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Su pierna se movió inquieta ante la expectativa de lo podría suceder, sus ojos verdes viajaban una y otra vez hacia la puerta de salida y de ahí hacia el gran reloj que estaba arriba del pizarrón que los maestros utilizaban para sus anotaciones.
No estaba escuchando nada de lo que el profesor estaba diciendo y no podría importarle menos. Se sentía fuera de si misma, sin poder mantenerse centrada en nada más que salir de ahí. Bajó la mirada hacia sus manos que jugaban con su goma para borrar, despedazándola en pequeños pedazos, hasta que una mano cubrió la suya, evitando que siguiera haciéndolo.
Los ojos verdes se levantaron, encontrando el color ámbar atrapándola.
—Cálmate un poco
—No puedo, la espera es eterna.
Él presionó su mano con la suya, en un gesto de consuelo.
—Todo estará bien.
Anya observó la mano masculina sujetando la suya en un gentil gesto, los dedos entrecruzándose con los suyos. Contempló la mano de Damian Desmond, aquellos que de alguna manera se habían vuelto tan grandes y varoniles. Ese simple gesto logró que ella olvidara el motivo de sus nervios e inquietud.
Ese era el poder que Damian tenía sobre ella desde hace un par de años.
Cuando Anya entró al Edén con la misión de acercarse al segundo hijo del Donovan Desmond, doce años atrás, su objetivo era volverse su amiga, algo que había considerado demasiado complicado al ser una persona inaccesible y complicado con sus acciones y pensamientos. Era eso o centrarse en ser una alumno imperial, algo que a palabras de su Loid, era imposible.
Anya se fijó a si misma a hacer cambiar de opinión a su padre, centrándose en ambas alternativas. Esa es la manera en que un espía pensaba, tener dos planes por si alguno salía bien y había funcionado. Al menos la parte de llevarse bien con Damian. Se habían hecho cercanos con el paso de esos años, siendo compañeros de clase y de alguna manera natural, comenzaron hablar más, relacionándose y se volvieron lo suficiente cercanos para que él ahora se sentaba a su lado.
Su relación se había estrechado de tal forma que esas acciones eran normales en ellos. Cuando Anya estaba nerviosa, triste o sentida por alguna cosa que no podía controlar, Damian siempre estaba ahí, a su lado. Tomaba su mano de esa forma y toda la preocupación que ella sentía, se esfumaba. Solían comer juntos, eran equipo en todas las asignaciones y solían estudiar juntos. Aunque Anya debía admitir que eso había funcionado por el cambio que Damian había sufrido con el tiempo.
De niño tenía aquella actitud contraria entre sus acciones y sus pensamientos que la confundían de sobremanera. Él dejó ir aquella barrera que le impedía a Anya acercarse y su amistad fluyó con facilidad, a pesar de que él aún muy de vez en cuando dejaba en claro que era torpe o atolondrada, siempre haciendo el duro. Aunque en el fondo Anya había conocido a un Damian Desmond muy diferente, amable, cálido y atento con ella, al grado de ayudarla a estudiar en cada uno de los exámenes que tenían. A pesar de que no tenía el tiempo suficiente siendo un alumno imperial desde hace un año atrás, y fue por eso que Anya se aferró a la idea de lograrlo. Damian la había ayudado a estudiar duramente esos últimos meses, consiguiendo un incremento notable en sus calificaciones. Y hoy, saliendo de clases, iría a la administración para saber si había logrado obtener la ultima Stella que le hacía falta para poder ser una alumna imperial.
Anya estaba lo suficiente inquieta, aunque Damian parecía bastante convencido de que no había nada de que preocuparse. Él no sabía que la operación Strix se había quedado detenida por no poder conseguir las stellas a tiempo, algo con lo que Anya tenía que cargar. Aunque no exactamente detenida, porque muchas cosas habían pasado.
Pero sus pensamientos regresaron a la mano del Segundo presionando la suya, ese simple gesto llenó su interior de una calidez tranquilizadora y elevó la mirada para poder verlo. Doce años habían pasado, doce años donde se habían vuelto amigos cercanos y donde Damian Desmond había cambiado lo suficiente. Anya aún recordaba aquel niño arrogante, malcriado, presumido y con complejos de superioridad que era Damian. El tiempo había jugado a su favor, dejando atrás gran parte de esos defectos y más aún, aquella imagen que Anya tenía de él, de tonto.
La campana del termino de la clase la hizo saltar en su lugar y darse cuenta que lo había estado viendo fijamente. Desechó la idea y se levantó, adelantándose con rapidez, caminando rápidamente hacia el área administrativa. Estando ahí, ingresó a la oficina correspondiente. Demoró unos largos minutos, pero cuando por fin salió de ahí, pudo divisar a Damian, cerca de la entrada, con los brazos cruzados y mirando a su alrededor, esperándola.
Anya se acercó hacia él con una expresión seria y cuando llegó enfrente suyo, sacando el pecho para que apreciara la octava Stella en su pecho. Aquella sonrisa extraña que la representara inundó su rostro, con tintes de presunción.
—Tendrás que referirte a mi como Starlight Anya.
Damian giró los ojos un instante al recordar aquel apodo que Anya siempre recordaba cuando ganaba una Stella. Aún así sonrió y colocó su mano en el cabello rosado.
—Te dije que no tenías nada de que preocuparte. —Acarició ligeramente su cabello.
Anya le sonrió de manera más normal, mientras salían del área administrativa, caminando uno detrás del otro y sus brazos chocando al caminar tan cerca, pero el tener esa cercanía despertaban una tranquilidad en la fémina, era de esa manera desde hace tiempo. Él siempre caminaba a su lado y hacía ese tipo de cosas como sujetar su mano o acariciar su cabello.
Ella lo observó a su lado, mientras se movían hacia el área de los alumnos imperiales y donde ella asistiría a su primera reunión. Era mucho más alto, en comparación con lo bajo que era a su edad. Sus facciones de niño habían quedado atrás y su rostro se veía más maduro, un par de años mayor de lo que era. Miró a su alrededor viendo como varias alumnas lo veían fijamente ante de reír, pero él solo la veía a ella, mientras hablaba sobre las reglas de los imperiales. Eso sucedía con frecuencia, la atención que Damian reclamaba en todo el Edén. No solo por ser hijo de Donovan Desmond, sino por lo apuesto que era. O eso es lo que Anya solía escuchar del resto del sector femenino del Edén, hasta la misma Becky lo había admitido sin mucho animo cuando le había explicado porque siempre miraban a Damian.
Anya no entendía del todo el alboroto de todas las chicas, ella solo veía a Damian como… Damian.
A pesar de que en ocasiones solían pelear por sus personalidades competitivas, la conexión que tenían y habían desarrollado en todo ese tiempo era algo que era suficiente para Anya. A ella le gustaba tanto eso que tenían y como siempre podía contar con él a pesar de lo que sucediera.
Sabía que él estaría a su lado y eso era algo con lo que Anya contaba.
Jugueteaba con el bolígrafo en el papel, garabateando alguna cosa sin sentido, solo podía pensar en que tenía hambre, solo podía escuchar de fondo la voz del titular de los eruditos imperiales. Anya prestaba la atención necesaria, pero esperaba otro tipo de información.
Los eruditos imperiales tenían reuniones de estudio, para hablar sobre diferentes eventos o situaciones en la escuela Edén. Ante el ingreso de los nuevos estudiantes, solía hacerse una reunión para las presentaciones y remarcar cada uno de sus obligaciones y beneficios. En esa ocasión hablaron de la reunión que tendrían y donde ex eruditos imperiales asistía, donde se suponía que debía hacerlo Donovan.
Se habían presentado y ahora decían los pormenores de la siguiente reunión. Anya bostezó mientras seguía dibujando a Bond, hasta que sintió una patada en su pierna. Cuando levantó su mirada hacia Damian que estaba a su lado, miró a su alrededor encontrando al titular observadora con una expresión severa.
—La sesión concluye por hoy, Forger limpia la pizarra antes de salir.
Sin esperar una respuesta el titular salió por la puerta y Anya frunció el ceño ante la tarea. Sabía que había sido descubierta con su rostro de aburrimiento y al estar perdida en sus pensamientos. Pero ¡solo era porque tenía hambre! Todo eso era de vital importancia para la operación Strix, pero no había alcanzado a comer, todo buscar unos libros en la biblioteca para una tarea que debían entregar al día siguiente. Damian había insistido para ir y ella no pudo negarse, porque por culpa suya se habían atrasado con la tarea.
Anya se levantó con pesadez de su asiento, algunos eruditos habían salido, pero otros seguían ahí, conversando sobre cualquier banalidad. Tomó el borrador de la pizarra y obedeció aquella especie de castigo por su desinterés. No volvería a saltarse el almuerzo y menos cuando había una junta de eruditos imperiales. Borró todo lo que pudo a su altura y se estiró para intentar alcanzar las letras más altas, pero aún no alcanzaba, por lo que saltó ligeramente para borrar lo que faltaba.
Pronto una mano le quitó el borrador de su mano y sintió un cuerpo detrás suyo. Anya observó la mano borrar lo que ella no había alcanzado y cuando miró hacia atrás se encontró a Damian detrás suyo, terminando de borrar la pizarra.
—¿Qué, porque haces esto? —Era una tarea suya a fin de cuentas.
—Tú jamás notas estas cosas.
—¿Qué? —Anya realmente no entendía a que se refería.
Damian borró la última letra y dejó el borrador en su sitio y giró el rostro hacia atrás, levemente, lo suficiente para hacer contacto visual con el resto de los eruditos masculinos que quedaban en la sala y les dedicó la mirada más mortífera que pudo.
Anya era lo suficiente distraída para no saber el efecto que ocasionaba en el sector masculino. Damian lo había notado cuando entraron juntos, las miradas dirigidas a Anya. Era demasiado linda para pasar desapercibida. Por lo que cuando ella obedeció aquella orden del titular antes de irse, Damian observó las miradas animadas y atentas del resto de los hombres a sus movimientos y a como se levantaba su falda al ser tan imprudente para saltar.
La ira lo llenó lo suficiente para acercarse y cubrir con su libro la parte trasera de Anya sin que lo notara y terminó de borrar el pizarrón.
Ella jamás había sido consciente de las miradas que atraía y lo atractiva que era. Algo de lo cual Damian era muy consciente desde niños. Era una de las cosas que había desatado ese amor infantil que se había incrementado con el tiempo. De alguna manera y con el paso del tiempo su relación se había estrechado al grado que siempre estaban juntos, algo que aliento aquellos sentimientos que ella despertaba en él.
Disfrutando todo el tiempo que pasaban juntos y el regocijo de sus dedos entrelazados cuando Anya estaba inestable. Damian disfrutaba de sobremanera la forma en que su expresión se tranquilizaba ante ese pequeño gesto. Y el que su relación fuera lo suficiente estrecha había facilitado las cosas, el que nadie se acercara a Anya, más específicamente el sector masculino.
Todos parecían entender que él estaba interesado en Anya desde hace un tiempo, todos menos Anya. O eso creía Damian, era eso o fingía lo suficiente bien para no darse cuenta de sus sentimientos. Sentimientos que él había intentado trasmitir en todo ese tiempo, sin éxito. Siempre que pensaba en hacerlo o cuando estaba por decir algo, sucedía algo que terminaba arruinando el momento. En esos instantes Damian siempre se decía que lo haría la próxima vez, de una mejor forma. Todo el tiempo se excusaba de esa forma, aunque él mismo aceptaba que había demasiadas cosas que lo detenían, una de ellas era la duda sobre qué era lo que Anya podría sentir por él o la manera en la que percibía esa relación.
¿Era importante para ella? ¿Tenía relevancia? ¿De qué manera lo percibía, un amigo?
Su sentido común y el tiempo de conocerla le dejaba en claro que ella era la única que aún no se había dado cuenta de sus intenciones. Era lo suficiente atolondrada para no notarlo, aun cuando él no se esforzaba en reprimirse u ocultar el trato especial que le daba sobre cualquier otra persona. Le dedicaba gran parte de su tiempo, se sentaba a su lado siempre y hacia equipo con ella antes que sus propios amigos. Siempre tenía la esperanza que en algún momento ella terminaría sumando dos más dos y lo notara, aunque no podía saber con claridad cuando sería.
Sin embargo, Damian se aferraba al hecho de que aquella “amistad” que tenían, esa relación era lo suficiente especial o importante para Anya para que la atención o los gestos entre ellos fueran correspondidos. Esa era su vaga esperanza.
Caminaron fuera por los pasillos del Edén, hasta que él la sujetó de la mano, deteniéndola. Anya giró hacia él con gesto confundido.
—¿Qué sucede Segundo?
Damian extrajo algo de su mochila y se lo ofreció. Anya observó la caja de chocolates costosos que ella conocía bien, ya que era un regalo frecuente que él le daba cuando ella lograba aprobar sus exámenes con un sobresaliente. Observó a Desmond desviar la mirada hacia la ventana que estaba a su lado, con indiferencia.
—Por convertirte en una erudita, aunque demoraste demasiado.
Anya los observó fijamente en la mano extendida de Damian.
—Pero esos son por aprobar mis exámenes con una nota sobresaliente, ahora me he convertido en una erudita, la recompensa debería ser más grande.
Damian levantó una ceja ante la astucia de la fémina enfrente suyo y la vio sonreír de esa manera tan particular.
—¿Y qué es lo que quieres?
Anya se llevó una mano a su mentón en señal de pensamiento, vio como él estaba dispuesto a guardar los chocolates, pero ella los tomó antes.
—No dije que no los quería, solo que no sería suficiente. —Sonrió de aquella forma extraña —Pero déjame pensarlo, debe ser algo super especial al tratarse de mí.
Damian emprendió la caminata y ella lo siguió de cerca, caminando hacia la salida donde el transporte la llevaría a casa. Él se encontraría con Jeeves en la entrada esperándolo.
—No te emociones tanto con eso.
—Tal vez una fábrica de maní, aunque aún no es suficiente. —Ella avanzó con aire ausente, mientras abría la caja de chocolates cuando estaban a unos pasos de la entrada.
Damian levantó una ceja, no era un secreto la mente despierta y extraña que la fémina ante sus fantasías. Aunque él no dijo nada, sabía que solo estaba jugando, pero muy en el fondo él sabía que cualquier cosa que ella le pidiera, él terminaría dándoselo. Solo debería fingir un poco de que no era así.
Cuando llegaron a la entrada, Anya se giró ante él.
—Tengo que pensarlo, pero estaré esperando algo grandioso. —Ella se llevó uno de los chocolates a la boca y lo mastico. El sabor del chocolate y el interior de maní la tomó por sorpresa, además que tenía algo más en su interior, algo que no podía determinar que era—¡Es demasiado bueno!
Damian sonrió ante su reacción, era un chocolate nuevo en la tienda y pensó que podría gustarle al contener maní.
—Pruébalo.
Anya se acercó, se colocó de puntas para poder alcanzarlo y acercó el chocolate a la boca de Desmond. Acto que lo tomó desprevenido y retrocedió un poco, aturdido, nervioso y confundido de la acción tan impulsiva de Anya, cerrando la distancia de manera abrupta.
—¿Pero qué haces?
Anya aprovechó eso para meterlo a su boca, sus dedos chocaron con los labios masculinos y él simplemente por la impresión cerró la boca. Se quedó estático, viendo a Anya sonreír enfrente de él. Su corazón latía fuertemente y sin ningún control y sus mejillas se sonrojaron al sentir los dedos contra sus labios. Pudo ver la mirada esmeralda resplandecer de aquella forma particular y como ella le dedicaba la sonrisa más dulce. Damian sentía que estaba a punto de colapsar ante ese acercamiento abrupto de parte de la fémina. Ella siempre hacia esas cosas, sin ser consciente del efecto que ocasionaban en él y todo lo que despertaba, ese sentimiento sin control que había cultivado desde los seis años.
Damian simplemente mordió el chocolate, con los aleteos en su estómago y sin percibir el sabor ante los nervios que lo embriagaban,
—Es muy bueno ¿no? —Anya desvió la mirada y vio el autobús cerca. —Tengo que irme.
Salió corriendo, alcanzando el autobús y subiendo con el resto de alumnos y sentándose en la parte trasera, viendo como el autobús se alejaba y viendo la figura del segundo alejándose. ¿Por qué no se había ido aún? Damian en ocasiones era tan extraño que no lograba entenderlo, por eso solía leer su mente antes, pero hace un tiempo que no lo había hecho.
Se preguntó qué cosa podría ser lo suficiente buena para pedirle. Quizá dos cajas más de chocolate con maní o quizá le pediría que fueran a esa tienda y ella podría elegir todo lo que quisiera. Si, esa sonaba una opción más interesante. Siguió comiéndose los chocolates y antes de llegar a casa ya se los había terminado.
Por su parte Damian se quedó estético, hasta que la voz de Jeeves llamándolo lo despertó de su ensoñación. Se subió al auto de forma automática y el auto avanzó por las calles. El mayordomo lo vio atreves del retrovisor.
—¿Qué tal el día, Damian?
—Bien
—Algo bueno debió sucederle. —Jeeves había trabajado con la familia Desmond lo suficiente para conocer cada una de las expresiones de Damian, a fin de cuentas él lo había criado ante la indiferencia de sus padres.
Él simplemente se quedó callado, con el mentón apoyado en su mano y mirando por la ventana, con una expresión seria en su rostro. Aunque su interior estaba hecho un caos, rememorando los dedos femeninos contra sus labios, su corazón latía fuertemente y emocionado.
Algo más que bueno había sucedido, algo que lo animaba a intentar algo más.
No había podido confesar aún sus sentimientos por ella, pero hasta ese momento, esa relación peculiar que tenían era suficiente.
Anya cerró la puerta detrás suyo, avanzando con gran decisión el tramo que la alejaba de la entrada hasta la sala. Se detuvo enfrente del sillón, con las manos en la cintura y con una sonrisa arrogante en los labios y observó fijamente a Loid Forger, su padre, enfrente suyo, jugando con Alain, su hermano de siete años que era idéntico a su padre y que no habría dudas de que es su progenie. Lo único distintivo eran los ojos carmesí de su madre.
Alain se había unido a la familia a los tres años de iniciar la operación Strix, cuando la relación falsa de sus padres se transformó en algo real. Algo que alegró mucho a Anya. Siempre se había pensado que toda esa familia se terminaría separando una vez que la misión Strix se terminara. Algo que no había sucedido y que por eso Anya temió cuando la misión quedó detenida por su ineficiencia de conseguir stellas. Que Loid se iría cuando esa misión terminara en un fracaso. Por suerte las cosas habían sido diferentes, él se había encariñado con ambas, se enamoró de Yor y todo el miedo desapareció.
Aunque eso dejó en evidencia los secretos que cada uno guardaba. Él confesó el hecho de ser espía y explicó él porque estaba ahí. Algo que Anya ya sabía pero que tomó por sorpresa a Yor, pero aún podía recordar la sorpresa e incredibilidad presente en el rostro de Loid cuando se enteró que la mujer que había elegido como esposa era una asesina a sueldo. Anya había leído divertida los pensamientos contradictorios y como eso había sido un golpe fuerte para el ego del espía, se suponía que era el mejor y no se había dado cuenta de que un asesino vivía en su casa. Cuando Anya quería molestar a su papá solía traer a colación su torpeza al no notar algo tan importante.
Por su parte Anya terminó revelando la verdad sobre sus poderes años después, algo que sus padres no se creyeron al inicio pero que demostró. Eso igual había sido un golpe duro para el espía al pensar en lo que eso podría haber facilitado las cosas en la misión. Ahora era una familia como las otras o algo así, si la otras familias tenían una asesina, un espía y un esper entre sus miembros.
Ambos la observaron con la misma expresión, parecía su reflejo.
—¿Qué sucede? —Su hermano habló, dejando el juguete en el suelo.
—¿Acaso no notan algo especial en la grandiosa Starling Anya?
Ella infló el pecho con arrogancia y con la mano pasó su cabello detrás de su espalda. Loid observó a su presumida hija enfrente, notando con facilidad a que se refería.
—No se a que te refieres. — Loid quiso jugar con la paciencia de su hija un poco
—¿Acaso la nariz te creció? —Alain se unió al mismo pensamiento que su padre.
Anya infló los cachetes y la sonrisa se borró de su rostro, se inclinó y apuntó su pecho.
—Conseguí la séptima Stella, ahora soy una alumna imperial.
Loid se levantó, colocando su mano en su hombro con una sonrisa.
—Buen trabajo, aunque te tomó diez años. —Pudo ver el rostro de enojo de su hija ante su broma. —Pero es una buena noticia para la operación Strix.
Alain decidió levantarse e irse a jugar a su cuarto cuando notó la mirada de petición de su padre.
—Ahora solo queda esperar una reunión donde Donovan asista, si eso es posible. —Su expresión de preocupación fue evidente para Anya.
A pesar de que Loid había jugado sobre su tardanza para obtener una Stella y que ella misma pensaba que toda la operación estaba detenida por su culpa, la realidad es que no era así. La operación Strix si se había retrasado por no conseguir ser una alumna imperial pronto, sin embargo, la razón por la que se había detenido es porque Donovan Desmond había enfermado y se había tomado un descanso como el líder del Partido de Unión Nacional. Desapareció de toda aparición pública, aún del Edén y ante eso, no había nada que hacer.
En esos doce años hubo otros presidentes que tomaron el control del partido, pero WISE sospechaba, casi aseguraba, que la influencia de Donovan aún estaba vigente y que quizá el estaba manejando los movimientos del partido en su anonimato. Y no solo eso, muchas cosas habían cambiado en esos doce años.
Cuando Loid había tomado la operación Strix existía una paz frágil entre Ostania y Westalis, que aún estaba siendo forjada. Paz que WISE se había esforzado mantener y gracias a esos esfuerzos ambas naciones se habían unificado, formando Ostalis. Una gran victoria para los que querían que la paz y las disputas entre ambas terminaran. Todo había marchado como se suponía debía ser, pero nada podía ser perfecto. Había personas que no estaban de acuerdo con esa unión. Ante eso varios grupos rebeldes, mercenarios y la más importante, el Partido de Unión Nacional, el partido radical que más que la paz, buscaba la supremacía de Ostania.
Esos doce años ha sido una guerra de poder, entre los que quieren proteger Ostalis y quienes buscan desunificar ambas naciones. Siendo los primeros interesados PUN, quienes han mostrado su inconformidad con movimientos radicales. Sobornos, intentos de asesinatos a candidatos o gente importante de Ostalis, ataques informáticos o físicos, todo con el fin de acabar con esa paz. Por suerte WISE y Garden han logrado frustrar la mayoría de sus planes. Ahora las cosas en Ostalis eran demasiado delicadas, la tensión era palpable y un solo descuido podría desatar una segunda guerra.
Era un esfuerzo constante y demandante, por lo que a pesar de que lo había considerado, Loid no se había retirado como espía. Estaba más activo que nunca, deteniendo ataques terroristas o intentando obtener información del Partido de Unión Nacional. Y ahora que Anya había conseguido su Stella, quizá podría facilitar las cosas.
El problema era ¿Donovan asistiría a alguna de esas reuniones? WISE sabía que el partido había estado lo suficiente callado, sin movimientos o acciones, lo cual solo podía dejar en claro que estaban planeando algo. Se creía que podría ser el regreso de Donovan, por lo que Anya fuera una alumna imperial no podría ser más conveniente.
—Podríamos forzarlo a salir, hay una reunión para recibir a los nuevos miembros la siguiente semana.
—Esperemos la reunión y de ahí podremos determinar nuestros próximos movimientos. —Loid acarició su cabeza de forma fraternal. —Necesito que estes alerta.
Anya asintió mientras Loid desaparecía en la cocina para realizar la cena antes de que Yor regresara de su encargo, un corrupto que estaba dispuesto a pasar información importante del gobierno. La fémina vio desaparecer a su padre y se preguntó que estaría pensando.
Cuando sus padres se enteraron de sus habilidades, Loid le hizo prometer que no podría leer su mente algo a lo que Anya se negó encarecidamente, pero que después de un tiempo terminó aceptando. Más que nada porque no quería saber lo que sus padres pensaban cuando estaban juntos. Pero Loid les enseñó a solo utilizar sus habilidades cuando era necesario. Algo a lo cual Anya no hizo mucho caso en su infancia, pero con el paso del tiempo decidió respetar. Entendía que había ocasiones donde la gente no quería que nadie supiera los pensamientos vergonzosos que tenían, ella misma los tenía, por lo que decidió obedecer.
Aunque de niña solía leer más los pensamientos de su padre para saber las misiones asombrosas que hacia y para copiar en los exámenes. Leer la mente de Becky o de Damian había sido su salvación para no perder los exámenes. Becky solía pensar demasiado en los programas que veía y en Ewen, su actual novio, por lo que su mente fue fácil de ignorar. Había decidido dejar de leer la mente de Damian al encontrar pensamientos que la avergonzaban. Pensamientos que tenía desde niño, donde la halagaba, a pesar de insultarla en la realidad. En las pocas ocasiones que se había metido a su mente por curiosidad, él solo pensaba en lo bien que ella se veía. Algo que provocaba un calor en las mejillas de Anya, por lo que decidió mantenerse lo más lejos posible de su mente.
Se dejó caer en su cama cuando llegó a su habitación y pensó en aquellos chocolates que Damian le había dado y en sus mejillas sonrojadas. Se miró los dedos recordando la calidez de los labios masculinos y no pudo evitar sonreír.
¡Hola!
He decidido traerles esta nueva historia que estaré actualizando cada sábado sin falta a la par con la nueva temporada del anime, una historia que la idea principal la tengo desde el año pasado y que por fin he decidido darle forma. Será una travesía larga, por lo que espero que me acompañen y que disfruten la historia tanto como yo al escribirla.
Ahora solo la subiré en español porque estoy subiendo dos historias en ingles actualmente: Corazón de hierro y cenizas ( historia AU damianya que esta finalizada en español) y Tradwife (Historia Twiyor que estoy subiendo en español e ingles) por lo que traer una tercera historia en ingles sería imposible. Por lo que una vez que termine con Tradwife (la cual es más corta) podré empezar a traer la traducción de esta historia, que aunque sé que mis versiones en ingles no son lo mejor, me esfuerzo para poder compartirlo en el fandom en ingles.
Sin más, espero que se encuentren bien y muchas gracias por leerme!
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Los ojos ámbar viajaron a través de la habitación una vez, percibiendo algunas miradas encima de ella. El que pensara la gente de él o de su actuar en el Edén era algo que lo tenia por completo sin cuidado. Aunque era difícil el pensar que alguien podría pensar algo malo de él o decirlo en voz alta considerando el renombre de los Desmond en el sector político.
Aunque realmente ser el centro de atención era algo que disfrutaba en pequeños momentos cuando lo felicitaban o destacaban como alumno. Pero en esa ocasión era vergonzoso.
—¿Por qué haces esa cara tan extraña? —Damian estaba tan acostumbrado a ver ese gesto —Deja de hacerlo, todos están mirando.
Anya sonrió un poco más antes de sentarse enfrente de Damian del salón asignado a las reuniones de eruditos imperiales. Todos estaban estudiando, pero el hecho de que la fémina caminara, abriendo la puerta sin ningún tipo de cuidado y se acercara hacia él, con ese gesto extraño, era algo que había llamado la atención de todos.
—Ya lo tengo.
—¿Qué cosa? —Damian tomó siguió escribiendo en su libreta, intentando restarle importancia al asunto y que los alumnos a su alrededor perdieran interés.
—Lo que quiero por lograr ser una erudita imperial.
Damian siguió escribiendo el ensayo que tenían que entregar la siguiente clase en historia, hasta que su bolígrafo desapareció de su mano. Al levantar la mirada lo vio en la mano de Anya, quien tenia un ligero puchero en la cara al no ser escuchada.
—¿Escuchaste?
Él estiró la mano, pero ella se hizo para atrás evitando que él alcanzara el bolígrafo, pero Anya no contaba que él era lo suficiente alto y con extremidades largas para estirarse un poco más y tomarlo entre sus manos. Aquel gesto lo hizo percatarse de lo cerca que estaban por la posición y Damian se aclaró la garganta, evitando que el ligero aleteo en su estómago aumentara. Se sentó, ignorando todo su alrededor al imaginar como todos estaban atentos a ese intercambio entre ellos. Suspiró cerrando los ojos un instante, Anya realmente no necesitaba nada para llamar su atención, pero ella parecía pensar que la ignoraba.
—¿Y qué es lo que quieres?
Anya simplemente sonrió sin responder y se centró en terminar el ensayo, basándose en el que Damian estaba haciendo. No era muy buena en historia y él era el mejor de la clase. Aunque lo más indicado era decir que él era bueno en todas las materias, de otra forma no sería un erudito imperial. Por eso siempre solía pedirle su ayuda en tareas y desde hace un par de años que estudiaban juntos para los exámenes.
Cuando la campana sonó para indicar el descanso, salieron de la sala especial dedicados a los imperiales, se dirigieron hacia el patio trasero y tomaron asiento debajo del árbol más alto del jardín. Ese árbol que los había acogido tantas veces y que se había vuelto parte del ritual. Su ritual, de ambos.
Todo había iniciado tres años atrás, cuando Anya estuvo a punto de reprobar y recursar un año. Algo que cuando Damian se enteró, no podía permitir. Por si sucedía, ella terminaría en otra clase. Por lo que sabía que debía ayudarla y darle una buena motivación. Le había ofrecido una buena comida y chocolates si lograba salvar la materia, algo que fue suficiente para que ella se motivara.
Damian pensó que había terminado ahí, pero cuando ella sugirió que comieran en el término de los siguientes exámenes ahí, volvieron a repetirlo y una vez más, y otra, hasta que sin tener que decirlo, en cada termino de etapa de exámenes hacían esa especie de picnic. Solían sentarse y compartir la comida que compraban en la cafetería o que traían de casa, esto ultimo de parte de Anya.
Un ritual que sus propios amigos respetaban y no se acercaban a ellos, como lo hacían en el comedor.
Unos momentos donde Damian se sentía tan especial y pleno, donde podía estar con Anya y no compartirla con nadie más. Se había visto obligado siempre a estar con Blackbell rondando a Anya, pero de esos momentos solo estaban ellos, sus hombros juntos y donde podía ser encantado únicamente con la voz femenina. Ella recostó su cabeza en su hombro y Damian sintió el calor agitándose en su interior y el martilleo incesante de su pecho. Era tan ruido que en cualquier momento ella podría escucharlo.
—¿Y entonces que cosa es? —Habló con la idea de disfrazar su nerviosismo.
—¿Qué cosa? —Anya había vuelto a la realidad con sus palabras, el hombro del Segundo siempre era tan cómodo.
—Lo que quieres.
Anya recordó la plática que había quedado pendiente en el salón de los imperiales, se incorporó y lo miró con aquella sonrisa astuta en su rostro.
—Oh sobre eso, ¿estas seguro de que quieres saberlo? —Ella estaba tomándose su tiempo.
Damian no era una persona que se describiera como paciente, por lo que frunció el ceño. Gesto que Anya identificó como aquella impaciencia del segundo hijo de los Desmond, lo conocía tan bien, al derecho y al revés que era fácil leer las emociones en su rostro. O casi siempre.
—Quiero ir a esa tienda donde compras los chocolates y que me compres todos los que quiera.
Damian la observó, pensó que le pediría algo diferente, pero eso era lo que él siempre le daba. Había supuesto que sería más ambiciosa, siempre solía fantasear con cosas extrañas como castillos. Tal vez sus pensamientos extraños no le habían permitido encontrar algo sensato o creíble para pedirle.
—Podemos ir ahora.
—No, hoy no —Anya pensó que Loid no la dejaría ir, no después de no limpiar su habitación como había prometido. —El fin de semana.
—Pero el fin de semana es la reunión de imperiales. —El recibimiento a nuevos miembros.
—Si, por eso iremos el viernes por la tarde, el sábado es la reunión
Él simplemente asintió y después de estar un poco más en silencio y juntos debajo de aquel árbol, regresaron a clases y el día finalmente terminó con tranquilidad. Aunque debajo de la expresión tranquila de Damian, se encontraba un disturbio en su interior. Vería a Anya fuera del Edén y solamente ellos dos, sin incluir a sus amigos como la gran mayoría del tiempo, era un placer oculto. Intentó no hacerse ideas equivocadas o emocionarse, pero fue inevitable.
Por lo que una vez que llegó a la mansión Desmond, más específicamente a su habitación, se recostó en la cama con el brazo cubriendo sus ojos y dejó salir un suspiro cansado y ruidoso, haciendo eco a su corazón emocionado.
—No es una cita —Él tendría que haberle confesado sus sentimientos antes de que lo fuera, algo que por miedo no había hecho. —No lo es.
Existían otras cosas, pero ese era el principal de los problemas. El que el decir algo, terminara por hacer su relación extraña. No había duda de lo que él sentía, pero él dudaba sobre cada una de las acciones de Anya. A fin de cuentas Anya era Anya, tan extraña, haciendo esas caras o dándole chocolates en la boca y no percatándose del efecto que ocasionaba. El hecho de que ella no pareciera afectada por sus interacciones ¿era algo bueno o malo? En el peor de los casos podría no reaccionar al no ver las cosas de la manera en que él lo hacía, podría catalogarlo como un simple amigo y por eso siempre parecía tan segura. Y eso es lo que lo detenía.
Si las cosas eran de esa forma y él decía algo, Anya podría confundirse, rechazarlo y toda la amistad que tenían se vería afectada de manera permanente. Eso era lo que solía pensar la mayoría del tiempo, que ella solo veía lo suyo como una amistad.
Pero...ella solo actuaba de esa forma con él. Siempre buscando tomar su mano cuando lo necesitaba, buscaba algún tipo de contacto al caminar, compartían tantas cosas juntos, que era imposible que él no se hiciera ideas equivocadas. Se terminaba esperanzando, porque muy en el fondo, sabía que su relación era especial. Había algo más que simples amigos y era algo que siempre tenía presente.
Intentó tranquilizarse y se centró en su tarea, para dejar el fin de semana libre, restándole importancia a lo que sucedería en unos días, algo que logró o eso pensó. La semana pasó con rapidez, hasta el día esperado. Se vistió de manera casual o lo más casual que tenía, una camisa de manga larga y botones, aunque siempre se terminaba arremangando las mangas a los codos y unos pantalones oscuros. Estaba realmente inquieto, por lo que metió sus manos en sus bolsillos, en un intento de tranquilizarse. Fue en ese momento que la vio llegar a la fuente del centro de la ciudad. Ese era el sitio de encuentro que tenían desde hace años con sus amigos, pero en esa ocasión el se maravilló de verla llegar con un vestido rosado que iba a juego con su cabello.
Damian se recordó a si mismo que debía respirar, que debía guardar la calma, pero no podía dejar de pensar en lo linda que se veía. Debería ser una especie de crimen que se viera tan bien, pero verla avanzar hacia él había sido totalmente un placer demoledor.
—Siento llegar tarde, Loid no estaba dispuesto a dejarme salir si no limpiaba mi habitación.
Anya se detuvo enfrente suyo, recuperando el aliento al tener que caminar rápido para llegar al sitio de encuentro.
—Eres tan desordenada. —Él hizo sonar su voz con tanta despreocupación, algo que estaba lejos de lo que pensaba en realidad.
—Pero lo he hecho —Anya admitió, aunque la realidad es que había sobornado a Alain con unos chocolates si le ayudaba a limpiar.
Damian dio la vuelta, incapaz de seguir viéndola de esa forma sin que su corazón se saliera de su lugar. Se cubrió la boca con la mano, en un intento de disimular la manera en que su rostro lo exponía ante su nerviosismo. Se reprendió mentalmente y se prometió que el efecto que ella tuviera sobre él no terminaría por arruinar ese momento.
—Estamos cerca, vamos.
Anya vio la espalda de Damian alejarse y se adelantó, él siempre era tan poco amable, siempre la dejaba atrás. Observó su espalda mientras intentaba alcanzar los largos pasos del Segundo. Estaba familiarizada con ver su espalda, cuando él siempre la dejaba atrás, por lo que podría reconocerla con facilidad. Su espalda era grande y amplia. El verlo con otra ropa fuera del uniforme escolar siempre era tan confuso, porque se veía tan varonil que parecía un hombre más entre la multitud. Y la palabra hombre no era un calificativo que Anya solía usar con él. Por que Damian era Damian. Aunque debía admitir que era demasiado bien parecido, algo que jamás admitiría en voz alta.
En ocasiones ella olvidaba que el niño que había conocido años atrás ahora era todo un hombre.
La idea desató un ligero cosquilleo en su estómago, algo que ella adjudicó a que tenía hambre. Se adelantó alcanzándolo y sujetándolo del antebrazo para evitar que avanzara tan rápido. Caminaron por la zona exclusiva de la ciudad, hasta que llegaron a una tienda que se veía demasiado elegante. Él le abrió la puerta y Anya entró, quedándose fascinada de ver estantes llenos de cajas y cajas de chocolate.
Animada se adentró, siendo recibida por un empleado y se dispuso a curiosear todos los estantes, con el fin de elegir a lo que había ido. Miró a su espaldas viendo a Damian observar los productos del mostrador. Ella se animó a seguir en los suyo y tomó uno de frutos rojos, giró la caja en su mano hasta que vio la pequeña etiqueta que decía el precio del producto. La sonrisa en su rostro desapareció ¿era una especie de broma? ¿Alguien realmente podría pagar por una caja de esos? Todo el dinero que tenía era a cuentas de Loid y él disponía del dinero de WISE, sabía que su matricula era lo suficiente costosa.
¿Damian siempre gastaba tanto cuando le regalaba cajas de chocolate?
De alguna manera ese hecho la hizo retroceder de su plan, podría sugerir algo más.
—¿Esa es la que quieres?
La voz masculina cerca de su oreja la hizo estremecer hacia la medula, su corazón se agitó fuertemente, estaba demasiado cerca y la había asustado.
—Pensé que podríamos hacer otra cosa.
—¿Otra cosa? —Damian estaba confundido.
—Si, en vez de comprar estas excesivas cajas de chocolate, podrías hacer algo más.
Damian contempló el rostro femenino y como de pronto parecía dispuesta a salir de ahí lo más rápido posible. Analizó sus palabras ¿excesivas? Él en alguna ocasión le había mencionado que era chocolate fino y ella siempre solía jugar con que era lo menos que merecía, ¿y ahora estaba asustada por el precio?
—O podríamos comprar el chocolate y hacer algo más.
—No creo que...
—Prometí una recompensa digna si lograbas conseguir la octava Stella y ser una erudita imperial. —Él estiró la mano y recuperó la caja de chocolates, golpeándola ligeramente con la caja en la frente, en un intento de relajar el ambiente tenso entre ellos. —Toma lo que quieras y no te preocupes de cosas sin importancia.
Anya asintió, sabía de la importancia de los Desmond pero el permitirse esos lujos sin pestañear o que les afectara le hizo tener una nueva visión sobre las cosas. Anya realmente debió pedirle la fábrica de mano. Tomó un par de cajas con total confianza, siendo seguida por Desmond, finalmente él terminó pagando y salieron de ahí.
Terminaron comiendo en una cafetería cercana donde Anya pidió hamburguesa. Observó a la gente a su alrededor y como todos parecían comer cosas más elaboradas. El mismo Damian había pedido pasta que ella no conocía.
—Segundo ¿No crees que este lugar es demasiado?
Damian dejó el tenedor que había tomado y miró a su alrededor una vez y regresó hacia ella.
—¿Por qué lo sería?
—Bueno, no sabía que vendríamos aquí y pude haberme preparado mejor.
No es que fuera sencilla, tampoco es como que los Forger tuvieran una vida mal, pero en comparación a lo que muchos del Edén tenían, como los Blackbell cerrando tiendas para que solo ellos compraran o yendo a cruceros con facilidad cuando ellos solo se habían ganado boletos, era evidente la diferencia. Damian la miró una vez más, recuperó el tenedor en su mano.
—Tú siempre estas perfecta y linda así que...
Anya abrió los ojos por completo y el propio Damian soltó el tenedor ante la sorpresa de lo que había dicho. Se suponía que eran sus pensamientos pero habían salido de su boca.
—Yo, me refiero a que no hay nada mal contigo, no te preocupes por esas cosas.
Anya observó a Damian maldecir e intentar recuperar su tenedor del suelo con gran torpeza. Ella simplemente desvió la mirada a su comida e intentó entender porque esas palabras habían alterado los latidos de su corazón. Ella había escuchado tantas veces sus pensamientos pero escuchar algo así de sus propios labios había sido...realmente abrasador.
Sentía sus mejillas calientes, por lo que decidió centrarse en su comida. Estuvieron en silencio un rato, incapaz de mirarse a la cara, algo que Anya no entendía del todo ¿Por qué se había sentido nerviosa? Decidida a recuperar el ambiente levantó el rostro y vio como él comía aquella pasta que había pedido. Observó como se la llevaba a la boca y un poco de salsa se quedaba en sus labios, esa fue la primera vez que ella se fijó en esa zona en específico, parecían delgados y suaves. Él se limpió con una servilleta y pronto sus ojos se encontraron.
—¿Qué sucede?
—¿Esta rico?
—Si, supongo.
Damian enredó un poco de pasta en su tenedor y cuando estaba a medio camino, Anya se inclinó hacia él y logró atrapar el tenedor entre sus labios, comiéndose la pasta. Saboreó lentamente y asintió.
—Si, es muy bueno.
Damian se quedó paralizado ante la cercanía femenina y como pudo percibir su olor característico. Su corazón estaba a punto de salirse pero más que nada porque ella había comido de un tenedor que él ya había usado. Muchas ideas vinieron a su mente y podía escuchar los latidos de su corazón en su oreja y como podía salirse en cualquier momento.
¿Qué tan mal se vería si él se llevaba el tenedor a la boca?
—Lo siento Segundo, ensucié tu tenedor. —Ella tomó el suyo y se lo ofreció. —Toma.
Él simplemente lo aceptó por inercia y una sensación de decepción se extendió en su interior.
Avanzó rápidamente la distancia que la separaba para llegar al edificio donde se llevaría a cabo la reunión de los nuevos imperiales. Se le había hecho tarde con el fin de planear con Loid sobre qué haría si ahí se presentaba Donovan. Debía estar alerta y mantenerse lejos, mientras Loid actuaba por su parte. Esa noche podría definir el destino de Ostalis, la misión Strix podría volver a entrar en vigor
Por lo que tuvo que correr para llegar a la reunión, abriendo las puertas y entrando sin ser percibida. Cuando ingresó pudo ver una gran cantidad de personas en todo el salón con decoración elegante, lo cual no era una sorpresa para Anya, por el estatus de la escuela. Todos en ese salón eran la gente más importante de Ostalis, Loid no dejaba de repetirlo al recordarle que debía comportarse.
—Recuerda que...
—Si, me lo has repetido.
Ambos Forger miraron en todo la sala de manera superficial pero no podían ver a Donovan por ningún lado. Anya miró a su padre.
—Haz tu parte.
Loid desapareció entre la gente, su intención era averiguar lo mejor que podía toda la información sobre el partido de Unión Nacional y si sabían del paradero o la situación de Donovan. Aunque la situación no parecía alentadora al no ver al Donovan por ningún lado.
Anya se centró en su misión, que era actuar normalmente y averiguar con discreción con Damian sobre el paradero de su padre. Era un tema que Anya solía evitar de hablarlo directamente, además que considerando la escuela, no era un tema que saliera con facilidad o de manera fluida. Cuando sucedía, ella preguntaba, pero muy en el interior Anya solía evitarlo lo más que podía, porque no le gustaba ese sentimiento de estar usando a Damian solo para obtener información de su padre.
Sabía que ese había sido el objetivo al entrar en el Edén y al inicio se centró en eso, pero cuando Anya conoció realmente a Damian y el chico profundo y amable que podía ser, Anya solía evitarlo a menos que fuera muy necesario. Ella disfrutaba genuinamente de la compañía de Damian y se había vuelto indispensable en su vida. Siempre lo buscaba con la mirada y esos momentos juntos solos en el jardín del Edén y ella había sentido demasiado natural el recostar su cabeza en su hombro.
La quietud y el calor en su interior de aquella escena la hacia sentir tan bien.
No quería arruinar esa amistad por la misión Strix aunque la verdad era difícil el saber que era lo que sucedería cuando todo saliera a la luz. Aunque sabia que Damian no era demasiado cercano a su padre, solo cumplía lo que esperaban de él. Además que era muy dejado de lado al no ser el primogénito, algo que Anya agradecía, porque de otra manera hubiera hecho las cosas más complicadas.
Avanzó cuidando que su capa de erudita imperial no se atorara al pasar a través de los cuerpos en el salón, hasta que percibió a quien había estado buscando. Aunque más específicamente visualizó su espalda de reojo, varonil y con el porte que representaba a los Desmond. Sonrió de forma extraña y se acercó rápidamente, evitando hacer ruido.
Una vez que estuvo a su espalda, se puso de puntas en un intento de alcanzarlo ya que estaba alto, estiró sus manos y cubrió sus ojos con sus palmas.
—Adivina quien soy —Pegó su cuerpo para lograr cubrir bien sus ojos. — La más fabulosa del lugar.
Sintió el cuerpo moviéndose con la intención de girar y retrocedió un paso para darle oportunidad, con una sonrisa juguetona y preparándose para responder su comentario de enojo fingido. Al girar él tomó su mano por la cercanía y de forma instintiva. Pero la sonrisa de Anya desapareció de sus labios y fueron remplazados por uno de sorpresa, con los labios entreabierto y los ojos totalmente abiertos al ver que ese no era Damian.
Es decir... se parecía demasiado. Su estatura, porte y varias facciones de su rostro, pero era clara la diferencia. Su cabello peinado hacia atrás, sus ojos eran de color negro y un poco más rasgados y su rostro mas afilado.
—Coincido con eso, eres encantadora.
Anya intentó retroceder pero él sujetaba su mano, el calor se extendió en su rostro, la vergüenza alzándose con fuerza. Además que una especie de halago que incluyera la forma en la cual ella misma magnificaba su presencia, era vergonzoso con un extraño.
—Yo...lo siento, te confundí con. —No podía encontrar su voz, solo podía pensar en dar la vuelta y salir de ahí lo más rápido posible.
—Estoy bastante seguro con quien me confundiste. —Él le sonrió ligeramente, sin soltar su mano. —Mi pequeño hermano.
Anya que había estado mirando alrededor en búsqueda de alguna manera de salirse de aquella vergonzosa situación ¡Quería desaparecer! ¿Cómo podría haber confundido la espalda de Damian con la de alguien más? Ella siempre la había observado cuando se adelantaba y caminaba enfrente suyo, lo cual lo hacía inaceptable. Aunque en su defensa, solo lo había visto de reojo y supuso que era él, porque no esperaba para nada encontrar a alguien tan parecido... las palabras del hombre enfrente suyo atrajeron su atención.
—¿Hermano?
—Soy Demetrius Desmond —Él tiró de su mano, Anya simplemente se dejó llevar y él se llevó su mano a los labios, besándola. —Y tú debes ser Anya Forger.
Anya observó aquel gesto y el asombro de aquel acto caballeroso y repentido hizo que el calor se intensificara en su interior. ¿Él era el hermano de Damian? Claro que había escuchado hablar de él, desde pequeña sabia que él no era el primogénito de la familia Desmond. Con los años había escuchado a Damian hablar de su hermano, que siempre había sido el ejemplo a seguir del segundo hijo de los Desmond pero de igual forma la sombra que Damian no podía pasar. Anya aún recordaba cuando le había preguntado al respecto.
—"¿Y cómo es él? El hecho de escucharlo hablar de ese hermano que fue un alumno imperial a temprana edad y que era perfecto, había desatado su curiosidad.
Damian había estado hablando de como debía ir a casa temprano ante la llegada de Demetrius de un viaje que había tenido en el exterior. Aunque más que nada Anya sabia que debía averiguar de Donovan, decidió no hacerlo.
—"No sabría como decirte"
—¿Se parece a ti? —Anya más que nada se refería al físico, no podía imaginar al hermano mayor del Segundo.
—Para nada.
Anya siempre atribuyó aquella negativa en lo físico, pero quizá se refería a todo sentido.
Eso es todo lo que Anya había sabido de Demetrius Desmond a palabras de Damian, pero el hombre enfrente suyo era tan similar a Damian que no había duda de que eran hermanos. No eran dos gotas de agua, pero se notaba el gran parecido. Solo que Demetrius era todo un hombre, con gestos y ademanes elegantes. Pero había una cosa que había despertado la curiosidad de Anya.
—¿Cómo sabes quién soy?
Demetrius soltó su mano y la observó con una ligera sonrisa en los labios, lo cual detonaba su amabilidad.
—¿Cómo podría no saber de ti?
Anya pudo sentir sus mejillas calientes ante la intensidad de su mirada que la atrapó y la hundió en un oscuro descenso.
Hoy habrá capítulo doble para estar en el mismo número de capitulos publicados que en wattpad, asi que ¡Espero lo disfruten y son libres de dejar sus opiniones! Muchas gracias por leer.
Chapter Text
Tomó la charola de su comida y dio la vuelta en su lugar, buscando la mesa en el comedor en la que solía sentarse. Estaba vacía por lo que se acercó, tomando asiento, con aire pensativo. Aún se sentía inquieto por lo que había sucedido el fin de semana, más específicamente en la reunión de Imperiales.
Había ido al baño un momento ¿y qué fue lo que encontró al regresar? A su hermano Demetrius besando la mano de Anya. Aunque la realidad es que había visto a Anya hablando con Demetrius como si se conocieran de hace tiempo, algo que lo perturbó ligeramente. Sabía que Demetrius hablaba con cualquier persona con facilidad y Anya, era simplemente Anya. Realmente es que podría ser una escena cualquiera, le había restado importancia y se había acercado para poder hablar con Anya, a quien había estado buscando.
Pero sus pies se paralizaron cuando vio a su hermano besar su mano y a Anya sorprenderse por el gesto. Lo llevó a pensar qué demonios es lo estaban hablando para llegar a ese aspecto. Aun así se convenció de que no debía ser nada, que su hermano mayor solía ser de esa forma. Por lo que avanzó hasta encontrarse con ambos. Anya se alegró de verlo, algo que él disfrutó, Damian la tomó de la mano y se alejaron de Demetrius, dejándolo hablar con otras personas importantes.
Una vez que estuvieron lo suficiente lejos, él se había girado para hablar con ella.
—¿Qué se supone que estabas haciendo? —La idea de que alguien más la hubiera tomado de la mano es lo que lo molestaba y aún peor, que la besaran.
Sabía que eran sus celos hablando, porque no había nada un peligro real, solo la idea que se hacía en la cabeza.
—Nada, es solo que lo confundí contigo, pero tú tienes la culpa de esto.
—¿Yo?
—Si, me dijiste que no se parecía en nada a ti y ¡son muy parecidos! El segundo me mintió.
—Realmente pensamos de diferente manera. —Damian se quedó pensando un momento. —Pero que me confundieras con él, demuestra que el verme durante más de diez años no ha servido de nada.
Damian se sentía un poco ofendido al respecto, porque él podría reconocerla en cualquier momento, hasta su voz y sus propias manos.
—Pero yo me refería al físico y sin ver fijamente, si son muy similares. —Anya observó como él seguía sujetando su mano a pesar de que estaban fuera del gran salón. —Pero Anya puede reconocer al segundo en cualquier lugar, desde tu espalda hasta la calidez de tus dedos y tu cabello despeinado. —Bajó la mirada —Solo que me tomó por sorpresa.
Damian simplemente había visto sus manos unidas antes de soltarla y desviar la mirada, ocultando el sonrojo sobresaliente en su rostro. Esas palabras habían sido suficientes para deshacerse de su enojo y ser remplazado por la vergüenza y el anhelo en su corazón.
El resto de la noche había pasado con tranquilidad, sin contratiempos, hasta había visto al señor Forger en algún momento. Pero las palabras de Anya aún seguían dándole vueltas a su cabeza. Y más de la "no cita" que habían tenido para ir a comprar los chocolates. Las mismas preguntas sacudiendo su cabeza ¿Qué eran ellos? Sabía que no eran lo que él quería que fueran, por su cobardía de decir algo, pero no eran simples amigos. Y ¿esa relación tendría la misma importancia para Anya que para él? No podía saberlo, a menos que le preguntara y eso es lo que lo hacía retroceder.
Si ella fuera más perceptiva no estaría con esa tortura mental.
Todo sería más fácil si ella notara sus intenciones y sus tratos preferenciales, pero era tan atolondrada...lo suficiente para que lo confundiera con Demetrius. A pesar de que decía que lo había visto de reojo y por eso no se detuvo a mirar bien, la idea de que él besara su mano con tanta facilidad y él no, lo frustraba.
Suspiró con desgane, debía dejar de pensar demasiado, no se había concentrado en las clases por eso mismo y Anya estaba tan normal...
—¿A qué se debe ese suspiro Desmond? —Sonrió con la charola en la mano. —¿Qué podría tener preocupado al menor de los Desmond?
Regresó a si mismo cuando vio a Becky llegar a la mesa y sentarse, con Emile y Ewen siguiéndola de cerca. Solían comer juntos en la cafetería pero esos últimos días había estado solo con Anya por su ascenso a erudita imperial.
—No es nada Blackbell. —Sabía que solo quería molestarlo.
Becky observó el aspecto afligido de Damian y a pesar de su negativa sabía que es lo que lo tenía de esa forma.
—¿Te asusta que alguien más te quite a Anya? —Sonrió con descaro.
Damian elevó la mirada de su comida y le dedicó una mirada dura a Ewen, era un traidor. Les había contado en las habitaciones sobre lo que había sucedido con Anya en confidencialidad y Ewen había abierto la boca. Sabía que su amigo salía con Becky, pero esa era alta traición. El rubio simplemente desvió la mirada al verse acorralado.
—No sé de qué hablas.
—Vamos Desmond —Becky rodó los ojos con cierto fastidio. —Todos en el Edén dan por sentado que ustedes están saliendo, actúan como novios, todos lo saben excepto Anya.
Ewen y Emile se rieron de aquella situación que era una versión oficial, Anya tenía novio y ella era la única que no lo sabía. A ellos mismos les tomó un par de años el notar el interés genuino de su amigo. Considerando que solía actuar tan confuso, primero insultándola pero luego siendo amable con ella. Todo fue claro cuando él dejó aquella actitud grosera y comenzó a dedicarle gran parte de su tiempo a Anya y a compartir tiempo con ella.
Tenían la gran sospecha de que Damian sentía algo por la que en algún momento llamó Plebeya, lo daban por hecho y lo aceptaban, pero cuando le preguntaban, él se negaba. Hasta que ambos lo vieron con sus propios ojos o al menos uno de ellos y terminó contándole al otro.
Dos años atrás cuando habían salido del salón antes que Damian, quien dijo que en un momento los alcanzaba. Pero Ewen había olvidado su libro de historia y regresó sobre sus pasos. Cuando entró en el salón pudo verlo.
A Damian sujetar el brazo de Anya y mirarla de una manera que Ewen jamás había visto. Tan transparente, vulnerable y con tanta devoción que fue vergonzoso el estar presente.
—¿Qué es lo que quieres Segundo? Podríamos hablar mientras comemos con los otros.
—No, solo necesito un segundo, quiero decirte...
—¿Qué cosa?
—Yo quiero... a mi tú me.
Aquellas palabras fueron suficientes para que Ewen notara todo el peso de la situación y la tensión golpearlo en la cara, al ver el nerviosismo en el rostro de Damian. Intentó irse, pero terminó chocando con una silla y llamó la atención de ambos.
—¡Lo siento, sigan en lo suyo!"
Había corrido lo más rápido que pudo, pero luego se enteró que había matado el momento.
Por supuesto que Ewen le había contado a Emile cuando lo vio llegar pálido y eso confirmó lo que ya pensaban ellos y el resto del Edén. Que el gran y orgulloso Damian Desmond estaba enamorado de Anya Forger, que a palabras suyas era una plebeya. Algo a lo que ambos no tenían ningún problema, de niños siguieron ese juego por ganarse la simpatía de Damian, pero el estatus social de Anya no era algo que les preocupara. Además eran niños.
Aunque si les pareció curioso el saber que el comportamiento de Damian en la infancia fue por miedo a admitir sus sentimientos.
Actualmente ambos no entendían porque, a pesar del avance de su relación y que básicamente su comportamiento era de una pareja, Damian no se había confesado. El hecho de que aquel chico de gran estatus que admiraban fuera un cobarde era algo que se negaban a aceptar, aunque todo parecía indicar eso. Emile en algún momento se había quedado despierto y se había encontrado con Damian inquieto en su cama, sin poder dormir y fue cuando admitió que dudaba tanto por miedo a arruinar las cosas con Anya.
Ambos sabían que el principal problema era que Damian pensaba demasiado las cosas y eso le impedía avanzar, hacer lo que todos daban por hecho, que estaban saliendo.
El propio Ewen se había arriesgado con Becky y todo funcionó mejor de lo que esperaba. Vieron a Damian mirarlos duramente y dejaron de reír. Damian podía tener un malhumor cuando se lo proponía y más cuando el tema involucraba a Anya. Se había mostrado tan frustrado por la situación con Demetrius.
—Blackbell tú...—Damian estaba dispuesto a ponerla en su lugar.
—¿Qué es lo que todos saben menos yo?
Damian se paralizó cuando escuchó la voz detrás de él y sus ojos furiosos se transformaron en unos de sorpresa. Un nudo se formó en su garganta viendo de reojo como Anya se sentaba junto a él con una charola de comida en las manos.
Anya miró al Segundo, esperando alguna respuesta y cuando no la obtuvo, él había huido de su mirada, observó a Becky.
—Del examen sorpresa de historia que habrá el viernes. —Ella dijo lo primero que se le ocurrió.
Anya palideció y dejó caer el tenedor de su mano.
—¡¿Hay un examen sorpresa?!
—Si, el profesor lo insinuó en clases, pero tú estabas distraída. —Becky siguió con su mentira con sencillez, viendo a Desmond relajarse en su sitio. —Ustedes dos deberían estudiar juntos si es que quieres conservar tus Stellas, Anya.
—Si, Segundo, tienes que ayudarme
Damian observó a Becky quien sonreía con las palabras "de nada" escrita en la frente por dirigir la conversación a un tema seguro. Él simplemente desvió la mirada, tomó su tenedor y picó la comida que seguía intacta desde que se sentó en la mesa.
—Bien, lo que sea.
Anya sonrió mientras se centró en su comida con felicidad sin notar la tensión que flotó en el ambiente unos minutos antes de que Emile mencionara un programa en la televisión.
Anya ascendió por la escalera del edificio de departamentos donde vivía de forma rutinaria, llegó al departamento donde vivía y utilizó su llave para abrir la puerta. Una vez que escuchó el clic la empujó y estiró el brazo de forma teatral.
—La casa de Anya.
—Si, he venido antes.
Anya observó al segundo hijo de los Desmond con una expresión indiferente. Por supuesto que había ido antes, cuando tenían trabajos en equipo que no podían terminar en la biblioteca o en su cumpleaños pasado él había asistido. Ingresó luego de dedicarle un puchero, desapareció en su habitación para quitarse los zapatos y ponerse algo más cómodo. Una vez que regresó a la sala vio a Damian sentado en el sillón.
—No es nada educado el dejar a la visita solo en la entrada.
—Tú lo dijiste, has venido antes, no necesitas toda esa educación.
Se sentó a su lado con pesadez, él observó a su alrededor como si estuviera buscando algo.
—¿Necesitas algo?
—¿Y tus padres?
—No han llegado del trabajo —Anya se levantó, yendo a la cocina por un poco de jugo y maní para compartir.
Sabia el lugar donde Loid ocultaba todas las bolsas de maní, no podía esperar que teniendo la habilidad de leer su mente pudiera ocultarlas con facilidad.
—¿Y Alain? —Damian había visto al menor en sus visitas anteriores.
—Mamá lo trae a casa después de salir del trabajo —Anya volvió sobre sus pasos y se recostó en el sofá grande, recostando su cabeza en las piernas masculinas, con la bolsa de maní en las manos.
Si llegaba lo suficiente temprano del Edén tenía un poco de tiempo para estar sola en casa. Pero considerando el transporte de la escuela y que se quedaba casi siempre a hacer tareas en equipo o a platicas de imperiales, no sucedía con frecuencia. Ese día había quedado con Damian para estudiar en su casa, por lo que el auto personal que él usaba los había llevado hasta ahí, dándoles un margen para estar solos, aunque lo que menos quería hacer.
—¡¿Qué haces?! —Él se removió incomodo.
La fémina observó el rostro masculino desde abajo, detallando sus facciones y como en esa posición sus mejillas parecían rojas. Nunca había recostado su cabeza en el regado de Damian, pero en ese momento fue tan sencillo, siempre las cosas con él parecían fluir con facilidad.
—No quiero estudiar. —Tomó un maní de la bolsa y se lo llevó a la boca.
Aunque incomodo no era la palabra exacta que describía los sentimientos abrasadores que llenaban el interior de Damian, que podía escuchar su corazón a punto de salirse de su lugar. Era tan ruidoso que su propio pecho dolía. La imagen de ver a Anya recostada en sus piernas era demencial. Ella hacia eso con tanta facilidad, destruir el espacio entre ellos y acercarse tanto sin saber los estragos que ocasionaba en él. Su propio cuerpo reaccionaba a su cercanía, su mano picaba por intentar algo y él batallaba por convencerse de no hacer nada.
Observó a Anya llevarse maní a la boca, como abría sus labios rosados e introducía la semilla a su boca. Se preguntó a qué sabrían ¿de verdad tendrían el sabor al maní que tanto comía? Lo dudaba tanto, había fantaseado tanto con eso, con el sabor que sus labios podrían saber y la textura. Cuantos sueños no había tenido con ellos.
Ella tomó otro maní y estiró la mano hacia él, invitándolo. Sus miradas se encontraron con fijación, sin que ninguno de ellos pudiera apartar la mirada. Damian observó la acción, con la expresión más indiferente pero con los latidos de su corazón acelerados. Por alguna razón ese momento se sintió tan irreal y fuera de sí mismo. Abrió los labios acercándose lo suficiente y atrapó el maní. Anya sintió sus dedos tocar la boca masculina, casi como un susurro. Su propio interior se sacudió con ese gesto tan íntimo. Fue cuando ella consideró que quizá estaba yendo lejos. Pero con él se sentía siempre tan cómoda que jamás media sus acciones.
Damian introdujo la mano en la bolsa de maní sin dejar de mirarla y acercó su mano a los labios femeninos. Ella automáticamente abrió la boca, él le dio el maní y ella cerró la boca, pero Desmond no apartó los dedos. Estos se aventuraron a tocar sus labios con la yema de los dedos, tan ligeramente pero que despertó descargas en el cuerpo de Anya. Él tocó los labios y sus caricias subieron por sus mejillas, que acarició con los nudillos, sintiendo la piel de su rostro. A la par y encapsulado por la situación, Damian se inclinó, acercándose hacia ella.
Ambos corazones latieron fuertemente, sin poder dejar de mirarse a los ojos y sin pestañear.
La cerradura en el departamento los hizo salir de aquella burbuja donde solo habían existido ambos. Anya se sorprendió por la situación y se levantó abruptamente, golpeando con su cabeza la frente de Damian, que se quejó, pero ella logró sentarse antes de ver aparecer a Loid en la sala.
El rubio observó a ambos estudiantes imperiales, a Anya con una posición despreocupada o eso era lo que intentaba transmitir y a Damian con la cabeza hacia adelante y una mano en su frente, como un gesto de dolor. El mejor espía de WISE levantó una ceja ante esa situación.
—Chicos, pensé que llegaríamos antes. —Anya le había avisado un día antes de la presencia de menor de los Desmond en su departamento para estudiar y él había arreglado las cosas en el hospital para poder llegar a tiempo.
—Acabamos de llegar.
Loid observó a su hija un poco más antes de perderse en su habitación para cambiarse para hacer la cena. Yor los saludó con cortesía antes de desaparecer para ocuparse de arreglar a Alain.
Anya mientras tanto intentó controlar los latidos fuerte de su corazón y de sentir las mejillas calientes, mientras las preguntas se repetían en su cabeza una y otra vez ¿qué era lo que había sucedido? ¿Y porque su corazón latía tan fuertemente? ¿Qué es lo que pensaba que iba a suceder? ¡Ni ella misma lo sabía! De alguna manera la situación simple se había cargado de tanto...tanto que no sabía ni que cosa.
Una vez que Damian se recuperó del golpe en su frente, extrajo las libretas de su mochila y las extendió en la pequeña mesa de la sala.
—Creo que deberíamos empezar. —Su voz sonó menos segura de lo que pretendía.
Anya simplemente asintió mientras se acercó lo suficiente para seguir las palabras de Damian, aunque no pudo concentrarse en nada más que en recordar los dedos del Segundo sobre sus labios y como con ese simple gesto todo su cuerpo se estremeció.
El viernes llegó con rapidez aquella semana y para sorpresa de Anya, cuando terminó la clase de Historia, esta giró en su asiento para encarar a Becky que estaba a su lado. Aunque se suponía que Anya y Damian se sentaban siempre juntos desde hace un tiempo, esta vez la aspirante a Espía buscó a su amiga para compartir asientos de nuevo.
—No hubo examen como dijiste
Becky se encogió de hombros, por supuesto que no habría, porque esa había sido su excusa para que Anya no se enterara de la peor manera de una situación que era sumamente evidente, que Damian estaba perdidamente enamorado de ella. Algo que ella notó desde su primer año en el Edén y que se divirtió de notar las diferentes situaciones donde el segundo de los Desmond intentaba ocultar sus sentimientos por su atolondrada amiga. Era tan divertido aquel juego que solía hacer para parecer tan indiferente aunque Becky no podía saber si era más divertido eso o el ver como él admitió sus sentimientos. Su comportamiento cambió y fue más sincero con el trato especial que le ofrecía a su amiga, pero aún no se había atrevido a confesarse.
Sabia un poco de los tormentos mentales que sufría por Anya gracias a Ewen, por lo que en ocasiones sentía cierta pena de verlo tan afligirlo. Le gustaba molestarlo, pero en ocasiones lo había ayudado. Como el sugerir que estudiaran juntos, algo que sabía que habían hecho el día anterior.
Lo cual desataba la pregunta que había rondado la cabeza de la heredera de los Blackbell todo el día ¿qué había sucedido? El hecho de que Anya la hubiera buscado para sentarse, lo cual era totalmente extraño en los últimos meses, dejaba entrever que quizá algo había sucedido. Becky se llevó la mano a la boca ¿acaso lo había hecho, se había confesado por fin? No, de otra manera Anya le hubiera contado antes o Damian se vería demacrado por ser rechazado, aunque dudaba que eso sucediera. Él solo debía hacer la pregunta y...
—Becky
Regresó de sus ensoñaciones para encontrarse con los ojos esmeraldas fijos en ella.
—¿Qué?
—¿Crees que el maestro de historia no puso el examen porque pronto vendrán los exámenes bimestrales?
—Quizá, no lo es, pero aún más importante ¿qué sucedió con Desmond?
Anya que parecía animada giró su rostro para acomodar su bolígrafo en la mesa.
—No sé de qué hablas.
—Bueno, estas aquí sentada, cuando hace mucho tiempo que te sentabas con Damian, el cambio me pareció desconcertante, porque no pude sentarme con Ewen. —Eso último fue más que nada una estrategia para relajar la pregunta.
Anya se quedó quieta un segundo antes de mirarla de nuevo.
—Anya solo quería sentarse con Becky hoy —Era parte de la verdad. —Además que quizá que el Segundo este enojado conmigo.
Becky esperaba cualquier cosa, menos una confesión como esa ¿Damian enojado con Anya? Algo total e indiscutiblemente imposible, pero ¿qué era lo que llevaba a su amiga a pensar en algo tan inverosímil?
—¿Por qué lo dices?
—Bueno... fuimos a casa a estudiar, pero yo no tenía ganas de estudiar, por lo que pensé que un mejor plan era relajarnos y comer maní —Becky aguardó un suspiro, por supuesto que eso era la prioridad de Anya, tomó su botella de agua para dar un trago antes de que el siguiente profesor llegara. — recosté mi cabeza en sus piernas y comimos maní juntos, lo normal. —Becky se atragantó con su agua y la bajó rápidamente, mirando a su amiga con total detenimiento. —Él se acercó hacia Anya y...
—¿Y? —El corazón de Becky latía fuertemente ¡¿acaso por fin Desmond...?!
—Llegó mi papa y Anya se levantó abruptamente por miedo a que me vieran holgazaneando y le di con la cabeza en la frente, pero le di tan duro que se quedó adolorido durante un rato antes de empezar a estudiar. —Anya se llevó la mano en el mentón.
Observó a su amiga en ese momento, que tenía la mano cubriendo su boca y una sonrisa reprimida que le recordó a cuando solía contarle de los programas de amor que contaba en la televisión, lo cual no tuvo ningún sentido para Anya.
Becky había observado el amorío de ambos durante todos esos años y había sido muchísimo mejor que sus telenovelas. Y esto, esto era algo muy grande, un gran avance de Damian, si el padre de Anya no hubiera llegado ¿de verdad Desmond se hubiera atrevido a besarla? La simple idea la emocionó enormemente, que hubiera disfrutado estar ahí para ver el momento, ellos eran su pareja favorita, sobre cualquier pareja de sus programas. Y aunque Damian no era su persona favorita y ella era su querida amiga, sabía que no habría nadie que pudiera quererla más que Desmond.
A fin de cuentas él aún sin un compromiso real había hecho tanto por su amiga, por lo que no podía imaginarse cuando tomara el valor de confesarse y de por fin hacer oficial su relación y él dejara de contenerse todo lo que sabía que se contenía.
—Becky, ¿crees que debería disculparme?
Blackbell simplemente se rio antes de sacudir la mano hacia su amiga.
—Damian no está enojado Anya, es justamente lo contrario, debe estar realmente emocionado. —Aunque Becky sabía que la palabra correcta era avergonzado, porque se había dejado llevar al menos un poco y Anya, al recostarse en sus piernas le había dado el mayor regalo. —aunque quizá este frustrado por la llegada de Loid...
—¿Frustrado?
Anya realmente no estaba entendiendo, algo que Becky no estaba esperando.
—No importa, lo único que debes saber es que no está enojado, solo trátalo con normalidad.
El profesor de matemáticas ingresó en ese momento y Anya giró el rostro para ver a Damian en el fondo del salón, con la mano recostada en su mentón. Sus miradas se encontraron un momento y Anya pudo confirmar que era cierto lo que Becky dijo, no parecía enojado con ella.
Por eso cuando salió del salón de clases encontró a Damian recargado en la pared, junto con Ewen y Emile. Becky se adelantó tomando Ewen del brazo y se adelantaron, con Emile siguiéndolos por detrás. Anya se paró enfrente de Damian.
—Tú... —Damian se aventuró, sin saber realmente que decir.
Anya estiró la mano, tocando la frente de Damian, colocándose de puntas.
—¿Te duele aún?
Damian la observó un instante, intentando saber que era lo que llenaba la cabeza tan extraña de la chica de cabello rosado.
—Como te dije ayer, necesitarías más para causarme algún daño. —Anya solo podía recordar lo adolorido que estaba ayer.
Él dio media vuelta y se encaminó hacia el comedor, Anya observó la espalda alejándose y sonrió mientras corría, alcanzándolo y cruzando su brazo con el del Segundo. Comieron junto con el resto en el comedor y pronto regresaron a sus clases que pasaron con rapidez.
Pronto llegaron al final de las clases, se había demorado más de lo que pretendía, por lo que se había despedido de Damian, quien se quedó hablando con el titular. Había dejado atrás a Becky hablando con Ewen, pero no quería regresar caminando a su casa.
Avanzó de prisa hacia la puerta del Edén y cuando estuvo cerca divisó un auto negro en la entrada y una figura, detuvo sus pasos cuando estuvo lo suficiente cerca con el fin de pasar a su lado pero aquello llamó la atención del hombre, que giró en su sitio y reveló su rostro.
—Anya Forger
Aunque para Anya no era necesario verlo, porque pudo reconocerlo antes de que dijera su nombre y girara para verla. Ella se detuvo enfrente del hombre.
—Desmond.
Él levantó su ceja al escuchar su apellido y sonrió ante el reconocimiento.
—Puedes llamarme Demetrius.
Anya observó al primogénito de los Desmond con cierta curiosidad de verlo ahí, antes del día de la fiesta no recordaba nunca haberlo visto pero en un corto tiempo lo había visto en dos ocasiones.
—¿Cómo es que recuerdas a Anya?
Él simplemente sonrió, dio un paso hacia ella y se inclinó ligeramente.
—La verdadera pregunta es ¿cómo podría olvidarme de ti?
Anya vio como él estiró su mano y apartó uno de los mechones de su cabello de su rostro y el simple hecho desató un cosquilleo en su estómago, ante la cercanía y el acto, sintiendo su rostro caliente.
—Yo...
—Demetrius
El primogénito de los Desmond desvió su atención de la figura femenina para capar a su pequeño hermano detenerse a un lado de Anya, casi, aunque estaba un poco más adelante, como si quisiera demandar su atención. No estaba sonriendo, algo que de niño era bastante común ya que solía idolatrarlo, parecía más que nada, enojado.
—Damian, ahí estas.
—¿Qué haces aquí? —Damian fue directo al grano y olvidando sus modales.
—He venido por ti, para cenar en familia a petición de nuestra madre.
Damian lo observó un instante considerando sus palabras, sabía de la cena especial con su familia, pero no contaba que alguien diferente a Jeeves fuera a buscarlo. Sin esperar más tiempo y sin girarse para despedirse, se encaminó al auto e ingresó en la parte trasera, esperando que Demetrius lo siguiera inmediatamente, pero se quedó hablando un poco más con Anya antes de dar media vuelta e ingresar al auto, que se puso en movimiento enseguida.
—Tú jamás habías venido por mí al Edén. —Su tono era mucho más tosco del que pretendía.
Demetrius, quien hasta ese momento miraba el cristal, contempló a su hermano sentado a su lado.
—Siempre hay una primera vez, además que ha sido una ocasión importante.
Damian consideró sus palabras, antes de dirigir su vista en la ventana, perdiéndose en sus pensamientos.
Por su parte Anya se quedó quieta viendo como el auto desaparecía y se preguntó cómo es que ambos hermanos podían ser tan contrarios. Damian ni se había despedido de ella, mientras que Demetrius se disculpó por el comportamiento tosco de su hermano antes de irse.
Anya nunca entendería como podían ser hermanos y ser tan diferentes.
Chapter Text
Su mirada se perdió en la ventana que estaba cerca de su asiento en el aula, con su barbilla en su mano, sujetándola. Se fijó en un par de aves que transitaron en el patio central del Edén, volando con tanta libertad y sencillez que los envidió, de que todo parecía más fácil para ellos.
En cuando a él, Damian se sentía realmente inquieto y fastidiado.
Todo el fin de semana su mente había sido un martirio continuo, un mar de tortura que sabía que él mismo estaba haciéndose a sí mismo, pero que era inevitable. No después de ver aquello que fue suficiente para despertar sus inseguridades y a causa de una sola persona: Anya Forger.
Él la había visto salir corriendo del salón de clases, sabiendo que su intención era alcanzar el autobús para regresar a casa. Damian realmente había deseado por un instante que perdiera el autobús, él mismo pensó en entretenerla lo suficiente para que lo perdiera y él se ofreciera a llevarla, algo que siempre deseaba pero que decidió mantenerse al margen, al menos un poco. Cuando se quedaban a hacer tarea o estudiar en la escuela él se ofreciera a llevarla por la hora.
Era el placer de Damian, el estar todo el tiempo posible a su lado.
Eso hubiera podido apaciguar un poco las cosas extrañas que habían sucedido en la residencia Forger un día atrás. Ese íntimo y tenso momento donde ambos se dieron maní en la boca y donde él se había dejado llevar por toda la situación. Damian aun no sabía que era lo que había sucedido, todo fue tan rápido y fuera de su completo racionamiento, porque si él hubiera sido más racional sabía que se había alejado tan rápido como pudo, debido a los nervios. Pero por alguna razón él se había quedado quieto cuando Anya se acostó en sus piernas. Él había quedado hipnotizado de verla tan cerca, tan cómoda recostada en su cuerpo y sus labios abriéndose y cerrándose al meter maní a su boca, Damian realmente pensó que estaba soñando, que tenía que ser uno de esos sueños que solía tener.
Se deleitó de ella dándole maní en su boca y sintiendo los suaves dedos femeninos contra sus labios. Él mismo sumido en el momento, se había movido con impulso y le había dado maní a ella en la boca. Pero eso no fue suficiente, porque su propia mano se movió, sintiendo la textura de sus labios por primera vez en todo ese tiempo. Algo que jamás pensó que lo haría y aunque no era la manera en que hubiera querido, se arriesgó a tocarlos y a sus suaves mejillas que ella convertía en pucheros de vez en cuando. Preso de esa atmosfera, de su corazón latiendo fuertemente y de como todos sus sentidos se perdieron y lo único que podía pensar era en ella, se había acercado a ella para ¿para hacer qué? Lo sabía perfectamente, pero no podía concebir que lo hiciera, que casi la besara.
Todo su cuerpo se lo había implorado y más cuando ella no se alejó, simplemente se quedó quieta, dándole una invitación para seguir. Maldito a Loid Forger cuando interrumpió el momento, aunque eso sirvió para que reaccionara de esa sensación embriagante que ella le había dado.
Habían estudiado con normalidad ese día, la señora Forger lo había invitado a cenar y todo pareció tan bien. Hasta que el viernes, ella decidió sentarse con Becky. Él no dejó de darle vueltas en la primera clase ¿Por qué ella había huido de él? ¿Acaso...ella por fin se había dado cuenta de sus sentimientos? Se sentía tan perdido sobre como debería sentirse sobre eso, considerando que llevaba mucho tiempo esperando que ella notara que una parte de su amabilidad y preferencia era por el amor aplastante que le tenía. Sabía que su trato preferencial era por eso, pero también porque disfrutaba de su compañía y quería que ella estuviera bien, de verdad disfrutaba la amistad que tenían. Pero si ella lo estaba evitando ¿eso no significaba que...no correspondía sus sentimientos? O quizá estaba buscando una manera de rechazarlo.
Lo cual lo hacía todo muchísimo peor.
No dejó de pensar en eso en toda la clase, pensando que podría decir o hacer para retirar sus acciones pasadas o restarles importancia. El miedo aplastante de perder su amistad y el hecho de poder estar a su lado lo invadió. Por esa razón no se había animado a decirlo antes, porque si ella no veía esa relación con la misma importancia y peso que él, si ella no lo quería como él a ella, toda esa amistad que habían construido se perdería. Y él prefería conservar esa amistad a perderla, aunque eso significara no tenerla. La idea de que ella lo evitara de ahora adelante lo aturdió, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que no sucediera. Por lo que cuando ella salió y tocó su frente con total naturalidad y actuó tan normal con él, le hizo dudar tanto de todo lo que había pensado.
Había sido su mente que le hizo ver cosas donde no las había, como siempre.
Todo parecía estar normal entre ellos, aunque Damian aun tenía cierta dudas de la tensión del día anterior, por eso quería llevarla él mismo a casa y comprobar que ese tiempo solos era tan normal como siempre. Por desgracia se había entretenido con el profesor de matemáticas y por eso no pudo interceptarla. Sin embargo, logró cortar la plática pronto con el profesor con el fin de alcanzar a Anya, cuando divisó su cabello en la entrada del Edén, sus pies se paralizaron.
Al ver como Demetrius estiró una mano y le quitó un mechón de cabello de su rostro y a ella sonrojándose por el acto.
Todo el interior de Damian se había estrujado, con gran desagrado ante la cercanía alarmante de Demetrius. Podría ser una persona carismática, lo cual lo había llevado al estatus donde estaba, demasiado amable y atento, ganándose el cariño total de su padre. Pero jamás había visto que fuera atento con una mujer, no le había conocido ninguna novia, por lo que desconocía su comportamiento con las mujeres. Pero el verlo haciendo eso, alertó todo su organismo.
¿Qué pretendía al hacer eso? Y más importante ¿qué había ido a buscar al Edén? Sabía que su ocupada agenda le impedía el dar un viaje sin objetivos a algún sitio, por lo que su presencia era tan fuera de lo normal. Eso solo había despertado su sentimiento de alerta e inquietud sobre que es lo que rondaba la mente de su hermano, algo que jamás había entendido. A pesar de que antes solía idolatrarlo al ser tan perfecto... también había despertado un sentimiento de competencia al siempre vivir a su sombra. Demetrius ahora mismo estaba tan ocupado y la situación en su familia le habían ayudado a dejar un poco atrás esas cosas. Aún sentía cierta inferioridad y el no poder llenar las expectativas de su padre, pero más que nada sus prioridades habían cambiado. A pesar de eso se esforzaba para mantener el gran estatus de los Desmond.
Aunque dejando de lado a su enigmático hermano, lo más inquietaba no era eso sino ... ¿Por qué ella se había sonrojado por eso? Damian no recordaba ni un solo momento donde ella se hubiera sonrojado con él, en todos los años que habían estado juntos. Lo cual había sido un golpe duro a su autoestima y todo lo que podría pensar en su relación-no relación que tenían. Damian estaba realmente seguro de que eso era algo importante para ella. Y sus comportamientos gran parte del tiempo le hacían pensar o lo invitaban a aferrarse al hecho de que quizá ella si correspondía sus sentimientos. O al menos sentía algo más fuerte por él que una simple amistad.
La pregunta que no había dejado de torturarlo era ¿Por qué? Solo había visto a Demetrius una vez, en la reunión de inicio de los imperiales, donde él le restó importancia a pesar de que vio a Demetrius besando su mano. Pero solo habían cruzado un par de palabras más, ¿qué pudo decirle él para sonrojarla? ¡Él jamás lo había logrado, él nunca había besado su mano o quitado un mechón de su cabello!
La realidad de su molestia más que nada era el hecho de que Demetrius lo había hecho con tanta facilidad y él no había podido intentar nada en esos diez años. Se sentía tan frustrado consigo mismo y la facilidad con la que Anya lo había permitido. A él solía golpearlo en juego cuando la molestaba. El pensar en eso lo había mantenido de un pésimo humor todo ese tiempo, aún en ese momento.
¿Qué es lo que debería hacer?
—Segundo
Él giró su rostro para ver a Anya llegar a su lado y quitar su bolsa de su espalda, mirándolo con esos ojos esmeralda curiosos. Damian no dijo nada, solo la miró y volvió a mirar a la ventana, el solo verla lo tenía irritado, irritado sobre todo consigo mismo, porque si él se hubiera animado a decir algo, nada de eso estaría pasando.
—¿Sucede algo?
—No es nada
—Bueno... por cierto casi me he terminado los chocolates.
Eso llamó su atención y alivió un poco la tensión en Damian quien recordó aquella salida de ambos una semana atrás.
—Pensé que ya te los habías terminado.
—No, estoy intentando que me duren lo suficiente hasta el siguiente examen, pero es tan difícil, son tan deliciosos.
Damian la observó sonreír y fantasear con el chocolate y como sus ojos brillaban al imaginarlos.
—No tienes que restringirte, si se terminan puedo darte otros.
Anya lo observó fijamente en búsqueda de alguna trampa en sus palabras, Damian recibió su mirada y presó de sus pensamientos anteriores, levantó su mano y sus dedos apartaron su flequillo ligeramente, algo a lo que ella se quedó quieta.
—¿Qué haces?
Damian observó a la fémina con aquella expresión extrañada y confusa, lo cual solo hizo que su irritación volviera.
—Nada.
La campana de inicio de clases sonó y el profesor ingresó dando inicio a las clases de aquel día.
La semana avanzó con normalidad y tranquilidad, con las diferentes materias, tareas, proyectos y sobre todo con las juntas de los imperiales que alargaban las tardes para los eruditos.
—De saber que ser un erudito imperial era tanto trabajo, hubiera desistido. — Anya solo podía pensar en que debía llegar a casa y seguir haciendo tarea, a pesar de que había adelantado lo más posible.
—El hecho de ser los mejores alumnos del Edén pudo darte una pista.
Anya lo observó de reojo, el como desde hace unos días el Segundo se notaba un poco... extraño. No podía decir que cosa, pero lo sentía irritado o un poco distante. Ella consideró si había hecho algo que pudiera molestarlo, aunque nada vino a su mente. ¿Hizo algo malo sin darse cuenta? Recordó que había chocado con él cuando corría en un intento de llegar a la clase, él la había sostenido antes de que cayera al suelo. Pero su esfuerzo por llegar fue para nada porque el profesor no había ido a clases.
Ella en ocasiones no podía entenderlo y las ganas de leer su mente la superaban, eso podría ayudar a entenderlo aunque... la realidad es que podrían confundirla aún más. Por que entender la mente desastrosa, intensa y confusa de Damian siempre era un reto. De niño era demasiado ruidoso, a pesar de que los años habían pasado, él pensaba tantas cosas a la vez que a Anya le costaba seguir una sola idea. Además que le había prometido a Loid no hacerlo a menos que fuera necesario.
—Hablando sobre eso, la siguiente semana empezaran los exámenes bimestrales ¿estudiaremos juntos el fin de semana?
Era uno de esos rituales que ambos tenían desde hace un tiempo y que habían ayudado a que Anya llegar a ser una erudita. El hecho de estudiar no era algo que la entusiasmara, podría hacer cualquier otra cosa si fuera posible, pero si ella sacaba malas notas y perdía el título, su padre realmente la mataría. En la siguiente reunión quizá podrían ver a Donovan y si ella dejaba pasar esa oportunidad, todo por lo que habían trabajado durante todo ese tiempo se vendría abajo.
Sabía que no debería ni preguntarlo, ellos siempre se veían en la biblioteca de la ciudad o en casa de Anya para estudiar, pero estaba intentando entablar una conversación en un terreno conocido.
—Esta vez no, tengo unas cuestiones familiares.
Anya lo observó totalmente conmocionada por esa negativa, algo que no recordaba que hubiera sucedido en un tiempo, era su ritual a fin de cuentas. Damian captó la mirada confundida.
—¿Sucede algo?
—No, no es nada.
Ambos caminaron hacia la salida y Anya se esforzó en intentar pensar si había hecho algo verdaderamente malo para molestar a Damian. Aunque a palabras de Becky, él jamás podría enojarse con ella, algo en lo cual ella estaba bastante segura, por lo que decidió desechar la idea. Quizá se estaba alarmando demasiado. Solo debía dar su mejor esfuerzo por los exámenes.
La indecisión la llenó al darse cuenta que no había estudiado sola en un largo tiempo... y que quizá podría estar en problemas.
Damian abrió los ojos y se quedó recostado durante un rato, observando el techo de su habitación. Pasó su mano por su cabello, despeinándolo más de lo que ya estaba al despertar, hasta que finalmente se levantó. No podía quedarse descansando, no si quería estudiar lo suficiente y adelantar lo más que pudiera las materias.
La idea de estudiar ese día realmente no le entusiasmaba aunque sabía que era su responsabilidad. Pero esa vez tendría un sabor diferente al no hacerlo con Forger. Sabia que era su culpa, por esa irritación que se quedó consigo toda la semana sobre todo ese tema de Demetrius, cosa que no pudo controlar a pesar de que así lo quiso. Era tan difícil controlar sus sentimientos y pensamientos tantas veces. Estaba siendo un idiota, por lo que reconsideró llamarla para verla mañana. Sabía, sin alardear, que ella estaría perdida sin alguien que la guiara.
Se levantó deteniendo sus pensamientos e ingresando al baño para darse un ducha y conseguir la mejor apariencia que su tiempo en casa podría tener. El ser un Desmond no le permitía el andar con pijama todo el día o no tomar una ducha. Eran demasiadas responsabilidades aún en casa, el mantener en alto el nombre de los Desmond, pero era algo con lo que había aprendido a lidiar.
Una vez que terminó, que se vistió con unos jeans y una playera gris, se encaminó para conseguir algo para comer. En la cocina encontró a Jeeves y se quedó ahí más tiempo del que hubiera querido, siempre la compañía del hombre mayor era la más agradable de la casa. Era el único que parecía interesarle que era lo que tenía para decir, un sentimiento que él no solía experimentar con frecuencia en la residencia Desmond. De niño había sido demasiado duro esa indiferencia de sus padres, algo que quizá se puso apaciguar si su hermano hubiera estado con él, algo que tampoco sucedió. Actualmente Damian había dejado todo eso atrás lo mejor posible, aunque en ocasiones aquella sensación volvía. Jeeves era su salvación cuando quería hablar o distraerse.
Una vez que se tomó la segunda taza de té que Jeeves le había servido, supo que no podría alargar más el momento, no cuando una hora atrás ya había dejado su plato vacío. Se levantó, preguntándose si ese día cenarían con su madre, era algo en lo que últimamente había insistido ante la ausencia de su padre. Melinda Desmond era tan extraña en ocasiones, podía ser amable y hasta algo atenta con él, pero el peso de sus apellidos o quizá su cierto parecido con su padre era algo con lo que no le gustaba lidiar. Pero seguían fingiendo que eran una familia modelo.
Recordó la cena con los Forger y como ahí todo parecía tan diferente, tan genuino y feliz, que Damian en esos momentos donde había compartido mesa con los Forger se sintió tan cómodo. Además que tenía cierta envidia, mínima, por Anya y que ella hubiera tenido una vida más feliz. A pesar de que mucha gente lo admiraba y lo envidiaban por ser hijo del antiguo líder del Partido de Unión Nacional, el renombre de su apellido que abría demasiadas puertas, la realidad es que su vida en familia era tan... complicada. Le hubiera gustado tener una vida más normal, aunque eso significara ser un plebeyo, podría haber disfrutado y sentir el amor de sus padres.
Debía dejar de pensar en eso y concentrarse en los exámenes, debía estudiar. Iba tan distraído que terminó chocando con alguien y casi derribándolo, estiró la mano para sostener y evitar que cayera. No había visto a la mujer del aseo ahí...
—Lo siento
—No, yo... —Las palabras de Damian se atoraron cuando escuchó la voz y se fijó realmente en la mujer enfrente de él que sujetaba. —¿Anya?
Anya Forger se recompuso y le dedicó una de esas miradas extrañas que la representaban.
—Segundo
—Tú... ¿qué haces aquí? —Damian consideró que la idea de pensar tanto en ella lo estaba llevando a alucinar pero había sentido su mano cuando evitó que se cayera.
—Bueno necesitaba estudiar, sabes que no puedo hacerlo sola, porque me cuesta concentrarme —Anya miró a su alrededor con aire ausente.
Damian puntualizó, aunque ¿ella estaba ahí para convencerlo de estudiar? ¿Anya había ido a buscarlo para verlo? La idea agitó ligeramente su pecho y se sintió realmente tonto por haberse negado por sentirse irritado, algo que estaba fuera de si mismo. No quería arruinar las cosas con ella y esto podría hacerlo.
—Entonces... —Damian quería escucharlo al menos de ella, que lo admitiera, si ella decía que fue a verlo...
—Demetrius se ofreció a ayudarme y él fue un alumno imperial a una corta edad, así que...
Damian pudo ver como Anya sonreía y fue consciente de como su pecho se estrujó dolorosamente al escuchar eso. Todas sus ideas se evaporaron, la absurda idea de que ella fuera a verlo a él, que lo necesitara.
—¿Demetrius? —Su voz salió asfixiada al repetir el nombre de su hermano. —¿Has venido para estudiar con Demetrius?
—Si, acabo de decirlo.
Él dio un paso hacia atrás sintiéndose superado por el mar de emociones negativas que brotaron en su interior, emociones que pensó que había dejado atrás. Aquella irritación que había desaparecido se incrementó, además de la ira, junto con la frustración y la propia desesperación ¿qué estaba pasando? ¿Por qué sentía que se había perdido de algo importante?
Anya observó a Damian que se había quedado callado de pronto, parecía que estaba... ¿enfermo? No podía asegurarlo, quizá por eso se había negado a estudiar.
—Bueno, tengo que regresar a la biblioteca, Demetrius me espera...
Ella dio media vuelta para regresar por donde había venido, la realidad es que se había perdido en su ida al baño o esa era la excusa que daría cuando regresara de su ida al baño. Pero una mano apresó su antebrazo y ella subió la mirada, viendo a Damian con el ceño fruncido.
—¿Qué se supone que estás haciendo?
—¿De qué hablas?
—Con Demetrius, que estas haciendo aquí.
Damian no podía encontrar las palabras adecuadas para demostrar toda su frustración. Anya intentó liberarse de su agarre pero él no cedió.
—Te lo he dicho, necesitaba estudiar. —Era la tercera vez que se lo repetía, por lo que Anya estaba convencida de que si estaba enfermo y no la estaba escuchando.
—¿Estudiar con Demetrius? —Él no podía concebir aquello. —¿Por qué necesitarías eso? ¡Tú me tienes a mí, yo podría ayudarte a estudiar, siempre ha sido así, nosotros siempre hemos estudiado juntos! —Su voz salió más colérica de lo que pretendía.
Odiaba la sensación que le dieron esas palabras al pronunciarlas, como si tuviera que recordarle de su existencia y que él siempre había estado para ella, al grado de ayudarla a convertirse en una erudita imperial.
—¿Qué sucede contigo? —Anya tiró de su mano liberándose y lo miró fijamente. —¡Tú me dijiste que no estudiaríamos juntos! Yo solo actué ante tu negativa.
Damian retrocedió como si hubiera recibido un golpe en la cara. Anya lo observó un momento antes de dar media vuelta y alejarse, para encontrar a Demetrius en la biblioteca, sentado observando las libretas en la mesa.
—Siento la demora, me perdí un poco.
—Pensé que habías venido antes a la mansión Desmond, al ser amiga de mi hermano.
—Si, un par de veces, pero Anya siempre se pierde al ser una mansión tan grande.
Demetrius sonrió antes de regresar su atención a los problemas de matemáticas que se había visto impulsado a volver a recordar para ayudarla a darle tips para poder hallar la respuesta con una operación más sencilla.
Anya siguió las palabras del mayor de los Desmond en los problemas, tenía una técnica similar a Damian, a pesar de que él solía hacer operaciones más pequeñas o sencillas para llevar al resultado. Damian era más metódico con sus operaciones, paso a paso.
Recordó al Segundo al verlo tan afectado, como si algo le molestara, algo que no entendía del todo. Ella se había comportado adecuadamente con él ¿acaso era su ego que lo tenía molesto del hecho de que ella no dependiera de él? No le extrañaba, siempre era muy engreído con sentirse superior.
Aunque la verdadera razón por la que Anya había ido ahí no precisamente era para estudiar, que un porcentaje era así, para aprobar sus materias. Pero la razón más grande era el hecho de ir a la residencia Desmond. Recordó a Demetrius, en el Edén que le había dicho que cualquier cosa que necesitara estaría para ella y le había dado su número de teléfono. Anya decidió aprovechar esa invitación para matar dos pájaros de un tiro.
Estudiar para sus exámenes y dos, para comprobar si los rumores sobre Donovan eran ciertos.
Desde que se retiró por enfermedad de la presidencia del Partido de Unión Nacional y fue a un centro especializado para sus cuidados, siempre existieron los rumores sobre que él seguía liderando el partido y que seguía en la residencia Desmond. Anya siempre solía preguntarle a Damian por su padre y él solo decía que estaba igual que siempre, aunque no solía verlo con frecuencia. Las ocasiones en el pasado, contadas, que había ido a la mansión Desmond, no lo había visto. Además que las reuniones que solían hacer entre sus amigos lo hacían en una casa que los Desmond tenían en el centro de la ciudad. Anya no había ido tantas veces como quisiera a la mansión principal.
Por eso había usado la excusa del baño para recorrer la casa con cautela, si lograba encontrar algo podría decirle a su padre. Él no sabía que había ido ahí, solo estaba enterado que estaría estudiando con Desmond, aunque Loid pensaba que con Damian ¿Por qué pensaría otra cosa? Sin embargo, Anya no había encontrado a Donovan ni una sola pista, aunque había sido interrumpida a media misión por Damian, un Damian enojado del que ella no entendía nada.
Estudiaron un par de horas más hasta que la cabeza de Anya no podía seguir almacenando información y Demetrius la llevó a casa. Había aprendido mucho, totalmente, pero no había obtenido información de Donovan. Esperaba pronto que eso se repitiera y en esa ocasión tener algo de suerte.
Demetrius caminaba por los pasillos de la mansión con aire ausente, por supuesto que recordar sus clases del Edén y servir de tutor no eran los planes que había hecho para ese sábado, pero cuando escuchó la voz de Anya y su petición, no pudo negarse.
Eso había hecho su fin de semana más interesante.
Su mirada oscura se centró en la figura apoyada fuera de su habitación y levantó una ceja, curioso de la situación y sin entender bien que sucedía.
—Damian ¿sucede algo?
—¿Qué es lo que pretendes?
—No se de que me estas hablando —Él estaba tan tranquilo, relajado.
—¿Ayudar a Forger a estudiar?
—Bueno, me lo ha pedido porque tú no tenias tiempo, lo cual me resultó curioso porque sabía que estarías en casa todo el día. —Ese fue un golpe bajo para Damian. —Solo quise ayudarla.
Damian observó a su hermano y sus palabras, además que no recordaba cuando fue la última vez que él fue amable con alguien, considerando que su prioridad siempre era su trabajo. Nunca lo había ayudado a él a estudiar más que unas cuantas preguntas rápidas, pero jamás había dejado su trabajo de lado por ayudarlo a él que era su hermano ¿Y a una amiga suya sí? Eso no tenía el menor sentido, por lo que esa actitud extraña de su hermano es lo que le causaba inquietud.
—¿No estas lo suficiente ocupado, o qué es lo que te interesa de todo esto?
Demetrius observó a su pequeño hermano, la manera en que fruncía el ceño y sonrió con cierta diversión de ver a su hermano preocupado por una amiga, algo que jamás pensó ¿o quizá el hecho de que le quitara el protagonismo por ser su tutor lo estaba molestando?
—Bueno, me atrapaste. —Admitió con el mismo de tono relajado y amable. — ¿Mi interés? Anya, sencillamente eso.
—¿Qué? —Damian no esperaba ese tipo de respuesta por lo que lo tomó por sorpresa y como que su propia cabeza no entendía sus palabras.
—Tú amiga es realmente encantadora y única, por lo que me sorprende que no tenga pretendientes en el Edén, pero esos son buenas noticias para mí. —Demetrius caminó hacia él, pasando a su lado. — Deberías descansar, no te ves nada bien.
Sin esperar a comprobar si su hermano menor tenía algo que decir, Demetrius entró a su habitación.
Damian se quedó quieto, sin poder moverse, mientras las palabras de su hermano resonaban fuertemente en su cabeza, recordando las veces que los había visto juntos. Como había besado su mano y como él había ido al Edén a buscarlo, aunque sabía que esa no había sido la razón, por supuesto que no. Él había ido para verla de nuevo.
Demetrius estaba interesado en Anya Forger, la chica de la cual había estado enamorado durante diez años.
¿Por qué ella no tenía pretendientes? Por que él y su abrumador interés había mantenido a todos lejos de Anya en el Edén, él siempre la había mantenido lejos de todos. Él mismo había espantado a chicos que estaban interesados en ella con una simple mirada, aún en el salón de los imperiales, él siempre los alejó de ella. De todos, menos de su hermano, algo que aunque quisiera, no podía evitar.
Y la simple idea de que se la estuviera entregando en bandeja de plata, provocó que le fuera difícil respirar.
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Hojeó la página del periódico una vez que terminó de leer la columna y retomó su lectura con el sonido de la televisión de fondo. Desvió la atención del periódico para ver a sus dos hijos pendientes en la televisión, viendo aquel programa que había sido el favorito de Anya desde la infancia y que se estaba volviendo recurrente para que Alain viera.
No sabía cuál era el interés de sus hijos en ese programa considerando que él era un espía real, pero no quería profundizar en ese tema.
—Anya ¿cómo te fue en el estudio? —No se lo había preguntado porque estaba lo suficiente cansado al regresar de un enfrentamiento con unos rebeldes.
—Bien, como siempre.
Loid no estaba del todo seguro de la respuesta de su hija, ahora más que nada debía cuidar sus calificaciones al ser una erudita imperial. Lo que menos quería es que perdiera el título y sus oportunidades de encontrarse con Donovan fueran reducidas.
—Damian no se bajó a saludar. —Algo extraño, porque siempre solía hacerlo, era demasiado respetuoso a pesar de las quejas de Anya sobre que era grosero, algo que a él no le había tocado ver nunca.
—No estaba con Damian.
Fue ahí que él bajo su periódico para observar a la mayor de sus hijos distraída en la televisión, acosada boca abajo en el suelo.
—Dijiste que estudiarías con Desmond.
—Si, pero no dije con Damian. —Anya miró a su padre desde su lugar. —Estudie con Demetrius.
—¿Qué?
Loid se quedó completamente quieto cuando escuchó las palabras de su hija mayor, dejó el periódico de lado y se inclinó en su asiento.
—Qué estudié con Demetrius Desmond.
—Pero... ¿cómo es posible eso? ¿habías hablado antes con él?
Anya sin moverse le explicó las dos ocasiones que había entablado conversación con Demetrius y como en una de esas dos veces le había ofrecido su ayuda. Algo a lo que Anya tomó su palabra cuando Damian no tenía el tiempo (omitió el hecho de que realmente pensaba que él no quería ayudarla a estudiar esta vez) y terminó estudiando con el mayor de los Desmond.
—Aunque debo decir que su método de estudio es diferente que Damian, realmente me ha ayudado a comprender algunas cosas. —Anya fijó su mirada en su padre que parecía realmente conmocionado. —¿Qué pasa?
—No me dijiste que irías a la mansión Desmond.
—Bueno, quería asegurarme de si Donovan estaba ahí antes de decirte cualquier cosa, pero revisé la casa y no lo encontré por ningún sitio. —Vio a su padre inquieto, por lo que se aventuró a leer su mente, como no solía hacerlo con regularidad.
"¿Eso podría interpretarse como una señal, una coincidencia o quizá él...?"
—¿Por qué sería una señal?
Loid entendió que su hija se había metido a su mente, razón por la cual él siempre intentaba controlar las ideas en su mente en su presencia. Aún así, tomó el periódico que había estado leyendo, se acercó a su hija y se lo ofreció.
Anya lo tomó sin entender que era lo que su padre quería decirle, en ocasiones no era claro y más cuando se metía a su cabeza. Los ojos esmeralda se centraron en las páginas el periódico y al leer el titular entendió la línea de pensamiento de su padre.
"Demetrius Desmond candidato del Partido de Unión Nacional"
Anya miró a su padre que estaba sentado en el sillón.
—Esto es una confirmación al hecho de que Donovan sigue moviendo los hilos detrás. —Anya puntualizó al unir las ideas que su padre le había presentado.
—No lo sé, esto ha sido sorpresivo, no tenemos mucha información de Demetrius ni de su postura con respecto a la de su padre, nuestro objetivo siempre fue Donovan.
Loid había recibido una llamada temprano para una reunión en WISE en la tarde y para ver el camino a seguir. Había muchas teorías al respecto. El hecho de que Demetrius sea el candidato del Partido de Unión Nacional, por sus antecedentes y su apellido, podría asegurar varios números en las elecciones de Ostalis a la presidencia. Pero su candidatura podría significar que Donovan lo estaba usando para tomar por fin la presidencia, o quizá que iba en contra de su padre, eran simples suposiciones, no había nada seguro y eso tenía a WISE alterado ante la incertidumbre.
Había demasiadas cosas detrás, él debía contactar a...
—¿Y necesitan información de Demetrius? —Anya visualizó a su padre que parecía inquieto.
—Si, él es bastante inaccesible, no tanto como su padre, pero se mantiene al margen, pero tendremos que acercarnos para saber qué es lo que está tramando y si Donovan tiene algo que ver con esto... —Loid comenzó a pensar en maneras en que fuera posible, pero no quería sacar conclusiones hasta ir al cuartel.
—Yo podría conseguirla, puedo acercarme lo suficiente, mantenerme cerca con el fin de averiguar todo lo posible.
Loid vio a Anya con ese gesto de determinación, siempre parecía emocionada con el hecho de participar activamente en misiones o tener una vida de espía. Algo que Loid jamás le había permitido y la había mantenido lejos, pero lograba apaciguar esos deseos con el hecho de permitirle ayudarle, como el hecho de pedirle que se quedara cerca de Damian con el fin de que sean amigos y generar un acercamiento orgánico a los Desmond y más específicamente a Donovan.
Pero esa misión, lo que había sido la misión Strix, que se suponía que ella no sabría, era una tarea sencilla y sin peligro que involucraba solo relacionarse. Esto era similar, pero el objetivo era Demetrius Donovan, del cual no estaban seguros y más porque había sido el primer hijo y el que Donovan había criado a su imagen y semejanza ¿y si eso era un peligro para Anya?
—No quiero que te involucres en esto, podría ser peligroso.
—¿Peligroso? Solo tengo que estar a su lado e intentaré leer su mente, es sencillo, lo hice durante años contigo y con mamá y no lo supieron hasta que les dije. —Anya alardeó de la situación, con la intención de molestar a su padre como siempre con el tema, cuando él no se dio cuenta de su habilidad siendo el mejor espía de WISE.
—Esto es diferente Anya, tú...
—No te preocupes papá, puedes confiar en Starling Anya.
Loid observó la mirada determinada de Anya y sabía que no había manera de hacerla retroceder cuando se proponía algo y más cuando eso involucraba su participación en una misión, considerando que ella se aferró a Loid, en el orfanato, cuando se enteró que era espía al leer su mente.
Por lo que simplemente asintió y decidió que considerando como estaban las cosas, una fuente más de información sería de gran ayuda, aunque eso significara que aceptara que su atolondrada hija se vinculara con el primogénito de los Desmond.
Anya caminó sujetando la mano de Alain mientras su madre se adelantaba por las calles en búsqueda de los víveres que Loid le había pedido para la cena. Considerando que Loid estaba lo suficiente ocupado con WISE y todo lo que involucraba la candidatura de Demetrius, le había deslindado tareas que le correspondían a él, a Yor.
Una de esas era ocuparse de las compras y todo lo que ellos necesitaban. Por suerte Anya era lo suficiente mayor para darle un respiro a su madre y cuidar a Alain mientras ella entraba a tiendas o para poder concentrarse en lo que debía comprar. Aunque Anya igual le ayudaba a recordar cosas de la casa.
Observó a su pequeño hermano, era demasiado tranquilo para su edad y en ocasiones era abrumante lo mucho que se parecía a su padre.
—¿Tienes hambre? —Le preguntó a su hermano.
El niño la observó con sus ojos carmesí y asintió una sola vez.
—Hay una panadería aquí cerca, podríamos comprar un pan, vamos.
Anya guio a su hermano a la panadería que estaba a tres puestos, ingresaron y dejó que el niño eligiera el pan que quisiera y ella mismo tomó uno. Las compras con Yor siempre se tornaban largas, ya que ella aprovechaba para poder comprar todo lo que tenía pendiente.
Salieron de la panadería y vio el pan con glaseado que su hermano había elegido y miró el suyo que solo tenía una cobertura de chocolate.
—¿Me das?
Alain observó a su pan y luego a su hermana varias veces, como si lo considerara.
—No, tú tienes el tuyo.
—Pero yo puedo darte del mío —Anya se arrepentía de su elección, el de su hermano se veía más apetitoso. —O puedo cambiarlo por el mío.
—No, tú elegiste ese y este es mío.
Anya frunció el ceño y miró a su hermano de cerca, con firmeza, el niño le devolvió la mirada, tan fría e indiferente como su padre cuando se lo proponía. Acercó lentamente su mano hacia la de su hermano, pero él soltó su mano y se fue corriendo. ¡Era un malcriado! Le había comprado un pan y era tan malagradecido que no podía darle un pedazo, corrió detrás de su hermano con el fin de alcanzarlo aunque estaban a dos tiendas de la sastrería donde estaba su madre. Se acercó peligrosamente hasta Alain y el niño giró el rostro, la observó y le sacó la lengua.
La fémina enfureció y aceleró el paso, pero observó como su hermano terminó chocando con una persona. El niño casi caía al suelo de no ser porque aquella persona lo sostuvo. Anya se detuvo avergonzada, había sido imprudente.
—Lo siento —Ella inclinó la cabeza, disculpándose por su hermano, quien había retrocedido y se había acercado hacia ella.
—Parecían divertidos.
Anya levantó la mirada cuando reconoció la voz, encontrándose con una mirada oscura que había visto por última vez hace unos días atrás.
—Desmond.
—Te he pedido que podrías llamarme Demetrius. —Él le sonrió. —Que alegría volver a verte ¿Cómo fueron los exámenes?
Anya recordó que aquella tarde de estudio había bastado para que entendiera sus dudas de matemáticas que era la materia que más le causaba conflicto. Con el resto había bastado el estudiar en conjunto con sus amigos para aclarar ciertas cosas.
—Creo que bien, el viernes presento el ultimo. —Anya recordó sus últimos pensamientos que había inundado su mente.
Después de que su padre le dijera todo lo relacionado con Demetrius y que ella misma se había ofrecido para obtener información al frecuentar a Demetrius, Anya trazó un plan elaborado para poder llevar a cabo la recopilación de información.
Fue hasta el día siguiente, cuando quería poner en marcha su plan, que se dio cuenta que había un pequeño, gran, error que había olvidado. Que para intentar hacer cualquier cosa, debía encontrarse con Demetrius antes. ¿Cómo podría hacerlo cuando no tenían ni un lugar en común donde encontrarse? Si fuera Damian, el asunto seria sencillo, compartían clases y eran unidos. Pero a Demetrius solo se lo había encontrado en la reunión de imperiales y porque él fue a buscar a Damian a la escuela, por lo que Anya no tenía ni idea de cómo su plan tendría sentido si no lograba concretar una salida con Demetrius.
Había intentado preguntarle a Damian, pero él había estado más callado de lo normal. Por lo que Anya se sentía perdida, pensando si debería presentarse a la mansión Demetrius o convencer a Damian para que la invitara, aunque eso podría ser sospechoso.
Necesitaba alguna manera, eso es lo que había pensado hasta el cansancio y como si obtuviera la respuesta, él estaba ante ella. No podría dejar ir esa oportunidad, no cuando estaba tan cerca, solo necesitaba concretarlo.
—Y por fin seré libre de los exámenes, ha sido demasiado complicado, por lo que Anya quisiera celebrar por unas perfectas calificaciones. —Anya había apostado todo lo que tenía a esa frase, esperando que mordiera la carnada.
—Una celebración siempre ayuda a relajar el periodo después de exámenes.
Demetrius la observó sin decir nada, a lo que Anya se sintió derrotada al notar que no había dicho ni hecho nada de lo que había querido. Muchas veces sus planes no resultaban como quisiera... además que el desconocimiento de Demetrius no hacia las cosas fáciles.
—Y parte del éxito de Anya te lo debo a ti, por lo que deberíamos celebrar juntos.
Él se sorprendió ante sus palabras, aquella invitación de la erudita imperial. Sonrió de tal forma que pareció tan agradable y encantador que las mujeres que transitaban a su lado no podían dejar de mirarlo.
—Me parece una excelente idea, he estado esperando por volver a verte. —Él desvió su mirada un instante, observando a los hombres con los que iba y que se habían adelantado cuando él se detuvo a hablar con ella. —Estaré llamándote a tu residencia el viernes para que pueda pasar a recogerte.
—Anya estará pendiente.
Él la observó tan fijamente, que la mirada oscura la atravesó y la misma Anya se sintió incomoda y avergonzada, ¿Por qué la miraba de esa forma tan...cálida?
—No puedo esperar por volver a encontrarnos. —Él se acercó, acomodó su flequillo que se había desordenado por perseguir a Alain.
Anya vio como él se alejó y sintió un martilleo incomodo en su estómago ante el hecho de como él siempre se acercaba demasiado a ella, sin dudar.
—¡Anya! — Ella giró viendo a Yor llegando con varias bolsas. —Siento la demora, me entretuve con algunas cosas ¿todo bien?
—Anya tiene una cita. —Alain, que había estado de espectador en el intercambio de palabras de su hermana con ese hombre, le comunicó a su madre del resumen de las cosas.
Al menos él podía entender que eso había sucedido, aunque según tenía entendido los chicos debían invitar a las mujeres.
—¿Una cita? —Observó a Anya sorprendida.
—Yo, no lo se.
Anya realmente no podía pensar que aquello fuera una cita, ella estaba haciendo todo eso por el bien de la misión Strix y el futuro de Ostalis, además de sumar puntos para ser una espía de WISE en el futuro.
Pero la verdad es que no estaba segura de sí aquello era una cita o no, pero decidió no darle importancia, solo debía conseguir la información y podría olvidarse de Demetrius Desmond.
Cuando Anya por fin escribió la última palabra sonrió satisfecha y entregó la hoja de su examen, salió del salón hacia la cafetería, donde lo visualizó apenas ingresó. Se acercó hacia él y se sentó enfrente con su comida, sin que el resto apareciera aún. Ella estiró la mano y tomó uno de los panecillos que él había agarrado.
—¿Cómo te fue?
Él levantó la mirada de su comida y la observó un momento, mientras estiraba la mano para tomar el otro panecillo. Él por supuesto que había tomado dos ese día porque sabía cuánto le gustaban a ella y sabía que tomaría uno.
—Bien, he respondido todo.
—Anya igual, confío que todo salga bien. —Anya dio una mordida y se deleitó del relleno de queso. — El lunes te veo donde siempre, traeré algo rico.
