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Anakin Skywalker por fin regresaba a su ciudad natal después de permanecer en una guerra que parecía no tener final con la esperanza de volver a ver a su amada esposa. Una vez que su barco arribo en el muelle baja corriendo en busca de Padmé mirando por todos lados entre toda la multitud y ruido por la gente, solo podía ver cómo los soldados abrazaban a sus esposas e hijos llenos de alegría de encontrarse nuevamente, sus ánimos cayeron por los suelos al no notar la presencia de Padmé se convenció de que posiblemente estaba ocupada y no tenía tiempo de recibirlo o solo se le olvidó que él iba a llegar, prefirió quedarse con la primera opción.
La ciudad había cambiado completamente eso era evidente después de estar tres años lejos luchando una guerra sin sentido mientras que varios políticos se quedaban en sus hogares sin hacer nada, mandando a sus ciudadanos a sacrificarse por el bienestar de sus países y a pesar de que Coruscant tenía aliados al igual que los separatistas, lograron llegar un acuerdo para terminar esta guerra absurda sin importarles cuántas personas inocentes murieron. Decidió irse caminando hasta su departamento y por suerte no quedaba tan lejos del puerto, quería disfrutar un poco de la vista que brindaba la ciudad atesorando cada instante sintiendo esa tranquilidad tan agradable y anhelada a la vez, pasa calle tras calle hasta llegar al edificio de su hogar, la fachada seguía igual de la última vez que estuvo. Ingreso con una emoción ya acumulada listo por ver a esa mujer que lo cautivo la primera vez que la vio y sin dudar le propuso matrimonio a los pocos meses de haberse conocido, para Anakin fue amor a primera vista listo para construir su propia familia.
Luego de subir varias escaleras ya se encontraba en frente de la puerta entre sus cosas saco la llave para después ingresarla al picaporte sin hacer tanto ruido oía como un hombre hablaba por la radio dando lecciones en francés mientras que Padmé repetía la frase una y otra vez hasta que volteo a dirección de Anakin asustando se un poco.
—¿Anakin? — por su tono y expresión parecía desconcertada, corrió abrazarlo y llenar todo su rostro de besos el ambiente se empezó acumular de risas y a la vez de ligeros sollozos por parte de Padmé.
—Como no te vi en el puerto, pensé que...
—No creí que llegabas hoy— lo interrumpe rompiendo el abrazo para mirarlo y dedicarle una sonrisa.
—¿No recibiste mis cartas? Procure mandarte todos los días.
—Oh... bueno, si las leí, es solo que no soportaba leer cada palabra sobre las muertes y combates, pero ven— toma de su mano guiándolo hasta la habitación para mostrarle toda la colección de puras cartas acumuladas dentro de un baúl que se hallaba en una esquina. Saca un paquete para mostrarle lo bien guardadas que están, sin embargo, se percata la desilusión de su esposo—Oh Anakin, debes de entenderme, de solo pensar en el peligro que corrías era insoportable para mí. Sabía que al recibirlas, estabas vivo, eso es lo importante.
Padmé deja el paquete de cartas en su lugar de antes para después cortar la poca distancia entre ella y Anakin—Lo que importa es que estás aquí. Vivo ¿Puedes perdóname?
—Sí, por supuesto— sonríe tomando su mano besando los nudillos.
—¿Y tú recibiste mis cartas?
—Algunas
—Te dije que no era buena escribiendo y cambiado de tema. Hace unos días hablé con Watto para que conservaras tu empleo de antes y volvieras a la venta de chocolate ¿Qué te parece?
Anakin guardo silencio por unos segundos apenas regresaba de una guerra y lo único que quería era estar en su hogar con Padmé, no volver a ese trabajo horrible de vendedor.
—Solo tienes que utilizar tu uniforme ¿Quién no puede resistirse a un héroe de guerra? Puedes comenzar mañana.
—Padme, no regrese para vender unos simples chocolates.
—¿Tienes otro empleo? — pregunto con emoción
—No.
—¿Entonces?
—Durante la guerra estuve pensando lo que realmente quiero, lo dije todo en las cartas
—Otra vez con las cartas ¿Acaso quieres que las lea todas?
—No, pero entenderías como me siento y lo que necesito.
—Yo se lo necesitas, Ani— lentamente quita la corbata seguido por la chaqueta militar, desabrocha con desesperación la camisa sin importar si llega a romperla. Anakin actúa rápido para besarla y empujarla directamente a la cama, tal vez Padmé tenía razón necesitaba esto y mucho más.
