Actions

Work Header

Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandom:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2025-05-25
Words:
Chapters:
1/1
Comments:
4
Kudos:
13
Bookmarks:
2
Hits:
99

the old house

Summary:

riku está enamorado de su mejor amigo.

"y tú nunca supiste lo mucho que me gustabas".

Notes:

hola, este es un one shot que escribí en wattpad, honestamente no sabía si subirlo aquí pero los comentarios me dieron confianza así que muchas gracias ><

Cuando lo escribí pensé que era "light angst" pero los comentarios que recibí fueron un poco más tristes, así que tómenlo con cuidado ya que según yo era un poco fluff pero supongo que depende de la persona. El yusion solo se menciona, es enteramente onri, también cambié muy ligeramente algunas cosas y corregí otras. Neways, disfruten !!

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

 

"Preferiría no regresar a aquella antigua casa porque hay demasiado recuerdos."

 

✧˖°. ⌂ 🪐✧₊⁺

 

La puerta de atrás sigue chirriando al abrirse, tal y como lo recuerda riku. Deja el paraguas en la entrada y se quita todas sus pertenencias: el impermeable azul que lo cubre, las botas que ahora están llenas de tierra húmeda y el suéter mojado. Luego corre escaleras arriba para cambiarse las demás prendas que están empezando a humedecerse mientras más tiempo pasa con ellas.

Su habitación está intacta pero limpia. Las sábanas blancas se ven recién cambiadas y los pocos peluches que tenía no se ven grises por el polvo y suciedad, aunque no están en la misma posición en la que recuerda haberlos dejado. Tiene algunos pósters de anime y mangas en un estante, a parte de eso no hay mucho que ver, solo una foto arrumbada en la esquina de la mesa de noche.

Hay dos figuras sonrientes con uniformes escolares, abrazados el uno del otro. Riku desvía la mirada de inmediato.

Probablemente si la ve por más tiempo sea incapaz de contener los sentimientos abrumadores que lo inundan. 

Se dirige a cerrar las ventanas abiertas cuando la vista frente a él lo detiene. Desde esta distancia puede ver claramente el cuarto de la casa contigua, con las cortinas amarillas abiertas, un póster de su grupo favorito y un estante lleno de discos. La imagen lo abruma tanto que siente que su corazón da mil vueltas y una sonrisa se extiende por su rostro. Sion no ha cambiado. Sigue siendo el mismo fanático de la música que siempre ha conocido, probablemente siempre tenga la misma risa melodiosa y contagiosa que lo caracteriza y que Riku tiene grabada en su mente. 

La primera vez que lo vió tenía diez años. Un camión de mudanza se estacionó en la casa de a lado, causando curiosidad en riku, quién nunca había experimentado el ver una mudanza. Se quedó sentado en la puerta, viendo como bajaban muebles y cajas del camión. Un niño de cabello castaño y ojos color avellana salió del coche estacionado y lo vió fijamente por lo que pareció una eternidad, hasta que salió corriendo detrás de sus padres.

Más tarde supo que el niño se llamaba Sion, era solo un año mayor que él y venía de Corea.

Riku no entendía mucho de lo que decía, pero le agradó Sion y decidió enseñarle más palabras en japones. Así fue como se volvieron mejores amigos. Riku iba a la casa de sus vecinos casi todos los días con sus manos llenas de libros y cuadernos, hacían la tarea juntos, Sion le ayudaba a resolver los problemas de matemáticas y Riku le ayudaba a aprender el idioma.

Fue fácil, como si se tratara de destino. Riku nunca había tenido muchos amigos porque era excesivamente tímido, no le gustaba hablar con extraños y los niños se cansaban muy rápido de él, de su silencio, de las respuestas en monosílabos y su falta de pasión en los deportes. Pero nunca fue así con Sion. De alguna forma fue fácil hablar con él aunque no se entendían lo suficiente con palabras, tal vez fue eso, tratar de comunicarse mediante gestos con el cuerpo, palabras escritas, hasta el punto en que solo necesitaban una mirada para saber los pensamientos del otro lo que hizo que el lazo entre ellos se hiciera tan fuerte.

Tan fuerte, que Riku empezó a confundir los sentimientos de amistad con los románticos.

No sabe con exactitud cuando empezó aunque probablemente la primera vez que lo admitió fue a los catorce años cuando Sion entró al equipo deportivo de la escuela y dos semanas después tuvo su primera novia.

