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The Remedy

Summary:

Michael realmente estaba inseguro de su futuro, el no veia esperanzas en si mismo de tantas veces que su padre lograba meterle en la cabeza su inutilidad. ¿Como podia pretender aspirar en grande si ni el mismo se veia como alguien que alcance la cima? Su autoestima estaba dañada y golpeada gracias a los pobres intentos de su padre en querer adoctrinarlo. No queria seguir los pasos de su padre, mucho menos convertirse en una copia de él. Se negaba a ser igual que William. Su vida realmente no parecia tener algun indicio de mejoría, su unico consuelo era el apoyo incondicional de su "tío" Henry quien parecia ser el único que realmente veia algo bueno en el (que el mismo no podia ver). Asi, hasta que Jeremy Fitzgerald apareció en su vida. No esperaba que solamente la mera presencia de ese chico pudiera brindarle algo más que solo la tristeza en la que estaba sumida, su corazón latiendo con un nuevo proposito.

Chapter 1: 00

Chapter Text

Holis! Este es mi primer fanfic de FNAF, mi yo de 2016 hubiese estado orgullosa de mi ahre.
Voy a dejar algunas cosas en claro antes de comenzar, a continuación:
— La pareja es Jeremy Fitzgerald x Michael Afton.
— Los hechos que ocurren son tras la mordida del 83, ubicándose aproximadamente dos años luego del incidente. Los asesinatos del 85 no pasan porque se me cantó el orto no poner eso ahre. No quita el hecho de que William si está zafado; muchísimo.
— Michael: depresión y estrés post-traumático.
— último y más importante, no esperen leer algo fiel a los juegos/novelas (ya puse en la descripción pero aclaró nuevamente) esto es algo, por así decirlo, "original".

Eso, disfruten mucho y espero que sea de su agrado.

Chapter 2: 01

Notes:

Michael explotación laboral lol

Chapter Text

Junio, 1985.

El verano estaba a la vuelta de la esquina, y el culminé de la época escolar para los jóvenes había llegado. No más preocupaciones por tareas o estresarse por exámenes, comenzaba una nueva etapa de prosperidad. Para todos, excepto para Michael Afton. El último año había sido bastante difícil para el adolescente, pasando por distintas situaciones que lo complicaron en el transcurso del año. Sus problemas comenzaban desde mucho antes, desde aquel fatídico día en la pizzería de su padre.

Alguna vez fue un joven rebelde, engreído y orgulloso. Haberse metido con los más débiles era algo de lo que se arrepentía hasta la actualidad, eso le costó la vida a su hermano. Desgraciadamente tras el accidente todos terminaron alejarse y dejarlo de lado, eso incluía su propia familia. Aquello lo dejó en un estado miserable del que estaba seguro que nada podría remediarlo, ni siquiera su propio padre tenía esperanzas en el. Sin embargo, los errores del pasado no definen tu presente; pensar eso le daba algo de consuelo.

Mucho cambió luego del 83, en primera la pizzería que tanto su padre y su "tío" (al cual lo apodaba así con cariño) Henry Emily fundaron se cerró luego de lo ocurrido. William prácticamente crucificó a Michael por ese hecho, la culpa recayendo en el por su rebeldía. Bastantes veces fue reprendido por los constantes acosos hacia su hermanito, solo que el, bastante terco, continuaba molestándolo. En ese entonces era satisfactorio, se sentía poderoso y con un complejo de superioridad al ver al más pequeño de los Afton ahogarse en sus lágrimas. Poco le importaba los reproches de William, que no causaban efecto en el. Continuó desquitándose; haciéndole saber el resentimiento que sentía hacia el niño. Ese tema no era algo que le agradaba escuchar, por eso una punzada de culpa lo invadía cada que su padre lo acusaba de ser la razón por la que la familia se arruinó. Como si el no lo supiera ya, no necesitaba seguir oyendo de la boca de su padre la evidente decepción. En cuanto a su hermana menor... ni que hablar, ella no podía soportar mirarlo por más de tres segundos.

