Chapter 1: Un lobo solitario y cruel, las rosas no están a salvo
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Las cosas no habían sucedido como lo hubiese esperado Robb, lamentablemente la visita diplomática encabezada por su madre a tierras sureñas terminó en fracaso, los informes de los cuervos mencionan la muerte del prospecto a rey de los 7 reinos. El menor de los Baratheon había caído a su muerte supuestamente por la acción de su madre y la traición de su guardia personal.
Su enojo continuó después de escuchar los rumores de los Tyrell anunciando que se llevarían presa a su madre al dominio para luego ser entregada al Rey Joffrey como regalo de futuras buenas relaciones de comercio entre los Tyrell y el heredero bastardo de los Lannister.
Perder primero a su padre, sufrir la distancia de no saber la condición de sus hermanas cautivas, ¿y ahora su madre?. Son enormes las ganas de sacar su espada y golpear duramente contra un roble, su sangre hierve de rabia por perder a su familia.
Maldice continuamente a los Lannister y ahora a la casa Tyrell, como quisiera que su hermano Jon estuviese con él para apoyarlo, pero no puede, él no se encuentra a su lado en estos momentos. Y sólo le toca resolver las consecuencias de cada decisión que toma. Si los dioses son buenos, lo escucharan y podrá ver el regreso de su familia sanos y salvos.
Observa que un rastreador corre en su dirección, y reza porque sean buenas noticias
— ¡Su Majestad! — la manera en como lo llama sin esperar a pararse frente a él, le indica que espera llevar consigo una orden lo más rápido posible.
A pocos pasos de él, intenta arrodillarse, sin embargo lo detiene
— dime lo que tengas que decir
— se trata de su madre mi rey, acaba de llegar al alto jardín, sus condiciones son buenas y no la han lastimado — suelta un suspiro de alivio — pero tengo mejores noticias
Extrañado lo observa — ¿y cuáles son esas?
— la viuda de renly se encuentra en camino por tierras más al norte después de que mis hombres los atacaran en la zona que transitaban, sus ejércitos no iban con ellos así que tomamos la oportunidad. se desviaron y pretenden retomar su camino en dos lunas aproximadamente, en dirección a High Garden — las implicaciones de su mensaje fue más que claro, y no pasó desapercibido su sonrisa lobuna al implicar la curiosa intervención de sus soldados.
— espero que solo hayas vuelto tú
El rastreador asintió — deje a 7 rastreadores que siguieran la carroza de Lady Tyrell. En unos días se detendrán en un pueblo y le mencione que esperaran al cuervo con sus órdenes
— no necesitan esperar más
— ¿Su majestad? — inquirió
— envía dos cuervos inmediatamente con órdenes estrictas de traer a la hija de Mace a nuestro campamento
Y así se hizo
El humor del joven lobo se oscureció con el pasar de los días, mientras esperaba noticias de los cuervos para estimar si todavía podía mover piezas para tener algún tipo de ventaja.
Hasta la próxima batalla sus deseos se agriaron por conseguir algo que lo mantuviera firme contra la tierra; en medio de todo el desastre de la batalla gestada, observó a una joven mujer atendiendo a un soldado, fue difícil no ser atraído en su dirección, porque está había sido la primera vez que veía a una mujer de sus características. Aquello lo preocupó, cuanto más se estaba acercando a la joven dama, ella terminó de ayudar al herido.
Y solo cuando se giró en su dirección, ambos se miraron. Robb no supo qué sentir en ese momento, solo que la muchacha atrajo su curiosidad; en un intento por seguir a la muchacha, a lo lejos escucho que lo llamaban, obviamente su foco de atención cambió.
Pudo percibir las figuras de los rastreadores detrás de algunos árboles sobre las colinas. Y entre ellos una dama de la cual todavía no podía distinguir muy bien.
Cuando intento echar un breve vistazo a la curandera de hace un momento, ella ya se había marchado.
Bueno, dio por pérdida su oportunidad de conocer la identidad de la mujer y se apresuró en correr hacia los rastreadores.
—¡Mi Rey! Le traemos un regalo para usted — habló uno de ellos
Jalando las cuerdas que traía en su mano, la joven que suponía ser la hija de Mace Tyrell se tropezó contra los arbustos, su instinto inmediato fue tomarla de sus brazos para que evitará caerse.
Ella tenía los ojos vendados, las manos atadas y la boca cubierta. Además, tenía un vestido muy llamativo pero sucio, verla en tales condiciones lo llenó de pavor.
— preguntaré una vez y espero que respondan con sinceridad. ¿Alguno la toco? — la fuerza en sus ojos y sus palabras debieron asustarlos porque ahora no lucían su burlona sonrisa
— le juro que no tocamos ni un solo cabello. Claro a excepción del momento de traerla, ella luchó bastante y tuvimos que amordazarla completamente
En sus adentros, Robb sonrió ante lo que podría ser una muchacha que le traería problemas una vez fuera desatada. Sin embargo no estaba para juegos, su familia iba desapareciendo con cada maldita luna que pasaba.
— bien, si encuentro que me están mintiendo les arrancaré la cabeza por sus actos
Sus rostros se blanquearon ante la amenaza — s-si su majestad
— pueden excusarse, envíen la noticia de que necesitaré una celda vacía para la hija de Mace
Los soldados actuaron de inmediato, y fue suficiente con poner su brazo en la espalda de la dama para darles a entender que el mismo se tomaría las molestias de llevarla hacia el campamento. A pesar de los bandos contrarios, él es cuidadoso con ella, después de todo se trataba de una mujer; y no cualquiera, sino de una dama proveniente de una casa que ejercía un buen poder en juego.
Las miradas curiosas no faltaron, esta dama a pesar de las condiciones en la que se encontraba, era muy llamativa. Si no fuera por la venda en sus ojos o su boca, de seguro caerían embobados ante su figura y las lujuriosas miradas de sus soldados no se retrasarían.
Para una mujer que tenía la piel delicada y suave, significaba peligro. Grey Wind no tardó en demostrar su disgusto al gruñir a los soldados que miraban.
Caminaron hasta la celda preparada dentro de una tienda de campaña, y la metió entre las rejas, no sin antes quitarle la tela que amordazó su boca. Una fuerte bocanada de aire la dama absorbió. Viéndola en silencio noto la hinchazón en sus labios rojos, casi oscuros por quien sabe la cantidad de tiempo que llevaba así. Por breve segundo la culpa intentó nublar su pragmático juicio, pero de inmediato hundió su humanidad.
Su madre le había comentado que la casa Tyrell era muy reconocida por su abundancia, las relaciones libres, sus mujeres bonitas, pero también la peligrosa ambición de los herederos del alto jardín.
Eran muy inteligentes y bien entrenados para la política, manipuladores, amantes de las palabras bonitas y traicioneros.
Tal pensamiento lo llevó a parar su intención de quitarle la venda de los ojos a la mujer sollozante.
— su majestad por favor, tengo miedo y sed, no me lastime se lo suplico
Él no respondió tras un breve tiempo, la dama seguía suplicando por su vida. Su rostro estaba lastimado de alguna manera, pero sin quitarle ni un ápice de belleza. Doblegada la tenía en una jaula, rogando por su vida como si fuese una más.
Desesperada trató de acercarse al joven lobo pero sus movimientos descoordinados solo la llevaron a detenerse por el miedo a lastimarse — tal vez crea necesario un acto abusivo pero si hablamos podemos llegar a un acuerdo, por mi palabra le prometo que llegaremos..
— por ahora no habrá acuerdos del que hablar — Robb interrumpió, cansado de verla llorar
Sus condiciones rasgaban su moral, esta chica era casi de la edad Sansa, y le preocupaba.
— Las cadenas — menciono un soldado detrás de él, inmediatamente sacó su daga y cortó las sogas alrededor de las muñecas de la dama, sustituyendo estas por las cadenas sujetas a los extremos de la jaula.
— mis soldados te traerán comida en un momento
—¿Cómo pretende que coma si tengo las manos atadas?— se quejo, esta vez fuerte y claro
Sin duda pensó que tenía un temperamento fuerte, ella ya no llora, está enojada mirando en su dirección.
No necesita quitarle la venda para confirmar de que se encuentra enojada, más allá de ofrecerle el consuelo de quitarle aquello que cubre sus ojos, él prefiere explicar los horarios de cada comida.
— Toma en cuenta los siguientes horarios, por la mañana tendrás tu ración de comida que será traída por una de nuestras sirvientas, ella se encargará de dártela personalmente. También lo harán en la tarde y la última ración en la noche. ¿Alguna pregunta?
— ¡Es usted un hombre cruel! — ella grita, crujiendo el metal contra sus cadenas, por más que su conciencia le pida un acto de compasión por la joven mujer. Robb prefiere ser cruel que seguir perdiendo toda oportunidad de recuperar a su familia
Robb no responde a sus declaraciones, deja de lado la queja de la dama para marcharse hacia su campaña, es ahí donde empieza a escribir notas para traer de regreso a Jon. No se olvida de escribir la urgencia en sus palabras con tal de no demorar el objetivo.
Chapter 2: Una rosa con espinas, es un problemas mas
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El joven lobo tiene mucho ajetreo que contener, y todo parece suceder tan rápido.
Primero, los Lannister se han estado moviendo y las tácticas necesitan desarrollarse con más aprisa, tampoco consideran oportuno quedarse mucho tiempo sitiados en un solo lugar mientras las tropas de sus vasallos atacan espacios claves de comercio, así que pretende muy pronto asumir nuevas ideas para su siguiente movimiento. Segundo, recibió unas cartas de la guardia nocturna, tal parece, su hermano se a internado en una misión para conocer los planes de los salvajes. El informe comunicaba que habian tenido varios intentos por cruzar la muralla, mayores avistamientos de grupos masivos y en breves lineas desapariciones desconocidas.
Robb se sintió preocupado, la guerra lo estaba agotando, temía perder esta travesía sin retorno y ahora en el norte podría generarse una nueva rebelión. En todo caso, exigió que un pequeño grupo buscará a Jon y le hiciera llegar su petición.
Muy pronto entraria en concejo respecto a sus proximos movimientos, mientras alistaba lo necesario y salía a encontrarse con los Lores, escuchó el fuerte grito de una mujer.
Grey Wind junto a él corrieron a saber lo que sucedía.
Llegaron a la campaña donde se encontraba la celda de la dama de High Garden y se encontraron con una visión espantosa de ella tirada a un lado con el vestido arriba de sus rodillas y el corset destrozado. Estaba claro que intentaban violarla. Mientras Grey Wind se encargaba de los soldados que la estaban custodiando; él mismo se acercó a su figura llena de terror.
No paraba de temblar, pedía una y otra vez que no la tocara. Sus súplicas le tocaron el corazón, se veía muy demacrada, a decir verdad no la había vuelto a ver desde la primera vez que la encerraron. Los pensamientos culposos lo invadieron al considerar y preguntarse si está era la primera vez que habían abierto su celda para maltratarla; o quizás ya había pasado antes.
— no te haré daño, confía en mí, te sacaré de aquí — se quitó de encima la capa y la arropó, tratando de cubrir todo su cuerpo — ¡GUARDIAS! llamen a una sirvienta y díganle que traiga lo necesario para curar sus heridas y nuevos vestidos!. ¡Grey Wind a mi!, encierren a esos dos, y envíen la noticia de que mañana mismo los ejecutaremos.
La llevó hasta su tienda de campaña, allí mismo trató de calmarla al darle espacio lo suficiente en su cama. Ella no paraba de sollozar, su cuerpo temblaba, tenía rasguños en todas partes, sus vestidos parecían harapos de mujeres vagabundas y que decir de su rostro, recuerda la primera vez que la vio, pálida y algo sucia. Pero ahora tenía la mejilla lastimada, los labios agrietados y aún más pálida.
—en un momento llegará la sirvienta, ella te cuidara — su culpa se sintió enorme para estos momentos, verla en ese estado le producía repugnancia ante su incompetencia.
Entonces decidió marcharse, pero al intentarlo la mano fría de la muchacha lo detuvo.
— ¡no!, no por favor no te vayas, ellos pueden volver y me lastimaran si tú no estas aqui
Con la mayor suavidad que pudo, trató de convencerla de que ya nadie la volvería a lastimar, pero ella se negaba a soltarlo. Pronto se vio a sí mismo rodeando el cuerpo de la dama con cuidado.
Al principio ella se estremeció, tampoco quería obligarla a corresponderle así que no la forzó. No obstante, poco a poco Margaery se aferró a sus brazos, su cuerpo temblaba pero ya no como antes, se fue calmando, y para cuando la sirvienta llegó, ambos se habían acostumbrado al calor del otro.
— ¿Su majestad?
Se giró para escuchar la interrupción, y noto que se trataba de la mujer que había visto antes entre los soldados heridos, sólo que esta vez ya no lucía la sangre de la batalla.
Lentamente se fue alejando de la dama dormida — por favor ayudala en lo que necesite, una vez que la cures puedes llamar a otra sirvienta, la necesito bien aseada y alimentada
La curandera asintió
Aunque sentía cierta opresión por dejar sola a Margaery, eligió volver con sus abanderados continuar con el concejo.
La reunión se sintió tan pesada como el dolor en su cabeza. No era nada sencillo tratar con hombres testarudos que aún lo veían como un niño, más aún si cuestionaban sus observaciones.
Muy enojado volvió con la intención de golpear varios muebles de su tienda, pero al ver que no era el único en el lugar se detuvo.
— Su majestad, Lady Tyrell se encuentra curada, alimentada y aseada — señala a la figura dormida de la doncella en su cama
Noto la falta de trenzas en su pelo, algo rizado, brillante, limpio y rebelde. Luce los vestidos del norte pero aún conserva una venda limpia en sus ojos.
— los soldados preguntan si es momento de llevarla a su celda
Una sola mirada irritada por su parte la calla. ¿Llevarla de regreso al lugar donde quisieron violarla?
Podría ser cruel pero jamás a ese nivel
— ella se quedará, puedes irte
La mujer asiente, tomando sus cosas de inmediato
— ¿Cuál es tu nombre? — pregunta antes de que se vaya
— Talisa Maegyr, su majestad
— jamás te he visto cerca de mis tropas, ¿de qué casa proviene? Si es que tienes alguna, claro
— no pertenezco a ninguna, solo soy una mujer perteneciente a una de las ciudades libres de Essos
— ¿y qué le trae a estas tierras?
— respondería que el sueño de una buena vida y hacer uso de mi oficio
Robb asintió, dudando aún de la mujer pero ella no era importante ahora — retírate — ordenó, volviendo desde su posición hacia la delicada mujer dormida, no pretendía llegar a estos extremos, ¿pero qué puede hacer él?, tal lugar no era para ella, no después de lo ocurrido.
Quita sus botas, su espada la posa a un lado de su cama y luego se desviste. Cuando está con sus pantalones y una camisa delgada, toma el espacio vacío entre la dama y la cama. Con cuidado la cubre con las pieles y él se acomoda en una posición casi sentada, en lo posible quiere evitar tocarla.
Y hasta el día siguiente eso hubiese continuado si no fuera porque la dama se movió y ahora se aferra a su cintura.
Siente ruborizarse ante el calor de sus brazos sobre su cuerpo. Ha pasado un tiempo desde la última vez que tomo a una mujer, y le carcome no poder hacer nada.
Frente a él se encuentra una belleza sureña, que en sus más profundos anhelos podría llegar a imaginarla.
Con cuidado trata de alejarla, y en un movimiento brusco solo la despierta.
— ¡No me toque ! — ella grita, sus esfuerzos por alejarse la guían hasta quedar a la deriva de la cama, y es cuando actúa en tomarla del brazo
Ella se estremece ante su toque, y deja de gritar.
A través de su venda lo observa, está jadeando con pesadez, y él siente que no quiere soltarla.
— no me haga daño
— no pretendo hacerlo
— ¿usted es el rey?
— lo soy — con cuidado la atrae hasta la seguridad del centro de la cama.
Por un breve momento se encuentran en completo silencio, ella tiene la mirada baja y las manos inquietas, parece querer decirle algo y por un instante cree que no se lo dirá hasta que la dama se refiere a su señoría propiamente — su majestad le suplico que no me lleve a esas celdas por favor
— Lo que te hicieron o trataron de hacerte créeme que les haré pagar. Pero debo hacer la pregunta, esta...¿es la primera vez que intentan algo como tocarte?
— no — responde, su propia respiración se vuelve pesada al igual que la de ella
— te deshonraron
— gracias a dios no consiguieron llegar a esas alturas. Usted y su lobo intervinieron antes de que lograrán su cometido
Suspira de alivio — bien, sin embargo le garantizó que responderán con la cabeza por su atrevimiento
Margaery guardó silencio, sin mover su rostro frente al suyo, un breve asentimiento le demostró su gratitud — ¿y...a dónde me llevará esta vez?
Robb se detuvo antes de responder, la verdad es que ya tenía la respuesta pero quería encontrar la forma de anunciarlo sin ser sugerente. Atrapado en aquella situación mientras Margaery posaba sus manos contra las sábanas; curiosa por escucharlo, le revolvió el estómago verla en tal posición.
Ella lucía indefensa, hermosa y accesible, pero él jamás se aprovecharía de una mujer en tales condiciones; fue educado para ser mejor.
Se levantó, en un intento por preservar su control — te quedaras en mi tienda de campaña, por el momento. Muy pronto nos moveremos y también lo harás tú — dijo con simpleza, buscando sus cosas para ponerse al día, tenía mucho que hacer y precisaba establecer un par de soldados leales que cuidarán a la dama mientras él no se encontrará.
— Eso no parece prudente para usted — comentó igual de sorprendida y curiosa por sus decisiones.
A este punto, entendía las desventajas de tener a una mujer del bando contrario ocupando los espacios privados de un hombre comprometido. Y más si aquella dama es una viuda de alta alcurnia con posición política y más importante aún; sin marido. Solo podía esperar a partir de ahora susurros malintencionados de sus hombres y sus aliados.
¿Realmente arriesgará tanto por la protección de una mujer?
— se que no lo es, pero prefiero tenerte aquí a salvo conmigo que dejarte nuevamente con soldados de dudoso honor
— honor ...claro — dijo con burla, cruzándose de brazos — podrá ser el Rey del norte pero si intenta sobrepasarse conmigo no dudaré en usar mis uñas
Robb soltó una corta risa, divertido por la perspectiva — claro — repitió — pero primero tendría que interesarme usted mi señora
Por la exageración de sus manos cubriendo su pecho, sus palabras debieron ofenderla — soy la rosa del alto jardín, no necesito su aprobación para saber que soy hermosa
— hermosa — señaló él, estando de acuerdo — pero no lo suficiente para tentarme — soltó, divertido nuevamente por luchar contra el ego de la dama — si me disculpa tengo deberes que atender, con su permiso.
Salió con una sonrisa en el rostro, victorioso por escucharla insultar una y otra vez ante su falta de cortesía.
— ustedes dos — llamo la presencia de sus honorables soldados. Dos muchachos jóvenes pero muy bien entrenados, valientes y hábiles con la espada, lo poco que sabía de ellos era su posición humilde y dispuesta a mucho por darle una mejor oportunidad a su familia. Los jóvenes hermanos lucían algo estremecidos por las bruscas cavilaciones de la mujer dentro del campamento — la dama que se encuentra en mi tienda por nada del mundo pueden dejarla salir, tampoco puede quitarse la venda de los ojos por más que lo insista, la vigilarán. — la espada que trae en mano la acomoda en el costado de su armadura — En caso de intentar romper mis reglas Grey Wind también le recordará lo que no debe hacer, no se asusten, solo estará para vigilar.
— si su magestad
Asintió una vez más y volvió a portar su postura rígida y dispuesta a tratar con los rígidos hombres en la tienda continúa.
— escuchamos la penosa noticia — se acercó su tío Edmund
Un sonido ronco salio de su garganta, recordando que debe ejecutar a dos hombres esa misma tarde, más aún, llevar un juicio incriminatorio y presentar a la casa de aquellos soldados.
— adivinare, la casa Bolton — agregó su tio, muy consciente de su mal humor
— como si los problemas no fueran suficientes
— yo también detesto tratar con ellos pero necesitamos de su silencio, y este agravio quizás consiga cerrarle la boca por un tiempo
— eso espero, y tengo muchos deseos de usar su vergüenza a mi favor
Continuaron su trayectoria hasta que su tío preguntó por Margaery — ¿qué hay de la dama sureña, la enviaras nuevamente a sus celdas?
Soltó un suspiro — no, se quedará en mi tienda de campaña por unos días, solo hasta nuestro próximo movimiento — dijo, evitando mirarlo a los ojos
Lo mínimo que podía esperar era una reprimenda por su mal accionar, pero Edmund solo se limitó a recordarle los malos beneficios de tener a una mujer muy cerca de él.
Las primeras noches, Robb se levantó por los gruñidos de grey Wind a lado de su cama, su fiel compañero actuaba ante el mínimo movimiento de la dama del alto jardín
Margaery y Grey Wind simplemente no se llevaban, a pesar de que su propio lobo quien primero la protegió de las manos de esos imbéciles que trataron de violarla, no iba a negociar su salud por una bella mujer. Sus días amargos y aburridos se convirtieron en algo más divertido que observar.
Encontró que podía quedarse mirando las ocurrencias de la mujer por conocer los espacios en su tienda de campaña. Hasta ahora no le había quitado la venda, solo en ocasiones que lo ameritaba como limpiar la tela o cuando tenían que asearla, la sirvientas procuraban cuidarla en el tiempo más reducido posible. Prácticamente más allá de ser una cárcel, su campamento se convirtió en los aposentos compartidos de él y Margaery.
Ello no significaba la absoluta disposición de la sureña en soledad con él, ya que para tratar de menguar las chismes maliciosos, se aseguraba de traer a dos sirvientas para acompañar a lady Margaery en la confección de sus vestidos o simplemente recurre al llamado de un muchacho encargado del armamento. Cualquiera sea la excusa, los presentes debían verlos separados, es por ello también que pidió al artesano en la madera confeccionar una tienda aparte para la damisela; lo más antes posible.
Mientras terminaba su cerveza noto un cambio interesante en su lobo, Grey Wind parecía divertirse cada vez que le jalaba el vestido a la dama. Para su contemplación era divertido la reacción de la sureña intentando quitarle el trozo de su vestido.
— ¡devuélvemelo lobo atrevido! ¡Es mio! — margaery jalo con fuerza su vestido, y de igual manera Grey Wind gruñia divertido cada vez que jalaba con sus dientes.
Por más que hablase fuerte y en tono enojado, Grey Wind saltaba divertido porque sabía que lo único que ocasionará es que Margaery se tropezara en su intento de seguirlo.
En resumen, la dama sureña era el bufón de su lobo
—ahhh! — gritó margaery, cayendo cerca de la cama de pieles, las sirvientas corrieron en su ayuda, mientras él difícilmente solo pudo mofarse tapando difícilmente su boca.
No le extrañó que a cambio recibiera gruñidos enojados y muy poco propios de Margaery.
— ¿Le parece divertido su gracia?. Por si no lo ha notado su mascota me acaba de romper el vestido
— grey Wind no es una mascota — corrigió
— como quiera llamarlo pero necesito otro vestido — espetó
— este es el quinto
— No es mi problema, una dama como yo no puede caminar por sus aposentos mostrando los tobillos, ¿quiere un trato con mi padre?, entonces tendrá que aprender a reprenderse usted mismo por su actitud de niño conmigo y luego, si es que puede, aprender a actuar como un hombre
La respiración de Robb se escuchó más fuerte, el rostro divertido y sereno pasó rápidamente a una de enojo, incluso su jarra de cerveza había quedado olvidada para dar lugar a una intensa y profunda mirada contra la mujer que yacía parada y expectante en su dirección.
Si algo odiaba Robb Stark era que lo llamaran un niño.
Y no necesitaba demostrarlo pero los niños no ganan batallas, no conducen un ejército con Lores que le doblan la edad.
