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Cuando la cigüeña viene de visita 

Summary:

Rayne Ames, conocido por el ojo público como el visionario divino más joven en la historia y uno de los pocos bendecidos por Dios con una tercera línea, siempre pensó que estaría preparado para todo en esta vida.

Se había hecho cargo de su hermano menor desde una muy corta edad y se esforzó por darle lo mejor a la única persona por la cual su mundo giraba. Sin embargo, nada de eso lo preparó para tener que enfrentar la paternidad junto al ahora amor de su vida.

Notes:

Necesitaba contenido MPREG de estos dos, es lo único que puedo decir. :D

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Las noticias buenas siempre saben mejor cuando son acompañadas con panecillos con crema

Chapter Text

☔ 🍄 ….. ☁️🍼



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Rayne entra tranquilamente a la panadería de Mash, mientras es recibido por el dulce aroma de panecillos con crema que acaban de salir del horno. Como de costumbre, se salta las áreas restringidas para los clientes para así poder llegar a la cocina.

 

No sin antes darle la vuelta a ese pequeño cartel que está colgado en la puerta, el cual informa si la panadería está abierta o cerrada, siendo este el momento de cerrar por el día de hoy.

 

— Mash, ya llegué. — informa mientras cruza la puerta, solo para encontrarse a su pareja de pie enfrente de una mesa, rellenando con sumo cuidado los panecillos recién horneados.

 

— Bienvenido, Rayne. — sin abandonar su tarea, Mash saluda a su esposo, quien se le acerca por detrás para tomarlo de la cintura. — Rayne. — lo llama al ver que le estaba impidiendo completar su tarea, pero a Rayne no parece importarle mucho lo que hace, porque empieza a besarlo por detrás del cuello hasta llegar a sus orejas, causando un gran estremecimiento en todo su cuerpo. — R-rayne. — ahora lo menciona con la voz temblorosa, aún siendo demasiado sensible en dicho punto.

 

— ¿Por qué no dejas eso para después? — le propone entre medio de sus besos, pero Mash parece demasiado persistente en terminar su trabajo.

 

— N-no. — balbucea, sintiendo como el ritmo cardíaco de su corazón empieza a acelerarse, y no exactamente por lo que su marido está haciendo. — Tengo que hacerlos, porque quiero darte una noticia. — indica, y fue ahí donde Rayne se detiene al instante.

 

— ¿Noticia? ¿De qué noticia hablas? — pregunta rápidamente Rayne, pero Mash no responde a sus preguntas, solo se mantiene en silencio con un aire lleno de misterio.

 

— Tendrás que esperar a que lleguemos a casa. — es la única respuesta que Mash le da a su esposo, para luego volver a lo que estaba haciendo antes.

 

Rayne no vuelve a interrumpirlo, ya que el hecho de recibir una misteriosa noticia ha conseguido que enfoque todo su interés en ella, así que no le queda más remedio que ser paciente y esperar a que el menor quiera decirle sobre qué se trata.

 

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Rayne creyó ingenuamente que al llegar a casa, Mash le contaría de inmediato sobre esa supuesta noticia, pero su querido esposo se limitó a preparar la cena mientras le hablaba de su día en la panadería. Rayne, obviamente, siguió el ritmo de la conversación al instante, aunque no podía dejar de pensar en lo que Mash tenía por decirle.

 

Es por eso que esperaba con ansias el momento en que esa gran revelación llegara, que para su mala suerte se presentó hasta que el postre fue servido. Mash colocó enfrente de él la gran bandeja de panecillos con crema que había hecho antes, mientras parecía prepararse mentalmente para lo que fuera a decirle.

 

— ¿Y bien? ¿Qué pasa? — Rayne preguntó, tomando uno de los panecillos en el proceso para comérselo.

 

— Estoy embarazado, vamos a ser padres. — así, sin más, Mash dejó caer una gran noticia como esa sobre el pobre de Rayne, que empezó a asfixiarse con la crema del panecillo.

 

— ¿Disculpa? — una vez que se sobrepuso a una posible muerte accidental, Rayne dijo lleno de incredulidad, como si acabara de escuchar algo fuera de este mundo.

 

— Que estoy embarazado. — Mash lo repitió una vez más, como si la primera vez no hubiera sido lo suficientemente claro. — Ayer me hice una revisión médica con Finn, porque me he estado sintiendo mal últimamente, y él me dijo que estoy embarazado. — dijo eso de forma tan natural, que Rayne no dudó en preguntarse varias cosas.

 

“¿Desde cuándo Mash no se ha sentido bien?”

 

“¿Acaso pasa demasiado tiempo en su trabajo?”

 

“¿Qué poca atención le presta a su esposo?”

 

Sus pensamientos son un caos que no le permiten expresarse, y su silencio está empezando a ser malinterpretado por Mash, quien siente una punzada en el pecho, creyendo que su noticia no está siendo bien recibida. 

 

— Rayne… Yo lo siento. — se disculpó al ver cómo el otro permanece callado por demasiado tiempo.

 

— ¿Por qué te estás disculpando? — Rayne reaccionó al instante en que escuchó esa disculpa.

 

Pero a estas alturas de la conversación, Mash parece tan incómodo y decepcionado que no puede evitar llorar silenciosamente, algo extraño en él, ya que casi nunca lloraba.

 

— Ey, ey, no llores. — el mayor dijo mientras su cuerpo se mueve por propia voluntad, pues no recuerda haberse puesto de pie para pararse enfrente de Mash, retirando con su pulgar las lágrimas que seguían cayendo por las mejillas del otro. — No estoy molesto ni decepcionado, solo sorprendido. — confesó una vez que el llanto en su esposo pareció disminuir lo suficiente como para que pudiera hablar.

 

— Pensé que no te había gustado mi sorpresa. — gimotea, aferrándose al cuerpo de su marido como si su vida entera dependiera de ello. — Y tuve mucho miedo de que te molestaras con nosotros . — añadió, haciendo que Rayne se sienta miserable por hacerlo llorar.

 

El visionario respondió con un suave “no” ante esas palabras, antes de separar suavemente a Mash de su lado, quien de manera expectante recibe un cálido beso en los labios para luego ser alzado unos cuantos centímetros del suelo.

 

— Yo jamás me molestaría contigo, porque acabas de hacerme el hombre más feliz del mundo entero. — le dijo, una vez que le permitió volver a poner los pies sobre el piso, solo para darle un nuevo beso en los labios. El cual fue mucho más apasionado que el de antes, pues le robó el aliento al pelinegro, quien luchó un breve instante por recuperar una respiración normal. — ¿Te imaginas cómo será el bebé? — le preguntó, mientras llevaba con cuidado sus manos hacia el vientre plano de Mash, que sonrió ligeramente ante su acción. — Seguramente será tan hermoso como tú.

 

— Yo creo que se parecerá más a ti. — fue la respuesta que Mash le dio a Rayne, quien no hizo más que reír suavemente antes de abrazarlo. — Quiero darle la noticia a los demás este próximo domingo. — indicó, a la vez que se dejaba llevar por la calidez que sentía al estar cerca del cuerpo de su marido. — Finn me prometió que no le contaría nada a nadie, ni siquiera a Lance. — confesó, a lo que Rayne asintió de inmediato, complacido de que su hermano menor guardara un secreto tan emocionante incluso de su esposo.

 

— Está bien, haremos lo que tú quieras. — Rayne no tuvo inconveniente alguno con el deseo de Mash, debido a que lo único que quería hacer por el momento era abrazarlo y mimarlo en todo lo que pudiera, porque estaba a punto de iniciar una nueva etapa llena de emociones en su vida.

 

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El domingo llegó inesperadamente pronto para Rayne, quien apenas recibió la buena noticia el martes anterior.

 

Siguiendo el plan, Dot, Lemon, Lance, Regro, Domina y Finn llegaron puntualmente. Mientras algunos parecían sorprendidos por la reunión repentina, Finn sonreía ampliamente, como si supiera lo que iba a pasar, lo que llamó la atención de los demás.

 

— Oye Finn. — Dot llamó a Finn mientras esperaban a los anfitriones de la panadería. — ¿Tú sabes lo que va a pasar, verdad? — preguntó, pero Finn negó, aunque nadie le creyó.

 

— Finn. — esta vez fue Lance quien lo llamó, pero Finn negó saber algo importante.

 

— Mash, ¿cómo estás? — Regro se alejó del interrogatorio que se le estaba haciendo Finn y se acercó a Mash, quien venía con Rayne.

 

— Hola, papá. — Mash saludó brevemente a su padre, consciente de que podría arruinar la sorpresa si habla demasiado.

 

Regro observó a su hijo de manera inquisitiva, sabiendo que le ocultaba algo.

 

— ¿Qué están tramando ustedes dos? — preguntó Regro, mientras Mash sonreía nerviosamente y Rayne asentía.

 

— Bueno, en realidad teníamos algo importante que queríamos compartir con todos ustedes… — dijo Mash con un tono enigmático, aumentando la tensión en el aire.

 

Dot y Lemon intercambiaron miradas llenas de curiosidad, mientras Lance parecía impaciente por conocer la noticia. Domina frunció el ceño, sin comprender completamente lo que estaba por suceder.

 

Finn parecía disfrutar del misterio, mientras que Regro esperaba pacientemente respuestas. Entonces, Mash y Rayne compartieron una última mirada antes de que Mash tomara una profunda respiración para hacer el gran anuncio.

 

— Estoy embarazado. Rayne y yo vamos a ser padres. — Mash confesó finalmente, recibiendo un silencio abrumador como respuesta inicial.

 

Después de unos segundos de incredulidad, la sala se llenó de abrazos y felicitaciones. Regro fue el primero en abrazar a Mash con alegría, mientras Dot y Lemon se unieron poco después. Finn optó por acercarse a Rayne para felicitarlo adecuadamente, mientras Lance también extendió sus felicitaciones primero a Rayne, ya que Mash estaba recibiendo la atención necesaria por el momento.

 

— ¡Hermano! ¡Muchas felicidades! — a Finn le resulta imposible contener su sonrisa mientras abraza efusivamente a Rayne, quien corresponde al abrazo con la misma intensidad. — ¿Qué tal te sientes? — preguntó con una chispa traviesa en los ojos.

 

— ¿Si te soy sincero? Por momentos aún sigo procesando la noticia, pero no puedo dejar de sentirme feliz. — admitió, su voz rebosante de felicidad genuina, algo que hace saltar de alegría el corazón del menor de los Ames.

 

— Rayne, muchas felicidades, estoy seguro de que Mash y tú serán grandes padres. — las felicitaciones por parte de Lance parecen ser un poco secas y frías, aunque en realidad se encontraba igual de feliz que los demás.

 

— Muchas gracias. — Rayne recibe las felicitaciones de forma inmediata, estrechando brevemente sus manos con las de su cuñado, solo para que minutos después fuese abordado por Domina, quien tenía una expresión demasiado difícil de leer, por lo cual, no sabía si la noticia había sido bien tomada o no.

 

— Ames. — el pelirosa pronunció con una actitud seria, a lo que Lance apartó instintivamente a Finn del medio de esos dos.

 

— Domina. — Rayne pronunció el nombre de su cuñado de la misma manera, consiguiendo que la tensión volviera a sentirse en el ambiente.

 

La relación entre Rayne y Domina siempre estuvo llena de tensiones, principalmente porque Blowelive no consideraba que Ames fuese lo suficientemente digno para ser la pareja de Mash, y era su deber como hermano mayor velar por el buen futuro de su pequeño hermano.

 

— Así que por fin conseguiste arrebatarme por completo a Mash. — la voz de Domina se elevó, llevando consigo un tono de reproche que hizo que algunos presentes se tensaran. 

 

Rayne mantuvo la compostura, debido a la costumbre que había adquirido al lidiar con los intensos celos de hermano mayor que llevaban a Domina a actuar de manera imprudente.

 

— Oh, Domina, ¿aún sigues con ese absurdo discurso? Pensé que ya habías superado esa etapa de sobreprotección excesiva. — Rayne respondió con un tono sarcástico, a pesar de que se quejaba de las mismas cosas por las que hizo o por las que aún hacía pasar al pobre de Lance. 

 

Los ojos de Domina centellearon con una mezcla de ira y desdén, como si no pudiera soportar la audacia de Rayne al desafiarlo.

 

— Nada con respecto a Mash puede ser absurdo, y no sé de qué te quejas. Porque desde el primer momento que empezaron a salir, te dejé claro que siempre velaré por el bienestar de mi hermano, y no permitiré que nadie lo lastime, incluso si ese alguien eres tú. — las palabras de Domina eran afiladas como cuchillas, pero Rayne las recibió con una mueca de desinterés.



— Claro, claro. Tú siempre tan preocupado por Mash. ¿No te parece que estás exagerando un poco? Después de todo, Mash es un adulto capaz de tomar sus propias decisiones, ¿o acaso necesitas recordarle que no es un niño? — Rayne contraatacó, su tono sarcástico más pronunciado que nunca.

 

— Solo espero que mi futuro sobrino se parezca más a Mash que a ti. — a pesar de la simplicidad de sus palabras, Rayne pareció ofenderse bastante con lo que Domina acababa de decirle.

 

— Cómo te… — las palabras de Rayne se quedaron a medias debido a la inminente intervención de Mash, que sutilmente le proporcionó un golpe en la cabeza tanto a su esposo como a su hermano, que por poco los manda a ambos al suelo. 

 

— ¿Qué creen que hacen ustedes dos? — Mash les preguntó de forma amenazadora, consiguiendo que los bilineales teman por su vida.

 

— Nada en especial. — Domina fue el primero en recuperarse del duro golpe que había recibido, porque a pesar de haber medido su fuerza, los golpes de Mash seguían siendo difíciles de soportar. — Así que muchas felicidades. — comentó, cambiando radicalmente de temas mientras abrazaba a Mash, quien muy poco convencido correspondió al abrazo. 

 

Mientras que Rayne solo pudo dedicarle una mirada sombría a Domina, pero por su propio bien no pensaba replicar más sobre el tema, aunque ya encontraría la ocasión ideal para vengarse de su molesto cuñado. 






Chapter 2: Las dificultades apenas empiezan

Summary:

— ¡Por supuesto que no lo es! — Ryoh volvió a alzar la voz, aparentemente ofendido por la declaración de su compañera. — Ser padre es una responsabilidad muy grande — continuó Ryoh, con una expresión seria. — Hay muchas cosas que deben de considerarse como lo es la crianza, la educación, la salud, el bienestar emocional y físico del niño. — mencionó, siendo quizás la primera vez que hablaba con tanta razón y madurez. — Además, ahora Rayne tendrá que cuidar del bienestar de Mash durante el embarazo y después del parto. Aún recuerdo los intensos mareos y náuseas matutinas que sufría mi querida esposa. Hubo momentos en los que ni siquiera podía comer sin tener arcadas. — añade, recordando esos días. — No se trata únicamente de cambiar pañales y alimentar, sino que implica un compromiso para toda la vida.

El silencio se apoderó de la habitación mientras todos procesarán lo que Ryoh acaba de decir, especialmente Rayne, que hasta este momento no había considerado que su vida estaba a punto de cambiar de una manera inimaginable.

— Rayne, ¿estás bien? — preguntó alguien al ver cómo el rostro de Sword Cane había perdido todo el color en cuestión de segundos.

Notes:

Muchas gracias por todo el apoyo que le están dado a este trabajo.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

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☔ 🍄 ….. ☁️☁️🍼

 

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— ¡Me niego! ¡Rotundamente me niego a que te casos con Mash! — son las insistentes protestas de Domina hacia Rayne. Quién aún no comprende por qué Mash insistió tanto en que Domina estuviera presente al darle la noticia de su matrimonio a Regro. —Aún es demasiado joven. — agrega con convicción.

 

— Pero si ya tengo veintidós años. — responde Mash con calma, a pesar del escándalo de que su hermano mayor está armando solo.

 

— ¡Por eso mismo! Tu necesitas conocer a más personas, debes vivir plenamente tu juventud. — argumenta la pelirosa alejando tanto como puede a Mash de Rayne. Este último está a punto de convocar la verdadera forma de su varita para acabar de una vez por todas con Domina.

