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Pasos a seguir para tener una horrible boda por Yuri P.

Summary:

Dos años después del Grand Prix Final en Barcelona, Víctor y Yuuri por fin decidieron casarse. A nadie le sorprendió pero lo que sí sorprendió fue el nivel de caos, sentimentalismo y lágrimas (ajenas) que se desataron en el proceso, sobre todo para Yuri Plisetsky, que solo quería patinar, jugar videojuegos y no convertirse en una persona abiertamente emocional.

Nota: centrado en romance y planificación de la boda, el patinaje no será tenido en cuenta.

Primera parte de la serie "Cómo Yuri Plisetsky se convirtió en una criatura emocional"

Notes:

Hola a todos! Después de pensarlo mucho, decidi publicar este fic en vez de los otros que tengo escritos porque pintó (?)

Si notan algo raro es porque usé Chat GPT para editarlo 👉🏻👈🏻

Si ven que me falta alguna etiqueta o algo así, no duden en decírmelo.

Espero que les guste, disfrutenlo~ 💙🩷💜

Chapter 1: Paso 1: La propuesta

Chapter Text

Después de un día entero de entrenamiento infernal con Yakov —donde juraba que se le estaba derritiendo el cartílago de las rodillas—, Yuri Plisetsky, de diecisiete años, se arrastró como alma en pena hasta el departamento de los dos idiotas enamorados, mejor conocidos como Víctor Nikiforov y Yuuri Katsuki.

En esos dos años desde que Katsudon se habia mudado a Rusia con el viejo calvo de Victor, el único cambio notable en Yuri había sido un leve estirón que hizo que tuviera que comprarse ropa nueva pero seguía siendo más bajo que Yuuri y Víctor.

Su abuelo Nikolai se había reído como loco de sus quejas: él mismo no era muy alto, y su madre y tía también eran de estatura y contextura pequeña. 

Su coach, Yakov Feltsman, y su coreógrafa, Lilia Baranovskaya, se habían alegrado por ello, ya que no pasaría por la incómoda fase de crecimiento como la mayoría de sus colegas patinadores, además de mantener su cuerpo de “prima ballerina”.

Lo único que había crecido notablemente era su cabello rubio, que le llegaba hasta la mitad del pecho.

Yuuri también mantenía su cabello levemente más largo y Victor lo mantenía exactamente igual, por lo que Yuri a menudo destacaba entre ellos, lo que le valió el apodo de “hijo adoptivo” de la pareja.

Y no ayudaba que los tres pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Yuri ya se había mudado solo fuera de los dormitorios de la Federación de Patinaje pero pasaba la mayor parte del tiempo viajando o en el departamento de la pareja.

Por eso ahí estaba: hambriento, sudado, enojado con el mundo y listo para tirarse en el sillón con almohadones de cachemira de Victor y no moverse por cinco horas, ya que eran sus “padres”, debían encargarse de él.

Creyó que se encontraría con los dos adultos poniendo la mesa pero se encontró algo completamente diferente.

Víctor y Yuuri estaban sentados en el living, impecables, sonrientes, con la computadora abierta y una videollamada en curso. Desde la pantalla, la familia Katsuki gritaba en japonés y lloraban como si alguien hubiera muerto.

Yuri no tuvo tiempo ni de pensar en huir antes de que Víctor lo agarrara del brazo como una lapa entusiasta.

- ¡Yurio! ¡Ven, saluda! ¡Estamos en una videollamada familiar muy especial! -

Yuri apenas gruñó, se tiró en el sillón y murmuró un "hola" con voz de ultratumba.

Fue entonces cuando Víctor levantó la mano de Yuuri, como si estuviera presentando una oferta de subasta.

Yuri estaba a punto de burlarse por mostrar otra vez el ridículo anillo dorado de pareja que llevaban desde hacía siglos hasta que algo lo hizo frenar.

Ese anillo era distinto.

Fino, elegante, más brillante y tenía una piedra verde agua en el centro. Un maldito diamante verde, como los ojos de Víctor.

Yuri parpadeó. Una, dos, tres veces.

Yuuri estaba llorando.

- Nos vamos a casar - anunció Víctor, brillando como si hubiera ganado la lotería.

- ¡¿Qué?! - explotó Yurio.

Desde la computadora, la familia de Yuuri estalló en aplausos y gritos. Hiroko decía algo sobre organizar la boda en Hasetsu, Mari nombraba pasteleros locales y Toshiya ya planeaba la recepción en la posada.

Yuri sintió que todo el oxígeno lo abandonaba.

Ni debería sorprenderse, el cerdo había ganado varias medallas de oro y Victor había prometido casarse con él si ganaba una medalla de oro pero como no habían mencionado nada en mucho tiempo, se lo había sacado de la cabeza.

Cuando cortaron la llamada (después de veinte minutos de gritos y planes), Víctor, completamente ajeno al caos emocional de su joven pupilo, sacó el celular y subió una foto de la mano de Yuuri con el nuevo anillo.

"He said yes 💍 #victuuri #icewedding #fiance"

Publicación de Instagram de Victor

Yuri lo miró horrorizado.

- ¿Subiste eso a Instagram? - le preguntó, sabiendo lo que se vendría.

- ¡Claro! ¿No es hermoso? - contestó Víctor, completamente inconsciente.

El celular de Víctor explotó con notificaciones: cientos, miles. El fandom del patinaje artístico sobre hielo estaba teniendo un colapso colectivo.

Yakov llamó a los cinco minutos. Gritó tanto que Yuri escuchaba su voz a través del altavoz. Víctor, como si estuviera discutiendo con una planta, murmuró un "sí, Yakov, ajá" mientras sacaba más selfies con Yuuri y su nuevo anillo.

Para colmo, cuando Yuri trató de huir, de nuevo, Víctor le ofreció quedarse a dormir.

Y él, en un momento de debilidad absoluta, aceptó.

Esa noche casi no durmió. Entre los suspiros de Yuuri, las risitas de Víctor y las notificaciones incesantes en los teléfonos de ambos, lo único que Yuri pudo pensar que los siguientes meses serían muy duros.

Aunque en el fondo, muy en el fondo, dando una vuelta a la derecha, después a la izquierda y subiendo tres palmos de escaleras, se alegraba por los dos.

 

Chapter 2: Paso 2: el anuncio

Notes:

Acá el segundo capítulo, gracias por su apoyo 💙🩷💜

Chapter Text

Yuri intentaba concentrarse, de verdad.

Pero era difícil cuando todos a su alrededor hablaban de "la boda del año", "el evento que va a unir a dos leyendas del patinaje artístico" y "el amor eterno sobre hielo", en vez de patinar o dejarle la pista libre cuando él sí quería entrenar.

Todo eso con una cantidad de corazones y brillos visuales tan excesiva que casi le daban urticaria.

Y para colmo, Yuuri no ayudaba en nada. Cada cinco minutos se miraba la mano con los dos anillos —el de compromiso y el viejo anillo dorado— como si acabara de ganar el oro olímpico. Sonreía como idiota, se sonrojaba, y más de una vez se trastabilló en la pista por andar babeando por el anillo.

- ¿Puedes dejar de mirarlo como si fuera una medalla? - le gruñó Yuri una vez, cuando Yuuri casi se tropieza.

- Perdón - respondió Yuuri, sonriendo nervioso y volviendo a mirar su mano.

Yakov, por su parte, parecía ser el único con un poco de sentido común.

- ¡Víctor, empieza a calentar de una vez! - gritó desde la pista.

- ¡Un momento, Yakov! ¡Primero necesito hacer un anuncio formal! - gritó el ruso plateado desde la banca.

- ¡NO! - rugió Yakov al instante, como si ya conociera la clase de ideas suicidas que podía tener su antiguo alumno estrella.

Pero Víctor ya tenía otros planes.

Horas más tarde, no solo organizó una conferencia de prensa, sino que pagó por una publicación de compromiso en el diario más importante de San Petersburgo: a color y en la portada.

Ahí estaban: Yuuri y él, en un abrazo romántico, mostrando los anillos con sonrisas estrelladas. El titular decía:

“Víctor Nikiforov y Yuuri Katsuki anuncian su compromiso: 'Es el siguiente paso de nuestro amor sobre hielo'”

(Página 3: “Lista de invitados soñados: de Stephane Lambiel a su perro Makkachin”)

Yuri casi vomitó.

- Te estás pasando - le dijo esa misma tarde, mientras Víctor firmaba autógrafos en el pasillo del rink y le mostraba orgulloso un nuevo meme sobre su boda.

- Al contrario - respondió Víctor, completamente serio - Me estoy conteniendo -

- ¿Te estás conteniendo? - repitió el menor, anonadado.

- Sí, Yurio. No hice que una avioneta lo escribiera en el cielo con gas sarín o puse un anuncio gigante en el centro de la ciudad - le remarcó y añadió - ¿Debería hacerlo? - 

En crisis, Yuri llamó a Otabek, quien estaba entrenando en Estados Unidos. Su respuesta fue rápida y devastadora:

- Les envie un mensaje de felicitaciones

Yuri se atragantó con su propia indignación.

- ¿¡Tu también!? ¿¡Desde cuándo eres parte del club de los corazones enamorados!? - 

- Ahora que mi familia me pregunta cuándo me voy a casar, no me queda alternativa - le aclaró Otabek.

Yuri se llevó una mano a la frente, como si le hubieran lanzado un triple Axel directo al cerebro.

- ¡Por eso JAMÁS me voy a casar! - le gritó al teléfono.

- Lo anoto - contestó Otabek, seco, lo que lo frustró y casi lo hizo arrojar su celular contra la pared.

Cuando llegó a su departamento esa noche, lo único que quería era ver videos de patinaje o gritarle a la televisión. Yakov lo vivia regañando desde que se mudó ya que casi no salía, pero para él era lógico después de pasar los últimos años viviendo en los dormitorios de la Federación Rusa de Patinaje o en la casa de su coreógrafa, Lilia Baranovskaya.

El edificio donde vivía no estaba lejos de la pista y su departamento estaba diseñado para una sola persona: apenas abrías la puerta te encontrabas con su sala de estar, separada de la cocina por una barra y luego un pasillo corto llevaba a su habitación, que tenía enfrente un baño.

A Victor no le había gustado, diciendo que era demasiado “soviético” pero Yuuri lo había felicitado por dar otro paso hacia la adultez, al igual que su abuelo.

Así que no, no quería salir de su nuevo departamento de soltero si no era estrictamente necesario.

Encendió el televisor y cometió el error de prender el noticiero deportivo.

Allí estaban.

La conferencia de prensa.

Víctor, radiante, vestido de blanco, sonriendo como si estuviera vendiendo una nueva fragancia. Yuuri, encogido en su silla, rojo como un tomate y sin levantar la mirada de la mesa.  

Yakov estaba con ellos, su rostro parecía un tomate a presión a punto de explotar. Tenía el rostro tan morado que Yuri pensó que iban a tener que llamar a una ambulancia en cualquier momento.

Y todo el país estaba viéndolos.

