Chapter Text
Chapter 1. As the world falls down.
“There’s such a sad love, deep in your eyes a kind of pale jewel.
Within your eyes, I'll place the sky
Within your eyes.” - David Bowie
El espejo reflejaba a la joven Daidouji inmóvil frente al cristal, como si se tratase de una muñeca de porcelana, permanecía tan quieta y callada que pareciera no estar respirando. La muchacha parecía muy concentrada examinando algo dentro de su alhajero, después de un minuto, extrajo de él un lujoso collar de perlas y aretes a juego, ambos tan bellos como costosos. Las joyas habían sido un detalle por parte de su madre en su último cumpleaños, por supuesto, Tomoyo no las había usado ni una sola vez.
Jugó con las perlas entre sus dedos dubitativamente, pensando en que quizás se estaba arreglando demasiado esa noche. De cualquier forma, tan pronto como llegara a la fiesta, se alejaría del centro de atención y comenzaría a capturar con su cámara de vídeo aquellos momento fugaces en los que Syaoran lograba vencer su timidez para sacar a bailar a Sakura.
Desde hacía mucho tiempo, Tomoyo había asumido con orgullo el compromiso de mantener el registro fílmico de la mágica y romántica vida de Sakura Kinomoto, no obstante, en algunas ocasiones la invadía una sensación de lejanía, como si estuviera dejando que su vida se reprodujera como una cinta de película sin intervenir en ella.
Era por ese tipo de pensamientos, que Tomoyo no podía evitar imaginar, en todas esas ocasiones en las que se tenía que vestir elegante con vestidos, joyas y maquillaje, que terminaba convirtiéndose en nada más que en un florero, como si fuera una mera decoración bonita ocupando el fondo de una escena.
No es que le molestara, en realidad, Tomoyo prefería pasar desapercibida pues sabía que era demasiado sencillo atraer la atención de los demás con su aspecto de muñeca de porcelana, pero eso no era lo que ella quería. Al contrario, ella prefería hacerse notar con un comentario puntiagudo acerca de algo que todos habían pasado por alto excepto ella. La gente no solía esperar ese tipo de humor agrio de su parte, después de todo, ella era la amable Tomoyo, y nada más.
Sin embargo, sólo había una persona que había logrado ver a través de la máscara de Tomoyo. Alguien que solía estar en el mismo canal que ella cuando se trataba de leer el ambiente, la única persona que se burlaba de la hipocresía cordial de Tomoyo, alguien con quien bastaba cruzar miradas de complicidad para meterse en problemas. La única persona ante la que Tomoyo sabía a ciencia cierta que no podía pasar desapercibida, era nada más y nada menos que el anfitrión de la fiesta de aquella noche, el joven Eriol Hiragizawa.
Desde que se habían conocido, Tomoyo se había dado cuenta de que el joven Hiraguizawa era una persona con muchas máscaras y con una personalidad difícil de descifrar. Al igual que ella, Eriol también prefería mantenerse al margen de la mayoría de las situaciones y observar los problemas desenredarse como una madeja de hilo.
Pero había una diferencia entre ambos que Tomoyo había aprendido a identificar, y esa era que, aunque eran sumamente observadores, los dos tenían perspectivas muy diferentes de la vida. Si ella miraba el mundo a través de una cámara de video, Eriol tenía el punto de vista de un director de orquesta, nunca estaba satisfecho hasta que no pudiera planificar cada elemento de una situación como si fuera una sinfonía.
Era debido a la excesiva atención por los detalles de Eriol, que Tomoyo nunca había logrado pasar desapercibida ante él. En opinión de Tomoyo, el secreto de la buena reputación de Eriol era que él podía ser lo suficientemente atento con todos a su alrededor, de manera que conseguía que nadie se sintiera fuera de lugar o ignorado cuando estaban en su compañía. Él simplemente era bueno recordando las conversaciones pasadas para sacar información de los demás y eso también lo hacía particularmente hábil para hacer cumplidos, siempre parecía saber qué decir, él incluso había logrado sorprender a alguien tan exigente como Tomoyo con alguno de sus halagos.
En retrospectiva, quizás eso la había motivado a usar su collar de perlas para darle el toque final a su vestido de seda azul. Estaba segura de que el ojo entrenado de Eriol sabría apreciar el patrón de flores bordadas a lo largo de la línea del escote y los hombros sí las hacía resaltar con un collar. No es que Tomoyo estuviera esperando algún comentario de aprobación de su parte, claro, pero muy en el fondo realmente le gustaban los cumplidos de Eriol. El joven mago siempre era cuidadoso con sus palabras, las cultivaba como si fueran hermosas flores para regalar.