 

- Pero yo amo a Rayne. — insiste Mash, complicando aún más las cosas para Domina, que comienza a considerar seriamente en eliminar a su “cuñado” para evitar que se caso con su lindo hermanito menor.

 

— Si ambos se aman de la misma manera, no veo por qué hay que oponerse a su matrimonio. — Regro no tarda en intervenir, aportando coherencia y sentido común a la situación.

 

— Pero no debería aceptar tan fácilmente. — es la queja dada por Blowelive, que empieza a sentirse incomprendido, ya que su único objetivo es velar por el bienestar de su hermano. — Al menos tiene que ponerlo a prueba, así sabrá si Ames es lo suficientemente digno para ser el esposo de Mash, ¿tal vez en un duelo? — aquella locura termina siendo la sugerencia del pelirosa, que intenta de cambiar la opinión del anciano, que simplemente se niega a aceptar sus más recientes declaraciones.

 

— Creo que soy demasiado viejo para tener un duelo con alguien, además, no soy un rival digno de enfrentarme a un iluminado divino. — responde Regro, pero su respuesta en lugar de engañar a Domina, parece encender aún más los ánimos dentro de él.

 

— ¡Entonces permítame hacerlo en su lugar! — exclama con la suficiente seguridad para dar a entender que no estaba bromeando.  

 

Cualquiera hubiera pensado que Rayne se negaría rotundamente a participar en algo tan estúpido como un duelo, para asi recibir la “aprobación” de Domina hacia su futuro matrimonio con Mash, pero la realidad terminó siendo completamente diferente a esa.

 

— Si tantas dudas de mis palabras y mis intenciones con Mash, entonces será un gusto demostrarte lo equivocado que estas. — responde Rayne sin problema aparente, sorprendiendo tanto a Mash como a Regro, quienes están a punto de protestar cuando los bilineales salen sin más de la casa, dispuestos a combatir a muerte si es que llega a ser necesario. 

 

— Pero qué par tan peculiar. — Regro se lamenta ante la situación, la cual trata de ignorar momentáneamente para concentrarse en Mash, ya que debe preguntarle algo importante. — Hijo, ¿estás de acuerdo con esta decisión? — le dice, no para intervenir en lo que Mash desea, si no porque quiere que esté completamente seguro de lo que va a hacer, debido a que el matrimonio es algo serio que no debe tomarse a la ligera.

 

— Sí, estoy seguro, porque quiero pasar mis días junto con Rayne, y aún estando casado con él, prometo que vendré a visitarte como siempre lo he hecho. — Mash no dudó en responderle con lo que exactamente piensa a su padre, quien solo sonríe ante su declaración. 

 

— Eso es muy amable de tu parte, pero no tienes por qué preocuparte tanto por mí. — le dice, solo para que segundos después ambos escuchen una fuerte explosión que viene desde lo más profundo del bosque. — Esos dos van a acabar con todo a su paso.  

 

—Ya vuelvo voy a detenerlos. — el pelinegro indicó antes de salir a toda prisa de casa, debido a que aún no desea ser viudo antes de tiempo, ni mucho menos quedarse sin un hermano mayor menos. 



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— Buenos días — fue el saludo que Rayne le proporcionó a Mash una vez que este abrió los ojos. — ¿Cómo te encuentras? — le preguntó mientras acariciaba las suaves mejillas del contrario, quien no hacía más que sonreír ante esta acción.

 

—Buenos días a ti también. — aun con sueño dentro de su cuerpo, Mash correspondió al saludo que se le hizo. —Creo que estoy bien. — ahora dio respuesta a lo último, siendo casi inevitable para él llevar una de sus manos a su vientre, donde tocó con suavidad un par de veces, como si desconfiara de su propia fuerza para tocar esa zona de su cuerpo. — Y él también parece estar bien. — agregó, haciendo que Rayne sufriera una pequeña sobredosis de dulzura ante la escena tan encantadora que acaba de presenciar.

 

— En ese caso, permíteme prepararles el desayuno a ambos. — propuso, y no tuvo que esperar demasiado para recibir una respuesta afirmativa, por lo que fue a darse un rápido baño antes de ir a preparar la comida.



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La vida matrimonial de Mash y Rayne podría definirse como tranquila y sencilla. Ahora, que ninguno de los dos tenía algo por lo que luchar constantemente, se dedicaban a pasar sus días con normalidad. 

 

Mash era el dueño de una exitosa panadería, la cual en muy poco tiempo pudo hacerse de su propio nombre y una fama que lo llevaría a ser reconocido por cientos de personas.

 

Rayne siguió trabajando en la Agencia de Magia. A pesar de que las cosas se habían vuelto más pacíficas, la presencia de iluminados divinos siempre era requerida para seguir encaminando a la sociedad hacia ese rumbo donde todos aquellos que no cumplieran las viejas expectativas del mundo mágico podían vivir en plenitud. 

 

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— Vaya, eso huele delicioso. — fue el comentario que Mash hizo desde la entrada de la cocina. Rayne, quien estaba terminando de preparar el desayuno, sonriendo ante las palabras de su esposo.

 

—Gracias. — le agradeció al instante por sus palabras. — Espero que disfrutes de la comida. ¿Te gustaría tomar asiento mientras sirvo? — Sugiriendo a Rayne con un gesto amable hacia la mesa ya preparada.

 

Mash asintió y se dirigió hacia donde se le había indicado, pero en el camino, un repentino mareo lo hizo tambalearse. Rápidamente se ayudará en un mueble cercano para mantenerse en pie y no caer de manera estrepitosa al suelo.

 

— ¿Estás bien? — preguntó Rayne con preocupación, acercándose rápidamente a su lado para sostenerlo.

 

—Creo que sí. — Mash respondió con incertidumbre, sintiendo que todo a su alrededor seguía girando sin cesar. — Finn me advirtió sobre estos mareos repentinos durante las primeras semanas de embarazo, así que no debería ser algo grave. — Trató de minimizar el incidente, aunque Rayne no estaba de acuerdo con eso.

 

— Grave o no, me preocupa que te ocurra esto cuando estás solo. — el mayor dijo seriamente, conduciendo a Mash hacia la mesa y ayudándolo a sentarse con cuidado. — No quiero que te caigas y sufras un golpe fuerte que pueda lastimarte a ti o al bebé.

 

— No te preocupes por nada, tendré mucho cuidado en la panadería, además, soy bastante resistente. — insistió, pero la expresión de su esposo le transmitió un severo mensaje de preocupación que no podía ser transmitido fácilmente con palabras. — Entiendo tu preocupación, pero debo ir a trabajar. — argumentó, sintiéndose culpable por preocuparse a su pareja de esta manera, aunque nada de lo que pasaba era su culpa o la del bebé.

 

— Lo sé, pero no quiero que te arriesgues demasiado. — dijo, como si Mash estuviera a punto de enfrentarse nuevamente a su padre biológico. — Pero podemos encontrar alguna solución que funcione. — reflexionó mientras pensaba. — Tal vez alguien más pueda hacerse cargo de la panadería hoy.

 

— No. — el pelinegro se negó a aceptar dicha propuesta al instante. — No quiero que mi embarazo se convierta en una limitación. Me siento muy capaz de trabajar y no quiero que alguien más se haga cargo de mis asuntos. — argumentó seriamente. — Y estar encerrado en casa no es lo mejor que puedo hacer.

 

Rayne susspiró con decepción, aún intentando comprender la postura de Mash, y no había mucho que pudiera hacer para tratar de cambiar su opinión.

 

— Está bien, pero por favor, prométeme que serás cuidadoso y que no ignorarás ningún síntoma preocupante. — le pidió, depositando un cálido beso sobre la frente del otro, quien lo tomó por las mejillas para poder besarlo apasionadamente en los labios.

 

Después de algunos minutos, ambos se separaron jadeando. Mash parecía tener más dificultades para respirar que Rayne, quien parecía estar procesando la escena, ya que no se lo esperaba para nada.

 

— Lo prometo, estará atento a cualquier señal. — le dijo una vez que su respiración volvió a ser la misma de siempre. — Y gracias por preocuparte tanto por nosotros. — agregó, y por mucho que Rayne intentara estar tranquila, el peso de la paternidad y el proceso de esta misma empezaba a caer lentamente sobre sus hombros.

 

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— ¿Y qué es lo que te pasa ahora? — es la pregunta hecha por Kaldo, quien junto al resto de iluminados divinos se han atrincherado en la oficina de Rayne, sin que este pueda hacer nada para impedirlo. — La semana pasada parecía estar de mejor humor.

 

— ¿Sobre qué hablan? — el bicolor intentó evitar la pregunta con otra, pero ante las expresiones de los demás, supo que no podría librarse tan fácilmente de ellos.

 

— Vamos, no te hagas el interesante y dinos qué te pasa. — fue la exigencia de Renatus, que fue menos discreto que Kaldo. — Lance no quiso decirnos nada, por más que lo presionamos. — indicó, a lo que el mencionado se tensó de inmediato desde donde se encuentran, ya que fue arrastrado en contra de su voluntad a todo esto por los demás.

 

Rayne los vio a cada uno con irritación, bueno, menos a Lance, que había tenido la decencia de no decir nada sin el consentimiento previo de Mash o Rayne.

 

— Lo que pasa es que… — dudó mucho en continuar, pero luego de pensarlo demasiado, llegó a la conclusión de que la verdad saldría tarde o temprano a la luz, y quién mejor que él para dar las buenas nuevas. — Mash está embarazado, estamos esperando a nuestro primer hijo. — confesó, dejando en completo silencio a sus superiores, que se tomaron más tiempo de lo esperado para digerir la noticia.

 

— Oh… — se escuchó un murmullo entre la multitud, antes de que Ryoh se acercara sorpresivamente a Rayne, quien tuvo un mal presentimiento ante esto.

 

— Rayne… ¡Muchas felicidades! — exclamó sorpresivamente, mientras le proporcionaba leves palmadas en la espalda al bicolor. — En esta vida no hay mayor alegría que los hijos. — comentando con una sonrisa radiante en el rostro, ya que podía dar fe y legalidad de lo que decía.

 

- ¿Muchas gracias? — Rayne respondió de manera dudosa.

 

— Ahora entiendo tu cara de preocupación. —comentó Sofía. — Ser padre no debe de ser algo fácil.

 

— ¡Por supuesto que no lo es! — Ryoh volvió a alzar la voz, aparentemente ofendido por la declaración de su compañera. — Ser padre es una responsabilidad muy grande — continuó Ryoh, con una expresión seria. — Hay muchas cosas que deben considerar como lo es la crianza, la educación, la salud, el bienestar emocional y físico del niño. — mencionado, siendo quizás la primera vez que hablaba con tanta razón y madurez. — Además, ahora Rayne tendrá que cuidar del bienestar de Mash durante el embarazo y después del parto. Aún recuerdo los intensos mareos y náuseas matutinas que sufría mi querida esposa. Hubo momentos en los que ni siquiera podía comer sin tener arcadas. — añade, recordando esos días. — No se trata únicamente de cambiar pañales y alimentos, sino que implica un compromiso para toda la vida.

 

El silencio se apoderó de la habitación mientras todos procesarán lo que Ryoh acaba de decir, especialmente Rayne, que hasta este momento no había considerado que su vida estaba a punto de cambiar de una manera inimaginable. 

 

—Rayne, ¿estás bien? — preguntó alguien al ver cómo el rostro de Sword Cane había perdido todo el color en cuestión de segundos.  

 

— Creo que fue demasiado para él. — comenta alguien más. 

 

Y para desgracia de Rayne, no se estaba equivocando en nada… 



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Notes:

Me gusta que en las conversaciones que hay entre Mash y Rayne se incluya al bebé. 🥲💕

Domina odia a Rayne solo porque piensa que puede lastimar a Mash. Y el en un intento de ser un hermano mayor decente actúa de la manera en que lo hace, aunque en el fondo sabe que no hay nadie mejor que Rayne para estar con Mash.

Leyendo la ficha de personaje de Ryoh, me di cuenta de lo mucho que ama a su esposa e hijo, quien diría que detrás de esa actitud narcisista puede haber un buen padre. 🥲💕

Voy a ir combinando parte del pasado de Mash y Rayne con el futuro presente, siento que así puedo aprovechar muchas cosas sin estancarme demasiado.

Rayne hasta ahora está cayendo en cuenta lo que realmente significa ser padre, el pobre tendrá un largo camino por recorrer jajaja.

Chapter 3: Las dudas que surgen durante el camino

Summary:

— Rayne… Rayne, ¿estás ahí? — volviendo en sí después de varios minutos en silencio, Sword Cane reacciona ante el insistente llamado de sus compañeros, quienes parecen muy preocupados por lo que le pasa.

— ¿Ya estás mejor? — le pregunta Sophia, pero Rayne no sabe cómo responder a eso, porque sus emociones aún siguen siendo un caos dentro de su mente.

— Yo… Necesito un poco de aire. — indicó, cambiando lo que inicialmente iba a decir, solo para después ponerse de pie y así salir de su oficina tan rápido como sus piernas se lo permitan.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

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— ¿Ya estás listo, mi querido muchacho? — Rayne se volvió rápidamente al escuchar la voz del director, quien estaba allí para acompañarlo al altar en este gran día para Mash y para él.

 

— Sí, por supuesto. — respondió el bicolor antes de revisar su traje color azul marino frente al espejo por última vez antes de acercarse al director, quien no pudo evitar reír levemente. — ¿Sucede algo? — preguntó, tratando de disimular los intensos nervios que lo carcomían por dentro.

 

— ¿Estás nervioso, verdad? — el viejo mago preguntó, a lo que Rayne respondió negativamente con rápidos movimientos de cabeza, lo que indicaba todo lo contrario a lo que quería negar. — Estás a punto de dar un paso muy importante en tu vida, cualquiera estaría nervioso en tu lugar. — lo calmó, pero Rayne no sabía cómo responder a eso, solo pudo desviar la mirada mientras pensaba en una infinidad de cosas que podían salir bien o mal en cuestión de segundos.

 

El sonido de la música anunció el inicio del magno evento. Rayne casi retrocedió de donde estaba parado como un reflejo de escape, pero una huesuda mano sobre uno de sus hombros lo detuvo al mismo tiempo que lo ayudaba a librarse de cualquier pensamiento que pudiera llevarlo a tomar una mala decisión.

 

— Tranquilo, que si esto es lo que deseas, entonces no tienes por qué preocuparte. — le dijo, y el iluminado divino tomó un breve momento para pensar en lo dicho.

 

— Gracias, señor. — le agradeció, siendo esas las palabras que necesitaba escuchar en un momento como este. — Solo espero no tropezarme en el camino. — agregó, en un intento de regular sus emociones poco a poco.

 

— Sé que no lo harás. — el director dijo, mientras le daba un par de palmaditas en el hombro, antes de que ambos salieran.

 

Al salir, fueron recibidos por la cálida brisa de la tarde, el agradable canto de las aves y unos suaves rayos del sol. Quienes serían los padrinos de Rayne ya estaban listos para caminar antes de él por el pasillo, entre ellos estaba Finn, que se aproximó a su hermano mayor antes de que esto ocurriera, solo para darle un fuerte abrazo y reafirmar lo feliz que se sentía por él en este día tan especial.

 

Finn sostuvo a Rayne por un momento más, transmitiéndole de esa manera todo su apoyo. El mayor de los hermanos Ames sintió el amor fraternal en ese abrazo, al igual que una fuerza reconfortante que le dio un impulso extra de confianza.

 

— Estoy muy orgulloso de ti, hermano. — fue lo que Finn dijo, antes de apartarse finalmente para tomar su lugar junto a los demás.

 

Rayne asintió con gratitud, una sonrisa nerviosa jugando en sus labios mientras observaba a su hermano y a los otros padrinos caminar hacia el altar. Finn, Max y Ryoh desfilaron de manera elegante por el pasillo, cada uno vestido con un traje de color gris que fue hecho a medida para cada uno de ellos.

