Chapter 1: Soldados del Cielo
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Otro día nevado, otro día en esa maldita montaña, así es como la mayoría de sus compañeros llamaban a aquel lugar. Lilia encontraba ese clima extremo particularmente familiar, un vago recuerdo de su infancia que calentaba su corazón.
Llevaban días sin ningún choque con el ejército enemigo, por lo que algunos soldados comenzaban a creer que habían hecho enojar a la reina y esta era su forma de castigarlos, mandándolos a patrullar una de las zonas más alejadas y heladas del Valle de las Espinas.
Eran un pelotón con 12 miembros, la mayoría de ellos no pasaban los 200 años, aunque no lo pareciera eran todos casi unos infantes. Se encontraban acampando en una caverna, aunque esta no era tan profunda los resguardaba ligeramente de los vientos helados.
—Carajo— se quejaba por quinta vez su compañero a su lado, Baúl era de los fae qué mayor resentía el clima helado, sus escamas parecían azules, por más que acercara sus manos a la fogata el frío no lo dejaba en paz.
—¿Quieres que te preste unos guantes?— se burlaba Lilia de su camarada.
Ambos eran apenas unos cadetes en el ejército que lideraba la reina Maleficia Draconia. Aunque a diferencia de sus compañeros, Lilia ya tenía un amplio entrenamiento y experiencia militar, por lo que no quejarse por acampar en climas hostiles era algo que ya tenía dominado.
Baúl estaba por exigirle que se callara cuando otro soldado se sentó frente a ellos.
—No presumas Van rouge— sonreía el otro soldado de cabello rojo, —Que te criara el rey loco no te hace mejor que los demás.
Solo el viento sonaba, aquel fae no se molestó en moderar su voz para que los demás no lo escucharan.
Lilia se levantó molesto, alguno de sus compañeros se pusieron frente a él temiendo un enfrentamiento.
—Maldito— defendía Baúl a su amigo, —¿Quién te crees para…?
—Déjalo Zigvolt— ordenaba Lilia saliendo de la cueva para sorpresa de todos. El fae pelirrojo sonrió de lado considerándose vencedor, pero antes de que pudiera celebrar su victoria una bandada de murciélagos lo rodeo, mordiéndole la cara y rasguñando sus manos.
—No te atrevas a hablar mal del rey Sahira de nuevo— amenazaba Lilia poniéndose su máscara y abandonando la cueva.
No camino tan lejos, era consciente de lo peligroso que era perderse en una tormenta como esa. En realidad las palabras de ese sujeto no era lo que lo había hecho enojar, era el que le hubiera hecho recordar a su padre adoptivo lo que lo había molestado.
—Idiota— se regañaba el hada, ya habían pasado demasiados años desde la muerte de Jareth y, aun así, era una herida que no había dejado de doler.
Permitió que el frío lo envolviera, sumergiéndose en los tiempos en que él y su padre eran felices.
…
A la mañana siguiente, el pelotón avanzaba por las montañas a su siguiente punto de observación. Para algunos, saber que este era el último punto de su patrullaje los alentaba a no detenerse.
Solo unas horas los separaba de volver a ver a sus familias.
Baúl soltaba un largo bostezo y estiraba los brazos, —La montaña ha decidido ser benevolente con nosotros— se veía alegre, incluso sus escamas parecían renovadas. Lilia a su lado solo sonreía, la guerra estaba lejos por terminar, pero unos días de descanso no pintaban mal.
—Dense prisa, debemos llegar a la base antes del medio día— alentaba Lilia a sus compañeros, sin embargo, el fae pelirrojo no tomo estas palabras de buena manera.
—No te atrevas a ordenarnos Van rouge— retaba enojado el fae.
—Solo les recordaba nuestra misión— respondió rodando los ojos.
—Te crees la gran cosa— avanzo el pelirrojo hasta estar cerca del más bajo. A pesar de la diferencia de altura, Lilia no se dejaría intimidar fácilmente.
—Ustedes dos, paren de una vez— exigía otro de los cadetes.
—Díselo a este— se defendía el fae, —Te recuerdo que ya no eres líder, eres solo un perro que la reina recogió porque le era útil.
—¡Discúlpate!— exigía Baúl colérico.
Todo el pelotón se vio envuelto en una discusión, la cual los convirtió en blanco fácil.
Lilia dejó de hablar al escuchar un extraño ruido, uno que se acercaba rápidamente a ellos.
—¡Cuidado!— grito invocando una barrera alrededor del pelotón, pero no lo suficientemente a tiempo para evitar que un cañón impactara contra ellos y los hiciera caer al suelo.
Más cañonazos comenzaron a rodearlos. Habían cometido el error de descuidar su entorno, por lo que ahora un grupo de humanos altamente armados los cazaban con bastante facilidad.
—¡Retirada!
—¡Regresen a la caverna!
Los gritos de los fae se mezclaban con el sonido de las explosiones, la nieve les impedía ver bien, por lo que les era imposible detectar en donde se encontraban sus atacantes y, de esta forma, poder al menos defenderse de los proyectiles.
Lilia y Baúl corrían lo más rápido que podían, lamentablemente los humanos habían logrado separar a su pelotón, por lo que la supervivencia individual se había convertido en su única salida.
Ambos fae llegaron a un camino angosto, un paso en falso y caerían por la ladera de la montaña. Lilia alcanzó a ver por el rabillo del ojo a un soldado humano, con un arma lista a disparar.
—¡Zigvolt!— grito quitando de la trayectoria del proyectil a su compañero, acción que lo llevo a caer por el precipicio.
El peli verde trato de tomar la mano de Lilia, sin embargo, la gravedad jalo al más chico al vacío.