Por eso fue mucha la sorpresa cuando recibió comentarios positivos al culmine de su último año. Provenientes de Henry eran normales, el buen hombre siempre había sido bondadoso; pero, ¿de William?

Sentir los brazos finos de su padre rodearlo lo hizo estremecerse, fue un abrazo. Se quedó con los brazos a los costados sin poder procesar lo que su padre estaba haciendo. Por un momento creyó que todo estaba bien, la culpa fue finalmente levantada de sus hombros... hasta que el hombre susurró en su oreja, lo que sólo confirmaba esa sospecha de que todo era un acto.

"—No estás libre aún, Michael—su voz ronca resonó en su cabeza.—esto es solo el comienzo, y me debes demasiado."

No comprendía que clase de ánimos eran esos, no lo motivaban para nada. Al separarse sólo recibió una sonrisa ladina, el solo se quedo inquieto tras lo que ocultaba el significado de sus palabras. Detrás del hombre se encontraba la peli naranja, sosteniéndose de las prendas del mayor. Ella se negaba a decir algo, ni dignándose a mirar al recién graduado. Michael solo suspiró.

Ya anticipaba que le esperaría un largo verano.

⸻ ⸻ ⸻

No había planeado exactamente algo para hacer durante sus meses libres, esperaba un descanso estando en la comodidad de su hogar; aislado del exterior. Tenia en mente cierras cosas, dibujar o incluso tan solo holgazanear... pero los planes de su padre eran distintos, y no estaba en posición de negarse. Habrían abierto otra pizzería dos años tras el cierre de la primera, esta prometía mucho e incluso contaba con nuevos diseños animatronicos. Ambos fundadores se las habían jugado para poder re-abrir el local, renovado y con el propósito de cumplir su principal objetivo: hacer feliz a los niños y familias. Era irónico de ambas partes, por parte de Henry el estaba bastante infeliz desde el fallecimiento de Charlotte; incluso su esposa dejándolo a su suerte y haciendo el duelo aún peor. Y William no les daba atención en lo absoluto, hasta casi siendo ausente. El hombre prefería por mil atender asuntos de la pizzería antes que ocuparse de sus hijos, algo cruel teniendo en cuenta todo lo que pasaron y tuvieron que lidiar por si solos. El duelo de haber perdido a una madre y un hermano no era fácil, ¿por qué parecía que a su padre no le importaba?

Ahora, el caso de Michael era que, por chantajes de William, ahora estaba trabajando como ayudante en la pizzería. A palabras del hombre, no podía estar viviendo bajo su techo sin hacer algo de su existencia. Fue prácticamente persuadido a comenzar a obrar dentro del local pese a tener cero experiencia. Si, podía estar familiarizado con el lugar y todo lo que involucre conocer la pizzería, pero no entendía que clases de trabajos podría realizar o de que serviría su ayuda. Creía que William solo se lo hacía a propósito, como una forma de recompensar el daño irremediable que causó. Otra vez esa culpa invadiendo su pecho.

—Aquí estarás—la voz del mayor los saco de su burbuja, saliendo de su órbita para centrarse en su realidad. Era inicio de semana, por lo que empezaría su ocupación ese mismo día. William le indicó una puerta que tenía por nombre en una placa "partes y servicios". Ambos entraron, dejando enseñar una amplia habitación que contaba con repuestos de animatronicos e incluso endoesqueletos. La robótica era interesante para el joven Afton, aunque no pensaba en especializarse en eso una vez entrara a la universidad. Pero William creía ferviente que esa inteligencia y destreza estaba en la sangre, por lo que no dudó en hacerle saber a Michael su propósito.

—Te encargaras de las reparaciones, programación, etcétera.—comenzó explicando, el chico buscando una silla cercana para tomar asiento y escuchar con cansancio a su padre parlotear. Lo había levantado alrededor de las 7 para ir, según su padre que necesitaba "capacitación".—es importante que te asegures que todo esté en orden, no querrás fallarme ¿verdad?

El hombre inquirió con un dejo de malicia, Michael se limitó solo a asentir en silencio.

—Bien, confío en que sabes lo qué haces, entonces...

—¿saber? Padre, no sé ni como empezar.

