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La guía de Kaburamaru sobre cómo ligar por su papá

Summary:

5 veces donde Giyuu es amable con Kaburamaru y una donde Kaburamaru lo ayuda a él.

O, Kaburamaru es el mejor cuando se trata de guiar a Iguro y ha decidido que, a pesar del odio de su dueño, Tomioka Giyuu es el candidato perfecto para ser su amigo... aunque quizá "amistad" no es la definición correcta del sentimiento que empieza a cultivarse entre ellos.

Aún así, ¡gracias Kaburamaru por saber mejor que los humanos lo que ellos necesitan!

Notes:

Kaburamaru será el personaje principal para este fanfic.
Todo es culpa de este tiktok https://vt.tiktok.com/ZSDjd2FaL/
y esta imagen https://pin.it/6xbzTOlF5

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Obanai puede decir que odia el invierno, no por él, sino por Kaburamaru. Sabe que las serpientes son de sangre fría y no pueden regular su propia temperatura, así que es especialmente cuidadoso con el clima.

Es durante el invierno cuando Kaburamaru tiende a volverse más perezoso, siempre enfurruñado sobre el cuello de su dueño, acurrucado en un letargo temporal a la espera de ser necesitado para despertar.

Obanai no lo admite, pero cada invierno se siente nervioso, sabe que no puede evitar los instintos de su serpiente y es por ello que le deja salirse con la suya cada vez que se desliza dentro de su ropa en un intento de buscar aún más calor, sin embargo, nunca dirá en voz alta que aún se estremece cuando siente la frialdad de las escamas de Kaburamaru contra la calidez de su piel.

Así, mientras espera la llegada de Oyakata-sama para la reunión semestral de Pilares, deja a la serpiente acomodarse a su antojo. 

No pasa mucho tiempo cuando las hijas de Oyakata-sama anuncian su llegada. Al instante, todos los Pilares se arrodillan para mostrar su respeto y Kanroji es quien se adelanta en saludar al patrón. 

Es en ese momento que Obanai se concentra tanto en fulminar con la mirada a sus compañeros para evitar que alguno critique la audacia de la chica (no, no estaba intentando asesinar a Tomioka con la mirada; solo se estaba asegurando de que el cara de rata tuviera claro que no podía quejarse de que Mitsuri le haya robado el turno de saludar a Oyakata-sama) que no se da cuenta del momento en el que Kaburamaru se desliza fuera de su ropa.

La reunión transcurre sin problema, después de los saludos todos son invitados a resguardarse del frío dentro de la sala de reuniones. Quizá es un poco corta pero nadie dice nada, después de todo son conscientes de la mala salud del líder del Cuerpo de Exterminio de Demonios.

Al retirarse, Iguro nota como Tomioka se queda atrás, aparentemente para una reunión privada con Oyakata-sama.

 

*

 

¡MIERDA!, ¡ESA SERPIENTE MALAGRADECIDA!

No pasan ni veinte minutos antes de que se de cuenta: Kaburamaru ha desaparecido. Iguro sabe que el único lugar donde se pudo haber quedado es la mansión de Oyakata-sama, pero también sabe que no puede irrumpir como si nada para buscarla, puesto que después de cada reunión las puertas de la mansión se cierran para indicar el descanso del jefe del hogar.

Envía a su cuervo para que le pida permiso a Oyakata-sama de buscar por toda la propiedad a su serpiente, probablemente no le tome más de cinco minutos recibir la aprobación pero pasan cerca de diez y el cuervo aún no ha regresado. 

Eso solo lo pone más nervioso y decide que si pasa un minuto más irrumpirá en la propiedad y aceptará cualquier castigo por su imprudencia.

Entonces, antes de que pueda moverse, la puerta se abre. Aunque desea precipitarse dentro, se detiene cuando ve una pequeña cabeza blanca asomar desde lo que parece ser un horrible calentador para brazo. El patrón de rayas verde y amarillo hace doler su vista; algo tan desagradable y feo solo puede pertenecer a una persona.

—¡Tú! —Es lo único que Iguro puede decir pues tiembla del coraje. 

¡Esa serpiente malcriada! Pasa todo el día moviéndose inquieta con él y ahora entre los brazos del maldito Giyuu Tomioka se queda tan tranquila que pareciera que han sido amigos toda la vida.

Quiere sacar a Kaburamaru de ese horrible calentador para brazo, arrojarlo a la cara de Tomioka y decirle que se meta en sus propios asuntos. Pero Kaburamaru se ve tan cómodo y calentito que no se atreve a perturbar su descanso, entonces solo admira a la serpiente que descansa tan feliz y ajena a los múltiples microinfartos que le ha causado a su dueño durante su ausencia.

—Parecía tener frío —es lo único que dice el hombre mientras ofrece a la serpiente de vuelta a su dueño. 

La forma en la que la sostiene es tan torpe que Obanai solo quiere arrebatarle de regreso a su compañero; es sorprendente que la serpiente no sisee cuando solo su cabeza y cola están siendo sostenidas, una en cada mano, dejando que el resto del cuerpo cuelgue en una posición realmente incómoda. Sin embargo, Tomioka también es cuidadoso, la sostiene con amabilidad y gentileza. Consciente de la fragilidad del animal y de su propia inexperiencia sobre cómo manipularlo correctamente.

El más bajo estuvo a punto de recriminar, está claro que tendrá frío, ahora suéltalo, lo vas a lastimar, pero se queda callado cuando presta más atención al pilar del agua.

Piel tan pálida que con solo mirarlo, uno se preguntaría si aún sigue vivo, labios de un suave tono azul, que si no miras con atención, no te darías cuenta y los dedos de ambas manos, ¡dios mío!, ¿eso es siquiera normal?, Obanai podía ver el color en la punta de sus dedos tornarse de un morado inquietante. 

Cuando toma de vuelta a Kaburamaru ni siquiera intenta disimular el susto que se ha llevado al sentir la heladez en la mano de su compañero. Pero Giyuu no dice nada y él tampoco tiene la energía para intentar averiguar algo.

Lo sabe, es un desgraciado pero nadie lo puede culpar, no cuando el maldito Tomioka Giyuu ha sido tan cerrado con los demás que sería un milagro si cruzas palabra con él. Así que Obanai, más avergonzado de lo que jamás admitiría, decide el mejor plan de acción: huir.

Se pregunta si alguna vez le devolverá el calentador al idiota de Tomioka, pero dos meses después Kaburamaru aún lo utiliza e Iguro lo odia, pero eso no evita que lo lleve a todos lados si así asegura la comodidad de su serpiente. Y cuando el invierno termina… bueno, nadie puede juzgarlo si dice que el pequeño malcriado se ha adueñado completamente de la prenda.

Notes:

Estaré usando varios headcanons y hechos canon
- Giyuu sufrió de hipotermia cuando era más joven y tiende a ser sensible al frío por lo que utiliza mas capas de ropa y también se congela con facilidad
- Iguro es medio ciego de uno de sus ojos y no está enamorado de Mitsuri

Aclarado eso, espero les guste este fanfic, está hecho con mucho amor para ustedes <3

Chapter 2

Summary:

Iguro ríe con malicia, intentando provocar al contrario para ver una reacción en ese siempre estoico rostro.

Aunque lo que menos esperó ver fue una minúscula sonrisa adornar el rostro del maldito Tomioka Giyuu. Antes de que pudiera procesar del todo lo que acaba de observar, el hombre se da la vuelta y sale de la habitación, sin siquiera despedirse; Iguro jura por Dios que un día de estos se desmayará de los corajes que hace con su serpiente y el entrometido de Giyuu.

Notes:

Hola, este capítulo me costó un ovario y la mitad del otro. Tuve que cambiarlo como tres veces, supongo que es mi terquedad por querer desarrollarlo de una forma muy específica
En fin, disfruten de los corajes de Iguro, que a partir de este punto serán más frecuentes
(capítulo no editado porque ando haciendo speedrun de mi tarea y además estoy enferma, lo siento por los errores TT)

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Encontrarse de nuevo con Giyuu Tomioka es lo último que Obanai desea. Sabe que es imposible evitarlo para siempre, pero también que es muy poco probable que sus caminos se crucen a menos que sea durante la reunión de Pilares.

