Chapter 1: Heaven knows I'm miserable now - The Smiths
Summary:
Hubo una pausa cargada de tensión mientras ellos recogían sus cosas. Brett vio el rostro cansado de Reagan y su mirada bajó al dedo que había perdido. Quería decir algo, quería abrazarla fuerte y preguntarle porqué había elegido el caos que venía con dirigir el Estado Profundo, sobre la remota posibilidad de tener algo mejor. Sin embargo, ahora que la veía, sentía que ella tampoco podría responder algo así. Entonces Brett sonrió tranquilo y llevó una mano al hombro de su compañera.
Notes:
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Chapter Text
Heaven knows I'm miserable now - The Smiths
—Buen día doctora Ridley.
La recepcionista holográfica le dio la bienvenida y ella, más por costumbre que por convicción, le devolvió el saludo con menos entusiasmo mientras avanzaba hasta el lector de identificaciones. Ocho y quince . La luz del lector de identificación pasó a verde y en ese momento dos manos cubrieron sus ojos.
Acqua di Gio . Supo de quién se trataba solo por el olor del perfume en sus muñecas. Reagan amenazó monótona —Brett, no me hagas activar el protocolo anti secuestros. — y un murmuro contento confirmó sus sospechas.
Su compañero la soltó y estiró un poco más el brazo para pasar su identificación. Se lo veía feliz, normalmente era así todas las mañanas, Brett llegaba antes de las ocho y media con el traje perfectamente planchado, el pelo bien arreglado hacia atrás con cera y la sonrisa relajada de alguien que había dormido más de siete horas la noche anterior.
La científica preguntó — ¿Emocionado?
Y él corrigió —Nervioso — mientras la seguía dentro del elevador con una sonrisa algo tensa. —Corrí como diez kilómetros antes de venir al trabajo.
No era para menos, ahora que ella tendría el cargo de CEO, Brett quedaría como único director de Operaciones y aunque técnicamente no era la primera vez que eso pasaba, sin JR y Rand era la primera vez que el cambio se sentía como algo oficial y permanente. Debía ser un día emocionante y feliz, llevaba años esperando eso, pero ser ascendida a CEO ya no le provocaba la misma emoción. La primera vez se sintió bien, estaban reconociendo años de arduo trabajo en Cognito, pero esta vez no era lo mismo. Se sentía anticlimatico, era como recibir otro tonto bolso de tela al terminar el año laboral.
—¿Pero cómo estás tú?
Reagan murmuró —Bien. — y Brett frunció el ceño. Sabía que mentía, Brett siempre sabía cuando mentía y Reagan no sabía si era porque la conocía demasiado o simplemente porque era una terrible mentirosa —Un poco cansada, no tomé café hoy.
—¿Pero al menos desayunaste? — Reagan no contestó —¿Reags?
Se subía al mismo ascensor todos los días pero en ese momento el trayecto se sentía un poco más lento. Finalmente las puertas se abrieron y ella bajó.
Por ser días ocupados, la energía siempre era un poco más frenética y acelerada los lunes. En la sala de juntas, sin embargo, su equipo parecía no recordar la seriedad de su trabajo. Tenía a 4 profesionales excepcionalmente inteligentes, jugando a las carreras con sillas a las 8 de la mañana. Glenn estaba a la delantera, sorprendentemente, Myc iba atrás de él usando todos sus tentáculos para impulsarse, le seguían Gigi y Andre respectivamente. Reagan presionó el puente de su nariz e inhaló profundo contando hasta tres. Llegando a tres, dio un fuerte portazo que hizo que todos voltearan.
Todos se asustaron, pero no fue por lo brusco del portazo.
—Reagan, cariño, ¿que te paso? — preguntó Gigi mientras ponía su tablet frente a ella para que vea su reflejo, pero la científica no se molestó en ver al aparato —te ves mal.
Myc comentó —Y más de lo normal.