En ese momento sintió que pudo permitirle muchas cosas a esta mujer. Pero llamarle un niño, ¡ah no!, aquí la que iba a aprender sería ella. No estaba frente a un niño, sino en los aposentos de un hombre, conocería su lugar incluso si fuera a la fuerza.
Robb se levantó de su escritorio y caminó de forma amenazante hasta quedar a centímetros de ella, sus respiraciones llegaron a juntarse, y si no fuera por el enojo seguramente este momento no se desarrollaría de la siguiente manera.
— No olvides tu posición aquí, eres mi rehén, y sigues mis reglas. Si Grey Wind desea jugar con tus vestidos pues hará lo que quiere. En cambio tu no tendrás un lugar más que la condición de
— ¿Una esclava? — agregó con fuerza, las manos posadas fuertemente en sus caderas, y sin un ápice de temor a su ira — ¿eso es lo que soy ahora?, ¿qué más seguirá después? ¿tendré que servirle a todo Lord que no le agrade?, ¿se deshará de mi por despecho?. Podrá no valer nada para usted mi nombre, pero recuerde lo siguiente, muchos hombres irán a la guerra por la rosa del alto jardín.
— jamás dejaría que le tocaran un solo cabello frente a mis ojos, sin importar los títulos o la posición de un hombre a mi lado ¡Jamás!, respeto su posición así como también entiendo que en esta guerra usted es mi rehén, pero no por ello le faltare el respeto siendo usted una dama y una mujer de tan noble casa — respiró con fuerza para luego cuidar y bajar su enojo — pero a cambio le pediré que no me insulte y respete mi posición.
Margaery lo miró con los labios apretados y sellados, sus palabras fueron un alivio a su tormentosa mente después de salir intacta de un intento de violación. No tenía porqué engañarse pero se sintió conmovida por las palabras del norteño, y sin embargo aún considera que Robb Stark debió actuar en su defensa para no ser objeto de burla en su habitación.
Antes de poder insistir respecto a las libertades y falta de control del lobo de Robb, uno de los soldados que protegía la entrada ingresó, este no dijo más nada que no estuviera escrito en una carta.
— convoca una reunión urgente — ordenó él, analizó una última vez las escrituras y procedió a marcharse
En el caso de Margaery, está solo refunfuño de ira porque no estaba consiguiendo nada, hace semanas pudo haber pensado en usar una de sus mejores técnicas como la seducción pero, entendió que era lamentable no poder saber si de alguna manera sus intentos mantienen algún tipo de resultado en el Rey del Norte. Dios, ni siquiera sabe como se ve, o que es lo que quiere, las únicas ocasiones en la que no pelean es cuando él está muy ocupado pensando en sus problemas o se encuentra fuera del campamento. Sin contar que todo el tiempo Robb se encuentra ocupado y en silencio.
Simplemente no tiene nada que usar a su favor.
A intentado muchas veces observar un poco más de donde se encuentra pero lo único que consiguió ver es la parte inferior de su cuerpo cuando no la están bañando, antes de que el lobo gigante de Robb Stark le termine gruñendo y sepa que debe volver a ponerse su venda.
Además de las mujeres que se encargan de cuidarla, Margaery no tiene nada que usar a su beneficio. Para estos momentos cree que en cualquier momento terminara sufriendo de aburrimiento
Ya no quiere descansar en una cama, quiere ser útil, quiere volver con su familia, ver a sus hermanos, escuchar los pensamientos de su abuela, sentir el calor de la temporada, lucir bonitos vestidos y cotillear con las damas.
Y más aún, quiere moverse más de unos cuantos pasos sola en esta pocilga.
A veces quiere llorar por su infortunio, piensa en lo que pudo haber sido de ella si tan solo hubiese llegado a High Garden, puede imaginar las maquinaciones con su abuela respecto a una fabulosa coronación de ella en Kings Landing. En sus sueños imagina sentir el calor y los victoriosos cánticos de muchos alabando su nombre como "La Reina" de los 7 reinos.
Un sueño que parece ser más lejano ahora, porque han pasado casi dos meses desde su llegada a este campamento militar y las fuentes no fallan al proclamar las victorias del joven lobo de Invernalia.
Hasta ahora, jamás ha perdido una batalla.
Pero ella sabe perfectamente que por más victorias que obtenga, la guerra aún no termina. Y si sus oídos no le fallaron una noche, Robb Stark aún no sabe de los susurros en su contra. Los Frey a lo que pudo escuchar, esperan que el lobo se case con una de las hijas del Lord de esa casa. Sin embargo, los soldados lo insultan cuando no escucha y entre insultos con un poco de alcohol los hombres hablan.
Quizás no se encuentre tan perdida ahora que lo piensa, pero teme que para entonces muchas cosas cambien y no estén a su favor. A oído la rabia de Robb por un hermano al cuál no puede ayudar en traer, se pregunta si este cambio la afectará a ella.
Bien, son muchas cosas que anticipar pero si no hace algo de inmediato con su aburrimiento, presiente que tomará las peores decisiones en estos momentos.
— ¡guardias!
Uno de los soldados ingresa muy rápidamente
— llame a una de las criadas — ordena
—¿para qué?
"estúpido incompetente" piensa para sus adentros mientras voltea sus ojos
— es una emergencia — ella espeta, pero no escucha una acción por parte del soldado — me llego mi sangre lunar
Lo último parece tener efecto porque ahora solo escucha los sonidos de pasos corriendo y alejándose
La criada no tarda en llegar, puede imaginarse trayendo consigo un trapo y un bañador con agua
— buenas tardes lady Tyrell
Margaery le devuelve el saludo antes de pedirle que deje esas cosas y le ayude a buscar hilo y aguja
— no puedo cumplir con esa orden, usted tiene prohibido utilizar instrumentos como esos
— me importa poco lo que diga su rey de sus miedos, pero yo necesito remendar mi vestido ahora
— ¡oh!, no se preocupe yo puedo..
Interrumpe — ¡no! Quiero hacerlo por mi cuenta, es bastante malo no tener deberes que atender como para dejar que alguien más cuide mis vestidos — sus palabras sonaron fuertes pero ya no le importaba, su mal humor estaba muy delicado a causa de la pelea con el muchacho Stark
— bien, pero me temo que debo supervisar sus movimientos
— lo que sea, con tal de hacer algo en este lugar — se quitó las botas que traía, y subió encima de la cama.
Ahora que lo piensa, podría también encargarse de otros espacios que suele usar. Prefiere dedicarse a las labores simples antes de quedarse sentada como un trofeo, encuentra provechoso aprender las responsabilidades de un curandero.
Podrá ser el campamento del rey lobo, pero cuando este desaparece lo hará suyo.
— mi señora aquí tiene, tenga cuidado — los nervios de Margaery se activan, tiene experiencia con el bordado pero jamás con una venda en los ojos. Toca la tela, intenta sentir las líneas rotas, incluso la textura de esta.
Trata de calmarse al continuar el movimiento de su mano al primer pinchazo contra la tela, es lento pero efectivo, vuelve a tocar la aspereza del espacio que teje, tratando de dirigir la dirección de la aguja correctamente. Cuando logra sacarlo, se concentra si está conectado y no haya desviaciones.
— se ve bien mi lady — la alienta a continuar, pero ella aún está nerviosa. No quiere cometer errores
En su segundo intento es un poco más rápido y más abajo de la primera costura. Al sacar la aguja vuelve a tocar el espacio costurado, En sus dedos se siente bien el trabajo, pero no está segura.
— ¿Cómo se ve?— pregunta
— esta yendo por un buen camino mi señora, siga así
Margaery suelta un suspiro, y continúa con su labor. Pretende llevar un diálogo con la sirvienta mientras se encarga de poder bordar, no obstante sabe como terminara, las jóvenes del norte particularmente permanecen calladas si se trata de ahondar respecto a los acontecimientos de su alrededor.
La tarde transcurre de manera lenta pero diferente, afortunadamente para ella, sin embargo no puede decir lo mismo de sus dedos, sus intentos por agilizar el bordado la condujeron a lastimarse más veces de lo que soportaría, pero ella era terca.
La noche toca el campamento, y a su vez el Lord de Winterfell regresa muy animado junto a un par de rastreadores.
— necesito que lleguen lo más rápido al muro, entreguen este mensaje a mi hermano Jon y él sabrá lo que debe hacer— los soldados asienten y se marchan
Robb no se detiene en quitarse su armadura hasta que escucha el ladrido de su lobo corriendo hacia él
Una fuerte risa escapa de los labios de Robb tras el impacto de su lobo. El sonido retumba toda la tienda, llegando a perturbar a la dama que yacía en la cama tocando los bordados dejados por la criada. Robb la observa en silencio, apenas el breve recuerdo de la mañana cuando se marchó furioso a causa de ella, lo incomoda.
Se pregunta si debe saludarla o simplemente mantener la boca cerrada. Pero la voz gruñona de su madre atormenta sus pensamientos por su mala educación si pretende ignorarla.
Un poco avergonzado la saluda — buenas tardes mi señora
Margaery levanta el rostro, dudosa pero responde de igual manera — buenas tardes su gracia
El ambiente es tenso. Ninguno sabe cómo actuar, se sienten avergonzados y no entienden por qué, no encuentran sentido a los sentimientos de culpa que albergan sus pensamientos.
Robb piensa continuamente en no sentirse culpable por tratar a su rehén de manera fría pero algo lo detiene.
Y Margaery no sabe cómo debería reaccionar o anticipar a la educación de un norteño que se siente incómodo por tratar con ella. Le cuesta entender a este hombre que la tiene como rehén pero le promete respetarla y protegerla, y aquello la confunde porque a veces no sabe qué hacer con la indiferencia del Rey.
Ella reconoce el efecto molesto de su propio comportamiento en él, pero no actúa de forma cruel. Se siente confundida y considera genuinamente que esa es una debilidad.
Ambos vuelven a lo que estaban haciendo. Robb se permite observar nuevamente algunas cartas, antes de apagar la vela de su mesa y dirigirse a la cama junto a la dama que yace tendida. Ella parece estar durmiendo, su respiración es suave y no se mueve.
Con cuidado de no despertarla, levanta un poco las sábanas e ingresa entre ellas. De su lado apaga las velas, y cuando quiere acercarse al lado de Margaery para apagar también la chispa de fuego; nota algunas vendas en su dedo, se pregunta si se hirió de alguna manera e instintivamente pretende tomarla de la mano para revisar el daño pero se detiene a último momento.
Piensa que sería muy indecoroso tocarla sin su permiso y peor aún mientras ella duerme en su cama. Por lo tanto, termina de realizar su cometido y se duerme.
A la mañana siguiente Robb se levanta de buen humor, sus sueños fueron muy buenos, quiere considerar que son presagios de buenas cosas hacia su causa.
Se dirige a darse un buen baño que calme su cuerpo estresado. Para cuando termina de asearse nota con extrañeza la figura de Margaery haciéndose cargo de ordenar la cama que comparten. A un lado queda la sirvienta encargada de los quehaceres por la mañana, ella en cambio se nota preocupada.
— majestad, trate de cumplir con mis funciones pero lady Margaery...
— le dije que me haría cargo — interviene la rosa
A pesar de usar una venda en los ojos, ella toma la responsabilidad de acomodar correctamente la cama
Sin saber qué decir o hacer, Robb tose un poco para quitar su estupefacción — mi señora no es necesario que se tome tales molestias, la criada puede llevar la responsabilidad
— no es ninguna molestia — lo interrumpe — solo quería enfocarme en hacer algo eso es todo. A decir verdad estoy aburrida.
— pero ese no es un trabajo del cual deba hacerse cargo
— una buena dama puede encargarse del desastre que causa en su cama tal y como lo hace en su costura — replicó
Robb pretendía atacar nuevamente pero no encontraba las palabras correctas para explicarle que ese no era un trabajo para una mujer de su clase
En cambio Margaery termina por dar un breves golpes a las sabanas y se recompone — Si me permite su majestad, es momento de asearme. Que tenga buen día — la criada corrió de inmediato hacia Margaery para ayudarla a dirigirse a la tina y cerrar las telas a favor de su privacidad.
Un suspiro profundo soltó el joven lobo, incapaz de entender a la rosa, otros días le gritaba por no tratarla como una dama de buena familia, pero ahora parece que quiere tomar las responsabilidades de la criada.
Estaba muy seguro de pensar en la guerra como un asunto más fácil que tratar con la Tyrell orgullosa.
Rezó a los dioses para traer lo más antes posible a su hermano Jon.
Chapter 3: Cuidado, los lobos no perdonan
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Lamentablemente la situación cambió drásticamente a peor
Primero, Theon lo había traicionado. Las notas lo llenaron de angustia al escuchar como su antiguo mejor amigo había destruido su hogar, e inclusive se había atrevido a quemar a sus inocentes hermanos. Los rumores no pararon de redactar la manera como los había colgado en plena plaza principal.
Su ira se convirtió en un tormento para todos a partir de ese momento.
Margaery no parece olvidar la tarde común junto a las criadas mientras disfrutaban de las instrucciones para un buen bordado de rosas. Aquel ambiente simple y relajante se transformó en un zona muy tensa al oír las bruscas pisadas de Robb chocar contra la tierra y luego contra algunos muebles.
Su pánico no solo fue suyo sino también de sus criadas quienes huyeron rápidamente al recibir la orden de Robb por retirarse, ellas corrieron dejándola en medio de la ira iracunda del lobo.
La rosa solo pudo quedarse quieta en su sitio sin mover un ápice de movimiento. La mesa y la silla probablemente recibieron la mayor cantidad de golpes, no era tan difícil distinguir que estaban siendo azotadas por el puño de Robb. Las filosas palabras de maldiciones contra alguien llamado Theon lleno todo el lugar, y su miedo no podía estar más presente. Temía que notará su presencia y fuera contra ella, Robb no era cualquier hombre, era un rey, un hombre poderoso en estas tierras y a la vez muy peligroso.
Sus temores la asfixiaron cuando escuchó el sonido de unas tazas caer muy cerca de su posición, era comprensible el salto que dio en reacción, dejó caer sus costuras y casi a tientas busco alejarse lo más posible hacia el extremo izquierdo de la cama.
Entonces el silencio llegó
Su corazón palpitaba tan fuerte que incluso presentía que Robb pudiese escuchar sus feroces latidos.
Rezo a Dios que fuese indulgente y la protegiera, a cambio, sintió la presencia del cálido cuerpo de Grey Wind pararse delante de ella. Si hace mucho el silencio componía el lugar, ahora los gruñidos del lobo de Robb se instalaban en la tienda.
Aun con los ojos vendados, Margaery dio por finalizada la revuelta interna de Robb cuando lo escuchó alejarse al otro extremo. Agradeció enormemente que Grey Wind la dirigiera a la cama y se acomodara con ella, protegiéndola.
En medio de su dudoso letargo por caer en el sueño, la rosa dio cuenta del temor que sentía por Robb esa noche, sus ojos se aguaron y sus manos buscaron el consuelo de Grey Wind a su lado.
A la mañana siguiente Margaery tuvo mucho cuidado al tratar con él, a pesar de los bandos que ocupaban, ella no tenía el corazón y la valentía para enfurecerlo más de lo que estaba. Si antes no hablaban mucho, ahora encontraba el silencio cada vez más desesperante.
Robb no se disculpó por su comportamiento, fue más sencillo evitarla todas las mañanas y dormir en espacios separados ahora que la tienda de Margaery ya estaba lista.
Nuevamente la rosa de High Garden encontró su rutina junto a las criadas, aunque Robb ya no se acercaba, la falta de sus visitas era recompensada con las venidas de Grey Wind a su tienda. Bastante difícil era poder identificar los horarios en que podría visitarla el lobo huargo durante el día, pero estaba muy segura de qué en las noches no faltaría y se acurrucaba alrededor suyo.
Lo que no sabía la sureña es que en medio de esas noches estaría acompañada por la presencia de Robb ocupando el lugar de Grey Wind.
Obviamente de esto jamás se enteraría.
Luego llegaron algunos rumores de lobos wargos en el bosque, inclusive Grey Wind parecía darle algún tipo de calma al joven Stark al pensar que no todo estaba perdido para sus hermanos
Luego llegaron algunos rumores de lobos wargos en el bosque, inclusive Grey Wind parecía darle algún tipo de calma al joven Stark al pensar que no todo estaba perdido para sus hermanos. Pidió a un grupo de cinco hombres tomarse la tarea de buscarlos, aquello extraño a la dama Tyrell una vez que escuchó los rumores, pues no veía conveniente hacerse falsas esperanzas, pero encontraba extraño la conexión del lobo con Robb así que no es que pudiera ahondar mucho en detalles.
Más tarde recibieron noticias de que Lord Tyrell había tenido malos momentos con el rey Joffrey respecto a buscar a su hija y futura prometida del rey. Esta noticia no le agrado, sobre todo porque Robb parecía no ceder ante los combates, y tampoco pensaba volver a recuperar su hogar.
Margaery estimaba que después de las noticias de los Greyjoy invadiendo la casa Stark, Robb no tendría de otra que volver a Winterfell. Pero no se dio así.
Había algo más
Y no se estaba enterando
Llegada la noche Margaery como era su costumbre, se encontró sentada en la cama costurando unas prendas suyas, el uso de la técnica para su costura fue cambiando con el transcurso de las lunas. Y si la criada que lo acompañaba no mentía, probablemente ya era capaz de crear diseños sencillos pero bonitos para decorar sus vestidos.
No hace mucho Robb tuvo que mover a su tropa nuevamente para la batalla, y precisamente esta noche parecía tardar más en llegar, y la costura de alguna manera le sirvió de mucho para calmar sus nervios.
Pasaron varios minutos hasta que escuchó el sonido de unos pasos. Estos pasos eran muy diferentes a los de su criada, y el unico hombre que a veces ingresaba a su tienda era unicamente Robb. Por lo tanto, su atención fue atrapada de inmediato — ¿Robb? — esperó a que se tratara de él.
Pero no hubo respuesta a su llamado, solo silencio. Los pasos se fueron acercando más a ella y un miedo enorme la consumió — si no me dices tu nombre ahora mismo gritaré muy fuerte — amenazó sin saber más que hacer
Al no conseguir respuesta abrió los labios para llamar a los guardias pero su boca fue sellada por la mano callosa de un hombre.
— shhh harás que me atrapen
— ¿Loras?
— el único — respondió él, Margaery no dudo en lanzarse a sus brazos
— te extrañe mucho — ambos sincronizaron sus deseos y las lágrimas no tardaron en salir. Pero eso tenía que parar en algún momento — no tenemos mucho tiempo, Stark volverá en cualquier momento y no tendremos tiempo para escapar
— ¡no! — Margaery se negó rotundamente. Solo para ser observada horrorizada por su mellizo — ¿no lo entiendes? En cuanto se den cuenta de nuestra desaparición Robb lanzará a su lobo en mi búsqueda y no tardará en encontrarnos
— es mejor eso que a nada, no podré mantenerme oculto por mucho tiempo Margaery
— ¿y cómo ingresaste?
— les dije a los guardias que traía té de luna para ti
Margaery en respuesta por su atrevimiento le golpeó el brazo — ¡¿cómo te atreves?! — su reprimenda era fuerte pero no lo suficientemente alto para alertar a los guardias
— ¡ay! no me culpes, a estas alturas creí que lo necesitarías. Me sorprende que no estés embarazada de un bastardo Stark tomando en cuenta el paquete de hombre que tienes visitando tu tienda
La rosa se sonrojo por las implicaciones — no lo considere necesario, además...Robb es diferente
— ¿de qué estás hablando?, seguro tienes fiebre y no logras pensar bien. ¿Y por qué aún no te quitas esa venda de los ojos? — intentó quitarle la tela pero la mano de su hermana intervino su acción
Tanto Loras como Margaery se sorprendieron por esto, su hermano iba a replicar su acción pero el sonido de pasos muy conocidos los llenó de pavor
— besa mi mano — pidió Margaery, su mellizo acató de inmediato
Para cuando Robb ingreso a la tienda se topó con la imagen de Margaery sonriendo encantada por el sacrilegio de un pobre diablo besando su mano.
Si Robb a un inicio pensaba disculparse por lo sucedido la anterior vez frente a la dama sureña, de seguro esa idea quedó olvidada un vez que se dirigió a golpear al cínico que la tocaba.
— ¡no por favor!, ¡no le hagas daño te lo pido! — Margaery rogó con mucho temor tras sentir el brusco alejamiento de su hermano fuera de ella.
Robb sostenía con dureza y firmeza el cuello del muchacho con harapos y la cabeza calva — ¡Quién te crees para venir aquí y tocarla! — gritó con ira el joven lobo
Margaery sollozo, suplicante contra el piso— ¡solo fue un beso en la mano! No pasó nada más — trato de explicar tomando la armadura del joven lobo, Robb escuchó sus ruegos llorosos y se extrañó como esta dama podía rogar arrodillada por un hombre que claramente le estaba faltando el respeto.
— será mejor que tomes tus cosas y no te vuelva a ver jamás en mi campamento — Margaery iba a protestar pero prefirió callar.
Quizás esta no sería su oportunidad de volver a casa pero al menos su hermano ya conocía su ubicación.
Loras le dio una breve mirada a Margaery, ambos se sentían doloridos por encontrar su reunión muy corta, el gruñido de parte de Robb y el lobo huargo detrás de él le indicó que lo mejor era tomar su desdichado cuerpo y salir lo más antes posible del campamento. A rastras y con un poco de torpeza el muchacho salió.
Robb se aseguró de verlo marcharse, aunque su intención era seguir al joven hasta verlo hacer caso a su advertencia, una duda pasó por su cabeza y se detuvo.
Al voltear, sus guardias parecían verlo con temor, y él cuestiono lo siguiente.
— ¡¿Por qué dejaron entrar a ese bastardo a su tienda sin mi permiso?!
Con nerviosismo uno de ellos respondio — m-mi rey creímos que usted lo había mandado
— ¿y por qué pensarían tal cosa ?
— es que nos dio a entender que llevaría té de luna a la prisionera
Los ojos de Robb se abrieron enorme, su enojo volvió a crecer, pero esta vez no hacía el tipo que acaba de desaparecer, sino hacia Margaery.
Una enorme energía debió poseerlo para internarse nuevamente en la tienda y no contemplar la invasión del espacio personal de la dama que yacía asustada en la cama — ¡hace cuánto se ven a escondidas !
— ¡¿de qué estás hablando?!
Robb tomaron con brusquedad ambas mejillas rosadas y algo humectadas por las lágrimas — ¡¿fornicaron verdad?!
Margaery negó una y otra vez, temerosa por la cercanía de Robb, su aliento caliente y viril muy cerca de su rostro le causaba estragos. Tenía miedo, pánico, y aún así una escandalosa vergüenza por la calidez que le transmitía Robb cuando se encontraba tan cerca de ella.
Pero ahora solo sentía miedo.
A falta de respuesta consideradas poco sinceras, el norteño no tardó en quitarle las sábanas de su cuerpo y revisar entre su vestido cualquier evidencia del engaño.
— ¡no Robb! — suplicó Margaery, pero no fue escuchada.
En su mente lobuna le invadía imágenes de marcas que podría encontrar, pero no había nada en su cuello o sus hombros.
Y pensó, por supuesto que no había nada, no serían tan tontos como para dejar las evidencias a la vista.
En un intento por levantarle la falda y revisar sus muslos, recibió un fuerte golpe en la mejilla.
Eso detuvo cualquier pensamiento intrusivo.
Fue incorporándose en estado shock por lo que acababa de hacer.
Luego le atacó la culpa al verla llorar, estaba teniendo problemas para respirar, se veía frágil debajo de él, tratando de apoyar fuertemente su mano contra su pecho y la curvatura del espacio entre sus muslos tensos para evitar que él volviera a acercarse.
Margaery aún traía la venda, y como la primera vez que la encontró asustada por aquel intento de violación; su rostro se llenó de lágrimas.
