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El Triste

Summary:

Kyo Kusanagi y Iori Yagami ya no son pareja. Kyo intenta continuar su vida, pero Iori sigue irrumpiendo en ella como un ex loco, arruinando su dia a dia.

Notes:

¿A caso hice una historia con una cancion de Jose Jose? Oh si, si lo hice, y yo solo espero que esto los hagas reir un rato.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Todo el mundo tiene un ex. Puede que tengas buenos, amargos o tristes recuerdos de dicha persona. Por ejemplo, Kyo Kusanagi su primer ex, Yuki Kushinada, es una chica tierna, fue su primer amor de colegio. No funcionaron las cosas porque crecieron, maduraron y se dieron cuenta que no eran nada compatibles.

Además, el padre de ella quería que continúe con su apellido y Kyo no era buena opción para eso, ya que siendo el heredero de un clan de suma importancia y de tradiciones demasiado arraigadas en la familia, jamás iba a poder dejar su apellido de lado para tomar el de su futura esposa. A pesar de eso, Yuki y él son buenos amigos.

Ahora está comprometida con uno de sus primos que no tiene tanto rango de importancia dentro de la familia y está dispuesto a seguir las peticiones del padre de Yuki, así que, seguirá viéndola por mucho tiempo, por eso opto por tener una relación cordial con ella. A veces la chica ha escuchado quejarse de la persona que ahora es su otro ex, en su vida de apenas 30 años.

Su ex actual. No hay otra forma de describirlo más que decir que es un psicópata. Su relación no empezó bien cuando se conocieron. Eran enemigos a muerte, pero las cosas cambian y la vida da giros inesperados como un buen cliché de telenovela.

Kyo terminó en una relación por 5 años con Iori Yagami. Fue interesante, por decir lo menos. Intensa en toda la extensión de la palabra. Todo terminó por una soberana pendejada. 

No es excusa, pero ambos tienen carácteres demasiado fuertes. Son polos opuestos que se atraen. Iori es introvertido y Kyo, se podría decir que es una mariposa social. No es que le guste serlo, aprendió a manejarse en público desde pequeño por ser el heredero del clan.

Así que, después de una buena discusión, en donde Kyo quería que salieran a una cita, algo diferente que hacer a la monotonía de solo estar en el departamento escuchando música, durmiendo, o comiendo, Iori simplemente no quiso y Kyo se hartó del asunto.

Tomó sus cosas luego de que Iori le gritara que lo dejara en paz y se largará, porque en este punto de la relación, ya vivían juntos literalmente, y Kyo regresó a su propio departamento diciéndole a Iori que la relación que tenían había terminado definitivamente. 

Yagami creo que estaba bastante conforme con que Kyo se adaptara a su forma de ser y vivir, no le desagrada su tranquilidad y su soledad. Kyo solo deseaba que de vez en cuando, Iori pudiera hacer el compromiso de hacer algo por él o por ellos.

Tres meses han pasado. Iori no lo ha buscado, no hay llamadas, ni mensajes. Sabía que lo veria de nuevo en los torneos de KOF, quién sabe. Tal vez, vuelvan a esa antigua rivalidad que tenían.

Por el momento Kyo tiene un trabajo de medio tiempo. No lo necesitaba, solo quería encontrar algo para hacer. Es sorprendente el tiempo libre que uno tiene cuando una relación termina. ¿Lo extraña? Si, pero al menos no extraña esa maldita indiferencia que el pelirrojo siempre le daba, a pesar de los años juntos.

Mientras, Benimaru le presentó a una chica. Una modelo de la agencia para la que él trabaja. Es hermosa, carismática y ha salido en un par de ocasiones. Así que hoy se está arreglando para verla, ya que irán al cine.

>>>

Kyo se puso su típica chaqueta negra debajo de una camisa azul. Iba cómodo con sus jeans, ya que pasaría por su cita en su motocicleta. Se vio al espejo por última vez antes de salir, acomodando sus mechones de cabello que caían a los costados.

Salió de su departamento, iba con buen tiempo. Recogería a la chica en su hogar y de ahí irían al centro comercial donde había un cine dentro y tendría una clásica cita de cine y luego una cena. Aún no tenía acercamiento físico con la chica, solo unos cuantos besos, pero la química estaba ahí.

Llegaron al centro comercial, Kyo parqueo su motocicleta y ayudó a la chica a bajar, mientras ambos se quitaron los cascos para dejarlos en el manubrio del vehículo. La chica soltó su largo cabello castaño y le dio una sonrisa a Kyo.

-Siempre es divertido pasear en tu moto por la ciudad.-

-Me alegra, vayamos a comprar los boletos, ¿quieres algún snack para ver la película?-

-¡Palomitas! Sería genial.-

Kyo asintió y tomó la mano de la chica, iban del estacionamiento subterráneo hacia el elevador que los llevaría dentro de la plaza, cuando Kyo se detuvo en seco.

-¿Sucede algo Kyo?- dijo la chica viéndolo extrañada.

‘No puede ser… dime qué es una mentira.’ Sin decirle nada a la chica, dio media vuelta y justo a unos metros de ellos, la figura de Iori Yagami estaba de pie, cerca de su motocicleta. Bufó exasperado, pero no dijo nada.

