Chapter Text
Ya había pasado un tiempo desde que Sonic y sus amigos habían regresado de las Islas starfall aproximadamente unos 4 meses
Todo estaba tranquilo, Amy regresó a su casa y preparó sus cosas para salir de vacaciones con sticks y cream
Knuckles que volvió a la isla del Ángel donde se preparaba y marcaba algún punto en el mapa para poder investigar
y tails y Sonic se quedaron en casa mientras sonic ayudaba a Tails a preparar cosas para su viaje largo en busca de conocerse a si mismo
—me alegra de que ayas decidido hacer este viaje tails— dijo Sonic mientras ayudaba a subir unas maletas al tornado
—Gracias sonic, pero te quedaras mucho tiempo solo, puedes venir si quieres y luego te separas y exploras lo que quieras, cuando sea tiempo de volver nos reencontramos en algun sitio —
—Nah no hace falta, este viaje es para ti, yo seria un entrometido tu disfruta sin que tengas la sensación de estar vigilándome a que no cause problemas jaja— dijo con optimismo mientras llevaba su dedo a su nariz
—no lo sé no he pasado tanto tiempo solo en especial sin ti pero estoy seguro de que aprenderé cosas nuevas y ya verás te va a sorprender lo que he aprendido--
Antes de que tails suba al tornado le da un cálido abrazo a su hermano y se sube rápidamente
—Recuerda avisarme si pasa algo malo! sabes que estaré ahí en menos de un parpadeo— dijo sonic mientras levantaba su mano para despedir a su hermanito
—No te preocupes estoy seguro que lo mantendré bajo control ya verás la próxima vez que me veas no me vas a reconocer—
dijo tails mientras ponía sus gafas y de despidiéndose mientras el avión se alejaba lejos...
Después de esto Sonic entra a casa rápidamente nota el cambio de atmósfera en la casa se siente diferente ahora que no está su pequeño zorrito jugando y reparando cosas por allí Sonic siente que se va a sentir solo estos últimos días pero eso no lo desanimará a él intentar cosas nuevas también
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Ya entrada la noche, Sonic miraba las estrellas desde el tejado de la casa. El cielo despejado recordaba un poco a las Islas Starfall, pero sin ese extraño brillo digital que cubría el firmamento. Sus pensamientos no lo dejaban tranquilo. Cerraba los ojos, respiraba profundo… y sentía algo. Una vibración interna, leve… como si un fragmento de él siguiera atrapado allá.
—*¿Por qué ahora…?*— pensó, llevando una mano a su pecho. Una punzada recorrió su cuerpo, como si una chispa de electricidad le rozara el corazón. Se incorporó de golpe.
No era la primera vez que sentía eso. Había tenido pequeñas visiones fugaces desde que volvió. Siluetas extrañas, murmullos de código, ecos de algo que no terminaba de entender. Pero esta vez, era más fuerte. Demasiado real.
Bajó del tejado con rapidez. Entró a su cuarto y se dejo caer en su cama
—Si lo dejo pasar, no sé qué puede pasarme... espero estar exagerando—, murmuró.
La casa era grande. Silenciosa.
Demasiado silenciosa.
Amy se había marchado hace una semana, emocionada por sus vacaciones con Sticks y Cream en la otra punta del país. Knuckles se había ido hace unos días, buscando explorar el mundo más allá de la Isla del Ángel, ahora que tenía tiempo. Y Tails… su pequeño genio, su compañero más fiel, también había partido. Un viaje largo, personal. Algo que Sonic respetaba profundamente.
Y él… había decidido quedarse.
Pensó que le vendría bien. Tiempo para sí mismo. Para reflexionar, entrenar, intentar cosas nuevas. Pero ahora, sentado en el borde del sillón, miraba la pared blanca frente a él como si fuera un abismo. Sus manos colgaban a los costados, inactivas. En la quietud del hogar, el sonido más fuerte era su propia respiración.
No recordaba la última vez que la casa había estado así de callada.
El taller de Tails seguía intacto, como si su amigo fuera a volver en cualquier momento. Herramientas ordenadas, planos a medio trazar, piezas metálicas organizadas con obsesiva precisión. Sonic había dormido en esa habitación desde que todos se fueron. No era la más cómoda, ni la más bonita… pero olía a hogar. A familia.