A la mañana siguiente Anakin preparaba su maletín de chocolates listo para ir a venderlos ya con su uniforme puesto. Nuevamente se iría de la ciudad pero esta vez no tan lejos solo tenía que ir a Tatooine y regresar sin ninguna pieza de esos malditos chocolates. Padmé aún se hallaba dormida, sin hacer tanto ruido le dio un beso en los labios como una ligera despedida. El primer tren salía temprano no tuvo ningún contratiempo para llegar y subir inmediatamente; entre toda la gente guardando su equipaje se le dificultaba pasar por el pequeño pasillo donde estaría su lugar correspondido a través de la pequeña multitud no pudo evitar chocar con joven que al parecer tenía problemas para guardar su equipaje a tal grado de tirarla y abrirse completamente.
—Permítame ayudarle— se agacha para recoger las pocas prendas que salieron.
—Lo lamento— dice él joven de igual manera que recoger un retrato con el vidrio roto—Me matará
—Puede reemplazarlo, no se preocupe.
Cruzan miradas por unos segundos hasta que el tren da de golpe un freno, Anakin por accidente cae encima del muchacho levándose rápidamente y ayudarlo mientras se disculpa por el atrevimiento.
—Es culpa mía, tenga su boleto— le da el papel que a causa de la caída se cayó su entrada.
—¿Está bien? — pregunta, observa la expresión del joven notando lo pálido que se encontraba, el muchacho tenía su mano cerca de sus labios evitando hablar desviando la mirada y sin aviso alguno termino vomitando cerca de su hombro marchando por completo una parte de su uniforme. Por consecuencia, Anakin fue enseguida al baño quitándose su saco y lavarlo antes que el olor se impregne. Un hombre encargado de checar boletos entra para pedírselo haciendo gestos por el olor en el aire.
Regresar a su lugar correspondido voltea a ver al joven durmiendo profundamente mientras que los pasajeros expresan su asco. Prefirió cerrar sus ojos para descansar un poco pero las imágenes de la guerra invadían su mente, escuchaba los gritos de sus compañeros, los lamentos atormentando cada parte de su cuerpo, despertó agitado mirando por todas partes dándose cuenta de que aquel joven ya había bajado del tren. No tardo mucho para llegar a su destino, tomo el autobús donde lo dejaría en Tatooine y para su sorpresa volvió encontrarse al joven de cabellos rojizos.
—Hola— saluda sentándose del otro lado mirándolo con una sonrisa.
—Estoy tan avergonzado—dice ocultando su rostro en sus manos—Le juro que iba a disculparme pero lo veía tan tranquilo durmiendo.
—Disculpa aceptada— dice entre risas. El joven vuelve a su actividad de antes con una gran sonrisa nerviosa—¿Es un buen libro?
—No tanto— le muestra la portada del título "Claro y oscuro. Imágenes de Shakespeare"
—Es algo complicado ¿no?
—Tengo que leerlo
—¿Universidad?
—Voy a hacer mi maestría
—¿Escapando del colegio?
—No— ríe— Voy a casa, mi familia tiene un viñedo en Stewjon ¿y usted?
—Negocios en Tatooine
—El tren llega hasta Tatooine
—Mi boleto no. Cuando lo compre iba pero...
—¡Oh, no! — exclama preocupado buscando en sus bolsillos sacando el boleto, exhalar al ver el contenido—Este es suyo, creo— extiende su brazo, Anakin toma el papel confirmando con una mirada asertiva. —Lo siento mucho
—No se preocupe.
Tiempo después suben dos pasajeros masculinos yendo donde está sentado el joven viendo el paisaje hasta que uno de ellos comenzó a molestarlo junto con su acompañante por más que el chico intentara alejarlos más insistían en fastidiarlo. Anakin a la presencia la situación no pudo resistirse en defender la privacidad y la falta de respeto por invadir un espacio personal, se levanta de su asiento para poner un alto, cómo evidencia no aceptaron un no y uno de ellos trato de golpearlo pero Anakin reaccionó rápido dando el primer golpe. A consecuencia del desastre tuvieron que bajarlo del autobús junto con esos dos hombres.
—Demonios Maul, siempre tienes que provocar problemas.
—Cállate, Savage, creo que me rompió la nariz— ambos se van alejado discutiendo como niños pequeños.