Ella sabía que se veía mal, ya llevaba dos días desvelándose, no se había lavado el pelo desde el jueves, sus ojeras estaban hinchadas, sus uñas estaban roídas y aunque nadie lo había mencionado, olía a puro cigarrillo. No necesitaba que se lo recordarán, en ese momento se veía mal precisamente porque se sentía horrible, pero eso no lo sabían.
Dijo —Solo hagamos esto rápido.
Debía verse realmente deplorable, porque ni siquiera Myc se atrevió a discutir con ella en ese momento. Los chicos volvieron a sus asientos normales y ella anunció las misiones de la semana. Era una semana con pocas misiones, si tenían suerte lograban cumplirlas en el tiempo correcto y sin crear ningún escándalo político. El gobierno de Islandia había solicitado una sustancia para aumentar la natalidad entre su población joven, los terraplanistas habían logrado viralizar un video de la Princesa Anne mudando de piel y las Fuerzas Armadas querían retomar el Proyecto de Luxo para atraer jóvenes a sus tropas.
—Ahora, como ustedes ya saben la salida de Rand ha dejado un puesto abierto y por línea de carrera, me toca a mi subir a ese cargo.
—Wow — Andre puso ambas manos sobre la mesa y fijó la mirada en Reagan. Con una sonrisa chueca dijo —acabo de tener un deja vu.
Myc levantó un tentáculo pero no espero a que Reagan le diera la palabra —¿Si tu reemplazas a Rand, te va a reemplazar Ken aquí o vamos a tener a otro co-director?
El aludido rió incómodo por el apodo mientras se levantaba de su puesto —Yo quedaría cómo único director. — y añadió emocionado — pero será genial, chicos. Seguiremos trabajando juntos como antes y casi que no habrán cambios.
Hubo un intercambio de miradas incrédulas entre Gigi, Myc y Glenn en ese momento. Andre era el único que sonreía pero Reagan estaba casi segura de que solo trataba de recuperar la sensación en el rostro. Brett hablaba con seguridad, pero la imagen carismática y segura de chico de fraternidad con la que llegó a Cognito se había caído hace mucho tiempo. Oh no, se lo comerán vivo .
Reagan intervino —Brett tomará mis antiguas funciones, pero seguiremos coordinando juntos la mayoría de las operaciones.
Gigi exhalo un murmuro y pregunto —¿Entonces seguiremos haciendo lo mismo que antes, solo que sin JR y sin tu padre? — a lo que Reagan y Brett asintieron de forma simultánea. Gigi rodó los ojos.
—Básicamente. — repitió Reagan sin mucho entusiasmo —Que bueno que estamos todos en la misma página.
Brett la vio de reojo un segundo y dio por terminada la reunión —Más tarde iremos a sus departamentos para hablar personalmente con cada uno. Si nadie tiene más preguntas, eso sería todo.
Los chicos se retiraron, dejándolos solos en la sala de juntas.
Hubo una pausa cargada de tensión mientras ellos recogían sus cosas. Brett vio el rostro cansado de Reagan y su mirada bajó al dedo que había perdido. Quería decir algo, quería abrazarla fuerte y preguntarle porqué había elegido el caos que venía con dirigir el Estado Profundo, sobre la remota posibilidad de tener algo mejor. Sin embargo, ahora que la veía, sentía que ella tampoco podría responder algo así. Entonces Brett sonrió tranquilo y llevó una mano al hombro de su compañera.
Ella levantó la mirada hacia él y ladeo la cabeza, como si tratara de comprender el motivo del contacto casual. Es Reagan, tiene que comprender todo.
—Salió bien. — comentó Brett mientras salían de la sala —Aunque creo que lo respetan más a Mothman que a mí.
—Ya te acostumbraras.
Brett confesó —No lo sé, si me pone un poco nervioso — y con una sonrisa suave en el rostro dijo — escuche que la ex directora de operaciones era muy buena.
