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Un conjunto de niños yacía sobre las escaleras del antiguo templo de la montaña del sacerdote Siu cuando el viento de la tarde golpeaba las hojas de los árboles, el sacerdote comenzó a hablar en voz baja, como si el cielo no pudiera escucharlo.
─ Hace mucho tiempo, el Reino de Joseon se sostenía sobre las cuatro entidades sagradas las cuales eran encargadas de proteger, vigilar y orientar al pueblo. ─ los niños abrieron los ojos por lo que parecía la premisa importante de la historia.
─ El tigre blanco del oeste protegía las fronteras de Joseon, su corazón rugía por la energía del cielo la cual al brillas despertaba espíritus protectores y malignos. ─ el viento soplo con más fuerza.
─El Gumiho Silente no corría ni cazaba, custodiaba todo aquello que no debía ser tocado. Por donde caminara los lirios blancos le seguían floreciendo para apaciguar el peligro y las amenazas.─ El sacerdote Siu junto las manos dentro de sus mangas.
─La serpiente de Jade que portaba un veneno que podía curar al pueblo y eliminar a los enemigos, Curaba a los justos y atacaba a los enemigos del reino.
Y la última entidad era el cuervo negro el cual se posaba junto al trono del rey, observando para luego decidir quien servía al reino y quien debía caer para mantener el orden.
Siu bajo la voz ante la última entidad.
─ El miedo visito al Tigre, una noche fría, temiendo perder a su cría, cruzo el límite que nunca debió tocar. Robó la piedra celestial de hielo que se encontraba bajo el demonio del Gumiho Silente, una reliquia que latía como un corazón y guardaba una luz prohibida.
Los niños escuchaban las campanas del templo que eran agitadas por el viento.
─ La piedra salvó la vida del cachorro, la luz se anclo en su pecho brillando, llamando a las almas que ya no pertenecían a este mundo. ─ un niño curioso levanto la mano para poder realizar una pregunta.
─¿Y qué paso con el tigre?
Siu cerró los ojos.
─ El reino no perdona a quienes rompen los pactos antiguos. El tigre fue vilmente castigado, y su cría fue arrancada de su pecho una vez le descubrieron. ─El sacerdote suspira un poco antes de continuar. ─ Se dice que al mismo tiempo el gumiho dio a luz a un bello Lirio sin embargo este era demasiado poderoso, este florecía incluso en la oscuridad ignorando las advertencias del cielo.
No todo Don es una bendición, por lo tanto el Lirio fue criado en cautiverio por mandato del cielo.
Porque los antiguos dejaron en claro en las escrituras: “Toda magia que desafía las leyes del cielo exige un sacrificio”. ─ El Sacerdote Siu dejó caer la voz hasta convertirla en un susurro.
─Recuerden bien este cuento cachorros─ exclamo de repente ─ No todo lo que salva debe ser usado, y no todo lo que brilla pertenece a los hombres. Los mandamientos prohibidos existen para protegernos, incluso de nosotros mismos.
Afuera, la tarde se apagaba.
En lo más alto de las montañas conectadas a la mansión Park, una torre permanecía sellada con un barrera de antiguos lirios de piedra a la cual solo podía acceder personas clasificadas por Park Seoyeon.
Dentro de esta torre un omega crecía en silencio.
