Chapter 1: iniciación
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Narra _____
Caminaba con una lentitud medida, saboreando cada paso que daba en dirección a mi lugar de trabajo.
El sol de aquella mañana era implacable, derramando su resplandor sobre Hell's Kitchen, como si quisiera derretir cada rincón de ese bullicioso vecindario. Con una mano en alto, me esforzaba por proteger mis ojos de su intensa luz, la cual se filtraba a través de los edificios.
Con una taza humeante de café entre mis manos, me adentré en la comisaría, siendo recibida por el amable rostro de Mahoney, quien organizaba meticulosamente sus pertenencias sobre el escritorio. Nuestros saludos eran más que un simple intercambio formal; reflejaban el compañerismo y respeto que habíamos construido a lo largo de los años.
Brett era el único oficial en este sitio con el que había logrado establecer una conexión más allá de lo laboral. Era una persona confiable en todos los aspectos, alguien en quien podía apoyarme sin reservas.
Dejé mi taza de café en el escritorio, tomando asiento frente a mi computadora. Mis ojos se desplazaron rápidamente por los formularios e infracciones que había registrado junto a Mahoney el día anterior, en una de las calles no muy lejos de allí. Sin embargo, mi atención fue desviada en un instante al escuchar la inconfundible molestia en la voz de mi compañero.
-Santo Dios, apenas son las 9:00 A.M y aquí estás para romperme las pelotas, Foggy Nelson-exclamó Brett. Una risa amenazaba con escaparse de mis labios al ver la expresión ofendida en el rostro de Foggy ante las palabras de aquel hombre.
-Cálmate, Brett. Solo vengo a saludar a mi amiga. Y por si no estás al tanto, soy un alma caritativa que debe llevar a mi amigo ciego a visitar a su hermosa novia. Que tengas una buena mañana-. Foggy, con un toque de burla en su voz, se dirigió hacia Brett, dejando en claro que no se dejaría intimidar.
Conocía a Foggy desde hace muchos años, mucho antes de conocer a Matt. Nuestro vínculo se había formado en la infancia, cuando solíamos frecuentar la carnicería donde trabajaban sus padres. Siendo de la misma edad, nuestra amistad se había forjado rápidamente.
Jugábamos como dos niños audaces, inmiscuyéndonos en problemas y desafiando las reglas. Éramos unos verdaderos rebeldes..claro que sí.
Pude notar cómo Matt caminaba a mi lado, meciendo su bastón con destreza hasta que dio un pequeño golpe contra mi escritorio. Mi sonrisa se amplió al verlo, una expresión que había permanecido en mi rostro desde que noté su presencia en aquel lugar.
-Tantos años sin vernos, linda. Necesito mi recompensa por traer a tu Romeo hasta aquí-.dijo Foggy, soltándose del brazo de Matt y apoyándose un poco en mi escritorio mientras extendía su mano en mi dirección. Suspiré antes de reír, mientras buscaba mi tarjeta para el café. Después de darle el pase a Foggy, este hizo un gesto de despedida con las manos y se dirigió hacia la máquina de café más cercana. Para ser honesta, el café aquí era un asco..pero a Foggy le encantaba.
-Hola, guapo- Me levanté de mi asiento y me acerqué a Matt, depositando un suave beso en la comisura de sus labios.
-Hola, nena.- Una sonrisa se dibujó en sus labios, provocando que repitiera mi gesto. Suspiré mientras me alejaba un poco de él, tomando algunos de los informes que estaban sobre mi escritorio.
-¿Ya cotizaron con Foggy los nuevos precios para su estudio?- pregunté, curiosa por saber cómo iban los planes de abrir su propio bufete de abogados.
-En realidad, creo que en una hora más nos reuniremos con alguien para discutir un precio bastante considerable por un espacio. Pero sabes que necesitamos tu ayuda- respondió, meciendo su bastón contra su pecho.
-¿Qué tipo de ayuda?-murmuré, confundida por su comentario. No entendía por qué me lo había mencionado en la comisaría cuando podríamos haberlo hablado en nuestro apartamento esa misma mañana..pero suponía que tenía alguna intención oculta tras su visita.
-Como estamos considerando tener nuestro propio estudio de abogados, suponía que tú podrías ayudarnos con los casos, es decir, si nos puedes avisar si algo interesante cruza por la puerta. Aunque tengo la leve sospecha de que el recibimiento acalorado de Mahoney se debe a que Foggy se adelantó y lo sobornó antes de que yo te sobornara a ti- explicó Matt, con una sonrisa traviesa en sus labios.
-¿Cómo planeabas sobornarme?- Reí burlonamente, pero mi risa se desvaneció al ver su expresión.-Eres un degenerado, Murdock..
Su risa fue su única respuesta. Pronto, Foggy se acercó a nosotros, indicándole a Matt que ya era hora de ir a la pequeña reunión de cotización. Me despedí de ambos con cariño, deseando que pudieran hacer realidad aquel sueño que habían anhelado durante tanto tiempo.
Tomé asiento en mi lugar y dejé escapar un suspiro largo. Observé la pantalla de mi móvil y ahí estaba, la fotografía más bonita que tenía. En ella, Matt estaba riendo sin parar, con una sonrisa tan amplia que iluminaba toda la imagen mientras yo rodeaba sus hombros con cariño. Había sido completamente improvisada, pero eso era lo que la hacía especial. Era una instantánea de felicidad y amor genuino.
Aún recordaba con claridad la primera vez que lo vi en una fiesta universitaria que terminó siendo un desastre. Matt estudiaba con Foggy, y siempre estaban juntos. Como yo estaba detrás de Foggy todos los días en la universidad, me vi obligada a pasar tiempo con Matt. Pero no fue un problema en absoluto. Desde el primer momento, Matt fue increíblemente amable y acogedor. De hecho, fue él quien dio la aprobación para que viviéramos los tres juntos durante nuestra época universitaria.
Flashback
-¿Puedo tocar tu rostro? -La voz de Matt pareció resonar por toda la habitación, rompiendo el silencio que nos había envuelto durante los últimos minutos. Estábamos completamente solos, y mis dedos se deslizaban suavemente sobre las páginas de aquel libro en braille. La pregunta de Matt me tomó por sorpresa, ya que había estado concentrada intentando distinguir las letras.
Matt se había convertido en un gran amigo, y quería aprender a leer braille para poder ayudarlo en todo lo posible, o al menos, ayudar a alguien más que compartiera su misma condición.
-¿Qué? -dije, volviendo mi mirada hacia él, sin entender muy bien lo que necesitaba. Después de unos segundos de silencio, me atreví a preguntar- ¿Por qué?
-Es la única forma en la que sé cómo luces. Bueno, es una estupidez, olvídalo... -Sus palabras se detuvieron de repente, como si se hubiera dado cuenta de lo que estaba diciendo. Pude sentir una leve opresión en mi pecho al ver cómo se dirigía hacia el bastón que descansaba junto a la cama, dispuesto a levantarse y alejarse. Rápidamente, dejé el libro de braille a un lado y extendí mi mano, tirando ligeramente de su camisa para indicarle que se quedara. No pasó mucho tiempo antes de que me acomodara en la cama y me acercara aún más a él. Tomé sus manos con delicadeza y las posé en mis mejillas, dejándolas descansar allí por unos segundos.
Esta vez, fui yo quien llevó mis manos a su rostro y retiré sus gafas oscuras, revelando finalmente su rostro sin obstrucciones. Sonreí al verlo claramente. Cerré los ojos cuando sentí la suave caricia de sus pulgares deslizándose por mis mejillas, y una risa escapó de sus labios, haciendo que los abriera y lo observara detenidamente esta vez.
-Tu piel es suave... -murmuró en voz baja, como si fuera un secreto compartido con el universo, aunque en realidad estábamos solos en esa habitación. - Tu nariz es pequeña y respingada -continuó en el mismo tono. Sus dedos se movían con suavidad, deteniéndose en cada centímetro recorrido, como si quisiera grabar en su memoria cada detalle de mí. Y luego se detuvo, detuvo sus dedos en mis labios, acariciándolos durante varios segundos mientras los separaba ligeramente.
Mi corazón latía rápidamente, sin comprender del todo por qué. Estaba segura de que amaba a Matt como un amigo, como un gran amigo, pero los latidos frenéticos de mi corazón parecían contradecirlo. Mis ojos se encontraron con los suyos, esperando algo, algo que tal vez había deseado durante mucho tiempo pero que había decidido mantener encerrado en algún rincón de mi corazón.
Él se alejó, y justo cuando había perdido toda esperanza y mi corazón estaba dispuesto a rendirse, sucedió. Sus labios se encontraron con los míos.
Y ardimos
Como si renaciéramos de las cenizas.
Fin Flashback
Moví ligeramente mi asiento, desviando mi atención hacia el móvil que vibraba sobre el escritorio, indicando una llamada entrante de Foggy. Al principio, no tenía intenciones de contestar, sabiendo que a veces llamaba para hacer preguntas sin sentido. Sin embargo, después de dejarlo sonar unos segundos, decidí ser compasiva y responder, temiendo que aparecería en el apartamento de Matt llorando si lo ignoraba por completo.
-Hola, osito Foggy, ¿cuál será el enigma de hoy? -pronuncié con un tono burlón en mi voz.
-Sabes que odio que me llames así, _____ -rió un poco antes de tomar un pequeño respiro- aunque ciertamente no te llamaba para resolver mis preguntas existenciales. Quiero invitarte a tomar café en el nuevo estudio Nelson y Murdock, abogados.
-Debes estar bromeando -susurré, separando ligeramente mis labios mientras miraba a ambos lados, asegurándome de que nadie me estuviera observando u oyendo. Mis pies se movieron emocionados debajo del escritorio. - Cuando termine mi turno, tal vez pase por su oficina.
En ese momento, noté cómo uno de los oficiales me observaba con molestia a la lejanía. Si no cortaba la llamada de inmediato, seguramente me enfrentaría a una sanción.
-Debo irme, Foggy. Te llamaré en cuanto pueda. Adiós. -Corté la llamada, apagué el móvil y lo dejé a un lado, consciente de que tenía que retomar mi atención en el trabajo antes de meterme en problemas.
Las horas pasaban y me encontraba frente a la computadora, inmersa en mi trabajo, cuando de repente el sonido ensordecedor de los teléfonos resonó en toda la oficina. Brett, uno de mis compañeros, fue el primero en atender la llamada. Después de unos segundos, colgó rápidamente y giró su cabeza hacia mí.
-¿Tienes tu equipo listo? -preguntó, agarrando su arma del escritorio mientras yo me levantaba rápidamente, repitiendo su acción con mi propia arma. - Homicidio. Una mujer en la escena. Por ahora, es la única sospechosa. Vamos.
Chapter 2: Extraño
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Antes de que Brett y yo llegáramos al lugar indicado, el rumor de las sirenas policiales llenaba el aire, indicando que algo grave había ocurrido. Un par de vehículos patrulla se encontraban estacionados cerca de la escena del crimen, sus luces intermitentes destellaban en un baile inquietante que reflejaba la tensión en el ambiente. Los oficiales ya estaban allí, moviéndose con una determinación seria mientras se ocupaban de la situación.
Brett, siempre rápido en sus acciones, había tomado su teléfono y llamado a Foggy, nuestro abogado y confidente. En ese momento, la perplejidad nos envolvía, ya que nada en la escena parecía encajar perfectamente. Desde la mirada inquisitiva de los policías hasta la extraña prohibición de ingresar al lugar del crimen, cada detalle despertaba cierta sospecha.
Pasó casi una hora de frustración y desesperación mientras intentábamos obtener cualquier pista que nos acercara a la verdad. Los intentos por descubrir algo útil eran como buscar una aguja en un pajar, pero no podíamos rendirnos. Con la esperanza desvaneciéndose, tomé la decisión de regresar a la estación de policía, aferrándome a la posibilidad de obtener algún indicio desde allí.
Al retornar a la jefatura, una oleada de alivio invadió mi ser. Foggy y Matt, aparecieron en escena, irradiando una confianza y determinación palpables. Habían llegado para "salvar el día", trayendo consigo una chispa de esperanza en medio de la oscuridad que nos rodeaba. Guié a ambos hasta donde Karen se encontraba, un lugar donde podrían hablar con ella en un ambiente tranquilo y seguro. Sin decir una palabra, me retiré del lugar, dejándolos a solas para abordar el delicado interrogatorio.
Me encontraba ocupada realizando algunas diligencias cuando noté cómo Matt y Foggy salían de la oficina. Intercambiaron algunas palabras antes de tomar caminos separados: Foggy se dirigió hacia Brett, mientras Matt se acercó a mí con determinación.
-¿Está todo bien?-pregunté con cierta incertidumbre, y Matt me respondió con una cálida sonrisa.
-Sí, pero hay algo que me preocupa y creo que es necesario que lo hablemos- dijo con cierta seriedad en su voz.
-Está bien, ¿vamos afuera?- propuse, buscando un lugar más tranquilo para conversar. Matt asintió y, con cuidado, sujeté su brazo mientras caminábamos por el largo pasillo, alejándonos de la jefatura.
-¿De verdad es tan malo?-susurré para que solo él pudiera escuchar, mientras Matt prestaba atención a cada una de mis palabras.
-Es malo para ambos-aseguró, y una vez que la puerta se cerró detrás de nosotros, no dudé en detenernos y examinar su rostro con preocupación.
-¿Y bien? ¿Qué sucede?-pregunté, ansiosa por conocer los detalles.
-Hay algo que no me gusta de este caso. Siento que algo anda muy mal y...
-¿Y en qué parte nos involucramos nosotros?-lo interrumpí, sintiendo incertidumbre en mi voz.
Matt tomó un largo suspiro mientras sostenía su bastón firmemente contra su pecho.
-Tú... No quiero que te metas en problemas. Si ves algo extraño o peligroso, debes llamarnos a nosotros en lugar de enfrentarlo sola, ¿comprendes?-expresó con seriedad.
-¿por quién me tomas? Jamás haría algo así-protesté, sintiendo cierta indignación en mis palabras.
-¿Debo recordarte las veces en las que te has metido en problemas?- respondió Matt, haciendo que mi boca se cerrara momentáneamente. Suspiré pesadamente.
-Eres aburrido, Murdock. Le quitas la emoción a la vida. ¿Qué tiene de malo golpear a quienes se lo merecen?
-Lo malo es que ellos pueden responder.. y no siempre juegan limpio-me advirtió.-_____, hemos hablado de esto innumerables veces.
-Aburrido. Si quisiera un sermón, probablemente iría a la iglesia contigo todos los domingos-bromeé, provocando la risa de Matt, quien negó con la cabeza.
-Dios santo, no vienes a la iglesia conmigo los domingos porque siempre te quedas dormida. No intentes usar esas excusas baratas conmigo-replicó.
Reí de manera sonora y no pude resistirme a colocar ambas manos en sus mejillas, acariciándolas con ternura.
-Está bien, prometo no meterme en problemas, abogado-le aseguré.
-Eres una mentirosa-dijo Matt con una sonrisa. -Llevamos muchos años juntos. Sé cuando me mientes.
-Voy a fingir que no dijiste eso y te prometo que me cuidaré-respondí, intentando fingir ofensa por sus palabras.
-Eres una terca- dijo Matt con cariño.-Pero confiaré en ti.
-Muy bien, Matty. Eso es el primer paso de una buena relación.- me fue inevitable no bromear nuevamente, provocando la risa de Matt, el cual parecía haberse resignado con aquella conversación tan recurrente en torno a mi conducta imprudente como policía.
Había algo especial en esos momentos en los que Matt y yo podíamos relajarnos y ser simplemente nosotros mismos, sin las presiones y responsabilidades que solíamos enfrentar a diario.
Nuestras risas resonaban en el aire, y cada sonido parecía llenar el espacio con una energía vibrante y llena de vida. Era como si el mundo se desvaneciera a nuestro alrededor, dejándonos solos en nuestra burbuja de felicidad y complicidad. Sin embargo, nuestra tranquilidad se vio interrumpida cuando Foggy salió de la jefatura, recordándonos que debían regresar a su estudio y retomar sus responsabilidades.
-Creo que es hora de volver-dijo Foggy con una sonrisa, uniéndose a nuestra pequeña reunión.
Asentimos y nos despedimos en aquél lugar. Ambos hombres se retiraron con prontitud, mientras yo retornaba a mi lugar de trabajo.
Las horas avanzaban lentamente, el silencio abrazó el espacio. Sin embargo, la presencia de Mahoney frente a mi escritorio rompió la calma, trayendo consigo una sorpresa reconfortante. Depositó una taza de café humeante y una caja de donas sobre el escritorio, ofreciéndome un momento de respiro en medio del ajetreo.
- Te ves cansada..-comentó
-Lo estoy- aseguré desde mi posicion- Gracias por la cena
Agradecida, esbocé una sonrisa leve mientras tomaba una de las donas, cuya superficie se encontraba adornada con chispas de chocolate tentadoras. Mis ojos se perdieron en el patrón intrincado de las chispas, mientras mi mente divagaba por los desafíos diarios que enfrentaba. Trabajar en este entorno no era una tarea sencilla. Los turnos largos y agotadores me mantenían cautiva entre estas cuatro paredes, privándome incluso de la presencia reconfortante de Matt durante días. Sin embargo, cada día enfrentaba la adversidad y luchaba por la justicia. Haciendo todo lo posible desde mi posición.
Volví mi mirada a la pantalla de la computadora, donde seguía la vigilancia de Karen a través de las cámaras. Mientras me preparaba para apartar la vista, algo captó mi atención de inmediato. Karen se movía en la cama, pero parecía ser una repetición de la misma secuencia. La preocupación se apoderó de mí cuando la imagen se quedó estática y las cámaras se apagaron abruptamente, sumiéndose en la oscuridad.
-Algo está pasando- susurré, mi corazón latió con fuerza en mi pecho. Sin perder un segundo, me levanté de mi asiento, mientras Brett me observaba desconcertado.
-¿Qué sucede?- preguntó él, tratando de comprender la situación. Pero antes de que pudiera responder, un grito ensordecedor resonó desde la zona de las celdas. Sin pensarlo dos veces, me apresuré hacia allí, con Brett siguiéndome de cerca. Mi mente giraba a toda velocidad, tratando de encajar las piezas de este terrible rompecabezas.
Cuando llegamos a las celdas, el horror se materializó frente a nuestros ojos. Karen yacía en el suelo, con una sábana alrededor de su cuello. Actué rápidamente, utilizando todas mis fuerzas para levantarla y sacarla de ese lugar de peligro. Ambas caímos al suelo nuevamente, exhaustas, mientras Brett se enfrentaba y reducía al hombre vestido de policía que parecía haber aparecido de la nada. Nunca antes lo había visto en esta estación.
¿Qué diablos estaba sucediendo? La confusión y la ira se entrelazaban dentro de mí, mientras sostenía a Karen en mis brazos, preocupada por su bienestar.
Una vez que aseguré la seguridad de Karen, saqué mi teléfono rápidamente y llamé a los chicos, narrándoles con todo detalle lo que había sucedido: desde el extraño comportamiento del falso policía hasta el mal funcionamiento de las cámaras en el momento exacto del ataque. Necesitaba su ayuda, su experiencia y su presencia reconfortante en este caos que nos rodeaba.
Bastante temprano, Foggy y Matt ya estaban allí, listos para tomar medidas legales y exigir la liberación de la señorita Page. Su presencia me brindó un respiro.
Al verlos salir de la oficina principal, recogí mis cosas mientras dejaba escapar un profundo suspiro. Anhelaba abandonar aquel lugar lo más rápido posible, pues sentía una impaciencia creciente. Además, no podía esperar para visitar la flamante nueva oficina de los chicos, donde tendríamos la oportunidad de crear un nuevo y vibrante espacio para enfrentar los desafíos legales que nos esperaban.
A pesar de que ya era bastante tarde, me encontraba en aquel modesto estudio junto a los muchachos, sentada en uno de los escritorios. Observaba fijamente a esa joven, quien parecía absorta en la contemplación minuciosa del entorno.
-Ellos tenían demasiado-comenté repentinamente, atrayendo de inmediato la atención de los chicos y Karen.
Sostenía entre mis manos una taza de café, mecánicamente, mientras seguía reflexionando sobre lo que iba a decir a continuación. -Ni a Brett ni a mí nos permitieron ingresar a la escena del crimen. Si ella no recuerda nada de lo sucedido y nos impidieron el acceso, eso significa que debe haber evidencia exculpatoria en el lugar.
Foggy me miró con una expresión de confusión evidente, sin comprender del todo el punto que estaba planteando.
-Deberían mostrar esa evidencia-agregó, buscando una solución lógica.
Asentí junto con Matt, compartiendo el mismo pensamiento. -Solo si ella es acusada. Si, lamentablemente, decide quitarse la vida en su celda, todo esto llegará a su fin.-concluyó Matt, mientras los tres asentíamos con firmeza, conscientes de la trágica realidad que enfrentábamos. Estábamos completamente de acuerdo con sus palabras y sabíamos que debíamos actuar con prudencia y diligencia para evitar un desenlace tan devastador.
Justo cuando estaba a punto de retomar la conversación, mi móvil resonó de forma estruendosa, provocando que diera un salto en mi asiento.
-Maldita sea.- murmuré al notar el nombre de Brett en la pantalla. Contesté la llamada, pasando una mano lentamente por mi cabello, tratando de recuperar la calma. Al escuchar que requerían mi presencia en la jefatura para completar el informe sobre el incidente relacionado con Page, un sentimiento de obligación se apoderó de mí. Después de colgar, dirigí mi mirada hacia los dos chicos.-El deber me llama-les informé.
-¿Otra vez?-mencionaron ambos hombres al unísono, expresando su frustración.
-No me hablen así. Soy una policía agotada, con ocho tazas de café en el cuerpo. Tengan un poco de consideración.- respondí mientras me levantaba de mi asiento y dejaba escapar otro suspiro.
-¿Qué vamos a hacer con ella?-cuestionó Foggy, mostrando cierta preocupación en su voz.
-¿Qué vamos a hacer? Llévala a tu apartamento-mencioné con obviedad, señalando a mi amigo. Foggy pareció palidecer ante mis palabras y realizó un gesto discreto con la mano, indicando un rotundo no. Probablemente su apartamento estaba hecho un desastre y sería embarazoso para él que Karen viera el desorden en el que pasaba sus días.
Fruncí los ojos con resignación mientras recogía cuidadosamente mis cosas y me dirigía hacia la salida de la oficina.-Matt... llévala contigo- le dije, reconociendo que él sería la mejor opción para cuidar de Karen en ese momento. Confíaba en la habilidad de Matt para ofrecer apoyo y consuelo, además de una buena conversación.
Narra Matt
Opté por llevarme a Karen a mi apartamento.
Aunque la situación era complicada, de alguna manera agradecía que ____ no estuviera allí a tan tempranas horas, ya que eso me brindaba la oportunidad de cambiarme de ropa sin que ella notara lo herido que estaba mi cuerpo. Sabía muy bien que tarde o temprano se daría cuenta de los hematomas en mi piel después de lo sucedido en el muelle, pero trataba de ser cuidadoso.
Desde ahora, debía comenzar a inventar una buena mentira si quería mantener a ____ a salvo.
-No tengo mucho en cuanto a comida, pero hay un restaurante tailandés en la esquina- le dije a Karen mientras dejaba mi bastón recargado contra la pared y comenzaba a caminar. A medida que avanzábamos, Karen parecía acercarse más a mí de lo habitual.
-Está algo oscuro aquí.-mencionó Karen, preocupada por la falta de iluminación.
-El interruptor está en la pared a su izquierda. Entonces... ¿va a querer comida?.-respondí, tratando de desviar la atención.
-Oh, no. Realmente necesito una camisa, ya que esta está empapada..- dijo Karen, solicitando un cambio de ropa. Sin perder tiempo, me di la vuelta y me dirigí a mi habitación en busca de una camisa seca para ella. Después de unos segundos, escuché su voz de nuevo-En verdad no quiero quitarle su cuarto. Estaré bien en el sofá.
-Por lo que sé de mi sala de estar, tal vez eso no sea cierto.-le advertí.
Pude escuchar su leve maldición y entendí a la brevedad el por qué.
____ había mencionado con anterioridad la presencia de enormes anuncios publicitarios frente a nuestras ventanas, los cuales emitían todo tipo de luces molestas durante la noche. Ciertamente, a ella no le resultaban tan molestos y solo cerraba todas las cortinas en cuanto caía la noche.
-Está allí desde hace un año. La gente de la cooperativa casi se amotinó. Fue un descuido en el acuerdo de la constructora... Lo bueno es que nadie lo quería, y obtuve un apartamento de esquina con un gran descuento.-expliqué mientras le ofrecía la camisa. Pacientemente, esperé a que la tomara. Después de unos momentos de silencio, noté cómo separaba sus labios y dejaba escapar un suave "oh".
-Es de una chica.-murmuró, examinando detenidamente la camisa.
-Es de mi novia.-respondí, esperando que entendiera que no había nada romántico en esta situación.
-Gracias.- agradeció, antes de quitarse la camiseta mojada. Me aparté de ella y me acerqué al fregadero.
-¿Puedo hacerte una pregunta personal?- preguntó Karen, rompiendo el silencio.
-Ya conociste a mi novia; fue la policía que te sacó de la celda- respondí con sinceridad, mientras llenaba un vaso de agua entre mis manos.- y antes de que hagas la otra pregunta. No siempre fuí ciego.
-Supongo que eso es lo que todos quieren saber.- comentó Karen, mostrando curiosidad.
-Eso, o cómo me peino el cabello.- sonreí un poco, tratando de aliviar la tensión en el ambiente.
-¿Cómo te peinas el cabello?-preguntó, interesada en conocer más sobre mí.
-Bueno, en mis días de suerte, ella lo hace por mí, y cuando no está, honestamente espero lo mejor.-respondí con una pizca de humor, tratando de amenizar el momento.
Minutos más tarde, nos sentamos y comenzamos a entablar una conversación. Aunque intentamos mantenerla ligera, no pude evitar que mi mente volviera al caso en el que estábamos involucrados. Al analizar el relato de Karen y escuchar sus respuestas, algo no encajaba del todo. Había detalles en su historia que no parecían congruentes.
De repente, durante una pausa en la conversación, todo se hizo claro para mí. Los detalles contradictorios en su relato, su incomodidad al responder ciertas preguntas, las reacciones que intentaba ocultar. Karen estaba mintiendo.
Cuando finalmente llegó la hora de dormir, Karen optó por quedarse en el sofá a pesar de mis recomendaciones. Me dirigí a mi habitación con cuidado y me recosté en la cama, sintiendo el agotamiento acumulado del día.
Pasaron unos 20 o 30 minutos, cuando escuché la puerta principal abrirse y cerrarse. Un dulce aroma se filtró por la habitación, anunciando la llegada de ____. Con cada paso silencioso que dio a través de nuestro hogar, pude percibir su presencia. Luego, entró en la habitación.
Pude oír claramente cada uno de sus movimientos. Con pesar, se deshizo de algunas de sus prendas y luego se incorporó en la cama a mi lado. Sus brazos rodearon con cuidado mi torso y no dudé en corresponder, envolviéndola con ternura.
-Estás helada.-comenté, notando su frío al contacto.
-Hace mucho frío afuera-respondió con voz cansada mientras se acurrucaba en su lugar.- Estoy muy cansada
Comprendía que ella había pasado por momentos difíciles esta semana.
El exterior no era un lugar seguro para ella en este momento. Me preocupaba su bienestar y estaba agradecido de que estuviera allí conmigo. La abracé con más fuerza, tratando de transmitirle calor y protección.
-Descansa..estaré aquí contigo.
Nos sumergimos en un silencio reconfortante, dejando que el cansancio nos llevara a un sueño reparador. Mientras permanecíamos abrazados, me sentí agradecido por tener a _____ a mi lado, dispuesta a enfrentar cualquier desafío que nos esperara juntos.
No estaba seguro cuánto tiempo había transcurrido, probablemente, una hora o dos.
De repente, escuché los sutiles pasos resonando en la sala. Cada uno de ellos parecía retumbar en mi mente, anunciando la salida de Karen. Cuando la puerta se abrió y luego se cerró con un susurro, supe que era mi momento de actuar
Sin dudarlo, me puse en pie con una determinación férrea. Sabía que no podía permitir que esta situación escalara aún más. No podía continuar arriesgando la seguridad de ____, quien descansaba plácidamente sobre la cama, ajena a todo esto.
Agarré mi equipo, asegurándome de tener puesta mi máscara negra, lista para emprender la persecución.
La calidez reconfortante de mi hogar quedó atrás mientras me adentraba en la noche fría y oscura. La urgencia por resolver esta situación se apoderaba de mí, pues sabía que mientras más rápido actuara, mejor sería para ambos. ____ no merecía estar involucrada en este peligroso juego, y era mi deber protegerla a toda costa.
Karen había retornado a la escena del crimen. El olor a sangre seca inundó mis fosas nasales en un instante.
Cuando la puerta se abrió y luego se cerró con un susurro, supe que era mi momento de actuar. Me precipité hacia adelante, guiado por la adrenalina que bombeaba por mis venas. La escena se desplegó. Karen había sido arrojada violentamente contra la pared. Sin dudarlo, abrí la puerta y me lancé contra el agresor, empujándolo con todas mis fuerzas.
El impacto nos hizo caer al suelo en un instante, pero ambos nos levantamos con una agilidad sorprendente. Mi instinto de supervivencia se apoderó de mí mientras esquivaba el filo de su cuchillo que se dirigía directamente a mi rostro. Respondí con un golpe rápido y certero, aturdiendolo por un momento.
Aprovechando la oportunidad, lo impulsé contra la pared cerca de la ventana, sintiendo el frío cristal contra mi espalda. Mi brazo rodeó su cuello en un intento desesperado por someterlo y poner fin a la lucha. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo más, la fuerza de nuestros cuerpos hizo que cayéramos juntos por la ventana, descendiendo rápidamente hacia el implacable pavimento.
El viento silbaba en mis oídos mientras caíamos en picada, y pude escuchar el sonido metálico del cuchillo al caer, justo a unos pasos de distancia. A pesar del fuerte impacto y la confusión que invadía mi mente, un fugaz recuerdo se filtró en mi conciencia, como un destello de luz en medio de la oscuridad.
Flashback
Sentí cómo mi cuerpo se hundía en la comodidad del sofá, buscando refugio y descanso después de un largo día agotador. Mis párpados pesaban y se cerraban lentamente, sumiéndome en el sueño reparador que anhelaba.