El menor no entendía el sentimiento lleno de dolor que se formó en su corazón cuando los vió tomarse de la mano al llegar a la escuela, o cuando se sentaban juntos en la cafetería y Riku tenía que presenciarlo. El sentimiento se convirtió en algo feo y retorcido, se sentía como si no pudiera respirar y su corazón latiera tan rápido al punto del dolor. Fue sofocante, pero con el tiempo Riku se acostumbró.

Aceptó que sus sentimientos no eran los normales entre amigos. Un amigo no se sentiría tan triste y devastado cada vez que su amigo se besa con alguien más, ni desearía estar en el lugar de esa persona. Algo aterrador y mortificante. Al menos, así se sintió la primera vez.

Con la segunda novia de Sion no se sorprendió, tampoco con la tercera. Riku había aceptado que nunca tendría oportunidad de que sus sentimientos fueran correspondidos, y estaba demasiado asustado para confesarle su orientación sexual. Después de todo parecía tener sentido, ¿No es así? Sion nunca mostró algún tipo de atracción hacia su mismo género y tenía miedo de que dejara de hablarle cuando supiera que a Riku le gustaban los hombres.

Era doloroso, sin embargo, de alguna forma era como si tuviera anestesia. Estaba tan acostumbrado a ser la tercera rueda en las relaciones de Sion al punto en que el dolor no se sentía, no demasiado fuerte.

No es que Sion fuera mal amigo. En realidad, a veces era demasiado: demasiado cariñoso, demasiado afectivo, queriendo que Riku siempre se sintiera acompañado, protegiéndolo de las demás personas cuando le hacían comentarios burlones, abrazándolo todo el tiempo, manteniendo sus manos unidas, pasando casi todos los días juntos.

Era demasiado para el corazón de Riku. ¿Cómo podría alguna vez superarlo si Sion siempre regresaba a la puerta de su habitación rogando por su atención, por ir juntos al parque o al cine, por acostarse en el suelo y escuchar todos los discos de su colección? O cuando rodeaba los hombros de riku para acercarlo a su cuerpo y mantenerlo abrazado hacia él, recostando su cabeza sobre el hombro del pelinegro.

Honestamente, Riku habría podido seguir toda su vida así, rindiéndose ante su amor no correspondido por su mejor amigo si eso significaba mantenerse a su lado, pero a veces las cosas estaban destinadas a romperse, y tarde o temprano mantener su secreto oculto fue más difícil.

A los veinte años el mundo de Riku se derrumbó cuando Sion le presentó a su nueva pareja.

Su corazón no se hubiera roto en mil pedazos si fuera cualquier chica, sin embargo, se trataba de un hombre. Si todo este tiempo se trató de dar ánimos de que entre él y Sion nunca pasaría algo porque su mejor amigo era heterosexual, aquella ilusión murió.

Riku siempre estuvo a su lado pero Sion nunca lo vió.

Le dolió aceptar la verdad. Le dolió ver la forma en que Sion abrazaba a Yushi, la mirada que le daba cada vez que aparecía, la sonrisa que era exclusiva para él. Riku era objeto de su afecto aunque nunca de la misma forma; nunca con tanto amor, no como si él sostuviera el mundo y las estrellas. Sion lo amaba y no tenía dudas de eso, pero nunca lo amaría de la forma en que Riku quería que lo hiciera.

Ver a ambos tan enamorados fue una tortura, como si un cuchillo lo atravesara lentamente y el pelinegro fuera masoquista porque no podía alejarse por más sufrimiento que tuviera. Hasta que la herida fue demasiado profunda, demasiado tarde para que sane.

Tomó el marco y lo metió en un cajón, suspirando.

Sus padres llegaron más tarde dándole un abrazo cálido y fuerte, a pesar de que sólo tenía un mes desde la última vez que lo fueron a visitar a Tokio, él los seguía extrañando. Su madre le despeinó el cabello antes de sentarse a cenar y preguntar sobre su trabajo y amigos en la ciudad. No fue demasiado, porque en realidad el pelinegro no tenía mucho que decir. Sólo tenía un amigo más cercano, Ryo, y ellos ya sabían sobre él. Su vida amorosa era un fracaso y el trabajo estaba bien, sin embargo, no era lo que más le apasionaba.

Cuando terminaron pasó la tarde leyendo un libro y comiendo golosinas en su habitación. Se sentía extraño estar en aquel lugar después de estar tres años fuera de casa, como si fuera un intruso es su propia habitación. No se sentía como un hogar, aunque, ¿Siquiera tenía uno? Unos golpes en la puerta interrumpieron su lectura, luego, escuchó el sonido de la puerta siendo abierta y una figura que parecía seguir reconociendo lo hizo temblar.

