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Are we meant to be?

Summary:

Yeonjun odia ser omega y los estereotipos que trae consigo. Odia tener que escuchar que tendría que ajustarse a ello en cualquier momento.

Es así hasta que conoce a Soobin, el dulce chico con cabellos azules que pone su vida de cabeza y posee unos ojos tan bonitos.

Su precioso y único destino, quien le ayuda a saber que no todo es malo.

Notes:

Antes que nada, quisiera decirles que no tomen muy en serio la historia, ya que a veces pierdo el rumbo y me voy por las ramas narrando hehe

¡Espero que la disfruten! es mi primer omegaverse y pondré mis propias reglas

Disfrútenlo, besos <3

Chapter Text

Yeonjun se conoce muy bien a sí mismo.

Es por eso que no comprende por qué desde que tomó sus últimos supresores no se siente bien. Ha estado haciéndolo continuamente en su ciclo de celo de manera correcta como habían indicado en el hospital, así que no encontraba razón de su muy incómodo malestar.

Dejó de lado la caja de supresores soltando un largo suspiro y jugó con sus dedos que chocaban repetidamente contra la madera de su escritorio. Se sentía frustrado.

Se levantó de su silla tras oler el característico aroma de su padre; lavanda con un leve toque de vainilla, así que sonrió un poco y caminó hacia Jimin, quien le esperaba con los brazos abiertos después de llegar de una larga jornada en el estudio.

“¿Cómo ha ido tu día, Jjunie?” Preguntó cariñosamente, abrazando la complexión tan delgada de su hijo. “Papá lamenta no haber tenido tiempo de almorzar contigo hoy...”

“He estado bien, pá” Respondió con el mismo tono, refugiandose en el cuello del omega más bajo. “ Aunque el malestar sigue y no sé qué hacer”

Jimin lo alejó por un par de segundos, con una sonrisa que crecía cada vez más en su cara. Sabía que estaba por decir algo emocionado respecto a su segundo género e hizo una mueca confusa.

“Significa que te cruzaste con tu predestinado” Esbozó una sonrisa aún más radiante. “¿Quién fue? ¿Es guapo? ¿Dónde?”

Yeonjun se limitó a negar con la cabeza repetidas veces. “No lo sé.”

Odiaba con su vida ese tipo de conversaciones. Sabía perfectamente que las mierdas del destino no son lindas como lo describen, absolutamente nadie podía tener tanta suerte como sus padres cuando se trataba de una relación entre alfa y omega. También odiaba ser un omega, como el pensar que en algún momento podría hacer algo que no estaba en él por satisfacer los instintos de lo que cree desconocido.

Al escuchar la puerta principal abrirse y el olor de Yoongi, su padre solamente sonrió feliz y hace una seña extraña antes de abandonar su habitación para recibirlo.

Sus padres son extraños a su parecer.

“¡No olvides la cena que tenemos con los Kim!” Gritó desde fuera, y el chico no hizo más que suspirar.

[...]

Creía haber visto a los Kim aproximadamente cinco veces, ya que, Namjoon y su omega Seokjin siempre estaban viajando por sus trabajos, según lo que contaban sus padres.

Yeonjun se encontraba sentado en el sofá de la sala de estar mientras Jimin y Yoongi se dedicaban a cocinar algo que olía delicioso, en lo que él prefería no cooperar para no arruinar la "armonía" o la burbuja amorosa en la que vivía la pareja. Así que solo cambiaba de canales al televisor mientras esperaba que alguien tocara el timbre.

“Cariño, ¿recuerdas a Soobin?” Preguntó Yoongi, mirando a su hijo quien solo se movía inquieto. “ Namjoon mencionó que viene hoy con ellos”

“¿De verdad?” El omega de cabellos oscuros suelta un sonido inaudible. Se sentía confundido tras el mencionado. “Creo que no nos vemos desde los doce”

Tal vez sí lo recordaba, y es que, ¿cómo olvidar aquellos hoyuelos?

Notó que su padre deseaba decir algo más pero se ve interrumpido por el timbre, por el cual, Yeonjun se levantó casi en automático y se dirigió a la puerta con un mohín decorando sus labios.

Abrió la puerta y saludó alegremente con su mano invitando a pasar a las tres personas, quienes entre ellos, Seokjin casi se abalanzó a él para abrazarlo mientras decía que ha crecido mucho en este último tiempo, y Namjoon le dedicó una sonrisa en forma de saludo, que es correspondido.