Es por ello que pasan casi cinco meses antes de ver su cara nuevamente.

Para su disgusto, se despierta en la finca mariposa luego de una misión particularmente difícil. No está seguro de cómo llegó hasta ahí pero sospecha que un kakushi lo trajo de regreso cuando se desmayó después de haber sido arrojado contra un árbol tras cortarle la cabeza a un demonio con un arte de sangre bastante molesto.

En realidad prefiere evitar ese lugar a menos que se estuviera muriendo y por el dolor punzante en su espalda, está seguro que ese no es el caso.

Gruñe de dolor cuando siente el tirón de los músculos de su espalda al sentarse sobre la cama, no sabe cuánto tiempo ha estado inconsciente, pero ya le han curado las heridas menores y su visión borrosa le hace creer que le han dado algún tipo de tranquilizante. 

Quizá sea un intento de evitar que huya de la habitación como lo ha hecho en otras ocasiones y por un momento maldice a Kocho, no es que odie a la chica, pero no se siente cómodo con muchas mujeres a su alrededor y sabe que la finca de la mariposa está llena de ellas.

—Kaburamaru —llama a su serpiente al no sentir el peso familiar sobre sus hombros, sin embargo, el pequeño bribón no se encuentra con él. A dónde quiera que haya ido, espera que no sea cerca de Kocho.

Suspira, aún si quisiera irse no podía abandonar a su serpiente, misma que, tras su primer encuentro con Tomioka, se había vuelto cada vez más y más malcriada. Siempre acurrucado dentro del calentador de brazos durante el invierno y ahora huyendo de él en cuanto tuvo la oportunidad.

Iguro no podría sentirse más intranquilo en este momento. O eso creía hasta que un golpe en la puerta llama su atención y cuando la persona a la que menos quería ver aparece, sabe que su día no puede ponerse peor.

Está a punto de soltar un comentario mordaz como “¿acaso renunciaste a ser Pilar y ahora decidiste ser uno de los chicos mariposa de Kocho?”, pero cuando ve a su serpiente nuevamente junto a ese cara de rata, lo único que su cerebro logra formular es:

—¡Devuélveme a Kaburamaru! 

Sin embargo, como era de esperarse, la queja cae en oídos sordos.

Esta vez observa que Tomioka sostiene correctamente a la serpiente. Aunque Obanai nota aún la inexperiencia, Kaburamaru se ve más cómodo. Mientras su cabeza se mueve hacia él en un intento de saludo, el pequeño malcriado aferra la parte inferior de su cuerpo alrededor del brazo y muñeca de Giyuu, casi estrangulando su circulación, el resto de su cuerpo descansa cómodo sobre la mano del hombre.

—¿Qué comen las serpientes? —pregunta de pronto el Pilar del Agua.

Al escuchar la pregunta, Obanai podría elegir el camino de la violencia, gritar o golpear a Giyuu para que suelte a la serpiente pero no lo hace.

No cuando su maldita serpiente sisea ante su intento de arrebatarla de regreso a él; su cuerpo se flexiona sobre el brazo de Tomioka, apretando dolorosamente antes de darse vuelta y serpentear hacia el cuello del ojiazul para esconderse dentro de su haori, casi feliz de estar ahí.

—Te comería a ti si pudiera —responde en su lugar.

Escucha a Giyuu exclamar un pequeño “oh”, su mirada se dirige a la serpiente, como si intentara averiguar si realmente podía comerse a un humano. 

—Si aún no te ha comido, supongo que es seguro —ante la respuesta Iguro aprieta los dientes tan fuerte que le duele, considera abandonar a Kaburamaru y escapar de la habitación, pues ya no soporta estar un minuto más cerca del Pilar del Agua.

—Tú…

Es interrumpido cuando escucha como la puerta de la habitación a su lado se abre y varias voces parecen tener una agradable charla, supone que es la hora de que las chicas revisen a los pacientes y pronto será su turno.

Se resigna, pues cualquier plan de escapar se ha visto interrumpido por la presencia del señorito “no soy igual a ustedes” y su irritación crece más con cada segundo que pasa.

—Tomioka… 

Sin embargo el nombrado voltea la mirada hacia la puerta de la habitación, su inexpresivo rostro pone nervioso al Pilar de la Serpiente, no está seguro de lo que piensa el más alto y constantemente se siente enojado por la actitud de su compañero.

—...

—¿Me estás escuchando?

—...

—Oye…

—Vamos Kaburamaru, es hora de volver —finalmente el Pilar del Agua reacciona y su atención se centra en susurrarle a Kaburamaru tan suave y gentil, como si intentara persuadir a un niño y no hablara a una serpiente que podría estrangularlo si su dueño se lo pidiera, por un momento Iguro cree que está alucinando. Se pregunta si esa amabilidad solo se limita al reptil, al menos Tomioka debería responder a sus preguntas.

La serpiente finalmente regresa con su dueño, no sin antes pasar su lengua bífida entre los dedos del ojiazul.

—Te está probando —Iguro ríe con malicia, intentando provocar al contrario para ver una reacción en ese siempre estoico rostro.

Aunque lo que menos esperó ver fue una minúscula sonrisa adornar el rostro del maldito Tomioka Giyuu. Antes de que pudiera procesar del todo lo que acaba de observar, el hombre se da la vuelta y sale de la habitación, sin siquiera despedirse; Iguro jura por Dios que un día de estos se desmayará de los corajes que hace con su serpiente y el entrometido de Giyuu.

—¡Oh, Tomioka! —escucha la voz de la Pilar del Insecto, siempre amable pero con matices venenosos que muy pocos podían notar. La chica espera unos segundos pero no recibe ninguna respuesta—. ¿No vas a contestar? —Irritación, Iguro lo reconoce claramente en el tono de voz de la muchacha pero no la puede culpar, no cuando el mismo Tomioka no ayuda a mejorar su relación con el resto de los Pilares—. Es por eso que a nadie le agradas, Tomioka.

Puede escuchar el jadeo de sorpresa de las demás chicas mariposa, pero el nombrado no responde, indiferente como siempre y eso solo molesta más a Shinobu.

—¿No lo sabías? Lamento ser yo quien te lo diga —ella se burla con tono inocente, como si acabara de revelar un secreto que no debía.

—Espera —dice el hombre cuando las chicas se mueven hacia la habitación y en ese momento Iguro se da cuenta de que la intención de Tomioka era distraer a Kocho.

—¿Y ahora qué?

No está seguro de por qué ese bastardo ha decidido ayudarlo, pero no piensa desperdiciar la oportunidad para escapar, así que aprovechando las ventanas de la habitación, se desliza fuera de la propiedad.

—¡Kaburamaru traidor! —Exclama irritado mientras se aleja de la propiedad lo más rápido que puede, pues realmente, realmente se siente profundamente ofendido con la serpiente.

Cuando la chica abre la puerta de la habitación y la encuentra vacía, no puede evitar darse la vuelta enojada, lista para amenazar al Pilar del Agua sobre cómo no debía interrumpir en el tratamiento de sus pacientes, pero su sonrisa solo se ensancha aún más cuando encuentra vacío el lugar donde Tomioka había estado. Completamente irritada.

Y entonces, si el mes siguiente, durante la reunión semestral de Pilares se da cuenta de que Kaburamaru se desliza dentro del haori de Giyuu y regresa con un pequeño ratón en la boca, Iguro puede fingir que el vuelco que siente en el corazón es porque su pequeño malcriado le acerca demasiado el animal muerto a la cara antes de devorarlo.

Cuando voltea la mirada hacia Tomioka puede ver de nuevo la minúscula sonrisa en su rostro, misma que no podría borrar durante los siguientes meses de su memoria

Notes:

Iniciamos con el desarrollo de sentimientos, este será un camino muuuuuy largo, pero tengamos fe.
Por otra parte... ya tengo el siguiente capítulo casi listo, una parte del capítulo 5 y el planteamiento del capítulo final, pero lo que sucede en el medio es un misterio hasta para mi
Ojala que después de ver la película tenga buenas ideas para terminar de desarrollarlos <3

Chapter 3

Summary:

Este sentimiento extraño que crece desde el centro de su pecho y se extiende como un hormigueo por todo su cuerpo; se siente como un reloj roto, como si alguien intentara tocar una melodía de la que ya no recuerda el ritmo con un instrumento desafinado y… la forma en la que su corazón se agita mientras más piensa en ello debe ser culpa de un demonio o del frío, de esto está seguro.