Frunció el ceño con algo de estrés, era poco creíble lo insistente que era el mayor con todo eso. Recibió un gruñido en respuesta, William odiaba las interrupciones.

—Pues deberías, te estuve enseñando todos estos años poco de lo que hago. Algo se te habrá quedado en la cabeza—expresó sin importancia. Caminó hasta la salida, dándole un último vistazo rápido al joven—no me decepciones, estoy cansado de tu ineptitud.

Con la cizaña soltada, se retiro dejando al castaño con la cabeza gacha. Pasó una mano por todo su rostro, restregando sus manos alrededor de sus ojos en un intento de despertar un poco más. Dio vuelta la cabeza hacia el reloj de pared que marcaba apenas las «8:30 A.M» exactamente. Tendría que hacer turno completo por lo que prácticamente no tendría descanso, ni vacaciones por esos dos meses restantes. Quería usar como excusa el cuidar a Elizabeth de esa manera evitar cualquier responsabilidad laboral, pero William se adelantó para conseguir una niñera. El bastardo lo tuvo todo planeado, así que no tuvo escapatoria.

No estaba seguro por donde empezar primero, los tres robots principales parecían funcionar correctamente y no habría por qué tocarlos. Básicamente tenía que perder hora, quedarse en la habitación y gastar tiempo hasta su horario de almuerzo. Esa era la idea hasta que oyó la puerta abrirse, volteando para ver a Henry con una sonrisa animada.

—Mike, bienvenido—lo recibió, acercandose para depositar una mano en su hombro. Le devolvió la sonrisa, aunque algo leve—me alegra saber que aceptaste el puesto, ya nos hacía falta algo de personal por aquí.

—Eh, si... aceptar—respondió vagamente, Henry riendo.

El hombre estaba consciente de lo hecho por William, al principio negándose que su compañero insistiera en que Michael tomara el trabajo. Pero logró convencerlo, con algo de chantaje de por medio. Nada grave, tan solo que, según William, era para moldear y formar a Michael.

—Tranquilo chico, tu padre no lo hace con malas intenciones.

—Ajá—suspiró, soltándose del agarre del hombre y recostándose contra el respaldo del asiento.—aún te hace falta conocerlo bastante.

—No puedes decir eso—expresó fingiendo estar ofendido, atreviéndose a revolver la cabellera castaña del joven mientras reia.—lo conozco antes de que siquiera nacieras, te gano por mucho

Michael bufó, pero no se molestó en contradecir al hombre. Era mejor que continuara viendo a su padre de esa manera, admirándolo y hasta idolatrándolo.

—Como sea, ¿no sabes que puedo hacer? Ya estoy queriendo irme, y el tiempo parece ralentizarse cada que miro el reloj.

—Niño, vamos, estás en el mejor lugar de toda la pizzería. Cada pieza en las que tus ojos se posen es una oportunidad nueva de inventar algo—típico del fundador más animado y dedicado. Sacudió la cabeza con una sonrisa, su tío al menos intentaba mantener ese positivismo.—tu padre me contó que sabes dibujar, ¿no quieres diseñar un amigo nuevo para el grupo?

Se rascó la cabeza, dubitativo. Eso sonaba como a mucha labor, a la cual no estaba seguro si se dedicaría demasiado.

—tal vez—alzo los hombros, desviando la mirada hacia la nada.—... lo pensaré

—No hay presiones chico—palmeó su hombro suavemente, caminando hacia la salida de la habitación.—ya sabes donde está mi oficina, cualquier duda puedes pasar por allí y llamarme

Él le guiño un ojo cómplice, Michael asintió ahora observando al mayor marcharse. Nuevamente solo, asilado en las cuatro paredes sin opción de abandonar el sitio. Al menos recibía el apoyo incondicional de Henry, eso siendo lo único que lo motivaba en ese momento. Realmente el trabajo no era complicado, tan solo fijarse en si los mecanismos de los endoesqueletos funcionaban correctamente o cuidar que sus funciones no fallaran. El podía manejarlo, de esa manera aprovecharía para demostrar ese valor que William tanto demeritaba.