Él no respondió, por lo que Anya se inclinó hacía él y colocó su mano sobre la masculina, algo que llamó su atención y lo hizo levantar la mirada hacia ella.
—¿Estamos bien?
—¿A qué te refieres?
—Bueno, esta semana has estado especialmente callado.
Él simplemente la vio durante un momento antes de desviar la mirada hacia otro lado ante el brillo de los ojos esmeraldas.
—Solo he tenido algunas cosas en la cabeza, es todo.
Anya pudo ver como se veía algo decaído o cansado, pero si él no le decía las cosas por su cuenta, sabía que no podía presionarlo para obtener información. Quizá solo estaba estresado por los exámenes, que habían sido particularmente difíciles y por el hecho de mantener el nombre de su familia y más ahora que era candidato a la presidencia.
—Sabes que puedes contarle cualquier cosa a Anya ¿cierto?
Él apartó la mano con un sonrojo evidente en sus mejillas, no quería que ella fuera consciente como unas simples palabras lo alteraban y lo hacían ponerse nervioso. Si ella supiera del poder que tenía sobre él...
Y de que ella era una de esas "cosas" que lo habían mantenido ocupado en la semana, sobre aquel día que la había visto en la residencia Desmond con su hermano mayor y como, a pesar de que eran compañeros de clase, amigos cercanos y alumnos imperiales, ella había preferido ir con su hermano antes que con él.
Aun recordaba cuando vio a Demetrius en la escuela ¿acaso él había ido a buscarlo, utilizando esa excusa, pero su intensión era el ver a Anya? Le parecía improbable considerando como conocía a su hermano, pero esa duda no había dejado de darle vueltas... él estaba pensando demasiado en eso, a pesar que tenía otras cosas más importantes en la cuales pensar.
—Si, lo sé —Él dijo con aire ausente. —Igual yo siempre estaré para escucharte.
Él la miró, encontrándose con la sonrisa radiante de Anya, un simple gesto que causaba un sentimiento cálido en su estómago.
—Podríamos salir hoy a celebrar... —Damian se sintió torpe al mencionar aquello, más porque no había planes para eso.
Se suponía que su ritual era en la escuela, pero la última salida que tuvieron juntos había sido tan buena que quería volver a repetirla.
—Anya no puede, hoy ya tengo planes, pero pnos reunimos como siempre aquí ¿sí?
Damian asintió, pensando en que era inevitable el tener que compartirla con Becky, pero sabia que Blackbell no permitiría que la acaparara para él solo.
Anya se despidió, mientras corría por los pasillos, con la intención de llegar al autobús. Una vez dentro se sentó hasta el final, tarareando una canción y emocionada al estar ante una misión muy importante el día de hoy. Una misión que podría determinar el futuro de todos y de la propia Ostalis y dependía de ella, la agente Starlight. Una vez que llegó a su casa, entró deprisa y se sentó junto al teléfono, decidida a esperar.
Él debería llamar en cualquier momento, por lo que se quedó quieta esperando...aunque los minutos pasaron y apoyó su cabeza en el sillón, con cierta pereza. Sus parpados comenzaron a pesar y los cerró un momento, había estudiado demasiado para esos exámenes y conservar su título de imperial.
Pronto el cansancio ganó y se sumió en un profundo sueño, donde ella tenía un gran castillo en forma de maní, donde el mismo Damian Desmond se arrodillaba ante ella. Un sonido estridente llenó todo el reino que había forjado, alertando a sus tropas. Se sobresaltó cuando el sonido se incrementó y abrió los ojos conmocionada y asustada, sin saber que sucedía, hasta que escuchó el teléfono a su lado sonar de nuevo. Lo tomó sin pensar, con susto y se lo llevó a la oreja.
—¿Hola?
—¿Residencia Forger? —Escuchó una respuesta de confirmación. —¿Se encuentra Anya?
Anya se percató en ese momento en la voz atractiva que Demetrius tenía, profunda, serena y amable.
—Si, soy yo.
El silencio al otro lado de la línea llevó a la fémina a pensar si se había colgado la llamada.
—No se si tú voz suena mejor por teléfono o en persona, pero podría escucharla siempre.
Anya se sorprendió de aquellas palabras y de alguna forma se avergonzó, sintiéndose torpe y sin saber que decir. ¿Qué había sido eso? ¿Era un halago? Claro que ella se creía merecedora de esos comentarios, era una erudita imperial y la futura mejor espía de todos los tiempos de WISE. Pero la forma en que lo había dicho, era lo que la hacia sentir nerviosa. ¿Qué es lo que él pretendía con esas palabras?
—Pasaría por ti más tarde ¿esta bien? —Él siguió hablando ante el silencio al otro lado del teléfono y adivinando que quizá había ido un poco lejos.
—Si, te estaré esperando.
Una vez que colgaron el teléfono, Anya corrió a su habitación en búsqueda de algún traje que cumpliera con su misión. Pensó en algo cómodo, digno de un traje de espía. Pero algo le decía que cualquier sitio que Demetrius eligiera, necesitaría una ropa adecuada. Aún recordaba su salida con Damian y como la había llevado a un lugar elegante ¿Demetrius iría más lejos? No podía saberlo, pero iría preparada.
Utilizó una falda negra y una blusa delicada blanca, refrescante para la época en la cual estaban. Sus padres aún no llegaban, por lo que decidió dejarles una nota cuando el auto blanco aparcó enfrente del edificio. Ingresó al auto cuando al salir unos hombres, seguramente su guardaespaldas, le indicaron que subiera. Dentro del auto se encontró a Demetrius con el cabello perfectamente peinado hacia atrás, un traje elegante de color azul oscuro y las piernas cruzadas. Se veía atractivo, algo que Anya no podría negar.
—Es bueno volver a verte.
Anya sonrió de forma automática.
—Anya igual quería volver a verte.
Él sonrió con la naturalidad que lo envolvía y el auto se puso en movimiento, avanzando por las calles de la ciudad. Anya lo observó de reojo sin saber que podría decir o hablar, considerando que solo se habían encontrado un par de veces y que la ocasión que habían hablado mucho fue porque la ayudó a estudiar, ahora habían salido fuera de todo ese ámbito, por lo que ella no estaba el todo segura.
Por eso se abstuvo de decir algo antes de que llegaran a uno de esos restaurantes elegantes de la ciudad y entraran, sin necesidad de una reservación. Anya sabia que ese restaurante siempre estaba repleto, recodaba escuchar a Becky hablar de eso alguna vez. Sin embargo, ellos habían entrado con sencillez y se sentaron en las mejores mesas, en el segundo piso donde estaban lejos del resto de las personas.
Anya se sintió tan fuera de lugar al estar en un lugar tan sofisticado y elegante, pensando que debió utilizar algo más. Y sin entender el porque Demetrius había aceptado salir con ella, considerando que apenas y se conocían. No obstante, ella sabía a que había venido y era momento de empezar si quería que esa fuera una misión exitosa.
—Es un lugar bastante elegante. —Anya miró a su alrededor para disimular. —Aunque había escuchado que nadie podía comer aquí sin reservación, que debías agendar meses antes.
—Es cierto, pero cuando vengo siempre me ofrecen esta mesa. —Demetrius tomó la copa del vino que le ofrecieron y la probó asintiendo, aunque sabía que ella no podría tomar, no con su edad.
—Las ventajas de ser el candidato al Partido hacia la presidencia ¿no? —Anya bromeó cuando el mesero rellenó su copa con agua que ella se llevó a la boca y miró a Demetrius por encima de la copa.
Él sonrió como siempre y como le resultaba más fácilmente con ella, todo parecía tan sencillo con la Forger.
—Oh si, sobre eso podría ser cierto, pero desde antes he venido a este sitio y siempre me han dado esta mesa, es la mejor del lugar. —Él dio un trago a su copa.
El mesero regresó con unos bocadillos, interrumpiendo la conversación, algo que irritó a Anya, porque esa era su oportunidad.
—Podría ser por el renombre de tu apellido, eres el primogénito del mejor líder del Partido de Unión nacional. —Anya bajó la mirada pero lo observó entre sus pestañas. — Y ahora futuro presidente de Ostalis.
Él se sorprendió ante sus palabras, y como esa mirada lo hizo aguardar la respiración un instante. A pesar de la diferencia de edades, él no era ciego a su gran belleza.
—¿De verdad confías en que ganaré las elecciones?
Anya sonrió de la forma ensayada que tenía para parecer agradable en una conversación.
—Anya está completamente segura, tú excelencia en la escuela Edén, tu familia y tu estatus están a tu favor, además que eres bien parecido. —Estaba tan cerca, tanto, solo debía conseguir un empuje más. —Aunque igual depende de los planes que tienes al tomar la presidencia o tu propuesta electoral.
—Oh sobre eso...
Lo tenía, Anya lo tenía donde quería. Había dirigido la conversación hacia el tema de interés con tanta facilidad que él no lo veía venir. A pesar de que quisiera mentir con sus palabras ensayadas, Anya podría saber exactamente cuales eran sus planes. Por lo que activó su habilidad, buscando la voz de Demetrius entre el mar de voces en su mente, que ignoró fácilmente, algo en lo cual había entrenado todo este tiempo.
Desechó todas las voces y se centró únicamente en el hombre sonriente enfrente suyo, una idea, un plan, cualquier cosa sería un inicio y ella podría moverse utilizándolo a su favor.
Pero Anya no escuchó nada, no podía adentrarse a leer la mente de Demetrius.
Tal hecho la sacó de todo balance, sintiéndose perdida ¿qué es lo que estaba sucediendo? ¿Acaso sus poderes estaban fallando? El mesero se acercó en ese momento y decidió utilizarlo como experimento.
"El candidato Desmond, él siempre deja buenas propinas"
Anya entreabrió los labios cuando lo escuchó tan claro y volvió a concentrarse en Demetrius...pero no escuchó nada, solo el más profundo silencio. Se sintió perdida por primera vez en su vida, eso era lo suyo, su ventaja, su peculiaridad en la familia Forger, eso la convertiría en la mejor espía de WISE, su habilidad de leer mentes y ¿no podía leerle la mente a Demetrius? ¡Podía leer la de su hermano!
Debía estar sucediendo algo extraño ¿Qué estaba pasando? Utilizó con gran intensidad sus habilidades, que no prestó atención a nada de lo que estaba diciendo, solo podía verlo mover sus labios, con la mano sujetando su barbilla en un gesto elegante. Se sintió mareada y aturdida.
—¿Estas bien?
Anya levantó la mirada y observó a Demetrius enfrente con un gesto preocupado, pero su atención recayó en sus manos que estaban cerca una de la otra. ¿Acaso, por alguna extraña razón, su poder no estaba estableciendo la conexión necesaria para poder entrar en su cabeza? ¿Qué podía hacer para reforzar aquella conexión? Sin pensar demasiado, Anya estiró la mano y entrelazó sus dedos con los de él, esperando una señal, una voz, cualquier cosa.
No obstante, solo recibió silencio total.
—Eso ha sido impulsivo. —Anya levantó la mirada —Aunque... prefiero las cosas de esta manera. —Él entrelazó sus dedos.
—¿De que hablas? —Anya se sentía confundida no había escuchado nada, pero algo le decía que se había perdido de algo importante.
—De mi interés por ti, sé que puede ser algo bastante rápido pero con temor a equivocarme, y si existe un interés mutuo, sería realmente agradable el seguir frecuentándonos, para que en el futuro quizá...
—Si, me parece bien —Anya habló de forma impulsiva.
Demetrius sonrió ante esa respuesta, tomó la mano de Anya y se la llevó a los labios. Pronto el mesero apareció de nuevo con los platos fuertes.
Anya no era consciente de nada de lo que estaba sucediendo, lo único en lo que podía pensar en el sentimiento perturbador y frustrante que originó el silencio en la mente de Demetrius Desmond.
Chapter Text
Observó el pizarrón con fijación sin prestar la mínima atención a lo que estaban diciendo, contaba con que Becky tuviera los apuntes para pasárselos después, aunque si no era así, realmente no le preocupaba. Ese día se había movido por inercia, porque su cabeza estaba en asuntos más importantes, aunque más que nada, en uno en especial.
¿Qué era lo que había sucedido con Demetrius Desmond el viernes?
Era la idea que no había dejado de darle vueltas en todo el fin de semana y aún cuando era lunes, no encontraba una respuesta de que sucedió. Habían pasado tantas cosas a la vez, que Anya no había podido concentrarse: el mesero acercándose y hablando sobre su pedido, Demetrius hablando y más importante, su incapacidad de leer su mente.
La presencia del mesero constante para brindar el mejor servicio era demasiado irritante pero ¿no poder leerle la mente a Demetrius? Debía ser una especie de broma o equivocación de su parte, había sucedido algo mal ese día. Quizá no estaba concentrada lo suficiente o sus pensamientos no eran tan ruidosos como los de su hermano, por lo que le costaba captarlos. Seguramente debía ser eso…
Aunque muy en el fondo sabía que se estaba mintiendo a sí misma.
Por qué no había sido un error y ya, sino que ella se había asegurado no una vez, ni dos y mucho menos tres veces. Realmente lo había intentado, se había roto la cabeza utilizando toda su fuerza mental para ingresar a su cabeza.
En primera instancia había pensado que quizá su mente no era de libre acceso o fácil como cualquier otra mente. Por lo que incrementó su poder y lanzó la descarga de habilidades hacia él. Siempre solía pensar en su poder como una especie punzada imperceptible, o una llave que ella misma ingresaba y giraba, manejando a su antojo.
Pero nada de eso había sucedido, sino que había sido atormentada durante el resto de la noche, pensando que de seguro estaba cansada y no podía acceder con facilidad, aunque con el mesero fue extremadamente fácil. Sabía que no era el caso, y ahí caía su pregunta ¿Por qué no podía leer su mente? No había precedentes sobre esa situación, por lo que no podía tomar de ejemplo nada para apoyarse o hacer una teoría. Anya se sentía tan perdida sobre ese tema y no había nadie a quien pudiera preguntarle, estaba sola sobre eso.
Después de que salió del estupor inicial de su incapacidad de utilizar sus habilidades contra él, fue cuando parte de su cerebro captó las palabras que habían salido de la boca del primogénito de los Desmond ¿él estaba interesado en Anya? Recordaba su mano encima de la suya, entendiendo que no podía ser como simples amigos, como era Anya con su hermano, sino que estaba buscando algo mas allá, él tenía un interés amoroso en ella.
Realmente no podía culparlo, ella era irresistible, pero el atraparlo no estaba en sus planes.
Se suponía que solo debía leer su mente, obtener información y de ahí informársela a su padre para que pudiera actuar con eso y alejarse, no le interesaba Demetrius. No de la manera en que él lo había expuesto, hasta ahora le caía bien y en ocasiones la ponía nerviosa al grado de ocasionar aleteos en su estómago.
Sin embargo, sabía que eso podría ser una ventaja en la estrategia de su padre. Las cosas no estaban saliendo como se proponía, por alguna razón no había podido leer su mente, por lo que debía utilizar un plan B. Casualmente Demetrius estaba interesado en ella, por lo que su deber de ella era mantenerlo lo suficiente cerca para obtener información cuando fuera necesario.
Ese era su deber como agente Starlight.
Solo debía esperar un poco más y… ¿después de obtener lo que quería… que sucedería? No era momento de pensar en eso, él estaba interesado y ella lo necesitaba, por lo que solo debía comportarse adecuadamente con él y obtener la información que necesitaba, saber su perspectiva sobre todo lo que su padre necesitaba. Sin embargo ¿qué era lo que involucraba el tener que ceder al interés del primogénito de los Desmond? Nunca había estado en una situación así, de ser cortejada. Su único conocimiento venía de los relatos de Becky sobre Berlint in Love y la relación de sus padres….
A su mente vino una imagen de ella viéndose enfrascada en una relación por conveniencia como sus padres y su rostro se puso pálido ¿de verdad ella…? ¿Qué tan lejos tendría que llegar con todo esto?
La campana resonó trayéndola al presente y sacudió la cabeza, viendo a Becky a su lado.
—Anya, has estado realmente perdida.
—Anya ha estado pensando en su misión.
La chica de cabellos rosados se levantó dejando a su amiga confundida ante sus palabras. Caminaron hasta llegar al comedor, donde hicieron fila para comprar su comida y alcanzaron la mesa que siempre solían utilizar a la hora del almuerzo.
—¿De que hablas? —Becky hizo un esfuerzo de comprender a su amiga —¿Acaso sucedió algo el fin de semana?
Anya se sentó, pasó su cabello por detrás de su oreja, miró a un lado y a otro, en señal de secretismo, para pasar desapercibida. No podía contarle a Becky su misión, pero quería saber su punto de vista sobre la situación con Demetrius.
—El fin de semana, Desmond… —Becky se inclinó al escuchar ese apellido, interesada.
—¿Yo que?
Ambas chicas se sobresaltaron dramáticamente, Becky al ver a Damian detrás de Anya y la Forger al escucha la voz profunda detrás suya.
—¡¿De donde has salido?!
Ninguna de las dos lo había visto llegar, hasta que escucharon su voz a un lado. Becky de verdad podía jurar que no estaba ahí hace un momento, su propio corazón estaba alterado al sentirse atrapada, además que su presencia significaba que no podría saber que sucedió entre ellos dos.
—No sé de que hablas, acabo de llegar. —Damian dejó su charola a un lado de la de Anya y se sentó a su lado. —¿Entonces porque hablaban de mí?
Becky lo fulminó con la mirada al sentirse interrumpida de uno de los temas más interesantes que su distraída amiga tenía.
—¿Hablar de ti, por qué haría algo como eso? No me hagas reír Desmond, no eres importante.
Desmond levantó una ceja, viendo a Blackbell con ese gesto arrogante y a Anya totalmente fija en su comida, como si fuera lo más interesante. Pronto llegaron Ewen y Emile uniéndose al grupo y hablando sobre las tareas y los resultados de los exámenes.
—¿Cómo te fue a ti Anya? —Preguntó Emile.
Anya sonrió con arrogancia, como de niña cuando había ganado su primera Stella.
—Excelente, mis notas de matemáticas fueron perfectas.
—Esas asesorías con Demetrius sirvieron —Becky agregó.
—Si, me ha ayudado mucho.
Damian picó fuertemente con su tenedor la fruta y el aura oscuro lo rodeo, algo que no pasó desapercibido para el resto de los de la mesa, de todos menos de Anya que estaba festejando aún en su mente sus notas perfectas.
—¿Damian? —Se atrevió a hablar Ewen —¿Qué…?
Pero Becky colocó una mano encima de la de su novio, llamando su atención y negando con la cabeza. La primogénita de los Blackbell reprimió una sonrisa divertida ¿acaso…Damian estaba celoso con su hermano por ayudar a Anya? Eso era realmente interesante.
—Le pediré ayuda a Demetrius en el próximo parcial.
Los dos chicos y Blackbell que estaban mirando a Damian pudieron ver como aquel aura negro aumentó de tamaño e hizo muy difícil el poder respirar adecuadamente. El malhumor de Damian era insoportable.
—Anya me adelantaré. —Becky se levantó y se alejó, junto con los otros dos chicos sin dar explicaciones.
—¿Pero porque…? —Anya había estado tan sumida en sus pensamientos, pensando que el estudiar con Demetrius podría ser otra razón para mantenerse cerca, que pensó que se había perdido de algo importante. —¿Por qué se han ido? —Le preguntó a Damian que estaba a su lado, picando la comida en su plato.
—No lo hagas.
—¿Qué cosa?
—No vuelvas a pedirle ayuda.
—¿Qué? —Anya intentó captar sus palabras, hasta que comprendió que hablaba de lo que había dicho momentos antes. —¿Por qué?
Damian, que había estado perdido en su comida, levantó la mirada ámbar y se encontró con los ojos esmeralda con tanto contenido que Anya aguantó la respiración.
—Por que tú me tienes a mí.
Anya sintió su pecho agitarse ligeramente, el ambiente de pronto se sintió tenso, pero quiso relajarlo, aunque no entendía que estaba sucediendo.
—Si tú tienes tiempo para mi… —Miró el plato de Damian y vio una papa cocida, la picó con su tenedor.
Anya lo miró fijamente mientras se llevaba la papa a su boca y se la comió completa.
—Yo siempre estaré para ti.
Esas palabras y la mirada intensa ámbar encima suyo bastaron para que Anya tragara mal y la papa se atorara en su garganta. Agitó las manos, en búsqueda de su vaso de agua, pero Damian actuó más rápido, acercó su vaso hacia ella y Anya tomó de su pajilla, sintiendo como el líquido aflojaba la comida atorada de su garganta.
Anya soltó la pajilla y respiró profundamente, una vez que se sintió a salvo.
—Eso estuvo cerca… muchas gracias segundo. —Lo miró con una amplia sonrisa.
De pronto la campana del termino del receso sonó y ella se levantó.
—Me iré primero, necesito pedirle unas notas a Becky
Anya se levantó rápidamente y se fue, sin voltear.
Por su parte Damian vio su espalda desaparecer, hasta que su atención regresó al vaso que estaba enfrente. Aquel vaso con la pajilla de la cual él había tomado desde que llegó a la mesa y que le había ofrecido a Anya… quien no se detuvo a considerar lo que implicaba.
“Un beso indirecto”
Era totalmente absurdo, considerando que se estaba ahogando con la comida y la prioridad era ayudarla a pasarlo, él mismo no había pensado en nada de eso, hasta que estuvo fuera de peligro. Pero ahora la idea no dejaba de dar vueltas en su cabeza, sobre como sus bocas habían tocado el mismo sitio.
De pronto sintió su rostro caliente y su mirada no se apartó de la pajilla, con su cabeza fantaseando al respecto, la sonrisa femenina, los ojos de jade resplandeciendo y asegurando un retardo en la siguiente clase.
Ese día por desgracia habían tenido educación física en la ultima hora, por lo que había sido un día largo. Anya se había puesto su sombrero y se dirigía a la salida, caminando por el pasillo. Por suerte ese día no había tenido labores con los imperiales, solo podía pensar en llegar a casa y tomar una siesta.
—¡Anya!
Ella se detuvo para ver a Becky acercarse hacia donde estaba, pensaba que saldría con Ewen, por lo que no se había detenido a esperarla al salir de los vestidores. Su amiga llegó a su lado y se inclinó un poco para recuperar el aliento.
—Me has dejado atrás.
—Lo siento, pensé que saldrías con Ewen.
Becky le dedicó una mirada tonta, como si lo que decía eran incoherencias. Ambas emprendieron su camino hacia la salida de la escuela.
—No, porque dejamos un tema pendiente.
—¿Pendiente? —Anya pensó detenidamente, quizá se refería al trabajo que habían decidido hacer juntas.
—¡Sobre lo que sucedió con Damian el fin de semana!
Anya se llevó un dedo a su mejilla en señal pensativa, intentando descifrar a que se refería su amiga. Recordó la plática en el comedor.
—No me refería al segundo.
—¿Cómo que no te referías a Damian? — Becky se sentía confundida. —Dijiste Desmond
—Me refería al primero —Anya acomodó los broches que solía usar en su cabello. —Sali con Demetrius el fin de semana.
Becky dejó de caminar, acto que no pasó desapercibido para Anya, que la imitó. Blackbell la tomó del antebrazo, tiró de ella y se metieron en uno de los pasillos, donde estaban lejos de los demás estudiantes que iban hacia la salida ante el término de la jornada.
—¿A que te refieres con salir?
—Bueno… Anya no lo sabe, Alain mencionó la palabra cita pero yo no estoy segura.
La realidad de las cosas es que Anya solo había sugerido todo eso para obtener información pero nada salió como se lo esperaba. Observó a su amiga que estaba con la boca entreabierta y los ojos desorbitados.
Becky tragó saliva ¿cómo demonios Anya había logrado salir con Demetrius? Recordó haber visto a su amiga interactuando tiempo atrás con el mayor de los Desmond, cuando fue a buscar a su hermano y el hecho de que la ayudó a estudiar… pero ¿Cómo eso llevó a que tuvieran una cita? ¡Es irreal! ¿Acaso se había perdido de algo importante? Se sentía como aquella vez que en Berlint in love se había perdido un capitulo y no pudo ver la confesión de la protagonista y en el siguiente capítulo ya estaban saliendo ¡Estaba perdiéndose de su novela favorita real!
—Tú tienes que contarme con lujo de detalles como es que terminaste en una cita con Demetrius Desmond. —Recriminó Becky sin salir de su estupor.
—¿Tú…saliste con Demetrius?
Por segunda vez en el día ambas se sobresaltaron en su lugar y giraron el rostro, observando a su lado a Damian Desmond de pie, con los ojos abiertos por la sorpresa, las manos en los bolsillos y un gesto de traición en su cara. Becky se mordió su labio, nada de eso estaba saliendo mal.
—Anya no… —Becky no quería ni una especie de malentendido, por lo que salió en defensa de su amiga.
Pero antes de que pudiera decir algo más, Damian sujetó a Anya de su antebrazo y tiró de ella, alejándose del lugar. Blackbell solo pudo ver a ambos alejándose y a Anya con el rostro confundido… Becky no sabía si reír o preocuparse, ese había sido un golpe realmente duro para Damian, el enterarse que su hermano había ido más lejos de lo que él mismo se había atrevido.
Sin embargo, más importante… ¿cómo Damian había escuchado su platica? Hace un momento no había estado ahí, parecía como si hubiera había aparecido, era tan silencioso y lamentable.
Damian había tenido días realmente complicados, con los deberes de la escuela, conservando su puesto de alumno imperial, asuntos que mantenían su mente ocupada y si eso no fuera suficiente, su hermano había estado comportándose extrañamente con respecto a Anya, algo que no lo dejaba tranquilo.
Y más cuando lo había confrontado en la casa después de enterarse que se ofreció a ayudar a Anya a estudiar en su lugar.
Sin embargo, sus pendientes habían logrado relajar el tema, su malhumor respecto a eso y dejar de hacerse ideas en la cabeza de que realmente algo entre ellos dos podría suceder, eso era realmente absurdo. Lo desechó y esa semana decidió a concentrarse en Anya. Quería proponerle el salir de nuevo por alguno de sus chocolates o inventar que necesitaba comprar algo para que salieran juntos, solo ellos dos, aunque eso ultimo sería complicado. Siempre salían con sus amigos, por lo que debía pensar adecuadamente en una buena excusa.
Su enojo había regresado cuando hubo mención de la sesión de estudios de su hermano y Anya, algo que pudo controlar fácilmente con aquel incidente de la pajilla. Todo parecía ir realmente bien…
Hasta que lo escuchó, que Anya había tenido una cita con Demetrius.
Al inicio pensó que había escuchado mal, que la palabra “salir” que había dicho Anya era algo como que se habían encontrado en algún sitio. Pero cuando mencionó la palabra cita y Becky lo había mencionado, toda su visión se había nublado y había actuado sin pensar.
Sus pies pronto alcanzaron el césped del jardín, mientras seguía tirando de Anya que no dejaba de llamarlo para que la soltara. Pero no podía hacerlo, no cuando sus manos temblaban y presionaba tan fuerte su mandíbula que dolía y su mente estaba llena de tantos pensamientos negativos.
Una vez que estuvieron lo suficiente lejos, en aquel lugar que era suyo, donde compartían sus momentos solos, la encaró por fin, viendo el rostro femenino realmente confundido.
—¿Qué es lo que sucede, Segundo?
—Tú… ¿realmente saliste con Demetrius?
Anya desvió la mirada y se llevó la mano a su cabeza, en un gesto ausente que él conocía muy bien, que indicaba que no sabía como decir una respuesta incomoda. Estaba dudando, la acidez en su estomago se incrementó, la ira que emanaba de todo su cuerpo y no era consciente de su propio cuerpo. Él necesitaba que se lo dijera, quería escucharlo. Se acercó hacia ella y la vio retroceder hasta que logró apresarla contra el tronco del árbol y colocó una de sus manos a un lado de su cabeza.
—¿Tuvieron una cita? —La simple palabra quemó su boca al ser pronunciada.
—No lo sé, realmente solo fuimos a comer y… —Anya por alguna razón se sentía temerosa de ver a Damian tan enojado, realmente enojado.
Habían estado juntos tanto tiempo siendo amigos, que ella lo había visto en sus mejores y peores momentos. Lo había visto “enojado” en broma o ante alguna cosa que ella le había hecho. Pero el verlo como estaba ahora, le hacia entender que realmente jamás lo había visto enojado. Anya no entendía porque estaba haciendo eso. Había escuchado una conversación que no lo incluía, además que ¿Por qué eso lo tenía así?
—¿Estas interesada en él? —Utilizó gran parte de su dominio para que su voz no demostrara nada.
—Anya realmente no ha pensado en eso. —Aunque la realidad es que si, estaba interesada en obtener información del mayor de los Desmond.
Anya podía sentir los talones pegados al árbol y la mirada ámbar tan fija en ella que había logrado agitar su pecho, estaba tan cerca, podía ver sus labios tan cerca de ella y percibía su aliento refrescante… lo cual no le permitía pensar adecuadamente. Estaba demasiado cerca, ¿desde cuando eso la desconcertaba? Aunque sabía que era por la forma en que la estaba mirando… ¿Qué quería transmitirle, que era eso tan grande que…? De alguna manera recuperó la valentía que se había ido de ella un momento.
—Si salí con él, como he salido contigo ¡cuando fuimos a comprar chocolates y fuimos a comer! Ha sido igual, de la misma forma, por lo que yo no entiendo porque estas comportándote de esta manera.
Anya pudo ver como la mandíbula de Damian se tensó y sus ojos ámbar siempre similares a la miel para ella…de pronto se endurecieron.
Damian sintió una punzada dolorosa en su pecho ante las palabras de Anya, un golpe certero, sin anestesia, que le quitó toda la energía y el aire de sus pulmones, como si algo pesado lo estuviera aplastando y no pudiera respirar, contrayendo todo su interior en algo doloroso. Podía ver los ojos esmeralda mirándolo fijamente, con valentía, con indiferencia.
Casi podía sentir la bofetada en su rostro y el ardor en su estomago se incrementó.
—No te atrevas a compararnos, a comparar a él, aquella salida con lo que nosotros tenemos… —Su voz sonó contenida, asfixiada. —si estas interesada en él, ¿qué sucede con nosotros, con todo esto?
Anya se quedó completamente quieta al ver los ojos ámbar de Damian Desmond convertirse en la piedra más dura, a la miel más suave y el ver como se inclinaba al decir cada una de esas palabras.
—¿Nosotros? —Anya solo dijo una palabra, pero sonó tan débil, que no reconoció su voz.
La frustración de Damian escaló niveles impensables, el mar de emociones en su interior estaban a punto de consumirlo, de estrujarlo y hundirlo en lo más profundo. Oscuridad, ira, desesperación, frustración, aquella acidez en su estomago que lo consumía…y aún así la tentación de los labios rosados lo dominaba. Se acercó aún más, sus narices se rozaron.
Él atrapó la mirada esmeralda entre la suya, sus manos presionaban fuertemente la madera del tronco con fuerza y por ese momento, todo aquello que siempre había contenido, aquella barrera que siempre mantenía firme, desapareció.
—¿Acaso no te has dado cuenta de… lo que tú…de lo que siento?
El magnetismo de los labios rosados lo embriagó, se inclinó, presionó fuertemente sus labios, cerrando la boca y desvió la cabeza. Se alejó un paso, con su pecho confundido y con el vacío abriéndose paso en su interior.
Anya solo pudo ver a Damian se pie enfrente, y su propio pecho sintió un vacío… su cuerpo se estremeció ante la lejanía y un aleteo fuerte en su estómago la aturdió, de pronto se sintió realmente nerviosa, como si hubiera sido atrapada en algo vergonzoso. El aliento masculino aún estaba fresco en su memoria y la cercanía, el calor de su cuerpo… el calor acudió a su rostro y desvió la cabeza, sintiendo que no podía seguir mirándolo.
Damian la observó una vez más antes de dar media vuelta y alejarse, antes de que su cuerpo regresara y hiciera lo que realmente quería. Por que realmente no había ni una especie de dudas en sus sentimientos, él siempre había sido realmente claro para todo el mundo. Anya era la única que no se había dado cuenta de eso…
El problema es que la acidez en su estómago y el hecho de que ambos salieron, lo hicieron reconsiderar y recordar algo realmente importante…
¿Qué era lo que Anya realmente sentía por él? ¿Acaso esto era importante para ella, lo que ellos tenían, su relación, fuera lo que fuera…tenía algún significado? Temió pensar en una respuesta.
Chapter Text
Anya escribió las anotaciones del profesor de historia que hablaba al frente, sobre un tema del que habían hablado antes pero que ahora se habían sumergido en detalles. Ella había desarrollado el hábito de escribir todo en su libreta, un hábito que Damian le enseño, y que remarcara lo que el profesor decía con énfasis o repetía, porque seguramente vendría en el examen.
No le gustaba mucho estudiar pero se había esforzado todos estos años para llegar a donde estaba, no podía decepcionar a su padre ahora que estaban tan cerca.
Su padre no solía contarle mucho de los avances de la misión Strix, además que era una desventaja el que tuviera prohibido leer su mente, en ocasiones ella se metía a su cabeza, pero su padre cuidaba muy bien sus pensamientos, era demasiado hábil y cuidadoso desde que se enteró de su habilidad de leer la mente. En ocasiones le contaba de algunos movimientos o si se encontraban estancados en la misión.
En ocasiones le había informado a ella y a su madre que habría un operativo en cierta zona de la ciudad o que había unos rebeldes en la zona y que evitaran ir ahí. Pero fuera de eso, nada. Anya sentía que se estaba perdiendo de algo importante, algo grande podría estar pasando y más con el ascenso de Demetrius. Por lo que Anya estaba esforzándose a pesar de no conocer los detalles.
Demetrius Desmond, habían pasado unos días desde su salida y él había acordado en llamarle pronto. Algo que tenía sin cuidado a Anya, aunque se sentía un poco inquieta por su confesión y como debería comportarse a continuación ¿sus palabras deberían cambiar algo? Anya jamás hubiera esperado esa confesión en la salida.
Su principal razón para estar ahí era el poder leer su mente, por lo que una confesión había sido lo ultimo que había visto venir. Y la conmoción de no poder leer su mente fue la que la llevó a no pensar en la confesión hasta el día siguiente. Por lo que ¿Qué debería hacer? Esa noche le había dicho a Demetrius que esperaría su llamada, lo cual estaba lejos de lo que en verdad pensaba.
¿Debía actuar de una forma en particular? Debía preguntarle a Becky o es lo que se había fijado hace días, cosa que no había hecho. Anya tenía cosas más importantes en que concentrarse, como en sus tareas, en la ida a la casa de Becky ese día por una tarea y en el menor de los Desmond.
Sus ojos verdes se desviaron hacia el chico que estaba sentado a su lado, con su mano sosteniendo su barbilla y sus ojos cerrados, estaba dormido.
Si le preguntaran a Anya cuantas veces Damian se había dormido en clases o había demostrado su desinterés en las materias, ella respondería sin dudar que nunca. Jamás en todo los años que habían estado juntos él se había perdido de una clase o no hubiera estado anotando lo que el profesor decía. Era un alumno ejemplar, por eso había logrado ser un alumno imperial antes que ella.
Por lo que verlo de esa forma, tan desganado y adormilado era algo tan extraño.
Anya notó que el profesor observaba en su dirección y empujó con el codo a Damian, quien abrió los ojos inmediatamente con una mirada de alerta. Se movió, mirando hacia su libreta y tomando el lápiz que tenía a un lado, en un intento de pretender que estaba prestando atención y desviando la atención del profesor. Damian escribió unas palabras antes de que sus ojos volvieran a cerrarse.—Segundo ¿estas bien?
Damian abrió los ojos de nuevo y siguió escribiendo lo de la pizarra como si nunca se hubiera dormido.
—Si ¿Por qué lo dices?
—Bueno, no puedes mantenerte despierto.
Damian levantó la mirada y la observó entre su pestañas un segundo, antes de regresar su atención a sus apuntes.
—No se de que hablas.
Anya no se atrevió a decir nada más, porque el profesor no dejaba de mirar a su dirección y porque parecía que en ese momento Damian no quería hablar del tema, así que lo dejó salirse con la suya en ese momento.
Tomó una de las galletas en la charola y se la llevó a la boca degustando su sabor, sonriendo por lo bien que sabia. Esa era una de las razones por las que le gustaba ir a casa de Blackbell, por todo las cosas deliciosas que les daban.
— Entonces… —Anya escuchó a su amiga hablar y decidió concentrarse.
—He terminado mi parte del proyecto ayer. —Admitió, se suponía que ese día solo terminarían los toques finales y terminarían por unir el trabajo, Anya sacó las hojas de su mochila.
Becky negó con la cabeza cuando Anya le ofreció las hojas.
—No, olvídate de eso, no es importante. —Becky desechó con una mano el reporte de Anya. —Ayer no terminaste de decirme que sucedió con Demetrius.
Anya tomó otra de las galletas de la charola mientras evaluaba la pregunta de Becky y lo que debería decir a continuación.
—Te dije que salí con él.
—Si, pero necesito detalles —Becky se sentía como estar viendo una de sus telenovelas, estaba realmente emocionada.
Tomó la taza de té que tenía cerca y una galleta para disfrutar mientras Anya seguía hablando.
—Bueno…fuimos a un restaurante y me dijo que estaba interesado en Anya, que quería que siguiéramos saliendo.
Becky se atragantó con la galleta en su boca y tosió intentando recuperar la compostura, dio un trago a su té y sin poder creerse lo que había escuchado, observó a su amiga enfrente, con una mirada tranquila.
—¡¿Qué?! —Becky se acercó hacia ella una vez que dejó su taza de té y sacudió a Anya de los hombros. —Tienes que contarme cada palabra que dijo.
Anya así lo hizo, le contó lo que dijo o lo que ella recordaba, ya que en ese momento ella estaba perdida en el hecho de que no pudo leer su mente. Becky soltó un grito entre emocionado y ansioso por cómo se habían desarrollado las cosas.
—Esto es algo grande, algo que no esperaba, mira que el que el hermano mayor se atreviera más que el menor es algo que no había calculado pero es ¡Sorprendente! El mundo de posibilidades, ellos lucharan por su amor hasta el final —Murmuró Becky para si misma, emocionada por como las cosas habían resultado.
—¿Qué dices? —Anya no había logrado escuchar bien lo que Becky decía para sí misma.
—Nada, ¿y tú que piensas al respecto con esto?
—No lo sé, no sé cómo debería comportarme a continuación o que debería hacer, eso no estaba en mis planes.
Becky observó a su amiga con una sonrisa en el rostro, mientras tomaba la taza de té de nuevo.
—No tienes que hacer nada, solo sé tú misma. —Fue cuando Becky recordó lo que sucedió ayer. —Sobre eso ¿qué fue lo que te dijo Damian ayer cuando te fuiste con él?
Anya tomó otra galleta y la saboreó mientras pensaba la manera en la cual debería decir las cosas. No estaba del todo segura que es lo que había sucedido ayer.
Él le había hablado con un tono de acusación y había alzado la voz cuando hablaron sobre su salida como Demetrius, aunque él había dicho cosas confusas como el mencionar un nosotros ¿a qué se había referido con eso? Anya rememoró ese momento y lo vio acercarse hacia ella, tanto que su propio corazón brincó estridentemente al captar el singular aroma del segundo y como su nariz había rozado la suya.
Anya no podía dejar de pensar en lo cerca que había estado y lo nerviosa que ella estaba, como si anhelara ese acercamiento. Porque cuando Damian se fue y la dejó sola ahí, Anya se sintió tan vacía y deseó que él regresara, para volver a sentir ese calor que solo él podía darle. No sabía que significaba eso, pero el hecho de ver a Damian enojado y alejándose ese día fue tan… confuso. A pesar de que ese día había estado particularmente normal y se habían sentado juntos y compartido la comida con normalidad. Por lo que ¿debería contarle a Becky? No encontraba una razón para no hacerlo, además quizá podría darle claridad.
—Bueno, me reclamó por lo de la cita y dijo cosas extrañas sobre nosotros que Anya no entendió del todo. —Becky observó a su amiga por sobre la taza mientras daba un sorbo. —Y luego él se acercó demasiado —Anya rememoró de nuevo ese momento y sintió vergüenza pero ¿Por qué? ¿por decirlo en voz alta? No tenía sentido. — tanto que nuestras narices se rozaron y…
Becky la interrumpió al atragantarse con el té y toser fuertemente, casi se le salía por la nariz. Dejó la taza en la mesa y Anya se inclinó hacia ella con preocupación.
—¿Estas bien? —Becky miraba hacia el suelo, por lo que comenzó a preguntarse.
De pronto su amiga levantó la mirada, la sujetó de los hombros y la sacudió.
—¡Olvídate de mí! ¡¿qué fue lo que paso?! ¡¿Sus narices se acercaron y que?! —Sus ojos estaban desorbitados por la conmoción.
¡Anya había enloquecido al no contarle desde el primer momento que esto había sucedido! ¡Anya y Damian! ¡¿Damian se había atrevido a besarla?! ¡Iba a matarlo por no contarle o Ewen por no contarle! Sacudió a Anya, pidiendo una respuesta antes de que entrara en crisis.
—Nada, él dio media vuelta y se fue. —El decir esas palabras de alguna manera sonaron apagadas en sus labios.
Becky la soltó, presionado su palma en su frente con los dientes presionando con furia, Damian era un maldito cobarde, lo sabía desde hace años. El como se moría por Anya desde niños y a pesar de los años y como su relación se estrechó, no se había atrevido a hacer nada. Lo cual era curioso, porque era lo demasiado cobarde para decirle algo a Anya pero no para dejar en claro en toda la escuela que le gustaba y que nadie podía acercarse a Forger si no quería que todo el peso de un Desmond lo aplastara.
No entendía su razonamiento aunque Damian no había dicho nada, solo que todos se habían dado cuenta de sus intenciones, menos Anya.
Era increíble que hasta su propio hermano hubiera llegado más rápido a aceptar su interés y esa debía ser su frustración de Damian, dejando entrever su lentitud y su cobardía. Eso lo había impulsado a hacer algo aunque al final retrocedió, de verdad que quería matarlo por no hacer nada.
—¿Y tú que piensas? —Becky de verdad se había prometido el no intervenir en la confesión de Damian y estaba dejando que él lo hiciera solo, pero estaba desesperándose.
—Nada en particular.
Becky observó a su amiga sin creerse lo que estaba escuchando y sintió algo de lastima por Damian, a pesar de que sabia que él era un cobarde, el hecho de que estuviera enamorado de alguien tan despistada como Anya, no debía ser tarea fácil.
—¿Y que es lo que has pensado? —Becky de verdad quería entender la mente de su amiga.
—Segundo se veía cansado hoy.
Becky tuvo un tic en el ojo, de entre todas las cosas, Anya se había fijado de algo que no tenía la mínima relevancia. Ni ella misma había notado eso, aunque no se la pasaba mucho tiempo viendo a Damian, solo lo hacia porque Anya lo apreciaba y lo mantenía a su lado.
—Yo no me percaté de eso. —Becky le restó importancia. —Empecemos con la tarea.
Anya se entretuvo con las galletas unos cuantos bocados más, antes de hundirse en sus responsabilidades estudiantiles.
Las risas en la mesa sobresalieron y se perdieron con el resto de las conversaciones en la cafetería, conversaciones ligeras y sin sentido en ese periodo de descanso antes de regresar a las rigurosas clases de excelencia academia.
Anya sonrió y miró hacia su lado derecho, para seguir con el chiste con Damian, pero la sonrisa en sus labios desapareció al verlo con los ojos entrecerrados, batallando por cerrarse y su mirada perdida en el plato de comida enfrente de él. Anya se sorprendió de verlo tan ajeno a la conversación entre sus amigos ¿desde el inicio estaba así? Ella recordaba verlo reír aunque no estaba tan segura porque estaba concentrada en las anécdotas graciosas de Ewen y Becky en su ultima cita.
—¿Estas bien?
—Si, todo en orden —Se centró en su comida, llevándose un poco a sus labios.
Aunque él no la miró, lo cual la llevó a pensar ¿acaso el incidente en el patio…lo había molestado? Las veces que él solía enojarse, nunca era con ella, siempre era por algún factor externo, además que su enojo nunca duraba, pero ¿y si ella era la razón? Presionó sus labios y luego de observarlo un momento más se dio cuenta que parecía mas cansado que enojado… ¿acaso algo lo mantenía despierto en la noche? ¿lo que había sucedido entre ellos? Anya no había dejado de pensar en eso después de regresar de casa de Becky y se sentía avergonzada de hacerlo.
Damian de pronto se levantó y tomó la charola de su comida intacta.
—Me adelantaré para hablar con el profesor.
Sus amigos asintieron y siguieron en su platica pero Anya no dejó de verlo mientras se alejaba. Picó un poco de su comida cuando ya no pudo verlo, pero Becky se levantó y le pidió que la acompañara al baño. Ambas fueron, pero Anya no podía dejar de pensar en Damian y que es lo que lo tenía tan disperso. La campana sonó pero Becky seguía en el baño.
—Me adelantaré.
—Si, ahora te alcanzo.
Anya regresó hacia el salón de clases, donde no vio a Damian en el asiento a su lado, a pesar que se había ido antes. Se acercó hacia Emile y Ewen, parándose enfrente de ellos.
—¿Ustedes saben que le pasa a Desmond?
—¿A que te refieres? —Emile fue el primero en mirarla por encima del libro que estaba leyendo antes de que el profesora llegara.
—Ha estado más callado y poco comunicativo conmigo, además que se ve cansado. —Anya recordó las ojeras debajo de sus ojos.
Los dos chicos se observaron un momento entre sí, diciéndose palabras no verbales.
—Digamos que Damian tiene problemas con una mujer en particular que le está causando demasiados problemas.
Ambos observaron atentamente a Anya con gran significado. Se habían prometido a si mismos a no intervenir o decir nada sobre lo que toda la escuela sabia menos Anya. Era un asunto que ambos confiaban que Damian llevaría adecuadamente, pero quizá el dar una pista podría acelerar las cosas o hacer que Anya se diera cuenta de lo que era evidente.
—Hablan de… ¿su mama?
Emile y Ewen la observaron un instante antes de que se cayeran hacia atrás de forma cómica ante la ingenuidad, por no decir otra cosa, de la fémina de cabello rosado, de verdad que compadecían a Damian.
—¿Cómo él puede sentir algo por alguien tan despistada? —Emile susurró para sí mismo.
—¿Qué dices?
—Olvídalo —Ewen agregó.
En ese momento Becky entró corriendo y detrás la profesora, pero Damian no regresó en todo el día y Anya no dejó de pensar en el hecho de que era lo que estaba atormentando a Damian y que extrañaba su presencia.
El día terminó rápidamente y antes de darse cuenta Anya descendía del autobús hacia su casa con algunos libros en sus manos para hacer las tareas pendientes. Se suponía que se quedaría en la biblioteca con Damian ese día, pero como él no volvió, ella no supo más que hacer.
Se quedó esperando a Damian en el pasillo central. Estaba por llamar a su casa, cuando lo vio aparecer, saliendo del baño. Él simplemente se había excusado y se retiró sin muchas ganas de hablar, dejando para otro día su tarde de estudio. Por lo que a ella le tocaba hacerlo sola y debía admitir que le costaba concentrarse.
Por lo que se sentó el resto de la tarde para terminar su parte del proyecto con Becky que no pudieron terminar ayer y otras tareas más. Quería pedirle a Damian que le ayudara a revisarlas, pero no sabía que tanta disposición tendría. Terminó justo a tiempo cuando la cena estuvo lista y escuchó a su madre llamándola. Se acercó entusiasmada porque moría de hambre, al sentarse Loid estaba sentado en el sillón viendo las noticias. Anya siempre prefería comer viendo Spy wars, pero su papa siempre veía las noticias.
“Un altercado en el distrito 5 conmocionó a toda la población cuando un grupo de rebeldes atacaron varias tiendas, en búsqueda de dejar en claro su postura contra el gobierno, tenemos imágenes de…”
—La inconformidad sigue creciendo.
—Es difícil contenerla y más con tan pocos agentes. —Loid estaba realmente preocupado hacia donde estaba yendo ese asunto y como era difícil el poder estar en todos lados.
—Starlight Anya puede ayudar. —Se aventuró emocionada, probando a su padre como cada vez que el tema salía a colación.
Loid la observó detenidamente antes de apagar la televisión y sentarse en la mesa.
—Tú ya tienes un papel como alumna imperial, limítate a eso. —Un papel que le había tomado tantos años… lo cual no dejaba una buena referencia, por lo que no prestaba ni atención a sus peticiones.
Anya hizo un puchero ante la negativa de su padre, como si solo quisiera molestarla ante la única cosa que le había pedido hasta el cansancio pero que se lo habían negado. Ella estaba segura que podrían necesitar sus grandiosos poderes y en su cabeza se desarrolló una imagen de Loid en el suelo y ella defendiéndolo con facilidad. Sería realmente épico superar a su padre, el mejor espía de Wise.
—Alain sacó nuevas notas perfectas —Yor agregó para centrar su atención en temas más ligeros.
Anya no prestó atención a sus padres cuando felicitaron a su hijo, sino a la hamburguesa que estaba devorando animadamente.
Ese día en particular los habían separado en equipos para realizar un trabajo en conjunto que debía exponer alguno de los integrantes de cada equipo. Al mismo tiempo el profesor hablaba sobre cada tema despejando dudas o agregando información que pudiera haber faltado en la exposición. Anya por suerte había quedado con Becky en un equipo junto con dos chicas más del salón y lograron sacar el tema con éxito.
Un chico hablaba al frente sobre su tema asignado, Anya desvió la mirada hacia atrás para ver a Damian en un equipo lejos de sus amigos, con el mentón apoyado en su mano y sus ojos cerrados, de nuevo estaba durmiendo. Sus ojos esmeralda se dirigieron al maestro, por suerte parecía no haberse percatado o eso creía hasta que el profesor observó a todos los alumnos y sus ojos se centraron un instante en Damian. Anya se sintió presa del pánico, giró tomando una hoja de papel, arrugándola lista para lanzársela a Damian para que despertara.
Levantó su mano lista para darle en la cabeza.
—¡Desmond! —La voz del profesor resonó en todo el aula.
Damian se sobresaltó en su lugar, mirando a su alrededor y al profesor enfrente, por supuesto que no había nada que hacer, porque lo había observado durante unos largos seguros asegurándose que estaba dormido.
—A la oficina de Henderson
Damian se quedó quieto un segundo antes de levantarse y salir de ahí ante la mirada de todos. Anya se reprendió por no actuar pronto con la bola de papel en las manos. Se quedó ansiosa el resto de la clase sobre que es lo que le dirían al Segundo y cuando terminaron, se dirigió hacia la oficina de Henderson a pesar de que pronto iniciaría la siguiente clase.
En uno de los pasillos laterales del Edén lo vio sentado contra la pared, con las piernas abiertas y su cabeza recostada en el muro. Sus parpados estaban cerrados, aunque no parecía que dormía, solo que estaba pensativo. Y esa idea se confirmó cuando al acercarse Anya lo vio abrir los ojos y encontrarse con dos orbes ámbar observándola detenidamente.
—¿Te han dicho algo malo?
Más que nada le preocupaba a Anya el hecho de como eso podría influir en su titulo de alumno imperial y en sus stellas. Sabia cuando él se había esforzado para conseguirlas y un error podría condenarlo.
—Solo una advertencia, Henderson es demasiado comprensivo.
Ambos lo sabían desde niños, que el anciano no era estricto sin razón como otros profesores, sino que actuaba con paciencia y para ayudarles a crecer y no solo para castigar.
Anya se inclinó, apoyando las manos en la rodilla y lo observó, las ojeras leves bajo sus ojos, sus parpados entrecerrados por el cansancio y como su propio rostro detonaba la fatiga. Lo evaluó en búsqueda de algún indicio, pero no había nada, debía obtener la información para ayudarlo a que se sintiera mejor. Lo que menos quería es que él se viera en problemas.
—¿Qué es lo que sucede?
Damian simplemente apartó la mirada hacia la derecha, observando el pasillo vacío, algo que Anya interpretó como una manera de cortar la conversación. Ella había aguardado todo esos días el que el Segundo no quisiera hablar de lo que sucedía, sin embargo, esto había llegado a un punto donde su expediente impecable escolar había estado a punto de estar afectado. No podía tener más paciencia y más cuando se suponía que tenían la suficiente confianza para hablar de cualquier cosa que les perturbaba.
Por lo se inclinó hasta sentarse en el suelo, más específicamente entre las piernas de Damian, desapareciendo completamente la distancia entre ellos y apoyó su frente en la masculina, para captar su completa atención. Acto que Damian no pasó desapercibido, su rostro enrojeció estridentemente y su propio corazón estalló en una carrera desenfrenada.
Podía sentir el aliento femenino sobre su rostro y eso le impedía pensar adecuadamente ¿acaso ella…? No, era imposible, además de ridículo, que ella diera el primer paso, cuando él estaba seguro que ella no sentía lo mismo ¿o acaso si…? Su corazón se paró cuando sus ojos se encontraron con los esmeraldas y toda barrera que había forjado por su silencio desapareció, sintiéndose completamente vulnerable ante ella.
—No sé que es lo que te esta perturbando, pero quiero que sepas que Anya siempre estará para ti, para escucharte o consolarte.
Damian sentía su corazón en la garganta, con latidos fuertes que le impedían concentrarse o le era lo suficiente difícil para escucharse a si mismo. Pero las palabras de Anya fueron una caricia suave y tranquilizadora, con su voz dulce y sus ojos verdes brillando y mirándolo únicamente a él ¿era eso así? ¿ella realmente solo lo veía a él?
—Tú… —Su voz salió más insegura de lo que pretendía, pero se obligó a seguir hablando. —Tú eres gran parte del problema.
Anya, sin alejarse, lo miró detenidamente.
—¿A qué te refieres?
Damian presionó sus labios debatiéndose sobre que debería decir o que hacer, ella era siempre tan confusa, cuando pensaba que podía existir alguna señal, terminaba haciendo algo diferente que lo hacía retroceder. Pero en ese momento, ese acercamiento, la manera en que lo miraba atrapándolo en una calidez abrasadora y su aliento golpeando sus labios, tentándolo, hacia demasiado complicado que pensara con claridad. Todo su cuerpo le pedía que lo hiciera, pero había demasiadas razones para no hacerlo ¿debería escuchar a su lado racional?
Su corazón estaba a punto de salirse y temía que ella pudiera escucharlo, la forma en que lo ponía nervioso con tanta facilidad. Y en ese momento a él no le importó nada de eso, ni sus problemas o su cansancio, solo quería tenerla cerca.
Por lo que estiró las manos, rodeando el cuerpo femenino y la atrajo hacía él, abrazándola fuertemente contra su cuerpo, hundiendo su rostro en el cuello femenino. Anya se quedó completamente quieta cuando sintió el calor emanar del cuerpo contrario y la respiración del Segundo contra su cuello, lo cual desató una corriente agradable en su cuerpo.
—Quédate así conmigo.
Anya sintió su pecho contraerse al escuchar la voz baja y profunda tan cerca en su oreja, como un susurro pero con tanta intensidad en cada una de sus letras, que se sintió perdida por primera vez en todo el tiempo que había conocido al Desmond. Sintió su rostro caliente y avergonzada por ese hecho, hundió su rostro en el cuello masculino, captando su agradable aroma del que estaba familiarizada y el que podía disfrutar todo el día.
La presión en su pecho creció cuando fue consciente de como los dedos masculinos presionaron más a través de su ropa y él no dejaba de respirar en su cuello, Anya se sintió mareada pero se quedó quieta. Si aquello lo hacia sentir mejor, fuera lo que fuera, lo aceptaría. Aunque más que un sacrificio, ella lo estaba disfrutando.
Jamás había estado tan cerca del Segundo, aunque si solían mostrar señales de cariño como recostarse en su hombro o tomarlo del brazo al caminar, pero esto era diferente, tenía un significado diferente aunque Anya no entendía del todo cual. Como aquel momento en el árbol de días atrás, cuando él pareció querer y hacer tantas cosas pero se había alejado, dejándola con tantas dudas. O aquel momento que ella pensó que era natural en su casa, cuando se había recostado en sus piernas y él se había acercado hacia ella. Ambos momentos él había desaparecido la distancia pero ¿con que objetivo?
Las ideas no dejaban de rondar su mente y decidió apagarlas, entregándose a ese momento, a la calidez que Damian le daba y a ese momento que solo les pertenecía a ambos, solo a ellos dos.
Y deseó que ese contacto nunca terminara.
Notes:
¡Sé que me he demorado más de la cuenta! Pero mi vida se ha salido de control un poco, entre mudanza, malestar general y mucho trabajo encima....pero al fin he podido regularizarme y les traigo este capítulo.
Traeré uno nuevo el sabado y la siguiente semana espero traer dos más, para compensar los que he dejado pendiente. Espero que se encuentren bien y muchas gracias por leer y sus comentarios.
Chapter Text
El frio viento de finales de otoño recorrieron las calles de Ostania, haciendo que un globo se soltara de las manos de un niño y varias faldas se agitaran por el viento, provocando que varias personas temblaran por la baja temperatura.
Pronto terminaría el otoño, por lo que las hojas seguían cayendo de los arboles en los parques y en las calles, pintando en suelo de concreto de tonalidades amarillas, naranjas y cafés.
Descendió del auto, sintiendo aquella ventisca, agradeciendo por llevar su abrigo caliente y su bufanda. No era demasiado partidario del frio, prefería el clima templado, aunque de niño había disfrutado mucho las guerras de nieve que había tenido con sus amigos. Ahora no le desagradaba pero si le preguntaba prefería el clima caliente. Observó a su alrededor, viendo algunos alumnos platicando, algunas chicas riendo al verlo pasar, susurrando cosas que él había escuchado anteriormente.
No era una sorpresa el interés que ocasionaba en el sector femenino, aunque tenía la mala suerte de que la persona que le interesaba, la única a la cual le interesaba que pensaba de él, parecía tan ausente de cualquier interés suyo. Al menos eso servía para dejar en claro al resto de las estudiantes del Edén en no acercarse a él.
Caminó por el pasillo central que te permitía ingresar al Edén, solo quería llegar al salón de clase y disfrutar de la calefacción, además de una buena bebida caliente.
—¡Segundo!
Un grito lo hizo detenerse y girar para mirar atrás, viendo a Anya acercándose con la mano en alto saludando y con esa sonrisa tan sencilla en ella.
—Casi llegas tarde. —Informó al ver la hora en su reloj en su muñeca.
—Casi, pero no ha sido así, Anya se entretuvo más de la cuenta en desayunar y el autobús me dejó, papá tuvo que traerme. —Lo cual no lo había hecho muy feliz al tener que regresar sobre sus pasos cuando vio a su hija quedarse viendo el autobús a lo lejos.
Damian giró los ojos como si eso fuera lo más tonto que escuchaba. La vio levantar las manos, unirlas y soplar dentro para calentarse.
—Siempre eres tan torpe. — No sabía como podía tomarse las cosas con tanta calma.
Se quitó la bufanda que cubría su cuello y se acercó, colocándose en el cuello, su corazón se agitó ante la cercanía pero lo ignoró. Acomodó la bufanda correctamente y la observó con las mejillas sonrojadas por el frio.
Las cosas con Anya habían mejorado exponencialmente, considerando que él se había sentido tan perdido desde hace unas semanas. Desde sus primeras interacciones con Demetrius y verla en la mansión Desmond por Demetrius había sido un golpe realmente duro. Muchas dudas, preguntas e inseguridades lo aturdieron, llevándose a preguntar que es lo que ella podría pensar sobre sus acciones y como él debería sentirse.
Había decidido dejar aquello de lado, ignorarlo lo mejor posible, pero las cosas se pusieron realmente difíciles cuando se enteró que Anya había salido con Demetrius. Algo que él hubiera ignorado si no lo hubiera escuchado, no creía que Anya fuera a contárselo, porque de ser así ya lo habría hecho. Recordó que la había invitado a salir ese viernes y ella había dicho que ya tenia planes, él había dado por hecho que era con Becky, pero vaya que había sido su sorpresa al ver que ella salió con su hermano mayor.
Era algo que Damian aún estaba intentando dejar atrás, superar, porque lo había hecho perder la cabeza. Al grado de enfrentarla y que en ese momento lo único que podía pensar era dejar las cosas en claro de una vez, decir que la quería y besarla. Pero su sentido común lo había frenado y utilizando la mínima y escasa fuerza de voluntad que tenía, había logrado dar la vuelta y alejarse de ahí.
Pensaba que no había un punto sin retorno, pero varias cosas lo mantuvieron lo suficientemente ocupado para no poder descansar adecuadamente. Por lo que nunca esperó que Anya lo reconfortara de tal manera, acercándose, brindándole ese placer prohibido, dándole un poco de calidez.
Damian se sentía fatal, tan cansado, pero el tener a Anya de esa forma, el poder estrecharla entre sus brazos, oler aquel familiar olor dulce con tintes cítricos, todas las dudas, cansancio y temor se fueron. Lo único que siempre necesitaba era a Anya.
Ella podría ser un cambio radical que definía su buen humor.
Él quería tenerla a su lado siempre, de esa forma, tan cercanos como siempre, la necesitaba tanto. Sus amigos solo decían que solo era necesario el confesarse para que pudieran salir, pero Anya tenia comportamientos tan extraños en ocasiones que lo hacían dudar.
Primero pensaba que tenían algo tan estrecho como nadie mas entendería y eso podría demostrarse con esa ultima interacción de días atrás cuando ella lo reconfortó en el pasillo, abrazándolo para mantenerlo unido. En esos momentos él se sentía tan seguro de lo que tenían. Sin embargo, en ocasiones, ella hacia cosas tan dudables como… salir con Demetrius.
¿Por qué había salido con su hermano?
La única respuesta lógica era el hecho de que le gustaba o le parecía interesante, por eso había aceptado salir. Sin embargo, al confrontarla había admitido que lo hizo por hacer, sin ningún interés de por medio y eso es lo que más le había molestado. Porque había admitido que había sido igual que como salió con él, entonces ¿eso significaba que salir con él no tenía importancia? Se negaba a pensar eso, no quería resumir su relación a algo tan banal como si fuera lo mismo salir con él que con sus amigos.
Anya no era muy buena con las palabras, por lo que él se esforzaba en descifrarla por su comportamiento. Y aquel último acercamiento habían aliviado un poco todo el martirio mental que había estado sobrepensando desde hace días. Se sentía tan cerca de ella, como en el inicio, pensando que quizá ella lo apreciaba tanto como él y que quizá… sentía más que una amistad. Que él era lo suficiente importante, se aferró a esa idea.
Quería compartir cada momento con ella, que completaba su existencia y lo ataba a esa realidad, a entender que pasara lo que pasara, si estaba a su lado, todo estaría bien. Ella era lo que lo motivaba a seguir en los momentos más difíciles.
—Te he dicho que puedo pasar a buscarte los lunes. —Él solía salir cada fin de semana e ir a la mansión Desmond, por lo que empezar la semana con verla sería un gran placer culposo.
—Bien, el siguiente lunes te daré la oportunidad de traer a Anya. —Ella jugó con sus palabras como si eso fuera un privilegio. —Ya que insistes tanto.
Damian que caminaba a su lado se detuvo y ella lo imitó, se colocó enfrente de ella y la golpeó ligeramente su frente.
—No te creas demasiado, solo te estoy haciendo un favor.
Anya hizo un puchero y Damian sonrió divertido mientras siguió caminando, dejándola atrás. Ella lo alcanzó y caminó a su lado, golpeándolo ligeramente con el hombro. Entrecruzó su brazo con el de él y llegaron al salón, encontrando a un par de alumnos ahí, pero no estaban sus amigos aún.
Ambos se sentaron en el mismo lugar de siempre y Anya soltó su mano, acomodando sus cosas y preparándose para clases, acciones que el mismo Damian hizo. La realidad es que Anya se había familiarizado con las rutinas de Damian y las había imitado cuando se esforzó para ser alumna imperial, ahora se habían vuelto parte de si misma.
—No siento la calefacción. —Anya frotó sus manos para encontrar un poco de calor.
Hundió el rostro en la bufanda, captando los olores del Segundo y sintiéndose tan cómoda con ese olor. Siempre el sentirlo a su lado, captar su aroma o sostener su mano la hacían sentir tan segura y cálida.
Observó como Damian frotaba sus manos rápidamente, se detuvo y sostuvo las manos de Anya en medio de las suyas, para transmitirle ese calor. Anya sintió un ligero golpeteo en su pecho ante ese acto pero lo aceptó encantada. Damian acercó las manos a su boca y sopló sobre ellas, para poder calentarlas.
Anya observó como sus labios se convertían en una perfecta o y la forma en que soplaba en sus manos. De pronto se sintió nerviosa y avergonzada, recordando que eso mismo había sentido días atrás cuando él la había abrazado. Ella quería que la envolviera entre sus brazos de nuevo, porque sabía la calidez que desprendiera su cuerpo.
Se sintió tan extraña y avergonzada por pensar en eso, que intentó retirar sus manos, sintiéndose perdida pero con la intención de poner un poco de distancia.
—Quédate quieta, intentó calentar tus manos.
Anya presionó los labios, se sentía tan mal, tan perdida, pero se quedó quieta, viendo los labios tan cerca de sus manos, recordando aquel día en el árbol donde él se había acercado tanto. Debía dejar de pensar en esas cosas. Pero él levantó la mirada sin dejar de soplar y pudo deleitarse de ver aquellos ojos ámbar dulces atrapándola…
—¡Anya!
La voz de Becky la hizo sobresaltar y apartó violentamente sus manos, en un intento que ella no viera lo que hacían pero… ¿Qué estaban haciendo? No estaban haciendo nada. Anya se sentía tan extraña, debía desechar ideas sin sentido de su cabeza.
—Becky
—Desmond —Becky la saludó por cordialidad.
—Blackbell —Damian apoyó su mentón en su mano con indiferencia, enojado por ser interrumpido.
Damian muchas veces se molestaba por tener que compartir a Anya, pero lo único que lo reconfortaba es que Anya muchas veces lo había elegido a él sobre cualquier persona, al grado de sentarse a su lado ahora en vez que junto a Becky.
Lo dejaría pasar por esa vez.
Anya llegó aquel miércoles a su casa como cada tarde, entrando con pesadez por el cansancio de la junta de imperiales que había tenido. Quería recostarse un poco antes de hacer sus tareas, aunque había avanzado lo suficiente con Damian ese día.
—Lo entiendo, pero los resultados no han sido favorables en el seguimiento.
Loid vio a su hija ingresando a la casa y guardó silencio, se llevó el teléfono hasta su habitación. Anya, curiosa, agudizó su lector de mente para enterarse de que era lo que su padre le estaba ocultando.
—No hemos entrado nada y Donovan no aparece… además que lo de Demetrius es incierto, por lo que tendríamos que enfocarnos en alguna otra estrategia más efectiva. —Se quedó en silencio. —Si, saldré de inmediato.
Anya se alejó de la puerta cuando escuchó a su padre colgar el teléfono y simuló que ingresaba a su habitación y la cerró detrás suyo. Se paró detrás de la puerta.
Se quedó quieta, pensando en la platica de su padre y que parecía que no había avances en la investigación con los Desmond. Más específicamente con las elecciones que se acercaban y la postura de Demetrius.
Anya recordó que habían pasado dos semanas desde que había sabido de Demetrius y que ella misma se había decidido a investigar lo que era necesario para WISE para poder avanzar. Sin embargo, Demetrius no la había llamado, suponía que era porque estaba lo suficiente ocupado. Tampoco es que ella lo estuviera esperando, la realidad es que se sentía demasiado frustrada con él.
Y su incapacidad de leer su mente.
Se sentía tan perdida al verse limitada de esa forma, esa era su gran ventaja en la mayoría de los casos. El obtener información, planes u objetivos de alguien era confiable y sencillo con ella metiéndose en su cabeza. Y la realidad es que se negaba a decirle a su padre que no había podido leer su mente.
Además que eso no era impedimento para lograr su objetivo, no cuando su idea era ser la mejor espía de todos los tiempos. Debía encontrarse con Demetrius, debía encontrar alguna manera de descifrar sus planes, si se ganaba su confianza, si se mantenía a su lado quizá él dejara salir alguna cuestión o ella podría escuchar algo clave. Debía dejar de huir y enfrentar aquello tan inconveniente y extraño.
Su principal objetivo era el averiguar información que fuera relevante sobre su postura con la ideología de su padre y dos, el estar cerca podría darle pistas el porque no podía meterse a su mente.
Podía leer a Damian con facilidad, siempre había sido así… ¿o acaso no? ¿hace cuanto que no leía su mente? Se asustó ante la idea, debía comprobarlo y luego de eso para debía ir a la residencia Desmond para encontrarse con Demetrius, pero ¿Cómo hacerlo si no había sido invitada?
Se preguntó si la ausencia de Demetrius era por que ya no estaba interesado en ella, había tantas incógnitas envolviéndolo y debía averiguarlo.
Anya ingresó al salón de clases, ese día si había logrado alcanzar el autobús, se había decidido a levantarse más temprano para poder comer tranquila, no podía concentrarse en la escuela sin desayunar.
Al ingresar observó al segundo sentado, leyendo algo, quizá un libro o podría estar estudiando, él estaba tan dedicado siempre. Se acercó hacia él, apoyó ambos codos en su mesa y se inclinó hacia él para llamar su atención.
Damian levantó la mirada con cierta pesadez y la observó, como si fuera interrumpido de algo relevante.
—¿Qué sucede?
—Anya ha llegado a tiempo.
—Si, puedo verlo.
Damian iba a descender la mirada hacia lo que había estado leyendo, cuando algo pareció llamar su atención. Y fue en ese momento que Anya decidió probar que sus habilidades aun siguiera activa y que por alguna razón las estuviera perdiendo.
—“Ha traído la bufanda que le di, ¿acaso ella le gusta usarla o la usa porque es mía? ¿Acaso ella podría estar oliéndola sin que nadie lo sepa?”
Anya abrió los ojos sorprendida… ¿Cómo el podía intuir eso ultimo? Se sorprendió de nuevo al pensar en que lo había reconocido y se sintió tonta, desvió la mirada. Solo lo había hecho un par de veces en casa, la había tomado y había hundido su nariz en la tela, intentando descifrar los matices del aroma del segundo. Entre algo maderoso y fresco, pero a la vez dulce.
Pero sonrió cuando se dio cuenta que sus habilidades seguían ahí, que no lo estaba perdiendo. Y para asegurarse se la pasó leyendo la mente de cada uno de los alumnos del salón durante el día, arrepintiéndose en algunos casos por las cosas extrañas que pensaba con el objetivo de no prestar atención a clases.
Con eso seguro, solo restaba un paso más.
Hojeó el libro que tenía en sus manos, recordándose en el respaldo del sillón, acomodándose para estar más cómodo. Esperaba terminarlo este fin de semana antes de empezar el siguiente que tenía en su lista. Había terminado las tareas y podía disfrutar de su tiempo a solas.
Sus ojos ámbar se dirigieron al teléfono que estaba cerca y se pregunto que es lo que estaría haciendo Anya ese día, podía llamarla para ver si podían encontrarse o podría ir a la residencia Forger, siempre era bien recibido y más desde que…
Un toque en la puerta de su habitación lo distrajo de su lectura aunque mas que nada de sus pensamientos. Levantó su mirada para ver a Melinda Desmond ingresar a su habitación. Pudo sentir como ella lo evaluaba, su porte, sus movimientos y que facciones.
—Damian
—Madre
—¿Estás solo? — Ella miro a su alrededor como si buscará algo en específico.
Damian levanto una ceja ¿Por qué debería estar con alguien? Sabía que Demetrius estaba en la casa, pero no es como si compartieran sus momentos libres juntos y más ahora que era un candidato a la presidencia.
—Si, no habría razón para estar con alguien.
Melinda se llevó el dedo a su barbilla en aire pensativo y luego observó a su hijo.
—Cómo la hija de los Forger ha llegado hace unos momentos, pensé que estaría contigo.
Damián presionó las manos en torno a su libro, cerrándolo.
—¿Anya está aquí?
—Al menos eso me han informado y quería ver si se le ofrecía algo mientras compartían su tiempo de estudio. — La verdad es que la hija de Yor Forger le agradaba al ser la hija de su amiga.
Además que debía admitir que el dejar a ambos chicos en plena pubertad sin supervisión la dejaba intranquila. Se sentía un poco decepcionada de que ella tuviera que venir a ver a su hijo y él no fuera a verla, pero no quería intervenir en sus interacciones sociales.
—¿Anya está aquí?
Melinda evaluó a su hijo levantándose con rapidez, se cruzó de brazos.
—Pensé que lo sabrías.
Damian salió de ahí, pasando junto a su madre para buscarla por la casa. ¿Anya había ido a verlo? Si corazón se hincho fuertemente ante la idea. Ella en contadas ocasiones había estado ahí, más específicamente en siempre estaban en la biblioteca. La mayor parte del tiempo siempre estaba en la casa de la Forger cuando tenían trabajos escolares.
Pero en esa ocasión no tenían trabajos pendientes, por lo que su presencia debía ser por el hecho de querer verlo ¿Acaso había leído su mente o ambos pensaban igual? La idea lo hizo sentir más inquieto.
Caminó listo para defender la escalera cuando vio la espalda femenina y su cabello rosado cayendo libremente por su espalda. Se acercó hasta ella, con una sonrisa en sus labios, intentando no parecer más emocionado de lo que quería.
Pero la sonrisa en sus labios desapareció cuando se dio cuenta que no estaba sola. Enfrente de ella estaba Demetrius sonriendo tan fácil y gentil, aquella sonrisa que te hacía sentir mejor al verla. Y cuando llegó a un lado de Anya la vio devolviéndole la sonrisa y sus mejillas sonrojadas.
Un desazón fuerte, desagradable llenó la boca de su estómago y cualquier sentimiento positivo que tuviera, desapareció.
Anya se fijó en su presencia.
—Segundo.
Damián observó a su hermano enfrente y como sonreía divertido, como si estuviera evaluando su reacción y aquello solo lo enfureció más.
Sabía que debía mantener la paciencia y que su enojo era por los celos de que ambos estuvieran juntos y hablando…. Y el hecho de que había compartido más de la cuenta. Él había avanzado como Damián jamás lo había hecho. ¿Qué había sucedido en esa cita?
¿Acaso Demetrius la cortejo o aún peor… la besó? La simple idea hizo hervir su sangre.
—¿Qué están haciendo? — Fue lo único que se atrevió a decirle.
—Nada en especial, solamente hablábamos — Mencionó Demetrius. — Al menos por ahora. —fue en ese momento que Demetrius le guiñó el ojo.
Damián se quedó de piedra cuando vio a Anya sonrojarse y desviar la mirada Acaso esa banalidad absurda y tonta ¿Le gustaba, ella disfrutaba aquellas cosas? La ira lo embriagó aún más, el hecho de querer apartarla todo lo que pudiera de Demetrius.
—¿Qué haces aquí? — Está vez se dirigió a Anya.
—He venido a verte Segundo.
Damian la observó fijamente para saber si lo que decía era cierto, intentando que esas palabras fueran suficientes para calmarlo.
—Anya ¿Entonces que dices? Será una cena sencilla y habrá música en vivo.
Anya detuvo su mirada de nuevo en Demetrius.
—Si yo creo que…
Pero antes de que respondiera, Damian la tomo de la muñeca y tiro de ella violentamente, haciéndola caminar de prisa por el pasillo.
—Segundo, segundo espera,… — Anya estaba conmocionada por sus acciones.
Damian no se detuvo y siguió moviéndose, guiando a la izquierda y luego a la derecha, hasta que abrió una puerta y ambos ingresaron.
Anya observó como cerraba la puerta y tiró de su muñeca, enojada, liberándose. Estaban en una habitación que no reconocía y se preguntó si quizá estaba en su habitación o era alguno de los muchos cuartos que había ahí.
—¿Qué es lo que te sucede?
Damián soltó una risa sarcástica mientras pasaba su mano por su rostro, despeinado su cabello y caminando inquieto de un lado a otro.
—¿Qué pasa conmigo? — se río sin gracia — ¿Qué es lo que pasa contigo?
—¿Conmigo?
Anya no entendía porque Damian parecía tan inquieto y furioso, pensó que se alejaría de verla ahí.
—Demonios, se supone que viniste a verme a mi — Le reclamó.
—Esa era una excusa… — Admitió Anya.
Se suponía que la excusa es que había ido a verlo para encontrarse sorpresivamente con Demetrius y fijar una cita o algo para poder salir. Lo que fuera para conseguir un poco de información.
Pero al instante que lo dijo de arrepintió, al ver cómo el rostro masculino se transformaba en un gesto herido y furioso.
—¿Una excusa? — se despeinó el cabello y siguió caminando inquieto, pensando lo que debería decir y controlando el explotar en ese momento. —A qué diablos estás jugando?
Anya se sintió atacada por su tono de voz y porque el por fin se quedó quieto y la fulminó con la mirada. Se acercó a ella y ella retrocedió.
—¿Acaso es una especie de juego sobre quién cae primero o a quien retienes a tu lado más tiempo?
Su voz sonaba histérica, por lo que Anya retrocedió un poco más, entre asustada por verlo tan fuera f si. Damián siempre era muy cuidadoso por como actuaba, se movía y lo que decía, por lo que verlo de esa forma tan transparente era nuevo. Anya no sabía lidiar con el de esa forma, se sentía tan perdida.
—No se de qué hablas,
—Primero me haces pensar tantas cosas, después aceptas las salidas de Demetrius y coqueteas con el, luego me abrazas y me haces pensar que sientes lo mismo — En cada palabra siguió avanzando y Anya retrocediendo. —¿ Acaso estás jugando con ambos? ¿Es un retorcido juego para subir tu autoestima? ¿Alguno te gusta en verdad?
—¿Gustarme? No entiendo.
Anya intentó alejarse, salirse por un lado en vez de retroceder, pero él volvió a sujetarla del antebrazo y la obligó a mirarla.
—Yo solo quiero que me mires a mi. — Si voz sonó tan triste y agonizante, era una duplica.
Anya abrió la boca para decir algo, aunque no tenía ni idea de que decir. No entendía cuál era el reclamo de Damian, ¿Ella jugando con ambos? ¿Cómo había llegado a esa conclusión? Pero antes de que dijera algo sus piernas, que habían retrocedido para escapar del mal humor de Damian, se golpearon con la base de la cama y cayó de espaldas.
Damián que no la había dejado de sujetar del antebrazo cedió cuando el cuerpo de Anya cayó, aprisionándola contra el colchón y su cuerpo. Sus ojos ámbar estaban congelados, fríos, de piedra, y aquella mirada que jamás había visto en él la asusto ¿El hablar con Demetrius lo había puesto de tan mal humor?
Los ojos ámbar se fijaron en los ojos esmeraldas grandes y confundidos, sus labios entreabiertos, y su cuello desnudo por la blusa sencilla que tenía.
El calor corporal de Damian la golpeó fuertemente, como una sacudida, una petición a permanecer de esa manera. Lo vio acercarse a sus labios, él desvío un poco su intención y se acerco a su cuello, pasando su nariz por la piel desnuda. Anya se estremeció de pies a cabeza, su mente quedó en blanco.
Él beso su cuello y Anya sintió como todo su cuerpo cedia por completo. Cuando Damian levanto de nuevo la mirada, sus ojos ámbar se habían suavizado, como si estuvieran derritiéndose.
—Solo mírame a mí.
Anya levantó su mano sin pensar y acaricio el cabello masculino, entrelazando sus dedos con los mechones, tiro de el, acercándolo un poco mas, actuando por impulso que por ser racional.
El verlo tan vulnerable ante ella, hizo que despertara un sentimiento de querer protegerlo.
—Tu jamás dudes de tu lugar en mi vida.
—Pero no lo entiendes, yo no quiero solo un lugar, yo lo quiero todo, yo quiero todo de ti.
Anya sintió la garganta seca y vio como los labios masculinos se movían al pronunciar aquellas palabras que agitaron todo su interior. Esos labios que parecían estar llamándola, tentándola…
La puerta sonó dos veces y ambos reaccionaron al mismo tiempo. Damián se aparto bruscamente encima de ella y Anya de incorporo, los dos se quedaron completamente quietos y tensos uno junto al otro cuando Melinda Desmond entro a la habitación.
—Ahí están… es un gusto tenerte aquí Anya.
—El gusto es mío — Anya sintió su voz tan robotizada.
Melinda observó a ambos chicos sentados en la cama, sin mirarse y de forma tan incomoda. Levantó una ceja cuando las suposiciones de ese comportamiento vinieron a su mente.
—La cena está casi lista, espero que puedas acompañarnos.
Anya simplemente asintió, sintiendo como si hubiera sido atrapada por el espía enemigo en una misión. Pero el resto de la noche fue incapaz de mirar a los ojos a Damián sin pensar en como su mente había pensado incoherencias sobre besarlo.
Aún cuando él la llevo a su casa, Anya estuvo tan callada, hasta que él sujetó su mano una vez, en una señal de reconforte. Anya lo miro una sola vez antes de salir del auto y entrar a su casa con el rostro enrojecido.
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Su mirada estaba perdida en algún punto en la pared, sin poder conectar algún pensamiento en su cabeza, solo lo suficiente distraída de la realidad para poder prestar atención a cualquier cosa. Había estado lo suficiente distraída desde el fin de semana, con tantas ideas y ninguna conectándose en su cabeza, pero con una escena materializándose una y otra vez.
—¡Cuidado!
Anya regresó de sus ensoñaciones, giró el rostro lo suficiente para ver como la pelota se aproximaba hacia ella. Sus movimientos fueron lentos, por lo que terminó con la pelota impactando en su rostro. Perdió el equilibrio súbitamente y terminó cayendo al suelo, golpeándose el trasero por el impacto.
—¡Anya! —La voz de Becky resonó más cerca.
Cuando una mano tocó su rostro y fijó su atención en la persona enfrente, pudo ver los ojos ámbar penetrándola en la más exquisita miel.
—¿Estas bien? —Él tocaba su rostro en señal de buscar alguna herida.
—Si, yo...
Damian giró el rostro para ver al chico de su salón que había lanzado la pelota y había golpeado a Anya. Le dedicó la mirada más mortífera y venenosa que pudo, dejando en claro que se encargaría de destruirlo por atreverse a tocar su rostro.
Anya sintió de nuevo la mirada masculina encima suyo y apartó la mirada avergonzada, quitando el rostro para que él no pudiera tocarla, acto que lo desconcertó. En ese momento llegó Becky, que se había sorprendido del nivel de desplazamiento de Damian. Él estaba al otro lado de la cancha, por lo que el verlo aparecer a un lado de Anya antes que ella, que estaba lo suficiente cerca, dejó en claro que si se trataba de Anya, él jamás se limitaría.
—Atrás Desmond. —Becky se arrodilló enfrente de su amiga, llamándola y tocando su rostro, gesto que Anya aceptó gustosamente.
Algo que causó cierto malestar en Damian al ver como ella no aceptaba su preocupación.
—Llévala a la enfermería.
—No necesitas decírmelo.
Becky ayudó a Anya a levantarse y se dirigieron a la enfermería, donde la enfermera le colocó una crema en su rostro por el futuro dolor y una bandita en la nariz para raspar el golpe de la pelota.
—Quédate descansando un momento, quiero asegurarme que todo va bien, en un momento regreso. —La enfermera indicó antes de salir.
Anya movió sus pies en el borde de la cama sin decir una palabra a su amiga y se centró en ver a través de la pantalla.
—¿Qué sucede Anya?
—¿A qué te refieres?
Becky se llevó un dedo a su barbilla de forma pensativa, ella estaba esquivando sus preguntas. Aunque lo que de verdad le interesaba no era el golpe en su rostro que a pesar de haber sido fuerte, sabia que estaría bien, sino el comportamiento que había visto con Damian.
Él había actuado de forma normal, sobreprotegiendo y cuidándola antes que cualquier otra persona. La cuestión en si era el hecho de la reacción que Anya había tenido cuando Damian la tocó, algo normalizado en ambos. Becky aun recordaba la primera vez que los había visto tocándose el rostro en forma de cariño o para quitar alguna "basura del rostro" o en ocasiones cuando sus dedos se entrelazaban. Pequeños gestos que al verlo todos daban por hecho que eran pareja, algo que no estaba lejos de la realidad, solo faltaba que Anya se enterara.
Damian siempre había sido claro con sus sentimientos o al menos desde que dejó de ser un niño malcriado fue mas honesto con lo que sentía, por esa razón es que Becky, a pesar de considerarlo un pesado, lo apoyaba con su querida amiga Anya. Por que el había demostrado cuanto la quería y que antepondría su propio bienestar por que ella estuviera bien. Por eso él había aparecido de la nada a su lado para auxiliarla.
Sin embargo, Anya había rechazado el acercamiento de Damian y si fuera poco, había evitado hacer el contacto visual con él, algo que salía por completo de cualquier comportamiento usual, si esa palabra podía utilizarse con Anya. Algo había pasado y el hecho de que Damian no la llevara personalmente a la enfermería y se lo encargara era prueba de ello. Solo debía hacer las preguntas adecuadas...
Pero la idea de que por fin él se le hubiera confesado y Anya estuviera abrumada por tal acto no dejaba de dar vueltas en su cabeza. Becky no podía dejar de sentirse completamente emocionada por ese hecho, era mejor que en Berlint in love, había más drama y negación por parte de Anya y nadie mejor que ella para facilitar el romance de ambos y ser la heroína.
—¿Sucedió algo con Desmond?
Anya presionó sus labios con gesto ausente.
—No realmente aunque...
—Bueno el hecho de que no puedas verlo a la cara y evitaras que te tocara deja en claro que algo no va bien entre ustedes.
Anya fijó la mirada en su amiga que se había sentado a su lado en la cama.
—¿Él suele tocarme con normalidad?
—Claro, es bastante natural entre ustedes el interactuar.
La Forger se quedó pensando detenidamente en las palabras de su amiga, como si aquello fuera el mejor descubrimiento del mundo.
—¿Me dirás que sucede?
Aunque Anya se quedó completamente callada, viendo un punto en concreto en la enfermería. Becky se sentía desesperada, de verdad que en ocasiones su amiga podía ser demasiado complicada y no podía entrever lo que transcurría en su mente extraña.
—Damian me beso.
Becky, que había estado jugando con las vendas que la enfermera dejó en la cama, las dejó caer y estas se expandieron en el suelo como una carretera. Levantó la mirada de golpe y sujetó a Anya de los hombros, obligándola a mirarla.
—¡¿Qué Desmond hizo que?!
Anya se sentía realmente extraña, porque era primera vez que lo decía en voz alta, lo que sucedió en la mansión Desmond. Ese día ella se bajó del auto totalmente confundida y sintiendo el calor en su cuello, como si pudiera sentir los labios presionando aun contra su piel y su cuerpo contrayéndose de emoción. Por un largo rato consideró si había sucedido o no y cuando lo vio aquel día en la mañana y él simplemente la miró sin sonreír, supo que de verdad había sucedido.
El decirlo en voz alta era un reconocimiento de ella misma de que había sucedido. Observó a Becky con los ojos desorbitados, una sonrisa entre emocionada, sorprendida, conmocionada y desesperada en sus labios, Anya podía jurar que explotaría en cualquier momento.
—Bueno, no fue en los labios ni nada de eso.
—A ver, a ver, me dices que Desmond te besó pero ¿Dónde? — Becky necesitaba detalles.
Anya abrió la boca pero fue incapaz de decirlo, por lo que levantó su mano y tocó con su dedo el lugar exacto donde la había besado. Becky no lo entendió enseguida, pero cuando la comprensión vino a su mente, un grito emocionado salió de sus labios.
—¡No puedo creerlo! El ha ido mas lejos de lo que realmente esperaba, no ha sido demasiado inteligente pero al menos ha actuado... pero... —Ella susurraba y hablaba más para ella misma, sin prestar atención a los gestos de su amiga. —Pero lo más importante ¿tú que piensas o como te sientes?
Anya consideró la pregunta durante unos segundos.
—Anya se siente realmente confundida.
Becky realmente no esperaba que su amiga aceptara sus sentimientos de pronto, porque eso significaría que era consciente de que existían, algo que sabia plenamente que no era así. Pero el estar confundida era un gran avance considerando el modo estado en el que habían estado las cosas desde hace unos años, por no decir siempre.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que te confunde? —Becky quería ayudarla a iluminarse un poco.
—Bueno... no entiendo porque lo hizo ¿quizá por enojo? —Becky casi se ríe por esa reflexión. —Pero pienso que fue un simple impulso de la situación.
Anya le contó en resumidas cuentas lo que sucedió y como Damian se había enojado "de la nada" al verla hablando con Demetrius. Becky no dejó de ser transparente con sus emociones en el rostro, emocionándose hacia donde parecían avanzar las cosas.
—Quizá Anya hizo algo que enojara al Segundo y no estoy segura de como comportarme al respecto. —Anya no podía admitir en voz alta que al verlo se sentía tan inquieta.
Al verlo cuando la pelota golpeó su rostro, sentir sus manos en su rostro y los ojos miel fijamente en ella, su corazón se agitó fuertemente, incapaz de pensar en nada más que en el momento en la habitación de Damian y en la sensación de sus labios en su cuello, cosa que la hacia estremecer de la cabeza a los pies.
—El segundo se molesta por cosas tan extrañas, yo realmente no estoy resentida por lo que sucedió, pero él esta tan extraño.
Becky se pasó una mano en su rostro con cierta frustración ¿Cómo su amiga había llegado a la conclusión que él estaba enojado? De verdad que no era demasiado lista... de verdad compadecía a Damian y lo mucho que debía reprimirse.
—Y acaso has pensado que... ¿él no este enojado?
—¿No lo está? —Becky negó con la cabeza. —¿Entonces... que es lo que sucede? ¿Por qué él actuó de esa forma en su casa?
Blackbell de verdad quería ser directa y dejar las cartas sobre la mesa, pero sabia que era algo que le competía a Damian, pero podría echarle una mano al respecto.
—Bueno ¿eso que sentiste cuando él lo hizo...fue especial?
Anya rememoró la escena, como su cuerpo temblaba al sentir su cuerpo sobre el suyo y como los labios en su piel habían sido una caricia realmente agradable, por lo que terminó asintiendo.
—Eso que él te hizo sentir Anya, no es algo que se sienta por un simple amigo. —Becky le guiñó un ojo. — Y que él lo hiciera tampoco, esto va más allá.
¿Algo que iba más allá que una amistad? A pesar de que su objetivo siempre había sido ser amiga de Damian para poder acercarse a la residencia Desmond y con eso tener a Donovan cerca. Sin embargo, en algún momento esa falsa amistad se había vuelto en algo verdadero y consideraba a Damian como su persona más cercana masculina. Algo similar a Becky que era su mejor amiga pero...esto era diferente, nunca había entendido de que forma, pero la manera en que podría sentirse con Damian era totalmente diferente a como se sentía con Becky.
¿A eso se refería Becky con que iba más allá? Pero ¿en que sentido?
Aunque eso la tenia confundida, porque a Anya le gustaba la relación actual que tenia con Damian y si aquello terminaba arruinado eso, era lo que menos quería. Por eso en todo ese tiempo había intentado pensar cómo es que debería comportarse con Desmond, sin tener una idea clara ¿debía fingir que nunca sucedió? ¿debía mencionarlo? No tenía ni idea que sería mejor.
—Pero ¿cómo debería comportarme?
Becky se acercó, tomó su mano en un gesto amable y le sonrió.
—Actúa como te sientas cómoda, nadie te esta forzando de alguna manera, sé que Damian aceptará cualquier cosa que le des.
Anya lo consideró un momento y asintió. La enfermera llegó tiempo después dándole de alta y salieron de ahí, rumbo a su siguiente clase, se habían tardado el tiempo de educación física. Al llegar afuera de la cancha vieron a Damian esperando, caminando de un lado a otro. Becky sonrió y se alejó, pasando a un lado de Damian.
—Te la encargo.
Anya se detuvo intentando pensar ¿Cómo es que actuaba con Damian de forma normal? El frunció el ceño ante lo que sea que Becky le dijo y de pronto recayó toda su atención en ella. Se sintió nerviosa pero el se acercó, mirando su rostro con fijación.
—¿Estas bien?
—Si, estoy bien. —Anya lo vio sonreír con tranquilidad lo cual la hizo sentir nerviosa, sintió como que debía decir algo para dejar atrás lo que sucedió en su cuarto. —Sobre lo que pasó el fin de semana... yo quiero disculparme. —Pero fue interrumpida abruptamente.
—No, no lo hagas. —Damian habló con una expresión seria en su rostro.
—¿Qué cosa?
—No te disculpes por lo que sucedió —Anya no entendía a que iba todo eso. —Si tu lo haces, yo me veré obligado a hacerlo y... —Se acercó uno, dos paso hacia ella, lo suficiente para quedar enfrente de ella y pasar sus dedos por su rostro, donde la pelota había pegado, sus nudillos sintieron la suavidad de su piel y pronto sus dedos tocaron el punto exacto que había besado, acto que la hizo estremecer. —Yo no me arrepiento de haberlo hecho y nunca lo haré, ni mucho menos de lo que siento.
Anya sintió su rostro caliente cuando lo vio tan cerca y con una mirada que podía atravesarla.
—Yo esperaré, aceptaré lo que tú puedas darme ahora pero, no me haga disculparme.
Anya lo observó y simplemente asintió, Damian le dedicó una sonrisa torcida que alteró su pecho y fue cuando se preguntó a si misma por primera vez ¿qué es lo que Damian sentía? Y aún mas importante ¿qué era ese sentimiento cálido en su interior?
Anya salió de la escuela y caminó rumbo a la parada de al autobús, cuando un auto negro se estacionó enfrente. Lo maldijo, porque si el autobús se veía bloqueado la dejaría ahí y tendría que volver a pie. Pero cuando vio salir a la figura detrás del auto cualquier pensamiento negativo se esfumó.
—Demetrius.
—Anya, siento que ha pasado un tiempo desde que no te veo. —Aunque la realidad la anterior semana se habían visto. —Sube, te llevaré a casa.
Anya obedeció de forma automática, porque el verlo ahí no estaba en sus planes. Luego de lo que había sucedido con Damian lo ultimo en lo que había pensado era en Demetrius, solo podía pensar en lo que había sucedido con su hermano menor.
—¿Estas lista?
—¿Para qué? —Anya se había perdido de nuevo en sus ensoñaciones.
—Para el baile del que te hablé la semana pasada, es el fin de semana ¿podrás asistir?
Anya recordó en ese momento que antes de lo que había sucedido con Damian, Demetrius la había invitado a una especie de baile, algo que ella consideró como una buena oportunidad. Pero las palabras demandantes de Damian sobre mirarlo solo a él y que lo quería todo de ella la habían distraído lo suficiente.
—Aún no he pedido permiso.
Demetrius la observó detenidamente, sonriendo de la forma amble que lo representaba. Anya solo lo miró, pensando en algo, que no había tenido un avance real con él y que debía hacerlo, aunque siempre que estaba con Demetrius alguien los interrumpía.
—Hemos llegado.
Anya se sorprendió cuando a través de las ventanas vio la residencia Forger, eso había sido demasiado rápido.
—¿Quieres pasar? Podrías cenar con nosotros. —No creía que a su padre le importara.
—Lo siento Anya, tengo muchos asuntos que resolver.
—¿Asuntos?
Demetrius apoyó su brazo en el respaldo del auto y acercó sus dedos hacia ella, haciendo un lado su flequillo.
—Como candidato de mi partido, debo asegurarme de tener a las personas indicadas a mi lado. —Sus ojos negros parecieron resplandecer. — gente leal y que apoye mis visiones sobre lo que debía ser Ostania.
Anya se dio cuenta que había dicho el nombre en singular de Ostania, hablado del nombre en el pasado cuando eran dos naciones diferentes y no estaba unificada con Westalis, lo cual llamó su atención.
—¿Y has tenido suerte en ello? —Anya sabia que ese era el punto decisivo, que eso era lo que necesitaba y la razón por la que se mantenía cerca de Demetrius.
La adrenalina corría por sus venas, al sentirse tan cerca.
—Por supuesto, hoy tendré una reunión con gente relevante de Ostania, algunos ministros o personas del entrenamiento, por lo que debo declinar tu oferta. —Él se inclinó aún más hacia ella y sus dedos acariciaron su labio inferior. — Y te tengo a ti en mi vida, eso es más de lo que necesito.
Anya sintió su corazón latiendo tan fuertemente y más al ver cada vez más cerca a Demetrius, lo cual dejó totalmente en blanco su mente. Había algo, no podía decir qué, pero algo verdaderamente atrayente en Demetrius Desmond. Algo en él, o quizá todo en él lograba atraer su cuerpo como un imán, de manera inevitable.
Como si él fuera capaz de desarmarla con tanta facilidad.
Sintió el aliento masculino en su rostro y imperceptiblemente cerró los ojos, esperando por aquello que era imposible de resistir. Él toco su mejilla con su nariz, su respiración estaba agitada como si estuviera conteniéndose demasiado.
—Es demasiado difícil mantener el decoro contigo.
La mirada oscura se desvió un momento hacia la ventana y se alejó con sencillez, lamentando el tener que esperar un poco más para poder probarla.
—Pero tendré que esperar un poco más.
Se bajó del auto, rodeándolo y le abrió la puerta a Anya para que descendiera, la cual no podía estar mas confundida sobre que era lo que había sucedido en ese momento. Pero el tenerlo lejos le permitió pensar rápidamente, tomar algo de los prendedores que solía usar y cuando descendió del auto, tocó la pared a un lado del sillón.
Entendió apenas descendió porque Demetrius había retrocedido, ante ellos estaba su padre, con los brazos cruzados y la mirada rígida.
—Señor Forger, es un placer conocerlo, soy Demetrius Desmond y me he tomado la libertad de traer a su hija a casa.
Demetrius estiró su mano en señal de saludo, algo que Loid vio fijamente antes de extender la propia y aceptar el saludo. Sonrió de forma ensayada, Demetrius se veía radiante, como si hubiera esperado ese encuentro, algo entendible cuando estas cortejando a una mujer y era de gran importancia la familia que tenía.
—Un placer, Loid Forger.
—Lo conozco perfectamente. —Demetrius mencionó con ligereza, pero con emoción contenida.
—¿Disculpa?
—Uno de los mejores psicólogos de la ciudad y el padre de Anya.
Loid se sintió confundido por la actitud un poco evasiva de Demetrius y la cordialidad en cada uno de sus actos. Pero quizá se estaba haciendo ideas al sentirse extraño de ver a su hija con aquel hombre. Se sentía inseguro, inquieto por no saber de que manera verlo y que tipo de pensamientos tendría sobre Ostalis.
—Y tú eres el candidato electo de PUN
Demetrius sonrió mientras se paraba lo mas recto posible junto a Anya.
—Se hace lo que se puede. —Demetrius sacó el reloj de bolsillo, determinado el tiempo que le restaba. —Y me veo en la impertinencia de pedirle permiso para que su hija pueda acompañarme el fin de semana a un evento de beneficencia que tendrá lugar en el museo de la ciudad.
—¿Qué?
—Quisiera hacerlo lo más formal posible, lo que menos quisiera es faltarle al respecto y aceptaré cualquier decisión suya.
Loid observó a su hija que dejaba en claro con su mirada sus intenciones, que quería ir para aquella misión absurda que ella misma se había trasado. Él no estaba del todo seguro, no cuando su instinto le decía que tomara su distancia... aunque no sabia si ese instinto venia de que era mayor que Anya o simplemente la idea de dejarla salir con alguien le perturbaba como su padre.
—No lo se. —No quería dar un rotundo no de inicio.
—Me encargaré de hacer mis tareas, no tendrás que preocuparte sobre eso.
Loid lo pensó un instante más con una expresión seria, observó a Demetrius que parecía tan tranquilo en su sitio, con esa sonrisa que lo representaba y su porte dejaba en claro de que era un total caballero.
—Está bien
Anya saltó en su sitio y abrazó a su padre eufórica de que la presión social le permitiera aceptar la invitación. Por que ¿de que otra manera la hubiera dejado? Sabia que la presencia de Demetrius ahí había ayudado lo suficiente.
—Es hora de entrar Anya.
Anya se despidió de Demetrius y caminó detrás de su padre, pero en algún momento se dio media vuelta, corrió hacia él y beso su mejilla. Anya regresó sobre sus pasos y Demetrius se quedó en su sitio nervioso sobre la iniciativa de Anya. Él siempre era el que daba el primer paso, desde decir que le interesara, pero hacerlo en ese momento había sido totalmente genuino y era algo que Demetrius disfrutaba.
Anya ingresó paso a paso en la residencia Forger con una sonrisa en sus labios, pero fue detenida por la mano de Forger.
—¿Todo bien con Demetrius? No me dijiste que vendrías con él.
—Ha estado esperando a Anya a la salida de la escuela.
—No lo se Anya, solo ten cuidado al estar a su alrededor.
—Quizá no sea como su padre. —Anya intentó defenderlo un poco de los ataques de la inseguridad de su padre.
—No podemos saberlo aun y... —Loid se dio cuenta de la sonrisa extraña que su hija, a pesar de los años, seguía utilizando a pesar de que él le había dicho que podría ser malinterpretada. — ¿Qué sucede?
—Demetrius se va a reunir con personas importantes de Ostania esta noche.
Loid se detuvo en su sitio antes de irse a la cocina a terminar la cena y observó a su hija.
—¿Estas segura de eso?
—Si, él mismo em lo ha dicho.
—Tendría sentido, he visto algunos movimientos extraños de algunos habitantes que WISE había estado siguiendo y que son del viejo régimen de Ostania. —Él adquirió un gesto pensante. —¿Sabes dónde será?
Anya negó con la cabeza, porque sabia que si preguntaba algo como eso seria sumamente sospechoso. Loid sabia que algo así podría haber sido arriesgado pero era una información importante ante sus manos.
—Pero Anya se encargará de averiguarlo.
Loid levantó una ceja ante las ideas de su hija y como solía jugar más pequeña a misiones arriesgadas de extracción de información o peleando contra algún espía contrario. No quería someter a su hija a algo como eso, aunque no estaba seguro de sus habilidades. Y por eso mismo sabía que solo estaba jugando con sus palabras.
—Anya no te metas en problemas.
Ella simplemente asintió mientras regresaba a su habitación. Una vez ahí se dirigió al closet donde revolvió todo su closet entre cajas y cajas, hasta que tomó una que no pensó que utilizaría en un largo tiempo. Corrió a su cama, se sentó y abrió la caja, encontrando un pequeño aparato.
Un monitor de recepción, más específicamente el que le permitiría escuchar lo que sea que Demetrius dijera en el auto. Antes de salir y sujeta a la adrenalina de obtener la información que estaba buscando, se arriesgó a poner un micrófono en el auto de Demetrius, aprovechando que Franky se lo había dado en el pasado para que jugara al espía y jamás volvió a pedírselo, quizá porque pensó que no lo utilizaría.
Anya había esperado pacientemente a hacerlo, estuvo un tiempo intentando comprender el aparato, durante un par de horas, desesperada y pensando que sus intenciones habían sido un fracaso, hasta que escuchó una voz al otro lado y por fin pudo captar la voz del Demetrius Desmond entrecortada.
—"Encárgate de localizar al senador Martinez para esta noche" — Escuchó su voz al otro lado, atenta a cada palabra — Confirma el sitio de la reunión, y dirígete a la mansión, necesito ver a mi padre pronto.
Anya se quedó completamente quieta ¿Donovan estaba en la mansión Desmond? Pero cuando había restado ahí jamás lo había visto ¿acaso se estaba perdiendo de algo importante? Pero aquello le hizo comprender que había tanto que no conocía de Demetrius Desmond y que haría lo que fuera necesario para llegar al fondo de eso.
Por lo pronto se encargaría de brindarle la información a su padre y esperar al menos esa noche que tuvieran alguna especie de victoria, todo gracias a ella, la fabulosa agente Starlight.
Chapter Text
Anya subió el ultimo escalón del edificio y abrió la puerta del departamento donde la familia Forger habitaba desde que la misión Strix inició. De niña siempre buscó aprovechar lo mejor posible su estadía mientras durara, pero actualmente y con su padre eligiendo quedarse con ellas, ahora podía verlo como su hogar.
—Estoy en casa
Dejó su sombrero en la entrada y avanzó por el pasillo con pesadez, había demorado más de la cuenta por las juntas de los imperiales, aunque agradecía que Damian siempre tomara apuntes y prestara atención a todo lo que decían.
—Anya
Escuchar esa voz hizo que se detuviera abruptamente y centrara su atención a la sala del departamento. La voz de su padre sonaba con un ligero sentido de alerta por lo que comenzó a pensar si había descubierto alguna travesura suya. Pero no tenía sentido porque se había comportado adecuadamente desde que se convirtió en una alumna imperial. Giró para encarar a su padre que estaba sentado en el sillón más alargado y enfrente de él, en el sillón más pequeño, estaba Demetrius Desmond con una taza de té en las manos y esa sonrisa arrebatadora a la que cualquier mujer caería.
—¿Demetrius?
—Es un gusto verte Anya
—¿Qué haces aquí?
Anya sintió su corazón acelerarse ¿acaso había descubierto lo del micrófono? No, de ser así no estaría sentado tan tranquilamente en su sala, de una forma tan relajada.
—He venido a verte —Él se levantó, caminando hacia ella y acariciando su cabello en un gesto cariñoso. —Y el señor Forger me ha recibido después del trabajo.
Anya observó a su padre en el sillón con una sonrisa cordial pero sabía que quería decir mucho más de lo podía.
—Ha llegado algunos minutos antes pensando que habías regresado del Edén.
—Si, creo que he calculado mal mis tiempos. —Demetrius admitió.
Anya y el mayor de los Desmond caminaron hacia el sillón y tomaron asiendo, Anya un poco más inquieta de lo que quisiera. Su mamá aún no llegaba, por lo que podía adivinar que había ido a buscar a Alain a la escuela o quizá salieron a comprar, por lo que Demetrius se había quedado ese tiempo solo con su papá.
—¿Hoy tienen algunos planes? Pensé que el baile era mañana. —Loid se animó a averiguar sobre la presencia del mayor de los Desmond en su casa.
—No, no tenemos —Demetrius observó a Anya mientras respondía. —Solo hice un pequeño desvió para ver a Anya. —Y le sonrió de aquella forma fácil y encantadora. —Solo tengo un momento, pero estaba por el área, así que quise aprovechar.
Loid dio un último sorbo al café que tenía entre manos, pensando en cada una de las preguntas de Demetrius.
—Entiendo, de igual forma Anya tiene clases mañana y de seguro usted estará lo suficiente ocupado. — Twilight estaba cortando de esa forma con esa visita que tomó por sorpresa a los dos y que había tensado el ambiente.
—Si, es realmente agotador, pero siempre intento tomarme el tiempo para Anya. —Él la observó de nuevo, pero pronto se levantó. —Pero he cumplido a lo que venía.
Se levantó y se paró enfrente de Loid, quien imitó sus movimientos, ambos se tomaron de la mano en un gesto fuerte y firme. Loid sintió su agarre más fuerte de lo que esperaba pero lo imitó, sin ganas de mostrar dudas o vulnerabilidad.
—Un placer volver a verlo Forger.
—El placer ha sido mío, gracias por venir.
Aquel apretón de manos fue suficiente para que Loid determinara la fuerza de su agarre y la lo seguro que parecía ¿acaso era una especie de mascara o actuaba de esa forma para demostrar algo? No dio su brazo a torcer, lo sujetó fuerte pero sabía que dadas las pruebas no había nada que lo hiciera vincularlo con comportamiento inadecuado.
—Lo llevaré afuera —Fue lo único que Anya dijo en ese momento.
Demetrius caminó fuera de la casa con Anya a su lado, que no podía dejar de sentirse algo inquieta. Pudo ver en la mirada de su padre la señal de advertencia y que la idea de dejarlos solos no le gustaba, pero no tenía excusas para hacerlo. Además que su alto estatus y la misión de llegar al fondo de sus planes no le permitían el actuar por actuar, tenía que evaluar todo su panorama y el hecho de llevarse bien con el mayor de los Desmond era su prioridad, al menos hasta que tuvieran algo claro.
No había querido decirle a su padre que la mente de Demetrius es impenetrable y que no había podido obtener información al respecto. La última vez que le transmitió información sobre la reunión de Demetrius con gente relevante, por lo poco que su papá le había dicho, habían logrado interrumpirla, sin embargo, no habían podido capturar a nadie. Había sido una pequeña victoria para WISE considerando que habían estado perdiendo últimamente por el debilitamiento en los agentes que desaparecían o aparecían muertos.
Era una guerra, donde había bajas cada día, por ambos equipos.
Por eso era una prioridad que Anya obtuviera la mayor información y la había proporcionado con ayuda del micrófono y de esta forma había salvado algunas vidas. Debido a eso Anya se sentía más presionada de no querer fallar en eso. Y quizá por eso mismo se sentía incapaz de admitir en voz alta ante su padre el hecho de que no podía leerle la mente a Demetrius.
Un suceso que nunca había pasado, por lo que decirlo en voz alta podría significar que debía admitirlo y afrontarlo, algo a lo que Anya no estaba preparada. Jamás se había visto imposibilitada el leer la mente de nadie, además que ¡podía leerle la mente a su madre y a su hermano menor! Lo cual era más preocupante ¿qué era lo que impedía que pudiera leer su mente? Hasta ahora no lo sabía, pero intentaba hacer lo mejor, manteniéndose a su lado, para obtener información por el micrófono o con Demetrius hablando y confiando en ella.
Anya era la responsable o el vínculo para que eso sucediera, aunque la idea de que fuera ahí la hacía sentir nerviosa. Damian siempre había estado ahí, visitaba su casa con frecuencia y a sus padres parecía agradarle o al menos no había dicho demasiado al respecto. Pero Demetrius solo la llevaba después de la escuela de vez en cuando, además que últimamente no dejaba se sentirse algo extraña cuando se refería a los Desmond.
—No sabes cuanto te echaba de menos y por eso me tomé el atrevimiento de venir. —Él se detuvo enfrente de ella. Él pareció pensar algo. —Aunque el señor Forger no parecía del todo cómodo.
Anya lo observó mientras caminaban ¿se había dado cuenta de eso? Bueno, quizá su padre había estado más callado de lo normal, pero a su parecer parecía bastante animado ¿Qué el hacia pensar que no le gustaba?
—Tiene miedo de perder a su única hija —Anya dijo lo primero que se le ocurrió, haciendo alusión a una de las películas que había visto con Becky sobre como un padre veía que su hija se enamoraba de un chico y no lo permitía.
—Entiendo perfectamente eso, aunque me sorprende que no tuvieras pretendientes antes, tu belleza es innegable.
Anya lo miró un momento más antes de desviar la mirada y sentirse abrumada por las palabras de Demetrius, él siempre era tan directo con lo que pensaba y decía. Pero eso la llevó a pensar en los intereses amorosos que había tenido en su vida, ninguno... aunque la imagen de Damian vino a su mente. Sacudió la cabeza, fuera de la frecuente convivencia con Damian, jamás había existido un chico en el Edén que la pretendiera, algo en lo que nunca había pensado, hasta ese momento.
Su prioridad es ser una espía, nunca había sido relevante pero quizá el ser atractiva seria un buen recurso al ser espía, si no tenía eso ¿Cómo podría infiltrarse como su padre? Aunque Demetrius confirmaba que tenia su atractivo entonces ¿Por qué no había sucedido?
Habían cruzado la calle donde llegaría el auto para buscar a Demetrius y Anya se apoyó en el muro de las casas de enfrente. Él se inclinó hacia ella y se sintió avergonzada de la poca distancia que existía entre ambos. Demetrius apoyó el brazo a un lado del rostro femenino, alto que no pasó desapercibido para Anya.
—Además que quería saber si estas lista para ser mi acompañante mañana.
Anya había considerado el hecho de ir a aquel evento de caridad con Demetrius, pero ya había aceptado, por lo que no veía razón para negarse.
—Si, en eso habíamos quedado ¿o acaso te arrepentiste de llevarme? —Anya decidió jugar un poco al respecto.
Demetrius le dedicó la sonrisa más arrebatadora que pudo, se inclinó hacia ella y su boca quedó a un lado de su oreja.
—Jamás me arrepentiré de tenerte a mi lado.
Anya sintió su rostro caliente cuando escuchó la voz en su oreja y el aliento soplar su piel, se estremeció hasta la medula ¿Por qué él la hacía sentir tan nerviosa? Él era parte de una misión, era su misión el acercarse y obtener información, pero ¿Qué le pasaba?
—Eso me recuerda, que vine igual para entregarte esto.
La alumna imperial observó como sacaba algo del abrigo elegante que siempre tenía, una caja de terciopelo. Se lo enseñó y la abrió para dejar ver un collar con una esmeralda sujetada por espirales en la base, algo que se veía muy costoso.
—Eso ¿es para mí?
Anya no podía creérselo, el hecho de que él estuviera dándole algo de esa categoría, aunque para él y su fortuna debía ser cosa de nada.
—Si, quiero que lo conserves, ha pertenecido a los Desmond en el pasado.
—¿Estás seguro? Se ve realmente... importante.
Demetrius lo tomó entre sus manos y se estiró para colocar el collar adecuadamente por su cuello, él rozó su piel expuesta con la yema de sus dedos y Anya se estremeció ante el contacto.
—Solamente dejo en claro lo importante que eres.
