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Ecos de una promesa

Summary:

“No entiendo Satoru” Shoko soltó por fin aquellas palabras que tenia guardadas desde que habían comenzado aquella charla.

“Lo entenderás, créeme y estoy seguro que lograrás cambiar todo esto, confío en ti”

Antes de que pudiera volver a preguntar a qué se refería sintió como la energía maldita de Satoru comenzaba a inundar su cuerpo y todo a su alrededor comenzaba a apagarse. La sonrisa tranquila de Satoru fui lo último que logro distinguir antes de que todo se volviera oscuro.

Otra vez estaba bajo el agua.

Notes:

Hola, bienvenidos a mi fic

Todo esto salió porque pase varios días leyendo fic de viaje en el tiempo he ignorado completamente el cannon por el bien de mi cordura hasta que la idea de que pasaría si fuera Shoko la que viaje y así surgió este fic.

Está es la primera vez que escribo sobre estos personajes, así que una disculpa de antemano si ven algún error.

Sin más que agregar espero que les guste <3

Chapter 1: Una perdida y una promesa

Summary:

El cigarrillo se deslizó de entre sus labios.

Todo el ruido desapareció de golpe.

Un nudo se formó en su garganta.

Lo único que podía ver era a aquella persona acostada en la camilla mientras la sangre escurría por el borde y manchaba el suelo.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El olor a sangre y humo era lo único que registraban sus sentidos mientras su mente divaga y su cigarrillo se consumía.

Hacia varias horas que todo había dejado de tener sentido para ella, no importaba quién entrara por esas puertas o para qué, simplemente se movía en piloto automático y hacia aquello que tenía que hacer antes siquiera de darse cuenta, su cerebro simplemente ya no podía procesar nada de lo que ocurría, los rostros le parecían borrosos y distorsionados y cuando alguien le hablaba las palabras se amontonaban una tras otra en su cabeza sin llegar a formar una frase coherente.

Era como estar sumergida en el agua, simplemente dejándose llevar por la corriente e ignorado por completo todo el caos y sufrimiento que estaba ocurriendo a su alrededor… todas las muertes. Dio otra calada a su cigarrillo ante ese pensamiento y cerró los ojos dejándose caer por completo en la silla.

“¿En que momento había salido todo tan mal?” pensó intentado alejar su mente de aquel cadáver de cabello rubio y medio cuerpo destrozado que descansa en una de las camillas de la morgue.

¿Cuándo algún anciano obsoleto tomó alguna decisión egoísta y estúpida para protegerse a él y nos a todos? No es como si algunas vez hubieran hecho algo diferente, además la mayoría ya estaban muertos por lo que culparlos eran en vano.

¿Cuándo decidieron dejar con vida a Yuji Itadori? No, el niño no tenia la culpa de la incompetencia de los adulto o de qué casualmente él fuera el recipiente perfecto para Sukuna.

¿La desaparición del cuerpo de Suguru? Podía ser, pero en su defensa, estaba segura de que Satoru lo había tomado y enterrado en algún lugar escondido en el que pudiera extrañarlo y llorar su pérdida en paz.

¿La declaración de guerra de Suguru y su posterior muerte? Quien sabe y de todos modos para ese punto solo habían dos personas de la escuela de hechicería que no lo querían muerto y una de ellas fue la que lo terminó matando.

¿La deserción de Suguru? Tal vez, nunca logro deshacerse por completo del pensamiento de que quizás si hubiera hecho algo diferente en ese momento, si hubiera insistido más, si hubiera sido una mejor amiga, si hubiera estado más atenta a las señales, entonces quizás todo hubiera sido diferente.

¿La muerte de Haibara? Ese fue un golpe duro definitivamente, para unos más que para otros. Aunque estaban conscientes de que en la descripción del trabajo, en la letra pequeña, venía la posibilidad de que cada uno de ellos muriera sin llegar a graduarse siquiera, nunca les había parecido una realidad hasta ese momento.

¿La misión fallida del Recipiente de Plasma Estelar? Definitivamente ese fue un punto de inflexión en la vida de sus amigos y para el mundo de la hechicería en general, le hubiera encantado ser un mejor apoyo para ellos en esos momentos y se arrepiente cada día de su vida la manera en la que se comportó, tan concentrada en su formación como médico que nunca se detuvo un segundo para asegurarse que las palabras de sus amigos fueran ciertas hasta que fue demasiado tarde para hacer algo.

Le dio otra calada a su cigarro antes de apagarlo en el cenicero, sintiendo como su cabeza comenzaba a palpitar anunciado el inicio de una migraña, tal vez el mundo de la hechicería estaba podrido mucho antes de que cualquier de ellos naciera, tal vez nunca hubo un punto exacto en el que todo saliera mal porque desde un inicio nada estuvo bien, solo que eran demasiado jóvenes para notarlo. Tal vez todo era culpa de Tengen y su maldita necesitada de mantener todo en secreto y de guardase información importante para él solo y no decirla hasta el último minuto cuando ya no se podía hacer nada con ella, tal vez el mundo simplemente era un lugar horrible en el que no se podía ser feliz, tal vez realmente estaban malditos y esta era su condena…

Sintió como su dolor de cabeza empeoraba, pero no tenia las energías ni las ganas como para alcanzar algún medicamento o utilizar energía positiva para detenerlo, así que simplemente lo dejo estar, esperando qué tal vez el dolor despejara su mente lo suficiente para poder preguntarle a Utahime cómo iban los cosas allá afuera o para volver a sentir que tenia el control de su cuerpo.

Tomó otro cigarrillo de la caja y lo colocó entre sus labios para buscar su encendedor, ya tendría suficiente tiempo para pensar en lo jodido que estaba su mundo después de que toda esa mierda se terminará y pudiera dormir más de dos horas al día, tal ves incluso dejaría de fumar, pero definitivamente ahora no era el momento. Estaba por encender el cigarrillo cuando un ruido llamó su atención, eran varias voces que sonaba entre preocupadas y alteradas y se hacían más fuertes conforme se acercaban a la enfermería y no puedo evitar soltar un suspiro.

Se levantó de su silla y se colocó un par de guantes, lista para tratar cualquier cosa que entrara por esa puerta para que pudiera volver rápidamente a la batalla y con suerte tal vez no terminaria muriendo en esta carnicería.

“¡Shoko!” la voz preocupada de Utahime junto al sonido de las puertas metálicas abriéndose de golpe fue lo último que escuchó antes de que todo volviera a quedar en sumergido bajo el agua.

El cigarrillo se deslizó de entre sus labios.

Todo el ruido desapareció de golpe.

Un nudo se formó en su garganta.

Lo único que podía ver era a aquella persona acostada en la camilla mientras la sangre escurría por el borde y manchaba el suelo.

Su mente no termina de aceptar aquello que estaba viendo, simplemente, no era posible, era algo que no tenía sentido que estuviera pasado, un escenario que ni siquiera se había imaginado porque esa posibilidad nunca pasó por su mente, pero ahí estaba, frente a sus ojos, por más que su mente se negara a aceptarlo no podía negar aquello que veían sus ojos.

Se acercó rápidamente a la camilla con la esperanza de que todo aquello fuera una mentira, un error, una pesadilla causada por su mente debido al cansancio y a las pocas horas de sueño, pero en cuentas sus manos tocaron la cálida sangre supo que esta era la realidad.

“Satoru…” murmuró en voz baja mientras comenzaba a evaluar el daño y a utilizar energía positiva para repara todo aquello que estuviera en su camino.

Un quejido bajo fue lo único que recibió como respuesta junto a una pequeña chispa de la propia energía positiva de Satoru que intentaba ayudarla, pero para ella era más que suficiente, significaba que todavía estaba consciente, que todavía estaba vivo y si todavía respiraba entonces todavía había una posibilidad de salvarlo y utilizaría todo lo que estaba en su poder para que eso se convirtiera en una realidad sin importar lo que le costara.

Una mano en su hombro la trajo de vuelta a la realidad y de repente era consciente otra vez de todo lo que estaba ocurriendo fuera de esa camilla, los murmullos fuera de la puerta de la enfermería, el constante goteo de la sangre, su dolor de cabeza, el temblor de sus manos y la humedad en sus ojos.

No se dio cuenta en qué momento había comenzado a llorar, pero rápidamente se limpió las lágrimas con el antebrazo antes de mirar a Utahime que la miraba con una mezcla de miedo, preocupación y lastima.

Odiaba esa mirada.

“Ha periodo demasiada sangre, necesita inmediatamente una transfusión para poder siquiera tener una oportunidad de salvarse” No sabe de donde vino la fuerza para hablar, tal vez eran sus instintos como médico tomando el control o la necesidad de salvar a su amigo pero sabía que no podía perder más tiempo. “Utahime ve a la bóveda y tráeme la sangre, mínimo cinco bolsas, también voy a necesitar herramientas médicas, aguja, hilo, bisturí, pinzas, separadores, grapas, tubos, cánulas, no, mejor trae todo lo que encuentres, realmente no se que necesitaré específico y es mejor tenerlo todo a la mano, también necesito el monitor de signos-”

“No”

Levanto la vista en dirección de donde provino la voz, dándose cuenta que no solamente se encontraban ella y Utahime en la sala, también estaba Gakuganji, que la miraba con una expresión seria. La irá comenzaba a acumularse.

“¿No? A qué se refiere con no, no le estaba preguntado si le parecía bien, estaba informando que es lo que iba a hacer y necesitar, esta es mi maldita enfermería y este mi jodido paciente y usted no es nadie para decirme que es lo que puedo o no hacer, desde que cruzaron esa puerta perdieron completamente cualquier tipo de derecho que creían tener sobre Satoru”

Se podía sentir la tensión en el aire ante sus palabras, además de que la expresión sería de Gakuganji había cambiado por una de enojo al ver como sus palabras simplemente no habían sido obedecidas sin cuestionar, le hubiera encantado mantenerle la mirada al viejo y mandarlo a la mierda nuevamente, pero no podía perder más tiempo, el abdomen de Satoru seguía inundándose de sangre lo que le dificultaba trabajar con claridad y le recordaba la necesidad de remplazar toda esa sangre perdida.

“Utahime, ve por la maldita sangre”

“No lo hará” volvió a hablar Gakuganji, Shoko estaba comenzado a perder la poca paciencia que le quedaba.

Volvió a ver a Utahime, esperando que esta comenzara a moverse para ir a buscar la sangre, pero en su lugar esta simplemente apartó la mirada, con la vergüenza recurriendo su risueño. No iba a moverse, no iba atraer la sangre y sus cosas, no iba a poder salvar a Satoru.

Apretó los dientes, la traición que sentía le hervía la sangre y le rompía lo poco que quedaba de su corazón, pensó que después de tantos años juntas, de tantas noches siendo el hombro en el que llorar de la otra cuando las cosas simplemente eran demasiado, después de tantas caricias y besos robados, tal vez y solo tal vez, cuando llegara el momento Utahime la elegiría a ella. Que estúpida, pensó, después de tantos años en los que nunca la eligió, en la que nunca realmente fue una prioridad, por qué esperaba que esta vez fuera diferente.

“Tal vez tú seas la dueña de este maldito lugar, incluso la que decide que se hace o no, pero yo soy el dueño de los insumos y materiales y no dejare que desperdicies tantas en un moribundo”

Su paciencia se acabo, no podía soportar que se refirieran así a su único amigo, Satoru no estaba moribundo, tal vez estaba agonizando un poco, pero ella podía salvarlo, se había entrenado toda su vida para situaciones como esas, podía lograr, tenia que lograrlo, no podía permitirse perder a nadie más, no lo soportaría. “Tal vez las cosas sean así en Kioto, pero esto es Tokio, no tienen ninguna jurisdicción aquí viejo bastardo, el único que puede decirme en qué puedo o no gastar los materiales, el único que puede hacer eso es Yaga y él-”

“Está muerto" Hizo una pausa mirándola con suficiencia "Yaga esta muero”

Se desestabilizó y si no fuera por Utahime posiblemente hubiera caído al suelo; muerto, Yaga estaba muerto y ella hasta ahora se había enterado, las lágrimas amenazaban con salir, pero no podía darle la satisfacción de verla llorar, así que apretó los dientes y lo miro con toda esa furia contenida, pero no dijo ni una sola palabra más, ya no tenia nada más que decir, solo agacho la cabeza, concentrándose únicamente en la herida de Satoru.

“Solo asegúrate de repara su cuerpo para que Okkotsu Yuta pueda usarlo si llega el momento, si logras salvarlo sería bueno, pero no es la prioridades” con esas últimas palabras salió del lugar, dejándolo inundado en un tenso silencio.

Shoko sintió como el sabor metálico de la sangre inundado su boca ante esas palabras y como la ira en su interior no hacía más que aumentar, la forma en la que habla de Satoru, como si no estuviera ahí con ellos todavía vivo la enfermaba, pero no podía negar el hecho de que el anciano tenía razón, no podría salvar a Satoru sola, no podía separase de él para ir a buscar lo que necesitaba porque en el momento en el que dejara de utilizar la técnica maldita inversas las posibilidades de que sobreviviera se reducirían aún mas, si no es que desaparecían por completo y la única pero se que podía ayudarla había dejado claro que no lo iba a hacer.