—Espere, tengo que llegar a Tatooine
—No en este autobús— contesto el chófer cerrando la puerta, Anakin ve de reojo al joven viendo cómo se iban, solo esperaba que jamás volviera a encontrarlo nunca más ya le había provocado varios problemas. Recorrió varios kilómetros apreciando cada momento que le brinda la naturaleza goza el aire puro admira la belleza de los árboles, siente una relajación tan profunda que nada podía quitársela o eso pensaba cuando observo otra vez al joven sentado sobre la maleta.
—No nos hemos presentado— dice asustando un poco al chico—Anakin Skywalker
—Obi Wan Kenobi— extiende su brazo estrechando sus manos—Lamento mucho lo del autobús, le he causado muchos problemas.
—No se preocupe por eso
—Debería seguir su camino. Quien sabe que le pueda pasar
—Supongo que la posibilidad de un incendio forastero— dice mirando a su alrededor señalando el espacio enorme lleno de árboles en medio de la carretera. Obi Wan ríe por su comentario—¿Por qué no está en el autobús?
—Es mi parada
—¿Está esperando que lo busquen?
—No, es solo que...—soltó un sollozo que parecía tenerlo reprimido por varios segundos —Va a matarme
—¿Quien?
—Mi padre
—Si es por la fotografía, existe una solución
—¡No es eso! —dice exaltado
—No es asunto mío, pero quisiera hablar de ello.
Obi Wan saca de sus bolsillos un sobre entregándola a Anakin que la recibe mientras abre la carta ve como Obi Wan deja escapar un suspiro observando el suelo esperando ansioso de oír el contenido que comenzó a leer en voz alta.
—"No nací para las conversaciones de este mundo. Soy un espíritu libre" — con cara de confusión vio al joven esperando una explicación regresando el sobre al propietario —¿Quién es un espíritu libre?
—Mi profesor— dice desilusionado volviendo su mirada hacia Anakin—Tuvimos una pequeña aventura pero...—no pudo contener el llanto, cubre su rostro con ambas manos Anakin se acerca con ganas de consolarlo y abrazarlo pero no lo hace, se limita.
—No es de mi incumbencia, pero ¿Solo porque es un espíritu libre?
—¡Estoy embarazado! — grita quitando sus manos, limpia sus mejillas de las lágrimas derramadas. Anakin guardo silencio más o menos comprendiendo la situación, en verdad quería consolarlo pero las palabras no salían, sabía que existían hombres con la posibilidad de quedar embarazados, aunque era extraño los casos, sin embargo, siempre estaba la posibilidad. Por eso durante la guerra les pedían análisis para que no se arriesgarán o hubiera un descuido por parte de los soldados al estar tan lejos de casa y tener esa necesidad básica del ser humano. Para Obi Wan era difícil la situación, había sido engañado por un amor falso lleno de mentiras, siendo tan inocente al tener una aventura con su profesor que le dedicó palabras falsas y cuando supo de la verdad decidió huir dejando una simple carta sin importarle los sentimientos de Obi Wan.
—Ha de estar muy trastornado, puedo entenderlo, pero aún sigo sin entender del por qué su padre lo mataría.
—"Mataré a quien deshonre a mi familia"— lo expresa como orgullo imitando a su padre—No tiene idea de las veces que me dijo eso ¿Un millón? Tal vez
—Es un sentido figurado.
—¡No lo es! Mi padre habla enserio. Siempre— ya no eran lágrimas de tristeza que se visualizaban antes en su rostro, ahora es una expresión de enfado y seriedad. —Es muy apegado a sus tradiciones. Si regreso a casa, sin un marido y con este estado, me matará.
El tono de preocupación era más evidente, Anakin no conocía nada del joven ni siquiera sabía como era su padre para estar así de asustado y el simple hecho de estar embarazado de un hombre sinvergüenza que decidió abandonarlo, lo comprendía perfectamente y aun así tenía esas ganas de abrazarlo decirle que todo estará bien y tendría la solución en sus manos, pero ¿Qué solución? Apenas era un ex soldador desde el día anterior y hoy un vendedor de simples chocolates que tuvo la fortuna de encontrarse a Obi Wan en tres ocasiones en el mismo día, ¿acaso era obra del destino?, no, él no creía en esas cosas; solo era una coincidencia que sus caminos se cruzaran y ya. Aunque la emoción de querer ayudarlo le estaba naciendo.
—¿Y si aparece un marido? — pregunta acercándose un poco más.
—Se refiere ¿llegar por el día y después se va?
—Claro, es fácil. Conoce a la familia y luego dice adiós no sin antes dejar una carta.
—Diciendo que me abandona.
