Chapter 1: Una siesta (Xavier one shot)
Summary:
Después de una misión difícil, le di a Xavier un aventón a su casa.
Chapter Text
Esta noche tuvimos una misión difícil. Había cerca de unos dos wanderers en la zona de caza, eran muy fuertes, por lo que Xavier me cubrió la espalda y por ello le estoy muy agradecida. Abrí las puertas del auto, solo quería volver a casa a descansar y por lo visto mi compañero también, él siempre tiene una expresión calmada pero parecía que iba a quedarse ahí de pie, dormido.
—¿Quieres que te lleve? —le sugerí. Tenía poco desde que me enteré que Xavier vive un piso arriba de mi, no me pesaba darle un aventón. Xavier solo asintió con la cabeza y subió a mi auto.
La zona de caza estaba lejos del complejo de departamentos donde vivimos, y la única manera en la que pude llegar a dicha ubicación fue manejando. Aún me pregunto cómo es que Xavier pudo llegar antes que yo a la zona, en ese momento disipé la pregunta de mi cabeza y me concentré en manejar y tener la mirada en el frente. Había tanto de lo que quería hablar con él, no siempre tengo la oportunidad de hablar con Xavier porque desaparece cuando la misión termina, aunque al parecer es alguien de pocas palabras y aún no me acostumbro del todo.
De vez en cuando miraba a Xavier de reojo, podía jurar que él me miraba también hasta que me detuve en un semáforo. No aguanté mi curiosidad y volteé a Xavier que estaba en el asiento de al lado, tenía los ojos cerrados y la cabeza ligeramente recargada en la ventana.
—El mismo Xavier de siempre. —dije entre dientes para después suspirar con una ligera sonrisa y seguí manejando hasta llegar a casa.
Estacioné el auto donde pude. 2:45 AM, no pensé que la misión llevara tanto tiempo. Toqué ligeramente el hombro de Xavier para despertarlo, no respondió. Suspiré y me desabroché el cinturón de seguridad para poder acercarme más a él.
—Xavier. —lo llamé suavemente mientras seguía sacudiendo sus hombros, me acerqué para verlo mejor. —¿Xavier?
Sus ojos cerrados, su boca ligeramente abierta y su respiración que poco a poco se sincronizaba con la mía, no pude evitar acariciar su mejilla y sentí como mi corazón casi se me sale del pecho cuando hizo una mueca de desagrado, como un niño que le molesta que lo despierten.
—¿Cómo una cara tan linda puede acabar con tantos wanderers? —susurré mientras acariciaba sus labios con mi pulgar.
Xavier lentamente abrió los ojos y me sonrió, una sonrisa cansada pero al mismo tiempo sentí sincera. Me aparté de él y abrí la puerta de mi lado del auto.
—¿Ya llegamos? —preguntó mientras frotaba sus ojos, yo asentí y mientras el abría la puerta tomé mi distancia de él.
Esperaba que no hubiera escuchado o visto la forma en la que lo miré hace un momento. El calor subía a mis mejillas con cada paso que daba hacía el edificio, Xavier iba detrás mío y podía sentir como su mirada me juzgaba, o tal vez no; con Xavier nunca se sabe. Entramos al edificio y presioné el botón del elevador por él, siempre tratando de que no me viera por qué estaba muy segura que me estaba sonrojando.
Que tonto de mi parte acercarme a Xavier de esa forma en el auto, pensé. El elevador se abrió pero Xavier no entró a este, ¿En qué estaba pensando?
—Fue... Una misión exitosa. —dije desviando la mirada, viendo al suelo o al departamento de al lado. No quería hacer charla con él pero tampoco quería que se fuera.
—Asi es. —secundó él. —Has estado algo callada desde que llegamos. ¿Sucede algo?
Xavier inclinó la cabeza para ver mi rostro mejor, a lo que rápidamente desvíe mi mirada y se volvió un pequeño juego de atrapar mi rostro infraganti y que mi mirada se cruzara con la suya.
—No pasa nada. —repliqué tratando de evadirlo.
Pude escuchar una ligera risa y sentí una mano en mi mejilla, era la mano de Xavier sobre mi rostro que lentamente me llevaba hacia sus ojos.
Si dormido era lindo, sus ojos azules como el cielo despejado eran mucho más lindos e impresionantes. La incomodidad me carcomía por dentro pero al mismo tiempo quería que nos quedáramos así por siempre, de algún modo, sentí que su mirada veía a través de mí.
Acarició mi mejilla y con su índice cubrió mis labios. Xavier sonrió y se acercó a mi para susurrar:
—También creo que tu cara es bonita. —dijo dulcemente para después llamar al elevador. Entonces si me escuchó, ¿Estaba fingiendo estar dormido en el auto?
Cubrí mi rostro de la vergüenza. Quería decir algo, pero no hay justificación para eso, soy algo ingenua al pensar que Xavier lo dijo en serio y más ingenua por sentirme halagada ante ese cumplido. Xavier entró al elevador y antes de que las puertas se cerraran volvió a sonreírme y se despidió de mí.
—Hasta mañana, vecina. —las puertas del elevador se cerraron, entré a mi departamento y me tumbé en la cama.
No podía dejar de sonreír, fue un pequeño momento entre nosotros pero lo sentí tan genuino, cosa que Xavier no parece ser la mayoría del tiempo. Aún hay mucho que no sé de él, hay mucho aún más que quisiera conocer de él. Tengo la sensación de que a pesar de su aura misteriosa puedo confiar en él.
No quiero equivocarme, porque quisiera que volviera a verme así, y que vuelva a decir que soy bonita.
Chapter 2: Es solo un rasguño (Rafayel one shot)
Summary:
Corrió hacia su estudio, él no esperaba que su guardaespaldas favorita estuviera en un mal estado.
Chapter Text
Entró al estudio sin tocar, abruptamente, y con la respiración entrecortada. Su uniforme de deepspace hunter estaba teñido con unas ligeras manchas de sangre y se veía exhausta.
Rafayel volteó al escuchar el enorme portazo, sin notar el estado de su guardaespaldas comenzó a acercarse a ella cuando vió su silueta a la distancia.
—Ya era hora. —exclamó, en un tono de queja y fingiendo molestia. —¿Volviste a olvidar nuestro acuerdo? Ya terminé como diez cuadros y...
En cuanto vió cómo se encontraba ella, soltó su pincel y corrió inmediatamente a ofrecerle su hombro. La chica estaba a punto de desmayarse, Rafayel pudo atraparla a tiempo antes de que colapsara en el suelo.
—Oye, —sacudió ligeramente el cuerpo de la chica, aún respiraba. Un alivio para él, pues no sabía porque se encontraba en ese estado. Llamó su nombre, a lo que ella respondió casi con un susurro.
—Estoy bien, Rafayel. —respondió la chica. No estaba bien, estaba cansada.
Rafayel tocó con cuidado las manchas de sangre en el uniforme de ella; por lo que él podía inferir, eran heridas superficiales, un par de cortadas y algo de tierra en su rostro. Debió tener una misión difícil.
El pintor le ayudó a recostarse en uno de los sillones del estudio para después ir por un botiquín de primeros auxilios. El cuerpo de la chica se relajó de inmediato cuando sintió la fina seda del sillón, colocó una mano sobre sus ojos y trató de controlar su respiración. Rafayel le dió algo de tiempo para que se calmara y le explicara la situación, después de que al fin pudo calmarse el joven no perdió tiempo en preguntar.
—¿Qué rayos te pasó? Parece que un camión te pasó por encima. —trató de bromear, aunque supo claramente que ella no estaba de humor para ello.
—Tuve una misión. —contestó ella secamente. —Son solo un par de rasguños, no es gran cosa.
—¿No es gran cosa? —replicó, era claro que estaba molesto por la forma en que se trataba a sí misma, en especial por su trabajo. —Parecías al borde de la muerte y dices que no es gran cosa... Debiste tratar tus heridas antes de venir.
Rafayel tomó una bolita de algodón del botiquín y la mojó con un poco de alcohol para limpiar la sangre seca de esos rasguños. Era claro que no era un doctor ni mucho menos, pero esperaba que sus cuidados la ayudaran a sentirse mejor.
La chica miró al pintor con sorpresa, no esperaba que actuara de esa forma con ella. Rafayel pasó el algodón a través de la ropa rasgada de la chica, poco a poco la sangre y costra que cubría la herida se desvanecía.
Ella soltó un quejido, el alcohol aún ardía aunque las heridas no eran del todo recientes.
—¿Duele? —preguntó con suavidad, a lo que ella asintió. —Debe dolerte mucho...
La herida que Rafayel estaba limpiando, la de su brazo, era visible y aún soltaba un par de gotas de sangre. Él estaba realmente preocupado por ella, no sabía que hacer en esta situación por lo que sólo se acercó a su herida y lentamente la besó. Fue un movimiento atrevido, pero así era él.
Ella apartó su brazo, las acciones de Rafayel la tomaron por sorpresa y no podía creer que en el fondo estaba disfrutando de sus cuidados y atenciones. Se incorporó en el sillón y arrebató el algodón de la mano del pintor.
—Ya te dije que son un par de rasguños. No debiste ir tan lejos. —dijo ella sobando su brazo, aún sintiendo los cálidos besos de Rafayel y esperando recibir más.
Rafayel rodó los ojos, pensó que al fin estaban llegando a algo. No tardó mucho en regresar a su actitud de siempre, y tomó asiento al lado de ella.
—Bueno... No te ví quejarte. —contestó con una media sonrisa, la chica se sonrojó ante su comentario a lo que él soltó una pequeña risa. —Descuida, será nuestro secreto. Sé lo orgullosos que pueden ser los deepspace hunters.
Rafayel le guiñó un ojo, ella sonrió y extendió el brazo ante él junto con otra bolita de algodón. Sabía lo que debía hacer, solo que él se preguntaba si ella se arrepentiría de dicha decisión.
No dudó, la cuidaría, ese es su deber en esta vida y siempre lo será siempre y cuando ella acceda.
Chapter 3: Su sonrisa (Zayne one shot)
Summary:
Zayne apareció en mi departamento de la nada, yo había olvidado por completo nuestra salida pero un pequeño momento juntos es lo que necesito para hacerlo sentir bien.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Era un día caluroso en Linkon City. No esperaba a Zayne en frente de mi departamento, aunque la sorpresa de verlo fue muy grata no pude evitar deslizar mi mirada hacia su mano izquierda, ¿Qué esperaba hacer hoy?
—Buenos días. —dijo amenamente. Fue entonces que lo recordé: habíamos planeado ir al museo de arte de Linkon. En su mano tenía los boletos para entrar.
Colocaron una exposición temporal en el museo que compilaba a varios artistas y escultores, retratando la fusión de la naturaleza y la percepción que tienen de ella; anatomía y follaje silvestre, una combinación perfecta para mí y para Zayne que ambos disfrutamos de una buena ida al museo. Rasqué mi cabeza en confusión y un poco de pena, seguía en mis pijamas y tampoco estaba maquillada, que vergüenza.
—Veo que aún no estas lista. —yo asentí. De verdad no pude creer que olvidara algo tan importante, en especial porque sé como es Zayne cuando se trata de impuntualidad.
—No me tardo. ¿Podrías esperar unos minutos? —junté mis manos en señal de imploro, a lo que el respondió con una exhalación y una pequeña sonrisa.
Dios, cómo amo verlo sonreír aunque sea por un momento. Lo invité a pasar y en lo que el se sentaba en un sofá de la sala corrí hasta mi cuarto y me vestí enseguida, no quise preocuparme tanto por el maquillaje ya que el calor era infernal y no quería sentir que la cara se me derretía.
