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Oiran

Summary:

Un suspiro escapó de sus labios al recibir la misión de Uzui Tengen. Ahora el distrito rojo los esperaba con fuerza.

Una fuerza que cambiaría todo. Desde su vida como cazador, hasta el más mínimo pensamiento.

Chapter 1: Prólogo.

Chapter Text

Su mirada incrédula se posó sobre el alfa peliblanco que tenía enfrente. Lo que decía era una absurda idiotez. Esperaba haber escuchado mal.

—¿Estás pidiendo que te acompañe a rescatar a tus esposas?

Era raro que dos Hashira asistieran a la misma misión, y sólo sucedía si esta era lo suficientemente corta, pero una misión como la que le proponía Uzui Tengen era todo lo contrario.

—Ambos somos Hashira, Uzui. Dos Hashira no pueden durar tanto tiempo en una misión.

Sabía que Uzui lo comprendía, pero ¿Por qué insistía tanto? El suspiro de su compañero lo desconcertó un poco.

—Hay una gran probabilidad de que sea una Luna Superior.

Ahora entendía porqué tanta insistencia. ¿No era más sencillo decirlo desde un inicio?

Una Luna Superior, tal situación era preocupante. Uno de los demonios más poderosos podía estar ahí, en el barrio del placer, el distrito rojo.

Y justo eso era lo que más le impulsaba a negarse. Podría aceptar la misión si fuera en otro lugar, pues sabía que terminaría infiltrado en alguna de las casas más prestigiosas. Por eso Uzui buscaba omegas. Estaba por negarse de nuevo, hasta que Uzui volvió a hablar.

—Agatsuma Zenistu, Hashibira Inosuke, Kamado Tanjiro y Kamado Nezuko irán a la misión.

El rostro estoico de Tomioka mostró un leve indicio de fastidio. Claramente ese grupo tenían que ser parte de ello.

—No puedes llevar a un grupo de cazadores novatos a una misión suicida.

La reprimenda pareció importarle poco a Uzui.

—Ellos se ofrecieron. Además... Si tú vienes dejará de ser una misión suicida.

Uzui lo sabía, sabía que con solo mencionar a ese grupo de chicos, Tomioka dudaría en negarse. No había sido su primera intención, de hecho ni siquiera lo era llevar a un grupo de novatos, pero ellos se ofrecieron voluntariamente.

—Oyakata-sama ya está al tanto de esto. Sólo falta que aceptes, Tomioka.

Tomioka asintió con indiferencia. Aunque estuviera fastidiado por la idea de vestirse como un omega, algo que no había hecho en sus largos 21 años.

El distrito rojo era un lugar que nunca pensó que llegaría a pisar.