—Así es
—Es muy amable de su parte en ayudarme, pero apenas nos conocemos— en eso tenía razón y ya lo había considerado, solo sería un día en hacerle compañía mientras enfrenta a su problema en decir la verdad. Claramente no existía un plan tal cual, llegaría conocer el hogar de Obi Wan junto con su familia y luego diría adiós escribiendo un mensaje corto dando sus razones del porque se iba; inventaría una buena historia sobre cómo se conocieron incluida la propuesta de matrimonio.
—Quizá funcione— se levanta le da la espalda por unos segundos para tomar su maleta y voltea a verlo—Aún así, no lo conozco y no tengo a nadie que pueda ayudarme con mi problema. Hasta luego Sr. Skywalker
—Estoy yo.
Durante el camino hacia el viñedo, Obi Wan no paraba de hacer preguntas sobre toda la vida de Anakin sorprendiéndose a cada respuesta que daba le hablaba de su pasado al tener que sobrevivir por no tener padres quien lo cuidara, también mencionaba la guerra y le agradecía a Obi Wan por escucharlo tener que lidiar una guerra de tres años no es sencillo. Cada día que pasaba por el campo de batalla era una acumulación más a sus pesadillas, sin embargo, escribirle todos los días a Padme lo aliviaba bastante lo distraía de todas las muertes de sus compañeros. Anakin le comento de su esposa, no quería mentirle al contrario quería ser honesto.
—Debió atesorar cada palabra de usted— dijo, quien sea esa mujer era afortunada por tener como esposo a un hombre tan maravilloso y sería una pena en no valorarlo.
—Sí, cada palabra— por el tono de voz no sonaba tan convencido. Si lo pensaba bien con claridad, Padme jamás abrió una de sus cartas ni siquiera la veía interesada en su anhelo de forma una familia. Hablaron un poco más de los sueños de cada uno, Obi Wan entendía su deseo de forma una cálida familia, ser huérfano debió haber sido difícil para Anakin al no tener ese afecto de un padre o madre.
Anakin se detuvo contemplando la vista que se le brindaba en ese instante, viendo aquel viñedo mencionado por Obi Wan luciendo tan colorido gracias por el sol que ilumina cada parte de la tierra viva, se sentía tan tranquilo.
—Es hermoso— murmura
—Sí.
Continuaron caminando pero al pisar las orillas del viñedo escucharon un disparo, la reacción de Anakin fue proteger a Obi Wan.
—No dispare. Estamos desarmados— dice alzando sus brazos no antes de poner atrás a Obi Wan.
—Hola papá— saluda
—¿Obi Wan? — el hombre con el arma lo mira confundido y por su reacción no sabía que su hijo llegaría. —¿Quién es?
—Él es Anakin Skywalker, mi esposo.
Todo paso rápido de un momento a otro ya se encontraban dentro de la casa y el padre de Obi Wan no paraba de echar gritos por todos lados era evidente el enojo que esplendía, su vista se dirigió en Kenobi veía el miedo en sus ojos; ahora mucho más entendía por qué su miedo de decepcionar a su padre.
—Todo estará bien— dice tomando de su mano como señal de tranquilidad.
—¡Nada estará bien! — voltea a verlos con una mirada asesina, por suerte cuando estaban en el viñedo no le disparo en ese instante en eso estaba agradecido pero no podía escapar de la furia del señor. —¡Hare que anulen este matrimonio! Si tengo que ir directamente con el papa ¡lo hare!
—No nos casamos por la iglesia— al escuchar el padre de Obi Wan se molesto aún más gritando el nombre de su padre.
—¿Qué pasa, Qui-gon? — un hombre mayor se aproxima hacia ellos confundido por el escandalo que se está acumulando.
—Abuelo— suelta la mano de Anakin para ir corriendo a los abrazos del mencionado ha refugiarse de aquellos molestos gritos.
—Obi Wan— corresponde el abrazo con entusiasmo —¿Cuál es el problema?
—Él es el problema— Qui-gon señala a Anakin—¿así te creíamos? ¿para traicionar a tu padre?
—No traicione a nadie y se llama Anakin, papá
—¿Qué este alboroto, Qui-gon? — otro hombre hace su presencia y por la vestimenta en que va, Anakin supone que es el jefe de la familia.
—Tu nieto ¡Se caso!
—Abuelo Dooku, dile algo— Obi Wan se dirige hacia él.
