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Clarke está furiosa. Eso es todo lo que Bellamy sabe cuando la ve salir del Arca, o de lo que queda de ella. Clarke tiene esa mirada que valdría para asustar a cualquiera, y la verdad es que él no debería seguirla hasta su tienda para intentar averiguar qué narices le pasa. Pero igualmente lo hace, porque no puede permitirse que esté enfadada con el universo mientras sus amigos siguen atrapados. La necesita centrada en la misión de rescate.
Bellamy la encuentra sentada en su cama, respirando profundamente para intentar calmarse pero no funciona (obviamente) porque es de Clarke de quien estamos hablando y no existe una manera sencilla para calmarla. Es demasiado cabezota. Y Bellamy debe de tener algún tipo de deseo suicida porque se sienta justo a su lado, asustándola un poco.
“¿Qué estás haciendo aquí?” le pregunta, un poco molesta por su presencia.
“¿Por qué sigues preguntándomelo, princesa?” Clarke lo mira tratando de buscar un significado oculto tras sus palabras pero él sigue hablando. “Te necesito para sacarlos de ahí; pensé que ya lo sabías.”
Y lo sabe. Y es en lo único que piensa. Porque ahora mismo no es consciente de que la rodilla de Bellamy está rozando la suya o de que él la está mirando, bastante preocupado. No es consciente de los miles de pequeñas pecas que le cubren la cara y por supuesto ella no tiene la imperiosa necesidad de contarlas. No se siente ni un poquito tentada. Nada. Cero. O al menos es lo que se dice a sí misma.
“Lo sé, Bellamy, pero ahora no es el momento. Lo he hablado con mi madre y va a hablar con los terrestres y-“
“Y sabes que no van a hacer nada lo suficientemente pronto. Tenemos que traerlos de vuelta al campamento Clarke.” Y ella se asusta un poco cuando dice eso. Solo lo había visto tan preocupado cuando habla de su hermana.
“¿Por qué estás tan enfadada?” A Clarke casi se le había olvidado. Casi.
“Mi madre. Creo que no es capaz de tratarme como a un adulto. Quiero decir, he vivido aquí más tiempo que ella, conozco los bosques y sé protegerme a mí misma. Joder, ¡me está volviendo loca! ¡Y no puedo hablar con nadie porque mis amigos han sido secuestrados por una panda de chalados que no pueden salir al exterior, o están muertos o simplemente me odian!”
“Estoy aquí, princesa, puedes hablar conmigo.” Lo mira y no puede evitar preguntarse por qué se preocupa por ella; por qué la abraza hasta que se vuelve a dormir cuando tiene pesadillas y se despierta gritando en mitad de la noche. Se pregunta en qué momento dejó de molestarle que la llamara princesa. Bellamy está sonriendo y ella ya no está enfadada. “Sé que es difícil de creer pero somos amigos.”
Clarke quiere decirle que es mucho más, que no podría haber liderado el campamento sin él, que no hubiera podido proteger al resto estando ella sola, no podría haber mantenido a tantos con vida. No podría dormir si no fuera por él y eso se está convirtiendo en algo que la asusta de verdad. Dependen el uno del otro y ella no tiene ni idea de cómo ha pasado. Él era el líder cuando llegaron y ella simplemente tenía la necesidad de llevarle la contraria en todo. Ahora que los adultos estaban en tierra Bellamy y ella ya no eran líderes de nada, solo eran dos críos a los que nadie escuchaba. Clarke se siente completamente inútil y eso la está volviendo loca.
“Probablemente eres la única persona que se preocupa por mí, ¿lo sabes?”
“Oh, ¡venga ya, Clarke! Tu madre está aquí, se preocupa por ti.” Dice él, poniéndose serio otra vez.
“Si, mi madre. Que piensa que todavía puede protegerme. ¿Protegerme de qué? ¡Me envió a la tierra a morir! ¡Hizo que mataran a mi padre! ¡Y ahora piensa que sabe más que yo porque solo tengo 17 años! Nosotros les hemos hecho el trabajo sucio, Bellamy. Tú, yo y el resto de delincuentes, porque eso es lo que piensan que somos, delincuentes y nada más. Vale, hemos cometido errores, eso lo entiendo, ¡pero no tiene derecho a mantenernos al margen de todo!”
Bellamy cree que se le ha parado el corazón por un segundo al darse cuenta de que se refiere a ellos dos, pero se recupera rápido y vuelve a sonreír porque ella piensa que son un equipo, y eso le provoca una sensación en el pecho que no puede identificar. Pero ahora Clarke está tranquila y se da cuenta de que sonríe.
“No me siento útil desde que Kane nos encontró.” Bellamy le confiesa. “Joder, es como volver a estar ahí arriba y lo odio. La gente me mira como si todavía pensase que son mejores que yo. Pero lo que más odio es como miran a Octavia, como si no debería haber nacido, como si estuviera loca por preocuparse por Lincoln. Clarke, odio este lugar. La verdad es que si por mi fuera cogería a Octavia y una bolsa de provisiones y saldría de aquí para no volver jamás.”
“¿Entonces por qué sigues aquí?”
Se miran a los ojos y Bellamy casi puede perderse en sus ojos- nunca ha visto el mar pero no puede ser más profundo que los azules ojos de Clarke. La mirada de ella baja hasta sus labios, preguntándose de repente qué tienen que la mitad del campamento quería probarlos durante sus primeros días en la tierra. Él se limita a sonreír y contesta a su pregunta como si fuera la cosa más obvia del mundo.
“Porque tenemos que salvarlos, princesa. También son mis amigos.” Bellamy se levanta, todavía sonriendo, y la deja ahí, sin palabras. Y eso es nuevo, porque Clarke Griffin siempre tiene algo que decir.