 

Una vez que estuvieron en su lugar, llegó el momento de la gran entrada. La música que Margaret tocaba cambió al instante, siendo esta la señal para que Rayne desfilara también por el pasillo.

 

Rayne suspiró profundamente mientras empezaba a caminar, tomado del brazo con el director, que se acopló de inmediato al ritmo del bicolor. Lo que debería durar minutos, para Rayne se convirtió en largas e infinitas horas, pero después de una eternidad dentro de su cabeza, fue capaz de llegar al altar, siendo ese el momento en que el director tuvo que dejarlo para sentarse en su lugar correspondiente, no sin antes darle un fuerte abrazo.

 

La melodía se mantuvo por un breve periodo de tiempo antes de cambiar por la llegada de los padrinos de Mash. Entre ellos estaba Lance, Dot y Domina, cada uno de los mencionados lucía un traje bastante similar al de los padrinos de Rayne.

 

Lance y Dot parecían bastante relajados a pesar de tener la mirada de los invitados sobre ellos, todo lo contrario a Domina, quien aún se preguntaba: ¿Cómo es que aceptó formar parte de esto?

 

¡Cuando aún se negaba a aceptar a Rayne como su cuñado!

 

¡Mucho peor siendo el esposo de su hermanito menor!

 

— ¿Nervioso? — si tendría que estar cerca de Rayne, Domina aprovecharía hasta el último momento para molestarlo e incomodarlo.

 

— Para nada… ¿y sabes por qué? — el iluminado divino preguntó sin tener una respuesta inmediata. — Porque estoy a punto de casarme con el amor de mi vida. — confesó, pareciendo ser respuesta suficiente para que todos los intentos de Domina por ponerlo una última vez a prueba, fracasaran de la forma más patética posible.

 

Margaret no esperó demasiado tiempo para empezar a tocar la música que daría paso a la entrada magistral de Mash, sus manos se movieron de manera talentosa sobre el piano, deleitando a cada uno de los presentes con su música, que se unió en el momento perfecto cuando Mash apareció.

 

El pelinegro venía acompañado de su padre, que lucía visiblemente emocionado por lo que ocurría. Mash trató de calmarlo mientras caminaban, a pesar de que él se encontraba de la misma manera, aunque hizo un mayor esfuerzo para disimular sus emociones.

 

Pero todo eso fue en vano cuando se encontró con Rayne, ahora sus ojos brillaban con una inmensa emoción y una ternura nunca antes vista en él. Rayne se sintió abrumado por la inmensa belleza que transmitía Mash, y ahora más que nunca, estaba seguro de entregarse en cuerpo y alma a él.

 

Ambos intercambiaron una resplandeciente sonrisa al reunirse, luchando contra el impulso de sellar su unión con un beso antes de tiempo, pero se detuvieron por causa del protocolo que debían seguir. Una vez que los novios se encontraban frente al altar, la ceremonia oficialmente comenzó con la caída del sol, quien con sus rayos iluminó el lugar en una cálida luz dorada.

 

El maestro de ceremonias, un anciano mago de gran barba blanca, se aproximó al altar sosteniendo un inmenso libro que capturó la atención de muchos. Al abrirlo, su voz resonó solemnemente mientras hablaba sobre el amor como una de las manifestaciones más puras y hermosas de la creación.

 

También habló de cómo no solo el amor era la base fundamental de una relación, debido a que el respeto mutuo y la confianza formaban parte importante de dicha ecuación, ya que si uno llegaba a romperse o faltar, la relación estaría destinada al fracaso. El sermón estaba siendo escuchado por todos con suma atención, hasta Domina pareció interesarse en él, aunque perdió todo el interés cuando llegó el momento de decir los votos, aunque no sin antes dar paso a la entrega de los anillos.

 

Ochoa caminó con la frente en alto por el pasillo, llevando entre sus manos un pequeño cojín, el cual tenía encima los anillos que ahora pasarían a formar parte de Rayne y Mash. Dándole un breve agradecimiento, Rayne fue el primero de los dos en tomar uno de los anillos, su cuerpo empezó a temblar repentinamente y su boca se secó al instante, pero hizo su mayor esfuerzo para recomponerse.

 

Porque ahora no podía dudar de lo que hacía.

 

— Mash, desde el momento en que te vi, no pude evitar sentir interés por ti. — comenzó, habiendo memorizado cada palabra que ahora saldría de su boca. — Y sé que nuestra primera impresión no pudo ser la mejor, pero desde ese entonces, me resultó imposible sacarte de mi cabeza. — continuó, escuchando el palpitar constante de su corazón en sus oídos. — Y le doy gracias al cielo con que estemos ahora mismo en este lugar, porque no me veo en esta posición, mucho menos siendo feliz con nadie más que no seas tú. — dijo, escuchando un fuerte suspiro por parte de la audiencia. — Te amo, y siempre prometo respetarte y amarte todos los días de mi vida. Porque gracias a ti es que pude encontrar mi camino, y no perder a quienes me importaban en el proceso… Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y sería un honor que pudieras ser mi esposo. — concluyó, solo para después colocar un hermoso anillo dorado sobre uno de los dedos de Mash, quien con las manos temblorosas tomó el anillo que le daría a Rayne.

 

— Antes de conocerte. — empezó, no sin antes haber tomado una enorme bocanada de aire, ya que la necesitaba para seguir. — Mi concepto sobre el amor era bastante limitado, siempre creí que el amor era solo aquel que podía sentirse por un familiar. Nunca creí posible que mi corazón y mis pensamientos se salieran de control cada vez que te veía. — continuó, siendo la primera vez que hablaba con tanta fluidez y concentración. — Me has enseñado muchas cosas de las cuales siempre te estaré agradecido, así que prometo estar a tu lado en los buenos y malos momentos, al igual que apoyarte en todos tus sueños y compartir contigo cada alegría y desafío que venga de ahora en adelante en nuestra nueva vida… Te amo con todo mi ser, y sé que ese sentimiento jamás cambiará sin importar cuánto pase el tiempo.

 

Las palabras de Mash resonaron en el corazón de Rayne, quien sintió cómo la emoción lo abrumaba, solo para sentirse más emocionado cuando el pelinegro puso en su dedo aquel anillo. Después de intercambiar los anillos, el anciano volvió a hablar, ahora preguntando si no hay nadie entre los presentes que se oponga a esta unión, hace la misma pregunta en tres ocasiones, y en todas ellas, la mayoría piensa que Domina se opone a que la ceremonia concluya, pero parece ser que el quinto hermano mayor de Mash ha aceptado la derrota.

 

Aunque solo por el momento.

 

Al ver que no hay nadie en desacuerdo, el anciano procede a decir unas cuantas palabras más antes de elevar una oración, en la cual, le pide al cielo y a la magia misma que bendigan este nuevo matrimonio, y que los colme de mucha felicidad y amor.

 

— Pueden besarse, que ahora mismo, yo los declaro esposos. — anunció, y no pasó demasiado tiempo para que Rayne y Mash unieran sus labios en un amoroso beso.

 

Esta era la primera vez que iniciaban un beso con tanta timidez, ni al principio de su relación se sintieron de la misma manera, pero conforme sus labios seguían juntos, ambos sintieron una gran calidez que recorrió cada rincón de sus cuerpos.

 

La gente gritaba llena de felicidad por lo que pasaba, muchos los felicitaban desde donde se encontraban sentados, mientras que otros lloraban en silencio por causa de la emoción.

 

La felicidad se respiraba en el ambiente, y no había nada que pareciera poder arruinar lo que ahora sucedía.



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— Rayne… Rayne, ¿estás ahí? — volviendo en sí después de varios minutos en silencio, Sword Cane reacciona ante el insistente llamado de sus compañeros, quienes parecen muy preocupados por lo que le pasa.

 

— ¿Ya estás mejor? — le pregunta Sophia, pero Rayne no sabe cómo responder a eso, porque sus emociones aún siguen siendo un caos dentro de su mente.

 

— Yo… Necesito un poco de aire. — indicó, cambiando lo que inicialmente iba a decir, solo para después ponerse de pie y así salir de su oficina tan rápido como sus piernas se lo permitan.

 

— Pobre, está entrando en crisis. — Kaldo menciona, a lo que todos están de acuerdo con él.

 

— Creo que debería acompañarlo. — Lance dice, y nadie parece estar en desacuerdo con su sugerencia, además, es su deber como cuñado estar ahí por si Rayne lo necesita. A pesar de las incontables ocasiones en las que aquel quiso deshacerse de él por haberse casado con Finn.

 

Sin esperar mayor indicación por parte de sus superiores, Lance va tras Rayne al instante, empieza a buscarlo por varias partes sin tener éxito alguno, pregunta a algunas personas si lo han visto. Una parte de ellas responde que no, mientras que otras le dan una respuesta positiva, quienes dicen que sí, le dan indicaciones de dónde poder encontrarlo, y gracias a ellas, pude dar con su cuñado después de quince minutos de haber iniciado su búsqueda.

 

Con suma cautela se acerca a Rayne, quien está sentado cerca de una fuente que encuentra en uno de los jardines exteriores de la Agencia. Se sienta a su lado sin decir nada, solo permanece ahí mientras Rayne observa fijamente el suelo, como si fuera la cosa más interesante del mundo.

 

Ambos permanecen en silencio por varios minutos, los cuales son más de los que alguien pudiera soportar en una situación tan tensa como lo era esta. Jugando con su propia suerte y vida, Lance le da unas cuantas palmadas en la espalda a Rayne, quien deja de observar el suelo para verlo fijamente a él, y si tiene que ser sincero, nunca había visto tan agobiado a su cuñado.

 

— Todo estará bien, Mash y tú son increíbles personas, así que serán increíbles padres con ese bebé. — dice, y no sabe si sus palabras le dieron un poco de alivio al mayor o solo aumentaron la carga que tiene encima.

 

Sea como sea, Lance está listo para esquivar las espadas que Rayne decida lanzarse, después de todo, tiene mucha experiencia en eso.

 

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Notes:

Ju, ju, ju.
Volví después de algunos días ausentes, me disculpo por ello, pero la universidad me tiene hasta el tope con actividades.

Gracias por leerme, y espero que el capítulo de hoy sea de tu agrado.

Quise que la primera parte se centrara en la boda de Mash y Rayne, fue una de las cosas que más me gustó escribir, espero que a ustedes también les haya gustado.

Lance y Rayne tienen una relación difícil, pero no tanta como Rayne y Domina.

Espero leerlos pronto. 💕🙏🏻

Chapter 4: Colapsos, llantos y una pelea matrimonial : Part I

Notes:

Lamento el enorme tiempo de espera, pero la universidad ha tenido muy distraída últimamente, así que no he podido dedicarle el tiempo adecuado a esto.

Así que espero que disfruten del capítulo. 🙏🏻💕

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

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☔ 🍄 ….. ☁️☁️☁️🍼

 

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Un silencio abrumador se adueñó del ambiente tras las últimas palabras de Lance. El joven de cabello celeste comenzó a preocuparse, temiendo haber dicho algo inapropiado. Sin embargo, ante la situación, no supo qué más decir y ahora se arrepentía de haberse involucrado tanto en el asunto, aunque tuviera la oportunidad de brindar apoyo al bicolor, ya que eran familia.

 

— Sé que puede ser difícil, pero estoy seguro de que lo harán bien. — comentó, tratando de infundir confianza aunque su propia voz temblara ligeramente, revelando su propio nerviosismo. No estaba seguro si había aumentado o no la tensión que ya se sentía en el ambiente. — Bueno... creo que ambos están más capacitados para tener un bebé, no como yo y Finn por ejemplo. — agregó, y sus palabras solo lograron que la expresión en el rostro de Rayne se deformara, advirtiéndole sin decir una palabra que no volviera a mencionar a Finn en ese tipo de temas. 

 

Y quizás era lo mejor, si es que deseaba tener hijos con el menor de los hermanos Ames en un futuro cercano.

 

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Rayne se quedó mirando fijamente a Lance, sus ojos reflejaban una mezcla de incomodidad y enojo. Por un momento, pareció que iba a decir algo, pero luego desvió la mirada, como si no quisiera profundizar en el tema. 

 

El ambiente tenso se hizo más palpable, como si cada uno de los presentes estuviera luchando por encontrar las palabras adecuadas para romper ese incómodo silencio. Lance se mordió el labio inferior, sintiendo el peso de sus palabras colgando en el aire. 

 

"¿Por qué había mencionado a Finn?" se reprochó internamente, llegando al punto de cuestionarse si de alguna manera disfrutaba de ser blanco de las espadas que Rayne invocaba para acabar con él. 

 

— Lo siento, no debí decir eso, así que olvídalo por favor. — le pidió disculpas por sus palabras impertinentes. Como no hubo una respuesta inmediata por parte de su cuñado, decidió irse, pero antes de dar su segundo paso, Rayne habló. 

 

— ¿En verdad crees eso? — por cómo suena, Rayne parece esperar que la respuesta a esa pregunta sea afirmativa y lo más sincera posible. 

 

— Sí, por el tiempo que llevamos de conocernos, sé que cualquier bebé que tengan será criado con mucho amor y responsabilidad.

 

Por primera vez en mucho tiempo, Rayne parece complacido por algo que Lance dice. Y el peliceste, sin saber cómo catalogar este suceso, se pregunta si debería considerarlo como una victoria o una experiencia que jamás va a repetirse. 

 

— Bueno, si me disculpas, regresaré con los demás. — el menor anunció, sin intención de seguir estorbando o incomodando a Rayne. 

 

Rayne, una vez más, aprecia sus palabras y se queda un par de minutos más dónde está, pensando en una sola cosa que no puede sacarse de la cabeza:

 

"¿En verdad podría ser un buen padre?"

 

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Desde la muerte de sus padres, Rayne se vio obligado a madurar rápidamente para mantenerse a flote, pues Finn dependía completamente de él. Su infancia se desvaneció pronto, siendo reemplazada por responsabilidades que lo obligaron a crecer antes de tiempo.

 

Cada día era una lucha por asegurarse de que Finn tuviera todo lo necesario. Los recuerdos de noches en vela, ya que el futuro lo preocupaba, se mezclaban con sus deseos de darle todo lo mejor a su hermano.

 

Y ahora, ante la posibilidad de formar su propia familia, las dudas lo asaltaban una vez más, pero sobre un rumbo bastante diferente.

 

¿Sería capaz de brindarle a su hijo la estabilidad que él no tuvo?

 

¿Podría ofrecerle una vida llena de amor y seguridad?

 

Estas preguntas lo atormentaban, pero la conversación con Lance, aunque incómoda, le había dado una nueva perspectiva.

 

"Tal vez tiene razón." Pensó Rayne mientras se dirigía hacia donde estaban los demás tras haber permanecido sentado bajo los suaves rayos del sol. "Si pude cuidar de Finn, puedo cuidar de mi propio hijo.” Reflexionó convencido, aunque aún seguía teniendo pequeñas dudas. “No será fácil, pero ahora no estoy solo en esto; tengo a Mash conmigo.” Con eso pareció calmarse lo suficiente, como para intentarlo una vez más. 

 

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—¡Hermano! — exclamó Finn mientras se aproximaba velozmente hacia Rayne, quien lo recibió con cariño en sus brazos. — Qué alegría verte aquí. — dijo con una sonrisa resplandeciente que podría rivalizar con los propios rayos del sol.

 

— No podía perderme tu fiesta. — respondió Rayne, aunque se sentía incómodo por algo que no lograba identificar, esbozó una sonrisa fingida para su hermano menor. 

 

— ¿Y dónde está Mash? — preguntó el pecoso, notando la ausencia de su cuñado.

 

— Está por ahí, dijo que tenía que hablar con Lance sobre algo. — respondió Rayne, mientras sus alarmas internas se mantenían activas. 

 

Todo por la insistencia de Lance en encargarse de todos los preparativos para el cumpleaños de Finn, junto con el ambiente extraño que percibía, sólo aumentaba sus malos presentimientos respecto a lo que Mash y Lance estuvieran conversando. 

 

— Vamos, hermano, ven conmigo. — dijo Finn al ver que Rayne parecía distraído. Tomó la decisión de llevárselo con los demás para que disfrutara de la fiesta, sin saber el caos que iba a formarse.

