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No hay ni un solo adulto a quien de verdad le guste la lluvia y Jack estaba cansado de actuar como si a él le gustara. Peor que el hecho de que estaba completamente mojado por olvidar su paraguas, era el hecho de que su billetera estaba ahora en alguna calle de la ciudad, o en las manos de algún rarito, listo para suplantarle la identidad. Estaba caminando devuelta a casa, su mirada pegada al suelo en una caminata de vergüenza, odio al mundo y odio a si mismo.
Estaba avergonzado de tener que decirle a todos que había perdido su billetera. Odiaba tener que escuchar a todos repetir las mismas frases: “¿Ya buscaste en todos tus bolsillos?”, “¿Cómo se te cayó?”, “¿Revisaste por donde pasaste?”, “¿Seguro que no está en tu casa?”. Y también el odio que se tenía, sabiendo que todo era su culpa.
Tuvo que haber sido más atento, tuvo que haber revisado si aún tenía su billetera cuando bajó del auto de Rusty cerca de su trabajo. Tuvo que haber revisado si siquiera tenía la billetera antes de salir de la casa. Todo era su culpa por no revisar si tenía todo si antes de cerrar la puerta detrás de él.
Tener que decirle al guardia del metro que perdió sus cosas, el guardia no creyéndole, luego tener que ir a una comisaría para poder tener un papel que diga que perdió sus cosas, y recién ahí pudiendo entrar al tren, le cansó rápidamente, siendo casi las diez de la mañana y ya sintiéndose muerto por el día.
Finalmente, tomó los últimos pasos a su casa, pasando por el pasto, no tenía la energía para pasar por el camino pavimentado. Paró frente a la puerta, y reposó su pata en ella. Un leve cosquilleo le recorrió a través de su cuerpo, como si todo el peso de su error se hubiera esfumado. Buscó sus llaves en su bolsillo, encontrándolas en el mismo bolsillo en el que estaba seguro estaba su billetera antes que la perdiera. Suspiró levemente.
El cómodo sonido de la absoluta nada, era reconfortante luego todo el ruido y griterío del que estaba acostumbrado, Rusty estaba recostado en el sofá, sus ojos cerrados en busca de unos cuantos minutos, u horas. más de sueño. Amaba hacer los quehaceres en casa para que Jack pudiera enfocarse en su trabajo cuando volviera a casa, y durante su infancia se le crió para hacer todo lo antes, por lo que siempre estaba libre temprano en la mañana.
Ver televisión se volvía aburrido, los videojuegos solo, se sentían como una pérdida de tiempo, y con todos sus quehaceres terminados, todo lo que podía hacer era salir. Pero hoy no tenía ganas de nada, así que ahí estaba, solo acostado, esperando hasta que su puerto se durmiera, y estaba funcionando.
Mientras su cuerpo se relajaba, desde afuera, un mojado jack russel entró a la casa, su expresión triste, y sus ojos mirando al suelo. Preocupó al kelpie, quien se levantó del sofá y caminó hacia Jack, mientras este cerraba la puerta.
“¿Jack? ¿Qué pasó? Son… Como las diez de la mañana y estás todo mojado” El kelpie habló, acercándose al jack russel.
Jack subió la mirada a su novio, con una pequeña sonrisa dolida. Estaba cansado y tener que explicarle todo a Rusty no era algo que esperaba hacer con ansias. “Perdí mi billetera” es todo lo que pudo decir. Movió su mirada al colgante de llaves, para dejar las suyas ahí, luego devolviendo su mirada al piso. “No sé qué o cuándo pasó, probablemente cuando me bajé del auto”.
Rusty miró a Jack por un momento, hablando luego “Bueno… Limpié el auto cuando llegué y no vi ni una billetera”.
Las palabras de Rusty solo hicieron a Jack sentirse peor, ahora le preguntaría cómo es que perdió su billetera, por qué no checó si la tenía antes de alejarse, y todas esas cosas que ya todos le habían preguntado. Estaba preparándose para escucharlo, luego para responder otra vez lo mismo: No sé, lo olvidé, es mi culpa, lo sé. Pero Rusty solo preguntó “¿Ya cancelaste tus tarjetas? ¿O deberíamos hacerlo ahora?”.
Jack miró a Rusty, confundido. Rusty no dijo lo que él esperaba, e hizo que se sintiera mejor casi instantáneamente. Simplemente no debía repetir todo de nuevo, no había necesidad. “Uh… Sí, ya, ya lo hice, está hecho” Jack respondió, El kelpie le sonrió cálidamente a su pareja, y luego, le dió un pequeño beso en la nariz.
“Pues vamos a conseguirte una nueva identificación” Sugirió Rusty, tomando las llaves de su auto y cambiando de lugar con Jack, ahora el kelpie estando junto a la puerta. El kelpie tomó su pata en la manija y abrió la puerta, permitiendo que el frío aire post-lluvia entrara a la casa.
Jack sonrió a la iniciativa, pero su cuerpo la rechazó. Desvió su mirada “Bueno… En realidad estoy algo estresado, me gustaría descansar un poco… Además estoy todo mojado”
Rusty rió un poco con las palabras de Jack, hundiendo los hombros y devolviendo las llaves a su lugar.
“Está bien pues” Habló el kelpie “Cariñitos serán” Rusty agarró la pata de su novio y empezó a caminar hacia el sofá. “Nos preocuparemos de lo otro luego”
Jack sonrió, en comodidad y distraído de su mal día “Sigo mojado eso sí…”