Yagami caminó tranquilo hacia ellos y con una sonrisa burlona dirigiéndose a Kyo le dijo. -Tenemos asuntos pendientes.-

-¿Asuntos? ¿De qué hablas Yagami?- dijo Kyo, ahora usar su apellido de nuevo se le hacía raro, pero quería marcar esa diferencia de relación que ahora había entre ellos.

-Nuestros duelos a muerte. Hoy será el último día que respires Kusanagi.- dijo Iori sin inmutarse.

Kyo rodó sus ojos y se tomó el entrecejo con sus dedos, frunciendo el ceño. ‘¿Otra vez?’ pensó algo frustrado.

-Kyo, ¿a qué se refiere?- dijo la chica que había apretado su mano, le daba miedo el aura amenazante del pelirrojo.

-No es nada, no tomes en serio lo que dice…- dijo Kyo intentando sonar lo más calmado posible.

-No estoy bromeando Kusanagi. ¿Acaso quieres huir como un cobarde?- dijo el pelirrojo con su tono burlón y amenazante.

-Yagami… ¿Es en serio?- Kyo aún esperaba que aquello fuera mentira, pero lo siguiente le hizo entender que no era así.

Iori encendió su puño en llamas, su actitud era la de su antiguo rival y no la de su antigua pareja. Cuando vio que la chica se asustó aún más y se escondió detrás de él. Sabía que tenía que tomar el asunto más en serio.

-Maddie, ¿podrías esperarme adentro en el cine? No tardaré mucho.- Kyo le ofreció su mejor sonrisa encantadora a la chica, que aunque no estaba segura de todo, asintió y tomó camino con cierta cautela.

Cuando la chica desapareció en el elevador, Iori habló. -Bien, ahora que te deshiciste de tu estorbo, vayamos a un mejor lugar a luchar.-

Kyo apretó la mandíbula y asintió. Siguió al pelirrojo por algunas calles. Buscando algún callejón alejado de la gente para poder iniciar la batalla. Cuando por fin encontraron un buen lugar, ni muy amplio, ni muy estrecho, Kyo se puso en guardia.

Yagami le daba la espalda y comenzó a reír burlonamente y volteó a ver a Kyo. -Cambie de parecer. Hoy no me apetece pelear. Nos vemos Kusanagi.-

Kyo se quedó estupefacto, abrió la boca, pero no pudo decir nada. Solo veía como se alejaba la espalda de Yagami y salía del callejón para perderse en la calle entre la gente.

-¡¿Es en serio?! ¡¡¡Maldito imbécil!!!- Kyo grito frustrado y pateó un bote de basura cercano y echó a correr para regresar con su cita. -¡Me hiciste perder el puto tiempo! Cuando te vuelva a ver, te pateare el maldito trasero. ¡¡¡Yagami!!!-

Lo había hecho caminar unos 20 minutos lejos del centro comercial. Cuando regresó, la chica aún estaba esperándolo, pero ya había pasado el horario de la película. Se disculpó profusamente con ella, pero no le dio muchas explicaciones, solo que tenía unas viejas rencillas con ese tipo.

La chica solo estaba aliviada de que no había pasado a mayores, porque si le había dado miedo Yagami. Que importaba una simplemente película, así que continuaron con el resto de su cita.

>>>

-Lo siento Kyo, creo que ya no deberíamos de vernos.- la chica le dijo de pie en el marco de la puerta de la entrada al departamento de ella.

Era la tercera vez, que llegaba super tarde por ella a la cita y todo por culpa de Yagami que últimamente se aparecía de la nada diciendo que quería pelear, lo hacía perder el tiempo y luego el pelirrojo simplemente se marchaba sin hacer nada.

-Déjame explicarte Maddie…- intentó una última vez Kyo. Pero la chica lo interrumpió.

-Ya me dijo Benimaru que ese joven es tu ex novio… creo que… es mejor que arregles tus asuntos y seamos amigos. Cuando quieras vamos por un café.- dijo la chica sonriente y un tanto decepcionada de dejar ir un buen partido como Kyo.

Kyo suspiró apesadumbrado y asintió, sabía que no debía insistir, había fallado en su intento de cortejarla, no tenía derecho de hacerla perder más su tiempo. Eso de ser amigos era solo una excusa triste para quitárselo de encima. Así que se despidió y regresó a su departamento un tanto desilusionado.

>>>

Unos días después…

Esta vez, tenía una nueva cita. Siempre podía confiar en Benimaru para que le presentará un buen repertorio de buenos partidos para él. Esta vez era un chico rubio, ojos verdes, más alto que él, era fotógrafo y desde que salieron en grupo, el chico y Kyo congeniaron.

Kyo lo encontró atractivo, no podía negar desde que había salido con Yagami, ahora le gustaban los chicos un tanto exóticos. Así que este rubio mitad alemán, mitad japonés era la mezcla perfecta de exótico.

Tenía buena conversación, ya que el chico viajaba y tenía montón de cosas por contar y Kyo que había viajado por los torneos también, por lo que congeniaban en ese detalle. En el campo de lo físico, las cosa se habían dado más rápido de lo que Kyo quería, pero es que tener meses sin nada de nada, se había dejado llevar por la pasión del momento.

