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Language:
Español
Stats:
Published:
2024-11-09
Completed:
2024-11-09
Words:
6,978
Chapters:
5/5
Comments:
1
Kudos:
6
Hits:
220

Armonías del destino [𝐷𝑦𝑙𝑎𝑟𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛 𝑜𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒]

Summary:

─────𝐵𝑜𝑏 𝐷𝑦𝑙𝑎𝑛 𝑥 𝐺𝑒𝑜𝑟𝑔𝑒 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛──────

Un Alfa americano y un Omega británico se enfrentan al inicio de una posible relación.

La época de cortejo ha tocado la puerta en sus vidas y Bob debe demostrar que es el Alfa que ese Omega merece, verse fuerte, valiente, inteligente y protector para así hacer que George confíe y que al final del mes acepte ser suyo, llevar a sus cachorros, portar su marca y amarse para siempre.

Chapter 1: Water

Chapter Text

──¿Estás listo?.── Preguntó el alfa americano viendo fijamente al británico.

 

──Es tu cortejo... Debo ver qué tanto te esmeras.── Dijo en un tono divertido el menor mientras mordía su dedo índice suavemente.

 

──Muy bien...── Aceptó aquello con una sonrisa ladeada y subió las escaleras hasta el segundo piso en dónde estaba la habitación del otro.

 

Llevaban tiempo saliendo, se conocieron por mera coincidencia en un bar de mala muerte en dónde el Alfa estaba dando una presentación tocando su guitarra y armónica teniendo la fría mirada de un joven británico el cuál lo arrastraría por una carretera de asfalto ardiente, era un Omega difícil y debía dar todo de él para demostrarle que era un Alfa totalmente competente para mantenerlo.

 

Cuando el alfa llegó a la habitación del Omega en dónde ese aroma a galletas y chocolate inundaron sus fosas nasales soltó un suspiro, era un aroma delicioso y deseaba fundir sus aromas, debía ser un aroma exquisito sin duda alguna y mientras buscaba las prendas del menor y suyas para poder hacerle un nido aprovecho para inhalar el aroma de esas prendas del británico, los Omegas hacían los nidos pero lo quería ayudar, tenía muchas ropas y había elegido unas flores de loto.

 

Rápidamente corrió escalera abajo dejando aquellas camisas, pantalones, suéteres, sábanas y cubierta de las almohadas para poder dejar que el Omega armara su nido para que se sintiera protegido, por su parte tomaría distancia ya que era algo íntimo y no quería que el Omega del británico le gruñera o rechazara a su Alfa que estaba muerto de ganas de ser aceptado.

 

──La corona... Cierto.── Se golpeó mentalmente yendo hasta la habitación de invitados en dónde se quedaba por temas de respetar al Omega y buscó en sus cosas. ──Debe estar por aquí...── Se gruñó a si mismo hasta que encontró aquellas flores pulcramente conservadas que había comprado ese mismo día.

 

Su agudo sentido de la audición le dijo que el Omega estaba en la planta baja comenzando armar aquel nido, eso le decía que posiblemente iba aceptar su cortejo así que eso le instó armar bien aquella corona de flores violetas como las petunias y lavanda, las iba entrelazando entre si suavemente armando aquella corona de flores con los tallos sintiendo como ese aroma a lavanda se impregnaba en la punta de sus dedos amarillos por el consumo de cigarrillo.

 

Tras algunos minutos de arreglar y ajustar el tamaño de esa corona de flores para que le quedara bien al Omega seguido de respirar profundamente fue bajando las escaleras lentamente percibiendo ese aroma a galletas y chocolate que lo tenía tan endulzado y embobado.

 

Sus ojos azules se quedaron fijos en el menor y dueño de esa casa, había armado su nido en medio de la sala tras haber movido la mesa ratona.

 

Pero toda su atención fue al menor, estaba vestido con una fina bata de seda violeta con un lazo coqueto alrededor de su fina cadera, sus delgadas piernas lampiñas junto a sus brazos, podía notar sus finas clavículas dirigiendo sus ojos en su rostro y era hermoso, con sus lindos pómulos altos, sus hermosos ojos marrones que hacían juego con sus gruesas cejas, su piel pálida y sus lindos labios rosas... Jamás había visto a un Omega tan hermoso y no sabía cómo se había merecido el acercamiento del otro.

 

──¿Puedo entrar?.── Preguntó respetuosamente poniéndose de rodillas delante de su nido esperando su aprobación.

 

George le miró fijamente acomodándose en su nido viendo atentamente a ese Alfa el cuál tenía en sus manos una linda corona de flores violetas, eso le hizo sonreír de lado mientras que sus finos y largos dedos se pasearon con gracia por esos lindos pétalos de loto que fueron delicadamente colocados sobre los bordes de su nido y con un pequeño ronroneo y asentimiento de su cabeza le dió permiso al Alfa de entrar a su lugar seguro.

 

Bob sonrió de lado soltando otro sutil y casi inaudible ronroneo en respuesta del Omega y ahí pudo lentamente entrar en aquel nido asegurándose de no desarmarlo o mover alguna prenda o pétalo.

 

Sus ojos azules chocaron con los chocolates que moría por mezclarse y formar la mejor fusión de todas.

 

Lentamente extendió su mano para poner aquella corona de flores sobre su cabeza deslizando levemente su mano por su mejilla y volver a su posición inicial estando de rodillas y con sus manos sobre ellas esperando una palabra del Omega.

