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Jaskier sacudió sus pantalones una vez tratando de quitarse la mayor cantidad de tierra posible, desde luego ya había aprendido la lección después de aquello, a partir de ahora usaría siempre botas firmes y recias, los zapatos delicados al fondo de su equipaje por si alguna vez volvía tocar en grandes salas. Se paró a la entrada de la taberna y se miró en los barriles donde guardaban el agua para repones loa abrevaderos de los caballos, estaba lleno de barro y cortes que sangraban un poco, parecía que acabara de caerse rodando por una montaña, justo lo que había pasado. Jaskier hundió las manos en el agua y frotó un poco entre sus dedos y sobre su rostro para intentar adecentarse un poco, lo cual no fue muy efectivo pero aquel día no le importaba, ni aunque estuviese impecable podría ocultar el dolor de su corazón roto. Empujó la puerta y entró, las personas se giraban para verle, asombrados por el aspecto tan diferente con respecto a la última vez que lo habían visto, la hija del tabernero estuvo en pocos segundos sobre él, dandole algo de beber y comer mientras le miraba con ojos preocupados. Jaskier maldijo su facilidad para hacer amigos, ahora más que nunca desearía que todo el mundo le dejase en paz, que no le dirigiesen ni usa sola mirada.
Tomó el primer trago de cerveza y no le importó que estuviera caliente, tomó una cucharada de aquel estofado y no le importó que estuviera amargo, realmente nada le importaba en aquel momento, solamente quería beber y comer para poder dejar su estómago satisfecho y que así no le molestase en toda la noche, ya que pretendía dormir como un muerto. Mientras se duerme, el corazón no duele, la cabeza no piensa. Jaskier pagó con el dinero que le había quitado a aquel estúpido noble y a Yennefer, ya que ellos le habían jodido la vida, bien podría él joderles el bolsillo. Le hubiera robado a Geralt pero probablemente Roach le hubiera arrancado la mano de un mordisco. A penas había terminado su plato cuando un hombre grandioso, alto y de hombros anchos, con el cabello castaño claro por los hombros, piel pálida y ojos azules de un extraño tono místico. Jaskier se sintió confuso por un momento, pensaba que todos los brujos tenían los ojos amarillos como Geralt, pero el aura y el colgante no dejaba lugar a duda sobre qué era aquel hombre.
-Tú debes de ser Jaskier, el bardo de Geralt -dijo el hombre en un tono calmado y bastante cálido
-Uno, decir que soy SU bardo implica propiedad y no es muy correcto -respondió rápidamente Jaskier -Dos, estoy bastante sorprendido de encontrar un brujo cuyo vocabulario va más allá de "hum" y "grr", y tres, tú debes de ser uno de los hermanos de Geralt
-¿Solamente uno de los hermanos?
Jaskier tomó un sorbo más de su cerveza.
-Sí, bueno, Geralt no es muy comunicativo, rara vez suelta prenda sobre vosotros y nunca da una descripción física, así que conozco nombres sueltos pero no sabría decir quién eres exactamente
El hombre rio levemente y Jaskier pensó una vez más en cuanto NO se parecía a Geralt, también pensó en lo poco que sabía sobre la vida del brujo a pesar de llevar 16 años de "amistad", en los cuales habían pasado bastante tiempo juntos.
-¿Quieres jugar a las adivinanzas?
-Por favor, no he tenido un buen día hoy -suspiró Jaskier frotando su rostro aún sucio
En ese preciso momento otro hombre entró en escena, sentándose bruscamente al lado de Jaskier, pasando un brazo por sus hombros. Su cabello era anaranjado y con largos rizos, barba, sus ojos eran marrones pero con una extraña aura mística, pálido y todo un fortachón.
-¿Un mal día? ¿Es nuestro hermanito responsable de ello?
-¿Qué hacéis los dos aquí? Pensaba que los brujos no se cruzaban en el camino para no competir por trabajos
-Ya, pero el trabajo ha acabado y el invierno se acerca, oímos que Geralt estaba por aquí y pensamos que sería el momento ideal para conocer a "su alondra" -rio el pelirrojo
¿Alondra? ¿Quién le llamaba así? Nunca nadie había llamado a Jaskier de tal modo y menos aún Geralt.
-Yo soy Eskel y este es Lambert -se presentó al fin el moreno -Es un placer conocerte al fin, Jaskier, hemos oído hablar mucho de ti
-¿Mu... mucho?
-¡Por supuesto que sí! Geralt nunca para de hablar sobre ti, nos cuenta todos los trabajos que hace contigo, aventuras extras a tu cargo, algún que otro baile al que le hayas arrastrado -habló Lambert con la jarra contra los labios -Muchas veces incluso intenta cantar tus canciones
-¿Geralt cantando? -preguntó Jaskier incrédulo
-Lo intenta, pero seguro que no tiene nada que ver contigo, nos encantaría tener el placer de escucharte, Jaskier -aseguró Eskel con una sonrisa
-No... no estoy de humor, Eskel, lo lamento
Lambert y Eskel se miraron entre sí algo confundidos.
-Perdónanos, Geralt siempre dice que no hay forma de hacerte callar, que siempre estás dispuesto a hacer un buen espectáculo
-¿Ah, sí? ¿También os ha dicho que mi canto es como, y cito textualmente, "un pastel sin relleno"?
-¿Pero qué...? -respondió Lambert confuso -¡No! Geralt siempre ha dicho que cantas divinamente, que tu canto es tan relajante como el de los pájaros, ¿por qué crees que te llamaría "alondra"?
Jaskier los miró como si le estuvieran diciendo que el sol enfría y la luna calienta, que abajo es arriba y el sur está en el norte, Eskel y Lamberte volvieron a mirarse entre sí confundidos.