Pero no esperaba que el niño de los hoyuelos apareciera con ese aspecto. Se sentía paralizado.

Un aroma inundó el lugar para él, haciéndolo embriagar con el olor a madera y un toque de menta que casi le hacía marearse. Dio gracias al bendito momento en el que decidió haber tomado supresores o estaría soltando feromonas como un loco.

Se desconoce. Y eso no le gusta.

“Eres Yeyo, ¿cierto?” Pregunta el chico de cabellos azules. “¡Soy Soobin!”

Y parece que abrió los brazos para saludar después de un tiempo sin verse, como cualquier amigo lo haría al regresar. Pero Yeonjun no puede, se siente perdido, embriagado por el aroma que desprende aquel cuerpo tan alto.

“¡Hola, Soobinie!” Casi gritó Jimin, abrazando al chico. “Disculpa a Jjunie, debe estar sorprendido”

Sintió un codazo y su padre le obligó a sonreír, cosa que hizo pero que terminó pareciendo una mueca incómoda.

“Pá, tendremos que hablar después” Susurró por lo bajo, aún fingiendo la sonrisa. “¡Pasa, Soob! ¡Creciste un montón!”

Eso no puede estar pasando.

Recuerda haber visto a Soobin por última vez dos años antes de presentarse como omega. ¿Era acaso un alfa? ¿Por qué le hace sentir así? Se sentía muy asustado por las reacciones de su cuerpo y el cómo esa visita podía cambiar todo a lo que estaba acostumbrado. Pero se estaba precipitando.

Eso es, solo estaba entrando en pánico. Al ser un omega, no se exponía tanto a los demás, mucho menos en su hogar.

Claro, tenía que ser así. Era el hecho de sentir el aroma desconocido en su lugar seguro, sí... Yeonjun creía así.

La cena siguió, aunque era un tanto incómoda, claramente solo para él, quien movía sus palillos en el plato sin apetito. No podía creer que estaba así por la simple existencia de un chico que teñía su cabello de colores fantasía.

Así que decidió levantarse de su asiento y llevar su plato hasta el fregadero antes de dirigirse a su habitación a buscar algo con rapidez.

“Yeonjun” Escuchó detrás de él. Era esa dulce voz que había estado escuchando la última hora. “¿Hice algo mal para que actúes así?”

Chapter 2: Solo tú y yo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Los músculos de Yeonjun se contrajeron. ¿Cómo podía ser que su cuerpo estaba teniendo una reacción así? Entendía que Soobin se había vuelto más alto y tenía un muy buen cuerpo ancho a comparación de él.

“¿Disculpa?” Se apresuró a preguntar, había sido su primera reacción.

“¿Te hice algo?”

El chico más bajo negó con su cabeza y susurró un "no" que terminó siendo olvidado por el viento. Sintió una incomodidad en su abdomen bajo y solo hizo una mueca extraña.

“Soobin” Le llamó, evitando mirarle directamente por la sensación tan extraña que le traía eso. “No me hiciste nada, estoy feliz de verte de nuevo incluso, solo es un poquito extraño que ahora seas más alto que yo”

El mencionado abrió un poco su boca en reacción y asintió. Claro, no había tenido eso en cuenta, porque olvidaba el hecho de que la última vez que se vio con el chico de cabellos oscuros había sido cuando apenas superaba el metro sesenta, mientras que ahora era grande, más cerca de los dos metros.

“Lamento incomodarte...” Solo susurró, llevando una de sus manos hasta un mechón azul que caía un poco por su frente. “Voy a irme pronto, espero verte de nuevo uno de estos días”

Y así, se marchó sin decir nada, solo siendo él el único cómplice de la sonrisa que se había formado en sus labios antes de partir. No iba a preguntarle nada sobre su segundo género, pues Seokjin había mencionado sentirse un tanto incómodo con ello.

Porque después de todo, solo encajabas si eras un alfa.

Y dudaba que el chico que tuvo frente a él lo fuera.

[...]

Se había despertado aproximadamente a las seis y diez de la mañana.

Por supuesto que ya había pasado el tema de la cena de la noche anterior y sentía que su vida se había renovado tras dormir tanto. Decidió quedarse tirado en la cama mirando el techo por unos cuantos minutos más, pensando en las palabras de su padre sobre el destino.