Yuri se tiró en el sillón, se tapó la cara con una almohada y gritó:

- ¡ES LA BODA DEL APOCALIPSIS! -

Estaba empezando a sospechar que este sería el peor año de su vida.

 

 

Chapter 3: Paso 3: La temática

Notes:

Me encanta ver como los views van subiendo, voy a tratar de publicar todos los días, si me es posible, muchisimas gracias 💙🩷💜

Chapter Text

Yuri solo quería comer su almuerzo en paz. Ya le dolía todo el cuerpo, le ardían los pies y tenía el humor en la suela de sus patines.

Pero claro, la paz era un concepto inexistente en su vida desde que Víctor Nikiforov y el cerdo que tenía como prometido, habían decidido tomarlo como “hijo adoptivo”.

- ¡Tengo ideas para la boda! - anunció Víctor con su sonrisa más resplandeciente, sentándose entre ambos Yuris con su comida sin tocar.

Yuri alzó los ojos al techo.

- ¿Y yo por qué debería escucharlas? - preguntó irritado.

- ¡Porque eres parte del equipo, kotenok! —le guiñó un ojo, sin importarle que el menor gruñera.

Víctor sacó su teléfono y comenzó a deslizar imágenes.

- Al principio pensé en una fiesta completamente blanca. Imaginátelo: todos vestidos de blanco, luces cálidas y champán… - 

- Opacándonos completamente - lo interrumpió Yuuri con suavidad, y con la voz de quien ya había tenido esta discusión varias veces.

- ¡Exacto! - exclamó Víctor, sin captar el tono. - No podemos permitirlo. Tu y yo tenemos que ser las estrellas. Así que descarté el blanco - 

Yuri no sabía si estaba impresionado por lo rápido que Víctor descarta sus propias ideas u horrorizado por su nivel de narcisismo.

- Yo solo quiero algo elegante, en la playa de Hasetsu - dijo Yuuri, medio escondido detrás de su termo de té. - Con la fiesta en el onsen, nada muy ostentoso - 

- ¡Sí! ¡Sí! ¡Con luces colgantes, y faroles de papel, y un cóctel de bienvenida! - Víctor ya estaba tecleando en su teléfono, el rubio lo vio googleando “bodas japonesas modernas con glamour ruso”. - ¿Y qué te parece si en vez de cena hacemos una degustación gourmet? -

- Lo que tú quieras, Víctor - suspiró Yuuri, aunque Yuri notó que lo miraba con anhelo.

El cerdo se casaria en mitad de la calle si eso significaba casarse con Victor.

Yuri negó con la cabeza.

- Perfecto - sonrió el mayor, y se volvió hacia Yuri, con una mirada decidida - Yurio, serás el encargado oficial de echar a cualquier suripanta que venga vestida de blanco. ¡Nosotros somos los únicos que podemos hacerlo! -

- ¿Qué es una suripanta? - preguntó Yuri, confundido.

- Una mujer que busca protagonismo ajeno, obviamente - respondió Víctor con dramatismo - O cualquier tía lejana de la familia Katsuki que quiera “robarse la boda” - 

Yuri lo fulminó con la mirada.

- No voy a ser tu guardia de seguridad - 

- Ya te compré una camiseta que dice "Anti suripantas social club" - continuó hablando Víctor, como si su compatriota no hubiera dicho nada.

Yuuri se atragantó con el té y Yuri se puso de pie, dejando su bandeja con un golpe seco.

- Estoy almorzando en el vestuario - rezongó, alejándose de los dos mayores.

Más tarde, el joven googleo el significado de suripanta, encontrándose con que era un sinónimo elegante de la palabra “prostituta”.

 

Chapter 4: Paso 4: los invitados

Notes:

El primer kudo del fic, muchas gracias olivclark ♥

Acá otro capítulo para ustedes, los adoro!!

Chapter Text

Un día libre.

Finalmente.

Sin entrenamientos, sin Yakov gritándole en cinco idiomas, sin periodistas persiguiéndolo como si fuera un idol coreano.

Yuri se había instalado en el departamento de Víctor y Yuuri, tirado panza arriba en su sofá, con su control de videojuegos en las manos, auriculares gamers puestos, gritando en ruso y en inglés mientras jugaba Valorant en la pantalla de casi cuarenta pulgadas colgada en la pared.

- ¡Leo, flanquea por la izquierda! ¡Guang-hong, dejá de morir! - bramó al micrófono - ¡Beka, cubreme! - 

Detrás suyo, en la mesa, Yuuri y Víctor repasaban una hoja larguísima: la lista de invitados. Aparentemente, enviarían la mayoría de las invitaciones por email y otras en papel, al menos a quienes vivian cerca de ellos así que la estaban pasando a la laptop para hacer la lista definitiva.

Yuri no les hacía el menor caso hasta que le llegó un fragmento de la conversación cuando se estaba acomodando sus audífonos.

- No es necesario darle una invitación de papel a JJ, no es muy cercano a nosotros... - decia Yuuri en tono inseguro.

- ¿JJ? - repitió el rubio, volteandose tan rápido que le dio un tirón en el cuello. Se quitó los auriculares - ¿Van a invitar a JJ? -

- ¡Shhh, Yurio, que estoy leyendo! - lo regaño Víctor, que miraba la computadora, mientras Yuuri le sonrió con pena.

Yuri se levantó y caminó hasta la mesa, echándole un vistazo a la lista desde detrás de la silla de su tocayo. Frunció el ceño al leer algunos nombres:

- ¿Stephane Lambiel? ¿Michelle Kwan? ¿Evgeny Plushenko? - miró a los dos adultos - Pensé que era una boda, no una fiesta de ancianos jubilados -

- ¡Son amigos! - protestó Víctor. - Y algunos fueron mis ídolos. ¡Imagínate lo que significa compartir mi boda con ellos! - 

- Solo te falta invitar al tipo que maneja el zamboni - masculló Yuri, cruzado de brazos.

- Matvey y su esposa ya están en la lista - admitió Yuuri, señalando la línea que decía "Matvey, el tipo del zamboni y su señora" con una expresión totalmente neutral.

- ¿¡Qué!? - gimió Yuri, llevándose las manos a la cabeza.

- Conozco a Matvey desde mi primer Nacional - respondió Víctor - ¿Cómo no lo voy a invitar si le debo media vida por haberme salvado de caerme sobre hielo sucio? - 

Yuri se frotó la cara, intentando no gritar.

- Bueno, al menos invitaron a Beka ¿no? - preguntó, su paciencia empezando a agotarse.

Víctor le sonrió como un gato.

- ¿Qué clase de padres seríamos si no invitaramos a tu novio? - fue su respuesta. 

- Voy a darte una patada tan fuerte que vas a tener que casarte en sillas de ruedas - amenazó Yuri, rojo como un tomate y alejándose al instante para regresar a su juego.

Yuuri intervino, suave como siempre.

- No estamos diciendo que JJ nos encante, pero si invitamos a todos nuestros colegas y lo dejamos afuera, va a parecer mala intención - 

- ¡No es mala intención, es sentido común! - protestó Yuri, regresando a la mesa - ¡Ese idiota va a arruinarlo todo! -

Después de diez minutos discutiendo, no llegaron a ningún acuerdo: JJ seguía en la lista, Matvey también, y Yuri estaba considerando seriamente no asistir. Pero entonces Víctor, muy emocionado, sacó un sobre y se lo entregó a Yuri.

- ¡Mirá esto! Es el primer prototipo de la invitación. Papel pergamino, letras doradas, detalles azul hielo y rosa sakura. Digno de un cuento de hadas - 

- Digno de una pesadilla diseñada en Pinterest - rezongó Yuri, aunque tomó el papel con cierto interés.

Y,  aunque no lo dijera en voz alta, estaba un poco emocionado de recibir una invitación personalizada.

Pero solo un poco.

 

Chapter 5: Paso 5: los trajes

Notes:

Hola a todos~ Gracias por seguir el fic, los quiero 🥲🩷💙💜

Chapter Text

- ¿Por qué me traes a mí y no a tu cerdo? - refunfuñó Yuri, fastidiado por el viento que le pegaba en el rostro y lo despeinaba.

Odiaba viajar en el descapotable de Victor en días con mucho viento y al viejo no le gustaba ponerle el techo porque "arruina la estética del auto" y no combinaba con su color rosa bebé.

- ¡Porque es de mala suerte ver la ropa del otro antes de estar en el altar! - respondió Víctor con esa sonrisa brillante que debería estar prohibida antes de las nueve de la mañana - Y además, necesitás un traje también - 

- ¿Y por qué tiene que ser personalizado? - siguió protestando Yuri mientras salían del auto, para luego ser arrastrado por el mayor al enorme local de alta costura que parecía más un museo que una tienda - Puedo usar cualquiera, ni siquiera soy familia - 

- ¡Claro que eres familia! - replicó Víctor - Y quiero que luzcas espectacular, no irás a mi boda con un traje cualquiera - 

Yuri resopló, cruzado de brazos, mientras los vendedores lo sentaban en un elegante sofá blanco con un café en una mano y una estilista sacándole medidas en la otra.

No sabía como le hacían para sacarle las medidas estando sentado pero mejor para él, menos esfuerzo para hacer.

Después de una hora de mirar trajes, o más bien Víctor rechazando uno tras otro con comentarios como “demasiado mafioso” o “completamente deprimente”, Yuri finalmente se levantó de golpe y señaló un traje blanco con rayas negras perfectamente entallado.

- Ese. Quiero ese. Es genial - 

Víctor entrecerró los ojos.

- Eso parece sacado de una colaboración entre el Joker y Beetlejuice - 

- ¡Justamente por eso me gusta! - espetó Yuri.

- ¡No vas a ir a mi boda con eso! - declaró Víctor con tono de telenovela - Vas a arruinar todas las fotos y hacer llorar a las abuelas -

- ¿Cuales abuelas? - preguntó el menor, ya sin entender nada

- ¡Yuuri debe tener abuelas! - replicó Víctor, como si eso resolviera todo - Aunque nunca las he visto... -

- Y vas a casarte con él - susurró el rubio, completamente hastiado.

Después de mucho debatir, medirse, quejarse, y de que Yuri amenazara con huir si le mostraban un solo traje más, llegaron a un acuerdo.

Yuri usaría un traje celeste hielo, entallado, elegante. Uno que no gritaba “niño rebelde” pero tampoco “niño bueno”. Lo justo para que no sintiera que lo estaban disfrazando.

Víctor, por su parte, se decidió por una versión blanca y nupcial de su icónico Stammi Vicino, con telas más finas y detalles en rosa y plata.

- Es demasiado - suspiró Yuri mientras se miraba en el espejo, observando cómo le ajustaban las mangas.

- Yurio - le dijo Víctor, acercándose con expresión seria por una vez en su vida - Eres muy importante para nosotros. Yuuri y yo no podríamos imaginar este día sin ti - 

Yuri se mordió el labio, incómodo por el nudo que le formaban esas palabras en la garganta. Fingió mirar el celular.

