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Los únicos sonidos que entraban por la ventana eran los gritos y llamados de todas las chicas entrenando y el viento. Por su lado, Agnes Tachyon estaba en su computador, haciendo el triple de ruido en silencio, solo preciando botones y teclas. Si alguien la hubiera visto desde fuera, pareciera que solo había caído en la locura y estaba presionando teclas al azar. Sin embargo, solo lo primero era mayormente cierto. Perdida en la investigación, en la pasión y la obsesión que esta despertaba, el día y noche no importaban, las personas tampoco, nada importaba: llegar a la verdad era su mundo entero y Agnes Tachyon lo tenía clarísimo. En el baile que era el conocimiento, el rodilla y pie en la silla rechinante, no notó que alguien la estaba llamando.
- ¡Tachyon! – terminó gritando Jungle Pocket desde la entrada de la habitación de su amiga y rival.
El grito, seguido de pasos fuertes y molestos, hicieron a Tachyon salir de su trance tan hermoso y rejuvenecedor.
- ¡Ah, Pokke! – respondió Tachyon tan emocional como sus ojos opacos le permitían - ¡Justo estaba pensando en ti!
El comentario tan Tachyon que había dicho la joven científica hizo tropezar el pequeño y rebelde corazón de Pocket, la cual se paró y aclaró su voz.
- ¿En mí? – dijo con cierto nerviosismo - ¿Por qué…?
-Verás, estaba justo terminando una parte de mi investigación y me acordé que ya debería estar listo el nuevo mata-bichos químico – dijo Tachyon mientras sacaba un tubo de ensaño de su gradilla – ¿Te gustaría ser mi conejillo de indias hoy?
La vergüenza de Pocket se terminó volviendo una pequeña indignación.
- ¡Obviamente que quiero serlo! ¡Si eso mata la picazón que he tenido desde que tomé la mierda anaranjada que me diste hace unos días, pues claro que lo quiero!
Agnes Tachyon se rio del comentario.
-El hecho de que hayamos comprobado que las feromonas alarman también funcionan en nosotras es algo fascinante ¿no crees?
-Solo dime que eso me quitará la picazón – dijo Pocket aguantando no darle un puñetazo a su amiga.
- ¡Solo hay una manera de averiguarlo! – dijo Tachyon riendo desenfrenadamente
La científica le puso el tubo de ensayo con el líquido a dos centímetros de ella para que lo agarrara y lo tomara.
- ¿Me haces los honores? – preguntó también super cerca de su amiga.
Entre sonrojo y enojo, de una se tomó todo el líquido azulejo. Al inicio, por inercia y experiencias pasadas, Pocket hizo una cara de desagrado. Sin embargo, al terminarlo, abrió los ojos de la sorpresa y se quedó quieta, rezando a que ningún calambre o vapor salga de alguna parte de su cuerpo. Se alegró al notar que nada raro paso y, además, la picazón estaba calmándose. Se rascó la cabeza por costumbre y vio caer algunos pequeños insectos.
- ¡Fascinante! – exclamó Tachyon empezando a apuntar cosas en su computadora - ¡El insecticida ingerirle sí funciona!
A Pocket se le borró la sonrisa de golpe para agarrar a Tachyon de la bata blanca que siempre lleva y casi matarla a gritos.
- ¡Tranquila, mi pequeña jungla de piojos! – dijo riéndose - ¡Lo hice para que no te mate ni te haga daño al sistema digestivo!
Pocket llegó a un nivel de susto tras susto y enojo tras enojo, acompañado de nerviosismo, que simplemente la soltó y se sentó donde pudo.
-Un día de estos me va a dar algo, Tachyon… - dijo Pocket ya relajando su fuerte molestia.
Agnes Tachyon solo soltó una risita ante el comentario mientras seguía escribiendo alguna cosa científica. Ahí, Pocket se levantó y vio bien a su amiga. La veía de perfil, viendo la computadora con tanta intriga y con una sonrisa involuntaria en ella. Para muchos, esos ojos opacos color caramelo eran tenebrosos, incluso para ella al conocerla y en algún que otro momento, pero, por otro lado, un lado lleno de mejillas sonrojadas, vergüenza y un cariño extrañamente oculto La pequeña jungla de emociones estaba pensando muchas cosas a la vez. Dentro de ella empezó a crear y sostener una fuerza de voluntad mayor a cualquier cosa antes vista: una jugada, una movida.
Con decisión, temblor y una mandada a la mierda a todo sentido común, se terminó acercando a Tachyon, abrazándola con el brazo.
- ¿Y-y qué haces ahora? – dijo Pocket tartamudeando.
- ¿Hm? – respondió la científica saliendo de casi nuevo trance - ¡Oh! Estaba terminando de apuntar unas cosas sobre lo que tomaste.
-Oh… interesante… - añadió Pocket desde la incomodidad existencial de ser ella en esos momentos.
- ¿Verdad que sí? La verdad estoy sorprendida de que todo haya salido tan bien.
- ¿Y por qué?
-Supongo que es costumbre de que algo brille mas de lo normal – terminó diciendo Tachyon con su sonrisa maniática.
Pocket, esperando que su amiga diga algo al respecto de “la jugada”, decidió rendirse e irse.
-Bueno, te dejo seguir trabajando – dijo mientras se acercaba a la puerta – Eso sí: más tarde vendré para ir a entrenar eh.
Agnes Tachyon volteó hacia la puerta con una sonrisa.
-Te esperaré querida Pokke.
Eso hizo sonrojar un poco a la enérgica chica, pero para que no la vea, siguió caminando sin voltear.
-Una cosa más – dijo de repente Tachyon - ¿A qué sabía?
Pocket pensó por un segundo, de ahí todo se alineó en su cabeza.
- ¡Ah! El mata-bichos – pensó unos segundos antes de responder con la misma sorpresa de haberlo descubierto – Pues la verdad sabía dulce y rico… sí.
Tachyon tras un pequeño suspiro, dejó salir una sonrisa distinta. Con la luz de la ventana, el sol entrando, el viento moviendo las cortinas, el pelo corto de la científica, su bata y por lo ligera que se sentía, a Pocket misma, vio algo distinto. Era una sonrisa acompañada de una mirada más suave. No era una mirada de sueño o de relajo: tenía brillo y una felicidad que casi se podía tocar en la cara de Tachyon.
-Qué bueno – dijo con una voz extrañamente dulce – Que te vaya bien en el entrenamiento, querida Pokke.
Jungle Pocket sin preguntar solo cerró la puerta, intentando mantener su neutralidad y sus cachetes rojísimos al margen. Al salir, solo se sentó contra la pared y se tapó la cara con ambas manos, suspirando y pensando una sola cosa: ¡Carajo, me encanta!
Las dos siguieron con su día normalmente. Por un lado, Jungle Pocket entrenaba sin parar. Corría y corría, sorprendiéndose por su mejora constante y, en su egocéntrica opinión, mejora imbatible. Le pidió ayuda a Dantsu Flame y a Top Road para hacer pequeñas simulaciones de carreras. Aunque ganara la mayoría de las veces, su compañera Fuji Kaseki no paraba de repetirle lo mismo.
- ¡Se más paciente, Pocket! – gritaba ella junto a su entrenador.
- ¡Ya sé, ya sé! – respondía Pocket sin intención de hacerle caso.
Por otro lado, Agnes Tachyon siguió con su investigación. Pasaron las horas y dieron las cinco de la tarde. Si no hubiera sido por Manhattan Café, no hubiera almorzado: “Oh, se me fue”. Pasó su día escribiendo, analizando, riéndose por los pequeños descubrimientos y entre murmureos, perderse de nuevo en su investigación. Nuevamente fue todo como antes y esa concentración también terminó igual.
- ¡Tachyon! – gritó Pocket al entrar exageradamente a la habitación. Café, que estaba en su mueble de siempre, no dijo nada, solo suspiró con una pequeña sonrisa.
Obviamente, la científica no hizo caso a la primera. Ojos bien abiertos mirando la pantalla, viendo en cámara rápida alguna carrera. Pocket, que ya se había acercado y lista para gritarle en el oído, se preguntó el cómo podía ver carreras tan rápido y entender todo. Finalmente, con un poco de piedad y una segunda oportunidad para su “jugada”, puso repentinamente su brazo alrededor de Tachyon.
- ¡Ah! – exclamó Tachyon con una sonrisa - ¡Querida Pokke, me asustaste!
- ¡A entrenar! – dijo la chica con mechones blancos.
- ¿Tan temprano? – respondió Tachyon girando la cabeza.
-Son las cinco de la tarde… - dijo Café desde su sitio mientras leía un libro.
- ¡Ven, vamos! – dijo Pocket mientras intentaba jalarla fuera de la silla.
Tachyon no puso mucha resistencia y terminó agarrando su cámara, una tablet, un cable y se fue siguiendo la fuerza del brazo de su amiga. Llegaron a una pista vacía, la mayoría de chicas ya estaban volviendo a ducharse y descansar luego de un largo día.
- ¡Okey, esta vez correrás conmigo Tachyon!
Cuando Pocket volteó a ver a su amiga, notó que ya estaba sentada en las bancas lista para grabar todo.
- ¡Cuando quieras! – gritaba la científica.
- ¡Carajo, ven aquí! – gritó Pocket corriendo a toda velocidad hacia la fugada.
-Pero de aquí entreno. Veo como corres y como haces todo y así yo también aprendo.
Pocket refunfuñó con la nariz y terminó bajando la cabeza en forma de aceptación.
-Esto ayudará muchísimo a mi investigación, querida Pokke – añadió Tachyon - ¡Corre con todas tus fuerzas!
Pero Pocket no se movió de su sitio. Más bien, con la punta del pie en el suelo, su cola moviéndose y el talón dando vueltas, Jungle Pocket se sonrojó un poco antes de hablar.
-Sería divertido… si corres conmigo… por esta vez…
Jungle Pocket sintió el viento correr con fuerza tras lanzar su “jugada”. Se sentía avergonzada, con la cara hirviendo de ansiedad y ese sentimiento tan extraño y contradictorio que llevaba siempre a Agnes Tachyon. Sin embargo, entre las miradas al suelo, al cielo, a los lados, sus ojos conectaron por una milésima de segundo. Otra vez, unos ojos abiertos con un brillo sin igual. Una expresión de sonrisa acompañada de una exhalación. De pronto, entre todo ese milisegundo infinito, Tachyon empezó a reír con una timidez notable, una risa fuera de la locura, una risita cariñosa, como una caricia a los oídos de Pocket.
-Lo haré, en ese caso – dijo con una voz suave y amable - ¡Pero eso sí: ponte esto!
De un momento a otro Tachyon volvió a ser la misma y Pocket tenía un brazalete con una pantallita. Era para medir el ritmo cardiaco y muchas cosas más que ella no entendía.
- ¡Oh! – dijo Tachyon acercándose a la muñeca de su amiga – Tu ritmo cardiaco está bastante alto ¿por qué?
Pocket se sonrojó como nunca y se dio media vuelta para ir la pista de práctica.
- ¡Por nada, ven apúrate! – gritó sin voltear a mirarla.
Sin que ella se de cuenta, mientras caminaba con calma hacia su amiga, Tachyon puso su mano en su pecho. Soltó una sonrisa y una risita para ella misma y, gracias al naranja del atardecer, Jungle Pocket, aunque volteara, no se hubiera dado cuenta del sonrojo de Agnes Tachyon.
