Work Text:
Hoy se había tenido que quedar hasta tarde en el trabajo, habían tenido una urgencia y tuvo que quedarse más tiempo de lo requerido.
Quería llegar a casa pronto, encontrarse con Kaveh y ver si podían quedarse conversando en vez de que el rubio se fuese al bar.
Grande fue su sorpresa al encontrar al novio del rubio por el camino, parecía que venía de su casa y sus sospechas aumentaron cuando le dio una sonrisa socarrona y burlona.
—Buenas tardes, veo que ha estado bastante ocupado en el trabajo para salir tan tarde— comentó con cierta burla.
—Sí— respondió con simpleza, no le agradaba el chico, lo odiaba con todo su ser, le había robado a Kaveh y sentía ganas de matarlo.
—La verdad es que vengo de su casa, Kaveh se sentía algo solo y me pidió que fuera al verlo... Así que estuvimos divirtiéndonos un rato— comentó dejando entre ver, la clase de "diversión" que estuvieran haciendo.
Eso molestó al de ojos turquesas, ¿desde cuando Kaveh rompía una de las reglas de la casa? Cuando empezó a salir con este idiota, le dijo claramente al rubio que no lo trajese a su casa, que si iba a venir, tenía que estar él presente, y más importante... No tener relaciones en su casa.
Por otro lado, el moreno simplemente disfrutaba de fastidar al escriba, sentía que lo había tenido tan fácil en la vida... Por eso, el hacerlo en su casa junto con el amigo de este, se sintió tan satisfactorio... Quería ver como perdía los estribos, quería verle hacer una mueca en su rostro al ver que habían violado su santuario... Y si con eso, conseguía alejar al rubio del escriba y hacer que sólo pudiera depender de él sería perfecto.
—Hablaré con Kaveh al respecto— sentenció y se marchó sin darle el gusto al chico de ver enojo en su rostro, a pesar de por dentro estuviera ardiendo en ira.
Al llegar a casa lo primero que hizo fue llamar al rubio y al ver que no tenía respuesta, limpió a fondo las superficie y el suelo. Luego se dirigió con enfado a la habitación del mayor.
—Kaveh, ¿qué dijimos sobre traerte a Mikhail a la casa?— preguntó con brusquedad abriendo la puerta, mas todo el enfado se desvaneció al ver al rubio completamente desnudo sobre su cama mirando a la nada —.¿Kaveh?— lo llamó con suavidad y se acercó al mayor con cuidado.
Se sentó en un borde de la cama notando como el rubio tenía varias marcas de amor sobre su cuerpo, más su rostro y su mirada no reflejaban el pudor o la felicidad de un amante... Más bien, parecía que le habían robado la vida.
Intentó hablar con él, pero no respondía, así que observó un poco a su alrededor, el cómo estaba decorada la habitación, los planos y papeles en su escritorio... Y la ropa que llevaba anteriormente en el suelo...
A pesar del odio y resentimiento que le creaba esta situación, no quería acabar con la vida del rubio como al principio... Quizás al verlo tan destrozado le impidió el tomar su espada y clavársela.
Sintió un leve malestar al no poder distinguir el brillo esmeralda de la visión del rubio, autoconvenciéndose de que si miraba el pantalón, ese brillo esmeralda estaría ahí...
La realidad lo golpeó con fuerza, en su rostro había un cúmulo de emociones, pero las más resultantes eran asombro, preocupación, miedo y tristeza.
La visión que había significado el seguir adelante para Kaveh, el no rendirse jamás, el nuevo comienzo... Ahora estaba totalmente apagada y en blanco... Como una visión sin dueño, como si su portador hubiera muerto...
Abrazó con fuerza al rubio, importándole poco su estado de desnudez, simplemente queriendo que su visión volviese a brillar.
Tras el rubio dormitar, tomó su visión entre sus manos rogando que la Arconte que cuidaba esta nación escuchase sus palabras y volviese a hacer al rubio feliz. También pidió disculpas por el acto que planeaba hacer, sabiendo que ella perdonó la vida a aquellos que la encerraron por tanto tiempo.
Y sin más, en aquella noche, tomó la vida de aquel que le había hecho tanto pesar a su amor, aquél infraser que le había robado su luz y ganas de seguir adelante... Asegurándose de torturarlo para dejarlo irreconocible, además de dejarlo en la plaza, para que nadie se le ocurriera volver a dañar a alguien así.
Pasó una semana cuidando al rubio, quien no se levantaba de la cama, le daba de comer y beber, esperando que sus ojos lo mirasen y lo reconociesen, rogando para que despertase de su trance... Al mismo tiempo en que se culpaba a sí mismo por no haber llegado antes... Si lo hubiera hecho, podría haber evitado esta situación...
Sacudió levemente su cabeza alejando esos pensamientos de sí, pues no valía nada lamentarse por hechos que pasaron, debería centrarse en el presente y hacer al mayor feliz... Quería volver a escuchar su nombre salir de sus labios...
Llegó a casa con los dulces favoritos del de ojos rubí, había salido antes del trabajo para ir a la tienda y comprarlos... Tras dejar los dulces en la mesa se dirigió a la habitación del rubio, donde fue recibido por una trágica visión.
Lágrimas caían de su rostro al ver a su primer amor colgado, con sus manos temblorosas desató el nudo y sostuvo al mayor entre sus brazos notando la frialdad de su cuerpo.
—Kaveh... ¿Por qué...?— preguntó al aire mientras sus lágrimas caían sobre el cuerpo sin vida de aquél que juró proteger.
El Sol brillaba, el cielo era azul y no había apenas nubes en el cielo, la temperatura era idónea para salir un rato en un paseo... Pero tres personas, tres amigos se encontraban aún frente a la tumba de uno de ellos... Sabían que nunca volvería a ser igual sin Kaveh, sabían que algo faltaría... Pero los dos más bajos querían dejar ese tema de lado, querían estar ahí y darle ánimos al más alto quien andaba desolado por la muerte de su ser más querido.
—Haitham...— lo llamó con suavidad el zorro de cabellera con tonalidades verdosas.
—Déjenme solo, por favor... Quiero estar solo el día de hoy...—murmuró, y con pesar la pareja cumplió su petición, dejándolo a solas en aquél lugar.
En la casa del escriba todo estaba en silencio, y él sólo podía mirar al techo mientras yacía tumbado en el sofá, se sentía tan solitario y frío ese lugar... ¿Desde cuando su hogar parecía el nido de Slimes Cryo? ¿siempre había sido así?
No lo sabía, no entendía nada... Él quien creía que tenía un mayor conocido que los demás, abrumado por las sensaciones que nunca se permitió aprender... Quería volver a estar con Kaveh, quería volver a escuchar sus quejas... Si tan sólo pudiera volver atrás...
Cerró sus ojos con lágrimas y el cansancio se apoderó de él, llevándolo a un mundo de los sueños.
Oh querida arconte que fue rechazada y olvidada por su pueblo durante años, tú con tu bondad y sabiduría infinita sintiendo dolor por uno de aquellos que te ayudaron a salir de tu prisión, decidiste ayudar a sobrellevar su dolor... Dejándole darle un último adiós a quien más amó a través de los sueños.
—Sólo espero que mi poder algo te pueda consolar...