“…Shoko” Utahime a su lado intentó volver a colocar la mano en su hombro, pero inmediatamente se apartó. “Shoko, por favor, sabes que no-”

“Vete” dijo sintiendo como las lágrimas amenazaban cada vez más con salir.

“Shoko yo-”

“¡QUE TE VALLAS!” el grito hizo que Utahime diera un paso hacia atrás, sorprendida, Shoko por fin levantó la cabeza dejando ver reflejado en su rostro la furia y las lagrimas que ya no podía contener más.

Pasaron unos segundos de silencio antes de que Utahime por fin caminara hacia la puerta, pero antes de salir se detuvo un segundo y volteó a ver a Shoko por última vez.

“Lo siento mucho Shoko, de verdad” se podía sentir el arrepentimiento, la culpa y la tristeza en su voz, pero eso de nada le servia, nada de eso la ayudaría a salvar a Satoru.

“Soy Ieiri para ti, Iori” pudo ver el dolor ante sus palabras reflejadas en los ojos de Utahime antes de salir del lugar, pero no podía sentirse culpable, no cuando su dolor no se comparaba ni un poco al que ella estaba experimentando.

Tomo una larga respiración antes de quitar la mirada de la puerta y volver a concentrarse en Satoru, no tenía tiempo que perder si quería tener aunque fuera una oportunidad para salvarlo.

Hizo una mueca al ver con más detalle aquella herida en el abdomen, había estado trabajado en reparar la vena cava inferior, pero para su correcto funcionamiento tenía que volver a unir por completo su hígado, el cual estaba partido completamente en dos partes, al igual que su bazo, su páncreas , su estómago y la arteria abdominal, eso sin contar todas las ramificaciones venosas y arteriales y los nervios que fueron dañados con el corte, era un milagro que la pared posterior del abdomen estuviera prácticamente intacta más allá de un par de vértebras lumbares con fisuras ligeras y un milagro aún más grande el hecho de que Satoru siguiera vivo y conciente.

Era demasiado, incluso para sus habilidades y aún con la ayuda de Satoru reparando él mismo algunas pequeñas estructuras, seguía siendo demasiado trabajo para el poco tiempo que tenía, sintió como más lágrimas comenzaban a salir ante la inevitable realidad, no iba a lograrlo, no iba poder salvar a Satoru, iba a perder a la última persona a la cual podía llamar amigo.

“…Shoko?”

Levantó la cabeza inmediatamente ante aquel débil sonido y por un segundo pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada hasta que vio unos ojos azules viéndola fijamente y una pequeña sonrisa formándose en su rostro, como si no estuviera tendió en una camilla al borde de la muerte.

“Ey, al parecer las cosas… no salieron como …planeé”

“No hables, necesitas guardar energías” su voz también era un susurro, parecida a la de Satoru que hacía una mueca cada vez que movía sus manos dentro de su abdomen, aunque nunca se quejó a sabía que le debía estar doliendo como el infierno. Por más que le encantaría seguir escuchando su voz, para tener la certeza de que todavía estaba vivo no podía dejar que desperdiciara energía en eso.

“Saldrás de estas, lo lograrás” esa última declaración fue masa para ella misma que para Satoru, el cual soltó una risa débil.

“Sabes… una parte de mi… sabía que las cosas terminaría así” su corazón se encogió ante esa declaración, Satoru nunca se había permitido ser demasiado vulnerable con ella y toda esta situación tenía demasiado sabor a una despedida para la cual nunca creía estar lista.

“Tal vez por eso ideé un plan de respaldo” aquellas palabras hicieron que se quedara quieta por un segundo antes de volver a trabajar y más lágrimas comenzarán a salir.

“Deja de hablar” su vos sonaba entrecortada “Eso no será necesario, te voy a curar, te vas a recuperar, vas a volver allá, vas a patear el maldito culo de Sukuna y luego tú y yo dejaremos podrirse a este mundo de la hechicería” sabía que esas palabras eran más para ella que para él, pero necesitaba algo a lo que aferrarse para poder continuar.

“Shoko… sabes que no-”

“Detente” suplico “Por favor, solo no digas nada”

“¿Vas a negarle sus últimas palabras a un moribundo?”

Ese fue su límite, simplemente se quebró, comenzó a llorar sin control apoyada en la camilla, sin importarle que la sangre manchara tanto su ropa y como su rostro y se sintió aún peor cuando la mano se Satoru se posó en su hombro para consolarla a la vez que le dedicaba una sonrisa tranquila, como si él ya hubiera aceptado que todo lo que estaba pasando y estuviera en paz con ello.

“Shoko… realmente necesito que- pongas atención a lo que voy a decir, puede… puede que no tenga sentido ahora, pero prométeme que lo recordarás” su voz sonaba seria y con un poco más de fuerza, pero la sonrisa tranquila seguía sin abandonar su rostro y no puedo hacer nada más que asentir mientras intentaba controlar su llanto.

“Tienes que detener a Kenjaku, fue la persona que se robó el cuerpo de Suguru, además de que es la madre de Yuji y el que robó los úteros malditos, aunque técnicamente él los creo ya que también robó el cuerpo y al identidad de Kamo Noritoshi” soltó una risa sin gracia debido al dolor y Shoko se sentía perdida, sin entender que hacer con esa información o a qué punto quería llegar Satoru.

“No se cuanto tiempo estuvo planeado esto, pero definitivamente es uno de los principales problemas qué hay que resolver, de sus maldiciones aliadas nos podemos encargar todos juntos sobre la marcha . También averigua qué pasó en aquella misión que hizo que Suguru desertara y su puedes evítalo, también evita la muerte de Yu y la de Amanai Riko, ninguno merecía morir por la incompetencia y la ignorancia de unos cuantos adultos estúpidos” hizo otra pausa, como si intentara recordar algo mas, mientras Shoko en silencio espero a que continuara, tal vez estos eran solamente sus arrepentimientos y quería que alguien los escuchara.

“Intenta que me involucre más con Megumi y Tsumiki, esos niños merecían más que unos cuantos billetes cada mes; también intenta que Yuji no se coma el dedo de Sukuna, aunque creo que será difícil considerando que fue creado para ser su recipiente. Te pediría también que intentes hacer entrar en razón a los ancianos, pero esas es una misión imposible, pero si habla con Yaga, estoy seguro que él te ayudará en todo lo que necesites y creerá cada cosa que digas y si no lo hace entonces háblale de panda y con eso será suficiente” volvió a tomar otra respiración larga, se podía ver el dolor en su rostro y como poco a poco la vida comenzaba a abandonar sus ojos.

“Por último… danos un buen golpe a mi y a Suguru, estoy seguro que nos lo merecemos por siempre guardarnos todo y dejarte de lado en temas importantes, también por todos los dolores de cabeza que te aremos pasar”

Shoko simplemente asintió, no entendía por qué Satoru le había dicho todo eso, pero no iba a perder tiempo valioso cuestionando las palabras de su amigo, simplemente se quedaría a su lado y guardaría cada una de las palabras que le dijo, tal como había prometido, sin importar que tan poco sentido tuvieran.

Se quedaron mirado unos segundo en silencio, mientras Shoko seguía con el tratamiento y Satoru se recuperaba del esfuerzo que tuvo que hacer para hablar.

“Lo siento Shoko” la declaración fue casi un susurro y se podía sentir algo de culpa en ella, nunca espero escuchar salir esas palabras de los labios de Satoru y menos en una situación como esa.

“¿Por qué te disculpas? Literalmente eres la única persona que no me debe ninguna disculpa”

“Por obligarte a llevar estar carga… lo haría yo mismo, pero… no creo poder soportar el viaje”

“No entiendo Satoru” Shoko soltó por fin aquellas palabras que tenia guardadas desde que había comenzado aquella charla sin sentido.

“Lo entenderás, créeme y estoy seguro que lograrás cambiar todo esto, confío en ti”

Antes de que pudiera volver a preguntar a qué se refería sintió como la energía maldita de Satoru comenzaba a inundar su cuerpo y todo a su alrededor comenzaba a apagarse. La sonrisa tranquila de Satoru fui lo último que logro distinguir antes de que todo se volviera oscuro.

Otra vez estaba bajo el agua.

Notes:

Y eso es todo por el primer capítulo, la verdad que estoy muy emocionada con este fic porque hace bastante que no escribo nada y espero que les guste tanto como a mí me gusta escrbirlo

Muchas gracias por leer <3

Chapter 2: El dolor de la vida

Summary:

¿Así es como iba a a terminar todo? ¿Moriría en un lugar oscuro y extraño completamente sola y sin poder cumplir su promesa? Claro, eso solo si no se encontraba ya muerta y todo aquello no fuera solo un producto de su mente moribundo.

Notes:

Holiiii, por fin puede actualizar, tuve unas semanas algo ocupadas con exámenes de la U y un pequeño bloqueo pero por fin aquí está el capítulo, pero lo disfruten ^^

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Su mente se sentía confusa conforme se sumergía en aquella oscuridad absoluta acompañada por una melodía tranquila que no lograba reconocer, pero que estaba segura que había escuchado en algún momento y que llenaba su cuerpo de absoluta paz conforme el tiempo pasaba.

No estaba segura cuánto tiempo había pasado desde que vio a Satoru por última vez hasta que todo se había vuelto oscuro, podían haber sido solo unos minutos, unas horas o incluso días, pero sinceramente no encontraba fuerzas dentro de ella para que aquello le importara lo suficiente como para hacer algo al respecto y aunque sabía que tenía que sentirse preocupada o incluso aterrorizada por toda aquella situación, simplemente no podía hacerlo o tal vez no quería hacerlo.

Tal vez era el hecho de que sabía que Satoru era el responsable de todo aquello o que sus instintos le decían que todo iba a estar bien lo que causaba que actuar de esa manera tan tranquila y desinteresada por todo lo que ocurría a su alrededor; aunque tenía que admitir que no confiaba por completo en la segunda razón, la primera tenía su completa y absoluta confianza, así que simplemente dejo que su cuerpo continuara flotando en aquella profunda oscuridad y cerró los ojos dejando que la corriente la llevara hacia su destino, si es que había uno.

Mientras se sumergía cada vez más en aquella oscuridad y melodía tranquilizadora su mente se negaba a dejarla descansar, trayendo consigo las últimas palabras de Satoru y aquella promesa de no olvidar nada de lo que había dicho sin importar el poco sentido que tuviera para ella en ese momento.

La manera en la que lo dijo le hacía sentir que había algo más en aquellas palabras, algo oculto que no lograba descifrar y aunque en un inicio pensó que solo se trataba de los arrepentimientos de alguien al borde de la muerte, aquella mirada tranquila pero decidida en los ojos de Satoru sumado a la situación tan extraña en la que se encontraba ahora le confirmaban que no podía tratarse solo de eso.

Soltó un suspiro intentado alejar su mente de esa línea de pensamientos, sabía que no iba a lograr dar con la repuesta y no tenía sentido gastar energía en eso. Satoru siempre había sido un misterio que nunca había logrado descifrar por completo.

Casi parecía gracioso el hecho de que habían sido amigos la mayor parte de sus vidas y darse cuenta lo poco que conocían realmente el uno del otro, siempre manteniendo una pequeña distancia entre ambos y a pesar de que sabían que podían contar con el otro para cualquier cosa, ambos habían preferido mantener la distancia, satisfechos con saber que el contrario estaba ahí y que tenían a alguien que entendía por lo que habían pasado, pero nunca dando el paso para cerrar aquella distancia.

No pudo evitar sentirse culpable ante aquel pensamiento, nunca fue una persona muy extrovertida o sociable lo que había provocado que mantuviera cierta distancia con ambos al inicio, distancia que solo se vio intensificada debido a las diferencias entre sus misiones y responsabilidades, las que la obligaban a pasar la mayor parte de su tiempo sola entre libros y cadáveres mientras que Satoru y Suguru iban a misiones juntos.

Sabía que no era culpa de ellos, seria estúpido resentirse con ellos por decisiones que no habían tomado, pero no podía evitar el sentimiento de exclusión que había sentido al ver como ambos comenzaban a formar una conexión tan profundo e intensa conforme pasaban las misiones se intensificará.

La forma en la que uno parecía encajar perfectamente en el costado del otro, las miradas cómplices que parecían decir mil cosas sin la necesidad de decir ni una palabras y la forma en la que sus cuerpos ansiaban el contacto del otro por más mínimo que fuera, la hacían sentir de cierta forma como un intruso entre ambos, por lo que mantuvo esa distancia, temerosa del día en que ambos decidieran que estaban mejor sin ella.

No puedo evitar soltar una risa sin gracia ante lo estúpida que había sido, temiendo ser dejada de lado para al final ser ella misma la causante de su soledad y por ignorar como todo a su alrededor lentamente comenzaba a derrumbarse hasta que fue demasiado tarde como para hacer algo al respeto.