En ese momento no sabía cómo proceder para disculparse por su error, no quería que llorara, y ahora se daba cuenta que su intención jamás fue lastimarla; pero lo hizo, los celos le habían atacado en cuanto vio a ese intruso besar su mano, pero la llama se avivó al verla sonreír encantada a un extraño.
Recordó las veces que su hermana lloraba por una situación en particular y a veces corría hacia él para ser consolada, pensó en reunir su coraje para abrazar a Margaery y pedirle disculpas, y sin embargo no lo hizo, ante el mínimo movimiento de su cuerpo hacia ella, la rosa se estremecía de miedo, y considero que tocarla iba a profundizar el error.
Pero lo siguiente no analizó antes de actuar
Robb no se detuvo en bajar la cabeza hacia ella y sentir sus labios cubriendo los de Margaery, un suave roce que detuvo las respiraciones agitadas de la dama, fue tan breve el momento pero se sintió como si el tiempo se hubiese detenido para ellos.
Con cuidado Robb se fue alejando, y si no hubiera una venda de seguro se encontraría con los ojos sorprendidos de la mujer.
— fui un idiota, perdón — su disculpa estaba cargada de incomodidad por su torpeza, intento esta vez hablar para volver a disculparse y sin embargo se quedó atónito al sentir el beso de Margaery contra su barbilla, penso en su locura y también en la ilusion de que probablemente iba dirigida hacia sus labios ese cuidadoso beso.
El anhelo de Robb rezaba porque fuese la mitad de cierto.
Incapaz de dejarla esperando, el joven lobo tomó presa a la dama entre juegos de besos. Comenzando como una caricia sutil, un roce delicado, donde sus labios apenas se tocan, ligeros y suaves, explorando. Hay ternura y dulzura en sus gestos, cada movimiento luce tan cuidadoso que teme incomodarla con la fiereza de sus pasiones por ella.
Poco a poco, el contacto se hace más profundo. Robb encuentra que margaery lo atrae aun mas hacia la cama, la carne suave de sus labios dejan escapar gemidos ahogados. La delicadeza da paso a una mayor intensidad, y lo que empezó como un toque sutil se convierte en algo más fuerte y apasionado. Sus respiraciones se entrelazan, cada vez más rápidas, como si el mundo alrededor desapareciera. Sus manos encuentran un lugar donde aferrarse, una en la cintura y la otra acariciando el rostro del otro, acercándose más y más. Sus labios se mueven en un ritmo apasionado y armonioso, perdiéndose en el momento, en la intensidad de ese beso que habla del deseo.
Las manos varoniles de Robb tocan su cintura, luego recorren su espalda, seguido de su mano izquierda para apresarla contra la cama.
Margaery en cambio se limita a tocar con su mano libre el rostro de Robb, acaricia su barbilla peluda para luego estirar un poco más su brazo y rodear su cabello rizado. Era curioso, sentir las facciones del hombre que la besaba con tanta delicia y maestría.
Inevitable no pudo contener un suave jadeo necesitado, las manos del norteño eran grandiosas, la acariciaban con un propósito íntimo y eso era tentar a sus deseos de más.
Pero para Robb esa era una señal a no continuar, por más que quisiera ir y besar otros lugares, se conformó con besar sus labios sus mejillas y luego su frente una vez que sintió como ella caía rendida a sus muestras de afecto
—¿te quedaras? — preguntó la dama sosteniendo con algo de presión su armadura
A cambio, Robb comenzó a quitarse el pesado metal a un lado, después tomó un poco de agua servida en un recipiente y se lavo las manos y el rostro. Margaery se quedó observando por donde el sonido la guiaba, cuando los pasos fueron acercándose más ella, le dio espacio al joven lobo para acostarse con ella.
Acurrucados entre las sábanas, ambos compartieron la comodidad en los brazos del otro.
Al amanecer, Robb no fue el primero en levantarse, en cambio fue Margaery. Escucho el sonido del agua contra el piso y la voz melodiosa de la dama cantando.
Fue difícil no atribuir su buen humor a la noche anterior, eso sería muy cretino de su parte así que prefirió callar su ego. Mientras se levantaba recordó las nuevas notas del cuervo respecto a Jon, tal parece habia llegado a un acuerdo con el rey de los salvajes, según las cartas, la identidad de Jon había sido expuesta y antes de que intentarán matarlo, Mace lo había dejado con vida y lo interrogaron.
En medio de la lectura, su sorpresa fue ver claramente que Jon confesó toda su verdad, pero había una intención detrás de ello, la cual aún no conocía pues ahora Jon se había dirigido a él pidiendo la entrada de los salvajes. A principio sintió que lo había traicionado su propio hermano pero después de ahondar por más respuestas, otro cuervo llegó y Jon detallo que el Rey de los salvajes apoyaría su causa, y he aquí otro secreto que sólo conocía su persona y lady Mormont.
"Mace esta dispuesto a devolverte el norte, la gente libre lo seguirán hasta winterfell y tomarán el castillo. Es un ejército gigante hermano, no será un asedio, te prometo que tomaremos devuelta el castillo en una noche."
Robb tuvo que pensarlo dura te bastante tiempo sus próximas acciones, sabía muy bien que los lores del norte tendrían muchas reservas por dejarlos pasar, más de una se lo negaría, pero estaba decidido a abogar su confianza por Jon.
En otros casos, pocas noticias había tenido del sur, el estado de su madre y mucho menos de sus hermanas. Lo poco que consiguieron fueron los problemas entre Joffrey y el padre de Margaery.
Otros rumores aunque no oficiales mencionaron un posible cambio de planes para el puesto de nueva reina en King's Landing.
Según parece el muchacho malcriado está cansado de esperar por la Rosa de High Garden, y por más ruegos o solicitudes que hiciese Mace Tyrell al Rey por crear estrategias para recuperar a su primogénita. Eso no impidió que la falta de la rosa alentará la bienvenida a más jóvenes doncellas.
Otros rumores indican la desesperación de los Lannister por encontrar apoyo. De alguna forma sonaba bien y aún así no era suficiente. El norte a pesar de ser el reino más vasto, no tenía tanto apoyo y recursos como el séquito de Lannisters.
Aunque los planes se estaban gestando, lastimosamente aún necesitaban más aliados y alimentos diarios.
Dejó de cavilar en futuras estrategias, en cambio recordó nuevamente los besos que compartieron Margaery y él la noche anterior. Pensó en lo dulce y tentador que fue tenerla debajo suyo para besarla a su gusto. Mentiría si dijese no haber pensado en volver hacerlo.
Perdido en sus fantasías no noto el cese de sonido del agua. Margaery salió cuidadosa tomando una tela para secar sus rizos. Ella tarareaba una delicia de melodía y mientras lo hacía su rostro resplandecía en una bonita sonrisa.
Creyó que sería correcto sorprenderla por detrás para abrazarla y darle los buenos días, sonaba arriesgado pero estaba extasiado por las probabilidades. Sin embargo al primer intento de levantarse, uno de los hijos de Walder Frey exigió fuera de la tienda hablar con él, no era secreto que había pasado la noche en la tienda de una dama soltera.
Y eso de por sí era un verdadero problema.
No quería que Margaery escuchara los griteríos de Black Walder Frey, por lo tanto, contra sus mayores deseos salió lo mas rápido posible con su armadura puesta. Al momento de salir, Walter lo miró con burla y desprecio
— entonces los rumores son ciertos — mencionó, muy dispuesto a despotricar sus verdades respecto a su falta de honor.
Robb prefirió no hacer un show en frente de sus hombres — llevaremos está conversación a mi tienda, sigamos por favor
— no necesito una reunión a solas con usted. Quiero su palabra para adelantar los preparativos de la boda con una de mis hermanas. Lo que haya sucedido en los aposentos de la mujer que tiene como puta poco me importa — la mano de Robb se dirigió hacia su espada instintivamente — Parece ser que usted no es muy diferente de su padre, pero aún contemplo que podemos cumplir nuestro acuerdo si los preparativos se adelantan. Después de todo quién puede culpar a un hombre por cubrir una implacable necesidad como es satisfacer sus deseos en el coño dispuesto de una dama.
Ser paciente y comprensivo ya no era una opción, la crudeza de su fuerza choco contra la armadura de Walder, sólo alejándonos lo suficiente para que se callara y escuchara — nuestros asuntos se sostienen lord Frey — habló con la mandíbula tensa — una vez que conquistados la fortaleza Lannister, tomaré a una de sus hermanas como mi esposa — aseguró su promesa, y lord Frey se dispuso a marcharse con una sonrisa sorna .
Tras la partida de aquella serpiente venenosa, el heredero Stark cayo en cuenta del grave error que cometió al tomarse libertades con lady Margaery. No solo había prendido fuego a las brazas llenas de susurros, ahora la había encendido y era un hecho que paso con ella la noche. Ya no importaba que solo la hubiese robado algunos besos y jadeos. Pero eso no era lo importante. Él había desprestigiado el honor de Margaery, más seguro seria abordada como una indigna de respeto, ya no seria tratada como Margaery Tyrell la rosa de High Garden, sino como la amante esclava del Rey.
— maldición — susurró para sí mismo, odiándose por el desastre que acaba de ocasionar.
Su respiración aumento y encontró que lo mejor era marcharse, busco el espacio más alejado del campamento cercano al bosque y comenzó a blandir su espada contra el tronco grueso de un árbol.
Robb pensó mucho en su relación con Margaery, esto que tenían aún estaba empezando, y por más que quisiera desarrollarlo sus deberes lo detenían.
Él sabía muy bien que no estaba enamorado, bueno no aún, y sin embargo conocía muy bien sus anhelos. Esto era diferente, la deseaba mucho más que cualquier otra mujer, sus celos posesivos eran muy evidentes. Pero también entiende que no se trata de cualquier dama, ella es una mujer difícil de comprender, y a la vez tan compleja y astuta como para confiar en ella.
Y si los deseos no los apaciguaba, puede imaginarse asaltando sus labios en medio de la noche, unidos los dos en su cama. Y si ella quiere darle más que sólo apasionados besos, sabe que lo hará muy bien para ella. Si solo pudiera escucharla decir su nombre en medio del éxtasis.
¿Ella se lo permitiría?
O más aún, ¿él se detendría para no arruinarla?
Chapter 4: Your Grace and Lady Margaery
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El sol comenzaba a caer, tiñendo de cobre los bordes del campamento Stark. Más allá del bullicio de los hombres en entrenamiento y el aroma persistente del acero, Robb había buscado un momento de soledad bajo un grupo de viejos robles al borde del claro. Tenía a su lobo cerca, Grey Wind reposaba a sus pies con la cabeza erguida y alerta, como si compartiera la misma ansiedad muda de su amo.
Robb sostenía un trozo de madera entre las manos, uno que había tallado por la mitad sin saber por qué. El rostro le mostraba las huellas de las noches en vela y el peso de las decisiones difíciles. Su mirada se perdía más allá del horizonte, en dirección al pabellón aislado donde se hallaba Margaery, días pasarían antes de verla nuevamente en su tienda.
Los rumores ya corrían como viento entre las tiendas. Cuentos ficticios con algo de verdad, a sus espaldas y en ocasiones de frente podía notar las miradas burlonas de algunos soldados.
Era irritante porque sabía la cantidad de porquería que decían respecto a ella, una mujer tan hermosa y encantadora siendo ultrajada por un rey lobo. La vez que escuchó esos murmullos lujuriosos de parte de un grupo de soldados, no se contuvo en mandar a su propio lobo para acallarlo.
Pero como su rey no podía ir amenazando a todo hombre o mujer que hablaran mal de ella.
No podía actuar tan volátil.
En medio de sus pensamiento, escucho el sonido de pasos acercándose a él, sin anunciarse.
—Puedo oír tus botas desde Aguasdulces, tío —dijo Robb sin apartar la vista del cielo rojizo.
Brynden soltó un resoplido nasal, seco como una rama quebrada.
—Entonces también puedes imaginar lo que se dice en cada esquina del campamento —replicó, apoyándose contra un árbol con los brazos cruzados
Robb guardó silencio un instante. Luego habló con la voz cansada de quien carga más que su propia edad.
— lo se mejor que nadie, pero no la deshonre
Brynden lo observó largo rato. Sabía reconocer la verdad cuando la oía, pero también sabía que la verdad no era lo que más importaba en tiempos de guerra.
— En la guerra Robb, los ejércitos no marchan sobre virtudes, lo hacen porque su líder así lo decide , y tú aunque eres un rey, no significa que tengas la última verdad.
Robb se giró al fin, la mirada azul endurecida.
—¿A dónde te diriges?
—solo digo que, mientras los Frey esperan que cumplas con tu palabras, tú albergas a una dama del bando enemigo. Y los rumores ya hacen que la llamen tu amante, o tu rehén. Ninguna de las dos cosas te conviene... a menos que decidas convertirla en algo más.
El joven lobo frunció el ceño.
—¿Te burlas de mí?
—Nunca bromeo con los matrimonios, sobrino. Y mucho menos ahora que estamos en guerra.
El silencio se volvió tenso. Robb desvió la mirada, pero no respondió.
—Escúchame bien —continuó Brynden, acercándose y bajando la voz—. Lady Margaery no es una dama cualquiera. Podrá ser educada pero también confió en que será astuta. Si realmente quieres asegurar algo con los Tyrell, sea un trueque o una alianza
— ¿alianza?, ¿es eso concebible?, los Tyrell ya tiene una alianza y son con los Lannister. Y creo saber lo suficiente para dimitir cualquier esperanza de tenerlos a nuestro lado, tienen mejores condiciones que escuchar las nuestras.
— sus alianzas son volátiles muchacho, esta puede ser una oportunidad, solo necesitamos encontrarla.
Robb prefirió mirar a otro lado, poco convencido — Y esa no puede ser una razón más que razonable para no tenerlos de nuestro lado. ¿Casarme con una Tyrell no significaría tener un ojo durmiendo y el otro despierto?
— esa es la carga que llevarías si funciona, tanto como tú y yo el honor está por encima de todo, pero debemos ser pragmáticos muchacho. Leíste las notas de los cuervos, una oportunidad es lo único que necesitamos para mostrarle que somos su única opción. Pero primero debes entender qué quiere una mujer como ella. Y eso no es lástima. Ni protección.
—¿Y qué es? —preguntó Robb, genuinamente curioso.
El Pez Negro sonrió, aunque no con alegría.
—Quiere poder. Quiere ser vista. Quiere ser algo más que una pieza entre hombres. Dale lo que quiere, y alienaras a su familia a tu favor. Los dioses nos sonríen Robb, y si nuestra información es correcta, puede que ese tonto de Joffrey esté apunto de cometer un grave error.
Robb guardó silencio, y esta vez su expresión era inescrutable. Como si la idea aún se estuviera construyendo dentro de él.
—No te estoy pidiendo que la uses —aclaró Brynden—. Pero tampoco que la descuides. Hazle ver que su presencia aquí no es una vergüenza que ocultas, sino una elección que valoras.
— esto no les gustará a los Frey...
— claro que no, y sinceramente yo tendría cuidado con ellos.
El lobo se levantó y dio vueltas en círculo, inquieto.
—Y si no acepta... —empezó Robb.
—Entonces habrás sido un caballero y no un niño encaprichado. Pero si lo haces bien... si la escuchas, y la convences de aliar a su familia a tu favor, el norte tendrá un poderoso aliado que borrara cualquier duda contra su rey.
—incluso si debo faltar a mi palabra
— muchacho...la chica Frey es tu prometida, no tu señora esposa. Además no hay nada mejor que un matrimonio donde puedan ofrecerte los alimentos y los hombres necesarios para luchar contigo.
Brynden se apartó del árbol, dispuesto a marcharse. Antes de alejarse, giró una vez más hacia su sobrino.
— piénsalo bien
Y con eso, se alejó entre los árboles, dejando al Joven Lobo nuevamente solo y con más dudas en el pecho que certezas.
El aire frío de la noche fue envolviendo el campamento mientras Robb caminaba hacia la tienda de su tío Edmure Tully. La conversación con Brynden aún rondaba en su mente, como un eco persistente. Había algo en sus palabras que lo había hecho sentir incómodo. ¿Era pragmatismo lo que necesitaba, o debía ser honorable a su palabra por tomar a una esposa Frey en matrimonio?
Ya había faltado en parte a su palabra al rondar y tomarse atribuciones con Margaery, pero llevarlo a otro nivel lo comprometerá todo.
Llegó a la tienda, donde Edmure esperaba, inclinado sobre un mapa, con velas que proyectaban sombras alargadas sobre la tela.
—Robb —saludó Edmure, levantando la mirada de los papeles, su expresión más relajada al ver a su sobrino—. He recibido noticias de Jon, parece que avanza más rápido de lo que esperábamos. Los salvajes están... cumpliendo su parte del trato, al menos por ahora.
Robb asintió, tomando asiento frente al mapa, con las manos apoyadas sobre sus rodillas. Los ojos recorrieron las marcas y líneas que delineaban las tierras del norte, su hogar; Invernalia. Jon se dirigía hacia allí, para retomar el castillo que ahora estaba en manos del traidor Theon Greyjoy. Era una misión peligrosa, y la alianza con los salvajes era aún más precaria. Pero las circunstancias eran desesperadas.
—Jon tiene el mismo propósito que nosotros —dijo Robb en tono bajo —. Si alguien puede recuperar Invernalia, es él.
Edmure miró a su sobrino, ladeando la cabeza con cierto escepticismo.
—Lo sé, Robb. Pero debemos ser realistas. ¿Qué ocurre si Jon Snow toma Invernalia? ¿Un bastardo comandando la fortaleza de los Stark? No todos en el norte lo aceptarán como representante de tu casa. Puede que algunos lo vean como un insulto... o incluso una señal de debilidad. Los banderizos podrían dudar, y ya tenemos suficientes problemas manteniéndolos unidos.
Robb frunció el ceño, una sombra oscura cruzó su expresión. Sus dedos se crisparon momentáneamente sobre la madera de la mesa.
— No creas que no se me pasó por la cabeza esa cuestión pero aunque Jon no es un Stark de nombre, él es mi hermano. Ha demostrado más honor y valentía que muchos hombres en nuestra mesa. Jon siempre ha sido leal. Si logra retomar Invernalia, es más digno de estar allí que nadie.
Edmure suspiró y se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos en el borde del mapa. Era evidente que buscaba la manera más cuidadosa de formular su respuesta.
—Si Jon lo logra —dijo Robb finalmente, su voz más suave, pero aún cargada de convicción—, no lo dejaré solo. Sabemos que esto es un paso provisional. Los hombres respetarán a Jon si yo se los pido. No estamos en condiciones de dividirnos más de lo que ya estamos. Si Jon retoma Invernalia, se ganará su lugar en mi mesa.
Edmure lo observó, intrigado — que quieres decir?
— Jon legitimado como un lord, tendrá un apellido propio y tierras a su disposición
Su tío reflejo en su rostro una mezcla de preocupación ante sus palabras — ¿no crees que le estás dando demasiado?
Robb se irguió con mucha seguridad en su mirada. No necesitaba responder, su silencio daba claridad de sus intenciones, él no retrocederá.
— por supuesto, lo entiendo —admitió Edmure, aunque su tono aún llevaba una nota de precaución—. Pero debemos tener un plan en caso de que los banderizos no lo acepten tan fácilmente. Ya has visto lo rápido que las alianzas pueden desmoronarse.
Robb respiró hondo, su mirada dura, fija en los ojos de Edmure.
—Entonces haremos que no duden.
Edmure asintió lentamente, aceptando la resolución en las palabras de Robb. Sabía que, como cualquier Stark, su sobrino no cedería. Lo que quedaba, entonces, era apoyar esa decisión.
—Lo que decidas.
Povs Robb Stark
El fuego de la vela parpadeaba a mi lado, solo en mi tienda, sin la presencia de Ghost o Margaery me sentí muy solo e incomodo.
Pensé en la posibilidad de un futuro a lado de Margaery, imaginaba lo magnífica que sería si aceptaba ser mi reina.
Pero luego otras ideas me inundaban y era un futuro rechazo, aún si yo me atreviera a pedirle matrimonio, Margaery difícilmente aceptaría mi propuesta. Era mucho más beneficioso para una dama aceptar una corona que representa a los 6 reinos que recibir ser la joya real del norte.
¿A quién engañaba?, Margaery jamás aceptaría como esposo a un norteño.
Pronto en medio de la madrugada, una loca idea se me vino a la mente. Cerré los ojos respirando con pesadez, y cuanto más concentración llegaba a ahondar, más podía sentir mi cuerpo cambiar. Pronto la sensación cálida de Margaery sobre mi cuerpo me tentó, recordé las noches continuas donde me internaba en Grey Wind cuando no me encontraba muy cansado.
Abrí los ojos y admiré el bello rostro durmiente de mi dama sureña, tan hermoso como la flor que representaba.
Pensé en lo afortunado que era mi lobo por ser un animal sin límite alguno para tomar los aposentos de una dama en cualquier momento que quisiera o así lo prefiriera.
Poco a poco fui acercando el hocico al cuello delgado y levemente inclinado de mi Margaery, un leve olfateo y a cambio una suave risa de cosquilleo me dejó sin control.
¡Maldición! Era un desequilibrado inmoral que no conseguía retener mis malditas pulsiones. Tomar las botas y caminar en silencio como un ladrón hacia la tienda de una bella rosa que mantenía como rehén era una gravísima idea.
Observe a mis leales guardias, uno dormitaba mientras el otro sostenía firmemente su espada en mano.
— Mi rey — saludó, levemente golpeando a su hermano que al poco segundo se levantó rápidamente de su posición
— escuchen, esto se queda entre nosotros, ¿de acuerdo? — murmure bajo
— si mi rey — ellos asintieron
Con pasos calculados ingrese casi en silencio a la tienda, observe la figura en movimiento de Margaery
— Robb — la escuche susurrar mi nombre, no era una pregunta, era una certeza de que la estaba acechando — ¿a qué debo su visita su majestad?
Dudé antes de hablar — tuve... una imperante necesidad de contemplar su bienestar mi señora
— podrá notar usted que me encuentro muy bien, gracias.
— y... también tuve la necesidad de saber si me permitía dormitar en su lecho privado
Margaery no me respondió en un buen tiempo, su silencio me puso nervioso en lo que podría estar pensando de mí, luego la escucho revolverse en su sitio
— usted es un rey, y yo soy su rehén ¿Qué lo detiene?
— su consentimiento por supuesto — lo pronuncié como si fuese la cosa más obvia — actuar contra sus deseos no es lo que pretendo mi señora
Con poca luz, resultó asfixiante no conocer como se lo estaba tomando. ¿Había sido demasiado para ella?, quizás le había dado la sensación de que estaba tratando con un pervertidos e hipócrita rey que hablaba con tanta firmeza del honor y el deber pero que al momento de hacerle justicia a mis palabras, terminaba buscando la cama de una mujer que no era mi prometida.
Oh por los dioses, debería marcharme y disculparme
— acérquese mi señor, puede acompañarnos esta noche en mi cama
Rápidamente olvidé mis angustiosos pensamiento y tomé mi lugar a su lado, no sin antes darle unas palmadas al gruñón de Grey Wind para que se apartara de mi Margaery.
— su majestad, debería tener un poco de compasión por su lobo, él fue un acompañante muy necesario para calentar mis noches en este frío, además la cama es lo suficientemente grande para caber a los tres.
"oh por supuesto que Grey Wind es tan cálido como lo desea, lobo afortunado" pensé algo molesto
— no se preocupe mi señora, esta noche dormirá cálidamente en mis brazos sin necesitar a mi pulgoso amigo — dije en voz acusativa, recibiendo un gruñido desfavorable por parte de Grey Wind
— que escandalosas palabras su majestad — recibí un leve golpe contra mi hombro y yo solo pude detenerme a sonreír satisfecho mientras me acomodaba a su lado — no querrá que se enteren de sus dudosas intenciones al dormitar conmigo en mi tienda
— lo tengo todo controlado mi señora — me puse de un lado al igual que ella. Casi sentí las ganas de quitarle esa venda solo para que pudiera verme a mí a solas con ella.
