Chapter 1
Summary:
Editado el 14-07-2021
Chapter Text
Belle Reve. Enero, 2017.
Una de las prisiones más seguras del planeta hasta la fecha. Creada por Alexander Luthor para contener a los individuos más peligrosos, fuera de las cabeceras del ahora caído, y prácticamente desmantelado, Crime Syndicate. Eso incluía a los Hombres-Hechos, los criminales meta-humanos y demás individuos.
El lugar estaba equipado con collares inhibidores, especialmente creados para mantener a dichos individuos contenidos sin la necesidad de recurrir a celdas especialmente diseñadas para estos individuos. Sin embargo, para aquellos individuos que requerían una mayor seguridad en su contención, la prisión poseía una serie de Subniveles, con personal y recursos separados de la prisión principal.
Era en estos niveles que el guardia John Carter había estado trabajando desde hacía dos años, vigilando una las dos celdas del Ala Sur. Las prisioneras, retenidas allí desde el 2013, habían sido clasificadas peligrosas en el grado-S. Casi el mismo nivel que Ultraman o Superwoman (grado-SS), únicamente clasificando por debajo de ellos a causa de sus edades.
La rutina a seguir era sencilla: no se permitía contacto físico de ningún tipo; contacto con el mundo exterior estaba severamente limitado a al día y al año; la higiene y alimentación de las prisioneras era llevada a cabo por mecanismos especificamente construidos y programados. Lo único que John y su compañero, Walter Stewart, debían hacer era asegurarse de que los programas se inicien debidamente a las horas indicadas. Evitar cualquier entrada no autorizada al cuarto de control de las celdas. Y, en caso de emergencia, activar el cierre completo del Subsuelo 4.
- Otro maldito día en esta caja.
John dejó escapar un suspiro por lo bajo tras escuchar a Walter quejarse a los diez minutos de iniciados sus turnos. El otro había estado trabajando en el lugar un año más que él, pero estaba significativamente descontento con su trabajo.
– Vigilando a dos mocosas encadenadas. Nunca sucede nada interesante.
- Por favor, no nos maldigas, Walter.
John rodó sus ojos mientras revisaba el inicio de programa para la "cena" de su prisionera. El contenido de dicha "comida" no era algo en lo que le gustaba pensar: se trataba de bolsas de sangre preservadas en un refrigerador sellado anexo a la celda, tras una pared de cincuenta centímetros de grosor. Cerca de un litro y medio cada día, dividido en dos "comidas".
John no sabía de dónde venía exactamente toda esa sangre y, personalmente, prefería no saberlo.
– Yo apreció el hecho de que nada interesante suceda. Porque interesante, aquí, bien podría ser fatal para nosotros y muchas otras personas.
- Oh, no seas tan supersticioso Carter!
Escuchó al otro exclamar con molestía mientras giraba ruidosamente el dial con el cual regulaba la radiación ultravioleta de la celda de la prisionera bajo su cargo. El cómo se las arreglaba para hacer que algo tan menial resultara tan molesto, escapaba de su entendimiento.
– Estas dejando que la magia rara o voodoo de tú carga te afecte la cabeza.
- Por última vez, Walter. Estas runas y encantamientos fueron hechos específicamente para contenerla. No pueden afectar a nadie normal, o fuera de los confines de la celda.
John todavía recordaba el primer día que posó sus ojos en las marcas dentro de la celda. Le hizo sentir como sí en algún momento, durante su camino por el largo pasillo desde el elevador, le hubieran arrancado de la realidad y lanzado sin aviso dentro de un juego de fantasía-horror. Le costó varios días aceptar que, primero, la magia existía y, segundo, que no estaba en peligro de ser asesinado por algo que ni siquiera sabía que existía hasta unas horas antes.
- Como digas… Rayos! Olvide mi café de nuevo! Voy a la cafetería...
John, poco impresionado, se volvió a como su compañero se levantaba de su silla y se dirigía a la puerta a la derecha de la habitación.
- Apresúrate. Waller vendrá en unos minutos para el chequeo mensual.
Le recordó enfaticamente mientras veía como Walter introducía su código de acceso en el teclado al lado de la entrada. Único para cada uno de ellos y que cambiaba cada día, enviándose automáticamente a sus teléfonos cada mañana por una línea segura creada solamente para ese proposito.
Marcus Waller era el Jefe de Seguridad a cargo de los subniveles de Belle Reve y miembro de Homeland Security Agencie. Más específicamente, era el Alcaide de la subdivisión. El hombre era reconocido por ser tan estricto e incompasivo como su madre, Amanda Waller, quien era una leyenda entre las agencias de seguridad gubernamentales por revivir el programa de Task Force Z como un escuadrón de operaciones encubierto capaz de enfrentarse a las amenazas meta-humanas o no-humanas. Muchas de las historias que corrían sobre ambos eran tan increibles que John sabía que no podían ser verdad, sin embargo, con cada ocasión que se encontraba con el Jefe de Seguridad, más se inclinaba a creer algunas de ellas.
John había aprendido con claridad, en sus primeros minutos frente a el hombre, que obedecerle era más beneficioso que intentar contradecirle. A pesar de eso Walter insistía en tomar tiempo de su turno para holgazanear, muchas veces inventando excusas como la del café para abandonar el cuarto de control y abandonar sus obligaciones. No era secreto entre el personal el hecho de que su compañero se había cansado de su puesto y buscaba acceder a otro fuera de Belle Reve.
Volviendo a concentrarse en la consola frente a él, se aseguró que la secuencia de alimentación se hubiera activado adecuadamente antes de levantarse de su silla. Elevando su mirada, observó como la celda detrás del vidrio espejado se iluminaba más nítidamente, cubriendose completamente con una penetrante luz blanca.
La celda era una construcción bastante particular: se trataba de un cuarto de 25m x 25m con paneles camuflados en las paredes blancas. Las runas rojas, a las que su compañero se refiría como "voodoo", estaban grabadas en círculos concéntricos simétricos en el suelo y techo, acompañadas por grandes grabados en cada una de las paredes. En el extremo izquierdo (desde la perspectiva de John) se encontraba el área diseñada para el aseo personal de la prisionera, en el cual una pantalla de tres cm de grosor que se elevaba del suelo durante una hora.
En el extremo derecho, desde una pared aparentemente sólida, se levantó uno de los paneles, permitiéndo la aparición de una mesada, sobre la que reposaba una bandeja dentro de la cual descansaba una bolsa de sangre.
Desde la cama, la joven bajo su supervisión finalmente se movió. Sin volverse a ver en su dirección, ella se sentó con letargo al borde de la cama. Su cabello fucsia caía desordenado por sus hombros y su espalda, ocultando su rostro casi por completo. Las partes de su piel visibles más allá de los bordes de su uniforme eran casi tan pálidas como las paredes a su alrededor. En sus muñecas brillaban los grilletes de plata y cobre con escrituras en un lenguaje que ya no se utilizaba, apretadas contra su piel casi hasta el punto de penetrarla, para asegurarse de que no fuera capaz de removerlas.
Cuando John las había visto por primera vez había pensado que era algo inhumano… sin embargo, ella no era exactamente humana. Física o moralmente.
Sabiendo que ella se levantaría y caminaría hasta la bandeja por sí misma en unos movimientos, John caminó hasta el panel del lado opuesto del cuarto. La cafetería estaba a unos pocos minutos de allí, pero era probable que Walter se hubiera quedando conversando con algunos de los chicos fuera de turno.
