Chapter 1: Luces y Sombras
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La primera vez que Woo Jin Chul sintió que sus emociones amenazaban con romper su férrea máscara de cazador fue una tarde cualquiera en la Asociación. Afuera, las luces del atardecer teñían de ámbar las amplias ventanas de la sede, mientras cazadores iban y venían cargados de papeles, tablets o susurros sobre la última mazmorra que se había abierto cerca de Incheon.
Él estaba de pie, como siempre, al costado de la gran sala de conferencias. Observaba con gesto impasible cómo Sung Jin Woo discutía animadamente con Chae Hae-In, la cazadora S famosa por su fuerza… y, últimamente, por la cantidad de veces que se la encontraba cerca de Jin Woo.
Jin Chul apretó los puños sin darse cuenta.
—¿vicepresidente Woo? —La voz de un empleado de rango B lo sacó de su ensimismamiento—. El presidente Gun-Hee lo llama.
—Voy enseguida.
Mientras caminaba por el pasillo, sentía la mirada de todos sobre él. Nadie decía nada, claro. Woo Jin Chul tenía fama de ser tan implacable como leal. Pero algunos cuchicheos les llegaban a ratos:
—¿No crees que se ven bien juntos, Jin Woo y la señorita Chae?
—Totalmente. Serían la pareja más poderosa del país.
Apretó la mandíbula y se obligó a ignorarlos. No podía permitirse debilidades, y menos… sentimientos. No siendo vicepresidente de la Asociación.
**
Gun-Hee le habló de misiones, de la presión mediática, de las recientes apariciones de bestias de rango alto. Jin Chul asintió en todo. Pero su mente estaba a kilómetros de ahí.
Al salir de la oficina, se dirigió directamente al salón donde Jin Woo y Chae Hae-In seguían conversando. Esta vez, ella reía suavemente y Jin Woo, aunque sin mucha expresión, se veía… cómodo. O así le pareció a Jin Chul.
Él no tenía derecho a sentir lo que sentía.
Pero dolía.
**
—vicepresidente Woo —dijo ella de pronto al verlo acercarse—. Justo hablábamos de que tal vez deberíamos coordinar la siguiente incursión juntos. ¿Verdad, Jin Woo?
Jin Woo alzó la mirada hacia Jin Chul y su ceño se frunció apenas.
—Prefiero coordinarlo con Jin Chul —dijo Jin Woo con voz baja, pero firme.
Chae Hae-In parpadeó. —Ah… claro. Pero podrías… no sé, entrenar conmigo mientras tanto.
El silencio que se formó fue pesado. Jin Woo la miró un segundo y luego, sin expresión, giró la cabeza hacia Jin Chul.
—¿Tienes tiempo mañana?
La pregunta sonó tan casual. Tan simple. Y, sin embargo, hizo que algo en el pecho de Jin Chul se quebrara un poquito más. Forzó una sonrisa.
—Mañana… estoy ocupado.
—¿Ocupado? —preguntó Jin Woo, claramente sorprendido.
—He decidido tomarme unos días de vacaciones.
Chae Hae-In ladeó el rostro, con una media sonrisa dulce. —Vaya… qué conveniente. Justo cuando Jin Woo y yo íbamos a entrenar juntos.
No fue lo que dijo. Fue el tono. Como si hubiese una broma privada que Jin Chul no entendía. O, peor, que sí entendía demasiado bien.
**
Aquella noche, Jin Chul se quedó en su departamento, sin encender la televisión. Sostenía el celular en la mano, dudando si escribirle un mensaje a Jin Woo. ¿Decirle la verdad? ¿Que no soportaba la idea de verlo con otra persona, que su corazón no era capaz de trabajar a su lado mientras sentía esto?
Se dejó caer en el sofá, cubriéndose los ojos con un brazo.
No podía. No siendo vicepresidente. No siendo el responsable de mantener a la Asociación firme mientras Jin Woo, el Cazador más fuerte del mundo, arriesgaba la vida a cada paso. Si se permitía sentir, se convertiría en una debilidad. Un eslabón vulnerable que podía costarles la vida a todos.
**
Al día siguiente, antes de irse oficialmente de vacaciones, Jin Chul fue a la Asociación para firmar unos documentos. En el pasillo, escuchó voces tras la puerta de la sala de reuniones.
—…me dijo que se tomaría vacaciones. —Era Jin Woo, con voz tensa.
—Tal vez es lo mejor. —Era Chae Hae-In—. A veces, la gente necesita distancia para aceptar ciertas… realidades.
—¿Realidades? —replicó Jin Woo. Su voz subió apenas un tono—. ¿Qué realidades?
—No todos podemos estar cerca de quienes… queremos. Aunque lo deseemos. A veces es mejor no insistir —dijo ella con suavidad.
Jin Chul sintió que el corazón le caía en el estómago. Dio un paso atrás, sin hacer ruido, y se marchó antes de escuchar más.
**
Horas más tarde, Chae Hae-In entraba en la oficina de Jin Woo con aire triunfal.
—Se ha ido —dijo, sonriendo—. Tomará sus vacaciones. Ahora podemos coordinar las misiones sin problemas.
Jin Woo la miró como si no la reconociera. Un aura oscura, casi visible, empezó a surgir a su alrededor.
—¿Tú… qué le dijiste?
—¿Eh?
—A Jin Chul. ¿Qué le dijiste?
Ella abrió los ojos, desconcertada. Pero Jin Woo ya no estaba escuchando. Se levantó tan rápido que la silla cayó al suelo. Sus sombras se arrastraban alrededor de sus pies, vibrando como si compartieran su furia.
—Si Jin Chul no está —dijo Jin Woo, con un filo mortal en la voz—, entonces yo tampoco trabajaré.
Chae Hae-In se quedó inmóvil, incapaz de decir una palabra.
**
Jin Chul, mientras tanto, estaba en el aeropuerto, con un boleto abierto a cualquier destino. Su celular vibró una y otra vez en el bolsillo, pero no se atrevía a contestar. No mientras todo en su pecho se sentía como vidrio roto.
No sabía que, a kilómetros de ahí, Jin Woo acababa de declarar en la Asociación que no volvería a poner un pie en una mazmorra si no era con él a su lado.
Ni que toda Corea estaba a punto de entrar en caos por culpa de un malentendido… y de sentimientos que ninguno de los dos sabía cómo confesar.
Chapter 2: Cazador ausente
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El edificio de la Asociación se estremeció con el rugido de una sombra.
No fue literal. No hubo grietas, ni alarma, ni una criatura emergiendo de los muros. Pero el silencio que siguió a la declaración de Sung Jin Woo fue tan profundo, tan absoluto, que todos los presentes supieron que algo había cambiado.
—No entraré a otra mazmorra —repitió él, de pie en medio del despacho de Gun-Hee, con los brazos cruzados y las sombras danzando bajo sus pies como olas negras—, si Jin Chul no está conmigo.
Gun-Hee, que había visto reyes morir y países tambalearse, lo miró con una mezcla de asombro y temor.
—Jin Woo… ¿qué estás diciendo?
—Lo que escuchaste.
—Pero Jin Chul solo se ha tomado unos días —dijo Chae Hae-In, aún de pie en la esquina, con voz tensa—. No es como si hubiera desertado.
Jin Woo la miró por primera vez desde que entró. Sus ojos ya no eran los mismos del joven cazador novato. Había algo más profundo allí. Más salvaje. Más dolido.
—¿Y por qué crees que se fue? —preguntó él, sin levantar la voz, pero con una carga emocional que hizo que incluso las sombras de las paredes se encogieran.
Ella bajó la mirada.
Gun-Hee carraspeó, intentando mantener el orden.
—Escucha, Jin Woo. Sabes que respetamos tu independencia, pero si tú no participas en las mazmorras clase S, ningún otro equipo es capaz de contenerlas. Ya rechazaste dos esta semana. Si sigue así, la Asociación colapsará.
—Entonces consíganlo de vuelta.
—¿A Jin Chul?
—Sí.
El silencio volvió. Nadie se atrevía a hablar.
—No lo entiendes —dijo Jin Woo al fin, bajando la voz, sus sombras aun vibrando como un enjambre inquieto—. Él no es solo un compañero. Es… parte del equilibrio. Sin él, no estoy completo. Sin él, mis sombras no responden igual. Mi ritmo falla. Me vuelvo... torpe.
Chae Hae-In dio un paso atrás. Esa declaración no era casual. No era profesional. No era fría.
Era personal.
**
En otro rincón del mundo, Woo Jin Chul bebía café en un local anodino de una ciudad costera. La brisa salada y el murmullo de las olas eran todo lo que necesitaba para convencerse de que la decisión había sido correcta.
La Asociación podía manejarse sin él.
Jin Woo... podía manejarse sin él.
O eso se repetía una y otra vez.
Miró su celular. 12 llamadas perdidas. 8 de Gun-Hee. 4 de Jin Woo. Un mensaje de texto, breve:
Dónde estás. Responde.
No tenía fuerzas para contestar. Ni voluntad. No quería ver la expresión de decepción en el rostro de Jin Woo cuando, finalmente, se diera cuenta de que Jin Chul no podía seguir fingiendo que sus sentimientos no lo consumían.
**
Tres días después, el mundo estaba al borde de una crisis.
Dos mazmorras clase S habían colapsado. Jin Woo seguía sin moverse. No respondía llamadas. No hablaba con nadie, salvo con sus sombras. Las reuniones eran reemplazadas por silencios. Su aura amenazaba con desbordarse con solo una palabra mal dicha.
Chae Hae-In, presionada por la tensión que ella misma había ayudado a crear, intentó un acercamiento.
—Jin Woo. No puedes seguir así.
—¿Así cómo?
—Paralizado. El país necesita que vuelvas. Tienes un deber.
Él la miró sin pestañear.
—¿Y quién me lo recuerda? ¿Tú, que lo empujaste a irse?
—Yo… —su voz se quebró por un segundo, pero lo disimuló rápido—. Solo intenté protegerte. Él estaba… demasiado cerca.
—¿Demasiado cerca?
—Lo mirabas diferente. Como si no fueras tú mismo cuando él estaba ahí.
—Tal vez porque solo soy yo mismo cuando él está ahí.
Fue un golpe. Directo. Sin metáforas.
Chae Hae-In retrocedió. Había perdido. Pero aún no lo entendía del todo.
—¿Lo amas?
Jin Woo no respondió. Solo giró el rostro hacia la ventana.
—No lo sé —dijo al fin—. Pero lo necesito. Y eso ya es más de lo que he necesitado a nadie.
**
Gun-Hee se reunió en privado con ella esa noche.
—¿Quieres decirme qué ocurrió exactamente entre ustedes tres?
—Solo quise protegerlo —repitió ella, ahora menos segura—. Jin Chul parecía… desequilibrado. No lo decía, pero se notaba. Miraba a Jin Woo como si… como si todo lo demás desapareciera.
—Y tú pensaste que eliminando esa “distracción” lo harías más fuerte.
Ella bajó la mirada. No respondió.
—Cometiste un error. Y ahora necesitamos repararlo.
**
El celular de Jin Chul vibró esa misma noche. Una sola línea:
Si no vuelves, dejaré que las mazmorras devoren esta ciudad.
No había firma. No la necesitaba.
Él sonrió con tristeza. Jin Woo nunca había aprendido a pedir por favor.
Pero algo dentro de él latió más fuerte. El instinto de protección. La necesidad de verlo. De saber que seguía bien. Aunque fuera por última vez.
Suspiró, dejó el café sobre la mesa y se levantó.
Quizá ya era hora de dejar de huir.
Chapter 3: Fotografía incendiaria
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Woo Jin Chul no había planeado quedarse tanto tiempo en aquella ciudad costera. Cada mañana amanecía diciéndose que volvería a Seúl. Cada noche se convencía de que no podía… no todavía.
Necesitaba tiempo para matizar las emociones que lo consumían. Para convencerse de que lo suyo por Jin Woo no era más que admiración mal interpretada. Que no había nada romántico ni… físico… en el modo en que lo miraba luchar. En el modo en que se fijaba en cada palabra suya. En cómo a veces, en medio de una batalla, su corazón latía más rápido si Jin Woo giraba la cabeza hacia él, aunque solo fuera para darle una orden.
No. Tenía que superarlo.
**
Estaba sentado en un café junto al puerto, intentando leer un periódico, cuando sintió que alguien se le quedaba mirando.
—¡Discúlpeme! —chilló una voz femenina—. ¡¿Es usted Woo Jin Chul?! ¡El vicepresidente de la Asociación de Cazadores!
Jin Chul parpadeó, con el café a medio camino de sus labios. Ladeó apenas la cabeza.
—Eh… sí. Pero estoy de vacaciones.
—¡Por favor, una foto!
Antes de que pudiera negarse, la joven —una fan evidentemente cazadora, por la pulsera que llevaba— se sentó a su lado y pegó su rostro al de él. Un compañero suyo sacó el celular y tomó varias fotos.
—¡Sonrían! ¡vicepresidente Woo, dí “Grieta S”!
Jin Chul apretó los dientes y esbozó una sonrisa tan falsa que se le acalambraron las mejillas.
—“Grieta S…”
Flash.
**
No habría pasado de una anécdota bochornosa si la chica no hubiera subido la foto, cinco minutos después, a su cuenta de redes sociales. Y si no hubiera escrito:
¡Me encontré con el vicepresidente Woo en la playa! ¡Está más guapo en persona! #CazadorSexy #TeamWoo
Para cuando Jin Chul volvió a su hotel, la foto tenía miles de “Me gusta”. Y, lo peor, alguien la había reenviado al perfil de Sung Jin Woo.
**
En Seúl, la tarde era gris y espesa cuando Jin Woo leyó el mensaje. Estaba solo en su despacho, con las sombras cernidas alrededor de él como un coro inquieto.
—¡Mi Rey… mirad! —chilló Beru, materializándose sobre el escritorio con su chillido agudo.
Jin Woo ni siquiera alzó la cabeza.
—No estoy de humor.
Beru empujó el teléfono de Jin Woo hacia él.
—¡Es sobre vuestro amado vicepresidente!
Jin Woo lo fulminó con la mirada. —Beru…
Pero Beru no se detuvo. Su voz adquirió un tono teatral:
—¡Una hembra humana ha osado posar su rostro contra el de Woo Jin Chul! ¡Ha publicado la prueba en la red… y dice que está guapo!
Jin Woo se quedó helado. Sin respiración.
—… ¿Qué?
Beru deslizó la foto bajo su nariz. Jin Woo la tomó, sus dedos tensos, y la amplió con un solo gesto. Su mandíbula se contrajo mientras observaba el rostro de Jin Chul, ligeramente sonrojado, y el de la cazadora pegado a su hombro.
—¿Dónde es esto?
—En la costa, mi Rey. —Beru infló el pecho—. Vuestro vicepresidente luce… atractivo. ¡Lo siento, mi Rey, ¡pero es la verdad!
Jin Woo cerró los ojos y exhaló muy, muy despacio. Su sombra se expandió, oscura y viscosa, cubriendo medio escritorio.
—Borra esa foto.
—¡Ya he tratado, mi Rey! ¡Pero se ha multiplicado por la red como cucarachas en la oscuridad!
Jin Woo se puso de pie tan bruscamente que la silla voló hacia atrás. Sus sombras reptaron hasta el suelo, extendiéndose como raíces.
—¡¿Por qué está sonriendo…?! —gruñó entre dientes.
Beru ladeó la cabeza. —Mi Rey… ¿no soléis decir que queréis que el vicepresidente sonría más?
—¡No cuando lo tocan!
Beru batió sus garras con frenesí. —¡Mi Rey está… celoso!
—¡Cállate!
Las luces del despacho parpadearon. Una grieta se abrió en el suelo… solo para cerrarse de inmediato. La ira de Jin Woo estaba desbordándose como energía pura.
Beru se acercó con una mezcla de miedo y fascinación.
—Mi Rey… vuestro corazón late rápido. Vuestra respiración se agita. ¡Queréis reclamarlo!
—No es mío —gruñó Jin Woo.
—¿Ah, ¿no? —Beru se inclinó, curioso—. Entonces, ¿por qué vuestras sombras anhelan envolverle… incluso en sueños?
Jin Woo no respondió. Solo salió del despacho, con paso decidido.
**
Jin Chul, mientras tanto, guardaba su maleta. Había visto la foto viralizarse en su celular, y estaba blanco como una sábana.
—¡Qué diablos hice…! —se murmuró al espejo.
No por la chica, que ni recordaba ya. Sino porque sabía qué significaba esa foto para Jin Woo. Sabía cómo podía leerla. Y lo que era peor… parte de él quería que Jin Woo se enfadara. Parte de él quería sentir que importaba. Que su ausencia se notaba. Que no era solo un peón más en el ejército de sombras.
—No seas estúpido… —se regañó—. No necesitas que se preocupe por ti. No de esa forma.
Pero sus ojos ardían mientras bajaba la cabeza.
**
Esa noche, Jin Chul tomó el tren nocturno de regreso a Seúl. No se presentó en la Asociación. No quería aún enfrentar la marea de preguntas ni las miradas acusadoras de Chae Hae-In… o la ira ardiente de Jin Woo.
Así que se refugió en su apartamento, con las luces apagadas, sentado en la oscuridad. En la pantalla de su celular se acumulaban las notificaciones. Todas de Jin Woo. Llamadas. Mensajes. Silencios prolongados.
No se atrevía a abrirlos.
**
Al otro lado de la ciudad, Jin Woo estaba de pie en la azotea de un edificio, con Seúl extendiéndose a sus pies como un mar de luces. Las sombras se agitaban alrededor de él, susurrando en lenguas antiguas.
Beru apareció a su lado.
—Mi Rey… ¿vais a ir por él?
Jin Woo no contestó. La brisa fría sacudía su abrigo.
—Él no está en la Asociación —informó Beru—. Está… solo. Mirando vuestro nombre en su teléfono. ¡Su corazón late como tambor!
Jin Woo cerró los ojos. Un dolor agudo lo atravesó.
—No sé… qué demonios estoy sintiendo —confesó en voz baja.
—¡Es amor, mi Rey! —berreó Beru—. ¡O en su defecto, deseo posesivo muy intenso!
Jin Woo soltó un suspiro cargado de rabia y deseo.
—No quiero que nadie lo toque. No quiero… que nadie lo mire como lo miran en esa foto.
—Entonces id por él —dijo Beru con súbita suavidad—. Reclamad lo que es vuestro.
Jin Woo bajó la cabeza. Su sombra se enroló en sus piernas, palpitante.
—No sé si puedo.
—¡Sí podéis, mi Rey! —Beru abrió las alas—. ¡Vuestra sombra lo desea incluso más que vos!
Jin Woo apretó los puños, sintiendo la certeza crecer en su pecho.
—Mañana —dijo, muy bajo—. Mañana hablaré con él. O… haré algo. No puedo seguir así.
Beru chilló de felicidad, batiendo las alas como un pájaro gigante.
—¡Que los cielos se preparen para el cortejo del Rey de las Sombras!
Jin Woo le lanzó una mirada amenazante.
—Y tú, deja de decir esas estupideces.
Pero mientras descendía del edificio, una chispa ardía en sus ojos.
Jin Chul no lo sabía… pero su descanso había terminado.
Chapter 4: La cuerda tensa
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La ciudad nunca dormía, pero para Woo Jin Chul, esa noche Seúl parecía más fría y más hostil que nunca.
Había vuelto, sí, pero se sentía como un ladrón que regresa al lugar del crimen. No se atrevía a poner un pie en la Asociación. Solo caminaba por su apartamento en silencio, con las luces apagadas, intentando convencerse de que al amanecer todo volvería a la normalidad.
Pero cada vez que cerraba los ojos, veía esa condenada foto.
No la del fan. Sino la otra. La que llevaba grabada en su memoria: Jin Woo mirándolo en mitad de una mazmorra, con ojos que ardían como carbón encendido. Un Jin Woo cubierto de sangre y sombras, susurrando su nombre con una intensidad que no era profesional.
**
En otro punto de la ciudad, Jin Woo estaba en su despacho. No había dormido en toda la noche. Las sombras cubrían las paredes como cortinas negras, susurrando palabras que solo él entendía.
—Mi Rey… —dijo Beru, casi en un murmullo reverente—. Vuestra mirada se ha vuelto más oscura. Vuestra respiración es fuego. Estáis… hambriento.
Jin Woo no levantó la vista de su celular, donde tenía la foto abierta. Aumentaba el zoom sobre el rostro de Jin Chul una y otra vez. Sobre la línea de su mandíbula. Sobre esa mínima sonrisa que había dedicado al fan.
