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un corazón chiquito y frio

Summary:

Julián es un omega con un pequeño hijo alfa y un pasado abusivo.
Meses después de divorciarse, Julián sabe que necesita una niñera para su bebé, pero no puede pagar una. ¿Qué pasa cuando de repente en su vida aparece un alfa raro, ex militar, que le ofrece cuidar a su hijo a cambio de una petición todavía más rara? ¿Lo peor? A Julián esto no le parece tan mala idea.

O donde Enzo cuida al hijo de Julián a cambio de clases de cocina.

Notes:

Humilde adaptacion de Cold Little Heart de seducedbycurls

Chapter 1: Esterlina

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

"¿En serio vos pensas," se rió Phil "que te vas a llevar a mi hijo así como así porque a vos se te canta?"

Julián estaba temblando, manteniendo a su hijo detrás de él. Tragó saliva fuertemente, dando un paso hacia atrás. "Si."

Phil empezó a reír, aplaudiendo histéricamente. "Claro, vas a ser un omega, sin alfa, ¡con un hijo!" El alfa se limpió las lágrimas provocadas por la risa. "¿Cómo vas a trabajar, eh?" Sonrió, "¿Pensas que alguien te va a contratar?, ¿que alguien va a respetarte?, ¿pensas que algún alfa decente te va a dar bola al menos?"

Julián se negó a derramar otra lágrima en frente de su pronto ex marido. Lamió la reciente herida de su labio. "Vos nunca me respetaste." Podía escuchar el gimoteo de su hijo detrás suyo. "Asi que voy a estar bien- Vamos a estar bien."

Phil resopló, todavía divertido. "Lo que vos digas Julián, no vas a aguantar una semana sin mi que ya vas volver."

Julián negó con la cabeza. "No voy a volver." Debería sentirse más seguro, estaba en un juzgado. Pero nada era seguro con este hombre, ni siquiera en un lugar público. "Cuando firme esos papeles, él es mío, nos vamos."

Phil sonrió maliciosamente, "Llevatelo entonces, seguro ni siquiera es mi hijo, yo nunca hubiese creado a un alfa tan débil."

"Tiene dos años." Julián gruñó.

A Phil no le importó. "¿Y? No puede tenerle miedo a todo."

"¡Es mi hijo!" Julián gruñó. "¡No me importa de qué tenga miedo!" Sintió a Mateo temblar detrás de él, apretando su pierna con más fuerza. Julián tomó fuertes bocanadas de aire cuando sintió que el aura de Phil cambiaba. "Se terminó, ya no vas a volver a maltratarnos, no vamos a ser más tus juguetes para golpear. Te tendría que haber dejado hace muchísimo tiempo."

Phil cruzó sus brazos, despreocupado. "Mañana ya vas a volver, Julián. Deja de hablar pavadas."

Julián se relajó cuando se abrió una puerta, había vuelto el abogado. "Nunca. Mientras mi hijo respire, yo nunca voy a volver con vos."

 

 ***

 

Julián hizo pasar a Mateo a su pequeño departamento, temblando por el frío que los seguía. Dejó su bolso antes de quitarse la enorme campera que tenía puesta. Se agacho, sonriéndole a su hijo mientras le retiraba la suya más pequeña. "Hace mucho frío, ¿no, bebé?"

Mateo asintió, alzando sus brazos haciéndole la tarea más fácil a su mamá. El pequeño alfa se frotó el ojo. "Hambre."

"Está bien, precioso." Julián colgó sus camperas.

El departamento no era nada especial, una habitación, un baño. Realmente no le importaba con tal de que mantuviera el frío y la lluvia afuera, con tal de que mantuviera a Mateo seguro.

Julián tenía un trabajo, no le pagaban mucho pero era suficiente para alimentar a ambos. La manutención de Phil había llegado el viernes, salvándolo de pagar el alquiler y la factura de la luz por ese mes. Habían pasado tres meses desde que se divorció de él, le tomó toda la plata que había ahorrado, pero valió la pena.

