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Language:
Español
Stats:
Published:
2024-08-06
Completed:
2024-10-09
Words:
29,973
Chapters:
13/13
Comments:
66
Kudos:
179
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5
Hits:
3,419

Life is Strange.

Summary:

Cuando la vida te ha arrebatado a una de las personas más importantes de tu vida, ¿hasta dónde llegarías para recuperarlo?

Notes:

Primera vez que escribo por aquí, es un fic basado ligeramente en el videojuego de Life is Strange pero con influencias de Doctor who, y el personaje de Wanda en Doctor strange 2. Todo es ficción obviamente y habrá final feliz… o no.

Intentaré subir capítulos bastante a menudo. Espero que os guste.

Chapter 1: Prólogo: loml

Chapter Text

Mayo de 2025.

Se despertó febril, con la almohada calada de sudor y con un calor asfixiante para ser mediados de mayo. Antes de abrir los ojos palpó el lado contrario de la cama siendo consciente de que estaría vacío. Como todos los días desde el otoño anterior. Era algo que se había convertido en una de sus costumbres mañaneras desde que había decidido mudarse allí después del trágico accidente. Mudarse no fue una decisión fácil. No lo fue por lo que implicaba, porque según sus amigos y su familia era una locura que no le haría nada bien. Porque debía seguir adelante a pesar de todo. Pero era lo único que le hacía sentir algo. Era lo único a lo que se aferraba para no olvidar todos los meses que habían compartido. Ni siquiera el éxito de su primer trabajo ni de su primera gira le hacía sentir nada. Se había puesto una sonrisa de fachada para sus fans porque siempre le daban el apoyo necesario para seguir adelante. Pero la sonrisa no tenía la fuerza de antes. No tenía los hoyuelos. Porque no era suficiente. Nada lo era.

Y luego estaban todos esos sueños. Sueños en los que parecía vivir en otras realidades, en otros universos. Y siempre acababan bien. Acababan juntos y felices. Por eso se despertaba angustiado. No entendía porqué el universo real le había negado esa felicidad. No entendía porqué a pesar de todo la vida le había dado ese golpe definitivo. Porqué le había abandonado y le había dejado solo. Pero no podía culparle. Sabía que en el fondo no podía.

Se levantó sin ganas y se fue directamente al balcón a fumarse un cigarro. Después de tanto tiempo seguía respetando la norma no escrita de no fumar dentro. Podría haberla cambiado, después de todo el piso ahora era suyo. Pero no podía faltar así a su memoria.
Mientras fumaba recordaba lo bien que se sentían sus labios cuando terminaba los cigarros y se iba inmediatamente a sus labios, como a pesar de detestar el humo y el olor nunca le negó un beso. Y sonrió, pero también sintió una punzada de dolor en el pecho. Ese momento fue interrumpido por la vibración de su teléfono. Un mensaje de Bea.

“¿Estás listo? Pasamos a buscarte en media hora”

“¿Para qué?”

“Álvaro, cariño, ¿no sabes qué día es hoy?”

“…”

“12 de mayo, cielo, es el homenaje”

Y de repente, cayó en la cuenta del día que era y no pudo evitar llorar. Hacía 6 meses que Paul, su Pablo, se había ido de sus vidas.

Chapter 2: Right where you left me.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

12 de Noviembre de 2024

 

Hacía un tiempo de locos, había hecho sol y de repente amenazaba tormenta, pero a Paul le daba igual, le gustaba el tiempo otoñal y había sido un día genial en el estudio. Sabía que probablemente no iba a incluir la canción que había grabado en su disco porque como balada no pegaba en el proyecto, pero estaba muy orgulloso. Esa composición que había nacido en la semana de Amapolas le recordaba muy bien cómo se sentía ahora mismo, cómo se sentía desde hacia meses. Y tenía muchas ganas de sacarla a luz. Era su regalo a Álvaro, a sus ojos marrones, a esos ojos que, cuando le miraban, brillaban de más. Era su forma de decirle al mundo lo enamorado que estaba de él. Miró la hora en el móvil y vio que aun tenía tiempo de hacer un último recado. Se acercó a una floristería, una costumbre que ya tenía cada día 13 pero ese día se la iba a saltar porque no podía esperar más. Daba igual que se adelantara a su aniversario, lo tenía decidido. Compró un ramo de tulipanes variados y una amapola que la florista puso en el medio. En la tarjeta puso con una letra lo más clara que pudo: “¿Quieres vivir conmigo?” No es que no vivieran juntos ya, porque Alvaro se pasaba más tiempo en su casa que en el piso sobao, tenía su propio juego de llaves y casi siempre que llegaba a casa estaba esperándolo en el sofá, con la mayor de las sonrisas, pero quería hacerlo definitivo, oficial. Cuando estaba a punto de salir de la floristería recibió una llamada.

 

- Hola, Polcín.

- Hola, Alvi.

- Ya estoy en casa, ¿cuánto tardas?

- Pues acabo de salir del estudio y lo que tarde.

- Tengo hambre.

- Si quieres hay unas pizzas en el congelador, ve calentando el horno y en lo que yo llego ya están hechas.

- No me refería a ese tipo de hambre - Paul no podía verle pero intuyó su sonrisa de pillo.

- ¡Álvaro! Me vas a hacer correr y no está el tiempo para eso - dijo Paul mientras los dos se reían.

- Valeeee, pero no tardes.

- Prometido. Te quieroooo.

- Y yo a ti, Pablo. ¡Pero no tardes!

 

Colgó mientras sonreía con cara de embobado y salió a la calle donde se había puesto a llover a cántaros. Mientras esperaba bajo el toldo de la floristería pidió un Uber. Le llegó la notificación de que estaría en 5 minutos. Entonces vio a un perro en mitad de la calle sollozando, dejó con cuidado las flores en un pollete de un portal cercano y se acercó al perro. Se le había quedado la pata enganchada a una alcantarilla. No era una calle muy transitada pero no lo iba a dejar a su suerte, asi que con cuidado porque el perro estaba aterrorizado, le sacó la pata. El perro salió corriendo y un trueno sonó en el momento exacto para que Paul no escuchara un claxón. El impacto lo lanzó unos metros cerca de la acera, a la misma altura donde estaban situadas las flores que le había comprado a Álvaro. Pensó en él, en cómo se preocuparía si no llegaba pronto. Fue lo último que pensó y sintió.

 

 

A 20 minutos de allí, Álvaro había preparado el salón con velas, había puesto una manta en el suelo alrededor de la mesa donde había preparado aperitivos, una botella de vino y estaba esperando que las pizzas se cocinaran. Había querido adelantarse a su aniversario y tenía una propuesta para él. De hecho, tenía dos propuestas. Y como estaba nervioso quiso hacer una videollamada a sus amigas antes de que llegara Paul.

 

- Hola, amores.

- Pero bueno, ¿hoy tampoco vienes, no?- dijo Salma con retintín mientras miraba cómplice a Bea.

- Pues no, chicas, le he preparado una sorpresa a Paul por nuestro aniversario- giró la cámara para que pudiesen ver como había quedado la estancia.- No es hoy pero solo me he adelantado un día.

- ¿Lo vas a hacer?- preguntó Bea, consciente de lo que le costaba a Álvaro dar ciertos pasos.

- Sí, quiero decir, casi vivo más aquí que con vosotros y, no sé, con él todo es diferente, todo es mejor. No tengo miedo.- Salma y Bea se miraban emocionadas y le respondieron con un puchero al unísono.- que si, pesadas que os voy a echar de menos, pero vamos, que no os pienso devolver las llaves, pienso ser un okupa más.

- Y, lo del concierto, ¿también se lo preguntarás hoy?

- Sí, queda un mes, pero necesito saberlo para preparar todo, pero no sé qué os parece a vosotras.

- A mí mi novia me pide cantar con ella la canción que nos representa ante el mundo el día de mi cumpleaños y le pido matrimonio- proclamó Salma, a lo que Bea solo pudo asentir.

- Corazón, le va a encantar y te va a decir a todo que sí.

- Eso espero, estoy un poco nervioso.

- Pues nada de nervios, no he visto a nadie tan enamorado como Paul nunca.

- Sí, la verdad es que dais un poquito de asquito- dijo Salma con sorna.

- ¡Oye! Bueno, mis nenas, os voy dejando que no creo que tarde en llegar, ¡os quiero!

- Adiós, babe- se despidieron las dos a la vez.

 

20 minutos más tarde, Álvaro seguía esperando a Paul. Extrañado, cogió el movil para llamarlo pero una llamada entrante le sobresaltó. Solo con ver el nombre en la pantalla notó un dolor en el pecho:

 

ANTONIO (PAUL)

 

 

12 de mayo de 2025.

 

Llevaban unas 3 horas en la carretera y les quedaba sobre 1 hora y media para llegar a Armilla.

Omar iba conduciendo, Salma de copiloto y Bea junto a él aguantando su mano. Se había quedado dormido a los 5 minutos de subir al coche y, como siempre, como en todos sus sueños aparecía él. De forma vívida, le podía tocar, le podía sentir y podía oler esa colonia de Zara que tanto le gustaba en la piel del granadino. Eran ellos juntos, pero normalmente no eran exactamente “ellos”. Esta vez Álvaro era un modelo internacional que se había casado con Paul por temas de herencia pero se habían enamorado en el proceso. Y justo cuando ese Paul iba a besar a ese Álvaro, Álvaro se despertó. Y se despertó con unos acordes muy familiares saliendo de la radio. Era “Lola”.

 

- Omar. pásala -dijo Salma preocupada sin darse cuenta de que Alvaro se había despertado.

- No, Omar, déjala.- dijo Álvaro mientras apretaba fuerte la mano de Bea.

- Lo siento, tío, no recordaba que la tenía en esta lista.

- No pasa nada, Omar - suspiró- hacía mucho que no la escuchaba. No recordaba lo... Es… realmente buena.

 

Los cuatro escucharon la canción en silencio, tres de ellos sabiendo que pronto estarían con el resto de compañeros y con los familiares de Paul, todos con el corazón roto, pero con uno esparcido en pedazos. Mientras miraba por la ventanilla no podía dejar de pensar en ese otro maldito universo con el que había soñado.

 

La familia había decidido hacer un homenaje con la ayuda del ayuntamiento y de la discográfica pero pidieron que no se hiciera público para que fuese solo la gente cercana a la que Paul consideraba familia y amigos. Después de todo, el funeral fue bastante masivo y no querían que se convirtiera en otro circo. Habían elegido el 12 de mayo porque era el sexto mes desde su muerte y además un día muy importante para la vida profesional de Paul. A Álvaro todo eso le daba igual, no le apetecía ir pero iban todos sus compañeros y además sabía que a la familia de Paul le haría ilusión verlo. Solía tener contacto con ellos y los quería mucho, pero cada vez se le hacía más duro.

 

Naiara había conseguido alquilar la misma casa a las afueras de Granada que alquiló el año anterior cuando hicieron la gira para pasar la noche los 15 juntos así que cuando todos habían llegado se unieron en un abrazo grupal. Sentían que no era lo mismo porque faltaba uno pero al menos se sentían acompañados en el dolor. Hacía mucho que no se reunían así que se iban poniendo al día los unos con los otros, excepto uno. Álvaro se había salido al exterior, se había quitado los calcetines y las botas y había metido los pies en la piscina. El agua estaba en calma, los murmullos de la casa sonaban lejos, se oía un pájaro cantar y pensó si sería una alondra. Intentó relajarse con el canto del pájaro y cerró los ojos. De repente se encontró en medio del parque del Retiro de Madrid, pero el lago estaba en llamas y oía a gente gritar. Notó su mano húmeda por el sudor, alguien la tenia agarrada. Ese alguien era Paul, su Pablo, sonriéndole. Y le decía algo al oido. Justo en ese momento, una mano se posó en su hombro y le trajo a la realidad.

 

- Amor, me han pedido que salga a buscarte - era Ruslana, con una dulzura que la chica pocas veces mostraba pero que se había convertido en algo habitual con él en los últimos meses.

- Le echo de menos.

- Lo sé, lo sabemos, Álvaro. Pero no puedes seguir así, llevamos una hora todos juntos recordando buenos momentos con él y a ti te vendría de perlas escucharnos. Nos necesitas, Álvaro- dijo mientras le abrazaba por detrás y ponía su cabeza en su hombro.

- Lo sé, pero es difícil.

- Ven, vamos, vamos a contarles el día que os quedasteis encerrados en el cine. -  y le dio la mano para ayudarle a levantarse mientras el sonreía recordando esa anécdota.

 

 

 

Horas después fueron al homenaje. Allí se encontró con su madre, que había estrechado aun más los lazos con la familia de Paul y fue la que sostuvo la mano de su hijo en todo momento. El homenaje era algo desenfadado porque todos tenían claro que Paul no querría algo demasiado formal. Era más bien una pequeña fiesta con videos caseros en una pantalla, videos de la academia y alguna que otra actuación en vivo. Se respiraba la tristeza pero también la alegría de saber que todo seguía adelante y de que habían compartido su vida con una persona increíble. Sólo había una persona que sentía como todos los recuerdos le quemaban, que sentía continuamente como sus pulmones se ahogaban como si estuviera siendo víctima de un naufragio. Esa persona era Álvaro. La hermana pequeña de Paul, Elena, le llevaba observando un buen rato. Se acercó a él y le cogió la mano libre apoyando la cabeza en su hombro.

 

- Lo sé, Álvaro -dijo bajito para que solo le escuchara él.

 

El homenaje terminó con el anuncio de que por fin se iba a publicar el disco póstumo y que parte de las ganancias irían a asociaciones benéficas. Todo el mundo aplaudió y empezó a desperdigarse en grupos. Elena le dijo a Álvaro que sus padres querían hablar con él de un asunto en particular y que si su madre y él podían ir a cenar con ellos esa noche a casa. Álvaro se mostró algo reticente pero Angeles respondió afirmativamente por los dos.

 

Hacia meses que no estaba en esa casa, desde que fueron un fin de semana del verano anterior. Cuando entró, la gata de Paul, Zuri empezó a ronronear hasta que la cogió en brazos. Álvaro pidió si, antes de cenar, podía subir a la habitación de Paul. Con la respuesta de que esa era su casa también, sonrió forzosamente y subió las escaleras. La habitación estaba intacta, no habían tocado nada. Sus posters, sus libros, todo lo que no se había llevado a Madrid, estaba ahí. Abrió el armario y encontró la que sus fans llamaban la sudadera polvorona, aquella que se había encogido y nunca más se puso. Toda su ropa mantenía el olor a ese suavizante que tanto le gustaba y que le había obligado a comprar en su piso. En una estantería vio un frasco de la colonia de Paul y rociando un poco en la sudadera se acostó en su cama abrazado a la prenda. Entonces comenzó a llorar como hacía meses que no hacía. De repente, recordó el extraño sueño que tuvo antes de que lo interrumpiera Ruslana. Y escuchó nítidamente lo que Paul le había dicho mientras le sonreía.

 

- Una vez me dijiste que te buscara y lo hice. Ahora te lo pido yo. Búscame, Álvaro.

Notes:

Siento todo este terrorismo emocional pero es necesario para desarrollar la historia. Como veis he metido algo de un universo alternativo que si leeis AUs de twitter os sonará. Me apetecia hacerle un guiño a escritoras del fandom porque otra cosa no, pero talento en este fandom hay mucho. Quien sabe, si tu eres una de estas autoras podrías ser la próxima.

Y bueno, dentro de poco empezaremos con las movidas temporales y demás para ¿salvar? a polcin.

gracias por leer y si quereis comentar adelante! nos vemos.

Chapter 3: Wish That You Were Here

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

14 de diciembre de 2024.

 

Había sido un mes horrible, de la primera semana apenas recordaba nada. Solo sabía que, después de la llamada de Antonio, sus compañeros de piso le habían llevado a casa, le habían aseado y le habían metido en un coche dirección a Armilla para el funeral. De ese día le venían oleadas de recuerdos, él abrazado al cuerpo inerte y frío de Paul y brazos que lo alejaban de él . Una semana más tarde volvía a su gira en solitario en la que parecía un autómata cantando y bailando, posiblemente efecto de los ansiolíticos que le proporcionaba un médico amigo de su manager. Tenía la mirada perdida y había perdido el brillo habitual de sus ojos y su eterna y agradecida sonrisa. Sus fans reconocían que, si bien no sabían con exactitud que tipo de relación habían tenido, Paul había dejado un vacío muy importante en él. Sus bailarines no le dejaban solo en ningún momento y Bea, Salma y Omar se turnaban para acompañarle en la gira.

 

En su segundo concierto en Madrid, sus 14 compañeros de edición liberaron sus agendas para acompañarle porque hubiese sido el cumpleaños de Paul y sabían que era un día muy especial para Álvaro. En este concierto se dejó la piel y parecía más animado que en los anteriores. Al final del concierto pidió silencio, carraspeó un poco y anunció:

- Creo que todos sabéis que no ha sido un mes fácil para mí y para mis compañeros- señaló hacia el lugar donde estaban todos- y que hoy es un día muy especial. Sé que, como mis fans y como fandom que compartíamos, vais a entender que este concierto se lo dedique a él - se puso la mano en el pecho y cerró los ojos-. Mi intención era que hoy se subiese al escenario conmigo a cantar una canción que significó mucho para nosotros, pero bueno, la vida es así- suspiró- La última canción de la noche. Para vosotros, pero sobre todo para Paul, Amapolas.

Los acordes empezaron a sonar y nadie coreó como en el resto del concierto. La atmósfera se había convertido en algo intima, como si estuviera solo en el lugar. Cuando terminó de cantar los ojos se le llenaron de lagrimas y hubo un silencio seguido de un aplauso atronador. Por primera vez en un mes, Álvaro se sintió bien.

 

Después de terminar el concierto, Bea le dijo que el resto había cogido un reservado y que estaría bien que se uniera para airearse un rato, pero Álvaro tenía otros planes. Le apetecía estar solo por una noche y le aseguró a Bea que iba a estar bien, a lo que ella no pudo poner objeción. Fue al piso sobao, hizo una maleta y cogió las llaves del piso de Paul. Pidió un taxi que le llevó a esa casa que no pisaba en un mes y en cuanto entró le vino un familiar olor a hogar. En una esquina vio la funda de la guitarra y el piano. Sus padres aun no habían podido llevarse nada. Decidió que a la mañana siguiente les llamaría para preguntarles si les parecía bien que él se quedara con el piso. Solo tendría que cambiar el nombre del contrato y hacer una pequeña mudanza. Sabía que su familia y sus amigos no lo iban a entender pero le daba igual. Ese era su hogar. Se acostó en su lado de la cama y puso la mano donde debería estar el cuerpo de Paul. Y de nuevo, por primera vez en un mes, se quedó dormido sin necesidad de pastillas y tuvo un sueño con Paul. El primer sueño que tendría de ellos juntos. Estaban en Nueva York, grabando un tema juntos. Álvaro sintió ese calor familiar que emanaba Paul. Y se sintió seguro.

 

 

12 de Mayo de 2025

 

Álvaro se había quedado dormido abrazado a la sudadera. Solo habían pasado unos quince minutos cuando Elena le despertó para decirle que la cena ya estaba lista. Después de una cena  apacible en la que las dos madres no dejaban de hablar, Antonio y Álvaro pasaron a sentarse en el sofá.

 

- Álvaro, ya sabes que te queremos mucho y que las puertas de esta casa siempre van a estar abiertas para ti- comenzó Antonio.

- Lo sé, yo también os quiero.

- Te hemos pedido que vengas porque bueno - suspiró- quizás es un poco egoísta por nuestra parte pero es algo que no podemos decidir solos. No sin tu opinión.

- ¿Qué ocurre?- empezaba a sentirse asustado.

- El disco de Pablo. Hay algo que deberías saber.

- ¿El qué?

- La última canción que grabó… Bueno, su productor nos dijo que Pablo no tenía intención de incluirla en el primer disco porque era una balada. Pero todo ha cambiado, la discográfica quiere incluir todo lo que pueda porque sabe que tendrá tirón sea lo que sea.

- Y, ¿qué pinto yo?- Álvaro estaba desconcertado por la conversación.

- Es que la canción era un regalo para ti, Álvaro.

- … ¿Cómo?

- Es una canción que empezó a componer en la academia, habla de sus sentimientos hacia ti.

- ¿Puedo escucharla?

- Claro, hijo- cogió su móvil y busco el archivo. Lo puso y la escucharon en silencio.

Álvaro recordaba la letra y la sintonía. La había escuchado en la academia la semana de Amapolas y recordó que al escucharla él también intentó escribir una canción sobre sus sentimientos. Cuando la canción acabó, una lagrima resbaló por su mejilla.

- Es preciosa.

- Álvaro…No hay nombres, pero la gente no es tonta. Y siempre quisisteis ser discretos. Si sale a  la luz atarán cabos. Solo queremos protegerte, así que lo que tú decidas es lo que haremos.

- Que la incluyan, que me pregunten lo que quieran, me da igual. Ya no hay razón para ocultar nada -dijo levantándose del sofá.

- Una última cosa, Álvaro, nos gustaría cederte los derechos de la canción.

- No lo necesito.

- Victoria y yo hemos pensado que es lo que le gustaría a Pablo. Además si llegado el momento la quisieras cantar no habría problema. Por favor.

- Está bien- dijo resignado, sabiendo que era una batalla que no iba a ganar.

 

 

La revelación de Antonio le había drenado la poca energía que tenía. No imaginaba que su novio el intenso le hubiese grabado una canción antes de morir. Recordó como pocas horas después de la tragedia alguien que no recordaba porque tenia todo muy nublado le había entregado las flores que Paul le había comprado. La tarjeta la encontró al día siguiente de mudarse al piso de Paul y no pudo evitar pensar en la ironía que el destino le había preparado. Y, ahora, sabiendo lo de la canción, la rabia lo consumía. Y ahora, sentado entre sus compañeros, escuchando sus risas y su parloteo ya no estaba triste, estaba enfadado. Estaba tan enfadado que volvió a encontrarse en medio del Retiro, otra vez en llamas, con Paul sonriendo a su lado.

 

“Búscame, Álvaro, búscame.”

 

Otra vez fue Ruslana la que le sacó de ese pensamiento. Porque eso es lo que era, ¿verdad? Solo era una ilusión que su corazón y su mente creaban, igual que todos los sueños extraños.

- ¿Estás bien?

- Ya sabes.

- No, estabas ido, Álvaro. Es la segunda vez que te veo así hoy- su amiga le miraba con preocupación. Ruslana sabía que no era un buen día y menos para él, pero las dos veces se lo había encontrado en una especie de trance.

- No es nada.

- Álvaro, sabes que me puedes contar lo que quieras.

- Lo sé, Rus, es solo que hoy ha sido demasiado.

- ¿Ha pasado algo con los padres de Pablo?

- Que va, si me adoran. Como yo a ellos, vamos. Pero miraos… veo que todos seguís adelante y yo, yo - las lagrimas empezaron a caer por sus mejillas - me cuesta hasta salir de la cama, Rus.

- Pero es normal, cariño. No era solo tu amigo. Y necesitas más tiempo.

- Magí me ha dicho que me tengo que poner las pilas con el siguiente trabajo porque la discográfica ya me ha dado suficiente tiempo de gracia, pero lo único que me salen son canciones tristes y deprimentes.

- ¿Cual es el problema? Te escuché más de una vez que te gustaría hacer un disco de baladas.

- No esperaba hacer un álbum fúnebre, la verdad. Es de coña.

- ¿El qué?