Sin embargo, en ese preciso instante, como si el destino se hubiera apiadado de mi agotamiento, sentí la suave caricia de sus manos acariciando mi rostro. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral y mis sentidos se despertaron de inmediato.
Con delicadeza y ternura, ella retiró mis gafas, revelando mi expresión agotada y somnolienta. Su gesto lleno de cuidado y amor me hizo inhalar profundamente, sumergiéndome en el aroma suave y reconfortante que siempre llevaba consigo. Era como si su toque mágico tuviera el poder de revitalizarme al instante.
-Fue un día duro.- Mis palabras flotaron en el aire y se mezclaron con el silencio de la habitación, llevando consigo el peso de mis preocupaciones y fatigas acumuladas.
-Lo sé.- Su respuesta fue un susurro suave y tranquilizador que acarició mi alma. En ese instante, sentí cómo mi cansancio se desvanecía lentamente, reemplazado por una sensación de calma y serenidad que solo ella era capaz de brindarme.
Mis manos buscaron instintivamente su cintura, deseando que se acercara más a mi cuerpo, buscando el consuelo y la cercanía que solo ella podía proporcionar. Dormir en el sofá esa tarde no parecía ser tan mala idea. Sin embargo, ella se negó suavemente, dejando escapar una risa dulce que llenó el aire con su melodía encantadora.
-Vamos, Matt.-me instó con cariño.-Debes levantarte. Arriba
Fin flashback
Arriba, Matt.
Sus palabras resonaron en mi interior, despertando una chispa de determinación en lo más profundo de mi ser.
La adrenalina corría por mis venas mientras me levantaba, sintiendo cómo el impulso de luchar contra mi agresor se apoderaba de mí. El callejón volvió un campo de batalla, impregnado por el olor metálico de la sangre y el aire cargado de tensión. Con determinación, me lancé hacia mi adversario, sorprendiéndolo con un puñetazo certero que impactó directamente en su rostro. El sonido del golpe resonó en el ambiente, mezclándose con su gruñido de dolor.
Pero mi victoria momentánea fue efímera, ya que él me derribó rápidamente al suelo. Su cuerpo se abalanzó sobre el mío, sus manos buscando aferrarse a mi cuello con una intención letal. En ese instante de desesperación, mis instintos de supervivencia se apoderaron de mí y utilicé todas mis fuerzas para golpear su pecho repetidamente con mis puños, intentando liberarme de su agarre sofocante. Cada impacto resonaba como una explosión de liberación, y finalmente logré que se apartara lo suficiente como para darme una oportunidad.
Aprovechando ese breve respiro, me levanté de un salto, dejando atrás el suelo frío y lleno de peligro. El sonido de una cadena colgando de la pared captó mi atención y, sin pensarlo dos veces, la tomé en mis manos. El material metálico se enredó alrededor del cuello de mi agresor mientras lo golpeaba sin piedad, liberando toda mi ira contenida. Cada golpe era una afirmación de mi determinación, de mi negativa a rendirme.
El silencio envolvió el callejón cuando finalmente logré dejarlo inconsciente. El enemigo derrotado yacía en el suelo, mientras yo respiraba agitadamente, empapado en sudor y con el corazón palpitando con fuerza. Mi atención se posó en el bolsillo del hombre caído, y sin dudarlo, saqué un dispositivo desconocido pero intrigante.
En ese momento, una voz conocida me interrumpió, perteneciente a Karen, quien había presenciado la escena desde las sombras. La mujer estaba preocupada y sumamente asustada.
-¿Quién eres? - preguntó con una mezcla de intriga y temor en su voz. Con determinación, sostuve el dispositivo en mi mano, sintiendo su peso y su importancia en mis dedos.
-Se lo daré a las personas adecuadas - respondí con seguridad en mi tono de voz, consciente del poder que esa información podía tener.
-No, no puedes llevarlo a la policía. No puedes confiar en nadie - advirtió, tratando de convencerme de los peligros que podrían acechar si revelábamos la verdad.
-Entonces, les diremos a todos
Chapter 3: Oscuridad
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Narra _____
Conducía con una velocidad frenética por las calles estrechas y retorcidas de Hell's Kitchen. El sonido ensordecedor de la sirena del vehículo policial inundaba mi alrededor, pero antes de silenciar la radio, logré oír con claridad la advertencia de Mahoney.
<<_____, te lo advierto. Si llegas a hacer alguna estupidez, se lo diré al ciego.>>
Sus palabras resonaban en mi mente, una amenaza que no podía ignorar. Tal vez perseguir a aquellos dos delincuentes sin ayuda era una locura, pero no podía permitir que esos desgraciados escaparan impunes.
Habían causado estragos y dañado a inocentes a escasos minutos de mi posición, justo delante de mis ojos, y eso era algo que no podía pasar por alto.
Detuve el vehículo en seco en el callejón por el que ambos habían huido, y antes de bajar, me aseguré de tener mi arma lista y cargada. La adrenalina corría desbocada por mis venas mientras me preparaba para enfrentar a los criminales.
Mis pasos resonaban con una cadencia lenta y deliberada mientras adentraba en el oscuro callejón. Mi mirada escrutaba cada rincón, buscando signos de actividad. Sin embargo, una sensación inquietante se apoderó de mí cuando me di cuenta de que el lugar parecía vacío. Fue en ese momento que mis instintos me alertaron de un peligro inminente.
Rápidamente, me giré justo a tiempo para encontrarme con uno de los hombres corriendo hacia mí. Con reflejos entrenados, logré esquivar su primer golpe, y en un acto de pura determinación, descargué un puñetazo implacable contra su rostro. El impacto resonó en el callejón, y su cuerpo se tambaleó antes de caer al suelo, aturdido y atónito.
Aprovechando su momento de debilidad, propiné una potente patada en su estómago, despojándolo del aire en sus pulmones. El hombre emitió un gruñido de dolor, y antes de que pudiera recuperarse lo suficiente para apuntarme con su arma, empleé una táctica audaz. Envolví mi pierna alrededor de su brazo, inmovilizándolo por completo, dejándolo sin posibilidad de escape.
-Sueltala... -exigí, con determinación y frialdad en mi voz.
-¡Voy a despedazarte, muñequita!-respondió en un tono desafiante.
Una chispa de rabia se encendió en mis ojos. ¿Creía realmente que me dejaría amedrentar tan fácilmente? Levanté mi pierna ligeramente, antes de dejarla caer con una fuerza descomunal. Sentí cómo el hueso del brazo del hombre se quebraba con un crujido espeluznante, y un grito desgarrador se escapó de sus labios, llenando el aire del callejón.
Antes de que pudiera saborear por completo mi victoria, sentí una mano implacable alrededor de mi cuello, arrebatándome el aliento. El otro hombre me lanzó con fuerza contra la dura pared de concreto, causando una oleada de dolor a través de mi cuerpo. Mi espalda impactó con violencia, pero mi determinación no se desvaneció.
El dolor me atravesó el rostro cuando su puño impactó con fuerza, arrojándome al suelo sin piedad. Mi visión se nubló por un instante, pero mi determinación no flaqueó. Con rabia contenida, me levanté rápidamente, dispuesta a contraatacar.
Con un estallido de furia, me abalancé sobre él, golpeando su rostro repetidamente con una ferocidad desenfrenada. Mis puños se movían rápidamente, descargando golpes certeros que buscaban hacerle pagar. Cada impacto resonaba en el callejón, un eco de mi ira y valentía desafiante.
Pronto, una figura enigmática se materializó detrás de los hombres, irrumpiendo en la pelea. Vestido con un traje deportivo y una máscara que cubría parte de su rostro, este misterioso individuo se lanzó contra ellos con una destreza impresionante. Sus golpes eran rápidos y precisos, dejando a uno de los delincuentes inconsciente en el suelo.
El imbécil que me había atacado intentó luchar contra el enmascarado, pero este último demostró una agilidad y habilidad mucho mayores. Era como si el tiempo se ralentizara mientras los dos hombres se enfrentaban en un duelo frenético.
Aprovechando la oportunidad, llevé una de mis manos hasta mi costado aún desorientada por los golpes recibidos. Saboreaba la sangre metálica en mi boca, resultado de mi labio roto. La escena ante mis ojos era confusa, pero no podía permitir que eso me detuviera.
El malnacido que me había golpeado cayó de rodillas frente al enmascarado, riendo de forma burlona.
-Они придут за тобой, идиот! (Ellos vendrán por ti, idiota) -gritó en un ruso lleno de desprecio.
Negué con la cabeza, sintiendo la furia arder en mis venas. Desenfundé mi arma de servicio y, sin pensarlo dos veces, le golpeé directamente en la cara con el mango de la pistola. Su cuerpo se quedó inmóvil por unos instantes antes de desplomarse inconsciente en el suelo.
-Rusos de mierda... -murmuré, mientras intentaba limpiar la sangre que continuaba goteando de mi labio inferior. Giré rápidamente, enfocando mi atención en el enmascarado. Mi arma seguía apuntando hacia él, pero en lugar de mostrar temor, solo soltó una risa, pareciendo divertirse con la situación.
-¿Estás bien? - mencionó, alzando ambas manos en señal de inocencia. Mis ojos se entrecerraron ligeramente en señal de desconfianza.
-Estoy excelente, gracias por preguntar. Ahora, abajo, manos a la cabeza y procura no hacerme enojar, porque hoy no tengo ánimos para esto, ¿entiendes?
-Vaya..alguien se despertó con el pie izquierdo.
-Cuento dos codos y dos rodillas. Sígueme jodiendo y te voy a descontar uno de esos -advertí con voz firme. El enmascarado movió su cabeza con suavidad, pareciendo comprender a la perfección mi amenaza.-¿Quién eres? -cuestioné.
-Solo los buscaba a ellos... -indicó señalando a los dos hombres que yacían inconscientes en el suelo. Apreté un poco mi mandíbula y tomé un largo respiro.
-¿Por qué?
-Se llevaron a un niño anoche.
-¿Qué? -murmuré-¿Quiénes?
-Los rusos manejan una red de tráfico de personas desde Hell's Kitchen. Secuestraron a un niño desde una furgoneta y golpearon a su padre mientras él miraba... -bajé ligeramente mi arma, aún sin dar crédito a sus palabras. Había oído rumores, pero no había imaginado que fueran ciertos.
-¿Dónde están?...
-No puedes ir, es muy peligroso, incluso si vas con más personas. Yo me encargaré de ellos, pero necesito que no le digas a nadie que estuve aquí... -Sus palabras fueron interrumpidas por mi incredulidad y frustración.
-O eres muy inteligente o demasiado estúpido para pedirme eso. Nos conocimos hace dos segundos, ¿qué te hace pensar que te dejaría ir? -mencioné de forma confrontacional.
-Muy bien, entonces... ¿tienes novio? -mencionó de forma divertida, y yo no dudé en separar ligeramente los labios, preparada para responder con contundencia.
-¿Quieres que te dispare o algo así? -contesté, dejando en claro que no toleraría ninguna insinuación fuera de lugar.
El enmascarado soltó una risa leve y alzó nuevamente sus manos en señal de rendición.
-Tranquila, no era mi intención ofenderte. Solo estaba bromeando. Ahora, si no quieres colaborar, lo entenderé, pero necesito tu ayuda para detener a estos criminales y rescatar al niño.- Sus palabras resonaron en mi mente, y aunque la incredulidad se reflejaba en mi voz, había algo en su postura que me hizo cuestionar mis dudas.
-¿Y mi silencio te ayudará?- mencioné, tratando de entender la dimensión de su solicitud.
-Por el momento, sí-respondió, sus palabras cargadas de una promesa incierta pero llena de determinación.
Las emociones se agolparon en mi pecho mientras contemplaba mis opciones. La racionalidad me advertía sobre los peligros de confiar en un extraño, pero la intuición susurraba que este enmascarado era diferente a cualquier persona que hubiera conocido antes. Su presencia no representaba una amenaza directa, y había intervenido en esta lucha sin que yo se lo hubiese pedido. Parecía tener buenas intenciones, pero no podía permitirme involucrarme con un potencial enemigo.
Bajé el arma con lentitud, enfundándola con cuidado mientras tomaba un respiro profundo. Era un gesto de rendición, pero también un acto de fe.
-Estamos a mano-dije finalmente, mi voz cargada de cautela pero también de una confianza frágil. -No te debo nada, ¿lo entiendes?
El hombre asintió con su cabeza con un deje de gratitud y el reconocimiento por mi disposición a escuchar. Había algo más que silenciosas palabras entre nosotros, una complicidad naciente que resonaba en el aire.
-Sí, lo entiendo-El enmascarado asintió con seriedad ante mi advertencia, reconociendo el riesgo que corría al estar en mi presencia. No obstante, su determinación no se desvaneció y respondió con una convicción firme.-No espero que confíes plenamente en mí. Solo te pido que me des la oportunidad de hacer lo correcto.
-Buen discurso. Ahora lárgate, antes de que me arrepienta de mi decisión.- Opté por dar unos pasos hacia atrás, permitiéndole escapar de mi alcance. Las sirenas de la policía comenzaron a sonar, acercándose rápidamente. Supuse que eran los refuerzos que había solicitado, lo que significaba que no tenía mucho tiempo para reflexionar sobre mi elección.-Pero convénceme de que esta vez que te dejo ir, lo vale- exigí, desafiante pero con un atisbo de esperanza en mis palabras.
El enmascarado se giró hacia mí, su figura envuelta en sombras. A pesar de la incertidumbre que había en el aire, pude notar la determinación en sus palabras
-Los encontraré-mencionó con una seguridad palpable, antes de desaparecer en la oscuridad del callejón.
El sonido de la patrulla deteniéndose detrás de mí y la voz de Brett me obligaron a voltearme, dejando escapar un suspiro mientras observaba cómo el enmascarado se esfumaba en las sombras. Mi mente se llenó de preguntas y dudas, pero también de una pizca de esperanza. ¿Había hecho lo correcto al confiar en él?
Me encontraba en el vehículo de Mahoney, observando cómo él conducía furioso por el camino. Mi rostro mostraba los signos evidentes del altercado anterior, con una bolsa de hielo cambiando constantemente de posición entre mi labio inferior y mi ojo hinchado.
-Vaya, mira cómo quedaste. Parece que te metiste en el ring a pelear- Mahoney negó con la cabeza, intentando contener su enfado. -¿No crees que necesitas un médico?
Sonreí de manera traviesa y golpeé su costilla con suavidad con mi pie.- ¿Y no quieres ofrecerme también un psiquiatra?
-Te hace mucha falta..estás loca de remate.-Manteniendo su atención en el camino, Brett se quedó en silencio unos segundos. Decidí continuar con mi juego y le di otro golpecito en la costilla.
-Vamos, escúpelo-insté con una sonrisa juguetona.
Finalmente, Brett rompió el silencio y mencionó el escándalo de Union Allied.-¿Supiste lo que pasó con el escándalo de Union Allied?-preguntó con curiosidad.
-Oh, sí-murmuré, manteniendo un aire de intriga.-Estaba leyendo sobre eso esta mañana. Fue una verdadera locura.
Sabía que había algo más detrás de aquel escándalo, pero no era el momento adecuado para compartir mis sospechas con Brett. Opté por guardar silencio al respecto.
Después de pasar por la comisaría para que me revisaran las lesiones y curaran algunas de mis heridas, decidí que era hora de regresar a casa. El proceso había llevado más tiempo del esperado, y ya era casi la madrugada.
Mientras salía del edificio, comprobando que tenía todos mis papeles en orden, me di cuenta de que eran las seis de la mañana. Si lograba encontrar un taxi rápidamente y si el tráfico no se interponía en mi camino, calculé que llegaría a casa alrededor de las siete y veinte, o algo así.
Con ese pensamiento en mente, me apresuré a buscar un taxi, ansiosa por finalmente descansar y procesar todo lo que había sucedido en las últimas horas.
No tardé en conseguir un vehículo que me dejó frente al imponente edificio donde se encontraba mi apartamento. Subí las escaleras a toda prisa, sintiendo una sonrisa inconsciente dibujarse en mi rostro. Corrí por el pasillo hasta llegar a la puerta de nuestro hogar compartido y, al abrirla, me sorprendí al ver que estaba vacío a esas horas.
Caminé hasta nuestra habitación y noté que la ropa de Matt ya no estaba allí, como solía estar. Aparentemente, se había ido a trabajar más temprano de lo habitual.
Suspiré con cierta decepción y dejé mis cosas en la cama. Me acerqué al armario y saqué una toalla, dirigiéndome al baño. Me despojé suavemente de mi ropa antes de entrar en la ducha. Abrí el grifo del agua, dejando que el calor me envolviera mientras cerraba lentamente los ojos. Bajé una mano hasta mi abdomen y solté un pequeño gemido al tocar la zona donde aquel ruso me había golpeado.
La imagen del enmascarado se coló en mi mente y sacudí la cabeza varias veces, tratando de deshacerme de esos pensamientos, pero era inútil. Había depositado mi confianza en un completo desconocido. Esperaba que no me decepcionara.
Después de casi 30 minutos en la ducha, decidí salir y me envolví en la toalla. Al entrar a la habitación, busqué mi ropa para ir a ver a los chicos, quienes seguramente estarían muy ocupados. Tal vez por eso Matt se había ido tan temprano.
Observé mi reflejo en el espejo y suspiré antes de tomar las llaves y salir de casa en dirección al estudio. Opté por caminar, necesitaba tomar un respiro y observar las calles de Hell's Kitchen durante el día me vendría bien.
Después de una larga caminata, finalmente me detuve frente al imponente edificio, sintiéndome agotada por el esfuerzo. Había sido un error no descansar lo suficiente y emprender una caminata tan extensa.
Me adentré en el edificio, caminando lentamente, dejando que mis pies pesaran con cada paso. Una sonrisa se dibujó en mis labios al vislumbrar el pequeño letrero de papel en una de las puertas, indicando el lugar al que me dirigía.
Avancé hasta llegar a la puerta y me apoyé suavemente en el umbral. Sin embargo, mi ceño se frunció rápidamente al ver a Karen Page allí presente. Pensé que se había marchado de la ciudad después del incidente.
-Oh por Dios, _____-escuché claramente la voz de Foggy, lo que disipó mis pensamientos.-¿Qué te pasó?
-Shh...-cubrí rápidamente su boca al notar la salida de Matt desde el interior de una pequeña oficina.-No le digas nada a Matt.
-Sabes que es ciego, no estúpido.-señaló Foggy, mirando mi rostro de arriba abajo. Mi mejilla mostraba un gran hematoma y tenía un corte importante en el labio inferior.
-¿Quién es estúpido?-preguntó Matt.
-Nadie.-respondimos al unísono, tratando de ocultar la verdad.
-¿______?-cuestionó Matt. Me solté del agarre de Foggy casi de inmediato.
-Sorpresa-murmuré, sintiendo la mirada de Page sobre mí. No estábamos acostumbrados a mostrar afecto en público. Tal vez por eso mucha gente pensaba que éramos solo buenos amigos.
-Pensé que no vendrías.-Noté cómo una leve sonrisa se formaba en los labios de Matt, lo cual provocó la misma reacción en mí.
Chapter 4: Encuentros
Chapter Text
Al llegar a casa junto con Matt, nos deshicimos de algunas de nuestras prendas. Ambos estábamos completamente empapados por la fuerte lluvia que nos sorprendió al salir de la oficina. Una tensión silenciosa se instaló entre nosotros mientras dejábamos atrás la lluvia y entrábamos a nuestro hogar.
Después de todo lo que había sucedido, Matt decidió que era momento de hablar en casa. El simple hecho de que eligiera ese lugar para abordar el tema me hizo comprender que estábamos enfrentando problemas serios. Un nudo se formó en mi estómago y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que lo que se avecinaba no sería fácil de afrontar.
Después de unos breves segundos de tensa anticipación, tomé una profunda bocanada de aire y me giré lentamente para enfrentar a Matt. En ese momento, antes de que pudiera pronunciar una palabra, sus labios se apoderaron de los míos en un beso intenso e inapropiado.
Casi de inmediato, sentí cómo toda la tensión y preocupación se disipaban de mi cuerpo. Sus manos acariciaron suavemente mi cintura, y sin pensarlo, quité sus gafas y cerré los ojos, sumergiéndome en la dulzura de sus labios. Era como si el mundo exterior desapareciera por completo, dejándonos solos en nuestro propio universo.
Un gemido suave escapó de mis labios cuando sentí cómo mordía suavemente mi labio inferior, justo donde la herida del enfrentamiento con el ruso aún dolía. El sabor metálico de la sangre se mezcló en nuestro beso, y noté que Matt también reaccionó ante ello, soltando una sonrisa un tanto irónica.
-Sabes que no soy imbécil - murmuró, rompiendo el silencio.
-Sabes que puedo cuidarme sola... - respondí, mi voz entrecortada por la falta de aire. Nuestros cuerpos estaban tan cerca que apenas podía respirar adecuadamente.
Mi pecho subía y bajaba rápidamente mientras luchaba por recuperar el aliento. Llevé una mano a su cabello, acariciándolo lentamente mientras intentaba tranquilizarme.
Después de un momento de intensidad y pasión, nuestros cuerpos se relajaron y la respiración agitada comenzó a calmarse. Sentí cómo mi mano acariciaba su cabello suavemente, transmitiéndole tranquilidad y amor.
En ese momento, todo parecía estar en su lugar. Estábamos juntos, en nuestro apartamento, rodeados de nuestra historia y amor compartido. No había nada de qué preocuparse en ese instante.
Cuando Matt y yo estábamos juntos, el mundo, en especial esta ciudad, parecía un lugar seguro.
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El ambiente en nuestro hogar era cálido, con la lluvia cayendo sin cesar en el exterior.
Teníamos una pequeña y vieja radio que emitía unas cuantas canciones de Elvis Presley. Era un cassette muy antiguo, que habíamos comprado durante nuestra época universitaria para no aburrirnos durante esas largas semanas de lluvia. Claramente, podríamos haber comprado algo más sofisticado y actual, pero ese cassette tenía algo especial para nosotros, evocaba recuerdos de esos tiempos de juventud y aventuras compartidas.
Me encontraba sentada en el suelo, ocupada con mi trabajo, mientras observaba a Matt preparar nuestra comida. Aunque ciego, su destreza y autonomía siempre resultaban sorprendentes. Con el paso de los años, me había acostumbrado a su habilidad para desenvolverse en el mundo sin depender de la visión. Nuestro hogar estaba adaptado a sus necesidades, y cada rincón estaba diseñado para facilitar su vida diaria.
Me acerqué a él, abrazándolo por la espalda con cariño y apoyando mi mejilla en su hombro. El aroma delicioso de la comida invadía el aire.
-Esto huele increíble.-susurré, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al mío.
-Esperemos que sepa tan bien como huele - Matt respondió con una sonrisa divertida, y nuestras risas se entrelazaron en el ambiente acogedor de nuestro hogar.
Le ofrecí apagar la cocina, y él asintió con gratitud. Con un gesto suave, apagué los fogones, dejando que la cocina descansara. Nos separamos ligeramente, y Matt giró hacia mí. En ese momento, pude apreciar su rostro sin las gafas oscuras que solía usar en el exterior. Verlo así, con los ojos al descubierto, era como descubrir todos los días una parte íntima y vulnerable de él. Era un respiro de nuestra vida caótica, un momento íntimo entre nosotros dos.
Sus dedos acariciaron mi mejilla suavemente, y luego se deslizaron hacia mis labios, provocando una risa juguetona.-¿Aquí están?-preguntó en tono cómplice.
-Sí, justo ahí. En el mismo lugar de siempre - respondí, provocando otra risa compartida. antes de que nuestros labios se unieran en un beso breve y suave, lleno de ternura y amor.
-Vamos a comer y luego a la cama - susurró Matt, dejando en claro sus intenciones.
Asentí con una sonrisa, emocionada por la perspectiva de disfrutar de una deliciosa comida casera preparada por él y luego dejarnos llevar por la comodidad y la intimidad de nuestra habitación.
Juntos, nos dirigimos hacia la mesa y nos sentamos, dispuestos a disfrutar de una velada tranquila en nuestro acogedor apartamento, mientras la lluvia seguía su danza melódica en el exterior. Este era nuestro refugio, un lugar donde podíamos ser nosotros mismos.
Después de una cena animada y una conversación que se extendió hasta altas horas de la noche, el ambiente estaba lleno de un aire cálido y familiar. Decidimos que era hora de ir a la cama y entregarnos al merecido descanso, pero algo en el aire parecía diferente esta vez.
Al adentrarnos en nuestra habitación, me acerqué a él con una mezcla de anticipación y ternura, lista para llevar a cabo nuestra rutina nocturna. Mis manos volvieron en dirección a su camisa, ansiosa por desabotonarla con cuidado y descubrir lo que se escondía debajo. Sin embargo, antes de que pudiera comenzar con el primer botón, una de las manos de Matt sujetó mi muñeca con rapidez y firmeza, dejándome perpleja y llena de sorpresa. Mi corazón se aceleró ante la inesperada acción, mis ojos se abrieron de par en par reflejando mi asombro.
En un susurro cargado de pesadez, Matt habló, interrumpiendo el flujo de mis pensamientos.
-Hoy... hoy no.- mencionó con una voz cargada de emociones. Retiró su mano de la mía y se alejó rápidamente hacia el cuarto de baño, cerrando la puerta tras de sí.
Bajé la mirada, sintiéndome profundamente consternada. Comencé a cambiar mi ropa lentamente mientras mi vista se perdía en los grandes ventanales, donde la lluvia golpeaba con fuerza. Me senté en la cama, intentando distraerme con la televisión, aunque mi atención estaba más enfocada en los sonidos que provenían del baño, tratando de descifrar qué estaba sucediendo allí.
Después de unos minutos, escuché la puerta abrirse suavemente. Mantuve mi mirada baja, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. Matt ingresó en la habitación, con una nueva indumentaria más cómoda. Tomé un respiro profundo, a punto de decir algo, cuando Matt se sentó a mi lado.
-Lo lamento.-susurró, su voz estaba cargada de arrepentimiento.
-¿Por qué?-murmuré, todavía aturdida por mis propios pensamientos. Matt guardó silencio por un momento antes de tomar una respiración profunda.
-El otro día... cuando no estabas... resbalé en las escaleras de la iglesia-señaló, y eso fue suficiente para encender todas mis alarmas internas.
-¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Estás muy lastimado?-pregunté, con evidente preocupación en mi voz.
Matt tomó otro respiro profundo, sopesando sus palabras antes de responder.
-Estabas ocupada con el trabajo. No quería molestarte... No es nada, solo un par de golpes, en realidad.- dijo con cierta resignación en su tono.
-No, déjame verlo- exigí en esta ocasión, determinada a conocer la verdad.
Matt pareció sopesar sus opciones por un momento y, finalmente, levantó ligeramente la manga de su camiseta, revelando un gran y feo hematoma en su piel.
-Santo Dios, Matt.- murmuré, levantándome de mi lugar mientras llevaba una mano a mi rostro en un gesto de sorpresa y preocupación.
-Este es el motivo por el cual no quería decírtelo... No quiero que te culpes por esto. Son cosas que suceden. No todos los lugares están adaptados para mí, ni lo estarán... Los accidentes ocurren a veces... ¿comprendes?-explicó Matt, buscando mi comprensión y apoyo en medio de la situación.
Suspiré profundamente, tratando de asimilar la situación y entender sus sentimientos.
- Mathew..
Comprendí que no había querido preocuparme, protegiéndome de sus propias dificultades y desafíos diarios. Sin embargo, yo estaba allí para él, dispuesta a compartir tanto sus alegrías como sus dificultades.
Mi corazón se llenó de compasión al ver el hematoma en el cuerpo de Matt. Me acerqué a él con suavidad, dejando que mis manos se posaran con delicadeza sobre su herida. Sentí el calor de su piel bajo mis dedos y no dudé en proporcionarle una suave caricia.
- Entiendo que no quisieras preocuparme, pero debes decirme cuando ocurran estos accidentes, Matt. Pudiste haberte lastimado mucho peor. Comprende que el trabajo no va a significar nada para mí si algo te llega a ocurrir allí afuera..- le aseguré.
Él asintió lentamente, haciendo notar que había comprendido mis palabras.
-Lo sé- nombró y yo solo tomé un respiro profundo, depositando una suave caricia en su mentón.
Decidimos dejar de lado el tema por el momento y enfocarnos en estar juntos, en disfrutar de nuestra compañía y de la tranquilidad de nuestro hogar. Me recosté junto a Matt en la cama, acurrucándome a su lado, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al mío.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de la compañía del otro, sintiendo cómo el cansancio y la calma nos envolvían. Poco a poco, nos dejamos llevar por el sueño reparador.
Abrí los ojos repentinamente, sobresaltada por el fuerte sonido de una bocina resonando en la distancia, probablemente proveniente de un camión de carga. Giré lentamente en la cama, buscando con avidez el calor reconfortante de Matt, pero mis dedos se encontraron con el vacío. Aún sintiéndome algo desorientada, traté de incorporarme, mis ojos parpadeando para aclimatarse a la penumbra. Froté suavemente mis ojos antes de escudriñar detenidamente la habitación, solo para encontrarla desierta y silenciosa.
-Matt- llamé con voz adormilada. No hubo respuesta. Dejé escapar un pequeño gruñido de frustración mientras salía de la cama, decidida a buscarlo.-Matt, ¿estás ahí?- repetí mientras recorría el perímetro de la habitación, inspeccionando cada rincón en busca de alguna señal de su presencia.
Con creciente inquietud, salí de la habitación y me adentré en el pasillo, buscando indicios de su paradero, pero no había rastros del mayor.
Traté de mantener la calma, diciéndome a mí misma que tal vez Matt simplemente se había ido temprano al trabajo para ser más productivo durante el día.
Tomé una respiración profunda y negué con la cabeza, desechando los pensamientos devastadores que amenazaban con apoderarse de mí.
Me preparé para ir a trabajar como de costumbre y el día transcurrió sin demasiadas novedades. Mi jornada consistió en poner multas de tránsito y sufrir el frío afuera.
Mi día avanzó con total normalidad y al momento de retornar a mi hogar, la ausencia de Matt en el apartamento captó toda mi atención y comenzó a preocuparme.
No solía desaparecer de esa manera, a menos que algo muy malo hubiese sucedido.
Decidida a obtener respuestas, me dirigí al teléfono de casa con la intención de llamar a Foggy, pero antes de poder comunicarme con mi amigo, la puerta se abrió sorpresivamente, revelando a Matt entrando con cautela a casa.
