Chapter Text
—Dicen que un día se fue a descansar y no ha abierto los ojos desde entonces.
—¿Será que el Emperador ha decidido matarlo, pero no quiere decirle a nadie?
—¿Por qué haría algo así?
—Para que sigan teniendo miedo, por supuesto. Mejor decir que su perro está dormido que muerto.
Muerto. ¿Darth Vader ha muerto?
Las manos de Obi-Wan se detienen un segundo, y antes de que empiecen a temblar vuelve a su trabajo. Su mente va en la dirección contraria, su firma de la Fuerza inquieta y lista para buscar aunque sabe lo infructuoso que será, lo riesgoso que será. Controlarla le lleva toda la tarde hasta que por fin está en la soledad del desierto, dónde puede meditar y...
Meditar y meditar...
La mentira no llega muy lejos, su preocupación es abundante y la Fuerza no la acepta. ¿Darth Vader ha muerto? La Fuerza se lo habría dicho, lo habría gritado. Quizás una ondulación, quizás tenga algo que ver con esa pesadilla de hace una semana...
Una semana de ver el rostro de Anakin dormido a su costado, como si realmente estuviera aquí, dispuesto a volver a Tatooine. La paz irreal en sus facciones casi lo engañaban, casi lo hacían estirar la mano y acariciarlo.
Obi-Wan no sería tan tonto para dejarse engañar. Anakin está muerto.
Darth Vader quizás ha seguido su mismo camino, ambos han muerto a manos de sus maestros—
No, no así, Obi-Wan niega con su cabeza, dejando su postura de meditación y envolviéndose en sus mantas gastadas para intentar dormir. Piensa, Darth Vader ha muerto porque su cuerpo no ha podido más o realmente lo ha matado su Maestro. Anakin murió a manos de Darth Vader, no hay mas que buscar.
—¡Obi-Wan!
Oh, esa voz volviendo en sus sueños, el grito agonizante de una garganta desgarrada por el odio y la traición.
—¡Maestro!
Y una petición suave que relaja su ceño fruncido sin querer, con un extraño anhelo que hace mucho enterró con un par de sables de luz.
—¿Por qué siempre me ignoras? Ya no debería de sorprenderme, pero—
¿Pero qué, Padawan? Nunca has sabido preguntar.
—Maestro, necesito tu ayuda... ¡Maestro!
¿Debería ir? ¿Por qué siquiera lo piensa? Es un sueño, y si alguien estuviera pidiendo ayuda, no debería de ser a él.
—¿Y por qué no? —La voz de Qui-Gon resuena entre las paredes, antes de ver su figura en la boca de la cueva—. No debería tomarte mucho tiempo investigar.
—No puedo dejar a Luke. —No luego de lo que pasó la última vez, no piensa volver a cometer ese error.
—No va a tomarte mucho tiempo.
Qui-Gon deja de darle la espalda, la sonrisa es relajada, más de lo que debería.
—Tengo un buen presentimiento sobre esto.
Obi-Wan apenas reprime el instinto de poner los ojos en blanco, escéptico ante el positivismo de un fantasma. No es que los presentimientos los hayan llevado por buen camino antes.
Hasta que lo hacen, o hasta que la Fuerza empieza a insistir y empujar, hasta que la tranquilidad del desierto empieza a ser incómoda, lo despiden de su nuevo trabajo y una nave bastante decente es abandonada cerca de su cueva.
No debería llamarlo coincidencias, no puede, o la sonrisa de Qui-Gon se hará más grande e insoportable.
—Ni siquiera sé a dónde debería ir–
—Lo sabes, no te puedes engañar, Obi-Wan. Ya no tienes habilidad para eso.
—No pienso ir a Mustafar.
—Yo no dije eso. —Y desaparece durante una semana, el suficiente tiempo para establecer una coordenada que encuentra a través de señales de comunicaciones del Imperio. El cuerpo de Darth Vader no está en Mustafar.
Obi-Wan no tiene un buen presentimiento sobre esto.
...
Es neutral hasta donde se permite, incluso cuando la nave lo deja en algún lado del Borde Exterior, luego de haber examinado cada rincón de la nave, inexplicablemente se detuvo a medio camino. No quiere pensar que la Fuerza lo hizo a propósito, pero es eso o pensar que sus habilidades de mecánico son menos que ineficientes.
Puede confirmar su primera suposición cuando se encuentra frente al último paisaje que quiere ver.
Mortis. El rojo y el negro ocupando toda su vista, su mente llenándose de lejanos recuerdos. Una sensación de urgencia lo recorre, Obi-Wan sabe que este es el lugar al que la Fuerza lo quería llevar.