Su risa se fue desvaneciendo poco a poco hasta que no fue más que un susurro que se llenaban cada vez más de melancolía y tristeza.

Antes de darse cuenta lágrimas habían comenzado a bajar por sus mejillas conforme dejaba que su mente vagara por todos esos recuerdos de juventud, cada pequeño momento que había compartido con ellos, cada arrepentimiento, cada abrazo, cada lagrima, cada risa, cada palabra que nunca se animó a decir y no puedo evitar desear haber apreciado más cada uno de ellos, haber dejado de lado el miedo, haber estado ahí cuando la necesitaban, haber sido una mejor amiga.

“Haber hecho las cosas diferentes” dijo casi en un susurro sintiendo como todos aquello sentimientos que había enterrado en lo mas profundo de su ser durante tantos años comenzaban a resurgir sin control y esta vez no habían cigarros, pastillas, estudios o trabajo que la ayudaran a ignorarlos el tiempo suficiente para poder volver a enterrarlos.

Como si sus palabras hubieran sido escuchadas la melodía, antes tranquila y serena, comenzó a tomar fuerza lentamente tomando un ritmo mucho más alegre y vibrante y no puedo evitar sentir como cada nota se llevaba una por una sus arrepentimientos a la vez que una sensación cálida se extendía por toda su piel, como si del sol de verano se tratase y una suave brisa se llevaba toda aquella oscuridad que hasta ahora la había acompañado.

Abrió un poco los ojos, logrando ver como pequeños rayos de luz comenzaban a atravesar aquella inmensa oscuridad que hasta hace unos pocos segundos le había parecido infinita, dando la ilusión de que la oscuridad se desvanecía ante aquellos fragmento de luz que respondía ante aquella melodía y formaba un paisaje mágico que poco a poco comenzaba a llenarse más de vida.

No pudo evitar compralo con aquellas cálidas tardes de verano, acostada debajo de un árbol junto a Satoru y Suguru mientras se saltaban las clases y el sol se filtraba a través de las hojas.

Se dejó envolver por aquel cálido sentimiento, dándose cuenta de como su entorno comenzaba a cambiar, la sensación de estar flotando en el agua cambio a la de estar acostada en la hierba y casi podía jurar que podía sentir la suavidad de la misma en la punta de sus dedos, el aroma del aire fresco llenaba sus pulmones y con cada respiración sentía como la calma que creía pérdidas comenzaba a volver, además, casi podía jurar que si se esforzaba lo suficiente, debajo de aquella melodía, podía escuchar dos voces conversando alegremente, dos voces que es estaba segura que conocía.

Agradeció internamente este cambio de escenario y la nueva sensación de calma y tranquilidad que trajo consigo, cuando, como si todo aquello se tratase de un cruel chiste del universo diciéndole una vez más en la cara que aquellos momentos de felicidad no son eternos, la música se detuvo, el mundo volvió a oscurecerse, el suelo en el que estaba acostada desapareció y comenzó a caer sin control, aumentado su velocidad con cada segundo que pasaba.

El pánico y la desesperación se apoderaron de ella conforme caía y comenzaba a buscar cualquier cosa a la cual aferrarse para detener la caída, pero no había nada al rededor, solo la cruel e infinita oscuridad, sus ojos se llenaron de lagrima nuevamente y su cuerpo comenzaba a temblar.

¿Así es como iba a a terminar todo? ¿Moriría en un lugar oscuro y extraño completamente sola y sin poder cumplir su promesa? Claro solo si no se encontraba ya muerta y todo aquello no fue producto de su mente moribundo.

Se abrazo a su misma rogando para que la caída se detuviera o lo que fuera a ocurrir pasara de una vez.

Cuando finalmente dejó de caer no pudo evitar soltar un grito desgarrador.

Un dolor se intenso y profundo se extendió por todo su cuerpo en un instante y su energía maldita se volvió loca.

Podía sentir suelo debajo de ella, pero nunca sintió el impacto contra el, solo un dolor intenso que recorría cada fibra de su cuerpo y le hacía doloroso moverse, sumado al dolor causado por la forma en la que su energía maldita salía sin control en todas direcciones y le daba espacio a otra energía que intentaba entra en su cuerpo.

El dolor era tanto que casi podía jura que todos los huesos de su cuerpo se habían roto, pero la manera tan violenta en la que se retorcía le hacían ver que eso no era posible.

La agradable calidez que había sentido en algún momento se habían transformado en un calor abrasador que recorría todo su cuerpo, haciendo que cada vez fuera mas difícil mantenerse consciente.

Su corazón latía cada vez de manera más rápida he intensa, como si quisiera salir de su pecho y su cuerpo se esforzaba por mantenerlo en su lugar.

Podía sentir como con cada respiración el aire se hacía más denso haciéndole más difícil respirar y como el caos a su rededor solo se intensificaba a la vez que aquella energía pero familiar comenzaba a fusionarse con la propia lo cual solo aumentó su angustia y su miedo.

Intento aferrarse a cualquier cosa con tal de mantenerse consciente, pero cada grito que dejaba escapar se quedaba grabado en su mente junto al calor de las lágrimas que no paraban de fluir por sus mejillas y con cada segundo que pasaba en esa agonía se hacía cada vez más difícil intentar recuperar el control de su propio cuerpo, hasta que sintió una presencia familiar envolverla comenzado a calmar un poco la tormenta de dolor y miedo que enfrentaba.

Logro abrir ligeramente los ojos a pesar del dolor, visualizando aquel hermoso paisaje en el que había estado antes de caer y dos figuras familiares sobre ella, podía escuchar sus voces llenas de pánico y preocupación, pero aún así no lograba entender lo que decían.

“Ayuda-” fue lo único que pudo decir antes de desmayarse.

━━━━━━

Una leve ráfaga de dolor fue lo que la recibió una vez comenzó a despertar y no puedo evitar hacer una mueca conforme abría los ojos y se enderezaba.

Su cabeza todavía daba vueltas y su mente se sentía confusa mientras intentaba procesar todo lo que había ocurrido, había sido tan extraño que se debatían si se trató de algo real o si solamente fue una ilusión creada por su mente que se negaba a aceptar la muerte de Satoru, pero el dolor que recorría su cuerpo le hacia pensar que todo aquello fue real.

Levantó la vista descubriendo que se encontraba en la enfermería en una camilla y no puedo evitar soltar un suspiro, lo que sea que Satoru había intentado no había funcionado y fue estúpida al aferrarse a las palabras de alguien al borde de la muerte y a la esperanza de que algo realmente fuera a pasar, seguramente se había desmayado y Iori o otra persona la habían acostado ahí a la espera de que se levantara para que pudiera continuar con su trabajo, para que pudiera repara el cadáver de Satoru.

Sintió ganas de vomitar.

Aparto las sábanas que la cubriría y se orilló al borde de la camilla sintiendo como el contenido de su estómago comenzaba a subir por su garganta y caía al suelo, pero en lugar de vomito lo único que salió fue bilis y un líquido acuoso de color oscuro lo cual no le sorprendió ya que desde que habían comenzado la batalla en Shibuya no había “comido” nada más que café y cigarrillos.

Se quedó en esa posición unos minutos con la mirada fija en el suelo mientras intentaba recuperar las fuerzas y luchaba con las ganas de llorar, necesitaba ponerse a trabajar, necesitaba que la muerte de Satoru no fuera en vano y que todos aquellos niños por los que él tanto había luchado lograran sobrevivir, aunque eso significara profanar su cuerpo de esa manera.

Terminó de correr la cortina, dispuesta a retomar su trabajo cuando se detuvo en seco, algo que se sentía diferente, la forma en la que todo estaba organizado se le hacía familiar pero distante a la vez, el ambiente tranquilo y cálido que envolvía el lugar contrastaba con la tensión y oscuridad con la que había vivido los últimos meces y la aparente paz que desbordaba se sentía era tan anormal que le causaba escalofríos.

Intento levantarse para investigar más a fondo el lugar, tal vez se trataba de su mente todavía confusa después de experimentar lo que sea que allá sido lo que causó Satoru, pero inmediatamente se detuvo al notar algo que había pasado por alto antes, sus manos se veía tan… pequeñas.

Se quedó observándolas un momento intentado comprender si aquello será culpa de su cerebro confuso y casado o realmente se habían encogido cuando noto que la ropa que estaba utilizando, era diferente a la que traía puesta cuando se desmayo y no puedo evitar que su cuerpo comenzará a temblar al reconocer la ropa.

Lentamente terminó de quitar la manta que la cubría dejando al descubierto aquel el uniforme negro que había utilizado en sus años como estudiante e inmediatamente todo a su alrededor comenzó a dar vueltas.

Instintivamente se llevó las manos a la cara he inmediatamente lo sintió, su cabello largo y maltratado por años de un cuidado deficiente había sido reemplazado por un cabello corto mucho más suave, tomó una de las bandejas de metal que tenía al lado y sin pensarlo dejó caer su contenido al suelo, no le importó el sonido de vidrio roto le acompañó, necesitaba ver su rostro.

No pudo contener el jadeo de sorpresa al ver su reflejo, las ojeras debajo de sus ojos habían desapareció junto a su mirada cansada debido a sus inexistentes horas de sueño, su piel tenía un tono mucho más saludable y sus labios ya no estaba agrietados.

Estaba segura que se veía como cuando era adolescente.

Se sintió mareada ante esa revelación y por un segundo pensó que seguía soñando, pero el dolor que sentía con cada movimiento que realizaba le recordaba que no se trataba de un sueño por más ilógico que pareciera.

No estaba del todo segura de su edad, pero por lo que podía ver tenía que tener entre quince y diecisiete años en estos momentos, de repente las palabras de Satoru resonaron en su cabeza y una idea se formó en base a ellos, pero era simplemente imposible que se tratase de eso y aunque existiera la remota posibilidad de que se tratase de eso, por qué hacerlo ahora y no muchísimo antes y aún más importante por qué enviarla a ella.

Tomó un momento para pensar en otras posibilidades mientras sus ojos seguían recorriendo la habitación y su manos recorrían su cuerpo buscando algún detalle, por más pequeño que fuera, que le indicara que todo era un sueño, pero con cada segundo que pasaba todo parecía volverse más real y aquella posibilidad tomaba más fuerzas por más imposible que pareciera.

Había viajado en el tiempo, el pensamiento la hizo temblar y a la vez sentirse estúpida por tan solo considerar esa opción.

Le parecía mucho más probable la posibilidad de haber muerto y que este fuera su paraíso, una especie de cielo donde podía revivir los momentos más felices de su vida, pero el dolor en su cuerpo le hacía descartar esa posibilidad, en su paraíso no existiría el dolor.

Era demasiado pronto todavía como para aceptar por completo esa posibilidad, pero todo parecía encajar demasiado bien, si Satoru de alguna manera había descubierto la manera de viajar por el tiempo, entonces sus últimas palabras tomaban sentido, asegurándose de que tuviera suficiente información para saber que hacer y que cambiar al momento de volver.

El peso de aquello la hizo encogerse en la camilla y esconder la cabeza entre sus piernas, era demasiado, demasiada información y demasiadas preguntas para que su cerebro cansado y su cuerpo adolorido pudieran procesarla toda a la vez.

¿Por qué ella? Fue acaso un movimiento desesperado de Satoru al enfrentarse ante su inminente muerte.

¿Por que ahora? Si Satoru podía viajar en el tiempo entonces por qué hacerlo ahora, por qué esperar hasta estar muriendo para hacerlo.

¿Qué pasaría con su línea de tiempo y las personas en ella? Esta se vería afectada por lo que hiciera en el pasado y se borraría como si nunca hubiera existido conforme intentará cambiar el futuro o continuaría igual y solo se abriría otra línea de tiempo en donde las cosas serían diferentes.

Su agarre se hizo más fuerte, se sentía completamente impotente y aterrizada ante lo que estaba pasando y lo único que quería era llorar, llorar porque no estaba segura que estaba pasando, llorar por la muerte de Satoru, llorar por la muerte de Yaga, llorar por la traición de Iori, simplemente llorar por todo lo que había estado pasando en su vida y que no se había dado la oportunidad de procesar.

Sintió como las lágrimas amenazaban con salir cuando el sonido de una puerta abriéndose la obligó a posponer sus planes y levantar la cabeza.

El mundo se quedó en silencio y su cerebro en blanco mientras procesar aquella imagen frente a ella.

Suguru se encontraba en la puerta, había dejado caer una bolsa y en su rostro se veía una reflejada una expresión de sorpresa y alivio mientras se formaba una sonrisa y su postura se relajaba, detrás de él, apoyando un brazo en su hombro, estaba Satoru son una paleta en su boca y una gran sonrisa adornado su rostro, el alivio también se se podía ver reflejado en sus ojos.