-Matt..-llamé su atención, y él pareció sonreír ligeramente desde donde estaba.-Llegaste... más tarde que yo... ¿Está todo bien? ¿Foggy está bien? -pregunté, evidenciando mi preocupación por el detalle de su tardanza.
-Sí. Todo está bien... Foggy me necesitó durante muchas horas hoy. Ya sabes cómo se pone nervioso al estar todo el día con Karen-respondió Matt, intentando tranquilizarme.
Dejé escapar un suspiro de alivio, asintiendo con la cabeza ante su explicación. Sin embargo, no pude evitar mencionar, en tono ligero-Por poco coloco carteles con tu cara por todas partes.
Esto provocó una risa por parte de Matt.-¿Como un perrito perdido?-comentó, y yo me uní a su risa suavemente ante la idea.
-Claro que sí. 'Se busca a Matt Murdock. Característica distintiva: gafas y bastón. Raza: un poquito de todo'-añadí en tono humorístico, tratando de aligerar la preocupación que había sentido durante su ausencia.
El hombre simplemente se rió ante mi comentario, y decidimos dejar atrás ese momento de preocupación excesiva y seguir con nuestra rutina.
Las semanas pasaban y Hell's Kitchen se volvía cada vez más oscuro y caótico. Estaban ocurriendo una serie de sucesos macabros en la ciudad.
Esa mañana, al igual que en las últimas dos semanas, Matt ya no estaba en el apartamento desde muy temprano. Realicé mi rutina diaria sin mayor preocupación, aunque ese día sentí la tentación de comunicarme con Foggy, ya que llevábamos varios días sin vernos ni hablar.
-Hola, bella durmiente-bromeó Foggy al otro lado de la línea.-Anoche les hicimos una visita inesperada a ti y a Matt, pero parece que estaban demasiado ocupados para abrirle a su mejor amigo.
-¿Estuviste en nuestro apartamento?- pregunté.
-Y la respuesta es... ¡sí!-Sonreí un poco gracias a esa respuesta, aunque sabía que él no podía verlo. Sin embargo, una pregunta pasó por mi mente y antes de pensarlo, la solté-Foggy, ¿estás en la oficina?
-Sí, claro. No tengo el lujo de tomarme una larga siesta como tú.-respondió Foggy.
-¿Matt llevó algo para desayunar? No recuerdo haberlo visto sacar nada de la despensa en como... tres semanas-mencioné un tanto extrañada por aquél detalle.
-¿Matt?-mencionó Foggy con confusión en su voz. -No, ni siquiera lo he visto por aquí en la última semana. Pensé que estaba contigo- respondió confundido. Mi ánimo cayó repentinamente ante esa respuesta.
Permanecí en silencio durante unos segundos, hasta que oí la voz de Foggy preguntando si aún estaba ahí.
-Sí... sí. Me equivoqué, él está aquí.-murmuré, sin poder asimilar sus palabras.-Hablamos más tarde, Foggy.-dije sin esperar respuesta y terminé la llamada dejando caer el teléfono sobre la mesa.
Mis manos temblorosas agarraron mis pertenencias mientras mi mente se llenaba de preocupaciones y dudas. Necesitaba alejarme de allí, tomar un respiro y encontrar respuestas a todas mis inseguridades. Decidí que hablar con Mahoney podría ser una buena opción, ya que confiaba en él y quizás podría ofrecerme algún consejo o información.
Miré el reloj en el tablero de la patrulla y vi que ya era medianoche. Me sorprendió darme cuenta de que había estado patrullando durante tantas horas, perdiendo la noción del tiempo en medio de mis preocupaciones.
Tomé las llaves de la patrulla y mi taza de café, saliendo del interior del vehículo. Caminé lentamente por el callejón, observando a mi alrededor con una expresión de tristeza en mi rostro. No podía evitar que los pensamientos sobre Matt y lo que me estaba ocultando invadieran mi mente.
Las lágrimas agolparon en mis ojos sin previo aviso, como una manifestación del dolor y la angustia que me consumían en ese momento. Sentía cómo mi alma era invadida por una sensación abrumadora de dolor.
Las inseguridades y las dudas me estaban devorando, pero estaba decidida a enfrentarlas y encontrar la verdad, sin importar cuánto me doliera.
El aire vibraba con una tensión palpable mientras patrullaba en medio de la noche. Cada paso resonaba en el silencio de la ciudad, recordándome constantemente la importancia de mi deber. Fue entonces cuando un estruendo ensordecedor estalló a pocos metros de mí, haciendo que mi cuerpo reaccionara instintivamente, saltando en el lugar y preparándome para enfrentar la amenaza inminente. Sin perder un segundo, desenfundé mi arma de servicio, apuntando directamente hacia el origen del ruido.
Mis ojos se encontraron con la figura enmascarada que se erguía frente a mí. Un instante de tensión se hizo presente mientras sopesaba la situación, pero al reconocer su identidad, mi agarre se aflojó y bajé el arma lentamente. Era el tipo de la máscara, un aliado agridulce en esta lucha incansable contra el crimen.
-Maldición, no hagas eso. ¡Casi te vuelo la maldita cabeza!-exclamé, dejando escapar mi frustración en mi tono de voz, antes de volver a guardar mi arma en su funda.
Con una mirada fugaz, pude notar que su aspecto era desolador. Su traje, usualmente impecable, estaba desgarrado y manchado de sangre, indicando que había sufrido golpes y heridas en combate reciente. Su postura tambaleante delataba el cansancio acumulado por una serie de palizas.
El hombre descendió lentamente desde el techo, manteniendo una distancia considerable entre nosotros. Una sincera observación escapó de mis labios mientras lo miraba con franqueza.
-Te ves como la mierda.-murmuré, señalando su estado físico.- Luces como un maldito mapache aplastado.
Con un tono burlón, él respondió-No suelo verme regularmente así en la segunda cita.-Sus palabras provocaron que rodara los ojos, consciente de su característico sentido del humor.
-No perdamos tiempo. ¿Qué haces aquí?-pregunté directamente, tratando de comprender su presencia en ese lugar.
-El niño está a salvo con su padre- reveló, y al levantar la mirada ante su respuesta, dejé escapar un suspiro entrecortado, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación.
-¿Por eso te ves así?- cuestioné, con una pizca de compasión asomando en mi voz.
-Algo así...-susurró, revelando el peso emocional que llevaba consigo.
-Deberías buscar atención médica, eso no se ve nada bien - mencioné con sinceridad, intentando dejar de lado cualquier resentimiento que pudiera existir entre nosotros.
El hombre soltó una risa irónica y sacudió la cabeza.
-No tengo tiempo para eso. Hay cosas más importantes que atender.
- ¿Tan mal está Hell's kitchen?
-Ell peligro está aumentando y no puedo permitirme quedarme al margen. Tengo que hacer lo que sea necesario para proteger a los inocentes.- Me quedé en silencio por un momento, procesando sus palabras. A pesar de su apariencia intimidante y su enfoque radical, sabía que el tipo de la máscara tenía una profunda convicción en lo que hacía.
-Ten cuidado. No quiero que te hagan daño - mencioné sinceramente, dejando de lado nuestras diferencias y mostrando una pequeña muestra de preocupación.
El hombre asintió en agradecimiento, y luego se dio la vuelta para alejarse, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Suspiré y me quedé allí, sola en medio de las calles desiertas. Las inseguridades sobre Matt seguían presentes en mi mente, pero ahora también había una nueva preocupación por la seguridad del tipo de la máscara. La noche se volvía aún más oscura y llena de incertidumbre, y sabía que tendría que enfrentar todos estos desafíos con valentía.
Me encontraba sentada en la cama, perdida en mis pensamientos, mientras la luz del sol invadía la habitación. El silencio y la soledad del apartamento se hacían más evidentes, alimentando mis inseguridades y temores. La idea de que Matt pudiera estar con alguien más seguía rondando mi mente, provocando un nudo en mi estómago.
Volví mi mirada hacia un rincón de la habitación, donde aún reposaba una bolsa repleta de prendas de vestir. Era un recordatorio constante de mis deberes.
Avancé lentamente por el interior de la iglesia, adentrándome en su sagrado recinto. Hacía apenas unos minutos había preguntado por el padre Lantom, quien dirigía la misa matutina. Me sorprendió gratamente encontrar la iglesia llena de fieles devotos, todos ellos buscando la redención y la salvación de sus almas.
Mientras tomaba asiento y prestaba atención a la ceremonia, noté una mirada posada sobre mí. No me llevó mucho tiempo encontrar su origen, ya que se trataba del propio padre Lantom. El anciano sacerdote me dedicó una sonrisa cálida, a lo cual respondí con amabilidad.
Una vez que la misa concluyó, permanecí en mi lugar, absorta en mis pensamientos mientras admiraba una estatua a mi lado. Era una representación de la Virgen María sosteniendo a un pequeño bebé en sus brazos, como si lo estuviera protegiendo con todo su amor maternal.
Era realmente hermosa.
-Imaginaba que te tomarías un momento para admirarla- dijo una voz que me hizo dar un pequeño sobresalto. Volví mi mirada hacia la fuente del sonido y allí estaba el padre Lantom, contemplando la estatua con una pequeña sonrisa en sus labios.-¿Qué te trae aquí, hija?
-Oh, solo vine a entregar algunas prendas para los niños-murmuré, desviando mi mirada hacia la gran bolsa que reposaba a mi lado.
-¿Solo eso?-me preguntó el padre, observándome detenidamente antes de continuar.-¿Quieres beber un latte?
Dudé por un momento, pero la idea de volver a mi apartamento no me entusiasmaba. Necesitaba una distracción, una compañía, por lo que asentí y respondí.-Sí, claro.
Me levanté de mi asiento y seguí al padre Lantom mientras caminábamos hacia una sala de reuniones. Pronto, el sacerdote encendió una máquina de café mientras yo esperaba pacientemente en mi lugar.
-¿Eres la novia de Matt?- preguntó de repente, tomando por sorpresa mis sentidos. Entre todas las preguntas que podía haber hecho, había optado por esa.
Mis ojos se abrieron de par en par ante la pregunta, sin embargo, no había motivo para ocultar la verdad, por lo que respondí con sinceridad.-Sí.
-La última vez parecía que tenía mucho en qué pensar.- mencionó el padre Lantom, provocando que mis labios se separaran ligeramente mientras procesaba sus palabras. ¿Mucho en qué pensar? Esa afirmación me hizo reflexionar sobre los pensamientos y preocupaciones que tal vez Matt llevaba consigo.
-Oh..- murmuré, sin saber exactamente qué responder. La expresión del padre Lantom indicaba que había captado mi desconcierto.
-No es un mal chico, solo es difícil de comprender.-comentó mientras me extendía una taza de café, cuyo aroma era tentador. Tomé la taza entre mis manos con suavidad, observando detenidamente su contenido.
-Sí, a veces puede ser difícil.-respondí con una sonrisa leve, desviando mi mirada hacia el padre Lantom.
-Deberías venir más seguido aquí, tal vez solo a disfrutar de un café.-sugirió. Reí ligeramente ante su ofrecimiento, asintiendo mientras daba un pequeño sorbo al café.
-Claro, tal vez me veas más seguido por aquí.-respondí con una sonrisa. La idea de encontrar un lugar tranquilo donde pudiera relajarme y pensar en medio del caos de la ciudad resultaba tentadora.
Cambiamos de tema rápidamente, y el padre Lantom comenzó a hablarme sobre los esfuerzos de reconstrucción de la iglesia, la cual había sufrido daños a raíz de un incidente previo. A medida que el tiempo pasaba, las horas parecían acelerarse. Finalmente, tuvimos que poner fin a nuestra conversación, ya que el padre Lantom debía dar la ceremonia del mediodía. Me despedí cordialmente de él antes de dejar la ropa en el lugar que me había indicado.
Mientras me alejaba de la iglesia, sentía un nuevo sentido de calma y conexión con algo más grande que yo misma. La amabilidad del padre Lantom y el espacio sagrado de la iglesia me recordaron que siempre había un refugio en medio de las tormentas de la vida. Quizás, en futuras visitas, encontraría no solo consuelo, sino también respuestas a las preguntas que me inquietaban en lo más profundo de mi ser.
Me retiré de la iglesia, soltando un largo suspiro. Estaba agotada y solo quería ir al apartamento a descansar un poco. Decidí tomar un taxi para llegar más rápido, ya que mis piernas se sentían débiles para caminar. Pagué al conductor y bajé del vehículo, adentrándome en el edificio. Me detuve unos segundos frente a la puerta de mi apartamento, tomando un respiro antes de abrirla y encender la luz. Caminé hacia la sala, buscando un poco de paz.
Sin embargo, mis planes se vieron interrumpidos por la voz de Matt detrás de mí. Dejé caer las llaves de sorpresa y giré rápidamente, encontrándolo sentado en el sofá.
-¿Dónde estabas?- preguntó él. Sentí cómo la tensión se apoderaba del ambiente. Apreté ligeramente mi puño, sintiendo la frustración en mi interior. Matt estaba a punto de hablar, pero se calló al escuchar mis palabras.
-Tal vez debería preguntarte eso yo a ti.-espeté, dejando salir mi frustración. Matt selló sus labios, evadiendo una respuesta.-Sé que no fuiste a trabajar y que tampoco estabas en la iglesia.
Él se quedó en silencio, y eso sólo aumentó mi enojo.-¿Sabes qué? Haz lo que quieras.-exclamé, dirigiéndome hacia la habitación. Solté un grito frustrado, sintiendo la impotencia de que nuestra habitación no tuviera una maldita puerta.
Antes de que pudiera hacer otra cosa, sentí un fuerte tirón que me obligó a girarme. Me quedé inmóvil al notar la seriedad en el rostro de Matt. Su expresión intensa me hizo temblar ligeramente.
-¿Vas a escuchar lo que tengo que decir?
Chapter 5: Roto
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Después de observar a Matt por última vez, me di cuenta de que no era tan temprano, y él tenía que ir a trabajar, ya que Foggy lo necesitaba con urgencia en la oficina. Aunque seguía enojada con él, al menos había explicado lo que había sucedido el día anterior. Al parecer, había ocurrido un incidente en un lugar de bolos, donde un hombre había sido asesinado. Matt había querido investigar por su cuenta y hacer algunas preguntas.
A pesar de que tenía esa explicación, no podía evitar cuestionarme por qué Mahoney no me había dicho nada. Pero al final, no era un gran misterio, supongo que Brett pensaba que iría sola a detener al tipo.
Mi compañero quería evitar que me metiera en problemas, y eso me frustraba. Me giré en la cama lentamente, dándole la espalda a Matt cuando lo vi tomar su bastón.
Mientras reflexionaba sobre todo esto, sentí cómo un lado de la cama se hundía lentamente, lo que significaba que Matt estaba a mi lado. Mi corazón empezó a latir rápidamente, pero traté de ignorarlo. Sin embargo, Matt pasó una de sus manos por mi cintura y la acarició suavemente.
-Sé que estás enfadada aún, pero de verdad me gustaría que hoy me ayudaras a cepillarme el cabello.- murmuró en voz baja. Mi corazón se encogió al oír sus palabras. A pesar de estar enojada con él, siempre encontraba la forma de hacerme olvidar. Solté un largo suspiro de resignación y me levanté de la cama, tomando asiento.
Una leve sonrisa se formó en mis labios cuando vi el cabello de Matt completamente desordenado.-¿Ya habías intentado cepillarte el cabello?-pregunté, desviando la mirada. Sabía que Matt no podía verme, pero tenía la sospecha de que él sabía que estaba sonriendo.
-Algo así.- respondió con una sonrisa en su rostro. Tomé un ligero respiro antes de acercarme a él y comenzar a desenredar su cabello con cuidado y amor, mientras Matt permanecía en silencio. Justo cuando estaba a punto de terminar, su cabeza cayó suavemente sobre mi pecho, descansando allí. Bajé la mirada y llevé una mano a su rostro, acariciándolo suavemente.
-Lamento lo que pasó ayer.-murmuró.
-Sí, solo... estaba estresada y exploté-respondí. Su mano se deslizó lentamente por mi costado y sentí cómo se aferraba a mí con fuerza.
-Te amo-dijo.
-Yo también te amo.-murmuré antes de depositar un suave beso en sus labios.-Ya es tarde... supongo que Foggy debe estar volviéndose loco en la oficina.-Matt sonrió un poco y luego se levantó de la cama, tomando su bastón.
Tomé las gafas de la mesita de noche y las coloqué cuidadosamente en su lugar. Mis manos acariciaron su rostro, sintiendo la aspereza de su barba que apenas estaba creciendo.
-¿Vas a trabajar hoy?-preguntó.
-Sí, como todos los días- suspiré cansada, mirando mi uniforme que estaba junto a la cama.
-¿Volverás hoy?- preguntó. Fruncí el ceño ante su pregunta.
-No, creo que no-respondí. Para ser honesta, no creía que volvería esa noche, pero todo dependía de cuántos crímenes se estuvieran cometiendo o si mi jefe estaba de buen humor.
Pronto, sentí cómo los labios de Matt se posaban suavemente sobre los míos, dándome un pequeño beso y sacándome de mis pensamientos.
-Cuídate, por favor, y no te metas en problemas. Eres maravillosa, pero no eres inmortal.-murmuró cerca de mis labios. Sonreí un poco antes de acomodar su cabello con cariño.
-Lo haré.- dije. Matt se alejó, tomando unas carpetas que estaban en la habitación y salió del cuarto, seguido por el apartamento.
Sentía que Matt estaba actuando de manera extraña. Sus palabras y acciones parecían estar fuera de lugar. Sacudí mi cabeza una y otra vez, tratando de despejar esos pensamientos antes de levantarme de la cama. Solté un pequeño gruñido mientras recogía mi ropa.
Ahí era donde comenzaba mi día.
Caminaba por los pasillos de la comisaría junto a Mahoney, la tensión en el ambiente era palpable. Mahoney me entregó el informe de un hombre detenido hace apenas unas horas y que pronto enfrentaría un juicio. Mis ojos recorrieron la ficha detenidamente y un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta de que se trataba del mismo hombre del que Matt me había hablado. La conexión entre ambos casos era inquietante.
-Al parecer hoy tienes mucho trabajo aquí... - comentó Brett, dirigiendo su mirada hacia mi escritorio que estaba abarrotado de informes. Sus palabras resonaron en mi mente, recordándome la abrumadora cantidad de trabajo que tenía por delante. -¿Has enfadado a alguien?
Una mezcla de frustración y agotamiento se apoderó de mí mientras cubría mi rostro con una mano, asintiendo suavemente. Sentía el peso de mis decisiones y cómo afectaban mi vida profesional y personal.
-Mierda... - susurré, dejando escapar mi frustración contenida. Rechazar la cita con el agente del FBI era una carga que estaba empezando a pesar sobre mis hombros. - Rechacé tener una cita con un tipo del FBI... ¿eso cuenta?
Brett soltó una risa suave, tratando de brindarme un poco de consuelo. Sus palmadas reconfortantes en mi hombro intentaban aliviar la presión que sentía.
-Bueno, si lo ves de esa manera, tiene mucho sentido para mí.- su risa resonó en el aire, rompiendo la tensión momentáneamente. - Suerte con eso.
Las horas pasaban lenta y tortuosamente. Los informes frente a mí parecían multiplicarse sin cesar, formando una montaña imponente. Bebía café de vez en cuando para mantenerme despierta y Mahoney se encargaba de traerme comida para que no me olvidara de alimentarme. El estrés y el cansancio se acumulaban, pero sabía que no podía permitirme bajar la guardia.
El reloj marcaba una hora avanzada de la noche, pero no podía permitirme abandonar el lugar a menos que fuera estrictamente necesario. Afortunadamente, Foggy había traído algo de ropa a la comisaría a petición de Matt. Sentí un ligero alivio al saber que tenía la posibilidad de asearme en los vestidores, donde había duchas disponibles. Eso significaba que al menos no tendría que preocuparme por mi aspecto o por oler a trabajo durante el resto de la noche.
Abrí uno de los archivos al azar y rápidamente noté una marca que llamó poderosamente mi atención: números de una cuenta bancaria. Mi curiosidad se despertó, y eché un vistazo rápido al expediente que tenía a mi lado, el cual llevaba el nombre del hombre que estaba siendo juzgado. Observé a mi alrededor, asegurándome de que nadie estuviera prestando atención, antes de ingresar al sistema de la comisaría y buscar su nombre.
Para mi sorpresa, no encontré absolutamente nada sobre él. Era como si fuera un fantasma, sin rastro alguno en los registros oficiales. Pronto me di cuenta de que los números que había encontrado no eran una cuenta bancaria, sino cifras de dinero, y no eran cifras pequeñas precisamente.
Intrigada y cautelosa, seguí revisando los archivos siguientes, que contenían información sobre defunciones. Fue evidente para mí que el número de cadáveres había aumentado desde el escándalo de Union Allied. Además, muchos de los archivos estaban codificados, ocultando información crucial.
Levanté la vista y observé el entorno, percatándome de que estaba completamente solo. Rápidamente apagué las cámaras de vigilancia momentáneamente y guardé el archivo comprometedor entre mis ropas, consciente de que estaba adentrándome en terreno peligroso.
Continué fingiendo que leía los otros archivos con interés, mientras algunos colegas se acercaban al lugar.
Quizá lo que estaba en esos archivos podría ser del interés del tipo enmascarado.
Llevaba tres días encerrada en esta comisaría, sintiéndome como un animal atrapado. Solo salía para tomar una ducha rápida en casa y cambiar de ropa.
No había visto a Matt en días, y lo único que sabía de él era que había dejado la cama hecha un desastre. Esperaba que hoy fuera diferente, ya que mi "pequeño castigo" había llegado a su fin.
El cansancio pesaba sobre mis hombros y mi mente se encontraba abrumada por la información que había descubierto.
Sólo anhelaba irme a casa, para así arrojarme a mi cama y sumergirme en un profundo sueño reparador.
Cada paso que daba hacia arriba, ascendiendo por las escaleras hacia nuestro apartamento, era un paso más cerca de ese ansiado descanso.
Las escaleras parecían interminables, pero el pensamiento de las suaves sábanas acariciando mi cuerpo y los brazos reconfortantes de Matt a mi alrededor me impulsaban a seguir adelante. Cada escalón era un esfuerzo valioso, acercándome a ese momento de paz y serenidad que tanto necesitaba.
Finalmente, llegué a nuestro piso, saqué las llaves para abrir la puerta. Giré el pomo con cuidado, sintiendo cómo la puerta se abría lentamente ante mí. Un suspiro escapó de mis labios, anticipando la sensación de alivio al adentrarme en mi hogar.
Narrador Omnisciente
El corazón de _____ se detuvo en su pecho, como si el mundo hubiera dejado de girar en ese instante. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, incapaces de creer lo que veían. Una sensación de vértigo la invadió, amenazando con hacerla caer de rodillas.
Frente a ella, en la sala de su propio hogar, Matt Murdock, su compañero de vida, estaba tan cerca de aquella chica de tez morena que parecían fundirse en uno solo. La camisa de Matt envolvía el cuerpo ajeno y el cabello húmedo de la chica delataba que habían compartido una ducha reciente.
El corazón de _____ latía desbocado en su pecho mientras pronunciaba el nombre de Matt. El sonido de su voz hizo que él se pusiera de pie, y en ese instante, supo que no había escapatoria.
-_____..- susurró Matt, su voz cargada de culpa y pesar.
Las palabras resonaron en el aire como un eco punzante. La joven sentía cómo su corazón colgaba de un hilo, balanceándose entre la esperanza y el dolor. Cada latido le recordaba la traición, la sensación de haber sido engañada y herida por la persona en la que más confiaba.
-Me mentiste.-susurró con voz quebrada, sintiendo cómo las palabras rasgaban su garganta. El dolor se apoderaba de ella, envolviéndola en una tormenta de emociones desgarradoras. Se sentía como si mil infiernos hubieran invadido su ser, consumiéndola desde dentro.
Las lágrimas amenazaban con desbordarse, pero _____ luchaba por mantener la compostura. Cada lágrima era una evidencia tangible de la traición que la había dejado destrozada. Ya no había vuelta atrás, el daño estaba hecho y el dolor era insoportable.
El mundo de _____ se desmoronó en un instante. Todo encajó en su mente, las sospechas y las dudas que había ignorado durante tanto tiempo. La traición se volvió una certeza inquebrantable.
La chica morena, sorprendida por la presencia de _____, se levantó rápidamente, su expresión reflejando la alarma ante la situación. Pero ya era demasiado tarde. El corazón de _____ estaba hecho pedazos y las lágrimas comenzaron a fluir, deslizándose dolorosamente por sus mejillas.
-No, no es lo que parece.- Matt, consciente de la devastación que había causado, trató de acercarse a _____ para explicar la situación, para arreglar lo irreparable. Pero ella se alejó, como si cada paso lejos de él fuera un acto de autoconservación.
-¡Me mentiste!- exclamó _____, su voz cargada de dolor y rabia. Matt temblaba, negando con la cabeza mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas, pero sabía que no había forma de excusarse.
Por un instante, el silencio se hizo presente, solo interrumpido por los sollozos de _____ y la angustia palpable en el aire. Matt intentó aproximarse a ella nuevamente, desesperado por hacerla entender, por enmendar sus errores, pero ella se apartó, rompiendo el último hilo que los unía.
-Por favor, tienes que escucharme-suplicó Matt con desesperación en su voz, pero _____ ya no estaba dispuesta a escuchar más mentiras, más promesas vacías.
-No, no esta vez...- _____ pasó temblorosamente una mano por sus mejillas, en un intento inútil de enjugar sus lágrimas que parecían fluir incontrolables.- Se acabó, Matt Murdock. No quiero volver a verte nunca más en mi maldita vida.-Su voz se quebró, al igual que su corazón. Sin pensarlo dos veces, tomó su abrigo y salió apresuradamente del apartamento, dejando atrás su hogar y todo lo que habían construido juntos.
_____ sabía que la vida era una cuenta hacia atrás, donde dos personas se dan la vuelta en el último momento. Una se queda y otra se va.
No estaba segura cual de las dos era Matt.
Chapter 6: lágrimas
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Narrador Omnisciente
Matt se encontraba desolado, incapaz de quitarse de la cabeza la imagen de ____ alejándose y la sensación de que había perdido algo irremplazable. Cubrió su rostro con las manos, sintiendo cómo su corazón se encogía con cada latido doloroso. La angustia era abrumadora.
En ese momento, Claire, una amiga cercana y confidente de Matt, se acercó rápidamente a él, sujetando su brazo con suavidad para evitar que se lanzara tras _____. Claire podía percibir el torbellino de emociones que embargaban a Matt y acarició su brazo reconfortantemente.
Matt pareció resistirse al inicio, pues tenía todas las intenciones de seguir a la menor, pero antes de que pudiese realizar cualquier acción, las palabras de la morena resonaron en sus oídos.
-Matt, por favor, debes contenerte - susurró Claire con voz entrecortada, tratando de transmitirle calma a través de sus palabras. - Sé que te duele y que quieres resolver las cosas de inmediato, pero ahora mismo no es el momento. Ella necesita espacio para procesar lo que ha sucedido. Si la persigues ahora, solo empeorarás las cosas.
Matt sintió cómo las palabras de Claire resonaban en lo más profundo de su ser. Sabía que tenía razón, pero la impotencia y la necesidad de arreglar las cosas lo consumían por dentro. Bajó lentamente las manos, sintiendo su cuerpo tenso por la adrenalina.
-Pero... ¿y si no entiende? ¿Y si piensa que la he traicionado? - balbuceó Matt, luchando por mantener la voz firme. El miedo a perder a ____ lo embargaba por completo.
Claire colocó una mano reconfortante en el hombro de Matt y le sostuvo con comprensión.
-Sé que te preocupa, Matt, pero tienes que confiar en ella. Si hay algo sólido en su relación, lo comprenderá cuando las emociones se calmen. Dale tiempo para procesar sus sentimientos y reflexionar sobre lo que ha ocurrido. Ella te conoce, conoce tu corazón. Si siempre ha habido amor y confianza entre ustedes, eso no se desvanecerá fácilmente.
Las palabras de Claire resonaron en Matt, recordándole la esencia de su relación con _____. Llevó una de sus manos en dirección a su rostro por un momento, respirando profundamente para calmar sus emociones desbocadas. Sabía que tenía que respetar el espacio de ____ y esperar a que estuviera lista para escucharle.
Después de un momento de silencio, Matt asintió lentamente, aceptando las palabras de Claire.
-Necesitas descansar, Matt. Esas heridas no están nada bien. Toma un respiro y piensa las cosas con la cabeza fría. Solo cuando estés dispuesto a revelarle tu otra vida, ve por ella. Ella va a entenderlo.
Murdock sabía que era el momento de abordar la verdad sobre su vida como justiciero, una parte oculta que había mantenido en secreto de _____ durante un tiempo. La idea de revelarlo todo y enfrentar las posibles repercusiones en su relación era aterradora, pero también sabía que no podía mantener ese secreto por más tiempo. Era hora de confiar en _____ y el amor que se profesaban.
Con esas palabras, Matt se retiró a su habitación, dejando a Claire con la esperanza de que las cosas se resolverían de la mejor manera posible.
Murdock estaba dispuesto a enfrentar cualquier consecuencia con tal de proteger a ____.
Mientras las horas avanzaban, las sombras de la duda y la desesperación se ciñeron cada vez más sobre Matt. El peso de sus decisiones y las consecuencias que estas traían consigo lo abrumaban. Se sentía atrapado en un laberinto emocional, sin saber cuál era el camino correcto a seguir.
La imagen de _____ se mezclaba con los recuerdos del incidente de Claire, y la preocupación por la seguridad de su amada se apoderaba de su mente. ¿Debía revelarle la verdad y exponerla a los peligros que acechaban en las sombras? ¿O era mejor protegerla y alejarla de su vida complicada como Justiciero?
Cuestionaba su elección de seguir este camino, sin haber previsto las consecuencias que tendría en su vida personal y en su relación con _____. En su juventud, solo buscaba la felicidad y quería hacerla feliz. Soñaba con una vida simple, compartiendo momentos rutinarios juntos. Pero desde que asumió la responsabilidad de proteger la ciudad desde las sombras, todo se había desmoronado.