La celda de la que Stewart se encargaba era similar a la suya en cuanto tamaño e incluso la acomodación de los objetos era un espejo de la suya. La prisionera, en cierta forma, era el exacto opuesto de su encargada: se trataba de una joven de cabellos negros y piel dorada-anaranjada, alta y de condición física similar a la de una atleta profesional a pesar de no haber dejado su celda en años. En su cuello y manos se encontraban versiones mejoradas de los collares inhibidores, lo suficientemente poderosos para suprimir sus habilidades sin matarla en proceso. A diferencia de la chica bajo su cargo, la pelinegra se encontraba recostada en su cama, manteniedo sus piernas elevadas contra la pared y dejando que su cabeza colgará por el borde de la cama; sus largos rulos desordenados cubriendo una buena parte del suelo a su alrededor.
Asegurándose tocar los botones corresponientes, inicio el proceso por el cual una comida especialmente creada para ella accedería a la habitación mientras el sistema encargado de suministrarle luz UV mantuviera el nivel constantemente bajo.
Mientras lo hacía el panel de la puerta comenzó a sonar, indicando que alguien estaba introduciendo el código de acceso. Suponiendo que su compañero había regresado finalmente, John Carter no se preocupó en volverse a ver a la puerta mientras regresaba a su puesto. Después de todo, ni siquiera Walter era tan estupido como provocar la ira de Waller.
Por eso fue que nunca vió venir a la figura que se abalanzó sobre él, enviándolo contra la pared opuesta con fuerza.
El sonido de su craneo cediendo contra la pared de metal apenas se registro en su mente.
Yaciendo en el suelo, siendo arrastrado por la inconsciencia, lo último que vio fue una silueta negra con garras que manchaban de rojo el suelo.
Una sonrisa afilada se formó en su rostro, oculta detrás su máscara.
Todo estaba yendo de acuerdo a lo planeado.
Ignorando al sujeto en el suelo -y al creciente charco de sangre bajo su cabeza-, él dirigió su mirada a las celdas a sus costados. Decidiéndose por la celda con las runas, saco de su cinturón el dispositivo adecuado y lo colocó sobre el panel de control, ignorando como la sangre en las cuchillas de su garra manchaban el costado de su traje. Era únicamente una mancha más entre las que ya decoraban la tela negra gracias a los obtaculos en su camino hacia allí.
La chica al otro lado de la ventana se encontraba parada frente a una mesa del mismo material que las paredes sosteniendo entre sus manos una bolsa de sangre a la que parecía querer destruir con su mirada.
Tanto tiempo apartada de sus poderes debía de haberla dejado completamente frustrada.
Todo el panel se ilumino esporádicamente mientras su programa penetraba en el sistema y eliminaba silenciosamente las medidas de seguridad. Le había tomado un buen tiempo el arrancar la ubicación del programa de seguridad de aquel sujeto de Lexcorp, y aún más el deshacerse del cuerpo luego de eso, pero todo valdría la pena al final.
Ubicando el control del micrófono entre todos los botones, se inclinó hacia este con una sonrisa ladina.
- Estoy seguro de que esa cosa no es saludable para ti~
Observó atentamente como la pelirosa levantaba la mirada con un movimiento abrupto, la sorpresa increiblemente clara en su rostro. Lo cual era de esperarse a pesar de cuan nuevo le resultara a él: tantos años con sus poderes reprimidos debió acostumbrarla a aflojar el control que tenía sobre sus emociones. Eso sería algo con lo que tendrían que lidiar más tarde.
- Esa sangre artificial realmente le ha quitado el color a tu piel~
Ella comenzó a buscar a su alrededor por la fuente de la voz, probablemente no acostumbrada a ser contactada directamente, sin ese brillo de reconocimiento en su mirada que él había esperado ver. Sin embargo, él no la culpaba por no lograrlo. Habían pasado años desde que se vieron por última vez… y ambos habían cambiado notablemente en ese tiempo.
Aún en el encierro ella continuaba siendo tan hermosa como siempre.
- ¿Quién eres?
Su voz era como música para sus oídos, a pesar de cuan gravosa y venenosa se escuchaba. La bolsa quedo abandonada y olvidada en la bandeja en la que había sido entregada, permitiendole a ella caminar hasta el centro de la habitación. Sus hermosos ojos magenta escaneando cada rincón de la caja en la estaba.
- Vamos pajarito, me rompes el corazón~ No te culpo por no reconocerme, ha pasado un tiempo después de todo.
Comentó burlonamente, colocando su mano sobre su corazón "herido" a pesar de saber que ella no lo vería, cubriendo de sangre al ave roja que se alzaba orgullosamente en un costado de su pecho.
- A tu derecha, amor~
Esa pareció ser la palabra mágica.
- Red Robin.
A pesar de ser un susurro, los micrófonos dentro de la celda captaron claramente la sorpresa e incredulidad en su voz. Estas emociones, sin embargo, fueron prontamente reemplazadas por una sonrisa de genuina alegría que iluminaron su rostro como si un sol. Dios! Como había extrañado esa sonrisa
- ¿Por qué tardaste tanto, petirrojo?
Y no era esa la pregunta del millón.
- Las cosas se complicaron demasiado rápido. Y solo para que sepas, voy por el nombre de “Talon” estos días.
Tendrían tiempo para aclarar las cosas más tarde, pues el reloj continuaba corriendo y en esos momentos el sistema daba la señal de que los controles estaban completamente bajo su mando.
- Por ahora, será mejor que salgas de esa jaula y estires un poco tus alas, amor. Dejé un pequeño bocadillo para ti en la puerta.
Como lo esperaba, la puerta se reveló directamente al lado de la mesa, completamente camuflada por las paredes y por las runas. Con uno de los sellos rotos debido a ello, las cadenas sobre su Pajarita habían desaparecido. Todavía hacía falta deshacerse de los grilletes, pero ese sería el siguiente paso; primero ella tenía que recuperar algo de su fuerza. Por ello es que se quedó allí para verla salir antes de tomar el dispositivo y caminar hacia el otro panel, pateando la silla frente a este fuera de su camino.
Recién entonces repitió el mismo proceso que antes
- Hora de levantarse y brillar, Rayo de Luz~
Cantó en el micrófono mientras aumentaba los niveles de radiación UV hasta el máximo de su capacidad.
Dentro de la celda (que decididamente era menos llamativa que la de su pájaro rojo), la pelinegra levantó la mirada de su comida. Su boca llena con lo que sea que esos idiotas del gobierno le dieran. Tirando lo que quedaba al suelo, la tamaraneana limpio sus labios con el reverso de su mano. Sus labios apretados en señal de molestia.
- Ya era hora. Se tardaron demasiado.
Comentó la extraterrestre, al tiempo que los aparatos inhibidores caían al suelo, desactivados. Por supuesto que ella sabría reconocer su voz después de tanto tiempo; los tamaranianos tenían una forma de recordar cosas demasiado extrañas para que los humanos la comprendiera.
- Me estaba hartando de este lugar.
Tomando en sus manos los grilletes inhibidores, los aferró hasta que el metal se dobló, abrió y los componentes internos cayeron destrozados a sus pies.
- Disculpa la tardanza Blackfire, pero encontrarlas fue más difícil de lo que crees.
Aclaró molesto por la queja de su compañera de equipo. La crudeza de la tamaraniana siempre lograba tirar su humor por los suelos. ¿Cómo fue posible que se tragaran la actuación de la Cambiaforma aquella vez?
- Espera a que la puerta se abra. Hay una alarma silenciosa en ella, en caso de que desees arrancarla de su lugar.