Y aun así, algo estaba mal.
No era tristeza. No era miedo.
Era una sensación extraña, persistente… como una vibración en el pecho. Como si algo dentro de él resonara, como si una cuerda invisible tirara de su interior hacia un lugar que no podía identificar.
Había intentado ignorarlo.
Lo había sentido ya desde que regresaron de las Islas Starfall, pero pensó que era solo el estrés. La tensión de todo lo que vivieron. No se lo dijo a Tails, ni a Amy, ni a nadie. ¿Qué iba a decirles? —Siento algo raro, como si… faltara una parte de mí”—. No. Era ridículo.
Y sin embargo, cada día era más fuerte.
—Vamos, Sonic… —murmuró, poniéndose de pie—. No puedes pasarte la tarde sintiéndote raro. Necesitas moverte, pensar en otra cosa. Entrenar. Hacer algo.
Pero cuando dio el primer paso, la punzada volvió. Más clara. Más profunda. Como si algo en su pecho vibrara… como si lo llamaran.
Cerró los ojos con fuerza.
No. No voy a caer en eso. Es solo mi cabeza jugando conmigo.
Sacudió la cabeza, sonrió con esfuerzo, y corrió a toda velocidad hacia la colina más cercana. Necesitaba aire. Necesitaba velocidad.
Porque si se detenía por demasiado tiempo, esa sensación…
Podía tragárselo por completo.
Dormir no era una opción.
Desde que regresó de las Islas Starfall, sus noches se habían convertido en una especie de limbo. El descanso real era un recuerdo lejano. Cerraba los ojos, y lo único que encontraba era oscuridad, código distorsionado, recuerdos glitch. Ecos rotos de voces que no estaban ahí.
Sonic se levantaba varias veces en la madrugada, sudando, con la garganta seca y los músculos tensos. Ni siquiera recordaba si había soñado algo, solo que su cuerpo reaccionaba como si hubiera corrido una batalla entera sin moverse de la cama.
No le gustaba pensar en eso.
Durante su estancia en las islas, lo único que tenía en mente era liberar a sus amigos. Amy, Knuckles, Tails… cada uno atrapado en ese estado errático, entre lo real y lo digital, sus formas distorsionadas como fantasmas de sí mismos. Sonic se enfocó tanto en salvarlos que se olvidó de todo lo demás.
Comer. Dormir. Curarse.
Su cuerpo todavía cargaba cicatrices de aquel tiempo. Rasguños que nunca terminó de atender, músculos que no sanaron bien, el constante zumbido en su pecho como una alarma encendida. De no ser por los pequeños Kokos, esos pequeños seres melancólicos y dulces que lo miraban con ternura muda, Sonic probablemente habría terminado por desvanecerse del todo.
Ellos eran los únicos que lo detenían fisicamente
Que lo hacían sentarse, tomar aliento. Le recordaban que todavía era alguien de carne y hueso, no un espectro de luz corriendo sin fin por una prisión digital.
Pero ahora… sin ellos, sin sus amigos presentes. Sin nadie. Sonic se sentía más distante de sí mismo que nunca.
—¿Por qué no puedo simplemente… volver a ser yo?— pensó, mirando su reflejo borroso en la ventana. Los ojos seguían siendo los mismos, pero se notaban más apagados. Como si le hubieran robado una chispa. Una parte.
Apretó los puños.
—Estoy bien. Solo necesito correr un poco más. Pensar menos. Seguir adelante… como siempre.
Pero incluso al decirlo, la vibración volvió.
Y esta vez, se sintió como un eco lejano. Un susurro que no reconocía. Una llamada muda que venía… de algún lugar olvidado.
Estar completamente solo por tanto tiempo era algo que Sonic no sabía manejar del todo. No en verdad.
—¿Qué se supone que hago con tanto silencio? —murmuró para sí mismo mientras caminaba por el pasillo, sus pisadas resonando con un eco sutil en la gran casa—. Siempre hay algo que hacer. Siempre hay alguien con quien hablar, reír, correr… ¿Y ahora?