En un principio, se había convencido de que podía mantener un equilibrio entre su vida personal y su vida como justiciero, pero la realidad se empeñaba en demostrar lo contrario. Las dificultades, los peligros y las innumerables noches en vela habían cobrado su precio en su bienestar emocional y en la estabilidad de su relación.
En ese instante, la tormenta de emociones se desataba en el corazón de Matt. Sentía el peso del arrepentimiento y la culpa aplastándolo, y una profunda tristeza invadía su ser. Anhelaba volver atrás, deshacer sus decisiones y encontrar la felicidad que alguna vez imaginó junto a _____. Pero sabía que ya no podía retroceder en el tiempo, solo podía enfrentar las consecuencias de sus acciones y buscar una forma de reparar lo que se había roto.
Horas más tarde, con Claire dormida plácidamente en el sofá, Matt se sentía atrapado en un mar de pensamientos y emociones. Su mente estaba obsesionada con _____. Se preguntaba si estaba a salvo en algún lugar, si realmente creía que él la había traicionado. Su respiración se aceleraba, presagiando las lágrimas que amenazaban con brotar.
Desesperado por distraerse, Matt se levantó de su lugar y se dirigió a la cocina. Tomó algunos ingredientes al azar, sin saber exactamente qué iba a preparar, pero al menos cocinar podría ocupar su mente y darle un respiro momentáneo.
El corazón de Matt latía desbocado mientras notaba como la morena despertaba. El desayuno permanecía olvidado frente a él, una taza de café ya fría que reflejaba su estado de ánimo. La tensión en el ambiente era palpable, y ambos sabían que era hora de abordar el doloroso tema que los aquejaba.
Claire rompió el silencio, su voz suave y cargada de preocupación.-¿Quieres hablar de eso?- preguntó.
El dolor y la frustración se reflejaban en la expresión de Matt mientras negaba con la cabeza.-No-respondió de forma cortante, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar su tormento interno.
La pregunta de Claire resonó en su mente.-¿Vas a dejarla ir así sin más?-Matt sabía que estaba tomando una decisión difícil y arriesgada al mantener a _____ alejada de su vida como justiciero, pero creía firmemente que era la única forma de protegerla.
Sin embargo, la voz interior de Matt comenzó a cuestionar su elección. El amor que sentía por _____ era tan intenso que temía perderla, pero también comprendía que no podía decidir por ella. La lucha interna se intensificaba mientras el peso de la incertidumbre lo oprimía.
Claire apretó suavemente la mano de Matt, transmitiéndole compasión y apoyo en ese momento de vulnerabilidad.-Matt, entiendo tus miedos, pero no puedes arrebatarle a _____ la oportunidad de conocer la verdad y tomar sus propias decisiones. Ella merece esa opción.
Matt se levantó de forma abrupta, incapaz de soportar más la conversación que se había convertido en un enfrentamiento emocional. Sentía una mezcla de rabia, frustración y miedo abrumándolo, pero en ese momento su determinación era firme. Necesitaba alejarse, tomar distancia para poder reflexionar y encontrar una solución.
Ajustó rápidamente su corbata, tratando de dar la apariencia de estar en control, mientras caminaba decidido hacia la entrada principal del apartamento. Claire se quedó paralizada, sorprendida por la firmeza de sus palabras y acciones. No podía creer que Matt estuviera dispuesto a dejarla así, sin escuchar sus consejos por completo.
-¿Siquiera me estabas escuchando? - exclamó Claire.
Matt se detuvo en seco, girando su cuerpo hacia ella.
-Sólo necesito que te quedes aquí, ¿si? - respondió Matt, su voz cargada de una mezcla de desesperación y súplica. Claire separó los labios, atónita ante la actitud de Matt. Intentó encontrar las palabras adecuadas para hacerlo recapacitar, pero se quedó en silencio, sin encontrar una respuesta que pudiera cambiar su mente.
Matt dio unos pasos decididos hacia la puerta principal y sin mirar atrás, salió del apartamento, cerrando la puerta tras de sí.
Matt caminaba con determinación por las calles de la ciudad, sintiendo el peso de la conversación con Claire aún presente en su mente. Las palabras de la enfermera resonaban en sus oídos, haciendo eco de la realidad que se negaba a aceptar.
El sentimiento de culpa se intensificaba en el pecho de Matt mientras continuaba su camino hacia su lugar de trabajo. Sentía cómo cada paso era una carga más sobre sus hombros, una prueba de su debilidad y falta de claridad.
El encuentro con Foggy en la oficina era un recordatorio tangible de las responsabilidades que había asumido como justiciero. Su aspecto desgastado y cansado reflejaba la batalla interna que libraba en su interior. Foggy, fiel amigo, percibió al instante el estado emocional de Matt y decidió romper el hielo.
-Te ves fatal.-bromeó Foggy, tratando de aliviar la tensión en el ambiente. Sin embargo, su expresión pronto se tornó más seria, consciente de que había algo más profundo que afectaba a su amigo.
-Me siento así.- admitió Matt.
-¿Pasó algo entre tú y ____? - preguntó Foggy directamente, preocupado por su amigo.
Matt se detuvo en seco, sintiendo la mirada de Foggy sobre él. Tomó un ligero respiro antes de responder, sabiendo que no podía ocultar la verdad a su amigo de confianza.
-Tuvimos un... inconveniente - dijo Matt, su voz cargada de pesar y arrepentimiento.
Foggy notó la seriedad en la voz de Matt y se detuvo junto a él. Nelson dejó escapar un largo suspiro antes de hablar.
-¿Estás seguro? - preguntó Foggy, preocupado por la situación. Gracias a estas palabras, Matt se dio cuenta de que su amigo ya sabía algo.
-¿Ella está en tu apartamento?
-No-respondió Nelson de forma rápida y tajante.
-Foggy, te conozco desde la universidad. Cuando dices un "No" tan definitivo, es que hay algo raro ahí - dijo Matt, revelando su percepción aguda.
Foggy se resignó ante la insistencia de Matt y suspiró, sabiendo que no podía ocultar la verdad por mucho más tiempo.
-Amigo... ¿Qué mierda pasó? Ayer apareció en mi apartamento llorando, como si hubieses hecho algo muy malditamente malo - reveló Foggy, sintiéndose atrapado en medio de la situación.
Matt sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de su amigo. Sabía que había lastimado a ____ profundamente y que debía enfrentar las consecuencias de sus acciones.
-Foggy, necesito ir a tu apartamento... Necesito hablar con ella - expresó Matt, sintiendo la urgencia en su voz
Foggy se quedó en silencio por un momento, procesando la petición de su amigo. Finalmente, asintió resignadamente y sacó las llaves de su apartamento de su bolsillo, depositándolas en la mano de Matt.
-Puedes decirle al conserje que te ayude a abrir la puerta - dijo Foggy, comprendiendo que Matt necesitaba resolver las cosas con ____.
-Gracias, Foggy - agradeció Matt, apretando las llaves entre sus manos. -Puedes avanzar con el trabajo. No tardaré demasiado - añadió Matt, mientras se dirigía rápidamente hacia el apartamento de Foggy, decidido a enfrentar las consecuencias de sus acciones y luchar por recuperar a ____.
Narra _____
Mis ojos se abrieron bruscamente, y me encontré mirando fijamente los árboles de pino cubiertos de nieve frente a mí. La blancura de la nieve se teñía de un intenso carmesí, debido a la sangre que fluía de mis narices. El frío del invierno se mezclaba con el calor de mis lesiones, creando una sensación desconcertante. En medio del caos, pude escuchar a lo lejos el sonido de una ambulancia, su sirena resonando en el aire gélido. Los pasos rápidos se acercaban a toda prisa hacia donde me encontraba.
Poco a poco, pude distinguir los zapatos de otra persona que se arrodilló frente a mí. Con manos temblorosas, tomó mi pulso y su voz se desbordó en un grito lleno de esperanza.
-¡No puede ser... está viva! - exclamó con fuerza, su voz rebosante de alivio. Luego, con suavidad, acarició mi cabeza y me instó a quedarme con él. Sus palabras se aferraron a mi mente, mientras luchaba por mantenerme consciente. Mi mirada intentó enfocarse, buscando desesperadamente reconocer su rostro.
Mis ojos pesaban enormemente, y solo pude sentir cómo mi cuerpo era levantado del suelo. Todo a mi alrededor se desvaneció en un torbellino de confusión y oscuridad.
Desperté repentinamente, asustada y completamente desorientada. Mi respiración agitada llenaba el aire de la sala de Foggy, y gradualmente me calmé al darme cuenta de que todo había sido solo una pesadilla. Mi corazón latía desbocado, y sentí un alivio abrumador al darme cuenta de que estaba a salvo, en la tranquilidad del hogar de Foggy.
Me senté en la cama, con los ojos aún vidriosos, y desvié la mirada hacia la ventana que se encontraba a mi lado. A través de ella, se desplegaba una vista impresionante de la ciudad, con sus luces parpadeantes y edificios que se alzaban hacia el cielo oscurecido por la lluvia. Junté mis rodillas contra mi pecho, abrazándolas con suavidad mientras intentaba calmar mi agitada respiración.
Los recuerdos del día anterior se abrieron paso en mi mente, inundándose de preguntas sin respuesta. ¿Cuánto tiempo había pasado sin darme cuenta de la presencia de aquella chica en mi vida? ¿Ella era la razón por la que Matt últimamente se mostraba tan enigmático y reservado? ¿Con cuántas otras personas se habría involucrado durante nuestra relación?
Las interrogantes se agolparon en mi mente, desgarrando mi corazón y empañando mis ojos con nuevas lágrimas. Me esforcé por controlar mis emociones, escuchando el sonido de la puerta principal al abrirse. Rápidamente, llevé las manos a mi rostro, en un intento de borrar las evidencias de mi tristeza y desesperación. Agarré las sábanas con fuerza, tirando de ellas para cubrirme por completo, tratando de ocultar el torbellino emocional que me consumía.
Pensé que era Foggy quien había entrado, probablemente habiendo olvidado algo importante como solía hacer. Pero algo en el ambiente se sentía diferente, extraño. La voz que resonó en la habitación no era la de mi amigo despistado, era la de Matt. El impacto de verlo allí frente a mí fue devastador, y mi corazón pareció detenerse en mi pecho.
-¿Qué mierda haces tú aquí?-solté con ira, intentando disimular el dolor y la traición que me embargaban.
-_____, necesito que me escuches-rogó Matt, su voz resonando con urgencia y remordimiento.
La rabia me dominaba y lo miré con desprecio.-La verdad es que ni siquiera quiero verte la puta cara- escupí con veneno, dejando en evidencia el dolor que sentía.
Él pareció tambalearse por mis palabras y con voz entrecortada, trató de justificarse.-Ella no es mi amante. Tienes que creerme. Lo que viste fue una confusión, una mala y horrible confusión.
La ira se mezclaba con la tristeza en mi interior, creando una tormenta emocional.-¿¡Entonces qué mierda es!?-exclamé, desesperada por comprender la verdad detrás de su presencia y su explicación.
Con una expresión de dolor en su rostro, Matt tomó una pausa, respirando profundamente antes de continuar.-Necesito que me escuches...- susurró, su voz quebrándose ligeramente.-El hombre de la máscara negra con el que te has encontrado... no es un completo desconocido para ti.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente ante sus palabras, mi mente giraba frenéticamente tratando de procesar esa información.-¿Qué?, ¿cómo sabes eso?-balbuceé, alarmada. Nadie sabía de mis encuentros con aquel enmascarado, ni siquiera Matt. La intriga y el miedo se entrelazaron en mi interior, creando un nudo en mi estómago.
Antes de que Matt pudiera responder, vi cómo llevaba una de sus manos hasta su saco y sacaba una prenda de color negro. Con un gesto fluido, arrojó la prenda frente a mí. Al verla, mi corazón se aceleró aún más. Era la polera que aquel hombre enmascarado llevaba puesta durante nuestros encuentros clandestinos. Estaba dañada y llena de cortes, una prueba tangible de su existencia.
Mi mirada se elevó rápidamente hacia Matt, y me quedé sin aliento. Se desprendió de su camisa y pude ver los rastros de la batalla en su cuerpo. Cortes y lesiones adornaban su piel, testigos silenciosos de los peligros que había enfrentado en secreto. Entonces, todo cobró sentido.-¿Qué...?- susurré, incapaz de articular una frase completa.
-Creí que al no decirte, estarías más protegida, pero me equivoqué y te dañé-confesó Matt, su voz temblorosa y llena de arrepentimiento.-Claire es una enfermera que me sacó de un basurero y me curó. A ella la atacaron por ayudarme, y tenía miedo, miedo de que te ocurriera algo a ti.
Las lágrimas llenaron mis ojos nuevamente mientras intentaba asimilar toda la verdad. No podía creer lo que estaba escuchando. Sentía una mezcla abrumadora de dolor, traición y confusión. Todo este tiempo, había vivido en la oscuridad, engañada y desconociendo la verdadera identidad del hombre del que me había enamorado.
-¿Puedes ver?-pregunté, tratando de entender su habilidad inusual.
-Algo así-respondió Matt, su mirada triste y llena de resignación.-A veces tienes que pensar más allá de los cinco sentidos. No puedo ver... no como los demás, pero puedo percibir cosas como el equilibrio, la dirección, micro cambios en la densidad del aire, vibraciones, pequeñas variaciones de temperatura. Puedes sumarle a eso lo que oigo... olores sutiles. Todos los fragmentos forman, de alguna u otra forma, algún tipo de 'pintura expresionista'
Mi corazón latía desbocado, sintiéndose como si estuviera al borde de estallar. Las lágrimas seguían fluyendo por mis mejillas mientras me levantaba de mi lugar, sintiéndome desgarrada por dentro. Todo el tiempo que habíamos compartido, los momentos de amor y felicidad, se desvanecían ante mis ojos. No conocía al hombre que tenía frente a mí, y la revelación me golpeó con una fuerza devastadora.
-Largo..- murmuré. Mis manos temblaban mientras señalaba con determinación hacia la puerta principal, tratando de expulsar de mi vida a aquel hombre que me había engañado y traicionado. Mis lágrimas continuaban fluyendo descontroladamente, mezclando el dolor y la desilusión que consumían mi ser.
Matt, sin embargo, no cedía. Su expresión desesperada y llena de remordimiento intentaba encontrar una manera de hacerme comprender, de enmendar sus errores. Sus manos buscaban aferrarse a mí, buscando una conexión que yo ya no estaba dispuesta a darle. Con un empujón desesperado, lo aparté con todas mis fuerzas, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de cada fibra de mi ser.
-¡LARGO DE AQUÍ!- grité con todas mis fuerzas, mi voz quebrada por el dolor y la ira que me consumían. Cada palabra era un latigazo que reflejaba mi profunda decepción y la sensación de haber sido utilizada. Mi mundo se desmoronaba a mi alrededor, las promesas rotas y los engaños desgarraban mi corazón en mil pedazos.
Mis ojos enrojecidos se encontraron con su rostro, y en ese momento, el amor que había sentido hacia él se mezcló con la desconfianza y el desprecio. Sabía que ya nada sería igual, que la imagen idílica que había construido se había convertido en cenizas.
El silencio se apoderó de la habitación mientras Matt retrocedía, su rostro reflejando la angustia y el remordimiento. Me sentí vacía, desprovista de la confianza y la seguridad que había depositado en él. Mis palabras resonaban en el aire, como un eco doloroso de un amor perdido.
Con cada paso que él daba hacia la puerta, sentía cómo una parte de mí se desvanecía. Aunque mi corazón se partiera en mil pedazos, sabía que debía alejarlo de mi vida. La herida que había dejado era demasiado profunda, y necesitaba tiempo para sanar y encontrar la fuerza para seguir adelante sin él.
Mientras cerraba la puerta tras de sí, un sollozo doloroso escapó de mis labios, llevándose consigo los sueños y las ilusiones que había construido a su lado.
Chapter 7: Dudas
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Narra _____
Habían pasado semanas desde el incidente con Murdock y, como era de esperar, me tomé un tiempo libre del trabajo después de todo lo sucedido. Me sentía agotada, tanto física como emocionalmente, para continuar y estaba demasiado herida para enfrentar los interrogantes sobre mi relación con Matt. Evitar el trabajo también era una manera de evitar cualquier posible encuentro con su alter ego enmascarado, ya que sinceramente no estaba dispuesta a enfrentarlo.
Cada vez que pensaba en Matt, una mezcla de dolor y rabia me invadía. Me sentía traicionada y engañada, como si mi corazón hubiera sido destrozado en mil pedazos. No podía evitar preguntarme cómo pude haber sido tan tonta, cómo no pude ver las señales de que algo no estaba bien.
Evitar el trabajo se convirtió en una especie de refugio para mí. Era un lugar donde no tenía que enfrentar las miradas curiosas y las preguntas incómodas. Me permitía tiempo para sanar y procesar mis emociones, aunque la tristeza y la ira parecían envolverme como una sombra constante.
Foggy intentaba obtener información de mí sobre lo ocurrido utilizando sus increíbles habilidades de abogado, pero a pesar de todos sus esfuerzos, yo me mantenía en silencio.
En ese preciso momento, me encontraba revisando los informes que había logrado obtener anteriormente de la comisaría. Los estudiaba uno por uno, anotando cada irregularidad, las empresas ficticias y los bancos involucrados... todo parecía formar parte de un maldito imperio.
Cada detalle descubierto alimentaba mi determinación y rabia. Había una telaraña de corrupción y secretos que se extendía más allá de lo que podía imaginar. Mi corazón latía con fuerza mientras conectaba los puntos en mi mente. Los nombres, las transacciones sospechosas, las conexiones ocultas... todo apuntaba a una red de poder que se extendía por los rincones más oscuros de la ciudad.
No podía ignorar el hecho de que varios oficiales de policía estaban recibiendo sobornos bajo excusas ridículas, como ayudar a personas de la tercera edad. Conocía a la mayoría de ellos y sabía que eran unos verdaderos desalmados que nunca se detendrían a ayudar a nadie, ni siquiera a un compañero.
De repente, fui sorprendida por la vibración estruendosa de mi teléfono móvil. Salté en mi asiento y dirigí mi mirada hacia la pantalla, esperando que fuera Foggy llamando para preguntar si había cenado. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula al ver el nombre de Brett en la pantalla. Dudé unos segundos antes de contestar, pero finalmente decidí tomar la llamada, desbloqueando el dispositivo.
-Pensé que jamás volverías a hablarme.-dijo Brett en un tono calmado. Suspiré largamente ante su comentario, dispuesta a reprocharle, pero antes de que pudiera siquiera intentarlo, él me interrumpió.-Sé que estás en reposo, lo cual me parece extraño, ya que casi nunca te enfermas y has faltado tantos días al trabajo, pero la verdad es que te necesito aquí, porque nuestro jefe ya está empezando a presionarme con respecto a cuándo se termina tu licencia.
-Mañana se termina, Brett. No seas tan llorón-intenté añadir algo de humor a la conversación, aunque mi falta de ánimo era evidente, esto no se reflejó en mis palabras.
-Sí... Oye, no sé si te enteraste, pero tenemos a un ruso en la comisaría. Mañana lo van a interrogar... al parecer, dentro de su taxi había un chino con una bolsa llena de drogas.- continuó Brett. En otra circunstancia, esa información me habría emocionado, pero en mi mente había un torbellino de pensamientos y ninguno de ellos me transmitía ningún atisbo de positivismo.
Continué hablando con Brett durante un buen rato, hasta que finalmente tuvo que volver al trabajo. Después de esa llamada, decidí irme a la cama, anticipando que al día siguiente sería una jornada agotadora y llena de tensiones.
-Buenos días, bella durmiente- dijo Foggy con una sonrisa. Respondí con una sonrisa somnolienta. Había tomado una ducha fría unos minutos antes, pero ni siquiera eso había logrado levantar mi ánimo.
-Buenos días, osito Foggy-respondí, pasando mis dedos por su cabello antes de tomar la cafetera y verter el líquido en una taza.
-¿No vas a llevar algo de comer?-preguntó Foggy, claramente preocupado, al notar que estaba enfundando mi arma y preparándome para salir.
-Créeme, no lo necesitaré. Seguro que Brett me ha traído comida suficiente para alimentar a una vaca. Ya sabes lo exagerado que es con el desayuno-respondí, y Foggy asintió, reconociendo lo acertado de mi comentario. Me acerqué a él y le di un suave beso en la frente, demostrándole cariño fraternal, antes de salir del apartamento y dirigirme hacia la estación de policía.
-Santo Dios, ¿qué te pasó? - exclamó Brett levantándose de su escritorio, su rostro reflejando preocupación mientras sujetaba mis hombros. Apenas pude contener una risa irónica, moviendo mis manos en un gesto cansado.
-Te dije que estaba enferma. Defensas bajas - respondí con un tono agotado, tomando un sorbo largo de mi café para mantenerme despierta. Anhelaba que me dejara pasar de una vez y sumergirme en mi trabajo. Sin embargo, mi atención fue desviada hacia mi escritorio, que estaba abarrotado de comida. Entre la multitud de opciones, un enorme brownie capturó mi mirada y mi estómago gruñó de anticipación. Mi ánimo se elevó momentáneamente al ver esa deliciosa tentación.
-Pero mira lo que tenemos aquí...
Brett soltó una risa ruidosa, negando con la cabeza mientras observaba mi reacción ante la comida. - Parece que hoy es tu día de suerte.
Sonreí con alegría, sintiendo cómo la fatiga se desvanecía por un momento. Contemplé los pocos informes dispersos en mi escritorio mientras apartaba el brownie, decidida a sumergirme en mi trabajo y recuperar el ritmo perdido.
Pero mi optimismo se desvaneció en un instante cuando Matt Murdock atravesó la puerta de la comisaría. Mi corazón dio un vuelco y mi expresión se ensombreció automáticamente. Era como si un torbellino de emociones encontradas se apoderara de mí en ese momento.
Brett no tardó en notar el cambio en mi rostro y su mirada se desvió hacia Murdock, evaluándolo.
-Pero miren quién decidió aparecer... Murdock - dijo Brett con un tono divertido, ajustándose en su asiento mientras escudriñaba a Murdock de pies a cabeza.
-Sargento, ¿cómo está tu mamá? - Murdock tenía una pequeña sonrisa en su rostro, casi burlona para mí.
Mi mente se llenó de pensamientos tumultuosos, y una mezcla de rabia, dolor y tristeza se agolpó en mi pecho. Era difícil de describir cómo me sentía en ese momento. Por un lado, tenía la urgencia de llorar y dejar salir toda la tristeza acumulada desde nuestro último encuentro. Por otro lado, una parte de mí ansiaba golpearlo en la nariz y hacerlo pagar por el daño que me había causado. La visión de su sonrisa casi burlona solo exacerbaba mis sentimientos encontrados.
No, no era solo por lo que acababa de decirle a Brett sobre su mamá. Era la apariencia de Matt, su aspecto imperturbable como si nada hubiera sucedido entre nosotros. Esa calma aparente solo alimentaba mi ira y frustración.
Me obligué a contener mis emociones tumultuosas y, con una expresión estoica, volví mi atención a mi escritorio. Sabía que no podía dejar que la presencia de Matt Murdock me afectara en mi trabajo. Había asuntos más importantes en los que enfocarme, como las irregularidades en los informes y las empresas corruptas que estaba investigando. Con determinación, encendí mi computadora, dispuesta a sumergirme en mi labor y dejar de lado las distracciones personales, al menos por el momento.
-Huele a cigarro barato, eso es seguro - Mencionó Brett, encogiéndose de hombros.
-Sí, le he dicho a Foggy que no le dé cigarrillos, pero...
-Ah, ella siempre encuentra la manera de conseguirlos. Es una mujer astuta - Matt soltó una risa suave ante el comentario de Mahoney.
-Claro. De hecho, vine por eso... una amiga suya tiene un caso que estamos investigando - Brett levantó la mirada, mostrando interés en lo que decía Murdock. Curiosamente, fingí escribir algo en uno de los informes mientras seguía escuchando la conversación.
-¿Van tras Tuli?
-Sí, ¿lo conoces?
-Sí. El tipo es un verdadero desgraciado, pero se mantiene dentro de los límites de la ley, así que no podemos hacer nada al respecto
-¿Me darías una copia de las denuncias y un minuto con los oficiales que las recibieron?
-¿Realmente crees que puedes ayudar?
-Sí, podemos intentarlo - me perdí por completo en el resto de la conversación mientras analizaba a Matt, observando cada uno de sus movimientos, buscando cualquier indicio fuera de lo común. Su rostro estaba en perfecto estado, no se veía nada anormal. La última vez que hablamos, él lucía realmente mal... Tenía cortes profundos en su cuerpo y...
Sin darme cuenta, Matt se sentó para esperar a los oficiales, aparentemente tranquilo. Me levanté de mi escritorio y caminé hacia Brett, entregándole uno de los informes que ya había terminado.
Había algo que no cuadraba aquí.
-¿Cuál es tu problema con el ciego? - Brett me interrumpió antes de que pudiera plantear mis propias preguntas. Traté de aparentar indiferencia ante su interpelación, mientras dejaba el informe sobre su escritorio.
-Nada - respondí con firmeza, aunque mi mente ya estaba acelerada y llena de sospechas.
-¿Cómo que nada? - intentó contradecirme, sin percatarse de mi inquietud. Puse mi mano en su hombro, apretándolo con firmeza para que se callara.
-¿Tienen al ruso aquí? - pregunté rápidamente, tratando de ocultar mi ansiedad.
-¿Qué? - respondió, visiblemente confundido.
-Al ruso, al tipo que encontraron con el chino lleno de drogas. ¿Está aquí? - mi voz denotaba urgencia y preocupación.
-Sí.
-¿Dónde? - insistí, mis pensamientos ya formulando un plan.
-Lo están interrogando.
-¿Cuántos oficiales? - mi voz se volvió más aguda, mis manos temblaban ligeramente. Sentía que algo estaba por suceder.
-Solo dos... - Me giré rápidamente en mi lugar, dejando a Brett desconcertado. Comencé a correr hacia la sala de interrogatorios, mis pasos rápidos resonando en el pasillo. Mi mano se aferró al arma en mi funda, preparada para cualquier eventualidad.
El sonido de un disparo estalló en el aire, y el eco se prolongó en la estación de policía. Casi pude sentir cómo mi corazón se detenía por unos milisegundos, mis sentidos agudizándose en alerta máxima. Los demás oficiales corrían en la misma dirección hacia la sala de interrogatorios, pero todo parecía transcurrir en cámara lenta ante mis ojos.
Finalmente, me detuve al lado de Matt. Su rostro mostraba una expresión de profundo shock, reflejando el impacto del suceso que acababa de ocurrir. El ambiente estaba cargado de tensión y miedo, y sabía que estábamos a punto de enfrentar algo mucho más peligroso de lo que habíamos imaginado.
Sin tiempo que perder, salí disparada hacia la sala de interrogatorios. Al acercarme, vi a uno de los oficiales salir con un arma en sus manos, mientras que el otro parecía estar herido, aunque solo presentaba un pequeño golpe en el rostro. Me detuve en la puerta, sin poder apartar la mirada del cadáver tendido en el suelo, con un disparo mortal en la frente. Un escalofrío recorrió mi espalda al ver la escena sangrienta, y rápidamente guardé mi arma, sintiendo cómo la adrenalina aún recorría mis venas.
-¡Nos atacó! - exclamó el oficial, mientras yo permanecía allí, atónita, con la sangre salpicando mis zapatos. Mahoney se acercó corriendo a mi lado, compartiendo mi horror al presenciar la escena.
-¡Maldición! - musitó Mahoney, visiblemente afectado por lo que acababa de presenciar.
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Después de que el equipo forense llegara y se llevara el cuerpo del lugar, recogí el último informe y lo dejé sobre el escritorio de Mahoney. Él me miró con una expresión cargada de pesar y comprensión, consciente de que este había sido un inicio turbulento después de mi licencia.
-Vaya primer día, ¿verdad?
-Sí..- Antes de recoger mis pertenencias, miré a Mahoney y traté de tranquilizarlo con una sonrisa forzada.-Nos vemos mañana..-Me despedí de forma cordial. Luego, me despedí de la comisaría y me dirigí a casa, con la certeza de que tenía que estar alerta y desconfiar de casi todos los policías, incluso aquellos que parecían confiables. Debía actuar con cautela. No podía permitir que Mahoney se involucrara más de lo necesario en esta oscura trama que había descubierto.
Narra Matt
Habían muchas cosas que pasaban por mi cabeza ahora mismo, pero una de las principales era _____.
Susurros de preocupación resonaban en mi mente. Cada latido de mi corazón estaba impregnado de la urgencia de asegurar su seguridad.
Me había sentido confiado en que aquella estación de policía sería un lugar seguro para ella. Pero los acontecimientos de hoy habían sacudido esa certeza, y la realidad se me presentaba cruda y despiadada.
Solo podía concentrarme en protegerla. La idea de que se encontraba en peligro me llenaba de una furia ardiente. No podía permitir que nada le sucediera.
-No hay números aquí. Ni contactos..- escuché la voz de Claire resonar tras de mí. Abrí la nevera, buscando algo de agua para calmar mi sed, mientras mis pensamientos se aceleraban.
-Es desechable, como el que usé para hablar contigo. Estaba sonando. ¿Alguien dejó un mensaje? - pregunté, con un atisbo de esperanza de que fuera una pista, una pieza del rompecabezas que estábamos intentando resolver.
-Uno de texto... - murmuró Claire, su voz cargada de intriga.
-¿Qué dice? - inquirí, deseando escuchar esas palabras que pudieran arrojar luz sobre la situación en la que nos encontrábamos.
-Es una lista de direcciones, son cuatro. 47 con la 12, 48 con la 9, 42 con la 10, 44 con la 11... - su voz se desvaneció, pero mi mente captó cada número y dirección.
-¿44 con la 11? - repetí, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda al recordar esa dirección. Era el Restaurant Troika, un lugar infame y peligroso.
-Sí - confirmó Claire, notando mi reacción.
Sin perder tiempo, dejé la botella de agua sobre la mesa de la cocina y tomé mi máscara con prisa. Sabía que no podía ignorar esa pista. Era una oportunidad para encontrar a Vladimir y, posiblemente, encontrar respuestas cruciales.
-¿De dónde sacaste esto? - preguntó Claire, visiblemente confundida por la información que había surgido de la nada.
-De un policía - respondí, recordando el encuentro en la estación de policía y la lista que había obtenido. Aunque el origen de esa información no era del todo confiable, estaba dispuesto a apostar por ella para proteger a ____.