Notes:

Pensaba actualizar desde ayer, pero el capítulo se volvió bastante largo, entonces AO3 se fue a mantenimiento y después hubo un apagón enorme en mi estado... supongo que tienen suerte de que siga actualizando hoy
Espero que lo disfruten, ahora ya tenemos un poco de desarrollo de sentimientos por parte de nuestro celoso3000, ahora Giyuu es un total misterio, eso lo van a averiguar más tarde.

btw imaginen que Iguro es Kaburamaru...

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Está jodido. 

Realmente…

Desde el momento en el que decidió quedarse con Kaburamaru debió saberlo. Algún día esa serpiente se volvería en su contra, pero él no podía saber… nunca podría adivinar que llegaría el día en el que vería a su serpiente acurrucarse en los brazos de ese ser, ese hombre.

¿Es este su karma por ser un hijo de puta la mayor parte del tiempo?

O más bien un castigo por malcriar a Kaburamaru en exceso.

Cualquiera que sea la respuesta, lo único de lo que está seguro es que se ha condenado, definitivamente está jodido. Esto no puede ser posible, se niega a aceptarlo.

Este sentimiento extraño que crece desde el centro de su pecho y se extiende como un hormigueo por todo su cuerpo; se siente como un reloj roto, como si alguien intentara tocar una melodía de la que ya no recuerda el ritmo con un instrumento desafinado y… la forma en la que su corazón se agita mientras más piensa en ello debe ser culpa de un demonio o del frío, de esto está seguro.

 

*

 

Todo inicia con una misión en el norte. 

O más bien, con una petición de Oyakata-sama, la cual supo que no podía negar, no cuando cada invierno es el mismo líder del Cuerpo de Exterminio quien lo enviaba a patrullar las zonas más cálidas por el bien de Kaburamaru. 

La misión se desarrolla en una zona boscosa, el lugar perfecto para que los demonios hagan desaparecer a cualquier desafortunado sin temor a los cazadores de demonios, pues los pueblos cercanos terminarían culpando al clima o a un animal salvaje. 

Camina sobre la nieve hasta que vislumbra al demonio. Iguro ni siquiera necesita utilizar una técnica de respiración para decapitarlo, lo cual resulta sospechoso cuando se le asignó esta misión porque el demonio ya había matado y devorado a al menos diez cazadores de rango mizunoto y a seis de rango tsuchinoe, por lo que está seguro, este no es al que debe estar buscando.

Obanai no baja la guardia, con Kaburamaru aferrándose a su cuello con fuerza decide adentrarse más en el bosque; no camina mucho antes de sentirse observado. La hostilidad de otro demonio hace que mantenga todos sus sentidos alerta, mientras más rápido termine su misión, mejor. 

El sonido de una rama rompiéndose le indica que el verdadero culpable se esconde entre los árboles y no pasará mucho tiempo antes de que decida atacar.

—Respiración de la serpiente —coloca una mano sobre el mango de su espada, listo para desenvainar en cualquier momento, puede sentir al demonio moverse alrededor de él y solo le basta un segundo para ver el destello de su pútrida piel bajo la luz de la luna. Inhala con fuerza—. Segunda postura: colmillo venenoso de serpiente pequeña.

Se desliza detrás del demonio, listo para decapitarlo de un solo golpe, sin embargo, el bosque suavemente iluminado por la luna se hunde en una profunda oscuridad que le impide ver cualquier cosa frente a él, haciendo que falle su corte.

Puede escuchar al demonio chillar, un sonido estridente que retumba por todo el bosque, parece provenir de todas direcciones y ninguna a la vez; eso lo aturde, lo que no ayuda a mejorar su ya delicado malhumor. Su corte ha alcanzado el cuello del demonio pero no fue lo suficiente profundo para desgarrarlo y separar la cabeza del cuerpo. 

Aprieta con fuerza la empuñadura de su espada y se prepara para hacer un segundo ataque, decidido a decapitar al demonio de una vez por todas, listo para dejar a Kaburamaru guiar sus movimientos. Sin embargo, antes de que pudiera intentar levantar de nuevo su katana, el bosque vuelve a ser visible y con ello el demonio también, lo puede ver retroceder tambaleante mientras se sostiene el cuello con ambas manos.

Iguro observa como el maldito corre despavorido, adentrándose aún más en el bosque. Con esto su malhumor solo empeora, puede sentir una vena inflamarse en su frente al pensar que tendrá que perseguirlo por todo el bosque. Está muy molesto.

—¡VUELVE AQUÍ MALDITO COBARDE! —grita totalmente enojado. Será un problema si lo pierde de vista.

Corriendo detrás de él, no tarda en encontrarlo nuevamente, solo que esta vez no está solo, delante hay cuatro demonios más. No puede observar su apariencia, pues nuevamente su visión se vuelve negra.

Supone este es el problema con el que se encontraron los cazadores de menor rango: por más hábiles que fuera, sin el sentido de la vista solo podrían moverse torpemente hasta ser asesinados por esos cuatro demonios, que aunque débiles, utilizaban un truco sucio.

Suspira con hastío y señala con desdén la dirección en la que supone están los demonios. 

—¡Ustedes sí que son molestos! —sosteniendo su katana mientras se coloca en una postura adecuada, puede sentir a Kaburamaru prepararse para la batalla, se enrosca con fuerza alrededor de su cuello y sisea—. Respiración de la serpiente. Quinta postura: serpiente deslizante.

Cortando en un solo movimiento el cuello de los cuatro, reanuda su persecución al objetivo principal de su misión.

El demonio es escurridizo y con un arte de sangre demasiado molesto, debe estar corriendo detrás de él en un absurdo intento de jugar al gato y el ratón, entre los árboles y la nieve termina perdido un par de veces antes de poder alcanzar el cuello del demonio; no puede evitar burlarse cuando finalmente el cuerpo de esa plaga asquerosa se desintegra. Comprende porque Oyakata-sama solicitó su presencia específicamente, después de todo es Kaburamaru quien se encarga de guiarlo la mayor parte del tiempo.

Aún así, si bien el demonio no fue un problema, el clima sí. Desliza a Kaburamaru dentro del calentador de brazo que Tomioka le donó amablemente hace un año (el cual se niega a aceptar que es demasiado útil en este momento) y su corazón se calienta cuando escucha un siseo agradecido ante la calidez extra.

Con la nieve cayendo suavemente, se pregunta cómo es que sus compañeros pueden soportar estas condiciones climáticas tan horribles.

La zona norte siempre ha sido la más fría y son Himejima y Tomioka quienes se encargan de las patrullas y misiones en esta zona. Siempre ha sido así desde que obtuvo su lugar como pilar en el cuerpo.

Se pregunta cómo le estará yendo a este último, no se han encontrado desde la última reunión de Pilares y puede jurar que Kaburamaru lo extraña.

Ah, nuevamente está pensando en él…

 

*

 

Cuando llega a la ciudad es casi el amanecer, está seguro de que durante la persecución se alejó lo suficiente para terminar un pueblo totalmente distinto al que encontró al inicio de su viaje.

Sacudiéndose la nieve de encima, puede sentir sus extremidades congelándose, con Kaburamaru acurrucado dentro de su haori, se da cuenta de que necesita un lugar para hospedarse, así como preguntarle a los locales sobre direcciones para poder volver a su zona habitual de patrulla, al menos hasta que su cuervo regrese con una nueva misión.

Se pasea por casi todos los hostales para recibir la misma respuesta desalentadora.

—Lo siento, no hay habitaciones disponibles.

Está a punto de rendirse cuando escucha una voz detrás de él, la reconoce rápidamente como la del Pilar del Agua y piensa que si se mueve no será visto. Un comportamiento bastante infantil.