Sus amigos no estaban allí. No podía ir a verlos. No había ninguna competencia en el horizonte, ningún torneo, ningún plan loco de Eggman que frustrar, ningún problema que resolver a toda velocidad. Solo había… *paz.*
—¿Paz, eh…? —Se detuvo frente a la puerta del taller de Tails y se apoyó en el marco—. Es algo que en parte anhelo, pero también me vuelve loco.
Sonic siempre había sido alguien que disfrutaba de relajarse... cuando podía. Pero pasar demasiado tiempo sin hacer nada, sin adrenalina, sin compañía, lo dejaba con los nervios de punta. Lo ponía en estado de alerta. Como si su cuerpo no supiera cómo existir sin una amenaza latente.
Antes, cuando esa ansiedad comenzaba a asomar, siempre había alguien allí: Amy con su energía positiva, Tails con una idea para construir algo nuevo, Knuckles con su terquedad tan reconfortante, incluso Shadow con su ceño fruncido permanente… Pero ahora…
Pensó en visitar a Vanilla, la madre de Cream. Quizás un poco de compañía le haría bien, una charla tranquila, algo de té… pero recordó que Vanilla también se había ido con Amy y Cream de vacaciones. Además, los Chaotix estarían cuidando la casa en su ausencia. Y, bueno… eso ya eran suficientes visitas para una sola casa.
Luego pensó en Whisper y Tangle. Tal vez podría pasar a saludarlas. Pero estaban lejos, y casi siempre estaban juntas. No quería interrumpir. Él sería como un tercer zapato: incómodo, fuera de lugar.
También pensó en Shadow y Rouge, pero ellos estaban desaparecidos, probablemente en alguna misión ultrasecreta de G.U.N. Ni siquiera sabía en qué parte del mundo estaban ahora.
—Vaya… —se rió sin humor, dejándose caer sobre el sillón—. ¿No hay nadie a quien pueda visitar?
Se quedó mirando al techo por un largo rato. La casa crujía a su alrededor como si también extrañara a Tails, como si notara la ausencia de ruidos de herramientas, chispazos eléctricos o risas despreocupadas.
—¿Y si… me quedo totalmente solo por un rato? ¿Qué daño puede hacer? No voy a morir por estar 24 horas sin compañía. He estado peor. ¿Cierto…?
Se respondió a sí mismo con un encogimiento de hombros.
—Será bueno para mí. ¿No? Pasar tiempo conmigo mismo. Aprender a estar... en paz.
Lo decía como si lo creyera. Como si ese silencio no estuviera comenzando a parecerse demasiado a una prisión invisible.
Como si una parte de él no estuviera gritando por dentro, sin que él supiera exactamente por qué.
—Bueno… no pienso quedarme aquí sentado todo el día —se dijo, poniéndose de pie de un salto—. Hay muchas cosas que puedo hacer. ¡Vamos, Sonic, el mundo es tu pista!
Pasó la siguiente hora reorganizando el taller de Tails —o al menos intentándolo—. No sabía para qué servía la mitad de los dispositivos, pero ordenarlos le dio una sensación de propósito. Después, salió a correr. Nada muy extremo, solo unos cuantos kilómetros por el bosque cercano. El viento en su rostro, las hojas moviéndose a su paso… Todo eso solía bastar para calmar su mente.
Pero no esta vez.
Después de unos minutos, Sonic se detuvo abruptamente. Un cosquilleo extraño le recorrió el pecho, como si un impulso eléctrico se hubiese disparado sin motivo.
—¿Qué rayos fue eso?
Se tocó el pecho, frunciendo el ceño. No era dolor. Tampoco era algo físico exactamente. Era... una vibración interna. Un tirón. Como si algo dentro de él quisiera salir o... regresar. Pero ¿a dónde?
—Seguro es por no haber comido bien —se dijo, quitándole importancia y dándose una palmada en el estómago—. O por estar mucho tiempo encerrado.
Decidido a ignorarlo, volvió a correr. Quería cansarse. Sudar. Perderse en la velocidad, como siempre. Pero por primera vez en mucho tiempo, su paso no se sentía tan fluido. Había interferencias. Como pequeños cortes de señal. Instantes en los que su visión se distorsionaba, en los que el mundo se sentía... incompleto. Glitcheado.