—¡LILIA!
…
Todo le dolía.
Como era posible que siguiera vivo, no lo sabía.
La nieve comenzaba a cubrir gran parte de su cuerpo, por lo que debía de haber permanecido inconsciente por más de cinco horas. Estaba rodeado por grandes árboles, lo que oscurecía aún más su vista, y el dolor en su pierna no le permitía pensar con total claridad.
Era un soldado, entrenado para se una máquina de muerte, ¿por qué estaba llorando entonces?
Simplemente, era demasiado. La discusión con sus compañeros, la incertidumbre de si su amigo estaría vivo, el dolor de su cuerpo, la guerra, la muerte, su padre…
Su padre que ya no estaba.
Se sentía patético, llorando como un niño pequeño, ¿como un ser que tenía las manos llenas de sangre podía ser un mar de lágrimas?
—Papá… papá…— llamaba Lilia a alguien que sabía que ya no iría en su auxilio.
Escucho ruidos, el hada rogó que fura lo que fuera, acabara con su vida en ese momento. No soportaba un día más en esa guerra.
“Lilia”
Esa voz, sin importar cuantos años hubieran pasado, reconocería esa voz donde fuera. Ladeo su cabeza, su mente no cuestiono si eso era una ilusión o realidad, el hada solo sabia que le observaban desde lejos, escondido por los árboles.
—¿Padre?
“Yo no crie a un debilucho”
Lilia dio un gran esfuerzo por ponerse de pie. Mientras se levantaba con dificultad notaba el resto de heridas que tenía, sentía algunas costillas rotas, su pierna definitivamente estaba quebrada, además de innumerables cortes y moretones.
Tardo demasiado en ponerse de pie, cuando lo logro su padre ya no estaba, haciendo que entrara en pánico, dando vueltas buscándolo, atento a cualquier sonido.
“Lilia”
Se dio la vuelta, en un paraje donde los árboles parecían abrirse Jareth le esperaba. Su mirada era altiva y con actitud arrogante, justo como lo recordaba. Lucia exactamente igual a como lo vio por última vez, con su cuerpo herido y sangre manchando sus ropas.
Aun así, a diferencia de Lilia, al elfo sus heridas parecían no dolerle.
Se dio la vuelta, comenzando a caminar y alejarse de Lilia.
—¡Espera!— grito desesperado el hada, haciendo un gran esfuerzo por alcanzarlo.
Así comenzó una carrera por detener al elfo, a pesar de dolor o de la temperatura que comenzaba a bajar nuevamente mientras más se acercaba el atardecer, Lilia se mantenía firme en su propósito de alcanzar a Jareth.
No sabía a donde se dirigía, a Lilia esa zona de la montaña no le parecía conocida, ¿tan lejos había caído?
Cuando la noche cayó sobre ellos, el viento y la nieve le impedían ver con claridad. Por más duro que fuera su esfuerzo, su cuerpo lastimado era cada vez más lento. Finalmente, Lilia colapso en el piso agotado, sus brazos no le ayudaban a levantarse del suelo helado.
Un par de botas se detuvieron frente a él, con gran esfuerzo Lilia levanto su mirada, no sabía cómo interpretar la mirada de Jareth. Esperaba algun rastro de enojo, ira, incluso desilusión, la última emoción que le demostró.
Pero en su lugar, solo un rostro serio lo observaba.
El elfo se alejó de Lilia, quien no pudo evitar sentir un horrible déjà vu, —¡Padre!— grito extendiendo su mano, la nieve engullía la silueta de su padre, convirtiéndola en un punto negro.
—¡PADRE!
La silueta se detuvo.
Lilia vio a ese punto en el horizonte regresar a él deprisa, sonrió al ver esta acción. Comenzó a caer en la inconsciencia, esperaba ver la silueta de su padre regresar por él; sin embargo, mientras más se acercaba, menos reconocía de quién se trataba.
Perdió el conocimiento antes de descubrir quién era.
…
A pesar de ser una mañana sin nubes, ninguno podía disfrutar de ese amanecer.
Lilia tomó un pequeño descanso. A pesar de que sus compañeros habían curado la mayoría de sus heridas, los huesos rotos y heridas internas no le permitían moverse con mucha velocidad.
De un pelotón de doce faes, solo cuatro habían sobrevivido.
Escucho unos pasos acercarse a él, no tuvo necesidad de ver de quién se trataba.
—El karma le cobro muy caro— menciono Baúl mirando el cuerpo a medio enterrar.
El de ojos rojos suspiro, bajando la mirada para ver el rostro sin vida del fae pelirrojo.
—Incluso si fuera un imbécil, nunca le hubiera deseado este final— respondía cubriendo la parte superior del soldado con nieve.
—Espero que al menos pueda descansar en paz.
Los soldados humanos los habían dado por muertos a todos, por lo que abandonaron la montaña dos horas después del ataque.
Baúl junto a los otros dos faes sobrevivientes se habían dedicado a buscar al resto de sus compañeros, a dos los encontraron con vida, pero debido a las heridas y el clima helado con el paso de la noche fallecieron.
El fae de escamas todo el tiempo había insistido en ir en búsqueda de Lilia, pero los otros dos estaban temerosos de otro ataque. Era de madrugada cuando Zigvolt escucho el grito de su amigo, corrió al exterior de la caverna, vio a su amigo tirado en el piso, con una de sus manos extendidas gritando por su padre.
Los tres veían como un milagro el que su compañero estuviera vivo después de tremenda caída, y aún más después de presenciar las heridas que tenía.
Al medio día terminaron de enterrar los cuerpos de sus compañeros, habían tomado las medallas de identificación, así como algunos objetos personales que devolverían a sus familias.