Beru chasqueó sus pinzas, curioso.
—¿Deseáis que esa humana desaparezca, mi Rey?
—No me importa esa humana —gruñó Jin Woo.
—Entonces… ¿por qué habéis enviado a Igris a rastrear sus datos personales?
Jin Woo apretó los dientes.
—Solo para… asegurarme de que no vuelva a acercarse.
Beru batió las alas, eufórico.
—¡Mi Rey está celoso!
Jin Woo se llevó una mano al rostro, cubriéndose los ojos. Su voz salió baja, ronca.
—No lo entiendo. ¿Por qué me duele tanto pensar que alguien más lo mire? Que alguien más lo toque. Él no es mío. Nunca lo ha sido.
Beru inclinó la cabeza.
—Decidís mal, mi Rey. Todo lo que deseáis… os pertenece. Así es la ley de las sombras.
Jin Woo bajó lentamente la mano. En sus ojos ardía una promesa peligrosa.
—No puedo perderlo.
**
En el apartamento de Jin Chul, el silencio era tan espeso que dolía. Él se había quedado dormido un par de horas sobre el sofá, con la ropa aún puesta. Al despertar, encontró su celular vibrando sobre la mesa.
[16 llamadas perdidas] Sung Jin Woo
Jin Chul soltó un suspiro. Se frotó el rostro con ambas manos. El celular vibró de nuevo y casi se le cayó al suelo. Esta vez no era llamada, sino un mensaje.
Tienes que venir. Hablar conmigo.
Jin Chul tragó saliva. No contestó. Apagó la pantalla. La encendió otra vez. La apagó. Maldijo en voz baja.
—¿Por qué tienes que ser tan… tú? —murmuró al aire.
Casi sin darse cuenta, fue a la ventana. Desde su piso alto podía ver buena parte de la ciudad. Se preguntó si Jin Woo estaba mirándolo desde algún tejado. No le sorprendería.
—No seas idiota —se regañó—. No está… obsesionado contigo.
Pero un escalofrío le recorrió la espalda. Porque en el fondo, sabía que Jin Woo podía estarlo.
**
Mientras tanto, Jin Woo se había plantado frente a la puerta del edificio de Jin Chul. No subió. No aún. Se quedó ahí, bajo las luces frías, con las manos en los bolsillos, las sombras reptando alrededor de sus pies.
Igris emergió de una grieta, inclinando la cabeza.
—Mi Lord. El vicepresidente Woo no ha salido desde anoche. Ha caminado de la sala a la cocina, y de la cocina al ventanal. Lleva la misma ropa que ayer. Su frecuencia cardíaca es irregular. Ha leído vuestros mensajes ocho veces, pero no ha respondido.
Jin Woo cerró los ojos. Inspiró profundamente.
—¿Parece… triste?
Igris ladeó la cabeza.
—Parece roto.
Jin Woo sintió un nudo en la garganta. Se pasó una mano por el cabello.
—No sé cómo hablarle. Cada vez que estoy cerca, quiero… —Se interrumpió, exhalando un suspiro áspero.
Beru emergió tras Igris, chillando suavemente:
—¡Queréis devorarlo, mi Rey! ¡Cuerpo y sombra!
—¡Beru…! —gruñó Jin Woo, con las orejas ligeramente rojas.
Beru bajó el tono, dramático.
—O… abrazarlo. A veces las sombras no distinguen.
Jin Woo apretó los puños. Su voz salió tensa.
—No voy a forzarlo. Pero tampoco voy a seguir lejos. No después de esa foto.
Igris se inclinó.
—¿Deseáis que entre y lo traiga?
Jin Woo lo fulminó con la mirada.
—No. No soy un monstruo. Aún no.
Beru intervino, teatral:
—¡Mi Rey, sed monstruo sólo para él!
Jin Woo le soltó un puñetazo suave en la cabeza. Beru chilló, divertido.
**
Mientras tanto, Jin Chul seguía pegado a la ventana. No sabía por qué, pero sentía un escalofrío, como si alguien lo estuviera observando. Incluso creyó ver, a lo lejos, una sombra sobre la acera. Una silueta familiar.
Su celular vibró otra vez.
No me ignores. Voy a entrar si sigues así.
Jin Chul se apoyó en el marco de la ventana, con los ojos cerrados.
—Déjame en paz… —susurró, aunque su voz sonó débil.
**
En la calle, Jin Woo recibió un nuevo informe de Beru:
—Mi Rey… el vicepresidente os ha pedido, en voz muy baja, que lo dejéis en paz.
Jin Woo sonrió, pero sus ojos no tenían nada de divertido.
—¿En serio cree que voy a obedecer?
Beru saltó sobre su hombro, chillando.
—¡Mi Rey, sois irresistible!
Jin Woo exhaló, hondo, intentando serenarse.
—Mañana. Mañana no se escapa. Y esta vez… no me importa si le asusta lo que voy a decirle.
**
Y en algún punto entre el cielo y la tierra, las sombras se removieron, ansiosas. Porque sabían que la cuerda que tensaba el espacio entre Jin Woo y Jin Chul estaba a punto de romperse. Y cuando lo hiciera… nada volvería a ser igual.
Chapter 5: Sombras ardientes
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La noche había caído sobre Seúl como una manta húmeda, cubriendo las luces de neón con un velo de niebla. Dentro del edificio, Woo Jin Chul caminaba en círculos por su apartamento, con el corazón martillando tan fuerte que sentía que lo oirían desde la calle.
Estaba cansado. Harto. Dolorido. Pero sobre todo… vulnerable.
—Basta —se murmuró—. Solo necesito dormir. No voy a contestar. No voy a—
Un golpe seco sonó en la puerta.
Jin Chul se quedó congelado.
Otro golpe. Más firme. Como si la madera protestara.
—No… no puede ser…
Se acercó con pasos lentos. Su mano tembló sobre la perilla. Sabía perfectamente quién estaba al otro lado. Lo había sentido toda la noche, como electricidad bajo la piel.
Al fin abrió.
Y ahí estaba Sung Jin Woo.
De pie. Alto. Con el abrigo negro aún empapado de la bruma nocturna. Su mirada era tan oscura y profunda que parecía absorber la luz del pasillo. Las sombras se arracimaban detrás de él, como bestias al acecho.
Ni uno dijo una palabra.
Jin Woo empujó la puerta con la palma, haciéndola retroceder. Avanzó, obligando a Jin Chul a dar pasos hacia atrás. Cerró la puerta con un chasquido seco.
Se quedaron frente a frente en la penumbra del recibidor.
—Jin Woo… —empezó Jin Chul, con voz ronca.
Pero Jin Woo alzó una mano, callándolo.
—No digas nada todavía.
Jin Chul tragó saliva, notando cómo su propio cuerpo temblaba. Jin Woo estaba demasiado cerca. Podía oler su loción, mezclada con el frío de la calle. Podía ver la tensión en su mandíbula. Y sobre todo… esa chispa peligrosa en sus ojos.
—No tienes derecho a irrumpir así en mi casa —murmuró Jin Chul al fin, con un leve temblor en la voz.
Jin Woo ladeó la cabeza.
—¿No? Entonces… dime que me vaya. Mírame a los ojos y dime que no quieres que esté aquí.
Jin Chul abrió la boca… pero no logró emitir ni una sola sílaba.
Las sombras en torno a Jin Woo se retorcieron, reptando hacia el suelo, deslizándose alrededor de los tobillos de Jin Chul. Una se enroscó apenas sobre su muñeca, fría y suave como seda. Jin Chul se estremeció, respirando agitadamente.
—¿Por qué estás… haciendo esto? —murmuró.
—Porque estoy harto de tus silencios. —La voz de Jin Woo era grave, áspera—. Porque vi esa foto… y casi arrancó de cuajo la red entera. Porque no soporto que alguien más te toque.
Jin Chul parpadeó, los ojos abriéndose con incredulidad.
—¿Estás… celoso?
Jin Woo soltó una breve risa sin humor.
—¿Celoso? Estoy enloqueciendo.
Se acercó un paso más. Jin Chul retrocedió hasta que su espalda chocó contra la pared. Jin Woo lo encerró entre sus brazos, apoyando las manos a cada lado de su rostro. La sombra reptante se enroscó ahora sobre su cintura, apretándolo apenas. Jin Chul contuvo el aliento. Su corazón latía tan fuerte que dolía.
—Jin Woo… no podemos…
—¿Por qué no?
—¡Porque somos cazadores! Porque… porque yo… ¡yo soy tu subordinado!
Jin Woo bajó el rostro hasta quedar apenas a un suspiro de distancia.
—No eres solo mi subordinado.
—¡No empieces…!
Pero Jin Woo no lo dejó terminar. Rozó su nariz con la de Jin Chul, tan suave que fue casi un escalofrío. Jin Chul cerró los ojos, sintiendo el calor que irradiaba Jin Woo, el peso invisible de su aura. La sombra trepó un poco más, deslizándose apenas por debajo de su camiseta, fría y estremecedora.
Jin Chul soltó un jadeo, tratando de apartar la sombra.
—¡Detenla…!
Jin Woo susurró contra su oído:
—No está haciendo nada que yo no quiera hacer.
Jin Chul lo miró, con el rostro encendido.
—Estás… usando las sombras para… ¡para esto…!
—Porque ellas entienden lo que yo quiero —replicó Jin Woo, en un susurro cargado de deseo—. Y yo… te quiero a ti.
Jin Chul sintió que las piernas le flaqueaban. Trató de empujarlo, pero las sombras lo retuvieron, suaves pero firmes, obligándolo a quedarse en su sitio. Jin Woo se inclinó más, sus labios rozando apenas la comisura de los suyos.
—No soporto verte con nadie más. Ni en fotos. Ni en nada.
—Jin Woo…
—No te imaginas las cosas que quiero hacerte cada vez que sonríes para alguien más. —La voz de Jin Woo se volvió grave, peligrosa—. Ni siquiera las sombras serían capaces de tapar esos sonidos.
Jin Chul soltó un gemido bajo, con el rostro completamente rojo.
—¡Jin Woo… basta…!
—¿Quieres que me detenga?
Jin Woo clavó su mirada en él. Jin Chul abrió la boca… pero ninguna palabra salió. Solo su respiración entrecortada llenaba el espacio. La sombra se retiró un poco, como esperando instrucciones.
—Dilo —exigió Jin Woo, apenas a centímetros de sus labios—. Dime que me vaya. Dime que no quieres esto. Mírame y miente.
Jin Chul tragó saliva. Sus labios temblaban.
—Yo…
Pero Jin Woo lo besó.
No fue un beso suave. Fue un asalto. Cálido. Voraz. Casi desesperado. Jin Chul soltó un gemido, intentando apartarse, pero sus dedos terminaron aferrados a la solapa del abrigo de Jin Woo. El beso se volvió más profundo, húmedo, ardiente. Las sombras temblaron alrededor de ambos como un coro excitado.
Cuando Jin Woo se apartó, Jin Chul estaba jadeando, con la mirada desenfocada.
—Mírame y dime que no quieres esto —repitió Jin Woo, con la voz ronca.
Jin Chul apretó los labios, sus ojos empañados de deseo.
—…Eres un idiota.
Jin Woo sonrió, triunfal, mientras la sombra volvía a deslizarse lentamente por la cintura de Jin Chul.
—Lo sé.
**
En algún rincón del apartamento, Beru asomó la cabeza desde una grieta en el suelo, observando con ojos brillantes.
—¡Mi Rey… estáis haciendo sombra a la luz…!
Jin Woo giró la cabeza.
—¡FUERA, BERU!
La sombra cubrió la grieta de un portazo sobrenatural. Y la respiración de Jin Chul se mezcló con la de Jin Woo en la penumbra, mientras las sombras se enroscaban más y más… reclamándolo todo.
Chapter 6: Devórame
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La grieta por donde Beru había asomado se cerró con un chasquido. Ahora solo quedaban Jin Woo y Jin Chul, uno pegado al otro, con el eco de su respiración llenando la penumbra.
Jin Chul tenía la cabeza baja, el pecho subiendo y bajando rápido, intentando recuperar el aliento. Jin Woo lo observaba con ojos oscuros, su aliento cálido golpeándole la piel.
—No… —jadeó Jin Chul—. Esto… no es profesional…
Jin Woo le sujetó la mandíbula y alzó su rostro para obligarlo a mirarlo.
—¿Te parece que me importa?
Jin Chul apretó los dientes. Su voz salió ronca, casi un susurro:
—Debería…
—No me importa —repitió Jin Woo, acercando otra vez su boca—. Porque cada vez que estoy lejos de ti, me duele. Y cada vez que te miro… quiero más.
La sombra se deslizó, lenta, hasta el costado de Jin Chul, reptando por debajo de su camiseta. La sensación era fría al principio… pero luego se volvió tibia, como un roce eléctrico. Jin Chul soltó un suspiro trémulo, sus párpados cayendo medio cerrados.
—¡Jin Woo…!
Jin Woo volvió a besarlo. Esta vez más lento, más profundo. Su lengua buscó la de Jin Chul, saboreándolo. Jin Chul trató de apartarse, pero solo consiguió dejar escapar un gemido cuando las sombras apretaron suavemente su cintura, pegándolo más al cuerpo de Jin Woo.
Jin Woo se separó apenas para susurrarle contra los labios:
—¿Sabes qué pensé cuando vi esa foto?
Jin Chul negó, sin atreverse a hablar.
—Pensé… que la próxima persona que se atreva a tocarte sin mi permiso perderá la mano.
Jin Chul lo miró, impactado, aunque sus mejillas ardían. Jin Woo bajó las manos, llevándolas a su cintura, metiéndolas bajo la camiseta. Sus dedos, calientes, rozaron su piel desnuda. Jin Chul se arqueó, soltando otro jadeo.
—¡Jin Woo… no…!
—¿No qué? —preguntó Jin Woo, con voz grave y peligrosa—. ¿No quieres esto? ¿No quieres que te toque?
Jin Chul respiraba entrecortado, sus ojos humedeciéndose. Pero no respondió.
Jin Woo le mordió suavemente el labio inferior.
—Dilo.
—Yo… —empezó Jin Chul, pero las palabras se ahogaron en su garganta.
Las sombras lo envolvieron como un abrazo oscuro, sujetándolo, rozándolo apenas en sitios demasiado sensibles. Jin Chul jadeó, dejando caer la cabeza contra la pared, mientras sus manos temblorosas aferraban los antebrazos de Jin Woo.
—¡Ah… joder…!
Jin Woo bajó la cabeza hacia su cuello y lo besó ahí, despacio, dejando una estela de calor y piel erizada. Cada caricia parecía más intensa que la anterior. Jin Chul gimió bajo, cerrando los ojos.
—Mírame —ordenó Jin Woo, con la voz ronca.
Jin Chul abrió los ojos, entre tembloroso y retador.
—Vas… vas a lamentar esto.
Jin Woo sonrió apenas. Oscuro. Peligroso.
—¿Seguro?
Con un solo movimiento, tiró de él hacia la habitación. Las sombras les abrieron paso, apartando muebles, cerrando puertas tras ellos. Jin Chul se dejó arrastrar, aunque su respiración era un susurro quebrado.
Jin Woo lo empujó sobre el colchón. Jin Chul se incorporó para protestar, pero Jin Woo lo acalló besándolo otra vez, esta vez con hambre. Sus cuerpos se rozaron, calientes, tensos, mientras las sombras se enroscaban en las muñecas de Jin Chul, manteniéndolo suavemente sobre el colchón.
—¡Suelta… esto…!
—No —susurró Jin Woo, bajando sus labios por su cuello, mordiendo la piel—. Me pasé demasiado tiempo sin poder tocarte. No voy a parar ahora.
Jin Chul contuvo un gemido, mordiéndose el labio. Pero su espalda se arqueó cuando Jin Woo pasó la lengua lentamente por su clavícula, dejando un camino húmedo sobre su piel.
—Jin Woo… ¡no estamos en una maldita mazmorra…!
—¿Y?
—¡Esto… no es profesional!
Jin Woo se detuvo un segundo. Lo miró con los ojos negros, brillantes, y su sombra vibró alrededor de ellos.
—Te equivocas. Esto… es lo más profesional que he hecho en mi vida. Porque no puedo pelear bien, ni pensar, ni proteger a nadie… si no sé qué eres mío.
Jin Chul lo miró, con los ojos empañados.
—Eres… un idiota…
Jin Woo bajó los labios a su oído.
—Pero soy tu idiota.
Y mientras Jin Chul trataba de protestar, Jin Woo lo besó de nuevo, profundo y posesivo, mientras sus sombras se deslizaban suavemente por su cintura y su espalda, arrancándole un jadeo que resonó entre las paredes.
La noche se llenó del murmullo de las sombras, y de los sonidos entrecortados de dos cazadores que, por fin, habían dejado de contenerse.
Chapter 7: Reclamo en sombras
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El sonido del latido de Jin Chul parecía llenar la habitación, pesado y frenético. Su cuerpo ardía. Cada vez que trataba de protestar, Jin Woo lo silenciaba con besos que sabían a furia y deseo.
Las sombras se arremolinaban alrededor del lecho, subiendo como un mar oscuro. Vibraban en el aire, cargadas de tensión. Jin Chul sentía su contacto —frío y tibio a la vez— en cada rincón expuesto de su piel.
—Jin… Woo… —gimió entre besos.
—Shh… —murmuró Jin Woo, bajando una mano hasta su abdomen desnudo—. Déjame.
Sus dedos se abrieron paso bajo la cinturilla del pantalón de Jin Chul. Este se tensó, las mejillas ardiendo, cuando sintió la palma caliente de Jin Woo envolviéndolo.
—¡A-ah…!
Jin Woo lo miró, devorándolo con la mirada, mientras lo acariciaba lentamente, firme, su pulgar rozando la punta húmeda. Jin Chul soltó un jadeo, intentando apartar la mano, pero las sombras sujetaron sus muñecas sobre la almohada.
—Déjame hacerte sentir bien —susurró Jin Woo, inclinándose para lamer la línea de su mandíbula, bajando después por su cuello.
Jin Chul apretó los ojos, mordiéndose el labio para ahogar otro gemido. Sentía que cada centímetro de su piel vibraba.
—No… podemos… ¡Ah…!
Jin Woo se inclinó más abajo, dejando un rastro húmedo de besos sobre su pecho, hasta atrapar un pezón entre sus labios. Lo lamió con cuidado, luego lo mordió apenas. Jin Chul arqueó la espalda, soltando un sonido que no se había escuchado jamás de sus labios. Una mezcla de sorpresa, placer y rendición.
—¡Maldición…!
—Me vuelves loco cuando haces esos sonidos —murmuró Jin Woo, su voz grave y cargada de deseo.
Las sombras comenzaron a moverse más atrevidas, deslizándose por la cadera de Jin Chul, acariciando su piel expuesta, como dedos fríos y sedosos. Jin Chul soltó un quejido, estremecido.
—¡Eso… eso no… es justo…!
Jin Woo soltó una pequeña risa, oscura.
—Claro que es justo. Siempre me haces perder la cabeza… —Bajó la cabeza para morder suavemente el hueso de su cadera—. Ahora me toca a mí.
Jin Chul abrió los ojos, jadeante, cuando sintió cómo Jin Woo deslizaba sus pantalones hacia abajo. Las sombras ayudaron, bajando la tela lentamente, hasta dejarlo completamente expuesto.
—¡Jin Woo…!
Pero Jin Woo no contestó. Lo miró, con los ojos encendidos, y bajó su boca lentamente hasta rozar con sus labios la base de su erección. Jin Chul tembló violentamente.
—Ah… ¡no… no…!
Jin Woo le lanzó una mirada oscura.
—Mírame.
Jin Chul, rojo como una llama, no pudo apartar los ojos cuando Jin Woo comenzó a deslizar sus labios sobre él, lento al principio, profundo después. La calidez húmeda, el roce experto de su lengua, hicieron que Jin Chul soltara un gemido que llenó la habitación.
Las sombras parecían vibrar, excitadas, retorciéndose como tentáculos alrededor de sus muslos, sujetándolo en su lugar. Jin Chul estaba tan sobrecargado que cada respiración era un espasmo.
Jin Woo levantó la vista mientras lo lamía, sus ojos negros brillando de deseo. Le sujetó las caderas, impidiéndole moverse, mientras aumentaba el ritmo. Chupó más fuerte, haciendo que Jin Chul soltara un grito breve y trémulo.
