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Siempre leal

Summary:

Goofy siempre había sido el mejor amigo que escuchaba a todos y siempre intentaba dar los mejores consejos...pero incluso el tenía un gran anhelo.

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Todo empezó años después de que Mickey se convirtiera en rey, aun cuando tenían vida y trabajos fuera de sus labores como guardianes de los reinos de fantasía, Goofy y Donald, siguen teniendo mucho trabajo (concretamente papeleo) en sus áreas de trabajo, es decir, en seguridad y en magia respectivamente.

Sin embargo, no era el problema que el escudero del rey tenía en esos momentos. Con temor, tragó saliva antes de golpear levemente la puerta que tenía frente a él, esperando no importunar a quien estaba al otro lado, sabía que tenía la mala suerte de estar en el momento y lugar equivocados.

-Adelante-se escuchó al otro lado, dándole el permiso para pasar.

-Hola Donald-saludo el alto, entrando en el despacho del pato y cerrando tras él, Donald dejó de escribir y miró al otro sorprendido, estaba claro que no se esperaba verlo.

-¿Goofy? ¿Qué haces aquí?-preguntó antes de fruncir el ceño-si es por otro problema con tu trabajo, ni lo sueñes, ya me encargué de tus líos la última vez y eso hizo que me atrasara con mi trabajo.

-Ah, no no es eso-Goofy sonrió nervioso mientras se sentaba en la silla frente a la mesa del pato, quien le miraba con los brazos cruzados sin creérselo mucho-la verdad es que venía a pedirte consejo-el hombre perro bajo la mirada y apretó las manos-es por Max.

-¿Por Max? ¿Le ha pasado algo?-el tono de Donald había pasado de molesto a preocupado al escuchar el nombre del hijo de Goofy, esto hizo sonreír al mayor, Goofy nunca lo dijo pero agradece mucho el cariño y preocupación que sus amigos tenían por su hijo.

-Sinceramente no lo sé, últimamente lo noto muy distante conmigo, se enfada por cada cosa que hago y no quiere que vaya a recogerle a la escuela, es como si...como si...

-Se avergonzará de ti-cortó el pato, haciendo que el más alto le miró y asintió tristemente, Donald soltó un suspiro.

-¿Qué he hecho mal?-preguntó Goofy tristemente, no le gustaba la idea de que su hijo lo odiara.

-Nada-respondió Donald con total sinceridad mientras se levantaba de su silla.

-¿Qué?

- Goofy, tu hijo tiene ya 10 años, acaba de entrar en la edad de que se avergüenza de sus padres, de que piensan que son lo suficiente mayores como para que no necesiten a nadie y será peor cuando sean adolescentes...créeme, Della y yo éramos así, fue horrible para tío Scrooge-Donald camino hasta Goofy y se apoyó en la mesa justo a su lado.

-¿Entonces qué tengo que hacer?

Donald se encogió de hombros-no tengo hijos, así que no se...pero...creo que lo mejor es darle su espacio, no puedes pretender que esté pegado a ti para siempre, con que Max sepa que estarás ahí cuando te necesite, y créeme que seguro que lo sabe, será más que suficiente.

Goofy se quedó en silencio, pensando seriamente en las palabras de su amigo, él no era muy listo, pero cuando se trataba de su hijo, ponía todo su esfuerzo en todo lo que hacía, al final levantó la mirada y sonrió mientras asentía.

-Entendido, gracias Donald sabía que podía contar contigo-respondió mientras se levantaba para abrazar al otro, pero este fue más rápido y se escabulló.

-De nada-respondió mientras se sentaba en su silla, para volver a trabajar, Goofy río antes de girarse para marcharse, sabía que era hora de irse, pero no dio dos pasos cuando la voz de Donald le interrumpió-Goofy.

-¿Sí?

-¿Por qué...por qué viniste a verme?-preguntó Donald, Goofy lo miró sin entender-quiero decir, tú y yo no es que seamos muy cercanos, ¿no hubiera sido mejor ir con Mickey o con las chicas?

Goofy parpadeo varias veces, claramente la pregunta lo descolocó por completo-¿No somos cercanos?-el tono lastimero en la voz de Goofy al hacer esa pregunta, le hizo ver a Donald que había metido la pata.

-Bueno...es cierto que nos conocemos desde la guardería pero...acaso ¿No somos rivales?

-¿Rivales? ¿Por qué?

Donald estaba perdiendo la paciencia por las preguntas de Goofy y se levantó de su asiento-Obviamente por todo, Goofy desde que se nos dictó que íbamos a ser los guardianes del mundo de la fantasía y la mano derecha del rey, pensé que...estábamos compitiendo por ver quien era mejor para ese puesto o por ver quién se llevaba mejor con Mickey como su mejor amigo y persona de confianza, puesto que por su puesto tú me ganaste porque eres mejor y te llevas mejor con él pero...

En ese momento la risa de Goofy hizo que Donald parara de hablar y miró al perro sorprendido y posteriormente enfadado por su risa pensando que se burlaba de él.

-¿De qué te ríes?-preguntó molesto, mientras Goofy paraba de reírse.