—Muy bien, consiéntalo, pero que quede claro, no aceptare esto ¡Jamás! — ahí estaba de nuevo la negación de Qui-gon, lo único que podía hacer Anakin era observa todo el escándalo no se imaginaba lo difícil que seria lidiar con un padre así. Aunque Anakin entendía ese enojo, para el señor no tan fácil recibir a su único hijo con la noticia de un matrimonio con una persona que no conocen. Si así se pone, no quería imaginar a Obi Wan cuando le hubiera dicho la otra noticia.
—Eres injusto— dice Obi Wan separándose de su abuelo para acercase a su ahora marido.
—¿Yo? ¿injusto? Acaso ¿yo vine a casa faltarle la confianza a mi familia? De un casamiento que no fuimos invitados y peor que no sabemos nada ¿A que de dedica? — enfrente ya estaba Qui-gon con una postura de autoridad
—Vendo chocolates— el silencio que se formó no ayudaba en nada, el ambiente se sentía sumamente incomodo. Solo podía ver la expresión de decepción hacia Obi Wan que él prefirió escóndanse atrás de Anakin con la cabeza encogida. Dooku se aproxima para examinar su maletín de chocolates dando una señal de poder verlos, Anakin hace caso y se lo muestra.
—¿Puedo?
—Adelante— Dooku toma unos cuantos dulces para probarlos que no puede resistirse al sabor.
—Tu eres el jefe de familia, di algo— expreso Qui-gon
—Mi nombre es Dooku y mi esposo es Sifo-Dyas. Te damos la bienvenida a nuestra familia.
—Gracias.
Al escuchar nuestra familia sintió una alegría profunda que no pudo contener una sonrisa, quería expresar lo bien que se sentía permanecer por primera vez en una familia real aunque fuera por cuantas unas horas aprovecharía cada minuto. Luego de pasar lo más complicado, Sifo los llevo a su habitación para dejar sus equipajes, Anakin acordó que preferiría dormir en el suelo para no incomodar el espacio de Obi Wan. En la anochecer los invitaron a la cena cada quien se sentó en sus asientos correspondidos y Anakin esta a lado de Obi Wan disfrutando cada platillo de la mesa agradeciendo por estar ahí. Su tranquilidad no duraría mucho por las preguntas invasivas por Qui-gon era como un interrogatorio policial ambicionaba por saber todo de él y no solo de su profesión de ventas sino sobre su pasado, fue honesto en cada una de sus respuesta pero las expresiones que hacía Qui-gon eran de decepción y enojo, reprendía su linaje, se burlaba del no tener antecedentes familiares y presumía en cada momento toda la fortuna de sus antepasados por la construcción de su viñedo. Obi Wan al no aguantar mas las humillaciones de su padre hacia su marido decidió retirarse de la mesa seguido por Anakin.
Mas tarde ya en la habitación hablando de lo sucedido, Obi Wan se disculpaba por tal comportamiento de su padre, Anakin sabía que las palabras que le dijo le señor lo hirió bastante y si sabía como dañarlas desde afuera hacia dentro, no tenía ni una pizca de consideración. Le pregunto a Obi Wan como fue su infancia y que hizo para lidiar con ese carácter de su padre.
—Al principio fue difícil, después de la muerte de mi madre cambiaron las cosas— comento, de ahí conto toda su vida de antes y como fue la universidad antes de conocer durante y después a su profesor. Su momento de ambos fue interrumpido cuando tocaron la puerta, rápidamente se acostaron en la cama ya con sus pijamas puestas para no levantar ninguna sospecha. Entro Qui-gon deseándoles una linda noche por parte de su abuelo Sifo que de seguro lo había regañado después de la cena. La mañana siguiente todo recurrió con normalidad aunque nunca faltaban los comentarios inapropiados del señor y Dooku que no paraba de comer todos los chocolates que Anakin le ofrecía; cuando llego la hora de irse ya fue detenido por Obi Wan convenciéndolo que se quedara un rato más para enseñarle el viñedo junto con sus cuidados y así fue, se quedó una noche más.
En el segundo día Obi Wan tuvo los molestares matutinos del embarazo que hizo no querer salir de la habitación para nada, Anakin invento un pretexto sobre la situación ya que Sifo-Dyas insistía en ver a su nieto y ver si era necesario llamar un doctor. Anakin hizo todo lo posible con el fin de deshacerse de Sifo hasta que lo logro, entro la habitación percatándose de lo dormido que estaba, se sentó en la orilla de la cama contemplando lo hermoso que se veía con su cabello todo revuelto, no pudo contener su impulso de tocar su mejilla y limpiar las lagrimas derramadas, tan solo verlo le brotaba esa necesidad de cuidarlo, protegerlo y quererlo quien haya sido ese profesor, Anakin lo consideraba un idiota por abandonar a una persona especial como lo es Obi Wan. En el transcurso del día permaneció a su lado sin moverse para nada, solo brindando su compañía.