La de ojos violetas se encogió de hombros y se dedicó a disfrutar de la radiación que se le había sido negada durante tanto tiempo.
Talon decidió cortar la conversación allí y procedió a revisar las cámaras de seguridad y los sistemas de alarmas a través de la computadora de su guantelete izquierdo. Se suponía que alguien interesante iba a darse un paseo por allí y él preferiría evitar una confrontación en estos momentos en que sus acompañantes estaban débiles.
Él era el mejor en lo que hacía. Había sido entrenado por el mejor. Sin embargo, eso no significaba que el desequilibrio creado por la Justice League y the Brotherhood of Justice no lo había complicado todo para él. La policía, la milicia y la Interpol se habían puesto a trabajar doble turno alrededor del planeta, tirando abajo cada recurso perteneciente al Crime Syndicate. Por supuesto que no perdieron tiempo en destrozar todo lo que los Teen Tyrants había creado en Jump City con la ayuda de la BJ.
Casi todas las conexiones en el bajo mundo y en los niveles gubernamentales a los que los Tyrants, él en particular, habían tenido acceso hasta esos momentos se volvieron imposibles de alcanzar o fueron completamente eliminados por las autoridades. Así que obtener información había sido un dolor de cabeza (del tipo que le dejaba rompe el cráneo de un par de individuos).
Abierta la puerta de la celda, tomó el aparato y volvió a guardarlo en su persona.
No pensaba dejarle a Alexander el trabajo de averiguar el cómo su “sistema infalible” había fallado tan sencillo.
El pasillo por el que había llegado continuaba tan vacío como lo había dejado, exceptuando los cuerpos de los guardias que había tenido que despachar para llegar a la sala de control. Desde su derecha, el sonido de un cuerpo golpeando el suelo atrajó su atención hacia una hermosa visión de fucsia y rojo.
Dejando huellas sangrientas con sus pies descalzos, como un rastro de rosas; sus largos cabellos ligeramente desordenados, con algunas de sus puntas manchadas de rojos; sus labios pintados de carmesí al igual que su mentón. Sus mejillas teñidas por ese suave rubor caracteristíco de cada vez que se alimentaba bien.
Realmente fue una buena idea dejar a ese idiota al que le robo el código vivo para ella.
Cuando un par de gemas magentas se posaron sobre él, su corazón se aceleró de la misma forma que lo hacía frente a una cacería.
Una sonrisa ladina adorno sus labios cuando eliminó la distancia entre ellos, bajando la máscara de su rostro hasta dejar su boca y nariz al descubierto.
Decir que nunca se había enamorado sería una exageración, después de todo si se había sentido atraído a un buen número de mujeres. Pero jamás había sentido algo tan fuerte como lo que sentía por Raquel. Al inicio supuso que ella había jugado con su mente; dudo de cada uno de sus pensamientos y de las técnicas que el bastardo le había enseñado para protegerse de telépatas, pero pronto tuvo que aceptar que la fuente de esos sentimientos venía de su interior. Ella le complementaba, en cada nivel en el que podía pensar; aun cuando no podía estar seguro de que ella sintiera lo mismo. Aún cuando jamás seria caz de saber si ella le veía como algo más que un mortal al que utilizar y descartar.
Era una apuesta, y él estaba listo para jugar lo necesario para ganar.
- Te vez tan preciosa como un rubí, mi pajarito~
Manos pálidas se alzaron a acariciar su rostro, frías contra su piel más cálida. La distancia entre sus cuerpos prácticamente desapareciendo. Sus garras se ciñeron a la cintura de ella, tan delicada y delgada -demasiado, no le agradaba que esos invenciles la hubieran privado de la comida que requería durante todos estos años-.
Por esto recibió una sonrisa coqueta con la más sutil aparición de colmillos tan blancos como el marfil.
- Es bueno verte de nuevo, petirrojo.
Raquel acercó sus rostros, manteniendo esos críticos milimetros entre sus labios; el aroma a sangre recién derramada tan fuerte como esperaba.
– Espero que no hayas tenido demasiada diversión sin mí, Rick.
Su nombre, en sus labios, le enviaba un escalofrío por su espalda.
- Jamás me atrevería, amor~
Y, en verdad, ¿qué sentido tenía cortarle la garganta a alguien sin nadie a tu lado con quién burlarse de ello?
El beso era todo lo que había esperado.
El fuerte sabor del cobre no podía ocultar esa esencia que era única y puntualmente ella. Que era pecado y deseo por lo prohibido. Que encendía algo en su interior, atravesando cada centímetro de su cuerpo por un hambre casi insasiable. Si estuvieran en un lugar mejor predispuesto, quizás llevarían las cosas al siguiente nivel; permitirse a si mismos explorar el cuerpo del otro, memorizar cada aspecto de la presencia ajena.
- Ugh! No pueden guardar sus muestras de afecto para después. Me causan náuseas.
La voz disgustada de Blackfire se hizo oír a sus espaldas, arrastrandoles de regresó al presente y forzandoles a romper el beso antes de lo que les gustaría. Volviéndose a verla fue que Talon notó cuan largo había crecido su cabello, o cuan poco había cambiado su fisonomía.
– Y prefiero estar en mi mejor forma para cuando atrapé a Gemini y la incinere molécula por molécula.
Dejando ir de Raquel, ambos se apartaron ligeramente, manteniendo la mirada en la tamaraniana.
- Esa es una idea en la que estoy más que de acuerdo.
Comentó Red Raven mientras limpiaba sus labios con su antebrazo, recordando la presencia de los grilletes en sus muñecas y frunciendo su ceño ante ellos. Sus siguientes palabras destilaban ácido.
- La próxima vez que encuentre a Psimon, no solo alteraré su mente, voy a destrozarla.
Y Talon no podía esperar a estar presente cuando eso sucediera.
No tuvo, sin embargo, mucho tiempo para imaginar el escenario debido a que una bala se incrustó en la pared a unos centímetros de su cabeza.
El invitado especial había llegado al fin.
Chapter 2
Notes:
Las cursivas en la ultima parte representan palabras en español en alguien hablando en ingles.
(Editado 15-07-2021)
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Chapter Text
Belle Reve, Enero 2017.
Marcus Waller no era como su madre. No creía que la vida de un criminal era dispensable de la misma manera en que ella lo hacía. Sin embargo, eso no significaba que no estuviera listo para volarle la cabeza a uno cuando invadía la institución bajo su supervisión.
Por lo que al ver a uno de sus guardias desangrándose en el suelo al abrirse el elevador durante una inspección de rutina, en la que le acompañaba su segundo al mando y un pequeño grupo armado, no dudo en sacar su pistola e iniciar el protocoló de cierre del Subnivel 4.
Como tampoco dudo en disparar al momento de ver a la figura de negro y rojo en la entrada de la sala de control, con ambas prisioneras a su lado.
Antes de que pudiera volver a apretar el gatillo, una esfera de luz azulada* surcó el espacio entre ambos grupos y dió de lleno contra la esquina del pasillo, derritiéndolo en el proceso. Pareciera ser que la falta de uso había corroído la puntería de la extraterreste. Eso funcionaba a su favor. Algunos de sus hombres parecieron asustarse frente a esto; cosa que no le extraño. Sin importar que tan entrenados estuvieran, ninguno de ellos se había enfrentado a una Tamaraneana en la vida real.
- Devuelvan el fuego. Ustedes tres rodeen por el pasillo suroeste, y ustedes, vayan por el pasillo este. Rodéenlos, de inmediato.