 

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La fiesta transcurrió sin mayores problemas. Para sorpresa de Rayne, Lance había hecho un buen trabajo al organizar todo. Había comida y bebida suficiente para satisfacer a todos, y la celebración se llevaba a cabo en una elegante casa de campo. 

 

Además, Lance había invitado a quienes se consideraban cercanos a Finn, aunque a Rayne le sorprendía, o más bien le molestaba, que Domina estuviera en la lista de invitados. Sin embargo, decidió dejarlo pasar por el bien de la celebración. 

 

Lo realmente malo ocurrió cuando llegó el momento de abrir algunos regalos. Tanto Lance como Mash habían insistido en que Finn abriera dos o tres presentes al azar. Con una timidez evidente, el pecoso les hizo caso, agradeciendo personalmente a las personas que los habían traído.

 

— Finn. — llamó Lance a su novio, luego de que este terminará de dar las gracias por su tercer regalo. — Quiero que recibas mi regalo también.  — confesó, a pesar de no tener nada en sus manos.

 

Muchos empezaron a especular sobre qué se trataba esta nueva escena. Para la mala suerte de Rayne, comprendió de inmediato de qué se trataba, pero antes de poder hacer algo, Mash lo tomó suavemente por detrás,  como si lo estuviera abrazando, cuando en realidad lo estaba sosteniendo para que no se moviera. 

 

— Mash, no me digas que tú… — las palabras de Rayne se quedaron a medias por la impresión. El pelinegro no dijo nada al respecto, solo se dedicó a mirar al frente como todos los demás.

 

Para aumentar el horror que Rayne ya sentía, Lance se había arrodillado frente a Finn, quien parecía estar realmente sorprendido por esta acción. Y su sorpresa se incrementó aún más cuando vio cómo el peliceleste sacaba una pequeña caja aterciopelada de uno de sus bolsillos.

 

— Finn Ames, jamás pensé que podría conocer a una persona tan maravillosa y especial como tu. Todos estos años juntos me han demostrado que eres único, y es por esta razón por la que deseo pasar el resto de mi vida contigo. — Lance dijo con voz firme y emotiva, para segundos después abrir la caja y así revelar un anillo de compromiso resplandeciente. 

 

Finn quedó mudo, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo. Su rostro mostró una mezcla de asombro, alegría y un toque de confusión. 

 

— ¿Te casarías conmigo? — continuó Lance, mirándolo a los ojos con una sinceridad palpable que hizo que todos los presentes contuvieran la respiración.

 

Rayne, aún retenido por Mash, sentía una mezcla de emociones. Por un lado, deseaba la felicidad de su hermano y, por otro, no podía dejar de preocuparse por las implicaciones de esta propuesta repentina. 

 

Sus pensamientos se agrupaban de manera desordenada, siendo incapaz de encontrar una salida lógica a todo esto. 

 

Finn, después de unos segundos que parecieron eternos, finalmente pudo volver a hablar. 

 

— Lance… yo… — sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, y todos ya sabían la respuesta que iba a dar.  — ¡Sí, sí quiero casarme contigo! 

 

La multitud estalló en aplausos y vítores, rompiendo la tensión acumulada en el ambiente. Lance se levantó, abrazando a Finn con fuerza antes de ponerle el anillo, luego lo beso con el mayor amor que le era posible expresar a través de un beso. 

 

Mash aflojó su agarre sobre Rayne, permitiéndole moverse libremente. El mayor de los hermanos Ames parecía estar en shock, porque todo a su alrededor se volvió difícil de procesar. 

 

— No puedo creerlo… — murmuró Rayne, su voz apenas un susurro entre el bullicio de la fiesta. El shock aún seguía siendo palpable en su rostro, sus pensamientos se entrelazan de manera caótica sin darle un breve descanso. 

 

Mash, sintiendo la tensión en su pareja, lo miró con ojos llenos de arrepentimiento. 

 

— Rayne, lo siento. — dijo en voz baja, pero lo suficientemente claro como para que solo Rayne lo escuchara. — No quería ocultártelo, pero Lance me pidió que mantuviera el secreto y que lo ayudara a detenerte si tratabas de matarlo. — confesó, pero Rayne no parecía estarle prestando atención.

 

Así que, con cuidado llevó a su esposo a sentarse y a tomar algo, porque parecía ser que necesitaría un poco de tiempo para recuperarse de esta noticia. 



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— ¡Hermano! ¡Voy a casarme con Lance! — dijo Finn al acercarse a Rayne. La fiesta había terminado, pues todos se habían centrado en la noticia de su compromiso con Lance.

 

Los invitados comenzaron a retirarse poco a poco. Los únicos que aún permanecían eran Anna, Dot, Lemon, Lance, Finn, Mash, Rayne y, por alguna extraña razón, Domina.

 

— ¿No te parece una noticia maravillosa? — preguntó Finn. Todos excepto él notaron la expresión de dolor en el rostro de Rayne.

 

— Sí... es maravilloso. — respondió Rayne entre dientes, tratando de sobreponer sus emociones por la alegría de su hermano, quien parecía estar demasiado feliz y emocionado por casarse con Lance.

 

— Bueno, ahora tienen mucho que planear. — comentó Anna, intentando aligerar el tenso ambiente. Esto la llevó a iniciar una conversación con Finn y Lemon. Finn hablaba emocionado sobre el día especial, dejando al resto en un momento difícil de procesar.

 

O eso creían, hasta que Domina dejó escapar una risa burlona, como si se hubiera estado conteniendo. Esto le valió miradas de desaprobación de casi todos.

 

— Domina. — Mash le llamó la atención a su hermano mayor, quien se río por un poco más de tiempo antes de decir algo.

 

— Lo lamento, pero la situación me parece tan irónica y divertida que es imposible no reírse de ella. — confesó el pelirosa, antes de acercarse a Rayne. 

 

Esta simple acción puso en alerta a los demás, y antes de que Mash pudiera hacer algo para detenerlo, Domina ya estaba lo suficientemente cerca de Rayne, quien parecía expectante por lo que tuviera que decirle.

 

— Ahora sabes cómo me sentí hace dos años cuando te llevaste a mi hermanito contigo. Toma esto como tu karma. — declaró, esbozando una sonrisa burlona.

 

La tensión en el aire se disparó.

 

— Oh mierda. — susurró Dot antes de que la furia de Rayne se desatara en una inmensa oleada de poder mágico.

 

El aire se cargó de electricidad y estruendos mientras la magia de Rayne se manifestaba, acompañada de una fuerte ráfaga de viento, como si una tormenta estuviera a punto de estallar.

 

— ¡Rayne! — gritó Lance, intentando intervenir, pero solo consiguió verse involucrado cuando Rayne lanzó una de sus espadas hacia él con la forma verdadera de su varita.

 

Domina también fue atacado por Rayne, pero como se mantenía más calmado, fue capaz de esquivar los ataques de su “cuñado” y contraatacar al instante.

 

— ¡Rayne, por favor, detente! — suplicó Finn, tratando de acercarse a su hermano, pero Dot lo detuvo, sujetándolo firmemente por el brazo.

 

— Déjalo, Finn… Esto es algo que ellos deben resolver. — el pelirrojo dijo con firmeza, manteniendo a Anna, Lemon y Finn alejados de la pelea.

 

— ¿¡Pero de qué hablas!? ¡Van a matar a mi hermano si siguen así! — se quejó Anna, pero antes de que Dot pudiera responder, fueron empujados hacia atrás por el choque de las magias de los bilineales.

 

A estas alturas, los tres habían invocado la verdadera forma de sus varitas. Mientras Rayne y Domina intentaban matarse, Lance trataba de detenerlos, pero ni siquiera su poderoso Némesis parecía capaz de enfrentarse a Ares y Poseidón al mismo tiempo.

 

Fue entonces cuando comprendió el poder abrumador de esos dos y cómo podían destruir todo a su paso si es que así lo deseaban. Por suerte, en el campo de batalla estaba presente el único ser capaz de detener al dios de la guerra y del mar a la vez.

 

Mash se interpuso en la batalla con una velocidad impresionante. Con un solo puñetazo al suelo, hizo que este se desestabilizara, logrando que los tres magos perdieran el equilibrio y la concentración por un momento.

 

Aprovechando el instante, lanzó a su hermano y esposo contra unos árboles, al único que no atacó fue a Lance, debido a que el no había iniciado la pelea.

 

— Basta. — declaró Mash con un tono serio y una mirada asesina que haría arrepentirse a cualquiera de sus pecados. Ignoró los gritos de Anna, que corrió hacia Lance para ver si estaba herido, mientras él arrastraba a Rayne y Domina por el suelo como si fueran costales.

 

— Mash… ¿A dónde los lleva? — preguntó Finn con un tono temeroso, pero fue completamente ignorado mientras Mash se alejaba con ellos para no ser escuchado.

 

Mash obligó a Rayne y Domina a permanecer lado a lado sin intenciones de matarse. Antes de que pudieran decir algo, estalló en ira contra ambos.

 

Los demás podían ver a Mash agitar los brazos y caminar enfadado. Algunos jurarían haber visto su cabello erizarse y su aura volverse más pesada.

 

Quizás pasaron diez o quince minutos de furia antes de que Mash regresara, dirigiéndose específicamente hacia Finn, quien por primera vez sintió miedo de su amigo.

 

— Siento mucho lo que hicieron. — se disculpó Mash, haciendo una reverencia. — Aunque también es mi culpa… perdón por arruinar tu cumpleaños. — continuó, mientras Finn trataba de hacerle entender que no era su culpa.

 

Mash no pareció escucharlo, retirándose tras unos minutos, dejando confusión y caos a su paso. Todos estaban tan enfocados en Mash que no notaron la desaparición de Rayne y Domina, lo que puso nervioso a Finn, temiendo otra pelea.

 

Pero Lance lo tranquilizó, asegurándole que ambos eran lo suficientemente inteligentes como para no provocar nuevamente la ira de Mash, si es que valoraban sus vidas.

 

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Notes:

Este capítulo me tocó dividirlo en dos partes, porque me estaba saliendo demasiado extenso, pero espero publicar la siguiente parte muy pronto.

Que no se note lo rencoroso que puede llegar a ser Domina, y como Rayne puede perder fácilmente la cabeza cuando se trata de Finn. En algún punto mientras escribía, me preguntaba si no estaba siendo demasiada exagerada con la reacción de Rayne, pero después recordé como maltrato a Milo de magia Lupus por casi desvivir a Finn.

Dato curioso:
Lo que más detesta Milo es a Rayne, y cada vez que lo ve venir por los pasillos decide tomar la dirección contraria a el.

En fin, nos vemos en la siguiente actualización, la cual espero que sea pronto!!!

Chapter 5: Colapsos, llantos y un golpe de realidad : Part II

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Aquello podría considerarse la primera crisis matrimonial que enfrentaron Mash y Rayne.

 

Desde lo sucedido, Mash se negó a hablar con Rayne y Domina, e incluso se fue a vivir a la casa de su padre por un tiempo, alegando que no se sentía cómodo estando bajo el mismo techo que Rayne.

 

Rayne intentó hablar con él en más de una ocasión, pero Mash no le concedió ni un minuto de su tiempo.



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— Por favor, Mash... tenemos que hablar. — suplicó insistentemente Rayne.

 

Mash simplemente lo miró con indiferencia y trató de cerrar la puerta, pero Rayne se interpuso en su camino.

 

— Ya ha pasado más de un mes. ¿No es tiempo suficiente para hablar? — le insistió, esperando que sus súplicas fuesen escuchadas esta ocasión.

 

Mash no hizo más que mirarlo con desaprobación antes de ceder. Ambos salieron a caminar lejos de la casa para evitar ser escuchados por Regro, quien ya estaba lo suficientemente mayor como para preocuparlo con este tipo de cosas.

 

— Te escucho. — dijo el pelinegro cuando ambos estaban a una distancia considerable de la casa.

 

En cuestión de segundos, Rayne comenzó a disculparse repetidamente, lamentando su comportamiento y culpando en varias ocasiones a Domina por provocarlo. También mencionó cómo Finn había aceptado sus disculpas y cómo hizo las paces con Lance, a pesar de que el peliceste nunca estuvo en conflicto con él.

 

Mash, por primera vez en mucho tiempo, lo escuchó con suma atención, permitiendo que su marido dijera todo lo que tenía que decir antes de responder o volver a casa sin antes darle una respuesta.

 

— Así que lo siento. — concluyó Rayne, esperando que su extensa defensa diera algún tipo de fruto, pero Mash se mantuvo en silencio los primeros minutos, algo que lo puso extremadamente nervioso.  — Entonces... ¿qué dices? — preguntó, la ansiedad era palpable en su voz. 

 

Mash, sin embargo, seguía callado, mirando hacia el horizonte con una expresión indescifrable. Pero finalmente, después de lo que pareció una eternidad, soltó un suspiro pesado y se volvió hacia Rayne.

 

— No solo se trata de lo que hiciste, sino que ya me quedó claro que jamás podrás llevarte bien con Domina. — Mash dijo con un evidente toque de tristeza en su voz. — Y sé que puedo sonar egoísta, pero quiero que ambos se lleven bien o que al menos se toleren, porque los dos forman parte de mi familia.  — confesó, y Rayne no hizo mayor cosa que escucharlo con atención. — Y sinceramente... no podría elegir entre ninguno de los dos si un día de estos deciden matarse en serio.

 

— Yo trato de poner de mi parte y lo sabes, pero Domina es tan insoportable e irritante que no me extrañaría que un día de estos se quede solo. — lo último no parece ser bien recibido por Mash, quien le dedica una mirada seria a Rayne, aún así, este no se arrepiente de nada de lo que ha dicho. 

 

— Sé que Domina tampoco es un santo, y que su comportamiento y forma de ser pueden ser… difíciles de tratar. — en ese sentido, Mash le dio la total razón a Rayne, quien parecía satisfecho con esto. — Pero no puedo dejarlo solo. — dijo, y la sonrisa de Rayne decayó al instante, como si su victoria anterior no hubiera significado nada. — No cuando el único familiar que le queda soy yo. — comentó, dejando al mayor sin palabras, algo que lo hizo suspirar pesadamente. — Solo prométeme que intentarás llevarte mejor con él. — le pidió, y Rayne pareció estar a punto de decir algo antes que lo interrumpiera. — Y por si lo mencionas, también le pediré lo mismo a Domina. Así que por favor, pongan de su parte ambos, que los dos significan mucho para mi. — concluyó, esperando que sus palabras surtieran el efecto deseado. 

 

Rayne reflexionó por un momento todo lo que escuchó, Mash por un momento pensó que rechazaría su petición empeorando las cosas entre ambos, pero el resultado terminó siendo distinto a ese. 

 

— De acuerdo,  intentaré llevarme mejor con él, pero si colma mi paciencia entonces no pienso responder por lo que pase. — acepto la propuesta no sin antes imponer un par de sus condiciones,  y Mash no pareció tener problemas con lo que dijo, así que podían dar parte del conflicto por terminada. — Y ahora… ¿que hay de nosotros? — preguntó,  siendo lo realmente importante por tratar.  

 

Mash hizo una mueca ante esto, y decidió mirar hacia otro lado antes de hablar otra vez. 

 

— Creo que estamos bien, ¿no? — fue lo que Mash dijo, y Rayne no supo si darle la razón al instante o no. 

 

— Debo disculparme por haberte ocultado que Lance le propondría matrimonio a Finn. Pero él me rogó tanto que no te lo dijera y que lo ayudara por si intentabas matarlo, así que terminé olvidando cómo te ibas a sentir. — dijo sin titubear ni minimizar el verdadero epicentro del problema. — Y en el fondo, trato de entenderte, porque creo que también hubiera reaccionado así si alguien decidiera proponerle matrimonio a mi único hermano menor. — argumentó, consciente de que nunca podría ponerse del todo en los zapatos de Rayne en su rol de hermano mayor sobreprotector.

 

Aunque no descarta la posibilidad de que en algún futuro cercano o lejano Domina decida formalizar una relación con alguien, solo entonces podrá comprender mejor el comportamiento tan desenfrenado de su marido y su hermano mayor. 

