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El Santuario, todo un lugar lleno de construcciones antiguas ocultas a la vista de cualquier persona en Grecia. Era un lugar donde las personas se mataban entrenando para convertirse en guerreros con dos propósitos: P
Proteger el amor y la paz de la Tierra, y proteger a la Diosa Athena.
Era su labor sagrada desde que la Diosa fue asignada por su padre Zeus a proteger la Tierra y le enseño a los humanos a como usar el cosmos hace siglos.
Muchos Dioses intentaron controlar la Tierra y eliminar la raza humana, pero siempre, la Diosa Athena reencarnaba en la Tierra como humana, y junto a sus caballeros evitaban los objetivos de los Dioses malignos.
La mayoría de veces eran los Dioses de sus propio panteón, porque estaban celosos por la posición de Athena como la hija favorita de Zeus, porque querían a la Tierra y los humanos estorbaban, o por el simple deseo de conquistar y eliminar a los humanos al encontrarlos "indignos" de la gracia de los Dioses. Pero también habían raras ocasiones en las que tenían que enfrentarse a Dioses de otros Panteones.
Muchas Guerras Santas se libraron contra los Dioses, los ejércitos de cada bando peleaban ferozmente, y aunque Athena resultaba vencedora, siempre era con un gran costo; el sacrifico de las vidas de muchos de sus caballeros y de vidas inocentes.
Y después de la última Guerra Santa, que fue contra el Dios del Inframundo, donde finalmente se pudo acabar con él para siempre, es donde se desarrollo el cambio mas importante en la historia del Santuario.
Y es que, los Dioses no eran los únicos gobernantes de lo que se consideraría el mundo sobrenatural. Existían tres razas que también gobernaban su parte de este mundo.
Y fue un hombre del Santuario, un caballero, quien cambio la historia de estas razas y del Santuario.
Los diversos pasos metálicos se hicieron resonar en el silencio que había hace un segundo en la sala del Patriarca.
Sentado en la silla de mármol que era el asiento del Patriarca, pero que ahora otra figura lo ocupaba. Era una hermosa mujer joven de un largo cabello lila, ojos azules como el cielo, y que vestía únicamente con una túnica blanca que cubría su esbelta figura, pero que tampoco la escondía mucho. En su mano derecha llevaba un cetro de la punta estaba echa de oro.
Era Nike, la Diosa de la Victoria en forma de cetro, y la persona que lo empuñaba era la reencarnación actual de la Diosa Athena en esta época, la mujer conocida como Saori Kido.
-Saori- una voz masculina y fuerte pronunció su nombre.
Delante de ella, se encontraban seis figuras arrodilladas en señal de respeto a la Diosa. Las seis figuras portaban grandes armaduras brillantes y doradas que parecían indestructibles.
Esos seis eran lo que quedaba de su ejercito, los miembros de su mas alta elite de guerreros. Pero ella no los veía como guerreros que peleaban por ella, los veía como sus amigos y confidentes desde hace mucho.
Delante de ella, estaban los cinco Caballeros de Bronce que estuvieron con ella desde la niñez, quienes la protegieron y confiaron en ella siempre en cada batalla a pesar de su inexperiencia.
Pero ahora ya no era inexperta como al inicio, y esos cinco ya no eran Caballeros de Bronce. Después de sobrevivir a mortales batallas y seguir entrenando, obtuvieron el puesto que merecen como Caballeros Dorados de sus respectivos signos.
No eran solo seis, de hecho, habían otros dos mas, pero se encontraban fuera del Santuario en sus propias misiones.
La mirada de Saori fue al sexto miembro. El joven Kiki, que luego de derramar lagrimas por la muerte de su maestro en la Guerra Santa contra Hades, tomo mas determinación en su entrenamiento hasta que se volvió digno de portar la armadura que le perteneció a su maestro. Saori estaba segura que Mü estaría orgulloso de Kiki.
-Lamento haber tenido que interrumpir sus deberes, pero lo que tengo que decirles es importante, ya que es una misión que se nos fue pedida por el panteón Sintoísta- explico Athena.
Aunque la mirada de todos seguía igual de imperturbable, una pequeña preocupación se formo dentro de ellos.
Luego de la batalla contra Hades y de evitar la muerte de Seiya tras viajar al pasado, el Santuario quedo muy debilitado, así Athena había decidido abrirse mas al resto de Panteones y formar alianzas, proyecto que seguía en trabajo. Ya tenían alianza con Asgard y su gente después del intento de Poseidón por usarlos, y la primera alianza que había tenido después de la Guerra Santa es con el panteón Sintoísta, los Dioses de Japón.
Athena nunca había sido racista, siempre y cuando los guerreros cumplían sus deberes y tuvieran la fuerza necesaria, no importaba de donde venían, así que era un punto a favor para ella. Para esa alianza, Seiya y Marín la habían acompañado al ser el los únicos Japoneses de lo que quedaban de los Caballeros.
Por suerte, Lady Amaterasu era alguien razonable, amable y que se podía confiar en ella, totalmente diferente de los Dioses de su Panteón. Incluso en una ocasión había soltado por error decir que ella era mas humana que otros Dioses, pero en vez de enojarse, Amaterasu sonrió y asintió de acuerdo.
Y aun después de pactar la alianza siguieron viéndose, Amaterasu le daba consejos de como ser una Diosa. Había encontrado en la Diosa del Sol de Japón una amiga, algo que nunca había tenido en el Olimpo, excepto con Nike, quien se encontraba en su forma de cetro.
También noto que a pesar de ser Dioses, algunos establecieron amistad con Seiya y Marín, sobre todo Amaterasu y Susanoo respectivamente.
Era increíble la diferencia que había de los Dioses de sus Panteón con otros.
-Actualmente, hay una ciudad en Japón que es territorio de los Demonios, ya que fue alquilada por dos familias para sus herederas...- comenzó a explicar Athena.
-¿Alquilada? ¿Por que propósito?- Kiki hizo la pregunta alzando la mirada, mostrando clara confusión.
-Por lo que se me dijo, parece que las herederas de esas familias querían experimentar una vida escolar normal, y los Demonios alquilaron la ciudad para intentarlo-.
-Hump, montón de mocosas malcriadas de seguro- bufo Ikki.
-Hermano...- Shun lo miro con un poco de desaprobación por el comentario. Él encontraba bien en que dos jóvenes, a pesar de ser Demonios, quisieran intentar una vida normal como la de cualquier humano.
-Eso no explica en que tenemos que ayudar- dijo Ikki.
-Han habido algunos problemas con Ángeles Caídos rebeldes y Demonios callejeros hace tiempo, pero fueron controlados. Aunque Lady Amaterasu no confía por completo en los Demonios, principalmente debido a la purga de Neko que hubo hace algunos años, así que no cree que puedan mantener el orden de la ciudad, así que como favor, nos pidió enviar alguien a Kuoh para vigilarlas y acepte-.
-¿Significa que uno de nosotros será enviado a esa ciudad?- Pregunto Shiryu.
-De hecho, Amaterasu pidió, que de ser posible fuera Seiya el enviado, ya que confía en él-.
El aludido se sintió de dos maneras: incomodo y agradecido. Incomodo por esa señalación especial que parecía que la Diosa había adquirido por él en el Santuario y agradecido por la confianza que le tiene.
El resto no se sorprendía de eso, Seiya había formado lo que parecía una amistad con la Diosa Solar, algo increíble y hasta inaudito, pero esa mujer, aunque era una Diosa y la líder de su Panteón, también era capaz de mostrar cortesía y gentileza, algo con lo cual ninguno de ellos estaba acostumbrado ver de otro Dios que no fuera Athena.
-En ese caso partiré de inmediato- declaro Seiya, agachando la cabeza en señal de respeto.
-Espera, todavía no termino, además no iras solo- detuvo Saori. Seiya levanto la cabeza por sus palabras.
-¿Quién mas vendrá?-.
-Quiero que Kiki te acompañe en esta misión-.
El mencionado se sobresalto un poco al oír eso. -¿Yo? ¿Esta segura, Athena?-.
-Kiki tiene razón. Es demasiado enviar a Dos Caballeros Dorados por una simple misión de observación, aunque haya sido un pedido de la Diosa Amaterasu- dijo Hyoga.
-No es solo por eso que los enviare- dijo Saori, atrayendo la atención de todos. -Quiero que ellos vigilen el comportamiento de los Demonios de cerca, que los vean actuar y sepan que tan confiables son, y cuanta diferencia ellos tienen de los Espectros de Hades-.
Ante la mención del ejercito de su Tío, vio que la mirada de todos se ensombreció y una ira era notoria en todos. Cuando hablaban de Demonios, a la mente venían los Espectros que enfrentaron en el Inframundo. Sabía que todos ganaron un odio por ellos por una u otra razón, así que veían a los Demonios como los Espectros, pero ella cree que no son iguales.
-Con todo respeto, Athena. No entiendo lo que quiere decir- dijo Kiki.
-Athena quiere ver si esos Demonios son tan malvados como los Espectros, para hacer una posible alianza, ¿no es así?- Señalo Shun con una sonrisa.
Saori sonrió complacida, sabía que Shun lo entendería. -Así es, el hecho de que hayan decidido rentar un territorio para saber que es una vida escolar normal quiere decir que tienen interés por la vida humana, algo que los Espectros nunca tuvieron. Así quiero ver Seiya y Kiki los observen y den su opinión sobre ellos, ya que de ser posible, me gustaría formar una alianza con su facción-.
Había escuchado que al igual que ellos, los Demonios, los Ángeles y los Ángeles Caídos habían tenido una guerra hace tiempo que hasta el día de hoy los dejo realmente afectados y con peligro de extinguirse, así que podría usarlo como una oportunidad, ya que estaba conscientes que ellos no usaban cosmos para pelear al no saber como hacerlo, en vez de eso, usan magia y sus poderes demoniacos.
-Pero se que tampoco puedo confiar tan fácilmente, así que quiero asegurarse si realmente son diferentes de Hades y sus tropas, por eso enviaría a Seiya y Kiki, para que cada uno los analice y al final me den su opinión-.
Podría ser un ganar-ganar para todos. Cumplirían el favor que le estaba pidiendo Amaterasu manteniendo vigilado a los Demonios, y así podría verificar si son de confianza para hacer una alianza, y de paso, dos de sus caballeros tienen una especie de "vacaciones". Era un plan perfecto.
-Pero, aun no entiendo porque yo. Entiendo que envíe Seiya por pedido de Lady Amaterasu, pero no veo el sentido de porque ir yo- señalo Kiki.
-Eres el mas joven de nosotros, Kiki. Aunque sin duda eres digno de Aries, no tienes la misma experiencia que nosotros, esta podría ser una buena oportunidad para conocer mas el mundo- señalo Shun.
-Shun tiene razón, esta bien que puedas hacer algo mas que tu deber de caballero y reparador, podría ser una buena experiencia para ti como individuo- apoyo Shiryu.
Kiki se removió incomodo en su posición. Es cierto que, a pesar de ser un Caballero Dorado, se le podría considerar el mas débil, ya que no tuvo que vivir las mismas pruebas que sus amigos, porque en ese entonces era solo un niño.
-Entonces... ¿como nos acercaremos a los Demonios para saber si son malvados o no?- Pregunto Seiya.
-Fácil: los inscribí a los dos en la escuela en la que las herederas asisten- respondió Saori con una sonrisa traviesa.
-¿Qué?- Canturrearon Sagitario y Aries. El resto tuvo sonrisas burlonas hacía sus camaradas.
-Kiki asistirá como estudiante de tercer grado de la Academia Kuoh y Seiya como profesor-.
-Athena, si quieren que pasen inadvertidos para observar a los Demonios, le digo que Seiya como profesor lo hará tan mal, que levantara de inmediato las sospechas- dijo Hyoga burlonamente.
-¡Oye! ¡Soy muy bueno enseñando a los demás!- Exclamo Seiya ofendido.
-Lo se, Hyoga, por eso Seiya será profesor de deportes. Estoy segura que así pasará inadvertido- dijo Saori riendo por el comentario de Acuario.
-¡¿Usted también, Athena?!-.
Las risas resonaron en la sala patriarcal. A pesar del tiempo y las nuevas responsabilidades, el fuerte lazo de amistad que tenían todos nunca flaqueo, de hecho, se hizo mas fuerte.
La asamblea duro unos minutos mas, en lo que Athena le dio algunos detalles a Seiya y Kiki, y asigno deberes para el resto de Dorados: Hyoga iría a una misión en Francia, Ikki haría su visita rutinaria a la Isla de la Reina Muerte y Shiryu y Shun se quedarían a entrenar a los nuevos aspirantes.
Seiya estaba en la sala privada del Templo de Sagitario alistándose. Estaba usando una ropa simple, que era una polera azul ajustada de manga corta y unos pantalones jeans azul oscuro con zapatillas negras y tenía sus típicas vendas rojas por sus brazos.
Se miro en el espejo, concentrándose en el crecimiento que ha tenido. Ya no es aquel joven atolondrado e hiperactivo de 15 años que no tenía miedo a nada. Ahora era un hombre adulto de 24. Algunas cosas habían perdido y otras se mantenían. Seguía con ese espíritu y optimismo que era capaz de motivar incluso a sus mismos compañeros, y admitía que aun era algo imprudente, pero ya no tanto como en el pasado, ahora si era capaz de pensar antes de atacar y analizar la situación, además que tenía que admitir que era un poco mas serio que antes, pero eso era mas cuando estaba cerca de los aprendices y aspirantes a armadura, entendía que como Caballero Dorado, debía mostrar cierto grado de respeto y ejemplo, pero cuando estaba con sus amigos, era mas libre.
Pero el mayor cambio que tuvo fue con sus sentimientos.
Ya había aceptado que el amor que le tenía a Saori en secreto era solo una fantasía. Nunca dudo de lo que sentía por ella era genuino, pero al crecer, todo se volvía mas difícil y tenía que aceptar cosas que antes nunca hubiera hecho: el que su amor a Saori era algo prohibido e imposible era uno de esas cosas.
¿Fue fácil? No, el, terco como es, peleo por una oportunidad, pero al final cayo como grande. ¿Fue doloroso? Si, pero él no era de los que se ponen a llorar por el corazón roto. Tomo mucho tiempo y tuvo que crear cierta distancia con Athena por ello, pero con tiempo, maduración, y apoyo de amigos, fue capaz de llegar a la aceptación.
Ahora quería y protegía a Saori como una preciada amiga, como parte de esa familia que eran los huérfanos que volvieron con su armadura, y ahora podía decir con seguridad que estaba bien con eso.
Seiya se dio unos leves golpes en sus mejillas con ambas manos. -¡De acuerdo! Se termino el holgazaneo, es hora de que me reúna con Kiki para irnos, el avión ya debe estar listo-.
Una de las ventajas de que Athena también sea la líder de una de las compañías mas grande de todo Japón era que tenía su propio jet privado para casos como este.
Se llevo la correa del estuche que ocultaba su armadura encima del hombro y camino hasta la salida. Nunca había sentido la necesidad de ocultar la caja de Pandora cuando la llevaba, pero parece que llama la atención que alguien cargue una caja de metal de gran tamaño en la espalda como si nada, así que ocultan las cajas dentro de estuches.
En la otra mano lleva un bolso con ropa. La misión de observar podría duras semanas, hasta meses quizás, así que tenían que llevar algo de ropa, tendrían mas en la casa que Athena les compro en la ciudad, pero al no saber el tiempo que estarían era mejor prevenir que lamentar.
Salió del templo del Centauro y cruzo el templo del Escorpión, llegando al templo de la Balanza, se detuvo al encontrar a dos personas que conocía.
-Shunrei, Shoryu, buenos días- saludo a la esposa e hijo adoptivo de Shiryu al verlos.
Ambos se giraron y devolvieron el saludo. Shoryu era un niño que encontraron Shiryu y Shunrei abandonado por los Cinco Picos luego de su retorno al inframundo. Actualmente el niño tenía nueve años y cuando Shiryu se volvió Santo de Libra, se vinieron a vivir en el templo de Libra, pero cada vez que pueden vuelven al hogar que tienen en los Cinco Picos.
El niño esta entrenando como cualquier joven aspirante para su armadura, lamentablemente, al llegar descubrieron que Shoryu no era nacido de la estrella de Libra, sino la de Capricornio. Eso, en vez de decepcionar a Shiryu, lo animo, ya que así dijo que Shura tendría un digno heredero de su armadura.
El niño era realmente poderoso, ya podía derrotar a Caballeros de Bronce sin problemas. Había recordado que Marín le dijo que los anteriores Caballeros Dorados se habían ganado sus armaduras desde una edad muy temprana. Si Shoryu seguía a este ritmo, era probable que Shoryu fuera como los anteriores Dorados y obtuviera su armadura.
Pero tampoco es que faltara un futuro Libra.
Seiya vio el pequeño bulto en los brazos de Shunrei. El pequeño Ryuho tenía recién un año de nacido. Por las responsabilidades de Shiryu, fue que hace poco pudieron tener la bendición para un hijo, y como todos esperaban, el había nacido bajo la estrella de Libra, asegurando su futuro como Caballero de Libra.
-Escuche que tu y Kiki se irán a una misión por mucho tiempo. Les deseo la mejor de la suertes- dijo Shunrei con una sonrisa, acunando a Ryuho.
-Gracias- Seiya puso su mano arriba de la cabeza de Ryuho. -El tío Seiya tendrá que irse por un tiempo, pórtate bien, Ryuho- le despeino un poco el cabello juguetonamente.
En respuesta, el niño empezó a llorar, sacándole una mueca a Seiya. Esa no era la respuesta que esperaba.
-Ya, ya- Shunrei empezó a mecer a su hijo para tranquilizarlo.
-¿Cuanto tiempo se irán tu y Kiki, tío Seiya?- Pregunto Shoryu al castaño.
-No lo sabemos, pero será por un buen tiempo-.
El niño hizo una pequeña mueca infantil. Entendía la razón. De los amigos de su padre, él era con quien mas jugaba y con quien mas se podía comportar como un niño de su edad, y Kiki era como un hermano mayor para Shoryu, ya que él sabía lo que era ser un niño aprendiendo de un Santo Dorado.
-Oye, no pongas esa cara- Seiya se arrodillo y con ambas manos tomo los labios de Shoryu y los estiro hacía arriba, tratando de hacer una sonrisa. -Tu trabajo es entrenar para volverte mas fuerte. ¿Quién sabe? Si al volver, ya te veo con la armadura de Capricornio, será un gran regreso, además de que seremos vecinos-.
-Shoryu es muy joven para vivir solo- exclamo Shunrei, pero aun así sonrió ante las palabras de Seiya para animar a su hijo.
Palabras que tuvieron el efecto deseado, ya que cuando el pequeño alejo las manos del mayor, este sonrió entusiasmado. Una sonrisa que todo niño debe tener.
Al ver que esa respuesta si era de su agrado, se despidió de ellos, siguiendo su camino bajando por el resto de los templos.
Cuando llegó a Aries, Kiki ya lo estaba esperando con su caja de Pandora guardada en el mismo estuche que la suya en su espalda y un pequeño bolso de viaje. Sus ropas eran como las que usaba Mü, solo que estas eran de color café con un tono amarillento y su bufanda era de color blanco.
-¿Estas seguro de salir con esas ropas? Digo, en Japón nadie se viste así a la luz del día- señalo Seiya, tratando de no sonar como un insulto.
-Son las ropas de mi tierra, Jamir, no conozco otro tipo de ropa, además que me gustan- respondió Kiki.
Seiya suspiro. -Como sea, ya vámonos. El avión nos debe esperar en el coliseo afuera del Santuario-.
Kiki suspiro, y empezaron a bajar. En el camino fueron saludados por varios soldados y aprendices que estaban por donde caminaban con respeto, ya que ambos eran Caballeros de la elite de Athena, aunque le tenían mas respeto a Seiya que a Kiki por sus hazañas pasadas.
Una vez que llegaron al coliseo a las afueras del Santuario, se sorprendieron de ver a Athena esperando junto a la escalera del avión.
-Athena, ¿qué hace aquí?- Pregunto Kiki intrigado.
-¿No es obvio? Vine a despedirme, ya que no nos veremos por un largo tiempo. Ustedes son mas que mis Caballeros, también son mis amigos- respondió Saori.
Al decir eso, procedió a darle un abrazo a cada uno, primero a Kiki, en donde hizo un comentario de que había crecido mucho, ya que ahora era de la misma altura que ella, a lo que el castaño se rio.
Cuando fue el turno de abrazar a Seiya, el castaño mayor pudo decir que lo abrazo con mas fuerza que con Kiki, además de poner su cabeza encima de su pecho. Este abrazo probablemente era el contacto mas intimo que han tenido en años.
Seiya ya había aceptado y quedado bien en que Saori era su amiga y la Diosa que debía proteger, pero seguía siendo hombre y este tipo de contacto con una mujer hermosa lo ponía nervioso.
Cuando la deidad finalmente se separo, dio un paso atrás y le sonrió a ambos. -Les deseo la mejor de la suertes y que todo les vaya bien en su misión, úsenlo también como una oportunidad para descansar, para recordar al mundo por el que peleamos-.
-Si- ambos asintieron.
Todo dicho y hecho, se subieron al avión privado y este despego.
(Dos días después)
Seiya suspiro. No podía creer lo que haría a continuación.
Habían llegado el Sábado a la ciudad y fueron directo a la casa que Saori les compro para estar aquí; el lugar era algo grande, pero no exagerado, fácilmente podrían vivir cinco personas adentro, tenía una espaciosa sala de estar con sofá en forma de L frente a una pequeña mesa de cristal con una planta arriba y una televisión de plasma. Una habitación al lado de la sala que era la cocina, y unas escaleras que conducen al segundo piso donde hay cinco dormitorios y dos baños.
Se instalaron rápido al no traer mucho y usaron ese día y el siguiente para explorar la ciudad. Habían aprendido, que, aunque los Demonios y otras razas sobrenaturales no supieran usar el cosmos, los poderes que usan se pueden sentir de la misma manera que el cosmos, así que habían podido notar de inmediato que gran parte de la ciudad tenía rastros de energía maligna, pero también habían partes donde había otro tipo de energía, que supusieron, eran la de los Ángeles Caídos.
Al parecer, a pesar de que existían muchas razas y otros Panteones en el mundo, no muchos saben manejar el poder del cosmos. El Panteón Griego y Nórdico eran de los pocos que si saben. Por lo que Athena les explico cuando tocaron ese tema una vez cuando volvieron de visitar una reunión con la líder de los Youkai, Yasaka. Su padre Zeus y Odín aprendieron a usar el cosmos por la sabiduría que ellos adquirieron, Zeus por los conocimientos de su padre Cronos y de la madre Tierra Gea que adquirió una vez ganado la Titanomaquia, y Odín gracias a la sabiduría y su ojo que todo lo que que a adquirido.
Existían razas que parecían usar cosmos, pero el nivel de comprensión era muy poco, los Caballeros eran una excepción porque Athena, en la antigua época Mitológica le enseño a los humanos a como despertar y usar el cosmos, y ese conocimiento fue pasando por boca y pergaminos a las siguientes generaciones. Suponía que algo así había hecho Odín con sus Dioses Guerreros.
Estos Demonios que tenían que vigilar usaban magia que combinaban con su energía demoniaca que emanaban, eran capaces de pelear.
-Espero que no tengamos que llegar a pelear contra esos Demonios, no quiero ocasionarle problemas a Athena y a Amaterasu- dijo Seiya, revolviéndose el cabello.
Ahora mismo, él y Kiki caminaban en dirección a la escuela; Kiki vestía el uniforme de la academia Kuoh que consistía en un traje negro con finas líneas blancas, pantalones a juego, una camisa blanca y corbata. Pero Kiki dejo abierto un botón del traje negro y no usaba corbata, además que traía puesta su bufanda blanca.
Mientras que Seiya tenía la polera azul y sus vendas rojas al igual que cuando salió del Santuario, también usaba un pantalón de gimnasia negro con líneas azules a los lados y zapatillas especializadas para correr y encima de la polera una chaqueta que hacía juego con el pantalón.
Por un momento se preocupo en como venir vestido, ya que parece que la Academia Kuoh es para gente rica, y él no era para usar saco y corbata, pero como funcionaría como profesor de deportes, no era tan necesario una etiqueta de vestir como sería en otras materias.
Al llegar a entrada de la academia, se detuvieron para observarla un momento, era tal como se la imaginaron: grande y para niños ricos. Notaron que los estudiantes alrededor que entraban parecían verlos y susurrar algunas cosas, pero no le tomaron importancia.
Ambos iban a ingresar para buscar donde registrarse, pero se detuvieron al ver que adelante suyo se ponía un joven de cabello rubio algo desordenado con el uniforme de la escuela.
-¡Oigan!- El joven les llamo la atención. -Es la primera vez que los veo, me parecen sospechoso-.
Su comentario irrito a Seiya. Entendería un poco si se refería solo a él, pero, ¿no podía ver que Kiki usaba el mismo uniforme que él?
Antes que alguno de los dos pudiera decir algo, una voz femenina los interrumpió. -Saji, no seas grosero-.
Los dos castaños y el rubio vieron el origen de la voz, viendo a una mujer joven de un tamaño algo pequeño. Cabello negro liso corto, ojos morados, anteojos rosas y un uniforme femenino de la academia, detrás de ella la acompañaba una mujer un poco mas alta que él, también de cabello negro pero largo, anteojos azules y ojos color bronce, además de tener un busto mas grande que la primera.
Esas dos, al igual que el joven rubio, emitían una energía maligna. Sin duda eran Demonios.
-¡P-Presidenta!- Exclamo el joven de nombre Saji.
La presidenta del consejo estudiantil se acerco a ambos. -Lamento que Saji lo haya molestado, profesor- se disculpo con cortesía la chica de cabello corto.
-¿Profesor?- Interrogo Saji.
-Este de aquí es el nuevo profesor de deportes de este semestre, Seiya Kido- levanto la mano, señalando al castaño mayor, quien hizo una mueca que nadie noto por la forma en que lo llamo. -Y tu debes ser el estudiante de intercambio: Kiki Mübian, del Tíbet ¿cierto?- Miro fijamente a Kiki.
-Si, espero que no causáramos problemas- dijo Kiki.
-No te preocupes, aquí el error fue de Saji- la pelinegra miro sobre su hombro al rubio, quien tembló de temor al ver esa mirada asesina dirigida a él. -Soy Sona Sitri, Presidenta del Consejo Estudiantil y ella es Tsubaki, la Vice-Presidenta-.
-Un gusto- asintió Tsubaki.
-Creo que ya conocieron a Saji...-.
-Si. Espero que no vuelva a molestarnos- dijo Seiya entre dientes.
-Profesor, usted vaya a donde el director para que le de sus clases, ya que están a punto de empezar- Sona le señalo la parte mas alta de la escuela, donde estaba la oficina del Director. -Kiki, ven con nosotros a la sala del Consejo Estudiantil, allí te daremos la hoja de tus clases a partir de ahora-.
-De acuerdo- asintió Kiki. La chica parecía ser lista y organizada, pero no debía bajar la guardia.
Seiya y Kiki se dieron una última mirada y un asentimiento antes de ir a sus respectivos destinos dentro de la Academia.
Seiya odiaba la forma en que lo llamo la Demonio. El apellido "Kido" significaba muchas cosas para él y sus amigos, primero era el apellido que usaba Saori y segundo les recordaba al viejo Mitsumasa. A pesar de los años y que ese hombre fue quien los recogió a todos para ser caballeros, aun hoy en día le guardaban rencor. Así que Seiya no le gustaba que lo relacionaran con él de una forma que no fuera superficial.
Y así comienza el primer día de clases para ellos dos en Kuoh. Aunque no querían estar tan relacionado a los Demonios, iban a seguir las ordenes de Athena, y de paso, como ella dijo, descansar un poco de sus deberes como Caballeros.
Su estadía aquí no podía ser tan mala, ¿verdad?
Notes:
Buenas gente, aquí traigo un nuevo fic a la comunidad DxD, esta vez uno interesante.
Decidir traer uno porque me pareció buena idea y porque hay tantos fanfics de Fate, Naruto, Issei Traicionado, etc. Que, ¿por que no uno de DxD con Saint Seiya? Me dije y me gusto.
Y decidí hacerlo con Seiya y los otros 4, pero con él como principal porque me gustan mucho, y como ya hay muchos fics protagonizado por los santos dorados, decidí hacer lo mismo, solo que aquí, los dorados son Seiya y Kiki, junto con otros dos mas que a su tiempo se revelaran, ya que no quiero arruinar la sorpresa.
Aquí habrán algunas cosas que aclarar.
Primero, si, esta pasando en el mismo mundo y no el personaje viajo a otro mundo. Yo no lo veo tan sin sentido, ya que en el anime y manga (no recuerdo en que parte) se dice que Athena (o los dioses, no recuerdo exactamente) les enseñaron a los humanos a usar el cosmos y así pelear en sus batallas. Eso paso en la Antigua era Mitológica, en donde Dioses y Humanos aun convivían juntos. Es normal pensar que Athena solo le enseño a usar el cosmos a quienes pelearían por ella y no a toda la humanidad en general, ósea a un pequeño puñado en Grecia cuando se formo el Santuario y ese conocimiento se paso de palabra a palabra y en pergaminos como dije.
Si, la Saga de Asgard esta incluida porque a pesar de ser solo una inclusión del anime es algo que ya todos los fans lo consideramos canon, pero no pasa lo de Soul of Gold, para que luego no pregunten, así que el Loki que aparecerá a su tiempo lo haría como una combinación del de DxD y el de SOG.
Otra cosa, son como se ven los protagonistas con las armaduras, eso es fácil: Shiryu se vería igual que en el anime de Omega, Shun, Hyoga e Ikki usarían sus armaduras y diseños igual que en Episodio G Assassin, y la armadura de Ikki sería una Shin Cloth. La de Seiya... quiero ahorrarme el diseño para esperar que en Episodio G Requiem ya lo muestren con la Shin Cloth de Sagitario, porque sabemos que usara una, no esta confirmado pero es casi un hecho. La de Kiki, imagínenlo igual que su versión de Omega.
El resto de dudas se aclarara a medida que avance la serie, no se preocupen, pero cualquier duda o sugerencia que quieran dejar es aceptada.
Y antes que se me olvide, el fic comienza después de la primera temporada, justo al inicio de la temporada de las espadas sagradas.
Sin nada mas que decir me despido. Espero que apoyen esta historia como apoyan las demás. CHAO.
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El comienzo del día para Seiya fue... curioso.
Cuando llegó con el Director, fue una conversación agradable y rápida, donde le dijo su siguiente clase y le dio una hoja de los horarios y que clases haría en la semana. Vio que tenía una justo ahora, así que fue rápido al edificio dentro del instituto que era una gran cancha de basquetbol, pero que también funcionaba como una de futbol, allí vio a los estudiantes que usaban la ropa de gimnasia de la escuela que lo esperaban desde hace un rato.
Hizo lo típico: se presento, dijo que sería el nuevo profesor y que los haría sudar a todos, e hizo que después comenzaran a correr alrededor de la cancha por quince minutos.
Al presentarse noto tres cosas: primero, que ninguno de los que estaban presentes emitía un aura como la presidenta del Consejo Estudiantil, dando a entender que eran humanos. Significaba que gran parte de la escuela si eran estudiantes normales. Lo segundo, fue que había mas chicas que chicos. Por lo que Saori les conto, la Academia Kuoh antes era para solo mujeres, así que tenía sentido que la población masculina fuera menor que la femenina. Y la tercera cosa fue la reacción de sus alumnos al verlo.
Tras presentarse, los hombres parecían fulminarlo con la mirada, mientras que las mujeres no dejaban de verlo de una forma que lo hacía sentir incomodo, y eso aumento cuando mientras ellos corrían se quito su chaqueta, dejando expuesto sus brazos bien trabajados. Podía sentir sin siquiera abrir los ojos que las chicas miraban sus brazos cada que podían.
Digo, sabía que las mujeres les gustaban los hombres musculosos, y estaba orgulloso de decir que era uno, pero por último que sean discretas, sigue siendo su profesor después de todo.
Esperaba que a Kiki se sintiera mejor que él, y que pudiera acostumbrarse a las clases. No creía que en Jamir tuvieran escuelas.
Kiki se podía sentir que no estaba mejor que Seiya.
Al llegar al salón no tuvo problemas en presentarse, se había quedado en Japón mas de una vez en el orfanato de Miho cuando era niño para aprender el idioma como una segunda lengua.
Lo complicado fue la reacción de quienes serían sus compañeros de clases.
Vio que los estudiantes lo miraban con curiosidad. Algunas chicas decían que era un poco lindo o que su cabello es bastante brillante, mientras que otras comentaban que ojala no fuera un pervertido, y los pocos hombres decían que esperaban que no fuera otro Kiba, quien quiera que sea.
Pero si se dio cuenta de las dos presencias que emitían un aura maligna en el salón. A una le pertenecía a una joven pelirroja con una figura muy voluptuosa de ojos verde, y que de las dos era la que emitía mas de esa aura. La segunda era otra chica de cabello largo y negro que lo tenía atado en una cola de caballo alta y ojos violeta, con una figura que era mas curvilínea que la pelirroja, y aunque también emitía la misma aura maligna, parecía estar mezclada con otra aura diferente.
El profesor le indicio sentarse al lado de la chica de cabello largo, cuyo apellido era Himejima, colocándolo entre la pelinegra y la pelirroja. Se acerco de manera calmada. Al sentarse, ambas le sonrieron como saludo, gesto que devolvió un poco forzado, pero que no notaron o no les importo.
Mientras la clase daba indicio y el profesor comenzaba a enseñar, Kiki se dejo llevar por un momento. Su infancia no fue dura a pesar de su entrenamiento. De hecho, fue bastante animada y feliz, ya que su maestro siempre fue alguien que se preocupo por él, y además había hecho amistad con los niños del orfanato en el que se quedaba cuando iba a visitar a Seiya y los otros hace mucho, pero nunca experimento algo como ir a una escuela.
Sabía que era parte de su misión, pero no había nada de malo si lo disfrutaba un poco.
(Mas tarde)
Ya era la hora del almuerzo, y Seiya y Kiki se reunieron en una mesa de la cafetería para hablar de lo que han descubierto en el primer día.
-Yo no encontré a ningún otro demonio desde lo de la entrada, y el resto fue bastante normal- comento Seiya masticando un sándwich.
-En mi clase me encontré con dos Demonios, ambas mujeres. Aunque había algo raro- dijo Kiki.
-¿Raro como que?-.
-Una de ellas emitía un aura maligna mas poderosa que la otra, creo que ella es una de las herederas que vinieron, y la otra también emitía esa aura en menor medida, pero parece que hay otra energía que se mezcla con la energía Demoniaca-.
-Creo que Athena nos dijo algo sobre eso, que con los Demonios en peligro de extinción tras su guerra, inventaron un nuevo método para asegurar su supervivencia. ¿Cómo se llamaba...?- El castaño tenía el nombre en la punta de la lengua.
-Reencarnación- termino Kiki. -Parece que usan un método y convierten a personas normales en Demonio, haciéndolos parte de su nobleza, o familia, creo que se le dice-.
Ambos sabían poco del tema, ya que la información que tenían de las tres facciones se las había dado Amaterasu a Athena y ella no los había investigado tanto ya que nunca tuvo interés en mezclarse con ellos y tampoco se entrometían en los asuntos de su Panteón. Si querían saber mas, tendrían que preguntarles directamente, algo que no podían hacer ahora.
Siguieron comiendo en silencio, pero los murmullos alrededor de la cafetería hacía que fuera difícil comer tranquilos, ya que sentían que la mayoría de murmullos eran hacía ellos.
-¿Alguien quiere decir algo?- Pregunto Seiya en voz alta. Si algo le molestaba era que dijeran cosas de su persona a sus espaldas.
Los murmullos pararon cuando él hablo, la cafetería se quedo en silencio.
-Gracias- bebió un poco de agua de su vaso.
-¿Y como nos acercaremos a los Demonios? Athena quiere que nos relacionemos con ellos para saber si son de confianza o no- pregunto Kiki.
A él no se le ocurría nada porque no era bueno socializando con personas que no sean del Santuario, e incluso dentro era algo difícil ya que todos lo trataban con respeto por ser un Caballero Dorado, excepto Seiya y los demás, pero porque a ellos los conocía desde hace mucho.
-Ya lo estamos haciendo, para eso nos convertimos en profesor y estudiante de esta escuela- señalo Seiya, terminando su sándwich.
-No creo que Athena se haya referido a solo seguir en nuestros papeles...-.
Seiya sabía bien eso, pero tampoco se le ocurría nada. No podían acercarse y decir "hola, sabemos que son Demonios y queremos conocerlo"... tal vez en el pasado si hubiera hecho eso, pero ahora no, no querían tenerlos con la guardia alta, no sabía de lo que eran capaces los Demonios, pueden ser incluso igual de fuerte que los Espectros.
-Por ahora dejemos que las cosas fluyan, ya encontraremos el momento de presentarnos. Por ahora no hay prisa. Ni Athena ni Amaterasu establecieron una fecha limite de vigilancia y apenas es el primer día- declaro Seiya.
-¿Qué las cosas fluyan? No se si realmente funcionara... pero puede que si- pensó Kiki, aceptando la idea. Tampoco se le ocurría una mejor.
(Al final de las clases)
Ya esta sería la última clase del día que Seiya tendría que dar. Tenía que estar agradecido con Athena con darle esta materia como profesor. Nunca lo admitiría, pero Hyoga tenía razón en que no era muy bueno para el estudio, casi le hacía agradecer al viejo Mitsumasa de haberlo encontrado para ser un Caballero, no se imaginaba en donde hubiera terminado a parar de no serlo.
La última clase que tendría sería con un salón de segundo grado. Esta clase sería en el patio de la escuela. Seguiría el plan de entrenamiento que el anterior profesor había dejado, aunque lo cambiaría un poco para que se acomodará con su estilo.
Sintió dos energías malignas acercarse. Seiya levanto la mirada del portapapeles y los vio: eran dos jóvenes, uno era un chico de cabello castaño algo desordenado, usando la ropa de gimnasia de la escuela. A su lado estaba una chica mas baja que él de largo cabello rubio y ojos verdes, sus rasgos no eran Japoneses, así que debía ser extranjera, estaba usando una versión femenina del buso de la escuela.
Esos eran Demonios sin duda alguna, pero el aura que emitían no tenía la misma intensidad que la que tenía Sona, estaban igual que aquel chico Saji, así que supuso que eran Demonios Reencarnados como dijo Kiki. Se fijo mas en el castaño; el aura que emitía era de Demonio, pero también tenía otro tipo de aura a su alrededor, donde mas se notaba era en su brazo izquierdo. Era un aura intensa y poderosa.
Seiya noto que todos los alumnos ya estaban presentes, así que dejo de prestar atención por ahora a esos dos para mantener las apariencias, pero los pondría a prueba.
-De acuerdo todos, como es mi primer día con ustedes comenzaremos sencillo. Serán algunos trotes y ejercicios simples, quienes puedan terminarlos todos de manera rápida puede retirarse antes- declaro Seiya a sus alumnos.
Tras darle las indicaciones de los ejercicios, sus alumnos comenzaron a realizarlos. Los dos Demonios iban a hacer lo mismo, pero Seiya los detuvo llamándolos, haciendo que ambos se acercaran a él.
-¿Cuales son sus nombres?-.
-Soy Issei Hyodou, profesor- dijo el castaño.
-¿Hyodou? Creo que algunos profesores mencionaron ese nombre en la mañana- pensó Seiya recordando los murmullos que escucho en el salón de profesores.
-Yo soy Asia Argento- se presento la rubia.
-Bueno, Hyodou y Argento, quiero pedirles ayuda a ustedes dos con algo- dijo Seiya.
-¿Qué cosa, profesor?- Pregunto Issei curioso.
-No se como serán los ejercicios que hacen normalmente, y quiero ingresar parte de mi propio programa de ejercicio, pero no se como afectaría a los alumnos, así que quiero que ustedes dos lo prueben para saber si debo integrarlo o al menos cambiarlo para que no sea tan pesado- explico Seiya.
-¿Nosotros? Pero...- Asia se veía insegura de esa propuesta.
-No se preocupen, si es demasiado tan solo tienen que decirlo y pueden parar y unirse a sus demás compañeros- dijo Seiya.
Era un buen plan, aunque lo dijera él. Vería la resistencia y movimiento de los dos Demonios y de paso probaba el programa que quería darles a los chicos con los que tendría clase, ya que lo que les enseñaban era una broma comparado a los entrenamientos mas básicos del Santuario.
¿Y cual fue el resultado del desempeño que los dos Demonios demostraron con su plan? En una palabra: Decepcionante.
No podía creer que realmente fueran Demonios, no pudieron llegar ni a la mitad de los ejercicios antes de caer agotados al suelo. Asia era muy frágil, no estaba hecha para las actividades físicas, Hyodou duro un poco mas, pero al final termino igual de agotado y tirado en el suelo.
Seiya agito la cabeza en negación. Sabía que eran humanos reencarnados en Demonios, pero pensó que al menos eso debió de darles fuerza sobrehumana. Ni cuando él era un niño se agoto tanto como ellos dos estaban, aunque eso debió ser por lo energético que era.
Suspiro, y se dio cuenta que habían dos chicos que no estaban haciendo los ejercicios que ordeno hacer, en cambio, estaban sentados en el pasto observando a las chicas que hacían sentadillas, o mas exactamente, a sus pechos.
Frunciendo el ceño, se le ocurrió algo. Se acerco en silencio hasta quedar detrás de ellos, se arrodillo para estar a su altura y susurro con la voz mas tenebrosa que pudo hacer.
-Parece que están disfrutando holgazaneando-.
Ambos jóvenes chillaron de sorpresa y se separaron. Estaban a punto de ponerse de pie y salir corriendo, pero Seiya los tomo del cuello de sus camisas fuertemente.
-Pr-Profesor...- intento hablar el primer joven, que era un chico castaño de lentes que por la luz bloqueaban la vista a sus ojos.
-N-No es lo que parece...- dijo el otro joven que era semi-calvo y de ojos negros.