—¡Jin… ah… Jin Woo…!
Jin Woo se apartó apenas, su voz ronca.
—¿Vas a correrte ya…?
Jin Chul negó frenéticamente con la cabeza, pero su cuerpo contaba otra historia: se arqueaba, temblaba, derramaba lágrimas de puro placer. Jin Woo sonrió, diabólico.
—Lástima.
Volvió a tomarlo entre sus labios, más profundo aún, hasta que Jin Chul perdió la cabeza por completo. Su grito quedó ahogado mientras su espalda se arqueaba, la sombra vibrando a su alrededor como un pulso vivo. Jin Woo se lo tragó todo, lamiendo hasta la última gota.
Cuando al fin se apartó, Jin Chul estaba tendido, tembloroso, con el pecho subiendo y bajando rápido, las mejillas enrojecidas y los ojos vidriosos.
Jin Woo lo miró, con la respiración pesada. Se inclinó sobre él, dándole un beso lento, casi dulce.
—Aún no he terminado contigo.
Jin Chul soltó un gemido bajo, sus ojos abriéndose en pánico… y excitación.
—¿Qué… vas a hacer ahora…?
Jin Woo bajó la mirada hacia su propia entrepierna, visiblemente dura bajo el pantalón.
—Voy a enseñarte —susurró— lo que significa ser mío.
Las sombras ondularon, reptando más arriba por los muslos de Jin Chul, tibias ahora, casi ardientes. Jin Chul respiró entrecortado, un estremecimiento recorriéndolo de pies a cabeza.
—Jin Woo… ¡ah…!
Jin Woo lo calló con otro beso. Y en la penumbra, mientras las sombras se cerraban a su alrededor como un telón, Jin Chul se rindió finalmente a él, dejando escapar un susurro apenas audible:
—Idiota… mío.
Chapter 8: Sombras hasta el fondo
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Jin Chul estaba tendido sobre las sábanas, el pecho desnudo brillando de sudor bajo la tenue luz del dormitorio. Su respiración aún temblaba mientras miraba a Jin Woo, que se mantenía inclinado sobre él, los ojos oscuros como el fondo de una grieta.
Jin Woo se pasó la lengua por los labios, respirando con dificultad. Bajó la mirada hacia su propia erección, notoriamente marcada bajo la tela de su pantalón negro.
—Mírame —ordenó, la voz ronca.
Jin Chul lo miró, con los labios aún húmedos y entreabiertos.
—Estás… completamente loco…
—Tal vez —dijo Jin Woo—. Pero te juro que no vas a olvidar esta noche.
Con movimientos rápidos, Jin Woo se deshizo de su abrigo y su camiseta. Los músculos de su torso se tensaron bajo la luz, marcados y definidos, salpicados aquí y allá de viejas cicatrices de batalla. Jin Chul tragó saliva. Siempre había visto el cuerpo de Jin Woo… pero no así. No tan cerca. No tan cargado de deseo.
Jin Woo bajó la mirada hacia él, y sus sombras se movieron, reptando sobre la piel expuesta de Jin Chul, trazando líneas negras sobre sus costados, su abdomen, sus caderas.
Jin Chul soltó un jadeo, intentando apartarlas, pero Jin Woo sujetó sus muñecas y lo inmovilizó contra el colchón.
—Déjalas. Quieren tocarte tanto como yo.
Jin Chul se mordió el labio, un sonido ahogado escapando de su garganta cuando una sombra fría se deslizó entre sus muslos, rozándolo suavemente. Sus caderas se levantaron involuntariamente, buscando más.
—¡Ah… no…!
—Sí —gruñó Jin Woo, inclinándose para lamerle el pezón otra vez—. Vas a dejarme verte perder la cabeza.
Jin Chul gimió, sus ojos entrecerrados. El roce de las sombras se volvió más atrevido, explorando entre sus piernas, frotándose con un roce húmedo y eléctrico. Jin Chul apretó los dientes, intentando reprimir el gemido, pero fue inútil.
Jin Woo levantó la cabeza y lo miró con una sonrisa torcida.
—¿Te molesta que te vea así?
—¡Cállate…!
Jin Woo rio bajo, su voz un susurro cargado de lujuria.
—Nunca.
Sin apartar los ojos de los suyos, Jin Woo bajó la mano a su propia cintura y desabrochó su cinturón con dedos rápidos. Jin Chul contuvo la respiración mientras veía cómo Jin Woo se bajaba el pantalón, liberando al fin su erección, gruesa y oscura, palpitante bajo la luz tenue.
Jin Chul enrojeció hasta las orejas, apartando la mirada. Jin Woo lo tomó del mentón y lo obligó a mirar.
—Míralo. Esto lo provocas tú.
Jin Chul jadeó. Las sombras vibraban, tensas, como si compartieran el mismo deseo.
Jin Woo se inclinó y lo besó, profundo, mientras una de las sombras comenzaba a deslizarse más abajo, húmeda y delicada, rozando la entrada de Jin Chul. Él se estremeció, soltando un gemido alto.
—¡Ah… Jin Woo…!
—Shh… —susurró Jin Woo, con la voz tan cargada de deseo que temblaba—. Confía en mí.
La sombra presionó con suavidad, apenas rozándolo. Jin Chul se arqueó violentamente, su respiración cortada.
—¡Es… es frío…!
—Te acostumbrarás.
Jin Woo lo besó otra vez, profundo, mientras la sombra comenzaba a entrar en él despacio, tibia por la energía que Jin Woo vertía en ella. Jin Chul soltó un grito entrecortado, aferrándose a los brazos de Jin Woo.
—¡Jin Woo… espera…!
—Estás tan apretado… —gruñó Jin Woo, con los ojos entornados, casi febriles.
La sombra se movía con una lentitud torturante, llenándolo más y más, mientras Jin Woo lo observaba, fascinado. Jin Chul se mordía el labio, sus mejillas encendidas, intentando procesar la invasión extraña y excitante a la vez.
—¡Ah… joder… no… no hagas que me…!
Pero Jin Woo lo conocía demasiado bien. Apretó su erección con su mano libre al mismo tiempo que la sombra se enterraba más profundo, frotando un punto tan intenso que Jin Chul soltó un gemido desgarrado.
—¡Jin Woo… me voy a… ah…!
—Hazlo —ordenó Jin Woo, bajando la voz—. Quiero verte correrte solo con mis sombras.
Jin Chul gritó, su cuerpo sacudido por un orgasmo inesperado. Su espalda se arqueó, derramándose otra vez sobre su vientre, mientras las sombras vibraban como si también se excitaran. Jin Woo no dejó de acariciarlo, su expresión cargada de puro deseo.
Jin Chul cayó exhausto sobre las sábanas, temblando. Jin Woo lo miró un segundo, su respiración agitada, y deslizó lentamente la sombra fuera de él. Jin Chul soltó un suspiro estremecido.
Jin Woo, sin embargo, no parecía saciado. Colocó una mano firme sobre su cadera.
—Ahora —murmuró, con voz ronca—. Ahora voy a entrar yo.
Jin Chul lo miró con ojos enormes.
—¡Espera…!
Pero Jin Woo ya estaba alineándose, empujando la punta de su erección contra su entrada, aún húmeda y caliente por la sombra. Jin Chul soltó un grito ahogado cuando Jin Woo empezó a entrar, profundo, llenándolo más que la sombra, caliente, vivo, latiendo contra sus paredes internas.
—¡Jin… Woo…!
—Joder… estás tan apretado… —jadeó Jin Woo, apretando los dientes.
Se detuvo unos segundos, respirando hondo. Jin Chul temblaba bajo él, con el rostro bañado en sudor, los ojos brillantes de placer y miedo.
—Mírame —ordenó Jin Woo.
Jin Chul lo miró… y en ese instante Jin Woo comenzó a moverse. Lento al principio, luego más rápido, embistiéndolo con fuerza mientras las sombras envolvían sus cuerpos, vibrando con cada golpe de caderas. Jin Chul gritó, perdido en una marea de placer brutal y dulce.
—¡Ah… ah… Jin Woo…!
—Di… que eres mío —gruñó Jin Woo, su voz temblando.
—Eres… un idiota… —jadeó Jin Chul, con lágrimas asomando en sus ojos.
Jin Woo se inclinó, mordiéndole el cuello.
—Di. Que. Eres. Mío.
Jin Chul gritó, sujetándose a sus hombros.
—¡Soy… soy tuyo… joder…!
Jin Woo soltó un rugido bajo y se hundió hasta el fondo, temblando mientras su orgasmo lo sacudía. Jin Chul sintió el calor llenándolo por dentro, mientras él mismo se venía otra vez, sin poder evitarlo, el cuerpo convulsionando bajo Jin Woo.
Cuando todo terminó, Jin Woo se dejó caer sobre él, jadeando, su aliento cálido contra su cuello.
Las sombras se disiparon lentamente, dejando solo el sonido de sus respiraciones y el sudor mezclado sobre la piel.
—Eres… eres mío —murmuró Jin Woo, casi en un ronroneo.
Jin Chul cerró los ojos, exhausto… y lo abrazó, rindiéndose finalmente.
Chapter 9: Hasta el último aliento
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El cuarto olía a sudor, a sexo, a la energía eléctrica de las sombras. Jin Woo aún estaba dentro de Jin Chul, enterrado hasta el fondo, mientras sus respiraciones llenaban el silencio pesado.
Jin Chul apenas podía mover un dedo. Tenía la piel enrojecida, húmeda, el cabello pegado a la frente. Cada latido de su corazón le retumbaba en los oídos. Y, aun así, incluso rendido, no apartó las manos de los hombros de Jin Woo.
Jin Woo bajó el rostro a su cuello y le dejó una hilera de besos suaves. Parecía un hombre al borde de la locura, todavía duro dentro de él, sus caderas temblando como si apenas pudiera contenerse.
—No puedo… —murmuró Jin Woo, su voz áspera—. No puedo parar todavía…
Jin Chul soltó una risa débil, ronca.
—Maldito adicto…
Jin Woo se apartó un poco solo para mirarlo a los ojos. Y entonces se movió otra vez. Lento. Profundo. Como si quisiera memorizar cada pulgada de su interior. Jin Chul soltó un gemido ahogado, sus dedos hundiéndose en la piel de Jin Woo.
—Ah… ¡mierda…!
Jin Woo gruñó, apretando los dientes.
—No digas “no” … si tu cuerpo me lo pide todo.
Volvió a embestirlo, más rápido. Jin Chul gritó, sin importarle nada, sintiendo cómo Jin Woo lo llenaba por completo. Cada golpe de caderas provocaba un sonido húmedo y obsceno, mientras las sombras se alzaban y caían a su alrededor, agitadas como alas negras.
—¡Jin Woo… es… demasiado…!
—No. No es suficiente.
Jin Woo bajó la cabeza y le mordió un pezón con suavidad. Jin Chul gritó de nuevo, un espasmo sacudiéndole el vientre.
—¡Ah… no… no otra vez…!
Pero Jin Woo envolvió su erección en su mano grande y cálida, bombeando al mismo ritmo de sus embestidas. Jin Chul se retorció bajo él, con lágrimas asomando a sus ojos de puro exceso.
—¡Voy… a… correrme… otra vez…!
Jin Woo jadeó sobre su oído, su aliento ardiente.
—Hazlo. Quiero sentirlo mientras estoy dentro de ti.
Jin Chul gritó, con la voz ronca, su cuerpo tensándose al máximo cuando el orgasmo lo azotó otra vez. Chorros calientes mancharon su vientre, mientras Jin Woo seguía empujando, profundo, sin darle respiro.
Las sombras parecían exultar, palpitando alrededor de sus cuerpos desnudos. Jin Woo lo rodeó con sus brazos, aplastándolo contra su pecho, su respiración temblorosa.
—Joder… joder… —murmuró Jin Woo, mientras sus caderas se movían frenéticas—. Eres perfecto…
Jin Chul apenas podía responder, todo su cuerpo convertido en un haz de nervios hiperexcitados. Apenas podía pensar. Solo sentía la presión, el calor, el dolor dulce de tener a Jin Woo tan profundo que lo hacía arder.
—Jin Woo… vas… demasiado… ¡ah…!
Jin Woo lo tomó del rostro y lo besó salvaje, mientras se hundía una última vez, temblando, derramándose dentro de él con un gruñido gutural. Jin Chul sintió cada latido, cada sacudida caliente llenándolo hasta el fondo. Soltó un gemido estrangulado, cayendo contra las sábanas.
Jin Woo se dejó caer sobre él, su peso firme, su respiración desbocada. Sus labios aún buscaban los de Jin Chul, lamiendo los besos entrecortados. Sus sombras se disiparon lentamente, dejando tras de sí el calor pegajoso de sus cuerpos sudados.
Permanecieron así, jadeantes, unidos todavía, sin decir nada durante un rato. Jin Chul tenía la vista nublada, la piel hipersensible.
Jin Woo le acarició el rostro con suavidad, como si de pronto temiera romperlo.
—Perdón… —dijo, la voz ronca—. Fui demasiado lejos.
Jin Chul lo miró, exhausto, pero sus labios se curvaron apenas.
—Idiota… si hubieras parado antes, ahí sí me habría enojado.
Jin Woo soltó una risa suave, temblorosa. Se inclinó para besarle la frente.
—No sabes cuánto te amo.
Jin Chul suspiró, rodeándole el cuello con los brazos.
—Cállate… y quédate conmigo. Al menos esta noche.
Jin Woo asintió. Salió lentamente de su cuerpo, haciendo que Jin Chul se estremeciera otra vez. Luego lo abrazó, pegándolo contra su pecho, cubriéndolo con las sábanas. Las sombras se enroscaron alrededor de ellos como un manto tibio, sellando la intimidad de su mundo compartido.
Y mientras Jin Chul se dejaba vencer por el cansancio, con la cabeza apoyada en el pecho de Jin Woo, solo alcanzó a murmurar:
—Nunca… me dejes solo otra vez…
Jin Woo lo besó suavemente en la sien.
—Nunca.
Chapter 10: Round 2 y la ternura
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La noche seguía su curso, y el silencio apenas era roto por la lluvia suave golpeando los cristales. Jin Chul dormitaba, agotado, hundido en el pecho de Jin Woo. El cuarto olía a sexo, a sudor, a deseo saciado.
O eso pensaba él.
Hasta que sintió algo duro presionándole la parte baja de la espalda.
—…No… —murmuró Jin Chul, con voz ronca, medio dormido—. Ni se te ocurra…
Jin Woo soltó una risita suave contra su cuello.
—Es que no puedo evitarlo. Mírate… sigues tan hermoso incluso rendido así.
Jin Chul gimió bajo, intentando alejarse. Pero Jin Woo lo envolvió con sus brazos fuertes y lo giró de espaldas, quedando encima de él. Jin Chul se sobresaltó al sentir la punta dura y caliente de Jin Woo rozando su trasero.
—¡Jin Woo… basta…!
—Shhh… —susurró Jin Woo—. Quiero más.
Sin darle tiempo a reaccionar, lo besó profundamente, hasta dejarlo sin aire. Sus lenguas se enredaron en un beso húmedo, hambriento, mientras las sombras se deslizaban bajo las sábanas. Jin Chul sollozó contra su boca cuando sintió una sombra fría acariciándole el vientre, luego bajando entre sus muslos.
—¡Ah… no… no otra vez…!
—Sí —jadeó Jin Woo, sus labios húmedos contra los suyos—. Necesito escucharte gritar otra vez.
Jin Chul intentó apartar la sombra, pero esta lo sujetó suavemente de las muñecas, pegándolas al colchón. Mientras tanto, Jin Woo bajó besos ardientes por su cuello, su pecho, deteniéndose a morder y lamer sus pezones endurecidos. Jin Chul se arqueó, soltando un quejido ahogado.
—¡Jin Woo… ah…!
—Estás demasiado sensible… —murmuró Jin Woo, bajando más—. Me encanta.
La sombra, más tibia ahora, comenzó a frotarse contra la entrada de Jin Chul, humedeciéndolo con caricias suaves. Jin Chul se retorció bajo él, con lágrimas brillando en sus ojos de puro exceso.
—¡No… no puedo más…!
—Sí puedes —gruñó Jin Woo, y lo penetró con la sombra en un solo movimiento suave.
Jin Chul gritó, aferrándose a los brazos de Jin Woo, mientras sentía cómo la sombra lo llenaba de nuevo. Pero no tuvo ni un respiro. Jin Woo lo sujetó de las caderas y comenzó a moverse, embistiéndolo con fuerza.
—¡Jin… ah… Jin Woo…!
Jin Woo jadeaba, con los músculos tensos, sudor resbalando por su espalda. Cada empujón lo hundía más profundo, el sonido húmedo y obsceno llenando la habitación. Las sombras vibraban como si compartieran el placer, agitándose a su alrededor como tentáculos vivientes.
—No sabes… lo que me haces… —murmuró Jin Woo, su voz ronca—. Verte así debajo de mí… completamente mío…
Jin Chul apretó los ojos, su cuerpo convulsionando mientras Jin Woo le frotaba el punto exacto en su interior, una y otra vez, hasta hacerlo gritar. La sombra lo acariciaba por dentro y fuera, jugando con su pecho, su vientre, hasta que Jin Chul se corrió con un sollozo, su semen manchando el vientre de ambos.
Jin Woo no paró. Aumentó el ritmo, embistiéndolo sin piedad mientras gemía su nombre.
—Jin… Chul… joder… ¡me vuelves loco…!
Finalmente se vino dentro de él, con un gruñido profundo, derramándose caliente en su interior. Jin Chul tembló, exhausto, sintiendo cada latido del cuerpo de Jin Woo mientras su respiración ardiente le hacía cosquillas en el cuello.
Escena en la ducha
Poco después, Jin Chul sentía que apenas podía mover las piernas. Pero Jin Woo lo cargó en brazos, llevándolo a la ducha. El agua caliente comenzó a golpearles la piel, arrastrando el sudor y el semen mezclado.
Jin Woo lo apoyó contra la pared de azulejos, dejando caer la cabeza sobre su hombro.
—Lo siento… fui demasiado bruto…
Jin Chul, tembloroso, lo miró con los párpados pesados. Sus labios se curvaron en una sonrisa débil.
—Idiota… ¿crees que me habrías soportado si no lo hubiera querido?
Jin Woo se quedó mirándolo, y de pronto su expresión se suavizó. Le apartó el cabello mojado de la frente, besándolo con una delicadeza que contrastaba con la fiereza de antes. Sus labios apenas rozaban los suyos, suaves, cálidos.
—Te amo tanto que me da miedo.
Jin Chul parpadeó, sorprendido. Su garganta se apretó.
—No digas estupideces…
—No es una estupidez. Es la verdad.
Jin Chul bajó la mirada, el agua deslizándose por su rostro. Jin Woo levantó su barbilla.
—Dime que me crees.
Jin Chul suspiró… y finalmente asintió.
—Te creo.
Jin Woo sonrió, dejando un beso en su frente. Entonces se inclinó y empezó a lavarlo con esmero. Cada caricia de sus manos enjabonadas era suave, casi reverente. Pasó sus dedos por su cuello, sus hombros, sus brazos, cuidando incluso las marcas rojizas que había dejado sobre su piel.
Jin Chul, pese a lo avergonzado, se dejó hacer, disfrutando del tacto calmado y protector.
—Deja de mirarme así… —murmuró.
—No puedo —respondió Jin Woo, con ternura—. Eres lo más hermoso que he visto.
Jin Chul lo empujó levemente, avergonzado, aunque sus labios se curvaron en una leve sonrisa.
—Eres… insoportable.
Jin Woo rio, bajito. Apoyó la frente contra la suya.
—Y tú eres mío.
Jin Chul le sostuvo la mirada, sus ojos oscuros llenos de emociones contenidas.
—Sí. Soy tuyo. Maldita sea…
Jin Woo sonrió, dándole un beso largo y dulce, mientras el agua seguía cayendo alrededor de ellos como un velo cálido, aislándolos del mundo.
Chapter 11: El precio de las sombras
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La Asociación, dos días después
Jin Chul se sentía medio muerto. Cada paso le dolía en músculos que no sabía que existían. Por dentro, además, lo consumía la vergüenza. El recuerdo de Jin Woo sobre él —una y otra vez— no dejaba de acosarle cada vez que cerraba los ojos.
Entró a la Asociación con un gesto serio, el cuello ligeramente levantado por el cuello alto de su suéter, tratando de tapar las marcas de dientes y chupetones que Jin Woo le había dejado por todo el cuello y clavículas.