Ordenó con voz firme antes de arrodillarse contra la pared del pasillo y asomarse por la esquina. Sin dudar, continuó disparando a las ráfagas azules que no dejaban de llover sobre ellos, ahora acompañadas por cuchillas que presentaba una forma bastante peculiar.
– Talon… debí imaginármelo.
Si había alguien en el planeta lo suficientemente dañado como para querer liberar a esas dos psicópatas, ese debía de ser el primer aprendiz de Owlman. No había mucha información sobre el sujeto, sin embargo, había más de una veintena de crímenes atribuidos a él. Y por la evidencia fotográfica a la que había tenido acceso, él no debía de estar ni siquiera en sus veintes.
Disparó hasta vaciar el cartucho. Waller estaba listo para recargar cuando una bomba de humo explotó a unos metros de ellos.
- ¡Máscaras!
Gritó el comando al momento en que vió el pasillo llenarse de humo rojo. Era poco sabido, pero una de las tácticas del búho para deshacerse de grupo de enemigos era el uso de narcóticos y venenos transmitidos por la vía respiratoria. Las imágenes recopiladas de los efectos eran, simplemente horribles. Y lo que era peor, los resultados de las autopsias demostraron que las víctimas habían estado conscientes durante cada segundo de ello.
Sus hombres, al menos, estaban lo suficientemente bien entrenados como para obedecer sus órdenes al segundo.
Antes de que la capa de gas se disipara, pudo escuchar gritos al final del pasillo… ¡No!
Sin pensarlo dos veces, cargó por el pasillo con la pistola en mano, solo para encontrarse con el otro extremo vacío. A su izquierda, yacían tres de sus hombres severamente heridos, y a la derecha… había una carnicería.
- ¡Van hacia el pasillo noreste! ¡Se dirigen a la salida de emergencia!
Anunció a los soldados que permanecían cerca del elevador. Tocando el comunicador oculto en su oído derecho, comenzó a dar órdenes al resto de los subniveles.
- ¡Cierren inmediatamente todos los niveles! ¡Blackfire, Red Raven y Talon han roto cautiverio y se dirigen hacia el exterior! ¡Inicien contención! Tienen mi permiso para usar fuerza letal.
Asegurándose que su segundo al mando comenzará a brindar los cuidados médicos de emergencia a los sobrevivientes, tomó una de las armas de mayor calibre a mano, un nuevo cartucho de balas, y comenzó la persecución. Aún estando tan rezagado, Waller confiaba que los años de confinamiento hubieran dejado a las prisioneras lo suficientemente débiles como para que, combinado con el grosor de las puertas, los retrasara lo suficiente.
Muchos pensaban que solo por poseer un puesto ejecutivo, o de liderazgo, Marcus Waller dependía únicamente de su posición y el poder que esta le daba. Pocos conocían cuán infernal había sido el entrenamiento al que se había sometido durante años desde su adolescencia. Con tal de hacerle frente a seres con poderes más allá del alcance humano, uno tenia que empujar los limites de los humanos eran capaces de hacer. Constantemente.
Por lo que subir los múltiples juegos de escaleras ni siquiera consiguió más que acelerarle la respiración un poco.
En medio de pasar por el Subnivel 3, una explosión hizo sacudir toda la escalera desde el nivel superior. Fuego envolvió la entrada, imposibilitándole el paso. Apretando los dientes, procedió entonces a subir al Subnivel 1, justo cuando su comunicador se activó.
- ¡Señor, aquí el escuadrón 7-B! Hemos acorralado a los fugitivos en la parte noroeste del Subnivel 1. Temo que- -
La transmisión se cortó repentinamente, dejando solo estática.
Apretando el paso con todas sus fuerzas, llegó al penúltimo subnivel en cuestión de minutos. Los rastros de la destrucción de los Tyrants marcando cada paso que tomaba.
Un grito a su derecha. El eco de las balas en los pasillos.
Llegó justo a tiempo para ver como una mano de energía rojo oscuro ceñía una de las armas, arrancándola de las manos de su usuario solo para golpearlo en la cabeza con ella antes de destrozarla. Disculpándose en silencio con los soldados caídos, pasó de largo y se colocó en la línea de fuego, resguardándose por un pedazo de pared que había sido arrancado.
Al otro lado podía ver la pared de energía creada por Red Raven, de la que cada tanto se creaba un orifico para permitir a los rayos de Blackfire responder a las balas. No falló en ver que Talon no se encontraba en la vanguardia; debía de estar ocupado intentado anular el sistema, sobrescribir el protocolo y obtener el acceso al elevador de carga que se encontraba de su lado del pasillo. La única salida directa del lugar.
No había forma que Waller permitiera que eso sucediera.
Recogiendo una de las granadas de luz del cinturón de uno de los caídos, se preparó, apuntó y esperó…
Una abertura en particular, lo suficientemente grande como dejar salir una “Darkbolt” de mayor tamaño. Sin dudarlo, arrojó la granada antes de dejar salir la advertencia para su equipo.
Como supusó, atrapó a los fugitivos desprevenidos.
Sus ataques se detuvieron y sus defensas cayeron, revelando por un momento la figura de Talon a unos pocos metros detrás de ellas, inclinado sobre el panel de control.
No era un blanco sencillo, pero Marcus los había tenido peores.
Apuntó y disparó.
La exclamación de dolor del pelinegro reverberó por el pasillo.
- ¡¿Qué esperan?! ¡Abran fuego!
Ordenó al ver que los hombres todavía de pie permanecían quietos.
Sin embargo, fue demasiado tarde.
Red Raven reaccionó primero. Arrancó las puertas del elevador y las lanzó hacia ellos, solo para tomar a su compañero y salir de allí por el ducto junto a Blackfire. Todo en unos pocos segundos.
Antes de que pudiera acercarse a revisar, una nueva explosión se escuchó por encima de ello, después del cual una gruesa nube de humo inadió el lugar.
- Señor, aquí Jacobson. Tenemos a sobrevivientes aquí en necesidad urgente de asistencia médica.
La voz de su segundo al mando se hizo oír por su comunicador, ocasionando que el peso de lo que había sucedido se asentara sobre sus hombros.
- Aquí Waller. Enviaremos ayuda en breve – cambiando el canal procedió a hablar.
– Este es Waller. Envíen atención médica a todos los subsuelos inmediatamente. Y comiencen un contacto con la Presidente, díganle que es urgente.
La Casa Blanca, Washington Dc. Enero 2017.
Esta enorme construcción blanca rodeada por jardines verdes era la cabecera de poder del Estado, y había sido el hogar de la familia Wilson por casi siete años. Primero por la asunción de Slade Wilson a la Presidencia durante el reinado activo del Crime Syndicate (que le costó la vida de su esposa y casi la de su hija) y a través de su caída; ahora por la elección de su hija, Rose Wilson, como presidenta unos dos años antes.
Con su política de cero tolerancias hacia los super-criminales y a las organizaciones criminales conformadas por super-individuos había ganado las elecciones presidenciales con una aplastante mayoría.
En un mundo recuperándose del azote del Sindicato, lideres fuertes eran necesarios.
Y gracias a ello es que la mujer de cabellos rojo fuego caminaba por los pasillos de la Casa Blanca en esos momentos.
Rose se encontraba en una reunión con su gabinete de Estado para discutir el presupuesto de la rama educativa y los servicios sociales cuando su asistente, Jazmín, entró apresuradamente en la habitación y le dió las malas noticias: un escape en Belle Reve. El Agente encargado pedía una reunión inmediata. Tiempo de arribo, veintisiete minutos.