- Tanto tiempo queriendo ser una diva como Ariana Grande y lo único que tenemos en común es que los dos nos quedamos viudos.

- Álvaro, no digas eso. A Pablo no le gustaría verte así.

- Estoy harto de esa frase. ¡No estaría así si el maldito Pablo no se hubiese puesto en mitad de una calle para que le atropellasen!- estalló haciendo que todos se callaran a su alrededor y le mirasen con tristeza y desconcierto. El sevillano se levantó, cogió una sudadera y salió de la casa. Bea hizo el amago de seguirle, pero Ruslana la paró agarrándola del brazo.

- Necesita estar solo.

 

 

Llevaba alrededor de una hora paseando sin rumbo por las calles de Armilla cuando vio un gato negro pasar delante de él, maullar en su dirección y esperarle en mitad de una calle. El gato maulló hasta que se acercó y se dejó acariciar. Mientras le acariciaba miró hacia una de las paredes donde se podía leer el nombre de la calle, “Alondra”. A Álvaro le salió una sonrisa al recordar como Paul no daba puntada sin hilo y también como, en la intimidad, a veces le llamaba “mi alondra”. Miró en dirección al gato solo para darse cuenta de que estaba acariciando al vacío.  Las campanas de la iglesia dieron la medianoche. Consciente de la fecha, suspiró y susurró: “Feliz aniversario, Pablo”. Justo después, una ráfaga de viento se levantó y pudo oír la voz de Paul en su oido:

 

"Álvaro, búscame."

 

Escuchó unos pasos en su dirección y vio a Bea, Ruslana y Chiara acercándose.

- Álvaro, cariño estás pálido - dijo Bea mientras le abrazaba - y helado.

- Alvi, toma esta chaqueta, se la hemos cogido a Lucas, pero no creo que le importe- dijo Chiara.

- ¿Lo habéis escuchado?- preguntó Alvaro, aun paralizado por lo que acababa de pasar.

- ¿El qué, amor?- Ruslana le abrazaba mientras Álvaro no dejaba de tiritar.

- A Paul. Estaba aquí- las tres se miraron sin saber bien que decir.

- Es el viento, cielo- dijo con cariño Bea- ha sido un día muy largo y necesitas descansar.

- Sí, lo más seguro. -Álvaro no estaba muy convencido de lo que había dicho pero no quería discutir.- Estoy agotado, ¿nos vamos?- Bea le ayudó a incorporarse y Chiara y Ruslana iban detrás de ellos.

 

- Ruslana, mira -señaló Chiara el cartel que momentos antes había visto el sevillano- curioso, ¿no?

- ¿Qué pasar?

- Que haya acabado aquí, temblando y escuchando a Paul… en esta calle.

- Chiara, habla.

- Que igual era Paul, su fantasma, hablando con Alvaro.

- Kiki, por favor. Ni se te ocurra decir eso delante de él.

- No, no, ya tiene bastante, pero, ¿te acuerdas aquella charla en la academia? ¿Los fenómenos extraños que pasaban allí? Ya lo dijo el señor, las casualidades no existen- y mirando muy seria a Ruslana, le agarró el brazo y apuró el paso para alcanzar a sus amigos.

 

Antes de entrar en la casa, Álvaro le pidió a Ruslana que se quedara con él mientras se fumaba un cigarro.

 

- Rus, lo siento. Siento haberte gritado antes.

- No pasa nada, amor.

- Sí, si que pasa. Los últimos meses me has ayudado mucho, lo poco que te he dejado más bien, y no es justo que te trate así.

- Alvaro - le movió el mentón para conectar sus miradas- No ha sido a mí a quien has gritado, ¿verdad?

- No. No sé por qué me he puesto furioso pensando en Pablo, él no tuvo la culpa de lo qué pasó.

- Los accidentes pasan.

- Lo sé, pero sigo sin entender que hacia en medio de la calle.

- No creerás que…

- No, no, ya sabes que acabábamos de hablar por teléfono y sonaba feliz. Estaba muy bien, Rus. Llevábamos un tiempo muy bien, no tenía recaídas y estaba muy contento con cómo le estaba quedando el disco. Pero, a veces pienso en que, no sé, si en vez de esperarlo en casa le hubiese ido a buscar al estudio, no estaríamos hoy aquí.

- Eso no lo sabes, Álvaro, ni tú ni nadie.

- Ya, bueno… nunca lo sabremos- resignado, tiró la colilla, le dio un beso en la frente a Ruslana y entró en la casa.

- O sí - dijo Ruslana cuando estaba ya lejos para escucharla, mientras una estrella fugaz pasaba por el cielo.

 

 

En la segunda planta de la casa, Naiara estaba tumbada pero no podía dormir. Estaba preocupada por Álvaro y se culpaba un poco de no haber hecho más durante estos meses para ayudarlo. Sabía que Álvaro no  se lo recriminaba porque entendía que ella estaba muy ocupada con el comienzo de su carrera, como lo estaría Paul si siguiera vivo. Paul. Polito. Lo echaba mucho de menos. Es cierto que, después de la gira de OT, se habían distanciado y eso hizo que se sintiera aun peor cuando se enteró del accidente. Y quería tanto a Álvaro que no sabia muy bien como apoyarlo con el dolor. Por eso, cuando el chico entró a la habitación para pedirle si podía dormir con ella, no dudó en aceptar. Abrió la manta y le dio una palmada al colchón para que se colara dentro de la cama.

- ¿Cómo estás, cariño?- le preguntó con dulzura.

- Algo mejor - el chico sonrió y se quedaron en silencio. Tras un largo rato, Álvaro preguntó- Nai, ¿tú crees en el destino, las almas gemelas y esas cosas?

- Creo todo pasa por algo y que, durante la vida, tenemos diferentes almas gemelas.- Alvaro la miró como queriendo decir algo, pero se quedó callado-  Sé que crees que Paul era la tuya,  y yo también lo creo, pero estoy segura que encontrarás a la siguiente, cuando menos te lo esperes.

- Yo… no lo creo. He hablado con los otros del tema, pero siempre me dicen lo mismo. Que deje pasar el tiempo, que lo superaré. Seamos sinceros, Nai, esa parte de mí se fue con él. Nunca querré a nadie de la misma forma.

- Nadie te esta diciendo eso, pero no sabes que te deparará el futuro.

- Hay cosas que sabes, porque son así. ¿Sabes que sueño todas las noches con él?

- No me lo habías contado.

- No se lo he dicho a nadie. Es que… - paró dubitativo- no somos nosotros.

- No entiendo, cariño.

- Somos Paul y yo pero no somos nosotros. Es como si… es como si viviéramos otras vidas. En una soy modelo, en otra un estudiante de maquillaje, en otra el hijo de un mafioso…Es algo tan friki que a Pablo le encantaría escucharme hablar de esto.

- Cuéntamelo a mi, te escucho- dijo mientras le acariciaba el pelo.

- Es como si, en sueños, el universo me estuviera mostrando otras realidades. Y en todas estamos juntos. ¿Sabes la teoría del multiverso? Pablo me la contó mientras veíamos una peli de Marvel. Se supone que hay realidades infinitas y que de vez en cuando esas realidades chocan, por eso existen los fantasmas y esas cosas. O sea, no son fantasmas, son como grietas de una realidad a otra y se filtran… No sé, no me acuerdo bien, Nai. Y no quiero aburrirte.

- No lo haces.

- El caso es que aparte de eso… hoy ha pasado algo extraño…le he oído tres veces.

- ¿A quién?

- A Paul. Te juro que le he oido nítidamente, era su voz.

- ¿Y que te decía? - Naiara no sabía que pensar pero solo quería estar ahí para el chico, por mucho que le preocupase lo que le estaba contando.

 

Vieron interrumpida su conversación por un golpe en la puerta. Era Ruslana.

- Chicos, vamos afuera, quiero que vean algo- dijo susurrando.

 

Salieron de la casa en pijama, sin encender las luces. No hacían falta. El cielo estaba iluminado por cientos de estrellas fugaces y se veían también auroras boreales. Jamás habían visto nada similar. Era un espectáculo precioso. Era mágico. Naiara entró en la casa para despertar a todos y que se unieran a contemplarlo. Alvaro pensó en Paul. Ojalá estuvieras aquí. Ruslana lo miró, le agarró la mano y le dijo:

- Cierra los ojos y pide un deseo, es el momento.

Alvaro hizo lo que le pidió. Y con la otra mano en el corazón pidió el deseo en silencio.

 

Ayudadme a encontrar a Pablo.

 

 

 

 

 

Notes:

Buenooo, pues un poquito más de terrorismo emocional pero ya se van alineando los astros y se van viendo cositas...

Atentos al personaje de Ruslana... ¿alguna teoría?

Espero que os esté gustando o al menos, picando el gusanillo. Los comentarios bienvenidos son!

Chapter 4: Green Lights

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

5 de enero de 2024

 

Paul y Álvaro se encontraban en la sala del piano. Llevaban unas horas charlando y la academia estaba en silencio. Estaban tan concentrados en las palabras del otro que no eran conscientes de que el resto de sus compañeros se habían ido a dormir hacía bastante rato. Para Paul, Álvaro estaba siendo su tabla de salvación esta semana y sentía como su pecho se hinchaba de valor y de algo más grande que el cariño cuando le miraba. Para Álvaro, lo que sentía por Paul era algo que no podía describir, como si desde que le hubiese visto por primera vez algo le lanzara hacia él, como si la vida le estuviera diciendo que ahí era dónde y con quién debía estar. Ambos tenían miedo a confesar nada al otro y lo disfrazaban de afecto y amistad. No sabían que esa noche el universo les iba a lanzar una señal.

 

- ¿Tienes miedo de irte?

- Sí, la verdad. Siento que no he dado… siento que no han visto todo lo que puedo dar.

- Es injusto… no te merecías la nominación, Paul. - dijo con la voz rasgada.

- ¿Sabes? Es el sueño de mi vida. Estar aquí.

- No te vas a ir.

- ¿Who knows?

- ¿En serio? Tienes un temazo, lo vas a dar todo y yo te voy a estar esperando a que cruces esa pasarela.

- Alvi…- le cogió la mano y Álvaro se sobresaltó un poco, porque Paul pocas veces le mostraba esa clase de afecto. - Es posible que me vaya, hace un par de semanas que no salgo como favorito y Alex ya se ha cargado a Omar y a Salma.

- No quiero que te vayas. - Paul vio como una lágrima se resbalaba por su mejilla y aterrizaba en sus labios.

- Alvi… - Le limpio la lágrima del labio y le miro fijamente. Ambos se acercaron más al otro.- ¿Puedo…besarte?

 

Álvaro afirmó con la cabeza y Paul se acercó más hasta unir sus labios. Era su primer beso real, nada parecido al que se habían dado jugando a la botella, ni tampoco era un pico amistoso. Se sentía bien, como si esos labios estuvieran destinados a besarse toda la vida. Después de un minuto, se separaron, se rieron y entrelazaron sus manos. De pronto, Paul vio una luz verde reflejada en Álvaro y este la vio reflejada en Paul. Los dos buscaron la fuente de la luz pero no vieron ninguna. Extrañados y agotados se levantaron y con las manos entrelazadas abandonaron la sala del piano.

 

 

13 de mayo de 2025.

 

Ayudadme a encontrar a Pablo.

 

Mientras repetía el deseo con los ojos cerrados, Álvaro notó como una brisa le rodeaba, hizo desaparecer el frio que estaba sintiendo momentos antes y se sentía seguro, feliz, en calma. Notó como si alguien le abrazara y un perfume familiar se colara en su nariz. Abrió los ojos y tenía a Paul delante, sonriéndole. De repente, el murmullo de sus compañeros le hizo salir del trance y vio a Ruslana observándole con la boca abierta y una mirada de asombro.

 

- Naiara, boluda, nos has despertado para nada.- dijo molesto Lucas. Álvaro miro al cielo y se dio cuenta de que no había rastro ni de las estrellas fugaces ni de las auroras boreales.

- Os juro que estaba precioso. ¿Ruslana? ¿Álvaro? - llamó buscando su apoyo.

- Es verdad, Lucas, pero de repente todo ha desaparecido. Ha sido raro.- contestó Ruslana sin dejar de mirar a Álvaro durante todo el intercambio.

- Ha sido… como aquella noche. - susurró el sevillano.

- Pues yo lo que creo es que os habéis fumado aquí un porro los 3 sin avisar. - dijo Salma.- vámonos a la cama, anda.

 

Todos, adormilados a pesar de los gritos con los que Naiara les había despertado, entraron a la casa arrastrando los pies, menos Ruslana y Álvaro.

 

- ¿Qué coño ha pasado?

- ¿Cómo que qué ha pasado? Estabas conmigo, yo he cerrado los ojos y cuando los he abierto el cielo estaba ya oscuro.

- Álvaro, escúchame. Has cerrado los ojos, has murmurado algo, me has soltado la mano, la lluvia de estrellas ha parado y esas auroras boreales, o lo que fuesen, han bajado del cielo, te han rodeado y se han metido en ti. - parecía hablar en serio pero al mismo tiempo estaba muy confundida.

- ¿Qué dices, tía?

-  Te lo juro, Álvaro… no sé que está pasando, pero lo he visto. ¿No has sentido nada?

-  No, se te está yendo la olla.

- Álvaro… por favor.

- Lo he sentido a él, he sentido a Paul.- dijo susurrando, como si al decirlo en voz alta su amiga le fuese a juzgar.

- Cariño…

- No me crees.

- Bueno, tú no crees que un aura verde se te ha metido dentro, así que supongo que estamos empate.- la pelirroja intentaba quitarle hierro al asunto sin saber muy bien que decir.

- ¿Verde? - preguntó confuso.

- Sí, amor…

- Como aquella noche.

 

Álvaro le relató entonces a su amiga aquella noche en la academia y si bien Ruslana sabía la historia, sabia que el chico necesitaba verbalizar ciertas cosas. Se sentaron en un banco que había en el porche y se arroparon con una manta viendo el cielo, totalmente oscuro, solo iluminado por una luna creciente. Cuando, por fin, Álvaro cayó dormido, Ruslana le susurro al oido:

 

- Te creo, amor.

 

Unas horas antes.

 

Álvaro acababa de entrar en la casa y Ruslana se había quedado en el patio, pensando en las palabras de Chiara un rato antes y también en cómo había visto a su amigo en trance en dos ocasiones. Recordó una historia que su abuela le contaba cuando era una niña sobre unos enamorados que se veían separados y cómo, gracias al poder de las estrellas, habían terminado juntos. De pequeña se obsesionó con ese cuento y no dejaba de pedirle a su abuela que se lo contara. Pero, ¿porqué se acordaba ahora? ¿Es que acaso Álvaro y Paul le recordaban a esos enamorados? Ella también echaba de menos a Pablo, era la figura fraternal que siempre había querido y necesitado y sentía su ausencia. Ruslana se enteró de la noticia por Bea. Al principio no se lo creía. Tenía que ser una broma. Pablo solo tenía 21 años. Pensar en el dolor que podía sentir Álvaro fue lo que le dio fuerzas. A partir de ahí volvió a ser una más del piso sobao. Sus problemas con Omar quedaron aparcados y hasta empezaron a llevarse mejor por Álvaro.  Pasados los meses seguía entendiendo el dolor de su amigo, pero era joven, guapo y tenía mucho talento. Se recompondría y conocería a otra persona igual de maravillosa que Pablo. Eso quería creer. Todo eso pensaba cuando otra estrella fugaz surcó el cielo. Vio la hora que era y aún sabiendo que era tarde, buscó un número en su teléfono y marcó.

 

- Ruslana, hija, vaya horas.

- Lo siento mucho, abuela, ¿te desperté?

- No, cariño, estaba esperando esta llamada antes de dormir.

- ¿Cómo sabías que te iba a llamar?

- Cosas de viejos. Ya lo entenderás. ¿Qué tal? ¿Cómo está yendo el viaje?

- Bueno, raro.- no le apetecía hablar mucho del tema y quería ir al grano por lo tarde que era- Abuela, ¿te acuerdas de ese cuento que me contabas cuando era pequeña? El de los dos enamorados que se separaban durante un tiempo.

- Sí, claro.

- Me recuerda a mis amigos y no sé porqué.

- ¿Al chiquito que murió y su novio?

- Sí, abuela, se querían tanto. Y Álvaro está siempre tan triste.

- Normal.

- Hoy ha pasado algo, le he visto con los ojos en blanco, dos veces. Como si estuviera en un tipo de trance.

- Como Oleh.

- ¿Quién?

- El chico de la historia, Oleh, no recordarás algunos detalles, pero yo sí. Oleh y Daryna eran almas gemelas hasta que ella murió.

- ¿Cómo que murió? Tú solo decías que estaban separados.

- No, cariño. Eras muy pequeña y no entendías bien la historia. Daryna estaba muerta. Oleh no podía soportar la pérdida. Muchas veces entraba en trance y soñaba con su voz. Por eso pidió ayuda a las estrellas. Ellas le concedieron el don que le permitió buscarla en la senda del tiempo y recuperarla.

- Abuela, - paró para pensar muy bien lo que iba a preguntar - ¿de dónde sale esta historia?

- No lo sé, cariño, mi madre me la contaba de pequeña y parecía ser un cuento de la aldea en la que se crió. Pero oigo maquinar tu cabecita desde aquí.

- Es… ¿pudo ser real? Álvaro, hoy… dice que le ha oído. Que ha oído su voz.

- Pues quizá tu amigo pueda entrar en la senda del tiempo.

- Abuela…

- No hagas caso a esta vieja anciana. Solo son cuentos de brujas. Voy a dormir ya.

- Vale, abuela, perdón por la llamada a estas horas.

- No te preocupes, cariño, llámame siempre que me necesites. - justo antes de colgar pareció pensar en algo- Una cosa más.

- Dime.

- Vigila el cielo esta noche. Y ayuda a tu amigo.

 

 

Álvaro se despertó con una luz verde dándole en la cara. Cuando pudo abrir los ojos sin que dicha luz le molestara se encontró a Paul mirándole de nuevo como hacía unas horas.

 

- Pablo, ¿por qué te has ido?- empezó a sollozar.

- Eh, mi amor, no me he ido a ningún sitio,- le cogió la mano y la puso en el corazón de Álvaro - siempre estoy contigo. Sólo tienes que buscarme.

- ¿Dónde?

- Búscame, Álvaro.

 

En ese momento, escuchó a Naiara llamarle, cariñosamente:

 

- Álvaro, amor, es hora de irnos.

 

Antes de volver a Madrid pasaron por la casa de Paul para despedirse de su familia y de la madre de Álvaro que se quedaría unos días más para hacerles compañía. Elena le pidió que subieran a la habitación de Paul.

 

- Creo que deberías quedarte esto - le dijo dándole la sudadera que la noche anterior había abrazado y una libreta roja- y esto también, lo cogimos sin prestar atención cuando nos llevamos las cosas de vuestro piso y mis padres no fueron capaces de revisar todas las libretas hasta hace poco. Yo sí lo hice y guardé esta para ti.

- ¿Qué tiene esta de especial?

- Son anotaciones inconexas, hay algún tema escrito pero lo importante está por la mitad. Son ideas para Mayo Season 2. Son ideas sueltas, conceptos, obras audiovisuales…

- Era workaholic incluso con mis proyectos - sonrió.

- También hay una lista de pasos.

- ¿De pasos?

- Pasos en vuestra relación. Cosas que quería hacer contigo.- Elena se dio cuenta del cambio de expresión en la cara del chico- pero, eh, si no quieres la libreta no pasa nada. Igual no ha sido una buena idea.

- No, Elena, es perfecta, gracias.- la abrazó- Sabes que me puedes llamar cuando quieras, ¿no?

- Lo sé.

- Y si quieres venir a Madrid a verme… llámame, ¿vale? - Elena era con la única persona con la que podía actuar a ser fuerte. Le salía solo. Sabía que la chica adoraba a su hermano y que lo había pasado incluso peor que él.

 

Bajaron las escaleras y en la puerta se dieron otro abrazo. Los demás ya se habían marchado y el coche del piso sobao le esperaba con Salma al volante. Álvaro se subió al coche y se sentó. Empezó a hojear la libreta pero la falta de sueño hizo efecto y se quedó dormido.

 

14 de mayo de 2025

 

Álvaro tenía reunión con un productor esa mañana así que se levantó temprano, se duchó y se preparó para ir al estudio después de desayunar. La noche anterior se había quedado leyendo las ideas de Paul pero no había sido capaz de leer lo que le había comentado Elena. Por primera vez en 5 meses no había soñado con Paul. Como estaba acostumbrado a soñar con él y no lo había hecho se levantó molesto. Mientras se maquillaba pensó en las palabras de Paul “búscame, Álvaro” y de su interior brotó algo parecido a la furia. Le ardía la cabeza. Cerró los ojos con fuerza. Sujetó las manos al lavabo para intentar calmarse. Entonces, su móvil sonó. Era un mensaje de Bea:

 

“¿Estás listo? Pasamos a buscarte en media hora”

“¿Para qué?”

“Álvaro, cariño, ¿no sabes qué día es hoy?”

 

Sin contestar, miró el calendario de su móvil.

 

Marcaba el 12 de mayo de 2025.

Notes:

Un par de cositas que os quería comentar:

No sé si os habíais dado cuenta pero cada capítulo está nombrado con el título de una canción, de momento, relacionada con el capítulo (o la historia) de alguna manera. Os digo las que llevamos por si queréis escucharlas:

1. Prólogo: loml de Taylor Swift
2. Right where you left me de Taylor Swift (sí, lo habéis adivinado, soy swiftie)
3. Wish that you were here de Florence
4. Green Lights de Lorde.

Los nombres de la historia de la abuela de Rus los busqué en google y si no he sido engañado significan lo siguiente:
Oleh, bendecido
Daryna, regalo de Dios.
Tranquilos, no los elegí porque la historia vaya a tener tintes religiosos, pero si quería que tuvieran un significado acorde con su historia y un poco con la nuestra.

Y eso, es todo, si habéis llegado hasta aquí espero que os esté gustando y que todo sufrimiento tiene su recompensa!

Chapter 5: Interludio I: Separate Ways (Worlds Apart)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Siento como mi cabeza está empapada de algo líquido y rojo, pero no siento mi cuerpo. El dolor cada vez es menor y mis ojos, mis ojos están fijos en las flores. Oh, Alvi, lo siento mucho, creo que no voy a llegar pronto. No me gusta romper mis promesas, sobre todo las que te hago a ti. Te vas a preocupar. Pero ya está, supongo. Los ojos me pesan mucho, se me cierran. Ya no siento nada.

 

No sé dónde estoy, ni quién soy. Bueno, eso último creo que sí. Me llamo Pablo o Paul… No estoy seguro, creo que Pablo. Estoy en un…¿camino? No lo tengo claro. Antes escuché voces, que no estaba listo, que las cosas no funcionan así… que tienen que ver qué pasa conmigo. No sé a qué se refieren, tampoco sé quienes son. Sí sé que estoy ¿muerto? Aquí hay gente que no deja de llegar, pero tal y como llegan se van, así que esto debe ser un sitio de paso. Para ellos, a mi parece que se les ha olvidado recogerme. He intentado preguntar a alguien pero como yo cuando llegué no saben nada. No recuerdan nada. Ni siquiera me oyen.

 

No sé cuánto tiempo llevo aquí pero ya voy recordando cosas. Definitivamente me llamo Pablo.  Pero sé que a veces me llamaban Paul. Y me gusta cantar. No lo hago mal y es lo único que puedo hacer aquí. También me paseo, pero es como si todo el rato estuviera en el mismo sitio. Es una senda extraña. ¿Atemporal? No pasan las horas, no sé qué parte del día es porque siempre hay un extraño fulgor que apenas me deja tener los ojos abiertos.

