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Nuestro padre no era exactamente el ejemplo de lo que todo padre debería de ser, como todos, tenía sus fallas y cosas buenas, pero para nosotros, no importaba mucho que lo fuera. Mi hermana y yo habíamos crecido creyendo todas esas historias fantasiosas que rodeaban a nuestro padre, creíamos que era un ser invencible, pero conforme crecimos, nos dimos cuenta de la verdad.
Mi hermana era la que menos lo quería, si él estaba en la misma habitación, ella se iba. No había lugar en su corazón para querer a nuestro padre, de mí, no hay mucho que decir.
Ella y yo siempre estábamos juntos, entrenábamos cuando podíamos y si podíamos, pasábamos tiempo con nuestra ‘madre’. A veces era imposible, a nuestro padre no le gustaba que mamá nos contara las historias sobre cuando la Orden Jedi existía o cuando la República se alzaba orgullosa en la galaxia.
Al contrario de lo que muchos creían, el Imperio había resultado ser lo que prometió. Justicia, seguridad y paz, todo eso, así que nunca hubo una chispa de rebeldía en la galaxia, todos estaban de acuerdo con el mandato imperial.
Aún recuerdo cuando Leia y yo armamos nuestros sables de luz, fue un momento maravilloso, mamá estaba tan orgulloso de nosotros que no paraba de admirar nuestros sables. Padre nunca dijo nada, sólo nos miró a nosotros y a nuestros sables y continuó con su trabajo.
A veces Ahsoka estaba de visita, pero al igual que Leia, casi no se acercaba a nuestro padre, pese a que alguna vez fueron muy unidos. Obi-Wan, nuestra madre, solía quedarse en el jardín admirando a las flores, algunos días lo acompañamos a tomar el sol, pero generalmente le gustaba estar solo.
Nunca habíamos escuchado la historia de cómo se habían conocido y como es que habíamos nacido, hasta que un día, mientras Leia hablaba sobre política, me pregunté sobre como las cosas habían salido de esta manera.
Recuerdo que alguna vez, cuando éramos pequeños, nuestro padre nos prohibió entrar a una habitación oscura, en donde había un cofre cerrado. Sin embargo, obedecimos y nunca más volvimos a entrar a esa habitación. Ahora, Leia y yo habíamos decidido descubrir lo que era, así que cuando regresamos y abrimos el cofre, lo vimos repleto de cartas hechas a mano.
Nos sorprendimos al ver un material tan escaso en la galaxia en montón guardado en el cofre. Cada carta parecía relatar un acontecimiento, estaban ordenadas por fechas, la primera de ellas, era de un año antes de nuestro nacimiento, supimos que esas cartas pertenecían a nuestra madre cuando vimos la fina letra.
Decidimos que recrearíamos las cartas para poder conservar las originales, pero caímos en cuenta de que ese tipo de papel nunca lo volveríamos a encontrar fácilmente. Así que decidimos arriesgarnos y leer las cartas, una por día, mientras nuestro padre no estuviera en el palacio.
La primer carta estaba un poco manchada, pero cuando Leia comenzó a leerla, todo se quedó en silencio:
“Durante la guerra, he podido descubrir que nuestros sentimientos son mutuos. Sé que te encantará ver que he escrito esta carta, sé de buena fe que cuando eras pequeño te gustaba coleccionar cualquier cosa en donde vieras que había escrito algo, así que ahora te otorgo esta carta.
Pero siguiendo a mi corazón, descubrí que yo también he de amarte como tú lo haces, no importa que tan larga sea la distancia, mi corazón siempre te acompañará.”
―Con cariño, Obi-Wan.
Leia terminó de leer, ambos nos miramos y tomamos una segunda carta, pero antes de poder abrirla, un ruido nos alertó. Pusimos la carta en su lugar y cerramos el cofre, al salir de la habitación, vimos a nuestro padre buscarnos, mamá estaba detrás de él, parecían estar discutiendo sobre algo.
Mi hermana y yo nos miramos, padre se dirigió hacia nosotros y nos indicó ir con él a la sala del trono. Fue ahí donde escuchamos su discusión.
― ¡Nunca escuchas lo que te digo! ―Le reclamó mamá a padre. ― ¡Me culpas de cosas que no están bajo mi poder!
― ¡Tus hijos nunca me obedecen, siempre están pensando en cosas inútiles! ―Reclamó padre, Leia y yo nos miramos y tratamos de hablar. ― ¡Siempre los estás consintiendo, ya están en edad de asumir un rol activo en el Imperio!