El día terminó con ambas en sus dormitorios pensando en ese milisegundo. Las mejillas de ambas se prendían en fuego al recordar. Ambas, sin saberlo, pensaron lo mismo: “Me encanta esa chica”.
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Los primeros rayos de sol sobrepasando las nubes de mañana y las cortinas del cuarto acariciaba la cara de Jungle Pocket. Frunciendo el ceño al darse cuenta que se ha despertado por luz natural, significa que su alarma está a punto de sonar. Era domingo, ella sabía, pero igual iba a entrenar, a molestar a su entrenador y a estar más cerca de su meta. Sin embargo, un pequeño tapeo la hizo abrir los ojos y sonrojarse estrepitosamente.
- ¡Hola, Pokke! ¿Estabas soñando algo emocionante? Tu ritmo cardiaco está encima de lo normal al dormir. ¿Necesitas algo para poder descansar mejor? Podría usar mela-
Pocket de un segundo para otro se sentó en su cama, pegándose a la pared de la sorpresa de tener unos pequeños chupones pegados en su cuello, cabeza y pecho y, además, la cara de Tachyon tan cerca, como si la estuviera viendo dormir hace horas.
- ¿¡Qué haces aquí, Tachyon!? – gritó Pocket genuinamente asustada mezclada de vergüenza y ese nerviosismo del corazón cada vez que Tachyon es… Tachyon.
- ¡Buenos días, querida Pocket! – dijo Tachyon riéndose como siempre hace, ignorando el escándalo que su amiga estaba haciendo – Lo que pasa es que vi a Top Road salir de aquí cuando pasaba por el pasillo y simplemente entré para ver cómo funcionaba tu ritmo cardiaco cuando soñabas.
- ¿¡Por qué!? – dijo Pocket igual de nerviosa y con las mismas dificultades para calmarse de todas las maneras posibles.
-Como dije, estaba por aquí cuando-
- ¡No eso! ¿¡Qué hacías en los pasillos tan temprano un- un domingo!?
- ¡Oh! ¡Es que me llegaron estas nuevas máquinas de medición cardiaca y de ondas cerebrales! Lo mejor de todo esto es que con los datos que soy capaz de transformar con un algoritmo super sencillo puedo poner esto en medidas de químicos que luego puedo aplicar en algo consumible-
El fuerte sonido de la alarma sonó, al menos para Pocket, un milisegundo. Tachyon reaccionó casi al instante. Volteó un segundo hacia el reloj y siguió hablando con su mirada tétricamente apasionada.
- ¿Cuánto… tiempo llevas aquí…? – preguntó Pocket un poco asustada pero ya sin riesgo de paro cardiaco.
-Me demoré una hora recalibrando los equipos y otra hora de observación – dijo sin ningún tipo de vergüenza - ¿Me quieres acompañar a ver los resultados?
Tachyon solo recibió un almohadazo volador directamente en la cara, lo cual no le afectó en lo más mínimo.
-Para la próxima, pregunta antes de asustarme así – dijo Pocket entre dientes e irritada por la movida mañana.
Tachyon no dijo nada, se quedó viendo su pequeña tablet.
- ¿Hm? – dijo mirando de reojo a Pocket.
- ¡Carajo!
- ¿¡Y la dejaste entrar así como así!? – gritaba Pocket con una toalla en su cuello.
- ¿Qué tiene de malo? – preguntaba Top Road muy confundida por la histeria.
- ¿¡No habías visto las máquinas que tenía entre manos!? ¡Si hubieran sido cosas químicas estoy segurísima que nuestro cuarto explotaba!
-Oh… - Top Road empezó a recordar su falta de observación – La verdad salí con sueño y rápido para venir a entrenar desde temprano entonces…
Pocket solo suspiró al darse cuenta que afortunadamente no pasó nada malo.
-Pero ¿tanto miedo te da? – preguntó Top Road un poco preocupada – Se que está loca pero…
- ¡No me da miedo! – respondió Pocket rápidamente. Inconscientemente, tenía miedo a ser malinterpretada – ¡Solo me asustó porque la tenía a dos centímetros de mi con cosas conectadas a mi cuerpo!
Top Road se rio ante el comentario. La joven rubia estaba a punto de decir algo más pero notó una silueta rodando cuesta abajo hacia ellas.
- ¡Pokke! – gritaba alargando la palabra. Era Tachyon, que tras girar y girar por el suelo, terminó rápidamente detrás de su amiga - ¡Querida Jungle Pocket! ¿Me podrías ayudar en algo?
Top Road tenía una cara de asustadamente confundida que su entrenador, que estaba cerca, hubiera deseado tomarle una foto. Pocket solo volteó con los brazos cruzados, con las mejillas rojas de cansancio y de la cercanía, nuevamente, de su amiga.
-Ya me iba a comer – respondió Pocket.
- ¡Ah! Con que ya es hora del almuerzo – se dijo para ella misma – Mira, solo necesitas dar dos vueltas más. Con eso, podre medir la serotonina, la dopamina y la endorfina de un promedio nuevo que puedo asociar a un buen estado físico. Con eso, podría ayudarte ha mejorar tu tiempo y-
- ¡Ay ya, okey, okey lo haré – dijo Pocket.
- ¡Fantástico! – exclamó de la emoción la científica - ¡Ponte esto en la muñeca!
La científica, sin siquiera haber terminado de preguntar, le puso una especie de reloj inteligente en la muñeca.
-Con esto podré monitorear todo lo que necesito – dijo Tachyon ya sentada en uno de los bancos – Vamos, vamos, empieza a correr.
-A veces me pregunto como te mueves tan rápido – dijo Pocket yendo al punto de partida – Gracias por el entrenamiento, Top Road. Nos vemos luego.
-Adiós… - dijo Top Road rezando por el bienestar de su amiga – A veces me pregunto qué pensaran esas dos cuando pasan estas cosas…
Tras despedirse y dejar la cancha para ella sola, Pocket se puso en la línea de partida. De un momento a otro, dejando ir mucho aire de una, empezó a correr. Se sentía liviana aunque cansada por todo el entrenamiento previo que había hecho con su roomate. A mitad de la primera vuelta, empezó a sentir el cansancio, pero intentó mantenerse concentrada en su respiración y sus movimientos. Cuidar la técnica es algo que Fuji siempre le decía que haga. Entre esos pensamientos, revisó su muñeca. Es cierto, el reloj tenía una especie de gráfico que cambiaba, subía y bajaba. Terminó la primera vuelta en un minuto con 30 segundos. Paró en seco, respirando intensamente.
- ¡Buen trabajo, querida Pokke! – la voz de Tachyon proveniente del reloj casi hizo que Pocket tuviera un pequeño infarto – ¡Ah, verdad! Me olvidé de decirte que también instalé un micrófono. También te escucho.
- ¡Avisa eso antes Tachyon! – dijo entre suspiros rápidos y una mano en el pecho.
Luego de un pequeño descanso, Tachyon obligó a su amiga a correr una vuelta más. Aún con el cansancio de la última vuelta, empezó a correr con todas sus fuerzas. Antes de mitad de camino, ya sentía un cansancio tremendo en las piernas, pero no quería rendirse. Vio de reojo a Tachyon, sentada en las bancas, mirándola de reojo mientras monitoreaba su computadora. Pensó en su emoción, unas fuerzas empezaron a salir de sus piernas, pero sin darse cuenta, se desconcentró y empezó a perder velocidad.
-Tira tu cuerpo un poco más para adelante – dijo la voz de Tachyon – Se que estás cansada pero al tirarlo para adelante rompes más el viento y tienes una mejor aerodinámica. Ya falta poco, Pokke ¡ánimo!
Esas palabras, como película de acción barata, le dieron la suficiente fuerza a Pocket para que completara la vuelta en un minuto y 45 segundos. Apoyada en sus rodillas, recibió unas felicitaciones de Tachyon mientras se mantenía concentrada en su computadora. Mientras se recomponía y avanzaba hacia ella, solo podía escuchar murmuro emocionado y tapeos.
- ¡Excelente trabajo, mi conejillo de indias favorito! – dijo Tachyon muy emocionada – Con todos estos datos, podré hacer un nuevo químico que-
-De nada, cabeza de elementos – dijo Pocket apoyándose en sus rodillas otra vez – Me voy a comer, me muero de hambre.
El apodo hizo que Tachyon, por reacción antinatural para su personaje, se tapara la mayoría de la cara con su bata extremadamente grande. Pocket no lo notó por el cansancio y porque ya estaba yéndose, también sonrojada en el fondo por ser “la favorita”.
-Espera, Pokke – dijo Tachyon intentando simular la sorpresa que sentía – Más tarde ven al laboratorio para mostrarte lo sale de todo esto.
Pocket se asombró por lo que escuchó, se sonrojó notablemente.
-Obvio que sí iba a ir – dijo tartamudeando – No corrí casi hasta ahogarme para no ver qué pasa después.
Tachyon soltó una risita que se le hizo extremadamente tierna a Pocket.
-Y… el medidor…
- ¿Hm? – giró la cabeza Tachyon - ¡Oh! Te lo puedes quedar si quieres. Cualquier cosa, puedo pedir más. Además, así estaré recibiendo datos nuevos cualquier cosa.
-Sí, justo te iba a decir que me vendría bien escuchar uno que otro consejo y ánimos en momentos como esos – añadió Pocket intentando hacer su “jugada del día”.
- ¡Te falta tanto por aprender, querida Pokke! – dijo Tachyon riéndose como siempre.
Pocket levantó los ojos con una sonrisa tímida y se dio media vuelta en dirección al comedor. Sin embargo, a medio camino, algo la paralizó. Unas palabras, como si el viento hubiera pasado al lado de ella, susurrando cariño y amor.
-Gracias, Pocket – se escuchó la voz de Tachyon desde el reloj. Pero era una voz llena de brillo, como esos ojos que muy pocos habían visto de parte de la científica – Te espero en el laboratorio.
Jungle Pocket sintió que su corazón tosió. Se intento reincorporar pero, sin darse cuenta, con la cara roja de la alegría y la vergüenza de haber escuchado una voz tan angelical, corrió hacia su destino. Por otro lado, Agnes Tachyon, escondida detrás de su pantalla, con vergüenza y querer en la mirada, veía los datos en vivo de su computadora.
-Tus signos vitales aumentaron drásticamente – dijo en voz baja, con una sonrisa alargada por estar apoyada en sus manos – ¿Por qué será…?
EXTRA:
-Oye, Top Road – dijo el entrador Okita – Una pregunta…
- ¿Qué pasa?
-Esa Tachyon y Pocket… - alargaba las palabras – Están…
-Sí – respondió Top Road con una obviedad y sonrisa – Obvio que lo están.
Notes:
Gracias por leer, PockeTaki nation. Cuídense. Haré capítulos más seguido!