Aunque no habían tenido sexo como tal, solo masturbación mutua y unos besos que siempre lo debajan temblando y pidiendo por más. Ese día iría a un bar a tomar unas copas y Kyo estaba decidido a pasar a 3ra base con el chico.

Fueron al bar de King, quería un lugar cómodo y donde sabía que no lo iban a molestar mucho porque ya era hasta cierto punto alguien reconocido. Iba por su segunda cerveza y una buena plática, cuando el rubio ya lo estaba besando como si no hubiera un mañana.

Todo parecía ir bien, hasta que el beso se interrumpió abruptamente. Cuando Kyo abrió sus ojos, Yagami estaba de pie apretando el hombro del chico rubio y los había separado. El pelirrojo tenía una cara amenazante y sonreía malicioso.

-Hoy si tengo ganas de romperte la cara Kusanagi.- dijo Iori apretando los dientes y una vena saltada en su frente de la furia contenida.

Kyo frunció el ceño y apretó sus puños. -Pues hoy, yo no tengo ganas de seguir tus juegos, Yagami.- 

Kyo se puso firme y retiró de forma brusca la mano de Iori del hombre del rubio que estaba confundido con lo que pasaba, viendo del castaño al pelirrojo.

-Kurt, vámonos. Ya me aburrí del bar.- dijo Kyo al rubio, que asintió y siguió al castaño por el lugar hasta salir de ahí. Yagami salió tras ellos en silencio, intentando no llamar más la atención, pero, ya mucha gente en el bar estaba volteando sus cabezas hacia las tres personas que salían de ahí.

Kyo se ajustó la chaqueta, el rubio iba caminando con él a la par, cuando sintió la energía de Yagami venir hacia él. Empujó a Kurt y Kyo logró esquivar un yami barai de Yagami que venía por el suelo.

-¡Mierda Yagami! ¿Qué se supone que haces?- grito Kyo molesto.

-Te dije que hoy si tengo ganas de golpearte la cara, ponte en guardia y pelea.- dijo Iori con la voz cargada de una verdadera furia.

-Kyo, ¿Está todo bien? ¿Quieres que llame a la policía?- dijo el rubio acercándose a Kyo preocupado, viendo a Yagami y luego a su cita, que ya estaba en guardia.

-No Kurt, esto será rápido. Aléjate un momento para poder aplacar a este imbécil.-

No era secreto para el rubio que Kyo sabía pelear así que Kurt asintió y se alejó para darles espacio a que los antiguos rivales, ahora exes, para que lucharan sus interminables batallas a muerte.

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-¡Ouch!- se quejó Kyo.

-Lo siento. ¿Te lastime?- 

-No, solo arde un poco el alcohol.- dijo Kyo que había cerrado un ojo ante la sensación del líquido en el algodón ardiendo en su labio sangrante y reventado.

-¿Estás seguro que no quieres ir al hospital?- preguntó el muchacho preocupado observando al castaño.

Kyo negó con la cabeza. Suspiró y se sincero con el chico frente a él, contándole que ese tipo de encuentros eran recurrentes y que el pelirrojo era su ex novio. El rubio comenzó a reír suavemente.

-Benimaru me había dicho que salir contigo implicaba un cierto personaje problemático.-

-¿Ese idiota ya te había dicho de… de esto?- preguntó Kyo incrédulo.

-No con esas palabras, pero no te preocupes Kyo. Me gustas, estoy dispuesto a darle una oportunidad a esta relación.-

Kyo sintió una calidez en su pecho y no pudo evitar comparar la situación. Iori no había siquiera luchado por mantener la relación que tenían, no se había esforzado y aquí estaba este chico que estaba pasando por alto al ex loco que se cargaba.

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Que ingenuo y que equivocado había estado. Era obvio que nadie le aguantaría que su ex loco se apareciera en medio de sus citas, lo moliera a golpes y luego desapareciera como si nada.

Dejando siempre a Kyo con un mal sabor de boca, porque lo dejaba tan cansado luego de las peleas que parecían cada vez más brutales y sobre todo mal herido. 

-Sé lo que dije yo, pero no pensé que fuera a suceder cada vez que saliéramos. Tienes un acosador encima tuyo. Deberías arreglar las cosas con él o levantar una orden restricción… no se, lo que creas mejor.- le decía el chico rubio, que de nuevo estaba ayudándolo con sus heridas en su departamento.

Kyo bufó molesto. Ni siquiera una orden de restricción le quitaría de encima a ese pelirrojo endemoniado. ¿Hablar? Mucho menos, porque ya lo había intentado, pero Yagami no lo escuchaba y solo salían maldiciones e injurias de su boca.

Así que, dio por terminada esa otra posible relación que tal vez habría sido algo nuevo, diferente y fresco, todo por un maldito pelirrojo que no sabía comportarse como un ex adecuado, pero, Kyo también sabía que era Iori Yagami, jamás se podría pedir algo así de él.

>>>

Ese fin de semana no tenía nada que hacer dado a sus desastrosas citas, había aceptado la invitación de Shingo a salir. No le agradaba mucho la idea de a dónde iba, pero Benimaru estaba también ocupado con su nueva conquista.