—¿Iguro? —Escucha decir a Tomioka con sorpresa, casi aturdido. 

Sin embargo, no sabe si se asusta más de la forma en la que su corazón se siente inquieto, casi aliviado al ver a su compañero o de la apariencia de este mismo.

Cree que está viendo un cadáver andante.

Su piel es tan pálida que se podría confundir con la nieve. Sobre sus pestañas se pueden ver algunos copos que han quedado atrapados y se derriten lentamente. Su uniforme y haori también están sutilmente mojados por la suave nevada de la mañana y su cabello es un desastre lleno de ramas y hojas marchitas.

Ignora todas las heridas y rasguños para fijar su mirada en las manos del hombre más alto. Sostiene a un viejo cuervo el cual tiembla suavemente, ¿cuál era su nombre? No puede recordar. 

El negro de las plumas hace resaltar aún más la tonalidad morada que se extiende casi a la mitad de los dedos de Tomioka y realmente cree que si el hombre pasa un minuto más en el frío podría morir.

—No hay habitaciones —es lo único que atina a decir, realmente asustado de la apariencia del Pilar del Agua.

Giyuu no dice nada durante un minuto, aún aturdido y no es hasta que Kanzaburo picotea suavemente su mano que el hombre se mueve nuevamente.

—Oh —exclama Tomioka y Obanai está a punto de soltar un comentario mordaz sobre cómo podrían simplemente salir y morir congelados en la nieve, pero cualquier palabra muere en la punta de su lengua cuando ve al más alto sacar una bolsa de monedas y dársela a la recepcionista—. Él viene conmigo 

Así que ahora está atrapado con la persona a la que menos quería encontrar. Supone que es mejor estar con Tomioka a morir de frío o hipotermia.

 

*

 

Por la cantidad de mantas dentro de la habitación parece que el Pilar del Agua ha estado aquí por semanas.

Giyuu se quita su haori y lo dobla suavemente, ahora con solo el uniforme del Cuerpo de Exterminio, Iguro puede ver que el bastardo lleva una cantidad considerable de ropa debajo y se pregunta cómo es que aún puede tener frío.

—Habrá tormenta de nieve durante todo el día —dice, dejando a su cuervo sobre su futón. El animal se acurruca cómodamente, anidando en el lugar sin ninguna pena.

E Iguro queda parado sobre el tatami sin saber qué hacer mientras Tomioka desaparece detrás de una puerta corrediza. No sabe a dónde va pero cuando regresa su cabello ya no es un desastre, tiene ropa seca y su rostro y manos han recuperado un poco el color.

—Hay agua caliente —señala la puerta corrediza detrás de él y después un pequeño clóset—. Puedes tomar lo que quieras, yo dormiré un rato. 

Y demonios, el cabrón seguía siendo tan incómodamente social como siempre, pero Iguro no tiene energía para pelear, no cuando Tomioka parece que se va a desmayar en cualquier momento.

Kaburamaru, contrario al malhumor de su dueño, se desliza por la habitación, más interesado en colarse dentro de la ropa de Tomioka. Obanai no puede evitar soltar una risa maliciosa cuando escucha el grito ahogado de su compañero, seguramente sorprendido al sentir la helada piel de la serpiente.

—Le diré que no te ahogue mientras duermes.

Y si cuando regresa pasa horas observando a Tomioka dormir, insistirá que es solo porque Kaburamaru se había aferrado alrededor del cuello de Tomioka y quería asegurarse de que la serpiente no merendara al viejo cuervo que se movió de su lugar en el futon para descansar plácidamente sobre el pecho su dueño. 

Finge que no piensa en cómo los tres se ven tan cómodos que él también quiere acurrucarse con ellos. Quizá podría mover el brazo de Tomioka y meterse dentro del futón, robar un poco de la calidez del hombre de ojos azules. Reflexiona, sería tan sencillo, tan maravilloso si Kaburamaru pudiera compartir un poco de esta extraña cercanía que ha desarrollado con el Pilar del Agua.

Cuando sus pensamientos se vuelven muy ruidosos decide salir de la habitación para explorar brevemente el lugar.

Al volver es cerca del atardecer. La tormenta de nieve sigue tan fuerte como en la mañana y está seguro de que su cuervo no volverá en las próximas horas. Se deja caer en una de las esquinas de la habitación y vuelve a su papel de guardián, Kaburamaru aún no ha intentado comerse al viejo cuervo de Tomioka, así que todo está en orden.

Por otra parte Giyuu también despierta pronto, el hombre parece totalmente perdido cuando se incorpora sobre el futón. Kanzaburo no esperaba el movimiento, por lo que se resbala de su lugar en el pecho de Tomioka hasta las piernas del hombre; enojado croa y se infla, probablemente haciendo un puchero, cuando su amo no le hace caso entonces prefiere acicalar su plumaje.

Iguro de burla del cuervo en voz baja.

Pero cuando regresa su vista a Tomioka, parece que su cerebro hace un corto circuito. El cabello de Giyuu ha vuelto a ser un desastre, pegándose a su rostro de forma que oculta la mayor parte de sus rasgos, de entre los espesos mechones puede ver una mirada somnolienta ensancharse en esos ojos azules que parecen hipnotizarlo. Siente que su corazón se agita de una forma extraña ante la imagen casi infantil del siempre estoico Pilar del Agua.

—¿Acaso eres un niño? —pregunta, aunque no obtiene respuesta.

Kaburamaru parece despertar también y emocionado, sin importarle el desastre en la cara de su nueva persona favorita, frota su cabeza contra la mejilla de Giyuu en un intento de llamar su atención, pero al verse ignorado decide bajar de su lugar en los hombros del Pilar y acurrucarse dentro de las mantas, por lo que ahora es turno de Kanzaburo. El viejo cuervo se aferra con su pico y garras a la ropa de Tomioka, eligiendo escalar hasta la cabeza del hombre en lugar de simplemente volar, Obanai no entiende por qué el cuervo hace eso pero lo encuentra entretenido.

—Giyuu —llama la vieja voz del cuervo. Pero tampoco recibe respuesta. Entonces el ave decide picar con fuerza la frente del Pilar del Agua, lo que parece llamar la atención del hombre, el cual se sobresalta y cubre su frente con ambas manos, en un intento de evitar el ataque. El cuervo suspira satisfecho y salta de la cabeza al hombro de su dueño, se acurruca felizmente en el espacio entre su cuello y hombro, camuflajeandose con el cabello negro de Tomioka.

—¿Iguro? 

Y pretende que no se estremece al escuchar como su nombre es dicho con tal suavidad, casi en un suspiro, incluso si es una pregunta.

—Primero me arrastras contigo, te robas a Kaburamaru y ahora finges que no recuerdas lo que hiciste 

—¿Perdón?

Y jura que si algún día tiene una conversación real con ese bastardo, será el día que alguien mate a Kibustuji Muzan.

—Olvídalo —y dios, él realmente no quiere ser grosero con Tomioka pero el hombre no ayuda—. Dime cuando va a mejorar el clima para que pueda regresar pronto.

Giyuu observa la ventana en la habitación, lo que en realidad es inútil, pues está cerrada y el exterior no se puede observar a través de la pantalla de papel. Aún así, parece que con esa pequeña observación ha obtenido la información suficiente para contestar sin dudar.

—Probablemente mañana.

Y con eso la conversación ha terminado y mierda, ese hombre pone a prueba su paciencia con cada palabra que sale de su boca; su bonito rostro no es suficiente para el descaro de persona que puede ser en algunas ocasiones.

Se enfurruña en su espacio de la habitación, resignado a tener que quedarse una noche en este lugar.

Sin embargo decide fingir que no ha visto como Giyuu toca la cabeza de la serpiente con delicadeza cuando esta sale de su escondite dentro de las mantas.

—¿Tienes frío? —pregunta el más alto en voz baja a la serpiente, lo que parece captar la atención del reptil.

Obanai se congela, respira pesadamente, casi con dolor cuando siente el coraje expandirse por todo su cuerpo. Es tan evidente la diferencia de trato entre él y Kaburamaru, compara como la serpiente es llamada con una voz tan suave, siendo arrullada cuando Tomioka le pregunta por su bienestar aún cuando no va a recibir una respuesta, mientras que él lo único que recibe son respuesta incómodas y cortas que terminan rápidamente con cualquier intento de conversación.