Apenas puso un pie en el pasillo principal… sintió todas las miradas sobre él. Especialmente las de otros cazadores de alto rango.
—Ah, subdirector Woo… ¡qué bueno verlo de vuelta! —saludó un cazador rango B, con cara de querer reírse y no atreverse.
—Ajá… —gruñó Jin Chul, sin detenerse.
Al pasar por la sala de juntas, escuchó risitas ahogadas. Vio de reojo a Chae Hae-In, sentada con las piernas cruzadas, mirándolo fijamente. Cuando sus ojos se encontraron, Chae Hae-In levantó una ceja… y luego suspiró.
—Jin Chul-ssi. ¿Todo bien?
—Perfecto —dijo él, tenso.
—Qué bueno. Aunque… —Chae Hae-In ladeó la cabeza, su tono cargado de miel venenosa—. Qué coincidencia que hayas tenido “vacaciones” justo cuando el Maestro Sung también desapareció unos días. Y… —sus ojos bajaron—. Con esas marcas en el cuello.
Jin Chul sintió que quería tragarse la tierra.
—¡Eso no es asunto tuyo!
Chae Hae-In se encogió de hombros.
—¿No es asunto mío? Es solo que ahora Sung Jin Woo está gritando a todo el mundo que se niega a entrar a cualquier puerta dimensional si no es contigo. Está… causando problemas.
Jin Chul cerró los ojos, exasperado.
—¡Ese idiota…!
Chae Hae-In lo observó un segundo… y luego sonrió apenas.
—Me alegra que al menos seas feliz. Aunque ten cuidado. Él es… intenso. —Se inclinó hacia él y susurró—. Y muy territorial.
Jin Chul estaba a punto de responder cuando escucharon una voz firme resonar en el pasillo.
—¡subdirector Woo Jin Chul, a mi oficina, ahora!
Era el presidente Gun Hee. Jin Chul tragó saliva.
Oficina del presidente Gun Hee
Gun Hee estaba de pie, mirando por la ventana. Se giró lentamente.
—Woo Jin Chul… —dijo, con un suspiro—. No me obligues a meterme en tus asuntos personales. Pero quiero saber algo muy sencillo: ¿estás… bien?
Jin Chul se enderezó, carraspeando.
—presidente, estoy perfectamente bien para trabajar.
Gun Hee levantó un papel. Era un informe.
—Entonces explícame esto: “El Monarca de las Sombras se niega a realizar raids o misiones de seguridad si no es acompañado por Woo Jin Chul. Argumenta que es ‘necesario para su estabilidad emocional y desempeño.’”
Jin Chul quiso morir ahí mismo.
—Yo… puedo hablar con él.
Gun Hee se frotó el entrecejo.
—¿Están teniendo una… relación?
Jin Chul se quedó callado. Gun Hee soltó un suspiro larguísimo.
—Mira. No me importa lo que hagas en tu vida privada. Pero esto se está filtrando a la prensa. Dicen que el Cazador más poderoso del mundo ha “marcado territorialmente” al subdirector Woo. Y honestamente… el comité de relaciones públicas está a punto de colapsar.
Jin Chul bajó la cabeza, rojo como un tomate.
—Lo resolveré…
Gun Hee lo miró unos segundos. Luego soltó un suspiro resignado.
—Sal de aquí antes de que me dé un derrame cerebral.
En el pasillo
Jin Chul salió despacio, en crisis. Se topó de frente con Jin Woo, que venía con paso decidido. Su expresión era peligrosa, oscura. Apenas lo vio, lo atrapó por el brazo.
—¿Qué te dijeron?
—Nada. Suéltame —gruñó Jin Chul, mirando a todos lados—. ¡Hay gente mirando!
Jin Woo lo acercó hasta casi pegarlo a la pared.
—Me importa una mierda la gente mirando. —Lo examinó de arriba abajo—. ¿Estás bien?
—¡Estoy bien! ¡Suéltame! ¡Estás causando un escándalo!
Jin Woo se inclinó más, susurrándole al oído.
—Entonces quédate conmigo todo el día. Ven conmigo a la mazmorra. A cualquier lado.
Jin Chul lo miró, con las mejillas encendidas.
—¡No! ¡Tengo trabajo!
—Renuncia. Ven conmigo. —La sombra de Jin Woo se agitaba bajo sus pies.
—¡No voy a renunciar!
Jin Woo lo estudió un instante… y sonrió con un deje peligroso.
—Está bien. Entonces me quedaré aquí todo el día. Pegado a ti.
Jin Chul soltó un suspiro de pura rendición.
Más tarde, en la cafetería
Ambos estaban sentados en la mesa más apartada. Jin Woo lo miraba como si quisiera devorarlo, mientras Jin Chul trataba de ignorar las miradas de los cazadores que cuchicheaban.
Jin Chul se frotó las sienes.
—Necesito… unas vacaciones.
Jin Woo se detuvo, sus ojos brillando.
—¿Vacaciones?
—Sí. Lejos de todo este drama. Necesito descansar.
Jin Woo se inclinó sobre la mesa, bajando la voz.
—Perfecto.
Jin Chul lo miró, desconfiado.
—No. Espera. ¿Qué es esa cara?
Jin Woo sonrió con la misma expresión peligrosa que usaba antes de ejecutar monstruos rango S.
—Prepárate. Nos vamos ahora mismo.
—¡¿Qué…?!
—No te preocupes. Mis sombras ya hicieron las reservas.
—¡Jin Woo, tengo trabajo!
—No más trabajo. Vacaciones conmigo. Punto.
Y antes de que Jin Chul pudiera protestar, Jin Woo lo levantó de la silla en vilo. Beru apareció al lado, con un documento en la mano.
—Maestro, los boletos de avión están listos. También el “kit de apareamiento exitoso” recomendado por el gremio de sombras. ¡Felicitaciones al subdirector Woo Jin Chul por su apareamiento con el Monarca!
Jin Chul se puso rojo como una granada.
—¡¡¡BERU CÁLLATE!!!
Jin Woo simplemente rio, besándole la mejilla mientras caminaba con él en brazos hacia la salida.
—Nos vemos, Asociación. El Monarca y su consorte se van de vacaciones.
Y todos los cazadores rango S se quedaron boquiabiertos, mientras la puerta se cerraba tras ellos.
Chapter 12: Luna de miel no autorizada
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En el avión
Jin Chul iba sentado en clase ejecutiva, con los brazos cruzados y cara de funeral. Mientras tanto, Jin Woo estaba a su lado, con la mano sobre su rodilla, acariciándola lentamente.
—Te ves muy sexy con cara de enojado —susurró Jin Woo.
—¡Estoy furioso! ¡Esto es un secuestro!
—Es un viaje romántico.
—¡¡Secuestro!!
Beru apareció flotando en miniatura, sobrevolando el pasillo.
—subdirector Woo, las sombras queremos agradecerle por mantener el estado de ánimo del Monarca tan… saludable. ¡Todos aprobamos su apareamiento!
—¡¡BERU CÁLLATE, JODER!!
Los pasajeros del avión giraron a mirar. Jin Chul deseó desaparecer en el asiento.
Llegada a Kyoto, Japón
Apenas bajaron, Jin Woo tiró de él directamente a un auto de lujo. Jin Chul estaba todavía protestando cuando llegaron a un ryokan tradicional, rodeado de bosques, con fuentes termales y paredes de papel shōji.
—Jin Woo… ¡Esto es ridículo! ¡Podrían reconocernos!
—Está reservado entero para nosotros —dijo Jin Woo, con una sonrisa peligrosa.
—¿¡Reservaste todo un ryokan!?
—Claro. No quiero interrupciones. —Y lo besó, firme, contra la puerta corrediza.
El ryokan (hotel tradicional)
La habitación era enorme: tatamis impecables, kimonos preparados, y un onsen privado (baño termal) en el balcón, con la luna reflejándose en el agua.
Jin Chul, de brazos cruzados, miraba todo con el ceño fruncido.
—Esto… es excesivo.
Jin Woo se acercó y le tomó la cara entre las manos.
—Te mereces lo mejor. Quiero que este lugar sea el sitio donde recuerdes lo mucho que te amo.
Jin Chul lo miró, el corazón saltándole en el pecho… pero trató de mantener el ceño fruncido.
—Idiota…
Jin Woo rio bajito, y empezó a besarle el cuello, las sombras reptando por el suelo, cerrando todas las puertas corredizas.
Escena erótica en el onsen
Jin Chul estaba sentado en el agua caliente, el vapor envolviéndolo, mientras Jin Woo se colocaba detrás de él. Las sombras jugueteaban, levantando pequeñas olas en el agua.
—Déjame lavarte —susurró Jin Woo, tomando un cuenco de madera y vertiendo agua caliente sobre sus hombros.
Jin Chul soltó un gemido leve, cerrando los ojos.
—Siempre… tan exagerado…
Jin Woo bajó las manos, enjabonando su pecho, sus pezones endureciéndose bajo los dedos firmes. Jin Chul se tensó, intentando apartarse, pero Jin Woo lo sostuvo por la cintura.
—Relájate. Nadie nos molesta aquí.
Jin Chul se quedó sin aliento cuando sintió una sombra deslizarse bajo el agua, reptando entre sus muslos.
—¡Ah… Jin Woo… no…!
—Sí… —dijo Jin Woo, su aliento caliente sobre su oreja.
La sombra empezó a frotar su entrada con delicadeza. Jin Chul se retorció, con gotas de sudor y agua deslizándose por su piel. Jin Woo besó su hombro, mientras su propia erección se presionaba contra su espalda.
—Estás tan perfecto así… quiero follarte hasta que solo puedas pensar en mí.
Jin Chul gimió cuando Jin Woo lo levantó en brazos, lo giró y lo sentó sobre su regazo dentro del agua caliente. Jin Chul jadeó al sentir la punta de Jin Woo rozándole.
—¡Jin Woo… es peligroso… aquí…!
—No me importa. —Y lo penetró lentamente, hundiéndolo sobre su erección, mientras el agua se agitaba. Jin Chul gritó, su voz resonando bajo el techo de madera.
Las sombras se agitaban en el agua, acariciando sus cuerpos mientras Jin Woo lo movía arriba y abajo, cada embestida chocando con un sonido húmedo. Jin Chul estaba mareado de calor, de placer, aferrándose al cuello de Jin Woo.
—¡Ah… ah… Jin Woo… voy… a…!
Jin Woo lo besó, profundo, mientras aceleraba el ritmo. Jin Chul se corrió otra vez, derramándose entre sus cuerpos. Jin Woo gimió su nombre y lo llenó por dentro, temblando.
Después del baño
Ambos quedaron medio flotando en el agua, respirando con dificultad. Jin Chul apoyó la frente en el hombro de Jin Woo.
—Si… si me muero… será tu culpa… —susurró.
Jin Woo rio suavemente.
—Morirías feliz.
Jin Chul soltó una risa débil… y se dejó abrazar.
Paseo romántico
Al día siguiente, Jin Woo lo llevó a pasear por senderos de bambú, templos silenciosos y jardines cubiertos de flores. Lo abrazaba por la espalda mientras caminaban, besándole la mejilla a cada rato.
Jin Chul se quejaba, pero su sonrisa lo traicionaba.
—¿Por qué… haces todo esto?
Jin Woo lo miró, serio.
—Porque quiero que cuando recuerdes estos días… lo hagas sabiendo que no eres un reemplazo de nadie. Eres el hombre que amo.
Jin Chul lo miró en silencio… y acabó sujetándolo de la mano.
—Tonto…
Chapter 13: Corea estalla
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Mientras tanto, en Corea…
Breaking News: “¡Monarca de las Sombras desaparecido junto al subdirector Woo Jin Chul! Fuentes aseguran que Jin Woo ha “secuestrado” al subdirector. Imágenes filtradas muestran sombras cargando equipaje y boletos de avión emitidos por Beru Travel Agency.”
Chae Hae-In miraba la pantalla de TV en la Asociación, con una mano sobre la frente.
—Sabía que iba a pasar algo así…
Gun Hee estaba rojo, gritando a su equipo de comunicaciones.
—¡Me están llamando de la Casa Azul! ¡Del presidente de Corea! ¡¡Del presidente de Japón!! ¡¡Del Consejo de Cazadores!! ¿¡Qué demonios está pasando!?
Mientras tanto, las redes ardían:
“OMG el Monarca está en luna de miel con Jin Chul #JinWooCouple”
“Beru Travel Agency es real???”
“Quiero un novio que me secuestre como Sung Jin Woo.”
En las oficinas de la Asociación, un cazador rango B susurró:
—Bueno… al menos se ven felices…
Chae Hae-In se llevó la mano al rostro, suspirando.
—Monarca… qué demonios vamos a hacer contigo…
Chapter 14: “Ya me fregué, así que dame más.”
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Jin Chul despertó al tercer día del viaje con un gemido entre labios. Estaba completamente desnudo, enredado entre sábanas de lino perfumadas con aceites de sakura, y con el muslo de Jin Woo encima suyo como si aún lo reclamara en sueños.
El cuarto olía a madera, sexo reciente y vapor. La ventana estaba abierta, dejando entrar la brisa del bosque.
—…Ya gasté todas mis vacaciones, ¿no? —murmuró Jin Chul al techo.
Jin Woo soltó una risa ronca desde su cuello.
—Oh, sí. Beru hizo los cálculos. Debes tres días extra, técnicamente.
—Mierda.
—Por eso planeé extender el viaje. Ya que estamos jodidos… vamos a hacerlo bien.
Jin Chul suspiró largo.
—Está bien. Ya me fregué. —Giró el rostro hacia él, con una media sonrisa de derrota—. Así que dame más.
Jin Woo no necesitó más que eso.
Escena erótica — Desayuno en la cama (literal)
Jin Woo lo cargó como si no pesara nada, lo llevó de vuelta al futón, y apenas lo dejó caer, descendió entre sus piernas.
Jin Chul jadeó cuando la lengua húmeda de Jin Woo se deslizó por su muslo, subiendo con lentitud tortuosa. Las sombras cubrieron los ventanales, dejándolos en penumbra carmesí.
—No… Jin Woo… ¡apenas es de mañana…!
—Tu cuerpo dice otra cosa —susurró Jin Woo, y se lo tragó entero de un solo movimiento.
Jin Chul gritó, arqueándose, con las manos aferradas al futón.
—¡Ah… no puedo… tan pronto…!
Jin Woo lo sostuvo de las caderas y lo devoró con hambre, lamiendo, succionando, hundiendo su lengua más allá. Jin Chul ya estaba al borde cuando Jin Woo deslizó un dedo y luego dos en su entrada, abriéndolo con ritmo lento.
—¡No, Jin… Woo…!
—Sí. Quédate quieto. Eres mi desayuno.
Y lo llevó hasta el orgasmo con labios, dedos y lengua, mientras las sombras le sujetaban suavemente los muslos. Jin Chul se corrió gritando su nombre, temblando.
Paseo con sombra guía turística
Después de la ducha, Jin Chul apenas podía caminar. Aun así, Jin Woo insistió en sacarlo al pueblo cercano, para “absorber la cultura local”.
Beru, con sombrero de paja y una tablilla con notas turísticas, flotaba delante de ellos.
—¡A su izquierda, un árbol de más de 400 años donde según leyendas, los amantes sellan su destino! ¿subdirector Woo desea hacer un voto eterno?
—¡NO!
—Lo tomaré como un sí. —Y Beru les lanzó un lazo de flores que los atrapó por la cintura a ambos.
Jin Woo soltó una carcajada y le robó un beso a Jin Chul.
—¿Voto eterno, ¿sí?
—Cállate —gruñó él, sin poder evitar sonrojarse.
Escena erótica nocturna — Tatami y cuerdas de sombra
Esa noche, el cuarto se iluminaba con faroles tenues. Jin Chul estaba tumbado boca abajo, el yukata a medio caer, mientras sombras delgadas como cordones sujetaban sus muñecas a los postes del futón.
—¿Esto es necesario…?
—Tú dijiste “dame más.” —Jin Woo sonrió desde sus pies, besando su tobillo, su gemelo, su muslo interno—. Cumplo órdenes.
Jin Chul tembló cuando sintió una sombra cálida abrirlo, mientras Jin Woo lo besaba lentamente hasta llegar a su entrada.
Y entonces, Jin Woo lo lamió.
—¡Jin Woo… no… ahí…!
—Ahí sí. Justamente ahí.
Lo devoró con paciencia, meticulosamente. Jin Chul gritaba contra la almohada mientras lo sentía abrirlo con lengua y sombras a la vez, hasta que ya no pudo más y se vino sin ser tocado.
Jin Woo no le dio tregua. Lo penetró de un solo golpe, rodeándolo con su cuerpo. Lo folló lento, profundo, mientras las sombras jugaban con su torso, sus pezones, su cuello.
Jin Chul no podía ni rogar. Solo gemía, con lágrimas resbalando de puro placer. Jin Woo se corrió dentro de él susurrando su nombre como una plegaria.
—Mi Jin Chul… mío…
Ternura post-sexo
Más tarde, ya bañados, envueltos en yukatas, Jin Chul estaba acostado sobre Jin Woo, escuchando su corazón.
—Voy a tener que hacer tres informes de esto, ¿sabes? Y cuando volvamos, me van a exprimir vivo.
—Entonces quédate conmigo —dijo Jin Woo, besando su cabello—. No regreses aún.
—¡No puedo…!
—Puedo mandar sombras a trabajar por ti.
—¡Eso no se puede!
—¿Seguro? Puedo vestirlas de traje. Hablan con voz grave. Nadie notaría la diferencia.
Jin Chul rió, contra su pecho.
—Si uno de esos bichos aparece en la junta de directores, yo renuncio.
—Entonces tengo que atraparte antes.
Y Jin Woo lo cubrió con su cuerpo, abrazándolo fuerte.
—Gracias… por dejarme amarte así.
Jin Chul lo miró, los ojos suaves.
—Gracias por… secuestrarme.
Y ambos se quedaron así, en silencio, sabiendo que el tiempo fuera del mundo era limitado. Pero esa noche, al menos, era solo para ellos.
Chapter 15: Último día y lo inminente
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Mañana en el ryokan
Jin Chul abrió los ojos con la luz tenue del amanecer filtrándose por las puertas shōji.
Por un momento, casi olvidó el mundo exterior. El aire olía a tatami, incienso suave… y Jin Woo, pegado a su espalda, respirando pausado.
—…Ya nos toca volver —murmuró Jin Chul, con resignación.
Jin Woo pegó más su pecho a su espalda, susurrándole al oído.
—Aún no. Tenemos un día más. Hoy es nuestro. Entero.
Jin Chul suspiró.
—Me van a crucificar cuando regresemos.
—Entonces asegúrate de que valga la pena.
Escena erótica — “Voy a recordarte cada maldito segundo.”
Jin Woo lo empujó suavemente contra el tatami, besándole la nuca. Las sombras se deslizaban sigilosas por el suelo, cerrando con suavidad todas las puertas corredizas.
—Quiero que recuerdes esto cada vez que alguien te hable del trabajo —murmuró Jin Woo, con voz grave.
Jin Chul apenas tuvo tiempo de replicar antes de sentir las sombras sujetar sus tobillos, levantándolos suavemente. Jin Woo se arrodilló entre sus muslos, bajando a besarlo, lengua caliente, mientras su mano se deslizaba entre sus nalgas, frotando la entrada húmeda.
—¡Jin Woo…!
—Shhh… relájate. Déjame entrar en ti una vez más.
Entró despacio, empujando profundo, y Jin Chul soltó un gemido rasgado. Jin Woo no apartaba los ojos de su rostro, mirándolo con una mezcla de deseo y adoración pura.
—Eres tan hermoso cuando me dejas verte así…
Empezó a moverse, embistiéndolo lento, profundo. Las sombras acariciaban su torso, pellizcando apenas sus pezones, provocándole chispas de placer. Jin Chul se arqueó, mordiéndose los labios.
—¡Ah… ah… no… más…!
—Más —gruñó Jin Woo, inclinándose sobre él, besándole la mandíbula, el cuello, susurrando su nombre entre cada embestida.
El placer creció como fuego líquido. Jin Chul no pudo aguantar y se corrió con un grito, derramándose entre sus cuerpos. Jin Woo gimió su nombre y se vino dentro de él, temblando.
Desayuno tradicional… o lo que queda de él
Poco después, ambos estaban sentados sobre cojines, frente a una bandeja con arroz, sopa y encurtidos. Jin Chul sostenía los palillos con la mano temblorosa.