Él terminó de colocarle el collar y se quedó cerca de ella, con su aliento acariciando su mejilla, deleitándose de aquella cercanía y el aroma que emanaba el cuerpo femenino. De verdad que ella podía hacer temblar a cualquier hombre si se lo proponía, a él lo había animado a intentarlo a pesar de los factores en contra.
—Yo...
En ese momento el auto negro que siempre solía lleva a Demetrius se detuvo enfrente de ambos. El hombre simplemente besó su frente de una manera despreocupada, se despidió con la mano y una vez que estuvo dentro del auto, este avanzó hasta que Anya no pudo verlo.
Loid observó como Anya y Demetrius se habían alejado lo suficiente para la espalda del hombre, pero no podía ver con demasiada claridad, aún así decidió el seguir observando, porque eso es lo que podía hacer con Demetrius Desmond, el observar si saber cómo debería considerarlo como un futuro aliado o un enemigo.
Twilight había considerado algo extraño el hecho de que Demetrius fuera a casa, a pesar de que sería mucho más sencillo el recogerla en el Edén, un comportamiento algo singular. Sin embargo, a pesar de que lo pensara, no podía pensar en alguna razón para su presencia antes de, quizá solo quería darle una sorpresa.
Pero no dejaba de pensar ¿qué es lo que debería pensar de él?
Por suerte el que Demetrius fuera antes, le permitió el entablar una conversación casual.
Loid le había ofrecido un café y estaban sentados en la sala compartiendo uno mientras Anya llegaba de la escuela. Había llegado hace unos minutos y había tocado la puerta, por lo que él no podía dejarlo afuera, por eso lo invitó a pasar para esperar juntos.
—Creo que le alegrará mucho escucharlo, no te he felicitado formalmente por tu rango como candidato, pero cuéntame, soy un apasionado de la política, cuáles son tus propuestas.
Lo había hecho, había lanzado el anzuelo con sus sentidos activados, eso era el asunto de todo y considerando que las cosas no estaban saliendo como debería ante la perdida de varios agentes, sentía que era una pregunta valida y sin peso, que podría darle alguna pista para determinar su postura. Era algo que le preguntarían no solo una vez al ser el candidato de su partido, lo cual facilitaba las cosas.
— Es una larga lista, me gustaría contar con más tiempo y contarle a fondo.
Y aquello parecía una manera de evadirlo con total clase y sutileza, lo vio llevarse la taza a los labios y tomar un poco de café. Loid le sonrió en respuesta, de la forma ensayada que sabia.
—Lo entiendo —Él no quería presionar al primero momento, pero considerando la manera en que evitó su pregunta, debía orillarlo un poco más para ver su reacción y si podía obtener algo. — Personalmente concordaba con varios de los ideales de tu padre, aunque para muchas personas lo llamaban demasiado conservador.
Ahí estaba, era necesario que él aceptara que compartía esos ideales para generar una confianza en la otra parte, con eso podría dar pie a que dijera algo al respecto, lo que pensara o sus planes. Si entendía que apoyaba las ideas radicales de Desmond, que a pesar de todo lo apoyaba, el resto era demasiado fácil.
Solo debía observar un poco más y analizar sus palabras.
—Me temo que no sería mi caso señor Forger, admiro a mi padre, pero no comparto su forma de pensar.
Loid detuvo la bebida en sus labios y lo observó detenidamente, evaluando sus facciones despreocupadas, la forma en que había dicho las cosas y los ademanes con sus manos mientras tenía sujeta la taza de café en sus manos. Y todo parecía indicar que no estaba mintiendo ¿acaso podría confiar en eso?
Había demasiado en juego para confiarse tan rápidamente, por lo que dejó la taza en la mesa y le sonrió de forma fraternal.
— Tal vez nuestra tiempo ha pasado y es turno de confiar en el criterio de los más jóvenes.
Fue en ese momento donde Anya había entrado.
Loid se sentía confundido y pensativo por aquella pequeña interacción entre ambos y como él tenía tan bien controlado cada uno de sus ademanes, palabras y expresiones. Podía ser que era totalmente consciente del peso de sus palabras y buscaba hacerle creer a la gente lo que quisiera. Sin embargo, de igual forma podría estar diciendo la verdad, porque todo indicaba que así era, que no estaba mintiendo. Quizá era un buen mentiroso, como él y nadie mejor que un mentiroso para descubrir a un mentiroso.
Aunque no había obtenido nada y actualmente se sentía inquieto de Demetrius y lo que pudiera estar pensando con hacer. Dejó salir un suspiro profundo y vio a Demetrius acercarse a Anya más de la cuenta, algo que lo molestó de sobremanera.
Sabía que por parte de Anya no había un interés genuino, que estaba ahí para obtener información, pero le costaba creer que él estuviera interesado en su hija. Aunque más específicamente le molestaba que fuera así, lo quería lo suficiente lejos de ella y más al no poder comprobar sobre como estaban parados al respecto ¿confiar o no confiar, verdad o mentira? Aún no había nada seguro.
Aunque si había algo, algo que había tenido presente y que recordó en ese momento al ver a Demetrius siendo tan afectuoso con Anya.
—Le prometí que algo como esto no sucedería.
Un dedo tocó su frente y Anya se levantó de golpe, había sido descubierta durmiendo en la biblioteca. Pero pronto vio unos ojos ámbar mirándola fijamente con una expresión de reprimenda.
—Te he encontrado.
Anya se había escapado de la junta de los imperiales aquel día para estudiar un poco en la biblioteca y adelantar las tareas. Su padre le había dicho que si tenia pendientes escolares no iría al baile de beneficencia, parecía bastante enfocado en que no fuera. Y como quería demostrarle que era capaz de hacerlo, se había decidido a terminar.
—¿La junta de imperiales terminó?
—No, pero tu ausencia fue evidente. —Damian se sentó a su lado, acercando la mano para apartar su cabello de su frente y poder apreciar más su rostro.
Anya se quedó quieta sintiendo esa caricia y su interior se agitó, aunque se apartó con disimulo para ver su tarea.
—Me dirás que es lo que dicen ¿cierto? —Anya no estaba del todo segura como comportarse con él después de lo que había pasado con ellos.
Becky le había dicho que se comportara normalmente y eso intentaba, pero apenas era consciente de las veces que Damian parecía acercarse más de la cuenta o la tocaba.
—Lo haré si... tú me acompañas a un evento hoy en la noche.
—Lo siento, ya tengo planes, pero... podríamos salir mañana, yo invito. —Anya no quiso decir mucho, porque sabía que Damian no le gustaría saber sus planes.
Por alguna razón no parecía nada feliz cuando se enteraba sobre sus salidas o encuentros con Demetrius. Tenia la suposición que eran celos, quizá de que estuviera cambiándolo por su hermano, algo absurdo pero para evitar discusiones como la que sucedió en su habitación donde besó su cuello... decidió guardarse el secreto.
Damian le sonrió ligeramente como si esa fuera una buena noticia, la mejor que había escuchado en un tiempo.
—Lo tomaré como un intercambio equivalente.
Aunque Damian podría estar ganando más, algo de lo que Anya no era consciente.
Anya abrió la puerta después que sonó tres veces, encontrando a Demetrius de pie en la puerta con su cabello peinado tan pulcramente como siempre y un smoking negro con una camisa blanca debajo y una corbata negra que iba a juego con todo su traje. Se veía mucho más elegante de costumbre, aunque siempre conservaba su porte.
Demetrius sonrió cuando vio a Anya asomarse en la entrada con un esplendido vestido rosado de strapple y con una caída en v inversa, dándole un toque elegante, como de princesa. El rosado resaltaba su cabello y aún más sus ojos esmeralda junto con el collar que él le había regalado un día atrás.
—Te ves realmente encantadora.
Anya dio una vuelta luciendo el vestido que tenía, que su madre le había comprado para la ocasión. Habían recorrido varias tiendas para encontrar un vestido que entrara en su presupuesto y encajara con el ambiente elegante del evento.
—Vamos
Él le ofreció su brazo y una vez que se despidieron de los Forger, se dirigieron al museo, donde se llevaría a cabo el baile de beneficencia. Anya estaba un poco nerviosa sobre cómo debería comportarse en un evento como ese, pero quería tomarlo como una misión más, para probar sus habilidades de infiltración.
—Ese vestido de verdad te favorece tanto. —Él se acercó hacia ella y tomó entre sus dedos el collar que le había dado. —Y esto lo complemente, resalta el color de tus ojos.
—Tú igual te ves realmente bien.
Aunque lo correcto era decir que siempre se veía de esa forma, Anya no recordaba ni una sola ocasión que no lo hubiera visto sin el traje.
—¿Qué es lo que debería hacer en el baile? —Le preguntó Anya.
No sabia nada de esos eventos y solo había aceptado por petición de Demetrius, aunque su padre le dijo que estuviera atenta sobre quien se presentaba en el evento.
—Nada, solo debes acompañarme.
Anya asintió una vez sin saber que más decir, jugueteando con sus dedos ante los nervios. Demetrius era mayor que ella y era el candidato favorito para ganar las elecciones por su gran carisma y por tener ideas modernas, ella debería estar a la altura.
Ella vio como el auto se detuvo enfrente del museo, había demasiado gente alrededor, varios fotógrafos capturando todo lo que podían y a los invitados cerca de la entrada entablando conversaciones entre sí.
La puerta se abrió ante ella y descendió cuando Demetrius le ofreció la mano, no se había dado cuenta cuando salió del auto al estar tan distraída en toda la gente. Sintió las luces encima de ella cuando caminaron por la entrada, Demetrius sonreía y saludaba a todos con una sonrisa o un ademan de su mano. Todo esto terminó cuando ingresaron al museo.
—¿Fue demasiado?
—No, estuvo bien.
Demetrius le dedicó una sonrisa encantadora y la guio por todo el salón donde habló con diferentes personas importantes de las cuales Anya se esforzó en recordar para contarle a su padre. Escuchó las pláticas pero eran cosas sin importancias y pronto se sintió fatiga cuando empezó a escuchar las voces en su cabeza, era lo suficiente ruidoso. Se sentía mareada, hace mucho que no se enfrentaba a una multitud, debía centrarse en cerrar su habilidad, pero necesitaba un respiro.
—Demetrius, ahora regreso. —Él se giró para observarla, cortando la conversación que estaba teniendo. —Necesito algo para tomar.
—Si de acuerdo.
Anya se alejó un poco mareada hacia el área de bebidas que había visto más atrás, observó varios aperitivos y varias copas de champagne o bebidas elegantes que ella desconocía. ¿Habría algo que no tuviera alcohol? Había niños en la sala, adolescentes más pequeños que ella, por lo que debería haber algo que pudiera tomar, pero era difícil concentrarse cuando las voces no se silenciaban.
Algo frio tocó su mejilla y se sobresaltó, cuando levantó la mirada vio un vaso con una bebida rosada con hielos. Sus ojos viajaron más arriba encontrándose a Demetrius con el vaso y dedicándole una mirada preocupada.
—¿Estas bien?
Anya tomó el vaso y dio un largo trago, el líquido frio le ayudó a relajar su mente y que aquella habilidad se detuviera, lo cual le permitió poder razonar de manera normal. Había escuchado un par de cosas sobre una reunión y planes sobre ir sobre un punto débil, pero el ruido excesivo le impidió escuchar claramente. Ahora podía calmarse y actuar más correctamente.
—Si, solo me sentí algo acalorada.
Demetrius la tomó de la mano y la guio a través de las puertas, caminando fuera del salón donde el evento se llevaba a cabo.
—¿A dónde vamos?
Él simplemente le sonrió y siguió guiándola por pasillos y pasillos, hasta que el techo y las paredes desaparecieron y estaban en el patio trasero del museo, dejando ver un amplio jardín con las farolas iluminando el camino, brindando una apariencia privada.
—Pensé que te gustaría un poco de aire.
—Gracias. —Anya observó todo el sitio y como todo era tan silencioso, cuando podías leer la mente con facilidad siempre se apreciaba un buen silencio, aunque en ocasiones podía ser contraproducente, como el silencio en la cabeza de Demetrius y más en ese momento que no dejaba de mirarla.
Anya estaba al pie de la escalera que daba al jardín pero no se animó a avanzar más.
—¿Qué es lo que piensas? —Esa es la primera vez que Anya se atrevía a preguntar eso, algo que nunca fue necesario.
—En ti, en lo bella que estas y en que soy realmente afortunado de tenerte. —Se adelantó un paso y rodeó su cintura, acto que la tomó por sorpresa. —Y en como no puedo controlarme de hacer algo que he querido hacer hace mucho tiempo. —Él tomó uno de los mechones de su cabello con su mano libre.
—¿Qué cosa? —Anya pensó que podría ser algo conforme a la misión.
Pero se quedó completamente quieta cuando sintió los labios de Demetrius sobre los suyos, besándola con ternura y anhelo, transmitiendo lo mucho que le gustaba. Anya sentía su corazón latir fuertemente y de pronto se vio a si misma siguiendo el movimiento de sus labios, con su cuerpo temblando ante aquel acto y lo bien que se sentía.
Demetrius se alejó y acarició su rostro en un gesto cuidadoso, como si estuviera tocando la cosa más delicada.
—Eres tan dulce como pensé.
Anya le sonrió con el corazón latiendo fuertemente, hasta que uno de los guardianes de Demetrius apareció en la entrada del museo y él torció la boca.
—Lo siento, tengo que regresar ¿vamos? —Le ofreció la mano.
—En un momento te alcanzo.
Él asintió y se adelantó, dejándola sola en su mar de sentimientos y pensamientos.
En todo ese tiempo su único objetivo había sido el permanecer lo suficiente cerca para obtener información relevante para la misión, su primera misión como agente. Lo que sucediera o no con Demetrius era algo que no había pensado demasiado. Solo sabía que una vez que obtuviera lo que quería tomaría su distancia, sin embargo eso cambiaba las cosas.
O más precisamente la llevaba a preguntarse ¿qué es lo que realmente sucedía con Demetrius? Él le había confesado sus intenciones en su primera cita, que le gustaba y que esperaba seguir compartiendo momentos juntos. No obstante, él la había besado y ella, le correspondió. ¿Por qué lo había hecho? Aún en ese momento su corazón latía fuertemente ¿Qué era ese magnetismo que sentía por el mayor de los Desmond? Su misión era mantenerlo cerca pero ¿quizá ella estaba sintiendo algo diferente? ¿Cómo podía sentirlo?
Ella sabía a lo que se metía cuando él se confesó, si se hubiera detenido a pensar hubiera supuesto que algo así sucedería pero no lo había hecho, realmente las cosas parecían salirse de su control, hasta lo que ella misma sentía y...
De reojo vio una figura moviéndose, por lo que levantó la mirada y vio a una persona caminando por el jardín, una espalda que ella reconocería en cualquier lugar. Se adelantó sin pensarlo y lo siguió, sus tacones resonando en el piso en un intento de alcanzar sus largos pasos.
—¿Damian? —Su voz sonó más alta por el silencio del lugar.
Él se detuvo de repente al escucharla y al no tener otro remedio giró en su lugar. Y la forma en que la miró, en que sus ojos hicieron contacto con los suyos, Anya pudo verlo claramente. La miel quemada y apagada, en sus ojos pudo ver la decepción, el dolor y el revoloteo de muchas emociones contenidas, una mirada que ella jamás había visto y que hizo que su corazón se detuviera dolorosamente, olvidando todo su entorno y centrándose en aquel hombre enfrente agonizante y comprendiendo aquella reacción.
Damian había visto como se había besado con su hermano, Demetrius Desmond.
Chapter Text
Anya sintió como el aire escapaba de su cuerpo cuando sintió la mirada quemada encima, estudiándola fijamente y de pronto dio media vuelta, listo para irse, sin decir una sola palabra. Aquello desesperó a Anya, quien se adelantó y lo tomó del brazo, deteniéndolo.
Lo observó, de no ser por lo cercano que eran, el poder reconocer su espalda, su forma de moverse y el propio porte que tenia, no lo hubiera reconocido. Se veía diferente. No es que en la escuela no se vistiera con elegancia o en las salidas ocasionales que habían tenido, sino que nunca lo había visto en un traje. Su cabello peinado adecuadamente, un traje gris con una camisa oscura debajo, se veía realmente atractivo.
Pero eso no era lo importante, sino el aclarar esa situación, no tenía ni idea de que decir o hacer para que él no la mirara de la forma en que lo estaba haciendo. No podía pensar con rapidez, no cuando se trataba de Damian, por lo que dijo lo primero que se le ocurrió.
—¿Qué haces aquí?
—Eso es lo que quería preguntarte pero... —Sus ojos miraban alrededor y una risa ironica surgió de sus labios— es más que evidente. —Se pasó una mano por el cabello desesperado. —De verdad que fui lo suficiente ingenuo, pensando que me rechazaste por tener algún plan con Becky pero esto...esto, debí haberlo supuesto.
—No es lo que piensas.
—¿No lo es? —La ironia de su voz era filosa, sus ojos viajaron hacia la entrada del museo, pero no había nadie más ahí que ellos. —¿Acaso no asististe al evento como la pareja oficial de Demetrius?
Anya torció su boca, bueno, era exactamente lo que pensaba, aunque sus razones eran por completo diferentes, algo que no podía decirle.
—Bien, si, he venido con tu hermano, pero no te mentí, te dije que tenia planes, pero no quise decirte con quien, porque tú... —Las palabras salían rápidamente de su boca. — tienes algún complejo con tu hermano donde piensas que te cambiaré por él, a pesar de que sabes que mi amistad es sincera.
Sus palabras parecieron ser un golpe directo para Damian quien deformó su rostro, acortó la distancia y la sujetó antebrazo, obligándola a mirarlo. Ella había estado evitando mirarlo directamente a los ojos al sentirse incomoda por su mirada.
—¿Amistad? ¿Esto es gracioso para ti? —Él sonrió con amargura. —¿Esto es una especie de juego agonizante sobre quien te conviene? ¿Probando a ambos y viendo que tan desesperados...? —Su voz era intensa, fuerte y contenida. —¿Estas jugando conmigo? Despues de todo, de lo que sucedió en mi habitación... —Su voz se cortó de pronto, parecía luchar consigo mismo, como si pensara en que decir o no.
—Anya solo ha venido con Demetrius porque me ha invitado, no hay más allá de eso, es un simple amigo.
Damian miró al cielo con desesperación, soltándola y dando un paso atrás.
—¿Y yo soy solo tu amigo?
—Si, lo eres.
Damian se acercó más hacia ella, logrando que sus cuerpos se pegaran más, reduciendo el espacio entre ellos.
—¿Y es normal que los amigos...se besen?
Anya sintió aquello como un golpe certero, porque sabía que a eso se dirigía desde el inicio, por supuesto, de alguna manera el hecho de ver eso, lo tenía tan inestable. Y el hecho de que ella hubiera deseado que él no viera eso, que eso no hubiera sucedido, pero las cosas sucedieron tan rápido que no pudo detenerlo. Había arruinado las cosas.
— ¿Estas saliendo con Demetrius?
Anya abrió la boca para negarlo, pero se detuvo ¿lo estaba haciendo? ¿un beso significaba eso? Realmente ella diría que no pero... ¿Qué era lo que convenía para la misión? Había accedido a salir con Demetrius para obtener información, como su padre alguna vez lo hizo en la operación Strix, pero su padre había fingido una familia, sin importar nada, por el bien de la nación, ella debería hacer lo mismo ¿no?
—Yo... —Ella miró al suelo, incapaz de que responder en ese punto.
¿Por qué de alguna manera se sentía con la obligación de dar explicaciones? Ella podía hacer lo que quisiera, pero ¿Por qué su corazón pesaba ante la mirada dura y fría de Damian?
—No lo hagas.
Anya levantó la mirada al escuchar a Damian hablar, encontrándose con que la mirada dura, desapareció. A pesar de que sus ojos ambar aun eran distantes, unos tintes de suplica y agonia se desbordaba de ellos.
—¿Qué?
—No salgas con él, no puedes hacerlo... —Presionó los labios fuertemente, como si nuevamente luchara contra si mismo y finalmente dejó salir un suspiro profundo, como de derrota. —Yo he esperado pacientemente y esperaría aquí por siempre por ti, porque... yo no soy nada sin ti... no debería hacerlo pero yo... no puedo seguir de esta forma, no mientras veo como te apartan de mi lado, Anya no lo elijas a él.
Anya se quedó quieta ante sus palabras, con una presión fuerte en el pecho y recordándose como respirar, por intentar procesar lo que estaba escuchando. Todo estaba sucediendo demasiado rápido y no podía detenerse a pensar a que se refería Damian, lo que había detrás de sus palabras.
—Elígeme a mi.
Damian estiró su mano hacia ella, una suplica, una petición, la agonía de incertidumbre.
Anya levantó la mano ligeramente a su dirección, sin poder dejar de mirarlo, de sentir como su corazón se estrujaba al tenerlo ahí haciéndole esa petición, algo que Anya no tenía ni que pensar, porque ella...realmente podía ver a Damian en su vida siempre, aún después de todo lo que fuera a pasar con su familia. Ella estaba dispuesta a defenderlo si era necesario.
En ese momento un movimiento llamó la atención de ambos, Demetrius apareció en la entrada trasera del museo donde antes habían estado, la estaba buscando, pero desde el lugar donde estaban no podía verla. Anya recordó en ese momento porque estaba ahí, que su presencia era requería para y por el bien de la nación, que muchas cosas estaban en juego y que solo dependían de ella. Y con los dolorosos latidos de su corazón, dejó caer su mano a su lado.
—Lo siento.
Anya dio media vuelta y caminó rápidamente hacía Demetrius, quien sonrió cuando la vio, sujetándola de la cintura. Ingresaron al museo de nuevo, donde pasaron de nuevo por esas platicas interminables con personas que Anya no recordaría al dia siguiente.
Pero en toda la noche no pudo sacarse de la mente a Damian, porque lo había visto antes de darse la vuelta, como la suplica y aquel sentimiento cálido que siempre le dedica, se apagaba en la mas cruel agonía. Había sucedido algo verdaderamente malo en ese momento, pero Anya debía pensar en el bien mayor, además de todo, ella y Damian tenían algo especial y sabía que el lunes podrían resolver las cosas.
Ellos siempre resolvían las cosas, siempre lo hacían.
Anya se quitó las sabanas de la cabeza, no había podido dormir en toda la noche. Había pasado dos días desde el baile de beneficencia. Esas noches habían sido las noches más lamentables de toda su adolescencia, es más, de toda su vida. Ella era alguien que jamás se perdía ni una sola hora de sueño, disfrutaba hasta el último segundo.
Y después de regresar del baile había estado tan inquieta que se despertaba en diferentes lapsos de la noche y le costaba conciliar el sueño una vez que eso sucedía.
¿Qué estaba perturbando su sueño?
Lo sabía, claro que lo sabía, pero no comprendía del todo sus razones. No había podido dejar de pensar en el ultimo gesto que había visto antes de dejar a Damian solo y regresar con Demetrius. Sus ojos ámbar oscuros, apagados y agonizantes. Eso la estaba perturbando más de la cuenta.
¿Por qué él había llevado las cosas a ese punto?
No lo sabía y esa noche, después del encuentro con Damian en el patio trasero, no lo había visto de nuevo. Por supuesto que no salieron como tenían planeado al día siguiente y no había tenido contacto con él desde entonces. Había sido el fin de semana más agónico de su vida, demasiado largo. Necesitaba ver a Damian y dejar todo ese mal rato atrás, volver las cosas a la normalidad entre ellos. Pero al mismo tiempo se sentía ansiosa mientras se vestía con su uniforme del Edén, nerviosa sobre como debería actuar o que es lo que debería hacer ¿actuar normalmente?
De pronto su mañana transcurrió tan rápido que se encontraba a bordo del autobús escolar.
Su mente estaba tan dispersa, además de sentirse cansada, solo quería terminar con eso, arreglar las cosas y poder estar en paz, como siempre. Para su buena o mala suerte vio la figura masculina caminar por el pasillo central, de pronto las manos comenzaron a sudar ¿qué sucedía? Sabia que lo mejor era actuar normalmente, esa había sido su forma de enfrentar las discusiones en el pasado, siempre dejando todo lo malo atrás y simplemente actuar con naturalidad.
Algo que Anya nunca había pensado demasiado, solo lo había hecho, pero de alguna manera, sabía que en esta ocasión las cosas habían sido muy diferentes.
Aún así, si quería que todo saliera bien, debía actuar. Se adelantó con el fin de alcanzarlo, pero siempre olvidaba que él tenia las piernas largas, por lo que él siempre caminaba más lento a su lado. Frunció el seño, se adelantó y comenzó a caminar más deprisa, hasta trotar, pero solo podía ver la espalda masculina alejándose.
—Segundo... —Pero él no la escuchó. —¡Damian!
Anya maniobraba en el pasillo central, esquivando gente y terminó chocando con unas alumnas que hablaban entre si. No le importó mucho empujarlas, pero cuando volteó para seguir su camino, Damian se había ido.
¿Quizá había ido a su dormitorio? Decidió no seguir con esa persecución, a fin de cuentas lo vería en el salón de clases, una vez que se sentaran juntos podría arreglar todo ese asunto.
Sin embargo, se sorprendió al ver a Damian con sus amigos, en el ultimo asiento, distraído mientras leía un libro en sus manos. Aunque Anya hubiera querido hablar con él, la campana sonó y el maestro ingresó al salón, por lo que tuvo que sentarse con Becky. Intentó prestar atención a clases, pero de vez en cuando miraba de reojo hacia atrás. En ninguna de esas ocasiones Damian la estaba mirando, estaba atento a cada palabra del profesor.
Lo mejor seria abordarlo cuando la clase terminara, pero como si la suerte no estuviera de su lado, el profesor de la siguiente clase llegó temprano y no tuvo tiempo de abordar a Damian. Farfulló ante ese acto que jamás había sucedido, era tan improbable que era ridículo que fuera diferente ese día.
Intentó prestar atención pero su pierna se movía inquieta debajo del escritorio.
—¿Anya estas bien?
Ella se sobresaltó al escuchar a Becky a su lado y simplemente asintió, centrando su atención al profesor que parecía fijarse en ella. Le preguntó algo directamente para comprobar que estaba escuchándolo, por suerte Anya leyó la respuesta en su mente y logró deshacerse del profesor de esa manera.
Pronto la campana del receso sonó y Anya se levantó, dispuesta a enfrentarse a Damian cara a cara, estaba dispuesta a esperarlo fuera del salón de clases, como él siempre había hecho en el pasado. Se adelantó para que no hubiera nada que los interrumpiera. Una vez fuera se balanceó en sus talones hacia adelante y atrás, impaciente.
A lo lejos lo vio caminando junto a sus amigos a la salida, justo donde ella estaba.
—Anya Forger
Se paralizó cuando escuchó una voz familiar a su espalda y maldijo. Giró en su lugar, incapaz de poder ignorarlo, no podía hacerlo.
—Profesor Henderson
—Es bueno verte, necesito ayuda para llevar estos papeles a mi oficina.
El profesor le ofreció varias carpetas, cosa que Anya observó detenidamente mientras se reprendía mortalmente. Debió esperar en el salón y justo en ese momento pasó Damian junto a sus amigos a su lado. Becky quien iba con ellos hizo un gesto de comprensión hacia ella, pero Damian no volteó a verla.
En condiciones normales sabía que la había ayudado a salirse de esa.
Sin mas opciones ayudó al profesor con su encargo tan rápido como pudo y se dirigió al comedor de la escuela. Una vez que ubicó a Becky en la mesa, se acercó con decisión, con la intención de sentarse junto a Damian, pero las cosas no podrían ser tan fáciles, porque Ewen y Emile estaban a cada uno de sus lados y Becky estaba enfrente de Ewen, jugueteando con sus manos. Derrotada se sentó junto a Becky y enfrente de Damian, integrándose a la platica.
O al menos eso fingió hacer, pero en todo el receso intentó que Damian la mirada, mirándolo fijamente para dejar en claro que quería hablar con él. Sin embargo, Damian parecía realmente fascinado por todo su entorno, menos en Anya. Además que no parecía muy animado para hablar con el grupo.
Antes de que Anya pudiera pensar en alguna alternativa para iniciar una conversación, la campana del final del receso terminó y se asombró la rapidez con la cual Damian se levantó y se alejó, dejando a todos atrás.
En ningún momento la había mirado, como si ella no existiera.
Ese hecho estrujó dolorosamente el corazón de Anya, él seguía enojado, demasiado. Dejó salir un suspiro mientras la ansiedad llenaba su cuerpo, le dolía pero quería creer que lo entendía, por lo que decidió darle un poco de espacio. Un poco de tiempo, eso necesitaba Damian para dejar ese enfado y que su relación volviera a lo que era antes.
Anya estaba dispuesta a esperar.
Una semana había pasado, una extremadamente larga semana había decidido Anya esperar para que todo el asunto con Damian se relajara. Ella no lo había buscado y él actuaba con normalidad... si eso significaba que fingiera que ella no existiera. Comían junto con sus amigos, pero en ninguno momento la miraba o le hablaba. En las juntas con los imperiales él se había sentado en el extremo opuesto y no la había esperado.
Ese era el tiempo suficiente que Anya esperaría, era momento de enfrentar las cosas.
Se había mantenido al margen para que él pudiera relajarse con ese asunto y porque ella misma temía un enfrentamiento como en el día del baile. No quería volver a ver esa mirada en Damian. Pero todo este asunto había llevado al limite su paciencia, ella no era reconocida por su paciencia, era más de acciones. Por lo que decidió que debía haber una manera de hacer que él dejara de ignorarla y poder hablar como dos personas civilizadas.
Se quedó quieta el tiempo suficiente para contar hasta veinte y después siguió sus pasos, porque ya sabia a donde se dirigía. El profesor de deportes lo había enviado a la bodega a buscar los balones necesarios para el juego de quemados. Una vez que estuvo segura de que él estaba dentro, Anya se adentró al lugar y cerró la puerta detrás suyo.
Eso llamó la atención de Damian, que dejó de hacer lo que hacia y giró su rostro, encontrándose con ella con una expresión por demás seria.
—Damian.
La actitud de Damian fue inmediata, tomó el primer balón que vio y se dirigió a la salida, sin mirarla y con la frialdad destilando de cada uno de sus facciones. Pasó a su lado con indiferencia, pero Anya no había ido ahí a obtener el mismo resultado que toda la semana, por lo que lo sujetó del brazo, impidiendo que siguiera avanzando.
—Damian, deja esa actitud, necesitamos hablar, tenemos que arreglar esto.
Ella lo buscó con la mirada y fue cuando él, después de tantos días, por fin la miró a la cara. Anya sintió que el aire escapaba de sus pulmones al ver la ojeras que tenía, pero aún más importante la mirada que le dedicaba, carente de emoción, indiferente y sin una pizca del brillo que alguna vez tuvo y con lo que siempre la miraba.
—No tengo nada que hablar contigo.
De un tirón se deshizo del agarre de Anya y salió de ahí sin vacilar, dejando a Anya en su sitio, sin saber que hacer. Ella realmente había pensando que él estaba enojado por no ir con él al baile pero la forma en que le había hablado y se había dirigido a ella dejaba en claro que todo eso iba mucho más lejos. Que... las cosas se habían fragmentado.
Sintió que el aire escapaba de sus pulmones, no, no podía ser que una simple discusión como esa terminara su amistad. Habían peleado en el pasado y siempre se arreglaban, esta era una más de esas ocasiones. Pero él jamás le había hablado así en el pasado, jamás había dejado de verla de esa forma que era solo suya, ellos...
Sentía que el aire no circulaba por sus pulmones, quería un poco de aire y ese sitio la estaba haciendo claustrofóbica, por lo que salió del almacén y al salir casi choca con alguien.
—Disculpa yo...
Cuando alzó la mirada vio a Becky con una mirada pensativa, pero al verla su expresión se volvió mas mortificada.
—Anya... ¿Qué sucede? —Becky fue mandada por el profesor cuando Damian había demorado en traer el balón para jugar, pero cuando lo vio salir enojado de la bodega, se quedó quieta pensado que era lo que había sucedido, grande había sido su sorpresa cuando vio a Anya salir, con las lagrimas a derramarse. —¿Por qué estas llorando?
Anya se llevó la mano a sus ojos limpiándose las lagrimas que no sabia como ni cuando habían salido, pero de pronto el saber que estaban ahí la hicieron difícil de contener el nudo que tenia en su garganta.
—Yo... lo he arruinado todo.
Becky abrazó a Anya y se mordió su labio con fuerza cuando la hipótesis de varias cosas vinieron a su mente. Sin importarle las clases, decidió guiar a su amiga al jardín, a aquel lugar donde Damian y Anya se refugiaban en el pasado y donde podrían pasar desapercibidas para cualquier persona que pasara por ahí.
Vio a Anya caminar inquieta en su lugar. Por supuesto que Becky había notado que algo había sucedido entre ellos. Damian estaba mas callado e indiferente que de costumbre, aunque lo correcto era decir que trataba con indiferencia a Anya. Él solía tratar de forma indiferente a todo el mundo, menos a Anya, algo que todos sabían, si no era Anya, no merecías la atención de Damian Desmond.
Pero Becky decidió mantenerse al margen, porque esa era una cosa de ambos. En otras ocasiones ya habían peleado y terminaban arreglándose, además que si era un problema de ambos, ella no tenia porque intervenir. Pero los días fueron pasando y aquella indiferencia de Damian seguía y fue cuando Becky comenzó a preguntarse que demonios había sucedido entre ellos. Le preguntó a Ewen, pero tanto él como Emile estaban igual de confundidos que ella, aunque Damian seguía tratándolos con normalidad, quizá estaba más callado.
Becky que más quisiera que haberle dicho a Anya de los sentimientos de Damian que eran increíblemente evidentes para todos...menos para ella. Pero sus programas de televisión y su propio sentido común le decían que eso era responsabilidad de Damian.
Sin embargo, al ver a Anya de esa forma, sabía que las cosas no estaban nada bien.
¿Acaso... por fin Damian se le había confesado y Anya lo rechazó? Explicaría porque estaba tan indiferente con ella, aunque... le costaba creerse que Damian la tratara de esa forma por eso, a fin de cuentas él siempre había aceptado cualquier cosa que Anya le daba, aunque fuera una simple amistad.
—Dime que es lo que sucedió.
Anya pareció reaccionar a su voz y pronto empezó a hablar de los eventos de una semana atrás, contándolo con lujo de detalles. Con su voz perdida, como si quisiera volver a ese punto y cambiar las cosas. Hasta que finalmente se quedó callada, dejando en claro que era el fin de su relato.
—Hoy...intenté enfrentarlo para arreglar las cosas, somos amigos desde hace años, algo como esto, yo no pensé que podría arruinar la amistad, solamente no fui con el a la fiesta y...
Becky soltó un suspiró profundo, lo cual llamó la atención de la Forger.
—¿Qué?
Becky, quien se había apoyado en un árbol miró a su amiga con una expresión entre compasiva, intentando no gritar ante lo que tenia enfrente suyo.
—Es que... Anya realmente no estas entendiendo las cosas, estas perdiéndote algo realmente importante y por primera vez entiendo a Desmond.
—¿De que hablas? ¿Qué es lo que me estoy perdiendo?
—Anya querida, todo este tiempo me he mantenido al margen porque no era cosa mía el decírtelo, pero llegado a este punto muerto donde las cosas se han salido de tu control me veo en la tarea de tener que decírtelo, no puedo culpar a Desmond, pero creo que debió ser un poco más claro...
—Becky no te entiendo. —Anya se sentía desesperada ante las vueltas que su amiga estaba dando.
La heredera de los Blackbell se paró enfrente suyo y la observó con decisión.
—En algún momento te lo dije Anya, esto va más allá de la amistad... Esta discusión, lo que se dijeron aquella noche no tiene nada que ver con la amistad.
—Pero el segundo es...
—Anya, Damian se te confesó aquella noche y... tú decidiste irte con Demetrius, dejando en claro que rechazabas sus sentimientos.
Anya se quedó completamente quieta, con la respiración atorada en su garganta y con los recuerdos de esa noche regresando a su mente.
—Eso...
—Vamos Anya, Desmond jamás fue discreto, todos lo sabíamos, Emile, Ewen, toda la escuela daba por hecho que estaba juntos por la forma en que se comportaban... la única que no sabia eras tú.
Anya recordó cada momento vivido con Damian, la forma en que la miraba, le sonreía, le regalaba cada cosa y...aquel momento en su habitación, todo eso fue un vórtice en su cabeza... ¿Damian siempre había estado enamorado de ella? Y aquel velo que había tenido todo ese tiempo se cayó, permitiéndole observar cada uno de sus recuerdos con una perspectiva diferente.
Su corazón se estrechó dolorosamente y su mirada volvió a centrarse en su amiga.
—Anya tú rompiste su corazón.
Aquello fue como recibir un golpe directamente en su estomago, sintiendo como el aire escapaba de su cuerpo y escuchando los latidos fuertes de su corazón en sus orejas.
—La verdad... no pensé que sucedería, que lo rechazarías, pensé que tú sentías algo por él, porque cuando tú estabas con él parecía... sé que no lo rechazaste a propósito pero el que salgas con su hermano deja en claro que así es. —Becky suspiró.
Realmente a pesar de que Desmond no era el mejor de sus amigos, lo apoyaba totalmente con respecto a estar con Anya. Pero el hecho de que su propio hermano le ganara a la chica que había querido desde que ella golpeó su cara, era humillante. Podía imaginar por lo que podía estar pasando Desmond y no era para nada agradable.
Pero aún más importante ¿qué es lo que su amiga sentía por él? ¿Había sido un error dar por hecho que le correspondía? Quizá solo fue una confusión y lo rechazó sin pensarlo, era evidente que no sabia que lo había hecho hasta este momento. Solo quedaba ver que era lo que haría a continuación, por lo que Becky esperaba que todo se resolviera, aunque eso significaba dejar que Anya se diera cuenta de sus sentimientos.
Por su parte Anya no pudo dejar de pensar en aquella escena de Damian estirando su mano.
"Elígeme a mi" él había dicho.
Y ella lo había dejado, dando la vuelta y eligiendo a su hermano, extinguiendo todo lo que Damian Desmond sentía por ella. Pero aún más importante ¿Qué era lo que ella sentía por él? Era algo en lo que jamás se había detenido a pensar y que en ese preciso momento se sentía completamente perdida, siempre había estado a su lado, siempre sosteniendo su mano y ayudándola en todo sentido. Él la había arrinconado en este mismo lugar y sus piernas habían temblado.
Su cabeza era un mar de confusión, pero si de algo podía estar segura, es que no podía dejar ir a Damian, no de esa forma, ella necesitaba sentir su mano sobre la suya y volver a ver esos ojos ámbar resplandecer de aquella forma luminosa, solamente para ella.
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Sus dedos acariciaban su cabello en círculos de forma tierna y relajante, sumiéndola en un estado de absoluta confianza. Tenía cerrados los ojos, disfrutando de aquella caricia que ella jamás había dicho pero que él había adivinado que le encantaba, porque siempre que estaban en su lugar y ella recostaba su cabeza en sus piernas, él lo hacía.
Una caricia delicada y cálida que ella añoraba tantas veces.
Abrió los ojos encontrándose con la mirada ámbar mirándola desde arriba, con esa sonrisa torcida, juguetona y esos ojos que podrían levantar envidia al sol mismo por el calor que emanaba y revoloteaba en su estómago. Con una sola mirada él era capaz de alterarla o calmarla, las dos cosas al mismo tiempo, era una caricia a su alma.
Una mirada que era solo suya y que ella había comprobado que fuera así.
Desde que aquellos momentos en el jardín juntos empezaron, ella observó detenidamente cada una de sus interacciones para ver si él le dedicaba a alguien más esa mirada. Porque ella era egoísta, la quería solo para ella, que esa mirada le perteneciera exclusivamente. Y había comprobado que fuera así, sintiendo un gran alivio.
Y ahora él estaba ahí, mirándola de esa forma, sonriéndole de la manera en que lograba un golpeteo en su pecho. Esos habían sido los momentos más pacíficos y felices que había tenido. Se aventuró a levantar la mano y tocar su cabello, oscuro y suave, enredándolo entre sus dedos. No hablaban de nada, no pensaban nada, solo en la presencia del otro, eso era suficiente para ambos, siempre había sido así, eso era todo lo que había necesitado.
Cerró los ojos de nuevo, sumiéndose en ese momento perfecto, hasta que dejó de sentir los dedos en su cabello. Cuando los abrió para saber que sucedía, su corazón se detuvo.
La sonrisa torcida que tanto le gustaba desapareció y aún más doloroso, aquellos ojos llenos de luz cálida, se convirtieron en frialdad pura.
Anya se levantó abruptamente de su cama, sentándose y respirando agitadamente con esa ultima imagen en su cabeza y sintiendo una presión dolorosa en su pecho. Se llevó una mano a su frente en un intento de calmarse y darse cuenta que ese no era un sueño. Sino su oscura realidad.
Aquello que ella había arruinado por fin se había presentado en sus sueños.
Hace una semana que había tenido aquella discusión con Damian en el almacén deportivo. Y utilizaba la palabra “discusión” porque no sabía que otro calificativo utilizar. La realidad es que ella le había pedido hablar y él simplemente la había dejado sola. Becky había llegado al rescate pero fue la primera vez que Anya se detuvo a pensar en lo que había hecho.
Ella le había roto el corazón a Damian.
Anya jamás pensó que aquello fuera posible. Si tomaba en cuenta el inicio de su relación, le resultaba imposible. Él la odiaba, o mejor dicho la veía hacia abajo, subestimándola y tratándola como una plebeya. Jamás la tomó en serio, él era un niño demasiado arrogante y engreído, un completo idiota. Si no fuera por la misión Strix jamás se hubiera acercado a él, aunque mejor dicho jamás lo hubiera conocido.
Pero la misión la llevó a relacionarse y al inicio lo hacia “obligada” porque era lo de su padre esperaba de ella. En algún momento a Anya le pareció tan confuso relacionarse con Damian por que decía cosas hirientes y pensaba cosas completamente diferentes. Con el paso del tiempo eso cambió. Damian dejó de ser tan incongruente con sus pensamientos y comenzaron a llevarse mejor, al menos como amigos. Jugaban en deportes o comían juntos, de esa forma su relación se desarrolló durante unos años, se volvieron bastante cercanos. Hasta que unos años atrás, su relación se estrechó aún más.
Anya no podía saber en que momento, solo sucedió, el contacto físico empezó y ella no fue consciente de que forma. Solo podía recordar en los momentos en que había estado nerviosa, ansiosa o preocupada, Damian comenzó a sujetar su mano y ella sentía que todo estaba bien. Y aquel lugar en el jardín del Edén se convirtió en su lugar, donde ambos escapaban y podían refugiarse en el otro, reconfortándose.
Aquel sueño era un recordatorio de esos momentos, lamentablemente.
No podía recordar que día en especifico porque no era algo que había sucedido una vez, sino en múltiples ocasiones, era algo que solían hacer ambos. Anya se recostaba en sus piernas y él acariciaba su cabeza, no tenían que decir nada porque no era necesario. Ese era su lugar seguro, donde sentía que podía estar toda una vida ¿Y ahora se había ido?
Becky se lo había dicho una semana atrás, que Damian la había querido desde niños y que a eso se debía el cambio de su comportamiento. Ella se lo había atribuido a que él por fin había descubierto lo fabuloso que seria ser su amigo. Nunca se detuvo a pensar demasiado en eso, para ella su relación había fluido tan bien, que nunca consideró que podría deberse a algo más.
Aunque… debió tener una pista cuando se dio cuenta que él no trataba a nadie más como a ella. Había sido tan ingenua y atolondrada, algo que su propio padre siempre le repetía. Ahora reconocía que así era, porque por no detenerse a pensar había jodido las cosas en grandes.
Damian no había querido hablar con ella en todo ese tiempo, sin ningún éxito. Él la ignoraba, pasando por completo de su existencia, algo que era sumamente doloroso para Anya. Y cuando ella lo encaraba de frente, él le dedicaba una mirada que jamás pensó ver, tan fría que lograba congelarla en su lugar y no lo seguía cuando se iba.
Todo eso la estaba atormentando.
Ella quería recuperarlo, recuperar aquello que tenían, aquello que jamás se había detenido a apreciar. Sin embargo ¿era lo correcto? Becky se lo había dicho, que todo el Edén daban por hecho que salían por la forma en que se comportaban ¿su relación que habían tenido…eso significaba? Ella no podía recordar ninguna cosa que significara eso.
Su alarma sonó atrayéndola a la realidad, se había levantado antes de tiempo, pero no había podido dormir bien desde hace un tiempo. Se levantó como pudo y se colocó la ropa de manera automática, para salir al comedor encontrando con su madre sirviendo la comida que su padre había cocinado. Se sentó sin decir nada y jugueteó con su comida, realmente no tenía hambre, ese sueño, más bien recuerdo, había hecho un hueco en su estómago.
—Anya ¿todo en orden?
La voz de su padre atrajo su atención, por lo cual lo miró con el periódico en las manos. No supo que decir, de pronto tenia un nudo en la garganta, no era algo que podría decirles a sus padres, además que no quería admitirlo en voz alta.
—Todo esta bien —Decidió decir para calmarlos.
Loid levantó una ceja ¿de verdad su hija quería ser un espía? Era demasiado mala mintiendo o mejor dicho, era demasiado mala ocultando sus sentimientos, era bastante transparente y era evidente que algo la estaba perturbando.
—¿Sucedió algo con Damian?
Anya se quedó quieta de pronto con el tenedor en la mano y sintiendo como ese nombre y la pregunta de su padre se clavaban fuertemente en su interior. ¿Cómo su padre había llegado a esa conclusión? Era un hombre bastante astuto pero aún así, le sorprendía demasiado en ocasiones.
—Si ¿Por qué no lo estaría? —Decidió fingir al respecto.
Yor solo miraba a su hija jugar con la comida y llevarse algunos bocados a la boca. De pronto Anya se levantó.
—Me iré a la escuela.
Tomó sus cosas y salió del departamento antes de que sus padres notaran algo más en ella, ya tenia suficiente con lo que lidiar.
Llegó al Edén sin darse cuenta en el autobús y se adentró por los pasillos, se sentía inquieta y atrapada en ese sitio. Porque se sentía presionada al ser consciente de que las cosas estaban realmente mal. Había conservado la esperanza todo ese tiempo de que las cosas podrían resolverse, pero mientras más tiempo pasaba, parecía que todo iba terriblemente mal.
Ella siempre había dado por hecho que la relación que ambos tenían seria algo que jamás se rompería, pero en ese momento fue que comprendió que esa línea era más frágil de lo que pensaba, una línea en la que habían estado caminando sin darse cuenta, y que en ese momento entendió que ella tenía la ultima palabra sobre si se reforzaba o se extinguía. Ella la había roto sin darse cuenta.
¿Por qué todo esto estaba afectándole tanto? Si Damian quería tirar esa amistad a la basura por eso, era su problema. Ella había intentando resolver eso, realmente lo había buscado en cada momento que podía y él seguía ignorándolo. Había querido aclarar que no lo había rechazado como tal, al menos ella no lo había entendido de esa forma pero… ¿tenia sentido aclararlo? ¿Si le decía eso…ella debería darle una respuesta a su confesión? ¿Qué respuesta le daría si eso fuera así? No estaba segura de eso. Y era algo que Becky no dejaba de mencionarle.
“Si tú hablas con él, le fuerzas a escucharte y le dices lo que sientes, todo podrá arreglarse.”
¿Qué es que Anya realmente sentía por Damian? No lo sabía. Jamás se había detenido a pensar y aún en esos momentos, su sentido común le decían que ella siempre le había ofrecido una amistad, que nunca fue más allá, pero una pequeña voz en su interior le decía que estaba mintiendo.
Y cuando se lo decía a Becky, ella siempre se reía.
“¿Realmente piensas que los amigos actúan de la forma en que tú y Damian actuaban?
Esa pregunta no había dejado de darle vueltas a la cabeza ¿Cómo debían comportarse los amigos? Y fue cuando comenzó a evaluar aquello. Había desechado a Becky por ser una mujer, quería centrarse en alguna otra amistad con un hombre. Para su desgracia ella no tenia demasiados amigos y… lo más cercano era Damian, pero dejándolo de lado estaban Emile y Ewen. Bromeaba con ellos en el descanso y hablaba de vez en cuando con ellos, pero siempre de forma superficial.
Pensó en Becky y Damian, no eran los mejores amigos y Becky solía hablar mal de él en ocasiones, pero sabía que en el fondo eran una especie de amigos, a pesar de que se trataran de forma cordial, hablándose por su apellido y molestándose de vez en cuando. Había estado pensando en todo eso en la semana pasada y no había llegado a nada. Su prioridad nunca había sido una relación y no sabía si eso que Damian le hacia sentir podría ser algo diferente a una amistad.
Sacudió la cabeza, jamás llegaba a nada y sentía que debía hacer algo al respecto.
Mientras caminaba percibió algunas miradas mientras caminaba y podía sentir algunos susurros mientras pasaba. Inconscientemente su habilidad se activó de forma automática, impulsada por su curiosidad de saber si se estaba perdiendo algo.
“Ella terminó con Damian Desmond” “¿Ella habrá terminado con él o él por fin se dio cuenta que no vale la pena?” “Pensaba que estaba lo suficiente enamorados” “Sabía que no durarían”
Anya inmediatamente detuvo su habilidad y se sostuvo de la pared del pasillo abrumada por tantos pensamientos a la vez. Por supuesto que estaban hablando de ella, era cuestión de tiempo. Era por completo evidente su distanciamiento con Damian, antes estaban siempre juntos, él la esperaba en la entrada de la escuela en ocasiones, por lo que el que ese comportamiento desapareciera de pronto sería evidente aún para los alumnos torpes del Edén y más cuando estos estaban sedientos de noticias.
Suspiró cuando el aturdimiento por las voces desapareció y decidió que debía ir rápidamente al salón de clases y fingir que nada estaba sucediendo. Caminó rápidamente, pero alguien surgió en la intersección de pasillos, por lo que se detuvo abruptamente. Con los labios entreabiertos observó a Damian Desmond, quien se había detenido al igual que ella cuando estuvieron por colisionar.
Anya se quedó quieta conteniendo la respiración al ser estudiada por aquellos ojos que se habían vuelto fríos y vacíos.
El interior de Anya se agitó y un pequeño grito interno se incrementó a la par que la opresión de su pecho crecía. Esto no podía estar pasando, no, Damian no era de esa forma, ella lo conocía perfectamente, había visto cada una de sus facetas, cada una de sus miradas, cuando algo le molestaba, ellos estaban unidos y ¿todo se había acabado de esa forma?
Algo había salido realmente mal, ella lo había arruinado. No tenía ni idea de porque había hecho eso con Demetrius, realmente su presencia en su vida no era más que su preocupación y deber por la misión, realmente fuera de eso no le importa, no tenía ni idea de absolutamente nada. Y a pesar de eso, un pensamiento fuerte y rotundo se alzó con fuerza en su cabeza, podría no estar segura de absolutamente nada, pero de algo podía estar segura. En ese instante ella quería a Damian Desmond.
Quería que volviera a dedicarle aquella mirada, quería escuchar su voz llamándola, sus dedos en su cabello y en su rostro, lo quería todo. Lo sabía, quería creerlo, que él no se había ido, que ellos podrían arreglar eso, que él no la había dejado.
Él apartó la mirada y aquel desplante fue suficiente para que Anya sintiera algo cortando su interior, presionó los labios y siguió caminando sin mirar atrás.
¿Por qué su indiferencia y frialdad la hacia colapsar? Y ese momento lo supo, entendió cada palabra de Becky, comprendió todo lo que había ignorado hasta ese momento y cada gesto, palabra y mirada cobró sentido.
Porque ella estaba enamorada de Damian Desmond.
Observaba el techo como si fuera lo mas fascinante del mundo, con una cara carente de sentimientos, evitando a toda costa su tarea de matemáticas que no entendía y no quería entender, era demasiado complicado.
En otro momento hubiera pedido ayuda a Damian que era muy bueno en eso, pero… las circunstancias la tenían ahí, en su cama, con ninguna motivación para hacerla. Solo quería dormir adecuadamente, algo que no conseguía en esos ultimo momentos.
El teléfono de la casa sonó, por desgracia su madre estaba en el baño y su padre en una misión, por lo que debía moverse. Se levantó como pudo, tomó el teléfono y contestó sin mucho ánimo.
—¿Hola?
—¿Anya?
Los ojos de Anya se abrieron al reconocer la voz al otro lado del teléfono y se movió inquieta, porque sabía que a pesar de estar evitando aquello, en algún momento debía suceder.
—¿Quién habla? —Decidió hacerse la tonta, para extender el momento, algo que sabía que le daría unos segundos, consideró colgar, pero no podía hacerlo.
—¿Acaso no reconoces mi voz? —Su risa agradable sonó en su oreja.
—Demetrius, lo siento, estaba distraída. — Se mordió el labio inferior. —Es agradable escucharte.
Anya había estado huyendo de Demetrius en la última semana con maestría. Para su buena suerte después del baile de beneficencia Demetrius había salido de viaje a los distritos cercanos, algo que los candidatos solían hacer para lograr simpatizantes. Anya había comprado un poco de tiempo con eso, pero él había regresado unos días atrás. Había llamado a la residencia Forger en dos ocasiones, pero Anya había logrado salvarse de hablar con él.
Había fingido dormir y se había metido al baño para evitarlo y su madre le había dicho que le llamaría después, algo que no había hecho.
Anya no sabia realmente que hacer con Demetrius, algo que no se había detenido a pensar porque la situación con su hermano menor la perturbaban aún más. Pero sabia que no podía seguir huyendo, aunque lo había intentado. Se reprendió por responder el teléfono.
—Te he extrañado, ha sido un largo tiempo desde que no te veo. —Su voz sonaba más profunda de lo que era en realidad. —Quiero verte.
Anya dudó mientras enrollaba el dedo en el teléfono, considerando que responder.
—Es realmente lamentable que estés demasiado ocupado con las elecciones.
Él rio en el teléfono con aquel aire agradable que lo rodeaba.
—Si, pero hoy es un día especial… por lo que te hago una extensa invitación para cenar en la mansión Desmond.
Anya se quedó callada pensando ¿Qué debería hacer? Podría excusarse con su padre, esa seria la mejor manera de dejar pasar eso.
—Yo no creo que mi padre me deje, estamos a jueves y mañana debo ir a la escuela.
—Yo podría hablar con él.
—Pero él no esta y…
—Estoy en casa
La voz detrás suyo y tan cerca resonó fuertemente y Anya se sobresaltó al ver a su padre a su espalda. Maldijo una y otra vez, porque estaba bastante segura que Demetrius lo había escuchado.
—¿Puedo hablar con él?
Anya intentó pensar alguna manera de salirse de todo eso pero no se le ocurrió nada. Por lo que le pasó el teléfono a su padre. Lo vio hablar unos momentos, en todo momento Loid no dejó de observar a su hija mientras escuchaba la voz al otro lado del teléfono.
—No creo que haya problema. —Fue lo único que su padre dijo y Anya sabía que había sido condenada.
Se dejó caer de cara al sillón ante esa respuesta y Loid colgó el teléfono.
—Demetrius dijo que enviará un auto más tarde para recogerte.
Anya se levantó motivada por la traición de su padre.
—Pero…hoy es jueves, tú dijiste que…
—Sé lo que he dicho pero… necesito información Anya, sospechamos de aquel viaje de Demetrius y necesito que me des alguna pista, sabes que no te pediría esto si no tuviera a Silvia encima.
Anya se quedó observando a su padre y sin decir nada dio media vuelta y regresó a su habitación. Una vez ahí se dejó caer en la cama, pensando en la razón por la que todo eso había sucedido.
Ella había decidido acercarse a Demetrius no por decisión propia, sino porque eso era lo que requería WISE. Esa había sido la única forma para poder despejar dudas o asegurar las sospechas de que Demetrius podría estar apoyando e implicándose en los planes de su padre. Anya había decidido hacer eso para evitar un posible golpe de estado.
Su padre se lo había dicho en algún momento: “Lo más importante es la realización de la misión, los sentimientos o pensamientos innecesarios deben desecharse”
Ella había rechazado a Damian sin proponérselo, porque su lugar en ese momento era a un lado de Demetrius, había obtenido información importante después de regresar con él. Había logrado leer la mente de algunos invitados, que habían asegurado la llegada de un funcionario importante y buen amigo de Donovan, eso había sido suficiente para alertar a WISE y rastrearlo ante futuros movimientos.
Ella estaba junto a Demetrius porque la misión así lo indicaba y sabía que si quería evitar que todo lo que conocía desapareciera, debería seguir a su lado. A pesar de que sabía que eso podría anteponerse a sus propios deseos. Solo un poco más, solo debía terminar con eso y podría arreglarlo, ella solo debía resistir.
Pero ¿y si era demasiado tarde para ese entonces? Con un nudo en la garganta decidió arriesgarse.
Anya se quedó quieta unos segundos dentro del auto que habían enviado por ella unas horas después y observó la mansión que estaba ante ella. Era grande y no era la primera vez que estaba ahí, razón por la que se había pensado en venir.
Las veces que había estado ahí en el pasado habían sido para ver a Damian, para hacer alguna tarea o proyecto, aunque Damian siempre insistía que fueran a su casa, pero a Anya le gustaba ir a la mansión Desmond porque sentía que su sueño de niña de tener un castillo de alguna manera se hacia real. Algo tonto y absurdo y que jamás diría en voz alta, pero le gustaba hacerse ideas.
Las ultimas veces que había venido, por su desgracia, habían sido con Demetrius, por eso pensaba que el mayor no veía problema de invitarla ahí, aun así se le hacia raro. Hubiera preferido salir a algún restaurante o algún otro lugar. ¿Por qué específicamente en su casa cuando sus recuerdos no dejaban de atormentarla?
—Señorita ¿todo bien? La están esperando.
Anya reaccionó cuando vio un hombre enfrente suyo abriéndole la puerta. Estaba demasiado perdida en sus pensamientos, por lo que por fin descendió, era mejor terminar eso lo antes posible. Demetrius dijo que quería verla, que era un día especial, no sabia a que se refería exactamente que quería decir con eso, pero esperaba que fuera rápido.
Ese sitio le traía malos recuerdos, recuerdos que antes fueron buenos y que ahora solo estrujaban su pecho dolorosamente.
Por suerte era jueves, por lo que no había ningún peligro, Damian vivía en los dormitorios del Edén, algo que había visto como beneficioso en ese momento pero que en el pasado solía quejarse de ese hecho. Era curioso como cambian las cosas, pero no podía hacer nada al respecto, ella necesitaba…
Caminó hacia la entrada de la mansión y cuando estaba cerca se abrió, ella ingresó pensando como sabían que estaba ahí ¿acaso la estaban esperando? No lo dudaba de Demetrius. Caminó por el recibidor viendo la escalera elegante de madera que conducía al segundo piso y justo cuando estaba por subir vio a alguien bajar y pasar a su lado.
Él ni la miró, pero Anya giró su rostro ligeramente, era un hombre de edad avanzada con lentes redondos y un bigote pronunciado, siguió subiendo pero observó como el hombre salió de la casa. Llegó al segundo piso donde se dirigió hacia la oficina de Demetrius, que conocía de cuando había ido a estudiar con él meses atrás.
Abrió la puerta encontrándose a Demetrius detrás del teléfono con una expresión fría, pero al verla sonrió, colgó el teléfono y se acercó hasta ella. Antes de que Anya reaccionara él la rodeó entre sus brazos y la estrechó con cariño. Ella se quedó quieta hasta que él la soltó, con un color carmín en sus labios.
—Lo siento, ha sido imprudente pero ha pasado un tiempo.
—Si, aunque me ha sorprendido que quisieras vernos aquí, podríamos haber salido a algún sitio, solo los dos.
Demetrius la observó, sus ojos se agudizaron y una sonrisa arrebatadoramente atractiva se formó en sus labios.
—Es difícil resistirse cuando estoy contigo.
Anya sonrió y sintió un estremecimiento en su cuerpo cuando lo vio acercarse a ella. De alguna manera las cosas con él eran tan… sencillas, como si encajaran de alguna forma. Siempre la hacia sentir bien con sus palabras y acciones.
—Que más desearía que un momento a solas contigo.
Él se inclinó hacia ella, era mucho más alto que Anya, quizá un poco más que Damian. Y su nombre surgiendo en su mente le nubló la mente un instante, por lo cual cuando Demetrius colocó su dedo debajo de su barbilla y alzó su rostro, Anya reaccionó más tarde de lo que lo haría de forma normal. Lo vio acercarse hacia ella y sintió un nudo en su garganta, entendiendo que era lo que él quería.
Lo había hecho antes sin avisar y era evidente que no se conformaría con una sola vez.
Anya cerró los ojos queriendo desaparecer en ese momento y aparecer en… el color ámbar vino a su mente y la idea de que el que estuviera ahí fuera Damian y no Demetrius se aferró a ella, ella deseaba que él estuviera en su lugar. Quería estar a solas con Damian… como aquella vez en su departamento cuando ella se recostó en sus piernas y él se acercó más de la cuenta ¿en ese momento había querido besarla? Ella se había sentido realmente nerviosa y muy en el fondo había deseado que lo hiciera, aunque en ese momento no lo había pensado demasiado.
La idea de que Demetrius la besara la perturbó, a pesar de eso de alguna manera podía sentir aquel magnetismo, algo que aún en ese momento no podía explicar y que fue la principal razón por la que había aceptado aquel beso en el baile. Debía hacer algo, ella debía…
—¡Ah! ¿qué es eso?!
Demetrius se distrajo de sus acciones volteando detrás suyo, donde Anya estaba apuntando, pero no había nada.
—¿Qué cosa?
—Me pareció ver como una abeja enorme con trompa de elefante intentando pararse en tu cabeza.
Demetrius volteó hacia todos lados en búsqueda de… ¿una abeja con trompa de elefante? Levantó una ceja ¿Qué cosa? ¿si quiera existía algo así? Observó a Anya, que miraba alrededor en búsqueda de aquella cosa, pero después de unos segundos levantó sus hombros en señal de rendición.
En ese momento tocaron la puerta, era una sirvienta con una charola de té, que le sirvió a ambos y que sirvió de acompañamiento para ponerse al día y hablar del viaje de Demetrius en los distritos.
Anya respiró profundamente ante ese cambio de escena, había dicho la primera estupidez que se le había venido a la mente, pero al parecer había funcionado. La tarde transcurrió de forma tranquila, hasta Anya había aprovechado a llevar las anotaciones de su tarea que no había entendido y él le ayudó con amabilidad y paciencia.
Volvieron a tocar la puerta y una sirvienta apareció.
—Todo está listo.
Sin decir nada más la mujer se retiró, Demetrius se levantó colocándose el saco que se había quitado para estar más cómodo con Anya, recuperando su apariencia impecable y le extendió la mano. Anya lo observó un momento sin entender.
—¿A dónde vamos?
Él simplemente sonrió, tomó su mano y salieron de la oficina, guiándola por la casa, descendiendo por la escalera y entrando a un gran salón, con una gran mesa en el centro con muchas sillas, el comedor de la casa, un lugar donde ella no había estado. Y que en ese momento hubiera deseado no estar.
Al final de la mesa divisó a Melinda Desmond levantarse y adquirir una expresión de sorpresa, fue un simple gesto que duró unos segundos antes de sonreír en señal de reconocimiento, pero su mirada se centró a su lado un instante. A su lado estaba el menor de sus hijos Damian Desmond que dejó ver una expresión de sorpresa igual que su madre, que permitió ver el dolor atravesar su rostro, traición y finalmente su rostro se endureció y desvió la mirada.
Anya podía apostar que por su mente cruzó el huir.
Por qué es lo mismo que ella estaba pensando, en dar la vuelta y salir de ahí tan rápido como podía, sin embargo, la mano de Demetrius en su espalda le dio un pequeño empujo para que avanzara y se detuvo cuando Demetrius recorrió la silla enfrente de Damian y él se sentó enfrente de su madre. Anya solo pensaba que quería desaparecer.
La servidumbre apareció con los platos de la entrada para cada uno de ellos y los sirvió. Anya no podía tener menos ganas de comer, inevitablemente miró de forma discreta enfrente suyo y vio a Damian observando su plato como si fuera lo mas interesante del mundo, tomó su cuchara y comenzó a juguetear con la crema que les habían traído.
Sabía que estaba realmente incomodo, pero pronto lo vio comer con indiferencia.
—Es una verdadera sorpresa el verte aquí Anya —Melinda habló después de un largo momento en silencio, atrayendo la atención de Anya, quien soltó su cuchara y un poco de crema salpicó en su rostro.
Demetrius estiró su mano con un pañuelo en su mano y limpió su rostro en un gesto íntimo, algo que despertó un golpe fuerte en el estomago de Anya, queriendo apartar la mano, por lo que ella misma tomó su servilleta y se limpió, recuperando la compostura. Debía tranquilizarse y dejar aquella actitud de intrusa, aunque era imposible.
—Si, es agradable verla.
—Cuando Demetrius me dijo que traería a alguien a cenar, realmente esperaba… —Melinda observó al menor de sus hijos un instante. —Aun así es bueno verte.
Anya se sentía traicionada por el mismo Demetrius, exponiéndola de esa forma a un momento por demás incomodo con su hermano menor ¿Qué era lo que se proponía? Le había dicho que la invitaba a cenar pero jamás mencionó al resto de su familia ¡No esperaba ver a Damian ahí! Era jueves, no debería estar ahí.
Melinda le preguntó algo a Demetrius sobre su viaje y ambos hablaron durante un rato, desapareciendo el silencio incomodo que parecía flotar entre ellos.
—¿Y que tal va la escuela? —Melinda observó a Anya un instante y luego centró su atención en Damian a su lado.
Él levantó su rostro centrándose en su madre.
—Bien. —Ambos lo dijeron a la par y después no dijeron nada.
Anya se sorprendió de escuchar su voz, algo se removió en su estómago, aquella voz era más profunda y fría de lo que ella estaba acostumbrada. Se removió en su asiento justo en el momento cuando los platos fueron retirados y el siguiente plato fue servido.
—No lo suficiente bien hermano, Anya ha acudido por un poco de ayuda con matemáticas, pensé que le brindabas esa ayuda al ser un alumno imperial desde hace más tiempo… aunque quizá no estas a la altura. —Demetrius sonrió en aire juguetón.
Pero Anya pudo detectar aquello como un fuerte golpe silencioso, tragó saliva y observó a Damian presionar su mandíbula, señal de que estaba conteniéndose demasiado.
Damian levantó su mirada hacia su hermano y Anya pudo ver el color ámbar endurecido y oscuro. No tenia ni una expresión en su rostro y simplemente le dedicó la mirada más afilada que pudo a Demetrius.
—Sé perfectamente que no estoy a la altura.
Anya incapaz de seguir mirándolo desvió su vista hacia los cubiertos que tenia enfrente, de pronto se sentía enferma y maldijo a su padre por impulsarla a ir a ese sitio. Intentó recordar que estaba ahí por una misión, que debía controlar aquel doloroso martilleo en su pecho.
Todo se quedó en silencio de pronto, por lo que Melinda decidió relajar el ambiente que no entendía porque se había tensado tanto.
—Ha pasado un tiempo pero como esta tú madre… —De pronto Melinda se interrumpió. —¿Eso que traes en el cuello…
No terminó la frase, pero Anya entendió que le estaba hablando a ella. Alzó el rostro viendo a Melinda con una mano en su propio cuello señalando con aire ausente.
—Esto…
—Se le he dado madre, espero que no sea un inconveniente pero me pareció que le iría perfectamente. —Demetrius atrajo su atención y le sonrió.
Melinda observó el collar en su cuello y finalmente coincidió.
—Si, es adecuado para ti.
Anya sonrió por compromiso, se había puesto el collar porque pensó que solo estaría con Demetrius, pero en ese momento lo lamentó. Su mirada se dirigió hacia Damian que estaba enfrente suyo y que por primera vez en un par de semanas la miraba directamente o mejor dicho, observaba el collar en su cuello con gran fijación.
Anya sintió un nudo en su garganta, sorpresivamente Damian se levantó bruscamente en señal de que no se quedaría más tiempo ahí sentado.
—¿Damian, a dónde vas?
—He terminado madre. —Él observaba un punto inexistente en la pared, dio media vuelta para irse y comenzó a caminar.
Anya sentía una presión más asfixiante en su estómago, quería levantarse y acercarse a él, decirle que todo estaría bien. Lo conocía al derecho y al revés, por lo que sabía que todo eso, toda esa situación lo tenia enfermo y lo más agonizante era que ella era la responsable.
—Vamos Damian, aun no hemos terminado. —Demetrius motivó a su hermano menor a sentarse.
Damian se detuvo a meno camino, aunque no volteó hacia atrás.
—Damian, hazlo por tu hermano, a fin de cuentas es su cumpleaños.
Anya se sorprendió de escuchar eso y observó a Demetrius a su lado, con una sonrisa, entendió en ese momento a que se había referido con que era un día especial, era su cumpleaños ¿Por qué no se lo había dicho antes? Pero eso no era lo relevante, cuando giró su rostro para ver a Damian, se dio cuenta que ya se había ido.
Chapter Text
Observó la salida del comedor como si esperara que el joven regresara en cualquier momento, aunque sabía que no pasaría, pero en su interior tenía esa leve esperanza.
—Siento la descortesía de mi hermano, ha tenido un comportamiento complicado estos días —Demetrius tomó los cubiertos para comer el postre que tenía ante él.
—Puedo hacerme una idea de que sucede. —Melinda susurró para sí misma. —Pero sigamos con lo nuestro.
Anya simplemente se quedó callada, sin saber qué es lo que debería decir. Todo su cuerpo le pedía que se levantara y lo siguiera pero ¿tendría algún sentido? Él no quería hablar con ella y eso ultimo parecía haberlo afectado demasiado. Se obligó a comer el postre, respondiendo a las preguntas de Melinda sobre su madre y escuchando a la familia hablar.
Por suerte la cena terminó y ella decidió que era momento de dar una excusa para salir de ahí lo antes posible.
—Demetrius —Ella se había parado enfrente de él cuando salieron del comedor. —Yo…
—Anya —La voz de Melinda los alertó a ambos, encontrándola en la entrada de la sala de estar. —¿Podría hablar contigo un momento?
La hija mayor de los Forger se extrañó de aquella petición, observó a Demetrius quien simplemente le sonrió y la animó para ir con su madre. Anya siguió a Melinda por los pasillos de la casa hasta que ingresaron a una sala de estar pequeña, privada, suponiendo que era el lugar que ella solía frecuentar. Ambas se sentaron y una mujer de servidumbre ingresó dejando unas tazas de té en la pequeña mesa que estaba entre ellas.
Anya vio a Melinda tomando su taza y llevándosela a la boca, tomando un poco con un aire tranquilo, acto que la misma Anya imitó al sentirse nerviosa de esa situación ¿Por qué la había llevado ahí? No recordaba haber hablado con Melinda a solas. Una que otra vez cuando había ido a la mansión con Damian, se la encontraba y hablaban un par de palabras antes de perderse con Damian.
De igual forma cuando de niños Yor y Melinda se encontraban para tomar un café y dejando que sus hijos jugaran. Esas reuniones llevaron a que Anya y Damian se llevaran mejor fuera del Edén. Pero siempre había estado rodeada de otras personas, por eso se sentía nerviosa.
—Realmente me sorprendió verte aquí con Demetrius, ya que siempre te había visto con Damian —Ella bajó la taza de sus labios y la dejó en la mesa. —¿Podría saber dónde lo conociste?
—Si claro —Anya le contó a Melinda la fiesta de imperiales donde había visto a Demetrius por primera vez y por su similitud lo había confundido con el Segundo, después mencionó superficialmente el encontrárselo en el Edén y dejó en claro que habían estado saliendo a petición de Demetrius.
Melinda escuchó atentamente sin decir nada y sin demostrar lo que pensaba, su expresión era indiferente, tomó su taza de té, dio un trago y lo dejó de nuevo en la mesa.
—¿Y qué sucede con Damian? —Dijo de manera sutil.
Lo cual sacó de balance a Anya, quien sintió su pecho presionarse dolorosamente.
—¿Con Damian?
—Si, yo pensé que su relación era más estrecha y que quizá ustedes… —Pero Melinda no terminó lo que quería decir, en cambio solo la observó, intentando detectar algo.
—Con Damian…no sucede nada. —Anya desvió la mirada, siempre hablar de él y un nudo en su garganta se formó sin poder evitarlo. —Él y yo no estamos en las mejores condiciones actualmente.
—Realmente no me sorprende. — Melinda pudo ver el rostro de su hijo menor cuando Anya apareció con Demetrius.
Nunca había hablado con él al respecto pero algo que no lo necesitaba, era demasiado evidente la adoración que su hijo menor tenía por la hija de los Forger. Había pensado que ella le correspondía. Y por eso mismo Melinda había dado por hecho que el que formalizaran una relación era cuestión de tiempo, pero vaya que se había sorprendido de ver a la chica con el mayor de sus hijos. Damian no podía estar nada bien, pudo verlo en la cena, que dejaba en claro que él no quería estar ahí.
Melinda había mandado un auto por Damian al Edén para compartir ese día juntos ante el cumpleaños de su hijo mayor, las cosas en su familia estaban delicadas y quería fomentar la unión al menos ese día. Demetrius le dijo que llevaría a alguien que había estado viendo a alguien y a Melinda le pareció una buena idea, de haber sabido de quien hablaba Demetrius le hubiera pedido que se abstuviera, por el bienestar de su hijo mejor.
No quería pensar mal de la menor de los Forger, por eso quería entender que era lo que sucediera antes de opinar.
—¿Y tú estás bien con esto, con tu relación con Demetrius?
Anya se removió en su lugar, dio un trago a su bebida en un intento de hacer tiempo y pensar una respuesta adecuada. Anya realmente no sabía que responder, porque había ido ese día por su sentimiento del deber y no porque quisiera estar ahí, no quería ver a Demetrius que no hacía más que confundirla.
—Si, yo creo que sí. —Dijo al fin, con su voz más insegura de lo que pretendía.
Melinda la observó por encima de su taza y al bajarla le sonrió ligeramente, en un intento de tranquilizarla, de restar la tensión que parecía flotar en la chica.
—A veces se tomar decisiones equivocadas con la elección de pareja.
—¿Cómo?
—Me refiero a diferentes factores podrían intervenir en tus elecciones que podrían nublar tu juicio.
Anya pensó en eso un momento.
—¿No lo único necesario era el amor? — Por supuesto que su caso era diferente, que la única razón por la que estaba con Demetrius era por su misión.
Sin embargo, realmente creía que el formalizar una relación con alguien era por amor. Por todo lo que Becky le había contado del Berlint in love, además que tenía el mayor ejemplo en casa, con sus padres que estaban juntos a pesar de sus profesiones y de todos los secretos. Ella creía en el amor, a pesar de que no hubiera pensando demasiado en eso.
Melinda simplemente sonrió con cierta inocencia, algo que desconcertó a Anya.
—Si por supuesto.
No entendía a que había querido llegar con eso y ante la duda, Anya decidió hacer algo que hace tanto no hacía, activó sus habilidades. Hace tiempo que no había sentido necesidad ni curiosidad de leer la mente de la señora Desmond, pero en esa ocasión se vio impulsada a hacerlo.
“¿El amor? En estos tiempos nadie se casa por amor, es un simple mito, lo que mueve las relaciones sociales y matrimonios son los beneficios políticos, monetarios o de interés, sometiéndose a un matrimonio desastroso, algo que sé de primera mano y que ha sido mi maldición todo este tiempo, casarme con ese sujeto fue lo peor que pude hacer, tanto que terminé odiando a mis hijos en el pasado.
Si tan solo él se muriera o fuera atrapado, podría deshacer este peso de mí, pero no parece que vayan a encontrarlo y es algo con lo que cuenta”
Anya perturbada pestañeó ante la intensidad de los pensamientos negativos de Melinda, algo que le trajo un recuerdo del pasado, la primera vez que la había visto y que leyó sus pensamientos oscuros contra el segundo cuando fueron secuestrados por aquel grupo terrorista. Siempre le había parecido tan contrariada en sus acciones y pensamientos, pero el mencionar que el matrimonio con Donovan era arreglado y le era repugnante, era algo nuevo para Anya.
—Piénsalo detenidamente Anya y sé que tomaras la decisión correcta.
Anya simplemente asintió sorprendiéndose del cambio de tono de la señora Desmond en contraste con su mente, pero finalmente salió de ahí, sintiéndose confundida.
Por suerte cuando salió era lo suficiente tarde para despedirse y salir de ahí, hasta su casa, porque mañana había escuela. Demetrius la llevó, hablando sobre lo bien que se la había pasado y se detuvo cuando el auto se estacionó enfrente de la residencia Forger.
—Sé que es demasiado pedir pero… ¿ser egoísta el pedir algo a cambio por mi cumpleaños?
Anya se quedó pensando sobre qué era lo que quería, pero sin saber cómo oponerse simplemente asintió.
Demetrius se acercó, acariciando su mejilla con la yema de sus dedos con delicadeza, una sensación agradable para Anya, que la atraía a él de manera insoportable, pero una parte de ella le decía que debía alejarse y poner toda la distancia posible ¿Por qué tenía pensamientos tan contrarios que parecían colisionar con fuerza?
—Me gustas tanto, de verdad, que me es irresistible no hacerlo todo el tiempo.
Él se inclinó hacia ella, besando su mejilla y sus labios descendieron su barbilla. Acto que trajo recuerdos a su mente, los labios de Damian besando su cuello y el calor que su cuerpo había emanado contra el suyo. Sus manos se apoyaron en su pecho y lo empujó fuertemente.
—¡Mi padre!
Demetrius observó hacia atrás con fastidio y para buena suerte de Anya, ahí estaba Loid de pie. El candidato relajó su expresión, le sonrió al Forger, algo que Anya aprovechó para salir de ahí y dirigirse hacia donde estaba su padre. Se despidió con la mano y solo vio el auto alejándose.
Se adentró al edificio y pronto llegaron al departamento, donde Anya vio a su padre sentarse en el sillón y observarla fijamente, como si estuviera esperando algo en particular.
—¿Qué tal todo?
—Supongo que bien. —Anya no sabía realmente que decir, solo podía pensar en la expresión de Damian en la cena.
—¿Has visto algo particular en la residencia Desmond?
—No, realmente no —Anya pensó que solo había estado con Demetrius, le había ayudado con la tarea y… —Bueno a decir verdad, alguien iba saliendo de la mansión cuando llegué, un hombre regordete con un bigote extraño y ojos pequeños.
Loid escuchó eso, se levantó acercándose a la mesa, tomando un periódico, rebuscó entre las páginas y colocó el periódico abierto en la madera y lo señaló con el dedo índice.
—¿Era este hombre?
Anya se acercó observando la fotografía.
—Si, era él.
Loid frunció el ceño ante su afirmación y observó de nuevo el periódico, mientras varios pensamientos venían a su cabeza.
—¿Quién es él?
—Gaspar Aleskeevich, un funcionario que estuvo fuera del país un tiempo haciendo unos negocios con el extranjero, pero recientemente regresó. —Anya no entendía porque era de relevante o qué relación podría tener. — Él fue uno de los patrocinadores de Desmond cuando estuvo en campaña y un buen amigo.
Anya se sorprendió al entenderlo, que su presencia en la casa Desmond era una pieza clave de que algo estaba tramando ¿acaso por la residente candidatura de Demetrius?
—¿Y viste si habló con Demetrius?
—No, él iba saliendo cuando llegué.
Loid se llevó la mano a su rostro en gesto pensativo y con sus cejas curvadas hacia atrás.
—Eso podría significar que aún tiene contacto con Donovan y posiblemente con Demetrius— Loid debía notificar lo antes posible y seguir los pasos de Aleskeevich para determinar sus acciones. —¿Algo más? —Esto más que nada fue por inercia, porque en su mente tenía muchas cosas.
—Bueno… no sé si sea importante pero hablé con Melinda y pude escuchar que realmente desprecia a Donovan y que ella prefería que fuera atrapado.
Loid demostró una expresión de sorpresa absoluta ante esa noticia.
—Eso es algo realmente nueva ¿ella…sabe dónde está Donovan?
—No lo sé, no pensó nada al respecto, pero seguramente.
Loid volvió a mostrar esa expresión ausente, si eso era cierto, si el matrimonio de los Desmond es tan mala, podría cambiar las cosas. Por el expediente de Donovan sabía que su unión había sido por cuestiones políticas, la familia de Melinda tenía cierto reconocimiento en la ciudad y Donovan quería la presidencia, para ganar esos votos se habían casado. A pesar de que no hubo una historia de amor, pensó que se llevaban bien.
Sin embargo, el que su esposa sintiera tanto desprecio por su esposo, podría llevarla a ser de vital importancia para sacar los secretos de Donovan, sus movimientos o hasta su paradero. Una gran oportunidad.
—Ha sido de mucha ayuda tu visita a la residencia Desmond, buen trabajo. —Loid acarició su cabeza con aire ausente y se alejó de ahí.
Anya sonrió pero se quedó pensando que el éxito de su misión fue a cambio de su corazón estremeciéndose.
Sus ojos se desviaron hacia un punto inexistente en la calle con cierto fastidio, no le molestaba acompañarla pero en esos momentos su cuerpo pesaba demasiado y solo podía pensar en llegar a su cama y dormir, con la esperanza de que ese fuera su escape. Finalmente su atención fue reclamada al verla salir de la tienda con una ligera sonrisa de disculpa en ella y una bolsa en su mano.
—Lo siento, me demoré más de la cuenta.
—No hay problema, madre.
—Te recompensaré por acompañarme ¿Qué quieres comer, Damian? Podemos ir a tu restaurante favorito que está a unas calles.
Damian consideró la propuesta de su madre con vacilación, hasta que finalmente negó con la cabeza.
—Vamos a otro sitio, al lugar de pasta que te gusta.
Melinda le sonrió al menor de sus hijos que se había ofrecido a acompañarla a comprar algunas cosas. Se encaminaron al restaurante antes mencionado, Damian estaba aliviado que su madre no le preguntara el porqué de su negativa, no quería hablar el tema ni de la verdadera razón.
Damian realmente disfrutaba hacer esas pequeñas cosas con su madre, considerando que en el pasado no habían pasado mucho tiempo juntos. Era una manera de compensar el tiempo perdido. Melinda señaló una tienda de chocolates que sugirió que visitaran después de comer, algo que quiso detonar un recordó de Damian, que terminó reprimiendo. No quería pensar en eso, realmente él no quería pensar en…
—¡Melinda!
Melinda se detuvo ante esa voz y giró su rostro viendo a una mujer acercándose con una sonrisa en los labios ante la sorpresa de encontrársela. Ella sonrió en respuesta pero inmediatamente vio a su hijo a su lado, vio su rostro transformarse de una sorpresa absoluta, incredibilidad y después su rostro se tensó. Damian presionaba su mandíbula con fuerza, sintiendo aquella sensación agonizante subir por su cuerpo y desaparecer al aire de su cuerpo, como si hubiera recibido un golpe en el estómago.
—Yor, que alegría verte por aquí… al igual que a Anya.
La hija de los Forger estaba ante él con un vestido floreado y su expresión asustada, con sus mejillas sonrojadas, aquella expresión que desde hace poco le dedicaba cuando por mala suerte se encontraban. Sus miradas se encontraron inevitablemente por un instante y Damian desvió la suya con discreción, sintiendo aquella opresión en el pecho, aquello que había soportado todo este tiempo.
Como si una mano sujetara su corazón y lo presionara hasta sangrar, hasta romperlo.
Si tan solo su madre no se hubiera retrasado, él hubiera podido evitar ese encuentro. Era fin de semana, por lo cual había pensado inútilmente que podría evitar verla o no ser tan consciente de su existencia como cada día en el Edén.
Él realmente quería dejar de pensar en ella, en Anya Forger… pero su estúpido y masoquista corazón no se lo permitía.
Ella siempre estaba ahí, en todo momento, torturándolo, destruyéndolo, masacrando lo poco que quedaba de él. Pero… él era el culpable de todo esto, lo sabía, era muy consciente que gran parte de este problema era cosa suya, por ser tan estúpidamente ingenuo de pensar cosas absurdas. De haber estado tan seguro de que eso que tenían, que ella… podría significar algo para ella.
Siempre había sabido que ella no podía quererlo como él lo hacía, él la había querido desde el inicio, durante tantos años y ese amor solo se había ido incrementado, siendo su propia condena. Ella se volvió necesaria en su vida, él necesitaba verla sonreír, sentir su dedos recorrer su rostro, la sonrisa que solo le dedicaba a él, el aroma de su cabello, él siempre había vivido por amarla, no conocía otra forma de vivir.
Y todo eso se había estrellado en su cara cuando la vio besándose con su hermano en aquella noche, esa noche que él hubiera querido desaparecer.
No se suponía que fuera a ese baile, pero su madre había insistido por hacer acto de presencia de los Desmond. Sabía que iría su hermano por lo que sentía que no era necesario, pero decidió hacerlo. Había llegado lo suficiente tarde pero al hacerlo pudo ver la escena que lo paralizó en su lugar y que cortó algo dentro de él.
Siempre había pensado que eso que Anya estuviera haciendo con su hermano era algo indiferente, que Anya realmente no podría sentir algo por una persona que acababa de conocer y peor aún, que no podía sentir algo por su hermano. Vaya que se había equivocado y de verdad que al inicio no quiso hacerlo.
Porque cuando ella lo siguió, cuando ella pronunció su nombre esa noche, Damian aún seguía aferrado a eso, a los recuerdos, los momentos y sus propios sentimientos. Y por fin hizo aquello que se había dicho a si mismo que no haría. Él tenía las suficientes razones fuera de su control para no hacerlo, lo había repetido hasta el cansancio, que él recibiría todo lo que ella le diera, aunque fuera una amistad pero él no podía decir nada, no aún, no cuando… había tanto que lo detenía, pero lo hizo, confesó aquello que tanto había guardado, le confesó todo lo que sentía por ella. Por ese miedo de perder sin intentarlo, de dejarla ir sin ser honesto por primera vez.
Con una débil y agonizante esperanza a pesar de lo que había hecho y dejando su orgullo atrás, él le pidió que se quedara a su lado. Le dio otra oportunidad para destruirlo. Él podía hacerla feliz, él sabía cómo hacerlo, él la conocía mejor que nadie, él realmente podía hacerlo.
Él pensó que eso marcaria un cambio, que ella lo aceptaría, porque de acuerdo a su comportamiento, podía entenderse que ella le correspondía. Que ingenuo había sido.
En cambio solo la escuchó disculparse y regresar a los brazos de su hermano, Damian sintió realmente ese dolor insoportable que estrujaba su pecho y realmente pensó que iba a morir. Y hubiera preferido que fuera de esa manera, a tener que presenciar el ver como su hermano se quedaba con la única persona que había amado. Aquella oscura noche…Damian no podía recordar exactamente que había sucedido, su vista había estado nublada ante las consecuencias del dolor de su pecho, pero de alguna manera llegó a casa.
Queriendo desaparecer, huir o dejar de pensar. Esa noche pensó tanto en lo que había hecho mal para que tuviera ese resultado las cosas. Él de verdad pensó que había estado haciendo las cosas bien, que era cuestión de tiempo, sin embargo, había sido cosa suya el hacerse ideas, porque si Anya hubiera estado interesada en él, lo hubiera elegido.
Ella no lo quería, no lo había elegido, lo había utilizado hasta que fue desechado.
Había hecho todo lo que pudo y en un grito desesperado, Damian se dijo que la manera más efectiva de deshacerse de eso, era cortarlo de raíz. Por lo que se decidió a cortar toda esa amistad ¿para qué seguir? ¿para levantar más esperanzas? Él no podía soportar tenerla tan cerca y no poder alcanzarla, además del dolor de sus ilusiones rotas.
Él necesitaba alejarse, olvidarla, sacarla de su mente y de cada célula de su cuerpo.
Realmente su intención era distraerse y dejar eso atrás, eso podría menguar el dolor que evitaba que respirara correctamente cada día, podía ver el dolor de Anya cuando se dio cuenta de que eso se había terminado ¿para qué quería que fueran “amigos” de nuevo, si ella ya había elegido? No tenia sentido, por lo que era lo mejor.
Lo intentó, realmente lo hizo, pero aquella cena en la mansión Desmond de días atrás, había sido el último golpe que necesitaba para destruirlo. Anya parecía burlarse de él, de su elección, presumiéndolo en su cara. El verla ahí, con su hermano y sin poder escapar, el ver el collar de su familia en su cuello, demostrando la seriedad de la relación. La agonía interna de verla todos los días solo se incrementó siendo difícil respirar, sintiendo la sangre brotar de su corazón marchito y roto, viendo aquello que perdió, sin que fuera suyo. Él había perdido, la había perdido.
Quizás su amor fue como buscar un lugar, que no existe.
¿Cómo podía vivir sin aquello que había estado en su vida desde su infancia? Él había tenido tantas esperanzas, había crecido a su lado, había soñado tanto, sosteniendo su mano… y ahora no quedaba nada.
Sin poder soportar más sufrimiento interno, había abandonado esa cena, en un intento de mantener un poco de la decencia que le quedaba, refugiándose en su habitación y dejando que aquel dolor se drenara por sus ojos, refugiándose en su cama, sin moverse, casi sin respirar, con sus pensamientos nocivos. Y en esos momentos, pensamientos de resentimiento, culpa, desesperación y odio lo aturdieron.
¿Por qué ella le había dado tantas ilusiones para después destruirlo?
Él podía tener parte de la culpa por dejarse llevar, pero ella había dado la ultima estocada, el ultimo corte. Ella había sido más que un eclipse solar para él, iluminando su vida, cada paso que daba ¿y que había significado él para ella? Nada, realmente nada. Él le había dado todo para destruirlo, y ella lo hizo sin dudar.
Aquel poder que ella ejercía en él, Damian estaba enfermo de darle tanto poder.
Por que cada vez que ella se movía a su alrededor en la escuela, cada que ella se sentaba a comer junto con sus amigos en la mesa del comedor, fingiendo que nada había pasado, el descaro de ir a su casa con su hermano, todo eso era una maldita broma, un golpe cada vez para destruirlo. ¿Acaso quería asegurarse de acabar con los últimos fragmentos que quedaban de él?
Damian había querido decir tanto al verla enfrente suyo cenando con tranquilidad, dejar salir un poco de su agonía para que ella sufriera al menos un poco por sus palabras.
“Me arruinaste, me quitaste la respiración, estoy sagrado por ti”
La noche fue lo suficiente larga para sumirse en su lado más lamentable, aislándose de todo y caer, perderse y desear no regresar… pero se obligó a levantarse y pensó una y otra vez, que debía deshacerse de eso, de ese amor que lo estaba destruyendo, tenía tantas cosas de las cuales preocuparse, cosas relevantes.
Necesitaba levantarse y caminar, un paso a la vez, con lo poco que quedaba de él. No podía seguir de esa manera él, debía sacarla de su mente, su corazón y de su vida. Por eso al tenerla ante él le dedicó la mirada con mayor resentimiento que pudo, pudo ver como ella retrocedía en su lugar, observó a la señora Forger, se inclinó en señal respetuosa y después observó a su madre.
—Madre, he recordado un compromiso, por lo que me adelantaré.
Sin esperar una respuesta de su progenitora dio media vuelta y se alejó, sin mirar atrás, sin titubear, intentando con todas sus fuerzas ignorar la presión en su pecho que verla aquel día había dejado. Iba a tomar un tiempo pero confiaba que podía lograrlo.
Por su parte Anya vio la espalda que tanto conocía alejarse y un nudo en la garganta le impidió respirar y sin decir nada se alejó, del lado contrario del que Damian se había ido, mientras las lágrimas salían de sus ojos.
—Creo que debemos hablar Yor, ¿quieres que comamos juntas?
Yor que había observado toda la escena cargada de tensión simplemente asintió, dándose cuenta que todo parecía peor de lo que pensaba.
Chapter Text
Anya observó, con la barbilla apoyada en su mano, aquella ave blanca posarse en la ventana y girar la cabeza, como si estuviera buscando algo en especial. Picoteó algo en el alfeizar de la ventana, hasta que finalmente tomó el vuelo y se elevó tan alto como pudo en el cielo azul y basto de aquel día. Podía ver las nubes moviéndose en el cielo.
Dejó salir un leve suspiro, pensando en lo que debería sentirse volar tan alto y no preocuparse por nada de lo que sucedía abajo, alejándose de todos los problemas o responsabilidades. Ella no era tan afortunada.
No podía dejar de pensar en aquella cena caótica que había tenido lugar en la casa de los Desmond. Si Demetrius le había dicho de que trataba y que precisamente estaría Damian, se había negado tajantemente. La relación que tenía con Damian o mejor dicho lo que quedaba de eso pendía de un hilo, estaba tan deteriorada que un solo viento podría terminar de destruirla. O eso es a lo que ella se aferraba, que aún podía solucionarse.
Anya había decidido esperar a terminar su misión sobre averiguar información de Demetrius y si estaba involucrado con la ideología de su padre. Sin embargo, Anya no estaba segura de que fuera a resistir tanto.
Llevaba varios meses con esto y no parecía tener un avance real y cada día sentía más miedo, de que aquello que parecía haberse roto, no fuera a poder repararse. Ese miedo constante la atacaba y la idea de dejar todo eso se hacia cada vez más tentadora.
¿Por qué debería seguir haciendo esto? Por la paz de la nación y evitar más muertes pero ¿realmente valia la pena el hacerlo a costa de lo que ella más quería?
Imaginó a su padre, que en algún momento cuando ella había salido, como muchas otras veces, con la suplica de ser un espía, él simplemente había sonreído.
“Anya, sé que la adrenalina de ser un espía te parece tentadora pero déjame decirte que no es tan emociónate o divertido como podrías pensar” Anya en ese momento no había entendido a que se refería, pero Loid siguió hablando con aire pensante. “Como espía tendrás que sacrificar muchas cosas por un bien mayor, sacrificarte a ti misma, quien eres y cosas aún más importantes, por lo que no es una decisión que pueda tomarse a la ligera”
La Anya de doce años había pensado que su padre solo había dado ese discurso para fastidiar, no entendía a que se había referido su padre. Por que a ojos de Anya, el ser espía no estaba nada mal. Podías manejar armas, venenos y pelear con los malos, algo que ella ya sabia hacer con la ayuda de su madre, que le había enseñado a pelear ante sus fuerte insistencia. Además que por una misión es que su padre las había encontrado a ellas y se habían quedo juntos ¿Por qué él quería hacer ver eso como algo malo?
Claro que ella no podría entenderlo en ese entonces, pero actualmente, ella podía ver claramente lo que su padre había querido decirle. Por que para su mala suerte, los implicados en su misión la habían puesto en una situación realmente lamentable. Por lo que ahí en la biblioteca, Anya comenzó a reflexionar en las palabras de su padre.
Su sensación de ahogo y sentirse atrapada se había incrementado en el fin de semana, cuando había ido de compras con su madre y se había encontrado con Melinda y Damian. La verdad al estar enfrente de las dos mujeres y el verlo tan pensativo, Anya tuvo una ligera esperanza de que él actuara con normalidad al sentirse presionado, pero vaya que se había equivocado. Apenas pareció regresar de sus pensamientos él se fue tan rápido, como si su sola presencia le enfermara, dedicándole una mirada mordaz.
No sabía porque le había afectado tanto a Anya, quizá por los eventos en la residencia Desmond, pero de pronto se sintió tan abrumada y con ganas de llorar, que supo que debía salir de ahí tan rápido como pudiera si no quería demostrar su debilidad. Se había quedado llorando en el parque cercano antes de regresar a casa, derrotada y sin querer salir de su cuarto. Todo eso la estaba superando pero ¿qué es lo que se supone que debía hacer?
Le habían confiado esa misión, ella debía cumplir, debía hacerlo…
Los libros aterrizaron con fuerza en la mesa, sobresaltando a la chica que había estado perdida en sus pensamientos.
—Becky, pudiste provocarme un infarto.
—Por suerte dispones de buena salud —La recién llegada le sonrió y se sentó a su lado, observando a la Forger. —Pero es culpa tuya por perderte en tus pensamientos en vez de centrarte en lo que deberías. —Ella levantó una ceja en señal de reproche —¿O acaso no estamos aquí porque necesitas ayuda para estudiar?
Estaban en periodo de exámenes, la peor etapa para Anya, pero la más importante si quería seguir manteniendo su estatus como alumna imperial. Becky tomó la libreta de Anya donde habían estado repasando unas preguntas de Historia, viendo todo vacío. Dejó salir un suspiro, sabía que Anya era demasiado despreocupada y distraída con esto del estudio.
—Anya, necesitas concentrarte, esto es importante ¿no? —Anya asintió sin muchas ganas. —No entiendo como Damian lograba que aprobaras todo tus exámenes… además que él es mejor que yo en historia…
Anya se estremeció ligeramente al escuchar su nombre y centró su mirada a su libreta, la cual no se había tomado la molestia de leer. Para su mala suerte Damian desde hace años había estado presente en cada aspecto de su vida y era en gran parte cosa suya que había logrado alcanzar el titulo de alumna imperial.
—Lo siento. —Becky se dio cuenta de su imprudencia al mencionar su nombre de repente. —Haremos lo mejor que se pueda.
Ambas se concentraron a hallar las respuestas que el profesor les había dado como base para el examen, resaltando notas que quizá podrían salir. Las dos estaban en silencio, sin hablar ni mirarse, aunque tampoco es que pudieran hacer mucho ruido en la biblioteca.
—¿Ha sucedido algo más con Damian? —Becky decidió arreglarse después de un rato, porque la conducta de Anya era extraña, estaba más sensible de lo normal.
Anya torció su boca como si estuviera considerando decir de verdad que sucedió el jueves, algo que había intentado evitar contarle pero ¿Qué sentido tenía? No tenía ningún otro amigo con el que hablar, además que sentía que terminaría ahogándose si no lo hacía. Por lo que le contó lo que sucedió el jueves en la mansión Desmond y después en fin de semana. Becky escuchó todo atenta, jugueteando con el lápiz que tenía, acercándolo a sus labios de vez en cuando.
Finalmente Anya se quedó en silencio, dejando en claro que había terminado.
—Bueno, todo es un desastre —Becky dejó salir su primer pensamiento, pero era cierto y todos podían verlo, que nada parecía mejorar entre ellos.
Becky había escuchado los rumores que se decía sobre la ruptura de Anya y Damian, si tan solo hubiera sido una ruptura real y no el hecho de que Anya era tan distraída que no se había dado cuenta de que lo había rechazado. Algunos decían que Anya siempre había ido por el estatus de Damian o que solo se había acercado para que él le ayudara a ser una alumna imperial, considerando que él había alcanzado el titulo antes. Otros más mencionaban que Anya había preferido a alguien más antes que a Damian, el rumor más acercado para Becky, sea algo bueno o malo.
—¿Tú has pensado en que es lo que sientes por Damian? —Becky sabía que la única forma de arreglar esto es que ella al fin aceptara lo que sentía y que se lo dijera de frente a Damian.
Había sido ingenua al pensar que Damian a pesar de ser rechazado, él seguiría estando cerca de Anya siendo su amigo. La dignidad de un hombre siempre se anteponía y no podía culparlo, de todos los hombres con los que Anya podría salir, lo hizo con su hermano. Eso había hecho las cosas más complicadas, dañando más el orgullo de Damian, podía verlo sufriendo y Ewen se lo decía, que no estaba bien, aunque intentaba actuar con normalidad cuando estaba con ellos.
Su amiga no estaba mejor, pero era evidente quien se había llevado la peor parte.
Aún así Becky siempre vería por Anya primera e intentaría guiarla de la mejor forma, porque ella era su prioridad, el que estuviera bien. No podía culpar a Damian pero le molestaba ese comportamiento filoso.
—Yo… siento algo más que una amistad por él.
Becky reprimió un grito cuando la anciana de la biblioteca miró a su dirección, eso era un gran paso, todo podría arreglarse pronto.
—¡Eso es perfecto Anya! Solo resta hablar con él, tienes que decirle.
Anya no podía ni imaginar como eso podría ser fácil, la idea de pararse enfrente de él ya era demasiado complicado, por lo que hacerlo escucharla seria aun más complicado. Además su actitud dejaba en claro que seguía muy enojado pero ¿Qué era lo que estaría pensando?
—Bien, ve por este libro —Becky apuntó el nombre en un papel. —Ya he ido por unos y quiero terminar con esto antes de planear alguna manera de arrinconar a Desmond. —Ella estaba realmente fascinada por la idea. —Si todo esto sale bien, podremos ir todos juntos a ver la película de Bondman.
Anya sonrió emocionada, la película de Bondman, el hombre que la había inspirado a ser espía, dejando de lado a su padre, había filmado una película y estaba a punto de estrenarse. Anya iba a rogarle a su padre que la llevara, pero la idea de ir con sus amigos era mejor.
Regresó de sus ensoñaciones cuando fue reprendida por Becky y se fue por el libro, se aventuró a escribir rápidamente en una hoja las escenas de Berlint in love que podrían servir de referencia para lograr su cometido. Anya era realmente afortunada de tener una amiga tan familiarizada con esos temas.
Anya avanzó por los estantes buscando el libro en especifico que su amiga le había pedido, la verdad es que no tenia ganas de estudiar. Ubicó el libro y se estiró en un intento de alcanzarlo. Quizá podría utilizar sus habilidades un poco más para lograr una buena nota, nadie se daría cuenta pero la persona que tenia más conocimientos en historia era…
Su mano chocó con la de alguien más y al girar el otro pudo ver al dueño de sus pensamientos a un lado, Damian Desmond. Él detuvo su mirada en ella con indiferencia, como si realmente fuera muy inconveniente que ambos quisieran el mismo libro.
Él era un alumno muy dedicado, a pesar de ser excelente en esa materia, siempre estudiaba para reforzar sus conocimientos, no le extrañaba verlo ahí.
Fue en ese momento que recordó lo que había hablado con Becky momentos antes sobre encararlo y su miedo recurrente de que es lo que él estaría pensando de ella, si acaso él podría perdonarla o dejar ir ese resentimiento por el rechazo con el tiempo, si tan solo ella pudiera leer su mente. Y la cabeza de Anya se detuvo con ironía ¡Ella podía leer la mente! No lo había hecho antes por la regla de su padre de darle privacidad a la gente, pero Anya debía aprovechar ese momento para saber que es lo que él estaba pensado. Por lo que activó sus habilidades y las concentró en el chico que aún seguía a su lado.
El dolor la golpeó fuerte y sin reparo, sacando el aire de sus pulmones, era tan sofocante y aturdidor que Anya tuvo que retroceder un paso. Atravesar la barrera de Damian había sido realmente doloroso, tan doloroso que el hecho de seguir ahí era una tortura. Anya retrocedió sus habilidades retrocediendo. Damian simplemente chasqueó la lengua, dio media vuelta y salió de ahí.
Dejando a Anya de pie, con el resentimiento golpeando aún su rostro y sintiendo como la sangre se escurría por su nariz ante la mente agónica y poderosa de Damian Desmond.
Anya enterró la cara en la almohada sin ninguna emoción en su rostro, solo con la idea de querer no pensar en nada. No era demasiado difícil de niña, podría seguir intentándolo, esa era su manera de lidiar con las cosas de la mejor manera.
Becky le había dicho que podría enfrentarse a Damian para aclarar las cosas, pero días atrás cuando había intentado ver que es lo que pasaba por la mente del Segundo para saber que sucedía, consideró que fuera lo que ella dijera, todo estaba roto y no había a donde regresar.
¿Debió hacer las cosas diferentes? Quizá si ella…
Lo estaba volviendo a hacer, pensando de más, hundió el rostro en la almohada, contando sus respiraciones y como en esa posición el aire era más caliente. ¿Tenía madera para ser espía? Ahora que recordaba su padre nunca había hablado de su pasado o de su familia.
La puerta de su habitación resonó, lo cual la alertó pero no se movió de su sitio, se quedó ahí entre las almohadas. Escuchó la puerta y unos pasos, por la manera de caminar podía intuir que era su madre. La percibió sentados a su lado y acariciando su espalda con cierta ternura, como solo su mama podía hacerlo para reconfortarla.
—Anya ¿estas bien?
Anya no se movió de su lado, solo resopló un simple si, sin realmente sentirlo.
Yor observó a la mayor de sus hijos ocultándose de todos, desde que había llegado estaba ahí, aun Alain había ido a molestarla, pero Anya no se había inmutado, como normalmente sucedería. Anya era transparente con sus emociones, por eso cuando el fin de semana que salió corriendo al encontrarse a Melinda y Damian, Yor decidió que debía hablar con Melinda sobre eso.
—Creo que las cosas entre nuestros hijos están algo difíciles.
Por supuesto que Yor sabia la razón por la que Anya estaba saliendo con Demetrius y claro que podía ver la amistad honesta y especial que ella tenia con el segundo de los hijos de Melinda. Damian le agradaba, siempre era respetuoso y amable, siempre cuidaba bien de Anya. Si tan solo su hija no estuviera sufriendo, otra cosa seria.
—Si, Anya ha estado particularmente sensible por esto, aunque no se con precisión que es lo que ha sucedido.
Anya no había hablado demasiado sobre eso, sabía que ella confiaba en sus padres, pero había cosas y más en cuestiones del amor, eso solía hablarse con las amigas.
—Damian no esta de igual forma en el mejor de sus momentos. —Melinda recordaba a su hijo menos callado y encerrado en su habitación más de la cuenta.
Ambas mujeres evaluaron el comportamiento de ambas con detenimiento, las cosas eran lo suficiente serias para que ellas lo notaran.
—La rivalidad entre dos personas y más aún en dos hermanos, es algo bastante complicado, y más aún al no poder favorecer si parecer tener alguna especie de preferencia. —Melinda suspiró ligeramente.
Aunque a decir verdad Melinda si tenía cierta inclinación, no por preferencia, sino por que debido a las interacciones de los dos adolescentes era notable.
—No puedo imaginarme tu postura. —En ese momento la señora Forger consideró que debía ser complicado para Melinda inclinarse hacia alguno.
Melinda se llevó el té a los labios, habían terminado de comer hace un rato, hablando de banalidades y es hasta hace unos momentos que hablaron de lo que les causaba intriga.
—Aunque quizá Anya debería centrarse más en lo que se siente cómoda y siente y no… en algo que le parece atractivo, desconocido y…que quizá pueda no ser lo que esperaba.
Yor realmente no había entendido con claridad a que se refería Melinda con eso último, pero algo que Yor sabía era que su hija estaba sufriendo por no tener la relación, fuera lo que fuera, normal que siempre había tenido con el menor de los Desmond. Si el romper esa amistad la estaba mortificando, esa debía ser la prioridad.
—Sé que ha sido complicado para ti todo esto… —Acarició su cabello lentamente. — Pero déjame decirte Anya que tu padre aprecia mucho todo lo que has hecho, pero si esto te esta afectando tanto, podrías dejar de hacerlo.
En ese momento Anya levantó su rostro alerta y centrándose en su madre que le sonreía con ternura.
—¿Por qué dices eso?
—Por que todo esto, toda la situación te esta superando y yo se que todo esto es importante para ti y no es justo pedirte que sacrifiques lo que quieres y a ti misma por esto, ya que puedes elegir.
Anya pestañeó con los ojos bien abiertos y luego hizo un ligero puchero, recordándole a Yor cuando era una niña.
—Pero… papá realmente necesita que haga esto, es importante para todos, para la nación es… mi misión.
Yor acarició su cabello y luego pasó su mano por su rostro en un gesto fraternal.
—Ya he hablado con tu papá sobre esto y él igual esta de acuerdo con que has hecho un gran trabajo y que él puede ocuparse del resto. —Acomodó los prendedores que su hija solía usar en la cabeza. —Solo queremos que estés feliz, por lo que no queremos que te sientas obligada a hacer algo que no quieras o que pueda perturbar tu felicidad.
Anya se quedó pensando en eso, en el reconforte de su madre a pesar de su edad y que le gustaba la calidez que su madre le daba a pesar de los años. Sabía que le estaban dando otra alternativa y que era cuestión suya elegir, pero ella ya estaba inclinada a una decisión desde hace días. Un peso parecía desaparecer de su cuerpo, el apoyo que sus padres le estaban dando. Le sonrió a su madre, hasta que el teléfono sonó.
Yor se levantó para responder y Anya no pudo escuchar nada más, quizá era del trabajo o era su padre que se había ido a una misión ese día. De pronto la puerta sonó y Anya se levantó para atender, ya que su madre se había adentrado a la cocina a hablar.
—¡Anya!
—¿Becky?
La hija mayor de los Forger se extraño de ver a su amiga de pie ante la puerta, con una pose fabulosa, como solo ella podía hacerlo. Se adentró a la casa con una invitación implícita.
—¿Teníamos planes?
Becky adquirió una expresión ofendida, como si fuera la mayor ofensa que le hubieran hecho en sus cortos años.
—Yo siempre intentando ser la amiga más fabulosa y tú pareces tan indiferente de mis buenas intenciones.
Anya estaba realmente confundida, había estudiado ese día igual con Becky en la biblioteca pero no recordaba haber hecho planes para salir o para que la heredera de los Blackbell fuera a su casa, pero le alegraba verla ahí. Becky siempre había sido una buena amiga, Anya sabía que estaría para ella cuando lo necesitara.
—Lo siento…puedes quedarte y podemos ver comprar algo para comer. —No quería que Becky quedara envenenada por la comida de su madre. —Quiero compensarte por ser tan buena amiga con Anya.
Becky, quien simplemente estaba molestando se sorprendió de las dulces palabras de su amiga. Sonrió con arrogancia.
—Tendrás que compensarme eso y mucho más cuando veas esto —Becky sacó algo de su abrigo y se lo enseño.
Anya sintió como lo que sacó brilló intensamente, abrió completamente los ojos mientras un escalofríos subía por su columna y una sonrisa enorme se dibujaba en su rostro.
—¡¿Esto…esto es real?!—Anya le arrebató a Becky lo que le había enseñado para verlo de cerca y comprobarlo.
Becky con una sonrisa de superioridad se observó las uñas.
—Es real, sería insultante que pienses que no lo es, Becky Blackbell jamás tocaría algo falso. —Cerraban tiendas y centros comerciales solo para que ella comprara.
—¡¿Cómo lo has conseguido?!
—Por dios Anya, soy la heredera de los Blackbell —Sonrió con pedantería. —Cosa que desee, lo tendré.
Anya observó más fijamente la invitación para la premier de la película de Bondman.
Se suponía que irían juntos a la película o era la idea de Becky de días atrás, pero la premier, eso era algo alucinante. Una fiesta privada donde estaría los actores y aún mejor, el propio ¡Bondman! Anya casi se pone a bailar de imaginar hablar con él y preguntarle sobre sus tantas misiones.
—¿Y puedo ir contigo?
—¡Por supuesto, lo he conseguido para ambas!
Becky sonrió al ver a Anya brincar en su lugar, la realidad es que se había impulsado a conseguir eso por Anya. El verla tan decaída y sin energía había sido un martirio para la misma Becky, estaban pasándole muchas cosas a la Forger y quería alegrarla un poco. Y no había mejor manera que darle algo que deseaba tanto.
Por lo que le había pedido a su padre que le consiguiera una invitación. Su padre la adoraba, por lo que podía conseguirle todo lo que quisiera y siempre había sido así. Su padre le había entregado la invitación esa tarde y sin poder contenerse había ido a ver a su amiga para enseñarle.
Ese sería un pequeño descanso para olvidarse de todo y disfrutar.
Anya había recobrado su buen humor el resto de la semana, emocionada por la premier del viernes. Esa había sido su motivación en el resto de los exámenes donde se había esmerado en estudiar para tener las mejores calificaciones y no tener conflicto con su padre sobre eso.
Solo faltaba un día y podría ver a Bondman de frente.
Caminaba con Becky a su lado, quien no dejaba de hablar sobre sus respuestas en el examen de lengua de ese día, pronto se les unió Ewen, Becky lo tomó del brazo. Decidieron ir a las mesas exteriores que estaban en el ala oeste de la escuela, en espera a que la campana sonara, habían terminado antes de que finalizara el tiempo de clases.
Una vez que alcanzaron el pasillo central se desviaron hacia la derecha, saliendo al jardín y visualizando las mesas techadas que estaban un poco más lejos. Anya de pronto escuchó muchas voces en su cabeza, voces que la marearon y no pudo determinar que es lo que estaban pensando con tanto ruido. Decidió ignorarlos y seguir en lo suyo, es lo que había estado haciendo últimamente.
—Esta goteando, maldición —Ewen frunció el ceño furioso, tomó a su novia de la mano y tiró de ella, en un intento de refugiarse en su destino antes de mojarse.
—¡Anya, corre! —Becky la motivó.
Anya siguió sus pasos, corriendo mientras la lluvia se intensificaba, pudo ver el lugar más cerca y a algunas personas ahí. Por suerte aún había una mesa para que pudieran ocupar, corrió más de prisa en un intento de alcanzarlos. Pero mientras más se acercaba, pudo divisar a las personas que estaban ahí. Un grupo de chicos de otros salones que reconocía de vista, pero eso no es lo que atrajo la atención de Anya, sino algo más.
Sus pies comenzaron a detenerse cuando reconoció el cabello despeinado, los hombros anchos y la capa de alumno imperial. Pronto los ojos ámbar fríos, que miraban hacia el pasillo, la observaron un momento y luego pasaron de ella, dirigiéndose a su derecha.
Anya sintió como la lluvia atravesaban su ropa y mojaban su piel, haciéndola estremecer. Pero nada de eso era relevante, no era consciente de si ese agua se sentía bien o mal en su cuerpo, toda su atención, sus sentidos estaban centrados en una sola imagen y la presión aplastante que se incrementó en su pecho, era tan aguda, tan fuerte que sentía como estaba siendo desgarrada.
