Work Text:
ORGULLO Y REVELACIONES
La práctica de baloncesto había terminado, así que el patio estaba casi vacío. Katsuki estaba con la espalda apoyada contra la reja, con los brazos cruzados, mientras observaba con atención como Rody e Izuku hablaban tan animadamente a unos metros.
Rody, como siempre, se mantenía sereno, con esa media sonrisa traviesa que parecía conocer más de lo que decía o de lo que era capaz de aceptar. Izuku reía por algo que el castaño le comentaba, sin notar que el alfa los observaba sin siquiera pestañear.
Finalmente, luego de un par de minutos, que para Katsuki fueron semejante a un par de horas, Rody se despidió con un gesto tranquilo y se alejó por el pasillo lateral. Izuku apenas había dado un par de pasos cuando una sombra se interpuso en su camino.
— ¿Te diviertes mucho con él, nerd? — Preguntó Katsuki con el ceño fruncido, su voz baja, pero cargada de una tensión que Izuku no pudo pasar por alto.
— ¿Perdón? — Izuku arqueó una ceja, sin retroceder. Alzó su mirada para poder ver al alfa directamente. — ¿Qué se supone que significa eso, Kacchan?
Katsuki apretó la mandíbula. Cerró sus manos en forma de puño. Su postura era tan tensa que por primera vez en mucho tiempo parecía un verdadero alfa. — Que no me gusta la manera en la que Soul se acerca a ti.
— ¿Y? — Izuku dio un paso más cerca, cruzándose de brazos. Su expresión era de pura indignación. — No necesito que me protejas de cada persona que me habla, Bakugo. No soy un omega indefenso y Rody nunca me ha hecho nada malo como para que te expreses de esa manera de él.
Las palabras de Izuku golpearon con mucha fuerza, mucho más de lo que Katsuki esperaba. Sabía que estaba siendo demasiado infantil y posiblemente estaba exagerando. No tenía ningún derecho de exigirle nada a Izuku, no al menos de la manera tan hostil que estaba empleando en esos momentos para hablar, algo muy en contra de su habitual forma de ser tan calmado. Su primer impulso fue replicar, pero algo en la mirada tan firme de Izuku lo detuvo. No había ningún tipo de sumisión allí, sino una clara determinación. Además, sabía que estaba cruzando una línea que nunca había cruzado. Que Izuku le hablara por su apellido era una clara señal de advertencia de que no tenía que seguir por ese rumbo.
— Lo sé. — Admitió Katsuki, bajando finalmente el tono de voz y calmándose poco a poco. — Pero cuando lo veo contigo… siento que podría perderte.
Izuku parpadeó sorprendido, dejando escapar un pequeño jadeo. Sabía mejor que nadie que Katsuki no era el tipo de persona que hablara acerca de sus miedos y aunque ser consciente de lo que podía causar en el rubio lo ponía feliz, tenía que dejar las cosas bastante claras antes de que todo se saliera de control. — ¿Perderme? No soy un trofeo que se tenga que ganar o perder, Kacchan. Estoy aquí porque así lo quiero. Contigo. Siempre.
El silencio entre ambos se volvió espeso, hasta cierto punto insoportable, como si el mundo se hubiera detenido un solo instante mientras sus miradas se cruzaban. Katsuki dio un paso, luego otro, hasta que la distancia entre ambos desapareció casi por completo.
— Izuku… — Murmuró con una mezcla de alivio y urgencia. Un tono de voz grave y que proclamaba por un alivio que solamente el omega podía proporcionarle.
Izuku lo miró un segundo más, y antes de siquiera detenerse a pensarlo demasiado, fue él quien acortó los últimos centímetros que todavía los separaba y rozó sus labios con los del alfa. No fue un beso lento, fue breve, directo, con la calidez de alguien que sabía lo que quería sin ningún tipo de duda. Katsuki sostuvo al omega por la nuca, prolongando el momento apenas un segundo más antes de separarse, con la respiración agitada y el rostro sonrojado hasta la punta de sus orejas.
