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Punto de vista de ???
La hermosa ciudad de Nueva York, la capital de los héroes, es el lugar donde la mayoría de las batallas por el mundo se han disputado, o al menos algunas de las más importantes.
¿Quién diría que hoy sería el día donde una de las batallas más importantes del mundo estaba a punto de comenzar? Aquella que marcaría el rumbo de la historia por completo, la que nos arrebataría a una de las luces más brillantes que se han visto a lo largo de la historia humana, una luz que, por desgracia no fue apreciada como verdaderamente se lo merecía.
*BOOM*
La paz que había antes ahora era reemplazada por el caos implacable de la batalla, gritos y fuego por todas partes. Las personas trataban de alejarse de la causa de tal destrucción.
Una figura se acercaba al centro del problema, balanceándose con cuerdas que parecían salir de sus muñecas. Un traje rojo y azul era el que llevaba aquel extraño sujeto, salvando a todo aquel que gritaba por ayuda. Hombres, mujeres, niños o ancianos, a la figura no parecía importarle; quien gritara pidiendo auxilio sería rescatado.
Mientras tanto, otro grupo con vestimentas de colores tan llamativos como el de esa figura combatía con otro ser. Su estatura, por sí sola, ya era intimidante; probablemente más de dos metros y medio. Su tez era de un extraño color púrpura, aunque lo más escalofriante eran los ojos del villano. Había una frialdad más allá de lo que cualquiera esperaba encontrar en un ser mortal, mezclada con algún tipo de malicia que sólo en las pesadillas más oscuras y retorcidas encontrarias. E incluso entonces todavía, se sentía bastante lejos de una buena comparación.
La figura más grande era conocida por muchos nombres; sin embargo, por el que se le conocía en este planeta era Thanos, el Titán Loco, un ser de poder impresionante, pero empeñado en acabar con la mitad de la vida para conquistar a la mujer, aquel ser abstracto, dado forma humana, conocida como La Muerte.
Muchas veces, Thanos ha intentado acabar con la humanidad y, sin embargo, ha fallado en todas las ocasiones, no sin antes dejar un gran daño al planeta. Pero esta vez dejaría un daño más permanente, uno que dañará a los héroes más de lo que imaginaban.
La sangre y los cuerpos abundaban en el campo de batalla; no importa a dónde mirases, la sangre estaba derramada en cada rincón. La ira ardía en cada uno de los corazones de los héroes dispuestos a acabar con el gran villano que arrebató tantas vidas de una vez por todas.
—Admito que son oponentes más difíciles de lo que esperaba, pequeños héroes, pero al final ustedes también se derrumbarán. No hay ser que dure para siempre; caerán y serán aplastados por el peso de mi poder, como un insecto bajo mi bota — Thanos habló mientras sonreía siniestramente. Había traído un as bajo la manga, una “carta de triunfo”, por así decirlo. Las poderosas “Gemas del Infinito” eran objetos de gran poder que, por sí solos, te daban la capacidad de manipular un aspecto primordial del universo, pero juntos eran capaces de cumplir cualquier deseo que se les pidiera, independientemente de si este era bueno o malo.
Cada héroe se estaba recuperando de la pelea. Thanos podía ser más débil físicamente que Hulk, pero lo compensaba con un entrenamiento y una mente estratégica que sólo unos pocos guerreros entrenados en el “arte de la guerra” podían llegar a igualar.
—Jarvis, ¿Opciones? — Tony era de los pocos que estaban más dañados físicamente que otros, ya que su armadura por sí sola no era suficiente para protegerlo de la monstruosa fuerza que Thanos tenía.
—Negativo, señor. Los sistemas aún están tratando de encontrar una forma de derrotar a Thanos — Una maldición salió de la boca del hombre; no eran buenas noticias. Si la batalla llegaba a alargarse más, era probable que no quedara nada de Nueva York para el final del día.
Iron Man no tardó en dar la noticia; los héroes ya estaban en una situación difícil y, con lo que Stark les dijo, la poca esperanza que tenían se redujo a ceros.