El regreso a casa perdió la esperanza del día anterior, alejados de los otros dos, Lilia y Baúl intercambiaban de vez en cuando preguntas.
—¿Por qué llamabas a tu padre?— trataba de ser delicado Baúl.
Lilia se encogió de hombros, —Mi cerebro creo una alucinación por el estrés— respondió restándole importancia.
El otro fae no estaba del todo convencido.
—Tal vez… tu padre sigue cuidando de ti.
Chapter 2: No mi enemiga
Summary:
El cumpleaños de Riddle viene con una revelación sobre como ve algunas cosas su madre.
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—Pero mama…
—Sin peros Riddle.
Otro cumpleaños sin pastel, pero al menos su madre no se había retractado en hacer la fiesta de cumpleaños. Para todos aún era un misterio como el prefecto de Heartslabyul había convencido a su estricta madre de invitar a sus compañeros de instituto a su casa en el Rose Queendom.
Claro, con sus respectivas reglas y con una lista negra de invitados inamovible.
Faltaba solo un día para su cumpleaños, Riddle ya tenía todo listo, talvez no era un festejo como los que acostumbraban en la escuela, pero incluso con las restricciones el pelirrojo estaba emocionado.
Era de mañana, Riddle estudiaba en el comedor de la cocina mientras su madre se alistaba para salir a su trabajo.
—Regreso a las cinco, ya debes estar listo para ir al restaurante con mis colegas.
— Sí madre— respondía Riddle preparándose unas tostadas.
—Todos están entusiasmados por conocer a un alumno de Night Raven College, da una buena impresión, varios de sus hijos entrarán el próximo ciclo escolar…
El menor había dejado de poner atención, tenía dos asuntos que arreglar antes del 24 de agosto: primero, conseguir al menos galletas para su fiesta, la segunda y más peligrosa, meter a las dos personas que su madre más detestaba a su casa sin ser notados.
—¿Me estás poniendo atención?
En que momento el rostro de su madre estuvo a centímetros del suyo, nunca lo sabría, lo importante es que tendría que limpiar el piso por la tostada con mermelada que había tirado. Su madre solo rodó los ojos, le dio un beso en la mejilla y salió de la casa.
Espero un rato antes de abrir la ventana
—Ya.
Apenas grito una cabeza flotante apareció en su cocina, —Crrrei que nunca se iría— decía con una sonrisa Chenya, mientras que por la ventana Trey entraba a la cocina.
Los tres amigos pasaron el día decorando la casa, jugando croquet, llamando al resto sus compañeros de dormitorio y amigos cercanos al pelirrojo, e ideando la forma en que la madre de Riddle no los descubriera.
Faltaban algunos minutos para que la señora Roseheart regresara, en su cuarto, Riddle había comenzado a alistarse para la cena por su cumpleaños.
—Pareces perrro de exhibición— mencionaba Chenya mientras veía al menor posar frente al espejo su traje negro.
—Es una cena de etiqueta— le aclaraba Riddle mientras se debatía entre una corbata roja con detalles de rosas negras, o una negra con corazones en color vino.
—Chenya tiene algo de razón, más que una cena de cumpleaños, parece que tu madre solo quiere alardear con sus conocidos— decía Trey con semblante serio.
Riddle suspiro, —Fue una de las condiciones que puso para hacer la fiesta, solo será unas horas— restaba importancia el menor eligiendo la corbata roja. Los mayores solo permanecieron en silencio.
Al escuchar la puerta de la entrada abrirse, supieron que era hora de despedirse.
—Trata de no morir de aburrimiento— se despedía Chenya revolviendo los cabellos de Riddle, haciéndolo enojar.
Trey rio por lo bajo, tomo un cepillo y acomodo nuevamente el peinado del menor, —Si algo pasa, ya sabes que puedes llamarnos— se despedía su vice líder, con cuidado salía de la casa por la ventana del cuarto, ventajas de tener magia.
Riddle fue a recibir a su madre, —Ya estoy listo— se presentaba al ver a la señora Roseheart en la sala.
—¿Tus amigos ya se fueron?— con reproche acusaba la mujer.
El menor trago saliva.
—Vámonos, llegaremos tarde.
Ambos pelirrojos salieron de la casa en silencio, el restaurante donde se reunirían con los compañeros de la señora Roseheart no estaba tan lejos, solo les tomaría diez incómodos minutos de caminata.
—¿No vas a decir nada?— preguntaba preocupado Riddle.
—Tu fiesta sigue en pie, si era lo que te preocupaba— respondía sin mirarlo la mujer, haciendo que Riddle sintiera alivio por un breve momento.
—Sería de mala educación cancelar a último minuto a nuestros invitados.
“Claro, el que dirán” pensaba el menor.
—No entiendo cómo alguien puede criar hijos así— decía con desprecio la mujer, haciendo que Riddle se incomodara, —El chico gato… supongo que es su naturaleza, pero el otro, no tiene excusa.
—Trey es un buen chico, así que su madre debe ser una buena mujer.
El que su hijo se atreviera a contradecirla era una falta grave, eso era lo que su semblante molesto daba a entender. Riddle vio el rojo en el rostro de su madre, si así lucia el cuándo se enojaba, ahora podía entender por qué algunos de sus compañeros le temían.
—Frances, te estábamos esperando— saludaba un hombre en la entrada del restaurante, logrando así calmar la furia de la mujer.
—Hablaremos luego.
La cena fue aburrida como esperaba, que la platica se centrara en su carrera estudiantil no lo molestaba, después de todo estaba orgulloso de todo lo que había logrado, incluso ver la alegría que la admiración de sus colegas provocaba en su madre le hacía ligeramente feliz.
