Work Text:
La humanidad estaba avanzando en muchos sentidos desde el viaje a la luna y la alianza con Whyman, muchas cosas se estaban renovando y las grandes ciudades como las del siglo XXI se estaban reconstruyendo, y eso era algo que le encantaba a Senku, pero… traía su lado malo…
Y un lado malo que él personalmente detestaba, era el regreso de las malditas fiestas escandalosas con temáticas festivas.
Este año, la que más le molestaba a Senku era la fiesta de Halloween que el reino científico estaba organizando y a la que obligatoriamente tenía que ir.
¿Por qué le molestaba tanto? Porque Kohaku estaba emocionadísima por ir a comer, bailar y participar del ridículo espectáculo planeado por Ryusui y Gen, como si no estuviera a dos semanas de dar a luz…
—¡Vamos, Senku, no es para tanto! —Kohaku rio alegremente mientras lo ayudaba (obligaba) a colocarse su disfraz de Halloween—. No voy a adelantar el parto solo por ir a una fiesta de Halloween, estás siendo paranoico… otra vez.
—¿No escuchaste a los ridículos de Gen y Ryusui? Se tomaron muy en serio lo de dar un espectáculo que sí asuste este año, han estado meses buscando algo que asuste a todos nuestros amigos, nosotros incluidos, por más que les dije que nos dejaran en paz, y si sí lograron encontrar algo que te asuste, te podrías sobresaltar y podrías caer o golpearte o…
—Senku, soy una guerrera. —Lo miró con el rostro en blanco, incrédula—. He estado frente a la posibilidad de morir muchas veces, ¿y crees que un espectáculo de nuestros amigos me hará brincar como una tonta y lastimarme? —Lo miró como si fuera un idiota.
—No digo eso, pero existe la mínima posibilidad de que…
—No, no existe. —Rodó los ojos, terminando de acomodar sus orejas de hombre lobo para luego alejarse de él y comenzar a colocarse su propio disfraz—. No creo que logren asustarme, pero en caso de que lo hicieran, jamás me sobresaltaría estúpidamente, menos si eso lastima a mi bebé.
—Kohaku, sé que eres perfectamente capaz, pero últimamente las hormonas del embarazo te han hecho actuar… —Se calló a media frase al verla terminar de ponerse su vestido.
El vestido era morado con las puntas desgarradas, similar a su vestido de la aldea en cierta forma, con un cinturón negro típico del que usaban las brujas, lo cual explicaba el sombrero de bruja y las medias negras y anaranjadas de bruja que usaba, pero eso no explicaba la cara de calabaza sonriente que tenía en medio del vientre estampada en la tela del vestido.
—¿Qué? —Ella sonrió felinamente, acomodándose el sombrero.
—Rara —completó, torciendo las cejas.
—¡Ja! No actuó rara, solo que me gusta esta fiesta moderna que tienen —Rio divertida—. Pero mira, nuestra bebé también está disfrazada como esas calabazas que ponen por todos lados, ¿no es lo más adorable del mundo? —Palmeó su gran vientre de ocho meses ahora adornado por su vestido con ese estampado ridículo.
Senku bufó.
—Puedes disfrazarla todo lo que quieras cuando nazca…
—¡Pero falta mucho para el Halloween del próximo año!
—Obviamente, un año exacto, porque es hoy.
—¡Quiero que este disfrazada! —Apretó un puño, con una sonrisa felina—. Yo soy una bruja, y ella una calabacita. —Sonrió tiernamente.
Senku suspiró.
Definitivamente, las hormonas ponían rara a su esposa, muy, muy rara… aunque no podía negar que también era muy adorable.
—Bien, bien… es un buen disfraz el que tienes.
—¿Yo y…?...
—Bien, es un buen disfraz el que tienen las dos. —Suspiró otra vez.
—¡Gracias! —Se acercó a él y rodeó su cuello con sus brazos—. Tú también estás muy apuesto… —Besó sus labios en un beso largo e intenso, a lo que Senku agradeció no haberse puesto los colmillos falsos aún, devolviéndole el beso con las mismas ganas, incluso profundizándolo más, posando una mano en su vientre con ternura que contrastaba con la forma en la que devoraba ansiosamente sus labios cálidos y adictivos.
