Chapter Text
Ahí estaba Ymir, la fundadora, sonriendo, viendo tal escena de un libro de romance, pero un romance trágico, uno que probablemente puede doler mil años y aun pasado el tiempo sigue doliendo.
Mikasa se encontraba dentro de la boca de él titan colosal de Eren, dando un beso de despedida, un beso con dolor, ella no sentía más que dolor mientras besaba a quien fue su salvador años atrás, a su primer amor y a su familia.
Mikasa se separó lentamente intentando que esa sensación durada todo lo que le que le quedaba de vida, Mikasa pensó que al fin todo había acabado, que el propósito de Eren al fin había dado frutos a pesar del gran costo, al fin eran libres.
De un momento a otro estaban en los caminos, había mucha gente en este basto desierto, para Mikasa y Levi era confuso estar ahí, Eren estaba muerto ¿no? ¿Por qué estarían ahí?
Todo dentro del camino parecía raro, no solo por el hecho de estar ahí, sino porque todos estaban dividos en dos grandes grupos. Los más cercanos al centro de luz eran los que alguna vez fueron guerreros y los dos queridos amigos de Mikasa, también los que momentos antes se habían convertido en titanes puros. En el grupo que los miraba directamente, encabezando el grupo se encontraba Levi y Mikasa, atrás de ellos todos los eldianos de la isla y los que pudieron haber sobrado de Marley o el mundo.
-Este sufrimiento parara- dijo Ymir- Mis hijos, los hijos de Ymir ya no sufrirán el desprecio del mundo al que se les fue sometido, ya no habrá titanes, se acaba este ciclo de sufrimiento hoy, pero hay un alto precio a pagar por esto.
Toda la gente de la isla estaba conmocionada ante tal evento, incluyendo a Levi y Mikasa.
-Los titanes cambiantes morirán con los actuales portadores, y los eldianos de Marley previamente convertidos tendrán que morir en paz, de una vez porque no hay manera de revertir el acontecimiento.
Tales palabras rompieron el corazón de Mikasa, no quería llorar, pero fue inevitable que salieran lágrimas de sus ojos. Levi por otra parte sabía que, aunque perdió todo como Mikasa, aun la tenía, pero no sabía si sobreviviría, estaba mal herido.
-Aquí acaba esta maldición- Continúo diciendo Ymir- Son libres.
Armin, Eren, Jean y Connie vieron a Mikasa por última vez y todos sonrieron levemente, estaban felices porque a pesar de que no compartirían una vida con ella, le deseaban una vida larga y feliz.
A lo lejos se leyó en los labios de Armin un simple, "Cuídate Mika", y un "cuídela capitán", de parte de los cuatro chicos, estos cuatros se voltearon para dirigirse al centro de luz y paso algo que conmociono a Mikasa, todos regresaron a su vieja apariencia de cuando eran reclutas, jóvenes, cuando aún tenían una vida por delante y no sabían todo lo que el futuro les esperaba.
Salieron de los caminos y Levi se encontraba en el suelo viendo como los titanes colosales caían, después de salir de los caminos, falco lo había dejado previamente en el suelo, antes del discurso de Ymir, ante de que el junto con los demás titanes volvieran a la ceniza, en el semblante de Levi se pudo ver desesperación y tristeza, Mikasa estaba en la boca del titan, y la altura era grande, no quería perderla también, era lo único que le quedaba.
Mikasa por su lado, pensó que probablemente Levi ya estaba muerto y que no tenía nada ni nadie, que podría dejarse morir en ese momento y no habría nadie que notara su ausencia, pero ocurrió lo que paso hace ya varios años atrás cuando intentó suicidarse tras enterarse de la "muerte" de Eren, decidió que vivir era la única forma de demostrarle a todos sus amigos y compañeros fallecidos que la libertad por la que habían luchado no sería en vano, lucharía por vivir y recordarlos.
Con el equipo de maniobras se anclo a los dientes del titan colosal mientras este caía, y logro mecerse hasta llegar al suelo, se aventó y rodo unos cuantos metros, termino visiblemente herida por esta caída improvisada.
Mikasa busco por todos lados, intentando encontrar por lo menos el cadáver del capitán, para despedirse adecuadamente, porque de todos sería el único de que el probablemente habría cuerpo.