—Mi… mi cuerpo… no da más.
—Te ves perfecto. —Jin Woo le sirvió sopa como si fuera un niño pequeño.
Beru flotaba alrededor con un babero de “Shadow Butler.”
—subdirector Woo, sus niveles de hidratación están bajos. Recomendamos jugo de jalea real.
Jin Chul fulminó a Beru con la mirada.
—No me importa TU JALEA REAL.
Paseo final — jardín de flores
Jin Woo llevó a Jin Chul a un jardín donde los cerezos estaban en flor. Pétalos caían alrededor como una lluvia suave. Jin Chul se detuvo, respirando hondo.
—Esto es… demasiado bonito.
Jin Woo se acercó por detrás, abrazándolo.
—Sabía que te gustaría.
—No me malacostumbres… —gruñó Jin Chul, con una sonrisa.
—Demasiado tarde.
Jin Woo le giró el rostro y lo besó, lento, mientras los pétalos caían sobre sus hombros. Jin Chul soltó un suspiro tembloroso, rindiéndose al momento.
Conversación sobre lo inminente
Mientras caminaban de regreso, Jin Chul habló, bajito.
—Cuando volvamos… será un desastre. Van a querer saberlo todo. Los cazadores, la Asociación, los periodistas…
Jin Woo se detuvo, su mano apretando la suya.
—Déjame hacerlo oficial.
Jin Chul lo miró con pánico.
—¡¿Estás loco?! ¡Es lo peor que puedes hacer!
—No me importa. No quiero esconderte. —Jin Woo lo miró fijo—. Eres mío. Quiero que lo sepan todos.
Jin Chul lo apartó un paso, rojo como una granada.
—¡Jin Woo… no es tan sencillo!
—Sí lo es. —Jin Woo dio otro paso hacia él, implacable—. Te amo. Y no pienso negarlo. No quiero que nadie más te toque ni siquiera con la mirada.
Jin Chul se quedó callado, tragando saliva. Jin Woo le tomó la cara, suave.
—Piénsalo. Porque cuando volvamos… voy a decirlo. A todos.
Jin Chul lo empujó débilmente.
—¡Eres insoportable!
—Y tú me amas igual.
Jin Chul se mordió el labio… y no lo negó.
Última noche
Esa noche, Jin Woo lo tuvo en brazos, lento, suave, sin prisas. Lo besó hasta dejarlo sin aire, murmurándole palabras dulces entre susurros.
—Quiero que seas feliz. Incluso si Corea entera se entera.
—…Idiota. —Jin Chul le acarició la cara—. No me importa… mientras sea contigo.
Así terminaron su último día en Japón… con el corazón latiendo rápido, sabiendo que, al volver, el mundo entero los estaría esperando.
Chapter 16: “Estamos juntos, ¿y qué?”
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Aeropuerto de Incheon, Corea
Los flashes de las cámaras comenzaron a estallar incluso antes de que la compuerta del avión se abriera por completo.
—¡¡Sung Jin Woo!!
—¡¡subdirector Woo!!
—¿Es cierto que están en una relación!?
—¿¡Quién estaba arriba en el ryokan!?
Jin Chul se detuvo en seco en la salida del túnel, deseando poder fundirse con el suelo. Llevaba gafas oscuras, gorra, mascarilla, y aun así los reporteros gritaban como hienas.
—¿¡Cómo saben en qué vuelo veníamos!?
—Fue Beru. Lo subió a la cuenta del gremio. —Jin Woo sonreía como si todo fuera parte de una coreografía divertida.
Jin Chul lo fulminó con la mirada.
—¿¡BERU!?
Beru apareció volando sobre los fotógrafos con una banderita que decía “¡Felicidades por su apareamiento exitoso, Maestro y subdirector Woo!”
—¡¡Que viva el amor!! —chilló a todo volumen.
Jin Chul se tapó la cara, murmurando un “me quiero morir”.
En la Asociación de Cazadores
La sala de juntas estaba en caos. Directores gritaban por teléfonos, personal de relaciones públicas se pasaba pañuelos, y un grupo de cazadores rango A había organizado una especie de encuesta anónima sobre “quién era el dominante.”
Gun Hee golpeó la mesa.
—¡BASTA TODOS! ¡QUIERO SILENCIO!
Se volvió hacia Jin Chul, que acababa de entrar, aún con gafas oscuras.
—Woo Jin Chul. Dime ahora mismo que no es cierto.
—…Depende qué parte quiere que niegue.
—¿Estás en una relación con el Monarca de las Sombras?
—...Sí. —Se sacó las gafas con resignación—. Estoy.
Todos los presentes se quedaron boquiabiertos.
Chae Hae-In cruzó los brazos, sonriendo con ironía.
—Eso explica por qué te veías tan satisfecho últimamente.
—No empieces, Chae Hae-In.
—Estoy feliz por ustedes. Solo me reservo el derecho de vengarme cuando quieras hacer guardia con nosotros.
Gun Hee se dejó caer en su silla.
—Muy bien. Entonces solo queda una cosa…
La puerta se abrió de golpe.
—¡Esa cosa soy yo! —Sung Jin Woo entró al estilo película, con una sonrisa devastadora.
Todos los presentes se quedaron congelados.
—Tengo algo que decir públicamente.
—¡No, no lo hagas! —gritó Jin Chul, adivinando lo que se venía.
Jin Woo lo miró con ternura.
—Demasiado tarde.
Conferencia de prensa (organizada por las sombras, claro)
Al día siguiente, Jin Woo apareció en una conferencia de prensa montada… literalmente por sombras que sostenían luces, micrófonos y pancartas.
—“Confesión oficial del Monarca de las Sombras.” *
Las cámaras lo enfocaban. Jin Woo se aclaró la garganta.
—Gracias por venir. No responderé preguntas sobre el ryokan, ni sobre las posiciones sexuales. Lo que diré es esto:
Silencio total.
—Estoy enamorado de Woo Jin Chul. Lo respeto, lo admiro, lo deseo. Y si alguien tiene un problema con eso…
Una sombra gigante se alzó detrás de él, con forma de bestia oscura.
—…pueden venir a decírmelo personalmente.
Las cámaras parpadearon. Alguien en la sala aplaudió. Luego otra persona. Y pronto todos estaban ovacionando.
Beru gritó desde el techo:
—¡¡¡LARGA VIDA A LA PAREJA DEL MILENIO!!!
Mientras tanto, Jin Chul… encerrado en la oficina
Jin Chul estaba sentado con la cara enterrada en las manos mientras la televisión mostraba la conferencia.
—Estoy… oficialmente muerto.
Chae Hae-In entró con dos cafés. Le dejó uno al lado.
—Aún respiras.
—No por mucho.
Ella se sentó, cruzando las piernas.
—Deberías estar orgulloso. Jin Woo nunca había mostrado ese tipo de… devoción.
—Devoción mis narices. ¡Me va a hacer que me echen! ¡Voy a tener que renunciar!
—O… —dijo ella, con media sonrisa— podrías dejar de pelear y vivir tu romance como se te da la gana.
Jin Chul suspiró… pero no respondió.
Más tarde, en el gremio
Jin Woo lo esperaba recostado sobre el sofá de su despacho, en camisa, con un café para él.
—Te amo.
—Ya lo dijiste en público. En televisión. En cuatro idiomas.
—¿Y?
—…Y ahora los gremios extranjeros me están mandando invitaciones de boda.
—¿Y?
Jin Chul lo miró. Y pese a todo… sonrió.
—Idiota.
—Tu idiota.
Y lo abrazó, sin más palabras.
Chapter 17: “Nos pertenecemos, el mundo puede arder.”
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Noche oficial — Gremio Monarca
Jin Chul caminaba como si fuera al patíbulo mientras seguía a Jin Woo por el pasillo del Gremio. No importaba cuánto rezongara: lo arrastró hasta el despacho principal.
Jin Woo cerró la puerta tras ellos y giró el picaporte. Clic. Cerradura puesta.
—¿Por qué cerraste?
—Porque no pienso que vuelvas a huir de mí. —Jin Woo se apoyó en la puerta, cruzando brazos, mirándolo de arriba abajo con hambre.
Jin Chul tragó saliva. Aún vestía traje impecable, pero la corbata estaba medio floja.
Jin Woo se le acercó despacio, como un depredador. Lo acorraló contra el escritorio y empezó a desabotonarle la camisa, uno a uno. Jin Chul trató de apartar sus manos.
—¡Estamos en la oficina!
—No me importa. —Jin Woo le besó la mandíbula, bajando hasta su cuello—. Todo el mundo sabe ya que eres mío.
—¡No… aquí…!
Jin Woo rió bajito. Le lamió la clavícula y empezó a bajar, hasta mordisquear uno de sus pezones por encima de la tela. Jin Chul soltó un gemido y agarró su pelo.
—¡Ah… detente…!
—Ni lo sueñes.
Escena erótica — “Voy a quedarme dentro hasta que amanezca.”
Jin Woo empujó todo lo que había sobre el escritorio —papeles, bolígrafos, tabletas— hasta dejarlo despejado. Subió a Jin Chul sobre él, de un solo movimiento.
—¡Jin Woo…!
—Shhh… déjame.
Lo tumbó sobre la superficie fría, sus muslos abiertos, el pantalón a medio bajar. Jin Chul gemía mientras Jin Woo lo lamía desde la base de su garganta hasta el ombligo, lento, metódico.
Jin Woo bajó más y se hundió entre sus muslos, lamiendo su entrada, saboreándolo como si fuese su postre favorito. Jin Chul se retorció, gritando.
—¡Ah… no… no… ahí…!
—Ahí justamente. —Jin Woo lo sostuvo por la cintura y lo devoró, empujando su lengua dentro, mientras una sombra lubricada le abría con dulzura. Jin Chul casi lloró de puro placer.
Jin Woo se alzó, la mirada oscura.
—Voy a quedarme dentro hasta que amanezca.
—¡¡E-Estás loco…!!
—Totalmente.
Y lo penetró de un solo golpe, llenándolo hasta el fondo. Jin Chul se arqueó, gritando, las lágrimas saltándole a los ojos. Jin Woo empezó a moverse, embistiéndolo lento, profundo. El sonido húmedo de sus cuerpos chocando llenaba el despacho.
—Te amo. Te amo, Jin Chul… Eres mío… solo mío…
Jin Chul jadeaba, intentando mantenerse cuerdo. Jin Woo bajó una mano para masturbarlo al ritmo de sus embestidas. Fue demasiado. Jin Chul se vino con un grito ahogado, derramándose sobre su estómago y el escritorio.
Jin Woo gimió su nombre y se corrió dentro de él, llenándolo hasta sentirlo desbordar. Siguió moviéndose despacio, casi como si no quisiera salir jamás.
—Voy a decirlo otra vez… Te amo.
Jin Chul, todavía jadeante, le pasó los dedos por el rostro.
—…También te amo, idiota.
Ternura después del sexo
Jin Woo se quedó abrazado a él sobre el escritorio, sus respiraciones sincronizadas.
—¿Sabes? —susurró Jin Woo—. Podría casarme contigo ahora mismo.
Jin Chul gruñó.
—¡Ni se te ocurra! ¿¡Sabes el escándalo que sería!?
—Me encantaría.
Jin Chul lo golpeó suavemente en el brazo.
—…Dame tiempo. —Lo miró, con los ojos entrecerrados—. Si después de esto sigues queriéndome… entonces hablamos de casarnos.
Jin Woo sonrió, besándole suavemente la frente.
—Trato hecho.
El día después — caos en Corea
Las redes estaban en llamas. Hashtags trending:
- #JinWooCouple
- #ShadowLove
- #BodaMonarca
- #WooJinChulPregnant (por un rumor ridículo de que Jin Woo lo había “dejado preñado con magia de sombras”)
Gun Hee tenía la frente apoyada en la mesa de la sala de crisis.
—Si escucho una sola vez más la palabra “Shadow Baby”, me retiro.
Chae Hae-In se reía hasta las lágrimas.
—Shadow baby… ¡es que la gente está loca!
Mientras tanto, gremios internacionales empezaron a emitir comunicados:
Gremio Hunter (USA): “Respetamos su relación, pero solicitamos confirmar si la unión del Monarca afecta los acuerdos internacionales de seguridad.”
Gremio Europeo: “Apoyamos el amor libre, pero tememos que el poder conjunto sea desequilibrante.”
China: “Queremos invitar a la pareja a un reality show de cazadores.”
Jin Chul estaba sentado, pálido, leyendo todo en su teléfono.
—¡¿Por qué reality show!? ¡¡Yo no voy a ningún programa de televisión!!
Primer escándalo serio — misión comprometida
En medio de ese caos… surgió una grieta de rango S en Busan. Monstruos salieron en estampida. La Asociación exigió enviar a Jin Woo.
—¡Monarca, es una emergencia! ¡Hay civiles atrapados!
Jin Woo solo tenía una respuesta.
—Voy. Pero Woo Jin Chul viene conmigo.
Jin Chul se levantó.
—¡No! ¡No puedes condicionar las misiones por mí!
Jin Woo lo miró frío.
—No me importa. O vienes… o no voy.
Chae Hae-In intervino, alarmada.
—¡Jin Woo, por favor…!
Jin Woo giró la mirada lentamente.
—¿Alguien más quiere intentar convencerme?
Silencio absoluto.
Gun Hee suspiró larguísimo.
—…Woo Jin Chul. Ponte tu chaleco. Te vas con él.
Jin Chul lo miró, descompuesto.
—Esto… esto no es profesional…
Jin Woo se acercó, tomó su mano, y lo miró con esos ojos negros ardientes.
—Soy tu Monarca. Y no voy a ningún maldito lado sin ti.
Y se fueron, con Jin Woo rodeándolo con su sombra protectora mientras Corea entera los filmaba en vivo… y la gente aplaudía y gritaba su nombre.
Chapter 18: “Amor, guerra… y un futuro juntos.”
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Busan — Grieta de rango S
La grieta se abrió sobre el centro de Busan como un desgarrón púrpura en el cielo. Monstruos gigantes, reptantes, surgieron rugiendo, devorando coches y edificios.
Sirenas. Gritos. Humo negro.
Jin Chul estaba frente a la zona acordonada, con su uniforme de combate, espada lista. Su corazón latía tan fuerte que casi le dolía.
—¡Woo Jin Chul! —gritó un cazador A— ¡Atrás, es peligroso!
—¡Soy rango S ahora, imbécil! —rugió Jin Chul, y se lanzó hacia adelante.
Porque sí: durante el viaje, Jin Woo lo había subido oficialmente a rango S, absurda y discretamente. Nadie supo cómo, pero el Sistema lo había reconocido.
Jin Woo, celoso hasta en el campo de batalla
Jin Woo emergió de su portal negro, en modo Monarca. Sus ojos ardían en violeta.
—¡¡¿Por qué entraste solo, Jin Chul?!! —rugió.
—¡Porque hay civiles atrapados!
Jin Woo se interpuso entre Jin Chul y un dragón de piedra que se abalanzaba sobre ellos. Lo destruyó de un solo puñetazo.
—¡No quiero que te pase nada!
—¡¡ESTAMOS EN UNA GRIETA!! ¡¡TODO ES PELIGROSO!!
Jin Woo le agarró la cara en medio del polvo y el caos.
—Me importa un carajo. Eres mío.
Jin Chul le apartó las manos, furioso y sonrojado.
—¡Déjame pelear, maldito Monarca posesivo!
Acción épica — Jin Chul badass
Un enjambre de insectos gigantes voló directo hacia ellos. Jin Chul giró su espada, sus ojos encendidos.
—¡¡Beru, cúbreme!! ¡Voy!
—¡¡SUBDIRECTOR WOO, HASTA LA MUERTE!! —chilló Beru, lanzándose al enjambre.
Jin Chul saltó, cortando alas, cabezas y patas a velocidad imposible. Jin Woo lo miraba con fuego en los ojos, mitad orgulloso, mitad aterrorizado de perderlo.
—¡Eres perfecto, maldita sea…!
—¡Concéntrate en los bichos, no en mí!
Escena erótica… en medio del caos
Una pausa momentánea en la lucha. Jin Woo arrinconó a Jin Chul detrás de un camión volcado. Lo sujetó contra la carrocería, sudor y sangre en sus rostros.
—No vuelvas a correr solo —gruñó Jin Woo, voz ronca.
—¡Estamos en combate!
—No me importa.
Y lo besó. Feroz. Salvaje. Jin Chul se retorció, jadeando.
—¡Jin Woo… hay cámaras…!
—Que miren.
Lo besó más fuerte, sus lenguas chocando. Jin Chul gemía contra su boca mientras Jin Woo frotaba su erección contra él, a través de la ropa táctica.
—Estás duro —gruñó Jin Woo.
—¡Cállate!
Un monstruo rugió cerca. Jin Woo lo decapitó de un latigazo de sombra sin siquiera mirar, sin dejar de besar a Jin Chul.
—…Voy a follarte apenas esto termine.
—¡¡NO AQUÍ!!
Victoria y ovación
Cuando todo acabó, la grieta se selló. La multitud, exhausta y polvorienta, empezó a aplaudir.
—¡¡Monarca de las Sombras!!
—¡¡subdirector Woo!!
—¡¡Vivan los novios!!
Jin Chul se cubrió la cara con ambas manos.
—Me voy a mudar a otro país.
Jin Woo lo abrazó fuerte.
—No te dejaré ir a ningún lado.
Vida cotidiana post-confesión
Cita pública
Dos semanas después, Jin Woo y Jin Chul salieron juntos a una cafetería de moda en Gangnam.
—¡Allí están! ¡La pareja del milenio!
Fans se agolpaban en las ventanas, tomando fotos. Jin Chul quería morirse. Jin Woo, en cambio, firmaba autógrafos y sonreía.
—¿¡Por qué me haces esto!?
—Porque soy tu novio.
—¡Y la mitad de Corea está mirando!
Jin Woo le acarició la mejilla y le robó un beso. La multitud afuera gritó como en un concierto.
Locuras de fans
Beru recibió miles de cartas de fans pidiendo “momentos exclusivos de la pareja.” Una agencia lanzó peluches oficiales de Jin Chul… con uniforme de sombras.
Jin Chul, horrorizado, se encontró un peluche suyo sobre su escritorio. Pulsó el botón en su pecho… y el muñeco chilló:
—¡¡Jin Woo, basta… ahí no…!!
Se desmayó del susto.
Conversación seria sobre matrimonio
Una noche, recostados en la cama, Jin Woo jugaba con su cabello.
—Quiero casarme contigo.
—¡Otra vez con eso…!
—Esta vez es en serio. Quiero algo legal. Quiero darte mi nombre. Quiero que el mundo sepa que eres mío.
Jin Chul suspiró, con el corazón a mil.
—¿Estás… seguro?
Jin Woo lo miró, los ojos violetas suaves.
—Nunca estuve más seguro de nada.
Jin Chul lo abrazó, temblando.
—Dame tiempo. Sólo… dame tiempo para acostumbrarme.
Jin Woo sonrió, besándole la frente.
—Todo el tiempo que quieras. Solo recuerda algo…
—¿Qué?
—Voy a seguir follándote mientras esperas.
Jin Chul le pegó un almohadazo. Pero acabaron riendo. Y besándose. Y… bueno, eso derivó en otra larga sesión de sexo lento, profundo y posesivo.
Breaking News: “Rumores confirman registro de matrimonio entre Sung Jin Woo y Woo Jin Chul. Fuentes aseguran que Beru ha diseñado los anillos.”
Corea se colapsó. La Asociación entró en crisis otra vez.
Mientras tanto, Jin Woo y Jin Chul caminaban juntos por el río Han, de la mano.
Jin Chul suspiró.
—…Me jodiste la vida entera.
Jin Woo lo abrazó por detrás, sonriendo.
—Y la llené de amor.
Jin Chul giró… y lo besó bajo las luces de Seúl. Mientras Beru gritaba desde un puente:
—¡¡LARGA VIDA A LOS REYES!!
Chapter 19: “Hasta que la sombra nos separe.”
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Preparativos de boda… o algo así
La Asociación de Cazadores pensó que se trataba de una misión especial. Un portal dorado apareció sobre Seúl y del interior emergieron sombras armadas, cargando flores, rollos de tela y cajas con trajes.
—¿Qué está pasando? —preguntó Gun Hee.
—Es la boda —respondió Beru, vestido con esmoquin y corbatita violeta—. Nuestro Rey ha declarado guerra… al celibato.
Gun Hee se desmayó por tercera vez en una semana.