Pero Yeonjun no se podía aceptar como omega, aunque Jimin también lo sea y lo ame más que a nada en el mundo. Había escuchado tantos insultos a sus padres mientras crecía por haberlo tenido, aunque sabía que Yoongi siempre cuidaría de ellos, no era suficiente.

Estaba aterrado, así que mientras intentaba no pensar de más después de salir de su ciclo de celo, solamente se apresuró a alistarse para salir casi corriendo.

Saludó de beso a sus padres, quienes se encontraban platicando animadamente mientras tomaban café en la cocina.

“¿Ya te vas, jjunie?” Preguntó Yoongi, abrazándolo por unos cuantos segundos. “Ten buen día, no olvides tus cosas”

El más alto sonrió y solo salió de la casa rápidamente para no perder el bus mientras se colocaba los auriculares.

Dentro del bus se encontró con Beomgyu, su mejor amigo, quien llevaba su cabello casi a los hombros en una mullet y levantaba su mano para chocar los cinco. Yeonjun rió tras notar la pequeña herida de su mano después de lo que creía ser una caída de su patineta y solo se acomodó en su asiento.

“Oye Gyu, creo que lo encontré”

“¿A quién?” Ladeó su cabeza un tanto confundido por la conversación inesperada.

“Soobin” Resopló. “El chico del que te hablé tantas veces que solo desapareció sin decir una sola palabra”

“Ahh, ¿el idiota que te ghosteó a los doce años?”

Recibió un zape en la cabeza, seguido de un Yeonjun rodando los ojos. “No me ghosteó, pero ahora es como veinte centímetros más alto y su cuerpo... simplemente wow”

Su amigo solo soltó una risa en respuesta y le miró cuando acarició un poco su abdomen como si doliera. Y era eso, sentía incomodidad nuevamente tras hablar de ese no tan extraño con el que se había encontrado antes, pero daba gracias que nuevamente se había preparado para cuando sucediera eso y tomó una píldora.

No parecía estar funcionando como normalmente, pero sabía que su cabeza le estaba haciendo una mala jugada nuevamente y dejaría pasarlo como siempre. Así había vivido todo el tiempo, dejando fluir la situación.

Beomgyu se movió incómodo en su asiento, chasqueando la lengua antes de decir algo. “Pero oye, Yeon... tengo curiosidad”

“Dime, pero no acepto cualquier idiotez”

“¿Le mencionaste que eres omega?”

Y ahí estaba. No lo había hecho, porque se avergonzaba de sí mismo al serlo, así que solamente negó después de soltar un largo suspiro tras ver al omega más pequeño a su lado.

“Entonces si vuelves a verlo lo sabrá” Mencionó Beomgyu con un semblante curiosamente serio. “Estás soltando feromonas jjunie, hoy más que nunca hueles a jazmín”

Entonces supo que los supresores no estaban funcionando correctamente. Era eso, o Soobin realmente era su pareja destinada que le estaba poniendo la vida de patas arriba, cosa que definitivamente, no le estaba gustando.

Porque creía que podía llegar después de ocho años a destruir la paz que había logrado mantener consigo mismo y el segundo género que se le había otorgado, ya que, era bien sabido que si encontrabas a tu predestinado tendrías que renunciar por completo a vivir base a medicamentos que suprimieran tu interior o aroma, todos sabían acerca de ello.

Yeonjun no estaba listo para que todo dejara de hacer efecto y se estaba volviendo loco. No quería tener que pensar en las posibilidades de que aquello pudiera ser así, ni siquiera aunque fuesen mínimas, no quería pensar en sí mismo cumpliendo un rol para el cual no estaba hecho.

¿Mantener un hogar? ¿Cuidar de otras personas? Una mierda.

Él era más de hacer las cosas a su manera por como sus padres lo habían criado. Si bien, creció solamente yendo a clases de baile en el estudio de Jimin y tocando el piano con Yoongi, había aprendido a defenderse de manera correcta ante los comentarios ajenos, algo que para la sociedad no era común viniendo de un omega, quienes veían como objetos sumamente frágiles que solo seguían indicaciones al pie de la letra de un estándar completamente patético. Y agradecía haber crecido en una casa tan liberal, donde se encargaban de no poner por encima los estándares ni tomarle importancia a los roles que para los demás eran normales.

El autobús paró justamente una cuadra antes de la universidad y el omega más alto se apresuró en bajar, esperando pacientemente de su amigo que recientemente había colocado una curita de sanrio en su mano.

[...]