El tercer día ya tenía que irse, no a Tatooine sino a Coruscant necesitaba saber como estaba su esposa y por más chocolates que vender. Sin embargo, sus planes fueron cambiados por Sifo-Dyas cuando le aviso de su ropa recién lavada y aun mojada, pero no le importaba de todos modos se la iba a llevar así.
—Gracias, pero no tengo tiempo. Debo irme, tengo negocios.
—Dooku, termino tus negocios ¿no? Y además debes ver lo oculto.
—¿Ver qué? — no entendía nada ni sabía que oculto misterioso se refería.
—Tu destino. Lo que te trajo aquí.
—Nada me trajo aquí. Yo mismo me traje— dijo, pero Sifo-Dyas negó con la cabeza tomando del antebrazo para dirigirlo donde estaba Obi Wan limpiando las uvas con una dedicación. Entendió el punto que quería llegar, solo sonrió y fue con Obi Wan para preguntarlo lo mas obvio de lo que estaba haciendo. Comenzó a explícale todo el proceso que consistía la vendimia junto con la actividad que realizaban dentro de los trabajadores y por supuesto ellos como patrones. Llego el momento en donde todos estaban reunidos quien inicio la ceremonia fue Sifo-Dyas agradeciendo por el esfuerzo de cada uno por haber tenido una excelente cosecha, a continuación empezaron a depositar las uvas en el lagar, un recipiente grande de madera, mujeres y hombres casados entraron ya que la tradición es para matrimonios, bailan al ritmo de la música aplaudiendo mientras pisan las uvas para sacar la pulpa.
—Obi Wan, ven ya estas casado— dice su abuelo Dooku —Tu también Anakin
Obi Wan lo toma de la mano emocionado, desde pequeño deseaba participa en esta tradición y por fin cumpliría ese sueño.
—¿Y los demás? — pregunta
—No están casados.
—Nosotros tampoco— la forma en que lo dice tan alegre y entusiasmado hace que Anakin se contagie de su alegría
Ambos rápidamente se quitan sus botas junto con los calcetines y entran al lagar sintiendo la textura de uvas faltantes que necesitan ser aplastadas, van despacio mientras que se acostumbran al rimo de la música. Anakin lo toma de la cintura, Obi Wan de sus hombros comenzando a dar vueltas en cada espacio del recipiente chocando con los demás, se reían de cualquier cosa, salpicaban por todas partes y por otro lado Qui-gon aplaudía pero con su rostro de desaprobación hasta que su padre Dooku se acercó a él.
—¿No crees que has sido muy duro con él, Qui-gon?
—Solo he sido honesto, protejo a mi hijo.
—Debes darle una oportunidad así como yo una vez te la di a ti.
Obi Wan y Anakin disfrutan ese momento, olvidando todos sus problemas junto con los demás, solo ellos gozando la compañía del otro. Varios sentimientos surgen en ese instante cuando Anakin decidió dar el primer paso con el fin de darle un beso sincero, por agradable sorpresa Obi Wan lo acepto; sin darse cuenta y el como fuero tan veloces para esta ya en su habitación fue donde Anakin lo sujetaba de la cintura con una delicadeza, seguían disfrutando de ese beso hasta que llego un momento de profundizarlo, ambos jugueteaban, las manos de Obi Wan recorrían cada centímetro de su espalda. Parecía un sueño perfecto hasta que la conciencia de Anakin lo hizo reaccionar, rompiendo el dulce beso con respiración entre cortada veía el sonrojo de Obi Wan, igual de agitado.
—Te deseo más que nada— dice — No puedes imaginar cuanto te deseo, pero no soy libre. No te lastimare de esta manera, lo siento.
Sale de la habitación dejándolo ahí, Obi Wan se recuesta haciéndose bolita pensando en lo sucedido por tan solo unos segundos se olvidó que Anakin realmente estaba casado y no con él, sino con aquella mujer que tuvo la suerte de conocerlo primero y sería una tonta si no valora ese amor que Anakin ofrece. Al cuarto día llego y definitivamente tendría que irse, la anoche anterior no durmió en la habitación prefirió darle su espacio, sin embargo, pensó demasiado las cosas si sería correcto dejarlo solo como lo habían acordado antes aunque quisiera quedarse, tenía otros asuntos que atender.