Otros héroes ya estaban esperando el inevitable final; les acababan de decir que no había forma de derrotar al villano. Para la Tierra, sus días estaban contados. Sin embargo, algunos todavía estaban dispuestos a levantarse y luchar, no por ellos, sino por quienes protegían, listos para sangrar cada gota del líquido rojo dentro de sus cuerpos para derrotar a este monstruo de pesadilla.
La figura de antes parecía haber terminado de sacar a los civiles rezagados y, en este momento, se encontraba tratando de encontrar una manera de derrotar a Thanos. ¿Pero qué podía hacer? Ir todos juntos había resultado ineficaz; no había suficiente cooperación de todas las partes debido a que no solían luchar juntas, y algunos otros no podían trabajar juntos porque tenían una riña con otro de los héroes.
Su cerebro empezó a trabajar horas extras tratando de encontrar una solución que los llevará a la victoria con el menor número de riesgos y bajas posibles. Aunque en este punto estaba seguro de que no había suficiente tiempo para encontrar la mejor opción, de repente, una bombilla metafórica se encendió sobre su cabeza: una idea había surgido. Sin embargo, era probable que él muriera en el intento. ¿Realmente valía la pena sacrificar su vida por este mundo? La respuesta le llegó inmediatamente: sin duda alguna, lo valía.
El héroe se lanzó en picada hacia los demás. Si quería que este plan se llevara a cabo, primero tenía que convencer a los demás de que lo intentarán. No les diría que había la posibilidad de que falleciera; si él decía eso, era probable que rechazaran el plan. Si les contaba esa parte, ¡No! Tenía que hacer esto. Si quería que la Tierra viera otro día más, tenía que derrotar a este monstruo… Incluso si le costaba la vida.
Aterrizó con gracia; a pesar de la situación, no tardó ni dos segundos en llegar a dónde el capitán. Se preparó mentalmente; tenía que hacer esto con cuidado o sospecharían que ocultaba algo, y eso no se lo podía permitir, no aquí y definitivamente no ahora.
—¿Cap? ¿Puedo hablar contigo un segundo? — la pregunta casi parecía una súplica. Peter se regañó mentalmente; tenía que aprender a actuar mejor.
Steve lo vio por un momento; su aspecto se veía como si un camión le hubiera pasado por encima, y sus ojos mostraban un cansancio que sólo podía aparecer en momentos de extremo estrés. Sin duda alguna, Steve dormiría por los próximos tres días, apenas está mierda acabara… Si es que podía salir de esta batalla con vida.
Una mirada y Steve le dio un pequeño asentimiento, indicando que dijera lo que pensaba. En este momento, poco importaba con el final del mundo a la vuelta de la esquina.
—Pueda que tenga un plan, pero necesito que todos distraigan a la pasa con patas de por allá —. Sólo esas palabras sirvieron para devolver un poco de vida al cuerpo del capitán; sin embargo, su rostro volvió a su expresión seria. Si querían alguna chance de ganar, necesitaba poner atención. No podía simplemente cargar a ciegas ante un enemigo que había demostrado que no eran más que simples molestias, como niños tratando de llamar la atención. Para él, no eran más que pequeños obstáculos en su plan de conquista absoluta.
—¿Qué necesitas, hijo? — Steve sabía que Spider-Man, a pesar de que para la mayoría de héroes era un idiota y un payaso que solo contaba chistes inútiles, debajo de esa capa de bromas se encontraba un genio que podía igualar al de Reed Richards, un líder por derecho propio. Incluso T’Challa había reconocido que era un guerrero con corazón de rey y todos sabían lo difícil que era sacar un cumplido de ese hombre.
—Necesito que todos vayan a atacar a Thanos, pero no como lo hacen ahora. Si de verdad queremos ganar, tenemos que trabajar juntos en serio, porque si no… ¡Díganle adiós a la Tierra! — No había ninguna forma de ganar excepto esa. Qué gracioso: para ganar se necesita perder; debes conocer la pérdida para saborear por completo la victoria, incluso si es más como una pastilla amarga que un sueño. A veces, la victoria se sentía vacía si perdías ciertas cosas.