Quitó su vista del libro para ver a Sion parado frente a él; tenía una chamarra de mezclilla con una sudadera negra debajo que lo hacían lucir suave y confortable, su cabello seguía rubio como la última vez que lo vió. Riku tragó saliva. Era increíble que a pesar del tiempo que pasaron separados y sin verse, aún hiciera que su corazón se acelerara con su sola presencia.

Ni siquiera le dió tiempo de procesar lo que pasaba cuando vió al rubio correr hacia él, atrapándolo en la cama con un abrazo de oso; con piernas enredadas entre las suyas, sus rodillas lo presionaron por las caderas en el colchón y su cabeza quedó atrapada entre el pecho de Sion, escuchando el latido de su corazón e inhalando el aroma tan familiar.

Los segundos pasaron lentamente mientras Sion solo lo mantenía en su abrazo cálido y el único sonido que se escuchaba era el de un viejo reloj en la pared. —No puedo respirar.

En parte era cierto, el aire entre ellos parecía no ser suficiente para él que empezaba a sentirse un poco asfixiado, aunque la principal razón es que tenía miedo de que Sion se pudiera dar cuenta de sus sentimientos si lo seguía abrazando de esa forma.

El mayor lo fue soltando poco a poco, acunando el rostro contrario para verlo fijamente, pasando sus ojos desde las cejas, la punta de su nariz y su barbilla. —Deja de mirarme—se quejó Riku, sus mejillas estaban rojas al igual que sus orejas y cuello. Nunca fue bueno para ver a Sion a los ojos y tampoco podía soportar la mirada del otro cada vez que lo veía fijamente.

Se rió, soltando al pelinegro para recostarse a su lado. —No me dijiste que volverías, ¿Sabes lo horrible que fue darme cuenta que mi mejor amigo regresó solo porque vi la luz de tu habitación prendida?

Riku se volteó, dándole la espalda. —No sabía que hoy estarías en la casa de tus padres.

La verdad era que no quería decirle. Había pensado mucho en eso, en volver a ver a Sion después de tanto tiempo, lo que sentiría, si todos sus sentimientos seguían igual de fuertes o solo se había aferrado a un simple recuerdo. Sabía que a pesar de haberse ido lejos seguía terriblemente enamorado de su mejor amigo, no importó cuántas veces intentó salir con más personas, o lo mucho que trató de disminuir su contacto. Su tonto corazón era terco y solo quería a una sola persona.

—Sí una persona tratara de contestar mis mensajes más seguido, sabría que cada quince días me quedo en la casa de mis padres.

Riku se mordió el labio con culpa. Incluso comenzó a evitar que Sion le llamara por teléfono, luego que mandara audios por el chat, hasta el punto de no contestar sus mensajes en semanas alegando que estaba ocupado. —Lo siento.

Sion, al contrario de lucir enojado, solo abrazó a Riku por la cintura, recostando su mejilla en la espalda contraria. —Está bien, ahora estás aquí.

Si notó que Riku estaba haciendo todo lo posible por alejarlo, no dijo nada.

El pelinegro tembló, sintiendo que era cada vez más difícil mantener a raya las emociones que comenzaban a desbordarse.

El tiempo también lo dejó pensar en que tal vez, solo tal vez, lo mejor era confesarse. No podía seguir con esto, y el peso que sentía en sus hombros de guardar por tanto tiempo ese secreto era demasiado grande. Quizás con suerte, si le decía que estaba enamorado de él podría seguir adelante.

No quería arruinar su relación con Yushi, sabía que ambos estaban enamorados el uno del otro y Sion nunca había sido tan serio con alguien más. Él mismo le había dicho explicitamente que era el amor de su vida, y aunque eran jóvenes, Riku no estaba dispuesto a discutir los sentimientos de su amigo. Solo quería paz, y poder superarlo.

Volteó su cuerpo para quedar frente a frente a Sion, creyendo que ya se había quedado dormido por el sonido de su suave respiración, sin embargo, se encontró con su mirada, viéndolo una vez más fijamente. Se sintió valiente, sosteniendo su mirada a la vez que vagaba por las facciones de Sion. Era un poco diferente, su rostro estaba más marcado, dándole un aspecto maduro. Se veía más guapo, haciendo que su corazón comenzara a latir desenfrenado.

Sion le sonrió, poniendo su dedo en el hoyuelo derecho de Riku. —¿Cuánto tiempo piensas quedarte?