— Definitivamente…. Eres un omega diferente. — Susurró, esbozando una sonrisa contra los labios ajenos que era pura rendición. Después deslizó su mano con suavidad por la mejilla del peliverde, tratándolo como si fuera el tesoro más hermoso del planeta y para el alfa definitivamente así era.
Izuku rio con suavidad, con su corazón latiendo como si hubiera corrido una carrera y quisiera escaparse de su pecho de un momento a otro.
— Y más te vale recordarlo, Kacchan.
Katsuki lo abrazó con fuerza, riendo con felicidad, también contagiado por la vitalidad de Izuku, sintiendo que todo al fin tenía sentido y que su vida ahora estaba rodeada de un par de esmeraldas tan brillantes como el sol mismo que se habían transformado por fin en su razón de ser.
Rody Soul se encontraba en el segundo piso, con las manos apoyadas sobre el cristal de la ventana, con una vista perfecta de la cancha de baloncesto. Su intención no había sido espiar, pero allí estaba, y ahora no podía fingir que no había visto nada.
Primero, había sido testigo de la discusión. Izuku con aquella postura firme que tanto admiraba, la cabeza ligeramente ladeada, enfrentando a Katsuki sin demostrar ningún tipo de temor a pesar de que Bakugo era un alfa. Luego, el momento en el que ambos se acercaron, como si una fuerza de atracción invisible siempre buscara que se encontraran de forma irremediable, como si estar separados fuera algo inaceptable. Y finalmente el beso.
Rody frunció apenas el ceño. No se encontraba sorprendido, pero lo que sentía era algo más complejo. No estaba celoso en el sentido tradicional, bueno, al menos eso era lo que quería creer. Lo que tenía con Izuku nunca había sido posesivo, pero había algo en él que siempre había despertado un instinto de querer protegerlo, incluso contra un alfa que parecía tanto querer cuidarlo como si se tratara del tesoro más importante. O al menos esa sensación le transmitía. O quizás se debía a esa rivalidad implícita que siempre había tenido con Bakugo lo que le hacía desconfiar de todas sus acciones.
— Interesante. — Murmuró el castaño para sí, apartándose finalmente de la ventana.
Mientras caminaba por el pasillo para dirigirse a su asiento para la siguiente clase, repasó mentalmente la escena una y otra vez. Sabía que Bakugo no era como los alfas prepotentes del instituto, eso lo tenía bastante claro. E Izuku… bueno, Izuku tampoco era el omega dócil que otros esperaban. Esa combinación podía ser buena… o bastante desastrosa.
Rody sabía que su lugar como el “amigo protector” estaba en un terreno bastante delicado. Cualquier paso en falso y podría cruzar una línea invisible, una línea que ni él mismo sabía si quería o no cruzar. Una línea que podría significar que su amistad con Izuku se viera afectada de una manera que tal vez no podría recuperarse.
Tan perdido estaba en sus pensamientos que no notó cuando Shigaraki, uno de sus compañeros de clase, se le acercó hasta que tuvo sus manos sobre la superficie de su pupitre. — Vas a tener que aceptarlo, Soul… ese omega se te escapó de las manos.
Rody no respondió. Solo lo miró con esa calma que siempre terminaba de incomodar a todos, pero que, por dentro, sabía que esas palabras habían despertado una chispa que comenzaba a encenderse. Shigaraki se carcajeó al notar que había conseguido perturbar al castaño y luego se apartó hasta su asiento bastante satisfecho consigo mismo. Su trabajo ya estaba hecho. Rody lo observó con cierto fastidio y enojado consigo mismo, al no ocurrírsele ningún argumento que pudiera contradecir aquella afirmación. ¿Valía la pena insistir en algo que sabía no terminaría bien? Resultaba estúpido, pero el nudo que estaba comenzando a formarse en su estómago iba a ser bastante complicado de ignorar.