Steve asintió; sentía que Peter no le estaba contando todo, pero confiaba en él. Era un héroe muy capaz; no importaba si le contaba el plan por completo o no, Peter sabría qué hacer en el momento indicado.
El plan fue comunicado; todos estaban listos, iban a ganar y de eso no había ninguna duda. No importaba el costo mientras la tierra y su gente pudieran vivir sus vidas pacíficas; entonces, valdría la pena.
Pronto, todos, independientemente de su estado, se lanzaron buscando una apertura para utilizar. Ninguno se quedaría atrás; todos tratarían de ayudar a derrotar a este monstruo.
La carga fue liderada por los héroes que podían elevarse hacia los cielos: Iron Man, Thor, Visión y Capitana Marvel, que llegaron de frente primero, cada uno listo para fundir a Thanos y enviarlo al lugar de dónde vino.
(N/A: Como en Era de Ultrón Ps :v)
Ese simple ataque, por sí solo, no habría hecho nada contra el titán; sin embargo, un ataque en su punto ciego lo hizo mirar hacia atrás, viendo que Colossus y Hulk lo empujaban con toda la fuerza que les quedaba.
Ese ataque permitió a los demás ganar terreno. ¡Era ahora o nunca! No podían desaprovechar la oportunidad que esos dos les habían comprado.
Todos se lanzaron, ya sea cuerpo a cuerpo o a distancia; ninguno se quedó de brazos cruzados mientras se aseguraban de cubrirse las espaldas. Sin embargo, entre el caos de la batalla, la figura de Spider-Man seguía estática, analizando, buscando un punto ciego para atacar.
—Por favor, solo una. Eso es todo lo que pido: solo una oportunidad para salvarlos a todos, incluso si muero — Todos los recuerdos que guardaba con amor le dieron voluntad. Tal vez no viviría para ver otro día, pero por lo menos podría darles un mañana a las personas de este planeta.
De repente, la oportunidad: Thanos se había distraído con Hulk y Carol aunque está última fue lanzada solo un segundo después, pero eso fue todo lo que necesitaba. A la velocidad de un rayo, Peter cargó hacia el Titán, que ya había lanzado a Hulk a un lado y casi noqueado a Danvers, con el tiempo suficiente para voltearse y ver al Amigable Vecino Spider-Man, que puso el guante frente a él, listo para golpear con la fuerza de una bomba atómica detrás.
La colisión sacudió la tierra. Spider-Man había chocado a velocidad supersónica; el golpe le rompió los nudillos y le quitó el aire, dejándolo aturdido durante unos segundos. Thanos no desaprovechó la oportunidad y tiró de él, arrojándolo al suelo. —Si crees que un ataque sorpresa tan patético como ese me dañará, entonces estás muy equivocado. —
Thanos levantó la mano con el guante listo para matar al joven… Pasó un segundo, luego dos y finalmente tres. Thanos levantó el guante para ver qué era lo que pasaba. ¿Por qué las gemas no funcionaban? Miró con sorpresa cómo todas ellas habían desaparecido.
—Sabes — dijo Spider-Man mientras se levantaba apoyándose en la pared —Una de mis habilidades más subestimadas es mi capacidad de adherirme a las paredes. Siempre piensan "Oh, eso sirve para estar trepado a las paredes solamente", pero están muy equivocados. Es mucho más que eso, y no se limita a mis manos y pies. Puedo hacerlo con cualquier parte de mi cuerpo, con suficiente fuerza para que incluso Hulk tenga que arrancar lo que está pegado en vez de a mí. —
Mientras él hablaba, se dieron cuenta de que las gemas estaban pegadas a él en diferentes lugares de su torso. El poder corría por su cuerpo. Antes, las gemas eran simplemente corruptoras, como el pequeño diablillo sobre tu hombro que te susurraba cosas al oído e incitaba a liberar tus deseos más profundos. Pero después de tantos usos, parece que las rocas espaciales se habían cansado de ser usadas y ahora lastimaban a cualquiera que se atreviera a usarlas. La única razón por la que Thanos no parecía verse afectado es por su constante contacto con La Señora Muerte. Tal parecía que la continua exposición a entidades cósmicas te ayudaba a adquirir cierta resistencia.