—¡Hace demasiado calor! —exclamé, era obvio que Zayne me escuchó desde el otro lado del departamento pero no dijo nada. Volví a sentir vergüenza, pero se me pasó cuando continué con mis quejas. —Ojalá "alguien" usara su evol y me ayudara con este calor.
No pude ver la reacción de Zayne cuando salí del cuarto. No se encontraba en la sala, ¿Se habrá arrepentido de nuestra salida? me pregunté. Tal vez se cansó de esperarme... No, no puede ser, Zayne nunca haría algo así, ¿Cierto?
Abrí la puerta de la entrada y noté que no estaba en el pasillo. Al parecer si tenía razón, es mi culpa por no estar atenta. Él me lo había advertido, que no lo contaría la próxima vez que me tardase.
Cabizbaja, salí del departamento y me dirigí al museo, esperando por lo menos encontrarlo ahí. Si no aparecía, por lo menos entraría yo sola a la exhibición.
En uno de los cruces de la calle, recibí un mensaje del Doctor Zayne: "¿Dónde estás? Saliste de tu departamento sin avisarme." Cometía un error tras otro, no sé cómo es que él me soporta.
Inmediatamente le respondí: "Pensé que te habías ido. Estoy en el museo, ¿Dónde nos vemos?". Cuando levanté la mirada ahí estaba él del otro lado de la calle. Traía algo en la mano que no eran los boletos pero por la distancia no pude divisar bien que era.
Crucé la calle cuando el semáforo pasó a rojo, le sonreí a Zayne volviendo a sentir esa pena que me estuvo atormentando desde que él llegó a mi departamento. Al acercarme pude notar que tenía una botella de refresco en la mano, mi favorito.
—Te quejaste del calor hace un momento así que fui a traerte algo. —dijo entregándome la botella. —Pero parece que te adelantaste.
Tomé el refresco, era justo lo que necesitaba para ese calor infernal. Cuando intenté abrirlo no pude, estaba demasiado apretado. Zayne ofreció su mano para ayudarme aunque me negué e intenté abrirlo con todas mis fuerzas.
—Yo puedo... —Zayne reprimió una risa, pude escucharlo mientras forcejeaba con la botella. Me gusta hacerlo reír, aunque sea por un momento.
Dejé de hacer fuerza y le entregué la botella, Zayne la abrió con una facilidad impresionante y me la regresó. Pero cuando intenté beber de ella el líquido dentro estaba completamente congelado, ¿Habrá usado su evol sin darse cuenta?
Al ver mi reacción al voltear la botella y que el líquido era un trozo de hielo pude notar un ligero sonrojo en las orejas de Zayne, creo que no fue intencional.
Yo solo me reí, Zayne rió conmigo. Para ser honestos, ya no teníamos ganas de ir al museo.
Notes:
Una disculpa! Me está costando un poco escribir los one-shots porque tengo demasiadas ideas para otros proyectos, pero cuando tenga una idea voy a plasmarla aquí. :)
De nuevo, perdooon :(
Chapter 4: Si hubiera alguien más (Caleb one shot)
Summary:
Los sentimientos de Caleb no han parado de crecer, ¿En qué momento explotarán?
Notes:
Lo sé, me pasé con el resumen. Además, usé a (T/n) porque este es un juego de citas y la MC no tiene un nombre en sí. TW: Está triste!
Chapter Text
—¡Por favor, sal conmigo Caleb! —exclamó la rubia adolescente haciendo reverencia ante el mencionado con sus manos ofreciendo unos chocolates. Eran tiempos de preparatoria, en la cuidad natal dónde vivían Caleb, su abuela y aquella chica con la que compartía sus penas y alegrías.
Caleb realmente no sabía que hacer en esta situación, nunca se le habían declarado de esa manera y mucho menos frente a (T/n). Incluso la chica tomó por sorpresa la confesión de la rubia. Su amiga de la infancia lo observaba expectante, en serio le intrigaba saber que haría Caleb a continuación.
Con una sonrisa casi como si sintiera lástima por él mismo apartó las manos de la chica para no aceptar el obsequio.
—Por favor, discúlpame. Pero no puedo salir contigo. —esto le destrozó el corazón a la compañera de preparatoria de ambos. —No puedo aceptarlos.
La rubia sacudió su cabeza e intentó ocultar sus lágrimas y su decepción con una sonrisa cansada, sabía que no podía competir con la chica al lado de Caleb. Aún así extendió los chocolates al chico y le insistió en que se los quedara.
—No pasa nada. Son para ti.
***
De camino a casa, la curiosidad invadía a (T/n). ¿Porqué no había aceptado salir con esa compañera? Ella era muy bonita y Caleb, bueno... era Caleb. No es que Caleb no fuera atractivo, al contrario, en el penúltimo año de escuela había cambiado muchísimo y ella fue testigo de ello. Se había preparado por querer entrar en el cuerpo de aeronáutica de la Administración de Aviación Deepspace, y eso incluía un entrenamiento mental y físico durísimo.
Desde su cambio de imagen, las chicas se le subían como moscas y a ella le importaba poco, era lindo ver cómo Caleb recibía tanta atención.
El pelinegro abrió la delicada caja de chocolates envuelta en papel de decoración. Se sentía culpable; en serio quería que esa chica le gustara, quería olvidar a aquella que se había ganado su corazón hace tiempo, aquella que caminaba a su lado camino a casa. Tomó un chocolate de la caja y se lo ofreció a la chica.
—Debiste salir con ella. —musitó (T/n) rompiendo el silencio de su caminata. Su comentario alertó a Caleb para verla a los ojos, ¿En serio estaba diciendo eso?
Carraspeó su garganta.
—No me parece justo salir con alguien que no me gusta, no es justo para ella.
"Y tampoco para mí." Quiso decirle, pero no encontraba las fuerzas. ¿Cómo decirle a su amiga de toda la vida— la chica con la que vive— que la considera más que familia? Estaba entre la espada y la pared, no quería que las cosas entre ellos cambiaran, pero al mismo tiempo quería que fuera distinto, que lo mirara con otros ojos.
(T/n) asintió, comprendió lo que quería decir, no le gusta la chica. En realidad, a sus ojos, a él no le gustaba nadie. Era frustrante porque ella quería saber cómo lucía un Caleb enamorado, lo que no sabía era que lo estaba observando justo ahora.
—Eres demasiado amable. —dijo ella en tono de broma, desenvolviendo la envoltura de la golosina que le había dado. Caleb no pudo evitar acariciar la cabeza de la chica para despeinarla un poco.
—Claro que no, enana. No soy tan amable contigo. —soltó una risa nerviosa a lo que ella respondió quitando la mano de Caleb de su cabeza. Ambos rieron ante la tonta discusión que tenían.
—Igual pudiste darte la oportunidad, no lo sé, conocerla y ver qué ocurre.
(T/n) se encogió de hombros. Caleb no necesitaba "darse la oportunidad" con sus compañeras de clase, quería tener esa oportunidad con quien caminaba a su lado mientras comía un chocolate. Lo pensó por un momento después de un corto silencio, ¿De verdad lo iba a hacer?
—Y si lo hiciera, si saliera con cualquier otra chica, ¿Cómo reaccionarías? —desvió la mirada, temiendo lo peor.
Si ella daba la respuesta que él quería escuchar sacaría todo a flote, sus sentimientos, su corazón y la devoción que le tenía. Se estaba dando esa oportunidad, realmente quería que se diera algo con ella.
La pregunta tomó a (T/n) por completa sorpresa, ¿Qué esperaba que respondiera? ¿Qué importa su reacción?
Un par de segundos después respondió con un ligero titubeo.
—Yo... estaría feliz por ti. —ocultó su nerviosismo con una sonrisa.
Ella no lo sabía pero, ese gesto que indicaba felicidad, para Caleb fue como una daga al corazón, una daga que terminaba con sus pocas expectativas de un futuro con ella. De algún modo comprendió como se sintió la chica que se le declaró.
—Luego le contaría a la abuela, para que invite a la afortunada a cenar. —agregó bromeando, estaba poniendo alcohol en la herida, esto lo hacía peor.
Caleb era bueno ocultando sus sentimientos, lo había hecho por bastante tiempo ya. No había diferencia ya en lo que su corazón y su mente deseaban; su mente quería que ella fuera feliz sin importar quién este a su lado, mientras que su corazón imploraba que esa persona fuera él, ambos querían su felicidad. Caleb sonrió de labios, ocultando su completa decepción.
—¿Entonces me acusarás con la abuela? —él continuó con la broma, sonriendo más que antes. —Creo que mejor no te contaré de mis romances...
Cruzó los brazos levantando la cabeza en señal de ofensa, a lo que ella le dio una palmada en la espalda.
—¡No es justo, Caleb! —exclamó. No quería escuchar su nombre de sus labios. —Debo ser la primera en saber si tienes novia.
"Debo ser la primera", claro que lo era. Su primer amor, la primera persona que pudo entrar en su corazón. Pero esos son pensamientos que enterraría hasta que no los pudiera recordar más o al menos hasta que no doliera tanto.
Caleb rodó los ojos divertido.
—Bien, serás la primera en saber. —La primera que amaría y la primera que olvidaría, y no habría nadie más en un buen tiempo.
Chapter 5: ¿Puede sentarse con nosotros? | Ppg Cafe
Summary:
Los chicos de Love and deepspace discuten si el nuevo interés amoroso Sylus se sentará en su mesa de cafetería favorita. Es un AU sobre los chicos sabiendo que son intereses amorosos de un juego Otome y conviven entre ellos
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—No lo entiendo. ¿Qué tiene Sylus que no tenga yo? —exclamó Xavier a sus amigos.
—¿Carisma? —respondió Caleb.
—¿Dinero? —continuó Zayne.
—Un cuerpazo... —resopló Rafayel en tono de envidia.
El platinado sacudió la cabeza y soltó un suspiro.
—No están ayudando.
Los chicos se encogieron de hombros. El silencio en la mesa se hizo presente, Xavier había perdido a su ahora ex novia ante un sujeto con buen físico y un cuervo, ¡Un maldito cuervo! Después de darle un trago a su bebida Xavier volvió a suspirar, los otros tres acompañándolo en su pena.
Zayne fue el primero en hablar, poniendo las cartas sobre la mesa.
—Debemos ver las cosas como son: Sylus es un gran partido...
—¡Falacias! —exclamó Rafayel interrumpiendo al doctor y dramatizando un golpe en la mesa. —Solo porqué es un "chico malo" no significa que sea buen partido.
Caleb le dió la razón.
—Es cierto. ¿Se dan cuenta de la situación en la que MC se encuentra? —frunció el ceño. —Debe estar sola, en la zona N1O9 que, por cierto, es súper peligrosa. Tal vez Sylus fue el ancla que ella necesitaba para recuperarse.
Rafayel y Xavier rodaron los ojos.
—Claro, porque pedirle ayuda al líder de Onychainus es lo más cuerdo que MC haría. —dijo Xavier sarcástico. El lemuriano asintió.
—Tranquilo Xav, te apuesto a que cuando ella se de cuenta del patán que es Sylus volverá corriendo a tus brazos.
Zayne observó la escena de fraternidad entre los dos chicos. Estaba feliz de que esta situación los uniera incluso con Caleb pero también estaba alejando a MC de ellos.
—Además, mi Miss guardaespaldas no puede quedarse allá mucho tiempo; tiene trabajo pendiente. —agregó Rafayel orgulloso.