Por primera vez desde que comenzó el día, logro hacer a Reagan sonreír.
Notes:
Solo extraño mucho Inside Job y he estado viendo muchas comedias románticas ultimamente. Esto es después de la segunda temporada y no tiene ninguna conexión con mi otro fic. Espero les haya gustado :)
Chapter 2: Hopelessly Devoted To You – Olivia Newton-John
Summary:
En un impulso Reagan volvió a abrazar a su amigo, esta vez con menos fuerza y en un susurro dijo —En serio gracias.
Brett la rodeo con los brazos por reflejo al mismo tiempo que le rogaba a cualquier deidad encima de ellos que Reagan no note la taquicardia por la que estaba pasando en ese momento. A su nerviosismo se le sumo una fuerte sensación de culpa cuando ella se separo y lo vio sonriendo.
Él le regreso la sonrisa y contesto un soso —¿Para qué son los amigos?
La frase dejo un sabor amargo en su boca.
Notes:
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Hopelessly Devoted To You – Olivia Newton-John
Trabajar con Reagan nunca había sido algo fácil. Entre los empleados de la empresa se había ganado una reputación de “cruel perra desgraciada”, no solo por el hecho de que era la hija de quien fue codirector de Cognito durante mucho tiempo, sino también porque tenía el mal hábito de ladrar órdenes y agredir verbalmente a quienes no cumplían con lo que ella quería. En sus días malos, Reagan era altanera, gruñona y cruel de una forma que solo alguien criada por Rand Ridley podría llegar a serlo, pero lo de esa semana era algo completamente diferente.
La persona que había asumido el cargo de Directora Ejecutiva se veía, actuaba y gritaba casi igual a Reagan, pero había algo ajeno a la científica brillante y determinada que conocían. Cuando daba órdenes el tono firme en su voz flaqueaba y su mirada carecía del brillo determinado que le caracterizaba. Aunque al principio Brett quiso creer que era exageración suya, con cada día que pasaba era más evidente el hecho de que Reagan no estaba bien.
—¿Reags?
—Brett. — contestó la doctora sin molestarse en despegar la mirada de su computadora —¿Sabes? estoy pensando seriamente en quitarte el acceso.
Brett soltó una risa nerviosa mientras se acercaba a ella —¿De verdad le harías eso a tu mejor amigo? — por la pasividad en su tono de voz y la ausencia de emoción en su rostro, temía que no estuviera siendo sarcástica.
En la ultima semana Brett había asumido la nueva rutina de ir a dejarla en su casa al final del día, según él porque estaba haciendo uso del gimnasio de Cognito y no le molestaba ir a dejarla, pero Reagan presentía no era solo eso. Antes de eso él ya tenia el habito de bajar a la hora del almuerzo para molestarla hasta que coma. Normalmente no le enojaba, sabia que sus esfuerzos venían de un lugar de preocupación y amor, pero en ese momento estaba lidiando con una migraña y tenía demasiadas cosas encima como para aguantarlo mucho.
Tras un minuto de silencio demasiado largo para su gusto, la científica le contestó con otra pregunta —¿Por qué sonaste tan ofendido?
—No me ofende — la frase salió de forma rápida y algo torpe —Digo, es tu laboratorio, tú puedes…
Antes de que pueda seguir hablando, Reagan interrumpió —No te voy a quitar el acceso. No sería seguro, aún no sabemos en qué momento alguno de mis inventos vuelva a tratar de matarme.
—Claro, siempre es mejor prevenir — contestó tratando de sonar casual mientras arrastraba una silla vieja cerca del escritorio de su compañera.
A comparación del resto de Cognito que parecía estar en un constante estado de caos, el laboratorio de Reagan era un lugar bastante tranquilo. Brett se hundió en su silla y cerró los ojos unos segundos dejando que el murmullo del aire central lo arrulle y para cuando los volvió a abrir su mirada pasó a Reagan.