 

──Tengo... Te hice ésta corona de flores porque sé que te gusta el violeta, es tu color favorito y combina muy bien contigo... Elegí lavanda porque es el aroma de la mayoría de tus inciensos... Elegí las flores de loto porque representa el renacimiento... Refleja tanto tu espiritualidad... Es tan hermoso.── Susurró el americano haciendo un pequeño gesto con sus manos seguido de acariciar sus propios rizos estando sumamente encantado por como le quedaba esa hermosa corona.

 

Los ojitos pardos del menor se iluminaron y su Omega se removió ansioso, sabía que Bob no era un sujeto de muchas palabras y por ende debía y sabía apreciar cada palabra suya, el que se abriera y fuera atento a los detalles era algo que sabía pero siendo él el protagonista de sus halagos podía llegar a su Omega. 

 

──¿Ah si? Qué Alfa más atento... Me gustan mucho éstos pétalos de loto. ── Soltó una pequeña risa tomando cuatro de aquellos pétalos para dejarlos caer sobre la cabeza del otro. ──Que lindo te ves así... ¿Haces cosas que no has hecho con nadie solo por mi? Pudiste hacerlo con Suze o Joan... Pero mirate.── Comentó divertido viendo como uno de los pétalos quedaba sobre la punta de la nariz del otro. ──Tierno... ── 

 

Bob quedó pasmado, sentía su corazón ir a mil millones de latidos por segundos, sus mejillas ardían cómo el fuego mismo, se sentía tonto, muy pero muy tonto pero las cosas que hacía por ese Omega qué le encantaba no parecían tener límites. Ante sus ojos era hermoso, miraba sus facciones y como esa hermosa corona de flores combinaba con esa suave y delicada bata de seda, era precioso. 

 

──George... Omega... ¿Estás dispuesto a iniciar una vida conmigo?.── Le preguntó el americano tomando la mano del otro entrelazando sus dedos entre si besando cada uno de sus dedos. ──¿Estás dispuesto a aceptar mis errores y los tuyos para ayudarnos a crecer juntos?.── Preguntó en una nube de incertidumbre mirando con sus ojos azules al otro.

 

Bob estaba a punto de morirse de los nervios, sentía un horrendo dolor de estómago, temía el rechazo del otro, ese otro que se veía como un hermosa escultura de un Dios Griego esculpida por el mismísimo Miguel Ángel, así de hermoso era ante sus ojos y si lo rechazaba moriría de la tristeza.

 

En cambio George estaba hipnotizado por el otro, lo admiraba tanto, era una gran fuente de inspiración pero debía ser un Omega rudo y difícil de conquistar pero al ver cómo se esmeró en encontrar aquellos hermosos pétalos de loto sonrió como un tonto, podía ver la forma en la cual lo miraba, lo miraba como un tonto enamorado, era sumamente dulce pero amaba más ese humor que todos detestaban o hablaban mal a sus espaldas para hacerle quedar sumamente mal.

 

──Ay mi fuerte Alfa... ¿Has hecho todo esto por mi? Que tierno y ya lo dije... Me encanta así que... Me encantaría poder formar una vida contigo, independientemente de nuestras diferencias espero que podremos solucionarlo aunque será difícil... Mi respuesta a tus preguntas es un si.── 

 

Contestó con una sonrisa divertida viendo como el Alfa sonreía y sus ojos se abrían más por la sorpresa, seguramente se esperaba una negativa a su inicio del cortejo pero con todos esos pequeños detalles que le encantaba no sabía cómo había caído en su red, pero mierda, como le encantaba.

 

──Prometo que daré todo de mi para darte el mejor cortejo de tu vida, verás que soy lo suficientemente fuerte para mantenerte, protegerte, alimentarte, seré el mejor Alfa de todos.── Dijo emocionado inclinandose hacia adelante para juntar sus frentes para soltar un ronroneo solamente audible para el otro.

 

 

 

 

Chapter 2: Air

Chapter Text

 

El Omega había aceptado estar con él, no tenía tiempo que perder porque tenía exactamente un mes para llevar a cabo su cortejo y ver si lo aceptaba, quería ser aceptado por ese Omega así que intentó escaparse de su estudio, huir de su equipo y de su manager, tenía mejores cosas que hacer que seguir con las prácticas .

 

Salió corriendo por la parte trasera y como no era un sujeto muy reconocible para la gente ya que al verlo podrían pensar que era un vagabundo o algo bastante similar así que fue caminando por las infestadas calles de Nueva York hasta llegar a un lugar bastante tranquilo, era el barrio en dónde se estaba quedando ese Omega que tanto le gustaba, un barrio familiar y podía ver a muchos cachorros jugar entre ellos siendo vigilados por sus padres... Podría imaginarse en una granja con muchos de sus cachorros jugando entre ellos mientras era acompañado por su Omega, con ese pensamiento su Alfa se removió ansioso, le había encantado esa imagen mental de una familia numerosa con el Omega.

 

Al llegar a su casa golpeó apenas la puerta para luego alejarse bajando aquel pequeño escalón mirando de forma ansiosa para ver si abría la puerta para poder tener su cita.

 

Su espera no se hizo tan prolongada cuándo vió aquel hermoso Omega parado en el marco de la puerta teniendo esa hermosa corona de flores que le había hecho, de seguro no sabía cuan feliz hacía a su Alfa verle usar la corona que él le hizo solamente para él para su cortejo.