Zayne sonrió de labios para regresar al tema.
—En fin. Volviendo a Sylus...
—¡Ya no quiero hablar de ese desgraciado! —exclamó Caleb, quien parecía el más calmado aparte de Zayne. —¡Estoy sufriendo, chicos! Yo nunca pude decirle a MC como me sentía y ahora no solo tengo que ver cómo sucede todo desde el CIELO, también tengo que ver cómo otro sujeto se le arrima a la chica que quiero.
Xavier se enfadó ligeramente.
—Bueno, no eres el único al que le han "quitado" a su chica.
—Porque nunca fue tuya en primera. —canturreó Rafayel entre dientes.
El platinado se volteó hacia Rafayel.
—¿Cómo dices?
—Ay por favor, Xavier. —soltó el lemuriano con un gesto sarcástico. —Sabes que no es por ofender pero, MC siempre me quiso a mi.
—Estamos aquí por mi, Rafayel. No te confundas. —dijo Xavier en un semblante calmado, pero claramente quería provocarlo.
—Estamos aquí para discutir si Sylus se sentará con nosotros o no.
—Es claro que va a sentarse, es un interés amoroso después de todo. —resopló Xavier.
Caleb rodó los ojos y exclamó:
—¡Ven, esto es a lo que me refería! Aún tienen una oportunidad. ¡Yo ya no!
—De acuerdo, suficiente. —gritó Zayne azotando el puño en la mesa. Como la persona más sensata en la mesa, él debía imponer el orden para recibir al nuevo interés amoroso en el grupo. Calmar a esos tres sería lo más complicado.
Los tres chicos se volvieron hacia el doctor, sorprendidos de que perdiera la compostura.
—Les guste o no, Sylus es un nuevo interés amoroso. Vamos a recibirlo como se debe y después podremos arrancarnos los dientes si quieren. —continuó Zayne, harto de la situación. —Así que le haremos un espacio en nuestra mesa, se callarán un par de días y luego vemos como acabar con él.
Caleb, Rafayel y Xavier intercambiaron miradas cómplices, felices de escuchar a Zayne y su plan. Entonces Rafayel señaló a Caleb.
—Pero Caleb no es un interés amoroso, ¿Qué hace en nuestra mesa?
Zayne relajó la expresión, con con dedos entre las cejas respondió.
—Ni siquiera yo lo sé, pero es parte del grupo así que déjalo.
***
En el mismo café, otro grupo de cinco hombres veía la discusión en la otra mesa.
—¿No se pusieron así cuando entré yo, verdad? —preguntó uno de pelo violeta platinado.
—Para nada. —exclamó un rubio alegre. —Nos pusimos peor.
Los otros tres asintieron, el rubio miró a otro lado y el chico de violeta hizo un gesto de indignación.
Notes:
¿Debería hacer esto una serie? Incluí un pequeño cameo de los chicos de Mr Love Queen's Choice porque gracias a ellos tenemos LnD. En fin, espero les haya gustado y espero que tengamos más contenido de Sylus para que pueda escribir.
AGAIN, PIDO PERDÓN POR CORTAR CONTIGO XAVIER
Chapter 6: No es un adiós (Sylus one-shot)
Summary:
La "despedida" entre MC y Sylus antes de que ella regrese a Linkon City. Contiene spoilers de los capítulos 9 y 10 del juego, lean bajo discreción.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Mi último día en la zona N109. Sylus se encargó personalmente de llevarme a la frontera de la zona en su motocicleta.
Debo admitir que el tiempo que pasé ahí en un principio fue... perturbador. Pero poco a poco he logrado adaptarme al ambiente, la oscuridad e incluso a llegar a tenerle aprecio a algunos.
La motocicleta se detuvo. Me quité el casco y Sylus me ofreció su mano para bajar, se retiró el casco igual y ladeó hacia la distancia.
—Es hora. —dijo sin expresión alguna. Yo estaba teniendo mis dudas. Mucho había pasado desde que llegué y decirle adiós a esto tan pronto me parecía injusto. —¿Qué ocurre, dulzura? ¿Decepcionada de volver a la realidad?
Maldición, me descubrió. Suspiré y traté de sonar calmada, como si todo esto no me afectara. Sonreí con descaro.
—La realidad es mejor que esto, créeme.
Entonces Sylus sonrió de esa forma tan altanera y característica; odio cuando hace eso, sin embargo, no puedo evitar pensar que tiene su encanto. Su mirada se cruzó con la mía.
—Luke y Kieran van a extrañarte, ¿Sabes? Y, aunque no lo parezca... —extendió su brazo, justo para que Mephisto, su cuervo, se posara en el. —Mephisto también.
Rodé los ojos, de lo que menos quería hablar era del estúpido cuervo espía. Me había causado muchos problemas con Sylus. Pero con Luke y Kieran era distinto, ellos habían sido de gran ayuda, de no ser por ellos tal vez no habría sobrevivido a la extraña dualidad de Sylus.
Y no es que eso me disguste, al contrario, lo encuentro tan fascinante como la Aether core en su ojo derecho. Era sorprendente como Sylus podía ser cruel y dominante y de un momento a otro era un hombre común, con intereses y hobbies, alguien con quién se podía pasar el rato.
—Kieran, Luke, Mephisto... —dije con apatía, luego sonreí. —¿Seguro que ellos dijeron eso? ¿Acaso no vas a extrañarme tu también?
Sylus resopló, negando con la cabeza. Mephisto emprendió vuelo de su brazo.
—Los gemelos no pueden cruzar a la ciudad. En cuánto a mí... —se acercó a mí, cortando nuestra distancia. Podía sentir su aliento en mi cuello.
Mi cuerpo se recargó en el asiento de la moto, su pecho inclinándose hacía mi, con una media sonrisa descarada susurró a mi oído.
—Algo me dice que nos veremos más seguido de lo crees.
El calor subió a mis mejillas, mi mano ligeramente temblorosa mientras trataba de empujarlo lejos. Notó lo que hacía y en vez de apartarse, con su mano libre, forcejeó conmigo. Lo estaba haciendo de nuevo, quería tener control sobre mi.
Hice un esfuerzo para apartame, para evitar que su puño cubriera mi mano. Entre la fuerza que ambos ejercíamos sobre el otro solté un par de bufidos de esfuerzo, podía jurar que estaba ganando. Su rostro estaba demasiado cerca del mío y por más que quería apartarme Sylus tomaba iniciativa.
Cerré los ojos, su calor se disipó. Escuché una risa juguetona y cuando miré a Sylus estaba limpiándose una lágrima falsa.
—¿Qué pensaste que sucedería, dulzura? No me digas que buscabas algo además de la Aether core.
Mostré mi indignación. ¡Jamás dejaría que Sylus me besara, ni en un millón de años! Le mostré mi lengua en desagrado mientras me alejaba de la moto.
—Tú eres el que tienes ideas erróneas. —ofrecí mi mano, él la estrechó con extrañeza. Sólo estaba siendo cortés. —Fue... agradable trabajar contigo.
—No olvides nuestro trato. —se limitó a decir.
Entonces caminé. Caminé lejos de Sylus, lejos de la zona N109, lejos del "peligro". Pero hay algo sobre Linkon que me hace pensar que ahí es donde está el peligro realmente. Descubriré la verdad, y si puedo meteré a Sylus en prisión con mis propias manos.
***
—Vaya presa. —dijo Sylus mientras veía a la chica alejándose. Su cuervo acompañándolo mientras se adentran en de nuevo en la ciudad.
Notes:
Ya quería escribir sobre Sylus aaaaa. Que emoción, me gustó tanto el personaje pero no sé si pude plasmar bien su personalidad en el escrito. Estaré escribiendo aquí más seguido, no worries.
Chapter 7: Bienvenido, Sylus | Ppg Cafe
Summary:
Los chicos por fin se encuentran con Sylus en el café. ¿Cómo será la interacción entre ellos?
Chapter Text
El último en entrar al café fue Xavier. Se había quedado dormido y realmente no quería estar ahí cuando le dieran la bienvenida al nuevo interés amoroso. Su lugar de reunión estaba tan pacífico como de costumbre, pero él no podía evitar sentir inquietud por la situación.
—Ya era hora. —bufó Rafayel mientras palmeaba a Xavier en la espalda. Aunque se mostrara alegre, el lemuriano también estaba nervioso. —¿Listo?
—¿Para conocer al enemigo? Más de lo que imaginas. —respondió el platinado con su siempre actitud calmada.
Zayne detuvo la conversación.
—Recuerden, esto será incómodo al principio. Solo traten de no hacer una escena.
—No prometo nada. —dijo Rafayel en un susurro que solo Xavier pudo escuchar.
En eso, una imponente figura se hizo presente en el lugar. Los tres chicos sintieron como un escalofrío recorría su cuerpo mientras escuchaban los pasos tranquilos de aquella presencia acercándose al mostrador.
Rafayel levantó la cabeza para observar mejor al supuesto interés amoroso. Era atractivo, eso ya lo sabían todos, pero había un toque de peligro en los ojos bermellón de aquel hombre. Si la presencia de Sylus los amenazaba, al verlo a los ojos era peor.
—Un americano. —maldita sea, su voz también era atractiva. Evidente el porque los chicos se sentían amenazados.
La chica del mostrador atendió a Sylus con amabilidad, mientras esperaba su bebida los chicos observaban al hombre desde su mesa. Rafayel empujó a Zayne, haciendo que se levante de su silla con torpeza.
—Tu turno, doc. —dijo Rafayel entre murmullos.
—¿Y porque yo? —respondió Zayne igual.
—Por que tú eres el que quiere darle la bienvenida. —respondió Xavier por el lemuriano, a lo que este asintió.
—Yo no quiero darle… —replicó Zayne y antes de terminar su frase una sombra se posó sobre el grupo. Cuando los tres levantaron la mirada se encontraron con su amenaza observándolos con arrogancia.
—Caballeros… —Sylus ladeó la cabeza, estudiando con cuidado a cada uno de ellos. ¿Esta era su competencia? Sentía que tenía las de ganar.
Zayne carraspeó la garganta y se incorporó mientras que Xavier y Rayafel dieron un paso atrás con la ayuda de sus sillas. Zayne rodó los ojos ante la infantil actitud de sus amigos y extendió su mano ante Sylus.
—Debes ser Sylus. —trató de verse los más serio posible, al igual que los otros dos, no le agradaba la idea de tener a alguien más en el grupo. —Mi nombre es…
—Sé quién es usted, doctor Zayne. —interrumpió Sylus, ni siquiera se molestó en darle la mano. Su voz marcaba poder, respeto. —Cardiólogo en Akso Hospital.
Zayne se limitó a asentir. Sylus se dirigió a Rafayel.
—Y tú debes ser Rafayel. He visto tu trabajo en alguna galería de la zona N109. —miró a Xavier. —Y tú… Honestamente no tengo idea de quién eres.
—Mi nombre es Xavier. —dijo con serenidad. —Soy un deepspace hunter.
Sylus hizo una mueca.
—Lo que me faltaba. Lo que menos quiero es lidiar con los estirados de la organización de cazadores.
Xavier abrió los ojos en sorpresa, su puño ya estaba listo para atacarlo pero Rafayel puso su mano sobre la suya y susurró:
—Aún no, Xav.
Zayne sacudió la cabeza, debía ser el calmado. Podía con él, solo necesitaba tiempo y algo de apoyo de los otros dos.