La mañana trascurrió con normalidad a pesar que Obi Wan lo evitaba cada vez que quería hablar el asunto de ayer y también para aclarar las cosas, pero le era imposible acercase. Decidió estar tranquilo en el jardín observando los trabajadores hacer sus rutinas diarias ya tenía una decisión pero necesitaba a Obi Wan para decirle todo lo que siente su corazón, por suerte o destino lo vio acomodar un cargamento de cajas subiéndolas al camión. Un mareo repentino invade a Obi Wan tirando la caja, Anakin reacciona rápido corriendo hacia él lo toma de la cintura para sentarlo en las orillas de la fuente.
—¿Qué pasa?
—Nada— nota la indiferencia, Obi Wan acaricia su vientre asegurando que nada malo le pase al ser que está creciendo, por instinto Anakin dirige su mano hacia el vientre pero es detenido por Kenobi.
—Déjame ayudarte
—¡No! Teníamos un plan— exclama con molestia— Ibas a quedarte una noche y regresar a Coruscant, así que ajústate al plan.
—No puedo dejarte así
—¿y mañana? ¿también te quedaras mañana? ¿y al día siguiente? — se levanta rápido— Vuelve a casa Anakin, aun tienes esposa
Se aleja lo mas pronto posible entrando a la bodega donde guardan el vino ya preparado, no se percata que Anakin lo siguió, decide esconderse detrás de los barriles escuchar a Anakin llamándolo por su nombre, suena desesperado por encontrarlo, pero había sido claro por mas que le doliera al darse cuenta de sus sentimientos, él ya era de otra persona.
—No pienses que porque te casaste con él, algo de esto te pertenece. Si es que te casaste— la voz de Qui-gon distrae a Anakin viendo al señor en la entrada.
—¿A que se refiere? — pregunta sin entender el punto de Qui-gon
—No estuve allí, no vi boda, ni un documento sobre el casamiento. Y no pienses que solo hablo con acento, pienso con acento.
—Durante los tres años que estuve en guerra. Debí mantenerme silencio ¿Cuál es su motivo?
—¿De que estas hablando? ¿motivo para qué?
—Para alejar a Obi Wan de su corazón ¿No puede ver lo estupendo que es? ¿lo vital? — un brillo en ojos se le notaba junto con una expresión de enamorado, apenas conocía a Obi Wan pero esos días en que convivio con él le basto para sentir ese sentimiento de amor y admiración —Sueño con recibir el tipo de amor que él intenta brindarle. Moriría por lo que usted tiene ¿Por qué no puede amarlo, simplemente? Es adorable.
Obi Wan escucha atentamente a cada palabra de Anakin sin hacer un movimiento fuerte para no ser descubierto, se acerca un poco más.
—¡No sabes nada sobre mi hijo! — grita con la intensión de provocar un miedo en Anakin pero falla— ¿Me oyes? ¡Nada!
—Sé que es bueno y fuerte. Y se merece todo el amor que este mundo tiene para dar ¿No lo ve? — el corazón le late rápido, puede sentir cada palpitación que daba y la emoción recorrer cada parte de su cuerpo—¿No ve lo maravilloso y especial que es?
Obi Wan cree en sus palabras realmente lo aprecia, pero a la vez un miedo comienza a crear de que hoy sería su ultimo día con Anakin y peor, que no volvería a verlo.
—¿Ves esto? ¿Esta tierra? ¿Este viñedo? — señala todo su alrededor—Son 365 al año de esfuerzo ¿Sabes para quiénes son? ¡Para ellos! ¡Amo a mi familia!
—Debería hacérselos saber— dice entendiendo el punto que quería llegar Qui-gon, teme que Anakin se aproveche de Obi Wan por las tierras que tiene como herencia, pero en realidad sus intenciones son otras, solo lo que le importar es la felicidad de nada más y menos que de Obi Wan. — Amo a su hijo señor y no hecho nada malo para ofenderlo a usted y a él. Sus tierras no me importan, lo único que quiero es la felicidad de su hijo.
Después de decir esas palabras paso a un lado de Qui-gon soltando un suspiro por contener tanto estrés de tan solo unos segundos, poco a poco se libraba de la tensión acumulada, ahora si estaba decidido irse pero una voz lo detiene.
—Anakin
—Obi Wan— vio lo agitado que estaba, no dudo un segundo para invadirlo con preguntas. —¿Estas bien? ¿pasa algo?