 

──Perdona la demora, hombre... Tuve que huir de todos para venir a verte y tener nuestra cita.── Se disculpó levemente avergonzado seguido de extender su mano para tomar la del otro. ──Qué hermoso te ves... Luces muy bien.── 

 

Ante esas palabras el británico no pudo evitar sonrojarse y sentirse halagado por el americano y se lo hizo saber al destilar sus suave aroma a galletas y chocolate, realmente se sentía halagado y el que haya escapado de sus responsabilidades para llevar su cortejo acabo le hizo sonreír levemente.

 

──Muchas gracias Bob... También te ves muy bien. ── Soltó una pequeña risa tras cerrar la puerta de su casa con llave y bajó aquel escalón para tomar la mano del otro. ──¿A dónde iremos?.── 

 

──Me veo horrible pero te lo agradezco.── Asintió levemente con su cabeza entrelazando sus dedos mientras comenzaba a caminar. ──A un lugar secreto en dónde nadie nos va a molestar.── 

 

Ante aquellas palabras el menor asintió levemente con su cabeza dejándose guiar por el otro mientras todas las personas los miraban y no era porque fueran personas ciertamente famosas, una regla simple que toda esa sociedad respetaba era la época de cortejo y al ver qué el Omega llevaba una corona de flores y una evidente ausencia de marca sabía que aquellos dos hombres estaban en algo sumamente serio como lo era la unión de sus vidas, muchos matrimonios mayores les miraban con nostalgia ante sus recuerdos y algún que otra con ternura porque sabían cuan importante era aquel momento en dónde el Alfa debía esmerarse en verse suficiente para el Omega. 

 

Estuvieron caminando por un par de minutos hasta salirse de aquel barrio mientras hablaban de cualquier cosa para ponerse al día, ese momento del cortejo era sumamente importante porque tenían que comunicarse, conocerse y confiar en el otro así que mientras más se conocieran mucho mejor para aumentar la confianza del Omega porque pese haberlo aceptado habían rumores muy fuertes del Alfa que generaban desconfianza en el británico. 

 

──Oh no sabía eso... Así que tu familia emigró de Rusia, que interesante, jamás pude haberlo imaginado.── Comentó George teniendo una pequeña sonrisa mostrando sus colmillos. ──Bueno... Yo por parte de madre tengo descendencia Irlandesa pero no creo que sean tan genial como el tuyo.── 

 

Bob era muy callado, no le gustaba hablar mucho, era más de escuchar y observar con mucha atención y por ello sus ojos azules como un glaciar estaban fijos en los otros teniendo su cabeza levemente ladeada.

 

──Puede ser... Aunque el tema de la persecución a los pueblos judíos fue un gran factor... Por lo menos aquí en América encontraron un buen lugar para estar seguros y tener a David y a mi.── Alzó levemente sus hombros desviándose un poco de aquel camino.

 

Hace algunos días había encontrado un pequeño camino que daba lugar a un lugar algo recóndito y privado para muchos en dónde era casi encima de una meseta en dónde podían estar ellos solos viendo el atardecer mientras hablaban y se conocían mucho más.

 

──Confía en mí... Te va a encantar lo que tengo aquí preparado para ti.── Dijo con una sonrisa cerrada tomando la mano del otro y lo atrajo a él para ayudarlo a subir una pequeña pendiente que había y lo terminó abrazando por la cintura. ──¿Todo bien Omega?.── 

 

Los ojitos pardos del menor vieron atentamente con un leve brillo en ellos, una buena forma de impresionar a un Omega era demostrar su fuerza y el otro si que tenía bastante fuerza para levantar y arrastrar a un Omega más grande que él, eso le resultó llamativo y muy atractivo.

 

──Todo bien... Gracias.── Sonrió con cierta dulzura para poder enderezarse y abrazarse del brazo ajeno. ──¿Por dónde seguimos?.── 

 

── Por aquí, ya llegamos... Perdona por no llevarte a un lugar mejor pero mientras más privado sea creo que será mejor para ambos.── Sonrió de lado con algo de pena al respecto y lo siguió guiando por aquel lugar.

 

──No pasa nada, sabes que eso no me importa... Me gusta más que sea algo tuyo y que hayas descubierto por y para mí.── Sonrió dándole un pequeño apretón a su brazo.

 

Aquellas palabras llenaron de orgullo y felicidad al otro, al Omega le gustaba esa idea, sabía que era uno exigente pero le gustaba a dónde lo había llevado así que lo guío por unos pocos metros más hasta llegar aquel lugar en dónde tenían una hermosa vista al cielo y cómo el Sol iba cayendo al horizonte para darle paso a la noche y su enorme Luna. Con cuidado lo fue guiando y moviendo algunas ramas para dejar el césped pulcramente limpio para el otro y lo hizo sentar con cuidado y él se sentó apoyando su espalda contra el tronco de un árbol y le indicó que se acercara para que apoyara su espalda contra su pecho.

 

──Me gustaría saber si te gusta éste lugar... Es muy lindo y nadie nos molesta.── Susurró algo apenado el otro teniendo su frente apoyada en su hombro.