Le gustaría decirle que se olvidaran de la maldita fiesta y se quedaran en casa, pero, tristemente, estaban obligados a ir.
No por Ryusui ni Gen ni siquiera por sus familiares ni ningún empresario o gobernante, nop, nada de eso, estaban obligados por…
—¡Mamá, papá! —La puerta se abrió de golpe y ellos se apartaron bruscamente—. ¡Miren, miren, ya me puse mi disfraz! ¡Y me lo puse yo sola! —Su hijita de siete años, Tsukiku, saltó emocionada hasta ellos, para luego alzar los brazos, enseñándoles su disfraz.
A pesar de haber sido interrumpidos, Senku y Kohaku sonrieron con ternura al ver a su pequeña Tsukiku disfrazada como gatito, con un trajecito blanco grisáceo con rayas negras, textura para simular pelaje, patas y garras de gatito, con un cinturón que sostenía una cola falsa también grisácea con rayas negras, con una diadema de oreja de gatito y colmillos falsos, incluso con un cascabel falso en el cuello.
—¡NYA! ¡Soy un gato! —gritó ella, enseñando las garras—. ¡Pero de Halloween, si me tocan los voy a morder y arañar! —Sonrió maliciosamente.
—¡Aw! —Kohaku se derritió de amor y de inmediato fue a cargar a su hijita, logrando alzarla en brazos justo un segundo después de que Senku le tomara rápidamente una foto con su celular.
"Je, esta la voy a enmarcar" pensó Senku, divertido.
—¡Mamá, suéltame! —Tsukiku se revolvió en brazos de su madre—. ¡Te voy a morder! ¡Soy aterradora, no linda!
—Aww, claro que sí, mi bebé, eres lo que tú quieras. —Kohaku frotó su mejilla felizmente contra la de Tsukiku.
—¡Ow, mamá! ¡Arruinas mi efecto aterrador! —Pataleó—. ¡Papá, dile que me deje!
—Lo siento, estoy ocupado. —Después de tomar otras diez fotos, Senku se concentró en ponerse los colmillos falsos.
—¡Papá traidor!
Una vez los tres estuvieron listos, salieron a acompañar a Tsukiku a pedir dulces alrededor de la manzana, algo breve ya que le darían más en la fiesta, así que ella no se quejó.
Tsukiku estuvo feliz de pedir dulces, más porque la gente les daba muchos dulces por ser Senku y Kohaku básicamente héroes de la humanidad, así que Tsukiku no tenía porque quejarse, e incluso Kohaku acabó bastante contenta con la salida a pedir dulces, ya que todos la felicitaban por su "disfraz doble" para ella y su vientre de ocho meses.
Senku seguía creyendo que era ridículo, pero Kohaku en sí era adorable, así que no se lo dijo… en especial porque si se lo decía estaba bastante seguro de que ella lo mataría.
Embarazada y todo, seguía siendo diez billones por ciento más fuerte que él.
Una vez acabaron de pedir dulces, finalmente fueron a la fiesta, ya cuando el sol comenzaba a ocultarse.
Apenas llegaron, Tsukiku salió corriendo emocionada para encontrarse con sus amigos, Kohaku salió corriendo emocionada a abrazar a Ruri y sus sobrinos, y Senku salió corriendo espantado a perseguir a Kohaku para que no cometiera alguna imprudencia que la hiciera caer y lastimarse ella y la bebé.
—¡Chicos, hola! —Cuando Tsukiku llegó con sus amigos de la escuela, también de siete años, sonrió felizmente al ver sus disfraces—. ¡Wow, se ven geniales! ¿Qué son?
—Yo soy un zombie de esos que aparecían en el video de Michael Jackson —dijo su amiga Misaki, fan de la música del viejo mundo moderno, con su cabello pelirrojo despeinado y adornado con un moño roto, al igual que la cara pintada y ropa desgarrada—. ¡Doy miedo y bailo! —Empezó a hacer pasos raros con los pies y las manos.
—Eh… no entiendo nada. —Tsukiku, nacida post-despetrificación, a veces no entendía de qué hablaban sus amigos—. ¿Y tú, su majestad?