Ser estudiante de danza no era fácil. Si bien, era un poco menos pesado que las otras carreras que se planteó, era frustrante no poder soltarse como deseaba por falta de entrenamiento físico, y Yeon se estaba lamentando por haber dejado de ensayar unos días.

Para su suerte, por el momento solo se encontraba practicando para lo próximo que podían pedirle. Para lo malo, es que había un chico observándolo desde cinco minutos antes aproximadamente.

Le miró extrañado e hizo una seña preguntando qué hacía ahí, debido a que era una cara desconocida para él, a lo que el otro chico, que solo llevaba una mochila consigo mismo, sonrió.

“¡Lo siento! no miraba a propósito...” Habló de manera rápida, intentando excusarse. “Me llamo Kai y también quería ensayar un poco, no era nada malo”

El omega abrió un poco la boca para responder, sin embargo decidió quedarse callado como respuesta y tomó sus cosas. No era fácil para él seguir al mismo ritmo si había alguien más a su lado.

“Entiendo, de todas maneras ya terminé” Levantó su mano y la movió de un lado a otro, despidiéndose. “Suerte, no te lastimes”

Y salió del lugar.

Yeonjun siempre había creído que llevaba una vida aburrida, lo confirmaba cada día. Su rutina se basaba en salir de casa a la universidad, tomar clases y ensayar para algo que no se atrevería a compartir fácilmente con otras personas, y sí, aunque había tenido problemas por ello, no parecía importarle en lo más mínimo.

Entonces lo vio. Maldijo por lo bajo mientras caminaba por los pasillos que tenían vista a las amplias canchas y lo vio.

Era de esperarse que Soobin estuviera en su universidad, después de todo, no habían muchas otras en la ciudad y esa era la mejor. Supo que era él al instante por sus cabellos azules que resaltaban entre los demás, y por lo que veía se dedicaba a practicar algún deporte con los equipos universitarios por el uniforme que llevaba puesto, y el sudor adornando todo su cuerpo.

Su cuerpo...

Rascó su nuca con nerviosismo, apresurándose a caminar para no ser atrapado por el chico que una vez más, no podía dejar en paz su cabeza y se sentía mal por ello. Pero fue un esfuerzo en vano, pues Soobin fue más rápido y tomó su muñeca al acercarse a él.

“Hey” Una sonrisa radiante adornaba su rostro. “¿También estudias aquí?”

“¿Cómo me viste? Pasé rápido”

“Te olí” Yeonjun le miró extrañado, sintiendo que aquellas palabras eran raras. No había sentido su propio aroma sino el contrario a madera con algo de sudor. “Hueles a jazmín, entonces supe que eras tú”

Tragó en seco y maldijo mentalmente una vez más, pensando que aquello era tan estúpidamente cliché, que al ser espectador se hubiese reído en la cara de quien lo contara, pero no era así. Ahora se encontraba viendo a la cara al chico, quien tenía una banda para el cabello y dejaba el sudor caer por su cara por el caluroso clima, y se sintió raro.

Había dado muchas vueltas a todo, estaba cansado. A pesar de que solo había pasado un día, o quizás... ¿lo había visto antes sin darse cuenta? ya que sus sentidos estaban alterados hacía unas cuantas semanas...

Y no sabía con exactitud por qué.

“No le digas a nadie” Exclamó, en un intento fallido de ignorar las sensaciones. “No cuentes que huelo a eso, se supone que nadie puede...”

“¿Saber que eres omega?”

“Ajá” El de cabellos azules solo revolvió un poco su pelo. “Hazme el favor y mantente alejado”

“No puedo...”

Yeonjun le miró incrédulo, con los ojos entrecerrados por la reciente expresión. ¿Por qué intentaba hacerlo difícil?

“Sal conmigo, solo tú y yo” Volvió a hablar el de complexión más alta, sin soltar de su muñeca. “No puedo simplemente mantenerme alejado otra vez. Siento que me hace falta una parte de mí”

“Eres del tipo intenso, eh” Se burló el mayor, aún extrañado por las palabras contrarias. “Pero yo no hice nada, así que aléjate un poco”

Soobin tenía grabado en sus ojos un "por favor sal conmigo" y nuevamente le pareció algo raro, pues tenían bastante tiempo sin verse. Y toda aquella conversación había sido un tanto fuera de lo común, pero así era él, desde pequeño solo solía decir exactamente lo que pensaba, apresurándose en todo por lo mismo.