La luz fría de la pantalla dibujaba el contorno de su rostro dándole un brillo casi fantasmagórico. Que raro. Una sensación de vacío se sentó en lo profundo de su estomago mientras su mirada paseaba por ese contorno lentamente. Sus ojos almendrados escaneaban su pantalla con poco interés, el papeleo era una de las cosas que ella más odiaba de su trabajo, no porque no pudiera hacerlo bien, sino porque era aburrido. Desgraciadamente, el cargo de directora ejecutiva venía también con demasiado papeleo, siempre había algo que debía ser revisado o aprobado y eso le dejaba muy poco tiempo para dedicarse a sus inventos o participar en misiones.
O ver a sus amigos.
La doctora murmuró frustrada —Tómame una foto, te durará más.
—¿Hm? — Y Brett salió de su pequeño trance —Perdón — No sabía cuánto tiempo pasó observándola, pero debió ser mucho para que ella lo notara. Apenado corrigió su postura y explico —Es solo que se te ve algo cansada.
Ella bufo molesta —¿Por qué será?
—Bueno, llevas como doce horas aquí y no has comido nada desde…
La científica volvió a verlo incrédula con esa mezcla de asombro y ligero fastidio con la que veía a Myc cada que decía algo estúpido —Era capciosa.
—Lo sé — la ironía en su pregunta no había pasado desapercibida, pero como amigo, igual sentía que debía mencionarlo. Normalmente Reagan podía estar tres días sin comer sólidos y pasando la peor resaca de su vida e igual la verías moviéndose y gritando órdenes como si su cuerpo funcionara por pura ira reprimida y café. Más que cansada, se veía enferma, pero no había forma amable de decir tal cosa.
La doctora exhalo un suspiro —Estoy bien — y ofreciéndole una sonrisa cansada explico —solo he estado ocupada. Digo, me esperaba una mayor carga, pero esto es
Brett adivino —¿Demasiado?
Ella enderezo la espalda y en un movimiento suave, su cuello soltó un pequeño crack. Ignorando la pequeña mueca de dolor que hizo Brett, continuo —No tienes idea.
Reagan le contó todo lo que había salido mal en la empresa esa semana y aunque nada de lo que decía era realmente una novedad, era la primera vez en esa semana que lograba hablar con ella sin los chicos o alguna misión de por medio, así que no la interrumpió. Entre el fiasco de Roma y la Operación Reboot, habían logrado gastar más de la mitad de su presupuesto anual y aunque los de las Túnicas no parecían estar realmente preocupados por el problema del dinero, Reagan ahora tenía que ver cómo se las arreglaba para seguir manejando el Estado Profundo sin quebrar a Cognito en el proceso.
—A veces siento que mi padre dejó esto hecho una mierda a propósito — comentó desparramándose en el asiento de su silla, sus brazos cayeron a sus costados sin mucha fuerza y viro su cara hacia Brett.
Era en momentos cómo ese, cuando veía la presión que recaía en ella, en los que se sentía completamente inútil dentro de Cognito. A parte de ser un lubricante social y darle apoyo moral, ¿que podía darle a Reagan realmente? Él solo fue contratado por carisma y apenas estaba aprendiendo a dirigir a su equipo, aunque nunca se atrevería a contradecirla, ni siquiera él terminaba de comprender como es que Reagan confiaba tanto en él para el cargo en el que estaba.
Ok Brett, pésimo momento para autocompadecernos. Brett reprimió un suspiro y tratando de consolarla un poco dijo —Este tipo de cambios siempre son complicados, Reags. — ella asintió lentamente —No hay persona más calificada para tu cargo, pero no se pueden arreglar todos los problemas de Cognito en una semana.
La doctora frunció el entrecejo y apretó los labios —Pero tengo que poder. — aunque su voz era firme, no había convicción alguna en sus ojos —todo el Estado Profundo está viendo a Cognito y yo no puedo darme el lujo de hacer un trabajo mediocre ahora.