Tomó una mochila que trajo consigo, sacando de adentro un cuaderno junto con un estuche. Los depositó sobre un escritorio cercano, acomodándose para comenzar a garabatear. Solía dibujar cuando estaba a solas, era relajante trazar en el papel y más como un método desestresante. No dibujaba cosas extravagantes, tan solo algunos rayones, figuras e incluso algunos rostros. A veces trazaba el rostro de su hermano, aunque prefería evitar hacer memoria de él... no traía muy buenos recuerdos. Cada que su cabeza divagaba al niño le venían recuerdos fugaces de sus errores, teniendo una punzada en el pecho similar a la de aquel día. Era mejor solo centrarse en cosas no perniciosas por su bienestar mental.

 

⸻ ⸻ ⸻

???, 1978

La familia Afton estaba ansiosa, más los niños. La razón era debido a que la mujer estaba embarazada del tercer hijo, y estaba a tan solo una semana del parto. En los meses del embarazo no pareció haber algún problema que pudiera perjudicar la llegada del bebé; por lo que todo estaba en orden. Un Michael de 11 años estaba ansioso por la llegada del nuevo integrante de la familia, habiendo recibido la noticia de que sería un niño. No podía estar más emocionado, claro que quería mucho a su hermana menor y estaba feliz con ella... pero un hermano, pensar en que cuidaría y jugaría con el lo exaltaba a tal punto que era lo único en lo que pensaba. No habia día en el que no estuviera cerca de la mujer para hablarle al bebé dentro de la panza, esperando con anticipación su llegada.

William se aseguraba de que su esposa estuviera bien controlada por los médicos, y algunas advertencias no pasaron desapercibidas por el hombre. Algunos doctores decían que era preferible que la mujer se hiciera una cesárea ya que seria complicado dar a luz naturalmente, esto haciendo dudar levemente al hombre. Al final terminaron accediendo, confiados de que todo salga bien.

El día programado para el parto la mujer estaba preparando algunas pertenencias para llevarlas consigo, en eso entra el joven castaño a la habitación.

—Ma, ¿vas a tardar mucho?—inquirió, aproximándose a paso lento hasta quedar junto a su madre. Ella volteo a verlo, sonriendo cálidamente.

—Claro que no Mike, volveré pronto—aseguró la mujer, aunque eso no convenció mucho al chico y ella pudo notarlo. Dejo de lado lo que estaba haciendo para envolverlo en un abrazo delicado, Michael tuvo cuidado al envolver sus brazos alrededor de la mujer.

—No tardare cariño, ademas, podrás visitarme y ver a tu hermanito—acaricio su cabellera con cuidado.

—lo sé, es solo que no es divertido quedarse con la niñera. ¡Ellie nos hace quedarnos hasta las 8 y luego nos manda a dormir!—Recibió un suspiro del menor, ella soltó una risita en respuesta. Como no podían llevarlos con ellos al hospital era mejor contratar una niñera para que se hiciera cargo de ambos niños. Esto a Michael le desagradaba por las "reglas estrictas" que la chica imponía, no le simpatizaba para nada. Aun así no dejo que aquello deshicieran sus ganas de conocer al pequeño, por lo que se recompuso y esbozó una gran sonrisa a la mujer.

—Oh Michael, ¡me matas!—siguió riendo ella, para luego separarse ligeramente y acunar su rostro.—tu padre seguro vendrá a buscarlos mañana, no te preocupes. Ahora ve con Liz, aún tengo algunas cosas que empacar.

El asintió repetidas, despidiéndose de la mujer y de la panza para luego salir corriendo. Ella soltó un suspiro risueño, para luego continuar empacando.

Ya una vez teniendo todo listo los padres se despidieron, Michael apreciando a su madre sacudir su mano desde el asiento de copiloto mientras el automóvil avanzaba. El chico estaba tan animado que ni le importo las restricciones de la cuidadora, tan solo pensaba y pensaba en lo pronto que vería a su hermano.

Pero no fue así.