 

──¿Es broma? Eres el primero que me lleva a un lugar tan sencillo pero hermoso... Mayormente me llevan a lugares lujosos y presumen de sus cosas, patético y aburrido.── Soltó una pequeña risa mientras acariciaba las manos del otro que rodeaban su cintura. ──Es una vista muy linda y ya va a salir la Luna... Es muy hermoso Bob.── 

 

Los ojos azules del Alfa miraban al otro por encima de su hombro teniendo una sonrisa ladeada, sin problemas llevaría al Omega al restaurante más lujoso de todos pero no quería ser otro Alfa del montón que presumía su dinero, si el otro ya sabía que dinero no le faltaba, claramente era un gran factor para que el Omega supiera que sería capaz de mantenerlo sin problemas pero creía que algo más sencillo y suyo sería mejor... Era de clase media, venía de una familia de clase media, nunca pasó hambre pero no era de presumir o capaz que si lo era pero él no era así, era bastante tímido e introvertido pese a que muchos no lo creyeran, prefería algo más íntimo para llevar su cortejo a cabo.

 

──Creo que por eso lo elegí... Me gusta ver la Luna así de grande y cerca pero lo mejor es que te tengo aquí conmigo.── Susurró mientras buscaba en el bolsillo de su pantalón una pequeña cajita de terciopelo azul y se lo enseñó. ──No es eso... Es otro pequeño regalo para ti y espero que lo uses cuando te pongas un lindo traje.── Comentó abriendo aquella cajita enfrente del otro dejando ver un par de gemelos de oro con las iniciales del Omega impresos en ellos. ──¿Te gustan?.── 

 

El menor miró y escuchó atentamente al otro abriendo levemente sus ojos ante aquél regalo y medio enderezó su cuerpo para ver bien aquella cajita con esos gemelos, con cuidado tomó dicha caja para inspeccionar de cerca aquella joyería y sonrió ampliamente.

 

──¿Es broma? ¡Me encantan! Nunca tuve unos... Me fascina, muchas gracias Alfa, de verdad te lo agradezco, si que te esfuerzas.── Sonrió de lado para llevar su cabeza hacia atrás y besar la mejilla del otro sintiendo como lo refugiaba en sus brazos y miraba como el Sol se iba ocultando. 

 

 

 

 

Chapter 3: 𝐺𝑟𝑜𝑢𝑛𝑑

Chapter Text

 

 

Ya había pasado la primera quincena del mes, habían hecho enormes avances teniendo citas todos los días y fue inevitable ocultarle lo que ocurría a sus managers y conocidos, ahora sabían que estaba en medio de un cortejo y tuvieron que suspender toda programación, sabían que ese momento era sumamente importante para ambos y merecían su tiempo para poder llevarlo a cabo y que el Omega aceptara al Alfa para hacerlo suyo y formar una familia.

 

Bob se había esforzado en impresionarlo, le ayudaba en todo trabajo de fuerza para mostrarse fuerte ante él, le conseguía todo lo que quería, le regalaba flores y tenían pequeños momentos de consuelo y charla para conocerse mejor y aunque odiara abrirse ante los demás estaba tan enamorado del otro que no le importaría hacerlo solo por él, porque sentía que era su destinado.

 

Aún no dormían juntos así que esa mañana salió de su habitación que era la de invitados que estaba alejada del otro, habían decidido pasar ese mes en la misma casa para que el otro no tuviera que correr hasta su casa y ser acosado por la prensa. Así que bajó las escaleras rascando levemente su abdomen y vió al Omega haciendo el desayuno mientras escuchaba la radio, a George le encantaba escuchar la radio sin duda alguna.

 

──Buenos días Geo...── Suspiró tras soltar un bostezo.

 

──¿Buenos días? Es casi mediodía, solo te estaba haciendo tu desayuno-almuerzo.── Comentó con una pequeña sonrisa tras sacar las tostadas del tostador y dejarlas sobre un plato. ──Te hice algo de café, capaz y te ayude a despejar... Y podremos hablar.──

 

Aquello último hizo que Bob alzara una ceja mientras tomaba aquel plato e iba a la heladera a tomar algo de mantequilla y mientras lo hacía pudo caer en lo que se refería... Había pasado medio mes y debían dar ese paso más importante, el tercer paso del cortejo.

 

── Me encantaría... Puedes tomar asiento y lo vamos llevando a nuestra manera.── Asintió con su cabeza levemente yendo a sentarse en la mesa del comedor.

 

──Sabes que me encantaría.── Sonrió de lado mientras acomodaba aquella corona sobre su cabeza y fue a sentarse en la otra silla del comedor.

 

Bob apenas comió algo, no era por los nervios o tal vez si eran por los nervios pero de verdad no era un sujeto que comiera mucho pero el tema de esa fase del cortejo lo emocionaba a la par que le ponía ciertamente inquieto.

 

──Sabes que tengo muchas ganas de tener una manada contigo... Tener varias camadas de varios cachorritos y lo sabes.── Murmuró el Alfa mientras le daba un sorbo a su taza con café. ──Me gustaría tener unos que fueran idénticos a tí... Tendría mucho amor que recibir de versiones miniaturas tuyas.── Comentó aquello soltando una risa y enseguida cubrió su boca con el dorso de su mano.

 

──Créeme que me he hecho la idea... Tener una linda manada... Podremos criarlos y mantenerlos bien... ¿Cachorros parecidos a mi? No por favor... Si llegan a heredar ciertas cosas mías estarían perdidos... Prefiero que sean iguales a ti ¿Te imaginas pequeñas cabecitas rizadas corriendo por la casa?.── Comentó con una pequeña sonrisa tonta seguido de tomarle la mano que cubría su boca. ──No hagas eso... Me gusta mucho verte sonreír.── 

 

──¡Claro hombre! Que sean idénticos a ti... Serían muy hermosos, si algo mío llegan a tener que sean mis ojos... Es lo único medianamente decente... Puedo imaginarme eso y mucho más.── Suspiró dejando que tomara su mano y soltó un pequeño suspiro tonto. ──Mi sonrisa no es la más linda y lo sabes... La tuya es más linda.──

 

──Pero si eres muy atractivo, mataría a las personas que dijeron todo lo contrario.── Gruñó levemente para acercarse más al otro y abrazarlo de forma protectora por mero instinto. ──Sonríes y te ríes muy lindo, no dudes jamás de tus capacidades o enserio me vas hacer enojar.── Comentó tomando el mentón del otro haciendo que lo mire y le dió un pequeño beso en sus labios. 