-Yo creo saber lo que parece, y ya que parece que disfrutan tanto viendo a sus compañeras de clase haciendo sentadillas, entonces no tendrán problemas en hacer el doble de lo que ellas hacen, ¿verdad?-.
Los dos del trío pervertido sudaron a cantaron por esa aura tenebrosa que emitía su profesor, intentaron pedir ayuda visual con Issei, pero lo vieron levantándose con esfuerzo después de los ejercicios, y cuando sus ojos hicieron contacto, el castaño aparto la mirada.
Al terminar ese día, ninguno pudo levantarse por lo agotado y doloridas que sentían las piernas. No volvieron a sus casas hasta ya tarde, y con esfuerzo.
(Mas tarde)
-Fue un día divertido, ser profesor no es tan malo como pensé- exclamo Seiya sonriente.
-Si, la escuela es bastante tranquila, y uno aprende mucho con las clases. Ahora entiendo porque las dos herederas vinieron a esta academia- dijo Kiki.
Ya el sol estaba cayendo cuando terminaron las clases, ambos caminaban juntos a la casa en la que residían y comentaban como fueron sus experiencias en este primer día, que fueron experiencias muy buenas.
A pesar de que los dos eran Caballeros Dorados y sabían que tenían deberes muy peligrosos, poder disfrutar de esta "normalidad" que no están acostumbrados por el ambiente en que están acostumbrados es relajante. Les recuerda que a pesar de ser Santos, también eran humanos. Agradecían de nuevo a Athena por esto.
-Esto me dejo con hambre. ¿Pedimos una pizza?- Sugirió Seiya.
Kiki abrió la boca para responder, pero ninguna palabra salió de sus labios cuando ambos sintieron una energía maligna liberarse por la ciudad. Podían sentir que la ubicación no estaba muy lejos, a unas tres calles de aquí.
-Por la cantidad de energía que libera, es un Demonio. Debe ser uno de esos Demonios renegados- dedujo Kiki. -¿Qué haremos?-.
Seiya lo pensó un segundo. -Nada. Dejaremos que los Demonios de aquí se encarguen, nosotros solo debemos ver como lo manejan-.
Kiki asintió de acuerdo.
Ambos avanzaron a paso lento de donde salía esa energía demoniaca, tenían que llegar antes que los Demonios para encontrar un lugar adecuado para observarlos en combate.
La Nobleza Gremory hizo acto de aparición con un Circulo Mágico en el lugar donde el Demonio renegado libero su energía. La habían detectado en el instante que se libero y aunque luego el Demonio intento ocultarla ya era tarde para hacerlo.
El lugar era una obra de construcción en proceso donde se podían ver una mezcladora, algunos pilares de metal, cosas que es normal ver en lugares como este.
-Estén atentos, el Demonio ya debe saber que estamos aquí y este lugar es grande. No sabemos donde puede estar, así que avancen en pares- aviso Rias a su sequito.
Su nobleza asintió. Estaban formados por Issei y Asia, la chica de cabello negro largo, una chica pequeña de cabello blanco corto y ojos de un color ámbar, y un chico rubio de ojos azules con una espada en mano.
La de cabello largo tenía de nombre Akeno, la pequeña de cabello blanco de nombre Koneko, y el rubio de nombre Kiba. Eran la Reina, Torre y Caballo respectivamente de Rias Gremory, mientras que Issei es su único peón y Asia un Alfil.
El grupo se separo en pares para ir a revisar el lugar; Rias y Akeno iban juntas, al igual que Kiba y Koneko e Issei y Asia. Los dos últimos estaban ya recuperados del ejercicio que su profesor les hizo pasar gracias a los poderes de la rubia.
Los dos últimos avanzaban con cuidado, Issei iba adelante con su Boosted Gear activado, listo para defender a Asia de ser necesario. Ambos miraban a los alrededores con atención, y escucharon un ruido detrás de ellos.
-¡¿Quién es?!- Pregunto Issei en voz alta, pero no recibió respuesta. -Diablos, esto me trae un mal presentimiento-.
-¡Issei-san arriba!- Señalo Asia.
El castaño alzo la mirada, solo para ver como una figura de gran tamaño se lanzaba hacía ellos. Rápidamente empujo a Asia hacía atrás y retrocedió, esquivando la embestida de esa cosa.
Al tenerla frente a frente, Issei supo que este era el Demonio renegado. Su cuerpo no era humano como él de los otros que había visto anteriormente: era un hombre de cabello castaño con la parte superior de su cuerpo descubierta, mientras que la parte inferior era la de una serpiente. Su color era negro con diversas manchas moradas y café.
-Es una lastima que lo hayas esquivado, aunque tampoco tengo problemas en jugar con la comida- siseo el Demonio, incluso su lengua era la de una serpiente.
-¡Asia, ve a buscar a la presidenta!- Ordeno Issei, mientras empezaba a reunir energía.
-¡Boost!-
-¡S-Si!- Asia se puso de pie y salió corriendo.
-¿A donde vas? ¡Te perderás la cena!- El Demonio con cuerpo de reptil se elevo aprovechando su cola y paso de largo a Issei, avanzando hacía Asia.
-¡Oye!- Issei corrió para intentar detenerlo, pero la punta de la cola se movió, golpeándolo y mandándolo hasta chocar con un pilar de la construcción.
Cuando el Demonio casi estaba encima de Asia, un gran relámpago cayo del cielo, golpeándolo de lleno en la espalda, haciendo que quedará en el suelo, retorciéndose de dolor.
-Ara, ara. ¿Queriéndole hacer daño a mi linda Kouhai? No puedo dejar pasar eso, mereces un castigo- en el cielo, estaba Akeno flotando con sus alas de Demonio, mientras chispas salían de entre sus manos y tenía una "dulce" sonrisa en su rostro.
-¡Issei-kun!- Kiba y Koneko llegaron a donde ellos estaban y el rubio ayudo a levantar a su compañero varón.
-Kiba, Koneko-chan, Akeno-san, ¿cómo...?-.
Iba a preguntar como llegaron tan rápido, pero en ese momento Rias se puso a su lado.
-Supuse que el Demonio intentaría esconderse cuando llegáramos, y que era probable que si nos separábamos, iría primero por quienes parecían mas débiles- explico Rias. -Lo lamento, no era mi intención de usarlos como carnada- se disculpo.
-Bueno... Asia esta bien, así que supongo que no hay problema- respondió Issei.
-¡Empecemos con tu castigo!- Grito Akeno, levantando su brazo derecho. Un circulo mágico apareció arriba de ella y del Demonio renegado, del circulo empezaron a salir relámpagos que atacaron sin piedad al Demonio, quien comenzó a gritar de dolor.
Y Akeno estaba disfrutando esos gritos.
Rias suspiro. La Reina de su sequito no perdía el tiempo para disfrutar del dolor que le causaba a sus enemigos.
Por el dolor que estaba sintiendo, la cola del Demonio empezó a agitarse sin control, golpeando varios pilares clavados en el suelo, provocando que las estructuras ya establecidas de la construcción temblaran.
Rias noto eso y apuro a su amiga. -¡Akeno! Date prisa y termina con él, podría destruir las estructuras del lugar-.
-Vamos, Rias. Déjame disfrutar un poco- respondió Akeno con un puchero.
-¿Vas a ser tu quien encuentre una manera de explicar como una construcción en progreso fue desmoronada sin explicación?-.
Akeno suspiro, no le gustaba que la apuraran cuando estaba disfrutando con sus victimas, pero entendía el punto de Rias.
-¡Maldita perra!- Aprovechando que la joven había cesado sus rayos cuando intercambio esas palabras con su Rey, el Demonio renegado se elevo en el aire gracias a su cola para comerse a Akeno de un bocado y escapar.
Pero Koneko fue mas rápida, la pequeña salto y pateo el costado del Demonio, rompiéndole varios huesos y mandándolo a volar hasta las afueras de la obra.
-Maldi… ción…- el Demonio se retorcía de dolor, con todo el daño que le había eso esa mujer con sus rayos por su cuerpo y aquella patada que le dio esa chiquilla le sacaron mucha sangre, apenas si le quedaban fuerzas para moverse un poco.
-Ya se termino para ti- declaro Rías, le daría el golpe de gracia para así ya retirarse.
Un brillo carmesí lleno un momento el área de la construcción, y al apagarse el brillo, ya no quedaba ni rastros del Demonio.
-Vamos, Rias. Yo quería jugar un poco mas con él- Akeno descendió al suelo y guardo sus alas, quejándose como una niña que le quitaron su juguete.
-En el estado que estaba ya no hubiera soportado ni siquiera un ataque, además no quiero poner en riesgo las construcciones, no existiría manera de ocultar eso- respondió Rias.
El grupo comenzaba a juntarse para irse por un circulo mágico, pero la gema verde del guante de Issei brillo, y una voz hablo, deteniendo a Issei.
-[Compañero]-.
-¿Hm? ¿Qué pasa?- Pregunto Issei. Hace poco a comenzado a hablar con él dragón que estaba sellado en su Sacred Gear sin tener que estar dormido.
-[No... nada. Creí haber sentido algo, pero debió ser mi imaginación]- dijo Ddraig.
Por un momento, el Dragón Celestial creyó haber sentido mas presencias en el lugar, pero lo sintió de manera tan fugaz que debió ser su imaginación o algún animal callejero pasando. Aun tenía que acostumbrarse a su nuevo portador y este a él.
Issei alzo los hombros sin tomar en importancia ese comentario y se acerco a sus amigos.
Cuando el circulo mágico apareció y teletransporto a todos, Seiya y Kiki aterrizaron al lugar. Habían observado todo desde arriba de un edificio al lado de la construcción.
-¿Qué opinas? Pudieron acabar fácilmente con ese Demonio- pregunto Kiki.
-Ese chico Issei, si no fuera por la energía demoniaca que emana, pensaría que es un chico ordinario- comento Seiya.
-Y esos relámpagos que Himejima creo, aunque comparados a una técnica de rayos de un Caballero sería considerada débil, podría dañar a una armadura de bronce si se usan a todo su poder-.
-¿Himejima?-.
-Si: Akeno Himejima se llama la chica, va en mi clase, al igual que la pelirroja. Parecía una persona amable... aunque no me imagine que tuviera esos hábitos en combate...- refiriéndose a cuando estuvo torturando al Demonio.
-Un Demonio disfruta torturando a sus victimas, parece que es una cosa que comparten con los Espectros- declaro con disgusto.
-Y la chica pelirroja es Rias Gremory. Por lo que escuche en los pasillos, ellas dos son algo así como "ídolos" dentro de la escuela-.
-Bueno, al menos la mayoría sabe pelear, aun no sabemos como pelean Asia y ese chico rubio, porque para mi, esa chica de cabello blanco golpea tan fuerte que dejaría muy mal a cualquiera sin armadura-.
Kiki asintió, no viendo exagerado el comentario.
Dicho todo, Kiki los teletransporto a ambos de vuelta a la residencia. Seguirían observando a los Demonios un tiempo mas hasta que fuera necesario que notaran su presencia.
Notes:
Hasta aquí el capitulo. Este queda mas corto que el anterior porque no queda nada mas que mostrar por ahora.
Este capitulo se concentro en como Seiya y Kiki empezaron su llegada a la Academia Kuoh y ya conocieron a algunas personas, aunque aun no hayan interactuado con ellas.
La razón por la que aun no quieren mostrarse ante Rias y los demás, es que si piensas que si ellos se enteran que los están vigilando, van a creer que no actuaran como verdaderamente son por estar vigilados. No le tienen mucha confianza porque son Demonios y les recuerdan a los Espectros, algo que es se remarca muchas veces en este y el anterior capitulo.
También la pelea fue para que vieran de lo que son capaces, al menos algunos, ya se relacionaran mas, e incluso los ayudarán a volverse mas fuertes, ya que, en mi opinión, considero que los entrenamientos que la mayoría del grupo Gremory ha tenido no ha sido del todo correcto.
Ahora con las preguntas a responder.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
Ya ha pasado una semana desde que Seiya y Kiki llegaron a Kuoh, haciéndose pasar por profesor y alumno respectivamente. En ese tiempo, han aprovechado para disfrutar de la normalidad de sus puestos todo lo que pueden, ya que saben que no durara para siempre, sin olvidar por supuesto su misión de vigilar a los Demonios, consiguiendo información de ellos.
Kiki verifico lo que ya sabía, que las dos Demonios de su salón eran como las ídolos de la escuela, eran las mujeres que cualquier chica joven deseaba ser y la que muchos hombres querían como pareja. Ese pensamiento le daba un poco de repulsión, entendía que cada quien tenía una imagen de alguien a quien querer ser en la cabeza, pero tener ese tipo de pensamientos sobre dos jóvenes era algo asqueroso para él, que fue enseñado desde pequeño a respetar a las personas, excepto a sus enemigos, sin importar como se vean.
Con Seiya, él averiguó mas sobre Issei y Asia, además que aprovecho de preguntar sobre el chico rubio y la chica de cabello blanco, nadie sospecharía ya que a pesar de que esos dos no eran de su clase, parece que tenían cierta fama.
Issei era parte del "Trío pervertido", como era llamado el grupo que hacía él y aquellos dos chicos que castigo hace unos días, ya que desde que llegaron siempre espían a las chicas de los clubes en los camerinos privados, y terminan por ser golpeados por todas las chicas, pero a pesar de eso siguen y siguen espiándolas, así se ganaron ese apodo.
Seiya frunció el ceño cuando escucho de ellos y tuvo ganas de golpear a esos tres. ¿Cómo eran tan descarados? Del Demonio lo entendía, los Demonios eran seres malvados y que obedecían sus propios deseos, incluido la lujuria, pero los otros dos, o eran unos estúpidos sin remedio, o estaban mal de la cabeza. Él sabía bien que las mujeres eran mas que seres de cuerpos atractivos, él mismo servía a una Diosa y había sido entrenado por otra mujer muy fuerte. Lo que hacían era una falta de respeto.
Además le molestaba que ningún profesor les haya llamado la atención por eso, era intolerable. Ya aprenderán ellos en sus clases de gimnasia.
De la chica Asia no averiguo mucho, solo que era una estudiante extranjera que llegó hace unas semanas y que se lleva bien con todos, aunque parece que hay rumores de que tiene cierto interés amoroso por Issei, aunque eso ya no le interesaba.
El chico rubio que vio el otro día se llamaba Yuuto Kiba, y era llamado el "príncipe de la Academia Kuoh", ya que su apariencia y personalidad iban de acuerdo a las de un príncipe de cuentos, así que era el chico número 1 de la escuela, teniendo una gran cantidad de fans, e iba en el mismo año que los otros dos, pero en otro salón.
La chica de cabello blanco fue de la que menos averiguo: su nombre era Koneko Toujo e iba en primer grado. Solo era conocida por juntarse con Kiba y ser parte del club de Investigación de lo Oculto de la escuela, un club bastante reservado a la hora de admitir nuevos integrantes.
Eso le llamo mas la atención, y tras preguntarle a algunos profesores, se averiguo que ese club solo tiene a 6 integrantes, que eran los 6 Demonios que ya conoce, y que fue fundado cuando Rias y Akeno llegaron a la escuela. Usan como lugar de reunión el viejo edificio que hay detrás de la escuela.
Y esa fue toda la información que pudieron recabar; el resto de información que obtuvieron fueron opiniones diversas de maestros y alumnos sobre cada uno individualmente, la mayoría positiva (excepto Issei por ser pervertido). No habían podido investigar a fondo a los miembros del Consejo Estudiantil, ya que habían verificado que todos eran Demonios, pero sería un poco mas difícil ya que eran mas miembros y al tener una posición bien elevada en la escuela podrían notar sus acciones como sospechosas.
Por ahora no harían nada, seguirían vigilando en silencio mientras disfrutaban de estas clases ordinarias.
Kiki estaba guardando sus cosas para ir a la cafetería a almorzar con Seiya. Esta semana yendo solo a clases como un alumno normal han sido una grata experiencia para él, por primera vez pudo experimentar lo que era ser una persona normal, sin responsabilidades mas allá de las normales, y descansar un poco del estrés del Santuario y como Reparador de Armadura.
Los Caballeros de Aries han sido siempre los encargados en Reparar las Chloths de los Caballeros, ya que la mayoría era originaria de Jamir, el hecho de ser Santos de Aries era como si esa Constelación hubiera elegido a su gente para ser siempre los encargados de su Signo y la primera defensa de los Doce Templos del Zodiaco.
Paso la correa de su bolso por su hombro izquierdo. A diferencia del resto de estudiantes, él usaba un pequeño bolso hecho de cuero de correa larga para guardar sus cuadernos. Al momento de levantarse, vio como de la mochila de un compañero que estaba saliendo delante suyo cayo un cuaderno al suelo, pero este no se dio cuenta y siguió caminando.
Kiki recogió el cuaderno y se apresuro hacía su propietario. -¡Espera!- Alzo un poco la voz, y cuando este se dio vuelta, Kiki vio que se trataba de Akeno Himejima. -Se te cayo esto- le extendió el cuaderno.
-Oh, no me di cuenta. Gracias por eso- agradeció Akeno, tomando su cuaderno y guardándolo de inmediato en su mochila.
-No fue nada, ten mas cuidado con tus cosas la próxima vez- dijo Kiki como consejo. La paso de largo y avanzo con destino a la cafetería.
Cuando el castaño la paso, Akeno parpadeo dos veces, sorprendida. Era la primera vez que le pasaba.
No la primera vez que se le caía algún útil, le había pasado algunas veces desde que ingreso a la escuela con Rias, pero cuando los hombres llegaron a la escuela, cada vez que se le caía algo y uno de ellos lo recogía y se lo entregaba, siempre intentaban coquetearle o hacerle algún intento para invitarla a salir, cosa que ella rechazaba casi enseguida que decían la primera palabra luego de que recibiera su objeto, pero esta vez no.
En esta ocasión, el hombre le entrego el cuaderno que se le cayo, le dio un consejo suave y se retiro. Sin dobles intenciones, sin halago por su apariencia. Nada, hizo lo puramente correcto.
Era la primera vez que alguien, sobre todo un hombre, que no la conocía, se acercaba a ella con la intención correcta. Eso fue lo sorprendente.
Y se sintió un poco bien.
-¿Qué te ocurre, Akeno?- La pelinegra volvió a la realidad cuando escucho la voz de Rias a su lado. -Te estaba hablando, pero no me contestabas-.
-Lo siento, Rias, es solo que no te note, ya que se me había caído el cuaderno y un chico me lo entrego- respondió Akeno.
-¿Otra vez? Eres bastante descuidada con tus cosas, así les das la oportunidad a los chicos a acercarte a ti y molestarte- suspiro Rias, ya conociendo el resto del relato.
-Lo se, pero esta vez no paso. Él me entrego el cuaderno y después se fue, sin ninguna intención oculta- respondió, asombrando a la pelirroja.
-¿En serio? ¿Quién?- Pregunto Rias, se le hacía sorprendente escuchar sobre un hombre acercándose a su amiga sin la intención de querer que se acueste en su cama.
-Fue el que llegó la semana pasada... Kiki, creo que se llamaba. El que se sienta al lado nuestro-.
Rias recordó el rostro del chico. -¿El de las cejas raras? Ahora que lo pienso, parece mas del tipo calmado y responsable. Si es así, entonces tiene sentido. ¿Te molesto eso?-.
-No, fue bastante agradable que alguien mas aparte de Yuto no me haya mirado con una expresión lasciva-.
Tras esa conversación, ambas comenzaron a caminar hacía su Club.
-Bueno, ¿qué me estabas diciendo?- Pregunto Akeno.
-Qué ya hable con Sona, mañana, el Consejo Estudiantil limpiara el Club, así que tendremos que hacer la reunión en otro lugar- explico Rias.
-¿Sabes a cual?-.
-He pensado en hacerlo en la casa de Issei, en su cuarto para que sea mas privado-.
-Ara. ¿Estas segura? ¿No te quitaríamos tiempo de privacidad con Issei-kun?-.
Akeno se río cuando vio el pequeño sonrojo en el rostro de su mejor amiga. Desde que su compromiso con Raiser se termino, el cariño y afecto que le mostraba Rias a Issei se volvió genuino, además que se había ido a vivir con él, así que ella lo aprovechaba para molestar a su amiga cada que podía.
Pero aun así, estaba feliz por Rias, ya que finalmente encontró a un buen hombre como Issei. Claro, era pervertido, pero un buen hombre que podría quererla como se debe.
Ojala... ojala un día ella encuentre a alguien así, alguien que pueda apreciarla como es, y no por su cuerpo.
(Mas tarde)
-...Y eso es todo lo que paso, nada sospechoso- dijo Seiya.
Ya habían terminado las clases y estaba en la residencia. Él se encontraba dentro de su habitación, recostado en la cama. En su mano izquierda, estaba un celular con él que le estaba hablando directamente a Saori para informar de todo lo que descubrieron en su primera semana en Kuoh.
-"Ya veo, ¿y han intentado interactuar con los Demonios?"- Pregunto Athena.
-Kiki es compañero de clases de una de las herederas y otro Demonio, y yo le doy clases a otros dos, pero aparte de eso no. No sabemos como actuarían si saben que están siendo vigilados, así que por ahora seguiremos en nuestros papeles- escucho como Saori hacía un sonido afirmativo, entendió su punto.
-"De acuerdo, entonces le diré de esto a Amaterasu para que se tranquilice, llama si algo pasa"-.
-No se preocupe, Athena. Si algo pasa, somos lo suficientemente capaces de solucionarlo-.
Escucho reír a su Diosa. -"Lo se, pero es normal que me preocupe por ustedes, los conozco desde hace mucho"-.
-Supongo. ¿Cómo han estado las cosas en el Santuario al irnos?- Aprovecho para preguntar.
-"Bien, Ban y Geki te han reemplazado en los entrenamientos de los mas jóvenes, y lo están haciendo bien. Shaina sigue igual de estricta con las aspirantes a Amazonas, y Shiryu..."-.
No termino de hablar, ya que otra voz se escucho de su lado, era otra voz femenina, y mas animada que la de Saori.
-"¿Con el que esta hablando es Seiya? ¡También quiero saludarlo! ¡Hola, Seiya-san"-.
-Hola, Shoko, ya me preguntaba donde estabas cuando me fui...- dijo Seiya con una mueca de diversión.
Shoko, aquella chica que conoció en el puente cuando llegó a Japón en el Torneo Galáctico hace años. Se sorprendió de verla en el Santuario después de la batalla en Asgard. Al parecer, hubo otro incidente relacionado con otros Dioses mientras él y sus amigos recuperaban sus heridas después de la batalla de las 12 Casas. Por los acontecimientos con el resto de batallas que vinieron no pudieron charlas mas, pero luego de eso y su recuperación, fueron capaces de conocerse mas y entablar una relación casi fraternal, algo curioso ya que sus armaduras de Bronce eran consideradas constelaciones hermanas.
El grupo de Caballeros Femeninos conocidos como las Saintias era diferente a las Amazona, ella si podían mostrar su rostro porque eran algo así como acompañantes para la Diosa Athena, como un grupo femenino para que la Diosa no se sintiera incomoda con dirigir a tantos hombres, además de cuidarla cuando ella descendía como un bebe, criarla y hacerla compañía, pero era un grupo privado solo para la Diosa, así que aparte del Patriarca, no muchos sabían sobre ellas desde que fueron creadas.
Pero con la rebelión de Saga, que termino matando a todas las Saintias de esa época, supo por boca de una de las Saintias, llamada Katya, que el viejo Mitsumasa, creo una escuela de Saintias con ayuda de algunos Santos que estaban en contra de Saga en secreto, y así pudieron resurgir, y esta vez, Saori decidió que no sería un grupo privado, así que la existencia de las Saintias ahora es de conocimiento general en el Santuario.
También era el puesto por el que la mayoría de mujeres querían tener al llegar al Santuario, por el hecho de que podían conservar su feminidad y no usar mascara como las Amazonas.
-"Si, lamento no poder despedirlo aquella vez. Pero tuve que ir en una misión con Erda hasta España, fue muy lejos y recién pudimos volver"- se quejo Shoko, como si fuera una niña pequeña.
Seiya se río. -Si que quedo lejos, pero mira el lado positivo, ahora puedes descansar un poco-.
-"Bueno, eso si- HMPH"- No termino de hablar, ya que parece que algo se lo impidió.
-"Lo lamento, pero tengo que volver a mis deberes, Seiya, cuídense tu y Kiki"- se despidió Saori.
-"Adiós, Seiya-san"- Escucho a Shoko despedirse.
Cuando la llamada se corto, dejo el celular en la pequeña mesa que esta al lado de su cama y puso las manos detrás de su cabeza, observando el techo. Su armadura seguía guardada en su caja de Pandora en la esquina de la habitación.
Era demasiado aburrido estar sin hacer nada, así que se puso de pie y salió de la casa. Caminaría un rato hasta encontrar algo para divertirse o se devolvería mas aburrido y vería televisión en la sala.
Camino por unos minutos, hasta que al estar tan concentrado en sus pensamientos, choco con alguien por error.
-Perdón, fue mi error. No estaba prestando atención en el camino- se disculpo de inmediato después del golpe.
Al ver con quien choco, vio a un hombre adulto mas viejo que él, de cabello negro pero con mechones largos de un color rubio que se extendía por todo su cabello frontal y tenía una barba corta que pasaba por toda su barbilla y los lados. Ojos de color purpura y vestía solo con un yukata negro. Colgando en su brazo derecho estaba una bolsa de plástico que contenía adentro una botella de licor.
-...No te preocupes, tampoco preste atención al camino- él hombre se había quedado unos segundos en silencio al verlo, hasta que finalmente pudo decir esas palabras.
-Ya veo, bueno, con su permiso, me retiro- Seiya paso de largo al hombre.
-Algo me dice que nos volveremos a ver, chico- dijo el hombre en voz alta, pero Seiya no le respondió, y sabía que el hombre tampoco esperaba respuesta.
Mientras el Japonés se iba, el hombre se le quedo viendo con una sonrisa misteriosa. A los ojos de cualquiera, incluso para los seres sobrenaturales mas jóvenes, solo se vería como una persona ordinaria, pero a los ojos de él, que ya tiene experiencia en muchos ámbitos, puede ver claramente la pequeña esencia dorada que lo rodea.
-¿Quién pensaría que ellos estaría también en esta ciudad? Esto se pone cada vez mas interesante- empezó a caminar. Ya había comprado el licor para mañana cuando viniera el joven dragón.
Tuvo suerte que estuviera ocultando su energía desde que llegó a la ciudad y que él haya estado tan desconcentrado como para notarlo, de lo contrario, la sorpresa que vendría se abría arruinado.
(Al día siguiente)
Seiya camino por los pasillos, ya había terminado su clase de deportes, donde otra vez le toco con la clase de Issei y Asia, y otra vez puso ejercitar sobre todos al trío pervertido, como escarmiento por ser tan pervertidos.
El día parece que iba a ser como cualquier otro, pensó Seiya. Pero una llamada interrumpió su caminata. Saco el celular y contesto la llamada.
-Habla Seiya-.
-"Hola, Seiya. Lamento molestarte"- dijo una dulce voz femenina al otro lado que el castaño reconoció.
-No se preocupe, Lady Amaterasu. No me importa que llame. ¿Llama por el reporte que le envió Athena sobre Kuoh?-.
-"No, Athena ya me lo dio y estoy complacida que todo este tranquilo. Llamo porque necesito decirles informarles de algo a ti y a Athena. ¿Puedes hablar ahora?"-.
-Pues...- Seiya miro a su alrededor. -No, pero puede ser en la tarde, si es posible-.
-"De acuerdo, le hare saber a Athena de que necesitamos hablar, hasta entonces"- y colgó tras despedirse.
Seiya separo su celular de la oreja y lo vio por unos segundos, preguntándose de que querían hablar con ellos. Lady Amaterasu era una mujer muy agradable, orgullosa como cualquier Dios, pero eso no le nublaba la cabeza como a todos los que conoció y a pesar de ser humano, no le impidió que pudieran hablar.
Guardando su celular, fue a hablar con Kiki sobre esto.
(En la tarde)
Tras la salida escolar, se apresuraron para ir a su residencia y comunicarse con ambas Diosas sobre los detalles de como se realizaría la reunión, ya que Athena estaba en Grecia, ellos en el Santuario y Lady Amaterasu estaría ocupada.
La solución la dio la Diosa del Sol Japonés, quien hizo aparecer un circulo mágico en la mesa de la sala que estaba delante de ellos y delante de Athena para comunicarse visualmente.
Delante de los Caballeros, se mostro un cuadro de gran tamaño dividido en dos partes, en el de la derecha estaba la imagen de Athena, sentada en su trono. Los dos hicieron un saludo de respeto que ella devolvió.
En la izquierda, apareció una mujer de increíble belleza, una mayor que cualquier mujer que hayan conocido, incluso la de Athena, con una figura muy voluptuosa que también superaba a todas por mucho. Tenía el pelo negro y largo que parecía brillar, ojos como brasas que tenían un brillo ardiente sobre ellos y llevaba un Yukata negro con adornos rojos con dibujos del Sol. Sobre su cabeza había una pequeña corona dorada con la forma del sol.
Ella era Amaterasu, la Diosa Sintoísta del Sol y la líder del Panteón Sintoísta. Ese puesto normalmente debería ser ocupado por su padre, pero por diversas cosas, ella ocupa ese puesto.
-"Ya estamos todos, Amaterasu. ¿Qué sucede para que tuvieras que contactarnos a nosotros?"- Pregunto Athena.
-"Normalmente hubiera contactado solo a tus Caballeros, pero como sin duda van a tener ciertas dudas del tema, decidí también hablar contigo para esto, además que son tus guerreros"- Respondió Amaterasu. -"Lo que sucede es que recibí un informe de Yasaka. La gente de la Iglesia enviaran a gente a territorio Sintoísta"-.
-Para que nos llamara, deben venir a la ciudad, ¿cierto?- Señalo Kiki.
-"Si"- Vieron como Amaterasu parecía estar buscando algo en el escritorio que tenía adelante -"Son dos, ambos portadores de Excalibur"-.
-¿Excalibur?- Exclamaron los Santos y su Diosa al mismo tiempo. La única Excalibur y pensaron que era la única que existía, y que actualmente Shiryu es el poseedor del arma/técnica.
-"Si. Es por eso que llame también a Athena, porque iban a estar confundidos con eso"-.
-Athena, ¿que quiere decir con portadores de Excalibur? Pensé que usted le había dado la Excalibur al Caballero de Capricornio en la Era Mitológica y esa paso como técnica hasta Shiryu- pregunto Seiya confundido.
-"Y no se equivocan, pero no fue la única Excalibur que existió"- al ver que la confusión de ambos Dorados aumento, continuó. -"En la Era Mitológica, le pedí a mi hermano Hefesto que construyera una espada tan fuerte y que pudiera incluso superar el plano físico para que pudiera ser usada por uno de mis Caballeros, a lo que resulto una espada de gran poder como belleza para cualquier herrero. Esa espada se la di al primer Caballero de Capricornio, y fue el primer Caballero que uso un arma como uso principal"-.
Seiya y Kiki solo escuchaban con atención. Nunca habían escuchado esta versión de la historia sobre la técnica, Amaterasu igual escuchaba interesada.
-"Pero en el conflicto contra Poseidón, la espada fue rota por su Tridente, pero como se lo pedí a Hefesto, el arma trascendió el plano físico, volviéndose una técnica que los Caballeros de Capricornio empezaron a pasar y usar como técnica principal, aunque perdiendo parte de su fuerza original como arma"-.
-Y así fue como nació la Excalibur que conocemos, hasta que Shura se la lego a Shiryu, y en un futuro sea Shoryu quien use esa técnica- termino Seiya. -¿Pero que pasa con el nombre?-.
-"Excalibur es el nombre que le di a la espada, porque había escuchado que existía una espada que fue creada por un Dios extranjero con ese nombre, y al encontrar ese nombre digno, se la puse"-.
En resumen, al no tener un mejor nombre que dar, tomo uno que ya estaba hecha se la puso a la suya.
-Pero... los tiempos no coinciden. Usted dijo que la espada se la dio al primer Caballero de Capricornio en la Era Mitológica, pero el relato que existe de esa espada paso después de ese tiempo- comento Kiki.
Él había leído ciertos textos y cuentos de otras Tierras mientras se quedaba en Jamir, y entre ellos, el de la leyenda del Rey Arturo y de Excalibur.
-"La Excalibur que creo el Dios Bíblico ya era de conocimiento divino cuando fue creada, que fue mucho antes del suceso del que hablas"- respondió Amaterasu. -"Pero la Excalibur original fue destruida durante la Gran Guerra que el Cielo tuvo contra el Infierno y se dividió en siete pedazos que la Iglesia recolecto. Por eso existen mas de una Excalibur en posesión de la Iglesia"-.
-¿Sabe porque vienen?- Pregunto Kiki.
-"No, pero se que últimamente ha habido algunas sospechas sobre actividad de los Ángeles Caídos"-.
-No hemos visto a ninguno desde que llegamos, pero si sentimos residuos de otro tipo de energía aparte de la Demoniaca, así que supongo que debió ser de ellos-.
-¿Serán un problema?- Pregunto Seiya.
Amaterasu lo pensó un segundo. -"No creo. Lo mas probable es que intenten evitar a los Demonios, o que no se metan en sus asuntos, además, dudo que tengan la fuerza para hacerles algo a cualquiera de ustedes. Aunque recomiendo no meterse en problemas con ellos igualmente, no creo que quieran tener problemas con la Iglesia, y por consiguiente, el Cielo"-.
Personalmente, Amaterasu no creía que el Cielo fuera una amenaza para el Santuario. Los Caballeros tenían una fuerza que fácilmente los hacía tener un puesto de entre los mejores ejércitos sobrenaturales, y eso que todavía siguen afectados por sus constantes guerras contra los Dioses de sus Panteones, pero si se enfrentan al Cielo, existía una posibilidad que se enfrenten al Inframundo y a Grigory, y si llegan a triunfar, el resto de Panteones podrían verlos como una amenaza. Todo eso pondría en aprietos a Athena y al Santuario, y como aliada de ellos, no era algo que deseaba.
-"Lady Amaterasu tiene razón. Traten de no causar algún conflicto con sus enviados, vigílenlos, de ser necesario"- ordeno Athena.
-"Llegarían por la noche, y es probable vayan mañana a reunirse con los Demonios en la tarde para no levantar sospechas"- dijo Amaterasu.
-"Gracias por informarnos de esto, Amaterasu"- agradeció Athena.
-"Somos aliados, es normal, ¿no?"- Respondió la Diosa del Sol. -"Por cierto, Seiya..."- el aludido la miro.
-¿Si?-.
La sonrisa de la Diosa cambio a una coqueta. -"¿Qué te parece si un día, vienes a Kioto y allí...?"-.
Pero no pudo terminar de hablar cuando un fuerte estruendo se escucho al otro lado de la Diosa, y se vio como algo de humo salía por detrás de ella.
El bello rostro de Amaterasu se oscureció de enojo y molestia. -"Lamento que tenga que terminar tan pronto nuestra charla, pero hay algo que debo solucionar"- y sin esperar respuesta, se levanto. -"¡Susanoo, no escapes, bastardo!"-.
La imagen del lado de Amaterasu se fue, dejando a los dos Santos y la Diosa con una gota de sudor estilo anime por lo último que vieron, aunque Seiya también estaba intrigado por lo que la Diosa le quería decir.
Saori tosió, recuperando la atención de sus Caballeros. -"Bueno, con esta información, quiero que estén atentos, siento que algo se acerca"-.
Con esas palabras, Athena también termino la transmisión, haciendo que el circulo mágico delante de ellos desapareciera.
-¿Qué debemos hacer? No me siento bien dejando que las cosas solo pasen y puedan subir a peores- dijo Kiki.
-Yo tampoco estoy de acuerdo. ¿Qué te parece si esta noche salimos juntos para saludar?- Pregunto Seiya con una sonrisa.
Kiki asintió. Entendió el plan de Seiya: buscar a los dos enviados cuando llegaran y presentarse para saber que quieren.
(En la noche)
En una iglesia ya destrozada por una batalla que sostuvieron los Demonios y los Ángeles Caídos, habían dos figuras encapuchadas de blanco que entraban al lugar.
Una de las figuras se quito la capucha, revelando a una mujer joven, de la edad de los Demonios en Kuoh, de cabello azul corto con un mechón verde y ojos de color avellana con un traje negro que se ajustaba a su figura voluptuosa, aunque no tanto como la de Rias y Akeno.
-Escuche que aquí hubo un conflicto entre Demonios y Ángeles Caídos, pero todo esta destruido- menciono la joven.
La persona que estaba al lado suyo también se quito la capucha, revelando a una mujer con el mismo traje negro pero un poco menos voluptuosa que su compañera, cabello largo de color castaño claro que estaba atado a dos coletas a cada lado y ojos de color morado.
Mientras que la peliazul tenía un semblante frío y serio, la castaña clara tenía una sonrisa y actitud alegre.
-¿Estas segura que esa persona que conoces esta en esta ciudad?- Pregunto la chica peliazul.
-¡Por supuesto, Xenovia! Yo vivía aquí con mis padres cuando era pequeña- respondió la castaña, levantando su mano. Entre sus dedos estaba una foto de ella cuando era una niña y un chico de cabello castaño, ambos jugando con una consola en mano.
Comenzó a llover en la ciudad.
En la lluvia, una persona caminaba sin importar que se mojara. Por la luz de un reflector, se vio que el caminaba era Kiba Yuuto, pero su expresión era diferente a su habitual sonrisa, esta vez su expresión era una sin emociones y en sus ojos guardaba una gran furia.
Mientras caminaba, vio a que alguien estaba apoyado en la pared, y cuando este hombre vio a Kiba, se acerco hacía él pidiendo ayuda, pero cayo al suelo débilmente.
-¿Un sacerdote?- Susurro el rubio al reconocer las ropas que el hombre traía.
-¡Vaya, vaya!-.
Una voz conocida e indeseable para Kiba se escucho, y adelante de él vio a un hombre de cabello plateado un poco largo, ropas también de sacerdote y expresión psicópata en su rostro. En su mano tenía una espada.
-Eres el maldito Demonio de ese grupo de Demonios de mierda, ¿no?-.
-¡Freed Selzen!- Dijo Kiba el nombre de aquel sacerdote que enfrentaron y no habían visto desde que rescataron a Asia. -¿Aun vagabas por esta ciudad?-.
-¡No puedo contener las lagrimas por esta fatídica reunión!- Exclamo Freed riendo un poco.
-Lo lamento, pero no estoy para bromas en este momento- un circulo mágico apareció en el suelo y se elevo hasta arriba, haciendo aparecer una espada que Yuuto tomo con ambas manos.
Freed se río como psicópata. -¡Bueno, eso es bueno! Me estaba aburriendo de solo matar sacerdotes-.
Freed empezó a agitar su espada por encima de su cabeza, y esta comenzó a brillar de un tono anaranjado que Yuuto reconoció al instante.
-Ese brillo... ¿eso es...?-.
-¡Perfecto! Buena oportunidad. Me gustaría probar algo que te devuelva el favor- se refirió a la última vez que lucharon y en que termino herido y tuvo que escapar. -Quiero comparar tu pedazo de mierda de espada demoniaca, con mi espada sagrada: ¡Excalibur!- Saco la lengua y la presento con un tono teatral y espectacular a su espada.
Kiba apretó los dientes y miro con odio a la espada. La destruiría, aunque fuera lo último que haga.
Ambos iniciaron un choque de espadas debajo de la lluvia. Kiba libero el poder de la espada demoniaca que estaba usando, pero la energía fue absorbida por la Excalibur, ocasionando que Freed se burle y enojando mas a Kiba, quien se lanzo a atacarlo.
Pero por la furia y el odio que le tenía a esa arma, su modo de pelear estaba siendo arruinado, consiguiendo que Freed esquivara uno de sus cortes y el le diera un corte en su brazo izquierdo. Yuuto cayo de rodillas ante el intenso dolor, y por la herida no salía sangre, sino miasma negro y rojo.
-¿Olvide mencionártelo? Esta espada fue hecha para matar a los malditos Demonios. ¿Entendiste?- Explico con burla el falso sacerdote.
-Lo se. ¡Como si fuera a olvidarlo!- Kiba deslizo su pierna, golpeando los tobillos de Freed, haciendo que este caiga al suelo.
-¡Tramposo!-.
-Soy un Demonio, ¿no?- Kiba ya estaba de pie y blandiendo su espada para cortarle la cabeza a su enemigo.
Pero Freed se impulso en sus pies y esquivo por debajo la espada, moviéndose para quedar detrás de Kiba y darle otro corte. Él rubio intento girarse, pero fue lento, recibiendo otro corte en el brazo derecho que lo hizo tambalearse hacía atrás y caer arrodillado, apretando los dientes para no gritar.
-¿Qué, eso es todo? ¡Entonces muere!- Freed alzo su espada para cortar en dos al Demonio, sin quitar su expresión de placer lunática.
Kiba solo vio como iba a morir por mano de este sujeto. No podía aceptar que todo terminaría aquí, sin que pudiera cumplir con su venganza por sus compañeros fallecidos.
Pero algo paso.
El metal de la espada choco con otro metal, y lo siguiente que vieron Kiba y Freed fue dorado.
Notes:
Hasta aquí el capitulo, ya empezamos con el arco de las Espadas Sagradas. Lamento si han considerado estos capitulos algo lentos, pero solo sigo el ritmo de la trama y no acelerar las cosas para arruinar la trama.
También se dio la explicación de la Excalibur de DxD y la que Athena le entrego al Santo de Capricornio, espero que esa les haya servido, porque fue lo mejor que se me ocurrió para no ocasionar un choque.
También se vio que las Saintias serán parte del elemento de esta historia, sobre ellas se verá mas adelante, pero no en este arco, y algunas de las Saintias principales ya hasta subieron de rango.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
La lluvia seguía cayendo suavemente en la noche, las gotas que caían hacían eco al tacto de la armadura del individuo que se entrometió en la pelea del Demonio y el falso padre.
Freed dio un salto hacía atrás con precaución. Su Excalibur golpeo la armadura de este tipo pero no le hizo ni el menor rasguño, furioso, observo con cuidado al que idiota que se atrevió a interrumpirlo.