El poder combinado de las seis gemas corría por su cuerpo, quemándolo de una manera que jamás había sentido. Ni el ácido de su villano Escorpión, ni los rayos de Electro, ni los golpes de Molten Man habían dolido tanto como este momento. Este dolor no se comparaba a nada que hubiera sentido antes; era como si cada momento de dolor físico se combinara en ese instante, multiplicado por mil. Pero aun así, Spider-Man se puso erguido, mostrando su voluntad acerada. No había vacilación o duda, solo pura resolución, listo para hacer el mayor de los sacrificios.
La mirada de Thanos era colérica; nunca antes en su vida se había sentido tan humillado, degradado e insultado. A lo largo de sus incontables años de conquista y destrucción, siempre se había enorgullecido de ser más astuto e inteligente que sus contrincantes, dejándolos en una situación de jaque, siempre tres pasos por delante. Pero en este sucio planeta, había sido engañado y derrotado más de una vez por simples cucarachas que no merecían su tiempo ni su atención. Pero esta era, con diferencia, la peor de todas esas ocasiones porque ya se había enfrentado al héroe, y en múltiples ocasiones, sus ataques no habían hecho más que sacarle un poco de sangre. Conocía los aspectos más amplios de sus habilidades y, por eso, se avergonzaba profundamente por haber sido engañado por una estratagema tan simple.
—¡¡Miserable insecto, pagarás con tu vida por ese truco!! —
—Oye, vamos, para alguien que es mencionado como poder puro, esperaba que supieras la diferencia entre un arácnido y un insecto, pero veo que ni siquiera tú puedes diferenciar entre ambos. Tal vez por eso no tienes cabello; simplemente eres demasiado estúpido y se te cae el cabello tratando de pensar cuánto es 2+2. — El héroe claramente no se veía bien, pero trataba de ganar el mayor tiempo posible con cada comentario mordaz. La mirada del Titán parecía oscurecerse más, hasta parecerse a pozos de miseria y rabia sin control. —No te preocupes, un villano mío también sufre de eso. Estoy seguro de que puedo hacer que se conozcan. ¿Tal vez formar un grupo de autoayuda? Aunque, considerando su estupidez, es probable que no dure más de un día. Pero ¿tú qué dices, grandote? ¿Crees que puedes hacerlo?. — No hacía falta ver la boca del héroe de rojo y azul para saber que había una sonrisa torcida en sus labios.
Con cada segundo que pasaba, todas las piezas del rompecabezas se ajustaban. Spider-Man solo estaba esperando el momento justo para actuar, mientras los otros se organizaban para poder formar una ofensiva eficaz.
Aunque, ellos no supieran que era una retirada, una forma de alejarlos del campo de batalla.
Cuando el héroe se percató de que ninguno de los otros héroes estaba cerca, decidió que era momento de actuar. Con la fuerza restante dentro de él, se obligó a chasquear los dedos y, por un momento, se permitió disfrutar de la mirada de Thanos. Se extasió con su incredulidad al ver cómo la confianza de que él no sacrificaría su propia vida para matarlo se desvanecía en un instante.