“Por fin despertó la bella durmiente” dijo Satoru en un tono infantil ganándose un pequeño golpe en el hombro por parte de Suguru que le dedicó una mirada severa antes de volverse nuevamente hacia Shoko y recoger la bolsa del suelo “Ignóralo Shoko, aunque no lo creas él es el más preocupado de los dos” Satoru respondió con un ey mientras cruzaba los brazos y hacia un puchero al verse expuesto.

Tal vez fue el hecho de que no contestara la pregunta, incapaz de hablar por el nudo que se estaba formando en su garganta o la manera en la que los miraba de arriba a abajo, con una mezcla de esperanza, miedo, anhelo y tristeza mientras buscaba algún detalle que indicara que aquello no era más que otra alucinación o el hecho de que posiblemente se viera terrible con los ojos lloroso, el pelo desordenado, temblando y con un charco de vomito a un lado de la camilla, pero la expresión de ambos cambio a una de preocupación.

Si antes había creído que la posibilidad de haber viajado en el tiempo era demasiado, se había equivocado, el verlos ahí parados a ambos, aparentemente vivos y respirado, eso si era demasiado para soportarlo.

“¿Shoko?” la voz de Suguru era cautelosa y podía notar por su expresión que estaba buscando las palabras correctas para preguntarle si se encontraba bien, en otro momento posiblemente hubiera contestado con algún comentario sarcástico, pero ahora, Dios, como había extrañado su voz, como lo había extrañado a él.

Nunca se había permitido pensar mucho en Suguru luego de su deserción y aún menos después de su muerte, la última imagen que tenía de él, cubierto de sangre y sin un brazo tendido en una camilla, era tan diferente a la persona que tenía delante que no pudo evitar que el alivio la recorriera, se veía tan joven y su mirada estaba llena de vida, su rostro sin ojeras y la preocupación en su voz eran cosas que pensó que solo volvería a ver y escuchar en sus sueños; llorar parecía volver a ser una buena idea aunque esta vez por razones diferentes.

Intento levantarse de la camilla para acercarse a ambos y poder confirmar de una vez por todas que todo aquello no era una alucinación, que no era un sueño, que no era la técnica maldita de alguien, que eran reales, que todo esto era real, pero sus piernas decidieron no responderle y terminó cayendo de cara al suelo, por poco cayendo encima de su vomito.

Sus nariz dolía por el impacto, también le dolía el cuerpo y en especial las manos con las que había intentado frenar la caída, pero no importaba, solo era otra señal de que aquello no podía ser un sueño, no había manera de que todo ese dolor fuera producto solo de su cabeza, no había manera de que todo eso no fuera real.

“¡Shoko!” gritaron Satoru y Suguru en la puerta he inmediatamente entraron en el lugar para ayudarla a levantarse; cada uno la tomó de un costado y pudo sentir el calor de sus manos filtrase a través de la tela de su uniforme.

De manera lenta comenzaron a levantarla hasta logra sentarla en el borde de la camilla para luego buscar un par de sillas y sentarse al frente de ella ignorado por completo el vomito lo cual agradeció.

Podía notar la preocupación en el rostro de ambos mientras esperaban algún tipo de reacción por su parte y no podía culparlos por no saber cómo actuar, ninguno contaba con las mejores habilidades sociales y mucho menos emocionales para saber cómo actuar en una situación como esa, pero era tierno ver como una así intentaban estar ahí para ella.

Continuó mirándolos por unos segundos, analizado cada detalle, sus rostros, sus voces, sus expresiones, la ropa, la enfermería, buscado algo que le indicara que todo aquello era falso, aunque fuera la mas minima señal, pero todo estaba ahí, incluso detalles que no recordaba estaban ahí y antes de darse cuenta las lágrimas comenzaron a caer y su llanto se volvió incontrolable.

Satoru y Suguru se levantaron de sus asientos, asustados ante el repentino llanto, pero antes de que alguno pudiera hacer o decir algo Shoko ya se había lanzado encima de ellos en una especie de abrazo provocando que los tres cayeran al suelo.

Ninguno entendía que estaba pasado o que había provocado que de un momento a otro Shoko comenzara a llorar de una manera tan desesperada, aferrándose a sus uniformes con fuerza, como si tuviera miedo que si los soltaba pudieran desvanecerse en el aire.

Por unos minutos lo único que se escuchó en en esa habitación fueron los sollozos de Shoko mientras Suguru acariciaba su espalda y Satoru dejaba pequeñas palmadas, no muy seguro de estar haciendo lo correcto y tales acciones la hicieron sonreír.

Solo por este momento, se permitiría disfrutar de tenerlos a ambos entre sus brazos, vivos y respirado, ya luego se rompería la cabeza pensado en cómo era posible o si acaso todo aquello era real, por ahora, solamente dejaría salir todos aquellos sentimientos que por tantos años había ignorado y enterrado en su interior.

Notes:

Shoko solo quiere colapsar un ratito y disfrutar que sus amigos están vivos otra vez antes de volver a enfrentarse a la realidad, pobre de mi niña.

Espero tener la próxima actualización mas pronto, pero como ahorita entro a finales no prometo nada

Chapter 3: Aquí y ahora

Summary:

Así que se permitió ese momento, solo ese momento para volver a llorar, por todos los muertos que ahora respiraban, por las versiones de ellos qué tal ves nunca lleguen a ser, pero que ella había llegado a amar, por toda la mierda que había pasado y por la que iba a tener que tener que volver a pasar, porque definitivamente no iba a permitirse perderlos una segunda vez. Iba a cumplir la promesa que le había hecho a Satoru aunque que fuera lo último que hiciera.

Notes:

Holaaaaaa, definitivamente a pasado mucho tiempo desde que estuve por aquí, pero la vida y la universidad en general no me la ha dejado fácil estos últimos y he estado al viviendo al borde del colapso por un tiempo, pero hey lo importante es que volví y con un capitulo largo :D

También no se si lo notaron, no creo, pero quite algunas de las etiquetas y agregué otras, se van a ir agregando más conforme valla avanzando la historia para mantener el misterio y poruqe cambie un poco la historia estos últimos meses, lo que también me llevo a escirbir este capítulo como unas cinco veces, en fin disfruten.

EDIT: Si te metiste a esto cuando el formato era todavía un desastre dejame decirte que lo siento, hace mucho que no uso Ao3

Chapter Text

Todas sus emocione se removían en su interior de un lado a otro, luchando por ver quien seria la que ganadora, tal vez la felicidad de ver de nuevo con vida a sus amigos o la confusión y el miedo que parecían haber hecho una alianza al seguir sin entender lo que estaba pasando, tal vez la tristeza volvería a hacer un ataque sorpresa y superara a todas las demás como la ultima vez, aunque por ahora apostaba mas por el nuevo competidor inesperado, la vergüenza, el cual llegó después de ver como Suguru había comenzado a limpiar su vomito mientras le dedicaba una mirada compasiva. 

Quería decir algo, lo que fuera para intentar entender que estaba pasado o que había pasado, pero su cabeza se sentía pesada y su cuerpo no se sentía como suyo. Era como si alguien mas hubiera tomado el control de su cuerpo y ella no fuera más que un simple espectador de la extraña película que se estaba desarrollando al frente suyo. Como si fuera un video que grabaron de jóvenes reproduciéndose justo frente a ella. 

Satoru por un lado riéndose a carcajadas y tomando fotos en todos los ángulos posibles para, según sus propias palabras, inmortalizar el momento, por otro lado Suguru, limpiando tranquilamente mientras lanzaba uno que otro comentario en los cuales se escondían ligeras amenazas junto a un sonrisa divertida adornando su rostro y por último ella, en medio de ambos, disfrutando de su compañía y de sus bromas mientras agregaba las propias y reía con cada palabra. 

Solo que esta vez ella no reía, no añadía bromas porque cualquier palabra que quisiera decir moría en su boca y no reía porque su cuerpo se negaba a realizar cualquier cosa que no fuera concentrarse simplemente respira mientras revivía una y otra vez todo lo que había ocurrido hasta ese punto, intentado entenderlo, intentado ver si era real. 

Tal vez si hubiera sido Suguru o Satoru, Dios, incluso si fuera Nanami o Haibara hubieran logrado manejado mejor toda esta situación, actuado de manera diferente, con un plan claro desde el primer momento para averiguar que se supone que estaba pasando y asegurándose de estar realmente a salvo, en su lugar ahí estaba ella, llorando y temblando mientras que con cada segundo que pasaba se dejaba seducir más por la idea de que este escenario imposible que se desarrollaba ante sus ojos podía ser real. 

Que hacía menos de diez minutos no había perdido en sus manos a la ultima persona que le quedaba de la única época en su vida en la que fue realmente feliz, que aquella persona a la cual entre susurró y besos le había profesado su amor con la luna como su única testigo no le había dado la espalda justo cuando mas la necesitaba, que todos esos años llenos de culpa y dolor pensado en que pudo haber hecho diferente no fueron mas que un mal sueño, una pesadilla de la que por fin se había despertado. 

Se estremeció ante ese pensamiento. 

La idea sonaba tan fácil, tan… tentadora. Simplemente dejar todos esos recuerdos de lado y fingir que nada de eso había sido real, dejar atrás el peso de tantas malas decisiones y comenzar de nuevo, sin tanto dolor, sin tanta culpa… sin tanta sangre. La oportunidad estaba ahí frente a ella, servida en bandeja de plata caliente y lista para que la tomara, para que se diera media vuelta y descartara todo lo que había vivido por esa pequeña posibilidad de que toda esa fantasía fuera real. 

“¿Shoko?” La voz de Suguru la hizo estremecer, trayéndole de vuelta a la realidad, ambos la estaban mirado con preocupación y parecía que hacia bastante que habían dejado de reírse. 

“Lo siento… no estaba escuchando ¿Qué dijiste?”

Suguru le dedico una mirada preocupada y algo triste “Solo… nos alegra que por fin despertaras ¿Cómo te sientes?”. Antes de que pudiera abrir la boca para intentar contestar Satoru se le adelantó. 

“Vomitó y lloro apenas se despertó, claramente bien no se va a sentir, que pregunta mas tonta” 

“¡Satoru!” 

Otra pequeña discusión se volvió a desatar entre ambos, haciendo que volviera a quedar en segundo plano observando la manera infantil en la que peleaban y en ese momento lo supo, como si algo en su interior por fin hiciera click. 

No podía fingir que nada había pasado, no por algún tipo de código moral o algo de ese estilo que le exigía hacer lo que le prometió a su Satoru, Dios sabe cuando le gustaría simplemente fingir que esta era su realidad, pero no podía. 

No podía fingir ser la Shoko feliz e inocente de 16 años que se creía mejor que todos los demás, la que reía sin miedo al futuro, la que no paso noches de insomnio llorando por todo lo que había perdido, la que todavía tenía esperanza de poder cambiar la sociedad de Jujutsu… la que no tenia sangre de inocentes en sus manos. 

Simplemente no podía hacerlo, sabia que fracasaría enormemente si lo intentaba y tenia ganas de reírse de si misma por tan solo haberlo considerado, así que lo hizo. 

Primero fue pequeña, casi como un susurro, pero rápidamente fue creciendo hasta que unas fuertes carcajadas salían de sus labios, sus hombros temblaban y su cuerpo se sacudía con fuerza casi haciéndola caer nuevamente de la camilla. Lágrimas comenzaron a caer nuevamente de sus ojos y no estaba segura si eran de felicidad o triste, porque Dios, ella era tan estúpida. 

Sin importar si esto era real o sus recuerdos eran solo un terrible sueño, no quitaba el hecho de que ella lo había vivido y lo había perdido todo, que Haibara había muerto, que Suguru había desertado, muerto y su cadáver había sido profanado, que Satoru había muerto con sus manos metidas en sus entrañas, que Utahime la había traicionado, que a los superiores realmente nunca les importo ninguno de ellos mas allá que como activos para sus estúpidas guerras internas, que ella tenía tanta sangre en las manos como todos ellos, tratando heridas niños inocentes solo para volver a enviarlos a morir, que al final nada de eso importó porque de igual manera perdieron, perdieron y para este punto los pocos que quedaban posiblemente ya estén muertos. 

Quizá ella también este muerta. 

Logro abrir un poco los ojos logrando ver como Satoru y Suguru la miraban confundidos y algo aliviados al verla reaccionar y no pudo evitar llorar y reír con mas fuerza porque esos no eran su Satoru y Suguru, no eran las personas con las que pasó tantos momentos juntos, con quienes descubrió y experimentó tantas cosas nuevas que la formaron hasta convertirse en la adulta que era, o que fue, no eran la familia que había encontrado y elegido, tal vez lo serían en un futuro, no, definitivamente lo serían, pero no lo eran ahora y tal vez nunca seria la versión que ella recordaba de ellos, ojalá nunca se conviertan en esa versión que ella recuerda. 

Así que se permitió ese momento, solo ese momento para volver a llorar, por todos los muertos que ahora respiraban, por las versiones de ellos qué tal ves nunca lleguen a ser, pero que ella había llegado a amar, por toda la mierda que había pasado y por la que iba a tener que tener que volver a pasar, porque definitivamente no iba a permitirse perderlos una segunda vez. Iba a cumplir la promesa que le había hecho a Satoru aunque que fuera lo último que hiciera. 

