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Un Paseo Nocturno

Summary:

Bruno ha vivido en el Encanto toda su vida. Es todo lo que ha conocido. El ama a su familia. ¿Su don? No tanto.

Notes:

Work Text:

El Encanto descansa en un valle protegido por montañas, bien escondido del mundo exterior. Pocas personas entraban que no vivieran antes ahí. Aquellas personas en búsqueda de seguridad, como Agustín, un hombre de negocios que tenía una recompensa por su cabeza. El Encanto les otorgaba refugio.

Bruno ha estado en este refugio desde que tenia seis meses. Es todo lo que ha conocido. Resguardado del mundo que podría buscar y destruirlos. Atrapado con las miradas de las personas que creció conociendo.

Sus hermanas sienten la tensión, lo sabe, del gran peso que el Encanto ponía sobre ellos, el amargamente piensa en su refugio en la torre, ninguna de las dos la siente tan agudo como él. Pepa esta cerca. Su don por la destrucción no intencional ha causado muchos argumentos durante los años. Sus poderes anhelan ser liberado. El don de Bruno también, pero cuando el de Pepa trae alivio por la expresión, el de el solo trae dolor.

Las visiones ligeras mandan punzadas de dolor a sus sienes. No las puede detener. Sus ojos destellan y todo lo que puede hacer es Ver. Solo realiza verdaderas profecías, en su mayoría, cuando es obligado. Esas le traen dolor por días luego de que es futuro esta grabado en cristal. Ni siquiera la comida de Julieta ayuda. Es mejor que no se ponga a ver el futuro. Las personas como él están mejor cuando viven únicamente en el presente. Pero también es un Madrigal. Los Madrigal usan sus dones para ayudar a las personas del Encanto. Mamá lo dice.

Bruno tiene veintisiete cuando su hermana da a luz al primer nieto Madrigal. Isabela llego al mundo llorando y roja, con pequeños mechones de cabello negro parado, haciendo a su cabeza parecer un pequeño cactus. Es hermosa y amada, pero su nacimiento no es el detonante para los eventos posteriores a su quinto cumpleaños. Tampoco es el nacimiento de su segunda sobrina, Dolores, aunque es una suposición más acertada.

(Siendo totalmente honestos – los eventos que rodean a la familia Madrigal no son causados por algo que un niño haya o no hecho. Bruno es un adulto. Las decisiones de los adultos no son la culpa de ningún niño.)

*

Esto comienza así:

Dolores esta casi totalmente callada por un año completo después de que su don se manifestó. Ella apenas soporta añadir al sonido del mundo cuando escucha todo, desde el panadero gritándole a su esposa al otro lado del pueblo, hasta el rugido de su propio estómago.

“¿Qué tan lejos puedes oír?” Isa pregunta un día. Ella y Dolores son muy jóvenes para ayudar mucho al pueblo, por lo que Abuela le encarga, a su hijo marginado, su cuidado mientras los otros miembros de la familia Madrigal sirven a la comunidad. Pepa esta de buen humor (hoy los cultivos necesitan sol por lo que Félix está pasando el día mimándola con dulces y admiración pura) y Bruno tiene a las niñas afuera en el jardín para disfrutar la cálida briza.

Isa crea perezosamente una corono de flores de la nada mientras su prima lo considera. Es un nuevo truco que aprendió y la Abuela lo ama. Dolores acepta la corona con gracia y solo se estremece un poco por el sonido de esta deslizándose sobre su cabeza.

“Muy lejos”, murmura, y Bruno estaría mintiendo si dijera que no rodo un poco los ojos por eso, “pero aquí más que en cualquier lado.” Bruno vuelve de su lugar bajo la sombra de un rosal que no estaba ahí antes de esta mañana.

“¿Qué quieres decir?” pregunta.

“El mundo es más ruidos aquí,” se encogió de hombros, “no sé por qué.”

El tema se deja a favor de Isa intentando hacer crecer una rosa azul porque la pequeña Luisa ha decidido que el color azul es su color favorito en todo el mundo e Isa ama a su hermanita más que a nada. Las niñas olvidan que la pregunta alguna vez sucedió para la hora del almuerzo. Bruno no.

El observa. Cualquier razón por la que el don de un Madrigal se esté desvaneciendo es razón para preocuparse. Dolores no muestra ningún signo de que su don se haya alivianado, pero si la pequeña de cinco años noto algún cambio en sus poderes, los adultos podrían encontrar una razón. El observa por días. Observa tan cuidadosamente que Pepa lo mira directamente una noche y le pregunta preocupada si tuvo una visión que necesita conocer.