 

— Así que perdón por haberte ocultado eso y por si te hice sentir traicionado. — se disculpó con la mayor sinceridad posible, aunque también se mostraba visiblemente arrepentido.

 

— Está bien, creo que ambos hemos cometido errores, así que los dos tenemos que mejorar para que esto no vuelva a repetirse. — dijo, y eso parecía ser suficiente para que la relación entre ambos volviera a ser la misma de antes.

 

O al menos esa era la idea, pero todo pareció quedar atrás cuando Mash atrajo a Rayne y le dio un apasionado beso. El iluminado divino se sorprendió ante esto, pero no tardó en corresponder al gesto, tomando firmemente a Mash por las caderas, mientras se transmitían todo el amor y cariño que no habían podido darse durante su separación.

 

— ¿Sería muy sospechoso que no volviéramos pronto? — preguntó Rayne, agitado, con el pecho subiendo y bajando por la "actividad física" que a realizado. 

 

— Creo que sí, papá puede pensar que estamos discutiendo. — respondió Mash, pero al mismo tiempo se acercó al oído de Rayne para hablarle en voz baja. — Pero cuando regresemos a nuestro hogar, podremos recuperar el tiempo perdido, ¿no te parece? — dijo, intentando ser coqueto, aunque aún era bastante malo en eso, lo que hizo que Rayne no pudiera evitar reírse descaradamente por sus palabras. 



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Como era de esperarse tras reconciliarse, Mash volvió a casa con Rayne ese mismo día. El proceso de mudanza fue bastante rápido, ya que Mash solo había llevado unas cuantas mudas de ropa. Y si necesitaba algo más de la casa, simplemente iba cuando sabía que Rayne estaba ocupado con el trabajo.

 

Ahora solo quedaba hablar con Domina. Mash pensaba proponerle los mismos puntos que a Rayne y hablar de cómo tendría que ser la situación de ahora en adelante para que funcionara para todos.

 

El pelinegro mentiría si no se sintió ligeramente nervioso al hablar con su hermano mayor, porque existía la posibilidad de que este se negara a cooperar y tratara de responsabilizar a Rayne por todo lo que había sucedido durante la fiesta de cumpleaños de Finn, aumentando las tensiones que ya existían.

 

Sin embargo, mayor fue su sorpresa cuando Domina aceptó sin titubear cada una de sus propuestas y, a diferencia de Rayne, no trató de imponer nada. Solo aceptó sin tener inconveniencia alguna. De paso, prometió que trataría de controlarse de ahora en adelante, lo cual lo dejó bastante sorprendido y conmovido.

 

Rayne quiso diferir de los sentimientos de Mash hacia Domina, porque creía que su cuñado estaba tramando algún plan para hacerlo ver como el malo, y que siempre había tenido razón en que no era la persona más conveniente para estar con Mash.

 

De eso ya habían pasado tres años y Rayne aún esperaba que Domina actuara en su contra.

 

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Rayne suspiró con cansancio cuando por fin llegó a casa. Había tenido un día largo, no solo por casi colapsar en la Agencia de Magia, sino también por la intensa clase sobre paternidad que Ryoh había decidido darle. 

 

Ahora, lo único que quería era recostarse junto a Mash y olvidar todo lo que pasó. 

 

Había ido directamente a casa al encontrar la panadería de Mash cerrada, lo cual le pareció extraño, ya que casi siempre cerraba después de las seis y media de la tarde, la hora en que ambos solían partir juntos hacia su hogar. No quiso pensar lo peor, así que decidió entrar con la esperanza de ser recibido con un cálido beso en los labios y un abrazo que lo ayudara a recuperar sus fuerzas. Sin embargo, Mash no estaba allí para recibirlo, y la sensación de que algo malo había pasado empezó a asfixiarlo.

 

Caminó rápidamente por el pasillo de la entrada y se dirigió sin pensar a su dormitorio, esperando encontrarlo dormido allí, pero no fue así. Lo buscó en los demás cuartos de arriba, pero el resultado fue el mismo que el primero. 

 

Con el corazón a punto de salir de su pecho, bajó rápidamente por las escaleras y fue de inmediato hacia la sala, donde por fin pudo respirar tranquilo, ya que en el sofá más grande estaba Mash dormido, con una manta encima y una de sus manos sobre su vientre plano.

 

El pecho de Mash subía y bajaba con tranquilidad, a diferencia del de Rayne, que aún se encontraba al borde del colapso al pensar que Mash y su hijo habían tenido un accidente. No tuvo demasiado tiempo para procesar la escena, cuando de repente, escuchó un ruido en la cocina sin pensarlo mucho se dirigió directamente allí, con la idea de encontrarse a Finn, ya que no esperaba la visita de nadie esa noche. 

 

Su primer pensamiento fue que quizás su hermano había ido a la panadería y había regresado a casa junto con Mash. Pero lo que se encontró fue totalmente diferente, porque allí, parado en medio de la cocina y usando un delantal rosa, se encontraba Domina, que se detuvo al instante al ver a Rayne.

 

Ambos se mantuvieron la mirada por un rato, como si quisieran adivinar lo que el otro estaba pensando y así poder anticipar sus próximos movimientos.

 

— ¿Qué haces aquí? —Rayne fue el primero en hablar. Domina frunció el ceño antes de quitarse el delantal.

 

— Qué pésimos modales tienen los iluminados divinos. — se quejó, y con un hábil movimiento de su varita, el fuego de la cocina se apagó al instante. — Ojalá que mi sobrino sea más educado que tú. — agregó, solo para aumentar la tensión que ya se sentía.

 

— Hola. — lo saludó Rayne, haciendo una larga pausa. — ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó, esperando que Domina resolviera su duda.

 

— Preparando la cena por Mash. — dijo, y eso no parecía ser suficiente para calmar la curiosidad de Rayne. — Mi pobre hermano se quedó dormido después de llegar a casa. Se le veía bastante cansado en el trabajo, por eso lo convencí de cerrar antes. — confesó, uniendo un par de cabos sueltos para Rayne.  — Gestar a tu hijo empieza a desgastarlo, así que espero que sepas tratarlo adecuadamente. — lo último pudo interpretarse como una amenaza, pero Rayne no tenia el humor para pelear con Domina. 

 

Rayne cerró los ojos y respiró hondo antes de responder. No quería que la conversación se convirtiera en una pelea, especialmente cuando Mash estaba descansando en la sala.

 

— Lo sé, estoy tratando de apoyarlo en todo lo que pueda. — respondió Rayne con seriedad, pero tenía que reconocer la ayuda de su cuñado. — Y agradezco que te hayas quedado para ayudarlo.

 

Domina asintió sorprendido ante aquellas palabras de agradecimiento, pero no dejó de mirar a Rayne con esa típica de mirada llena de desagrado que siempre le dedicaba. 

 

— Que te quede claro que no lo hago por ti. — dijo Domina con frialdad. — Lo hago por Mash y por mi sobrino. — explicó, para después cruzarse de brazos,  aún con su varita en sus manos, como si se estuviera preparando para atacar.

 

Y antes de que Rayne pudiera sacar su varita, escucharon pasos pesados que se dirigían hacia la cocina. Solo había una persona en la casa que podía hacer esos ruidos.

 

— ¿Rayne? — preguntó Mash, con voz adormilada y envuelto en una manta que casi cubría todo su cuerpo. Mencionó a su marido, quien abandonó cualquier intento de discutir con Domina. — ¿Cuándo llegaste? — añadió, sin poder contener un bostezo.

 

— Hace poco, pero no quise despertarte. — respondió Rayne, mientras se acercaba a Mash, quien aún parecía somnoliento. — Domina me dijo que te sientes cansado. ¿Necesitas que haga algo por ti? — preguntó, esperando que su marido tuviera alguna tarea para encomendarle.

 

— No… Creo que no. — vaciló un momento antes de continuar. — Pero aún tengo sueño… Desde que llegué esta mañana a la panadería, solo quiero dormir y dormir . — dijo con una aparente indiferencia. — Nuestro bebé me está dejando sin energía, también me está haciendo comer mucho.  — para alguien que era capaz de ingerir una cantidad absurda de panecillos con crema, entonces su hambre era más voraz de lo habitual.

 

Rayne simplemente sonrió para después brindarle un corto beso en los labios, mientras una de sus manos iba a hacia el vientre de Mash, quien simplemente se estremeció ante esto, pero no intento separar la mano de aquel de su cuerpo. 

 

— Muchas gracias por todo lo que estas haciendo, en verdad, gracias por darme a mi primer hijo. — le agradeció con una resplandeciente sonrisa,  y por alguna razón, el rostro de Mash se puso rojo al instante,  como si aquellas palabras fuesen demasiado para él. 

 

— N-no es nada. — respondió nerviosamente, desviando un poco la mirada para no ver de frente a Rayne.  

 

— Bueno, par de tortolitos, lo mejor es que me vaya. — Domina termino interrumpiendo el momento, ya que empezaba a sentirse excluido e incómodo ante tales muestras de afecto. — Así que, los veo otro día. — se despidió, para después acercarse a Mash, y agradeció internamente que Rayne se hiciera de lado para darle la oportunidad de despedirse adecuadamente. — Cuídate mucho, ¿si? No te sobreesfuerces demasiado, y si el idiota te ahí te trata mal, entonces dímelo para que lo ponga en su lugar, ¿de acuerdo? — le dijo, y antes de que Rayne lo interrumpiera con quejas, Mash se le terminó adelantando. 

 

— ¿Por qué tienes que irte? ¿Por qué no te quedas a comer y a dormir aquí? — le propuso sin antes consultarle a Rayne.  

 

— No creo que tu marido quiera verme más tiempo en su casa. — respondió, sin la intención de provocar una pelea, ¿verdad? 

 

— Domina puede quedarse, ¿verdad, Rayne? — le preguntó al instante,  esperando pacientemente a que Rayne dijera que si.

 

El bicolor lo pensó por un momento para después asentir con la cabeza, sin tener muchas opciones por las cuales negarse a aceptar el pedido de Mash. 

 

— ¡Perfecto! — el menor celebró un poco más despierto y con una vibra maternal que hacía que Rayne y Domina quisieran protegerlo. — Oh, adivina Rayne. — dijo sorpresivamente y continuó sin recibir una respuesta.  — Domina me dio el primer regalo de nuestro bebé.  — informó alegre, queriendo compartir su felicidad con su esposo. — Es una manta de seda que tiene bordados varios conejos, ¿quieres verla? — le preguntó,  y la sola mención de los bordados de conejos llamó la atención de Rayne.

 

Quien pensó,  que Domina no podía ser tan malo después de todo. 

 

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Notes:

Rayne es bien paranoico y resentido, lo cual se acopla bastante a su comportamiento tsundere.

Si hay algo en lo que Domina y Rayne pueden ponerse de acuerdo es en complacer a Mash.

El primer regalo del bebé está aquí! Aunque no lo parezca Domina se está tomando bastante en serio su papel como tío, próximamente veremos la reacción de los demás ante el embarazo de Mash. 👀

Chapter 6: Ser como los demás o ser diferente al resto 

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

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— Notó algo diferente en ti el día de ahora. — comentó Doom, mientras disfrutaba de la habitual visita de uno de sus hermanos menores. 

 

Bueno, uno de los dos que aún se encontraban en libertad y no dentro de una cárcel de máxima seguridad. 

 

— Oh… ¿eso crees? — Mash respondió sin revelar aún la noticia que tenía por dar. 

 

Pero Doom al ser invidente, no podía notar la pequeña curvatura que su vientre iba tomando, así que Mash no podía evitar sentir curiosidad por cómo se había dado cuenta de aquella diferencia en su aspecto. 

 

— Así es. — Doom contestó con simpleza, tomando cuidadosamente un trozo de panqueque bañado en miel y acompañado de arándanos para llevárselo a la boca. — Percibo algo de magia viniendo de ti. — dijo una vez que terminó de masticar, sorprendiendo al menor.

 

— ¿Magia? — Mash preguntó, sintiéndose confundido por muchas cosas que apenas entendía. — Pero si solo estoy embarazado. — confesó sin querer, haciendo que el tenedor de Doom cayera repentinamente sobre la mesa.

 

— Vaya… Eso sí es una sorpresa. — el peliblanco parecía estar en shock por la inesperada respuesta. Permaneció en silencio durante tanto tiempo que hizo que el menor empezará a sentirse nervioso e incómodo. — Supongo que muchas felicidades, espero que el bebé sea igual de fuerte que tú. — no era una felicitación común para alguien que esperaba un hijo, pero esta era la primera vez que Doom se encontraba en una situación así, ya que no tuvo contacto con ninguno de sus hermanos menores después de que nacieran y fueran apartados del lecho de sus madres.

 

— Muchas gracias.  — sin importar lo extraña que era la situación,  Mash le dio gracias a Doom por sus buenos deseos. 

 

— ¿Puedo preguntar como has estado con todo esto? — Doom preguntó repentinamente,  demostrando cierto interés por la noticia, y Mash no dudaría en responder a cada una de sus dudas. 

 

— Podría decirse que bien, aunque me he sentido más cansado de lo habitual y las náuseas matutinas no se las deseo ni a mi peor enemigo. — confesó, y al peliblanco le fue imposible no esbozar una sonrisa ante sus palabras. 

 

— Pero eso es normal, ¿verdad? — dijo, y Mash respondió con un rápido “si”. — ¿Y qué hay de Rayne? ¿Cómo tomo la noticia? ¿O todavía no se los has dicho? ¿Los demás ya lo saben también? — hizo varias preguntas a la vez, que Mash tuvo que prestarles mucha atención para responder a cada una de ellas como era debido. 

 

—  Rayne ya lo sabe, se lo dije cuando tenía como dos semanas,  y se lo tomó bastante bien. — respondió con tranquilidad, a pesar del miedo que tuvo al darle la noticia a su esposo. — Y los demás también lo saben ya, les di la noticia en esa misma semana. — agregó, y Doom pareció satisfecho con lo que decía. 

 

— Bien… pero si llegas a tener algún problema con Rayne o con alguien más por tu embarazo, entonces házmelo saber. — le dijo muy seriamente, y Mash tuvo que contener una risa por lo dicho, como si él no fuese capaz de resolver las cosas por sí solo. 

 

— De acuerdo, lo tendré en cuenta por si pasa algo. — Mash respondió con tranquilidad. 

 

La preocupación de Doom era más que genuina y, aunque pudiera parecer algo exagerada, Mash no se encontraba en valor de despreciarla, a pesar del difícil pasado que ambos tuvieron. 

 

— Bien. — Doom volvió a tomar su tenedor y continuó comiendo en silencio, aunque de vez en cuando conversaba con Mash sobre el bebé, escuchando con atención como su hermano menor se encontraba ansioso por poder tenerlo entre sus brazos de una vez. 

 

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Mash acompañó a Doom de regreso a su celda cuando la visita terminó, antes de despedirse los dos prometieron volver a encontrarse dentro de un mes nuevamente,  Mash le aseguro que le traería nuevamente panqueques para que los comiera mientras conversaban. 

 

— Oigan ustedes. — Delisaster llamó la atención de Doom y Mash desde su celda, cuando sus hermanos se despedían una vez más.  — No es justo que solo ustedes dos se diviertan. — se quejó, ya que de los cinco, Doom solía ser el que más visitas recibía, esto por parte de Mash, Domina, y los iluminados divinos Immortal y Light Cane. 

 

Mash dio un ligero suspiro antes de acercarse a la celda de Delisaster y extenderle una bolsa con tres panecillos con crema, cada uno de ellos hechos por sí mismo y con un sabor diferente a como eran normalmente. 

 

— Sí quieres puedes tomarlos. — le dijo, esperando a que Delisaster tomará la bolsa que le ofrecía, el rubio la terminó aceptando después de algunos segundos de pensarlo demasiado,  pero al hacerlo noto que la apariencia de Mash era distinta a como la recordaba la última vez que lo vio. 