La temida reunión de colegio después de 10 años, era a dónde se dirigía Kyo. Lo bueno es que Yuki y Shingo estarían ahí, así que tendría con quién pasar el rato. Aunque nunca terminó de estudiar, estuvo el tiempo suficiente para recordar a sus compañeros.

Llegó al restaurante y Shingo lo saludó sentado en una mesa baja junto con Yuki y otros jóvenes que también eran compañeros suyos de esa época. Kyo tomó asiento a un lado de Shingo y frente a Yuki saludando al resto. Todos lo saludaron con entusiasmo ya con una o dos bebidas encima. 

-Me dice Shingo que últimamente no has estado de muy buen humor Kyo.- Yuki le sonreía tomando de su vaso de cerveza. La chica había cambiado su look, ahora usaba el cabello largo, era tan femenina como siempre, solo que ahora vestía con un un blazer entallado y falda a lápiz, su cuerpo se había desarrollado mejor. En sí, Kyo aun la encontraba atractiva, pero ya no podía verla con otros ojos que no fuera el de una buena amiga.

-Yo no sé que te habrá contado, pero, no creas todo lo que dice.- Kyo ya tenía un tarro de cerveza frente a él y le dio un buen sorbo. Esperaba al menos relajarse.

-Que cierta persona sigue dándole un toque de caos a tu vida.- dijo Yuki divertida, intentando aguantar la risa.

Kyo frunció el ceño y negó con la cabeza, no quería hablar de cierto pelirrojo esa noche. -Ya sabes cómo es.- dijo el castaño intentando zanjar el asunto.

-Ahora ya sabes cómo me sentía yo, cada vez que me dejaste plantada para irte a pelear.- Yuki sonreía entretenida. Le gustaba la idea de que ya no le pasaba eso a ella con Kyo 

-¡Lo sé!... Pero sabes que, no quiero hablar más del asunto.- dijo Kyo volviendo a tomar de su tarro de cerveza.

Seguían llegando otros compañeros, saludándose entre ellos. Todos le seguían diciendo a Kyo, Senpai, por ser el mayor y porque cuando estuvo con ellos, había repetido el año escolar.

En eso Shingo se levantó de un lado de Kyo y fue a saludar a un joven de cabello oscuro y lentes, que le agrado a primera vista a Kyo, el castaño se inclinó hacia Yuki. -¿Quién es él? No recuerdo a alguien como ese sujeto en el grupo.- 

Yuki volteó y sonriendo le dijo. -Ah ese es Takeshi, ¿no lo recuerdas?-

Kyo frunció el ceño haciendo memoria y solo recordaba a alguien con ese nombre, un adolescente regordete con lentes y acné en el rostro. Luego cayó en cuenta. -¡No! ¡¿Es en serio?!-

En eso el joven mencionado se acercó algo tímido y saludo a Yuki primero y luego titubeó, pero también saludo a Kyo. El joven se sentó a un lado de Yuki y Shingo se volvió a sentar a un lado de Kyo.

-Dudo que me recuerde Kyo Senpai.- dijo el joven algo apenado. Era un joven guapo con rasgos japoneses bien definidos, iba vestido como salaryman y se acomodaba las gafas, intentando no cruzar mirada directa con Kyo.

-¡Claro que sí Takeshi-Ton! Solo que has… has cambiado un poco.- dijo Kyo sonriendo.

Lo recordaba porque era un chico al que molestaba por regordete, aparte que si Yuki o Shingo no le pasaban la tarea, Kyo molestaba al pobre para que entonces él le pasará los deberes.

-Por favor, ya no me diga así Kyo Senpai.- dijo el joven, que aunque sonriendo, se vio firme ante el pedido.

-¡Oh! Lo siento Takeshi. Es más. Créeme, disculpa por siempre haberte molestado en la escuela. Se que era un imbécil…- dijo Kyo que realmente se sentía culpable por recordar como trataba al muchacho en la escuela.

-Y lo sigues siendo.- aclaró Yuki riendo.

-¡Oi!- se quejó Kyo riendo.

-Veo que aún siguen de novios.- dijo el joven, viendo lo bien que se llevaban Yuki y Kyo, que habían sido los eternos novios del colegio.

-No, de hecho yo estoy comprometida con alguien más… sentimentalmente responsable.- dijo Yuki riendo y mostrando su anillo de compromiso.

-Nuestro querido Kyo está más solo que una cabra de monte.- dijo Shingo también riendo y con las mejillas coloradas por la cerveza.

Kyo lo tomó del cuello con el brazo y comenzó a hundir su nudillo en la coronilla de Shingo. -¡Cómo te atreves a decir eso Yabuki!- Todos rieron.

Continuó la velada, entre plática amena y anécdotas viejas. Kyo comenzó a entablar más conversación con Takeshi, el joven admitió que a veces lo veía en televisión en los torneos en los que participaba.

Kyo con lo orgulloso que era se sintió complacido de eso. Terminó yendo a sentarse a un lado de Takeshi y hablaron casi todo la noche. El joven era el community manager de una empresa mediana y le iba bien. Admitía que por la manera en que Kyo lo llegó a molestar fue que tomó más en cuenta su apariencia física.

-Aun así, te pido disculpas por haberte molestado como lo hacía.- dijo Kyo inclinándose hacia el joven.