 

“La perdimos, definitivamente se volvió loca” soltó Satoru con una voz divertida y una sonrisa en su rostro ante la escena tan inusual que se desarrollaba ante ellos mientras utilizaba todas sus fuerzas para no estallar en carcajadas también. La risa de Shoko era contagiosa. 

El golpe por parte de Suguru no se hizo esperar y eso fue suficiente para que las fuerzas del peliblanco flaquearan y también estallara en una sonora carcajada uniéndose a Shoko. 

Suguru intercalo su mirada entre ambos intentando entender que era aquello tan gracioso que los hacía reír hasta las lagrimas, pero entender a Satoru siempre había sido imposible y Shoko posiblemente se estuviera riendo de ellos como siempre, aunque realmente no estaba haciendo nada que mereciera esa reacción tan exagerada, así que suspiro derrotado ante su intento de entender lo que pasaba y se dejo caer junto a Shoko, dejándose llevar por las risas, comenzado a reír también. 

“Es bueno ver que al menos te sientes lo suficientemente bien como para reírte así” Shoko que todavía se retorcía de risa acostada en la camilla logro tranquilizarse lo suficiente como para mirarlo con una gran sonrisa mientras se limpiaba las lagrimas del rostro con ambas manos. 

“Me duele todo el cuerpo y la cabeza me da vueltas” A pesar de su afirmación la sonrisa en su rostro no flaqueo he incluso un par de risas más pequeñas escaparon de sus labios. 

La mano de Suguru se posó en su frente e instintivamente cerro los ojos. La sensación era cálida y reconfortante, como la caricia de una madre a su hijo antes de dormir. 

“Todavía tienes algo de fiebre, deberías volver a acostarte y descansar un poco más” Shoko llevo su propia mano a su rostro confirmando lo que había dicho Suguru, al parecer la confusión y el sentir la cabeza pesada, como si estuviera llega de ruido y aire caliente, no era solo por el shock de todo lo que estaba viviendo en tan poco tiempo. 

“Tal vez debería” asintió sintiendo como la emoción causada por reírse comenzaba a disminuir y cada pequeño movimiento que hacía para volver a acostarse en la camilla volvía a doler. 

“Yo quería divertirme un poco más” Se quejo Satoru haciendo un puchero y acercándose a ella para ayudarla a acomodarse. 

“Podemos hacer eso después, cuando Shoko se encuentre mejor, además tenemos que terminar de prepararnos para la misión y avisarle a Yaga que Shoko despertó” Inmediatamente se escucho un quejido y Satoru se sentó a su lado colocando su cabeza en su hombro. 

“No quiero ir, por qué tenemos que hacer lo que esos viejos bastardos quieren, son viejos, débiles, están seniles, nunca nos explican bien las cosas y siempre nos mandan de allá para acá como si fuéramos sus malditos perros bien entrenados…. debería morder a uno la próxima vez que los vea” Lo ultimo fue dicho casi en un susurro y no necesitaban verlo para saber que estaba frunciendo las cejas y que tenia un puchero enorme adornado su rostro. 

Suguru soltó una pequeña risita sacando un dulce de fresa de la bolsa que traía y desenvolverlo antes de ofrecérselo a Satoru, el cual sonrió complacido antes de abrir la boca tomando el dulce directamente de la mano de Suguru. 

“Lo hacemos porque somos los más fuertes y es nuestro deber proteger a los más débiles, Satoru” le revolvió el cabello a Satoru mientras lo decía “De los viejos podemos encargarnos una vez nos graduemos, seguro que algo se nos ocurrirá mientras estamos juntos, ¿No es así?”. Satoru asintió con emoción y con una sonrisa tonta adornado su rostro mientras se acercaba aún mas a Suguru abrazado su brazo. 

“Dios, había olvidado lo asquerosamente cursis que eran ustedes dos” En cuento las palabras terminaron de salir de su boca, inmediatamente su sonrisa se esfumó, remplazada por el medio de lo que aquella frase podía dejar entre ver si se les ponía la suficiente atención. 

Para su suerte lo único que obtuvo fue la expresión medio molesta y avergonzada de un Suguru completamente rojo hasta las orejas, Satoru seguía aferrado al brazo de Suguru con la misma sonrisa boba en su rostro, feliz mente inconsciente del posible significado de sus palabras. 

Decidió seguir el juego, seria extraño si ahora se retractaba o intentaba dar explicaciones de algo que nadie le pidió, además, su amistad siempre fue así, aunque ahora le costaba recordarlo bien si para el momento en el que se encuentra ya se trataban así. 

“Si ya terminaron de hacer” Toma un momento para señalarlos con ambas manos haciendo unos cuantos círculos en el aire lo que provoca que Suguru se pusiera mas rojo que antes a pesar de que pareces imposible. Shoko sonríe con suficiencia al ver su objetivo logrado. “…lo que sea que estén haciendo, me gustaría saber como fue que termine en la enfermería.” 

Como si esa hubiera sido su señal, Satoru sale de su pequeña burbuja, para mírala con una gran sonrisa, casi puede sentir la emoción burbujeando en su interior. Por otro lado Suguru suspira aliviado por el cambio de tema y porque Satoru no entendiera lo que Shoko estaba insinuando. 

“¿No lo recuerdas?” Ella niega y su sonrisa se ensancha soltando el brazo de Suguru y levantándose de la camilla como un resorte para quedar frente a ella. 

“¡Todo fue una completa locura!” Exclama con una gran sonrisa en su rostro que contrasta completamente con la seriedad con la que debería tomarse el tema. “Estábamos comiendo helado tranquilamente mientras caminábamos para ir a clases, aunque yo propuse saltárnosla eh ir a los juegos, lastimosamente ustedes no aprecian mis grandes ideas” su sonrisa disminuye un poco al decir esa ultima parte. 

“Pero bueno, supongo que fue lo mejor porque cuando ya casi estábamos llegando de repente caíste al suelo gritando, llorando, retorciéndote, murmurando cosas sin sentido y tu energía maldita se volvió completamente loca” su expresión era casi maníaca con es gran sonrisa en su rostro mientras contaba la historia como si fuera otra de sus misiones y no algo que potencialmente pudo poner su vida en riesgo. 

No tenia que voltearse para ver la mirada de desaprobación de Suguru por la forma en la que contaba lo ocurrido y si no conociera mejor a Satoru hasta podría ofenderse por el aparente poco aprecio que demostraba por su vida, pero lo había conocido por mas de diez años, así procesaba él las cosas, así que no dijo nada y dejo que continuara. 

“Todos en la escuela se asustaron” rio con fuerza “Pensaron que nos estaban atacando y activaron un montón de protocolos de defensas, incluso llegaron armados hasta donde estábamos, para que al final solo nos encontraron a nosotros intentado sujetarte, porque no dejabas de golpearte contra el piso, rasguñarte, llorar y gritar y no teníamos ni idea de que más hacer” Sintió como el miedo se filtraba en esas ultimas palabras y su mirada se perdía por unos segundos, como si su mente volviera a ese momento haciendo que su sonrisa flaqueara un segundo antes de sacudir la cabeza y volver a su expresión habitual. 

“Nadie entendía que pasaba y Yaga inmediatamente me pregunto que que fue lo que hice, lo cual fue muy grosero, no soy él responsable de todos los problemas aquí… solo de la mayoría” hizo un puchero, ofendió. Shoko soltó una risita y Suguru un bufido, al menos admitía que era un alborotador. 

“De todos modos, después de que Suguru me defendiera y le dijera que no teníamos idea de lo que estaba pasando, intento tomarte en brazos para llevarte a la enfermería y entonces… ¡PUM!” hizo un gesto exagerado con las manos para enfatizar el sonido. “Tu energía maldita se contrajo de golpe para después explotar en la explosión mas grande que he visto en mi vida. Todos salimos volando muy lejos, unos cuantos inculcó se desmayaron, incluso rompiste mis lentes y tu caíste inconsciente al piso, lo que nos trae a como terminamos aquí” 

Definitivamente tenia que empezar a enseñarle más a Satoru sobre todas las normas sociales y reglas no escritas que existían en la sociedad y que el claramente ignoraba con gusto, porque la manera en la que contó lo ocurrido, como si fuera la historia de algún libro, definitivamente no era la correcta. Demasiada información importante para que su cabeza y cuerpo cansado la procesaran y ya podía sentir el comienzo de una migraña formándose. 

“… ¿Cuanto tiempo estuve inconsciente” Ya tendría tiempo para procesar lo que le acaban de contra, por ahora tenia que saber exactamente cuando se encontraba. 

“Una semana” Suguru contesto sin mírala a los ojos guardando silencio un momento antes de continuar “Fue jodidamente aterrador….” Nadie dijo nada después de esas palabras, incluso la sonrisa de Satoru desapareció por completo, volviendo a su lugar a junto a Suguru en la camilla y apoyando su cabeza nuevamente en el hombro del contrario, no necesitaba que hablara para saber que estaba de acuerdo con esa afirmación. 

Era dolorosamente obvio que la situación los había afectado más de lo que dejaron ver en un inicio y como no iba a afectarlos. Su amiga cae de un momento a otro gritando y llorado de pura agonía hasta desmayarse, sin avisos ni advertencias, sin señales claras de que estaba pasado o porqué estaba pasando y luego entra en coma sin señales claras de cuando despertara. Definitivamente, jodidamente aterrador. 

“Lo siento” Las palabra salen de sus labios y pude ver por la expresión de ambos que no eran las palabras que querían oír, pero aun así tenia que decirlas, no por asustarlos con su desmayo, si no por no haber hecho suficiente antes. 

“No te disculpes, no es como si lo unieras hecho a propósito” Suguru le quita importancia a sus palabras con un gesto de su mano y por fin vuelve a verla a los ojos “Tu…. sabes por qué ocurrió” La pregunta fue hecha en voz baja, como si temiera que alguno de los perores escenarios que imagino se hicieran realidad. 

Siente las palabras en la punta de su lengua y tiene que morderla para asegurarse de no decir nada. Sabe que puede confiar en ambos, que sin importar lo impactante, ridículas e imposibles que suenen sus palabras ambos confiarían plenamente en lo que dice, no porque nadie tendría la imaginación para inventar una historia tan horrible como lo fue la vida que vivió, si no por el simple hecho de que era ella quien lo decía y así como ella confiaba con su vida en ambos, ellos también confiaban en ella de la misma manera. 

Pero esto era diferente, no podía obligarlos a cargar con el peso de las decisiones que habían tomado sus versiones adultas. Su corazón no soportaría ver las expresiones en sus rostros si decidía contarles todo aquello que habían hecho o dejado pasar, en especial la de Suguru. 

El solo pensar en decirle como había masacrado la aldea de su infancia por completo y que incluso sus padres y hermanos no se habían salvado de la carnicería que había causado ese día era simplemente impensable, aun más recordando que por esta época el pelinegro solía hablar con su madre mínimo una vez a la semana. 

No podía hacerlo. Definitivamente no lo haría. Sería cruel y contraproducente hacerlos cargar con tanto dolor si su idea era evitar ese futuro en especifico. Tal vez lo haga en algún momento, cuando necesite justificar su comportamiento extraño o cuando las coincidencias sean demasiadas como para seguir pensado que lo son, pero definitivamente no ahora cuando ni siquiera sabe qué día es y definitivamente no les dirá toda la historia, ella se guardara las partes más dolorosas para si misma, ese será su pequeño regalo para ellos, para Satoru, por darle la oportunidad de volver a verlos, de poder cambiarlo todo. 

Vuelve su atención a Suguru y niega con la cabeza “No lo se… tengo pequeños destellos de recuerdos de lo qué pasó, se que no comí nada raro y que definitivamente no fui atacada por nada ni nadie, pero en general toda mi cabeza está en blanco. No creo poder decir si quiera que día es hoy” 

“Yaga dijo que había una posibilidad de que no recordaras nada de lo qué pasó debido al trauma, así que no te esfuerces mucho por recordar o lo que sea que allá provocado la crisis puede volver a causar otra” La mirada de Suguru estaba cargada con tanta preocupación que hizo que se le revolverá el estomago y aun mas cuando estiro su mano para consolarla, porque ella definitivamente sabia que lo había causado, o al menos tenia una muy buena teoría al respecto, y estaba segura de que no iba a volver a ocurrir. 

Mentirle tan descaradamente en la cara la hacía que quisiera vomitar otra vez. 