…
Toc Toc Toc.
Un sonido en su puerta interrumpió las divagaciones de Tomoyo frente al espejo.
ー ¿Si?
ー Disculpe, señorita Daidouji, uno de sus amigos está en el recibidor, dice que desea subir a verla.
ー ¿De qué amigo se trata?
ー Es el joven Hiraguizawa, señorita. Dijo que venía a recogerla para la fiesta de esta noche.
"Hablando del diablo" pensó Tomoyo, no sin extrañarse profundamente por la repentina irrupción de su amigo.
ー Puedes indicarle que suba, ya casi estoy lista, gracias.ー Con las manos ligeramente temblorosas, Tomoyo terminó de ensartar su arete de perlas mientras la ama de llaves desaparecía con una reverencia.
No tuvo mucho tiempo de evaluar su aspecto final con los accesorios puestos, pues alguien volvió a tocar la puerta.
ー ¡Adelante!
ー Toc-Toc, ¿lista para la fiesta?ー Dijo Eriol, asomándose por la puerta y cerrándola tras él.
Usualmente Tomoyo se hubiera levantado para recibir a su invitado ofreciéndole una taza de té, pero al ver a Eriol acercarse hacia ella a través del reflejo del espejo, no pudo evitar quedarse pasmada en su lugar. Él sonreía con galantería como siempre, pero su pálido rostro parecía una acuarela manchada de hematomas azules y rojos.
ー ¡Eriol! ¿Pero qué haces aquí, qué rayos…?- Tomoyo no pudo ni terminar la oración tan solo del shock en el que se encontraba.
ー ¿Por qué estás tan sorprendida, mi querida amiga? Creí que te habían dicho que subía a verte.ー Eriol ignoró la expresión de la chica y se limitó a observarse a sí mismo en el espejo, sonriendo ante el desastre que era: llevaba la ropa desordenada y hecha jirones, el labio partido y sangrando, la mejilla pintada con un par de grandes moretones, y por si faltara más, también traía el pelo completamente despeinado y lleno de plumas y hojas de árbol
ー Eso es una obviedad, Eriol, ¡no me cambies el tema!ー Tomoyo se levantó para encararlo, aunque estar de pie no era de mucha ayuda puesto a qué él era demasiado alto. ー ¿Qué demonios te pasó? ¡Pareces un desastre!
Eriol imitó la expresión horrorizada de Tomoyo frente al espejo. Puso sus manos cerca de su boca y luego las retiró al provocar dolor en su labio partido.
ー Bueno, querida, que si no lo mencionas casi que no me doy cuenta yo solo.
Tomoyo sabía que Eriol era un tipo extraño, por no decir excéntrico, pero su aspecto en ese momento rebasaba sus expectativas de rareza. Usualmente, Eriol siempre estaba bien arreglado, un tanto despeinado quizás, pero nada como lo que tenía enfrente.
ー Pareciera que te caíste desde un tercer piso y aterrizaste justo encima de un nido de pájaros.ー Dijo ella, obligándolo a sentarse en el taburete.
El chico reaccionó con los ojos muy abiertos ante esa deducción.
ー Vaya, una hipótesis bastante acertada, Tomoyo, realmente a veces me cuesta creer que no tengas poderes de clarividencia o algo así.
ー No hace falta ser detective ni vidente para imaginar que te pasó algo, ¡estás hecho un desastre!
ー Oh, gracias, qué halagadora,ー musitó él, con un aliento de ironía.ー Si me permites devolver el cumplido, yo diría que ese vestido te hace verte adorable como una hortensia en la lluvia, ¿qué te parece?
Tomoyo resopló y lo rodeó para inspeccionar de cerca. Al parecer no tenía huesos rotos, pero sus manos estaban bastante heridas, con los nudillos partidos y ensangrentados.
ー Quédate ahí, iré por el botiquín y luego me dirás qué te pasó. ¿De acuerdo?
Por una vez, Eriol le hizo caso, aunque cuando la vio mojar los algodones en el desinfectante, se echó para atrás en reflejo.
ー Hey, no creo que eso sea necesario, son solo unos rasguños, ya se curarán…
Tomoyo lo miró con severidad y tomó su barbilla con firmeza para que no se moviera, mientras trabajaba en los rasguños de su rostro y labios. Eriol se quejó ante el escozor de la curación.