Damian estaba sentado en una de las mesas, con una chica a su lado.
Vio a Damian sonreír ligeramente mientras pegaba su mentón a la cabeza de la chica que estaba a su lado, quien rodeaba su brazo y se mantenía cerca, demasiado cerca.
Chapter Text
La zapatilla plateada pisó la acera cuando la puerta se abrió y descendió su propietaria con un elegante vestido esmeralda de tirantes que tenía una caída libre hasta alcanzar el suelo. Sintió un ligero escalofrío cuando el aire sopló, quizá había sido mala idea llevar ese vestido, su espalda estaba descubierta, los tirantes continuaban hasta ahí y se unían en su espalda en forma de x, pero su piel podía apreciarse.
Pero Becky le había entregado el vestido y no había aceptado un no por respuesta, a su criterio debían verse fabulosas. Anya solo la obedeció y su madre había dicho que era un lindo regalo que debería utilizar. Quizá debió escuchar a su padre sobre traer un abrigo, pero su madre había dicho que arruinaría el vestido.
Su acompañante con un vestido azul oscuro con las mangas cayendo por sus hombros, su cabello suelto y una caída en v inversa hasta alcanzar el suelo. Tenía ciertos brillos por todos lados y Anya pensó que se veía realmente linda.
—Te ves realmente bien.
—Querida Anya, nos vemos maravillosas, de eso se trata.
Anya observó aquella residencia sumamente elegante de tres pisos, con muchos árboles rodeándola y varios guardias alrededor, monitoreando el lugar. Además de varios periodistas con cámaras en las manos, que esperaban ansioso que llegaran los actores. Algunas personas subían por las escaleras y traían vestidos de gala, ella sabía que eso era exclusivo.
—Vamos
Anya siguió a su amiga y subieron la gran escalera para alcanzar el acceso, donde Becky con una sonrisa enseñó su invitación y ambas ingresaron a un gran pasillo que tenía una gran alfombra roja, siendo conducidas a un gran salón donde un número moderado de personas estaban ahí, hablando entre ellos y riendo, mientras las copas pasaban de manos en manos. El salón detonaba exclusividad, elegancia y estatus.
Aún así la Forger se sentía afortunada de estar ahí y ser una de las primeras personas que podrían ver la película y más aún… sus ojos recorrieron la sala a pesar de que Becky le estaba hablando sobre algo que ella no prestó atención. Pero en ningún lugar pudo ver al hombre que le interesaba.
—No está Bondman.
Becky comprendió que todo lo que le había dicho no había sido escuchado.
—Debe aparecer pronto.
Y como si fuera una especie de invocación, el alboroto de la gente indicó que los actores habían llegado. Ambas se acercaron hasta la entrada, cerca del pasillo para verlo lo antes posible. Anya estaba que no cabía en su emoción de ver a aquel hombre que la inspiró tanto de niña. Los flash de la cámara se vieron a la distancia y un hombre saludaba a la prensa y se detenía a hablar con ellos. Pronto se liberó e ingresó a la residencia, con una sonrisa en los labios.
La gente alrededor aplaudió ante su llegada y antes de que el hombre pudiera moverse, había una chica enfrente suyo con un vestido esmeralda, una mirada de emoción y una sonrisa.
—¿Hola?
—Es realmente fantástico el poder conocerlo fuera de la pantalla.
Su padre siempre la molestaba sobre que Bondman era una farsa, que las cosas como espías no eran así y que debería dejar de verlo. Anya siempre lo ignoraba, sabía que estaba mintiendo para que dejara la idea de ser espía y porque tenía envidia.
“Una fan más, demasiado entusiasta”
Anya no detuvo sus habilidades, necesitaba leer los pensamientos de Bondman al menos una vez, para saber que tipo de cosas pensaba un espia reconocido, aunque sintió su mente algo...lenta.
—Lo que mi amiga quiere decir es que es un verdadero placer conocerlo. —Becky consideró que era momento de intervenir, sabía que Anya idolatraba a ese hombre.
—Muchas gracias chicas.
—¿Podría decirme cómo es que logró escapar de esa caja con explosivos en el capítulo 83 sin morir?
Anya ese día pensó que sería el fin de Bondman, porque no había forma de que él pudiera escapar de una caja cerrada y en medio del mar, pero lo había logrado con facilidad, algo que ella aún no entendía . Esperó la respuesta con la curiosidad reflejada en su rostro.
Por su parte Bondman se quedó quieto un segundo esperando que aquella chica le dijera que estaba jugando o que se riera dejando claro que era un chiste, observó a la otra chica que estaba a su lado, quien veía con total sorpresa a su amiga, sin creerse lo que había escuchado y dejó salir un suspiro.
“¿Lo está diciendo en serio? Debe ser una broma… yo solo quiero una copa”
Aquel hombre había vuelto a personificar a su personaje que le dio un nombre en la televisión, su regreso como Bondman en una película había sido lo mejor que pudo hacer en esos años, la conmoción y emoción de la gente por eso fue enorme. Sabía que tenía muchos fans, niños que lo había visto pero esa chica ¿de verdad pensaba que todo eso era real?
—Si entiendes que todo eso, lo de la televisión… ¿es todo actuado?
Anya borró la sonrisa en su rostro, se quedó pensando y luego sonrió como cómplice.
—Si, yo guardaré su secreto —Y le guiñó el ojo.
Anya tenía una idea de cómo lo había hecho, algo que su padre había agregado cuando vio esa escena “irreal” a su criterio pero que él dijo que había experimentado algo similar, pero que pudo tener acceso al mecanismo de la caja para abrirla desde adentro.
Bondman y Becky se observaron un momento intentando entender a la chica con el vestido esmeralda, pero después Bondman se alejó, mezclándose entre la gente.
—Anya ¿Cómo te sientes?
—Ha sido grandioso verlo de frente, es más alto de lo que esperaba, pero es igual a como era en la serie. —Ella sonreía observando a Bondman moverse y hablando con otras personas, con una copa en sus manos.
Becky sonrió al ver a su amiga tan radiante como era, tranquila de que al menos en este momento pudiera olvidarse de todo. Becky aún recordaba lo que había sucedido un día atrás, cuando no vio a su amiga detrás suyo, refugiándose de la lluvia. En cambio la vio en la lluvia de pie, con el rostro más descompuesto que le había visto y cuando siguió su mirada fue que se fijó de Damian ahí, con una chica rubia muy cerca de él.
¿Cómo había sucedido eso? ¿y como Damian se atrevía a ser tan bajo para hacer algo así, de repente? ¿acaso se había olvidado de su amiga tan fácil? No lo creía, realmente si fuera tan sencillo Damian lo hubiera hecho hace años, pero ahí estaba. Había intentado ir por Anya, pero había desaparecido y cuando volvió a verla en clases, estaba callada.
Becky le había reclamado a Ewen al respecto.
—¿Cuándo se suponía que me dirías que tu amigo estaba saliendo con alguien?
—¿De qué hablas? Esto es una sorpresa para mi igual, no tenía ni idea.
Becky había observado con los ojos entrecerrados a su novio, evaluando sus reacciones.
—Mientes, ¿acaso sigues con esa lealtad ciega al señorito Damian? —Se estaba burlando del comportamiento de inferioridad que habían tenido él y Emile en el pasado.
El mencionado se sintió ofendido ante sus palabras.
—Piensa lo que quieras, yo no sabía nada, no lo sabíamos —Incluyó a Emile en su oración. —Damian no se ha estado comportando con normalidad últimamente, a fin de cuentas tu amiga le rompió el corazón después de entregarse a ella durante años.
Becky retrocedió un paso, ese había sido un golpe directo y frunció el ceño.
—Tú empezaste con esto.
Becky no recordaba una pelea real con Ewen y el que fuera la primera por culpa de sus amigos no era una sorpresa. Pero aún así ella se había indignado y se había alejado, a pesar de que Ewen la llamó para arreglar las cosas. No le sorprendía que fuera igual de tonto que su amigo.
Aunque muy en el fondo Becky sabía que todo esto empezó por la confusión de su amiga y por eso la había estado guiando todo este tiempo para darse cuenta de lo que había estado haciendo y solucionarlo. Y justo cuando era cuestión de tiempo para que las cosas se solucionaran, Damian había hecho algo como eso. No sabía que se tramaba con esas acciones absurdas, pero la idea era olvidarse de esos nobles y disfrutar la Premier.
La heredera de la familia Blackbell observó a la entrada, detrás de Bondman habían ingresado dos actores más, quien ella vio de reojo cuando Anya interactuaba con el actor principal. En ese momento vio los flash en la entrada y a alguien más entrando en compañía. Sonrió emocionada de pensar si podría intervenir a alguien más para entablar una conversación, pero la sonrisa desapareció de su rostro enseguida. Tomó a Anya de la mano y tiró de ella.
—Anya, vamos por aquí. —Tenía que salir de ahí, irse rápido o…
—¿Por qué? quiero ver a los demás actores.
Anya giró en su lugar para ver a los que entraban y toda emoción positiva desapareció de su rostro. Su corazón se estremeció dolorosamente y sintió el aire atorarse en su garganta.
Una chica rubia ingresó a la sala con un impresionante vestido azul que iban a juego con sus ojos azules y su radiante sonrisa y ella sostenía del brazo a Damian Desmond con una ligera sonrisa en los labios y un traje oscuro elegante. La sonrisa del chico desapareció al ver a las dos chicas enfrente.
La chica con una sonrisa arrogante de superioridad se detuvo enfrente de ellas y Damian las observó de manera relajada, como si fuera indiferente a la situación tensa que los rodeaba.
—Oh chicas ¿nos hemos visto antes? sus rostros me resultan conocidos. —La voz suave y filosa de la chica brotó de sus labios. —Igual estudian en el Edén ¿no? —Se acercó a Damian y apoyó el rostro en su brazo. —Uhm… tú eres Becky de los Blackbell, una honorable familia. —Ella observó a Becky que estaba tensa en su lugar, fingiendo una sonrisa, no quería mostrar sorpresa o vulnerabilidad.
—Si, nos hemos cruzado algunas veces. —Becky solo quería salir lo antes posible de eso, desvió la mirada a su amiga que estaba a su lado con la expresión más seria y sorprendida que había visto.
Pero Anya no era consciente de que estaba siendo transparente con sus emociones, porque su atención estaba fija en Damian, que evitaba extraordinariamente su mirada y justo cuando él por fin la miró, pudo ver aquella frialdad tan familiar.
—Y tú eres… —La rubia atrajo la atención de Anya, pero la observó de arriba hacia abajo y de regreso, sonriendo más ampliamente. —No eres nadie importante —Soltó una ligera risa —Vamos cariño.
Ella se alejó, con Damian siguiéndola de cerca y sin mirar atrás.
Becky sintió como la sangre le hervía ante esa grosería, por supuesto que haría algo como eso. Para mostrar su control, dominio y superioridad y Damian se lo había permitido. Tenía tantas ganas de golpearla.
—Anya, ignora completamente a esa, no merece la menor atención.
—¿Qué…qué hace ella aquí? ¿Quién es ella?
Anya había visto primero que nada a Damian entrando por ese pasillo y sujeto a él estaba esa chica, que al verla pudo reconocerla el día de ayer. Era un momento que no podría olvidar, no cuando sentía que los fragmentos de su corazón se habían desprendido.
—Ella es Sigrid Schneider, sus padres son dueños de farmacéutica Eplatre, la más importante en Ostalis y se ha ganado un lugar relevante a nivel mundial por la tasa de éxito en la erradicación de enfermedades como la viruela —Becky se cruzó de brazos con el ceño fruncido e intentaba aguantar las ganas de ir y gritarle un par de cosas. — El dinero e influencias de sus padres le consiguió un papel pequeño en la película de Bondman, a pesar de que ella no deje de decir en el Edén que fue todo a base de su talento como actriz, son mentiras, todo ha sido comprado. —Torció la boca. —Por eso sus padres decidieron organizar la Premier, para que su hija destacara, para que fuera el centro de atención en esta residencia, y podría ser más sencillo, pero no esperaba que Damian viniera con ella, lo siento.
Por supuesto que Becky había investigado absolutamente todo de la rubia con la que habian encontrado a Damian el día anterior, su nombre, su dirección, sus preferencias y disgustos. No podía estar desinformada, no cuando ella parecía dispuesta a arrebatar la felicidad a su amiga.
Becky se sentía realmente mal, la idea era pasarla bien, pero el rostro de su amiga dejaba en claro que la sorpresa no había sido nada grata. Pero había sido culpa suya, desde que vio a aquella chica junto a Damian el día anterior pudo suponerlo, pero era demasiado pronto aquella “relación” para suponer que lo llevaría ahí para lucirlo. No podía saber que ellas irían a la Premier, era el tipo de chica que se centraba únicamente en ella.
Blackbell pudo verlo claro en su rostro “él me pertenece ahora” por supuesto, porque nadie en el Edén podría haber ignorado la gran relación que Anya y Damian habían tenido. Por qué el nombre Desmond era reconocido en cada rincón de Ostalis, por supuesto que sería reconocido en el Edén. Solo que las mujeres con hambre del renombre del apellido jamás se habían acercado a Damian, porque él había dejado en claro desde hace años que solo tenía ojos para Anya.
Becky se había divertido en varias ocasiones al ver como Damian ignoraba a chicas que habían tenido las suficientes agallas para intentar algo. Pero él las rechazaba al instante o las ignoraba, antes de seguir a Anya y estrechar su mano, para dejar las cosas en claro. Si tan solo su amiga se hubiera dado cuenta antes del poder que ella tenía en Damian y en todo el Edén.
Por supuesto que Sigrid quería restregárselo en la cara, su victoria.
Y más aún cuando podía apreciarse cuanto le afectaba a Anya y la indiferencia de Damian ¿Qué diablos estaba pensando Desmond? ¿De verdad iba en serio con Sigrid? ¡No había punto de comparación en lo absoluto! ¿Acaso había olvidado a su dulce amiga por alguien tan frívola como Sigrid? La simple idea solo alteraba más su sangre. Intentó calmarse por Anya, la tomó de la mano y la presionó.
—Si quieres, podemos irnos.—Podía ver a Damian alejándose.
—No, yo estoy bien…
—Anya —La voz cerca de su oreja la hizo estremecer. —Es un gran placer encontrarte aquí.
Anya giró encontrándose con Demetrius Desmond, con un traje pulcro y una sonrisa torcida.
—¿Qué haces aquí?
Él pareció algo ofendido por su pregunta, al menos por un instante. Eso era demasiado para Becky, eran demasiados Desmond para su salud, no esperaba encontrarse con ninguno ahí y ahora los dos… ¿acaso alguien los había invocado?
—¿Acaso… te desagrada mi presencia?
—No, no es eso. —Anya sentía la cabeza nublada y no pensaba demasiado bien ¿acaso estaba soñando?
Sus ojos se desviaron un momento y pudo ver a Damian junto a Sigrid, esta última hablaba con alguien, pero Damian miraba en su dirección y al ser descubierto, desvió su atención. Anya observó a Demetrius, esa noche debería ser una pesadilla. Había estado evitando hablar con él, pensando en la decisión que su madre le había dejado abierta, pero el tener a ambos hombres que la perturbaban en la misma noche no ayudaba.
Demetrius sonrió de nuevo y la contempló fascinado.
—Intenté comunicarme contigo toda la semana, quería invitarte a la Premier, sé cuanto te gusta, pero jamás pude encontrarte en casa.
Anya se mordió el labio suavemente, comprendiendo que quizá sus padres se habían encargado de evitar que hablaran, dando excusas baratas para que Anya no tuviera que lidiar con toda esa presión.
—Lo siento, he estado ocupada con los exámenes esta semana. —Pero el rostro de Demetrius no parecía del todo convencido.
Anya pensó en qué más decir para no quedar mal, no en ese momento.
—Si, he hecho que Anya vaya a la mansión cada tarde a estudiar, ya sabes, momentos de chicas son necesarios en la vida de toda adolescente.
Él sonrió de nuevo con la naturalidad que lo representa.
—Si entiendo ¿me permites hablar con Anya un momento, a solas?
Becky contempló a su amiga que parecía pedir ayuda con la mirada, no encontró una excusa para hacerlo, además que no sintió que debería hacerlo manera de negarse, no porque no podía negarse, no a Demetrius.
—Claro.
Demetrius sujetó la mano de Anya y la guio fuera de la sala, una vez que estuvieron lejos de ahí, la estrechó entre sus brazos y apoyó su frente en los hombros de ella. Sus manos recorrieron su espalda, podía sentir la yema de los dedos tocando su piel y su propio cuerpo reaccionando a esa caricia silenciosa y cálida. ¿Por que él ocasionaba esa sensación extraña en ella? Era diferente a lo que Damian podía ocasionar en ella, se sentía nerviosa e inquieta. Pero por un momento esa sensación atrayente le trajo un poco de paz, al imaginar que ese podría ser Damian.
—¿Sabes lo arrebatadoramente atractiva que te ves con ese vestido? Yo… de verdad que te necesitaba tenerte entre mis brazos.
Anya no se movió, se quedó quieta escuchando la respiración y la voz profunda de Demetrius.
—Al inicio yo jamás hubiera pensado que algo así pasaría, yo tenía contemplado otra cosas… pero a este punto, de verdad que deseo que estes a mi lado. —Él acarició su rostro con ternura y se inclinó, besándola una vez por sorpresa, algo a lo que Anya no pudo reaccionar. —¿Te quedarás conmigo? —Él levantó su mano y tocó el collar que le había dado a la fémina.
Anya lo vio alejarse y atrapar su mirada esmeralda con aquella oscura, profunda y asfixiante.
—Yo…
—Anya, siento interrumpir —Becky apareció en escena. —Empezarán a proyectar la película. —Becky se sentía inquieta interrumpiendo, porque sentía que no debía estar ahi, se sentía extraña.
Anya intentó alejarse pero Demetrius entrecruzó sus dedos contra los suyos y ambos fueron a la sala que era una especie de cine amplio, con una gran pantalla al fondo y los asientos ocupados casi en totalidad. Las chicas tomaron su asiento y Demetrius se sentó a su lado, se veía realmente animado.
Las luces se apagaron y las imágenes en la pantalla iniciaron, pero Anya realmente se sentía fuera de sí, intranquila, solo quería desaparecer, sus ojos esmeralda captaron a Damian más adelante, con aquella chica demasiado cerca y a él sonriéndole, dedicándole esas sonrisas que en algún momento habían sido suyas.
Y Anya de verdad quiso desaparecer y evitar que aquel dolor aplastante la consumiera.
Anya intentó por todos los medios concentrarse en la película, aquella que había sido su ilusión ver y lo logró en mayor medida, solo hubieron algunas escenas que le pasaron desapercibidas.
—Anya
Se sobresaltó cuando Demetrius colocó su mano encima de la suya, llamando su atención.
—Ahora vuelvo.
Ella asintió, ni le preguntó a donde había ido, no es que le causara mucha intriga. Además ¿Por qué estaba ahí en la Premier? Si, Anya le había dicho en algún momento que ella amaba a Bondman, pero acaso ¿él había hecho porque a ella le gustaba y esperaba conseguir un autógrafo? ¿O quizá él disfrutaba el programa y no le había dicho?
Debía dejar de pensar y disfrutar a lo que en verdad había ido, por lo que decidió hacerlo.
La película siguió y Anya se centró en la pantalla, concentrando y disfrutándola a pesar de todo. Además que habían puesto escenas recortadas de la película que transmitirán en el cine, por lo que era una sorpresa mucho mayor de lo que la Forger esperaba.
Su atención se perdió un instante de la película cuando vio a Damian levantarse y perderse por un lateral, donde sabía que estaban los baños. La idea de acercarse e intentar hablar la impulsaba a levantarse, pero se resistió y siguió con la atención en la pantalla.
Sus ojos buscaron a la mujer rubia que seguía pendiente de la película para ver la escena donde aparecería. Había sido un golpe duro para Anya ver a Damian el día anterior con Sigrid, pensó por un momento que estaba soñando pero cuando su cuerpo se estremeció por tener la ropa empapada, supo que era real, que él había decidido seguir su vida. Anya fingió el resto del día una vez que se cambió la ropa, pero cuando llegó a su casa, solo se refugió en su cama, envolviéndose entre las sábanas.
Alain había ido a hablarle, intentando que jugaran juntos cuando se dio cuenta que su hermana estaba triste, sin éxito.
Anya no había dejado de pensar que todo eso era porque se había demorado tanto en su misión, que no había decidido con mayor rapidez la decisión de su madre. Pero la realidad es que ya pensaba dejar todo eso, solo que quería disfrutar la Premier sin pensar en nada de eso. Pero la vida parecía burlarse de ella al restregarle a Damian con Sigrid aquella noche, desde que los vio tan juntos la acidez en su estomago no había desaparecido y su mente estaba dispersa.
Solo quería acercarse, hablarle y decirle que no la dejara sola, que ella quería estar con él y que regresaran a aquello que habían tenido, donde su presencia lo era todo. Quería pedirle las caricias que eran suyas, su mirada ámbar derritiéndose al observarla y sobre todo su mano entrelazados con la suya.
¿De verdad lo había perdido… él no volvería a ella? Los pensamientos no dejaban de atormentarla. Ella tenía que intentarlo, al menos una vez más, debía buscarlo y arreglarlo, quería que él formara parte de su vida y haría lo que fuera necesario.
Unos minutos después la película terminó y la gente en la sala aplaudió por tan magnífico filme. Todos se levantaron para hablar con los actores, más específicamente con Bondman, sobre la buena aceptación que tendrían.
—Eso fue fabuloso ¿no lo crees Anya? —Becky a su lado estaba emocionada y quería saber la opinión de su amiga.
—Si, fue grandioso. —Pero no parecía del todo animada, solo miraba a su alrededor, en búsqueda de algo.
¿Damian había regresado con Sigrid? La idea de dejar a Damian más tiempo con la rubia solo aumentaba el desazón en su estómago. Pudo ver a algunos hombres salir del salón con discreción y a otros más siguiéndolos.
—¿Buscas a Demetrius? —Becky pensó que se había demorado más de la cuenta en regresar, algo que en el fondo agradeció porque quería estar a solas con su amiga, además que su presencia era demasiado imponente.
Anya negó con la cabeza, hasta que ubicó el cabello rubio moverse hacia la salida de la sala ¿acaso Sigrid sabía dónde estaba? Sin decir nada se movió y simplemente siguió a la chica desde lejos, con su corazón latiendo fuertemente. ¿Qué es lo que diría? No tenía ni idea, solo esperaba tener un momento a solas con él y confiaba que en el momento sabría que decir.
—Anya espera ¿a dónde vas?
Becky siguió a su amiga sin saber qué es lo que tramaba, pero no estaban en un lugar donde podrían moverse con libertad y menos con Sigrid de enemiga, ya que ese lugar era de su familia.
—Yo necesito hablar con Damian —Estaba decidida como hace tiempo no estaba, ella había arruinado las cosas y ella lo resolvería.
—¿Por qué? ¿Qué sucede? —Becky no entendía porque de pronto su amiga quería hablar y menos en un lugar como eso… aunque quizá debería dejarla sola, si todo eso funcionaba, las cosas estarían perfectas en la semana y todo regresaría a la normalidad.
Anya caminó por el pasillo, vio corriendo a unos guardias hacia las salidas y escuchó una especie de grito ¿Qué había sucedido? cuando giró divisó la escalera a lo lejos ¿acaso Damian se había ido por ahí? Pero se detuvo súbitamente cuando vio un vestido azul celeste y a la portadora atenta a algo en especifico, pero cuando ella se movió, pudo verlo. Damian estaba con el cuello y saco desordenado y la marca de labial en la comisura de sus labios.
Damian la observó un momento corto, parecía inquieto por haber sido interrumpido. Sigrid giró para ver a ambas chicas a sus espaldas y les sonrió mientras se limpiaba el labial que se había corrido en su sesión de besos.
Anya sintió todo el aire escapar de sus pulmones y una presión insoportable la llenó, mientras batallaba por evitar que el eco de su corazón agonizante se deslizara por sus mejillas. Damian giró el rostro, hacia la derecha, torció la boca, tomó a Sigrid de la mano y tiró de ella, alejándose de ese sitio.
Dejando a Anya Forger con aquel pensamiento recurrente de querer desaparecer.
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Saltó cayendo en la rama debajo de donde se encontraba, observando detenidamente el panorama, analizando el lugar que se sabía de memoria al haber estudiado los planos, pero que se tomó el tiempo de confirmar. Sacó un puro del cinturón equipado que llevaba y lo encendió, los ojos azules atrapando su objetivo.
Dos, cuatro, cinco y nueve hombres cuidaban en total la edificación exterior. Dos más recorrían la periferia sur, dos más estaban en el lado oeste, tres al frente y dos en el lado este. Podía estimar un aproximado de unos diez más en el interior.
Dio una calada a su puro un par de veces, antes de cortar la punta, guardarlo, dio un par de pasos hacia atrás y finalmente corrió lo suficiente rápido para saltar y cortar el cielo, hasta alcanzar el techo de la edificación. Fue lo suficiente eficaz que su maniobra no fue notada. Había observado durante dos horas en el árbol más cercano, sin moverse y disminuyendo sus respiraciones, haciendo una nota mental de los guardias que aparecían en el techo cada quince minutos. Él tenía que infiltrarse en la residencia antes de que volvieran.
Una vez en el techo se adentró por el único acceso y se escabulló por las habitaciones silenciosas debido a la proyección de la película. Estaba por terminar, por lo que los guardias bajarían la guardia al no tener una amenaza en toda la noche y que el evento estuviera a punto de terminar. Pasó por una gran puerta de madera y escuchó unas voces, una voz que era de su total interés. Se quedó quieto esperando en el pasillo, hasta que vio salir a un par de hombres con trajes, entonces lo vio salir.
Se movió tan ágil como un depredador siguiendo a su presa, colocándose en el camino de su objetivo, retrocedió el brazo hacia atrás, tomando impulso y la adelantó, con el puño cerrado y con el puño de acero dorado resplandeciente entre sus dedos. Su puño hizo contacto con el cuello de aquel viejo que no tuvo tiempo de hacer nada más que realizar un gesto de terror, su grito se quedó atorado en su garganta cuando el golpe rompió su tráquea.
El viejo salió disparado hacia atrás, recorriendo la habitación por la que había salido y estrellándose con la pared, rompiendo el cristal. Él sabía que su puño de acero no era necesario, podía matar a una persona con su fuerza demoledora, podía romper un cuello con solo un apretón de manos, pero ese toque frío de estabilidad lo hacía un completo deleite.
Se acercó al cuerpo inerte para comprobar la muerte, sería insultante que ese fuera el primer hombre que sobreviviera a él. Solo vio el cuerpo maltrecho de Gaspar Aleskeevich. Dio la vuelta para salir de ahí, su objetivo estaba cumplido. Sus ojos recayeron en los papeles que aquel hombre había tenido en sus manos y una sola palabra en el inicio de la hoja y una fotografía, una que él reconoció. Tomó la hoja, guardándola entre sus pantalones.
Debía regresar por donde vino y… en su camino se atravesó a un hombre, uno de los que había estado en esa reunión, que al ver la escena, soltó un grito sordo. Él se adelantó, golpeándolo en el rostro para silenciarlo, no tendría importancia matarlo ahora, no cuando él era su posible siguiente objetivo. A través de la ventana vio a los guardias moverse, corriendo hacia la residencia, mientras hablaban por radio. Se había demorado más tiempo del que debiera.
Al salir se encontró con dos guardias de seguridad subiendo por la escalera y apuntando con sus armas, él sonrió divertido y corrió hacia ellos como una avalancha imparable, esquivó los disparos y alcanzó a tomar a ambos del cuello y presionó, hasta que sintió como el intento de pelea fue desapareciendo. Él era una sentencia de muerte, un hombre sin rostro, pero su nombre resonando entre el bajo mundo era razón para temblar, si él te encontraba, si tenías la mala suerte de encontrarte con Jörmungander, serías aniquilado.
Sin detenerse comenzó a correr por los pasillos, las luces se apagaron y todo quedó en penumbra, pero él estaba acostumbrado a caminar por la oscuridad, él vivía entre las sombras. Escuchó los pasos siguiéndolo, esquivó las balas que pasaban casi rozando la piel de su rostro. Giró su rostro un momento para ubicar a sus objetivos y la sangre de cuantos más escurriría entre sus manos esa noche. Cuando regresó su atención al frente vio alguien aproximarse, no era solo uno, eran tres, se preparó para destruir a quien se atrevía a enfrentarlo de frente, pero esa persona solamente saltó encima suyo y corrió hacia la escalera, bajando tan rápido, que no le permitió detallar su rostro.
Los que lo seguían se detuvieron al ver al gran hombre aproximarse hacia ellos y los golpeó, logrando que la sangre corriera por la alfombra verde. Se adentró a una de las habitaciones y atravesó la ventana, sin preocuparse por los cristales o porque estaba en un tercer piso. Logró sujetarse de los marcos de todo lo que pudo para amortiguar su caída, descendió la residencia con ayuda de los alfeizar y saltó al suelo, aprovechando que todos los hombres estaban en la residencia.
Corrió hacia la vegetación, perdiéndose en la inmensidad del bosque.
—¡¿Qué está pensando ese imbécil de Desmond?! ¿cómo se atreve a hacer algo como…. y además enfrente de! —Becky no dejaba de despotricar al respecto, ella misma no terminaba de creerse lo que había visto.
Desmond de verdad había perdido la cabeza, primero en el Edén y ahora ¿tenía tal comportamiento vulgar en una Premier a la vista de todos? Tenia ganas de seguirlo y golpearlo para que dejara de comportarse como un tonto. Sin embargo, había permanecido junto a Anya que estaba sentada en la escalera, con la mirada perdida en algún punto indiferente. Por un momento Becky pensó que terminaría llorando, pero ella simplemente se sentó y se quedó quieta, como si estuviera considerando algo o tuviera muchas ideas en su cabeza y no pudiera comunicar ninguna.
Y lo que más le molestaba es que ¡Anya había ido ahí para arreglar las cosas por fin con Damian, pero ese idiota se esforzaba en complicarlas aún más! No había nada bueno que pudiera decir en su defensa… y Becky se sentía insultada, porque había decidido apoyar a Damian en vez de Demetrius para estar con su querida amiga ¿acaso se había equivocado?
Creía conocer a Damian por los años que había tenido que soportarlo en el Edén, había cambiado esa actitud caprichosa y de superioridad con el tiempo y en varias ocasiones era una persona tolerable, o eso es lo que creía Becky. En cambio no sabía demasiado de Demetrius más que la cara amigable que le enseñaba en la televisión. ¿Acaso Becky se había equivocado en su criterio de evaluación?
Acarició el cabello de Anya una y otra vez, en una especie de calma.
—¡Anya! —La voz conocida se acercó desde uno de los costados del pasillo y pareció llamar la atención de la Forger. —¿Están bien? —Demetrius se veía algo perturbado. —Cuando la luz se fue intenté volver pero después escuché un revuelto y no sabía si estaban bien.
—¿Se ha ido la luz? —preguntó Anya confundida.
Becky se llevó una mano a su barbilla, si eso fue así, ellas no lo hubieran notado ni ninguna persona en la sala de proyecciones, porque estaba todo a oscuras y la película se transmitía por un proyecto clásico.
—No nos percatamos de eso, estuvimos todo el tiempo en la sala de proyección.
Demetrius pareció más tranquilo de asegurarse de que Anya estuviera en perfecto estado aunque se veía silenciosa.
—Puedo llevarte a casa —Demetrius se inclinó hacia ella, ofreciendo su mano.
—No te preocupes, he pedido que venga el auto por nosotras, me encargaré de dejarla en casa a salvo.
Demetrius estaba por hablar cuando Anya se levantó de la escalera.
—Anya ha venido con Becky, por lo que lo mejor es que me vaya con ella.
El mayor de los Desmond pareció torcer la boca, como si algo importante no hubiera sido dicho, pero en seguida transformó su expresión en una sonrisa cálida de reconforte y entendimiento que era tan normal en él.
— Por supuesto, te llamaré pronto Anya.
Demetrius dio media vuelta y se fue de ahí, no sin antes estrechar fuertemente a Anya entre sus brazos y susurrarle que esperaba verla pronto.
Por su parte Anya y Becky salieron tan rápido como pudieron de ahí, entre la conmoción del servicio de seguridad, algo a lo que Becky no prestó demasiada atención. Por su parte Anya había quedado confundida por la confesión de Demetrius ¿un apagón? Eso sonaba tan extraño en esa noche, la gente a cargo debió asegurarse de que algo como eso no sucedería, por lo que sí pasó, debió ser por algo más. Por lo que mientras caminaban fuera del lugar activó sus habilidades para conseguir algo, cualquier cosa que le diera una pista de lo que había sucedido ahí. Sin embargo, había demasiado ruido y terminó afligida y mareada, de camino al auto intentó leer una vez más la mente del último guardia que vio, si se concentraba en una sola persona, sabía que sería sencillo.
“Mierda ¿por qué tuvo que aparecer ese malnacido a última hora y asesinarlo? no podremos irnos hasta que salga un culpable y una cabeza correrá”
Anya se subió al auto y observó la mansión a través del cristal mientras avanzaban, preguntando ¿quién había muerto y quien le había arrebatado la vida? Quizá si se hubiera esforzado un poco más, lo sabría, aunque ella no supo que algo había sucedido hasta que Demetrius se apareció… lo cual la llevó a preguntar ¿A donde habían ido él y Damian mientras la película se proyectaba?
Había sido una noche demasiado confusa, su cabeza punzaba por haber intentado escuchar tantas voces, siempre era de esa manera con las multitudes, pero en el pasado Damian siempre había estado para tranquilizarla, aunque ahora no tiene ese privilegio.
El auto se estacionó enfrente de su casa antes de que Anya pudiera notarlo y por inercia se bajó, mientras Becky se despedía, estaba diciendo varias cosas pero ella no podía captar sus ideas, no con tantas cosas en la cabeza.
—Nos vemos el lunes. —El auto avanzó, perdiéndose en la distancia.
Anya se quedó quieta un momento en la calle, sintiendo la brisa fría que parecía calmar su cabeza. Sabía que debía entrar pronto, había pasado la hora de su llegada y su madre se preocuparía, su padre seguía de misión y el hecho de cuidar su regreso y asegurarse que llegara a su hora era responsabilidad de su mamá. En cuestiones de disciplina por supuesto que su madre era más permisiva, pero lo intentaba cuando sabía que Loid podría molestarse con ella por “consentirla” o esas eran sus palabras.
Por inercia entró al edificio, subió por las escaleras y abrió la puerta de la casa con lentitud, con algo de suerte no se encontraría a su madre. No obstante, Anya no tenía una buena suerte últimamente, todo parecía ir en su contra, porque pudo escuchar la mente inquieta de su madre, y justo cuando respiró preparándose para entrar, escuchó una voz desconocida.
—Fue realmente desconcertante, por lo que sentí que deberías enterarte primero.
—Gracias por la información Jörmungander de verdad, sé que no era parte de tu objetivo pero es algo de gran interés para nosotros.
—Si, solo tengan cuidado porque sea lo que sea la replicación del proyecto Apple, no parece nada bueno y mucho menos si Donovan Desmond está involucrado.
El sonido de la puerta los alertó y Yor se acercó, encontrando a su hija entrando a la casa. Anya se quedó quieta, observando a un gran hombre cerca de la sala, con un traje negro, su cabello platinado y los ojos resplandecientes azules, su corporeidad era grande y fuerte, como si pudiera aplastarte la garganta con una sola mano.
—¡Anya, estás en casa! —Yor se veía realmente nerviosa de pronto. —Él es un amigo del trabajo.
—Iré a mi habitación a cambiarme.
Yor asintió juntando las manos y viendo a su hija alejarse, tan pronto como vio a su hija entrar a su habitación, giró para ver a su invitado, pero ya no estaba. A pesar de su tamaño, le sorprendía que Jörmungander fuera tan sigiloso, aunque no por nada era uno de los mejores agentes de Garden.
Suspiró, esperando que Loid llegara lo antes posible para hablar con él de aquel descubrimiento.
Anya se quedó estática apoyada en la puerta de su habitación, con los ojos muy abiertos y sus labios temblando ligeramente, mientras dos palabras retumbaban en su cabeza.
“Proyecto apple”
Algo que pensó que no tendría que volver a escuchar en su vida, cosa que desató recuerdos que pensó que se habían borrado en su mente pero que parecía que solo lo había sumergido en el fondo más oscuro. Las cuerdas de cuero rodeando sus manos y piernas, la electricidad corriendo por su cuerpo y sus gritos que a nadie parecía importarle.
El terror sacudió su cuerpo y comenzó a sudar frío.
Aquel hombre había mencionado a Donovan Desmond ¿acaso.., él había tenido algo que ver con el proyecto Apple en el pasado? Aún más alarmante, había mencionado la replicación, lo cual Anya no entendía pero la simple palabra solo podía significar una cosa, que planeaban realizar nuevamente aquel proyecto ¿por que lo harían? ¿y quien lo llevaría a cabo? ¿Acaso Donovan de verdad buscaba el éxito que no encontró en el proyecto pasado? Anya había logrado escapar esta vez, por lo que era evidente que todo eso había quedado como un fracaso ¿por qué volver a realizar algo que costó tanto dinero y que no tuvo resultados favorables?
Había tantas preguntas que responder, tantas incógnitas y sabía que la única manera de obtenerlas era a través de un Desmond, más específicamente en el que era la mano derecha de Donovan, es decir Demetrius Desmond.
Las palabras de su madre sobre alejarse de Demetrius y abandonar la idea de seguir con él por la misión y recuperar la relación que había tenido con Damian, desaparecieron entre sus dedos. Antes había hecho esto por el bien del país y porque para su mala suerte, había captado la atención de Demetrius y ese era el acceso que su padre necesitaba. Pero si en esta ocasión una replicación del proyecto Apple estaba en juego, eso ya era algo muy personal para Anya.
Ella no permitiría que ningún niño sufriera todo lo que ella sufrió y si para eso debía sacrificarse, lo haría.
Anya se sentó en la mesa de su asiento que desde hace un par se semanas compartía con su amiga Becky. Se sentía realmente fatigada, sus párpados pesaban, porque la mención de apple nuevamente había despertado sus pesadillas, terrores vividos que había experimentado.
¿Qué es lo que debería hacer?
Escondió su rostro entre sus manos, esa noche cuando su madre había ido a preguntarle sobre cómo le fue en la Premier, Anya sacó a relucir el tema que era de vital importancia.
—Mamá —Aprovechó que se quedaron en silencio un momento, ya que Anya no había detallado todo lo que sucedió en la premier.
—¿Qué sucede Anya?
—Sobre la decisión que me pediste que tome, he decidido que… seguiré ayudando a papá con la misión.
Yor se había quedado en silencio un momento pero finalmente adoptó una expresión afligida.
—¿Sabes que no debes hacerlo, no? Más que una decisión, realmente contábamos con que dejaras todo eso atrás, la idea de alejarte de Demetrius, nosotros no queremos que…
—Lo sé, pero Anya está bien y quiere seguir con esto.
Yor no había dicho más que eso, esperaba tener a Loid de su lado para poder convencer a su hija, aunque sabía que cuando Anya desidia algo, no retrocedía a esa idea.
Pero la realidad es que Anya ya no estaba seguro de absolutamente nada, ni de seguir haciendo esto, hacia dónde se dirigía, qué sucedería con el Segundo y aún más importante… no le había dicho a sus padres que la mente de Demetrius era desconocida. Cada que estaba con Demetrius intentaba leer su mente, pero siempre chocaba con aquel silencio extraño, como si no pensara en nada o quizá…él tenía una barrera protectora ¿acaso su habilidad de poder leer mentes se estaba agotando?
Todo parecía ser un inminente desastre.
Percibió a alguien entrando al salón de clases, bajó las manos que cubrían su rostro para ver a Damian caminar por el pasillo, él había recuperado su asiento inicial, en la última fila con Ewen y Emile a cada lado. Anya intentó pensar cuándo fue la última vez que se habían sentado juntos, que él había sujetado su mano para tranquilizarla o escuchado que pronunciara su nombre. Pareciera que eso nunca hubiera existido.
De pronto Damian se detuvo, en la fila donde Anya estaba sentada y volteó a verla.
Anya se quedó completamente quieta cuando esos ojos ámbar la atravesaron, su corazón se estremeció dolorosamente. ¿Qué es lo que pretendía? ¿porque estaba siendo consciente de su presencia después de tanto tiempo? Su labio tembló, quiso decir algo, realmente quiso hacerlo, abrió la boca pero se detuvo ¿qué sentido tenía?
Cuando su relación con Damian se fue al diablo, realmente sentía la necesidad de arreglarlo, de buscar reparar algo que se había roto. Una necesidad que jamás disminuyó y que cuando su madre le dio la opción de retirarse de la misión, solamente se incrementó. Lejos de su obligación de seguir con Demetrius, ella realmente no tendría excusas para seguir alargando esa agonía.
Sin embargo, después de escuchar las palabras de aquel hombre extraño en su casa el viernes en la noche, Anya había pensado demasiado ese fin de semana. Por lo que tenerlo ante ella, con quizá una apertura, una ligera donde él no fingía que no existía, abrió la boca, pero volvió a cerrarla, porque no tenía sentido volver a intentarlo.
¿Para qué quería arreglar las cosas? Si Anya iba a volver a lastimarlo.
Porque ella había decidido seguir con eso por asuntos personales, para descubrir cómo es que estaban intentando replicar el proyecto Apple y ver si podía detenerlo. Y eso significaba que tendría que estar cerca de Demetrius y sabía que todo este desastre era porque Damian pensaba que ella había elegido a Demetrius sobre él. Si ella debía fingir que era así, que no podía alejarse de Demetrius ¿tendría sentido si quiera intentar arreglarlo? No, solo sería una pérdida de tiempo.
Si lograban arreglarse, ella no podría corresponder sus sentimientos, no ahora.
Además que ella no sentía que se lo mereciera, ella no merecía el amor que Damian le había ofrecido hasta ese momento. No se había dado cuenta antes y lo había lastimado demasiado, podía verlo, porque en todo ese tiempo Anya no lo había visto sonreír de nuevo. Ella lo había destruido, Damian no merecía algo como eso. Ella era realmente vil y lo mejor sería dejarlo en paz, que él la olvidara y siguiera con su vida.
—¡Damian!
Damian que había abierto la boca para decir algo, giró para ver a Sigrid en la entrada, se estremeció al verla ahí, caminó hacia la entrada y se detuvo una vez que estuvo enfrente de ella, sonriendo.
Fue cuando Anya recordó que realmente Damian si había sonreído desde aquel fatídico día y que esas sonrisas eran dirigidas a esa rubia. Y el hecho de no acercarse a él de nuevo solamente se confirmó aún más, porque ella había estado pensando que no era saludable acercarse a él, que era lo mejor, cuando la realidad es que no tendría sentido. Porque el mismo Damian ya no quería arreglar nada con ella y que había decidido seguir su vida con alguien más.
—¿Podrías hacerte a un lado? Algunos intentan entrar a su salón de clases. —Anya vio a Becky aparecer detrás de Sigrid que tapaba la entrada y de un ligero empujón, ingresó al aula.
Eso provocó el gesto de enojo en la rubia y en Becky sonriendo con petulancia.
—Eres demasiado descortés Blackbell, quizá juntarte con gente sin clase y desagradable te ha borrado los modales.
Y sin contenerse Sigrid le dedicó una mirada mortífera a Anya, le sonrió con ese gesto de superioridad pero una mano cerrándose en la muñeca de Sigrid atrajo su atención. Damian la sujetó fuertemente con una expresión dura en su rostro. Tiró de ella y salieron del salón de clases, alejándose entre los pasillos.
Becky se sacudió la ropa como si hubiera estado en un lugar desagradable y avanzó hasta llegar con Anya, sentándose a su lado.
—De verdad que verla en la mañana ha sido realmente desagradable, espero que no se vuelva un ritual suyo, el venir a buscar a alguien que no quiere soportarla desde la mañana.
Becky sabía que si Anya y Damian hubieran estado en salones diferentes y más específicamente hubieran estado saliendo, Damian esperaría a Anya en la entrada y la acompañaría hasta su salón. En cambio Sigrid parecía rogar por un poco de atención del segundo. Al menos Becky quería aferrarse a esa idea.
—Olvídalo, no tiene importancia.
Anya recostó su cabeza en la mesa de madera, con la resignación acariciando su interior.
Tomó el restante de su taza de té escuchando las voces de sus amigas alrededor, que hablaban del siguiente torneo de tenis, cosa que dejó pendiente de comunicarse con la mejor jugadora que tenían y que eso aseguraría su victoria. Por desgracia no había ido a esa reunión, pero ella tenía pensado invitarla a comer próximamente.
Siempre era un placer hablar con Yor Briar y su peculiar perspectiva de la vida.
—Melinda, iremos a la nueva tienda del lado oeste ¿quieres venir?
La mujer dejó la taza de té en la mesa y sonrió de la manera agradable que la representaba.
—Lo siento, tengo que irme, pero podríamos dejarlo para la siguiente reunión.
El resto de las madres más prestigiosas de Ostalis respondieron con una afirmación y siguieron hablando entre ellas mientras Melinda se levantó, tomó las bolsas de cosas que había comprado, se despidió y bajó por las escaleras del centro comercial.
Había sido una reunión agradable, siempre ir ahí le ayudaba a desestresarse de lo tenso que se sentía todo en su casa. Además de que se acercaban eventos importantes como las elecciones y eso podría cambiar muchas cosas en la residencia Desmond.
Salió del centro comercial y con la mirada buscó al chofer que había estado esperando por ella todo este tiempo, de alguna manera siempre se las arreglaban para hacerla esperar más de la cuenta. No podía culparlos del todo, porque tenían que entretenerse mientras ella se tomaba su tiempo con la sociedad de damas patriotas. Aunque ella le había avisado de la hora que pasaran a recogerla, por lo que no deberían demorar mucho tiempo.
Se quedó quieta en la la sombra del centro comercial, de reojo vio a alguien aproximándose a ella, al menos no había demorado tiempo. Pero se quedó quieta cuando vio a una mujer de cabello blanco y con una expresión indiferente detenerse ante ella. Quizá esa mujer buscaba alguna indicación.
—¿Puedo ayudarla en algo? —Melinda intentó sonar amable.
—Melinda Desmond ¿podría acompañarme?
La presidenta de la sociedad levantó una ceja ante la mujer enfrente ¿qué es lo que quería? dirigirse a ella tan directamente no podría ser nada bueno y menos siendo ella la esposa de Desmond, que se había ganado muchos enemigos en el pasado.
—¿Qué es lo que quiere?
—Quisiera que habláramos un poco y sé que usted encontrará la conversación de su completo interés, es algo que nos beneficiará a ambas.
La mujer de cabello blanco hasta los hombros se acercó y le susurró algo, cambiando su expresión desconfiada a una de total conmoción, dejando caer las bolsas que cargaba con ella.
Chapter Text
Atravesó la puerta de entrada y de forma instintiva observó la última fila del aula. Era un hábito que había tenido últimamente y que sabía que debía erradicar, porque lo que menos quería es que se diera cuenta de que aún lo buscaba, además que verlo y no poder acercarse era su debilidad. Quería poder entrar y sentarse a su lado como unos meses atrás, pero actualmente temía que esa relación que habían tenido fuera obra de su imaginación.
Se sorprendió cuando vio los tres asientos vacíos de la última fila, su atención se dirigió a su asiento en particular viendo a su mejor amiga con su novio y su amigo sentados a un lado. El sujeto de su interés no estaba por ningún lado.
Se aproximó tomando el asiento vacío al lado izquierdo de su amiga.
—Anya ¿lograste terminar la tarea de lengua?
La chica asintió y le prestó a Becky sus apuntes para compararlos, vio a Becky hablando con normalidad con Ewen y se alegró de que pudieran arreglarse con facilidad. No quería involucrar a nadie más en la ruptura de su amistad con el ausente.
Giró su rostro de nuevo, se preguntó si algo había sucedido.
Se calló y permaneció en silencio mientras Becky hablaba sobre un capítulo de su serie. Anya pensó que tal actitud era porque Desmond podría estar lo suficiente ocupado con Sigrid, algo que a pesar de causarle un desazón en su estómago, no tuvo más que soportar.
Sin embargo se sorprendió de ver a Sigrid aparecer en la puerta del salón, buscar con la mirada a su objetivo y sin detenerse en nadie, dio media vuelta y salió de ahí. Pronto la campana sonó y era cuestión de tiempo para que profesor apareciera.
—Y ustedes… ¿qué hacen aquí sentados?
—¿No podemos sentarnos aquí, Forger? —Preguntó Ewen levantando una ceja.
—No me refiero a eso… —Anya se sentía nerviosa, porque sabía que lo mejor era no decir nada, se había prometido a sí misma alejarse. —¿Sucedió algo con el Segundo…digo con Desmond?
Ewen relajó su expresión, observó a Becky, como si estuvieran hablando entre ellos sin decir ninguna palabra y finalmente observó a Forger.
—No se sentía muy bien hoy, por lo que se quedó a descansar en la cama. —El profesor entró en ese momento. —No parecía nada grave, por lo que mañana vendrá normalmente a clases.
Anya se sintió más tranquila con esa respuesta pero al mismo tiempo se sintió como si hubiera fracasado en dejar atrás a Damian, algo que se había prometido por ser lo mejor para ambos. Sin embargo sabía que sacar a Damian de su vida y de su corazón sería la misión más difícil que tendría que llevar a cabo en toda su vida.
Apoyó la espalda en la pared observando el cielo de manera despreocupada, como si estuviera esperando a alguien, miró su reloj asegurándose los segundos que había pasado y fue cuando se asomó, con toda su atención fija en aquel hombre con traje pulcro, apariencia perfecta, el cabello hacia atrás y con dos hombres caminando a su lado.
Demetrius Desmond.
Lo había seguido desde su residencia hasta ese lugar, la zona perteneciente a figuras importantes e influyentes de Ostalis. Lo siguió el paso con su motocicleta y cuando lo vio detenerse, se estacionó varias esquinas atrás. Siempre prefería aquel vehículo porque el casco le permitía esconder su rostro. Corrió tan rápido como pudo para seguir sus movimientos lo más cerca que pudo.
Observó a su alrededor y con agilidad se subió por el edificio en el cual se escondía, por la parte trasera con ayuda de las escaleras para incendios. En el techo de aquel edificio de cinco pisos, siguió sus pasos y como se adentró a aquel sitio, encontrándose con el dueño. Los vio saludando y sentándose en una mesa que estaba en aquel gran jardín.
Parecía una reunión normal, era esperado que el candidato a la presidencia buscará gente que caminara a su lado en esa campaña. Sin embargo, pudo ver el gesto de desagrado que aquel funcionario intentó ocultar al ver a Demetrius llegar a su casa con total seguridad, sin ser invitado. Era evidente que no esperaba verlo ahí.
Los vio hablar y al funcionario alterado por alguna cosa que le habían dicho, lo vio respirando ruidosamente a través de sus binoculares y a Demetrius con esa sonrisa cordial que siempre lo representaba. Finalmente se levantó despidiéndose y a aquel funcionario señalando la puerta, dejando en claro que era hora de irse.
¿Qué es lo que el candidato le había pedido que aquel hombre rechazó?
Vio a Demetrius subirse al auto y alejarse, por lo que se movió rápidamente para seguirlo, dando la vuelta y arriesgándose a perderlo, todo por tomar la distancia necesaria para no ser notado. Lo siguió hasta las oficinas del Partido de Unión Nacional y a través de la ventana vio que estuvo ahí durante un par de horas en una reunión con altos mandos, entre esos hombres le pareció identificar a Donovan Desmond, aunque el acercarse a comprobarlo sería arriesgado. Pero no volvió a verlo en toda la reunión, por lo que no estuvo seguro.
Una vez que terminó ahí, se fue a comer a un restaurante cercano y finalmente volvió a subir a su auto, el cual recorrió las calles de Ostalis sin rumbo aparente, solo corriendo por las calles, hasta que pareció tomar una dirección en específico.
Lo siguió maniobrando entre los automóviles cuando el auto se adelantó, aceleró lo más que pudo, hasta que lo ubicó cuando pareció disminuir su velocidad. El auto negro se detuvo y pudo ver como descendía, con las manos en los bolsillos y se quedó quieto, esperando.
Estuvo ahí unos minutos hasta que Demetrius sonrió y se adelantó, encontrándose con una chica de cabello rosado, que le sonrió en respuesta. Lo vio abrazándola con fuerza y supo que era momento de irse. Todos los que habían leído un periódico sabían quién era ella.
Si Demetrius estaba con ella, se comportaría de la forma más decente, por lo que no tenía sentido quedarse ahí.
—¿Demetrius?
Antes de que Anya pudiera decir cualquier cosa fue envuelta por los brazos de Demetrius, acercándola a su cuerpo.
—Necesitaba verte, por lo que espero no te moleste mi presencia aquí sin avisar.
Cuando él la soltó, Anya lo observó con aquel traje azul oscuro y con la misma expresión amable que tenía en su rostro. La realidad es que él siempre se apareciera sin avisarle, no era nada nuevo. Pero antes de la Premier no se había aparecido por el Edén y se había limitado a hablarle por teléfono y ahora volvían de nuevo con esa dinámica.
—No, no me molesta, espero no estuvieras esperando hace mucho tiempo.
Había tenido una corta reunión de imperiales para hablar del desempeño y por eso había demorado más en salir.
—No, acabo de llegar —Él observó el autobús escolar alejarse y sonrió. —¿Hoy estás libre? Quisiera que me dedicaras un poco de tu tiempo en la tarde.
Anya lo consideró, tendría que avisar a sus padres y quizá ellos se opondrían al no querer que siguiera relacionándose con Demetrius. A pesar de que ella había dejado en claro que lo seguiría haciendo, cuando Loid llegó de su larga misión le dijo que se mantuviera lejos, que estaba involucrándose demasiado y eso nublaba su misión y que lo mejor era mantenerse al margen. Anya no quería eso, no cuando había decidido seguir con el fin de determinar qué relación tenían los Desmond con el proyecto Apple y si era cierto que lo replicarian.
—¿Qué tienes en mente?
—Quería que fuéramos a mi casa, solo quiero descansar, ha sido un día ocupado pero quisiera que estuvieras ahí, conmigo.
Y justo la mansión Desmond su principal objetivo, si había información sobre eso, debería estar ahí. Por lo que no lo pensó más y aceptó, por lo que fueron rumbo a la casa Desmond. Él le hablaba de algunas cosas de la campaña, como la oposición era bastante fuerte y que si quería lograr un cambio en Ostalis, debía conseguir que lo apoyaran.
—Quizá deberías darles algo que quisieran, llegar a un acuerdo donde sus intereses sean mutuos.
—¿Intereses?
—Ya sabes, todos quieren algo y se mueven de esa manera, por lo que si los benefician a ambos, terminarán estando contigo.
Demetrius pareció pensarlo detenidamente y luego sonrió, dejando en claro que había entendido su punto. Pronto llegaron a la residencia y subieron por la escalera. Anya se sentía perturbada al estar ahí, la última vez todo había terminado mal, por lo que no podía sentirse tranquila, a pesar de que sabía que él no estaría ahí, Ewen lo había dejado en claro, que estaba enfermo.
Anya no había dejado de pensar en eso, de que tan mal debería estar Damian para estar en cama. ¿Estaría mal? ¿acaso quería comer algo o tenía todo lo que necesitaba? En el pasado recordaba que en algunas ocasiones en el último año lo había encontrado con algo de fiebre, cuando se reunían en su lugar en el jardín. Él simplemente se recostaba con su cabeza apoyada en sus piernas y cerraba los ojos.
“Esto me hará sentir mejor”
Esa había sido su respuesta cada vez que Anya le decía que fuera a la enfermería, pero él la ignoraba, dejaba de moverse y antes de darse cuenta ella le acariciaba el cabello. Era su manera de dejarle en claro que estaría ahí con él, que lo cuidaría y tarareaba una canción que su madre le había cantado cuando estaba enferma o en ocasiones cuando no había querido dormirse de niña.
Eso siempre la tranquilizaba y Anya decidió aplicar eso mismo con Damian.
Él terminaba durmiendo en sus piernas y en ocasiones se habían saltado las clases, todo porque Anya no quería despertarlo cuando se veía realmente cansado. Parecía estar completamente en paz ahí, con ella. Eran esos momentos que Anya había atesorado, fijándose detenidamente en el rostro del Segundo, en sus labios delgados, su nariz, pómulos, la suavidad de su cabello, sus largas pestañas y la sensación que quedaban en sus dedos al acariciar su piel blanca.
Era el deleite secreto de Anya.
Esa memoria la llevó a ir hacia el área de dormitorios de hombres, algo que estaba prohibido para el sector femenino y mucho más para ella que no vivía ahí. Solo quería pasar y asegurarse de que no se veía mal. Por lo que con la adrenalina corriendo por su venas se asomó por la puerta.
Claro que había estado ahí antes, en varias ocasiones para acompañar a Damian para buscar algo o para pasar el tiempo. No solían quedarse mucho por la presencia de sus amigos y ellos preferían estar a solas. Pero sabía donde dormía Damian, donde colocaba cada una de sus cosas, y ella misma se había detectado su aroma entre las sábanas al recostarse en su cama mientras esperaba por que él encontrara lo que sea que hubieran ido a buscar.
Sin embargo, Anya no lo vio por ningún lado. Vio las sábanas de su cama desordenadas, por lo que dedujo que había salido un momento, quizá al baño. No quería que la encontrara ahí, por lo que cerró la puerta y salió de ahí tan rápido como pudo. No quería dar explicaciones y menos encontrarse con esa mirada fría que le dedicaba.
Esperaba que se encontrara mejor, se tranquilizaría mañana que lo viera.
—¿Anya? —Se sobresaltó al escuchar su nombre y ver a Demetrius observándola fijamente. —¿Todo bien?
—Si, todo en orden. —Se reprendió a sí misma por perderse en sus pensamientos.
Debía concentrarse, estaba ahí por algo más importante, había tanto en juego y debía dejar de lado todos esos pensamientos. Podría ocuparse cuando estuviera en casa por eso, ahora debía, actuar con normalidad. La intención era buscar información que comprobara lo que había escuchado de aquel hombre que, leyendo la mente de su madre después, se enteró que era un miembro de Garden. Si encontraba una vinculación con Donovan Desmond con el proyecto Apple, sabría que estaría en el camino indicado, para después detenerlo de la forma que sea. Podría comunicarle a su padre al respecto, a fin de cuentas el proyecto apple era un tema muy delicado para toda la familia Forger.
Algo que nunca se hablaba por lo duro que había sido para ella, sabía que sus padres la ayudarían de ser necesario.
Para encontrar la información, tenia que ir a la oficina de Donovan y para eso necesitaba una distracción para Demetrius, cualquier cosa y podría investigar un poco, encontrar algo. Se adentraron a lo que era una sala de estar donde había un largo sillón y se sentaron, una sirvienta trajo un poco de bocadillos, té, limonada para Anya y un poco de Maní. Eso llamó su atención, esa era su debilidad.
Demetrius se quitó su saco dejando ver la camisa blanca debajo suyo y se aflojó su corbata, se sentó a su lado lo suficiente cerca y recargó un brazo en el respaldo del sillón.
—¿Qué tal todo como alumna imperial?
—Todo en orden, he recibido calificaciones casi perfectas en el último periodo.
—Me alegra escuchar eso. —Demetrius se estiró, tomó el tazón de Maní, tomó uno entre sus dedos y se lo dio a Anya en la boca.
Ella lo comió encantada, viendo como él mismo se llevaba algunos a la boca.
—¿Y tú… todo en orden con todo lo que conlleva ser candidato?
—Si, todo parece estar bien.
—¿Y tú qué haces cuando… no logras tener lo que quieres? —Justo habían estado hablando de algo así en el auto, por lo que tenía curiosidad, no podía leer su mente por lo que tenía que ir a métodos primitivos para saber que pasaba por su cabeza.
Además quería preguntarle sobre el hombre que había visto salir de su casa la última vez y lo que había estado haciendo en la Premier. Quería preguntarle tantas cosas. Lo observó tomar otro maní y acercarlo a sus labios, esto sin dejar de verla con esos ojos oscuros penetrantes y se llevó el maní a la boca.
—Yo siempre obtengo lo que quiero. —Él se acercó un maní, ella se inclinó ante ese ofrecimiento.
Anya sostuvo el maní entre sus labios, sintiéndose nerviosa porque él la miraba de esa forma…extraña. Él se inclinó con agilidad y con ayuda de su boca, presionando la de Anya, le quitó el maní, pero eso fue suficiente para abrirse paso en la boca femenina. La besó intensamente, saboreando de esos labios dulces y tiernos, deleitándose de su sabor.
Demetrius rodeó su cintura y la atrajo hacia él, Anya solo se dejó guiar conmocionada por cómo todo había sucedido tan rápido y solo sentía los labios moverse contra los suyos. Sus manos descansaban contra el pecho del hombre y su instinto la llevó a querer empujarlo, alejarse de él, pero al mismo tiempo sentía esa extraña atracción. Pero su corazón dolía, porque no había querido esto.
A su mente vino el rostro de Damian, él sonriéndole, llamándola y viéndolo dormir en sus piernas, en aquel momento. Se forzó a sí misma a traer a Damian a su mente, imaginando que él era el que la besaba de esa forma y eso fue suficiente para que la presión en su pecho se relajara, todo fuera más llevadero.
Aún así sentía la cabeza nublada y difusa, no podía pensar en claridad, solo era consciente del aliento entrando en su boca. Hasta que Anya sintió una mano subiendo por su pierna, alcanzando su piel expuesta. Eso fue un ruido de alarma.
Lo empujó, cortando el beso y abrió los ojos, con el corazón latiendo fuertemente, mientras daba una gran inhalación, se sentía mareada por la falta de aire.
—Aire, necesito aire. —Mencionó en su susurro.
Vio a Demetrius con sus ojos encendidos y relamiéndose los labios, dejando en claro una sola cosa: quería devorarla.
—Lo siento, es que tú me haces perder el control.
Intentó volver a acercarse a ella para retomar lo que estaban haciendo, pero Anya se sintió desesperada. Si eso seguía así, no sabía qué era lo que podría pasar, por lo que debían salir de ahí o al menos ir a algún sitio donde no estuvieran tan cerca y mucho menos solos. Una idea vino a su cabeza, sobre algo que Becky le había mencionado horas antes
—¡Deberíamos ir a un lugar! —Su voz sonó más alto de lo que pretendía. —Yo, quisiera ir a un lugar contigo.
Demetrius la observó confundido y levantó una ceja, frustrado.
—¿Ahora?
—Si, es el lugar perfecto para una cita.
Él la observó detenidamente, como si considerara ignorar lo que le había pedido o seguir con lo que él quería, pero respiró profundamente y le sonrió.
—Haremos lo que tu quieras.
Anya se levantó tan rápido como pudo, poniendo toda la distancia y diciéndole los planes que tenía para esa noche, con su corazón latiendo desenfrenado, pensando que eso había estado demasiado cerca.
Había olvidado que al ser mayor que ella, él tendría intereses diferentes, algo que no había considerado, pero debía empezar a hacerlo. Ella misma nunca se había detenido a pensar que podría sentirse lo suficiente atraído a ella para intentar algo más, no era ingenua, sabía que tenía en mente, pero aquella “relación” había sido de salidas juntos, él jugueteando su mano y abrazándola por lo que nunca fue consciente de nada, hasta ahora.
Las cosas se salían de su control, sabía que lo ideal sería quedarse ahí y buscar la información que necesitaba, pero temía que si lo hacía, no podría detenerlo.
Por eso ahora se encontraban de pie ahí, Demetrius levantó una ceja y observó a su acompañante que sonreía abiertamente, como si fuera la mejor idea que hubiera tenido hasta ese momento. Una cita en una pista de patinaje. Podía ver a varias personas y parejas patinando, riendo o tomados de la mano, disfrutando aquel lugar con luces cálidas en el techo que iluminaban todo de manera tenue.
—¿Vamos? —Anya lo observó con todo el ánimo posible.
Demetrius quien había ido solo con la camisa blanca y con las mangas arremangadas observó de nuevo el lugar, como todos se movían y de nuevo a su acompañante antes de sonreírle en respuesta.
—Si, vamos.
Anya se quedó de pie en la entrada de la pista, con un pensamiento que acababa de venir a su mente, ella hace tanto que no patinaba. Había sugerido el sitio con el hecho de sacarlo de la residencia Desmond, pero ella no había utilizado patines desde que había iniciado en el Edén, lo cual… Era hace mucho tiempo. Contempló a Demetrius ingresar a la pista, dar una vuelta en la cercanía, como si quisiera familiarizarse con ello, haciéndolo de forma perfecta y pronto regresó junto a Anya, ofreciéndole la mano.
—¿Tienes miedo?
Aquello fue como un reto para Anya, porque ella, la futura agente Starlight no sabía que era el miedo o el retroceder. Sonrió con complicidad y se adelantó a la pista. Al inicio le costó mantener el equilibrio, por lo que Demetrius la sujetó de la mano, avanzando lentamente por la pista. Mientras avanzaban Anya comenzó a moverse mejor, como si su propio cuerpo recordara esa actividad, por lo que después de unos minutos ambos patinaban con libertad por toda la pista, con Demetrius sujetando su mano. Seguían el mar de gente que patinaba por las orillas de la pista y en ocasiones iban más al centro.
Anya realmente se estaba divirtiendo, Becky había tenido razón sobre ir a patinar si quería pasarla bien. Había dicho algo de ir con Ewen y eso relajó el problema entre ellos, su amiga se extendió contando a lujo de detalles toda su cita.
Becky había mencionado algo de un lugar cercano para comer, sintió la mano de Demetrius en su espalda cuando ella se detuvo para observar los restaurantes alrededor.
—¿Sucede algo?
—No, es solo que estoy buscando…
Pero Anya no terminó de decir lo que quería, porque fue interrumpida por un grito ensordecedor que llenó todo el lugar. Giró su rostro en búsqueda de la fuente de aquel grito, pero todo sucedió tan rápido. El ruido de un arma detonando, gritos y voces de conmoción y de pronto la gente de pista comenzó a moverse desesperados hacia la salida.
—¿Que…?
Para su mala suerte ellos estaban en el centro en ese momento, por lo que la avalancha de gente les vio de frente, empujándolos, Anya intentó resistirse pero los patines no ayudaban mucho y antes de poder pensar en algo más, la fuerza de la gente terminó por separarla de Demetrius. Giró su cabeza en su búsqueda, pero no podía verlo por ningún lado.
Fue arrastrada fuera de la pista de patinaje y terminó en el suelo, logró salirse del camino antes de que la pisaran. Se deshizo de los patines y se levantó, desesperada por intentar ver qué es lo que sucedía. Localizó a un chico a la distancia, cercano a una de las calles que era arrastrado por un hombre corpulento, el chico logró soltarse golpeando al hombre en el estómago e intentó correr, con el rostro impregnado de miedo, pero terminó tropezando. Aquel hombre se acercó, levantó su mano para golpearlo.
No se detuvo a pensar, Anya corrió tan rápido como pudo y logró interponerse antes de que aquel hombre golpeara al chico. Logró bloquear el golpe pero la resonancia hizo que sus manos que había interpuesto dolieran, por lo que terminó retrocediendo. De reojo vio como algunos hombres parecían pelear, no entendía que estaba sucediendo.
—¿Qué diablos eres?
—Tú te arrepentirás de enfrentarte con la agente Starlight —Sonrió con superioridad.
Aunque la realidad es que sabía que en cuestiones físicas no tendría ni la más mínima oportunidad. Por lo que empujó al chico que estaba detrás suyo con su pie y con una simple mirada le dejó en claro una cosa: “corre”
Esperaba al menos conseguir un poco de tiempo, no sabía quién era o qué sucedía, pero eso no parecía ser nada bueno. Al parecer aquel hombre quería llevárselo a algún sitio y aunque Anya sabía que no debía haber intervenido, estaba segura de que si se llevaban a ese chico, no podría asegurar una larga vida. ¿Para que querían secuestrarlo? ¿Querían obtener algo de su familia? ¿querían asesinarlo? Anya tragó saliva, porque el hombre enfrente suyo dejaba en claro que no estaban jugando.
Por suerte el chico terminó entendiendo lo que quería y salió corriendo. El hombre maldijo e intentó seguirlo pero Anya se interpuso, aquel hombre lanzó contundentes golpes con el fin de infligir un daño letal. Anya lo esquivó con la adrenalina corriendo por sus venas, recordando las lecciones de su madre y pensando cómo esa era la primera vez que ponía en práctica real.
Su madre era una asesina letal, la había adiestrado con disciplina a su petición, siendo bastante dura y Anya, después de todo el tiempo practicando, había logrado esquivar los ataques de su madre. Sabía que se contenía y que podía ser más veloz, pero al menos el nivel que su madre le había dado, logró superarlo.
Pero esa su madre a fin de cuentas y ese hombre, no estaba dudando en romperle la cabeza en cada uno de sus golpes. Retrocedía y sintió como uno de esos golpes casi la alcanzaba. Tragó saliva, debía salir de ahí, le había dado el suficiente tiempo al chico y esperaba que pudiera huir. Dio media vuelta y corrió rápidamente, pero pudo percatarse de que aquel hombre la seguía de cerca. Intentó perderlo en las siguientes esquinas, pero la gente alrededor seguía alterada, huyendo del enfrentamiento que sucedía. Escuchó un disparo y su pulso se disparó cuando notó que intentaban matarla.
Iba a morir, si la alcanzaba iba a terminar en el suelo e iban a rematarla.
Debía tomar la suficiente distancia, perderlo, corrió tanto como sus piernas se lo permitieron y se sujetó del muro de un edificio, utilizándolo de base para poder girar y adentrarse a ese callejón. Sus pulmones ardían y sus manos temblaban, giró para ver a su atacante pero no estaba siguiéndola, se detuvo para evaluar la situación. ¿Acaso buscaba que se confiara para atacarla? Miró a ver detrás suyo, encima y a todos lados, debía estar ahí, quería jugar con ella.
De pronto vio una figura aparecer en el inicio del callejón, por donde había venido, caminaba pero al verla se acercó rápidamente hacia ella, tan rápido que Anya solo tuvo tiempo de retroceder, lista para correr, pero terminó tropezándose con sus pies. Maldijo mentalmente y giró, utilizó su pie como impulso para correr, pero ese alguien sujetó su brazo fuertemente, evitando que corriera.
Anya intentó soltarse, utilizando toda la fuerza que pudo, pero aquel agarre era de acero. No podía escapar fácilmente, por lo que se giró para golpearlo con todo lo que pudiera. Cuando estuvo enfrente suyo acercó su puño a su cara, listo para darle tan fuerte pero al estar a unos centímetros se detuvo.
—¿Estás bien? —Él la observó fijamente, su cuerpo, pero no obtuvo la respuesta que quería. —Anya, respóndeme.
Unas manos sujetaron su rostro y Anya vio aquel color ámbar derretido, con tantas cosas desbordándose en él.
—¿Damian?
Él la ayudó a levantarse y nuevamente se aseguró de que no tuviera ninguna herida visible.
—No parece que estés lastimada. —La sujetó de la muñeca y tiró de ella. —Necesitamos salir de aquí.
Anya sintió como flotaba en una nube mientras era guiada fuera del callejón, cuando la luz de las farolas golpearon su rostro, se resistió, haciendo que él volteara a verla.
—Anya, tenemos que irnos, este lugar es un caos…
—¿Qué haces aquí? —Anya preguntó totalmente confundida de que él estuviera ahí, ante ella, como si solo hubiera aparecido. —¿Acaso estoy alucinando? ¿estoy muriendo? ¿qué está pasando?
—No es momento ahora mismo de hablar. —Intentó tirar de ella de nuevo, pero se resistió.
—Necesito respuestas, no entiendo nada.
Ella quería dejar en claro que no se movería a menos de obtener alguna respuesta. Damian suspiró, tiró de ella de nuevo dentro del callejón donde quedaban fuera de la vista de algunos hombres que corrían a la distancia.
—Estaba por el área cuando escuché un disparo, la oposición intenta imponer pánico, estaba huyendo cuando me pareció verte corriendo.
Anya escuchó su explicación, pero la realidad es que Damian no estaba mirándola a ella, sino alrededor, como si temiera que alguien viniera de pronto. Fue cuando la fémina recordó algo.
—¿Y el hombre que me seguía?
—Vi a un hombre corpulento peleando con alguien más calles atrás ¿a él te refieres? —Anya asintió con aire ausente. —Fue cuando me pareció verte entrar, pero tenemos que salir de aquí, esto es una guerra y si no salimos de aquí, estaremos en fuego cruzado.
Por eso mismo Anya se dejó guiar, ambos caminaron con precaución por las calles hasta que terminaron saliendo de la zona céntrica y pronto estaban por el área residencial, cerca de la casa de Anya. No hablaron ni se miraron, solo avanzaban, Anya observó cómo Damian sujetaba con fuerza su mano entre la suya y aunque sabía que no era momento, podía sentir el cosquilleo en su estómago.
¿De verdad estaba soñando? Había extrañado tanto su mano contra la suya y cuando vio que estaban cerca el pánico la llenó, miedo de que cuando él se fuera, todo volvería a esa agónica realidad. Se detuvo de nuevo cuando estuvieron enfrente de la casa de Anya, acto que no pasó desapercibido para Damian, quien la imitó. Anya logró soltarse de su agarre.
—¿Qué sucede?
—¿Por qué me ayudaste? —Ella tenía la mirada hacia abajo hasta ese momento que se armó de valor para verlo. —Aún más importante ¿Por qué estas hablándome? Tú has estado haciendo esto de ignorar mi presencia, sé que lo merezco, pero me resulta increíble que alguien que me odie tanto se haya arriesgado por ayudarme.
Damian la observó un momento y de pronto caminó en su mismo sitio, como si estuviera en un enorme dilema, debatiéndose consigo mismo. Se despeinó el cabello y volvió a mirarla, acercándose y tomándola del rostro de una manera cálida y delicada.
—Yo jamás, bajo ninguna circunstancia, podría odiarte… —Pegó su frente contra la femenina y la observó como si esa distancia doliera. —Yo estoy haciendo todo esto por ti.
Los ojos ámbar la atraparon en aquel vórtice de tantas emociones entremezcladas y sin más dio media vuelta y se alejó de ahí, dejando a Anya totalmente confundida en su sitio.
Chapter Text
Anya estaba recostada en su cama con las piernas apoyadas en la pared, fue consciente de como Alain entró corriendo, dio vueltas con un avión que tenía en las manos y salió de su habitación murmurando los datos de algún aterrizaje.
Sería tan sencillo volver a ser un niño de nuevo, donde no hubiera más preocupaciones que el pilotear un avión. Por suerte Alain no estaba en el Edén, rodeado de toda esa gente prepotente y conflictiva, lo cual agradecía porque no quería que su hermano se viera implicado en su vida caótica. Su pequeño hermano estaba protegido en la ignorancia y estaba feliz de eso, de verlo ser un niño normal.
Sin embargo, Anya no había podido dejar de pensar en lo que había estado sucediendo en su vida desde hace tantos meses, más específicamente estaba perturbada por lo que había sucedido el día anterior. Su salida normal con Demetrius se había descontrolado, había sucedido un enfrentamiento entre ambos bandos e intentos de secuestros. Anya se vio implicada en eso y había intervenido para ayudar a alguien.
Y aunque logró salvarlo, ella se vio obligada a huir para no morir a manos de un hombre que se notaba que iba a torturarla.
Lo único que el instinto de Anya tenía era el correr, poner tanta distancia como pudiera y justo cuando pensó que estaba por ser atrapada e intentaba idear algún plan para librarse de eso y justo cuando estaba por enfrentarlo, ese hombre se había ido y en su lugar había aparecido ante ella Damian Desmond.
Y el hecho de que la ayudara a salir de ahí fue como estar en un sueño de lo que tanto había estado anhelando durante todo ese tiempo, el poder hablar y estar con Damian con normalidad, como hace unos meses atrás. Pero la idea de que eso fuera un sueño, se alzaba más fuertemente en su mente, porque la cruda realidad era de que él la odiaba y no se dirigía a ella desde hace tanto tiempo.
Por eso mismo se lo había dicho de frente, porque necesitaba escucharlo, quizá si él le decía que la odiaba, las cosas serían más fáciles. Podría dejar ir poco a poco ese sentimiento… pero las cosas no habían salido como ella se esperaba, porque Damian se había comportado como el antiguo Damian, como aquel que la miraba de esa forma que le sacaba el aliento, que la envolvía en esa calidez asfixiante. Pero lo más confuso no fue eso, algo que fue un anhelo interior, sino sus palabras.
“—Yo jamás, bajo ninguna circunstancia, podría odiarte... —Pegó su frente contra la femenina y la observó como si esa distancia doliera. —Yo estoy haciendo todo esto por ti.”
Anya había intentado con todas sus ganas de no ilusionarse por esas palabras, porque podría estarlo diciendo por la situación, pero lo que más le generaba conflicto era la ultima frase. “Estoy haciendo todo esto por ti” ¿A qué se refería con eso? ¿que estaba haciendo por ella? Lo primero en lo que pensó Anya era en el hecho de arriesgarse a ayudarla a pesar de que él mismo pudo salir lastimado de aquel enfrentamiento. Por suerte nadie los había visto al alejarse, eso porque la pelea real sucedió cerca de la pista de patinaje, ellos estaban unas esquinas más adelante. A pesar de que él estuviera de paso por el área, lo más racional era irse lo antes posible, se había arriesgado demasiado para volver por ella.
Quería agradecerle de alguna manera, pensó en hacerlo después de que lo vio perderse entre las calles y lo intentó en el Edén, pero había visto a Damian con Sigrid que parece no alejarse de él jamás. A él le gustaba o al menos lo permitía, eso a palabras de Becky, siempre sonreía cuando estaba con ella, por eso mismo Anya no pudo acercarse a él.
No se atrevía y menos por la manera en que Sigrid la miraba y se refería a ella, cosa que personalmente no le afectaba, no podía darle más igual, solo le importaría si Damian le dijera algo como eso. Y por su parte, Damian ya no parecía fingir que no existía, la miraba de reojo o en un par de ocasiones sus miradas se habían encontrado.
Quizá ese incidente de días atrás había hecho más tolerable su presencia.
Sin embargo pensó si Damian podría referirse a alguna otra cosa, es lo que le había dado vueltas todo esta tarde, pero no tenía sentido de otra forma, porque Damian no había hecho nada por ella. La última vez que habían hablado fue el día del baile, cuando toda su relación se fragmentó, por eso no tenía sentido.
Suspiró mientras dejaba caer las piernas en la cama y dejaba que su cabeza colgara en la orilla, le gustaba la sensación de la sangre subiendo a su cabeza. Cerró los ojos en un intento de despejar su mente.
—¿Es cómoda esa posición?
Anya abrió los ojos abruptamente, la impresión la llevó a retorcerse y terminar cayendo en el suelo. Ahí se lamentó pero abrió los ojos para ver si no estaba imaginando las cosas, pero ante ella estaba Demetrius, en la entrada de su habitación y a su lado estaba Alain con una sonrisa divertida en su rostro.
—Han venido a ver a Anya. —Por supuesto que su hermano había hecho eso a propósito, para molestarla.
Anya se reincorporó con su cuerpo adolorido por caer en tan mala posición, Demetrius le ayudó a levantarse y acarició su cabeza.
—Lo siento si te he asustado.
—No te preocupes, no ha sido cosa tuya. —Miró a su hermano quien sonreía antes de dar la vuelta y salir de ahí. —¿Qué haces aquí?
—¿Necesito una razón para verte? —Anya consideró que había sido demasiado brusca al preguntar. Él se acercó y acunó su rostro entre sus manos. —Estaba preocupado, ayer te perdí en la pista por toda la gente desesperada por salir y antes de poder buscarte, una pelea se desató, mis hombres intentaron encontrarte pero no estabas por ningún sitio. —Su frente se arrugó de preocupación. — Fue hasta que me confirmaron que habías asistido al Edén que pude tranquilizarme pero necesitaba verte. —Apoyó su frente en el hombro femenino. —Es un alivio que estés bien.
Anya se quedó quieta, esa era una de las cosas que igual la había inquietado anoche, que luego de separarse no había visto a Demetrius. Posiblemente sus hombres lo sacaron de ahí, pero… por alguna razón le sorprendió que alguno de ellos no apareciera para ayudarla. No es que necesitara una ayuda, pero fue extraño.
La noche anterior fue tan insólita que ya no sabía realmente qué había sucedido.
—Si, igual temí que algo te hubiera sucedido, porque nos separaron. —Anya solo dijo lo primero que se le ocurrió, no había pensando mucho en Demetrius.
—Las cosas se están poniendo tan intensas estos últimos días, las elecciones se acercan, hay tanto caos sobre qué sucederá, quién subirá al poder y los ideales que tendrá, que todo está saliéndose de control.—Se sentó en la cama de Anya como si todo el peso cayera sobre sus hombros.
Esa fue la primera vez que Anya vio a Demetrius tan vulnerable y preocupado por lo que podría pasar. Ella se acercó y acarició su cabello con aire ausente.
—Y tú… Una vez que ganes ¿qué planes tienes?
Eso pareció animarlo, ya que sonrió con un gesto juguetón.
—Estarás a mi lado en ese momento ¿cierto? —Anya se quedó quieta sin saber a qué se refería. —Pienso terminar con esa guerra sin sentido y suprimir a la oposición, solo quiero conservar a la nación, a la gente y su bienestar.
Anya había escuchado su discurso antes, ese era similar pero sus palabras parecían más intensas que de costumbre. ¿Suprimir a la oposición…se refería a los rebeldes que no querían que Ostalis se mantuviera unida o a aquellos que iban en contra de la separación? Actualmente había dos bandos, era difícil y algo muy importante elegir a cual irse.
—Tienes que causar una buena impresión, estoy segura de que lo lograras.
—Agradezco tus buenos deseos —Él entrelazó sus dedos con los suyos. —¿Tendrías problemas si salieras conmigo un rato?— Demetrius pareció pensarlo. —O podríamos quedarnos aquí…
Colocó su mano en su cadera y la atrajo hacia él, acto que Anya rechazó enseguida, quizá con más violencia de lo que pretendía.
—Pero mi madre no está. —Mencionó con indiferencia, quizá lo consoló en ese momento, pero la verdad es que no le emocionaba volver a estar a solas con Demetrius.
En ese momento se abrió la puerta dejando en claro la llegada de Yor que había estado comprando hasta ese momento.
—Estoy en casa, Anya, Alain —Su madre río al ser recibida por su hijo menor.
Demetrius sonrió al saber que se encontraba de suerte. Algo con lo que había abandonado a Anya hace mucho. Por lo que terminó saliendo de la casa con Demetrius, solo se había cambiado por algo más casual, no quería pretender que eso era una cita, aunque él pensara que así era.
—Podríamos ir a mi casa —Fue lo primero que dijo Demetrius cuando el auto avanzó.
—No, realmente desearía que hiciéramos cualquier cosa lejos de eso.
Esas palabras dejaron a Demetrius en silencio, levantó una ceja confundido y finalmente relajó su expresión.
—Podríamos dar una vuelta por el centro de la ciudad, hay una tienda de chocolates que posiblemente podría gustarte.
—O podríamos simplemente ver unas tiendas por ahí.
Anya estaba bastante segura de que la tienda a la que se refería era a la que había ido tiempo atrás con Damian y no quería volver ahí con nadie más que con Damian, era uno de los pocos recuerdos que le quedaban de él. Demetrius terminó aceptando porque una vez que llegaron al centro de la ciudad, ambos bajaron y recorrieron la plaza central, entraron a varias tiendas y comieron en una cafetería, era un momento agradable, donde había mucha gente alrededor.
Cuando terminaron en la cafetería, se levantaron dispuestos a disfrutar de la fuente que había cerca. Pronto sería momento de regresar, pero fueron interceptados por un periodista.
—Candidato Demetrius ¿podría hacerle algunas preguntas? —Las cámaras estaban sobre él, el candidato asintió mientras respondía un par de cosas, algo a lo que Anya no le tomó mucha importancia, eran las típicas preguntas que había escuchado en la televisión, no había nada nuevo. —Para finalizar, podría tomarle una fotografía en compañía de su querida pareja?
Anya se dio cuenta de que era el centro de atención, por lo que negó con la cabeza.
—No, yo realmente…
—Por supuesto. —Sonrió Demetrius en respuesta.
Tomó a Anya del brazo y tiró discreta pero bruscamente de ella, presionando sus dedos profundamente en su brazo, algo a lo que Anya se quejó, pero Demetrius la acercó lo suficiente para colocarse de espaldas a ella y acercar su boca a su oreja.
—Tengo que causar una buena impresión, así que solo sonríe y quédate quieta.
Anya se estremeció ante sus palabras filosas, él la sujetó fuertemente de la cintura y ambos miraron al frente, con la imagen siendo captada por los periodistas, quienes una vez que terminaron de ahí, se alejaron agradecidos. Anya sintió a Demetrius soltando su cadera y tomando su mano.
—Eso ha salido bien ¿no crees?
Anya no dijo nada, solo pensó en la forma en la cual el carismático y audaz Demetrius Desmond le había hablado ¿de verdad era la misma persona que había conocido? pareció como si dejara en claro que si no cooperara, algo realmente malo sucedería, además que había utilizado sus propias palabras para ejercer presión. Su voz había sonado melodiosa pero letal.
Se subieron al auto después de unos minutos atrás y él río con ligereza.
—Lo siento si fui un poco brusco, esto de las elecciones me están afectando.
Ella no dijo nada, simplemente miró a la ventana, preguntándose que no recordaba ni una sola vez que Damian hubiera utilizado ese tono de voz con ella, como si le ordenara y ella tuviera que obedecer, la sensación de que fuera así no le gustó nada.
Se asomó por debajo de la cama viendo su libreta tirada ahí, suspiró de alivio inclinándose y tomándola, había sudado frío de pensar que la había perdido y con eso la tarea del profesor de historia. Había dedicado gran parte de los últimos días para escribir ese ensayo, por lo que cuando terminó la clase y no vio su libreta, se sintió realmente nervioso.
No sabía cómo había llegado la libreta ahí porque solía ser muy ordenada, pero quizá la había dejado caer en algún momento.
Le había pedido una oportunidad al profesor para entregarla al terminar la clase, cuando tendría oportunidad de regresar a su habitación y buscarla, por suerte había dado con ella, solo quedaba ir a la oficina de profesores. Se levantó del suelo, dirigiéndose hacia la puerta, cuando sus pasos se detuvieron abruptamente.
Sus ojos se abrieron intensamente al ver a Demetrius de pie en la puerta de su habitación, con las manos en los bolsillos, era la última persona que quería ver en esos días. A pesar de que de niño Damian lo admiraba mucho de pequeño, ahora se mantiene lo suficiente lejos de él, debido a sus propios intereses.
—¿Qué haces aquí? —Su voz sonó más brusca de lo que buscaba.
—¿Esa es la manera de saludar a tu hermano mayor? —Demetrius sonrió de esa forma amable que lo representaba. —Solo pensé en saludar a mi hermano pequeño después de mucho tiempo.
Demetrius se adentró al cuarto como si fuera suyo y dio una ojeada a las cosas de Damian, viendo sus libros, tareas y cosas personales de forma superficial.
—¿Cómo va la escuela y todo ese asunto del alumno imperial?
—No hay nada nuevo que informar. —Damian se sentía tan inquieto de ver a su hermano moviéndose por su habitación.
Se adelantó a la puerta con la intención de dejar en claro de que era hora de irse y en consecuencia, él debía irse.
—Si me disculpas, es hora de…
—¿Dónde estuviste ayer? —Demetrius tomó una fotografía familiar que Damian tenía en la mesa que había junto a su cama y la observó con aire ausente.
—Aquí, por supuesto ¿por qué? —Damian se preguntaba a qué venía todo eso.
—Me preguntaba si de casualidad ayer te encontraste con Anya —Dejó la fotografía en su lugar y pasó el dedo por la cama perfectamente hecha.
—Es evidente que es así, estamos en el mismo salón de clases, eso es algo deducible hasta para ti. —Había lanzado el comentario más filoso, pero aquella forma en la cual Demetrius hablaba tenía un objetivo claro. —¿Por qué?
Demetrius caminó hacia él, quedando enfrente, con una sonrisa amable en su rostro.
—Porque a pesar de que has estado enamorado durante tanto tiempo de Anya y que al final ella terminó eligiéndome, sería demasiado patético que aún sigas intentando algo ¿no lo crees?
Demetrius le dedicó la mirada más letal que pudo al grado de hacerlo estremecer por lo que transmitían, por supuesto que quería someterlo y burlarse de él al utilizar esas palabras. Lo había cortado limpiamente en su pecho, atravesándolo, Demetrius siempre quería ganar y en ese momento quería mostrar su superioridad.
Damian había sido ingenuo de pensar que su hermano sería ignorante a todo lo que había sucedido con Anya y mucho más de sus sentimientos ¿acaso Anya le había dicho algo al respecto? Lo dudaba, pero Demetrius era alguien observador con una mente ágil, quizá el distanciamiento evidente y aquel día en la cena le dejó en claro que algo había sucedido entre ellos.
A pesar del daño infligido dejó salir una sonrisa torcida.
—Y si estas tan seguro de que Anya te ha elegido ¿porque te has molestado en venir aquí? —Damian se apoyó en la puerta cerrada con los brazos cruzados en su pecho, con aire pedante. —¿Acaso tienes miedo de que hable con ella? Ella es libre de hablar con quiera y si ella me busca, no me negaré.
La sonrisa en el rostro de Demetrius se esfumó y en un limpio y rápido movimiento acortó la distancia entre ellos y sujetó el cuello de la camisa de Damian, provocando que se golpeara la espalda con la puerta.
Damian observó los ojos negros y profundos en un intento de aplastarlo, de consumirlo en esa ira y frustración contenida con tintes de alerta. La mano en su cuello presionando más la ropa lo cual le imposibilitaba que pudiera respirar adecuadamente, sentía como su mente se volvía nebulosa mientras la mirada ardiente y letal de Demetrius lo destruía o al menos lo intentaba, un lado de Demetrius que no había visto antes.
—Estás entorbandome, así que mantente lejos.
Su mente se sintió difusa, la presión aplastante aturdió su cuerpo, era tan sofocante que le costaba respirar y con sus palabras retumbando en su cabeza, como si fuera una orden. Su cabeza iba a explotar, pero Damian no estaba dispuesto a dejarse aplastar, no de esa manera. Por lo que levantó la mirada, con una ligera sonrisa en el rostro e intentando evitar que su pecho se rompiera.
—Haré lo que quiera.
Logró apartar la mano de su cuello y fue cuando fue capaz de tomar un poco de aire antes de abrir la puerta y salir de ahí, con más decisión en sus pasos de lo que pensaba. Se sentía mareado, quizá que su hermano lo ahorcara no traería las mejores consecuencias. Una vez que se aseguró de estar lo suficiente lejos, se sentó en el piso, no sabia ni donde estaba pero necesitaba descansar.
Se cubrió los ojos con una de sus manos, en un intento de controlarse ¿qué es lo que lo tenía tan afectado? ¿la letalidad de su hermano? por supuesto que lo sabía, no por nada había llegado a ser el favorito de su padre.
Esperaba que se fuera y lo dejara en paz, solo había dicho esas cosas para provocarlo, la realidad es que no había hablado con Anya en meses… aunque lo de ayer. Sacudió la cabeza y la apoyó en la pared, no entendía qué era lo que tenía tan perturbado a su hermano y como él terminó afectado.
Solo quería dormir y olvidar todo eso.
Anya caminó fuera del salón de clases, había olvidado su libro de texto y sin él no podría hacer su tarea. Quizá la Anya antigua hubiera dejado el libro ahí, pero intentaba mantener su título imperial, no había mucho más que hacer. Avanzó hacia la salida, pero se detuvo al ver a Demetrius salir de ahí.
No quería verlo en ese momento por lo que se regresó sobre sus pasos y dobló en algunos pasillos para ganar un poco de tiempo. Con un poco de suerte pensaría que se había ido, de todas formas era lo suficiente tarde, la gran mayoría del alumnado se había ido.
Caminó dispuesta a ir al patio y cuando los rayos del sol casi tocaban su cuerpo, se detuvo y retrocedió, deteniéndose frente a un cuerpo apoyado en la pared que le había pasado desapercibido antes. Observó a su alrededor, no podía ver a esa rubia cerca, por lo que se agachó y ladeó la cabeza.
—Segundo… ¿estás bien?
Él levantó el rostro y la observó con los ojos ligeramente entrecerrados, no parecía estar bien. A pesar de que sabía que no debería hacerlo, levantó su mano y pegó sus dedos a la frente de Damian, sintiendo el calor inmediato ¿acaso estaba resfriado?
—Estás caliente, deberíamos ir a la enfermera.
—No, no quiero ir a la enfermería.
Anya se mordió el labio inferior con muchas dudas en su cabeza, estaba lo suficientemente caliente para que fuera preocupante, debía hacer algo. Se levantó y lo tomó de la mano, tirando de él.
—Te dije que no quiero ir a la enfermería.
—Confía en mi segundo.
Él la observó un momento y pronto salieron al patio trasero, refugiándose en ese lugar que había sido suyo en el pasado. Al llegar ahí Damian se sentó contra un árbol y Anya desapareció un rato y volvió a parecer con una compresa fría que había tomado de la enfermería.
Se arrodilló ante él y apoyó la compresa en la frente de Damian, quien pareció aliviado ante el toque, repitió el proceso en todo su rostro, sin decir una sola palabra. No sabía que había pasado, pero recordaba verlo ese día con buena salud, quizá se había contagiado desde antes y ahora presentaba signos.
—¿Cómo te sientes? Podría traerte algo más —Ella estaba lista para levantarse.
Sin embargo Damian tomó su mano, evitando que se fuera, ella se quedó quieta.
—Estoy bien, no te preocupes.
Él la observó detenidamente, parecía algo mejor, al menos sus mejillas ya no estaban sonrojadas. Anya quería preguntarle muchas cosas en ese momento, era la primera vez en mucho tiempo que estaban de esa forma, pareciera que las cosas jamás se hubieran roto. Observó la miel derretida en sus ojos y se sintió emocionada de aquel gesto, quizá podrían hablar de vez en cuando… sabía que era egoísta de su parte pensar en algo así, pero era inevitable el no desearlo.
—Es la primera vez que estamos solos y yo… quería agradecerte lo de la otra noche, realmente si no hubieras aparecido seguramente no estaría aquí.
Aunque Damian había dicho de que su perseguidor se había enfrascado en otra pelea y eso aseguraría su huida, no quería minimizar el esfuerzo de Damian por ayudarla, había arriesgado su vida.
—No ha sido nada, no podía dejarte sola ahí cuando… —No continuó, pareció perderse en sus propios pensamientos.
Se sorprendió cuando sintió la mano de Damian en su mejilla, pero no se apartó, simplemente se quedó quieta ante esa caricia que había extrañado tanto, sus manos se sentían más cálidas de lo que normalmente estarían, pero era tan agradable. Hubiera querido quedarse de esa forma un poco más. Damian acarició su mejilla con fijación, sin dejar de atrapar los ojos esmeralda con los suyos.
—Tantas veces…
Pero Damian parecía no estar dispuesto a terminar las ideas que decía a medias por lo que Anya no era del todo consciente de lo que estaba diciendo. No obstante, cerró los ojos y dejó que él acariciara su mejilla, que le diera ese pequeño gesto antes de quitárselo.
Cuando todo eso inició ella no había valorado el peso o importancia de las cosas, fue hasta que dejó de tenerlas que fue consciente de que debería haberlo apreciado. Esos pequeños gestos y caricias de Damian eran tan gratificante, que de verdad pensó que ese era una especie de sueño de burla.
Anya lo vio moverse en su sitio, inclinándose hacia ella.
—¿Qué suce…?
Anya no pudo continuar porque fue silenciada por los labios de Damian que presionaban los suyos en un dulce pero decidido beso. El corazón de Anya explotó al sentir por primera vez los labios masculinos sobre los suyos y la forma suave en que se movían contra los suyos. Cerró los ojos entregándose a esa sensación que estremecía todo su interior.
La calidez invadió por completo todo su interior y sus propios latidos desenfrenados al por fin sentir esos labios…cuando había fantaseado con ellos, intentando imaginar que mientras tenía que resistir con Demetrius, el que de verdad estaba ahí era Damian, lo había querido tanto, que el por fin estar hacia la hacia temblar de la emoción.
Pero tan sorpresivo como inició, se terminó y Damian tomó su distancia, con las mejillas sonrojadas y sus ojos resplandecientes, sin dejar de mirarla.
—Al menos una vez, yo necesitaba hacerlo al menos una vez.
Anya se quedó completamente quieta en su sitio cuando vio a Damian levantarse y alejarse de ahí, sin dar la vuelta para mirarla. Ella perdió la fuerza de sus piernas y terminó sentándose en el suelo y acostándose, sentía el rostro caliente y le era imposible controlar a su alocado corazón.
Solo deseaba que Damian volviera y la envolviera entre sus brazos.
Chapter Text
Tomó asiento en su banca al final del salón con aire ausente, escuchando las voces a su alrededor pero sin prestar la suficiente atención. Dejó sus cosas en su lugar y observó el salón de clases con detenimiento, buscando a alguien en particular y reprendiéndose a sí mismo de hacerlo.
Se había prometido que tomaría su total distancia como impulsor de sus adolorido corazón ¿y ahora esa determinación se había franqueado? Odiaba esas dos esmeraldas que podrían hacerlo franquear y ahora esos labios que se había atrevido a probar al menos alguna vez. Todo era una guerra mental sobre lo correcto e incorrecto, sobre lo que quería, debía y no debía.
—No me sorprendería que fuera una manera de llegar a eso.
— La forma en que escaló es sorprendente
—Él siempre es atractivo con esa sonrisa, no hay un mejor partido, tan elegante, amable y encantador.
Damian fue consciente de esas palabras que resonaban a su alrededor y fue cuando se percató de cómo todos parecían atentos a alguna cosa específica en el escritorio. Su mirada se encontró con un Ewen a su lado que parecía inquieto de repente y le hablaba de algún lugar donde había ido el fin de semana.
—¿Qué es lo que sucede?
Los dos rubios se sobresaltaron de pronto y se miraron entre ellos.
—No se de que hablas, Damian.
—¿Qué es lo que tiene agitados a todos?
Nuevamente los dos rubios se observaron entre ellos como si estuvieran comunicando mucho con una simple mirada, debatiéndose e intentando buscar alguna excusa. Sin embargo Damian levantó una ceja ante ese secretismo y con una sola mirada dejó en claro que quería dejaran ese juego y que le dijeran.
Emile levantó a duras penas un periódico que unos chicos más abajo tenían y lo dejó enfrente de Damian, quien entendió al observar la fotografía lo que sucedía y la razón de tanto parloteo. En la página de sociales podía verse a Demetrius abrazando a Anya de la cintura y alrededor había texto sobre la candidatura del mayor de los Desmond y las preguntas que había respondido de su encuentro.
Eso fue un golpe directo que originó un desazón en la boca de su estómago, trayendo aquel familiar dolor en su pecho al ver a Anya Forger con su hermano mayor. Sin embargo sus ojos se centraron en la imagen del hombre que estaba un poco más atrás, en su rostro amable y sonriente, que te incitaba a votar por él.
Demetrius Desmond.
Damian aún podía recordar cuanto había admirado a su hermano de niño, cuando entró en la academia Edén. Damian fue consciente desde muy pequeño que Demetrius siempre ocupó un puesto importante junto a su padre. Era el primogénito de la familia y le llevaba varios años, por lo que su presencia era más relevante, había logrado grandes cosas desde niño, había obtenido su título imperial a los diez años, algo que nadie del Edén había logrado. La forma en que su padre sostenía su hombro en las fotos familiares, como en alguna cena de celebración por obtener las mejores notas, por ser el mejor alumno imperial, obtener las mejores notas y obtener el título tan joven, cada logro de Demetrius destacaba y su padre se mostraba orgulloso.
En alguna ocasión, antes de que Damian ingresara al Edén, recordaba como su padre había sostenido el hombro de Demetrius y le había dedicado una ligera sonrisa, o algo que parecía así, era una sola curvatura pequeña de la comisura de sus labios de Donovan.
—Pon en alto el apellido Desmond— Ese momento quedó marcado en la mente de Damian y una especie de celos.
“Si yo logro hacer cosas tan impresionantes como mi hermano, si consigo buenas notas, mi padre me notará, estará orgulloso de mi y mis logros”
Ese fue el pensamiento de él a tan corta edad, por lo que se aplicó para ingresar al Edén y lo logró, esperando algún comentario de su padre, algo que jamás llegó. Entendió que apenas estaba iniciando y no había nada que elogiar. Debía esforzarse, ser mejor y mientras lo intentaba, solo veía a Demetrius avanzando, logrando tantas cosas y su espalda se sentía tan inalcanzable.
Pero aún así Damian sentía tanto orgullo por Demetrius y como hacía que los Desmond destacarán y lo vio como su ejemplo a seguir y como un objetivo para alcanzar. Se esforzó sin dormir en cada examen, cumpliendo sus tareas lo mejor posible, consiguiendo las mejores notas que su conocimiento le otorgara, siempre se sobrexigía. Hasta que en primero de secundaria, a los catorce años logró obtener el ansiado título de imperial. Él estaba tan emocionado, porque al fin sentía que había alcanzado a su hermano, que al menos en un instante podría rozar su espalda.
Había acudido a decírselo a su padre, pero fue hasta la noche donde compartieron la cena juntos, después de meses de no hacerlo que se atrevió a hacerlo.
—Padre yo… he logrado obtener el título de alumno imperial.
Donovan que parecía absorto en sus propias cosas lo había observado desde el otro lado de la mesa con esos ojos pequeños, sin ninguna expresión en su rostro. Damian de verdad esperaba una ligera sonrisa o al menos una palabra que podrían indicar felicidad de su parte.
—Te ha tomado demasiado tiempo, ¿no? cuatro años más que tu hermano, lo cual es lamentable para el apellido Desmond, tú esfuerzo es tan deficiente, no avergüences a la familia de esa forma.
La sonrisa en el rostro de Damian se fracturó, presionó los labios en un intento de reprimir esos sentimientos negativos internos y solo asintió. Porque eso no era para nada lo que pensó que sería, eso era… terrible.
El pequeño Damian de catorce años había alzado el rostro luego de reprimir ese hueco interior doloroso y observó a su padre hablando con Demetrius con total fluidez, tan confiado y como un padre-hijo, algo que jamás había sucedido con él.
Esa fue la primera vez que la envidia llenó el cuerpo de Damian, la envidia y un gran resentimiento. Él se había esforzado tanto, sin dormir, sin salir y pensando únicamente en su estudios, ni un solo alumno más de su generación había logrado ser alumno imperial, él había destacado ¿y eso no era importante? ¿Por qué no? Damian sabía la respuesta, porque en la vida en la cual había nacido, jamás sería lo suficiente para su padre, porque Demetrius existía.
Siempre viviría bajo su sombra, sin poder respirar o tener un poco de luz, sería asfixiado.
Así había sido durante toda su vida, nunca nada de lo que había hecho había sido relevante, en cambio cada cosa con Demetrius era relevante. Y más aún con la carrera de Política que siguió como su padre y más ahora que era el candidato a la presidencia. Él era invisible con Demetrius siendo su hermano y su hermano lo sabía, lo invisible que era.
Demetrius tenía todo lo que él quería, a sus padres, reconocimiento, estatus, carisma y sobre todo, a Anya. Y era evidente que lo disfrutaba, ver como Damian se retorcía por arrebatarle todo y hasta el propio amor. Anya había caído en los encantos de Demetrius, lo había preferido sobre todo lo que él le había dado durante tantos años. Las dudas que había sentido antes y todo lo que sucedió días atrás se esfumó, recordando su posición y sintiendo la amargura escalando por la boca de su estómago hasta su garganta, asfixiándolo. Se entregó a ella y… no era suficiente.
Damian no era suficiente para nadie.
Apartó su mirada del papel cuando todo el salón se cayó y la atención se dirigió a la puerta de donde entraban Blackbell y Forger, alarmadas por el exceso de atención. Su figura confundida y avanzando por el pasillo acrecentó el dolor en su pecho, un dolor al cual se había acostumbrado, pero eso no significaba que fuera agradable.
Pasó el resto del día con ideas negativas en su mente, con aquella sensación de inferioridad que no podía apartar de su cabeza. Solo quería que ese día terminara, para que esa noticia del periódico se olvidara.
Sin embargo, Damian jamás tuvo buena suerte. Ese día en específico habían salido minutos tarde de clases por un ejercicio que habían dejado para resolver, lo cual los atrasó. El junto con sus amigos caminaban al comedor y enfrente de ellos estaban Anya y Becky caminando mientras murmuraban entre ellas.
Se detuvo en seco cuando vio a Demetrius salir del área administrativa, cruzó el pasillo que se encontraba solo porque el resto de los alumnos estaban en el comedor, encontrándose con Anya de frente, quien se sorprendió de verlo ahí, pero antes de que pudiera decir alguna palabra, Demetrius la tomó de las mejillas con sus manos y presionó sus labios con los de ella.
Damian solo pudo ver los ojos oscuros de Demetrius viéndolo con un deje de superioridad y burla, ante de que Anya lo empujara sorprendida, pero aquel sentimiento asfixiante regresó a Damian, esa oscuridad y amargura que lo habían llenado cuando los vio besándose por primera vez.
Un recordatorio de lo que había perdido, de lo que le habían arrebatado y se sintió tan miserable.
Anya se detuvo enfrente de aquella edificación y observó la entrada, no había nadie aún, por lo que había llegado a tiempo. Sus padres le habían pedido que fuera por Alain esa tarde al verse agobiados por sus trabajos, ella aceptó, la escuela no estaba tan lejos del Edén, había ido caminando y por suerte llegó a tiempo. Se había saltado la junta de los imperiales para poder llevar a cabo el encargo de sus padres, la realidad es que había estado huyendo.
Después de que Demetrius apareciera de esa forma y la besara enfrente de alguno de sus compañeros del salón y más específicamente de Damian, ella quería desaparecer. No le gustó aquel acto y se lo había dejado en claro.
—¿Qué fue eso? —Le había reclamado cuando se alejaron del resto.
—Lo siento, al verte simplemente actué.
—No me gustó para nada, estoy en la escuela, Anya no espera llamar la atención de esa forma.
Demetrius pareció pensárselo un momento antes de sonreír.
—Bien, dejaré eso para los momentos en que estemos solos.
Anya no había dicho nada, pero estaba realmente convencida de hacer lo imposible para que esos momentos a solas fueran reducidos, inexistentes y mantenerse lo más lejos de él.
Observó a su alrededor, hasta que un autobús pasó enfrente, con una publicidad de la película de Bondman en un costado. Lo cual la llevó a pensar en eso.
Realmente la película había sido muy buena, tanto que Anya estaba tentada a decirle a sus padres que fueran juntos a verlos o ella podría ir a solas con Alain, era un gusto que ambos compartían aunque ella era más fanática. Recordó algunas escenas de la película, hasta que su mente la traicionó al recordar escenas de la Premiere que había tenido lugar un par de semanas atrás. Anya sintió como si hubiera recibido un golpe cuando algo que hubiera querido olvidar vino a su mente, a Damian con labial en sus labios, labial de Sigrid.
Los recuerdos de ese día la atacaron y cómo los había encontrado en una escena tan comprometedora.
Y aún así la escena de unos días atrás vino a su cabeza, como él la había besado en el Edén. Anya se había quedado allí durante un largo rato en un intento de controlar los latidos de su corazón y entender si eso había sucedido. Se quedó quieta intentando memorizar los labios de Damian sobre los suyos y queriendo volver a sentirlos.
¿Eso podría haber significado eso? Esos habían sido sus pensamientos, si quizá él seguía queriendo o que al menos podría recuperarse un poco de lo que habían tenido. Sin embargo, todas sus dudas se fueron cuando al encontrarse con su mirada de nuevo más tarde después de la escena con Demetrius, fue que entendió que las cosas estaban realmente mal.
Todo lo que pensó que podría repararse, desapareció.
Lo había encontrado en la biblioteca antes de salir del Edén, un instante pequeño donde sus miradas se encontraron. Él la observó tan fríamente, atravesándola como una daga fría, penetrante y dolorosa, con ira contenida y un desprecio, un segundo antes de regresar su atención al libro que estaba leyendo y desde ahí, él no volvió a mirarla, como si no existiera. Quizá ella había malinterpretado las cosas, porque el que la ayudara en el atentado en la pista de patinaje pudo ser un acto de lástima y aquel beso… se lo atribuía a que había estado enfermo.
Un Damian racional se había dado cuenta de sus errores y había vuelto a trazar la línea que los dividía y dejaba en claro que eso que la relación entre ellos, no volvería.
Por supuesto que sería así, porque ahora él tenía a Sigrid, seguía viendolo alrededor de ella, comían juntos en el almuerzo y siempre parecían querer la presencia de otro a su alrededor. Una escena que fue bastante dura para Anya y más cuando no dejaba de fantasear con aquel beso ¿y si lo hubiera imaginado y nunca pasó? Era una opción creíble, porque no podía pensar una razón real de porque él quisiera besar a alguien que lo lastimó tanto y a quien había olvidado. Ese beso que había sido tan cálido, ahora es agridulce, doloroso, un recordatorio de como toda su vida había dado un giro muerto.
Cuando pensó que quizá todo podría ir mejor... todo volvió a derrumbarse.
La campana de la escuela resonó y las madres alrededor se adelantaron para recibir a su hijos. Anya vio de reojo a un par de hombres con trajes, destacando entre todas las otras madres.
Vio al niño rubio salir y observar a las madres hasta que la reconoció y le sonrió mientras se acercaba.
—¿Dónde está mamá?
—¿Acaso prefieres a mamá antes de tu fabulosa hermana?
Alain sonrió más abiertamente y la abrazó en un gesto fraternal.
—¡No puede ser! —La voz de un niño cercano alertó a ambos que giraron su rostro. —¿De verdad es el director de Bondman? —El niño sonreía fascinado de ver al hombre con traje enfrente suyo.
Eso atrajo a unos tres niños más, que no habían llegado a buscar, a conocer al hombre que había hecho la mejor película de la historia.
—Si, y pronto estaremos sacando la secuela y estamos buscando niños como ustedes para que colaboren con nosotros.
Anya se emocionó ante la palabra secuela, no dudaba que la película fuera una total sensación, era realmente perfecta, había explotado todo lo que habían hecho en la serie y mucho más, Pero ¿una secuela tan pronto? No tenía sentido cuando estaba aún la película en los cines y esperaban los números finales antes de decidir algo. Observó al hombre sonriéndole a los niños y hablando sobre Bondman, pero algo sentía que no cuadraba ¿Por qué un hombre intentaría convencer a unos niños de eso?
Quizá era la manera de saber el interés de los niños y pronto harán un reclutamiento oficial, pensó en lo afortunados que deberían ser los niños que fueran seleccionados.
—Debe ser grandioso participar ¿no lo crees?
Anya pensó en Sigrid y como había participado por la influencia de sus padres en la película. Si ella hubiera participado en vez de ella… pensó en Damian con ella en la Premiere y un nudo se formó en su estómago.
—Si quieres podrías preguntar. —Anya lo animó con la emoción de que su hermano participara en esa película.
Alain sonrió y caminó hacia el hombre, fue cuando Anya vio un pequeño logo en la bolsa cercana del pecho, un logo que le resultó tan familiar, pero el nombre no vino a su mente, lo tenía en la punta de la lengua ¿Dónde lo había visto? ¿Por qué no podía recordarlo? Donde, donde…una cabellera rubia llamó su atención de reojo y vio a una mujer joven recibir a su hijo y esa cabellera fue suficiente para detonar aquello que intentaba recordar.
Pensó en Sigrid Schneider y por consiguiente aquel logo cobró sentido, era de Farmacéuticas Eplatre.
Ese hombre tenía alguna relación con Eplatre, pero eso no era lo relevante, sino ¿Por qué él estaría reclutando niños? Sabía que Eplatre había aportado una gran cantidad de dinero para el patrocinio y la aparición de Sigrid en la película pero no tenía sentido que él estuviera ahí. Esa duda lo llevó a determinar qué es lo que estaba sucediendo, activó su habilidad y la dirigió hacia aquel hombre.
“Un par de niños más y podremos iniciar con Apple”
Sus ojos se abrieron por completo y sintió como su corazón fue estrujado fuertemente, su respiración se atoró en su garganta y las imágenes aturdieron a su mente, aquellas memorias que quería enterrar. El terror la clavó en su sitio pero el ver a su hermano caminar hacia ese hombre la hizo reaccionar, se adelantó un paso y logró sostener a Alain en su sitio, evitando que avanzara, presionando con fuerza sus hombros.
—¿Qué sucede Anya?
Anya aflojó el agarre de los hombros de su hermanito y vio como ese hombre acariciaba el cabello de uno de los chicos antes de dar media vuelta y alejarse de la escuela.
Apple, Apple, Apple.
¿Había escuchado bien? La idea de la incertidumbre y el frío adentrándose a su cuerpo por el miedo de lo que eso podría representar, la llevó a mirar a su hermano con seriedad.
—Alain quédate aquí, ahora vuelvo.