A lo lejos vio a Levi, parado, en su mirada se veía emoción y alivio, tanto como el que ella sentía, por el hecho de verlo vivo, se quedaron parados viéndose a la distancia sin saber que hacer, pero visiblemente esa emoción de que son lo único que mutuamente les queda, la emoción fue tanta que decidieron correr a su encuentro, Mikasa algo lastimada corrió con más rapidez y Levi por su pierna herida en batalla cojeaba en un pobre intento de llegar a su encuentro.
Una vez frente a frente, Mikasa no perdió el tiempo y se dejó caer sobre el en un abrazo y el la sostuvo, el quedo sentado en el suelo con Mikasa quedo encima abrazándolo aferrándose a él, pensado que si lo soltaba todo sería parte de su imaginación, ella lloraba como nunca había llorado en su vida, en ese momento se permitió sentir todo lo que llevaba guardo desde hace años, lloro por sus padres, por sus padres adoptivos, por su mejor amiga Sasha, por sus amigos del corazón Jean y Connie, por su estimada comandante Hange, por su querido amigo y quien consideraba un hermano Armin y por su primer amor Eren, pero también lloraba porque tenía a Levi, a ese capitán que tanto respetaba y jamás imagino que solo lo tendría a él.
Levi a su vez estaba conmovido por la manera de aferrarse de Mikasa, comprendía su necesidad de comprobar que era real y no estaba sola. El también después de tanto trágico acontecimiento comenzó a llorar, probablemente era la primera vez que lloraba abiertamente, pero ¿Qué importaba? Lloro por todo lo que perdió, al igual que Mikasa, lloro por su el trágico destino de su madre, por la muerte del tío que una vez lo abandono pero que se redimió en su último momento, lloro por el escuadrón que perdió a manos de la titan hembra, por sus queridos amigos y hermanos, Isabel y Farlan, por su querido amigo del alma Erwin, por todos los jóvenes subordinados que mato el titan bestia cuando recuperaron la muralla, por los subordinados que mato a sangre fría por culpa del grito de Zeke, por su querida amiga Hange y por sus niños, los niños de la 104 que murieron por esta gran guerra, su pequeño escuadrón del que ahora solo quedaba Mikasa y que ahora más que nunca se aferró a alguien.
Levi nunca se había aferrado a nadie como en ese momento, el siempre comprendió que en este mundo así era la vida, dejar ir, aunque él no quisiera, sabia como dejar ir a alguien, pero en esta ocasión le importo poco eso, no quería estar solo, no quería dejarla, el necesitaba de ella y ella de él.
-Tranquila- dijo Levi mientras la abrazaba con fuerza, aferrándose a su delgado cuerpo. - No te dejare sola nunca.
-Comandante-dijo Mikasa aun sollozando desde su cuello- no se vaya nunca.
- ¿comandante? -repitió Levi visiblemente desconcertado, apartándose un poco para verla.
Mikasa tenía la cara roja, aún tenía lagrimas corriendo por sus mejillas y tenía los ojos hinchados y rojos, por su parte Mikasa veía la cara de Levi en las mismas condiciones, rojo, lagrimas combinadas con sangre y la venda de su cara húmeda.
-Si, es el nuevo comandante de la legión- dijo Mikasa limpiándose las lágrimas.
-Mocosa tonta- Levi tomo su cara para que lo viera directamente a los ojos- Ya no hay legión, ya no hay cadena de mando, ya no soy ni tu capitán, mucho menos tu comandante, ni tu mi subordinada, ahora solo soy Levi, solo dime Levi, por favor.
Mikasa solo asintió y dentro de su pena logro regalarle una pequeña sonrisa a Levi, lentamente se paró adolorida por la caída y le tendió la mano a Levi para que se parara con ella.
-Vamos Levi, es hora de ir a casa- dijo Mikasa, Levi tomo su mano y ella paso el brazo de Levi sobre su hombro agachándose un poco por la diferencia de altura y ayudándolo a caminar por lo lastimado que este estaba.
No se habían percatado que los soldados de Marley los veían, Mikasa se asustó pensando que los fusilarían como consecuencia del genocidio de Eren, sin en cambio los alababan, porque a pesar de ser de la isla, los soldados sabían que los habían ido a salvar a pesar del odio y el daño injustificado que habían dado en su contra, alababan a sus salvadores, que aunque sabían que eran más personas las que habían salvado al mundo del retumbar, eran ellos los únicos sobrevivientes que se llevarían el crédito.