ー Si quieres ahorrarte el dolor de la medicina tradicional, ¿por qué no te curaste con magia?ー Preguntó ella.
El chico desvió la mirada detrás de sus gafas.
ー En realidad ya no hago mucho ese tipo de magia, ¿sabes? Curar y reparar lo que está roto no me es tan fácil como transformar cosas y crear ilusiones.
ー¿Y supongo que fue precisamente por una de tus andanzas mágicas que terminaste así?
ーSupones bien.ー Eriol la miró de reojo, escondiendo su expresión detrás de sus gafas y los mechones de pelo que le caían sobre la frente. La chica se encogió de hombros mientras seguía en lo suyo. ー Tal como te imaginas, he pasado todo el día metiéndome en lo que no me incumbe con ayuda de mi magia y heme aquí, regresando con la cola entre las patas. ¿Alguna vez has soñado que vuelas? Bueno pues, yo no tengo que soñarlo, así que hoy he excedido los límites de mi propia imprudencia y he descubierto que, aunque volar es uno de mis hechizos favoritos, ni siquiera con magia he podido rebasar a una parvada que estaba migrando en dirección contraria.
ー ¿De verdad chocaste contra una parvada?- Tomoyo no pudo evitar reírse ante la inverosímil declaración. ー ¿Y qué tipo de aves conformaban las de la flota enemiga, si se puede saber? Se nota que te dieron buena batalla.
ー Eran gansos y yo no me reiría tanto si fuera tú, los gansos son animales muy peligrosos, ¡pude haber muerto!ー Exclamó el joven en tono dramático.
ー No comprendo porque seguiste volando cuando los viste venir hacia tí.
ー Te parecerá un error de novato, pero era mi deber como mago y científico comprobar mi hipótesis acerca de la posibilidad de volar a contracorriente. La conclusión a la que llegué es que no es posible, de hecho, tampoco se puede avanzar más rápido que un avión y las probabilidades de que te ataque parvada a la mitad del camino son demasiado altas. Será mejor tomar nota de esto, Tomoyo, está información será de alta relevancia para nuestra Sakura.
ー¿Solo le dirías a Sakura, qué hay de Syaoran? Él también puede volar.
ー En realidad me gustaría retar a Syaoran a que supere mi récord de vuelo en medio de una parvada. Estoy seguro de que él no avanzaría ni tres metros. ー Explicó él, acomodándose las gafas con gesto pedante. Luego se miró nuevamente al espejo con disgusto.ー Por cierto, ¿tienes un cepillo a la mano? ¡Me veo atroz!
Tomoyo le tendió su cepillo y miró con escepticismo sus intentos de arreglarse el pelo, pues de alguna manera solo estaba consiguiendo enredarse más las hojas y las plumas entre sus mechones de pelo lacio. Así que ella tomó otro peine más delgado y acudió en su auxilio, mientras él la dejaba tomar el control de la situación y se sentó de nuevo en el taburete.
Eriol se mantuvo en silencio mientras ella le quitaba con paciencia todas las plumas, hojas y ramas, una por una, con sus manos moviéndose con extrema delicadeza, como si estuviera deshaciendo puntadas blancas sobre tela oscura.
El chico no pudo evitar quedar hipnotizado por la sensación suave de esas delgadas manos paseando sobre su pelo, el suave sonido de su respiración y el dulce olor a magnolias que desprendía su perfume. Por fin, después de las últimas 20 horas más caóticas de su vida, sintió que podía relajarse y cerrar los ojos un momento.
Al percatarse de ello, Tomoyo hizo lo posible por no interrumpirlo, y aprovechó el silencio para pensar en la forma más adecuada de lograr que Eriol le contará la verdad de lo que pasó, sabía que tenía que jugar bien sus cartas si quería ganarse su confianza.
ー Si quieres saber qué pasó, solo tienes que preguntar, Tomoyo, no necesitas engatusarme para sacarme los detalles finos de mi trágica historia.ー Dijo Eriol, interrumpiendo el silencio y el hilo de sus pensamientos.
ー En realidad, lo que me estaba preguntando es por qué, de todos los lugares posibles, decidiste “aterrizar” en mi casa precisamente.
ー¿No es obvio? Vine aquí porque necesito desesperadamente de un hechizo de reparación.
ー ¿Un hechizo de reparación? ¿No sería Sakura la persona más adecuada en ese caso?