 

— ¿Has estado comiendo mucho últimamente o porque pareces más gordo? — le dijo sin tacto alguno, y Mash recordó el porqué solo se relacionaba con Doom, porque el resto de sus supuestos hermanos no eran más que una bola de imprudentes e impulsivos. 

 

— No. — respondió secamente,  deseando marcharse lo más antes posible. 

 

— Parece ser que está embarazado. — aquella fue la voz de quien decía ser su padre biológico,  que también se encontraba ubicado en la misma área que sus demás hermanos. — ¿Cuántas semanas tienes? — le preguntó, y Mash no supo cómo responder a eso, ni cómo pudo darse cuenta de su estado si ni siquiera lo había visto. 

 

— ¿Embarzado? ¿Alguien sin magia se encuentra embarazado? — ahora fue Epidem quien habló, pareciendo interesado por la noticia, pero no por un motivo normal. — Pero qué evento sin precedentes. — dijo con emoción, y Mash supo que estaba a punto de escuchar una tontería de su parte. — No se tiene registro alguno de alguien sin magia embarazado desde hace muchos años.  — comentó, a lo que Mash no tuvo que esforzarse mucho para encontrar la razón del porqué no había registro de alguien de su condición embarazado en tanto tiempo.  — Sería interesante estudiarte a ti y al feto conforme el embarazo llega a término. — comentó repentinamente,  ganándose el desprecio absoluto de su hermano menor. 

 

— Epidem, no vuelvas a decir algo como eso, te lo prohíbo. — Doom regaño a su hermano desde su celda, sintiendo inadecuadas sus palabras hacia Mash, quien parecía ponerse cada vez más tenso con el paso del tiempo. 

 

— ¿Entonces?  — escuchó nuevamente a su “padre”, que demostraba tener interés por la situación,  y el pelinegro no supo si tomar eso como algo bueno o malo. — ¿Cómo te está yendo con esto de la paternidad? — le preguntó con un evidente tono de burla, como si creyera incapaz de que Mash desempeñará un papel decente como padre. 

 

— Mejor de lo que te pudo haber ido a ti. — respondió Mash con una frialdad que sorprendió a todos los presentes. Sabía que aquella declaración podría ser un golpe bajo, pero no le importaba. Estaba empezando a cansarse de los comentarios de aquel hombre, como si fuese un peor padre que él.

 

Además, aún le tenía cierto resentimiento por cómo había tratado a Domina antes de que ambos pudieran conocerse y arreglar sus asuntos a base de golpes en lugar de palabras.

 

— Suenas bastante seguro de ti mismo. — le dijo repentinamente, sin escucharse herido por lo dicho, después de todo, era bastante evidente que no le importaba ninguno de sus hijos. — Lo cual es admirable, considerando que es bastante probable que cries a un niño con magia. 

 

— ¿Y qué hay con eso? — Mash preguntó confundido,  sin saber por dónde iba la conversación. Aun así, se acercó hacia la celda de su “padre”, la cual se encontraba hasta el fondo del lugar. 

 

— Bueno… siendo tu alguien sin magia, es obvio que no podrás ayudar a tu hijo con el desarrollo de su poder y terminarás cargándole dicha responsabilidad a tu marido. — Mash entrecerró los ojos, sintiendo una chispa de indignación ante las palabras del contrario. 

 

— No es algo que me preocupe. — respondió con firmeza. — Rayne y yo nos complementamos bien, y ya encontraré la manera de apoyar a nuestro hijo. — afirmó, a lo que el hombre mayor soltó una carcajada, cargada de burla.

 

— Hablas como si el amor y la determinación fueran suficientes para todo. — le dijo aún entre risas. — Pero la realidad es que la magia lo sigue siendo todo en este mundo. — afirmó, sabiendo que las cosas no habrían cambiado tanto después de años y años bajo un mismo estatus quo.  — Sin el buen uso de ella, siempre estarás en desventaja.

 

Mash sintió que sus manos temblaban ligeramente, pero no por miedo, si no por la rabia que hervía dentro de él.

 

— Me parece que estás equivocado, porque hace años le demostre al mundo que la magia no lo es todo. — dijo, recordando todas las veces que había demostrado su valor y fuerza ante la magia, que no era más que un regalo dado por el mismo dios a los humanos. — Y mi principal enseñanza para mi hijo será que importa más quién eres y no el poder que posees. — el hombre dejó de reír ante sus palabras, su expresión se volvió más seria de lo que era antes. 

 

— Ya lo veremos. — dijo secamente, dudando aún de las palabras de su hijo menor. — Estoy ansioso por ver si tus palabras son suficientes cuando enfrentes la realidad.

 

Mash dio un paso atrás, decidido a no dejar que las palabras de su padre lo hicieran dudar de sus capacidades como futuro padre. 

 

— Estoy seguro de ello. — respondió con confianza antes de girarse hacia Doom, quien parecía expectante con lo que sucedía. — Nos vemos en un mes, Doom. — dijo, tratando de calmar el ambiente tenso.

 

Doom asintió, levantando la mano en señal de despedida.

 

— Cuídate, Mash. — le dijo, notándose levemente tenso por lo ocurrido. — Y cuida mucho de ese bebé. — Mash asintió antes de salir del recinto, sintiendo una mezcla de emociones por más que tratara de ignorar el hecho de que la conversación de su padre lo había puesto a pensar de Mash. 

 

Y que nunca había considerado la posibilidad de que su hijo naciera con magia, no como el que era un caso extraño en años, y que lo sigue siendo hasta el día de hoy. Porque aún no había nacido o se había presentado nadie más sin marca como él, como si algo en sus genes le hubiera impedido ser como el resto de la población,  aunque si lo hubiera sido, no estaría en donde está el día de hoy. 

 

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Por más que Mash tratara de no pensar en las palabras de su “padre”, estas se encontraban en una constante repetición dentro de su mente. Parecía se que la conversación que tuvo con él lo afectó más de lo esperado, porque el resto del día se la pasó pensativo, como si se estuviera debatiendo si lo mejor para su hijo era nacer sin magia como él o ser como el resto de la población en general. 

 

Llegó a sentirse molesto consigo mismo por esto, hasta se consideró egoísta por querer “privarle” a su hijo el experimentar poder de la magia, y “condenarlo” a ser como él, a pesar que no hubiera nada malo con eso. 

 

¿Verdad? 

 

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— Rayne. — le dijo repentinamente en la noche a su esposo, con quien se encontraba en la cama, ambos listos para dormir cuando así lo desearan.  

 

— ¿Si? ¿Qué pasa, Mash? — el bicolor pregunta, dejando de lado la lectura de uno de los tantos libros sobre paternidad que Sophia consigo amablemente para él. 

 

— ¿A ti no te importaría si nuestro hijo nace sin magia, verdad? — su pregunta tomó por sorpresa a Rayne, quien tuvo que reflexionar mucho en lo que había escuchado. 

 

— No, realmente no me importaría. — respondió después de haberlo pensado demasiado.  — ¿Pero por qué lo dices? — le pregunta, y Mash no sabe cómo responder a su duda sin demostrar que la conversación con su “padre” lo había afectado más de lo debido. 

 

— Por nada en especial… Solo me preguntaba si al no tener magia, existía la posibilidad de que nuestro hijo tampoco la tuviera. — aquella no fue más que una mentira a medias, pero Mash no quería decir la verdad, y Rayne lo supo al instante, aunque tampoco quería presionarlo tanto para que hablara. 

 

— Sí hay algo que te preocupa, podemos hablar con la señorita Meliadoul.  — propuso, y Mash dudó mucho si eso era una buena o mala idea. 

 

— No lo sé, siento que mi duda es tonta y sin fundamentos. — respondió, sin querer que esto fuese más allá, pero Rayne lo tomó  de las manos con delicadeza. 

 

— Ninguna de tus dudas son nada de eso, porque ambos estamos aprendiendo mucho de esta primera experiencia como padres. — trató de convencerlo, y Mash pareció ceder ante sus palabras, pero aún lo pensaría un poco más antes de aceptar. 

 

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Notes:

Hasta ahora me di cuenta que no le di participación a Famin como los demás en la conversación, pero no supe donde introducirlo. :(

 

En fin, espero que no podamos leer pronto! (Lo cual parece que será así, ya que tengo en mente seguir escribiendo el siguiente capítulo antes de lo previsto) 

Chapter 7: La curiosidad no pudo matar al gato, pero sí pudo herirlo. 

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

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El final de esa conversación, se pospuso por más tiempo del que Rayne hubiera deseado. Porque cada vez que intentaba hablar con Mash sobre el tema, él decía que no había necesidad de responder a esa duda,  y que para él, estaba bien si su bebé no podía usar magia. 

 

Claramente, esto era una mentira, ya que Rayne podía ver la preocupación en los ojos de Mash cada vez que observaba a niños pequeños practicando algunos hechizos simples. Era evidente que, a pesar de su actitud despreocupada, Mash temía por el futuro de su hijo en un mundo donde la magia era una extensión más de las personas. 

 

Y aunque la discriminación y el rechazo hacia las personas no mágicas ya no era lo mismo que antes, existía la posibilidad de que su hijo se sintiera inferior por no ser como el resto. Aunque eso aún no podía asegurarse porque el bebé aún no nacía, aun así, le parecía terrible que Mash se mortificara por cosas que estaban fuera del control de ambos.

 

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— Muy bien, el desarrollo del bebé parece ser adecuado para haber finalizado sus dos primeros meses de gestación, y tu salud también está en buen estado, así que no hay nada de qué preocuparse, solo debes seguir cuidándote como lo has venido haciendo hasta ahora.  — fue la conclusión a la que Meliadoul llegó al revisar los resultados finales del chequeo médico de Mash, quien, como era de esperarse, estaba siendo acompañado por Rayne.

 

— Muchas gracias por todo. — Mash fue el primero en agradecer por su buena atención, brindándole un leve consuelo con sus palabras. Cuando parecía listo para irse, Rayne decidió por fin consultar la duda que tanto lo había estado atormentando este último tiempo. 

 

— Señorita Meliadoul. — llamó a la mencionada, quien no dudó en prestarle toda su atención, suponiendo que el bicolor tenía algo importante que quería resolver con ella.

 

— ¿Sí? ¿Pasa algo? — ella preguntó, notando cómo Mash miraba seriamente a Rayne, como si quisiera advertirle que no dijera nada.

 

— ¿Cree que podría decirnos si existe alguna posibilidad de que nuestro bebé nazca con magia o no? — le preguntó, tomando por sorpresa a la rubia.

 

Meliadoul frunció el ceño mientras trataba de encontrar la razón de aquella pregunta, ya que no era algo que esperaría por parte de Rayne. Sin embargo, por la reacción previa de Mash, estaba casi segura de que esa duda venía de su parte y que no se sentía con el valor para expresarla abiertamente.

 

— Bueno, considerando que son una pareja “diferente” a las demás y que la genética de Mash no es igual a la de la población en general, puedo decirles que existe un 50% de ambas probabilidades. — respondió por fin, notando cómo el rostro de Mash se endurecía ante sus palabras, como si esa no fuese la respuesta que tanto había estado esperando. — ¿Pero puedo preguntar a qué viene la duda? — dijo, y los contrarios se miraron entre sí al instante, como si buscaran una respuesta en común para su pregunta.

 

— Por nada en especial… Solo tenía curiosidad por saberlo, eso es todo. — al final, fue Mash quien habló de los dos, y por cómo sonaba, aún parecía haber algo más en medio de todo esto, porque aquella pregunta no algo que Mash se plantearía por sí mismo.

 

— Mash. — lo llamó Meliadoul, tratando de hacerlo ceder ante un poco de presión, intuyendo que el pelinegro ocultaba algo. — ¿Hay algo que quieras decirnos? — le preguntó, y fue entonces cuando todo el autocontrol que Mash había estado teniendo pareció empezar a fallar, porque sin querer, comenzó a gimotear suavemente, cubriendo su rostro ante la vergüenza de ser visto llorar de aquella manera tan repentina.

 

— Ey, está bien, no tienes porqué preocuparte por nada. — Rayne intentó calmarlo de inmediato, suponiendo que su inesperada reacción se debía a sus hormonas que se encontraban alteradas por el embarazo y no por una opresión que había estado manteniendo oculta todo este tiempo. 

 

— Cuando fui a visitar a Doom, tuve una conversación con él que fue bastante desagradable. — dijo finalmente el pelinegro, cuando sus sollozos le permitieron hablar de nuevo.

 

No había necesidad de explicar a quién se refería con él, porque se sobreentendía demasiado para quienes lo escuchaban. 

 

— Me dijo que dudaba mucho de mi capacidad para criar a mi hijo si nacía con magia, y que terminaría cargándole esa responsabilidad a Rayne por no poder entenderla. — continuó y el instinto asesino de Meliadoul y Rayne empezó a desatarse contra una persona en común, o más bien contra una escoria que no debía seguir existiendo en este mundo. — Aunque no quiera admitirlo, me hizo dudar de mí mismo, de que no podría entender ni ayudar a mi hijo, y que el amor y la determinación no serían suficientes para todo, no cuando la magia seguía siendo importante. — siguió, sintiendo como la inseguridad de fallar crecía en su interior. — Empecé a tener miedo de que mi hijo fuera diferente y terminará siendo excluido por los demás… Y sé que las cosas ya no son como antes, pero no entiendo cuánto significa la magia para alguien, y eso me asusta. — confesó, para después ser abrazado al instante por Rayne, quien no podía creer que había estado cargando con aquellos pensamientos en silencio. — Me aterra ser de poca ayuda…

 

Rayne lo sostuvo con firmeza, transmitiéndole toda la seguridad y el amor que sentía por él. Sabía que Mash necesitaba escuchar algo que disipara las dudas y temores que ahora lo atormentaban.

 

— Mash, tú ya eres un padre increíble solo por preocuparte tanto. — comenzó Rayne, acariciando suavemente el ahora vientre de tres meses de su esposo. — La magia no define a una persona. Tú mismo lo has demostrado al ser tan fuerte y valeroso sin ella. — señaló, ya que sin él, el mundo mágico estaría totalmente  perdido ahora mismo. — Y nuestro hijo no necesitará nada más que el amor y el apoyo que le brindaremos, sin importar si nace o no con magia. 

 

Mash levantó la mirada, sus ojos se encontraban llenos de lágrimas pero con un ligero destello de esperanza ante aquellas palabras.  

 

— Pero, ¿y si no soy suficiente? ¿Y si no puedo entenderlo como debería? — Mash aún estaba preocupado por fallar, ya que eso no debía de ser una opción para él. 

 

— No tienes que entender todo perfectamente. Estaremos juntos en esto, aprendiendo y creciendo como la familia que somos. — las palabras de Rayne son justo lo que Mash necesita para sentirse en paz consigo mismo. — Y si nuestro hijo nace con magia, entonces ya encontraremos la forma en que ambos podamos ayudarlo. 

 

Meliadoul, que había permanecido en silencio, asintió con convicción, estando totalmente de acuerdo con lo que Rayne decía. 

 

— Lo más importante es el amor y el apoyo que puedan ofrecerle a su hijo. — les dijo, pues realmente sin nada de eso, no podrían llegar a ninguna parte. — La magia no es más que una parte  de la ecuación, ya que lo verdaderamente importante está en el vínculo que forman como familia.

 

Mash respiró hondo, sintiendo cómo la tensión se disipaba lentamente de su ser, pues Rayne y Meliadoul tenían razón. No importaba si su hijo nacía con o sin magia; lo que importaba era el amor y la unión que iban a compartir entre los tres. 

 

— Gracias. — dijo finalmente, su voz sonaba firme aunque aún teñida de un poco de inseguridad. — Prometo que haré todo lo posible para ser el mejor padre que pueda ser. — afirmó, para después recibir un beso en los labios por parte de Rayne. 

 

— Lo sé, y sé que nuestro hijo será afortunado de tenerte como padre.

 

Mash sonrió, sintiendo un nuevo sentido de determinación florecer dentro de él, sintiéndose libre de aquella ansiedad que se retiraba lentamente de encima de sus hombros. 

 

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Mash y Rayne pasaron el resto del día juntos, sin querer separarse después de una mañana tan agitada. Rayne le propuso a Mash tener una cita en el lugar que él quisiera, y Mash aceptó sin dudar, con la única condición de abrir la panadería al menos por un par de horas.