― ¡Ellos decidirán su camino, tú no lo harás por ellos!
Obi-Wan se detuvo y nosotros con él, padre se giró a nosotros tres y tomó de la cara a nuestra madre. Leia soltó un jadeo de indignación y los separó, yo di un paso atrás y tomé a mamá de los brazos.
― ¡Vuelve a tocarlo y te juró que destruiré a tu maldito Imperio!
― ¡Una princesa jamás se comporta de esa manera! ― Nuestro padre la abofeteó, Leia se quedó en silencio y luego me miró. ― ¿Tú también tienes algo que decir?
―Sí, muchas cosas, pero como siempre, no escucharás ninguna. ―Respondí, padre nos miró a los tres y se marchó.
― ¡Hagan lo que quieran, no me molesten!
Cuando nuestra madre se dio cuenta de lo que habíamos estado haciendo, nos dedicó una sonrisa y nos entregó todas las cartas. Leia y yo corrimos a nuestra habitación como si fuéramos niños pequeños y nos encerramos.
Tomé la segunda y la abrí:
“Querido Anakin, han pasado dos semanas desde mi primera carta, sin embargo, hay buenas noticias que contar. Cody ha entrenado a un par de soldados y han resultado ser excelentes, también le he contado sobre nuestra relación, parece muy feliz y nos desea mucha suerte.
Espero y todo esté bien en Coruscant, me sorprende que no hayas perdido la paciencia en esa fiesta que el canciller organizó.
Por lo mientras, yo seguiré aquí, prometo ser constante en las siguientes cartas, te extraño, pronto volveremos a estar juntos.”
―Con mucho amor, Obi-Wan.
―Creo que ahí, ambos se amaban. ―Dijo Leia con tristeza. ―No me puedo imaginar todo lo que pasó para que ahora padre sea indiferente con todos.
―Abre la otra. ―Le dije, ella la tomó y me miró. ―Anda.
“Es sorprendente como pasa el tiempo, ha pasado un mes desde entonces, recibí con mucho gusto tu regalo Ani, me encantaron todos esos aceites para el cabello y ni hablar del té. Te felicito por lograr un avance con Ahsoka, estoy seguro que pronto será igual o mejor que tú.
El maestro Windu ha estado actuando de una manera extraña, dice que la Fuerza se siente ansiosa, pero no sé de que habla.
Volveré pronto, podríamos ir a cenar o hacer otra cosa, tu decides, por ahora, me despido.”
―Con amor, tú querido Obi-Wan.
― ¡Huye de ahí madre! ―Gritó Leia mientras veía la carta. ― ¡No!
Me reí de lo que hizo, saqué otra carta y esta vez me di cuenta de que también había cartas por parte de nuestro padre:
“Mi hermoso Obi-Wan, he recibido cada una de tus cartas, lamento si algunas no he podido responderlas, pero tienes razón, guardo cada una de ellas en mi habitación. Ahsoka siempre pregunta por ti, pronto volveremos al frente.
Rex también parece muy feliz por nosotros, prometo que cuando estemos en Coruscant nuevamente, iremos a donde tu decidas, tu felicidad es la mía.
Por ahora, es todo lo que puedo decirte, el canciller me ha pedido asistir a otra de sus aburridas reuniones, espero que no duren toda la noche como la última vez.”
―Con amor, tu Anakin Skywalker.
Y las cartas continuaron, ambos nos dimos cuenta de que al pasar el tiempo, las cartas iban perdiendo sentimientos.
“Anakin, el sanador me ha dicho los resultados. Tengo dos meses de embarazo, el consejo no lo sabe y no tardarán en descubrirlo, no quiero tener a mi bebé rodeado de guerra y muerte, sonará egoísta, pero por favor te pido pensar en una solución.
Incluso si es necesario, estoy dispuesto a abandonar la Orden, pero por favor, quiero que tomemos la decisión juntos, por favor Ani, respóndeme lo más rápido que puedas.”
―Tu Obi-Wan.
“ Obi-Wan, he recibido tu carta. Es una noticia maravillosa, así que busquemos un lugar en dónde puedas dar a luz sin ninguna preocupación.
Padmé sabe sobre el bebé y nos ha felicitado, dijo que podíamos establecernos en Naboo, así que si te parece bien, podrías dar a luz a nuestro hijo ahí, a tu regreso, nos enfrentaremos juntos ante el consejo.
Te amo, me has hecho la persona más feliz de la galaxia.”