 

Los fríos ojos del otro se centraron en los pardos y en las hermosas palabras que le dijo, era muy hermoso y claramente no creía todo lo que le decía porque era cierto, la gente se le acercaba por conveniencia y por ende no confiaba en nadie a excepción del Omega con el cuál quería unirse de por vida.

 

Con lentitud se levantó de su silla dejando su desayuno-almuerzo a medio comer mientras sostenía las manos de su futuro Omega para besarlas suavemente con cariño y anhelo para luego soltarlas e ir a cerrar las cortinas para tener privacidad ya que el británico había armado su nido en medio de la sala y con las cortinas abiertas todos podrían ver lo que harían y el siguiente paso era demasiado íntimo, se trataba de respeto más no podía marcarlo ni anudarlo.

 

──¿Estás listo?.── Preguntó Dylan mientras seguía al menor hasta su nido y esperaba a que le diera su permiso para entrar a ese lugar en dónde tendría a sus cachorros en un futuro que esperaba que fuera cercano.

 

──Me siento más que listo para éste paso... Puedes entrar.── Asintió el menor sentado sobre sus talones viendo que el otro hacía lo mismo.

 

Parecían dos jóvenes enamorados muy nerviosos por dar su primer beso, así se sentían.

 

El mayor fue el que dió el primer paso sacándose su camiseta holgada por encima de su cabeza dejándola sobre sus piernas por si el menor deseaba tomarla, olfatearla y dejarla para su nido al tener su aroma a whisky y tabaco impregnados.

 

George analizó al otro y fue a tomar aquella prenda acercando su nariz a la tela para percibir su aroma cosa que resultó muy de su agrado y lo acomodó en su nido ante la atenta mirada del Alfa seguido de mirarlo también, su torso desnudo se veía delgado pero fuerte, tenía una caja torácica más amplia que la suya que le resultaba favorable para verse más fornido pese a su delgadez. 

 

Con algo de temor se sacó su propia camiseta con cuidado de no romper ni arruinar aquella hermosa corona que el Alfa había hecho con mucho esfuerzo y ahí la dejó a un lado exponiendo su delgado y delicado pecho y abdomen al otro, era muy pálido y delgado dejando a la vista varios lunares.

 

──Que hermoso eres George... Más hermoso de lo que pude imaginar.── Suspiró suavemente viendo atentamente el cuerpo ajeno y si que era hermoso, delicado, perfecto.

 

Cuando vió lo que había ocasionado en el menor que fue un sonrojo se puso de pié con cuidado de no romper su nido o sería su verdadera perdición... Con cuidado se bajó sus pantalones de jean levemente anchos junto a su ropa interior y calcetines para dejar todo pulcramente doblado a un lado suyo y volvió a sentarse sobre sus talones buscando la forma de no lastimar ni presionar su miembro que era de un grosor más que considerable al ser un Alfa Puro.

 

George lo inspeccionó con la mirada, nunca lo había visto desnudo no iba a mentir así que se sintió fascinado por su cuerpo y su Omega quedó encantado, le había gustado físicamente y claramente un gran factor era que el otro tenía sangre pesada, sexualmente hablando lo iba a disfrutar demasiado.

 

Pero fue su hora de desnudarse enfrente del otro quitando lo que quedaba de su ropa dejando ver sus delgadas y largas piernas lampiñas para volver a sentarse y acercarse levemente al otro viendo que el adverso le imitaba el gesto para poder apenas rozar sus narices desviando el trayecto por sus mejillas y el menor extendió su brazo derecho para abrazar al otro por la espalda y poder sentir su aroma. Era una etapa de respeto así que sabía que el otro no sería inapropiado, no lo penetraria ni anudaria en lo absoluto, solamente estaban conociendo sus cuerpos viendo como sus animales internos podían relacionarse y sentirse más atraídos por el otro.

 

──Me gustas mucho... Quiero tener una vida contigo, quiero una familia, quiero todo contigo y ahora en dónde el vasto mundo y el tiempo parece recortar mi vida denegando mi intención y pedido de poder quererte como se debe... Es inadmisible pero mientras mi corazón lata, mientras tenga cordura y tenga fuerzas en mi interior defenderé a capa y escudo a nuestra familia... Te defenderé, amaré, respetaré y cuidaré de todo aquello que quiera hacerte daño y si mi vida debo dar por su bienestar lo haré... Yo... De verdad quiero que tengas a mis cachorros... Nuestros cachorros así que... No sé, pero pido que lo aceptes.── Habló lentamente el americano en ese tono de voz ronco pero suave queriendo que sus palabras fueran solo para el otro.

 

El Alfa extendió su mano por fuera del nido para tomar del sillón una manta, era su manta de fertilidad en dónde el otro podría tener a su primera camada de cachorritos y poder acunarlos. Claramente estaba muerto de la vergüenza porque era algo muy íntimo y se lo extendió viéndolo con sus ojos azules que brillaban intensamente añorando que aceptara aquello.

