente —regaña el capitán, mientras separa el grupo reunido alrededor de la radio.
*****
𝘊𝘰𝘮𝘪𝘴𝘢𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘓𝘚𝘚𝘋, 𝘯𝘰𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘭𝘦𝘵𝘰.
“𝗟𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼, 𝗹𝗮 𝗿𝗮𝗱𝗶𝗼 𝘀𝗲 𝗵𝗮 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗶𝗹𝗹𝗮𝗱𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼́𝗻”
— Joder —se queja un sheriff.
— Págame —ordena Collins.
— No me agradas —responde el otro oficial.
— Sí, sí, paga.
Fin.