-Éramos adolescentes, además tenía que mantener su status de bravucón Kyo Senpai.- 

Kyo sonrió de forma encantadora, el joven se sonrojó por la linda sonrisa de su Senpai.

-A todo esto, ¿podemos intercambiar contacto? Me gustaría invitarte a tomar algo. Si me das la oportunidad.- dijo Kyo cambiando su tono de voz a uno más suave. Estaba tanteando las aguas. Takeshi se sonrojó y asintió.

>>>

A los días, Kyo invitó a Takeshi a tomar un café, algo sencillo y casual, en el horario en el que el joven tenía su hora de comida de su trabajo. Ambos se vieron y las cosas fluyeron tranquilas. La conversación fue agradable y Kyo encontró que tenían algunas cosas en común.

Cómo el gusto por los videojuegos. Recientemente, Kyo había adquirido una consola y se animó a invitar al joven a su departamento para el fin de semana, tener una cita tranquila en casa.

>>>

Después de haber jugado un par de horas, comer pizza y beber un par de cervezas. Kyo había dado el siguiente paso, o se podría decir empujón, ya que tenía a Takeshi recostado en el suelo, mientras lo besaba hábilmente.

El joven correspondió y pasó sus brazos por el cuello de Kyo. Era como su sueño hecho realidad, su antiguo bully había caído rendido a sus encantos y su crush del colegio le estaba correspondiendo por fin.

Kyo estaba tan enfrascado en lo que hacía que ignoró su celular que sonaba insistente, había levantado la camiseta de Takeshi y se estaba deleitando con la suave piel, cuando tocaron de forma brusca a su puerta. El joven se asustó y se levantó rápidamente. 

-¿Sucede algo malo Kyo?- preguntó el muchacho viendo hacia la puerta que parecía que la querían tumbar a golpes.

Kyo estaba con el ceño fruncido viendo hacia la puerta. Sabía quién estaba detrás, pero no quería abrir. Quería ignorarlo, quería muchas cosas y ahora comenzaba a sentirse dolido por las acciones de Yagami. Era demasiada coincidencia que se apareciera justo cuando estaba con alguien más.

-Takeshi, abriré la puerta, no tomes a mal lo que vas a ver. Solo es mi rival.- dijo Kyo resignado y levantándose de dónde estaban.

-Te refieres a… ¿ese sujeto que tiene poderes como tú?- preguntó Takeshi acomodándose la ropa.

Kyo asintió y fue abrir la puerta, en efecto Yagami estaba al otro lado con los brazos cruzados viéndose amenazador como siempre.

-¿Qué quieres Yagami?- dijo Kyo aburrido a modo de saludo.

-Tenemos que hablar.- dijo Yagami escaneando el interior del departamento de Kyo y posando su mirada en el joven que ahora estaba sentado serio en el sillón.

-No Yagami, no tenemos nada que hablar, ya intenté hablar contigo y…-

-Estoy listo.- lo cortó Iori en medio de su enunciado.

Kyo levantó sus cejas y abrió la boca, luego la cerró y su semblante se convirtió en uno de enojo. -Las cosas no van a ser cuando tú quieras.- 

-Aparentemente si.- Iori hizo a un lado a Kyo y entró sin quitarse los zapatos.

-¡Oi! ¿Qué te pasa?- dijo Kyo su enojo convirtiéndose en furia rápidamente.

Takeshi se levantó del sillón y se puso a la par con Yagami, el pelirrojo era mucho más alto, pero él otro no quería dejarse intimidad.

-Kyo le está diciendo que no quiere hablar con usted, ¿por qué no mejor se va?-

Iori comenzó a reírse y luego a carcajearse. -¿Quién es este pusilánime Kusanagi? Sácalo de aquí.-

El joven frunció el ceño y levantó sus puños.

>>>

-Para no hacerte el cuento más largo, Takeshi terminó con un moretón en la mejilla y el ojo hinchado, yo teniendo que disculparme con mis vecinos y la policía por el alboroto. Yagami casi le prende fuego a mi puerta y luego salió huyendo.- Kyo suspiró pesadamente intentando no recordar lo aconteció unos días atrás. Benimaru lo veía serio, recargado en su mano, estaban en un café tomando algo y Kyo se veía bastante frustrado por todo el asunto.

-Takeshi aún así me pidió que lo vuelva a invitar a salir si se da la oportunidad, pero muero de la vergüenza con él.- dijo Kyo que estaba recargando sus codos en la mesa y tapándose el rostro con las manos.

-Kyo… como tu amigo, tengo que decirte dos cosas.- Benimaru hizo un pausa para darle un sorbo a su capuchino y continuó. -Uno, tu ex novio es maldito demente, se que puede sentirte y por eso se aparece siempre de la nada, pero esto raya en la obsesión.-

-Beni… es Yagami de quién estamos hablando. Cuánto tiempo me persiguió porque estaba obsesionado. Ahora mismo siento que estoy viviendo un deja vu.- Kyo levantó su rostro y miraba a su amigo esperando recibir algún consejo para mejorar la situación.