Entre los dos se preguntaban acerca del paradero de sus padres. Apenas había pasado un día, pero no había noticia alguna. En la casa la niñera recibió una llamada, Michael no era tonto y sabía que se trataba de su padre ya que estaba escuchándola escondido. Lo único que supo era que no volverían aun, nada más. Decidió no tomarle tanta importancia, tal vez estaban armando una sorpresa la cual querían mantenerla oculta. Su padre quería sorprenderlos, era todo.

Mientras estaba junto a Elizabeth escaleras arriba jugando, escucho la puerta del piso de abajo abrirse. Con ilusión tomo a la niña entre brazos, bajando de las escaleras con sumo cuidado mientras reía alegre. Una vez tocó el piso y levantó la mirada solo vio a su padre; quien tenía una mirada fría y oscura. Era raro, cuando el estaba molesto con ellos por hacer travesuras únicamente tenía esa mirada... ahora no hicieron nada. Adoptó una mirada de preocupación, mirando por detrás del hombre checando si su madre estaba; y no.

Claro, ella estaba hospitalizada. No iba a poder salir hasta que se recuperara por completo.

—Pa!, ¿Que tal está mamá?—inquirió, mirándolo ilusionado.

Sin embargo, el mayor estaba sumido en un completo silencio. Miraba a Michael con ojos vacíos, un cascarón sin alma. A paso lento se acercó hasta los dos niños, quedando frente a ellos para luego bajar un poco hasta la altura del chico. El castaño ladeo la cabeza sin entender realmente lo que pasaba, no comprendía el comportamiento de su padre. Así, hasta que el hombre hablo.

—Se fue—soltó en seco. Las palabras no sonaban delicadas, salieron con desapego y sin compasión.

⸻ ⸻ ⸻

El bebé lloraba desconsoladamente, nadie sabiendo realmente que se podría hacer para calmar ese llanto que casi parecía agonizante. William intento de todo para apaciguar los lloriqueos, pero solo lograba empeorarlo ocasionando que lo aturda. Era increíble como no paraba de llorar, ni siquiera meciéndolo.

Pasaron meses de la partida de la mujer, todo se volvió más sombrío. Ella iluminaba la familia y a la vez era el soporte, ¿que iban a hacer sin la luz cálida de la mujer? No era lo mismo. Elizabeth era muy pequeña para comprender lo que estaba sucediendo, pero Michael no.

El día de la noticia tuvo emociones mixtas, la que predominaba siendo la tristeza. Se negaba a aceptar algo así, ella le había prometido que estaría bien... su madre nunca le mentiría. El mayor no dio tantos detalles, más que pereció mientras el bebé nacía. Esto causó varios pensamientos en el chico, concluyendo en una cosa que, en ese momento, tuvo sentido para el. No fue culpa de nada más ni menos que de su hermano. De no ser por el, su madre seguiría con ellos y su padre no tendría esa mirada sombría y sin vida. El llegó para arruinarlos, para arruinarle a el. Es así que el resentimiento se almacenó en el joven, negándose a ser partícipe de la vida del recién nacido. Estaba en contra de ser parte en cualquier actividad que incluyera al bebé, lo cual era en prácticamente todo. Michael se aisló como un mecanismo de defensa, reteniéndose a mostrar algún interés en su familia.

Por más de que el mayor haya intentando hablar con el era imposible, el chico se empeñaba a hacerlo más difícil. Y esto, claramente, hartó al mayor.

Se oscureció, y nada era lo mismo. A la vez se encargaría para imposibilitarle la vida al más pequeño de los Afton, ya que ¿por qué podia seguir viviendo como si nada, habiendo tomado algo tan importante en el trayecto? No podía permitirlo.

El egoísmo lideraba, y no pensaba en las consecuencias que traería ese comportamiento.

...

Chapter 3: 02

Chapter Text

En un principio creyó haberse encontrado en una especie de trance eterno. Todo era negro, ni una pizca de color adornaba los espacios lúgubres de ese vacío en el que se hallaba. Un silencio reinaba en el área y nada, ni nadie más, había en ese espacio.