ー Sakura es una maga muy poderosa, pero ella solo es capaz de arreglar lo que ha sido maldito por la magia misma. No creo que pueda ayudarme en este caso. ー Explicó él, notablemente alicaído. Luego la miró a través del espejo con sus ojos entrecerrados.ー Pero creo que tú si puedes ayudarme, Tomoyo. Creo que tú tienes la capacidad de percibir que está roto en mí. Además, te precede tu reputación de ser una maestra reparando cualquier tipo de prenda.
ー Bueno, si se trata de reparar prendas, supongo que estás en el lugar indicado. Podemos empezar viendo qué se puede hacer con tu traje de fiesta. No sería muy Gatsby de tu parte llegar tarde a la fiesta con un traje hecho jirones. Déjame ver la chaqueta.
Eriol se levantó de su lugar y le dió su chaqueta oxford. Tomoyo no pudo contener su expresión consternada, en realidad lucía aún peor ahora que la inspeccionaba de cerca, por no mencionar el estado sucio de su camisa y sus pantalones rotos.
ー Bueno, creo que me tomaría más de un día poder arreglar todo el traje. ーElla chasqueó la lengua en desaprobación. ー Para esta noche tendrás que usar otra cosa, de hecho, ¡creo que tengo justo lo que necesitas!
Tomoyo desapareció un momento tras la puerta de lo que probablemente era su inmenso guardarropa, por un momento Eriol incluso pensó que Tomoyo se presentaría con una varita mágica lista para crear un traje de la nada y transformar una calabaza en un carruaje.
En su lugar, lo que la joven sacó de su closet fue una enorme caja envuelta como un regalo, que al abrirla, descubrió nada más y nada menos que un impecable traje nuevo.
ー Se suponía que iba a ser una sorpresa por tu cumpleaños, pero supongo que tendrás que estrenar tu regalo hoy mismo,- dijo ella tendiendole el portatrajes que sacó de la caja. ー ¡Feliz cumpleaños 20 , Eriol!
Eriol se quedó sin palabras. El regalo de Tomoyo era, convenientemente, justo lo que él necesitaba en ese momento. Supuso que ese era otro de los dones misteriosos de la joven Daidouji, de alguna manera siempre estaba en el lugar y momento indicados. Quiso echarle un vistazo a su obsequio, pero Tomoyo lo detuvo e insistió en que fuera a probarse su regalo en ese instante.
Después de unos minutos dentro del vestidor, Eriol salió del lugar luciendo como un auténtico dandy. Tomoyo había fabricado un espectacular traje azul marino con finos detalles bordados con hilo dorado en la línea de los puños y del cuello del saco, cada uno de los bordados tenían un diseño inspirado en los patrones y símbolos celestiales que formaban parte de su propio círculo mágico. La corbata se ajustaba a su camisa con un pinzón dorado con el mismo símbolo solar de su báculo mágico.
Tomoyo se sintió satisfecha al observar que el traje le quedaba perfectamente a la medida, no podía negar que Eriol se veía tremendamente atractivo en él, claro, a pesar de las heridas y los moretones en la cara. Él, por su parte, se encontraba cautivado por el talento de la chica, pensó en que ni siquiera con magia podría recrear un trabajo tan refinado.
ー ¡Tomoyo, eres una auténtica hada madrina! ¡Este traje es espectacular!ー Exclamó él, dando una vuelta frente al espejo. ー ¿Estás segura que no hiciste este traje por arte de magia?
ー Creo que me haría falta tener alas y una varita mágica para ser considerada un hada madrina. Al final sólo somos yo y mi vieja y confiable máquina de coser.ー Ella alzó los hombros con disimulada modestia.
ー Eso es lo que diría un hada para desviar la atención.ー Le señaló él en tono bromista. ー ¿No será que en realidad eres Titania, la reina de las hadas, y solo estás aquí de encubierto para divertirte con las desventuras de los mortales?
ー Pff, ¿no te parece un poco exagerado asumir que yo, la persona menos mágica que conoces, podría ser Titania?
ー No lo sé, quizás la razón por la que no percibo ningún rastro de magia en ti es porque eres un ser tan poderoso que puedes ocultar tu magia hasta de mi, el gran mago Clow Reed.
Tomoyo fingió un bostezo ante las elucubraciones disparatadas de Eriol, otra vez estaba intentando desviarse del tema principal .
ー¿Ya terminaste de enaltecer tu viejo nombre? Sino mal recuerdo había otra cosa con la que querías que te ayudará además de tu traje roto, ¿No?