-Tienes razón, eso me lleva al segundo punto que debo decirte.- Benimaru volvió a hacer una pausa solo para darle dramatismo al asunto. -Por favor, regresa con él, ¿quieres?-

Kyo se esperaba todo, menos eso. -¡¿Qué?! ¿Regresar con él? Si no quiere hablar conmigo. ¡Se ha vuelto un desquiciado!-

-¡Lo sé! Pero es que hay algo que tú no sabes y tal vez Yagami me mate por decirte esto… pero dale otra oportunidad a ese imbécil… ya nos tiene hartos a todos.- Benimaru dijo esto con un solo respiro, como si tuviera todo eso atorado y queriéndolo decir desde hacía mucho tiempo.

-¿Cómo que a todos? ¿A qué te refieres?- preguntó Kyo confundido, incrédulo y al punto del nervio.

-Yagami consiguió mi número personal… y el de Yuki…y el de Shingo… constantemente nos llama. ¡A deshoras! ¡Borracho! ¡Llorando! Y luego al día siguiente nos amenaza diciendo que nos matara si tú te llegarás a enterar de esto.- Benimaru se veía desesperado diciendo todo esto, implorando a Kyo que le creyera.

-¿Yagami? ¿Llorando? Debes estar bromeando.- Kyo quería creer eso. Que todo era una broma.

-¡No! ¡Para nada! ¡Mira!- Benimaru sacó su celular y en efecto tenía cientos de llamadas de Iori en su celular, llamadas perdidas, recibidas, mensajes, etc. -Y si no me crees, llama a Yuki y Shingo y te dirán lo mismo.-

Media hora después, cuando Kyo había terminado de hablar con los otros, estaba estupefacto, no podía creer que Yagami había estado molestando a sus amigos de esa manera. Pero era obvio.

-Es que… Iori no tiene amistades así como yo… no tiene con quien ventilar sus problemas.- dijo Kyo sintiendo una tristeza en su interior, comenzando a extrañar a Iori, dispuesto a perdonarle sus locuras, porque así era como lo quería, como el demente pelirrojo del que estaban hablando.

-¡¿Y nosotros tenemos que ser los que nos llevamos la peor parte?! No Kyo… o arreglas tu desmadre o lo arreglas.- dijo Benimaru sonando harto de todo el asunto.

Kyo asintió pensativo y prometió que arreglaría las cosas, costase lo que le costase.

>>>

Así que tomó camino hacia el departamento de Iori, tenía unos 4 meses sin ir ahi, pero el portero lo reconoció y dejó pasar. El edificio donde vivía era de zona algo exclusiva y Yagami vivía en los últimos pisos por ser músico y no molestar a sus vecinos con el ruido.

-¡Kusanagi-san! Que bueno que viene. Los vecinos del piso de Yagami-san se han estado quejando tanto del ruido. Ya hasta ha venido la policía en unas cuantas ocasiones. Dígale por favor al señor que le baje un poco al volumen.-

-Si, está bien, yo le digo.- dijo el castaño dudoso.

Kyo subió al asesor, aquello cada vez le gustaba menos, pero estaba decidido. Cuando llegó al piso, se escuchaba música tenue proveniente de una de las puertas al fondo. Había 4 puertas en total. Comenzó a caminar por el pasillo y cuando llegó frente a la puerta de Yagami, supo a qué se refería el portero.

Si se escuchaba la música hasta el pasillo, significaba que Iori tenía la música a todo volumen ahí dentro. No quería usar su llave para entrar, pero no tenía de otra, estaba seguro que el pelirrojo no lo escucharía cuando tocara la puerta.

Antes de abrir, alguien de los otros departamentos se asomó y miró a Kyo de forma desaprobatoria. -¿Usted es el dueño de esa unidad?-

-No… soy amigo…-

-Dígale que le baje a ese ruido tan infernal, ya se le ha dicho en muchas ocasiones.-

-Si, lo siento mucho.- dijo Kyo inclinándose en disculpa y nada más escuchó que el vecino dio un portazo. Entonces ahora sí se dispuso a abrir la puerta del departamento.

 

Qué triste fue decirnos adiós

Cuando nos adorábamos más

Hasta la golondrina emigró

Presagiando el final

 

La música estaba a todo volumen dentro del departamento, que estaba todo en penumbra, Kyo se quitó sus zapatos al entrar y enseguida se arrepintió, porque sintió que pisó algo húmedo con los calcetines. No quería detenerse a pensar que había sido, así que se adentro más en el lugar, intentando buscar dónde demonios estaba Yagami.

 

Qué triste luce todo sin ti

Los mares de las playas se van

Se tiñen los colores de gris

Hoy todo es soledad

 

Iori cantaba al ritmo de la música tirado desde el sofá frente a él, un televisor con sonido surround pasando el vídeo del cantante de la canción.

 

No sé si vuelva a verte después

No sé qué de mi vida será

Sin el lucero azul de tú ser

Que no me alumbra ya

 

El pelirrojo tenía una botella de sake en una de sus manos y le dio un buen trago directo y suspiró. Kyo no cabía en el asombro de verlo, cantando, tomando licor y con lo que parecía el delineador de sus ojos escurrido, parecía que había estado llorando.

 

Hoy quiero saborear mi dolor

No pido compasión ni piedad

La historia de este amor se escribió

Para la eternidad

 

Kyo buscó el control de la televisión y enseguida enmudeció el vídeo. Iori volteó y frunció el ceño. -Estoy escuchando eso, ¡súbele!- Yagami hablaba con las palabras arrastradas y se levantó como pudo del sillón, aún tomando su sake, pero seguía en su papel de dolido y continuó cantando la melodía que ya se la sabía de memoria.