—¿Pero no crees que te estás exigiendo demasiado?
Reagan aparto la mirada. Aunque su voz era suave, había algo extraño en su timbre que estaba empezando a alterarle los nervios.
Su subordinado siguió hablando, esta vez su tono era más bajo —Yo sé que estás ocupada, pero aislarte aquí sin comer y sin dormir no va a solucionar nada.
Podía tolerar que le hablen con condescendencia e incluso con hostilidad, a ella no le importaba, había lidiado con cretinos toda su vida y ya hasta le era entretenido pelear con otros. Lo que no toleraba era que le hablen con pena y ahora Brett Hand, le estaba hablando a ella como si fuera un ciervo herido en medio de la carretera. ¿Quien mierda te crees que eres?
Reagan apretó los puños e inhalo lento y profundo, concentrándose en la sensación de sus uñas contra la palma de su mano —No me estoy aislando, Brett. — el nombre de su compañero salió de forma casi despectiva —Discúlpame por no tener tiempo para ir a McUltras o hacer tonterías con ustedes, pero si yo no trabajo, ¿quién mierda lo hará?
El pelirrojo alzo la voz exasperado —No se trata de eso, Reagan — eran raras las veces en las que le gritaba, pero Reagan no lo estaba escuchando y ya no sabia como razonar con ella. Sin embargo, aun cuando su sentido de autopreservación y su deseo de evitar confrontaciones le decían que era mejor dejar las cosas ahí y retirarse, su conciencia no lo dejaba irse tranquilo —Yo sé que estás ocupada, no hay día que no me lo repitas y entiendo, PERO ME PREOCUPAS. Esto no es saludable, no recuerdo la última vez que te vi descansar o comer un plato completo, pasas aquí encerrada casi todo el día y yo sé que dices que es por Cognito y toda la mierda con las Túnicas, pero los dos sabemos que no es así.
Y así fue como Brett detonó un ataque de clásica ira Ridley.
La doctora se levantó de forma brusca, tumbando su silla en el proceso —YO NO NECESITO DE TU PREOCUPACIÓN. — el estruendo del mueble golpeando el piso lo hizo pararse de su silla por reflejo y Reagan en su estado de ira interpreto esto como un desafío. El índice de su amiga estaba ahora en su pecho, poniendo una distancia de un brazo entre los dos mientras ella seguía gritando — YO SOY PERFECTAMENTE CAPAZ DE CUIDARME SOLA, QUIZAS TÚ NECESITES QUE OTROS ESTEN CUIDANDO SIEMPRE DE TI, PERO YO NO SOY ASÍ.
De repente Brett se encontró a si mismo atónito con el corazón latiendo a mil, la boca ligeramente abierta y la muñeca de su amiga ahora en su mano. El silencio lleno el cuarto como una bruma densa y helada. Después de varios segundos Brett finalmente soltó su muñeca y Reagan se preparó mentalmente para un sermón que nunca llegó.
Genial. Sus ojos azules, ahora relajados e inexpresivos, la veían con una frialdad casi clínica y con cada segundo que pasaba ella se sentía peor. Hiciste enojar a la única persona que no se ha rendido contigo. Reagan vio a su muñeca y cuando volvió al semblante inusualmente frio de su compañero, se dio cuenta que aún estando enojado, él había bajado la mirada un segundo a su muñeca. Frustración, vergüenza y tristeza la asaltaron una tras otra en violentas olas y anticipando lo que iba a pasar, cerró los ojos.
—Reags, yo no…
Un pequeño quejido escapó de ella y sintiendo las primeras lágrimas rodar por su rostro, cortó la distancia y recargó la frente contra el pecho de su amigo. La tristeza desbordó su ser, la carga de todo lo que había pasado en una semana cayo sobre ella y pronto todo el peso de su cuerpo se venció contra él.