 

No sé si estar aquí ha hecho que el camino empiece a cambiar, ahora hay vegetación, es como un pequeño bosque y yo lo agradezco, la verdad. Aunque, bien pensado, a lo mejor el bosque siempre estuvo aquí y mis ojos tenían que adaptarse. La gente sigue apareciendo y yéndose, pero sigo sin poder comunicarme con ellos.

 

Es curioso, aunque no sé cómo distinguir los días, digamos que “hoy” me he dado cuenta de una cosa. Tengo un hilo rojo atado a uno de mis dedos. No sé si siempre ha estado ahí porque, como digo, parece que soy capaz de ver cosas que antes no veía. Tengo que ver a dónde me lleva. Es un claro del bosque, pero el hilo no acaba ahí. Hay como un portal. ¡Sí! Ahora recuerdo, también me gustaba jugar a videojuegos. Es un portal como a otro mundo. El hilo se pierde en el portal, pero no puedo entrar. Solo ver lo que hay al otro lado. Es un chico precioso, en un escenario. Me suena muchísimo. ¿Puede que le conociera? Esa voz, sin duda, es familiar. Espera. Ha dicho mi nombre. Paul, ha dicho Paul. Se ha puesto a cantar. Qué voz, es como oír a un ángel. Esa canción, yo la he cantado antes. ¿Con él? Estoy recordando. Es Álvaro Mayo. Es Alvi. Mi amor.

 

Me vienen oleadas de recuerdos. Ahora sé quien soy. Soy un hermano mediano, un hijo querido. Soy cantante. Cantante profesional. Gané Tierra de Talento. Quedé segundo en OT. Allí conocí a Álvaro. Me enamoré de él. Sus rizos, su tatuaje de serpiente. Su sonrisa, que es aún más preciosa cuando me la dedica a mí. Sus ojitos. Esos ojitos que brillan de más. Esa voz de ángel que no tiene nada que envidiar a su Ariana Grande. Nuestro primer beso de verdad frente al piano. La luz verde reflejada en él. La semana de Amapolas. Cómo se me rompió el corazón cuando nos nominaron juntos y cuando se fue. Cómo pensé que le había perdido durante 3 semanas. Cómo me buscó en el reencuentro. Cómo a partir de ahí no necesitamos buscarnos porque ya nos habíamos encontrado. Cómo nos queremos. Mejor dicho… cómo nos queríamos.

 

Ahora estoy muerto. Y atrapado en un sitio del que no puedo salir… de pronto mi hilo rojo brilla como si quisiera llevarme a algún sitio. Alguien tira del otro extremo. Voy recogiendo el hilo, quiero saber a dónde me lleva esta vez. Otro portal. Esa casa, la reconozco, es mi piso. Es mi habitación. Álvaro está durmiendo en mi cama. Nuestra cama. No puedo entrar, pero estar tan cerca de él parece hacer un efecto en mi mente. Creo que siento lo que él siente y veo lo que él ve. Estamos en Nueva York, grabando un tema en un estudio. No recuerdo haber hecho eso. Pero siento que él está bien, que se siente seguro. Y me hace feliz.

 

Esto se repite muchas veces. Pero siento que son cosas que no hemos hecho nunca. Que igual no somos nosotros. A veces pienso que son sueños. Otras, pienso en que son otros universos. Entiendo que, si mi hilo rojo siempre me lleva a él, eso pasará en todos los universos. Y cuando lo pienso puedo oír la voz de Álvaro llamándome intenso. “Mi sagitario de diciembre”. No sé cuantas veces lo hago, cuantas veces le veo soñando con nosotros. He perdido la cuenta. Estoy perdido. Ojalá pudiese buscarme.

 

De repente, escucho una alondra. Y tiran del hilo. Es Álvaro, como siempre. Está sentado al borde de una piscina. Tiene los ojos cerrados. Pero, esta vez, todo es distinto, puedo traspasar el portal. Y me pongo a su lado. Y le cojo la mano. Y de repente, estamos en otro lugar que no reconozco. Pero hay caos y llamas por todas partes. Me da igual, porque le miro y se me olvida todo y le sonrío. Y, ahora que tengo la oportunidad, lo tengo que intentar. “Una vez me dijiste que te buscara y lo hice. Ahora te lo pido yo. Búscame, Álvaro.”

 

No sé si ha funcionado porque siento como me expulsan del portal. Al poco rato, o eso es lo que creo, vuelvo a sentir un tirón en el dedo. Otro portal. Siento que Álvaro está enfadado, no sé porqué. Cuando voy a tocarle, estamos otra vez en el mismo lugar de antes. Esta vez si lo reconozco, hemos pasado tiempo ahí. Picnics casi escondidos para que no nos reconocieran. Pero daba igual porque todo el tiempo que pasaba con él era un tesoro. Ahora lo entiendo. Es el Retiro. Y no sé lo que pasa pero lo vuelvo a intentar. “Búscame, Alvaro, búscame.”

 

Quizás debería sentirme culpable. ¿Y si está intentando superarme? Es un poco egoísta que por querer salir de este lugar esté haciendo esto. Pero tengo que intentarlo. No solo por mí, por mi Alondra. Otro tirón. Otro portal, reconozco esta calle. Es mi pueblo. De esta calle saqué el nombre de la canción. Veo un gato y creo que él me ha visto o que me ha sentido. El gato se acerca a alguien. Es Alvi. Está triste. Le oigo decir algo: “Feliz aniversario, Pablo”. Todavía me quiere. Otro intento. “Álvaro, búscame.”

 

Veo otro portal, de él salen destellos verdes. Me acerco porque noto como Álvaro está tirando del hilo. De repente le tengo delante y no puedo evitar abrazarlo. Lo mejor es que puedo hacerlo. No sé cómo pero lo hago. Cuando me separo veo esos ojos tan brillantes que no puedo evitar sonreír. Es tan precioso… En lo que para mí parece un pestañeo, lo vuelvo a tener delante. Está dormido, con Ruslana al lado. Entonces se despierta y me mira y empieza a sollozar. No puedo verlo así. Me pregunta: “Pablo, ¿por qué te has ido?” Intento calmarlo como puedo. “Eh, mi amor, no me he ido a ningún sitio”, le cojo la mano y la pongo sobre su corazón, para que se de cuenta del hilo rojo que nos une pero creo que no lo puede ver. “Siempre estoy contigo. Sólo tienes que buscarme.” “¿Dónde?” Ni siquiera yo sé dónde estoy. No sé explicartelo, mi amor. “Búscame, Álvaro.”

Y no sé si está funcionando, porque, de repente, estoy solo, en este bosque infinito. Pero esta vez es de noche. Una estrella fugaz sobrevuela el cielo. Y oigo unas voces, similares a las que escuché cuando llegué aquí. “Ya ha empezado”. Intento buscar de donde viene la voz, pero no veo nada. Sólo siento calma. Y me viene una certeza. Una certeza que se apodera de mi corazón.

Álvaro me encontrará.

 

 

 

 

 

 

Notes:

Este capítulo es diferente, porque quería mostrar el POV de Paul, cómo él también tiene una "búsqueda" que realizar. No deja de ser el otro protagonista de este fic...

El título de este capítulo es una canción del grupo Journey.

Espero que os esté gustando!

Chapter 6: Lover

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

8 de agosto de 2024.

 

Álvaro llevaba casi una semana de vacaciones y se pasaba el día yendo y viniendo de su piso al de Paul, que estaba preparando cosas del disco y ensayando para su primer festival, que tendría lugar ese domingo. Por su parte, Álvaro estaba a punto de sacar una nueva canción y Paul le prometió que esta vez vivirían el lanzamiento juntos puesto que el de So Cute había pillado a Álvaro en pleno concierto y Mis Nenas había salido cuando el granadino aún estaba en la academia. Al despertarse ese jueves, Álvaro se sorprendió de la hora y de que Paul aún estuviera acostado a su lado.

 

- Pablo, despierta.

- ¿Qué pasa? - dijo adormilado.

- Que son las 11… ¿No tendrías que estar trabajando?

- Ay, Alvi - le dio un beso rápido - hoy no pienso trabajar, hoy es nuestro día libre y lo vamos a pasar juntitos.

- ¿En serio? - a Álvaro se le agrandaron los ojos de felicidad.

- Sí, el show ya está hecho, mañana haré el último ensayo con Mónica y los chicos… ahora, podemos seguir en la cama - le dijo guiñando un ojo - si quieres, claro.

- Eres imposible, Polcín.

 

Horas después, ya por la noche, Paul pudo notar como Álvaro estaba cada vez más nervioso.

- Alvi, te oigo pensar desde aquí.

- Estoy muy emocionado por la salida de Lejos, esa canción significa mucho para mí.

- Lo sé.

- ¿Recuerdas el día que te la enseñe?

- Cómo no, un rato después nos estábamos besando por primera vez - dijo Paul guiñándole el ojo, divertido.

- Hoy estás realmente imposible.- sonrió el otro chico- Que la canción te gustara tanto, que reafirmases mi talento… esa noche me ayudaste mucho.

- ¿El beso también? - dijo con un tono vacilón.

- ¿Puedes parar un poco? Estoy hablando en serio y ya sabes que me cuesta mucho verbalizar ciertas cosas.

- Lo sientoooo - dijo haciendo un puchero.

- Lo que quiero decir es que esa noche cerré un ciclo con mi pasado y empecé a abrirme a un futuro contigo. Y no me arrepiento de nada. - Paul se acercó y le abrazó.- Y esta canción ya no es mía, pero es muy importante en mi historia y para mis fans. Por eso estoy nervioso.

- Les encanta, Álvaro. Y es un regalazo. Y lo que es importante para ti también lo es para mí. Ven, aun queda un poco para las 12. - entrelazaron sus manos y se pusieron de pie- Alexa, pon Lover de Taylor Swift.

- Pablo, ¿en serio?

- ¿No éramos los más swifties de la academia? - Álvaro le miró con una mueca de enfado porque era una broma que Paul solía usar a menudo.- Pues vamos a bailar.

 

La canción sonaba mientras ellos bailaban en círculos en el salón y Álvaro apoyó el cuello en el hombro de Paul. No sabía como lo hacía pero el otro chico siempre conseguía hacer desaparecer sus nervios. Y la letra era preciosa, ya la había escuchado, pero nunca se había dado cuenta de que era tan… ellos.

 

Can I go where you go?

Can we always be this close forever and ever?

 

- Te quiero, Polito.

- Yo también te quiero, Alvarito.

 

 

And you'll save all your dirtiest jokes for me

And at every table, I'll save you a seat, lover

 

 

12 de mayo de 2025.

 

No podía estar pasando esto. Bea no dejaba de escribirle y él no sabía que contestar, ¿qué narices estaba pasando? ¿Estaba soñando? ¿Todo lo que había pasado el último día no había ocurrido y su mente frenética lo había creado? ¿Se estaba volviendo loco? Todas esas preguntas pasaban por su mente cuando escucho un susurro que no sabía muy bien de donde venía.

 

Bien, así, Alvi, sigue buscándome.

 

Le sobrevino otro dolor de cabeza, era insoportable. Cerró los ojos, notó vibrar el suelo debajo de sus pies.

 

Abrió los ojos. Miró el teléfono. Volvía a ser 14 de mayo.

 

14 de mayo de 2025.

 

Estaba desconcertado, no sabía si su cabeza le había jugado una mala pasada. Lo que estaba claro es que no había podido viajar en el tiempo, eso era imposible, cosa del tipo de películas que le gustaban a Paul. Decidió dejar de pensar en ello. Tenía poco tiempo para llegar al estudio así que terminó de arreglarse, cogió su libreta de composiciones y decidió llevarse también la libreta roja de Paul. En los últimos meses se había acostumbrado a coger taxis, se lo podía permitir y evitaba miradas de extraños en el transporte público. En el taxi, abrió la libreta de Paul por una página al azar. El título rezaba lo siguiente: Cosas que me gustaría hacer con mi Alvarito. Cuando iba a cerrarla reparó en una de las cosas tachadas de la lista:

 

bailar Lover con él.

 

El productor, David, era un treintañero al que no conocía y en cuanto le vio entrar por la puerta  del estudio notó un aire chulesco que no le gustó mucho. Álvaro se caracterizaba por ser una persona con la que se trabajaba bien, solía ceder bastante, algo que le había acarreado algunas pequeñas broncas de Paul, que le decía que se tenia que dejar guiar más por sus instintos. Esto nunca le había hecho falta porque hizo muy buenas migas con los productores de su primer EP y encontraron un punto perfecto entre lo que él quería hacer y las ideas de ellos. Lamentablemente, ninguno estaba disponible a corto plazo y a la discográfica le interesaba resultados inmediatos. Como le había dicho Magí, el tiempo de gracia ya había acabado. Álvaro había optado por hacer caso a Ruslana y empezar por un tema melancólico que había escrito justo antes del homenaje, que reflejara el punto vital en el que se encontraba. Si Mayo Season 1 había reflejado sus experiencias hasta el momento, Mayo Season 2 debería hacer lo mismo. Además, Lejos había funcionado muy bien, a pesar de ser un tema triste la producción le había dado matices que no esperaba. Pero parecía que David no estaba por la labor de ponérselo tan fácil.

 

- Este tema es demasiado triste, ¿no, chaval? - ese “chaval” le recordó a Paul, la única persona a la que le permitía llamarle así.

- Bueno, pero había pensado en hacerla hyperpop, no sé si has escuchado So I de Charli XCX… y por cierto, no me llames chaval.

- La verdad que no, no estoy puesto en ese tipo de música, me habían dicho que eras pop puro y duro.

- ¿No has escuchado mi anterior trabajo? El nuevo debería seguir esa línea.

- Mira, no. Te voy a ser sincero. No he escuchado nada tuyo. Me llamaron ayer de la discográfica porque les urgía un productor de pop. Nada más. Y esta canción yo no la veo.

- ¿Qué tiene de malo?

- Es triste, deprimente, cantarle a tu novio muerto no va a hacer que nadie se ponga a bailar. - dijo con el menor tacto posible.

- Tú eres gilipollas.- salió del estudio, dando un portazo.

 

Se dirigió al aseo enfadado y al entrar ya no estaba en el edificio del estudio. Estaba nuevamente de pie en el parque del Retiro. Esta vez pudo ver como un rayo caía en un árbol y provocaba un incendio. No era el único rayo, una verdadera tormenta eléctrica estaba asolando el parque. Miró alrededor, la gente gritaba asustada. Las ventanas del Palacio de Cristal estallaban. Todo era un caos. Pero, de repente, a su lado, apareció Paul.

 

- Hey - le dijo mientras entrelazaba la mano con la suya.

- Hey - dijo Álvaro sintiendo su calor.

- Has tardado mucho.- ambos miraban el lago anaranjado por el color del fuego.

- Lo siento.- Paul le dio un beso tierno.

- No lo sientas. Lo estás haciendo bien.

- ¿Puedo ir contigo?

- Todavía no. Pero sigue buscándome.

 

En esta ocasión fue Magí quien le sacó del trance. El productor se había sentido mal por su comportamiento y había ido a buscarlo al aseo, donde se lo había encontrado en un estado de trance, como si estuviera sonámbulo y había llamado al manager que en ese momento también se encontraba en el edificio.

 

- Álvaro, Álvaro.- habló Magí. Le sacudió el cuerpo para hacerle volver en sí.

- Magí, ¿qué pasa?- preguntó desconcertado.

- David me ha llamado cuando te ha visto así. Álvaro llevas así más de media hora.- le dijo preocupado.

- ¿Está bien?- preguntó David.- oye, tío, lo siento, no era mi intención. No sabía... Pensaba que era una canción inventada

- Vale, David, está bien, déjame con él. - el productor salió del aseo y se quedaron solos.- Álvaro, ¿qué te pasa?

- No lo sé, simplemente he entrado al baño y me he quedado traspuesto. Y me duele la cabeza, igual es gripe - mintió sabiendo que  si le contaba algo de lo que acababa de pasar le tildaría de loco.

- Te voy a llevar al hospital.

- ¡No! Estoy bien de verdad. Solo necesito… que me lleves a casa.

- Está bien, pero no te puedes quedar solo. Y tengo trabajo en la agencia. 

- Tranquilo, llamaré a Bea o a Rus, alguien podrá quedarse conmigo. Y otra cosa, dile a la discográfica que no pienso trabajar con ese tío. Prefiero autoproducirme.

 

Magí le acompañó a casa y antes de marcharse se aseguró de que alguien fuera a estar con Álvaro. Al final fue Ruslana la que apareció. El manager insistió a la chica en que le mantuviese informado. Una vez se fue, Ruslana vio que su amigo estaba intranquilo.

 

- Álvaro, ¿qué pasa?

- Vale, Rus, escúchame. Pero déjame hablar, no hagas preguntas hasta que termine de contártelo, por favor. Y prométeme que esto no va a salir de aquí. Que no se lo dirás a nadie. Y nadie es NADIE.

- Pero…

- Prométemelo.

- Está bien, te lo prometo.

 

Procedió a contarle los sueños que llevaba teniendo desde que se mudó, todo lo que había vivido desde que llegaron a Armilla, las visiones con Paul y lo que había pasado esa mañana. Sabía que existía la posibilidad de que su amiga pensara que estaba loco pero una parte de él le decía que podía confiar en ella.

- Te creo.

- ¿Co- como?- preguntó confuso.

- Para empezar dos de esas veces que viste a Pablo yo te vi. Estabas con la mirada perdida. La primera vez pensé que solo estabas descansando mientras remojabas los pies en la piscina. Pero cuando te encontré con Bea y Kiki… tu expresión…pensé que igual te estaba pasando algo más. Y recordé algo.

- ¿El qué?

- Una historia que me contaba mi abuela de pequeña.

- ¿Qué historia?

- Pues una de la aldea de mi bisabuela, entiendo que folclore ucraniano que se usa para enseñar algo a los niños. Era sobre dos amantes que se habían visto separados porque ella había muerto.

- Como Pablo y yo. - susurro Álvaro.

- Sí y eso no es lo único que tenéis en común. Al parecer él entraba en trance y la veía y la escuchaba. El caso es que pidió ayuda a las estrellas. Según mi abuela las estrellas le dieron un don que le permitió recuperarla.

- ¿Cómo?

- Usando el tiempo a su antojo. Pero, es una historia, Álvaro, un cuento de niños.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué qué?

- Me llamaste para que viera la lluvia de estrellas. ¿Por qué?

- Esa noche llamé a mi abuela. Necesitaba contarle sobre ti. Ella fue la que me dijo que estuviera atenta al cielo esa noche. No sé cómo lo sabía.

- ¿Por qué me llamaste, Ruslana? - Álvaro insistió molesto.

- Simplemente vi el cielo. La lluvia de estrellas, las auroras boreales. Pensé en las palabras de mi abuela. Y tenía que hacerlo rápido.

- ¿Y por qué no me dijiste que me creías esa misma noche? ¿Por qué no me has contado esto antes?- cada vez subía más la voz.- ¿Por qué me dijiste que pidiese un deseo?

- No lo sé, no sabía que iba a pasar. Solo era un cuento de niños… pero si existía una oportunidad…

- ¿Sabes que pedí? - dijo, muy alterado - Pedí ayuda para encontrarlo…¿Qué has hecho, Rus? ¿Qué he hecho?- preguntó asustado. Cayó en el sofá y, abatido, se puso las manos en la cara. Solo quería llorar.

- Álvaro…- se sentó al lado del chico y le abrazó.- Si hubiese la mínima esperanza para recuperar a Pablo, ¿no querrías intentarlo?

- Sabes que sí.

- Pues quizá las estrellas te han escuchado.

 

Había sido una discusión intensa así que se quedaron en silencio durante un buen rato.

- ¡Tengo una idea!- dijo Ruslana.

- Ilumíname.- respondió desganado.

- ¿Te acuerdas de la visita de la academia, ese señor, el de los sucesos paranormales?

- Sí, claro.

- ¿Y si hablamos con él?

- Ruslana, tú estás mal.

- No, en serio, piénsalo. Este hombre tiene que estar acostumbrado a estas cosas.

- No sé, Rus, no sé si es una buena idea.

- ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que nos cierre la puerta en las narices?

- Vale, supón que vamos a verlo, ¿qué le contamos?

- Todo.

- ¿Incluido mi “viaje” en el tiempo?

- Amor, ¿qué podemos perder?

 

Mientras comían, investigaron cómo contactar con el periodista experto en fenómenos paranormales, Josep Guijarro. Tenía un despacho en el Barrio Gótico de Barcelona y llamaron para pedir una cita con la excusa de que eran estudiantes de universidad y estaban haciendo un trabajo. Les dijo que tenía un rato libre al final de la tarde, así que calcularon lo que tardarían en el Ave y compraron los billetes.

Nada más subir al tren, Álvaro estaba agotado de tanta emoción y se quedó dormido. Y, esta vez sí, soñó con Paul. Se encontraba en una floristería de barrio y el chico estaba detrás del mostrador, preparando un ramo de rosas con mucha delicadeza, de repente le miró con una sonrisa cálida en la cara. Sonaba una canción familiar en la radio y Paul, salió del mostrador y le abrazó. Se pusieron a bailar y se dio cuenta de que la canción era Lover.

Ruslana le despertó cuando llegaron a Sants. Se dirigieron en taxi conscientes de que el tiempo apremiaba. Era tarde y no querían hacer esperar demasiado a Josep. Necesitaban encontrarlo con una disposición favorable a escucharles. Una vez les abrió la puerta del despacho, parecía sorprendido.

 

- Pero, vosotros sois… los chicos de OT.

- Sí, sentimos mucho haberle mentido antes por teléfono pero era algo urgente y necesitábamos discreción.- comenzó a hablar la chica.- Y al fin y al cabo, sí que necesitamos ayuda con una cosa.

- Está bien…¿Cómo estáis?- dijo, observando a Álvaro fijamente - escuche lo que pasó con vuestro amigo. Lo siento.

- Gracias - respondió Álvaro. Después miró a Ruslana porque no sabía como empezar la conversación. Esperaba que ella supiera que decir.

- Bueno, y ¿qué os trae por aquí? - de pronto sonó su móvil- disculpadme un momento, es mi mujer, poneos cómodos, no tardo.

- ¿Le vamos a contar todo?

- Creo que lo de la historia de mi abuela lo podemos omitir.

 

Ruslana se sentó en uno de los sillones, un gato entró y fue hacia ella, ronroneando. Mientras, Álvaro, de pie, observó el lugar. Las estanterías estaban llenas de libros sobre ocultismo, de fenómenos paranormales, también de historia y política. En uno de los estantes había libros sobre psicología clínica. Sobre la mesa había muchos papeles, probablemente escritos que estaba estudiando o sobre los que escribiría un nuevo libro. Al lado del ordenador había una foto familiar. La contempló y la imagen le transmitió tranquilidad. Él, que siempre se guiaba por las vibras que le daba la gente cuando les conocía, recordó que en la academia, a pesar del tema que trató en su visita, Josep le cayó bien. Recordó contarle junto a Paul que habían visto una luz verde reflejada en ellos y la expresión de su cara fue bonita, cálida, como si se hubiera dado cuenta de lo que sentían los chicos. También recordó la broma que Paul le hizo a Álex para asustarlo. Eso le hizo sonreír.