“Sal conmigo, vamos a conocernos una vez más”

Y solo pudo asentir como siempre lo hacía ante aquellos ojos brillantes que le juraban que todo estaría bien.

Notes:

He de decir que la mala redacción se debe a que estuve cinco años con bloqueo, pero hago lo que puedo!!!

La idea de la historia es que sea rápido el romance entre el Yeonbin para disfrutar del fluff <3

Chapter 3: No es nada

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Se había metido en un gran lío.

Justo en ese momento se encontraba frente al gran espejo en el que se miraba al ensayar, sin embargo, estaba sentado con una pierna sobre la otra sobando con cuidado su pie izquierdo. Había estado tan confundido que perdió el equilibrio y se dobló el tobillo, por lo que le dolía como el infierno.

Se dio varios golpecitos en la cabeza con la mano por la idiotez que acababa de cometer. Y a pesar de que estaba esperando a sus padres para que pudieran atenderle rápido, solo pudo pensar en una cosa: su no-cita con Soobin.

La frustración había comenzado a crecer en su pecho e intentó tocar su tobillo suavemente, lo cual dolió una vez más y no pudo evitar cerrar fuertemente sus ojos mientras aguantaba un grito. En lugar de importar lo que parecía ser una lesión -por su muy hinchado pie- sus malas emociones se venían encima al pensar en aquellos ojos que con tanta felicidad le pedían salir.

¿Qué iba a hacer? No tenía el número del hijo de los Kim.

Tampoco era una cita, ¿cierto? Pero de alguna manera se sentía como si fuese una... y se sentía completamente fastidiado por ser su propio enemigo. Para empezar, no entendía su necesidad de calmar los nervios ensayando, aún sabiendo que se volvía un tanto torpe cuando no se encontraba en todos sus sentidos, pero prefería culpar a su propio omega de ello en lugar de aceptar la realidad que quería afrontar.

Por lo tanto, vio al chico de apellido Huening entrar por la puerta y rápidamente le ofreció su mano para ayudarle a ir directamente a la enfermería. Había sido bastante difícil levantarse, pero lo había logrado, y rogaba dentro de sí mismo ver al peliazul rondando por los pasillos como el día anterior, pero no pasó.

Era obvio, Min Yeonjun no tenía suerte, mucho menos cuando el destino parecía emparejarlo con alguien más que parecía ser demasiado bueno para él.

Pero no tenía tiempo, mucho menos para pensar en que las mierdas del destino se encargarían de unirlo con alguien porque para él no existían esos lazos. Claro que para sus padres funcionaba diferente... pero él simplemente no quería aceptarlo, porque odiaba el simple hecho de ser omega.

Al abrir los ojos ya estaba en la enfermería, con el trabajador mirándole de una manera bastante extraña que dudaba ser apropiada, y con Huening Kai frunciendo el ceño al otro lado de la habitación mientras apretaba los puños con fuerza. Pero el dolor persistía tanto que no había notado el desprendimiento de feromonas en los últimos cinco minutos y el hecho de que el enfermero era un alfa.

Kai era un beta, así que no podía hacer mucho sin poder oler tanto el aroma contrario, sin embargo, tras notar que el pie estaba correctamente vendado, casi corrió a él para preguntar cómo se encontraba en el momento e intentando ignorar la presencia del tercero.

"Estoy bien... solo me torcí un poco" Sonrió al alto de cabellos rubios mientras levantaba su pulgar en aprobación. "Te agradezco venir hasta acá solo por esto"

Él se acercó a su oído, y casi susurró "Ese imbécil te miraba con otros ojos y no me gustó para nada, ¿Quieres salir de aquí?"

Yeonjun se limitó a asentir con una mueca de disgusto y se apoyó del más alto para poder salir, aún pensando en dónde diablos podía estar el hijo de los Kim, quien por una extraña razón, sentía que tenía que verlo. Su cuerpo se lo exigía de una manera extraña que no lograba comprender.

Y pensó en ello hasta que sus padres llegaron a recogerlo.

[...]

Soobin solía ser una persona muy paciente, pero ese día estaba raramente intranquilo. Parecía ser que su alfa interior deseaba gritar tan fuerte para que lograse notar lo que le hacía sentir de esa manera ese día en específico.

Había acordado salir con Yeonjun un día antes, y había notado que no habían intercambiado siquiera sus números telefónicos, ¿qué clase de coqueteo era ese? se encontraban en pleno dos mil veintitrés, pero él era bastante distraído.