En un murmullo quebrado y patético dijo — Por favor, no te vayas.
Brett sintió que le estrujaron el corazón. Tan pronto superó la sorpresa inicial, cerró los ojos y apretó el abrazo.
El contestó en un susurro —Ey, esta bien, no me voy a ningún lado. — y tratando de alivianar un poco la situación dijo en tono de broma —Tengo que alimentar a Bud y a Layka. — pero no funciono.
Algo en la desesperación del abrazo y la forma en que le pidió que se quedara, lo regreso a ese momento en que ella lo dejó ir. Aun cuando para ella solo fueron minutos, él pasó meses buscándole sentido a las notas en ese póster hasta que ese último abrazo volvió a él en un sueño que lo despertó en llanto y sudor helado. Incluso en ese momento, con ella sollozando en sus brazos, la ansiedad de perderla seguía ahí como un dolor persistente en el pecho.
Brett apoyó su cara contra la cabeza de Reagan y admitió —Además, te extrañaría mucho.
—¿En serio? — la pregunta salió sin que ella se diera cuenta, la fragilidad en su voz era extraña incluso para sus propios oídos. Estaba implícito, eran mejores amigos y obviamente se extrañarían, pero había algo reconfortante en oírlo decir eso.
Que ridículo. Por suerte solo estaban los dos en el laboratorio.
—Por supuesto — Brett contestó con honestidad —¿Quién cantará karaoke conmigo? ¿O me obligará a ver todas las películas de John Wick en una sola noche?
Brett nunca pudo quitar esa mancha de vino de su sofá. El recuerdo de su última maratón de trilogías volvió a ella y Reagan exhaló una risa contra el pecho del pelirrojo —Aún te debo lo de la tintorería.
Su cuerpo se sacudió un poco por la risa, pero no la soltó. Entonces Reagan alzo la mirada, la luz (o su ausencia más bien) había endurecido un poco las facciones de su compañero. Su “dulce cara” se veía algo cansada, su corbata estaba floja y en su saco estaba la mancha fresca de sus lágrimas. Esa semana también había sido cansada para él, no solo tenía que dirigir al equipo, también había asumido solo la carga que antes se repartían entre los dos y Reagan no le estaba ayudando mucho con todas las misiones y los cambios que estaba implementando.
—Perdón.
—Está bien, Reags — él alzó las cejas sorprendido —no tienes que ser fuerte todo el tiempo.
Reagan negó con la cabeza —No se trata de eso — aunque ya no estaba llorando, sus ojos preservaban el brillo vidrioso de las lágrimas. Vio a Brett fruncir un poco el entrecejo e intuyendo la pregunta que haría, explico —es por todo. Perdón por gritarte, tú solo estabas siendo un buen amigo y yo lo único que he hecho es ser insoportable y
—Ey no —Brett no la dejó continuar —No pienses eso, todo lo que he hecho lo he hecho porque me importas.
La doctora soltó el abrazo y alzó la mirada hacia los ojos azules que ahora la veían con tristeza. Aunque debía alegrarse de tener a alguien tan bueno en su vida, solo se sintió avergonzada. La realidad era que Brett tenia razón —Yo elegí esto, en cada línea que veía siempre volvía a Cognito aún cuando sabía que eso lo lastimaba. — se estaba aislando para evitar dar la cara a la realidad que ella misma eligió —quería que las cosas funcionen, quería manejar Cognito y hacer una vida con él, pero siempre salía mal. He pasado toda la semana recordando cada realidad fallida y en todas el factor común soy yo.
Brett no supo cómo responder a esto. Elegir entre dejar ir a la persona que amas o aferrarse a ellos sabiendo que les haces daño es algo que termina lastimando sin importar lo que elijas y ahora Reagan cargaba esa pena sola. Quería decirle que quizás en el futuro ella y Ron volverían a encontrarse, pero no era justo ilusionarla de ese modo. Su caso, aunque fue similar al de Ron, no era el mismo y aunque lo fuera, algo le decía que Reagan no quería aferrarse a esa esperanza.