- Sí, bueno… igual podría haberme comprado algo por internet. Tampoco necesitabas hacer tanto drama - murmuró, aunque se quedó callado un rato más frente al espejo, tocando el fino bordado celeste del puño.

No lo iba a admitir en voz alta. Jamás.

Pero ese traje le gustaba.

Y mucho.

 

Chapter 6: Paso 6: el menú

Notes:

Muchas gracias Danie_la por tu comentario, me alegra que estés disfrutando el fic.

Y gracias a todos por seguir leyendo 💙🩷💜

Chapter Text

- ¿Cuántas personas confirmaron ya? - preguntó Yuri mientras masticaba una bolita de arroz con evidente aburrimiento.

- Ciento veinte - respondió Yuuri, mirando su teléfono, levemente nervioso.

Los tres patinadores estaban sentados en un restaurante japonés, rodeados de bandejas y platos pequeños, con una videollamada abierta frente a ellos en la laptop de Victor, donde Mari y Yuuko observaban con atención desde Hasetsu.

- Ciento veinte - repitió Yuri, casi escupiendo el bocado - ¿Están locos? ¿Quién conoce a tanta gente? -

- ¡Tenemos muchos amigos! - se defendió Víctor, girando un maki con sus palillos.

- Yo no tengo ni cinco personas que me agraden - bufó Yurio.

- Eso es porque eres un gruñón - le respondió el mayor.

- Igual no van a cocinar ustedes, ¿no? —Yuri frunció el ceño, mirando a Yuuko y a Mari - No pueden encargarse de todo solos - 

- Claro que no - respondió Mari con una sonrisa apurada - Ya hablamos con una empresa de catering, pero queríamos elegir el menú con tiempo. Y para eso están ustedes ahí - 

- Y yo quería katsudon - murmuró Yuuri, bajando la mirada con expresión de niño ilusionado - pero no creo que sea un plato ideal para una boda - 

- Katsudon con trufa - sugirió Víctor, y todos lo ignoraron como si no hubiera hablado.

Después de probar ocho tipos distintos de sushi, tres sopas que Yuri calificó como “agua con hojas verdes insipidas” y un pavo vegano que casi le da ganas de demandar al chef, el adolescente golpeó la mesa con las manos.

- Estoy harto. Les voy a pasar la receta del katsudon pirozhki de mi abuelo, este menú es un asco - 

Los adultos lo miraron sorprendidos.

- ¿En serio harías eso? - preguntó Yuuri, con una sonrisa tímida.

- Sí, con tal de no comer estas bolitas de arroz que saben a aire en la boda. Además, mi abuelo estaría orgulloso de que su receta se sirva en una boda internacional llena de idiotas famosos - respondió el rubio, apartando su plato.

- ¡Qué tierno! - exclamó Víctor, limpiándose una lágrima imaginaria.

- No me hagas arrepentirme, viejito - amenazó Yuri.

Así fue como el katsudon pirozhki se convirtió en el plato principal del menú, acompañado del clásico katsudon (Victor se negó a tener una boda sin su platillo favorito) y una variedad de entremeses japoneses y rusos como entrada: gyozas, empanaditas de papa, y mini onigiris.

Yuuko y Mari aplaudieron desde el otro lado de la pantalla y hasta Víctor prometió no intentar reinventar el menú con caviar o algas doradas.

- ¿Y los postres? - preguntó Víctor, revisando el menú.

- Si me ponen algo con matcha, me voy - advirtió Yurio, cruzado de brazos.

- Ya veremos - murmuró Víctor, sonriendo con esa expresión que significaba que justamente pensaba hacer eso.

Yuri suspiró, resignado, mientras buscaba la receta en las notas del celular de su abuelo.

 

Chapter 7: Paso 7: el pastel

Notes:

Gracias Danie_la y Laury por sus comentarios!! 💙💙

Y a todos por sus kudos y sus vistas, los quiero 💜🩷💙

Chapter Text

- ¿Y ahora qué es esto? - gruñó Yuri, mirando con desconfianza el catálogo de pasteles de boda sobre la mesa - ¿Por qué este pastel es verde? -

- ¡Pistacho! exclamó Víctor, emocionado - Es exótico, elegante y tiene ese tono entre esmeralda y pasto que grita sofisticación -

- Grita veneno, querrás decir - espetó el menor, empujando el catálogo como si lo contaminara con solo tocarlo - ¿Desde cuándo alguien pide matcha de pistacho con whisky de malta como pastel de boda? -

- Desde siempre, si se quiere innovar - respondió Víctor, ofendido - El whisky representa la pasión madura. Y el pistacho... el alma rusa. O algo así - dudó al final.

- El alma de alguien con paladar muerto - murmuró el rubio.

Yuuri, que seguía revisando los formularios de RSVP en su tablet, levantó la vista con una mueca preocupada.

- Creo que deberíamos revisar las alergias antes de elegir cualquier sabor... exótico. No quiero que nadie se infle como globo en plena fiesta - le dijo a su prometido.

- Es una bena idea - admitió Víctor, rascándose la barbilla - ¿Alguien envió algún requisito especial? -

Yuuri deslizó con el dedo por la lista digital de invitados y suspiró.

- Solo JJ. Escribió y cito: “alérgico a no ser el centro de atención, pero todo bien con el gluten” - 

- No inviten a ese tipo, se los ruego - dijo Yuri, que ya estaba harto de tener que imaginarse compartiendo katsudon con la sonrisa inflada del canadiense.

- Ya está invitado - canturreó Víctor, tomando otra porción de pastel para probar.

- Por tu culpa, puerco - lo acusó Yuri - A ti te da culpa excluir a la gente - 

Finalmente, luego de muchas pruebas, discusiones innecesarias y un intento fallido de Víctor por incluir un pastel de lavanda y té verde “inspirado en el aroma de la almohada de su amado”, se decidieron por algo que a los tres les gustó:

Pastel de chocolate con relleno de Nutella.

Simple, clásico, amado universalmente. Yuri lo aprobó con un gruñido de satisfacción.

- Al menos esto no sabe a jardín mal regado - sentenció, lamiendo el tenedor con disimulo - Me llevo una muestra para el camino -

- ¡Ese es el mío! - se quejó Víctor, persiguiéndolo mientras Yuri corría con el plato.

Mari y Yuuko, todavía en videollamada, se reían desde Hasetsu.

- La boda va a ser un caos, ¿verdad? - preguntó Mari.

- Sí - suspiró Yuuri con resignación, acariciando a Makkachin, que estaba dormido a sus pies.

 

Chapter 8: Paso 8: las flores

Notes:

Hola a todos, otro capítulo fresquito para ustedes, los quiero <3

Chapter Text

El estudio de ballet estaba en completo silencio, solo interrumpido por el sonido de la respiración controlada de Yuri y el tenue crujido de sus músculos. Se encontraba en plena sesión de estiramientos bajo la atenta mirada de su coreógrafa, Madame Lilia, cuando la puerta se abrió con un golpe exagerado que solo una persona se atrevería a dar en casa de la ex bailarina.

- ¡Liliaaaa! - canturreó Víctor, entrando con una sonrisa y una carpeta gigante bajo el brazo - Necesito tu ojo estético para una cuestión floral de vida o muerte - 

Yuri resopló sin siquiera levantar la cabeza del suelo.

- ¿Qué hacés aquí? Este es mi espacio libre de boda - murmuró, aún estirándose.

- Lo era - corrigió Víctor, sentándose junto a Lilia que lo observó con la ceja levantada - Hasta que decidamos cual ramo es el más impresionante para el cortejo nupcial - 

Lilia cruzó las piernas con elegancia y tomó la carpeta.

- Te tomaste el trabajo de armar un catálogo - comentó en tono neutro.

- ¿Qué esperabas? ¡Esta boda será histórica! - asintió el peli plateado.

Yuri gimió por lo bajo.

- ¿Y qué querés de mí? - le preguntó el menor.

- Tu aprobación - respondió Víctor, hojeando las páginas - Vas a llevar un mini ramo. Lo decidimos con Yuuri. Todos los miembros del cortejo llevarán uno: Yuuri, tú, yo y Toshiya-san - 

- No quiero un ramo - contestó Yuri tajante.

- Demasiado tarde - replicó Víctor con dulzura venenosa - Será uno pequeño, tal vez de lirios blancos o gardenias, algo que contraste con tu traje celeste hielo. ¿O prefieres peonías? - 

Yuri lo miró como si le hubiese preguntado si quería patinar disfrazado de cupcake.

- Voy a usar lo que elija Lilia. Con tal de no seguir hablando de flores - decidió al final. 

Después de todo, Lilia escogía sus trajes y peinados para sus programas, podía elegir un ramo insignificante por él.

Víctor puso cara de ultraje dramático.

- ¡Qué poco colaborativo eres, Yurio! - 

Lilia, sin decir palabra, le indicó al rubio que volviera a estirarse. Yuri obedeció hasta que ella, con la sonrisa más gélida de su repertorio, le señaló el rincón más doloroso de la barra.

- Si vas a delegar decisiones, al menos que tu cuerpo no se vuelva flojo por tanto negativismo - lo regañó.

Yuri gruñó mientras se doblaba sobre sí mismo.

- Esto es un castigo disfrazado de estiramiento - se quejó el menor.

- Esto es lo que pasa cuando abandonas tus responsabilidades - le respondió Lilia, hojeando el catálogo junto a Víctor - A mí me gustan los ranúnculos. Son elegantes, sobrios -

- ¡Perfectos para Yurio! - celebró Víctor - Agregaremos lavanda para perfumar el ramo -

- Quiero morirme - gimió Yuri, colgando de la barra como si estuviera sufriendo una ejecución.

Víctor lo ignoró y escribió con entusiasmo en una libreta.

- ¡Siguiente paso cumplido! - anunció, cerrando la carpeta y yéndose con la misma rapidez con la que había llegado.

Yuri suspiró y se dejó caer al suelo, mientras Lilia lo miraba desde lo alto.

- Vamos, Yuri Plisetsky. Quejándote no florecerás - le señaló la mujer.

- Ugh, ni siquiera eso tuvo gracia - refunfuñó Yuri, volviendo a levantarse.

 

 

Chapter 9: Paso 9: Los padrinos (que no son mágicos)

Notes:

Hola a todos! Les quería contar algo: este fic es una precuela de otro fic (que es Otayuri) que escribí primero y que también lo tengo completo, aunque me falta editarlo un poco y, a lo mejor, cambiar el final.

Si quieren puedo publicar ambos a la vez, como ustedes quieran, pero les advierto que el Otayuri no es tan feliz como este jijiji

Gracias por su apoyo, los quiero.

Chapter Text

Era un día gris en San Petersburgo, el servicio meteorológico anunció una tormenta, pero eso no detuvo a Yuri de caminar hasta el departamento de los prometidos cursis con una sola cosa en mente: conseguir que Víctor le pagara el boleto en primera clase hasta Hasetsu con sus millas de vuelo.

Después de todo, si iban a arrastrarlo a Japón para una boda ridícula, lo mínimo era viajar como una estrella del patinaje mundial.