Sin esperar una respuesta se adelantó y siguió al hombre de la forma más sigilosa que pudo, evitando que sus pisadas sonaran y ser detectada. Se apoyó a la pared de un edificio y observó al hombre llegar a un auto negro que lo esperaba con las puertas abiertas y otro hombre que parecía su ayudante.
—¿Qué tal señor? ¿Algún candidato interesante?
—Nada interesante que destacar.
“Quizá el pensar que encontraría candidatos interesantes en una escuela de bajo rango no es lo mejor, aunque sería más fácil manejarlo”
—Aún tenemos tiempo señor, además que siempre son útiles los viajes, cruceros o lugares de mucha concurrencia para obtener candidatos importantes.
—Cuento con ello.
“Tenemos dos meses más para que el proyecto Apple inicie, si no cumplo con las fechas Desmond podría reemplazarme con facilidad”
El hombre subió al automóvil y este se alejó con rapidez. Anya se quedó quieta en su lugar, sin moverse, respirar o parpadear, sintiendo como el miedo era el culpable. Las imágenes venían a su cabeza, el rostro de los doctores mirando hacia abajo con frialdad, como si fuera un objeto, tirando de ella, empujándola y clavando una y otra vez agujas en su cuerpo.
Sus labios temblaron, ella no podía permitir que eso sucediera, iba a detener sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo. El hombre de Desmond dejaba en evidencia que Donovan era el responsable de eso.
Iba a encontrarlo, de esa forma tanto el caos en Ostalis como el proyecto Apple terminaron, ella necesitaba salvar la inocencia de esos niños, niños que morirían al ser un fallo y a aquellos con la peor suerte para sobrevivir.
Clavó con su tenedor la verdura que tenía en su plato con aire ausente, sumida en sus propios pensamientos, un ruido y silencio a la vez en su mente para poder escuchar lo que sucedía alrededor.
—Anya ¿todo está en orden?
La voz de su madre la alertó levantando la mirada y viendo a su padre y su versión pequeña con sus ojos encima de ella.
—Si, todo está perfecto. —Por supuesto que mentía.
Había descubierto que aquella plática que había escuchado de su madre con su compañero de trabajo, que por un instante quiso que fuera falsa, en realidad era verdad. Todo era verdad y estaban a punto de realizar recrear el proyecto Apple, estaban buscando candidatos, niños de cualquier sitio que pudieran utilizar para sus planes. ¿Cómo planeaban hacerlo?¿ si morían en el experimento…que le dirían a sus padres? Podía estar segura de que no sería nada legal, ellos iban a tomar y secuestrar a los niños.
Pero aún más importante ¿Por qué habían decidido repetirlo? A pesar de que siempre había buscado eliminar esos recuerdos, recientemente estaban presentes en su mente y más ahora que quería detenerlos, por lo que se vio obligada a recordar lo que le habían hecho. Habían entrado varios niños, una gran parte había muerto en el proceso y un par de niños, una docena que habían resistido y los había estudiado de cerca, para ver si su experimento había servido y cuando no apreciaban lo que querían, los sometieron a esas terapias para potencializar el poder que podrían tener oculto.
Los observaron detenidamente, ante cualquier cambio a pesar de que habían “resultados favorecedores” pero la realidad es que sabía que no tenían nada concreto, ella había leído su mente. El ser un esper es algo que jamás reveló, porque sabía que si se enteraban algo peor podría suceder., aunque sabía que sospechaban, la habían aislado del resto de los niños y le dedicaban mucha atención, quizá los exámenes que le hacían mostraron algo en especifico, pero no tenían nada claro. Y por lo que Anya pudo averiguar a esa corta edad, ningún otro niño había presentado alguna señal de algo, por lo que a su criterio el Proyecto Apple había sido un fracaso y más cuando ella escapó.
¿Por qué volverían a recrear algo que fue un completo fracaso?
No tenía el más mínimo sentido, ¿quizá ahora habían encontrado alguna fórmula para que las cosas resultaran pero ¿Qué cosa?
Necesitaba llegar al fondo de todo eso para poder descubrir cuál era su objetivo real con todo eso, repetir el proyecto Apple era solo parte de todo eso, pero ¿y después que tenían pensado? No podía ver cómo eso podría beneficiar a quien sea que llevara a cabo las cosas. Fue cuando recordó a la farmacéutica Eplatre, que estaban involucrados en todo eso ¿desde cuándo había sucedido todo eso?
Necesitaba averiguarlo…
La puerta de la entrada sonó y fue cuando regresó en sí, su familia había desaparecido, su madre estaba en la cocina lavando los platos y ella observó como en su plato había un poco de comida. Hace tiempo que su familia había terminado de comer, solo ella se había quedado rezagada.
Ese sonido repetitivo reclamó la tranquilidad del departamento, por lo que Alain se fue corriendo para atender. Anya se levantó de la mesa, dejando el plato en la cocina, lo colocó en la barra desayunadora.
—Buenas tardes, familia Forger.
Anya giró sorprendida de ver a Demetrius de pie ante ella con esa sonrisa que lo caracterizaba. No lo había visto desde que la había besado en el Edén, había tomado su distancia por lo mismo y porque gracias a eso el poco avance que parecía tener con Damian, se destruyó de nuevo.
—¿Qué haces aquí? —Él le sonrió con la facilidad con la que lo hacía.
—Vaya, que sorpresa verte hoy. —Loid dejó el periódico que tomó cuando terminaron de cenar.
—Siento la interrupción, estaba por el área así que decidí venir a saludar.
Demetrius se acercó y saludó a Loid estrechando fuerte su mano, antes de tomar asiento y enfrascarse en una conversación adulta entre ambos, algo que confundió a Anya de sobremanera ¿Qué estaba haciendo ahí? No lo veía desde hace unos días, cuando hizo aquella acción imprudente en el Edén enfrente de sus compañeros y Damian.
Anya se refugió en la cocina con su madre, quien terminó de lavar los platos.
—Anya ¿estas bien con ello? Si quieres yo podría…
La realidad es que ella había dejado en claro hace unas semanas que seguiría con eso, algo que sus padres aceptaron, pero que no estaban del todo convencidos. Pero en el momento en que apareció Demetrius en su casa ahora y que se refugiara en la cocina dejaba en claro que no quería estar con él. Anya no había terminado de procesar tantas cosas que habían sucedido en tan poco tiempo.
—No sucede nada mamá.
Yor le sonrió y ambas fueron hacia donde estaban los dos hombres platicando con cordialidad y sencillez, como si eso realmente fuera una conversación normal. Se sentó en el sillón pequeño de la sala, al otro extremo de donde estaba Demetrius y su padre hablando, uno enfrente del otro.
—Es bueno saber que todo está saliendo bien —Loid agregó terminando lo que sea que habían estado hablando, posiblemente de las elecciones que estaban bastante cerca.
—Si, confío que todo saldrá como quisiera. —Demetrius observó a Anya al otro lado de la sala y le sonrió con esa calidez que lograba envolverte, algo que hacía dudar a Anya sobre el comportamiento de Demetrius en el periódico y que si quizá lo había imaginado, aunque sabía la respuesta. —Aunque la realidad es que estoy aquí por una razón en específico.
Anya centró su atención en Demetrius, intentando pensar qué se traía entre manos. Pensó que había estado ahí por una simple visita, como siempre solía hacer.
—Quería invitar a toda la familia Forger a un crucero, a todos. —Observó a Anya en su lugar, a Loid y a Yor. — Es dentro de una semana, será un descanso dentro de todo el ajetreo diario, es un crucero de lujo y pensé sería agradable compartir ese tiempo juntos antes de las elecciones.
—¿Crucero? —Loid levantó una ceja ante el ofrecimiento.
Yor juntó ambas manos al pensar en aquella invitación y que era una buena idea.
Por su parte Anya se quedó quieta ¿un crucero? ¿Por qué querían que fueran todos a un crucero? ¿Por el hecho de ser amable? Siempre había pensado en él como una persona amable y atenta pero en ocasiones la hacía dudar. Sin embargo, los recuerdos de ella en un crucero con sus padres cuando era niña y como su madre se había enfrentado a un sin fin de asesinos poderosos y como su padre los había detenido ¡había sido alucinante!
No se había divertido tanto como hubiera querido en esa ocasión con tal de cubrir a su madre, por lo que ir de nuevo sería divertido.
Hasta que algo vino a su cabeza con violencia “Aún tenemos tiempo señor, además que siempre son útiles los viajes, cruceros o lugares de mucha concurrencia para obtener candidatos importantes.”
La respiración se atoró en su garganta y sus latidos eran dolorosos ¿quizá en el crucero…? ¿Podría realmente suceder algo en ese sitio? ¿Esa podría ser la mejor oportunidad para ella? La idea le hizo cosquillas en la boca del estómago y sabía que si quería salvar a niños inocentes de sufrir lo que ella, debía detener todo lo que pudieran.
—Si, suena realmente como un plan perfecto para estas vacaciones.
Loid y Yor observaron a su hija con una sonrisa realizada en su rostro y decidieron aceptar las decisiones de su hija, a fin de cuentas era una propuesta demasiado tentadora.
Chapter Text
Anya observó el gran barco que tenía enfrente y por un momento sintió que el tiempo retrocedía, cuando tenía cinco años y fue con su padre al ganar aquel concurso y que por suerte su madre había ido en el mismo crucero por trabajo. Habían estado en una isla donde hicieron varias actividades juntos y Anya había sido tan feliz.
Esas habían sido las primeras vacaciones y donde los Forger fueron una familia real por primera vez.
El panorama de aquel entonces y el actual era muchísimo mejor, en ese momento ya no se sentía obligada a esforzarse al máximo por hacer lo que su padre necesitaba para que viera que era de utilidad y no la devolviera en el orfanato, como todas las otras familias antes. Siempre estudió lo mejor que pudo e intentó llevarse con el Segundo durante toda su infancia para que no fuera abandonada, algo que le costó olvidar…pero se sintió más segura cuando su padre le prometió que se quedaría con ellas.
Y más cuando sus padres comenzaron a dormir juntos y Alain llegó, eso le dio la seguridad total a Anya, algo difícil, al tener ese miedo tan recurrente. Pero ahora eran una familia, no tendría que estar sola nunca más… y por eso a pesar de que se había deshecho de esos pensamientos, aún se esforzaba por ayudar a su padre con esa misión, porque solo quería tener una vida tranquila con su familia, donde la vida de sus padres no se viera en riesgo por todo el caos en Ostalis.
Dejando de lado la situación de sus inseguridades, la acción de las misiones la atraía demasiado, desde que vio Bondman siempre quiso ser un espía y fue tan irónico que su padre terminara siendo realmente uno. Disfrutaba de salvar a la gente entre las sombras, como algunas veces había hecho a lo largo de su vida, como el día que detuvo a un hombre con una bomba, pero justo estaba en un momento de su vida donde estaba considerando que era lo que realmente quería.
Una vez que todo eso se terminara, que atraparan Donovan y que detuvieran el proyecto Apple ¿Qué es lo que haría? No estaba segura y no quería pensar en eso.
—Anya, subiremos ahora. —Su padre la llamó mientras le entregaba las maletas al personal.
Anya sonrió mientras abordaba el gran barco con sus padres a su lado y con Alain adelantándose corriendo por el puente de acceso inclinado. De forma normal era bastante tranquilo, como su padre, pero cuando se emocionaba, no se contenía.
Yor se adelantó cuando vio a Alain desaparecer una vez alcanzaron la borda y lo trajo a su lado junto con el resto de su familia.
—Es realmente increíble.
—¡Vamos a explotar, Anya!
Anya tomó a su hermano de la mano y salieron corriendo por el lugar, esquivando a la gente a su paso. Los ojos de Anya brillaban igual que los de su hermano, ambos se aventuraron en la borda, recorriendo el sitio y maravillándose de la piscina que estaba en la parte contraria del área de acceso, un gran tobogán en la piscina más baja, al ingresar al interior de reojo vieron una sala con muchos videojuegos, un golf en miniatura, un cinema, un casino al cual no les permitieron acercarse, un teatro y varias cosas más que no se detuvieron a revisar.
Sabían que debían regresar con sus padres si no querían ser reprendidos.
—¡Es fabuloso, Anya!
—Sí quizá, cuando era niña fuimos a un crucero más fabuloso que este, pero este no está mal. —Habló con cierta arrogancia, aunque la realidad es que Anya no recordaba que hubiera tantas cosas en el crucero que había ganado años atrás.
—¿De verdad? Debió ser una experiencia increíble. —Alain estaba realmente emocionado.
Anya acarició su cabello con reconfort, quería a su hermano pero en ocasiones era tan ingenuo. Llegaron al lugar de abordaje y vio a sus padres dándoles la espalda, podía reconocerlos con facilidad. Se acercó animada, vio a su madre girar para verla y levantó su mano en señal de saludo, Anya se adelantó más y fue cuando vio al candidato del Partido de Unión Nacional, Demetrius, enfrente de ellos. Por supuesto que esperaba verlo, pero no tan pronto, a fin de cuentas él los había invitado.
Anya caminó más lento con Alain a su lado, se acercó y justo cuando estaba a un par de pasos algo en particular llamó su atención. Los latidos fuertes retumbaron en sus orejas al ver junto a Demetrius a Melinda Desmond quien tenía los ojos ámbar fijos en ella, su rostro adornado por una sonrisa amable y a su lado estaba Damian, con un gesto inexpresivo. Sus miradas se encontraron un momento y sintió un nudo en su garganta cuando Damian ocultó sus manos en sus bolsillos y decidió que todo lo que sucediera alrededor era más interesante.
—¡Anya, Alain, qué bueno que están aquí! —Demetrius se veía realmente animado.
—¿Qué hacen aquí? —Fue lo único que Anya pudo decir, aunque la realidad es que quería decir que hacía Damian ahí.
—Anya —Loid la reprendió por aquella pregunta grosera, considerando que la habían invitado y esa pregunta había sido una descortesía.
Demetrius abrió la boca para decir algo pero Melinda se adelantó.
—Yo le pedí a Demetrius que los invitara para pasar estos días juntos, debido a la amistad de nuestras familias ¿acaso eso te es inconveniente?
Anya se sonrojó de sobremanera por la vergüenza y negó enfáticamente.
—No, lo siento, no quise dar en entender eso, Anya solo se sorprendió de verlos aquí. —Su mirada recayó un momento en Damian pero volvió a mirar a la mujer. —Es agradable tenerlos aquí.
Melinda le sonrió antes de regresar a hablar con los Forger sobre la asignación de habitaciones y los planes que tendrían esa noche. Por su parte Anya no sabía cómo sentirse, porque no tenía contemplado esa situación, si fuera solo Demetrius podría controlarlo, estaban sus padres y su hermano, servirán de distracción y Melinda era agradable, pero Damian…
—Anya, ¿podríamos ir a la alberca más tarde? —Alain llamó su atención que no dejaba de pensar en ello.
—Si, jugaremos mucho.
—Bien, entonces nos reuniremos para comer más tarde… y nuevamente gracias por considerarnos en su viaje. —Loid siempre mantenía los buenos modales, consideró que si Donovan hubiera estado ahí, hubiera sido más interesante.
¿Dónde estaba metido el ex líder del partido?
Ambas familias caminaron juntos hacia los camarotes, están cerca uno del otro. Anya compartiría con Alain y sus padres se quedarían en otro, Anya se encargó de desempacar y acomodar todo lo que había llevado, Alain fue más práctico y terminó antes y estaba saltando en la gran cama que compartían y cambiando el canal a la televisión que había.
La decoración de la habitación dejaba en claro que era lo suficientemente lujosa, la alfombra y como tenían su baño propio que era dos veces más grande que el que tenían en casa. Una vez que terminó con lo suyo, decidió salir a la cubierta y observó cómo el barco avanzaba lentamente por el agua. Estaban en el segundo piso del barco por lo que podía ver a la gente transitando en la piscina, pero su atención recayó en el agua que se abría paso por el barco.
Recordó que uno de sus objetivos era determinar si lo que había escuchado era cierto y Eplatre estaba consiguiendo niños donde fuera. Dudaba que en un crucero de lujo intentaran secuestrar a niños que eran demasiado relevantes, pero no podía desecharlo sin más. Debía prestar atención ante cualquier irregularidad sin ser notada.
Y su determinación impulsada por un deseo personal la llevaron a abrir la llave de su habilidad, dejando que todas esas voces fluyeran. Fue como si hubiera recibido un golpe duro y seco en su interior, privándola de todo el aire, sus pupilas se dilataron y se agarró fuertemente del barandal, la lluvia de voces fue abrumadora. Intentó respirar, necesitaba concentrarse para poder centrarse en voces independientes, algo que había estado trabajando en multitudes pero que no dominaba por completo, era agotador el escuchar a tanta gente.
Decidió centrarse en el piso donde estaban, pasando de reuniones de voces en voces, donde solo percibió cosas mundanas y sin sentido, solo eran platicas normales. Solo debía asegurarse de que…
Sintió unos brazos en su cintura y se sobresaltó con brusquedad, apartándola de toda la concentración, regresando a la realidad. Vio a Demetrius abrazándola y apoyando sus labios en su cabeza.
—Encanto —La voz suave sonó a su espalda, demasiado cerca, que la hizo estremecer. — Fui a buscarte a tu habitación, pero al fin te encontré. —La besó en su mejilla.
—¿Necesitabas algo? —Anya sentía las manos en su cintura y combatió con las ganas de alejarlo, pero él no apartó las manos de su cintura y podía sentir todo el cuerpo detrás suyo, pegándose a ella.
—Quería verte, te ves absolutamente exquisita. —Demetrius la soltó y quedaron de frente, él aún sostenía su cintura.
Anya se percató de los ojos hambrientos pero no de comida, se sintió inquieta y se removió, no tenía intenciones de ser devorada por ese hombre.
—Gracias, tú igual te ves diferente con ropas fuera de la de ser un candidato. —Demetrius tenía unos pantalones de vestir con una camisa de botones pero sin ningún saco, se veía más fresco de lo que normalmente lo haría. —¿Es hora de comer?
—Oh si, igual he venido por eso, nuestras familias están esperando. —Él le susurró acercando su boca a la garganta de Anya, con una sonrisa juguetona.
Anya se estremeció pero él rozó su nariz con la piel desnuda de su garganta y sintiendo las manos en torno a su cuerpo. Anya logró soltarse sin parecer brusca y lo motivó a girar en su sitio con una sonrisa en sus labios. Sin embargo Demetrius se adelantó y logró entrelazar su mano con la de la fémina.
—¡Vamos!
Ambos se dirigieron al restaurante del barco, al ingresar y acercarse a la mesa donde se encontraba el resto de sus familias, todos fueron conscientes de su llegada, el mismo Damian se fijó en específico de las manos entrelazadas antes de regresar la vista a su plato sin decir ni una sola palabra. Anya logró deshacerse del agarre y se sentó junto a su madre, quien le preguntó si había desempacado.
Con tranquilidad disfrutaron de una gran comida juntos, Anya de vez en cuando veía al hijo menor de Desmond, pero él en ningún momento volvió a mirarla, como si no existiera. Anya podía sentir la tensión flotando entre ellos a pesar de que el resto de la mesa hablaba sobre cosas banales.
Anya se concentró en disfrutar de su plato lo mejor posible e intentar pensar qué haría para asegurarse de que ahí no fuera a suceder nada, que ninguno de los planes de las farmacéuticas Eplatre y de Donovan se llevarán a cabo, debía estar lo suficiente atenta y para eso debía activar más su habilidad. Esos días serían complicados por lo que era de su interés, pero de igual forma se aseguraría de disfrutarlo.
Anya se observó al espejo asegurándose de haberse puesto bronceador en todo su cuerpo, dio la vuelta para ver su espalda, se sentía algo destapada con ese traje de baño a pesar de que era de una sola pieza, pero se apreciaban sus piernas y los tirantes con olanes y la tela adhiriéndose a su piel. Su madre se lo había comprado para la ocasión. Su mamá dijo que cuando lo vio, pensó que le iría bien, al ser de color verde similar a sus ojos, a Anya no le interesaba mucho la moda, por lo que su madre siempre elegía la ropa que le iría bien y en ocasiones Becky.
—¿Podemos irnos ahora?
Anya se acercó a su hermano, aplicó un poco de bloqueador en su rostro y asintió, ambos caminaron rápido hacia la piscina, Alain sostenía su mano con fuerza y la obligaba a caminar tan rápido. La pequeña versión de Loid observó el agua emocionado, soltó a su hermana y salió corriendo, hasta brincar al agua y salpicar.
Comenzó a nadar en círculos, Anya llegó a la orilla y observó todo a su alrededor, en búsqueda de algo sospechoso, pero parecía todo normal. La gran piscina estaba en el centro y al fondo se apreciaba un tobogán adaptado a los más jóvenes, alrededor había tumbonas alrededor donde había varias personas sentadas.
Agradeció que no estuviera Demetrius por ahí, la vería más tarde, era normal que él que era mayor no quisiera meterse a una piscina donde la mayoría de la gente eran niños. Además que le había dicho que inicialmente solo él asistió al crucero por una cuestión de negocios con unos socios, pero su madre sugirió que fuera un viaje en familia y que invitara a los Forger.
Eso le daba un respiro a Anya, se acercó hacia una de las sillas reclinables para dejar las toallas que había llevado para Alain y para ella, justo cuando iba a dejarlas en un sitio, cambió de opinión, caminó más adelante y se sentó en una silla con una sonrisa amable. Damian quien leía un libro apartó un instante su vista de las hojas y vio a la Forger sentada, observando deliberadamente.
Él la contempló, su mirada bajó un instante, evaluando y pronto regresó a su libro, con esa expresión fría e indiferente. Anya había pensado que ignorarlo sería lo más indicado, pero considerando que estarían ahí dentro un par de días juntos y que unos días atrás en el Edén su relación no parecía del todo mala, pensó que quizá en el viaje podrían actuar de forma civilizada. Y más porque había percibido que él la miraba mientras buscaba un lugar donde dejar sus cosas, podría ser una invitación a un trato normal.
—No esperaba encontrarte aquí ¿quieres jugar con Alain y conmigo? —Solo tenía unos short y su torso descubierto, algo que atrajo la atención de Anya por completo, jamás lo había visto de esa forma.
De pronto su rostro se sintió caliente y se encontró pensando que siempre lo había imaginado más delgado, pero la realidad es que se veía realmente bien y sintió un nudo en su garganta. Esa inspección no pasó desapercibida para Damian, que había estado observando como Anya lo miraba, centró de nuevo su atención en el libro, ignorándola.
—Al menos ¿podría dejar nuestras cosas aquí?
Él no hizo ademán de hacerle caso, giró una hoja, leyendo como si estuviera solo. Anya se enfureció al ver como la ignoraba olímpicamente.
—Tú…
Vio como Damian suspiraba, cerró su libro, se levantó y se sentó unas cinco sillas más lejos. Anya observó ese comportamiento dolida, dejó las cosas y se alejó, sin mirar atrás, con el enojo palpitante. Se había prometido que lo dejaría en paz, que Damian estaba mejor lejos de ella, pero en ocasiones… Quisiera poder hablar con él con normalidad, o al menos por cortesía. Estaba pidiendo demasiado, lo sabía.
Se adentró a la piscina sintiendo el agua agradable en su cuerpo y decidió olvidarse de todo, jugó con Alain toda la tarde, se subieron al tobogán e hicieron carreras en el agua con otros niños sobre quién llegaba antes, era toda una competencia. Pronto vio a sus padres en una de las sillas alejadas, hablando y conversando entre ellos.
Ambas familiar habían decidido compartir las comidas juntos, por lo que una vez ellos se encontraron en el restaurante pronto. Anya le dijo a Alain que era momento para salir, debían bañarse y arreglarse adecuadamente, uno de las desventajas de estar en un crucero de lujo, la exigencia de la etiqueta en los lugares fuera de la piscina.
Por suerte su madre le había dicho que podría ocuparse de arreglar a Alain, por lo que le dejó tiempo a Anya para preocuparse por si misma. Rebuscó entre sus ropas preparando un vestido sencillo blanco y justo cuando iba a entrar al baño, tocaron la puerta. No se suponía que nadie vendría ¿quién podría ser? se adelantó para abrir la puerta y se sorprendió de ver a Demetrius ahí de pie ante ella, quien la estudió aun en su traje de baño.
—¿De verdad me he perdido de esta visión? —Parecía furioso consigo mismo.
—Demetrius, estaba por arreglarme para ir al restaurante.
Demetrius se adentra a la habitación observando por todos lados, hasta que tomó asiento en el sillón que estaba junto a la televisión con total comodidad. Ella se quedó quieta en su sitio intentando pensar que es lo que se suponía que debía hacer. Él estiró su mano y Anya se acercó sin pensar en una manera de negarse.
—De verdad tengo que tomar un baño.
Demetrius tiró de ella, por lo que Anya terminó sentándose en las piernas de Demetrius, su brazo rodeó su cintura y los labios masculinos tocaron su cuello expuesto. Anya se estremeció al sentir los labios de él subiendo por su garganta y su mandíbula.
—¿Quieres que te ayude?
Su mente se nubló un instante ¿ayudarla en que? las manos tocando sus piernas desnudas la hicieron sobresaltar, su corazón latía inquieto. Fue cuando la idea de que ambos estuvieran solos en su habitación hicieron que quisiera salir de ahí. Su intención era evitar estos momentos a solas, porque ella misma no sabía que debería hacer si él…
Los labios de Demetrius rozaron los suyos y Anya lo empujó, levantándose pero él la tomó de la muñeca, tirando de nuevo de ella, para eliminar esa absurda distancia. ¿Debía golpearlo?
—Yo no…
La puerta sonó tres veces y ambos se quedaron quietos observando la entrada.
—Anya ¿estás lista? Iremos al restaurante, te veremos ahí. —Era Yor que tenía a Alain de la mano.
Anya aprovechó esa duda de Demetrius al ser atrapado ahí para soltarse del agarre, tomar su ropa y meterse al baño, cerrando con seguro. Se apoyó en la puerta con el corazón latiendo fuertemente, había sido salvada.
Por su parte Demetrius torció la boca preguntándose porque había sido una buena idea invitar a toda la familia, además que el que Anya compartiera camarote con su hermano era tan inconveniente… debió haberla apartado para él solo, para poder disfrutarla lentamente. Se levantó, sabiendo que Anya no saldría de ahí hasta que él se fuera, él no era alguien que forzara a nadie.
Suspiró frustrado y salió de ahí, pensando en alternativas para estar a solas con Anya.
Anya llegó un poco tarde a la cena, todos estaban ahí, y hasta la razón por la que se había demorado, Demetrius. Había evitado salir hasta que escuchó la puerta al otro lado y se asomó, para asegurarse. Esperó un tiempo considerable para no encontrarlo fuera de su habitación y eso fue suficiente para que cuando llegara, ya hubieran ordenado. Su madre le había pedido su plato favorito, hamburguesas.
Pero Alain le había señalado la mesa de postres que estaba al final y que era una barra abierta, es decir, podían tomar todos los que quisieran, por lo que ambos planearon ir al terminar de comer. Los Forger hablaron de las buenas instalaciones y como las habitaciones eran lo suficiente cómodas y que podrían ir al casino en la tarde juntos.
Anya terminó de comer y observó a su pequeño hermano que le lanzó una mirada con intención. Ambos se levantaron directo a la mesa de postres, ambos observaron alucinados la gran cantidad de postres que había, dejando en claro el crucero de lujo que era. Tomaron un plato y comenzaron a tomar cosas que no sabían en cierta ciencia era pero iban a descubrirlo de la forma más antigua, probándolo. Anya vio una tartaleta con fresas que se veía deliciosa, estiró la mano para tomarla, pero la tartaleta desapareció, alguien la había tomado.
Giró su rostro para ver al responsable, a su lado estaba Damian con un plato en sus manos, un par de postres y en medio de su plato la tartaleta que ella había querido.
—Oye, eso era mío.
Él la ignoró adrede, ya que eran los únicos ahí y estaba todo en silencio. Damian observaba los postres y tomó un par más, por supuesto que él sabría que era cada cosa, era su día a día ese tipo de vida. Anya frunció el ceño ante la actitud de Damian.
—Oh, eso se ve realmente bien. —Alain miró el plato de Damian al pasar a su lado, miraba la tarta que Damian le había arrebatado a Anya.
El menor de los Desmond observó el plato de Alain que tanto como podía, claro que probaría de todo.
—¿Quieres un poco?
El niño asintió y Damian tomó un cuchillo de mantequilla cercano, partió la tarta y dejó la mitad de la tarta en el plato lleno del menor de los Forger, quien se animó y salió corriendo a la mesa. Anya contempló aquella escena con un gesto estupefacto, porque Damian había hablado con normalidad con su hermano, le había sonreído y peor aún, le cedió parte de su postre.
Damian la observó con indiferencia, desapareciendo cualquier gesto relajado o amable de su conversación con Alain y se alejó de ahí, regresando a la mesa.
Anya regresó sin disimular su enojo y encontró a Loid hablando con Damian con facilidad, le preguntaba sobre la escuela, sobre ser un alumno imperial y él respondía con una sonrisa cordial y tan amable como siempre, como si nada hubiera sucedido, como si Anya y Damian siguieran siendo amigos. Ella era la única que recibe sus miradas afiladas y su odio concentrado, a pesar de que él dijo que no la odiaría, su corazón se estremeció dolorosamente.
Él la odiaba solo a ella, ahora lo sabía.
Una vez que terminaron de cenar, Demetrius le sugirió dar un paseo nocturno y ella aceptó, porque quería caminar por el barco sin que fuera sospechoso. Demetrius habló sobre cualquier cosa, algo a lo cual Anya no prestó ni la mínima atención, sino que tenía activado sus habilidades, rastreando pensamientos, pistas o algún intento de secuestro, pero no encontró nada.
Todo parecía estar en orden, pero no podía confiarse, debía estar alerta.
Anya presionó los botones rápidamente, observando la pantalla mientras dirigía a su personaje para golpear al contrario, miró a su contrincante, Alain presionaba los botones con el ceño fruncido, negado a perder, ambos hermanos eran competitivos y no aceptarían una derrota. Sin embargo, unos segundos después, Alain soltó un grito de victoria y Anya estaba arrodillada, incapaz de contener la frustración de perder.
Estaban en el arcade del crucero, a sugerencia de Alain una vez que salieron de la alberca y de comer, quería jugar todo lo que podía ahí antes de la cena, solo tenían un poco de tiempo antes de ir. El día empezó con el niño queriendo estar en la alberca desde temprano, lo cual liberaría el resto de la tarde para otras actividades, algo que Anya aceptó.
—Vamos a jugar otro, Anya.
—Si, elige uno, ahora vuelvo.
Anya vio a su hermano pasando entre toda la habitación que estaba a oscuras, unas luces azules estaban rodeando el techo y de igual forma era iluminada por las luces de todos los videojuegos, dando una apariencia atrapante. Salió para conseguir algo de tomar, recorrió el pasillo y una tienda llamó su atención, la de recuerdos.
Decidió entrar para ver lo que había y hacerse una idea de que podría llevarle a Becky de recuerdo, se sorprendió porque habían demasiadas cosas de donde elegir, desde juguetes, camisas, además de accesorios varios, igual vendían cosas para comer, ropa, equipo de buceo, era tan variado. Se enfocó en unos llaveros, quizá eso sería bueno.
Levantó la mirada para ver si había algo de beber, cuando vio a un hombre caminar enfrente de la tienda, su corazón se agitó, bajó la mirada y justo encontró unos binoculares. Los tomó y se escondió entre una repisa, pero que brindaba un panorama para ver por fuera, se llevó los binoculares y buscó entre la gente, porque le había parecido ver al mismo sujeto que había ido a reclutar niños en la escuela de su hermano. Si él realmente estaba ahí, significaba que algo malo sucedería. Necesitaba saber que haría a continuación.
No podía ubicarlo, quizá se había salido al exterior, debería encontrarlo. Corrió hacia la salida con miedo de perderlo, hasta que una mano sujetó su brazo, frustrada por ser detenida levantó la mirada para ver qué sucedía.
—¿Acaso quieres irte sin pagar?
Anya abrió los labios cuando siguió la mirada de la empleada y observó los binoculares que sostenía con fuerza en su mano.
—Ah no, realmente no, es solo que lo he olvidado.
—¿Has olvidado pagar? —La mujer levantó una ceja, dejando en claro que no le creía.
—No, no, olvidé que lo tenía, realmente no quería robarme nada, solo tenía prisa.
La mujer tiró de ella hacia el área del mostrador que estaba hasta el fondo de la tienda.
—No pensarás que creemos algo como eso, has intentado robarlo.
—No, realmente yo no soy así, yo… —Anya observó a su alrededor en búsqueda de algo que pudiera utilizar para librarse de eso.
Miró a la salida, si se demoraba más él se iría, él iba a lograr su cometido. Desesperada intentó buscar algo y… lo vio pasar.
—¡Segundo!
Damian quien caminaba enfrente de la tienda detuvo su atención hacia el interior y sus miradas se encontraron un instante. Anya lo observó con los ojos suplicantes, esas miradas que en el pasado habían compartido donde podía comunicar mucho sin decir nada, la forma en que ellos se entendían como nadie más, Anya dejó en claro lo que quería “Ayúdame”
Él la observó un instante, antes de seguir su camino, dejándola sola, como si no la conociera.
Anya entreabrió los labios dolida de aquella indiferencia, cuando ella más lo había necesitado, a él podría darle lo mismo si le sucedía algo. Tragó saliva al sentir su corazón estrujarse ante la frialdad y las ganas de llorar la aturdieron. Pero no era momento de eso, debía salir de ahí. Debía pensar en algo, debía… vio una oportunidad.
Se dejó arrastrar, hasta que con un pie empujó una torre de peluches, que cayeron como avalancha por la tienda. Anya aprovechó esa oportunidad y salió corriendo, sin mirar atrás, escuchó los gritos detrás, pero no era momento de eso. Corrió tan rápido hasta que salió al exterior, en la zona de la piscina, miró a ver a todos lados, en búsqueda de ese hombre, pero no había ni rastros.
Recorrió todo el barco con la adrenalina corriendo por todas su venas, sin encontrar ni un rastro de ese hombre. Regresó a su punto de partida, la piscina y la frustración de que se le escapara de los dedos hizo brotar su ira, había estado tan cerca. Levantó su mirada furiosa, su única oportunidad se había perdido, dio media vuelta y caminó decidida hacia el área de dormitorios.
Observó la numeración de cada uno de ellos, hasta que encontró la que buscaba. Tocó efusivamente la puerta, con el ceño fruncido y la furia escalando por su garganta. Si la puerta no estaba ahí, iba a tirarla o buscarlo por todo el lugar, para hacerlo pagar. Sin embargo, la puerta se abrió.
—Madre yo no… —Pero Damian se cayó al ver que no era su madre quien estaba ahí.
Ante él estaba Anya con el rostro enfurecido, quien sin pedir permiso se adentró a la habitación, pasando por el espacio libre de la puerta.
—¿Qué crees que haces? —Damian retrocedió nervioso observando su habitación como si de pronto estuviera pequeña, pero se detuvo junto a la cama, ambos estaban lejos por dos metros de distancia
Anya lo encaró, acercándose y dejando ver su enojo.
—¿Qué hago yo? Mejor dicho ¿Qué demonios crees que haces?! —Su voz dejó en claro su grado de enojo, Anya no se enojaba con facilidad. — He intentado que en este viaje nos mantengamos con la mejor cordialidad, porque vamos a estar aquí días, pero tú, tú eres tan difícil.
—Vete de mi habitación. —Damian quería cortar las cosas ahí.
Caminó en círculos un momento en un intento de calmarse, ignorando sus palabras, antes de volver a mirarlo.
—Estaba en problemas ahí atrás, te llamé y a ti te dio realmente igual, necesitaba tu ayuda ¡pero simplemente me ignoraste!
Damian se había mantenido en silencio todo ese tiempo, pero al verse en esa situación, donde Anya estaba cerca a la puerta y que sabía que no lo dejaría escapar, no tenía muchas opciones. Pero las palabras de Anya encendieron una mecha que había cuidado con detenimiento.
—¿Y por qué diablos deberían ayudarte? —Damian la observó con el ceño fruncido, con la ira contenida, una que había estado guardando fuertemente en su interior. —Tú y yo no somos nada, solo eres alguien que conocí.
Anya sintió el golpe certero y fuerte en su pecho, que le quitó el aliento ante los ojos congelados penetrándola, él jamás le había hablado así. El dolor fue tal, pero logró recomponerse, porque al fin, después de varios meses desde que todo se fue al diablo, podía hablar con él o al menos tener una especie de interacción, por mala que fuera.
—Si tú me hubieras pedido ayuda aunque no fuéramos nada, te hubiera ayudado ¡pero tú, tú! —Anya sentía la adrenalina correr, porque no solo estaba enojada porque la había dejado a su suerte, sino que por su culpa aquel hombre se le escapó y las consecuencias de eso podrían ser letales. —¡Me abandonaste! —Anya avanzó hacía él, con las lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos.
No sabía si era la rabia, la forma en que él la miraba o por todo lo que había tenido que reprimir desde que su vida se despedazaba. Para su sorpresa Damian se adelantó, encarándola, lo suficiente cerca para que ella mirara aquella miel congelada, derretirse y dejar ver un calor sofocante.
—¡Tú me arruinaste! —El dolor fue claro en los ojos de Damian, su voz tembló por la cólera presente y como aquella herida que había cuidado, sangraba de nuevo, Anya quiso retroceder al escuchar la intensidad de la voz de Damian. —Durante todos estos años me entregué a ti, te di todo lo que era tú… ¡me dejaste solo!
—Yo no lo sabía, jamás dijiste nada. —Ella quiso defenderse.
Damian soltó una risa sarcástica.
—Todos lo sabían, todos eran conscientes de lo que sentía por ti. —Agregó en un susurro mientras pasaba su mano por su rostro, en un intento de controlarse — Siempre fui claro contigo Anya, durante todo este tiempo yo dejé en claro mis intenciones, hasta tus propios padres lo sabían, mi madre, todos. —Dejó salir un suspiro, no la había mirado en todo ese tiempo, pero lo hizo y Anya dejó de respirar al ver esa mirada rota.
—Si, pero tú siempre actuaste como mi amigo ¿Cómo podría saber que tenías otras intenciones?—Su voz sonó más débil de lo que pretendía ante esa contestación.
—Y realmente no hubiera estado mal que no sintieras nada por mi, desde el inicio hubiera aceptado mi lugar como tu amigo, realmente… pero tú… todo este tiempo me hiciste creer que quizá tú sentías lo mismo, actuando de esa forma, dándome entrada, y yo ingenuamente pensé que tú podrías corresponderme y lo di por hecho, ese fue mi error.
Damian se apoyó en la cama, sin mirarla, en algún momento los gritos pasaron a susurros.
—Si tú me hubieras dicho algo antes. —Anya intentó defenderse, pero su voz salió tan baja.
—¡Lo hice! te pedí que te quedaras conmigo, y aún así lo preferiste a él, entre todos a Demetrius —Presionó su mandíbula con fuerza.
—Yo lo siento… —Las lágrimas que había estado reprimiendo se derramaron por sus mejillas.
Damian dejó salir una risa de su garganta y la observó desde la cama, inclinó su cabeza hacia la derecha y dio un paso hacia ella,
—Lo sabías Anya, tú lo sabías, y solo disfrutaste de jugar conmigo todo este tiempo y aún así vienes a mi habitación a exigirme que te trate bien, a pesar de que destruiste todo lo que alguna vez habíamos tenido, tú nunca me quisiste.
—¡No es cierto! —Ella negó efusivamente. —Nunca he jugado contigo.
—¿Y qué demonios haces aquí? ¿no estás ahora con Demetrius?
—¿Y tú ahora no estás con Sigrid? —Anya levantó la voz, un disparo de adrenalina hizo que la ira regresara a ella, y más al recordar a Damian con esa chica. — Estás siempre con ella, yo intenté arreglar las cosas contigo, intenté hablar contigo cuando supe lo que habías querido decir en el baile, quise repararlo y tú simplemente decidiste irte con ella, tan fácil —La idea de que él estuviera con ella la estaba matando.
—¿Y qué? Es mi vida, puedo hacer lo que quiera y salir con quien me reconozca, tú seguiste tu vida, yo puedo seguir la mía, así que limítate a mantenerte alejada de mí, —Caminó hacia ella, Anya retrocedió de manera instintiva. — y ve con Demetrius, él seguramente te dio algo que yo jamás podría darte.
Anya intentó detener el avance, colocando sus manos en el pecho de Damian.
—¡Es que tú eres tan idiota! —Damian se sorprendió por el insulto un momento. —¡Sigues hablando y hablando, pero no me escuchas, he intentado hablar contigo desde hace meses pero tú siempre me mantuviste fuera, si fuera así las cosas se hubieran solucionado antes!
—¿Solucionado? ¿Acaso querías que me quedara callado y…?
Anya se estiró y sujetó su mandíbula, obligándolo a callarse y que la mirara, con su rostro contraído del fastidio, enojo e indignación.
—¡Si me hubieras escuchado meses atrás, lo sabrías, todas las veces que quise hablar contigo quería decírtelo, que al que quiero es a ti!
El silencio llenó la habitación un instante, esmeralda y ámbar encontrándose, en una lucha interna. Anya aun sostenía su mandíbula y Damian sostenía su muñeca con fuerza con la intención de sacarla de su habitación, las respiraciones agitadas por la discusión.
Damian fue el primero en moverse, en un rápido movimiento atrajo a Anya hacia él, colocó su palma en su mejilla y unió sus labios contra los suyos en un beso desesperado. Anya sintió su cuerpo chocar con el masculino, su mano presionando su cadera y atrayéndola lo más que podía hacía él.
Al inicio solo presionó sus labios contra los suyos, comenzó a moverlos con urgencia, desesperación, con todo lo que había estado reprimiendo. Anya siguió sus labios desesperados, ella misma compartía el sentimiento. La boca de Damian se abrió dejando salir su lengua y pidiendo acceso a la boca de Anya, quien la abrió y pronto sus lenguas se encontraron, profundizando aún más el beso.
Anya retrocedió en su sitio abrumada por el torrente de emociones que inundaban su cuerpo, sintiendo su cuerpo volar. Anya cruzó los brazos en el cuello de Damian, aferrándose a él, a no alejarse ni un centímetro, al sentimiento de Damian devorándola y a su corazón derritiéndose, queriendo estallar. Su cuerpo estremeciéndose y rindiéndose ante él. Damian la acercó aún más y pronto la cargó, ella rodeó sus piernas en su cadera.
Damian apoyó la espalda de Anya contra la pared, con sus labios moviéndose de manera dominante, entregándose a ese sabor, esa dulzura y deleite, algo de lo que había sido privado. Aquellos labios que ahora eran suyos, que lo hacían derretirse, que marcaría como suyos. Mordió el labio inferior de Anya y tiró de él, a lo que ella dejó salir un suspiro satisfactorio, un gemido que encendió el interior de Damian.
Él la observó contra la pared, con los ojos llorosos por haber llorado, su mirada entrecerrada y nublosa, sus mejillas sonrojadas y los labios hinchados, todo su interior se agitó fuertemente y los latidos ensordecían su audición. Su propia mente estaba nublada por sus propios deseos, por el momento que jamás pensó que se volvería realidad ¿acaso estaba soñando? debía escucharlo de nuevo, para asegurarse que todo ese momento era real.
—Dilo de nuevo.
—¿Qué? —Ella apenas pudo pronunciar algo, su voz se había perdido, no podía pensar con claridad.
—Dilo
Anya intentó pensar, sus manos estaban temblando y su propio cuerpo dolía por la lejanía de Damian, ¿qué quería? lo conocía desde niños, ¿qué podría querer? él…
—Te quiero Damian, te quiero tanto.
Los ojos ámbar se encendieron en un fuego desconocido para Anya, tan fascinantes y cegadores. Damian desapareció la distancia entre ellos de nuevo, y la besó con el corazón en la garganta, la cargó, dejándola caer en la cama sin dejar de besarla, recuperando todo el tiempo que no había saboreado ese dulce elixir. Anya se aferraba a él, a seguir sintiendo ese sabor, sus labios encajando con los suyos, fue consciente de cómo él acarició sus piernas descubiertas, por la falda que tenía ese día, con la yema de los dedos y eso la hizo exhalar de nuevo contra su boca.
Sus manos se movieron más arriba y se adentraron a su blusa de tirantes rosa y acarició su abdomen, Anya se estremeció. Damian se alejó para recuperar el aliento y dejó un camino de besos por la mandíbula y cuello femenino, Anya se estremecía a cada ligero roce, la mano acariciando, sentía su piel quemándose, quería más de eso, ella quería mucho más.
La mano de Damian subió más, sintiendo la tela del sostén, se alejó del cuello femenino y la besó de nuevo, adentrando su lengua de nuevo, entregándose a aquella llama interior que lo consumía. Pegó su cuerpo lo más que pudo al de Anya, cuidando de no aplastarla con ambas manos a cada lado de Anya. Ella fue consciente de la presión de su entrepierna y el calor interno fue mucho más fuerte.
—Damian
Aquella voz y tres toques en la puerta los hicieron parar abruptamente, quedándose quietos un instante.
—Damian ¿estas ahí? —Era Melinda Desmond, quien se quedó quieta esperando ¿acaso no estaba en su habitación. —¿Estás bien? No bajaste a cenar y pensé que quizá podría pasar algo.
—Si, estoy, solo tuve un poco de náuseas, pero ya estoy mejor. —Damian sabía que si no decía algo, su madre podría entrar y… él no cerró la puerta.
Todo se quedó en silencio y Damian se quedó quieto, con la mirada hacia la puerta, esperando, con temor a ser descubierto en ese momento.
—Si quieres yo podría…—Melinda escuchaba su voz un poco extraña, tomó el pomo de la puerta, lista para entrar
—¡No! estaré bien, de verdad.
Se quedó pensando un instante antes de dejar caer su mano e irse de ahí.
Damian apoyó la cabeza en el hombro de Anya, intentando regular los latidos de su desenfrenado corazón. ¿Tanto tiempo había pasado que se habían perdido la cena? Por supuesto que su ausencia fue notable. Levantó la mirada viendo a Anya tan inquieta como él, se levantó y se sentó a su lado y con su mano se cubrió los ojos ¿qué hubiera sucedido si su madre no aparecía?
—Yo creo que…. —Anya se incorporó sentándose. —Debería irme, si tu madre vino, muy seguramente mis padres estarán buscándome.
—Si
Anya se levantó, se acomodó el cabello y la ropa lo mejor que pudo con el espejo. Caminó a la salida pero se detuvo y volteó a verlo, sus miradas se encontraron, ambos se sonrojaron y Anya salió de ahí, asegurándose de que no había nadie, dio un par de pasos e ingresó a su habitación.
Se apoyó en la puerta y sintió su corazón latiendo fuertemente y una sonrisa escapó de sus labios mientras se dejaba caer hasta sentarse en el suelo.
¡No saben las ganas que tenía de soltar este capitulo! Hace tantos meses que tenía la idea y por fin pueden verlo, quisiera ver sus comentarios. Salió más largo de lo normal, por lo que me tomó mas tiempo pero al menos aquí aún es Domingo jajaja justo como prometí. Hubiera querido traerlo antes pero necesitaba que esta escena quedara perfecta.
¡Y justamente en conmemoración del día donde el damianya se hizo canon por la confianza de Anya a Damian para confesar lo de sus poderes!
Chapter Text
Anya sentía los latidos fuertes contra su pecho y no podía dejar de sonreír, se sentía tan extraña, algo que jamás pensó en vivir y que nunca fue de su importancia. No prestaba mucha atención cuando Becky hablaba de la serie que veía, porque le resultaban indiferentes… pero ahora ella podía entender un poco las cosas.
—¿Qué se supone que haces?
Eso fue suficiente para que Anya entrara en cuenta del infante que era su hermano recostado en la cama, viendo televisión. Sus piernas estaban apoyadas en la pared y veía la tele boca arriba, tenía una bolsa de frituras y varias barras de chocolate cerca.
—¿Cuándo llegaste aquí?
—Antes que tú, por supuesto —Alain giró los ojos ante esa respuesta tan obvia. —Me encontré a nuestros padres hace un rato, están buscándote, bueno a ambos, porque no fuimos a cenar.
Anya recordó que le había prometido a Alain que regresaría por él, se suponía que solo iba por un poco de agua. Sin embargo, todo se había descontrolado… a su mente regresó la escena que momentos antes había pasado en el cuarto de Damian y sintió el rostro caliente.
—¿Me delataste?
Alain sonrió de forma perversa, tan similar a la misma Anya, había aprendido de la mejor.
—Traidor. —Anya debía cuidar de Alain, por lo que dejarlo solo y que sus padres se enteraran la metería en problemas.
—Les dije que nos entretuvimos en el arcade y que fuiste por algo para comer. —En su rostro estaba escrito una frase “me debes una” —Pero me pidieron que te buscara, creo que quieren hablar con nosotros.
Anya sintió como el ánimo anterior se bajaba, porque eso no podía significar buenas noticias. Al menos su experiencia haciendo travesuras y su padre reprendiendola era un ejemplo. No sabía que tan urgente era, pero el ver a su hermano tan tranquilo viendo la televisión, le dejaba en claro que él no estaba para nada preocupado, quizá sus padres no estaban enojados.
Sabía que querían dar una buena imagen a la familia Desmond, a fin de cuentas los invitaron a ese viaje con los gastos pagados. Alain giró en la cama hasta ponerse de pie. Anya sabía que era momento de enfrentar lo que fueran a decirles, aunque el faltar a una escena no era un crimen grave, contaba que fuera simple curiosidad sobre porque no asistieron.
Salieron de la habitación y caminaron por el mismo pasillo hasta que alcanzaron la puerta de sus padres. Anya esperaba que estuvieran ahí, era de noche, aunque le pareció escuchar que irían al casino con Melinda. Levantó su mano para tocar pero se sorprendió al ver a Alain abrir la puerta sin dudar y entrar a la habitación.
En ese punto todo sucedió muy rápido, Anya vio a sus padres enredados entre las sábanas, quienes palidecieron a tal grado de verlos ahí, que Loid terminó en el suelo y Yor se escondió entre las sábanas. Anya inmediatamente cerró los ojos y cubrió con sus manos los ojos de Alain.
Anya había sido imprudente en el pasado, la experiencia de leer la mente y ver los pensamientos desagradables de sus padres fueron una de las principales razones para dejar de utilizar su habilidad con frecuencia y eso mismo la llevó a tocar siempre en la habitación de sus padres. Para buena suerte Alain nunca tuvo que pasar por ello, por lo que entrar de forma desvergonzada a las habitaciones de la casa era algo que hacía siempre y que sus padres aprendieron a la mala, pero al menos Alain aprendió a tocar en casa, a petición de su padre. Pero ahora estaban de viaje, por lo que el chico realmente no estaba pensando las cosas.
—¿Qué sucede? ¿Por qué me cubres los ojos? ¿qué están haciendo? —Alain se sentía confundido, intentó soltarse del agarre de su hermana pero ella era hábil.
Aún era lo suficiente inocente para no tener que preocuparse de eso, un privilegio que le fue arrebatado a Anya.
—¿Si saben que se les puede poner seguro a las puertas? —Anya se quejó.
—¡Anya, sal de aquí!
No tenían que repetirlo, Anya sacó a su pequeño hermano de ahí y regresaron a su habitación. Con eso podía dar por hecho que el que ellos no fueran a cenar era irrelevante, sus padres tenían otras cosas en mente.
Los dos hijos de la familia Forger entraron a su habitación y decidieron ir a dormir, Anya sabía que sus padres no se atreverían a mostrar la cara, al menos no esa noche.
Anya tomó asiento junto a su padre y a Alain, mientras los platos de comida estaban siendo servidos, se aseguró de los cubiertos en su plato.
—Es agradable verlos a ambos aquí hoy —Melinda se dirigió a los hijos de los Forger. —¿Muchas distracciones?
Se refería a su ausencia del día anterior, debió ser notable.
—Si, se nos fue el tiempo de prisa. —Anya admitió con nerviosismo.
Fue cuando desvió la mirada de Melinda, algo que estaba intentando no hacer y observó al hombre a su lado. Se encontró con los ojos ámbar fijos en ella e inmediatamente ambos desviaron la mirada. Anya sintió su corazón agitarse cuando los recuerdos del día anterior la atacaron.
Lo cual la llevó a preguntarse, ella se había confesado y Damian había demostrado que aún la quería por lo que ¿cómo debería comportarse? Desde que llegaron al crucero quedó en evidencia que ambos se ignoraban, un tema que nadie mencionaba… ¿no sería extraño que empezaran a hablar de la nada? A ella realmente no le importaba, pero se sentía tan nerviosa, si tan solo hubiera prestado atención a todo lo que Becky le decía del amor, sabría cual es el paso a seguir.
Se habían besado ¿ellos estaban saliendo ahora? ¿o fue un simple impulso? Sus padres se habían besado antes de empezar a salir formalmente, además que no sabía que podía significar para el mismo Damian.
—Tú ausencia fue lamentable. —Demetrius habló atrayendo su atención con un gesto afligido.
Anya lo escuchó, pero para su buena suerte los meseros vinieron con la comida, lo cual la libró de dar una respuesta. Necesitaba pensar en cómo debería tratar a Demetrius, si tan solo estuvieran en casa podría ignorarlo, como antes lo había hecho, pero estaban en medio del mar, no había donde escapar.
—Pronto el barco arribará en una isla, por lo que podrán explorar un poco antes de emprender el viaje de regreso. —Melinda se llevó la comida a la boca, al terminar siguió hablando de las opciones en la isla.
Aunque Anya no prestó atención, se centró en su comida y cada determinado tiempo su atención se dirigía al segundo de los hijos Desmond y en cada ocasión sus miradas se encontraban, como si de alguna forma estuvieran conectados y se miraban entre ellos al mismo tiempo. Eran miradas intensas, con tanto que decir pero sin idea de cómo decirlo y con cierta duda y timidez.
La comida terminó más rápido de lo que ambos quisieran y Anya se fue siendo tirada por Alain que le insistió con ir a la piscina. Quería practicar el buceo antes de llegar a la isla. Anya se dejó guiar, llegando a la habitación, cambiándose y esperando el tiempo suficiente antes de poder entrar a la piscina. Una vez ahí Alain pidió un visor y un respirador manual y practicó en la piscina. Anya se mantuvo a su lado antes de regresar a la silla donde dejó sus cosas, quería retocarse el bloqueador.
Se sentó y comenzó a colocarse en las piernas, siempre mirando de vez en cuando a Alain, hasta que una figura apareció ante ella y se sentó en la silla de frente, mirándola fijamente. Anya se sintió avergonzada, por lo que se obligó a seguir en lo que hacía.
—¿Dormiste bien? —Damian rompió el silencio incómodo, con lo primero que se le ocurrió.
—Si ¿y tú?
Damian asintió, ellos no habían hablado bien desde hace meses y el hecho de la pelea de ayer había cambiado por completo la relación mezquina que habían tenido. Parecía que regresaban al inicio de su relación, cuando eran niños.
—Me preguntaba si… quisieras hacer algo en la isla, conmigo. —Damian observó como Anya aplicaba la sustancia en sus piernas.
—¿Algo como qué?
—No lo sé, lo que tú quieras.
Anya contempló a Damian tan determinado con un sonrojo en sus mejillas y ella se sintió avergonzada al mismo tiempo. Se sentía tan fuera de si ¡ellos habían sido amigos durante tanto tiempo! La misma Becky había mencionado que ellos se comportaban como novios, solo faltaba la formalidad… ¿Por qué estaba siendo tan difícil? Y después él estaba siendo tan tímido.
—Todo suena bien si lo hago con el Segundo.
Damian entreabrió sus labios y el carmín en su rostro fue más evidente, ocultó sus ojos con su mano y maldijo. Anya terminó con sus piernas y se ocupó de sus brazos y sus hombros, solo faltaba su espalda, buscó con la mirada a su madre que dijo que podrían ir ahí, pero no había ni rastro.
—¿Me ayudas? —Le preguntó a la única persona ahí.
Damian la miró un momento antes de levantarse y sentarse en la misma silla que ella, a su lado. Tomó un poco de bloqueador, Anya le dio la espalda y él comenzó a aplicarlo con movimientos circulares, primero la zona de sus omoplatos y siguió bajando lentamente, tragó saliva en un intento de pasar el nudo en su garganta.
Acarició la piel expuesta de su espalda una y otra vez, hipnotizado. Anya sentía el calor abriéndose paso al contacto de las manos del Segundo que conocía tan bien y la forma tan delicada con que la acariciaba… sus manos que podían sujetarla tan fuerte y a la vez tan suave. Su cuerpo quería un poco más de esas caricias.
—Ahora puedo decir… lo bien que te ves con ese traje. —Anya tenía el mismo traje verde que el primer día.
Anya se estremeció al escuchar la voz de Damian por detrás, muy cerca de su oído y la propia respiración de él sobre su garganta… se sentía tan bien. Sus dedos presionando su espalda, siguiendo su figura y hundiéndose en su piel.
—Pensé que te era indiferente.
Damian colocó su mano encima de la de Anya y ella giró para verlo, sus miradas se conectaron y pudo ver aquella miel derritiéndose en la más suave y dulce mirada.
—No puedes hacerte una idea de lo mucho que me gustas, Anya.
Anya sintió su rostro caliente ante la mirada penetrante que la envolvía y cómo sus palabras hicieron que perdiera la fuerza de sus piernas. Sonrió y estiró la mano, rozando ligeramente, como un susurro, el pecho descubierto de Damian que había despertado su curiosidad el primer día ¿acaso eso le pertenecía? La simple idea despertó un ronroneo en su estómago, sintió como él se estremecía ante esa ligera caricia.
—¡Anya!
Ambos salieron de esa atmósfera al ver a Alain corriendo con los visores en la cabeza. Anya retrocedió dándose cuenta de sus actos anteriores y sintiéndose avergonzada.
—Dijiste que tú igual practicarías conmigo —Alain llegó ante los y fijó sus ojos rojos en Damian que se había quedado callado. —Ya era tiempo de que se arreglaran, no es lo mismo jugar solo con Anya en casa. —Alain siempre había demostrado ser bastante observador y perspicaz.
Damian sonrió, por supuesto que era consciente de que algo había sucedido. En el pasado Damian frecuentaba la residencia Forger mucho y jugaban todos juntos con el menor de los Forger. Además que era atento con él o le llevaba sus dulces favoritos o alguna cosa que él le pidiera. Por eso la ausencia repentina fue evidente. Damian le guardaba un gran cariño, por eso a pesar de los problemas con Anya, no ignoraba al infante.
Para Alain, la presencia de Damian era importante, estaba acostumbrado a tenerlo en casa, lo veía como un hermano mayor, que podía entender cosas que su hermana no sabía al ser mujer. Además que verlos discutir de vez en cuando era gracioso. Alain aún recordaba cuando dejó de ver a Damian en su casa y le había preguntado a Anya al respecto.
—¿Dónde está Damian?
Su hermana había optado por una expresión afligida antes de responder.
—Está ocupado, él no podrá venir. —Anya había intentando ser tajante, porque ella misma no sabía, Damian no le hablaba en la escuela a pesar de que ella lo buscaba, lo cual dificultaba que se arreglaran,
—¿Y cuándo vendrá? —Alain quería hablar con él de que había logrado defender a un chico de la escuela por los consejos que le había dado en el pasado.
—No lo sé, Alain.
Alain había visto el labio de su hermana temblar ante esa respuesta vaga, comprendiendo que quizá ellos habían peleado y que pronto se reconciliarían. Eso hacían sus padres cuando se peleaban, siempre a la mañana siguiente parecían más animados.
Porque sabía que Anya y Damian estaban saliendo o al menos le quedó claro por cómo los había visto tomarse de las manos o Anya acurrucándose en el hombro de Damian cuando veían películas, cosas que sus propios padres hacían.
No tenía ni una opinión de Demetrius, el hermano de Damian, no habían hablado más que un saludo, él siempre quería ver sólo a Anya. Por eso decidió esperar, aunque cuando pasaron los meses sus dudas se incrementaron más y más.
—Debemos recuperar el tiempo perdido — Damian acarició su cabello con un gesto fraternal.
Damian se levantó y regresó a la piscina junto con Alain, para aguantar la respiración bajo el agua y Anya se unió segundos después, disfrutando de esa tarde hasta que llegaron a la isla.
Alain fue el primero que se colocó una mochila con varias cosas en su espalda, como si fuera un explotador. Anya se encaminó con él y pronto vieron a sus padres que les dieron indicaciones de donde se verían más tarde. El pequeño de los Forger se adelantó por los pasillos del barco, hacia donde el flujo de gente descendía.
—No te adelantes mucho, Alain, espérame.
El niño se detuvo para ver a su hermana acercarse, esquivando a la gente a su paso.
—¿Vendrá Damian con nosotros?
—Si, dijo que nos vería en… —Anya giró en su búsqueda, se suponía que se verían abajo, pero considerando que solo había una salida, podrían verlo antes.
—Anya
La chica se quedó quieta al ver a Demetrius Desmond caminando hacia ella y miró a su alrededor, viendo a su hermano Alain igual quieto y a la gente avanzando, ella misma quiso dar la vuelta y alejarse, pero sería evidente sus intenciones.
—Demetrius, pensé que estarías ocupado el resto del día.
Él le sonrió, extendió su mano y acarició el cabello de Anya.
—Si, pero logré hacerme un tiempo para poder recorrer la isla contigo.
Anya tragó saliva ante esas palabras y lo que sea que eso podría significar. Alain se adelantó, la tomó de la mano y tiró de ello, lo cual fue su excusa perfecta.
—Lo siento, es que mis padres quieren un tiempo de calidad en familia, no vemos—Antes de que pudiera obtener una respuesta, Anya se perdió entre el mar de gente por la insistencia de su hermano.
Demetrius vio a Anya bajar con su hermano y cerca del acceso vio a Anya acercarse a alguien, intercambiar algunas palabras y pronto se alejaron por el camino principal y percibió cómo sus dedos se entrelazaron. Su hermano estaba siendo tan osado, meneó la cabeza hacia un lado y su sonrisa desapareció.
Anya fue con su hermano y Damian a conseguir el registro para bucear y pronto estuvieron bajo el mar, en una distancia mínima pero que les permitió ver muchos peces de colores, estrellas o moluscos, un espectáculo sin igual.
Alain terminó encantado por tan experiencia, había sido mejor de lo que había esperado.
Después de eso fueron a una excursión sobre unas cuevas encantadas en la isla, eran lo suficiente aterradoras para que varios salieran corriendo del recorrido cuando ingresaron bastante profundo en la cueva. Anya activó su habilidad descubriendo que solo había humanos porque no podía leer la mente de fantasmas ¿no? lo cual le dio la confianza de estar ahí, a pesar de que Alain los obligó a salir antes. Luego fueron a escalar por una montaña bastante empinada y de la cual descendieron por una larga cueva que despertó su adrenalina.
Cenaron todos juntos a petición de sus padres y con el resto de la familia Desmond. Anya se sentó junto a su hermano y su madre. Loid hablaba con Melinda sobre ir al casino esa noche como tenían preparado.
—¿Y ustedes tienen planes para hoy en la noche? —Yor le preguntó a su hija con interés.
—Iremos al espectáculo —Alain habló antes que Anya fuera consciente de la pregunta de su madre.
—¿Espectáculo?
—Si, habrá un espectáculo de circo en la noche.
Yor sonrió y acarició el cabello de su hijo antes de limpiar su rostro con una servilleta.
—Espero que se diviertan.
Alain asintió terminando su comida y después de eso fueron directamente al espectáculo, que estaba preparado en el patio trasero del gran hotel que había en la isla, hacia un sin fin de luces por ahí y por allá, iluminando el camino que estaba entre los árboles y había un gran escenario.
—Cuando dijiste que ya habías viajado en un crucero, te referías a este? —Anya le preguntó a Damian que estaba sentado a su lado y Alain estaba sentado junto a Anya.
Damian entendió que se refería a cuando eran niños y ella presumió que había ido a un barco similar.
—Si, era de la misma compañía, aunque en ese entonces no fue tan divertido como ahora.
Las luces se apagaron y pronto un hombre entró al lugar y comenzó a escupir fuego, dos personas más se le unieron e hicieron piruetas con varas de fuego, que destacaban más por la luz tenue. Ingresaron unos bailarines con trajes de luces quienes bailaron en el cielo, dejando en cada movimiento rastros de sus luces. Trapecistas, acróbatas saltando de grandes alturas, un dragón chino brillante y fuegos artificiales en el cielo, hicieron de ese espectáculo el mejor que Anya y Alain habían visto.
—¿Debemos irnos? —Anya observó cómo la gente se alejaba del lugar, pero decidieron esperar a que la entrada tuviera más acceso antes de moverse, de lo contrario podrían perderse.
—Quizá podríamos… —Pero Anya fue consciente de cómo el niño que había permanecido a su lado, estaba apoyado en su brazo con sus ojos entrecerrados. —Alain ya está cansado.
A pesar de la gran energía que un niño como él podría tener, tenía un límite. Damian lo cargó en su espalda y regresaron al barco, junto con varias personas más que habían llegado en el mismo barco. Pronto llegaron a la habitación de Anya y recostaron al infante entre las sábanas.
—Entonces ¿nos vemos mañana?
Damian pareció sopesar esa pregunta, como si le costara estar de acuerdo.
—¿Puedes quedarte un poco más conmigo? —Su petición fue una especie de súplica.
Una que Anya no era capaz de negarse al ver esos ojos ámbar derritiéndose ante ella, observó a su hermano durmiendo profundamente. Sabía lo mucho que Damian quería a su hermano pero no habían estado a solas desde aquel encuentro en la habitación de Damian ¿acaso quería que se repitiera? La simple idea la hizo sentir nerviosa.
Lo tomó de la mano y salieron de la habitación con la intención de no despertar al menor de los Forger.
—¿Qué tienes en mente?
—No tengo nada en realidad, solo quiero estar contigo —Se acercó y sostuvo su mano, Anya entendía que quería recuperar el tiempo perdido pero eso no lo hacía más fácil.—¿Tienes alguna idea?
Anya lo observó un momento y miró hacia atrás, no había nadie cerca.
—Si, realmente si —Anya le sonrió de esa forma extraña.
Convenció a Damian a ir a su habitación, algo que despertó los latidos estridentes del corazón joven de Damian ¿acaso ella…quería terminar lo que habían empezado antes? La simple idea coloreó su rostro, pero pronto vio a Anya rebuscando entre sus ropas con total comodidad antes de tomar un saco y se lo ofreció.
—Úsalo.
Damian no podía estar más confundido al respecto, por lo que abochornado por sus pensamientos, obedeció y dejó que Anya peinara su cabello durante un rato ¿acaso… había algo mal con su atuendo? Se había puesto una camisa blanca y se había arremangado las mangas hasta los codos.
Anya salió y regresó con un vestido más formal, el cual él no recordaba, ¿de verdad ella tendría algo así? era rojo y se adhería a su cuerpo, dándole una apariencia más sensual de lo que ella misma pretende. Damian se sonrojó y desvió la mirada, ¿qué es lo que pretendía?
Anya evaluó su trabajo realizado y sonrió satisfecha. Tomó a Damian de la mano y tiró de él, saliendo de la habitación, mientras caminaban por los pasillos del barco. Observó a Damian siguiendo sus pasos.
—El Segundo se ve realmente bien con traje, varonil y maduro.
Ese cumplido fue un golpe duro para el débil corazón de Damian.
Anya se detuvo y observó el lugar de su interés, el casino del barco. Miró a su alrededor en búsqueda de algún peligro, pero no había nada. A pesar de los acontecimientos que habían mejorado con Damian, Anya no olvidó su razón principal para ir a aquel crucero. Por lo que siempre activaba sus habilidades, lo hizo cuando descendían del barco, esperando encontrar alguna pista, pero no escuchó nada relevante.
Había podido activar sus poderes sin un dolor letal ni que le sangrara su nariz, era capaz de filtrar voces. Intentó recordar la voz de su interés, pero no parecía estar en ningún lado ¿de verdad había imaginado ver a ese hombre? Considerando lo obsesionada que estaba con el tema no le extrañaría pero… lo dudaba. Aún cuando regresaron junto con tantas personas y se cruzaron con varias más mientras llevaban a Alain, no encontró nada.
¿Cómo podría alguien esconderse tan bien en un barco? Debería habérselo cruzado en algún momento… Debía pensar en algún sitio donde él pudiera estar que ella no… hasta que lo escuchó en la cena a su padre cuando hablaba con Melinda.
El casino.
Anya sopesó formas en las cuales podría entrar y sola, pero nada vino a su mente. Pero cuando Damian le preguntó si quería hacer algo, no pudo evitar pensar en esa alternativa. Si ella iba sola iban a atraparla pero con él, que era mayor de edad, podría simular. Aún así se aseguró de vestirse lo suficiente bien para que su apariencia no los delatara, eso con ayuda de observar a su propia madre vestirse y pintarse, algo que ella misma recreó, hasta tomó uno de sus vestidos. Sabía que no lo notaría.
—¿Qué pretendes?
Anya lo observó y le sonrió con la palabra travesura escrita en su rostro.
—Quiero entrar ahí ¿aceptas la misión o acaso tienes miedo?
Damian entreabrió los labios y soltó una risa, porque sabía la obsesión de Anya por los espías. Rodeó su cintura con su brazo, pegándola lo más que pudo a su cuerpo y avanzó por el pasillo, directo hacia el acceso donde un hombre esperaba ahí. Damian adoptó la expresión más indiferente y arrogante.
Avanzó sin detenerse, con decisión, ambos sentían la adrenalina en sus venas. Anya ocultó su rostro en el cuello de Damian, debía fingir lo suficiente bien y por eso se había puesto un labial rojo, el labial ayudaba a verse mayor o eso es lo que Becky le había dicho.
Se detuvieron enfrente de la puerta cerrada y el guardia los evaluó de arriba hacia abajo en una espera agonizante.
“Por favor, que funcione, necesito entrar” Anya suplicaba en sus propios pensamientos.
El guardia, un hombre grande y calvo se estiró, quitó la cuerda de cuero que bloqueaba la entrada y abrió la puerta. Damian se adelantó sin mirarlo, con todo el desdén que su familia mostraba a las clases bajas y entraron a aquel lugar, siendo envueltos de luces y sonidos de máquinas.
—¡Funcionó! —Anya susurró contra el cuello de Damian.
—Si, pero.. —Tiró de ella un poco para que pudieran entrar con normalidad y claro, para que el aliento de ella no lo distrajera. —Fue demasiado arriesgado.
Anya sonrió y caminaron entre los pasillos, viendo a varias personas apostando en aquellas máquinas enormes, sonriendo al ganar o golpear las máquinas ante sus pérdidas y bajo los efectos del alcohol. Se detuvieron en unos sillones que estaban al fondo, donde otras parejas estaban ahí, hablando, tomando y jugando entre ellos.
—Sentémonos, necesito investigar a nuestro objetivo —Le sonrió con complicidad.
Damian negó con la cabeza y obedeció, pero la realidad es que Anya necesitaba concentrarse. Había demasiado ruido y tanta gente, que debía enfocarse, descansar un momento antes de poder rastrear lo que quería. Vio a su alrededor, como una mujer estaba detrás de un hombre y rodeaba su cuello por detrás, observando las cartas que tenía entre sus manos. Vio otras más sentadas en las piernas de hombres o a su lado, demasiado cerca.
Por lo que se sentó en las piernas de Damian.
—¿Qué crees que haces? —Damian habló tartamudeando, su corazón agitándose de repente, como si fuera a fallar en cualquier momento.
—Necesitaba mezclarme —Pero se sintió nerviosa.
Anya se quedó quieta, debía admitir que eso solo la hacía recordar momentos intensos con Damian, pero de verdad necesitaba dejar de pensar. Cerró los ojos un instante y activó sus habilidades, rastreando en todo el sitio, esa voz particular, si no estaba ahí, todo lo que había hecho estaría perdido. Todo en su mente estaba oscuro y las voces de la gente se veían como luces, muchos puntos en su oscuridad, como estrellas en el cielo despejado. Tenía que ir entre luz y luz escuchando las voces.
—Anya…
Ella ignoró a Damian, siguió en su labor, hasta que después de unos minutos… una voz llamó su atención. Abrió los ojos súbitamente, como si hubiera salido del mar después de estarse ahogado. Tomó una respiración y sus ojos esmeralda observó a la derecha, su mirada moviéndose entre toda la gente con rapidez, buscando, enfocando.
Hasta que en una de las mesas de apuestas de cartas, a varios metros de distancia, pudo ver a ese hombre, con una sonrisa cortes en los labios y cartas en su mano. Ahí estaba, realmente estaba ahí. Su corazón se agitó dolorosamente, lo había encontrado.
—Maldición, Anya, tenemos que irnos.
Eso la hizo dejar el objeto de su atención para seguir la mirada de Damian y ver a un par de metros a unos guardias hablando entre ellos y mirándolos. Los habían descubierto. Damian podía pasar desapercibido y demostrar una mayor edad, era lo suficiente maduro. Pero Anya tenía el rostro más joven, infantil y por eso había ocultado su rostro al entrar para evitar alguna falla.
Anya se levantó y tiró de la mano de Damian, caminando tranquilamente por los pasillos. Con un poco de suerte no los estarían buscando, pero cuando giraron y siguieron un camino diferente, vio como esos hombres de seguridad los seguían. Si, los habían descubierto. Aumentaron sus pasos, hasta que ella se detuvo súbitamente antes de atravesar un pasillo cuando vio a sus padres sentados en una de esas mesas de apuestas, con Melinda Desmond. Ambos maldijeron a la par, regresaron sobre sus pasos o al menos lo intentaron, porque los guardias estaban cada vez más cerca.
Era hora de huir, algo que los dos entendieron y corrieron por los pasillos, esquivando a la gente que pasaba, a los clientes, meseros con copas en las manos, era un completo caos. Los guardias los seguían de cerca, incrementando su velocidad. Pronto Anya decidió que no ganarían ahí dentro, entre tanta gente, salió del área principal recorriendo lo más profundo del casino, esquivando al personal, Anya podía sentir la respiración de esos en su nuca.
Vio una alternativa y la tomó, logró perderlos en una vuelta, tenía unos segundos antes de que aparecieran. Abrió la puerta del cuarto de servicio, empujó a Damian dentro y ella entró, cerrando la puerta rápidamente.
Ella apoyó la espalda en la puerta, con el corazón a punto de salirse por la adrenalina y la persecución y se quedó en silencio, esperando a que esos hombres se alejaran lo suficiente, cosa que no les tomó más de unos segundos. Fue en ese momento que Anya se relajó, confiaba en que los habían perdido, solo debían encontrar una forma de salir de ahí. No tenía ni idea de como, pero creía que podría hallar alguna cosa. Giró el rostro hacia Damian.
—Los perdimos, eso estuvo cerca…—Pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta al ver a Damian tan cerca, su brazo apoyado a un lado de su rostro.
Sus alientos se entremezclaban y el calor corporal de Damian la envolvió, su aroma tan particular que ella misma disfrutaba en demasía. Sus ojos se encontraron y sus corazones latieron más inquietos y dolorosos al sentir la tensión que flotaba entre ellos.
Anya se había preguntado después de aquel beso, cómo sería su relación a partir de ese momento. Obtuvo su respuesta tiempo después, cuando todo parecía exactamente igual a como habían estado, sin embargo, había un cambio significativo. Lo que el interior de Damian había guardado receloso durante tantos años, se filtraban entre sus labios, era más honesto con sus palabras.
La tensión era asfixiante, sus cuerpos casi se tocaban, el calor embriagador y antes de que ninguno de los dos pudiera pensarlo, sus labios se entrelazaron, sin saber quién dio el primer paso. Damian la aprisionó contra la puerta, junto con sus manos, sus cuerpos tan pegados como podían, y devoró aquella boca de la cual se había abstenido esas horas, su boca abriéndose paso y sintiendo la lengua contra la suya.
Las manos de Damian recorrieron el cuerpo de Anya sobre la ropa y lo bien que se ajustaba en ella y el calor era insoportable. Cortó el beso y hundió el rostro en el cuello femenino, embriagándose de su aroma, de su piel suave y dejando un rastro de besos. Anya misma en el calor del momento besó el cuello de Damian y lo sintió estremecer ante ese simple gesto, él acarició sus piernas cuando ella subió su pierna a sus caderas y sus labios se unieron en una danza necesitada y apasionada.
Fundiéndose en el sabor y suavidad del otro, en un desenfreno por saborear aquello de lo cual fueron privados durante todo ese tiempo.
Chapter Text
Sujetó fuertemente su mano y tiró de ella moviéndose por los pasillos, cuando vio una salida de emergencia, entró rápidamente y el aire acarició los rostros de ambos. Pero no esperó más, se siguieron moviendo alejándose del casino y cuando alcanzaron el cuarto de Damian fue cuando se permitieron respirar adecuadamente.
—Eso estuvo cerca.—Damian se apoyó en la cama, acostándose.
Anya sonrió divertida parándose enfrente de él y golpeó su rodilla con la pierna de él, llamando su atención.
—Fue divertido ¿cierto? —La adrenalina seguía corriendo por el cuerpo de ambos.
—Un día vas a matarme… —Damian apoyó su brazo en su frente.
Anya lo vio en la cama recostado, pero él pareció incómodo por la forma en que la miraba desde abajo y se sentó.
—Si eso te molesta, podrías alejarte de mí de nuevo.
Sus palabras parecieron ser un golpe para Damian, su mirada se oscureció un instante, estiró sus brazos y rodeó la cintura de Anya, la atrajo hacía él, ella quedó entre las piernas de él. Damian apoyó su mentón en el estómago de ella y la observó desde abajo. Sus ojos ámbar resplandecían.
—No digas eso de nuevo. —Su mirada era determinada. —He esperado tantos años por esto… jamás volveré a dejarte ir.
Anya entreabrió los labios sorprendida y sus mejillas se sonrojaron ante la intensidad de las emociones que se reflejaban en el rostro masculino. Eso detonó los recuerdos de una hora atrás, cuando estaban besándose en el armario a punto de ser descubiertos por los empleados del casino. Y aún así se habían entregado a la tensión del momento y a los sentimientos que habían estado latentes tanto tiempo.
Recordó la boca de Damian contra la suya y como parecía devorarla y Anya sintió un estremecimiento en su cuerpo y las ganas de volver a besarla la llenaron, por lo que se inclinó y tocó la frente de Damian con sus labios. Él se sonrojo evidentemente y la abrazó fuerte contra su cuerpo. Y fue la voz de la razón que llevó a Anya entender que si no salía de ahí en ese momento, él no la dejaría ir esa noche.
—Tengo que irme o Alain saldrá a buscarme o peor aún, mi padre y si me ve aquí…
Eso pareció suficiente para que Damian alejara sus manos, Anya le sonrió antes de dar la vuelta y salir de ahí. Su habitación estaba a tres habitaciones más adelante, por lo que no fue difícil llegar ahí, encontrando a Alain dormido de la misma forma en que lo dejó. Se deshizo del vestido que había tomado de su madre y se arregló para dormir. Al día siguiente regresaría a Ostalis, por lo que aún quedaba un tiempo para disfrutar con el Segundo, recuperando todo el tiempo perdido.
Por su parte Damian se recostó en la cama de nuevo, cubriendo sus ojos con su brazo y una sonrisa torpe en los labios ¿eso podría ser un sueño? ¿de verdad aquello que tanto había deseado desde hace años era real? ¿Ella realmente le correspondía? Aún recordaba su confesión en ese mismo cuarto y como sus labios se habían encontrado por primera vez y se había deleitado de su suavidad y textura.
Su corazón solía ante la idea, sentía que iba a explotar.
Un sonido en la puerta lo alertó, se sentó para ver a su madre, Melinda, ingresar a la habitación con una sonrisa en los labios.
—Madre
—No te he visto en todo el día —Ella se detuvo enfrente de Damian.
—Me he entretenido en la isla. —Lo cual no era mentira, pero sonrió inevitablemente.
Acto que no pasó desapercibido para su madre, el cambio de actitud de Damian desde el día anterior era evidente. El día de ayer lo había encontrado sonriendo en varias ocasiones en la comida y ahora parecía especialmente feliz. Sus ojos captaron algo en específico en el cuello de su hijo y una sonrisa divertida atravesó sus labios.
—Algo bueno ha sucedido ¿no?
Damian se sintió descubierto, su madre siempre había sido observadora.
—Si algo así.
Ella le sonrió, apoyó su palma en el hombre de Damian y se encaminó a la salida, pero antes de abrir la puerta se detuvo.
—Por cierto, tienes algo en el cuello.
Sin más salió de ahí, había visto a cierta chica salir de la habitación de su hijo antes que ella, por lo que podía intuir un poco lo que había sucedido. Sabía que su hijo era mayor, por lo que lo más que podría hacer era molestarlo, pero estaba realmente complacida de que al menos las cosas entre ellos se arreglaran.
Damian se extrañó por las palabras de su madre, por lo que se acercó hacia el espejo e inclinó su cabeza para buscar aquello a lo que se refería su madre. Fue cuando vio la marca de labial en la piel blanca de su cuello, era claramente una marca que unos labios con labial habían dejado. Recordó aquel momento en el armario y como sintió los labios de Anya sobre su cuello y eso lo había encendido más de la cuenta. Pero se obligó a sí mismo a detenerse, porque si seguían de esa forma iban a ser descubiertos, había cortado el beso, ambos recobraron el aliento y el raciocinio y les permitió salir de ahí antes de ser visto.
Su rostro se volvió carmesí al pensar en que su madre había visto eso, eso era tan vergonzoso ¿Cómo podría verla a la cara? Soltó una exhalación tímida pero aún así sonrió al ver la marca en su cuello, lo cual era una prueba de que todo eso era real.
Anya masticaba los huevos que su padre le había cocinado esa mañana antes de ir a la escuela. Las vacaciones se habían ido demasiado rápido, después de regresar del crucero, una semana más tarde era momento de regresar al Edén. Había hecho sus tareas los últimos días y había pedido la ayuda de Damian con algunas. La idea despertó un cosquilleo en su estómago, el hecho de que él estuviera en su vida de nuevo.
Como si todo ese malentendido hubiera sido un mal sueño.
Por su parte había recibido una o dos llamadas por parte de Demetrius, llamadas que Alain no le pasó por su petición. No había sido nada insistente, posiblemente porque las elecciones estaban a la vuelta de la esquina, una semana restaba para saber quién tomaría el control de Ostalis, lo cual tenía las cosas tensas en WISE.
Al terminar tomó el autobús que la llevaba al Edén y se sentó junto a la ventana. Fue cuando se preguntó cómo serían las cosas en el Edén. Había sido evidente para todos como él y Damian se habían separado, corrían muchos rumores al respecto, pero el hecho de que Damian saliera con Sigrid y ella con Demetrius era una realidad que todos habían aceptado.
¿Qué es lo que sucedería? Ella había decidido terminar con todo lo de Demetrius, porque había obtenido una pista interesante en el crucero, cuando vio a aquel hombre en el casino. Sus mayores preocupaciones era cuando y donde empezarían la replicación del Proyecto Apple. Aquel hombre en el crucero le había otorgado una respuesta, cuando leyó su mente.
“Está casi todo listo, si estos hombres aceptan el patrocinio, iniciaremos en dos semanas.”
Estaba a la vuelta de la esquina y aún debía saber donde se llevaría a cabo la operación, ella debería… pero sus pensamientos se detuvieron cuando el autobús se detuvo y se vio obligada a bajar de ahí. Se colocó la mochila en el hombro e ingresó al Edén, con la intención de encontrar a Becky.
Sin embargo su atención se dirigió hacia una figura masculina en la entrada del Edén y cómo le dedicó una sonrisa cuando la vio avanzar hacía él. La interceptó y tomó su mochila, como si fuera algo natural y la cargó en su lugar.
—¿Estabas esperándome? —preguntó con simpleza, aunque se sentía nerviosa de escuchar su respuesta.
—Ha pasado un tiempo desde que te he visto, te echaba de menos.
Anya rio ante su ironía, porque se habían reunido en su casa tres días atrás para que la ayudara con la tarea. Había cenado con sus padres, como si el tiempo separados no hubiera pasado. Caminaron el camino de la entrada y por el pasillo y fue cuando Anya se dio cuenta de las miradas fijas en ellos, la gente murmurando y con el rostro confundido de verlos ahí, de nuevo, como antes.
Ellos se odiaban a muerte o la gente lo aseguraba, cuando ella cambió a Damian por su hermano. Se sentía tan enferma de esos rumores, pero ahora ¿Qué estaban pensando?
“¿Han regresado?” “Damian es tan masoquista, ella volverá a romper su corazón” “Ella está probando a los dos, cuál le conviene o le gusta más” “¿No Damian estaba saliendo con Sigrid? “¿Como demonios sucedió esto?”
Las mentes eran tan ruidosas, pero de esa forma ingresaron al salón de clases, donde tomaron aquellos asientos que compartían en el pasado. Anya no sabía qué decir porque las voces taladraban su cabeza como miles de agujas.
—¿Te encuentras bien? —Damian pareció notar su gesto incómodo.
—Si, es solo que….
La puerta del salón resonó fuertemente atrayendo la atención de todos, ahí de pie estaba Becky con el rostro pálido, respiraba agitadamente lo cual dejaba en claro que había corrido hasta ahí. Vio a Anya y Damian sentados juntos y corrió hacia ellos, deteniéndose enfrente de Anya, con la conmoción en su rostro.
—¡Anya Forger! ¿Qué está sucediendo? —Su voz estaba entrecortada —Pero… antes de vacaciones todo estaba tan mal y ahora al llegar todos estaban hablando de eso y…
—Blackbell eres demasiado ruidosa. —Damian la interrumpió con la mano en su mejilla y observándola con fastidio.
—Cállate, no estoy hablando contigo.
Becky tomó a Anya de los hombros y la sacudió en un arranque de desesperación por entender que diablos había sucedido y como ella no había sido la primera en enterarse de eso.
—Anya no entiende a Becky.
Becky respiró profundamente y miró a su amiga fijamente.
—¿Te arreglaste con Desmond, acaso ustedes están saliendo? —El salón se quedó en silencio en ese momento.
—Si —Damian lo confirmó con ánimo.
—No — Anya negó con la cabeza.
Ambos se miraron a la cara con tantas dudas escritas sobre la respuesta del otro. Damian tenía el gesto más estupefacto que pudo ¿acaso... ella había dicho que no? ¿el hecho de besarse en el crucero, al grado de casi subir a un nivel incontrolable, tomarse de las manos no era prueba suficiente de que estaban saliendo? ¿Entonces que estaba esperando ella de todo esto? Pensó que las cosas por fin habían salido como él quería, que al fin estaban juntos, pero ahora todo parecía difuso.
—¿Qué? —Damian dejó salir esa pregunta en un suspiro. —¿Nosotros no…? Pero… —Damian se sintió derrotado al considerar todo lo que había sucedido en el crucero ¿eso no significaba nada para ella?
—El segundo no me lo ha pedido.
—¿Qué? —Tanto Damian como Becky se lo preguntaron al mismo tiempo.
—Pero, pero, nosotros… —Damian se sentía conmocionado y fuera de equilibrio ante la negativa.
—Mi padre le regaló un anillo a mi madre cuando le confesó su amor.
Damian abrió la boca para decir algo, pero en ese momento llegó el profesor de lengua clásica y aquel espectáculo terminó. Las clases iniciaron con normalidad. En la hora del almuerzo comieron como en los viejos tiempos, con Ewen y Emile más animados que de costumbre, todo avanzó de manera amena. Fue al salir de la última clase, deportes, que Becky tuvo el tiempo y disposición de hablar con Anya a solas, ya que el resto del día Damian no se había alejado de ella y ahora se quedó ayudando a guardar los materiales de la clase con sus amigos. Anya y Becky se cambiaron de ropa y se dirigen a la salida del Edén, cuando alguien bloqueó su camino.
Sigrid Schneider se detuvo enfrente de ella, con los brazos cruzados y dedicando una mirada feroz y arrogante a su amiga que estaba a un lado.
Becky sabía que el que estuviera ahí no podía ser nada bueno, por lo que tomó a Anya de brazo e intentó alejarse pasando a su lado, pero Sigrid impidió que pasaran.
—¿Qué te sucede, Schneider?
—Eso deberías preguntárselo a tu amiga ¿Qué clase de juego está jugando?
—¿Juego? —Anya no entendía a qué se refería.
Poco a poco los alumnos que se dirigen a la salida del Edén se detuvieron en torno a las mujeres, sin intenciones de perderse lo que fuera a explotar.
—¿Crees que puedes jugar con las personas y desecharlas cuando no te sirvan y buscarlas de nuevo por un poco de atención? —Ella le dedicó la mirada más mortífera que pudo. —Damian me había elegido a mí, él me pertenecía.
Anya levantó una ceja ante sus palabras.
—El Segundo no le pertenece a nadie, es libre de decidir por su cuenta. —Esa era una de las cosas que más había afectado al Segundo, como su padre los había utilizado para comparar o para obtener una buena imagen, sin darles una vida real.
Por lo que la simple idea de que esa chica pensara que podría tomar a Damian, la hizo enojar.
—¿Crees que Damian preferiría a alguien como tú, una plebeya sin clase, estatus y nivel? —Su tono de voz era letal, despiadado y con toques de burla. — Soy actriz, soy la heredera de una de las más grandes farmacéuticas, soy encantadora, tengo educación superior, nivel, elegancia y modales, estoy por encima de ti, soy una mejor elección.
—Y aún así, él me eligió a mí. —Anya respondió de forma pedante, con una sonrisa en su rostro.
En el pasado había permitido palabras y desplantes de Sigrid, sin darles una importancia. No les prestaba atención a ello en realidad, solo temía que Damian le dijera esas palabras, pero eso nunca sucedió. Lo había ignorado en el pasado, pero considerando que lo único que buscaba era humillarla, decidió que debía hacer algo para terminar con todo eso.
Eso solo hizo enfurecer a Sigrid quien presionó la mandíbula, sujetó la mano de Anya y tiró de ella, en un arrebato de ira, porque iban a quitarle aquello que había codiciado, había probado y que por derecho le pertenecía. Y si Sigrid quería algo, lo obtenía.
—Sigrid, detente. —Becky quiso intervenir.
Sin embargo, la mujer no pareció dudar de sus acciones.
—Solo eres un obstáculo en mi camino, uno que estoy dispuesto a erradicar. —Su voz era una amenaza directa, oscura y profunda. —Aléjate.
Sigrid se acercó y empujó ligeramente a Anya, Becky se acercó para intervenir, levantando una mano hacia la rubia. Sin embargo Anya adoptó una expresión seria e indiferente, de aquellas expresiones raras que solo ella podía hacer.
—Tu actuación fue plana e insulsa, no entiendes nada de lo que Bondman y fue evidente en la película —Hablaba rápidamente. —Saliste apenas unos segundos y tú presencia casi arruina la película y el hecho de que aparecieras fue gracias a tu padre, no por que lo hicieras bien, no tienes talento, solo tus padres tienen dinero—Tomó un poco de aire. —Y tienes que rogarle atención a Damian para que te mire.
Un golpe certero alcanzó la mejilla de Anya. Sigrid la observaba con el rostro enrojeció colérico e insostenible. ¡¿Cómo se atrevía a faltarle al respeto de esa forma?! Ella la aplastaría a ella y a su familia, se encargaría de destruir a esa plebeya. La gente alrededor contuvo la respiración.
Anya había virado el rostro por la fuerza del impacto, pero sonrió, porque eso no fue nada en comparación a la fuerza de su madre al entrenarla, había soportado peores cosas. Por lo que giró para verla, con esa sonrisa extraña de burla que hacía desde niña, dejando en claro que ese golpe no había sido nada. Eso pareció enfurecer aún más a Sigrid ¡¿estaba burlándose de ella?! que presa de la ira que nublaba su raciocinio de nobleza, le lanzó un nuevo golpe.
Súbitamente una mano firme sujetó el brazo de Sigrid, deteniéndose, fuertemente. Fue cuando Sigrid vio a Damian Desmond sujetándola, sus dedos presionaban con fuerza su brazo y aquella mirada mortífera, que era capaz de atravesar y destruirte. Ella dejó de respirar e intentó retroceder y fue cuando Damian la soltó.
—No te atrevas a volver a tocarla, Sigrid. —Se dio la vuelta asegurándose de que Anya estuviera bien, tenía la mejilla roja.
El rostro colérico de Sigrid desapareció al ver a Damian ahí, defendiéndola y la humillación se hizo presente. Damián la había buscado tiempo atrás, se había acercado, había sido amable con ella, demasiado amable para solo querer una amistad.
La frecuentó en el Edén y en su casa, fueron a la Premiere juntos, por lo que cuando ella pensó que al regresar de vacaciones podrían hablar de una relación más seria que terminaría en matrimonio… él simplemente desapareció. No la llamó en todas las vacaciones, por lo que verlo con Anya de nuevo, con todo lo que había pasado y al ser espectadora en como él la miraba, la ira la cegó indudablemente.
Anya había atrapado a Damian en su red de mentiras, ella que solo jugaba con los dos hermanos Desmond a su disposición. Y aún así, él la estaba defendiendo. Furiosa se soltó del agarre y lo miró acusadoramente.
—Ella solo va a jugar contigo, Damian, lo hará como antes y te desechará. —Tragó saliva en un intento de regular su voz. —¿Y aún así estás dispuesto a defenderla?
—Sigrid si tienes algún problema es conmigo, a ella déjala fuera.
—Te arrepentirás de esto Damian.
Sin más Sigrid se abrió paso entre la multitud y salió de ahí, con el orgullo herido. Jamás había vivido una humillación como esa, Damian Desmond era el mayor imbécil que había conocido y esperaba que se arrepintiera y que sufriera a manos de esa plebeya.
Observó fijamente su rostro, en especial la zona afectada que seguía roja. Le colocó la compresa fría que había conseguido en la enfermería.
—No es nada grave, estoy bien.
—Pudiste evitarlo ¿lo sabes?
Anya pareció pensárselo, porque era así, pudo esquivarlo con facilidad, pero estaba concentrada en molestar a Sigrid que lo pensó lo suficiente tarde. Además que podía pensar en una forma para contraatacar, pero sabía que sus palabras habían sido suficientes.
—Apenas me dolió —Levantó sus hombros.
Damian dejó salir un suspiro frustrado y se tocó el puente de la nariz, sin saber qué hacer. Había dejado a Anya un tiempo, jamás pensó que algo así sucedería. Había sido una cosa mínima, pero el que Sigrid se desquitara con ella ante sus errores, no era nada agradable. Podía entender su enojo, él había ignorado sus llamadas y ni aún cuando la vio en el Edén en la mañana la había saludado.
—Además que me siento un poco mal por ella. —Anya admitió mientras pasaba su dedo por el césped que estaba cerca, estaban refugiados en aquel que había sido su refugio. —Ella causó un daño colateral, a fin de cuentas tú la usaste para…
—Espera
Anya siguió la mirada del segundo que observaba a Jeeves de pie antes de ingresar al jardín del Edén. Damian se acercó corriendo a él y los vio hablar un poco.
La conversación quedó a la mitad, una conversación que habían tenido el último día del crucero, donde se encerraron en la habitación de Damian y hablaron de todos los malentendidos, dudas y aclararon todo lo que había quedado pendiente. Había mucho que contar en todos esos meses separados y comprender algunas acciones.
Damian regresó con una sonrisa en los labios, se sentó a un lado de Anya y le ofreció una bolsa, bolsa de regalo que momentos antes Jeeves tenía en la mano. La Forger observó el paquete y pudo ver en el rostro del Segundo que lo abriera. Curiosa vio dentro y encontró varias cajas de aquellos chocolates de lujo que anteriormente él le regalaba con frecuencia. Anya sacó uno de una de las cajas y se lo llevó a la boca, hace tanto que no disfrutaba de uno y el sabor del chocolate en sincronía con el maní deleitó su paladar.
—¿Qué es esto?
Damian entonces sacó una pequeña caja de la cual sacó un anillo plateado con un pequeño diamante en el centro. Anya observó cómo un tímido y sonrojado Damian tomó su mano y colocó el anillo en su dedo anular, observando la joya un momento, como si quería creerse lo que estaba sucediendo.
—No tenía mucho tiempo, así que espero que sea de tu agrado y que sea digno para dejar en claro que quiero estar contigo tanto tiempo como me lo permitas.
Fue cuando levantó su mirada, Anya lo observó a los ojos, luego al anillo en su mano y repitió esto tres veces más y estalló en carcajadas, acto que desconcertó por completo a Damian. Él se sintió insultado ¿acaso iba a rechazarlo de nuevo?
—¿Qué sucede Forger? —Lo preguntó temeroso de lo que eso podría implicar ¿acaso estaba perdiéndose de algo que había ignorado?
—Damian. —Ella dejó de reír y lo observó con una sonrisa divertida. —Solo estaba jugando, lo de mis padres y el anillo y el hecho de que no estemos saliendo, estaba jugando. —Sujetó la mano de Damian con la suya. —Yo no besaría a nadie que no quisiera y mucho menos a alguien con el que no estuviera saliendo, al único que quiero es al Segundo.
Damian se quedó quieto, porque al mismo tiempo había recibido un golpe a su orgullo por caer en la broma de la Forger y al mismo tiempo su corazón se estremeció al escuchar por segunda vez la confesión de Anya. Su rostro se volvió de un tono violento de carmín y se recostó en el césped, con el antebrazo cubriendo sus ojos.
—¿Qué voy a hacer contigo?
Se colocó los lentes cubriendo sus ojos y se aseguró que aquel cabello castaño sujetado en una coleta se viera real. Relajó su expresión antes de salir del baño y avanzar hacia la recepción de aquella gran empresa. Avanzó hacia la entrada, mirando hacia enfrente.
—¿Disculpa? —La voz de la recepcionista la detuvo.
Regresó sobre sus pasos intentando guardar la compostura y sin reflejar ni una emoción que delatara que temía que fuera descubierta.
—¿Si?
—¿Trabaja aquí? —La recepcionista observó a la mujer enfrente suyo, con los ojos oscuros, cabello castaño y una expresión indiferente.
—Oh si, soy la asistente del Señor Müller. —Habló con normalidad, como si fuera la cosa de todos los días. —Iré a una cita y me ha pedido que venga antes.
La rubia recepcionista la evaluó lentamente, intentando recordar, entre la gran cantidad del personal, a la asistente del ejecutivo mencionado. Una imagen vino a su mente y evaluó a la mujer enfrente ¿siempre fue tan baja?
—¿Xandra Wagner?
—Si, esa soy yo, Sandra Wagner.
—¿No era Xandra por Casandra?
Sintió un golpe en su pecho, lo había arruinado, debía solucionarlo como sea.
—Si, Cassandra pero mis amigos me llaman Sandra. —Se río en un intento de parecer despreocupada.
La mujer en la recepción revisó algunos papeles de accesos y papeles de los empleados de la empresa y algo llamó su atención.
—¿Acaso no te reportaste enferma?
Sintió el sudor bajar por su cuello, porque no contaba con que se reportara, solo sabía que no se presentaría al trabajo.
—Me he sentido bien de pronto, además que el señor Müller tenía una cita importante y era indispensable que viniera.
La mujer en la recepción entrecerró los ojos un instante, pero el elevador sonó y ambas vieron al hombre corpulento con barba y bigote avanzar hacia la entrada junto con dos hombres más.
—Ve, ve, él irá a una junta y si no vas, perderé mi trabajo. —Claro que sabía que sería su culpa por detener a su asistente.
Se adelantó hacia el hombre corpulento, quien la observó un momento antes de ignorarla, subiendo a su auto que los esperaba afuera, el hombre ingresó y ella lo siguió, sentándose enfrente de los tres hombres. Se centró en cualquier otro lugar en vez de mirar enfrente, porque sabía que no era conveniente. Aquel hombre despiadado solo manejaba a la gente como cosas de interés que podría utilizar, y ella que era una simple asistente, era mucho menos que algo de interés.
Sabía que no se daría cuenta de las discrepancias de su rostro, que quiso intentar imitar, porque no se fijaría en alguien tan insignificante, ni se sabía su nombre, mucho menos sabría cómo se veía de forma normal. Y eso era con lo que contaba.
El auto se detuvo y descendieron enfrente de un gran edificio hecho de cristal y un cartel con el nombre del lugar, Eplaire.
Anya había trazado este plan arriesgado para poder obtener la respuesta que le faltaba, el lugar donde estaban se llevaría a cabo la experimentación para el nuevo proyecto Apple. Sabía que estaban a días de empezar y la idea de imaginar a los niños sufriendo lo que ella… no la dejaba dormir tranquila. Por eso se decidió hacer algo tan peligroso, como rastrear a aquel hombre que vio en el crucero y en la escuela de Alain, se acercó lo suficiente para enterarse que tendría una junta final con unos patrocinadores ese día. Por lo que ella necesitaba un lugar ¿y qué mejor lugar para obtener que una junta final? Y el hacerse pasar como la asistente de uno de los patrocinadores, para ingresar a aquella junta.
No fue una tarea fácil, pero al ser la hija de Twilight, el de las mil caras, había aprendido algunas cosas de su padre sobre el disfraz. Y ese era un trabajo sencillo de infiltración si consideraba que sus objetivos no prestaba atención a su asistente, su padre si había tenido grandes retos de infiltración, lo suyo era un juego de niños, pero arriesgado.
Fue cuando se dio cuenta de que los hombres se habían adelantado y corrió detrás de ellos, sujetando los lentes para que no se terminaran cayendo. Al verlos la recepcionista del lugar, se levantó de pronto y guió al señor Müller por el edificio, subiendo por el elevador hasta llegar ante una gran puerta de madera. Cuando se abrió es que Anya vio a varias hombres y algunas mujeres rodeando toda la mesa, y en la cabeza estaba aquel hombre, el que dirigía el proyecto Apple
Bastian Fischer.
Él hombre pasó unos documentos en sus carpetas con los pormenores de Apple. Ante la implicación Anya se sintió mareada, sus piernas temblaban ¿qué sucedería si la descubren ahí? ¿sabrían que era ella? Por supuesto que lo sabrían, ella había sido la única que parecía desarrollar habilidades, de las pocas que habían sobrevivido. No quería ver su expediente, quería salir de ahí, pero debería soportar, aguantar. En la sala no vio a nadie conocido, a ninguno de los científicos que habían “cuidado” de ella mientras estuvo involucrada o que la forzaban a estudiar o a aquellas pruebas.
—¿Qué haces ahí de pie? tráeme mi bebida. —Escuchó a Müller hablarle y eso la hizo salir de aquella burbuja agonizante.
Ella simplemente asintió y salió de ahí, sabía que el hombre solía tomar alcohol en esas reuniones por lo que se acercó a una secretaria y se lo pidió, esperó con la ansiedad subiendo por su columna, si no llegaba a escuchar lo que había ido a buscar, no tendría sentido la infiltración. La secretaria tardó varios minutos en ir a la cocina donde obtenían las bebidas y bocadillos y Anya cada vez perdía la paciencia. Cuando vio a la secretaria moverse hacia ella se adelantó, casi le arrebató la copa y entró a la sala de juntas de nuevo.
Se acercó a Müller y dejó la copa a un lado, observó alrededor en búsqueda de una pista sobre qué fue lo último que habían hablado.
—El lugar donde se llevará a cabo es Schloss Burg, un castillo a las afueras de la ciudad en algún momento ocupado por duques hasta la ocupación nazi en la segunda guerra mundial, su estructura se adecuó para el desarrollo de experimentos conductistas y es perfecto para nuestros intereses.
Anya vio desde su lugar detrás de Müller la residencia y ahí escrito, la dirección, la cual se aprendió de memoria, no quería dejar ninguna evidencia de su presencia. Su “jefe” giró para verla, con un gesto pedante.
—¿Qué haces aquí? lárgate.
Ella salió de su conmoción y asintió antes de salir de la sala de juntas, sin ser notada por nadie. Una vez ahí, se adelantó al baño cercano, se encerró y observó su reflejo. Tenía el rostro pálido y sus manos temblaban, nada que involucrara Apple podría mantenerla tranquila, solo desataba sus peores recuerdos.
Intentó calmarse, recobrar la compostura y cuando salió del baño vio a los hombres salir de la oficina, la junta había terminado. Se adelantó siguiendo a Müller, regresaron sobre sus pasos a su compañía e ingresaron a aquel edificio, lo siguió hacia su oficina, tomando el asiento detrás del escritorio de la asistente real. Encontró los documentos que le pidió su jefe, le ayudó con su agenda y hasta que fue su hora de descanso.
Anya en ese momento caminó fuera del edificio, ingresó a una cafetería, fue directamente al baño donde se deshizo de la peluca, la ropa y los lentes, de todo rastro de su disfraz hasta obtener su apariencia normal. Sin esperar tiempo salió de ahí y se alejó del lugar tanto como pudo con la discreción pertinente. sonrió con miedo y emoción de haber obtenido la última pieza para poder detener el Proyecto Apple.
Ahora solo tenía que ir al lugar pactado aquel día y buscar la manera de entrar, algo en lo cual se preocuparía después, había en cosas más importantes en las cuales centrarse, como en las votaciones que tendrían lugar al día siguiente y que podría cambiar el curso de las cosas y el destino de Ostalis.
¡Hola! Solo paso informar por aqui que estaré subiendo a diario capítulos de Haunted para poder terminar la historia esta semana, asi que se viene un maratón, estaré subiendo los capitulos por la noche, hora México ¿Estan emocionados y preparados? ¡Yo esperaré entusiasmada sus comentarios.
Chapter Text
Anya se sentó en la fuente que estaba en el parque para descansar sus piernas y sentir el aire fresco que llegaba por el agua de la fuente. Observó su reflejo en el agua y las orejas de felino que adornaban su cabeza, le había gustado apenas las vio y no había podido resistirse.
Levantó la mirada para ver llegar a Damian con una botella de agua y una sonrisa torcida.
—Tú rostro está rojo. —Él señaló apoyando la botella de agua fría en su rostro, gesto que hizo cerrar los ojos de Anya.
—Quizá es por lo adorable que el Segundo se ve con esas orejas. —Realizó su sonrisa extraña.
Eso hizo a Damian sentirse abochornado y retirar las orejas que había olvidado quitarse, similares a las de Anya. Ella había insistido tanto en que ambos las compraran en el zoológico en aquella cita que habían acordado el sábado. Sería su primera cita formal y Anya había sugerido el zoológico, hace un tiempo que no iba y podría hacer cosas interesantes.
Habían recorrido el lugar deteniéndose en cada espacio, observando el comportamiento animal, comiendo golosinas y Anya lo arrastró al espectáculo de pingüinos que había, que le recordó cuando logró detener a un malo cuando lo visitó con sus padres hace diez años. Le gustaban mucho los pingüinos y su peluche en su habitación lo confirmaba. Habían terminado mojándose en la fuente interactiva del lugar y comieron los almuerzos que Anya había hecho con ayuda de su padre. Damian estaba muy animado.
—¿Quieres comer algo más? —Sabía que habían comido varias cosas en el zoológico pero la idea de complacer a Anya no lo abandonaba.
Damian se sentó a su lado, ella tomó la botella de agua y dio un largo trago, era refrescante para el calor que había en la ciudad aquel día.
—No, estoy bien… además ¿no tenías que irte? —Damian había mencionado un compromiso que debía arreglar.
—Sí pero… — La realidad es que no quería irse.
Anya se acercó dándole un leve beso en los labios, acto que sorprendió a Damian y que sonrió después de dejar atrás la conmoción. Se levantó, se acercó y la abrazó fuertemente, asegurándose de captar el perfume del shampoo que ella utilizaba y su propia esencia.
—Puedes venir a casa mañana, si quieres. —Anya lo invitó, podrían utilizar la excusa de las tareas de ser necesario si sus padres decían algo.
—Cuenta con ello. —Damian acarició su mejilla. —¿Seguro que estarás bien regresando a casa? Puedo pedirle a Jeeves.
—Estoy lo suficiente cerca, no te preocupes.
Anya se levantó y se despidió de Damian mientras lo veía alejándose por las calles. La Forger caminó en dirección contraria de donde él se había ido, hacia su casa, atravesando el parque y saliendo a la calle principal. Había sido un gran día, se arrepentía de que terminara de pronto por las obligaciones de Damian.
Sus ojos esmeralda captaron las tiendas al pasar, serían una buena opción para ir con Damian a comer otro día y… mierda.
Vio avanzando una figura alta y masculina hasta su ubicación, con toda su atención fija en ella y sin encontrar ni una forma de escapar. Demetrius Desmond se acercó con una sonrisa torcida y todo el encanto que lo envolvía, cualquier mujer caería a su amabilidad y caballerosidad que solía mostrar la mayoría del tiempo. Todos menos Anya, que había estado ignorando las llamadas y en alguna ocasión fue a verla a casa y tuvo que sobornar a Alain con chocolates para que la salvara de ese encuentro.
Había tomado toda la distancia que pudo, porque algo en ella le decía que si ella hablaba directamente con él sobre “romper” aquello que tenían, que en realidad no había nada por su parte, él no parecía un hombre que aceptara una negativa, no siendo un candidato con prestigio y mucho menos con las elecciones tan cerca, él parecía más explosivo últimamente. Lo mejor era cortarlo de raíz y alejarse, siguiendo su vida. Por lo que encontrarlo ahí era lo peor que pudo pasar, había sido tomada por sorpresa y no tenía ninguna excusa preparada.
—Anya —Él se detuvo cuando llegó enfrente suyo. —Ha sido imposible contactarte. —Él estiró la mano para acariciar su mejilla en el mismo lugar donde Damian la había tocado momentos atrás.
Sin embargo, ella logró apartar su rostro antes de que la tocara, lo cual no pareció agradarle.
—Lo siento, he estado tan ocupada con los exámenes que no he tenido tiempo de nada. —Esa era su oportunidad. —Por lo que tengo que regresar a casa, lo siento.
Intentó pasar a su lado, pero él la sujetó del brazo, impidiendo su avance y aquel acto dominante solo remarcó el malhumor que ocultaba detrás.
—O quizá ¿estás evitándome?
Él le dedicó aquella sonrisa encantadora que lo representaba, aunque había algo oculto en la curvatura de sus labios. Su agarre era fuerte, posesivo y la estaba lastimando.
—No, no es nada de eso, estás equivocado. —Intentó soltarse sin éxito, era fuerte.
—Me alegra escuchar eso, querida, he sentido tu ausencia más que nunca considerando toda la presión con la que he lidiado solo. —Él acarició su cabello. —Necesitaré todo tu apoyo el día de los resultados de las elecciones. —Él soltó su agarre y acarició su brazo con ternura.
Anya presionó los labios sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo ¿cómo podría salirse de eso? Por este tipo de actitud de Demetrius es por la cual había estado evitándolo, ya no lo necesitaba. Se había mantenido a su lado para obtener información del Proyecto Apple, pero ahora que tenía lo suficiente, no tenía razones para seguir a su lado.
—Yo no creo que mis padres estén de acuerdo, lo siento, ese día tendré escuela. —Anya caminó dejándolo con las palabras en la boca, debía salir de ahí.
De pronto sintió a Demetrius abrazar su cuerpo por detrás y pegándose a ella, en un acto que en exterior se podría ver amoroso, pero ella se sentía inquieta.
—No puedes negarte —Su voz era fuerte, más que nada como una orden disfrazada de amor. —No puedo hacer esto sin ti, solo será una celebración en la mansión Desmond, de verdad te necesito a mi lado.
Anya tuvo una revelación, porque aquello podría aprovecharlo a su favor para su plan. Había tantas cosas en juego y sería muy arriesgado, pero era lo que tenía. Demetrius la soltó para verla de frente y Anya simplemente asintió.
—Bien, te apoyaré en esto.
Él simplemente sonrió de esa forma tan sencilla, parecía que le habían dado la mejor noticia.
Anya se dejó caer en su cama ¿había sido correcto aceptar esa invitación? Todo en ella le decía que no debería hacerlo, que debería alejarse, pero había cosas que se anteponían a sus deseos. Porque sabía que Demetrius tendría algo que ver con el proyecto Apple y el estar ahí, en la residencia Desmond sería beneficioso para sus planes.
Dejó salir un suspiro y levantó la mano para ver el anillo que Damian le había dado, aquel que le dio por una broma suya y que quiso devolvérselo.
“—Consérvalo, a fin de cuentas en el futuro lo cambiaré por otro…este es una promesa”
Recordaba su rostro totalmente avergonzado por su proclamación y desde que se lo dió lo utilizaba todos los días. Se levantó para dejarlo en su tocador con el resto de sus cosas, hasta que algo llamó su atención, aquel collar que Demetrius le dio y que era una reliquia. Ella había dejado de utilizarlo desde antes de la Premiere ¿debería devolvérselo el día del resultado de las elecciones? Había pensado en tirarlo pero al ser algo que había pasado por generaciones por la familia Desmond no lo vio bien.
Dejó el anillo y abrió su cajón para dejar los prendedores que solía usar en el cabello, cuando algo llamó su atención. El monitor de recepción que había utilizado para escuchar a Demetrius en el auto. Lo había estado usando cada día, verificando si se enteraba de algo de interés, sin éxito. No había nada, él parecía demasiado cuidadoso con sus llamadas. Solo lo escuchaba hablar sobre las reuniones del partido, viajes para conocer distritos o sobre meetings o estrategias que podrían llevar a la población de su lado.
Nada realmente interesante, considerando que quedaban, mañana eran las votaciones y tres días después se enterarían de los resultados, aquello que definiría el camino de Ostalis.