 

Rayne aceptó sin objeciones, sabiendo que hornear y atender a los clientes podría ayudar a Mash a olvidar los desagradables eventos de la mañana.

 

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Todo parecía marchar sin problemas en la panadería. Mash y Rayne atendían a los clientes habituales, quienes no solo elogiaban sus deliciosos productos, sino también comentaban lo radiante que lucía Mash debido a su embarazo.

 

El aroma a pan recién horneado impregnaba el aire, creando una atmósfera cálida y acogedora. Con la hora de cierre acercándose, Mash atendía a los últimos clientes , mientras que Rayne se dirigía a la cocina para limpiar y ordenar todo.

 

Desde ahí, se podía escuchar a Mash conversando animadamente con una anciana, quien le hacía algunas preguntas sobre su embarazo, las cuales Mash respondió sin problema alguno.

 

— Es admirable cómo logras equilibrar todo, querido. — comentó la anciana con una sonrisa cálida.

 

— Solo trato de hacer lo mejor que puedo, señora. — el pelinegro respondió tímidamente, mientras termina de envolver el pedido de la mujer mayor, antes de entregarselo y recibir el dinero correspondiente por la compra. — Tengo a mucha gente buena a mi alrededor que me apoya. — al terminar de decir aquello, Mash sintió un mareo repentino, como si su cuerpo hubiera  decidido actuar en su contra en ese preciso momento. 

 

La respuesta que la anciana le dio ante lo último que dijo, se terminó desvaneciendo mientras su visión se tornaba borrosa. Intentó aferrarse al mostrador para mantener el equilibrio, pero sus piernas cedieron y cayó al suelo con un golpe sordo.

 

— ¡Mash! — gritó la anciana, alarmada y su grito resonó en toda la panadería.

 

Rayne salió corriendo de la cocina, su rostro se tornó pálido de preocupación al ver a Mash en el suelo. Se arrodilló rápidamente junto a él, tomándole el pulso y verificando su respiración.

 

— Mash, despierta por favor, despierta. — lo llamó, sacudiéndolo suavemente para que reaccione. 

 

Mash abrió los ojos lentamente después de varios minutos de agonía para Rayne y la anciana, su rostro estaba pálido y cubierto de una fina capa de sudor. Le tomó un par de segundos entender lo que había pasado, así que intentó sonreír para tranquilizar a Rayne, pero su debilidad era más que evidente.

 

— Estoy bien... solo tuve un pequeño desequilibrio. — murmuró Mash, a la vez que intentaba incorporarse por sí solo, pero su cuerpo parecía haberse quedado sin fuerza alguna.

 

Rayne tuvo que cargarlo entre sus brazos para llevarlo hacia una silla donde pudiera sentarse.

 

— Eso no me pareció solo un desequilibrio.  — le dijo muy seriamente,  sacando uno de sus pañuelos para secar el sudor que adornaba la frente de su esposo. 

 

— El tiene razón, querido. — la anciana se unió rápidamente a la conversación.  — ¿No te hiciste daño? — le preguntó,  ya que la caída fue bastante fea. 

 

— No, estoy bien, y el bebé… también parece estarlo.  — respondió, conociendo a la perfección su cuerpo para saber si algo no andaba bien con él o con su bebé.  

 

— Debes tener mucho cuidado con ese tipo de caídas, que pueden ser muy peligrosas durante los primeros meses de embarazo. — fue la recomendación dada por la anciana, y Mash sabía que ella tenía razón. 

 

— Lo mejor será que nos vayamos a casa. — Rayne habló, y Mash no pareció feliz con esto. 

 

— Pero ya habíamos quedado en salir después de cerrar. — el pelinegro intentó protestar, pero la preocupación en el rostro de su esposo fue suficiente para que decidiera no insistir más. 

 

— Podemos salir otro día que te sientas mejor, por el momento debes descansar. — Rayne respondió con firmeza, pero a la vez se notaba la preocupación que sentía por Mash. 

 

El pelinegro solo pudo asentir, sabiendo que Rayne tenía razón y que no podía hacer mucho para cambiar ningún tipo de decisión en el. Se despidieron de la anciana, agradeciéndole por su comprensión, luego se dispusieron a cerrar la panadería.

 

Rayne trató de que el regreso a casa fuese lo más rápido posible, porque necesitaba que Mash descansara y relajará para recuperar las fuerzas que seguramente había perdido con tanto estrés. 

 

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Mientras Mash se recostaba en el sofá, Rayne preparó una bebida caliente para él y se sentó a su lado, tomando su mano con cariño. 

 

— Siento que nuestra cita se haya cancelado. — murmuró Mash, sintiéndose un poco culpable por lo sucedido, aunque realmente  no tenía la culpa de nada de lo que pasó. 

 

— No te preocupes por eso, que ahora mismo, lo más importante es que estés bien. — Rayne le aseguró, besando su mano. — Habrá muchas otras oportunidades para tener citas, y además, cualquier momento que pase contigo es especial para mí. — sus palabras consiguieron que Mash se sonrojara, pues no esperaba una declaración tan romántica como esa, pero después de un día lleno de altibajos lo mejor que podía hacer era relajarse en compañía de su esposo, quien era lo único que necesitaba en ese momento para sentirse bien. 

 

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Notes:

Extra:

Esa misma tarde, Ciryl Marcus, mejor conocido por el mundo mágico como Innocent Zero, recibió la visita inesperada de una vieja conocida, quien no estaba para nada contenta con él.

 

Se dice que varios guardias de la prisión de Hecatrice, tuvieron que intervenir para que la bien conocida Lady Meliadoul no asesinara con sus propias manos al ex criminal más grande del mundo mágico.

 

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Quise agregar esto en el capítulo,  pero no supe donde introducirlo.

 

Pero es posible que lo retome para una siguiente actualización.  :D 

Chapter 8: El caos tiene nombre y forma 

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Mash se despertó alrededor de las cuatro de la mañana, no porque necesite levantarse temprano, sino porque un malestar le impide seguir durmiendo. 

 

Su estómago está revuelto y una oleada de náuseas lo hace sentir como si estuviera en medio de una tormenta. Con cada sacudida que da su estómago, Mash se debate entre el deseo de levantarse y el temor de perturbar el descanso de Rayne, quien no parece darse cuenta de lo que sucede. 

 

Lentamente, se sienta en la cama, tratando de calmar la sensación de mareo que se hizo presente de forma arrepentida. Sin embargo, el malestar se intensifica, obligándolo a levantarse con cuidado para no hacer ningún ruido.

 

Cubre su boca con una de sus manos y se dirige tambaleándose al baño. A medida que avanza, se da cuenta de que necesita actuar rápido, si no desea devolver todo el contenido de su estómago en el medio del pasillo. 

 

Una vez dentro, se arrodillo junto al inodoro y comenzó a vomitar, tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a Rayne. A pesar de sus esfuerzos, los sonidos inconfundibles de su malestar llegan hasta los oídos de su esposo, quien se sobre exalta al no encontrar a su lado. 

 

Después de unos momentos, la puerta del baño se abre con un suave chirrido, y Rayne, aún medio dormido, entra en el lugar. Al ver a Mash en un estado tan lamentable, su corazón se oprime y un sentimiento de preocupación se apodera de él.

 

Rayne se acerca rápidamente a Mash, quien está sentado en el suelo del baño, sollozando suavemente y con un aspecto pálido. Con una mano en su espalda, Rayne murmura palabras de consuelo, tratando de calmar a su esposo, que intenta decir algo pero vuelve a vomitar como si ya no lo hubiera hecho antes. 

 

—Rayne. — solloza, incapaz de controlar sus sentimientos, como si alguien le hubiera robado el control de su cuerpo y emociones. — No me siento bien. — se queja, y Rayne solo asiente mientras su mano sigue acariciando la espalda de Mash.

 

—Lo sé, cariño. — le dice dulcemente, retirando las gruesas lágrimas que caen por las mejillas de su esposo. — ¿Quieres que te ayude a levantarte o aún sientes ganas de vomitar? — pregunta, y Mash no le responde, no porque no quiera, sino porque su estómago vuelve a traicionarlo, devolviendo lo poco que aún tiene dentro.

 

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Mash termina siendo cargado por Rayne hasta su habitación, una vez que pudo dejar de vomitar y retirar el terrible sabor que el vómito dejó en su boca. La camisa de Rayne está empapada de lágrimas, debido a que Mash no dejó de llorar sobre su pecho una vez que pudo controlar su estómago.

 

La expresión de Mash ahora es tranquila, aunque su agitación es evidente por el subir y bajar difícil de su pecho. Rayne busca algo dentro de la mesita de noche antes de salir de la habitación, no sin antes observar detenidamente a su esposo.

 

- ¿Hola? ¿Señorita Meliadoul? — Rayne dice, una vez que se armó de valor para llamar a la antes mencionada a través del Rabbitphone. 

 

— ¿Rayne? ¿Sucede algo con Mash o porque llamas a esta hora de la mañana? — ella pregunta,  siendo una hora extraña, exactamente cinco y media, para  ser llamada. 

 

— Lamento mucho despertarla, pero es Mash. — dice, y está casi seguro que Meliadoul ahora comprende lo que puede estar pasando. 

 

— ¿Se siente mal? ¿O tiene alguna pregunta por hacer? — dice, y por el suspiró que escucha desde la otra línea, está casi segura de que sucedió lo primero. 

 

— Sé despertó hace como una hora y media, y empezó a vomitar sin control, después no paró de llorar hasta quedarse dormido. — respondió, esperando que la mujer mayor tuviera la respuesta que tanto estaba buscando. 

 

— ¿Anoche comió algo diferente a lo que está acostumbrado o mencionó que no se sentía bien antes o después de comer? — pregunta, y Rayne tiene que pensar bien la respuesta que va a dar, porque son de suma importancia. 

 

— No comió nada diferente y no dijo nada de sentirse mal. — dijo por fin, sintiéndose agobiado por todo esto.  — ¿No le pasa nada malo, verdad? ¿Tanto él como el bebé están bien, verdad? 

 

— Sí mis suposiciones son ciertas, se encuentra bien y lo que pasó solo tiene que ver con el incremento de los síntomas del embarazo durante el tercer mes. 

 

— ¿Los síntomas del embarazo? — Rayne repitió, su voz se escuchaba llena de sorpresa y alivio. — ¿Entonces esto es normal?

 

— Sí, es bastante común. — dijo con simpleza, antes de dar una explicación más detallada. — A medida que el embarazo avanza, los síntomas como las náuseas y los vómitos pueden volverse más intensos, especialmente durante el primer trimestre. — explicó con calma. — Pero no te preocupes, todo indica que tanto Mash como el bebé están bien.  — argumentó, y Rayne por fin pudo sentirse tranquilo. 

 

— Muchas gracias, señorita Meliadoul. — el bicolor suspiró con alivio,  al saber que su familia se encontraba bien. — ¿Pero hay algo que pueda hacer para ayudarlo a sentirse mejor?

 

— Lo que puedes hacer es que Mash descanse y se mantenga hidratado. — respondió, y Rayne empezó a tomar nota de manera mental. — Al momento de darle de comer, trata de preparar pequeñas comidas ligeras y evita los olores fuertes que puedan desencadenar más náuseas. — aconsejó. — Y si los síntomas persisten o se agravan, no dudes en llamarme de nuevo. 

 

— Lo haré, así que muchas gracias por tu ayuda. — dijo Rayne, antes de terminar la llamada y volver a la habitación,  encontrándose con Mash que aún seguía durmiendo. 

 

Considerando la hora, volvió a acostarse en la cama, haciendo varios malabares para no despertar a su pareja. Finalmente, logró recostarse junto a él, lo cual calmó aún más sus nervios, ya que al estar cerca de Mash, podría darse cuenta si este necesitaba algo.

 

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Rayne terminó saliendo de la cama alrededor de las ocho de la mañana. Se suponía que debía ir a trabajar, pero al informarle la situación a Ryoh, este insistió en que se quedara en casa el tiempo que fuera necesario.

 

Que Ryoh hubiera pasado por lo mismo que Rayne fue de inmensa ayuda para el bicolor, quien esperó pacientemente a que su esposo despertara de su largo sueño. Sin embargo, cada vez que subía a ver cómo estaba, Mash seguía dormido, por lo cual no quiso preocuparse, porque entendía que estuviera cansado después de haber tenido una terrible mañana. 

 

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Todo era silencio en la casa. Rayne estaba sentado en la sala cuando alguien llamó a la puerta. Esto lo tomó por sorpresa, ya que no esperaban recibir a nadie. Aun así, se levantó de inmediato para evitar que el ruido despertara a Mash.

 

— ¿Diga? — preguntó Rayne, antes de abrir la puerta y encontrarse con Domina, cuya enorme sonrisa desapareció al verlo.

 

— Ah, eres tú. — dijo el pelirosa con decepción, como si hubiera esperado que Mash abriera la puerta en lugar de Rayne. — ¿No se supone que deberías estar en la Agencia de Magia?

 

— Me tomé el día libre porque Mash se siente mal. — confesó Rayne, y antes de que Domina pudiera decir algo, volvió a hablar. — ¿Y tú, no deberías estar en la academia Walkism? — ahora fue Rayne quien hizo la pregunta, y Domina solo pudo mirarlo con molestia. — No creo que sea adecuado que un profesor falte tanto a clases. 

 

— Pedí permiso para ausentarme el día de hoy porque quería ver cómo estaban mi hermano y mi sobrino. — respondió seriamente. 

 

Aunque en ocasiones simplemente se iba de Walkism sin avisar a nadie, tenía la suerte de recibir solo un pequeño llamado de atención para no repetirlo, siendo esta, una de las ventajas de ser uno de los mejores profesores que Walkism tenía actualmente.

 

 

La tensión en el ambiente se volvió palpable mientras Domina y Rayne se miraban. Domina tenía el ceño fruncido, visiblemente disgustado por la situación. Rayne, por su parte, intentaba mantener la calma, aunque su agotamiento y preocupación eran evidentes.

 

— ¿Puedo pasar a verlo? — preguntó Domina, su voz era un poco más suave de lo normal, algo que sorprendió un poco al iluminado divino. 

 

— Ahora mismo está descansando. — respondió Rayne, cruzando los brazos. — Ha sido una mañana difícil para él. 

 

Domina asintió lentamente, su expresión término por suavizarse al escuchar las palabras de Rayne. A pesar de las diferencias entre ellos, la preocupación por Mash era un punto en común.

 

— Lo entiendo. — dijo finalmente, dejando escapar un suspiro. — Solo quería asegurarme de que estaba bien. 

 

Antes de que Rayne pudiera responder, un suave sonido de pasos se escuchó desde el interior de la casa. Ambos dirigieron su mirada hacia el origen del sonido, donde Mash apareció, apoyándose en la pared para mantener el equilibrio.

 

— Mash. — dijo Rayne rápidamente, acercándose para ofrecerle apoyo. Sin embargo, Mash lo miró con disgusto, algo que le pareció sumamente extraño. — ¿Te sucede algo? — le preguntó, pero solo consiguió que Mash se cubriera el rostro antes de empezar a sollozar.

 

— ¿Por qué me dejaste solo? — preguntó entre intensos sollozos.

 

Rayne se quedó helado por un momento, incapaz de procesar las palabras de Mash, pues nunca había esperado que le dijera algo así.

 

— No quise dejarte solo, Mash. — dijo suavemente Rayne, tratando de mantener la calma mientras se acercaba.

 

Domina, que observaba la escena, frunció el ceño, sintiendo una mezcla de preocupación y celos. A pesar de sus diferencias con Rayne, el bienestar de su hermano era lo más importante para él.

 

— Mash, por favor, ven, siéntate un momento. — insistió Rayne, tratando de guiar a su esposo hacia la sala, pero este se negó a escucharlo, pues su llanto se estaba volviendo más fuerte que sus palabras.

 

Un caos inmediato se formó después de esto. Mash no paraba de sollozar, diciendo con dificultad que Rayne ya no lo amaba, lo cual no era cierto, pero la bruma mental que sus hormonas le habían provocado era más fuerte que su sentido común.