Había muerto, a manos de él. Se preguntó que clase de culpa tuvo, creyó que había sido por haberse portado mal algunas veces o por siempre temerle a su tío... igual, no era importante, ya no tenia por qué preocuparse; eso creía por lo menos. Lo que también le extrañaba era tener aún la capacidad de analizar o preguntarse cosas, su consciencia estaba activa. Algo así no era posible, no podía encontrar explicación ni tampoco buscaba hacerlo. Un misterio más.

Por un tiempo todo era negro, y repentinamente pareció migrar de un extremo a otro. Ahora oía una voz, de alguien conocido, pero se sentía distante... luego pudo observar, tal como si estuviera con vida cuando realmente no era así. Podía visualizar el mundo, avanzar por su cuenta (aunque no tan lejos), sin embargo tenía sus limitaciones. Era una especie de espectro ambulante que nadie podía ver, menos sentir. Ella era la única allí varada, sin posibilidad de pedir ayuda. Trato de recordar, porque podía hacerlo... lo recordaba todo. Reconocía la ciudad, reconocía el lugar, y lo reconocía a el; a Michael.

Hijo de su asesino, próximo a ser el "heredero" del trabajo del hombre. Lo conoció hace mucho, sus padres eran amigos desde hacía tiempo y obvio crecieron juntos. El nunca se comportó de mala manera con ella, pero si notaba ese resentimiento hacia el más pequeño de su familia...

La semejanza con William era enorme; tanto que eran similares en apariencia. Y eso le molestaba.

Charlotte, tras su deceso, quedó atada al mayor de los Afton de alguna manera, podía explorar por su cuenta pero no abandonar a Michael ya que reaparecía Justo con el de vuelta. Era como una especie de maldición, como si le hayan puesto un "castigo" y atado al familiar del asesino. No entendió cual fue su gran pecado, ¿dejar que los otros niños la menospreciaran?, ¿haberse dejado ver vulnerable?, ¿no poder haberse defendido? Era solo una niña. Estas cuestiones no pueden ser respondidas por nadie, tan solo algo de lo que ella misma se lamenta consigo. Con el tiempo pudo acostumbrarse a la presencia del joven, ella siguiéndolo y el no siendo consciente de que estaba junto a un "fantasma". Era incapaz de verla, pero ella se dio cuenta que el si podía escucharla. Le daba impotencia ser expectante de las diferentes formas de tortura a su hermano menor, como lo asustaba o menospreciaba como si fuese un bueno para nada. Eso solo la incitaba a odiarlo, justo igual que a ese hombre. No cabía duda que eran iguales, y confirmó sus sospechas el día del incidente. Los llantos del pobre niño se quedaron impregnados en su espectral cabeza, los gritos y la agonía de esa pobre alma; fue desastroso.

Nunca había buscado decirle algo a Michael, y ahora tenía la manera perfecta de entrar en su cabeza. Lo haría sufrir, porque se lo merecía. La culpa la tenían tanto el joven como el hombre que lo crió, y se las arreglaría para que ambos estén condenados a la miseria.

 

...

 

—...¡Despierta!

El grito del hombre logró sacarlo de su profundo ensueño, alertándolo y haciendo que se tambaleara en su silla. Se reincorporo rápidamente en su asiento, sentándose firme pero con el rostro somnoliento. Sin darse cuenta se había quedado dormido mientras dibujaba, lo que causó que William estuviera frente al joven con un semblante que denotaba su enojo. Michael lo miró con ojos cansados, el mayor suspiro frustrado para continuar con el reproche.

—Tu primer día y te duermes, ¿que clase de profesional serás si es que descuidas tu trabajo?—al chico le podía importar menos, no se veía como alguien que pudiera aspirar a más.

Se encogió de hombros, restándole importancia. Esa acción sólo logró incrementar el enojo de su padre. Quiso defenderse, aunque no había excusa alguna que podría utilizar. William prosiguió:

—Está es la primera y última vez que te encuentro así, ¿entendiste?—asintió de mala gana, el mayor entrecerró los ojos—no te estoy escuchando

—Si, padre—estaba cansado de tantas quejas, el hombre lo crucificaba con inmensidad como si seriamente se hubiera equivocado... pero ni tenia alguna tarea específica asignada. Era mejor no contradecir a William, igual, el nunca ganaba ni una discusión.