Por eso mismo esos últimos días había estado escuchando desde que llegaba del colegio, necesitaban un poco de información o un golpe de suerte, no había tiempo. Lo tomó, llevándose los grandes audífonos a las orejas y se sentó en la silla mientras encendía el monitor. Al inicio no hubo nada más que silencio, ese era uno de los contratiempos, que en varias ocasiones él no estaba en su auto. Estaba por quitárselos para intentarlo después, cuando escuchó un golpe ¿había sido la puerta al cerrarse?
—A la mansión. —Ahí estaba Demetrius, como siempre.
El silencio llenó el automóvil, ni un solo ruido. Anya se sentía frustrada, de verdad necesitaba algo, un poco y…
—Hay que plantear cualquier posibilidad y estar preparados para lo inevitable.
Su corazón tembló cuando escuchó una segunda voz en el auto, entendiendo que no estaba solo. Sus manos sujetaron los audífonos en su cabeza.
—Estamos preparados para ello, como lo ha indicado, lamentablemente no hemos podido frenar a WISE, sin embargo, contamos con la victoria, las estadísticas se inclinan a mi favor.
—La confianza es la excusa para la mediocridad, las acciones aseguran el éxito deseado. —Su voz era letal, severa y humillante, dirigida a su primogénito. —¿Está listo?
Era Donovan el que acompañaba a Demetrius en el auto, por fin hacía su aparición.
—Estamos en eso, padre. —Demetrius se quedó un momento en silencio. —Y ante cualquier desventaja, podrás detonarlas, lo cual nos dará la delantera ante el evento sorpresivo y controlar a la población en el peor de los escenarios.
—No aceptaré ninguna equivocación Demetrius, espero no me decepciones.
—Cuente con ello.
El auto se detuvo y el silencio al otro lado envolvió a Anya totalmente mientras aquella plática daba vueltas en su cabeza una y otra vez, su corazón latiendo estridente. Ellos habían estado hablando de medidas a tomar en caso de una derrota, algo que no contaban, ya que como lo había dicho Demetrius, un gran sector de la población parecía apoyarlo, gente que estaba en desacuerdo de los enfrentamientos aislados por Ostalis y como aparecían cuerpos muertos.
Agentes de WISE que estaban siendo cazados o algunas bajas de los grupos radicales. La tensión y el avistamiento de una guerra cada vez más una realidad.
Demetrius proponía el terminar esos enfrentamientos y traer una paz a Ostalis, eso había bastado para atraer a varios simpatizantes, aunque muchos otros se preguntaban cómo podría prometer algo tan ambicioso. Su victoria no calmaría a las masas, las alteraría más, por lo que la gente que no lo apoyaba mencionaba que cometería acciones radicalizadas para traer la gran “paz”, su discurso era demasiado atrayente pero con tantas incongruencias.
Y ellos lo sabían, por eso tenían un plan de respaldo, por supuesto que Donovan no esperaría paciente por los resultados, estaba dispuesto a actuar como fuera necesario. Habían mencionado detonaciones y había una sola cosa que se relacionaba con ello. Sintió la sangre bajar de su cabeza y un estremecimiento recorrió su columna.
Ellos colocarían bombas en la ciudad y con ello asegurarían la victoria.
La puerta en su habitación sonó dos veces y la hizo sobresaltar, la adrenalina corría por sus venas, el miedo, temor y como todo eso parecía estar realmente mal. Vio el rostro de su padre aparecer por la puerta.
—Anya, la cena está… —El rostro pálido y sus ojos descolocados de su hija mayor alertó al espía, quien entró a su habitación. —¿Qué sucede Anya?
—Ellos… —Eran tantas cosas que procesar que apenas encontraba su voz, respiró profundamente. —Han colocado bombas en la ciudad y las detonaran en caso de perder las elecciones.
Loid observó a su hija un momentos antes de torcer la boca, un movimiento desesperado, pero que esperaría, Donovan no aceptaría una derrota y haría lo que fuera para alcanzar el poder y destruir a Westalis. Maldijo, eso tenía tantas implicaciones.
—¿Estás segura?
Anya asintió dos veces antes de que su padre acariciara su cabeza en un gesto consolador. Ella le contó todo lo que había escuchado y que las colocarían por la ciudad.
—Hemos averiguado el lugar donde Donovan se esconde, solo es cuestión de tiempo, pero actuaremos un día antes, para tomarlo desprevenido, así que puedes estar segura.
—Yo puedo…
—No, tú no harás nada, esta no es tú misión y necesito mantenerte a salvo, sino nada tendría sentido, por lo que prométeme que te mantendrás lejos de todo esto y aún más de los Desmond.
Loid se alejó manteniendo la puerta abierta y Anya se quedó quieta realmente confundida por la advertencia filosa de su padre.
Loid presionó fuertemente su mandíbula al observar el mapa sobre la mesa, el panorama no era nada favorable. Lo que Anya le había contado modificaba en gran medida sus planes. Habían estado cazando a Donovan y la intervención de un personaje clave que los ayudó a dar con la ubicación de Donovan había barajado las cartas a su favor… pero debió suponer que él no se quedaría tranquilo esperando ser atrapado.
Una guerra se cernía sobre sus hombros, una que estaba latente desde hace años y que actualmente explotaría de cualquier forma. Si Demetrius ganaba, la población y el propio gobierno actual se hubiera alzado para detenerlo y si Demetrius perdía, Donovan actuaría en respuesta. Todos sus esfuerzos para evitar el levantamiento armado se fueron a la basura y la solución ahora era actuar de tal manera que asegurara la menor cantidad de bajas.
Su prioridad era encontrar los agentes explosivos, por lo que esa noche había movilizado a los agentes de WISE para barrer la ciudad y estar atento ante cualquier movimiento sospechoso. Según Anya apenas los estaban colocando, por lo que podrían encontrarlos en el acto y detenerlo, sin embargo, esa noche no habían obtenido resultados favorecedores.
Y si eso no fuera lo suficiente alarmante, su principal objetivo actual eran las votaciones.
Las cosas estaban lo suficiente tensas y con Donovan buscando desesperadamente el control, era esperado que intentaran algo en las votaciones. Y eso tenía alarmado a todo WISE, por lo que aquella mañana desplegaron a los agentes en toda la ciudad, monitoreando los sitios de votación, atentos a cualquier evento extraño o percance. Estaban preparados para actuar de ser necesario.
Adicional tenía el apoyo de Seguridad Estatal que se habían vuelto aliados de WISE en algunas operaciones, a pesar del disgusto de Yuri, quien escupió espuma al enterarse de quién era Loid, pero considerando la situación actual de Ostalis no tuvo más remedio que unir fuerzas para mantener unidas las cosas.
Ahora estaba sirviendo de apoyo para cuidar los sitios de votaciones y los mismos agentes de WISE colaboraban al mismo tiempo que rastreaban a los agentes de Demetrius a órdenes de Donovan con las bombas.
Si no encontraban las bombas a tiempo, a palabras de Anya, Donovan tendría acceso a ellas, por lo que lo más factible era obtener la información de su ubicación cuando fuera por él, eso reduciría aquella búsqueda absurda similar a buscar una aguja en un pajar. Aún así no quería confiarse y por eso seguían movilizándose.
Los Desmond eran una plaga que debían erradicar.
Ahora que las cartas habían salido de la mesa y que dejaban en claro que Demetrius seguía las órdenes de su padre. Aunque Demetrius era una ficha, una carta que Donovan movía a su favor, habría que tener cuidado. Sin embargo su prioridad era Donovan y él se encargaría de detenerlo.
Y Damian…
—Se registran usuarios peligrosos en la casilla ubicada al norte.—La voz del agente Moolight resonó la radio lo alertandolo, sacándolo de sus pensamientos.
Loid salió de la base de Wise, descendió hasta alcanzar la calle y moverse hacia el lugar mencionado. Por suerte estaba cerca y si había que intervenir, prefería hacerlo. Varias personas se movían en sentido contrario después de votar y otros se movían en su propia dirección, era una ola de gente que no esperaba. Avanzó lentamente hasta que vio la casilla y más adelante captó el objetivo de interés.
Un grupo de cuatro hombres con gorras, lentes y un gran abrigo, eso no parecía nada que podía tomarse a la ligera. Avanzó entre la gente hasta colocarse cerca de ellos, observando sus movimientos, cada respiración. No debía alterar a la gente alrededor, las votaciones debían avanzar de manera eficiente y tranquila, sin percances. Por eso mismo Fiona cuidaba al candidato que Ostalis apoyaba, Wallace Mcphee, representante del Partido Democrático.
WISE y el gobierno en sí estaban buscando toda la transparencia de las elecciones, respetando la opinión de la población. Adicional que a pesar del despunte reciente del Partido de Unión Nacional al tener un candidato carismático como Demetrius, la realidad es que WISE estaba inclinado a pensar que Wallace terminaría saliendo victorioso debido a los antecedentes de su partido. Habían logrado consolidar Ostalis, calmando la guerra entre ambas naciones separadas y por eso mismo habían sido elegidos los candidatos del Partido Democrático durante dos sexenios. Había gente simpatizante del Partido de Unión Nacional que mantenían pensamientos racistas ante la población de Westalis, pero el número no era un combatiente digno de la mayoría que apoyaba a Wallace.
Anteriormente si ganaba Demetrius WISE actuaría alerta e intentaría solucionar los percances de la manera más pacífica posible, anteponiendo la seguridad nacional. Sin embargo ante el descubrimiento de movimientos tan radicalizados, era una realidad de que si Demetrius ganaba sería por intervenir con las votaciones. Debido a que habían puesto tanta seguridad en las casillas, no podían esperar una victoria limpia del Partido de Unión Nacional.
Vio a los hombres enfrente ingresar su mano dentro de su abrigo y mover algo ahí, similar a un arma. Twilight se adelantó y sujetó el brazo del hombre, quien reaccionó sorprendido y furioso por la intromisión.
—¿Qué demonios quieres? —El hombre se soltó y sacó lo que tenía.
Loid se llevó la mano detrás de su ropa, donde guardaba su arma y fue cuando vio al hombre sacar un plátano de su abrigo. El hombre le quitó la cáscara y vio con mala cara a Loid, que tenía un bigote. El mejor agente de WISE sintió el sudor correr por su cuello por lo absurdo de la situación ¿Quién se vestía de manera sospechosa en unas elecciones que definirán a toda una nación?
—Lo siento, me han empujado. —Esa fue la mejor excusa que Twilight pudo dar.
—Si, estas votaciones están de locos. —El hombre le dio la razón antes de girar mientras seguía comiendo.
Loid suspiró y retrocedió, regresando a la base de WISE y para su suerte, ningún percance sucedió en las votaciones, todo transcurrió de manera tranquila, la calma antes de la tormenta.
Anya cerró la boca, la sentía seca, quería hidratarla con agua aunque la realidad no es que tuviera sed, sino que estaba lo suficiente nerviosa y ansiosa sobre la figura masculina enfrente que estaba totalmente serio, sin respirar y observándola fijamente. Vio la miel derretida endurecerse.
—Anya… no me hagas esto. —Fue un susurro, pero fue suficiente.
Ella tragó saliva, porque sabía que no se lo tomaría nada bien. Le había contado a Damian sobre la invitación de Demetrius del día anterior, intentó suavizarlo lo mejor posible, pero ninguna de sus prevenciones funcionó, él se veía realmente mal.
—Damian…
—Sabes que él… —Él empezó a decir, controlando su voz.
Anya podía ver su expresión derrotada y herida, se suponía que ellos habían terminado con lo que sea que había tenido con otras personas y que ella viniera y dijera que había aceptado una cita de nuevo con su hermano, cambiaba las cosa.
—Si, lo sé pero… —Anya intentó tragar saliva para ganar algo de tiempo. —Tienes que confiar en mí, será la última vez, déjame hacer esto. —Lo miró con ojos suplicantes en un intento de que de verdad entendiera que era importante.
Damian cubrió sus ojos con su mano en un intento de controlarse, de suprimir lo que quería decir y los sentimientos que querían consumirlo. Apartó una mano viendo a Anya, se acercó y la estrechó entre sus brazos en un gesto de posesión, incapaz de poder estar bien con la idea de permitir eso, pero intentando comprender la petición de la Forger.
—Esto es demasiado… tú no puedes…
Se alejó de ella y ambos se miraron a la cara, Anya intentaba encontrar palabras para decir algo, para explicar sus intenciones y lo que había detrás de ellas, sin embargo, un carraspeo llamó la atención de ambos.
—Anya
La mencionada se estremeció cuando escuchó aquella voz y al girar hacia la puerta de la entrada pudo ver a su padre de pie, con un gesto severo y observando a ambos. Anya maldijo porque sabía lo que significaba eso, su padre, por alguna razón le había pedido que se mantuviera lejos de los Desmond, incluyendo a Damian, porque no solo dijo Demetrius o Donovan, lo generalizó.
Pero ella ya había invitado un día antes a Damian a su casa, además que no había un peligro con Damian, ella podía poner las manos al fuego por él, por lo que no entendía aquella prohibición de su padre.
La llegada de Loid fue una señal de Damian para irse, tomó su chaqueta que había dejado en el sillón y se encaminó a la salida. Para su sorpresa Anya observó como su padre lo seguía hacia la puerta, temiendo algo realmente malo ¿iba a prohibirle que la viera? ¿Sabía que estaba siendo injusto? Él no tenía la culpa de la familia que tenía. Tragó saliva cuando se inclinó y vio a Loid hablándole a Damian con el ceño fruncido, no podía entender qué estaba diciéndole. Anya activó sus habilidades en un intento de saber que sucedía y como si su padre lo hubiera esperado, giró su rostro hacia ella, con la severidad escrita en su rostro.
Mierda, por supuesto que su padre sabría lo que haría.
Damian simplemente la miró una vez, le respondió a Loid y salió de la residencia Forger. Su padre de nuevo apareció en la sala de estar y la contempló un momento.
—No me hagas recordarte lo que te he dicho. —Su voz era filosa, una advertencia.
Cuando Twilight salió de su vista, Anya se dejó caer en el sillón de la sala, sintiéndose agotada de la nada, todo parecía empeorar a cada momento e intentaba mantenerse positiva, algo realmente complicado.
Anya había buscado durante el momento perfecto para mencionarle a Damian sobre la invitación de Demetrius, pero al darse cuenta de que no había algo como tal, que no habría ninguna oportunidad donde él entendiera todo, decidió hacerlo a media película, diciendo las cosas sin más, como si hubiera dejado caer una bomba, por lo que no culpaba a Damian de reaccionar así.
Y para finalizar, su padre los había descubierto juntos, cuando le había “sugerido” el hecho de mantenerse lejos de los Desmond, algo que era por completo un enigma para la mayor de los Forger. ¿Por qué tendría que alejarse de Damian? ¿Pensaba que él podría ser una pieza más que Donovan movía? No tenía ni el más mínimo sentido, era totalmente absurdo.
Apagó la televisión y regresó a su habitación, intentando acallar sus pensamientos.
Anya jugueteó con los vegetales en su plato, no tenía mucha hambre y lo que menos quería comer en ese momento eran vegetales, pero su padre se había esforzado en cocinar esa última cena juntos. Antes de que se fuera a atrapar a Donovan. Un plan que tenía inquieta a Anya y sabía que a su propia madre que no dejaba de sujetar la mano de Loid.
—Anya come esos vegetales.
Ella obedeció con desgano, al menos esa vez.
—Papá ¿puedes enseñarme a jugar béisbol cuando regreses? —Alain devoraba su plato con una sonrisa en los labios.
—Si, me encargaré de ello, puedes practicar con Anya mientras tanto.
La cena transcurrió en silencio, con palabras de Alain de vez en cuando, que era el único que no sabía con exactitud qué sucedía. Anya confiaba en su padre y sabía que era el mejor agente de WISE pero ante la implicación de bombas, Anya no podía mantenerse tranquila. Confiaba que todo saldría bien.
—Yo me encargaré de los platos.
Yor se fue a la cocina con los platos, Anya vio a su padre desaparecer en su habitación y reaparecer, entró a la cocina besando a su madre sin ningún tipo de discreción antes de salir, tomar su sombrero y acercarse a Anya.
—Mantente a salvo, Franky vendrá mañana.
Anya asintió y simplemente vio a su padre acercarse, acariciar su cabello, cargó a su hermano, el cual era una copia exacta suya a pesar de los ojos rojos, lo abrazó fuertemente y salió de ahí, con la promesa de mantener a su familia a salvo, sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo.
Solo para informar que estaré subiendo los capítulos en la noche, ya que los capítulos estan saliendo del horno jajajaja y perdon si ven algun error de dedo, es toda una travesia terminar los capitulos en unas horas por mi trabajo y deberes.
Gracias por leer y los comentarios, teorias y de más son bienvenidas!
Chapter Text
Schloss Burg, 9:35 am
Los ojos azules contemplaron la edificación que tenía enfrente, de la cual había memorizado la estructura, tenía una idea clara de donde se alojaba Donovan, tendría que estar en el tercer piso, por lo que quizá entrar por el techo era la mejor opción. Para su mala suerte no había un árbol lo suficiente cerca, podría ingresar con ayuda de unos cables, pero había demasiada seguridad. No le sorprendía considerando que era el hombre más peligroso de Ostalis.
Sabía de la existencia de unos túneles por los cuales podrías ingresar desde un acceso en lo profundo del bosque, pero estaban inactivos, en la segunda guerra mundial habían sido bloqueados. Hubiera facilitado las cosas, pero él hace tiempo que no conocía el camino fácil.
Había llegado de noche ahí, lo cual le permitió grabarse mentalmente las rutinas, movimientos y los cambios del personal, sus descansos, pero eran tan rígidos que parecía que no había una apertura óptima. Aunque él no entraría de forma sigilosa.
Metió la mano en la bolsa que llevaba y dejó entrever un rostro falso. Al menos esperar tanto tiempo para llegar a Donovan le permitió fijarse en alguien que podría darle su boleto de entrada. Y justo en ese momento lo vio acercándose al bosque y encendió un cigarrillo.
Twilight se aseguró de colocar la máscara cubriendo todo su rostro, como había hecho tantas veces en el pasado y saltó desde el árbol donde se encontraba, aterrizando al suelo. El hombre de seguridad giró para verlo y de un limpio golpe lo terminó noqueando. Arrastró el cuerpo fuera del camino, lo ató de manos y piernas, tomó un cigarrillo y se lo llevó a la boca, fumando unas caladas y sacando el humo con tranquilidad.
Hace más de una década que no fumaba un cigarrillo, lo había dejado cuando tuvo una familia, aunque en ese entonces había sido por la misión y con el paso del tiempo lo dejó de lado, no era necesario y lo que menos quería era generar algún problema en sus hijos. Pero la sensación del tabaco relajándolo fue nostálgica.
El recordar a su familia causó un desazón en su estómago, aquella última cena había sido tan agridulce. Yor se sentía particularmente nerviosa, por lo que Donovan era posible de hacer contra él, considerando que había puesto bombas en toda la ciudad.
La palabra bombas era un tema delicado para él, que trajo a colación recuerdos de su infancia, aquel día donde terminó perdiendo todo, a sus padres. Aún recordaba que la última vez que habló con su padre habían peleado, nunca se había disculpado y no podría hacerlo. Y cuando pensó que podría estar al menos de su madre, la vio desaparecer con sus ojos. Como si aquello no fuera suficiente había perdido a sus amigos en la guerra, cuando apenas los encontró de nuevo.
En esos momentos estaba pensando que el ser feliz no era algo que él podría experimentar.
Todo a los que quería terminaban muriendo, dejándolo solo. De niño había deseado tantas veces el haber muerto con sus padres, no le dolería tanto. Los años habían sucedido y el pesar de ello aún causaba pesar en su interior.
Aún podía recordarlo, el sueño que tuvo cuando el panorama de bombas en Westalis se abrió en su mente. Él corriendo hacia su casa, sus piernas ardiendo por el esfuerzo, la sangre escurriendo por sus heridas y ante sus ojos veía su casa explotar, perdiendo a su familia, por segunda vez. Se levantó bañado en sudor y devolvió toda la cena con las imágenes aun en su cabeza, repitiendo una y otra vez.
Esa imagen había sido suficiente para ir al cuartel de WISE y asegurarse de encontrar esas bombas. No había podido dormir desde hace días atrás, porque esa imagen seguía viniendo a su mente y el terror era tan paralizante que se olvidaba de respirar y la ansiedad aturdía su cuerpo de una manera que jamás pensó volver a vivir.
El antiguo agente Twilight, aquel que había actuado por la misión Strix, que no tenía emociones y que estaba listo para irse cuando todo eso terminara… había terminado cayendo en la ilusión de tener una familia. Y lo había logrado y la simple idea de perderla o que algo les sucediera era insoportable, tanto que lo dejó sin aliento.
No podía perder lo que le daban una razón de seguir con vida.
La amargura lo aturdió, necesitaba terminar con todo esto, se encargaría de erradicar a aquel desgraciado que quiere quitarle lo que más quiere, se cobraría todo el sufrimiento perdido con el responsable, Donovan. Él no se lo permitiría.
Recordó el rostro de Anya nervioso e inquieto, a Alain rodeando su cuello y riendo en su oreja y el sabor de los labios de Yor contra los suyos, aquella sonrisa gentil y aquel aroma suyo tan único. Un espía no debería sentir, los sentimientos eran una debilidad pero él terminó cayendo a eso, su familia era su punto débil, pero de igual forma era su impulso para lograr el éxito de esa misión.
Tiró el cigarrillo y lo pisó, asegurándose de apagarlo. Regresó sobre los pasos del hombre, donde se encontró a sus compañeros, mezclándose entre el resto del personal, para cuidar el exterior del lugar.
Si todo iba bien, terminaría entrando a la residencia en el siguiente cambio de personal y eso le daría la entrada para conseguir su objetivo. Los agentes habían detenido a un par de sospechosos que parecían estar implicados con las bombas, pero habían sido simples miembros de la oposición. Él debía conseguir las coordenadas de las bombas y comunicárselo a WISE para quitarlo antes de que anunciaran el resultado.
El futuro de una nación estaba en sus manos, de pronto quiso otro cigarrillo.
Residencia Forger, 10:13 am
Anya observó la cabellera de rizos de Franky mientras estaba enfocado en un aparato similar al monitor de recepción que le había dado, pero parecía más moderno, lo cual la llevó a pensar que se lo había dado porque ya no era de utilidad.
Sabía que el rizos no tenía movimientos activos en la operación, pero era una pieza clave para la comunicación de los agentes en aquel día importante y de intervenir en lo que pudiera. No servirá de apoyo físico con el número reducido de agentes, por eso lo mejor era estar ahí, comunicados y pasando la información necesaria.
—Rizos, quiero comer algo— La voz de Alain imitando el apodo que Anya utilizaba la hizo sonreír.
Él hombre farfulló, se levantó y cortó un poco de fruta para que el niño pudiera degustar de un aperitivo dulce antes de la cena, que Yor había preparado y congelado antes de irse. Aún seguía teniendo rencor a Loid, siempre había dicho que no esperaba relacionarse con nadie y ahora tenía una esposa encantadora y dos pequeños hijos, una vida perfecta a los ojos de cualquiera.
Anya le llevó el plato a su hermano y se aseguró de que se lo comiera. Observó a Franky en todo momento, viéndolo enfrascado en su labor. Era el momento perfecto, por lo que se levantó y se fue a su habitación caminando con el sigilo o normalidad. Entró a la habitación y observó el vestido que había preparado detrás de la puerta, lo empacó en una mochila que tenía debajo de la cama.
Pegó la oreja a la puerta, colocó un poco de música procedente de la radio y se dirigió a la ventana. La abrió viendo la gran distancia para llegar al suelo, era un movimiento desesperado y arriesgado, pero que había decidido tomar. Tragó saliva y se aproximó a la ventana, apoyando los pies en el alféizar de la ventana, y pronto se deslizó por la pared. Se sujetó de los aifeizar de los departamentos que sobresalen en pisos anteriores, se golpeó con la pared, hasta que llegó al suelo en un fuerte golpe. Se quejó de dolor, se lastimó la piel de las piernas pero era tolerable, había caído de pie, pero al ir deslizándose por el edificio se terminó golpeando.
Observó la edificación una vez más antes de dar media vuelta y salir de ahí, dirigiéndose a la residencia Desmond donde su plan empezaría.
El hecho de informarle a sus padres de la invitación de Demetrius hubiera sido una condena. Y si ella les contaba sus intenciones de ir, para detener el proyecto Apple y que necesitaba distraer a Demetrius Desmond para lograrlo, la hubieran encerrado bajo llave. Su padre no quería que se acercara a los Desmond, se lo había prohibido y había advertido a Damian de alejarse de ella, sabía que no lo aceptarían. Su padre lo había dicho, no era su misión, eso lo sabía, su padre se había esmerado en frenar el que ella fuera una espía, no la quería cerca de todo ese terror y aún así… ella quería ayudar lo mejor que pudiera, no podía esperar que su padre lidiara con todo lo que veía.
Cuando llegó a la esquina tomó un taxi y se dirigió a la casa de Becky, que se había ofrecido a ayudarla a arreglarse. Se aseguró de maquillarla de manera sencilla, a colocarse el vestido negro que tenía una caída recta, moldeándose a su cuerpo. Le recordó tanto al que su madre solía utilizar como Thor Princess.
—Te ves encantadora Anya. —Becky apreció su trabajo. —Mi chofer puede llevarte pero… ¿estás segura?
Becky había acudido a ayudar a Anya cuando le contó sobre la invitación, algo que a la misma Becky no estaba del todo seguro, porque sabía que las cosas con Damian habían estado bien pero ¿ir con Demetrius? Anya simplemente la ignoró cuando le preguntó al respecto y decidió ayudarla, porque la quería y era su amiga.
—Gracias por todo Becky.
Anya salió de ahí y abordó en el auto que Becky le ofreció, observó la mansión de su amiga, mientras menos supiera mejor, las cosas podrían salirse de control ese día y no quería involucrar a nadie más. No demoró mucho tiempo en llegar a la residencia Desmond, encontrando algunos autos estacionados en el frente, descendió y se acercó a la puerta. Entró con decisión y fue directamente a un salón anexo donde estaban reunidos todos los invitados.
Se percató de varios hombres con los que alguna vez había visto a Demetrius, los mismos hombres que su padre le había dicho que apoyaron al Partido años atrás. Gente influyente que por supuesto apoyaba al candidato. Y en medio de ellos, hablando con el carisma que lo representaba vio a Demetrius Desmond con una copa en las manos.
La sala era sumamente elegante, dejando en claro el estatus social de los Desmond, una de las familias más importantes de Ostalis, por no decir la más influyente. Los detalles únicos en las paredes, un gran candelabro colgando del techo, las luces iluminando todo el lugar, los meseros sirviendo tragos y una mesa de aperitivos, que los mismos meseros servían. Su atención recayó en alguien en específico, Bastian Fischer, el director del proyecto Apple y la razón por la que Anya estaba ahí. Estaba cerca de Demetrius, hablando y riendo.
Los ojos esmeralda miraron todo el salón y su atención recayó en Damian Desmond de pie en el lado más alejado, con un traje blanco hecho a la medida, con una copa que meneaba viendo el líquido interior. Sintió su boca secarse, caminó de forma casual en un intento de acercarse lo suficiente, para hablar con él, necesitaba escuchar su voz para calmarla, él siempre lograba calmarla como nadie. Damian pareció percibir su presencia porque levantó su mirada y ambos se observaron detenidamente mientras Anya seguía acercándose.
Damian miró a ver hacia la derecha, ella siguió su mirada y fue cuando un brazo rodeó su cintura, haciéndola girar y sus manos terminaron apoyándose en el pecho de Demetrius Desmond que la observaba con los ojos oscuros emocionados y una sonrisa agradable en su rostro.
—Estaba esperándote.
—Lo siento, me retrasé un poco. —Ella lo empujó ligeramente para tomar su distancia y se obligó a sonreír con sencillez. —Anya quería estar lo más presentable posible.
Demetrius la observó detenidamente y sonrió satisfecho con lo que veía.
—Tú siempre luces encantadora, no tienes nada de qué preocuparte.
Demetrius entrelazó su mano con la de ella y la dirigió por la sala, Anya solo logró mirar hacia atrás esperando ver a Damian, pero él ya no estaba ahí. Inmediatamente Bastian Fisher se acercó hacia ellos y un estremecimiento desagradable recorrió la columna de Anya. Él la observó como un depredador, sus ojos verdes centelleaban fascinados, como si estuviera viendo algo realmente fascinante ¿lo sabía? el aire se atoró en su garganta y el miedo la abrumó. Sacudió la cabeza, tomó a Demetrius del brazo y tiró de él, alejándose.
—¿Qué? —Demetrius se confundió por el comportamiento de Anya.
—Quiero algo para comer, vamos.
Anya se acercó a la mesa de bocadillos, tomando algunos y comiéndoselos con efusividad. Observó detrás de Demetrius y vio a Bastian detenerse, girar y alejarse, perdiéndose entre la gente, directamente a los baños.
—¿Quieres alguno en específico? Podría pedir lo que quieras. —Anya se había distraído lo suficiente, por lo que reaccionó cuando vio a Demetrius dando la vuelta, pero sujetó su brazo.
—No, estoy bien, además… —Ella se acercó y le ofreció un canapé en sus labios. —Quería un tiempo a solas contigo.
Demetrius abrió su boca aceptando el bocadillo y los dedos de Anya rozaron sus labios, animando por ello y sus palabras sonrió encantado.
—Sabes que no tienes que pedirlo —Él rodeó su cintura con su brazo, acercándola y ocultando su rostro en su cuello.
Anya pudo sentir la nariz masculina rozar su piel y se erizó, sintiendo las ganas de empujarlo pero al mismo tiempo aquella cosquilleante sensación de magnetismo que siempre envolvía a Demetrius.
—Ante mi victoria podremos celebrar juntos más tarde, cuando todos se hayan ido. —Su aliento acarició la oreja de Anya. —Solo tú y yo.
Anya entreabrió los labios y podía escuchar su corazón latiendo rápidamente, intentó pensar alguna respuesta, pero nada vino a su mente. Hasta que vio a Melinda Desmond acercarse hacia ella con una sonrisa cordial. Esa fue su excusa para alejarse de Demetrius y tomar una distancia decente, aunque él aún sostenía su mano y parecía decepcionado.
—Anya, no contaba con tu presencia el día de hoy. —La mujer observó la mano de Anya sujeta con la de su hijo mayor. —Demetrius no me lo ha informado.
—No podría hacer esto sin ella, por lo que su presencia era necesaria. —Demetrius levantó su mano y la besó en un gesto cariñoso.
Melinda sonrió con clase asintiendo ante las palabras de su hijo, levantó su mano y llamó la atención de Anya, ya que Demetrius se centró en un hombre que se había acercado, hablando sobre algo de las votaciones del día anterior.
—Recuerda ir a casa temprano.
Melinda dio media vuelta y se alejó, siendo interceptada por unos invitados. Anya inclinó la cabeza ante las palabras de la señora Desmond ¿acaso sabía que estaba ahí sin decírselo a sus padres? Sería imposible.
Schloss Burg, 12:02 am
Avanzó por el pasillo, observó con disimulo por detrás, asegurándose que nadie lo viera cerca. Él debería estar en el piso principal, pero el tiempo se le estaba terminando, no podía esperar más tiempo. Vio la puerta de interés y entró.
Había escuchado que Donovan estuvo en el tercer piso y que recientemente había bajado al comedor y esa fue su señal para actuar. Visualizó la oficina de amplio tamaño, que tenía las cortinas corridas para no ver el exterior y sus ojos celestes enfocaron la computadora que estaba en el escritorio, se acercó y estaba encendida. Revisó los archivos, no había nada destacable, parecía vacía… era evidente que no tendrían nada a simple vista.
Ingresó a los códigos de la computadora y finalmente encontró la carpeta oculta. Navegó entre ella y fue cuando encontró el archivo encriptado con los códigos de ubicación que necesitaba. Lo había encontrado, con agilidad logró enviar los datos a Franky, que esperaba por ellos, ese había sido su papel en la operación y él se encargaría de pasarlo a todos los agentes para detenerlos.
Quedaba una hora, una hora para que todo se fuera al diablo.
Se llevó la mano a la oreja donde tenía el auricular de comunicación, necesitaba saber si le había llegado la información,
“Franky ¿lo has recibido?”
“Si, justo lo he reenviado a todos los agentes, solo es cuestión de tiempo” el informante se quedó callado y Twilight se levantó para salir de ahí, su trabajo estaba hecho.
Salió de la habitación y tomó el pomo de la puerta, cerrándola.
“Pero Twilight… hay una cuestión” Él se quedó quieto, con la mano en el pomo y sintiendo un golpe en su pecho, no eran buenas noticias. “Anya no está, desapareció, no sé qué sucedió, solo fue a su habitación y la música sonaba y yo pensé que…” Se escuchó una exclamación frustrada “Se ha salido por la ventana”
Loid sintió el terror alzándose ante él, porque el que su hija estuviera fuera de casa cuando estaba a punto de desatarse una guerra, no podría ser nada bueno. Maldijo por lo bajo, debía encontrarla antes de eso, debía pedirle a un agente que lo apoyara.
Se llevó la mano a la oreja, debía salir de ahí lo antes posible.
“Agente Moonlight…”
No pudo decir nada, porque un golpe demoledor detrás de su cabeza lo sacudió y la oscuridad lo consumió.
Residencia Desmond, 12:22 am
Anya observó el salón viendo a los hombres hablando entre ellos, propaganda del Partido de Unión Nacional, Demetrius no había soltado su mano y estaba hablando con un funcionario sobre medidas de implementación que serían de utilidad en el futuro. Anya intentó encontrar al Segundo, pero no había rastros de él.
Y aquel hecho la dejó ansiosa ¿Dónde se había metido? ¿El hecho de verla ahí con Demetrius lo había afectado? Estaba casi segura de que si, sin embargo, Damian debía estar ahí, porque era el hermano menor del candidato del Partido, su padre no le perdonaría su ausencia, la familia Desmond debería estar ahí, apoyando a Demetrius y aún así Donovan no se había aparecido.
Claro que Anya no esperaba su presencia y menos ahora, debía esconderse para no ser atrapado ante la tensión presente por las elecciones. Nadie sabía lo que iba a suceder, era una moneda al aire y hasta que no cayera al suelo, todo se mantendría en un limbo. Debía ir a la habitación de Damian pero ¿Cómo podría soltarse?
Demetrius soltó la mano de Anya
—¿Me disculpas?
Anya vio a Demetrius avanzar al escenario en el que había una mesa con una televisión encendida. Solo se apreciaban las imágenes pasando, recuento de las elecciones, mostrando a los dos candidatos y datos antes mencionados, en espera de los resultados, quedaba menos de una hora para los resultados.
—Debo agradecer a todos los presentes por su apoyo ante mi candidatura, que gracias a ello se ha vuelto casi una realidad mi victoria. —Demetrius meneó la copa que tenía en sus manos. — Y suceda lo que suceda, pueden contar con una victoria a manos del Partido de Unión Nacional, puedo asegurarlo. —Su voz sonó intensa y segura. —Y pueden contar con su propia victoria. —Por supuesto que Demetrius había hecho promesas y sobornado a esos hombres, ellos no estarían ahí si no fueran a ganar algo.
Anya tragó saliva porque sabía que era lo que había detrás de esa promesa.
—Pero mi candidatura y el encabezar las elecciones no hubiera sido posible sin la ayuda incansable de mi padre, Donovan Desmond. —Demetrius levantó el brazo apuntando hacia la puerta, por lo que todos se giraron.
Anya sintió su sangre helarse y por inercia observó la puerta de la sala, viendo realmente a Donovan Desmond ahí de pie, con una expresión severa y sobre todo… vivo. Anya sintió la saliva atorarse en su garganta y sus manos sudaron ¿Qué hacía Donovan ahí?
Twilight había ido por él la noche anterior, con la promesa de erradicar aquel mal que había cargado desde el inicio de la misión Strix. Y si Donovan estaba ahí, solo podía significar una cosa. Que algo iba realmente mal, que algo había sucedido con Twilight. Su corazón latía ansioso y las ganas de salir de ahí la abrumaron ¿Qué estaba sucediendo?
Donovan avanzó por la sala, llegando al escenario y tomando la atención de todos los presentes y Demetrius bajó del escenario, pudo ver a un guardia de seguridad acercarse a él y hablar. Pero Anya solo podía ver a Donovan tan saludable como lo recordaba desde hace tanto tiempo.
—Gracias a todos por estar aquí, por apoyar nuestra causa, ante la mancha que inunda Ostania actualmente y —Él observó alrededor y por un segundo Anya estuvo segura que la miró. — me encargaré de erradicarla.
Toda la sala aplaudió antes las palabras de Donovan, parecían compartir sus ideales, por supuesto que lo hacían, desaprobaban la unión.
—Por la victoria de Ostania —Levantó la copa que un mesero se acercó a ofrecerle.
Todos brindaron ante ese hecho y Donovan descendió para mezclarse con los hombres y hablar con normalidad, como si el tiempo no hubiera pasado. Anya se sentía mareada ¿Dónde estaba su padre? La idea de que le hubiera pasado algo… pero se obligó a respirar. Era el agente Twilight, el mejor agente de WISE, el de las mil caras, él no caería con facilidad. Además que había jurado que regresaría, por ella, Alain y Yor, él siempre cumplía sus promesas.
Se movió por la sala, pero no había rastros de Damian ¿podría estar en su habitación? Aunque quizá se había ido a otro lado, era su casa y sabía moverse por ahí, en sitios que la misma Anya no conocería. A pesar de eso se aventuró al segundo piso de la mansión, pero no estaba ahí. ¿Dónde más podría estar? Cuando intentó aventurarse al resto de la mansión, unos guardias la escoltaron al salón a pesar de que ella había dicho que buscaba a Demetrius.
En el salón se dio cuenta de la ausencia del candidato por primera vez y la sensación de que algo verdaderamente malo no la abandonó. No quería quedarse quieta por lo que salió al jardín de la residencia para ver si tenía algo de suerte en ver a Damian, pero no había rastros de él.
Regresó al salón y vio a Bastian Fisher siguiendo sus pasos, lo cual la hizo sentir inquieta, por lo que esa mirada podría significar. Un nudo en su garganta se incrementó y desvió su atención en el momento en que Demetrius la interceptó.
—Ahí están, están por decir los resultados. —La guió cerca del escenario, colocándose a un lado de Donovan y Melinda.
La mujer estaba tan seria, como si la presencia de Donovan fuera tan sorpresiva como para ella. Podía ver que su presencia no era esperada ni querida. Las voces en la televisión resonaron en los altavoces, la presentación y toda la palabrería.
—¿Dónde está tú hijo? —Donovan le susurró a Melinda, quien se estremeció cuando se dirigió a ella.
Melinda miró alrededor sin ver al segundo de sus hijos y centró su mirada en Anya, en búsqueda de una respuesta.
—No lo sé.
—No puedes ni controlar a tu hijo. —La voz despectiva de Donovan causó que Melinda asomara el odio que sentía. —Siempre termina siendo una decepción.
Anya se hacía la misma pregunta, vio su mano sujetando la de Demetrius, quería soltarse y alejarse de ahí. Pero algo llamó su atención, levantó un poco la mano, vio la mano masculina y como había rastros de sangre en sus nudillos. Un fuerte latido llenó sus orejas ¿a donde se había ido Demetrius y que es lo que había hecho? Contempló su rostro y él simplemente le sonrió con simpleza.
—Padre, él no es de utilidad, por lo que su ausencia es indiferente.
Anya entreabrió los labios con terror, la voz filosa de Demetrius y la mirada que le había dedicado. Nada estaba bien, debía salir de ahí, ella…
“El organismo electoral de acuerdo con la estimación del conteo de los votos concluye que el candidato electo con el 53% de los votos es Wallace Mcphee, del Partido Democratico”
Anya giró el rostro y observó al hombre a su lado, Demetrius Desmond había perdido.
Su rostro dejó en claro que no eran los resultados no eran lo que esperaba, tenía los ojos descolocados y lo vio tragar profundamente. La presión en su mano se intensificó y Anya sintió como aplastaba sus dedos.
—No, esto…
—Demetrius, es tu obligación corregir este error.
Él mencionado giró el rostro hacia su padre, con la expresión consternada, como si aquel lado oscuro que solía ocultar, saliera a la luz.
—Yo siempre resuelvo las cosas, hasta tus errores padre.
La respuesta y el tono de voz no pareció agradarle para nada a Donovan que lo miró sin creerse lo que había escuchado. Y fue en ese momento que las luces parpadearon una vez, dos, hasta que finalmente la oscuridad los consumió.
Un poco tarde, por unos problemas personales, pero he cumplido!
Chapter Text
N/A: Presten atención a la hora.
Residencia Desmond, 1:30 pm
El silencio en la sala es absoluto cuando la luz vuelve, todos se habían quedado quietos en su lugar como si no se creyeran lo que había sucedido.
—¿Qué diablos ha sido eso? —Mencionó uno de los hombres.
Anya observó cómo comenzaron a hablar entre ellos, frustrados por la sucesión de hechos y como la derrota se había alzado sobre el Partido de Unión Nacional. Anya sabía que ese era su momento de salir, aunque ella debió irse antes, de acuerdo a su plan, pero las cosas no estaban saliendo como deberían. En ese momento se dio cuenta de que solo estaban Melinda y Demetrius ¿a donde se había ido Donovan? Fue consciente de la mano de Demetrius sobre su cintura, pero Anya intentó soltarse.
—¿A dónde demonios vas? —Los ojos furiosos oscuros contemplaron a Anya, quien dejó de respirar.
—Demetrius —Melinda se acercó y sujetó a su hijo que estaba alterado. —Cálmate, no harás una escena aquí. —Su voz era intensa. —Esto ha terminado, Anya tiene que ir a su casa.
Melinda sujetó a Anya del brazo, tirando de ella para poner distancia entre ambos, las cosas estaban demasiado tensas. Todo el lugar estaba envuelto en esa pesadumbre y los hombres comenzaban a hablar sobre las pérdidas y que no era lo que les habían prometido.
—Ella me pertenece, no te atrevas a tocarla.—Su voz dominante y fuerte detuvo la respiración de Melinda, como si su mente se quedara en blanco.
Demetrius sujetó fuertemente a Anya, no iba a dejarla ir, no cuando las cosas estaban de esa forma. La alejó de Melinda, acto que la señora Desmond comprendió, solo tensó la mandíbula y le dedicó una mirada condescendiente a Anya. La Forger solo evaluaba el panorama y veía sus posibilidades, debía salir de ahí, pero antes necesitaba una distracción lo suficiente para deshacerse de Demetrius, quien estaba descontrolado por los resultados.
—¿Sabes dónde está tu padre?— Melinda se aventuró con otra pregunta.
—¿Mi padre? —Sonrió con ironía. —En búsqueda de su plan de respaldo.
Y como si fuera una señal, la pantalla que aún seguía encendida en el escenario, presentó interferencia antes de que el rostro de Donovan Desmond llenara la pantalla, con esa expresión inescrutable.
"Ciudadanos, hemos sufrido un fraude electoral ante la victoria infundada, eso es algo que el Partido de Unión Nacional no permitirá, nuestra prioridad es el el bienestar que los habitantes de Ostania y tomaremos todas las medidas que sean necesarias para lograrlo"
Donovan Desmond levantó un comunicador, llevándoselo a los labios.
—Háganlo.
Anya sentía la boca seca, porque sabía que era lo que eso significaba. Debía salir de ahí, por lo que forzó el agarre de Demetrius, tiró de su mano y logró soltarse, dio media vuelta y corrió hacia la salida. No miró atrás, sin embargo, la luz abrazó a toda la habitación de nuevo, densa y total oscuridad que imposibilitó el moverse con facilidad. Sabía dónde estaba la salida por lo que siguió andando con lentitud.
Hasta que un grito cortó el aire.
Residencia Forger 1:17 pm
Franky observó por fuera de la ventana de la sala hacia la calle que se veía especialmente silenciosa, no podía verse a nadie caminando por ahí.
Momentos antes habían estado eufóricos ante los resultados de las elecciones, celebrando entre la gente de la calle, porque había ganado la democracia y el orden que había estado rigiendo Ostalis estos últimos años. Fue un alivio para Franky el ver que a pesar de los métodos desesperados de Donovan para llegar al poder, se había mantenido toda la transparencia en las elecciones.
Sin embargo, aquella victoria traía consigo una consecuencia demoledora, una con la cual WISE se había preparado. Él había enviado los códigos horas atrás, esperaba que los agentes de WISE pudieran resolverlo. En ese momento se sentía tan impotente por no poder hacer nada más que quedarse ahí, resguardado mientras sabía que muchos más estaban poniendo en riesgo sus vidas para detenerlos.
El informante de WISE observó al niño durmiendo en el sillón, a pesar de sentirse inútil, la verdad es que Twilight le había encargado lo más valioso que tenía. Alain dormía plácidamente sin saber qué sucedía y eso desató la culpa en su interior, de no haber visto las intenciones de Anya y que se le haya escapado con tanta facilidad.
La realidad es que él no hubiera esperado que lo hiciera, ni él ni sus padres sabían los planes que ella tenía o que es lo que estaría haciendo. Además que él había tenido sus propios problemas, las comunicaciones habían fallado de pronto, la red se había caído y apenas había podido hablar con algunos agentes. Podía intuir que por los planes del mismo Donovan estaba todo intervenido y había luchado por restablecerla.
Se acercó a la mesa en la que se había instalado, nervioso ante la espera. Su objetivo era monitorear a los agentes y asegurarse de que se desactivaran las bombas. No obstante, había recibido unas noticias aterradoras antes de que los resultados salieran, cambiando el panorama actual.
—¡Las ubicaciones de las bombas eran falsas! —Eso fue lo último que Franky escuchó de Hawkspecter, uno de los agentes encargados en encontrar las bombas
Franky había sentido su sangre bajar al escucharlo decirlo antes de que el silencio se escuchara al otro lado. El informante de WISE se había sentido tan tonto de no pensarlo, su trabajo no era pensar, sino seguir ordenes, pero sabía que el mismo Twilight podría haberlo supuesto, quizá lo hizo, pero se había arriesgado porque no había tiempo ni otras alternativas. La comunicación había fallado, caía y regresaba, sin embargo en algún momento uno de los agentes le comunicó que habían encontrado una de las bombas.
—Hay ubicaciones reales y falsas he encontrado una cerca de una de las ubicaciones falsas y ha sido desactivada. — Brainstorm, un agente lo suficientemente listo, se lo informó cuando recuperó la comunicación. —Una táctica sucia para hacernos perder tiempo.
Habían entremezclado varias ubicaciones, habían desactivado dos de las seis bombas y solo quedaba rastrear las faltantes. Pero eso no era lo que más le preocupaba al informante, sino el silencio al otro lado de la comunicación de Twilight.
No había sabido nada de él desde hace horas, cuando le comunicó lo de Anya y ninguno de los otros agentes lo había escuchado y lo había visto llegar a la acción, el cual era su siguiente paso cuando matara a Donovan. Y si aquello no fuera alarmante, la cara de Donovan desplegándose en la tele lo había confirmado.
Que todo se estaba yendo al demonio.
Intentó contactarlo de nuevo con su comunicador, llamándolo, pero estaba desconectado. Ante las palabras de Donovan las fuerzas paramilitares se habían desplegado en la ciudad y buscaban erradicar a todos los que se oponían a ellos. Hundió la cara entre sus manos, esperando y confiando que un milagro sucediera o terminarían erradicados.
Residencia Desmond, 1:45 pm
El filo de su daga dorada rebanó la carne a su paso, abriéndose paso rápidamente ante los guardias que habían intervenido en su tarea. Era un trabajo que debía hacerse rápido, pero el equipo de control y seguridad de la residencia Desmond no parecía acabarse.
Los cuerpos caían al suelo, saltó en el aire con las dagas en sus manos, lanzó una a su derecha y se clavó en el pecho de esos hombres. La oscuridad les daba una clara ventaja, ellos vivían en la oscuridad, eran asesinos silenciosos, Garden.
Vio a Jörmungander tomar del rostro a esos guardias y lanzarlo contra el muro, con una fuerza impactante. El hombre no volvió a moverse, él era la letalidad en persona.
Saltó y logró aterrizar encima de uno de los funcionarios, clavando su daga en su pecho profundamente. La sangre corrió y manchó la alfombra. Se levantó con rapidez y corrió hacia el escenario, hacia su objetivo, visualizó a Melinda Desmond oculta detrás del mueble con la televisión, estiró su mano y tomó su brazo.
—¿Qu-e? —Melinda habló nerviosa al no poder ver nada.
—He venido por usted.
Melinda relajó su rostro al reconocer la voz y se dejó guiar hasta la salida de emergencias cercana. Salieron a un pasillo y fue cuando la luz regresó. Le sorprendía que la casa se viera tan oscura considerando que era de día fuera, sin embargo, la casa estaba lo suficientemente cerrada para poder dar esa apariencia lúgubre.
—Yor, espera...—Melinda seguía siendo arrastrada hacia la salida próxima.
—Lo siento Melinda, mi prioridad es sacarla de aquí. —Le había tomado diez minutos salir de ahí, el doble del tiempo estipulado, no podía esperar más tiempo.
La esposa de Donovan no habló y pronto salieron de ahí, subiéndose a un auto negro que parecía esperar por ella.
Thor Princess podía entender las preocupaciones de la mujer, pero ella era un testigo protegido. Ella era la única, sin contar a Demetrius, que sabía donde estaba Donovan. Por lo que corría un peligro exponencial. Y WISE le había encargado ponerla a salvo.
Loid se lo había confiado, diciendo que no podía confiar en nadie más que en ella.
Sabía de sus habilidades y desde que todo este enfrentamiento inició WISE y Garden habían estado trabajando juntos, lidiando con los terroristas y aquellos que iban en contra del gobierno actual y la unificación de Ostalis. Garden siempre hacía el trabajo sucio por debajo de la mesa, seguía sin existir y era mejor de esa forma. Y por esa paz ellos se ocuparían de desaparecer a cualquier simpatizante del Partido de Unión Nacional, tarea que le había dejado a los cuatro elementos de Garden, mientras ella salía de ahí con Melinda Desmond.
Sabía que Loid lo había querido así para mantenerla a salvo tanto como podía, él siempre era tan protector.
Yor veía por fuera del auto y sentía un sentimiento ácido en su estómago, porque antes de llegar ahí, cuando Garden estaba en camino, los cinco agentes que componían la organización, pudo verlo. El comunicado de Donovan. Y todo su cuerpo se paralizó al ver al hombre que su esposo había ido a asesinar, vivo.
Donovan Desmond seguía respirando y ese era un mal augurio.
No pudo evitar pensar en aquella despedida agridulce de una noche anterior, a Loid abrazándola fuertemente, como si quisiera recordar ese momento y besándola con desesperación... ¿acaso sabía que no regresaría? La idea se escurría por sus dedos y no había podido respirar adecuadamente desde que él se fue.
Porque sabía que Loid era capaz de dar su vida con tal de cumplir con su última misión y asegurar de esa manera la paz de Ostalis. Él era así, aunque significaba dejarla sola, algo insoportable para Yor. Y más porque ella se lo había prometido de alguna forma, que seguiría sin él.
—Pase lo que pase Yor, tienes que cumplir con tu misión, necesito que lo hagas.
—¿Qué significa eso?
—Simplemente eso, que suceda lo que suceda, tendrás que seguir adelante, tienes que mantener a salvo a Melinda y a nuestros hijos.
Yor realmente no quiso indagar en aquella intensa petición y aceptó, aunque su interior se agitaba inquieto de entender qué es lo que eso significaba. Que a pesar de que Loid estuviera en peligro, no podría regresar.
Abrazó aquella idea con amargura.
Residencia Desmond, 1:51 pm
La luz inundó la mansión Desmond, dando claridad a los hombres peleando, la sangre corriendo y los gemidos de dolor. Él entró corriendo sin detenerse directamente hacia el salón, su respiración agitada, sus piernas dolían y la adrenalina corriendo por sus venas.
Cuando la luz del salón lo recibió se encontró con la escena sangrienta y su boca se entreabrió conmocionada. Los ojos ámbar estudiaron el lugar, con el terror gobernando su interior y en búsqueda de una cabellera rosada.
Se refugió debajo de la mesa, no necesitaba llamar la atención en esa masacre, pero tenía razones para estar ahí. Maldijo y el miedo se abrió paso rápidamente ¿Dónde estaba Anya? Él solo había salido el tiempo suficiente para no tener que lidiar con la escena de ver a Anya con Demetrius, una visión nada grata a pesar de que Anya se lo había pedido.
No pudo con la idea de los brazos de Demetrius sobre Anya y como ella parecía aceptarlo con gusto. Había tenido tantas nauseas al respecto, por lo que necesitaba salir de ahí, a pesar de que sabía que su ausencia sería reprobable cuando los resultados salieran. La idea era regresar antes de que anunciaran al ganar, pero las cosas se habían complicado en la ciudad, todo el mundo había enloquecido.
Debió quedarse ahí, debió resistir.
Se asomó asegurándose de que nadie lo viera, había tanto movimiento que era imposible concentrarse. Pero por más que lo intentaba no había ni una cabellera rosada ¿Dónde estaba? No podía ver a su madre y mucho menos a Demetrius. Tragó saliva, debía salir de ahí.
En ese momento vio una figura volar por el aire y súbitamente aterrizó encima de la mesa donde estaba oculto. La mesa colapsó aplastándolo y el aire fue drenado de sus pulmones, tosió en un intento de recuperar el aliento. Se arrastró por el suelo, saliendo e intentando ponerse de pie, sintió algo escurrir por su rostro. Se llevó la mano al rostro y cuando bajó sus dedos los vio manchados de sangre.
Vio la salida, se dirigió hacia ahí, cuando algo llamó su atención, un cuerpo en el suelo. Intentó acercarse, pero una fuerza demoledora lo sujetó fuertemente y lo levantó al aire, tomándolo del cuello.
Damian pataleó, con un ojo cerrado por la falta de aire y la presión fuerte en su garganta, abrió los labios en un intento de tomar un poco de aire, sin éxito. No podía respirar. Vio al hombre enfrente suyo, con el cabello platinado y los ojos azules profundos.
No como los de Loid Forger que eran de un color azul claro, suaves y amables; esos eran azules como el fondo del océano, penetrantes y helados. Giró el rostro mirándolo contra la pared.
—Te equivocas yo... —Damian logró articular esas palabras a duras penas, quizá lo estaba confundiendo con su hermano.
—Todos los Desmond son una plaga.
Presionó su mano más fuerte y Damian escupió la saliva, incapaz de poder contenerlo, iba a morir a manos de ese hombre, por su simple apellido, un mal que había cargado durante tanto tiempo. De niño pensó que era lo mejor que podía pasarle pero ahora mismo, a manos de ese hombre lo supo, era su maldición.
Le hubiera gustado al menos ver a Anya una vez más, al menos sería su último pensamiento.
Residencia Desmond, 1:42 pm
La Forger se detuvo abruptamente cuando escuchó eso, seguido de varios gritos agónicos, gente pidiendo ayuda y cosas cayéndose, además de aquel sonido inconfundible. El filo cortando el aire y la carne. La adrenalina corría por sus venas, no necesitaba ver para saber qué es lo que sucedía. De pronto fue empujada, la gente que buscaba desesperada por salir.
Hasta que una mano sujetó su brazo y tiró de ella, saliendo de la habitación, siendo arrastrada por el pasillo a oscuras que llevaba a la sala. Y cuando la luz regresó de pronto, Anya pudo ver el rostro de Demetrius guiándola por la casa.
—¿Qué crees que haces?
—¡Salvándote! están asesinando a todos —Su rostro estaba desquiciado, jalaba de su brazo con violencia para alejarse lo más que podía.
Algo que Anya sabía, pero ya no tenía intención de seguir con todo esto. A fin de cuentas había logrado lo que necesitaba, no tenía porque seguir lidiando con esa farsa de estar junto a Demetrius. Había ido a ese lugar con él por sus propios motivos y dada la situación, era momento de terminarlo.
Se resistió al avance, lo cual exasperó a Demetrius quien sin mirar atrás tiró de nuevo de ella, pero Anya no se movió. Lo cual lo llevó a girar para ver qué es lo que hacía que se detenía.
—¿No te das cuenta de lo que sucede? ¿Acaso quieres morir?
—No iré a ningún lado contigo.
Y sus palabras parecieron enfurecerlo, se acercó, atrapando su muñeca, tirando de ella y atrayéndola hacia su cuerpo. Anya actuó con agilidad, levantó su mano y giró por debajo del brazo del hombre, quedando detrás de él, sujetó el brazo masculino y lo empujó fuertemente al suelo, haciendo que se arrodillara por la fuerza del movimiento. Presionó el brazo con fuerza, podía romperlo con facilidad. Lo escuchó quejarse pero Anya se contuvo de no romper su brazo, algo que realmente quería.
—No vuelvas a tocarme.
Lo soltó, retrocedió y se adelantó por donde habían ido, necesitaba regresar y salir por ahí. Demetrius logró levantarse y se adelantó hacia ella, como si no quisiera perder. Anya saltó en el aire y logró propinarle una patada en el aire, directo en su pecho, lanzándolo contra la pared.
Súbitamente una mano sujetando su brazo la detuvo, ella ya no tendría la paciencia, debía detener el proyecto Apple, si no se iba en ese momento sus esfuerzos. Lanzó un golpe pero fue detenido por Demetrius y aprovechó el tener el control para doblar su brazo y llevárselo a la espalda, y caminó hasta que su mejilla chocó contra el muro.
—Anya te dará unos segundos para soltarla o si no...
—¿Si no que harás? —Demetrius habló contra su oreja, con una voz risueña. —¿Me darás una lección? —Río divertido. —Si no te necesitara tanto te hubiera eliminado hace tanto tiempo, tus gritos deben ser tan dulces.
Ella apoyó su pierna en la pared e intentó empujarlo, pero era como un muro.
—Tú vendrás conmigo y te quedarás callada.
Era su momento de reír, por lo que lo hizo, resistiendo lo más que pudo contra él.
—¿Y porque haría algo así?—Anya logró separar el rostro de la pared.
Demetrius sonrió con tanta diversión, como si estuviera en el juego más emocionante de toda su vida. Pegó su cuerpo al de Anya y su nariz acarició la oreja de la fémina.
—Lo mataré si no vienes conmigo. —Anya dejó de forcejear súbitamente, Demetrius sonrió. —A Twilight —Anya sintió su respiración pesada contra su cuello. — tu padre. — Susurró para concluir.
Anya sintió su cuerpo paralizarse y escuchó sus latidos en sus orejas, la boca seca. Demetrius la soltó y la observó con la mirada más tierna que pudo dedicarle antes de tomarla por el brazo y tiró de ella.
No se esforzó en desmentirlo, porque sabía que no tendría el más mínimo sentido. Él lo sabía, claro que lo sabía. La forma en que lo había dicho, saboreando cada palabra dejaba en claro que estaba seguro de lo que decía.
—¿Cómo..? —Fue lo único que Anya pudo articular con su voz rota.
Demetrius abrió una puerta y se veía una escalera que descendía hasta que no podía verse, él avanzó bajando rápidamente en completo silencio. Solo podía escucharse el sonido de los zapatos chocando con los escalones de metal.
Unos minutos transcurrieron hasta que alcanzaron el suelo y un túnel pequeño y rústico se abría ante ellos. Estaba frío, lo cual dejaba en claro que estaban varios metros bajo tierra. Sin esperar más tiempo Demetrius tiró de ella, obligándola a caminar.
—Mi misión era encontrarlo y asesinarlo, a aquel hombre que había frustrado todos nuestros planes, una piedra en el zapato durante todos estos años ¿un simple hombre deteniendo a una sola organización? Debía ser erradicado —Habló lentamente y tranquilo, como si estuviera hablando de cualquier otra cosa en vez de asesinar a una persona, como si aquello no le pesara, hasta parecía animado— pero tú te acercaste a mi, hiciste las cosas tan fáciles.
Anya casi tropezaba con el suelo irregular, pero logró componerse, giraron a la derecha, luego a la izquierda y siguieron varios metros más en línea recta antes de volver a girar, era un laberinto de túneles. Cada dos metros había una pequeña luz que iluminaba el túnel, dando un poco de luz en el avance.
— Fue divertido, ver como me preferías antes que a mi hermano que había estado enamorado de ti desde niños, realmente un juego emocionante —Sus ojos brillaban en la oscuridad, maravillado. —Y tú eras única y sabes tan bien... Fue un completo deleite.
Anya sintió náuseas de saber cómo él había estado jugando todo este tiempo, que él la había dejado acercarse para lograr su objetivo.
—Por supuesto que sabía que había algo detrás, porque eres la hija de Twilight — Él sonrió divertido. —Debo darte crédito por poner un micrófono en mi automóvil, de esa forma pude dirigirte tan fácilmente, permitiéndote saber lo que necesitaba en el momento necesario.
Anya dejó de respirar... ¿lo había sabido todo este tiempo? Recordó lo sigilosa que había sido esa vez y la información que obtuvo... ¿lo había descubierto? ¿qué cara había puesto al verlo? Lo imaginaba riéndose y dejando el micrófono donde estaba, planeando de qué manera podría utilizarlo a su favor. Demetrius Desmond era espeluznante y la tenía donde quería.
—Tomé tu idea un poco. —Se detuvo —Por lo que tú me permitiste saber lo que yo necesitaba y pude mover las piezas a mi beneficio.
Él giró para verla un instante, parecía tan excitado, como si estuvieran en un parque de direcciones. Como si hubiera esperado pacientemente todos estos meses para poder jactarse de cada uno de sus movimientos y como todo ese tiempo él estuvo dos pasos por delante.
Recordó a su padre y su miedo inicial de tener cuidado con Demetrius, porque no sabían cuál era su postura. Qué ingenua había sido, él todo este tiempo estuvo jugando a su antojo, viéndola sufrir y fingiendo todo ese tiempo, él sabía que cada vez que ella se dejaba besar, todo era una actuación. Y todo eso para poder llegar a su padre.
Siguieron caminando durante varios minutos más, Anya sentía que llevaban de esa forma como hace veinte minutos ¿a donde la estaba guiando? ¿Acaso quería llevarla ante su padre moribundo? ¿seguía jugando con ella? ¿Qué es lo que estaba buscando? No podía entender el pensamiento de Demetrius, porque aún en ese momento tan desesperado, no podía acceder a su mente. Si ella hubiera sido capaz de leerlo, nada de esto hubiera pasado.
Ella había sido un insecto que había caído en la red de aquel depredador.
Llegaron ante una puerta de metal e ingresaron, subieron más escaleras y finalmente él abrió una puerta más, haciéndola entrar. Era una habitación grande completamente de metal, desde los suelos a las paredes, una única lámpara brillaba en lo alto. Y en el fondo había un panel de control, al que él se acercó mirando las pantallas y tecleando un par de cosas, centrándose en eso.
Anya estaba inquieta, observaba la puerta una y otra vez, pensando en qué oportunidades tenía de escapar. La realidad es que no sabía dónde estaba, y habían dado tantas vueltas, quizá con la intención de confundirla. Sabía que si se iba de alguna forma encontraría la salida, pero se aferraba a la esperanza de que en ese lugar podría encontrar a su padre, que quizá Demetrius lo llevaría y lo dejaría verlo, ahí Anya podría intentar algo... aunque las ideas eran escasas en su mente. Los ruidosos latidos de su corazón en sus orejas no la dejaban pensar adecuadamente, adicional de la conmoción de la declaración de Demetrius, su estómago se sentía revuelto, quería vomitar.
Pero había algo en lo que él había dicho que no la dejaba tranquila. " tú me permitiste saber lo que yo necesitaba y pude mover las piezas a mi beneficio." ¿a qué se refería? Dijo que había seguido su plan ¿Qué es lo que ella le permitió saber? No había dejado de darle vueltas en la cabeza esa frase, como si lo tuviera en la punta de la lengua pero la idea no se materializaba en su cabeza. ¿Su idea? pensó detenidamente en ello, ella se había acercado a Demetrius con la intención de saber sus planes, de darle información a su padre.
No había podido leer su mente, por lo que mantenerse cerca había sido la solución. Recordó que él mencionó el micrófono, ella recurrió a un micrófono para saber lo que él podría decir en su automóvil y a dónde se dirigía.
Su corazón se estremeció fuertemente, un micrófono, él había plantado un micrófono, pero...¿dónde? Demetrius había entrado a su casa, había tenido acceso a su privacidad... ¿en la sala?¿en la cocina? ¿en el pasillo? los latidos eran cada vez más fuertes y dolorosos... ¿Dónde lo había puesto? Su cabeza dolía, sintiéndose incapaz y perdida, como si todo eso fuera un sueño, queriendo despertar en ese momento y poder ver a su padre, a su madre y a Alain, en una cena familiar normal donde reían juntos.
Demetrius dio la vuelta, y se acercó hacía ella, con la mirada de un depredador en el asecho de su presa. Anya tragó saliva y retrocedió, cuando él dio un paso, ella retrocedía uno, hasta que ella terminó tropezando con la silla que había ahí e inevitablemente cayó sentándose. Demetrius colocó sus manos en las recargaderas de los brazos y se inclinó hacia ella, su aliento acarició su rostro.
Él estiró su mano y tocó con los dedos el collar que Anya se había puesto. Ella abrió los ojos por completo en un gesto de sorpresa y sus labios se separaron cuando la respuesta de qué forma él la había estado escuchando.
—Gracias por entregarme a Twilight en bandeja de plata.
El collar, lo había hecho con el collar.
Con su mano libre Demetrius extrajo un pequeño dispositivo de la bolsa de su pantalón y lo presionó con una sonrisa en los labios. Las bombas colocadas en la ciudad estallaron, consumiendo todo a su paso.
¡Este capítulo ha sido un completo reto! Por que tuve que unir tantas cosas que había dejado desde el inicio, por lo que gracias por la paciencia. De igual forma aún faltan muchas cosas por salir a la luz, por lo que les pido paciencia, es una red mental que debo acomodar de manera muy cuidadosa ¡todo valdrá la pena!
Gracias por leer y espero que hayan disfrutado este capítulo que ha mi parecer ha sido tan revelador, pero que ha despertado tantas incognitas al mismo tiempo ¡Estoy tan emocionada por llegar al final y al mismo tiempo, asustada por todas las piezas que debo retomar y anexar!
Estamos en la recta final!
PD: sobre Anya, recuerden las palabras de Miguel O'hara "Es un evento canonico" y este es el evento canonico de Anya.
Chapter Text
Schloss Burg, 2:37 pm
Anya observó detenidamente el control en las manos de Demetrius y como volvía a guardarlo en su bolsillo, con total tranquilidad, como si lo que había hecho no le pesara en lo más mínimo. No lo había visto y desde ahí no lo había sentido, pero estaba segura que era el detonador de las bombas.
¿Las habían detenido los agentes de WISE o no? ¿lo habían logrado a tiempo o quizá… la gente agonizaba?
Sintió náuseas, repugnancia del hombre que tenía enfrente que sonreía divertido por su expresión consternada. Anya se movió en la silla al sentir arcadas y se inclinó para vomitar, pero solo tosió, escupiendo saliva de pensar en la gente en la ciudad y que ella había entregado a su padre a su verdugo.
¿Su padre realmente estaba vivo? Si ese era el objetivo de Demetrius desde meses atrás, la idea de que estuviera vivo era…inconcebible. Porque habían estado planeando todo esa sucia farsa para poder atraparlo. Sylvia, la que dirigía WISE había muerto años atrás en aquella lucha que parecía eterna, por lo que Twilight se había quedado a cargo de WISE, comandando a los agentes que restaban, a pesar de que habían estado cazándolos.
Una realidad que Anya había escuchado de la mente de su padre, por supuesto que querían deshacerse de WISE que era el apoyo del gobierno para filtrar los movimientos del Partido de Unión Nacional y la resistencia. Habían habido tantas bajas en los últimos años y a pesar de eso, habían frustrado muchos de sus planes.
Entendía porque la misión de Demetrius era asesinar a Twilight, la cabeza de la operación.
Por eso se había tomado tantas molestias en llegar hasta él, dejando el micrófono para despistarla y hacerle creer que se había salido con la suya. Y él había puesto un micrófono en ella ¿Cómo no lo había notado? en ese momento pensó que había sido algo excesivo una joya como esa… pero se había dejado llevar, no había analizado como debería haberlo hecho. En algún momento había confirmado que él tenía algo que ver con toda la resistencia, sin embargo ¿algo como eso? no hubiera podido verlo venir.
A pesar de ya no utilizar el collar, lo había tenido en su habitación, había pensado en tirarlo, realmente lo consideró pero desechó la idea por tratarse de una reliquia de su familia. Desde hace tiempo sabía que Demetrius estaba escondiendo algo realmente vil, detrás de esa máscara de amabilidad, pero ella pensó que era otra cosa.
Recordó aquella noche cuando su padre entró en su habitación y le contó que ya sabían donde estaba Donovan y que iría por él…. Demetrius había escuchado el plan, lo había estado esperando pacientemente, para tenerlo entre sus manos. No tuvo que hacer nada, solo esperó…poniendo las piezas indicadas. Demetrius y Donovan hablando en el auto, mencionando lo de las bombas… todo fue colocado perfectamente para atraerlo.
Se sentía tan mal por caer en un truco tan sucio, era tan vulnerable, porque siempre había dependido de su habilidad de lectura de mentes. No necesitaba conocer a la gente para saber qué pensaban o cuáles eran sus planes, el leer las mentes le había facilitado el tener que analizarlo. Algo que su propio padre había insistido desde hace tiempo y que era su excusa para que ella no fuera espía.
Anya dependía mucho de su habilidad, a pesar de que ya no la usara con total libertad por la “privacidad” de la gente. Y eso era lo que hacía más aterrador a Demetrius Desmond, que no podía leer su mente. Si hubiera podido hacerlo… ella hubiera evitado todo eso, pero fue incapaz.
Sus ojos miraban el suelo que estaba tan cerca y la saliva que había escurrido de su boca, se sentía mareada. Demetrius estiró la mano, levantó su rostro, hundiendo su pulgar y el dedo índice, en las mejillas y causándole dolor. Anya vio al hijo mayor de los Desmond, con una sonrisa devota y sus ojos risueños.
—¿Dónde está? —Es lo único que pudo articular, su garganta ardía por las arcadas, que solo sirvieron para lastimarla, porque no salió nada y su estómago seguía revuelto.
—¿De verdad quieres saber? —Susurró con un tono provocativo.
Anya sintió su garganta cerrada, intentaba aferrarse de que no era así, que Demetrius era de esos depredadores que se devoraban a su presa lentamente.
Él se acercó e intentó besarla, pero ella apartó su rostro, no quería ni mirarlo a la cara. Pero él simplemente se río divertido.
—Hay algo que me tomó desprevenido. —admitió como si fuera un gran secreto. —Tú. —Sus ojos resplandecieron fascinados. —Eres realmente encantadora, entiendo la fascinación de mi hermano, sin embargo había algo más, la conexión entre nosotros fue imposible de no percibir, la forma en que mi propio cuerpo reaccionaba a ti—Tocó un mechón de su cabello. —Sabía que había algo más, podía sentirlo, algo más profundo —Se acercó aún más, el aliento masculino acarició su rostro. —y lo entendí, que tú y yo somos iguales.
—No tenemos nada en común.
Demetrius sonrió, pasó su nariz por la mejilla femenina, deleitándose de su aroma tan singular y dulce, lo había tentado tanto tiempo y ahora era suya.
—¿Te imaginas mi emoción al saber que la hija del mejor agente de WISE era la única sobreviviente del proyecto Apple? —Sus ojos enloquecidos la observaron, atravesándola, consumiéndola.
Anya se estremeció, fue aquella palabra que le devolvió la fuerza en sus piernas, intentó levantarse, pero del reposa brazos emergió una banda de metal que encerró sus manos y sus de igual forma sus pies fueron inmovilizados. Ella se agitó en su lugar, pero las ataduras eran lo suficiente fuertes, no podía moverse y el pánico la envolvió.
—O al menos la única sobreviviente conocida.
Él se levantó con una sonrisa perversa, el rostro inclinado y una mirada significativa.
Anya había aguantado la respiración ¿la única sobreviviente conocida? sabía que los registros habían desaparecido o al menos eso había escuchado de su padre. No había rastros del proyecto, aunque Anya entendió que ante la replicación del Proyecto Apple dejaba en claro que siempre estuvieron ahí, que lograron conseguirlos para poder recrear ese proyecto. Pero había dicho que eran iguales él y ella… la compresión llegó golpeando fuertemente a su cara, como una pelota de béisbol.
Él sonrió y ella lo comprendió, él era como ella, un sobreviviente del proyecto Apple.
Centro de Berlint, 12:45 pm
Los agentes de WISE corrían por las calles, moviéndose de manera sigilosa por los edificios, en búsqueda de alcanzar la ubicación enviada por Franky a sus dispositivos de rastreo. Había cinco bombas que desactivar, puestas para generar miedo entre la población, no con la intención de masacrar a toda la gente cercana.
Podía suponerse que no tendrían un alcance demoledor, sin embargo, no podían confiarse, todo eso eran suposiciones. Debían encontrarlas y desactivarlas antes de que los resultados de las elecciones fueran anunciados y el tiempo se escurría por sus dedos.
Parecía una tarea sencilla considerando que tenían las coordenadas, pero la realidad se alzó fuertemente contra ellos, cuando al llegar donde se suponía que estaban, no había rastros de ellas.
Hawkspecter saltó del techo donde estaba, aterrizando en aquel pequeño parque y visualizó el kiosko en el centro, se acercó con disimulo por las personas que estaban ahí, debía tomarlo y salir de ahí. Al acercarse giró alrededor en búsqueda del aparato explosivo, entró al kiosko, observando el techo, no obstante, no había nada. Pensó que quizá la ubicación estaba desplazada, por lo que buscó en el área cercana, pero no había nada, ninguna perturbación que dejara entrever que había una bomba.
—¡Las ubicaciones de las bombas son falsas!
Fueron agentes del SSS quienes encontraron el cuerpo del agente entre un jardín, con una herida de bala en la cabeza. Yuri había torcido la boca al entender el juego que se desarrollaba, que el plan de Loid había fallado, que esos bastardos estaban jugando con ellos.
Y que la vida de muchas personas podrían estar en riesgo ¡se habían confiado demasiado! Por lo que decidió que el SSS serviría de apoyo en encontrar las bombas, aliándose con los agentes y recorriendo toda la ciudad de ser necesario. Como si buscar una aguja en un pajar fuera una tarea sencilla, adicional las comunicaciones estaban muertas.
Brainstorm fue el primero en encontrar una de las bombas y desactivarla, asegurando un éxito. Restaban cuatro y era indispensable que las encontraran.
Un agente corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, controlando su respiración, visualizando el ayuntamiento, la siguiente localización de la bomba. Se había forzado a salir de su ruta para auxiliar en esa zona, ante la inminente amenaza, no tenía tiempo. No se suponía que debía estar ahí y sabía que un cambio en el plan podría condenarlos a todos.
Alcanzó el ayuntamiento, recorriendo el exterior del edificio, pero no había ninguna irregularidad. Giró en su lugar, viendo el jardín enfrente, podría ser, no podía descartar nada, esa era la ubicación exacta. Dio un paso hacia adelante y fue cuando lo escuchó, la bala pasando cerca de su rostro, a punto de acertar. Un francotirador. Giró el rostro en búsqueda del lugar, pero se lanzó al suelo, ocultándose detrás de uno de los pilares del ayuntamiento, la bala pasó a su lado y otra más se estrelló en el pilar.
Había sido una trampa para asesinarlo, habían estado esperando pacientemente por el agente de WISE que aparecería. Debía atraparlo, pero sabía que se movería de lugar, ellos atacaban de lejos. Salió de su escondite y cuando estaba por ir hacia el edificio, vio a un agente del SSS corriendo y adentrándose al edificio.
Había presenciado la escena y quería ayudarlo, quizá lo había utilizado de carnada. Pensó en ir, pero dio media vuelta, confiando en el agente del SSS y regresando sobre sus pasos, el tiempo se esfumaba y no podía detenerse, debía seguir avanzando.
Schloss Burg, 2:45 pm
—¿Tú…?
—¿Acaso no sentiste atracción entre nosotros? Era imposible pero ¡Aquí estamos, nosotros, un escalón más alto que cualquiera! —Se acercó de nuevo. —Y aquello terminó por confirmarlo, que estamos destinados. que fuiste hecha para pertenecerme.
Anya se estremeció totalmente ante la mirada obsesiva de Demetrius y las ganas de huir la atacaron por completo, todo su cuerpo gritaba y dolía por salir de ahí.
—¿Cómo…? No es posible. —Anya intentó recordar, algo que se había prometido que nunca haría, enterrando esos recuerdos, pero estaba segura, que Demetrius no había estado ahí.
Demetrius se alejó de ella, hacia la máquina que estaba cerca y sus dedos se movieron, teclado y centrándose en ello.
—Fui el primogénito, el orgullo de la familia Desmond… a los ojos del público, sin embargo, mi condición no era la más saludable. —Giró el rostro para verla. —Le ofrecieron a mi padre ser patrocinador de un proyecto prometedor, sobre niños que podrían ser la cima de nuestra especie. —Se detuvo durante unos segundos que parecieron eternos. —Una idea bastante atractiva para mi padre, por lo que además de ser patrocinador, ofreció a su hijo como carne de cañón, una simple experimentación.
Anya tragó la poca saliva que su boca producía, ella había vivido eso, no era una simple experimentación.
—Me prometió que no dolería —Soltó una risa sin ganas. —Fui un caso aislado, no fui mezclado con los niños sin familia. —La observó un momento, como dando a entender que sabía que sus padres biológicos la habían entregado sin resentimiento. —Por lo que cuando el resto de los sujetos de prueba no tuvieron resultados favorables…pensaron que había sido un rotundo fracaso. Mi padre estaba tan defraudado de que hubiera sido uno más de esos fracasos… o al menos eso creía, porque yo nunca le permití saberlo, no después de lo que había hecho y pude ocultarlo muy bien. Esa siempre fue mi carta oculta, mi pequeño secreto.
Demetrius terminó de hacer lo que sea que estuviera haciendo y se acercó lentamente, sin dejar de mirarla y la piel femenina se erizó, porque sabía que no podía ser nada bueno.
Además que había un solo pensamiento perturbador que la sobrecogía, que le impedía respirar ¿Qué es lo que Demetrius podía hacer? ¿Acaso… podría leer su mente? Era imposible, de poder hacerlo, no hubiera necesitado un micrófono para saber su plan. Pero entonces si él era resultado del proyecto Apple ¿Qué habilidad tenía? Ella pensó que si hubiera más sobrevivientes de ese proyecto, tendrían su misma habilidad, pero el proyecto era tan ambiguo que muchos resultados podrían haber derivado de eso.
El miedo la sacudió cuando llegó a su lado.
—Pensé que era el único sobreviviente, habían pasado tantos años… hasta que decidí recrear el proyecto Apple, porque si había funcionado una vez, podría volver a funcionar, de alguna manera había salido bien en mi. —Su mano se estiró y acarició su rostro. —¿Sabes qué fue lo que encontré entre los archivos? —Se inclinó hacia ella. —A ti, ¡tú estuviste todo el tiempo ahí! —Soltó una carcajada.
Parecía tan excitado por toda la idea, por tenerla ahí y poder hablar sobre ello.
—En ese momento entendí porque mis habilidades funcionaban con todos, menos contigo. —La máquina detrás comenzó a sonar, un sonido estridente. —Yo jamás pude persuadirte. —La miró fijamente a los ojos, la tormentosa oscuridad de sus ojos era asfixiante. —Tú debías guiarme a tu padre con facilidad, pero no tenía ni la menor influencia en ti. — Frunció los labios como si recordara el momento. —Lo intenté, vaya que lo intenté, funcionó con mi padre, hasta el mismo Twilight no pudo resistirse, de no haberlo utilizado contra él, me hubiera descubierto hace tanto tiempo. —Suspiró. —Pero tú siempre te resististe a mi.
Su mano acunó el rostro de Anya, quien intentó alejarse sin éxito.
Persuasión, él podía influir en las decisiones y la forma de actuar de las personas. Una habilidad tan poderosa, que le había dado la arrogancia y el sentimiento de superioridad por controlar a todos a su antojo ¡Era un verdadero peligro! Él había desatado una guerra con solo mover las piezas indicadas.
—Pero tú nunca pudiste leer mi mente, hubieras sido mi condena si lo hubieras hecho. —Se apartó, dando un paso atrás. —Aquella atracción era porque derivamos del mismo proyecto y a pesar de eso, nos repelemos al mismo tiempo, inhabilitando nuestras habilidades.
Se quedó callado, pensando en lo frustrante que había sido no poder manejar a Anya como una muñeca, vaya que quiso hacerlo, tantas veces, que no dejó de intentarlo. Se había desquiciado con la idea de que ella fuera la única que se resistiera a sus habilidades, lo había cautivado, lo obsesionó, todo en ella lo atraía dolorosamente.
—Pero tú…el poder de leer la mente, esa habilidad en las manos indicadas podría… dominar todo a su paso y juntos… haríamos tantas cosas juntos.
—Lo siento, pero no estoy interesada. —Lo habría dicho, no funcionaba su persuasión en ella, no iba a obligar a nada.
—No es una petición, tú serás de utilidad. —La máquina sonó fuertemente y las luces titinearon. —Sino ¿porque crees que me tomé tantas molestias para atraerte hasta aquí? te necesitaba.
Demetrius había ajustado la máquina, aquella que le daría un mapa mental de la forma en que la habilidad de Anya Forger funcionaba. Lo había hecho consigo mismo y la experimentación con otros sujetos de prueba había iniciado tiempo atrás. Hoy intentaría ver si eran capaces de resistir su propia habilidad y si había resultados favorables, intentaría con Anya, pero antes necesitaba un mapa mental, saber que puntos específicos se iluminaban en su cabeza al activarse y recrearlos.
La electricidad corrió por la silla y un grito desgarrador fue arrancado de los labios de Anya, abrió los ojos y percibió cómo su habilidad se activaba y perdía control de su mente. Las lágrimas salieron de sus ojos, aquellos recuerdos que había enterrado, esos miedos recurrentes se habían hecho una realidad.
Centro de Berlint, 2:30 pm
Yuri bloqueó el golpe y giró en su lugar acertando su pie en el pecho de su contrincante, lanzándolo contra el muro. Se limpió la sangre que salía de sus labios y recuperó el aliento mirando a su alrededor.
Parecía salido de una película de terror, solo que no lo era, eso era real.
Las fuerzas paramilitares que estaban con Donovan habían desplegado sus ataques a todos los agentes de la policía y del SSS que recorrían las calles desde antes de que los resultados salieran, en un intento de encontrar los agentes explosivos. Cuando la voz de Donovan resonó en todos los altavoces de la ciudad, los soldados entrenados atacaron, sin importar llevarse a algunos ciudadanos entre sus líneas.
El caos se desató, los gritos, la sangre corriendo y el terror colándose como el agua fría y agonizante. Maldijo, habían encontrado dos bombas y aún restaban tres, pero el ataque de la fuerza paramilitar había entorpecido la búsqueda. Por supuesto que eso es lo que buscaban…Yuri supo que no podían lograrlo, que no podrían encontrarlas a tiempo. Se preguntaba porque no habían explotado.
Levantó su rostro al cielo, estaba cansado, su mirada estaba nublada, no sabía a cuántos soldados había asesinado. Pero estaba dispuesto a hacerlo para mantener a salvo a su hermana. Agradecía que al menos Twilight la hubiera mandado lejos, su preciosa hermana. Él se encargaría de exterminar cualquier amenaza, de ella y sus hijos. Sabían el amor que Yor tenía por ellos y quizá él se había encariñado de ellos, porque le recordaba un poco a él y Yor. Si Twilight moría en combate y si le pasaba algo a su querida hermana, ellos quedarían solos, como ellos.
No podía permitirlo.
Centró su atención hacia enfrente y corrió hacia unos agentes que habían acorralado a unos civiles y que un agente de WISE buscaba hacerlos retroceder, pero lo superaban en número. Malditos bastardos, iba a asesinarlos a todos. Saltó en el aire y utilizó sus piernas para propinar una patada que lanzó a uno lejos y al otro logró estrellarlo contra el suelo.
Se inclinó, tomando el arma del enemigo entre sus manos, revisó cuantas balas le quedaban y corrió hacia aquellos soldados que eran como plagas y que no tenían fin. Escuchó por su comunicador como habían logrado encontrar una tercera bomba en el lado norte de la ciudad, solo faltaban dos, dos más y podrían deshacerse de la mayor amenaza. Quizá podrían lograrlo, no todo podría estar perdido en ese infierno.
Se adelantó unos pasos cuando, Demetrius accionó el detonador y una bomba detonó en el área, generando una onda expansiva, que consumió a todo a su paso. Él terminó siendo lanzado hacia atrás, estrellándose con los escombros y la sangre brotó de su cabeza, sus oídos zumbaban y su mirada estaba borrosa.
La oscuridad lo tentó y lo arrastró, con la imagen de la familia Forger en su cabeza, a fin de cuentas no era tan malo tenerlos en su vida.
Schloss Burg, 3:03 pm
La máquina se apagó y su cabeza cayó débilmente, no podía sentir sus extremidades y el sudor corría por su cuerpo y temblaba.
—No te preocupes querida, esto terminará pronto, te lo prometo. —Sujetó su cara, levantándola y viendo los párpados femeninos entrecerrados por el golpe eléctrico— solo debes resistir un poco más y me aseguraré de consolarte.
Sabía que era una sensación desagradable, él ya había pasado por ello recientemente, para asegurarse de tener un registro de su habilidad. Demetrius se había asegurado de que el procedimiento fuera lo más soportable para ella, se preocupaba por ella, algo que Anya no podía percibir, en ocasiones sabía que ella no veía lo que hacía por ella.
—Puedes irte al infierno. —Su voz sonó inestable, débil, derrotada y sabía que al menos debía mantener su dignidad.
—Siempre eres tan encantadora. —Se relamió los labios al ver las lágrimas en el rostro de la fémina.
Parecía tan vulnerable, las ganas de romperla, para armarla nuevamente, con lentitud lo tentaron, la tenía donde quería. Todo lo que había planeado, las piezas que había movido durante todos estos meses estaban donde tanto había querido.
Se inclinó nuevamente hacía ella, quitando el cabello mojado por sudor de su rostro y observó complacido los ojos furiosos, aún tenía una gran voluntad y eso lo estimulaba. La boca se le hizo agua, cuando la puerta de aquella fría y oscura habitación se abrió.
La sonrisa de Demetrius se borró al ser interrumpido y más al ver la figura ahí, sus labios se torcieron, de verdad que siempre terminaba siendo un estorbo.
—No contaba con tu presencia.
Anya logró girar su rostro para ver la figura en la puerta, el cabello despeinado, su respiración agitada y sus ojos enloquecidos por la escena que tenía enfrente. Tenía rastros de sangre en el cabello y endureció su rostro.
—Damian… —Anya susurró, como si verlo ahí fuera lo mejor que pudiera ser.
—Suéltala
—Hermano, de verdad esperaba que estuvieras muerto, me quitarías un peso de encima. —Observó a Anya un momento. —La idea de que me quites lo que es mío, es algo que no puedo tolerar. —Bramó con un tono filoso. —Y aún así permití que juguetearan en el crucero, realmente resistí las ganas de asesinarte en ese momento. —Le dedicó una mirada mortífera. —No me hagas reconsiderarlo.
Damian avanzó hacia donde ambos estaban, con la mirada fija en Anya y su corazón se estremeció de ver las lágrimas escurrir por su rostro.
—Has llevado esto demasiado lejos.
Intentó acercarse pero Demetrius se interpuso y empezaron a forcejear, el candidato dominó la situación pronto y logró propinarle un golpe en la mejilla sin contenerse, haciéndolo tropezar y Damian terminó en el suelo con la boca sangrante.
—¿Lejos? —Se río con fuerza. — ¡Yo logré todo lo que tú siempre anhelaste! Conseguí la excelencia en el Edén, me convertí en el orgullo de mi padre, hice todo lo que él siempre esperó para mi, me convertí en el agente más joven de Sværd , cumplí cada una mis misiones con éxito, subí a la candidatura y mi padre me confió el control del Partido de Unión Nacional, yo logré tanto, algo que tú jamás podrás conseguir, eres una simple basura. —Lo miró en el suelo, sosteniendo su mejilla.
La realidad era que Demetrius lo “convenció” de hacerlo, había obedecido tanto como podía a su padre, con esa necesidad inexplicable de atención, de enorgullecerlo. Hasta que, ante la derrota frecuente ante Twilight y como frustraba sus planes, Demetrius comprendió que era culpa de su padre, era demasiado viejo para seguir en el “control” del Partido. Él había movido sus propias cartas, sugiriendo movimientos, planes o formas de acción, lo que consideraba más beneficio y su padre lo tomaba como sus ideas. Él movía los hilos desde atrás y gracias a ello subió a la candidatura.
Aún recordaba en algún momento cuando sentía los pasos de WISE cerca de él y tuvo que acercarse a Loid para sugerirle de que él no era un peligro y que debería enfocarse en su padre, que era el que tenía esas ideas arcaicas.
Siempre cuidando cada momento, cada paso, secuestrando a los hijos de funcionarios para usarlos a su favor. Su persuasión se limitaba al contacto físico, algo realmente desagradable. Por lo que se veía obligado a tomar medidas para colocar la balanza a su favor, como aquel día en la pista de patinaje, donde necesitaba llevarse al hijo de Vladimir Becker… pero sus planes se habían alterado.
Era demasiado perfeccionista, por lo que algo salía de su control, lo enloquecía.
Y ahí estaba su hermano, colmando su paciencia. Se acercó hacia él, pero Damian lo empujó con sus piernas, haciéndolo retroceder. Eso le dio oportunidad para acercarse hacia donde estaba Anya, con la mirada desesperada por sacarla de ahí.
Demetrius se acercó, apartando sus manos de él, golpeándolo en el rostro y enfurecido sujetó a Damian del cuello, haciéndolo retroceder hasta que chocó con la pared. Su mano se cernía en su cuello con fuerza. Iba a hacerlo desaparecer, así podría concentrarse en lo que era verdaderamente importante, Anya.
Esa escena le recordó la escena de meses atrás, cuando lo aprisionó en su habitación en el Edén y Damian se había resistido a su persuasión. El único logro que su hermano tenía, algo que nadie más había hecho.
—¿Crees que tú podrás hacer algo contra mi?—Sonrió divertido de la perseverancia de su hermano, si tan solo se hubiera mostrado con esa voluntad para poner en alto el apellido Desmond, no hubiera terminado siendo invisible a los ojos de su padre. —Erradiqué a tantos agentes de WISE, moví cada pieza para no dejar a ninguno de ellos vivo, ¡los maté a todos!
Damian logró apartar su mano, lanzó un golpe hacia Demetrius pero él lo contuvo y en cambio le propinó un golpe a su hermano que lo hizo girar el rostro violentamente y caer de lado.
Demetrius sonrió al ver a su hermano inclinado hacia él, hasta que algo llamó su atención. Se inclinó tomando un auricular del suelo que había volado de la oreja de Damian. Observó al chico y después observó a Anya que observaba el enfrentamiento con el miedo reflejado en su rostro y visualizó que ella tenía algo similar en la oreja. Con que así había llegado ahí, habían estado comunicados.
¿Acaso estaban jugando entre ellos? Se burló, porque algo como eso no tenía sentido, seguían siendo unos niños.
Escuchó algo en el auricular, un poco de estática y con curiosidad se lo llevó a la oreja, preguntando si era posible que la señal se escuchara tan abajo y si su hermano había escuchado todo lo que había estado diciendo a Anya.
Contempló a Anya intercambiar miradas con Damian y la vio susurrar algo, por lo que esperó escuchar su voz femenina en el auricular. Pero no fue la voz de Anya al otro lado del auricular la que resonó al otro lado, sino una masculina.
“Agente Moonlight ¿me escucha?”
La conmoción e incredulidad lo aturdió un instante, la sorpresa se hizo evidente en su rostro, al abrir por completo los ojos, la risa burlona desapareció de sus labios y en cambio sus labios se entreabrieron. No, eso era imposible. Observó el auricular incrédulo y su mirada regresó al frente, con negación.
Damian se levantó con seguridad con lentitud, se deshizo del saco blanco que aquel día había elegido, la peor elección que pudo hacer considerando la situación, pero que era lo que su padre había esperado de él y la lanzó al suelo, se quedó solo con la camisa negra que tenía debajo. Se arremangó las mangas de la camisa hasta los codos, dejando entrever sus antebrazos y se limpió la sangre de sus labios, se arregló el cabello, peinado hacia atrás, consiguiendo una apariencia más normal, como su día a día.
La mirada ámbar chocó con la negra, dos muros chocando entre ellos, una colisión demoledora.
—Aún queda uno.
Chapter Text
Schloss Burg, 3:33 pm
Demetrius observó el cambio de actitud de su hermano pequeño, había llegado con el rostro consternado e inquieto, inseguro de la situación, hasta que la ira alcanzó sus ojos al ver a Anya en la silla, con las lágrimas corriendo por sus mejillas.
Y aún así él había tomado la ventaja, golpeándolo y cortando la respiración de su garganta. Fue en ese momento que su actitud cambió, cuando escuchó la voz del otro del auricular, que la determinación, madurez y voluntad se hizo evidente.
“Agente Moonlight ¿me escucha?”
Debía ser una maldita broma, una manera de desviar su atención y que su objetivo se perdiera, porque no había forma de que su hermano, Damian el incapaz, se hubiera unido al enemigo.
—¿Es esto una broma para comprar un poco de tiempo? —El enojo se hizo presente en su rostro. —¿Aún me queda uno? No me hagas reír Damian, tú no eres capaz de hacer nada.
Damian caminó hacia él sin detenerse y Demetrius se quedó quieto hasta que su pequeño hermano lo encaró, lo suficiente cerca para que el mayor se diera cuenta de que lo había alcanzado en estatura.
—¿O acaso te niegas a aceptarlo porque no lo sospechaste? —Damian inclinó la cabeza con un gesto sarcástico.
Estaba burlándose de su sentido de perfección y como él había ido tres pasos adelante de cualquiera de los planes de WISE y movía las piezas a su antojo, a las personas conforme a sus intereses. Esa siempre había sido su vida, el control absoluto.
Demetrius soltó una risa de burla ante el valor de su hermano.
—¿Sospecharlo? Tanto tú como yo sabemos que tú no tienes madera para esto. —Lo miró con superioridad. —¿O acaso lo has olvidado?
Pertenecer a la familia Desmond involucraba una gran responsabilidad a nivel social, debías destacar, alcanzar la cima en cada estrato posible, debías ser el mejor y no estaba permitido ni una especie de error. Demetrius había cumplido los estándares imposibles de su padre al pie de la letra, todo esto con rapidez.
Los movimientos del Partido de Unión Nacional y la organización, Sværd, que se derivaba y cumplía con los objetivos del Partido, desde secuestros, asesinatos a sus oponentes o la erradicación de su enemigo directo, WISE. Eran la carta oculta que aseguraba el éxito del Partido, los que hacían el trabajo sucio. Eso era algo con lo que, siendo un Desmond, debías lidiar y aceptar la responsabilidad.
Demetrius había aceptado ese futuro con los brazos abiertos… pero por desgracia no era único hijo. Y con el paso de los años y ante el crecimiento de Damian, se hizo una realidad su incorporación. Porque Donovan necesitaba hijos que fueran de utilidad para sus planes, cosas que pudiera mover a su antojo y que se ganaran el apellido Desmond.
Tres años atrás, Demetrius se vio envuelto en la tarea de enseñarle a Damian el negocio familiar, sus objetivos e ideales. No había sido una sorpresa para ninguno de ellos, eran Desmond y podía suponerse que habían cosas detrás de ese apellido, acciones que su padre había hecho que no eran moralmente correctas. Sin embargo el imaginarlo y sumergirte en ello, eran cosas diferentes. Aún así Damian pareció aceptarlo relativamente bien, lo acompañaba para “convencer” a alguien de hacer algo, dialogar, limpiar algunas escenas deshaciéndose de la evidencia y por supuesto, en la obtención de información de funcionarios que se habían opuesto al partido y en alguna ocasión en algún agente de WISE.
Demetrius había sido el encargado de evaluar si Damian era capaz de ser instruido entre los confines oscuros de ser el hijo de Donovan Desmond. Se mantuvo firme ante cada operación aunque podía ver que sus acciones radicales lo perturbaban ¿a que nivel? no podía saberlo con seguridad. Damian solo había presenciado cada una de sus tácticas/misiones, momentos donde Demetrius no se había manchado las manos, había hecho que alguien más hiciera la tarea.
—En algún momento tú tendrás que mancharte las manos.
—Si, lo haré.
Su rostro había sido indescifrable, siempre controlaba sus emociones y más cuando eso involucraba el apellido Desmond, sabía que quería cumplir con el camino trazado para su familia, no podía oponerse, debía hacerlo, no tenía opción más que soportar. Pero eso no significaba que su padre toleraría su ineptitud sólo porque era de su sangre. Si no era de utilidad, te desecharía.
—¿Damian está a la altura de Sværd?
Su padre ni lo había mirado, solo se lo preguntó mientras se centraba en evaluar unos papeles.
—Ha demostrado cierto potencial. —No iba a negarlo, con un poco de exposición terminas acostumbrándote. —Sin embargo, no está de más ser precavidos y probar que está a la altura.
Donovan desvió la atención de los papeles, mirando a su hijo mayor.
—Encárgate.
Demetrius se encargó de hacerlo, de poner a prueba la lealtad de Damian hacía el apellido Desmond y si era digno de ser instruido. Su padre lo había hecho con él y por ello Demetrius decidió ser creativo.
Sus hombres lo abordaron al salir de la escuela, deteniendo el auto que lo llevaba a la residencia Desmond y lo capturaron, inhabilitando sus sentidos, haciéndole creer que el enemigo lo había capturado, que él había sido secuestrado por WISE. Lo aislaron en un lugar remoto, encerrándolo en una habitación pequeña, sucia y oscura.
Demetrius vio a su hermano asustado por medio de las cámaras, conmocionado y aún así intentaba mantener la calma. Posiblemente repitiendo mentalmente de que debía hacerlo, un escenario sumamente tentador para el primogénito de los Desmond. Lo mantuvo recluido un par de horas, que él no sintió por estar sumergido en la oscuridad.
Dejó que se confiara un poco, que pensara que solo lo querían como moneda de cambio, dejando que tuviera esperanza de salir con vida… y cuando el juego mental estuvo ahí, Demetrius ingresó a la habitación y utilizó algunas técnicas para arrancarle los gritos más desgarradores que pudo, una y otra vez.
Sus ojos oscuros se deleitaron con aquel panorama, era un espectáculo mucho mejor de lo que esperaba. Después de cada uno de sus juegos, le pedía información sobre su padre y sobre su hermano, el mismo, con ayuda de un regulador de voz.
—¿Seguirás dispuesto a guardar silencio? Puedo hacer esto todo el día. —Se había cubierto el rostro, además que la habitación estaba lo suficientemente oscura. —Puedo romperte hasta que hables y me digas los planes de tu padre.
Damian se mantuvo en silencio, algo que lo irritó y lo animó al mismo tiempo, porque eso significaba que podría seguir divirtiéndose.
Le tomó un par de días conseguir la información que necesitaba, Damian estaba en el suelo, con la saliva escurriendo por su boca y llegando al suelo sucio, donde su mejilla estaba apoyada, incapaz de moverse.
Demetrius se había sentido tan decepcionado, porque esperaba poder seguir un poco más, realmente lo había disfrutado, escuchar los gritos de su hermano habían sido un total deleite. Sin embargo, el escucharlo dice la ubicación de Sværd.
—Por favor…detente…—Fue lo único que Damian logró articular, su garganta estaba arruinada.
El hombre frente a él se deshizo de su máscara, se colocó en cuclillas para que su rostro quedara expuesto por la tenue luz al fondo de la habitación.
—Eres una decepción.
El rostro de Damian fue único, al encajar cada una de las piezas y comprender que todo ese tiempo, había sido torturado por su hermano, con la idea de probarlo. Demetrius vio la ira y algo más apareció en la mirada de su hermano… estuvo tan cerca, si hubiera resistido un día más, podría haber sido de utilidad.
Se encargó de que Damian olvidara su rostro y que pensara que su padre había ordenado tal acto, cosa que era cierta, pero él podría mantenerse fuera de aquel acto, él siempre disfrutaba estar en las sombras, alejado de cualquier sospecha.
De esa forma Damian se convirtió en la cara más lamentable de la familia Desmond. Él se encargó de comunicárselo a su padre y lo mantuvieron lo más lejos de las operaciones, aislándolo. Podría seguir viviendo esa vida privilegiada, siendo un chico normal, una deshonra para él.
Desde ese momento Damian se apartó tanto como pudo de su padre y de él, como si sintiera que debía estar lejos de ellos y vivió una vida ordinaria. Demetrius estuvo seguro de que Damian jamás sería un obstáculo en su vida, nunca fue una preocupación real, hasta que comenzó a meterse en su relación con Anya, aunque más que una preocupación, era un mosquito molesto que quería aplastar.
¿Y ahora venía a decir que era un agente de WISE?
Sorpresivamente Damian giró sobre sí mismo y conectó una patada en Demetrius que lo lanzó varios metros atrás por el impacto del golpe, cosa que le sacó aire. Había sido un golpe demoledor, de no haber tenido resistencia pudo haberle roto algunas costillas.
La negación comenzó a escurrirse entre sus dedos, porque no había manera que el indefenso Damian que pensaba que era, pudiera atacar de esa forma. Aún así se reincorporó y corrió hacía él, directo a atacarlo.
Damian se acercaba a la máquina que sabía que podría liberar a Anya, hasta que fue tacleado por Demetrius. Logró hacerlo caer y lo golpeó en el rostro una y otra vez, pero Damian logró hacer una llave con sus piernas, logrando sacándolo de encima, levantarse y lanzarlo por el aire, hasta que terminó estrellándose en la pared cercana.
—Siempre has sido demasiado confiado, dando por seguro tantas cosas —Damian volvió a acercarse, lo tomó por su ropa, pegando en la pared. —¿Por qué crees que todos tus planes fueron frustrados? —Miró al hombre enfrente suyo con la ira palpando cada centímetro de su cuerpo.
Lo golpeó una y otra vez, lo suficiente fuerte para aturdir, lo soltó y rápidamente se adelantó hasta la máquina, eso le daría un poco de tiempo, que era lo que necesitaba.
—¡Damian, cuidado! —La voz de Anya desde la silla lo alertó.
Giró para ver a Demetrius con un tubo de metal en la mano y a punto de golpearlo, logró esquivar cada uno de sus ataques con maestría, y con una patada logró deshacerse del tubo, que cayó metros atrás con ese particular sonido de metal contra metal. Una serie de golpes se desató entre ambos, esquivando y recibiendo algunos.
La ira de no poder someter a su hermano lo aturdió, cada movimiento, como lo esquivaba con elegancia, haciéndose a un lado o inclinándose, lanzando una patada que lo hacía retroceder, fueron suficientes para que la aceptación se abriera paso en su interior. La maestría de movimientos, su rostro imperturbable y su agilidad dejaba en claro que realmente era cierto, que era un agente de WISE.
Recordó en algún momento escuchar ese nombre, Moonlight, en una de sus cacería de agentes y recordaba a algunos agentes de Sværd mencionarlo y como había frustrado algunos secuestros y ataques, un agente capaz de hacerle frente a veinte hombres solo.
Un agente como tal… Él lo había dejado pasar porque su prioridad era Twilight, él era el verdadero peligro que debía erradicar, un agente más de WISE no llamaría su atención.
Una pieza que no había calculado, un error en sus cálculos, y todo ese tiempo había estado tan cerca, en su propia casa. El hecho de que un Desmond, fundadores del Partido de Unión Nacional, se había ido con el enemigo ¡Era inaudito! la simple idea dejó salir todo su malhumor, se inclinó logrando que de un limpio movimiento terminara en el suelo.
—Un Desmond siendo agente de Wise. —Soltó una risa sin ganas, como si no pudiera creérselo. —¿Qué se siente traicionar a tu familia, a tu sangre? ¡ A tu nación!
Era una humillación, un golpe bajo imperdonable.
— Vendiste a tu familia — Bramó con la ira contenida. — ¿Qué fue lo que te ofrecieron? ¿dinero? ¿poder? —Vio a Damian levantarse lentamente del suelo, sin dejar de mirarlo con esos ojos filosos. — ¡¿Qué fue lo que te hizo hacerlo?!
Dos años atrás
La traición de su padre se mantuvo latente, un recordatorio constante que le impidió dormir durante varios meses, al encontrarse con esa pesadilla cada vez, sintiéndolo en toda su piel. Los únicos momentos donde podía dormir era en el Edén, con Anya acariciando su cabello y refugiándose en ese lugar que les pertenecía.
Decidió vivir su vida lo más lejos de la mierda de la que familia que estaba metida, aguantando, intentando ignorarlo y concentrarse únicamente en su vida.
Hasta que Loid Forger lo interceptó mientras caminaba a casa en un día lluvioso y ante la ausencia de su chofer, se vio obligado a moverse como pudo. Y el rubio apareció enfrente suyo, con una sonrisa cordial, muy diferente a lo que su mirada quería transmitir. Siempre lo había respetado al ser el padre de Anya, saludándolo o hablando con él cuando lo invitaban a cenar con ellos. Él amaba a Anya y en algún momento se preguntó cómo sería tener una familia como la suya, donde realmente había amor.
—Damian, eres la pieza clave para detener a tu padre.
Damian sintió un golpe fuerte en su pecho mientras el agua seguía golpeando su rostro, pensó por un momento que realmente había estado jugando y se río, restando importancia. Pero el rostro del padre de Anya dejaba en claro que no era una broma. Y fue cuando fue más claro sobre su petición, el hecho de que les brindara información para poder atrapar a Donovan Desmond.
Habló tanto, diciendo quién era realmente, un espía de Westalis, que había utilizado de cubierta a Anya y a la señora Forger, que su misión había iniciado años atrás y que su único objetivo era evitar que la destrucción llegara a Ostalis. Habló de cada una de las cosas sucias que suponían que Donovan estaba haciendo y que Damian sabía que era cierto y que necesitaban a un informante que les brindara la información necesaria para frustrar sus planes y evitar una guerra innecesaria.
Fue tanta información que Damian pensó que estaba soñando y que eso no estaba sucediendo. ¿Loid era un espía que quería detener a su padre? pero luego de pensarlo durante un largo tiempo se dio cuenta que si su padre era capaz de hacer lo que hacía, todo era posible. La realidad es que había una lucha silenciosa en Ostalis, la oposición y la resistencia se enfrentaban día con día, durante tantos años… y necesitaban terminar con ello. Estaban desesperados y por eso Loid, mejor dicho, Twilight, había acudido a él.
Tuvo que pedirle que lo pensaría, porque era demasiado, porque eso significaba entregar a su propio padre a su verdugo. No podía tomar esa decisión a la ligera. Él pareció aceptarlo, pero le pidió discreción.
Damian lo consideró tanto los días siguientes ¿podría decidir algo como eso? porque él había escuchado el discurso de su padre sobre que los habitantes de Westalis eran una plaga que debía ser erradicada antes de que los consumieran, que él estaba dispuesto a salvaguardar a todos… a cualquier costo, sin importar lo que tuviera que hacer para conseguirlo. Vio cómo secuestraban, mataban y torturaban a su antojo, algo que no le gustó para nada pero que sintió que era algo que debería hacer, porque pertenecía ahí. Eran su familia y debía hacerlo…hasta que su familia lo torturó para probar su lealtad. El recordarlo lo paralizaba y le daba náuseas, intentaba enterrar ese recuerdo.
Un hombre que era capaz de torturar a su hijo ¿debería alcanzar el poder? quería masacrar a toda una nación por su odio injustificado, ¿y luego que es lo que haría en su monarquía? la simple idea lo erizó, porque lo sabía, que si Donovan entraba al poder, sería una sentencia de muerte. Lo había sabido desde el inicio, lo que tenía que hacer, sin embargo, intentó aferrarse a alguna razón que lo hiciera dudar, pero no encontró nada.
La próxima vez que visitó la residencia Forger, le comunicó a Loid que lo ayudarían. Desde ese momento se reunían cada determinado tiempo, cuando él tenía información de su padre, que escuchaba en la mansión. Lo cual no fue tarea complicada considerando que desde aquella vez donde falló su prueba de lealtad, nadie se fijaba lo suficiente de su existencia.
Y debido a la información que le otorgaba a Twilight él logró salvar tantas vidas.
En algún momento Damian pensó que esa podría ser una reivindicación sobre el tiempo que presenció los actos que su familia hacía debido a sus planes y que en algún momento él consideró replicar. Se dio cuenta de tantas cosas… y que aquello no era suficiente. Necesitaba hacer mucho más, él podría ayudar a hacer un cambio en toda esa fragmentada nación.
—Quiero ser un agente. —Lo escupió cuando Loid hablaba sobre su próxima reunión.
—¿Perdón?
—Yo podría ser de utilidad debido a las bajas entre sus filas y aún podría brindarles información.
Loid pareció pensarlo durante unos segundos antes de negar y suspirar.
—No debes preocuparte de eso, nos encargaremos.
—Yo no quiero que nadie más sufra de esa manera. —Y como si hubiera estado conteniendo durante tanto tiempo, le contó lo que había sucedido con él, le contó sobre Sværd, que él estuvo a punto de entrar en aquel círculo y que se arrepentía cada día de haber presenciado todo eso y no hacer nada para detenerlo, se sentía tan enfermo de toda la suciedad y actos atroces que su familia estaba arrastrando y las ganas de detener a su padre lo dominaron. —Yo quiero crear un mundo donde nadie más tenga que pasar por eso.
Loid se había sentido tan reflejado en ese afligido chico, en su propia razón para estar haciendo todo eso…que inevitablemente decidió acogerlo y permitirle lograr aquel objetivo al que se aferraba desesperado.
Twilight se encargó de entrenarlo durante algunas semanas asegurando su excelencia, enseñándole todo lo que sabía, no tenían tiempo para un entrenamiento adecuado, eran tiempos desesperados. Finalmente lo asignó de agente de apoyo para espías experimentados. No podían enviarlo sólo a una misión sin experiencia, debería conocer el terreno y a que se enfrentaba. De esa manera Damian quedó bajo el cobijo de un agente.
Blackhunter
Un hombre con una apariencia intimidante, que lo presionó con dureza, exigiendo la excelencia en sus misiones y que sobreponía el anonimato sobre todo. Un agente con el que una parte de los agentes de WISE no quería trabajar, pero que era un gran pilar y en el que el mismo Loid confiaba al tener tanto tiempo en la agencia como él.
Con el tiempo Damian logró ver que había preocupación y amabilidad detrás de esa máscara de dureza, además que Blackhunter estaba casado y su esposa era una agente activa como él. Una pareja de espías… algo que había traído a colación en múltiples ocasiones a Anya.
Por supuesto que ante su unión a WISE, Twilight se lo había advertido, que no podría decirle absolutamente nada a Anya. Ella deseaba ser espía desde hace tiempo pero Twilight era un hombre sobreprotector y la situación actual lo hacía negarse rotundamente, no quería exponer a su hija a un peligro inminente. Damian lo había aprendido, que al ser espía debías abandonar todo, porque dejabas de existir y los sentimientos terminaban sobrando, al poder entorpecer las misiones. Algo irónico considerando que Twilight había terminado por casarse y expandir su familia, pero Damian no sería el que lo dijera.
Además que Twilight se lo había advertido, que el no contárselo a Anya significaba que no debía decírselo y mucho menos… pensarlo enfrente de ella.
—No puedes contárselo a Anya y mucho menos pensarlo. —Lo observó fijamente. —Queda estrictamente prohibido pensar en tu participación en Wise.
—¿Qué tiene de malo pensarlo?
Twilight había suspirado y se lo confesó, lo que Anya podía hacer… leer las mentes. Damian se quedó en silencio esperando que dijera que era una broma, pero ese momento no llegó. ¿Leer la mente? Ese día Damian se enteró de un experimento secreto que el gobierno de Ostania tenía resguardado y donde su propio padre había participado y que Anya había sido la única sobreviviente.
Damian se enfrentó a la negación, pero la seguridad de Loid sobre lo que decía era clara. Pensó tanto en ello… que esa simple explicación logró conectar varias piezas que se habían mantenido perdidas todo esos años que había conocido a Anya. Como el que ella supiera que las bombas en el secuestro del autobús no eran reales o… después de unos días recordó como Anya se lo había confesado de niños.
—Si, puedo leer la mente.
El Damian niño pensó que había sido uno de sus extraños juegos y mentiras… ¿Ella había confiado tanto en él para confesarle su secreto más importante? Damian se había sentido tan contrariado por esa realidad, el sentirse especial por la confianza de que ella se lo contara antes que a cualquiera y… decepcionado por pensar que estaba jugando.
Damian tuvo que esforzarse mucho al inicio por controlar su mente con gran empeño los primeros meses, pero pronto se volvió una realidad de día a día, manteniendo su mente con cuestiones del Edén y sobretodo en Anya y lo que le hacía sentir.
Intentó encajar sus misiones con sus propias tareas, responsabilidad y su vida pública. Además que logró estrechar su relación con el agente Blackhunter, que vio en algún momento como un mentor.