Poco a poco se fueron acercando los soldados a brindarles ayuda, fueron llevados a su base militare para darles atención médica, Levi estaba muy herido y podía perder la pierna si no lo atendían con rapidez.
Cuando llegaron a la sala medica del cuartel militar de Marley, los trataban con tal privilegio, dado que eran unos héroes, rápidamente tenían que separar a Levi de Mikasa para entenderlo, pero Mikasa en una rabieta se negó a dejarlo solo un segundo, tenía bastante miedo e inseguridad de perderlo y aunque intentaron llevarla a otra sala, ella amenazo con asesinarlos si la sacaban, evidentemente todos vieron como una pelea perdida contra su terquedad y decidieron dejarla ahí con la condición que no entorpeciera el trabajo con los doctores y también accedió a ser atendida por sus heridas.
A Levi este hecho le conmovió, a pesar de también haber intentado conversarla de que no le pasaría nada, comprendía que Mikasa no se quería despegar de él.
Horas después Levi despertó en un cuarto privado de la sede militar de Marley, un cuarto que también compartían con Mikasa en camillas separadas, pudo observar a Mikasa durmiendo con unas partes del cuerpo vendadas, al parecer también la habían atendido bien en el tiempo que lo trataron a él.
Levi lentamente observo su cuerpo herido por la guerra, estaba asqueado, estaba muy sucio de tierra y sangre, las únicas zonas limpias eran las que le habían tratado, le habían puesto nuevos puntos en el rostro dado que los que le había hecho Hange eran improvisados, también le pusieron una tablilla a la pierna con vendas y un ungüento que debía servir para prevenir cualquier infección.
Vio a Mikasa removerse inquieta, imagino que debido a una terrible pesadilla dado por el semblante de su rostro. Se paro como pudo a su camilla y se sentó a su lado y la comenzó a mover lentamente para despertarla.
-Hey mocosa, despierta- Dijo en susurro Levi, dado que temía despertarla de manera brusca, sin embargo, ella no despertaba, así que Levi opto por guardar silencio.
En los años que compartieron como soldados, Levi siempre mantuvo un aprecio enorme por Mikasa, porque aunque Mikasa tampoco lo dijera él sabía que ella sentía lo mismo, siempre fueron buenos compañeros y se tenían confianza y respeto mutuo, ella siempre alentó a los demás a confiar en las decisiones del él aunque fueran de lo más peligrosas o tan simplemente pareciera que no tuvieran propósito, pero realmente ella creía en él aunque fallara en sus planes, Mikasa estaba ahí para respaldarlo, ella lo consideraba alguien sabio, era su ejemplo a seguir.
Levi en ese instante aprecio la singular belleza de la joven, era bella sin duda, tenía un semblante tranquilo mientras dormía, unas largas pestañas y una piel blanca como la nieve, su bello rostro estaba adornado por esa cicatriz del acontecimiento de años atrás, pero eso no la hacía menos bella, la hacía enormemente interesante, tenía unos labios finos, delgados y rosados, Levi cuidadosamente admiro cada detalle que la joven irradiaba.
-Hola Capi... Levi, disculpe- dijo Mikasa recién levantada y descansada- realmente será difícil hablarle de tú, tardare en acostumbrarme.
-Descuida- Dijo Levi asintiendo, restándole importancia- Mikasa, ¿Qué haremos? Debo suponer que aún no asimilas el impacto de lo que acabamos de pasar, el sanar estas heridas, la depresión, el pasar todo esto y dejarlo en el pasado será sumamente difícil, tú tienes una vida por delante, no quiero que te quedes conmigo por lastima a mis heridas o por lo que sea que quieras quedarte, ¿No quieres encontrar a alguien con quien formar una familia?
Mikasa medito en silencio todo lo que Levi acababa de decir, era difícil pensar que hacer.
Su silencio se volvió una eternidad de duda e inseguridad para Levi, el internamente rogaba que no se fuera, que le dijera que quería permanecer a su lado, tenía una idea egoísta de no perder a la única persona que sobrevivió con él, pero por otra parte él quería que ella fuera feliz, que viviera una vida larga y tuviera hijos, que cumpliera los sueños que la guerra le había impedido vivir.