 

- Chicos, perdonad- dijo Josep, entrando en el despacho. Se sentó detrás de su escritorio y el gato subió a la mesa. Álvaro se sentó también- Y bien, ¿en qué os puedo ayudar?

- ¿Qué sabe usted de los viajes en el tiempo? - preguntó Ruslana.

- Un tema interesante. No sé porqué dos cantantes vendrían a preguntarme sobre ello pero es un tema interesante, sin duda.

- Álvaro, cuéntaselo.

- Rus… - el chico no quería ir tan al trapo, pero se veía que su amiga sí.

- Verá, aquí mi amigo mantenía una relación con Paul, hasta que…bueno, ya sabe.

- Continúa- el periodista parecía intrigado.

- Hace un par de días algo pasó. Estábamos en Armilla para el homenaje de Paul y a Álvaro le pasó algo. Le encontré en trance un par de veces - Josep solo escuchaba y asentía, no quería que los chicos se sintieran intimidados para contarle lo que quisieran contarle.- Dile, dile que viste.

- Tuve visiones con Paul. Muy vividas. Pude tocarle y hablar con él.

- Y eso no es todo. De madrugada, vimos una lluvia de estrellas.

- Y auroras boreales.

- Pero, no ha habido noticias sobre eso. - interrumpió el periodista.

- Creemos que solo lo vimos Álvaro, otra chica y yo. Porque en menos de 5 minutos todo desapareció. Bueno no despareció. Las lluvia de estrellas cesó y las auroras boreales…

- O lo que fuesen…

- Descendieron y se metieron en él. - señaló a Álvaro.

- Interesante.

- ¿Nos cree?- dijo Álvaro sorprendido.

- Estoy abierto a escuchar ciertas cosas. Me dedico a esto. ¿Puedo preguntar qué sentiste?

- Me sentí feliz, en calma - recordó la sensación- como cuando Pablo, Paul, me abrazaba.

- ¿Le viste entonces?

- Sí.

- Una cosa más… la luz que se metió en él, ¿era verde?- preguntó a Ruslana, a lo que ella asintió con la cabeza.- Vale, hay historias sobre luces verdes, son historias místicas, claro, y creo que no tengo nada por aquí sobre el tema, pero puedo investigar… Álvaro, en la academia, visteis juntos un rayo verde, ¿verdad?

- Se acuerda…

- Me llamó la atención. Ciertas culturas creen que si dos amantes ven juntos un rayo verde reflejado en ellos o en el cielo, sellan su amor para el resto de sus vidas.

- Para el resto de mi vida. - susurró Álvaro triste.

- Pero no entiendo qué tiene que ver esto con viajes en el tiempo, chicos. ¿Hay algo más que queráis contarme?

- Cuando estábamos viendo las estrellas le dije a Álvaro que pidiera un deseo.

- Y pedí ayuda para encontrarlo. Para encontrar a Pablo.

- Y creéis que, de algún modo, ¿podríais viajar en el tiempo y salvarlo?- preguntó intrigado.

- Si existe la posibilidad…- dijo Rus. En ese momento el ruido de una bocina proveniente de la calle asustó al gato que, en su huida, tiró del escritorio varios papeles y la fotografía, rompiendo el cristal cuando alcanzó el suelo.

- El caso es que…- comenzó Álvaro mientras Josep recogía las cosas del suelo- creo que… ya he viajado en el tiempo.

- ¿Cómo? - preguntó el periodista como si no hubiese escuchado bien.

- Esta mañana… he sentido un dolor fuerte de cabeza y de repente me encontré en el día 12, reviviendo como mi amiga Bea me enviaba unos mensajes- el periodista le miraba incrédulo.- No tardé mucho en volver a hoy. 5 minutos como mucho.

- ¿Es posible que lo hayas imaginado o soñado?

- No, revisé la fecha en el teléfono un par de veces. Estaba tan despierto como ahora.- Álvaro notaba la mirada incrédula de Josep sobre él- No me cree, piensa que estoy loco.

- No es eso, chico…

- Ruslana, vámonos, está claro que estabas equivocada. No va a ayudarnos. - Ruslana miraba a su amigo con tristeza. Este salió del despacho, molesto. La chica miró al periodista pidiéndole ayuda con la mirada.

 

En el pasillo, Álvaro notaba el enfado creciendo en su interior, la cabeza le estallaba como por la mañana. Volvió a cerrar los ojos. Y el suelo, como aquella mañana, vibró bajo sus pies. Cuando los abrió volvía a estar sentado en el despacho. Observó la mesa, el gato seguía en ella. La foto intacta también.

 

Oh dios, ha vuelto a pasar.

 

- Y creéis que, de algún modo, ¿podríais viajar en el tiempo y salvarlo?- preguntó Josep intrigado.

- Si exis…- Álvaro interrumpió a Rus. Tenía que ser rápido.

- Escuchad, en unos segundos sonará una bocina, el gato se asustará y tirará y romperá la foto.- y tal como había dicho, ocurrió. Ruslana y Josep le miraron asombrados.

- ¿Cómo…?

- Acabo de viajar en el tiempo, no sé cómo, pero lo he hecho. Y, ahora, ¿va a ayudarnos?

 

 

Notes:

Aquí os dejo otro capítulo... con nuevo personaje desbloqueado.

Espero que os guste y si os apetece comentadme, gracias!

Chapter 7: Whispers In The Dark

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

23 de enero de 2024

 

Aún no era medianoche pero las luces de la academia hacía rato que estaban apagadas. Había sido un día tenso por su doble nominación y ambos sabían que en algún momento debían hablar todo lo que no hablaron la noche anterior. Alvaro lo había intentado pero esa noche Paul no quiso compartir la cama como lo llevaban haciendo desde hacia unos días, así que el sevillano sintió que el mundo se le venía encima; no solo estaba nominado con el chico del que se había enamorado, además este le había rechazado. Lo que Álvaro no sabía es que Paul se pasó llorando casi toda la noche porque el programa lo estaba destruyendo y se estaba llevando por medio a Álvaro también. Pero después de un día largo y con fuerzas renovadas, Paul estaba decidido a no dejar que la nominación arruinase lo que fuese que estaba pasando entre ambos. Antes de entrar en la habitación, Paul le cogió del brazo para llamar su atención.

- ¿Quieres que durmamos juntos hoy?

- ¿Quieres tú?- contestó Álvaro a la defensiva.

- Alvi, - le tomó del mentón para que le mirase - por favor. Duerme conmigo.

- Ayer era yo el que quería dormir contigo y prácticamente me echaste de tu cama, Paul.

- Lo sé y lo siento. No estuvo bien. No estaba bien. 

- Ni yo, Paul, ni yo. Te necesitaba.

- ¿Ya no?

- Joder, Pablo, sabes que sí, pero entiende que esté dolido.

- Lo entiendo. Lo siento - mirando al suelo, se dio media vuelta resignado cuando Álvaro le agarró la mano.

- Espera. Es que no puedo estar enfadado contigo. Es superior a mí. - le dijo dándole un beso en la mejilla. Paul le abrazó como si no quisiera dejarle ir nunca.

 

Un par de horas más tarde, cuando el silencio reinaba en la habitación, seguían despiertos. Habían estado abrazados, cuidándose mutuamente. Estaban tristes pero estaban en paz. Susurrando en la oscuridad de la habitación, Paul rompió el silencio.

 

- Es que, ¿sabes lo que me jode? Que nos han usado. La pregunta de Chenoa, por dios.

- ¿Crees que lo saben? ¿Lo nuestro?

- Probablemente. Querrán un drama para la audiencia, o al menos para nuestras fans. Los dos trágicos amantes de la gala 8. Los polvorones nominados juntos.

- Por falta de química. Casi mato a Buika ahí mismo. Me faltó muy poco para darte un beso.

- Lo sé. Lo vi en tus ojos.

- Pero no lo habíamos hablado. Que conste que me arrepiento - dijo dandole un suave beso en los labios. Paul estaba muy pensativo. - ¿Qué pasa?

- No podemos darles el gusto, Álvaro. 

- Estás diciendo que… no tengamos contacto delante de las cámaras, ¿verdad?

- Sí. Sé que nos va a costar. Pero no se lo merecen, no nos merecen, amor.

- ¿Amor? Es la primera vez que me llamas así.

- Me lo has pegado- dijo con cara de pillo, mientras Álvaro le agarraba fuerte las manos.

- Entonces, ¿no más abrazos?

- No más abrazos… en cámara, Alvi. Aquí no tendremos que ocultarnos. - dijo juntando sus labios. 

 

Un rato más tarde, aún despiertos, Paul se levantó y salió al vestuario. Al volver, traía algo en la mano. 

 

- ¿Qué has ido a buscar?

- Esto - y le enseñó el collar de perlas que había llevado en la primera semana. Con cuidado se lo puso a Álvaro.- seguramente voy a salir expulsado y no me importa. Pero quiero que tengas algo que te de suerte y que te recuerde a mí. 

- Pablo, - dijo con lágrimas asomando en sus ojos - ¿qué somos?

- No lo sé, Álvaro. No sé cómo definirlo. Sí sé que me importas y mucho.

- Tú a mí también.

- Yo solo quiero que esta semana te centres en tu actuación, que lo des todo. Te mereces ser finalista. 

- Y tú también.

- Pero no va a poder ser. Por eso te doy esto - dijo tocándole el collar- si necesitas fuerzas, si necesitas pensar en nosotros cuando yo ya no esté… recuerda que estaré fuera muy orgulloso de ti.

- Y… ¿sí me voy yo?

- Eso no va a pasar, Alvi.

Se dieron un último abrazo antes de quedarse dormidos sin saber que en la mente de cada uno el mismo pensamiento rondaba en su cabeza: No quiero que te vayas, te quiero.

 

 

14 de mayo de 2025

 

Ruslana y Josep miraban a Álvaro con una expresión de sorpresa. Este estaba esperando que, en cualquier momento, su cuerpo y su mente viajaran otra vez al futuro como aquella mañana, pero no sucedía.

 

- No os lo puedo demostrar y que me creáis totalmente, pero si os he dicho que algo iba a pasar y ha pasado y me gusta lo místico pero hasta donde yo sé no tengo poderes adivinatorios.

- ¿Es lo qué te ha pasado esta mañana? - preguntó Ruslana.

- ¿Qué es lo que ha pasado esta mañana, Álvaro?

- Pues que viaje en el tiempo a hace dos días, más o menos durante cinco minutos - volvió a explicar siendo consciente de que la conversación anterior había sido reseteada. - hace un rato se lo he contado, usted no me ha creído, cosa que me ha enfadado y me he ido al pasillo. En un abrir y cerrar de ojos he vuelto un par de minutos antes… sabiendo todo lo que iba a pasar.

- ¿Has sentido lo mismo?- Josep parecía empezar a confiar en lo que le decía el chico.

- Sí. He sentido como la rabia me consumía, me ardía la cabeza y el suelo vibraba bajo mis pies.

- Así que hay un patrón…

- Pero, una cosa - interrumpió Ruslana- esta vez no has vuelto a tu, cómo decirlo, tiempo real…

- No, aun estoy esperando, no sé qué ha cambiado, pero me alegro, no hubiese soportado pasar por el homenaje otra vez…

- Estoy muy perdido, Álvaro, esto excede todo lo que sé, y te creo, de verdad que sí, pero no sé cómo ayudarte. 

- Ya, me lo imaginaba…

- Existen mitos, pero nada contrastado.

- Un momento. - Ruslana tomó la palabra- y si le dijera que hay un mito en Ucrania que habla sobre esto… ¿podríamos investigar?

 

Ruslana procedió a contarle todo sobre la historia de los amantes al periodista mientras este escuchaba atento. Cuando acabó y como ya era tarde se comprometió a buscar información y a llamarlos en cuanto supiera más. Era la única manera que tenía de ayudarlos. Ruslana y Álvaro se acercaron a Sants y cogieron el último tren a Atocha. Había sido un día agotador. Cuando llegaron a Madrid, la pelirroja se ofreció a dormir con Álvaro, pero este se negó diciendo que le vendría bien descansar a solas. Se despidió de ella con un fuerte abrazo y le dio las gracias por todo. Llegó a casa sobre las 12, se preparó una infusión y se fue a dormir. Una noche más, soñó con Paul, ambos montados sobre una yegua a la que llamaban Brisa. Como siempre, se sintió seguro, en paz.

 

15 de Mayo de 2025

 

Cuando se despertó el sol entraba por la ventana y un olor familiar le vino de repente: la colonia de Paul. Fue como si Paul hubiera estado durmiendo a su lado y el olor hubiese permanecido en la cama. Se estiró y fue al baño a darse una ducha. Era festivo en Madrid asi que podría pasarse todo el día descansando y francamente lo necesitaba. Mientras se hacía el café recibió un mensaje de Magí.

 

“¿Te encuentras mejor, Álvaro?”

“Sí, la verdad, gracias por preguntar.”

“No hay problema, escucha, tengo una buena noticia”

“¿Cual?”

“He hablado con Grauu y está en Madrid de puente, pero ha dicho que no le importa pasar el día en el estudio contigo mañana, si te encuentras bien, claro.”

“¿En serio? ¡Claro que sí! Sabes que le adoro.”

“Me alegro, Álvaro, pues anda llámale y queda con él para hablar sobre la hora y eso.”

“Genial, eres el mejor.”

“Y oye, Álvaro, siento lo de ayer con David, no sabía cómo era.”

“No te preocupes, Magi. Gracias por tu paciencia.”

“No es nada, Álvaro, lo estás haciendo fenomenal, teniendo en cuenta las circunstancias. Cualquier cosa me llamas.”

“Gracias, Magí, un abrazo.”

 

Inmediatamente después llamó a Grauu y quedaron en verse al día siguiente en el estudio. Cuando terminó el desayuno y se fumó su primer cigarro del día, se sentó al piano que Paul tenia en el piso y que sus padres habían decidido dejar a Álvaro. Tenía que aprovechar el día para repasar letras y composiciones que tenía en mente y para llevar algo acorde a lo que solía hacer Grauu, que tan bien le había entendido con Lejos y Club Lights el año anterior. Y desde luego, no podían volver a ocurrir más viajes temporales, no hasta que Josep le trajera más información del asunto. Tenía que estar relajado, en calma. Y sabía qué le podía ayudar. Fue a la bolsa que se llevó Armilla, aun sin haber ordenado la ropa que llevaba y cogió la sudadera de Paul. Se la llevó a la nariz para olerla, el olor de la colonia de Paul nuevamente, y, con delicadeza porque había encogido, se la puso. Se miró al espejo y se vio ridículo pero al mismo tiempo sintió un calor acogedor. Acto seguido volvió al piano y abrió su libreta de composiciones. La canción que le había enseñado a David el día anterior había sido la primera que había escrito después del accidente y reflejaba cómo se sentía las primeras semanas. La había llamado “Y ahora que soy” y hablaba de lo perdido que estaba desde que Paul se había ido. Sabía que Grauu iba a entender lo que quería exactamente transmitir con la canción. Buscó y tocó acordes en el piano hasta que encontró el ritmo exacto. Al acabar se sintió satisfecho y antes de seguir con la siguiente composición fue a prepararse un café. Mientras se echaba el azúcar le vino a la mente una frase que Paul le decía a menudo: “si te sigues echando tanto azúcar me dejarás viudo pronto.” Una vez más, el destino parecía reírse de él. Y, cómo si algo hubiese cambiado en su interior, no sintió tristeza, tampoco enfado, si no una absoluta calma, porque no sabía exactamente cómo pero tenía esperanza en recuperar a Paul, a pesar de la locura que suponía. 

 

Un par de horas bastante fructíferas más tarde, decidió descansar un poco, y mientras miraba en una app que comida pedir se acordó de la libreta roja de Paul. La cogió y la abrió por la página que había visto de Cosas que hacer con mi Alvarito. Decidió leerla entera reparando en que había sido escrita en momentos distintos, por la caligrafía y las diferentes tintas. 

 

Ir a Japón 

Vivir juntos

Componer una canción o más 

Producirle un temazo

Ir al Eras Tour  

Ir a una gira de Ariana

Ir a París

Bailar Lover con él

Tatuarnos algo juntos

Ir a un concierto de Oddliquor 

 

Cerró la libreta un poco abrumado sin terminar de leer. Había tantas cosas que se moría por hacer con él que empezó a impacientarse. Cerró los ojos un momento y pudo escuchar la voz de Paul alto y claro:

 

No estás listo, amor, pero sigue así.  

 

Abrió los ojos y vio que nada habia cambiado. Si era capaz de moverse en el tiempo estaba claro que aún no lo controlaba. Y lo prefería, no quería liarla. Buscó en internet películas sobre viajes temporales y recordó haber visto Vengadores Endgame con Paul así que decidió verla otra vez. Cuando terminó de verla se dio cuenta de que todas las películas que había visto de esa temática  tenían la misma conclusión: el pasado se podía cambiar pero siempre había algún sacrificio o un efecto mariposa. Y Álvaro era consciente de ello; lo que pasara le daba igual siempre y cuando recuperase a Pablo. Pero le asaltaron mil dudas: ¿volverían al momento actual como si nada hubiese pasado? ¿Se reescribiría la historia? ¿Tendría que repetir los últimos meses consciente de todo lo que había sucedido? ¿Lo olvidaría? 

 

Decidió usar la libreta de Paul para dejar por escrito todas esas preguntas y así poder plantearlas a Josep, aunque quizá no fuese capaz de responderlas. También pensó en si debía esforzarse tanto en seguir con su vida como hasta ahora pero se dijo que, si todo iba bien y lo de recuperar a Paul funcionaba, las canciones que estaba componiendo desde el dolor podrían ser publicadas igual. Las canciones eran una forma de expresarse y y comunicarse, desde la verdad y el corazón, fuesen experiencias propias o no, algo que aprendió durante su adolescencia escuchando a artistas como Ariana y que día a día le recordaba Paul.

 

Horas más tarde recibió una llamada de Bea y Salma invitándole a cenar en el piso sobao. Al principio se dijo que no le apetecía pero decidió ir. Sus amigas llevaban tiempo preocupadas por él y con todo lo que estaba pasando pensó que lo más inteligente era ir con ellas, actuar con normalidad y pasar un rato agradable. Echaba de menos estar con sus dos amigas  y divertirse y que le dejaran de mirar con tristeza todo el tiempo. Y ahora se sentía fuerte, en condiciones de poder con todo, llevaba todo el día asumiendo que iba a recuperar a Pablo y eso le hacía sentirse de esa manera. Salma y Bea notaron el cambio en el chico y aunque no le dijeron nada agradecieron tener a su viejo amigo de vuelta por una noche. 

 

Cuando llegó a casa ya era medianoche. Entonces le llegó un mensaje de Josep.

 

“Mañana voy a Madrid, tengo cosas que contarte.”

“Genial, avíseme cuando pueda quedar.”

 

Esperanzado, se fue a la cama y se quedó dormido enseguida.

 

Esa noche soñó con un camino dentro de un bosque. Parecía un bosque sin fin. Era de noche. Andaba y andaba y parecía que no se movía del sitio. De repente llegó  a un claro iluminado por la luna, en el centro había un charco. El charco se movió de tal manera que quedó suspendido en forma vertical delante de él. Qué tonto, pensó, no era un lago, era un portal como el de la película que había visto esa misma tarde. Al otro lado del portal había una figura. Según se acercaba pudo ver los rasgos distintivos de alguien a quien conocía muy bien. Era su Pablo. Sonriéndole, Paul extendió su mano a través del portal. Le acarició el cuello. No, no le estaba acariciando el cuello. Estaba tocando algo que Álvaro tenía alrededor del cuello, su collar de perlas. Y, en la oscuridad de ese bosque solo iluminado por la luz de la luna, escuchó unos susurros: 

 

Algo que te de suerte,

Que te recuerde a mí, 

si necesitas fuerzas,

si necesitas pensar en nosotros

cuando yo ya no esté.”

 

Se despertó de golpe, se llevó las manos al cuello, donde solo tenía su medalla de Piscis. Pero sintió como si tuviera el collar puesto. Y entonces se dio cuenta. Paul le había mandado otra señal. Las estrellas le habían dado un poder, sí, pero necesitaba algo más. Si algo iba a ayudarle a encontrarlo  era ese collar que había pertenecido a los dos. 

 

 

 

 

 

 

Notes:

Perdonad por tardar tanto en actualizar pero no me da la vida. Prometo que el siguiente no tardaré tanto. Espero que esta historia os siga gustando ❤️

*la canción del título es Whispers in the Dark de Mumford and Sons

Chapter 8: No Fates Awaits Me

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

26 de diciembre de 2024

 

Después de instalarse en la casa de Paul, Álvaro bajó a Sevilla para pasar las navidades con su familia. Aunque el ambiente era distendido, él se sentía peor que los días que había pasado en su nuevo hogar donde se sentía en paz. Había tenido algo de tensión con sus hermanas porque le habían intentado convencer de que mudarse a la casa de Paul no era buena idea. Pero él no iba a cambiar de opinión y menos cuando desde que se había mudado a aquella casa había soñado con Paul todos los días. Ahora la idea de irse a dormir era lo único que le hacía pasar los días.

 

Mientras estaba escuchando música tumbado en la cama con su gata Ari en el regazo, entró su madre.

 

- Cariño, ¿cómo estás?- dijo sentándose a su lado.

- Bien.

- No hace falta que conmigo te hagas el fuerte. Soy tu madre.

- Estoy vivo, que ya es…

- Ay, mi niño… yo, siento que hayas discutido con tus hermanas, pero creo que tienen razón. No sé si vivir allí te hará bien. ¿Por qué no te quedas aquí una temporada?

- Mamá, no puedo, sabes que si quiero vivir de la música tengo que estar en Madrid.

- Vale, pero prométeme una cosa. Sé que no te gusta dar marcha atrás, pero si vivir allí no te hace bien, vuelve con los chicos. Te acogerán sin problema.

- Lo sé, mamá. Te lo prometo - dijo con una sonrisa apagada. Estaba viendo fotos de Paul en el teléfono.

- Yo también lo quería mucho, era un amor de niño. Y sé que ahora no lo ves, pero vendrá otro que te reconstruirá el corazón.

- No lo sé, mamá…

- Yo sí, porque eres mi niño y te mereces que te pasen cosas buenas.- le dio un beso en la frente y se levantó. Antes de salir por la puerta le miró con la tristeza con la que solo te mira una madre que sabe que tu corazón está destrozado.- Por cierto, esta mañana hablé con Victoria y Antonio, querían hablar contigo, pero les dije que estabas dormido.

- Gracias, mamá, estos días no me apetece hablar con mucha gente, la verdad- que fuese navidad y sus fans les hubieran llamado polvorones y su relación recordase a la navidad no ayudaba.- ¿cómo están?

- Bueno, ya sabes. Solo querían saber cómo estabas y decirte que ya han recogido casi todo lo de Paul de tu casa. Te han dejado algunas cosas.

- ¿El qué?

- Han dicho que ellos no van a dar uso al piano y a la guitarra, que tú sí y que Pablo querría que te los quedaras tú.

- Mamá, no puedo aceptar eso…

- Me temo que no tienes opción. ¿Sabes que eres importante para ellos, no?

- Supongo.

- Lo eres… y también lo están pasando mal, escríbeles de vez en cuando, ¿vale?

- Lo haré.

- Te quiero, cariño.

- Y yo a ti, mamá.