—Traidor —farfulla, irritado y frustrado. Aprieta los dientes mientras observa, deseando alejar a Kaburamaru de ese calor, de ese cariño; pero no encuentra la fuerza para hacerlo, no cuando la serpiente solo merece lo mejor y lo está obteniendo, incluso si la situación lo pone incómodo en formas que no comprende.

Suspira.

Tomioka es demasiado curioso y Kaburamaru se ha vuelto complaciente con el paso de los años.

El hombre cambia su toque por una caricia a la cabeza de la serpiente, sus dedos tocan las escamas suavemente, el reptil sisea gustoso y se deja hacer, lo que es una invitación para que Tomioka continúe con la exploración. Él toca la barbilla de Kaburamaru, comparando la piel inferior con la superior, mientras que la cabeza es escamosa, áspera y dura, el cuello es más suave y las escamas se sienten lisas al tacto.

Iguro finge desinterés, pretende que no está atento a cada uno de los movimientos del otro Pilar, intenta no pensar en cómo esas manos que asesinan demonios y protegen a los débiles son utilizadas para acariciar con cariño a su pequeña joya. 

No puede evitar estremecerse cuando ve a Kaburamaru abrir la boca, sus colmillos sobresalen mientras presume ante Tomioka, el hombre no se atreve a tocar dentro de la boca del reptil, pero si contornea con uno de sus dedos toda la extensión de la boca del reptil.

Iguro no puede evitar pensar si Tomioka tocaría sus cicatrices así si algún día puede encontrar la fuerza de voluntad de enseñarlas sin sentir vergüenza, no lo dice en voz alta pero él también está hambriento de contacto, quizá Kaburamaru podría dejar de ser egoísta y compartir un poco de la atención con él.

La serpiente parece darse cuenta de la hostilidad de su dueño, por lo que se da la vuelta y sube hasta el cuello del Pilar, asustando a Kanzaburo, quién grazna ante la intromisión.

Ambos animales pelean por ver quién se queda con el lugar bajo la atenta mirada del hombre de ojos azules.

Iguro también observa, ha pasado suficiente tiempo con Tomioka, en contra de su voluntad, para saber cómo son de cambiantes sus expresiones. Puede ver las cejas del más alto subir, sus ojos también se abren, dejando su siempre mirada aburrida por un momento e incluso la comisura de su boca se mueve un poco.

No…

Él no está prestando atención, sólo está cuidando que Kaburamaru no resulte herido en este intercambio.

—Kanzaburo no seas grosero —escucha decir a Tomioka y se siente orgulloso al saber que Kaburamaru ha ganado esta pequeña guerra.

Sin embargo su orgullo se convierte en horror cuando de pronto siente un peso en su cabeza. Un par de garras se aferran a su cabello, enganchando algunos mechones. Es el cuervo viejo de Tomioka, el cual ha desistido de su lugar en el hombro de su dueño y ahora se conforma con subirse a la cabeza del Pilar de la Serpiente.

No puede evitar inhalar con sorpresa cuando siente el pico del cuervo mover su cabello, puede ver algunos mechones caer sobre su cara.

—¿¡Qué haces!? —grita sorprendido.

Levanta las manos para sostener al cuervo y quitárselo de encima, pero antes de que pueda siquiera tocar una pluma, un par de manos sostienen las suyas. El toque es tan gélido que no puede evitar temblar.

Cuando levanta la vista, puede ver a Tomioka sostener a Kanzaburo y quitarlo de su cabeza, el cuervo grazna ofendido nuevamente y picotea la mano de Tomioka.

—Lo siento —es lo único que ofrece Giyuu.

Puede jurar que eso es todo, que ahí ha terminado su intercambio, que ambos volverán a la (in)comodidad del silencio; sin embargo no puede evitar quedarse rígido cuando siente los dedos del hombre más alto tocar su cabeza.

Acomodan con delicadeza los mechones que han sido desordenados, es una suave caricia que pone de los nervios a Iguro e intenta fingir que no le afecta más de lo que debería.

No quiere mirar el rostro del hombre así que fija la vista al frente, pero eso es peor, pues se encuentra con el pecho de Tomioka. Al estar demasiado cerca aprecia la forma en la que el uniforme se marca y no puede evitar pensar en lo musculoso que es, ¿será suave o la piel estará tonificada también en esa zona? Su pecho se ve algo abultado, por lo que se pregunta si hará algún ejercicio o si simplemente es así de manera natural.

Y no, no se está sonrojando ni mucho menos se derrite ante el toque de Tomioka, tampoco se siente decepcionado cuando este se retira una vez que su cabello ha sido acomodado.

Es solo el frío. Se engaña a sí mismo.

Está seguro.

Si no fuera por este frío insoportable, no habría terminado así;  arrastrado al mismo futón, casi secuestrado por Tomioka. 

No es como si él hubiera preguntado, se niega a creer que fue su rostro, que sus ojos le traicionaron al demostrar algo que el más alto malinterpretó como anhelo.  

Se acurruca contra el calor del hombre. El futón es tan caliente que puede sentir como si estuviera ardiendo en fiebre. Y no puede descansar, atrapado toda la noche en un sueño inquieto, solo alcanza a huir la mañana siguiente antes de tener que enfrentar a Tomioka y sus propios sentimientos.

Aunque quizá la próxima vez deje a Kanzaburo jugar con su cabello e incluso sacrifique algunos mechones si eso significa que volverá a sentir las manos de Tomioka sobre su cabeza. Quizá la próxima vez se permita descansar tranquilamente entre los brazos del hombre.

Y ante el pensamiento jura que se está volviendo loco.

Notes:

Kanzaburo y Kaburamaru son una belleza, no tengo una serpiente mascota pero si aves, por lo que lo lamento si me vieron despotricar mucho sobre Kanzaburo. Debo decir que mis ninfas tienden a acicalarme, su pico se siente suave cuando mueven mi cabello pero siempre dejan un desastre por lo que tengo que acomodarlo de nuevo, a veces también se emocionan y lo arrancan… pero bueno

Giyuu: es pequeño, con este clima es más probable que muera congelado, ¡debo ayudarlo a él y a Kaburamaru a mantenerse calientes!
Obanai: ¡Sueltame, maldito cara de rata!
Kaburamaru viendo a Obanai cerca de Giyuu: GAY GAY GAY HOMOSEXUAL GAY

Chapter 4

Notes:

hola -suda- les prometo que tengo una buena explicación, pero primero vamos al capítulo

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

La reunión semestral de Pilares es un hecho que no se puede evitar. Mientras el maestro habla, preguntando a cada uno de sus niños sobre su salud, sus misiones y la asignación de sus responsabilidades, Iguro desea estar en cualquier lugar menos cerca de Giyuu Tomioka.

Su cabeza ha sido un caos desde su último encuentro con el hombre. Han pasado semanas y aún no consigue descubrir qué es esa extraña sensación que crece dentro de su pecho cuando piensa en él.

Debe ser que Kaburamaru lo mordió mientras dormía.

Al terminar la reunión, intenta huir lo más rápido que puede, apenas se ha levantado cuando cree que ha visto el horrible haori desigual de Tomioka acercándose a él. Se estremece al cruzar miradas con el otro Pilar, recordando la suavidad y calidez de ese pequeño momento que compartieron hace algunas semanas. 

Parece que Giyuu quiere iniciar una conversación pero no, definitivamente no está sucediendo.

Detrás de él, Uzui se ríe, como si hubiera descubierto algo interesante. 

Iguro se gira inmediatamente hacia el hombre, quien parece sorprendido al ver el movimiento brusco del Pilar de la Serpiente; por un momento, Tengen se arrepiente de haber hecho ruido.

—Uzui, necesito hablar contigo.

Finge que no ve la expresión decepcionada de Giyuu; pretende no sentirse culpable al observar la forma en la que el Pilar del Agua se da la vuelta para salir de la habitación, silencioso y solitario.