Y mucho más aún, volver a ver sus grandes ojos verdes.
Margaery sonrió, bajando levemente la cabeza, dispuesta a acurrucarse a mi lado, ella murmuró — Oh claro que lo hace, pero usted sabe más que nadie el peligro al que se expone — tras sus palabras, la respiración de mi dama se hizo más pesada a mi lado, suave y controlada. Dormía, o al menos así esperaba.
Por otro lado, miré al techo de la tienda, mis pensamientos corriendo sin descanso hacia el oeste, hacia las montañas doradas y el bastión inexpugnable que albergaba a mis enemigos: Roca Casterly. Cada vez que cerraba los ojos, veía las torres, los muros, la bandera del león ondeando al viento. Y cada vez, el plan que trataba de trazar en mi mente se desmoronaba ante las frías realidades de la guerra.
¿Cómo podíamos, realmente, hacer caer ese castillo? La Roca no era simplemente una fortaleza, era una declaración de poder, un símbolo de los Lannister. Encaramado sobre su promontorio de piedra, el castillo dominaba toda la costa, rodeado de acantilados y aguas profundas. Para llegar a sus puertas, necesitaríamos enfrentar los mejores muros que los hombres pudieran construir y a soldados dispuestos a dar su vida. Era un fortín diseñado para desmoralizar y quebrar a cualquier ejército que intentara retarlo.
Suspiré, girando ligeramente hacia el lado. Sabía que tendría que mantener mi compostura frente a todos, pero el peso de tantas vidas, de la expectativa de todos aquellos que me llamaban Rey en el Norte, era cada día más aplastante.
"Un lobo cazando en terreno de leones", pensé. ¿Qué posibilidades reales tenía? Incluso si lograba rodear la fortaleza, ¿Cómo mantener una línea de suministro lo suficientemente fuerte como para resistir el asedio prolongado que necesitaría? Podía sentir mis manos tensarse contra las mantas. Cada vez que parecía encontrar una solución, surgía una nueva debilidad en el plan, una nueva dificultad que me hacía cuestionar cada movimiento.
—¿Estás despierto, Robb? —la voz de Margaery rompió el silencio, apenas un susurro, suave y cuidadosa. Note la falta de sus cortesías en llamarme majestad.
"Eso me gusto"
Probablemente había sentido mi tensión, mi frustración agolpada en cada gesto contra la manta y el movimiento.
—No puedo dormir —respondí, sin apartar la mirada del techo de la tienda. Mi voz sonaba más dura de lo que pretendía, pero Margaery no reaccionó. En vez de eso, se giró levemente hacia mí, y pude sentir su atención.
— ¿Qué te tiene tan pensativo? —preguntó, con un tono comprensivo.
Guardé silencio unos instantes antes de responder
— Roca Casterly — pause — es imposible no pensarlo —admití al final, con una frustración que no podía ocultar, esquivando toda defensa contra Margaery, pero ahora en el silencio de la noche sólo quería botar toda esa carga
Margaery se incorporó ligeramente, apoyando la cabeza en su mano, mientras su cabello caía en suaves ondas a su alrededor.
—A veces, el camino directo no es el mejor camino, Robb —murmuró—. Probablemente ellos esperaran que ataques de frente, pero esa no parece una decisión militar viable ¿verdad?. Si algo he aprendido, es que las buenas ideas pueden venir de lugares inesperados.
Jugué con la idea en mi mente, porque básicamente era todo lo que ocurría en una estrategia militar. Pero para alguien como Margaery la milicia no es el único patio de juegos donde se libraba una batalla. La política era también un espacio muy delicado que morder.
Si el juego se trataba de romper las lealtades hacia los Lannisters, eso constituía tiempo, la batalla está frente a sus puertas, y el norte no tenía mucha influencia para pagar una ola de desestimación contra los leones. Además ¿quién, en el Dominio o en el oeste, traicionaría a los Lannister? ¿Quiénes estarían dispuestos a abandonar su oro, o derecho por promesas de paz?
Incluso Margaery era una prueba del apoyo hacia ellos, ya que ella aún esperaba volver Dominio para concretar un matrimonio con el mocoso bastardo.
Y sin embargo aún no conocía todo los defectos en sus propios planes.
Los Tyrell tenían una lealtad ambigua, así lo creía, todo el tiempo buscando al mejor postor, no obstante también eran susceptibles de buscar seguridad, pues eran una familia muy bien fortificada, difícilmente se traicionarían entre sus miembros. Antes cambiarían de bando que perder a toda una generación.
Me acerque lentamente hacia Margaery, mirando atento si de alguna forma retrocederá ante mí atrevimiento, pero ella no se movió, parecía ser que estaba esperando que hiciese algo, sus labios se encontraban entreabierta y irracionalmente creí escuchar a su nervioso corazón palpitar ¿o era el mío? — es curioso que lo sugieras. Y me gustaría escuchar mas al respecto — le di una última caricia a sus mejillas, mis ojos se dirigieron a sus labios, con el pulgar recorrí la carne suave, rosada y cálida.
Cuando un suave suspiro de agrado atravesó los labios de mi Margaery, encontré mis labios chocando con los de ella en un beso casto. No fue un beso apasionado ni siquiera un beso en absoluto. Solo una breve unión de los labios que terminó antes de empezar, una prueba de lo que quería de ella está noche, y una pregunta en el aire para la rosa de High Garden.
A pesar de que fue un encuentro tan corto, cerré los ojos. Cuando los abrí, vi un leve rubor en las mejillas de mi dama, creí que eso debió ser una buena señal.
Obviamente lo era, porque en pocos segundos después, Margaery se inclinó y me besó suavemente. Fue un poco más largo que el primer beso que habíamos compartido. Pero aun así fue un beso. Se apartó un poco de mí, solo para encontrar un tono más oscuro adornando sus mejillas teñidas. Sus labios eran muy suaves, quería besarla de nuevo, quería sentir sus labios sobre los míos. Así que lo hice. Comenzó así, nos dimos besos más prolongados, probando continuamente los labios del otro Hasta que me di la vuelta y ocupe un espacio en medio de sus piernas, provocando que el vestido de ella se recorriera centímetros más arriba de sus rodillas. El efecto fue la sensación ardiente de nuestros cuerpos tocándose de manera más íntima.
Al separarnos por la necesidad de aire, me di cuenta que verla a ella debajo mío y con una venda se sentía como un muro, quería que ella me mirara como yo lo hacía con ella. Queria sentir a través de sus ojos su deseo por mi.
"verla tal y como es, y que ella me viera a mi como el dueño de sus deseos"
No lo pensé más y le retiré la venda, al principio ella jadeó por la sorpresa, sus ojos verdes como el valle parpadearon de incomodidad, tratando de acostumbrarse a lo que estaba sucediendo, y luego me miro a mi. Nos miramos a los ojos con la poca luz de la vela existente, y nos inclinamos, los besos duraron cada vez más.
Deslice una mano desde sus mejillas hasta sus mechones castaños acercando mucho más sus labios a los míos. Las manos de ella, a su vez, comenzaron a acariciar mis músculos sobre mi camisa. Esto hizo que mi estómago bailara con mariposas esperando estallar; la sensación se intensificó al sentir sus dedos delgados y suaves tocar más hacia abajo y adentrarse hasta acariciar mis pectorales.
Sus labios se arrastraron sobre los míos, su rostro se inclinó para obtener un mejor ángulo. Antes de que se diera cuenta sostenía con una mano su muslo derecho enganchando aún mas contra mi cadera. Nuestra posición era oportuna para mover mi pelvis contra su excitada flor. Con la boca ocupada en sus labios, reprimí entre besos gruñir con cada movimiento brutal contra mi pene. Y ella aprovechó la oportunidad para subirme sin darme cuenta la camisa hasta las axilas, estaba muy cerca de desvestirme, pero en un movimiento coordinado di un preciso golpe a su clítoris excitado. Las manos de Margaery se detuvieron en pleno trabajo y se estiraron hacia las sabanas, no me detuve a partir de ahí, mi cuerpo era poseído por la lujuria de un animal en celo buscando sacar más gemidos contenidos. No supe en que momento mis jadeos se convirtieron en gruñidos, tampoco cuando la poca visualización de su cuerpo cambió a una mayor focalización de ella en medio de la oscuridad.
Era una tortura tener entre medio tantas telas rozándonos y sin poder tocarnos la piel, pero no iba a ceder, por más lujuria que tuviese por tenerla y ella a mi, nuestro encuentro no llegaría hasta su desfloración.
En cambio, justo aquí podía verla, podía distinguir las líneas de su cuerpo estremeciéndose y doblándose contra mí pecho. Claramente distinguía su rubor en su mejilla y sus suaves hombros sonrojados — ohw dioses...— nuevamente gimió como un ronroneo doloroso mientras tomaba su delicada mano para morderla y no provocar sonidos lascivo que dieran cuenta de nuestro maravilloso acto.
Porque eso era, un maravilloso encuentro de un lobo y una bella rosa. Podía sentir mi sangre calentarse de energía, y escuchar su corazón palpitar. Podía oler su fragancia suave y natural a rosas de verano, tan atractiva y dispuesta.
Todo era demasiado, mi pene enjaulado chocando contra su lascivo, mojado y jugoso coño, tentando brutalmente hasta sentir sus efectos en el estremecimiento de sus piernas, indudables corrientes que coincidían con el palpitar de su clítoris. Mi chica iba a tener su orgasmo muy pronto, y yo estaría ahí para llevarla hasta el mismísimo cielo, con tal de verla feliz y satisfecha.
No, no iba a correrme ahora, aunque mis bolas lo ansiaban, esto sería para ella.
Su boca estaba ahora ligeramente entreabierta, su lastimada mano cayó contra la almohada en un intento por rasgarla. Lo que me dio la oportunidad perfecta para deslizar mi lengua dentro de su boca. Y puedo decir que era todo lo que esperaba que sería. Cálido, acogedor... y húmedo, por supuesto. Su lengua se encontró con la mía y pronto comenzamos a enredarnos entre sí.
Jamás pause mis golpes contra su coño, mis manos ahora ocupadas en su muslo y cintura, nos preparábamos para escucharla terminar, quería verla enloquecer de placer y tocar de manera única su orgasmo.
No falta mucho, y cuando estuvo muy cerca di el golpe final aplastando su cansado clítoris, sus piernas temblando, mis manos encima de su boca evitando que saliera su delicioso grito - que ansiaba por escuchar, pero este no era el momento adecuado.
Y su rostro, su bello rostro adormecido se iluminó en una hermosa sonrisa en sus labios. Verla ahí tendida en su cama, mirándome solo a mi, supe que la decisión ya había sido tomada. Muy pronto tendría que planear nuevas estrategias para convencerla de ser mi reina del norte.
Povs Margaery tyrell
Pasarían lunas
A solas ahora en la tienda, lleve el peine y la deslice sobre el pelaje de Grey Wind, este actividad era muy poco común en ella, prácticamente se trataba de la primera vez en tomarse el tiempo por cuidar al lobo del rey. Sin embargo, tampoco resultaba imposible ya que el Wargo me había cuidado cuando más lo necesitaba. Solo le estaba retribuyendo todo lo que hizo por mi, incluso al haberme protegido de su amo en el peor momento de su ira.
Pero bueno, había algo molesto en rememorar mi encuentro con Robb, es como si imaginar los momentos que tuvimos me llevarán a fantasías más irreales y similares a los cuentos que me cantaban de niña. Historias de príncipes con rostros muy atractivos cortejándome como la dama que era, canciones frente al balcón, curiosas caminatas románticas junto a un apuesto caballero o príncipe. Eso es estúpido, dijo mi abuela una vez y no necesita pensarlo otra vez.
Tenía que enfocarme en las ventajas ahora, mi estatus no solo había cambiado, para Robb no sólo era una rehén, ahora la veía como una amante, y si jugaba bien mis cartas podría influir en él.
O eso creía
El que me quitara la venda de los ojos debía ser una señal, aunque en un inicio tendría solo esa oportunidad en la cama, tenia la esperanza que llegado el momento Robb me quitaría las vendas de los ojos durante el día. Solo debía ser paciente, seducirlo, hacer feliz a Robb y las cosas se darían en mi beneficio en pequeños pasos.
Pronto escuche el tintineo del metal ingresando a la tienda, durante mi estadía pude distinguir que se trataba del soldado que custodiaba la entrada de mi tienda.
— puedes traer una jarra de vino y asegúrate de encontrar algunas frutas — ordenó Robb
El sonido metálico del soldado desapareció y sólo las pisadas de Robb se alejaron momentáneamente, escuché que arrastraba algo y supuse que era una silla, el sonido se fue acercándose hasta pararse frente a mí
—¿Qué sucede? —pregunté, intentando mantener un tono neutral, aunque la curiosidad me quemaba por dentro.
Tras un breve silencio el respondió —Joffrey ha tomado a una dama de la Casa Martell como su prometida —dijo, con la voz cortante —. Parece ser que tu casa ya no tiene la posibilidad de poner a un representante suyo en la corona
— oh...¿y de quién es la culpa?— pronuncie con voz despreocupada, aún sabiendo dentro mío que esto representaría un duro golpe a los planes de mi abuela.
Sentí que mi corazón se apretaba por un segundo. Esa noticia me tomó por sorpresa, aunque me aseguré de mantener la compostura. Un movimiento político, por supuesto, eso es lo que siempre era. Pero Jeffrey él había sido prometido a mí, la alianza estaba asegurada. Ahora, un cambio de juego, una estrategia diferente.
— su majestad — se anunció el soldado, caminado hacia nosotros
— es suficiente, alcánzame una mesilla y puedes retirarte
—Una Martell —repetí, casi en un susurro. Dejando de lado las modificaciones de Robb en mi tienda
Mis pensamientos eran como un torrente, intentando analizar las posibles implicaciones de esa unión, en un brote de rabia debí haber cepillado muy fuerte a Grey Wind como para que este se levantara y gruñera de molestia — lo siento muchacho — deje de lado el cepillo y tantee mi mano al aire al buscar tocar su cabeza e intentar acariciarle ese espacio como disculpa.
Robb seguramente se estaba divirtiendo con mi arrebato, quizá esperando enojo o desesperación. Pero yo no le daría ese placer. Ya había aprendido a mantener mis emociones bajo control.
— debe sentirse desdichada ahora que los planes de tu familia no comparten el reconocimiento de un trato matrimonial con él —dijo Robb, y aunque su tono no era cruel, había una dureza en sus palabras que me hacía ver lo que realmente pensaba: que yo era una pieza descartada.
Sonreí, pero era una sonrisa vacía, y bastante obvia que no ocultaba mi desagrado. Estaba claro que mi valor había cambiado a los ojos de los Lannister, pero eso no significaba que yo fuera inútil. No para mi familia, y no en esta guerra.
— Joffrey podrá tomar a una Martell, pero eso no me hará desaparecer del tablero. — aseguré, mostrando mi postura orgullosa.
— ohh brindemos por eso — correspondió con él, acercándome a la mano una copa de vino seguramente.
Repuse mi postura en silencio, sin querer compartir otra conversación con Robb. Era insólito pensar ¿por qué estábamos brindando?. Mi casa apoya a los Lannister, ahora los Martell también, ¿por qué Robb estaba festejando? .
No podía ser tan idiota
Chapter 5: La cabeza del León
Chapter Text
Podía sentir la áspera tela de la venda cubriendo mis ojos, la cuerda apretada alrededor de mis muñecas, mordiendo mi piel, y el sabor seco de la tela que cubría mi boca. Cada movimiento era un tirón doloroso, cada respiración se hacía difícil entre el miedo y el cansancio. No sabía cuántas horas habían pasado desde que nos atacaron, desde que los soldados que Robb había designado para protegerme cayeron muertos, y yo arrastrada de un lugar a otro sin tener una idea clara de dónde me encontraba.
El suelo era rocoso bajo mis rodillas. Sentí cómo me empujaban una y otra vez, y mis brazos dolían por la presión de las ataduras. Los soldados que me habían capturado no decían mucho, pero sus voces ásperas y las risas burlonas dejaban claro que no estaban interesados en mi bienestar.
— Manténla quieta — escuché decir a uno de ellos, la voz a mi derecha, muy cerca — Que no se mueva demasiado, o el corte no será limpio. Lord Tywin querrá que esto parezca creíble.
Sentí cómo el pánico comenzaba a desbordarse dentro de mí, cada palabra que escuchaba hacía que el aire pareciera más frío, más pesado. Intenté moverme, sacudirme, pero el agarre en mis brazos se endureció.
— Lo sé, lo sé — respondió el otro, su tono indiferente, como si hablaran de algo tan simple como un animal que había que sacrificar
— y que si lo hacemos más creíble — dijo otro — nada alentará más a los Tyrell que ver a la hermosa rosa con signos de violación. Una risa baja y cruel llenó el espacio alrededor de mí. El miedo me consumio, volvi a mover mis manos de las ataduras, incluyendo mis labios contra la tela, necesitaba gritar advertir del lugar donde me encontraba, no hace mucho dejé de escuchar el ruido brusco de la batalla, mis pensamientos eran difusos, una mezcla de pánico y desesperación. Podía sentir a la muerte tocándome la nuca, y ella actuaría si no hacia nada.
Flashback
Lunas atrás
No había visto a Robb en todo el día, y su ausencia junto con el nerviosismo de los sirvientas, no auguraba nada bueno.
Intenté concentrarme en el bordado, en los hilos que pasaban entre mis dedos, pero mi mente no podía mantenerse en la tarea. Enfureci en pensar que ya no me convertiría en reina y tampoco mis hijos gobernarían los 7 reinos; oh bueno, si es que lograban ganarle a Robb en la guerra.
Es curioso, ahora se siente estúpido pensar que alguna vez lograría su cometido, quién sabe, según sus aspiraciones, a este paso cabría pensar en tres posibilidades. Primero, sería asesinada uno de estos días por algún vasallo de su captor, segundo, la guerra se daría a favor de los Lannister, podría ser rescatada y probablemente más adelante su mano le correspondería a un mejor postor como un señor de buena casa, y tercero, lo susceptible ahora si no se cuidaba es que llegaría a dar a luz a los hijos bastardos de Robb en plena guerra, llegado el momento él se casaría con su prometida y la enviaría a un remoto lugar con sus bastardos, un final triste pero no creía en hacerse ilusiones con un hombre casi honorable que pondría los intereses del norte primero antes de casarse con ella, mi familia peleaba del otro lado en su contra, Robb no recibiría nada ya que no hay un acuerdo entre aliados que reconozca un matrimonio entre el rey del Norte y la dama de High Garden.
¡Dios! estaba tan perdida.
Sentí una ola de ansiedad que casi me hizo perder el control de la aguja. Había un grito sordo en el fondo de mi mente que me decía que tenía que hacer algo, pero ¿qué podía hacer una prisionera en un campamento lleno de soldados que no la consideraban más que una carga?.
La cortina de la tienda se abrió de golpe, y mi corazón dio un vuelco al escuchar los pasos inconfundibles de Robb Stark entrando. Por el sonido acelerado y brusco de sus pasos podía tener una idea de su tensión.
— Margaery — dijo al fin, avanzando hacia mí.
— su gracia, ¿qué sucede? — pregunté, dejando caer el bordado sobre mis piernas, y esperé en silencio sentada en la cama.
Él gruñó incomodo.
— Seras trasladada fuera del campamento, a un lugar seguro. Irás con algunos sirvientes y un pequeño grupo de soldados que te escoltarán. No puedo permitir que estés aquí cuando llegue el momento del enfrentamiento.
La sangre pareció abandonar mi rostro de golpe. Lo miré con incredulidad, una sensación de pánico brotando en mi pecho. ¿Me iba a enviar lejos? ¿Sin él? Como rehén, mi seguridad dependía de mi utilidad para él. Si me alejaban a pocos días de un enfrentamiento no era suficiente para garantizar mi seguridad. Me incliné hacia adelante, casi sin darme cuenta, tratando de controlarme, aunque mi voz traicionaba el miedo que comenzaba a instalarse.
— ¿me enviaras lejos? ¿A dónde, Robb? — pregunté, intentando mantener mi voz firme, pero el temblor en ella era evidente
Robb retrocedió un poco. No quería discutir, pero yo no podía dejar que tomara esta decisión sin una palabra mía.
— No es seguro para ti quedarte — dijo, desviando alguna respuesta a mi pregunta principal, ¿a dónde?
No era secreto que Robb desconfiaba de mí, él preferiría mantenerme ignorante antes que decirme algo más
— Y tampoco puedes enviarme lejos con unos pocos hombres y esperar que sobreviva — repliqué cruzando mis brazos, acercándome a él, tratando de que entendiera mi desesperación — Si el pequeño grupo de soldados cae, ¿qué será de mí? ¿O acaso ya no te importa mi destino, Robb?
Mis palabras tuvieron el efecto esperado ya que en vez de retroceder, senti que se inclinó hacia mí. Muy cerca, lo suficiente para sentir aquel aroma a madera y cuero, su inconfundible calidez que me llevaba a recordar las noches donde simplemente actuamos y no hablamos de ello, como si nunca hubiese sucedido.
— Claro que me importas. Por eso te estoy enviando lejos. Porque quiero que vivas. Pero no puedo centrarme en la batalla si tengo que preocuparme por tu seguridad aquí. No soy insensible a tu situación, pero la verdad es que si estás aquí cuando comiencen los combates, no puedo garantizar tu protección.
Sin esperar una orden me quite la venda de los ojos — Robb, mírame. Sé que no soy más que una rehén para ti — él iba a replicar pero no lo deje — pero entiéndelo bien, si me envías lejos ahora, me estás condenando. No hay garantía de que los soldados enviados conmigo puedan protegerme de lo que hay ahí fuera. No sé si estaré más segura lejos de ti, o si seré solo un peón perdido, pero ven conmigo — lo último lo susurré para él y para mi.
Robb se tenso en el silencio, soltó un suspiro, buscando cualquier otra cosa menos mirarme a los ojos.
— Margaery... — dijo — tienes razón, no hay garantías, ni aquí ni en ninguna parte. Pero no puedo darme el lujo de cambiar mis planes. No ahora.
Me aleje algunos pasos hacia atras, sentia que los ojos empezaban a arderme — volverás a pelear al frente — Robb asintió
Hubo un momento de silencio entre nosotros, uno que parecía estirarse por toda la tienda. Finalmente, aparté la mirada, asintiendo lentamente.
— Entonces haz lo que debas — dije con la voz rota, cayendo de nuevo en la cama, cansada y decidida a evitar otro contacto con él
Él gruñó con fastidio, aun en su lugar. Era un rey después de todo.
— Partirás al amanecer — dijo finalmente — Te enviaré con algunos de mis mejores hombres. Harán lo posible por mantenerte a salvo.
Lo vi girarse hacia la puerta de la tienda, y mientras lo hacía, sentí una oleada de desesperación que amenazaba con ahogarme. Pero no dije nada. No grité. Me quedé quieta mientras él se iba, dejando la tienda vacía y el aire frío llenándola. Y mientras la soledad volvía a instalarse en mí, solo podía pensar en una cosa: que, aunque esta guerra era de hombres y reyes, las mujeres pagabamos el precio con la misma intensidad, con el mismo miedo, y a veces, con la misma maldita poca esperanza.
Fin del Flashback
Y ahora estaba secuestrada, pensé en los últimos momentos que pasé junto a mi familia, cuando vi por última vez a mi hermano en la tienda de campaña, las palabras de mi abuela, la risa cálida de mi madre, las bromas de mi padre, la amabilidad de Garlan, Willas leyendo en la biblioteca y...los besos, caricias y abrazos de Robb.
Quise despedirme así.