El lugar
La ceremonia se celebró en un santuario milenario, restaurado por sombras arquitectas. El cielo estaba despejado, y un portal tras el altar se mantenía abierto, revelando el mundo de sombras brillando en tonos violáceos.
Jin Woo vestía un traje negro como el abismo, con bordes púrpura que parecían moverse con vida. Jin Chul, a su lado, llevaba uno blanco marfil con detalles oscuros en la cintura y cuello. Hermoso. Serio. Devastador.
—Estás temblando —murmuró Jin Woo.
—Hay mil personas mirándome, tres sombras llorando y tú estás… deslumbrante.
—Entonces vas a temblar más.
Y le tomó la mano.
Los votos
Beru ofició la boda, por supuesto. Con voz temblorosa y manos de insecto ceremoniales.
—¿Acepta el Rey de las Sombras, Sung Jin Woo, a Woo Jin Chul como compañero de vida, cama y eternidad?
—Sí —respondió Jin Woo, sin apartar los ojos de su amado—. Lo amo con cada rincón de mi existencia.
—¿Y Woo Jin Chul acepta al Monarca como esposo, sombra, pesadilla y dueño de su corazón?
Jin Chul dudó un segundo. Miró a todos. Luego a él.
—Sí. Aunque me jodió la carrera, el alma y la paz mental… sí. Lo amo.
Las sombras soltaron pétalos desde el cielo. Multitudes aplaudieron. Chae Hae-In lloraba con una pancarta de “Por fin, idiotas.”
Escena sexual post-boda — “Ya eres mío.”
Jin Woo cerró la puerta de su cuarto nupcial. Era un palacio de sombras, literal. Su cama flotaba sobre plataformas de obsidiana. Jin Chul temblaba en sus brazos, desnudo bajo una túnica translúcida.
—¿Nervioso?
—Mucho. ¿Tú?
—Solo desesperado por follarte.
Y lo besó. Largo, profundo, posesivo.
Lo tumbó sobre la cama flotante, abrió sus piernas y lo lamió desde la garganta hasta el ombligo, cada centímetro, como si estuviera redescubriendo un continente prohibido.
—Eres mío ahora. Legalmente. Espiritualmente. Carnalmente.
—Lo era desde antes…
—Pero ahora puedo firmarlo.
Lo penetró lentamente, con una sombra sosteniéndole las caderas y otra acariciándole el pecho. Jin Chul gritó su nombre, las piernas rodeándole la cintura.
Jin Woo se movía profundo, lento, mientras le susurraba:
—Mi esposo. Mi luz. Mi única debilidad.
Se vinieron al mismo tiempo, jadeando, abrazados, cubiertos de sudor y sombras.
Y no fue la última vez esa noche.
Chapter 20: “La rutina de los esposos más peligrosos del mundo.”
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Vida cotidiana: desayuno… o intento
Jin Chul entró a la cocina en bata. Jin Woo estaba cocinando.
—¿Qué haces?
—Tortillas con sombra.
Una pequeña sombra giraba huevos en una sartén. Otra sostenía una taza de café con las iniciales “J♡J.”
—Esto es ridículo.
—Lo hice por ti. Pruébalas.
Jin Chul tomó un bocado.
—…Sabe a magia y mantequilla.
—Exacto.
—Te odio.
—También te amo.
Problemas de esposos… con sombra
Jin Chul descubrió que Jin Woo había hecho una sombra basada en él mismo.
—¿¡QUÉ ES ESO!?
—Se llama “JinChulPrime.” Me acompaña cuando tú estás ocupado.
—¿ME REEMPLAZASTE CON UN CLON SOMBRA!?
—No… bueno… solo a veces para dormir abrazado.
Jin Chul lanzó un cojín a la cara de Jin Woo.
—¡¡Divórciate solo!!
Accidentes públicos
Un paparazzi los fotografió en una playa. Jin Chul estaba en bañador, Jin Woo le ponía protector solar en la espalda… con la lengua.
Redes sociales: colapsadas.
“¡PARECE UN VIDEO MUSICAL!”
“¿ESTO ES LEGAL?”
“YO QUIERO SER JIN CHUL POR UN DÍA.”
Un momento serio… bajo la lluvia
Una noche, llovía en Seúl. Jin Woo y Jin Chul caminaban sin paraguas, cogidos de la mano.
—¿Crees que esto dure? —preguntó Jin Chul.
—¿Nosotros?
—Sí. El mundo… cambia. Nosotros también.
Jin Woo se detuvo bajo la lluvia.
—Yo ya cambié por ti. Y si el mundo cambia, lo destruiré otra vez. Pero tú no vas a irte de mi lado.
Jin Chul lo miró, empapado, hermoso.
—Prometido.
Y se besaron, con la ciudad como fondo.
Chapter 21: “Amor, poder y locuras en el paraíso.”
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Luna de miel — Isla Sombra
Jin Woo, con ojos brillantes, anunció:
—He preparado nuestra luna de miel.
—¿Dónde?
—En una isla que existe en el Reino de las Sombras.
—¡¿Qué…!?
Jin Woo chasqueó los dedos y lo arrastró por un portal. Al otro lado, el cielo era violeta y el mar, negro brillante. Palmeras de sombra se mecían suavemente. Arena oscura, pero cálida.
Beru apareció con sombrero hawaiano.
—¡¡Bienvenidos, esposos reales!!
Sombras… de vacaciones
Sombras camareras servían cócteles. Otras hacían masajes. Jin Chul estaba tumbado en una tumbona, atónito.
—Esto es ridículo.
—Es nuestro paraíso.
Jin Woo se inclinó sobre él.
—Y planeo follarte en cada rincón de esta isla.
—¡Jin Woo…!!
Escena erótica — “Eres mío en cada universo.”
Esa noche, las olas rompían contra la arena sombra. Jin Woo empujó a Jin Chul contra una palmera.
—Voy a recordarte que eres mío. Siempre.
—¡¡Estamos en la playa!!
—Exacto.
Jin Woo le abrió la camisa blanca, dejando expuesto su pecho. Bajó besos lentos, lamiendo su piel salada. Lo giró contra el tronco, sujetándolo por las muñecas.
—No… Jin Woo… ¡ah…!
Jin Woo se bajó los pantalones, y sin más lo penetró de golpe, duro y profundo. Jin Chul soltó un grito ahogado mientras el sonido de las olas se mezclaba con sus jadeos.
—¡Ah… más… más…!
—Pídemelo bien.
—¡Jin Woo, fóllame…!
Jin Woo lo embistió hasta hacerlo temblar, sus sombras enrollándose alrededor de sus muslos, masajeándole pezones y caderas. Jin Chul se corrió primero, estremeciéndose. Jin Woo le llenó el interior segundos después, jadeando su nombre.
Beru, desde lejos, cubría su rostro.
—¡ESTO NO ES PARTE DE MI CONTRATO, MAESTRO!
De vuelta a Corea — El caos político
Recién llegados, encontraron una conferencia de crisis. Gun Hee los recibió con cara de querer morirse.
—China, Estados Unidos y Rusia están exigiendo saber si su unión implica fusión de poderes Monarca-Asociación. Y si van a producir… hijos sombra.
Jin Chul gritó.
—¡¿CÓMO QUE HIJOS SOMBRA!?
Jin Woo:
—Podría intentarlo…
—¡¡NO!!
Rumores ridículos — embarazo sombra
Las redes ardían con teorías conspirativas. “Woo Jin Chul está embarazado de gemelos sombra.” “Su vientre brilla en la oscuridad.” “Jin Woo lo convirtió en caldero reproductivo.”
Gun Hee estaba desencajado.
—Me han llamado siete agencias de publicidad pidiendo contratos de pañales para bebés Monarca.
Jin Chul gritó, tapándose los oídos.
—¡¡VOY A MATAR A TODOS LOS PERIODISTAS!!
Conflicto sobrenatural — Ataque de Monarca Rival
Justo en medio del caos, una grieta negra se abrió sobre el río Han. De ella emergió el Monarca de la Plaga, cubierto de parásitos.
—¡Monarca de las Sombras! ¡Voy a destruirte y tomar a tu consorte!
Jin Woo se volvió lentamente. Su voz, fría como el hielo.
—Repítelo.
—¡Voy a tomar a tu consorte…!
Antes de que pudiera terminar, Jin Woo lo descuartizó con un solo golpe. Sombra, vísceras y bichos volaron a kilómetros.
Jin Woo regresó, sacudiéndose polvo del traje.
—Nadie. Toca. A. Mi esposo.
Jin Chul tragó saliva.
—…Me das miedo.
—También te excito, ¿verdad?
—…Cállate.
Escena erótica — “Mi esposo es mío”
Esa noche, Jin Woo encerró a Jin Chul en el despacho. Lo sentó sobre el escritorio, abriéndole las piernas.
—Hoy casi te lo roban. Necesito marcarte de nuevo.
—¡¡No soy un terreno…!!
Jin Woo lo lamió lentamente, provocándole gemidos sordos. Lo penetró sin piedad, profundo, rápido, mientras las sombras sujetaban sus caderas. Jin Chul se corrió dos veces seguidas, temblando. Jin Woo se vino dentro, jadeando su nombre.
Jin Woo lo abrazó, pegado.
—Nunca voy a dejar que nadie te mire siquiera.
Jin Chul, aún tembloroso, sonrió.
—Idiota. Te amo.
Momentos tiernos — rutina de esposos
- Desayunos: Jin Woo aprendió a freír huevos sin quemar la cocina. Beru sigue insistiendo en poner jalea real en todo.
- Gym en pareja: Jin Chul casi muere cuando Jin Woo, sudado y en tirantes, empezó a hacerle sentadillas con él encima.
- Videollamadas: Gremios extranjeros exigen videollamadas para “ver si Jin Chul está realmente bien.”
- Netflix: Jin Woo se duerme abrazado a Jin Chul… y sombras terminan viendo las series solas.
Una noche, mirando las luces de Seúl desde la azotea, Jin Woo murmuró:
—¿Sabes qué quiero ahora?
—¿Qué…?
—Un anillo más. Uno que solo lleves bajo la ropa. Que diga que eres mío. Para siempre.
Jin Chul se puso rojo hasta las orejas… pero no dijo que no.
Y se besaron, bajo la ciudad que ardía en luces, con sombras girando alrededor, protegiendo a los dos hombres más peligrosos —y enamorados— del planeta.
Chapter 22: “De esposos, monstruos… y noches ardientes.”
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Vida doméstica — locuras maritales
Jin Chul despertó esa mañana con algo húmedo sobre su cuello. No era saliva… era una sombra.
—¡Jin Woo!
Jin Woo estaba detrás, abrazándolo, mientras Beru flotaba con un cuaderno.
—Se me ocurrió un nuevo contrato marital —dijo Jin Woo—. Cláusula uno: “Jin Chul dormirá pegado a mí todas las noches.”
—¡Eso ya pasa de facto!
—Cláusula dos: Jin Chul debe vestirse sexy mínimo dos veces por semana.
—¡Ni en tus sueños, Sung Jin Woo!
Beru apuntaba todo con entusiasmo.
—¡Esto es historia, maestro!
Cita en el centro comercial
Jin Woo arrastró a Jin Chul a comprar ropa interior.
—Necesito verte en algo con encaje negro —murmuró Jin Woo al oído.
—¡¡Estoy en un centro comercial lleno de gente!!
—¿Y?
Jin Chul terminó metido en el probador mientras Jin Woo se colaba dentro. Lo besó contra el espejo, metiéndole mano por debajo del elástico.
—Me estoy volviendo adicto a ti —susurró Jin Woo.
—¡Cállate, idiota…!
Escena erótica — “Quiero verte rogar.”
Esa noche, Jin Woo lo esposó a la cabecera de la cama con grilletes de sombra. Jin Chul jadeaba, retorciéndose.
—¡Suel…ta…!
—No hasta que me digas que eres mío.
Jin Woo lo lamía lentamente, rozando lengua y dientes por su vientre, bajando… hasta devorarlo por completo. Jin Chul gritó, temblando.
—¡Jin Woo… basta… me voy a correr…!
—Todavía no.
Jin Woo lo mantuvo al borde, llevándolo casi al orgasmo, solo para detenerse. Jin Chul estaba sudado, gimiendo, con los ojos llorosos.
—Por favor… por favor, déjame venirme…
Jin Woo lo miró con fuego.
—¿De quién eres?
—¡Tuyo… siempre tuyo…!
Y lo penetró con una sola embestida, profundo, rápido, mientras Jin Chul gritaba su nombre. Jin Woo se vino dentro, gruñendo. Jin Chul lo siguió segundos después, desbordándose, sus cadenas de sombra soltándose al fin.
—…Te amo, Jin Woo.
—Y yo a ti. Hasta el fin del mundo.
Nueva amenaza sobrenatural — Monarca del Engaño
Mientras Jin Chul dormía, la Asociación despertó al caos. Un nuevo Monarca se reveló: El Monarca del Engaño, maestro de ilusiones y manipulación.
—¡Sung Jin Woo! —gritó el Monarca, apareciendo en pantallas por toda Corea—. ¡Quiero a tu esposo! ¡O revelaré tus secretos más íntimos!
Jin Woo, furioso, se materializó frente a él en mitad de la ciudad.
—¿Mis secretos?
—¡Como las veces que has llorado en la ducha pensando en Woo Jin Chul!
Jin Woo lo decapitó antes de que dijera algo más.
Beru suspiró.
—Otra crisis amorosa resuelta, maestro.
Conflictos políticos y rumores ridículos
- USA: “Proponemos pactos especiales con la pareja real.”
- China: “Ofrecemos reality show: ‘Las Sombras del Amor’.”
- Europa: “Solicitamos exámenes médicos para confirmar si Woo Jin Chul está embarazado.”
Jin Chul se tapó los oídos.
—¡No voy a tener bebés sombra, maldita sea!
Momentos públicos — conferencia de prensa
Jin Woo organizó una rueda de prensa. Jin Chul estaba rojo como un tomate.
—¡Dejen de preguntar sobre nuestra vida sexual! —gritó Jin Chul.
Jin Woo lo miró, orgulloso.
—Pero si es preciosa…
—¡¡CALLA, SUNG JIN WOO!!
Escena tierna — Netflix y sombras
Una noche tranquila, Jin Woo y Jin Chul estaban en sofá, viendo series. Jin Woo tenía la cabeza en su regazo.
—Estoy feliz —murmuró Jin Woo.
—Yo también. Aunque tus sombras son unos malditos mirones.
Tres sombras espiaban detrás del sofá, con mantas y palomitas.
—¡¡Pip pip, viva el amor!! —gritó Beru.
Escena erótica — “Quiero un hijo sombra.”
Jin Woo lo abrazó en la cama.
—Quiero intentarlo.
—¿Intentar qué…?
—Tener un hijo sombra. Que sea mitad tú, mitad yo.
—¡¿CÓMO COÑO…!?
Jin Woo empezó a besarlo, bajando sus manos, mientras sombras lo acariciaban.
—Podría… mezclar esencia de sombra contigo. Nunca lo he probado.
Jin Chul estaba tan excitado como asustado.
—…Después hablamos de eso.
—Después de esto. —Jin Woo lo penetró lentamente.
Jin Chul se vino llorando de placer, mientras Jin Woo le susurraba que sería un gran padre… si lo dejaba intentarlo.
Momentos cotidianos — vida marital
- Jin Woo cocinó ramen. Incineró tres ollas. Jin Chul acabó pidiéndole delivery.
- En el gimnasio, Jin Woo cargó a Jin Chul como si fuera pesa rusa.
- Jin Chul recibió carta de amor… ¡de una sombra!
- Jin Woo se puso celoso porque Jin Chul saludó sonriente a un cazador americano.
- Jin Chul encontró en el armario… ¡un traje de boda extra idéntico al suyo! (Jin Woo tenía uno guardado “por si acaso.”)
Una noche, Seúl dormía. Jin Woo y Jin Chul caminaban sobre un puente.
—El mundo me da miedo a veces —admitió Jin Chul.
—A mí también. Pero contigo… lo volvería a enfrentar mil veces.
Jin Woo lo besó. Lento. Profundo.
—Eres mi otra mitad.
Jin Chul se apoyó en su pecho.
—Y tú… eres todo mi universo.
Y bajo las luces de Seúl, se besaron… mientras sombras danzaban alrededor, celebrando que incluso los Monarcas, pueden amar.
Chapter 23: “Nacimiento del Heredero del Abismo.”
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Todo comenzó con… un síntoma extraño
Jin Chul se despertó con náuseas. Jin Woo se alarmó al ver su expresión pálida.
—¿Estás bien?
—Creo que… comí algo raro. O… hay una sombra metida en mi estómago.
—¿Qué?
Un portal negro se abrió… desde su vientre. Brilló brevemente y luego desapareció.
Jin Chul se quedó helado.
—…¿Eso fue una…?
Jin Woo lo miró con los ojos dilatados.
—¡No puede ser!
Confirmación oficial (por una sombra médico)
Beru, vestido de bata blanca, los examinó en una sala del castillo sombra.
—Confirmado. Hay un núcleo sombra naciendo. Genéticamente… es de ambos.
—¡¿CÓMO ES POSIBLE!?
—Combinación de esencia mágica, vínculo matrimonial, y el “ritual físico” constante. —Beru tose—. Muy constante.
Jin Chul se cubrió la cara, escandalizado.
—¡¡ESTO NO TIENE SENTIDO!!
—Es niño —dijo Beru—. Y ya tiene reserva mágica estable. Probablemente nacerá con forma semihumana… y capacidad de controlar sombras.
Jin Woo no pudo evitar sonreír, con los ojos brillando.
—Nuestro hijo…
Conferencia de prensa — el anuncio
Días después, una sala entera explotó en gritos cuando Jin Woo tomó el micrófono.
—Queremos informar que, contra toda lógica conocida, hemos concebido un niño sombra.
Cazas, cámaras, gritos.
—¡¡¿CÓMO SE EMBARAZÓ?!!
—¡¡¿ES PELIGROSO?!
—¡¡¿TIENE NOMBRE?!!
Jin Chul quería desmayarse.
—No estoy embarazado. Técnicamente. Solo… llevo el núcleo.
Beru alzó una imagen proyectada: una sombra flotante con forma humanoide. Pequeña. Con ojos violeta.
—Lo llamaremos… Sung Woo Jin.
Reacciones del mundo
- USA: “Ofrecemos beca completa y ciudadanía al heredero sombra.”
- Europa: “¿Puede entrenar en Hogwarts?”
- China: “¿Estaría dispuesto a protagonizar película?”
Gun Hee se fumó tres cajetillas en una sola tarde.
—Esto no estaba en el reglamento de gremios…
Escena emocional — Jin Woo con el núcleo
Jin Woo se arrodilló frente a Jin Chul, acariciando su vientre.
—Nunca imaginé esto. Tener algo tan… nuestro.
Jin Chul le tomó la mano.
—Me asusta. Pero también… me llena.
—¿Quieres que detenga todo?
—No. Quiero verlo crecer. Quiero conocerlo.
Se besaron. Largo. Con ternura.
—Será fuerte como tú —murmuró Jin Chul.
—Y hermoso como tú —respondió Jin Woo.
Escena erótica — “Voy a adorarte más que nunca”
Esa noche, Jin Woo lo desnudó con delicadeza. No como Monarca, sino como esposo.
Lo besó por cada centímetro, adorando el vientre donde su hijo nacía. Lo penetró despacio, acariciándolo por dentro, con manos temblorosas de emoción.
—Voy a hacerte sentir amado hasta que no puedas más.
Jin Chul se corrió dos veces, gimiendo su nombre. Jin Woo se vino dentro, temblando, susurrando:
—Eres mi cielo. Tú y él.
Durmieron juntos, abrazados, mientras una sombra flotante se acurrucaba cerca de ellos… latiendo como un corazón.
Chapter 24: “Sung Woo Jin: Heredero de sombras y caos.”
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Crecimiento del niño sombra
Semanas después, Jin Chul empezó a sentir un cosquilleo constante en el vientre. Una pequeña sombra flotaba a veces a su alrededor, como humo violeta.
Beru, orgulloso, anunció:
—¡El joven príncipe está desarrollando consciencia!
Jin Woo estaba completamente derretido. Le hablaba al vientre todas las noches:
—Hola, pequeñín. Soy papá. Si escuchas esto… no le causes náuseas a tu otro papá, ¿sí?
Jin Chul gruñía, aunque en secreto sonreía.