 

Cuando su madre salió por la puerta, se incorporó y abrió el primer cajón de su mesita de noche, donde estaban guardados algunos objetos que había dejado allí en otras visitas a la casa de su madre. Estaban algunas fotos que se habían hecho Paul y él con una polaroid, un anillo que le había regalado Paul con sus iniciales y que era demasiado valioso para llevarlo encima, y el collar de perlas que le regaló en la academia. Agarró este último y se volvió a tumbar, con la esperanza de dormir y soñar con Paul.

 

 

 

16 de mayo de 2025

 

En cuanto se despertó sacó el collar de perlas del cajón donde lo había metido cuando regresó de Sevilla al acabar las navidades. Se lo puso y se fue a preparar para la sesión de producción con Grauu. El periodista le puso en un mensaje que quedaban sobre las 18 en el despacho que un colega universitario le había cedido y llamó a Ruslana por si le podía acompañar. Esta le dijo que sí. Cuando llegó al estudio, Grauu le esperaba con una sonrisa y un café. Estuvieron toda la mañana trabajando y Álvaro estaba agradecido con él por aceptar esta sesión de última hora por el cariño que le tenía. Las ideas que le había dado a Grauu eran buenísimas y este le dijo que si seguía así podría autoproducirse en un plazo muy corto. A las dos de la tarde el tema estaba producido y grabado, solo faltaba la mezcla. Como agradecimiento, Álvaro le invitó a comer. Mientras estaban comiendo y hablando sobre todo de la vida amorosa de Grauu, Bea le mandó un mensaje.

 

“Si no has entrado a twitter hoy, no lo hagas”

“¿Qué pasa?”

“Han anunciado el disco de Paul”

“Bueno, era inminente, ya lo daba por hecho”

“Es que… lo han anunciado con la canción que nos dijiste, tu canción, Álvaro”

“QUÉ”

“Y no solo eso, la discográfica ha confirmado a la prensa que la canción es para ti”

“No me puedo creer que sean tan hijos de puta y rastreros solo por vender”

“Antonio te avisó”

“No creo que él supiera que harían eso. ¿Qué dice la gente?”

“Tu fandom está que trina, muy enfadado, intentando protegeros, supongo. Y los haters, bueno, te puedes imaginar, nada bueno. No entres, en serio.”

 

Álvaro notó como la rabia le consumía. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos y el suelo empezaba a temblar, la mano de Grauu sobre la suya consiguió que se calmara un poco.

 

- ¿Estás bien?

- Los hijos de puta de la discográfica.

- ¿Qué han hecho?

- Han anunciado el disco de Paul y han aprovechado para vender nuestra relación.

- ¿Y qué vas a hacer?

- Pues… voy a hacer un video y lo voy a subir.

- ¿Estás seguro? Igual deberías calmarte primero.

- Estoy muy tranquilo. De verdad, Grauu, no te preocupes. ¿Me puedes grabar tú?

- Claro.

 

 

Media hora más tarde, Álvaro subía un video a todas sus redes sociales en el que aparecía calmado:

 

Hola, mis nenas. Si habéis entrado hoy en twitter habréis visto que se ha liado con la salida del disco de Paul. Aunque fuimos discretos y nuestra historia solo nos pertenecía a nosotros, y aunque a veces os dábamos pequeñas pistas porque era algo que nos gustaba, nunca lo hicimos oficial para el mundo. Para nosotros nuestra relación era sagrada y nuestra carrera también y nunca quisimos que una cosa influyera en la otra. Ni entonces, ni ahora. Entiendo que el mundo funciona así, con morbo, pero hay cosas que… sobran. En definitiva, quería deciros que sí, que es verdad, que éramos pareja. Solo Pablo me entendía y solo yo le entendía a él. Éramos él y yo contra el mundo. El poco tiempo que pasamos juntos fue el más feliz y dulce de mi vida. Estábamos enamorados. Quien me haya querido conocer sabrá que durante estos meses yo no he sido el mismo. Y que sigo enamorado de él y lo estaré siempre. Su disco será increíble porque él lo hacía todo increíble. Y es su legado, así que ignorad las cosas malas y disfrutadlo. Pablo se lo merece. Os quiero.

 

Terminó el video con un par de lágrimas y enseguida se convirtió en viral. Casi todos los comentarios eran positivos, con muestras de cariño y de respeto. Magí también le llamó al momento para echarle una pequeña bronca por no haberle consultado primero pero luego le felicitó por el video, porque había atajado el problema en un momento. Se despidió de Grauu agradeciéndole de nuevo todo lo que había hecho por él y se fue a su piso donde había quedado con Ruslana. Su teléfono no dejaba de sonar. Familia y amigos estaban algo preocupados por él. Magí le escribió para decirle que un par de medios online querían contactar con él, pero Álvaro le dijo que, si querían algo más que el video, no lo iban a tener.

 

Ruslana y Álvaro llegaron a las 18 a un despacho de la Universidad Complutense. Cuando llegaron tomaron asiento y Josep les preparó un café a cada uno.

 

- Antes de empezar, ¿hay algo más que haya pasado en la últimas horas digno de mención?

- Esta noche he tenido un sueño con Pablo - dijo señalando el collar - a través de una especie de portal me señaló esto.

- ¿El collar? - dijo Ruslana.

- Sí, es un collar suyo que me regaló en la academia… Tengo la sensación de que es importante.

- Un portal - dijo para sí Josep- interesante…Parece que de alguna forma él podría estar intentado conectar contigo a través de grietas…

- ¿Grietas?

- Voy a contaros lo poco que he averiguado. Escuchad con atención, por favor - ambos chicos asintieron - sobre la historia que me contaste, Ruslana, me puse en contacto con un profesor de folclore eslavo y me confirmó que es una historia proveniente del corazón de Ucrania que se ha transmitido de generación en generación. No hay registros de qué fecha data ni de qué lugar exacto procede. Bien, la historia, como ya sabéis, narra la historia de amor truncada de dos jóvenes. Ella muere y el otro se pasa medio año viviendo atormentado por sueños y visiones, hasta que recibe un poder del cielo y de la noche a la mañana, ella aparece viva en el pueblo y todo el mundo olvida lo que pasó excepto ellos, que, presumiblemente, son los autores de la primera versión.

- ¿Sueños y visiones? ¿Como Álvaro?

- Exacto. Además, mi colega ha encontrado registros de avistamientos inusuales en el cielo en Ucrania y ha conseguido encontrar una coincidencia en los registros restantes de un poblado que desapareció casi en su totalidad por un desastre natural. - al oír esto, Álvaro pensó en sus visiones con Paul en el Retiro, pero prefirió guardar silencio al respecto - lo que me lleva a pensar que ese lugar fue de donde partió la historia. Pero, sin registros, no podemos saber mucho más que lo que podemos intuir.

- Entonces…

- Vamos a ciegas, Álvaro.

- ¿Qué puedo hacer? - Ruslana cogió la mano del chico, pensando que a lo mejor le había metido una idea en la cabeza que es inviable.- ¿me olvido de todo?

- Yo no he dicho eso. He dicho que vamos a ciegas. Contacté con otro colega, el dueño de este despacho. Por desgracia, está muy ocupado pero hemos estado conversando durante todo el día sobre viajes temporales. Podemos considerarlo un experto del tema, aunque todo sean hipótesis. Según él no se ha podido demostrar pero si hay indicios de viajeros temporales. Y lo más curioso de todo, le conté la historia ucraniana y me habló de otras historias parecidas. No solo pasó esa vez. Y si pasó una vez… te puede estar pasando a ti. Así que podemos intentar una prueba.

- ¿Prueba?- dicen ambos chicos al unísono.

- Sí, una pequeña prueba. El otro día hiciste un pequeño viaje en mi despacho. Lo vamos a repetir y en cuanto vuelvas me vas a contar todo lo que os he contado desde que habéis llegado. Es la forma que tendré de saber que ha funcionado.

- Pero… no sé cómo hacerlo, siempre ha pasado sin querer.

- Por eso, esta vez vas a intentar provocarlo. Vas a pensar que quieres que funcione con todas tus fuerzas. Y, dame un momento - buscó entre sus cosas y sacó un boli de su cartera. - Esto es mío, sujétalo con fuerza, concéntrate en el objeto e inténtalo. Si lo que pensaste sobre el collar es cierto, también lo descubriremos.

- ¿Y si no funciona?- pregunta, algo asustado.

- Amor, - dijo Ruslana, apretándole la mano- si no lo intentas, no sabrás si funciona.

- Está bien.

 

Álvaro se levantó, cogió el boli del periodista, cerró los ojos y pensó en el objeto y en volver unos minutos atrás: Necesito que funcione, funciona, funciona, funciona. Notó el suelo temblar y el dolor de cabeza que había sentido las otras veces. Al mismo tiempo, escuchó la voz de Paul “ya casi lo tienes, amor”. Cuando abrió los ojos, se encontró sentado en la misma posición que se encontraba antes de viajar en el tiempo. En ese momento, Ruslana preguntaba por el collar. Al verlo callado, Josep le preguntó:

 

- Y bien, ¿ha funcionado?

- Sí…- mirándose la mano vio que mantenía el boli en la mano.

- Vaya, y el boli que había aquí ha desaparecido.

- ¿Alguien me puede decir lo que está pasando aquí? - interrumpió Ruslana, pensando que se había perdido parte de la conversación.

 

En los siguientes minutos Josep repitió a la chica parte de la conversación que habían mantenido antes de que Álvaro viajara en el tiempo, siendo el periodista consciente de lo que tenía que decir puesto que se había preparado la conversación antes de que los chicos llegasen.

 

- Y ahora, volvamos a nuestro asunto. ¿Cómo ha sido, Álvaro?

- He puesto toda mi atención en el boli, como usted me dijo, y en volver unos minutos atrás. También sentí el dolor de cabeza y el suelo temblar como las otras veces.

- Es decir, nuestras hipótesis parecen correctas, el objeto funciona como un token que te ayuda a concentrarte para viajar en el tiempo. Si el objeto es de determinada persona funciona como guía. El boli es mio, pero te lo he dado y te ha llevado hasta mí. Si no estamos equivocados es probable que el collar te ayude a llegar hasta Paul.

- ¿Cómo es posible que el boli no exista… que no se duplique? Debería haber dos ahora mismo, ¿no? - cuestionó interesada Ruslana.

- Al igual que no hay dos Álvaros, no hay dos objetos; la existencia de uno implica la desaparición de otro.

- Está bien saber que no me voy a encontrar con otro yo en el pasado.

- Desde luego, eso implicaría muchos problemas para ti.

- Tengo dudas, Josep. Las tengo apuntadas aquí. - sacó la libreta roja de su bolso y la abrió por la página en la que había apuntado las dudas que le habían surgido el día anterior. - cuando recupere a Pablo, ¿podremos volver al momento actual o se reescribirá todo?

- Según lo poco que sé y la información que hemos conseguido de la historia ucraniana, la historia de vuestra linea de tiempo se reescribirá. Entiendo que habrá dos líneas de tiempo, esta en la que estás ahora y otra que se creará en el momento que evites el accidente y la muerte de Paul.

- Un momento - interrumpió la chica - eso quiere decir que en nuestra línea temporal, ¿Álvaro desaparecerá?

- Podríamos decir que sí…

- Para mi familia y para mis amigos…

- Álvaro, eso destrozaría a mucha gente… a mí entre ellas.

- También es probable que nuestra realidad deje de existir, Ruslana. Parece que estos dos chicos tienen una conexión que no es capaz de romper ni la propia muerte. Si el destino de vuestro amigo no era morir, el destino de Álvaro es salvarle, con lo cual esta línea, llamémosla alternativa, dejará de existir porque nunca debió ser en un principio. De hecho, ya hemos pasado por ello dos veces, en Barcelona y aquí. Nosotros no hemos sido testigo de ello, pero Álvaro sí. Ha viajado dos veces. Nada nos evita pensar que esas dos realidades ya están extintas.

- Y, ¿cómo sabemos que ese es realmente su destino?- Ruslana empezaba a dudar de todo lo que estaban haciendo y Álvaro parecía confundido- ¿cómo sabemos que esto es lo mejor que puede pasar?

- No lo sabemos en realidad - contestó Josep - sólo es fe. Las cosas no pasan porque sí. Las casualidades no existen.

- Tengo otra duda - Álvaro rompió un silencio incomodo que se había instalado en el despacho.- yo, ¿recordaré todo una vez se acabe?

- Creo que sí. Cómo ya os dije creo que la historia la escribieron sus protagonistas. Al menos el que viajó en el tiempo. ¿Tienes alguna duda más?

- Si necesito ayuda durante mi viaje, si algo sale mal, ¿podré acudir a usted?

- Si me lo cuentas con detalle, te creeré, igual me cuesta un poco, pero sigue intentándolo hasta que lo haga.

- Está bien, estoy listo.

- Álvaro, ¿podemos hablar un momento a solas?

 

Ruslana se levantó cogiendo del brazo a Álvaro y se lo llevó a un despacho anexo que estaba vacío.

 

- ¿Estás seguro de esto?

- Sí, Rus.

- ¿Qué hay de tu madre? Esto la va a destrozar. Y ¿Bea? ¿Salma? ¿El resto?

- Ruslana… no juegues esa carta. Tú misma me dijiste que había que intentarlo.

- Lo sé, pero en cierto modo… creo que hay algo que no está bien, y si te soy sincera, la idea de dejar de existir no me hace gracia.

- Te entiendo, pero necesito tu apoyo. No puedo hacer esto sabiendo que no estás conmigo - Álvaro estaba con lágrimas a punto de salir - estos meses, Rus… he estado más muerto que vivo. No veo un futuro sin Pablo. Tú lo sabes.

- Lo sé, Álvaro - dijo abrazándolo - está bien. Pero, antes de que lo hagas, necesito dos favores.

- ¿Qué necesitas?

- El primero es que te despidas de tu madre.

- No le puedo contar nada de esto, Rus.

- No digo que se lo cuentes, pero llámala, hazla saber que la quieres.

- Vale, pero tengo un contrafavor. Si al final esta linea temporal sigue viva sin mí, encárgate de decirle la verdad, por favor.

- Lo haré. ¿Crees que lo entenderá?

- Entenderá que lo que voy a hacer me habrá hecho feliz. ¿Cual es el segundo favor?

- Que me busques en la nueva línea temporal y que me cuentes todo. Y que cuando veas a Pablo le des una colleja de mi parte por morirse - ambos se rieron.

- Hecho. Voy a llamar a mi madre. A ver que me invento.

 

Ruslana le dejó solo mientras él se preparaba para despedirse de su madre.

 

- Mi niño, me tenías preocupada - contestó Ángeles.

- Hola, mamá.

- ¿Cómo estás? He visto el video, lo que has dicho ha sido precioso y muy valiente.

- Bueno, no podía dejar que los carroñeros nos utilizaran así. Escucha, mamá. Me voy a ir un tiempo a componer fuera.

- ¿Fuera?

- Sí, a Dinamarca, Magí ha conseguido un productor buenísimo que está interesado en mi proyecto. - Álvaro no quería mentir a su madre, pero sabía lo que tenía que decir para no preocuparla.- y es una oportunidad que no puedo desaprovechar.

- Eso es maravilloso, hijo. No mereces menos.

- Bueno, por eso te llamo, para decirte que probablemente esté un poco desaparecido, que estaré bien.

- Pues llámame tú cuando puedas, pero llámame. Que te echo mucho de menos.

- Y yo a ti, mamá. Te quiero. - había querido sonar neutro, pero tenía un deje triste al decirlo.

- ¿Seguro que estás bien, mi niño?

- Sí, mamá, lo estaré.

 

Después de despedirse y colgar el teléfono, se sintió satisfecho de que su madre no hubiese notado la mentira, nunca había sido un buen mentiroso pero por teléfono era otra cosa. Volvió al despacho donde le esperaban Ruslana y Josep. Abrazó a la chica y le dio las gracias al periodista.

 

- Estoy listo.

 

Se colocó el bolso en su hombro. Se tocó el collar y cerró los ojos, pensando en Paul. Pero el suelo no temblaba ni tampoco le dolía la cabeza. Tiene que funcionar, tiene que funcionar, Paul, tengo que encontrarte... En ese instante un pequeño sonido, parecido al de un arroyo, sonó delante suya. Abrió los ojos y vio las miradas expectantes de Rus y Josep en él. Justo delante de Álvaro había un portal como el que había visto en sueños, solo que del tamaño de una sandía. No se veía nada al otro lado. Si todo me lleva a ti... Álvaro posó las manos sobre el borde del portal y haciendo fuerza con los brazos, sin dejar de pensar ni un momento en Paul, fue agrandándolo hasta poder atravesarlo por completo... Déjame volver a verte. Una vez lo atravesó y sin saber dónde estaba, miró hacia atrás, en dirección por donde había venido, viendo el portal cerrarse por completo. A su espalda, una voz se escuchó con claridad. Una voz que había deseado escuchar desde hacía meses. Una voz que querría escuchar toda la eternidad.

 

- Hola, Alvi.

 

 

 

 

 

Notes:

Bueno, pues llegó el momento. He intentado dejar unas bases sobre el viaje en el tiempo así que siento si os resulta algo rollo o complicado de leer este capítulo. pero ya está, ya tenemos a Alvi preparado para recuperar a Pablo.

Espero que os esté gustando el viaje!

Canción: No Fates Awaits Me de Son Lux

Chapter 9: Interludio II: I, Carrion (Icarion)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Álvaro me encontrará.

 

Esa certeza me acompaña en todo momento. Como si me diera fuerzas soy capaz ahora de mucho más. Antes siempre que veía pedazos de otras vidas era por medio de Álvaro, ahora puedo hacerlo solo. A través de portales, como si fuesen una televisión, veo lo felices que somos. Nos veo en un establo, dando de comer a una yegua. Nos veo enamorarnos mientras hacemos un podcast. Veo nuestro reencuentro en un pueblo. Veo todo eso y mucho más. Nos veo en una floristería mientras bailamos. Siempre juntos. Pero siempre acabo pensando lo mismo. No somos nosotros. Esos Pablos y Álvaros no saben la suerte que tienen.

 

Desde que pasó la estrella fugaz no ha vuelto a ser de día. No sé qué significa pero siento que este lugar me gusta más así. Nunca está oscuro del todo pues la luna llena se encarga de dar suficiente luz. Me acuerdo de nuestras fans comparándonos con la luna y el sol. Yo era la luna. Alvi el sol. A veces me sentía como Ícaro a su lado. Pero nunca me quemaba. Solo me hacia volar. Y yo a él. Tiene sentido que aquí no haya sol, que también se note su ausencia.

 

“Te está buscando”, oigo de repente, “hazle saber que va por buen camino”. Otra vez esa voz desconocida. Oigo el sonido de un arroyo, así que me voy acercando cuando noto mi extremo del hilo rojo tensarse. Un portal. Ahí está, en nuestra casa, mi Alvi. Parece confundido. Hago caso a la voz. “Bien, así, Alvi, sigue buscándome.”

 

La voz. Parece guiarme hacia Álvaro. Me gustaría saber quien es o quienes son. Curioso que, cuando lo pienso, noto a alguien a mi lado. Es una chica preciosa. Parece un ángel. Su nombre es Daryna. No sé si me lo ha dicho o simplemente lo he pensado. Dice que es una guardiana en este lugar. Es extraño porque hay algo de ella que me recuerda a mí. Como si fuese una versión de mí. Me explica que estoy en un lugar llamado la Senda del tiempo. Es como un limbo, dice. Poca gente viene aquí, solo aquellos que han sido desviados de su destino. Álvaro fliparía con esto. Es super místico. Me pregunto si tendré oportunidad de contárselo algún día. No lo he dicho en voz alta pero Daryna parece haber leído mis pensamientos y sonríe afirmativamente.

 

 

Pienso en lo que me dice sobre el destino. Yo también lo he pensado. Algo ha debido pasar y yo no debería estar muerto. Porque los otros Pablos están bien, con sus Álvaros. Pero yo estoy muerto, en este lugar. ¿Existe el cielo o algo? Daryna dice que algo así. Me fijo en su mano, tiene un hilo rojo atado también. Como si supiera lo que pienso, se pone a andar por donde continua su hilo. Mira hacia mí. Quiere que la siga. Antes de continuar, algo tira de mi hilo. No sé porqué siempre pienso en algo cuando sé perfectamente que es Álvaro. Daryna me pide que le diga que pronto estará listo para entrar en la Senda. Cuando llego y atravieso el portal, está muy agitado, en un baño. Le cojo la mano para tranquilizarlo. Ya no estamos en el baño. Estamos en el Retiro, hay una tormenta y fuego por todas partes. “Hey” le digo mientras siento su calor. “Hey”. “Has tardado mucho.” En realidad no sé cuanto tiempo ha pasado pero parece una eternidad. “Lo siento.” No puedo evitar darle un beso. “No lo sientas. Lo estás haciendo bien.” “¿Puedo ir contigo?” “Todavía no. Pero sigue buscándome.”

 

Daryna me está esperando cuando la conexión con Álvaro se cierra. Se pone a andar y la sigo. Llegamos a un claro del bosque donde veo a otra persona. Es un hombre hermoso. Tan guapo como Álvaro. Dios mío, cómo me recuerda a él. Se abrazan y me miran. Su nombre es Oleh, me dice que se alegra de que por fin pueda verlos. Es el otro guardián de la Senda. Al parecer llevan conmigo desde el principio. No lo sé con certeza pero creo que ellos tienen la culpa de que yo esté aquí. Están enamorados. Lo veo con claridad y pienso que por eso nos están ayudando. Hay como una especie de temblor y les veo sonreír. Me dicen que todo va bien, que Álvaro está aprendiendo a usar su poder. El poder de viajar en el tiempo.

 

Álvaro con un superpoder. Con lo que se burlaba de mí cuando veíamos películas de Marvel y decían que no eran creíbles. Las ganas que me entran de vacilarle con eso. Me encanta su humor, es una de las cosas que más echo de menos. Y lo mucho que me gusta cuando se pica si le vacilo. Las ganas que tengo de todo eso. Y de besarle y de querernos. Daryna y Oleh me miran con una expresión que no termino de entender.  Noto como un atisbo de esperanza, de descanso en su mirada. Nos están ayudando, es todo lo que me importa.

 

Les he preguntado el tiempo que ha pasado desde mi muerte. Seis meses. Se me rompe un poco el corazón pensando en mi familia y en mis amigos. Me pregunto cómo estarán. Luego pienso en Alvi. Por un lado me alegro de que no haya pasado página pero por otro pienso en lo infeliz que ha tenido que ser este tiempo. La verdad es que estábamos muy bien, éramos felices. Nos costó encontrar un equilibrio, pero lo conseguimos. Ahora pienso en aquella luz verde que vimos cuando nos dimos nuestro primer beso real. Y miro nuestro hilo rojo. Estábamos destinados. Qué locura, la verdad. Justo en ese momento, oigo un piano. Es él, está componiendo. Tiene muchísimo talento. No hay nadie como él. He atravesado el portal, pero no quiero que sepa que estoy aquí, solo quiero verle un poquito. Coexistir, aunque él no lo sepa. Se sienta y coge una libreta roja. La mía. Oh no, qué vergüenza. Ahí está la lista de cosas que quería hacer con él. Qué razón tiene. Soy un intenso. No llegué a tachar muchas, pero vivir el Eras tour con él de incógnito fue super divertido. Mi swiftie de mentira. Y el concierto de Oddliquor. Me acuerdo cuando bromeábamos sobre cómo nos robaba las ideas para las canciones. Parecía que cantaba por nosotros. Qué bonitos recuerdos. Le miro y le veo abrumado. Cierra los ojos y creo que entiendo lo que quiere hacer, pero ellos me han dicho que aún no es la hora. “No estás listo, mi amor, pero sigue así.”