—Bueno, ya podemos saltarnos las introducciones. —Zayne señaló la mesa, vio como Rafayel tenía a Xavier aferrado de la mano. Decidió ignorarlo y continuó. —Esta es nuestra mesa. Siéntete libre de venir aquí cuando quieras, al fin y al cabo también eres parte del equipo.
Sylus se mostraba impávido.
—Y no dudes en contactar a cualquiera de nosotros si necesitas ayuda con algo. —agregó el doctor. —Sabemos que puede ser difícil lidiar con MC a veces y…
Detuvo a Zayne con la mano, Sylus miró a los chicos con apatía.
—Si, gracias pero no gracias.
¿Quién se cree que es este sujeto? La indignación en el rostro de Rafayel, la mirada de desprecio de Xavier y la sorpresa de Zayne fueron más que suficiente para que Sylus explicará porque los rechazó.
—Verán, yo no preciso de la ayuda de ninguno de ustedes. —le dió un sorbo a su café. —Menos de un lugar en su mesa.
Rafayel se levantó con rapidez, no iba a dejar que este sujeto hiriera su orgullo y el de sus amigos.
—Escucha bien, Sylus, puede que no te agrademos pero todos estamos en el mismo barco aquí. Lo más importante es hacer feliz a MC.
Al voltearse Sylus miró de reojo a los chicos, no estaba de humor para causar una pelea.
—No es que no me agraden, apenas los conozco. —respondió el hombre. Les dió la espalda antes de retirarse. —Y no sé preocupen por MC, ella estará más que feliz conmigo.
El tintineo de la puerta indicó la salida de Sylus. Los tres ya podían respirar, en especial Xavier que estaba perdiendo el control.
—Un problema menos. —dijo aliviado. —Que bien que no se sentará aquí.
—Ya volverá, Xavier. —comentó Zayne. —Todos en algún punto creímos que la tendríamos fácil. Denle tiempo.
***
Pasaron tres días, tres días sin saber de Sylus. Todos tenían una reacción diferente: Zayne estaba confundido, no pensó que durara tanto sin ayuda de ellos; Rafayel estaba tranquilo, haciendo bocetos en un cuaderno para su próxima obra mientras que Xavier sentía una paz inmensa, reposando su cabeza y con los ojos cerrados.
De nuevo ese tintineo. Todos estaban tan absortos en sus pensamientos que no notaron a la figura que se sentó al lado de Zayne. Xavier, algo adormecido, abrió los ojos; Sylus espantó su sueño.
—Sylus. —lo llamó de manera tranquila.
—Mc no quiere hablar conmigo. —masculló Sylus, llamando la atención de Zayne y Rafayel.
Le dolía en el ego, nadie había hecho sentirlo tan raro y miserable. ¡Es el líder de una organización criminal, por favor! No podía creer que les pedía consejos a los tipos que consideró inferiores a él.
Zayne sonrió leve. Ya sabía que volvería. Miró a sus amigos y ellos asintieron con aire comprensivo.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Zayne.
Sylus soltó un suspiro, era difícil hablar de esto con otros hombres.
—La llevé a mi hogar, la dejé quedarse en la zona N109 y le ayudé a conseguir la protocore que tanto quería. —comenzó a desahogarse. —¡Incluso dejé que me disparara!
¿Dispararle? Ahora sí que tenía el interés de todos en la mesa.
—Espera a que Caleb sepa de esto. —susurró Rafayel a Xavier, pero Sylus los escuchó.
—¿Quién es... Caleb? —preguntó él, confundido.
—Ya lo conocerás. —respondió Zayne, dándole una palmada en la espalda. —Ahora volviendo a MC...
Chapter 8: Dos días (Zayne one-shot)
Summary:
Un viaje de trabajo y mala señal, ¿Qué puede salir mal?
Chapter Text
"Entonces, ¿Cuándo regresas?"
Enviado: 12:55 am
El último mensaje fue de ella, claro, lo había enviado algo temprano, Zayne ya respondería. Él siempre responde.
Zayne le dijo a su amada hace una semana que debía irse a un viaje de trabajo; un hospital lejos de la ciudad tenía un corazón listo para uno de sus pacientes, pero debía hacerse cargo del proceso de recolección del órgano él mismo. Ese hospital contaba con personal poco calificado, y Zayne no quería correr ningún riesgo.
—Espero regresar pronto. —le dijo antes de irse. Le plantó un suave beso en la frente, un beso que permanecería en la memoria de la chica el resto del tiempo que no estuviera.
Ese pequeño gesto, ese tierno y leve beso lleno de ternura le dio fuerzas para seguir, para esperarlo. Aunque esperar no le prohibía saber cómo estaba.
Primero hizo lo obvio: lo llamó. La llamada entró como un rayo, esperó y esperó en la línea. Sin respuesta. Ella aún no pensaba lo peor, conocía a Zayne y quería creer que tenía motivos más que justificados para no contestar. Volvió a intentar después de un par de horas; nada.
Estaba frustrada, no era posible que no le contestara, es ella y él le había dicho... Bueno, no de manera explícita, pero le daba a entender lo mucho que significa para él. Recostada en el sillón de su apartamento con el celular sobre su estómago sintió como este vibró:
"Disculpa que no contestara. La señal es mala y mi teléfono no recibe llamadas."
Enviado: 14:03 pm
Pasaron horas desde que ella lo llamó.
"Apenas recibí tu llamada. ¿Te encuentras bien?"
Se incorporó inmediatamente y contestó tan rápido como sus dedos le permitían teclear:
"No pasa nada. Estoy bien, ¿Tu cómo te encuentras?"
Enviado: 14:03 pm
Le preguntó cómo estaba, debía estar hecho un lío. Ella no podía imaginarse el problema que es sacar el corazón de alguien, ponerlo en una hielera y transportarlo hasta la ciudad. Veinte minutos. Pasaron veinte minutos y no contestaba a su pregunta.
En una situación normal ella habría sentido ansiedad, miedo de que ya no le hablara, pero estaban saliendo. Era absurdo pensar que Zayne no querría nada con ella solo por irse a un viaje por trabajo, así que esperó.
Esperó tres horas.
"Yo estoy bien. Tuve unos problemas con el donante, por eso me tardo en contestar."
Enviado: 17:17 pm
"Que mal, espero que todo salga bien al final :)"
Enviado: 17:19 pm
"¿Ya comiste?"
Enviado: 17:20 pm
Contestó rápido. Ella estaba más que feliz. Según sus deducciones, si contestaba pronto era porque tenía tiempo libre, pero los mensajes no es lo mismo que oír su voz.
"Ya, spaghetti y verduras.
Por cierto, ¿Ya está mejor la señal?"
Enviado: 17:21 pm
"La verdad no. Es algo difícil para mí llamarte ahora, y las llamadas se oyen cortadas."
Enviado: 17:23 pm
No podía dejar las cosas así. Decidió que entablaría una conversación con él, aún si respondía tiempo después. Saber de él era mejor que no saber nada.
"Pues... Espero no haya problema con que te mande un mensaje de vez en cuando"
Enviado: 17:23 pm
De nuevo se quedó sin respuesta pero está vez fue hasta el día siguiente. Zayne no le respondió hasta la mañana del día siguiente.
"Para nada. Estoy aquí para ti.
¿Todo bien en el trabajo?"
Enviado: 10:59 am
Estoy aquí para ti. Esas palabras se quedaron marcadas en su mente, la quería, y hacía lo posible por contestar sus mensajes. Pero el hecho de que tardara tanto en responder la hacía pensar que ella también podía jugar ese juego, nunca se excusó por la tardanza en responder, aunque ella también lo entendía; Zayne es un hombre ocupado.
Así pasaron los días que Zayne estuvo fuera de la ciudad, con ambos enviándose mensajes que ella respondía de manera inmediata o en un lapso de un par de horas pero él casi un día después.
"El donante no había fallecido."
Le explicó Zayne en una de sus conversaciones. Ella trató de reflejar su comprensión en sus mensajes.
"Eso explica las complicaciones. ¿Ahora que pasará?"
Enviado: 15:30 pm
"No lo sé. Hablaré con el consejo del hospital."
Enviado: 13:00 pm
Estoy aquí para ti, ese era su mantra para continuar, eso y el leve beso en su frente que le dio días atrás. No se iba a rendir, no tenía porqué, no tenía motivos para dejarlo. Quería creer que ella era la razón por la que Zayne hacía bien su trabajo, para que regresara y volviera a sus brazos. Cuánto lo extrañaba.
Lo que serían un par de días se convirtieron en un par de semanas. Las conversaciones seguían cortas pero para ella significativas. Después de que ella le avisara que todo estaba bien por su lado y que pudieron resolver el incidente con el donante, recibió otro mensaje de su amor:
"Todo va bien por acá. El consejo me permitió conseguir otro donante."
Enviado: 23:12 pm
No vio ese mensaje, estaba agotada por la misión de su trabajo. Cuando se levantó a la mañana siguiente lo primero que hizo fue revisar el celular. De algún modo se sentía culpable, ella era la que debía contestar de inmediato.
"Son excelentes noticias!
Entonces, ¿Cuándo regresas?"
Enviado: 12:55 am
Ese fue el último mensaje que contestó. Pasaron dos días después de eso.
La ansiedad comenzaba a consumirla, creía que no haber contestado pronto fue su mayor error; ¿Y si se había olvidado de ella? ¿No era mejor escribirle de nuevo? No, su orgullo no se lo permitía porque cada vez que abría la conversación entre ellos lo que más notaba eran los lapsos de tiempo y, a la larga, ya estaba harta de esperar.
A sus ojos, ella estaba poniendo de su parte para que todo funcionara y entendía que él estaba ocupado pero no es posible que tardes dos días en responderle a tu novia una simple pregunta. Estoy aquí para ti, ya lo sentía como una mentira.
Estaban a punto de ser las doce, ya iba a cumplirse el tercer día sin respuesta suya. Ella miraba el techo de su departamento con ansia, ansia de verlo y de gritarle en la cara lo idiota que había sido. Era irracional, pero era lo que sentía.
Su celular vibró entonces. Era Zayne y el orgullo de ella le decía no contestes, pero otra parte, la parte vengativa, tomó un poco las riendas.
—¿Si? —estaba molesta, y el lo sabía por el silencio en la línea.
—¿Podemos hablar? —dijo por fin. El silencio de la chica lo hizo suspirar. —Mejor dicho, ¿Puedes bajar, por favor?
El tono de súplica de Zayne suavizó su expresión. Se sentía culpable, y ella instintivamente se asomó por el balcón de su apartamento y ahí estaba él, con un ramo de flores y un metafórico letrero de disculpas en su rostro. Ahora quién se sentía culpable era ella, por no confiar en él. Ahora entendía que no contestó por que estaba ocupado viajando de vuelta a casa, de vuelta a ella.
Chapter 9: Más que un beso (Sylus one-shot)
Summary:
Ha pasado un tiempo desde que Sylus y yo ya no conversamos, solo tenemos breves momentos de intimidad hasta que regreso a la realidad. La angustia de volverlo a ver o de saber si esto que tenemos es genuino o solo una necesidad que surge de nuestras propias inseguridades se ha vuelto insoportable, pero no lo quiero perder.
Chapter Text
Mi respiración entrelazada con la suya, como si sus pulmones fueran los míos. Nuestros labios suavemente intercalados junto con nuestro aliento que poco a poco subía de intensidad cada vez que intentaba tomar aire mientras él me acercaba tomándome de la cintura y sus manos casi derritiéndose en mí. El calor del momento era fugaz, pero lo sentía interminable.