Primera manifestación de poder
Un día, mientras Jin Chul leía informes, el pequeño núcleo proyectó una vocecita:
—Papá… Jin Woo… te quiero…
Jin Chul se atragantó con el café. Jin Woo lloró en serio. Y tres sombras se desmayaron.
Amenaza sobrenatural — El Monarca de la Codicia
Mientras el mundo babeaba por fotos pixeladas del “hijo sombra,” apareció una nueva amenaza: el Monarca de la Codicia.
Se presentó en mitad de una avenida, montado en un dragón dorado.
—¡Dame al heredero! ¡Con su núcleo, me volveré invencible!
Jin Woo llegó hecho furia. Sombras brotaban de cada poro.
—Si lo tocas… no quedará ni tu polvo.
Batalla épica
Dragones, relámpagos, edificios destruidos. Jin Woo peleaba con poder absoluto, pero el Monarca de la Codicia logró crear ilusiones para atrapar a Jin Chul.
Jin Chul fue arrastrado dentro de un vórtice dorado.
—¡JIN CHUL! —rugió Jin Woo.
Escena erótica — Jin Woo desbordado
Dentro del vórtice ilusorio, Jin Chul se encontró flotando en un espacio dorado. Jin Woo irrumpió en la ilusión, con sus ojos brillando en violeta.
—Estás bien… estás aquí.
—¿Qué haces…?
Jin Woo lo besó con una desesperación casi violenta. Lo sujetó de las caderas y lo apretó contra él.
—Casi te pierdo… y llevas a nuestro hijo. Necesito recordarte que eres mío.
—Jin Woo… no podemos… ¡estamos en mitad de un combate!
—Sí podemos.
Jin Woo lo giró contra un muro ilusorio. Lo desvistió rápido. Jin Chul jadeó mientras Jin Woo lo lamía hasta dejarlo temblando.
—Te necesito… aquí… ahora.
Sin más, lo penetró de golpe. Jin Chul gritó, la voz resonando en la ilusión. Jin Woo se movía rápido, profundo, con lágrimas en los ojos.
—¡Nunca más dejaré que nadie te separe de mí!
—Ah… ah… Jin Woo… voy a…!
Jin Chul se corrió con un grito. Jin Woo se vino dentro segundos después, estremeciéndose, sus sombras cubriéndolos como un manto.
Victoria y rescate
La ilusión se desmoronó. Jin Woo emergió con Jin Chul en brazos, todavía semidesnudo. El Monarca de la Codicia trató de levantarse… pero Jin Woo le cortó la cabeza sin mirarlo.
Noticias virales
En Corea, el trending topic fue:
“Sung Jin Woo salva esposo semidesnudo durante grieta de rango S.”
Jin Chul amenazó con demandar a todo internet.
Momentos tiernos — vida con Sung Woo Jin
Primeras palabras claras
- Niño sombra: “Papá Chul… bonito.”
- Jin Woo se derrite cada vez.
- Jin Chul se pone rojo y gruñe: “No soy bonito… ¡soy un cazador de rango S!”
Primer accidente
Sung Woo Jin, en forma sombra, abrió un mini portal y robó el postre de Beru.
—¡¡MI GELATINA REAL!! —gritó Beru.
El pequeño entre sombras
Sung Woo Jin se pegaba siempre a Jin Chul, flotando bajo su camisa. Jin Woo lo celaba:
—¡Deja espacio para mí también!
Jin Chul suspiraba.
—Eres igual de pegajoso…
—Soy tu esposo. Es diferente.
Noche romántica — escena tierna + picante
Una noche, Jin Chul y Jin Woo contemplaban las luces de Seúl. El niño sombra flotaba dormido cerca, emitiendo suaves latidos de magia.
—¿Sigues queriendo otro? —preguntó Jin Chul.
Jin Woo se giró, con fuego en los ojos.
—Quiero una legión.
—¡¡NO, SUNG JIN WOO!!
Jin Woo se rió… pero luego lo sujetó de la cintura, mirándolo con deseo.
—Pero sí quiero hacerte mío otra vez.
Jin Chul suspiró… pero se dejó besar. Entre jadeos, acabaron sobre la mesa del balcón, Jin Woo embistiéndolo lento, profundo, mientras la ciudad brillaba alrededor.
—Te amo —dijo Jin Woo.
—Y yo… a ti.
En la sede de la Asociación, Beru mostraba orgulloso una foto holográfica:
- Jin Woo, con sonrisa de Monarca.
- Jin Chul, rojo y suspirando.
- Y Sung Woo Jin, flotando entre ellos, con diminutos ojos violetas.
—¡La familia real de las sombras! —anunció Beru— ¡Y todavía falta crecer la dinastía!
Jin Chul se llevó las manos a la cabeza.
—¡¡NO MÁS HIJOS SOMBRA!!
Jin Woo sonrió con picardía.
—Veremos.
Chapter 25: “Sombras, pasión… y el heredero del caos.”
Chapter Text
Primer cumpleaños — caos absoluto
La Asociación de Cazadores organizó el cumpleaños número 1 de Sung Woo Jin. Invitados: gremios de todo el mundo, cazadores rango S, y… sombras en esmoquin.
Beru, emocionado, gritaba:
—¡¡EL PRÍNCIPE DE LAS SOMBRAS CUMPLE UN AÑO!!
Sombras lanzaban confeti negro. Jin Chul estaba al borde del colapso.
—¿Por qué hay cámaras de televisión!?
—Es la realeza, esposo —dijo Jin Woo con una sonrisa.
Primeras travesuras del niño sombra
Sung Woo Jin, en forma semihumana, gateó hasta las mesas de dulces… y abrió un portal. Todo el pastel desapareció. Se materializó… ¡dentro del Monarca bebé!
Beru gritó:
—¡¡ÉL SE HA ROBADO EL PASTEL REAL!!
Jin Chul estaba horrorizado.
—¡Lo estás criando como un ladrón dimensional!
Jin Woo, orgulloso:
—Es un Sung.
Emergencia mundial — niño sombra en televisión
Mientras la fiesta continuaba, el pequeño Sung Woo Jin apareció en todas las pantallas del mundo.
—Hola. Soy el príncipe. Papá Chul es bonito. Papá Woo es fuerte. Yo también lo seré.
El mundo estalló:
—¡ES EL SER MÁS TIERNO Y ATERRADOR DEL MUNDO!
Gun Hee se desmayó.
Batalla épica — Monarca de las Voces
Un nuevo Monarca, el Monarca de las Voces, intentó manipular al heredero sombra con hipnosis mágica.
Apareció flotando sobre Seúl.
—¡Pequeño príncipe! Ven conmigo… Yo soy tu verdadero padre…
Jin Woo apareció detrás, ojos ardiendo violeta.
—Repite eso. Te juro que te entierro en la dimensión más oscura.
El Monarca de las Voces intentó atacar. Sung Woo Jin, con vocecita infantil, gritó:
—¡NO TOQUES A MI PAPÁ CHUL!
Y lanzó una oleada de sombra tan intensa que el enemigo se desintegró. Jin Woo estaba en shock… y enamorado.
—¡ESE ES MI HIJO!
Vida familiar — escenas tiernas
- Jin Chul enseña al niño sombra a decir “Papá Jin Woo” correctamente.
- Jin Woo le muestra cómo invocar mini sombras para jugar escondidas.
- Beru lo lleva al parque… y lo esconde en un castillo de arena sombra.
- Jin Woo llora la primera vez que el niño le dice: “Te quiero, papá Woo.”
Jin Chul se limpia una lagrimita, murmurando:
—…Maldita sea. Yo también lo amo.
Ultra hot — “Quiero verte lleno de mí… otra vez.”
Una noche, Jin Woo y Jin Chul estaban solos. El niño sombra dormía en su cuna.
Jin Woo se acercó, mirándolo con fuego en los ojos.
—Sabes qué quiero… ¿verdad?
—¡Jin Woo… el niño está…!
—Durmiendo. Ahora… tú.
Lo empujó contra la pared, arrancándole la ropa. Jin Chul gemía mientras Jin Woo lo besaba hasta robarle el aliento. Le lamió la clavícula, bajando por su vientre.
—Voy a llenarte. Hasta que no puedas pensar.
—¡Basta… ah…!
Jin Woo lo penetró de golpe, embistiéndolo profundo, rápido. Jin Chul gritaba, los músculos tensos. Sombras sujetaban sus muñecas, manteniéndolo abierto.
—Mío. Eres mío. Para siempre.
Jin Chul se corrió, sacudiéndose, mientras Jin Woo le llenaba el interior, jadeando contra su cuello.
Reacción post-sexo
Jin Chul, con la respiración entrecortada:
—…Esto no es normal.
—¿Cuál parte?
—TODO, Sung Jin Woo.
Jin Woo sonrió, mordiéndole suavemente el hombro.
—Y aún no hemos probado hacerlo flotando sobre el mar sombra.
—¡¡NO!!
Rumores políticos — “El heredero de las sombras”
- Estados Unidos: “Ofrecemos contrato cinematográfico al pequeño Sung Woo Jin.”
- China: “Queremos que cante en el Año Nuevo Lunar.”
- Corea: “¿Sung Woo Jin heredará la Asociación de Cazadores?”
Jin Chul gritó:
—¡DÉJENLO SER UN NIÑO!
Escena tierna — familia completa
Una noche, Jin Woo, Jin Chul y el niño sombra miraban la televisión. El pequeño Sung Woo Jin se acurrucó entre ambos, sus sombras abrazando a sus padres.
—Papá Chul… Papá Woo… amor.
Jin Woo suspiró, besando a Jin Chul en la sien.
—Nuestro mundo se volvió perfecto contigo.
Jin Chul sonrió, apretando su mano.
—Sí. Incluso si a veces quiero matarte.
“Sung Woo Jin, futuro Monarca”
En una reunión internacional, Sung Woo Jin se plantó ante todos, flotando, y anunció:
—Yo seré Rey. Pero papá Woo seguirá siendo el jefe. Y papá Chul será mi guardián.
Todos los cazadores rango S se desmayaron. Jin Woo estaba llorando. Jin Chul suspiró… pero lo abrazó.
—…Mi hijo está loco.
—Es nuestro hijo. Obvio.
Chapter 26: “Príncipe, peligro… y pasión eterna.”
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Travesuras demoníacas del niño sombra
Sung Woo Jin ya caminaba. Bueno… levitaba.
A veces se metía en los informes de Jin Chul, dejando huellas de sombra.
Otras… robaba los pantalones de Jin Woo mientras hablaba con dignatarios.
—¡Sung Woo Jin! ¡Devuélvemelos!
—Jeje… ¡Papá bonito sin pantalones!
El caos se volvió rutina.
La boda simbólica — plan de las sombras
Beru organizó una “Ceremonia de Unión del Pequeño Príncipe con el Reino.”
Jin Woo creyó que sería algo discreto…
…y luego descubrió que las sombras habían decorado un palacio completo.
El niño fue vestido con capa violeta, corona de hueso sombra, y un trono flotante.
—¡¡Yo soy el heredero!! —gritó feliz.
Jin Chul se desmayó.
Jin Woo se derritió.
Beru lloró por tercera vez esa semana.
—Es el día más feliz de nuestras vidas, maestro…
Escena erótica — “No me mires así mientras usa mi capa.”
Después de la ceremonia, Jin Chul caminó con el pequeño en brazos. Llevaba la capa real de Jin Woo puesta por accidente. El niño se dormía en su hombro.
Jin Woo lo miraba como un lobo hambriento.
—No me mires así —susurró Jin Chul.
—Estás usando mi capa… cargando a nuestro hijo… y con ese cuello al descubierto…
—Jin Woo, ¡él está durmiendo!
—Entonces será rápido.
Lo empujó contra el sofá real, le subió la túnica, y lo penetró profundo sin previo aviso. Jin Chul tuvo que morderse el labio para no gritar.
—Ah… ¡maldito…!
—No puedo… resistirme…
Sombra tras sombra los cubría. Jin Woo lo llenó por dentro, besando cada parte que podía, diciendo:
—Gracias… por darme una familia. Por seguir aquí. Por dejarme amarte.
Jin Chul jadeaba, con lágrimas en los ojos.
Y por un segundo… su sombra y la de Jin Woo se entrelazaron sin orden del Monarca.
Nueva amenaza — El Arquitecto
De lo más profundo del Abismo, surgió El Arquitecto Verdadero, creador de los antiguos Monarcas.
Y su objetivo… no era Jin Woo.
Sino Sung Woo Jin.
—Un nuevo núcleo nació sin mi mano. Una anomalía. Si lo tengo… podré reescribir las leyes de este mundo.
Apareció en la Tierra como un ente que distorsionaba el tiempo. Jin Chul fue el primero en notar su presencia…
…justo cuando el niño sombra empezó a envejecer al doble de velocidad.
—¡NO! ¡JIN WOO!
Batalla desatada — Amor como arma
Jin Woo apareció, más furioso que nunca. Las sombras se volvieron vivas, monstruosas.
—¡SI TOCAS A MI FAMILIA… TE ARRANCO DEL TIEMPO MISMO!
Jin Chul tomó a su hijo en brazos, mientras el niño gritaba:
—¡Papá Woo… hazlo polvo!
—¡Ahhh! ¡Estoy criando a un demonio! —gritó Jin Chul.
El Arquitecto intentó arrancar el núcleo del niño…
Pero en ese instante, Jin Chul lo abrazó… y lo besó en la frente.
La sombra del niño estalló.
Un círculo mágico surgió entre padre y niño.
Jin Woo atravesó al Arquitecto con una lanza construida de ese vínculo.
Silencio… y renacimiento
El cuerpo del Arquitecto colapsó.
Y el niño volvió a su tamaño normal, dormido en brazos de Jin Chul.
Beru suspiró.
—Es oficial… el poder del amor ha derrotado al padre de los Monarcas.
Jin Woo besó a Jin Chul en público.
Con la frente apoyada en la suya, susurró:
—Nadie nos separará. Ni el tiempo, ni los dioses, ni el destino.
—…Ni tú cuando te pongas intenso en la cama, por favor.
—No prometo nada.
Familia de locura, sombras y ternura
- El niño sombra ahora tiene una habitación con portales personalizados.
- Jin Chul tiene prohibido usar la capa real… por razones eróticas.
- Jin Woo diseñó un nuevo uniforme para Jin Chul (muy, muy ajustado).
- Corea aceptó oficialmente que “Sung Woo Jin es un tesoro nacional.”
Una noche, los tres durmieron juntos. Jin Chul entre ambos, el niño abrazado a su pecho.
Jin Woo acariciaba sus espaldas.
—Este… es nuestro hogar.
Y en el mundo entero, no existía sombra más cálida… que la que ellos habían creado juntos.
Chapter 27: “Príncipe de sombras… y los lazos que encienden el mundo.”
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Crecimiento acelerado — misiones del pequeño príncipe
Sung Woo Jin, a pesar de tener solo año y medio de existencia, ya aparentaba un niño de 5 años.
Hablaba perfecto, vestía con mini-uniformes sombra y… exigía misiones.
—Papá Woo, necesito practicar. Quiero mis propias misiones. ¡Quiero matar monstruos!
—¡No, eres un bebé! —gritó Jin Chul.
Jin Woo sonreía orgulloso.
—Así me gustas, hijo.
Su primera misión
La Asociación, intentando complacerlo, le dio una “misión nivel E”: atrapar un slime en un parque.
- Resultado: el niño abrió un portal… ¡y absorbió al slime convirtiéndolo en su mini-sombra mascota!
Beru lloraba de orgullo.
—¡¡El príncipe ya está reclutando su propio ejército!!
Jin Chul se llevaba las manos a la cabeza.
—¡¡NO MÁS SOMBRAS, MALDITA SEA!!
Segunda criatura sombra — “accidente”
Una noche, Jin Woo y Jin Chul se entregaron a un maratón de pasión. Entre besos, sombras y jadeos, Jin Woo susurró:
—Quiero dejar más de mí en ti… más que nunca…
—¡Basta, Sung Jin Woo… ah…!
Jin Woo empujó más profundo. Sombras crepitaban en el aire. Una chispa mágica surgió… y se hundió en el vientre de Jin Chul.
—¡Ah… qué fue eso…! —jadeó Jin Chul.
Beru apareció minutos después, mientras Jin Woo aún lo abrazaba, sudoroso.
—Mis mediciones… confirman un nuevo núcleo formándose.
Jin Chul se desmayó.
—¡¡OTRO NO, SUNG JIN WOO!!
Jin Woo celoso — “¡No entrenes con esos mocosos!”
Días después, Jin Chul volvió a entrenar a cazadores jóvenes.
Jin Woo apareció a mitad del entrenamiento… con ojos brillando en violeta.
—¿Por qué le están mirando tanto las piernas a mi esposo?
Los aprendices temblaban. Uno susurró:
—Es que… el Jefe Woo Jin Chul se ve… bien en uniforme…
Jin Woo se llevó a Jin Chul arrastrado.
Esa noche, Jin Woo lo encerró en el dormitorio. Desnudó a Jin Chul, lo ató con sombras… y lo embistió con furia.
—Eres. Solo. Mío.
Jin Chul, enrojecido y jadeante:
—¡Lo… sé… basta…!
Escena ultra hot — juego de roles y ataduras
En su castillo de sombras, Jin Woo apareció disfrazado de “Rey Monarca,” con capa negra y cetro.
—¡De rodillas, súbdito mío!
Jin Chul se cruzó de brazos.
—…No pienso hacerlo.
—Entonces lo haré por las malas.
Sombras lo tumbaron en un trono de hueso. Jin Woo se colocó sobre él, lamiéndole el cuello, bajando hasta su pecho.
Con voz grave, le ordenó:
—Dime que solo existes para servirme.
—¡Jin Woo… ah…!
Jin Woo lo penetró lento, profundo, girando las caderas. Jin Chul se arqueó, gimoteando, atado de muñecas y muslos con sombras negras.
—Dilo.
—¡Soy… tuyo…! Solo… ¡tuyo!
—Eso quería oír.
Jin Woo se vino con fuerza, temblando, llenándolo hasta el fondo. Jin Chul lloraba de placer.
Drama político — rumores por la segunda criatura
Tan pronto se supo lo del nuevo núcleo, Corea se desquició:
- “¿Cuántos hijos tendrá Sung Jin Woo?”
- “¿Los niños sombra heredarán la Asociación?”
- “¿Y si los hijos sombra conquistan el mundo?”
Jin Chul amenazó con dejar el país.
—¡¡NO MÁS HIJOS, JIN WOO!!
Jin Woo sonrió.
—Veremos…
Momentos familiares — Sung Woo Jin protege a su hermanito
Beru sostenía una ecografía sombra. Dos diminutas luces flotaban en ella.
Sung Woo Jin se pegó al vientre de Jin Chul.
—No te preocupes, hermanito. Te protegeré. Y le robaré los postres a papá Chul por ti.
Jin Chul suspiraba.
—…Esto es mi vida ahora.
Batalla épica — La Devastadora de Reinos
Una nueva entidad, La Devastadora de Reinos, apareció reclamando a los herederos sombra.
—Son piezas clave para destruir y reconstruir universos.
Jin Woo se plantó delante de su familia.
—Ven por ellos… y no quedará ni tu ceniza.
Lucharon sobre océanos de sombras. Sung Woo Jin, flotando al lado de su padre, gritó:
—¡Papá Woo, déjame golpearla!
Jin Woo lo miró, aterrado.
—¡NO! ¡A tu cuarto!
Pero Sung Woo Jin liberó un latigazo sombra… que destruyó media montaña. La Devastadora de Reinos escapó… gritando.
Tras el caos, Jin Chul estaba exhausto, tirado sobre el sofá. Jin Woo se arrodilló frente a él, besándole la mano.
—Te amo más que al mundo entero.
—…Idiota.
Jin Woo lo subió en brazos, llevándoselo al dormitorio. Entre sombras suaves y besos, Jin Chul se rindió.
Y esa noche… el castillo sombra vibró con sus gemidos.
Familia Real de las Sombras
- Sung Woo Jin lidera un escuadrón sombra de mini-monstruos.
- Jin Chul revisa leyes mágicas… para prohibir más hijos.
- Jin Woo planea su tercer heredero (shhh…).
- Beru imprime stickers: “#TeamJinChul” y “#ShadowBabyPrince.”
En lo alto del castillo, Jin Woo susurró a Jin Chul:
—Esto es solo el principio.
Jin Chul suspiró… y sonrió.
—Lo sé. Pero… gracias por hacerme parte de tu locura.