Una armadura hecha de oro de un tono brillante que cubría todas las partes de su cuerpo junto a una capa blanca en su espalda que se pegaba a la armadura por la lluvia, un casco que hacía juego y cubría toda la cabeza, mostrando solo el rostro. Lo mas llamativo de la armadura eran esos cuernos en sus hombros. Freed vio que era un chico de una edad similar a la del Demonio, mechones castaños y unas pestañas que parecían puntos.
-¡¿Y tu quien diablos eres?! ¡¿Acaso quieres que te corte también?!- Grito Freed, riendo lunáticamente.
Kiki lo observo sin inmutarse, miro atrás sin girar su cabeza a Kiba, también observo al sacerdote en el suelo y sobre todo, observo con atención la espada que el peliblanco tenía, emitía un poder sagrado que solo había visto en Athena, pero el aura era diferente a la de ella y mucho mas débil.
Lo primero que vino a su mente era que ese tipo y el sacerdote en el suelo encontraron a Kiba y al identificarlo como un Demonio intentaron eliminarlo, el sacerdote salió herido y Freed quedo luchando solo. Pero esa idea fue descartada al sentir la sed de sangre de ese hombre, además de que el Demonio rubio casi era asesinado sin poder defenderse, una acción cobarde.
Camino al cuerpo del sacerdote caído y le tomo el pulso. -Sigue con vida, pero esta débil, tendré que llevármelo conmigo para sacar respuestas- susurro.
-¡No te iras a ninguna parte, bastardo! ¡Ese tipo será rebanado por mi, y si interfieres también te cortare!- Amenazo Freed, apuntándole su Excalibur.
Kiki no respondió, tomo al sacerdote y lo puso encima de su hombro como un costal de papas con cuidado, para posterior acercarse al sacerdote.
-¿Elegiste ser rebanado? ¡Bien! ¡Prepárate para morir!-.
Fue hacía él y cuando levanto su espada y la descendió con fuerza, se vio impactado al ver como, con un dedo, ese sujeto paro en seco su golpe.
-¡¿Qué demo...?!-.
-Lo lamento, pero no tengo tiempo para lidiar contigo- dijo Kiki. Deslizo su dedo por la zona plana de la espada llegando hasta la zona cerca de la empuñadura. Hizo un poco de presión, y la hoja de Excalibur fue ella añicos.
Freed abrió los ojos desmedidos por ver como su poderosa arma fue rota por un sujeto que de nada conocía y que lo hizo con un dedo. Salto con precaución hacía atrás, mirando con mas odio a Kiki.
-Maldito- pero antes que pudiera hacer algo, un circulo mágico de comunicación apareció en su oído. -¿Huh?- Escucho lo que la otra voz le decía. -Alguien me esta llamando. Terminaremos esto en otra ocasión-.
-¡No dejes que escape!- Grito Kiba, poniéndose de pie.
Freed tiro una bomba de luz al suelo, iluminando la zona que cegó a los presentes unos instantes. Cuando la luz se fue, el sacerdote había desaparecido, junto con los restos de la espada.
Kiki sintió con su cosmos que escapaba a gran velocidad, podía seguirlo y atraparlo fácilmente, pero parece que no trabajaba solo y desconocía las circunstancias, pero estaba seguro que tenía que ver con esas dos usuarias de Excalibur.
Su cosmos le decía que algo grande iba a pasar, tenía que hablar con Seiya.
-Seiya, ¿me escuchas?- Le hablo por telepatía a su camarada.
-Te escucho, Kiki. Ya encontré a las usuarias de Excalibur, son dos jóvenes que están refugiándose de la lluvia en una iglesia abandonada. Me iba a acercar a saludar- le respondió Seiya.
-Creo que tendrá que ser en otro momento, encontré algo que debes saber. Nos vemos en la casa-.
-De acuerdo, voy de inmediato. Ahora que reconozco la energía de sus armas, puedo encontrarlas en cualquier momento-.
Al acordarse en reunirse, Kiki dio unos pasos adelantes, iba a usar su teletransportación, pero algo lo detuvo.
-¡Espera!- Escucho el grito del Demonio cuando detrás suyo, movió un poco su cuerpo para verlo, pero para que este no viera su rostro. Usualmente no usaba el casco de su armadura, pero para evitar ser reconocido por si acaso lo tenía puesto.
Kiba dio unos pasos hacía él, sus ojos tenían una mezcla de sentimientos: anhelo y desesperación. -¿Cómo? ¿Cómo destruiste una Excalibur tan fácil?-.
El quería destruir todas las Excaliburs para vengar a sus amigos caídos, pero al enfrentar a Freed casi muere, pero ese sujeto solo apareció y no solo lo detuvo con un dedo, sino que la destruyo con una facilidad que lo dijo impactado.
Si sabía como pudo hacerlo, tal vez, tal vez tenga una oportunidad.
-...Solo presione el punto débil de la hoja- respondió Kiki.
-¿Eh?- El rubio no entendió lo que dijo.
-No se con que materiales o el método que se uso para hacer la espada, pero esa arma tenía un punto sensible cerca de la zona de la hoja y la empuñadura. Lo único que hice fue presionar ese punto y toda la espada colapso-.
Los ojos de Kiba estaban aturdidos. ¿Realmente este tipo le estaba diciendo que destruyo a una de las espadas sagradas mas fuertes del mundo atacando una zona que cualquier persona, sobrenatural o no, nunca se hubiera dado cuenta?
-¿Cómo fuiste capaz de saber eso?-.
-Soy un reparador. Tengo la experiencia y habilidad para detectar los puntos débiles de cualquier objeto, y además esa espada no estaba tan bien construida como ese tipo pensaba. Se enfocaron mas en el poder que en la resistencia-.
Los ojos de Kiba temblaban impactados, quería hacer mas preguntas, pero el tipo de armadura desapareció de su vista antes de darse cuenta, salpicando el agua que estaba en el suelo por la lluvia.
-¿Quién era ese tipo?- Se pregunto Kiba. -Ni siquiera uso un circulo mágico. ¿Telequinesis?- Rias le había contado a él y al resto que entre los seres sobrenaturales existían seres que tenían telequinesis, un poder de la mente que era capaz de mover cosas sin tocarlas e incluso ser capaz de transportar, pero nunca había visto a alguien con uno.
(Al día siguiente)
Issei ya estaba despierto y sentado en su cama luego de despertar con la encantadora vista de ver a Rias y Asia desnudas durmiendo a su lado, para posterior retirarse y hacer el desayuno. Aun cuando su madre les decía que no era necesario, ellas hacían caso omiso y hacían desayuno para todos como agradecimiento por dejar quedarse en su casa.
Issei se estaba lamentando porque sus fantasías pervertidas parecían alejarse de la realidad, pero la voz de Ddraig lo devolvió de nuevo a la realidad.
-[Nunca dejas de pensar en mujeres, ¿eh?]-.
-¡Silencio! ¡Estoy en esa etapa de mi vida! ¡Tu eres el que me ha interrumpido!-.
-[Deja de quejarte. Me he despertado solo para poder advertirte]-.
-¿Advertirme?-.
-[Ese profesor de ejercicio que tienes. Ten cuidado con él, no es una persona normal]- su tono era uno serio que no le había escuchado decir desde que empezaron a comunicarse.
-¿El profesor Seiya? ¿Dices que es un Ángel Caído?- Pregunto Issei preocupado de que un enemigo se haya infiltrado.
Aunque tendría sentido si es un enemigo. Era la única explicación que le encontraba a esas sesiones de ejercicios infernales que de no ser porque Asia le curaba los huesos, terminaría adolorido toda la semana.
-[No es uno de ellos, pero el aura que tiene es una muy familiar. Tengo una idea de quien puede ser, pero aun no puedo confirmarlo. Solo no bajes la guardia cerca de él, por precaución]-.
-¿Debería decirle a la Presidenta?-.
- [No te lo recomiendo. Hasta no estar seguro, mejor no le digas nada que pueda incitar a un combate contra alguien que no conoce] -.
Issei asintió con entendimiento. No quería preocupar a la Presidenta de alguien que no sabe que tan fuerte es, o que ni siquiera sabe si es amigo o enemigo.
-[Otra cosa. He estado sintiendo una enorme fuerza cerca últimamente aparte de tu profesor. Combinado esas dos fuerzas, no he podido dormir bien]-.
-Ah, si, la Presidenta ha estado muy cerca de mi todo este tiempo...- sabía lo fuerte que era la Presidenta, así que el castaño pensó que esa fuerza debía ser la que molestaba a Ddraig. -¡Con su cuerpo, por supuesto!- Hizo una expresión pervertida al decir eso último.
-[Si esa fuerza fuera uno de tus amigos, no me importaría mucho]- respondió Draig.
-Entonces, ¿estas diciendo que es un enemigo?-.
-[Tampoco lo se. Solo puedo decirte que tengas cuidado]-.
Después de eso, la conversación cambio de tema desde advertirle a Issei de que en cualquier momento el Blanco puede aparecer, desde que Issei repitió de nuevo su sueño de ser el Rey del Harem.
El resto de la mañana fue tranquila.
(Con Seiya)
Seiya salió de la sala de clases antes en la que asistía Kiki antes que los alumnos llegaran, fue a decirle a su profesor que hoy no vendría porque tuvo un accidente y se comunico con él al ser conocidos. El profesor no tuvo problemas en creerle.
Cuando se reunieron y vio al sacerdote que trajo, le explico lo que paso con el chico Demonio que por la descripción, reconoció como Yuuto Kiba y otro sacerdote con una espada que emitía un aura sagrada. Como el sacerdote estaba demasiado débil y aun cuando Kiki lo curo con su cosmos para que no muriera, decidió quedarse todo el día para esperar a que despierte y poder interrogarlo sobre lo que pasaba.
Seiya avanzo por los pasillos relajadamente. No tendría ninguna clase en la primera hora, así que decidió perder el tiempo en ejercitándose en alguna parte. Pero al sentir una energía que reconoció, se detuvo y vio por la ventana a dos figuras encapuchadas de blanco en la entrada de la escuela. No fue el único, porque mas adelante vio a la Presidenta y Vice-Presidenta del Consejo Estudiantil acercarse.
-Esas son las usuarias de Excalibur de anoche- ¿debería acercarse? No, nos las conocía de nada y ellas tampoco y no quería ocasionar problemas como le ordeno Athena.
Aunque vinieran de la Iglesia, no significaba que serían sus amigas así de fácil. Si existen Demonios, entonces existen los Ángeles que aparecen en la Biblia, y sus amigos ya habían tenido problemas con el Ángel Ikaro que trato de matarlo mientras estaba bajo la maldición de la espada de Hades, según escucho. Sin mencionar que casi son juzgados por el Olimpo después que Athena y sus amigos salvaran su vida.
Si en verdad algo iba a pasar, tal vez ya no podrían pasar mas desapercibidos. Seiya no era de los que se quedaban sentados sin hacer nada ante una amenaza.
(Mas tarde)
En la residencia de ambos caballeros, cuando los rayos del atardecer estaban empezando a bañar la ciudad, Kiki, que había estado todo el día en la habitación que dejaron al sacerdote leyendo o estudiando para distraerse hasta que despertara.
Cuando, por primera vez, escucho un sonido provenir del hombre, Aries aparto su mirada del libro y vio como el sacerdote abría sus ojos lentamente, para incorporarse en la cama y llevar una mano a su frente.
-¿Se siente mejor?- Su pregunta hizo saltar de la sorpresa al sacerdote, que lo miro entre sorprendido y asustado.
-¿Qui-Quien es usted? ¿Dónde estoy?- Pregunto el sacerdote, tratando de no entrar en pánico, cosa que le estaba fallando.
-No se altere, no soy un enemigo. Lo encontré antes de que otro sacerdote lo matara y lo traje conmigo y sane sus heridas para poder hablar, ya que tengo unas preguntas que hacerle- respondió Kiki con calma.
El sacerdote pareció relajarse un poco al escuchar su explicación. -Le agradezco mucho que me salvara, ojala Dios le pague esta deuda algún día-.
-Yo preferiría que me la pagara usted ahora mismo respondiendo mis preguntas- hablo Kiki. Dejo el libro a un lado y enfoco su atención completa en el sacerdote.
El sacerdote pareció incomodo con la mirada que recibía, a pesar de ser un joven, la seriedad con la que lo veía y el aura que podía sentir a su alrededor lo ponía en alerta. Este chico no era un joven ordinario, eso le quedo demostrado si pudo enfrentar a Freed y escapar llevándolo a él.
Respiro para calmarse, aunque estaba inquieto, era un sacerdote y había sido entrenado para siempre guardar la calma en todo momento, ya que no debía temer si Dios estaba con él.
-¿Qué quieres saber, joven?-.
-Hace poco, yo y mi compañero nos enteramos que vinieron dos usuarias de espadas que se hacen llamar, Excalibur a la ciudad. Creemos que es debido a las interferencias de Ángeles Caídos que ha habido, pero cuando me tome con el otro sujeto en el momento que te salve, supe que también era poseedor de una Excalibur. Lo que quiero saber, ¿es que esta pasando exactamente? Creo que hay mas de lo que aparenta-.
El sacerdote suspiro. Había recibido el notificado de que las dos portadoras de Excalibur llegarían ayer y esa fue la razón para salir en la noche, para recibirlas, pero fue atacado por Freed e intento escapar para salvar su vida.
-Antes de responder su pregunta, tengo que saber algo- dijo el sacerdote. -¿Quien es usted exactamente? No parece Demonio ni Ángel, menos Ángel Caído por como hablo de ellos-.
Kiki pensó un segundo su respuesta. -Soy un enviado por la Diosa Amaterasu a vigilar las actividades de los Demonios aquí en Kuoh, si algo va a pasar en la ciudad, es mi responsabilidad evitarlo-.
El Sacerdote asintió, tenía sentido que los Dioses Sintoístas enviaran a alguien a vigilar esta zona, que aunque era rentada por los Demonios, seguía estando en territorio Sintoísta.
Kiki no quiso decir que era un Caballero Dorado porque tal vez no sabía de lo que hablaba, el Santuario desde siempre ha sido un lugar cerrado y aparte de las Naciones Unidas y gobiernos de otros países, son pocas las organizaciones que saben de ellos sin contar a los Dioses, así que la existencia de los Caballeros era desconocida para muchos, aun cuando han sido bastante abiertos estos años.
-Parece que no tengo de otra mas que contarte, ya que no estoy seguro si las dos portadoras de espadas sagradas bastaran y preferiría no pedir ayuda a los Demonios, además de que si no te agradeciera como se debe por salvarme, estaría faltándole el respeto a Dios- dijo el Sacerdote.
-Soy todo oídos- hablo Kiki.
-Desde hace unos días, tres de las siete Excaliburs guardadas por la Iglesia fueron robadas por Ángeles Caídos y traídas a esta ciudad. Yo descubrí que las Excaliburs fueron robadas con ayuda de antiguos sacerdotes, uno de ellos era Freed Selzen, el hombre que casi intenta matarme usando una Excalibur robada, él otro, fue el antiguo supervisor del proyecto Espada Sagrada, Valper Galilei-.
Kiki abrió los ojos curioso. -¿Proyecto Espada Sagrada?-.
El Sacerdote cerró los ojos con pesar. -Fue un terrible proyecto que la Iglesia realizo para encontrar usuarios compatibles con las Excaliburs con niños hace años. No se encontró ningún superviviente y el proyecto fue cancelado-.
-Que horrible...- dijo Kiki por debajo. Sabía que cada organización tenía su lado oculto, el Santuario no era diferente, pero usar niños como experimentos era algo que su Diosa nunca permitiría.
-No es algo que la Iglesia esta orgullosa de recordar...- menciono el adulto.
-Pero, ¿por que traer las espadas sagradas a Kuoh, que es territorio de Demonios?-.
El Sacerdote pensó la pregunta. -Esto ya es mas una teoría personal que algo seguro, pero puede haber alguien mas aparte de los Ángeles Caídos ayudándolos. Ellos no recibirían ordenes de humanos como Valper y Freed, así que puede que alguien en Grigory este involucrado-.
No sabía que era Grigory, pero Kiki le pareció que era el nombre del lugar donde viven los Ángeles Caídos, y por la teoría del Sacerdote parecía tener sentido si sobre lo que sabe de los Ángeles Caídos es cierto.
El Sacerdote se puso de pie. -Ahora que he respondido sus preguntas y estoy curado, joven, tengo que retirarme para reunirme con las dos portadoras de Excalibur, que ha estas horas deben pensar que estoy muerto-.
-No recomiendo que deba salir, ese tipo, Freed, sigue suelto y si lo ve, lo asesinara- señalo Kiki.
-Puede ser, pero como miembro de la Iglesia no puedo perdonar a dos seres que le han dado la espalda a nuestro señor con actos como asesinato de forma indiscriminada-.
Kiki entendió que no lograría persuadir al Sacerdote, su devoción a su Dios era tan grande como la devoción que ellos, como Caballeros, le tienen a Athena, así que no lo detuvo cuando la puerta se abrió y el hombre se marcho.
Minutos después, él estaba en la sala de estar cuando llegó Seiya. -¿Y el Sacerdote?-.
-Se marcho, no pude detenerlo aunque quisiera, pero conseguí información-.
Seiya se sentó en el sofá. -Cuenta-.
Así, Aries comenzó a explicarle a su compañero de rango sobre el robo de las Excaliburs, los dos ex-miembros de la Iglesia y el proyecto Excalibur. Al terminar, Seiya tenía la misma mueca de desagrado que él hizo al escuchar sobre los niños.
-¿Y se supone que los de la Iglesia se consideran los mas santos del mundo? Santos mi trasero, lo que hicieron con esos niños es horrible-.
-Yo también estoy asqueado por eso, pero eso es pasado. Lo que importa es que haremos con esta información- dijo Kiki. -Estoy de acuerdo con el Sacerdote de que alguien mas esta ayudando a esos dos, y debe ser alguien poderoso entre los Ángeles Caídos-.
-Pero no sabemos nada de ellos, la falta de información nos esta jugando en contra- se quejo Seiya. -Supongo que es momento de dar mi idea-.
-¿Tu idea?- Kiki levanto una ceja.
-Creo que esto de pasar inadvertidos ya no funciona. No puedo quedarme de brazos cruzados si algo malo va a pasar, así que se me ocurrió que mañana después de clases nos reuniéramos con los Demonios en su club para presentarnos como se debe-.
-¿Estas seguro? Athena nos ordeno no crear conflictos- dijo Kiki algo inseguro.
-Descuida, solo iremos a presentarnos ante ellos, además, nos puede servir conocerlos-.
-¿A que te refieres?-.
-No sabemos casi nada de las tres Facciones que conforman el Panteón Bíblico y Athena nos ordeno vigilarlos para que sea posible hacer una alianza y para eso necesitamos saber su historia, y personalmente no quiero tener que leer toda la Biblia para eso. Es mejor si nos hacemos presenta y ellos nos digan toda su historia de primera mano-.
La explicación de Seiya tenía bastante sentido. No siempre lo que los humanos escriben en relatos es la verdad hecha, y si querían comprobar que los Demonios son en verdad diferentes a los Espectros, un acercamiento mas cercano era la mejor opción.
-¿No se molestarán cuando se enteren que los estuvimos vigilando sin que se dieran cuenta?-.
Seiya alzo los hombros. -Tal vez, pero tendrán que aguantárselas. Ahora vamos, tienes que ayudarme a convencer a Saori de mi plan- se puso de pie y tomo del brazo a Kiki, arrastrándolo a la oficina.
El joven lemuriano ya no estaba tan seguro del plan.
(Al día siguiente, después de clases)
En el edificio del Club de Investigación de lo Oculto, el Clan Gremory había estado conversando con las dos usuarias de Excalibur que llegaron a la ciudad, y que ayer habían ido a visitar la casa de Issei porque una de ellas era una amiga de la infancia de Issei.
Las dos exorcistas habían ido para hacerle saber a los Demonios la situación de los robos de Excalibur y para advertirles que no se involucren ya que no era asunto de Demonios, aunque al decir eso, el tono de Xenovia fue uno exigente, como si fuera ella la que mandara y el resto tenía que obedecer.
Pero cuando las conversaciones parecían haber terminado, la tensión aumento cuando ambas mujeres reconocieron a Asia, llamándola bruja...
-Dime, ¿todavía crees en Dios?- Pregunto Xenovia a Asia.
-Xenovia, ahora es un Demonio- le recordó Irina.
-Incluso si ella es un Demonio, ha habido casos en los que la gente todavía cree-.
-¿De verdad? ¿Todavía crees en nuestro Dios, Asia?- Pregunto Irina curiosa.
Asia, aun sintiéndose incomoda y atemorizante por la mirada y palabras de las otras dos chicas, miro abajo y hablo. -I-Incluso si ahora soy un Demonio... nunca podría dejar de lado las enseñanzas... siempre creí en Dios y aun lo hago-.
Aunque tímidas, sus palabras fueron sinceras, impresionando a las dos enviadas de la Iglesia.
-Ya veo- para sorpresa de todos, Xenovia tomo su espada y apunto a Asia. -Entonces, deja que te acabe aquí y ahora. Si realmente crees en Dios, entonces debes dejarme limpiar tus pecados y así Dios te perdonara-.
-¡Hey retrocede!- Intervino Issei, interponiéndose entre Xenovia y Asia. -¡No dejare que le hagas daño a Asia!-.
-Apártate, esta es la única forma para que ella pague por su pecado de curar a un Demonio- exigió Xenovia.
-Vaya, vaya. Jamás pensé que la gente de la Iglesia fuera tan extremista para matar a una chica indefensa por una tontería como esa-.
La puerta del salón se abrió, Seiya y Kiki entraron, sorprendiendo a todos. Kiba también estaba de pie en la entrada, pero solo Koneko y Rias notaron su presencia.
-¡¿Seiya-sensei?!- Exclamaron Issei y Asia al mismo tiempo.
-Los había sentido y pensaba hablar después de que terminaran sus negociaciones, pero no puedo quedarme sentado si amenazas a alguien inocente- le dijo Seiya a Xenovia.
-Seiya espera...- intento detenerlo Kiki, pero sabía que era en vano.
Después de un poco de esfuerzo, habían logrado convencer a Athena de aceptar su idea, y por seguridad también hablaron de esto con Amaterasu, pero ella fue mas fácil de hacer que acepte, cuando estaban llegando al Club, sintieron la energía de las espadas sagradas y decidieron esperar para hablar con los Demonios, pero Seiya tuvo un presentimiento y eso lo hizo entrar, escuchando parte de la conversación que tenían dentro, llegando a la escena actual.
-¿Y tu quien eres?- Pregunto Xenovia, mirando con una mirada afilada a Seiya.
-Yo soy Seiya, Caballero de Oro de Athena, y no puedo dejar pasar esto. No solo amenazas a una joven por algo que parece no ser su culpa, sino que también es una de mis estudiantes-.
-¿Caballero de Athena?- Fue la pregunta que paso por la mente de todos los jóvenes presentes, confundidos por el termino.
-[Así que tenía razón]- pensó Ddraig para si mismo.
Xenovia sacudió su cabeza. -No importa quien seas, no interfieras en la voluntad del Señor- le dijo, no, le exigió, apuntando su arma hacía él.
-Yo no reconoceré a ningún Dios que busque matar a una inocente, aun si ese inocente es un Demonio- declaro Seiya con firmeza.
-¡Blasfemo!- Grito Irina enojada por aquel insulto que ese hombre le hizo a su señor.
Kiki suspiro, mientras le decía adiós a no causar problemas. Las cosas iban demasiado bien para que fuera perfecto.
-Como parece que están tan decididas a pelear, ¿que les parece si yo soy su oponente?- Las reto con una sonrisa desafiante.
-¿Acaso quieres enfrentarte a toda la Iglesia?- Pregunto a Xenovia.
-No, solo a ustedes dos. ¿O acaso no pueden solucionar sus propios problemas sin la intervención de su organización?-.
Eso molesto el orgullo de ambas exorcistas, que se miraron entre si, haciendo un acuerdo silencioso.
-De acuerdo, aceptamos tu reto, pero no nos haremos responsable si pierdes una extremidad- acepto Xenovia.
Seiya sonrió. -No te preocupes por mi-.
Ahora estaban todos en la parte trasera del Club con una barrera mágica a su alrededor para mantener oculta la pelea de las personas normales.
Kiki podía sentir la mirada de los Demonios, sobre todo de Rias y Akeno que eran sus compañeras de clase. Sabía que había que explicar algunas cosas, pero no le preocupaba, ya que esa era la razón por la que habían venido.
Xenovia e Irina se quitaron las capas que traían, revelando sus trajes negros. Xenovia desenvolvió su Excalibur Destructor, que tenía una apariencia mas a una hacha que una espada, y el brazalete en el brazo de Irina brillo, apareciendo en su mano su Excalibur Mimic, que tenía el diseño de una katana.
-Solo para que no haya problemas después, ¿les parece si esto es considerado un combate amistoso? Se terminara cuando un bando ya no pueda continuar o se rinda- sugirió Seiya.
-No tengo problemas- acepto Irina.
-Tampoco yo, eso no cambiará el resultado- dijo Xenovia.
-Estoy de acuerdo- dijo Seiya.
Un rayo de luz cayo del cielo, iluminando todo el patio, cuando se dejo de emitir, se vio una estatua de oro metálico de una figura que tenía diseño de un centauro, alas en la espalda, tensando un arco y flecha.
-¿Una estatua?- Pregunto Issei.
-Se equivocan- dijo Kiki. -Miren ahora-.
-¡Extiende tus alas, Sagitario!- Grito Seiya.
La armadura empezó a desprenderse en partes que volaron y se acoplaron en el cuerpo de Seiya, cubriendo su cuerpo por completo con la armadura, emanando un aura dorada. Todos casi juraban ver detrás de Seiya las estrellas que formaban la constelación de Sagitario.
-¿Un Ángel?- Pensó Rias al ver la apariencia de Seiya con la armadura. -No, el aura que tiene parece similar, pero es diferente, y ningún Ángel usa esa armadura. De haber sido uno, lo hubiera detectado aunque intentara ocultarse- se corrigió.
-Increíble...- exclamaron Issei, Asia y Akeno. Incluso Irina lo dijo.
Kiba observo la armadura, aunque era impresionante, no era la misma que vio. Miro de reojo a Kiki.
-¡No creas que por tener esa armadura nos ganaras!- Declaro Xenovia, siendo la primera en lanzarse al ataque.
Xenovia dio un golpe descendente con su espada que Seiya esquivo moviéndose con facilidad y Xenovia dio un corte horizontal, pero Seiya detuvo el filo de la espada con su dedo índice.
-Imposible- susurro Xenovia incrédula de que su espada sagrada haya sido detenida tan fácil.
Irina intento atacar por atrás a Seiya, pero cuando su Excalibur hizo contacto con las alas de la armadura, un sonido metálico des agudo resulto del choque, la espada tembló al impacto y la misma Irina tembló.
Ambas exorcistas retrocedieron saltando. -Esa armadura es muy resistente. ¿Qué haremos, Xenovia?- Pregunto Irina.
-Aunque sea resistente, podremos cortarla de algún modo- declaro la peliazul.
-Lamento decirles que eso será imposible. Sus espadas se romperán antes de siquiera hacerle un rasguño a mi armadura- declaro Seiya, enfadando mas a las dos mujeres, ya que tomaron ese comentario como una ofensa a sus armas.
-¡No nos subestimes!-.
Ambas mujeres se lanzaron de nuevo contra Seiya. El Japonés rodeo su brazo derecho con un poco de cosmos y dio un golpe hacía arriba. Al principio no paso nada, pero cuando las dos Excaliburs estuvieron cerca de golpear la armadura, ambas mujeres recibieron potentes golpes por todo su cuerpo que no sabían de donde venían, siendo mandadas a volar, cayendo estrepitosamente al suelo.
Todos los Demonios quedaron boquiabiertos por ese desenlace. Ninguno vio en que momento Seiya las ataco, tampoco sintieron rastros de energía mágica como para indicar que uso magia. Solo levanto su brazo y ambas cayeron derrotadas.
-¿Qu-Que fue... lo que hizo?- Se pregunto Xenovia, levantando un poco su rostro del césped.
-No vi... cuando ataco...- dijo Irina, moviendo su cuerpo de lado.
-Ni siquiera las golpe fuerte- dijo Seiya.
-Asia, cúralas de inmediato- ordeno Rias, a lo que el obispó asintió y se acerco a las chicas.
Seiya y Kiki vieron sorprendidos como de los anillos de Asia, salía un brillo verde y observaban como las heridas que su puño dejo en ambas chicas eran sanadas.
-Increíble, se parece a la habilidad de sanación que algunos Caballeros tenemos, pero ese poder es mayor. ¿Será del anillo o de esa chica?- Pensó Kiki.
-Listo- dijo Asia, retrocediendo un poco para darle espacio a Irina y Xenovia que se levantaban, ya curadas, pero humilladas.
Xenovia camino hasta donde dejo su capa y al tomarla, escucho la voz de su oponente.
-Ahora mismo, la chica que intentaste matar fue la que curo tus heridas, no lo olvides-.
Xenovia apretó sus dientes. Nunca antes había sido humillada de esta manera, pero aceptaría su derrota con dignidad, como su madre le había enseñado.
Cuando ambas se fueron en silencio, Seiya giro su cabeza a los Demonios, noto que Rias lo miraba seriamente.
-Supongo que ahora es nuestro turno de hablar- sonrió mostrando los dientes.
Notes:
Hasta aquí el capitulo, hay que admitir que al inicio, Xenovia e Irina eran bastante insoportables, así que aquí se les dio una pequeña lección de humildad.
Como notaron, Ddraig parece conocer a los Caballeros de Athena, eso se explicara en el siguiente capitulo durante la conversación.
¿Notaron que aquí se jugaron varias cosas? Por ejemplo, interrogaron a un testigo, también la razón por la que decidieron acercarse es porque no conocían nada de la historia de la Gran Guerra ya que el Santuario siempre fue un lugar cerrado. Así que siento conformidad.
Spoiler, a Rias no le va hacer gracias que Seiya y Kiki los hayan estado vigilando sin su consentimiento.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
Después de la pequeña riña con las dos enviadas de la Iglesia, los dos Caballeros y los Demonios volvieron adentro del club, donde una molesta Rias los miraba intensamente, exigiendo las respuestas que sabían que les hacía con la mirada.
Seiya se había quitado su armadura y estaba con Kiki en el sofá delante de la pelirroja con su sequito de pie detrás de ella. Seiya tuvo que admitir que se dejo llevar, pudo derrotar a esas dos chicas sin su armadura con la misma facilidad, pero realmente le molesto que esa chica de nombre Xenovia apuntara su espada ante alguien que aparte de ser inofensivo, era un estudiante suyo, además de que también quería causar impresión a todos. Cosa que logro, ya sea para bien o para mal.
-Supongo que empezaremos quienes somos- hablo Seiya. -Nosotros somos del Santuario. Un grupo de guerreros al servicio de la Diosa Griega de la Sabiduría y la Guerra, Athena, conocidos como Caballeros, o Santos también, que tienen el deber de protegerla y defender la paz y el amor del mundo- explico.
-¿Son el ejercito del panteón Griego?- Interrogo Rias.
-No exactamente- dijo Seiya. -Athena tiene el deber de velar y proteger a la Tierra de cualquier mal, eso incluye de los Dioses de su propio panteón, a los que los Caballeros siempre han enfrentado. Así que puedes considerarnos un grupo exclusivo del panteón griego que solo obedece a Athena-.
-Caballeros... nunca escuche de ustedes- menciono Rias sospechosa.
-El Santuario siempre ha sido un lugar reservado para el resto del mundo, son pocas las personas que no habitan los pueblos vecinos del Santuario que nos conocen, solo algunos Dioses de otros panteones nos conocen- respondió Kiki.
-¿Y que hacen dos servidores de una Diosa Griega en este lado del mundo, en territorio del Diablo?-.
-Hace unos años, el Santuario formo una alianza con la líder de los Dioses Sintoístas, Amaterasu y todo su panteón. Hace una semana, ella le pidió al Santuario como aliado enviar a algunas personas a vigilar a Kuoh, ya que estaba preocupada de que las herederas que vivían en esta ciudad no fueran capaces de manejar la gran cantidad de Ángeles Caídos y Demonios renegados que han aparecido últimamente. Aunque este es territorio de Demonios, sigue estando en territorio Sintoísta- explico Seiya.
Rias quiso objetar eso como un insulto, pero pensándolo bien tenía sentido. Aunque no han visto a ningún Ángel Caído desde su incidente con la Iglesia, si han aparecido mas Demonios renegados que antes, y como la facción de los Demonios no tenía ninguna relación oficial con los Dioses Nipones, así que era normal que Amaterasu enviara a alguien.
-Es muy conveniente lo que dices. ¿Tienes alguna prueba para confirmar tus palabras?- Pregunto Rias.
Como respuesta, Seiya y Kiki sacaron un pequeño papel de sus bolsillos traseros que dejaron en la mesa. Rias observo los papeles y vio sorprendida que en los papeles estaba el escudo mágico de los Dioses Sintoístas.
-¿Esto es suficiente prueba?- Pregunto Seiya confiado.
Rias tomo ambos papeles y con una señal silenciosa le pidió a Akeno que se acercara para que le ayudara. Al verlos mejor, ambas mujeres confirmaron que eran auténticos y lo devolvieron a las manos de sus dueños.
-De acuerdo, puede que tengas razón, pero no explica porque nos estaban vigilando en secreto- acuso Rias.
-Esa era una segunda parte de nuestra misión- dijo Kiki. -Nuestra Diosa Athena decidió extender mas las relaciones del Santuario a otras facciones y panteones fuera de los Dioses Griegos y decidió aprovechar el favor que nos estaba pidiendo la Diosa Amaterasu para que estudiáramos a los Demonios, sobre todo a la hermana menor del Satán para saber si los Demonios eran seres con los que podría hacer una alianza o seres que podrían ser una amenaza a la humanidad-.
-El plan original era camuflarnos en el entorno con el que ustedes viven y observaríamos en secreto para verificar lo que Kiki dijo, pero ayer nos dimos cuenta de algo- continúo Seiya. -No sabemos nada de las tres facciones. Solo sabemos que tuvieron una gran guerra entre ellos que los dejo al borde la extinción y que tu...- señalo a Rias. -Eras la hermana del gobernante de tu Inframundo, además que reencarnan humanos en Demonios para que la raza siga existiendo-.
-Así que con el permiso de Athena y la Diosa Amaterasu, decidimos presentarnos ante ustedes para saber mas de su historia, ya que no podemos confiar de lo que aparece en la Biblia, ya que hay muchas que son nuevas para nosotros-.
-Pues tuvieron que haberlo hecho desde el principio- reclamo Rias.
Ella estaba molesta de que dos personas sin su permiso hayan entrado a su territorio, aunque tuvieran el permiso de la Diosa Amaterasu, pero estaba mas molesta por no haberlos detectado antes. Eso era un golpe a su orgullo.
-No los conocemos de nada y las experiencias que tenemos de seres del inframundo no es buena. ¿Qué nos aseguraba que si sabían que estaban siendo vigilados no intentarían algo en contra nuestra o fingirían para no levantar sospechas?- Cuestiono Seiya.
Rias quiso responder, pero no tuvo argumento valido para esa respuesta, ya que tenía sentido. Como dijo Seiya, no saben nada de ellos por lo que su actuar normal podría ser para ellos uno fingido y los humanos tienen etiquetados a los Demonios como seres de oscuridad que solo quieren el caos, así que quisieran conservar su anonimato era justificado.
-Eh... yo tengo una pregunta para usted, Seiya-sensei- hablo Issei con cierta incomodidad.
-¿Si?-.
-¿La razón por la que me hizo pasar todos esos ejercicios tan duros esta semana era para saber si era un Demonio?-.
-El primer día si, pero luego lo hacía para que tu y tus amigos no espiaran a sus compañeras de clase, eso era un comportamiento asqueroso que no iba a permitir-.
Una flecha figurativa golpeo el pecho de Issei, ya que indirectamente Seiya lo llamo asqueroso, aunque estaba acostumbrado a recibir insultos, era la primera vez que recibía uno de un maestro.
-Yo tengo una pregunta- dijo Kiba, que había estado en silencio todo este tiempo. -¿Fuiste tu quien me salvo anoche de Freed?- Le pregunto a Kiki.
-¿De que hablas, Kiba?- Pregunto Issei.
-Anoche me encontré con Freed que tenía una Excalibur, peleamos, pero él casi me mata de no ser por la intervención de un tipo con armadura dorada con cuernos- explico el rubio.
-Si, fui yo. Encontré por pura casualidad su combate al estar cerca aquella vez- respondió Kiki.
-Bueno, aunque sus motivos tienen sentido, si su Diosa quiere formar una alianza con mi hermano, debería venir ella misma a conversar con él- señalo Rias.
-[Deberías tener un poco mas de respeto, mocosa. Cualquiera que venga del Santuario podría hacerte trizas]-.
-¿Ddraig?- Exclamo Issei, al ver un punto verde brillar en la palma de su mano.
Normalmente Ddraig no hablaría con nadie además de él
-¿Tu mano hablo?- Exclamo un sorprendido Seiya.
-[Hola, Caballeros de Athena. Soy el Dragón Emperador Rojo, también conocido como Ddraig. Soy uno de los dos Dragones Celestiales que fue sellado por Dios en Sacred Gear y que actualmente mi poseedor es este idiota]- saludo Ddraig.
-¡Oye!- Exclamo Issei.
-¿Sabes de nosotros?- Pregunto Kiki.
-[Si. En el pasado, uno de mis anteriores portadores conoció y e incluso se caso con un Caballero Dorado, así que el aura que ustedes tienen se me hizo familiar, pero como fue hace mucho me costo un poco reconocerlo]-.
Seiya y Kiki se miraron curiosos. Era raro que un Caballero, sobre todo un Dorado se casara, aun mas en el pasado. No porque estaba prohibido, ya que la ley de la mascara de las amazonas obligaba a que la amazona mate o ame al hombre que las ve sin su mascara; si no que generalmente los Santos se entrenan toda su vida para pelear y mueren en el combate, lo que no les da tiempo de relacionarse o amar a otras personas que no sean sus compañeros de orden. Así que ese relato es bastante curioso.
-¿Dorado? ¿Existen otros tipos de Caballeros?- Pregunto Kiba.
-Esto será una conversación bastante larga, así que porque no mejor hacemos esto- hablo Seiya. -Ustedes nos cuentan a nosotros sobre esa guerra de las tres facciones para tener contexto y decidir si realmente debemos confiar en ustedes y nosotros les contaremos lo básico sobre nuestro Santuario y Athena para que se lo comuniques a tu hermano-.
Personalmente, Seiya no le gustaba esta idea de compartir información del Santuario, por mas básica y común que sea a Demonios, pero Athena, después de convencerla, le indicaron este rumbo de acción para las negociaciones con los Demonios. Tampoco es que fuera el mejor negociador del Santuario, así que no le quedo de otra.
-Dices que ustedes deben confiar en nosotros, pero, ¿qué pasa si nosotros no queremos confiar en ustedes?- Pregunto Rias, poniendo a prueba a estos dos.
No podía dejar que dos extraños que estuvieron escondidos vinieran e impusieras reglas hacía ella y su nobleza, además que no sabía lo que podría significar esto hacía su hermano.
-Deberías tener un poco mas de respeto, Rias-.
Un circulo mágico apareció en el salón Gremory y de él aparecieron el hermano de Rias y actual Lucifer, Sirzechs Lucifer con su maid y esposa, Grayfia.
-¿Onii-sama? ¿Qué haces aquí?- Pregunto Rias sorprendida, levantándose de su asiento.
-La Diosa Amaterasu se puso en contacto conmigo y me explico toda la situación y sobre los caballeros- respondió Sirzechs. -Y quise venir personalmente a conocer a dos de los servidores mas poderosos de la Diosa Athena-.
Claro, no iba a decir que fue una excusa para dejar un momento el papeleo que tenía como Rey Demonio. Eso era una verdadera tortura que mata a uno lentamente.
Seiya y Kiki se pusieron en guardia, podían sentir un gran poder emanar del hombre pelirrojo, esa energía ponía intranquilo a Kiki, que usaba todas sus fuerzas para mantenerse calmado, y a Seiya, la presencia del hombre le recordaba un poco al cosmos de Hades, pero mas débil y menos maligno, aunque puede ser una fachada.
-Perdón si a su hermana le molesta nuestra intromisión, pero no podemos dejar que nuestra Diosa venga a territorio que posiblemente puede ser enemigo-.
A diferencia de su hermana, el Satanás asintió de acuerdo. Entendía que los Demonios nunca fueron bien visto a los ojos humanos y como no sabían nada de ellos es normal que estén alertas.
-Rias, yo me hare cargo de las negociaciones a partir de ahora, tu y tu sequito deben estar cansados-.
-Pero Onii-sama...-.
-Sin discusión, Rias. Esta vez hazme caso-.
Ante el tono exigente y la mirada seria, Rias no tuvo otra mas que aceptar y retirarse molesta, seguido del resto de su clan que la miraban preocupados.
-Primero las exorcistas, después esos dos que se hacen llamar Caballeros y ahora mi hermano me deja fuera de una conversación que compete a mi territorio. ¡No entiendo nada! ¡Es indignante!- Exclamo en su cabeza realmente molesta.
-Que mimada- comento Seiya una vez que todos los jóvenes Demonios se fueron, esa aura que Rias tenía le recordaba a como era Saori en su infancia y poco después de verla al volver de su entrenamiento de Caballero.
Sirzechs suspiro. -Creo que mis padres y yo la hemos mimado mas de lo debido, pero Rias no es una mala persona, solo que no ha vivido las experiencias necesarias para crecer. Después hablare con ella para que no haya problemas en su estadía-.
Los dos Dorados dudaban que realmente no hubiera un problema.
-Supongo que ahora podemos conversar mejor- dijo Kiki. Parecía que el Rey Demonio era un mejor negociador que su hermana.
-Ya sabemos sus motivos para venir, pero tengo una duda. ¿Por que Athena esta interesada en formar una alianza con los Demonios? El Panteón Olímpico nunca se ha relacionado con otros panteones o grupos sobrenaturales-.