—¡Qué extravagante! —al escuchar la picardía en la  voz de Uzui, sabe que está jodido—. ¿Y de qué quiere hablar conmigo el gran Pilar de la Serpiente?

Al maestro no le importará si utilizan la habitación por un rato más, ¿verdad?

 

*

 

Se arrepiente totalmente.

Supone que es culpa del Pilar del Agua; si no hubiera sido por él entrometiéndose en donde no debería, ahora mismo estaría en su finca acurrucado junto a Kaburamaru mientras espera su siguiente misión y no siendo regañado por Kyojuro, Mitsuri y el chismoso de Uzui.

Está arrodillado en seiza mientras Kyojuro, frente a él, le da un largo sermón sobre cómo no debe ser desagradable con los demás Pilares.

—¿Te ayudó y no le has agradecido aún? —el Pilar de la Llama parece indignado, casi ofendido al pensar que Tomioka fue agraviado por su casi hermano.

—No es como si fuéramos amigos —se defiende Iguro, aunque no parece ser excusa suficiente para justificarse.

—Pero Tomioka es muy amable —interviene Mitsuri. La chica no oculta su vergüenza cuando confiesa a los otros—. No se enojó cuando le rompí el brazo por accidente durante nuestra primera misión juntos.

—¡¿Hiciste qué?!

Obanai se lamenta nuevamente.

Cree que están haciendo bastante ruido, pues el alboroto capta la atención de Sanemi; quien había estado esperando a Iguro afuera de la mansión, pero al ver que el hombre tardaba en salir, decidió volver. 

Al entrar a la habitación, el albino los observa por un momento antes de estallar en carcajadas al ver a su amigo arrodillado en el suelo. No necesita preguntar para saber que está siendo regañado por Rengoku.

—¡Shinazugawa! —saluda Uzui al otro Pilar, una sonrisa burlona adorna su rostro; claramente no estaba provocando el caos cuando añadió—: ¿Puedes creer que Obanai no le ha agradecido a Tomioka por ayudarlo en su última misión?

—¿A ese imbécil? —Sanemi no es amable cuando se trata de hablar del Pilar del Agua, por lo que no tiene reparos en burlarse de él cada vez que tiene la oportunidad—. ¿Por qué tendría que agradecerle a un idiota que se cree superior a los demás?

Y de alguna forma, Sanemi también se encuentra arrodillado en el suelo. Una expresión de incredulidad adorna su rostro, no puede evitar resoplar divertido al ver al hombre lucir abatido ante el interminable regaño de Rengoku.

Supone que puede sacar algo bueno de esto.

Aun así, considera que debería agradecer de alguna forma a Tomioka, después de todo Kaburamaru también ha sido beneficiado de lo que sea que se está cultivando entre ambos.

 

*

 

Lo ha pensado y no está seguro de qué hacer.

Reflexiona durante días antes de llegar a la conclusión de que debería darle un regalo, algo sencillo y que no tenga un significado tan profundo, quizá pase por alguna ciudad y compre cualquier cosa que encuentre durante su camino.

Pero mientras más lo piensa, menos le convence la idea de elegir cualquier cosa. Desde que el asunto tiene que ver también con Kaburamaru, siente que es un insulto a su serpiente darle cualquier cosa a Tomioka. Así que decide tragarse su orgullo y pedir un consejo.

El primero al que intenta preguntar es a Sanemi, pero no es de mucha ayuda.

—Si eso te hace feliz…—dice el hombre tras escuchar el problema de Iguro. Parece pensar profundamente mientras se golpea rítmicamente el hombro con su bokken; sus rasgos se suavizan bajo la luz del atardecer—. No seré de gran ayuda, pero podrías darle algo útil, como… —las palabras se atascan en su garganta; tras un largo e incómodo silencio, suspira derrotado—. No, no puedo pensar nada —admite algo avergonzado sintiendo como sus orejas se enrojecen—. Aunque si por mí fuera le daría una piedra o algo así.

Bien, no está seguro de que esto funcione. Pero aún así agradece el consejo, sabe que Sanemi utilizó toda su fuerza de voluntad para pensar en algo decente, incluso si no puede dar una respuesta adecuada.

Su siguiente opción son Kyojuro y Kanroji.

Visita la finca del Pilar del Fuego un par de semanas después, tras recibir una carta de Kyojuro que lo invita a entrenar con él, Kanroji y Senjuro, por lo que aprovecha la oportunidad para preguntar.

—¿Cómo podría agradecerle a Tomioka? 

Simple, conciso y directo.

Kyojuro parece pensar un largo rato, a su lado Kanroji presiona su propia cabeza, como si intentara exprimir cualquier idea útil de su cerebro. Ambos parecen iluminarse al mismo tiempo, cruzando miradas antes de decir:

—¡Invítalo a comer!

Su consejo no es nada confiable, en primer lugar porque no piensa quitarse sus vendas frente a Tomioka y, en segundo, porque duda que el contrario acepte su invitación.

Es una mala idea, completamente destinada al fracaso.

—No pienso hacer eso.

Ignora la expresión derrotada de ambos Pilares. Por un momento considera otras opciones: preguntarle a Himejima no funcionará, está seguro de que el hombre le dirá que vaya a un templo a rezar o algo similar; acercarse a Shinobu no es una opción, Uzui está totalmente descartado y Tokito, el nuevo Pilar, es apenas un niño que no puede recordar dónde está parado, por lo que, en realidad, se ha encontrado con un callejón sin salida.

—No sé qué hacer —admite. A su lado Kyojuro frota su espalda, ofreciéndole consuelo.

Es Senjuro, bendito sea, quien le da el consejo que estaba esperando.

—Si tiene el cabello largo, ¿por qué no le das algo para atarlo? Es sencillo y útil. —Y, como si hubiera sido bendecido por un dios, la idea parece encajar perfectamente con lo que buscaba, incluso Kaburamaru sisea animado.

—¡Esa es una buena idea!

—Estoy segura de que un kanzashi o un mizuhiki se verán hermosos —Mitsuri parece brillar mientras ofrece sus recomendaciones y explica la forma de utilizar cada uno. Aunque los gestos que hace con las manos no son suficientes para que Iguro comprenda lo que intenta explicar, no puede evitar reír suavemente al ver a la chica tan animada.

Agradece a Senjuro en silencio y pasa el resto de la tarde en una agradable conversación. Cuando ya debe regresar a su propiedad, se despide prometiendo enseñarle al chico más técnicas de espada en su próxima visita.

 

*

 

Un par de días después tiene la oportunidad de visitar una ciudad, se sorprende cuando entre los puestos encuentra rápidamente diseños interesantes.

Sin embargo se marea al observar las formas de los adornos que Mitsuri había recomendado.

Todos son muy llamativos, algunos con forma de peineta, otros parecen diademas, cargados con diseños florales, telas o pequeñas piedras de colores, incluso hay algunos que parecen abanicos cuyas decoraciones caen en forma de cascada por todo el cabello.

Por donde intente verlo, todos son muy femeninos o incómodos de utilizar durante una pelea. Está jodido si piensa regalarle a Tomioka algo como esto.

Sigue adentrándose en el mercado, hasta que encuentra un puesto algo escondido. Este ofrece adornos para el cabello más sutiles, sin embargo… ¿cómo es posible siquiera utilizarlos?

Es una varilla tallada en madera, no es elástica y tampoco se puede amarrar.

¿Sabrá Tomioka cómo utilizarlo?

¿Puede siquiera sostenerse el cabello con esto?

Aunque no es su problema si Tomioka no sabe utilizarlo; aun así es frustrante no encontrar algo de su agrado.

Quizá debería darse la vuelta y conseguir otra cosa, o rendirse y dejar atrás la idea de agradecerle.

Sobre su cuello, Kaburamaru sisea, como si pudiera leer sus pensamientos. Bien, abandonar la idea del regalo no es una opción.

Pronto se encuentra intentando decidir entre varios modelos; sin embargo, es Kaburamaru quien, sorpresivamente, elige la horquilla y, para su mala suerte, no es ninguna de las opciones que estaba mirando.

Un diseño bastante discreto, está seguro de que nadie lo notará a menos que esté mirando detalladamente el cabello de Tomioka.