-Te dije que fueras a la policía a hablar con tu chica, no... - sus palabras se perdieron en el aire, interrumpidas por mi determinación.
-El tipo trabaja para Fisk. Mató a un ruso para él en la estación y luego recibió esa lista de direcciones. Apuesto a que Vladimir está en una de ellas - expliqué rápidamente, conectando los puntos en mi mente.
-Matt, ¿qué vas a hacer? - preguntó Claire, su voz cargada de preocupación.
-Lo necesario... - respondí con determinación.
Mientras me preparaba para enfrentar lo que se avecinaba, prometí a mí mismo que haría todo lo posible para mantener a salvo a aquellos que amaba y detener la oscuridad que amenazaba con consumir nuestra ciudad. Caminé hasta la salida, alejándome de aquél lugar lleno de sombras y decisiones difíciles. Sabía que tenía que encontrar el equilibrio entre la oscuridad y la luz, y demostrarle a _____ que era capaz de ser el hombre que Hell's kitchen necesitaba.
Me encontraba estático en el tejado de aquel edificio, observando la figura imponente de Vladimir ante mí. Sabía que esta era la oportunidad que había estado esperando para poner fin a esta mierda. Sin embargo, la situación se complicó rápidamente cuando noté la presencia de otro hombre a su lado, un aliado que estaba dispuesto a protegerlo.
Manteniendo la calma, esperé el momento oportuno para actuar. Cuando el ruso que lo vigilaba bajó la guardia, aproveché la oportunidad y lo golpeé con fuerza en la espalda. Se produjo un rápido intercambio de golpes, pero logré arrojarlo al suelo. Apenas tuve tiempo de reaccionar cuando escuché el distintivo sonido de una bomba, lo que me obligó a actuar rápidamente.
Utilicé el cuerpo del hombre caído como escudo humano y me protegí del estallido. El impacto fue fuerte, pero logré ponerme de pie y apartarme de él. Respiré profundamente, evaluando la situación mientras me deshacía del hombre que había sido mi escudo improvisado.
Sin perder tiempo, seguí a Vladimir, quien estaba en compañía de su cómplice. Ambos estaban desprevenidos, lo que me permitió atacarlos sin previo aviso. Aprovechando la sorpresa, golpeé a Vladimir en la cara, derribándolo al suelo. Intenté continuar el ataque, pero antes de que pudiera hacerlo, el sonido de una sirena de policía resonó en el aire, deteniéndome en seco.
-¡Arriba las manos!, ¡AHORA! - gritó el oficial, exigiendo que me rindiera. No tuve más opción que obedecer, levantando ambas manos hacia mi cabeza y poniéndome de rodillas lentamente. Sentí el frío contacto de las esposas alrededor de mis muñecas, asegurándome en su abrazo metálico.
-¿Qué hay de estos imbéciles? - preguntó uno de ellos con una indiferencia despiadada.
-Encárgate de ellos, como nos dijeron. Sin testigos - respondió el policía con una frialdad preocupante. Me sentí impotente al saber cómo se preparaba para tomar medidas drásticas, mientras intentaba encontrar una oportunidad para revertir la situación.
Justo en ese momento, el sonido de fuertes golpes resonó detrás de mí, seguidos por dos disparos atronadores. Un grito desgarrador de uno de los oficiales de policía llenó el aire.
Mi corazón se detuvo por un instante al reconocer aquel inconfundible aroma que llegaba a mis sentidos.
Chapter 8: Mundo en llamas
Chapter Text
Narra ____
Dejé caer aquel fierro metálico de entre mis manos temblorosas, el sonido metálico resonó en el aire como un eco amenazante. La escena frente a mí era caótica y surrealista. Todos los policías yacían en el suelo, inconscientes, sus cuerpos inmóviles como si fueran títeres abandonados. Mis ojos se posaron rápidamente en la silueta encapuchada que se alzaba en medio del callejón, una figura que conocía demasiado bien. Era Matt, el hombre que alguna vez amé y que ahora se enfrentaba a la adversidad enmascarado como un justiciero que protegía las calles de Hell 's kitchen.
Matt se liberó ágilmente de las esposas, que habían sido puestas de manera negligente por uno de los patanes ahora tirados en el suelo. Su rostro reflejaba una mezcla de determinación y preocupación, mientras se acercaba hacia mí, sus pasos cautelosos pero rápidos. Mi respiración estaba agitada, mi pecho subía y bajaba con cada bocanada de aire que intentaba controlar. La adrenalina recorría mi cuerpo, bombeando a través de mis venas como un torrente de electricidad.
-¿Estás bien?-murmuró Matt con voz entrecortada, su mano cálida y reconfortante se posó suavemente en mi rostro. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal al sentir el contacto de su piel contra la mía.
Traté de responder, pero las palabras se atascaron en mi garganta. Mi mente estaba abrumada por la intensidad del momento, por la realidad cruda y despiadada que se desenvolvía frente a mí. La urgencia en la voz de Matt me sacudió de mi aturdimiento.
-Necesito que te vayas a casa, por favor- susurró con urgencia, su voz estaba cargada de una ansiedad palpable.-Cierra todas las puertas con seguro. No importa qué pase, no le abras la puerta a nadie.
Quise protestar, quería quedarme a su lado y enfrentar juntos el peligro que acechaba, pero él negó con la cabeza antes de que pudiera pronunciar una sola palabra. Era una súplica cargada de desesperación, una petición que no podía ignorar.
-Matt...-intenté protestar nuevamente, pero él negó con vehemencia, cosa que me silenció al instante.
-Vete, por favor-suplicó y su voz flaqueó, llena de angustia.-No quiero que alguien te lastime...
Una mezcla de emociones me invadió: el amor, el temor y una determinación feroz. Sabía que tenía que obedecer, por mi propia seguridad y por la seguridad de Matt. Asentí con la cabeza, tratando de transmitirle mi comprensión y resolución a través de mis movimientos.
Con el corazón en un puño, me alejé de él, dejando atrás la escena del caos y adentrándome en la incertidumbre de lo que vendría después.
Narra Matt
Vladimir yacía inerte en el duro pavimento. Después de asegurarme de que no representaba un peligro inmediato, tomé su cuerpo maltrecho y me apresuré a abandonar el lugar. Cada calle estaba llena de sirenas y el sonido de helicópteros sobrevolando la ciudad. Busqué refugio en un viejo edificio abandonado, donde deposité el cuerpo de Vladimir en el suelo. Él se retorcía y emitía quejidos de dolor mientras intentaba levantarse.
-No te muevas-le dije con firmeza. Vladimir alzó la cabeza y comenzó a maldecirme en su idioma natal, supongo que en ruso.-Eso suena muy mal, pero no hablo como un imbécil-le respondí con calma.
-¡Voy a matarte por haberle cortado la cabeza a mi hermano!-exclamó Vladimir con ira. Moví ligeramente la cabeza antes de contestar.
-Tienes al tipo equivocado. Yo no mato personas, ni siquiera a escorias como tú que se lo merecen-le dije. Vladimir rió burlonamente ante mis palabras.
-Dejaste caer a uno de los nuestros desde un techo... lo dejaste en coma- afirmó con resentimiento.
-Sí, pero sigue respirando, ¿no es así?-repliqué. Vladimir se rió de nuevo, como si no me creyera.
-Tu máscara... la encontré sobre lo que quedó de mi hermano-me dijo, señalando hacia la máscara que llevaba puesta.
-Yo no maté a tu hermano-le afirmé con convicción.
-¡Mentira!-respondió él, envalentonado.
-¿Acaso crees que también saboteé tu operación? Están jugando contigo, es Fisk-le revelé.
-El hombre para el que trabajas-aseguró con un tono de comprensión.
-No sé qué te han contado, pero todo esto es un juego más de Fisk. Él está tratando de matarte, no yo. Tienes que elegir un bando-le insté.
-Escojo el mío-respondió desafiante.
-Esa no es una opción. Fisk se aseguró de eso-le advertí.
-¿Qué quieres?-preguntó con cierta resignación.
-A Fisk... juzgado por todo lo que ha hecho- le respondí con determinación. El tipo esbozó una leve sonrisa antes de comenzar a toser.
-Entonces eres un tonto-musitó entre toses.
-Sí... y tú te estás desangrando, así que, aquí estamos - le recordé. Desde mi posición, podía oír claramente el sonido inquietante de la sangre goteando desde el agujero de bala en su costado.
-Y si yo te creo y te doy lo que quieres saber, ¿qué gano yo con eso? - me preguntó Vladimir, aparentemente considerando sus opciones.
-Venganza - respondí sin vacilar. Hubo un breve silencio mientras Vladimir sopesaba la propuesta.
-Tengo una contrapropuesta - intentó acomodarse en el suelo antes de continuar hablando - chúpame la verga... y cuando lo hagas, me encargaré de ti. Buscaré a la chica que te ayudó hoy y, te juro por mi hermano, que la haré mierda - sus palabras salieron entre dientes. Bajé la cabeza ligeramente, recordando de inmediato a ____. Mi mandíbula se tensó de ira contenida, y antes de siquiera darme cuenta, Vladimir volvió a caer en la inconsciencia.
Había escapado de una paliza merecida.
Tomé mi móvil desechable de entre mis ropas, mis manos temblaban ligeramente mientras marcaba el número de Claire. La morena contestó de inmediato, y su voz llena de preocupación resonó en mis oídos.
-Por favor, dime que esto no tiene nada que ver con que te estás encargando de los rusos - dijo con un tono de súplica. No pude evitar soltar una pequeña risa debido a sus palabras, antes de responderle con sinceridad.
-No fui yo, pero creo que no tienes que preocuparte más por ellos - respondí, tratando de transmitirle cierta calma.
-¿Llamaste solo para decirme eso? - preguntó con un tono de incredulidad. Su risa ligeramente irónica resonó al otro lado de la línea.
-No... necesito tu ayuda. Encontré a alguien que tiene información sobre lo que estoy buscando, pero le dispararon - le confesé, sintiendo cómo la urgencia se apoderaba de mí.
-Llama al 911 - respondió con incredulidad en su voz, sugiriendo lo obvio.
-No puedo... la policía fue quien le disparó. Creo que les gustaría terminar el trabajo - expliqué con cierta amargura, sabiendo que no podía confiar en las fuerzas del orden en este caso.
-¿Quieres que vaya hacia donde estás? ¿Con todo esto? - preguntó, su sorpresa palpable en sus palabras.
-No, quiero que me digas cómo estabilizarlo - pedí, buscando su experiencia médica en momentos de crisis.
-Esto no es tan fácil como se ve en las películas, ¿sabes? - advirtió, tratando de hacerme entender la complejidad de la situación.
-En realidad, no suelo ir al cine, pero me gustan los discos -respondí con una pizca de ironía.- Mi chica dice que tengo buen gusto musical.
-Está bien... - suspiró resignada al otro lado de la línea.
-Hay algo más que tienes que saber. El hombre al que trato de salvar... es Vladimir - confesé, sabiendo que esto podría generar un conflicto en Claire.
-¿El imbécil que hizo que me golpearan? ¿Quieres que lo ayude a él? - respondió alterada, dejando entrever su enfado.
-Tienes todo el derecho de mandarme al infierno, pero él es importante, Claire. Lo que sabe podría hundir a Fisk y evitar que lastimen a más personas como tú - intenté explicarle, apelando a su sentido de justicia.
La mujer guardó silencio durante unos segundos, y justo cuando estaba a punto de continuar hablando, ella me interrumpió.
-¿Tiene una herida de salida? - preguntó con un tono de voz más calmado. Sonreí ligeramente al escuchar su pregunta.
-Gracias - respondí, reconociendo su experiencia médica. - No, la bala sigue adentro; aún está medio grado más caliente que el tejido que la rodea.
-¿Tienes algún botiquín de primeros auxilios? - preguntó, mostrando su determinación en ayudar.
-Estoy en una bodega abandonada - respondí, tratando de buscar cualquier objeto útil en mi entorno.
-Dime que hay algo que puedas usar - pidió, esperando que encontrara alguna solución.
-Bien. Espera un momento - bajé el móvil y me concentré en los sonidos de la bodega. Enumeré los objetos que identifiqué - media caja de clavos, vidrio roto, madera, cinta adhesiva, un set de emergencia para la carretera, láminas de plástico - antes de que Claire me interrumpiera.
-El set, ¿tiene alguna bengala? - preguntó con una chispa de esperanza en su voz.
-Sí, dos - respondí, aliviado de encontrar una posible solución. Me levanté y me dirigí hacia el set de emergencia, tomando las dos bengalas antes de regresar junto a Vladimir.
-Muy bien. Vas a cauterizar la herida - explicó Claire de manera directa y práctica.
-¿No debería sacar la bala primero? - pregunté confundido, cuestionando su enfoque.
-¿Recuerdas que dije que esto no era una película? - respondió con cierta ironía. - Si la sacas, lo vas a matar. Al menos así tiene la opción de no desangrarse antes de que obtengas lo que necesitas de él... y le dolerá como un hijo de puta, así que mejor aún.
-Bien, ¿cómo lo hago? - pregunté, dispuesto a seguir sus instrucciones.
-Solo enciende la bengala y sosténla cerca de su piel hasta que la herida se selle - indicó con firmeza.
-Muy bien. Voy a activar el altavoz - coloqué el móvil en el suelo y activé el altavoz para que Claire pudiera escuchar todo. Luego, encendí la bengala, lo cual resultó un tanto difícil debido a su estado húmedo y deteriorado. Pero finalmente logré encenderla, y no dudé en comunicárselo a Claire.
-Bien, lo hice... - dije con determinación, esperando que esta solución improvisada fuera suficiente para salvar la vida de Vladimir.
-No la alejes. No importa cuánto grite - advirtió Claire con firmeza, enfatizando la importancia de mantener la bengala cerca de la herida de Vladimir.
-¿Es un consejo profesional o personal? - pregunté con una sonrisa irónica al escuchar su sugerencia.
-Un poco de ambos - respondió Claire.
-Muy bien - asentí, preparándome mentalmente para llevar a cabo la cauterización. Acerqué la bengala ardiente a la piel de Vladimir, quien comenzó a gritar desgarradoramente. Rápidamente, cubrí su boca con mi mano para evitar que emitiese más sonidos. Cada segundo se hizo interminable, aunque apenas habían transcurrido dos minutos. Al finalizar el procedimiento, dejé escapar un jadeo, sintiendo cómo el olor a carne quemada inundaba mis fosas nasales.
-Listo - informé a Claire, tratando de contener mi propio malestar.
-Matt... Adivina con quién estoy - exclamó Claire con un tono entusiasmado. Fruncí el ceño al escucharla, sintiendo una ligera aprensión en mi interior.
-¿Con quién? - pregunté, tratando de entender a qué se refería.
-Con tu chica - respondió obviamente, y en ese momento sentí que mi corazón amenazaba con detenerse en cualquier segundo. La preocupación se apoderó de mí al imaginar a _____ en el hospital.
-No, Claire... ¿Qué demonios hace ahí? - exclamé alarmado, sin poder creer lo que estaba escuchando.
-Trajo a un niño que estaba herido - continuó Claire, y en mi interior negué con fuerza. Esto estaba mal. _____ debería estar lo más lejos posible de las peligrosas calles.
-Claire... Necesito que la saques de ahí ahora mismo - le pedí con urgencia, tratando de transmitirle la gravedad de la situación.
-¿Qué? - respondió confundida.
-¡Ahora! - levanté la vista repentinamente al escuchar la radio de un policía y percibir unos lentos pasos en la planta baja. Sin darle más explicaciones, colgué el teléfono y me puse de pie, consciente de que el tiempo corría en mi contra.
No pasó mucho tiempo antes de que el policía ingresara a la habitación. Emitió un grito y apuntó directamente hacia Vladimir. Sin perder tiempo, me acerqué sigilosamente al chico, quien aún no se había percatado de mi presencia en el lugar. Tomé el arma del policía y lo golpeé en el rostro, haciéndolo caer al suelo. Con determinación, coloqué mi rodilla sobre su cuello, aplicando presión con fuerza.
-Voy a quitar mi rodilla de tu garganta. Mantén el silencio, responde mis preguntas o tu noche se va a poner mucho peor, ¿entendiste? - le advertí con voz firme. El chico asintió rápidamente, mostrando que había comprendido perfectamente mis palabras. Lentamente, retiré mi rodilla de su cuello, permitiéndole respirar nuevamente.-¿Para quién trabajas? - inquirí con determinación.
-La Ciudad de Nueva York... - respondió el chico, su voz temblorosa. Escuché los latidos de su corazón resonar fuertemente en mis oídos. Estaba asustado, pero no parecía estar mintiendo. Tomé su radio y la dejé sobre su pecho.
-Llama a la central. Diles que fue una falsa alarma y que no deben enviar refuerzos...
-Si lo hago, ¿me dejarás ir? - preguntó con esperanza.
-En algún momento... - respondí de manera ambigua. El chico tomó su radio y comenzó a operarla, estableciendo contacto con la central. El sonido de la frecuencia indicaba que había logrado comunicarse.
-Central, puesto 41K...
-10-4, puesto 41 - se escuchó la respuesta desde la radio. El chico se mantuvo en silencio durante unos segundos.
-¡SEGUNDO PISO! ¡DELINCUENTE CON MÁSCARA! ¡CIVIL HERIDO! - le arrebaté rápidamente la radio antes de que pudiera hacer cualquier otra acción y le propiné un fuerte golpe en el rostro, dejándolo inconsciente en el suelo.
Había pasado casi media hora desde lo ocurrido, y me encontraba ocupado atando al policía a una barra de metal en la habitación. Mientras completaba las ataduras, podía sentir que Vladimir acababa de recobrar el conocimiento.
-Has estado ocupado... - comentó Vladimir, observando al policía indefenso y amarrado.
-El edificio está rodeado... Hay al menos diez oficiales, cuatro perros y más están en camino - le informé, sabiendo que la situación se estaba complicando rápidamente.
-¿Cómo lo sabes? - preguntó Vladimir, con dificultad para hablar debido a su herida.
-Lo adiviné - respondí con una sonrisa sutil, mientras me levantaba del suelo. Tomé el arma del policía, desmontándola hábilmente y arrojando las piezas a un lado.
-Podríamos haberla usado - frunció el ceño Vladimir, sin comprender mis acciones al desarmar el arma del policía.
-No me gustan las armas - respondí firmemente, tomando un fierro del suelo mientras me acercaba a la ventana para poder escuchar mejor lo que ocurría afuera.
-Genial, un palito es mucho mejor - habló sarcástico. En su intento por moverse, soltó un fuerte quejido de dolor. - Hijo de perra... ¿Qué me hiciste?
-Cautericé la herida con una bengala - le expliqué, acercándome nuevamente a él mientras escuchaba sus quejas de dolor. - La bala todavía está dentro. No me movería demasiado si fuera tú.
-¿Esperas que te dé las gracias? - dijo con desdén, antes de escupir a un lado.
-Si no te necesitara vivo... no estaríamos teniendo esta conversación - le respondí sin titubear. El rostro de Vladimir se transformó en una risa burlona.
-Entonces te quedas parado ahí y me dejas morir, pero no podías matarme tú mismo... ahí es donde pones el límite.
-Dime lo que quiero saber sobre Fisk -le exigí, con un tono cargado de determinación.
-¿Crees que eres diferente de mí? ¿De él? Pero llegarás ahí... tarde o temprano... todos lo hacemos, los hombres como nosotros
-Los hombres como Fisk acaban de arrebatarte toda tu operación y, tal vez, el tipo no sea dueño de todos los policías, pero sí de los suficientes como para que no alcances a entrar en una celda. Ahora mismo, yo soy tu única opción para salir vivo de este edificio -afirmé, dejando en claro la gravedad de la situación. Su silencio evidenciaba que estaba considerando mis palabras, reflexionando sobre las posibilidades que le ofrecía.
-Su perro faldero se nos acercó primero. Nos dijo que su empleador nos había notado. Nos felicitó por nuestro negocio..nos invitó a ser parte de algo más grande, a expandirnos.. si llegábamos a un acuerdo-explicó, revelando los primeros contactos con el poderoso Fisk.
-¿Qué les ofreció Fisk? -pregunté, ansioso por descubrir las maquinaciones de aquel siniestro hombre.
-La complicidad de la policía, ayuda de políticos y acceso a los chinos y su heroína -respondió, dejando escapar la gravedad de la situación.
-¿Estás trabajando con los chinos? -cuestioné, con incredulidad y una pizca de sorpresa en mi voz.
-Realmente no sabes nada, ¿cierto?... Solo estás recogiendo las sobras que caen de la mesa -me reprochó con desdén, dejando claro mi desconocimiento en medio de aquel turbio entramado.
-Quiero nombres, todo lo que sepas de ellos y cómo se relacionan con Fisk -exigí, comprometido a desentrañar la verdad oculta.
-Hay un solo nombre que importa... el hombre que puede conectar todo -respondió Vladimir enigmáticamente.
-¿Quién? -pregunté con ansias de descubrir el hilo conductor de aquel sombrío panorama.
-¿Has oído el nombre Leslie Shunguei? -me lanzó el nombre como un anzuelo.
-No, ¿trabaja para Fisk? -inquirí, sintiendo que estaba acercándome a una revelación importante. Mi impaciencia era palpable, pero Vladimir solo rió, aumentando mi frustración.-Vamos... -insistí, deseoso de obtener respuestas.
-Leslie era un contador -comenzó a explicar, dejando entrever que el papel de aquel hombre iba más allá de las finanzas.
-¿Él maneja el dinero de Fisk? -pregunté, tratando de comprender su verdadero papel en toda esta red de corrupción.
-No. Él manejaba el de todos nosotros
-¿Quién es él? ¿Dónde lo encuentro? -pregunté con urgencia, sintiendo que estaba a punto de desvelar una pieza clave del rompecabezas.
-Íbamos a dominar esta ciudad... mi hermano y yo..
-Vladimir. El nombre -pronuncié con fervor, sintiendo que estaba a punto de descubrir un secreto crucial.
-Su nombre... su nombre -repitió en voz baja. Me vi obligado a levantarme de mi lugar, acercándome a él con determinación, tratando de captar cada palabra que saliera de sus labios. Estaba dispuesto a descubrir la verdad, sin importar las consecuencias.
Pero para mi sorpresa, Vladimir reaccionó de forma inesperada. Agarró rápidamente mi brazo y, antes de que pudiera reaccionar, golpeó su cabeza violentamente contra la mía. El impacto fue brutal, haciéndome perder el equilibrio por un instante. Mientras trataba de reponerme y reincorporarme, sentí el despiadado golpe de una tabla en mi rostro. El dolor ardiente se apoderó de mí.
-¡No voy a morir así! ¡No va a ocurrir así! -gritó con furia. Sin darle oportunidad de atacarme de nuevo, respondí con un contraataque. Me abalancé sobre su cuerpo y ambos caímos al suelo en un violento forcejeo. La madera que nos rodeaba cedió ante la intensidad de nuestra lucha, y el piso se abrió de par en par.
La caída fue vertiginosa. Atravesamos varios pisos en un instante, mientras sentía mi cuerpo colisionar contra el pavimento con un dolor indescriptible. Un fuerte gemido escapó de mis labios al recobrar el conocimiento, luchando por levantarme a pesar de la dificultad y el tormento que me embargaba. A mi lado, vi a Vladimir, gravemente herido, compartiendo mi agonía.
-Eso no fue muy inteligente -comenté con disgusto mientras luchaba por reincorporarme.
-Pero fue divertido... verte sangrar -respondió Vladimir, burlándose de mi sufrimiento.
-¿Crees que esto es un juego? -le espeté, apretando la mandíbula con furia contenida.
-Si lo fuera, estarías perdiendo -mencionó con una sonrisa sardónica. Pero algo parecía estar mal. Los latidos de su corazón se desvanecieron gradualmente, y un sentimiento de alarma se apoderó de mí cuando dejé de oírlos por completo después de unos segundos.
Sin pensarlo dos veces, me posicioné sobre él y comencé a realizar RCP. Mi desesperación se manifestaba en fuertes golpes en su pecho mientras luchaba por devolverle la vida. Y, para mi asombro, el ruso comenzó a respirar de nuevo.
-¿Qué?... ¿Qué ha pasado? -balbuceó confundido.
-Moriste. Te reviví -respondí con un tono sombrío.
-Mentiste. Ni siquiera puedes quedarte ahí parado y verme morir -se quejó, negando lo ocurrido.
-No... no hasta que me digas lo que necesito saber sobre Fisk -declaré con determinación. Me alejé de su cuerpo, buscando un momento de respiro mientras intentaba escuchar lo que sucedía afuera. Permanecí inmóvil por unos segundos hasta que la voz de Vladimir rompió el silencio.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó con curiosidad.
-Buscando una salida -respondí mientras me acercaba a un lugar que parecía tener una posibilidad de escape. Comencé a despejar el área, sintiendo una ligera esperanza al percibir una corriente de aire proveniente de una alcantarilla. Sin embargo, antes de poder abrirla, la radio del oficial que yacía cerca comenzó a sonar con una voz desconocida, interrumpiendo mis planes y dejando una sensación de incertidumbre en el aire.
-Me gustaría hablar con el hombre de la máscara... ¿Estás ahí? ¿Puedes oírme? -la voz resonó a través de la radio, captando mi atención de inmediato. Tomé el dispositivo entre mis manos, sintiendo cierta intriga y cautela antes de responder.
-¿Quién eres? -pregunté con cautela, manteniendo la radio cerca de mi rostro.
-Creo que sabes. Has estado preguntando por mí. Pensé que era hora de que hablemos -la voz respondió con calma y cierto aire de misterio.
-Dime tu nombre -exigí, tratando de descubrir la identidad de aquel interlocutor desconocido.
-Tú primero -respondió, desafiándome. Un breve silencio se apoderó de la comunicación mientras consideraba mis palabras.- Eso pensé. Tú y yo tenemos mucho en común -sus palabras resonaron con una sutil amenaza en ellas.
-No nos parecemos en nada -respondí entre dientes, dejando claro mi rechazo hacia su forma de actuar.
-Eso es lo que te dirás a ti mismo -replicó Fisk con una confianza desafiante.
-Estás carcomiendo esta ciudad como un cáncer -acusé, denunciando sus acciones destructivas.
-Quiero salvar a la ciudad, como tú -respondió Fisk, intentando justificar sus actos. -Solo que a una escala mucho más importante.
-¿Le dirás eso a las personas que has dañado en el camino?
-La vida no es un cuento de hadas... No todos merecen un final feliz -sentenció, revelando su falta de empatía.
-Te encontraré y te haré pagar por lo que has hecho -prometí, afirmando mi determinación de ponerle fin a su reinado de corrupción.
-No, no lo harás. No es que no admire lo que estás tratando de hacer... cambiar el mundo, solo con tu deseo y tus propias manos; estoy seguro de que crees estar haciendo lo correcto, lo único. Eso es algo que yo entiendo -dijo Fisk con una voz más suave, tratando de encontrar puntos de conexión entre nosotros-, pero ambos no podemos tener lo que queremos. Así que tu papel en este drama, por necesidad, llegará a su fin.
-Se necesitará mucho más que una voz en una radio para detenerme -afirmé con firmeza, negándome a ser disuadido por sus palabras.
-No soy yo de quien debes preocuparte, sino de la ciudad que acabas de hacer volar -respondió Fisk, intentando poner en duda mis acciones. Una risa sarcástica escapó de mis labios ante su afirmación, encontrando sus palabras ridículas.
-¿Tú crees que alguien va a creer en eso? -pregunté, desafiándolo.
-Andas corriendo por ahí con una máscara, escondido junto a un conocido delincuente, después de una serie de explosiones. Sin contar al oficial de policía que tienes de rehén... así que, sí, de hecho, lo creo. Pero no tiene que ser así. El ruso, ¿está vivo? -me hizo una pregunta inesperada.
-Sigo aquí... gordo de mierda -respondió Vladimir desde el otro lado de la habitación, mostrando su resistencia.
-¿Eso responde tu pregunta? -contesté con una sonrisa satisfecha.
-Te lo ofreceré solamente una vez. Si matas al ruso, por esta noche, quedamos a mano. Tú sabes lo que él le ha hecho a mujeres, a niños, a la gente de esta ciudad que dices que te importa -Fisk intentó persuadirme, pero no cedí a su propuesta. Vi a Vladimir tratando de agarrar un vidrio cerca de él, preparándose para luchar, por lo que pisé lentamente su mano para evitar que lo tomara- ¿Pero sabes cuánto lo disfrutó él?
-Acabas de confirmar lo importante que es. Debe preocuparte lo que pueda decirme -respondí, manteniendo mi compostura mientras me movía con cautela por la habitación.
-Eso significa que aún no te ha dicho nada -me volteé en esta ocasión, caminando lentamente para mantener mi enfoque-. Eres un niño jugando a ser un héroe.
-No, no estoy tratando de ser un héroe... solo soy un hombre que estaba harto de personas como tú y decidí hacer algo -expliqué con voz firme, dejando en claro mi motivación.
-Eso es lo que te hace peligroso. No es la máscara, no es la habilidad... es tu ideología. El hombre solitario que piensa que puede cambiar las cosas. Me alegra que pudiéramos hablar -respondió Fisk con una mezcla de desprecio y satisfacción.
-Sigue diciendo que ganaste, así lo que te haré será mucho más satisfactorio -pronuncié con un tono desafiante, dispuesto a enfrentarlo.
-Tu papel termina esta noche-afirmó Fisk con arrogancia, creyendo que su victoria era inminente.
-Si eso ocurre, otros tomarán mi lugar. Ellos verán lo que trataba de hacer y se asegurarán...- Intenté continuar con mis palabras, pero Fisk me interrumpió con seguridad en su voz.
-No, no lo harán. La ciudad quemará tu imagen... tu nombre, tu misma existencia. Serás visto con aborrecimiento y asco-pronunció con desdén. En ese momento, tres disparos resonaron en el exterior, seguidos por gritos de pánico. La confusión y la alarma se apoderaron de mí, incapaz de comprender lo que acababa de suceder.
-¿Qué hiciste?-pregunté, lleno de furia y desesperación.
-Lo que tú me obligaste a hacer. Adiós... Me temo que no volveremos a hablar-sus palabras fueron la última respuesta que obtuve de Fisk antes de que la señal se cortara abruptamente. La ira se apoderó de mí y, sin poder contenerme, lancé un grito de frustración y arrojé el comunicador contra la pared, destrozándolo en mil pedazos
Narra ____.