Chapter 3: Capítulo 3
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Ya era tarde y todos se habían ido a dormir sin preocupaciones mayores para el día siguiente. Eran casi las 12 y Agnes Tachyon seguía escribiendo en su computadora: tap tap tap y tap. Las investigaciones siempre la hacían desvelarse y divertirse en ese silencio entre grillos, viento nocturno y estrellas silenciosas. Era un momento de soledad elegida, un momento de privacidad. Entre murmullos y revisiones a distintos libros y hojas sueltas, los ojos no se despegaban de la pantalla, pensando y viendo cuadros que solo ella entendería. Cuando vio la hora por accidente, pensó en irse a dormir en un momento para despertar temprano mañana y poder seguir trabajando. Se acordó de lo que le dijo su amiga: “No te duermas tarde, Tachyon, mañana te prometo que vamos a ir a entrenar de nuevo”. Sonrió al recordarla, se sonrojo un poco para ella misma, no pudo evitar soltar una risita que le hizo preguntarse a sí misma cómo funciona todo lo que está sintiendo. De un parpadeo a otro, se dio cuenta de que habían pasado 30 minutos y era hora de irse a dormir. Sin embargo, algo la hizo ver el reloj otra vez en su computadora, algo la hizo dejar de sonreír: la fecha. Fijamente, sin ánimo ni curiosidad, solo pensó en olvidarse de haber chequeado, haciéndose la tonta. Suspiró y se levantó para irse a su cama, apagando todo con desgano y en el fondo, con mucha impotencia y tristeza.
El sol se levantó y Jungle Pocket se levantó más temprano de lo normal. Top Road ya se había ido, entonces no tuvo cuidado al buscar en su cajón la pequeña libreta y cajita que había estado guardando para ese día. Sin mucho pensarlo, se cambió, sonrió y salió corriendo hacia el taller de siempre. Entrando a la academia, sin mucha gente dando vueltas y los entrenadores recién llegando, Pocket llegó a la puerta que buscaba. La abrió, sin saber por qué estaba sin llave, y se sentó alegremente a esperar con las piernas balanceándose con emoción.
-Creo que vine muy temprano… - se dijo a ella misma mientras abría su pequeña libreta y revisaba todo lo que había apuntado.
Sin darse cuenta, la atención que le prestó a su libreta con nuevos apuntes hizo que dos horas pasen como parpadeos y luces. Finalmente, alguien entró, la persona que Pocket estaba esperando.
-Pokke, estás temprano – dijo alegremente la dueña del taller.
- ¡Berno! – exclamó Pocket emocionada – Llegué muy temprano me parece, pero mejor temprano que tarde.
-Bueno… sí, tienes razón ¿empezamos?
- ¡Claro que sí! – respondió Pocket con muchísimo entusiasmo y llevándole todo lo que trajo – Muchas gracias por la ayuda, Berno.
-Tienes suerte de que hay alguien del taller herraduras sepa de una manualidad tan específica… - dijo Berno riéndose.
-En serio muchas gracias – terminó añadiendo Pocket nuevamente casi llorando del agradecimiento – Será rápido y sencillo.
Ambas sabían que no lo sería, pero aun así, el trabajó comenzó con entusiasmo y con alegría.
Tachyon despertó ni muy cansada ni muy descansada. Por alguna extraña razón estuvo despertándose cada hora pero terminó levantándose a las nueve de la mañana. Haciendo sus cosas al despertar en piloto automático, se dispuso a ir al laboratorio, sentarse en su computadora y seguir con la investigación de ayer, no sin antes revisar uno que otro tubo de ensayo que había dejado reposando con alguna que otra nueva invención catastrófica. Miró la puerta de su espacio científico, pero no notó nada nuevo, sin embargo esperaba alguna que otra alegría.
Pasaron las horas, Tachyon solo trabaja en su investigación, inundando la habitación de murmullos y palabras sin sentido. Sin embargo, estaba un poco más consiente de lo normal de sus alrededores. Escuchaba los gritos y conversaciones de las chicas de abajo, alguna que otra persona pasaba por el pasillo y el viento estaba especialmente ruidoso ese día. El clima, pese a dejar ver un lindo sol abrazando a las nubes, no era ni un fu ni fa para la científica. Había algo en su interior, algo que le molestaba, le hacía sentir desganada, sin esa inspiración que tenía todos los días. Desearía que sea solo un día normal, pero ni ella ni la cita que estaba programada para después de almuerzo no podían aceptar esa idea. A la una y media de la tarde, alguien abrió la puerta. Era Manhattan Café, tambaleando y llena de sudor. Tuvo un duro entrenamiento y por eso, fue directamente hacia su sillón y se preparó su susodicha bebida. Sin embargo, algo le pareció extraño: Tachyon no la saludó. Es cierto, volteó a mirarla y le movió la mano de lado a lado, pero no dijo nada. No es como siempre que la saluda, la jode, le propone tonterías. O a veces cuando entra, está tan inmersa en lo suyo que no se da cuenta cuando alguien entra o sale de la habitación. Pero este no era el caso, y Café lo notó. En silencio, terminó su café.
-Dime por favor que no has tomado algo que te malogre la lengua por un rato – dijo Café suspirando desde su sillón.
-Esta vez no, querida Café – respondió Tachyon - ¿Qué tal el entrenamiento?
La pelinegro demoró unos segundos en responder. Escuchar a Tachyon con palabras tan “normales”, actitud tan apagada y desinterés gris era algo nuevo para ella.
-Como siempre – terminó respondiendo – Hoy también hice un buen trabajo.
Se esperaba una referencia a “ella”, pero no la hizo, solo sonrió levemente en forma de escucha. Terminó de hacerse su café de siempre y con cuidado se lo sirvió.
- ¿Pasa algo, Tachyon? – preguntó luego de un pequeño sorbo.
-No – respondió monótonamente – No ha pasado nada.
-Te noto extraña – añadió Café.
- ¿Extraña? – respondió Tachyon con una pequeña risa apagada - ¿Recién me notas así?
De pronto, Tachyon se levantó de su silla y fue en dirección a la puerta. Volteó a ver a Café para hablarle. La pelinegro notó con preocupación que los ojos de su amiga estaban apagados, desganados, sin un propósito. Café no recuerda haber visto esa mirada antes, había algo más que estaba creando todo esto.
-Voy a ir a almorzar algo – dijo saliendo del cuarto – Nos vemos, Café.
Manhattan Café se quedó sentada, preocupada por su amiga y preguntándose el por qué le chocó tanto verla así. Después de terminar el café, se levantó y fue a buscar a una amiga suya.
-Creo que… - decía Pocket entre dientes – con esto bastará ¿no?
-Yo creo que está muy bien para tu primera vez haciendo algo tan complejo – respondió Berno con una sonrisa – Te traigo una cajita o…
-No te preocupes, así está bien – decía Pocket mientras se guardaba su pequeña creación en el bolsillo de su sudadera roja – Más bien, muchísimas gracias Berno, no sabes la ayuda que fue tu guía en esto.
Berno se alegró de escuchar eso. Las dos se dieron un chócalas que retumbó por el taller vacío. Pocket miró el reloj y vio que eran las dos de la tarde.
- ¿Vamos por algo de comer? – preguntó Pocket – Me muero de hambre.
- ¡Buena idea! – respondió Berno siguiendo a Pocket.
Ambas llegaron al comedor, recogieron sus platos y comidas y tuvieron un lindo almuerzo lleno de tranquilidad y comentarios entre dientes y comida: “¡Está delicioso!”. Berno terminó su almuerzo primero y también se fue primero. Tenía que ayudar a su entrenador Musaka con unos papeles. Pocket, que se quedó sentada terminando su comida, se empezó a emocionar por lo que había hecho. En el fondo, estaba orgullosísima de lo bien que había salido todo y estaba segura que sería una sorpresa extraordinaria, o eso intentaba pensar y metérselo en la cabeza. Pese a todo, en el fondo sentía un poco de ansiedad y temor. “No es su estilo. ¿Le gustará? ¿Estará feo?”. Entre masticadas y una pierna un poco activa, terminó su comida.
-Pocket – dijo de pronto una voz que hizo a Pocket saltar un poco - ¿Estás ocupada?
Era Café. Estaba igual de silenciosa y tranquila como siempre, sin embargo, tenía un tono levemente distinto.
- ¡Café! No me asustes así por favor que ya no soporto los infartos… - dijo Pocket con una risita y un par de recuerdos – Solo estaba comiendo ¿qué pasó? ¿Quieres entrenar?
Café negó con la cabeza.
- ¿Has visto a Tachyon? – preguntó la pelinegra.
-No realmente – respondió Pocket – Es domingo, normalmente hoy no sale de su laboratorio.
-Dijo que iba a venir a comer.
- ¿Aquí? ¿Tachyon? – preguntó Pocket recostándose en su silla con una sonrisa – No me la imagino comiendo aquí.
-Yo tampoco, por eso vine y no estaba.
Pocket reaccionó girando su cabeza, confundida.
-La noto extraña, está muy… apagada – decía Café tomando un café que ni ella sabe de dónde sacó – Vine para preguntarte si podrías buscarla y hablar con ella. Yo no soy buena en estas cosas y de verdad necesito descansar.
-Claro – dijo Pocket sin pensarlo – Yo me encargo.
-Gracias, Pocket – Café se levantó con una pequeña sonrisa y las ojeras cada vez más grandes y se fue.
-Rara ¿eh? – se dijo Pocket llegando a una pequeña conclusión.
Terminó los dos bocados que le faltaban, se acabó de un trago su baso de agua y se dispuso a buscar a Tachyon. Empezaría por la biblioteca.
-Con eso sería todo, Agnes Tachyon – dijo el señor de bata blanca amablemente – Te parece si-
-Mejor mándemelo por correo – interrumpió Tachyon yendo hacia la puerta – Quedarme esperando sentada no ayudará en nada ¿no?
El señor de bata blanca miró al piso con pena y luego a Tachyon que estaba por abrir la puerta.
-A veces, las historias de ustedes son… complicadas. A veces heredan destinos felices, tristes, divertidos, vacíos… - decía el hombre mientras se acercaba a su paciente – Pero todos tienen algo en común: pase lo que pase, amaron, aman y amarán correr con todas sus fuerzas.
Tachyon no reaccionó hacia el comentario. Abrió la puerta lentamente y volteó antes de cerrarla con suavidad.
-Y es por eso que se me deniegue algo que amo y para lo que existo es peor que cualquier destino que has mencionado.
Empezó a caminar lentamente, con rumbo a su laboratorio pero sin ganas de acercarse a él. Era una sensación extraña que la llevó a tomar un camino más largo. Pasó por las pistas de entrenamiento. Vio a algunas chicas entrenar, a otras conversando ya volviendo de un entrenamiento dominguero. Entre esos pasos cortados y lentos, pensó en lo extraño que estaba ese día: salir de su laboratorio un domingo, qué pérdida de tiempo.
Finalmente, Tachyon terminó en un pequeño árbol que había en los rincones de los grandes edificios de la academia. El viento soplaba tranquilo, el cielo bañado en atardecer era naranja y cálido. La primavera ya había llegado y Tachyon lo había notado recién esa tarde. Se sentó bajo el árbol y se puso en una posición de pelota, tapando la mayoría de su cara por su larga bata blanca. Ahí, viendo el cielo entrecortado por la copa del árbol, pensó en el significado de su bata. Pensó en la investigación, en la razón por la cual existe esa pasión que tiene en el interior. Es verdad, los secretos de la velocidad tienen que ser desvelados, pero ella sentía que no podría estar ahí. Ese mundo escondido y hermoso no estaría disponible para ella, al menos ya no. Ese pensamiento la hizo deshacer esa leve sonrisa que mantiene siempre, esos ojos bien abiertos, esa mirada que apuntaba al futuro con emoción. Tachyon sintió un pequeño nudo en la garganta. Una tristeza la hizo hundirse más en sus pensamientos. Pensó de nuevo en lo lindo que estaba el cielo. Sin embargo, algo la interrumpió.