Esa era nuestra rutina. De vez en cuando iba a la zona N109 por una que otra misión, hablábamos un poco y al final todas las conversaciones acababan en besos como conclusión. Ni siquiera sé cuando es que comenzamos a hacer esto, pero no quería parar; sólo eran besos. Besos que se sentían calientes, llenos de deseo y algo de acción, pero que nunca llegaban a más simplemente por que no se lo he permitido.
Recuerdo una vez que intento pasar su mano por mi escote para desabotonar mi blusa, lo detuve de inmediato.
—¿Pasa algo, dulzura? —preguntó con esa sonrisa burlona. Mis mejillas se sentían ardiendo y yo solo negué con la cabeza.
—No me siento cómoda con eso. —respondí con algo de timidez.
Pensé que nuestros encuentros terminarían ahí, pero no pasó. Al contrario, se volvieron más frecuentes y de pronto ya no visitaba la zona N109 por trabajo. Solo quería más de él, más de sus labios y sus manos tocando suavemente mi cuerpo.
No podía conciliar el sueño, pasaba las noches despierta pensando en cuando lo volvería a ver y como se sentiría besarlo esta vez, por qué con Sylus los besos no tenían un solo sentimiento o sabor; no sabían igual cada encuentro.
Unas veces sabían a whisky, significaba que estaba algo estresado y bebió para aliviarse, otras a café, que era cuando había tenido un día tranquilo y quería conversar, y muchas, pero muchas otras más, a menta para disimular el aroma a plomo por las armas que había utilizado.
Lo que más me gustaba era cuando trataba de fingir que no había pasado nada escandaloso en Onychinus, encubría sus "encargos" con pequeños besos que iban de mi cuello a mis mejillas y cada que intentaba tocar el tema sus manos tensas recorrían mi rostro con delicadeza.
—No hablemos del trabajo por favor. —dijo para continuar besándome.
Me cargó para subirme al escritorio sin despegar sus labios de los míos. Apenas estábamos comenzando, aún actuaba con gentileza, aunque sabía que la intensidad estaba a punto de escalar. Me atrajo hacia él con su brazo cuando sentí leves mordiscos en los labios; pequeños indicios de que lo estaba disfrutando, de que genuinamente le gustaban nuestras "charlas".
Entonces reaccioné. Me aparté para tomar aire y despejar mi mente: ¿Era esto lo que realmente quería? No recordaba la última vez que tuvimos una conversación decente, sin besos de por medio, ni siquiera habíamos hablado de que era esto que teníamos. ¿Acaso estaba cómoda así, acaso él lo estaba?
Bajé la mirada y suspiré, mis dudas se materializaron en mi expresión. Sylus se acercó para besarme de nuevo pero al notar mi preocupación su mirada se encontró con la mía. Era como aquella vez, pensé que sería el fin.
—¿Todo bien? —preguntó, su angustia era genuina. Quizá debía ser sincero con él.
—Yo... —tardé algo en responder. —¿Qué estamos haciendo, Sylus? ¿Qué es esto?
Hubo un breve silencio que sentí como una eternidad. Sus brazos cruzados y su expresión pensativa me hicieron creer que ahora sí todo terminaría; las noches se volverían más solitarias, mis labios se secarían y estas dudas no me dejarían en paz. Con un tono relajado de voz y encarando una ceja preguntó:
—De acuerdo. —comenzó sin apartar la mirada. —¿Qué es lo que tú quieres que sea?
No pude formular una oración decente. Tal vez nunca supe bien a dónde quería llegar con él. Si, sus besos y atenciones son más de lo que podía pedir y me hacen sentir como si fuera la única. ¿Y si no lo fuera? Entonces estaba jugando conmigo, y es lo último que quiero que hagan.
Bajé del escritorio. El día de dejar las cosas en claro había llegado y no me sentía lista, lo peor era mi inseguridad porque él estaba dispuesto a hablar. Mirándolo a los ojos solo quería continuar donde estábamos, debía reprimir mi deseo.
—Si te soy sincera... —estaba tratando de formular algo decente para no perderlo, y también aclarando mis ideas en el proceso. —no lo sé.
Me senté en el sofá de su oficina, frustrada y confundida. ¿Qué es esto que me hace sentir? Me intriga al mismo tiempo que me hace sentir ansiedad, y lo peor es que lo disfrutaba; es como una adicción a la que no sé si tenga una cura.
Sylus se sentó a mi lado, de nuevo atrayéndome con su brazo mientras acariciaba mi cabeza. Por un momento, la usual llamarada desbordando con deseo se convirtió en una leve y constante llama que no se apagaba. Fue de las pocas veces que me sentía segura a su lado, aunque sabía que una vez este encuentro terminara yo volvería a mi departamento, ansiosa por el próximo.
—No tenemos que definirlo. —dijo finalmente. Se volvió para tomar de nuevo mi rostro y acercó sus labios a mis mejillas. Este tenía un sabor y sentimiento diferente; para mí, ese beso sabía a un "estoy aquí", "averiguaremos esto juntos". Era un beso tierno dentro del cual había un tinte de pasión. —Pero si esto te causa algún problema podemos hablarlo.
—Eso me gustaría. —admití regresando el beso. Que extraño, el deseo seguía ahí pero algo había cambiado. Era algo inevitable que ambos estábamos reprimiendo, no sé si por mi miedo a perderlo o mis deseos inconscientes de querer algo más que encuentros casuales.
—¿Te parece si vienes a cenar conmigo mañana?— sugirió. —Prometo que solo charlaremos como antes.
De los curiosos momentos que he tenido con Sylus, era la primera vez que veía que nuestra historia estaba tomando una dirección. No más quedarse estáticos en un beso. Era hora de avanzar.
Chapter 10: Su perfume (Xavier one-shot)
Summary:
¿Qué tanto un aroma puede hacerte recordar a alguien? ¿Qué tanto puedes anhelar volver a ver a una persona para oler su perfume?
Chapter Text
—¿Qué opinas de este? —acerqué la botella para que Xavier pudiera oler el contenido.
Estábamos pasando un momento de ocio en el centro comercial. De algún modo él llegó a la conclusión de que necesitaba otra colonia ya que la suya estaba a punto de terminarse.
Cuando entramos a preguntar por su colonia de siempre, la mujer que nos atendió dijo que habían pasado años desde que había escuchado algo similar. Siempre pensé que Xavier era de la vieja escuela pero nunca que tendría gustos tan excéntricos. Xavier me dijo que no era excéntrico, que solo le gustaba el aroma.
Sugerí que tal vez podríamos encontrar algún aroma similar y nos dispusimos a oler las botellas que la mujer nos había traído como muestra.
Xavier le dio una olfateada a la botella, su leve mueca me hizo notar que no le gustó.
—No se parece en nada a lo que uso. —explicó mientras tomaba otra muestra.
Sentía mareos de tanto olor a perfume de hombre, pero de algún modo era agradable. La chica nos ofreció una pequeña caja con granos de café dentro —para limpiar nuestras narices de tanto perfume— según esto para que pudiéramos oler mejor cada colonia. Yo ya no quería gastar mi nariz en esto así que le di una olfateada a la caja con café y pude sentirme ligeramente mejor.
—¿Cuál te gusta más? —preguntó Xavier, colocó tres botellas en frente mío. Justo cuando me había "limpiado" del aroma.
Miré las muestras con cuidado, no quería oler más perfume. La mirada de súplica de Xavier no me dejaba opción; tomé la primer botella y la olí; era un aroma mentolado, con una pizca de tal vez cítricos. Olía bien, pero aún me faltaban dos muestras.
La segunda era un poco más fuerte, si puedo comparar el olor tendría que ser a auto nuevo y pino; en mi mente imaginé a Xavier conduciendo una motocicleta, cubierto en cuero y cuando se quitaba el casco desprendía ese aroma. Borré la idea de inmediato y me enfoqué en la última muestra, que tenía un olor similar al primero pero con más toques de madera y quizá un poco más dulce.
—Este. —señalé la segunda botella. —Huele bastante bien.
—De acuerdo.
***
¿Por qué me dio a escoger su perfume? Ahora era una adicción. Desde que lo compró no podía evitar pensar en el aroma a pino y el ligero tinte de frescura de esa fragancia; cada vez que veía a Xavier él siempre traía puesta esa colonia y yo solo me derretía en ese embriagante olor. En el trabajo, en nuestras citas e incluso su departamento tenía ese ligero aroma; olerlo, de verdad, se estaba convirtiendo en una obsesión.
Un día después de acabar con unos wanderers le di un aventón a nuestro edificio en mi motocicleta. Incluso con el casco puesto podía oler ese perfume.
Es irónico cómo es que mi sentido de competitividad volvió el asunto de oler bien una prioridad. Xavier olía tan bien que yo no me quería quedar atrás. Comencé a usar un poco más de perfume de lo habitual, sólo para mitigar un poco el suyo.
No funcionó. Cuando se acercó para abrazarme ese tan distinguido aroma que ahora el había convertido en una característica suya impregnó mi ropa, ya no sabía si lo estaba haciendo a propósito pero estaba ahí, ese olor no se alejó de mí el resto del día. Lo peor del asunto es que yo quería sentirme molesta, molesta respecto a que Xavier tenía un aroma tan característico que no me dejaba en paz, quería que su perfume me hartase pero no lo hacía; era todo lo contrario, ese aroma me envolvía en una sensación de tranquilidad e incluso seguridad porque pensaba que estaba usando esa colonia por mí y nadie más.
Estaba recostada en la cama, Xavier había ido al baño y yo dejé mi teléfono para cumplir mi misión: encontrar ese maldito perfume. No sabía que haría con el exactamente, pero en serio necesitaba saber el secreto de cómo es que Xavier había convertido un simple aroma en un deleite para mí. Siempre me ha parecido curioso como es que los perfumes de hombre son más fuertes que los de mujer, pero esto ya era demasiado.
Antes de levantarme de la cama me acerqué al lado donde él estaba recostado, puse mi cabeza sobre la almohada y volví a oler esa fragancia. Odiaba lo bien que olía, lo cómoda que me hacía sentir, lo segura que estaba en sus brazos. Por un momento me imaginé cómo sería la vida al lado de Xavier; despertar todos los días con ese bello aroma, que ese olor se impregnara en mí y no me dejara jamás, que nuestras esencias se fusionaran en un nuevo y refrescante aroma...
—¿Hola? —escuchaba la voz lejana de Xavier. Abrí los ojos y ahí estaba él, debí haberme quedado dormida.
Me incorporé sobre la cama, entreabriendo los ojos tratando de ajustarme a la luz. Me acomodé el cabello, pues debía estar despeinada de tanto haberme frotado con la almohada de Xavier.
—No puedo creer que me dormí. —suspiré.
Xavier se sentó en la orilla de la cama, y con un tono compasivo mientras tomaba mi mano me dijo:
—No quise despertarte. Solo quería saber si tenías hambre, podemos ordenar algo y puedes pasar la noche aquí.
Asentí. Así es como pasé el resto de la noche con Xavier en su departamento, comiendo y platicando, embobada con su aroma. Estaba tan absorta en él y el tiempo que pasamos juntos que se me olvidó por completo que quería buscar esa botella de perfume.
Cuando llegó el momento de quedarme a dormir, él me ofreció la cama. Me dijo que podía dormir ahí y él sin problemas se iría a la sala a descansar.
—No quiero que te sientas incómodo por mí. —le dije.
—No pasa nada. —respondió encogiéndose de hombros. —Puedo dormir en cualquier lugar.