Aun así, rogaba porque aquello llegara a su fin.
—No hay duda, tu hijo será un gran mago— felicitaba quién parecía ser el jefe de su madre y compañeros, —Se lo agradezco— decía con una sonrisa la señora Roseheart.
—Para haber sido criado por una madre soltera, es un buen chico.
El silencio se sembró en la mesa, nadie sabía si seguir o cambiar la plática.
—¿A qué se refiere?— pregunto con una sonrisa.
—Bueno, ya sabes, los chicos que crecen sin una figura de autoridad como lo es un padre suelen ser malos para el estudio, pero el tuyo salió decente.
Riddle por impulso tomo su bolígrafo, una cosa era que no estuviera de acuerdo con muchas de las decisiones que su madre tomo en su crianza, pero no permitiría que nadie le faltara el respeto de esa forma.
Antes de que pudiera cerrarle la boca a ese sujeto, su madre lo freno poniendo una mano en su hombro.
—Mi hijo no requiere ninguna figura de autoridad porque él sabe que es lo que tiene que hacer para lograr la grandeza— hablo la señora Roseheart sin perder su sonrisa.
…
De regreso en su hogar Riddle esperaba que su madre se quejara del machismo de su jefe o que lo regañara por meter a sus amigos a escondidas, pero ni una ni otra cosa paso, solo menciono lo cansada que estaba.
Ya con la pijama puesta fue al cuarto de su madre, la vio cepillando su cabello.
—¿Necesitas algo?— pregunto la mujer viéndolo por el espejo.
—¿En serio no vas a decir nada?
—Te castigaré pasado mañana— la repuesta hizo que Riddle se maldijera internamente.
—Sobre la cena… mi jefe es un cretino, pero hay cosas que no cambian.
—Sí, tienes razón— lamentaba Riddle al ir a su cuarto.
…
De las pocas cosas buenas de la cena del día anterior, era que los compañeros de su madre habían logrado convencerla de tener un pastel en su fiesta.
Después de todo, la apegada a las reglas señora Roseheart no podría ir en contra de las normas de la sociedad, normas que al perecer dictaban que no podía ser una fiesta de cumpleaños si había ausencia de un pastel.
—¿Quién dictamino cuál era la forma correcta de hacer una fiesta de cumpleaños?— se quejaba la mujer mientras caminaba aprisa.
—Si verdad— coincidía su hijo, quien bajo la máscara de molestia reía internamente por la ironía.
¿Por qué solo esa pastelería estaba abierta a esas horas?
De mala gana, la madre de Riddle entro a la pastelería de la familia Clover, haciendo que el menor recordara uno de los peores momentos de su vida.
El local estaba vacío, solo una mujer de cabellera verde estaba detrás del mostrador, mujer que al ver a la familia casi pierde la sonrisa de sus labios, —Bu… buenos días— saludo nerviosa.
La señora Roseheart no respondió el saludo, miro los panes y las galletas con disgusto, dio una mirada rápida al local antes de ir al mostrador, con su hijo cerca de ella, rogando porque nada la hiciera enojar.
—Busco un pastel de cumpleaños, nada con mucha azúcar o decoraciones absurdas— pidió con semblante serio.
—Bueno, los pasteles por lo general son dulces…— respondía con nerviosismo la peli verde.
—El azúcar es malo para un chico en desarrollo.
—Creo que difiero de eso.
—Y por eso su hijo es el segundo…
—¡Mamá!
El rojo en el rostro de Riddle era por vergüenza. No quería que esa mujer se volviera a enojar con su hijo como aquella vez, por lo que a toda prisa fue por un pastel a la parte trasera de la tienda.
—Este pastel está relleno de mermelada de fresa, y solo tiene cobertura de crema— explico la mujer enseñando el pastel sencillo, no era del todo del agrado de la señora Roseheart, pero supuso que sería lo mejor que encontraría.
Pago en efectivo, recibiendo el cambio en silencio.
Antes de salir, encaro nuevamente a la dueña del local, —Más vale que no vea a su hijo cerca de mi casa— advirtió la señora Roseheart.
—No lo hará— prometió la señora Clover molesta.
Ambos pelirrojos caminaron en silencio de regreso, sin embargo, Riddle no resistió llegar a su casa para encarar a su madre.
—Has sido grosera.
Su madre no se detuvo, acto que hizo enojar más a Riddle.
—Ellos no te han hecho nada, no tienes derecho a tratarlos de esa forma.
—Me dio mal el cambio— dijo su madre mirando su monedero.
—No te atrevas a armar otro escándalo…
—Me dio más de lo que debía.
El menor se mordió la lengua, volvieron a la pastelería, al menos no sería para volver a discutir, o eso esperaba Riddle. Al entrar vieron a un hombre hablando con la mujer.
—Disculpe, me dio mal el cambio…
—¡Usted espere!, yo llegue primero— hablo altanero el sujeto.
—Ya le dije que debe pagar el anticipo para poder darle su orden— trataba de razonar la señora Clover con aquel cliente.
Este solo azotó con su mano en el mostrador. —¿No me estás escuchando?, no te voy a pagar nada hasta ver si tus panqueques les gustan a mis invitados.
—Pero qué bestia— dijeron al unísono los Roseheart.
—Lo siento señor, pero no puedo hacer eso— dijo firme la pastelera, sin embargo, su respuesta hizo enojar a aquel hombre.
—¿Eres sorda?, entrégame mi pedido— grito el sujeto alzando su mano, pero antes de que pudiera dañar a la mujer una fuerte bofetada le hizo perder el equilibrio.
—Le tocas un solo cabello, y yo me encargo de que no vuelvas a ver el sol nunca— amenazo la señora Roseheart.