 

Por su parte el otro quedó anonadado, sabía lo que conllevaba estar con un Alfa de sangre pesada pero sacando el lado sexual sabía que ellos cortejaban de una forma totalmente diferente a un Alfa "promedio" así que no supo de qué forma reaccionar cuando el otro le entregó aquella manta.

 

──Wow... Yo... Bob...── Musitó tomando aquella manta en sus manos con sumo cuidado y acercó su nariz para olfatearlo. ──Me encanta... Si... Voy a tener a tus cachorros, es hermoso.── No podía expresar su sentir.

 

Ante aquella aceptación el americano soltó un suspiro pesado soltando todo el aire en sus pulmones para ver de reojo al otro y extender su cuerpo sobre el otro para recostarlo suavemente en su nido para tomar suavemente sus labios en un beso lento y cargado de cariño, sin ningún tinte sexual o algo similar, solamente quería besarlo sintiendo sus cuerpos desnudos juntos con aquella unión de sus labios sintiendo las manos del Omega recorrer su espalda yendo a su nuca y rizos. El tacto caliente de sus cuerpos, el roce de sus pieles sintiendo un calor que nunca antes había sentido.

 

El Omega lo había aceptado.

 

El Alfa se sentía correspondido.

 

 

 

 

Chapter 4: Fire

Chapter Text

La casa del Omega estaba repleto de regalos, el Alfa se había esmerado en cortejarlo, llenarlo de regalos, llevándolo a citas y teniendo tiempo de calidad totalmente alejado de sus vidas públicas porque ahora la prioridad era solamente de ellos.

 

Pero lejos de ello en ese hogar había un aroma pesado en dónde la excitación era palpable, una mezcla embriagante de los aromas del Alfa y el Omega, las cosas se estaban calentando demasiado entre ellos.

 

──¡Alfa!~.── Gimió con descaro el británico estando sentado sobre el mesón de la cocina teniendo al americano entre sus piernas.

 

Habían pasado varios días desde el inicio del cortejo de tierra en dónde el Omega aceptó aquella manta de fertilidad del Alfa y ese era el permiso para llegar a la última etapa de cortejo en dónde finalmente se unirían por completo, serían uno solo, George llevaría una marca, llevaría los cachorros del Alfa y tendrían una familia.

 

──Eres tan delicioso... Me encanta cómo hueles, hueles de maravilla Omega.── Dijo entrecortado al estar besando repetidas veces el cuello del menor de forma húmeda aprovechando para inhalar su dulce aroma.

 

Las palabras del americano en un tono de voz grave y profundo totalmente sumergido en el instinto mundano de tener un Omega dispuesto a ser suyo, presentándose ante su Alfa abriendo sus piernas para él mientras que lo atraía al borde del mesón de la cocina juntando sus entrepiernas semi erectas y se escuchó un gemido más que placentero por parte del británico con sus delgadas y lampiñas piernas desnudas contra la cadera ajena. 

 

Le había quitado sus pantalones debido al desastre que había ocasionado en ellos por el lubricante al estar más que excitado por su presencia que era tan imponente y estaba tan dispuesto hacerlo suyo de una buena vez por todas y sabía que George quería ser suyo, quería llevar con orgullo su marca así que con astucia siguió jugando con el miembro del británico que estaba cubierta con aquella tela oscura totalmente empapada, podía ver cómo la mesada estaba resbalosa por ese líquido y eso le excitaba aún más, se sentía sediento de él, ese Omega se estaba entregando a su Alfa con ganas y ya quería tener acceso a su apretado agujerito y se lo hizo saber llevando sus grandes manos a su trasero y apretar sus glúteos seguido de separarlos mojando la punta de sus dedos con ese lubricante natural y el aroma fue mucho más potente en dónde soltó un gruñido grave y succionó su piel en la base de su cuello.

 

──¡A-alfa! E-espera... Al cuarto... Por f-favor... Mi nido.── Logró gesticular mientras que empujaba su cadera contra la del otro rozando sus miembros.

 

──Está bien...── Suspiró extasiado cargando al británico en sus brazos tomando con rudeza sus labios mientras apretaba y masajeaba sus glúteos sintiendo como aquel lubricante escurría como el flujo de un río caudaloso entre sus falanges.

 

El Alfa no tardó mucho en caminar hasta la habitación del Omega, esa habitación que tanto anhelaba en poder compartir con el menor. Al subir las escaleras y caminar por el pasillo sentía cómo George le abría su camisa blanca para meter sus largos dedos para acariciar su caliente piel siendo tan receptivo a sus besos en su pálido y hermoso cuello.

 

Al llegar a la habitación del británico el adverso arrojó aquel largo y delgado cuerpo dentro de su nido en dónde sorprendentemente no se desarmó y sin quitar sus ojos azules de aquellos pardos nublados por la lujuria.

 

──Quítate la ropa Omega...── Le ordenó en un tono de voz ronco mientras se quitaba su cinturón y desabrochaba su pantalón bajándolo junto a su ropa interior. ──Abre esas piernas.── 

 

Dylan perdió todo sentido común en ese momento, verlo obedecer su orden quitándose lo que le restaba que era solo su ropa interior empapada de lubricante y abrió obedientemente sus piernas presentándose para su futuro Alfa y removió su cuerpo en aquel lugar seguro para él.

 

El rizado gruñó asechando a su presa con sus claros ojos teniendo su erecta y dura polla más que ansiosa de meterse en ese agujerito y clavar sus colmillos en su cuello para que cualquier Alfa que hubiera querido con el Omega supiera que ya era suyo y de nadie más.