Thanos no necesitaba leer su mente para saber qué había deseado. De alguna manera, sabía con certeza que el chico… No, el hombre con el que se había enfrentado y subestimado había deseado su desaparición total, tanto de él como de sus ejércitos y armadas. No quedaría nada de él salvo el recuerdo de la historia de dolor y sufrimiento que había dejado a su paso. Así que, en los últimos segundos de existencia que le quedaban, se sentó sobre una roca cercana, esperando su inminente final, listo para pasar por un dolor inimaginable mientras desaparecía. Pero, para su sorpresa, no hubo dolor, solo… paz. Una forma de decirle que lo perdonaba. Tal vez los demás no, pero él, El Asombroso Hombre Araña, lo perdonaba. Y por un momento, toda esa oscuridad que había sentido simplemente desapareció.
Un destello y luego... oscuridad. Ya no había nadie en el campo de batalla, salvo el cuerpo moribundo del héroe, que cayó de rodillas, cansado pero feliz de haber vencido al villano.
—Lo siento, tío Ben, no pude mantener mi promesa de salvarlos a todos —. La tristeza y la aceptación inundaban su mente. Comprendía el costo de lo que había hecho y lo aceptaba; era una cruz que cargaría con gusto por el resto de la eternidad si fuera necesario. Todo por ellos, por aquellos con quienes había reído, llorado y sufrido.
Los héroes que antes se habían retirado ahora llegaban con el corazón apesadumbrado. Tal vez no habían podido estar ahí cuando el mejor de ellos había luchado contra el villano, pero no dejarían que muriera solo, no esta vez, porque sabían de alguna manera que ya no habría una segunda oportunidad.
Uno por uno se arrodillaron cada héroe soldado o civil se arrodilló como una forma de respeto una manera de decirle adiós hasta el frente los héroes más notorios Capitán América y Iron Man arrodillados como todos los demás con nudos en la garganta la culpa.
—Oigan —la voz del héroe, apenas superior a un susurro, cansada y rasposa, llamó su atención. Levantaron la vista, listos para ser reprendidos, insultados y rebajados, pero no esperaban ver una sonrisa amarga pero comprensiva en los labios del héroe—. No carguen con la culpa de los “¿Y si?” o “Tal vez”. Es un peso que solo se hace más grande con el paso del tiempo, créanme, sé de eso. Ojalá alguien me lo hubiera dicho hace años, aunque pensándolo bien, probablemente hubiera ignorado el consejo y seguido con mi depresión—.
Los héroes soportaron risas contenidas. Sus palabras, aunque amortiguadas, ayudaban a calmar un poco la culpa que sentían. Incluso su autocrítica había logrado alzar las comisuras de sus labios.
Incluso ante la muerte, el chico era incapaz de dejar de hacer bromas tontas.
—Solo prométanme una cosa, ¿quieren? —Los dos asintieron, dispuestos a cumplir la última voluntad del joven—. Díganle a la tía May que hice mi mejor esfuerzo para ganar, que no se lamente por no haber estado conmigo en mis últimos momentos. Díganle que no habría querido a nadie más como mi madre, que ella fue la mejor... madre que alguien... como yo... pudo desear —. Las palabras eran arrastradas, difíciles de pronunciar, señal de que le quedaba poco tiempo.
Solo un suspiro, y la luz jovial que una vez iluminó los ojos del joven héroe se apagó. La muerte por fin lo había reclamado; la araña había caído de su red y ya no volvería a levantarse.
Para los presentes, ese pequeño momento pareció alargarse eternamente. Ver la muerte del mejor de ellos les había arrebatado mucho más de lo que pensaban y, a cambio, les había dejado una carga aún mayor. Como una advertencia, no podían volver a fallar ante alguien así, alguien que había sacrificado TODO por la ciudad que amaba.
Poco a poco, el momento se asentó y varios grupos se levantaron, ya sea para retirarse a sus hogares y reinos o para ayudar con la destrucción que Thanos había dejado con su batalla. Pero era más un acto inconsciente, como el de una máquina preprogramada para hacer una acción, que por voluntad propia. En sí, ¿qué más podían hacer? La batalla había terminado y las consecuencias habían sido devastadoras. Era lo único que podían hacer para no pensar en los sacrificios que habían hecho el día de hoy.