El sujeto tardo en salir del shock, al hacerlo su ira se vio intensificada, —¿Quién carajos te crees?, ¿no sabes quién soy?
—El que no sabe con quién habla es usted, soy la doctora Roseheart.
La pura mención de aquel apellido fue suficiente para hacer al hombre palidecer, si bien podía parecer solo una doctora, aquella mujer tenía tal fama y tal influencia política en el Queendom of Roses que tenerla de enemiga era ganarse la furia de la misma Reina de Corazones.
—Lo siento, yo… yo…
—Tienes diez segundos para salir de aquí.
—Pero mi pedido…
—¿No oíste a la doctora Roseheart?— amenazo Riddle sacando su pluma.
Un mago fue la gota que derramo el vaso, el sujeto salió huyendo de la tienda.
La señora Clover suspiro aliviada, temía que aquel sujeto aprovechando que estaba sola hiciera algo contra el local.
—Gracias.
—Me diste cambio de más, debería tener más cuidado— menciono la pelirroja.
La señora Clover acepto el dinero, agradeciendo tanto la ayuda como la honestidad de la señora Roseheart, ambos pelirrojos dejaron la tienda sin decir nada.
—Creí que no te gradaba— mencionaba Riddle al llegar a casa.
—Como madre no estoy de acuerdo con su forma de crianza— explicaba la mayor, —Pero como mujer, no puedo quedarme de brazos cruzados si veo a un patán tratar mal a otra.
Riddle asintió, el timbre, los alerto de la llegada de sus amigos.
—Sobre ese par - dijo la mujer antes de retirarse a su cuarto, —Puedes invitarlos, pero los quiero fuera de la casa a las cinco.
Chapter 3: Shuumatsu no Valkyrie (pt 1)
Summary:
Los chicos no paraban de gritar y animar emocionados, esta vez a todos les gustó la serie que Mc les puso. Aprovechando que una clase tuvo que ser cancelada el/la chico/a pidió el salón prestado e invitó a todos a ver este anime.
Cuando el último capítulo terminó todos estaban ansiosos por ver la siguiente temporada, solo había un problema…
—Lo siento chicos, terminé en este mundo antes de que saliera la segunda parte… — se disculpa a nervioso/a el/la chico/a de otro mundo.
La decepción se hizo presente, pero no tenía caso quejarse, no era culpa de Mc haber terminado en Twisted Wonderland con series sin terminar.
—¿Estás bien?— se acercó Yuuken junto con Grim cuando regresaron al dormitorio, —Me gustaría hacer algo más por los chicos, esta vez parece que a todos les gustó el anime.
Los tres se quedaron en silencio, cuando para sorpresa de los chicos Grim tuvo una idea genial, pero requerían la ayuda de cierto otaku.
Chapter Text
Todos llegaron al coliseo, como es que Mc le hacía para conseguir ese tipo de permisos solamente el/la chico/a lo sabía. Dentro del mismo los escudos de los dormitorios ondeaban en lo alto, todo estaba listo cuando…
—SILENCIO.
En una plataforma cerca de la cabina de sonido estaba Mc con un cosplay de una valquiria, el/la chico/a se veía imponente, dentro de la cabina Grim junto con Idia daban los últimos toques al programa de simulación.
—¡Bienvenidos a este torneo del Ragnarok, el torneo que decidirá si los alumnos siguen su curso normal o todos son reprobados!— las palabras de Mc causaron un silencio sepulcral. Algunos pensaban que era solo broma.
—Así es, chicos— decía Crowley desde un palco, en el cual él y el resto de los profesores se encontraban, —Mc propuso hacer este torneo, pero para darle más sabor su pase al siguiente año está en juego— con voz burlona veía el directora los alumnos.
El terror recorrió a cada chico, ¿ahora que habían hecho para hacer enojar a Mc?,
—Gracias por esa aclaración, director— retomaba la palabra Mc, —Cada dormitorio escogerá a un campeón, serán siete batallas en total, el bando que gane la mayoría será el campeón del Ragnarok.
No había de otra, aunque también esa misteriosa batalla llamaba la atención de los estudiantes y los motivaba a postularse como los campeones de su dormitorio.
Una vez que todos los dormitorios escogieron a sus representantes, fue el momento de iniciar la primera ronda.
Una nueva figura apareció en la arena, con una gotita recorriendo su frente Yuuken se preguntaba cómo había aceptado hacer esto. El chico vestía un traje de samurái, le pareció demasiado para ser únicamente el presentador, pero bueno, los ojitos tiernos de Grim y Mc lo convencieron.
—Que el campeón de Heartslabyul se aproxime a la arena.
Aunque todos querían demostrar cuán fuertes eran, no había nadie mejor para representar a su dormitorio que el mismo líder.
—¡Ánimo Riddle!— gritaban Trey y Cater.
—¡Patéales el trasero!— animaba Ace, siendo golpeado por Deuce.
—El campeón de Heartslabyul, ¡Riddle Roseheart!— presentaba Yuuken al chico pelirrojo, al luchar por un mismo objetivo no solo los chicos de Heartslabyul lo apoyaban. Pronto sabrían quién sería el campeón de los profesores, cuando su sombra se hizo presente todos los estudiantes quedaron helados.
—La campeona del NRC, ¡la Reina de Corazones!— presento Yuuken a la mujer, en realidad era una versión holográfica; aun así, su presencia imponía.
—La reina de corazones…— decía Riddle en voz baja, —… ¡Este es el mejor día de mi vida!— emocionado Riddle se lanzaba a la batalla.
El resto de estudiantes también se emocionaron al ver a la inspiración de su dormitorio dando una épica batalla, aunque la reina era poderosa ella no era realmente una guerrera, por lo que en cuestión de minutos Riddle logro derrotarla.