Ésta era la parte difícil, ya que Riku no se había comunicado con Sion, ni le había dicho que pensaba regresar a Fukui. Le devolvió la sonrisa de manera nerviosa, incapaz de seguirlo viendo. —Aún no sé, puede que sean meses, o un año. De hecho, estaba pensando en quedarme aquí.

Las manos del rubio se alejaron de pronto, removiendose en la cama para tomar una prudente distancia. Lo miró por un largo tiempo antes de hablar. —Entonces... ¿No piensas regresar a Tokio?

—Honestamente, no lo creo. De todas formas no hay nada que me haga quedarme.

—¿Qué hay de kentaro?

Riku resopló. Kentaro fue su último novio, desde que se conocieron sabía que no había ni una chispa pero la atracción física era algo. Algo a lo que aferrarse, algo a lo que le podía dar oportunidad. Kentaro era guapo, exitoso y amable, no obstante, nunca pudo romper la barrera que Riku solía poner con los demás. Los encuentros íntimos fueron buenos y probablemente fue el mejor novio que tuvo, Riku realmente quería enamorarse de él, se esforzó hasta que se dio cuenta que no podía forzar algo que no estaba ahí desde el principio.

Además había otro problema: Kentaro era un actor que tenía una mediana popularidad y Riku estaba cansado de los secretos, llevaba diez años escondiendo su enamoramiento, no quería seguir escondiendo lo que sentía.

Se encogió de hombros y se rió, tal vez porque de verdad sentía pena por si mismo al arruinar la única relación estable que pudo tener por un tonto enamoramiento que jamás sería posible. —Desde que terminamos no lo he vuelto a ver. Yo... estaba bien, pero no quería esconderme para toda mi vida de los demás.

Sintió que este era el momento. Como si todo le apuntara a que tenía que hablar ahora o nunca tendría la oportunidad de volverlo a hacer. "Además, estoy enamorado de ti. Desde los catorce siempre has sido tú. Siempre te he amado."

Abrió la boca, exhalando, cuando Sion lo interrumpió, luciendo genuinamente abatido. —Dios, lo siento tanto.

La expresión en su rostro lo confundió, no creía que fuera tan lamentable porque la única vez que Sion conoció a Kentaro le había dicho que no le agradaba demasiado. —No importa, ya lo superé.

El rubio negó con la cabeza, tomando la mano de Riku y acariciándola. —No lo digo por eso, en realidad tengo algo muy importante que decirte.

Frunció el ceño, estando más confundido. —¿A qué te refieres?

—No te enojes—dijo, mirándolo con su mirada de cachorro, tenía una sonrisa genuinamente feliz aunque sus ojos lucían un poco tristes. —Quería que fueras el primero en saberlo pero dijiste que no te sentías muy bien estos días y no podías contestarme. Intenté esperarte, es solo que... —se calló, sonrió en grande y se rió, mirando hacia el suelo con las mejillas rosas—las cosas salieron tan naturales que fue imposible no hacerlo.

Riku tenía un mal presentimiento. Aquella risa y sonrisa era la de una persona enamorada, la que siempre tenía cuando hablaba de Yushi, la que básicamente le pertenecía a Yushi.

Su corazón se encogió mientras la espera se hacía eterna. Su silencio le indicó a Sion que tenía que continuar, el pulgar que acariciaba la mano de Riku se quedó quieto, luego el mundo también se detuvo. –Yushi y yo nos comprometimos hace tres días.

Sus oídos comenzaron a zumbar, no podía escuchar ningún sonido que no fuera el de su corazón. Sintió que se rompía en mil pedazos, ningún dolor se comparaba, como si se tratara de un simple pedazo de tela que era hecho girones hasta dejarlo en trizas.

Sus ojos comenzaron a picar y sus manos temblaron, tratando de recomponerse porque Sion se daría cuenta si seguía así, aunque era muy difícil deshacerse del malestar, trató de poner una sonrisa aún cuando sus ojos se llenaban de pequeñas lágrimas. Podría decir que estaba muy feliz y emocionado, se consoló, quitando las manos del agarre de su mejor amigo y escondiéndolas entre las bolsas de la sudadera que tenía puesta. —Eso es increíble, Sion. Estoy muy feliz por ti.

Y lo estaba. Aunque su corazón estuviera hecho cenizas y su estómago doliera, estaba feliz de que Sion fuera feliz, y nunca lo había visto más feliz que cuando estaba con Yushi.

—Gracias, Riku. Eres la persona más importante para mí, significa mucho que estés aquí.