Miró a Seokjin, quien se recargaba cómodamente en el marco de la puerta mientras le veía con una sonrisa juguetona, después de todo, su padre siempre sabía lo que ocurría, y la salida con el omega no era una excepción. No cuando lo conocía de toda la vida.

Pero tras mirarle cambiar de expresión al revisar su celular tras un extraño tono de notificación, solo se acercó a él.

“¿Sucedió algo?”

“Jimin dice que Yeonjun se lastimó el pie... pobre chico” Abultó un poco sus labios y subió la mirada al preocupado rostro de su hijo. “Ya sabes que hacer, campeón. De otra manera no lograrán verse hoy”

“¿Hay más detalles?” Se acercó un poco más, intentando mirar la pantalla del aparato. “¿Yeonjun está muy mal?”

Y su padre rió.

Ahora Soobin, quien se había arreglado el cabello de una manera "decente" se encontraba corriendo por su casa al tomar su mochila para salir rápidamente a tomar un taxi hacia la casa de los Min.

Entonces comprendía que el presentimiento era eso, aunque quizás para el chico de sonrisa bonita aquello no significase nada.

Fue solamente él y sus pensamientos en el largo camino hasta la casa de los amigos de sus padres que finalmente pudo respirar con tranquilidad, al menos sabiendo que Yeonjun se encontraba ahí, pues desde fuera podía sentir un leve toque de jazmín en el aire que le hacía sentir cómodo.

Acomodó el suéter que llevaba y tomó aire nervioso, hasta dignarse a tocar la puerta que unos cuantos minutos más fue abierta por el alfa que parecía tener una mirada intimidante, pero que sonreía como un niño pequeño.

“Buenas tardes señor Min, ¿se encuentra Yeonjun?”

Yoongi sonrió suavemente. “No seas tan formal, Yeon se encuentra en su habitación, pasa... siéntete como en casa”

“¿Se encuentra bien? Escuché de mi padre que se lastimó”

“Oh claro, los bailarines suelen pasar por estas situaciones muy seguido sabes” Posó su mano sobre el hombro del alfa más alto. “Así que Jimin y Yeon saben llevarlo bien”

“Ya veo” Le devolvió la sonrisa con gusto, asintiendo ante sus tranquilizadoras palabras. “Entonces iré a verlo, con permiso”

Yoongi no hizo más que mirarlo adentrarse a su hogar, girándose hacia Jimin quien le miraba con una sonrisa de oreja a oreja, solamente haciéndole saber que estaba feliz. Ellos realmente deseaban emparejarlos.

Y no pasó mucho tiempo hasta que Soobin tocó la puerta de la habitación de Yeonjun, quien solo gritó un "pase" haciéndole saber que podía hacerlo.

Al abrirla, levantó su mano moviéndola de un lado a otro en forma de saludo mientras hacía una mueca que hacía resaltar sus hoyuelos, así que se acercó a él, arrastrando con cuidado un banco lo más cerca que podía de la cama.

“¿Estás bien? He escuchado mucho que lo estás de otras personas, pero apenas me enteré vine corriendo” Su voz se escuchaba calmada, pero se sentía nervioso y jugaba con sus manos. “Quería escucharlo de ti y ver que realmente es así”

“¡Lo estoy! Estoy mejor que nunca, Soob. Mírame”

Intentó mover su pie hacia un lado y falló, soltando un quejido por lo bajo mientras arrugaba su nariz del dolor. Y solo pudo mirarlo avergonzado.

“Quizás no estoy tan bien” Rió intentando aligerar el ambiente, pues el de cabellos azules se notaba bastante inquieto a pesar de su tono de voz. “Oye, perdón por arruinar la salida, no estaba en mis planes hacerlo”

“Eso no es lo que importa ahora”

Tenía razón, pero se sentía culpable por no poder asistir a donde sea que hubiesen ido. Quería descubrir qué era lo que sentía cuando estaba con él, y saber por qué su estómago daba vuelcos cuando le escuchaba hablar, o por qué el azul se había convertido en su color favorito desde que lo volvió a ver.

¿Estaba apresurándose demasiado? Quizá sí, pero no le importaba.

El chico de cabellos azules le miraba con preocupación mientras intentaba hablar de cualquier cosa para tranquilizarse un poco y Yeonjun solo asentía sonriendo. Era una buena manera de pasar la tarde, solo aportando a la conversación que parecía ser amena.