—¡La primera victoria es para nosotros!— gritaba emocionado Ace.
Cuando el campo de batalla estuvo listo, Yuuken mando a llamar al campeón del dormitorio amarillo.
—Representando a Savanaclaw, ¡Jack Howl!
Mientras caminaba al centro del campo, el lobo consideraba la recomendación dada por su líder, “No seas tan digno”.
—Ne Leona, ¿por qué no quisiste ser tú quien peleara?— preguntaba Ruggie a su líder.
—Solo pensé qué Jack lo apreciaría más.
Si no fuera por el bostezo que dio la hiena le hubiera creído.
—El campeón de esta ronda, ¡El Rey de las Bestias!— tras decir esto Yuuken tuvo que moverse rápido.
Un gran león oscuro entró a la arena con un gran salto, la batalla comenzó de inmediato. Los ataques de ambos eran feroces, incluso llego un momento en que Jack opto por usar su forma de lobo para tratar de igualar la velocidad del felino.
Aunque todos notaron que el lobo era más fuerte que el león, este poseía mayor experiencia y tal como consideró Leona, este peleaba como si de un duelo a muerte se tratara, por lo que de un rápido movimiento el rey de las bestias tumbo a Jack dejándolo fuera de combate.
—El ganador de este encuentro, ¡es el Rey de las Bestias!— anunciaba Yuuken, haciendo que los estudiantes se replantearan que tan en serio iba esa amenaza de repetir el año.
—Moo, pero Azul, me habían escogido a mí…— seguía quejándose Floyd al ser cambiado de último momento como campeón de Octavinelle.
—Bajo otras circunstancias no me molestaría dejarte participar, pero si lo que Mc dijo es cierto, no planeo repetir el curso— le respondía Azul acomodándose sus anteojos.
—Nos han informado de un cambio de último minuto, como campeón para la tercera ronda, del lado de Octavinelle, ¡Jade Leech!— presentaba Yuuken al otro gemelo anguila, este se mostraba tranquilo a pesar de saber contra quién iba.
Antes de que el otro chico de otro mundo presentara al campeón del colegio el campo de batalla se llenó de agua, una figura se alzó desde el fondo, cuyos tentáculos parecían invadir todo el lugar, —La campeona del NRC, ¡La Bruja del Mar!— anunciaba Yuuken, después de salir del agua.
Este combate fue difícil de seguir, ambos contendientes usaban el agua tanto de ataque como de escudo. Jade estaba en su forma sirena, hacía gala de su agilidad y velocidad. Aunque la bruja del mar no se quedaba atrás, asiendo gala de sus ataque mágico daba a entender por qué era tan poderosa.
Jade sabía que su agilidad no sería suficiente si se cansaba, y sus ataques mágicos no se comparaban con los de aquella mujer. Aun así, la sirena tenía una ventaja, la razón por la cual Azul decidió cambiarlo como campeón.
—Aunque esto es un honor, no sería bien visto en mi curriculum repetir el año— y con esto, Jade realizo un último ataque, el cual fue suficiente para mandar al fondo de la arena a la mujer pulpo.
Yuuken espero a que el agua de la arena se calmara para verificar el resultado, —Habiendo pasado diez segundos, ¡Jade Leech de Octavinelle es el ganador de esta ronda!
…
Escoger al campeón de Scarabia fue difícil, todo el dormitorio se dividió en dos bandos, unos pensando que Kalim debía representarlos y otros considerando a Jamil como el mejor estudiante, al final… todo se resolvió en un dos de tres de piedra, papel o tijeras.
—¡Vamos Jamil, tú puedes!— los vítores del líder de dormitorio eran los más fuertes.
—El campeón de Scarabia, ¡Jamil Viper!— Yuuken presentaba la ronda intermedia, el sub líder estaba serio, su contrincante no sería alguien fácil.
— El cuarto campeón del colegio, ¡El Gran Sabio del Reino del desierto!— terminando el chico tuvo que cubrir su rostro.
Una tormenta de arena pareció entrar en el coliseo, al disiparse un hombre alto estaba listo para la contienda.
—Agua y arena, Idia sí que se está luciendo— le decía Mc a Yuuken, quien solo asintió mientras tiraba la arena de sus zapatos.
La batalla entre ambas serpientes subía de nivel conforme el más joven aumentaba la dificultad de su magia, de hechizos elementales a control de la arena, parecía que la batalla llegaría a su fin con la victoria del Viper, pero antes de que este pudiera dar su último golpe. el hechicero se transformó en una gigantesca serpiente.
En esta forma el hechicero era sumamente poderoso y ni siquiera era su último nivel, incluso transformado podía seguir combatiendo al joven con hechizos de fuego y magia negra.
Jamil simplemente no pudo soportar más la batalla y termino colapsando.
Primero reviso si el sub líder estaba bien, una vez que confirmo que estaba fuera de peligro Yuuken dio el resultado de la batalla, —Jamil Viper ya no puede continuar, ¡esta ronda se la lleva el campeón del Colegio!— gritaba el chico.
—¡Esto deja a ambos lados en un empate!
La preocupación invadió a los estudiantes, requerían al menos ganar otras dos rondas, antes de que Yuuken pudiera anunciar la siguiente ronda Mc lo detuvo.
—Siendo este el combate intermedio, tomaremos un descanso antes de continuar con la siguiente ronda.
Chapter 4: Shuumatsu no Valkyrie (pt 2)
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El tiempo de descanso termino antes de que los dormitorios restantes pudieran concretar sus estrategias. No había más remedio que confiar en la fuerza de sus campeones, aunque haber tenido la dicha de ver una batalla con los personajes que más admiraban era algo que había valido la pena.