 

Daryna y Oleh me han dicho que, para que Álvaro pueda entrar aquí y dominar sus poderes, necesita un token. Un objeto que fuese compartido. Que significara algo para los dos. Y caigo en el collar de perlas que le regalé en la academia. Recuerdo cuando le vi con él puesto. Me dio esperanzas. Como las que tengo ahora. Me han dicho que puedo entrar en sus sueños. Les digo que ya lo he hecho. Ahora es diferente, el muro es más fino, dicen. Puedo traerlo aquí en sueños. Entonces le veo, está en un claro del bosque. Le encuentro mirando un portal. Me acerco desde el otro lado y no sé cómo en su cuello aparece el collar. Atravieso con mi mano el portal para poder tocarle. Acaricio el collar, intentando que me entienda. Que el collar es importante. Recuerdo lo que le dije aquella noche. “Algo que te de suerte, que te recuerde a mí, sí necesitas fuerzas, si necesitas pensar en nosotros cuando yo ya no esté.” Espero que lo entienda.

 

Por lo visto va a hacer una prueba de sus poderes. Eso me dicen. Observamos lo que pasa los tres. Lo va a conseguir. Está usando un objeto, eso es que me ha entendido. “Ya casi lo tienes, amor.” Lo ha conseguido. La prueba ha ido bien. Está muy cerca de encontrarme.

 

Pasa un rato y Daryna y Oleh me llevan a un claro del bosque. Me han dicho que espere ahí. Se alejan. De repente, vuelvo a escuchar el sonido del agua. Veo un portal abriéndose poco a poco. Veo una silueta atravesándolo. No me lo puedo creer.  Álvaro lo ha conseguido, está aquí. No me ha visto aún. Sus rizos, su inconfundible bolso azul. Huelo su perfume. Quiero abrazarlo de nuevo, de verdad. Quiero decirle muchas cosas. Quiero mencionar su nombre una y mil veces. Y eso es lo primero que hago.

 

“Hola, Alvi.”

 

 

 

 

 

Notes:

Perdón, perdón... sé que muchos esperabais ya el reencuentro, pero antes tocaba saber algo más de nuestro otro protagonista.

PD: la canción es I, Carrion (Icarion) de Hozier!

Chapter 10: The Feels.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

10 de mayo de 2024.

 

El concierto de Álvaro en Santiago había sido un éxito y los días en el estudio habían dado sus frutos, Paul tenía casi el nuevo tema listo para salir. No habían podido ir al Eras Tour pero confiaban en poder verla en Madrid. Pero en ese momento y en esa habitación nada les preocupaba. Habían pasado la mitad de la noche estrenando la nueva cama del nuevo piso de Paul. Se habían echado de menos.

 

Cuando decidieron levantarse eran casi las 12. Había hecho una mudanza rápida con lo básico para sobrevivir unos días. Tenía café y azúcar, que era lo imprescindible para que Álvaro se sintiera como en casa. Mientras se hacía el café, este canturreaba su nueva canción, Club Lights, la favorita de su nuevo trabajo. Paul se quedó mirándole y Álvaro dejó de cantar, respondiéndole con una sonrisa. Se quedaron callados unos instantes mientras se miraban.

 

— ¿Qué pasa, Pablo? — rompió el silencio Álvaro.

Nada, solo pensaba en lo bien que te queda mi pijama y mi cocina.

Eres bobísimo — se acercó para darle un beso con sabor a café.

Pero me quieres así.

Te quiero así. — le besó de nuevo.

¿Esta noche te quedas a dormir?

Podías venirte tú a mi piso. Esta noche íbamos a salir, ¿recuerdas?

Ah, si, la Bresh.

Trae una mochila con ropa. Nos iremos pronto, lo prometo. Además, mañana madrugo para irme a Sevilla.

Es verdad, que me abandonas — hizo un puchero.

Solo son unos días, no te vas a librar de mi tan fácilmente.

Álvaro Mayo, ten piedad de mí, líbrame de este castigo.

Eres idiota, lo confirmo.

¿No eras desmiento? — dijo Paul dándole una palmada en el culo.

Pablo Suarez Delgado, basta. — Paul se levantó corriendo. Álvaro le siguió — ¡No huyas, cobarde!

 

Acabaron tirados en el suelo del salón, a carcajada limpia, mientras jugaban a una guerra de cosquillas.

 

 

 

En la Senda del tiempo.

 

—Hola, Alvi.

 

Al oír esto, Álvaro se giró, soltó el bolso azul y se lanzó corriendo a los brazos de Paul. Este le rodeó con los brazos y se permitió oler su perfume. Empezaron a balancearse por la alegría de encontrarse después de tanto tiempo. Alvaro escondió su cara en el cuello de Paul y empezó a llorar. Paul le besaba el cuello dulcemente y le acariciaba la espalda. Cuando pasó un rato y Álvaro ya se había calmado, se separaron un poco, pero sin dejar de tocarse los brazos y la cara. Necesitaban saber que no era un sueño, que realmente estaban juntos.

 

— Estás aquí de verdad.

— Lo he conseguido. Te tengo.

 

Justo después unieron sus labios en un beso suave, calmado, parecido al primer beso que se dieron. El beso se fue tornando apasionado, con las ganas y el ansia que sentían por haber echado de menos los labios del otro. Una vez necesitaron respirar, se separaron sin dejar de tomarse las manos. Empezaron a pasear por el bosque, tenían mucho de lo que hablar.

 

— ¿Qué es este lugar?

— Es como un limbo.

— ¿Estamos solos?

— No, bueno… Al menos hay dos personas aquí, o algo así.

— ¿Algo así?

— No tengo claro lo que son, pero son los guardianes de este lugar.

— ¿Dónde están?

— Me dejaron solo antes de que llegaras, supongo que querrán dejarnos un tiempo a solas, para que hablemos.

— Eras tú, ¿verdad? Todo este tiempo, eras tú al que oía y sentía.

— Sí. Gracias a que me llamabas.

— ¿Te llamaba? — preguntó Álvaro, asombrado.

— Fíjate en esto — Paul le enseñó el hilo rojo que estaba atado en su dedo — ¿puedes verlo?

— Sí…

— ¿Puedes ver el tuyo? — le preguntó tomándole la mano.

— Oh… no me había fijado hasta ahora.

— Este lugar es diferente, a veces tarda en mostrarte las cosas. Ahora voy a tirar del mío, ¿vale?

 

Paul tiró del extremo de su hilo, este se iluminó como si llevara electricidad hasta que llegó al extremo del dedo de Álvaro, notando un pequeño tirón.

 

— Lo he notado… — dijo, sonriendo — esto y la luz verde… el destino.

— Mi niño, el místico.

— Mi Pablo, el intenso — se rieron ambos.

 

Habían llegado a un claro en el bosque, había un pequeño lago en el centro y un sauce llorón. Se sentaron al pie del árbol, Paul apoyado en el tronco abrazando a Alvaro, apoyado en él. Se acariciaban las manos con mucha dulzura.

 

— La primera vez que lo noté, me llevó a un portal, parecido al que has usado para venir. Me llevó hasta ti, estabas en un concierto y cantaste Amapolas.

— Era tu cumpleaños, Paul. Y te echaba mucho de menos.

— No lo sabía, lo del cumple. Aquí no existe el tiempo. O la consciencia de que pase.

— Han pasado seis meses. Hoy es 16 de mayo de 2025.

— Sí, eso lo sé, los guardianes me lo han dicho. ¿Sabías que en ese momento, al escucharte cantar Amapolas, recordé quién era?

— ¿No lo sabías?

— No, tenía la mente en blanco, pero fue escucharte cantar y recordé todo.

— Esa noche fue muy triste Pablo. El día del accidente te había preparado una sorpresa anticipada de aniversario. Te iba a pedir que cantaras conmigo Amapolas en tu cumpleaños.

— ¿De verdad? Hubiese aceptado. Y esta vez habría beso.

— Ni lo dudes — rieron ambos — el caso es que ese día tomé la decisión de mudarme a tu piso. Y a partir de ahí, me sentí un poco mejor, menos solo.

— Lo vi, ahí empezaron los sueños, ¿verdad?

— ¿Tú también los has visto?

— Sí, es como si estuviéramos conectados. Podía ver lo que soñabas y sentías.

— Todos esos Pablos y Álvaros…

— Felices…

— No era justo. — ambos suspiraron y tras un silencio largo, Álvaro preguntó — ¿Cómo fue, amor? ¿Por qué estabas en mitad de la calle?

— Porque soy idiota. Salí de la floristería con unas flores para ti, estaba algo nervioso porque te iba a pedir que viviéramos juntos.

— ¿Sabes que yo también te lo iba a pedir esa noche?

— Coña.

— Jurao.

— Somos tontísimos — volvieron a reírse, echaban mucho de menos esos momentos de risas porque solían ponerse de acuerdo para sorprenderse mutuamente sin saberlo. — el caso es que después de que me llamaras, estaba esperando un Uber y escuché un perro sollozando. Estaba en mitad de la calle, muy asustado, se le había enganchado la pata a la alcantarilla así que fui. Le salvé pero no escuché el claxon… el resto ya lo sabes.

— Dios mío, Paul. — empezó a llorar. — perdóname.

— Eh eh, ¿que pasa? — preguntó mientras sujetaba su rostro y le limpiaba las lágrimas.

— A veces pensaba… que no había sido un accidente.

— ¿Cómo?

— Pues eso, que soy imbécil. Tú salvando un perro y muriendo como un héroe y yo pensando gilipolleces. No te enfades. Pero es que… ha sido muy duro,

— No me enfado, Alvi, no lo sabías. — le dio un beso suave en la mejilla — he tenido mis momentos pero estaba muy feliz contigo. Mi último pensamiento fue para ti. Nunca te dejaría, Álvaro, te quiero demasiado. Piénsalo, nos queremos tanto que hemos desafiado el tiempo y el espacio para volver a encontrarnos.

— Pablo…

— No, TÚ has desafiado todo para encontrarme. Tú eres mi héroe, Alvi.

— Amor…

 

Cambiaron de posición mirándose de frente. Tomaron la cara del otro entre sus manos y acercaron sus labios. Empezaron a besarse con calma, con todo el amor que llevaban acumulando durante el tiempo que habían estado separados. Se acariciaban y se tocaban y comenzaron a quitarse la ropa. Había pasado demasiado tiempo y sentían la necesidad de sentirse uno solo.

 

Sin saber cuánto tiempo había pasado se vistieron y con las manos entrelazadas fueron hacía el lago, donde se reflejaba la luna llena. Se sentaron en la orilla, mojándose los pies.

 

— Este sitio es bonito.

— Tú lo eres más. Te vuelven a brillar los ojos.

— Es porque te estoy viendo.

— Somos asquerosamente cursis — dijo Paul mientras los dos reían.

— Salma y Rus siempre se reían de nosotros por eso. Hablando de Rus — le dio una colleja a Paul.

— ¡Ay! ¿A que ha venido eso?

— Perdón, le prometí a Rus que te daría una colleja por morirte — Álvaro sonreía genuinamente, Paul se dio cuenta de que no solo había recuperado el brillo en los ojos, también esa sonrisa que hacía que se derritiera cada vez más.

— Ella… ¿sabe que estás aquí?

— Si no fuera por ella no estaría aquí. Fue la que me contó lo de la Senda del tiempo.

— Espera, espera. Este lugar se llama así.

— Lo sé. Cuando fuimos a Armilla…

— Un momento, necesito saber porque estabais en mi pueblo.

— Era 12 de mayo… tus padres junto a la discográfica y el ayuntamiento decidieron celebrarte un homenaje.

— Por Lola.

— Exacto, por Lola y porque era el sexto aniversario de tu accidente.

— ¿Y fuiste?

— No tenía mucha opción, básicamente lo hice por tu familia.

— ¿Cómo lo llevan?

— Lo llevan, te diría que mejor que yo. Se han portado muy bien conmigo, yo no sé si he estado a la altura, la verdad.

— Estoy seguro de que sí.

— Me dejaron tu piano y la guitarra… dijeron que tú lo habrías querido así.

— Me conocen bien. — sonrió — además les has dado uso, lo he visto. Sigue contándome.

— El homenaje fue bonito y triste, pero creo que te habría gustado. Pusieron videos tuyos de pequeño, tocando el piano, estabas adorable. Y actuaciones de Tierra de talento y OT. Y anunciaron tu disco.

— ¿Mi disco?

— Sí. Por cierto, ¿cuándo me ibas a decir que ibas a grabar la canción que me escribiste en la academia?

— ¿Cual de todas? — se río.

— Idiota.

— Pero me quieres.

— Y tanto que te quiero — le dio un beso — Pues eso, tu padre me avisó de que la iban a incluir en el disco, pero quisieron pedirme permiso. Les dije que sí, claro. Pero me enfade bastante, no por tu padre ni por la canción. Por la situación. Estaba enfadado. Si te digo la verdad, sigo enfadado.

— ¿Conmigo?

— No, contigo no, con el destino o lo que fuese que te separó de mí. Fue de las primeras veces que te escuché. Supongo que sí que te llamé. Y luego por la noche…

— Cuando paseabas por mi pueblo…— le interrumpió Paul —… nuestro aniversario.

— Te escuché alto y claro. Y más tarde por la noche…

— Conseguí abrazarte.

— Pensaba que me volvía loco.

— Lo siento.

— No lo sientas, lo necesitaba — le abrazó — fue entonces cuando las estrellas me dieron este poder que aun no sé controlar.

— Tú que te reías con mis películas de superhéroes, ¿eh? — le dice burlón.

— Idiota… echabas de menos vacilarme, ¿no?

— ¿Vacilarte yo? Jamás. — Álvaro respondió haciéndole cosquillas sabiendo como a Paul le molestaba. — Álvaro, para ya… — dijo retorciéndose mientras se reía.

— Esto ya lo hemos vivido.

— Sí, cada vez que me haces cosquillas.

— En fin, a lo que iba. — se puso serio — Ruslana estaba conmigo y me contó una historia ucraniana sobre dos jovenes enamorados que habían hecho uso del mismo poder cuando la chica murió. Y luego pedimos ayuda a Josep.

— ¿A quién?

— Al periodista que vino a darnos la charla paranormal en la academia.

— ¿En serio?

— Sí, fue idea de Rus. El caso es que me ayudó mucho, Paul. Si no fuera por ellos dos, no estaría aquí. 

— Suena todo a locura, pero me alegro de que te ayudasen… Pero, Alvi, hay algo que no entiendo…

— Dime.

— Cuando nos encontrábamos junto al lago del Retiro… ¿qué era eso?

— No lo sé, Paul. No sé que decirte.

 

— Estabais viendo el futuro — dijo una voz que Paul reconoció como la de Daryna.

— Uno de los muchos que puede haber — dijo otra voz, esta vez masculina.

 

Dos figuras aparecieron frente a ellos. Paul ya los conocía pero Álvaro no. Eran una mujer y un hombre, algo mayores que ellos. Morenos, ojos claros y piel blanca. Eran muy hermosos. Sus voces parecían provenir de varios lugares a la vez.

 

— Bienvenido, Álvaro. Llevábamos un tiempo esperándote. Mi nombre es Oleh.

— El mio es Daryna. Somos los guardianes de este lugar. Vosotros sois nuestra…

— Aún no, Daryna. — interrumpió Oleh — creo que ya os hemos dejado tiempo suficiente a solas. Álvaro no puede permanecer mucho tiempo aquí. Aún está vivo.

— ¿Aún? — repitieron ambos con miedo.

— No os preocupéis, hay tiempo. Pero aquí no hay alimentos. No puede satisfacer todas sus necesidades humanas.

— No se puede quedar aquí.

— Lo primero de todo es contaros nuestra historia. Hace ya mucho tiempo, Daryna murió en un accidente de nuestra aldea y yo estuve triste demasiado tiempo. Tenía visiones y sueños con ella. No éramos nosotros. Supongo que os sonará.

— Yo me encontraba aquí, como Paul, perdida en este lugar.

— Y, como a Álvaro, a mí se me presentó una oportunidad. Un poder. El poder de viajar en el tiempo. Este poder ha sido concedido en pocas ocasiones.

— Solo en ocasiones especiales.

— Cuando el hilo rojo permanece. Cuando estáis juntos en todos los universos posibles.

— Lo que sucedió no debió suceder.

— Pero cambiarlo es muy difícil. Vuestra línea temporal ya está escrita. Y puede que te cueste varios intentos cambiarla. Puede que te desespere, que quieras tirar la toalla. El amor es sacrificio.

— Eso no va a pasar — dijo Álvaro, muy decidido.

— Acompáñame, por favor, necesito que hablemos a solas — dijo Oleh a Álvaro. Este miró a Paul, no quería separarse de él, pero Paul asintió con la cabeza y dándole un beso, siguió a Oleh por el bosque.

 

— Álvaro, tienes que ser consciente de qué puede pasar. Yo mismo estuve a punto de rendirme. Ya has dado el primer paso, has llegado hasta aquí, ahora toca lo difícil.

— ¿Qué pasó? Para que quisieras rendirte…

— Como ya te he dicho, vuestra línea temporal ha continuado sin Paul durante meses. Los viajes que has hecho han extinguido un par de líneas paralelas ya. La primera vez fue algo corto, extinguiste la línea en la que el profesor no te creía. Fue cosa de minutos. La segunda vez, cuando usaste el bolígrafo como prueba, pasó lo mismo.

— La línea que he dejado… ¿ha desaparecido?

— No, tú aún no has cambiado nada, estás aquí, fuera del tiempo en sí mismo. Simplemente has dejado de estar. Pero cuando viajes tan atrás en el tiempo, el tiempo se rebelará, la línea en cuestión intentará sobrevivir de cualquier manera.

— Y esa manera es…

— Evitando que salves a Paul. Su muerte es un momento fijo en el tiempo.

— Entonces, ¿cómo lo salvo?

 

En el claro del bosque, Paul seguía sentado a los pies del lago. Daryna se descalzó y se sentó junto a él.

 

— Desde que llegaste aquí, sentí que te conocía. Me recuerdas mucho a mí.

— Me pasa lo mismo.

— Le quieres mucho, ¿verdad?

— Demasiado. Duele mucho estar lejos de él.

— ¿Cómo lo supiste? ¿Que érais almas gemelas?

— Recuerdo que en la academia empecé a enamorarme, pero teníamos mucho miedo los dos. Él se fue y yo lo tuve claro. Cuando nos reunimos y dimos el paso de estar juntos aun había momentos en los que me entraban las dudas. Somos críos, con una carrera por delante, ¿cuánto podíamos durar? Pero hubo un día que lo supe, supe que lo nuestro iba a ser para siempre, que no querría a nadie como le quiero a él. Estábamos en mi piso nuevo, acabábamos de levantarnos después de pasar nuestra primera noche juntos allí y lo vi hacerse un café con sus seis cucharadas de azúcar mientras canturreaba y me miraba con sus ojos brillando. Me sonrió. Su sonrisa perfecta. Sentí como un rayo, como un impulso eléctrico dentro de mí. Ahí lo supe. Quería levantarme así todos los días de mi vida. Un momento simple, tonto, quizás. 

— Esos momentos son los mejores.

— Daryna…

— Dime.

— ¿Qué nos estáis ocultando?

 

 

Álvaro y Oleh seguían paseando sin rumbo. El chico se empezaba a impacientar.

 

— Dime, Álvaro, ¿hasta dónde llegarías para salvarlo?

— Haría cualquier cosa por él.

— ¿Acabarías con tu propia línea temporal por él? Millones de personas dejarían de existir. Tu familia, tus amigos…

— Bueno, no dejarían de existir, vivirían en la nueva línea temporal, ¿no?

— ¿Morirías por él?

— … Sí.

— Aún puedes echarte atrás, si quieres.

— ¡No! No voy a pasar por ello otra vez.

— ¿Cómo supiste que era él? ¿Que le amabas? Responde, por favor, es importante.

— Yo… creía que estaba enamorado de él mucho antes y cuando me dedicó aquel discurso, cuando me expulsaron del concurso, vi que era mutuo, pero tenía mucho miedo. Él también. Yo lo sabía, ninguno había tenido buenas experiencias en el amor, tuvimos que trabajar mucho en ello. Íbamos despacio, cuidándonos. Pero un día, sin más, lo supe. Acabábamos de estrenar su piso y recién levantados, yo me estaba haciendo el café y le miré. Con sus gafas, despeinado, mirándome como nadie me había mirado nunca. Sentí como si mi corazón hubiese sido alcanzado por un rayo. Ese rayo era Paul. Ahí supe que no quería que nadie más me mirara como lo hacía él. Y que quería ver a ese chico despertarse cada día de mi vida. Cuando pasó lo que pasó…sentí el dolor de querer tanto. No es que duela querer… es el dolor que puede suponer que algo le pase a la persona que quieres. Nunca nada me dolió tanto como perderlo.

— Está bien, habéis superado la prueba, podemos volver.

— Espera, espera… ¿no me vas a decir cómo salvarle?

— Estás preparado, estoy seguro de que lo conseguirás, cueste lo que cueste. Pero, recuerda, el amor es sacrificio.

 

Un momento después, casi como si no se hubieran movido, llegaron a donde estaban Paul y Daryna que estaban sumidos en un silencio absoluto. Paul se levantó corriendo para abrazar a Álvaro.

— ¿Qué habéis hablado?

— Nada, me ha hecho una especie de prueba, parece que la he superado.

 

En ese momento, Daryna habló.

— Paul, me has preguntado que te ocultamos. No lo sabéis aún, ¿no? — los chicos negaron con la cabeza.

— Igual no están listos, amor.

— Deben saberlo y decidir, como lo hicimos nosotros. No os preguntáis, si nosotros somos los guardianes de la Senda, ¿cómo llegamos a serlo? — los chicos, abrazados, volvieron a negar.— una vez usas tu poder y tienes éxito, te convertirás en el nuevo guardián.

— ¿Yo? — preguntó Álvaro con asombro.

— Y Paul, ambos.

— Nos reemplazaréis, como nosotros reemplazamos a nuestros guardianes.

— ¿Le salvo y volvemos aquí? No entiendo.

— No, viviréis una larga vida. Cuando llegue el momento, moriréis y ocuparéis nuestro lugar. Juntos. Nosotros seremos libres, por fin. Y vosotros seréis los guardianes y encontraréis la pareja a la que tendréis que ayudar.

— Así ha sido siempre.

— Por eso debéis elegir si queréis seguir con esto. Oleh cree que estáis listos y yo creo que también, pero debéis saber lo que os espera después.

 

Álvaro y Paul se miraron, se sonrieron.

 

— ¿Habéis sido felices aquí? — preguntó Paul.

 

Daryna y Oleh se miraron, se tomaron las manos y dijeron al unísono:

 

— Siempre.

— Pues nosotros también lo seremos. — dijo Álvaro mirando a Paul y sonriéndole. — ¿Podemos haceros otra pregunta?

— Claro — contestó Oleh.

— Sois… ¿una vida pasada? — preguntó Paul

— Creía que era Álvaro el místico.

— Todo se pega — dijo el nombrado, y todos se rieron.

— Creo que en cada vida que pasa somos más listos, Daryna.

— Nos hemos encontrado en cada vida, en cada universo. En cada cuerpo distinto. En cada línea de tiempo. En la luz, en la oscuridad. Siempre en el amor. Siempre juntos.

— Es el momento de la verdad, Álvaro. ¿Estás listo?

 

Álvaro confirmó con la cabeza. Daryna y Oleh metieron sus manos en el lago sacando de él un gran marco de oro redondo.