—Ya te dije que me llames Mijow, Ishigami, no ese bobo apodo —recriminó su otro amigo de la escuela, Mijow Yok, bufando—. Soy un samurái, obviamente. —Se bajó el cubrebocas solo para ponerse un casco raro con crestas como de dragón arriba y placas a los lados por debajo—. Hasta tengo una espada. —Les mostró una katana de plástico casi tan grande como él.
—Oooh… —Tsukiku asintió, impresionada—. Mi mami tiene una de esas, pero de verdad.
—¡¿En serio?! —Yok, que normalmente solo se emocionaba cuando había que limpiar algo, apretó los puños con emoción, mirándola interesado.
Antes de que Tsukiku pudiera contestar, dos personas conocidas se acercaron a ellos.
—¡Ah, tío Ryusui, tío Gen! —Corrió a abrazarlos a ambos, que la recibieron felizmente y Ryusui hasta la cargó en sus hombros.
—¡JA, JA! Veo que eres una princesa gato hoy, ¡excelente disfraz, Tsukihime-chan!
—No soy una princesa gato, soy un gato aterrador, ¡puedo morder! ¡Raw! —Enseñó los colmillos.
—Qué miedo~ —Gen fingió cara de susto, haciendo reír complacida a Tsukiku—. Los tres se ven aterradores, sin duda~, pero no es justo que nos asusten y nosotros no a ustedes, así que por eso deben probar nuestro tren del terror después, lo harán ¿verdad?
—¡Será aterrador! —Ryusui aventó y atrapó en el aire a Tsukiku un par de veces, haciéndola reír encantada, para luego devolverla al suelo—. Será en una hora, ¡pero solo los más valientes pueden subirse al tren del terror!
—¡Yo soy valiente, yo soy! —Tsukiku extendió las manos enfundadas en garritas, sonriendo inmensamente—. ¡Ja, apuesto que no me dará nada de miedo!
—Si eres tan valiente debes probarlo~. —Gen guiñó un ojo—. Los esperamos, pequeñines~.
Con eso, se fueron, y Tsukiku y sus amigos pronto fueron llamados por la aldeana Namari que estaba haciéndole dibujitos y aplicando maquillaje de disfraz a los niños, y se ofreció a dibujar unos bigotitos de gato a Tsukiku, pintando sangre realista en la boca y ojos de Misaki y agregando un dibujo de dragón a la espada de Yok, y luego de eso los pequeños se unieron a sus otros amigos para ir a pedir dulces a los adultos en la fiesta, llenando sus canastitas con formas de calabazas.
Al rato Senku y Kohaku llamaron a Tsukiku y sus amigos de la escuela a comer y Minami se apareció para tomar una foto, primero de la familia Ishigami, con Senku haciendo esfuerzos casi sobrehumanos para cargar a Tsukiku para que saliera bien, y luego tomando una foto con sus dos amiguitos de la escuela también incluidos.
—Les pondré un fondo muy lindo y luego les daré la foto para llevar —les dijo Minami, y Kohaku le agradeció emocionada, mientras Senku dejaba pesadamente a Tsukiku de regreso en el suelo—. Los tres quedaron geniales en su foto familiar, lo cual es mucho decir con una foto donde sale Senku…
—Oye. —Senku bufó.
—Ja, gracias, pero no somos tres, somos cuatro. —Kohaku volvió a palmear su vientre con el ridículo estampado de calabaza.
—¡Aw, es adorable! —Minami rio encantada, guardando su cámara—. Por cierto, niños, estaba sacando fotos así que no les di dulces, pero aquí tienen. —Minami sacó de su bolso unas barras de chocolate, y los tres pequeños sonrieron felizmente.
—Mi bebé también quiere chocolates. —Kohaku estiró la tela de su vestido, revelando un bolsillo oscuro, con una sonrisa felina iluminando su rostro.
Senku la miró reprobatoriamente.
—Tú no puedes comer tantos dulces, leona.
—¡Ja, no soy una leona! Y solo quiero un chocolate, no un pastel gigante. —Miró suplicante a Senku—. Vamos, nuestra hija mayor tiene su cestita de calabaza, la menor también merece unos dulces de Halloween ¿no?
Senku suspiró, derrotado.