Aterriza en dónde aterrizó la última vez, camina los mismos caminos que ha caminado antes, ahora solo. No escucha animales, ni el aire. La vida parece tan detenida como la última vez, quizás más que antes.
Por lo que es una sorpresa cuando ve una figura a lo lejos y por un momento piensa que podría ser El Hijo, pero poco a poco recuerda lo que sucedió hace años. La muerte de todos los dioses en este planeta y de alguna forma sigue intacta, con el paisaje verde extendido ante él y la figura estática volteando a verlo con lentitud.
Sus pasos se detienen, así como su respiración. Su corazón se salta un latido para luego acelerarse. Sabía que encontraría algo, pero no pensó que sería esto, él, un fantasma.
No está envuelto en capas oscuras ni en llamas, y a pesar de lo joven que se ve, tampoco lleva la ropa de un padawan. La prenda que cubre su torso es obscenamente casi transparente y es casi inconsciente el instinto de Obi-Wan de tomar su capa y envolverlo para evitar que se queme con algún sol hipotético. Su mano apenas reacciona en un tic, al que esta visión de Anakin no se le escapa.
No sabe si ve reconocimiento o precaución en esos ojos. Los pasos son un poco toscos, como entumecidos, pero decididos al acercarse a él. Los pantalones beige, de una tela demasiado delgada para hacer algo contra el frío, se mecen con los movimientos lentos hasta quedar a un paso lejos de sus manos, si Obi-Wan decidiera tocarlo en ese instante.
—Pensé que no vendrías. —La voz es ronca, ¿cuántos días llevará sin tomar agua? ¿sin hablar?
Es Obi-Wan quien no puede hablar, tan ocupado en recorrer cada centímetro del rostro ante él. Los pómulos altos, el cabello largo y rubio, domado en una trenza sobre su hombro.
—¿Qué pasa? ¿Eres mudo? ¿Por eso no respondías?
—No, Anakin...
—¿Quién es Anakin?
¿Qué?
Parece genuina duda en el rostro de esta visión, trampa, sueño. Un Anakin que no es Anakin. Sin cicatrices ni prótesis.
—No me conoces...
No memorias ni rencores, si esos ojos azules no le mienten.
—No, pero la Fuerza dijo que me ayudarías. Y...
Bajando la vista, Obi-Wan nota los puños de carne apretados, siendo escondidos rápidamente de su visión. La tensión y el temblor le revuelven el estómago, no le gustaría molestar a este Anakin, aunque no sea real.
—... se siente como si te conociera de toda la vida. Es raro. —Ese rubor no puede ser fingido. Anakin siempre había tenido una forma peculiar de ser tímido—. ¿Sientes lo mismo, extraño?
—Llámame Obi-Wan —dice sin pensarlo, recordando muy tarde que debería decir Ben, que Obi-Wan está muerto. Sin embargo, la Fuerza parece decir lo contrario con esta visión de Anakin sonriendo con su nombre—. ¿Cómo quieres que te llame?
No es que sea difícil, no es real, después de todo. No estará aquí mucho tiempo, tiene un niño que cuidar, uno de verdad.
La visión parece sorprendida por un momento, luego pensativa.
—Anakin, como dijiste antes —dice, en una voz baja que apenas puede escuchar, sino fuera por el silencio a su alrededor.
—Anakin será —responde, sin pensar mucho en que no ocultó que ese nombre ya pertenecía a alguien más.
...
No hay mucha conversación cuando ambos suben a la nave de Obi-Wan, con la poca resistencia de este Anakin y una inocente curiosidad por la nave ante él. Sí Obi-Wan se permite suponer, parece que su visión no ha visto nada más allá de Mortis, por la forma en que toca los asientos y como no para de dar vuelta en su lugar como copiloto.
Obviamente no todo puede ir perfecto y cuando la nave no enciende, le ruega a la Fuerza que no sea lo que él piensa, que le permite irse de ahí, con o sin este Anakin.
—¿Quieres que te ayude? —pregunta su visión al asomarse tras la trampilla, insistiendo en ver a Obi-Wan sobre un motor viejo que posiblemente nunca vuelva a encender.
—¿Acaso crees saber cómo funciona? —pregunta en respuesta, sintiendo los pelos de punta en el momento en que el calor de un cuerpo se pega a su espalda.
—Puedo suponerlo, con la ayuda de la Fuerza.
Quizás es la Fuerza quien no quiere ayudarlos, Obi-Wan intenta no gruñir, este Anakin no necesita su mal humor. Él no tiene la culpa de que su supuesto salvador sea un inútil.