-Después de la última Guerra Santa contra Hades, a Athena le pareció que era hora de que el Santuario se abra mas, de establecer relaciones firmes con otros Dioses por si estalla otra Guerra Santa en que debamos participar. Actualmente el Santuario tiene una alianza con los panteones Nórdicos y Sintoístas, Athena escucho de las tres facciones por Lady Amaterasu- hablo Kiki, hizo señas para que Seiya continuara.
-Vinimos a ver si los Demonios eran diferentes a los Espectros de Hades, si no resultaban ser una amenaza para la humanidad, entonces se haría alianza con ustedes. Claro que también la haremos con las otras dos facciones, pero ustedes eran mas fáciles de acceder e identificar su naturaleza-.
Sirzechs no tuvo problemas en entender su punto de vista, él había escuchado del ejercito del Dios Hades que a pesar de ser un número muy poco, eran bastante poderosos pero muy malignos con el deseo de acabar con la Tierra junto a su señor.
-¿Y que es lo que pueden decir con lo que han visto hasta ahora?- Pregunto el pelirrojo interesado.
Ambos Dorados pensaron un momento sus respuestas.
-Preferimos guardarnos nuestra opinión; no hemos interactuado suficiente para decidir si realmente son malvados o no, pero puedo decir que si parecen interesados en la forma de vivir de los humanos- dijo Kiki.
Sirzechs asintió. -De acuerdo. Espero que puedan dar una opinión mas segura la próxima vez que nos veamos. Ahora estoy algo ocupado, pero en unos días puedo enviar a Grayfia para encontrar una forma en que la Diosa Athena y yo podamos hablar de la alianza de mejor manera-.
-¿Esta interesado de verdad en la alianza?- Pregunto Seiya.
-Si. He escuchado historias de la fuerza que poseen los Caballeros de Athena y si son ciertos, preferiría evitar un conflicto con el Santuario y mi gente del que podríamos salir muy perjudicados. Estoy seguro que los lideres de los Ángeles y Ángeles Caídos estarán de acuerdo conmigo-.
Y así, dieron paso a la razón que venían: Sirzechs les conto a los Dorados sobre la Guerra de las tres facciones, la guerra civil en el inframundo entre la facción del antiguo Satán contra la facción anti-Satán, y lo mas importante, les conto sobre las Sacred Gear y las 13 Longinus. Así mismo, ellos les contaron sobre lo básico del Santuario, los rangos de Caballero, los desacuerdos de Athena con el resto de su familia y las últimas Guerras Santas que libraron hace años.
Al terminar, Seiya y Kiki salieron del Club del Ocultismo. La noche ya cubría la ciudad de Kuoh. Las negociaciones salieron mucho mejor de lo que ambos esperaban. Tenían que agradecerle a Amaterasu después, ya que sin la intervención del Rey Demonio, probablemente hubiera comenzado una disputa con la chica Gremory lo que hubiera perjudicado todo.
-Si que fue larga, tuvimos que conversar con ellos mas temprano- exclamo Seiya, estirando sus brazos arriba.
Pero Kiki no le respondió, estaba sumido en sus pensamientos.
-Oye, Kiki- llamo nuevamente a su amigo, quien reacciono esta vez.
-Oh, lo siento, Seiya. Estaba pensando en algo que nos dijo el Rey Demonio-.
-¿Cual?-.
-Es sobre esas Longinus. Si lo que nos dijo es cierto, es probable que sus portadores puedan llegar a tener un nivel que supere a los Caballeros Dorados. ¿No te preocupa?-.
Seiya también había escuchado con gran interés ese asunto. Las Sacred Gears parecen ser artefactos mágicos creados por Dios que son entregados a sus portadores al nacer, pero esas 13 Longinus eran especiales, ya que tenían el poder para asesinar a un Dios, así que eran consideradas las mas peligrosas y que cualquier facción desearía tener en su poder.
-Es cierto que parecen tener un gran poder, pero también nos explico que esas Sacred Gears solo son tan fuertes como lo es la voluntad y fuerza del portador. Issei es poseedor de una y parece que no ha desbloqueado todo su poder y tampoco sabemos nada de las demás, por lo que es mejor no preocuparnos de eso por ahora- respondió Seiya.
-¿Qué pasa si nos encontramos con alguno de esos portadores y tenemos que enfrentarlo?-.
-Lo mejor sería no pelear con ese tipo de gente, pero si no queda de otra, entonces habrá que darles una lección-.
Kiki suspiro ante esa respuesta, para luego sonreír. -Nunca cambias, pero creo que es algo bueno de ti, Seiya-.
-¿Que quieres decir con eso?- Pregunto Seiya confundido.
-Nada-.
(En la residencia Hyodou)
Rías se encontraba en la habitación de Issei platicando con el castaño, o más bien, esté la escuchaba para que ella se desahogase con lo que pasó hoy. En ese momento apareció un circulo mágico que hizo aparecer a Sirzechs y Grayfia.
-¡Onii-sama. ¿qué significo lo de antes?!- Exclamo Rias.
Sirzechs levanto una mano en señal de que se calmara.
-Primero cálmate, que estuviste en una situación bastante peligrosa antes, y sobre lo que paso, fue como te dije: Amaterasu-sama me contacto personalmente para informarme de la presencia de los Caballeros en nombre de Athena. Puede que haya entrado un poco en pánico y me precipite en venir-.
Decir "un poco" es un eufemismo. Casi se le va el corazón cuando escucho la noticia, como Rey Demonio conocía lo importante de las fuerzas de no solo el Cielo y Grigory, sino también sobre el resto de ejércitos de otros panteones. Por supuesto que había escuchado de los Caballeros, sobre todo estos últimos años, ya que se esparció la voz que fue un grupo de los Caballeros de Athena que sello al Dios de los Mares, Poseidón, y que acabo con el Dios Hades, provocando que colapsara el Inframundo que el Dios gobernaba así como los Elíseos, puede que ni ellos sepan de la fama que se han estado ganando en el resto de facciones.
-También es otra cosa que quiero saber. ¿Quiénes son los Caballeros de Athena? Nunca he escuchado de que la Diosa Griega de la Guerra tuviera un ejercito personal- pregunto Rias.
-Ddraig parece conocerlo, pero tampoco ha dicho mucho- comento Issei.
Sirzechs le sorprendió que el Dragón Emperador Rojo conociera a los Caballeros, pero no lo demostró y aunque estaba intrigado, no era momento para eso.
-No es raro que los Demonios jóvenes nunca hayan escuchado de ellos, ya que el Santuario es un lugar que siempre fue cerrado al mundo sobrenatural, ellos no intervienen a menos que la Tierra y los humanos estén en peligro-.
-Se dice que el poder de los Caballeros es tan grande que sus puños pueden desgarrar el cielo y sus piernas pueden estremecer la tierra, todo gracias a una energía que solo ellos controlan llamada cosmos- dijo Grayfia.
-Cosmos...- susurro Rias impresionada.
-Como ya te debieron decir, vinieron en nombre de su Diosa Athena y a favor de la Diosa Amaterasu para vigilar que no pase nada en Kuoh y así comprobar que los Demonios no somos seres malignos como creen- dijo Sirzechs.
-¿Cómo haremos eso último?-.
-Solo sean ustedes mismos y traten de no buscarse problemas. Hablando de problema, Rias. Grayfia me comento que vinieron dos enviadas de la Iglesia a hablar contigo. ¿Hay algo que deba saber para ayudarte?-.
-Pues...-.
Rias estaba dudosa de contarle a su hermano sobre las Excaliburs robadas. Pensó un momento en decirle, pero luego lo descarto. Ese era tema de la Iglesia y ella estaba de acuerdo en no entrometerse, aunque ese lunático de Freed estaba involucrado con lo que dijo Yuuto en la tarde junto a los Ángeles Caídos, considerando lo fácil que fue enfrentarlos la última vez cuando salvaron a Asia, si tuvieran que trabajar con los miembros de la Iglesia, ellos deberían ser suficientes para encargarse.
-No, solo vinieron a pedirnos que no nos metamos en su camino, pero no creo que sea algo para molestarte-.
-De acuerdo, confiare en tu palabra- asintió Sirzechs, para cambiar su mirada a Issei. -Por cierto, Issei-kun, ¿podrías pedirle a tus padres que Grayfia y yo nos quedemos esta noche en tu casa?-.
-¿Eh?- Eso tomo por sorpresa al castaño.
-Es que creo que ya es muy tarde para volver al Inframundo y quisiera pasar mas tiempo contigo...- pero antes que pudiera seguir hablando, la mano de su esposa se puso en su hombro.
-Sirzechs-sama, recuerde que usted aun tiene papeleo que pendiente que entregar mañana, así que debemos volver de inmediato al Inframundo para que lo termine-.
-Ah... vamos, Grayfia. ¿No puedes tenerme algo de piedad por el amor que sientes por mi?-.
-Usted tiene responsabilidades que no puede evadir solo por su deseo- para los otros tres en la habitación se escucho como un rotundo "No".
-Ser Rey Demonio si que es difícil- pensó Issei.
Luego de que la pareja se fuera de la habitación, Issei decidió hacer una pregunta que ya lo tenía molestando desde que se fueron.
-Presidenta, ¿qué hará con respecto a Yuuto? Creo que debería hablarle-.
La pelirroja se sentó en la cama de su enamorado, viéndolo al momento que hizo la pregunta.
-Yuuto vendrá a conversar conmigo cuando este listo, si yo me acerco a hablarle sería peor para él. Esto es algo que tiene que afrontarlo solo para que pueda superarlo- respondió Rias, aunque su respuesta no dejo satisfecho a Issei.
Él quería ayudar a Kiba de alguna manera, no sentía bien en dejar que se consumiera por su propio odio. En ese momento, se le ocurrió una idea.
Sacudió la cabeza en negación. -No, no. No puedo hacerlo yo solo, necesito ayuda-.
Rias solo miro a su peón con ligera confusión, era extraño verlo tan pensativo.
(Al día siguiente)
Seiya estaba teniendo su clase con un curso de tercer grado de manera normal, como si lo de ayer no lo inmutara. Ya había enfrentado demasiados enemigos y estado cerca de la muerte innumerables veces como para que tener de cerca al Rey Demonio, alguien que en estatus se podría igualar a Hades, y seguir normal al día siguiente.
-Me pregunto como estarán las cosas en el Santuario...- se pregunto de repente. No recordaba la última vez que paso varios días fuera del Santuario. -Espero que mi hermana este bien-.
Luego de que despertara de la maldición de Hades, finalmente pudo reencontrarse con su hermana como siempre deseo y pudieron ponerse al día. Aun con sus nuevos deberes como Santo Dorado, trataron de recuperar todo el tiempo perdido, eso lo motivo para hacer que Seika se instalara en la Casa de Sagitario como su hermana y las doncellas la trataban bien.
Alcanzo a despedirse de ella antes de irse al visitarla en el puesto de flores en Rodorio, como fue el dueño quien encontró a Seika cuando vino a Grecia a buscarlo, todo el tiempo que estuvo desaparecida trabajo en ese puesto, aun tras recuperar su memoria siguió trabajo en ese lugar como manera de agradecer al dueño que ya era un hombre mayor por cuidarla tanto tiempo, además de que no quería quedarse sin hacer nada mientras él estaba en misiones.
Por el rabillo del ojo vio que en otra clase igual a la suya pero con los de primer grado, la chica de nombre Koneko miraba hacía el pasillo que conectaba el edifico de la academia con la cancha de gimnasia. Por curiosidad siguió sus ojos, encontrando a Issei conversando con el que reconoció como Saji de algo que no alcanzaba a escuchar y detrás de ellos estaba Asia, los otros dos pervertidos amigos del castaño y una chica castaña de lentes que parecía disfrutar molestando a estos dos.
Debía ser su sexto sentido que desarrollo de tantas experiencias, pero tenía el presentimiento de que algo iban a hacer. Les tendría un ojo encima por precaución.
(En el Santuario)
La luz del sol pasaba por los cristales de las ventanas del recinto patriarcal, dándole claridad a aquella construcción milenaria y tan características de la cultura griega, las altas columnas a los lados se encontraban casi brillando por la luz solar que las tocaba mientras que el pasillo principal con una larga alfombra roja que terminaba a los pies del asiento que era ocupado exclusivamente por Athena y el Patriarca.
Sentado en dicho asiento se encontraba un hombre que vestía los ropajes del Sumo Pontífice y tenía puesto el casco dorado del Patriarca que cubría por completo su cabeza, dejando expuesto su rostro.
Era un hombre de rasgos elegantes y que parecía seguir en los veinte, tenía una mirada castaña y tranquila y unos mechones de su cabello castaño caían en frente que intentaba apartar pero que rebeldemente no dejaban de caer.
El hombre con las ropas del Patriarca leía un archivo en mano, y estaba tan distraído que no se dio cuenta de que Athena entro al recinto.
-¿Todo bien, Nicole?-.
El mencionado se sobresalto de la sorpresa al no haberla sentido. -Lamento no haberla saludado antes, Athena-.
-No te preocupes, como Patriarca no tienes que brindarme respeto todo el tiempo, eres mi igual en estos casos- respondió Saori.
-Me alaga que usted diga que soy su igual, mi señora, pero eso es una exageración-.
Saori solo se rió.
Nicole, anteriormente conocido como el Caballero de Plata de Altar, había sido uno de los Santos de Plata en contra de Saga en su reinado, aunque a diferencia de otros Plateados como Marín de Águila o Mayura de Pavo Real que habían ayudado activamente y consideradas traidoras por Saga, él había ayudado indirectamente al ejercer su posición especial como Santo de Altar al evitar que los aprendices que todavía no eran contaminados por la maldad que el Santuario rebosaba en ese entonces fueran corrompidos, así como dar la orden que cualquier Caballero o soldado interfiriera en la ya legendaria batalla de las Doce Casas, aunque de poco sirvió esa orden pero por suerte el Mü y el resto de Santos de Bronce estaban presentes.
Luego de que Saga murió y se libro la batalla contra Eris y Ares en que las Saintias con apoyo de los Santos Dorados terminaron victoriosos, él fue el reemplazo del Patriarca, ya que la Armadura de Altar la ocupa quien sea considerado digno para suceder al Patriarca si este fallece.
Aunque él solo se enfoco en mantener el orden en el Santuario, la fuerza superior era el Viejo Maestro de Rozan, Dokho, que había dado la orden de que los Caballeros Dorados se mantuvieran en sus templos porque la Guerra Santa contra Hades comenzaría en cualquier momento.
Pero cuando los Gigantes renacieron junto a Tifón e intentaron reiniciar la Gigantomaquia, tomo cartas en el asunto, actuando en ese instante como un verdadero Patriarca, y con su liderazgo y sobre todo la ayuda de Mei y los Santos de Bronce se evito la resurrección del mayor enemigo del Olimpo.
En la Guerra contra Hades él también ayudo a eliminar a los Santos de Bronce y Plata revividos de anteriores Guerras Santas, por lo que no pudo hacer nada cuando Saga y los demás entraron a las Doce Casas, y después del suicidio de Athena para enfrentar a Hades en el Inframundo se quedo en estado de espera como la mayoría del Santuario.
Cuando esa guerra acabo, Athena, al ver como organizo y controlo el Santuario desde que ella tomo el poder, decidió nombrarlo oficialmente su nuevo Patriarca, ya que ella sola le sería difícil reconstruir el Santuario y porque se lo había ganado.
Nicole se había convertido en el primer Santo de Plata en la historia del Santuario en volverse Patriarca. Desde siempre el Patriarca era un Santo Dorado sobreviviente de la anterior Guerra Santa y este escogía entre los nuevos Dorados a su sucesor, así que su nombramiento fue otro de los grandes eventos de su generación que paso al registro de la historia del Santuario. Además que también motivo al resto de aspirantes y los pocos Santos de Plata que quedaban, ya que junto a los cinco Santos de Bronce volviéndose Dorados demostraban que sin importar el rango, cualquiera del Santuario puede volverse un Dorado o un Patriarca si tiene la voluntad necesaria.
-Estoy analizando la información que Seiya y Kiki nos enviaron sobre la guerra de las facciones y esas armas llamadas Sacred Gear, además de que parece que el Rey Demonio quiere una reunión con usted, mi señora- dijo Nicole.
Athena asintió. -Sería lo correcto, pero quiero esperar un poco mas al informe de Seiya y Kiki sobre si los Demonios son confiables o no para ir en persona a negociar con él-.
-Cuando ese momento llegue, debería ir con usted y que un Santo Dorado nos acompañe. Pienso que Cáncer o Libra serían los mas adecuados- dijo Nicole.
-En ese caso que las Saintias nos acompañen, que otro Santo Dorado salga del Santuario es demasiado arriesgado, además de que Kiki y Seiya nos esperarían en la ciudad-.
Nicole no vio razón para objetar. -En ese caso, que las Saintias de Águila, Cristal y Ballena sean las que nos acompañen. Sabrán comportarse y tienen el nivel y habilidades necesarios para sacarla en el peor de los casos-.
Saori asintió, aunque no creía que Shoko en realidad fuera de las que se comportasen en una reunión, a pesar de los años seguía siendo tan impetuosa como cuando la conocío, pero como su amiga merecía darle la oportunidad.
Se alejo de Nicole y avanzo hacía uno de los ventanales grandes del salón patriarcal para observar el panorama, pero al estar cerca su panorama de pronto se torno oscuro y de tonalidades grises hasta que su vista se nublo.
-¡Athena!- Nicole se puso de pie abruptamente y se tiro hacía adelante, evitando que ella cayera al suelo. -¿Qué le sucede?- Sintió el cosmos de su Diosa actuar con irregularidad y bajar lentamente. -¡Resista, Athena! ¡Athena!-.
Athena sentía que se desvanecía, sintió nauseas y la voz de Nicole se oía distante hasta que ya no la escucho, en cambio, empezó a oír distintas voces que reconocía de algún lado y a medida que recuperaba la conciencia con su cosmos sentía que algo la jalase, las voces empezaron a oírse con mayor claridad y de repente la pesadez que la había hecho colapsar se esfumo como si nunca hubiera estado.
Cuando abrió los ojos, no vio al Patriarca ni el techo del recinto en el que estaba, se encontraba de pie en frente de una mesa blanca como marfil adornada con oro y que tenía doce sillas tallada sobra la mas fina madera que existiera en la Tierra, impregnada de las gemas mas preciosa que hubiera visto y cada silla tenía escrito en la madera un signo diferente.
-Toma asiento, por favor, Athena-.
Y sentado en la mayoría de asientos se encuentras los Dioses Olímpicos, fulminándola con la mirada.
Notes:
Listo, ¿qué les pareció el capitulo?
Si tengo que decir la parte mas difícil del capitulo, fue la conversación de Rias con Seiya y Kiki. Por la actitud orgullosa de Rias, sería difícil para ella ignorar que estaban siendo vigilados y entraron sin su permiso, personajes con tanto orgullo son del tipo que me dificulta escribir.
Sirzechs, como Rey Demonio ha tenido que escuchar al menos del Santuario, y considerando que al final de la batalla de Hades el Inframundo y Elíseos fueron destruidos por consecuencia de su muerte, era obvio que eso se escucharía en el mundo sobrenatural, y como eso fue alrededor de nueve años antes de la actualidad, Sirzechs debió de enterarse si o si.
Para quienes no sepan quien es Nicole, es un personaje que aparece en la novela de Saint Seiya llamada Gigantomaquia, que ocurre después de la saga de Poseidón y antes de la de Hades. Si buscan en Youtube, en el canal llamado Indie Arts Kenel tiene una lista de reproducción que narra esa novela y es muy buena, se las recomiendo totalmente.
¿Qué le pasara a Athena y porque fue invocada al Olimpo? Eso será algo que se sabrá en el siguiente capitulo, así como también se tocara el que piensan los Dioses estos 9 años después de las Guerras Santas.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
-Toma asiento, Athena, por favor-.
Escucho aquella voz que la llamo, pero estaba tan absorta en sus pensamientos, que desconoció de quien fue la invitación. Sintió resbalar un mechón de su cabello por su hombro delicadamente y se sorprendió al ver que el color de su cabello largo era café y no purpura; quien fuera que la trajo, había separado muy bien su cuerpo de su alma inmortal y traerla al Olimpo, donde su alma se materializo con la apariencia de su ser inmortal antes de que decidiera empezar si ciclo de reencarnación en la Tierra.
Fulmino con su mirada grisácea a los 10 presentes, justo en el centro de la mesa estaba Zeus, que era un hombre de rostro apuesto y alto de casi dos metros de ojos azules y cabello rubio con puntas largas hacía arriba, estaba usando solo una túnica griega, con dos muñequeras hechas de oro. A su lado estaba Hera, que era una hermosa mujer de ojos azules y cabello morado de tono oscuro que lo tenía atado en una gran cola de caballo con un cintillo. Usaba un vestido griego igual al de ella, pero el suyo era de color magenta. La expresión de Hera era una fría y seria, pero en sus ojos podía captar el repudio que le causaba su presencia.
Al lado de Zeus, en el asiento perteneciente a Poseidón, estaba sentado un hombre igual de alto que Zeus de cuerpo muy musculoso, de cabello castaño, ojos azules y barba de candado, tenía la parte superior descubierta con una cuerda pasando alrededor de su cuerpo que sujetaba en su espalda un gran mazo de punta redonda y usaba una falda griega de color café con sandalias.
Athena suavizo un poco su mirada al reconocerlo y le dio una sonrisa que el hombre correspondió: ese hombre era su medio hermano, Heracles, el héroe mas famoso del panteón griego y de los pocos mortales que alcanzaron la divinidad. Después de que sello a Poseidón en la vasija en la que estuvo encerrado hasta que Kanon lo libero, Heracles tomo el puesto de su tío como Dios Olímpico hasta que este pudiera regresar a su puesto. También era la mano derecha de Zeus y su hijo mas confiable, después de ella.
Al lado de Hera estaba su hijo predilecto: Ares. Que era un hombre apuesto de ojos rojos y cabello rubio sedoso, él era el único de los presentes que tenía puesta su Kamui, que era una armadura parecida a la de Athena en diseño, pero era de un color rojo sangre con grabados filosos en la armadura. La estaba viendo con una sonrisa cínica y su mirada tenía un deseo de matarla.
De todos los Dioses, Ares era su mas gran rival después de Hades, ya que desde siempre, él hijo de Hera y ella se disputaron por el titulo de Dios de la Guerra, y ella nunca olvidaría que fue la Guerra Santa que tuvo contra sus Berserkers fue la mas sangrienta de todas sus Guerras hasta ahora por la sed de sangre que ellos tenían.
Al lado de Ares estaba Hermes, que era un Dios un poco mas bajo que Heracles, de cabello castaño claro y constitución delgada, pero musculosa. Su ropa era una túnica griega blanca que dejaba expuesto su pectoral derecho, su gorro con alas estaba colgando de una cuerda alrededor de su cuello atrás.
Luego estaba Hefesto, que era el Dios de estatura mas baja de todos y un cuerpo robusto. Las historias de que Hefesto era feo era una exageración, puede que no sea tan guapo como el resto de Dioses presentes, pero tampoco podía decirse que era horripilante. Su cabello era castaño oscuro y una barba de arco que se extendía hasta debajo de sus orejas. Usaba una túnica griega y arriba usaba un delantal café de herrero que tenía guardadas algunas herramientas de un material que solo los Dioses tienen.
Al lado de Hefesto estaba su esposa, Afrodita. Que era una Diosa de una piel blanca como el marfil, cabello rubio con rizos que caía un poco debajo de su cadera. Su cuerpo era uno esbelto y torneado, ojos color verde y dos enormes senos que eran un poco menos grandes que los de Amaterasu. La toga griega de color rosa apenas los cubría. Afrodita tenía una sonrisa sensual y juguetona hacía su amante, Ares.
Al lado de Heracles, estaba la silla vacía de Hades y al lado de la silla estaba su hermano, Apolo, junto a su hermana, Artemisa. Al lado de ella el asiento que le pertenecía y después estaba un dios de cabello castaño con rizos que usaba una toga igual a la de Hermes pero de color del vino. Este Dios era Dionisio, el Dios del Vino, quien ocupaba el puesto de la Diosa Hestia que se lo legó, y al igual que Heracles, fue un Semi-Dios que sufrió por la ira de Hera y al final se volvió un Dios.
A su lado estaba una Diosa de cabello castaño rubio como el trigo que lo tenía atado similar a Hera, ojos purpuras y un cuerpo voluptuoso igual al de Afrodita, usaba una toga verde como el bosque: esta era la Diosa Deméter, la Diosa de la Agricultura.
Athena camino hasta su asiento entre Dionisio y Artemisa, el primero la recibió con una sonrisa radiante y la segunda con una inclinación de cabeza. Con Dionisio nunca tuvo problemas, ya que como vivió una vida entre mortales, conoce el valor de estos y es de los pocos Dioses que los aprecian y respetan como ella. Con Artemisa, las cosas con ella se han puesto tensas, luego de que sus Saintias fueron a pedirle ayuda por el problema que provocaron Eris y Ares, y posterior cuando fue a verla para saber el método de viajar en el tiempo cuando quería salvar a Seiya.
Cuando tomo asiento, volvió a examinar a todos a su alrededor, la mayoría como si se trataran de depredadores y ella fuera la única presa. Estaba molesta por haber sido sacada del Santuario cuando estaba en un asunto muy importante. Pensando en ello, debió ser su padre quien trajo su alma inmortal aquí, era el único con el poder de ignorar la barrera de su Santuario.
Cuando iba a preguntar la razón de que la trajeron, las puertas de oro de la gran sala se abrieron lentamente, dejando oír su crujir en toda la sala, que hizo que ella y sus pares giraran la cabeza para ver quien era el que importunaba aquella reunión. Athena se sorprendió al ver la mirada roja de su hermana Perséfone, que usaba una túnica roja que combinaba con su cabello que era del color de las hojas de otoño que llegaba hasta sus hombros.
-Me disculpo por mi tardanza- dijo Perséfone a Zeus, quien dio un asentimiento en respuesta. Perséfone camino hasta al lado de Heracles y tomo asiento en la silla de su esposo.
-¿A que debo esta audiencia?- Pregunto Athena, ahora que todos los asientos estaban ocupados.
-Sabes porque estas aquí- respondió Hera tranquilamente.
-Creí que el juicio contra mi y los humanos ya había llegado a su punto final aquella vez, y no he hecho nada que amerite que se reanude-.
-Sabes bien que no es eso, niña. Y para que sepas, todavía no hay punto final para tu castigo-.
-Hera- llamó Zeus, deteniendo a su esposa de continuar.
La Reina del Olimpo chasqueo la lengua irritada.
-Lamento haberte traído de esta manera, Athena, pero algunos Dioses han estado disconforme con tus... recientes acciones de formar una alianza con los Dioses Sintoístas, además de tus acciones de involucrarte con los Demonios de la Facción Bíblica- los ojos azules de su padre estaban tranquilos, pero ella podía sentir la incertidumbre de como esto podría terminar y cierta irritación por esta reunión con aquellos motivos.
Athena sabía que este momento llegaría, si tuviera una razón para sorprenderse, era que los Dioses se tardaron en quejarse, aunque también pudieron esperar a tener mas motivos para traerla. Los Dioses Griegos discriminaban a la mayoría de otros Panteones ya que ellos eran superiores en poder a la mayoría de los seres sobrenaturales gracias a que dominaron el cosmos, la capacidad de usar el cosmos hasta tener un poder infinito. En nivel de poder, el Panteón Griego era el segundo Panteón mas fuerte de todos, solo detrás del Panteón Hindú, pero esto era mayormente por el Dios Shiva, que tenía un poder que superaba al del mismo Zeus.
-Padre, no debería dar ninguna explicación, ya que son asuntos que tienen que ver únicamente conmigo y mi Santuario. Te aseguro que esto no perjudicara al Olimpo ni al resto de Dioses.
-Olvidas que, cualquier acción que hagas con otros Dioses fuera del Olimpo, si nos afectan, Athena- siseo Ares. -Primero los Nórdicos y ahora esos sujetos de Asia...-.
-Si tienes algo con lo que acusarme, Ares, hazlo. Si no, no voy a perder mas tiempo aquí-.
-Formaste una alianza con el Panteón Nórdico, que es el único panteón que domina tan bien el cosmos como nosotros, y ahora formaste una alianza con los Sintoístas que tienen eso del Senjutsu, un poder que desconocemos. Y si no contamos que ahora, no solo tienes al Asesino de Dioses, sino a otros humanos con el potencial de dañar a un Dios, me hace sospechar que te estas preparando para una guerra. ¿Acaso finalmente te decidiste a declararnos a todos la guerra, Athena?-.
La sonrisa sádica de Ares le hizo entender cual era su plan, hacer que Zeus entre en duda con la confianza que le tiene para limitar sus movimientos y los de su Santuario. Aun era obvio que Ares seguía molesto por sus derrotas pasadas ante ella, siendo el Dios orgulloso y machista que es, tuvo que esperárselo cuando lo vio. Además que Athena creía que en parte, la derrota y sellado de Eris, su hermana, por su mano y con ayuda de las Saintias tiene algo que ver.
-No seas estúpido, Ares- intervino Heracles. Los ojos rojos de Ares miraron con furia a su medio hermano. -Sabes tan bien como yo que Athena nunca haría eso, ella ama y quiere demasiado a la humanidad y a sus Caballeros como para hacer una guerra contra el Olimpo sin razón. Ella no busca conflictos, como tu-.
Athena le dio una mirada de agradecimiento a Heracles. A pesar de que los Dioses siempre han sido arrogantes y muy rencorosos, él nunca se vio afectado por ello, ya que Heracles vio lo mejor y lo peor de la humanidad en su tiempo, y decidió creer en ellos y el bien que pueden hacer.
Ella siempre supo que si, en algún momento, necesitaba a un Dios como aliado, podría ir a pedir ayuda a Heracles y este le ayudaría sin dudar.
Ares golpeo su puño derecho la mesa. -¡No te creas arrogante, Heracles! ¡La única razón por la que estas en esta mesa es para llenar espacio, así que no te metas en estos asuntos!-.
-Tu no eres nadie para decirme que hacer, hermano...- los ojos de Heracles eran firmes. Era una clara señal de que, si Ares quería una pelea, con gusto lo complacería.
-¡Ya deténganse! ¡Saben que no tienen permitido luchar dentro del Olimpo!- Intervino Zeus, sus ojos brillaron de un cosmos celestes, manifestando un poco de su gran poder.
Los hijos de Zeus se vieron una última vez y cesaron cualquier deseo de luchar.
-Si tanto quieren saber la razón de mis acciones, lo hare, solo para que dejen de molestarme en mis asuntos- dijo Athena, ya queriendo terminar esto. -Zeus me entrego la Tierra y el cuidado de sus habitantes a mi, por lo que hare el mejor curso de acción para cumplir ese deber. Mi alianza con los Nórdicos fue una renovación del pacto que hice con Odín hace siglos cuando Poseidón controlo a su representante en la Tierra para sus propósitos, y con los Dioses Sintoístas, decidí abrir mas mi Santuario al resto de facciones y Panteones, ya que me di cuenta que el mundo cambia constantemente, y yo y mi Santuario también deben cambiar para adaptarse. Como primer cambio decidí hacer una alianza con los Dioses de donde provienen gran parte de mis mas confiables Caballeros-.
-Eso no explica el ¿por que enviaste a tus dos caballeros con esos Demonios?- Señalo Artemisa a su lado, sorprendiendo a Athena. No se esperaba que su hermana estuviera a favor con Ares, al menos en ese punto.
-Es parte del cambio que quiero hacer; los Demonios, así como los Ángeles y Ángeles Caídos, han sufrido de las consecuencias de un conflicto entre ellos, algo que entiendo perfectamente. Pero tampoco voy a dar mi confianza a ellos tan fácil. Si resultan ser como los Espectros, y amenazan a las personas en la Tierra, no dudare en acabar con ellos-.
Perséfone refunfuño, molesta. Se sentía ofendida por como Athena se refirió a los leales servidores de su esposo y de ella.
-Si tanto les preocupa de mis acciones les puedan traer consecuencias al Olimpo, no se preocupen. Mis alianzas y acciones son a favor del Santuario, si llega a ver alguna consecuencia, la única afectada sería yo, ustedes no tienen nada que ver-.
-No puedes hacer lo que quieres, Athena…- dijo Hera.
-Solo estoy usando la autoridad que mi padre me confió como protectora de la Tierra. Si alguno de ustedes tienen algún problema con mis acciones, vengan directamente a mi Santuario, pero les advierto que no dudare en responder si tienen algún plan que me amenace o amenace a mis Caballeros o la Tierra-.
-Zeus, si permitas que Athena haga lo que quiera...- menciono Ares, viendo directamente a los ojos a su padre. -Quiero al Asesino de Dioses y a esa chica que tenía que ser el contenedor de Eris, muertos-.
-¡No!- Athena se levanto furiosa, golpeando la mesa con ambas palmas al escuchar lo que Ares decía. Le ofertaba sus acciones que hacía fuera de su Panteón por las vidas de Seiya y Shoko. -¡Esto ya es ridículo! ¡Lo que yo haga es solo asunto mío! ¡Padre, estas ya son puras tonterías lo que dicen!-.
-Si, Zeus, ayuda a Athena, como siempre haces- dijo Afrodita. -Ya que como es tu favorita, siempre le perdonas todo. Le perdonaste lo que le hizo a tus hermanos, así como lo que le perdonaste a sus Caballeros por asesinar a Abel, Thanatos e Hypnos, y volver a encerrar a Eris en esa manzana que flota por el Universo. Incluso la pobre Astraea sigue herida en su alma por su batalla contra sus Caballeros que destruyo el contenedor que hiciste para ella-.
-¿Y desde cuando a ti te importa lo que haga, Athena, Afrodita?- Cuestiono Hermes.
-No me importa, pero también lastimo a mis hijos cuando ayudaron a Eris cuando esta se manifestó, además que ese humano que se quería hacer pasar por Ares era originalmente uno de los Santos de Athena y eso es algo que no voy a dejar pasar-.
A su lado, Hefesto la fulmino con la mirada, molesto por el apoyo que ella le daba a su amante.
-Padre, considero que sus reclamos son tonterías. Como se dijo antes, en el juicio de Athena, en los combates es normal salir herido, incluso para los Dioses. También se dijo que sobre lo que les paso a Abel y Eris era algo con lo que estuvimos de acuerdo...- Heracles intento apoyar a su hermana, pero Afrodita otra vez intervino.
-Claro que la defiendes, Heracles. Ya que también eres el favorito de Zeus junto a ella, además de que por un tiempo fuiste uno de sus Caballeros cuando eras mortal. Por supuesto que debes apoyarla, porque si fuera otro, tu nunca intervendrías-.
-¿Qué dijiste?-.
-Suficiente, creo que todos deberían calmarse- intervino Deméter. Siendo una de las diosas mas sensatas, pudo ver que si la conversación se acaloraba mas, era casi seguro que la sala sería destruida por el cosmos del resto de Dioses.
-¡Ya es suficiente!-.
El grito de Zeus vino acompañado de un rayo que cayó detrás de su silla. El Cosmos que libero fue tan opresor que calmo a la fuerza a Athena y el resto de Dioses que estaban discutiendo.
-¡Es patético ver como discuten de esta manera! ¡Le dan mal nombre al Olimpo!- Grito Zeus. Respiro un poco para calmarse. -Las acciones de Athena pueden ser cuestionables, pero el resultado es culpa de nada mas que los Dioses que la atacaron, ya que fueron su propia ambición la que provoco estas "Guerras Santas" que he tolerado por mas tiempo del necesario. Lo que les paso fue culpa de ellos...-.
-¡Pero Athena casi mata a Hades!- Reclamo Perséfone.
-Le brinde de mi Cosmos para que su alma siguiera existiendo- replico el Dios, provocando que la pelirroja se callara. -No tienes por que pedirme mas, de lo que ya hice por ti-.
Un Dios que domina el Cosmos como Hades no muere por completo. Aunque su cuerpo fue destruido, su alma sigue existiendo, pero incluso el alma de un Dios no podría existir tanto, menos luego de la herida que Athena le dejo con Nike. Si no hubiera sido porque Perséfone, le suplico salvarlo, hubiera dejado que el alma de su hermano muriera.
No lo hizo por apreció a su hermano, ellos se distanciaron hace mucho, al punto de lo que le pase a uno le de igual al otro. Lo hizo por apreció a su hija, y aun así vino con un costo. Ahora Elíseos era de su propiedad y con esfuerzo logro restaurarlo a su bello esplendor, también cambiando algunas cosas que lo hicieron mejor, en su opinión.
-Y Poseidón aun mantiene parte de su poder en la Tierra en un humano. Lo de los Dioses Gemelos, como dice Heracles, fueron bajas de guerra, y fue culpa suya por involucrarse en las Guerras Santas en el bando de Hades, y no diré mas sobre este asunto de los Dioses que ya se discutió en hace años. Deben dejar de creer que Athena sale impune, ya que luego de su viaje en el tiempo que casi destruye las dimensiones, le prohibí usar de nuevo su armadura en los próximos 500 años, así como sellar definitivamente el Templo de la Serpiente que era de Asclepio. Así que ustedes no pueden venir a exigirme nada cuando son los que atacan sin razón a la Tierra, cuando perfectamente pueden quedarse en el Olimpo a disfrutar de los placeres que existen-.
Athena sintió que podía respirar un poco mejor. Ante el poder y argumentos validos de su padre, ningún Dios que estuviera en su contra podría objetar.
-Pero...-.
La castaña se tenso cuando los ojos azules de su padre chocaron con los suyos propios.
-Es cierto que no puedo ignorar tus alianzas con otros Panteones. Puedes seguir con tus alianzas con los Sintoístas y Nórdicos, ya que las realizaste a base de tu esfuerzo, también puedes hacerlo con las facciones del Panteón Bíblico. Sin su Dios, no son una amenaza. Pero a partir de ahora, cada vez que intentes hacer una alianza con otro Panteón, tendrás que consultarlo con nosotros primero, y solo podrás hacerlo si la mayoría esta de acuerdo, también, la alianza que se formara será con todo el Panteón Olímpico, no solo tu Santuario-.
-Será como digas, padre- dijo Athena, asintiendo a las condiciones. Eso podría afectar las relaciones futuras que intentara a ser, pero al menos no perjudicaría las que ya tiene y la que actualmente intenta hacer.
Con todo terminado, la mayoría de Dioses se levantaron de sus asientos, Athena camino apresurada a la salida, dispuesta a regresar a la Tierra. Jamás pensó que al regresar al Olimpo le causara tanto pesar y apuro por abandonarlo de nuevo.
-Athena- Ares se cruzo en su camino, sus ojos destellando ira, la tomo agresivamente de un brazo, infringiéndole dolor. -No creas que has ganado. Tus 12 Templos serán bañados de sangre y yo, personalmente te llevare la cabeza del humano que mas amas-.
-Es una promesa- juro susurrando Perséfone cuando paso a su lado.
Ares la soltó agresivamente y se fue por delante de ella. Una vez que se fue de su vista, miro su brazo que tenía la marca enrojecida de la mano de Ares, giro el rostro hacía los demás Dioses, percatándose que la mayoría se había ido y que tenía clavada la vista de Hera y Artemisa sobre su espalda.
-Espera todo de cualquiera de ellos- Heracles se paro, imponente a su lado. -Sabes que si tienes problemas, no dudes en acudir por mi ayuda. Te deje pelear sola por mucho tiempo, algo que trataré de enmendar-.
-Tu ya cumpliste con tu deber al ser parte de la primera generación de mis Caballeros de Oro, no puedo pedirte que peles mas batallas por mi, no después de todo lo que sufriste en vida- respondió Athena. Sabía el dolor que paso Heracles en vida, y ahora en el Olimpo, tenía la oportunidad de ser feliz y recompensado como se debe.
-Somos hermanos, los verdaderos hermanos están para ayudarse- respondió el antiguo Semi-Dios, colocando una mano encima del hombro de Athena de manera reconfortante.
Athena sonrió, se alegraba de tener a alguien en el Olimpo a quien llamar, familia.
(En Kuoh)
Ya terminaban las clases, Kiki ordenaba sus cosas para irse. Tenían que pensar que hacer ahora, la opción de hablar con ellas ya no sonaba tan bien después del confrontamiento con Seiya ayer, pero sin duda algo grande.
¿Este era el mismo sentimiento que su maestro Mü sintió antes de la Guerra Santa contra Hades? Era inquietante.
-Ara, ara. ¿Por que esa expresión, Kiki-san?-.
Kiki giro su cabeza al escuchar una voz, pero rápidamente, su brazo derecho fue atrapado y presado en dos grandes objetos.
-Tu eres uno de esos Demonios...- exclamo, Kiki, viendo a los ojos a Akeno. En cuanto se dio cuenta que sus brazo estaba atrapado entre los dos grandes pechos de la pelinegra, lo aparto rápidamente, avergonzado.
-Me llamo Akeno, somos compañeros de clase, deberías saberlo- se presento Akeno.
-¿Qué necesitas? No recuerdo que hayamos intercambiado alguna palabra el día de ayer- pregunto el Lemuriano.
-Es que no pude agradecerte por haberme devuelto el libro el otro día, y tras escuchar que ustedes quieren conocernos aun mas, pensé que sería una buena excusa para demostrar que los Demonios no somos malos con un pequeño paseo. No han visto mucho la ciudad desde que llegaron, ¿cierto?-.
Kiki la vio con sospecha, pero verdad tenían sus palabras. Desde que llegaron solo se han concentrado en su misión. Han explorado la ciudad y los alrededores de su casa para conocer el área, pero no se han tomado el tiempo de ver la ciudad con mas calma.
-¿Cómo se que dices la verdad? Esto puede ser una trampa para que me maten- inquirió Kiki.
-No tenemos razones para hacerlo, puede que si nos haya molestado que nos espiaran en secreto, pero entiendo que era parte de su misión y que a primera vista parecemos malvados, pero, ¿no es para saber si en realidad somos así que vinieron? Si intento hacer algo, estoy segura que podrías eliminarme fácilmente-.
Akeno no desprestigiaba sus habilidades, pero estaba segura que estos humanos con armadura los superaban por mucho.