Golpeó la puerta con impaciencia y fue Yuuri quien abrió, con una sonrisa tranquila y ese aire de “algo estamos tramando” que solo lo preocupó.

- ¡Yurio! Te estábamos esperando - le dijo, haciéndose a un lado para dejarlo entrar.

- ¿Qué hicieron ahora? - suspiró el aludido, sentándose en el sillón mientras Yuuri cerraba la puerta. No alcanzó a notar que el japonés tenía el teléfono listo para grabar.

Antes de que pudiera hacer más preguntas, Víctor apareció por el pasillo junto a Makkachin.

Llevaba una cajita entre las manos.

- ¡Tarán! Esto es para ti - le dijo el mayor, entregándosela con ceremonia.

- ¿Qué demonios es esto? - gruñó Yuri, mirando la caja como si pudiera morderlo.

- Ábrela - le indicó Yuuri con voz baja y dulce, mientras grababa.

Yuri resopló, quitó la tapa y frunció el ceño.

- Es... ¿una hoja? -

La desplegó. La caligrafía de Víctor —ridículamente ornamentada— decía:

“¿Serás nuestro padrino?”

Yuri parpadeó.

- ¿Eh? -

- Es para la ceremonia - le explicó Víctor, sentándose junto a él - Necesitamos testigos legales para firmar el acta. Yuuri ya eligió a sus dos: Phichit, su mejor amigo, y Yuuko, que fue quien le mostró por primera vez un video mio. Es muy simbólico, ¿no? - 

Yuuri asintió desde detrás del teléfono.

- Y yo te elijo a ti, Yurio - continuó Víctor, apoyando una mano en su hombro - Porque, bueno, eres importante para mí. Para nosotros. Y Chris, claro, será el otro padrino - 

Yuri se quedó en silencio. No podía mirar directamente a ninguno de los dos. Su garganta se sentía rara, como si hubiera tragado una espina. Nadie le había pedido algo así antes, al menos no con esa clase de ternura que tanto odiaba y necesitaba.

- ¿Y? - preguntó Yuuri con una sonrisa - ¿Aceptás? -

Yuri tragó saliva.

- Tsk... sí, sí. No hagan tanto escándalo - masculló, cruzándose de brazos y volviendo a mirar el papel, pero sin poder borrar esa pequeña y genuina sonrisa que le brotó sin permiso.

- ¡Lo sabía! - exclamó Víctor, abrazándolo por los hombros.

- ¡Víctor, no lo estrangules! - rió Yuuri desde detrás del teléfono.

Yuri gimió, como si estuviera sufriendo una tortura.

- Y ahora que ya dijiste que sí - añadió Víctor, guiñandole un ojo - puedes usar mis millas para tu pasaje. Pero nada de pedir menú extra, ¿eh? - 

- Voy a pedir lo que quiera - replicó Yuri, aunque en voz baja - Soy tu maldito padrino, después de todo - 

 

 

Chapter 10: Paso 10: el viaje

Notes:

Me disculpo por haber desaparecido pero como una persona adulta me vida se reparte entre chambear y lamentar mis decisiones. Los quiero, disfruten el capítulo

Chapter Text

Yuri Plisetsky pensó que nada lo sorprendería ya a estas alturas, pero claramente había subestimado el caos que podía generar la boda más pública y ruidosa del mundo del patinaje artístico.

Aunque la organización a distancia llevó meses, con competencias en el medio, incluidos varios cumpleaños, hasta el suyo propio, pero Victor había logrado su objetivo de casarse casi un año después de su propuesta.

Estaba seguro de que groomzilla debía ser su apodo entre los proveedores de la boda.

De todas formas, con todo el dinero que él y la familia del cerdo habían gastado en la boda, no podía entender como un avión privado no estaba incluido en el presupuesto.

El Aeropuerto de San Petersburgo estaba colapsado: no de vuelos, sino de periodistas, fanáticos con pancartas, paparazzis y hasta algún que otro influencer de TikTok que claramente no tenía nada mejor que hacer. Y todo por ver cómo la realeza del hielo se subía a un avión rumbo a Japón.

- ¿Ya estás en la fila de embarque? - le preguntó Otabek por teléfono, con su voz grave y calmada.

Había llamado a su amigo, ya que era demasiado orgulloso para llorarles a los viejos, Yakov y Lilia acerca de como el aeropuerto lleno de gente lo estaba poniendo nervioso.

- Casi - gruñó Yuri, poniéndose su capucha mientras se abría paso entre flashes y gritos - Si alguien más me pregunta si voy a llorar en la ceremonia, voy a vomitar - 

- Eres famoso, Yura. Lo tienes que asumir - Se burló el mayor.

- ¿Famoso? ¡Soy víctima de una exposición no consensuada! - soltó, con la voz cargada de drama mientras empujaba su maleta - Esta boda está destruyendo mi vida. Encima Victor publicó hasta el menú en Instagram - 

- Lo vi. Y me dio hambre - 

Yuri estaba por responder con una queja más cuando un chillido indignado lo interrumpió.

- ¡¿Cateo aleatorio?! ¡Pero si no tengo nada, lo juro! - gritó Georgi desde unos metros atrás, justo antes de ser rodeado por personal de seguridad.

El caos fue inmediato.

Varios patinadores soltaron carcajadas, otros sacaron sus teléfonos y algunos simplemente señalaron a Georgi mientras se burlaban en voz alta.

Yuri no pudo evitar reírse por lo bajo mientras retomaba su conversación.

- A Georgi le tocó un cateo aleatorio, otra vez. ¿Por qué siempre a él? -  le comentó a su amigo.

- Quizás tenga un aura sospechosa - sugirió Otabek con tono divertido.

En ese momento, una voz áspera retumbó por encima del murmullo general:

- ¡Muy bien! ¡Todos los que se están riendo, a cateo también! -

Yuri se detuvo en seco, el teléfono pegado a su oreja.

Se volteó, viendo a un oficial de seguridad del aeropuerto haciéndole señas al grupo que rodeaba a Georgi, encabezados por Victor, quien parecía a punto de orinarse de la risa mientras filmaba al pelinegro con su celular, con Yuuri intentando alejarlo de la situación.

- ¿Qué carajos…? - susurró horrorizado.

- ¿Están por catearte? - preguntó Otabek, soltando una carcajada.

- ¡No, ni lo sueñes! - 

Yuri se dio la vuelta rápidamente, evitando la línea de visión de los agentes, y se metió entre un grupo de señoras con bolsos enormes, usando su delgadez a su favor para desaparecer entre la multitud.

- Yo no tengo tiempo para que me metan en una sala para que me revisen el trasero - le dijo a su amigo.

- Eso suena muy sospechoso - se burló el kazajo - ¿Te has metido algo allí para llevarlo de contrabando? -

- Callate - 

El rubio se contuvo de decirle que él podría meterle algo en el trasero cuando quisiera pero no era el momento o el lugar, además de que no estaba de humor.

Cuando finalmente llegó a la puerta de embarque, escaneó su pasaje y subió al avión, suspirando de alivio. El interior del avión estaba tranquilo, siendo Yuri el primero de su enorme grupo en arribar a la nave.

Se acomodó en su cómodo asiento de primera clase mientras seguía hablando con Otabek cuando una azafata habló por el altavoz:

- Estimados pasajeros, debido a un procedimiento de seguridad extendido, nuestro vuelo partirá con una demora aproximada de dos horas - 

- Perfecto - masculló Yuri - Dos horas encerrado, sin comida y con cobertura intermitente. ¿Qué más podría pedir? - 

- Una buena compañía - murmuró Otabek por el teléfono - Yo ya estoy en Hasetsu. Te extraño - 

Yuri se quedó en silencio un momento, mirando por la ventanilla. Después suspiró.

- Yo también, pero no digas esas cosas cuando estoy rodeado de periodistas - le respondió en voz baja.

- Ya falta poco. Aunque con tu itinerario de padrino, no sé si logremos vernos a solas - admitió el mayor.

- Vamos a encontrar un momento. Aunque sea durante la hora de la siesta de Victor - resolvió Yuri.

- Trato hecho - respondió Otabek.

Yuri sonrió por primera vez desde que había pisado el aeropuerto. Al menos, no todo estaba perdido.

Aunque realmente tardaron dos horas en catar a todo su grupo, quienes ingresaron al avión guiados por un furioso Yakov, que terminó estallando cuando Yuri alzó una copa de champán cuando pasó por su lado.

- ¡YURI! -

 

 

Chapter 11: Paso 11: la llegada a casa

Notes:

Hola a todos! Muchas gracias por sus lindos comentarios, me levantaron mucho el ánimo, gracias por su apoyo <3

Chapter Text

Después de un vuelo eterno y otro aeropuerto colapsado por periodistas, Yuri Plisetsky llegó a la conclusión de que casarse debería estar prohibido para personas como Victor Nikiforov.

Y eso que aún no habían llegado a Hasetsu.

El aeropuerto de Fukuoka estaba atestado. Las cámaras y micrófonos se alzaban cada vez que alguien reconocía a uno de los patinadores rusos que iban a la boda más esperada del patinaje artístico. 

Georgi saludaba a todos con la mano, encantado con la atención después de lo ocurrido en San Petersburgo. Junto a él, Mila posaba sonriente.

Yuri, por su parte, caminaba con la capucha de su sudadera puesta, los auriculares puestos y con su tipica expresión de fastidio.

Yakov trataba inútilmente de ordenar al grupo.

- ¡Georgi, deja de hablar con esa mujer! ¡Mila, no te pongas a firmar autógrafos ahora! ¡Yuri, apurate que perderemos el tren! - 

Yuri ni lo escuchó. Iba con el celular en mano, hablando con Otabek por chat:

"Estoy en camino. Tuvimos que esquivar periodistas y sobrevivir a una fila de migraciones. Si alguien más me pregunta si traje los anillos, juro que voy a empezar a morder a la gente" - Y

 "Tranquilo, he alquilado una moto, asi que te esperare en la estación" - O

"Por fin una buena noticia!!" - Y

"Si las hemorroides que te salieron en el trasero no te molestan, aún no me dijiste que es lo que te metiste ahi" - O

"Eres un idiota" - Y

Yuri apenas pudo contener una sonrisa por el chiste.

Cuando por fin abordaron el tren, los rusos ocuparon todo un vagón. Mila sacó dulces, Georgi se puso a contar anécdotas sobre “el amor eterno”, Yakov discutía con Lilia sobre el caos de horarios, y Yuri se hundió aún más en su asiento.

- Esto no puede empeorar - murmuró, avisándole a Otabek que ya estaba en el tren.

Spoiler: sí podía.

Apenas bajaron en Hasetsu, se encontraron con lo que parecía ser todo el pueblo en la estación, con carteles, cámaras y hasta una banda escolar tocando una versión desafinada de la marcha nupcial.

- No puede ser… - Yuri sintió que el alma se le escapaba por la nariz.

Alguien gritó "¡Victor, Yuuri, felicidades!" y, como si estuvieran en un desfile, los novios salieron a saludar como si fueran de la realeza.