“¡No!” dice y más gentilmente porque toda la mesa los está mirando, “No, no he tenido ninguna visión sobre ella. Está bien. Todo está bien.” Pausa “Bien” es una palabra peligrosa. La toca madera para estar seguro. Pepa lo estudia por otro momento.

Su respuesta llega una semana después.

*

Esta es la respuesta:

“Quiero ir al pueblo y ayudar mañana” dice Dolores. Ella e Isa están otra vez en el jardín. Bruno la estudia cuidadosamente desde su lugar bajo el arbusto de rosas. Ella se para tan firmemente como puede contra un viento descontento. Isa voltea también, pero está ocupada practicando un nuevo tipo de flor para el cumpleaños de la Abuela y pierde el interés en su prima después de unos segundos.

“Ay, chiquita, ¿por qué es eso?” Bruno se ríe, “¿cansada de tu viejo tío?” Dolores se congela en shock.

“¡No!” Dolores chilla, “es solo que… No importa.”

“¿Sí? Lo que sea, está bien. Todos podemos trabajar juntos para mejorarlo.”

“Es tonto”

“Dolores Madrigal,” Bruno dice en su mejor voz de Vidente Que Lo Sabe Todo, “nada de lo que te molesta es tonto para que tu familia te ayude. Te amamos y queremos que seas feliz.” El mantiene el contacto visual con ella, tan difícil como es. Este es importante. “Con eso dicho, yo veo el futura, no leo mentes. Necesito que uses tus palabras para que pueda ayudarte.”

Dolores lo considera, “es más callada debajo de la colina. Puede parar que oír tanto si puedo para de oír el milagro goteando de la vela.”

Y eso es todo. Su don se vuelve más soportable cuando no está anclada a su fuente. Bruno habla con su hermana y su mamá y al día siguiente Dolores va al pueblo y ayuda a las personas a encontrar a sus mascotas oyendo donde están escondidas.

*

Lo que sucede después:

Las escaleras en la torre de Bruno crecen insoportablemente empinadas. Son estrechas. Se están desmoronando. No desalienta a quienes buscan saber su futuro. Bruno desea que su mamá les dejara de permitir la entrada.

El sostiene una tableta de vidrio a un hombre enojado que considero un amigo, alguna vez. Nadie en el Encanto, excepto las ratas, considera a El Brujo Bruno un amigo. Muchas visiones sombras se han hecho realidad.

El hombre se larga con las manos vacías. Bruno suspira y pone el futuro del hombre en la pila de visiones descartadas, dejadas por otras personas enojadas. Su cabeza duele. Dolora por lo menos otro día completo. Sin embargo, es mejor con el ritual. Las profecías que vienen sin el ritual duelen mucho peor.

Él cena en si habitación esa noche, agradeciendo a Dolores por traérsela. Ella sonríe y chilla antes de regresar por donde vino, la maldición de su don deteniéndola de correr con una sonrisa como lo solía hacer.

Por lo menos ella puede debilitar su don dejando casita y yendo al pueblo. Si el fuera al pueblo, correría de regreso a su torre. Espera, Bruno se detiene. Bruno piensa. A Bruno se le cae su arepa y se levanta. Camina.

Si él va al pueblo, estará forzado a regresar. Pero, si va más allá del pueblo… Si va más lejos de la vela… ¿Qué pasaría? ¿Sentiría algún alivio? ¿Su don se volvería más fuerte e incontrolable con la ausencia de lo familiar? O… ¿Estaría perfectamente bien? ¿El milagro lo dejaría por unos minutos?

Solo hay una forma de averiguarlo, por lo que Bruno se cambia la ropa por una apropiada para una caminata y empaca una bolsa.

Más tarde, él podría reflexionar el porque empaco tanto para lo que sería únicamente un paseo nocturno en el bosque. Mas tarde, se podría sentir mal por tomar el buen palo para caminatas de Félix o ola mochila su papá cargo de su antigua casa al río donde el Encanto nació.

Mas tarde, después de que se pare a descansar al otro lado del paso de las montañas. Más tarde, después de que Dolores le pregunte a la Abuela porque no puede oír el latido del corazón de su tío en algún lugar de la casa, o incluso en algún lugar del pueblo. Más tarde. Solo. Más tarde.

En un pueblo que o es el Encanto, un artista contrata un equipo para expandir su estudio y facilitar el almacenamiento. En ese equipo esta un hombre desgarbado, con frecuentes dolores de cabeza y que cae presa de muchas supersticiones. Sin embargo, parece feliz y dice que su cabeza esta mucho mejor estos días y que espera que eventualmente le deje de doler por completo.

¿Qué sucede después?

Bruno no puede esperar para averiguarlo.

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