“¿Ustedes saben por qué ocurrió?” “No realmente… se discutieron varias teorías, los poderes de alguna maldición o hechicero o los efectos de algún artefacto maldito, pero como ocurrió dentro de a barrera de Tengen rápidamente se descartaron la mayoría” Suguru explico despacio y algo cansado, como si parte de su mente todavía estuviera atada a esos días en los que estuvo inconsciente “…Al final los ancianos se quedaron sin ideas y decidieron que habías perdido el control de tu energía maldita y eso había causado la explosión y el coma era un intento de tu cuerpo por recuperar la energía maldita de manera segura” 

“Ah, entonces me echaron toda la culpa a mi… malditos bastardos” Ahora definitivamente estaba enojada y con aún mas ganas de golpear el trasero de esos vejestorios. Haría una fiesta sobre sus tumbas el día que Satoru se volverá a encargar de ellos. 

“¡Verdad que lo son!” Gritó indignado Satoru “Incluso cuando les dije que definitivamente había una señal de energía maldita desconocida ese día me ignoraron por completo” El puchero en su rostro se agrando al igual que su ceño fruncido. 

“Ignoran todo aquello que no los beneficia y barren lo que los perjudica debajo de la alfombra, nada raro en ellos” Murmuro todavía intentado reprimir su enojo que solo agradaba su dolor de cabeza. 

“Seguro tenían sus razones…” Ambos volvieron a ver a Suguru con una expresión que solo podía traducirse como «<em>¿De verdad lo crees?</em>» a la cual solo contesto puniéndose rojo de vergüenza y bajando la mirada. La inocencia de Suguru con respeto a que tan podrida estaba realmente la sociedad de Jujutsu tenia que cambian rápido si quería poder cambiar el futuro. 

“Ignorado la estupidez que Suguru acaba de decir” Satoru se aparato un poco de Suguru para mírala a los ojos y bajarse sus lentes oscuros “¿No tienes mas energía maldita que antes?” 

La pregunta la dejo confundida, podía sentir la energía maldita burbujeando bajo su piel y definitivamente sentía la misma cantidad que antes. Le había costado bastante llegar hasta ese nivel como para no notar si de repente tenia un aumento de energía. 

Estaba por responder cuando la realidad la alcanzo, no sentía ningún cambio en su energía porque esta era su energía de cuando tenia 28, una cantidad que definitivamente su yo de 16 años no tenía y no podía manejar, lo cual confirmo contando intento usarla y de repente todo comenzó a dar vueltas a su alrededor. 

La única razón del porqué no cayo al suelo fue por los rápidos reflejos de Satoru y Suguru que la agarraron antes de que se cayera. 

“Definitivamente… hay más…” Cada palabra fue pronunciada con dificultad y aguantado las nuevas ganas de vomitar que se apoderaban de ella. “

Creo que definitivamente es momento de descansar” Shoko asintió ante las palabras de Suguru, dejando que la manipularan hasta quedar acostada en la camilla con las sábanas cubriéndola. 

“Descansa Shoko, le avisaremos a Yaga que ya despertaste y que quitando lo de la perdida de memoria parcial todo esta bien. Vamos a ir a una misión en unos días así que no podremos venir a verte, pero no dudes en escribirnos” Las palabras de Suguru se escuchaban distantes y le costaba entender por completo lo que decía mientras luchaba con la oleada de sueño que la estaba invadiendo. 

Escucho como caminaban hacia lapuerta y se detenían un momento antes de cerrarla.

“Estamos muy felices de que por fin despertara” No pudo escuchar si dijeron algo más, pero la calidez de esas palabras la acompañó mientras se quedaba dormida.

Chapter 4: No soy especial

Summary:

“No soy especial, no tengo nada que justifique que yo este aquí. Solo paso porque un estúpido creyó en mi a pesar de todo, así que por favor… créeme, te lo suplico”

Notes:

Holi, ha pasado un tiempo desde que publique, pero estaba intentado salvar el semestre en la U para comenzar modulo el siguiente semestre. No lo logre, así que realmente no tenia ganas de hacer nada más que lamentar mi existencia durante un tiempo, pero ya estoy de vuelta :D y con un capítulo bastante largo, espero que lo disfruten <3

Les diría que posiblemente hayan capítulos más seguidos porque este semestre no llevo nada muy importante, pero me conozco y hay una gran probabilidad de que no cumpla

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Tres días, tres días es lo que le toma a Shoko por fin poder salir de la enfermería.

Tres terribles días en los que cada movimiento estaba acompañado por un fuerte dolor que la hacía retorcerse y cuestionar si realmente valía la peana salir de esa camilla; tal vez el dolor hubiera sido mucho menor si mientras estuvo en coma alguien hubiera realizado algún tipo ejercicio de estimulación para prevenir cualquier tipo de daño o entumecimiento tanto a nivel físico como sensorial, pero no.

Al parecer, una semana era muy pronto para comenzar a pensar en las consecuencias a largo plazo que podía tener su cuerpo al estar en una misma posición durante tanto tiempo y el hecho de que ella fuera la única con conocimiento médico en todo el colegio no hizo nada por mejorar la condición de su cuerpo. Esos viejos bastardos solo la dejaron ahí en una camilla conectada a un suero, negándose a darle atención medica real porque «Nadie podía enterarse de lo sucedido» y esperando que se recuperara mágicamente. Pura mierda y escusas baratas en su más sincera y humilde opinión.

Realmente los odiaba y aún mas porque cuando por fin se despertó, los malditos ni siquiera se dignaron a venir a verla en persona después de que Yaga les informara que había despertado, solo enviaron una carta en la que se quejaban por su supuesta imprudencia al perder el control de energía maldita y que se recuperar rápido ya que tuvieron que mandar a Satoru y Suguru a una misión de rescate sin el apoyo médico adecuado.

Ella definitivamente haría una fiesta el día en que murieran.

Quería estar igual de molesta con Yaga por permitir ese nivel de negligencia y no hacer algo por su cuenta, no seria la primera vez que hacia algo así, pero Yaga ya le había demostrado durante los últimos años que él no iba a actuar directamente en contra de los ordenes de los superiores, por más en desacuerdo que estuviera, a menos que la vida de alguien estuviera en un peligro inminente, así que simplemente se sentía decepcionada por esperar algo de alguien que sabe muy en el fondo sabe que no va a cambiar.

Esperaba que la charla que estaba por tener con él demostrara que estaba equivocada, que Satoru hubiera visto algo en Yaga durante su tiempo como profesor que ella no cuando le dijo que lo buscara y que la ayudaría si le contaba lo que había pasado.

No pudo evitar soltar un suspiro cansada, realmente esperaba que la charla saliera bien porque definitivamente extorsionar a Yaga con la existencia de Panda no sonaba como la mejor manera de comenzar su sociedad para evitar una guerra y posiblemente el fin del mundo como lo conocían.

Soltó otro suspiro y se detuvo un momento observando aquel pasillo y aquellos paisajes que hacia años sólo vivían en su memoria y que ahora volvían a ser su realidad. Todavía le costaba creer que realmente había vuelto al pasado y cada vez que cerraba los ojos el miedo la invadía, ya fuera porque temía que al abrir los ojos se diera cuenta que efectivamente todo no había sido mas que un sueño o por culpa de las constantes pesadillas que la atormentaban desde que aterrizo en el pasado.

Solía despertar en medio de gritos, envuelta en sudor, llorando y temblando por culpa de alguna pesadilla que la dejaba tan nerviosa que le era imposible volver a dormir, lo cual era malo ya que de por si no dormía mucho y ahora definitivamente lo hacia menos, lo cual no ayudaba con su recuperación y solo empeoraba el dolor de sus articulaciones, músculos y las ocasionales migrañas que la atormentaban desde que decidió que estudiar medicina y depender puramente de su energía positiva para sobrevivir era una buena idea.

Quiere matar a su yo del pasado por comprometer su salud física con tal de poder terminar antes la carrera de medicina y obtener su título. En retrospectiva había sido una terrible idea, no solo porque ahora es consiente de lo irresponsable y peligroso que era remplazar cualquier necesidad humana básica por energía positiva, un café, un cigarrillo y una siesta de dieciséis horas, sino porque debido al aumento de energía maldita en un cuerpo que claramente no estaba acostumbrado a manejar ese nivel de energía, ahora no podía utilizarla libremente sin correr el riesgo de volver a desmayarse, vomitar o las dos a la vez. El pensamiento la hizo estremecer, odiaba vomitar.

Por lo tanto no le quedo más opción que recusarse a la antigua y maldecirse una y otra vez mientras prometía que en cuanto se recuperara lo suficiente le pediría a Suguru que la entrenara para tener mas resistencia porque no estaba dispuesta a volver a pasar por algo así otra vez.

Si se aprovecho que nadie venia a verla a la enfermería para subir su dosis de analgésicos y de vez en cuando forzar a su cuerpo hasta el limite para intentar controlar la nueva cantidad de energía que ahora tenía, eso será algo que quedaría entre ella y el balde de vomito que Suguru dejo antes que irse y que definitivamente uso más de lo que está dispuesta a admitir.

Lo importante era que al menos había logrado caminar sin sentir un sufrimiento constante y podía utilizar un poco de su energía maldita sin sentir que todo a su alrededor le daba vueltas.

«Pequeñas victorias» Se repitió esas palabras mentalmente, tenían que concentrase en las pequeñas victorias y no en todo lo que podía salir mal o podría perder la cabeza.

Soltó otro suspiro y retomo su camino hacia la oficina de Yaga y sacó por última vez la lista que había hecho para repasar todo antes de entrar.

No era una lista muy detallada, apenas lo básico que le había dicho Satoru junto a algunos puntos más de cosas que ella sabia y ordenada de forma cronológico para saber a que tenía un ponerle más atención y de que podía encargarse más adelante.

Definitivamente los puntos más difíciles de abordar seria el de permitir que Amanai y Yuji vivieran.

Por mas que ambos no fueran mas que victimas inocentes de un retorcido juego del cual ni siquiera sabían que estaban participando, cómo podía justificaba que Tengen no se funcionara con su recipiente cuando, en retrospectiva, lo mejor era que lo hiciera o cómo podía abogaba por mantener a Yuji con vida cuando su muerte eliminaría de raíz la posibilidad de que Sukuna reviviera y evitaría una gran cantidad de muertes si se volvía a dar el incidente de Shibuya.

Sacudió la cabeza intentado alejar esos pensamientos, había prometido que intentaría salvarlos y eso es lo que iba a hacer, no solo por la promesa a Satoru, sino porque ella también creía que sacrificar a niños inocentes estaba mal en todos los sentidos posibles, sin importar que en retrospectiva fuera el camino más fácil.

Suspiro nuevamente, de todos modos siempre le habían gustado los retos. Sacó un lapicero de su bolsillo y elimino el punto sobre Yuji de la lista, lo mejor seria no mencionarlo y concentrase solamente en Amanai por el momento, ya vería que hacer con el asunto de la pequeña bola de sol rosada en el futuro.

Guarda la lista otra vez en su bolsillo y tomar una ultima respiración profunda en un intento algo lamentable de dejar salir todos sus nervios antes de tocar la puerta de la oficina de Yaga. Dio tres golpes a la puerta y espero.

“Adelante” La voz de Yaga sonó del otro lado y su mano tembló al abrirla. Ya no había vuelta atrás.

La puerta se abrió con un pequeño chirrido y entró lentamente. Yaga estaba en su silla rodeado de montañas de papeles con una expresión de absoluto cansancio y derrota mientras sostenía su teléfono entre el hombro y la oreja y tomaba notas en una pequeña libreta, podía notar como murmuraba algo que sonaba entre una disculpa y una excusa antes de dejar caer el teléfono a la mesa por el grito que sonó desde el otro lado de la línea. Hasta ella se estremeció.

Lo vio volver a tomar el teléfono rápidamente para continuar con la conversación, pero al parecer la persona al otro lado ya había colgado, el suspiro que soltó fue de pura derrota. Shoko entendió el sentimiento y se lamento porque definitivamente la conversación que estaban por tener no lo pondría de un mejor humor.

“Profesor Yaga… ¿Esta todo bien?” La pregunta era más por cortesía que por otra cosa ya que era obvio que el pobre hombre necesitaba un descanso de manera urgente, pero ella no era Satoru como para ignorar completamente las normas sociales, además considerando la bomba que estaba por soltarle, tener un poco de cortesía básica era lo mínimo que podía hacer y si realmente estaba demasiado ocupado… tal vez la conversación podría esperar unos días más.

Definitivamente no era porque todavía no sabia si sería capaz de hablar de lo que había vivido sin ponerse a llorar.

Yaga le contesto con otro suspiro cansado y con un gesto de la mano la invito a sentarse en la silla frente a él mientras servia dos tazas de té. Ella aceptó.

“Todo está bien Shoko, es solo…” soltó otro pequeño suspiro y se presiono la sien, posiblemente por el dolor de cabeza que le causaba toda la situación. “Es solo Gojo y Geto haciendo de las suyas otra vez, pero no te preocupes no es nada grave… esta vez”. Shoko tarareo en reconocimiento y una sonrisa divertida se dibuja en su rostro, siempre era algo relacionado con ese par.