—Es momento de retomar las batallas— retumbo la voz de Mc en el coliseo.
—Recuerden que se requiere ganar dos batallas más— la mirada del/ de la chico/a se veía apasionada, tal vez era que el ambiente competitivo lo/la hubiera emocionado. Era mejor pensar eso que creer que finalmente había sucumbido al mundo retorcido y su lado villanesco le poseía.
Nuevamente, Yuuken ingreso a la arena, tres encuentros más y finalmente podría quitarse ese pesado cosplay.
En el pasillo que conducía a la arena el joven rubio tensaba sus manos en el arco que llevaba con él, esperaba que su pasión no le traicionara, después de todo no todos los días se tenía la dicha de estar frente a la persona más hermosa del mundo.
—Retomando el torneo del Ragnarok, el campeón de Pomefiore, ¡Rook Hunt!— le presentaba el chico de Onboro.
Desde su lugar Vil veía a su amigo ingresar a la arena, confiaba en sus habilidades como mago y sabía qué era capaz de ganar, solo esperaba que su moral no lo volviera a traicionar.
—La campeona del NRC, ¡la Reina Hermosa!— presentaba Yuuken a una mujer de asombrosa belleza, más de un chico se sonrojó al ver a aquella reina.
Antes de comenzar la pelea el cazador se quitó su sombrero y le rindió una reverencia, —Admiro su belleza, y me disculpo por lo insolente de mis acciones.
La arena parecía que se había llenado de estrellas, los ataques de la reina carecían de brusquedad o violencia. Era hasta cierto punto un bello espectáculo, algo que solamente la hermosa reina podía ofrecer. —Vamos Rook, dale fuerte… pero no tanto— animaba Epel a su sempai.
En un movimiento en que la mujer logro estar cerca del chico le arrojo un polvo plateado, Rook estornudo, pero parecía que no había hecho efecto.
—Disculpe, mi hermosa flor— tras decir esto, cargo una de sus flechas con magia, la cual impacto en el suelo y de esta salió hielo que congelo los pies y manos de la reina.
Yuuken iba a declarar al rubio como el ganador cuando la reina soltó una risa, al ver nuevamente a Rook este dejo caer su arco y a los pocos segundos cayó al suelo inconsciente, la reina invoco fuego verde y quedo libre del hielo.
—Rook Hunt a queda incapacitado para continuar, la campeona del colegio gana esta ronda.
Mientras sacaban a Rook de la arena, los hermanos Shroud se encontraron fuera de la cabina, el menor de estos estaba nervioso.
—Cálmate, he terminado de instalar las mejoras, además si muevo los controles un poco nadie notará…
—No— dijo decidido Ortho.
Temeroso de la presión que su pequeño hermano podía estar sintiendo, lo mando a llamar con el pretexto de instalarle un software para su cañón. En realidad lo que quería era decirle que modificaría el programa para que su lucha no fuera tan dura.
—Oye… nadie notará que moví un poco la simulación, además Mc me aseguro que…— trataba de explicarle Idia al androide.
—Todos lucharon con los niveles que tú programaste, no me subestimes por favor hermano— le pedía serio Ortho.
Idia suspiro, guardaría el secreto que Mc le había confiado para que el desempeño de su hermanito no se viera afectado, le deseo suerte y ambos hermanos se separaron.
—El siguiente campeón, representando a Ignihyde, ¡Ortho Shroud!— Presentaba Yuuken al penúltimo competidor de la escuela.
De repente el coliseo se oscureció, alrededor de la arena fuego azul rodeo a ambos alumnos, —Enfrentando al campeón del colegio, ¡El rey del Inframundo!— se hacía aún lado Yuuken para que un hombre alto con cabello de fuego entrara a la arena.
La temperatura del lugar se incrementó con los ataques de ambos peleadores, el pequeño androide esquiaba rápidamente los ataques del dios, aunque este tampoco se quedaba atrás en poder, el fuego que producía lo consumía todo, si fuera el verdadero una llama será suficiente para irse con él.
Ortho deicidio que daría todo en un último ataque, juntando toda su magia en su cañón lanzo un gran ataque de fuego azul que impacto contra el fuego rojo del dios, el ataque de ambos creció hasta crear una gran explosión haciendo que la mayoría de los presentes tuvieran que cerrar los ojos.
Al recuperar la visión Yuuken junto con los demás vieron asombrados que ambos campeones estaban en el suelo. Los murmullos no se hicieron esperar, Idia entro a la arena y le entrego una tableta a Yuuken, mientras el chico veía la repetición el líder de dormitorio atendía a su hermanito.
El chico de Onboro miro el video de la pelea al menos tres veces antes de dar su veredicto.
—Por primera vez en este torneo, ambos campeones atacaron y cayeron al mismo tiempo, es un empate— informaba Yuuken al resto, haciendo que los nervios por la última pelea se incrementaran.
Con tres puntos para los estudiantes y cuatro para los profesores esto dejaba al último campeón con un gran peso en sus hombros, si empataban el marcador no sabían qué pasaría, pero si perdían podían ir reciclando sus apuntes.
—Mi señor, ¿está seguro de su decisión?— preguntaba Sebek al líder de dormitorio, normalmente no cuestionaría algo que viniera de Malleus, pero igual que la mayoría no quería repetir el curso.
—Ara Sebek, ten más confianza, después de todo yo mismo lo entrené— decía Lilia pellizcando una de sus mejillas.
Silver suspiro, el destino de todos los alumnos de NRC descansaba ahora en sus manos, sintió una mano en su hombro y vio a Malleus sonriéndole.