Su trabajo era en un pequeño puesto ambulante, vendiendo joyas artesanales. Eran largas horas y ahora con el frío se sentían todavía más. No ayudaba que Mateo tuviera que ir con el, hacía demasiado frío como para que estuviera afuera, pero no había mucho que Julián pudiera hacer. Necesitaba una niñera, pero no podría pagarle a una hasta que ahorrara un poco más de plata.

Mateo era su mejor amigo. Tenía tres años ya, su cumpleaños había sido hace dos días atrás. Julián pudo conseguirle una pequeña torta y algunos globos, y Mateo pareció disfrutarlo. Ambos eran muy similares en sus emociones, siendo manejados por sus sentimientos. Mateo no hacía amigos, ni lo intentaba. Era un niño nervioso y Julián sabía el por qué, y si pudiera, mataría a Phil por eso. Su mayor arrepentimiento fue enamorarse de una linda sonrisa y unos ojos azules.

Ser un omega con un alfa abusivo era casi normal en la sociedad en la que vivía, especialmente cuando la gente no podía darse cuenta cuando era abuso y cuando era una relación “normal” entre alfa y omega. Los alfas son conocidos por ser agresivos. Phil fue su primer alfa y Julián fue una de las personas que no pudo diferenciar entre abuso y agresividad. Término por darse cuenta la vez que Phil golpeó tan fuerte a su hijo que lo tiró al otro lado de la habitación. Fue en ese momento que todo en la sangre de Julián le decía que tenía que matar al alfa. Los omegas tienen cero hambre de muerte, criaturas que dan la vida no podrían quitarla, pero Julián nunca había estado tan cerca de hacerlo.

Recuerda esa misma noche empacar e irse, Julián nunca había estado tan aterrorizado. No ayudaba que él siempre había sido muy sumiso y nervioso. Julián hizo todo lo posible para vencer eso a día de hoy, por él y por Mateo. Todo lo que siempre quiso, desde cachorro, era una familia, pero aprendió que con Mateo y él era más que suficiente. Eran lo suficientemente felices, no necesitaba nada más.

"Toma unas galletitas por ahora, Matu." le extendió a su hijo un pequeño recipiente verde. "Anda a mirar la tele, ¿si? mamá va a empezar con la cena." Mateo sacó una galletita, ofreciéndosela. Julián se arrodillo en frente suyo. "Son para vos, precioso."

Mateo sacudió la cabeza, acercándole la galletita. "Mami."

Julián tomó gentilmente la galleta. "Gracias, bebé."

Mateo asintió, retirándose de la cocina. Julián le sonrió a la galletita, dándole una mordida. También estaba hambriento, así que empezó a cocinar.

Mateo era un nene tranquilo, no muy amistoso, pero muy, muy amable. No hablaba mucho y se asustaba fácilmente. Mateo era un bebé de mamá y a Julián no le importaba, es mas, le encantaba. Aunque su hijo era un alfa y las personas se burlaban sobre que era muy asustadizo. Casi siempre eso terminaba en Julián alzando a upa a su bebé para alejarse porque no era justo. No era justo que tuviera que ser de una manera u otra. No era justo que tuviera que mirar a su madre ser golpeado por la persona que se supone debería admirar. No era justo que esa misma persona que lo menospreciaba, le pegara. Ellos no sabían eso y Julián tampoco sentía que tuviera que explicárselo a nadie.

 Respiro hondo y sacó una olla, frotando su nuca mientras tocaba su ligera cicatriz.

Phil lo había marcado y Julián había sido muy feliz. Ahora lo único que quería era arrancarse la piel.

Había estado yendo todos los viernes para la extracción con láser. Era extremadamente dolorosa y cara, pero cada vez que la sentía más pequeña, más valía la pena.