Inmediatamente dió la orden de preparar la sala principal y contactar a la Justice League, antes de continuar con la reunión y acortarla tanto como le fue posible.
El tak-tak-tak de sus tacones en el suelo atraía la atención de los trabajadores y los presentes. Sin embargo, era su expresión la que les incitaba a continuar con sus trabajos y no molestarla. La pobre de Jazmín apenas si podía seguirle el paso.
- ¿Ambos ya llegaron?
Preguntó mientras acomodaba su chaqueta en el camino. Su cabello, cortado casi al ras, se había desacomodado un poco en su apuro por dejar la sala y ahora su flequillo insistía en caer frente a sus ojos.
- Así es señora, hace unos cinco minutos.
Contestó la rubia, pasando a su jefa un peine pequeño para arreglar su cabello, antes de acomodar las gafas de marco negro que se deslizaban por el puente de su nariz.
– Ambos le están esperando en su oficina.
Eso era... alarmante. Si ambos estaban ya en el lugar, entonces la situación era peor de lo que imaginaba.
- Bien. Por favor, libera mi agenda de hoy hasta nuevo aviso. Esto tomara un tiempo.
Anunció antes de abrir la puerta a la oficina Oval. Jazmín asintió y sacó su teléfono antes de alejarse. Había muchas llamadas que hacer.
Su oficina se encontraba en el Ala Este y constaba de una habitación de forma oval en su ancho, con vista a uno de los jardines privados. La decoración era tan austera como la que su padre había tenido, siendo la única diferencia la presencia de un juego de dos sillones y una mesa de café a un costado para sostener visitas diplomáticas (o tomar una siesta luego de varias horas ininterrumpidas de papeleo, lo que sucediera primero).
Y como su asistente había dicho, ambos hombres se encontraban allí, lanzándose dagas entre ellos con los ojos en el medio de un silencio tan pesado como una montaña de ladrillos.
No estaba sorprendida.
Debieron de haber estado discutiendo desde la llegada. Luthor jamás admitiría una falla en un sistema de seguridad construido por él y Waller se negaba a aceptar que una falla de seguridad humana provenga del equipo que él mismo se había encargado de entrevistar, entrenar y supervisar.
- Caballeros… bienvenidos. Espero que podamos resolver esto tan rápido como sea posible.
Sus padres siempre le enseñaron que, al dirigirse a alguien, si quería hacerse escuchar, debía hacerlo con la cabeza en alto y la voz firme. Eso si que les causó dolores de cabeza a ambos, y casi le da un infarto a su padre (especialmente cuando Ultraman y el Sindicato pusieron un blanco en su espalda).
- Señora Presidenta – ambos hombres saludaron al unísono, solo para volver a su competencia de miradas.
Esta sería una reunión larga.
- ¿Qué sabemos?
Preguntó, deteniéndose frente a ambos. Su Padre se sentaría detrás del escritorio, pero ella no soportaba estar sentada lo cual hacia las reuniones una tortura la mayor parte del tiempo. Trabajaba mejor de pie.
- Las medidas de seguridad no se activaron como se suponía que lo hicieran. Para cuando el personal de la superficie fue capaz de responder, las prisioneras y el infiltrado habían escapado hacía tiempo.
Explicó Waller de manera resumida, sin olvidar dejar en claro su enojo en sus palabras. Y esta emoción solo aumento con lo siguiente que dijo.
– El número de bajas es de 56. Posiblemente 60, contando a los agentes en condición crítica.
Esas eran demasiadas casualidades.
- La Liga ya se encuentra en alerta máxima, junto con The Brotherhood of Justice. La Royal Flush Family*ya está rastreando la nave que utilizaron. Y tengo a Morgana y a Dahiana* rastreando los grilletes de Red Raven, viendo que los fugitivos solo pudieron deshacerse de uno de ellos. Solo es cuestión de tiempo hasta que los encuentren.
El traje de Luthor brillaba con cada movimiento, sin embargo, lo que más atraía la vista eran las arrugas que se habían formado en su frente y entrecejo. Muy pocas al costado de sus ojos.
- Tiempo que probablemente no tenemos.
Murmuró ella por debajo de su aliento mientras cruzaba los brazos. Esta situación no le agrada en lo absoluto. Miró entonces hacia Waller, esperando respuestas.
- ¿Qué puede decirme sobre los fugitivos?
Ojos marrones le observaron de vuelta. Si Amanda Waller era “The Wall”, entonces Marcus Waller era “The Sledgehamer”; donde ella era un objeto inamovible, él era una fuerza indetenible. Todo lo que se proponía lo cumplía, y arrasaba contra todo lo que se pusiera en su camino, siempre sin comprometer su moral.
De una maleta colocada al lado del escritorio, Waller sacó dos carpetas de archivos y se los entregó. Ambos contaban con numerosas páginas detallando los crímenes, los poderes conocidos, las fisonomías y las historias de ambas prisioneras. Demasiadas paginas para leerlas en una sola reunión. Algo que Waller sabía y estaba preparado de antemano.
- Permítanme comenzar con la prisionera que Belle Reve contuvo primero.
Señalando a la foto de una joven de expresión dura, cabellos negros y ojos violetas, completando la imagen con una piel casi dorada.
- Blackfire, aka Komand’r. La segunda heredera al trono del planeta Tamaran, hogar de una raza pacífica con un pasado guerrero. Como podrá adivinar, ella no compartía la visión pacifista de su planeta o de su familia… Así que, cuando se vieron en el camino de una guerra entre dos planetas vecinos, ella decidió arreglar las cosas con sus propias manos, a pesar de la decisión de su hermana (la reina, coronada después de la muerte de sus padres en el fuego cruzado) de llevar a cabo un tratado pacifico que asegurará la neutralidad de su planeta… Destruyó cientos de naves y mató a miles de soldados de ambos ejércitos antes de que pudieran apresarla. Fue sentenciada al exilio y, a los pocos años, terminó aquí en la tierra… The Brotherhood of Justice logró capturarla hace cuatro años a través de una emboscada e infiltrar a los Teen Tyrants con una de los suyos: Gemini, una meta-humana con habilidades de cambio de forma.
La siguiente foto era de una joven de tez demasiado pálida, ojos magentas y cabellos tirando a un rosa oscuro. Dos marcas rosas descansaban en sus pómulos. Su mirada tan penetrante que parecía querer salir de la imagen y atacar al observador por el simple hecho de posar sus ojos en ella.
- Red Raven, aka Raquel Roth. De acuerdo con la información proporcionada por Psimon, ella es hija de un demonio interdimencional llamado Trigón y una humana, Angella Roth. Como puede suponer, la chica no fue concebida en la mejor de las circunstancias. Para empeorar las cosas, su madre fue atacada por un “vampiro” justo antes de dar a luz; Angella no sobrevivió, pero la bebé que nació apenas si era humana. Fue criada por monjes en un lugar entre dimensiones, quienes intentaron guiarla por el buen camino. No funcionó: ella tenía mucho más parecido a su padre del que imaginaron y acabó destruyendo toda la dimensión antes de venir a la Tierra.
Una tercera carpeta le fue presentada, notablemente más ligera que las anteriores. En su interior había una foto borrosa tomada directamente de una cámara de seguridad donde se distinguía una figura humana vestida de negro y rojo, balanceándose en una cuerda a través de edificios. La página principal solo tenía un nombre y datos incompletos. Las pocas que seguían eran los crímenes confirmados de esta persona.