Es una horquilla de madera, su forma es larga y delgada. En un extremo tiene una pequeña serpiente tallada en marfil que parece enroscarse alrededor de una esfera azul incrustada en la punta. Desde la cual caen dos cadenas, una larga de la que cuelga un orbe amarillo y otra corta de la cual cuelga uno verde.

Es perfecta.

Kaburamaru siseal satisfecho con su elección.

—Señora, ¿cuál es el precio de este?

¡Al diablo con Tomioka! Si no sabe cómo utilizar la horquilla, se encargará de que aprenda de una forma u otra, después de todo, Kaburamaru la eligió, y no querrá ofender a la serpiente.

 

*

 

Con el regalo ya elegido, ahora necesita encontrar una oportunidad para entregarlo.

Lo que en realidad es un problema, pues Tomioka es un maldito adicto al trabajo: el hombre parece tomar más misiones de las que es humanamente posible terminar y parece estar en todos y ningún sitio a la vez, por lo que se vuelve imposible encontrar al hombre durante el siguiente mes. 

Ya casi es primavera y ha pasado tanto tiempo que, a estas alturas, es ridículo pensar que es un regalo de agradecimiento.

Aun así decide seguir adelante.

Y su oportunidad parece llegar un par de meses después en forma de una misión en pareja.

—Hijos míos, últimamente ha habido reportes de múltiples desapariciones en los pueblos del sureste. Se cree que ha sido obra de una luna inferior —la voz de Oyakata-sama es suave y tranquila mientras explica la situación—. Aunque es la zona que se le ha asignado a Sanemi, como ha estado ocupado ayudando a Kyojuro en una misión, creo que es prudente enviarlos a ustedes dos a investigar.

—Nos encargaremos del asunto, no debe preocuparse, Oyakata-sama.

Es Iguro quien responde, inclinándose frente a Ubuyashiki. Tomioka, a su lado, también lo hace. 

Cuando salen de la mansión, Kaburamaru está enroscado en el brazo del más alto, casi ofendido por la ausencia del Pilar del Agua y Obanai no puede hacer nada para recuperar a su serpiente.

 

*

 

Ambos deciden ir por caminos separados para agilizar la información. No tiene sentido que investiguen juntos cuando pueden cubrir más áreas por su cuenta.

La zona es un conjunto de cuatro pueblos que rodean un bosque, separados por apenas unos cuantos kilómetros. Es fácil para ambos moverse entre estos.

Todos los habitantes parecen conocerse, por lo que son bastante cerrados con los extraños, lo que es comprensible cuando escuchan que los niños y adolescentes han estado desapareciendo durante el último mes.

Aparentemente alguien se los ha estado llevando durante las noches y cualquier persona que intente ir a buscarlos nunca regresa. Todos le temen al bosque y tratan de mantenerse dentro de sus hogares apenas la luz del sol comienza a desvanecerse.

Es sorprendente que puedan conseguir información útil tomando en cuenta que utilizan ropa extraña, cargan espadas y, como cazadores de demonios, tienen aspecto que resulta inquietante para los civiles.

Tras varios días de patrullar rotativamente entre los pueblos sin éxito, el demonio intenta secuestrar a un niño dentro de su propia casa, la madre lo encontró tratando de salir por la ventana y comenzó a gritar, alertando a todos los vecinos de las casas cercanas. 

Apenas escuchan el alboroto, Tomioka es el primero en llegar hasta el lugar. 

El demonio corre sobre los tejados de las casas; el niño sobre su hombro es sostenido como un costal de papas, pataleando y gritando por ayuda. Detrás de ellos, la gente del pueblo lo persigue, la mayoría lleva piedras o cuchillos.

No duda en ponerse en frente y tratar de cortarle las piernas para impedir su avance, pero el demonio parece alargar sus extremidades, por lo que evita el corte sin esfuerzo. 

Tomioka intenta de nuevo, apuntando en un ángulo distinto. Ha conseguido conectar superficialmente su corte antes de verse obligado a desviar su espada, pues el demonio ha decidido utilizar al niño como escudo.

Ambos se miran, uno listo para atacar, el otro preparándose para huir. 

Giyuu puede notar el símbolo de “tercera inferior” tachado en uno de los ojos del contrario.

Entonces, el demonio no duda. Arroja al niño hacia arriba; así, el cazador de demonios tendrá que preocuparse por atraparlo, permitiéndole escapar sin ser perseguido. Sin embargo, no espera que Giyuu ni siquiera mire al niño, como si la vida del infante no tuviera importancia alguna.

Mientras se acerca más al bosque, regresa la vista para observar el cruel destino al que el niño ha sido condenado. Gruñe al ver que otro cazador aparece, atrapándolo en el aire. 

Cuando Iguro aterriza lo deja en manos de la madre, la cual llora desconsolada y agradece a los espadachines por su intervención. El hombre no pierde el tiempo con los agradecimientos y corre detrás de su compañero.

Terminan siguiendo al demonio hasta un arroyo, la criatura alarga sus extremidades para cruzarlo y dejar a los cazadores del otro lado, sin embargo apenas consigue poner un pie al otro extremo cuando, de pronto, su cabeza rueda por el suelo. Es incapaz de maldecir o hacer algo mientras se desvanece lentamente.

Al otro lado del arroyo se encuentra Muichiro, uno de los Pilares que se unió hace unos cuantos meses. Iguro no ha podido interactuar con él más allá de la pequeña fiesta de bienvenida que organizaron los demás Pilares; pero si esos ojos nublados y mirada perdida le indican algo, es que tampoco conseguirá una charla fluida.

—¿Qué estaba haciendo? —pregunta el niño, como si no acabara de rebanar la cabeza de una antigua luna inferior de un solo tajo hace unos segundos.

Supone que no es un problema dejarle la gloria de haber derrotado al demonio que perseguían, después de todo es normal que algunos cazadores y sobre todo los Pilares asesinen a cualquier demonio que se encuentren en el camino, Muichiro no debe ser la excepción.

Ambos saltan algunas rocas para llegar al lado del niño.

—Mataste a un demonio —le recuerda Giyuu, tan paciente.

El cuervo de Tokito intenta revolotear alrededor de ellos, a punto de despotricar sobre lo inútiles que eran los otros dos Pilares, pero apenas consigue pronunciar una sílaba antes de que la mirada enojada de Iguro, el siseo agresivo de Kaburamaru y un regaño a la distancia de Kanzaburo la asusten lo suficiente como para no meterse con los otros dos adultos durante un tiempo.

—¿De verdad? —Muichiro parece aturdido, mirando su espada antes de envainar—. Supongo que se metió en mi camino, vaya estorbo.

Es un poco frustrante ver como un niño actúa tan desajeno a todo a su alrededor, pero Obanai no puede decir nada. En su lugar se prepara para regresar, después de todo la misión ha sido cumplida y no tiene nada que hacer acá, olvidándose completamente de su intención de regalarle la horquilla a Tomioka.

Sin embargo apenas ha dado un paso cuando se ve interrumpido por un suave ruido. Regresa la mirada para ver a Muichiro observando su estómago.

—Conozco un restaurante cerca de esta zona —Tomioka agarra la manga de Tokito para guiarlo, incapaz de dejar al niño pasar hambre y luego regresa la mirada a Obanai, es una invitación.

No puede negarse, no cuando Kaburamaru aprovechó el momento en el que se detuvo para moverse nuevamente al brazo de Tomioka.

Maldice a su serpiente internamente.

 

*

 

El lugar es sencillo, Giyuu los dirige a una mesa bastante alejada del flujo de personas, algo que Obanai agradece. No se siente cómodo en lugares con mucha gente y tampoco quiere sentir las miradas extrañas de los demás cuando se den cuenta de que no está comiendo.

Ordenan y la comida llega rápido.

Tokito devora cuatro platos de furofuki daikon*, Tomioka parece hacerle competencia a Mitsuri y Rengoku mientras come una cantidad considerable de guisos. Quizá pueda mencionar el apetito del hombre la próxima vez que se encuentre con ellos.