Pronto, un ruido extraño rompió el aire. Como el silbido de algo cortando el viento, y luego un grito ahogado, gruñidos, el choque espadas y el inconfundible sonido del desgarramiento de la carne. Sentí cómo el agarre en mis brazos se relajaba de repente, y mis rodillas se estrellaron contra la tierra. Todo sucedió tan rápido que apenas podía comprenderlo.
Un golpe más, un segundo cuerpo que caía, y entonces silencio.
Mis oídos se llenaron de mi propia respiración agitada, mi corazón latiendo tan rápido que pensé que rompería mi pecho. Luego, sentí unas manos distintas, cuidadosas, que se posaban sobre mis hombros. Intenté retroceder, aterrada, pero una voz llegó a mis oídos.
-Tranquila, Margaery... soy yo.
Esa voz... la reconocía. Aún cuando el miedo y el cansancio nublaban mi mente, la calidez de aquella voz atravesó todo el terror. Sentí cómo la venda que cubría mis ojos se aflojaba, y, cuando finalmente cayó, entrecerré los ojos ante la luz tenue del atardecer. Parpadeé varias veces, y la imagen borrosa comenzó a aclararse.
Allí estaba él. Su cabellera cortada, con armadura dorada brillante en vez de una verde, y sus ojos preocupados. Mi hermano Loras, me miraba con el ceño fruncido, con un alivio evidente reflejado en su rostro y a la vez el cansancio.
— Loras... — murmuré, sin poder creerlo. Sentí las lágrimas arder en mis ojos, y las dejé caer, sin poder contenerlas — Pensé... pensé que iba a morir.
Mi hermano me envolvió en un abrazo, sosteniéndome con fuerza mientras mis hombros temblaban. No sabía cuánto necesitaba este momento hasta ahora, sentir la calidez de mi hermano, saber que no estaba sola.
— No mientras yo esté cerca. Te juro que no permitiré que te pase nada.
Me aparté un poco de él, lo suficiente como para verlo a los ojos. Había una intensidad en su mirada que me decía que él también había sufrido, que me había buscado, y que, de alguna manera, había llegado a tiempo.
— ¿Cómo...? — empecé, pero mi voz se quebró, y él negó con la cabeza, como si quisiera evitar cualquier explicación por el momento.
— Necesitamos alejarnos de este lugar — dijo, soltando mis manos para desatar las cuerdas que las ataban
Miré alrededor. Los cuerpos de mis captores yacían inertes en la tierra. Sangre en el suelo, los rostros sin vida que poco antes habían amenazado con matarme. Sentí el frío de la realidad, de lo cerca que había estado de perderlo todo.
— Se que no es momento pero necesito saber porque querían inculpar a Robb de mi muerte ¿qué esta pasando?
La expresión de Loras se endureció
— vamos, necesitamos movernos.
El paso de Loras era rápido y decidido mientras avanzábamos por el bosque. Mis pies tropezaban de vez en cuando con raíces ocultas y piedras, pero él nunca soltaba mi mano. Mi hermano siempre había sido así, un protector implacable. Nos alejábamos del sitio donde casi había perdido la vida, y aunque mis piernas estaban temblorosas y mi mente aturdida, sabía que debía mantener la calma, por mí y por Loras.
— Las cosas en King's Landing están mal. Peor de lo que te imaginas. La abuela y nuestro padre están furiosos. Tywin no esta llevando al límite, exigen cada vez más provisiones, más hombres.
Pude sentir el resentimiento en sus palabras, nuestra abuela, no era una mujer que tomara los desaires a la ligera.
— La abuela ha tenido más de una discusión con Tywin y con Cersei. Especialmente ahora, cuando nos enteramos que dejarían de lado la promesa de un matrimonio del rey contigo. Alegaron a la urgencia de una novia para el bastardo de su hijo, luego nos exigieron más provisiones y la abuela trató de negarse sino obtenía un beneficio claro de su apoyo. Adivina quién se va a casar — dijo él, mofandose por alguna razón
— ¿quién?
— ¿Con quién? — la primera imagen que se me vino fue de la hija menor de Cersie — ¿desposaras a Myrcella?
Loras negó — Cersie
— ow que horror, ¿acaso esa bruja no está muy mayor para tener herederos?
— no lo cuestiono, era esto o ser el guardia real de Joffrey Baratheon
Me detuve por un momento, mirándolo, buscando en su rostro algo que me confirmara lo que estaba diciendo. Él se volvió hacia mí, con la seriedad en sus ojos tan clara como la verdad en sus palabras.
— luego de que aceptara sin otra alternativa la abuela, me adentre en la campaña dorada de Tywin, me hice pasar por un soldado mas y me entere de los planes que tenian por capturarte y matarte, no sin antes dejar pistas de que tu muerte habia sido producta de una orden cometida por el muchacho Stark. La batalla en Crag, todo, era una distracción. El verdadero objetivo era asesinarte para sembrar la furia en nuestra casa contra el rey del Norte. Tal parece era la única forma de mantenernos alineados a su causa, gracias a los dioses que llegue a tiempo.
Un escalofrío recorrió mi columna. Nos habian traicionado.
— ¿cómo lo hiciste? — pregunté, tratando de comprender el peligro por el que Loras había pasado por mí.
— no tenemos mucho tiempo para explicarlo, debemos irnos antes de que lleguen más hombres de los Lannister o incluso los norteños. No sé como reaccionará Robb Stark si me ve aquí, y no puedo arriesgarme a que te separen de mí de nuevo.
En ese momento, el sonido de cascos galopando llegó a mis oídos, retumbando en la tierra bajo nuestros pies. Loras se giró bruscamente, con los ojos abiertos de par en par, y apretó mi mano.
— ya vienen — dijo con urgencia, su voz baja, a unos cuantos pasos note la figure del caballo de loras, un hermoso corsel negro, rápidamente se encargo de desenredar las cuerdas y acomodar su espada a un lado.
Pude sentir su miedo, no por él, sino por mí. Pero algo dentro de mí, me obligó a negar con la cabeza.
— No, Loras — dije, tomando aire y enfrentándome a él — esta puede ser una oportunidad
El fastidio relucio en sus rasgos — ¡¿oportunidad para qué Margaery?!
Los cascos se acercaban más y más, el sonido de un lobo gruñendo a la distancia me confirmó que Grey Wind estaba allí también, junto a Robb. Loras miró hacia la dirección del sonido, luego volvió a mí, con el rostro tenso, dispuesto a cargarme contra mí voluntad si fuese necesario.
— Si te quedas, Robb no dudará en encerrarte de nuevo. No podemos confiar en él, y luego qué ¿ha?
Puse mis manos sobre sus hombros y lo miré a los ojos. — No me iré. Pero tú sí. Ve a verla. Habla con ella e intenta convencerla de cambiar de bando. Robb podrá no ser perfecto, pero al menos ahora se que tiene mas posibilidades de ganar esta guerra. Nosotros nos encargaremos de hacerlo posible.
Los ojos de Loras mostraban dudas y, por un momento, la lucha interna que estaba teniendo era clara — ¡maldita sea Margaery! — Pero luego, la determinación volvió a sus facciones. Asintió, aunque con evidente reticencia — No confíes ciegamente en él. Al fin y al cabo, sigue siendo un hombre en medio de una guerra.
Sonreí suavemente, sintiendo la intensidad de su preocupación y amor por mí.
— prometo que tendré cuidado, y también sé reconocer una oportunidad cuando la veo, y ahora es el momento de actuar. Ve, antes de que nos encuentren aquí.
Loras vaciló un momento más, pero luego se inclinó hacia mí y besó mi frente. Se volvió sin decir nada más, montó en el caballo que había traído consigo, y con una última mirada en mi dirección, se alejó, perdiéndose en la espesura del bosque.
El sonido de los cascos del caballo se desvaneció justo cuando el lobo apareció, Grey Wind, su pelaje gris oscuro casi invisible entre las sombras. Tras él, los hombres de Robb, y luego el propio rey aparecieron entre los árboles, con la preocupación escrita en cada línea de su rostro.
Sus ojos me encontraron, y pude ver el alivio momentáneo antes de que la preocupación tomará nuevamente su lugar.
— Margaery — llamó, desmontando y corriendo hacia mí — Gracias a los dioses, estás bien. ¿Qué pasó? Vimos los malditos cuerpos atrás y no te encontramos
Le sostuve la mirada, respirando hondo y asintiendo lentamente.
— Sobreviví, gracias a mi hermano — dije, con una voz que no dejaba espacio a la duda — Pero ahora, Robb, es momento de hablar si queremos derrotar a los Lannister
Chapter 6: Intrigas, traiciones y nuevas alianzas
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El frío me mordía los pulmones como un perro furioso mientras Grey Wind avanzaba con ese sigilo que anuncia la muerte. El bosque crujía, agazapado. Y mi mente era una maraña de imágenes que no quería volver a ver: cuerpos mutilados, el rastro de sangre, el vacío donde ella debía estar.
Nunca debí dejarla fuera de mi vista. Creí protegerla...y ahora me la habían quitado.
Mis manos tensaban las riendas hasta que los nudillos palidecieron. Grey Wind olfateó el aire una vez y gruñó, bajo, apenas un aviso. Luego se lanzó hacia adelante. Yo detrás, con el corazón golpeando como un tambor de guerra.
Y entonces la vi.
De pie. Viva. Con la dignidad desgarrada sólo en tela, no en postura.
Ojos alertas, mandíbula firme. Nada de una doncella indefensa.
Solté el caballo antes de que se detuviera y mis botas chocaron contra la tierra húmeda.
—Margaery
Mis ojos buscaron heridas. Mi cabeza buscó culpables.
—Respiras. Bien —no supe disimular el temblor. No quise hacerlo—. ¿Quién fue lo bastante idiota para tocarte?
Ella alzó una ceja. Un gesto casi... divertido.
—Idiotas muertos —respondió—. Gracias a Loras.
Mi alivio fue tan violento que me enfureció. La rabia quemó donde antes había miedo.
Me acerqué un paso más. Demasiado cerca para ser el rey distante.
Demasiado pronto para ser otra cosa.
—Hablaremos una vez que lleguemos al campamento —gruñí— primero te saco de este maldito bosque.
Sus labios casi se curvaron, como si disfrutara ver mi control hacerse trizas.
—Si insistes, Majestad.
La ayudé a montar. Su mano rozó la mía. Un accidente, pero fue eléctrico.
El regreso fue silencio y acecho. Pensé en lo mucho que quería destripar con mis propias manos al culpable.
La escolté hasta mi tienda. No dejé que nadie más se le acercara. Solo Grey Wind permanecería cerca como su propio guardián.
Ella tomó asiento, lucia muy cansada, y aún así no postergariamos nuestra conversación. Yo en cambio, seguí de pie. No podía estar quieto.
— te escucho
Mi dama cruzó las piernas con elegancia — Mi secuestro fue premeditado, las intenciones de Tywin fueron asesinarme para que mi muerte recayera en el Norte —dijo—. Y creo tener el presentimiento que alguien entre tus hombres facilitó la emboscada.
El golpe fue directo, sin cortesías. La verdad suele ser así.
Mi mandíbula crujió.
—Dame un nombre.
—Si lo tuviera, ya estaría muerto —sus ojos se clavaron en los míos—. Pero no dudes que lo descubriré.
Ella no promete. Ella sentencia.
Después, como quien lanza un anzuelo precioso:
— Robb, hay algo más -dijo, y su voz era ahora suave, como si quisiera asegurarse de que sus palabras me llegarán sin malinterpretaciones-. Mi hermano y yo hablamos antes de que llegaras. La razón por la que no me fui con él fue porque quería que llevara un mensaje a mi abuela Olena, existe la posibilidad de tener el apoyo de mi familia en tus fuerzas, siempre y cuando podamos encontrar una manera de asegurarnos de que tengamos buenos beneficios como aliados.
Por un momento, el peso de sus palabras pareció desvanecer toda la fatiga que sentía. ¡Esto era justo lo que queria!, sentí una oleada de júbilo, de esperanza, pero rápidamente se vio opacada por la realidad. Las alianzas eran frágiles, y más aún con una familia oportunista.
— ¿cómo puedo asegurarme la lealtad de tu familia?.
Margaery me miró fijamente — si algo puedo asegurarte con franqueza es que no hay mayor lealtad que le debo a mi propia familia. Míralo de esta forma, podemos encontrar en común la lealtad a los nuestros. Y me temo que ahora ellos están en peligro, mi hermano no tardará en avisarles de mi secuestro, más aún, temo que mi padre actúe de manera temeraria y los acuse en plena capital. Por ello pretendo actuar bajo beneficios que puede servirnos a ambos. Te doy mi palabra Robb Stark, que lucharemos a tu lado.
La sinceridad en sus palabras fue en parte suficiente. Aun después de todo lo que había pasado, Margaery estaba aquí, dispuesta a intentar cambiar el curso de la guerra a favor de algo más grande que ella misma. Asentí lentamente, la esperanza creciendo una vez más, aunque con la cautela necesaria.
Antes de que intentara levantarse, sostuve su mano con rudeza, atrayendola hacia mi — Pero debes saber que si hacemos esto, no habrá marcha atrás. Ni para ti, ni para tu familia, si descubro traición no tendré misericordia
Ella sostuvo mi mirada, sus ojos brillantes, sus labios entreabiertos, y por lo que podía notar, su pulso acelerado.
Lentamente le di una suave caricia con mis labios sobre su mano. Sin dejar de mirarla, sonreí para mis adentros. La tienda estaba iluminada tenuemente por las pocas velas que quedaban.
— antes de continuar — Margaery quito su mano de la mía de manera brusca — creo que debemos aclarar algunos detalles..., para evitar malas interpretaciones
— ¿y cuáles son esas? — me acomode aún más en la silla
— nuestra alianza es solo un asunto político, y no de compromiso
La diversión en mi rostro se perdió, el compromiso de nuestras casas imaginaba que ella lo exigiría eventualmente ¿pero ahora?, ella no se convertiría en mi reina pero si seria una aliada, ¿por qué rayos se repitia en mi cabeza como una perdición?.
— bien — dije, inclinandome sobre la mesa
Margaery volvió a moverse, buscando en la tienda algo de vino o quizás cerveza — Mi familia aún se encuentra en la capital, temo que los acusen de traición en pleno centro y que las represalias puedan ser inmediatas
— Entonces, que quede entre nosotros — respondí — No diremos una palabra hasta que tengamos algo seguro. No puedo poner en riesgo a tu familia y tampoco a mis hombres. Sobretodo si tengo traidores en mi propia fila
Con delicados movimientos, Margaery extendio un vaso para mi y otra para ella. Espere hasta que ella se sentara y empezara a beber de su copa. Al mismo tiempo yo lo hice también
— creo que puedo brindarte una observación, pero solo será eso. Me temo que no tengo nada conciso que aportar sobre ese tema — comentó ella — En cambio queria hacerte una petición, tomando en cuenta que tenemos un trato quisiera enviarle algunas cartas a mi abuela para confirmar nuestra alianza.
— ¿Solo eso?
— obviamente no, necesito movilizarme si quieres ver estandartes verdes adornar tus filas.
Sonreí ante el tono levemente de fastidio que se escuchaba en su voz, podíamos seguir conversando pero era momento de marcharme — Bien, tienes la vía disponible para intercambiar cartas con tu familia
Me levante con un dolor punzante en mi costado, estoy seguro que hice una breve mueca de desagrado, y ella lo noto. Pero no dijo nada y dejo que me marchara.
Si no atendia esto de inmediato, seguramente no me dejaría dormir toda la noche.

Fui donde el maestre, y me habían obligado a quedarme postrado en cama, y aunque mis heridas estaban sanando, lucia un proceso lento, la sensación de vulnerabilidad me corroía por dentro. No era un lugar donde un rey quisiera encontrarse, no cuando había tanto por hacer, tantas decisiones que tomar. Los hombres que me cuidaban eran leales, pero no dejaban de mirarme con preocupación, y sus gestos mostraban que no confiaban en mi pronta recuperación.
Grey Wind se encontraba a mi lado, su gran cabeza descansando sobre el borde de la cama. Su mera presencia me daba algo de tranquilidad, un recordatorio de que no estaba solo.
La noche era silenciosa cuando escuché el ruido de alguien entrando en la tienda. Un soldado del campamento se acercó, con una carta en sus manos. Sus pasos eran firmes, pero cuidadosos, como si no quisiera molestarme.
— Su magestad, acaba de llegar un cuervo — dijo, inclinándose ligeramente mientras extendía el pergamino.
Tomé la carta con cierta dificultad, apartando la manta que cubría mi pecho y desenrollando el pergamino. El sello lo reconocí al instante, y un nudo de emociones se formó en mi garganta: era de Jon.
Mis ojos recorrieron las primeras líneas, y de pronto todo el dolor, todo el cansancio que sentía, desapareció, reemplazado por un torrente de emociones que ni siquiera sabía que había estado conteniendo. Jon lo había logrado.
Sin darme cuenta, mis ojos se llenaron de lágrimas. Invernalia, nuestro hogar, el lugar donde crecimos, el lugar que Theon había arrebatado de nuestras manos... ahora volvía a estar bajo nuestro estandarte. Me recosté en la cama, cerrando los ojos un momento, permitiendo que el alivio me inundara. Sentía un orgullo inmenso por él, por mi hermano.
Grey Wind alzó la cabeza, pasé mi mano por su pelaje áspero, sintiendo la conexión entre ambos.
Seguí leyendo la carta, mis ojos atentos a cada palabra. Jon hablaba de la victoria, pero no era todo. Mi hermano mencionaba un detalle más, algo que hizo que mi ceño se frunciera en una mezcla de sorpresa e incredulidad. Jon no solo había recuperado Invernalia, sino que estaba planeando enviarme apoyo. El rey de los salvajes, Mance Rayder, junto con un grupo de sus hombres, se unirían a nosotros muy pronto.
Por un momento, no supe qué pensar. Salvajes, en el Norte, luchando junto a nosotros. No era algo que hubiera imaginado, y sabía que la mayoría de los hombres de mi ejército tampoco lo aceptarían con facilidad. Pero Jon había encontrado la forma de aliarse con ellos, y si él confiaba en ellos, entonces también debía hacerlo yo.
Esa misma tarde, lady Talisa, la chica extranjera vino para ayudarme con mis heridas. La tienda estaba cálida y el olor de las hierbas medicinales llenaba el aire mientras, ella trabajaba con cuidado en mi herida. Sentía su tacto firme y preciso, pero también su intento de aliviar la incomodidad con algunas bromas.
— ¿Sabes? — dijo lady Talisa, con una leve sonrisa mientras aplicaba ungüento en la herida-. Creo que después de todo esto, cuando vuelvas a Invernalia, podrías considerar tener menos enfrentamientos épicos.
Solté una pequeña risa, entrecerrando los ojos ante el dolor que aún pulsaba en mi costado.
— ¿Crees que es algo que el Rey en el Norte pueda decidir? — respondí, con una sonrisa torcida — A veces, parece que las batallas me encuentran, no al revés.
Ella me devolvió una sonrisa suave
— Entonces tal vez deberías dejar que alguien más se enfrente a las batallas de vez en cuando. Descansar un poco no te hará daño.
Antes de que pudiera responder, la entrada de la tienda se abrió y la figura de Margaery apareció en el umbral. Su expresión era serena, pero había un brillo en sus ojos que no pasó desapercibido. Hace poco había declarado que podría moverse no muy lejos de nuestras tiendas y solamente en compañía de los nuevos guardias que había encargado; y ella aceptó sin protesta, más feliz parecía poder comunicarse con cierta libertad ahora que no la retenía sólo en su tienda.
Lady Talisa se apartó ligeramente, girándose para ver a la recién llegada. La tensión se sintió inmediatamente en el aire, como si una ráfaga de viento frío hubiera entrado en la tienda.
— Lady Margaery — dijo la curandera, inclinando la cabeza con cortesía — Estoy ayudando a limpiar y vendar las heridas de su magestad
Margaery avanzó un par de pasos, manteniendo su mirada fija en mí, aunque el borde de una sonrisa parecía asomarse en sus labios.
— Muchas gracias por tu atención, lady Talisa. Estoy segura de que el Rey aprecia mucho tu ayuda. Sin embargo, me temo que hay algunos asuntos importantes que debo discutir con él, y quizás debería encargarme yo misma de su cuidado — dijo, con una calma que me hacía dudar.
Fue extraño que me sintiera en aprietos.
Por otro lado, la extranjera la miró por un momento, evaluando la situación. Pude ver la duda en sus ojos, pero también su decisión de no buscar confrontación. Me miró brevemente, como esperando alguna señal de mi parte, pero simplemente le devolví una mirada de agradecimiento.
— Por supuesto — dijo ella finalmente, recogiendo sus cosas y dedicándome una última sonrisa antes de dirigirse hacia la salida — Volveré más tarde para comprobar cómo sigue la herida. Cuídese, su magestad
Cuando la cortina de la tienda se cerró detrás de ella, Margaery se acercó a mi lado, tomando el paño y la vasija de agua que la curandera había dejado. La forma en la que se sentó junto a mí, con la confianza de alguien que sabía exactamente cuál era su lugar, me hizo sonreír, ella se posiciona con arrogancia a mi lado y no debajo como lo estaba lady talisa, aunque decidí no decir nada sobre lo que acababa de ocurrir. En cambio, la dejé continuar mientras limpiaba con cuidado los bordes de la herida.
— No sabía que ahora también eras curandera, Margaery — comenté, sin poder evitar la diversión en mi voz.
Ella me miró de reojo, sus ojos verdes brillando con algo que parecía un desafío juguetón.
— Puedo hacer muchas cosas Robb. Y cuido de mis aliados de la mejor manera posible, especialmente cuando estos no parecen tener suficiente sentido común para mantenerse fuera de peligro.
Solté una risa baja, pero rápidamente la convertí en un carraspeo cuando el dolor en mi costado se intensificó.
— Deberías cuidar tu tono, Margaery. Podría pensar que estás intentando actuar como mi madre — bromeé, aunque mis ojos la observaban con cierta curiosidad. Ella en cambio arrugó el rostro como si la perspectiva le diera asco por mi última palabra — bueno. Tal vez no como una madre, pero quizás...una cuidadosa compañera — esta vez margaery me observó sin mucha emoción en su rostro. Quizás no nos conocíamos mucho pero había aprendido algunas cosas sobre ella, justo ahora estaba siendo posesiva, y aunque podía ser simplemente una manera de mantenerme a su lado por razones estratégicas, no podía negar que había algo más en la forma en que se comportaba.
— No me mal intérpretes — respondió ella, sus manos todavía ocupadas mientras aplicaba el ungüento con una delicadeza que contradecía sus palabras —Si intento cuidarte, es porque necesito que estés bien para lo que viene. Y hablando de eso... -Hizo una pausa y me miró, su expresión volviéndose más seria — He oído rumores, tu hermano Jon acaba de tomar invernalia junto a los salvajes, ¿es a tu favor o pretende establecer su propia casa?
Suspiré, sabiendo que esta conversación llegaría tarde o temprano.
— Jon recuperó Invernalia para los Stark, nuestro sello lo prueba en el frente de nuestra fortaleza, y ahora tiene al rey de los salvajes, dispuesto a luchar a nuestro lado — le expliqué, tratando de mantener mi tono firme — Entiendo que los norteños tengan dificultades para aceptar esto, pero los salvajes tienen también problemas graves y necesitan nuestra ayuda, y qué mejor manera que brindando a cambio la suya. Creo que ellos no buscan una alianza permanente, pero saben de la guerra que se genera al sur, y podrán asegurar nuestro compromiso a su causa mientras nos apoyen. Solo es una alianza temporal.
Margaery se detuvo un momento, mirándome como si intentara decidir si estaba siendo ingenuo o valiente. — Es un riesgo, pero cuál es la razón oficial para venir más al sur — inquirió
Sonreí — nada se te escapa, pero me temo que por ahora la razón oficial se quedará en un asunto privado y sin tocar.