“Me alegra mucho que vinieras a verme” dijo cambiando de tema y enderezándose en su silla para mírala directamente a los ojos. “Estaba a punto de ir a buscarte. ¿Cómo te has sentido estos días? ¿Has vuelto a tener problemas con tu energía maldita o con tu técnica ritual? ¿Has estado comiendo y durmiendo bien?” El tono en las preguntas de Yaga era suave y se atrevía a decir que casi paternal, tanto que no pudo evitar que una calidez se asentara en su pecho.

De cierta manera Yaga si había cumplido ese rol de figura paterna para ellos, más para Satoru y ella que para Suguru. Aunque definitivamente había cometido algunos errores, era el único que se preocupaba por ellos y los apoyaba, más de lo que sus propios padres nunca lo habían hecho. Lo cual no era muy difícil considerando que Satoru no hablaba con sus padres o nadie de su familia por voluntad propia, ella apenas lo hacia y aunque Suguru si lo hacia con regularidad no podía hablar con ellos libremente sobre cosas relacionada con la hechicería, lo que actualmente era gran parte de su vida.

Tal vez por eso Satoru le había dicho que confiara en él, puede que no haya tomado las mejores decisiones la primera vez, pero fue él único que se preocupo por ellos de manera sincera y eso era suficiente por ahora. Tenía que ser suficiente. Ella necesitaba a alguien que creyera en ella, no creía poder hacer esto sola.

“Todavía me duele algo el cuerpo por estar tanto tiempo acostada, pero estoy mejor y ya puedo usar mi energía maldita” dijo con calma, dejando que le taza de té le calentara las manos y disfrutando de los últimos segundos de calidez y normalidad antes de soltar la bomba.

“Me alegra oír eso Shoko” dudo un momento antes de continuar “Los superiores quieren que te reintegres a tus deberes lo más rápido posible, pero lo mejor es que te tomes tu tiempo, todavía no sabemos que fue lo que ocasiono que tuvieras ese colapso y prefiero que te recuperes completamente antes de que vuelvas. No quiero que vuelvas a pasar por algo como eso otra vez” le regalo una sonrisa y la calidez en su pecho volvió a crecer “También, si necesitas algún cambio cuando te reintegres, ayuda con alguna materia, reducción en tus horas de practica o descansos mas largos entre misiones no dudes en decírmelo, haré lo que pueda para conseguirlo”

Shoko sonrió y asintió ocultado su sonrisa detrás de la taza de té mientras tomaba otro sorbo, una cosa era saber que se preocupaban por ella y otra que se lo dijeran directamente. La hacia sentía querida, vista más allá de una técnica ritual valiosa para la sociedad de Jujutsu, como si ella como persona realmente importara, al menos para Yaga. Tal vez la conversación terminara bien después de todo.

“Gracias, yo… de hecho quería hablarte de algo” sus palabras llaman la atención de Yaga que deja a un lado su taza de té y la mira con atención “Yo… creo saber por qué colapse” los ojos de Yaga se abrieron con sorpresa ante sus palabras y puede verlo acomodarse mejor en su silla antes de hablar.

“¿Quieres contarme por qué pasó? Nosotros no logramos dar con la razón exacta que provocó tu colapso y como sabes los superiores al final lo catalogaron como un perdida del control de tu energía maldita debido a un mal manejo de la misma” frunció el ceño ante lo último, claramente en desacuerdo con la decisión tomada “Si tienes alguna idea que nos ayude a aclarar esta situación seria de gran ayuda para evitar que algo así te vuelva ocurrir o que le ocurra a cualquier otra persona”

La voz de Yaga era suave y tranquila. En sus ojos se nota que realmente estaba dispuesto a escuchar lo que estaba por decir y a hacer cualquier cosa para evitar que ella o cualquier otra persona pasara por algo como lo que ella experimento, pero aún sabiendo todo siente sus nervios a flor de piel ante las siguientes palabras que tienen que salir de su boca y se aferra aun más a la taza en sus manos.

“Si, yo… me encantaría ayudar… solo” siente su cuerpo comenzar temblar y baja su mirada al té en sus manos, como si ese liquido verde pudiera darle las fuerzas que necesita para hablar. Sabe que tiene que hacerlo, que atrasarlo mas solo empeorara las cosas, pero su cuerpo se resiste a hablar, como si decirlo en voz alta lo hiciera todo mucho mas real, más permanente.

Siente una mano en su hombro y brinda por la sorpresa casi derramando el té. Yaga esta a su lado, con una rodilla en el suelo para quedar a su altura y con una mirada de preocupación en su rostro. No se dio cuenta en que momento se había levantado.

“Shoko, sea lo que sea que haya pasado puedes decírmelo. Haré lo que este en mi poder para ayudarte” Puede notar preocupación en la mirada de Yaga, por mas que este intente ocultarla bajo una apariencia calmada, y presiona su hombro como si intentara trasmitirlo seguridad con tan solo su presencia.

¿Dónde estaba ese apoyo cuando ellos lo necesitaba? ¿Dónde estaba cuando Suguru se consumían en silencio? ¿Dónde estaba cuando a Satoru lo utilizaron como nada mas que un arma sin descanso? ¿Dónde estaba cuando ella se quedo sola hundida en alcohol y cigarrillos?

Cierra los ojos y suspira. No puede dejarse llevar por esos pensamientos ahora. De nada sirve ahora pensar en todo lo que Yaga no hizo por ellos en ese entonces. Necesita concentrarse en lo que esta dispuesto hacer por ellos hora y para eso necesita hablar por mas que le queme por dentro hacerlo.

“Prométeme que me creerás, por mas que suene imposible, prométeme que me creerás” su voz suena desesperada y casi deja caer la taza de té mientras la dejaba en el escritorio y se volteaba para quedar cara a cara con Yaga.

“Lo prometo” la voz de Yaga es fuerte y segura, como si no tuviera duda en las palabras que ella estuviera por decir y se aferra con fuerza a la posibilidad de que así sea.

“Creo que yo… viaje en el tiempo… se que suena loco, pero es la única explicación que tengo para este montón de recuerdos que tengo de cosas que no han pasado e información que yo no debería saber, pero que de alguna manera se y no estoy segura de cómo funciona todo esto del viaje en el tiempo, pero te juro que es verdad” el silencio que sigue después de su confesión y como la presión en su hombro disminuye es la única repuesta que necesita: Yaga no cree en lo que dice.

“Shoko…” comienza Yaga e intenta quitar la mano de su hombro, pero ella lo detiene tomando su mano con fuerza.

“¡No! ¡Lo prometiste! ¡Prometiste que me creerías!” su agarre en la mano de Yaga aumenta y se aferra a ella como si su vida dependiera de ello y baja la cabeza para que no vea como sus lagrimas amenazan con desbordarse.

“Se que es difícil de creer, que suena como una locura o un invento, pero te juro, por lo mas sagrada en lo que creas, que lo que digo es verdad y tienes que creerme porque te necesito” sus lagrimas comienza a caer manchando sus manos y la de Yaga. “Te necesito porque yo sola no puedo hacer nada, no tengo una técnica lo suficientemente fuerte para proteger a quienes me importan, no vengo de un gran clan que respalde cualquier acción loca que haga y no soy una súper genio como para crear un plan que nos salve a todos, es más, es un milagro que no haya perdido la cabeza en estos tres días después de todo lo que he visto y vivido” hace una pausa sintiendo su voz quebrase un poco e inconscientemente baja su tono.

“No soy especial, no tengo nada que justifique que yo este aquí. Solo paso porque un estúpido creyó en mi a pesar de todo, así que por favor… créeme, te lo suplico” su voz se quiebra al final y sus lagrimas siguen saliendo sin control, tiene miedo de que al levantar la mirada se de cuenta que Satoru se equivoco con respeto a Yaga y que le toque enfrentar todo esto sola. Aún así que se aferra a la esperanza de que las palabras de Satoru sean verdad y levanta la cabeza lentamente.

Su esperanza se hice trisas con tan solo una mirada.

Yaga no le cree. Puede verlo en sala manera en la que la mira con una mezcla de tristeza, pena, compasión y sobre todo con escepticismo. Ella odia cada segundo que él la mira de esa manera.

“Shoko… se que tener de compañeros a Geto y Gojo puede ser algo… desafiante, pero compararte con ellos solo…” la voz de Yaga se va apagando cada vez más hasta que deja de escucharla por completo y el mundo a su alrededor comienza a difuminarse hasta que no se siente mas que una espectadora de su propia vida, ajena a todo lo que está pasando, como si fuera la historia de alguien más y no la suya.

Todo su cuerpo se siente pesado y sus emocione la inunda por completo haciéndola sentir confusa y desorientada, perdida en los recuerdos del pasado, futuro y su actual presente los cuales se mezclan hasta que ya no sabe que se supone que esta viendo o viviendo.

Las lagrimas todavía bajar por sus costados, pero no emite ningún sonido. No tiene fuerza para hacerlo, no tiene la fuerza para nada, solo siente un enorme vacío en el pecho y una gran decepción recorrerla.

Decepcionada por permitirse depositar su esperanza en alguien que ya le ha demostrado, varias veces, que ellos nunca serian realmente su prioridades, si tuviera suficientes fuerzas hasta se reiría de ella misma por ser tan ingenua ¿Qué le hizo pensar que le creería? ¿Por qué seria ella la excepción a la regla?

Su fe ciega en Satoru debe estar nublando su juicio o tal vez la versión de Yaga en la cual Satoru había depositado su fe todavía no existía, así como todavía no existían las versiones de Satoru y Suguru que ella recordaba.

El pensamiento la hace encerrarse más en si misma. Ella esta sola… otra vez, lidiando con los trozos y la mierda que lo demás dejaron. Las versiones de sus amigos, los que quedaban, todavía no existen y puede que nunca lo hagan y la única persona en la que creyó poder confiar para no volverse loca intentado arreglar todo este desastre ni siquiera le dio el beneficio de la duda. Ni siquiera se digno a escuchar sus palabras antes de descartarlas cómo que ¿Celos? ¿Hacia Satoru y Suguru? El pensamiento por si solo era tan ridículo que si tuviera fuerzas se estuviera riendo a carcajadas, pero en este momento solo hacia que la decepción que sentía aumentara. Yaga debía tener una opinión terrible de ella si pensaba que inventaría algo así por algo tan bajo como los celos.

Siente la boca amarga. Realmente mataría por un cigarrillo y un trago ahora mismo. Tal vez se ahogaría en alcohol y nicotina durante unos días y luego volvería a intentar averiguar que puede hacer por su cuenta, lo cual está segura que es casi nada.

No tiene la fuerza suficiente para imponer su voluntad, no tiene el respaldo de nadie que le de pesos a sus palabras y no tiene todas las piezas del rompecabezas que es el futuro como para armar un plan competente. No tiene nada ni a nadie. Esta sola, otra vez, sola como siempre. Sola porque nadie a encontrado una razón suficiente para quedarse a su lado, ni siquiera ella.

Lo único que puede hacer es advertirles, tal vez quedando como una loca en el proceso, y luego enfrentarse a preguntas que no esta segura de querer o poder responder cuando estas advertencias se cumplan.

Tal ves simplemente debería decirles todo a Satoru y Suguru. Arrastrar a ambos a las aguas pantanosas y podridas que son el futuro, llenas de cadáveres, arrepentimientos y palabras no dichas, solo para no ahogarse ella sola. Después de todo Satoru la había arrastro a ella al futuro sin ningún tipo de advertencia, obligándola a lidiar con toda esta mierda sola.

Le gustaría saber qué pasó por la mente de Satoru cuando decidió enviarla a ella y no a él al pasado. Siempre había sido un desastre para cuidarse a ella misma y se volvió aún peor después de la partida de Suguru y el no tan sutil distanciamiento de Satoru. ¿Qué le hizo pensar que ella podría con una tarea de ese nivel si la sola partida de ambos la había desestabilizado por completo? Maldito loco.

Su cabeza comenzaba a palpitar, realmente necesitaba ayuda para enfrentar todo lo que estaba por pasar o se derrumbaría antes siquiera de poder hacer un cambio importante. No se cree capaz de lograrlo sola, no en este momento en el que todo sigue tan fresco en su mente, en el que si se enfoca lo suficiente todavía puede sentir sus manos manchadas con la sangre caliente de Satoru, escuchar sus últimas palabras y ver esa maldita sonrisa y esos ojos que la miran con tanta esperanza.

Como le gustaría poder tomarse un momento para llorar a aquellos que perdió y qué tal vez nunca recupere, pero no puede. No puede porque todo el maldito mundo depende de ella y este no se va a detener solo porque ella quiera llevar su duelo como una persona normal porque ¡Sorpresa!, nada e su maldita vida ha sido nunca normal.

Necesita decirles a Satoru y Suguru. Ya no era una opción ocultarles lo que esta pasando. No puede pasar por todo esto sola otra vez. Los necesita ahí con ella para asegurarse que no colapse mientras intenta arreglarlo todo. Necesita saber que si cae va a haber un par de manos extendidas hacia ella para levantarla.