Aunque su cama estaba infestada con ese perfume yo no quería estar lejos de él, mis sentimientos por Xavier solo se habían intensificado después de que comenzara a usar esa colonia. Y yo quería más de él.
—Yo... —tomé la manga de su suéter, implorando con leves tirones que se quedara. —No quiero dormir sola esta noche.
Xavier me dedicó una leve sonrisa y asintió.
—De acuerdo. Dormiré contigo.
***
La mañana siguiente Xavier me acompañó hasta mi departamento. El camino fue corto y pasar la noche con él fue muy agradable, no hicimos nada loco pero yo sentí que él se contuvo de algún modo. Cada vez que yo me acercaba para acurrucarme a su lado él ponía un poco de distancia pero tomaba mi mano para colocarla en su cintura.
Decidí no decir nada, puede que esto lo podamos solucionar en algún momento en el futuro.
—Llegamos. —dije fingiendo una sonrisa mientras sacaba mis llaves.
—Por poco y nos perdimos. —dijo Xavier en tono sarcástico, que sonaba más bien como una forma de jugueteo. Yo solo me reí.
—Entonces... ¿Te veo en el trabajo? —terminé por decir.
Xavier asintió y se acercó a mi, por un momento pensé que iba a besarme pero en su lugar recibí un cálido y fuerte abrazo que hizo que todo mi cuerpo se tensara; no por lo incómodo, sino porque no me lo esperaba. Antes de alejarse me dió un leve beso en la mejilla.
—Nos vemos en el trabajo. —se despidió y se alejó. No sabía que pensar: por un lado estaba decepcionada de que no ocurrió nada más pero por el otro yo sentía que había ganado.
Cuando entré a mi departamento discretamente olí mi ropa, tenía su aroma en todos lados. Me tomé el tiempo para asimilar el olor, quería identificar que tonos y que fragancias hacían que ese perfume oliera a Xavier. Sentía que me perdía en el aroma, que el resto de mis sentimientos se nublaban y formaban su figura frente a mí; en su perfume podía identificar sus abrazos, sus besos y los bellos momentos que pasamos juntos.
Después, cuando me quité la blusa para olerla mejor pude notar un aroma que ya estaba ahí: era mi propio perfume que se había mezclado con el Xavier, creaba un aroma completamente nuevo. Las notas de frescura de Xavier se combinaron con la dulzura de mi perfume, un olor indescriptible impregnado en toda mi ropa que volvía casi imposible que yo soltase la prenda.
Él había comprado ese perfume por mí y yo le había sacado el máximo provecho, disfrutando cada vez más de su compañía, pero yo también había comenzado a usar más perfume, perfume que se mezcló con el suyo volviendo esas fragancias algo nuevo, algo nuestro.
Chapter 11: La pesadilla de Rafayel
Summary:
Un gatito callejero cae en las manos de Xavier y decide llevarlo con los chicos para que lo conozcan. Además , un evento importante en el juego se acerca, en este AU los kindles de las cartas se graban, entonces... ¿Es una forma de molestar a Rafayel o él por fin le dirá un "no" a su miedo irracional?
Chapter Text
Rayas anaranjadas, ojos verdes y enormes que casi te puedes reflejar en ellos; el gatito que Xavier había traído al café era lo más tierno del mundo a los ojos de los chicos presentes.
—Es muy lindo. —admitió Zayne acariciando la cabeza del gato, acción que el animal disfrutaba.
—Se veía con frío, y pensé que sería buena idea darle de comer y brindarle un poco de calor. —Xavier les había comentado a Zayne y Sylus que encontró al gato en una barda cuando venía de camino a una de sus tantas reuniones de amigos.
El gato se encontraba en el regazo de Xavier, mientras que Zayne y Sylus tomaban turnos para acariciarlo y darle mimos. Sylus tomó a la criatura con cuidado y tocó suavemente su espalda.
—Me recuerda a otra gatita que tengo; indefensa, adorable y... —el gato rasguño levemente a Sylus en la mano, él solo se rió. —algo traviesa.
—No me gusta que te refieras a MC así. —replicó Xavier. Que Sylus se uniera a ellos todavía era difícil de asimilar para él.
—Por favor, Xavier. —replicó Sylus divertido. —Tu y yo sabemos de lo que ella es capaz.
—Estábamos tan tranquilos... —suspiró Zayne notando la leve mueca de desagrado en Xavier y la mirada de diversión en Sylus. Sabían que estas peleas sutiles entre ellos dos sería recurrente. El médico carraspeó la garganta para hablar más claro. —Mejor sigamos acariciando al gato.
Xavier tomó al gato del estómago con resentimiento, acción que Sylus respondió con un bufido.
—Por cierto, ¿dónde está Rafayel? —preguntó el platinado mientras le daba mimos al gato.
Zayne se encogió de hombros.
—Ni idea. Dijo que tenía que terminar un cuadro.
En eso, la puerta del café anunció la llegada del mencionado. Rafayel se encontraba relajado, con unas pocas manchas de pintura en su rostro pero la camisa intacta. Y, como siempre, llegaba a sentarse al lado de Xavier cuando notó la presencia de Sylus y la del gato.
—¿Y esa abominación? —preguntó el pintor cruzando los brazos.
Zayne y Xavier estaban al tanto del poco agrado que Rafayel le tiene a los gatos, y Sylus al ser "nuevo" en el grupo aún tenía muchas cosas que aprender de ellos tres. Xavier sonrió condescendiente.
—No le digas así a Sylus. —Xavier se mostraba serio, como si de verdad fuera a defenderlo, cosa que le parecía más graciosa a Zayne quien reprimía su risa. —Acaba de llegar. No seas malo, Rafayel.
—Eres todo un comediante. —musitó Sylus.
El pintor rodó los ojos.
—No me refería a él. Hablo de esa cosa. —señaló al gato. Los chicos sentados intercambiaron miradas, Sylus fue el primero en hablar.
—Entonces no te gustan los gatos.
Rafayel asintió.
—No. Son criaturas infames, dispuestas a engañar. —dijo entre dientes, viendo al gato con desprecio.
Xavier y Zayne rodaron los ojos. Ya estaban acostumbrados a este tipo de comportamiento cada vez que se menciona un gato en frente de Rafayel. Sylus soltó una risa aburrida.
—¿Qué clase de daño pudo haberte hecho un inocente gatito?
Xavier y Zayne reprimieron una carcajada.
—Ni se les ocurra. —amenazó Rafayel.
—¿Que ocurrió? —insistió Sylus. Rafayel tuvo que sentarse lo más lejos del gato, del lado de Zayne, tenía los brazos cruzados y una leve mueca en su rostro.
—Un gato lo lamió. —respondió Xavier sin importancia, jugando con el animal en su regazo.
Hubo un breve silencio, la mirada de confusión en Sylus le parecía aún más gracioso a Zayne. Xavier estaba demasiado entretenido con el gato como para importarle y Rafayel intentó excusarse de inmediato.
—No me lo esperaba, ¿De acuerdo? Estaba en esa isla con MC y no pensé que habría criaturas tan horribles como esa.
Los tres intercambiaron miradas. En el juego, habría un nuevo evento con temática de gatos mayordomos y sabían que si Rafayel se enteraba le daría un ataque cardíaco.
Xavier y Zayne sabían que hacer, o en este caso que no hacer: no le dirían del evento al pintor hasta que ocurriera. Mientras que Sylus, con su actitud despreocupada y con afán de hacerlo enojar habló.
—Debió ser el infierno para ti. —comentó al principio. —No me imagino lo que vas a pasar las próximas semanas.
Zayne le dió fuertes señales con las manos de que no siguiera con eso, señales que fueron ignoradas.
—¿De qué rayos hablas? —preguntó Rafayel. Otra vez las tensiones entre ellos.
—¿No lo sabías? —Sylus sonrió condescendiente. —El evento de esta semana es sobre gatos.
En ese momento el corazón de Rafayel dió un vuelco, y no de los buenos. Estaba paralizado y solamente su vista se fijó en el gato en el regazo de Xavier.
—Rafa... —comenzó Xavier, notando la preocupación de su amigo.
—¿Por qué nadie me dijo? —exclamó el chico con enfado, estaba haciendo sus clásicos pucheros y rabietas. —¿Significa que debo tocar esas cosas?
—No. —Sylus se acercó para "tranquilizarlo". Puso su mano en su hombro y susurró: —Te tocará ser la cosa.
Rafayel se exaltó, tomando distancia de Sylus mientras se sacudía el hombro.
—Puedo manejar ser un gato. —admitió. —Pero...
—¿Pero? —cuestionó Zayne.
—No es justo. —terminó el pintor cruzando los brazos. —¿Porqué gatos?
Rafayel se desplomó en una silla, derrotado. Los otros tres rodaron los ojos, conociendo lo dramático que es Rafayel de seguro lo escucharían quejándose cuando sea su turno de "grabar" su kindle.
—Los gatos son adorables. —justificó Xavier mientras alzaba al gato y lo ponía en frente de Rafayel. El chico puso sus manos frente al gato, mostrando clara repulsión hacia el animal.
—No. No lo son. —replicó él.
—Te verás adorable con orejas y cola. —comentó Sylus con una sonrisa burlona.
—Lo mismo digo. —contestó Rafayel con desdén. Sylus se tomó su respuesta como un chiste. —Creo que todos sufriremos un poco.
—Yo no. —comentó Zayne. Los demás voltearon a verlo con extrañeza. —¿Qué tiene? A mí si me gustan los gatos.
Chapter 12: Una promesa es una promesa (Zayne & Caleb one-shot)
Summary:
Una promesa hecha hace años creará tensiones entre dos "amigos" de la infancia que siempre han estado detrás del mismo objetivo: una chica. Ahora que él está de vuelta, será el momento de poner las cartas en la mesa y dejar clara su relación.
Chapter Text
Se supone que las escondidas son un juego de niños, y este sujeto las convirtió en algo real. La promesa que habíamos hecho de protegerla tiempo atrás no solo involucraba su estado físico, también era nuestro deber prevenirle el menor daño emocional; y eso pensé que estábamos haciendo... Hasta aquel día.
Cuando me enteré de todo no pude evitar en ofrecerle consuelo, ser un lugar seguro para ella. Como amigos de la infancia que fuimos los tres debí sentirme triste por la pérdida de Caleb, pero no fue del todo así. Yo me sentí, hasta cierto punto, aliviado, como si el peso de aquella promesa que ahora recaía por completo en mis hombros fuese más que ligera ahora que no estaba aquí. Solamente yo estaba ahí para ella, solamente yo podía aliviar su dolor y acompañarla en su pena.
Puede que suene algo egoísta de mi parte, pero deben comprender. Desde niños, no tuve el privilegio de estar a su lado la mayor parte; yo no vivía con ella, no compartíamos abuela, no éramos confidentes y, por más que quisiera, no tenía el valor de ser así de cercano como lo era Caleb con ella. En ese momento entendí su dolor, todos hemos perdido a alguien y me pregunté si ella sería capaz de llorar por mí igual o peor que lo había hecho por él. Un pensamiento egoísta de tener que no dejé las semanas posteriores al accidente. Aquella explosión cambió nuestros mundos por completo; el de ella sucumbiendo ante la oscuridad mientras que el mío se expandía a medida que pasábamos más tiempo juntos. Hice de todo en mi poder para hacerla sentir mejor, cosa que logré con salidas y largas noches de charla.
—Es una locura pero... Caleb está vivo. —me quedé en shock en cuanto lo dijo. Estaba al otro lado del teléfono, inmóvil y tenso. Tenía que ser una broma, una de muy mal gusto de su parte. —Zayne, ¿Estás ahí?