—Debe ser cansancio—, pensó. —¿O será que… me estoy oxidando?—
Al volver a casa, lo intentó todo. Ver televisión, jugar un videojuego, hasta intentar hornear algo —y quemarlo por completo, claro—. Pero la sensación persistía.
Cada tanto, un zumbido agudo le atravesaba los oídos, como estática, y por un segundo veía una sombra de sí mismo reflejada en los cristales, estática, distorsionada… con los ojos vacíos.
—Estoy cansado —dijo en voz alta—. Solo necesito dormir bien. Eso es todo.
Pero no podía.
No había podido desde que volvió de las Islas Starfall.
Durante esas semanas allá, se había obsesionado con liberar a sus amigos. Día y noche, sin descanso. Se olvidó de dormir, de comer, de tratar sus heridas. A veces solo lo hacía porque los Kokos lo obligaban, o porque el dolor era tan intenso que lo empujaba a recordar que su cuerpo aún sentía.
Y ahora, en la calma… esa parte de él que había enterrado, que había ignorado por el bien de los demás… comenzaba a moverse.
Algo le faltaba.
Y aunque no lo supiera aún, esa parte seguía allá.
Atrapada.
Incompleta.
Esperando.
Notes:
es mi primeras vez escribiendo un fic y subirlo a estas paginas, es raro verlos en español así que... nose espero te guste esta idea intentare seguirla rápido
Chapter 2: Presente Inutil
Notes:
alguna vez te sentiste inútil por no hacer bien algo que siempre hiciste bien?...
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Decidió ignorar la sensación. Ese extraño tirón en el pecho. Esa incomodidad. Tal vez solo necesitaba estar entre gente.
En casa no había nadie.
Pero en la ciudad, al menos, el ruido era constante.
Estuvo caminando un buen rato, sin un rumbo exacto. Las luces, los autos, las voces… todo eso lo mantenía distraído. No pensaba en lo que sentía. No pensaba en que algo dentro de él estaba fuera de lugar.
Pensó positivo, la gran ciudad, literalmente todo podía pasar aquí, un robo, un accidente, un altercado, no es como si deseara que esas cosas pasaran, solo eran probabilidades de cosas en las que él podría ayudar y distraer su mente
Entonces lo vio: un hombre pintando un mural, suspendido a varios metros del suelo. Sonic notó que la cuerda que lo sostenía se tensaba demasiado. El tipo estaba aproximadamente 8 metros arriba, Sonic anticipo que la cuerda podía reventarse así que se quedó abajo vigilando, aunque intentaba no parecer interesado en la situación, de repente el hombre bajó la cuerda y se bajó demasiado rápido
No lo pensó dos veces.
Como un rayo, subió, lo sujetó por la cintura y saltó con él hacia el suelo. El bote de pintura voló por los aires y un poco de pintura cayó directo en la cara de Sonic.
—¡De nada, amigo! Deberías tener más cuida... —
—¿¡Oye, ¡¡¿qué te pasa!? —le gritó el hombre, alejándose bruscamente.
—¿Eh? ¿Perdón? Yo solo... pensé que ibas a caer. —
—¡Solo bajé rápido para llegar a la otra esquina! ¡Y tú me tomaste como si me fuera a morir! ¡Y además rompiste mi cuerda! —
Sonic se quedó quieto, con la pintura chorreando de su cabeza.
—L-Lo siento señor! —
El pintor negó con la cabeza, molesto, y se alejó sin mirar atrás entrando al edificio murmurando insultos con la intención de que Sonic los escuche
Sonic suspiró.
“¿Realmente hice daño en lugar de ayudar? ’’
Siguió caminando. No corría. Esta vez, no tenía ganas.
Camino hasta el parque de la ciudad, este estaba lleno de vida, familias jugando amigos pasando la tarde gente ejercitándose
Él podría intentar lo mismo. Pensó, se dirigió hacia la multitud, solo tendría que decir ‘’hola’’ y ya estaría dentro de cualquier juego, pero se detuvo al notar a un par de niños, uno estaba saltando, los otros mirando y uno intentando subir al árbol. Un globo se había quedado atrapado en las ramas altas.