A pesar de odiarlo, su interior omega se sentía relajado, tanto que no controlaba la cantidad de feromonas que desprendía de su cuerpo una vez más tras oler el fresco aroma del más alto. Así que se acercó un poco a como pudo y dejando su pie en la misma posición pero moviendo su torso de manera incómoda, abrazó al alfa, quien muy probablemente había abierto de más los ojos al sorprenderse.

Solo había sido un impulso.

“Yeonjun, quiero hablarte de algo”

Notes:

había estado pasando por momentos que no me permitían escribir pero here i am!!! espero que no les parezca muy tedioso lo que va por ahora :(

Chapter 4: Rompecabezas

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Yeonjun comenzaba a creer que no se conocía a sí mismo.

El chico de cabellos azules se encontraba frente a él, mirandolo con los ojos más bonitos que podían existir... como si cargase con una constelación entera mientras se preparaba para hablar.

Había entendido que Soobin sudaba cuando estaba nervioso, por lo que comenzó a reír un poco por lo bajo al notar que habían restos de sudor en su frente, aunque quizás había sido por lo que según corrió.

“Entonces, ¿qué debías decirme?”

Se alejó del corto abrazo que había formado anteriormente y le miró con más atención que antes, sintiendose ansioso al no saber de qué se trataba. Sin embargo, mantuvo un pequeño agarre en el suéter contrario para tranquilizar el ambiente y las feromonas que, sin darse cuenta, ambos habían soltado.

Y es que era que estar junto a Soobin le hacía sentir tranquilo de alguna manera. No importaba si solamente estaban ahí, en silencio, con él admirando cada parte del más alto, incluyendo el color de su pelo que comenzaba a desteñirse.

Soobin era un alfa muy tranquilo. No creía haber conocido a más con aquel tipo de personalidad si no contaba a su propio padre, y por supuesto, a Namjoon, pero todo cuadraba cuando recordaba que el ser frente a él era hijo del amigo de sus padres.

Su amigo de la infancia.

“Yo, solo...” Carraspeó su garganta, incorporándose en su lugar como si fuese la gran cosa. “No sé explicarlo, Yeonjun, pero amo pasar tiempo a tu lado, me tranquilizas”

Y también tranquilizaba a su alfa interior.

“Es como si todo encajara ahora” Siguió. “Como si todas las piezas se juntaran y por fin tuviera un algo que me pertenece solo a mí... pero es idiota, ¿no lo crees? el hecho de sentir todo esto que no sé poner exactamente en palabras”

Yeonjun lo captó de inmediato, aunque, ¿era eso una confesión? ¿no era muy pronto? quizás lo era, pero sentía lo mismo. Recordaba escuchar a Jimin bromeando sobre los predestinados, de los cuales no ser por él, consideraría que eran mitos creados por fieles creyentes del romanticismo.

Se sentía nervioso por estar pensando en eso justamente en el momento, al escuchar y repetir una y otra vez las palabras de su viejo amigo; no sabía qué hacer.

Su omega interior era torpe y le hacía sentir que se retorcía dentro de él casi emocionado como un cachorro, lo cual era tonto. Era demasiado pronto, pero los ojos de Soobin le pedían a gritos una respuesta, y su corazón también.

Estaría mintiendose a sí mismo si dijera que no había un sentimiento de por medio, pues, nadie había hecho sentir seguro a su lobo como el chico de cabellos desteñidos.

“Entiendo el sentimiento, soob” Le dedicó una sonrisa cálida, característica de él. “Nos conocemos hace años, por supuesto que sentiremos que las piezas encajan, es cuestión de tiempo”

El mencionado solo arrugó su nariz, sabiendo que probablemente el mayor decía aquel tipo de cosas para evitar hablar más del tema. Pero había algo que era diferente para él, no solo en cuestión de su segundo género, sino que dentro de él, en su cabeza y su corazón, quienes le exigían de manera exagerada estar a lado del chico más bajo, que le pedían a gritos apegarlo a su pecho mientras escuchaban música y acariciaba su cabello suavemente.

Se sentía avergonzado en ese momento. Quizás sus padres se reirían de él si contaba lo que estaba haciendo, o lo que tenía pensado hacer.

Pero no encontraba otra explicación a la angustia en su pecho cuando descubrió que el chico frente a él se había lastimado, o a la sensación de alivio que obtuvo al mirarle intentando mover su pie de manera que parecía incluso graciosa.

Pero era muy pronto.

“¡Tienes razón, debe ser eso!” Sonrió, dejando sus hoyuelos a la vista y Yeonjun sentía que se derretía.