- Me largo de aquí - susurró Yuri, girando por una calle lateral antes de que alguien pudiera arrastrarlo al centro de atención.

Y entonces lo vio.

Otabek Altin, apoyado contra una moto, con dos cascos y una sonrisa tranquila que parecía decir “sabía que ibas a escapar”.

Yuri se le acercó y sin decir palabra se abrazaron con fuerza.

- Yura - saludó el mayor y Yuri sintió que hundió el rostro en su cabello.

- Beka - asintió, él hundio su rostro en la chaqueta de cuero de su amigo, complacido de sentir el aroma a cuero y perfume.

Era como estar en casa.

Se separaron, ataron el equipaje en la parte trasera de la moto y partieron directo hacia el onsen. A lo lejos, la música seguía y alguien gritaba algo sobre que Victor había saludado como la Reina Isabel.

Yuri se guardo su comentario mordaz, prefiendo abrazar a Otabek y fijarse en las vistas a su alrededor.

Cuando llegaron, el lugar ya estaba decorado con faroles, flores y un cartel enorme que decía “Victor y Yuuri”. Aunque los novios no habían llegado aún, la multitud lo reconoció igual.

- ¡Yuri Plisetsky-kun! - gritó alguien - ¡El Tigre Ruso del Patinaje! -

Y, sin querer, se ganó su propia ovación.

La gente sacó fotos, algunos corearon su nombre, y Yuri se puso rojo, complacido por el apodo de "tigre ruso", asintió apenas, saludando con la mano mientras murmuraba:

- Están todos locos - 

Otabek soltó una risita y lo guió hacia donde estaba Mari Katsuki, quien le dio un enorme abrazo y no paró de ofrecerle comida y bebidas.

Treinta minutos después, Victor y Yuuri hicieron su entrada oficial, saludando como estrellas de cine, y recibieron otra ronda de aplausos.

- Te ganaron en ovación - le dijo Otabek.

Yuri le dio un codazo y siguió comiendo.

 

Chapter 12: Paso 12: La despedida de soltero

Notes:

Hola a todos! Gracias por seguir el fic, me acabo de dar cuenta que solo quedan 8 capítulos para terminar y ya llegamos al fic que yo considero "principal", que emocionn~

Chapter Text

El primer día completo en Yu-topia por fin pasó y Yuri ya se había rendido ante el poder tranquilizador de las aguas termales. Hundido hasta los hombros, con los brazos en los bordes de piedra y una toalla sobre la cabeza, suspiró de placer.

- Esto es vida - murmuró, mirando de reojo a Otabek, que estaba a su lado, tan relajado que parecía una escultura de Buda.

Ese momento de paz duró exactamente cinco segundos, porque Victor apareció como una tormenta primaveral.

- ¡Yurio! - canturreó, con bata de baño y una copa de sake - ¡No puedes quedarte toda la noche aquí! ¡Tienes que venir a una despedida de soltero! -

Yuri abrió un ojo, dudoso.

- ¿Una? ¿Cuántas hiciste? - preguntó cauteloso..

- Dos - respondió Victor, sonriendo - La mía es ahora en el restaurante del onsen y la de Yuuri es en el gimnasio de su antigua escuela. ¡Tienes que elegir a cuál vas! -

- ¿Y qué hacen en cada una? - 

- Oh, la de Yuuri es tranquila. Karaoke, bebidas, cosas tradicionales. La mía es más libre. Haremos juegos, brindis, música… ¡Chris trajo su playlist especial! - respondió el mayor, soltando un chillido entusiasmado.

Yuri arrugó la nariz. Eso no podía significar nada bueno.

- ¿Y puedo no ir a ninguna? -

- ¡No! - 

Ante la insistencia de Victor y las pocas ganas de soportar una escena, Yuri decidió lo siguiente:

- Iré a las dos por un rato. Pero Beka viene conmigo - 

Señaló al aludido, que los observaba con aburrimiento.

- ¡Obvio! ¡Invitado especial! - asintió Victor, guiñando un ojo.

A regañadientes, Yuri salió de las aguas termales con Otabek siguiendolo en silencio, si Víctor no los hubiera seguido a su dormitorio, se hubiera tomado su dulce tiempo para vestirse.


El restaurante del onsen se había transformado en un caos decorado con luces tenues, guirnaldas blancas y rosadas, y música lounge de fondo que iba mutando cada vez más hacia EDM a medida que las botellas se vaciaban.

Chris ya se había quitado la camisa, Yakov había desaparecido misteriosamente tras el tercer brindis y Georgi estaba llorando en una esquina, abrazando a una planta ornamental que alguien había decorado con luces LED.

Yuri y Otabek se sentaron a un costado, en una de las mesas menos concurridas, compartiendo un pequeño plato de bocadillos en silencio. Al menos hasta que Mila apareció con una copa en la mano.

- ¡Otabek! ¡No te había visto! - canturreó, sentándose a su lado como si fuera lo más natural del mundo, apoyando una mano sobre su hombro.

Otabek apenas la miró, incómodo, pero ella no pareció notarlo.

- ¿Cómo te trata Japón? Apostaría lo que quieras a que eres el más sexy de todos los extranjeros en Hasetsu - dijo con un guiño.

Yuri frunció el ceño desde el otro lado de la mesa, girando lentamente su cuerpo hacia ellos.

- Mila, estás borracha - le gruñó.

- ¡Estoy celebrando el amor! - respondió ella, y volvió a mirar a Otabek con una sonrisa - Por cierto, Beka... ¿puedo llamarte así, verdad? ¿todavía tienes esos brazos marcados de cuando entrenabas para el Mundial? Podrías mostrarlos en un baile con Chris… -

- ¡¿Qué dices bruja?! - saltó Yuri, levantándose tan rápido que tiró su silla.

Mila lo miró con una ceja alzada, divertida.

- ¿Qué te pasa? - 

- No necesito que le estés babeando encima a mi… - Yuri se detuvo en seco, mordiéndose la lengua.

- ¿Tu qué? —preguntó Mila con una sonrisita pícara.

Otabek carraspeó, desviando la mirada, visiblemente incómodo.

- Vamos, Yura - dijo en voz baja, levantándose y tendiendole una mano - Mejor vamos a la otra fiesta - 

- Sí. Mejor. - asintió el aludido, tomando su mano y le lanzó una última mirada furiosa a Mila, que levantó su copa en un gesto burlón.

Cuando ya salían del salón, Otabek se inclinó un poco hacia él:

- No tenías que ponerte así, Yura - lo regañó en voz baja.

- ¿Ah no? Porque parecías muy cómodo con su manito en tu hombro - espetó Yuri, cruzado de brazos.

- No estaba cómodo. Pero tú estabas celoso - le señaló el otro, sonriendo.

Yuri lo fulminó con la mirada, las mejillas encendidas.

- ¡Cállate! - 

Otabek sonrió, satisfecho.

- Está bien. Me gustó - 

- ¡Idiota! - masculló Yuri, aunque no soltó su mano mientras se dirigían a la otra fiesta.

La despedida de Yuuri era otro tipo de descontrol.

El gimnasio de la escuela estaba decorado con faroles, cintas doradas y un enorme cartel que decía “¡Felicidades Yuuri!”. 

El festejado estaba vestido con un kimono blanco y trataba de mantener la compostura mientras sus antiguos compañeros hacían karaoke a los gritos y Phichit se sacaba selfies con absolutamente todos los presentes.

Makkachin también estaba allí, corriendo entre los invitados más ebrios, que intentaban agarrarlo por la cola o las orejas.

Yuri se cruzó con Takeshi Nishigori, quien estaba completamente rojo, cantando una canción de amor a un pedazo de pastel frente a la mirada divertida de Yuuko, quién lo grababa con su teléfono. Ahora ya sabía de dónde habían sacado las hijas de la pareja su manía de grabar en secreto a la gente.

- ¿Quieres quedarte aquí? - le preguntó Otabek, mirando cómo alguien hacía una coreografía improvisada en un escenario.

- No. Vámonos antes de que se den cuenta que estamos aqui - respondió el rubio.

Salieron y caminaron por la playa en silencio. La luna se reflejaba en el mar y la brisa era cálida. Yuri entrelazó sus dedos con los de Otabek, otra vez, sin mirarlo.

- Esto es lo único normal de todo el viaje - dijo en voz baja.

- Y lo mejor - agregó Otabek, apretando su mano.

- Estos idiotas se olvidan que tenemos que prepararnos para el Grand Prix Final después de esto - le recordó Yuri - Mejor para mi, menos competencia -

- Todavía te quedo yo - se burló Otabek.

Caminaron un largo rato por la playa, hablando sobre sus programas de patinaje y sus nuevos trajes hasta que se cansaron.

Volvieron al onsen cuando ya era muy tarde y pasaron por el restaurante, donde el panorama era aún peor que antes.

Victor dormía con media cara sobre una mesa, abrazando a una botella. Chris había quedado en el suelo con un abanico tapándole la cara. Georgi seguía llorando en voz baja. Y en una esquina, Yakov estaba sentado, tomando té, como si no hubiese pasado absolutamente nada.

Yuri suspiró.

- Si esta es la despedida de soltero, no quiero ni imaginar la ceremonia - se lamentó.

Los dos jóvenes pasaron por el desastre hasta dirigirse a la habitación que compartían, negando con la cabeza al ver a Mila escondida en un armario de limpieza, gritando en ruso mientras hablaba por teléfono.

 

 

Chapter 13: Paso 13: Descanso (para recuperarse de la resaca)

Notes:

Hola a todos, otro capítulo para ustedes. Los quiero~

Chapter Text

Yuri abrió los ojos lentamente, sintiendo el familiar dolor detrás de las sienes que normalmente aparecia en los días de competencia, aunque sabía que el estrés era debido a la boda que se llevaria a cabo el día siguiente.

Se incorporó en el futón, notando que su cabeza había estado apoyada en el pecho de Otabek, quien aún dormía profundamente. Una parte suya quiso volver a cerrar los ojos y dejar que el silencio lo envolviera, pero su estómago gruñó.

- Beka, despierta - murmuró, dándole un codazo leve.

Otabek frunció el ceño, murmuró algo en kazajo y se estiró como un gato, todavía adormilado.

- ¿Qué hora es? - preguntó con voz rasposa.

Yuri sintió que se derretia al escucharlo y le acarició el cabello mientras buscaba su teléfono con su mano libre.

- Las diez - respondió Yuri mientras se levantaba -. Vamos a desayunar. - 

Se cambiaron de ropa y aalieron de la habitación, dirigiendose al restaurante del onsen, encontrándose con que estaba semivacío.

Una empresa de limpieza estaba levantando botellas, barriendo serpentinas y reacomodando los cojines desperdigados por todo el lugar, parecia una escena post-guerra.

La madre de Yuuri apareció con una sonrisa serena, aunque con el cabello un poco despeinado.

- Buenos días, chicos, estuvo animado anoche, ¿verdad? - les dijo mientras los guiaba a una mesa limpia - Son los primeros en levantarse - Les sirvió té caliente y un plato de galletas de arroz.