-Aquí están los salvadores- Dijo un soldado de Marley, interrumpiendo ese incomodo silencio de duda- Soy el comandante de la fuerza de Marley, es un gusto, en verdad no saben cuánto les debemos, y cuanto lamentamos sus pérdidas.
Levi y Mikasa asintieron un poco consternados por la interrupción y Levi se paró de la cama de Mikasa donde estaba sentado para ir a la suya.
-Como parte de nuestro agradecimiento, primero les daremos de comer, les brindaremos el servicio para que se puedan bañar y les daremos ropa limpia- dijo el comandante- me imagino que querrán regresar cuanto antes a su hogar, también les brindaremos el transporte.
Levi asintió y Mikasa solo agradeció penosamente aquellas atenciones de quienes alguna vez los despreciaron y llamaron demonios, no se podía evitar sentir desconfianza de esas personas, no eran malas, pero las acciones que cometieron el pasado hacían que parecieran malas personas.
El comandante salió dejándolos solos y seguido de esto entro una enfermera con ropa limpia igual, era un pantalón blanco, una camisa blanca y unas botas negras, era su uniforme militar, realmente les hacía incomodo tener que portar ese uniforme, pero dado la adicción a la limpieza de Levi tuvieron que tolerar el disgusto y usarlo, primero tomaron una ducha, afortunadamente con agua caliente, seguido de esto se vistieron y regresaron a la habitación que se les había asignado, donde ya les habían traído comida, era claro que la comida escaseaba después de una terrible guerra y por el caos del retumbar, así que solo tenían un vaso con un te insípido, un plato de sopa y un pedazo de pan rancio.
-Tienes que comer, ya estás muy delgada- dijo Levi mirando a Mikasa quien no había tocado ni una pequeña porción del alimento.
-Realmente no quiero comer-dijo Mikasa en un tono triste y melancólico- siento un malestar tan grande, tengo el estómago revuelto que si como algo estoy segura de que vomitare.
El la miro entendiendo el sentimiento, acaban de tener una gran perdida, y la depresión se presentaba de distintas formas, en ella claramente se presentó en un modo en él ni alimentarse puede.
Levi se paró decidido y camino cojeando hasta ella.
-No me importa que no quieras comer mocosa, comételo o te lo daré a la fuerza- dijo Levi irritado a un lado de ella asegurándose de que coma todo- Come y mantente con vida. No dejaré que mueras de hambre.
Estas palabras impactaron a Mikasa ¿Por qué? Por el simple hecho de que una vez ella le dijo lo mismo a Eren y este lloro dándose cuenta de que tenían que sobrevivir, ahora ella era Eren, tenía que comer, tenía que sobrevivir y tenía a alguien la protegería a toda costa.
Mikasa asintió mientras corrían lagrimas por sus ojos, comía con un nudo en la garganta, pero comía con prisa y ánimo.
-Tranquila, come lento, la comida no se va a ir- dijo Levi acariciando su cabeza lentamente para tranquilizarla- ¿Mejor?
Ella nuevamente asintió esta vez más calmada y limpio sus lágrimas con una pequeña servilleta.
-Mañana regresamos a la isla y nos esperan 2 días en barco, te quiero con energía- dijo Levi- por favor termina y descansa un poco.
Levi regreso a su cama y se recostó en ella a terminar su comida que se había enfriado. Una vez terminado apartaron los platos y apagaron la pequeña lampara y se fueron a dormir.
A la mañana siguiente se levantaron con poco ánimo, les esperaba un muy largo viaje, se alistaron y fueron escoltados por los soldados al barco que los llevaría a su hogar. Una vez abordo les dieron un pequeño camarote individual, al fin tendrían privacidad, pero ¿realmente la querían?, la privacidad se traduce a soledad, una soledad que te mataba emocionalmente en cuanto el insomnio no te dejara dormir, únicamente divagarían por los pensamientos dolorosos que ambos querían evitar.
Recelosos y tímidos aceptaron sin querer confesar las verdaderas intenciones que ambos escondían, el miedo irracional a estar solos, en verdad necesitaban acompañarse, pero estaban agradecidos que por lo menos sus camarotes estaban uno después del otro.