—¡Eh! ¿Todo bien? —
—¡Es Sonic! — uno de los niños grito emocionado
—¡Señor Sonic ayúdenos!, Nuestro globo se atoró! —dijo uno de los niños señalando—. No podemos subir—.
—. y da miedo. —. Dijo otro
—¡Pfff, eso no es nada! ¡Yo se los traigo en un segundo!
Subió de un salto, como siempre. No tardó en alcanzar el globo. Lo sostuvo con cuidado y sonrió hacia abajo.
—¡Recuerden chicos, no intenten esto sin la supervisión de un adulto! —.
Y entonces…
CRACK!!.
La rama bajo sus pies cedió.
Sonic cayó de lleno, estrellando la cara contra el suelo. Nada grave, pero el golpe lo dejó aturdido unos segundos. Se sentó lentamente, con rasguños y tierra en el rostro.
—¡Señor Sonic, ¿está bien?! —preguntaron los niños preocupados.
Sonic sonrió mientras se sacudía el polvo.
—Sí, sí... tranquilo. Soy más resistente que eso.
Se levantó, tomó el globo, y justo cuando iba a dárselo a los niños…
¡Pop!
El globo explotó en sus manos.
Una de sus espinas, sin que lo notara, había quedado atascada en su guante.
Los niños se quedaron boquiabiertos.
—Lo siento —dijo, con la voz apagada.
Los niños se miraron, decepcionados, pero no dijeron nada. Sonic solo bajó la mirada, sintiendo que no había espacio.
—No importa. Buscaré otro globo para ustedes, ¿sí? —
Los niños se miraron entre sí, tristes por el globo destruido. Sonic intentó compensarlo, hurgando en sus guantes, entre sus espinas, buscando algún anillo, una moneda, un amuleto… algo. Cualquier cosa para hacerlos sonreír otra vez.
Pero no tenía nada.
Nada en los bolsillos. Nada en las manos. Ni siquiera su clásico anillo dorado.
Salió a caminar sin pensar. Sin prepararse. Sin llevar nada.
—No se preocupe, señor Sonic —dijo uno de los niños con una sonrisa amable y sincera—. Gracias por intentar ayudarnos. Espero que se mejore de todos esos rasguños. —
Los demás chicos asintieron con la cabeza y agitaron la mano en señal de despedida antes de alejarse.
Sonic los vio irse. Se quedó ahí, parado con el globo reventado en la mano, pintura seca en el pelaje, polvo cubriéndole los brazos y rasguños ardiéndole en la cara.
Gracias por eso intentar ayudarnos...
¿Qué acabo de hacer?
Se dejó caer sobre el tronco del árbol. Apoyó los codos en las rodillas y enterró el rostro en sus manos.
¡Me siento como un completo idiota!
¿No era yo quien buscaba una excusa para salir y socializar? ¿Para sentirme parte de algo?
¿Y qué hice? Nada. Ni un simple globo pude entregar sin arruinarlo.¡ Ni siquiera tengo un lápiz! ¡Un anillo! ¡Nada!
El silencio volvió a rodearlo. Una especie de pausa incómoda entre pensamientos que se le hacían cada vez más pesados.
Esa extraña sensación en el pecho otra vez…
pero algo llamo su atención
¡Piiiiii!
Un alboroto de bocinas estalló desde la calle al otro lado del parque. Sonic levantó la cabeza, sobresaltado.
Entre los gritos y el caos, distinguió algo que no encajaba.
Un auto.
A toda velocidad.
Demasiado rápido para una zona urbana.
Los peatones gritaban y se apartaban. Algunos trataban de correr. Otros simplemente se quedaban paralizados.
Sonic se puso de pie en un segundo, sus músculos reaccionando antes que su mente.
El polvo y la pintura aún en su cuerpo. Los rasguños ignorados.
Nada de eso importaba.
Porque en medio del camino...
un niño estaba cruzando la calle.
El auto venía como una bala descontrolada.
Los gritos de los peatones se desdibujaban, lejanos. El mundo se movía lento, como si el tiempo se estirara justo antes de romperse.
¡Vamos, Sonic, muévete!
Y lo hizo.