Kiki suspiro, resignado. La mujer tenía razón y no perdía nada, de hecho, estaría cumpliendo su deber al aceptar este paseo.
-De acuerdo, pero si intentas algo, no dudaré en eliminarte-.
-Perfecto- se acerco a Kiki y le susurro sensualmente al odio. -Y si quieres, después del paseo, podemos "conocernos mejor" en mi casa-.
Kiki se sonrojo fuertemente y sintió un escalofrío recorrer su columna. Rápidamente se despidió de la Demonio y salió de la sala de clases para buscar a Seiya para que se fuera solo a la residencia.
Akeno se río, ese nerviosismo del Caballero era lindo, diferente a la actitud pervertida pero divertida de Issei. Podría divertirse mucho con Kiki.
-¿Qué estas haciendo, Akeno?- Pregunto Rias, viendo visto la reciente interacción de su mejor amiga con el castaño.
-¿No es obvio? Quiero mostrarle a nuestros "invitados" como somos realmente, y así sepan que no somos malvados- respondió Akeno, un tanto risueña.
-No deberías hacerlo, esos sujetos son muy peligroso. No sabemos de lo que pueden ser capaz- respondió Rias, cruzándose de brazos.
-Pero no son gente mala, de lo contrario, no se hubieran tomado la molestia de vigilarnos para saber si somos una amenaza a los humanos y después presentarnos. Incluso tu hermano dijo que solo seamos nosotros y ellos se darán cuenta que no somos malos-.
Rias suspiro, cuando algo se le proponía a Akeno, pocas veces se le podía hacer cambiar de opinión.
Ahora mismo, no sabía por quien sentir pena. Si por el Kiki, por volverse un objeto de interés de Akeno, o Akeno misma por no saber en que problema podría meterse.
Notes:
n poco corto, a comparación de los otros, pero no esta tan mal, a mi opinión.
A Heracles le llamo de esa forma y no Hércules porque los Romanos lo llamaron Hércules, Heracles es su verdadero nombre en Griego, además que tiene mas sentido, ya que se dice que Alcides cambio su nombre en honor a Hera.
También, señale que el Decimotercer templo, el de Ofiuco fue sellado por Zeus, así que siguen habiendo solo doce armaduras doradas... por ahora.
La mayor parte del capitulo es la discusión de Athena con los Olímpicos, los presente a todos de esta forma para facilitar las cosas mas adelante.
Ahora, para dar mejor detalle de las apariencias de algunos: Hera y Hermes son igual a los que aparecen en "Sangre de Zeus", una serie de de Netflix de tres temporadas, y que recomiendo totalmente si eres fan de la mitología griega
La apariencia de Ares es con la que se le muestra en Ares Chapter, un spin-off de Saint Seiya, y Deméter tiene la apariencia con la que sale en el videojuego de FGO, Lostbelt 5,2 Olympus. A todos los pueden buscar por Google para tener mejor idea. La apariencia de Artemisa es la misma con la que se muestra en el Next Dimensión y la de Apolo la misma por como lo conocemos al final de Next Dimension.
Una última cosa antes de irme.
Hasta ahora, ¿les esta gustando el fic? Quiero saber su opinión del fic hasta ahora.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
Seiya caminaba solo hacía la salida del instituto.
Kiki le dijo sus noticias de que saldría con una de esos Demonios para conocer la ciudad, algo con lo cual no estaba del todo de acuerdo, pero no dijo ninguna protesta y solo asintió, Kiki sabía cuidarse a si mismo y dudaba que alguien en esta ciudad pudiera siquiera ser un reto para alguno de ellos.
Sonaba arrogante, pero era la verdad.
Cuando ya estaba casi saliendo, Sona se cruzo en su camino, la acompañaba Tsubaki. Por la mirada que le dirigieron, era claro que la chica Gremory les conto todo.
El aire a su alrededor era tenso, el Nipón podía notar que los músculos de ambas chicas estaban tensos, listos para pelear o escapar en caso de ser necesario. Suspiro, vio alrededor, al no haber nadie mas, podían hablar por normalidad.
-De acuerdo, mejor dejémoslo claro ahora, así evitaremos problemas mas adelante, ¿no te parece?-.
-Me parece correctos. Entonces, ¿entiendes que si haces algo que ponga en riesgo nuestra identidad dentro de la academia, tendremos que hacernos cargos de ti?- Señalo Sona con firmeza y frialdad.
Seiya sonrió, un poco cínico. Se notaba que la chica no había vivido lo suficiente como para reconocer el ambiente, o puede que la pelirroja no le contara de su choque con las enviadas de la Iglesia.
-Aunque me gustaría verte intentarlo, no te preocupes. No tengo ninguna razón para hacer eso, de hecho, me gustaría hacerte unas preguntas, ya que algo que no entiendo de su actuar- dijo Seiya, atrayendo un poco el interés de Sona.
-¿Qué es lo que quieres preguntarme?-.
-¿Por que vinieron al mundo humano? Por lo que su Rey Demonio nos dijo, también tienen escuelas en su Inframundo, además que tu y la pelirroja son las herederas de sus respectivas familias, tienen la vida regalada. Así que no entiendo el deseo de rentar una ciudad para tener una vida estudiantil, no le veo lo especial-.
Puede ser por que nunca haya ido a una escuela como esta, ya que la mayor parte de su educación se la dio su hermana Seika y Marín como parte de su entrenamiento, además de que nunca ha tenido interés por entrar en uno, de hecho, para un humano, sería mas genial asistir a una escuela de Demonios. Pero ese era su punto, quería escuchar de la boca de Sona su opinión.
La Presidenta del Consejo Estudiantil dudo un poco en responder, ahora que sabía que el nuevo profesor de gimnasia era mas de lo que imagino, pero también sabe por Rias, que vinieron a conocer a los Demonios, así que lo mejor era ser honesta para que no haya malos términos, ya que ha escuchado de lo que le pasa a las personas que están en la mira del arma de un Dios.
-B-Bueno... la razón por la que Rias y yo vinimos era para demostrarle a nuestros padres que somos independientes, que no tienen porque decidir nuestra vidas, ya que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones para lo que queremos y deseamos en nuestra vida, que somos mas que solo nuestros apellidos-.
-¿Solo eso?- Insistió Seiya, intentando ver si había otra razón.
-También por curiosidad, la mayoría de las casas de Demonios tienen un decorado al estilo Ingles, así que venir y conocer Japón era una forma de conocer cosas nuevas-.
Al no ver que parecía ser todo, el pensamiento de Seiya ante la respuesta fue...
Decepcionante.
-Pensé que eras diferente a la pelirroja, pero también eres una niña mimada, aunque tal vez mas rebelde que ella- suspiro Seiya.
-¿Qué dijiste?- Exclamo Sona molesta, Tsubaki, a su lado, frunció el ceño.
-Entiendo lo de querer conocer otros paisajes, incluso yo admiro la vista de los lugares que visito de vez en cuando. ¿Pero venir solo para probarle a tu familia que puedes hacer las cosas solas? Eso sin duda es rebeldía, se de lo que hablo- claro que lo sabía muy bien, ya que fue rebelde desde siempre, solo ahora que es mas adulto se ha calmado.
-Tu no entiendes nada- exclamo Sona.
-Puede que tengas razón, pero tampoco creo necesitar mucho para entender- avanzo caminando, pasando de largo a las dos chicas. -De todos modos, sigamos llevándonos bien, Presi-.
Dejando a las dos chicas en la entrada, Seiya pensó que tal vez podía estar equivocado y si había algo mas, pero hasta no ver o escuchar lo diferente, su opinión sobre Sona Sitri no cambiaría: era una chica lista, determinada y que mantenía el orden, pero con lo escuchado, también supo que es rebelde e intenta no ser la sombra de su familia.
Él realmente no podía comprender sus razones, no solo porque no le agradaban los niños ricos, sino porque no entendía la razón de demostrar su valor a otros, él nunca tuvo tiempo de pensar eso, su mente en los primeros años de entrenamiento era ganar la armadura para reencontrarse con su hermana, luego, solo se enfoco en batalla tras batalla para defender la Tierra hasta que sufrió la maldición de Hades y posterior a eso se volvió Santo Dorado, donde tenía que cumplir misiones y seguir velando por Athena como uno de sus mas fieles y poderoso guardianes, y ser la inspiración de los jóvenes aspirantes, tal como fueron Aioria y el resto de Dorados antes que ellos.
Pero también comprobó otra cosa: Sona no era malvada. Podía tener sus problemas, y esa aura demoniaca lo confundió en un inicio, pero ahora podía asegurar que no era un ser maligno, así como el resto de su nobleza.
Él conocía muy bien a seres malignos, la gran mayoría de seres que enfrento tenían un brillo de despreció a los humanos, pero ella no. Aun le faltaba ver si a la pelirroja tampoco era malvada, aunque si fuera posible, se lo dejaría a Kiki. Esa chica le recordaba demasiado a Saori cuando eran niños y se reencontraron, en el mal sentido.
-¿Por que siempre que haces algún desastre, tengo que ser yo quien lo solucione?-.
La hermosa voz se escuchaba con bastante molestia. La voz le pertenecía a nadie mas que a Amaterasu, quien estaba mirando con molestia a su hermano, Susanoo, el Dios Sintoísta de la Tormenta, que se veía como un hombre adulto de cabello largo y negro y atado a una cola de caballo desordenada y una perilla conectada a su bigote. Vestía un Yukata verde con partes de armadura de cuero en brazos y hombros. En si cintura tenía atado una katana con funda de color púrpura.
Actualmente, el Dios de las Tormentas estaba siendo regañado por su hermana porque otra vez se emborracho y termino por romper los muros de adentro y hacer un gran escandalo con algunos Youkai que trajo consigo para beber. Esos mismos Youkai estaban siendo regañados, pero por Yasaka en el territorio Youkai.
Nadie salió herido en la borrachera del Dios, pero ese día hubo una fuerte lluvia en Tokio cuando se suponía era día soleado, así que cuando se le paso el efecto del alcohol Amaterasu tuvo que extender de su poder para que no haya problemas con la gente de Tokio, aparte de reparar los muros dañados.
Estaba segura que Tsukuyomi no tenía que pasar por estos dolores de cabeza.
-Bueno, ya perdón, de todos modos iba a dejar el alcohol por el resto de la semana- suspiro Susanoo.
-Eso fue lo que dijiste el otro día cuando estuve en mi reunión con Athena que interrumpiste, y mira donde estamos ahora- señalo Amaterasu.
Y parecía que ella seguía molesta con eso.
La Diosa del Sol suspiro. -De todos modos, vete, tengo que hacer una llamada y no quiero que interrumpas. Si te veo tomando alcohol de nuevo en lo que queda de la semana, te mando a que visites a nuestra madre-.
Susanoo casi salto de su asiento de terror al escuchar la amenaza, mejor le haría caso a su hermana esta vez, aunque estaba en mejores termino con su madre, a diferencia de su padre, tampoco es que le gustara el Yomi.
Aunque algo de lo que dijo su hermana si le llamo la atención, decidió vengarse un poco.
-¿Acaso vas a llamar a Seiya? ¿Tanto extrañas a tu enamorado que necesitas escucharlo para que te calmes?- Se burlo riendo.
Pero el sonrojo en el rostro de Amaterasu y que parecía avergonzada lo hicieron callar.
-...Oye, ¿vas en serio con él? Pensé que solo era broma o una especie de juego que tenías. ¿Realmente te enamoraste?-.
-¿Tu, me dices eso a mi?-.
Susanoo tuvo que darle un punto. La acción por la que mas se le conoce, que es matar a Yamata no Orochi, fue porque se enamoro de la hija de la familia que estaban siendo amenazados por la serpiente, y la mato para casarse con ella. Lo de la espada Kusanagi y volver a Takama no Hara se podría considerar un golpe de suerte.
Susanoo tuvo que reconocer que el joven tenía carácter. No le tenía miedo a nada y no dudaba en pelear si es necesario, tampoco le importaba el estatus de humano-dios, así que hablar con él era fácil. Era alguien simple y sencillo, pero con gran honor y corazón.
-Además, a diferencia de ti, Seiya es un caballero, y no solo de nombre- agrego Amaterasu, cruzando sus brazos debajo de su gran busto. -Mi alianza con Athena me facilitara mas cuando tenga que declararme formalmente, aunque ahora que el Santuario se esta abriendo al resto del mundo sobrenatural, no quiero imaginar lo que sucederá si descubren lo poderoso que son Seiya y los demás Santos-.
-Yo te diré lo que pasara: las mujeres empezarán a tirarse desnudas a sus pies y pidiendo hijos- declaro Susanoo, pero sus palabras hicieron que la expresión de su hermana se volviera oscura y bastante atemorizante.
Tanto ella como su hermano sabían que la mayoría de mujeres sobrenaturales era atraída por el poder como polillas al fuego. Y decir que Seiya y el resto de Caballeros, sobre todos sus 4 amigos eran poderosos, era como decir que Gran Rojo es solo una gran salamandra.
Para Amaterasu, esas mujeres no eran mas que perras desesperadas por su propia codicia. Ella se había enamorado de Seiya gradualmente y antes de saber cuan fuerte era, y podía ser, así como vio la gran persona que es en realidad.
Sin embargo, un corazón roto no es fácil de sanar. Vio como gradualmente, esa chispa que había en los ojos de Seiya, que era exclusivamente hacía Athena, se iba apagando hasta solo ver aceptación y deber. Después de todo, era un Caballero a su servicio que no podía ultrajar su voto, además de que Athena hizo un voto de castidad.
No culpaba en nada a Athena, considerando que los Griegos eran considerados de los Dioses mas lujuriosos que ni siquiera les importaba las relaciones de sangre, cualquier mujer con sentido y lógica también habría hecho un voto de castidad para no verse a merced de ellos. Mejor para ella de todos modos, así tendría a Seiya sin problemas.
Lo que sentía no era algo pasajero o solo para divertirse, nunca ha sido de los Dioses que usan a humanos como diversión. ¿En que momento se enamoro? Ni ella misma se dio cuenta, pero en algún momento de las visitas que hacía Athena, ya no pudo apartar la mirada de aquel gallardo hombre joven que debajo de la armadura, sin duda debía ser una delicia para cualquier mujer.
Susanoo se dio cuenta que su hermana ya no le prestaba atención. Suspiro, pero sonrió. No tenía nada contra Seiya, le agrada; era valiente, apuesto (aunque él mismo no se de cuenta), sociable, y fuerte. ¿Qué mas podía pedir?
-Un día que vengas, brindaremos amigo, porque de fuerza y paciencia, vas a necesitar mucha- pensó Susanoo.
En Kuoh, Seiya sintió un escalofrío. No sabe bien porque, pero siente que debe tener cuidado.
(Con Kiki)
-Ten-.
-Gracias, Kiki-san-.
-Solo dime, Kiki. No estoy acostumbrado a los pronombres en Japón-.
Después de la escuela, tal y como se acordaron, Akeno le había mostrado gran parte de la ciudad a Kiki, el joven Lemuriano se dejo llevar al escuchar a mas detalle algunas explicaciones que Akeno hacía con ciertas construcciones. Él había ido a Japón varias veces durante la rebelión de Saga y momentos posteriores, pero en ese entonces era un niño que no admiraba siempre las cosas y se quedaba, o en la mansión Kido, o en el orfanato con Miho y el resto de niños.
Ahora estaban haciendo un pequeño descanso, el sol casi se ocultaba en la ciudad de Kuoh. Kiki había comprado unos helados para él y Akeno, que en todo el tour se comporto amable con él, aunque a veces hacía uno que otro comentario que avergonzaba al castaño.
Lo que no sabía Kiki, era que este tour era mas que solo mostrarle a Kiki que los Demonios no son malvados, sino también para acercarse a él.
-Bueno, Kiki. No debiste molestarte- dijo Akeno, aceptando el helado.
-No estaría bien visto que no ofrezca algo, es lo menos que puedo hacer por mostrarme la ciudad, pero eso no quiere decir que ya seamos amigos- respondió Kiki, comiendo su helado.
Akeno también siguió con su helado, pero movía su lengua en la punta del helado con tanta sensualidad, que Kiki no pudo evitar avergonzarse y apartar la mirada. El castaño no ha tenido mucho contacto femenino, lo máximo han sido Miho y las amazonas, pero ninguna se ha comportado de manera tan atrevida como lo hace la Demonio.
-Supongo que no puede evitar serlo por su raza- pensó Kiki, tratando de darse una explicación para el actuar de la pelinegra. -Bueno, creo que ya deberíamos separarnos, te agradezco lo que hiciste, Himejima-san-.
-No fue nada- Akeno noto que le quedo un poco de helado en la mejilla a Kiki. Ella aprovecho ese momento para pasar su dedo, retirando el sobrante para comérselo. -Delicioso-.
Kiki se pone nervioso. No esta acostumbrado a ese comportamiento, así que empieza a retirarse lo más rápido posible, pero la voz de Akeno lo detiene.
-Antes de irte, ¿te puedo preguntar algo?-.
-S-Si puedo responderlo, claro...-.
-¿Por que tus cejas son tan raras? Es la primera vez que veo cejas de ese tipo-.
Kiki se dio vuelta, haciendo un mohín, a veces le molestaba que señalaran sus cejas como si fuera algo raro o fuera del mundo, pero respondió lo mas calmado posible.
-Toda la gente de mi raza tiene estas cejas, son un distintivo, parece que algún antepasado era el hijo de un Dios, eso explica las habilidades telequinéticas de la gente de Jamir cuando ciertos niños nacen-.
-¿Entonces es verdad que eres del Tíbet? ¿Y como es allá? Nunca he ido, y por lo que escuche, hace bastante frío-.
-A veces. No mucha gente viene, menos en la zona donde yo me entrene, ya que es realmente duro el siquiera subir a la mitad, pero es un buen lugar si quieres alejarte del mundo-.
Eso aumento mas la curiosidad de Akeno, ¿qué clase de sitios vivían los Caballeros?
-Bueno, ahora si me retiro, no fue una mala experiencia este paseo, te lo agradezco, Akeno-san- agradeció Kiki.
-Ara, ¿tanta prisa tienes en irte de mi lado? Apenas esta anocheciendo y la noche es joven- dijo Akeno, con tono provocativo. No dejaría que este Caballero se le escapara tan fácil, así que se levanto y apoyo sus grandes encantos en la espalda de Kiki.
El joven, volviendo a avergonzarse, se intento separar, pero Akeno había colocado sus manos encima de los hombros del castaño para que no se separara.
-Si quieres... puedo mostrarte mi casa, y su interior, fufufu~- susurro sensualmente, dando un soplido al oído.
Ese soplido mando escalofríos placenteros por la columna del castaño, por lo que con algo de fuerza, se separo del abrazo. -¡Ah! ¡No gracias, ya tengo que volver! ¡Seiya se aburre con facilidad si esta solo!-.
Akeno vio con una sonrisa de victoria el rojo en la cara del chico que casi se podía igualar al color de cabello de su amiga. Aunque le divertía esta situación, tampoco era tan mala para seguir torturando a un chico que era obvio que no tenía experiencia con mujeres.
-Es una lastima~ pero bueno, seguiremos después, Kiki- le guiño el ojo provocativamente, dándose la vuelta y retirándose.
Y aunque podría considerarse una tontería, su corazón latía un poco mas fuerte de lo normal al recordar su rostro sonrojado y lo caballeroso que fue, a pesar de que ella era un Demonio.
Sin duda, fue una gratificante cita.
Cuando la Demonio ya estuvo lo suficientemente lejos como para no verla, Kiki se permitió suspirar. En unos cuantos movimientos, ella lo puso mas nervioso de lo que nunca ha estado en su vida. Si así eran todos los Demonios, tenía que esforzare para no volver a caer en provocaciones como estas, o sería perjudicial.
Pero tampoco puede negar que se divirtió.
Puede que estos Demonios no sean malvados como pensaban en un inicio.
Se alejo de la zona en donde se despidió de la pelinegra, pero cuando iba a doblar una esquina para volver a casa, sintió una extraña energía venir de la zona sur de la ciudad.
Se dio la vuelta en esa dirección, gracias a sus poderes psíquicos, tenía un sentido de sensibilidad mejor que sus compañeros, y la energía que sentía era una que ya había sentido recientemente.
Era la energía de esas Espadas Sagradas.
-¿Una? No, son tres, pero dos de ellas están lejos de la primera, y siento pensamientos agresivos. Parece una batalla, no están muy lejos- desde esta distancia esto era lo único que podía sentir con su telequinesis.
Pensó primero en avisarle a Seiya, pero si eran tres Espadas Sagradas, era posible que dos de ellas sean las enviadas de la Iglesia, y la situación con Seiya no termino bien que digamos con ellas, así que podría empeorar si en verdad era una pelea.
Y la tercera energía podía ser ese tipo Freed, entonces no sería necesario que Seiya interviniera.
Analizando, y dándose cuenta que, por ahora, la situación no requería que dos Caballeros Dorados intervengan en un combate, decidió hacerlo solo. Verificando que estaba solo alrededor, se teletransporto hacía donde sentía la energía.
El joven Carnero fue saltando al campo de batalla.
(Con Seiya)
El castaño estaba en una oficina privada que se ubicaba al lado de su habitación. La oficina estaba rodeada de un mueble con libros y decoraciones estilo Japonés normal que se vería en cualquier casa.
Seiya estaba sentado con el computador encendido, teniendo una video-conferencia con Saori y Nicole para comunicarle lo que la Diosa había pasado en el Olimpo, ya que los únicos que faltaron por decirle fueron a él y Kiki.
-¿Te raptaron solo para quejarte de tu trabajo? Eso ya es el colmo. Son ellos los que buscan conflicto con la Tierra- declaro molesto hacía los otros Dioses.
-"Lo se, pero Zeus, y mi hermano Heracles, apoyaron mi decisión, aunque con cierta limitante para cualquier otra alianza que quiera forjar, pero al menos la alianza con las tres facciones puede seguir de manera segura"- aseguro Saori.
-"¿Qué mas has averiguado del actuar de los Demonios en esa zona?"- Pregunto Nicole.
-Un poco. Estas herederas son bastante malcriadas, vinieron aquí para probarle a sus padres que son independientes y no parecen conocer mucho de la vida. No me agradan mucho, pero la chica Sona es tolerable, ya que es mas seria y trabajadora que la hermana del Lucifer. Aparte de eso, la heredera de Sitri no es una mala persona, y dudo que el resto de Demonios que la sigan sea igual, todavía no estoy seguro de la pelirroja, que Kiki decida eso- explico Seiya a detalle y con ciertas quejas.
Saori comprendió que Seiya no le agradaban mucho esas chicas, mas por su actuar y origen dotados que por ser Demonios, y tenía que admitir que ella era parte de la culpa, después de todo, las heridas y rencores que se forman desde niños es difícil que desaparezcan completamente. Aunque ella si podía entender sus motivos, pero no se lo comentaría, ya que no lo entendería.
-"¿Donde esta Kiki?"- Pregunto Nicole.
-Salió después de clases con una chica del grupo de la pelirroja... Akeno Himejima era su nombre, sino me equivoco. Aun no vuelve- respondió Seiya, viendo por la ventana detrás suyo, notando que ya era de noche.
-"¿Una chica?"- Saori levanto una ceja. -"¿Esta en una cita?"- Pregunto con una sonrisa. Le alegraba saber que Kiki interactuaba con gente de su edad, aunque no espero que fuera con un Demonio, igual le hacía feliz.
Seiya pensó eso un momento. Un chico y una chica, ambos saliendo solos. No era el mas experto en temas románticos, pero si sonaba a una cita.
-Si... creo que si...-.
No sabía si eso lo alegraba o lo molestaba. Aun no confiaba en los Demonios y aunque confiaba en Kiki, siempre lo vio como el hermano menor que debía cuidar, y no solo él, los demás, aunque no lo pusieran en palabras, veían a Kiki de la misma manera, incluso Shaina.
-"Otra cosa que debes saber: en mi estancia en el Olimpo, pude ver a mi hermana Perséfone, Reina del Inframundo, en donde me entere que el alma de Hades aun existe, aunque sin un cuerpo en el que habitar y su cosmos sigue muy dañado después de su derrota. Tu y Kiki tengan cuidado, ya que como están fuera del Santuario, y Hades tiene un gran odio hacía el alma de Pegaso, puede que intente algo contra ustedes como venganza"- repuso la Diosa, mirando la expresión preocupada que puso hace un instantes Seiya, ya que fue quien mas salió afectado de la batalla con una herida mortal que casi elimina su existencia para siempre.
Cuando le notifico esto a sus Caballeros en el Santuario, quien mas había estado preocupado fue Shun, ya que aun recordaba la sensación de ser poseído por el Rey del Inframundo, pero se sintió mas aliviado cuando dijo que el alma de Hades tardaría un milenio o mas en tener la fuerza suficiente para siquiera poseer un cuerpo mortal y ser una amenaza para el Santuario y la vida en la Tierra.
Claro, aun así le preocupo el saber que en algún futuro, alguien podría sufrir lo mismo que él, pero Virgo y todos los demás se quedaron mas tranquilos al saber que Hades no sería una amenaza en mucho tiempo.
-Entendido, te aseguro que estaremos en alerta, Athena- dijo Seiya, cualquier tema que relacione al Inframundo de Hades y al mismo Dios era uno que se debía tomar en serio.
Sus pasos resonaron en el vacío templo, llegando a la sala del trono de su esposo, su cabello naranja rojizo meciéndose a su andar, mientras miraba veía la destrucción que Fénix, y la destrucción del Muro de los Lamentos dejo.
Perséfone camino hasta estar al lado del trono de Hades. Coloco una mano encima de uno de los antebrazos, sintiendo el frío de roca del que estaba hecho. Las lagrimas se acumularon en sus ojos.
-Nunca se lo perdonare a mi hermana, nunca creí que permitiría un acto atroz como este- sollozo Perséfone.
A lo lejos, podía sentir el cosmos que desprendía el alma de su esposo, su alma no era tan diferente a las almas que atormentaban las 8 prisiones, apenas tenía cierta consciencia de su entorno, fue el cosmos de Hades cuando Zeus lo salvo de la extinción lo que permitió que el Inframundo no fuera completamente destruido después de la batalla contra Athena y sus Santos. Ella también daba de su cosmos para reconstruir el Inframundo, pero ella no bastaba, tardarían siglos para que el Inframundo se recuperara completamente.
-No importa que, no dejare que Athena gane, hare todo lo posible para recuperarte-.
Athena era una tonta si creía que ya había ganado la Guerra, no se lo dejaría tan fácil, no después de lo que hizo, jamás la perdonaría por atentar a eliminar el alma de un Dios, que además era su esposo. Perséfone ardió en rabia solo recordar la derrota de su fiel compañero, quien siempre le prohibió meterse en sus conflictos con Athena, y que a propósito estallaba las Guerras Santas en el periodo en que ella tenía que volver al Olimpo por seis meses.
Athena, los demás Dioses, e incluso su madre, se equivocaban al pensar que Hades era realmente malvado, él no era como Poseidón y Zeus, que no controlaban sus lívidos y dejaban hijos por donde sea, él siempre fue mas calmado, puede que fuera cerrado al resto de Dioses, pero en la Era del Mito era diferente.
Al recordar la Era del Mito, su mente volvió al momento que fue raptada y se le dio el titulo de señora de los muertos; al principio, ella quería huir de ese lugar, volver a los campos verdes con su madre, el cambio radical del Olimpo y la Tierra al Inframundo la espanto, pero él, Hades, se esforzó para hacer mas amena su estadía, cortejándola delicadamente como ningún Dios era capaz de hacer.
Al principio se sentía aterrada con su presencia, pero con el paso del tiempo, los cortejos que le hacía empezaron a cautivarla poco a poco, hasta el punto en que ya no le temía al Inframundo y la compañía de él se hizo muy especial para ella. Fue la primera vez que le agradeció a su padre por entregarla a Hades.
Pero cuando se entero que su madre torturo la Tierra con un invierno eterno para obligar a Zeus a mandar a Hermes a buscarla, ella y Hades idearon el plan para que comiera aquella frondosa granada, aunque no termino de comérsela por completo cuando salió del Inframundo, provocando que pasara los seis meses del año con su madre y los otros seis con su amado.
Pero ahora, durante la última Guerra Santa, cuando la pelea se desato como nunca antes y los Campos Elíseos se volvieron por primera vez el campo de batalla en una Guerra Santa, Hades, en su forma de alma, hizo que se fuera del Elíseos para no involucrarla, pero ella se negó a dejarlo, pero al final termino siendo convencida por Hypnos de que él y Thanatos bastaban y sobraban para eliminar a Athena y a unos simples humanos.
Cuando estuvo en el Olimpo, sintió los cosmos de los Dioses Gemelos desaparecer, la preocupo como nunca, pero cuando sintió que el cuerpo y alma de Hades fueron heridos y el cosmos del Dios disminuyo rápidamente, corrió desesperada hacía su padre, y le rogó que salvara la vida de Hades y detuviera aquella barbarie que Athena cometía contra los Dioses. No le importo darle el Elíseos a su padre como pago.
-Hades... te vengare y te ayudare a despertar- juro, plantando un besito en la cabecera del trono, como si lo besara a él. -No importa si tengo que derramar mi propia sangre divina-.
-¿Significa que tenemos un trato?-.
De entre las sombras, llegando hasta delante de la pilastra destruida a mitad de las escaleras, salió un hombre: un hombre que se podría considerar apuesto, de piel blanca y cabello castaño un poco debajo de los hombros, usaba una armadura negra con algunos detalles de insecto.
Perséfone levanto la mirada hacía el hombre; ella no tenía nada en contra de los otros Panteones y les daba igual, pero al ver a esos Demonios le hacía sentir asco con solo tenerlos presentes, seres inferiores a sus propios Espectros le molestaban.
Pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
-Si, si ustedes me ayudan, entonces mi Inframundo les ayudara en su pelea, pero si me traicionan, te prometo que no existirá Deidad que los salve de mi ira- declaro Perséfone con dureza al Demonio.
-Le juro en nombre de los verdaderos Maou, que yo, Shalba Beelzebub, descendiente del Beelzebub original, mantendré mi promesa con usted, la Reina del Inframundo Griego, al igual que mis compañeros- juro el Demonio reconocido como Shalba, llevándose una mano al pecho como juramento.
-Entonces no perdamos mas tiempo y empecemos-.
Perséfone se movió alrededor del trono, quedando en la parte posterior de este. Se arrodillo y saco una pequeña caja que al abrirla, saco una daga que el filo era de un color negro como la noche y el mango de color rojo como la sangre, con esmeraldas incrustadas por alrededor.
Esa era la Daga de las Sombras, el equivalente a la Daga Dorada de Athena, pero mas mortal, ya que esta fue hecha del mismo acero que se forjo la espada de Hades y tenía la misma habilidad de darle una maldición de muerte a quien sobreviviera a una apuñalada, aunque en un nivel menor que el de la espada.
La hija de Deméter se encamino fuera del recinto, seguido de cerca por Shalba. Caminaron hasta llegar al templo de Caina, perteneciente al Espectro mas fiel de Hades. Caminaron lentamente hasta llegar a la estatua de la Sapuris de Wyvern.
-Wyvern, mi fiel guerrero, se que tu alma esta sellada para que Hades no te libere, pero no de mi- Perséfone tomo la daga con su mano derecho y elevando su cosmos, se hizo un corte en su muñeca izquierda, haciendo que la hilo de su sangre cayera sobre la Sapuris. -Pero tu sola alma no es suficiente, necesitas de un cuerpo para pelear, por eso, ¡te ordeno, Radamantys, que te levantes de entre los muertos!- Miro al Demonio. -Te toca-.
Shalba asintió y extendió la mano hacía la Sapuris, en la palma apareció el signo del infinito. -Ni siquiera Athena es rival ante el poder del Dragón del Ouroboros-.
Un aura mágica rodeo la Sapuris. Lo que Shalba hacía era no solo ayudarla a liberar el alma, sino que era para que él se encargara del trabajo que comenzó de liberar el alma de su Espectro, ya que Athena no tenía defensas ante la magia, mientras ella traía de vuelta con su cosmos el cuerpo de su Espectro usando como conducto la Sapuris.
Un aura morada se sobrepuso al aura mágica de Shalba, Perséfone hizo elevar lo mas alto que pudo su cosmos, al mismo tiempo que las velas del recinto se encendían por el arder de su poder.
Un brillo morado la cegó a él y a Shalba unos segundos, pero cuando volvieron a ver, observaron que la Sapuris era vestida por su último portador.
Radamantys de Wyvern había regresado, hacía el Inframundo, hacía su hogar.
Notes:
Un montón de cosas pasaron en un solo capitulo, qué intenso, ¿no?
Seiya interactuó a su propia manera con Sona, él le tiene mala a los niños mimados por culpa de Mitsumasa y de como los trataba, y en parte también por lo mimada que era Saori, así que le es difícil interactuar con Sona y Rias, pero algo de buena le agarro a Sona.
También se vio mas del enamoramiento de Amaterasu por nuestro alado favorito, la pobre cree que tiene el camino libre, pero no será tan sencillo como cree XD.
Como se dieron cuenta, emparejare a Akeno con Kiki, ya que es interesante, el inocente e ingenuo Kiki con la provocativa Akeno XD. En serio, en el Santuario la seducción y romance no es lo que mas predomina, así que es normal que sea fácil de avergonzar, aparte que ya es todo un adolescente ¡jaja!
Pero creo que lo que se llevo el capitulo fue el final, Perséfone si que esta llena de ira por lo de Hades y finalmente tomara cartas en el asunto, esta especie de alianza con Shalba y los descendientes de los antiguos Maou me pareció conveniente y natural, además, así la Khaos Brigade tendrá mas poder, ya que si solo ellos se enfrentan a Seiya y los demás, aun con los mejores, no dudarían mucho.
Un dato que a algunos no les gusto, es que puse que Shiva era mas fuerte que Zeus, que es como yo pienso que sería su versión de Saint Seiya con el cosmos, pero aquí explicare ciertas cosas que tengo planeadas.
Primero, la escala de poder de los Dioses en el fic se explicara, pero mas adelante, ya que como el cosmos esta presente, cambia mucho la balanza de poder.
Segundo: voy a cambiar a algunos personajes que aparecen en DxD para hacerlos mas acorde a la historia, Shiva es uno de ellos, aunque se va a parecer bastante a su versión normal, también será bastante cambiado.
Y no será él único, tengo pensado cambiar mas personajes para que se puedan equiparar a los Caballeros, incluso tengo la idea de que Budha, él que hablaba con Shaka cuando era niño aparezca, pero eso ya es para mucho mas adelante, ya que el concepto de los Budha en DxD aun me confunde.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter Text
Mientras las cosas se agitaban en Japón, ya era de noche en Grecia, las Doce Casas se encontraban alumbradas por pequeñas ampolletas a las afueras de los templos. Desde que Saori tomo el puesto de Athena, implemento mucho de la tecnología y cosas de la era moderna al Santuario para que este no se quedara atrapado en los siglos pasados con velas y pergaminos. También le daba mas comodidad a los recintos privados de los Doce Templos sin que estos perdieran su majestuosidad.
En la casa de Virgo, Shun se removía intranquilo en su cama, su rostro expresaba preocupación y se podía ver un ligero sudor cubrir su cuerpo.
Su pesadilla se trataba de que estaba de nuevo en el salón del trono de Hades, se vio a si mismo y se sorprendió de que traía puesta la armadura de Andrómeda y se veía de la misma edad cuando la uso en la Guerra Santa.
El peliverde contemplo con cuidado el espacio que le rodeaba. Era igual a cuando vio por primera vez el lugar cuando Orfeo lo llevo a Seiya y a él para intentar matar a Hades, lo que resulto en un fracaso, con Orfeo muriendo, Seiya siendo enviado al Cocytos y él volviéndose el huésped de Hades. Incluso estaba el ataúd con flores con el que se ocultaron.
Una punzada en su pecho y un escalofrío por su columna vertebral lo hicieron alertarse, eso lo preocupo de sobremanera, ya que esta pesadilla no era por nada, había algo de lo que preocuparse, pero todavía no sabía que.
Miro hacía adelante, viendo el trono de Hades, alrededor de la cabecera del trono estaba colgando el medallón que había pensado era un regalo de su madre; pero en realidad fue la conexión que le permitió a Hades entrar a su cuerpo. Sintiendo una sensación, camino lentamente por las escaleras hacía el trono.
Una vez que estuvo delante del trono, extendió con cuidado su mano hacía el medallón, y cuando hizo el mínimo contacto con el objeto de plata, un corrientazo de electricidad recorrió su cuerpo y súbitamente todo el lugar desapareció. Shun se encontraba flotando en un espacio vacío, delante de él, apareció una gran torre de piedra.
Abrió los ojos con preocupación y confusión al ver varias estrellas violáceas salir de la torre y dirigirse hacía el horizonte donde se clavaron en la tierra.
-¿Qué...?- Pero antes que Shun pudiera procesar todo lo que veía, una sombra de un tono purpura con unos ojos carmesí se alzo delante de él. -¡Hades!-.
Tuvo el alma de Hades dentro de su cuerpo, así que no tuvo problemas en reconocer la sombra que se alzaba y el siniestro cosmos que lo cubría. Alzo su mano, concentrando su Cosmos para atacar, pero la sombra fue mas rápida, alzándose aun más e inclinándose hacía adelante, cayendo como tsunami a tierra hacía Shun.
Un segundo después, Shun despertó.
Se sentó en la cama sobresaltado, sentía el sudor resbalarse de su rostro junto a su corazón latiendo fuertemente que amenazaba con salir de su pecho, fue un milagro que no gritara al despertar. Quito las sabanas de sus piernas y se incorporo de su cama, solo traía puesto pantalones para dormir, ya que las noches en Grecia eran calurosas.
-Que sea solo una pesadilla- rogo Shun y encendió su Cosmos, llamando a Virgo para que lo vistiera, y salió de su habitación privada, caminando hacía otra puerta que estaba todo lo importante para el signo de Virgo.
Al final de la habitación, en el centro, estaba el Rosario de las 108 Cuentas, un rosario especial que le daba un plus de poder a los Santos de Virgo al sostenerlo, y que además, tenía la particularidad de que las cuentas cambiaban de color cuando un Espectro moría. Ikki había dejado ese rosario junto al cadáver de Pandora después de que esta lo ayudara; pero cuando él se volvió Caballero de Virgo, el rosario apareció un día de la nada. Probablemente siguiendo su Cosmos desde el Inframundo hasta la Tierra.
-Oh, no- camino hasta el rosario y lo tomo, viendo que varias de las cuentas habían vuelto a tener su color café, indicando que varios Espectros lograron resucitar de alguna manera.
Contando las cuentas, fueron 28 en total, los 3 Jueces del Inframundo incluidos.
-Tengo que avisarle de inmediato a Athena-.
Salió de la habitación con el rosario en mano y avanzo hacía la salida de Virgo en dirección a las escaleras hacía Libra. Que sus compañeros lo disculpen por despertarlos a estas horas, pero esto era de vida o muerte.
(En Japón)
Kiba bloqueo con su espada el golpe de la espada de Freed, pero el impacto lo hizo retroceder un poco.
Issei apretó sus dientes: su plan había sido que, con ayuda de Saji, buscar a las dos exorcistas y a Yuuto, trabajar juntos para destruir las Excaliburs para que así, Yuuto tenga su deseo de destruir las espadas y las chicas de cumplir su misión. En el plan se le unió Koneko, que fue ella la que convenció a Saji de ayudarlos.
Una vez que todos se reunieron y formaron el plan, se separaron para buscar a Freed, Yuuto sugirió de disfrazarse como sacerdotes para atraer su atención, ya que Freed cazaba a estos, y así funciono. Lo atrajeron hasta el lugar donde enfrentaron con anterioridad a un Demonio Callejero hace poco tiempo, y ahora peleaban con él, pero no era algo fácil, ya que esta vez, Freed usaba una Excalibur que le permitía igualar y hasta superar la velocidad de Kiba.
-Tenemos que ayudar a Kiba- dijo Issei, mirando la pelea de espadas. -Si tan solo hubiera una manera de evitar que Freed se moviera-.
-¡Si eso es lo que quieres, entonces tengo lo que necesitas!- Exclamo Saji animado, ya que era su hora de brillar. Levanto su brazo, manifestando su Sacred Gear. -¡Line!-.
En el brazo de Saji apareció un guantelete gris con forma de camaleón de ojos morados y líneas moradas. Las piernas del camaleón se envolvían alrededor del brazo de Saji.
-¡¿Tienes una Sacred Gear?!- Exclamo Issei sorprendido. No sabía que Saji tuviera una.
-¡Ahora!- El camaleón abrió su boca. -¡Vamos, Line!-.
La lengua del camaleón salió como un látigo azul hacía Freed, envolviendo la pierna de este y tirando hacía abajo, el ex-exorcista casi se cae.
-¿Viste eso? ¡Este es mi Sacred Gear "Absorption Line (Línea de Absorción)"!- Señalo Saji con orgullo.
-¡Impresionante!- Exclamo Issei.
-¡Eres mío!- Saji tiro, haciendo que Freed fuera atraído de a poco hacía él. El peliblanco intento cortar la línea, pero no lo lograba.
-¡Maldición! ¿Esto también es un artefacto de dragón?-.
-¿El tuyo también es un dragón?- Pregunto Issei.
[¡Boost!].
Koneko levanto a Issei, para sorpresa de este.
-Vamos-.
-¡Espera!-.
-Ve- Koneko lanzo a Issei hacía adelante.
-¡Koneko-chan!-.
[¡Boost!].
-¡Issei-kun!- Grito Yuuto.
-¡Kiba!- Koneko había lanzado a Issei hacía el rubio. Cuando estuvo cerca, lo toco con su guante antes de pasarse de largo por el lanzamiento y caer boca arriba al suelo. -¡El poder de mi dragón esta en tus manos!-.
[¡Transferir!].
Kiba sintió el poder que Issei cargo y le dio, así que le daría un buen uso. -Entonces no tengo mas remedio que usarlo- comento sonriente. -¡Gracias por tu ayuda!-.
-¿Qué?- Freed vio que Kiba se preparaba para atacar, así que intento desesperadamente cortar la cuerda de la Sacred Gear de Saji, pero no lograba nada. -¡Demonios!-.