Me encontraba en el apartamento que antes compartía con Matt. El televisor estaba encendido, y mis ojos estaban fijos en la pantalla, absorbida por cada palabra que salía de la boca de la reportera en el noticiero. Claire me había enviado a casa bajo la excusa de que todo estaba en orden, pero una leve sospecha crecía en mi interior. ¿Qué le habría contado Matt a Claire?
En ese momento, el tiempo parecía pasar más lento. Tenía demasiado tiempo para pensar en lo que había sucedido, para analizar cada decisión que había tomado. No sabía si debía estar molesta con Claire. Después de todo, ella nunca me había hecho nada malo. Era una mujer amable y comprensiva.
De repente, mi atención fue captada por un anuncio de última hora que apareció en la pantalla. Las autoridades solicitaban que se les contactara de inmediato. Un tiroteo mortal había ocurrido en Hell's Kitchen, donde tres policías de Nueva York habían sido baleados. La falta de información sobre el autor generaba incertidumbre en el ambiente. Mis manos se aferraron al borde del sofá, y mis ojos se abrieron más ante la gravedad de la situación.
La conductora del noticiero continuó hablando, revelando nueva información sobre las explosiones en Hell's Kitchen. Un video había sido revelado, captado por una cámara de seguridad momentos después de las explosiones. Las autoridades creían que el hombre y la chica en el video eran los responsables de los actos terroristas. La supuesta razón detrás de todo esto era una disputa con la mafia rusa. Además, se los acusaba de disparar y matar a los oficiales de policía.
Mi corazón se aceleró mientras escuchaba esas acusaciones. Dejé de oír las palabras de la reportera, y mi atención se centró completamente en el video que se reproducía en la pantalla. Cada segundo era crucial mientras observaba con detenimiento. Primero, vi a Matt luchando contra uno de los rusos, utilizando su destreza y fuerza. La secuencia continuaba, y entonces aparecí yo, golpeando a los policías con una ferocidad inimaginable.
El video estaba claramente manipulado, cortado y de baja calidad, pero era suficiente para mostrar nuestras acciones. Agradecí en silencio que ambos hubiésemos cubierto nuestros rostros durante ese enfrentamiento, ya que las imágenes de nuestros "rostros" habían sido ampliadas en la televisión. Sabía que estábamos en grave peligro si nos identificaban.
Me dejé caer pesadamente en el sofá, sintiendo cómo mi cuerpo se hundía en la desesperación. Mi rostro reflejaba una mezcla de incredulidad y tristeza mientras negaba lentamente con la cabeza. No podía aceptar lo que acababa de presenciar en el noticiero.
Un sollozo escapó de mis labios, resonando en la habitación silenciosa. Sentía una impotencia abrumadora, como si mis manos estuvieran atadas y no pudiera hacer nada para detener esta injusticia. La frustración se apoderó de mí, y sin pensarlo dos veces, descargué mi ira en una de las sillas cercanas, propinándole una fuerte patada.
Los policías comprados, las muertes, los intentos de asesinato... todo ello se unía en una red de injusticia que amenazaba con consumirnos.
La vida, en su crueldad, parecía golpear con más fuerza a aquellos que intentaban marcar la diferencia. Era una pregunta sin respuesta en mi mente: ¿por qué la vida era tan injusta con aquellos que luchaban por hacer el bien? La frustración y la tristeza se entrelazaban en mi interior, formando un nudo en mi pecho. No podía permitirme rendirme, pero la magnitud de la situación me abrumaba.
No estaba segura de cuánto tiempo había pasado. Probablemente llevaba horas en el sofá.
Estaba apunto de caer en un profundo sueño, cuando el sonido de los golpes en la puerta resonó en el apartamento, rompiendo el silencio y dejándome alerta de inmediato. Mis sentidos se agudizaron, y rápidamente apagué el televisor, consciente de que no podía revelar mi presencia. Mis manos buscaron instintivamente mi arma de servicio sobre la mesa de la cocina, preparándome para lo que pudiera venir.
Las palabras de Matt resonaron en mi mente, recordándome la importancia de mantener la calma y la cautela en situaciones como esta. Me acerqué sigilosamente a la puerta, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Antes de que pudiera alcanzar el pomo, sentí cómo alguien agarraba mis brazos con fuerza, cubriendo mi boca para evitar que emitiera un sonido.
La urgencia y la tensión se reflejaban en el ambiente, y su voz susurró amenazante en mi oído.
"No hagas absolutamente ningún ruido..."
Chapter 9: Aclaración
Chapter Text
Narra ____
Si no hubiera reconocido de inmediato aquella voz familiar, Matt podría haber sido herido gravemente. Murdock retiró lentamente su mano de mi boca, y un suspiro de alivio escapó de mis labios. La presencia reconfortante de Matt en ese momento me brindó una breve calma inexplicable, pero no tardé en darme cuenta de que algo no estaba bien. El persistente llamado a la puerta no cesaba, y la tensión volvía a apoderarse de nosotros.
-Es Karen quien está afuera-susurró Matt en un tono suave, lo suficientemente bajo como para que solo yo pudiera oírlo.-Se irá pronto. No es necesario abrirle.
Giré lentamente hacia él, mis ojos se encontraron con su figura. Fue en ese momento cuando pude notar que Matt estaba malherido. La máscara improvisada que cubría su rostro fue retirada cuidadosamente, revelando su rostro con mayor claridad. Nuestros cuerpos estaban increíblemente cerca, y Matt sostenía mis muñecas con firmeza, evitando cualquier movimiento que pudiera delatar nuestra presencia en el apartamento.
Sus manos acariciaban mi piel suavemente, transmitiendo una conexión profunda y un consuelo silencioso en medio de la incertidumbre y el peligro que nos envolvían. Cada roce de sus dedos parecía tener el poder de disipar el miedo y la ansiedad que nos embargaban, reflejando una complicidad que trascendía el lenguaje verbal.
Nos sumergimos en un silencio absoluto, nuestras respiraciones controladas y nuestros sentidos alerta, esperando pacientemente a que Karen finalmente se alejara del lugar. Durante esos momentos de tensa espera, mis ojos se posaron en el rostro maltrecho de Murdock, observando con preocupación las heridas que cubrían su rostro.
La sangre fluía sin cesar de su nariz, y su piel mostraba cortes profundos y magulladuras que evidenciaban los duros enfrentamientos que había tenido. A pesar de la gravedad de sus heridas, noté que su atención se desviaba hacia algo más, como si estuviera concentrado en una situación ajena a nuestra presencia en el apartamento.
Intrigada por su comportamiento, no pude evitar fruncir ligeramente el ceño, buscando comprender qué estaba pasando. En un susurro, murmuré:
-¿Qué estás haciendo?
-Va en la segunda escalera - mencionó en un tono enigmático, sin proporcionar más detalles.
Sus palabras solo aumentaron mi desconcierto, y no pude contenerme de expresar mi perplejidad.
-Eres raro, Murdock..
Ante mi comentario, soltó una suave risa, como si mis palabras hubieran sido un destello de normalidad en medio de la adversidad.
-Soy un caso perdido, ¿verdad? - dijo en tono burlón, pero había un dejo de tristeza en su voz.
Finalmente, Murdock tocó con cuidado su costado herido, soltando un leve quejido de dolor. La expresión en mi rostro se tornó más grave y me acerqué rápidamente a él, preocupada por su estado.
-Deberías dejar que te revise esas heridas. No puedes ignorar tu propio bienestar, Matt - le dije con voz firme, pero llena de preocupación. Me dispuse a caminar hasta el cuarto de baño, buscando el botiquín que guardábamos en el armario. Mis pasos eran cansados y pesados, reflejando el agotamiento acumulado en mi cuerpo. Tomé el botiquín entre mis manos y regresé al salón, donde Murdock ya se encontraba de pie, a medio camino de la sala.
Murdock se deshizo lentamente de su camiseta, con dificultad y con gestos de dolor, antes de tomar asiento con cuidado en el sofá. Siguiendo su ejemplo, tomé asiento junto a él.
Abrí el botiquín y preparé los elementos necesarios: algodón y alcohol para limpiar las heridas. Tomé unos segundos para asegurarme de tenerlo todo listo, procurando hacerlo lo más rápido posible sin descuidar la atención y el cuidado necesarios. Una vez preparada, me acerqué a Matt con suavidad.
Con movimientos delicados, deslicé suavemente el algodón empapado en alcohol sobre la herida en su frente, comenzando a limpiarla con cuidado. Sentía cómo su piel temblaba bajo mis dedos, recordándome la fragilidad de nuestro cuerpo y la vulnerabilidad en la que nos encontrábamos. Intentaba ser lo más suave posible, evitando causarle más dolor de lo necesario.
Ambos nos encontrábamos sumidos en un silencio cargado de tensiones. De vez en cuando, mis suspiros escapaban suavemente, revelando la mezcla de emociones que había en mi interior.
En medio de ese silencio, Matt rompió el mutismo con su pregunta.
-¿Tienes algo que decir?- susurró, y mi respuesta fue negar con la cabeza. No sabía si estaba lista para abrirme y expresar todo lo que había estado sintiendo.
-¿Tu tienes algo que decir?-expresé en esta ocasión.
-Tal vez..
-Pues dilo- respondí con firmeza, decidida a no seguir jugando a las adivinanzas y a enfrentar la situación de frente.
Murdock permaneció en silencio por un largo momento, como si estuviera considerando sus palabras cuidadosamente. Pude sentir su ligero movimiento y cómo apretaba su mandíbula con fuerza, intentando contener el dolor. Mientras suturaba las heridas en su pecho con delicadeza y concentración, noté su lucha interna.
Justo cuando pensaba que no diría nada, sus palabras escaparon de sus labios de manera inesperada.
-Lo siento... de verdad, lo siento.-confesó. Su disculpa resonó en el aire, y me detuve en seco al escucharlas. La sorpresa se apoderó de mí, ya que nunca habría esperado escuchar esas palabras de su boca. Bajé la mirada por un instante, procesando sus palabras, antes de continuar con mi tarea sin darle una respuesta inmediata.- Sé que estás enojada..
-¿Cómo no estarlo? - respondí con firmeza, alzando la mirada para encontrarme con sus ojos que parecían perdidos en un profundo abismo. - Me enteré de que no tenía ni idea de quién era el hombre del cual me había enamorado, Matt...
-Fue un error - murmuró, y noté un ligero temblor en su voz. - Te harían daño. Tú viste cómo actúan.
-Puedo defenderme - afirmé con determinación.
-No de ellos - declaró con seguridad. Mi respuesta se vio truncada por el silencio que se instauró entre nosotros.
En el fondo, sabía que Matt tenía razón. La peligrosa situación en la que nos habíamos visto envueltos no era algo que pudiera enfrentar sola. Los enemigos que nos acechaban eran implacables y peligrosos.
-Al menos pudiste haberme dicho que no estabas ciego.. - añadí con una mezcla de frustración
Continué con mi labor de suturar la herida de Matt, decidida a poner fin a esa conversación incómoda. Sin embargo, me vi obligada a detenerme cuando sentí su mano tomar suavemente la mía, sosteniéndola con delicadeza. Volví la mirada hacia él y dejé escapar un largo suspiro, sintiendo la tensión en el aire.
-Tuve miedo de que te pasara algo, por eso no te dije nada de todo esto - confesó Matt con voz suave. - Sigo siendo ciego... Debes creerme. No puedo ver, al menos no como los demás, pero puedo hacer cosas.
Sentí un ligero rechazo ante su contacto y aparté rápidamente mi mano. Una mezcla de emociones contradictorias se agolpaban en mi interior. Por un lado, entendía su preocupación y su miedo a que algo me sucediera, pero por otro, sentía una decepción profunda por no haberme dicho la verdad desde un principio.
Cuando finalicé de suturar la herida, cubrí cuidadosamente la zona con una gasa. Una vez que estuve segura de que mi tarea estaba completa, volví toda mi atención hacia Matt, preparada para escuchar su explicación.
-¿Qué ves realmente? - le pregunté con curiosidad, esperando una respuesta que me ayudara a comprender mejor su situación.
-Un mundo en llamas... - murmuró, y fruncí ligeramente el ceño ante sus palabras. Sin una explicación más detallada, era difícil para mí entender su perspectiva. Pero algo en su tono de voz me hizo dudar, había una carga de significado oculta en sus palabras.
-Necesito que me expliques, Matt. Necesito entender qué significa eso - respondí con determinación, buscando la verdad y la claridad en medio de la confusión que nos envolvía.
-¿Qué cosas sabes y cómo?
-Solo lo sé - negué rápidamente con la cabeza, observándolo con incredulidad desde mi posición.
-Necesitas explicarme. ¿Acaso ves el futuro? ¿O puedes levantar un martillo mágico? ¿O tal vez tienes una armadura de hierro? Porque si no me lo explicas, no lo entenderé. Solo sé que puedes sentir cosas, pero no puedes ver... ¿Tus sentidos son más agudos? - pregunté, buscando respuestas y tratando de comprender mejor su situación. Matt asintió, reconociendo mi razonamiento y concediéndome la razón.
-¿Qué sabes en este momento?
-Sé que lloraste hace aproximadamente una hora, porque puedo percibir la sal en tus mejillas. Sé que estás sorprendida genuinamente en este momento... porque puedo escuchar el acelerado latido de tu corazón - respondió Matt, separando mis labios y dejándome sin palabras. Moví mis manos ligeramente, sintiendo una mezcla de incredulidad y asombro antes de poder articular otra palabra.
-¿Puedes oír los latidos?
-Sí, solo si presto suficiente atención... - aclaró.
-¿Dónde aprendiste a pelear así? - murmuré, aún sin dar crédito a lo que estaba presenciando.
-Con un anciano llamado Stick. Me encontró en el orfanato. Es ciego como yo... Bueno, casi como yo. Hizo más que entrenarme, ¿sabes? Me enseñó que mi ceguera no era una discapacidad; que la vista era una distracción. Me ayudó a entender todo lo que podía hacer.
-Estás bromeando - respondí con resignación y, muy pronto, mi tono de asombro se convirtió en enfado.
-No, no estoy bromeando - dijo Matt con seriedad. Negué con la cabeza, sin poder creer sus palabras. - El padre Lantom lo conoció una vez. Si quieres, puedes preguntarle a él...
-Lo haré - aseguré. Permanecí en silencio unos segundos, observando detenidamente el lugar. Luego continué con mis preguntas. - ¿Y qué hay del hombre con el que estabas? ¿Y los policías?
-Ya no puedes confiar en nadie, ni siquiera en tus compañeros de trabajo - advirtió Matt. Su respuesta solo aumentó mi frustración.
-¿Quién era el hombre con el que estabas y qué le sucedió? - insistí. Matt se quedó en silencio antes de acomodarse lentamente en el sofá.
-Se llamaba Vladimir... era el jefe de la mafia rusa aquí en Hell's Kitchen. La dirigía junto a su hermano. Seguramente sabes quién es porque...
-Porque lo encontraron decapitado - completé sus palabras, recordando el horrendo hallazgo al que nos habían enviado a mí y a Mahoney para asegurar la escena. - ¿Qué estabas haciendo con él?
-Él tenía información sobre el hombre que hizo todo esto. Sobre sus planes y la forma en que opera - explicó Matt. Antes de que pudiera continuar, interrumpí sus palabras, frunciendo el ceño.
-¿Tú sabes quién hizo esto?
-_____...
-No, Matt. Necesito saber qué demonios está sucediendo aquí... Porque ahora mismo, nos están incriminando a ambos por hacer explotar la mitad de Hell's Kitchen.
-No, no quiero que te involucres en esto - afirmó Matt, apretando su mandíbula con fuerza. Parecía estar sopesando sus opciones.
-Estoy involucrada en esta locura desde que decidiste ponerte esa máscara y salir a golpear delincuentes en la calle - le reproché, levantándome de mi asiento y apuntando directamente a su rostro. Matt apretó los puños, parecía estar luchando internamente.
-Wilson Fisk... - pronunció el nombre que desconocía por completo. Estaba a punto de preguntar más, cuando Matt se adelantó a mis cuestionamientos. - No intentes buscar información sobre él. Es prácticamente un fantasma. La única forma de obtener información es con la máscara puesta.
-¿Qué le pasó a Vladimir? - cuestioné, buscando más detalles esta vez.
-Decidió quedarse a luchar. Supongo que puedes imaginar cuál fue su destino - respondió Matt sin dar muchas explicaciones. En ese momento, comprendí lo que quería decir. Vladimir no había sobrevivido.
El ambiente tenso se hizo aún más palpable mientras nos sumíamos en un incómodo silencio. Cada segundo se sentía como una eternidad, permitiéndome sumergirme en un mar de pensamientos y emociones contradictorias. Traté de procesar toda la información que Matt me había revelado, pero las palabras se entrelazaban en mi mente, confundiéndome y desorientándome.
Pasaron varios minutos que parecieron horas antes de que Matt finalmente rompiera el silencio. Su voz sonaba distante, cargada de una mezcla de tristeza y resignación. Pude percibir el peso de sus palabras antes incluso de que las pronunciara.
-¿Conociste a Claire?-preguntó, como si su mención hubiera abierto una herida en mi interior.
El nudo en mi estómago se apretó aún más, pero me obligué a mantener la compostura. Miré fijamente a Matt, buscando las palabras adecuadas para responder, aunque mi voz casi se desvaneció en un susurro.
-Sí-admití con sinceridad, dejando escapar un suspiro cargado de nostalgia.-Es muy simpática y amable... realmente hermosa. Harían una preciosa pareja-. Las palabras salieron como un susurro, como si las estuviera confesando a mí misma. No había lugar para la falsedad en ese momento. Aunque doliera admitirlo, sabía que había mujeres mucho más adecuadas para Matt que yo.
Claire era una mujer realmente hermosa y encantadora, y no podía negar eso.
-¿Cómo?-preguntó Matt, aparentemente sin entender del todo mis palabras.
-Que te ves bien con ella- respondí con un tono de resignación. Aparte de ciego, sordo. Era obvio que Matt me había oído, pero parecía hacerse el desentendido. Digo..claro, ¿Que tipo de persona que puede oír los latidos, no oiría un susurro?
-Ella no me gusta.-afirmó Matt, con un tono de convicción en su voz.
-Es bastante bonita. Serías un tonto si la dejaras ir.- repliqué, sin poder evitar expresar mi opinión. La realidad era que Claire era una excelente opción para él.
-Sería un tonto si te dejara ir a ti.-pronunció Matt con convicción, levantándose del sofá con cierta dificultad. Instintivamente, di un paso hacia atrás, tratando de alejarme de él en esta ocasión. La tensión en el ambiente era palpable, cargada de emociones intensas.- Sería un tonto al dejar ir a la única chica que nunca vio esto como un impedimento para amar. - Por un breve instante, señaló en dirección a sus ojos, y pude captar la intensidad y la vulnerabilidad en su gesto.
-Matt... basta.-logré articular, sintiendo cómo él se acercaba peligrosamente hacia mí. Murdock se detuvo a escasos centímetros de mi cuerpo, y mi corazón comenzó a latir desbocado. Era imposible ignorar la electricidad que fluía entre nosotros, la atracción innegable que nos envolvía.
Sin embargo, en medio de ese torbellino de emociones, un nudo se formó en mi garganta al oír sus palabras
-Te necesito aquí cuando vuelva.-La realidad de nuestra situación golpeó con fuerza, recordándome que la vida de Matt estaba llena de peligros y sacrificios. ¿Qué pasaría cuando ya no estuviera? ¿Qué quedaría de nosotros?
-¿Y qué pasará cuando ya no vuelvas?- Mis ojos se cristalizaron ligeramente, reflejando el miedo que brotaba en lo más profundo de mi ser. La simple idea de perderlo, de enfrentarme a un futuro sin él, me aterraba como a una niña pequeña. Lo amaba con todo mi corazón. Él era mi pareja, mi mejor amigo, mi cómplice en esta complicada vida.
Matt había transformado mi existencia para bien, brindándome seguridad, amor y comprensión en cada momento. Pero la posibilidad de perderlo para siempre me llenaba de una angustia insoportable. Era un temor que me paralizaba y me recordaba la vulnerabilidad de nuestras vidas entrelazadas.
-Prometo volver. Siempre y cuando tú estés aquí, esperándome - prometió Matt. Sus dedos acariciaron suavemente mi mejilla y trazaron el contorno de mis labios con delicadeza. Una sonrisa cargada de dolor se dibujó en su rostro, y mientras negaba con la cabeza, pude percibir la profunda tristeza que albergaba en su ser. Sus palabras resonaron en mi mente, dejando una huella imborrable.- No sabes cuánto daría... por ver tu rostro claramente, al menos por una vez.-Me quedé estática, sin poder articular ninguna respuesta, y segundos más tarde, apreté los labios, luchando por contener el sollozo que amenazaba con escapar.
Cerré los ojos, permitiendo que el miedo me dominara por un instante, dejándome llevar por la incertidumbre del futuro. Sin embargo, antes de que otra idea catastrófica pudiera atravesar mi mente, sentí el suave contacto de sus labios contra los míos.
Eran los mismos labios que conocía, suaves y cálidos, pero esta vez había un ligero sabor metálico, un recordatorio tangible de las batallas que libraba y las heridas que sufría. Su lengua se deslizó con gracia y suavidad dentro de mi boca, explorando cada rincón con una delicadeza cautivadora. En ese instante, dejé escapar un suspiro, completamente envuelta en la intensidad del momento.
Mi corazón y mi alma se sintieron libres al fin.
Y nos deshicimos como niebla, en una tarde lluviosa.
Chapter 10: Stick
Chapter Text
Narra ______
Me encontraba frente a la ventana, observando cómo la lluvia caía lentamente, impactando suavemente los vidrios del apartamento. Levanté una mano y la posé sobre el frío cristal.
Pronto, una voz detrás de mí llamó significativamente mi atención.
- Deberías ponerte un abrigo... - me giré rápidamente hacia la dirección de la voz y vi a Murdock, quien tenía una pequeña sonrisa en su rostro mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
-Deberías dejar de asustarme así - aseguré, antes de sentarme lentamente en el frío suelo de la sala.
-Tal vez - coincidió él con mis palabras. - ¿Cómo me veo?
-¿Quieres que sea sincera contigo? - Mis ojos examinaron detenidamente cada corte y hematoma visible en su rostro.
-Siempre lo eres...
-Te ves hecho un desastre - Matt soltó una risa, y yo hice lo mismo. Se acercó lentamente hacia mi dirección y segundos más tarde tomó asiento frente a mí.
-¿Algo más que decir?
-No alimentaré tu ego con un cumplido, Murdock.
-Vaya... - Matt mantenía la sonrisa en su rostro. - Supongo que ganaste esta vez. - Llevó una mano hasta mi cabello y lo acomodó lentamente. Yo simplemente me dejé hacer, reconfortada por el cálido contacto. - ¿Tienes que ir a trabajar hoy?
-Sí... pero voy a ingresar más tarde hoy.-susurré con resignación, soltando un largo suspiro que parecía llevar consigo el peso de mis responsabilidades. No es que no me gustara mi trabajo, después de todo, era una comisaría de renombre, pero mis interminables turnos contrastaban drásticamente con los de muchos de mis colegas.-¿Y tú? ¿Vas a trabajar?-pregunté, esperando escuchar una respuesta similar a la mía. Murdock asintió lentamente, dejando escapar un suspiro largo después de unos segundos de reflexión. Sentí cómo su pesar se transmitía a través del aire antes de que pronunciara sus palabras.
-Pero el trabajo puede esperar un poco más..- dijo con una nota de anhelo en su voz. Su afirmación me intrigó, sin comprender del todo sus intenciones. Una ligera risa escapó de mis labios, mezclada con una pizca de confusión.
-¿Qué?-pregunté, esperando una explicación que arrojara luz sobre su misteriosa propuesta. Murdock, con una sonrisa encantadora en sus labios, no dudó en responder a mi cuestionamiento.
-Vamos a desayunar fuera.-sugirió. La idea de alejarnos de la rutina y disfrutar de un momento juntos parecía tentadora, pero no pude evitar preocuparme por su evidente estado de heridas y contusiones.
-No hablas en serio... Mírate, estás completamente lastimado.- murmuré, dejando en claro mi preocupación. Matt negó suavemente con la cabeza, desestimando mis preocupaciones. Sin embargo, sus acciones hablaron más que sus palabras cuando tomó una de mis manos y la llevó hacia su propia mejilla. Al sentir la suavidad de su piel bajo mi palma, no dudé en acariciarla con ternura.
-Vamos...- insistió, sin perder esa sonrisa encantadora que siempre me hacía derretir. Era difícil resistirse a su encanto, pero mi preocupación seguía latente. Quería protegerlo de cualquier daño adicional.- Solo será un momento... estaré bien. Lo prometo.
Tomé un respiro ligero, permitiendo que las palabras de Matt se asentaran en mi mente. Segundos después, dejé escapar un suspiro de resignación, consciente de que mi preocupación no podía frenar el impulso de seguirlo. Mis ojos se posaron en su rostro, que irradiaba una mezcla de valentía y encanto irresistible. Inconscientemente, una sonrisa se dibujó en mis labios mientras el juego entre nosotros se desarrollaba.
Murdock deslizó su lengua suavemente por sus labios, liberando una risa suave y contagiosa. El sonido vibrante llenó el espacio entre nosotros, haciendo eco de la complicidad que compartíamos.
-No puedo creer que caiga tan fácil.- murmuré con cierta resignación, dejando que mi risa se uniera a la suya. Aunque una pequeña parte de mí seguía preocupada, el atractivo magnético de Matt y la promesa de aventura eran demasiado fuertes para resistir. Sabía que este breve escape nos brindaría un respiro necesario y la oportunidad de disfrutar de la compañía mutua.-Está bien... vamos.- Acepté su invitación con entusiasmo, dejando que la emoción me invadiera por completo. No pasó mucho tiempo antes de que los labios del contrario se encontraran con los míos en un suave beso cargado de complicidad. Entre risas y pequeños juegos, comenzamos a prepararnos para salir. Matt se vistió con su clásico traje de abogado, mientras yo me enfundé en mi uniforme de trabajo.
El apartamento quedó atrás y nuestro camino nos llevó a un acogedor café en una esquina, donde el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones llenaban el ambiente.
Tomamos asiento en una mesa junto a la ventana, disfrutando de la cálida luz del sol que se filtraba a través del cristal y acariciaba nuestros rostros. El ambiente del café estaba lleno de una animada charla y el aroma tentador del café recién hecho. Pedimos nuestros desayunos favoritos, sumergiéndonos en la normalidad de ese momento.
Mientras esperábamos, nuestras conversaciones fluían de manera natural, como una pareja corriente en un día ordinario. Hablábamos de temas triviales, compartiendo risas y sonrisas cómplices. No había menciones de justicieros o peligros, ni preocupaciones que nos acecharan. Por un instante, nos permitimos ser una pareja normal, con preocupaciones normales.
Matt mencionó con una sonrisa en su rostro la idea de celebrar el Año Nuevo Chino nuevamente, y yo simplemente no pude contener la risa, rodando los ojos en complicidad.
-No hay manera de que volvamos a hacer eso.-reí una vez más, recordando con nostalgia nuestra época universitaria. Recordaba perfectamente cómo Foggy aprovechaba mi ascendencia oriental como excusa para celebrar esa festividad y pedir una cantidad exorbitante de fideos chinos.- A ti ni siquiera te gusta la comida china, solo la comes porque es lo más cercano a casa.- agregué con una sonrisa juguetona. Matt rió ante mi comentario, asintiendo con la cabeza y reconociendo la verdad en mis palabras.-Además, no hay motivo para que celebremos eso.
-¿Cómo que no? Eres chino-americana.-respondió Murdock, con un destello de diversión en su rostro, parecía disfrutar de sobremanera esa tonta conversación.
-Mi mamá era chino-americana... yo solo soy... americana-americana.-repliqué, dejando escapar una risa. Matt no pudo evitar contagiarse de mi humor y tomó un ligero respiro.
-No puedo creerlo. Hablas de ti como si fueras una especie de capucchino.-bromeó Matt, provocando que ambos soltáramos risas sinceras.
En ese momento, recordamos con cariño las situaciones divertidas y las tradiciones únicas que habíamos compartido durante aquellos años. Celebrar el Año Nuevo Chino se había convertido en una excusa para reunirnos, disfrutar de buena comida y crear recuerdos inolvidables. Aunque no había una razón especial para revivir esa tradición en ese momento, el simple hecho de recordar y reírnos juntos nos llenaba de alegría.
-Cuando tengamos un bebé... -antes de que Murdock pudiera continuar con sus palabras, fue abruptamente interrumpido por una voz familiar que se detuvo a nuestro lado. El tono sorprendido y jovial en su voz atrajo mi atención y giré la cabeza para encontrarme con el rostro sonriente de Ben Urich. Una mezcla de alegría y sorpresa se reflejó en mi rostro al verlo allí.
-Ben... ¡qué sorpresa! ¿Cómo estás?- mencioné con amabilidad y respeto hacia el mayor.
-Excelente... ¿cita romántica?- mencionó Ben con un brillo de interés en sus ojos, provocando risas en Matt, quien asintió con la cabeza.
-Claro.- afirmó Murdock, dejando en claro que estábamos disfrutando de un momento especial juntos.
-¿Quieres sentarte con nosotros?- cuestioné, invitando a Ben a unirse a nuestra mesa.
-Oh, no, no quiero molestarlos. Seguro tienen cosas más importantes de las cuales hablar- respondió Ben, mostrando su humildad. Pero yo no estaba dispuesta a dejarlo ir tan fácilmente.
-Vamos, acompáñanos un momento. Después puedes ir a escribir artículos durante horas.- insistí, con una sonrisa amistosa. El hombre rió, reconociendo mi determinación, y finalmente asintió resignado.
Conocíamos a Ben desde hace años. Se había cruzado en el camino de Matt durante su época universitaria, y desde entonces habíamos cultivado una relación de confianza. Él era el único periodista en quien confiaba plenamente, y a menudo le proporcionaba información confidencial sobre ciertos casos. A pesar de su semblante serio y duro, sabíamos que detrás de esa apariencia se encontraba un hombre de integridad y principios. Había construido una sólida reputación en los periódicos, y yo lo admiraba profundamente como persona y profesional.