El pelinegro sonrió con tristeza. Algunas palabras a veces comenzaban a sonar vacías. Por supuesto, los padres de Sion son las personas más importantes en su vida, luego está Yushi, poniendo a Riku después. Se sentía casi egoísta pensar en eso porque no era más que producto de su enamoramiento; él quería ser la razón por la cual Sion sonriera cada mañana al despertar, hacer que su corazón latiera desenfrenado cada vez que se veían, la única persona con la que quisiera pasar el resto de su vida.

Pero no lo era. Eran solo mejores amigos, y como el mejor amigo de Sion, Riku estaba dispuesto a tener una sonrisa y quedarse a su lado aún cuando no podía ser todas esas cosas, sería el amigo que Sion necesitaba, un hombro al que apoyarse cuando no tuviera a quién recurrir y alguien que lo acompañaría sin esperar nada a cambio.

Una lágrima cayó desde su ojo hasta el arco de cupido de su labio, luego otra, y otra, hasta que sus mejillas comenzaron a doler por la sonrisa triste que adornaba su rostro y las lágrimas seguían cayendo.

Dolía.

Sion lo miró con preocupación, queriendo acercarse cuando Riku negó con la cabeza, riendo. Su risa sonaba rota y quería simplemente ahogarse hasta que no sintiera este dolor, hasta que las lágrimas lo asfixiaran. —Te amo.

Su mejor amigo lo miró con una bonita sonrisa formándose en sus labios. —También te amo.

El dolor también podía ser hermoso, pensó. Su significado era diferente, y a veces se sentía que estaba atrapado en una mentira, pero por una vez fue sincero, aún cuando la otra persona no lo supiera, y eso le dió un poco de paz. —Tonto, ¿Entonces por qué te disculpas?

Su expresión abatida regresó, haciendo un puchero con los labios. —Yushi y yo lo estuvimos hablando, él quiere que nos mudemos a Tokio, así que creí que por fin estaríamos en el mismo lugar.

—Sion—habló severamente, su voz estaba un poco ronca y tenía lágrimas aún frescas en sus mejillas. —Algún día tendremos que separarnos, no puedes esperar que estemos viviendo juntos en el mismo lugar para siempre.

Su respuesta pareció no ser satisfactoria para el mayor. —¿Por qué no? ¿No quieres estar para siempre conmigo? ¿No quieres que seamos vecinos y que tus hijos sean amigos de mis hijos? Además, tú ya te fuiste una vez y me dejaste aquí.

Se sintió cálido por dentro. Quizás Sion no lo amaba de la misma forma, sin embargo, quería que Riku siguiera en su vida. Una vez más, no era lo que quería, pero era suficiente. Quizás más que suficiente.

Se rió y se levantó de la cama. —No has cambiado en nada, Sion hyung.

—¿Esperabas que fuera diferente?—Levantó una ceja, divertido.

—A veces.

Solo a veces. Tal vez era mejor de esta manera y el destino o la vida lo sabía.

Sion también se levantó, recogiendo su mochila que había aventado al piso cuando corrió a abrazar a Riku. Sacó un disco, entusiasmado. —Traje el último disco de Red Velvet, ¿Lo escuchamos?

Riku tomó la grabadora y se sentó en el suelo, esperando a que Sion le hiciera compañía. —Siempre.

 

✧˖°. ⌂ 🪐✧₊⁺✧˖°. ⌂ 🪐✧₊⁺✧˖°. ⌂ 🪐✧₊⁺ 

 

Notes:

Como dije, no suelo escribir cosas felices, no sé por qué no puedo escribir al onri siendo feliz aún cuando amo pensar en ellos viviendo en una granja, criando un hijo y vacas y todo eso.

Tengo otro one shot onri pero también es triste así que no sé si subirlo jaja. En wattpad recibí varios elogios sobre esta obra aunque no estoy tan segura de qué tan buena es, espero que a ustedes también les guste ><. Uff, en realidad quería agregar más cosas a este os para que tuviera más sentido, como riku dándose cuenta de lo mucho que habían cambiado ellos y su relación para pasar de un "poder entenderse con una sola mirada" a Sion no darse cuenta que las lágrimas eran de tristeza y no de felicidad pero no quería quitarle como la chispa original(?. De hecho he estado intentando escribir una secuela de lo que originalmente quería que pasara, esto solo era como un pequeño pedacito de todo pero soy tan vaga que seguro no lo subiría jamás si hago esto más largo.

Muchas muchas gracias por leer y por haberme dejado tan lindos comentarios ;; si quieren hablar conmigo en x/tw me encuentran con mi mismo user:D