- ¡Tachyon! – gritaba una voz que se estaba acercando. La científica levantó la mirada y vio a una Umamusume llena de energía, de fuerza y alegría de haberla encontrado - ¡Aquí estás, Tachyon!
- ¡Carajo! ¿sabes lo difícil que ha sido encontrarte? – decía Pocket mientras se apoyaba en sus rodillas.
-Pokke… - Tachyon estaba sorprendida y confundida.
Pocket recuperó su aliento luego de un suspiro largo y que también la ayudó a relajarse un poco. Al ver a su amiga debajo del árbol, entendió a lo que se refería Café. Se notaba a kilómetros, Tachyon estaba muy triste y ausente.
-Raro vernos un domingo ¿no? – preguntó Pocket mientras se sentaba al frente de ella.
Tachyon soltó una risita al escuchar la pregunta.
-Es raro que tú me busques con tanta intensidad – preguntó Tachyon – Si es para entrenar, tengo que investigar entonces-
-No es por eso, no es por eso – interrumpió Pocket – La verdad fui a buscarte a tu laboratorio y no estabas entonces empecé a-
Con la costumbre de hacer cosas impredecibles con una velocidad sobrenatural, Tachyon terminó al lado de Pocket y observó su muñeca, viendo los gráficos incompresibles que mostraban. Tachyon soltó una risita mientras miraba de cerca a Pocket.
-Estás mintiendo, querida Jungle Bucket…
Pocket se sonrojó y alejó un poco quejándose de lo rara que es y que no se acerque tanto sin avisar. Tachyon se acomodó en su nuevo sitio.
- ¿Sabes qué? Al diablo – dijo Pocket respirando, preparándose para decir algo importante. Pasaron dos segundos de ella mirando al suelo, pensando cada palabra sin utilidad porque siempre, a último momento, Jungle Pocket siempre habla de corazón, y eso significa que no tiene maneras de suavizar lo que quiere decir - ¡No te puedes poner triste si no te saludan por tu cumpleaños si no le dices a nadie!
Pocket estaba avergonzadísima de lo que acaba de decir. Tachyon se quedó en silencio unos segundos, muy sorprendida de lo que acababa de escuchar.
- ¡Café me dijo que- que estabas triste pero nunca me preguntó anda sobre el día de hoy entonces, asumí que fue porque no sabía que era tu cumpleaños, pero conociéndote sabía que no se lo dices a nadie porque ni tu te acuerdas te apuesto!
Tachyon mantuvo su silencio y su mirada fija en Pocket, sin poder quitarse la sorpresa de sus orejitas marrones que estaba igual de sorprendidas que ella. Finalmente, terminó riéndose de lo bizarro que fue todo. Fue una risa que no se podía contener. Pocket se sonrojó más, bajó más sus orejas pero, también sonrió un poco porque notó una felicidad común y la de siempre, una felicidad tan “Tachyon”, como le gusta. La científica se secó una pequeña lágrima que le salió por reírse tanto.
- ¡Ay, querida Pokke! – dijo con ese tono de siempre - ¡No tiene nada que ver!
- ¿¡Qué-
Tachyon siguió riéndose un poco, dejando a Pocket muriendo de la vergüenza por la fallida conclusión a la que había llegado. Sin embargo, la científica empezó a bajar su sonrisa, su risa y naturalidad.
-Mi cumpleaños no es importante, querida Pokke – dijo Tachyon suspirando – No tiene nada que ver que-
- ¿¡Que no es importante!? – interrumpió Pocket histérica - ¿¡Quieres que te mate, tarada!?
Tachyon se sorprendió por la interrupción y por la molestia de Pocket.
- ¡Claro que es importante! ¡Debería ser un día feliz!
La científica se desanimó al escuchar eso, recordando de nuevo su reflexión.
-No debe serlo… No hay una razón tangible que-
- ¡Claro que la hay! – interrumpió Pocket - ¡Uno debería estar feliz porque te dan cosas como estas!
Ahí, Pocket, dejando toda su vergüenza lejos de sus músculos, sacó de su bolsillo una pequeña cajita. Tachyon, rompiendo el récord de veces en un día donde la hicieron quedarse sin palabras, quedó confundida por lo que veía. Era una cajita de madera con un tono marrón rojizo oscuro. Tenía dos bisagras doradas que hacía que esa cajita se pudiera abrir. La mano estirada de Pocket dejaba al descubierto, aunque esté tapando la luz anaranjada del cielo, un sonrojo notable a kilómetros, pero también unos ojos decididos y con mucho cariño.
-Feliz cumpleaños, Tachyon… - dijo avergonzada, pero sin quitar su mirada de la de ella. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Pocket – Espero que te guste…
Tachyon no podía hablar. No podía aunque quisiera. Y aunque quiera y pudiera, no sabía qué decir. Miró a Pocket con los ojos más abiertos que nunca, dejando ver también un poco sus ojeras. Agarró la caja remangando un poco su bata. No le dio mucha vuelta, solo abrió la cajita que cabía casi en toda su palma. Ahí la vio. Era una estatuilla que giraba. Se escuchaba una melodía moviéndose, siendo tocada por pequeños engranajes, tuercas y engranajes. La estatuilla era dorada, tenía una silueta reconociblemente parecida a la nueva dueña de la cajita musical. Tenía esa bata larga, esa postura al correr. Y giraba con la música, lentamente. La melodía sonaba un poco distinta cada vez. Algunas notas se iban, se bajaban, se subían. Pocket ya lo sabía pero por temas de tiempo y de esperar que no se notara tanto, pues la dejó así. Un poco de ansiedad la invadió al notarlo con tanta obviedad. Tachyon no decía nada, solo veía la estatuilla moverse con esa cara de sorpresa total. Sin embargo, esos ojos, llenos de vacío y tristeza volvieron a su estado natural, poco a poco, recuperando ese brillo opaco que los hacía tan bonitos.
-La música – dijo Tachyon en voz baja, mirando la base de la estatuilla.
-Sí… - decía Pocket un poco triste – Es un poco difícil hacer eso pero-
-La música está mal compuesta porque usaste materiales incorrectos. Además, se escucha un sonido extra dentro. Hay un tornillo mal puesto y probablemente es de metal común que se usa para las herraduras de mala calidad. Eso hará que la estatuilla deje de moverse más rápido y necesite aceite constantemente y…
Pocket se levantó y miró al suelo con una tristeza palpable. Pensó en lo idiota que fue al hacer un regalo así.
-Ya sabía que era una porquería – dijo Pocket intentando deshacer ese nudo en la garganta – No tenías que-
La rabia que quería ser liberada en palabras o lágrimas cambiaron de naturaleza. Todo lo que iba a sentir, ese arrepentimiento y autodesprecio por hacer un mal regalo, desaparecieron con ese abrazo sin previo aviso. La caja musical que seguía en el pasto seguía sonando. Aunque haya notas irregulares, el abrazo se hizo más fuerte por parte de Tachyon. Pocket, con los ojos vidriosos, ya ignorando la vergüenza y el sonrojo, abrazó a su amiga con cariño y delicadeza, apretando sin darse cuenta con calma y control. Para las dos, esos segundos fueron minutos enteros de solo sentir la respiración de la otra en una cercanía nunca antes experimentada. Pocket no quería que el abrazo acabe. En ese abrazo de agradecimiento, en ese regalo pequeño, ella le decía tantas cosas que, sin darse cuenta, Tachyon aceptaba. Ella, por otro lado, no se quería separar por el cariño, las lágrimas que estaban por caer y porque las palabras no alcanzaban para describir lo que sentía. Pocket sentía los latidos de su amiga, rápidos, potentes, emocionados, felices.
-Gracias – dijo con dificultad, una voz quebrada estaba a punto de ser descubierta – De verdad, gracias, Pokke.
Pocket cerró los ojos en los brazos de la científica.
-Mira, yo puedo saber que no estás mintiendo sin reloj…
Qué bueno que Pocket no le veía la cara a su amiga. Porque aparte de una que otra lagrimita, un brillo especial y único acompañado de un tierno sonrojo, se asomaba. Tachyon no quería que la vea así, aún no. Finalmente, se separaron con una pequeña risa y un sonrojo de ambas. La científica agarró la cajita musical, la cerró y la guardó en uno de los bolsillos de su bata. Las dos se sonrieron con cariño y se fueron juntas de ahí. Terminaron en el laboratorio.
-Yo ya me voy, creo yo – dijo Pocket aun conmocionada por el abrazo tan deseado que hubo – Después de correr por toda la escuela, tengo que bañarme.
-Si quieres… ¡puedo hacerte un jabón líquido mitad shampu, mitad acondicionador, mitad jabón de cuerpo, de cara y que te dejará la cola limpia y con un PH balanceadísimo!
-No gracias… - dijo Pocket yendo hacia la puerta.
-Entonces, nos vemos, Pokke – dijo Tachyon mirándola y haciéndole adiós con su bata.
-Hasta mañana, Tachyon – respondió un poco roja – Te debo un pastel…
-Si te pasas de azúcar, será mi favorito – dijo Tachyon rápidamente.
A punto de cerrar la puerta, Tachyon de nuevo hizo que el corazón de Pocket de un pequeño salto.
-Gracias, Pokke, muchas gracias por todo.
Pocket quedó quieta unos segundos y antes de irse en vergüenza, abrió un poco la puerta y miró con timidez a su amiga.
-Espero que haya más abrazos de esos más seguido…
Esa noche, Tachyon recibió un correo. Eran las diez cuando su computadora sonó y toda la felicidad que su amiga le había traído sentía que se desvanecía rápidamente. Decidió aceptar las cosas con acciones. Abrió rápidamente el correo. El correo era extraño. Era del amable señor de blanco, pero estaba más animado de lo normal. Tachyon recibió una felicitación de cumpleaños en ese correo que adjuntaba dos imágenes que se comparaban. Una de su pie el año pasado y otra de la radiografía que le habían sacado ese día. Todos sus cumpleaños ella iba a sacarse una radiografía a ver cómo avanzaba su lesión. Otra vez, toda esa reflexión triste y llena de realidad cruda y asesina de sus sueños más profundos empezó a invadirla. Sin embargo, había algo en la segunda imagen. Ella, habiendo estudiado su condición degenerativa de pies a cabeza, derecho y al revés, quedó impactada. Esa segunda imagen, esa perdición que la hizo estar tan destruida y sola ese cumpleaños, esa razón por la cual odia ese día con su alma, desapareció. La imagen mostraba una mejora. Era imposible, Tachyon no lo podía creer. Pensó en que el doctor se equivocó pero, revisando el análisis de la imagen que el doctor había adjuntado al correo, notó que era verdad: su pie estaba sanando. No debería ser posible, ni ser un sueño, pero era una prueba. El doctor lo declaró como un regalo del destino. El final del correo hizo a Tachyon soltar una risa maniática, de esas que la hizo volver a la vida.