 

Rayne no supo qué hacer, pues cada vez que intentaba algo, solo empeoraba la situación. Como último recurso, observó de forma poco disimulada a Domina, quien pareció comprender el mensaje que intentaba darle.

 

— Vamos, Mash. — dijo el pelirosa, siendo él quien ahora intentaba acercarse a Mash.  — No hay razón para llorar, solo estás un poco confundido. — lo consoló, sin ser rechazado por su hermano, quien sí le permitió abrazarlo.

 

— Pero Rayne… — intentó quejarse nuevamente, pero Domina no se lo permitió.

 

— Él no hizo nada malo, ¿sí? Como te dije antes, solo estás un poco confundido. — le aseguró, y por alguna razón, Mash sí parecía escucharlo, porque empezó a calmarse de a poco. — ¿No quieres comer algo? — le preguntó, cuando la situación volvió a la “normalidad”.

 

— No quiero… aún me duele el estómago. — respondió, aún con aquel malestar estomacal que no lo dejaba tranquilo.

 

— Pero debes comer, el bebé lo necesita. — le insistió Rayne, esperando que Mash no se sintiera atacado o presionado por sus palabras.

 

— Come aunque sea un poco, ¿de acuerdo? — ahora fue Domina quien habló, y Mash pareció perderse un poco en sus palabras antes de decir que sí.

 

Al menos habían conseguido que dejara de llorar y que al menos intentara comer. 

 

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El comportamiento de Mash siguió siendo “extraño” desde la perspectiva de ambos bilineales. Mash parecía escuchar más a Domina que a Rayne, lo cual fue un golpe bastante grande para el orgullo del iluminado divino, quien tuvo que sobreponerse a sus sentimientos para no estropear las cosas.

 

Al final, consiguieron que Mash desayunara y tomara un baño para que se relajara. En algún momento, Rayne llamó nuevamente a Meliadoul para informarle que Mash ya se encontraba despierto y parecía sentirse mejor, aunque no pudo evitar comentarle el extraño comportamiento que Mash tenía con él. La respuesta fue clara: "Parece que las hormonas le están jugando una mala pasada a Mash. Es normal que se sienta de esa forma, así que lo más importante es que sepa que estás ahí para él."

 

Rayne suspiró, agradecido por el consejo, pero aún muy preocupado por la situación.

 

— Rayne, ¿puedo pasar? — escuchó la voz de Domina, quien tocó un par de veces la puerta para llamar su atención.

 

—Sí, adelante. — le permitió entrar sin problema, pues ya había terminado de hablar con Meliadoul. — ¿Y Mash? — preguntó en cuanto Domina ingresó a la habitación, pues su cuñado se quedó acompañando a Mash en la sala mientras él hablaba en otra habitación.  

 

—Se quedó dormido. Dijo que empezaba a sentirse mal otra vez, así que le recomendé que tomara una siesta. — respondió Domina, y Rayne solo pudo asentir ligeramente.

 

— Gracias... por todo. — le agradeció de repente, y la mirada que Domina le dedicó no estaba cargada de burla o superioridad, sino de comprensión.

 

— Está bien, supongo que se comporta así por las hormonas, ¿cierto? ¿O qué te dijo la señorita Meliadoul? — le preguntó, y nuevamente, Rayne se mostró como una respuesta inicial. 

 

— Dijo que las hormonas lo estaban haciendo pasar un mal rato, y que lo importante era que Mash supiera que estaba ahí para él. — agregó, y Domina no parecía estar en desacuerdo con él. 

 

— Espero que para la próxima sepas guarde la calma, que no siempre estará ahí para salvarte el trasero. — como era de esperarse, la armonía que había entre ambos no podía perdurar por mucho, pero Rayne tenía que admitir que Domina no dijo nada más que la verdad. 

 

— Gracias por el “consejo”, cuñado , para la próxima trataré de estar mejor preparado. — comentó, diciendo con cierto mofa la palabra “cuñado”, y Domina no pudo hacer más que verlo con desprecio.  

 

Después de todo, había ciertas cosas que no podían cambiarse. 

 

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Notes:

Los síntomas del embarazo siempre son peores durante el primer mes, hasta el momento,  Mash no había pasado por un momento como este.

 

Domina y Rayne se tienen aprecio, pero muy a su manera. 

Chapter 9: Y los cambios no hacen más que aumentar

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

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Mash abre perezosamente los ojos, visiblemente confundido por el lugar en el que se encuentra. Sin embargo, después de unos segundos, su mente parece reorganizarse por sí sola.

 

— ¿Rayne? — dice, y como si hubiera pronunciado un hechizo, el iluminado divino aparece de repente. Su expresión varía desde el alivio hasta la felicidad al verlo.

 

— Hola. — lo saluda, acercándose al pelinegro. — ¿Cómo te sientes ahora? — pregunta antes de realizar cualquier otro movimiento.

 

— Creo que mejor que cuando me dormí. — responde, abriendo los brazos inconscientemente para recibir un abrazo de su esposo, quien sin pensarlo dos veces, lo abraza.

 

— Me alegra que ya estés mejor. — le dice con la mayor sinceridad del mundo, una paz que no puede describirse fácilmente con palabras. — Me tenías muy preocupado. — confiesa, y Mash no hace más que reconectar nuevas piezas que lo llevan a abrir la boca, aunque no dice nada por una razón desconocida para Rayne. — ¿Te pasa algo?

 

— Lo siento. — se disculpa, y antes de que Rayne pueda decir algo, toma nuevamente la palabra. — Me comporté mal contigo, así que perdón si te lastimé. — dice, bajando levemente la mirada. Sin embargo, Rayne lo toma delicadamente del mentón para que pueda verlo.

 

— Está bien, sé que no estabas en tu mejor momento, pero no importa. Siempre estaré aquí para ayudarte. — lo consuela, acariciando con cuidado el rostro de Mash, quien parece un poco aliviado al escucharlo.

 

— Gracias… eres muy amable conmigo — murmura, dejándose llevar por el momento, hasta que recuerda algo más. — ¿Y Domina? — pregunta, recordando que su hermano también estaba allí cuando ocurrió todo.

 

— Tuvo que irse temprano, pero dijo que vendría después a verte — responde Rayne, sin mostrar desagrado o incomodidad al hablar de Domina. Más bien, parece un poco “feliz” al mencionarlo, algo que Mash nota de inmediato.

 

Sin embargo, decide no comentar nada al respecto y prefiere quedarse con la curiosidad.



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— Mash, ¿te sucede algo? — pregunta Rayne con tono curioso a su esposo, quien lleva demasiado tiempo mirándose al espejo, como si algo le hubiera llamado poderosamente la atención ese día.



Mash se encuentra a medio vestir, solo llevaba la parte inferior de su ropa, dejando al descubierto su pecho y su vientre “hinchado”.



— Kevin y Mike han cambiado mucho desde que estoy embarazado. — dijo de repente. 



Y a Rayne le tomó solo un segundo entender que se refería a sus firmes pectorales, o a lo que quedaba de ellos, ya que ahora tenían una forma “ovalada” debido al avance del embarazo. 



— Oh… pero eso es normal. — dijo el bicolor, acercándose a Mash, quien mantenía la mirada fija en sus pechos. — Kevin y Mike irán creciendo cada vez más para poder alimentar a nuestro bebé. —  argumentó, llevando un par de sus dedos a los pechos de Mash sin pensar. Los tocó suavemente, evaluando la sensibilidad de su esposo, o al menos eso creía, ya que en realidad sus intenciones eran otras.



Mash soltó un pequeño gemido, no de dolor, sino de sorpresa y una mezcla de emociones que no supo definir como incomodidad, curiosidad o excitación.



— Rayne, ¿qué estás haciendo? — preguntó Mash, con un leve rubor coloreando sus mejillas y un sinfín de sensaciones que comenzaban a volverlo loco.



— Nada en especial — respondió el mayor. — Solo quiero asegurarme de que estés bien. — agregó, con una sonrisa traviesa mientras retiraba lentamente sus dedos, pero dejando una sensación extraña en el pecho de Mash.



Mash lo miró con los ojos entrecerrados, luchando entre la confusión y el deseo que ahora se apoderaban de su mente. 



— Creo que eres un pervertido.  — concluyó Mash, cubriendo con recelo su pecho, lo que provocó la risa de Rayne.



— Lamento mucho si te di esa impresión. — se disculpó Rayne, dejando un beso en la frente de Mash, quien solo hizo un gesto adorable en manera de protesta. — La próxima vez preguntaré si puedo tocar. — dijo, y Mash pareció estar de acuerdo, o eso era lo que suponía, porque su esposo buscó rápidamente una camisa antes de retirarse de la habitación. 



Rayne no se preocupó ante esto, porque aún podía notar el sonrojo en las mejillas de Mash en todo este proceso. 



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— ¡Hermano! ¡Mash! ¡Estamos por aquí! — Finn los saludó desde la distancia, agitando animadamente una mano mientras Lance lo sujetaba de la otra.



— Finn, qué bueno verte. — Rayne fue el primero en hablar cuando ya estaban a pocos pasos de distancia.



— Hacía tiempo que no nos reuníamos así, ¿verdad? — comentó Finn, recordando cómo solían salir en pareja con frecuencia. Sin embargo, con los malestares de Mash por el embarazo, tanto a Rayne como a Mash se les había sido imposible salir más allá de las visitas recurrentes que hacían a la clínica médica de Meliadoul.



— ¿Y a dónde quieren ir primero? — les preguntó Lance, formando un pequeño debate sobre el lugar que iban a visitar primero.



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Después de unos minutos, decidieron ir a una tienda de ropa. Rayne y Lance halagaron el buen gusto de sus parejas cada vez que les mostraban un conjunto diferente, lo cual fue bastante conveniente para Mash, quien necesitaba un cambio urgente en su guardarropa debido a que había comenzado a subir de peso recientemente.



Aunque Lance y Rayne también se vieron "obligados" a probarse algunas prendas, recibieron el mismo tipo de comentarios que ellos habían dado.



Después de comprar, fueron a un par de tiendas más, haciendo algunas compras esporádicas que los dos iluminados divinos terminaron cargando. Mientras tanto, Finn y Mash caminaban juntos, manteniendo una conversación animada sobre cualquier tema que se les ocurría.



— Por cierto, Mash, ¿ya empezaron a planear cómo será la habitación del bebé? — preguntó Finn, sorprendiendo a Mash, quien parecía avergonzado por no tener una respuesta rápida que dar. 



— No... no lo había considerado hasta ahora. — confesó Mash, sin entender cómo algo tan importante como eso se le había pasado por alto, aunque Rayne tampoco había mencionado nada al respecto.



Notando lo agobiado que Mash se sentía, Finn le dio una suave palmada en el hombro.



— No te preocupes, aún tienen tiempo para planear la habitación. — le dijo con una sonrisa cálida, aunque Mash aún parecía un tanto agobiado. — ¿Qué tal si después de almorzar vamos a una tienda de artículos para bebés? — sugirió Finn, y el rostro de Mash cambió al instante, mostrando un alivio genuino por lo que decía. — Es posible que veas algo que te guste, y así cuando preparen la habitación, ya tendrán algunas cosas en mente. — argumento, y Mash no hizo mayor cosa que asentir, sintiéndose agradecido con lo ayuda que estaba recibiendo por parte de su cuñado. 



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El almuerzo transcurrió tranquilamente en un restaurante local, donde los cuatro disfrutaron de distintos platos hasta saciar su apetito. Mash estaba agradecido de no sentir asco por la comida ni por los aromas de los demás platos.



Al terminar, fueron a la tienda de artículos para bebés, tal como Finn había propuesto. La tienda estaba repleta de todo tipo de artículos, que iban desde cunas y cochecitos hasta ropa diminuta y juguetes suaves. 



Mash se sintió abrumado por la gran cantidad de opciones, que no supo ni siquiera por dónde empezar a ver. Pero Rayne empezó a ofrecerle sugerencias de distintas cosas, haciendo que Mash entrará en confianza de a poco. 



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— Mira esto, Mash. — dijo Rayne, levantando un pequeño conjunto de pijamas con dibujos de conejos. — ¿No es adorable?



Mash sonrió y asintió de inmediato.



— Es muy lindo. — respondió, tomando el pequeño conjunto de ropa entre sus manos y fantaseando con cómo le quedaría a su hijo cuando naciera. — Creo que nuestro bebé se verá encantador con esto.



— ¿Quieres llevarlo? — preguntó Rayne, antes de colocar el conjunto con las demás cosas que planeaban comprar.



— Sí, me gustaría llevarlo. — contestó Mash, dando su visto bueno.



Lance y Finn no tardaron en unirse a ellos, cargando un par de mantas y un juguete de peluche en forma de dragón.



— Pensamos que esto también podría ser útil. — dijo Lance, mostrando las mantas y permitiendo que Mash las tocara para decidir.



— Son suaves, así que al bebé le gustarán. — dijo Mash, suponiendo que su hijo preferiría cosas suaves y adorables, ya que las mantas también tenían un estampado de conejos. — Estoy pensando si podemos decorar la habitación del bebé con dibujos de conejos. — comentó, y Rayne pareció maravillado con la idea.



— También podrían agregar algunos panecillos con crema.  — sugirió Finn rápidamente, y, como era de esperarse, Mash se mostró encantado con la sugerencia, casi imaginando el resultado final de la habitación de su futuro sobrino, reflejando bien los gustos de sus dos padres.



Después de un rato más de compras, decidieron que ya tenían suficiente por ese día, así que se dirigieron a la caja para pagar. Mash se sentía aliviado y emocionado al mismo tiempo, sabiendo que el primer paso para preparar la llegada de su bebé se estaba dando ahora mismo.



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— ¿Estaría bien hacer la habitación del bebé en este cuarto? — preguntó Mash después de que llegaron a casa y tomaron un pequeño descanso. Por lo que subió al segundo piso para evaluar las habitaciones disponibles.



— Está cerca de la nuestra, así que me parece la más conveniente. — respondió Rayne, siguiéndolo sin dudar. — Pero si no te convence o alguna de las otras habitaciones no te gusta, podemos cambiar de casa. — añadió con tanta normalidad que a Mash le costó comprenderlo. 



— ¿Pero por qué? Si la casa me parece perfecta. — dijo confundido. 



Y no es que la casa fuera inadecuada para vivir; porque además de la recámara principal, tenían tres habitaciones más en el segundo piso, esto sin contar los baños y el ático.



— Solo quiero pensar a futuro — dice Rayne, abrazando por detrás a su esposo, quien se estremece por el repentino contacto. — Mash, ¿no has pensado en cuántos hijos quieres tener? — la pregunta toma por sorpresa al pelinegro, que permanece en silencio mientras busca una respuesta.



— No, no lo sé — dice finalmente, sin haber considerado algo así antes. — ¿Y tú cuántos quieres? — pregunta él ahora, esperando que la respuesta de Rayne le ayude a encontrar la suya.



Rayne se queda pensativo por un momento, luego responde con una sonrisa suave.



— Me encantaría tener al menos dos. — dice, apretando suavemente a Mash entre sus brazos. — Me gustaría que nuestro bebé tuviera al menos un hermano. — confiesa, y Mash entiende a la perfección el porqué lo dice. 



Porque sin Finn a su lado, es posible que Rayne no fuese la persona que hoy es en día. 



— Dos suena bien. — dice finalmente, girando ligeramente la cabeza para mirar a Rayne a los ojos, quien simplemente le sonríe antes de besarlo apasionadamente, dejando que sus acciones digan más que las palabras que seguramente tienen por decirse. 



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Notes:

Tenía esto escrito desde hace un par de días, pero se me había olvidado subirlo jejeje.

 

Si les gusta los trabajos con temática MPREG,  hace unos días subí lo que es una nueva historia MPREG de Mashle, aunque con Mash y Orter como pareja principal.  👀

 

En fin, muchas gracias por leerme!!!. 

Notes:

Un inicio algo largo para el primer capítulo, espero que podamos seguir leyéndonos en más ocasiones.