— ¡¿Lo sabes y no pretendes decírmelo?! — exclamó enojada, tomando la tela para golpear mi hombro vendado con ella
— ¡auch!, no es que no quiera contártelo, solo que me resulta incomprensible. Hasta que no obtenga más información y prueba de sus razones, no pienso hablar sin pruebas.
Margaery parecía no convencida, pero aún así continúo cuidándome con cuidado, siendo una sorpresa que a modo de disculpa me diera un beso sobre mi hombro magullado. Debo decir que, disculpe su dolorosa acción invitándole a besarme en los labios, y ella obviamente no aceptó con una sonrisa cómplice.

Lunas más tarde, mientras me internaba en la tienda de Margaery por la mañana, vi que estaba muy enfocada en algunas cartas recibidas, encima de la mesa había un mapa grande de todo poniente. Al verme ingresar ella sonrió
— ¿buenas noticias? — pregunté
— ¡oh! Más que buenas, yo diría...excelentes noticias — agarro su copa entre manos y bebió lo que quedaba de su vino
Pensaba ponerme cómodo en una silla apartada para mi pero un ruido ensordecedor rompió el silencio. Los cuernos sonaron fuera de la tienda, anunciando una llegada.
Povs Margaery
Mi corazón dio un vuelco, y Robb se puso de pie, su expresión cambiando al instante.
— Parece que tenemos visitas — dijo, su voz cargada de una mezcla de expectación y precaución. Vi cómo se levantaba deprisa para recibirlos.
Por clara obviedad, yo debía esperar un poco más. Cuidar las apariencias siempre era importante.
Mi curiosidad era grande. Los salvajes, los hombres y mujeres del otro lado del Muro, aquellos de los que tanto había escuchado y que ahora serían aliados. Necesitaba verlos.
Afuera, una multitud se extendía por el campamento, hombres y mujeres en pieles, con armas hechas de hueso y metal, y en medio de ellos, figuras que jamás hubiera esperado ver: Gigantes. Cinco enormes figuras que parecían salidas de las leyendas, cada uno de ellos cubierto de pieles y con gestos adustos, moviéndose entre los salvajes como si fueran sus protectores.
El aire era denso, y el sonido de los cuernos seguía resonando, mientras los soldados del norte miraban a los recién llegados con una mezcla de temor y asombro. Nunca había visto nada igual; eran salvajes, sí, pero también había algo impresionante en su presencia, en la forma en que se movían con orgullo y sin miedo. Mis ojos se detuvieron en un hombre que se adelantó entre la multitud.
Este hombre avanzó hacia Robb, y mientras se acercaban, pude ver cómo los lores del norte se mantenían atrás, expectantes. Cuando finalmente estuvieron frente a frente, hubo un momento de silencio, de reconocimiento mutuo. Lo que más me impresionó fue que este hombre no se arrodilló, pero tampoco Robb le pidió que lo hiciera. Hubo un respeto tácito entre ellos, algo que podía percibirse en la postura de ambos.
— así que...Rey en el Norte — dijo el salvaje, tenia una voz gruesa y cansada
Robb asintió — Mi hermano mencionó que estas dispuesto a luchar en nuestras filas.
Mance esbozó una sonrisa apenas visible y, tras asentir, se giró hacia los lores y hacia los salvajes que se habían reunido.
— Tengo algo más que compartir — dijo — Pero será mejor que lo discutamos en un lugar cerrado, lejos de oídos curiosos.
Pude ver la expectación en los rostros de los lores, y también la duda en algunos de ellos. Este era un terreno nuevo, una alianza inusual, y la desconfianza estaba siempre latente. Mi corazón se encogió levemente, un consejo cerrado entre reyes y lores, algo de lo que no sería parte, no mientras intentara mantener mi alianza con Robb en secreto.
Mientras los lores se movían para seguir al hombre llamado Mance y a Robb hacia un lugar más seguro, sentí una mezcla de frustración y curiosidad. Había tanto en juego, y aunque entendía la necesidad de ser cautelosa, el deseo de saber, de ser parte de ese consejo, me carcomía.
Miré hacia el grupo que se alejaba, con Robb liderando a los suyos y detrás también una par de salvajes llevando algunas cajas en carrozas grandes; ¿Qué era lo que llevaban?. De vuelta hacia Robb, note que me miro ligeramente, vi en sus ojos lo que necesitaba por qué decidí confiar en él.
Chapter 7: Esto cambiara nuestros planes, ¿estaremos juntos?
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La inquietud me consumía mientras me movía de un lado a otro dentro de mi tienda. Habían pasado varias horas desde que Robb y los lores se reunieron con el salvaje, y yo aún no sabía nada sobre lo que habían discutido, quizás ya habían decidido, ¡y yo seguía aquí sin enterarme de nada!
En medio de mi parloteo mental, la cortina de la tienda se apartó, y Robb ingreso. Su rostro parecía más sombrío que nunca, su expresión tensa, lucia agotado. No hizo falta que hablara para saber que algo importante había sucedido. Él tenía esa mirada sombría y de preocupación.
-Margaery -dijo con voz baja, mientras se acercaba a la mesa en el centro de la tienda- Tenemos que hablar. Necesito que envíen desde High Garden los alimentos a Winterfell, lo que hemos visto esta noche... lo que viene, va a requerir más suministros.
Por un momento, me quedé en silencio, sentía la frustración convertirse en indignación. Me pedía provisiones, me hablaba de recursos, pero aún no me había contado nada de lo que sucedió en el concejo. Era como si me pidiera seguir colaborando a ciegas, y eso no podía aceptarlo.
-Robb -dije en tono cortante - Estoy dispuesta a ayudar, tu sabes que si, pero no puedo tomar decisiones sobre los suministros de mi casa sin saber en qué estamos metiéndonos. Si no me cuentas lo que sucedió ahí dentro, créeme que no moveré ningún musculo de mi precioso cuerpo para apoyarte.
Lo vi moverse aun lado con las manos descansando en las caderas, luego paso a rascarse la barba, lo cual hacia cuando se mostraba pensativo o ansioso por algo que queria conseguir al momento. Por mas volteretas que le diera al asunto, yo no iba a ceder sin tener antes algo a cambio. Si él esperaba algo de mi familia, debía aprender a confiar en mí.
- Bien - dio un paso hacia, tan cerca que pude sentir su aliento rozando mis mejillas - pero esto será más difícil de explicar, incluso mis vasallos aún lo están procesando, yo aun lo estoy devorando -respondió, sus ojos buscando los míos.
No aparté la mirada, y no me moví de mi sitio.
Robb finalmente asintió -Ven conmigo -dijo, señalando la salida de la tienda- No puedo explicártelo aquí. Necesito que lo veas con tus propios ojos.
Caminamos por el campamento, pasando por cada tienda donde ahora dormían. Grey Wind nos acompañaba a corta distancia, silencioso y atento.
Nos detuvimos frente a una tienda aislada, más grande que las demás. Robb apartó la lona y me hizo un gesto para que entrara. El interior estaba completamente oscuro, y por un momento no pude ver nada.
-Espera -dijo Robb, y escuché cómo encendía una antorcha.
La luz llenó la tienda de forma repentina, y lo que vi me dejó sin palabras. Tres jaulas se alzaban en el centro de la tienda, cada una de ellas ocupada por lo que a primera vista parecían ser cadáveres... hasta que se movieron. Sus ojos eran de un azul helado, antinatural, y sus movimientos eran erráticos. Sentí que el miedo me atravesaba, y antes de darme cuenta, me refugié contra el cuerpo de Robb, buscando protección.
Robb rodeó mi cuerpo con un brazo, su mirada fija en las criaturas mientras hablaba.
-Estos son los espectro que vienen desde mas allá de los muros del norte, Margaery. Y me temo que no son los únicos, Mace asegura que sirven a un Rey
- ¿un rey? - repetí incrédula, como si fuese una tontería - por los dioses Robb, ¿ves esas cosas? como es posible que sirvan a un rey - señale sin creerlo
Mirarlos y escucharlos gruñir como animales se sentía tan irreal y poco probable, estas criaturas no podrían obedecer a otra cosa mas que a ellos mismo y lo que sea que quisieran.
-según palabras de Mace su rey tiene aspecto similar. En el concejo hablamos de esto... de cómo los salvajes han visto cosas que ninguno de nosotros creía posibles. No son solo historias Margaery - tomo mi mano, dirigiéndose a mi con mas intención- El rey que los lidera está reuniendo un ejército, y vendrá por todos nosotros, por el Norte y por el Sur. Si seguimos peleando entre nosotros temo que no quedemos ninguno dispuesto a luchar para lo que viene
- ¿Qué insinúas? - pregunté, alejándome de él.
Él me miró con aprehensión -creo que debemos firmar un acuerdo de paz con los Lannister
Me aleje tan pronto como lo escuche proponer un acuerdo de tal magnitud - no...Robb. Escúchame, puede ver cuál es tú intención, pero no será sencillo, más aún si una niño malcriado como Joffrey gobierna una parte de todos los reinos.
- pero debo intentarlo- dijo firme y sin intención de escuchar otra opinión
Cansada, mis ojos se clavaron en aquellos seres mientras intentaba ver la posibilidad en sus próximos planes. Todo lo que había escuchado era simplemente absurdo, pero estaba allí, frente a mí. Un miedo profundo me invadió, pero también entendí a qué realmente nos estábamos enfrentando. Las luchas entre hombres no eran nada comparadas con esto.
-¿Entonces... todo lo que hemos hecho, toda esta guerra...? -murmuré, tratando de ordenar mis pensamientos.
Robb me miró, sus ojos llenos de preocupación.
-Todo lo que hemos hecho es solo el principio. Ahora sabemos contra quién debemos luchar realmente, y para eso necesitamos cada recurso, cada aliado.
- Y haré lo que pueda para asegurarlo - asentí - bien, en cuanto a los recursos no será sencillo hacerlo sin despertar sospechas -dije, tratando de controlar mi tono-. Si necesitas provisiones, no podemos simplemente enviarlas abiertamente desde Highgarden hacia el asentamiento del Norte. Eso delataría nuestra alianza, y todo lo que hemos trabajado para mantenerlo en secreto se perderá tan rápido como una llama. Déjame pensar...quizás...una buena manera para no despertar sospechas tan rápido sería organizar una supuesta emboscada en los caminos hacia King's Landing. Podemos atraer la mercancía y hacerla parecer como si hubiese sido robada por tus hombres, no expondríamos a mi familia.
Robb pareció considerar mis palabras, y lentamente, una pequeña sonrisa, aunque cansada, se formó en sus labios.
-eso podría funcionar.
- tomaré las descripciones de las armaduras y vestiduras de tus soldados, será más rápido sin tener que llevar algunos de tus rastreadores en el atraco - él asintió de acuerdo con mis planes
Mi rostro se consterno nuevamente mientras veía a las criaturas. La próxima guerra que nos esperaba dejaría muchos muertos y temía por Robb. Ya que si alguien era lo suficientemente valiente y testarudo para luchar al frente, entonces ese sería Robb, y yo no quería que muriera estúpidamente por mostrar su valentía, lo que quería es que viviera para seguir gobernando.
La comprensión de mis sentimientos se fueron aclarando, sin importar lo que fuese a suceder, Robb debía mantenerse con vida, incluso si eso significaba que no fuese a mí lado, este reconocimiento solo me entristeció enormemente.
POVS AUTOR
Varias cosas sucedieron en las próximas lunas, Robb se casaría muy pronto con la chica Frey. El anuncio se dio a conocer tras comentarle a la dama sureña en repetidas ocasiones que estaba siendo presionado para contraer matrimonio. La ultima vez que lo menciono se preparaba para hablar con sus vasallos respecto a su intención de llevar la guerra a un acuerdo entre el norte y el sur.
El tiempo no era el indicado pero Robb tampoco quería crear más inestabilidad con los Frey, así que acepto una ceremonia en la casa de su prometida en pocas lunas.
Margaery decidió levantar cualquier comentario respecto a ello, ya bastante tenía que pensar sobre las ideas de su abuela para salir de King's Landing que preocuparse por un matrimonio entre Robb y su prometida. Un Stark debe cumplir su palabra, aunque a ella le disguste la idea.
¿Acaso no fue ella quien desestimó un matrimonio entre los dos?. Lo hizo, asi se repitio continuamente cuando se encerró en su campaña y no dejo que nadie entrara para que no la viesen ahogarse por una noche en el vino.
Y ahora se cumpliría, después de todo necesitaban cada aliado que pudiesen conseguir para ganar la próxima guerra.
En los días siguientes, Margaery trató de llevar su encuentros con Robb con la mayor normalidad posible, usualmente hablando de asuntos políticos, algunas ocasiones de asuntos personales como recuerdos de infancia pero jamás tocaron el tema de la boda.
A dos días de marcharse, ambos lucían infelices, pero ninguno quiso hablar, si en algo coincidieron también era en tener ideas fantasiosas del otro pidiendo no ceder al matrimonio. Esperaban que el otro pudiese declarar sus sentimientos e idear tontas escapadas en medio de la noche, pero solo fueron eso, fantasías de un sueño durante sus noches largas.
Así que esperaron.
Cuando la marcha de Robb fue inevitable. El joven lobo ingreso a la tienda de Margaery para despedirse, la dama a principio no quiso mirarlo a los ojos, había llorado antes en silencio, y quizás Robb notaria su ojos rojos de dolor.
Valor o cobardía, ella limpio cualquier rastro de dolor, o eso trato, y le deseo que encontrará en la chica Frey una buena mujer que lo amara y lo protegiera a su manera. Robb tomo sus palabras pero no las agradeció, en cambio solo la miro, esperando y esperando, hasta darse cuenta que ella no correspondería a sus deseos y volvió a la realidad.
Quizás ella no lo amaba como hubiese querido, quizás solo había en ella un cariño que no podía ser nombrado como amor. Y talvez el único corazón caído en esa aventura fue el suyo.
Como ultimo deseo Robb tomó su mano delicada y cálida de Margaery y dejo en ella un suave beso. La sensación fue agradable y tan amable de su parte, que Margaery no pudo evitar soltar una silenciosa lagrima.
El instinto de Robb se vio tentado a reducir el espacio entre ellos, para besarla como debía de ser y decirle lo mucho que deseaba que fuera ella su esposa.
- cuídese mi señor, y por favor tenga con usted siempre a su lobo.
Robb asintió - lo hare mi señora - se despidió
Una vez que el joven lobo salió de su tienda, Margaery cayó en el piso, sufriendo la perdida del hombre a quién llegó a amar. Lamentándose por no ser lo suficientemente valiente para decirle lo que quería.
¿Pero acaso no era lo correcto?. Los tiempos difíciles necesitaban decisiones difíciles. Este solo era un sacrificio menor, uno personal y suyo, lo importante era sobrevivir. Aún a cuestas de vivir lejos de la persona que más amaban.
Mas tarde, un cuervo llegó y trajo consigo la nota especial de su abuela declarando que habían partido fuera de King's Landing, y llevaban consigo a Sansa Stark de camino a Alto jardín.
En sus cartas declaró como lo habían logrado, la boda de Arianne Martell y Joffrey Baratheon había terminado en desastre, aprovecharon la acusación contra Tyrion Lannister como una distracción para marchar y asistir a la boda de su hermano Garlan, en ese tiempo, habían observado la huida de la pequeña dama y no dejaron a Baelish llevársela, no habían explicitado lo que había pasado con el ruiseñor. Por otro lado, mencionaron haber llevado a Sansa junto a un grupo de guardias para resguardarla. Y solo dos días después, el ejercito que había quedado partiría al norte para tomar su lugar entre las filas de Robb.
Estas fueron muy buenas noticias, una leve sonrisa de alivio cruzó por su rostro antes de escuchar las pisadas graves de un soldado ingresar hacia ella.
- Lady Tyrell la precisan de inmediato en el concejo
El impacto en el rostro del soldado, asustó a Margaery de sobremanera - ¿por qué? ¿Qué sucede?
- no puedo brindarle los motivos pero la precisan de inmediato
Con el corazón latiendo muy fuerte se imagino posibles escenarios donde ella caería en una trampa, no podía negarse o pelear, lo único que podía hacer era seguir sus instrucciones y esperar a tener una oportunidad para hablar, después de todo, los únicos que sabían de su alianza secreta era ella, su familia y Robb.
El rey estaba celebrando su matrimonio y ella no tenia a nadie a quien acudir en su defensa. Sin embargo, en cuanto llego al lugar, se encontró con el rostro serio de Mace Ryder, y el rostro preocupado de Brynden Tully. Quién tal parece era el hombre a cargo del lugar mientras Robb celebraba su unión con su esposa.
- mi señora, no tiene de que preocuparse, Robb me comentó sus planes y tengo conocimiento de algunos de ellos. El motivo por el que la trajimos aquí es porque creo que la información también la compete. La boda de Robb con lady Roslin terminó en tragedia.
El corazón de Margaery palpito con gravedad, se sintió mareada y su rostro demostraba su palidez.
- ¿a qué se refiere mi señor? - la voz le tembló
- me refiero a que fueron atacados en plena boda, Lord Frey orquesto un acto de traición al disparar a todos los invitados
Los ojos de la dama se abrieron hasta más no poder, y sintió que su cuerpo perdía fuerza. Sus ojos aguados se mostraron sin ningún temor a ser juzgada.
- ¡Robb! ¿qué sucedió con Robb?
Lord Brynden asintió sin decir nada para confirmar o negar. Y Margaery no podía con la desesperación.
- Afortunadamente recibí noticias de que se encuentra a salvo. Por lo que se, consiguieron escapar él y algunos de sus vasallos, ya enviamos a nuestros hombres para interceptarlo y muy propiamente irán a acabar con la casa Frey
Así como llego la ola de temor, vino el alivio - ¿Cuánto cree que tardarán en llegar?
- llegaran en dos días - aseguro
- bien, pediré que se hagan preparativos para recibirlos y atiendan sus heridas de inmediato - dicto, dejando de lado la sorpresa de Lord Brinden al oírla organizar tales detalles
Sin otra noticia que compartir, la dama se retiro con la frente en alto.
A pesar de las probabilidades de la llegada del lobo por la tarde del día siguiente, Robb los sorprendió al llegar junto con algunos hombres que lo habían acompañado. Margaery al recibir la noticia de su llegada corrió entre la multitud y salto a los brazos del rey herido, pronto noto como este parecía tambalearse y ella inmediatamente se disculpo.
- perdóname Robb, ¿ cómo te sientes? ¿Dónde te hirieron? ¡Porfavor llamen al maestre de inmediato!
Con algo de dificultad el joven lobo le pidió que lo ayudara a volver a su propia tienda. A su lado, la dama encontró que Grey Wind tenía algunas heridas pero parecía ser la más complicada en una de sus patas delanteras.
El maestre no tardó en acercarse a ellos, Margaery dejó que él atendiera a Robb mientras ella dirigía a las sanadoras revisar a cada lord o soldado que estuviera herido.
Desde la madrugada, Margaery no se alejó de Robb, atendió sus heridas y le puso compresas frías cuando sentía que la fiebre se le subía. Mientras el maestre visitaba a cada herido, ella espero a que Robb pudiese recobrar la conciencia. Se aseguraba con mucho esfuerzo que bebiera y se alimentará bien.
Así pasarían dos día afligidos para ella. Solo de vez en cuando saldría de la tienda para asearse o atender sus necesidades. Los días posteriores se quedaba junto a Robb viendo el estado de su salud, para su fortuna Lord Brynden fue muy amable en proporcionarle la libertad en tratar con los guardias que estaban a su cargo de la mejor manera que a ella le plazca, así igual pidió a un grupo de sirvientas que estuvieran al tanto de sus ordenes.
Para cuando era la hora de almorzar, Margaery pedía que le trajeran la comida ahí mismo, junto a Grey Wind que parecía recuperarse con mayor rapidez, comían juntos. Luego se daba el tiempo para responder a las notas de su abuela y su hermano Garlan, quién mencionaba estar a cargo del ejército que se dirigía al norte. En esas raras ocasiones tuvo la fortuna de conocer a Arya Stark. La hermana de Robb había sido parte del escape de su hermano mayor. Sucede que, estaban afuera del evento, y cuando notaron el peligro en el escenario, Arya junto al perro derribaron a los soldados que protegían la puerta del castillo, esto produjo una cadena de eventos que casi culmino con la muerte de la joven Stark, pero para entonces habían conseguido darle mayor oportunidad a los invitados de reaccionar.
Eran raras las ocasiones donde dejaba al rey para hablar internamente con Lord Brynden, preferentemente ella prefería mencionar sus asuntos a mayor profundidad con Robb, y eso lo haría una vez que él despertara. Hasta entonces su vigilia continuaría hasta el anochecer, muy cansada cayó rendida en el sillón que trajeron para ella.
Entonces robb desperto - ¿Margaery?....
La lucidez llegó en la dama tan rápido como escuchó su voz, prácticamente acercó rápidamente su mano contra la suya. - ¡Robb!
Un leve indicio de su sonrisa se reflejo en su rostro - ¿estuviste cuidándome?
- no me moví en dos días
- dos días...- Soltó su mano para acariciar con su palma la mejilla de ella.
- se supone que estarías bien, te deje ir porque creí que así te protegería
- marg..
- pero estas aquí...herido...un flecha casi atraviesa tu pecho y con varios cortes en el cuerpo.
- pero estoy vivo y estoy contigo- interrumpió - No sufras así por mi
- como no voy hacerlo si casi te pierdo...
Robb sonrió, mirando a la dama con enorme cariño y adoración - mira el lado bueno, encontramos al traidor
Ella negó - ¿y eso qué? , perderte por un maldito traidor no es un consuelo
- tal ves no - lo reconoció - pero quizás si lo miras desde otra perspectiva, ahora se que puedo pedir tu mano en matrimonio y casarme contigo si aceptas mi oferta
- dioses Robb, estas casado
- anulare mi matrimonio - respondió de inmediato
- ¿y si esta embarazada?
- no me acosté con ella
- ¿no? - inquirió sorprendida
- no, esa noche estaba pensando en ti que no pude mirarla en nuestro lecho. Le pedí que simplemente habláramos y ella aceptó. Era solo una niña a mis ojos y yo amando a una sola mujer
Margaery sonrió con dulzura - dioses estas loco
Una sonrisa tonta y hermosa se reflejo en el rostro de Robb - un completo loco, y aún así creo que lo nuestro puede funcionar
Asintió - Entonces acepto - por ves primera se sintió avergonzada de mirarlo directamente, bajo la mirada, sus mejillas lucían tan bonitas y sonrojadas, mas aun su sonrisa soñadora que enloquecía al lobo tan solo de verla - por los dioses Robb, incluso te pediría que nos casemos ahora
— hagámoslo
Con pena, felicidad y los ojos llorosos Margaery se llevó las manos al rostro - no seas idiota estas muy mal y apenas te estas recuperando - protesto, más un regaño infantil que otra cosa.
Robb lucia una sonrisa de niño como si le hubiesen dado su dulce favorito, y la dama Tyrell sentía que podía darle tanto si así él lo pidiera.
Lentamente, Margaery se agacho para dejarlo un beso en la frente, acaricio su rostro aún en lágrimas por verlo mejor que el primer día que llegó, con total tranquilidad se acercó nuevamente para besar esta vez los labios del lobo.
Cuando pensaban profundizar más el contacto, se separaron al escuchar el gruñido de protesta de Grey Wind aún lado, más específicamente en una cama de paja bien acomodada para el lobo wargo.
— no me olvido de ti muchacho — Margaery se acercó a darle unas cuantas caricias en su cabeza y frotar luego sus orejas
— luce contento con tus mimos
La chica Tyrell se encogió de hombros — y no es para menos, se merece también mucho cariño después de proteger a su amo con mucho coraje
— la herida en su pata - menciono preocupado al ver el vendaje que cubría a su lobo
— ya fue curada, el maestre dijo que podía correr como quisiera si mantuviera reposo por al menos tres días, y con el cuidado adecuado creo que logrará reponerse
— me alegra que te tenga
Margaery negó — no eres el único que le debe mucho a Grey Wind. Cuidarlo, es lo mínimo que puedo hacer cuando el me salvo y te protegió. Descansa Robb, mañana será un día ajetreado y tienes mucha información que digerir.