 En la sociedad actual estaba muy mal visto quitarse la marca. Julián podía imaginarse la cara de Phil si se enterara de lo que estaba haciendo. Phil era un alfa muy arrogante, le encantaba dejar su marca en todo, y Julián ya estaba harto de eso. Harto de las personas preguntándole dónde estaba su alfa, harto de las personas en general.

 "¡Matu!" Julián buscó el pollo en la heladera. "Vamos a cenar guisito de arroz con pollo, ¿está bien?". Mateo llegó corriendo con el recipiente verde. Parpadeó, asintiendo. Julián sonrío  "¿Te parece bien?"

 Mateo le dio una mordida a la galletita en su mano. "Sí, mami."

 "Dale, precioso, te aviso cuando esté listo."

Mateo corrió hacia la cocina, encontrando su pequeña sillita (a veces le gustaba ayudar a cocinar a Julián) y se sentó. Si no lo estaba ayudando, estaba sentado, mirando a su mamá cocinar.

 Mateo terminó lo que quedaba de su galletita.

"¿Te vas a quedar acá conmigo?"

El nene asintió. "Sí."

Julián se agachó, besando la mejilla de su hijo. "Gracias mi amor, ¿apagaste la tele?"

"Sí." Mateo se puso de pie cuando terminó de comer, usando su sillita para poner el recipiente en la pileta de la cocina. Agarró su silla, corriendo a su lugar original. Se acomodó nuevamente justo cuando Julián sacó el arroz del mueble.

 

***

 

"Tiene tres años." Julián sonrió, entregándole a la mujer el collar que había comprado.

"Es muy hermoso, es igualito a vos."

Julián sonrió más. Le encantaba escuchar eso, esperaba que su bebé sólo se pareciera a él. "Muchas gracias." Volvió hacia su hijo, que estaba sentado en su silla, con un cuento infantil en sus manos. Julián se inclinó, a la altura de sus ojos. "¿Tenes frío, precioso?"

"No, mami." Mateo arrugó su naricita. "Estoy bien."

"Bien." Julián besó su frente. Su descanso era en diez minutos y podría conseguirle algo caliente para tomar. Julián sonrió a otro cliente que miraba alrededor de su puesto. "Hola, por favor decime si necesitas ayuda con algo."

El hombre alfa no le sonrío de vuelta, pero asintió. Julián desvío la mirada y cruzó sus manos detrás de su espalda. Se sobresaltó cuando escuchó hablar al alfa.

"¿Esto es plata real?"

"Uh, sí." Julián sonrío nerviosamente. "Es esterlina."

El hombre asintió, haciendo un pequeño puchero, pensativo. Julián y el alfa llevaron su mirada hacia el sonido de un gimoteo. "Um, disculpame un segundo." Julián trotó alrededor de su puesto hasta su hijo, que tenía lágrimas en sus ojos. "¿Qué paso, precioso?" Levantó a su hijo y lo arrulló suavemente. Mateo lloró más, aferrándose a la campera de Julián. "Hablame, Matu."

"Papi."

El cuerpo entero de Julián se estremeció. Se dio la vuelta, "¿Dónde?" Sus ojos pararon en el conocido alfa. Se estaba subiendo a un auto, con un pequeño omega hombre agarrado a su brazo. Julián sostuvo a Mateo más cerca, acariciando su espalda. "Tranquilo, bebé, mami está acá. Él no se va a acercar, ¿si?" Besó la mejilla de Mateo. "¿Si, Matu?"

"Sí mami."

Julián se dio vuelta rápidamente al notar una cálida presencia detrás suyo. Se rió ligeramente. "Disculpe, señor." Meció a su hijo. "¿Ya se decidió?"

El hombre asintió lentamente, sosteniendo una cadenita de plata. "¿Estás bien?"

Julián asintió. "Si, si, no pasa nada."

"Estás temblando… él también está temblando."

Julián ni siquiera se había dado cuenta. Sacudió su cabeza. "Estamos bien, ¿la cadenita lleva nomas?"