—¿Tú qué haces aquí? —Le preguntó mientras vigilaban una residencia asegurando al propietario de cualquier ataque. --¿Por qué decidiste unirte a WISE? eres demasiado joven.
—Todos aquí tenemos el mismo objetivo, encontrar la paz debajo de todo el caos. —No era su verdadera razón, no la que le había dicho a Loid, pero en otras palabras era la verdad.
Blackhunter lo observó detenidamente, intentando ver a través de él.
—Un agente no puede tener vínculos, por lo que debes ser capaz de cortarlos sin dudar.
—He dejado todo eso atrás.
Lo sabía, era de las primeras cosas que Twilight le había advertido cuando decidió entrar a WISE, que debía dejar toda su vida, para vivir en el anonimato. Él había dejado atrás a toda su familia cuando decidió servir de informante, no tenía sentido aferrarse a personas como ellas. Lo único que lamentaba de vez en cuando era a su madre que sabía que era prisionera de ese apellido y que había soportado de forma silenciosa.
No había mucho que hacer, él estaba dispuesto a seguir.
—¿Entonces no hay nada que te importe?
Damian abrió la boca para negarlo, pero la cerró eventualmente, porque no tenía nada que le importara. Pero si alguien, algo imposible de negar. Anya Forger era la única persona que le importaba actualmente y sus momentos con ella eran el tesoro que le permitía seguir en aquella tarea. Él quería crear un mundo donde ella pudiera vivir en paz y cada día se esforzaba por lograrlo.
—Eso que no contestaste y la persona que vino a tu mente, igual debe irse.
¿Irse? No podía concebir una vida sin Anya, a pesar de que actualmente fueran amigos, él realmente sentía que había algo realmente especial entre ellos. Además que Twilight, su padre, había logrado establecerse con esposa e hijos, por lo que no era una regla estricta el hacerlo, eso podría funcionar.
De hecho, su apodo era algo que había usado en inspiración a ella, aún recordaba cuando le habían preguntado por su sobrenombre.
—¿Qué sobrenombre utilizaras? —Sabía que Damian no abandonaría su vida de civil, pero en WISE de esa forma eran las cosas.
Una palabra vino a su mente en ese momento, como Anya siempre repetía que cuando fuera una espía como Bondman se llamaría Starlight, la voz de Anya y su rostro sonriente no dejaron de venir a su mente.
La luna no tiene luz propia, una estrella es la que la hace brillar.
Se había sentido tan avergonzado de pensar en algo así… sintiendo su interior agitarse en respuesta, pero la palabra escapó de sus labios.
—Moonlight
Cada que tenía una misión, acompañaba a Blackhunter, hasta había conocido a su esposa en algún momento, una mujer amable y demasiado efusiva, todo lo contrario a él. Todo parecía ir realmente bien en la agencia.
Hasta que debido a sus méritos y su gran historial de misiones que empezaron a enviarlo a trabajos en solitario, nada demasiado complicado, querían probarlo un poco más, además que se concentró en sus exámenes para ser un alumno imperial, logrando aprobar. Todo iba tan bien hasta que se enteró, que la esposa de Blackhunter había sido atrapada y asesinada.
Al escucharlo él no se lo había creído, hace una semana la había visto riendo con su esposo y tan viva…y al día siguiente, había desaparecido. Sværd la había asesinado en esa cacería por los agentes de WISE. Él se había sentido tan culpable, porque él estaba emparentado con las personas que le habían arrebatado a su esposa al hombre que lo acogió en WISE y que era su mentor.
Blackhunter desapareció una temporada, nadie pudo localizarlo, pero después de un tiempo decidieron darle su espacio, había perdido a la mujer de su vida, quería estar a solas.
Damian se había preocupado tanto de su ausencia, pero respetó su deseo. Hasta que un mes después lo encontró en el techo de un edificio en la zona norte de la ciudad, estaba abandonado y en muchas ocasiones se reunían ahí para hablar. Fue en ese mismo lugar donde, después de un tiempo como compañeros, él decidió abrirse ante Blackhunter y le contó quién era él, aquella vida que estaba dispuesto a dejar y que en sus venas corría la sangre del enemigo que intentaban capturar.
—¿Qué clase de espía piensas que sería si no supiera quién eres, Moonlight? —Fue lo que respondió al sentir el miedo del chico de ser juzgado. —Tu sangre o tu familia no define quien eres, además que ahora estás aquí, intentando detenerlo.
Ese había sido un gran consuelo para Damian, porque había cargado con ello tanto tiempo.
Blackhunter jugaba con el encendedor en su mano y tenía un cigarrillo en la boca, observaba el cielo oscuro con espesas nubes grises. Damian dudó en su lugar durante un largo rato, porque aunque quería encontrarlo, la realidad es que temía hacerlo. Porque Sværd había asesinado a su esposa y el hecho de que su familia fuera la responsable de ello, no lo había dejado dormir ni mucho menos presentarse ante él.
Él le había arrebatado lo que tanto quería.
Merecía su odio o que lo matara, cobrando venganza por su esposa, y a pesar de que sabía que podría hacerlo, decidió buscarlo. Porque sabía que Blackhunter había acogido a la soledad y que no podía dejar que se terminara hundiendo, no tenía el derecho de pararse enfrente suyo, pero no quería dejarlo solo.
Con la duda en su cabeza se sentó a su lado, incapaz de decir algo, porque sabía que no había nada que decir, nada lo haría sentir bien, era una situación realmente terrible.
Blackhunter dio una calada a su cigarrillo, conteniendo el humo en su boca y luego de un largo tiempo lo dejó salir lentamente.
—Días atrás le dije que deberíamos abandonar WISE e irnos lejos, a otro país, para poder tener la vida en paz que tanto queríamos —Susurró y su voz se perdió entre el viento que soplaba. —Y ella estuvo en desacuerdo, por supuesto, porque quería salvar a Ostalis y vivir en paz aquí, ella no podría anteponer su felicidad y dejar a toda una nación a su suerte, era demasiado buena para este mundo podrido.
El silencio llenó el aire, Damian no se atrevió a decir nada, además que sentía que no era necesario, el hombre parecía estar hablando consigo mismo y él estaba dispuesto a escucharlo. Además que parecía no mostrar resentimiento ante él y las palabras de Blackhunter sobre que su familia no definía quién era llegaron a su cabeza. Sabía que Black era lo suficiente justo para no relacionarlo con los Desmond.
—Decidí respetar su decisión, que imbécil, debí arrastrarla conmigo—Hizo un gesto que quiso que fuera una sonrisa, pero no estaba nada cerca de serlo. —Si yo hubiera insistido más, si me la hubiera llevado a la fuerza…
—Esto no es tu culpa. —Damian pronunció y estaba dispuesto a repetirlo cuantas veces fuera necesario.
No podía hacerse una idea de que estaría sintiendo en ese momento, pero el culparse de que haya sido asesinada era absurdo. Blackhunter era un agente reconocido y por eso lo habían hecho, para destruirlo sin arrebatarle la vida. Tenía ojeras pronunciadas y parecía que había envejecido varios años, parecía acabado. Y eso es lo que buscaban.
No iba a pedirle que se levantara y siguiera adelante, estaba dispuesto a escucharlo tanto como quisiera, de apoyarlo tanto como él lo apoyó. Y si iba a culpar a alguien, podría hacerlo consigo y si golpearlo lo hacía sentir mejor, no lo detendría.
—Si esa persona realmente te importa, aléjate de ella o podrán utilizarla contra ti. —No lo miró, solo contemplaba el cielo oscuro.
Sus palabras lo tomaron por sorpresa, pero comprendió a qué se refería, a aquella plática tiempo atrás, donde él le preguntó sobre si había alguien que le importara. Estaba hablando de la persona en la que había pensado, Anya.
—Es lo mejor que puedes hacer por ella, así estará a salvo.
Damian lo observó detenidamente, sabía que era cierto, que lo mejor sería alejarse y lo consideró, si todo salía bien y atrapaban a su familia, él tendría que desaparecer totalmente, si quería seguir siendo un agente de WISE, algo que aún estaba considerando. La idea de dejar a Anya era insoportable, impensable. Por lo que quizá si todo salía bien, un futuro a su lado no sonaba nada mal, solo debía esperar.
—Lo tomaré en cuenta. —Fue lo único que dijo. —Si necesitas hablar, te escucharé.
Sin embargo Blackhunter no dijo ni una sola palabra más, solo observó al cielo, fumando cigarrillo tras cigarrillo, hasta que el amanecer se abrió paso por el cielo. Damian se despidió cuando ese momento llegó, porque debía ir a clases y lo dejó solo.
Era un golpe muy fuerte pero sabía que con el tiempo él podría superarlo, siempre superaba los obstáculos que le ponían. Él estuvo en contacto frecuente y Blackhunter pareció mostrar una mejoría, hasta que Damian lo vio sonreír.
A partir de ello Damian consideró que la vida era tan efímera para sobrepensar las cosas y dejar que momentos se escaparan de sus dedos. Él podría morir en cualquier momento, por lo que no había tiempo para retroceder, debía actuar. En el pasado había intentado confesarle a Anya, sin éxito al sentir como su voz se atoraba en su garganta o justificando que no era el momento.
Pero sabía que si no lo hacía, podría arrepentirse toda la vida.
Esa tarde él decidió por fin confiarle sus sentimientos, aquellos que habían sido una carga durante tantos años. Lo que más anhelaba Damian era estar con ella y si lo aceptaba, si su intuición de ser correspondido era cierta, podría disfrutar esos pequeños momentos de paz en ese mundo en declive.
Y justo cuando la llamó por su nombre saliendo del Edén y ella giró, lo escuchó en su comunicador.
Blackhunter se había detonado a sí mismo.
Blackhunter todos esos meses estuvo rastreando a los agentes de Sværd que habían capturado, torturado y asesinado a su esposa. Todo de manera sigilosa, sin que nadie pudiera prevenir lo que se veía venir. Finalmente los encontró, días atrás y planeó una forma que pudiera ser un consuelo mínimo al dolor con el que había cargado todo ese tiempo ante la pérdida de su esposa. Estaba muerto en vida y ellos eran los culpables, por lo que cuando logró guiarlos a donde quería, se detonó junto con ellos. Se sacrificó y se llevó con él a tantos agentes como pudo, un golpe sin igual para Sværd.
Damian había perdido la fuerza en sus piernas, incapaz de creerse que esa fuera la verdad, aunque sabía que no le estaban mintiendo, quería aferrarse a ello, que él no lo había hecho, que seguía con vida. Había dado media vuelta y había salido de ahí, dejando a Anya confusa por su actitud. Moonlight corrió tan fuerte como sus piernas se lo permitieron, yendo a la escena que estaba cerca del Edén.
No había quedado nada, solo restos calcinados.
WISE se encargó de limpiar eliminando cualquier evidencia y Damian regresó a aquel tejado que ambos frecuentaban, con los recuerdos impregnados en cada lugar, cada risa entre ellos, pláticas y el consuelo de aquel hombre que parecía tan duro, pero que aún asi lo había aceptado. A pesar de que su familia lo había hecho, tenía todo el derecho de odiarlo, pero no lo hizo, él sufrió en silencio.
Damian ocultó su rostro entre sus piernas, incapaz de poder contener el dolor que lo embriagaba y que quería consumirlo. Recordando que un día atrás lo había visto en ese mismo lugar, parecía tan normal, más recuperado y centrado, como el Blackhunter antes de perder a su esposa. Damian se había aferrado a él, que ellos lograron detener a Donovan y que podrían tener la vida que tanto querían. Habían comido ahí, como solían hacer cada determinado tiempo cuando celebraban detener algún movimiento importante de Sværd. Había sido un momento realmente agradable, esos momentos donde él podía liberarse de toda esa culpa que cargaba día con día y la ansiedad con la que convivía a diario.
—¿Recuerdas lo que te dije sobre mantenerte alejado de las personas? —Damian lo miró, porque habían estado en silencio durante un largo rato, ellos no necesitaban hablar. —Atesóralas al menos en tus recuerdos — Él solía decir ese tipo de cosas de vez en cuando. —Y mantente a salvo, aún eres joven y tienes que sobrevivir.
—Tenemos que sobrevivir. —Damian le había respondido con tanta ligereza.
Esas fueron las últimas palabras que Blackhunter le dedicó el día anterior, sus últimas palabras y fue en ese momento que Damian entendió que eran una despedida, que él había tomado su decisión y esa fue la última vez que se cruzarían.
Lloró como nunca antes lo había hecho, ni aún cuando su familia lo había torturado, dejó salir todo lo que había estado reprimiendo durante tanto tiempo, la traición de su familia y como su propia familia, su maldición siempre terminaba arrancándole lo que quería.
Twilight lo encontró ahí y se sentó a su lado, sin decir nada y sin interrumpir, porque él lo entendía, había pasado por eso, le fue arrebatada toda su vida por aquella guerra y esa fue su motivación para unirse a WISE. Un espía debía deshacerse de sus emociones, no debía sentir nada, porque eso hacía las cosas más difíciles.
—Yo pude detenerlo… si yo lo hubiera detenido ayer, si me hubiera dado cuenta… él no… —Damian no podía terminar ni una oración, intentaba reprimir las lágrimas, pero fue imposible.
—Nos enfrentamos día con día a estas situaciones, nos arrebataran personas que son importantes, por eso es por lo que luchamos, para poder evitarlo. —Susurró, perdiéndose en sí mismo. —Sin embargo, saber eso no hace la pérdida menos dolorosa. — Eran seres humanos e inevitablemente sucedía, él mismo había caído ante el deseo de una familia, algo que sabía que era incorrecto pero qué era lo más importante para él.
Rodeó sus hombros con su brazo y lo atrajo hacia él, en gesto paternal.
Era un espía, pero era padre y el hecho de que tuviera a una hija de la misma edad, logró que su propio interior se agitara dolorosamente, además que no podía negar que le tenía un gran aprecio a Damian. Lo había conocido por Anya y pudo ver que era realmente alguien bueno, encerrado en una familia maligna. Adicional que podía ver tanto de él mismo en Damian, desde sus motivaciones y cómo había perdido a toda la gente que le importaba.
Damian lloró en silencio ante el reconforte de Twilight con sus pensamientos dirigidos a Blackhunter, el que había querido como su mentor. Entendió las palabras de Twilight, que eso era algo que sucedía y que no debía culparse, pero aquella sensación no desaparecía de él. Si hubiera insistido más sobre qué es lo que pensaba, si él lo hubiera frecuentado más, nada de eso hubiera sucedido. Él había sido el responsable de su muerte, su familia lo hizo, por lo que igual cargaba con parte de la culpa, la sangre escurría por sus manos.
Recordó aquellas palabras que alguna vez le había dirigido.
“Si esa persona realmente te importa, aléjate de ella o podrán utilizarla contra ti”
En ese momento había pensado que lo decía por el dolor de la pérdida, pero ahora Damian lo estaba considerando fuertemente. Habían utilizado a su esposa para lesionarlo, asesinarlo en vida, para destruirlo y atraerlo hacia ellos, para acabarlo.
Por eso al ser espía debías abandonar tu vida y con ello a todas las personas que querías mantener seguras, para que no la utilizarán contra ti. El miedo se alzó fuertemente contra él ¿podrían utilizar a Anya contra él? Si lo investigaban y lograban dar con él… lo vinculaban con Anya.
Lo sabía, que lo indicado era mantener su distancia y no tener una relación estrecha con nadie. Hace un tiempo que había pensado en confesarse, en formalizar y dejar salir esos sentimientos que lo habían asfixiado tanto tiempo, pero si él lo hacía y era correspondido ¿no sería ella un blanco sencillo para acabar con él? La idea formó un nudo en su garganta, no podía hacerlo, no podía confesarse, no si quería mantenerla a salvo. Debía alejarse de ella, cortar toda relación y seguir una vida en solitario.
Pero la simple idea de alejarse de Anya le robaba el aire. Pensó en ello durante tanto tiempo, el mantenerla a salvo era lo primordial…sin embargo, si se alejaba y cortaba todas sus relaciones de la nada, podría ser un comportamiento sospechoso que alguien podría notar en algún punto. Una persona normal no cambiaba su vida de un día a otro, a menos que quisiera ocultar algo.
Considerando la guerra oculta que se estaba llevando a cabo, no podía confiarse, aún siendo un alumno, debía tener cuidado, porque siempre estaban observando en búsqueda de un comportamiento fuera de lo común. Debía mantener las apariencias lo mejor que podía. Sin embargo, sabía que en algún momento podría estar en un peligro inminente por él o por el mismo Twilight, y en esos casos debía mantenerse cerca, necesitaba protegerla de cualquier peligro, hasta de él mismo.
Por lo que aferrado a esa idea y con la justificación de protegerla, decidió permanecer a su lado, con la promesa de que si en algún momento la ponía en peligro, se alejaría de ella. Si llegaban a ese punto, lo haría sin dudar, confiaba en que pudiera hacerlo.
A Damian Desmond le gustaba mentirse a sí mismo.
N/a: Lo he subido un poco más tarde, la realidad es que lo terminé en la mañana pero el cansancio no me permitió revisarlo a consciencia y más tarde que lo hice, lo pulí un poco más, agregando muchas mas cosas en un intento de encajar todo lo que tenía pensado.
De igual forma quiero aclarar que los siguientes capítulos manejaré recuerdos, las perspectivas de Damian en ciertos momentos, por lo que todo será una retrospectiva más que nada. Se entenderán movimientos y situaciones.
¡Gracias por seguir leyendo!
Chapter Text
Schloss Burg, 3:55
Demetrius sacó de su bolsa una palo pequeño, cuando lo desplegó Damian pudo ver que era una macana retráctil, que tenía el mismo tamaño que un paraguas. Se acercó hacía él lanzando ataques con el instrumento y él los esquivó, sabía que si recibía un golpe podría ser una desventaja, sabía que no estaría limitando su fuerza.
—¿Mi familia? ¿la que prefiere la erradicación de una nación antes de perder? ¿los que no sienten compasión por los miembros de su familia? —Bloqueó uno de sus ataques. —He elegido mi bando y no podría importarme menos si eso significa traicionar el apellido Desmond.
Damian intentó golpearlo en el rostro pero su hermano bloqueaba sus ataques con la macana, no había puntos débiles. Escuchó aquella máquina sonar y esa distracción fue suficiente para que Demetrius lograra golpearlo en el rostro con el extremo de la vara de metal, haciéndolo retroceder y sintiendo el dolor invadir su rostro, el sabor a ferroso en su boca. Y antes de que pudiera reaccionar, recibió otro golpe de la vara, como si hubiera golpeado una pelota de béisbol. Cayó al suelo sin poder evitarlo y su vista estaba nublada, la sangre escurría de sus labios.
Era bueno, él lo sabía, sabía lo que podía hacer porque en algún momento lo vio cuando intentó unirse al negocio familiar, sin embargo, el verlo y pelear eran cosas distintas. Pero Damian había esperado tanto por este momento, cuando él tuviera que enfrentar a Demetrius, porque era el único que podía hacerlo.
Demetrius se aproximó hacia él, con el arma en mano, Damian barrió sus piernas, utilizando sus manos como soporte para hacerlo perder el equilibrio un instante, que le permitió desarmarlo con una patada. Utilizó sus manos de soporte y propinó una serie de patadas en su contrincante, quien recibió algunas, antes de interponer las manos, evitandolo. Moonlight utilizó sus manos para girar y lanzarlo varios metros atrás. Le dio la oportunidad de levantarse y correr hacia él y desatar una serie de patadas y golpes intercalados.
El candidato solo atinó a bloquear cada uno de los golpes, sintiendo el impacto demoledor de los ataques, sus dientes temblaban ante la letalidad ¿realmente se había vuelto tan bueno en menos de dos años? A él le tomó años alcanzar su nivel actual, por lo que se negó a aceptarlo.
Logró detener uno de sus puños, giró para hacer una llave, con la intención de romper el brazo, pero Moonlight logró soltarse, giró y propinó patadas directas a su rostro, Demetrius levantó sus manos, interponiendo su antebrazo a cada lado de su rostro, bloqueando los ataques, comenzó a retroceder en un intento de encontrar un punto para tomar distancia.
Bloqueó su rostro con sus brazos para evitar un ataque, pero Damian rompió aquella defensa con una patada y el mayor retrocedió, chocando con la pared. Moonlight lanzó un golpe, que Demetrius logró esquivar y el puño colisionó en la pared, que resonó.
Moonlight giró para enfrentar a su hermano y fue cuando Demetrius logró acertar una patada en su abdomen que le sacó todo el aire de su cuerpo y terminó escupiendo. Demetrius se movió rápido y logró aprisionar la garganta de Damian con su brazo, cortando su respiración. Podía hacer un movimiento rápido y le rompería el cuello.
—Eres bueno pero no podrás super…
Antes de que terminara Moonlight conectó su codo fuertemente en el estómago a su hermano, quien por la impresión se inclinó hacia adelante y lo aprovechó para darle un cabezazo fuerte en su rostro. Eso fue suficiente para que lo soltara, se acercó al verlo erguido hacia adelante y lo golpeó en su espalda, hundiendo su codo con toda la fuerza que pudo.
Lo vio caer de rodillas en el suelo y giró a ver a Anya que observaba el combate con los ojos bien abiertos, pero no era momento de pensar. Se acercó a la máquina, pero algo se enrolló en su pierna, bajó la mirada y vio el cuero de un cinturón enrollarse en su pie, tiraron de ella y perdió el equilibrio, haciéndolo caer.
—Hermano estúpido, tú no saldrás con vida de aquí.
Damian intentó respirar, pero pudo percibir que algo se había roto, una o dos de sus costillas, por lo que se le dificultaba respirar. Se había preparado tanto para el enfrentamiento final, esperó tanto tiempo pero al inicio no pensó que tendría que enfrentarse a su hermano.
════ ◦❁◦ ════
Pero esa sensación de que había algo mal, no lo abandonó en ningún momento.
Sin embargo, a pesar de que agentes de WISE se habían centrado en él, no habían encontrado nada ante sus insistencias, parecía limpio.
Damian vio como Anya se mantenía a su lado, Twilight decía que era por la misión pero él no se lo creía, su comportamiento detonaba que quizá… se sentía interesada en algo más que la misión. El verlos besándose y su rechazo inminente se lo confirmó.
No había soportado más aquella noche, aquella escena fue su detonante, él la necesitaba a su lado en ese momento y lo hizo, aquello que tanto había cuidado recelosamente, a pesar de que sabría que habría consecuencias, se confesó. Por un momento pensó que ella lo aceptaría, sólo fue su inocencia y desesperación las que sostenían sus esperanzas, esperanzas que fueron masacradas.
Al ser un espía no podía detenerse a vivir el luto como una persona normal haría, por lo que antes de darse cuenta se le habían asignado nuevas misiones. Twilight aún asi era lo suficiente blando con él, sus misiones no eran un reto real, vigilancia y seguimiento de algunos funcionarios que podrían estar involucrados con el Partido.
Damian tenía una doble vida, por el día era un estudiante, un alumno imperial que debía aspirar a la perfección en cada uno de sus movimientos y a disfrutar cada momento que Anya le permitía estar en su vida. Y de noche cumplía con sus rondas de vigilancia, sabotear secuestros o disturbios por las noches. Además de seguir alerta ante cualquier movimiento de su familia en la residencia Desmond. Lo cual se resumía a escuchar a su hermano y padre hablar sobre sus planes, cuando su padre se aparecía en la mansión, cosa que sucedía muy poco.
Resistió de esa forma sin problema, a pesar de algunos conflictos todo parecía ir bien… hasta que Demetrius Desmond fijó su atención en Anya. De todas las mujeres en ella y todo su mundo se vino de cabeza. Aquella noche en la reunión de los imperiales las cosas se salió de control.
Demetrius comenzó a frecuentar a Anya y Damian no pudo estar tranquilo con esa idea ¿Por que su hermano se había interesado en Anya? No iba a negar que la belleza de Anya era inigualable, había tenido que alejar a todos los chicos del Edén de ella durante tantos años…pero la diferencia de edad, mentalidad, intereses y entornos sociales era abismal.
Se encargó de cada uno de los chicos del Edén, además que su singular relación con Anya dejó en claro que algo estaba sucediendo entre ellos o es algo que Damian pensaba. Hasta que los movimientos de Anya comenzaron a ser confusos, cuando ella comenzó a aceptar a Demetrius en su vida.
Twilight se lo informó desde el inicio, que Anya se había ofrecido en un intento de obtener información y darles la certeza de que Demetrius compartía los ideales de su padre, que no solo era una simple marioneta, que era consciente de lo que sucedería. Algo a lo cual se opuso al instante.
—No podemos permitir eso.
—Ella se ha ofrecido, será un breve tiempo, lo suficiente para tener la información y…
—Usted me dijo que me mantuviera lejos de ella, para mantenerla a salvo… ¿y ahora le permitirá hacer algo tan arriesgado? —El tono de reclamo fue evidente para Loid, Moonlight siempre era respetuoso.
—No tenemos muchas opciones y ante el interés de Demetrius, deberíamos aprovechar el momento. —Loid entendía la principal molestia del agente Moonlight. —No te preocupes, yo me aseguraré de mantenerlo a raya. —Y con eso dejó en claro que la conversación había terminado.
Damian sabía que no tenían pruebas reales que inculparan a Demetrius en el Partido y era un comportamiento que el mismo Twilight compartía, pero aquella acidez de ver a Anya con él era insoportable, porque él no podía hacer retroceder a su hermano. No como los del Edén.
Él había sido un agente durante más de un año, por lo que había aprendido a lidiar y mantener a raya sus sentimientos, manejándolos a su antojo y conteniéndolos. Se lo había prometido a si mismo ante la muerte de Blackhunter, que se mantendría lejos de ella, que no intentaría ni se confesaría hasta que la guerra de poder terminara. Debía resistir, algo que había hecho…pero la situación lo estaba superando.
El avance de Demetrius y como Anya lo aceptó oscurecían sus pensamientos y volvían inestables su sentimientos que había controlado durante tanto tiempo.
Aquellos encuentros y el acercamiento de ambos afloraron sus más oscuros sentimientos, incontrolables e iracundos… él no podía quedarse quieto esperando que le arrebataran a la mujer que quería. Aunque exactamente eso era lo que tenía que hacer, ante la promesa de no confesarse, para mantenerla a salvo.
Esa decisión le resultó sofocante y en muchas ocasiones quiso mandar al diablo aquella ideología, él la quería a su lado. Cuando pensaba que las cosas entre ellos estaban bien, aparecía Demetrius, siempre estaba ahí. Y Damian comenzó a sentirse inseguro sobre qué es lo que tenía con Anya, si aquella relación era especial y si realmente le correspondería. Era muy seguro como espía, cumpliendo sus misiones a la perfección, pero cuando se trataba de Anya, toda su seguridad se esfumaba.
Anya no dejaba de lanzar señales confusas, parecía interesada en él y luego en su hermano, intentaba recordarse que era por la misión, pero en muchas ocasiones parecía que realmente había un interés genuino. Un espía podía involucrarse con alguien sin mezclar sentimientos, sin embargo, Anya no era un espía. Su hermano era un hombre atractivo y amable, ante el ojo público, por lo que Anya se viera atraída no era algo imposible. Él no podía hacer nada y ese hecho lo enloquecía. Confió en Twilight con tal de mantener lejos a Anya de Demetrius.
La ira, la impotencia y la acidez comenzaban a nublar su mente… además que una idea no lo dejaba tranquilo ¿había un interés genuino de parte de Demetrius por Anya? No dudaba que pudiera sentirse atraído, sin embargo, esa situación era demasiado sospechosa… y la idea de que había algo detrás no lo dejó tranquilo. Se negaba a aceptar que podría ser un simple interés, considerando que en el pasado Demetrius no había mostrado un interés profundo por las mujeres. Nada serio que mereciera la pena mencionar.
Intentó recordarse que ella quizá lo rechazó por la misión, que ella debía permanecer a su lado, pero su dañado corazón no lo escuchó, porque su inseguridad lo había consumido. ¿Y si él era el único que había malinterpretado las señales de Anya todo ese tiempo? ¿y si él era un simple amigo?
No sería la primera vez que un espía terminaba enamorando de su objetivo, había sucedido en el pasado. Porque no tenía sentido que Anya permaneciera a lado de Demetrius por la misión. Podía leer la mente ¡ella sabría sus planes en un día a su lado! y Anya se aferró a Demetrius durante meses, lo cual dejaba en claro que estaba buscando excusas para permanecer a su lado.
Twilight lo mencionó, que era difícil descifrar la mente de Demetrius.
Damian no podía tomar aquella aseveración, no podía soportar más ver a Anya con su hermano, era demasiado doloroso para soportarlo. Él había perdido, era algo que no lo dejó tranquilo aquella noche que los vio besándose. Le había entregado todo y ella lo prefirió, a un hombre que había llegado a su vida hace tan poco tiempo, era cosa suya por ilusionarte. Debía desechar esos sentimientos, por lo que la idea de dejar toda su vida atrás una vez que terminara aquella guerra, desaparecer y centrarse totalmente en un espía era una idea más tentadora, ya no tenía nada a lo cual aferrarse.
Era un espía, debía cumplir con su trabajo, por lo que concluyó que lo mejor era cortar las cosas con Anya, alejarse, poner una distancia. No sería sospechoso en esos momentos, porque ella salía con Demetrius. Los sentimientos no eran permitidos para los agentes, pero estaban afectando su salud mental, debía dar dos pasos atrás y centrarse en su labor.
Pero no significaba que el sufrimiento fuera más sencillo y soportable.
════ ◦❁◦ ════
Schloss Burg, 4:26
“Una vez que te liberes, necesito que salgas de aquí”
Observó a Anya en la silla, su rostro estaba perturbado y la impotencia la llenaba, sabía que no era una experiencia agradable el verlo en el suelo. Pero Damian sabía lo bueno que era su hermano peleando, esperaba una lucha bastante pareja.
“No lo haré, ambos podríamos vencerlo, si peleamos juntos” Escuchó la voz de Anya en su cabeza, algo que había aprendido recientemente, el proyectar sus pensamientos, algo que era una cosa de ambos.
“No, no puedo hacer esto contigo aquí…” La idea de ella estando al alcance de Demetrius no lo permitía estar tranquilo, lo distraía lo suficiente, además que se sentía en paz de saber que ella había salido de ahí. “Debes salir y alejarse, ir a casa”
Sabía que Anya tenía la suficiente capacidad física, teniendo a Twilight como padre y a una asesina a suelto como su madre, no había la menor duda. Pero lo que menos quería era que ella se pusiera en peligro.
“Aún restan los niños, no puedo dejarlos aquí”
“Yo me encargaré de ello, tú debes mantenerte a salvo, Twilight no me perdonaría si algo te pasara… y yo mismo no podría vivir con ello”
Twilight se lo había pedido unos días antes de partir a encontrar a su padre, que se aseguraría de mantener a Anya a salvo. Ambos sabían que no debía pedírselo, era algo que había hecho a pesar de tener el corazón roto, él sacrificaría su vida por ella, no había duda de ello.
Giró en su lugar cuando percibió a Demetrius lo suficiente cerca, con el cinturón en mano que había utilizando para hacerlo caer y logró acertar una patada fuerte en su torso, sintiendo algo rompiéndose. Apoyó su mano en el suelo, giró y con aquel mismo impulso logró conectar su talón con el rostro de Demetrius, lanzándolo lejos.
Se levantó, sujetando su abdomen ante el sofocante dolor y se acercó a la máquina. Debía detenerla, pero los botones eran confusos. Cuando estuvo rondando el sitio días atrás, antes de la fiesta, no había logrado ingresar por la seguridad, pero logró hacer un mapa mental de como llegar a la casa. No obstante, ahora no tenía tiempo de descifrarlo.
Extrajo un arma .22 de su talón, apuntó a la máquina y disparó tres veces, viendo las chispas saltar, giró para ver las ataduras de Anya liberarse. La vio acercándose hasta él, con la preocupación latente en su rostro.
“¡Vete!”
Anya mordió su labio en su sitio, era claro que tenía una lucha interna sobre qué hacer, antes de poder repetir su orden, ella dio media vuelta y salió por la puerta. Respiró profundamente, al menos la había liberado.
Saber que Demetrius había sido el responsable detrás de todos los movimientos del Partido de Unión Nación había sido una gran sorpresa, pero esperado. Porque él, desde hace tiempo que sospechaba de él. Sabía que estaba a la par haciendo cosas sucias ante las órdenes de su padre, en ese intento desesperado por complacerlo, pero el llegar a la candidatura había desatado dudas en WISE y en él mismo. ¿Era un movimiento más de su padre para el poder, eran órdenes de su padre? ¿o él de verdad esperaba dirigir las cosas por su propia cuenta?
Algo en el interior de Damian se lo había dicho, que no podía confiar en Demetrius y que debían actuar.
════ ◦❁◦ ════
A pesar de tomar su distancia de Anya, que intentó convencerse de que podría deshacerse de aquellos sentimientos dolorosos que Anya había despertado en ella, pronto se dio cuenta que no sería tan sencillo. Él había crecido amando a Anya y los sentimientos habían sido cada vez más abrasadores, no podía olvidarla de un día a otro.
Además que a pesar de ignorarla y mantener su distancia de ella, no podía evitar siempre estar al pendiente. Las sospechas hacia Demetrius no dejaban de incrementarse, pero sabía que sin pruebas no tenía nada. Debía encontrar algo… y fue cuando Anya fue a cenar a la mansión Desmond a celebrar el cumpleaños de Demetrius.
La realidad es que él esperaba que no hubiera una celebración, era un acto poco común en su familia. Damian prefería salir con sus amigos o pasar tiempo con Anya, al menos en el pasado… pero su madre realmente intentaba que a pesar de todo, las cosas se mantuvieran bien entre ellos. Y aunque aceptó ir a la cena ante las insistencias de su madre, no podría sentirse preparado ante el dolor de ver a Anya ahí.
Su vista estaba nublada, se movió por inercia, subiendo la escalera prin cipal sin ser consciente de nada, moviéndose con aquel impulso de huir, escapar y no ver aquello que parecía taladrar su pecho, quitándole el aliento y la ira cegando.
¡¿Cómo había sido tan descarada de venir a su casa, sentarse en su mesa, sin importarle nada de lo que había pasado?!
Aunque su sorpresa al verlo ahí fue evidente en su rostro. Damian conocía todos sus gestos ¿acaso no sabía a qué iba? Le costaba pensar que no lo había hecho con intención de lastimarlo y su hermano… siempre haciendo esos comentarios en son de burla, dejando en claro que él no podría superarlo o sería suficiente para estar a su altura. Todo eso lo había tomado por sorpresa, aunque lo hubiera sido, hubiera sido tan desagradable.
No había querido estar ahí, pero si se hubiera ido, era como faltarle el respeto a su madre que le había pedido que los acompañara. Claro que ella podía ver que algo estaba mal, su madre era suficiente perspicaz para darse cuenta del cariño que él le tenía a la hija mayor de los Forger y más al ser una amiga cercana de la señora Forger.
Caminó en círculos en una pequeña sala de estar que estaba en el segundo piso, respirando profundamente para calmarse, recuperar la cordura. No podía descontrolarse, no cuando había tanto en juego, además que si él le hubiera confesado sus sentimientos antes, quizá habría otro resultado. Cosa que era imposible, por la promesa que se había hecho a sí mismo.
No podía poner en peligro a Anya, no cuando la sangre lo seguía de cerca.
Pero el interés de Demetrius en Anya era tan extraño, algo que no había dejado de pensar desde que todo inicio. No iba a negar la belleza de Anya. ya que él estaba totalmente hechizado por ella. Sin embargo, Demetrius era… extraño. Nunca había mostrado interés por una mujer y ¿ahora de pronto? Además que había estado siguiendo sus pasos, no como quisiera pero algo en él, lo dejaba intranquilo.
Por eso mismo se había unido a todo esto, donde su vida se había transformado en un caos, pero Damian se esforzaba por encontrar algún sentido.
Cosa que le había informado a su superior, Twilight, pero él parecía convencido a guiar la investigación en alguien más. A fin de cuentas no tenían pruebas contra Demetrius, no había ni rastro, nada. Damian sabía que debía haber algo, a fin de cuentas desde que se graduó había sido muy cercano a su padre y de pronto era su mano derecha. No podía creer en su inocencia hasta que la comprobara.
Guiado por ese único pensamiento, claro que el hecho de verlo echarle en cara su relación actual era un impulso grande, cruzó el pasillo de la residencia Desmond, dio una mirada a su alrededor antes de entrar al cuarto de Demetrius. Cerró la puerta con rapidez, no quería que nadie lo viera ahí, porque no podría explicar su presencia en ese sitio. Jamás iba, estaba de más mencionarlo, no tenía ni un tipo de relación con su hermano, ni de familia.
Observó todo en excesivo orden, como si realmente nadie lo habitara, Demetrius siempre tenía que ser perfecto en todo. Se dirigió al escritorio que estaba cerca, por supuesto que no había nada ahí. Demetrius era cuidadoso, demasiado cuidadoso, por lo que no dejaría nada a la vista. Aun así Damian revisó la cama, debajo de ella, las cómodas, todo para no dejar dudas, pero no había nada.
Llevaba el suficiente tiempo en misiones encubiertas para que la adrenalina fuera un tranquilo y fiel compañero, pero no algo que lo pusiera nervioso. Podía ignorarlo con facilidad. Intentó meterse en la mente de Demetrius considerando lo poco que lo conocía ¿Dónde podría guardar algo que no quería que fuera visto, aquel arrogante, carismático y gran mentiroso, fanático de la limpieza? Dio un último vistazo al cuarto viendo un gran librero, por supuesto. Se aventuró a mover todos los libros, viendo entre cada uno para ver si había alguna clase de cosa oculta.
Cuando tomó unos libros de la penúltima fila, algo cayó de ahí. Se inclinó para tomarlo, era un rectángulo, una carta de presentación.
Farmaceuticas Eplatre
Damian se quedó quieto un momento ¿farmacéuticas Eplatre? ¿quiénes eran y qué relación podría tener Demetrius con ellos? No tenía el menor sentido, o su trabajo era encontrar las piezas que faltaban en ese rompecabezas. Por lo que dejó la tarjeta donde la había encontrado, colocó el libro exactamente como debía estar y salió de la habitación, una vez que se aseguró que no había nadie cerca.
Dudaba que lo encontraran, para buena suerte, y algo muy malo para él, su hermano estaba lo suficiente ocupado para pensar en algo más.
Damian llegó a su habitación, dejando caer su espalda en la cama, cubrió sus ojos con su antebrazo e intentó recordarse que debía mantenerse sereno, que él era un agente de WISE y que muchas cosas estaban en juego. Por eso había resistido durante tanto tiempo en decirle a Anya sus sentimientos, para no involucrarla en nada, para mantenerla a salvo.
Pero parece que todo estaba jugando con su estabilidad, antes de darse cuenta ella ya estaba involucrada con su sujeto de interés y con la persona con la que había vivido a su sombra toda su vida. Había desarrollado un sentimiento de inferioridad por él y ahora, debía soportar el ver como ese hombre, le arrebataba lo que más había amado y atesorado en su vida.
Schloss Burg, 4:30
Anya corría desesperada por los pasillos oscuros de aquel lugar, su corazón se agitaba dolorosamente en su pecho, las ganas incontrolables de dar la vuelta y regresar no la dejaban respirar. No debería haberse ido, no debía dejarlo solo…si algo le sucedía a Damian, ella no se lo perdonaría. Decidió hacerle caso al menos una vez.
Se lo debía, porque él había aceptado seguir su plan para liberar a los niños.
════ ◦❁◦ ════
El viaje en el crucero les permitió aclarar muchas más cosas de las que podrían imaginar. Había roto la tensión entre ellos, permitiendo que los sentimientos confusos, dolorosos y sofocantes que los consumían se materializaran. El besarse y tomarse de la mano sucedió tan natural entre ellos, como si hubiera sido la última pieza en un rompecabezas, lo aceptaron como una acción vital para ambos.
No obstante, aún había muchas cosas que aclarar. Anya realmente no estaba segura de cómo debería decirle a Damian que todo eso fue una misión y que su familia era algo peculiar… Sin embargo, de lo que sí estaba segura era de que no quería perderlo, no de nuevo. Debía aclarar muchas cosas, decirle que su hermano no significaba nada para ella. Intentó hablar en varias ocasiones, pero primero quería escucharlo, al menos mientras aclaraba sus pensamientos.
Damian tenía una relación con Sigrid y quería saber su postura con ella y que sucedería de acuerdo a los eventos presentes. Lo vio vacilar un poco, como si quisiera saber en qué esperar. Fue cuando Anya se aventuró a leer su mente, algo que no hacía hace tiempo.
El golpe fue inminente, sorpresivo y abrumador, el mar de secretos se abrió ante ella dejándola sin aliento, haciéndola retroceder en la cama y terminar cayendo, eran demasiadas imágenes fluyendo por su mente, demasiadas cosas.
¿Damian Desmond, su Damian, un espía?
La incredulidad fue el primer sentimiento que apareció en su mente, después fue la negación, pero mientras más veía, más lo entendía, hasta que la aceptación vino a su mente. Damian era un espía, su padre lo había reclutado y todo este tiempo ha actuado por el bien de Ostalis, peleando por la causa. Su nariz sangraba por la lluvia de imágenes.
Damian se acercó hacía ella con una toalla y limpió la sangre, con un gesto preocupado.
—Lo siento, creo que debí ser más delicado, debió ser un golpe fuerte, debí pensar en una cosa a la vez.
Descubrió que Damian sabía la posición de su familia, sabía todo lo que ella quería contarle y la cereza del pastel, sabía de sus habilidades. Y contaba con que ella leyera su mente para que pudiera entender mejor y ver lo que él no podía explicar con palabras.
Una sola emoción se desató en el cuerpo femenino, la traición. Una corriente fuerte e iracunda.
¿Su padre había reclutado a Damian, en vez de a ella? debía ser una maldita broma, una de mal gusto. Era algo que no podría perdonárselo.
Sin embargo, eso facilitaba las cosas, pudieron ponerse al día, dejando entrever sus emociones, ella le dejó en claro que todo lo de Demetrius había sido por la misión y pudo ver a Damian relajarse, como si ello hubiera sido un gran peso que cargó durante tanto tiempo. La besó una y otra y otra vez, de forma tan delicada e intensa al mismo tiempo que Anya se quedó sin aliento.
Él aclaró que lo suyo con Sigrid era por la misión, que él no podría entregarle su corazón a nadie más que a ella.
Cuando todas las cartas estuvieron sobre la mesa, fue cuando las cosas se pusieron serias. Y Damian le dijo que había descubierto que Demetrius estaba detrás de todo el proyecto Apple y ambos sabían que debían detenerlo. Damian no estaba seguro, por la preocupación de ponerla en riesgo, sin embargo, Anya insistió.
—No puedo permitir que otros niños vivan lo que yo sufrí.
Eso fue lo que pareció bajar la guardia de Damian y terminó aceptando. Por lo que el plan inició, Anya le contó que sabía que iniciarían el proyecto en dos semanas, algo que había escuchado en el casino. Solo restaba averiguar el lugar, algo en lo que ella se encargó al infiltrarse como asistente de aquel funcionario que apoyaba al Partido de Unión Nacional.
Por su parte Damian se encargó de estudiar y monitorear el lugar, encontrando cada entrada, estudiando a los guardias, sus rutinas, movimientos, aprendiendo todo lo que debería saber del lugar. En sus investigaciones fue cuando descubrió que su padre estaba escondiéndose en ese lugar y se lo informó a Twilight. Solo de su padre, porque no podía decirle lo de Demetrius.
Con esa información Twilight podría ir tras su padre y detener las bombas.
Todas las piezas estaban encajando lentamente. Damian informó del túnel que conectaba la residencia Desmond con Schloss Burg, que sería la entrada más discreta considerando que la entrada tradicional tenía un número anormal de guardias. En el túnel un guardia bajaba cada determinados minutos asegurando el lugar, esa sería la entrada perfecta. Sin embargo, cuando Damian se aventuró unos días antes por el túnel, fue que lo notó.
Que para ingresar al lugar tenían que utilizar un acceso y medidas biométricas, es decir, una huella. Algo que Damian podía conseguir fácilmente en la mansión, el problema real era el acceso. Se aventuró a la habitación de Demetrius, pero por supuesto que él no tendría algo tan importante en su habitación, seguramente lo tenía siempre consigo.
Descubrieron que solo había dos personas con los accesos, Demetrius y Bastian.
Demetrius era una presa imposible de capturar, aún Anya sabía que no podía conseguir aquel acceso de él. Por lo que Bastian se convirtió en su objetivo. Debían conseguir el acceso de Bastián, sin embargo por más que buscaron, el hombre parecía haber desaparecido. Era lo suficiente cuidadoso para no dejar rastros… hasta que obtuvieron información de que Bastian estaría en la reunión ante la victoria de Demetrius y supieron que ese día deberían actuar.
Damian debía estar ahí por cuestiones familiares, pero él no podía acercarse sin más a Bastian y menos cuando sabían que Demetrius siempre estaba rodeándolo. No podían alertarlo de su plan o podría cambiar la ubicación de los niños, debían ser discretos. Por lo que el plan inmediato era que Anya entrara como una mujer de servicio y causara una distracción lo suficiente grande para que Damian pudiera llegar a Bastian y obtener el acceso.
Sin embargo, cuando Demetrius se acercó a Anya para invitarla personalmente, un nuevo panorama se abrió ante ella. No tenía que entrar disfrazada, podría ir como Anya y su sola presencia bastaría para distraer a Demetrius, era perfecto.
—Y eso facilitaría las cosas.
—No —Damian era claro con negativa.
—Pero Damian, sé que puedo hacerlo.
—Anya… no me hagas esto.
Después de aclarar que ambos actuaron por la misión, la idea de que Anya estuviera cerca de Demetrius se desechó. Cosa que tranquilizó de sobremanera a Damian, pero ¿ahora le estaba pidiendo que aceptara que ella fuera con Demetrius a la reunión? Podría ir con él, pero sabía que por las apariencias no era un resultado favorecedor.
—Damian…
—Sabes que él…
—Si, lo sé pero... —Anya intentó tragar saliva para ganar algo de tiempo. —Tienes que confiar en mí, será la última vez, déjame hacer esto. —Lo miró con ojos suplicantes en un intento de que de verdad entendiera que era importante.
Las investigaciones de Damian les había dado la información que necesitaban, sabían que Demetrius dirigía la replicación del proyecto Apple y que él mismo podría tener alguna habilidad, pero no sabían cual. Además que aquella invitación dejaba en claro su objetivo, Demetrius la estaba atrayendo con lo que sabía que ella no podía negarse.
Sabían que era una especie de trampa, pero Anya estaba dispuesta a seguirla con el fin de salvar a los niños. Era evidente de que si Demetrius estaba a cargo del proyecto, sabría que Anya había formado parte del proyecto inicial. Y lo mejor era hacerle creer que no sospechaban nada.
“Él quiere tenerte en sus manos, no puedo permitir eso”
“Pero tenemos que permitírselo, necesitamos que piense que me tiene en sus manos, que no sospecho nada y podré distraerlo mientras tú consigues el acceso de Bastian”
El plan era sencillo, ella serviría como distracción a Demetrius, alejándolo lo más que pudiera de Bastian y Damian obtendría el acceso e iría a sacar a los niños. Un plan sencillo, arriesgado, suicida ya que muchas cosas podrían salir mal, pero era todo lo que tenían, debían hacerlo solos.
Al final Damian terminó aceptando, abrazándola fuertemente ante la idea de involucrarla, pero sabía que si él se negaba, ella haría las cosas por su cuenta y se expondría sin un apoyo y era algo que él no estaba dispuesto a dejar pasar.
════ ◦❁◦ ════
Schloss Burg, 4:35
Anya corrió aún más rápido, logró deshacerse de dos guardias con una patada certera en el rostro y siguió avanzando.
Era un plan sencillo, pero nada había sucedido cómo debía, Damian había desaparecido antes de obtener el acceso, por lo que ella tuvo que dejarse guiar a ese sitio. No sabía qué era lo que planeaba Demetrius con claridad, pero sí podía tener acceso al lugar, estaba dispuesto a permitirlo.
Sin embargo, parecía que ese día estaba destinado a que saliera todo mal.
Desde la aparición de Donovan que se suponía estaría muerto, la ausencia de Damian, el no obtener los accesos y lo de que las bombas fuera una forma de atraer a Twilight y que desde el inicio Demetrius se acercara a ella para capturar a su padre, que ella fue una ficha más en el tablero de Demetrius, una con la que terminó obsesionándose. Anya jamás hubiera imaginado que todo eso, todo lo que había sucedido, cada pieza y evento era por Demetrius, él era el que estaba detrás de todo.
Por suerte Damian logró llegar para ayudarla, aún sentía el cuerpo temblando al volver a vivir aquellas cargas eléctricas, tenía tanto miedo, quería llorar y salir de ahí, huir, pero no podía dejar a esos niños a su suerte, debía encontrarlos.
Sabía que eso no era lo que Damian quería, pero él tenía esa obsesión por hacer todo solo, había sido complicado que él aceptara su ayuda en todo ese plan, por lo que no podía retroceder, no ahora que había tantas cosas en juego y que unos niños y su propio padre estuviera a punto de morir. Damian ya tenía demasiadas cosas sobre sus hombros para que ella simplemente huyera. Pero era un espía, tenía ese pensamiento absurdo de que debía responsabilizarse solo de eso. Sabía que era capaz de hacer muchas cosas, Anya se había impresionado de verlo pelear, pero sabía que Demetrius no era un rival fácil, además que el tiempo estaba contado, debía moverse.
Pero antes de eso debía encontrar a su padre, porque no había manera de que estuviera muerto, se negaba a aceptar eso.
Se apoyó en la pared un segundo, dejó salir un suspiro largo y pesado, a pesar del tiempo que llevaba en servicio como agente, aún sentía el cansancio por esas largas noches de misión. Quizá si no fuera un alumno que tuviera que guardar apariencias con todas las personas a su alrededor y aún más, manteniendo unas notas perfectas, podría relajarse más.
Solía no quejarse mucho, a fin de cuentas él había elegido ese camino.
Una vez que recuperó la compostura se adentró a la oficina donde visualizó una cabellera rubia junto a una blanca discutiendo algo mientras veían unos planos. El hombre rubio le indicó algo a la mujer a su lado, quien terminó asintiendo y salió de ahí, pasando a su lado.
—Regresaste —Twilight cerró el mapa que momentos antes tenía y se apoyó en la mesa, recibiendo al recién llegado. —¿Todo bien, Moonlight?
—Si, he escoltado al objetivo como era requerido y no hubo ningún contratiempo relevante. —Aunque la realidad a decir era de que había terminado deshaciéndose de algunos agentes del bando contrario que habían estado siguiendo de cerca a su objetivo, pero se encargó con facilidad.
—Me alegra escuchar eso. —Él tomó la lista de papeles que estaban cercanos y revisó entre ellos, seguramente en busca de alguna misión nueva para él. —¿Cómo te encuentras? ¿Podrías tomar alguna otra misión esta semana? Sé que te he estado sobrecargando de trabajo, pero han habido movimientos extraños últimamente.
Moonlight sabía que lo decía con cierta preocupación, por su tiempo siendo el mejor amigo de su hija en el pasado. Mejor amigo, algo que aún le pesaba violentamente. Además que él debía guardar las apariencias y semanas atrás cuando fue saturado de misiones, el cansancio estaba presente en su rostro por las ojeras.
No podía ser por menos, sus mañanas y tardes se enfocaban en el Edén, las tareas y sus obligaciones estudiantiles que en ocasiones le tomaban el tiempo suficiente, además de algunos asuntos con su madre. Además que vivir en los dormitorios del Edén tenía sus puntos positivos y negativos. Por un lado le daba la libertad de que pudiera hacer las cosas sin que su familia o la seguridad de su casa estuviera siguiendo sus pasos o notaran comportamientos extraños, considerando que su mayor objetivo era su padre.
Sin embargo, al compartir habitación con Ewen y Emile, tenía que esperar a que se durmieran para poder salir de ahí y llevar a cabo sus misiones de último momento. No podía levantar ni una sola sospecha o todo el esfuerzo que había hecho para pasar desapercibido y conservar su vida, estaría perdido.
Twilight se había vuelto la mano derecha de Silvia en la agencia una vez que las bajas en WISE fueron lo suficiente alarmantes. Por esa razón él estaba ahí, cuando fue reclutado fue enviado enseguida a misiones, eventualmente con apoyo para que se relacionara con los métodos. Por ese motivo se vio obligado a aprender de prisa, no había tiempo de prueba y error. Y había demostrado muchísima capacidad, por eso le habían entrado demasiada confianza que él se había encargado de no defraudar.
Sabía que la prioridad era detener a la oposición, pero en ese momento Damian tenía cosas más importantes a las cuales debían prestar atención.
—No tengo problemas Twilight pero… —El Forger que había estado leyendo sus papeles, se detuvo y observó a Damian. —Tengo algo que quisiera hablar contigo, algo realmente importante.
Twilight que pensó que algo había pasado en la misión, dejó los papeles a un lado.
—¿Qué sucedió en la misión?
—No es nada de eso… es sobre Demetrius, algo realmente grande, tengo información que podría…
Una mano en alto lo silenció y vio a Twilight meneando la cabeza con aire cansado.
—Hemos hablado de eso Damian, no hemos encontrado nada contra Demetrius, solo cosas circunstanciales pero lo han vigilado y no han encontrado nada, por lo que se ha descartado, todo indica que es un simple peón en el juego de Donovan.
—No, realmente encontré algo que podría vincular…
—No hay pruebas reales, solo conjeturas o cosas circunstanciales, por lo que se ha desechado.
—Pero esto…
—Seguir detrás de alguna pista fantasma es una pérdida de tiempo y más ahora que nos faltan tantas manos por la gran cantidad de bajas que tenemos, debemos centrarnos en cosas reales de urgencia.
Damian presionó sus manos frustrado por toda esa palabrería formal de Loid y como no entendía su punto, de que si dejan eso de lado, sería un grave error.
—Twilight yo estoy seguro de que él está involucrado realmente en esto, él está tramando algo.
—Damian —Él se acercó y le dedicó una mirada dura de reproche. —¿Tu insistencia con Demetrius no se ve afectada por su relación con Anya?
Eso había sido un golpe duro y sabía que él era consciente.
Sin embargo, Loid tuvo que hacerlo, debido a esa conclusión y que en todo este tiempo no habían obtenido nada, fue que podría haber accedido a la petición de Yor de alejar a Anya de Demetrius. No había razones de que ella siguiera conservando esa conexión y más cuando la estaba afectado, no estaba seguro de si su hija sentía algo por Demetrius, pero quería darle un poco de tiempo para que ella misma decidiera que hacer por sí misma y no por sentirse obligada por la misión.
Y si hablaban de Damian, él perdía la cabeza cuando Anya se veía involucrada. Por eso él había estallado enojado al enterarse de que Anya se involucró con su hermano e intentó convencerlo de mantenerla lejos, sin éxito. Cosa que Loid no hizo porque Anya quería ayudar y por cómo estaban las cosas, necesitaban toda la ayuda posible. Esa era la misma razón por la cual parecía haberse obsesionado por encontrar algo malo en Demetrius, para que fuera su excusa de alejarlos.
—Por supuesto que no.
—Creo que lo mejor es que te tomes algunos días.
Damian se sorprendió ante las palabras de Twilight quien tomó los papeles entre sus manos.
—¿Qué?
—Estás demasiado involucrado y tu juicio se está viendo nublado, te necesito centrado, porque muchas cosas están en juego, por lo que descansa, relájate y te llamaré en unos días, esperando encontrarte más neutral.
Moonlight no pudo decir nada más porque un agente entró y Loid se dio media vuelta, alejándose para recibir el informe de la misión concluida. Él se quedó quieto, sintiendo la frustración de cómo parecía que Twilight no estaba viendo las cosas, cosas que estaban ahí. ¿No se suponía que debían desconfiar abiertamente de todos? ¿Por qué parecía tan convencido cuando no había nada que lo descartara en totalidad?
Sabía que su excusa era que no había pruebas reales de su implicación en todo el desastre que la oposición estaba causando y más aún, el partido de unión nacional. Quería creer que si traía las pruebas suficientes cambiara de opinión y reconocería que Demetrius era tan terrible como su padre.
Y él se encargaría de conseguir todo para hundir al primogénito de los Desmond.
Schloss Burg, 4:11
Abrió los ojos lentamente, viendo el único foco en el techo, no tenía plena consciencia de su cuerpo, no sentía sus extremidades y sentía la mente adormecida ¿estaba vivo? Levantó su mano, lo cual fue una tarea realmente complicada cuando las punzadas de dolor lo aturdieron, tocó la humedad en su boca y vio que era sangre.
Sintió la pizca de fuerza desaparecer y su mano cayó de nuevo, evaluó la herida en su abdomen, la sangre seguía saliendo. Contempló las esposas que sujetaba su mano y lo encadenaba a la pared, era de acero y no tenía una cerradura, algo que había comprobado tres veces, no podía liberarse.
Pero debía hacerlo, a pesar de que la vida quería abandonar su cuerpo, su fuerza de voluntad lo había mantenido con vida. La imagen de Demetrius Desmond ante él regresó a su cabeza.
Moonlight había tenido razón todo el tiempo, Demetrius Desmond era realmente peligroso.
Twilight se había confiado, porque algo en él, su intuición le había dicho que no era un peligro inminente. No sabía que era con claridad pero desechó aquella idea, dando por hecho que era una simple marioneta. Él, quien desconfiaba de todos, había desechado la idea.
Las cosas cosas se habían salido de su control, lo habían capturado y torturado, habían estado jugando con él, lo sabía. Demetrius era un sádico, por eso había ido tiempo atrás para divertirse un rato y golpearlo una y otra vez, además de causarle la herida en su abdomen. Quería matarlo lentamente.
Twilight intentó tirar de su brazo, pero solo provocó un dolor que hizo que sus dientes temblaran, debía salir de ahí, debía sobrevivir y regresar con Yor, se lo había prometido.
Su visión se volvió borrosa y sintió con la fuerza abandonó su cuerpo.
HOLA!
A partir de este capítulo las cosas pueden ser un poco confusas, por lo que espero que los separadores aclaren un poco.
Las letras en cursivas son extras que hice mientras escribia la historia lineal, las perspectivas de Damian, lo que él estaba haciendo mientras la historia lineal avanzaba. Al inicio no supe como integrarlo a la trama original, pensé publicarlo aparte, pero tampoco tendria mucho sentido, por lo que al final decidí anexarlo a la trama, estaré poniendo algunos extras por aqui o por alla.
Los separadores diferentes son para narrar pensamientos o eventos pasados que ocurrieron en la historia lineal, cosas que omití por el bien de la trama, continuaciones de situaciones que ahora tienen sentido.
Espero haber sido lo suficiente clara, son muchas cosas sucediendo en la historia en mi cabeza y eventos pasados que necesito ir encajando.
¡Disfruten el capitulo!
Chapter Text
Schloss Burg, 4:32 pm
Observó la máquina enfrente, el humo saliendo de ella hasta apagarse, la acidez escalando por su cuerpo por todo lo que significaba esa máquina. Al llegar pudo ver a Anya llorando, y la maquina prendida, por lo que no fue difícil el suponer que había sucedido antes de que apareciera.
Damian maldijo internamente, eso era algo que no iba a perdonarle a Demetrius, lo destruiría por todo lo que le había hecho a Anya, por cada lágrima y gramo de dolor que había sufrido. Lo observó en el suelo sin moverse, regresó su mirada a la máquina al escucharla sonar, no quería dejar funcionar algo así y menos cuando había escuchado de que era capaz ese mecanismo y lo que planeaban.
Aunque más que nada, él no podría perdonarse por llegar tarde y permitir que eso sucediera, algo que no se suponía que esto fuera así, nada de esto estaba en los planes de los dos, todo se había salido de control.
Ciudad Berlint 11:45 pm
Avanzaba por su motocicleta, con el casco en su cabeza y maldiciendo, se suponía que él no formará parte de los agentes que estarían desactivando las bombas en la ciudad, porque al ser de la familia Desmond tenía que estar presente en la reunión de Demetrius para que no sospecharan de él.
Además que él mismo tenía un objetivo, obtener el acceso de Bastian para poder ingresar a las instalaciones de Schloss Burg. Necesitaba conseguirlo pronto, para alejar a Anya de su hermano, esa era su prioridad. Había seguido a Bastian al baño, estaba por entrar cuando lo escuchó en su oreja.
“Tenemos… comunicaciones” La estática era evidente “las bombas… ¿las encontraron?”
La voz de Franky al otro lado estaba difusa, cortada, por lo que las ideas no eran claras y no podían darse una idea de que sucedía realmente. Hasta que finalmente la estática se escuchó fuertemente, lo cual lo llevó a cerrar los ojos y la intención de querer botar el auricular, pero resistió porque alguien podría notarlo. De pronto el sonido se apagó y un silencio sepulcral llenó todo.
En el tiempo que había descendido a la reunión pudo escuchar las comunicaciones de los agentes, las órdenes de Franky y él mismo recibió las coordenadas, estaba pendiente de cualquier cosa. Hasta ese momento, cuando las comunicaciones fallaron y terminaron cayendo, dejando a todos los agentes incomunicados.
Nada en ese día podría resultar como estaba planeado.
La idea de que algo realmente malo por la falta de comunicación sucediera, que no encontraran las bombas, que hubiera bajas, cualquier cosa podría suceder. Y su sentido del deber, su papel como espía y su propia ansiedad no lo dejaron tranquilo. Solo iría a comprobar las cosas, ayudar un poco si era necesario y regresaría, porque si algo sucedía y él pudo ayudar y no lo hacía, es algo que no se perdonaría.
Corrió tan rápido como pudo, salió de la residencia Desmond y se adelantó unos metros más, hasta donde ocultaba su motocicleta para no ser detectada. Se subió y la arrancó para moverse tan rápido como se lo permitía, tenía que volver para obtener el anuncio, solo le tomaría media hora.
Moonlight había sido tan ingenuo.
Se aventuró a la ciudad, corriendo por las calles y entre su camino las comunicaciones iban y venían, dejando en claro que el avance de los agentes era mínimo. Él debía intervenir, fue hacia una localización donde estaba siendo esperado por un francotirador, comprendiendo que las ubicaciones, muchas de ellas eran falsas y que solo estaban buscando cazar a los agentes, todo había sido una trampa.
Cuando se dio cuenta de ello y se percató de la hora, supo que no había mucho que hacer, el tiempo se había esfumado y debía regresar, los resultados de las elecciones saldrían pronto y si él no estaba… dejaría en claro que algo estaba sucediendo. Corrió tan rápido como pudo, recuperó su motocicleta y regresó a la residencia Desmond tan pronto como pudo.
Sin embargo, era demasiado tarde, los resultados fueron dichos y su padre había ordenado a la fuerza paramilitar desplegarse y atacar, por lo que su llegada a la residencia Desmond fue retrasada exponencialmente. Tuvo que esquivar varios enfrentamientos y casi chocaba un par de veces, pero logró llegar.
Solo para descubrir a Garden acabando con los simpatizantes del Partido de Unión Nacional, además de no encontrar rastros de Anya. Realmente nada estaba saliendo bien, todo estaba fuera de control. Ahí no podía apoyar a Garden con la tarea, debía fingir, hasta que fue sometido por Jörmungander contra la pared. Sabía que su trabajo era acabar con todas las personas ahí pero… era un terrible malentendido.
Sabía el nivel destructivo de Jörmungander, lo había visto…
—Código…blanco. —Susurró levemente, con su último aliento.
Jörmungander reaccionó ante esa palabra, su expresión dura y asesina se relajó, al igual que su agarre y Damian terminó en el suelo al ser soltado. Tosió una y otra vez, intentando llenar de aire sus pulmones.
—Veo que el parecido es confuso.
El agente de Garden recordaba las palabras de Yor, sobre que su objetivo era asesinar a los simpatizantes del Partido, pero Jörmungander sabía que su objetivo eran los Desmond, por lo que cuando identificó a uno, no lo dudó. Si atrapaba a Demetrius Desmond sería un trofeo cargar con su muerte, sin embargo… cuando escuchó el código y recordó a Yor mencionando que tuviera cuidado con Damian Desmond, el hijo menor, que estaba de su bando, siendo un agente de WISE.
Un error puede cometerlo cualquiera y más cuando no mirabas lo suficiente detallado, de reojo se parecían pero si prestabas atención podrás ver que eran bastante diferentes. Además que ese chico era más joven.
—Ten cuidado
El agente de Garden dio media vuelta y salió de ahí, dejando a Damian intentando recomponerse antes de tomar el acceso del cuerpo de Bastián que estaba cerca y salir de ahí. Anya no estaba ahí, por lo que debía encontrarla. Por suerte le había dado un rastreador que le pidió que se mantuviera con ella en caso de ser necesario.
Checó el dispositivo en su bolsa y la encontró, solo debía llegar a ella.
Ciudad de Berlint, 3:49 pm
Presionó los dientes cuando vio el camino bloqueado con bolsas de tierra apiladas en una torre y soldados con armas que giraron para verlos avanzar. El conductor, quien se percató de aquello antes actuó al momento, doblando violentamente en la esquina. Se agarró del respaldo del asiento que estaba enfrente y con la otra mano libre, sujetó a la mujer que estaba a su lado.
—Lo siento —Se disculpó el conductor, que era un agente de SSS —Esperaba que al menos esta salida estuviera despejada.
Yor frunció el ceño, porque las cosas no estaban resultando como deberían. Ella debía llevar a Melinda fuera de la ciudad y le entregaría su custodia a alguien más, que la sacaría de la nación. Yor solo debía salir de Ostalis, avanzar algunos kilómetros más, fuera de cualquier peligro y saldría de ahí, al menos hasta que toda la situación tuviera una resolución.
Sin embargo, no había contado con que el lugar estaba sitiado.
Habían bloqueado las fronteras, nadie podía salir o entrar, lo cual tiraba el plan a la basura. Cuando lograron evitar la pelea central de la ciudad, el conductor se dirigió a la segunda salida, una que no era tan transitada, pero se encontraron con el mismo resultado.
—¿Tenemos opciones? —Yor intentó pensar en algún medio para salir de ahí, pero la situación no parecía nada buena.
Sabía que la prioridad de Donovan no era encontrar a su esposa por la traición de alertar de su ubicación. Había cosas más importantes de las cuales ocuparse y él actuará después. Sin embargo, ellos estaban intentando anticiparse ante cualquier cosa.
—Quizá… —El conductor aceleró, debía rodear toda la ciudad para no ir al centro y encontrarse con la guerra que estaba desarrollándose ahí.
—Yor…
—No se preocupe Melinda, la sacaremos de aquí, no me detendré hasta lograrlo.
La mujer de Donovan mordió su labio al ver la determinación y la sonrisa de Yor que intentaba reducir la tensión, pero se sentía culpable, de que ella estuviera ahí, en una misión perdida cuando podría estar en otro lado, ayudando o auxiliando a los demás. Había una guerra armada, se perdían vidas a cada minuto, por lo que intentar salvar a una sola, le resultaba algo injusto. Además que sabía que Yor podría tener prioridades, toda su familia estaba en peligro, a causa de su propia familia ¿era justo aprovecharse de ello para salvar su vida?
—Creo que deberías estar en otro lugar, esto podría ser un caso perdido.
Yor que veía hacia adelante, siguiendo el camino del vehículo giró su rostro hacia la mujer a su lado.
—No, esta es mi misión, yo debo protegerte. —Ella nunca había dejado una de sus asignaciones a la mitad.
—Debes proteger a tu familia —Melinda observó hacia la ventana, vio una gran llamarada a lo lejos.
—No te preocupes, yo…
Pero Yor fue silenciada, Melinda giró para verla y una expresión afligida dominaba su rostro.
—Anya estaba con Demetrius en la reunión —Yor sintió su boca seca en ese momento. —Intenté decirle que se fuera pero de alguna manera, cuando la luz se fue la perdí de vista… y cuando salimos de ahí, ya no estaba.
Melinda Desmond odiaba a su esposo Donovan, aquel matrimonio arreglado por el estatus de su familia, el asco de resistir a vomitar cuando la había tocado y agradeciendo que después de conseguir lo que quería, actuarán como dos extraños aún viviendo en la misma casa, fue un consuelo. Su repugnancia hacia su esposo y como su primogénito era tan cercano a su padre, la hicieron mantenerse apartada. Lo quería, a fin de cuentas era su hijo, pero la distancia entre ellos era tan grande.
Por eso mismo intentó hacer aquel festejo de cumpleaños.
Y con Damian…había sido una madre ausente en su infancia, algo que era notable en el comportamiento de su hijo mejor. Sus intentos de destacar o llamar la atención de su padre, y como se avergonzaba de hablar con ella, como si fuera una desconocida. Melinda se dio cuenta tarde de que dirigía el odio que tenía por su esposo en sus hijos.
Intentó al menos salvar las cosas con Damian, prestándole atención y acercándose a él, escuchando e interesándose en lo que hacía. Algo que pareció hacer feliz a Damian en algún momento, dejando entrever su lado amable, dulce y caballeroso, era un niño feliz a pesar de pertenecer a esa familia.
No quería tener preferencias, pero llegar a su hijo menor fue más fácil, por lo que su cercanía era más estrecha. Demetrius la trataba con respeto, pero podía sentir una barrera en él. Que se incrementó más cuando se enteró, luego de acceder a compartir el paradero de Donovan, que Demetrius era la marioneta de Donovan para realizar actos despreciables.
Melinda vivió con el peso de que mucho de lo que sucedía era su culpa, por no guiar a sus hijos cuando debía, dejándolos a la suerte de su padre, que los convirtió en algo maligno.
Su único consuelo era que al menos Damian aún podría salvarse, era tan bueno, ella podría no ser una mala madre… aunque el hecho de estar ahí ella y no acompañada con Damian la hacía sentir tan mal. Porque el plan había sido que él se fuera con ellas, pero cuando se lo dijo a Yor, que no podían irse sin él, su amiga se lo dijo.
—Damian estará bien, Loid se encargará de ello.
No sabía si era por la forma en que lo había dicho o porque aún estaba sorprendida de lo que la familia Forger había escondido todos estos años, pero sus palabras la tranquilizaron y decidió confiar en ella. Aunque sabía que había mucho que no le habían dicho, solo lo necesario. Que Loid Forger era parte de la resistencia y que Yor igual y que querían evitar que Donovan estuviera al poder, por medio de Demetrius.
—¿Qué? —Yor habló.
Melinda se perdió unos instantes en su mente y al regresar vio a Yor con el rostro consternado. Por supuesto, ella le había contado de que su hija estaría fuera de todo peligro en casa, por eso Melinda se sorprendió de ver a Anya en la fiesta.
Yor sintió como una presión le impedía respirar al imaginar a su hija en medio de aquella matanza y la idea de que alguno de los miembros de Garden la hubieran asesinado. El miedo la aturdió y sus manos temblaron, ella debía regresar, debía asegurarse…
No se suponía que Anya estuviera ahí, debía quedarse en casa… ella debió asegurarse de que fuera así, era culpa suya.
Presionó fuerte las manos en el respaldo y la mano de Melinda en su espalda en gesto consolador la alejaron de sus pensamientos negativos y abrumadores, lo cual le permitieron respirar, se sentía mareada y su frente se perló de sudor.
—Yor, puedes ir.
Todo su cuerpo le suplicaba que saliera de ese automóvil y corriera para asegurar a su hija de todo peligro. Pero su sentido del deber y la voz de Loid en su cabeza la hicieron permanecer en su lugar.
“Pase lo que pase Yor, tienes que cumplir con tu misión, necesito que lo hagas.”
Quería ignorar esa orden de Loid, sin embargo, sabía que si dejaba a Melinda sola, si la dejaba a su suerte y más con la ciudad sitiada, cuando regresara solo encontraría su cuerpo. Intentó pensar con cordura, dejando atrás sus sentimientos, Damian estaba con ella, Damian la protegería pasara lo que pasara, lo sabía, siempre lo había hecho.
Pero aún así, su lado maternal la llevaba a querer terminar esa misión pronto e ir a su ayuda.
—No, te pondré a salvo y luego me encargaré de ello. —Su determinación habló.
Había perdido tiempo al estar cerradas las fronteras, pero al fin habían encontrado una salida en el borde de la ciudad, que los llevaría a la zona costera, un cambio de planes pero esa era la única opción, su única oportunidad.
Schloss Burg, 4:46
Anya apoyó la espalda en la pared y se asomó al pasillo para no ser detectada, ahí vio a tres hombres. Los guardias no parecían acabarse y el tiempo se estaba acabando. Además que la idea de dejar a Damian con el desgraciado de su hermano, no le gustaba, sabía que podía vencerlo, pero se sentía inquieta.
El pasillo era demasiado largo y en las habitaciones donde había pasado, no había encontrado a su padre ¿Dónde lo tendría? ¿Qué le habían hecho? La idea renovó su ira, salió de su escondite, vio a uno de los hombres sacar un arma, por lo que se movió rápidamente y antes de que le disparara lanzó una patada fuerte, desarmándolo.
El hombre frustrado por ser desarmado fue tras ella, lanzando golpes fuertes y concisos, cosa que Anya esquivó, a fin de cuentas podía anticipar su defensa al leer su mente. Una gran ventaja, por lo logró patearlo cuando vio una apertura en su torso, haciéndolo retroceder y chocó con sus otros dos compañeros.
Pronto se recuperaron y Anya arremetió contra ellos, esquivando a quien la atacaba, pateando al que se aproximaba y saliendo de en medio, logrando que dos chocaran. Finalmente saltó en el aire y conectó su pierna en la mejilla de uno de los hombres, haciéndolo retroceder hasta chocar con la pared, por la fuerza de su golpe.
Vio la puerta que estaban custodiando, se acercó pasando encima de los hombres inconscientes, sacó el acceso de su bolsa y deslizó la tarjeta. Lo había tomado cuando ambos hombres peleaban, no sabía si era de Demetrius o si Damian había conseguido el suyo, pero eso sería suficiente.
La puerta se abrió con un sonido e ingresó viendo una gran habitación aunque más que ello, un laboratorio. La paredes eran blancas, había una gran computadora a la izquierda, en el centro una placa de metal, había mesas y de más cosas, pero algo en especifico llamó la atención de Anya, aquel cuarto con paredes de cristal y adentro había alrededor de veinte niños. Gritaban llamando su atención, aunque no se escuchaba nada, muy seguramente por el cristal y el material del que estaba hecho.
Sus pies estaban clavados en el suelo y los recuerdos vinieron a su mente, cuando era una niña, ese lugar era igual a donde ella había estado, de tiempo antes con Demetrius, la sensación aún estaba en sus dedos, su cuerpo, el aire se escapó de su organismo y la ansiedad subió por su cuerpo como una boa, presionando, inhabilitando, asfixiando.
El golpe de uno de los niños en el cristal la hizo salir de su martirio mental, no podía acobardarse, no cuando había llegado hasta ahí, debía moverse, actuar. Tomó una bocanada de aire y se obligó a caminar, avanzando, hasta que corrió, con una sola imagen en su cabeza, debía sacar a esos niños ahí, cueste lo que cueste.
Schloss Burg, 4:26
Twilight entreabrió los ojos, intentando enfocar algo, cualquier cosa, pero su conciencia iba y venía. Se centró en la puerta o donde sabía que estaba, una pequeña línea de luz se filtraba por debajo de la puerta.
Había sido tan descuidado, lo sabía, pero la urgencia de la misión lo había distraído, además que el hecho de que Anya había salido de la casa… algo que debió anticipar pero había confiado en el sentido de la conservación de su hija, algo que sabía que no tenía. Estaban pasando tantas cosas a la vez y eso bajó su guardia. Se arrepentía tanto de ello y más porque no vio venir lo que sucedió.
════ ◦❁◦ ════
Logró salir de la oficina de Donovan, pero lo golpearon fuertemente en la nuca, perdiendo la consciencia. Algo increíble considerando su resistencia y voluntad. Pero despertó después de un tiempo, abriendo los ojos de pronto y disparando su adrenalina.
Había pasado lo impensable, algo que no podía remediar, el siguiente paso era escapar de ahí y seguir con su misión. Sin embargo, eso no podía ser fácil. Terminó atado en la pared con un grillete, inmovilizando, además que… sentía el cuerpo y la propia mente aletargada. Le habían dado algo, una especie de droga, esa era la única explicación.
Twilight había resistido golpes y heridas más fuerte y aún así se había podido mover.
Era evidente que conocían de que era capaz, por eso se habían tomado tantas molestias en inmovilizarlo y quitarle su sentido de concentración y racionamiento total… sentía como su mente iba y venía. Se aprovecharon de ello para golpearlo una y otra vez, torturándolo con la intención de humillación. La tortura era algo con lo que Twilight estaba familiarizado, por lo que fuera de soportar los golpes mientras la saliva escurría de su boca y la sangre brotaba, casi no hizo ruido, solo resistió.
Debía esperar a estar solo, aclarar un poco su mente para poder salir de ahí, confiaba en que el efecto de la droga se fuera pronto.
No obstante, su conciencia iba y venía, por lo que cuando terminaron de golpearlo, cayó en un sueño profundo, con la frente apoyada en el suelo. De pronto y como si solo hubiera pasado unos segundos, un pie elevó su rostro y fue cuando Twilight vio a Demetrius Desmond ante él, con una sonrisa.
—Durante tantos años se ha ofrecido una gran recompensa por la cabeza del maravilloso Twilight, aquel que frustró tantos de nuestros planes… el mejor agente de WISE está ante mí y… la imagen es demasiado patética.
Levantó más la cabeza del hombre con su zapato y lo pateó, llevándolo a quedarse sentado, con el rostro adolorido. Demetrius se inclinó y lo observó de cerca.
—Mi misión era atraparte, decidí esperar a que vinieras a mi, colocando todas las piezas para ver al ratón viniendo por la carnada. —Loid lo comprendió con sus palabras aún con su mente lenta, que él hace mucho tiempo sabía que él era Twilight y que todo eso había sido un juego. —Fue demasiado fascinante verte incapaz de atraparte y pensando que mi padre era el responsable de todo.
Loid lo observaba a la cara, con los párpados entrecerrados, intentó mover la mano, queriendo alcanzarlo, pero Demetrius se alejó.
—Debí esperar a que mataras a mi padre y así me desharía de todos los obstáculos y poder actuar sin limitantes…
—Si quieres asesinarme, hazlo, no diré nada. —Twilight no estaba dispuesto a contar nada, hicieran la tortura que hicieran.
Pensó en Damian y como había tenido razón, su hermano había sido el responsable de cada movimiento, de cada situación, de cada muerte, él había movido las piezas demasiado bien para no ser detectado. Había sido un completo ingenuo de no ver las cosas ¿acaso perdió su intuición con las personas? ¡Hasta había hablado con él, estrechado su mano y no notó nada! Demetrius sonrió divertido, se acercó hacía él de nuevo inclinándose, tomándolo del cabello.
—No te preocupes agente Twilight, estoy dispuesto a mantenerte vivo el tiempo suficiente para destruir todo lo que quieras…tendrás una muerte lenta y agonizante.
Las acciones de Twilight fueron inmediatas, se alteró con violencia, con su mano libre intentó golpear en el rostro, pero Demetrius tiró de su cabello y conectó su rodilla en su rostro. Después conectó su puño una y otra vez en su rostro y abdomen, para después utilizar un bate… se colocó en cuclillas ante él.
—No puedes morir Loid, debes mantenerte vivo, pero debes sufrir un poco más.
Clavó una navaja en su abdomen, haciéndola girar, escuchando al agente Twilight lamentarse de dolor y como escupía sangre. Sus ojos oscuros resplandecieron en el más fabuloso deleite, tenía Twilight en sus manos y se divertiría en hacerlo sufrir lentamente.
—Bien, tengo que reclamar mi victoria, mantente con vida.
Dio media vuelta y salió de ahí, sin mirar atrás y la habitación se quedó a oscuras.
════ ◦❁◦ ════
Poco a poco recuperaba la claridad de su cabeza, los guardias que le suministraban la droga no habían regresado, quizá las cosas no estaban tan tranquilas y él no era su prioridad. Aún así se sorprendía por aquella droga, porque su cuerpo estaba familiarizado con algunos venenos y medicamentos, por lo que las cosas sufrieran efecto tan fácilmente era extraño. Quizá era algo nuevo, una droga reciente o experimental.
Pensó en Anya, en donde podría estar… aunque quizá la respuesta era obvia, debía estar con Damian, su relación pareció mejor esos últimos días cuando lo vió en su casa, días atrás. Confiaba en que las cosas entre ellos mejoraran, sabía lo importante que era Damian para Anya y viceversa. Recordó que él mismo falló en mantener alejado a Demetrius de Anya, algo que le había prometido al inicio.
Sin embargo, Loid siempre se sintió incapaz de prohibirle estar cerca de Demetrius, sin saber la verdadera razón. Se sentía tan estúpido, había dejado a Anya en las manos del enemigo.
Alain y Yor vinieron a su mente, en sí Yor había logrado sacar a Melinda de ahí, si había regresado con Alain y si su hijo estaría siendo cuidado adecuadamente por Franky… confiaba en el informante, sin embargo, la idea de querer volver con su familia no dejaba de atormentarlo.
Sentía el cuerpo adolorido, la hemorragia en su abdomen no era severa, algo que sabía que Demetrius procuró, se lo había dicho, no quería que muriera rápidamente, solo quería un sufrimiento constante, por eso lo acuchilló. Además que dijo que quería quitarle lo que más quería… su familia vino a su mente. La sed de sangre vino a él, no se lo permitiría, nadie podía tocar a su familia y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para detenerlo.
Apoyó su cabeza en la pared, cada centímetro de su cuerpo dolía, pero tenía que soportar. debía salir de ahí, acabar con todo eso y regresar con su familia,
Chapter 30
Notes:
Recuerden que las cursivas son recuerdos o eventos pasados.
Chapter Text
Centro de Berlint, 2:44 pm
Observó la puerta de roble de la habitación que estaba completamente en silencio, contempló su alrededor en un reflejo, aunque la realidad es que estaba centrándose en los sonidos a su alrededor, lo que estaba sucediendo fuera, la guerra que se cernía en todo el centro de Ostalis.
Fiona movió la cabeza cuando escuchó unos pasos acercándose hacia la habitación, escuchó el forcejeo en el exterior. Había varios hombres fuera que debían frenar el avance de cualquier intruso y que se acercara a la habitación y más específicamente a Wallace Mcphe, el candidato electo que había ganado horas atrás.
WISE tenía previsto los planes del Partido de Unión Nacional, no aceptarían una derrota, por lo que el plan de las bombas o el erradicar al candidato electo sería lo primero que intentarían erradicar, para poder adquirir la presidencia de la forma más “limpia” al tener una vacante ante la muerte de Wallace.
Era el trabajo de Nightfall el detener a todos los que intentaran llegar a él. Una vez que el resultado fue anunciado, guió al candidato electo a una residencia protegida, lejos del centro de la ciudad, con el fin de mantenerlo lo más lejos posible. Habían pensado en sacarlo de Ostalis, eso sería mucho seguro, que nadie supiera su ubicación pero sabía que no sería correcto considerando que posiblemente él ganaría y un candidato que ganó la presidencia y que estaba lejos de su nación, no sería nada bien visto. Además que el mismo Wallace se mostró reacio a irse, porque debía estar con la gente que confió en él, era de esa forma, tan valiente considerando que podría morir.
Descartaron la idea por completo y ante eso se le fue confiada la misión de mantenerlo vivo.
Fiona hubiera preferido estar en la pelea, con Yuri, el hermano de Yor, con el que se estaba llevando mejor, sin embargo, sabía que su misión era una de las más importantes. Era demasiado sencillo matar a alguien, pero ¿asegurar que alguien siguiera con vida en una guerra? era una tarea imposible. Por eso se sintió halagada cuando el mismo Twilight le asignó la misión, demostrando su plena confianza.
No por nada habían sido compañeros desde hace tiempo y más porque ella fue la encargada de llevar a Melinda Desmond y contarle sobre su alternativa, que si ella quería debía darles información del paradero de su esposo y podrían mantenerla a salvo de aquella guerra de poder. Melinda no necesitó tanto para hablar, dejando entrever todo su odio por Donovan y comunicó todo lo que había reprimiendo en todo esos años, dando el lugar donde se escondía, sus actos, planes o como el mismo Donovan se abrió paso para llegar a donde estaba, haciendo tantas atrocidades.
Fue como un río correr con naturalidad, la información salió de sus labios y sin obstáculos.
Melinda soportó mucho tiempo callada y eso le permitió a WISE armar un plan en torno a lo que sucedería el día de los resultados de las elecciones, la esposa del presidente de Unión Nacional jugó un papel importante y por eso, el labor de Yor era mantenerla a salvo. Había tantas vidas en juego.
Escuchó un sonido fuerte fuera, un cuerpo estrellándose en la puerta, era cuestión de nada que atravesarán la puerta. Observó a Wallace que estaba sentado en el fondo de la habitación, moviendo su pierna inquieta, intentando mantenerse valiente. Para alguien que no estaba acostumbrado a esas cosas, al peligro del día a día, le sorprendía que se viera tan tranquilo. Quien sea que estuviera afuera eran lo suficiente fuertes para hacerle pelea a los cinco agentes de WISE que cuidaban la entrada. Y como si lo hubiera pedido, la puerta cedió y dejó entrever a dos hombres frente a ella.
—Candidato, necesito que se mueva hacia el librero. —Fiona susurró ligeramente.
Antes de asegurarse de que el hombre escuchara su voz, vio a los dos intrusos saltar hacia ella, logró esquivarlos con facilidad. Uno saltó encima de ella, aunque sabía que no era su objetivo, giró en su lugar, tomándolo de la pierna que aún seguía en el aire y lo lanzó contra su compañero.
Fiona se abalanzó hacia ellos, debía terminar con eso pronto, con cuchillo en mano y se movió atacándolos sin descanso. Sus golpes fueron detenidos, pero ella saltó en el aire y propinó patadas a ambos, haciéndolos retroceder, una vez que llegó al piso, se colocó de puntas y giró conectando su pierna con el rostro de uno de los atacantes que logró levantarse, con una fuerza impactante.
El otro hombre la atacó, golpeándola en la cara y esquivando los ataques consecuentes de Fiona. Sujetó la mano de Fiona en uno de sus ataques, la torció llevándola contra su espalda y la dominó, pero ella retrocedió, él siguió sus pasos, sin soltarla, hasta que Fiona dio la vuelta, alcanzando la pared y caminando por ella y utilizando aquello de impulso para saltar detrás del hombre y girar su propio brazo, escuchándolo sonar, le hizo una llave, lanzándolo al suelo y lo pateó en la cara, asegurándose de que estuviera inconsciente.
Fiona respiró agitadamente, giró sobre su lugar viendo a Wallace observando la escena conmocionado por lo que había visto. Conocía a WISE, habían estado trabajando juntos, pero eso a verlos actuar era completamente diferente.
Fiona se acercó al librero, movió algunos libros con desesperación, hasta que tomó uno y la pared terminó cediendo y corriendo, dejando ver un pasadizo secreto. Esa es una de las razones por las que habían elegido ese sitio sobre otros, porque contaba con un cuarto secreto que no venía en los planos oficiales.
Se adentró y guió al candidato por varios caminos hasta que se detuvo, ese era su último plan, esperar ahí, mantener a Wallace de buena manera y esperar que esa guerra terminara. Sin embargo, la pelea fuera no parecía indicar que fuera a terminar pronto, por lo que debía resistir…aunque las ganas de salir de ahí y pelear, no la abandonaron. Abrió la puerta de metal que estaba ante ella, escribiendo un código para que cediera, una vez ahí ingresó junto al candidato.
Intentó pensar que ese era su lugar, pero no podía dejar de pensar en lo que sucedía en la ciudad y preguntando si aquel hombre ruidoso, el menor de los Briar se encontraba seguro.
Centro de Berlint, 3:08 pm
Su vista se aclaró un momento, maldijo por lo bajo por haber bajado la guardia, debía ser más cuidadoso, estaba seguro de que un poco más y hubiera sido alcanzado por esa llamara de la bomba, no lo estuviera contado.
Pero era una hierba difícil de arrancar, de asesinar.
Yuri Briar tenía una resistencia sobrehumana de no ser así hubiera muerto en su infancia ante los cuidados de su hermana. Aquella hermana que idolatraba pero que sabía que tenía la fuerza para romper varios de sus huesos en un simple abrazo, algo que él mismo había aprendido a la mala, cuando el dolor de sus costillas rotas lo aturdió.
Aún tenía secuelas de ese dolor, muy de vez en cuando, pero su vida con su hermana le había dado su gran resistencia, había soportado su comida deliciosa y su cariño doloroso, algo como la onda expansiva de una bomba no tenía punto de comparación. Además que no podía permitirse morir, no ahora, cuando había tantas cosas en juego.
Su mirada se enfocó cada vez más, aún con algo de ruido en las orejas, se sentía mareado, pero podía ver a las peleas enfrente suyo, los gritos y quejidos de dolor y cuerpos desplomándose o huyendo de los ataques del enemigo, todo era un desastre. Pero no era momento de observar, sino de comenzar a actuar, debía unirse e intentar solucionar las cosas.
“¡Levántate, levántate, levántate!”
Su pierna se movió, viendo como su uniforme tenía una mancha escarlata, seguramente se le había clavado algo con la explosión, colocó su pie en el suelo y con mucho trabajo y apoyándose de los escombros de su espalda, se levantó, sintiendo como la fuerza escapaba de su cuerpo. Por un momento pensó en Fiona y que ella era una mujer lo suficientemente dura para levantarse sin problema y no quería perder ante ella.
Su cabeza no tenía fuerza para erguirse, solo veía el suelo, su cuerpo dolía, se sentía tan débil, algo imperdonable.
—¿No estás muerto?
Una voz extraña que venía de alguien frente a él lo hizo concentrarse, pensar que debía ponerse en guardia.
—Estos malditos son tan resistentes.
Yuri finalmente levantó el rostro viendo al hombre de mediana edad, cabellera y ojos castaños enfrente, lo evaluó lentamente, cada parte de su cuerpo y suponiendo sus habilidades. Dejó salir una exclamación por el esfuerzo de estar de pie y observó al hombre acercándose hacia él.
Escuchó el seguro de un arma y como le apuntó a la cabeza, listo para disparar. Yuri no había llegado tan lejos para morir por un simple disparo, se movió rápidamente, desarmándolo y propinándole un fuerte golpe directo en el rostro, rematando con una patada que lo mandó a estrellarse con los muros, cayendo encima de él por el estruendo.
—Eres demasiado ruidoso.
La adrenalina corría por sus venas, los ojos carmesí recuperaron su intensidad y la idea de llevarse a cuanto desgraciado se cruzara en su camino antes de perder la poca fuerza que le quedaba, era su objetivo a seguir.
Corrió tan rápido como la herida en su pierna se lo permitió, lo cual fue lo suficiente rápido ya que la adrenalina ocultaba el dolor y se lanzó ante cada uno de los enemigos que vio, golpeándolos, pateándolos y acabando con ellos con un ataque decisivo.
Yor no era la única con una fuerza demoledora, de otra forma él hubiera muerto, pero podría hacerle frente, no era nada similar, pero era destacable y eso era suficiente para él.
Schloss Burg, 4:33 pm
Damian tenía que terminar con todo eso e ir por los niños, sabía que debía hacerlo, además que esperaba que Anya estuviera lo suficiente lejos. El cansancio lo aturdió, las costillas rotas dolían y no dejaba de pensar en que muchas cosas se hubiera evitado su Twilight había creído en sus sospechas sobre su hermano y él se hubiera ahorrado hacer cosas tan innecesarias.
Cómo acercarse a Sigrid Schneider.
Damian Desmond sabía que si quería demostrarle a Wise y más específicamente a Twilight de que su hermano estaba involucrado y que ocultaba algo realmente oscuro, fuera de ser un simple títere de su padre, debía encontrar pruebas para ello.
Aunque quizá no le creyeran, debido a la renuencia de Loid de verlo como un gran peligro, pero debía intentarlo. No solo para demostrar o tener pruebas, sino por él mismo, debía llegar al fondo de todo ese asunto, de los secretos que Demetrius ocultaba.
Por lo que su punto de partida eran las Farmacéuticas Eplatre, pista que se la dio aquella tarjeta que encontró en la habitación de Demetrius. Su padre se movía por intereses políticos, por lo que esa tarjeta no tenía el más mínimo sentido ¿Cómo es que estaban vinculados? No podía estar seguro de ello, solo de una cosa en particular, que Eplatre era la clave.
Intentó seguir a Demetrius por su cuenta en aquella licencia que le dio Twilight alegando que estaba lo suficiente involucrado, algo absurdo. Sabía que un espía debía mantener sus emociones y asuntos personales del trabajo, él siempre lo había hecho con excelencia, nadie sospechaba ni podía imaginar que era un agente, pero cuando su misión involucraba a Anya no podían culparlo. Era lo más importante que tenía y quería mantenerla segura.
Pero no por ello su sentido del juicio se veía entorpecido. Era una realidad que le desagradaba de sobremanera la cercanía de su hermano y Anya y que haría cualquier cosa para separarlos de haber tenido esa opción. Sin embargo, su instinto le decía que había mucho más detrás. Había tantos comportamientos en Demetrius y su sola presencia era tan enigmática, que quería llegar al fondo de ello.
No obtuvo nada de seguir a Demetrius, como desde el inicio, solo había asistido a mítines y juntas de negocios, nada realmente importante. Los días pasaron y Damian se sentía en un callejón sin salida, estaba perdiendo el tiempo y de esa forma no podría detener las cosas antes de que escalaran a niveles impensables.
Por lo que debía tomar otro camino y la pista que tenía; Eplatre. Se dedicó a obtener toda la información que pudo; el tipo de experimentación que llevaban a cabo, sus oficinas corporativas, los proyectos que tenían encima, sus éxitos, todo lo que podría ser de utilidad. Necesitaba acercarse a la empresa para poder determinar qué es lo que Demetrius quería con ella, que es lo que lo impulsaba a colaborar con una farmacéutica.
¿Cómo podría acercarse sin llamar la atención de su hermano y que notara que estaba pisando sus talones? La respuesta llegó ante él al día siguiente, cuando estaba pasando por el pasillo principal del Edén junto con Emile y Ewen, cuando sus ojos se posaron en ella.
Sigrid Schneider.
Recordaba su rostro de su investigación, un rostro que había desechado con facilidad porque no era lo que había estado buscando, no en ese momento, sino algo con respecto a Demetrius. Pero el verla caminando junto a sus amigas, riendo y meneando su cabello, la idea lo aturdió. Esa era la manera más sencilla y sin dejar rastros de acercarse a Eplatre, por medio de su heredera, utilizando un amor juvenil.
Moonlight había recibido entrenamiento sobre ello y había acudido a algunas misiones donde tuvo que valerse de su apariencia para entrar a lugares. Su propio apellido le brindaba todos los elementos necesarios para ser un gran candidato en el sector femenino.
No era de su desconocimiento el interés que despertaba en el sector femenino sea por su atractivo o su apellido en el Edén, algo que había ignorado fervientemente, había rechazado a un par de chicas desde que entró a la adolescencia, no era nada nuevo, él se alejó de todo eso durante toda su vida porque no era de su interés. Él tenía a Anya, no le interesaba nadie más.
Sin embargo, las cosas habían cambiado y sabía que si realmente quería descubrir a Demetrius, debía dar los pasos correctos para ello y sabía que la única forma de hacerlo era acercarse a Sigrid.
Le desagradó la idea al instante, pero no había nada más que hacer y sin esperar más tiempo, se lanzó hacia ella, de forma sutil. La abordó lentamente, cruzó miradas con ella en la cafetería, que era el único lugar donde podían encontrarse al estar en clases diferentes, en alguna ocasión le sonrió y pudo ver que el efecto fue inmediato.
Esos coqueteos iniciales le recordaron a Twilight y como su misión lo llevó a terminar con una familia. No tanto porque creyera que algo así sucedería con él, algo imposible, sino como los espías deben recurrir a esas estrategias desagradables para lograr sus objetivos. Intentó ignorar ese sentimiento y se entregó a su misión.
Luego de aquel coqueteo en la cafetería la abordó de frente, a la hora de la salida, en una plática cordial. Llovía por lo que fue bastante sencillo. Se acercó hacia ella con un paraguas en mano y lo colocó encima de ella, al verla titubear en el pasillo central que la llevaban hacia la salida.
Sigrid reaccionó alzando la mirada y viendo los ojos miel atrapándola.
—La lluvia siempre es desagradable cuando uno quiere irse.
La rubia parecía consternada, como si no se creyera el verlo ahí, pero finalmente presionó los labios con un poco de incredulidad.
—¿Qué es lo que haces?
—¿No necesitas ir a la entrada?
Sigrid giró el rostro hacia la salida, su auto aún no estaba ahí, pero quería irse pronto y sabía que la fila de autos que recogían a los alumnos del Edén muchas veces era interminable.
—Si pero…¿porque estás ayudándome?
Damian la observó detenidamente, sin titubear y le sonrió de aquella forma leve pero que sabía que tendría el efecto necesario.
—No puedo dejar a una dama tan encantadora en apuros.
El sonrojo llenó las mejillas de la chica, quien sonrió con algo de arrogancia al ver el avance del gran Damian Desmond hacia ella. Por supuesto que todo el Edén sabía que desde pequeños y hasta hace unos meses Damian y Anya estaban saliendo, sin embargo, los hechos más recientes indicaban que habían terminado, algo que nadie se esperaba.
Damian siempre había sido devoto a aquella plebeya, algo que el sector femenino jamás había entendido, pero no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.
Hasta que terminaron y ahora él estaba ante ella. Sigrid tenía tantas preguntas, quería saber qué había sucedido y porque el interés repentino de Damian hacia ella, considerando que jamás habían hablado antes, además que quería preguntarle realmente si ya no tenía nada con Anya. Algo en ella le decía que era una mala idea y el hecho de que él se acercara a ella era evidente.
Sigrid Schneider era la chica más popular y hermosa del Edén, su belleza no tenía comparación con una plebeya y no era una sorpresa que él por fin se diera cuenta de que había otras mujeres que valían mucho más la pena. Además que era una actriz en ascenso, era irresistible y el que Damian estuviera ahí no era en realidad una sorpresa.
Sigrid sonrió con aquel encanto suyo, estiró la mano hacia él, acariciando el cuello de su ropa.
—Te concederé la oportunidad de escoltarme.
Él simplemente sonrió y la obedeció, guiándola hacia el auto que se estacionó, la recogió y se fue. Pudo ver a la mujer viéndolo por el espejo retrovisor. Damian desapareció la sonrisa de su rostro cuando el auto dobló, no pensó en nada ni sintió nada, no podía ser más indiferente.
De esa forma inició aquello, la esperaba llegar cada mañana y la acompañaba a su salón, una acción que se repitió un par de días, asegurando mantener toda la caballerosidad y fingiendo adecuadamente su interés. En algún momento, mientras ella hablaba de su papel protagónico en la película donde participó, no pudo evitar pensar en que eso que él estaba haciendo era lo que la propia Anya se había prestado a hacer con Demetrius.
La idea lo hizo sentir enfermo, no era nada similar, porque él estaba dispuesto a terminar con ello lo antes posible.
Y como si fuera un recordatorio de eso, aquel día él vio a Anya en medio de la lluvia, observándolo a él con Sigrid, dando por hecho de que él estaba saliendo con ella. Damian sintió tantas cosas en ese momento, un poco de placer de ver el gesto de dolor de Anya, de saber que él no era el único que había sufrido, fuera la razón que fuera. Lo más seguro es que no disfrutara no ser el centro de su atención. Por otra parte… sintió su corazón estrujarse, y la idea de empujar a Sigrid, acercarse a Anya y rodearla con sus brazos para apartar ese dolor de ella, lo torturó. Utilizó toda la fuerza de su voluntad para quedarse donde estaba.
El dolor que ella le había causado, ahora se reflejaba en el rostro de Anya cada que los veía juntos. Fue muy consciente de las miradas de la Forger, como los seguía cuando estaba con Sigrid o cuando ella iba a verlo al salón de clases. Podía ver que en tan poco tiempo Sigrid parecía demasiado ilusionada, era algo normal para los nobles pensar en profundizar la relación con alguien de un apellido de renombre para comprometerse y casarse.
Por supuesto que llegar tan lejos no estaba en sus planes, él solo estaba con ella para llegar a su familia y más específicamente a los laboratorios. Por lo que mientras compartían en almuerzo aquel día, las cosas parecían acomodarse como él las quería.
—¿Recuerdas aquella película donde participé hace poco? —Damian asintió, no podría olvidarlo, no cuando ella no dejaba de hablar al respecto, como si fuera un gran logro. —Habrá una Premiere y quiero que vayas conmigo, será en mi casa a las afueras de la ciudad, pero podrás conocer a personas importantes y… a mis padres.
La atención de Damian se centró en la rubia cuando mencionó que sería en su casa y que estarían sus padres.
No había podido infiltrarse a los laboratorios de Eplatre porque necesitaba huellas específicas y menos a la casa principal porque sería reconocido, fuera que Sigrid le hubiera hablado o no a sus padres de la “relación” que tenían, sabía que su rostro sería reconocido. Esa era la oportunidad perfecta, si había información podría conseguirla ahí.
Por su cuenta había averiguado que la Farmacéutica Eplatre había tenido una mala temporada, aunque meses se quedaba corto. Había documentos que dejaba en claro que estaban en declive, un año atrás, que sus acciones estaban bajando y estaban a nada de la quiebra, algo que ocultaron muy bien de todos los medios.
Sin embargo, de un momento a otro parecieron recuperarse, lo cual era sumamente extraño, esas cosas no sucedían de la nada y ¿era retorcido pensar que eso estaba directamente relacionado por la aparente relación reciente con el apellido Desmond? algo en él le decía que eran demasiadas coincidencias. Y para poder determinar algo, debía entrar a la residencia Schneider para averiguarlo.
Le sonrió a Sigrid, tomó su mano y la besó.
—Por supuesto que iré, esto es importante para ti.
Ella pareció fascinada, le habló del vestido que utilizaría y que debían ir a juego, él solo la escuchó o al menos la fingió escuchar de aquellas banalidades sin sentido.
—Bondman será el primero en entrar pero…
—¿Bondman? —Aquel nombre atrajo la atención completa de Damian.
—Si ¿acaso lo olvidaste? —Sigrid hizo un gesto de obviedad. —Participé en la película de Bondman.
—Si, lo siento, me distraje un momento.
Bondman, de todas las películas tenía que ser esa, por lo que cada que pensaba en la premiere y lo que tenía que hacer, la imagen de una mujer con el cabello rosado llegaba a su mente y estrujaba su corazón, pensando en que ella hubiera disfrutado tanto ir y que él hubiera hecho lo que sea para llevarla.
Pero aquello se había terminado, el tiempo donde su vida giraba en torno a hacerla feliz, algo que aún dolía tanto.
Schloss Burg, 4:35 pm
Demetrius recobró la conciencia, presionó los dientes fuertemente al ver a su hermano ante la máquina y su mirada se pintó de escarlata, no iba a permitir que nadie interviniera en sus planes. Había hecho tanto para llegar hasta ahí, tantos años de planeación, manipulando a su padre y haciendo todo en las sombras para que todo se arruinada, no iba a permitirlo.
Y menos ante su estúpido hermano menor, que parecía interponerse en su camino. Se lo había ordenado tiempo atrás, que se alejara, pero de alguna manera él se había resistido a su persuasión. Algo que solo Anya había logrado ¿quizá una fuerte voluntad podría llegar a resistirse? Era imposible, no había sucedido antes.
Su hermano era pequeño y débil y era su tarea erradicarlo, por intervenir en sus planes, arruinarlos y tomar lo que era suyo.
Algo que se había encargado de que fuera así, siempre aprovechando cualquier momento para enmarcarlo, como aquel día en la cena en su casa, donde había persuadido a Melinda de aquella fiesta absurda, donde su único objetivo había sido molestar a Damian y que notara que aquella mujer que tanto había querido, ahora le pertenecía.
Había sido tan divertido…
Pero el hecho de que su hermano era Moonlight, el agente que había intervenido tantas veces en sus planes y que le había visto la cara tanto tiempo, era algo imperdonable. Nadie se burlaba de él y salía con vida, adicional de que se había atrevido tocarla…era algo que no iba a perdonarle.
Extrajo el arma que tenía en su abrigo, levantó el arma hacia él, le apuntó directamente en la cabeza y disparó.
Chapter 31
Notes:
N/A: Recordatorio de que las cursivas son los extra que hice en paralelo a la historia lineal.
Chapter Text
Ciudad de Berlint, 4:47 pm
Corrió como un rayo negro entre las calles, tan rápido que nadie era consciente de su presencia hasta que estaba lo suficiente cerca. Saltó y desde ahí lanzó sus dagas doradas, clavándose en la garganta o en el pecho de sus objetivos, al caer corría para recuperarlos y seguía su camino, cortando todo a su alcance, inhabilitando al enemigo y brindando una apertura.
Para mala suerte la fuerza paramilitar no parecía disminuir, los números eran alarmantes y las bombas que estallaron descendieron los números de la SSS, por lo que tenían una clara desventaja.
Por eso Yor había corrido hasta ahí tan pronto como se aseguró de poner a salvo a Melinda Desmond, abriéndose paso en la costa y logrando colocarla en una embarcación decente, alejándola, antes de que sitiaran ese lugar, algo que casi evitaba que Yor lograra ponerla a salvo. Sin embargo, solo tuvo que deshacerse de unos pocos guardias que no habían pensado que alguien iría por ese camino tan rustico.
Yor sabía que una vez que se enteraran de su ataque, enviarían un gran arsenal con sus hombres y estarían incomunicados del resto del mundo. Y así fue, pero al menos le había encargado al agente de SSS que conducía que escoltara a Melinda en el navío y que estarían en contacto para saber cómo actuar ante el desenlace. Aún así que ella estuviera fuera de Ostalis y más específicamente lejos de las manos de Donovan, era su objetivo.
Una vez cumplido con ello, regresó sobre sus pasos, algo que se había contenido desde que Melinda le dijo que Anya había estado con Demetrius en el lugar donde empezaría la masacre de Garden. Algo que no se suponía que sería así, pero qué sucedió, confiaba en Damian, que la mantendría segura, había demostrado su talento. Sin embargo, Yor no había sabido de Loid en todo ese tiempo y todo había empeorado cuando Donovan hizo acto de presencia.
Lo cual dejaba en claro que algo verdaderamente malo le había sucedido a Loid.
La simple idea sacudió el pecho de Yor y se aferró a la negativa de aceptar que algo inevitable sucedió, que él estaría… no quería ni pensarlo. Él se lo había prometido, que volvería con ella, a salvo, se lo susurró en esa despedida.
Y si realmente se atrevía a dejarla sola, lo haría pagar.
No iba a permitirlo, por eso estaba ahora, abriéndose paso en las calles de Ostalis para alcanzar a Loid, encontrarlo y arrastrarlo a casa si es necesario, iba a negarse a aceptarlo, no estaba permitido, iba a regresar con vida y la familia Forger prevalecerá. Por eso necesitaba llegar con él y ayudarlo, sacarlo de la oscuridad si era necesario.
Pero las cosas parecían complicarse, había una guerra campal en el centro, algo con lo que Yor no tenía tiempo, necesitaba llegar con Loid, pero aún así no podía dejar a sus aliados cayendo muertos, debía ayudar cuanto pudiera. Su navaja se hundió en el pecho de un militar, pero el hombre parecía aún fuerte, la sujetó del brazo y tiró de ella, Yor lanzó una patada directo en su pecho, mandándolo a volar con su bestial fuerza. Fue interceptada por otros enemigos que se acercaron y se vio envuelta en una pelea de cuerpo a cuerpo, lanzando a sus contrincantes, pero más seguían llegando.
Percibió a alguien acercándose, pero tenía las manos llenas con tres enemigos, intentó girar para bloquearlo, deshaciéndose de sus oponentes de momentos antes. Los cortó con sus dagas en su pecho, dos cayeron sin embargo, uno logró permanecer. La atacó con ferocidad, con una navaja y escuchó el seguro de un arma, debía esquivarlo, debía…
Giró rápidamente y levantó su daga en un intento de bloquear el ataque, pero justo en ese momento una mano sujetó el rostro del hombre y lo clavó directo en el piso. El arma se disparó, lanzando la bala al cielo, sin embargo, el soldado dejó de moverse y Yor sabía que ya no respiraba. Observó al hombre que la había salvado de un ataque letal, grande, con el cabello patinado y los ojos azules profundos.
— Jörmungander
El agente de Garden la observó detenidamente, evaluando su apariencia.
—Thorn Princess ¿la vida de casada te ha distraído?
Ella lanzó su daga hacia la derecha sin mirar, la cual se clavó en el pecho de uno de los hombres, cayendo al suelo.
La presencia de Jörmungander ahí significaba que habían terminado con su trabajo en la residencia Desmond, lo cual les permitió el ir a ayudar a la SSS a enfrentarse con el ejército que era la residencia hacia la democracia de Ostalis. Yor vio al resto de Garde moviéndose rápidamente por las calles, deshaciéndose del enemigo con facilidad, cayendo una y otra vez al suelo, derrotados, manchando las calles de sangre.
Garden eran especialistas en la erradicación de objetivos con rapidez y precisión.
Por lo que su presencia ahí era una gran ventaja para el SSS, que a pesar de que Garden eran apenas menos de diez miembros, equivalen a un ejército capaz de erradicar el poder militar de una ciudad, por la letalidad de sus miembros.
—No, me ha hecho mejor. — Sonrió Yor. —Gracias por la ayuda, Jörmungander, te encargo el resto, tengo algo que hacer.
Jörmungander simplemente asintió y Yor siguió en su carrera, salió del centro de la ciudad donde estaba un poco más tranquilo, había algunos conflictos pero la mayoría estaba en el centro, pero ahí vio un auto abandonado, se subió para ir más rápido de lo que sus piernas le permitían.
Aferrándose a la esperanza, eso es lo único que le quedaba.
Schloss Burg, 5:03 pm
Anya se detuvo enfrente de la puerta, viendo los ojos llorosos y agónicos de los niños al otro lado del cristal, los veía gritando, desesperados para poder salir de ese infierno, de aquella prisión donde los habían atormentado todo ese tiempo.
Los recuerdos no dejaban de venir, sabía que no era el mismo sitio y que las condiciones habían sido diferentes, pero era inevitable.
Anya se acercó hacia la puerta, pero no logró abrirla, parecía asegurada de alguna manera para que de una forma muy específica fuera abierta. Por un momento lamentó que el laboratorio estuviera solo, si hubiera encontrado a alguien ahí podría leer su mente…
Una niña colocó su mano en el cristal enfrente de ella, sabía que podían verla, sus ojos desesperados lo dejaban en claro, ese gesto es un grito de auxilio. Anya apoyó su mano al otro lado del cristal, encima de la de la niña, queriendo transmitir que ella los sacaría de ahí.
Sorpresivamente unas imágenes vinieron a su mente, se sobresaltó, había sido como un golpe fuerte en su cabeza ver las imágenes en su mente de pronto, pensó que cristal era a prueba de ruido y de cualquier efecto ¿acaso habían logrado replicar el proyecto Apple con éxito? En las imágenes en su mente vio a Bastian presionando algunas cosas en la máquina y un sonido que significaba que estaba abierto.
Vio una máquina cercana, presionó algunos botones, siguiendo la imagen mental que aquella niña le había dado. Presionó uno de los botones y escuchó aquel sonido, se acercó hacia la puerta, pero cuando intentó abrirla, no cedió, pero se dio cuenta de que algo había aparecido. Un parte para deslizar una tarjeta, extrajo la tarjeta con la que había entrado al lugar y la deslizó, vio una luz verde y de pronto la puerta se abrió automáticamente.
Los niños, alrededor de diez de ellos, salieron rápidamente, con el miedo de que aquello fuera una fantasía y que en cualquier momento regresaran los científicos y tuvieran que meterse de nuevo en esa jaula de cristal. Anya se inclinó hacia ellos con una sonrisa en los labios en un intento de brindarles algo de tranquilidad.
—Ya están a salvo, saldremos de aquí, así que pueden estar tranquilos. —Acarició la cabeza de dos de ellos, los que estaban más cerca.
—¿Quién eres tú? —Un niño, con el cabello rojizo y los labios temblorosos habló, dejando en claro que no confiaba en ella.
—He venido a sacarlos de aquí
—¿Y cómo podemos confiar en ti? —El niño inquirió.
—Solo tienen que seguirme y estarán a salvo.
La chica, la que le había dejado ver su mente se adelantó, colocándose enfrente de ellos, por su estatura podía verse que era la mayor, por lo que su sentido de protección hacia los menores era algo esperado.
—Eso nos dijeron antes de traernos aquí y todo fue peor ¿Cómo podemos confiar en ti?
Anya los entendía, realmente lo hacía, ella misma estuvo del otro lado y sólo logró salvarse porque escapó de ahí y nadie la encontró, todo por su habilidad de leer la mente. Por lo que decidió inclinarse para ponerse a la altura de los chicos, más específicamente de la niña rubia con ojos verdes.
—Por que yo soy una de ustedes
Los niños la observaron detenidamente, con los ojos completamente abiertos, entendiendo lo que esas palabras significaban, el peso oculto que había detrás y finalmente la actitud defensiva desapareció, entendiendo que debían confiar en ellos.