—Cuando llegue el momento…— dijo el de cuernos a su subordinado, Silver solo asintió, se aseguraría de traer honor a su señor y familia.
—Última ronda— gritaba Yuuken haciendo que el ánimo del coliseo hiciera temblar las paredes.
—El campeón de Diasomnia, ¡Silver!— al decir su nombre los estudiantes gritaron más fuerte que nunca, —Enfrenta a la última campeona del colegio, pónganse de pie para recibir a la más grande hechicera, ¡La Bruja de las Espinas!
Una luz verde apareció frente a Silver, tomando la forma de la famosa bruja con cuernos, la emoción era general, los sentimientos se combinaban y la euforia recorría a cada espectador.
La batalla empezó de inmediato, aunque el chico era realmente hábil la mujer hacía gala de porque era la más poderosa hechicera de Twisted Wonderland.
En un momento de la batalla Silver resbaló, la Bruja de las Espinas aprovecho el momento para lanzarle rayos, pero para sorpresa de esta Silver saco una espada.
—¿Le entregaste la espada de la verdad? — preguntaba asombrado Lilia a Malleus.
—Quería que se divirtiera— dijo Malleus sonriendo.
Silver empuño la espada, en conjunto con su magia hicieron que la mujer retrocediera, pero ella no se rendiría tan fácil, envolviéndose en fuego y humo su figura creció al cielo, al despejarse ambos un dragón estaba en la arena.
La bestia lanzaba enormes bolas de fuego, el chico apenas podía defenderse de sus ataques.
El chico estaba cansado, creía que en ese momento caería dormido cuando escucho un grito, —¡Silver!— primero fue Sebek, luego Malleus y Lilia, seguido de su dormitorio para terminar oyendo su nombre en todo el estadio.
Con un último esfuerzo Silver se lanzó nuevamente a la batalla, consiguió darle varios cortes al dragón, cuando este se levantó para lanzar una nueva bola de fuego el peli plata le arrojo la espada al pecho, haciendo que con esto la simulación se destruyera.
El silencio reinó.
—La Bruja de las espinas ha caído, Silver es el ganador de la última batalla— Decía Yuuken, haciendo que los alumnos gritaran de euforia.
Aunque festejaban, aún estaba la duda de que pasaría. Habían quedado empatados ambos equipos.
¿Significaba entonces que la amenaza no sería tomada en cuenta?
—El Ragnarok solo puede concluir con la victoria de un bando— grito Mc, todos se preguntaban cómo pretendía resolver eso.
—Profesor Crowley, ¿ha escogido a su campeón?— decía burlón/a Mc.
El director puso mala cara, aunque se había burlado de sus estudiantes, realmente esperaba que ganaran para evitar esto.
—Claro— fue todo lo que dijo.
Los murmullos no se hicieron esperar, así como las preguntas y los reclamos.
—SILENCIO— volvió a gritar Mc, al parecer el cosplay de Valquiria le había dado cierto poder.
—Si bien no esperábamos un empate, estábamos listos para este escenario— exclamo el/la chico/a.
—En caso de empate, se decidió que un miembro del personal de la escuela lucharía contra un campeón secreto escogido por Mc— explico Yuuken.
—En caso de que esta persona gane los alumnos repetirán el año, de lo contrario todos quedan exentos en el próximo parcial.
Los nervios volvieron, quienes eran cercanos a Mc no sabían si felicitarlo/a por tremenda idea o molerlo/a a golpes.
—Terminemos con esto— dijo un poco molesto Crowley, quien ahora era parte del juego de aquel/aquella estudiante sin magia.
—El campeón de los profesores, ¡Sam!— presentaba Yuuken al dueño de la tienda, todos quedaron asombrados, algunos consideraron que Crewel, Ashton o hasta el mismo Mozus serían quienes competirían en el desempate.
Yuuken miro a su compañero/a de dormitorio, este/a le sonrió haciendo que el chico riera por lo que venía ahora, —El campeón de Mc, alguien de otro mundo como nosotros, el dios del trueno ¡Thor!
Aquellos que habían visto el anime entendieron por qué los chicos de Onboro se emocionaron, para aquellos ajenos a este fue una gran sorpresa ver a un ser caer del cielo en medio de varios rallos. Sam sonrió, hacía tiempo que no se divertía de esta manera.
Fue una lucha entre la luz y la oscuridad, ver a Sam demostrar de lo que era capaz en combate dejo a más de uno cuestionándose porque él no era un profesor también.
Su control sobre las criaturas del más allá era aterrador, en conjunto a la fuerza bruta y el control de los rayos de Thor hacían de esta pelea una que nadie olvidaría en mucho tiempo.
Los rayos y los espectros iban y venían, si la arena del coliseo ya estaba maltratada por las batallas anteriores con esta prácticamente hacía que el lugar quedara hecho añicos. La batalla parecía eterna, pero finalmente el hombre de tatuajes de calavera comenzó a dominar la situación.
Con ayuda de sus espectros Sam logro quitarle su martillo a Thor, este le lanzo puñetazos cargados de rayos, sin embargo, la agilidad del hombre era mayor a comparación de la lentitud provocada por los músculos del dios, de un golpe cargado de magia negra logro que Thor callera de cara al suelo.
Era el fin, ya todos se veían repitiendo el año, la decepción que sería decirles a sus padres que volverían a cursar el mismo nivel. Sam invocó a todos sus espectros, estos rodearon al hombre y al dios creando un tornado de oscuridad, solo un golpe y los profesores se llevarían la victoria.
—Me rindo— dijo Sam disipando su ataque.

Ensembleneon on Chapter 4 Thu 09 May 2024 03:58AM UTC
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ClossRv on Chapter 4 Mon 13 May 2024 08:13PM UTC
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