Aunque pensándolo bien, no quiere dejar en quiebra a los restaurantes locales; sin embargo sería divertido ver a los dueños temblar cuando se den cuenta de que todos sus suministros de la semana se han agotado.

Obanai los observa comer. Agradece que Tokito no le preste atención y que Tomioka sea lo suficientemente sensato como para no preguntarle la razón por la que no está comiendo.

Puede sentir un suave golpe en su mejilla. Es Kaburamaru y bueno, esta podría ser la oportunidad que ha estado buscando. 

Saca la horquilla de uno de sus bolsillos y la extiende hacia el más alto, Giyuu parece genuinamente sorprendido al observar el objeto que se le está siendo ofrecido por el contrario.

—Obanai, ¿qué es…? —pregunta confundido, sin atreverse a moverse para recibir el regalo.

Iguro resopla irritado, volteando el rostro para no ver la molesta cara de rata del Pilar del Agua.

—Tomioka, no creas que somos amigos. Es solo porque ayudaste a Kaburamaru antes.

—Yo no-

No termina la frase cuando ya tiene la horquilla entre las manos. Se siente incómodo, por lo que intenta rechazarla y devolverla, pero la mirada fulminante de Iguro le impide hacer cualquier otra cosa que no sea aceptarla.

Suspira derrotado. 

La interacción entre ambos parece obtener la atención de Tokito, el niño le arrebata el regalo a Tomioka de forma algo brusca.

—Que bonito —dice Muichiro interrumpiendo el momento y observando la horquilla con atención antes de devolvérsela a Giyuu—. Así parece más un objeto decorativo —y sus palabras son crueles, pero eso no impide que Tomioka aprecie el regalo.

Sostiene el adorno entre sus manos con ojos brillantes, casi como si fuera un tesoro.

—Gracias, Obanai —ofrece una pequeña sonrisa antes de inclinarse incómodamente sobre la mesa, Iguro no puede evitar pensar que es demasiado formal; aunque no es eso lo que le molesta, sino que Tomioka dirige su mirada a la serpiente y le sonríe de una forma tan encantadora, que le hace sentir celoso. Es casi como si el reptil le hubiera regalado la horquilla y no él—. Gracias, Kaburamaru.

Puede que no haya salido del todo bien, pero al menos ya le ha agradecido al hombre. Ni Kyojuro ni Kanroji pueden recriminarle ahora.

 

*

 

Sanemi puede ser volátil, es un hombre que ha sido forjado por la violencia y la muerte. Aunque es suave en el interior, su exterior es grueso y áspero, impidiendo cualquier debilidad escapar. Pero incluso con toda esa aspereza en su exterior, debe admitir que por un momento se preocupa por el viejo cuervo que emprende vuelo de regreso a su propiedad.

Ahora, con una carta entre sus manos, no puede evitar reír.

Bien dicen que algunas veces es mejor no saber, pero en esta ocasión la información es bastante intrigante.

Una carta de Giyuu Tomioka dirigida a Iguro Obanai.

Como siempre, ese cuervo senil se ha confundido con las direcciones y personas.

Sabiendo que más tarde Obanai vendrá de visita a su propiedad para entrenar juntos, no puede evitar reír más al pensar en la reacción del Pilar más bajo cuando le enseñe la carta. También ha invitado a Rengoku y si él viene, es posible que también lo hagan Uzui y Mitsuri.

Oh, pobre Obanai.

Será avergonzado una vez más.

 

*

 

Uzui sostiene la carta sobre su cabeza, al ser uno de los más altos entre los Pilares, Obanai no puede hacer nada para recuperarla. No le importan los gritos y amenazas del más bajo, mientras él no la devuelva por voluntad propia, es inútil tratar de recuperarla.

Después de un rato y la persuasión de los otros Pilares, Obanai finalmente se rinde y deja que el Pilar del Sonido abra el sobre.

—Muy bien, veamos qué es lo que escribió nuestro sombrío y serio Pilar del agua —a su costado Sanemi resopla con burla, Mitsuri aplaude con entusiasmo y Kyojuro consuela a Obanai, el cual se lamenta hasta de existir. Uzui ríe divertido y, realizando una torpe imitación de la voz de Tomioka, empieza a leer—. Obanai, muchas gracias por la horquilla —Uzui parece sorprendido por la elección de regalo, como si supiera algo que los demás no—¿Una horquilla? Que… extravagante —tose un poco antes de continuar—. No lo pude decir antes pero es muy bonita. Espero que nos podamos reunir cuando tengas algo de tiempo, ya que dijiste que Kaburamaru fue quien la eligió, tengo un regalo para él.

Tengen tiene un ataque de risa al leer la última parte, termina en el suelo mientras se sostiene el estómago. Kanroji sacude a Iguro, preguntándole si Kaburamaru puede elegir más tarde un regalo para ella también, a su lado, Rengoku le pide a la chica que se calme, pues su fuerza es tanta que Iguro ha terminado en el suelo.

—Amigo, parece que le agrada más Kaburamaru que tú —se burla Shinazugawa mientras lo ayuda a levantarse.

—No sabía que las serpientes podían elegir regalos, eso sí es llamativo.

—¿Crees que la próxima reunión podamos invitarlo a comer? —Rengoku le pregunta a Mitsuri, la chica de forma bastante entusiasta le responde que deberían intentarlo, quizá si utilizan de excusa a Kaburamaru…

Recuperándose de la zarandeada de Mitsuri, Iguro se esconde detrás de sus vendas antes de responder avergonzado.

—Durante nuestra última misión juntos descubrí que Tomioka tiene un gran apetito.

Los Pilares terminan entrenando en un ambiente bastante animado y relajado, cuando es hora de irse, Rengoku, Mitsuri, Uzui y Obanai van al pueblo cercano a la finca de Sanemi. Ahí, Kaburamaru termina eligiendo un par de aretes en forma de flor de cerezo para Kanroji, un colgante en forma de fuego para la espada de Rengoku y tres collares a juego para las esposas de Tengen.

A Sanemi le escoge una caja de ohagi, la cual es enviada por Yuan. El cuervo parece tener problemas para levantar vuelo con el peso extra pero termina su viaje con éxito.

Si un mes después le envía una carta a Tomioka preguntando cuándo pueden reunirse, nadie debe saberlo.

 

***

Diseño de la horquilla:

Notes:

kanzashi (簪): son adornos para el cabello que se utilizan en los peinados tradicionales japoneses . El término kanzashi se refiere a una amplia variedad de accesorios, que incluyen horquillas largas y rígidas, pasadores, flores de tela y cintas para el cabello de tela.
mizuhiki: consiste en un accesorio, a menudo en forma de banda elástica o clip, decorado con nudos hechos de cordones de papel de arroz teñido. Originalmente se usaban en sobres de regalo, pero también se emplean para crear adornos para el pelo
furofuki daikon: comida favorita de Tokito (?) consiste en rodajas gruesas de nabo daikon cocidas a fuego lento en caldo dashi y servidas con una salsa de miso

***

Kaburamaru es toda una celebridad, ¿no lo creen?
Y bueno... digamos que las primeras dos semanas no sabía que escribir y durante las siguientes estuve ocupada y el tiempo libre que tuve decidí utilizarlo en escribir un one-shot giyuuoba omegaverse bien cochinote. Ese será el siguiente fanfic que publicaré, solo esperen a que termine con este para que pueda terminar/editar el A/B/O.
Por otra parte, espero poder actualizar pronto los últimos dos capítulos, esos ya están en proceso aunque serán algo largos. Espero que esten listos para el desarrollo de sentimientos y la angustia muejejeje

pd: quiero escribir varios AU como viaje en el tiempo, Tomioka kitsune/Tomioka masked fox y otro que está perdido en mis borradores con casi 10K de palabras, pero no estoy segura de si ponerles shipp o no.

Notes:

Estaré usando varios headcanons y hechos canon
- Giyuu sufrió de hipotermia cuando era más joven y tiende a ser sensible al frío por lo que utiliza mas capas de ropa y también se congela con facilidad
- Iguro es medio ciego de uno de sus ojos y no está enamorado de Mitsuri

Aclarado eso, espero les guste este fanfic, está hecho con mucho amor para ustedes <3