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Language:
Español
Stats:
Published:
2023-06-20
Words:
885
Chapters:
1/1
Comments:
8
Kudos:
55
Bookmarks:
5
Hits:
423

There's nothing sweeter than my baby.

Summary:

-¿Y que vamos a hacer entonces con este día de mierda?-.
Aimar ya se había puesto fastidioso (lo cual no era muy difícil) y a Román le fascinaba verlo todo chinchudo, parecía un caniche malhumorado.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

-Dale boludo deja ahí- insistió Pablo mientras seguian forcejeando por el control.
-¿Para que querés ver a esos gorditos que en su vida patearon una pelota hablar pelotudeces Pablo?- le retruco Román, sacándole por fin el control y terminando de apagar el televisor.
Los dos se quedaron sentados en el sillón frente al aparato apagado, intentando recuperar un poco la respiración después de haber batallado unos cuantos minutos.

-¿Y que vamos a hacer entonces con este día de mierda?-.
Aimar ya se había puesto fastidioso (lo cual no era muy difícil) y a Román le fascinaba verlo todo chinchudo, parecía un caniche malhumorado.

A ambos les habían suspendido los entrenamientos en sus respectivos clubes por la alerta meteorológica. Y Pablo no tuvo mejor idea que ir contra todo pronóstico de tormenta eléctrica y granizo, sacar el auto e ir para lo de Román. Y justamente ahora se estaba replanteando que tan buena idea había sido.

Román lo miró con su típica sonrisa de chanta.
-Cocinate algo enano-.
La risa incrédula de Pablo y su mirada sorprendida, hizo que la sonrisa de Román se duplicará.
-Eh? Cociname vos hermano, yo soy tu visita-.
-Si vivís prácticamente acá Pablo, te falta la copia de la llave nada más y eso porque la perdiste-.
El cordobés lo empujó sin mucha fuerza y se giró para ocultar el sonrojo en sus mejillas, por qué lo peor es que era verdad.

Román se rió y se levantó rápido. Parándose enfrente suyo con la mano estirada. Pablo lo miró con las cejas levantadas y una media sonrisa que lo volvía loco.
-Dale enano, que el otro día compramos la maicena y nunca hicimos los alfajorcitos. Debo tener todo. En 5 minutos comemos algo dulce con los mates-.

Pablo rodó los ojos, pero de todas maneras tomó la mano de Román y se dejó levantar del sillón con un suspiro exagerado. Cómo si en algún momento hubiese estado en duda su respuesta.
-La voy a llamar a Lau para que me pase la receta de la tía-.

Enrealidad no fueron 5 minutos, fue un poquito más pero de todas maneras se habían cagado tanto de risa que no les importo merendar a las 7 casi 8 de la noche.

La masa no había sido difícil de preparar, pero si se les rompía un poco al rellenarlos (cosa que frustraba mucho a Román y que divertía de más a Pablo).
Encontrarle la vuelta al horno había sido lo más complicado. Menos mal que el cordobés le había hecho caso a su hermana (y no a cierto bostero ansioso) y había probado primero con un par de tapitas que se quemaron a los 3 minutos.

El resto fue fácil (cómo lo era todo cuando estaban juntos), se rieron mucho y terminaron un poco blancos de la maicena y con dulce de leche por todas partes.

-Solo faltó el coco rallado, después espectaculares. Nada que envidiarles a los de tu tía- Lo elogió Román con la boca llena.
Pablo no pudo evitar la risita que se le escapó cuando se giró a pasarle el mate y lo vio con la cara llena de dulce de leche.
-Te manchaste todo culiado- Pablo se acercó con una servilleta y con una sonrisa que le cortó un poquito la respiración, le limpió el dulce de leche que tenía en los cachetes.

-Pareces un nene chiquito, come bien-.
Román le agradeció y su voz salió un poco tímida.
Se aclaró la garganta, movió la bombilla (para la irritación de Pablo, que suspiró y dio vuelta los ojos) y tomó su mate en silencio.
-Gracias enano- Le dijo de nuevo con voz más firme, mientras le pasaba el mate ya vacío con una sonrisa.
-De nada cabezón, igual ayudaste bastante vos también- Pablo acepto el mate y le devolvió la sonrisa.

-La próxima podemos hacer los que te gustan a vos- sugirió Román.
La sonrisa de Pablo se volvió más grande y más hermosa (como si eso fuera posible, y lo era para Román que nunca dejaba de sorprenderse con la belleza de su amigo)
-Dale, mira que te tomo la palabra eh!-.

Siguieron tomando mates un ratito más y cuando ya se habían empalagado un poco, se repartieron los alfajorcitos que habían quedado en dos tuppers. Si Pablo se hizo el boludo y le dejo algunos de más a Román porque sabía que le habían gustado, nadie tenía porque saberlo y menos el bostero.

Y cuando empezó a caer la noche y la tormenta a la que tanto le habían temido todos se calmó, Román hizo la pregunta que hacía siempre cuando se hacía tarde (aunque no era exactamente la que se moría de ganas de hacer)
-¿Te quedas a cenar entonces?-.
Pablo lo miro pensativo, como si verdaderamente estuviera evaluando sus opciones y como si no fuera a responder lo mismo de siempre y que ambos ya sabían.

-Yyyyy, depende que me vayas a cocinar- le respondió con una sonrisa pícara mientras se estiraba en la silla del comedor.
Está vez fue Román el que lo miro con las cejas levantadas.
-¿Que me viste cara de Doña Petrona?- Román lo sacó cagando mientras Pablo se descostillaba de la risa -Dejate de joder que ya estuve un montón en la cocina hoy, vamos a pedir una pizza y listo-.

Notes:

Este lo escribí hace rato y me gustaba más que el otro, espero que a ustedes también 🫶🏽