"Tal vez tu destino es luchar por tu sueño ¿no crees, Agnes Tachyon?"
- ¡Claro que lo es, doctor! – exclamó Tachyon - ¡Ahora hay una variable que no tengo ni idea de donde viene!
Puso la imagen en grande y se la quedó viendo. Sin embargo, antes de perderse en su nueva investigación y búsqueda del por qué de lo que está viendo y viviendo, pensó en Pocket. Pensó en su sonrisa, en su sonrojo, en su regalo. Abrió la pequeña cajita musical y solo cerró los ojos, sonriendo por todo. Un brillo volvió a los ojos de Tachyon, un brillo de esperanza. Antes de irse a dormir, justo antes de que amanezca, Tachyon pensó en Pocket. Pensó en el abrazo.
-Obvio que los habrá, bonita y querida Pokke.
Chapter 4: Capítulo 4
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Una pequeña explosión resonó en todas las paredes de la academia Tracen. Jungle Pocket, que estaba yendo hacia el laboratorio de donde salió la explosión, empezó a correr confundida y asustada por lo que acababa de escuchar. Cuando llegó vio a Manhattan Café tomando de una de su infinidad de tazas en total tranquilidad mientras que del lado de Tachyon había muchísimo humo que se estaba saliendo por la ventana y por el techo de la habitación. Se podía ver parcialmente y Pocket movía su mano de lado a lado para dejar de toser.
- ¡Café! – decía entre tosidas - ¿¡Qué carajo pasó!?
-Tú qué crees… - dijo mientras se paraba y se iba hacia la puerta – Tengo que comprar más café, diviértanse.
La extremada indiferencia de Café la dejó estupefacta. Es cierto, ella y Café están acostumbradas a la mayoría de locuras de Tachyon pero esto era otro nivel para ella. De pronto, del humo, salió una silueta.
- ¡Excelente! ¡Es maravilloso! – dijo notando a Pocket - ¡Ah! ¡Pokke! ¡No te creerás lo que logré hacer!
Pocket no tenía palabras para interrumpirla. El rojo de su rostro se pasó a todo el cuerpo y no dejó de repetir una letra o de intentar terminar una palabra.
- ¡Ta- Ta- Ta- Tu- La-
- ¿Ah? – dijo Tachyon sin entender la cara de su amiga. Terminó mirando hacia los ojos de Pocket intentaba no mirar. Por la pequeña explosión, parte de su uniforme se había rasgado exageradamente - ¡Ah, esto! Verás, es que al mezclar el-
En un milisegundo, Pocket se quitó la sudadera de entrenamiento y se la puso a Tachyon. Intentaba mirar hacia otro lado pero no se podía quitar de la cabeza lo que había visto. El rojo de sus mejillas era casi insoportable.
- ¡Gracias! – dijo Tachyon de pronto – Dame un segundo.
Tachyon, ignorando completamente a Pocket aún tartamuda se fue al otro lado del gran mueble lleno de estanterías y cosas y se cambió. Al salir, estaba con un pequeño polo y con un short muy hogareño.
-Listo – dijo acomodándose el polo – Mucho mejor.
Pocket, por fin, luego de ver a su amiga sentarse en su silla de siempre, habló.
- ¿¡Qué pasó aquí!?
- ¡Cómo te decía! – respondía Tachyon mientras agarraba los tres pequeños tubos de ensayos llenos de líquidos extraños – Me puse a pensar y: si tu piensas bien, nosotras cuando corremos a toda velocidad, sentimos una explosión en las piernas, algo totalmente explicado con la supuesta pasión y razón que tenemos para existir… pero me pregunté ¿se podrá recrear esa explosión sin necesidad de correr?
Mientras hablaba, a uno de ellos le ponía una especie de polvo blanco que tenía en un recipiente.
-Entonces decidí intentarlo ¡mezclando lípidos, proteínas y creatina, junto a otras cosas que creo que no puedo decir por temas legales, logré crear esa explosión! – decía emocionadísima de su descubrimiento – Pero lo hice externo, quiero que sea interno.
- ¿¡Qué!?
- ¡Exacto! Y si mal no estoy… si mezclo esto y esto y lo agito – decía mientras el color del frasco con polvo nuevo cambiaba a un brillo prismático – Ahora… ¡debería estar bien!
- ¿¡Debería!? – preguntaba preocupada Pocket - ¡No vas a probar eso…!
Tachyon volteó a mirarla.
- ¿Por qué no? – dijo volteando su cabeza y sus orejas hacia la derecha.
- ¡Porque vas a explotar!
-No lo haré, querida Pocket – decía riéndose de la “tontería científica” que había dicho su amiga – Estoy segurísima de que ahora sí no pasará nada.
Pocket miró a su amiga con una preocupación y decepción palpable por su falta de autoconservación
-Te lo prometo, te lo prometo – decía con una sonrisita y ojitos “de esos”.
Pocket terminó suspirando y pensando bien lo que iba a decir. Sin embargo, la imagen de su cabeza, mas el hecho de que, en el fondo lo disfruta, le propuso algo a Tachyon.
-Si quieres…
- ¿¡De verdad lo harías!? ¿¡Serías mi conejillo de indias hoy!? – decía Tachyon acercándose demasiado a Pocket, poniéndola contra la pared con los frasquitos entre los dedos.
- ¡Sí, sí! – decía Pocket rojísima, volteando la mirada para que sus narices no choquen - ¡Solo dame un poco de espacio!
Tachyon se terminó sentando super emocionada, tanto que no se daba que su cola estaba yendo de lado a lado. Pocket agarró los tubos de ensayo entre los dedos.
-Si los mezclo en uno solo ¿no sería más fácil? – preguntaba confundida y nerviosa.
-No, la explosión se haría física y tu organismo no sería capaz de procesarlo.
Pocket aspiró mucho aire por la nariz, preparándose para lo que estaba a punto de hacer. Vio a Tachyon, sentada y atentísima, con esos ojos llenos de curiosidad y esa sonrisa un poco loca. Soltó todo el aire y de frente tomo uno, luego otro y luego otro. Cerró los ojos, intentando no pensar en el sabor, independientemente de que esté rico o feo. Pasaron cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez segundos y nada. La expresión de Tachyon no cambió, solo que giró la cabeza al no entender qué estaba pasando.
-Interesante… - dijo en voz baja - ¡Muy interesante! ¡Si añades neurotransmisores de dopamina a los lípidos entonces la reacción se cancela!
Mientras escribía los resultados en su computadora, cambiaba de ventana rápidamente a unos gráficos.
-Tus signos vitales también están estables. Tuviste una pequeña subida pero fue por los nervios y la emoción de participar ¿no, querida Pokke?
Pocket se sonrojó un poco al ver esa sonrisa bromista. Ella también puso la misma sonrisa.
-Obvio que sí, loca de mierda.
Tachyon se rio ante la respuesta.
-Entonces – decía levantándose de la silla sin motivo – Toca hacer todo desde el inicio.
-Tienes trabajo que hacer, entonces – decía Pocket mientras se acercaba a la puerta – Solo por favor, no más explosiones que realmente me asustaste.
Tachyon no se esperaba esa respuesta. Su distraído corazón dio un pequeño brinco que terminó volviéndose una pequeña sonrisa.
-Tranquila, todo está fríamente calculado.
Jungle Pocket, luego del susto notable y esa pequeña escena tierna que salió entre preocupación y querer, no pudo quitarse de la cabeza, aunque quisiera, la imagen que tenía de Tachyon. Volvía de nuevo el corazón quieto, los calores en la cara. Era un poco molesto al entrenar y cansarse de pronto al olvidarse de la concentración que debía mantener.
- ¿Estás bien, Pokke? – preguntaba Fuji desde las gradas - ¿Estás enferma? ¿tienes fiebre?
- ¡Para nada! – respondía Pocket nerviosísima - ¡Sigamos!
De nuevo, a media vuelta de su práctica, ya cansada y poco concentrada, volvía imágenes de su amiga con ese uniforme casi explotado. Esa vergüenza, esas ganas de voltear y no poder. Pocket terminó tropezándose. Obviamente Fuji y el entrenado Tanabe se preocuparon mucho. Afortunadamente, Pocket empezó a frenar notablemente, estaba casi trotando cuando cayó.
- ¡Suficiente entrenamiento por hoy! – gritó Fuji muy preocupada por su amiga.
Y, aunque a Pocket no le gustara la idea, se había dado cuenta que no estaba apta para entrenar en ese momento.
Llegó la hora del almuerzo y Pocket y Dantsu se terminaron sentando juntas.
- ¿Escuchaste que Suzuka volverá de Estados Unidos? – preguntaba Dantsu Flame.
- ¿¡Silence Suzuka!? ¿¡Vendrá!? – la emoción de Pocket ante Umamusumes legendarias era casi inocultable. Dantsu también lo había notado y se le hacía gracioso.
- ¡Sí! – continuaba su amiga – Después de su lesión terminó recuperándose y se fue a Estados Unidos. Pues volverá un tiempo porque está descansando de unas carreras que hizo allá.
- ¡Wow! – decía Pocket fascinada, atragantándose su comida sin darse cuenta - ¡Podré conocer a Silence Suzuka!
-Hablando de eso – dijo Dantsu acercándose un poco a más a Pocket y bajando la voz – No sé donde está pero ten cuidado con Tachyon.
- ¿Ah? ¿Cuidado?
Dantsu solo le soltó una mirada de obviedad y sarcasmo con unos ojos que rodaban.
- ¿Te gustaría que te rapten para hacerte pruebas y experimentos?
- ¡Ah! ¡Eso! – dijo Pocket llegando a esa conclusión supuestamente obvia – No creo que lo haga la verdad. Todo estará bien. Y sí, la estaré mirando. No te preocupes. ¡Pero por favor ayúdame a al menos darle la mano!
-Todos somos alumnas iguales aquí, Pokke…
- ¡Igual!
La conversación siguió entre risas y pensamientos sobre conocer a la gran Silence Suzuka. Sin embargo, Dantsu se acordó de algo.
- ¡Verdad! – dijo de repente – ¿Escuchaste la explosión de la mañana?
-Adivina quién fue – respondió Pocket volteando los ojos – El infarto que me dio…
- ¿Algo le salió mal? – preguntó Dantsu sorprendida.
-Al contrario, logró que algo funcionara como ella quería, aunque todo se llenó de humo.
- ¿Pero le pasó algo? ¿Café estaba ahí también?
-A Café no le pudo importar menos – decía Pocket entre risas – Y Tachyon sí estaba perfecta. Ella-
Algo se sintió distinto. Es cierto, de nuevo las imágenes grabadas en sus pupilas estaban reviviendo. Otra vez, ese nerviosismo, vergüenza, el no querer dejar de mirar, el rojo de su cara.
- ¿Todo bien? – preguntó Dantsu al darse cuenta de un sonrojo “nuevo” en la cara de Pocket.
- ¡Sí! – dijo ella levantándose abruptamente de la mesa - ¡Tengo que ir a descansar antes de entrenar entonces, ahí voy! ¡Nos vemos Dantsu!
-Sí… Nos vemos… - dijo Dantsu realmente para sí misma, un poco extrañada de la situación.