Anya no podía culparlos, eran unos niños, posiblemente de la edad de su hermano o menores y la idea de que alguno de ellos fuera su hermano la abrumó, no quería ni pensar que pudo ser una posibilidad, ya que habían ido a reclutar niños en la escuela de Alain. Sabía que habían experimentado con ellos, por eso aquella niña podía enseñarle aquellas imágenes… sin embargo ¿a qué grado habían llegado?
No era el momento ni el lugar de preguntar algo como eso, lo importante era salir de ahí. Tomó a dos de los niños de la mano, y los observó con el rostro relajado.
—Ahora saldremos de aquí, tómense de las manos para evitar que alguien se quedé atrás o se pierdan, no se distraigan.
Avanzaron por el laboratorio, los niños miraban alrededor, con sus rostros aterrorizados, recordando cosas, momentos y todo lo que había sucedido en ese laboratorio desde que llegaron, semanas atrás. Por supuesto que no esperarían a una fecha en concreto para experimentar, apenas tuvieron sus sujetos de pruebas, empezó todo.
¿Y la fecha para que era…? La niña a su lado, la rubia que le hizo frente y que sostenía a su mano le dio la respuesta de manera intuitiva. Solo estaba pensando en sus cosas y podía ver que no controlaba sus propias habilidades, era inestable y nada aseguraba que pudiera conservarlas, pero pensó en ese día y como iban a experimentar con ella, para pasarle sus habilidades a otro de los niños que no había presentado poderes, para ver si era posible.
Iban a empezar con los experimentos de traspaso de habilidades, ahora entendía las fechas.
Pasaron enfrente de la sala y cuando Anya visualizó la puerta y avanzó más deprisa, con aquella sensación de que debían dejar todo atrás para poder estar tranquila, por lo que caminó más de prisa y los niños siguieron sus pasos. Y justo cuando se acercó lo suficiente, lo vio aparecer en la entrada.
Bastian Fischer.
El hombre estaba demacrado, podía ver sangre escurriendo por su frente, tierra en su traje desarreglado, su rostro pálido, pero estaba completamente vivo, algo que no concordaba con lo que Damian le mencionó cuando llegó con ella, que había logrado tomar la tarjeta obteniéndola del cuerpo de Bastian.
¿Damian había revisado que estuviera muerto?
Su presencia ahí dejaba en claro que no había sido así, que se había aferrado a la vida y ahora estaba ahí, observando a todos sus experimentos, con un arma en la mano, apuntándolos y con una expresión que denotaba ira contenida, con una pizca de locura.
—Es hora de que vuelvan a su lugar.
Anya sintió a la chica a su lado temblar y a los niños detrás suyo temblar al ver al responsable del proyecto Apple, por supuesto que sabían quién era.
—No es algo que esté a discusión. —Anya fue la que habló, tenía que hacerlo, mientras pensaba alguna posibilidad de librarse.
—Anya querida, tú igual tienes que quedarte, no sabes las ganas que he tenido de verte. —Su expresión se tornó obsesiva e intensa. —Quería ver qué había dentro, en tu mente.
Anya se estremeció ante la forma en que lo dijo y dio un paso al frente, no iba a retroceder, debían salir, los niños la siguieron, pero Bastian le quitó el seguro de su arma.
—No me obliguen a actuar, pero nadie saldrá de aquí con vida.
—No nos matarás, tú nos necesitas.
Esa fue la razón por la que Anya se arriesgó a acercarse hacia la salida, porque sabía lo valioso que eran esos experimentos para un investigación, no era capaz de dañarlos, eran pieza clave para lo que fuera que habían sido sus planes.
Bastian simplemente dejó salir una carcajada ante sus palabras.
—No, no necesito a todos estos, muchos son simples desechos—Movió el arma de forma distraída. —Tú eres la clave para esto, por eso Demetrius se tomó tantas molestias en atraerte, porque te necesitábamos.
Anya sintió ganas de vomitar provocadas por el odio intenso y desenfrenado que sintió ante las palabras de aquel hombre repugnante ¿desperdicios? iba a hacerlo pagar por sus palabras y cada uno de los segundos de dolor que causó en esos niños, creándoles un trauma que no podrían borrar jamás de sus vidas. Ellos tendrían que vivir con eso.
Soltó a los niños de su mano y avanzó, evaluando al hombre, sabía que podía vencerlo fácilmente, era un científico, no un luchador. Sin embargo, cuando se acercó, Bastian levantó el arma y disparó, Anya giró con terror para ver a los niños y vio cómo la bala había rozado el brazo del chico pelirrojo, que dejó salir un grito de miedo. La mayor de los niños se acercó perdida, sin saber que hacer, pero intentándolo.
Anya presionó su mandíbula, iba a destruirlo por hacer eso.
El encontrarse a Anya Forger en la Premiere de Bondman había sido un golpe duro para Damian, ya que no esperaba verla ahí.
¿Había pensado en que ella amaría estar ahí? Por supuesto, apenas se enteró de que iría, que si ella pudiera conocer a su héroe, aquel espía que amaba a su edad… En algún momento Damian se había sentido algo celoso de que amara a aquel espía torpe y que utilizaba a las mujeres a su antojo o que sus misiones eran patéticas.
Si ella supiera que él era un mejor espía ¿lo hubiera querido más?
Muchas veces pensó en ello, fantaseando al respecto, pero sabía que no podía decir nada al respecto, solo acompañarla a ver la serie. Por lo que estar ahí pero que la mujer que lo acompañó no era Anya, sino Sigrid, fue una broma de mal gusto y se había sentido incómodo y se formó una desazón en su estómago. Sensación que se incrementó cuando vio a Anya en la Premiere, tomándolo con la guardia baja ¿cómo es que…?
Damian vio a la heredera de los Blackbell a su lado y entendió que había sido cosa suya. Cualquier persona cercana a Anya y que le tuviera estima sabía que ella amaría estar en ese lugar, Becky lo había hecho. De seguro había sido tan feliz…
Hasta que lo vio, pudo ver su expresión cambiar de una sonrisa a un gesto consternado y más cuando quedaron de frente. Habían pasado un tiempo y él realmente confiaba que la distancia entre ellos lograra mitigar y disminuir sus sentimientos por ella, ese amor que lo estaba hundiendo. Pero al verla enfrente suyo con ese vestido verde que solo hacía resaltar su mirada y sus mejillas sonrojadas por tanto sonreír lo supo.
Damian jamás lo había negado y nunca lo haría, Anya Forger era cautivadora, desde su cabello rosado peculiar, esos ojos que eran más brillantes y preciosos que la esmeralda, su piel pálida y esa sonrisa encantadora. Sintió su corazón latir dolosamente, entendiendo que necesitaría mucho más tiempo para olvidar a Anya, aunque él sabía que nunca podría sacar a Anya de su corazón.
Estaba tan enfrascado en observar la belleza de Anya que no fue consciente de cómo Sigrid comenzó a faltarle al respeto, cuando fue consciente sabía que lo mejor era tomar su distancia y así lo hizo.
La segunda sorpresa de la noche fue ver a su hermano Demetrius en la Premiere, a él no podía darle más igual esa película por lo que ¿por qué estaba ahí? la idea no dejó de darle vueltas en su cabeza, de que había algo más, quizá su conexión con la familia de Sigrid, él estaba siguiendo el camino correcto.
Por lo que esa noche sería su oportunidad para conseguir la respuesta que necesitaba.
Una vez que la película inició y el tiempo pasó, sabía que debía actuar, le tocó la mano a Sigrid atrayendo su atención.
—Ahora vengo, iré al baño.
—Pero te perderás mi momento en la pantalla—Ella hizo un gesto caprichoso, digno de una mujer que siempre obtenía lo que quería, pronto seguiría su momento, algo que esperaba que Damian viera.
No por nada había convencido a su padre de hacer la Premiere en casa para que Damian fuera y poder presentarlo a sus padres.
—Regresaré pronto.
Al final ella lo dejó ir y salió de la sala, hacia los baños, donde caminó con discreción. Antes de entrar miró a su alrededor, asegurándose que no hubiera nadie antes de adelantarse y entrar a la habitación de servicio y limpieza, lugar donde estaba el acceso a los fusibles de la luz. Sin titubear bajó las luces y salió de ahí, no necesitaba que lo encontraran en la escena del crimen.
Subió con gran sigilo por la escalera, utilizando la oscuridad a su favor y rapidez, corriendo por los pasillos, hasta que se adentró a la habitación que era de su interés. Había estudiado los planos del lugar, además que había estado alguna vez ahí, por insistencia de Sigrid y que le dio un corto recorrido, pero que fue de gran utilidad.
Sus ojos que se habían adaptado a la oscuridad y por su experiencia como espía, estudiaron el lugar, acercándose al escritorio que era del padre de Sigrid, Vornik Schneider, rebuscando entre los papeles ahí, pero no había nada que vinculara a Demetrius con la farmacéutica, alguna pista que demostrara que él era culpable.
Abrió los cajones del escritorio buscando, pero solo eran cosas sin importancia, hasta que su mano chocó con algo y un pequeño cajón secreto sobresalió. Ahí había un carpeta, Moonlight la tomó y revisó los papeles, sus pupilas se movían con decisión captando cualquier cosa, sintiendo la adrenalina en sus venas y como el tiempo se movía muy rápido.
Pero su corazón se detuvo cuando al girar la hoja vio dos palabras en lo alto de la hoja: Proyecto Apple.
Su respiración se atoró en sus pulmones, porque sabía lo que eso significaba.
Aún recordaba cuando Loid le habló al respecto, de porque debía mantener su mente en blanco con respecto a ser un espía cuando estuviera con Anya. Twilight había mencionado Proyecto Apple y el oscuro pasado que involucraba a Anya con eso, sus habilidades y como había sido un sujeto de prueba.
Moonlight jamás se había sentido tan impotente, asqueado y furioso en su vida qué saber lo que Anya había pasado antes de conocerlo.
En ese momento muchas cosas cobraron sentido, como ella de niños parecía en ocasiones leer su mente, sobre cosas que le gustaban o que tenía un lago en su casa. Hasta recordó que ella en ese baile le había confesado sus habilidades y él lo tomó como una broma de mal gusto. Un niño no se creería algo tan absurdo.
Un mar de emociones lo aturdió, la ira de que sucediera eso y eventualmente también la traición, de saber que Anya al inicio se acercó a él por interés, para llegar hacia su padre. Algo que no podía culpar, a palabras de Loid, porque sólo hizo lo que pensó que serviría para quedarse junto a sus padres. Damian no iba a amarle menos, al contrario, las ganas de haber estado ahí y ayudarla lo atacaron.
Y se sintió mal por haber sido tan brusco e hiriente con ella cuando eran niños, si hubiera sabido lo que tuvo que atravesar para estar ahí, él hubiera sido más amable.
Se arrepentía de tantas cosas que en la actualidad no podía cambiar.
El ver el nombre del proyecto, la palabra replicación y como su hermano era el principal patrocinador entendió que de alguna manera, ella estaba involucrada ¿Demetrius se había acercado a ella por eso? La simple idea no dejaba de darle vueltas y su instinto le decía que era así. Sin embargo, a palabras de Loid, todo documento que vinculaba a Anya con el proyecto había sido erradicado.
Moonlight no quería confiarse sobre eso y un sentimiento abrumador de protegerla lo aturdió.
Debía detener a Demetrius, debía hacerlo para poder mantener a salvo a Anya, eso era suficiente para demostrárselo a Twilight.
Dejó los papeles donde estaban, era momento de salir de ahí, se había demorado un tiempo. Salió por la puerta y caminó hacia la escalera, que estaba lo suficiente lejos, pero una vez que alcanzara el segundo piso, todo sería más fácil. Aunque las misiones de un espía nunca era sencillo, por lo que cuando cerró la puerta lo escuchó.
—Identifícate.
Damian no giró totalmente, solo observó de reojo, al hombre de seguridad observándolo desde su espalda. Maldijo internamente, porque sabía que no había manera de explicar su presencia ahí y si lo descubrían, todo su plan y su infiltración se iría al diablo. Por lo que solo había una alternativa.
—Hay un sujeto sospechoso en el ala este en el tercer piso. —Escuchó al hombre susurrar en el radio que llevaban.
“No, estás equivocado, hay un hombre en el ala oeste…”
Moonlight escuchó eso y observó al hombre bajar la mano hacia su bolsillo, sabía lo que seguiría a continuación. Sin esperar más tiempo, salió corriendo por el pasillo. El guardia maldijo y corrió detrás suyo. Moonlight se movió por el laberinto de pasillos. un guardia salió de la nada en un pasillo lateral e intentó sujetarlo, tirando de su ropa, pero Moonlight terminó liberándose. Otro guardia se atravesó en su camino con un arma, él con maestría lo desarmó con una patada y lo empujó hacia atrás suyo. Pronto tres hombres lo siguieron, agradeciendo la oscuridad.
Debía deshacerse de ellos, pronto alcanzaría la escalera y si lo seguían hasta el primer piso, no tendría manera de librarse de la implicación. Él era rápido y sigiloso, podía mezclarse con la oscuridad, por desgracia los pasillos eran estrechos y los guardias lo seguían de cerca.
Visualizó la escalera que estaba a un par de metros, hasta que vio a un hombre similar a una bola de demolición por su tamaño acercándose hacía él por enfrente ¿era otro guardia? Su tamaño dejaba ver que era letal y que enfrascarse en una pelea contra él en ese momento lo retrasaría el tiempo suficiente para que la luz volviera. Por lo que cuando se acercó lo suficiente, lo vio estirar la mano, pero Moonlight reaccionó antes, saltando y pasando encima de aquel gran hombre con elegancia y maestría.
Aterrizó detrás suyo, pero aquel hombre, amigo o enemigo, logró distraer a sus perseguidores para que él escapara y alcanzara el primer nivel justo segundos antes de que la luz volviera.
Caminó rápidamente hacia el salón donde se proyectaba la película, miró hacia atrás para ver si había logrado deshacerse de los guardias. Cuando volvió a mirar hacia adelante se detuvo súbitamente al ver a Sigrid enfrente suyo, casi termina chocando con ella, pero sus reflejos lo ayudaron.
—Sigrid.
—Damian ¿Dónde estabas? te perdiste mi aparición en la película.
—Lo siento, se fue la luz y no pude ver nada. —Él se excusó con la facilidad de un buen mentiroso.
Ella pareció meditarlo un momento, pero se acercó hacia él, colocó su mano en su pecho en un intento de acomodar su ropa desordenada.
—Te perdonaré solo porque eres realmente encantador. —Ella sonrió con picardía. —Pero a cambio quiero una recompensa.
—¿Recompensa? —Solo pudo recordar las cajas de chocolate que le daba a Anya en el pasado, un recuerdo doloroso.
Sigrid sonrió con segundas intenciones claras en su rostro, se acercó acorralandolo en la pared, se puso de puntillas y pegó sus labios contra los de Damian. Él reaccionó instintivamente, alejándose, pero ella volvió a intentarlo, alcanzando en la comisura de sus labios y pronto volvió a besarlo.
Damian sopesó en un segundo sus opciones, pero vio a un guardia de seguridad pasar cerca, por lo que actuó sin pensar, aceptó el beso, siguiéndolo lentamente. Ella se acercó más hacia él, gustosa por ser correspondida y él solo se dejó llevar, con la mirada fija en el guardia.
Un ruido hizo que se separaran y fue cuando Damian observó a Anya Forger enfrente, con el rostro pálido pintado de dolor y traición, claro que los había visto.
Verla de esa forma desató un desazón en su estómago doloroso, odiaba verla sufrir y considerando los eventos recientes, como el laboratorio Eplatre estaba involucrado y su propio hermano estaba dispuesto a replicar el proyecto Apple ¿con qué objetivo? todo se volvía cada vez más denso y oscuro…
Ver el rostro de Anya y la forma en que lo miraba solo hizo que todo se sintiera peor.
Su atención se dirigió a los guardias que estaban a unos metros, observándolo detenidamente ¿acaso…lo habían reconocido? Era imposible por la oscuridad, pero no podía arriesgarse, debía salir de ahí, tomó a Sigrid de la mano y tiró de ella, dispuesto a alejarse de los guardias.
Y de la mirada dolorosa de Anya.
Schloss Burg, 5:16 pm
Twilight se mantuvo observando un punto en la pared enfrente durante tanto tiempo del cual no fue consciente, concentrando en mantenerse despierto, oponiéndose a la droga que tenía en su organismo, una tarea monumental considerando el cansancio que lo acogía por la droga, la tortura que había atravesado.
No había un solo músculo que no le doliera, las articulaciones que unen sus brazos dolían y sus muñecas ardían. Antes de irse Demetrius lo había atado de ambas manos con grilletes a la pared, por lo que su posición era realmente incómoda y el metal había cortado su piel, podía sentir la sangre seca en sus muñecas.
Para su buena suerte los hombres de Demetrius y él mismo no había vuelto para colocar otra dosis, por lo que eso le había dado claridad a su mente, al menos un poco, lo suficiente para poder trazar un plan de escape.
Él tenía una idea bastante clara porque ningún guardia había regresado, por el caos que debió desatarse ahí y en la ciudad, estaban en un conflicto armado que había estallado por intereses diferentes, por lo que debían concentrarse en las prioridades y él no era una. Había esperado el tiempo suficiente para asegurarse de que nadie viniera, aferrándose a la realidad, era momento de salir.
Su mirada que había estado abajo por la posición se levantó y observó con dificultad ambos grillete de acero puro, no había manera de romperlo y tirar de la cadena para que la base cediera no era opción, su cuerpo aún estaba inestable, además que no tenía la fuerza necesaria. Sabía que su esposa podría liberarse de ello con facilidad o aquel integrante de Garden.
No podía abrirlo con el alambre que tenía en la boca, lo había intentando por lo que solo quedaba una opción.
Observó la pared de nuevo, preparándose mentalmente, inhaló profundamente y exhaló, cerró sus ojos un momento. Sabía que no estaba en su mejor condición, podía sentir una costilla rota, sus piernas aún estaban débiles, pero intentó concentrarse y repetirse que solo sería una vez, que debía hacerlo bien una vez.
Por lo que sin esperar saltó una vez, midiendo la fuerza de sus piernas y finalmente saltó, lo suficiente alto, girando hacia atrás y aterrizando en la base de los grilletes. De no haber llegado pudo terminar en una posición que terminaría de romper sus brazos.
Encima de la base su cuerpo se relajó, las cadenas no tiraban de sus manos y tenía mayor libertad de movimiento y área de acción, por lo que su segundo movimiento sería más sencillo, pero no por eso menos doloroso.
Respiró profundamente y con un movimiento limpio y rápido, se dislocó la mano, más específicamente el dedo pulgar derecho para que su mano saliera. Se liberó del grillete con facilidad, sintiendo la libertad de su muñeca, acompañado de ese dolor abrasador. Repitió el acto con su otra mano y reprimió un quejido de dolor. Sus manos estaban entumecidas, adoloridas y la sangre seca no ayudaba. Saltó al suelo y apoyó la espalda a la pared.
Sin esperar, tomó su pulgar derecho y tiró de él fuertemente, colocándolo en su lugar, un quejido escapó de sus labios. No sabía si la droga sensibilizaba su cuerpo, haciendo más ensordecedor el dolor, pero el dolor lo estremeció hasta la médula. En el pasado había hecho eso en algunas ocasiones y nunca había dolido como esa vez. Con la mano derecha recompuesta, la izquierda fue más fácil de poner en su lugar.
Acarició con su mano izquierda la su muñeca derecha adolorida, quitando la sangre seca, realizó la misma acción con su mano contraria. Movió sus brazos que estaban rígidos por la posición en la cual había estado. la unión de su brazo dolía inmensamente, resultado de la posición tan desfavorecedora en la cual estuvo por horas.
Necesitaría una medicina muy fuerte para acallar el dolor más tarde, recuperó el aliento y cuando el dolor no fue segador, se acercó a la puerta. Realmente esperaba que Damian siguiera su instinto y estuviera lidiando con su hermano, lo conocía lo suficiente para intuir, por lo que él tenía que ocuparse del resto, una sola idea en la cabeza.
Asesinar a Donovan Desmond.
Chapter Text
Residencia Forger, 4:52 pm
Presionó los audífonos en su oreja para escuchar con claridad el informe del agente que hablaba al otro lado.
“Hemos asegurado el lado este”
—Nightfall ¿puedes escucharme?
Hace un tiempo que había intentado localizarla pero no había sabido de ella, sabía que comunicarse en plena acción, pero era la tarea de Franky el ver quien seguía vivo, que agentes estaban heridos, muertos o si necesitaban apoyo, enviarlos.
Además que había civiles lastimados y el asegurar un área permitía que servicios de ambulancias fueran al área, él debía estar pendiente de todo y mover los hilos desde su lugar de ser necesario, lo cual era una tarea agotadora mentalmente, había tantos hombres, tantos lugares, que coordinar todo era una tarea monumental, pero Twilight confió en él.
No escuchó una respuesta de Nightfall lo cual lo tenía nervioso, porque ella debía proteger al ahora presidente de Ostalis y si fallaba… nada de lo que habían hecho durante todo ese tiempo tendría sentido.
—Nightfall… —Repitió de nuevo, con la ansiedad en el punto cumbre de su cuerpo.
Esperó en silencio, unos segundos, esperanzado.
“He asegurado a Wallace.”
Aquella respuesta lo tranquilizó, se apoyó en el respaldo de la silla, echó su cabeza hacia atrás con pesadez y dejó salir un suspiro profundo.
Las cosas que hasta hace unas horas eran absolutamente destrozas, parecían tomar un camino diferente. La fuerza de la oposición era demoledora, una clara desventaja debido a que se encargaron de cazar a miembros importantes de WISE y del mismo SSS, Sværd se había encargado de destruir a su enemigo, un objetivo que tenía desde hace años, debilitandolos.
Habían sido demasiado inteligentes para eliminar los cimientos de su organización.
Algo a lo cual habían intentado oponerse, no enviaban agentes solos a misiones, pero el enemigo era fuerte y lograba atraparlos. Wise nunca fue una organización con un gran número de elementos, quizá unos cincuenta, por lo que sus números pequeños, se volvieron mínimos. Pero tenían el apoyo de la SSS lo cual era un buen respiro.
Aun así las cosas parecían estar a favor del Partido de Unión Nacional en el campo de batalla, hasta que escuchó que Garden se unió a la pelea, aquella organización secreta y bajo el agua, que eran apenas unos diez elementos, diez contando a la esposa de Twilight, capaces de erradicar a un solo gobierno con sus elementos.
Lo cual subió el porcentaje de éxito en la pelea y todo se colocó a su favor, las cosas se habían volteado favorablemente hacia ellos, quizá no estaba todo perdido.
Escuchó un lloriqueo y alzó la mirada, viendo a Alain en el sillón, aguantando las lágrimas. Dejó sus auriculares y se acercó hasta él, lo abrazó pasando un brazo por sus hombros.
—¿Qué sucede?
El niño volteó a verlo con esos ojos carmesí y algunas lágrimas cayendo por sus ojos.
—¿Cuándo volverán mis padres?
Franky presionó su mandíbula, porque aunque quería reconfortar al niño, no quería mentirle, porque él mismo no lo sabía. No había logrado comunicarse con Loid lo cual eran noticias realmente desfavorables.
Todo ese plan era de Loid y aun así, cuando se vieron la última vez pudo notar que él no estaba seguro de su destino, si regresaría con vida. Habían fumado un cigarrillo juntos, algo que el espía no había hecho desde que empezó la operación Strix, por lo que cuando lo sugirió fue tan extraño pero aún así aceptó.
Confiaba en que Yor estuviera a salvo, Loid se encargó de que fuera así.
Contempló el rostro infantil, ese niño era lo suficiente fuerte. Hora atrás, cuando las bombas sonaron tan cerca, Franky se acercó cuando Alain se despertó asustado, lo abrazó fuertemente, cubriéndolo contra su cuerpo, temeroso de que ese fuera su fin.
La localización de las bombas estaba mal, no sería una sorpresa que las hubieran colocado en la zona civil. Franky permaneció cubriendo a Alain con su cuerpo un largo tiempo, hasta que no hubo ninguna otra detonación. Cuando se alejó se quedó a su lado, acariciando su cabello, con el fin de tranquilizarlo, pero el niño no lloró en ese momento.
Ni después, cuando Franky regresó a la mesa que estaba justo a lado, solo se mantuvo en silencio. Pero el tiempo pasó, él sabía que su familia completa estaba ahí, luchando en esa guerra y quizá el tiempo transcurrido le hizo concluir que quizá ellos no regresarían y el miedo de perderlos fue insoportable.
A Franky le dolió el corazón de pensar en lo que ese niño sufría, porque vio reflejado a Twilight, que le contó que él perdió a sus padres en una guerra y que por eso se unió a WISE.
—Ellos regresaran, no te preocupes, ellos vendrán por ti cuando todo esto termine.
Franky sabía que no debería hacerlo, pero mintió, con el fin de reconfortar al menor de los Forger. Estaban en una maldita guerra, no podía arrebatarle la esperanza, eso era lo último que quedaba al final, aquello a lo cual se aferraba uno cuando todo estaba perdido.
Schloss Burg, 5:17 pm
Anya observó a su alrededor, evaluando todo el lugar, algo importante a la hora de pelear para determinar elementos que podrías utilizar a tu favor. Estaba al centro y el hombre bloqueaba la salida, dejando en claro que no los dejaría salir.
Pero era un científico, no tendría ni una cualidad física, por eso mismo utilizaba un arma para detenerla ahí.
Sabía que si ella daba un paso hacia él, no dudaría en disparar a ninguno de los niños a su espalda, lo había demostrado en su último disparo. Aunque ¿Cuántas balas le restaban? deberían quedarle cinco, una vez que desperdiciara sus balas, podría atacarlo. Sin embargo ¿cómo podría distraerlo para que así fuera? sabía que no habría una forma de hacerlo sin consecuencias, podría dañar a los niños.
Por lo que desechó esa idea.
Se movió ligeramente y el hombre apuntó el arma hacia ella, siguiendo cada uno de sus movimientos.
—Tú no me matarás.
—No, por supuesto que no, pero puedo dejarte incapacitada —Anya lo miró fijamente ¿cuál serían sus habilidades con el arma? no creía que fuera excelente, pero su forma de tomar el arma dejaba en claro que tenía algo de familiaridad. —Solo necesito tu cabeza.
—No encontrarás nada ahí, no tengo ni una habilidad, se ha esfumado.
El hombre sonrió divertido, como si fuera el mejor chiste que le hubieran contado.
—Anya, ambos sabemos que eso es mentira. —Movió el arma en su mano con descuido.—No te acordarás, pero yo estuve ahí, cuando tú fuiste creada. —Su mirada parecía enloquecida, como la de un científico loco. — No era el científico principal, por lo que nunca interactúe contigo, pero registraba tu comportamiento, eras realmente fascinante, a pesar de querer ocultar tus habilidades, pero cuando escapaste y llevaste al fracaso todo el proyecto, lo supe, que tú estuviste todo este tiempo estudiando a todos, leyendo su mente, todo para poder salir de ahí, una niña pequeña fue más lista que todos los científicos en el lugar, fue increíble.
Anya intentaba no recordar sobre esa época, eran cosas que había bloqueado en su mente, pero de manera inevitable quería comprobar lo que aquel hombre estaba diciendo. Se metió a su mente y dejó salir una exclamación cuando vio las imágenes del hombre, de ella misma tan pequeña, con aquella bata blanca, siendo un simple experimento.
Y recordó cómo había salido de ese lugar.
════ ◦❁◦ ════
Anya estaba sentada en una silla de metal, aquella que había relacionado con malas noticias y con la corriente corriendo por su cuerpo. Ella era demasiado pequeña, pero aún así se resistió, moviendo su cuerpo con fuerza, intentando escapar, correr y huir tan rápido como pudiera.
Sin embargo, era tan pequeña y débil, que pronto fue atada a aquella silla, con las lágrimas corriendo por sus mejillas y llorando tan fuerte como podía, suplicando que la dejaran tranquila, que ella no podía hacer nada.
Nadie escuchó sus palabras, por lo que vio a los científicos tomar su distancia y centrándose en una máquina, ella dejó de llorar tan estridente y sollozó, viendo a esos hombres de blanco moviendo cosas en esa máquina y el miedo escalando con fuerza en su cuerpo. Ella lo supo antes de sentirlo, lo mucho que dolía, cuando la electricidad entró por su cuerpo y sus ojos se abrieron por completo, su boca por completo abierta, gritando por la corriente.
Su pequeño cuerpo temblaba y se agitaba en el lugar, cerró los ojos, deseando tanto no estar ahí, escapar. Había planeado irse, había estudiado la salida en la mente de los científicos, sabía cómo podía moverse a pesar de nunca haber salido de ese pequeño cuarto. Tenía todo hecho, solo necesitaba una distracción.
Aquel día tenía intención de hacerlo, pero cuando la llevaron a ese cuarto, supo que todo su plan se había ido al drenaje, que todo iba a salir realmente mal.
Los gritos fueron arrancados de su boca, mientras los pensamientos no dejaban de acudir a su mente ruidosa.
“Deténganse, deténganse, deténganse, duele, duele tanto ¡paren ya!”
Todos los cristales de ese cuarto, escuchando los gritos de los científicos, pero más importante, la máquina se detuvo. Anya no fue consciente de qué fue lo que sucedió, pero cuando la máquina se destruyó, las ataduras en la silla cedieron y esa era su oportunidad.
Sabía que si no lo hacía, nunca podría salir de ahí, por lo que corrió tan rápido como pudo, siguiendo las indicaciones en la cabeza de los científicos y una vez que alcanzó la salida, siguió corriendo más y más, sintiendo la lluvia mojar su ropa delgada y lanzar escalofríos en su cuerpo.
A la pequeña Anya no le importó, lo único que podía pensar es que era libre, que ella había salido de ahí y no pensaba regresar bajo ningún motivo. Se refugió en los juegos de un parque después de horas de correr y se quedó ahí, hasta que alguien se acercó preguntando a esa niña sucia por sus padres y pronto la policía y trabajo social llegaron, llevándola al orfanato.
════ ◦❁◦ ════
Pero Anya se adentró a la mente de aquel hombre y lo escuchó, Bastian había presenciado aquella exposición o al menos él juraba que había sucedido… aunque una parte de él mismo no estaba seguro, pensando que pudo ser un sueño. Los que sobrevivieron no recordaban nada y después de ello, el proyecto Apple se perdió.
Bastian estaba seguro de lo que había visto o intentó aferrarse durante años, intentó encontrar a la niña, pero parecía que la tierra se la había tragado, como si de verdad nunca hubiera existido o hubiera muerto al no poder subsistir al estar por su cuenta. Los años pasaron y él se olvidó de aquello o al menos lo intentó, siguiendo su vida en los laboratorios, hasta que ingresó a trabajar en farmacéuticas Eplatre.
Hasta Demetrius Desmond se acercó a él y mencionó el proyecto Apple.
Todo lo que había reprimido salió a la luz, su esperanza, su anhelo y su mayor sueño, por lo que aceptó sin dudar. Había llegado tan lejos, siendo el líder del proyecto, recreando lo que había hecho hace años, a pesar de no ser el director de ese entonces, sintiendo como si estuviera saliendo a la superficie del océano.
Las cosas no podrían mejorar o eso pensaba, hasta que Demetrius Desmond se presentó ante él, luego de terminar el reclutamiento.
—La he encontrado. —Bastian esperó en silencio. —Al sujeto 007.
Bastian dejó caer un tubo de ensayo con sangre que tenía en sus manos y las imágenes de una niña de cabello rosado vino a su mente y sus dedos hormigueaban ¿ella…seguía con vida? fue el mejor día de su vida, al fin la tendría en sus manos y podría averiguar qué sucedió aquel día.
Anya vio todos esos pensamientos y recuerdos en su mente, sintiendo nauseas, asco de la manera en que ese hombre había disfrutado tratar a niños como simples sujetos de prueba que podría desechar. Se alejó de la mente de ese hombre, lo quería tan lejos como fuera posible.
Aunque… Anya no recordaba esa explosión, solo recordaba que todo había estallado y a ella misma corriendo fuera de ese lugar. Pero en ese momento, una idea se formó en su cabeza, una alternativa para darle aquello que tanto quería y evitar que utilizara el arma.
Fue de manera instintiva, guiada por un instinto de protección de evitar que ese hombre abominable pudiera hacerles daño y al mismo tiempo un sentimiento de furia por su pasado y ahora el pasado de aquellos niños que lidiarían con esos recuerdos, imborrables.
Hasta ahora proyectar su pensamiento solo lo había usado para comunicarse con Damian, pero en este momento uno de sus pensamientos impactó a aquel hombre igual que haber recibido un puñetazo. Bastian cerró los ojos al recibir el impacto, buscando en vano cubrirse con sus manos de un ataque incesante de recuerdos, pensamientos y emociones proyectadas desde la mente de Anya.
Uno tras otro y creciendo cada vez más en intensidad, golpes mentales sin piedad. Esto era similar a cuando ella se sentía abrumada en una multitud, asegurándose que ese monstruo fuera capaz de revivir en cada sentimiento de miedo, cada recuerdo donde les había hecho daño, cada razonamiento de desolación, le hizo pagar en carne propia.
Lo vio abrir los ojos por completo, descolocados, a la par que su boca, que estaba conmocionada, retrocedió conmocionado, intentando acallar esos pensamientos, esas voces en su cabeza y su respiración se agitó, la sangre corrió su nariz.
Caminó hacia atrás, los pensamientos eran más fuertes y perturbadores, golpes mentales imposibles de detener o de huir de ellos, sentía que su cabeza iba a explotar.
Anya caminó un paso por cada paso que Bastian retrocedía, sintiendo la energía invadirla y finalmente dejó salir un grito, al igual que esa fuerza acumulada. Los cristales del lugar estallaron en un despliegue de poder impresionante, que lanzó el cuerpo de Bastian hacia atrás, estrellándose con la pared y los cristales cayeron encima de él.
Anya se quedó quieta, respirando, sintiendo su cuerpo débil, pero esperó para ver si aquel hombre se levantaba, pero estaba quieto, demasiado. Se acercó hasta él para asegurarse, lo movió con su pie, pero el cuerpo tenía los ojos abiertos, estaba muerto,
Su cabeza zumbaba y se sentía mareada, se llevó la mano al rostro sintiéndose aliviada y percibió la sangre salir de su nariz, se la limpió con la palma de su mano y se giró, observando a los niños que estaban pegados a la pared, cubriéndose de lo que sea que había sucedido. Anya les sonrió.
—Es hora de irnos.
Estiró la mano y vio a los niños levantarse y acercarse hacia ella, Anya debía sacarlos de ahí, ponerlos seguros y regresar, necesitaba encontrar a su padre y… la idea de que Damian estaba demorando mucho tiempo no la dejaba tranquila.
Él debía estar bien, no podía dejarla, no ahora que todo parecía terminar.
Damian Desmond sabía que las cosas podrían salir de sus manos con facilidad, pero estaba tan cerca de descubrir a su hermano que no retrocedió.
Había encontrado, unas noches atrás, que las Farmacéuticas Eplatre estaban intentando recrear el proyecto Apple, pero ¿porque Demetrius estaba involucrado en ello? es algo que debía descubrir, por lo que decidió seguirlo hasta encontrarlo.
Lo siguió después de la escuela, le hubiera gustado faltar, pero sabía que no podría explicar tantas faltas. Lo hizo lo mejor que pudo durante una semana, sin éxito, hasta que el fin de semana llegó y le permitió dedicarle todo su día a Demetrius.
Los días anteriores su itinerario había sido del más normal, juntas, reuniones y demás cosas relacionadas con las elecciones que estaban tan cerca, él mismo se conocía su rutina a la perfección. Sin embargo, ese fin de semana, Demetrius tomó otro camino.
Damian lo siguió por las calles con su motocicleta y tomó toda la distancia posible sin perder el auto. Hasta que llegó a una edificación en el lado oeste de la ciudad, lo vio entrar y demoró el tiempo suficiente para que él mismo se acercara a averiguar qué era ese lugar.
Se descubrió cuando se acercó de manera discreta, Farmacéuticas Eplatre, por supuesto que ese era su centro de operaciones. Sabía la relación extraña que tenía Demetrius, pero aún quedaba averiguar sus motivaciones. En su tiempo ahí se aseguró de averiguar sobre el lugar, encontrando los filtros y como poder entrar sin ser detectado.
Tendría que hacerlo por un disfraz, él era muy bueno debido a las enseñanzas de Twilight, por lo que una vez que recabó la información necesaria durante un par de días, se aventuró, ingresando como un médico que se encargó de salir de la oficina a causa de unas fuertes y dolorosas evacuaciones, debido a que Damian colocó un fuerte laxante en su café, al ingresar como guardia de seguridad antes.
Debía entrar de guardia para evaluar el movimiento interior antes de actuar contra su víctima.
Una vez dentro siguió sus movimientos, ingresando a zonas restringidas y en el laboratorio principal, mezclados entre el resto de los científicos, hasta que lo vio. Su atención fue reclamada por algo más importante, algo que lo tomó por sorpresa y que le costó disimular por una leve fracción de segundos.
Damian, vestido de científico, se acercó hasta donde estaba el resto, viendo hacia abajo, al acercarse vio que había un cuarto debajo con paredes y techos de cristal, lo cual te permitía mirar adentro y ver que sucedía. En el centro de la habitación había una silla y en medio había un hombre sentado, resistiendo a las descargas de electricidad.
Los científicos que estaban a su alrededor monitoreaban su actividad cerebral, signos vitales y las imágenes iban encajando en su la pantalla. Fue cuando Damian percibió el expediente abierto y lo que sus ojos vieron y no podían creerse estaba ante él.
Expediente 010
Sujeto: Demetrius Desmond
Proyecto Apple inicial.
Antes de que Damian pudiera leer sobre eso, fue empujado por uno de los científicos.
—Thomas ¿no te sentías mal?
Damian abrió la boca, pero de reojo observó al científico que estaba personificando entrando al laboratorio, maldijo y se apartó, caminando rápidamente, cruzándose con Thomas, pero salió de ahí tan rápido que esperaba que no hubiera sido descubierto.
Sin embargo, sabía que no podría utilizar el mismo truco, no había logrado saber todo con claridad, pero tenía una idea clara de que es lo que sucedía.
Demetrius era un sujeto del proyecto Apple, uno exitoso, él tenía una habilidad.
¿Cuál? no tenía ni idea, intentó pensar en haber visto algo en algún momento, pero nada vino a su mente, no tenía ni una pista. Por supuesto que es algo que mantendría oculto, su mayor secreto y la incertidumbre de que podía hacer Demetrius nunca lo abandonó, debía actuar con aquella incógnita, algo que no le gustó para nada a Damian.
Schloss Burg, 4:42 pm
Vio la espalda del hombre que estaba enfrente que tenía la mano en su oreja, escuchando lo que sea que le estuvieran diciendo en el comunicador y finalmente aquel hombre dio la vuelta, mirándolo a los ojos y negó.
—Garden se unió al enfrentamiento.
Donovan Desmond frunció el ceño ante esas palabras, porque sabía que era lo que eso significaba, aún así, escuchó el reporte de su subordinado.
Él había salido de la mansión Desmond cuando el anuncio de la pérdida de su primogénito a nivel nacimiento lo decepcionó, porque aquella derrota era culpa de Demetrius y él debía solucionar las cosas. Había confiado demasiado. Regresó a su escondite que había sido desde hace un tiempo, a Schloss Burg, para dar el anuncio que desplegaba las fuerzas paramilitares. Habían perdido, por lo que venía el plan b.
Si quería que los Desmond tomaran el poder en Ostalis, debían deshacerse del candidato electo y todas las fuerzas que se oponían y subir al poder a la fuerza, si era necesario con tal de salvaguardar Ostanis y la plaga que era Westalis y sus habitantes.
Por lo que sus fuerzas desataron la guerra contra la SSS y el propio WISE y los pocos agentes que quedaban, algo en lo que Donovan se había encargado. Le había ordenado a Demetrius y a los agentes de Sværd destruir a WISE o matar a cuantos agentes pudieran, para deshacerse de los obstáculos más fuertes que tenían. La SSS era buena, pero no lo suficiente.
Se mantuvo en ese lugar todo ese tiempo, tomando algunas copas y escuchando la noticias de que sus fuerzas estaban superando en fuerza y número a sus enemigos, la victoria era suya. Donovan sólo aguardó ahí, esperando a que todo cayera y tomara el poder como debería ser hace años, estaban tan cerca…
Hasta que las noticias cambiaron y de pronto sus fuerzas comenzaron a disminuir, retrocediendo y siendo erradicados. Al inicio Donovan no entendió aquel cambio radical en la noticias, hace una hora todo iba a favor de ellos ¿y ahora estaban perdiendo?
Solo habían recibido noticias a medias, porque el informante murió antes de decir algo más, por lo que se vio obligado a esperar, algo ansioso pero intentó relajarse, ellos tenían una clara ventaja.
Todo parecía ir a su favor, a pesar de que agentes de WISE habían atacado la fiesta o eso había escuchado, erradicado a los hombres que habían estado de su lado en todo ese tiempo, sin embargo, ya no los necesitaba, estaba a nada de sentarse en aquella silla.
No obstante, las palabras que su subordinado dijo cambió absolutamente todo.
Garden.
Aquella organización secreta de asesinos que operaba en el bajo mundo y de la cual era muy difícil tener acceso, pero que un solo de sus elementos era capaz de erradicar a un ejército mediano.. Él mismo había pedido sus servicios para erradicar a algunos agentes de WISE pero de alguna manera se habían negado, algo que Donovan no dejó que le afectara. Sabía que su negativa era porque Garden se mantenía al margen e indiferente a todo ese conflicto, sin querer intervenir.
¿Y ahora Garden se había aliado con WISE?
Pronto se enteró que fue Garden quien erradicó a sus patrocinadores y amigos en su residencia y después se unieron a la batalla en el centro. Maldijo interiormente, Garden había tomado un bando y no lo habían elegido a él, lo cual dejaba en claro porque sus fuerzas estaban siendo erradicadas. Eso no tenía una imagen positiva, iban a perder.
Iban a perder esa pelea, pero no la guerra.
No podía quedarse más tiempo ahí, debía moverse, salir de ahí, tomar distancia y reconsiderar las cosas, su plan de acción. Las cosas se habían complicado de una manera que no previno y eso elevaba su frustración ¿Dónde estaba Demetrius y con que estaba perdiendo el tiempo? estaban perdiendo, debían unirse y salir de eso. Lanzó la copa a la pared lleno de ira, se levantó y se arregló el traje.
—Es hora de irnos.
Caminó por la mansión, considerando sus opciones, salir de ahí era complicado, con el fin de mantener el sitio en el anonimato. Debía caminar un par de minutos por el bosque para poder llegar a una carretera privada, donde estaba su auto estacionado, debía moverse, tenía un lugar pensado donde esconderse hasta reconsiderar su plan y volver a atacar.
La ira lo invadió más cuando se enteró que Wallace no había sido asesinado ¿qué demonios se suponía que estaban haciendo? Hace unas horas que todo empezó ¿y no pudieron rebanar una garganta? eran como cucarachas, imparables.
Debía enviar a Demetrius a hacer ese trabajo, pero tal parecía que no podía confiar en nadie, todos terminaban siendo unos inútiles. Esperaba que su primogénito no terminara siendo igual de inútil que su segundo hijo que desconocía.
Salieron de la mansión por la parte trasera y siguieron un sendero deshabitado, oculto entre los árboles que mantenían en secreto esa residencia. Había tres caminos diferentes que podían llevarlos a: una carretera principal, un campo que atravesándolo y caminando mucho más podría acercarse a los límites de la ciudad y el último donde se encontraba su auto. Se encaminó con lentitud, no le gustaba el tener que esforzarse para salir, pero eso le permitió no ser encontrado por WISE durante todo ese tiempo.
Por suerte lo acompañaba sus guardaespaldas, un hombre corpulento, el mejor agente de Sværd, eso servirá para llegar a su destino. Solo le tomaría un par de minutos, además que sabía que no es como que fueran por ello, el enemigo tenía las manos lo suficiente llenas para preocuparse por él.
Estaba cerca, pero el hombre a su lado se detuvo y con su brazo anteponiendo enfrente de él lo hizo detenerse. A Donovan le pareció extraño su comportamiento cuando había dejado en claro su urgencia de salir de ahí, no quería ser atrapado, aún tenía mucho que hacer.
Siguió la mirada de su guardián y comprendió que era lo que estaba viendo o lo que había llamado su atención al grado de detenerlo.
Ante ellos estaba Twilight bloqueando su camino, dispuesto a no dejarlos pasar vivos y terminar con aquella guerra infernal.
Chapter 33
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Schloss Burg, 5:32 pm
Loid se había desesperado cuando al salir de aquel cuarto donde fue cautivo, se movió entre los pasillos, subiendo y recorriendo la mansión, sin encontrar a Donovan Desmond. La mansión estaba totalmente vacía, sin ningún signo de que hubiera vivido alguien ahí durante tantos meses, ocultándose de WISE.
¿A dónde había ido Donovan?
¿Por qué se iría en ese momento cuando las cosas estaban a su favor? quizá por prevención, al ser descubierto el lugar y él siendo capturado, lo mejor era cambiar de ubicación. Su incertidumbre era sobre qué es lo que estaba sucediendo en el centro de la ciudad, ya que había sido despojado de su comunicador.
Una parte de él le indicaba que fuera al centro, para ayudar a sus compañeros y los agentes de SSS, sin embargo, sabía que no podía irse hasta terminar su misión, él había ido ahí para matar a Donovan y tenía que apurarse si quería hacerlo, porque el tiempo en circunstancias como esas, era primordial, un segundo podría marcar la diferencia.
Por lo que por los pasillos pero no había nadie, se detuvo intentando pensar los pasos que Donovan pudo seguir, si salía de ahí había tres caminos a seguir… Esa era la pista que tenía, en alguna de ella podría encontrar una pista. Se aventuró en una sin esperar, pero al cabo de unos minutos vio que estaba bloqueada y decidió ir por donde él había venido en la mañana.
Corrió tanto como sus piernas se lo permitieron y su cuerpo adolorido, el dolor en sus brazos era fuerte y había perdido sangre por la herida en el abdomen, había quitado la navaja, no podía dejarla ahí si iba a escapar y pelear. Eso desató una pérdida de sangre importante, pero que cedió al dejar de moverse y cuando una costra de sangre seca se formó.
Sentía una punzada en la cabeza que le impedía pensar con total claridad y era evidente que su cuerpo estaba débil al ser atrapado y torturado. Quería llegar a casa y derrumbarse en las piernas de Yor, mientras ella acariciaba su cabello, pero sabía que para lograr eso, debía encontrar y matar a Donovan, su fuerza de voluntad era lo que lo motivaba a seguir moviéndose.
Se preguntó si Yor estaría bien, si se había ido con Melinda, eso la mantendría segura, él no estaba seguro de una vez que la descarga de adrenalina que lo hacía moverse se fuera, que sucedería, pero intentó no pensar en ello.
Corrió hasta que divisó una figura en la lejanía y pronto fueron dos, por lo que se adentró en el bosque, corriendo entre los árboles y salió metros adelante de las figuras, haciéndoles frente. Apuntó su arma hacia ambos, más específicamente hacia Donovan.
—Loid Forger, que sorpresa encontrarte aquí. —Donovan observó al hombre rubio con su ropa desarreglada, con una mancha de sangre en su abdomen. —O mejor dicho, Twilight.
—Lamento encontrarlo de esta forma, tenía preparado algo más para eliminarlo, pero las cosas tomaron un rumbo diferente. —Twilight sonrió con despreocupación, pero sus ojos evaluaban al hombre que era su guardaespaldas.
—Como sabrás, no tengo intenciones de morir, por lo que me opondré a ello.
Donovan conservó su expresión fría, pero pronto frunció el ceño ¿de verdad que Demetrius era un completo inútil que no había podido eliminarlo? Era el trabajo que le había encomendado y cuando supo que lo capturó en Schloss pensó que lo había matado al instante.
¿Acaso seguía jugando con sus presas antes de asesinarlas? era una mala costumbre de su primogénito.
—Eso será un problema, porque no estoy dispuesto a retroceder, he esperado este momento durante años.
Twilight se movió disparando el arma, pero aquel hombre bloqueó el disparo, levantando el brazo y la bala rebotó, Twilight salió del camino, haciéndose a un lado y deduciendo que tendría algún tipo de muñequera que lo defendía de balas. Ese disparo no fue para matar a Donovan, sabría que no sería tan sencillo, sino que fue para probar a aquel guardaespaldas.
Donovan era un hombre paranoico y sigiloso, él anticipaba cualquier ataque, por lo que traer un solo hombre para protegerlo era incauto, fuera de lugar para un hombre tan perfeccionista, a menos que, ese hombre fuera suficiente para detener a quien intentara asesinarlo.
Por eso se aventuró con el arma, para probar aquel ataque y fue suficiente para saber que sería un enemigo formidable, tan terrible como los agentes de Garden.
—El mejor agente de Wise contra el mejor agente de Svaed, Varik, será interesante.
Loid apenas tuvo tiempo de retroceder cuando el hombre de cabello y ojos negros se adelantó a una velocidad increíble hacía él, esquivando un golpe contundente. No pudo tomar aire cuando Varik comenzó a propinar golpes demoledores, en un intento de alcanzarlo. Podía escuchar al aire cortarse con cada golpe, entendiendo que si recibía uno, no podría levantarse.
Se enfocó en esquivarlos lo mejor que podía, una tarea monumental e imposible, pudo sentir como el puño rozaba ligeramente su mejilla y la sangre brotando. Su cuerpo era lento, reaccionaba lo suficiente aletargado para que su respiración se perdiera y sintiera la muerte tan cerca en cada golpe.
Hasta que sucedió lo inevitable, una serie de golpes rápidos, él retrocedió y casi cayó, pero no había manera de esquivar, por lo que utilizó sus brazos de barrera entre el puño y su rostro. El golpe fue tal que lo hizo retroceder y sentir un dolor ensordecedor en sus brazos.
Le recordó tanto a la fuerza destructora de su esposa y él sabía perfectamente que nunca pudo vencer a Yor Briar, a pesar de los múltiples enfrentamientos que tuvieron, ella siempre lo superaba en fuerza y letalidad, no por nada era un miembro de Garden.
Se inclinó hacia adelante cuando una serie de golpes se aproximó, él aprovechó esa posición para utilizar su pierna para hacerlo caer, Varik se tambaleó pero no cayó, pero Twilight saltó al aire y conectó una patada a su rostro, haciéndolo retroceder.
No tenía la fuerza suficiente para hacerlo caer.
Levantó su arma y disparó al verlo descuidado, una y otra vez, sin embargo, Varik reaccionó rápido, anteponiendo sus muñequeras que rebotaron las balas. Loid se inclinó hacia atrás cuando una patada de Varik intentó alcanzar su rostro. Twilight abrió los ojos conmocionado al ver la pierna pasar cerca de su rostro, eso estuvo lo suficiente cerca.
Pero aquella maniobra desató una punzada fuerte en su abdomen, por lo que se movió y tomó distancia, sujetando su abdomen.
—Había escuchado tanto de ti, pero es lamentable el saber que lo único en lo que eres bueno es en huir. —Varik habló por primera vez.
—Y aún así no has podido matarme. —Sonrió con arrogancia, una que no sentía pero que esperaba enfurecerlo.
Un hombre enojado siempre perdía su raciocinio y necesitaba una apertura para asesinar a Donovan, no necesitaba matar a Varik, solo acabar con el líder del partido de unión Nacional. Tenía 3 balas más, no iba a desperdiciarlas disparando en un intento de acertar, lo cual era imposible.
Ambos se acercaron entre ellos y Varik lanzó un golpe que Twilight bloqueó y con su antebrazo golpeó el brazo en respuesta, Varik conectó un golpe en el abdomen de Twilight que soltó una exclamación dolorosa y utilizó su codo para golpear en respuesta y enseguida lo tacleó con su hombro, fue tan fuerte que lo hizo caer, pero Twilight cayó de igual forma.
Se quedó en el suelo, recuperando el aliento y sintiendo las descargas dolorosas de su herida.
Se levantó con fuerza de voluntad, sujetándose de sus rodillas, pero antes de poder reaccionar, Varik se acercó a él y lo golpeó una, dos y tres veces en su abdomen, haciendo que se inclinara hacia adelante al perder el aire y su puño se conectó por última vez en su mejilla, haciéndolo caer al suelo.
Tosió escupiendo sangre, con la mirada borrosa, maldiciendo porque había descubierto su herida en el abdomen, se estaba aprovechando de su punto débil.
Varik se acercó, se inclinó y lo tomó del cuello con el antebrazo, levantándose, aplicando una llave y presionando su tráquea para asfixiarlo. Twilight intentó tomar aire y liberarse pero el agarre era lo suficiente fuerte, no podía respirar y su visión se tornaba oscura. No iba a perder de esa manera. Se movió de manera intuitiva para sobrevivir, sujetó la nuca de Varik con su mano, en un maniobra que envió una descarga dolorosa en su brazo, pero se contuvo.
Movió su cuerpo, impulsándose y utilizando la fuerza de Varik en su contra, logró lanzarlo hacia adelante en un fuerte movimiento, estrellándolo con el tronco de un árbol.
Twilight se quedó quieto recuperando el aire, se movió dando la vuelta, acercándose a Donovan, tomando el arma que había guardado en su cinturón, fue la primera vez que vio a Donovan Desmond retroceder. Sin esperar un segundo, presionó el gatillo, no obstante la bala no emergió. Repitió la acción dos veces más y torció la boca.
¿Qué demonios sucedió?
Observó el arma y al abrirla pudo ver, su arma estaba encasquillada ¿Qué posibilidades había de ello?
“Maldita sea, maldita sea”
Se inclinó para tomar un arma que tenía oculta y recolectó en la mansión, cuando escuchó el sonido indescriptible del seguro de un arma. El tiempo pareció congelarse, yendo en cámara lenta. Giró el rostro hacia atrás y vio a Varik apuntando con un arma, una sonrisa en su rostro.
Se había distraído un segundo, eso fue lo suficiente para condenarlo.
Pensó en moverse, pero una punzada en su abdomen lo hizo detenerse y las alternativas corrían en su mente, todo eso en dos segundos, y justo cuando presionó el gatillo y Twilight pensaba en sus alternativas, contempló como un pie impactó con el rostro de Varik, desviando la bala y lanzándolo varios metros.
Twilight observó aquello con los ojos abiertos y conmocionados.
Schloss Burg, 4:42 pm
Damian giró en ese instante y escuchó el arma detonando, se movió instintivamente en un intento de esquivarlo, pero la bala era mucho más rápida y terminó impactado en su brazo. Hizo un gesto cuando el dolor se expandió y se llevó la mano al brazo, viendo la sangre brotar.
Sin esperar lanzó el cuchillo que tenía oculto y Demetrius terminó rodando en el suelo, esquivando y de un saltó se reincorporó, avanzando hacia él. Moonlight lanzó otro cuchillo tan rápido que se clavó en el brazo de Demetrius, quien impactado observó el arma en su hombro y se lo quitó tirando de él. Moonlight aprovechó para saltar y conectar una patada en su rostro, haciéndolo caer de rodillas.
Lo pateó en su pecho haciéndolo retroceder e imitó el ataque, pero Demetrius tomó su pierna y la hizo girar, torciendo y tirándolo en el piso. Con Damian en el piso Demetrius se levantó y se dejó caer, en un intento de golpearlo con fuerza con su codo, utilizando el propio peso de su cuerpo, pero Moonlight rodó, saliendo de su camino.
Pero aprovechó que Demetrius estaba en el suelo boca abajo y se movió rápidamente, atrapándolo por la espalda y asfixiándolo con su brazo en una llave. Demetrius sentía como el aire se cortó de manera abrupta, pero miró a su alrededor en búsqueda de algo que pudiera ser de utilidad. No había nada, solo metal…
Hasta que recordó el cuchillo que se quitó y guardó, lo extrajo y con un hábil movimiento atacó a Damian doblando el brazo y cortando el rostro de su hermano pequeño.
Moonlight lo soltó, retrocediendo y cayendo de rodillas, sintiendo la sangre correr por encima de su ceja, cerró su ojo para evitar la sangre ¿Qué tan profunda era? no podía saberlo, solo sentía el ardor y el olor a óxido. Apoyó las manos en el piso, sus labios sabían a sangre y no podía ver bien ¿había dañado sus ojos?
Demetrius lo tomó del cabello, levantando su rostro y lo pateó en la cara, Moonlight se fue hacia atrás, cayendo de espaldas en el piso y giró en un intento de levantarse, cuando recibió una segunda patada en su abdomen, levantándolo en el aire un poco. Eso lo ayudó a ponerse de pie a duras penas.
—Hermano imbécil, te condenaste al no unirte con nosotros.
Le dio un golpe en el abdomen, haciendo que el cuerpo de Damian se doblara, tosiendo por el impacto, no podía seguir recibiendo ataques, por lo que aprovechó la cercanía y tomó a Demetrius rodeando su cintura y lo empujó con su propio cuerpo, haciéndolo retroceder y lanzándolo al suelo. Una vez encima lo golpeó en el rostro una y otra vez.
Demetrius pasó su pierna enfrente del cuerpo de Damian y con ella se impulsó para hacerlo girar y tener a su hermano contra el suelo y lo sujetó del cuello ahorcándolo, con una sonrisa divertida, a pesar de que la sangre escurría de su boca.
—No te preocupes, yo me ocuparé de cuidar a Anya bien, me será de mucha utilidad.
Damian abrió la boca en un intento de coger aire, pero era imposible, no podía hacerlo. Esas palabras fueron suficiente para desatar la ira en él, jamás, bajo ninguna circunstancias dejaría a Anya en manos de su hermano de nuevo, sus manos tantearon el suelo en búsqueda de algo, hasta que algo rozó sus dedos. Giró el rostro para ver que era y al percibirlo, se estiró, tomándolo y lanzando un golpe, logrando cortar la mejilla de su Demetrius, sintiendo como el cuchillo se hundía.
Demetrius soltó su cuello y Damian lo empujó con sus piernas, sacándoselo de encima.
Se levantó tan rápido como pudo, recuperando el aliento, se limpió la sangre que cubría su ojo con el dorso de su mano, dejó salir una exclamación mientras veía a Demetrius enfrente a un par de metros, de igual forma recuperando el aliento.
Demetrius le dedicó la mirada más colérica y llena de odio que pudo, no podía concebir como su hermano inútil y bueno para nada podría estar haciéndole frente como ningún otro agente de WISE. Él solía encontrar y acechar a los agentes y los asesinaba con rapidez, tomándolos por sorpresa, en una pelea que no duraba casi nada.
Pero ¿no podía vencer a Damian? ¿acaso temía matarlo? no, no era eso, sabía que no podría darle más igual el destruir a aquel que era de su sangre, no obstante ¿porque no podía terminar con él? Se negaba a aceptar que era lo suficiente bueno para hacerle frente.
Él tenía años en Svaed, Damian era agente hace cuánto ¿dos años? un tiempo mínimo, se negaba a aceptar que era bueno, ¿tenía que ver por el entrenamiento de Twilight? No, solo estaba teniendo suerte, pero estaba harto y era momento de acabar.
—Te daré una última oportunidad, puedes irte ahora del país, no te acercarás más y te dejaré tranquilo.
Damian escupió sangre y lo observó detenidamente.
—Tú no puedes persuadirme, acabaré contigo.
Moonlight acortó la distancia con Demetrius y lo golpeó en el abdomen, en respuesta Demetrius lo golpeó en el rostro, Moonlight conectó un golpe en su abdomen y Demetrius se inclinó, barriendo el suelo con una patada y haciendo tambalear al agente de WISE.
Se colocó de espaldas a Damian, ahorcándolo, pero Moonlight le dio con su cabeza, liberándose, se colocó enfrente de él, saltó impulsándose con una pierna y con la otra logró patear a Demetrius en el rostro, derribándolo.
Demetrius estaba boca abajo, sintiendo su rostro adolorido, aunque no había nada que no le doliera, debía terminar con ello si quería tener de nuevo a Anya con él. Solo necesitaba que cooperará un poco con el futuro de Ostania, para gente y agentes dotados de habilidades, después podrían estar juntos ¿era difícil para ella entenderlo?
Sus ojos captaron el arma que había soltado tiempo atrás y se levantó rápidamente, en un intento de alcanzarla. Moonlight previno su actuar y lo frenó con el brazo, lanzándolo de nuevo al piso. Pero Demetrius era un hueso duro de roer, por lo que se levantó.
Damian sentía su cuerpo cada vez más pesado y sabía que aún tenía cosas que hacer ¿Dónde estaba Anya? ¿se había ido? ¿Dónde estaban los niños? no podía seguir perdiendo el tiempo, por lo que cuando vio a Demetrius avanzando hacia él, saltó en el aire y conectó ambos pies en el pecho de Demetrius y giró sobre sí mismo, apoyó su mano en el suelo y giró su muñeca, para acertar una última patada en el rostro de Demetrius, lanzándolo hacia atrás con gran impacto, que terminó impactándose con la máquina.
Moonlight cayó al suelo y vio a Demetrius caer, sin moverse, sabía que no estaba muerto, debía terminar con él. Recuperó el aliento y se levantó, contemplando a su hermano, tomó el arma que estaba en el piso y se acercó a él, apuntándole, mientras le quitaba el seguro al arma.
Demetrius se movió, acostándose boca arriba y haciendo un gesto de dolor, fue cuando Moonlight vio en toda su plenitud el rostro de su hermano mayor.
De manera inevitable vinieron los recuerdos de cuando era pequeño e idolatraba a su hermano, era su ejemplo a seguir a pesar de vivir en las sombras, lo admiraba tanto que solía actuar como él en ocasiones. Simulaba su forma de hablar, de sentarse o de comer ciertas cosas, además que estudiaba tanto para ser un imperial como él y enorgullecer a su padre, además de ganarse su cariño.
Quería que su padre lo notara, que fuera consciente de su presencia.
Ese era el mayor sueño de un pequeño Damian de seis años, algo en lo que se esforzó tanto tiempo… hasta que descubrió lo que su familia ocultaba, su oscuridad y lo que estaban dispuesto a hacer hasta a su propia familia.
Había querido tanto a su hermano, a su padre, a pesar de toda la oscuridad… por lo que dudó al verlo tan vulnerable. Sabía todo lo que había hecho, era muy consciente y debía pagar con ello, pero un sentimiento abrumador de culpa llenos de nostalgia lo aturdió. Bajó el arma, sabía que si él no lo terminaba, WISE se encargaría, por ahora bastaba con atraparlo, pronto WISE llegaría ahí, había pedido refuerzos antes de empezar la pelea, eso sería suficiente.
Lo observó un instante más antes de guardar el arma.
—Hermano idiota, eres tan débil, que no eres capaz de terminar tu misión. —Una risa enloquecida salió de sus labios. — Eres incapaz, siempre lo has sido, aferrándote a un destino que no te pertenece, tú eres una decepción que no es capaz de matarme.
Moonlight caminó hacia la salida, no escucharía lo que un derrotado Demetrius decía, sabía que solo quería provocarlo y no iba a caer. La pérdida de sangre comenzaba a marearlo y tenía suficientes cosas que hacer para detenerse a descansar.
¿Twilight había logrado escapar? confiaba plenamente que así fuera, no por nada era el mejor, además que tenía una misión propia y sabía que Twilight siempre cumplía sus misiones.
—Eres tan débil… —Escuchó el susurró de Demetrius.
Escuchó una detonación, desatando sus propios recuerdos, se movió esquivándolo, la bala pasó tan cerca de su rostro, pero por unos centímetros evitó el impacto. Demetrius tenía el arma pequeña que él había utilizado para destruir la máquina y estaba de pie.
Demetrius presionó el gatillo y él instintivamente sacó su arma, apuntó y disparó. Un acto reflejo, algo que Twilight le había enseñado en sus entrenamientos, que su cuerpo debía moverse antes que su mente, para defenderse, sobrevivir, debía actuar, aferrarse a la vida con el fin de traer la paz a Ostalis. El tiempo se detuvo, los movimientos avanzaban a cámara lenta y Damian escuchó las palabras de Twilight en su cabeza antes de iniciar esa última misión suicida para toda la organización.
“Necesito que cuides a Anya, no sé qué sucederá mañana pero tú, debes encargarte de sobrevivir y mantenerla a salvo”
Ambas balas salieron al mismo tiempo, pasando una junto a la otra, los dos hermanos Desmond contemplaron aquel acto, esperando el resultado.
Damian abrió los ojos cuando sintió la bala rozando el mismo brazo que tenía una bala incrustada, pero terminó impactando en la pared detrás suyo. Sus ojos ámbar se fijaron en Demetrius y en su sonrisa arrogante, antes de caer de rodillas, la sangre escurría de la herida de bala de su pecho.
Demetrius cayó finalmente al suelo y la sangre lo rodeó, la escena fue tan brutal e impactante que Damian simplemente dio media vuelta y salió de ahí, con la adrenalina corriendo por su cuerpo, con un cúmulo de emociones dominándolo, culpa, ira, asco hacia sí mismo, nostalgia, tristeza.
Él no quería matarlo, fueron sus instintos quienes lo hicieron, pero él había matado a su hermano. Sabía que no había manera de regresar el tiempo y que ese era el final que le esperaba, pero él no quería cargar con esa responsabilidad. Había matado gente como agente, pero matar a alguien conocido, a tu familia, era un sentimiento desgarrador.
Se apoyó en la pared del pasillo y cerró los ojos, antes de dejarse caer al suelo, en un intento de mantenerse unido y repitiéndose que debía levantarse, pero sus piernas no reaccionaron.
Schloss Burg, 6:02 pm
Anya avanzó por los pasillos a pasos rápidos, se había encargado de algunos guardias en el camino, pero desde hace varios minutos que no veía a nadie. Se mantenía completamente alerta, porque no solo debía cuidarse ella misma, sino a diez niños que caminaban detrás suyo con miedo, observando todo alrededor y abrazados entre ellos.
Sabía el camino de memoria o quizá más o menos, se sentía algo confundida y la cabeza le dolía después de aquel ataque mental que le había hecho a Bastian, intentaba concentrarse lo mejor posible, era la responsable del grupo.
—Creo que ya pasamos por aquí —Mencionó uno de los niños más pequeños.
—No, estamos cerca de salir.
Anya reconoció el camino, estaban cerca del túnel, aunque ella quería llegar a la mansión, era más fácil salir por arriba que regresar sus pasos por el largo túnel y después a la mansión Desmond, donde estaban los rastros de Garden.
Avanzó más hasta que percibió una figura a la distancia, una que reconoció. Se adelantó corriendo y cuando estuvo cerca, se arrodilló derrapando un poco.
—¿Damian?
Él alzó el rostro que estaba oculto entre sus brazos y Anya vio la sangre en su rostro, sintió como el alma escapó de su cuerpo y un miedo desgarrador la invadió ante el peor panorama, sus manos temblaron acercándose hacia su rostro.
¿De dónde venía tanta sangre? Pero no era momento de pensar en ello, debía sacarlo y buscar un médico, lo tomó de la muñeca, levantándose y tiró de él.
—Debemos irnos, debemos encontrar ayuda y…
—No estoy muriendo… —Susurró, sin embargo, la cantidad de sangre era lo suficiente alarmante.
Anya volvió a tirar de él, dispuesta a buscar ayuda, sin que el miedo desapareciera de su cuerpo, no podría vivir si a él le sucedía algo.
“Yo lo maté”
Anya escuchó ese pensamiento débil proveniente de Damian y sus esfuerzos por levantarlo se detuvieron. Lo observó entendiendo a qué se refería, que había matado a su hermano, Demetrius.
La realidad era que Anya había supuesto que ese sería el desenlace de la pelea, sin embargo, era evidente que no podría mostrarse desinteresado de tal acto y menos cuando era de su familia. Vio las imágenes en la mente de Damian y vio cuanto lo idolatraba de niño, eso lo hacía más difícil.
Anya no sentía empatía por Demetrius, no después de todo lo que le había hecho y cómo la había cazado hasta ese momento para experimentar con ella, prefería que estuviera muerto.
Sin embargo era otra historia con Damian, estaba tan decaído, a pesar de todo lo que había hecho, el pasado se aferraba a sus pensamientos. Ella amaba a Damian, por lo que aquel sufrimiento, el del agente Moonlight se sentía tan tangible, que su propio corazón se estrujó dolorosamente.
Ella quería mantenerlo protegido de todo dolor, Damian siempre había sido tan gentil, amable y dulce, que no solía encajar en la familia Desmond. Y aún así se vio arrastrado a esa cadena de muerte, sangre y sufrimiento, terminó uniéndose a WISE con el fin de terminar con eso, de salvar a las personas, pero las consecuencias eran claras, él mismo había terminado afectado y debía resistir, ese era su trabajo como espía.
Anya se arrodilló y lo atrajo hacia ella, abrazándolo fuertemente, esperando que con ese acto pudiera borrar todo su sufrimiento o hacerlo más tolerable.
Notes:
¡Hola!
Ha sido un capítulo demasiado complicado! lleno de acción, algo que se me complica, no por visualizar, sino para plasmarlo de tal manera en que lo puedan entender, por lo que espero de verdad al menos darle una vista clara de como transcurrió la pelea.
Solo resta un capítulo más, uno más y terminamos esta historia, un día y terminamos este largo camino de Haunted.
Siempre me anima leer sus opiniones, por lo que son libres de dejarlas, estaré leyéndolos.
Chapter 34
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Twilight contempló como Varik salió disparado varios metros atrás, estrellándose en el tronco de un gran árbol cercano, que sacudió fuertemente el follaje y se quedó quieto.
El atacante recobró la compostura y dio media vuelta, acercándose al agente de WISE, con la sangre manchando su ropa oscura, su cabello moviéndose por el aire y la mirada clamando sangre, aunque cuando lo vieron, la sed de sangre desapareció y una mirada cálida lo recibió.
—Yor.— Twilight sintió un alivió demoledor, de verla viva, algo que pensó que no haría de nuevo, un ligero nudo se formó en su garganta pero intentó controlarse. —¿Por qué has venido? —Twilight mencionó, sujetándose el costado.
Por supuesto que verla ahí había sido increíble, pero lo que menos quería era que estuviera en peligro.
—Por ti, si te sucedía algo… —Ella tragó saliva ante la idea, las lágrimas se asomaron en sus ojos, quería abrazarlo, pero sabía que no era el momento, pero la sensación de verlo vivo, algo que temió que no fuera así, la calmó en demasía, hasta que vio la ropa de su esposo manchada en sangre… —¿tú…? —el mayor de sus miedos la golpeó en el rostro.
¿Loid iba a morir…él iba a dejarla?
—Estoy bien, pero…
El tiempo volvió a moverse con normalidad, Varik se movió, atrayendo la atención de ambos, él era el peligro relevante, debían dejar su plática para otro momento. Ambos lo observaron levantarse con tranquilidad, moviendo sus brazos, calentando y torciendo su cuello.
—Twilight y Thorn Princess, tendré el placer de acabar con ambos. —Sonrió con placer.
Loid y Yor se pusieron alerta, en posición de pelea, ante cualquier movimiento, si se descuidaban un instante, podría ser su fin. Loid esperaba que los atacara de manera física, estaba preparado para ello, sin embargo, un ruido a su espalda lo distrajo.
Cuando giró Donovan Desmond había desaparecido.
¿En qué momento…? sabía que Varik tenía como prioridad el mantener a Donovan seguro, por eso estaba esforzándose para que se distrajeran.
—Donovan…—Yor se dio cuenta de lo que sucedía…—¿Dónde habrá..?
Fue cuando Loid escuchó aquel peculiar sonido, uno que no escuchaba con facilidad pero del que estaba familiarizado. Giró el rostro con desesperación, vio el seguro caer al suelo y a Varik lanzar la granada hacia ellos, con una sonrisa de triunfo.
Twilight escuchó el sonido del reloj en su cabeza, y vio la granada avanzar, se movió más rápido que su propia mente. Loid rodeó la cintura de Yor y tiró de ella, saliendo del camino del área destructiva de aquel arma y cubriéndose detrás de uno de los árboles.
La exposición vino estridente y destructiva, devorando todo a su paso.
Loid presionó fuertemente el cuerpo de Yor contra el suyo, agradeciendo a sus instintos pulidos en WISE, la adrenalina corriendo por sus venas, aunque más por tener por su vida se había movido para poner a salvo a Yor, utilizando su propio cuerpo como escudo.
Pero ¿una maldita granada? Se asomó por el tronco del árbol, no podía verlo por ningún lado pero la cortina de humo por la explosión no ayudaba, lo cual dejaba en claro que eso fue una distracción. Los números no estaban a su favor, dos a uno, a pesar de que él no se encontraba en su mejor condición, sabía que podían ganarle.
¿Qué estaba planeando Varik? ¿darle tiempo para pensar en un plan o quizá tiempo para que Donovan escapara? La idea desató una corriente de ansiedad, no podía seguir perdiendo el tiempo, debía terminar con ello. Su vista se nubló un instante, pero sacudió la cabeza.
—Yor, podemos vencerlo, pero nosotros tenemos que…—Forzó a su mente a pensar en sus alternativas y planes para ganar esa pelea, pero su condición mental no era la mejor, solo pensaba en que quería seguir ahí, sin moverse y descansar, la pérdida de sangre lo tenía mareado.
Al mismo tiempo no podía dejar de pensar en el hecho de que camino había tomado Donovan, considerando que era un civil, su condición física era deficiente, no debía estar lejos, podría alcanzarlo fácilmente si él terminaba ahí en los próximos minutos.
Para eso debía utilizar el poder demoledor de su esposa, que igualaba o hasta superaba a Varik, estaba seguro de ello y si actuaba adecuadamente, todo funcionaría.
—No, Loid —Eso confundió a Loid, sacándolo de sus planes mentales, ante la negativa de su esposa.
—¿Qué?
—Yo me quedaré a pelear con ese hombre y tú irás por Donovan.
El humo de la explosión comenzaba a dispersarse, debían actuar pronto, el tiempo se terminaba, su única oportunidad.
—¿Qué? si piensas que yo te dejaré sola… —No quería hacerlo porque ese hombre era realmente fuerte.
—Y lo harás, porque la prioridad es terminar con Donovan Desmond, a eso has venido, tienes que hacerlo.
Las palabras de su esposa fueron un fuerte golpe para él, porque sabía que tenía razón, él había arriesgado tanto, se había desatado una guerra con el fin de la libertad del partido de unión Nacional y de su líder.
Esa era su misión y debía cumplirla.
Dudó un instante, mordió el interior de su mejilla con las frustraciones, pero el humo casi había desaparecido y debía actuar. Yor lo empujó con su hombro, motivándolo a moverlo, a que regresara al presente y con una mirada que dejaba en claro una sola frase.
“Confia en mi”
Loid presionó sus labios fuertemente y sin esperar, salió corriendo entre los árboles. Yor sonrió antes de salir de su escondite, sabía que lo mejor era enfrentar los problemas de frente y sin titubear. De eso dependería el futuro de Ostalis.
Escuchó un sonido y giró, con la daga lista en sus manos, pero vio a Varik apuntándole con un arma y disparó sin titubear. Varik estaba dispuesto a hacer salir a Twilight de su escondite, porque sabía que querían jugar con él.
Varik sabía que en cuestión de número estaba en desventaja, pero en habilidades y fuerza, no podría superarlo, aún así necesitaba un poco de ventaja. Por lo que utilizó esa granada de distracción. Había visto el cuerpo de uno de los guardianes de Donovan metros atrás, por lo que regresó y tomó su arma, un fusil m16, eso le serviría.
Disparó una y otra vez seguidas, Yor corrió esquivando cada una de las balas con una velocidad alarmante, por lo que a Varik le estaba costando alcanzarla. Sus movimientos ágiles y seguros, esquivando sus ataques, hasta que saltó al aire y lanzó una de sus dagas.
Varik apenas pudo moverse para esquivar, el arma filosa casi rozaba su rostro, algo que hubiera sido su condena. Vio a la mujer de pie enfrente, con esos ojos carmesí oscuros, clamando por sangre y una expresión asesina.
No por nada era integrante de Garden, Thorn Princess.
Garder era una organización de la que nadie sabía nada, sin embargo, cuando se investigó a Twilight y se dio con su paradero, eventualmente salió a la luz de que su esposa, Yor Forger, no era otra que Thorn Princess, uno de los elementos más fuertes y temidos de Garden.
Varik desplegó su ataque de nuevo, cuando vio a Thorn Princess desaparecer y pronto apareció tan cerca, que él tuvo que retroceder para evitar la daga cortando su garganta. De pronto sintió un golpe colosal en sus manos y el arma salió volando, ella lo había desarmado.
Los ataques filosos vinieron de todos lados y Varik se vio forzado a esquivar cada uno de ellos, aunque fue imposible, por lo que los cortes comenzaron a aparecer por su cuerpo, la velocidad de Thorn Princess era alucinante. Sabía que si quería tener una oportunidad, debía deshacerse de aquellas armas.
Varik logró golpearla en la barbilla y tomó su distancia, Yor lanzó sus armas en un intento de alcanzar a Varik, pero él se movió lo suficiente rápido y sus dagas terminaron clavadas en el tronco de un árbol. Varik sonrió al lograr su objetivo y se acercó como una bola de demolición, para asesinar al miembro de Garden.
Damian Desmond regresaba de una misión de servir como guardaespaldas al candidato Wallace después de un mitin realizado en una ciudad cercana. No habían ocurrido percances desfavorables, todo salió especialmente bien, lo cual fue un alivio debido a la cantidad de misiones que había estado llevado a cabo.
Por supuesto que fue disfrazado a su misión ¿Cómo explicaría que el hermano menor del candidato Desmond estuviera en el mitin de su contrincante? como algo fatal. Una de las muchas desventajas de su apellido, aquel con el que debía cargar, el reconocimiento y ser encasillado en el mismo costal.
Dejó salir un suspiro cuando se aseguró de dejarlo en su mansión que estaba en el ala oeste de Ostalis, podía regresar al Edén más temprano de lo que había previsto, necesitaba descansar. Fue a la base de WISE a reportar su misión y cuando salió de ahí, caminó una esquina y levantó la mano para detener a un taxi. El auto se detuvo enfrente suyo, pero una voz en su oreja lo detuvo.
“Un enfrentamiento en el ala oeste de la ciudad, en la pista de patinaje de la ciudad, Svaed y los rebeldes están enfrentándose con un par de agentes de SSS, necesitamos refuerzos”
Damian con la mano en la manija de la puerta abierta se quedó quieto, debatiéndose un instante, aunque sabía que debía hacer desde que lo escuchó. Cerró la puerta, tocándose la cabeza, le punzaba por su falta de sueño y aún tenía tarea que hacer, suspiró y dio media vuelta, la pista estaba lo suficiente cerca.
Cuando llegó corriendo, se subió la máscara que cubría su boca y la mitad de su nariz, aquella cara siempre era una maldición y no tenía la habilidad de disfrazarse tan rápido como Twilight, eso bastaría. Salió del otro lado de la pista y vio el caos entre los enfrentamientos. Se agachó al escuchar detonaciones y corrió tan rápido como pudo, logrando derribar a un agente de Svaed saltando y cayendo encima de él y esquivó un ataque de uno que intentó atacar por su espalda.
Utilizó sus manos para impulsar sus piernas y pateó fuertemente a dos más, se levantó de un saltó y atacó a los dos hombres cuando ambos se recuperaron. Su mirada se deslizó entre los enfrentamientos reconociendo a algunos agentes, esquivó unos golpes y saltó saliendo del camino de ambos oponentes, que terminaron chocando entre ellos.
Ahí en el aire, una cabellera rosada captó su atención.
Cuando aterrizó su mirada buscó entre la gente, porque solo conocía a una persona que tenía el cabello de ese color pero ¿porque ella estaría ahí? era imposible que estuviera metida en el caos, pero cuando vio como esquivaba unos golpes y de pronto giró para salir corriendo pudo ver su rostro y su corazón se agitó estridentemente al confirmar que era Anya.
Logró librarse de los dos oponentes, ahorcándolo a uno con su brazo y lanzándolo contra su compañero, antes de salir corriendo hacía ella. Corrió tanto como pudo, pero los enfrentamientos estaban por todos lados, balas perdidas y detonaciones, cuando se acercó a un enfrentamiento, lo esquivó corriendo por la pared del edificio. Avanzó zigzagueando entre la gente que huía y saltó esquivando una escalera de entrada, utilizando su mano de apoyo en el barandal y aterrizando rodando, incorporándose al instante, pero la gente era un gran obstáculo y aquel hombre iba a alcanzarla.
Escuchó las detonaciones y vio a Anya girar en un callejón, se subió por una escalera de servicio y saltó, aterrizando en la espalda del hombre, tirándolo al piso. El arma se escapó de sus manos y Moonlight lo ahorcó, resistiéndose a su intento de soltarse, pero no sirvió y se alejó cuando el hombre intentó atraparlo.
Le lanzó una serie de patadas, hasta que su oponente sujetó su pierna, cosa que Damian aprovechó apoyando sus manos en el suelo y realizando una llave, lanzándolo contra la pared. El hombre se desplomó en el suelo y Damian se colocó encima de él, golpeándolo una y otra vez en el rostro, sin piedad y con la ira subiendo por su garganta ante la idea de que aquel hombre casi la atrapaba.
La ira fue tanta que demoró unos segundos en ver que había quedado inconsciente y la sangre manchaba su rostro. Se levantó y corrió hacia el callejón, quitándose la máscara del rostro, vio a Anya retroceder y caer al suelo. Intentó alcanzarla, pero ella se resistió, por supuesto, casi la habían asesinado por aquel hombre.
Cuando ella giró hacía él, Damian no se percató que casi era golpeado por ella, sino en asegurarse de que estuviera bien, no parecía tener ninguna herida, pero quería asegurarse.
—¿Estás bien? —La adrenalina corría por sus venas y la ira se había disipado al tenerla enfrente. —Anya, respondeme.
No pudo contenerse y sujetó su rostro entre sus manos, con la preocupación corriendo por sus venas. Hace tanto que no estaba tan cerca de ella y fue una presión en su pecho. Odiaba que esa fuera la razón por la que se acercó a ella.
—¿Damian? —Ella parecía sorprendida de verlo ahí.
Había sido seguida para ser asesinada y de pronto él apareció, algo difícil de explicar y que él no haría, por lo que debía evitar el tema. Se levantaron y la sujetó de la muñeca.
—No pareces lastimada. — Habían llamado refuerzos y estaba seguro que el resto de WISE podría resolverlo, su prioridad era sacar de ahí a Anya. —Necesitamos salir de aquí.
La guió fuera del callejón y avanzó hasta que ella se negó a avanzar y una mirada inquisitiva le dejó en claro lo que esperaba.
—¿Qué haces aquí? —Su voz estaba confundida —¿Acaso estoy alucinando? ¿Me estoy muriendo? ¿qué está pasando?
En ocasiones no le gustaba lo perspicaz o curiosa que era Anya, lo cual solo le había causado problemas, porque él no podía darle respuestas, no cuando estaba intentando mantenerla fuera de todo eso.
—No es momento ahora mismo de hablar. —Intentó tirar de ella de nuevo, pero se resistió.
—Necesito respuestas, no entiendo nada.
Moonlight sabía que no podrían seguir si no le daba una respuesta que la convenciera, pero él era un espía, un buen mentiroso.
—Estaba por el área cuando escuché un disparo, la oposición intenta imponer pánico, estaba huyendo cuando me pareció verte corriendo.
Estaba inquieto, en cualquier momento alguien podría encontrarlos ahí, debía estar atento. Esperaba que no fuera el caso, porque pelear no era una opción, no cuando no quería que Anya se enterara de que él era un agente de WISE.
—¿Y el hombre que me seguía?
Por supuesto que no dejaría pasar eso, él se había deshecho de aquel hombre con rapidez para ir con Anya. Dudaba que Anya tuviera una idea de que él pudiera hacer algo, pero no podía tentar a la suerte o la inteligencia de Anya, su padre era un espía a fin de cuentas y ella podría leer su mente. Por lo que dejó de pensar.
—Vi a un hombre corpulento peleando con alguien más calles atrás ¿a él te refieres? —Anya asintió con aire ausente. —Fue cuando me pareció verte entrar, pero tenemos que salir de aquí, esto es una guerra y si no salimos de aquí, estaremos en fuego cruzado.
Esa respuesta pareció bastar por lo que la tomó de la mano y la guió fuera de ahí, lejos de todo el caos y hacia la residencia Forger que no estaba tan lejos. No encontraría un taxi en ese sitio, por lo que solo restaba caminar. Pronto llegaron a su destino y Anya se detuvo de pronto.
—¿Qué sucede?
—¿Por qué me ayudaste? —Ella tenía la mirada hacia abajo hasta ese momento. —Aún más importante ¿Por qué estás hablándome? Tú has estado haciendo esto de ignorar mi presencia, sé que lo merezco, pero me resulta increíble que alguien que me odie tanto se haya arriesgado por ayudarme.
Damian la observó detenidamente, porque entendía las palabras de Anya. Después de su rechazó él se dejó guiar por el dolor de un amor unilateral, de que ella le diera esperanzas todo el tiempo y que aún más, prefiriera a su hermano, por lo que se comportó como todo un imbécil, ignorándola, quizá de esa manera doliera menos.
¿Cómo podría explicar que ayudó porque estaba ahí como agente de WISE y la vio en peligro? Damian realmente pensó que la odiaba, al dirigir toda su frustración ante ella. Sin embargo, todo quedó atrás cuando descubrió que ella podría estar en un peligro inminente porque estaban volviendo a replicar el proyecto Apple y que ella podría ser un objetivo.
El miedo de perderla o que pasara por aquella etapa traumática de nuevo deshizo cualquier método de defensa y odio que pudo sentir por ella, despertando el sentimiento de protección que tenía sobre ella. No permitiría que nadie le hiciera daño.
A fin de cuentas él protegerla era su mayor objetivo pero ¿cómo explicar ello sin revelar que era un agente? Caminó inquieto de un lado a otro, no había manera, se despeinó el cabello repitiendo que Anya no debía involucrarse, no si quería mantenerla a salvo.
Se acercó hacia ella, sujetó su rostro y el dolor extendiéndose por su cuerpo, si algo le pasaba a ella no podría perdonarlo jamás. Él jamás la había odiado, nunca podría hacerlo, ella era lo único que lo mantenía seguir con sus misiones, su impulso.
—Yo jamás, bajo ninguna circunstancia, podría odiarte… —Pegó su frente contra la de Anya, percibiendo su olor por primera vez en mucho tiempo—Yo estoy haciendo todo esto por ti.
Necesitaba que lo entendiera, que creyera en sus palabras, no habían hablado durante tanto tiempo y podría no creerlo aunque hubiera demostrado lo contrario, pero estaba siendo sincero, quería que comprendiera que sin ella no podría vivir y que cada una de sus palabras era real y la idea de permanecer lejos de ella, se hizo mucho más dolorosa.
Con su casi nula voluntad de besarla ahí y revelar todo, dio media vuelta y salió de ahí, anhelando permanecer a su lado, pero debía resistir a que todo eso terminara.
Twilight corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron por el camino que determinó que podría seguir Donovan Desmond, además que era el más cercano al vehículo. Sujetaba su abdomen con su brazo libre, intentando mantener unido todo en su cuerpo. Sostuvo el arma en su mano libre, que había conseguido en la mansión y que quería utilizar para Donovan, una muerte rápida y sin margen de error.
No debería moverse tan bruscamente o el sangrado podría volver a desatarse y lo que menos necesitaba era desmayarse, la cabeza le zumbaba, necesitaba terminar con eso antes de poder relajarse, de que la adrenalina se fuera de su cuerpo y el dolor se presentara. Además que le había prometido a Yor volver.
No le gustaba tenerla ahí, pero de alguna manera el que llegará para ayudarlo calmó su ansiedad, de saber que estaba a su lado. Debía resistir por ella.
Divisó el color negro que sobresalía de la vegetación, era el auto, aumentó la velocidad y fue cuando lo vio. A Donovan Desmond con la mano en la manija de la puerta, Twilight llegó detrás suyo, le apuntó su arma a la cabeza y quitó el seguro del arma.
—Todo ha terminado, no hay donde escapar.
Donovan se quedó quieto en su lugar, sin moverse, por supuesto que había escuchado su voz.
—Si hubiera contratado a alguien más pertinente… —Donovan susurró, unos cinco minutos hubieran bastado para que pudiera salir de ahí, pero de nuevo todos eran unos inútiles.
—No puedes escapar de mí, Donovan.
El líder del partido de unión nacional dio media vuelta hasta encararlo, tenía una ligera sonrisa en su rostro, como si se estuviera burlando.
—Lo he hecho durante años.
Si realmente Loid Forger fuera un buen agente lo hubiera atrapado desde que se encontraron por primera vez en el Edén, pero logró mantener su distancia todo ese tiempo. Twilight no era el agente que todos decían.
—No, te dejé que lo pensaras, pero todo este tiempo he aguardado por este momento.
La realidad del asunto es que Twilight pudo matarlo esa primera vez que lo vio, si ese hubiera sido su objetivo, pero la operación Strix inició con el saber qué postura tenía Donovan con la guerra y hacia dónde quería llevar al país. Y fue gracias a su perseverancia que logró la unificación de Ostalis, la operación se alargó ante los terroristas y la inconformidad del mismo PUN.
Donovan se apoyó en la puerta del auto con aquella expresión indescifrable, aunque Twilight sabía que estaba frustrado por ser atrapado, en sus ojos podía ver que no estaba listo para morir, que él tenía muchas más expectativas, pero él estaba ahí para acabar con ello.
—El mundo se ha movido por la ley del más capaz, sea física o mentalmente, tienes razón, hemos recorrido un largo camino, desde aquel primer encuentro mi instinto se sintió intranquilo, porque sabía que debía eliminarte.
—Ambos tuvimos el mismo pensamiento, pero aquí estamos. —Twilight sabía que debió dispararle cuando lo tenía de espaldas, pero quería saber lo que llenaba la mente de aquel maligno hombre que atormentó a toda su nación.
—He terminado, pero me voy satisfecho con saber que aunque ahora tú me arrebataras mi vida, yo te quité todo. —Una curvatura siniestra se mostró en sus labios. —A tú esposa siendo exterminada por mi agente, a tu hija a merced de experimentación y a tú hijo víctima de las detonaciones.
Twilight sintió su mano temblar a la par que su propio pecho se contraía ante las imágenes que Donovan estaba poniendo en mi cabeza. Pero él era un espía desde hace tiempo, sabía que solo estaba intentando doblegarlo.
Aún así el miedo se abrió paso ¿Como estaría Alain? Estaba al cuidado de Franky y confiaba lo suficiente en él para que mantuviera a su hijo seguro aunque su vida dependiera de ello. Los recuerdos de su antigua vida, cuando las bombas le arrebataron a sus padres y todo lo que conocía, su propio cuerpo reaccionó ante ese momento espantoso y el sudor producto del miedo escurrió por su cuello.
Se había prometido él jamás dejar que nadie pasara por eso de nuevo pero ¿y si su hijo tuvo ese destino? No, de ser así ya se habría enterado, pero perdió su comunicador cuando fue capturado.
No sabía donde estaba Anya, estaba averiguando eso cuando fue capturado.
¿Dejar a Yor con Varik fue lo correcto? el asco lo aturdió, producto del miedo por pensar en aquellas ideas terribles. Sabía que Donovan buscaba eso, pero desde que despertó había estado posponiendo esos pensamientos, con la finalidad de terminar su misión. Se obligó a sí mismo a detener esos pensamientos, guardándolos en una caja, hasta terminar lo que había ido a hacer y después lidiaría con la dura realidad que le esperaba.
Debía hacerlo y regresar, asegurarse que su familia estaba bien.
Controló su respiración y le dedicó a Donovan una mirada dura y fulminante, dejando en claro que no iba a retroceder y que no tenía poder sobre él. Donovan se acomodó la parte delantera del traje.
—Te quedarás solo, yo me encargué de eso, agente Twilight y cuando yo muera, no tendrás razones para seguir con vida.
Twilight disparó el arma preso de la ansiedad que inundaba su cuerpo, el terror y frustración consumiéndolo, la sangre salpicó en su ropa y en su propio rostro. Disparó una segunda vez, por inercia, por el odio y todo lo que ese hombre había causado a toda una nación.
Contempló el cuerpo derrumbarse contra la puerta del auto y finalmente cayó al suelo.
Dejó salir el aire que había contenido en sus pulmones sin darse cuenta, toda la tensión abandonó su cuerpo, la adrenalina escapó de sus poros y pronto la pesadez lo sustituyó, solo quería dejarse caer, junto al charco de sangre.
Sin embargo, se obligó a dar la vuelta y regresar por donde había venido, en búsqueda de su familia.
Thor Princess corrió tan rápido como pudo en un intento de recuperar las dagas que se habían clavado en el árbol, pero la distancia entre ellas y el cuerpo de Varik acercándose era un peligro potencial que la atraparía antes de llegar a su objetivo. Saltó a última hora quedando con la cabeza hacia abajo, viendo a Varik pasar debajo suyo.
El hombre giró en ese momento, levantó el arma y le disparó en el aire.
La lluvia de balas llenó el cielo y Yor se apresuró a descender, aunque varias de ellas rozaron su piel, haciendo brotar la sangre, aterrizó en el suelo con sus rodillas flexionadas y una mano en el suelo y se lanzó hacia Varik.
Él siguió disparando, Yor esquivó como una bailarina experta danzando, saltando y apartándose de manera elegante de cada una de ellas. Llegó hacia él, dando una serie de patadas que Varik interceptó con su brazo, pero el poder abrumador de Yor en cada una de sus patadas hacía a su cuerpo temblar, conteniendo el ataque.
Acertó una patada en su pecho, pero Varik la tomó de la pierna y la lanzó, antes de alejarse Yor logró patear con todas sus fuerzas la mano con el arma, desarmando al agente.
Thor Princess aterrizó sin dejar de mirar al hombre y se abalanzó hacía él, ambos cuerpos fueron como olas colisionando contra tierra en una fuerte explosión, repeliendo el ataque del oponente y propinando sus propios ataques.
Varik lanzó una serie de ataques, Yor los esquivó sin problemas antes de lanzar patadas certeras a su rostro, que fueron detenidos por los antebrazos metálicos del hombre. Estaban a la par y ninguno parecía retroceder. Thor Princess saltó al aire para esquivar uno de los ataques y utilizó el mismo impulso para acertar una fuerte patada en el rostro de Varik, sacó una pequeña cuchilla dorada de su vestido y logró clavarla en su abdomen.
Thor Princess alcanzó el suelo recuperando el aliento y pensando en lo difícil que fue clavar el cuchillo, era pequeño, sus dagas eran más útiles para esos ataques, pero utilizó lo que tenía en la mano. Desvió la mirada hacia el árbol visualizando sus dagas, cuando un brazo rodeó su cuello y comenzó a presionar fuertemente y sin esperar un segundo para cortar la fuente de oxígeno.
—Has sido un oponente digno, pero solo uno de los dos será el ganador y yo jamás he tenido una derrota.
Presionó fuertemente los brazos y Yor pataleó en un intento de coger aire, sus uñas intentaban perforar la piel del antebrazo sin éxito, en un intento de liberarse. Le sorprendida que el hombre se hubiera movido tan rápido a pesar de la herida de donde brotaba sangre de su abdomen, una cantidad alarmante, pero logró atraparla antes de que ella pudiera tomar distancia. Iban a romper su cuello, su fuerza y resistencia la había llevado a aguantar esos agónicos segundos.
Intentó tomar aire, pero sirvió de impulso para hundir fuertemente su codo en el abdomen del hombre, que tosió ante el impacto de la mujer que debería estar muerta. Eso le dio campo suficiente de acción a Yor para dar la vuelta y con el impulso lograr golpear con gran potencia su rostro y haciéndolo retroceder varios metros.
Yor se inclinó hacia adelante, apoyando sus manos en sus rodillas en un intento de recuperar el aliento, los ojos escarlata ubicaron a Varik recobrando la compostura y percibió cuando el hombre visualizó su arma en el suelo.
Estaba a unos metros de distancia, lo cual llevó a Yor a ver sus propias armas en el árbol.
Ambos cruzaron miradas, sabiendo que quien llegar antes a la suya, pondría fin a esa pelea. Por lo que ambos se movieron al mismo tiempo, corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitían.
Thor Princess corrió sin dejar de ver sus dagas, estiró la mano y justo cuando sus dedos rozaron el metal del mango, lo escuchó, el arma detonando. Una bala rozó su rostro, provocando una herida de la cual emanó sangre. Se agachó esquivando el resto de las balas.
En un rápido movimiento se levantó, tomó las dagas y saltó en el aire, esquivando las balas, subiendo por el árbol y saliendo de su alcance. Ahí corrió por una rama, Varik se acercó para seguir disparando, por lo que Yor se impulsó del tronco del árbol pasando encima de él. Yor se movió tan sigilosa, con sus dagas hizo dos limpios movimientos, antes de girar sobre sí misma y una vez que pasó encima de él, aterrizó al suelo, dándole la espalda.
Escuchó el cuerpo caer al suelo y después un profundo silencio.
Giró para comprobarlo, pero era una asesina, sabía cómo sonaba un cuerpo al caer al suelo sin vida. Dejó salir su respiración que había retenido, eso había estado cerca. Escuchó un sonido en uno de los arbustos y levantó su daga, listo para lanzarla.
Estuvo a punto de lanzar la daga cuando vio un avistamiento de una cabellera, se acercó con sigilo hasta que lo vio salir, acercándose y estrechándolo entre sus brazos.
—¡Estás bien, realmente estás bien! —Las lágrimas corrieron por las mejillas de Yor, abrumada por el mar de emociones de toda la situación.
Había tenido pánico de que algo le pasara, que ella pudiera perderlo, que él no regresara y la simple idea había evitado que pudiera respirar. Pero él estaba ahí, todo eso había terminado y ahora podrían regresar a casa.
Loid la estrechó entre sus brazos en respuesta, con los ojos entrecerrados y una sonrisa cansada.
—Te dije que volvería a ti.
Yor se alejó, tomando con sus manos el rostro herido de su esposo y lo besó una y otra vez, queriendo comprobar que eso no era su imaginación, que realmente era él, a pesar del olor a pólvora y sangre, podría percibir su propio aroma.
—Yor, debemos volver y encontrar a Anya.
Yor asintió, sabía que una vez que ellos terminaran con eso, deberían regresar para saber que había sucedido en el centro de la ciudad y más específicamente con sus hijos. Caminaron por el bosque durante un largo trayecto, avanzando lo más rápido que podían, pero Yor se tomaba su tiempo al ver a su esposo cansado.
Finalmente visualizaron la mansión y al acercaron vieron a varios niños en la entrada y entre ellos una cabellera rosada. Que al verlos avanzar por el camino de tierra, se adelantó, con alguien siguiéndola de cerca.
—¡Papá, mamá!
Cuando llegó ante ellos Yor se acercó estrechándola entre sus brazos, siempre había sido más expresiva y cariñosa. En cambio Loid se acercó acariciando su cabello, un gesto que hacía desde que era niña, estaba aliviado de verla a salvo. La mirada azul se dirigió al hombre detrás de ella, se acercó y le extendió la mano.
Damian sonrió y estrechó su mano, aunque antes evaluó a Twilight, por lo que deseó que los agentes de WISE que iban a ir a recogerlos llegaran pronto, no quería que Twilight sufriera algún percance.
Sin embargo y contra todo pronóstico Twilight tiró de él y lo abrazó, cosa que desconcertó un segundo a Damian. Hasta que escuchó su voz en su oreja.
—Bien hecho.
Sabía que las palabras de Loid Forger no se referían a su trabajo como agente, sino a la tarea de mantener a Anya segura. Además que… podía intuir que esa muestra de afecto era más bien de consuelo, porque el que Twilight estuviera ahí significaba que había matado a su padre y él mismo mató a su hermano tiempo atrás, por lo que el nombre Desmond estaba casi erradicado y a pesar de no tener un gran aprecio a su familia, podría resultar doloroso.
Twilight cortó el gesto y le dedicó una sonrisa, pero desvió su atención a Anya, que se abalanzó para abrazarlo como no era normal.
Yor se acercó a Damian, escaneándolo, tocando su rostro con sus manos y con un gesto preocupado, hasta que los ojos carmesí se fijaron en la sangre en su hombro.
—¡Te han herido!
—No ha sido nada, estoy bien.
—Nada de eso, me aseguraré de que te curen eso. —Colocó su mano en su hombro, intentando ver qué tan profundo era, una herida de bala, sabía cuánto dolía eso. —Melinda me matará si algo te sucede, además que tú has cuidado de Anya, lo menos que puedo hacer es asegurarme de que estas bien.
Damian siempre había envidiado ligeramente la familia que Anya tenía, el amor de cada uno de sus integrantes y la preocupación genuina por cualquier cosa que sucedía entre ellos. Algo que Damian casi nunca había experimentado, la indiferencia de su padre y hermano… su madre es la única que pareció percatarse de su presencia.
Esperaba poder verla pronto, sabía que regresaría cuando todo estuviera más tranquilo.
—Espera…—La voz de Anya demandó la atención de todos. —Necesito una explicación, Loid Forger.
El rubio levantó una ceja ante la forma en que su hija mayor se refería a él.
—¿Puedes decirme porque reclutaste a Damian y a mi no? —El gesto de furia era evidente.
Twilight observó a Damian que dejó en claro sus pensamientos “Si, lo sabe todo” por supuesto que ese traído de Moonlight se lo contaría todo y él tendría que lidiar con ello. Tendría que reprenderlo por ello más tarde, se rascó el cabello con un deje fastidiado, no quería lidiar con eso ahora y nunca.
—¡No me iré sin una respuesta!
Para su buena suerte, los autos ingresaron en el camino de la mansión y agentes de WISE salieron para asegurarse de la condición de todos y poner en resguardo a los niños.
—Lo siento Anya, tenemos asuntos que resolver, lo hablaremos después.
Twilight se alejó junto con Moonlight para informar de los eventos transcurridos, eso sin remordimiento de escuchar la voz de Anya a sus espaldas.
Damian se soltó del agarre de la mano de Anya y siguió al rubio, con cierta duda en sus movimientos.
—No mires atrás, ella no se calmará.
Damian dejó salir un suspiro, había pensando que Anya dejaría eso atrás, pero había sido tan ingenuo. Anya nunca olvidaba cosas que eran importantes para ella y que su padre no la reclutara como agente y a él si considerando que era su amigo, era algo que jamás podría olvidar.
Notes:
¡Sé que me he demorado los mil años con el capítulo final! No me encontraba en el mejor animo, además del trabajo y algunos problemas y no quería escribir sin ganas, no en el cierre de esta historia, por lo un poco recompuesta por fin pude terminarlo.
¡Hemos llegado al final...o casi!
Esta semana a más tardar debo traer un pequeño epilogo, no será tan largo como un capítulo, solo un cierre a lo que es más importante, el Damianya.
¡Nos vemos en unos días para el cierre!
Chapter 35
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Sus dedos se deslizaron por el cabello con lentitud, algo natural a lo que sus manos se habían acostumbrado, sintiendo la suavidad de las hebras capilares, su longitud y como un simple gesto podría relajarla.
Apartó su mirada del libro que tenía en su mano libre y se percató de la mirada ámbar fija en ella, desde abajo y una ligera sonrisa escapando de sus labios. Damian Desmond estiró su mano y tomó los mechones de cabello que caían por su hombros y jugueteó con ellos.
—¿Qué sucede? —A pesar de los años transcurridos, Anya aún se sentía nerviosa por esa mirada.
Dos años habían transcurrido desde aquel enfrentamiento armado en todo Ostalis por la lucha de poder, encabezado por Donovan Desmond, o es lo que todos pensaban, la versión oficial. Solo los agentes de WISE y la SSS sabían que Demetrius Desmond fue el que movió los hilos detrás del espectáculo de su padre.
Ante la muerte de ambos individuos y la derrota del ejército paramilitar, el caos, muerte y destrucción se abrieron paso, habían tantas cosas que arreglar y levantar a Ostalis de la mejor forma posible, para al fin tener la nación en paz que siempre habían deseado.
Se encargaron de los heridos, los hospitales superaron su capacidad, tratandolos lo mejor posible, salvando muchas vidas. La morgue tuvo mucho trabajo que hacer, al igual que la policía y el mismo gobierno para reconstruir todo lo que pudieran. Wallace subió al cargo en el peor momento para Ostalis, pero demostró su capacidad y determinación al hacerlo con fuerza, infundiendo valor a toda la población, demostrando que había sido la mejor opción como presidente.
Loid Forger, o Twilight estuvo incapacitado durante un mes, a pesar de que en unos días él quiso levantarse de cama, ignorando las instrucciones del medico, para ayudar en todo lo posible. Sin embargo, Yor se aseguró de mantenerlo en cama, sin ninguna clemencia.
Damian fue sometido a una cirugía menor para la extracción de la bala en su cuerpo y cuando fue dado de alta se reencontró con su madre, que había vuelto por él para vivir la vida ordinaria que tanto había deseado, juntos como familia.
¿Y Anya? Estuvo enfadada durante meses con su padre por la traición al no ser reclutada como agente a pesar de dejar en claro sus deseos desde niña. Y si eso no fuera malo, reclutó a Damian Desmond, el hijo del enemigo. Hecho que aún a la fecha no dejaba de reclamarle a su padre, que simplemente decidió guardar silencio en cada reclamo.
Actualmente Anya había entrado a la universidad, junto con Damian, la cual estaba en la ciudad vecina y donde decidieron mudarse, cada uno en su departamento por supuesto, porque en caso contrario Loid no lo hubiera permitido. Era curiosamente posesivo de Anya ahora que, Damian y ella estaban saliendo oficialmente, considerando que el deber de Damian como Agente de WISE había terminado y la promesa propia de mantenerse lejos de ella, terminó.
Una relación que inició desde antes de que el enfrentamiento armado explotara, pero que se hizo oficial cuando todo terminó, siendo inseparables, por lo que ambos entraron a la misma universidad. Habían despediciado tiempo para estar juntos y no querían volver a hacerlo.
Y por eso mismo Damian pasaba gran parte de tiempo en el departamento de Anya, algo que presupuesto Loid no sabía, pero casi vivían juntos, aunque…realmente era así. Él dormía ahí seis de los siete días de la semana, comían juntos, su ropa y cepillo de dientes estaba ahí… algo que desaparecía cuando el matrimonio Forger iba de visita.
Momentos donde Damian debía fingir que simplemente iba de visita.
Damian seguía tomando algunas misiones de vez en cuando, ya que debido a la paz instaurada en Ostalis, las misiones habían descendido sus números exponencialmente.
—No es nada, simplemente me gusta mirarte.
Damian en ocasiones temía que esos momentos fueran un sueño cruel, que realmente no estuvieran ahí, que él estaba soñando o había perecido en el combate con Demetrius. El sentir los dedos delgados de Anya en su cabello era su reconforte, el arrullo a su corazón, aquel que le pertenecía por completo a Anya Forger.
Había esperado tanto tiempo para estar de esa forma, que el que por fin llegara ese momento, se sentía en ocasiones irreal. Pero el verla despertar cada mañana a su lado, despertaba un sentimiento intenso y fuerte en su pecho. Si él iba a morir de alguna forma, podría hacerlo con Anya entre sus brazos.
Todo eso había valido la pena, ahora estaba a su lado ¿acaso podría ser tan feliz?
Anya detuvo sus dedos en el cabello de Damian, que estaba recostado en sus piernas, avergonzada por sus comentarios directos.
—Si lo haces tanto, podría gastarme.
—¿Gastarte? —Damian levantó una ceja, posiblemente era una cosa que había escuchado en televisión o de la misma Becky.
—Si, por lo que necesito algo a cambio.
Damian pareció considerarlo, algo que Anya realmente no esperaba. Cuando decía alguna ocurrencia extraña, él solo se reía o hacia algún comentario extraño en respuesta, pero ahora se veía realmente serio.
Se incorporó sentándose, rebuscando en el maletín que tenía a un lado, tomando algo entre sus manos, se acercó entrelazando sus dedos con los de ella, acercandola y jugueteando con sus dedos unos momentos, hasta que ella se apoyó en el pecho de Damian.
Levantó la mano para descubrir si le había dibujado algo, cosa que había hecho en el pasado para molestarla, pero en su lugar vio un anillo en su dedo, con una pequeña gema en el centro. Fue cuando buscó la mirada ámbar.
Él sonreía con cierta vergüenza mientras veía el anillo en su dedo y se regocijaba de lo bien que le quedaba.
—¿Qué? —Fue lo único que Anya alcanzó a decir.
—Querías algo a cambio, creo que es un pago justo.
—¿El que?
—Entregarte mi vida a cambio.
Anya fue consciente de cómo su propio corazón brincó fuertemente en su pecho, tomó distancia para observar mejor a Damian, quien se veía entre feliz y avergonzado.
—¿Tú quieres que…ahora?—Anya no encontraba las palabras adecuadas, algo extraño para ella, pero todo estaba siendo tan sorpresivo que apenas podía pensar en la sonrisa encantadora que Damian le dedicaba.
—¡No, no! —Damian habló un poco más fuerte de lo que pretendía.
—Si tú no quieres…realmente estoy confundida.
—¡Sí quiero! lo he deseado desde hace tanto, pero…—Se rascó el cabello nervioso. —Loid…
Si por Damian fuera, se lo hubiera pedido desde que se reconciliaron en el crucero, él tenía ese anillo desde ese entonces, algo que había comprado de forma impulsiva al verlo en uno de los viajes con su familia. Al verlo no pudo evitar pensarlo “Es perfecto para ella”
Damian sabía que quería estar toda la vida con Anya, desde hace años, jamás dudó al respecto, solo esperaba que ella lo aceptara.
Y cuando por fin estuvieron juntos, tuvo que contenerse para no dárselo, porque ella aún era menor, por que se venía la pelea final y el futuro era incierto… y claro por Twilight. Se había convertido en un padre para él cuando ingresó a WISE, había actuado más como un padre en ese par de años, que Donovan en toda su vida.
Por eso mismo decidió esperar, por respeto y porque aún en el presente sabía que él quería que Anya terminara sus estudios antes de pensar en algo como eso. Sabían de su relación, lo habían aceptado desde hace mucho, pero una cosa era un noviazgo y otra diferente tener una vida juntos.
—Es una promesa, lo cambiaré por uno adecuado una vez que termines la universidad.
Anya observó el anillo en su dedo unos instantes más antes de acercarse a él, con una mirada profunda, hundiéndose en ese mar esmeralda. Anya misma sentía su corazón latiendo estridentemente ante la idea de una vida con Damian.
—Si, si quiero. —Pensó en lo que eso representaba y la idea agitó su interior. —Anya Desmond —Susurró para sí misma, pero fue lo suficiente alto para que Damian escuchara.
Ambos pensaron lo mismo en el mismo preciso instante, lo bien que eso sonaba.
El rostro de Damian se coloreó estridentemente al comprender que esa respuesta era para una petición que aún no había hecho, pero que Anya aceptó sin pensar. Se cubrió los ojos con la mano avergonzado, pero sintió las manos de Anya retirando su mano y de pronto tenía sus labios contra los suyos.
Anya tomó el control del beso, acercándose y demandando esa muestra de afecto, algo que no era necesario, porque Damian le respondió con la misma intensidad, devorando su boca. Ambos se enfrascaron en el sabor del otro, en su olor y olvidando todo el mundo alrededor.
Deleitándose de su sabor favorito y a su propio cuerpo exigiendo por más.
La campana sonó, interrumpiendo aquella muestra de afecto, Anya tenía las mejillas encendidas y sus ojos brillaban como dos esmeraldas. Damian se lamentó, porque deberían regresar a clases y eso es lo que menos quería en ese momento.
Anya se levantó, sujetándolo de la mano y tirando de él, obligándolo a caminar por el césped, saliendo debajo del árbol que ambos habían adoptado como suyo en la universidad y donde compartían tiempo juntos.
—¿Qué haces? La campana sonó y…
Pero Anya le dedicó una mirada significativa, dejando en claro que es lo que quería. Damian sintió un golpe en su estomago, su rostro caliente, pero aún así sonrió y la siguió, dispuesto a tomar un poco más de la esencia de la mujer que amaba y que lo había hechizado.
Notes:
¡Hemos llegado al final de esta historia!
Ha sido un camino más largo del que quería, aunque eso fue más cosa mía, el pensar que me tomaría menos capitulos. Fue mi historia más ambiciosa del Damianya, que tenía pensado hace dos años y que espero de verdad que les haya gustado, esperaré sus comentarios finales.
Quise poner un epilogo de que había sucedido despues de todo y claro, un momento Damianya, algo dulce que compensara todo el camino recorrido.
De igual forma aprovecho a informar que despues de pensarlo mucho, decidí abrir mi Patreon y vengo a invitarlos, ya que traeré sorpresas por ahi: 1. Actualizaciones antes que en sitios publicos, 2) Oneshot ineditos que no encontrarán en otros lados, 3) Podrán pedirme cosas especificas para escribir, 4) Votaciones por mis nuevos proyectos, 5) Curiosidades de las historias.
Y para empezar con ello, esta semana subiré un capítulo +18 inedito de Haunted, que no podrán encontrar en otro lado, como digno final de la historia, la continuación del epilogo.
Además que estaré participando en el Damianya week de este año, por lo que podrán ver la nueva historia antes que nadie, así que no se arrepentirán Únete: patreon.com/Pirebh
Sin nada más que decir, muchas gracias por leer Haunted y llegar hasta el final!

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