Y se besaron bajo un cielo negro… lleno de estrellas y sombras.
Chapter 28: “Legado, deseo… y sombras sin fin.”
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Tercer hijo sombra — accidente épico
Después de la última batalla, Jin Chul pensó que por fin podría descansar.
ERROR.
Una noche, mientras se bañaban juntos, Jin Woo empezó a acariciarle el vientre con ojos brillando en violeta.
—¿Sabes qué pienso…?
—¡¡NO, SUNG JIN WOO, NO!!
Jin Woo lo giró, pegándolo al azulejo, besándolo con desesperación. Entre gemidos y vapor, lo penetró lento y profundo. Jin Chul temblaba.
—¡Basta… ah… no otra vez…!
Pero sombras envolvieron sus cuerpos. Magia chisporroteó… y una chispa se hundió en el vientre de Jin Chul.
Beru irrumpió en el baño con bata médica.
—¡Confirmo núcleo sombra triple!
Jin Chul gritó:
—¡¡¡TRIPLE NO, MALDITO MONARCA!!!
Drama mundial — el rumor explota
La noticia del “triple embarazo sombra” se filtró.
- Corea: “¡La dinastía sombra dominará el país!”
- USA: “Ofrecemos ciudadanía a todos los bebés sombra.”
- China: “Queremos los derechos de merchandising.”
- Gun Hee: fumándose siete cigarros de golpe.
Batalla épica — La Parca de los Mundos
Justo cuando parecía que nada podía empeorar, surgió La Parca de los Mundos, una entidad que devora futuros alternos. Su objetivo:
—¡Quiero al linaje sombra para reescribir el destino!
Se presentó flotando sobre Seúl, gigantesca, con guadañas hechas de cosmos.
Jin Woo apareció, rodeado de decenas de sombras titánicas.
—¡TOCAS A MI FAMILIA Y NO HABRÁ UNIVERSO DONDE TE ESCONDAS!
Jin Chul, con los tres núcleos brillando en su vientre, gritó:
—¡¡¡Sung Jin Woo, bájame de esta locura!!!
Sung Woo Jin se une a la batalla
Sung Woo Jin, ya con apariencia de un niño de 7 años, flotó junto a su padre. Llevaba mini-armadura sombra y gritó:
—¡Papá Woo, papá Chul, yo también lucho!
Soltó un rugido sombra que hizo temblar los cielos. La Parca se tambaleó.
Beru gritó:
—¡¡El príncipe ha desbloqueado modo Monarca Júnior!!
Jin Woo estaba en éxtasis.
—¡ESE ES MI HIJO!
Escena ultra hot — sombras, ataduras y pasión desbordada
Después de la batalla, Jin Chul estaba temblando de estrés. Jin Woo lo llevó al castillo sombra, lo acostó sobre el trono de hueso… y empezó a besarle cada parte del cuerpo.
—Necesito calmarte… y reclamarte. Todo esto es mío.
Sombras le sujetaron brazos y muslos. Jin Chul estaba desnudo, con los núcleos brillando bajo su piel. Jin Woo lo penetró profundo, lento… y luego rápido, mientras jadeaba:
—Voy a llenarte hasta que solo puedas pensar en mí.
—Jin Woo… ¡es demasiado…!
Jin Woo lo sostuvo fuerte mientras lo hacía venir varias veces, el interior de Jin Chul palpitando alrededor de él. Finalmente, se vino tan hondo que una ráfaga de magia recorrió a Jin Chul… y sus sombras se fusionaron una vez más.
Momento familiar — triple anuncio
- Jin Woo, abrazando a Jin Chul y al niño sombra, declaró en televisión:
—Vamos a tener trillizos sombra. Y no podemos estar más felices.
La gente gritó. Jin Chul quería morirse.
—¡¡DEJEN DE APLAUDIR, ESTO NO ES NORMAL!!
Beru mostraba ecografías sombra con tres diminutos núcleos latiendo.
Bromas políticas — la locura de la Asociación
- Gun Hee: “¿Tenemos presupuesto para una guardería Monarca?”
- Europa: “¿Podemos reservar cupos en Hogwarts para los trillizos?”
- Estados Unidos: “Queremos firmarlos para Marvel.”
Jin Chul gritó:
—¡¡¡SON BEBÉS, POR EL AMOR DE DIOS!!!
Esa noche, Jin Woo y Jin Chul se sentaron en la terraza del castillo sombra. El niño sombra dormía en brazos de Beru, mientras las estrellas parpadeaban en un cielo negro.
Jin Woo tomó el rostro de Jin Chul entre sus manos.
—Te amo. Cada versión de ti. Cada locura. Cada hijo que me has dado… y todos los que vendrán.
Jin Chul lo miró, suspirando.
—…Eres imposible.
Jin Woo lo besó largo. Mientras tanto, las sombras cantaban un cántico extraño, celebrando la nueva dinastía sombra.
Y así, bajo el firmamento infinito, la familia Sung —Monarca, esposo, hijo… y futuros trillizos— se preparaba para dominar el mundo… o destruirlo de tanto amor.
Chapter 29: "Trillizos, tentaciones… y la guerra de las sombras.”
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Primeros pasos — y caos triple
Los trillizos sombra nacieron… ¡y fueron idénticos!
Cada uno tenía ojos violetas y un pequeño aura negra flotando sobre sus cabecitas.
- Trillizo #1: calmado, silencioso… pero susurra estrategias de guerra.
- Trillizo #2: roba objetos brillantes y los esconde en portales.
- Trillizo #3: grita “¡SUNG JIN WOO ES EL MEJOR!” todo el día.
Jin Chul lloraba.
—¡¡NO PUEDO CON TRES DE ESTOS!!
Primera travesura triple
Una noche, Jin Woo despertó con la cama vacía. Buscó a Jin Chul… ¡y lo encontró colgado del techo envuelto en sombras!
Los trillizos flotaban debajo, con ojos gigantes.
—¡Papá Chul es nuestro rehén!
Jin Woo arqueó una ceja.
—…Hijos míos, los amo. Pero bájenlo. AHORA.
—Solo si nos das helado.
Beru irrumpió:
—¡ESOS PEQUEÑOS SON DEMONIOS REALES!
La amenaza cósmica — Reina de los Posibles Futuros
Desde el borde del multiverso llegó La Reina de los Posibles Futuros, vestida con luz líquida.
—Esos trillizos decidirán el destino de millones de universos. Me los llevo.
Jin Woo estalló en furia. Sus sombras se retorcieron como dragones. Los trillizos se escondieron detrás de Jin Chul, abrazando su cintura.
Jin Woo rugió:
—¡¡¡NI SE TE OCURRA TOCARLOS!!!
Batalla épica — Jin Woo y los trillizos
La Reina atacó con haces de luz que alteraban realidades. Jin Woo bloqueó todo… pero quedó atrapado en una ilusión.
Los trillizos flotaron al frente.
¡Trillizo #1 gritó comandos!
¡Trillizo #2 robó la corona de la Reina!
¡Trillizo #3 gritó “¡PAPÁ CHUL, MÁTALA!”!
Jin Chul, harto, empuñó un sable sombra y atravesó a la Reina, partiéndola en dos.
Beru chilló:
—¡¡EL JEFE WOO JIN CHUL ES EL VERDADERO MONARCA!!
Política mundial — locura total
Corea anunció:
—Proclamamos a los trillizos como herederos nacionales.
China exigió:
—Queremos que los trillizos estudien artes marciales con nosotros.
Estados Unidos ofreció:
—Película Disney sobre los trillizos. Título provisional: Shadow Triplets: Saving the World.
Jin Chul amenazó con emigrar a otro planeta.
Escena ultra ultra hot — “Sung Jin Woo, me vas a matar…”
Tras la batalla, Jin Woo estaba descontrolado. Tomó a Jin Chul en brazos, llevándolo al dormitorio de sombras.
Lo recostó sobre un altar negro, lo desnudó lentamente… besando cada centímetro.
—Te amo tanto… que quiero verte completamente mío… siempre.
—No podemos… ¡los niños…!
—Están dormidos. O Beru los está vigilando.
Jin Woo le abrió las piernas, mirándolo con deseo brutal. Lo penetró profundo, sin pausa, mientras sombras negras lo sujetaban de muñecas y tobillos.
—No me contengas, Jin Chul.
—¡Ah… JIN WOO…!
Jin Woo se inclinó sobre él, mordiendo su cuello. Se movía rápido, fuerte, llenándolo una y otra vez. Jin Chul gritaba, temblando, mientras Jin Woo susurraba:
—Te amo. Y nada, nadie, ni dioses, ni reinos… podrán jamás alejarme de ti.
Jin Chul lloraba entre placer y desesperación, hasta venirse con un grito. Jin Woo lo siguió segundos después, temblando sobre él, aún dentro, mientras las sombras retumbaban alrededor.
Post-sexo — el plan de Jin Woo
Jin Chul, exhausto:
—…Juro que me vas a dejar inválido.
Jin Woo, sonriendo:
—Tendrás que entrenar más.
—¡¡No hay forma de entrenar para esto!!
Jin Woo besó su frente.
—Quiero un cuarto hijo.
Jin Chul gritó:
—¡¡¡NOOOOOOOOO!!!
La familia real de las sombras
- Los trillizos tienen ahora su propio ejército de mini-sombras.
- Jin Woo construyó una torre mágica… sólo para proteger a Jin Chul de paparazzis.
- Jin Chul sigue jurando que se hará una vasectomía mágica.
- Beru escribe un libro: “Crónicas del Príncipe Sombra y su Loca Familia.”
Jin Woo abrazó a Jin Chul y a los cuatro niños sombra bajo el cielo negro, sus sombras envolviéndolos con calor.
—Esta es nuestra eternidad.
Jin Chul suspiró… y sonrió.
—Sí… maldita sea… pero es perfecta.
Chapter 30: “Trillizos en guerra, pasión en la oscuridad… y el fin de una era.”
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Los trillizos sombra — guerra mundial (nivel mini-Monarcas)
Sung Woo Jin y los trillizos ya parecían pequeños generales.
Una grieta dimensional se abrió sobre Seúl, escupiendo demonios de otra dimensión.
—¡¡PROTEGED AL REY!! —rugió Beru.
Jin Woo se lanzó al frente, pero los trillizos se plantaron primero.
- Trillizo #1 gritó estrategias:
—¡Papá Woo, flanco izquierdo! ¡Papá Chul, forma barrera sombra!
- Trillizo #2 abrió portales y engulló a media tropa enemiga:
—¡Se quedan castigados en mi cuarto!
- Trillizo #3 flotó sobre el campo, chillando:
—¡SUNG JIN WOO ES EL MÁS SEXY!
Jin Chul lloró:
—¿¡QUÉ CLASE DE HIJOS TENEMOS!?
Escena ultra ultra hot — “¡No me sueltes!”
Tras la batalla, Jin Woo estaba exaltado. Arrastró a Jin Chul al trono negro. Lo besó furioso, sombras retorciéndose a su alrededor.
—Estabas increíble. Viéndote pelear… no puedo contenerme.
—Jin Woo… ¡ah…!
Jin Woo lo giró, inclinándolo sobre el respaldo del trono. Bajó sus pantalones y lo penetró de una sola embestida, profundo, mientras sombras negras lo sujetaban.
—¡¡Ah… MIERDA…!! —gritó Jin Chul.
Jin Woo se movía rápido, salvaje, mordiéndole el cuello y el hombro. El sonido húmedo llenaba la sala. Jin Chul se sacudía de placer, gimiendo sin poder contenerse.
—¡Te… voy… a… matar… ah…!
Jin Woo se inclinó, susurrándole al oído:
—No. Vas a quedarte conmigo. Para siempre. Y voy a llenarte una y otra vez.
Jin Chul gritó cuando Jin Woo se corrió dentro, temblando. Sombras se derramaban alrededor, como olas vivas.
Drama político — el mundo pierde la cabeza
- ONU: “Exigimos derecho a audiencias diplomáticas con los trillizos sombra.”
- Corea: “Proponemos cambiar el himno nacional a Sung Jin Woo, salvador de Corea.”
- Japón: “Queremos adopción diplomática compartida de los trillizos.”
- USA: “Oferta millonaria por los derechos de reality show.”
Jin Chul gritó:
—¡¡¡NO VENDEREMOS A NUESTROS HIJOS!!!
Los trillizos — intervienen en política
Trillizo #1 se coló en el Parlamento coreano.
—Propongo ley para que papá Chul descanse más y papá Woo deje de montarlo tanto.
Jin Woo casi se atraganta. Jin Chul se tapó la cara.
—¡¡¡SACADLOS DEL PARLAMENTO!!!
Batalla final — El Eón del Vacío
Desde la nada llegó El Eón del Vacío, entidad que quería borrar la existencia de toda la familia Sung para equilibrar el cosmos.
—No debéis existir. Vuestra unión desequilibra el universo mismo.
Jin Woo se colocó delante de Jin Chul y sus hijos.
—Lo siento. Pero no pienso dejar de existir… ni dejar que mis hijos existan sin mí.
Los trillizos se alinearon detrás de él, como mini-generales. Trillizo #3 gritó:
—¡Papá Chul es mío!
Jin Woo:
—¡Es mío!
Jin Chul:
—¡¡¡SOY UNA PERSONA, MALDITA SEA!!!
La familia lanzó un ataque conjunto. Jin Woo creó lanzas de pura oscuridad. Jin Chul, con sus núcleos brillando, levantó un muro negro que absorbió todo daño.
Los trillizos fusionaron sus sombras, convirtiéndose en un dragón triple gigante.
Con un rugido, el Eón del Vacío fue despedazado.
Beru lloraba:
—¡¡La familia real de las sombras ha salvado la realidad misma!!
“Reino de las Sombras”
- Jin Woo y Jin Chul siguen juntos, más unidos que nunca.
- Los trillizos tienen 8 años, entrenados por Beru. Cada uno lidera escuadrones de mini-sombras.
- El mundo entero los reverencia como La Familia Real de las Sombras.
Corea los declaró Patrimonio Mundial Vivo.
Estados Unidos sigue rogando por una serie de Netflix.
Europa ofrece coronas reales.
China suplica que visiten sus festivales.
Última noche
En la torre de sombras, Jin Woo se recuesta con Jin Chul. Las sombras envuelven suavemente la habitación.
Jin Chul sonríe, con las luces de la ciudad titilando abajo.
—Sabes… aunque me vuelvas loco… eres lo mejor que me ha pasado.
Jin Woo acaricia su rostro.
—Y tú eres todo. Mi vida. Mi hogar. El padre de mis hijos. Mi destino.
Se besan, lento, profundo. Sombras bailan alrededor, susurrando himnos de lealtad. Desde la habitación contigua se oye a los trillizos discutir:
—¡Papá Woo es más sexy!
—¡No, papá Chul es más bonito!
—¡Yo soy el más fuerte!
Jin Chul suspira.
—…No vamos a tener un cuarto hijo, ¿verdad?
Jin Woo le sonríe peligrosamente.
—…Lo pensaré.
Jin Chul lo empuja, gritando:
—¡¡¡NOOOOO!!!
Entre risas y besos, las sombras cubren el castillo. Y así termina la leyenda de la familia más poderosa, sexy, caótica y amada del mundo.
Chapter 31: Capítulo Bonus — “Hermanos de sombras, caos infinito.”
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Los hijos Sung — presentación oficial
- Sung Woo Jin (el mayor):
Líder nato. Ojos violáceos profundos.
Lema: “Papá Woo es invencible. Papá Chul es mío.”
Recluta monstruos para su ejército personal.
- Trillizo #1:
Cerebrito estratégico.
Habla como un general.
Lema: “Necesitamos un plan.”
- Trillizo #2:
Cleptómano dimensional.
Lema: “Mío. Todo mío.”
- Trillizo #3:
Dramático. Fan #1 de Jin Chul.
Lema: “¡Papá Chul es el más guapo!”
La primera misión conjunta
Una grieta dimensional aparece en el zoo de Seúl, liberando bestias mágicas.
Beru chilla:
—¡¡NOOO, EL REY NOS MATA SI LOS PEQUEÑOS SE LASTIMAN!!
Pero Woo Jin se coloca al frente, capa ondeando.
—¡Hermanoooos, formación dragón!
Trillizo #1 da órdenes:
—Tú a la izquierda. Tú, crea distracción. ¡Fuego sombra, ahora!
Trillizo #2 abre portales, robando las cadenas mágicas de las jaulas.
Trillizo #3 se sube a un hipogrifo y grita:
—¡Papá Chul, mírame, soy valiente!
El problema… crecen DEMASIADO rápido
Woo Jin y los trillizos entran a una grieta dimensional…
¡Y salen con cuerpos adolescentes de 16 años!
Jin Chul se desploma:
—¡¡¡POR EL AMOR DE DIOS, TENÍAN OCHO AÑOS ESTA MAÑANA!!!
Jin Woo se agarra la cabeza.
—…Necesitamos a Beru.
Beru aparece con un estetoscopio sombra.
—Han acelerado sus núcleos. Efecto colateral del tiempo fracturado. …¡¡VAMOS A SER ABUELOS A LOS TREINTA!!
Jin Chul grita:
—¡¡¡NI HABLEN DE NIETOS, MALDITOS!!!
Celos de Jin Woo… ¡contra sus propios hijos!
Woo Jin (16) sonríe, guapo y elegante como su padre. Varias cazadoras Clase A se le acercan.
—¿Salimos a cenar?
Jin Woo aparece detrás, con un aura negra aterradora.
—¿Qué dijiste?
Las cazadoras huyen despavoridas. Woo Jin suspira.
—Papá Woo… deja que ligue. Solo es una cita.
—¡Nadie sale contigo menos que yo lo autorice!
Jin Chul:
—¡¡SON NUESTROS HIJOS, MALDITO CELOSO!!
Drama familiar — el cuarto hijo
Los trillizos se acercan a Jin Woo y a Jin Chul.
Trillizo #3 (en voz baja):
—Papá Woo… queremos un hermanito.
Jin Chul:
—¡¡¡NOOOOOOOO!!!
Woo Jin:
—Por favor. Seremos buenos hermanos mayores.
Jin Woo se frota la barbilla.
—…No suena mal.
Jin Chul empieza a hiperventilar.
Batalla épica — “La Señora de los Sueños Devastados”
Del vacío surge una nueva amenaza: La Señora de los Sueños Devastados, que intenta devorar las almas de los niños sombra.
—Niños sombra… sois la llave para moldear realidades…
Woo Jin flota frente a ella.
—No dejaré que nos toques.
Trillizo #2 abre cientos de portales, lanzando estalactitas sombras.
Trillizo #3 grita:
—¡POR PAPÁ CHUL!
Jin Woo y Jin Chul luchan codo a codo, mientras el cielo se rompe en rayos violeta y negro. Finalmente, Woo Jin atraviesa a la Señora de los Sueños con una lanza oscura.
Beru se derrumba:
—¡¡ESTOS NIÑOS NO NECESITAN PADRES, SON PEQUEÑOS MONARCAS!!
Escena final — ternura y locura
De vuelta en casa, Jin Chul se deja caer en el sofá. Woo Jin se sienta a su lado, sonriendo.
—Papá Chul… ¿puedo tener permiso para salir con alguien?
Jin Chul, exhausto:
—No… lo sé… pregúntale a tu otro papá.
Jin Woo salta:
—¡NO!
Los trillizos se miran entre sí… y declaran al unísono:
—¡¡¡Queremos hermanito!!!
Jin Chul suelta un grito desgarrador.
—¡¡¡ME LARGO A OTRA DIMENSIÓN!!!
Beru chilla:
—¡Llévame contigo, jefe Woo Jin Chul!
Jin Woo abraza a Jin Chul desde atrás, besándole la nuca.
—Ni lo sueñes. Eres mío. Para siempre. Con todos nuestros hijos.
Jin Chul se tapa la cara… y termina riendo.
—…Maldita sea… Te amo.
Epílogo Final — Dinastía Sung
- Woo Jin es Rey Sombra en entrenamiento.
- Los trillizos lideran divisiones sombra.
- Corea es gobernada en la sombra por la familia Sung.
- Jin Woo y Jin Chul siguen locos el uno por el otro.
- El mundo entero susurra su nombre con miedo… y respeto.
La leyenda de los Monarcas, de los hijos sombra, y del amor más épico, nunca morirá.

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Nokimi_liko on Chapter 14 Sun 13 Jul 2025 03:05AM UTC
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abumbala kaka (Guest) on Chapter 14 Mon 14 Jul 2025 02:55AM UTC
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