- Parece que somos únicos - comentó Yuri, tomando una de las galletas con desgano - Victor y Yuuri van a estar insoportables hoy - 

- Perfecto - dijo Otabek con su tono plano - Es el día ideal para escapar - 

Yuri asintió, y media hora después ya estaban recorriendo las calles de Hasetsu.

Fueron primero al mercado, luego visitaron el castillo de Hasetsu, donde Yuri se sacó varias fotos parodiando cuando Víctor intentó superar a "Chihoko". 

Caminaron por la playa de nuevo, simplemente dejando que la brisa marina les despejara la cabeza.

Intentaron visitar el castillo de hielo, pero se encontraron con un cartel que decía “cerrado por limpieza” y a Takeshi medio dormido en una reposera, con gafas oscuras y una expresión de derrota.

Decidieron terminar el recorrido en el templo local. Mientras subían los escalones, Otabek comentó con tranquilidad:

- Una de mis tías me escribió, dice que tengo que casarme pronto. Que ya estoy en la edad - 

- ¿Edad? ¡Tienes veinte años! - se quejó el rubio, volteando a mirarlo, con el ceño fruncido - ¿Qué se cree, que estamos en la Edad Media? - 

- Ella se casó a los veinte. Todos sus hijos están comprometidos o ya han formado una familia. Dice que a Aybek ya se le pasó el tren porque tiene veinticuatro y también está soltero - le explicó el kazajo.

- ¿Y qué le dijiste? - preguntó el menor, empezando a enojarse.

- Que estoy ocupado  y que mi vida es el patinaje, mi música… - Otabek miró a Yuri de reojo - y tú -

Éste se quedó callado un momento, luego desvió la mirada, con un leve rubor en las mejillas.

- Qué bueno que no seas tan idiota como para casarte por presión familiar - fue lo único que pudo responder.

- O para casarme con cualquiera - añadió Otabek, como quien no quiere la cosa.

Llegaron al templo y se pusieron frente al altar. Hicieron una reverencia y juntaron las manos. Yuri cerró los ojos y se limitó a poner la mente en blanco, sin querer rezar por algo en particular.

Aunque un pensamiento intrusivo apareció:

"Que Otabek y yo estemos juntos siempre"

 

 

Chapter 14: Paso 14: La previa

Notes:

Hola a todos! Si ven que desaparezco es porque estoy trabajando en otra cosa, la mente vuela al igual que la imaginación (?)

En fin, disfruten el capítulo~ 💙🩷💜

Chapter Text

Después de un día y medio de descanso, el onsen estaba en ebullición: decoradores por todos lados, arreglos florales entrando y saliendo, luces siendo colgadas con precisión milimétrica y la familia Katsuki repartiéndose tareas como si estuvieran armando una operación militar.

Víctor y Yuuri iban de un lado a otro, aferrados a una lista interminable. Yuuri revisaba los detalles con su madre y su hermana, mientras Víctor discutía con un florista sobre el tono exacto de los lirios. Todo debía salir perfecto.

Por la tarde, se organizó el ensayo general en el restaurante, ahora decorado como un pequeño santuario playero con faroles de papel, caminos de pétalos y un altar de madera clara.

- ¡Silencio! ¡Vamos a ensayar! - gritó Miyako, con un cuaderno en la mano y una lapicera mordida entre los dientes - ¡Víctor, entras primero! - 

El ruso apareció de inmediato, impecable incluso para ensayar, acompañado por Chris, Yuri y Yakov o eso se suponía.

- Yo no voy a desfilar como idiota - gruñó Yuri desde una silla, cruzado de brazos.

- ¡Yuri! - protestó Mila desde la segunda fila - ¡Es solo para el ensayo! -

- Haré lo mismo que haré mañana: quedarme sentado. Y levantarme cuando digan que me levante - resolvió el joven.

Después de un minuto de forcejeo verbal, Miyako logró que el joven ruso caminara como si se dirigiera al patibulo y Chris entró con su sonrisa habitual, saludando con la mano. Yakov caminaba con su habitual expresión de malhumor.

- ¿Por qué tengo que ensayar si ya sé caminar? - protestó de nuevo Yuri pero nadie le hizo caso.

Después de los padrinos, entraron las trillizas Nishigori, portando cestas de pétalos. Axel tiró los pétalos por el aire, Loop por accidente se los tiró a Lutz, que intentó comerse uno.

Yuri observó en silencio y pensó que esto ya era peor que cualquier competencia del Grand Prix.

Luego vino la entrada más importante: Yuuri, acompañado por su padre.

El hombre, calmado como siempre, caminó con paso seguro al lado de su hijo. Yuuri, por su parte, parecía más nervioso que en una final.

- Es un ensayo, cerdo - le recordó Yuri en voz baja cuando pasaron a su lado.

- Lo sé - susurró Yuuri, sudando frío.

Al llegar al altar, Miyako aplaudió.

- ¡Muy bien! ¡Y ahora, el perro de los anillos! -

Makkachin apareció con un moño rosa y un cojín en el lomo, trotando alegremente hacia Victor.

Yuri se tapó la cara con ambas manos.

- No puedo creer que vayamos a confiar en un caniche para esto. ¿Y si se detiene a hacer sus necesidades? - regañó a su mentor.

- Confío en él más que en muchos humanos - respondió Víctor, orgulloso - Makkachin es un profesional. -

- Es un perro - replicó Yuri, fastidiado.

Cuando el ensayo terminó, Miyako sonrió.

- ¡Ahora todo desde el principio! - ordenó, haciéndoles gestos para que retrocedan.

- ¿QUÉ? - gritaron todos.

- ¡Vamos, vamos! Tres repeticiones por si acaso. ¡Esto es Japón, señores! - insistió la ex bailarina.

Mientras el resto de los invitados se reían desde las sillas, Yuri giró hacia Otabek, que miraba la escena apoyado contra una columna, con una sonrisa suave.

- Nos van a hacer ensayar esto hasta que seamos abuelos - murmuró el rubio, caminando al punto de partida.

- Al menos el perro está más entrenado que JJ - respondió Otabek, y Yuri soltó una carcajada.

 

 

Chapter 15: Paso 15: el gran día

Notes:

Llego el momento que todos esperaban, gocenlo :D

Como referencia, cada vez que pongo que Victor llora, me lo imagino llorando cuando hace un capricho, lo hace como la actriz Isabel Macedo en Floricienta y Margarita, les dejo un video de referencia: https://youtu.be/n1oKfOGTlcY?si=-8QBJwivqHv5-V9o

Chapter Text

La mañana empezó rara o eso le parecio a Yuri cuando fue al restaurante a desayunar con Victor, cumpliendo su deber como padrino. Aunque arrastrando a Otabek consigo, por supuesto.

Víctor estaba de malhumor, como si no se estuviera por casar, como si todo el mundo le debiera algo y no se lo hubiera pagado. 

¿La razón?

La tradición nupcial qué decía que los novios debían dormir separados la noche anterior al enlace. 

Y desayunar separados. 

Y básicamente no verse hasta la ceremonia.

Una tortura para el ruso dramático.

- Ni siquiera pude ver su cara de dormido esta mañana - se quejaba el mayor mientras se ajustaba la camisa - ¡¿Cómo se supone que soporte esto?! -

- Tal vez dejando de actuar como un mocoso - bufó Yuri, todavía en pijama.

- ¡No soy un mocoso! ¡Estoy por casarme! ¡Con el amor de mi vida! - sollozo Victor, haciendo un berrinche.

Yuri rodó los ojos y se fue a cambiar. Había llegado la hora de ponerse el traje y dejar a Otabek por un rato, algo que no le hacía ninguna gracia. 

- Te veré en la playa - se despidió Otabek - Intenta no romper nada o golpear a alguien  - 

- Entonces vente conmigo... - le dijo Yuri pero fue arrastrado por Lilia.

La mujer, con su habitual eficiencia, lo vistió como si fuera un niño pequeño y lo peinó hasta dejarlo impecable y se aseguró de que el traje celeste le calzara como un guante.

Al salir, la mayoría de los invitados ya se dirigía a la playa. Corrió para encontrar a su amigo pero fue entonces cuando lo vio: una horda de chicas vestidas de blanco paradas enfrente de la playa.

Pestañeó y se frotó los ojos: seguían ahí.

A Victor le iba a dar algo, esta vez de verdad.

- Disculpen - las llamó y todas se voltearon - ¿Qué coño creen que hacen vestidas de blanco en una boda ajena? -

En vez de responderle, todas gritaron al unísono:

- ¡ES YURI PLISETSKY! -

El ruso se encogió, tapándose los oídos, pero no se dejó intimidar.

- ¡No importa quién soy! ¡Ustedes tienen que largarse aquí, van a arruinar todo! - les gritó, señalandoles la calle.

- No venimos a arruinar la boda - se quejó una de las chicas.

- Si, estamos para mostrar nuestro apoyo a Victor y a Yuuri - asintió otra de las chicas.

- ¡Hasta la prensa está aquí! - añadió una tercera

Definitivamente al que le iba a dar algo era a él. Las dejó hablando solas y caminó presuroso a la playa mientras llamaba a Yakov.

- ¡Hay unas locas en la playa! - rugió por el teléfono - ¡Y también está la prensa! -

- ¡No grites Yuri! - contestó Yakov - Ya me anticipé. Contraté seguridad privada como regalo de bodas -

- Pero no van a servir de mucho si no pueden evitar a los transeúntes - comentó Yuri.

- Yuri… - gruñó Yakov y el menor colgó sin darle la oportunidad de regañarlo.

En la playa, el viento acariciaba las telas blancas del altar improvisado y el murmullo de las olas ponía una banda sonora discreta. Ignorando a los chusmas que los miraban desde lejos, Yuri avanzó por el pasillo alfombrado junto a Víctor y Chris.

Luego aparecieron las trillizas junto a su madre, que las vigilaba para que se comportaran.

La multitud soltó un suspiro colectivo cuando Yuuri apareció con su padre, palideciendo al ver a la multitud reunida a lo lejos. Toshiya le palmeó el hombro, guiándolo hacia el altar. Se sonrojó al ver a Victor y parecía que en cualquier momento se iba a echar a llorar.

Cuando llegaron junto a Víctor, Toshiya le tendió a Victor la mano de su hijo.

- Te encargo a mi muchacho, Vicchan - le dijo con su acostumbrada sonrisa amable.

- Lo cuidare con mi vida, Toshiya-san - asintió el ruso, tomando la mano del japonés.

El Juez de paz dijo unas palabras, Yuri prestó atención, teniendo miedo de meter la pata y firmó el certificado de matrimonio con la mano tensa. Victor le palmeó la cabeza, por una vez no se quejó y luego se paró junto a Otabek.

Fue entonces cuando lo miró con atención: el kazajo usaba un traje gris, con una corbata verde y una camisa a rayas. Muy similar al estilo que él quería usar y que Víctor le había prohibido.

- ¿Lo hiciste a propósito? - le preguntó por lo bajo.