—Bien…
Kohaku aplaudió felizmente y Minami, riendo, dejó el chocolate en el bolsillo oculto, para luego acariciar su vientre cariñosamente y finalmente despedirse para ir a su mesa con Tsukasa y su hijo un par de años mayor que Tsukiku.
Luego de comer, la música de repente su detuvo, y Gen y Ryusui aparecieron en el escenario principal, con máscaras de demonios que no eran ni de cerca tan espeluznantes como sus sonrisas depravadas como clara señal de que planeaban algo. Y Senku estaba seguro de que no podía ser nada bueno, tratándose de esos dos.
Después de dar la bienvenida y agradecimientos, los dos anfitriones finalmente anunciaron el gran evento.
—¡Y ahora, es momento de abrir… las cámaras del miedo!
Grandes puertas se abrieron alrededor de todo el salón, en los extremos, casi como compuertas del coliseo, y un murmullo emocionado se extendió por la multitud.
—Hemos preparado sorpresas aterradoras para todos nuestros queridos invitados~. —Gen sonrió macabramente—. Esperamos que disfruten, primero invitamos a los niños a dirigirse a los trenecitos del terror, divididos en tres, para edades de seis a ocho años, de nueve a once y de doce a catorce.
—¡¿Están listos, niños?! ¡Recuerden que es solo para valientes! —exclamó Ryusui.
—¡Yo estoy lista, soy valiente, yo voy! —Tsukiku, impulsiva como su madre, no dudó en saltar de su asiento y correr a donde señalaban sus tíos, con sus amigos siguiéndola.
Senku observó preocupada como su hija y sus amigos, al igual que otros niños, comenzaban a subirse a los trenes.
"Espero que esos dos no se hayan excedido con sus ganas de aterrar a la gente", pensó preocupado. "Los mataré si trauman a mi hija".
El viaje comenzó, los asientos eran de tres en tres, así que Tsukiku pudo sentarse en medio de Yok y Misaki, y el trencito comenzó a atravesar un túnel oscuro donde no se veía nada más que unas tenues luces naranjas y pura oscuridad adelante.
Después de unos segundos, la primera aparición fue… un fantasma… que era literalmente una manta con brazos falsos colgando.
—¡Buuu!
Todos los niños se quejaron con aburrimiento.
—¡Que estafa!
—¡Aburrido!
—¡Eso no asusta ni a bebés!
Mientras seguían avanzando, más fantasmas bobos aparecieron, hasta que… de repente, de la oscuridad, surgió una chica con una linterna, caminando nerviosamente mirando alrededor como buscando la salida.
—¡¿Quién es?!
—¡¿Está perdida?!
—¡¿Estás bien, nee-chan?!
La chica giró la cabeza para verlos, cuando de repente… dos brazos enormes con uñas deformes surgieron de la oscuridad desde detrás de ella, tapándole la boca y jalándola hacia atrás. Luego se escuchó un grito y después el sonido de un cuchillo y las vías del tren frente a ellos fueron salpicadas de sangre una y otra vez mientras más sonidos de cuchillazos se escuchaban.
Los niños se congelaron, hasta que de repente algo voló hacia ellos… la cabeza decapitada de esa chica…
—¡AAAAAAAAHH! —Todos los niños gritaron, menos Misaki, que sonrió emocionada.
Tsukiku, también gritando, se lanzó a abrazar a Yok, que había jadeado ante la decapitación, pero se olvidó de todo y se sonrojó al tenerla abrazándolo.
Un asesino ensangrentado y riendo como psicópata empezó a perseguirlos y los gritos empeoraron, de repente arañas y gusanos (de goma) cayeron sobre ellos, y de tan asustados que estaban gritaron más y peor, mientras más cosas seguían apareciendo, como personas grotescas intentando agarrarlos, asesinos ensangrentados pasando espadas a pocos centímetros encima de sus cabezas, personas colgando, manos asomándose de debajo de las vías, murciélagos volando por encima de sus cabezas y cosas golpeando o clavándose en el frente del tren.
Todos gritaban, incluso Tsukiku, que seguía abrazada a Yok, incluso escondiendo la cabeza en su hombro, por lo que Yok no estaba nada concentrado en lo que pasaba, y Misaki, por su lado, estaba gritando más bien de la emoción.
