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Una de las virtudes de Peter Parker era su fuerte determinación, desde pequeño siempre ha sido así; a veces llegando a la dura obstinación. Malcolm tomó a la ligera ese pequeño detalle de su amado aquel día que lo oyó jurar que contaría todas las pecas de su rostro. Para Mal era solo una exageración del detective, una broma... y no podía estar más equivocado.
—Peter, cielo. Intento leer. —Malcolm bufa, perdiéndose en su lectura de su periódico por otro beso estampado en su mejilla seguido por un gruñido.
—Diablos, ¡Me hiciste perder la cuenta! ahora tendré que empezar de nuevo...
Noir sonríe para su adentros, atrayendo al pelirrojo más cerca en su regazo y volvió a su cuenta. Con cada peca en las mejillas de Malcolm, por más diminuta que sea, dejaba un casto beso que solo empeoraba la vergüenza de su amado MJ, haciéndolo sonreír.
—Maldición...
—Peter... —Malcolm le da esa mirada a su amado, pero no puede evitar reír.
—Tu sonrisa me distrajo.