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Meses después de que los tres mundos espirituales llegaran a estar por fin en paz, las cosas en verdad empezaron a cambiar. La presencia de ciertos arrancars en el mundo humano se empezó a normalizar, algo que tal vez Ichigo no creyó que llegaría a presenciar, después de todo lo que había ocurrido en Hueco mundo.
Sin embargo, dado que algunos de ellos se les unieron en la lucha contra los quincys, algunos lazos de enemistad pasaron a ser algo más.
Fue gracias a Urahara y como parte de un experimento, organizo un enfrentamiento amistoso entre ellos, Grimmjow acepto con tal de tener su revancha e Ichigo lo hizo solo por no deber favores al loco de Urahara. Para sorpresa de los tres, el encuentro no salió tan mal, por supuesto que fue caótico y destructivo, pero sin intenciones de exterminar al otro.
Poco a poco se acostumbraron a la presencia del otro y la agresividad del ex-sexta espada se calmó por completo. De igual manera, Ichigo se dio cuenta de que ya no podía verlo como enemigo, ni siquiera como su rival y se permitió tomar un poco más de confianza con el arrancar.
Al principio fue extraño para Grimmjow, pero como su deseo de pelea por fin había sido cumplido y no quería perder el contacto con el shinigami, acepto el extraño trato amable que comenzó entre él e Ichigo.
Llegaron a un punto donde no tenían una idea clara de como etiquetar su relación, pero si sabían cómo no etiquetarla.
Así que ahora los dos se encontraban en Hueco Mundo, sentados en uno de los balcones de lo que alguna vez fue la fortaleza de Aizen. Grimmjow se encontraba examinando uno de los dispositivos que había traído Ichigo, se parecían a los que vio en el mundo de los vivos.
-¿Para qué se supone es esto?
-Urahara-san dijo que podía funcionar incluso en Hueco mundo, así que lo traje para probarlo.
Grimmjow lo miro un poco desconfiado. Cualquier cosa que proviniera del hombre con sombrero no sería tan buena.
En esta ocasión no era uno de sus inventos tan alocados, sino que se trataba de un celular, un nuevo invento por parte de Urahara para modernizar los comunicadores viejos que utilizaba la sociedad de almas. ¿Por qué lo haría? Bueno, el hombre tenía demasiado tiempo libre y a veces, solo algunas ocasiones, quería ser un presumido con el capitán de la división doce.
-No respondiste mi pregunta- protesto el arrancar al joven shinigami y ante su comentario, Ichigo nada más torció su mirada.
-Así podremos hablar- le arrebato el dispositivo para comenzar a configurarlo, guardaría su número telefónico.
-¿Hablar? Nosotros no hablamos- refunfuño aun sin quitar su mirada de aquel celular.
-¿Ah no? ¿Y qué se supone estamos haciendo ahora?
-Sabes a lo que me refiero- Grimmjow gruño, Ichigo podía ser lento en algunas ocasiones.
-Oh cierto, porque nosotros solo peleamos - Ichigo ignoro la molestia de aquel hombre y envió un mensaje al número que había guardado e inmediatamente sintió vibrar su bolsillo- ¡Oh si funciona! - observo su mensaje y archivo el nuevo número.
-¿Qué hiciste?- el peliazul se pegó a él para observar la pantalla del otro dispositivo.
Ante la cercanía del otro hombre, Ichigo sin darse cuenta mostró una pequeña sonrisa, divertido por la curiosidad del arrancar, solía olvidar que Grimmjow desconocía ciertas cosas del mundo humano.
-Felicidades, ahora estás más conectado a mi mundo- volvió a reír y el arrancar seguía sin entenderle- Veamos, tienes mi número y el de Urahara-san, incluso puedes contactar a la sociedad de almas, pero...no creo que para ti sea necesario.
-Tch por supuesto que no- protesto el peliazul mientras le arrebataba el dispositivo de nuevo.
El joven shinigami se levantó del lugar donde se encontraban sentados, guardo su celular y se volteó para despedirse de su ex rival.
-Tal vez hablar te quite lo gruñón- se burló y con un gesto se marchó por una garganta a su mundo.
Grimmjow se quedó ahí pensando en la pequeña conversación que habían tenido, observo de nuevo el dispositivo y empezó a usarlo en búsqueda del número telefónico, pero al no sentirse seguro con su decisión lo guardo en el bolsillo del pantalón.
"Hablar... ¿De qué se supone debamos hablar?" Era una pregunta que se hacía desde ese día.
Pasaron los días y la rutina de Ichigo siguió la misma, asistía a sus clases en la universidad y de vez en cuando hacía su labor de shinigami, aunque ya había uno que protegiera su ciudad. Sin embargo, una noche su rutina cambio, mientras él se encontraba a altas hora de la noche estudiando para un examen, su celular sonó. Se trataba de un mensaje y por la hora supuso que podría tratarse de Rukia, su testaruda amiga que se había emocionado con las nuevas tecnologías de la sociedad de almas y no paraba de enviarles fotos de sus dibujos de conejitos contando su nueva vida como capitana.
No era ella, el remitente tenía por nombre Gato gruñón , lo cual significaba que era un mensaje de Grimmjow y el primero que recibía.
" Esto es estúpido" Era lo que decía e Ichigo se carcajeó porque casi podía imaginárselo quejando con aquella gruesa voz que ya se había acostumbrado a oír.
"¿No deberías estar durmiendo? Debe ser tarde allá" -IK
"Siempre es de noche en Hueco Mundo, idiota" -GG
Ichigo puso sus ojos en blanco por lo obvio, no obstante aún conservaba una sonrisa.
“Okay sabelotodo, pero eso no contesta mi pregunta” -IK
“No tengo sueño” -GG
“Y estoy aburrido” -GG
Muy en el fondo, Grimmjow quiso decir “quería hablar contigo ” pero su orgullo no se lo permitió.
“¿Ya te aburriste de pelear con todo lo que encontraras allá?” -IK
“Por supuesto, todos son unos debiluchos. Nadie me entretiene” -GG
“¿Nadie como yo?”- IK
Grimmjow sonrió al leer el texto y extrañamente se sintió un poco avergonzado, no podía negar aquel mensaje, pues sus mejores batallas siempre fueron con él.
Nadie más que Ichigo lo hizo sentir tan enojado, pero emocionado a la vez, en cada encuentro podía sentir esas descargas de adrenalina que ya le eran adictivas para él, incluso con solo verlo podía sentir la emoción en su corazón.
“No te sientas especial Kurosaki” -GG
“Por supuesto que lo soy, te gusta pelear conmigo”- IK
“No negaré eso, adiós”- GG
Ichigo se sorprendió de lo rápido que termino su conversación, aunque tenía el presentimiento de que no sería su último mensaje.
Por supuesto que no lo fue, los pequeños mensajes nocturnos poco a poco se transformaron en grandes conversaciones, seguidas de pequeños mensajes matutinos que los acercaban más al otro. Hasta que las peleas cesaron y se transformaron en visitas, al punto que Grimmjow empezó a tomar un lugar importante en la vida de Ichigo.
Y Urahara al darse cuenta de esto desde luego, se sintió orgulloso que un simple invento suyo pudiera unir hasta los idiotas más peligrosos que antes se miraban como enemigos.