Tanto Ben como su esposa nos conocían desde hace años, y parecían ser admiradores de nuestra relación con Matt. Siempre nos invitaban a su hogar, pero debido a nuestras apretadas agendas, solíamos declinar esas invitaciones. Sin embargo, su amistad y apoyo eran invaluables para nosotros
-¿Qué te pasó en la cara? ¿Fue por la explosión? -cuestionó Ben con un brillo de curiosidad en sus ojos, mostrando un interés insaciable en ese detalle específico. Sus ojos se posaron intensamente en Matt, esperando una respuesta que satisficiera su inquietud.
-Me golpeé con una puerta -respondió Matt, sus palabras resonaron en el aire mientras yo observaba cómo Ben me miraba de reojo, buscando mi confirmación. Sin vacilar, asentí con la cabeza, respaldando las palabras de Matt y dejando en claro que era la verdad.
-Tranquilo, la puerta está bien... - aseguré con una sonrisa ligera y un destello travieso en mis ojos, manteniendo aquel tono bromista en mi voz para desviar la atención del hombre. Ben asintió ligeramente, comprendiendo la situación.
-Debes tener más cuidado, muchacho.-mencionó Ben con un tono protector en su voz. Era evidente que se preocupaba por el bienestar de Matt y deseaba que estuviera a salvo de cualquier percance.
-¿Y cómo está tu esposa? ¿Todo bien después de la explosión? -cuestionó Matt en esta ocasión, demostrando su genuino interés en el bienestar de la persona que más importaba en la vida de Ben.
-Mi esposa está a salvo. Fue un momento aterrador, pero todos salieron ilesos.- El brillo de alivio en sus ojos era evidente mientras compartía la buena noticia con nosotros.
-Nos alegramos de que estén bien. Todo fue un caos -agregué, asintiendo en señal de solidaridad con Ben y su esposa.
-Gracias a Dios están a salvo. Es un alivio saber que tu esposa y tú están bien después de semejante explosión -añadió Matt, transmitiendo alivio sincero y dejando que Ben supiera cuánto significaba su bienestar para nosotros.
-¿Qué tal ustedes? - Ben centró su atención en nosotros, demostrando una genuina preocupación.
-Estábamos en casa cuando ocurrió. Nos llevamos un gran susto, pero al menos estábamos juntos -comentó Matt con una serenidad envidiable, tratando de infundir calma en la situación.
-¿Qué opinan de todo este asunto? ¿De los locos enmascarados con rasgos terroristas? -cuestionó Ben, sus palabras colmaron el ambiente con una mezcla de indignación y curiosidad. Observé a Matt durante unos cuantos segundos, ambos sabíamos que debíamos manejar esta pregunta con cautela.
-La verdad... es difícil de asimilar. Esos actos violentos y los tipos enmascarados son preocupantes..pero también es importante recordar que, en ocasiones, la realidad puede ser más compleja de lo que muestran los medios de comunicación.-respondí con sinceridad, tratando de equilibrar el cuidado de mis palabras.- ¿Y tú, Ben? ¿Cuál es tu perspectiva sobre toda esta situación? -pregunté, buscando involucrarlo y animarlo a compartir sus propias opiniones, mientras disimulaba cualquier atisbo de la verdad.
- En ocasiones también me pregunto si el periodismo estará haciendo realmente su trabajo... - comentó Ben, dejando escapar una leve expresión de frustración en su rostro. Sus palabras resonaron con una pizca de desconfianza en la información que se presentaba a través de los medios. - Y también me pregunto a dónde demonios están yendo mis impuestos. Si tenemos una situación terrorista, deberían estar aquí la milicia, pero no lo está... - su voz se llenó de indignación mientras compartía su escepticismo sobre la respuesta de las autoridades ante la crisis que enfrentaba Hell's kitchen.
Antes de que Ben pudiera continuar expresándose, su móvil comenzó a sonar de forma estruendosa, interrumpiendo su discurso. Con un suspiro de frustración, Ben tomó el teléfono y observó la pantalla, su expresión se volvió más preocupada.
-Mary no ha parado de llamarme en todo el día... desde que ocurrió la explosión, apenas me deja tranquilo - compartió, revelando la angustia personal que lo acompañaba en medio de toda esta situación. Un destello de vulnerabilidad se reflejó en sus ojos mientras pronunciaba esas palabras. - Prométanme que si tienen alguna información, van a decírmelo. No por mí, ni por el periódico... sino por mi esposa.
Matt asintió con la cabeza, mostrando compasión y empatía hacia el hombre. - Tranquilo, lo haremos. Si nos enteramos de algo relevante, serás el primero en saberlo. Puedes contar con nosotros.- Ben asintió, sus ojos reflejaban gratitud mientras absorbía cada una de las palabras reconfortantes de Murdock. Un suspiro escapó de sus labios, y su rostro se relajó visiblemente, como si un peso hubiera sido levantado de sus hombros. Realizó un suave ademán con una de sus manos, transmitiendo una mezcla de agradecimiento y despedida.
-Bien... los dejo desayunar tranquilos. Cuídense mucho y tengan mucho cuidado.-expresó con un matiz de preocupación en su voz, que revelaba lo mucho que le importaba nuestra seguridad.- Y vayan a visitarnos más seguido con Mary. Ella ama sus visitas.
Murdock y yo compartimos una risa ligera al escuchar su último comentario, que desató una chispa de complicidad entre nosotros. No pude evitar asentir.
-No me des luz verde, cualquier día de estos vas a encontrarme durmiendo en tu sofá.- agregué, dejando en claro que su amistad y hospitalidad eran algo que valoraba enormemente.
Ben rió con buen humor ante mi comentario, revelando una sonrisa sincera que iluminaba su rostro. Se levantó de su asiento con elegancia y se despidió amablemente de nosotros antes de marcharse, dejándonos con un sentimiento cálido y reconfortante en el corazón.
Nuestro desayuno con Matt continuó de manera tranquila, sumergiéndonos en la atmósfera cálida y relajante que había sido creada. Cada bocado y sorbo eran una pausa bienvenida en medio de nuestras ocupadas vidas, permitiéndonos disfrutar de la compañía del otro y de los pequeños momentos de felicidad.
A medida que aquel grato momento llegaba a su fin, la realidad de nuestras responsabilidades y rutinas cotidianas nos llamaba de vuelta. Era hora de dejar atrás la calidez del desayuno y enfrentar el mundo una vez más.
Mientras cada uno retornaba a su trabajo, nos animábamos mutuamente con la certeza de que, aunque la rutina pudiera parecer abrumadora, éramos lo suficientemente fuertes y resistentes para enfrentarla. Nos recordábamos a nosotros mismos que, incluso en medio del bullicio de la vida diaria, era posible encontrar momentos de tranquilidad.
Narra Matt
Era considerablemente tarde. Me encontraba en la oficina junto a Karen y Foggy, mientras pasaba lentamente mis manos sobre aquellos libros escritos en Braille.
-¿Diablo? Mi curvilíneo trasero irlandés..el tipo es un cobarde.- logré oír a Foggy hablar claramente a un costado de mí.- qué no daría por la oportunidad de quitarle esa máscara cursi y..
-¿Y qué?- cuestionó Karen.
- golpearlo, en la cara, con mis propios puños- completó Foggy.- hasta tiene una ayudante..¿Que mierda es todo esto?
- No lo sé. Él parece muy bueno con los puños.- Karen rebatió la idea del hombre de forma efusiva.
- Por favor..dime que no sientes una pizca de admiración por ese terrorista
- Esto es solamente especulación. Nadie sabe si es un terrorista..- Karen apuntó hacia la fotografía en el periódico.
- Tienes toda la razón. Los terroristas tienen causas.. reclaman su responsabilidad. Al Qaeda quería que el mundo supiera exactamente el tipo de imbéciles que eran. Estos dos tipos no dicen nada. Es solo terror..¿Sabes cómo les llaman? Dementes.- Foggy arrojó aquella bola de béisbol en dirección al techo, atrapando ésta en el aire, justo antes de dejar escapar un fuerte quejido.
-¿Cómo te sientes?.- Cuestionó la rubia, quién parecía preocupada por la herida de Foggy.
- Ahora sólo estoy agonizando.- Foggy continuaba quejándose desde su lugar.
-¿Qué opinas tú, Matt? - Karen se dirigió esta vez a mí, parecía interesada en conocer mi opinión sobre todo lo que estaba sucediendo.
-Yo creo que Foggy estará lanzando para los Meets dentro de poco - reí desde mi sitio, tratando de desviar la atención que Karen tenía sobre mí.
-Hablo en serio - Karen parecía algo irritada en ese momento. Ella quería una respuesta sincera de mi parte.
-Vamos... ¿Quieres decir que este imbécil, que está haciendo volar nuestro barrio, no te enfurece? - Foggy continuaba concentrado en su lanzamiento, aunque claramente había tenido tiempo suficiente para intervenir.
-Lo que les pasó a ustedes y a la gente que salió herida... sí, me enfurece. Pero este hombre, quien sea y cualquiera que sea su motivo, no debería ser juzgado y acusado por la prensa. Somos abogados, sabemos que así no es como funciona.
- Entonces, si atrapan a este tipo o a la chica y necesitan abogados, ¿Nelson y Murdock se ofrecerían a defenderlos? - preguntó Karen.
- ¡Claro que no! - Foggy se apresuró a responder al cuestionamiento de Karen.
-Ese sería su derecho - respondí con sensatez.
-¿Y qué hay de mi derecho a golpearlo en la cara? Me sacaron un pedazo de vidrio del costado. ¿Y tú quieres salvar al tipo? - cuestionó Foggy hacia mí, aún sin dar crédito a mis palabras.
-Quiero asegurarme de que la persona correcta pague por lo que pasó.
-Eso es irrelevante. Después de matar a los policías, probablemente los estén buscando para arreglar las cosas a la manera antigua.
-Sí, eso es muy probable.
-Estaba pensando en que, tal vez, podríamos terminar el día un poco más animados... irnos alegres, antes que estar profundamente deprimidos - Karen se levantó rápidamente de su lugar, tomando todas sus pertenencias con cuidado y dedicación.
-Tiene razón - Foggy estuvo de acuerdo de inmediato con ella. - Nos estás deprimiendo, Murdock.
-¿Yo? - reí un poco ante su comentario.
-Vamos a animarnos... con un poco de softbol - Foggy rápidamente buscó su bate, mostrando entusiasmo a pesar del dolor. - ¿Cuándo organizaremos un equipo de la empresa?
-Tenemos tres empleados - Karen se burló de su idea.
-Al menos dos no están ciegos - acomodé mis gafas con cuidado, escuchando nuevamente a Foggy.
-Qué negativos. Todos ustedes lo son. Karen, práctica de bateo. Tú y yo... ¿Qué dices?
-Tengo muchas cosas que hacer - Karen rechazó rotundamente la propuesta de mi amigo, lo cual me hizo reír un poco. - Los veo mañana.
Foggy soltó un largo suspiro resignado en cuanto Karen abandonó la oficina.
-Sutil...
-Aún me falta progresar - Foggy bajó un poco la cabeza antes de dejar el bate de béisbol a un costado. - ¿Te preocupa que nos esté ocultando algo?
-Todos tienen secretos, Foggy.
-Yo no... me gustaría. Como tú, con la chica a la que llamas cada hora desde que entraste a la oficina - se sentó frente a mí, cruzando los brazos. Su postura cambió, indicando que estaba a punto de confrontarme. - Sabes que nunca te he dicho nada sobre lo que pasó con _____. No sé qué sucedió allí, pero me molesta que estés saliendo con alguien tan rápido... ¿entiendes? Ella es como mi hermana menor. La cuidé desde que llegó aquí.
-Foggy...
-No. Déjame terminar. La quiero con toda mi alma y si eres capaz de romperle el corazón así de rápido, no dudaré en...
-Foggy... estamos juntos - interrumpí abruptamente su sermón.
-¿Qué? - Foggy parecía muy sorprendido por mis palabras. - ¿Cuándo?
-Desde que Hell's Kitchen voló en pedazos... ya sabes... Ella se preocupó por mí. Me salvó, Foggy... Si no fuera por ella, probablemente también tendría un vidrio incrustado en mi costado.
-Y no me dijeron nada... qué malos amigos - Foggy soltó un largo quejido antes de analizar detenidamente mi respuesta. - Parece que hicieron mucho más que arreglar las cosas - rió un poco y luego se levantó, tomando su bolso. - ¿Se supone que hoy no debo esperarla para cenar?
-Aunque ella quisiera ir a cenar contigo, no podría. Está trabajando - sonreí para mí mismo.
-Oh sí, nuestra chica está salvando a la ciudad - habló como un padre orgulloso.
-Ya que hoy _____ no va a llegar a casa, me quedaré esta noche para revisar los casos de los apartamentos.
-¿Quieres que me quede?
-No, estaré bien. Gracias, amigo.
-Te veo en la mañana - Foggy sonrió antes de retirarse del lugar.
Me concentré en el sonido de sus pisadas alejándose y, una vez que mi amigo estuvo lo suficientemente lejos, no dudé en tomar mis cosas para retirarme de allí.
En esta oportunidad, iría tras Leland Owlsley, el tipo que manejaba todo el dinero de Fisk.
Me encontraba esperando pacientemente en la oscuridad, observando cada movimiento de las personas que acompañaban a Leland Owlsley. Mi corazón latía con anticipación mientras esperaba el momento adecuado para actuar.
Cubrí mi rostro con la máscara distintiva y, justo cuando aquel hombre estaba a punto de ingresar a su vehículo, me posicioné frente a él. El pobre viejo se sobresaltó, claramente aterrorizado por mi repentina aparición.
-¡Dios! - exclamó, su voz temblorosa. - ¿Qué quieres? ¿Mi billetera?
-Sabes muy bien lo que quiero. Háblame del hombre para el que trabajas - le dije en tono firme, acercándome lentamente. Cada paso que daba provocaba que el hombre retrocediera con miedo. Su respuesta inicial no me causaba ninguna gracia.
-Y-yo trabajo para Silver y Brentt - tartamudeó, tratando de mantener la compostura. Me acerqué aún más a él, presionando para obtener una respuesta más precisa. El temor se reflejaba en sus ojos.
-Te lo preguntaré una vez más. Piensa bien antes de responder. ¿Para quién trabajas?
-Te lo dije. Trabajo para Silver y Brentt - respondió con cierta desesperación. Sin previo aviso, decidí tomar medidas más drásticas y golpeé su rostro con fuerza. El anciano cayó al suelo, aturdido por el impacto. Agarré su corbata, asegurándome de que prestara la máxima atención.
-Trabajas para Wilson Fisk, moviendo su dinero. Eso significa que tienes registros. Necesito pruebas... - mi voz se vio interrumpida por sonidos que llamaron mi atención. Un aroma familiar invadió el aire, revelando la presencia de alguien que ya conocía. En ese momento de distracción, Leland aprovechó para sacar una máquina de electroshock de su abrigo y proporcionar una descarga eléctrica en mi costado. Caí al suelo, soltando un fuerte quejido de dolor.
Owlsley aprovechó rápidamente mi debilidad y escapó antes de lo que había anticipado.
Me mantuve en el suelo y llevé ambas manos hasta aquella zona afectada, tratando de reducir el dolor de forma un tanto inutil.
-¿Te vas a quedar ahí toda la noche? - oí su voz resonando en el lugar, trayendo consigo recuerdos de tiempos pasados. El hijo de puta seguía teniendo la misma forma de hablar, el mismo tono desafiante.
-Stick... - murmuré entre dientes, sintiendo una mezcla de emociones difíciles de describir.
-¿Te vas a quedar ahí toda la noche o vas a levantar el trasero? - volvió a repetir con su característico desdén. Solté un quejido de dolor mientras me levantaba con dificultad desde el suelo, sintiendo cada parte de mi cuerpo adolorida. - Cielos, niño. Desaparezco 5 minutos y transformas este lugar en un basurero.
-Desapareciste durante 20 años... ¿Qué haces de vuelta en mi ciudad? - le pregunté con un dejo de resentimiento en mi voz.
-¿Tu ciudad? - respondió con sarcasmo. - Hell 's Kitchen ahora te odia. Te tienen identificado como asesino de policías y una especie de terrorista loco.
-Me estoy encargando de eso... - repliqué, tratando de defenderme.
-Un anciano acaba de electrocutarte. No te estás encargando de un carajo - su respuesta fue cruda y directa, sin rodeos.
-¿Por qué estás aquí? - pregunté, tratando de comprender sus motivos.
-Para salvarte a ti y a todos en Hell's Kitchen de una muerte horrible... más o menos - su tono calmado contrastaba con mi agitación interna. Stick siempre había sido así, sereno incluso en las situaciones más peligrosas.
La presencia de Stick revivía viejas heridas y me recordaba que mi lucha por la justicia en Hell's Kitchen no estaba exenta de consecuencias. Aunque nuestras motivaciones diferían, sabía que su experiencia y habilidades podrían ser valiosas en esta batalla que apenas comenzaba.
Aunque primero..debía averiguar por qué demonios estaba aquí.
Esta vez nos encontrábamos en mi apartamento, un lugar que irradiaba un ambiente vibrante y acogedor. Stick se quitó sus gafas oscuras y caminó unos cuantos pasos antes de dejar escapar una risa contagiosa que llenó la habitación.
-Vaya basurero...- Comentó con una mezcla de incredulidad y diversión.
-¿Tienes idea de cuánto pago de renta?- pregunté, sintiendo una pizca de orgullo por mi logro.
-Es un basurero caro- inhaló profundamente, frunciendo el ceño con incredulidad. -¿Vives con una mujer?
- No es asunto tuyo
- ¿Cuándo va a volver?
No estaba dispuesto a compartir detalles personales con Stick. Mi voz se volvió molesta mientras repetía
-No es asunto tuyo-. La última cosa que quería era que ____ conociera a ese desgraciado.
-Las mujeres son una distracción- afirmó Stick, dando una pequeña patada al sofá a su lado. -Como los muebles, apartamentos y sábanas de seda..
-El algodón se siente como lija sobre mi piel - mencioné, defendiendo mis elecciones de vida.
-Estarías mejor durmiendo sobre papel de lija real en lugar de rodearte de toda esta mierda... - comentó con desdén.
-Esta es mi vida. He logrado hacer algo con ella... y sin ti - señalé hacia Stick, dejando en claro que no era la persona adecuada para juzgar mi estilo de vida. - ¿Eso es lo que realmente te enfurece?
-No, Matty... no. Estoy orgulloso de ti por las cosas que has logrado y en lo que te has convertido, pero esto está rodeado de cosas suaves. No es vida, es muerte - dijo con un tono serio mientras se acercaba lentamente hacia mí, provocando una mezcla de confusión y curiosidad.- Eres un guerrero
-No soy solo eso - respondí con firmeza, negándome a ser reducido a una única faceta.
-Un guerrero. Heredero de los espartanos, los más malos de todos los malos. Ellos sabían lo que tenían que hacer y lo hicieron - dijo con convicción.
-¿Y qué hicieron?
-Liberarse de todo. Libérate de las mujeres, las comodidades, del trabajo rentable - mencionó, provocando una risa irónica por mi parte.
-El trabajo no es tan rentable - respondí con sarcasmo.
-¿Te importa la chica con la que estás? - sus palabras resonaron en el apartamento, creando un momento de silencio tenso. Guardé silencio por unos segundos, pero Stick parecía esperar una respuesta.
-Sí - afirmé con convicción, sin titubear. - La amo...
-Abándonala por su bien. Rompele el corazón, si es necesario... pero hazlo rápido - sugirió con frialdad, como si la desdicha fuera el único camino.
-No voy a hacer eso - declaré con determinación, rechazando su consejo. No podía imaginar lastimar a ____ de esa manera solo por un capricho.
- Entonces ella sufrirá y tú morirás. Las relaciones son un lujo que hombres como tú y yo no podemos permitirnos. Si realmente quieres protegerla, debes hacerlo.
-¿Por eso te fuiste? ¿Para protegerme? - pregunté, buscando respuestas a los años de ausencia de Stick.
-Tuve mis razones - respondió lacónicamente, sin entrar en detalles.
-Yo era un niño - recordé, sintiendo una mezcla de dolor y resentimiento.
-Todavía lo eres - susurró Stick, y de repente, comenzó a imitar el llanto de un bebé, burlándose descaradamente de mí.-Stick me dejó. Creo que enterraré mis dolores entre las piernas de una super modelo.- La rabia burbujeó en mi interior, y apreté ligeramente mi mandíbula, conteniendo la furia.
-No sigas, Stick - advertí, con una voz cargada de ira contenida. No estaba dispuesto a tolerar más insultos ni a permitir que menospreciara a ______.
-¿O qué? - Mencionó desafiante. - Estoy tratando de enseñarte a sobrevivir. Por el amor de Dios, eres peor que tu viejo. El perdedor de peleas Jack. Al menos a tu padre le pagaban cuando caía en el ring. - No pasó mucho tiempo antes de que me acercara rápidamente al hombre, agarrando su camisa con fuerza, completamente enfurecido. Sin embargo, Stick tomó mi brazo, dejándome inmovilizado casi al instante. Por fortuna, me liberé con la misma rapidez, lo cual provocó una risa divertida por parte del hombre.
-Te tomó 20 años aprender a liberarte de eso - comentó con sarcasmo.
-He aprendido mucho desde que te fuiste... - respondí, con un rastro de amargura en mi voz.
-¿Qué has aprendido? - preguntó, curioso.
-Eres un idiota - solté, sin vacilar.
-Es cierto - hizo una reverencia burlesca en mi dirección. - ¿Tienes una cerveza?
-En el refrigerador - indiqué. Stick comenzó a dirigirse hacia el lugar señalado, tomando una de las cervezas entre sus manos.
-Apuesto a que es esa que sabe a orina, ¿cierto? - comentó con desdén.
-¿Vas a decirme por qué estás aquí? ¿O tu intención es que el suspenso me mate? - inquirí, impaciente.
-Es la guerra, Matty. La guerra sin fin - respondió, abriendo la cerveza y dándole un largo trago.
-¿Contra quién? - pregunté, insistente. - Nunca llegaste a esa parte.
-Los japoneses, en su mayoría - reveló, sacudiendo la cabeza. - ¿No sabes lo que está pasando en tu propia ciudad? El tipo que estaba hablando con el anciano al que golpeaste es un pez gordo. Se le conoce por muchos nombres, pero en esta ocasión se llama Nobu.
-Entonces, si lo buscas tanto, ¿por qué lo dejaste escapar en el estacionamiento? - cuestioné, desconcertado.
-No quiero a él. Quiero lo que está en el barco que llegará a los muelles esta noche.
-Sí, Owlsley mencionó algo al respecto - recordé casi de inmediato. - ¿Qué es lo que trae Nobu? ¿Drogas u algo así?
-Un arma. La llaman Cielo Negro.
-¿Qué tipo de arma?
-Del tipo que no deseas en tu mundo.- Tomé un respiro largo, antes de mover suavemente mi cabeza.
- Sólo dilo..
-¿Qué cosa?
-Qué quieres que te ayude.
-Quiero que te ayudes a ti mismo. Nobu y ese tipo están cerca de Fisk. Si les haces daño, lastimas al calvo.
-¿Sabes algo sobre Fisk?
-Sé muchas cosas. Por ejemplo, esta cerveza es horrible - comentó, tomando otro sorbo. - ¿La bebes tú o tu novia?
-Después de todo lo que dijiste sobre liberarse de los amigos, ¿ahora necesitas uno? - evadí rápidamente su pregunta, sin intención de revelar detalles de mi vida privada, especialmente sobre _____.
-No necesito un amigo, sino un soldado comprometido. No un idealista sensible que se conforma con hacer las cosas a medias.
-Tú no sabes nada de lo que estoy haciendo.
-Niño, en la guerra la gente muere. Si no eres tú, es el tipo a tu lado. ¿Cuántos hombres has matado protegiendo esta ciudad? - Me quedé en silencio ante esa pregunta. Stick ni siquiera necesitaba una respuesta. - Aún tienes miedo de cruzar esa línea. Un día, tendrás que decidir entre tú y el otro tipo. Si no es Fisk, será alguien más. ¿Qué vas a hacer entonces?
-Sí, un ruso imbécil me preguntó lo mismo hace poco, justo antes de morir.
-¿Fuiste tú quien lo mató?
-No.
-Cosas a medias, Matty - dejó la botella de cerveza sobre la mesa y se levantó. - Ven conmigo esta noche, ayúdame a destruir Cielo Negro y sacarlo de las calles, y te prometo esto: Wilson Fisk conocerá el miedo cuando te enfrentes a él, porque sabrá que pateaste al tipo al que le tiene miedo justo en las pelotas. ¿Qué dices, niño?
-Una condición: no matarás a nadie
-Juro que no voy a matar a nadie.-Stick soltó un largo suspiro de resignación.
Asentí, tomando mi máscara mientras emprendía camino hasta la ventana más cercana. La lejania y el incesable ruido de la ciudad no impidió que escuchara claramente a Stick llamarme ''marica'' tras mis espaldas.
Salimos en dirección al muelle y supe que habíamos llegado cuando la fuerte brisa marina chocó contra mi rostro y el olor del mar se hizo extremadamente fuerte.
-¿Cuántos puedes sentir? - murmuró Stick.
-112 pulsos, lentos, tranquilos, ni siquiera una agitación - me concentré para oír mejor. - Hay uno más, más fuerte, distinto.
-Ese es Nobu.
-Están armados con MP7 y silenciadores. Parece que quieren ser bastante sigilosos.
-Seremos más silenciosos - Stick tomó con tranquilidad dos palos de su bolso. - ¿Recuerdas cómo usar estos?
-No los necesitaré.
-Dispersa el rebaño. Yo me encargaré de Cielo Negro.
-¿Cómo?
-Solo haz tu trabajo y yo haré el mío. Muévete.
No dudé en moverme de mi lugar ante lo mencionado por el hombre. Descendí hasta estar lo más próximo posible de aquellos contenedores y me acerqué sigilosamente a uno de los hombres de Nobu, golpeando su rostro y dejándolo inconsciente al instante. Repetí la acción con su compañero antes de levantarme y agarrar firmemente esos palos que tenía entre mis manos. De alguna manera, debía utilizarlos. Lancé uno directamente a la cabeza del hombre más cercano a Nobu, el más alerta, pero algo me alarmó al ver que el gran contenedor se abría.
Había un niño dentro, su pulso era suave y estaba confundido.
Estaba asustado.
Volviendo toda mi atención a las acciones de Stick, una ráfaga de viento proveniente de una flecha, que se dirigía directamente hacia el niño, me hizo reaccionar. Golpeé la flecha antes de que alcanzara su objetivo. Los hombres de Nobu no dudaron ni un segundo en atacar con sus armas mientras yo los golpeaba con fuerza, dejando a dos de ellos en el suelo al instante. Pero era demasiado tarde, se habían llevado al niño y Stick ya no estaba allí.
Al retornar a mi apartamento, noté de inmediato qué Stick se encontraba descansando en el sofá. Quité la máscara de mi rostro antes de acercarme a él.
-Me prometiste que no matarías a nadie - le recordé, con la voz llena de frustración y decepción.
-Sí - respondió con calma.
-¿Entonces qué diablos pasó allá? - inquirí, exigiendo una explicación clara y honesta.
-La misión - respondió fríamente.
-¿A eso ha llegado tu guerra? ¿Matar niños? - exclamé con indignación, dejando mi máscara sobre la mesa de la cocina.
-Esa cosa en el contenedor no era un niño - afirmó, tratando de justificar sus acciones.
-Podía sentir su pulso, era ligero y rápido. Ni siquiera había llegado a la pubertad - repliqué, defendiendo mi posición.
-Eres emocional - dijo con desdén.
-¿Si? No me lo digas - respondí sarcásticamente, frustrado por su actitud insensible.
-Si te hubieras enfocado más allá de tus sentimientos de bebé llorón, habrías sentido lo que realmente era ese niño - añadió con desprecio.
-Era solo un niño - insistí, luchando por mantener la calma.
-Estás tan ciego como siempre lo fuiste - sentenció, despreciando mi perspectiva.
-Tal vez debiste quedarte para terminar de entrenarme - sugerí con resentimiento.
-Necesitaba un soldado, tú deseabas un padre - respondió encogiéndose de hombros, restándole importancia a nuestras expectativas no cumplidas.
-Bueno, supongo que ambos nos decepcionamos - admití con tristeza.
En ese momento, Stick se levantó del sofá y se dirigió hacia la puerta principal. Sin embargo, me interpuse en su camino, decidido a no permitir que matara a ese niño.
-No voy a dejar que mates a ese niño - le dije con determinación.
-Él ya está muerto. Lo alcancé en la camioneta mientras tú estabas jugando con los hombres de Nobu. Le metí una flecha en el corazón a esa cosa - reveló sin ningún remordimiento. Antes de que pudiera responder, intenté golpear su rostro, pero fue en vano. Stick contraatacó al instante, golpeando mi estómago. Aproveché la oportunidad y arrojé lo que tenía más cercano a él para distraerlo. Sin embargo, Stick tomó mi brazo y me golpeó en la espalda, luego en el rostro y finalmente en el estómago.
-¡Ni siquiera puedes golpear a un anciano! - intentó burlarse de mí. Pero no me rendí y golpeé su rostro, haciendo que cayera al suelo con un fuerte quejido. Aproveché el momento y tomé su bolso, dejándolo sobre su cuerpo.
-¡Sal de mi ciudad! - le grité con furia.
-Tal vez haya esperanza aún para ti - se levantó con gran dificultad y rió. - Fue bueno verte. Puedes quedarte con los palos, los necesitarás... - caminó hacia la puerta principal y salió sin más, dejando mi apartamento y mi vida..otra vez.
Stick sabía perfectamente cómo ser un hijo de perra.
Me dejé caer en el sofá, exhausto y dolorido. El sabor metálico de mi propia sangre llenaba mis fosas nasales mientras reflexionaba sobre las palabras de Stick, que resonaron en mi cabeza durante horas.
De repente, el sonido de la puerta principal interrumpió mis pensamientos, y rápidamente reconocí el aroma de _____.
-¿Matt? - susurró mientras cerraba la puerta y se acercaba rápidamente hacia mí. Intenté sonreír, pero mis heridas dificultaban el gesto. - ¿Qué...?
- Stick... - murmuré, aclarando la situación. _____ se quedó en silencio por un momento, antes de sentarse a mi lado y acariciar mi rostro. Mi corazón comenzó a latir más rápido, pero no era de emoción, sino de tristeza y profunda angustia. Sus dedos suaves y reconfortantes contrastaban con la brutalidad de los golpes que había recibido momentos antes. Sentí un nudo en la garganta mientras buscaba las palabras adecuadas para expresar mi dolor y confusión.