—Si. Te escucho. —dije apresuradamente, escondiendo mi descontento.
Caleb no podía estar vivo, ella vio su casa reducirse a cenizas junto con su familia. La noticia fue tan viral que aún si hubiese logrado salir con vida lo habrían encontrado. Maldito piloto.
Ella había ido a una misión y no podía darme todos los detalles, confiaba en ella pero tenía tiempo que no escuchaba de ella mientras trabajaba en el hospital. Tanto Grayson como Ivonne estaban preocupados del tiempo que pasaba mirando el teléfono de reojo esperando su llamada hasta que un día el teléfono sonó y contesté con tanta ansia que, muy probablemente, ella no notó. Hablamos un poco de cómo iba su misión, de mis pacientes y del personal del hospital hasta que trajo el tema con un: "Tengo que decirte algo. Es serio."
—Yo tampoco sé cómo es posible. —admitió ella en un suspiro. Lo único que deseaba en ese momento era abrazarla y alejarla de ese hombre lo más pronto posible. La lastimó al fingir su muerte, la vi llorar por él y nunca dijo nada. Caleb se merece más que mi desprecio. —Mira, cuando terminé mi misión lo hablaremos todos.
Hubo un ligero silencio antes de que se despidiera.
—Pensé que tú también querías saberlo.
No quería saber. Estaba mejor sin saber nada. ¿Por qué ahora? Estábamos tan bien sin él. Mis pensamientos egoístas no me permitieron ver con claridad la situación. Si Caleb estaba de regreso entonces ella estaría más feliz, ¿Cierto? O incluso estaba la posibilidad de que lo odiase tanto como yo. Tenía que esperar y, de las pocas veces en mi vida, sentí la espera eterna.
***
Ese día no llegó, tampoco es que tuviera muchas ganas de hablar sobre el tema. Traté que el regreso de Caleb no afectara mi trabajo, y por suerte nadie notó como la sangre hervía por mi cuerpo. Tenía planeado que iba a decirle: "¿Acaso no tienes conciencia? ¿Qué haces aquí? Rompiste nuestro pacto. Debíamos cuidar de su bienestar y tú te marchaste, ella era más importante que tu estúpida muerte fingida."
No iba a siquiera dejarlo hablar. Estaba listo para sacar todo de mi sistema en cuanto lo viera.
Al terminar mi turno en el hospital compré un pequeño ramo de flores para ella, tal vez así se alegraría y podríamos evitar el tema un poco más. Divisé la cafetería al lado del puesto de flores; una sombra conocida estaba comprando ahí. Maldición.
Volteé a otro lado de inmediato, esperando que no me haya visto.
—¿Zayne? —esa mirada santurrona, esos ojos que ocultaban sus malas intenciones y todavía tenía la osadía de darme un saludo "amistoso." —Que coincidencia.
Vaya coincidencia. La persona que menor esperaba ver estaba frente a mi como una montaña de nieve imposible de apalear. A juzgar por su lenguaje corporal se le veía tenso, casi apenado.
—Hola Caleb. —respondí secamente. Vamos, Zayne, es hora de decirle lo que piensas. No pude. Las palabras se esfumaron en cuanto lo ví, estaba asombrado de verlo en una sola pieza, y también molesto. —Visitando a los vivos, supongo.
Mi sarcasmo forzó una sonrisa en Caleb, una expresión más bien incómoda. Él se limitó a desviar la mirada.
—No pienso quedarme mucho tiempo, debo regresar a la flota. —dijo vagamente, ignorando por completo el resentimiento que tenía hacia él. Silencio incómodo, ¿Qué caso tenía reprocharle? Caleb vio las flores en mi regazo. —Ella... se encuentra bien, ¿Cierto?
Me pregunto cómo si yo tuviera todas las respuestas, esa tenía que ser la razón porque de otro modo ni siquiera me hubiera saludado. Ella estaba bien, estaba bien sin él y eso era lo que le quería dar a entender. Ella estaba mejor conmigo, alejada del drama y el dolor que le hizo pasar. Ella ya no lo necesitaba y nunca lo necesitó.
Asentí indiferente.
—Deberías preguntarle tú mismo. —no era necesario que lo regañase, en sus ojos estaba aquella culpa que deseé que sintiera en cuánto me enteré que nos había engañado a todos. Pero no era suficiente para mí. —Ahora que regresaste no creo que sea un problema.
No sabía cómo, ni porqué, pero Caleb estaba vivo. Nos hizo creer que no era así y lloramos su pérdida, perdimos tiempo en su luto y todo ¿Para qué? Para que volviera con esa cara de perro arrepentido y un par de palmadas en la espalda.
Caleb asintió. Era evidente que no le di la más cálida bienvenida. Pude divisar una leve mueca en sus labios, cómo si le diera la razón a mis palabras pero se negaba a aceptarlo.
—No, no es un problema. —notó mi postura a la defensiva y dio un paso hacía mi. Era un lado que nunca había visto de él; no parecía el amable y travieso Caleb que conocía de mi infancia. Algo cambió, se le veía más decidido, serio y amenazante. —Solo quiero que sepas que estoy tratando de enmendar mis errores. Aún no olvido la promesa que hicimos.
—Me temo que ya rompiste esa promesa. —dije mientras me enderezaba, sonando lo más serio y apático posible.
Su mirada se cruzó con la mía en un frenesí de tensión y desafío que nunca había visto en él, había algo más en Caleb que no lograba descifrar. ¿Realmente había vuelto?
—Proteger a los que amas a veces implica sacrificios. —respondió sin apartar su mirada, me estaba poniendo incómodo. —Estoy dispuesto a dar todo con tal de que ella sea feliz.
Entonces vete. Quise decir, pero había algo en mi que me decía que no debía responder de esa manera. Mis acciones hablarían más que mis palabras, solo debía esforzarme como siempre lo he hecho y estar con ella. Ella está acostumbrada a mí, que él esté de vuelta no cambiará lo que tenemos... ¿O sí?
Resoplé divertido. Me sorprendí ante mi reacción pero Caleb no pareció notarlo.
—Quiero ver que lo intentes. —dije confiado. Di un paso atrás y me alejé.
Tenía un ramo de flores en la mano y una cita con la chica de mis sueños. Un muerto viviente no me iba a quitar eso y si lo intentaba entonces conocería de lo que soy realmente capaz.
Chapter 13: Consejos (Rafayel one-shot)
Summary:
Ahora no es solo Thomas, si no su propia tía diciéndole a Rafayel que camino debería recorrer con su querida guardaespaldas. Tantos pensamientos que no son suyos llegan a su mente como un torbellino de emociones negativas que no sabe cómo parar. Esto está complicando las cosas con ella y no sabe si seguir sus allegados o a su corazón.
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—¿Entonces ya sabes cuál es el siguiente pasó con ella? —preguntó mi tía mientras servía una taza de té. Me entregó la taza y evité verla a los ojos. Era obvio de quién estábamos hablando, de mi querida guardaespaldas.
Había tanto que quería hacer con ella y por ella que una conversación con la tía Talia no sería suficiente.
Quería ser su protector, su vida, que de algún modo pudiera fijarse en mi y la mirada que me lanzara fuera más que un: "¿De nuevo me llamaste para esta tontería?" Sabía que me quería, ¿De qué otra manera vendría corriendo hacia mi si no lo hiciera? Sus acciones era lo importante: planeando mis cumpleaños, hablando conmigo y sus atenciones a mis llamados y berrinches. Pero así como tenía estos tratos conmigo también pasaban semanas sin respuesta de ella a menos que fuera yo quien le mande un mensaje.
—No lo sé. —respondí con indiferencia. No me gusta cuando otras personas se meten en mis asuntos, y aún así dejo que suceda. Aún no entiendo el porqué.
—Pues por como van las cosas no sé si lleguen a algo. —concluyó mi tía después de darle un sorbo a su taza.
No pude evitar hacer una mueca. Aunque adoro a mi tía, la forma tan despectiva e incluso de lástima con la que lanzó ese comentario provocó que se generaran dudas dentro de mí: ¿Y si era cierto?
Suprimí esas dudas.
—Solo el tiempo lo dirá.
—¿De verdad crees que haya suficiente tiempo para averiguarlo? —Sé que está tratando de protegerme, pero está siendo muy duro con ella. —¿Cuánto ha pasado, un año? Y no hay un solo rastro de que esa chica quiera algo serio contigo.
Hay cosas que no le he contado a la tía Talia. Besos bajo el agua, tardes encerrados en el estudio y esas atenciones que ella tiene conmigo y solo conmigo. El corazón no elige a quién amar, sin embargo quiero creer que mi amada guardaespaldas y yo tuvimos la fortuna de que nuestros corazones se escogieran entre sí.
***
Después de esa incómoda conversación llegué a la conclusión de que no necesitaba su consejo, ni su opinión. Aún así, sus dudas invadieron mi cabeza. Tía Talia tenía razón, ya había pasado más de un año y ni una sola señal.
¿Acaso necesitaba una etiqueta con mi chica? O peor aún, ¿Es ella realmente mi chica? Quizá debía hablar esto con ella, pero ¿Externar estas dudas ante ella sería externar las propias o las de mi tía?
Intenté volver a concentrarme en mi trabajo. Estaba trabajando en una pintura para un cliente cuando Thomas entró por la puerta principal. Inmediatamente volteé para encontrarlo solo a él, fruncí el ceño.
—Te dije que no entraras cuando estoy trabajando. —me quejé. La única forma en la que lo dejaba entrar era si ella lo acompañaba, era mi musa después de todo.
—Discúlpame, Rafayel. —Thomas estaba mostrándose impávido como siempre ante mis rabietas. Me conoce bastante bien. —Se supone que vendría pero tuvo una misión de emergencia.
—¿Y si llegará? —quería que me viera terminar la obra.
Thomas negó con la cabeza.
—Le tomará toda la noche.
Solté el pincel sobre la pintura. Era la tercera vez en la semana que tenía misiones de emergencia. Lo entendía, claro, siempre soy comprensivo en ese aspecto pero las palabras de la tía Talia seguían frescas en mi memoria: "Pues por como van las cosas no sé si lleguen a algo".
A juzgar por el rostro de Thomas, parecía encontrarse frustrado y nervioso al ver como arruiné el trabajo de semanas. Estaba a nada de entrar en pánico cuando tomo un par de materiales.
—No pasa nada, tratemos de limpiar la mancha y luego puedes pintar sobre ella. —con un paño comenzó a limpiar desesperadamente el rayón de mi pincel. La mancha casi desaparece aunque no por completo, al igual que mis pensamientos.
Ya más calmado, Thomas me preguntó:
—Ya sabes cómo es el trabajo de deepspace hunter. ¿Ahora que pasó?
—No lo sé. —evité verlo a los ojos, no quería que me viera así.
—Ya lo habíamos hablado, Rafayel. —suspiró. Thomas sabía que la razón de mis dramas relacionados a mi arte últimamente se debían a ella, a mi querida guardaespaldas. —Es una persona ocupada.
—Si de verdad está tan ocupada, ¿Porqué se da el tiempo de verme? —mi comentario salió como producto del estrés y la negatividad de mi mente.
Thomas buscó verme a los ojos. No pude evitar voltear la mirada por siempre, así que al verme tan mal noté una mirada comprensiva.
—Por que te quiere. No lo haría si no fuera el caso.
Me quiere, al menos eso es lo que yo quiero creer.
—Sí pero...
—¿Pero? Nunca has tenido dudas respecto a ella.