- Talon a.k.a. Red Robin. Temó que no hay mucha información sobre él. Al igual que su mentor, Owlman, el chico cuida de mantener su identidad secreta. Todo intento por parte de Psimon de obtener información sobre él de parte de los Teen Tyrants capturados ha sido infructuosa. Nuestra mejor fuente… eran esas dos, pero todos los intentos fallaron: la mente Tamaraneana maneja los recuerdos de forma tal que Psimon no fue capaz de avanzar a través de ellos por mucho tiempo, y Red Raven ha sido entrenada para manejar cada aspecto de su mente; la información que tenemos de ella fue todo lo que pudo conseguir antes de que lo expulsara violentamente. Todo lo que sabemos es que Talon es el líder de los Tyrants, que tiene los medios para conseguir lo que quiere, y que es lo suficientemente despiadado como para eliminar a cualquiera que se atraviese en el camino.
Realmente eran un grupo colorido.
Con esos antecedentes no existían dudas de cómo habían logrado controlar Jump City en cuestión de unas semanas, y mantenido la ciudad controlada durante más de un año por su cuenta. Tomando en cuenta el tiempo que les tomó a sus contrapartes adultos en controlar todos los gobiernos alrededor del mundo, era más que impresionante y escalofriante su capacidad para ponerse en su nivel.
Rose se dejó apoyar contra el escritorio mientras dejaba las carpetas en las manos de Luthor. Podía sentir la presión acumulándose en su cabeza. Con razón su padre parecía haber conseguido casi todas sus canas durante su gobierno; el estrés se acumulaba en una curva ascendente sobre sus hombros. Sus ojos azules se levantaron de la mesa de café y se encontraron con los ojos claros del líder de la Justice League.
- Que la Liga continúe con sus esfuerzos. Mantén al agente Waller al tanto de todo lo que averigües, y viceversa.
Sin un rastro que seguir y ninguna otra pista de su posible ubicación tenían que mantener un intercambio de información continuo entre ellos. No podían dejar que las cosas escalaran rápidamente. Debían atacar el problema al momento en que se presente.
- Señora Presidente, no creo que eso sea necesario.
Intervinó Luthor bastante confiado. Realmente no le sorprendía; desde antes de la reconstrucción de la Liga que el mayor creía estar en lo correcto con respeto a sus decisiones, confiando demasiado en su intelecto sin tomar en cuenta el factor humano.
- La Justice League tiene todo bajo control...
- Y con todo respeto, Luthor, sé por hecho que la Liga no tiene suficientes miembros para eso. Sin contar que el agente Waller está familiarizado con el M.O. de los Tyrants. ¿No es así?
Mantuvó su mirada firme en el hombre mayor, dándole a entender que no aceptaría más quejas sobre sus decisiones. En cuatro años la Liga se había reconstruido a medida que más individuos con habilidades, y dispuestos a luchar para mantener el orden, salían a la luz; sin embargo, todavía quedaban demasiados super-criminales sueltos, y ellos simplemente no eran suficientes.
- He estudiado los perfiles psicológicos de los Tyrants desde el momento en que se me asigno mi posición.
Aseguró Waller, obviamente molesto por la sugerencia de Luthor. El moreno le envió una dura mirada al mayor antes de mover sus ojos hacia ella, cayendó en una expresión más bien neutral.
– Si me permite hipotetizar: les ha tomado tantos años llegar a Blackfire y Red Raven; dos de las cabeceras del equipo cuatro años atrás. A mi parecer, la única razón por la que no hemos escuchado nada en todos estos años debe de ser debido a que estaban esperando. Planeando y fortaleciéndose.
Un ataque coordinado.
- ¿Crees que haya alguna posibilidad de que liberen al Sindicato?
Esa era la pregunta que le había molestado desde el aviso del escape de Belle Reve.
Rose estaba lista para volver a pararse en contra de ellos, pero no creía que la Nación estuviera lista para lidiar con el miedo y la destrucción que el regreso del Sindicato provocaría, ya fuera como venganza o como mensaje. Verdaderamente, no esperaba con ansias el momento de darle a su padre las noticias o el cómo el Jefe de Seguridad reaccionará una vez lo supiera si es que no lo sabía en esos momentos.
Al terminar esta reunión había tanto que hacer… debería pedirle a Jazmín que pre-ordene su almuerzo, y que compre un pastel de ese lugar que le gustaba (tenía que sacar algo bueno de algún lugar este día).
- Honestamente, no – tan directo como siempre.
Waller no tenía filtros al dirigirse a las personas; era tan honesto como un puñetazo en la cara.
- Si no los han liberado hasta ahora, es más que seguro que no lo harán.
- ¿Qué te hace estar tan seguro? – por primera vez en toda la conversación, Luthor se escuchaba más curioso y analítico que orgulloso.
Quizás había reconsiderado su posición frente a esta inminente amenaza de la que no conocía nada, o simplemente estaba recolectando información. Con Lex, quien sabía. Una de las ventajas de ser una de las mentes más brillantes del planeta.
- Porque son orgullosos y jóvenes. Son una nueva generación y tienen algo que probar. Buscan enviar un mensaje, al mundo y a quienes les precedieron: somos mejores que ustedes y podemos triunfar donde ustedes fallaron - ¿y no era eso lo que todo hijo/alumno buscaba?
Para ser honesta consigo misma, esa era una de las razones por las que se había candidateado: buscaba probar que podía hacerlo mejor que su padre… mejor que los lideres anteriores.
- Hablas desde la experiencia ¿no es así? – el tono de Lex era ligeramente condescendiente y realmente hacia a Rose apretar su agarre en su ropa.
La frase estaba dirigida directamente a Marcus, pero ella sentía que tenía la intención indirecta de abarcarles a ambos siendo que estaban en posiciones similares: intentando ser exitosos mientras cargaban detrás de ellos los legados de sus padres, sus éxitos tanto como sus fracasos. Lex podía llegar a ser profundamente condescendiente cuando sentía que tenía una posición superior.
Vió como los hombros del agente se tensaban y sus dientes se apretaban. Sus manos, colocadas a sus costados, se cerraron en puños hasta el punto en que sus nudillos se volvieron blancos. Rose entonces relajo su estancia y se colocó de forma que le permitiera intervenir si es que llegaba a darse una confrontación física en medio de su oficina (esas clases de defensa personal y boxeo no se desperdiciarían). Sin embargo, el de cabello negro simplemente tomo un profundo respiro y lo dejo salir tras unos segundos de manera lenta, relajando sus músculos y su postura.
- Sí. Lo hago – fue lo único que dejo su boca, casi en un susurro.
Por varios segundos, nadie dijo nada y la tensión en el ambiente cayó sobre ellos con fuerza. Luthor, captando las consecuencias de sus palabras, dejó caer su estancia y comenzó a masajear el puente de su nariz.
Ahora que lo veía bien, Rose podía notar cuan prominentes eran las bolsas debajo de sus ojos o cuan irritados se veían estos, o cuan pálida estaba su cara. El mayor pareció dispuesto a disculparse, cosa que Rose no podía dejar que suceda debido a la posibilidad de que simplemente haga las cosas peores. Ya tendrían la oportunidad de hablarlo luego.
- Es suficiente. Waller, enlista a las fuerzas y encárgate de asegurar que todos nuestros efectivos estén listos para responder de manera inmediata. Luthor, ten a toda la Liga y la Hermandad en sobre aviso.
Sin darles la oportunidad de intentar hacerla cambiar de parecer, Rose Wilson, Presidente de los Estados Unidos de América, caminó alrededor de su escritorio y tomó lugar en la amplia silla que se encontraba al otro lado. En ese lugar, antes que desencajar, ella se veía como una reina salida directamente de una pintura. Sus ojos azules, dominantes. Su expresión, determinada. Su voz, firme.