―Anakin.
“No sé porque no estuviste ahí, te esperé durante más de dos horas y nunca llegaste, me sentí destrozado. Tú no sabes lo que he sentido, todos los días siento un cansancio increíble, no puedo probar bocado alguno porque he de vomitar. para ti es fácil decirme que pronto pasará mientras estás en esas lujosas fiestas, codeándote con grandes figuras, mientras yo lucho por hacer que no descubran nuestro secreto.
Espero poder verte la siguiente vez, si no estás ahí, olvídate de que vuelva a esperar para ver a nuestro pequeño.”
―Obi-Wan.
“El senado siempre es el problema para ti, tengo derecho a divertirme, no tienes porque ser exagerado, la guerra está a punto de terminar, es normal que la gente quiera conocerme. No es para tanto, estaré ahí la próxima cita. Padmé se ha ofrecido a hacerte compañía cuando yo no esté, es una gran amiga, incluso Bail se ha ofrecido a ayudarte, así que deja de quejarte.”
―Anakin.
Después de esa carta, nos dimos cuenta de que habían pasado alrededor de tres meses hasta la siguiente fecha. Leia y yo nos miramos con sospecha, la siguiente carta confirmó nuestros temores:
“Anakin, tengo siete meses de embarazo, Padmé es una excelente compañera, siempre me aconseja y ayuda. Por mí no te preocupes, mucho menos por los niños, disfruta de tu nueva vida como soltero, el héroe sin miedo se merece a una excelente pareja que SÍ valga la pena, lamento haberte hecho perder el tiempo.
Prometo que no sabrás nada de mí ni de los niños, que seas feliz. Hasta siempre.”
―Obi-Wan.
“ Obi-Wan, dime donde estás. Estos meses que he pasado sin ti me han hecho darme cuenta de que en verdad te necesito y que quiero ser tu compañero de vida, no debí de hacerte menos ni tampoco dejarte de lado, estaba cegado por toda esa atención. El canciller dice que es inútil volver, pero yo sé que no, pero por favor, no me abandones.”
―Siempre tuyo, Anakin.
“Anakin Skywalker, me he tomado el tiempo de escribirte esta carta yo misma. Obi-Wan está en un estado delicado, por lo que hemos ido a un lugar en el que pueda estar bien para dar a luz, su vida está en peligro. Por lo que te pido lo dejes en paz, pensar en ti sólo le causa más daño, a veces te llama en sueños, cuando la fiebre no pasa y su cuerpo no reacciona.
Estos últimos meses ha estado en cama, los doctores dicen que después de dar a luz, es posible que su cuerpo no vuelva a ser el mismo.
Así que Anakin, tomaste tu decisión, ahora afronta las consecuencias.”
―Padmé Naberrie.
En otros sobres, sólo había imágenes. Algunas eran de mamá mientras estaba en cama, otras eran de nosotros un poco después de haber nacido, pero otras eran donde todos estábamos.
Mamá nos sostenía con delicadeza, la tía Padmé salía junto al tío Bail detrás de mamá. Parecían felices, hasta que descubrimos las cartas restantes. Estas estaban un tanto destrozadas, como si el que las hubiera escrito no hubiera tenido cuidado.
“ ¡Te he dicho que me digas donde están, si te niegas, sabes muy bien lo que le pasará a tu gente! Por tu bien, más te vale que mi esposo esté bien, o de lo contrario, tú y tu pueblo sufrirán las consecuencias.”
“Su excelencia, sus amenazas vacías no me dan miedo. Obi-Wan dejó de ser su esposo desde el momento en el que el ex-Jedi le envió su última carta.
Abstenerse de que todo este asunto llegue al senado imperial, estoy seguro de que como Emperador desistirá de su capricho. Que tenga un excelente día, Majestad Imperial.”
―Bail Organa.
― ¿Majestad Imperial? ―Preguntó Leia curiosa, yo me encogí de hombros. ― ¿Nacimos al mismo tiempo que el Imperio?
―Abre la otra. ―Le dije. ― Tal vez se explique todo en ellas.
“ Yo soy el Imperio, si quiero algo lo obtengo. Así que no se lo pediré dos veces, dígame dónde está mi familia y no tomaré ninguna acción contra ustedes. Como muestra de mi buena voluntad, Naboo y Aldeeran podrán permanecer como planetas neutrales.
Tienen tres días para responder.”
―Vader.