 

Qué triste todos dicen que soy

Que siempre estoy hablando de ti

No saben que pensando en tu amor, en tu amor… He podido ayudarme a vivir

 

-¿Qué mierda estás cantando Yagami, que es todo esto?-

El departamento estaba hecho literalmente una mierda, basura por todos lados, ropa tirada, el instrumento que cuidaba casi como a su vida, el bajo, estaba aventado en el otro sillón. Iori se tambaleó y volvió a sentarse en el sillón.

-¿Qué haces tú aquí?... Ya terminamos… no eres bienvenido en mi casa.- Iori volvió a beber de su sake y vacío la botella y la arrojó contra una esquina, quebrándose el envase en pedazos.

-¡Oi! Iori, ¡¿qué pendejada es esa?!... Tus vecinos se están quejando del ruido. No quería creer lo que me dijo Benimaru. ¿Qué demonios te pasa?-

-¡¿Qué me pasa?! ¡Me arrancaste el corazón! Eso es lo que me pasa… Kyo se fue… ya no hay razones para vivir.- Iori cambiaba de humor de enojado a triste, con la vista desenfocada.

-Qué melodramático eres Iori.- Kyo rodó sus ojos y fue a sentarse a un lado del pelirrojo. -No puedes estar así… ¿has ido a trabajar?-

-No se ni que día es… espera… ¿Qué te dijo Nikaido? Voy a arrancarle el pelo a esa maldita vestida.- Iori se iba a levantar, pero Kyo lo jaló del brazo y lo hizo sentarse de nuevo.

-Tú no vas a ningún lado hasta que se te baje la borrachera y hablemos…- dijo Kyo enfrentándose a Iori y obligándolo a que se vieran a los ojos 

-Kyo…. Kyo eres tú… viniste…- ahora Iori está al borde de las lágrimas y le escurría moco de la nariz, el castaño ya había visto a Iori borracho, pero nunca tan briago. Es más, el pelirrojo era famoso por aguantar beber tanto entre sus compañeros de la banda. Ahora estaba cambiando de humor y se abrazó a Kyo escondiendo su rostro en el pecho del castaño.

Kyo nada más sintió la humedad de las lágrimas y los mocos en su camiseta y rodeó a Iori sobando su espalda, intentando consolarlo. No sabía que estuviera sufriendo así por su separación.

-Iori, ¿por qué estás así? Tu fuiste quien me dijo que me fuera de aquí, si no me gustaba como llevábamos lo nuestro y yo pensé que estaba dándote gusto.-

-Kyo…-

-¿Mmm?-

-Quiwro gomitarrrrgh.-

-¡Noooo aquí no! ¡Espera imbécil!-

>>>

Kyo cerró la puerta de la habitación de Iori, suspiró, apenas si había alcanzado a llevarlo al baño. Lo ayudó al final a limpiarse y tomar una ducha y lo había dejado dormido.

Encendió las luces del departamento y por fin vio bien todo el desastre que había. Sintió el corazón acongojado. Porque Iori no solía ser así de desordenado, ni siquiera era alguien sucio. Se quitó la chaqueta de cuero que llevaba puesta y la dejó en el sillón donde habían estado sentados y comenzó a levantar lo más que pudiera de basura.

>>>

Sentía que le estaban martillando la coronilla de la cabeza. Tenía un sabor amargo en la boca y los ojos le dolían, pero también el estómago le gruñía de hambre, se removió entre las sábanas, no tenía ganas de levantarse, no había razón alguna para levantarse. 

La cama se sentía enorme y demasiado vacía. Se hizo un ovillo, tal vez si aguantaba suficiente las ganas de comer, podría volver a dormir, pero también estaba la molestia de la vejiga. No recordaba cuánto había bebido. Es más, no recordaba ni cómo había llegado a su cama, ni que se había puesto ropa para dormir limpia.

Se sentó pesadamente. Intentando apretar los ojos con las palmas de las manos para ver si así le dejaba de doler la cabeza. Lo cual lo único que logró fue ver fractales con sus párpados cerrados. Suspiró. Se sentía patético de nuevo.

-Venía a despertarte porque ya pasa del medio día. ¿Cómo te sientes?- Abrió sus ojos de par en par, Kyo iba entrando a su habitación y abrió las cortinas para dejar entrar la luz del sol. -En serio, ¿Desde cuándo no ventilas la habitación?-

-¿Qué haces aquí?- dijo con la voz algo ronca, de hecho sentía la garganta cansada, como si hubiera estado gritando o cantando mucho.

-Vine ayer, por ciertas quejas que me dieron y porque quería hablar contigo.- dijo Kyo observando al pelirrojo.

Iori hizo una mueca. ¿A qué se refería Kyo con quejas? Inmediatamente pensó en Nikaido. Sabía que no tenía que haberle llamado, pero había sido inevitable, estaba furioso con él, por presentarle personas dignas de una portada de Vogue a su Kyo.

-Te hice un poco de sopa para la resaca. ¿Quieres una aspirina?- continuó hablando Kyo tranquilo.