 

— Cuando lo toques, se activará un portal que te llevará adonde tienes que ir. Llevas el collar puesto así que lo único que tienes que hacer es pensar en Paul.

 

Álvaro se dirigió a Paul, le besó y le abrazó.

 

— Te quiero, volveré a por ti, me oyes.

— No, Álvaro, Paul se va contigo.

— ¿Puedo ir con él?

— Es algo que debéis hacer juntos. Nadie te verá, solo él. — Oleh miró a Álvaro — En el momento que consigas salvarlo y neutralizar vuestra línea temporal, esto que ves, su alma, se transferirá a su cuerpo. Es vital que esto pase. Por eso tiene que ir contigo. Y recuerda lo que te dije sobre el amor.

— ¿Recordaremos todo? — preguntó Paul.

— Sí.

— ¿Volveremos a veros?

— En algún momento. Suerte.

— Suerte, chicos.

 

Álvaro tomó a Paul de la mano. Se acercaron al portal y lo tocó. El portal se activó. Se miraron a los ojos y se dijeron con la mirada todo lo que ya sabían. Se dieron un beso, miraron al frente y, por fin, cruzaron el portal.

 

 

 

 

Notes:

ahhhhhh ya están juntos!!! espero que os guste, en este hay mucho dialogo y poca acción pero era necesario...ya estamos acabando, aunque aún pueden pasar cositas!

La canción es The Feels de Labrinth con Zendaya y os recomiendo que la escuchéis, si no la conocéis, al acabar el capítulo.

Chapter 11: I Will Follow You Into The Dark

Notes:

En este capítulo hay dos Paul. El Paul del presente y el Paul de la Senda… que en realidad es el alma. Para diferenciar sus diálogos, el último está en cursiva.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

Senda del tiempo.

 

Daryna y Oleh ven como los chicos cruzan el umbral. Con las manos entrelazadas se acercan al portal.

 

—Podremos ver aquí lo que ocurre con ellos.

—¿Le has explicado todo bien a Álvaro?

—Más o menos. Tendrá que rellenar huecos. ¿Tú a Paul?

—Igual que tú. Creo que es importante que lo vayan entendiendo solos. Sus alternativas.

—Lo van a conseguir. Como nosotros.

—Eso espero.

 

12 de Noviembre de 2024.

 

Álvaro abrió los ojos, estaba en la cocina, sentado con una taza de café humeante delante. Buscó a Paul pero no había nadie a su alrededor.

—¡Paul! —gritó y nadie contestaba —¡Pablo! ¿Dónde estás?

 

La puerta del baño se abrió y Paul salió con una toalla, el pelo y el torso aún mojados. Se le veía agitado.

—¿Qué pasa, Alvi? ¿Estás bien?

—Yo, eh, sí… —Álvaro fue consciente de que este no era el Paul de la Senda, si no el Paul del presente — perdón, pensaba que había visto una hormiga voladora y ya sabes cómo me pongo. —se lanzó a los brazos de Paul como si llevara mucho tiempo sin abrazarlo —Te echaba de menos.

—Álvaro, ¿seguro que estás bien? Solo he estado 15 minutos en la ducha.

—Demasiados.

—Podrías haber entrado conmigo…

—Pablo…— le dio un beso húmedo y largo.

—¿Cuando te has puesto este collar? — dijo mientras le acariciaba el cuello. — No lo veía desde que terminamos OT…

— Lo he encontrado esta mañana en uno de los cajones.

—Pensaba que lo habías dejado en Sevilla.— le dio un beso— Me encanta que te lo pongas — se encaminó al baño para terminar de arreglarse. Álvaro suspiró aliviado.

Estoy aquí, Álvaro — la voz de Paul susurraba en su oido.

—¿Dónde estabas?

Aquí, todo el rato, pero no quiero hablarte si estoy en el mismo espacio que el otro yo. Vamos, no creo que sea buena idea.

—Ha funcionado, ¿no? Es 12 de noviembre, son las 9 de la mañana — dijo mientras miraba su móvil.

¿Es raro si digo que estoy bueno? Casi nunca me miro al espejo, verme es toda una experiencia. Ahora entiendo que te mueras por mis huesos.

—Eres idiota — dijo sonriendo.

—¿Con quien hablas, amor? — dijo una voz que provenía de la habitación.

—Con nadie, hablaba en voz alta.

No mientas, soy tu amante.

—Pablo, por favor, cállate. No quiero que Pablo me oiga hablando contigo… — se dio cuenta de lo absurdo de la frase — Esto es muy raro…

 

Se terminó el café e intentó recordar qué había hecho ese día. Recordó que Paul llegó tarde al estudio por desayunar lento, así que metió sus tostadas en el tostador y le preparó el colacao tal y como le gustaba. Aprovechar el tiempo era vital. Cuanto antes llegara al estudio, antes saldría y más probable sería evitar el accidente. Cuando Paul salió de la habitación se sorprendió por el detalle que había tenido su novio.

—¿Y esto?

—Bueno, me apetecía. Tardabas mucho en estar listo y a mí me queda un rato para irme a ensayar.

—Mi amor — le dijo dandole un abrazo por la espalda — cómo te quiero.

—Venga, anda, ponte a desayunar ya. Te van echar la bronca cualquier día.

—Mientras no me la eches tú.

—No me tientes.

—A ti ya te tengo ganao.

—Eres bobo. — dijo sonriendo. Echaba mucho de menos a Paul. El reencuentro en la Senda había sido bonito, pero estar así, en su casa, domésticos, era algo que echaba muchísimo en falta.

 

Paul desayunó bastante despacio y prácticamente Álvaro tuvo que echarle de casa. En cuanto se fue, del collar emanó una luz que se transformó en el Paul de la Senda.

 

¿De verdad soy tan lento comiendo? Pensaba que no me iba nunca. — Intentó darle un abrazo a Álvaro pero era como intentar abrazar una nube.— oh.

A eso se referían con que esto es tu alma. Aquí no tienes cuerpo.

Qué lastima, echaba de menos la cama. Quería un ratito contigo.

—Pablo, ¿qué os pasa hoy? — dijo Álvaro entre divertido y escandalizado.

Que ha sido mucho tiempo sin ti.

—Serás mentiroso. Me dijiste que allí no eras consciente del paso del tiempo.

Bueno, fue mucho…

—Y te recuerdo lo que hemos hecho allí, ¿nene? — Paul le miró con una sonrisa ladina. — Muy bien, ahora tenemos que pensar lo que puedo hacer para salvar tu bonito culo. Ya te he mandado a trabajar, así que si no recuerdo mal, te he ahorrado — miró el móvil — diez míseros minutos.

¿Cómo te acuerdas de eso?

—He recordado este día mil veces… — su cara se ensombreció— qué podía haber hecho diferente para que siguieras aquí conmigo.

Alvi, amor… lo siento.

—No pasa nada, gracias a ello estamos aquí. — se puso serio —  Bien, puedo no ir a ensayar, ir al estudio y esperar a que salgas y volver juntos a casa.

Espera, no podemos hacer grandes cambios. La línea del tiempo se rebelaría, ¿recuerdas? Es decir, el cambio potente es evitar mi muerte, si empezamos a cambiar cosas aquí y allá…

—¿Cómo sabes eso? Oleh me lo dijo a mí solo.

—Daryna también me lo contó. Por si te podía ayudar supongo.

—Pero, ¿tú sabías que vendrías conmigo?

No, no tenía ni idea, pensaba que solo me avisaba…

—¿De qué?

—De que no sería fácil y que podrías tirar la toalla.

—Nunca, ¿me oyes? Hemos llegado juntos hasta aquí y pienso recuperarte.— Álvaro empezaba a subir la voz.

Vale, vale, no te enfades. — intentó calmar el ambiente bromeando — Lo que pienso recuperar yo en cuanto tenga mi cuerpo…

—Pablo, basta… seamos serios. Muy bien voy a ensayar, vuelvo aquí y te llamo por teléfono, lo suficiente para distraerte y que no pase nada.

Me parece bien.

—Y, Pablo…

—¿Si?

—Yo también quiero que recuperes tu cuerpo.

 

Fue a ensayar para su próximo show, como había hecho la primera vez que vivió el día. Estaba algo desconcentrado y no dejaba de mirar el móvil. El alma de Paul de vez en cuando le hacía comentarios al oido que también causaban que se distrajera. Sus bailarines se dieron cuenta de que estaba disperso y le dijeron que si había tenido una pelea con Paul o algo. Los chicos le tenían mucho cariño pero Álvaro no era una persona que se dispersara en el trabajo. Nunca le veían así y él nunca se quejaba de Paul con ellos. Les dijo que no, que todo iba bien, pero que le estaba preparando una sorpresa de aniversario. Los chicos le creyeron. La sorpresa, pensó, se le había olvidado. Estaría bien que si todo iba según lo previsto pudieran celebrarlo esa misma noche. Cuando salió del ensayo, fue a comprar, después al piso de Paul a preparar todo.

 

—Bof, te está quedando genial, pero me he destripado la sorpresa…

—No pasa nada, la cosa es que lo podamos celebrar juntos.

Tengo muchas ganas.

—Pablo… ¿me cantarás la canción esta noche?

Solo si me acompañas al piano.

—Hecho — y sonrió tanto que Paul sentía que le deslumbraba el sol.

 

Según los cálculos que había hecho Álvaro de ese día y lo que recordaba el alma de Paul, este había sido atropellado sobre las ocho de la tarde. Sabía que tras su llamada no habían pasado muchos minutos, como mucho 5. Así que decidió llamarlo antes.

—No lo coge.

Lo tiene en silencio seguro. Cuando estoy en el estudio, pongo el modo no molestar.

—Ya lo sé, pero deberías haber salido ya.

—Bueno, pues inténtalo de nuevo…

—Vale — espero un par de tonos de llamada hasta que descolgó — Hola, Polcín.

—Hola, Alvi.

—Ya estoy en casa, ¿cuánto tardas?

—Pues acabo de salir del estudio y lo que tarde.

—Escucha, no me cuelgues, ¿dónde estás?

—En una tienda, comprando unas cosas.

—¿Para mí? — dijo, fingiendo sorpresa, intentando alargar la conversación.

—Todo lo que compro es para ti, o bueno, para nosotros.

—¿Qué es?

—Ahhh, sorpresa… Alvi, salgo ya y está lloviendo, te tengo que colgar.

—¡Espera! Cuéntame que tal en en el estudio… ¿has terminado alguna canción?

—Amor que te voy a ver en unos 20 minutos, ¿no puedes esperar a que te lo cuente en casa?

—Es que me aburro… — sabía que en cualquier momento Paul iba a colgar y eso solo significaba una cosa. — ¡AY! — se quejó fingiendo que se había hecho daño.

—¿Qué ha pasado?

—Me he caído y creo que me he hecho daño en el pie.

—Bueno, no te preocupes, espérame y ahora te miro y si eso vamos a urgencias. Te dejo que…

—Pablo, ¡espera!

—¿Qué te pasa, Álvaro? Estás muy raro desde esta mañana… No habrá salido ningún rumor absurdo y estás preocupado por ello, ¿eh?

—No, no, es solo que… — oyó un coche frenar y un trueno.— ¿Pablo?

—Dios, Álvaro, por poco un coche atropella un perro, pero ha salido corriendo justo a tiempo…

 

“Lo he conseguido”, pensó Álvaro. De pronto hubo un ruido y la llamada terminó.

 

Sigo aquí, Álvaro… Creo que no lo hemos conseguido.

No puede ser…

 

Álvaro llamó al teléfono de Paul.

—¿Hola?— contestó una mujer.

—¿Pablo?

—Perdona, ha habido un accidente, el dueño del móvil… un balcón se ha desprendido…— Álvaro colgó.

—La puta línea del tiempo.

 

10 minutos después, Álvaro estaba sentado en el suelo del salón, sabiendo que se acercaba la llamada del padre de Paul. Cuando le llamó, Antonio le dijo sollozando que un balcón en mal estado se había desprendido, que al estar al teléfono no se había percatado del ruido al desprenderse con tan mala fortuna que había caído encima de él y había muerto en el acto.

Primero pensó que no podía pasarle esto de nuevo, sabía que la línea del tiempo se lo pondría difícil pero no pensaba que si evitaba el accidente sucediera eso. No estaba listo para aquello. Pero se recompuso. Mientras tanto, el alma de Paul permanecía en silencio. No pensaba que su propia muerte le afectara tanto. Para él era un fracaso, aunque no fuera culpa suya.

 

Álvaro lo intentó de nuevo. Esta vez, Paul no llegó tiempo al estudio y fue la llamada de Álvaro lo que le despistó al pasar por un semáforo en rojo. La siguiente vez, un rayo impactó en Paul. Hubo muchas veces más. Revivir el día completo le mataba por dentro por eso cada vez volvía en el tiempo a un momento más cercano al accidente. Siempre ocurría otra cosa. A veces eran muertes estúpidas, otras, grotescas. Un ascensor en mal estado. Una mala caída por unas escaleras. Un atraco que salía mal. Normalmente a la misma hora. Álvaro pensó en pedir ayuda a Ruslana y Josep pero se dijo a si mismo que no serviría de nada. Si él no era capaz de evitarlo, nadie podría. Y luego estaban el dolor de cabeza y las hemorragias nasales. Cada vez iban a más. Era como si usar el poder estuviese agotando su cuerpo. Era una pesadilla, parecía el día de la marmota y empezaba a entender que Oleh le dijera que casi había tirado la toalla. Ojalá le hubiera contado más, pensó Álvaro. Paul se sentía impotente porque no podía hacer más que verse morir una y otra vez y sentir la culpabilidad de Álvaro, lo que le hacía a él mismo sentirse culpable. Se maldijo por haber seguido aquel hilo rojo y haber hecho que Álvaro le encontrase. Tras un intento que acabó muy mal, Álvaro se derrumbó.

 

—No puedo salvarte — repetía sufriendo un ataque de ansiedad — no puedo salvarte, no puedo salvarte. Da igual lo que haga, siempre te pierdo.

Eh, escúchame, sigo aquí, contigo. Cálmate, venga — Paul se moría por abrazarlo— respira, un, dos, tres, respira… — Álvaro se iba calmando— muy bien, así.

—Ya está, voy otra vez.

—Espera, Álvaro. Quizá deberíamos olvidarlo.

—¿Qué?

—Esto está siendo muy duro, mi niño. Si dejas de intentarlo no pasa nada, yo lo entenderé.

—Pablo…

—Piénsalo, ¿vale? Está claro que esto no iba a ser fácil y a mi no me importa renunciar a ti… si eso significa que serás feliz. Y vivo.

—¿Qué estás diciendo, Paul? — empezó a sollozar.

Crees que no me he dado cuenta, pero cada vez te duele más la cabeza. Y sangras más. Esto te está matando, Álvaro.

Me da igual. Lo seguiré intentando mientras pueda.

Pues a mí no me da igual, Alvi… yo puedo irme, en paz… Hay algo que no te he contado. No es que lo sepa a ciencia cierta pero creo que si estoy aquí… es por esto. — señaló el collar.

—Pero, ¿qué dices? — alzó la voz, enfadándose.

—Creo que si lo rompes, me iré. Y tú solo tendrás que seguir con tu vida. Incluso puede que vuelvas al principio de todo esto, antes de que llegaras a la Senda. Eres joven, volverás a enamorarte.

—Pero, ¿cómo te crees que voy a aceptar eso? Oh, sí, Álvaro Mayo solo lleva no sé cuanto tiempo intentando salvarte para que de repente esté cansado y tire la toalla… ¿crees que haría eso?

—No lo sé, Alvi, no te enfades.

—¡Claro que me enfado! Estoy enamorado de ti, joder. Iría al infierno por ti. A cualquier sitio. Haría cualquier cosa por ti menos renunciar a ti. No me pidas que lo haga porque no sería feliz. No puedo serlo sin ti.

—Alvi…

—Pablo… Moriría por ti, ¿lo entiendes? Nada me dolió tanto como perderte… me costó mucho encontrarte y no te voy a dejar ir así como así. Sé que no puede quedar mucho, que lo voy a conseguir y que vamos a estar juntos, cueste lo que cueste. El amor es sacrificio, me dijo Oleh, y estoy seguro que se refería a esto. — dijo señalándose mutuamente — Esta vez va a funcionar.

—Está bien, amor.

 

 

Se tocó el collar y volvió al pasado. Como cada intento se le daba mejor, esta vez pensó en un momento cercano a las 19:30. La frase el amor es sacrificio se repetía en su cabeza desde que la recordó. Entonces algo hizo clip en su cabeza. Recordó la pregunta de Oleh, ¿morirías por él? Entendió a lo que se refería Oleh y porqué no había entrado en detalles. Estaba a unos 20 minutos de la floristería, cogió un taxi y le pidió que fuese lo más rápido que pudiera. Cuando llegó, Paul estaba saliendo de la tienda con las flores en la mano. Álvaro le llamó por teléfono.

 

—Hola, Polcin.

— Hola, Alvi, ¿dónde estás?

—Estoy llegando a casa.

—¿Tan tarde?

—Habló — se rieron— ya sabes, la lluvia.

—Yo voy para allá.

—Muy bien, te espero. Oye, Paul.

—Dime, amor.

—Te quiero.

—Yo a ti también. ¿Estás bien?

—Sí, ahora sí.

 

Álvaro colgó. Observó como Paul miraba el móvil confuso. Escuchó al perro sollozar. Vio a Paul dejando las flores en un pollete cercano. Estaba guapísimo bajo la lluvia. “El amor es sacrificio”, pensó. Lo tenía claro. Si la línea temporal se había rebelado exigiendo una vida no tenía porque ser la de Paul. Sí, quizá funcionase. Se tocó el collar para comunicarse con Paul.

 

—Amor… Te quiero, ahora te toca a ti.

—¿Álvaro?

 

Corrió a la calzada. Un frenazo. Un golpe seco. Un trueno.

Y, justo en ese momento, el alma de Paul se transfirió a su cuerpo, y cuando miró alrededor vio a Álvaro tirado inmóvil sobre la calzada.

 

Senda del tiempo.

 

Álvaro se despertó. Estaba apoyado sobre el sauce llorón en el que habían estado Paul y él apoyados. Reconoció el lugar al instante. Frente a él, dos caras que ya conocía le observaban con detenimiento, expectantes. Oleh le ayudó a levantarse.

 

Lo entendiste—Álvaro asintió — Ahora solo queda esperar.

 

 

 

 

 

 

Notes:

Bueno, pido perdón, pero ya sabiais que no sería fácil. No os preocupeis, quedan dos capítulos ya casi está.

Canción: I will follow you into the dark de Death Cub for Cutie

Chapter 12: Invisible String

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

14 de diciembre de 2002

 

Ángeles llevaba desde el parto preocupada. Álvaro solía llorar muy a menudo, aunque por suerte era un bebé que de noche les daba descanso. Menos cuando había luna nueva. Es como si la luz de la luna le calmara y le dejase plácidamente dormido. Ese día era luna nueva y el niño no paraba de llorar. Habían probado todos los remedios habidos y por haber, habían visitado a varios pediatras, usado todos los trucos que el gran clan Gutierrez-Mayo habían aprovechado con todos sus retoños. Pero, con Álvaro, nada de eso había funcionado. Sin embargo, a partir de esa noche de diciembre, todo cambió. Álvaro dejó de llorar cuando no había luna en el cielo.

Fue la noche en la que Pablo Suarez Delgado nació.

 

 

12 de noviembre de 2024

 

Álvaro yacía inmóvil en el suelo. Paul lo miraba desde la distancia, paralizado. Se levantó sintiendo de nuevo la pesadez de un cuerpo que hacía tiempo que no usaba. Fue corriendo hasta donde estaba Álvaro. El conductor había salido del coche, asustado, gritando que se le había echado encima y que no había podido frenar a tiempo. Paul le gritó que llamara a una ambulancia, mientras miraba el reguero de sangre que salía de la cabeza de Álvaro. “No, no, Álvaro, ¿qué has hecho?” Le acunó entre sus brazos. Le daba igual mancharse de sangre. Sus lágrimas se mezclaban con la sangre al caer sobre la cara de Álvaro. Su cuerpo estaba caliente. Le puso la mano en el pecho. Aún palpitaba.

 

13 de julio de 2010

 

Era el primer año que Pablo pasaba el verano con sus padres en Salobreña. Tenía 7 años para 8 y era callado y retraído. Menos cuando cantaba, ahí se le olvidaba todo lo demás. Ya había empezado a tocar el piano y estaba muy contento con ello. Deseaba que llegara septiembre para volver a la escuela de música. Pero era el primer día que estaban en la playa. Aun quedaba verano. Se puso su camiseta del Granada y bajó con su familia a una zona donde le esperaban sus tíos. Se fijó que al lado de sus tíos había una familia y entre ellos un niño de su misma edad. Pensó en ir a pedirle jugar juntos a algo pero le daba vergüenza. Después de un rato le observó, tenía puesto un mp3 y tatareaba una canción. La reconoció al instante, era Alejandro de Lady Gaga. Al tiempo que la cantaba podía ver como sus piernas iban al ritmo de la música. Pablo sentía unas ganas irrefrenables de ponerse a cantar a todo pulmón a duo con él, pero la vergüenza que se instala en los niños de esa edad era mucho más fuerte que el deseo. De repente escuchó a la que supuso que era la madre del niño. Tenía acento sevillano. “Vamos, Álvaro, recoge y a comer”. Recogieron todo y se marcharon. Al pasar por su lado, Pablo le miró y el otro niño le sonrió con una sonrisa que hacía languidecer hasta al mismo sol. Pablo pasó toda la noche pensando en cómo podría iniciar una conversación con él. El niño llevaba una camiseta del Sevilla. Podrían hablar de futbol. O simplemente de música. Algo se le ocurriría. Cuando al día siguiente volvió a la playa la familia sevillana no estaba en su sitio. No hubo rastro de ellos en todo el día. Pensó que quizá al día siguiente volverían pero no ocurrió.

Pablo acabó olvidando a aquel chico, pero a veces soñaba con su sonrisa.

 

Senda del Tiempo

 

Oleh y Daryna habían llevado a Álvaro hasta el portal con el marco de oro.

—Es lo que tenías que hacer, ¿lo entiendes?— Álvaro asintió.

—El amor es sacrificio… ¿Y ahora qué? ¿Tengo que esperar una vida entera para reunirme con Paul?

Tócate el pecho, Álvaro.

—Late. — dijo asombrado mientras se ponía la mano en el pecho.

—Aun lo hace. Solo que Paul tiene que hacer algo. Daryna, ¿lista?

—Lista. — y diciendo esto, miró a Álvaro, le puso la mano en el pecho, le sonrió y atravesó el portal.