-¡Nacimiento de la Espada!- Kiba clavo su espada en el suelo, surgiendo espadas del suelo que empezaron a rodear a Freed y acercarse a él.
Como no podía moverse, Freed empezó a cortar las espadas que emergían cerca de él, pero no todas, recibiendo algunos cortes, pero ninguno mortal.
-Nacimiento de la Espada, ¿eh?- Comento una voz que a Kiba se le hizo conocida.
-¿Quien esta ahí?-.
Todos miraron de donde vino la voz, viendo a un hombre regordete vestido con ropas de un padre. Bigote corto y cabello gris por la edad alrededor del cráneo ya que era un poco pelón y también usaba lentes.
-Con el portador adecuado, la Sacred Gear puede convertirse en el arma mas poderosa que existe-.
-¿Eres tu, viejo Valper?- Pregunto Freed, viendo al hombre.
Al escuchar ese hombre, Kiba vio fijamente al anciano, reconociéndolo como el mismo que fue el líder del proyecto Espada Sagrada. El odio lo lleno al tener delante al causante de la muerte de sus amigos.
-Freed, ¿qué estas haciendo?- Pregunto Valper, su voz sonaba como si estuviera decepcionado por el modo de pelear de Freed.
-¡Esta maldita cosa me atrapo y no me suelta!- Exclamo Freed, tirando de su pierna que estaba atrapada por Saji.
Issei y Koneko se pusieron en guardia cuando Valper avanzo hacía ellos, pero el hombre no parecía preocupado de que estuviera superado en números.
-Es porque no usas correctamente la energía de la Espada Sagrada que te di. Tienes que canalizar tu energía a la espada y usarla- explico Valper, como un adulto explicándole a un niño que hacer.
-¿Es así?- Pregunto Freed sorprendido, sonaba muy fácil. Hizo lo que se le indico, la espada brillo de un aura sagrada y al intentar cortar la lengua de camaleón, esta vez logro cortarla. -¡Oh, si!-.
-¡Rayos!- Maldijo Saji, regresando lo que quedaba de cuerda a su Sacred Gear y desvaneciéndola. Sintió un poco del ardor de esa espada cuando corto la lengua de su Sacred Gear.
Kiba salto para cortar a Freed; pero el peligris fue mas rápido, esquivando su corte y colocándose al lado de Valper.
-Nos vemos. Nuestro jefe tiene prisa, vamos- se despidió de los Demonios como si no fueran nada.
Pero cuando se dio la vuelta para retirarse, se sorprendió de ver un muro fino de un tinte dorado bloqueando su camino como una barrera.
-No puedo dejar que se vayan hasta que respondan unas preguntas- Kiki, vistiendo la armadura dorada de Aries, se interponía en la huida de Valper y Freed.
-¡Kiki-san!- Exclamo Issei sorprendido de verlo.
-No se preocupen, puede que haya sido enviarlos para observarlos, pero no me hace su enemigo- declaro Kiki.
Había llegado cuando los Demonios ya estaban peleando contra Freed, no se interpuso porque era su combate, pero cuando ese tipo Valper apareció e intentaron huir, sabía que era su momento para intervenir, ya que aun tenía algunas dudas sobre este tema.
-¡Tu!- Freed reconoció a Kiki. -Viejo, Valper, este es el tipo del que te hable la otra vez, el que rompió en pedazos mi Excalibur aquella vez-.
-Ya veo...- Valper observo con curiosidad a Kiki. -¿Qué hace un Caballero de Athena en un lugar como Japón?-.
Kiki abrió un poco los ojos al escuchar que el anciano lo reconoció. -¿Sabes sobre nosotros?-.
-A diferencia de mi compañero, soy mas culto sobre el resto de fuerzas sobrenaturales en el mundo, eso incluye a las fuerzas del Santuario, que son reconocidos por sus armaduras de diferentes rangos, y que todos sus miembros son humanos, liderados por una Diosa- explico Valper de lo que sabía del Santuario. -Por tu armadura, eres un Caballero Dorado, la elite de tu ejercito. ¿Qué hace alguien tan importante involucrándose en los asuntos de Demonios?-.
-Donde exista el mal que ponga en peligro las vidas inocentes de la Tierra, como Caballero, es mi deber detenerlo- respondió Kiki con seriedad. Sus palabras eran parte del juramento que todos los Caballeros hacían al recibir sus armaduras.
-¡Son puras tonterías! ¡Te voy a rebanar ahora mismo!- Grito Freed, alzando la espada para cortar el muro delante suyo.
Cuando la hoja de Excalibur hizo contacto con el muro, se desquebrajo en pedazos, sorprendiendo a Freed. Los pedazos salieron volando hacía él, clavándose por su brazo, torso y estomago, provocando que gritara de dolor. Los Demonios se sorprendieron que la espada haya sido rota con tan solo tocar ese muro, Kiba mas que nadie.
-El Muro de Cristal puede bloquear y rebotar cualquier ataque que se le lance. No importa que tan fuerte sea tu arma, no podrás atravesarlo- explico Kiki.
Valper dio involuntariamente un paso hacía atrás. En ese momento, Xenovia e Irina llegaron con el grupo.
-¡Hola!- Saludo Irina, quitándose su capa de la iglesia. -Recibimos tu llamada- le dijo a Koneko.
-¿Por que?- Pregunto Saji.
-Ese era el trato- respondió Koneko.
Xenovia se quito su capa y miro seriamente a los dos antiguos miembros de la Iglesia. -Freed Zelzen y Valper Galilei... ¡en nombre de Dios, los castigare!-.
-¡Ja! ¡No vuelvas a decir el nombre de ese idiota en frente de mi, perra!- Grito Freed en respuesta, aun con sus heridas, esquivo el ataque de la Excalibur Destrucción.
-Están sin salida, ¡ríndanse ahora!- Ordeno Kiki. No había manera que pudiera esos dos escapar.
Pero de repente, el lemuriano sintió un gran cosmos elevarse amenazantemente. No pudo buscar de donde vino, porque un rayo rojo oscuro de cosmos golpeo el Muro de Cristal. Ambas fuerzas chocaron, pero Kiki se vio retrocediendo por el gran cosmos que de a poco, fracturo su muro hasta romperlo, el castaño salió volando por la onda de choque y se estrello con un árbol.
Al ver que el muro que les impedía la huida ya no esta, Valper se dirigió a Freed. -Vamos a retirarnos ahora que podemos, Freed-.
El Sacerdote trastornado apretó los dientes, pero estuvo de acuerdo. -¡Escuche fuerte y claro!- Saco algo de su abrigo. -¡Nos vemos!- Lo arrojo al suelo, liberando una fuerte luz.
Cuando el destello de luz termino, tanto Valper como Freed habían escapado.
-¡Demonios!- Exclamo Saji al ver que escaparon.
-¡Vamos, Irina!- Grito Xenovia, corriendo hacía los árboles.
-¡Espera!- Grito Irina, siguiendo a su amiga.
-¡No voy a perder a Valper!- Dijo Kiba, también entrándose a los arboles.
-¡Oye! ¡Espera, Kiba!- Grito Issei, pero Kiba ya se había ido.
El portador del Boosted Gear vio a Kiki, que se reponía lentamente del ataque, así que se acerco a él.
-Kiki-san, ¿esta bien?-.
-Si... pero ese ataque no lo vi venir- Kiki trato de localizar el cosmos de quien lo ataco, pero ya no lo sentía. -También debió escapar. Esto es malo-.
No cualquiera puede destruir su Muro de Cristal, solo hay tres maneras de destruirlo: que se encuentre el punto débil del Muro de Cristal, que el Muro reciba una técnica de un poder destructivo inmenso o que se especializa en traspasar barreras, o que su oponente tenga un cosmos superior al suyo. Claramente no fue ninguna de las primeras dos; pero pocos pueden tener un cosmos superior al suyo, pero no reconoció ese cosmos. No entendía lo que pasaba.
-Vaya, que son niños traviesos-.
Los jóvenes alzaron la mirada, viendo dos círculos mágicos diferentes manifestarse, y de ellos salieron Rias y Sona, acompañadas de Akeno y Tsubaki respectivamente.
-¡Presidenta!- Exclamaron Issei y Saji al mismo tiempo.
-¿Me podrías explicar que esta pasando aquí, Issei?- Pregunto Rias.
-Explícamelo, Saji- dijo Sona.
Los dos mencionaron temblaron de miedo, temiendo de lo que podría pasarles ahora.
-Issei, Koneko… niños traviesos- Rias abrazo a sus dos sirvientes luego de que les explicara las razones por desobedecerla e involucrarse con las enviadas de la Iglesia. -¡Me tenían preocupada!-.
Mientras Rias abrazaba a sus dos sirvientes, Sona daba golpes usando magia al trasero de Saji.
-¡Mira, han decidido las cosas bien!- Exclamo Saji, mirando entre lagrimas como los Gremory solucionaban todo pacíficamente, intentando persuadir a su presidenta de hacer lo mismo.
-¡Ellos tienen sus métodos, y yo tengo los míos!- Exclamo Sona, dando mas azotes con magia a Saji, quien gritaba de dolor.
Kiki veía el castigo de peón de Sona con una gota de sudor. No sabía si reírse o sentir lastimas por el chico. Vio de reojo como Akeno se le acercaba.
-Ara ara~, Kiki. ¿Qué haces aquí? Si querías otra cita, solo tenías que pedírmelo- dijo pícaramente la pelinegra.
-Estaba cerca cuando sentí la energía que liberaban en su combate y vine a ayudar, solo eso- respondió Kiki, no cayendo en la provocación de la Demonio.
-¡Oh, estoy tan contento de que la Presidenta sea mi maestra!- Pensó Issei con regocijo.
-Ahora, Issei...- Rias termino el abrazo, separándose un poco. -Muéstrame tu trasero-.
-¿Eh? ¿No vas a perdonarme, Presidenta?-.
-No puedo hacer eso. Es mi trabajo como tu maestra enseñarte a comportarte- respondió Rias con una dulce sonrisa.
-Antes de que hagan algo...- Kiki alzo la voz, llamando la atención de todos. -Creo que hay asuntos mas importantes de lo que tiene que ocuparse-.
-Si... supongo que tienes razón- dijo Rias, bajando cualquier intención de castigar a Issei.
Issei miro a Kiki con lagrimas en los ojos, agradeciéndole desde lo mas profundo de su ser el haberlo salvado del castigo de la Presidenta.
-¿Qué haces tu aquí? Creí que solo eran observadores- pregunto Rias.
-Tenemos la misión de vigilarlos, pero tampoco vamos a quedarnos quietos si hay una amenaza, la Diosa Amaterasu también nos pidió cuidar de Kuoh, y mi deber como Caballero también se alinea en proteger a las personas- respondió Kiki.
-¿Donde esta Seiya-sensei?- Pregunto Issei.
-No hace falta que dos Caballeros Dorados se involucren con algo como esto, conmigo es suficiente- respondió Kiki cruzándose de brazos.
Ante el mundo sobrenatural, los Caballeros eran un completo misterio en cuanto a poder, solo sus aliados sabían que tan fuerte eran ellos. Si su presentimiento era correcto con el asunto de estas espadas sagradas, entonces es mejor que él sea el único que luche, al menos hasta que sepa mas de la situación.
Esa excusa no pareció convencer mucho a las herederas, pero lo dejaron por allí y volvieron a sus asuntos.
-De acuerdo, Issei, ¿en que estaba? Cierto, estaba por darte tu castigo- dijo Rias, un circulo mágico apareció en su mano.
-¡Kiki-san!- Issei llamo en lamentaciones.
Pero el Santo de Aries se teletransporto de vuelta a su residencia, tenía la obligación de ayudar a los humanos, no a los Demonios, y tampoco quería verse involucrado en esto.
Cuando apareció en la casa donde vivía junto a Seiya, se sorprendió de ver a Sagitario con su armadura puesta, la pantalla de la sala estaba encendida en una grabación en vivo, mostrando a la Diosa Athena.
Seiya sintió el Cosmos de Kiki y se giro a verlo. -Llegas justo a tiempo, por un momento pensé en ir a buscarte-.
-¿Qué pasa?- Pregunto Kiki, avanzando hasta estar a su lado.
-Una Asamblea Dorada-.
Las asambleas doradas son cuando una situación de emergencia ocurre y los Doce Caballeros Dorados son reunidos para conversar de la emergencia con Athena y el Patriarca para determinar las ordenes a cada uno ante la amenaza. No había ocurrido una Asamblea Dorada desde que los actuales 8 Dorados se formaron hace algunos años.
Athena vio a Kiki al lado de Seiya, y con él, estaban todos reunidos. -"Bien, ya podemos comenzar esta asamblea"-.
-"Lamento tener que reunirlos a todos a estas horas, así como interrumpir la misión de nuestros camaradas afuera en Japón, pero lo que acaba de ocurrir amerita esto"- hablo Nicole, estaba de pie al lado de Athena con gran seriedad.
-"Fui una ingenua al pensar que no habría represalias contra mi después del juicio que nos sometimos hace ya varios años por mis acciones, y después de mi última visita al Olimpo y lo que acaba de suceder, pude confirmarlo"-.
Seiya y Kiki por la pantalla, solo veían a Athena sentada en su trono con Nicole a su lado y las espadas de sus camaradas de orden que estaban arrodillados. Vieron como Shun se levanto y se puso al otro lado del asiento de Athena y extendió su brazo, mostrando el Rosario de las 108 Cuentas.
-"28 espíritus han sido liberados de sus encierros, entre ellos, los 3 Jueces del Inframundo"- menciono detenidamente Shun con preocupación.
-"28..."- Susurro Athena suavemente, miro las cuentas y luego a la ventana que estaba lejos de ella, como buscando una respuesta. -"Perséfone, la Reina del Inframundo, nos ha declarado la Guerra al revivir a 28 de sus Espectros. Tenemos que actuar rápido, no podemos permitirnos otra Guerra Santa después de tanto esfuerzo para que se terminen"-.
-Entendemos, volveremos de inmediato al Santuario- dijo Kiki, Seiya a su lado asintió en apoyo.
-"No. Su misión es igual de importante, ya que puede garantizarnos la paz entre el Santuario y el Panteón Bíblico, así que manténganse en sus puestos, pero estén muy alerta de cualquier ataque. No dudo que podrían ser atacados al estar lejos del Santuario"-.
-"¿Qué haremos el resto?"- Se escucho la voz de Ikki.
-"Prepararemos defensas ante cualquier ataque, mientras Athena y yo planearemos un plan de ataque. Aunque los Espectros puedan ser menos a comparación de la Guerra Santa, esta vez nos enfrentamos a Perséfone, y no sabemos nada de ella en el ámbito de combate"- explico Nicole. -"El Caballero de Cáncer, que estaba fuera en una misión en Italia, se le fue informado antes que ustedes de la situación y mañana en la tarde estará de vuelta. Hasta que llegue, Ikki, tu te encargaras de proteger la primera Casa"-.
-Patriarca, con todo respeto, yo debería volver, la Primera Casa es el lugar que protejo- dijo Kiki.
-"Entiendo tu sentimiento, pero como dijo Athena, tu misión es igual de importante, además, no podemos arriesgarnos a que viajes, aun usando tu telequinesis"-.
Kiki apretó los dientes de impotencia, la situación en Kuoh no era nada comparado a lo que se podía venir y debía estar allí; pero una mano se puso en su hombro, vio a Seiya, que a pesar de tener una expresión de fría calma, podía sentir en la mano que estaba en su hombro como también se sentía impotente, pero que obedecería la voluntad de Athena.
-"El resto hará vigilancia por el Santuario y las aldeas vecinas por turnos. Cuando tengamos el plan de acción listo, se avisara para reunirse y tomar el curso de acción. Esta vez, el tiempo no es un lujo que nos permitiremos"-.
Con las últimas palabras de Nicole y un "Si" en coro, la asamblea termino. La grabación en vivo se corto por el lado de Aries y Sagitario.
-Deberíamos estar allí- menciono Kiki.
-Opino lo mismo, pero tenemos que hacer caso, como dijo Athena, la alianza también es muy importante si queremos que de verdad haya paz- respondió Seiya.
-Me sorprende que estés tan tranquilo-.
-Oh, créeme, no me faltan las ganas de irme a Grecia y patearle de nuevo el trasero a esos Espectros; solo que, para bien o para mal, aprendí a pensar antes de actuar y ver mas el panorama- Kiki se río por la forma en que Seiya dijo eso. -De todas formas, ¿qué paso?-.
-¿Qué?-.
-Llegaste con tu armadura puesta y sentí como tu Cosmos se elevo. Algo debió pasar-.
Kiki le conto a Seiya todo lo que paso con los Demonios jóvenes, omitiendo los detalles innecesarios como los castigos de Saji e Issei. Pero lo que sin duda llamo la atención del antiguo Pegaso fue oír que el Muro de Cristal fue superado por un cosmos desconocido.
-Alguien que usa Cosmos destruye tu barrera y nos dicen que 28 Espectros han revivido, sin duda no es coincidencia- declaro Seiya.
-Pensé en rastrear su energía, pero ellos son humanos, por lo que no emiten ninguna energía de su cuerpo como los Demonios, y buscar la energía de sus Espadas Sagradas tampoco serviría, de seguro debieron de ocultar su rastro para que los Demonios, que son sensibles a energía sagrada, no los encontraran- dedujo Kiki.
-¿Solo nos queda esperar a la llamada del rubio y las dos de la Iglesia?- Mas que pregunta, fue una afirmación. -Odio esperar- suspiro Seiya con desganas.
Para mala suerte de Seiya, era lo único que podían hacer en este momento, tanto aquí en Japón como los demás Santos en Grecia.
(Al día siguiente)
Una clase terminaba y era hora del almuerzo, Kiki suspiro y guardo sus cosas. Cuando se disponía a irse del salón, Akeno se acerco a él.
-¿Qué sucede?- Pregunto Kiki.
-Quería agradecerte por ayudar a Issei y Koneko anoche. ¿Por que no vamos a la la cafetería? La comida de que sirven hoy es bastante buena- ofreció la sacerdotisa.
-No es necesario, no hice nada la verdad, ellos hicieron todo- respondió Kiki.
-Oh, vamos, no es necesario ser tímido. ¿O es que acaso me quieres a mi para el almuerzo?- La pregunta la hizo con voz seductora.
-Si con eso dejas de hablarme con ese tono, acepto- pidió Kiki, ya incomodo por la voz provocativa de Akeno.
-Acepto- dijo Akeno con una sonrisa. -Por hoy- pensó traviesamente.
Cuando ambos salieron del salón, apenas dieron unos pasos cuando varias alumnas del mismo grado o menores que Kiki y Akeno aparecieron.
-¡Kiki-Senpai! Necesitamos su ayuda para algo-.
-Kiki-san, por favor, ¿me puede explicar este problema?-.
En el tiempo que transcurrió desde su llegada a Kuoh, Kiki ya llamaba la atención con su apariencia extranjera que era apuesta para la mayoría de chicas, y su actitud que era servicial y formal, además de que ha llegado a ayudar a varios compañeros con algunos problemas de ejercicios, sin que el joven Ariano lo notara, se gano un pequeño club de fans, no al nivel de Kiba, pero lo suficiente para que varios chicos lo miraran con odio y celos.
-E-Esperen...- Kiki empezó a sentirse abrumado por tanta atención. Siempre atraía la atención por ser el Caballero Dorado mas joven, pero nunca al nivel que se le acercaran de este modo.
-Kiki-Senpai, ¿qué dice?-.
Akeno fue alejada de una manera brusca de Kiki, quien ya estaba siendo llevado por la fuerza por las chicas fanáticas.
A pesar de ser un Santo Dorado con telequinesis, Kiki no podía usar sus habilidades con gente común, por más que quisiera hacerlo en este momento.
-¡Mi maestro no me enseño a lidiar con algo como esto!- Fue el grito de Kiki mientras era llevado/secuestrado.
-Esperen...- Akeno solo vio como se lo llevaban sin poder hacer nada. -¡No es justo, yo lo pedí primero!-.
Por primera vez, Akeno estaba molesta. Su intento de acercarse a un Caballero Dorado fue frustrado, y sin nada mas que hacer, se fue al edificio del Club.
(Después de clase)
-¿Qué te paso?- Pregunto Seiya, aguantando las ganas de reírse al ver a Kiki con el cabello desordenado y su rostro con señales de cansancio. Parecía que hubiera tenido un combate con un enemigo muy duro.
-No quiero hablar de eso-.
Al menos esas mujeres no fueron mas lejos luego de que acepto ayudarlas con algunas materias y otras cosas.
Los dos Dorados estaban en el Club de Investigación de lo Oculto, esperando a que Rias y Akeno llegaran, ya que habían ido a hablar con la Presidenta del Consejo Estudiantil; pero no estaban solos: Issei, Asia y Koneko también estaban presentes.
Los tres Demonios no sabían como comenzar una conversación con los dos Dorados ahora que sabían sus identidades, puede que Kiki los ayudara anoche, pero tampoco hablaron mucho aquella vez. No es que tuvieran algo en contra de ellos, solo que, al menos en el caso de Issei y Asia, aun eran nuevos con respecto a otros seres sobrenaturales.
Pero quien rompió el silencio, para sorpresa de los dos jóvenes, fue Koneko. -Seiya-sensei, Kiki-Senpai. ¿Puedo preguntarles algo?-.
Los dos castaños se sorprendieron de que la chica les hablara, pero ninguno le vio algo malo.
-Claro- dijo Seiya.
-¿Ustedes odian a los Demonios?-.
Ella tenía esa duda desde que se presentaron ante ellos. A pesar de que podía notar cierta hostilidad, nunca hicieron algo contra ellos, pero tampoco eran exactamente aliados, solo eran observadores. Y aun así, Kiki los ayudo ayer contra Freed y Valper, así que ella se encontraba confundida sobre la posición que ellos tenían.
Aries y Sagitario ni se inmutaron a su pregunta, de hecho, casi parecía que la esperaban. Esto podría ayudar a mejorar la primera imagen que crearon.
-Entendemos como se sienten con nuestra presencia y el que los estuvimos vigilando en secreto- hablo Kiki. -Pero también deben entender nuestros estatus. El deber de los Caballeros es proteger a las personas y mantener el orden en el mundo, eso implica eliminar cualquier existencia que afecte ambas cosas-.
-Aun no los conocemos bien a todos como individuos, aunque su Satán me explico lo que hacen; los contratos se pueden dejar pasar porque son pedidos de la gente, pero plantéense esta situación: ¿Qué pasa si un Demonio del rango de su ama deciden provocar estragos en la Tierra? Es lógico que nosotros eliminemos a ese Demonio, pero no somos genocidas como para condenar a toda una raza, y hasta ahora han demostrado que no son malas personas. Y creo que Athena también cree eso y por eso nos envío a corroborarlo- concluyo Seiya.
Los tres jóvenes reflexionaron el cuestionamiento de los Dorados y tienen todo el sentido de la palabra. Los Demonios nunca han sido vistos bien por las personas y es lógico pensar que puede haber entre tantos Demonios, uno que desee mal a la humanidad, así que el deber de ellos era eliminarlo, y no solo a los Demonios, cualquier que pueda lastimar a las personas, por eso Kiki intervino ayer, ya que Freed y Valper son una amenaza a la seguridad humana.
Issei parecía que iba a querer decir algo, pero no alcanzo porque las puertas del club se abrieron, entrando Rias y Akeno. La pelirroja se sentó en uno de los sofás y la pelinegra estuvo de pie al lado de ella.
Los ojos de Akeno y Kiki se encontraron, el lemuriano le dio una sonrisa de disculpa mientras que la chica le sonrió dulcemente, le alegraba que el chico estuviera bien, aunque aun se sentía frustrada porque su momento con él fue robado, luego de todo eso tendría otro momento.
-Presidenta, ¿hay algo sobre Kiba?- Pregunto Issei.
-No hemos oído nada de él- respondió Akeno.
-Pensé que podía acabar con ese Exorcista Descarriado junto con esas dos enviadas de la Iglesia, pero...- hablo Rias.
-¿Estuvo mal de mi parte hacer esto?- Se pregunto Issei.
-Ya no te lamentes, hiciste lo que creíste correcto, no te arrepientas de ello- le hablo Seiya para animarlo.
-Seiya-sensei...-.
-Ya que simplemente no podemos esperar a que se pongan en contacto con nosotros, hemos convocado a algunos familiares para que busquen a los alrededores- dijo Akeno.
-¿Familiares?- Pregunto Kiki.
-Son como pequeños animales con los que puedes hacer contrato y te ayudan en diferentes, como la búsqueda de alrededores en este caso- respondió Rias. -Creo que a ustedes les servirían uno-.
La sonrisa de Rias se borró de repente, y se puso de pie, llamando la atención de todos. -Mi familiar encontró a Irina-.
-¡¿En serio?!- Exclamo Issei.
-¿Donde?- Pregunto Kiki.
El Circulo Mágico de los Gremory apareció en un mirador desde donde se veía la ciudad de Kuoh, y el Clan Gremory, junto a los Caballeros Dorados aparecieron.
-¡Irina!- Grito Issei corriendo hasta su amiga que estaba en brazos del familiar de Rias que estaba en su forma humana. Se veía con heridas graves. -¡Asia!-.
La rubia se arrodillo delante de la joven, sin importarle que ella fue la misma que la llamo bruja, uso su Sacred Gear, empezando a curarla.
-¿Quién haría tal cosa?-.
Mientras ella curaba a Irina, Seiya y Kiki seguían sorprendidos en la manera que llegaron. Fue sin duda teletransportación, pero diferente a la que Kiki usaba... fue fascinante, honestamente hablando.
Regresando a la realidad, los dos castaños también se acercaron a la joven, y Kiki noto algo.
-No tiene su Excalibur- señalo al brazo izquierdo de la chica donde su Excalibur tenía forma de brazalete y estaba atado alrededor de allí, pero ahora no estaba.
La enviada de la Iglesia emitió unos quejidos, recuperando un poco la conciencia.
-Irina, ¿qué paso? ¿Dónde están Kiba y Xenovia?- Pregunto rápido Issei.
-Ellos... escaparon- respondió debilmente.
-¿Escaparon?-.
-Solo yo... no pude... hacerlo...- la chica emitió un nuevo quejido de dolor.
-¡No hables!- Dijo Asia, poniendo mas esfuerzo en su curación.
-¡Él es... muy fuerte!-.
-¿Él?- Pregunto Seiya.
-Ten... cuidado- fue lo último que pudo decir Irina, perdiendo la consciencia.
-¡Irina!- La llamo Issei, preocupado por su amiga de la infancia.
Un nuevo circulo mágico apareció delante de ellos, apareciendo Sona, Tsubaki y Saji, que seguía adolorido por los azotes de ayer. Habían venido porque antes de llegar, Rias les envio la información de donde venir.
Sona se acerco rápido a Irina y la reviso. -Esta gravemente herida y agotada-.
-Si- Asia asintió a lo último. -Twilight Heal no puede restaurar la energía que perdió- ese era el único fallo de su Sacred Gear.
-Mi casa tiene un cuarto de curación. ¡Tsubaki!-.
-Si- la Vice-Presidenta del Consejo Estudiantil tomo en brazos a Irina y se fue por un circulo mágico.
-Creo que Kiba y Xenovia están bien- dijo Issei, levantándose junto con Asia.
-No entiendo nada de lo que esta pasando- comento Saji. Desde el momento que fue incluido, perdió el rumbo del sentido en todo esto.
-¿Por que no se lo preguntamos?- Pregunto Kiki mirando hacía los arboles detrás suyo, confundiendo a todos.
-¡Vaya, vaya, vaya!- Freed salió de su escondite entre los arboles. Sus heridas habían sido curadas completamente. En su mano izquierda cargaba una nueva espada que estaba enfundada. -Parece que todos tragaron el anzuelo, ¿eh? ¿Cómo les va, Demonios de mierda?- Saludo a todos con su sonrisa trastornada.
-¡Freed!-.
Los ojos de Freed captaron a Asia. -Vaya, vaya, ¿qué estoy viendo? Si es la traidora, Asia-chan. ¿Disfrutas de la vida como un Demonio de mierda?-.
Asia dio un paso hacía atrás, asustada de la presencia del hombre.
-¡Oye! Le pones un dedo encima a Asia y yo...-.
Issei activo su guantelete; pero antes de que hiciera algo, Freed fue golpeado por algo que nadie pudo ver y que lo mando a volar unos centímetros hacía atrás, escupiendo sangre. Ninguno vio que lo golpeo, pero si notaron que Seiya tenía el brazo extendido.
-No se quien eres, ni me importa, pero no te permito asustar de esa forma a uno de mis alumnos- dijo Seiya con un tono amenazante. Acabar con ese tipo sería cosa fácil, ese golpe fue uno de advertencia.
Freed, con esfuerzo, se recompuso. Miro con furia a Seiya, pero se contuvo de atacarlo ya que no era la razón de estar aquí. -¡Tiempo fuera! Aunque me gustaría acabar con sus vidas de mierda, mi jefe quiere hablar con esas dos herederas-.
-¿Tu jefe?- Pregunto Sona.
De repente, todo el cielo arriba de ellos cambio a uno morado y distorsionado. En el cielo, flotando, estaba un hombre de 10 alas emplumadas y negras en total. Vestía una túnica negra, piel pálida, cabello largo y negro, el fondo de los ojos era rojos como la sangre y sus ojos eran amarillo con pupilas negras.
-Un Ángel Caído- señalo Koneko.
-Tiene diez alas, es un líder- señalo con preocupación Akeno.
En la conversación con Lucifer, Seiya y Kiki no escucharon nada sobre varios pares de alas, pero por las expresiones que ellos hacían, supusieron que en las facciones, cuanta mas alas tenga uno, significa mas poder.
-Un gusto conocerlas, hija de los Gremory e hija de los Sitri. Mi nombre es Kokabiel- se presento el Ángel Caído.
-Supongo que él es el jefe- menciono Seiya para si mismo.
-Buen día, Líder de los Ángeles Caídos. Mi nombre es Rias Gremory- saludo Rias con falsa hospitalidad.
-Soy Sona Sitri-.
-Ustedes son la vivas imagen de sus hermanos... me pone enfermo en solo pensar en ellos- menciono Kokabiel con despreció, pero sin quitar su sonrisa de arrogancia.
-¿Por que haces todo esto?- Pregunto Sona. Era obvio que todo el asunto de las Excaliburs robadas era cosa de ese Ángel Caído, pero no le veía la razón de hacerlo.
-Me gustaría tener algo de diversión en los alrededores de la Academia Kuoh, su cuartel general en esta ciudad- empezó a hablar Kokabiel.
-¿Nuestra academia?- Repitió Rias incrédula.
-Si lo hago, Sirzechs tendrá que venir a ayudar, ¿no es así?-.
-¡Eso solo va a provocar una nueva guerra entre Dios, los Ángeles Caídos y los Demonios!-.
Kokabiel se río. -Esperaba que Michael, o hasta Gabriel viniera tras las Excaliburs, pero solo envío a un exorcista patético y a dos mujeres con Espadas Sagradas. No es suficiente. ¡Esta lejos de ser suficiente!-.
-¿Tu objetivo desde el principio fue comenzar otra guerra?- Pregunto Sona.
-Así es. ¡No puedo resistir mi aburrimiento después de la última Gran Guerra de los tres bandos! Ni Azazel ni Shemhaza querían otra guerra, así que tuve que hacer esto-.
-¿Azazel?- Pregunto Issei.
-¿Shemhaza?- Pregunto Kiki.
-Azazel es el mas alto señor de los Ángeles Caídos, Shemhaza es como su segundo al mando- explico Akeno.
-¿Así que él es su jefe?- Pregunto Issei.
-Azazel no solo estaba en contra la guerra, comenzó a coleccionar esas "Sacred Gear" y a investigar sobre ellas- para Kokabiel, Azazel era un líder patético, antes pudo haberlo respetado, pero ya no quedaba nada de ese respeto.
Los ojos de Kokabiel se posaron un momento en Seiya y Kiki. Valper les dijo quien era el chico de las pecas, y si tenía que suponer, el otro castaño también debía ser un Santo. Aunque su aparición era inesperada, no creía que ellos podían cambiar en algo sus planes.
-Pero tengo que preguntar, ¿qué hacen ustedes dos aquí? Esto es un asunto del Panteón Bíblico, los de su tipo no tienen nada que ver-.
-No importa quienes sean, si vas a involucrar vidas inocentes de la Tierra en tu estúpida guerra, entonces es obvio que los Caballeros de Athena no nos quedaremos de brazos cruzados- respondió Seiya.
Kokabiel bufo burlonamente. -Como sea, no cambia nada mis planes. Los Ángeles Caídos, Dios y los Demonios se tambalean al borde de la guerra. ¡Solo un pequeño empujón de mi parte bastaría para hacerlos caer al borde!-.
-Esta adicto a la guerra- comento Rias.
-Voy a dejarlos comenzar a los Demonios. Hermana de Lucifer, Rias Gremory, y hermana de Leviathan, Sona Sitri, su academia es el lugar perfecto para comenzar la guerra-.
-¡Este tipo esta completamente loco!- Grito Saji.
Freed se río retorcidamente. -¡¿No te gusta la manera en que mi jefe es tan retorcido?! ¡Es por eso que estoy tan entusiasmado con esto!-.
-No se preocupen, entrometidos de Athena, también les traje algo para que jueguen- Kokabiel chasqueo los dedos, círculos mágicos aparecieron y de ellos salieron una docena de Ángeles Caídos.
Los había traído para probar la fuerza de estos Santos, a pesar de escuchar leyendas de su fuerza, creía que eran exageraciones, pero no estaba de mas probar. Si los eliminaban, merecían su atención, si fallaban, entonces no valían la pena.
Los Demonios se pusieron en guardia y listos para un combate ante la aparición de tantos Ángeles Caídos, pero Kiki y Seiya ni siquiera estaban nerviosos.
-¡Que todo comience en la Academia Kuoh!- Grito Kokabiel, desapareciendo por un circulo mágico junto a Freed, dejando a todos solos con la docena de Ángeles Caídos. El cielo volvió a su color normal.
-Bueno, con eso ya dicho, es hora de que se retiren- indico Seiya, dando un paso adelante. -Yo me encargare de estos tipos-.
-¡¿Tu solo contra todos estos Ángeles Caídos?! ¡Es una locura!- Exclamo Rias, había notado que Seiya era poderoso, pero no creía que él solo pudiera con tantos Ángeles Caídos.
-Por favor, no me subestimes, he enfrentado peores, y ustedes tienen que prepararse. Ese tipo Kokabiel, es fanfarrón, pero es un poco justificado- había sentido la energía que desprende, no era nada sobresaliente al poder que ha sentido en otros enemigos, pero si el suficiente como para destruir esta ciudad.
Rias iba a protestar de nuevo, pero Kiki puso una mano en su hombro. -Confía en Seiya, no has visto ni la pizca de su poder- le dijo con confianza. -Y tiene razón en que hay que prepararse, ya nos alcanzara-.
Ante la confianza que Kiki mostraba en su compañero, ella no pudo seguir discutiendo, así que solo pudo desearle buena suerte a Seiya y desaparecer con su clan en un circulo mágico junto a Sona y Saji.
Cuando Seiya se encontró solo, los Ángeles Caídos, ofendidos de que ese humano creía que podía, se lanzaron contra él. Seiya solo sonrió ladinamente, encendiendo su cosmos que rodeo su cuerpo como un aura dorada.
-¡Meteoros de Pegaso!-.
Los meteoros celestes salieron disparados a la velocidad de la luz, los Ángeles Caídos no pudieron ver ni que les golpeo antes de que todos cayeran completamente derrotados al suelo.
-¿En serio? ¿Todos? Pensé que al menos uno quedaría de pie, por eso hice que se fueran que decepción, me abría ahorrado la caminata- exclamo Seiya.
Con todos derrotados, estaba dispuesto a seguir a los demás, iba a correr a la velocidad de la luz para llegar de inmediato, pero algo lo detuvo.
-¡¿Un Cosmos?!- Al concentrarse, efectivamente, sintió un cosmos y no uno cualquiera. -Es el de un Espectro, uno poderoso- miro a la Academia Kuoh. -Lo lamento, Kiki, pero tendrás que encargarte solo-.
Corrió en dirección del Cosmos del Espectro, encendió el suyo propio, llamando a Sagitario para vestirlo, y con la armadura, se elevo a los cielos para enfrentar al enemigo.
(En Grecia)
El sol ya caía por el horizonte en Grecia. Dos figuras veían desde lejos al pueblo de Rodorio, una de ellas se río. -Si que los humanos son muy frágiles, yo digo que acabemos con ellos-.
-Olvídalo, recuerda que las ordenes del amo Radamantys eran solo estudiar el área lejos del Santuario- repuso la segunda figura.
-Descuida, solo usare mi veneno para eliminar a las personas de ese pueblo, cuando ellos lo noten, ya será bastante tarde-.
-No seas precipitado, Niobe, que por eso fuiste el primer Espectro en morir en la Guerra Santa-.
-¡Ja! Al menos yo pude eliminar a un Santo Dorado antes de eso, en cambio tu, fuiste vencido por uno de Bronce, Valentine-.
Las dos figuras eran Valentine de Arpía y Niobe de Profundidad, dos Espectros bajo el mando de Radamantys. Habían sido asignados a inspeccionar las áreas cercanas al Santuario, evitando cualquier contacto con los Santos... por ahora.
-Y ese mismo Santo fue quien lastimo el cuerpo de nuestro señor Hades- señalo Valentine con amargura. -Eso ya no importa, ahora tenemos que ir a...-.
Ambos se callaron al sentir la presencia de un fuerte cosmos acercarse a ellos. Se dieron la vuelta para encarar a quien se acercaba.
-Vine corriendo tan pronto se me fue ordenado, pero no espere toparme con dos ratas perdidas- el brillo dorado de su armadura y el gran cosmos eran inconfundibles.
-¡Eres un Caballero Dorado!- Señalo Valentine, observando a su enemigo.
Era un joven en sus veinte, por sus rasgos era Japonés, piel bronceada, ojos azules y cabello largo que llegaba debajo del cuello y era de color azul teñido. Su armadura dorada brillaba por luz propia y la tiara con forma de cangrejo se ajustaba a su rostro. La capa blanca que traía se ondeo por el viento.
-Les diré mi nombre para que sepan quien los devolvió a su encierro del que no debieron salir- dijo el joven. -¡Soy el Caballero que rige la muerte y la creación: Mei de Cáncer!-.
El nuevo guardián de la Cuarta Casa se iba a encargar personalmente que estos Espectros cayeran por el agujero del Yomotsu.
Notes:
Capitulo largo, pero si que pasaron cositas, ¿no?
Pensé que Shun era el adecuado para informar del retorno de los Espectros, ya que fue el huésped de Hades, algo que será importante para el plan de Pérsefone.
También se desarrollo la batalla contra Freed y la aparición de Valper que no tuvo mucho cambio, pero lo que importa es quien fue el que destruyo el Muro de Cristal de Kiki, ya que superar esa técnica no es algo fácil. La identidad de este personaje ya se revelará, pero fue quien ayudo a Kokabiel a robar las Espadas Sagradas.
Y ese momento donde Kiki fue raptado tenía ganas de hacerlo XD, también para dar una razón a que Akeno se molestara.
También, Seiya y Kiki dejaron en claro que no odian a los Demonios ni nada por el estilo, solo que los Demonios se tienen siempre etiquetados como seres del mal y tienen que estar en guardia al recién conocerlos. Es parte de su trabajo eliminar seres malignos después de todo.
Ahora vino lo interesante con la aparición de Kokabiel. Como se dijo, el Santuario y los Caballeros no son tan desconocidos para el resto de facciones, pero no saben que tan fuerte son, ya que las Guerras Santas, dentro del canon, son bastante cerradas ante la mirada del publico de afuera, por eso Kokabiel tiene esa confianza aun ante Seiya y Kiki. La sorpresa que se llevara.
El siguiente capitulo será un combate dividido, Kiki vs Kokabiel y Seiya contra el Espectro que apareció. Idee esto para que Kiki tenga un momento para brillar y para que ya vean a Seiya pelear de una manera mas igualada contra un enemigo de su nivel.
Lo último importante es la revelación del Caballero de Cáncer. Para los que no sepan, Mei es un personaje de la novela de Gigantomaquia, al igual que Nicole, y es uno de los protagonistas. Es uno de los 100 hijos de Mitsumasa Kido y fue aprendiz de Mascara de la Muerte, pero no logro obtener su armadura a pesar que comprendió el cosmos. No daré mas spoiler para los que no han visto la novela, aunque mas adelante si los habrá obviamente, así que apresúrense a verla.
Curiosidad de este personaje: su color de cabello es negro, pero se tiño el cabello a gris por honor a su maestro, en el manga, Mascara de la Muerte tiene el cabello gris, pero en el anime es de color azul, y como siempre se toma la apariencia del anime, aquí Mei se tiñe el cabello de color azul.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
Chapter 9
Summary:
La batalla contra Kokabiel comienza. Al mismo tiempo, otros conflictos ocurren simultáneamente.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Los dos Espectros miraron un segundo atónitos al Caballero Dorado que veían, pero Niobe sería el que rompió el silencio, riendo como si le hubieran contado un chiste.
-Si tu eres el Caballero de Cáncer, entonces no tenemos de que preocuparnos- el Espectro dio un paso adelante.
-¿Y eso porque?- Pregunto Mei desafiante.
-Por que el Caballero de Cáncer lucha usando las Ondas Infernales del Inframundo; pero los Espectros somos inmune gracias a nuestras Sapuris- señalo riendo. -Valentine, yo me encargo de este sujeto si quieres puedes retirarte-.
El Espectro gruño ante el tono con el que le hablaron, si no tuviera que reportarle su misión a su señor Radamantys, entonces no le haría ni caso.
Mei noto como el otro Espectro se preparaba para irse. -No dejare que escape ni uno-.
Niobe se rio y empezó a liberar su veneno de su cuerpo como humo. Valentine brinco hacía una roca alta para no verse envuelto en ese veneno, Niobe no será de su agrado; pero su veneno si era tan mortal como decía.