- Tal vez - respondió Otabek, con media sonrisa.

Cuando llegó el momento del intercambio de anillos, la mano de Yuri temblaba mientras grababa con su teléfono. Esnifó fuerte al sentir cómo los mocos goteaban por su nariz.

Sintió la mano de Otabek en su hombro, firme y reconfortante. Con la otra, le tendía un pañuelo de papel.

- No estoy llorando - dijo Yuri con voz temblorosa, tomando el pañuelo.

- Por supuesto que no, Yura - asintió Otabek, mirando al frente con una sonrisa suave.

- Ya puede besar al novio - anunció el juez de paz.

Víctor y Yuuri se sujetaron las manos y se besaron en medio de un ladrido emocionado de Makkachin. La gente estalló en aplausos.

Yuri bajó su teléfono, agarró la bolsa de pétalos rosa claro y arrojó un puñado de pétalos con fuerza a los recién casados, que saludaban y reían mientras caminaban por el pasillo hacia la limusina blanca que los llevaría a Yu-topia.

- Vamos, Yura - le indicó Otabek, ofreciéndole el brazo.

Yuri no pudo evitar sonreír. Lo tomó del brazo y caminaron detrás de los padres de Yuuri, entre más pétalos, flashes de cámaras y felicitaciones.

- ¡Chicos! ¿Vienen con nosotros? - les gritó Phichit, señalando un auto de alquiler donde Chris lloraba sin tapujos.

- Beka conducirá - respondió Yuri. 

Masumi, el novio de Chris, le lanzó las llaves, resignado, ayudando a Chris a subir al auto.

El viaje fue corto pero ruidoso.

- Mi amigo de toda la vida - lloriqueaba Chris, aferrado a Masumi y a Phichit - Siempre buscó el amor… ¡y ahora está casado con dos hijos! - 

- ¿Cuáles hijos? - le preguntó Phichit, confundido.

- Makkachin y Yurio - declaró Chris, como si fuera lo más obvio del mundo.

- ¡OYE! - chilló el aludido desde el asiento del copiloto, ofendido.

Llegaron a Yu-topia, donde un mozo los guió a su mesa, la más cercana a la de los novios. Yuri notó a Yakov en un rincón, discutiendo con Marooka, el reportero fanático de Yuuri.

Rodó los ojos, ni siquiera en la boda de su patinador estrella, Yakov podía dejar de trabajar.

Cuando todos estaban acomodados y ya habían comenzado a comer los entremeses, Yuri se volvió hacia Otabek.

- Deberías ser tú el DJ - 

- Me hubiera encantado - admitió Otabek, levantando una ceja - pero también quiero disfrutar de la fiesta y bailar contigo -

Yuri se sonrojó, justo cuando el DJ anunció la llegada de los novios. Víctor y Yuuri entraron al salón acompañados por Makkachin, bajo una lluvia de aplausos, música suave y risas. 

 

 

Chapter 16: Paso 16: el vals

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La música empezó apenas Víctor y Yuuri cruzaron las puertas del onsen. El DJ bajó las luces y subió el volumen de la canción elegida para el primer baile de los esposos.

- No. Puede. Ser - gruñó Yuri, observando con el ceño fruncido cómo Víctor tomaba la mano de Yuuri y comenzaban a girar elegantemente por la pista.

- ¿Qué pasa? - preguntó Otabek.

- ¡Es Stammi Vicino! - espetó el rubio - ¡Otra vez! ¡¿Acaso no tienen otros recuerdos?! -

- Se conocieron gracias a ese programa, tiene sentido que bailen esa canción - comentó el kazajo.

En ese momento, Makkachin apareció corriendo y se sentó junto al rubio, apoyando su enorme cabeza en sus piernas.

- ¡No! ¡Largo! ¡Fuera, bestia esponjosa! - lo regaño Yuri, intentando quitárselo de encima para que no le manchara el traje.

Makkachin gimió y movió la cola, emocionado por la atención. Yuri suspiró con resignación, acariciándole la cabeza como si fuera una sentencia.

Otabek, aprovechando la distracción, se inclinó y le cantó al oído con voz ronca y divertida:

- Welcome to the madness… - 

Yuri soltó una carcajada, bajita, cubriéndose la cara con la mano.

- Eres un idiota - le dijo entre risas.

- Y así me amas - replicó Otabek con una sonrisa.

Para disimular su sonrojo, y sus ganas de contestar, Yuri buscó su teléfono y sacó una selfie en ese mismo momento, la luz baja tapando su sonrojo, Makkachin en su regazo, y al fondo la pista de baile iluminada con los flashes del fotógrafo, que captaba cada segundo del vals.

Después de un giro final, Víctor se apartó con teatralidad, cediéndole el lugar a Hiroko, la madre de Yuuri, que tomó a su hijo de las manos con lágrimas en los ojos. Yuuri bailó un solo con ella, seguido por un breve vals con su padre, que le dio una palmada en la espalda con orgullo.

Víctor no se quedó atrás: bailó con Hiroko, después con Toshiya, y luego jaló a Mari al centro de la pista, provocando aplausos y carcajadas de los invitados mientras la familia Katsuki giraba con movimientos torpes pero felices.

- ¿Quieres bailar? - le preguntó Otabek, mirándolo de reojo.

- No - respondió Yuri, pero no muy convencido: no sabía cómo soportaría bailar un lento con su mejor amigo.

- Entonces me reservo para después - asintió Otabek, dándole un sorbo a su bebida con total tranquilidad.

Por un instante, Yuri fantaseó con darse su primer beso con Otabek en medio de la pista, por fin pasando de ser mejores amigos a novios. Después de todo, por cómo se comportan Otabek y él, solo faltaba hacerlo oficial y dejar atrás los coqueteos adolescentes.

Volvió a la realidad cuando la canción terminó con vítores, y el DJ aprovechó el momento para anunciar con entusiasmo:

- ¡Invitados, tomen asiento! ¡Es hora de cenar! ¡Y de prepararse para los discursos! -

Yuri soltó un gemido y se hundió en su silla.

- Odio los discursos - se quejó.

- No, no los odias - lo corrigió Otabek - Te incomodan los sentimientos - 

- ¡Es lo mismo! - 

Mientras los mozos servían el katsudon pirozhki, Yuri miró de reojo a la mesa nupcial. Víctor y Yuuri estaban tomados de la mano, sonriendo como si no existiera nada más en el mundo.

Yuri bajó la vista, Makkachin seguía durmiendo sobre su regazo. Suspiró y sonrió.

 

 

Chapter 17: Paso 17: los discursos

Notes:

Ya llegamos a los últimos tres capítulos, muajajaja (?)

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Los platos ya estaban vacíos y el ambiente lleno de murmullos cuando el DJ anunció:

- ¡Es momento de los discursos! ¡Por favor, un aplauso para el señor Katsuki! -

Toshiya se puso de pie, acomodándose el kimono. Su voz, firme y serena, se alzó entre los presentes.

- Quiero decir que, como padre, siempre soñé con ver a mi hijo feliz. Pero jamás imaginé que también vería cómo todo Hasetsu se llenaba de turistas, periodistas, patinadores y un perro famoso solo para ver su boda - esperó el efecto cómico, y la sala estalló en risas - En fin, estoy orgulloso de ti Yuuri. Y también de ti, Vicchan. Ya eras uno de nosotros, hoy solo lo hicimos oficial -

Todos aplaudieron con entusiasmo, mientras Yuuri se sonaba la nariz con disimulo.

El siguiente fue Nishigori, que subió con paso apresurado, tropezó con la alfombra, se acomodó los lentes y habló al micrófono como si fuera un relator deportivo:

- ¡Yo fui testigo de cómo Yuuri se enamoró de Victor! ¡Desde el día en que bailó ebrio en mi pista de patinaje disfrazado de Victor Nikiforov con una botella de sake en la mano cuando bebimos sake a escondidas! ¡Y aquí está, años después, casándose con él! -

Yuuri se hundió en su asiento, mientras Víctor le aplaudía con ojos brillosos de orgullo y diversión.

Yuri se cruzó de brazos, mascando su katsudon pirozshki con fastidio. Notó que Phichit murmuraba mientras leía un papel doblado y que Chris revisaba su celular con cara de concentración.

- ¿Qué hacen? - preguntó con la boca llena.

- Repasando nuestros discursos - respondió Chris con tono casual - ¿No vas a dar uno? -

- ¿Qué? ¿Por qué? Nadie me lo pidió - replicó Yuri, frunciendo el ceño.

- A nosotros tampoco - dijo Phichit - Nos ofrecimos - 

Yuri resopló. Qué ganas de figurar. Patinadores tenían que ser.

El discurso de Phichit fue similar al de Nishigori, contando anécdotas de Yuuri en la universidad, mientras que Chris habló sobre Victor, tirando bastantes indirectas que hicieron que los más jóvenes se sonrojaran y Masumi le quitara el micrófono.

El joven ruso iba a seguir comiendo hasta que el DJ volvió a hablar.

- ¡Y ahora, Jean-Jacques Leroy quiere dedicar unas palabras! -

Yuri sintió cómo el fastidio llenaba su cuerpo; había logrado evitar exitosamente al canadiense durante su estadía, sin cruzarselo ni una sola vez, lo que provocó que se olvidara de su presencia.

- No, no, no - murmuró.

- ¡Yuuri, Victor! ¡JJ los bendice! - dijo JJ al tomar el micrófono - ¡Porque ustedes son una verdadera power couple, como mi reina Isabella y yo! -

Yuri se levantó de golpe y marchó decidido hacia el DJ, pidiendo el micrófono; si ese idiota podia dar un discurso, entonces él también podía.

Apenas lo tuvo en sus manos, miró hacia la mesa nupcial y se congeló.

Las palabras no venían y todos lo miraban con expectación.

Miró a Otabek en busca de ayuda.

Este lo observó con calma, como siempre. Y sin decir nada, sacó su teléfono del bolsillo y empezó a tipear a toda velocidad mientras caminaba hacia él.

Cuando terminó, se lo tendió al rubio y le dio un asentimiento leve.

Yuri tragó saliva, y leyó en voz alta el texto en la pantalla.

- “No soy bueno para decir cosas bonitas. Pero si algo aprendí del patinaje es que nada se logra solo. Y estos dos…” - tuvo que contenerse para no decir un insulto - “estos dos se encontraron, se empujaron, se aguantaron. Se hicieron mejores. No son perfectos, pero encajan. Como un salto bien ejecutado, no es fácil, pero cuando se logra, es hermoso. Así que gracias por enseñarme eso, espero que sigan juntos mucho tiempo más” -

La sala se quedó en silencio un segundo, y luego estalló en aplausos.

Chris se secó una lágrima, Phichit abrazó a Yuuri y Victor simplemente se llevó una mano al pecho, conmovido.

La música comenzó a sonar, marcando el inicio oficial de la fiesta. Yuri se acercó a Otabek, aún sorprendido, para devolverle su teléfono.

- ¿Cómo hiciste eso tan rápido? - le preguntó.