- Sea lo que sea que estén planeando, no podemos permitir que lo realicen.
La luna, Antigua Base del Crime Syndicate. Enero 2017.
Los soldados e ingenieros encargados de mantener el edificio construido en la superficie lunar iniciaban su rutina semanal con su llegada a través de una de las naves especialmente diseñadas para entrar y salir de la atmosfera de manera constante: Las Jabalinas. Rediseñadas a partir de los planos incautados de la computadora de Owlman, están podían cargar 12 pasajeros y dos pilotos cotidianamente, unas seis personas más en caso de emergencia.
En esta ocasión, el nuevo cambio de turno venía con ordenes específicas de aumentar los protocolos de seguridad mediante la instalación de un nuevo equipo creado por Luthor y perfeccionado por los laboratorios Cadmus, para prevenir intrusiones al sistema como las que habían sucedido unos días antes en Belle Reve y otras instalaciones de detención para supercriminales alrededor del mundo.
Ninguna declaración oficial había sido por parte de los gobiernos, pero rumores hablaban de un nuevo jugador o jugadores parándose a ocupar el lugar que el Sindicato había dejado.
La nave redujó su velocidad una vez se hubo alineado con la entrada al hangar, cuyas puertas, por protocolo, solo permanecían abiertas por 5.37 minutos para permitir la entrada y salida simultanea de dos jabalinas. De esa forma ninguna nave ajena podía entrar en la edificación sin atraer la atención de todo el personal de seguridad; sin embargo, había una pequeña falla en este sistema: había una fracción de segundo en el que un objeto del tamaño de un hombre promedio podía entrar a través de un punto ciego en lado norte del hangar.
Fue gracias a esta falla que nadie captó al intruso de rojo que se escondía por las sombras del lugar.
La terminal más cercana al hangar, que una vez había funcionado como el centro de construcción de un arma capaz de destruir la tierra en un abrir y cerrar de ojos, ahora era utilizada como centro de reparaciones e inventario para la gran cantidad de maquinaria que se utilizaba dentro de las instalaciones por lo que el lugar se veía con una presencia significativa de personal durante casi todo el día.
No importaba.
Después de todo, lo que este intruso buscaba se escondía más adentro.
En un área en desuso y prácticamente abandonada.
Únicamente resguardada por una patrulla de dos hombres cada hora y media, lo que les daba tiempo para ir venir por el espacio antes de volver a iniciar su ronda. Ninguno de los guardias vió venir las navajas que atravesaron sus espaldas, cortando a través de sus columnas dorsales y sus arterias, directamente a través de sus corazones y pulmones. El calor emitido por las puntas de las 10 navajas evitó que la sangre escapara al cauterizar las heridas de salida y, a los pocos segundos, las heridas de entrada mientras se retiraban de sus cuerpos.
Tomándolos de sus uniformes, los dejó caer en suelo lo más silenciosamente posible.
El operador de la computadora era un hombre de mediana edad, con cabello castaño, vestido exactamente igual que el resto de los ingenieros. Genérico y aburrido de pies a cabeza. Ni siquiera supó el momento en que el metal se cerró alrededor de su cuello con la fuerza suficiente como para romperle la columna.
Aburrido.
[El objetivo de nuestra misión aquí no es buscar diversión, Jacobo Reyes. Eso puede venir después].
- Lo sé, Khaji Le*. Eso no significa que no pueda quejarme.
Comentó el joven mientras veía como dos de los apéndices del escarabajo se extendían hacia la consola y, de alguna forma que él no comprendía (y que no creía poder llegar a comprender sin importar cuanto intentara explicárselo su compañero), comenzaba a descargar toda la información almacenada en la base de datos del complejo y del gobierno.
Luego de unos cuantos minutos observando como planos, mapas de otras tierras y documentos aparecían y desaparecían de la pantalla decidió utilizar el comunicador oculto en su oído, sabiendo que el escarabajo mantenía un “ojo” en sus alrededores, atento a cualquier molestia que podía presentarse mientras trabajan.
- Dime de nuevo, ¿Por qué estamos haciendo esto?
Del otro lado de la línea pudo escuchar como el constante tiktiktik de las teclas de una computadora se detenía por unos segundos mientras la persona dejaba escapar un suspiro. Una sonrisa divertida se pintó en sus labios cubiertos por la máscara de su armadura. El compañero en su espalda permanecía silencioso, probablemente rodando sus metafóricos ojos ante su actitud.
- Creí que ya habíamos tenido esta conversación.
La voz del otro lado se escuchaba más cansada que molesta. El sonido constante de las teclas aumentando su velocidad, como el sonido de un metrónomo al que la pesa se la había movido (había un término allí que se refería a eso, recordaba que Marisa lo había mencionado una vez mientras se quejaba sobre su profesor de música).
[“Allegro prestissimo con fuoco” es el termino al que te refieres].
Gracias, querido.
A veces tener a alguien capaz de acceder a sus memorias cuando lo necesitaba era muy conveniente. Especialmente cuando podían revivir las mejores mientras él dormía, a veces cambiándolas como querían o repitiendo las mejores partes.
- Si, solo quería hacer un poco de conversación mientras esto se descarga.
Jacobo por lo general era paciente, pero este tipo de trabajos siempre le aburría demasiado rápido. Preferiría estar leyendo un libro, trabajar en su novela gráfica, ver una película, jugar el último juego que compró o explotar algo por los aires. Simplemente no había la misma emoción en matar a alguien manteniendo el sigilo.
- Explícame, porque era que no podías simplemente usar tu velocidad, cariño.
Escuchó como el sonido de las teclas se detenía. Podía imaginar con claridad como Thad se reclinaba en el sofá mientras pasaba una mano por sus cabellos rubios, sus ojos verdes cansados por estar observando las pantallas de su computadora desde el desayuno. Ambos le habían insistido en que descansara unas horas después de almorzar, pero el terco había declinado sus intentos alegando el mantenimiento de su compañía y como “no podía dejársela a los imbéciles de la mesa directiva”, con el puchero más tierno que Jacobo había visto.
- Aunque pueda pasar a otros mundos accediendo a la Speed-Force (cosa que teóricamente no se he comprobado aun), eso requeriría que corriera más rápido que la Luz al tiempo que debó vibrar mis moléculas a una velocidad que me permita utilizarla durante el suficiente tiempo para llegar al universo correcto (cosa que dependerá de si puedo reconocer el universo correcto en lo absoluto). Luego de lo cual tendría que vibrar lo suficientemente rápido como para salir de ella, solo para acostumbrar mi cuerpo a vibrar a una velocidad completamente diferente de la normal por un tiempo prolongado.
Escuchar a Thad hablar casi científicamente no debería gustarle tanto como lo hacía. Pero, siendo honesto, también le gustaba escucharlo cuando estaba medio dormido y sus palabras eran monosílabas, o cuando se frustraba y comenzaba a insultar con todo un diccionario que él no sabía que existía.
- Hacer todo eso no solo consumiría demasiado tiempo, sino demasiada energía. Y eso es solo el proceso de ida. Todavía me quedaría recolectar la información necesaria y luego regresar a nuestro mundo. Con este dispositivo y con la información que Owlman recopiló sobre el multiverso, el trabajo será cien veces más sencillo.
[El dispositivo está diseñado para crear una barrera alrededor del usuario capaz de soportar y adaptarse a las frecuencias vibratorias de otros universos por un tiempo indefinido. Luthor incluyó una redundancia que permite al usuario alejarse del dispositivo a grandes distancias sin sufrir efectos colaterales].