—Creo que estaremos un tiempo aquí, hasta que encuentre una solución. ¿Tienes algún lugar donde dormir?— Se aleja de prisa, la visión tambaleándose ante la falta de su apoyo. Es torpe, como un niño, aunque la apariencia diga que debería de tener entre diecinueve y veinte años. Un adulto, que parece no haber tenido contacto con ninguna forma de vida en años. Con esto, Obi-Wan debería de tomar más en serio esta presencia, esta nueva manifestación de la Fuerza. Por algo ha sido guiado aquí, ¿no?
¿La muerte de Anakin habrá provocado su nacimiento? Pero apenas ha pasado una década, no debería de haber crecido tanto. O quizás fue desde que Anakin dejó Tatooine. O es un remanente de Darth.
—Es por ahí, donde termina el río. —Señala al paisaje.
—¿Ahí vives? —A pesar de tener su cabello trenzado, hay una buena porción que puede cubrir la mitad de su rostro, desde donde Obi-Wan está parado. Esta vez, las manos estan entrelazadas sobre su estómago, retorciéndose.
—Algo así. —Con pasos largos, se distancia de la nave y Obi-Wan lo sigue, luchando por seguir escuchando lo que su visión de la Fuerza tenga para él. —Solo desperté ahí.
—¿Hace cuánto?
—¿Tengo que llevar la cuenta?
—¿Eras un niño?
—Tal vez sí, todo era muy grande antes. Luego empecé a verte en mis sueños. —Una mirada por sobre el hombro, la sonrisa traviesa—. Y ahora estás aquí.
Es extraña, esta visión. Irreal en el hablar tan calmado de un no Anakin. Si fuera el que conoce, Anakin sería todo menos tranquilo, estaría haciendo bromas los primeros días pero sabe que acabaría rápidamente y estaría dando vueltas hasta encontrar una solución. No se quedaría quieto y esperando por un hombre con el que soñó. Pero quizás tampoco conocía tan bien a su Anakin.
Un Anakin que creció solo, sin madre, sin esclavitud ni Jedi. Sin él.
—Quizás así lo quiere la Fuerza. Te envió a ti, para mí.— Es sacado de sus pensamientos por la voz esperanzada de un Anakin, una que no recordaba de cuando era un niño recién llegado al Templo. Este hombre lo va a sacar de quicio y no será a propósito, lo que es peor.
—Creo que sabría si la Fuerza me envió para una misión tan importante.
No debería de coquetear con esta criatura, no cuando esos ojos azules se empañan con sus palabras. No cuando desde que llegó, este Anakin se toma las cosas en serio y es fácil ponerlo nervioso, tal como el que él conoció.
Y si su memoria no le falla...
—Querido.
Ahí, con gran claridad, unas manchas en las mejillas como quemaduras de sol, los labios apretados con las cejas fruncidas en su frustración. Un Anakin tímido, como una flor en primavera, inusual en invierno. No pensó que su corazón podría dar tantas vueltas por una vista tan añorada muy dentro de él.
—No sé a quien le dices eso, Obi-Wan.
—¿Hay alguien más aquí?
Esos ojos inquietos, sin mirarlo, pareciendo más interesados en los árboles que los rodean.
—No —dice al final, casi ahogándose con su propia lengua.
Las piernas largas se empiezan a alejar rápidamente y Obi-Wan lucha para alcanzarlo, apreciando el aire pasar por la camisa holgada de su visión. Pequeños vistazos de una piel bronceada, sonrojada por el esfuerzo o por sus palabras. Quedarse atrás un poco no parece tan malo ahora.
Llegan a un pequeño claro, restos de una fogata y un techo hecho con ramas y hojas.
—Puede que aquí no tenga hambre, pero todavía hace frío.
—Frío... ¿Cuántas noches llevas así, querido? —pregunta sin pensar. La perspectiva de dormir con este Anakin en un intento de mantener el calor pasa como un rayo y se queda en su mente. Sería un poco como en la guerra, entre el barro y las lluvias, Obi-Wan automáticamente poniéndose sobre Anakin para evitar que se mojara mucho, dándole su capa y Anakin quejándose sobre que ya no era su padawan. Obi-Wan podría hacer lo mismo con este Anakin y probar su reacción.
Pero su visión parece congelada con su pregunta. Nervioso otra vez.
—Yo, hmm, ¿unos pocos días? Creo, no hizo tanto frío hace una semana... Debes estar cansado, ¿verdad? ¡Ven a sentarte! Yo me encargo de todo.
Sin saber que significa el "todo", Anakin desaparece tras los arbustos y los árboles y Obi-Wan se pregunta dónde se supone que debía de sentarse si solo hay suelo.