Otabek sonrió de lado y se encogió de hombros.

- Solo escribí lo que me salió del corazón - 

Yuri lo miró, el rubor subiéndole a las mejillas. Otabek le tendió una mano.

- ¿Ahora sí bailás conmigo? - 

Yuri tomó su mano sin dudar, y juntos se dirigieron a la pista, perdiéndose entre las luces, los aplausos y la música.

 

 

 

Chapter 18: Paso 18: La fiesta

Notes:

Dos capítulos más y nos vamos jajaja Disfrútenlo

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Yuri se dejó llevar por Otabek hasta la pista de baile. A pesar de la música rápida y brillante, Otabek lo tomó con suavidad por la cintura, guiándolo hacia un rincón menos iluminado, cerca del DJ.

- ¿No podríamos bailar en una esquina más tranquila? - se quejó el menor, elevando la voz para hacerse escuchar por encima de la música.

- En las fiestas, nadie se acerca tanto a los parlantes - le respondió Otabek, inclinándose hacia él - La música suena demasiado fuerte -

- Perfecto - gruñó Yuri, aunque estaba complacido - Así no tengo que aguantar a nadie más -

Pero justo en ese instante, chocaron con JJ e Isabella, que se movían al ritmo de una coreografía que claramente habían ensayado.

- ¡Yuri! - gritó JJ con entusiasmo - ¡Ese discurso fue legendario! Espero que en mi boda digas algo igual de bonito sobre mí -

Yuri frunció el ceño, mirando al canadiense con una expresión que podría hacer llorar a un cachorro.

- No iría a tu boda ni aunque me pagaran - soltó sin filtro.

Isabella sofocó una risa. JJ levantó una ceja, pero antes de que pudiera responder algo que solo empeoraría la situación, Otabek intervino con diplomacia natural:

- Estamos en público, chicos. ¿Qué tal si resuelven esto en el hielo, con una competencia justa? - 

JJ asintió, poniendo una mano en el hombro de Otabek.

- Siempre tan sabio, hermano. ¡Nos vemos en la pista! -

Y se alejaron, Isabella sacando selfies mientras JJ lanzaba un beso al aire.

Yuri rodó los ojos y dejó caer su frente en el hombro de Otabek.

- Odio a ese tipo - rezongó, hundiendo su nariz en el cuello de su amigo y respirando su perfume.

- Lo sé - asintió Otabek, moviendo el cuello para que Yuri estuviera más cómodo.

Siguieron bailando lentamente, completamente fuera de ritmo con la música electrónica.

Desde su rincón, el rubio pudo ver todo con claridad: Víctor y Yuuri bailando juntos entre risas, rodeados por un círculo de invitados animados. Seung-gil sentado en una mesa, con expresión neutra, abrazando a Makkachin como si fuera un peluche. Emil intentaba evitar que Mila y Sara pintaran con delineador los cachetes de un Michele profundamente dormido, con una sonrisa dibujada de oreja a oreja. Y más allá, Georgi tipeaba sin cesar en su celular, llorando sin parar, con su delineador ya hecho un desastre.

- Es como un zoológico con trajes caros - murmuró Yuri.

Otabek sonrió y bajó la cabeza para que sus frentes se tocaran.

- ¿Creés que alguien va a hacer alguna locura ebria esta noche? - le preguntó.

Yuri se encogió de hombros.

- Probablemente. Pero supongo que ya nos enteramos cuando publiquen el video de la boda y todos juren que no recuerdan nada - se burló.

Ambos se rieron por lo bajo, aún abrazados.

 

 

Chapter 19: Paso 19: el ramo

Notes:

Hola a todos, ya casi terminamos y después el fic que inspiró este fic... si, raro jajaja 🩷💙💜

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Yuri no sabía  cuánto tiempo llevaba bailando con Otabek. El salón estaba bañado por luces cálidas, la música lo envolvía todo, y aunque él no era precisamente el alma de la fiesta, se había dejado llevar. 

"Podría besarlo ahora"

Pensó, mirando sus ojos marrón oscuro. Llevaban con sus frentes juntas toda la noche, tal vez ya era el momento.

Pero entonces, las luces se encendieron de golpe y la música disminuyó hasta convertirse en un susurro, rompiendo el momento íntimo.

El DJ anunció con entusiasmo:

-¡Es momento de lanzar el ramo! -

Un grito general estalló, y de repente, parecía que toda la pista de baile se había enloquecido.

Invitados se acercaban corriendo desde todas las direcciones, riendo, empujándose para colocarse en posición.

Yuri parpadeó y recordó que la mayoría de los asistentes eran jóvenes patinadores solteros o en pareja, y claro, con el aire romántico que dominaba la noche, todos parecían desesperados por ser los siguientes en casarse.

Él y Otabek quedaron de pie frente al grupo, sin moverse, atrapados por la marea humana. A su alrededor escuchaban todo tipo de comentarios:

- Voy a atraparlo y obligar a mi novio a casarse - dijo Mila con tono divertido, ajustando su coleta.

- Mis manos están listas para el destino - murmuró Chris mientras estiraba los dedos como si fuera a competir en una final olímpica, mirando a Masumi.

- Si lo atrapo, se lo doy a Natasha - susurró Georgi, con ojos vidriosos.

- ¿No estabas saliendo con Kira? - le preguntó Yuri, mirándolo con asco.

- Kira me dejo hace dos meses - explicó Georgi - pero ya no me duele, ahora que conoci a mi preciosa Natasha hace dos semanas - 

Yuri frunció el ceño y negó con la cabeza.

En medio del bullicio, Víctor se subió a una silla con el ramo en la mano y anunció:

- ¡Mi Yuuri va a lanzar el ramo! ¡Prepárense! -

El pobre Yuuri, sonrojado y sosteniendo el ramo como si quemara, levantó los brazos y lo lanzó por sobre su cabeza con un movimiento torpe.

Yuri lo vio volar en cámara lenta, directamente hacia Otabek y él.

Ambos lo miraron acercarse, los rostros iluminados por las luces del salón, sonrojados, expectantes. Yuri levantó apenas las manos, dudando, tal vez —solo tal vez— lo atraparia para compartirlo con Otabek y celebrarlo con un beso o dos...

Un grito interrumpió la escena, sobresaltandolo:

- IT’S JJ STYLE! -

Y como surgido del inframundo, JJ realizó un salto triple perfectamente ejecutado, empujando a Yuri en el proceso y atrapando el ramo como si se tratara del oro olímpico.

- ¡Lo tengo! ¡WOOOO! —gritó, levantándolo como si fuera un trofeo.

Isabella chilló de emoción, corriendo hacia él.

- ¡Sabía que seríamos los siguientes! ¡Te amo, JJ! -

Mientras los invitados reían y aplaudían, Otabek sujetó a un furioso Yuri, que pataleaba con los ojos encendidos de rabia.

- ¿Estás bien Yura? - le preguntó, mirándolo con cautela.

- Estoy bien - gruñó Yuri con los dientes apretados - Solo estoy pensando en cosas relajantes, como la muerte -

Otabek rió, sujetándolo más fuerte para evitar que fuera tras JJ, que ahora posaba con el ramo mientras Yuuri y Víctor se sacaban fotos con él e Isabella.

Yuri hundió la cara en el hombro de Otabek.

- Algún día me vengare, lo juro - susurró con voz ahogada.

- Lo sé, Yura, lo sé - asintió el mayor, dandole unas palmadas en la espalda.

 

Chapter 20: Paso 20: el final

Notes:

Bueno gente, llegamos al final!

Como dije antes, este fic tiene una continuación Otayuri que escribí primero, así que me voy a tomar unos días para editarlo y empezar a publicarlo, gracias por su apoyo 💙🩷💜

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La fiesta siguió su curso y la energía era tan alta que hasta la pista de baile parecía pequeña para tanta emoción.

El DJ empezó a mezclar de nuevo, hasta que anunció que era el momento de cortar el pastel.

Víctor, con su ya característico entusiasmo, se adelantó. Leo y JJ, siempre impredecibles, no tardaron en gritar desde sus asientos:

- ¡Hazlo al estilo norteamericano, embárraselo en la cara! - le gritó Leo a Victor, con una sonrisa traviesa, mientras JJ asentía con un brillo malicioso en los ojos.

Yuri  molesto y ya harto de JJ, les gritó a los dos con fuerza:

- ¡Cállense ya, idiotas! -

Pero Víctor, ajeno a las bromas, hizo caso omiso y, con una sonrisa cómplice, le dio un pedazo de pastel a Yuuri con suavidad.

- Lo mejor es que lo disfrutes, Yuuri - dijo, mirandolo con amor.

Los invitados estallaron en aplausos, mientras Víctor y Yuuri se daban de comer mutuamente el pastel, mostrándose más enamorados que nunca. La atmósfera era perfecta.

Tras varias fotografías de los novios y algunas más para el álbum de recuerdos, además de repartir el pastel, Victor y Yuuri se prepararon para su partida. La limusina los esperaba, junto a su equipaje, listos para su luna de miel en una pequeña isla polinesia.

Yuri observaba a la pareja, con una mezcla de envidia y tristeza: nunca lo iba a decir en voz alta pero sin esos dos, su vida iba a ser bastante solitaria hasta que regresaran a casa.

Otabek se acercó a él, dándole un toque en el hombro.

- Entonces, ¿cuándo te vas? - le preguntó Yuri, sabiendo que su amigo iba a partir pronto.

- En dos días - respondió Otabek, mirando al frente mientras su voz era tranquila - Voy a Almaty a visitar a mi familia antes de empezar a entrenar para el torneo NHK - 

Yuri se quedó pensativo. Al pensar que se irían casi al mismo tiempo, quería pasar todo el tiempo posible con Otabek antes de la separación.

Otabek lo miró de reojo con una ligera sonrisa, notando la expresión pensativa de Yuri. No hizo preguntas, pero Yuri sintió el peso de la despedida acercándose.

El evento continuó con el bullicio, pero Yuri se sentía más tranquilo. Se acercó a Otabek y juntos, como si nada más importara, observaron a Víctor y Yuuri entrar a la limusina que los llevaría a la estación de tren.

La pareja, ahora esposos, se despidió de todos con una sonrisa, mientras la limusina arrancaba hacia su destino.

Las luces del restaurante brillaban con fuerza, y en medio de ese mar de luces, Yuri sintió su teléfono vibrar.

Pensó que era una notificación más, o quizá un mensaje de Otabek pero cuando revisó la pantalla, vio que no era el suyo.

- Es el mío - le dijo Otabek en voz baja.

Yuri, confundido, miró el teléfono de su amigo y vio que Otabek tenía un mensaje de su hermano Aybek. La notificación decía:

"Te tengo que decir algo importante, ya llevo días intentándolo, por favor, respóndeme."

- Lleva días diciendo lo mismo, espero que no haya pasado nada en casa - le comentó Otabek.

- Tranquilo, no debe ser nada - lo tranquilizó Yuri.

Y se apoyó contra el costado de su amigo, que lo envolvió con su brazo libre.