Claro, no piensa decirles todo la verdad, solo una versión menos oscura y más sutil de lo que había pasado. Por mas que lo haya pensado nunca los arrastraría con ella. Si había viajado al pasado era para crear un futuro mejor y no para hacer que ambos cargaran con arrepentimientos por cosas que nunca hicieron o dijeron y con sangre que nunca derramaron. Ella se encargaría de protegerlos para que no tuvieran que volver a cargar con ese peso. Les debía el intentarlo por mas que dentro de ella supiera que tarde o temprano tendría qu decirles toda la verdad.

Por ahora, se dejaría para si misma el hecho de que viajo en el tiempo, podía inventar una pequeña mentira que la ayude a evitar preguntas que no pueda o quiera contestar.

Puede decir que desde que despertó había comenzado a tener sueños raros. Sí, eso sonaba bien, era lo suficientemente ambiguo como para evitar preguntas peligrosas y le daba el suficiente margen de maniobra como para solo revelar lo que fuera necesario. Ojalá lo hubiera pensado antes, seguro que con esa mentira la charla con Yaga hubiera salido mejor.

Seguramente Satoru y Suguru se burlen de ella en un inicio al sugerir algo tan ridículo como sueños proféticos, pero luego la escucharían, harían preguntas y luego la ayudarían con una que otra burla en el camino, porque así eran ellos, antes de que todo se fuera a la mierda, siempre dispuestos a ayudarse entre si sin importar que tan ridículo, estúpido o peligroso fuera la petición, siempre estaban ahí dispuestos a hacer lo que hiciera falta.

Ojalá esa disposición a ayudarse sin importar que hubiera sido igual a su disposición a pedir ayuda cuando algo los sobrepasaba, tal vez así muchas cosas hubieran sido diferentes. Pero viviendo en un mundo el cual los obligaba volverse más fuertes si quieran sobrevivir y en el que demostrase cualquiera tipo de debilidad era una sentencia de muerte, algo como aprender a pedir ayuda simplemente no una de sus prioridades, más aun cuando la única persona en la que podrían apoyarse para algo así los había decepcionado repetidamente.

Había sido ingenua al dejarse llevar solo por las palabras de Satoru y el mundo que este había comenzado a crear poco a poco desde que se convirtió en profesor, un mundo un poco más amable y con un poco más de esperanza para las nuevas generaciones, antes de que Kenjaku pusiera en marcha su plan y casi todos murieran. Un mundo diferente al que ella había tenido que vivir cuando era adolescente.

Su mundo era frío y duro, sin nadie que velara realmente por ellos, obligados a enfrentarse a la realidad de lo que significaba ser un hechicero demasiado pronto, a fortalecerse rápido si no querían ser desechados y a madurar demasiado pronto si es que quería tener una oportunidad de vivir más allá de los veinte.

Esperar el apoyo de Yaga había sido inútil desde el inicio, tal vez si hubiera sido enviada después de la muerte de Haibara o la deserción de Suguru Yaga había estado dispuesto al menos a escucharla si eso significaba evitar alguna otra tragedia.

No tenía sentido insistir para que le creyera, solo perdería tiempo que no estaba segura de tener. Tenía que ser más inteligente desde ahora, más consciente de donde se encontraba y claramente saber manejar mejor la información que tenia sobre el futuro para su beneficio.

“Se acerca de Panda” sus palabras salieron frías, dejando atrás todo el nerviosismo y fragilidad que había mostrado antes. Sus ojos todavía lloraban, pero serían las ultimas lagrimas que se permitiría derramar por alguien que no fueran sus amigos.

Yaga detuvo su discurso de golpe, sus hombros se tensaron, su ojos antes comprensivos y escépticos ahora reflejaban miedo y desconcierto, como si nunca hubiera esperado que esas palabras salieran de su boca. Incluso puede jurar que vio a algunos de los peluches de la oficina moverse abruptamente en su dirección.

“No se de qué hablas Shoko” su voz salió plana y sin emoción, como si Shoko no acababa de revelar algo que ponía tanto en riesgo su carrera como su vida entera, pero la tensión en su postura seguía ahí junto a un ligero temblor en sus manos que disimulo bastante bien.

“No necesitas mentir” Shoko se acomodo mejor en la silla y se estiró hacia adelante para quedar más cerca de Yaga “Ambos sabemos perfectamente de que estoy hablando y de quienes esta hecho Panda” hizo especial énfasis en el quienes y no puedo evitar sonreír al ver como los ojos de Yaga se abrían con sobrepasa y apartar la mirada al entender a que se refería.

Sabe la importancia de lo que acaba decir para Yaga y que presionarlo más sería contraproducente, así que lo deja ahí, en silencio, analizando sus palabras hasta que escucha un suspiro pensado y lo ve levantarse. Yaga le dedica una última mirada, puede ver una mezcla de entre miedo y nervios en sus ojos, y camina de vuelta a su silla donde abre una de sus gavetas inferiores y saca una botella de ron.

No puede ocultar su cara de sorpresa al reconocer la botella, recuerda haberla robado junto a Satoru y Suguru cuando eran adolescentes para tomar dentro de la escuela y como Yaga los atrapo después porque Satoru estaba demasiado borracho. Al parecer todavía no lo habían hecho. Su sonrisa se borra. Otro recuerdo que nunca existirá en esta línea de tiempo.

Yaga abre la botella y se sirve un trago en su taza de té y luego con un gesto le ofrece una trago a ella. Shoko acepta y Yaga deja caer un trago en su taza antes de sentarse. Ambos permanecen en silencio y Shoko agradece el ligero ardor en su garganta cuando da el primer sorbo y siente como su mete se despeja un poco. La mezcla entre el té y el ron es bastante agradable, tal vez si debería volver a robar esa botella, si es que queda algo para cuándo termine se conversación con Yaga.

“Entonces… ¿Viaje en el tiempo?” pregunta Yaga rompiendo el silencio. Ella solo asiente, todo esto esta siendo agotador.

“…Bien” Yaga asiente aceptando sus palabras por fin, aunque después de lo que revelo, no cree que tuviera otra opción le creyera o no.

“¿Cuánto tiempo?”

“Doce años, tenia veintiocho cuando Satoru me envío de vuelta y si no me equivoco ahora debo de tener dieciséis” toma otro trago y Yaga asiente, analizado sus palabras.

“¿Qué pasó?” Esa pregunta tiene tantas respuestas que podrían hablar durante todo el día sobre todo lo que los llevo hasta esta situación y aun así no terminar. Ni siquiera sabe realmente por donde empezar, no es como si hubiera un punto exacto en el que todo salió mal cuando desde un inicio nada estuvo bien.

Toma todo el contenido de su taza de un trago y agarra la botella para servirse otro. Yaga la mira como si quisiera protestar, pero no la detiene, tal vez el descubrir que su alumna de dieciséis tiene veintiocho años mentales lo hace dudar de su autoridad como profesor.

“Todo se fue a la mierda” dice al final, porque es la mejor manera de resumir todo lo que había pasado “Estábamos en medio de una guerra en Shibuya. Un grupo de usuarios malditos y maldiciones atacaron el lugar y comenzaron a matar civiles. Su objetivo era… fusionar Tengen con toda la humanidad para forzar su evolución”

Ve como Yaga se tensa, como su expresión se llena de miedo ante el futuro que sus palabras describen y lo ve beber de golpe todo el contenido de su taza antes de estirarse para tomar la botella y servirse otro trago.

“Los superiores mandaron a todos los hechicero competentes al frente, yo estaba en la retaguardia curando a cuantos heridos aparecieran así que realmente estaba al tanto de lo que estaba pasado en tiempo real allá afuera más allá de lo que me decían los heridos si es que podían hablar, pero… en cuento vi a Satoru entrar en una camilla prácticamente partido a la mitad supe que no íbamos a ganar” Yaga se sorprende y ella solo asiente antes de tomar otro trago. Siente sus ojos cristalizarse y lucha contra las ganas de llorar al saber lo que sigue.

“Lo intente, te juro que lo intente, pero… había tanto daño y el desgraciado de Gakuganji no dejo que Utahime me ayudara y yo… y yo estaba sola, sin poder moverme, con mis manos metidas en su abdomen reparando toda tan rápido como podía mientras Satoru se desangraba y… y yo no iba a lograrlo, Satoru también lo sabia. Comenzó a hablarme sobre todo, pensé que solo quería desahogarse antes de… antes de…” su boca se niega a pronunciar esas palabras “Pero entonces se disculpo y dijo que confiaba en mi. Yo no entendía a que se refería hasta que hizo algo con su energía maldita y yo desperté aquí”

Esta llorando para cuando termina de hablar y su taza está nuevamente vacía. Yaga se queda en silencio, con una expresión seria en su rostro mientras la mira fijamente analizando cada una de las palabras que dijo y aquellas que no. Esta segura que ya intuyo que él también este muerto, ya que no habría otra razón por la cual Gakuganji le estuviera dando ordenes.

“Te creo” dice al fin Yaga rompiendo el silencio y siente esas palabras con un soplo de aire fresco. Una parte de ella todavía temía que no hubiera sido suficiente. “Todo lo que me has contado es… demasiado para ser una mentira o alguna clase de trampa. Incluso sabes de la existencia de Panda”

Shoko le dedica una media sonrisa “Siento haberte amenazado” No lo siente realmente, pero siente que le debe una disculpa por el mal rato que lo está haciendo pasar. Ella también se merece una, pero la pedirá en otro momento.

Yaga descarta su disculpa con una pequeña sonrisa y un moviente de su mano indicándole que no se preocupe por eso y luego se queda mirando su taza durante un momento, como si se debatiera entre decir algo o no, hasta que levanta la cabeza y habla.

“Panda… él… ¿Él será feliz?” Yaga pregunta con miedo, como si una parte de el no quiere saber la repuesta. Shoko solo puede sonreír, porque claramente de entre todas las cosas que puede preguntar sobre el futuro su primera pregunta es acerca de Panda.

“Lo será, tendrá grandes amigos que lo verán con un compañero, alguien valioso y no solo como una herramienta o un cuerpo maldito” Yaga suspira aliviado ante sus palabras y una sonrisa paternal se instala en su rostro. Ella no siente celos, no lo hace, es solo su dolor de cabeza extendiéndose hasta su corazón.

“Si decidiste contarme todo esto es porque hay algo que puedo hacer, así que adelante ¿Cómo puedo ayudarte?” Agradece que Yaga no le pida más detalles del futuro a pesar de lo vaga que fue con respeto a la guerra y todo lo que llevo a ella porque en este momento no se cree capas de habla más acerca de eso. Saca la lista que había hecho y se la entrega a Yaga.

“Es una lista con lo principal, cosas que me dijo Satoru y otras cuantas que yo agregué. Esta ordenada de forma cronológica, así que…” Yaga la detiene, tiene una expresión nerviosa en el rostro y no puede evitar tener un mal presentimiento al respecto.

“¿Por qué esta aquí la misión de proteger y escoltar al Recipiente de Plasma Estelar?” pregunta y puede sentir una ligera desesperación en sus palabras.

“Un asesino logro infiltrase en la escuela, Toji Fushiguro, es un no hechicero así que la barrera no lo detecto. Suguru y Satoru lograron sobrevivir solo porque no se quedó a comprobar sí realmente había matado a Satoru y porque decidió no matar a Suguru, pero Riko no tuvo la misma suerte. Al final Tengen terminó ascendiendo, aunque no perdió su conciencia” la expresión de Yaga paso de nerviosa o pánico puro conforme avanzaba en su explicación, lo que hace que su mal presentimiento solo aumente.

“Ya los envíe en esa misión” dice Yaga y su mundo se congela “Me llamaron hace un rato para avisarme que ya casi llegaban. Ya deben estar aquí”

Shoko se levanta de golpe y la silla cae al suelo. Todo el alcohol que había en su sistema desaparece de golpe y el pánico la recorre. Ella debió haberse dado cuenta antes, todas las pistas estaba ahí y ella las ignoro todas.

Se da la vuelta y sale de la oficina corriendo, ignorado los gritos de Yaga detrás suyo y el dolor de su propio cuerpo. Necesita llegar a la entrada del colegio ahora antes de que todo llegue a un punto de no retorno.

Notes:

Me gusto bastante escribir este capítulo.

Quería dejar bastante claro que Shoko está bastante inestable. Esta pasando por un duelo de personas que actualmente están vivas mientras lidia con la carga de intentar evitar que el futuro que conoce suceda y cuando por fin le cuenta a alguien lo que le pasa este lo descarta como celos. Por eso a veces se contradice en lo que piensa o lo que siente, porque realmente no sabe como gestionar sus emociones sin alcohol y cigarrillos involucrados y a estado en abstinencia mientras se recuperaba lo que hace todo peor.

También me encanta el Yaga paternal en los fic, pero este Yaga necesita primero una patada en el culo para darse cuenta que necesita cuidar mejor a sus niños y que quedarse solo en la intención no es suficiente y que necesita pasar a la acción o los puede llegar a perder.

Espero que les haya gusto y me encantaría saber que les esta pareciendo <3