Entraron a sus camarotes para evaluar el espacio y Levi solo para verificar la calidad de la limpieza de este.
Ambos salieron del camarote a la parte superior para sentarse y ver el mar que alguna vez llegaron solo la imaginarlo, pero nunca a pensar que existiera, esa emoción que sintieron cuando vieron el mar por primera vez paso de ser un alegre recuerdo a ser uno amargo, recordar ese día de asombro y felicidad dolía, fue un día que estaría en sus memorias agridulces de por vida.
Estaban sentados uno al lado del otro, hombro con hombro manteniendo una cercanía desesperada por parte de ambos por su inseguridad a separarse por ser lo único que tienen.
Contemplaban la serena vista, era un día tranquilo, el sol era cubierto por unas blancas nubes. Tenían un silencio cómodo, en el que disfrutaban su compañía, el momento que acababan de vivir era difícil para los dos, ninguno sufría más, ambos estaban heridos, tenían el corazón roto y un sinfín de emociones depresivas y era normal, si el perder a una persona era doloroso, perder a toda una familia era aún peor, porque eso era lo que eran sus compañeros para ellos, lo era aún mas este acontecimiento, aun no asimilaban del todo la perdida, pensaban que regresando a la isla todo sería un mal sueño y ahí estarían todos esperándolos, pero no, no era así, para su desgracia ni en sus sueños y deseos más profundos sería así.
-Yo realmente no quiero formar una familia- dijo Mikasa- ya he perdido tanto que realmente tengo miedo de perder aún más.
- ¿Por qué me dices eso?- dijo Levi nervioso por primera vez en su vida, ansioso del saber la respuesta.
-Usted me dijo que formara una familia- dijo ella en tono bajo- pero realmente no quiero, lo tengo a usted, perdón, te tengo a ti, aun no me acostumbro a la informalidad.
-Pero, debería casarse y tener hijos, yo ya soy un adulto, tu apenas comienzas tu vida...- dijo en todo suave y compresivo Levi.
- Realmente no me interesa lo que digas, tú siempre fuiste parte de mi familia y ahora eres lo único que me queda, los deseos que tengas para mí no importan, es mi vida, es mi decisión- dijo irritada- pero, si quieres que me vaya solo tienes que decirlo.
-Yo no quise decir eso mocosa, solo que repito, soy adulto, yo ya viví, pero si es lo que quieres está bien, también eres mi familia y... bueno es difícil de decir- Levi medito un poco antes de decir aquellas palabras- yo tampoco quiero perder a lo único que tengo en esta vida, ya sufrimos desde que nacimos, compartimos una vida trágica, es nuestro turno de vivir en compañía por una vez, sin esperar a ver quién muere primero, ¿Esta bien?
-Claro- dijo con una leve sonrisa Mikasa- Gracias por no dejarme sola... Levi.
Este asintió y guardaron un cómodo silencio que duró una hora, estaban ahí relajados evitando pensar cosas que pudieran perturbar su paz, realmente evitaban esto a toda costa, pero era inevitable, además eran personas de pocas palabras, así que el esconderse en una conversación era complicado para los dos.
Pasadas las horas, la noche había teñido el cielo que horas antes era de un azul intenso, ahora era tan oscuro que solo la luna tenía el poder de alumbrar todo el mar, y lo que habían estado evitando todo el día lamentablemente los alcanzo, el estar solos.
Ambos se despidieron con un simple "hasta mañana" lleno de un significado, no querían separarse, no querían quedarse solos, pero realmente no se atrevían a decirlo en voz alta.
Mikasa entro a su camarote y se recostó en la cama, se sentía mareada por todas las sensaciones de tanta desgracia que había vivido en los últimos días, y aún más mareado por el movimiento del barco, se quitó las botas y quedo en una playera de tirantes y el pantalón, le daba inseguridad dormir en ropa interior, por más que los soldados de Marley les ayudaran aun desconfiaba de ellos.