Pocket llegó a su cuarto entre tambaleos. Top Road no estaba, obviamente estaba entrenando, entonces se sintió tranquila de poder soltarse completamente. Sentía peso en su cuerpo, como si estuviera mucho en un baño caliente, como si estuviera flotando con piedras en los bolsillos. Las imágenes no paraban y ahí, la imaginación de Pocket empezó a joderla. Decidió echarse en su cama entre jadeos y molestia acompañada de pequeños golpes a su propia cabeza y la otra mano en su corazón.
-Carajo – dijo entre dientes y cerrando los ojos.
Sin darse cuenta, terminó durmiéndose luego de esa montaña de emociones tan brava. Al abrir los ojos se encontraba sentada en el laboratorio de Tachyon. Sentada en su silla. Al mirar hacia el frente, vio a su amiga con los tres frascos que se había tomado por ella. Sin embargo, en su cara tenía una mirada distinta, una mirada con una sonrisa grande y tranquila, pícara y atrevida, algo que el corazón de Pocket no podía aguantar. Por todo, intentó mirar a otro lado pero terminó dándose cuenta de que su amiga solo ese uniforme medio destruido. Al darse cuento, Pocket iba a decirle algo a Tachyon pero, esta, como en la mañana, se abalanzó hacia ella, usando la silla como si fuera una pared. Pocket no podía moverse, la vergüenza pintaba sus mejillas y un calor extraño invadía su cuerpo. Poco a poco, la científica, sin cambiar esa cara tan atractiva, empezó a acercarse más y más. Llegaba ese punto donde Pocket solo podía ver esos ojos entrecerrados, decididos de hacer una jugada que en el fondo, Pocket le hubiera gustado hacer. Su corazón iba a mil, sentía que podía morirse en ese momento de toda la intensidad que su cuerpo estaba transmitiendo en latidos, vergüenza, emoción. Sin embargo, a solo dos centímetros de que no haya espacio entre ella, Pocket escucha un eco, una voz que la hace despertarse.
Cuando abrió los ojos, vio a Tachyon muy cerca a ella, como en el sueño. Sin embargo, tenía una mirada un poco distinta a la del sueño: un poco de preocupación con una sonrisa de científica loca, ninguna novedad.
-Mi computadora empezó a sonar porque los gráficos de ritmos cardiacos estaban yéndose hacia el espacio exterior – dijo Tachyon mirando el reloj de Pocket mientras que la miraba y giraba su cabeza – ¿Estás bien?
Pocket no podía hablar. Sentía un nudo que también ataba sus acciones. Sin embargo, un deseo sorprendentemente fuerte empezó a subir desde sus piernas hasta invadir todo su cuerpo.
-Verás – dijo Tachyon de pronto – Esos neurotransmisores que mezclé con todo parece que aumentaron tus niveles de dopamina más de lo que pensaba…
Tachyon estaba un poco fascinada por los resultados de ese “experimento”. Sin embargo, en el fondo estaba un poco preocupada por su amiga.
- ¡Pero no te preocupes! – dijo de pronto mirando a su amiga que parecía perdida entre suspiros y jadeos cada vez más fuertes - ¡Traje una especie de relajante mezclado con hierbas que-
Sin poder reaccionar ni terminar lo que estaba diciendo, Pocket agarró a Tachyon de atrás de la cabeza y la hizo tirarse a la cama con ella. Tachyon, arriba de su amiga estaba con las manos apoyadas por reflejo. Estaban cara a cara. La científica estaba totalmente fuera de lugar. No sabía qué hacer.
- ¿Pokke…?
Su amiga, siendo encerrada casualmente por sus manos, soltaba unos jadeos cada vez más notables y llenos de resistencia. Sus ojos, perdidos en el calor, el sonrojo y efectos secundarios del experimento de su amiga, miraban a Tachyon, saltando entre sus ojos, sus labios, sus ojos de nuevo. Tachyon se dio cuenta de esto. Empezó a sentir ese nerviosismo que casi nunca experimentaba.
- ¿Qué…? - decía Pocket entre jadeos cada vez más notables, con una temperatura más alta - ¿Qué carajos me diste…?
Tachyon no tuvo tiempo a responder. El beso fue sin previo aviso. Al inicio, solo fue un choque de bocas. Pocket terminó lanzándose a la cara de su amiga. Tachyon solo reaccionó con un pequeño jadeo, pero poco a poco, con cada choque, con cada aumento de intensidad de Pocket, empezó a dejarse empujar por las manos de Pocket en su nuca, subiendo por su cabeza, haciendo un poco de cariño. Los besos, llenos de deseo, se mezclaron con pequeños ruidos siendo acallados por sus bocas juntas, quitándole el espacio a la voz. Poco a poco, Pocket empezó a abrir esa caja de secretos con lengua. No para hablar, sino para enfatizar más su beso, su contacto, su deseo nacido inicialmente por un experimento exitoso.
Se separaron un poco. Las dos respiraban como si hubieran corrido la carrera de sus vidas. Cansadísimas y llenas de calor y capacidad de seguir. Sin embargo, Pocket agarró a Tachyon de los hombros y le habló sin mirarla a los ojos.
-Por favor… - decía – Pásame tu cura, por favor. Ya no soporto más esto…
Tachyon, sin decir ni una palabra, se estiró y agarró el pequeño frasco que había dejado en la mesita de Pocket. Ella, al recibirlo, lo destapó y lo tomó con una rapidez envidiable. Mientras ella cerraba los ojos y se sobaba la cara cuando empezó a sentir que la calma empezaba a predominar, Tachyon se agarraba el pecho, llena de vergüenza, emoción, confusión y una mirada perdida por su sonrojo evidente. Finalmente, Pocket se levantó y miró a Tachyon. Las dos estaban iguales: sonrojadas, avergonzadas y, sin que ninguna lo supiera aún, enamoradas. Sin embargo, Pocket terminó bajando la cabeza.
- ¡Por favor, perdóname! ¡No sé qué mierda me diste pero es que no sé qué pasó! ¡No me podía controlar y yo-
Tachyon se rio con un brillito en la sonrisa que hizo perder las pocas neuronas funcionales que le quedaban a Pocket. Sin embargo, Tachyon sentía un nudo en su garganta. No del malo, solo que no podía decir nada de lo que pensaba: la lógica no estaba funcionando. Inconscientemente, se tapó la cara con la manga exageradamente larga de su bata blanca.
- ¿Te sientes… mejor? – dijo Tachyon mirando al suelo con vergüenza.
-S- ¡Sí! – respondió Pocket asustada.
-Perfecto entonces… - Tachyon se empezó a perder en los nervios y sus pensamientos.
- ¡Tachyon! – dijo Pocket al notar que se estaba dando la vuelta. La joven científica volteó asustada – Gracias… gracias por la ayuda. Si la necesito de nuevo…
-Me la puedes pedir otra vez para comprobar – respondió Tachyon ya saliendo del cuarto más rápido de lo normal.
Pocket se quedó mirando a la puerta. Con los cachetes rojos, se rio, se asustó, empezó a dar vueltas por su habitación, se echó en su cama, gritó con una almohada en su cara.
- ¡Ya la cagué! – gritó reviviendo el momento.
Tachyon estuvo lo que queda del día mirando su computadora sin capacidad de escribir. El rojo de su cara no desaparecía, su cola no dejaba de mostrar ansiedad, vergüenza, felicidad. Se perdió en el recuerdo, la sensación. Sin darse cuenta, terminó sentada sin hacer nada hasta tarde. Ya en la madrugada, sin muchas fuerzas, se quedó dormida en su escritorio.
Pero pasó algo. Ella solo pensó en eso hasta dormirse. Pensó en el beso, el abrazo, las manos de Pocket, su mirada, su mirada… En esos momentos de despierto y dormido, Tachyon intentó pensar aún más en eso para soñarlo, para seguir viviendo esa experiencia. Sin embargo, el sueño fue distinto. Escuchaba gritos, como los de las carreas. La gente emocionadísima, la gente saltaba, todo era felicidad. Escuchaba pasos pesados, como los de las Umamusumes. Sin embargo, se escuchaban demasiados y demasiado seguidos, como si fuera perros gigantes dando pasos pesados a una velocidad increíble. No vio nada, solo escuchaba y sentía. Sentía una pequeña sensación, una luz, un mensaje y propósito que sentía que era algo primigenio. Su razón de vivir. Sintió una luz y sintió la muerte de esa luz. Todos corrían pero Tachyon sintió que ella ya no podía. Le dolía, le pesaba, lloraba. Entre esos pensamientos, entre esas sensaciones, terminó despertando con los primeros rayos del sol. Sentía que sudaba, sentía que había soñado algo extraño, un poco… feo. Pero, todos los recuerdos borrosos y casi inexistentes de ese sueño tan extraño se fueron por la cara de una Umamusume que la había besado hasta tener que parar para respirar. Tachyon se tapó la cara al sentir que otra vez, la vergüenza volvía con sonrojos. La científica suspiró con una pequeña sonrisa, recordando el calor de la tarde del día de ayer.
Chapter 5: Capítulo 5
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Pocket se levantó habiendo soñado con lo que había pasado ayer. No fue ese sueño extraño que tuvo antes del evento, sino una especie de “vivirlo de nuevo”. Obviamente tenía la cara roja al apagar la alarma, cambiarse e irse a entrenar.
-Pokke – le decía su entrenador - ¿todo está bien? ¿sigues con fiebre?
- ¡Sí! Digo ¡No, todo bien, todo está bien! – decía entre nervios y vueltas al campo.
El día pasó así, sin pena ni gloria pero sí con muchos recuerdos y sensaciones de ese momento. A veces venían acompañado de alegría o felicidad, otras veces de vergüenza, tristeza, enojo: y todo se movía con respecto a cómo se habrá sentido Tachyon. Después de almuerzo, se dio un pequeño descanso donde se sintió un poco mal. Quería disculparse pero no tenía el valor para hacerlo. Sí, era extraño, para retarla como un “cavernícola” (según una de sus amigas) no tenía vergüenza pero para esto…
- ¡Es distinto! – se decía a ella misma, remarcándose la cobardía y la falta de actuar.
Entre suspiros, un baño caliente e irse a su cama sin haberse acercado ni una vez al laboratorio, se echó en su cama. Eran las nueve de la noche y a Top Road, que estaba terminando de hacer sus apuntes para la siguiente clase, lo notó.
-Es extraño que te vayas a dormir tan temprano, Pokke – dijo la rubia con una sonrisita - ¿Mucho entrenamiento?
-Sí… - respondía Pocket con vergüenza – Fue un día agotador…
-Pero ¿todo bien? – seguía preguntando Top Road – Te noto como… ida… No lo sé.
Pocket se sonrojó con la almohada en la cara, suspirando y sentándose repentinamente con las piernas cruzadas en su cama. Suspiró de nuevo y sin mucho contacto visual, empezó intentar hablar.
-Okey… - decía tanto para ella como para su amiga – Okey ahí voy.
- ¿Eh?
-Dime… Top Road – la cara ya se le había puesto rojísima – Alguna vez… solo por curiosidad, claro… ¿has besado a alguien?
Fue veloz, pero Top Road se sentó frente a Pocket con una sorpresa y con una idea clarísima de a dónde quería ir su amiga.
- ¿¡Quieres besar a Tachyon!? – preguntaba Top Road histérica – ¿¡Te gusta Tachyon!?