El hombre encontraba maneras para hacerlo sentir tan diminuto, su mirada gélida era lo que más lo perturbaba y se sentía tan vulnerable con esa clara decepción. Ya no quería seguir decepcionándolo, se detestaba por no saber cómo complacerlo. Aun que realmente nada complacía al hombre, todo tenía que tener un mínimo error que debía que resaltar. Buscaba cualquier cosa para rebajar a Michael, y el joven se preguntaba si era por corregirlo o por mera diversión de verlo entrar en un estado fatal.

Como la mitad de la jornada acabó era horario de almuerzo. No dimensiono lo mucho que se había quedado dormido, y especulaba que de no ser por su padre no hubieras despertado. Cuando aún entraba a clases apenas podía levantarse de la cama, muchas veces era William quien tenía que tocar su puerta de manera insistente para que lograra despertar. La misma cosa actualmente, tenía el sueño muy pesado y de ser por el preferiría descansar. Entrar en un estado de sueño era relajante con la vida caótica que llevaba, como estar meditando tranquilamente sin el bullicio del exterior. No podía evitar pensar si el descanso eterno se sentiría de la misma manera.

A William no se le ocurrió otra cosa más que la maravillosa idea de ofrecer almuerzo gratis en el local, ¿que clase? Nada más ni menos que pizza. Esta idea le surgió al hombre como uno de los beneficios para los empleados, pero eso no era en lo absoluto uno para Michael. Pongamos las cartas en la mesa, si desde niño estaba acostumbrado a ir constantemente a la pizzería por su padre, era lógico que iba a comer pizza todo el tiempo... y de tanto ingerirla, pues, se aburrió de ella. Empezó a disgustarle tan solo el olor del queso fundido, lo encontraba asqueroso a este punto. Y ahí estaba el, frente a frente con su porción de pizza. La miraba con indiferencia sin querer tocarla, prefería morirse de hambre todos los días a tener que darle un mordisco a la insípida pizza del local. Estaba resignado a estar con el estómago vacío, así hasta que sintió el cálido agarre de Henry sobre su hombro.

—Veo que no te atrae mucho el menú, ¿eh?—se encogió de hombros, Henry sonrió comprensivo.—Vamos, te invito a comer

Siempre fue muy generoso, hasta con quienes no se lo merecían. No quería abusar de la hospitalidad del hombre, pero no podía seguir tolerando la pizza un día más. Fueron a una cafetería cercana, en la que Henry le permitió ordenar lo que deseara sin objetar el precio de la comida. Ordenaron, y en la espera de la orden decidieron conversar amenamente.

—¿Como van las cosas en casa? Espero que Will no los esté dejando tanto de lado, últimamente hay mucha demanda en el área de mecánica y tenemos que estar muy pendientes

—No es como que haya tanta diferencia, digo, es lo mismo de siempre para mi y Liz—el no parecía ser consciente de la alta negligencia de William, supuso que porque intentaba ver su lado bueno en alguna parte; pero era imposible.

—Al menos puedes verlo todos los días, Liz muy apenas

—créeme que esta mejor sin estar cerca de el, y no me reconforta nada el hecho de verlo todos los días, en cambio, lo encuentro... frustrante

Henry lo miro preocupado, el no podía creer que William fuera tan mal padre como para que su propio hijo hablara de esa manera de él. Pero bueno, no quería entrometerse tanto en la vida de su compañero o seguir hablando sin saber.

—Tranquilo, puede parecer difícil ahora que estas recién empezando, pero con el tiempo aprenderás y allí Will verá ese gran potencial que yo, personalmente, veo en ti—Michael se encogió de hombros algo apenado de recibir un halago así, no estaba tan acostumbrado a escuchar palabras tan alentadoras.—hablando de potencial, ¿ya te decidiste acerca del proyecto?