 

 

13 de diciembre de 2018

 

Álvaro tenía ya 16 años. Paseaba por el centro de Sevilla. Era día lectivo pero su cabeza era un caos y le pedía descanso. Su madre estaba en casa, hacer pellas para quedarse en la cama no era una opción. Con su móvil y sus auriculares le bastaba para estar mejor. Iba escuchando el disco que le llevaba acompañando desde el verano, Sweetener de Ariana Grande. Se imaginaba a él mismo cantando y bailando sobre un escenario tal y como lo hacía ella. Mientras bajaba por la Avenida de la Constitución se encontraba grupos de turistas que a veces le dificultaban el paso. También le recordaban el porqué de su día de pellas, tenía que encontrar la valentía para decirle a su familia lo que él sabía desde pequeño pero que le había dado miedo enfrentar. Era gay. Y sabía que su familia probablemente lo sospechaba pero el haberse criado en un colegio religioso le pesaba más de lo que podía imaginar. A la salida de la Catedral se cruzó con un grupo de estudiantes de su edad y, ensimismado, se chocó con un chico que le tiró el móvil al suelo. Este recogió su móvil, se lo dio y se disculpó con una sonrisa tímida y nerviosa. Era un chico alto como él, con gafas. No sabía si tenía las mejillas coloradas por el frío o por la vergüenza. Tenía unos ojos marrones típicos pero su mirada era preciosa, como si la luna llena se reflejara en sus pupilas si anocheciera. Álvaro sintió como su cuerpo se estremecía, sin saber muy bien la razón. También sintió sus mejillas cambiar de color. Se quedaron un rato mirándose sin decir nada hasta que un profesor llamó la atención del chico. Su nombre era Pablo. Como si hubiesen puesto una película a cámara rápida, el chico desapareció, tan rápido como había irrumpido en escena.

Esa noche, Álvaro se sintió con fuerzas. Reunió a sus padres y les contó como se sentía, quien era de verdad. Sus padres le abrazaron y Álvaro sintió que todo iría bien.

Al pasar los días se olvidó de ese breve encuentro y del chico, pero a veces soñaba con su mirada.

 

 

12 de noviembre de 2024.

 

La ambulancia ya estaba llegando. Paul seguía acurrucando a Álvaro aunque la gente de su alrededor le había insistido en que lo dejara sobre el suelo por si había alguna lesión medular. No podía soltarle, no después de lo que había hecho por él. De vez en cuando le pasaba los dedos por la nariz para asegurarse de que seguía respirando. De repente escuchó en su oido la voz de Daryna.

—Estoy aquí contigo. Tranquilo, todo irá bien. He venido a ayudarte.

 

 

13 de julio de 2021.

Pablo no sabía como se había dejado convencer por sus amigos para ir a Sevilla en pleno julio. Bueno, si lo sabía. Había formado un grupo estupendo en su primer año en la universidad, todos eran geniales. Y uno de ellos se había echado novia en Sevilla, así que era la oportunidad perfecta para hacer un viaje corto de finde. Después pasaría el verano en Londres, afianzando su inglés. Sus amigas tenían muchas ganas de ir a un karaoke, les encantaba ver como Pablo se desnudaba en cuerpo y alma cuando cantaba. Esa noche cenaron en un McDonalds y después se pusieron rumbo a la Alameda porque se suponía que era la zona de ambiente. El grupo de Pablo era diverso en orientaciones e identidades LGTBI y él se sentía muy cómodo con todos. A veces le surgían dudas sobre su sexualidad y aunque en teoría era hetero, si pensaba en Harry Styles no lo tenía tan claro como creía. El karaoke, al que habían decidido ir por consejo de un grupo de chavales con el que se habían cruzado, era un semisótano. Al bajar la escalera se escuchaba a alguien cantar. El corazón de Pablo dio un vuelco. Era la voz de un chico, una voz preciosa. Estaba cantando una balada que le sonaba pero no caía en cuál era. Al llegar abajo de la escalera, le vio. Era un chico de su edad, un poco más alto que él, con el pelo algo largo y mechas rubias. Y era guapísimo. Quizá Harry Styles no era el único hombre que le provocara cosas. El chico terminó de cantar y la gente aplaudió con ganas. Normalmente en los karaokes la gente canta como puede, pero ese chico no tenía una voz cualquiera. Pablo se sentó con sus amigos y mientras decidían qué canción cantar de las que tenía en el catálogo, sintió el impulso de buscar dónde se había metido el chico. Le vio en la barra pidiendo con una sonrisa enorme al camarero. Pablo se levantó, como si una fuerza le atrajera hacia él. El chico se dio la vuelta y conectaron las miradas. Pablo sintió como si un chute de energía le atravesara el cuerpo. Antes de llegar a la barra, vio como otro chico se acercaba y le decía: “Álvaro, vámonos ya, este sitio es un asco.” “Tengo pedida otra canción” contestó el nombrado. Pablo no escuchó que le respondió a eso pero si vio como Álvaro cambió de cara, perdió la luz de su sonrisa y miró al suelo. El otro le agarró del brazo, con bastante brusquedad a los ojos de Pablo y desaparecieron escaleras arriba.

Pablo pensó en como los gilipollas siempre tenían la suerte de salir con gente así. También pensó en si debería haber intervenido. Y lo último que pensó: estaba claro, sí era bisexual.

Una vez más, con los días, Pablo olvidó a Álvaro aunque a veces soñaba con su voz.

 

 

12 de noviembre de 2024

 

Paul estaba en la sala de espera del hospital. En la ambulancia le habían dicho que Álvaro estaba en estado crítico. Su vida pendía de un hilo. Calmado, llamó a la hermana de Álvaro para que avisara al resto de la familia y después llamó a la suya. Cuando su padre cogió el teléfono rompió a llorar. No solo por la situación de Álvaro, también por escuchar la voz de su familia después de tanto tiempo, después de la Senda del Tiempo. También llamó a Salma y a Bea para que avisaran al resto. Daryna no había vuelto a hablar con él desde que llegó la ambulancia, así que no tenía claro que se suponía que tenía que hacer ahora.

Al poco tiempo de haberlas llamado, Salma y Bea aparecieron con Omar, y poco después, Ruslana. Paul no puedo evitar volver a romperse en los brazos de sus amigos. No sabía explicarles qué había pasado y se sentía terriblemente culpable. Cuando los médicos salieron del quirófano y quisieron hablar con un familiar, Paul les explicó que su familia estaba de camino, pero que él era su pareja. Álvaro había entrado en coma y las próximas horas serían cruciales. El golpe en la cabeza era lo que más les preocupaba. Cuando pidió verle a solas, uno de los médicos aceptó. Cuando entró y le vio intubado y con la cabeza vendada creyó desfallecer. Pensó si fue así como se sintió Álvaro con su accidente. Luego recordó que él había tenido mas suerte. Al menos podía tomarle de la mano y su corazón latía. Álvaro no tuvo eso.

—El collar de perlas. Cógelo. — dijo de pronto Daryna.

Paul observó que habían dejado las cosas de Álvaro en una bolsa al lado de la cama, rebuscó y saco el collar. Daryna abrió un portal. Le pidió que le siguiera. Paul dejó un beso en la mejilla de Álvaro y desapareció por el portal tras ella.

 

 

13 de diciembre de 2022

 

Álvaro estaba en su habitación. Acababa de llegar de fiesta. No hacía mucho que lo había dejado con su novio, una relación que se había convertido en una auténtica pesadilla. Desde entonces se sentía mejor, más ligero, como si un peso enorme se le hubiese quitado de encima. Pero a veces se sentía solo y sentía la necesidad de llamarlo. La mala costumbre, suponía. Sus amigas le habían dicho de salir para despejarse y con un poco de suerte conocía a alguien nuevo. Esto último le apetecía más bien poco. Se lo había pasado bien, había bailado, había cantado con sus amigas a pleno pulmón y había recibido atención de ojos extraños, que eso siempre le subía la autoestima. Y se había besado con un desconocido. Besos con sabor a alcohol y tabaco. Y con eso bastaba. No estaba preparado para nada más. No sentía mucho más. Salió de la ducha, se puso su pijama y se metió en la cama y, como no tenía sueño, se puso a escuchar música. Se había puesto una playlist que le había pasado una amiga, tenía de todo, a sus divas de siempre, cantantes urbanos actuales y cantantes totalmente desconocidos para él. Cuando la lista acabó, le saltó una canción aleatoria. La letra era triste, pero la voz del chico le removió algo en sus entrañas. Se sentía reconfortado. Miro el nombre de la canción. Brisa de Paul Thin. Era perfecta. Se quedó dormido después de escucharla y antes de acordarse de meterla en sus canciones favoritas. Al día siguiente se dio cuenta de que se había dejado el Spotify puesto toda la noche y fue incapaz de recordar el nombre de la canción para buscarla. Preguntó en su grupo de amigos por si alguien la había escuchado. Nadie lo pudo ayudar.

Al pasar los días olvidó la canción de Paul y lo que había sentido con ella, aunque a veces soñaba con su voz.

 

 

Senda del Tiempo.

 

Álvaro observaba como Oleh miraba interesado el portal, como si esperara una clase de señal. De vez en cuando se tocaba el corazón y se tranquilizaba al comprobar que aun latía. Cuando pasó un tiempo, Oleh se dirigió a él

—Bien, están en marcha. Ya queda poco, Álvaro. Sígueme.

Oleh se introdujo en el portal y Álvaro le siguió.

 

 

4 de octubre de 2023

 

Álvaro acababa de saber que era uno de los candidatos a entrar en el programa de Operación Triunfo. Había sido un casting difícil y, pese a estar muy nervioso, lo había conseguido. Ahora solo había otra cosa que le hacía estar nervioso. Lo había conocido antes del casting final, cuando un amigo suyo le había pasado su casting. Era un chico un poco cani, cantando urbano. Tiene fuerza y es valiente, pensó. Cuando le escuchó cantar sintió algo que no sabía definir. Luego le conoció en el casting final y era un chico encantador, algo friki y con unos ojos y una sonrisa espectacular. Pensaba que era hetero y que no tendría ninguna oportunidad, pero quería ser su amigo. Además, él no estaba para enamorarse en un concurso. Solo quería vivir la oportunidad de ser alguien en el mundo de la música. No quería que el amor se le atravesara y que fuera su prioridad. No quería sentir nada. Pero algo le lanzaba hacía él. Cuando le vio aparecer con su camiseta azul, se alegró igual que cuando abrió su propia taquilla y cogió la suya. Los dos lo habían conseguido. No pudo evitar abrazarlo. “Un urbano, un urbano” era lo único capaz de decir. No quería soltarle. Álvaro demostraba su cariño con contacto físico. Era su forma de decir “Paul, me alegro mucho de que vayamos a entrar juntos.”

Y en el abrazo lo sintió. Estaba jodido.

 

 

15 de diciembre de 2023

 

Paul llevaba confundido unas semanas. La primera vez que vio a Álvaro sintió una conexión un tanto extraña. Era tan mono, gracioso y guapo. Quería ser su amigo, eso lo tenía claro. Luego se fijó en Chiara, un crush que le duró lo justo para ponerse intenso y escribirle una canción. Pero, Álvaro era otra cosa. Su actuación en Unholy le había provocado algo que no esperaba. A veces se sorprendía pensando en él mientras componía una canción. Pero es que veía miradas que no entendía, gestos que no comprendía. Y Paul no quería enamorarse ahí dentro, no quería sufrir. A veces necesitaba sentirle cerca, simplemente. Cuando llegaron las decoraciones de navidad, ambos buscaron al otro y se pasaron la tarde decorando juntos, bromeando. Paul se sentía como en casa con Álvaro. Y cuando terminaron, le abrazo. Y aunque a veces le abrazaba y se quedaba algo tieso, en esta ocasión le abrazó de verdad. Era su forma de decir “me ha encantado hacer esto contigo, Álvaro.”

Y en el abrazo lo sintió. Estaba jodido.

 

 

En algún otro lugar en el tiempo y el espacio.

 

Paul seguía a Daryna. No era la senda del tiempo. Era como un pasillo con muchos portales con el marco dorado. En cada uno de ellos Daryna le hacía pararse y observar. Eran como ventanas a momentos de su vida. Pablo niño en una playa viendo como un niño cantaba. Pablo adolescente chocándose con un chico con una sonrisa preciosa. Pablo en un karaoke escuchando a un ángel. Paul en el casting final abrazándolo. Paul preocupado en la gala 0, disfrutando de sus actuaciones, besándolo, llorando su ausencia, prometiendo que quería estar con él y proteger su relación. Paul haciendo una copia de llaves. Componiéndole temas. Comprando flores. Coexistiendo. Y se dio cuenta, siempre había sido Álvaro.

 

Álvaro siguió a Oleh. Se dio cuenta de que estaban en un lugar nuevo. Las paredes estaban llenas de portales con el marco dorado. Oleh le dijo que observara cada uno. Así pudo revivir momentos de su vida. Álvaro niño cantando en una playa, sonriendo a otro niño que le miraba expectante. Álvaro adolescente chocándose con un chico con una mirada preciosa. Álvaro escuchando su canción. Álvaro abrazándolo en el casting final. Álvaro preocupado por su primera nominación, con miedo a perderlo, besándolo, escuchando lo que a su parecer era la mejor declaración de amor que le habían hecho nunca en directo y en primetime. Poniéndose nervioso con el reencuentro después de tres semanas sin verse. Compartiendo la cama en su nuevo piso en Madrid, haciendo planes en sitios en donde nadie les pudiera reconocer. Coexistiendo. Y se dio cuenta, siempre había sido Pablo.

 

Todavía no se habían visto. Cada uno llegó a un portal con el marco negro, como quemado. Las palabras de Oleh y Daryna fueron las mismas para los dos.

—Aquí termina nuestra ayuda. Solo tenéis que volveros a encontrar.— y les dejaron solos.

Ambos cruzaron su portal.

 

 

19 de mayo de 2025

Álvaro se encontraba enfrente del lago del Retiro. Tal y como había visto en sus visiones había una tormenta eléctrica y el parque estaba en llamas. Escuchó a alguien que pasaba por teléfono diciendo que estaba pasando en todo el mundo. Era el fin del mundo.

Paul llegó a su lado y le cogió la mano.

—Has tardado mucho.

—Ya estoy aquí. ¿Dónde estamos?

—Es el final de nuestra línea temporal. En la que estabas muerto. ¿Cómo me has encontrado?

—En cuanto he visto la tormenta sobre el Retiro lo he sabido. Sabía que estarías aquí.

—Qué tonto fui, Pablo, te acusé de no buscarme y llevábamos buscándonos toda la vida.

—Solo tardamos 21 años en encontrarnos.—se acercaron más, hasta estar abrazados con las manos entrelazadas.

—¿Por qué crees que nos teníamos que encontrar aquí?

—Creo que querían que viéramos este futuro para que aprendiéramos una clase de lección.

—Aprovechar la vida y bla bla bla.

—Y que no nos dejemos escapar.

—Tú ya no te escapas. Además serías lo peor.

—¿Por qué?

—Básicamente he muerto por ti, idiota.

—Anda, que solo estás en coma. Ahora todo el mundo quiere ingresar en el club de los muertos.—dijo con tono de burla.

—Eres tan tonto.— le dio un golpe en el hombro.

—Pero me quieres.

—Muchísimo. — se besaron durante un momento y volvieron a mirar el lago anaranjado.

—Es bonito esto, ¿no?

—¿El qué?

—El fin del mundo. Ya sabes, si el mundo se acabase ahora mismo, sé que estoy en el lugar correcto.

—Me suena esa frase — sonrió melancólico—¿Y cual es ese lugar?

—Tú, mi niño, tú.

—Tú eres el mío, amor.

Se dieron otro beso y Paul sacó el collar de su bolsillo. Lo usó para unir su muñeca con la de Álvaro. Un portal apareció delante suyo y lo cruzaron.

 

 

13 de Noviembre de 2024

 

Paul había cruzado el portal justo antes de que alguien entrara en la habitación. Esperaba que Álvaro despertara pronto así que se quedó dormido con la cabeza sobre la cama de hospital.

Cuando despertó ya era medianoche y notó como le acariciaban el pelo. Miró y vio a Álvaro dormido aún pero su mano moviéndose. Llamó a una enfermera y llegó un doctor que dijo que ya respiraba por sí solo. Le desintubaron. Al poco rato, Álvaro comenzó a despertar.

—Alvi… —le abrazó.

—Ay —se quejó del dolor.

—Lo siento. Es que has tardado mucho.

—Ya estoy aquí —dijo con la voz muy débil. Paul le besó. 

—Feliz aniversario, amor.

—Feliz aniversario, Pablo.

 

En otro lugar, dos personas les observaban con una expresión alegre. Álvaro y Paul lo habían conseguido. El hilo invisible que les unía en todos los universos era imposible de romper. Por fin se habían vuelto a encontrar.

Notes:

Pues... ya lo tenéis, penúltimo capítulo que deja todo más o menos cerrado. Ya tengo un epílogo preparado, pero digamos que esto funciona como final. Espero que os haya gustado.

PD. Invisible String de Taylor Swift.

Chapter 13: Epilogo: Future Days

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Hace mucho que estamos aquí. Cuando volvimos a este lugar para coger el relevo de Daryna y Oleh nos dimos cuenta de que podíamos moldearlo a nuestro gusto. De la nada apareció una cabaña al lado de un lago. Se convirtió en nuestro hogar. Hicimos un pequeño estudio con nuestro piano y nuestra guitarra. Seguimos componiendo canciones y cantándonos el uno al otro.  Son todas para nosotros. Tenían razón, somos muy felices aquí. Pero supongo que queréis que os contemos qué pasó con nosotros una vez arreglamos todo el asuntillo de salvar a Paul.

 

Bien, empecemos por el principio. Estuve unos días más en observación por las posibles secuelas del golpe. Por suerte, los médicos no hicieron preguntas sobre mi estado psicológico tras abalanzarme contra un coche. Paul y yo acordamos decir que estaba ansioso por reunirme con él y que no me fijé en que el coche se me venía encima. Tampoco era del todo mentira… Una vez dado de alta, ambos subimos un video a nuestras redes confirmando que estábamos juntos. Habíamos esperado suficiente. Siempre pensamos que no era el momento y nunca lo era, pero después de nuestro viaje por la Senda del tiempo, era lo que queríamos y lo que necesitábamos. Después de eso nos fuimos a vivir juntos. Dudamos mucho si contarle a Ruslana nuestra hazaña, pero los dos consideramos que ella tuvo un papel fundamental en salvarnos a los dos, así que lo hicimos. Alucinó, claro, pero eran demasiados detalles que no podíamos saber si hubiera sido una broma. También nos pusimos en contacto con Josep, necesitábamos que alguien tuviera un registro de nuestra historia para cuando volviera a pasar. Fue algo incrédulo al principio, pero, como Ruslana, dimos demasiada información que, una vez contrastó, fue suficiente. Lo documentó todo. Luego escribió un libro cambiando nuestros nombres.

 

Mi gira fue un éxito y el 14 de diciembre Paul subió a cantar Amapolas conmigo. Terminamos con ese beso que siempre nos habíamos arrepentido de no dar. Nuestras fans enloquecieron. En navidades nos fuimos de vacaciones juntos porque después empezarían mis sesiones de estudio, la promo del disco de Paul y su gira. Elegimos París porque teníamos que tachar cosas de la lista de Paul. Fueron mis mejores vacaciones hasta la fecha, y actuábamos como si fuera nuestra luna de miel.

 

Nuestros siguientes discos funcionaron muy bien. La canción que produje en la otra línea temporal “Y ahora qué soy” se convirtió en un éxito instantáneo. Cuando me preguntaban sobre ella decía que era fruto de una pesadilla muy vívida. Tampoco mentía. Y si tenía al lado a Paul, le miraba y le sonreía.

 

Un par de años más tarde, nos mudamos a las afueras, a un chalet con un patio. No era nada ostentoso, de hecho tuvimos que hacer obras que provocaron peleas sin sentido y reconciliaciones fogosas. Eran más vaciles que otra cosa. Pablo se ponía vacilón y yo, yo terminaba cayendo como siempre. La casa tenía un cobertizo que ampliamos y convertimos en estudio. Como nuestras familias se negaron a dejarnos a Ari y a Zuri tuvimos que adoptar a nuestra propia gata. Y no, no la llamamos polvorón. La llamamos Taylor. Finalmente me había convertido en swiftie. No sé si fue Pablo o todos los edits polvorones que hacían nuestras fans, pero lo hice.

 

Por mi no fue.

 

Estoy hablando yo, Pablo.

 

Ya, pero por mi no fue. Solo lo usaste de excusa para ligar conmigo y una vez me conseguiste dejaste de ser swiftie hasta que al final te convenció con sus maravillosas letras.

 

Pablo…

 

Mi pequeño pick me…

 

¿Puedo continuar o quieres seguir tú?

 

Sigue, sigue…

 

Pues ahora no quiero, sigue tú que además lo que viene es demasiado cursi y tú lo cuentas mejor con tu intensidad de sagitario de diciembre.

 

Vale, mi niño. Creo que lo siguiente es la boda. No fue la nuestra, fue la de la hermana de Álvaro. Ella estaba resplandeciente y Álvaro la acompañó al altar. Estaba guapísimo. Es lo que tiene Álvaro, entra en una habitación y lo deslumbra todo. Yo ya tenía claro que quería pedirle que se casara conmigo pero nunca encontraba el momento. Entre giras, grabaciones de discos, entrevistas y demás se nos iba la vida muy rápido y ya llevábamos 8 años juntos. Quizá ese día lo era. Después del convite íbamos a quedarnos en la casa de la madre de Álvaro pero cuando la fiesta estaba terminando, Laura se me acercó para decirme que Álvaro se había tenido que ir corriendo por una urgencia y que no había podido encontrarme para avisarme. Me sorprendió porque no había recibido ningún mensaje cuando me di cuenta que se había llevado mi móvil en su bolso. Preocupado fui hasta la casa y cuando iba subiendo las escaleras escuché una melodía que Álvaro había compuesto su ultima noche en la academia de OT. Cuando abrí la puerta me encontré una escena que nunca hubiese imaginado. La habitación estaba decorada con velas y pétalos de amapola. Álvaro se levantó de la cama al verme. Se acercó y me hizo la pregunta que yo había pensado en hacerle unas horas antes. Le dije que sí. Nos abrazamos como si nuestros cuerpos estuvieran imantados. De una caja sacó dos anillos, hechos con las perlas de nuestro collar, ese collar que nos había salvado a los dos. Lloramos de felicidad.

 

Un año después fue la boda, sencilla y con nuestra gente. Nada de prensa, solo una foto en Instagram y en twitter para nuestras polvoronas. Se volvieron locas, claro. Nuestra luna de miel fue en Japón, algo típico pero ideal para dos frikis como nosotros. Dos años más tarde iniciamos un proceso de adopción, queríamos ser padres juntos. Como no pusimos filtros nos plantamos a los 33 con unos hermanos, unos mellizos recién nacidos. Entre pañales decidimos sus nombres, Ángel y Victoria. Fueron años caóticos, pero creo que los mejores de nuestra vida. Conseguimos amoldar nuestras carreras con nuestra vida familiar.

 

Y llegamos a viejos, siendo abuelos y padres felices.

 

Y lo mejor es que no recordamos quien llegó antes aquí, por lo que suponemos que, de algún modo, vinimos juntos.

 

Vivimos juntos, mi amor.

 

Y ahora estamos aquí, mi niño.

 

¿Cantamos algo?

 

Contigo siempre. ¿A piano?

 

Por ejemplo.

 

¿Qué te parece esta?

 

Perfecta.

 

🎶 If I ever were to lose you
I'd surely lose myself
Everything I have found, dear
I've not found by myself

Try and sometimes you'll succeed
To make this man of me
All my stolen missing parts
I've no need for anymore

I believe
And I believe, 'cause I can see
Our future days
Days of you and me 🎶

 

 

 

 

 

Notes:

Siento muchísimo haber tardado tanto, pero me ha costado mucho despedirme de estos Álvaro y Paul y quería hacerlo bien. Espero que el final esté a la altura. Desde que escuché la voz de Paul cantando "Future days" sabía que el epilogo se llamaría así y que terminaría con ellos cantando.

Muchísimas gracias por acompañarme en este viaje. Nos veremos pronto.