-Lo siento, es que...Donald yo nunca pensé en ti como un rival-explicó el otro, mientras su amigo le miraba sorprendido.

-¿No?

-¡Pues claro que no! Donald, Mickey y tú habéis sido mis mejores amigos de toda la vida, ni siquiera cuando se nos confió...esto...cambió lo que pensaba por vosotros, ¿Y una competencia para ver quien era mejor? Eso es una tontería, ¿Por qué ibas a competir cuando los tres somos los mejores amigos? No hay nadie mejor, ni peor ¿no crees?

Las palabras de Goofy, tan sinceras e inocentes como siempre descoloca a Donald, quien al darse cuenta de que tenía razón y mucha lógica pudo sentir su rostro calentarse, y agacho la mirada avergonzado.

-Ah, sí tienes razón...lo siento-se disculpó mientras volvía a sentarse.

-No importa, aunque...-Donald le miro-me entristece saber qué piensas que no somos amigos.

-Claro que pienso que somos amigos-interrumpió rápidamente Donald-solo que pensaba que también rivales eso es todo.

Goofy le miró sonriente-pues ahora solo piensa que somos amigos ¿Vale? Y me aseguraré de recuperar el tiempo perdido en el que pensaste que somos rivales.

-¿Eh? Goofy espera, no tienes que...-Donald intentó pararle pero el otro ya se había marchado de allí rápidamente, dejando al otro con la palabra en el pico. Soltó un suspiro-bueno...al menos está más animado-susurro antes de volver a su trabajo.

Mientras Goofy estaba mucho más aliviado por la charla con Donald, ahora que sabía que le pasaba a su hijo y que tenía que hacer le había quitado un peso de encima, aunque claro no estaba del todo contento con eso de que Donald lo veía como un rival, era absurdo ¿rival de qué? ¿Por la amistad con Mickey? Ja, si tan solo supiera que él era el favorito del rey desde la escuela, incluso desde antes. Si tan solo supiera que la rivalidad que había no era entre Donald y él, sino entre Mickey y él

Goofy era tonto para muchas cosas, lo sabia pero definitivamente no lo era cuando se trataba de sentimientos, por eso siempre supo los sentimientos románticos que Mickey tenía por Donald, claro eso implicaba ser el confidente máximo del rey en cuanto al pato se trataba, quizás era eso por el cual todos pensaban que era con quien más confianza tenia Mickey, pero no podía hacer nada si era bueno escuchando.

Aunque también era culpa suya, por no decirle a nadie, ni siquiera a Mickey, que los sentimiento que tiene por Donald, son los mismos que él tiene también por el pato. Porque se enamoró de Donald a primera vista cuando lo vio en la guardería y esos sentimientos que al principio simplemente era un amor infantil, fueron creciendo poco a poco conforme pasaba el tiempo. Por su puesto, siempre callo sus sentimiento por miedo a ser rechazado y perder su amistad, por mucho tiempo intentó olvidar lo que sentía por el pato y cuando conoció a la que más tarde sería su esposa y madre de su hijo Max, fue todo a las mil maravillas, pero desgraciadamente murió cuando su hijo era solo un bebe y él quedó como padre soltero completamente devastado.

Por suerte para él, sus amigos fueron en su ayuda y estuvieron con él hasta que pudo recuperarse lo suficiente como para poder mantener a su hijo y a él solo, siempre agradeció la ayuda de todos, pero con Donald fue especial, ya que fue el único que se quedó después de que todos se marcharan, por su puesto alegó que tenía trabajo que hacer y que no se fiaba de que pudiera encargarse de un bebe y trabajar todo él solo, aunque estaba claro que era solo una fachada para ocultar que en realidad estaba preocupado por él.

Donald se quedó hasta que Max cumplido un año, antes de marcharse de vuelta a pato burgo, y en ese tiempo, aquellos sentimientos que Goofy tenía enterrados en lo más profundo de su ser, volvieron a surgir como un volcán en erupción con tal fuerza, que se dio cuenta de que nunca los había eliminado y que aunque quiso mucho a su esposa, nunca se pudo comparar con lo que sentía por Donald.

Goofy miró por la ventana del castillo al cielo nocturno y sonrió con cariño, mientras recordaba aquel día, que llegó de trabajar y se encontró a Donald tumbado en el sofá con un brazo ordenado firmemente a Max bebe contra su pecho, ambos durmiendo profundamente. Aquella imagen casi le hizo llorar de felicidad, y una parte deseaba que esos días nunca acabaran, que Donald se quedara y ambos formarían una familia con Max, algo que era completamente imposible, así que hizo algo parecido.

Esa noche, frente a la luna, hizo un juramento, parecido al que sabía que Mickey le hizo a Donald en secreto aquel día en la escuela, juro estar a su lado, ser su apoyo, su escudo, su guardián pasara lo que pasara, juro estar para él siempre que lo necesitara y nunca dejarlo, aun cuando eso significaba dar su vida a cambio, pero sobre todo juro amarlo, incluso si sus sentimientos no eran correspondidos y tuviera que conformarse con verlo de lejos, se juró a sí mismo que su lealtad solo iría para una persona.

Para su mejor amigo, Donald Duck.

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