Finalmente llegaron al final del recorrido y la chica que vieron antes apareció riendo, sujetando la falsa cabeza decapitada.
Todos los pequeños soltaron grandes suspiros aliviados, y de inmediato comenzaron a gritar pero de la emoción por todo lo vivido.
Tsukiku se despegó de Yok y lo miró sorprendida.
—Wow, su majestad, no te escuche gritar ni una sola vez, no sabía que eras tan valiente —le dijo, sorprendida, con una gran sonrisa emocionada.
Yok, sonrojado hasta las orejas, de repente reaccionó y le frunció el ceño.
—¡N-no vuelvas a abrazarme nunca, Ishigami! ¡Me pegas tus gérmenes!
—¡¿Eh?! ¡¿Cómo te atreves?! ¡Yo no tengo gérmenes! ¡Tú eres un germen, feo y bobo!
—¡Todo fue increíble! —Misaki siguió celebrando, ignorando su pelea.
Cuando salieron, todos los niños estaban saltando de la emoción, felices de que sí hubiera dado mucho miedo, y Gen y Ryusui hicieron una reverencia.
Senku ya estaba esperando frente a la puerta y rápidamente tomó a Tsukiku en brazos, con dificultad, pero queriendo asegurarse de que no tuviera ni un solo rasguño, mientras ella no dejaba de decirle que fue increíble y sí daba miedo.
Los niños más grandes salieron, también con emociones similares, riendo, asombrados, los más grandes de doce a catorce incluso sudando y temblando, pero riendo también.
Gen y Ryusui estaban más que complacidos con los resultados.
—Bueno, bueno~… ahora que pasaron los pequeñines, les toca a los grandes~…
—Y allí ya tenemos una experiencia un poco más personalizada… —Ryusui se acercó no a una puerta, sino a una escotilla en medio del escenario—. Queremos invitar primero al más grande héroe de la humanidad y a su maravillosa esposa y fiera guerrera, primera mujer en pisar la luna en la historia de la humanidad, ¡Ishigami Senku y Kohaku!
Todos aplaudieron, mientras Senku arrugaba todo el rostro y Kohaku hacia pucheros.
—Si nos invitas a los dos, nos invitas a los tres. —Kohaku palmeó su vientre, con la barbilla en alto.
—En serio, las hormonas te afectan demasiado. —Senku estaba muy aliviado de haberse hecho la vasectomía al día siguiente de descubrir lo del segundo embarazo.
No iba a sobrevivir pasar por esto una tercera vez.
—Ja, de todos modos, yo sí quiero ir. —Kohaku sonrió felinamente.
—¡Genial, mami es muy valiente! —Tsukiku la miró con ojos brillantes y luego con esos mismos ojos volteó a ver a Senku, expectante.
Él intentó disimular su rostro de completo cansancio y hastío.
—Sí, también iré… debo proteger a tu mami y tu hermanita.
—¡Genial! —Tsukiku brincó emocionada.
Resignado, Senku tomó la mano de Kohaku y subieron al escenario, caminando a la escotilla, donde tuvieron que bajar unos cuantos escalones hasta llegar a una plataforma que descendió sola bajándolos hasta una especie de cabina circular que luego se cerró por arriba, dejándolos totalmente encerrados en ese espacio reducido y a oscuras.
Senku se aferró a la cintura de Kohaku, mirando desconfiado a su alrededor, sintiendo con sus manos las paredes.
Tenían como unos tres metros a la redonda para moverse, ¿qué demonios los iba a asustar en un espacio tan reducido?
De repente, luces comenzaron a aparecer, pero… era como el cilindro en el que estaban se estuviera moviendo, como si se estuviera… sumergiendo, y lo que vieran fuera la luz del sol desaparecer poco a poco… ¿cómo un submarino, acaso?
—Tsk, esto tiene que ser idea de Ryusui. —Senku rascó su oído con desinterés.
—No da miedo, es bonito… —Kohaku sonrió al ver lo que parecían ser medusas a lo lejos.
Sin embargo, mientras más pasaban los segundos, más hondo parecían hundirse, y la capsula hasta pareció meterse en una fosa, lo cual para Senku, por alguna razón, le pareció un poco inquietante… lo cual era ridículo, porque era solo una animación en una pantalla absurda, pero… no soltó su agarre en la cintura de Kohaku.