-¿Puede que nos hayamos equivocado? -susurró el pelirrojo
-Imposible, es tal como lo describió, figura fina pero atlética, sedoso cabello castaño, piel clara como la leche, ropa de colores llamativos y unos ojos azules que te roban el alma
-Si, bueno, también dijo que tiene una sonrisa que ilumina el Continente entero y yo lo veo demasiado depresivo como para ser un bardo -gruñó Lambert
Jaskier sintió sus ojos arder, había llorado todo el camino de vuelta pero parecía que aún tenía más lágrimas para derramar, Eskel y Lambert le miraron alarmados.
-¿Te hicimos llorar? Lo sentimos -se disculpó Eskel
-Por favor no le digas a Geralt, nos despellejará vivos si sabe que te hicimos llorar, lo hará -suplicó Lambert
Jaskier negó fuertemente mientras secaba sus ojos.
-Geralt no haría eso, él es el primero en hacerme llorar, en herirme
-Bueno, todo el mundo tiene peleas de enamorados, ¿no?
Entonces Jaskier no pudo resistir más, no entendía nada de lo que le decían, Geralt no amaba su canto ni le llamaba "su alondra", tampoco creía que sus ojos o su sonrisa arrebatasen el alma e iluminasen todo el Continente, despreciaba su ropa y el tiempo que malgastaba en su apariencia. Geralt le odiaba, le detestaba, lo había dejado muy claro en aquella montaña. Nada de lo que aquellos dos brujos decían se correspondían con la realidad.
-¿Qué enamorados? ¡No somos enamorados! ¡Ni siquiera creo que Geralt me haya considerado su amigo en estos 16 años!
-¿Pero qué dices, Jaskier? Geralt está enamorado de ti, lo sabemos, no sólo se nota en la forma en la que habla de ti, él mismo nos lo ha dicho miles de veces, se pasa todo el invierno suspirando, esperando volver a verte, muchas veces se va el primero con tal de encontrarte cuanto antes
-Yo alguna vez he pasado por delante de su cuarto y lo he escuchado -masculló el pelirrojo haciendo un gesto obsceno e inconfundible con su mano -pensando en ti
Jaskier comenzaba a pensar que en verdad se había golpeado la cabeza en la caída y todo esto era un sueño, o tal vez había algún hongo extraño en el estofado y estaba alucinando, pero no podía ser real.
-No te lo ha dicho, ¿cierto? Se ha callado sus sentimientos -murmuró Eskel en un tono suave y lleno de empatía
-¿Callarse? Ojalá se hubiera callado todo lo que me ha dicho en esa montaña, y os aseguro que no han sido palabras de amor, la forma en que me ha mirado, por Melitele, juraría que estaba a un segundo de arrancarme la cabeza de un mordisco
Lambert le miró sorprendido y Eskel gruño levemente, pero no era amenazador como Geralt, sino más bien como el gruñido de un hombre que está cansado de las memeces de su hermano. Entonces, sin mediar palabra, ambos hombres se levantaron y arrastraron a Jaskier fuera de la taberna, subieron a sus caballos, el bardo tras Eskel, y volvieron a aquella montaña. Roach seguía en el mismo sitio por lo que Geralt debía seguir arriba.
-Lo esperaremos aquí, no pienso subir esa montaña porque Geralt ha decidió tener un berrinche, ya debería madurar, tiene 100 años, maldita sea -gruñó Lambert dándole de comer a Roach
Jaskier se sentó en una roca junto al fuego que Eskel creó en pocos segundos con su magia, se mantuvo en silencio, no quería saber más sobre todas esas cosas que Geralt aparentemente le había dicho a sus hermanos y no a él. El sol ya estaba bajo cuando escucharon los pasos y los gruñidos, Roach rápidamente alzó la cabeza y Jaskier supo quien era, entonces Lambert y Eskel se pusieron en pie y sacaron sus espadas... ¿sus espadas?
-¡Geralt Roger Eric du Haute-Bellegarde! -exclamó de repente Eskel y Jaskier tuvo que contener las ganas de reír
Geralt había alcanzado el campamento en aquel momento, mirando a sus hermanos confundido, cayendo luego sobre la presencia de Jaskier, su rostro mostró pánico.
-¿Quieres decirnos, hermanito, qué narices le has hecho a Jaskier?
En aquel momento Jaskier juraría que Geralt se puso tan pálido como cuando tomaba sus pociones y el terror era evidente en sus ojos, los cuales miraban intermitentemente las espadas de sus hermanos, quienes las alzaban de forma amenazante y cuyas miradas mostraban ira. Entonces sucedió algo que el bardo no esperaba, en vez de gruñirles a sus hermanos y sentarse al fuego, maldecir a Jaskier y mascullar sobre cómo no podía librarse de él de ninguna forma, Geralt simplemente dio media vuelta y empezó a correr.
-¡No huyas! -rugió Eskel corriendo tras él
-¡Vas a aprender a no decirle cosas feas a Jaskier! -gritó Lambert uniéndose a la caza
Jaskier quedó allí solo con los tres caballos, perplejo, mientras el bosque se llenaba de gritos defendiendo su honor por parte de Eskel y Lambert, y súplicas de que le dejasen en paz por parte de Geralt. Jaskier no pudo evitar reír, aquella parecía una escena cómica que solamente podía salir de su mente, así que sin duda despertaría en algún momento tirado en el suelo con una herida en la cabeza. En algún momento Eskel y Lambert debieron lograr cazar a Geralt a pesar de que él fuese más rápido, se escucharon el cruce de espadas, unos golpes y unas quejas de dolor, seguido de un...
-¡Lo siento, Jaskier! ¡Ay, ay, ay! ¡Diles que paren yaaaaaa!