Chapter 8: El norte viene por Casterly Rock
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POVS AUTOR
Con lentitud, Robb y los invitados a la boda se repusieron, algunos que traían heridas graves aún seguían postrados en cama. La cuestión fue la siguiente, Margaery quería saber como sobrevivieron ante la emboscada de Walder, conocían una parte de la historia contada por Arya, pero no todo desde la perspectiva de Robb y los lores que lo ayudaron a escapar.
Robb se reincorporo con dificultad, tomo de la mesilla un poco de medicina y volvió a recostarse contra la amontonada capa de piel — Me entere después de abandonar el lugar, a principio la ceremonia se estaba dando bien y no hubo ningún inconveniente que observar mas allá de la concretación de mis votos con Roslin Frey
— ¿no notaste algo inusual en ese momento?
El lobo negó — lo único en que pensaba era en lo triste que me sentía, tomaba un par de tragos para no pensar mucho en ello — suspiro, levantando su mano para ponerla encima de la mano de Margaery — pensar en ti ocupaba parte de mis pensamiento, y luego estaba Roslin
— ¿era bonita? — inquirió, sin poder contener la curiosidad.
Él se quedó en silencio por un instante, la observó con cierta cautela, desvió la mirada como buscando las palabras correctas, y finalmente volvió a verla para responder, aunque con un leve temblor en la voz — si pero aunque ella quería conversar más, solo pude ser cortes en responder sus preguntas
— te creo Robb, no necesitas explicarme más. Volvamos a lo importante, que sucedió después de concretar tus votos con ella.
— empezó la ceremonia del encamado, me llevaron junto con ella a una habitación y me quede conversando con ella hasta que empecé a escuchar ruidos afuera. Por lo que me comentaron, tras salir del salón, Lady Mormont noto como Perwyn y Olyvar observaron nerviosos a Grey Wind, y por más que Edmure intentara atraerlo, seguía viendo muy tenso en diferentes direcciones. Los hermanos quisieron investigar que es lo que estaba ocurriendo y lamentablemente fue lo único que supimos de ellos antes de observar a Grey Wind ensangrentado, y fue entonces cuando supieron que toda la boda preparada era en realidad una trampa. Primero intentaron cerrar la puerta, y sería nuestro fin si así lo hubiesen conseguido, pero Edmure dijo que en medio de la avalancha de flechas se escucho una revuelta afuera, y fue cuando apareció Arya junto al perro, ellos abrieron la puerta y lanzaron cualquier espada o flecha que tuvieran en mano a los aliados que aún tenía de mi lado. — pauso, moviéndose un poco incómodo hacia el lado derecho — se armaron con lo que pudieron, derribaron a algunos y con el apoyo de mi lobo frustraron todo el plan que tenían pensado ejecutar.
— pero estaban rodeados, no podrían haber escapado con vida
— Y razón tienes, tras escuchar los ruidos desde afuera, intenté abrir la puerta, pero los guardias ingresaron primero; me atacaron sin decir una palabra. Retrocedí buscando crear distancia entre ellos y yo, no tenia espada en mano así que tomé lo primero que encontré: un candelabro del escritorio. Lo lancé al rostro del primero y aproveché el instante para crear mas distancia entre el segundo que seguía de pie y yo. Cuando intento derribarme con su espada apenas esquivé, volví a retroceder pero al siguiente intento la punta rasgo parte de mi abdomen, casi muero en ese momento si no fuese por la intervención de Roslin que le imploro que no me matara. Tiempo suficiente para que tomara una silla detrás mío y la usara para tirársela, afortunadamente conseguí arrebatarle la daga que llevaba en la cadera y con ella le hice un corte en la pierna, con la pierna herida cayo y me moví al costado para cortarle la nuca. De la nada apareció el otro que se había recuperado y traía el rostro semi hinchado por la cortada que le hizo el candelabro al ojo derecho, trato de venirse encima de mi, asi que lo esquive lanzándome al piso para tomar la espada del otro y forcejeamos, como estaba mal herido, apenas pare la patada que venia contra mi costilla, sin embargo conseguí girar el torso lo suficiente para meter la punta entre su coraza y la costilla, luego saque la espada y le corte el cuello. Por toda la pelea no sentí lo mucho que me estaba desangrando, y si no fuera por Edmure que ingreso a la habitación, seguramente habría caído allí, cuando me ayudo a salir, pude ver el fuego que se esparcía por todo el castillo. Según cuentan que a Lord Cerwin se le ocurrió incendiar toda la sala para distraerlos y ocupar ese tiempo para escapar. Muchos murieron esa noche, y si no fuera por mi hermana, puede que nunca hubiese salido con vida.
— ¿Cómo llego ella ahí?
— aún no lo se, pero pienso hablar con ella.
— ¿quieres que la llame?. Ha estado muy preocupada por ti, y ocasionalmente te ha visitado
— ¿si?
Margaery asintió con cariño — ella es ... muy singular, casi tuvimos una pelea porque le pedí que tuviéramos un tarde de costuras juntas
Robb soltó una carcajada fuerte, sintiendo el dolor de sus costillas pero aún así lo valía.
La castaña lo miró mal — no te rías Robb, casi me da un infarto cuando me mostró la espada que traía en la cintura
—debí advertirte perdón. Arya es una fiera cuando intentan obligarle a hacer algo que no quiere. Un concejo, jamás la llames lady, es un insulto para ella
Margaery se mofo — muy tarde, tengo una lista de todos los errores que cometí con ella. Y para tu información ahora está entrenando junto a Garlan
— ¿Garlan? — inquirió
Ella asintió — mi hermano, hay mucho que necesitas saber y una de esas es que mi ejército está acampando afuera mi amor
Robb la miró sorprendido, sus ojos brillaban y ella creía que ese brillo era de esperanza — entonces lo correcto será saludar a mi cuñado en persona
Una sonrisa cómplice paso por los labios de la futura reina, quien lo envolvió en un beso atrayente.
POVS ROBB
Estábamos todos reunidos dentro de la tienda del concejo, una amplia carpa que apenas lograba contener la tensión y las voces de los lores que se apretaban en círculo, cada uno con su propia idea de cómo debíamos atacar a los Lannister de una vez por todas. Había llegado el momento, el punto en el que todos sabíamos que no podíamos permitirnos esperar más. Si el Rey Nocturno se acercaba, si su amenaza era tan real como habíamos visto en esos ojos azules sin vida, debíamos primero acabar con los Lannister y concentrar nuestras fuerzas en un enemigo mayor.
Los lores discutían por la mejor estrategia, cada uno alzando la voz para hacerse oír por encima del resto. Lord Karstark proponía un ataque frontal, confiando en la fuerza bruta del ejército del Norte y el ejército de los Tyrell para romper los muros de la fortaleza. Lord Umber, por otro lado, sugería dividir nuestras fuerzas y atacar desde múltiples puntos, rodeando a Casterly Rock y asediándola hasta que no tuvieran más remedio que rendirse.
¡Un asedio contra una gran fortaleza como esa podía durar días!. No era adecuado.
Al costado pude ver a Mance Rayder permanecer en silencio la mayor parte del tiempo, sus ojos moviéndose de un lado a otro mientras escuchaba las propuestas. Lucía poco convencido; como yo, parecía entender que un castillo protegido por grandes muros y un ejército bien entrenado no serían derrotados fácilmente con una simple carga o un asedio prolongado. Necesitábamos algo más, algo que pudiera romper su defensa sin permitirles tiempo para reorganizarse.
Por otro lado, hace poco había tenido la oportunidad de conocer al hermano de Margy, mi primera impresión de él fue su sensatez al hablar, había una clara seriedad en sus rasgos muy diferente a mi futura esposa, parecía un muchacho hábil y leal, de aspecto fuerte y cierta amabilidad que se notaba cuando abrazaba y hablaba con su hermana, eran distintos pero se notaba claramente la devoción por su familia.
Un buen muchacho.
Ahora, Garlan observaba muy pensativo las ideas de cada lord norteño, Margaery en cambio se mantenía igual que él en silencio. Este por ejemplo no era su fuerte, las tácticas de batalla. Pero parecía tener el interés por aprender y escuchar.
Fue entonces cuando Mance alzó la voz, captando la atención de todos los presentes.
—Un castillo fortificado con las mejores defensas no será sencillo de derribar. Necesitaremos más que cualquier táctica convencional — dijo Mance, sus ojos oscuros recorriendo a cada lord y dama presente, y luego deteniéndose en mí— Propongo algo diferente, algo que podría darnos la ventaja que necesitamos. Al menos una ataque sorpresa.
El silencio se hizo en la tienda. Mance tomó partido por acercarse a la mesa y delinear los espacios del mapa, específicamente en la entrada del castillo.
— pero primero necesitamos una carnada
"¿Carnada?" Pensé, mirándolo con el ceño fruncido.
Lord Karstark se mofo de la petición — ¿y quién sería el imbécil?
Continuó— No puede ser cualquier carnada, debe ser algunos de sus filas, lo suficientemente importante para usarlo de ventaja. Fingir que los devolvemos como una muestra de negociación, pero en realidad, los usaremos para introducir a los otros y crear alboroto en sus filas
Si ya de por sí alteraba a los presentes liberar a los rehenes, aún más les intrigaba saber el propósito del plan
Continuó — traje conmigo dos caminantes blancos que nos pueden ser muy útiles.
— de verdad estas pidiendo que... — intervino Dacey Mormont, durante la boda roja había recibido una flecha en el brazo, y en el transcurso se había infectado, por ello, tenia un brazo completo y el otro mutilado a la mitad.
Mace negó — Lo que digo es simple y claro, esos whites nos ayudarán a dar el golpe sorpresa que necesitamos para ganar tiempo y atacarlos con toda nuestra fuerza.
— ¡es una locura! — objeto lord Glover
— una locura muy ingeniosa — me susurro Margaery, caminando muy cerca de mi lado.
Giré a mi costado y note la incomprensión de Garlan atrayendo a su hermana para saber de que se trataba y yo en cambio les pedí a todos que dejaran terminar de hablar a Mace. Pues la idea era peligrosa, pero no podía negar que podía llegar a ser efectiva.
—¿Introducir a los caminantes blancos dentro de Casterly Rock? — pregunte, con el ceño fruncido—. ¿No sería eso demasiado arriesgado? Podrían volverse contra nosotros si perdemos el control.
Mance asintió, como si ya hubiera considerado esa preocupación.
—Es un riesgo, sí, pero si queremos derrotarlos sin cansar a nuestros ejércitos, debemos ser...más audaces. Escúchame muchacho, tarde o temprano los sureños conseguirán atraparlos, pero un caos es lo que necesitamos. Los otros no distinguen amigos de enemigos, pero si los liberamos en el momento adecuado, en el lugar adecuado, el caos que causarán será suficiente para debilitarlos desde adentro, dejándolos expuestos para nuestro ataque.
Me incliné hacia adelante, viendo cómo la estrategia comenzaba a tomar forma en mi mente. Sabía que el riesgo era grande, pero la posibilidad de tomar Casterly Rock rápidamente y con una pérdida mínima de nuestras fuerzas era una oportunidad que no podíamos ignorar.
—Además —dije, añadiendo a la propuesta de Mance— podríamos llevar a los gigantes. Si los colocamos en puntos estratégicos alrededor de la fortaleza, podrían derribar los muros desde una distancia segura, creando el desorden y pánico para permitirnos ingresar con mayor facilidad. Mientras los otros causan caos dentro de los muros, los gigantes abrirán paso para que nuestras tropas entren y aseguren la victoria.
Lord Umber parecía aceptar la idea, aunque aún con cierta duda —Los gigantes serían un buen apoyo, es cierto. Pero necesitaríamos asegurarnos de que no actúen sin coordinación.
—Entonces la decisión está tomada.
Los lores y damas presentes asintieron, algunos mas seguros que otros, aguardando sus reservas.
Durante la tarde se organizo los movimientos de cada estandarte, su posición y función, muy pronto se mandaría a algunos rastreadores para asimilar el terreno, toda la información era necesaria para llevar a cabo la estrategia de batalla.
Cuando el concejo terminó y los lores comenzaron a salir de la tienda, me quedé un momento más, observando el mapa extendido sobre la mesa. Las líneas trazadas, los puntos marcados, todo parecía tan claro en el papel, pero sabía que en el campo de batalla todo podía cambiar en un instante.
— ¿te quedaras aquí? — me pregunto Margaery
— solo un rato, necesito revisar estos planos — ella estuvo de acuerdo, pero antes de que se marchara tome sus delicados nudillos —¿no te quedas?
Ella negó — le prometí a mi hermano que lo llevaría a conocer a esas...cosas, o lo que sean, lo mejor es que se entere cuanto antes cuál será nuestro próximo enemigo
— haces bien. ¿No quieres que los acompañe?
— no es necesario. Te espero en tu tienda — me dio un beso en mi mejilla antes de marcharse.
POVS AUTOR
Fue de las mayores proezas consolidadas por el Rey en el norte, así se contaban en cada comuna, pueblo o ciudadela. El ataque a la mayor fortaleza de los Lannister significó un punto de quiebre en la confianza generada por Twin hacia sus vasallos. En toda la ciudadela circulaban rumores muy fantasiosos de lo ocurrido esa noche del ataque, y posteriormente a su caída.
Un ejército arrollador motivado por el salvajismo de un rey lobo que controlaba a todas las bestias posibles. Se hablaban de gigantes con burla y temor, pues estos no sólo fueron vistos durante el ataque al castillo Lannister, sino también en otras zonas por donde los habían visto circular junto a un ejército de hombres y mujeres provenientes del norte. Sin embargo, lo más extraordinario, fueron los murmullos aterrados de supuestas criaturas esqueléticas lanzadas en el primer ataque sorpresa.
Los hombres y mujeres de la guardia dorada que habían sobrevivido y escapado los contaban de maneras diversas, que a la vez lucían similares al insistir de que traían la muerte con su llegada.
— Luces nervioso — comentó la dama Tyrell
Robb la miró brevemente, sentado frente a su escritorio, y solo la luz de la vela iluminando su espacio, trató de volver a concentrarse en revisar la carta que traia en manos. — Mi madre y mi hermana no tardarán en llegar
— y eso te preocupa
— estoy feliz — se movió para darle lugar a la dama para sentarse sobre su pierna; y ella así lo hizo — Arya no deja de practicar con su espada desde la mañana, ella no lo menciona pero se que esta contenta de verla — dijo, refiriéndose a Catelyn
Los dedos delicados de su prometida acariciaron su cabello rojo y ondulado, sabia que le encsntaba cuando lo mimaba de esa manera — ¿y qué hay de Sansa?
Robb desvió la mirada. Y ahí estaba el problema
— es Sansa quién te preocupa
El lobo asintió — desde que éramos niños, yo fui el ejemplo de caballero para mi hermana en sus juegos de monstruos y princesas
Margaery sonrió con ternura, escuchando el lado amable de Robb con su hermana. Sabía que esos juegos solían ser para niñas y de poco interés para los niños varones. Personalmente ella no los disfrutaba, en cambio preferia seguir como una sombra a su abuela por los pasillos del castillo, escuchar a su mentora siempre ha sido parte de su deleite. Y aprender siempre fue lo mejor.
Pero a juzgar un corazón tierno, inocente y susceptible a engaños, esa niña a la cual Robb se refería debió pasar por mucho en una ciudad llena de fieras.
— temo verla y no tener el valor para decirle lo mucho que siento no haber hecho lo posible para salvarla
— eres un rey, no podías ir por ella
Robb negó —no hay excusas Margaery, tu propio hermano fue por ti y te encontró, no solo una, dos veces. Él fue más valiente que yo.
La dama sabiendo que no podía cambiar de parecer la realidad que lo carcomía, prefirió consolarlo de otra manera que no lo hubiese sentir culpable. Se levantó de su regazo y lp encaró — pues entonces hablaras con ella y te disculparas. Si Sansa quiere descargar toda su rabia contra ti, pues la escucharas. Solo no esperes que ella perdone tus deficiencias como hermano mayor, no es el mejor escenario pero al menos le habrás mostrado tu pena por no haber actuado en su beneficio. Te aseguro Robb que ella apreciará ser escuchada durante su ira. — tímidamente el lobo la miró, escuchó las palabras de su prometida y le pareció que sus palabras tendrían sentido una vez que encarara a su hermana. Poco a poco, fue bajando la cabeza hasta quedar apoyada en el vientre de ella. Suavemente, ella acarició nuevamente su cabellera rojiza — será difícil, pero el perdón no se consigue fácilmente ¿verdad?
Robb sonrió, de sus labios salió un suave ronroneo en acuerdo con sus palabras — ¿Sabes que me llena de ánimo también? — alzó para verla directamente.
La dama ladeo la cabeza, curiosa por saber.
— en cuanto llegue mi madre y mi hermana, tu y yo por fin nos casaremos — Margaery sonrió igual de contenta, los brazos de su prometido la rodearon con cierta presión — podre llamarte mi esposa, mi mujer y mi Reina
— ¿si?
Él asintió, ambos risueños por lo próximos eventos de su unión — me llamaras tu esposo, tu hombre y...
— mi Robb — ella interrumpió, acariciando sus mejillas
Él era su rey, eso ya lo sabia, pero muy pronto tendría la facultad de llamarlo suyo.
Chapter 9: La lealtad se pone a prueba, aun somos piezas dentro del juego
Summary:
Este capitulo está inspirado en otro trabajo que leí hace mucho tiempo, y puedo decir que no acabo bien....en realidad ni siquiera acabo!, faltaba segunda temporada...pero bueno, el punto es, que me produjo una angustia enorme, no quise levantarme en muchas horas de mi cama por lo enganchada que estaba con la obra solo para ver un triste avance....en fin ya subiré otro capitulo próximamente.
Chapter Text
La matriarca no dejo pasar otro día desde su llegada a Casterly Rock, había asumido nuevamente su posición de guardiana del norte, y su primera petición o mas bien exigencia fue separar a los novios comprometidos hasta la llegada de su boda.
La futura reina del norte había mostrado una mueca de desacuerdo al escuchar tales normativas, aunque el cortejo de la dama antes de la boda implicaba tardes de caminatas, recibimiento de regalos y alguno que otro beso en la mejilla, el cortejo no permitía noches cálidas acurrucadas entre los novios.
Para cesar alguno que otro chisme, lady Catelyn encontró que escuchar rumores de un embarazo fuera del matrimonio solo traería mala fama a la unión de su hijo mayor y su futura hija. No la malinterpreten, Margaery era todo lo que quería ella para su hijo, en sus interacciones pudo dar cuenta del anhelante romance entre ellos. Era fácil de notarlo, prácticamente convivían la mayoría del tiempo juntos, eso incluía las noches en una sola tienda, claro que a excepción de las veces que debían cumplir con sus obligaciones. Por el momento, Margaery realizaba los preparativos de su boda junto a ella y su querida Sansa.
Al ser un evento muy esperado, estaban ansiosas, ideas no faltaban, pero debían tratar de coexistir las diferencias entre el norte y el sur, de ello dedicaba su tiempo en planear la decoración, el tratamiento del vestido, la túnica de Robb, control de los espacios usados y lo más importante el lugar. Si algo no estaban muy conforme era la ceremonia en tierra de leones. No obstante, Robb había insistido en buscar el árbol mas glorioso de todos, cercano al castillo casi destruido de Casterly Rock, en sus palabras, quería mandar un mensaje a los Lannister que pronto harían del castillo un nuevo nido de lobos.
̶— Solo será por 7 dias — catelyn siguió a su afanado hijo por el campamento — por los dioses Robb, ya están comprometidos, ustedes se casaran, tendrán su ceremonia de encamado y volverán a dormir juntos es muy poca su distancia como para hacer un drama
Robb paro de caminar y se dirigió a su madre con voz cansada — madre no es necesario, Margaery y yo estamos bien, no necesitamos cambiar nuestras rutinas por la opinión de los demás, ¡estamos celebrando! — prosiguió a caminar
̶— Y es una tradición esperar a la novia — Catelyn lo tomo del brazo — me entere que Margaery no está embarazada
̶— Claro, ¿y aún desconfías de mi?
̶— No importa lo que yo piense o lo que tu creas sino de lo que piensen los demás. Se que puede ser molesto pero debemos asegurar nuestras alianzas. Robb lo estas haciendo bien, escucha, son jóvenes lo comprendo y se aman mucho eso puedo verlo, pero si hacen esto podrán mostrarle a los demás, que su compromiso esta basado en el honor y respeto. Te verán a ti y a Margaery como un Rey y Reina que cumplen con su palabra, esto ayudara a mejorar la visión de los demás hacia ustedes — Robb miro a otro lado, parecía dubitativo y considerándolo — Robb, hazlo por ella, sabes lo que dicen los demás.
̶— Y les costara un ojo de la cara si los escucho hablar frente a mi — respondio brusco y cortante
̶— Las amenazas no te llevaran a nada. Se paciente e inteligente, es lo único que te pido hijo
Catelyn se alejo de las campañas para volver a la suya, desde la noche anterior estaba trabajando en la capa que llevaría su hijo, afortunadamente la ayuda de Sansa redujo el trabajo.
Ahora otro dilema ocupaba sus pensamientos cuando se va acercando al castillo, desde la lejania, puede observar a su amada hija conversar intensamente con el hijo de Mace, Garlan, era un hombre amable y atento, seria un gran partido para su hija considerando la honorable fama que tiene, pero, lastimosamente el muchacho estaba comprometido con Lady Leonette. Peor aún, era un hombre enamorado, y su hija no parecía dar cuenta de ello.
Mentiría si dijera que no estaba preocupada, ella lucia tan risueña, conversando con el muchacho, y él sin pretenderlo, su cordialidad parecía confundirla por interés. Conocía al muchacho, y sabía que era bueno. No ilusionaría un corazón lastimado como el de su hija.
̶— Luces muy feliz
̶— En parte, si lo soy. Siento que muy pronto volvere a reunir a mi familia y eso me alegra mucho
̶— ¿a todos? – comento Garlan, limpiando el filo de su espada
Sansa se inclina contra el pastizal, en sus manos lleva algunas flores que logro tomar del jardín, las pocas que no quedaron arruinadas por el asedio — quiero permitirme tener esperanza, Robb parece creerlo, yo lo siento, y mi madre...pues ella no dice mucho. — una ráfaga fría rosa la piel de la dama y golpea contra el filo del metal
Garlan quita su capa e intenta ofrecerlo pero ella rechaza su ofrecimiento
̶— Me gusta, el frio me recuerda al norte
̶— en otros casos diria que propiciar una busqueda seria una perdida de tiempo, considerando los detalles de la noticia — por breve segundo, Garlan nota una mirada helada en sansa, lo cual le da a entender que debe tener cuidado como se expresa — pero no hay límite para un hermano que quiere encontrar a su familia, lo justo es intentarlo
Sansa sonríe, levemente, agradecida por la comprensión. También se abstiene de comentar la magia intrínseca de su conexión con sus lobos. Si Robb cree que aún los lobos de Rickon y Bran siguen con vida, vagan por las frondosos bosques del norte, con más razón no debería dejar de inisitir por encontrar sus rastros.
— ¿Piensas volver? – inquirio volviendo a colocarse la capa
Ella asiente – por ahora, es lo que mas deseo, volver a casa
̶— Entiendo ese sentimiento – él sonríe, luce pensativo, Sansa admira su rostro tranquilo y atractivo, no hay maldad en él, y no puede evitar sentirse atraída. Casi se siente tentada a rozar su brazo, no hay palabras, solo un rostro melancólico y pensativo. Su mano se estira para darle confort, pero cuando cree tener la valentía suficiente para ofrecerle su cariño. Garlan expresa – La extraño, y no hay día en que recuerde como se veía la ultima vez que me despedí de ella, pero, cuando esto acabe, hare todo lo posible por volver a verla
Sansa se abstiene de continuar, retrocede – es un pensamiento dulce – su comentario suena lejano, sin intención, no lo mira, ella no quiere que vea su decepción. Sin embargo, desistir es lo ultimo que hará, debe conquistarlo para asegurar un matrimonio, quizás no la ame ahora, pero si tiene la oportunidad hará lo imposible por complacerlo ya que Garlan es un hombre bueno.