—Uhm, algo así—jugó torpemente con sus dedos, su mirada vagando lejos de la del hombre frente a el—es solo que siento que es un trabajo muy avanzado para alguien como yo, que solo he visto de lejos a mi padre trabajar. Voy a estropearlo todo

El hombre iba a contestar para negar esa afirmación de parte del más joven, en cambio la mesera llegaba con dos platos dejando ambos sobre la mesa junto a unos vasos cargados de gaseosa. Sin esperar Michael ya estaba dando bocados a su comida, como dando por sentado su pensamiento. Henry negó lentamente con la cabeza, dispuesto a contrarrestar su argumento.

—Si sigues convenciéndote a ti mismo de esa manera, obviamente lo estropearás—tomo su tenedor, para picar la ensalada frente a el—pensamientos positivos niño, mirar el lado bueno y dejar lo malo de lado. Cambia ese pensamiento hueco de tu cabeza dura, relájate un poco y camina hacia adelante. No por mi, ni por Liz y mucho menos por Will, hazlo por ti.

Lo escuchaba mientras llevaba bocados a su boca, sus palabras colándose en su huracán de pensamientos. Pensar algo bueno de el mismo era difícil luego de todas las cosas que su padre le hizo creer, el realmente se convenció de ser un inútil en todo. Pero tener a alguien como Henry le daba algo de esperanza, esperanza en sí mismo y en su redención.

No contestó más, tan solo siguieron comiendo en silencio hasta que fue hora de regresar a la pizzería.

Al arribar al local vio como su padre le estaba gritando a unos empleados, mirando de reojo a su tío lo vio con el ceño fruncido. Estaba tan en desacuerdo como el hombre de lentes que su padre recurriera a esos métodos anticuados para tratar a los que literalmente ponían esa pizzería en funcionamiento, pero como siempre, el rico siempre creyéndose con la autoridad de mandar a otros. Mucho antes también se hacía el engreído con la cantidad de dinero que tenían, pues estaba plagado de privilegios que ni sus mismos amigos tenían gracias al gran negocio de William. Claro que después cambió, y para mejor.

Rodó los ojos con molestia, despidiéndose de Henry y volviendo al taller. El hombre de seguro discutiría con su padre acerca de sus métodos, y prefería no ser partícipe de ese momento.

⸻ ⸻ ⸻

Para ser el primer día, de aproximadamente dos meses sufriendo, estuvo bien. No recibió tanta reprimenda de William, esperaba que siguiera así hasta que pudiera salir de allí de una buena vez. No lo había calculado tanto pero en ese momento estaba comenzando a pensar que si ahorraba lo suficiente podría mudarse y alejarse de todo, podría re-hacer su vida lejos de su progenitor. Aunque la idea de dejar sola a Elizabeth lo perturbaba, no quería que estuviera viviendo a solas con el. Era difícil, más aún que también tenía el beneficio de que el hombre le pagaría los estudios una vez entrase a la universidad. Todo era tan complicado.

La vuelta a casa fue normal, él en el asiento de copiloto mientras que el mayor conducía. El único sonido en el de la radio, que reproducía «push» de la banda británica, favorita de Michael, The cure. Miraba distraídamente la ventana, disfrutando de la canción, sin querer tampoco iniciar algún tipo de charla con el conductor, no le apetecía en lo absoluto.

Pero su gustosa calma duro muy poco, ya que el mayor rompió el silencio con sus típicas frías palabras.

—No quiero decepciones, ¿oíste? Lo último que quiero es que me avergüences y deshonres en mi propio trabajo—parecía que lo decía apropósito, como si el pudiera oler cuando la serenidad estaba presente y quisiera arrancarla con su cruda realidad.—Recuerda por quien lo estas haciendo y para quien, no se te olvide que esto es importante para mi. Y claro, si quieres que Liz vuelva a hablarte podría convencerla si veo que te desempeñas bien.

Otra vez esa manipulación que conocía perfectamente, y a la cual cedía. Porque el hombre sabía que su debilidad era ella, su hermana.

—Lo entiendo padre, prometo no fallarte—respondió rendido, aun su vista fija en el exterior. Por el reflejo de la ventana veía a su padre, quien sonreía victorioso por haber, una vez más, habiéndose salido con la suya.

dejó de disfrutar la canción en la radio, habiéndole dejado un sabor agrio en su boca luego de haber sido tan sumiso con el mayor.