- ¡No grites puta madre! – la vergüenza de Pocket hacía que sus manos tapen su cara sin ella pedirlo.
- ¡Escúchame no lo he hecho pero-
-Ya lo hice…
- ¿¡QUÉEEEEEEEEEEEEE!?
- ¡Que no grites carajo!
El cuarto estuvo con un poco de silencio. Aún se escuchaban algunas chicas entrando a los dormitorios desde la ventana que estaba abierta y dejaba entrar un aire ni muy frío ni muy seco. Top Road no podía quitarse la cara de sorprendida (y de estúpida, según Pocket) que tenía. Miró hacia abajo unos segundos, volvió a mirar a Pocket, giró aún más la cabeza.
- ¿¡Qué!? – exclamó esta vez en un volumen más aceptable.
- ¡Escúchame no sé que pasó, te lo juro! – decía Pocket tapándose la cara y moviendo su cola de la vergüenza y las orejas para abajo, intentando tapar cada sonido de sorpresa que había.
- ¿¡Cómo que no sabías qué-
- ¡No es eso! ¡O sea, sí sabía pero no podía evitarlo, tampoco me podía controlar! – se excusaba Pocket – Es que Tachyon me hizo probar algo, aunque yo me ofrecí, ¡pero no sabía que iba a tener ese efecto en mí que era como una fiebre que me pedía calor y me pedía-
-A Tachyon, por lo que veo…
- ¡Top Road!
-Okey, okey, pero dime ¿Qué tiene de malo? – decía Top Road con una sonrisa y emocionada por lo que estaba escuchando - ¿No querías esto? Por lo que tenía entendido, a ti te gustaba Tachyon ¿no?
- ¿¡Qué- Cuand-
-Ay, por favor Pokke, es obvio – decía Top Road – Hasta mi entrenador lo sabía…
Pocket no pudo evitar sonrojarse más, taparse la cara con la almohada y ahogar un grito. Top Road solo estaba muy conmovida por lo tierna que era su amiga. Entonces, se acercó un poco más a ella entre risitas.
-Puta madre… - decía en voz baja Pocket con sus orejitas para abajo, cara rojísima y una lagrimita por la vergüenza.
-Y… dime: ¿Qué pasó luego de eso? – preguntó Top Road mientras le hacia cariño en la cabeza.
-Pues… ella solo se fue – respondió Pocket – La verdad recuerdo muy poco de lo que le dije antes de que se fuera pero… no parecía… molesta.
- ¿No?
-No, la verdad estaba volteada entonces tampoco puedo decir mucho, pero no se le escuchó molesta.
- ¿La has visto hoy? – preguntó Top Road girando la cabeza.
-Tampoco. Tengo demasiada vergüenza como para hacerlo.
Su amiga rubia soltó una risita que hizo irritar un poco a Pocket, la cual reaccionó con un pequeño golpe en el hombro.
- ¿No crees – dijo sobándose con una sonrisa – que ella tal vez está sintiendo lo mismo?
- ¿Eh?
-Piénsalo – decía – ella tampoco parecía molesta. Tal vez un poco sorprendida, pero molesto no creo. Además, cuando pienso en Tachyon y pienso en que lo que pasó fue por un invento suyo, lo que más se me ocurre es su cara de fascinación ante el resultado y…
- ¿Y…?
-Y la verdad… yo también creo que Tachyon siente lo mismo que tú.
Pocket se sorprendió ante la afirmación, su cara seguía haciéndole cosquillas.
- ¿En serio crees eso…? – decía tímida, buscando reafirmación.
- ¿Qué sientes por ella, Pokke?
Se puso más nerviosa, pero con dificultad la miró.
-Me gusta…. Bastante.
-Entonces sí, claro que creo que siente lo mismo.
Pocket terminó sonriendo un poco para luego echarse en su cama, suspirar y seguir abrazando su almohada. De ahí, las dos se fueron a dormir.
La mañana siguiente, Tachyon se levantó con un sueño. Y sí, fue el mismo que el de Pocket: ese recuerdo, esa situación tan vivida. Aunque haya apuntado ese sueño extraño que había tenido esa misma noche, había una preocupación extraña que no la dejaba trabajar en paz. Empezó a quedarse pegada, sin hacer nada frente a su computadora. Su cara subía de temperatura, se acordaba, revivía, se frustraba, repetía. Con el paso de las horas, se frustró tanto que empezó a buscar una fórmula química para poder hacer algún invento o algo. Siendo las ocho de la noche y en medio de una investigación, alguien le tocó la puerta y entró.
-Hola… - dijo Pocket desde el pasillo - ¿Puedo… pasar?
Tachyon se sorprendió mucho al verla. Quería decirle que claro, que mira lo que estaba haciendo, pero un nudo rojo prendió sus cachetes y sus orejas.
-Hola, querida Pokke… - dijo en voz baja - ¿Qué pasa?
-Nada… solo quería ver qué hacías.
Un silencio como el fondo del océano inundo el laboratorio. Pocket no podía mirarla a los ojos. Tachyon no evitaba quitar la mirada cada vez que ella intentaba subirla. Así fue por unos segundos que parecieron noches enteras.
-Mañana se celebrará que Silence Suzuka volverá ¿sabías? – dijo Pocket de repente.
-Sí, algo había escuchado de parte de todas – respondió Tachyon con calma – Café me advirtió que si le hacía algo me iba a matar lentamente. A ella sí le creo, pero sería interesante verla tan enojada.
-Tienes razón – dijo Pocket riéndose de la imagen mental, aún con esa incomodidad.
Sin embargo, Pocket suspiró y empezó a soltar sus hombros con pequeños movimientos. Tachyon puso una pequeña sonrisita hacia lo que hacía su amiga.
-Pues también – empezó Pocket – vine para decirte que habrá una fiesta mañana, que probablemente ya sabías pero… te quería decir que: ¡más te vale que vayas!
Pocket tenía el corazón a mil. Tachyon no podía pensar en eso, en los gráficos que su computadora ocultaba entre otras ventanas. Ante el comentario, la científica empezó a mover su cola de lado a lado, como una emoción disfrazada de ansiedad.
-Iré, iré – respondió con la poca calma que le quedaba – Será en el auditorio al otro lado del campus. Iré temprano. Probablemente me pidan que ayude en algo con el sonido o algo técnico.
-Perfecto entonces… ahora sí, iré a dormir.
-Descansa, querida Pocket…
-Sí… tú igual.
Justo antes de irse, Tachyon intentó ir hacia la puerta pero se chocó, interrumpiendo el llamado que le hizo a su amiga.
-Pocket…
-Dime – respondió Pocket nerviosísima.
-No, sabes qué – añadió – Mañana te cuento. Ahora ando… un poco ocupada y eso…
Pocket no podía más con la incomodidad pero la curiosidad empezó a atacarla. Sin embargo, ya no aguantó más y decidió asentir y desearle unas buenas noches a su amiga.
La noche de la fiesta llegó. Tras una semana llena de incomodidad, pocos intercambios de palabras y vergüenzas llenas de un poco de esa sensación de “extrañar”, pues Pocket ya estaba lista para la fiesta. Se había puesto un outfit casual pero muy adecuado para la fiesta. Usaba un top celeste pálido con una estrella azuleja en el medio, dejando ver las tiritas de su sujetador negro que hacía un contraste perfecto con el top y el jean suelto azul que tenía. Estaba orgullosa de su elección de ropa y Top Road, la persona que ayudó un poco a la elección, lo estaba aún más.
-Queda bien ¿no? – preguntaba con orgullo.
-Obviamente que sí, Pokke – respondía Top Road que también estaba lista – Vámonos entonces.
De ida al auditorio, ya se escuchaba la música y las demás chicas yendo con unas ganas de fiestas palpables en la mirada. En el camino, se cruzó a Fuji Kiseki.
- ¡Fuji! – gritó Pocket para llamar a su amiga.
- ¡Pokke! – se alegró la otra - ¡Estás preciosa!
La cara de satisfacción de Pocket por el cumplido se notaba hasta 20 kilómetros a la redonda. Caminaron las tres conversando y riéndose. Pocket, aún así, no podía quitarse de la cabeza que Tachyon estaría ahí, que habría que conversar y que habría que verse de nuevo. Su cabeza ya no podía pensar en eso porque al llegar, vio a la gran mayoría de Umamusume de la academia a lo largo del auditorio. Había luces rosas, moradas, verdes y azules moviéndose levemente.
-Es como los bailes de graduación de las películas extranjeras – dijo Pocket emocionada - ¡Nunca había estado en una!
-Pues sí, se parecen la verdad – dijo Kiseki.
- ¡Ahí está Opera! – dijo Top Road - ¡Nos vemos en un rato chicas!
Fuji también terminó perdiéndose conversando con sus compañeras. Poco a poco, Pocket también empezó a adaptarse a la fiesta. Realmente no había estado en muchas porque las luces en la academia se apagan temprano, pero de las pocas que había experimentado clandestinamente, las recuerda con mucho cariño: fueron divertidas. En esta, vio a muchas conocidas que no veía hace ya tiempo. Se juntó un buen rato con las chicas de su equipo, estuvieron bailando y conversando. Así una hora mientras todos, perdidos en la diversión, escucharon un alegre grito en conjunto.
- ¡Bienvenida, Suzuka!
La más emocionada de todas era la alegre Special Week, que fue corriendo hacia su amiga y la abrazó casi tumbándola al suelo. Todos alzaban sus vasitos de bebida, se emocionaban hasta las lágrimas, se abrazaban y seguían bailando, festejando. En un momento de lucidez grupal, Pocket sintió que le tocaron el hombro.
-Oye – dijo Dantsu Flame apareciendo de la nada – ¿No ibas a saludar Suzuka?
- ¡Ah! ¡Sí, eso mismo! – dijo Pocket mientras se tomaba de una su traguito.
Poco a poco, avanzó entre la gente que la saludaba o le hablaba un ratito. Con un mareo leve y una confianza de todos los días, se acercó a conversarle.
- ¡Silence Suzuka! – gritó Pocket.
Ella solo volteó sorprendida porque pese a la música, escuchó el llamado.
- ¡Ah! ¡Jungle Pocket! – dijo alegremente - ¡Un gusto!
Obviamente, Pocket le agarró la mano y empezó a moverla de arriba abajo mientras la miraba con admiración y emocionadísima de que supiera quién era. Entre la multitud se escuchó una voz.
- ¡Tranquila! ¡A mí me saludó igual! – dijo Fuji Kiseki acercándose.
- ¡Fuji! – dijeron las dos.
Era una situación muy divertida y “familiar” para Pocket, pese a no haberla vivido antes. Todas las personas importantes o que había conocido en su vida se conocían entre ellas, era graciosísimo y muy tierno. Se sentía en casa, en una fiesta, en un lugar cálido. En esa emoción atrapada en el pecho, se acercó alegremente a sus amigas. Siguieron riendo y riendo, disfrutando cada vasito de trago que poco a poco, se acumulaban silenciosamente para todos.
Mientras todo eso pasaba, alguien también estaba acumulando bebida en su sangre.
- ¡Verás: si mis cálculos no fallan, debería empezar a sentir un efecto tras el quinto! – decía Tachyon sirviéndose con mucha atención.