En un destello azul, dejó el tronco, el polvo, el dolor… en su pecho y se lanzó hacia el niño. El corazón en la garganta, el aire cortando su cara.
Lo sujeto a tiempo solo un segundo bastaba para sacarlo de la calle, para evitar el desastre.
Pero entonces ocurrió.
Un escalofrío.
Artificial, frio.
Recorrió su cuerpo como electricidad, como si el aire se quebrara a su alrededor.
Una distorsión. Un fallo.
Un glitch.
Sus músculos se congelaron. Sus sentidos se nublaron. Sus manos soltaron al niño antes de tocar el suelo.
El impacto fue leve, pero bastó.
Sonic cayó a unos metros, frotándose la cabeza, tratando de volver en sí. Un zumbido agudo se desvanecía en sus oídos, hasta que...
Llantos.
Los sollozos del niño rompieron el ruido blanco. Sonic alzó la mirada, y lo vio: sentado, temblando, sujetándose el brazo.
Su pequeña mano colgaba... torcida.
Su corazón se detuvo.
No… No puede ser…
No era un accidente grave, pero era real.
Y era su culpa por no correr más rápido.
La madre del niño llegó corriendo, gritando su nombre. Lo tomó en brazos, le agradeció a Sonic en un murmullo apurado y se alejó rápido, más concentrada en calmar a su hijo que en agradecer verdaderamente.
Sonic no respondió.
Se quedó ahí.
Sentado en el suelo.
Cubierto de polvo, rasguños, pintura seca... y ahora, con la mirada de varios transeúntes encima.
Algunos lo observaban confundidos.
Otros preocupados.
Un par intentaron acercarse para ayudarlo a levantarse.
Pero él no se movía.
Ni eso pude hacer bien...
¿Qué me está pasando?
Sus ojos se perdieron en el suelo, viendo la sombra temblorosa de su cuerpo.
Sintiendo el eco del fallo… de algo dentro de él.
Porque por un momento, solo un momento…
no fue el.
..
…
….
.....
Sonic sacudió la cabeza, borrando el escalofrío de su piel y de su pecho o más bien ignorándolo
No, no ahora. No puedo quedarme aquí tirado como si fuera un peso. Aún hay algo que hacer.
Ese auto…
¡Tengo que detenerlo!
En un parpadeo, estaba de pie otra vez, y el viento rugía a su alrededor mientras corría por la avenida. En un instante alcanzó al coche que aún zigzagueaba entre los carriles. Se colocó justo al frente, bloqueando el paso.
El auto frenó de golpe, los neumáticos chillaron, deteniéndose a centímetros de su rostro.
Sonic se subió al capó con un gesto despreocupado, intentando recobrar algo de su energía característica.
—Me parece que está excediendo los límites de velocidad, señor. ¿Tiene una buena excusa? —
Pero en lugar de asombro o culpa, lo recibió un grito desgarrado y lleno de ira:
—¡¿QUÉ TE PASA, TONTO?! ¡¡QUÍTATE DE ENCIMA!! ¡¡MI ESPOSA ESTÁ A PUNTO DE DAR A LUZ!!
El claxon sonó varias veces, las luces parpadearon. Sonic sintió que su estómago se hundía.
Oh no…
Miró a través del parabrisas. La mujer en el asiento del copiloto estaba inclinada hacia adelante, con los labios apretados, sudando. Sufriendo.
No…
¿El frenazo… le dolió? ¿Lastimo al bebé…?
—Y-Yo… —balbuceó mientras saltaba del capó, retrocediendo con torpeza—. Lo siento… Yo solo…—
El conductor no esperó a disculpas. Lo rodeó con una maniobra peligrosa y aceleró en dirección contraria, tomando una ruta hacia el hospital más cercano.
Sonic se quedó solo, en medio de la calle. La ciudad se movía alrededor, pero él ya no escuchaba nada.
Otra vez.
Había actuado por impulso.
Había querido ayudar.
Y había vuelto a empeorar todo.
Se pasó la mano por la cara, sintiendo el polvo seco, los rasguños, la pintura todavía adherida en mechones. Miró sus manos, ahora temblorosas.
¿Qué estoy haciendo...?
.
.
Sonic decidió que lo mejor era volver a casa.
Había tenido suficiente por un día.