 

Al posicionarse sobre su delgado y fino cuerpo aprisionandolo con el suyo que era más fornido escuchó su dulce gemir seguido del roce de sus lindos pezones contra su pecho en busca de estimulación y no se lo negó al comenzar a rozarlos contra él en dónde de forma inevitable sus miembro se rozaban y el suyo era mucho más grande que él del Omega por más que evidentes razones. 

 

Podía oler su dulce aroma a galletas y chocolate, era mucho más dulce que antes y eso le indicaba una sola cosa "adelanto de su celo" un gruñido gutural se escapó de sus labios e inevitablemente fue a darle atención a ese húmedo agujerito para penetrarlo, jugar, estimular y enloquecer a su Omega, al estar en celo el otro estaría listo y dispuesto a recibirlo, estaría abierto y dilatado por razones biológicas y desesperadas de tener una polla enterrada en su interior listo para ser anudado y preñado, ese pensamiento hizo que su propio aroma a whisky y tabaco fuera más perceptible y marcó al británico con el mismo.

 

──¡A-alfa! T-te necesito... V-vamos... Llena mi agujerito por favor... Quiero a tus cachorros, quiero llevarlos a todos.── Casi gritó exhasperado aferrándose al cuerpo ajeno marcando también al otro con su aroma y la mezcla era deliciosa.

 

──Si mi Omega voy a llenar ese descarado agujerito tuyo y te daré a todos mis cachorros.── Le gruñó contra su oído con una sonrisa divertida abriendo las piernas del otro lo más posible para poder estar entre ellas y ver cómo su duro y grueso falo rozaba contra su dilatado agujerito. ──Mío... Solo mío.── 

 

George exclamó abriendo su boca en dónde empujó su cadera contra el otro para sentir la punta de su polla contra su entrada goteante de lubricante natural en dónde su fuerte aroma estaba intoxicando al alfa el cual gruñía y rozaba su glande contra su entrada, la entrada al infierno para hundirse y ahogarse, entrar en él, profanarlo una y otra vez con fuerza hasta anudarlo y llenarlo de sus cachorros, eso necesitaba hacer.

 

Al ver qué pronto George sería el que tuviera las riendas de la situación al ser un Omega dominante lo tomó del cuello con fuerza apretando su manzana de Adán para quitarle el aire y penetrarlo, estaba tan dilatado y tan húmedo que meterse dentro suyo fue tan fácil, resbaladizo y rico.

 

──Oh Omega... Que apretado estás~ mierda...── Gimió complacido al sentir como el menor se amoldaba a su miembro palpitante a la perfección hasta que apretó su verga. ──Insolente.──  Dijo dándole una fuerte nalgada a sus pálidas nalgas dejando una clara marca.

 

George sonrió de forma traviesa gimiendo perceptivo ante la nalgada en dónde tomó las mejillas del americano y lo atrajo a él para tomar sus labios rojizos con gula metiendo su lengua dentro de su boca en dónde sus fuertes aromas de mezclaron llenando aquella habitación de la más pura lujuria mientras que comenzaba a embestir ese mojado y necesitado agujerito suyo escuchándose un incesante chapoteo de sus testículos contra esa húmeda piel del Omega que se separó de su boca para gemir de forma gustosa viendo fijamente esos ojos azules consumidos por la lujuria a la vez que sus afilados colmillos comenzaban aparecer.

 

Ese Omega estaba en celo.

 

Ese Omega necesitaba ser marcado y anudado.

 

Ese Omega que aceptó ser suyo y de nadie más.

 

Ese Omega tendría a sus camadas de numerosos cachorros.

 

──¡A-alfa! Necesito tu n-nudo...¡Ah si!~ Más duro... Quiero llevar tu marca.── Gimió al tener sus largas piernas enredadas en la cadera del Alfa que no dejaba de embestirlo con su gruesa y venuda polla.

 

──Tendrás a todos mis cachorros... Mío mío y solo mío.── Gruñó tras enterrar su rostro en su cuello lamiendo su piel rozando sus largos colmillos sintiendo que pronto se vendría y sería la primera de muchas otras rondas. 

 

El Omega gimió excitado removiendo su cuerpo de forma efervescente sintiendo el roce de esos colmillos y se sintió ansioso, lo iba a marcar, sería suyo por fin y de forma más descarada aprisionó aún más su miembro succionando y así no fuera a salir dentro suyo.

 

El americano se sentía romper, su primer orgasmo estaba a nada de estallar, sus embestidas se volvieron erraticas y su respiración se volvió más agitada en dónde sus colmillos se clavaron en su piel tras sentir como mierda el otro se estrechaba y no lo soportó más, su nudo se comenzó a formar en su interior mientras que sus colmillos no salían de ese lugar marcandolo hasta retirarlos teniendo sus labios rojos manchados de sangre sin dejar de embestir ese delicioso culito llenándolo de su semen, de sus cachorros, oficialmente era suyo y de nadie más.

 

──Mío... Eres mío Omega.── Musitó contra sus labios que tras relamer los suyos con sangre tomó los del otro brevemente y fue a limpiar la marca que dejó del otro suavemente a la espera de que bajara su nudo.

 

──A-alfa... Mío... Oh se siente tan bien...──  Musitó cuando se separó de sus labios y se dejó hacer hasta que recibió una fuerte embestida cuando se corrió dentro suyo y gimió.