-Y… ¿cómo sabes eso? – preguntaba Air Shakur apoyada en su brazo y mirando con preocupación a la científica.
-Una vez probé cuánto alcohol necesitaba mi cuerpo para emborracharse – dijo mientras ya se terminaba su tercer vaso sin descanso alguno.
- ¿Y puedo preguntar por qué carajo estás intentando emborracharte?
Tachyon tosió un poco para el interior pero terminó tragándose su cuarto trago de la noche.
-Hay otra cosa que tengo que probar.
Air Shakur solo la juzgó con la mirada y se metió a un grupito de baile al ser una canción que ella conocía la que estaba sonando en los parlantes. Ahí, Tachyon, sola mientras podía ver desde un rincón a toda la fiesta descontrolada, las luces moviéndose y parpadeando, pensó en el porqué estaba haciendo todo eso. Pensó en que ella iba a decirle algo a Pocket, sintió vergüenza.
-Okey, sí. Me falta otro trago.
Sin embargo, cuando iba a zampárselo, sintió una mano en su hombro.
-No sin mí pues – dijo Jungle Pocket sonriente y con las mejillas enrojecidas
Tachyon se sorprendió mucho al verla. Se sonrojó y no fue por las bebidas.
- ¡Pokke! – exclamó Tachyon intentando disimular – ¿Tan borracha ya estás?
- ¡No lo estoy! – respondió ella rápidamente – Para tu información, aguanto bastante ¿y tú?
-No me sorprende que aguantes mucho, querida Bucket – respondió Tachyon sirviéndole a Pocket también – Pero según lo que he comprobado en mí misma, con este vaso será suficiente para que yo ya no esté en mis… cinco sentidos… al menos no completamente.
Pocket se rio muchísimo ante la afirmación. Entonces, decidió hacer su jugada. Cruzaron sus brazos con los cuales estaban agarrando la bebida, haciendo que beber sea más incómodo de lo normal.
-Entonces salud por eso – dijo Pocket con una sonrisa gigante.
Tachyon casi muere de la ternura en ese momento, pero siguió.
-Salud por eso, querida Pokke.
Ambas tomaron rápidamente de su vaso, se lo acabaron y se rieron ante lo que hicieron, especialmente cuando Pocket sacó mal su vaso y casi se cae.
-No que aguantabas mucho…
- ¡Cállate!
Sin embargo, entre la música y el pequeño mareo que Pocket sentía y que Tachyon próximamente viviría, se quedó pasmada viendo a su amiga y la ropa que se había decidido poner para la ocasión. Era esa blusa morada sin mucho cuello porque la misma Tachyon se lo había cortado porque “le apretaba mucho”. Además de ese jean suelto pero comprado al azar, ya que ni hueco para su cola tenía. Pese a que la había visto así una vez que salieron con Dantsu y Café, esta vez estaba distinta.
- …Hermosa – dijo Pocket en voz baja.
- ¿Hm?
- ¡Nada, no, nada!
De pronto, empezó a sonar una canción que parece que todo el mundo conocía porque todos se emocionaron muchísimo y gritaron a la vez. Pocket miró a Tachyon y Tachyon miró a Pocket.
- ¿La conoces? – preguntó Pocket.
-No escucho este tipo de música – respondió Tachyon.
-Espera ¿escuchas música? – dijo Pocket acercándose un poco más a su amiga.
-Escucho ciertas canciones que me ayudan a distraer mis pensamientos desordenados y así me puedo concentrar mejor.
-Me lo imaginaba.
Llegó ese momento donde de un parpadeo para otro, Pocket ya sentía ese movimiento levemente involuntario de su percepción de la realidad. Sin embargo, estaba lejos de ser un trapo, pero se sentía más valiente. Sin avisar, agarró a Tachyon del brazo.
- ¿¡Pokke!? – dijo Tachyon con ya un poco de rojo en sus mejillas por vergüenza y trago.
- ¡Vamos a bailar las dos!
Y así fue. Se hicieron un pequeño espacio en la multitud. Pocket empezó a mover los brazos mientras sostenía las manos de Tachyon. Con ojos cerrados, pese a nunca haber escuchado la canción, empezó a seguir el ritmo perfectamente. Se divertía muchísimo mientras que Tachyon no pudo evitar sonreír y sonrojarse al ver esa cara bonita de siempre divirtiéndose tanto. A la científica no le gustan mucho los espacios tan ruidosos y fiesteros, pero al ver a Pocket así, pagaría para volver hacerlo. Pensaba todo esto mientras intentaba seguir el ritmo de Pocket y pensar si el alcohol ya estaba jodiéndole la vida como ella quería.
Pocket se sorprendió al ver que Tachyon intentaba seguirle el ritmo. Sorprendentemente, podía hacer. También tenía los ojos cerrados y las mejillas rojas, pero tenía un muy buen oído. Seguía al menos con los pies y las vueltitas el ritmo tan movido y alegre de la canción. Sin que ninguna de las dos se diera cuenta, muchas personas las rodearon y empezaron a unirse al ritmo tan natural que manejaban las dos. Finalmente, todas voltearon a la vez al escuchar unos gritos de emoción muy cerca de ellos. Era Suzuka que, sin previo aviso y con no se cuántos vasos encima, estaba besando sin vergüenza alguna a Special Week. De pronto, Tokai Teio saltó sobre una de las mesitas con un equilibrio angelical.
- ¡Vivan las novias! – grito Teio
- ¡Vivan! – respondieron todos.
Después de eso, las cosas empezaron a irse cada vez más de cabeza. La música ya no estaba tan fuerte, no había tanta gente bailando, pero sí había más personas sentadas o directamente en el suelo riéndose o durmiendo. Las pocas chicas que sobrevivieron (como Air Shakur o Symboli Rudolf) empezaron a ayudar a las demás entre risas, fotos y conversadas.
Pocket sentía aún más los efectos de todos los vasos que se había tomado. Pese a eso y los tambaleos, estaba pensando en Tachyon que, sin ella darse cuenta, estaba apoyada en su hombro hace un ratito.
-Oye – decía Pocket - ¿Vámonos?
Tachyon soltó una risita sin fuerza y poco loca.
- ¿Me harías un favor, querida Pokke? – respondió Tachyon arrastrando algunas palabras y comiéndose el espacio entre palabras. Se le entendía perfectamente, pero Pocket no podía evitar reírse un poco.
-Dime, dime.
- ¿Me podrías llevar a mi cuarto, por favor?
Pocket, pese a estar más risueña que nunca, no pudo evitar sonrojarse ante la mirada directa y profunda de su amiga que, pese a estar en ese estado, seguía viéndola de la misma manera.
-Ven, vamos – dijo tartamudeando y llena de rojo en las orejas y mejillas.
-Si llegamos sin caernos, es un milagro – dijo Tachyon entre risas y abrazada a Pocket por el cuello para no caerse.
El alcohol ya había dejado medio fuera de sí a Tachyon, como ella había calculado. Entre risas, pequeños tropezones y miradas de reojo, llegaron al cuarto de Tachyon.
-Pensé que Digital estaría aquí – dijo Pocket cerrando la puerta con cuidado.
-Hasta yo la vi, querida Pokke – dijo Tachyon tambaleándose – Se fue con sus amigas que estaban peor que yo al otro dormitorio.
- ¿En serio? – dijo riéndose – Ni enterada yo.
-Obvio que no, querida Pokke, obvio que no…
Pocket, al escuchar eso, también escuchó un cajón cerrándose. Al voltear, Tachyon estaba quitándose la blusa el sujetador y poniéndose una camisa grande que le llegaba hasta levemente debajo de la cadera. Pocket no reaccionó, solo se quedó mirando. Miraba como se abotonaba algunos botones de espalda mientras movía su cuerpo inconscientemente por el mareo. Sentía un calor incrementando en la cara, las orejas, la espalda, la cintura, las piernas. Sin embargo, salió del trance al ver que Tachyon se había bajado el pantalón pero no podía sacar sus pies. Vio que se iba a caer de cara al suelo entonces, con los pocos sentidos atentos que le quedaban, básicamente saltó hacia ella para evitar el golpe. Las dos terminaron echadas en la cama, Tachyon siendo protegida por los brazos de Pocket. Rápidamente, la más sobria de las dos se acomodó para ver si estaba bien.
-Casi – dijo Pocket con una sonrisa tímida.
-Gracias, Pokke.
Las dos se estaban mirando con muchas emociones en los ojos. La bebida hacía que todo fluyera mejor, pero para nada se metía en la narrativa de lo que estaban sintiendo.
-Pokke – dijo Tachyon con la cara de su amiga bastante cerca.
- ¿Hm…? – respondió Pocket acercándose inconscientemente.
-Pokke…
- ¿…hm…?
Sus narices se tocaron.
-He tenido un sueño que me ha dado mucho contenido para investigar – empezó a decir Tachyon sin alejarse ni acercarse.
- ¿Sueño de qué? – Pocket hablaba con voz baja, amable, penetraba los oídos de Tachyon.
-Un sueño que no puedo recordar ahora, ni ayer, ni en otro día. Siempre termino soñando con lo que pasó.
Pocket seguía el ritmo de la conversación, el ambiente. No podía evitarlo, estaba donde quería estar, pero aún así le sorprendió escuchar una voz tan humanamente suave de parte de Tachyon, como si la estuviera acariciando constantemente.
-Perdóname por eso – dijo Pocket alejándose un poco, lo cual hizo que Tachyon el agarre de la cabeza con torpeza y delicadeza.
-Sí… te debería disculpar porque no puede ser que me hayas dejado en medio de… eso.
- ¿Ah-
Esta vez fue Tachyon la que terminó cerrando la distancia entre ellas. Fue un beso profundo desde el inicio. Toda la noche con esas miradas, esas risitas, esos ojos, esas ganas que se movían por sus piernas, por sus labios. Las dos se metieron de lleno en el beso a los dos segundos. Pocket dejó de apoyarse en la cama con el brazo y se acurrucó con Tachyon. Entre los pequeños movimientos suaves de piernas de Tachyon, el pantalón se cayó, y con las manos sorprendentemente habilidosas de Pocket, los pocos botones abrochados se separaron. Las manos de Tachyon empezaron a meterse entre la ropa de Pocket. Poco a poco, las tiritas que sostenían su ropa interior y su top azulito cayeron de ambos lados. Se miraron unos segundos.
-Te digo algo, bonita Pokke – dijo Tachyon mirando a su acompañante arriba de ella quitándose todo lo que cubría su torso.
-Dime, querida Tachyon – respondió Pocket mirando el torso a medio descubrir de Tachyon.
-Deberíamos… hacer esto más seguido – Tachyon, con esa sonrisa pícara y atrevida
-Obvio que sí – respondió Pocket, con esa mirada desafiante.
Otro gran beso las unió que se alargó hasta que los primeros pájaros cantaran. La noche se llenó de algunos gemidos acallados, algunos chirridos de la cama y un amor que por fin podía irse a más allá de una mirada bonita o un experimento fallido.
Matara_Jin on Chapter 1 Thu 17 Jul 2025 09:30PM UTC
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Swan56 on Chapter 3 Tue 29 Jul 2025 12:04AM UTC
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Shakespeare22 on Chapter 4 Sun 03 Aug 2025 12:06PM UTC
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