Poco a poco, el momento se asentó y varios grupos se levantaron, ya sea para retirarse a sus hogares y reinos o para ayudar con la destrucción que Thanos había dejado con su batalla. Pero era más un acto inconsciente, como el de una máquina preprogramada para hacer una acción, que por voluntad propia. En sí, ¿qué más podían hacer? La batalla había terminado y las consecuencias habían sido devastadoras. Era lo único que podían hacer para no pensar en los sacrificios que habían hecho el día de hoy.
Varios días después.
El funeral al que estaban asistiendo no era como los de hace unos días. Aquellos funerales fueron para conmemorar públicamente a los que murieron en la batalla, ya fuera peleando o debido a los daños colaterales. Todos habían sido inscritos en una lápida con los nombres de héroes entre ellos (respetando su identidad secreta). Pero este funeral era más personal, era el funeral de Peter Parker, el sobrino, amigo y casi hermano de muchas personas.
El funeral de su alter ego no era más que una caja vacía; lo único que se había enterrado eran ideales y algunas pertenencias personales, como su traje y sus lanza telarañas. En este funeral, aunque había un gran grupo de superhumanos, trataban de no llamar demasiado la atención mientras se despedían de su amigo hacia el más allá.
La atmósfera era solemne y cargada de tristeza. Los héroes, acostumbrados a enfrentarse a amenazas cósmicas y villanos poderosos, ahora se enfrentaban a una pérdida personal que resonaba profundamente en sus corazones. Las palabras de consuelo se entrelazaban con los recuerdos compartidos, creando un mosaico de emociones que reflejaba el impacto que Peter Parker había tenido en sus vidas.
Los presentes se mantenían en silencio, sabiendo que no había palabras suficientes para llenar el vacío dejado por su amigo. Algunos depositaron flores sobre la tumba, mientras otros se aferraban a los recuerdos de los momentos compartidos. Era un adiós cargado de gratitud y amor, y aunque el héroe había caído, su legado viviría en los corazones de aquellos que lo conocieron y amaron.
Una mujer de avanzada edad lloraba lágrimas amargas, pues su sobrino, aquel al que había considerado un hijo, aquel al que había criado como si fuera suyo, le fue arrebatado. No podía entender por qué la vida era tan injusta. ¿Qué mal había hecho para merecer este castigo? ¿No había sufrido ya lo suficiente con la pérdida de su primer esposo, su alma gemela? Y ahora... la vida le arrebataba a su hijo... Su único hijo. Para ella, el mundo perdió sus colores. La persona que más amaba se había ido, y ella... se había quedado sola.
El héroe que llevaba la bandera estadounidense en su disfraz se acercó a la mujer.
—Disculpe, señora Jameson —dijo, llamando la atención de la atribulada mujer—. Yo...
Las palabras no salían. ¿Cómo podrías disculparte con la madre del chico al que inconscientemente habías dejado luchar contra el peor de los villanos? La respuesta era muy fácil, no podías, no había forma o manera de hacerlo.
—Está bien, señor Rogers —dijo la anciana—. Sé lo que va a decir y no lo culpo por nada. En todo caso, el único responsable de la muerte de mi sobrino ya está muerto. Usted solo hizo lo que creyó mejor, y sé que mi sobrino estaría de acuerdo conmigo. Así que, en vez de preguntarse cómo pudo haber evitado la muerte de mi sobrino, mejor use su sacrificio como un combustible, como algo que le inspire a seguir adelante.
El peso de sus palabras caló hondo en el supersoldado, pero aun así las tomó en serio. Peter no hubiera querido que se mantuvieran dolidos para siempre; él hubiera querido que usaran su ejemplo para mejorar, para evitar que sucedieran más tragedias como estas.
Ese día, Steve Rogers se juró a sí mismo que no dejaría que esta pérdida lo frenara. Al contrario, lo haría más fuerte, pues lucharía con aún mayor ferocidad para evitar que le arrebataran a sus seres amados. Por Peter y por todas las personas que habían muerto en esta batalla.