 

──Acabo de empezar... Debo llenar bien ese culito tuyo, debo asegurarme de que tengas a mis cachorros.──  Soltó una risita ronca tras varios minutos en dónde su nudo bajó y no tardó en embestirlo en ese cavidad llena de su semen que bajó por la entrada de su Omega.

 

 

 

 

Chapter 5: Puppies

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──Qué hermoso te ves cargando a mis cachorros... Muy hermoso. ── Susurró el americano estando acostado sobre las piernas del británico rozando su nariz contra su enorme pancita.

 

Ante aquellas palabras el Omega se sonrojó, aquellas palabras eran una mezcla de admiración y deseo, sabía que los Alfas se excitaban al ver como los cuerpos de sus Omegas cambiaban por ellos, por haber embarazado a su Omega y por ello se removió un poco mientras daba suaves caricias a su pancita.

 

──Me uní a un Alfa de sangre pura, ésto me va a doler mucho... ── Bromeó con el otro extendiendo su mano para acariciar los rizos del mayor. 

 

──Mmmh... Si, pero no le veo lo malo, traerás a muchos cachorros y tendremos una linda familia... Si se parecen a ti me sentiré realizado.── Musitó levemente mientras dejaba algunas caricias en la pancita del otro antes de inclinarse hacia adelante y besó sus labios. ──¿Necesitas algo más? ¿Antojos?.──  

 

George lo miró atentamente, aquellos profundos y oscuros ojos azules lo estaban comiendo con la mirada, pero algo de ternura y emoción se veía, sabía muy bien que Bob quería ser padre, quería tener cachorros y parecía demasiado entusiasmado en serlo, nunca había visto algo similar en cualquier Alfa fuera hombre o mujer. 

 

──Estoy bien... Te veo muy emocionado por ser papá pero como buen esposo y Alfa debes satisfacer mis antojos.── Susurró tomando el mentón del americano dando suaves caricias. ──Naranjas... Traeme naranjas amor, tengo antojo.── Susurró contra su oído tras darle un pequeño beso en su mejilla.

 

Respondiendo de forma hábil el americano se puso de pié para ir a la cocina a por aquellas naranjas que el otro quería, las cortó a la mitad y de forma inmediata subió las escaleras hasta la habitación en dónde lo vió pasando una crema especial para las posibles estrías que aparecerían luego de su parto.

 

Se acercó lentamente a su esposo enseñandole aquellas naranjas recibiendo el permiso de volver a subir a la cama dentro de su nido sentándose a su lado dándole aquella fruta para que comiera y en cambio lo ayudó a ponerse aquella fría crema en su piel.

 

──¿Has pensando en algún nombre para nuestros hijos?.── Preguntó el mayor tras limpiar sus manos con los restos de esa crema.

 

──No sé ni cuántos serán... Cuando nazcan lo sabremos bien y veremos cuántos son y ahí le pondremos sus nombres.── Le comentó con cierto desinterés momentáneo y mientras comían apoyó su cabeza en el hombro ajeno. ──Te amo Alfa.── 

 

──Serán más de tres... Deberemos ser muy ingeniosos con ellos.── Soltó una pequeña risa cubriendo su boca con la palma de su mano. ──Te amo también Omega.── 

 

[...] 

 

──Demonios... Anna no molestes a Lucy... Luke y Jessie dejan a Dhani jugar con ustedes... Demonios son cinco demonios.──  Exclamó George al ver a sus cinco cachorros correr por el patio pensando cómo era posible aquello.

 

──Que hermosos que son... Y tuvimos suerte de que fuera surtida la apariencia.──  Exhaló el Alfa sentándose al lado de su esposo. ──No te estreses, lo cuidamos entre los dos, son hermosos, son unos ángeles.──

 

Aquella camada fue numerosa ¿Sufrió en el parto? Obviamente que sufrió, fueron cinco pero fue advertido al saber que el poeta era un Alfa de sangre pesada, el tener una camada numerosa estaba impresa en letras mayúsculas y en rojo.

 

Su vida era tranquila, se dedicaba a sus cachorros a costa de dejar sus sueños, fue duro pero la familia era primero y a la vez le daba la fuerza a su Alfa de verse capaz de mantener a seis personas, su esposo y cachorros, eso le inflaba el pecho de orgullo, cuando lo veía hacer declaraciones en la prensa y le preguntaban por su manada veía como se inflaba su pecho y hablaba de su hermosa camada, era algo hermoso de ver sin duda alguna.

 

──Recuérdame cuidarme para la próxima... Tendrás un ejército maldito tonto.──  Exclamó juguetón empujando al otro.

 

──Un ejército, me gusta mucho esa idea ¿Sabes? Míralos... Yo solo tenía a David conmigo... Ellos son cinco, míralos como juegan a las mordidas...──  Dijo en un tono de voz enamorado la verdad es que los niños eran su mayor debilidad.

 

En ese momento los dos hombres miraron a esos cachorros que jugaban bajo la sombra de aquellos árboles que decoraban aquel enorme jardín. Los veía jugar entre ellos con sus juegos de mordidas que su papá Alfa le había enseñado pero eran con más saliva que sus pequeños dientes que iban creciendo y era algo sumamente adorable ante sus ojos, tener una familia, ver versiones miniaturas de ellos jugando entre si en un ambiente familiar tranquilo aunque posiblemente agitado por la vida del Alfa pero de que había tenido una buena vida con esos pequeños que había cargado en aquella manta de fertilidad que le había dado el Alfa al Omega la verdad sentía que valía la pena sin duda alguna.