Demasiado, en realidad.
Salió de la calle caminando lento por la acera, pero antes de tomar el camino de regreso, sus pasos lo guiaron hasta una pequeña cafetería.
No sabía por qué.
Tal vez quería sentarse. Tal vez quería estar rodeado de gente sin necesidad de interactuar. Tal vez solo quería sentirse… normal.
Se sentó en una esquina en una mesita apartada, sin pedir nada. Miró por la ventana, sin ver algo en particular. Sus pensamientos hacían más ruido que la calle.
¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué todo lo que toco parece ser mucho más difícil ahora?
Estaba a punto de irse, de nuevo, cuando una voz familiar rompió la marea en su cabeza:
—Mira quién tenemos aquí… Pensé que no te vería en un buen tiempo. — Levantó la vista.
Allí estaba Rouge, con una malteada en una mano y un café en la otra.
Sonic parpadeó, sorprendido… y luego sonrió.
—¡Rouge! Hola, ¿cómo estás? —
El entusiasmo en su voz fue genuino, y por un instante se sintió menos perdido. Rouge, una de sus amigas más cercanas, lo estaba saludando. No era una coincidencia desagradable, ni una situación fuera de control. Era alguien conocido. Y estaba bien.
—Estoy bien. Shadow está allá en la esquina —dijo ella, haciendo un gesto hacia la mesa donde el erizo oscuro observaba por la ventana, aparentemente distraído —Te veo un poco solo ¿Quieres venir con nosotros? No planeamos nada especial. Solo vinimos a tomar algo antes de que nos den unas vacaciones.
—¿Vacaciones? —preguntó Sonic, con una mezcla de sorpresa y confusión—. ¿Por qué no me lo dijiste antes? Digo… no quiero meterme en tus planes ni nada, pero… ¿Estás ocupada ahora? ¿Puedo unirme?
Rouge soltó una pequeña risa.
—Wow, tranquilo, azul. Ya te dije que sí puedes venir. ¿Quieres pedir algo de tomar?
Sonic sonrió, un poco apenado.
—Una malteada de caramelo suena genial… aunque… no traje dinero conmigo.
—No te preocupes. Me debes muchas, así que considera esta una de ellas.
Con una sonrisa tranquila, Rouge hizo el pedido y guió a Sonic hacia la mesa.
Allí estaba Shadow.
Callado.
Pero alzó la mirada cuando Sonic se sentó.
Sus ojos se cruzaron. Por un instante, todo quedó en silencio.
Sonic, con pintura aún seca en el pelo, polvo en el pelaje y rasguños visibles, apenas murmuró:
—Hey. —
—A sido una semana muy ajetreada pero por fin estaremos libres este sábado—comentó Rouge mientras jugaba con el popote de su malteada—. Knuckles se fue de vacaciones también, y Amy me invitó a un viaje, pero no podía ir en ese entonces. Aún no nos daban las vacaciones. Estamos esperando nuestra última misión, supuestamente es mañana o el jueves. No sabemos a dónde nos enviarán, pero con suerte la acabamos rápido. Ya estoy harta de misiones, de no poder maquillarme tranquila, ni seguir mi rutina de skincare como se debe... —
—Tú solo piensas en esas idioteces, Rouge —gruñó Shadow sin mirarla, dando un sorbo a su café—. Estoy harto. Al menos pasaré un tiempo alejado de ti.
—Me alegra que te preocupes por mí, muchas gracias —dijo Rouge con sarcasmo, y luego se volvió hacia Sonic—. ¿Y tú? ¿Cómo has estado estos días? Supe que Tails se fue de viaje. ¿Cómo lo estás manejando?
Le dio un sorbo a su malteada mientras lo miraba más detenidamente. Y no hacía falta ser muy observadora: Sonic estaba sucio, despeinado, con pintura en la cabeza, polvo por todo el cuerpo y algunas heridas pequeñas aún visibles.
—¿Y a ti qué carajos te pasó? —intervino Shadow de pronto, frunciendo el ceño—. Pareces como si te hubiera arrollado un auto. —
Sonic sonrió, incómodo.
Porque, bueno...
No estaba tan lejos de la realidad.