“Majestad Imperial, la senadora Naberrie y yo hemos decidido aceptar su oferta, no sin antes consultar al maestro Kenobi, quién ha dado su consentimiento. Nos encontramos ocultos en Mandalore, un planeta que debe de permanecer neutral ante el Imperio, así que por favor Majestad, sólo venga usted y sus escoltas.”
―Bail Organa y Padmé Amidala.
―Sólo quedan dos cartas. ―Dije, mi hermana me miró sospecha y las tomó.
―Bien, yo las leeré.
“Querido Anakin, sé que nunca leerás esta carta, han pasado cinco años desde la última vez que nos vimos. Los niños han crecido muy bien, están sanos y no les hace falta nada. Leia se parece mucho a tu madre, su hermoso cabello es una prueba de ello, Luke es idéntico a ti, con los mismos impulsos de meterse en problemas.
A veces creo verte en el horizonte, cuando los soles se ocultan. Pero sé que no eres real, poco después del nacimiento, me enteré lo que hiciste. Me buscaste en Mandalore, pero para entonces yo ya me había ido, destruiste a los Jedi por tu capricho y ceguera de poder, tu anhelo fue lo que te llevó a destruir la galaxia, un anhelo que tú mismo destruiste.
Ahora me encuentro oculto, cuidando a nuestros hijos del Imperio, de ti, pero hay algo dentro de mí que sé que probablemente pronto nos encontrarás y nos llevarás contigo. Nunca seré el mismo que conociste antes de la guerra, ahora sólo soy un viejo débil, que ha perdido su fuerza y la conexión con la Fuerza.
Me despido de ti, mi querido Anakin.”
―Obi-Wan Skywalker.
― ¡Rápido, abre la otra! ―Le grité, Leia no quiso abrirla y yo intenté quitarla. ―¡Abre la carta!
Ambos empezamos a forcejear, Leia jaló la carta y terminamos por romperla. Los pedazos cayeron sobre la cama, oímos a nuestro padre rondar por la habitación y ocultamos las cartas bajo las mantas.
Leia me aventó de su cama y me empujó a la mía, me subí a ella y tomó uno de los libros que mamá me había regalado. La puerta de la habitación se abrió y entró nuestro padre, no llevaba su casco, lo que nos sorprendió.
Nos miró por breves segundos, pero fue suficiente para saber que nos había descubierto.
―Las cartas, ahora. ―Él habló, ninguno se movió. ―No subestimen mi paciencia, las cartas, ¡ahora!
―Padre… ―Leia intentó hablar, pero nuestro padre se acercó.
Vader la hizo levantarse de la cama y quitó las mantas, las cartas estaban ahí. Recogió una por una, hasta que vio la carta rota, la tomó con cuidado y nos miró a los dos. Mi hermana se puso a mi lado y yo la sostuve, Vader no hizo ningún movimiento, hasta que nuestra madre entró a la habitación.
―Deja que los niños se vayan. ―Dijo Obi-Wan mientras cruzaba sus brazos. Su vestido se alzó y padre lo miró.
―Ya no son niños y la sabes muy bien. ―Respondió, Leia me tomó del brazo. ― Esas cartas sólo son basura, pertenecen al pasado.
―Esas cartas no son basura y lo sabes bien.
― ¡Fueron escritas por Skywalker!
― ¡Tú eres Skywalker! ―Obi-Wan se acercó a Vader, con delicadeza lo tomó del hombro y lo hizo sentarse en la cama, Leia y yo los imitamos. ―Esas cartas pertenecen a nosotros, cuando éramos generales, cuando dividimos nuestros caminos, pero siguen siendo parte de nosotros. Tú eres Vader, dices serlo, pero tu nombre es Anakin Skywalker.
―Cuando dices mi nombre, lo dices con dulzura. ―Vader nos miró y luego a mamá. ―Creí que si me unía al lado oscuro, te salvaría de la muerte.
Leia y yo nos miramos con sorpresa, siempre habíamos visto la frialdad y la ira en nuestro padre, pero ahora, cuando miraba las cartas y alternaba su vista entre mamá y nosotros, podíamos ver que esos sentimientos se iban. Había calidez en sus ojos y estaba tranquilo.
―Sabías que no moriría, pero el parto fue difícil. ―Mamá nos miró con tristeza. ― ¿Por qué no mejor les contamos la historia completa?
―Bien.
Ambos nos miraron y mi hermana y yo decidimos sentarnos en el piso, igual a cuando éramos niños y mamá nos contaba cuentos. Obi-Wan también pareció recordar y nos regaló su hermosa sonrisa.