—Los dos querían cosas muy distintas, pero eso no te hace una mala persona, Reags.
Lo sé. Aun cuando en más de una ocasión llegó a desear tener una vida tranquila y un trabajo normal, siempre pensaba en esa realidad como una posibilidad lejana y netamente hipotética. Si la vida hubiera sido más generosa con ella y le hubiera dado padres normales y una vida tranquila en los suburbios, probablemente estaría agradecida y sería inmensamente feliz, pero su vida no era así. Si quitas los años de negligencia emocional, todos los logros académicos, todos los inventos, todas sus pasiones, su neuroticismo y su paranoia, si reiniciaba su cerebro completamente para convencerse de una pantomima que ella no escribió, ¿donde quedaba Reagan Ridley?
Una mano en su mejilla la saco de sus pensamientos —Es normal llorar, incluso si sientes que hiciste lo correcto, no es fácil dejar ir a la persona que amas — pronto su cuerpo se paralizo y Reagan dejo de respirar. El gesto en si no le molestaba, sabia que no estaba en peligro alguno con él, pero igual la tomo por sorpresa. Antes de poder preguntar a Brett que estaba haciendo, el limpio un par de lagrimas de su cara y aparto la mano. Aun cuando ya no estaba tocando su rostro, Reagan juraba que podía sentir el calor de su mano en sus pómulos. Él continuo —pero aun cuando duele, sabes que alguien te amo de verdad y en algún momento estarás bien y volverás a amar. — la tranquilidad con la que Brett decía eso, como si fuera una verdad absoluta e indiscutible, logro reconfortarla un poco.
Reagan inhalo profundo y soltó el aire despacio. Estaba agotada, la cabeza le punzaba y estaba segura de que su rostro estaba hinchado, pero al mismo tiempo se sentía mejor. Después de haber pasado una semana al borde del llanto, la ligereza y claridad que sentía en ese momento solo podía describirse como catártica. Eventualmente estaría bien.
En un impulso Reagan volvió a abrazar a su amigo, esta vez con menos fuerza y en un susurro dijo —En serio gracias.
Brett la rodeo con los brazos por reflejo al mismo tiempo que le rogaba a cualquier deidad encima de ellos que Reagan no note la taquicardia por la que estaba pasando en ese momento. ¿Por qué antes era más fácil abrazarla? A su nerviosismo se le sumo una fuerte sensación de culpa cuando ella se separo y lo vio sonriendo.
Él le regreso la sonrisa y contesto un soso —¿Para qué son los amigos?
La frase le dejo un sabor amargo en la boca.
Notes:
Perdon por demorarme tanto en actualizar, no es que me haya dado flojera, solo soy alguien demasiado perfeccionista y he reescrito esto varias veces. Como leen, esta vez sin querer escribí algo medio angst, pero me quede satisfecha con como quedo y espero ustedes hayan disfrutado leerlo. Quiero agradecer a las personas que han leído a esta historia y han dado kudos, algunos han escrito muchos fanfics que me han gustado y eso me ha motivado a seguir escribiendo y no abandonar esta historia. El próximo capitulo será un poco más light, pero hasta entonces, cuídense mucho y sigan bellos :)

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ThunderThun on Chapter 1 Fri 12 May 2023 06:21PM UTC
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VYTA2000 (Guest) on Chapter 1 Fri 19 May 2023 08:14AM UTC
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sunflower_nuggetsk on Chapter 1 Sat 05 Aug 2023 04:37PM UTC
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sunflower_nuggetsk on Chapter 2 Sun 19 Nov 2023 05:31AM UTC
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lordwisehearted on Chapter 2 Sun 21 Jan 2024 01:35AM UTC
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