Nuevas carrozas habían llegado a Casterly Rock, y con ellos los invitados a presenciar la boda entre Robb y Margaery, parte del protocolo era darles la bienvenida y acompañarlos, sin embargo no estimaron que la mayoría de las subordinadas a la casa Tyrell hicieran presencia en aquel encuentro. Por lo tanto, fue muy difícil para los jóvenes novios poder darles un pequeño recorrido.
Afortunadamente, lady Catelyn, Sansa, lady Olenna y sus nietos se ofrecieron a cumplir con aquella función.
— Creí que solo serian unos cuantos — dijo en tono bajo Robb, manteniendo una línea curva en sus labios que simulaba una sonrisa
— no eres el único, mi abuela debio tomarse las molestias. Solo que no lo esperaba — diviso a poco metros la figura de una de sus primas
Una mujer encantadora y narcisista, muy hermosa y acostumbrada a los lujos, inconformista. Solo eso le faltaba, tener que lidiar con ella y sus observaciones.
— Quizás se siente feliz de poder mostrarles a los demás que su nieta se casara con un buen partido de marido
— hpf! , yo no estaría segura
— ¿qué quieres decir?
— quiero decir que no esperes intenciones directas. No hemos hablado mucho desde que llegó...
En cuanto la prima de Margaery salió del carruaje, el sonido chillón de su emoción desconcertó a Robb que la miró con una ceja levantada, en cambio Margaery cerró los ojos con fuerza antes de sentir el impacto de su prima contra su cuerpo.
— ¡¡te vas casar!!. Mírate que hermosa te ves — la alago, tomando su mano para incitarle a dar una vuelta
Margaery siguió su ejemplo, moviendo sus curvas para el deleite de su marido y aumentar la emoción de su prima.
— no dijiste que vendrías Elinor
— ¿hace falta? Nada cambia querida, ya estoy aquí y es lo único que importa — giró su atención hacia su futuro marido y su porte también cambió — ¡oh! y él debe ser el afortunado — ofreció su mano para que Robb la tomara y este besara castamente su mano.
— Robb Stark mi señora, es un placer conocerla
— el placer es todo mio querido, que alegría ver a todo un hombre desposar a mi querida Margaery — con su total despreocupación se acercó para tomar los brazos de Robb, haciendo énfasis en su musculatura — Luces muy fuerte, apuesto a que Margaery se divierte contigo
El rostro de Robb adquirió un tono rojizo, sin saber de que manera responder ante tal provocativa de aquella mujer, para no ser descortés bajo la mano de la dama hasta ponerla a una distancia indicada de él.
— me divierto mucho, si, pero es solo mio querida — agregó Marg, no muy contenta con verla tocar a su prometido. Pero no creyo en sintirse amenazada, sabía la naturaleza coqueta de su prima.
No obstante, presentía si en algún momento veía que se sobrepasaba con su marido, ella misma tomaría sus empalagosos dedos y se los cortaría, uno por uno, lento y cruel.
— por cierto viniste sola o con tu marido
— ay! A ese aguafiestas ni me lo menciones
A los pocos segundos una última carroza se acercó a ellos, en esta última venía Lord Grygor Redwyne, un hombre alto, atractivo y con un porte serio.
El "encanto" de hombre rodó los ojos al ver a su mujer hacer de las suyas, sabía lo mucho que le gustaba a su libertina esposa provocarlo, y por la mueca incomoda del rey por tener a su mujer sujetando su brazo muy cerca, sabia que no tendria que lidiar con otro escandalo. Pero, ya tendría tiempo de discutir dentro de sus habitaciones. En cambio, se permitiría visualizar y aprovechar el encanto de Margaery tyrell.
Robb se removió incómodo, rogando por separar a la mujer del hombre que venía a saludarlo. ¡Pero su agarre era como una serpiente!
— es un placer conocerlo su magestad, lord Grygor Redwyne a su servicio
— Robb Stark, es un placer — estrecho la mano
Al voltearse hacia Margaery tomó con delicadeza sus dedos bronceados dulcemente — es un placer volver a verla lady Margaery, luce tan hermosa como la última vez que nos vimos
La futura reina, le sonrie con encanto — muchas gracias Grygor, y es dulce volver a ver a un amigo mío
— igualmente mi señora, seria un gran honor para mi poder tener una conversación junto a usted, como los viejos tiempos
Robb desde su lugar observó el intercambio, notando algo particular en la forma como Lord Grygor dirigía toda su atención a Marg, parecía brillar un anhelo natural en el hombre que lo incomodaba.
En algún momento Robb debió expresar algo porque Lord Grygor se dirigió a él con cierto cuidado — claro, si usted también está de acuerdo su magestad
El lobo negó — margaery tiene toda la libertad para recibir a sus amigos — sus seguras palabras conmovieron a su futura esposa, que le dio un pequeño apretón en la mano, agradecida por el detalle. No sin antes Robb cambiar las casos y tomar con algo de presión - sin lastimarla- sus nudillos — claro, siempre y cuando solo sea eso, amistoso — esta vez la dirección de sus palabras fue directamente hacia Lord Redwyne
El sureño captando el mensaje, miro a su esposa que lo veia con ojos provocadores, la conocia muy bien para saber que queria humillarlo — querida — tomo el brazo de su mujer para separarla con brusquedad del rey
Ella soltó un quejido de molestia, tropezando por la brusquedad y siendo llevada a rastras.
Aquella tarde la pelirroja se interno nuevamente en sus deberes, regreso a una tienda de campaña hecha específicamente para ella, por motivo de su desprecio por cualquier cosa que representara a los leones, la dama rechazo tomar una habitación dentro del castillo. Junto a su madre, al igual que ella, reacia a dejarla sola, pidió quedarse con ella. Robb no tuvo alternativa de abogar por ellas y dejar a su disposición a sus cinco guardias pendientes de su seguridad. El único familiarizado con ocupar un espacio parecía ser el hijo mayor de Twin, que yacía aislado en una celda vigilada profusamente por sus guardias.
̶— Margaery amara esos detalles — alago su madre, al igual que ella, se encargaba de tejer su propio vestido para la ocasión
La tela fue admirada, Sansa noto el avance de su trabajo y coincidió con las palabras de su madre. Una capa tejida bajo sus manos denotaba la unión de las dos casas, un lobos rodeado de rosas, simples y bordeadas por las curvas de espinas. Pero no era lo único que llamaría la atención, a la altura del cuello pensaba colocar una capa de pelajes grises de algodón, en sus destellos de imaginación consideraba que luciría majestuoso.
̶— Eso espero — respondio al final, una leve sonrisa adornando su rostro
̶— Haces un buen trabajo — madre e hija se miraron, sin dejar la costura — ya no falta mucho para su boda — suspiro, un sonido cansado asi lo escucho
̶— ¿Qué te preocupa?
̶— Temo las posibilidades querida
Sansa asintió — Una boda debería ser un evento feliz, asi me decias
— Una aspiración, asi es, sin embargo no dejo de pensar en la traición hacia tu hermano, quiero creer que todo saldrá bien. No aguantaría verlo en peligro.
— Robb tiene Grey Wind madre, lo protejera
Catelyn negó — un lobo wargo no es rival para cientos de flechas.
— Entonces nos aseguraremos de su bienestar. Además, no somos las únicas que querra asegurarse de la continuidad de esa boda. Creo saber muy bien los deseos de su futura esposa por desposar a mi hermano
— Asi parece, ya tendremos tiempo de conocerla como debe ser, por ahora resare porque honrre a mi hijo — levanto el vestido, casi terminado, un conjunto gris de mangas largas — que te parece?
— Luce apropiado — comento sansa, ganándose un puchero indigando de su buena madre, sansa solto una pequeña risa
— quiero decir que luce bellísimo, se vera digno en ti, propio de la madre del rey
Lady Stark contorneo los ojos, pero apreciando las palabras de su hija — todavía no he visto el tuyo querida
— Será una sorpresa —respondio sansa, el brillo en sus ojos alegaba el interés especial de su hija por guardar su diseño por el momento solo para ella, y eso preocupo a lady catelyn
̶— Una sorpresa para los invitados?, o para ser Garlan — sansa detuvo sus movimientos, mirando seriamente hacia adelante. Solo segundos antes de volver a tejer
̶— Nada importante
̶— Sansa...
̶— Un hermoso detalle, eso es todo madre, y apreciare que lo mantenga asi.
Lady catelyn acerco una silla hasta ella, esta era una charla que tarde o temprano sentía que debia abordar, pues no iba a dejar a su pequeña ilusionarse con un hombre a quien le habían conquistado su corazón
— Mi niña escúchame, se lo que sientes y ...
—Que se supone que siento madre — intervino con brusquedad, dejando de lado su costura
— Mira, reconozco que ser Garlan puede tener las mejores cualidades para ser un buen hombre para ti mi niña pero
— Ser Garlan no esta casado madre, aún tengo oportunidad
— Sansa
— Hare que me ame — sentencio, sin querer escuchar
— Por los dioses sansa, escúchame, lo que siente por lady leonette no es una atracción cualquier, es un hombre enamorado y
— Y aun un hombre dispuesto a los encantos de una dama
La dama mayor retrocedio escandalizada por sus palabras — como puedes hablar con tanta ligereza, ¡¿entiendes lo que estas proponiendo?!. Yo jamás te he enseñado a comportarte como una libertina
— ¡no soy una ramera! — su cuerpo se inclinó hacia su madre, en sus ojos había un filo letal que poco conocía Catelyn de su hija, algo venenoso y corrompido.
Ese azul inocente y bello de su hija lucía más claro y amargado, pero aún con esa lengua infectada, Catelyn aún creía en la bondad de su hija. La melancolía y su deseo por volver a Invernalia le decían que todavía no la había perdido.
— no te ofendas madre, solo es parte del juego — agrego, sin apice de emoción. Ahora sabía que sería cuestión de tiempo si la dejaba más tiempo en el sur, su niña se perdería en la fauces del Dominio de Olenna Tyrell, esa mujer la estaba envenenando.
Lady Catelyn aguarda, su entrecejo se arruga y se siente incomoda, pero no teme en decirle lo que piensa a su hija — Aún si crees poder atraparlo con cualquier tipo de artimaña, su corazón le pertenecerá a ella, y cuando creas que puede responder con su cuerpo hacia ti, te aseguro que tú no seras el objeto de sus pensamientos y deseos. Será solo ella — Sansa acalla, dubitativa.
En parte sentia que tenía razón, ¿como podía cambiar las decisiones de un hombre gobernado por el amor, aquel que ama a muchas podía caer en la cama de todas, pero aquel que solo amaba a una no podía caer en el juego de otras, solo de una, aquella que reconoce como el objeto de sus anhelos y pasiones.
Y Sansa reconoce hasta ahora que ella no pertenece en los anhelos de hombres como Garlan.
De ahí que se sienta triste por su destino
La vida no había sido particularmente agradable con ella... y si insistía en conquistar a un hombre que no la ama, ¿cuáles serían las consecuencias de sus decisiones?.
Sus pensamientos adherieron la figura de Cersie una y otra vez, recordando el odio de aquella mujer a la cual admiraba y repudiaba al mismo tiempo, tanto rencor en una sola mujer por caer en un matrimonio sin amor, peor aún, un matrimonio destinado al fracaso porque su marido no era capaz de superar a su amor perdido.
— creo que necesito dar un paseo, visitaré a Margaery, madre, me pidió especialmente que viera sus vestidos y me gustaría hacerla compañía — se levantó al instante, evitando los ojos de su madre salió del campamento
Sansa vago por los pasillos muy pensativa, sin saber que decisión tomar, en medio de su caminata llegó realmente donde la habitación que compartían Robb y Margaery, la noche estaba en su punto y por un momento se sintió culpable por encontrarse fuera de su puerta, seguramente la pareja querría descansar juntos pero allí estaba ella queriendo hablar con alguien a quien llamar una amiga.
Sus nudillos golpearon la madera, ella espero, sintiendo la ansiedad por recibir alguna negativa por parte de su hermano o pedido de retirarse de su futura hermana.
Que tonta, se dijo a sí misma
Pero la puerta se abrió al fin y al cabo antes de salir corriendo del lugar.
— ¿Sansa?
— Robb
— ¿qué haces aquí tan tarde? — inquirió extrañado, aún vestía su jabón y lucia algo adormilado
Las manos de Sansa se juntaron, nerviosa — yo...quería hablar con margaery pero creo que fue tonto venir sin avisar y..
— es muy tarde, si, ella te atenderia estoy seguro pero no esta conmigo ahora.
— si?
Robb asintió —decidimos tomarnos un tiempo separados en lo que tarda de celebrarse la ceremonia, ya sabes, estoy de las viejas costumbres
— oh! Comprendo, eso parece innecesario para ustedes — Robb convino sus ideas
— madre insistió y me pareció que tenía un punto
— si... además solo será por unos días, ¿nada difícil verdad?
Robb cero los ojos, y se llevó la mano a la cabeza para destrozarlo más de lo que estaba — si tu lo dices...
Una pequeña risa soltó Sansa al ver cómo su hermano parecía sufrir la lejania de su prometida. — perdon si te moleste Robb. Que descanses
— Sansa espera — la detuvo — Quizás sea momento de que hablemos
Los labios de Sansa se apretaron, y sus ojos lucieron melancólicos. Enco tras el momento para hablar no habían tenido, en parte por los preparativos y por otro temían encontrarlo sin saber como abordar aquello que estaba mal en ellos.
— pasa porfavor — le dio espacio, la pelirroja ingreso con cierta expectativas, había estado pensando mucho en ello, y se había imaginado las palabras de su hermano con cada argumento suyo. — ¿quieres algo para tomar?
— me encantaría un poco de vino — encontró una silla cerca de la mesa y ahí tomó su lugar, mientras Robb traía consigo una botella de vino, cerveza y dos vasos
Una vez servidos los vasos y cada uno tomando un sorbo, lo necesario para no emborracharse, Sansa decidió tomar la palabra.
— por donde te gustaría iniciar?
— Creo que...desde que murió papá — Sansa respiró hondo, ese era un tema delicado, incluso no había querido hablar de ello con su madre, peor con Arya, su hermana estaba empeñada en hacerle la vista gorda, como si no existiera. Eso incluye que prefiera meterse entre los salvajes y aprender de ellos su estilo de lucha.
Tan salvaje como siempre.
— no es un bonito recuerdo — murmuró ella, tomando una buena cantidad para ahogar el dolor en su garganta
Robb asintió — jamás lo será Sansa, pero para mí todo inicia ahí, perder a papá significó que podía perderlo todo si no conseguía ganar la guerra. Me enfoque mucho en ganar cada batalla creyendo que así la salvaría a ustedes — un breve destello de ironía en los ojos de Sansa no pasó desapercibido por Robb — pero en realidad no estaba pensando en ustedes
La sinceridad en sus palabras golpeó a Sansa, noto como la postura altivo de su hermano se incaba hacia atrás, y todo aquel dolor que aguardaba en su pecho por una vez se sintió con muchas ganas de soltar y vibrar con palabras. — él...te odiaba
— joffrey
Asintió — si...muchísimo, cada derrota de sus líneas significaban una humillación más, estábamos comprometido y yo era la imagen y personificación de tus victorias encima de él
— estúpido mocoso, ni siquiera estaba en primera línea
— ¿y eso importa? — irrumpió Sansa, sus ojos cristalizado y contenidos — saber que tu peleaba por el Norte no lo detuvo en golpearme frente a sus vasallos — finalmente lo dijo, tomando en un trago lo último que quedaba.
No quizo voltear a ver la expresión desencajada de su hermano, peor aún, no quería su lastima.
— ese bastardo...
— un monstruo eso es lo que es. Y mato a nuestro padre
La ira en Robb se fue contra la madera de la mesa, Sansa tuvo que levantar la botella para que no cayera como el vaso que reboto y tiro la cerveza
— lo que daría por tenerlo frente a mi ahora y poder destrozarle los huesos de la cara
— esta muerto Robb, no hay más que hacer
— talves no contra él, nos ganaron ese privilegio. Pero eso no quita mi responsabilidad contigo. Te falle como hermano, y no me perdonaré por no haber hecho más por sacarte a ti y a Arya de ese lugar. Perdóname Sansa
La dama cerró los ojos, algunas lágrimas escapando por sus mejillas, dolía mucho ahora como para perdonar.
Pero un avance era un avance — aprenderemos a superarlo — se acercó para tomar la mano de Robb, él asintió y le dijo que trataría de dar lo mejor por ella.
Unos últimos sorbos a su bebida, Sansa se despidió de su hermano, Robb la acompaño hasta la puerta insistiendo por llevarla hasta su campaña, pero ella se negó. Justo antes de cruzar el pasillo, noto la figura de una dama desconocida para ella acercarse a la puerta de su hermano, parecía ser una dama de alta cuna, muy hermosa y con tintes de ser sureña, más propiamente de la casa Tyrell
Observó intrigada como ella se acomodaba el vestido, recorriendo aún más la tela de su escote hacia abajo. Y cuando ella estaba apunto de llamar a la puerta de Robb.
Sansa tuvo el imperante instinto de intervenir — disculpa, si estas buscando a lady Margaery te comento que en estos momentos no se encuentra — se acercó hasta verla frente a frente
La dama aún sostuvo su sonrisa, pero por el leve tic que consiguió a ver en los extremos de sus labios, tuvo la idea que se estaba conteniendo
— por supuesto, venía s buscar s mi prima...
Ambas se quedaron mirando fijamente, Sansa aún aferrada a quedarse cerca de la puerta hasta verla marcharse. Y justo cuando creía que se iría, la dama se volvió hacia ella.
— tu debes ser la hermana de Robb ¿cierto?
— Lady Sansa stark, un gusto...
— Lady Elinor Redwyne, un placer
— primera vez que la veo
— si, acabamos de llegar con mi esposo, estamos muy emocionados por la boda
Sansa forzó una sonrisa falsa, mira dola de arriba a abajo — por supuesto, será un placer volver a verla
— ya lo creo, que tenga buenas noches
— igualmente
Ambas mujeres se marcharon y dejaron descansar la puerta del rey
Margaery revisaba por enésima vez la tela que cubría el altar, estirando un pliegue invisible con los dedos. La sala ceremonial, aún en preparación, olía a cera y flores recién cortadas. Lady Catelyn la observaba con una mezcla de paciencia y afecto cansado, mientras Sansa sostenía un rollo de cinta dorada.
—Creo que si lo tensas más, acabará rompiéndose —comentó Catelyn, con esa firmeza tranquila que nadie lograba contradecir sin arrepentirse luego.
—No romperá —respondió Margaery, aunque dejó de tirar de la tela—. Solo quiero que luzca… impecable. Mañana no habrá margen para improvisaciones.
—Impecable ya está —intervino Sansa, probando con la cinta en su muñeca— Quizá más que cualquier ceremonia que haya visto aquí.
Margaery sonrió, aunque su mente seguía enumerando detalles. Iba a decir algo más cuando escuchó pasos apresurados. Loras apareció en la entrada, sin anunciarse, con el ceño fruncido como si hubiera atravesado medio castillo sin detenerse a respirar.
—Hermana —dijo él — ¿podríamos hablar?
Margaery parpadeó, desconcertada.
— En privado —añadió Loras, como quien exige más que pide.
Ella miró a Catelyn, luego a Sansa.
—Disculpen —dijo con una inclinación respetuosa— Volveré en un momento.
Ambas asintieron, aunque Catelyn siguió a Loras con una mirada que bastaría para detener a cualquier hombre sensato. Él, por supuesto, siguió adelante.
Salieron a un corredor silencioso, apenas iluminado por antorchas. Margaery esperó a que él comenzara.
—¿Qué sucede? —preguntó, suave—. Pareces… inquieto.
—¿Inquieto? No. Cansado —respondió Loras, con una sonrisa breve e irónica— Y curioso. Quería saber si estás bien. Pareces agotada. Tanta organización, tantos detalles… No estás acostumbrada a este tipo de vida.
Margaery lo miró de reojo.
—No soy una flor de adorno Loras.
—Jamás dije eso. Pero admitamos que tu entorno ha cambiado demasiado rápido. Y ese norteño… —Hizo un gesto ambiguo con la mano— Robb. Tiene un humor… poco agradable
— es un lider nato y atento, no necesita ser agradable para ti —replicó ella, intentando mantener un tono ligero— no lo critiques sin motivo.
—El motivo sobra —dijo él, con una sonrisa amarga y falsa — No sabes todo lo que deberías saber. Ese hombre es impredecible Margaery, será muy difícil conocer sus movimiento si lo dejamos actuar por si mismo.
Margaery frunció el ceño.
—¿de qué estás hablando? ¿Cómo puedes hablar así de mi futuro marido?
—observs y escucha —Loras se detuvo— ya ni siquiera te comportas como la margaery que conozco
Había algo en su voz… algo resbaloso. Margaery lp miraba incredula, aun sin entender. Había en él una preocupación exagerada, insistiendole en cuestionar sus decisiones respecto a Robb.
Antes de que pudiera responder, un movimiento al final del pasillo captó su atención.
Elinor.
Su prima caminaba con la seguridad de quien ya fue admirada toda la vida y exige seguir siéndolo. Su vestido, demasiado ajustado para esta parte del castillo y demasiado abierto en el pecho para cualquier ocasión que no fuera descaradamente intencionada. Cuando pasó junto a ellos, Elinor deslizó una mirada a Margaery… y le dedicó un guiño descarado, casi insolente.
Margaery sintió un nudo extraño en el estómago. No entendía qué buscaba su prima… pero lo presentía. Esa mujer tenía un don delicado para caminar directo hacia lo prohibido como si fuera su derecho meterse en la cama de todos.
Cuando Elinor desapareció por el corredor, Margaery volvió a Loras, que parecía finalmente haberse quedado sin la máscara de hermano preocupado.
—¿dime lo que sucede? —exigió ella.
Loras respiró hondo, luego bajó la voz.
—Solo diré esto: deberías hablar con ma abuela
Su abuela
Su abuela estaba planeando algo, cuando ella callaba es porque no quería cabos sueltos, o en realidad no quería que ella supiera. Por un instante siguió el pasillo por donde se había ido Elinor hace poco y pensó nuevamente en su abuelo con come tarios cortantes respecto a Robb, y nuevamente Elinor paseándose como si buscara un fuego donde quemarse.
El corazón de Margaery dio un vuelco helado.
Ella no dijo nada más. No tenía tiempo.
Sin esperar la reacción de Loras, echó a correr por el corredor, su hermano trato de sujetarle el brazo pero ella araño la mano que le sujeta y siguio corriendo. No sintió el peso del vestido, ni el frío en los pies cuando casi resbaló, ni la mirada confundida de un guardia que la vio pasar como un rayo. Lo único que escuchaba era el propio pulso y el miedo: un miedo feroz, irracional, visceral.
Llegó tan rápido a las puertas de las habitaciones donde Robb se había instalado. No se detuvo. Ni respiró. Solo empujó con toda la fuerza que tenía, abriéndolas de golpe, con un estruendo que retumbó como un trueno en el pasillo.
Y ahí se detuvo todo.

jessica058 on Chapter 2 Thu 13 Nov 2025 04:46PM UTC
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Angie1998 on Chapter 2 Thu 13 Nov 2025 05:11PM UTC
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jessica058 on Chapter 2 Thu 13 Nov 2025 05:38PM UTC
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Angie1998 on Chapter 2 Thu 13 Nov 2025 05:58PM UTC
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