-No necesito de tu lástima.- Iori se levantó de la cama y salió de la habitación. Se detuvo en seco.

El apartamento estaba limpio. Olía a comida recién hecha y no pudo evitar sentir un nudo en la garganta. Extrañaba la presencia de Kyo en ese lugar y con solo saber que estaba ahí detrás de él. Se sentía más lleno, más cálido, más como en casa.

No recordaba ni porque habían peleado, solo recordaba que se le había salido de control la situación y la había cagado diciéndole a Kyo que se fuera. No creyó que lo hiciera, pero lo hizo y por su maldito orgullo de macho, ya no le llamó y dejó pasar el tiempo. Cuando por fin se había decidido a arreglar las cosas, Kyo ya había continuado su vida. 

-Iori, sabes que no es lástima. Mira, se que no somos buenos hablando, pero creo que al tiempo que tenemos conociéndonos y lo que llevamos juntos…- Kyo puso una mano en el hombro de Iori.

-Llevábamos… ya no estamos juntos, tu te fuiste.- Iori sacudió la mano de Kyo, se sentía tan avergonzado, aún no quería admitir que había hecho algo mal.

-¡Me corriste de aquí! ¡¿Que Mierda querías que hiciera?! ¿Seguirme haciendo pendejo, creyendo que al día siguiente todo iba a estar bien de nuevo?!-

-¡Si! ¡Justo eso quería!- Iori abrió sus ojos en sorpresa dándose cuenta de la pendejada que acababa de decir. Kyo tenía sus cejas levantadas, observando a Iori, que se había puesto rojo de la cara. -Me refiero a…-

-Se a qué te refieres, me doy cuenta que me adapte a ti, a tu entorno, que por eso estabas… estábamos tan cómodos, pero a la vez, yo me comencé a sentir atrapado y frustrado, porque yo no soy así…. Y dudo que a ti te guste que yo sea así.- Kyo había bajado la mirada un poco, tanto tiempo juntos y a veces no podía creer que aún no se entendieran bien.

Tenía un buen punto el castaño, porque a Iori lo que le atraía de Kyo era ese lado opuesto a él, esa rebeldía y recordaba como le gustaba observar y admirar cómo convivía con los demás, mientras él estaba en las sombras. El suspiro de Kyo lo trajo de vuelta a la realidad.

-Dicho eso… ¿te sirvo la sopa? Creo que te hará bien.- Kyo sabía que tenían tiempo, que Iori necesitaba recuperarse de la resaca para que pudieran hablar bien.

Iori asintió, fue al baño primero, se refresco un poco y luego regresó a una comida bien servida. Extrañaba la comida del castaño. Kyo había aprendido a cocinar estupendamente y hacía todos los platillos al gusto de Iori. 

Conforme comenzó a comer y a sentir como el caldo lo reconfortaba, se daba cuenta como había dado todo por sentado con Kyo. Como si no necesitará esforzarse más. Como si no fuera necesario decirle al castaño cuánto lo apreciaba y cuánto lo amaba.

Kyo le había dado su espacio, se comprenden, se entendían incluso sin necesidad de palabras. Podían hablar por horas y también mantener un silencio cómodo entre ellos.

El castaño comía junto con él sentados uno frente a él otro, entonces Iori estiró su mano hasta tocar la de Kyo, quién volteó a verlo con cierta curiosidad.

-Vuelve.-

-¿A dónde?-

-Conmigo.-

-No lo se Iori… lo que hiciste…-

-Lo siento-

Kyo miró a Iori sorprendido, el pelirrojo nunca se disculpaba, aunque supiera que estaba mal. El castaño suspiró. No podía negar que aún amaba a ese loco. Después de todas las citas que había tenido en ese periodo de separación de ellos, se dio cuenta que buscaba a Iori en cada una de las personas con las que salió, pero nunca lo encontraba, porque Iori era alguien diferente en todo el sentido de la palabra.

Iori apretó un poco más la mano de Kyo y ambos se vieron a los ojos. El tiempo que habían pasado separados se había sentido eterno, pero a la vez era como si apenas ayer se hubiesen dejado de ver.

-Te amo.- dijo de la nada el pelirrojo y Kyo sintió la cara caliente, Iori también, estaba luchando contra su vergüenza interna, no solía decir cosas así, creía que no era necesario, pero ahora veía que Kyo tenía razón, y se sintió bien por decirlo en voz alta.

Kyo suspiró y luego le sonrió a Iori. -Yo también te amo.- se levantó de la mesa y se paró frente a Iori. -Regresaré, pero solo porque yo quiero. Tampoco quiero que me prometas tonterías como que vas a cambiar y cosas así. Quiero estar contigo Iori.- luego se inclinó sobre el pelirrojo y lo besó, tomando su tiempo para saborear esos labios que extrañaba tanto y dió por terminada aquella separación que no les hacía bien a ninguno de los dos.

Notes:

Notas finales:
De nuevo, es genial contar con amistades y platicar las locuras que a uno se le ocurren. Me dijeron haz un fic estando tomada, bueno, este es el resultado despues de una buena botella de vino, musica romantica y dolida y estar hablando de lo caca que puede llegar a ser un ex.

La cancion que inspiro este fic es El Triste de Jose Jose.