“¿Quieres comer algo? ¿Pasear?” Intentó cambiar de tema rápidamente, en un intento de ignorar sus propios sentimientos. “Podemos ir aquí cerca a...”

“No puedes salir a pasear así, iré a traerte algo”

Rodó los ojos, y Yeonjun se acomodó en su cama para poder mirarle mejor. No era tan serio como el chico pensaba, solo se había torcido un poco el pie, nada de otro mundo.

“No seas así, quiero salir”

“Quédate aquí”

Como si fuera una reacción automática, Yeonjun extendió sus brazos al chico que recién se levantaba de su banco, dándole a entender que quería pararse, pero al instante se mantuvo en su lugar, intentando disimular lo que hizo al cruzar los brazos con fuerza.

Soobin no hizo más que reír y negar con la cabeza repetidas veces. Ahí estaban... esos hoyuelos que el hijo de los Min solía adorar tanto, y por los que por supuesto, seguía manteniendo la adoración.

“¿Quieres el cliché de llevarte en la espalda? Porque podríamos ir a la tienda que está cerca de esa manera”

Sintió su cuerpo tensarse al escuchar esa pregunta con tono burlesco, aunque más una burla, parecía una contestación rápida y que no había pensado con anticipación.

“Quiero un café”

[...]

Por fin había salido de su habitación, sentía que se ahogaba entre tantas emociones que estaba sintiendo y no lograba descifrar con exactitud. Y se preguntaba, ¿cómo es posible que pueda volver y crear un caos en su cabeza? era ilógico.

No se entendía, no entendía la situación y tampoco quería hacerlo.

Soobin lo había cargado en su espalda por un aproximado de tres minutos. Para su suerte había una cafetería cercana a su casa a la que solía frecuentar, así que al llegar ahí solo se bajó con cuidado y se apoyó del cuerpo más alto, pidiendo por favor que le diesen un americano helado.

Agradeció y muy cuidadosamente hizo que el chico alto lo acompañase hacia la mesa antes de que les entregaran las bebidas, solo sonriendo tras no saber que hacer.

Estaba en un café con alguien que no era Beomgyu.

Estaba en un café con Soobin. Con la persona que le estaba haciendo sentir mil cosas a la vez.

Estaba...

Tomó un gran sorbo a su café helado de la pajilla, cerrando sus ojos por un momento.

“¿Sucede algo?” Preguntó, como si no fuese la razón de el sube y baja de emociones.

“Estoy curioso... ¿por qué te fuiste?”

El de cabellos azules no sabía qué responder. Era claro que tenía una razón, pero no sabía explicarla, ya que había sido un tanto complicado de hacerlo, puesto que involucraba a su familia y lo que le gustaba hacer.

“Veamos, primero que nada... no me fui por gusto” Sus ojos miraban a todas direcciones, algo que hacía sentir nervioso a Yeonjun. “Cuando éramos pequeños solía jugar volley, ¿lo recuerdas?”

Solo asintió.

“Mis padres creyeron que era buena idea ir a practicar a otro país, ya que querían que hiciera lo que realmente quiero” Sonrió un poco, jugando con el vaso que tenía frente a él. “Y lo disfruté, pero tenía miedo de contactarte porque sabía que creerías justamente eso. Después me presenté como un alfa y supe que también tuviste problemas al presentarte como omega así que no quería ser una molestia...”

“Tienes buenas excusas después de todo, y te lo agradezco” Suspiró, acercando su mano a la contraria. “Muy seguramente te hubiera golpeado si me hablaras para presumir que eres un alfa”

Y comenzaron a reír, dejándose llevar por el nuevo ambiente que se había creado. Yeonjun no sabía en que momento había comenzado a acariciar la mano contraria, pero se sentía tranquilo.

Solo eran ellos dos, como siempre debieron serlo.

“Soobin, a lo que dijiste antes en mi habitación... podríamos intentar conocernos de nuevo”

“¿A qué te refieres?”

“Que quiero conocerte una vez más y salir justo como hoy” Forzó un tanto su agarre en la mano ajena, sintiendose apenado por sus palabras. “Me siento cómodo a tu lado”

Y Soobin creía que podía morir de la felicidad.

Notes:

siendo sincera, retrasé este capítulo por casi un mes porque terminé una relación y estaba lo suficientemente deprimida como para escribir a dos tórtolos

pero espero que les guste, mwa <3