ー ¡Ajá, con que muy astuta! Ya veo que no es fácil distraer tu atención, señorita Daudouji, siempre me tomas con la guardia baja.ー Eriol se arregló los lentes y se pasó una mano por el pelo en un gesto nervioso, poco propio de él. ーNo sé muy bien por dónde comenzar porque la segunda cosa que necesito arreglar, es algo que no se puede ver ni tocar, y supongo que un corazón roto no puede remediarse con aguja e hilo, ¿cierto?
Tomoyo se acercó a él para acariciar su brazo con un gesto tranquilizador.
ー No es la primera ni la última vez que alguien se presenta ante mí con un corazón descosido, Eriol.ー Dijo ella, posando una mano en su hombro. ー Estoy segura de que podemos encontrar una solución. Ahora, ¿Quieres hablarme de ello? ¿Te apetecería tomar un poco de té mientras tanto?
ー Sabes que nunca rechazo una taza de té, Tomoyo, y menos del que preparas tú, pero…¡demonios!ー Eriol maldijo en el momento en que sus ojos se fijaron en el reloj de pared. ー Me temo que no puedo quedarme mucho más tiempo aquí, de lo contrario Nakuru vendrá a buscarme y va llevarme a rastras a una fiesta a la que, francamente, no me apetece mucho asistir.
Tanta era la desesperación de Eriol al darse cuenta de que ya había pasado demasiado tiempo en esa visita corta, que incluso abrió la ventana como si calculará sus mejores opciones para escapar volando de Tomoeda.
Tomoyo, naturalmente, se angustió al verlo asomarse por el balcón. Así que lo detuvo por una mano, “a dónde quiera que vaya es mejor no dejarlo solo", pensó.
ー Entonces vámonos a otro lugar, tendremos una pequeña escapada tú y yo y podremos charlar tranquilamente de todo lo que quieras, ¿sí?ー Le propuso ella, sujetando su antebrazo.
Eriol no pudo evitar sentir una punzada de simpatía, verdaderamente era difícil decirle que no a Tomoyo cuando lo miraba con esos orbes de amatista tan amables.
ー Muy bien, Daidouji, tú ganas. Te llevaré conmigo, pero debes jurar que no le dirás a absolutamente nadie acerca del lugar a donde iremos, ¿vale? Será un secreto entre nosotros.
ー Puedes estar seguro que de mi boca no saldrá ni una palabra, nadie guarda secretos como yo.ー Ella sonrió de la misma manera enigmática que Eriol solía hacerlo.
ー Supongo que, ya tenía eso en mente cuando decidí venir a verte.ー Aseguró él, mientras ambos entrelazaron sus meñiques para cerrar el pacto.ー Bien, esté es el plan necesito que vayas a buscar un abrigo o una gabardina al menos, aquí es primavera pero a dónde iremos te dará frío solo con lo que llevas puesto. Mientras estás en ello, yo abriré un portal mágico en la puerta de tu armario, cuando crucemos deberás tomarme del brazo y cerrar los ojos, los portales pueden ser algo confusos para los mortales así que será mejor que te sostengas de mi y solo abras los ojos hasta que te lo diga, ¿de acuerdo?
Mientras se lo explicaba, Tomoyo ya se había puesto una larga gabardina azul sobre su vestido de fiesta, estaba lista para salir una vez que él invocó su báculo e hizo un hechizo sobre la puerta de su armario. Ella tomó la mano que él le extendía y se abrazó fuertemente a él como se lo había indicado.
Tomoyo reparó por un momento en que nunca antes hubiera pensado en que Eriol terminaría siendo una de las personas en las que ella confiaría lo suficientemente como para seguirlo a ciegas a un lugar desconocido pero, de alguna manera se sentía bastante natural dejarse llevar por la corriente del otro.
Supo que habían llegado a su destino cuando el terreno se volvió blando bajo sus pies y la brisa del mar le refrescaba el rostro.
ー Listo, Tomoyo, ya puedes abrir los ojos.ー le dijo el mago, dándole un apretoncito de mano aunque no la soltó para que no perdiera el equilibrio.
Tomoyo abrió los ojos lentamente y entonces se dió cuenta que estaban parados en lo alto de una montaña que vigilaba una pequeña isla en el mar del Norte. Ante sus ojos se extendían un hermoso paisaje isleño con un oscuro mar frío, arena gris y un cielo aborregado de cumulus nimbus que se extendían, pintando el cielo de tonos grises y azules sobre sus cabezas. Parecía que dentro de poco caería una tormenta.
ー ¿Habías visitado alguna vez las islas de Normandía, Tomoyo?