Cáncer vio y rápidamente lo identifico como veneno, tomo la punta de su capa y cubrió su nariz con ella, elevando su cosmos para que el veneno no entrara rápidamente a su sistema.
-Eso no servirá de nada, mi veneno es tan mortal que ni un Caballero Dorado lo soportaría- declaro Niobe con arrogancia. -¡Muere! ¡Fragancia Profunda!-.
El veneno rodeo el cuerpo de Mei, entumeciendo sus músculos y sentía que el veneno no solo ingresaba por su nariz, sino por los poros de su piel.
-Parece que notaste que no importa si aguantas la respiración, ya que mi técnica también ingresa por los poros de la piel y entonces, destruirá tu sistema nervioso central. En pocos segundos, te sumergirás en una muerte profunda- explico con maldad Niobe. Con esto, abría acabado con dos Santos Dorados.
Pero para su sorpresa, llamas azules comenzaron a surgir de su Fragancia Profunda, quemando su técnica hasta hacerla desaparecer.
-¡¿Pero que...?!-.
-Mi maestro, Mascara de la Muerte, me enseño algo muy importante- empezó a hablar Mei, de la punta de su dedo índice derecho salía una línea azul espiritual que estaba conectada con las llamas azules que ahora flotaban a su alrededor. -Me enseño, que las Ondas Espirituales y las almas de las personas pueden ser usadas como combustible para crear el fuego fatuo, las llamas del inframundo; pero estas son muy volátiles y podrían dañar incluso a un Caballero Dorado, y por eso me recomendó que no las usara para pelear, ya que podrían ser un arma de doble filo-.
Las llamas azules fueron al suelo y rodearon a Niobe en un circulo. El Espectro dio un paso atrás, no veía la forma de salir debido a este circulo.
-Pero a diferencia de mi maestro, yo tengo un control mas perfeccionado y fino del cosmos que él, así que puedo usar de mejor manera estas llamas que queman lo que sea, incluyendo tu técnica- Mei elevo su cosmos, el aura dorada rodeo su cuerpo. -¡Ahora desaparece, Espectro! ¡Llamas Infernales!-.
Del circulo de fuego emergió un pilar de llamas azules del infierno que hicieron arder el cuerpo de Niobe, quemándolo en segundos. Cuando el pilar de fuego desapareció, junto a los restos de su enemigo, Mei miro a Arpía.
-Solo quedas tu, para tu mala suerte, solo habrá un destino para ti, y es la muerte-.
-Yo pensé que los Caballeros Dorados eran mas "civilizados" a comparación nuestra- comento Valentine con sarcasmo, elevando su cosmos violáceo.
-Los Caballeros de la Cuarta Casa no son conocidos exactamente por ser del todo "rectos"- comento Mei sonriente, elevando su mano derecha.
Valentine dio un brinco hacía adelante, si alargaba el combate podría ser fatal para él, así que lo terminaría con un solo golpe de su mejor técnica.
-¡Toma! ¡Gran...!- No alcanzo a realizar su técnica, ya que sintió que algo se envolvió y paralizo sus brazos. -¿Qué, Hilos?-.
-Cabellos, para ser más exacto- dijo Mei, jalando unos cabellos dorados que tienen inicio en la punta de los dedo de su mano derecha. -Son cabellos hechos de mi cosmos que funcionan como hilos-.
-¿Cómo? Esa no es una técnica de los Santos de Cáncer...-.
-Tienes razón en eso. Antes de ser Caballero de Cáncer, fui el Caballero de Bronce de la armadura de Cabellera Berenice, y aunque no estuve mucho tiempo con esa armadura, quedo grabado en mi cosmos la esencia y técnica de esa armadura y ahora te la enseñare. ¡Niños Perdidos!-.
Elevando su cosmos y presionando todos los hilos, los cabellos de cosmos vibraron como si cantaran una canción: una voluntad fuerte, rodeada de la muerte que este hombre supero, envuelta en el oro que ahora viste y cubre con su sentido de justicia.
Los cabellos se envolvieron a Valentine, inmovilizando completamente a su enemigo, cortando su armadura y piel como navajas hasta que elevando mas el cosmos, el cuerpo del Espectro fue destruido en un estallido.
Mei desapareció los cabellos e hizo una rápida inspección con su cosmos, no encontrando a nadie más alrededor.
-Ellos debieron ser exploradores enviados a revisar las áreas alrededor del Santuario, se podría considerar buena fortuna que los encontrara- dijo Mei para si mismo. -Ya es hora de volver al Santuario e informarle al Patriarca Nicole de esto-.
Dio un brinco hacía adelante, corriendo en dirección al Santuario. Ya habían dos Espectros menos; pero aun así debían estar en alerta.
Todo el grupo Gremory y Sitri, junto con Kiki, llegaron a Academia Kuoh. No había rastros de Xenovia o Yuuto; pero ninguno tenía duda de que vendrían tarde o temprano.
-¿Esta todo listo?- Pregunto Rias.
-Si- Sona asintió. Ella y el resto de su Nobleza estaban en diferentes puntos en el aire manteniéndose con cirulos mágicos, creando y manteniendo una gran barrera que cubría toda la escuela. -Mi nobleza y yo mantendremos esta barrera alrededor de la academia mientras ustedes entran a lidiar con Kokabiel-.
-Gracias, esto realmente ayudara, Sona- dijo Rias.
-Sin embargo, no puedo garantizar que sucederá si la situación cambia-.
-Claro-.
Tsubaki apareció en un circulo mágico.
-Vice-Presidenta. ¿Cómo esta Irina?- Pregunto Issei al verlo.
-Su vida no esta en peligro... todo gracias a ti, Argento-san- respondió Tsubaki, caminando hacía la barrera.
-Haremos nuestro mejor esfuerzo para mantener la barrera, pero el edificio de la escuela no podrá mantenerse intacto, es lamentable- dijo Sona.
-Comparado a las vidas que podrían perderse de fallar, el edifico de la escuela no importa-.
Todos voltearon a ver a Kiki, que ya vestía su armadura dorada aunque esta vez no portaba su casco.
-Ara, ara, Kiki. Te ves muy varonil con esa armadura- elogió Akeno con una sonrisa seductora.
-Genial...- susurro Issei, ya había visto a Kiki con su armadura la otra noche, pero solo ahora la podía apreciar con mas detalle. -En verdad parece estar hecha de oro-.
-Rias, todavía tenemos tiempo, ¿no deberías llamar a tu hermano?- Pregunto Sona.
-En ese caso, ¿no deberías llamar a tu hermana?- Contraataco Rias con una sonrisa.
-Mi hermana... estoy seguro que tu hermano te ama. Sirzechs-sama seguramente actuara-.
Kiki miro confundido a Sona. ¿Tenía algún problema o rencilla con su hermana para no llamarla? Ahora que lo pensaba, aparte de Lucifer, no sabía de las identidades de los otros líderes del Inframundo Bíblico, de seguro el pelirrojo no se lo dijo a propósito.
-Ya he contactado a Sirzechs-sama- informo Akeno, esta vez su tono era serio.
-¿Akeno? ¡No pedí que hicieras eso!- Exclamo Rias, mirando a su Reina con un sentimiento de traición.
-Rias, aunque entiendo que no quieras causarle problemas a tu hermano, nuestro enemigo es uno de los líderes de los Ángeles Caídos. Este enemigo esta fuera de tu alcance- señalo Akeno con absoluta seriedad.
Esa seriedad sorprendió a Kiki, aunque hizo el esfuerzo de no demostrarlo. Akeno sabía ser seria cuando era necesario y a hacer lo correcto.
Rias miro con seriedad a Akeno, pero luego suspiro, lo hecho, hecho esta, y tenía que admitir que Akeno tenía razón.
-Apreció tu aprobación, Presidenta- sonrió Akeno. -Los refuerzos de Sirzechs-sama llegaran en una hora-.
-Eso nos da tiempo más que suficiente para terminar con esto- dijo Kiki, dando un paso al frente.
Él también sintió el cosmos de un Espectro a lo lejos y estuvo tentado a ir; pero sintió el cosmos de Seiya ir a esa dirección y aunque quería apoyarlo, sabía que tenía que ayudar a los Demonios, ya que ellos solos no podrían con Kokabiel si eran tan fuerte como decían. Así que confiaría en que Seiya saldría vencedor como siempre.
El Clan Gremory y el Santo de Aries entraron a la escuela. Ya no había vuelta atrás para los jóvenes.
(Con Seiya)
Seiya voló con las alas de Sagitario hasta un área que estaba por las afueras de la ciudad, allí, vio abajo a un tipo de armadura violácea que reconoció como una Sapuris, descendió lentamente, captando la presencia del Espectro.
-Vaya, vaya, la señora Perséfone tenía razón, si hay Santos de Athena en esta asquerosa ciudad- su voz tenía burla y despreció al referirse a la ciudad, probablemente sintió la energía demoniaca de los Demonios.
Seiya toco el suelo y vio directamente a su oponente. -Tu eres uno de los Tres Jueces del Inframundo- señalo, reconociendo al Espectro por ser uno de los individuos que aparecieron cuando él y Shun se infiltraron para intentar asesinar a Hades con ayuda de Orfeo.
-Y tu eres Pegaso, perdón, ahora eres Sagitario. A mi me da igual la armadura que usen, no son nada para mi- dijo el Espectro. -Soy Aiacos de Garuda, la Estrella Celeste de la Valentía-.
Seiya se puso en guardia. -Soy el Caballero de la Justicia: Seiya de Sagitario- se presento como el código de caballero lo indica, elevo amenazantemente su Cosmos.
-La señora Perséfone estará encantada cuando lleve tu cabeza- Aiacos elevo su Cosmos purpura que lo rodeo, igualando al de Seiya.
El primero en atacar fue Seiya, que se acerco y levanto su puño para golpearlo en el rostro, pero su enemigo lo detuvo con una mano y levanto su propio puño para golpearlo y ahora fue Seiya quien detuvo el golpe. Ambos empezaron un forcejeo en que su Cosmos chocaban ante la cercanía, el dorado por parte de Seiya y el violáceo por parte de Aiacos.
-Ya te recuerdo, Ikki te derroto con facilidad en el Inframundo- al mencionar eso, provoco la furia de Aiacos ante esa humillante derrota que sufrió. -Si perdiste con él en ese entonces, para mi será fácil vencerte-.
La furia de Aiacos por las palabras de Seiya elevaron más el Cosmos del Juez, provocando que ganara algo de terreno en el forcejeo.
-Cuando acabe contigo, buscare a Fénix y hare que pague por haberme humillado antes- dijo el Juez.
-Lamento decirte que no tendrás esa oportunidad- respondió Seiya, elevando más su cosmos, igualando y superando en ese momento el Cosmos de Garuda. Sintió como los nudillos de su enemigo se tronaban bajo sus palmas y vio por un momento la expresión de dolor del Juez; pero fue reemplazada por la rabia que sentía.
El Espectro le dio una patada que Seiya esquivo soltando sus manos de las de él y contraataco con un puñetazo en el rostro que lo hizo retroceder, además que parecía mas molesto que antes. Si que era fácil de hacer enfadar.
Ambos sabían que de seguir luchando mano a mano no llegarían a ningún lado, los dos eran guerreros entrenados que dominaban el arte de combatir cuerpo a cuerpo, así que como siempre, en los combates de seres que entendían y dominaban el Cosmos, solo se resolvería a favor de quien tuviera las técnicas y Cosmos mas fuertes.
-¡Aleteo de Garuda!- Aiacos fue el primero en lanzar su técnica. Elevo sus brazos y los cruzo sobre él, creando una violeta y fuerte corriente de viento que elevo a Seiya hacía arriba a pesar del intento que este intento hacer para detener la técnica.
El cuerpo de Seiya se alzo verticalmente y las corrientes de aire de la técnica eran tan fuertes que le impedían escapar con las alas de su armadura. Aiacos camino unos pasos y en el suelo formo una X con el pie.
-3...- sonrió mordazmente al ver que el dorado no podía salir de su técnica. -...2...- la sonrisa se amplio al ver que la corriente conducía al caballero, lo hizo comenzar a descender caía libre. -...1...- retrocedió unos pasos, justo a tiempo cuando Seiya se estrello violentamente contra el suelo en el punto que marco. -Esta es mi parte favorita-.
Seiya respiro con fuerza, sintiendo un terrible dolor por todo su cuerpo debido a la caída. Fue su culpa por subestimar a Aiacos, no por nada es uno de los Tres Jueces del Inframundo, aquellos que están al nivel de un Santo Dorado. Puso sus manos contra el suelo como soporte para comenzar a levantarse.
-¿Eso es todo, Caballero? El ejercito de Athena si que se volvió débil para tener a alguien como tu un Santo Dorado- se burlo Aiacos.
-Entonces eso los hace a ustedes más débiles, ya que fueron derrotados cuando éramos menos de lo que somos actualmente- se jacto Seiya, ya de pie.
-¡Maldito! ¡Aleteo de Garuda!-.
Seiya de nuevo volvió a ser alzado a los aires, pero ahora que ya conocía la fuerza de la ráfaga de aire, estaba más preparado. Concentrando su Cosmos y fuerza en sus alas, las extendió y pudo zafarse de las ráfagas cuando Aiacos ya había hecho la X y empezado su conteo, planeo hasta estar encima de él, cuando estaba a unos metros del suelo, concentrando cosmos en su mano derecha.
-¡Meteoros de Pegaso!- Los meteoros celestes golpearon directamente al juez, quitándole el casco y haciéndole varios daños a su Sapuris. El juez cayo boca arriba al suelo justo cuando Seiya aterrizo rodando, deteniéndose en su avance para levantarse. -¿Eso es todo lo que tienes? Con razón Ikki te venció sin problemas-.
Aunque ya aprendió que no debía subestimarlo, hacerlo enfadar nunca estaba de más.
-Me... me las pagaras... Sagitario... ¡me las pagaras!- Grito colero Aiacos, viendo al Dorado con odio, resentimiento y una gran furia.
Seiya se rio; pero un estruendo a lo lejos lo sobresalto, se dio la vuelta, captando varias firmas de energía en la Academia Kuoh.
-Supongo que las cosas también se están animando por allá...-.
(Hace poco, en la Academia)
En el patio de la academia, el Clan Gremory junto con Aires se dieron cuenta de dos cosas: uno, Valper y Freed estaban en el centro del patio, donde había un gran pilar de luz que tenía las cuatro Excaliburs robadas y emitía mucha energía sagrada que ponía los pelos de punta a los Demonios. Y dos, que Kokabiel estaba sentado en un gran trono que flotaba, luciendo bastante engreído, como si nada pudiera detenerlo.
-Bien, bien- el líder de Grigory se dio cuenta de sus presencias y que estaban ilesos a la fuerza de Ángeles Caídos que envió. -Todavía viven y parece que vinieron a detenerme- rio divertido. -¿Entonces? ¿Quién vendrá? ¿Sirzechs o Serafall?-.
-En lugar de mi hermano o Leviathan-sama, hemos venido nosotros- respondió Rias.
Kokabiel chasqueo los dedos en respuesta, generando energía sagrada en su mano. La nobleza de Rias se puso delante de ella para defenderla, pero para su sorpresa, Kokabiel genero la lanza de luz mas grande que hayan visto y la envió contra el edificio del gimnasio, destruyéndolo por completo.
Los Demonios se vieron conmocionados ante eso, solo con una simple lanza de luz Kokabiel destruyo todo un edificio. El único que no estaba impresionado por eso era Kiki, ya que destruir un edificio era algo que cualquier Santo podía hacer.
-Que aburrido- comento Kokabiel. -Oh, bueno, nos divertiremos un poco- podía entretenerse jugando con hermana de Lucifer mientras lo esperaba. Fijo su vista en Kiki. -¿Tu serías capaz de entretenerme un poco?-.
-Solo voy a pedírtelo una vez: renuncia a tu idea de comenzar otra Guerra entre las facciones, estoy seguro que aun estas a tiempo de ser perdonado por tus compañeros y superiores- dijo Kiki. Aunque el dialogo ya podría considerarse innecesario, quería hacer un último intento.
Kokabiel río fuertemente, como si le contaran el mejor chiste que escucho en semanas. -¡Realmente eres un ingenuo, humano!- Paro su risa. -Supongo que no puedo esperar mucho de ti; pero como se tomaron la molestia de venir, ¡pueden jugar con mis mascotas!-.
Unos círculos mágicos aparecieron en el suelo, seguido de un pilar de llamas que salió del circulo antes de que tomara forma, saliendo tres perros de gran tamaño, cada uno tenía tres cabezas y tenían fuego en sus bocas.
-¡Imposible! ¡¿Cerbero?!- Exclamo Kiki incrédulo.
-¿Eh?- Reacciono Issei.
-El perro guardián del infierno- explico Akeno.
-Del infierno...- repitió Asia, sus ojos brillaban por las llamas que salían de la boca de uno de los canes.
-¡Pero Cerbero murió durante la última Guerra Santa entre Athena y Hades! ¡Además hay tres, es imposible!- Exclamo Kiki, recuperando un poco la compostura.
-Deben ser sus hijos. No puedo creer que Kokabiel los invocara al mundo humano- susurro Rias, una gota de sudor cayo de su frente. La situación se volvió más difícil de lo que imagino. -¡Vamos, Akeno, Koneko!-.
-¡Si, Presidenta!- Las dos mencionadas, más la pelirroja desplegaron sus alas de Demonio y tomaron vuelo.
-¡Issei, usa tu Sacred Gear para darnos poder!- Ordeno Rias.
-¡Si, Presidenta! ¡Boosted Gear!- Issei invoco su guante.
[Boost]
La ropa de Akeno brillo, cambiando su uniforme estudiantil por un vestido ceremonial de una mikon. Era por ese vestido que era conocida como La Sacerdotisa del Rayo.
-¡Retrocede, Asia!- Dijo Issei, colocándose delante de Asia. -No te preocupes, domaran a ese perro enseguida-.
Akeno congelo con su magia la llamarada de una de las cabezas y Rias ataco con su poder de destrucción al hijo de Cerbero, derribándolo. El segundo corrió para morder a Akeno; pero Koneko salto, dando una patada en la cabeza del medio.
-¡Uno más!- Akeno lanzo un rayo que impacto en el segundo hijo de Cerbero.
Tras recibir el rayo, el can de tres cabezas lado furioso, el primer hijo se levanto y alzo sus patas delanteras para golpear a Rias, que esquivaba volando.
-¿No les hicieron ningún daño?- Exclamo Issei al ver a los dos sabuesos prácticamente ilesos.
[Boost]
-¡Todavía no! ¡Necesito darles más poder!- En este caso, Issei sabia que solo era un apoyo y debía cargar mas energía en su Sacred Gear para darles las necesaria a sus amigos.
En ese momento, Issei maldijo ser tan débil, Ddraig le dijo que si la situación se ponía peor, tendría que convertir la mayoría de su cuerpo en dragón para tener una oportunidad. No le importaba hacer eso, pero desearía poder ayudar a sus amigos ahora mismo.
El grito de Asia saco de su pensamiento Issei. Por estar ocupados de los dos hijos de Cerbero, se habían olvidado del tercero que apareció, y que inteligentemente, espero su momento para atacar al eslabón más débil, que en este caso era Asia.
-¡Muro de Cristal!- Kiki se puso delante de Asia y creo su muro. El Cerbero lanzo una bola de fuego que reboto en el muro y lo golpeo, alejándolo de su presa.
Cuando el tercer hijo de Cerbero puso su mirada en Kiki, vio su armadura y camino con cuidado a su alrededor. Le ladro a sus dos hermanos que con sus tres cabezas, se enfocaron en el Santo de Ares.
Conocían a los Caballeros de Athena, aunque nunca había visto a uno antes y su padre nunca les permitió ir a los combates que el ejercito del Hades tenía, incluso cuando los Caballeros fueron al Inframundo hace algunos años, le prohibieron involucrarse en el combate hasta que el Inframundo casi colapsa.
Pero ahora, tenían a uno de esos Caballeros delante suyo, así que ignoraron a los Demonios y saltaron de inmediato contra el Santo de Aries.
-¡Chicos!- Exclamaron todos los Demonios, preocupados, ya que no llegarían a tiempo.
Pero el lemuriano ni se inmuto al ser el objetivo de los tres hijos de Cerbero; tomo a Issei y Asia de los hombros y teletransporto a los tres lejos de donde estaban antes de que los Cerberos los golpearan.
Cuando aparecieron de nuevo lejos de los Cerberos, ambos Demonios se marearon un segundo, este tipo de teletransportación era diferente a los círculos mágicos.
-¡¿Están bien?!- Pregunto Rias, aterrizando delante de ellos.
-Si... gracias a Kiki-san- respondió Asia, ya no teniendo mareos.
-Gracias, Kiki- agradeció Rias al Dorado.
-No te preocupes. Ahora, manténganse atrás, yo me encargare de esos tres- dijo Kiki, captando que los hijos de Cerbero ya se dieron cuenta que se habían movido.
-¡Tu solo no podrás contra ellos!- Exclamo Rias. Una cosa era ayudar a enfrentar a Freed y romper una Excalibur; pero era muy distinto enfrentar a los hijos de una de las bestias místicas mas poderosas del mundo sobrenatural.
Pero cuando Kiki elevo su cosmos y el aura dorada rodeo su cuerpo, Rias no protesto más por alguna razón. La energía que Kiki emitía era poderosa, además que transmitía una sensación de seguridad.
-Rias, se que estas molesta con nosotros por haberte vigilado a ti y a tu nobleza en secreto; pero en este momento te pido que confíes en mi. Como el guardián de la primera Casa del Zodiaco, no dejare que ningún mal pase sobre mi-.
Las palabras llenas de fuerza y valor fueron oídas claramente por todos. Aunque las bestias delante de ellos no eran para nada un juego y no conocían muy bien al lemuriano, sentían que podían confiar en lo que decía. Ninguno podía explicarlo; pero mientras Kiki elevaba más su poder, era como estar delante de una gran fuerza infinita.
Los hijos de Cerbero rugieron y con fuego saliendo de todas sus cabeza volvieron a lanzarse para masticar y hacer pedazos al Santo, quien ya no se retendría.
-¡Reciban esto!- Kiki extendió sus brazos a los lados, generando un brillo en cada mano que empezó a iluminar todo. -¡Extinción de Luz Estelar!-.
La técnica genero un gran destello que ilumino y golpeo potentemente a los tres hijos de Cerbero y empezó a pulverizarlos. La técnica era la mejor para lidiar con una gran cantidad de enemigos, aunque también tenía la habilidad de teletransportarlos a lugares seguros, Kiki no usaba esa habilidad ya que acabaría por completo con los hijos de Cerbero, que ante el potente cosmos del Santo de Aries, terminaron por desaparecer con la luz sin dejar rastro.
Todos quedaron mudos ante tal hazaña. Kiki ni siquiera se despeino cuando lanzo ese ataque y acabo con las tres bestias que le dieron problemas.
En este momento, a los Demonios les quedo claro una cosa: Los Caballeros de Athena eran muy poderosos.
(Con Seiya)
El castaño retrocedió al bloquear con sus brazos cruzados un golpe cargado de cosmos de Aiacos. Iba a devolverle el golpe; pero una luz que emergió de la academia llamo su atención, sentía el cosmos de Kiki elevarse junto con ese resplandor.
-¿Así que hay otro Santo molesto aquí?- Escucho la voz de Aiacos, que también presto atención a la luz que emergió. -Entonces ya tengo a mi siguiente victima-.
-¡No planes mucho a un futuro que no llegaras!- Seiya le dio una patada a Aiacos en el estomago que lo hizo retroceder y escupir aire mientras se llevaba ambas manos a la zona que golpeo.
El Juez miro furioso a Sagitario, impulsándose con sus alas para tener más velocidad, lanzo un ataque de Cosmos que Seiya esquivo sin problemas haciéndose a un lado, pero le dio una abertura a su enemigo de darle un golpe en la cara con tal fuerza que le quito su diadema; pero Seiya no se dejo llevar por el dolor del golpe y también golpeo a Aiacos con su puño en el rostro que lo separo de él, seguido de una patada que lo lanzo contra un árbol, chocando con el tronco con tanta fuerza que lo partió y el árbol cayo encima del Espectro.
Seiya sonrió victorioso al ver que tenía total control del combate, ya era hora de que dejara de jugar y terminara con esto, confiaba en que Kiki podría ganar; pero tampoco quería perderse su primera victoria importante que tendría como Caballero Dorado.
El Cosmos purpura de Aiacos se extendió, destruyendo el árbol que estaba encima suyo al mismo tiempo que el Espectro se levantaba, su Cosmos era uno furioso y malvado.
-Tengo que admitir que no esperaba menos de un Santo Dorado; pero ya me canse de ti, es hora de que te elimine- declaro Aiacos. -¡Ilusión Galáctica!-.
Aiacos cruzo los brazos delante suyo y atrás de él aparecieron varios planetas. Pronto, varias esferas purpuras aparecieron alrededor de Seiya y cada una tenía un ojo que al abrirse todos, liberaron una poderosa luz violácea como golpe al unísono que impacto con fuerza en Seiya, elevándolo del impacto al aire y cayendo de nuevo al suelo de manera violenta.
-Diablos... Ikki no dijo que golpeaba tan fuerte...- se quejo Seiya, sintiendo un gran dolor por su cuerpo que ignoro como siempre.
-¡¿Qué?! ¿Aun puede levantarse después de recibir mi ataque?- Exclamo un sorprendido Aiacos.
-Por supuesto que puedo... no importa las veces que mis oponentes me derriben, siempre me levantare para ganar, así a sido siempre y lo seguirá siendo, ya que después de que recibí esta armadura dorada, me jure no volver a ser superado tan fácil como en el pasado. Se lo jure a mis amigos y al Caballero que uso esta armadura antes de mi- respondió Seiya, elevando poco a poco su cosmos.
-No me importa tu palabrería, terminare contigo con el siguiente ataque- declaro Aiacos. -¡Ilusión Galáctica!-.
-¡Haaaa!- Seiya elevo su Cosmos al máximo. -¡Aioros, usare tu armadura y tu fuerza para proteger a Athena y la paz del mundo!- Con sus brazos, comenzó a formar la posición de las estrellas de Sagitario cuya constelación se mostró detrás suyo. -¡Toma esto! ¡Trueno Atómico!-.
Los ojos flotantes se abrieron para lanzar el destello de Cosmos que acabaría con su enemigo; pero Seiya libero de su puño un gran destello que fue su golpe que supera la velocidad de la luz. El choque de técnicas provoco un temblor en el suelo; pero Seiya ya había visto la técnica de Aiacos y su Cosmos seguía elevándose aun mas, logrando superar la técnica y Cosmos de Garuda.
-¡No es posible!- Grito Aiacos, sintiendo sus palmas arder ante la técnica de su enemigo que superaba la suya, hasta que finalmente la supero por completo e ilumino todo.
Una gran explosión se genero en el lugar, haciendo temblar todo con el impacto de la técnica de Seiya. Con el humo despejándose, quedo un gran cráter como resultados, sin rastros del juez. Seiya frunció el ceño, a pesar de lo que veía, no estaba seguro de que había ganado todavía.
Sintió el Cosmos de su oponente detrás suyo y otro igual de oscuro y se giro rápidamente para confrontar, apareciendo por una teletransportación Aiacos y otro Espectro que Seiya reconoció como Myu de Papiyón, aquel Espectro que había cambiado de forma de manera particular, desde una oruga hasta el aspecto que ahora tenía y que Mü derroto.
Aiacos quito con brusquedad la mano de Myu que tenía en su hombro. -¡¿Qué estas haciendo aquí, Myu?! ¡Interrumpes mi combate!-.
-Pues como yo lo vi, te salve la vida- respondió Myu, sin importarle que a quien le hablaba era un Juez del Inframundo. -Niobe y Valentine no volvieron, lo que quiere decir que los eliminaron, así que la señora Perséfone me mando a buscarte, ya que conoce mis habilidades psíquicas- explico, extendiéndole a Aiacos su casco. -Es hora de irnos-.
-¡Vete de aquí! Yo terminare mi combate-.
-¿Acaso te atreverías a desobedecer una orden de la señora Perséfone, Aiacos?-.
Ante ese comentario, Garuda se quedo quieto; la señora Perséfone podrá ser mas expresiva y amable que su señor Hades; pero a la hora de los castigos, podía ser peor y algo que ella no tolera es la traición e insubordinación.
Con un gruñido, le quito el casco de las manos a Myu y se lo coloco. -No creas que dejare esto así, Sagitario. Terminaremos nuestro combate en otro momento-.
-¡¿A donde creen que van?! ¡Esperen!- Seiya corrió para impedir que se fueran, pero Myu los teletransporto a ambos antes que pudiera alcanzarlos. -¡Mierda!-.
Seiya camino hasta su diadema y la recogió, volviendo a colocársela. Ahora que esos Espectros se fueron, tiene que ir a la Academia Kuoh.
Un pilar de luz emergió de repente desde la Academia. -¿Qué es eso?-.
(En la Academia)
Kokabiel aplaudió. -¡Fabuloso! No espere que pudieran eliminar a los hijos de Cerbero tan fácil- admitió, poniéndose de pie. -Supongo que si me puedes entretener un poco; pero no esperes de verdad que puedes ganarme- extendió sus diez alas negras.
Rias sonrió. -Ahora quedas solo tu, Kokabiel-.
Pero Kiki dio un paso al frente. -Yo puedo encargarme de él, ustedes tienen que hacer algo con esas Excaliburs- declaro. Sabía que las espadas sagradas eran mortales para los Demonios; pero no podía lidiar con Kokabiel y esa arma al mismo tiempo.
-De acuerdo- acepto Rias, habiendo visto como elimino a los sabuesos del infierno ya no protestaría más sobre la fuerza de Kiki. Aunque le doliera en el orgullo, tal vez solo él podía derrotar a Kokabiel de entre todos.
Kokabiel sonrió. -Bien, ahora...-.
Pero no termino de hablar cuando, a la velocidad de la luz, Kiki se teletransporto en el aire delante de él y le dio un golpe en el rostro que lo estrello contra el costado de la Academia.
-Increíble...- susurro Issei sorprendido, y no era el único, incluso Valper y Freed lo estaban. El primero pareció perder toda su aura de superioridad al ver que su jefe no era tan intocable como pensó.
Kokabiel salió disparado desde los escombros hasta el cielo de nuevo al mismo tiempo que los pies de Kiki volvían a tocar el suelo. Su expresión demostraba que no estaba contento con ese ataque, ya que le hizo sacar una línea de sangre por la boca que se limpio con la manga.
-Eso si lo sentí- admitió, ocultando el hecho que ese puño le dolió mas de lo que demostraba.
-Aun puedes rendirte cuando quieras y pagar por tus errores- dijo Kiki.
-¡No te creas arrogante por darme un golpe sorpresa, mocoso!- Kokabiel creo una lanza de luz que lanzo contra Kiki y que rasgaba el aire, señal que iba a la velocidad del sonido o superior.
Pero para un Caballero Dorado era muy lento, Kiki atrapo la punta de la lanza con una mano y la rompió al cerrar su puño.
Kokabiel gruño al ver que su ataque inicial no funciono, así que empezó a crear varias lanzas de luz a los lados y lanzo todas como proyectiles contra el joven.
-¡Muro de Cristal!- Kiki creo su muro, bloqueando las lanzas y devolviéndolas contra Kokabiel, quien tuvo que alzarse más en el aire para no ser atravesado por sus propias lanzas.
Mientras ellos dos estaban en su combate, el Clan Gremory rodeaba a Valper y Freed. Esta vez no los dejarían escapar.
-¡Oye, viejo! ¡¿Cuanto falta para que este terminada?!- Grito Freed, impaciente para tener la espada que era la fusión de cuatro Excaliburs en sus manos y cortar a los Demonios.
-Solo un poco más...- dijo Valper, cada vez mas deseoso de ver finalmente su obra maestra completa.
-Bueno, estas nunca fallan- Freed saco dos pistolas cuyas balas eran benditas por un sacerdote, empezando a disparar como loco a los Demonios.
Todos se movieron para no ser tocado por ninguna de esas balas, hasta que una figura emergió desde arriba de Freed y descendió hasta él.
-¿Eh?- El loco exorcista se dio cuenta de la figura arriba suyo y rodo para esquivarla, evitando ser atravesado por una espada.
-¡Xenovia!- Grito Issei, feliz de ver al exorcista.
-Vine a ayudar- dijo la peliazul con una sonrisa confiada, levantando a Excalibur Destrucción del suelo.
-Ahora vino esta otra...- gruño Freed. Noto que Asia era la más cercana a él. -¡Asia-chan, tengo un regalo para ti!- Apunto sus pistolas a la ex-monja y disparo.
Pero las balas nunca llegaron, ya que un muro hecho de espadas se puso delante de la joven, bloqueándolas. Al desvanecerse el muro, Kiba aterrizo delante de Asia.
-¡Kiba-san!- La rubia vio feliz y agradecida al Caballero de Gremory por salvarla.
-¡¿Son cucarachas o que, que salen de todos los lados?!- Grito Freed molesto por la intromisión del niño bonito.
Una luz brillante emergió del centro, los Demonios tuvieron que alejarse, ya que la luz era sagrada y sentían que estaban debilitándose cerca de ella.
-¡Oh no!- Exclamo Kiba, viendo que dentro de la luz, las Excaliburs terminaron de fusionarse.
Valper río con regocijo. -¡Por fin!-.
Kokabiel retrocedió por la fuerza de la patada que Aries le dio, pero que soporto con sus brazos, aunque sintió un gran dolor en ellos al solo aguantar ese golpe. La luz de la fusión de Excaliburs también llamo la atención de ambos.
-Ahora que la fusión de las Espadas Sagradas esta completa, tomaré toda la energía que será liberada. Ese fue nuestro trato- le dijo Kokabiel a Valper, quien asintió de acuerdo.
-¿Pusiste un hechizo en la tierra como interruptor?- Pregunto Rias, asustada de las implicaciones.
-¿No me digas que esta ciudad... nuestra ciudad... va a desaparecer?- Pregunto temeroso Issei.
-Esta ciudad será arrasada hasta los escombros en menos de veinte minutos- revelo Valper, el aura de superioridad que tenía estaba más alto que nunca.
-Si quieres detenerlo, tendrás que derrotarme. ¿Qué es lo que harás, Rias Gremory?- Reto Kokabiel, elevándose de nuevo al cielo.
-¿Necesito responder?- Respondió Rias, lanzando un ataque de su Poder de Destrucción.
-¡No lo hagas! ¡Te esta provocando!- Grito Kiki, pero cayó en oídos sordos.
Akeno lanzo uno de sus Rayos Sagrados a la espalda de Kokabiel. Los ataques de ambas chicas fueron detenidos fácilmente por el Ángel Caído con cada mano.
-¡Tonta!- Junto ambos poderes en uno solo que lanzo contra Rias.
-¡Presidenta!- Akeno se puso delante de Rias y creo un circulo mágico defensivo; pero la fuerza de ese ataque era superior, golpeando a ambas chicas.
Rias salió menos dañada y solo retrocedió en el aire; pero Akeno, con parte de su traje de sacerdotisa roto, empezó a caer al suelo. Kiki corrió y atrapo a Akeno en el aire, tomándola en sus brazos y dejándola con cuidado en el suelo.
-¿Kiki? Lo siento, creo que solo fuimos un estorbo para ti...- se disculpo la pelinegra.
-No te preocupes; pero no vuelvas a atacar a un enemigo que es superior a ti de ese modo, casi te mata- dijo Kiki, con claro regaño en su voz, pero también había un atisbo de preocupación que Akeno noto.
Al dejarla en el suelo, se dio la vuelta para dirigirse de nuevo a Kokabiel. La pelinegra vio su espalda y se sonrojo al notar que se había preocupado por ella, incluso la regaño. Ese pequeño gesto toco su corazón.
-Sin duda es un buen hombre- dijo con una sonrisa algo soñadora. Rias aterrizo a su lado y Asia se acerco a ambas para curarlas.
Kiki camino hasta estar ya bastante cerca del Ángel Caído. -Provocas a tu enemigo de manera, amenazas la vida de inocentes y atacas a mujeres como un sádico. Eres solo un bastardo más que le gusta hacer sufrir a otros-.
-¿Y recién te das cuenta? Los humanos son lentos para procesar las cosas- se burlo Kokabiel. -Freed-.
-¿Si, jefe?-.
-Este es el ultimo acto. ¡Usa el poder de las cuatro Excaliburs y destruye a estos demonios!-.
-¡Bien!- Freed tomo a la fusión de las cuatro Excaliburs entre sus manos. -O gloriosa y mejorada, Excalibur-chan, descansaras segura en mis manos- miro con deseos de matar a los Demonios. -¿Quién será el primero?-.
Como si fuera un reto, Xenovia fue la que se lanzo a atacarlo, mientras Kiba y Valper tenían una discusión sobre lo que paso en el experimento de Espadas Sagradas.
Mientras tanto, Kiki se teletransporto delante de Kokabiel y lo golpeo tan fuerte que casi lo estrella con el suelo, aunque el líder de Grigory evito eso con sus alas, quedando a centímetros del suelo; pero Kiki acorto la distancia al aterrizar encima de él, quebrajando el suelo, saltando y evitando un estallido de energía sagrada del Ángel Caído.
Levantándose del suelo, quitando los escombros y polvo de su cuerpo, Kokabiel miro con ira al Santo Dorado, extendiendo los brazos, creo múltiples lanzas de luz a su alrededor que envió. Kiki lanzo un ataque de Cosmos que destruyo las lanzas y golpeo al propio Kokabiel que no alcanzo a esquivar el ataque, escupiendo sangre, choco con el lado del frente del edifico donde se guardan las cosas de gimnasia de la escuela, casi derribando la pared.
El aprendiz de Mü camino hasta estar delante de Kokabiel. -Esta es mi última advertencia: ríndete y entrégate, de lo contrario, mi siguiente ataque será el último- declaro, no era una amenaza, era lo que haría si él se negaba.
De repente, todo se detuvo al escuchar un fuerte grito seguido de una luz brillante. Al buscar la fuente, Kiba absorbía lo que parecía un cristal azul. Kiki pudo ver algunas almas de personas dentro de ese cristal gracias a sus habilidades de cosmos y psíquicas. Al absorber el cristal, Kiba tenía en mano una espada de mango dorado con una hoja negra de doble filo con borde blanco con unas inscripciones roja en la zona plana.
-¿Una espada sagrada y demoniaca? ¡Eso es imposible! Dos fuerzas de opuestas jamás se pueden mezclar- exclamo Valper, totalmente conmocionado.
Xenovia caminaba al lado de Kiba. -Caballero de Rias Gremory. ¿Todavía seguimos siendo aliados?- Pregunto.
-Eso espero- respondió Kiba.
-Entonces, trabajemos juntos para destruir esa Excalibur-.
-¿Estas segura?-.
-Es una Espada Sagrada, pero es una Espada que no es Santa. Es una espada anómala-.
-Muy bien-.
Xenovia clavo la punta de Excalibur Destrucción en el suelo. -Petra, Basílus, Dionisio, y María, la Santa Madre. Escuchen mi voz- recito, un circulo mágico dorado se manifestó y de el salió una nueva espada que estaba envuelta en cadenas. -En el nombre del santo que descansa dentro de esta hoja, desencadenare- al tomar el mango de la espada, las cadenas se quitaron. La espada era una hoja grande de color azul con bordes dorados. -¡La espada sagrada: Durandal!-.
-¿Dudandal? ¿La espada que se dice puede cortar lo que sea?- Pregunto Kiki sorprendido. Había escuchado de esa espada porque era una espada famosa y por Shiryu, que un día que pasaba por la casa de Libra, lo había visto enseñar a Shoryu sobre el resto de héroes que usaron armas legendarias para que tenga conocimiento cultural.
-¡No puede ser! ¡Mi investigación no ha producido a nadie que pudiera blandir a Durandal!- Exclamo Valper.
-A diferencia de él o Irina, lo mío es completamente natural- respondió Xenovia.
-¿Natural? ¿Eres una verdadera portadora de Espada Sagrada?-.
La mano que sostenía a Durandal tembló un momento. La espada sin duda era muy poderosa, pero por eso, Xenovia la mantiene sellada en otra dimensión, ya que no es capaz de controlar su poder correctamente; pero si podía usarla el tiempo suficiente como para cortar esa Excalibur que tenía Freed en mano.
-¿Eso a quien le importa?- Exclamo Freed lanzando un ataque con su Excalibur.
Pero Xenovia bloqueo el ataque y al blandir a Durandal contra esa Excalibur, corto varias partes de la espada como mantequilla, impactando a Freed. Xenovia salto para dar un corte descendente, pero con la velocidad que Freed había obtenido por una de las Excaliburs fusionadas, esquivo el ataque fácilmente. Para su sorpresa, Kiba lo igualo en esa velocidad, colocándose detrás suyo.
-Tu porquería de espada...- Kiba y Freed empezaron un choque de acero a alta velocidad. -¡No podrá superar nuestros lazos!-.
Con un último golpe, Kiba rompió la fusión de las cuatro Espadas Sagradas en dos.
-¡¿Hablas en serio?! ¿Ese pedazo de basura me derroto?- Exclamo Freed, no queriendo admitir que volvió a perder ante los Demonios. El golpe de Kiba también había alcanzado su hombro izquierdo, sacándole una queja de dolor, cayendo inconsciente.
Kiba respiraba entrecortadamente. Usar el poder de su recién despertado Balance Breaker era agotador; pero finalmente logro su objetivo.
-¿Vieron eso, mis amigos? ¡Mi poder supero al de esa Excalibur!-.
-No puede ser...- exclamo un asustado Valper al presenciar que su Excalibur fue destruida. Observando bien la espada sagrada-demoniaca de Kiba, algo se conecto en su mente. La comisura de sus labios se estiraron en una sonrisa trastornada. -¡Ya veo! ¡Ahora entiendo todo! ¡Cuando la energía sagrada y demoniaca chocan, se anulan entre si! Por consiguiente, tanto Satán como Dios...-.
No termino de hablar, ya que fue atravesado por una lanza de luz... cortesía de Kokabiel.
-¡Maldición!- Kiki había bajado la guardia al presenciar el combate de Kiba. Kokabiel lo pateo, empujándolo hacía atrás para elevarse al aire nuevamente.