—Estoy bien— dice rompiendo la distancia con el propósito de tomar su mano—Fuiste muy valiente en enfrentarte con mi padre, gracias
—No tienes que agradecer, lo hice por ambos. Tu y el bebé
—Entonces ambos estamos agradecidos
Quedaron en silencio mirándose al uno al otro esperando quien empezaría hablar, pero ninguno quería romper ese silencio solo permanecieron así. Lo que sí, sus expresiones transmitían lo necesario con el objetivo de comprender ese sentimiento nuevo, era mas evidente que ambos sentían lo mismo. Cuando rompieron el silencio Anakin hablo con la verdad, comunicando sus deseos y anhelo de forma esa familia con Obi Wan a cambio, Kenobi menciono a la esposa; la respuesta que le dio Anakin era que regresaría para pedirle el divorcio y después estaría de vuelva para contar toda la verdad a la familia y hacer las cosas correctamente. A la mañana siguiente Anakin se despertó temprano, salió de la habitación pero no antes de depositarle un beso en la frente prometiendo que regresaría a su lado, su trayecto no fue tan largo como lo pensó, gracias a Dooku que le presto su automóvil su viaje fue más rápido.
Una vez entrando a la ciudad estaciono el auto enfrente del edificio, entro tranquilamente repitiendo en su mente las palabras adecuadas, saco su llave y entro a su hogar. No oía ningún ruido, vio su alrededor notando sus cartas sobre la mesa ya abiertas, las tomo revisando cada una.
—¿Quién es? — la voz de Padme se escuchó desde la habitación.
—Soy yo— dice. Padme sale con velocidad con su bata puesta junto con unos nervios notables.
—Las leíste— estaba sorprendido, nunca creyó que las iba a leer ya que no le tomo mucha importancia.
—Si, Anakin— sonríe nerviosa, se veía bastante ansiosa como si estuviera ocultando algo.
—¿Padme? — una voz proveniente de la habitación se oye, Anakin se dirige para allá pero Padme lo detiene.
—Oye, no iba funcionar para ninguno de los dos— explica— Si hubiera leído tus cartas antes
—¿Quién es, Padme? — Anakin la hace a un lado, entrando la habitación viendo un hombre desconocido en su antigua cama.
—Apenas nos conocemos. Queremos cosas distintas— nuevamente explica aun mas con nerviosismo
—No es lo que parece— el hombre hablo parándose y tomando su ropa. Anakin no podía expresar la situación apenas analiza lo que estaba pasando
—Por favor no cometas una locura
—Regrese para hablar de un asunto importante
—Podemos ser amigos
—¿Amigos? — Anakin y Padme ignoraron completamente al hombre que este no movía ningún musculo por miedo de recibir un golpe.
—Pensé en la anulación de este matrimonio— Padme va su cómoda para sacar unos documentos entregándoselas a Anakin que leyó las primeras palabras llenándose de alegría y relajación por haberle ahorrado todo su discurso y omitiendo todo lo sucedido en Stewjon. Su única reacción fue abrazar a Padme agradeciéndole bastante. Padme estaba sumamente confundida después de ver como se iba dejando todo atrás.
Mientras tanto, Obi Wan se hallaba en la sala leyendo extrañando la sonrisa de Anakin, de repente su padre interrumpe su tranquilidad disculpándose de las actitudes tomadas de los días anteriores, esto lo tomo por sorpresa preguntando del porque ese cambio.
—Un hombre siempre cambia de opinión, Obi Wan
Estuvieron hablando durante la tarde y es donde Obi Wan decidió comentarle la verdad, sabía que tenía que esperar a Anakin sin embargo era el momento adecuado ya no tenía nada miedo, ahora tenía el valor de hablar de su embarazo con toda la confianza y del verdadero padre. Qui-gon escucho a su hijo con atención comprendiendo el porque la mentira y lo valioso y admirable que fue Anakin por ayudarlo.
Anakin no tardó mucho en llegar y en la entrada esperaba a Obi Wan a cambio esta Qui-gon, estaba listo por escuchar las reprendías y desprecio pero a cambio recibí un gran abrazo desorientado acepto aun sin saber que pasaba hasta que vio a Obi Wan con una radiante sonrisa junto con dos copas de vino.
—¿Brindas conmigo? — pregunta después que su padre soltara a pareja, Anakin acepta gustosamente la copa.
—¿Por qué brindamos?
—Por "un sí" — ambas copas chocan, se miran por un buen rato hasta que por fin dan un sorbo disfrutando el sabor tan exquisito. Anakin no pudo resistir más por besar esos labios cálidos, sin embargo, tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo y sentirse afortunado por esta nueva oportunidad con la persona correcta.