Se recostó y se cubrió con la manta liviana, y ahí empezó su pena, comenzó a divagar acerca de lo que había pasado, comenzó a pensar en sus queridos amigos y los hermosos y felices recuerdos que tenía a su lado, recordó la hermosa e inocente sonrisa de Armin, recordó a su mejor amigo, quien siempre estuvo para ella, recordó cuando Eren le dijo que la odiaba y aun Armin sabiendo su desventaja física se enfrentó a él defendiéndola, era un amigo de lo más valioso, el perderlo le dolía mucho, y también el pensar en las últimas palabras que Eren le había dicho le taladraba el corazón, el haberlo tenido que asesinar por el bien de la humanidad le había impactado de muchas maneras, pero más de manera negativa, ella quería ser egoísta y arreglar todo hablando, pero Eren no les dejo opción, recordó a sus amigos, recordó la extraña obsesión amorosa de Jean hacia ella y como eso le salvo la vida en varias ocasiones, debido a que él estaba para ella como un gran amigo, recordó el dúo cómico que era Connie y Sasha, lo divertido que era estar con esos dos y el cómo su amiga se había enamorado de la comida de Niccolo, incluso de él, ella siempre le hablaba de él y también recordó a su rara comandante que tenía una obsesión con los titanes que había sido una figura materna de compresión y cariño hacia ellos.
El que Mikasa divagara tanto hizo que no pudiera evitar empapar su cara en lágrimas, al principio fueron delgadas y pequeñas, que caían serenamente sobre la piel de su cara, pronto, mientras más recordaba y pensaba sus lágrimas se convirtieron en un alto llanto en donde no podía ni respirar de tanto llorar.
Este ruidoso llanto llego a los oídos de Levi, quien en el camarote de al lado tampoco lograba conciliar el sueño, su mente al igual que ella divago en un sinfín de recuerdos desgarradores, pero el escuchar a Mikasa de tal manera termino de romper su corazón. Él sabía que los dos sufrían por igual, pero Mikasa lo demostraba más, dado que él siempre supo reprimir el dolor.
Se paro de la cama y salió del camarote y se dirigió al de Mikasa, con dos golpes suaves llamo a la puerta, que evidentemente no fue abierta y tampoco hubo una contestación de su parte. Sin más remido el entro sin permiso y vio a Mikasa sentada escondido el rostro en su vieja y roñosa bufanda y en sus piernas.
-Mikasa...- Dijo Levi en un susurro.
Ella levanto la cara viendo a Levi sorprendida, no había escuchado la puerta abrirse y estaba apenada, supuso que lo había despertado.
-Disculpa, no quería despertarte- dijo secándose la cara lo más rápido posible.
-Ven aquí- dijo Levi acercándose a ella y acostándose en su cama, abrió los brazos en indicándole con la mirada que podría abrazarlo, está entendiendo rápido no perdió el tiempo y lo abrazo fuerte.
Se recostaron en la cama y Mikasa siguió llorando toda la noche mientras Levi le acariciaba la espalda y la cabeza en señal de apoyo mientras le decía, "llora lo que tengas que llorar", "no estás sola", "estoy aquí contigo".
Paso una hora o quizá más, era difícil saber que hora era, pero paso el tiempo tan lento en ese ciclo de consuelo hasta que Mikasa logro dormir en brazos de Levi, sin embargo, el no pudo ni siquiera conciliar el sueño, su única preocupación era que debían hacer cuando estuvieran en la isla, la isla no los apoyaba, en la isla apoyaban el retumbar y que destruyeran el mundo, ellos habían salvado al mundo que los desprecio, ¿Qué les esperaba llegando a la isla?
Quizá los ejecutarían por traición, o quizá los exiliarían al otro lado del mundo si eran benevolentes, pero no sabía cual sería su destino, pero si tenían claro que debían ir directamente con la reina Historia para mínimo apelar por una condena menos estricta y para velar por una vida de paz, si es que la reina lo consideraba como algo que merecieran.
Levi quedo vagando en sus pensamientos, en toda clase de pensamientos, desde tristes hasta pensamientos de esperanza donde pudiera vivir una vida feliz, tenía la necesidad de proteger a Mikasa del mundo, toda su vida perdió a su familia, amigos y compañeros, pero todo debido a los titanes y la guerra, siempre evito relacionarse de más, el dolor de perder a alguien le rompía cada vez más su mallugado corazón, estaba tan roto que parecía que no podrían romper más esos fragmentos que quedaban, sin embargo, de algún modo la vida le demostró que podía hundirlo más en la mierda.