De reojo, Senku notó unas lecturas que parecían indicar la profundidad y el nivel de oxígeno.
—Tsk, no se atreverían a ahogarnos, los mataría. —Senku rodó los ojos, pero una parte de él se preguntó ¿qué tan lejos llegarían esos dos idiotas solo por querer sacarles un susto?
—Todo está muy oscuro ahora… —Kohaku frotó su vientre con nerviosismo.
Solo veían leves particulas de polvo flotando alrededor de la capsula por la luz tenue que emanaban los controles, dando la impresión de verdaderamente estar en el fondo oceánico.
De la nada, Kohaku captó algo ondeando en uno de los bordes.
—¿Qué fue eso? —Se tensó, mirando en todas direcciones.
—¿Qué? —Senku no vio nada, pero entonces empezó a notar una oscuridad diferente a lo lejos, como si algo más denso se moviera, y era algo que se veía gigantesco…
"Es solo una animación" se repitió, pero pegó a Kohaku más cerca de su cuerpo.
—Lo vi otra vez —susurró ella, alerta.
De repente, la capsula se sacudió y Kohaku apretó la camisa de Senku en un puño, jadeando.
Senku bufó.
—Son solo efectos especiales… deben tener algo sacudiendo esta cosa…
—Pero se sintió como si… —Kohaku hizo una mueca—. Como si algo nos golpeara… algo muy grande…
—No es cierto, no te preocupes, solo es… —Se calló de golpe, esta vez viendo la sombra moverse en dirección a ellos—. Todo es… falso…
—Sí, pero…
La sombra se fue acercando más y más, y Senku siguió recordándose que era falso y hasta comenzó a aburrirse, hasta que de repente la sombra se sumergió y desapareció, y eso sí que lo hizo ponerse de los nervios, sujetando a Kohaku contra sí.
Por un momento, no pasó nada, pero luego… la sombra cubrió todo, y de repente vieron dos ojos gigantescos mirándolos directamente, con una boca enorme y llena de dientes del doble de grande que ellos, blancos y desiguales, todo rodeado de una inmensa oscuridad, como si fuera el mismo abismo queriendo tragárselos.
Kohaku jadeó, abrazándose a Senku.
De repente, el monstruo gigante desapareció, y sintieron la capsula moverse con brusquedad, y Kohaku se zafó de Senku y se golpeó contra una de las paredes.
Senku jadeó, yendo a socorrerla de inmediato.
—¡Kohaku! —La tomó en brazos, pero de repente la notó jadeando, sujetándose el vientre.
La pantalla que advertía los niveles de oxigeno comenzó a parpadear en rojo, y la respiración de Kohaku se descontroló incluso más.
—Se… Senku… —Ella lo miró desesperada—. N-no… no puedo respirar…
Él jadeó con horror.
De repente, todas las luces se encendieron, la plataforma se elevó hacia arriba, ya no solo hasta los escalones, sino hasta el escenario, donde había menos gente y varios parecían estar sudando y jadeando.
Senku parpadeó confundido, antes de mirar a Kohaku, que estaba… que estaba… que estaba sonriendo… con sus ojos azules llenos de diversión.
—Ja… te asuste. —Sonrió felinamente.
Senku sintió todas las malditas venas de su frente hincharse.
—Tú… te aliaste con esos dos bastardos. —Volteó molesto hacia Gen y Ryusui, viéndolos rodar de risa en el suelo con una Tablet con la que seguramente habían visto todo en medio de los dos.
—Les prometí que si me asustaban aunque sea un poco iba a acceder a usar su plan para sacarte un susto. —Rio traviesamente—. Y como lo lograron, un poquito, seguí su plan.
Senku se frotó las sienes, pero cuando ella lo abrazó felizmente, riendo, haciéndolo posar la mano sobre su vientre, su enojo inevitablemente comenzó a disiparse.
—Me las pagaras por esto, leona.
Kohaku rio divertida, pegando su nariz contra la suya.
—Cuando estemos en nuestra habitación, te dejaré elegir dulce o travesura, ¿qué dices?
—Prefiero elegir ambos. —Rio, antes de besarla.
Fin.