Son dudas recientes. O tal vez son dudas que siempre he tenido, debe haber una razón por la que la busco tanto, una razón para que me reafirme que estará ahí para mi, y que la quiera siempre a mi lado más allá de mis sentimientos.
—Thomas, —como siempre, escucharé lo que me tenga que decir respecto a mi relación. —¿Crees que ella y yo vamos a algún lado?
Me tomó de los hombros y me sentó en el sillón. Se sentó a mi lado y luego de secarse el sudor de la frente habló con franqueza.
—Siempre dejas que esta clase de comentarios te afecten. Rafayel, ella y tú son los únicos que saben a dónde va su relación.
—Lo sé, lo sé. —llevé mis manos a la cabeza, estaba desesperado. —Es solo que... La tía Talia dijo unas cosas y luego tu dices otras y eso me confunde y yo...
Thomas interrumpió.
—Si tanto te molesta que te aconsejemos, creo que es hora de que dejes de contarnos todo lo que pasa con tu guardaespaldas.
—Solo me gustaría que por una vez mi tía no viera todo de forma tan objetiva y que tu no me dejaras tanto a la deriva.
—Rafayel, no quiero sonar tan tajante pero sólo soy tu representante. Yo me encargo de vender tu arte y para mi es importante que te encuentres en condición de hacer tu trabajo y, a veces, eso implica escucharte hablar de cierta chica una y otra vez.
Se levantó del sillón y cuando estaba por salir del estudio dijo algo que me dejó perplejo.
—Hay cosas que es mejor mantener en privado, no por que no quieras que los demás lo sepan, sino por tu paz mental.
El portazo me hundió aún más en mis pensamientos. Thomas y mi tía siempre me habían dado consejos para lidiar con mi relación, no siempre los seguía al pie de la letra pero estos consejos ya me estaban afectando demasiado. Ese consejo de Thomas sería el último que tomaría.
Chapter 14: Mío (Caleb one-shot)
Summary:
Un recuerdo perdido regresa a mi memoria, y es más oscuro de lo que pensé...
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Después de los eventos en Skyhaven, estaba tan confundida acerca de quien era aquella persona tan familiar. Lucía como Caleb, olía como Caleb pero no era él; esa mirada que por momentos parecía ser cálida y tan reconfortante y, en un instante, se convirtió en una de obsesión, de deseo. Una mirada qué nunca había visto antes...
«Será el jardín más hermoso e impresionante, lo llenaré con todo lo que quieras. Y nadie será capaz de encontrarte...»
No. No puede ser él. Caleb jamás diría algo como eso.
«¿Que dirías si te dijera que siempre he sido así?»
Pero ahí estaba él, mostrando su verdadera cara y como es que nunca había dejado de pensar en mi como una niña indefensa y miedosa. En su momento debo admitir que me sentí impotente, el no saber con que estaba lidiando a pesar de conocerlo toda mi vida; no es el Caleb que conozco y no sabía si en su momento podría ser capaz de aceptar este lado de él hasta que lo recordé.
¿Cómo pude ser capaz de olvidar aquel momento? Con Caleb sujetando mis muñecas mientras insistía qué ya estaba harto de estos juegos, a mi mente llegó un destello de una memoria distante, una que por un segundo no reconocí como mía: su rostro igual de cerca al mío que en ese entonces, su mano en mi muslo, el miedo recorriendo mi espalda. Esto ya había sucedido antes, solo que lo olvidé.
Pasó años atras, cuando estaba a punto de irme a la academia para convertirme en deepspace hunter. Estaba por terminar de empacar cuando Caleb entro a mi habitación. Se recargó en el marco de la puerta y tenía esa media sonrisa característica de él.
—Vaya, vaya. Miren quien ya no necesita que empaque su ropa. —dijo en un tono casi melancólico, disfrazado de sarcasmo.
—Era la última maleta. —me excusé. —Ya podrás empacar más de mis cosas en el futuro.
—Sabes que dejarás sola a la abuela, ¿verdad? —cruzó los brazos, como si desaprobara que me fuera de la casa.
Rodé los ojos. Ya estaba acostumbrada a su naturaleza juguetona y en realidad no le preocupaba dejar sola a la abuela. Sabía bien que yo era la principal de sus preocupaciones, y a veces me aprovechaba de ello ya fuera cuando quería que cumpliera uno de mis caprichos o simplemente saber que estaba ahí para mi.
—Lo dice el primero que salió de la casa.
Caleb soltó una risita y tomó la maleta de mi cama, la cerró con cuidado y la colocó en el suelo.
—Ambos seguimos nuestras pasiones, pip-squeak. Es natural que quieras irte.
Se sentó en la orilla de la cama, por inercia lo imité y me senté al lado suyo. Nuestros codos se estaban tocando, era una sensación de familiaridad, la cercanía que compartíamos. Ambos estábamos contemplando mi habitación vacia, salvo por un par de muebles, daba nostalgia ver el cuarto sin mis peluches y libros.
—¿También es natural que quieras seguir empacando mis cosas? —traté de romper el silencio.
—Siempre me he ocupado de ti. Y siempre lo haré. —entrecerró los ojos mientras veía uno de los estantes vacíos. Se levantó sobre la cama y comenzó a querer alcanzar algo del estante. Cuando consiguió lo que quería regresó a su posición a mi lado.
—No olvides esto.
Era un pequeño avión de papel. Debió quedarse al fondo del estate cuando estaba guardando mis cosas, no me había dado cuenta que lo dejé; era uno de los muchos aviones que solía lanzarle a Caleb de mi cuarto al suyo. Tomé el avión con cuidado y note que una de las alas estaba doblada, casi achicharrada, probablemente por el montón de objetos que fueron llegando a esa repisa. Traté de alisarla con mis dedos pero no tenía caso.
—Su ala está doblada. Dudo que pueda volar. —fingí decepción.
Caleb tomó el avioncito de papel y pasó sus dedos por el ala doblada. Sonrió y con su evol hizo que se elevará en el aire.
—¿Quién dice que no puede? —el avión comenzó a dar vueltas alrededor de mí. Era algo que Caleb solía hacer cuando éramos niños, siempre hacía volar los aviones que le lanzaba a su cuarto.
El trozo de papel se movía con tanta gracia y delicadeza que por un momento dudé que él lo estaba controlando. Traté de tomarlo con la mano pero justo cuando estaba a punto de tocarlo, el avión se escapó de mis manos. Volteé a verlo con frustración, estaba jugando conmigo y yo decidí seguirle el juego.
Me levanté de la cama y comencé a perseguir el avión, este volaba cada vez más alto y rápido. Ambos comenzamos a reírnos, justo como cuando éramos niños, cuando nuestras vidas estaban libres de preocupaciones. Tuve que subirme a la cama para alcanzar el avión, estaba a punto de atraparlo cuando de repente sentí como mi tobillo se dobló y mi peso cedió.
Estaba cayendo, pero por lo menos atrapé el avión y estaba encima de la cama. En eso, unas manos grandes y fuertes tomaron mis muslos con fuerza, sentía la tensión entre mi piel y la suya. No me atreví a verlo a los ojos, poco a poco el calor subía a mis mejillas.
—Oye... —la voz de Caleb era suave, frágil, como si estuviera hablándole a un gato en la calle.
Su rostro estaba tan cerca del mío que mi mente comenzó a divagar: ¿Esto está bien? ¿Porqué me siento de este modo?
—Solo es un avión.
Era claro que no estaba hablando del avión. Mi respiración se estaba entrecortando, no podía pensar con claridad. Caleb me estaba sosteniendo con su mano a pesar de que estaba usando su evol para hacerme flotar encima de él. Su rostro se estaba alejando, dejé de sentir sus manos.
—Caleb, no es gracioso. —crucé los brazos mientras sentía como la gravedad cambiaba de forma constante. Su risa divertida solo aumentaba mi enojo. Mi cuerpo subía y bajaba; entonces, bruscamente sentí cómo descendía hasta que nuestros pechos se tocaron.
—¡Caleb! —exclamé. Estaba a punto de gritar cuando su mano cubrió mi boca.
Su mano libre volvió a mi muslo. Cuando volví a verlo a los ojos lo noté: no era esa mirada tierna y juguetona de siempre, había algo más, algo oscuro y misterioso que me intrigaba y al mismo tiempo me asustaba. Quería decirle algo, reclamarle por aquella broma tan pesada pero no encontraba valor para hacerlo, no cuando estaba apretando mi pierna. Era como si quisiera cerrar el puño conmigo dentro, el dolor era soportable pero embriagador.
Lentamente retiró su mano de mis labios y colocó un solo dedo, pidiéndome silencio.
—No hay que preocupar a la abuela. Solo estamos jugando.—Su tono seguía siendo suave, pero había algo más. Era un tinte de peligro.
—No quiero que te vayas.
Me dejó caer. Mi pecho estaba contra el suyo, el espacio entre nuestros cuerpos se volvía inexistente cada vez más; estaba usando su evol para pegarme a él. Me costaba respirar, a él también por la expresión en su cara pero parecía no importarle. Era como si el dolor de tenernos restregados lo emocionara, incluso lo excitara.
Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, pensé que iba por un abrazo cuando en realidad estaba apretando mis piernas. Fuertes apretones que iban subiendo de nivel hasta llegar a mi trasero.
Reprimí un grito, casi como si yo no quisiera hacerlo. Dolor, anhelo y peligro inundaban mi habitación.
—Quédate conmigo.
Hundí mi cabeza en su cuello. No podía verlo de ese modo, no cuando toda mi vida lo había visto como aquel chico amable y protector que se preocupaba por su familia. Yo era su familia, pero esto no era familiar.
—No puedes decidir eso, Caleb. —respondí en un susurro.
Claro que no podía, yo debía tomar mis propias decisiones. Incluso cuando Caleb se fue a la academia años antes yo respeté su decisión, ¿Por qué él no podía respetar la mía?
Sus manos se aferraron a mi. Otra vez esa sensación embriagante de que me tocara. Tenía miedo. Miedo de saber qué haría después, estar tan indefensa frente a él pero al mismo tiempo tenía ese presentimiento de que sin importar lo que ocurriera él seguiría siendo mío; Caleb seguiría cumpliendo mis caprichos y demandas aunque la vida se le fuese en ello y, hasta cierto punto, eso me gustaba.
Por un segundo pensé en ceder y seguirle el juego; poner mis manos sobre las suyas y pedirle que me apretara con fuerza, que me hiciera saber con un apretón firme que él estaba ahí. Él estaba ahí para mí y solo para mi.
—Caleb, por favor... —¿Por qué mi demanda sonó más a una súplica? Tal vez el miedo me dominó por completo, pero en realidad no quería que pare.
Caleb soltó un suspiro y desvío la mirada. Parecía que mis palabras lo hirieron. Con cuidado me levantó de su pecho y, con ayuda de su evol, me colocó en la cama junto a él. No quise voltear, estaba paralizada.
Luego de un silencio eterno, sentí como su presencia dejaba mi cama, me enderecé de inmediato.
Estaba de nuevo recargado en el marco de la puerta, con esa media sonrisa como si nada hubiera pasado. Me frustré, pero no dije nada, aún estaba confundida por lo que acababa de pasar. Incluso mi maleta estaba junto a él.
—Vámonos, pip-squeak. El autobús no espera a nadie.

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sibaiqi29 on Chapter 1 Sun 04 Feb 2024 02:51PM UTC
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Confeti (Guest) on Chapter 5 Thu 10 Jul 2025 02:50PM UTC
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