Él asintió ante la explicación de las personas más inteligentes que conocía. Eso tenia sentido. Sin embargo, todavía no contestaba a su pregunta; quizás debió ser más especifico.
- Entendido, pero eso aun no responde el porque nosotros estamos haciendo esto.
Sabiendo que el otro sería incapaz de verlo, no pudo evitar gesticular con su mano, señalando hacia sí mismo y hacia la nada, levantando una ceja en cuestionamiento. No podía evitarlo. Él hablaba tanto con palabras como lo hacía con su cuerpo.
- Tu eres rico y a nosotros no nos interesa el dinero en lo absoluto.
No era que le molestara llevar a cabo un trabajo para los Tyrants, era solo que había mejores formas de pasar su tiempo.
Una suave risa se escuchó por el comunicador, junto al sonido de los cojines moviéndose por el cambio de peso. El sonido del teclado de la laptop no había vuelto a escucharse desde que habían comenzado la conversación.
Lo contaba como una pequeña victoria.
- Porqué siento curiosidad por todo el concepto del multiverso, el viaje entre universos y demás. Me gustaría verlo por mí mismo sin arriesgarme a desaparecer de la existencia.
Un largo bostezo se oyó en la línea antes de que continuara. Podía escuchar la sonrisa en su voz.
- Y ustedes pueden divertirse cuanto quieran en un mundo completamente diferente.
No pudo evitar sonreír ante el tono travieso del menor. Oh~ como les conocía.
Todavía recordaba cómo se habían conocido y los meses que pasaron trabajado juntos.
Al comienzo le había parecido un chamaco bastante peculiar, entrando en su casa como si nada solo para hablarle sobre trabajo, sin inmutarse por los cuerpos en la mesa de la cocina. Luego de unos cuantos trabajos juntos se había dado cuenta de cuan pendejo era realmente el rubio, siempre listo con la siguiente frase sarcástica o un comentario inteligente; le parecía divertido.
Y entonces sucedió; el Crime Syndicate cayó.
Ambos se encontraban en la base del Sindicato en Ultropolis (nombre más estúpido que había escuchado en su vida), mientras los cinco grandes estaban en ese “lugar secreto” en la Luna, terminando su arma de destrucción masiva. No se suponía que ellos supieran sobre su ubicación, pero a Khaji Le no le gustaba trabajar en equipo sin información suficiente y la seguridad del Sindicato no era tan buena como ellos creían; Inertia era literalmente un genio, así que bypass los programas y conseguir la información que quería no era un problema.
A Jacobo no le interesaba lo que hicieran con esa arma, a pesar de que Khaji había estado planeando contramedidas desde el momento en que supo sobre ella, pero Thad no podía evitar mantener un ojo en las cabeceras de la organización. El peque simplemente no confiaba en nadie. Fue gracias a ello que lo vieron todo: la pelea contra la Liga de la otra tierra, los verdaderos planes de su “jefe”, el final de la pelea y la entrada del gobierno.
En cuestión de segundos, el rubio pasó de estar relativamente calmado a entrar en un completo estado de pánico, murmurando tan rápido que sus palabras casi eran zumbidos antes que un lenguaje comprensible. Lo que Khaji fue capaz de captar y traducir era… preocupante: “no puedo volver con él” “no volveré a esa casa” “no puedo”. Ellos no sabían que hacer, y por más de un minuto simplemente observaron como el menor comenzaba a sufrir de un ataque de pánico completo. Les tomó unos minutos traerlo de vuelta a la realidad, consiguiéndolo únicamente tras prometerle ayudarle en lo que sea que sucediera.
Grandes luceros verdes se posaron en los suyos, completamente aterrados. Por primera vez desde que lo conocía que el chico se veía de su edad, y eso no se sentía correcto.
El único pedido que le hizo, viendo que no se encontraba en estado de hacerlo él mismo, fue que eliminara todo rastro de él del sistema. Y así lo hicieron, junto a todo lo que les concernía… excepto que no le dijeron que habían copiado todos los archivos (Khaji Le no podía dejar un suceso así sin respuesta). Lo que averiguó le hizo hervir la sangre.
Si Jacobo y Khaji habían nacido (o en el caso de Khaji, evolucionado como Inteligencia Artificial) así, a Thad lo habían vuelto así.
Y a Scarlet Scarab le llamaban monstruo.
[Tus pensamientos han tomado una ruta innecesaria, Jacobo Reyes. Nos hicimos cargo de ese problema hace tres años, once días, trece horas y veintisiete minutos. Nos aseguramos que nadie vuelva a herir a Thad Thawne].
Lo sé, corazón. Eso no evita que piense que quizás podríamos haber hecho algo más.
- Realmente nos conoces bien, ¿no es así, mi amor?
Murmuró por lo bajo con el tono más casual que pudo manejar. Al levantar la mirada, la descarga ya había terminado. Antes de que el Velocista pudiera procesar sus palabras, decidió cambiar el tema.
- Tengo hambre ¿Qué te parece si recojó algo de comer de camino al departamento?
Bajó la mirada al cuerpo que descansaba a los pies de la consola.
Les habían pedido explícitamente no dejar rastros, ¿no es así?.
Así que el cañón de plasma que se formó en su mano fue específicamente diseñado para volver el cuerpo humano en cenizas; era interesante la cantidad de energía que se necesitaba para desintegrar la carne, huesos, sangre, órganos y ropas de un humano.
- Tengo ganas de comida picante y comida china… ¿Ustedes van por México y yo por Hong Kong? – ante la mención de comida el humor de Thad se levantó considerablemente, como si hubiera conseguido su segundo aliento antes de caer dormido.
Retrocediendo en sus pasos, se encontró con los cuerpos que había dejado al entrar. Repitiendo el procedimiento, se apresuró a responder, ya más animado ante el prospecto de la cena.
- Trato. Te veremos en casa en unas horas – dicho eso, tomó vuelo y, siguiendo las indicaciones de Khaji Le, salió de la instalación sin ser detectado.
Más tarde, el personal de limpieza encontraría un grupo de cenizas en el suelo del pasillo y asumiría que a alguien se le calló el cenicero.
Nadie notaria la ausencia de tres trabajadores hasta 12 horas más tarde.
Notes:
*Los rayos de esta Blackfire son azules debido a que son de una longitud de onda superior, más cercana a la frecuencia UV. Por eso es que los rayos de Blackfire y Starfire son tan diferentes en la serie (siendo los de Blackfire más fuertes).
*Royal Flush Family o Familia de la Escalera Real es la versión de Tierra-3 de Royal Flush Gang o la Pandilla de la Escalera Real. (creación mía).
* Morgana (de Camelot), es la opuesto de Morgaine de Le Fey. Dahiana es lo opuesto de Tala. Ambas son enemigas de la Liga de la Justicia y aparecieron en la serie JL y JLU.
* Khaji Le es mi designación headcanon para el escarabajo escarlata y verde. Dato curioso: a los Infiltradores del Alcance (o Reach) se les designa si o si con Khaji, mientras que a los Enforcers (o Ejecutadores) son designados con Djo.

Dimplexs on Chapter 1 Tue 04 May 2021 05:22PM UTC
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Timebreaker on Chapter 1 Wed 05 May 2021 03:27PM UTC
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No sé (Guest) on Chapter 1 Sun 26 Mar 2023 05:22AM UTC
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Timebreaker on Chapter 1 Sun 26 Mar 2023 05:28AM UTC
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