Apretó sus labios. "Si, eso nomas."

Julián trató de sonreír y sin soltar a su hijo, completó la transacción. Su mano se congeló ante la marca en la mano del alfa. Mordió su labio, decidiendo si soltar aquello o ignorarlo. "¿Militar?" No pudo.

"Si. Sector tres, Wolf Baring." El alfa retiró su tarjeta. "¿Vos sos militar?"

"Ah, no, no." Julián sostuvo a Mateo con más fuerza cuando una ráfaga de viento les llegó. Se sonrojó. "Mi mama lo era." Meció a su hijo, tratando de mantenerlo caliente. "Sector tres." Repitió. "Sos un lobo, entonces."

El hombre asintió, "Lo soy, puro."

Julián lo miró de reojo, otra vez debatiendo si seguir hablando. "¿Y qué haces acá conviviendo con civiles?" Su curiosidad fue más fuerte.

"Renuncié." El alfa guardó su nueva cadena. "Enzo."

Julián se sonrojó levemente. "Julián. Y él es mi hijo, Mateo."

"Un gusto, Julián. Mateo." Julián sintió a su hijo estremecerse. "¿No tiene frío?"

Julián miró hacia abajo. "No tiene… Digo, y-yo sé que no debería estar afuera en el frío." Suspiró, no sabía porque le estaba dando explicaciones a este alfa. "Pero no puedo pagar una niñera, y bueno."

Enzo asintió. "No trabajo." Se encogió de hombros, serio. "Puedo cuidarlo."

Julián no se movió, ni pestañeó.

¿Eh?

Enzo arregló su larga campera, "No sé cocinar, ¿vos sí?"

¿Eh?

Julián asintió lentamente, todavía tildado, sin darse cuenta de los clientes acercándose a su puesto. ¿Qué se supone que tenía que hacer? Este era un alfa de alto rango, hablándole a él. A el. Y Enzo no sólo era un militar, estaba marcado como uno y Julián estaba seguro que abajo de su abrigo había más marcas. Julián seguramente debería estar inclinándose ante esta persona, o sea, era un lobo. Era en serio muy raro encontrar uno.

Pero Enzo le estaba ofreciendo cuidar a su hijo, a cambio de… ¿comida?

"No tenes que pagarme, podes enseñarme a cocinar." Enzo sacó una tarjeta de su billetera, entregándosela a Julián. "Llamame."

Sería más reconfortante si Enzo le hubiera sonreído al menos una vez.

"¡P-Puedo pagarte!" Le habló antes de que se retire. "Nomás que no mucho."

Enzo sacudió su cabeza. "No necesito plata, sólo que me enseñes a cocinar." Metió las manos en sus bolsillos. "Llamame, y si no..." Se encogió de hombros, alejándose.

Julián se quedó parado en el mismo lugar, con la respiración de Mateo en su oreja. La pobre criatura se había quedado dormida en los brazos de Julián. La única cosa que lo movió de su lugar fue una mano en su hombro. Se giró rápidamente. "¿Sí?"

La mujer sonrió. "Um, te quería preguntar cuánto salen estos aritos."

Julián respiró profundamente, "Sí, sí, obvio, ya te digo."

¿Qué carajos acababa de pasar?

Notes:

primero q nada una disculpa a las q aman a foden, ahora si buenasss, vi q estan de moda las adaptaciones ahora y dije no puedo dejar a estos trolos sin LA reina de los fanfics, asi q aca estoy cumpliendo con mi deber, ojala les guste y me banquen en esta, es dificil xq son personalidades algo diferentes a las de enzo y juli pero voy a hacer lo mejor para que tenga sentido y se entienda todo con los modismos argentinos, igual son mas q bienvenidos a tirarme una ayuda o un consejo o si quieren bardearme tambien lo pueden hacer en mi tw q estoy igual q aca en fin voy a subir un par de caps y si les copa sigoo