Todos miraron sorprendidos al Caído que estaba de nuevo en el cielo.
-Valper, eres muy listo. Lo demuestra el hecho de que hayas llegado a esa conclusión- elogió Kokabiel como despedida para ese hombre. Al menos tenía que reconocerle su intelecto.
-¿Por que hiciste eso? ¿No era tu camarada?- Pregunto Kiki.
-¿Camarada? No necesito a estos hombres para completar mi plan, solo fueron un instrumento para facilitar un poco más mi objetivo-.
-Tu...- Kiki apretó con furia sus manos. Desde niño, había observado la importancia de la amistad y los lazos, teniendo como base a Seiya y sus amigos y en el Santuario, Santo o soldado raso, todos las personas respetaban por igual manera a sus camaradas, ya sean del mismo o distinto rango.
Por eso, ver que este tipo asesina sin piedad a su amigo como basura lo molestaba mucho. Puede que aun le falte experiencia como Caballero Dorado; pero no puede tolerar esto.
Kiki elevo su Cosmos violentamente. Iba a terminar con este tipo con su mejor técnica.
Kokabiel, sintiendo el peligro que se vendría, creo una espada de luz sagrada en su mano y se lanzo contra Kiki. Pero para su horror, la espada se rompió al hacer contacto con su armadura.
-¡¿Qué?!-.
-¡Este es tu fin, Kokabiel! ¡Recibe la máxima técnica de Aries!- Grito Kiki. La constelación de Aries apareció detrás suyo -¡Revolución de Polvo Estelar!-.
Levanto su brazo al cielo y lo movió hacía adelante, disparando desde el cielo una ráfaga de proyectiles cósmicos, como si fueran estrellas fugaces que surcaban el cielo. Avanzaron de forma devastadora hacía Kokabiel que nada pudo hacer, provocando una explosión cuando chocaron con su cuerpo.
-¡Lo logro!- Grito Kiba.
-¡Bien! ¡Kiki-san es el mejor!- Grito Issei.
Pero a pesar de que golpeo directamente con una fuerza que destruiría el cuerpo, Kiki retrocedió dos pasos hacía atrás, incrédulo de lo que sentía.
-Es imposible...-.
Cuando el humo se despejo, se vio a Kokabiel, con gran parte de la ropa superior rota, estaba demasiado herido, sangre salía de su pecho y brazos que el Caído se esforzaba en curar con su magia, su rostro era uno de ira y odio por la humillación que sentía.
-¡Es imposible! ¡No debería haber resistido ese golpe!- Exclamo Rias, viendo al Caído con vida. No sabe bien que energía uso Kiki; pero debió ser lo suficiente para acabarlo.
Los ojos de Kiki se abrieron al sentir una Cosmoenergía emanar de Kokabiel; pero no de él en si, sino de algo que estaba con él. Miro su cuerpo, encontrando una pulsera en su mano izquierda que había estado oculta por su ropa. De la pulsera sentía un enorme Cosmos.
-¿Quien te dio eso?- Pregunto Kiki. Esa pulsera tiene el mismo Cosmos del individuo que destruyo su barrera hace dos noches, y debió ser eso lo que lo salvo de su técnica.
Kokabiel escupió un poco de sangre, alzo la vista. -¿Esto? Se podría considerar... un regalo... demonios, no creí que esa maldita tuviera razón...- gruño molesto.
-¿De quien hablas?-.
-¡Eso no te interesa!- Grito Kokabiel levantándose, pero sus pies tambalearon por falta de fuerza.
-Ya ríndete, no te quedan fuerzas. Fue un milagro que sobrevivieras, y ahora tengo preguntas que hacerte- dijo Kiki, acercándose al cráter que su técnica creo.
-¿Rendirme? ¡Ni lo creas!- Negó Kokabiel. -¡Estoy tan cerca de lograr reanudar la guerra! ¡Con la muerte de Dios y del Satán, los Ángeles Caídos habríamos ganado la Gran Guerra! ¡Ese maldito de Azazel incluso declaro que no habría otra Guerra! ¡Que se vaya a la mierda!-.
Ciertas palabras congelaron a todos de la sorpresa.
-E-Eso no es cierto- negó Xenovia. Debían ser inventos.
-¿Dios esta muerto? No puedes hablar en serio- repitió Rias, eso fue un balde de agua fría para todos. -¡Es la primera vez que escucho sobre eso!-.
Kokabiel río enloquecidamente. Ahora que lo soltó, ya no tenía razón para callar, además, disfrutaba ver las expresiones que hacían.
-Por supuesto que no. Los líderes de las Tres Facciones mantuvieron esa información en secreto porque necesitaban a los humanos temerosos de Dios, si esta información saliera a la luz, sonaría un caos- de hecho, hubiera sido una buena idea usar eso como combustible para hacer una nueva guerra.
-No... ¡No puede ser!- Exclamo Asia, todo su cuerpo temblaba.
Las piernas de Xenovia temblaban tanto que no pudo seguir de pie y cayó de rodillas. -Mientes. Eso no puede ser cierto-.
-Entonces, ¡¿que hay de sus bendiciones?!-.
-Michael esta haciendo un buen trabajo. Él se esta haciendo cargo de los Ángeles y humanos en lugar de Dios luego de que ese niño mimado de Jesús no quiso el puesto de su padre- respondió Kokabiel.
-¿El Arcángel Michael esta actuando como sucesor de Dios porque Jesús no quiso?- Fue lo que Xenovia pudo entender. -¿Y que hay de nosotros, entonces?-.
-El sistema en si esta intacto, así que los exorcismos, bendiciones y oraciones no se han afectado mucho-.
Asia no pudo soportarlo más y cayo inconsciente, siendo atrapada por Koneko. Xenovia no la culpo, ella misma se sorprende de seguir pensando con claridad.
Kiki, como el resto, estaba impactado. Puede que sirva a Athena; pero siempre respeto la fe que la gente le tiene a Dios. Estaba mas que justificado que se lo hayan guardado en secreto, sería un total caos en el mundo ya que la religión Cristiana es la religión predominante en la Tierra.
-Por que Dios esta muerto es la oportunidad...- presto atención a Kokabiel, que ya podía estar de pie. -¡Es la oportunidad para reiniciar la Guerra y que los Ángeles Caídos sean los que dominen todo!-.
Se elevo en el aire y con sus últimas fuerzas, creo una lanza de luz tan grande que era más grande que la Academia Kuoh. Probablemente muera por sus heridas, pero si puede llevarse a la hermana de Sirzechs con él, entonces todo habrá valido la pena.
-¡Oh, no!- El tiempo Kokabiel lanza esa arma e impacta en la Tierra es superior al tiempo en el que podría crear un Muro de Cristal lo suficientemente fuerte y grande para resistir esa lanza, si crea uno normal no resistiría, y en el caso de que se use como escudo, confiando en la resistencia de su armadura, la onda de choque igual podría asesinar a Rias y a los demás.
Pero cuando todo parecía perdido, esa persona siempre esta presente para mostrar la luz de la esperanza.
A la distancia, Seiya tenso una flecha dorada en el arco de Sagitario, la flecha tenía imbuida su cosmos que concentro desde que llegó y se puso en guardia por si algo pasaba.
-Toma esto, pajarraco- dijo Seiya. -¡Flecha Estelar de Sagitario!-.
Soltó la flecha, que salió disparada como una estrella brillante, golpeando la gigantesca lanza de luz, destruyéndola en el acto y perforando el corazón de Kokabiel, que ni vio de donde vino el ataque.
Todos se sorprendieron al ver esa luz atravesar el corazón del Caído, cuyo cuerpo cayo muerto al suelo al instante. Kiki vio la dirección en donde la flecha.
-Seiya... gracias- dijo Kiki.
Seiya sonrió al ver que fue un tiro perfecto. -Mi puntería si que es muy buena, ¿verdad?-.
A quien le hablo era a un joven de cabello plateado medio largo, vestía una camisa lisa debajo de una chaqueta de cuero negra, pantalones café y una cadena saliendo del mismo pantalón, atada en el cinturón.
El joven era Vali, el actual Dragón Emperador Blanco.
Seiya se lo había encontrado cuando había llego, estaba observando escondido el combate, probablemente esperando su momento para entrar. Seiya inmovilizo al joven con otra de sus técnicas que aprendió al volverse Sagitario. La Flecha Sombra, como su nombre lo dice, es una flecha hecha de sombra que se crea con cosmos y se lanza a la sombra de un individuo, inmovilizándolo por completo por unos minutos.
Vali estaba impresionado de que este sujeto no solo lo inmovilizo fácilmente, sino de la energía que desbordo al soltar esa flecha y que basto para matar a Kokabiel de inmediato.
-Ahora, me vas a decir quien te envió- dijo Seiya, desapareciendo su arco.
Vali suspiro. -Fui enviado por Azazel, el líder de los Ángeles Caídos a llevarme a Kokabiel; pero ahora resulta que no es necesario estando muerto-.
-Puedes llevarte su cádaver y a los aliados que le quede- dijo Seiya, como si eso fuera suficiente.
Vali bufo y activo su Balance Breaker, para impresión de Seiya. Ya no tenía razón para detener al joven y sentía que lo volvería a ver.
-Antes de irme, ¿quien eres?- Pregunto Vali, ahora tenía que entregarle las noticias a Azazel junto al cuerpo de Kokabiel; pero quería saber quien era este hombre de armadura dorada para poder luchar contra él en otro momento.
Seiya sonrió. -Soy el guardián del Templo del Centauro: Seiya de Sagitario, Caballero de Athena-.
.[¿Un Caballero de Athena en territorio de Demonios? No pensé ver algo así]- la voz que salió provino de las alas de Vali que parpadearon al hablar.
-¿Esas alas hablaron?- Exclamo Seiya sorprendido.
-[Mi nombre es Albión, el Dragón Emperador Blanco. Si estas aquí, supongo que ya habrás tenido contacto con Rojo]-.
-¿Rojo? ¿Te refieres a Issei?-.
-Ya hablaremos en otro momento- dijo Vali. -Seiya de Sagitario... sin duda nos volveremos a ver y te enfrentare-.
Con esas últimas palabras, Vali voló a alta velocidad, destruyendo la barrera que cubría la Academia en el proceso.
Seiya suspiro, cuando Amaterasu y Athena les dieron esta misión a él y a Kiki, nunca espero algo como esto. Lo peor, sentía que esto es solo el comienzo.
Notes:
N/A: 8448k, si que fue largo este capitulo, ya quiero sus apreciaciones en los comentarios para más capitulos así.
Paso a paso, como siempre:
El inicio, se vio un poco de las habilidades de Mei como Cáncer, y si, esas llamas son las mismas que Manigoldo en TLC usa, aquí le di una explicación porque Mascara de la Muerte y Death Troll no las usan. Los personajes e historias de TLC no estarán aquí, pero ciertas técnicas y otras cosas si, las llamas infernales son una de esas cosas.
También se vio la batalla de Aiacos y Seiya, en la que fue pareja, ya que Aiacos, aunque en el canon se retrato débil, tiene el nivel para pelear contra un Dorado, al final se vio debilitado por el Puño Fantasma del Fénix e Ikki le remato y él no la tuvo tán fácil de todos modos; pero obviamente Seiya ganaría, Aiacos se salvo porque lo usare más adelante.
También se vio la mayoría de las técnicas que Seiya: el Trueno Atómico y la Flecha Estelar lo tienen su versión en Omega que quise agregar, la Flecha Sombra es una técnica que Aioros uso en Episodio Zero, pero me gusto mucho que se la incluí a Seiya.
Y la pelea contra Kokabiel, algunos dirán porque Kiki no acabo de inmediato con Kokabiel, y si, si podía; pero no sabía que tan fuerte era Kokabiel, para los Santos, el nivel de poder de las tres facciones son desconocidos y como Kokabiel era un líder, ataco con cuidado, pero de haber atacado en serio hubiera ganado al inicio.
Lo de la salvada con ese brazalete ya se explicara quien se lo dio a Kokabiel; pero también fue un motivo para que este sobreviviera lo suficiente para que dijera la muerte de Dios, además de que Seiya se robara el momento XD.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO
Chapter 10
Summary:
Después de la batalla de Kokabiel, el mundo se mueve...
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Mientras la batalla contra Kokabiel transcurría en Japón, en Grecia, luego de que Mei apareciera ante el Patriarca Nicole y notificara el avistamiento de dos Espectros por las áreas de los pueblos cercanos al Santuario, se han desplegado a varios soldados razos, así como algunos Santos, a hacer guardia a los alrededores de los pueblos y avisar de cualquier avistamiento enemigo.
-Que aburrido...- suspiro Shoko con los ojos cerrados, estaba sentada adelante de un barranco con los pies colgando.
Ella también había subido de rango en estos años, dejando atrás la armadura de Equleuus, ahora siendo la Saintia de Plata de Águila, usando la armadura que una vez uso Marín. La armadura le protegía la zona de los pechos, las piernas y brazos, también tenía una falda metálica, solo tenía una hombrera puntiaguda en el hombro izquierdo, dejando descubierto su hombro derecho. Y haciendo juego con toda su armadura, tenía una tiara en su cabeza con grabados de las alas de un águila y en el centro la cabeza del animal.
-Shoko-san, estamos de vigilancia, no es momento de holgazanear- regaño su amiga, Xiaoling. De las cinco Saintias, era la única que aun portaba su armadura de Bronce, no porque no tuviera el nivel de un Santo de Plata, sino para dar ejemplo a cualquier futura Saintia de que, ya sea plata o bronce, todas las Saintias tienen el mismo deber y nivel.
A pesar de que son Saintias que tienen el deber de estar con Athena, siguen siendo guerreras, así que deben seguir las mismas ordenes que los demás Santos. Tampoco es que Athena se quedaba sola, aun tenía la compañía del resto de sus amigas, sin contar al Patriarca y a los Caballeros Dorados en sus respectivos templos.
-Lo se, lo se. Solo que es muy aburrido vigilar los alrededores y hacer guardia- respondió despreocupadamente la pelirroja.
-De seguro estas así porque Seiya-san se fue de misión y no se sabe cuando volverá- comento Xiaoling pícaramente, y se rio cuando el rostro de su amiga se puso del mismo color que su cabello.
Era una regla estricta que las Saintias debían ser doncellas inmaculadas y puras, por lo que debían ser vírgenes como la Diosa a la que hacían compañía, sin ningún apego a un hombre; pero desde que Saori asumió el poder como Athena, hizo varios cambios en el Santuario, no solo trayendo la tecnología a todo el lugar y conectarlo más con el mundo de afuera, sino que también cambio varias reglas que en esta época se considerarían anticuadas. Quienes fueron más afectados, positivamente, fueron las Amazonas y Saintias.
Las Amazonas porque la regla de la máscara se cambio, o mas bien, se ajusto, para evitar problemas y obligar a alguien a amar o matar a una persona. La mascara seguía siendo un requisito que se debe usar en el Santuario y cuando enfrentas a un enemigo; pero si la persona lo desea, se puede quitar la máscara delante de una o varias personas sin tener que amar o matar a nadie, ya que demostrara la confianza e importancia que la Amazona le tiene al individuo o individuos. También, si por un error, un hombre ve el rostro de la Amazona o pierde la máscara durante un entrenamiento o combate con un aliado, si los dos llegan a un acuerdo, mientras no difundan algún comentario, la ley se puede anular, ya que también sería una señal de confianza entre el hombre y la Amazona.
Y con las Saintias, ellas ya pueden ser como cualquier mujer y poder enamorarse y tener una relación con un hombre; pero solo si la misma Athena da el consentimiento a esa relación, y el hombre debe respetar el deber de la Saintia, y amarla sinceramente, así como mantener en privado entre los dos cualquier actividad que hagan como pareja.
Aunque se podría considerar una señal de debilidad al cambiar las reglas de una manera indulgente, ya no vivían en épocas difíciles como eran las del pasado, las cosas deben cambiar para mejorar, y Athena planeaba cambiar todo el Santuario, no solo con los cambios de reglas, sino también con las alianzas que formaba, ya que quería que su Santuario también aprendiera más de otras costumbres y así tener cualquier aliado por si otro Dios con ansias de dominar la Tierra aparece.
Shoko se removió inquieta. No era un secreto, al menos para sus amigas, que desde hace algunos años, ella se había enamorado de Seiya profundamente. No sabe en que momento comenzó, si fue cuando lo conoció en el puente y evito que el collar de Pegaso que le dio su hermana de niñas saliera volando, cuando lo vio combatir contra Shiryu en el torneo Galáctico y levantarse siempre hasta ganar, o cuando comenzaron a conocerse mejor luego de la batalla contra Hades.
No había podido declarársele antes por la ley de las Saintias, pero ahora que esa ley ya no era un impedimento para tener pareja, ella se ha concentrado en buscar el momento adecuado para hacerlo, pero con los deberes de Seiya como Santo Dorado y sus propios deberes como Saintia, no ha sido fácil.
Además... esta el problema de cierta Diosa de cabello negro que se había vuelto un obstáculo en su historia de romance, o como le gustaba llamarla, la "Vaca del Sol".
En Takama no Hara, Amaterasu estornudo. Alguien debe estar hablando de ella.
-¿Y que hay de ti, Xiaoling? ¿Algún Caballero que tengas en la mira?- Cuestiono Shoko en un intento de avergonzar a su amiga como venganza.
Pero no parecía que funcionaría, ya que la China negó con la cabeza. -No, la mayoría de los hombres son educados, pero ninguno me atrae en verdad. Aunque la que si creo que la que esta interesada es Erda-san, ya que la he visto ir varias veces este mes a la Casa de Cáncer-.
-¿A Erda le gusta Mei?- Pregunto Shoko sorprendida. Ella ha conversado con el Santo de Cáncer varias veces, es un hombre bastante educado y sin duda no es feo. -Pero fue discípulo de Mascara de la Muerte...- señalo, Erda aun guardaba cierto rencor al maestro de Mei por lo que le hizo a la Escuela de Saintias y a todas las personas.
-Supongo que eso no deja que afecte a Erda-san...-.
-¿Qué están haciendo ustedes dos holgazaneando?-.
Brincando de un barranco hacía ellas, apareció un hombre más joven que ellas, debían tener alrededor de 15 o 16 años, sus rasgos eran Japoneses. Usaba la armadura de Bronce de León Menor que alguna vez fue usada por Ban. Debajo de la armadura tenía una camisa amarilla y pantalones rojos, mechones rebeldes caían del casco que tenia la forma de la boca del león que eran de color castaño rubio.
-¿No se supone que deberían estar vigilando los alrededores?- Pregunto el chico.
-¿Eso no es lo mismo para ti? Que deberías estar haciendo lo mismo en otra parte, Makoto- señalo Shoko molesta porque su platica con Xiaoling fue interrumpida.
El chico era Makoto, fue uno de los huérfanos del orfanato que Miho cuidaba hace mucho, el mismo niño quien más le hacía bromas a la chica.
Él, junto a sus dos amigos, Akira y Tatsuya, vinieron hace seis años al Santuario, ya que, inspirados del valor y la admiración que tenían hacía Seiya, decidieron volverse Santos como él. Claro que no fue del agrado de Miho, que al enterarse los regaño como nunca antes; pero Seiya intervino y acepto llevarlos como aprendices.
Entrenaron junto a nuevos aspirantes, aunque los tres gozaban con cierta ventaja, ya que eran entrenados personalmente por Seiya, un Santo Dorado y un héroe de guerra para todo el Santuario, sobre el concepto de cosmos y les enseñaba algunas técnicas de combate.
Cuando llego la hora, los tres compitieron por sus armaduras, Makoto se gano la armadura de León Menor, Akira la armadura de Bronce de Pez Espada, y Tatsuya la armadura de Bronce de Lobo que, Nachi uso alguna vez.
-Estoy haciendo patrulla junto a Akira, pero las vi aquí sentadas y no evite venir, pero resulta que solo estaban perdiendo el tiempo conversando- respondió Makoto. -Por Athena, si Seiya no esta presente, te vuelves una completa holgazana, Shoko-.
-¡¿Qué dijiste?!- Grito Shoko poniéndose de pie, miro molesta al chico. -Además, ¡tenme algo de respeto! Soy tu superior en rango-.
-También en edad...- susurro el chico.
-¡Vuelve a decir eso, mocoso!- En un arrebato inmaduro, Shoko fue hacía Makoto; pero el chico empezó a correr a la velocidad que le permitía su rango. -¡Vuelve aquí!- Empezó a perseguirlo.
Xiaoling suspiro. A veces ella parecía la mayor de las dos.
(Al día siguiente)
Luego del combate contra Kokabiel y que el Emperador Dragón Blanco se mostrara ante el grupo Gremory y se llevara el cadáver del Ángel Caído, así como al inconsciente Freed, Kiki y Seiya volvieron a su casa.
En la mañana antes de ir a clase, Kiki se contacto con Athena y el Patriarca, informando de la pelea, así como la revelación de que el Dios Bíblico estaba muerto. Sobra decir que todos quedaron en shock al escuchar esa noticia y que por ahora, se mantendría en ultra secreto entre los 4.
La Academia Kuoh estaba tan animada como siempre y se veía igual que el día anterior, como si no hubiera sido el campo de batalla de seres sobrenaturales. Lo que sea que haya hecho el Consejo Estudiantil para reparar todo el daño de la escuela en toda una noche, era digno de admirar.
Los dos Dorados estaban en el salón del Consejo Estudiantil, discutiendo algunas dudas que tenían con su Presidenta.
-¿Significa que los Maou no son los verdaderos de la Biblia?- Pregunto Seiya.
Sona asintió. -Los cuatro Satanes originales murieron en la Gran Guerra, cuando esta acabo, sus descendientes querían seguir con sus planes, pero hubo un grupo de Demonios que se oponían a ellos. Así se creo una guerra civil entre quienes apoyaban a los descendientes de los cuatro Satanes originales y los que estaban en contra. Al final, la facción Anti-Satán termino venciendo y sus cuatro líderes mas fuertes reemplazaron a los antiguos Maou, mi hermana es la actual Leviathan, así como el hermano de Rias es el actual Lucifer-.
Estaban conversando con Sona sobre el tema de los Maou, ya que era algo que Kiki parecía interesado en saber y Seiya lo apoyo. Aun había cierta tensión entre Sona y Seiya por la conversación que tuvieron antes del incidente de Kokabiel; pero considerando que ellos los ayudaron y que al ver el poder de Kiki, a Sona le quedo muy claro que no era rival para estos tipos, decidió apoyar en información todo lo que podía, tampoco es que dijera algo super secreto. La guerra civil del Inframundo era conocimiento muy publico.
-¿Y que pasara ahora, considerando que ustedes saben que Dios esta muerto?- Pregunto Kiki.
-Sirzechs-sama de seguro hará algo, no hay nada que nosotros podamos hacer, esa información era secreto de los tres líderes de las facciones que se supone no debíamos saber- respondió Sona, aun era una sorpresa el saber que Dios estaba muerto; pero había logrado procesarla con cuidado.
Los dos dorados asintieron.
-Gracias por la cooperación, Sona-san- dijo Kiki con honorifico, despidiéndose con un asentimiento de cabeza.
-Muchas gracias- dijo Seiya siendo más animado en su despedida. -Y... sobre lo que conversamos el otro día...-.
Sona levanto una mano en señal de que se detuviera. -No se preocupe, Sensei, entiendo que mis razones no sean entendibles para todos... además que tuvo razón en algunas cosas... admito que actuó rebeldemente en varias ocasiones, solo... no me gusta que mis triunfos sean justificados por ser la heredera de mi familia o hermana de la Maou Leviathan-.
Seiya suspiro audiblemente. -También hable un poco sin pensar. No me gustan esa cosa de ricos y niños mimados, así que puede que me dejara llevar- reconoció. -No entiendo tus razones; pero son tuyas y yo no tengo derecho a meterme en tu vida. Tus razones son tuyas y solo tuyas. De todos modos, espero mantener una sana alianza contigo mientras este aquí-.
Sona sonrió levemente, Seiya-sensei podía ser algo simple; pero se le notaba que era un buen hombre con el que se podía ser razonable. Tiene un poco de curiosidad de saber porque tiene ese disgusto a las personas con dinero y sus hijos, pero debe ser algo personal, así que evito ese comentario.
-Yo también espero lo mismo, Seiya-sensei-.
Los dorados salieron de la sala del Consejo Estudiantil, caminando hasta el comedor, ya que era hora de almuerzo.
-Tengo hambre, me podría comer hasta una vaca- declaro Seiya, Kiki a su lado emitió un sonido de respuesta; pero parecía mas de inercia. -¿Aun sigues viendo eso?-.
El lemuriano sostenía en su mano derecha el brazalete que Kokabiel uso y tomo antes de que el Dragón Emperador Blanco se lo llevara. Ya no tenía ningún cosmos envolviéndolo, debió de usarlo todo para que Kokabiel sobreviviera su ataque, así que no podía seguir su rastro a quien se lo dio.
-El cosmos que tenía el brazalete era el mismo cosmos de quien me ataco la otra noche. La persona debe tener un poderoso cosmos para que Kokabiel sobreviviera a mi mejor técnica y además, pudiera romper mi Muro de Cristal con tanta facilidad- señalo Kiki, sin quitar los ojos del brazalete.
-Podría ser el de un Espectro, hay varios guerreros poderosos entre sus filas- dijo Seiya, recordando a Lune de Balrog y a Radamantys de Wyvern.
-Tal vez...- Kiki no se veía tan seguro. -Le enviare el brazalete a Athena después, Rias-san pidió que la visitáramos después de clase-.
-¿En serio? Pues tendrás que ir solo, yo tengo que preparar ejercicios como exámenes para mis alumnos-.
-¿Tu, preparando un examen?- Ahora si el mundo se acababa.
-¡No te burles! Ya verás que hare un examen tan difícil que a todos mis alumnos les costara pasarlo-.
Kiki se rio y vio a Seiya adelantarse a la cafetería. Él se quedo quieto, miro por una ventana hacía afuera.
En realidad, aun tenía otras cosas que le inquietaba a Kiki; pero que no le había dicho a Seiya porque ni el mismo tenía una respuesta o supiera como responder, ya que durante el combate contra Kokabiel, se dejo varias enigmas que todos debieron pasar por alto, pero él no podía hacerlo.
-¿Cómo Kokabiel consiguió robar esas Espadas Sagradas? Aún con la ayuda de dos ex-sacerdotes, no debió ser tan fácil robarlas en secreto, además, ¿cómo consiguió invocar a tres hijos de Cerbero y hacer que lo obedecieran? Aun hay muchas preguntas-.
Miro el brazalete una vez más antes de guardarlo. Aunque tenía esas inquietudes, de nada servía pensar en ello en este momento. Su maestro Mü le dijo hace tiempo, que si aparecen preguntas sin ninguna respuesta, tarde o temprano las respuestas vendrían solas.
-Tch. Sabía que era una mala idea ayudar a Kokabiel, aun después de los problemas que pase al robar esas Excaliburs, ayudar a esos humanos escapar de Aries y darle a los hijos de Cerbero, termino fracasando patéticamente-.
Arriba de un pilar de luz, viendo directamente desde lo alto a la Academia Kuoh, estaba una mujer joven de cabello negro largo de un corte carré y flequillo que cae sobre su frente. Viste una Sapuris como los Espectros que cubre casi la totalidad de su cuerpo, tenía dos grandes alas en la espalda y una mascara de dos alas, una a cada lado.
-Aunque tampoco puedo atribuirle toda la culpa, no imagine que los Caballeros de Athena vendrían a esta ciudad y a este momento; pero por eso le dije que no se confiara y le di ese brazalete, si perdió fue porque era muy débil. Athena debe querer mucho una alianza con las tres Facciones para enviar a dos Caballeros Dorados-.
La persona con la Sapuris era Ker, la Diosa del Destino y de la Muerte Violenta, hermana menor de Hypnos y Thanatos, quien fue la que altero el destino de Saga y Kanon cuando llegaron al Santuario siendo bebes y le implanto el Lemur a Saga, para que actuara como una doble personalidad y dejara débil al ejercito de Athena para cuando llegara el momento de la Guerra Santa contra su señor Hades.
Aunque ese plan funciono, Kanon la intento matar y lo dejo dormido, pudo matarlo, pero al ver que saco el tridente de Poseidón, rompiendo su sello, pensó que podría usarlo para debilitar aun más las fuerzas de Athena, o en el caso de que Poseidón triunfara, su propio ejercito quedaría débil y serían presas fáciles para el ejercito de Hades.
Ese plan no funciono, ya que ningún Caballero importante murió, así que cuando llegó la hora de que las almas de los 108 Espectros fueron liberados, hizo un trato con los Santos de Plata y Dorados muertos, incluyendo al Patriarca Shion, devolviéndoles la vida por 24 horas para que mataran a Athena. Todo con el permiso de su señor Hades obviamente.
No hace falta decir que le resulto el tiro por la culata, ya que no solo esos Santos fallaron, sino que hicieron que los Santos de Bronce tengan la armadura de Athena y la misma Diosa fuera al Inframundo para acabar directamente con Hades. Al final, termino con la muerte de sus hermanos mayores y la destrucción del cuerpo de Hades, el Inframundo casi colapsa debido a eso y ahora Hades solo era un alma vagando el Inframundo sin cuerpo.
Ella misma hubiera aportado al combate, de no ser por...
Ker sacudió su cabeza, alejando esos pensamientos del pasado, ya lo hecho hecho esta y ni ella podía cambiar el pasado. Ahora que la señora Perséfone había tomado el mando del Inframundo y resucito a algunos Espectros, pensó un momento en apoyarla como sus hermanos hicieron con Hades; pero, tristemente, su señora no tenía oportunidad.
Perséfone, aunque era una Diosa que dominaba el cosmos, no era una guerrera, no podía igualarse en táctica y poder a Athena, menos teniendo a 28 Espectros y Athena tiene a 8 Dorados, entre ellos, los Santos de Bronce que ayudaron a derrotar a Hades. Aun con su alianza con esos Demonios no tenía oportunidad. Lo único que podría hacer por ella es darle apoyo desde lejos y salvarle la vida si es necesario.
-Mi señora Perséfone, lamento dejarla a su suerte, pero no se preocupe, no descansare hasta vengar al señor Hades, pero lo hare por otros medios y por otros aliados-.
Con esa declaración al viento, Ker desapareció.
(Horas después)
Seiya estiro los brazos, caminaba por las calles de Kuoh devuelta a casa mientras Kiki iba a asistir a esa reunión con la pelirroja, él estaba interesado en ver que quería ella con ellos, tal vez para confirmar una alianza. Ya luego Kiki le diría.
Se detuvo a medio camino, sus ojos encontraron una tienda de licores. No era adecuado que bebiera alcohol, ya que técnicamente, estaba a todo tiempo en una misión, además de que Kiki aun era menor de edad; pero...
-Si me compro uno pequeño no debería haber problema-.
Entro a la tienda y pidió un pequeño envaso de Sake. Salió sonriente viendo la bolsa con lo que compro, por eso, no vio por donde caminaba y termino chocando con alguien.
-¡Ay!- Se quejo, retrocediendo un paso. -Lo siento, no veía por donde caminaba-.
-No, también fue mi culpa al no prestar atención-.
Cuando Seiya vio a la persona con quien choco, por un momento, quedo paralizado.
Era una mujer de una belleza que la palabra "impresionante" quedaba corto. Sus ojos eran de color carmesí, su hermoso y largo cabello negro que caía a lo largo de si figura, su cuerpo era uno muy buen dotado, más que Saori o cualquier otra chica que conoce, excepto Amaterasu, aunque su figura tampoco estaba tan lejos, flequillos caían de su cabello a su frente.
La sorpresa de Seiya no se pudo disminuir al encontrarse a una mujer tan hermosa de repente, pero gracias a su férreo entrenamiento, ignoro esos pensamientos para no parecer un estúpido, o peor, un pervertido.
-Tengo algo de prisa, señorita, disculpe, y lamento haber chocado con usted- hablo Seiya con cordialidad, pasando a un lado de la hermosa mujer.
Realmente se sintió abrumado un momento, pero su reacción era normal de cualquier hombre, al menos pudo controlarse. Dejo ese pensamiento de lado y siguió su camino.
Tampoco es como si este encuentro fuera muy importante o la volviera a ver.
Mientras el castaño se alejaba, la hermosa pelinegra lo seguía con la mirada. A los ojos de cualquiera sería un joven adulto normal, pero ella podía ver claramente el aura dorada que rodeaba a ese hombre.
La puerta de la tienda se abrió y salió un hombre que aparentaba estar en los 30, de cabello negro excepto los mechones de adelante, que eran rubios y una barba de punta, vestía un conjunto de camisa y jean normales, ya que el hombre solo había salido para comprar unos tragos.
-Lamento haberte hecho esperar, Penemue; pero el sake de aquí es tan bueno que es difícil elegir solo uno-.
La mujer identificada como Penemue, miro de vuelta al hombre ante su llamado.
-Tu siempre tan despreocupado, Azazel- suspiro. -Deberías actuar un poco más como el Grigori en vez de perder el tiempo en este lugar, recuerda que vine porque Vali dijo que Kokabiel había muerto, y no a manos de los Demonios ni de él-.
Azazel se encogió de hombros. -Pero no todos los días te tomas el tiempo para venir al mundo humano, relájate un poco, ya podremos hablar de eso en el departamento-.
La pelinegra suspiro resignada, Azazel nunca cambiaba.
Mientras los dos caminaba de vuelta al departamento del hombre, la mente de la mujer estaba en ese hombre de cabello castaño. Reconocía el aura dorada porque no era la primera vez que la veía en un humano, le preguntaría a Azazel al respecto, era seguro que sabía porque un Caballero de Oro de Athena estaba en Kuoh.
(Con Kiki)
-¿Xenovia?- Exclamo Kiki viendo a la peliazul con el uniforme de la academia, no solo eso, también sentía un aura oscura a su alrededor. -Tu...-.
Alas de Diablo salieron de la espalda de la chica como respuesta.
-¿Te convertiste en un Demonio?- Pregunto Asia sorprendida. Xenovia guardo sus alas.
-Nos acabamos de enterar hace poco- dijo Kiba con una taza de té en mano.
-Después de enterarme que Dios estaba muerto, le suplique para que me dejara entrar- explico Xenovia.
-¿Suplicaste? ¡Presidenta!- Exclamo Issei.
Rias se rio encantadoramente. -Es reconfortante que la portadora de Durandal se una a nuestras filas. Con ella y Yuuto, ahora tenemos a un par de espadachines poderosos-.
-A partir de hoy, entrare al segundo año en esta academia- informo Xenovia- Xenovia miro a Issei. -¡Seamos amigos, Issei-kun!- Su tono se volvió mas agudo, intento sonar mas adorable.
-¿Qué pasa con esa voz cursi? ¡No se ajusta en nada a tu expresión!- Exclamo Issei.
-Trato de imitar a Irina, pero es más difícil de lo que pensaba...-.
-¿Y cómo reacciono ella a que te volvieras un Demonio?- Pregunto Kiki, tomando la taza de té que le dejaron, sorbiendo un poco. -Es bueno...-.
-Juju, gracias, Kiki- dijo Akeno ante el halago.
Rias noto que Akeno no llamo a Kiki con honorifico y vio que su expresión, aun cuando tenía la sonrisa de siempre, se veía diferente.
-¿Acaso... Akeno se esta enamorando de este chico?-.
Ante la pregunta del ariano, Xenovia miro con melancolía por una ventana afuera. El dolor en sus pupilas era evidente, parece que no se lo tomo muy bien.
-Ella... no se lo tomo bien. No sabe porque fui desterrada o porque me volví una Demonio. Su fe es mas fuerte que la mia, quien sabe lo que sucedería con ella si le dijera que Dios esta muerto-.
-Hiciste lo correcto- dijo Kiki, sorprendiendo un poco a Xenovia. -Su fe era muy fuerte, una noticia como esa hubiera sido demasiado para ella-.
Eso reconforto un poco a Xenovia, pero el daño ya estaba hecho y sabía que la próxima vez que la viera, probablemente serían enemigas.
-De todas formas, ahora soy un problema para al Iglesia, ya que me entere de algo que no debía, me volví una hereje-.
-Es por eso que te convertiste en un Demonio- concluyó Asia.
Xenovia miro a Asia. -Debo disculparme contigo, Asia Argento-.
-¿Eh?-.
-Dios esta muerto. La compasión y salvación de la que hable nunca existieron realmente- Xenovia se inclino levemente. -¡Te pido disculpas! Puedes golpearme si eso te hace sentir mejor-.
La rubia Alfil pareció sorprendida, pero negó rápidamente. -No es necesario, Xenovia-san. Estoy bastante feliz con la vida que estoy llevando. Puede que sea un Demonio ahora, pero conocí a alguien... conocí a personas preciadas para mi. Estoy realmente feliz-.
Xenovia quedo atónita ante las palabras puras y sinceras de Asia. En vez de maldecir que la Iglesia le dio la espalda y llamo hereje, estaba agradecida, ya que pudo hacer amigos.
Puede que la misma Asia no lo notara, pero era muy fuerte.
Y no era la única que pensaba igual.
-Ya veo- dijo con una sonrisa. -De todos modos, me gustaría que me ayudaras en algo. ¿Me puedes mostrar los alrededores de la escuela alguna vez?-.
-¡Por supuesto!- Acepto Asia con una sonrisa.
Kiki bajo la taza de té y sonrió, la bondad de Asia era muy grande, solo había visto ese tipo de bondad con Athena y eso que ella era una Diosa, mientras que Asia solo era una humana reencarnada en Demonio.
¿Inocente? Tal vez; pero no necesariamente malo. Vio que el resto de Demonios sonreían conmovidos por las palabras de Asia.
-Ningún ser malvado podría decir tales palabras con esa sinceridad, ni tampoco sonreír conmovido. Con esto puedo confirmarlo: estos Demonios no son malvados, tienen un corazón que le permite incluso perdonar a quienes lo amenazaron. A Athena le agradara esta noticia-.
-¿Ya viste suficiente?- La voz de Rias lo saco de sus pensamientos. Giro la cabeza hacía ella que le sonreía mientras Kiba y Xenovia compartían palabras.
-Ya veo. Ella vio que esto pasaría probablemente y por eso me invito. Esta chica es astuta; pero al menos se que no es planeado, y con eso me conformo- soltó una pequeña risa. -Si necesitas algo, no dudes en pedirlo-.
Sus palabras fueron hacía Xenovia, quien se sorprendió ante esa oferta.
-¿Seguro? No quiero molestarte-.
-Descuida, demostraste ser una guerrera honorable en la batalla, además de que me doy cuenta que aprendiste sobre humildad, así que no veo razón para tratarde de manera agresiva-.
Xenovia se sonrojo avergonzada al recordar su comportamiento anterior. La noticia de la muerte de Dios la cambio en más de un sentido, viendo hacía atrás, tuvo que admitir que no se comporto de la mejor manera.
-En ese caso... si creo necesitar tu ayuda en algo...-.
Mas tarde ese día, Kiki y Xenovia estaban parados frente a la casa que el joven y Seiya residían en Kuoh.
-¿Estas segura? Aunque nos sobre algunas habitaciones, ¿no te será incomodo vivir en un mismo lugar con dos hombres?- Cuestiono Kiki.
La ayuda que pidió Xenovia era que si podía ir a vivir con ellos, como ya no trabajaba para el Vaticano, no podía quedarse en el lugar donde antes descansaba con Irina cuando llegaron, así que se encontraba sin hogar. Kiki no tuvo problemas en aceptar; pero no quería incomodar a la chica. Rias le había ofrecido a arreglar eso, pero rechazo, ya que Kiki se había ofrecido primero.
La ex-exorcista asintió. -No te preocupes, en algunas misiones he tenido que compartir un lugar de descanso con compañeros de misión aparte de Irina, así no me molesta-.
Kiki asintió en de acuerdo y ambos entraron a la casa. En la sala de estar estaba Seiya con los brazos estirados por el sofá y los pies arriba de la pequeña mesa, viendo la televisión.
-¿No tenías que preparar ejercicios para tu clase?- Señalo Kiki acusadoramente ante lo relajado que estaba su compañero de armas.
-Ya lo hice y me aburrí de esperarte, así que aproveche a distraerme- respondió Seiya como si nada. -¿Visitas?- Miro a Xenovia.
-Ella fue expulsada de la Iglesia al enterarse de la muerte de su Dios y se convirtió en un Demonio, así que se quedo sin un lugar donde quedarse y ofrecí nuestra casa, espero que no sea una molestia- explico Kiki.
-Claro que no, mientras no cause problemas o rompa algo no hay razón para que no se quede-.
-Muchas gracias- agradeció Xenovia la amabilidad y hospitalidad con una leve inclinación.
Kiki comenzó a mostrarle a Xenovia los alrededores de la casa y cual será su habitación mientras Seiya seguía viendo la tele.
Notes:
N/A: Hasta aquí el capitulo.
En esta capitulo no hubo mucha acción, enfocándose más en los sucesos que pasaron después de Kokabiel, así como mostrando que paso con las Saintias y como cambiaron sus costumbres, permitiéndoles tener pareja, algo que sin duda será provechoso.
Use este capitulo para explicar la nueva regla de las Amazonas y Saintias, además de mostrar a Makoto. El mismo niño que molestaba a Seiya y Miho del anime, así como sus amigos, ya que pienso usarlos con interés. Seleccione esas armaduras para ellos porque fueron las que mas me gustaron en ese momento.
Y si, Shoko será una de las integrantes enamoradas de Seiya como Amaterasu, no pude evitarlo y es que me gusta ese shipp.
Por si preguntan, el harem de Seiya será en total de 4 chicas, de las cuales ya se vieron dos y una posible tercera.
También apareció Ker, que para quienes no lo saben, es un nuevo personaje que Kurumada agrego. Tratare de no meterla mucho al inicio hasta no saber más oficialmente ahora que el manga de Next Dimension se reanuda en Junio, aunque tengo una teoría de lo que le paso a Ker para que no apareciera en la batalla del inframundo, pero me la guardo por ahora.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

(Previous comment deleted.)
Camilo_Navas on Chapter 4 Thu 11 Sep 2025 04:30PM UTC
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