—He tenido un día... movido —respondió, rascándose la nuca—. Cosas tontas. Intenté salir, socializar un poco. Ya sabes, hacer lo que hacen los demás en sus vacaciones. Pero me emocione con algunas cosas…—
Intentó reír, pero su voz sonó más cansada que divertida.
Rouge y Shadow intercambiaron una mirada. Ninguno dijo nada de inmediato. Pero el ambiente en la mesa cambió. Aunque Sonic tratara de parecer normal, algo en su tono, en su expresión, en cómo mantenía la vista baja… les dejaba claro que algo no estaba bien.
Shadow bufó, cruzándose de brazos. Luego giró su mirada hacia Sonic, entrecerrando los ojos—. Y bien… ¿dónde te habías metido tú? Tú y tus tontos amigos desaparecieron por un buen tiempo. ¿Dónde estaban metidos, ¿eh? —
Sonic bajó la mirada por un momento, rascándose la mejilla con una sonrisa forzada.
—Oh, bueno… Es una historia muy larga. Necesitaría unas cuantas hojas para poder contarla completa —dijo, y luego suspiró, encogiéndose de hombros—. Pero en pocas palabras… fue estre... fue emocionante — se arrepintió de su respuesta
Rouge dejó su malteada a un lado, levantando una ceja. Shadow también lo miró, esta vez con algo más que escepticismo. La palabra estresante en boca de Sonic no era algo común. No para alguien que se reía incluso cuando estaba en medio del caos, o con un robot encima, o enfrentando a Eggman mientras el mundo se venía abajo. Sonic siempre encontraba la manera de verle el lado divertido a las cosas.
Y sin embargo, ahí estaba. Sucio, herido, con los ojos un poco apagados y la voz más pesada de lo normal. Y sobre todo, serio.
Por mucho que no quisiera admitirlo, a Shadow le picó la curiosidad.
—¿Estresante dices? —repitió, sin burla esta vez—. ¿Qué demonios les pasó?
Rouge giró un poco hacia él, también más atenta. Era la primera vez en mucho tiempo que Sonic no parecía simplemente el "chico de siempre".
Sonic dudó. Quiso decir algo. Pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
Justo cuando Sonic iba a comenzar a hablar, dispuesto a compartir, aunque fuera una parte de lo que vivió en las islas Starfall, los comunicadores en las muñecas de Rouge y Shadow comenzaron a sonar de forma insistente, vibrando con fuerza y lanzando destellos rojos.
—Oh, rayos... —suspiró Rouge, rodando los ojos mientras revisaba el mensaje—. ¡Yo ya estaba empezando a relajarme! —
Shadow ya se estaba levantando, sin decir una palabra, aunque claramente frustrado. Luego miró a Sonic.
—Bien. Nos vemos luego, azul. Tal vez mañana puedas terminar esa historia que empezabas a soltar. —
Rouge se giró para tomar su café y le dedicó una sonrisa rápida a Sonic.
—Cuando regresemos de la misión, nos cuentas tu experiencia en las Islas Starfall. Seguro fue emocionante.
La sonrisa de Sonic se desvaneció un poco. "Emocionante"... no era la palabra que él usaría.
Un nudo se formó en su garganta. Si tuviera que elegir, las palabras serían: agotador, confuso, dañino. Las islas no solo habían exigido todo de su cuerpo,sin exagerar podría jurar que su mente fue la que mas sufrio. Algo dentro de él todavía no estaba bien.
Y Shadow lo notó. Le lanzó una mirada fría y analítica al ver cómo la expresión de Sonic cambiaba, pero no dijo nada más. Solo ajustó su guante, giró sobre sus muñecas y salió junto a Rouge, que le lanzó un beso al aire como despedida.
Sonic se quedó solo, mirando cómo se alejaban. El bullicio de la cafetería volvió a llenar el ambiente.
Bajó la mirada a su malteada de caramelo y le dio un último sorbo en silencio. Tal vez era mejor así… por ahora.
uselessundertalefacts on Chapter 1 Wed 21 May 2025 06:15AM UTC
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knucnoky on Chapter 1 Thu 22 May 2025 03:49AM UTC
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angelayan483 on Chapter 1 Fri 30 May 2025 10:09PM UTC
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