―Cuando me enteré de que tenía un bollo en el horno, ―mamá volvió a reírse, Leia y yo lo acompañamos, nuestro padre sólo negó, ― me sentí cómo el ser más afortunado de toda la galaxia, mi biología me hace posible concebir, así que una completa sorpresa no fueron. Pero conforme pasó el tiempo, su padre y yo nos fuimos distanciando.
Esta vez fue el turno de papá hablar.
― Era joven e impulsivo, me importaba más la opinión de los políticos que de su madre. Estaba feliz por ser padre, pero entonces los miedos a perder a Obi-Wan en el parto me hicieron perder el control. No ayudaba en nada que todo debíamos de mantenerlo en secreto, dejé que un Lord Sith me llenara la cabeza de mentiras y falsas ilusiones, traicioné a todos sólo porque creí que hacía lo correcto. ― Papá suspiró.
―Al cumplir cuatro meses, decidí pedirle ayuda a mi querida amiga Satine. ―Mamá soltó un suspiro triste y se sentó con nosotros. ― Ella pidió que yo fuera asignado como su escolta durante casi medio año, con el pretexto de que su vida corría peligro.El consejo no sospechó mucho pero aceptó. Así que me fui a Mandalore, cuando cumplí seis meses, Padmé y Bail se unieron a nosotros y me ayudaron en todo lo que pudieron.
―A sí que cuando Obi-Wan se fue, me di cuenta de los errores que había cometido. ―Continuó Vader. ― Fue un momento en el que caí en cuenta de que si no actuaba, perdería para siempre al amor de mi vida. Luego de eso, lo busqué por mucho tiempo, el consejo parecía haberse enterado de todo y habían decidido que yo sería un peligro para el estado delicado en el que Obi-Wan se encontraba. Cuando recibí la carta en donde decían su estado, temí por su vida y entonces la oscuridad terminó por consumirme.
―El día del parto, fue cuando la república cayó. Recibimos la noticia que la guerra había terminado, pero que los Jedi habían desaparecido y que en su lugar, un Imperio se había alzado. Al ver el rostro de mi querido Anakin convertido en un Sith, mi corazón se rompió y cuando menos lo esperé, había roto la fuente. El parto duró horas, había perdido mucha sangre y creí que moriría, pero no pasó. ―Obi-Wan nos tocó con cariño nuestras mejillas. ―Tenía miedo de lo que podría suceder, así que ordené que si yo llegaba a morir, ustedes debían de ser separados y criados lejos uno del otro.
― ¿Entonces Leia y yo habríamos vivido sin saber nada del otro? ―Pregunté. Mamá asintió.
―Cuando pude recuperarme, Padmé me llevó hacía Naboo y me escondió. Supe que su padre me seguía buscando, así que Satine asumió la responsabilidad y dijo que continuaba en Mandalore, eso nos dio ventaja para que pudiera aliviarme por completo. Al final, ya saben que pasó, vivimos en Tatooine durante cinco años hasta que su padre nos encontró.
― Siempre creí que el día que los encontraría sería el día en que moriría, pero la Fuerza me dio una segunda oportunidad que no supe aprovechar. Estas cartas muestran un pasado lleno de errores que en su momento me negué a aceptar. ―Padre miró las cartas y las dejó sobre la cama, se sentó en el piso y nos miró a los tres. ―Ahora puedo ver lo que hice mal, ¿Serían capaces de perdonarme?
Mamá comenzó a llorar y se lanzó a abrazarlo, Leia y yo nos miramos sin saber que decir. Ella suspiró y habló:
―Mamá ha dicho que sí, él ya te ha perdonado desde hace mucho, Luke tal vez con el tiempo lo hará, pero yo no sé si lo haré. ― Leia suspiró nuevamente. ― Al menos, el tiempo lo decidirá.
―Es más de lo que puedo pedir.― Papá nos volvió a sonreír y tomó la carta que estaba rota. ―Esta carta no es ni de su madre, de sus tíos o mía, es de su abuela.
“ Querido Ani, estoy tan orgullosa de lo que has logrado, recuerda que sin importa que, yo siempre estaré ahí para ti. Me siento tan feliz de que hayas escogido a una persona para pasar el resto de tu vida, me hubiera gustado conocerlo.
Te deseo toda la felicidad de la galaxia y deseo que nunca te pierdas en la oscuridad, que nunca tomes el camino fácil, tu corazón es grande y bondadoso, no lo olvides.”
―Con cariño, tu madre.