_____ me miró con preocupación en sus ojos, leyendo mi tormento en silencio. Sin decir una palabra, me envolvió en un abrazo reconfortante, permitiéndome derramar las lágrimas que había estado conteniendo. En ese momento, no necesitaba palabras, solo necesitaba su presencia y su apoyo incondicional.
Narra _____
Una lágrima cayó desde su mejilla y rápidamente la quité, pero su gesto me conmovió profundamente. Sus palabras lograron que mi corazón se apretara en el pecho, sintiendo una mezcla de dolor y ternura.
-No me dejes solo... - susurró, y sentí un nudo en la garganta al escuchar su súplica. Me aseguré de sostener su mirada mientras mis manos seguían acariciando su cabello.
-No me voy a ir - respondí con determinación, tratando de transmitirle mi compromiso y mi amor incondicional. Quería que supiera que siempre estaría allí para él, sin importar las dificultades que enfrentáramos.
"A menos que tú me lo pidas" resonó en mi mente, pero no pude articular esas palabras en voz alta. En cambio, me dediqué a brindarle todo mi apoyo y consuelo en ese momento de vulnerabilidad.
Matt dejó caer lentamente su cabeza en mi pecho, buscando refugio y consuelo. Seguí acariciando su cabello suavemente, tratando de transmitirle mi calma y tranquilidad.
-Te amo... - susurró, sus palabras se colaron en el silencio de la habitación y mi corazón se detuvo por un instante. Observé sus ojos perdidos, sumidos en un inmenso vacío, y sentí un nudo en mi estómago.
-También yo... - respondí con voz suave y sincera.
Chapter 11: tormenta
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Narra ____
Matt dormía plácidamente a mi lado mientras yo observaba su rostro golpeado con detenimiento. Solté un suspiro antes de depositar un suave beso en su frente y me levanté de la cama para preparar el desayuno, con la esperanza de animarlo después de todo lo que había pasado.
Mi mente estaba llena de pensamientos, tratando de encontrar la mejor manera de lidiar con la situación, hasta que un pequeño corte en mi dedo llamó mi atención.
-¡Mierda! - exclamé, apretando mi dedo herido por la distracción.
-Deberías prestar más atención a lo que haces - dijo Matt, su voz había resonado a través de toda la habitación. Levanté la vista para encontrarme con él, mientras se ponía lentamente una camisa y soltaba algunos quejidos.
-Tú deberías estar durmiendo - le señalé con el cuchillo en mis manos.
-Tal vez... - sonrió un poco mientras se acercaba a mí. Bajé el cuchillo cuando envolvió sus manos alrededor de mi cintura. - Si te hubieras quedado en la cama conmigo, te aseguro que habría dormido mucho mejor. - Una sonrisa se escapó de mis labios mientras negaba con la cabeza.
-Ven, vamos a desayunar - dije, mientras tomaba un sorbo de mi café. Pero mientras bebía, mis pensamientos volvieron a llenar mi cabeza.
-¿En qué estás pensando? - preguntó Matt, dejando su taza de café a un lado, esperando mi respuesta.
-Intenté buscar información sobre Fisk en las antiguas carpetas de la estación de policía y...
-No encontraste nada, ¿verdad? - completó él, con un aura de complicidad.
-Pero hay bastante información sobre el anciano del que me hablaste, específicamente sobre sus transacciones con ciertos individuos... - mis palabras se vieron interrumpidas por el sonido insistente de mi móvil. En la pantalla, se leía el nombre de Mahoney, lo que me hizo suspirar con resignación. - Era mi día libre... - murmuré, antes de tomar el teléfono y contestar la llamada.
-_____, te necesitamos en el hospital central, ahora mismo - habló Mahoney con urgencia. Fruncí el ceño al escucharlo.
-¿Qué sucede?
-El detective Blake acaba de recuperar la consciencia - su voz reflejaba la gravedad de la situación. Mi corazón se aceleró al instante.
-¿El detective Blake? ¿El que fue atacado por los tipos de la máscara? - me puse de pie rápidamente, agarrando mi abrigo mientras Matt seguía mi ejemplo. - ¿Dónde dijiste que era?
-En el hospital central - antes de que Mahoney pudiera continuar, corté la llamada, sintiendo una mezcla de inquietud y determinación.
-Blake puede hablar - comentó Matt, asintiendo con seriedad.
-Y eso significa un gran riesgo para Fisk - añadí, mi mente rápidamente procesando las posibles consecuencias.
-Va a intentar asesinarlo - concluimos al unísono, conscientes de la amenaza que se cernía sobre el detective Blake y la necesidad de detener a Fisk antes de que fuera demasiado tarde.
Salí del apartamento a toda prisa, encontrando un taxi y dirigiéndome al hospital central de la forma más rápida posible. Al llegar, me encontré con todos mis compañeros de trabajo, incluido Mahoney, quien había llegado poco antes que yo. El ambiente estaba cargado de tensión y anticipación mientras nos preparábamos para enfrentar lo que estaba por venir.
-Esto es una locura... - murmuró Mahoney, soltando un largo suspiro que evidenciaba su frustración.
-Ni lo digas - respondí, tomando mi placa y mostrándola a la enfermera que se encontraba cerca. - ¿A quiénes tienen vigilando?
La enfermera pareció sorprendida por mi pregunta, pero rápidamente se recompuso y nos proporcionó la información necesaria. Caminamos juntos hacia el piso indicado, manteniendo un ojo atento a cualquier comportamiento sospechoso por parte de los policías presentes. En medio de nuestra travesía, alguien chocó contra mí, disculpándose rápidamente.
-Hola - saludó Brett al agente Hoffman, el mejor amigo de Blake. - Buena noticia, ¿no?
-Sí, siempre fue un duro de roer ese tipo - respondió Hoffman con una sonrisa, sosteniendo un sándwich en la mano. Mi atención se desvió momentáneamente de la conversación, hasta que Hoffman ingresó a la sala donde se encontraba su amigo.
Pasaron apenas unos minutos, pero la máquina que monitoreaba a Blake comenzó a emitir un sonido ensordecedor. Mahoney se apresuró a acercarse a la puerta, pero esta se negaba a abrirse.
-Hoffman, ¡abre la puerta! - gritó Brett, intentando abrirla por la fuerza. - ¡Hoffman, qué demonios está pasando ahí dentro!
En ese momento, Mahoney me miró y asentí, comprendiendo lo que debíamos hacer. Sin pensarlo dos veces, di una fuerte patada a la puerta, provocando que se abriera de golpe. Todos los policías entraron rápidamente, pero la escena que se reveló ante nosotros fue devastadora. Hoffman yacía inconsciente en el suelo, mientras que Blake se encontraba sin vida.
Fuimos rápidamente apartados de la escena, ordenados a abandonar el hospital. Nuestro jefe nos echó, alegando que no había más por hacer en ese lugar. Nos quedamos afuera, con la impotencia y la rabia inundando nuestros pensamientos, sin saber qué hacer a continuación.
Me encontraba tendida en el sofá del apartamento. Eran cerca de las 7:00 a.m., y no había podido conciliar el sueño después de lo sucedido en el hospital. Nos habían enviado de vuelta a casa, ya que aparentemente no éramos necesarios en el lugar. El silencio reinaba en la habitación, interrumpido únicamente por el suave murmullo de fondo que provenía de la TV.
De repente, la puerta se abrió y me quedé en silencio al ver a Matt entrar en la sala. Una sombra de agotamiento y tristeza se reflejaba en su rostro cansado.
-Hoffman mató a Blake - susurré, apenas audible. - Estuviste allí, ¿verdad?
Matt se quitó la máscara con cuidado antes de sentarse lentamente a mi lado.
-Sí, estuve allí - respondió en tono apagado. - No pude hacer mucho. Lo que sea que le inyectaron, ya había llegado a su corazón.
Un sentimiento de impotencia y frustración se apoderó de mí al escuchar sus palabras.
-¿Pudiste conseguir algo? - pregunté con esperanza, deseando que hubiera obtenido alguna pista valiosa.
Matt suspiró y asintió.
-Tengo algo para sacarlo a la luz. Le entregué toda la información a Ben Urich. Todo lo que sospechabas era cierto.-Un pequeño destello de alivio se encendió en mi interior. Habíamos dado un paso adelante, pero aún quedaba mucho por hacer.
Justo en ese momento, el sonido del televisor llamó nuestra atención. Una conferencia de prensa estaba por comenzar, y el nombre que apareció en la pantalla nos dejó sin aliento.
-Matt... - dejé escapar. Mi voz tembló ligeramente.
Una mezcla de emociones se agolpó en mi pecho. No sabíamos qué revelaría esa conferencia, pero estábamos preparados para enfrentar cualquier verdad que saliera a la luz.
No soy muy bueno en esto de aparecer en público, pero sentí la necesidad de alzar la voz por esta ciudad que amo con todo mi ser. Nadie debería vivir con miedo, temiendo a los desquiciados y a aquellos que no les importa a quién lastiman. No debemos tener miedo al Diablo de Hell's Kitchen, ese enmascarado terrorista y a los psicópatas como él. Debemos mostrarles que no nos inclinaremos ante su campaña de extorsión e intimidación. Debemos enfrentarlos, tal como lo hizo mi querido amigo Leland Owlsley, un respetado miembro de la comunidad financiera, quien se defendió valientemente cuando fue atacado recientemente.
Pero este ataque no fue más que un mensaje para mí, una advertencia para que me detuviera, para que abandonara mi sueño de construir un lugar mejor para esta ciudad. Un lugar donde sus ciudadanos se sientan seguros y orgullosos. He intentado hacerlo discretamente, sin atraer la atención. Lo último que deseaba era poner en peligro a las personas cercanas a mí, temiendo que se convirtieran en blancos de aquellos que no comparten mi visión. Para aquellos que prefieren que esta ciudad siga atrapada en la pobreza y la delincuencia.
Pero ahora sé que tomar esa decisión fue un error. Ya no puedo lograrlo solo, ya no puedo vivir en las sombras, temiendo a la luz. Ninguno de nosotros puede ni debe ser obligado a hacerlo. Debemos enfrentar esto juntos. Debemos resistir a aquellos que quieren que vivamos con miedo.
Mi nombre es Wilson Fisk y juntos podemos hacer de esta ciudad un lugar mejor.
Noté de inmediato cómo Matt apretaba la mandíbula. Se levantó de su asiento mientras yo lo observaba con preocupación.
-¿A dónde vas? - pregunté, buscando respuestas.
-Necesito consejo... - murmuró Matt antes de dirigirse hacia la puerta principal. - No me esperes...
Oí el cierre de la puerta principal mientras Matt se marchaba. Volví la mirada al televisor, donde Wilson Fisk aparecía en pantalla. Apreté los puños con incredulidad, sin poder creer que ese despreciable individuo tuviera el descaro de aparecer en televisión. La situación se estaba volviendo más complicada y peligrosa de lo que habíamos imaginado.
Luego de que Matt se marchara, fui llamada por Mahoney para ir a la estación de policía. Al llegar, encontré mi escritorio abarrotado de informes y me senté en silencio, tratando de procesar todo lo que estaba sucediendo.
Brett se detuvo frente a mi escritorio y dejó aún más informes sobre él con una sonrisa dibujada en sus labios.
-¿Qué tienes? - preguntó Brett, mirando la pila de papeles.
-Oh, hoy me desperté con muchas ganas de llenar informes. ¿Y tú? - respondí sarcásticamente, frustrada por la cantidad abrumadora de trabajo. Segundos más tarde, me levanté abruptamente de mi lugar, propinándole un golpe al más alto con uno de los archivos.
-Hey, no es culpa mía - protestó Brett, tocándose el rostro donde le había golpeado con uno de los informes.
-Si fueras un mejor amigo, estarías ayudándome en lugar de tomarte un café y burlarte de mis desgracias - exclamé, mientras Mahoney reía un poco a un lado.
-Vale, pero no te enojes conmigo..-Mahoney se sentó frente a mí para así ayudar con los informes de una buena vez. Horas pasaron y mi mente estaba en otro lugar, preguntándome dónde estaría Matt en ese momento.
-Oye - Brett movió una de sus manos frente a mi rostro, sacándome de mis pensamientos. Lo miré sin comprender al principio.
-¿Quieres que vaya por un café? - ofreció.
-Por favor - respondí con una sonrisa cansada, frotándome suavemente los ojos. Brett se levantó y me dejó sola en la oficina. Suspiré y tomé uno de los informes, pero fui interrumpida por el sonido de mi teléfono móvil. Vi el nombre de Foggy en la pantalla y me extrañé, ya que era demasiado tarde y él normalmente no estaría despierto a esa hora. Después de unos segundos, contesté la llamada.
-¿Foggy? - su respiración parecía agitada, y pude percibir el miedo en su voz. - ¿Qué sucede, Foggy?
-Matt está agonizando
Chapter 12: La banda se separa
Chapter Text
Narra ____
Cerré la puerta del apartamento de golpe mientras corría hacia donde se encontraba Matt en el suelo. Mi corazón pareció detenerse al ver el charco de sangre debajo de él y a Foggy, confundido y asustado, con aquella máscara oscura entre sus manos.
-¡Necesito que me traigas unas toallas y el botiquín de primeros auxilios que está en el baño ahora! -grité con desesperación, mi voz temblaba y se quebraba en el aire cargado de tensión. Mi corazón latía frenéticamente en mi pecho, palpitando al ritmo acelerado de la urgencia.
Arrodillada frente a Matt, sentía cómo el tiempo se desdibujaba a mi alrededor, mi mente se enfocaba únicamente en detener la hemorragia que amenazaba con arrebatarle la vida. Las gotas de sudor perlaban mi frente mientras mis manos, temblorosas, ejercían una presión firme sobre cada herida. El calor de la sangre empapaba mis dedos, mezclándose con el torrente de emociones que fluía a través de mí.
Mis ojos, vidriosos y llenos de lágrimas, se encontraban fijos en el rostro pálido de Matt. La angustia se dibujaba en mi expresión, reflejada en mi ceño fruncido y mis labios tensos, mientras buscaba desesperadamente la herida más profunda para aplicar una presión directa y frenar el sangrado.
Mis manos, impregnadas de miedo a la pérdida, se movían con destreza a pesar del temblor que las embargaba. Tomé las toallas y las desplegué sobre las heridas abiertas de Matt. El suave algodón absorbía la sangre y, a su vez, absorbía parte de mi esperanza, formando un tapiz improvisado de protección y alivio.
Cada fibra de mi ser estaba inmersa en esa escena de caos y emergencia. El aroma metálico de la sangre llenaba el aire, envolviéndome en una mezcla de fragilidad y fortaleza. Los latidos de mi propio corazón resonaban en mis oídos, acompañados por el eco de mis súplicas silenciosas, rogando por un milagro que salvara la vida de Matt.
El tiempo se volvía relativo, dilatándose en una eternidad suspendida mientras mis manos seguían aplicando presión, buscando desesperadamente mantener la vida dentro de Matt. Mi voz se había desgastado en súplicas y ahora solo susurraba palabras de aliento, mezcladas con sollozos entrecortados.
En ese momento, el mundo entero se reducía a Matt y a mí. Nos encontrábamos en un espacio atemporal, envueltos en un torbellino de emociones y miedo.Mi corazón se aferraba a la esperanza de que, contra todas las probabilidades, Matt sobreviviría.
La adrenalina rugía a través de cada fibra de mi cuerpo, haciendo que mis sentidos estuvieran en alerta máxima. Junto a Foggy, nos movimos con premura y precisión, trasladando el cuerpo maltrecho de Matt al confort del sofá. Cada movimiento era cuidadoso, conscientes de la fragilidad que se escondía detrás de su figura inerte.
Con delicadeza, acurruqué su cabeza en mis piernas, buscando brindarle un mínimo consuelo en medio del caos que nos rodeaba. Mi mano temblorosa se deslizó por su cabello revuelto, acariciando los mechones oscuros con una ternura desbordante. La suavidad de su melena contrastaba con la cruda realidad de su estado.
Nos sumimos en un silencio tenso, como si las palabras se hubieran quedado atrapadas en nuestras gargantas. Mi mirada, perdida en el rostro ensombrecido de Matt, se encontraba llena de preocupación.
En medio de la angustia y la incertidumbre, mis pensamientos se habían convertido en un torbellino de escenarios catastróficos, donde cada uno parecía ser más desgarrador que el anterior. Perdida en ese mar de pensamientos desesperanzadores, el tiempo parecía haberse dilatado, y no tenía una noción clara de cuánto tiempo había transcurrido.
Fue entonces, en ese momento de desconexión, cuando la voz de Foggy se filtró en mi conciencia, rompiendo el silencio tenso que nos había envuelto. Sus palabras resonaron como un eco en mi mente, sacándome bruscamente de mi ensimismamiento y llevándome de vuelta a la realidad cruda y dolorosa que nos rodeaba.
-Tú lo sabías... - dijo Foggy después de casi una hora en silencio, y mi corazón se paralizó.
-Sí... - murmuré, desviando la mirada hacia Foggy. - Sí, lo sabía..
-¿Qué diablos sé sobre ustedes? - estaba a punto de responder cuando Matt soltó un fuerte quejido. Volví la mirada hacia él y vi cómo abría los ojos.
-______... - su mano temblorosa tocó la mía mientras separaba los labios. Foggy se levantó y fue hacia la nevera, sacando una cerveza mientras Matt intentaba incorporarse.
-Yo no haría eso si fuera tú, aunque tal vez sí lo haría... ¿Qué demonios sé sobre Matt Murdock? - Foggy se acercó nuevamente antes de sentarse frente a nosotros en el sofá.
-Foggy... - pronunció Matt.
-Solo dime una cosa, Matt. ¿Realmente eres ciego? - escupió Foggy con furia, las palabras cargadas de resentimiento y frustración colmaron el ambiente, creando una tensión palpable que se aferraba a cada rincón de la habitación.
Observé la escena con un nudo en el estómago, incapaz de encontrar una respuesta que pudiera aliviar la ira de Foggy.
Como una forma de protección, el silencio se apoderó de mi propio mundo, creando una barrera entre las palabras que se intercambiaban Matt y Foggy. Aunque podía escuchar el murmullo de sus voces y observar sus gestos tensos, mi atención se había desconectado de la realidad inmediata. Estaba sumida en mis propios pensamientos, luchando por procesar la avalancha de emociones que me embargaba.
El latido acelerado de mi corazón resonaba en mis oídos, haciendo eco de la tensión que se sentía en el aire. Cada segundo que transcurría parecía estirarse, como si el tiempo se ralentizara para prolongar aún más la angustia que nos envolvía.
Mis ojos vagaban por la habitación sin enfocarse en nada en particular. Las palabras que se intercambiaban Matt y Foggy se desvanecían en el fondo, como un murmullo distante en medio de un mar de pensamientos confusos. Mi mente estaba abrumada, incapaz de seguir el hilo de la conversación y procesar lo que se estaba discutiendo.
La tensión en la habitación se volvía cada vez más evidente, como una tormenta que se avecinaba y amenazaba con desatar su furia en cualquier momento. Era como estar al borde de un abismo, sin saber cuándo ni cómo daría un paso hacia el vacío.
-¿Entonces puedes ver? - oí la voz de Foggy frente a mí, la cuál me obligó a volver en su dirección.
-No exactamente... ¿Estás escuchando lo que estoy diciendo? - Matt respondió con una nota de frustración en su voz.
-Sí, el mundo en llamas, entiendo, pero ¿puedes ver o no? - Foggy estaba visiblemente alterado.
-Sí, es una manera de decirlo... - Matt intentó explicarse, pero Foggy lo interrumpió.
-¡No! ¡De ninguna manera! - Foggy se acercó a Matt y levantó su dedo medio. - ¿Cuántos dedos te estoy mostrando?
-Uno...
-Todos estos años, realmente sentí lástima por ti - Foggy declaró, sus palabras escaparon con un amargor crudo. Sus ojos brillaban con una mezcla de ira y dolor acumulados.
-¿Lástima?.. Foggy, hablas de su ceguera como si lo hubiese hecho inferior a nosotros. Él siempre ha sido mucho más que eso, lo sabes... - intervine en esta oportunidad, incapaz de aceptar aquél argumento, pues en el fondo sabía que Foggy estaba dejando escapar esas palabras desde la inconsciencia y el dolor del momento. -No puedes pararte aquí y decir que sentiste lástima por él todos estos años de amistad. Sabes que no es así..
-Yo no te pedí eso, nunca te pedí que sintieras lástima por mí - Matt intentó defenderse, su voz contenía una mezcla de desesperación y frustración contenida por tal declaración, la cual evidentemente había tocado su fibra sensible.- jamás se los pedí..
-¡Y yo nunca pedí que me mintieran! - Foggy volvió su mirada hacia mí finalmente. - Pensé que éramos amigos. Me mintieron todo este tiempo, y tú, Matt, desde el día en que nos conocimos.
-¿Qué esperabas que te dijera, Foggy? ¿"Hola, soy Matt, me salpicaron unos químicos en los ojos cuando era niño y ahora tengo sentidos agudizados"? - Matt respondió con una mezcla de enojo y tristeza.
-Bueno, tal vez no empezar por eso.
-Ni siquiera se lo dije a mi padre cuando pasó.
-¡Pero se lo dijiste a _____! - Foggy señaló hacia mí.
-Se lo dije porque ella lo descubrió - Matt intentó justificarse.
-¡Mentira!
-Yo lo ayudé, Foggy, cuando Hell's Kitchen se desmoronaba.
-Eras tú... - murmuró Foggy. Parecía procesar todo lo que se había dicho en los últimos minutos. - ¿Ustedes hicieron volar esos edificios? ¿Le dispararon a los policías?
-¿De verdad crees que...? - No sabía cómo reaccionar ante esas preguntas. Lo único que sabía era que mi corazón dolía, dolía mucho.
-No importa lo que crea, _____. - Foggy afirmó con firmeza.
-Fue Fisk... - mi voz tembló un poco. Foggy volvió su mirada hacia Matt, esperando una respuesta.
-Sí, Fisk y Nobu... - Matt respondió, confirmando mis palabras.
-¿Nobu? - Foggy parecía aún más desconcertado.
-Sí, es una especie de ninja - Matt explicó, y el escepticismo se reflejó en la expresión de Foggy.
-Un ninja... - Foggy repitió, todavía sin poder creer lo que estaba escuchando.
-Eso parece.
-¿Qué están haciendo? Tú eres policía, _____, ¡y tú eres abogado! Se supone que están aquí para ayudar a la gente.
-Y eso es lo que estamos haciendo.
-Con máscaras. ¿Sabes cómo llaman a personas como ustedes? Justicieros, personas que actúan fuera de la ley - Foggy se alteró rápidamente. - Vi el video de ustedes en las noticias, en el callejón después de las explosiones. Vi cómo te movías - volvió su mirada hacia Matt. - Tu padre era boxeador..él no te enseñó nada de eso
-No quería que peleara, lo sabes...
-¿Y cómo te volviste tan hábil?
-Fue con la ayuda de Stick, un anciano ciego...
-Estás mintiendo - Mencionó el hombre con incredulidad.
-Él me encontró en el orfanato.
-Un anciano ciego te enseñó artes marciales. ¿No es eso como en la trama de Kung Fu?
-Sé cómo suena, pero...
-No creo que lo sepas. ¡Puedes escuchar los latidos del corazón! - Foggy señaló, acusador.
-Eso ayuda a anticipar las reacciones, saber cuándo alguien va a atacar, cuándo miente...
-Espera, ¿me estás diciendo que desde que nos conocemos, cada vez que yo estaba mintiendo, lo sabías? ¿Y simplemente seguías el juego?
-Básicamente... - Matt respondió con sinceridad.
-Si no estuvieras medio muerto, te daría una paliza, Murdock. ¿Estoy mintiendo ahora? - Foggy estaba furioso.
-¡Basta! - intervine, intentando separar a Foggy de Matt. Estaba segura de que si no lo detenía, la situación se saldría de control. - Por favor, Foggy...
Foggy miró a Matt con incredulidad, su rostro reflejando una mezcla de confusión y dolor. Sentí la tensión en el aire mientras las emociones brotaban entre los tres.
El calor de la habitación parecía intensificarse mientras la discusión se acaloraba, generando un ambiente sofocante. Mi corazón latía rápidamente, sintiendo la angustia que se apoderaba de cada uno de nosotros.
Observé cómo Foggy apretaba los puños, sus nudillos se tornaron blanquecinos, mientras luchaba por entender la situación. Sus ojos escrutaban a Matt, buscando cualquier indicio de engaño en su lenguaje corporal. Cada vez que hablaba, sus palabras resonaban con un matiz de traición y dolor, como si las esperanzas que tenía se estuvieran desmoronando lentamente
-¿Acaso algo entre nosotros fue real? - Foggy preguntó con evidente dolor. - Andas por ahí disfrazado de idiota, golpeando a personas.
-No es tan sencillo y lo sabes - Matt alzó la voz esta vez, frustrado.
-No, no sé una mierda, no sobre esto. Quiero decir, obtuviste esos poderes, o como sea que se llamen, cuando eras niño. ¿Cómo pasas de eso a lo que estás haciendo ahora? - Foggy cuestionó, buscando respuestas que aún no podía comprender.
Matt se tomó un momento para reunir sus pensamientos, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar su camino.
-Cuando era niño, antes del accidente, me quedaba despierto en la noche escuchando las sirenas.-comenzó a relatar con un tono melancólico.-Me gustaba inventarles historias, tratando de averiguar qué eran: ambulancia, policía, un robo o un incendio. Solo era un juego estúpido, pero después de perder la vista y de que mis capacidades se desarrollaran, me di cuenta de cuántas sirenas eran en realidad, cuánto sufría esta ciudad todas las noches.-La tristeza en su voz era palpable, cargada de pesar y compasión hacia los que sufrían en las sombras.
-¿Has estado haciendo esto desde que eras un niño?-preguntó Foggy, asimilando lentamente la revelación.
-No, traté de no pelear, como quería mi padre-continuó Matt, su voz mostrando la lucha interna que enfrentaba. -Traté de bloquearlos, las sirenas, el dolor, el miedo, todo oprimiendo a Hell's Kitchen. Durante años escondí la cabeza y lo ignoré, hasta que una noche, después de renunciar a Landman y Zack, la oí.-Foggy escuchaba atentamente, tenía sus ojos fijos en Matt mientras este narraba su experiencia.
-¿Qué oíste?-preguntó con anticipación. Matt apretó los labios, evidenciando la angustia que le producía revivir aquellos momentos.
-A una niña, llorando en su cama en un edificio cercano-reveló con una mezcla de tristeza y coraje.- A su padre le gustaba ir a su cuarto en la noche mientras su esposa dormía
El horror se reflejó en el rostro de Foggy mientras absorbía la gravedad de la situación.-Cielos-murmuró en un tono apenas audible, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para describir el impacto de la revelación.
-Hablé con _____ y le pregunté si sospechaba algo. Me dijo que sí, llamamos a los servicios sociales, ella fue a ver a la pequeña y hablar con la madre, pero la mamá no lo creía. Dijo que no era cierto.. y el papá era listo, se aseguraba de lo que hacía, como lo hacía, no dejara huellas.-El aire se volvió espeso ante la injusticia que Murdock había presenciado.-La ley no pudo hacer nada para ayudar a esa niña, pero yo sí. Conocía su rutina, esperé hasta que estuviera solo, lo golpeé y antes de que estuviera completamente inconsciente le dije que si volvía a tocar a su hija otra vez, lo iba a saber e iría por él. El maldito pasó el mes siguiente en el hospital comiendo con una pajilla y nunca he dormido mejor.
-Cuentas todo esto como si un día te cansaste de cómo son las cosas-comenzó a decir Nelson con su voz temblorosa.-Pero para hacer lo que hiciste, debiste seguir entrenando, todos esos años después de ese tal Stick, sabiendo que algún día harías algo así. Tal vez no se trata solo de justicia, Matt. Tal vez es solo una excusa para que tú golpees a alguien. Tal vez no puedes detenerte.-La rabia que ardía en sus palabras era inconfundible, una manifestación de la decepción y el miedo que lo atormentaban.
-No quiero detenerme- respondió Murdock con firmeza, sabiendo que no podía dejar que el mal continuara desenfrenado en las calles de Hell's Kitchen.
Foggy dejó escapar un suspiro frustrado, sintiendo la impotencia de la situación.
-Vas a lograr que te maten si sigues así, o peor aún, que maten a _____- advirtió con angustia en su voz, temiendo por mi seguridad y por la de aquellos a quienes amábamos.
-Puedo cuidarme, Foggy.-mencioné, tratando de transmitir una confianza que, en ese momento, no sentía del todo.
-¡No es justo!
-Basta, Foggy.- interrumpió Matt. Murdock era consciente del dolor que esta discusión estaba causando y no podía permitir que se prolongara más.
-No puedo creerlo. Esperaría eso de ti, Matt... pero tú.-.Foggy señaló con amargura hacia mí, y sentí cómo su decepción me atravesaba como una daga. Sus palabras resonaron en mis oídos, llenando mi corazón de dolor y arrepentimiento.-¿Después de todo lo que habíamos vivido juntos? ¿Esto era lo que merecía? Me mentiste, _____-susurró, su voz estaba cargada de decepción y dolor.
-No... no te mentí a propósito, Foggy - logré decir, mi voz apenas salió en un susurro entrecortado. - Nunca quise lastimarte, pero había cosas que... que no podía contar.-Foggy sacudió la cabeza, incapaz de aceptar mis palabras. El dolor reflejado en sus ojos me partió el corazón.
Foggy continuó mirándome, esperando una explicación que yo misma luchaba por comprender. Sentí cómo mis manos temblaban y un nudo en la garganta me impedía hablar con claridad.
-No puedo creer que me hayas ocultado todo esto, _____ - dijo con su voz quebrada. - Después de todo lo que hemos pasado juntos... ¿cómo puedo confiar en ti ahora?-Sentí cómo el mundo se derrumbaba a mi alrededor. Las lágrimas brotaban de mis ojos y mi voz se ahogaba en sollozos mientras trataba de explicar lo inexplicable.
-Foggy, por favor... comprende, yo...-Pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. No había excusa que pudiera borrar el dolor que le había causado. Nuestros lazos de amistad, una vez tan fuertes, parecían desvanecerse ante mis ojos.
En ese momento, me di cuenta de las consecuencias de mis acciones. Había perdido la confianza de alguien a quien consideraba mi hermano. No había palabras que pudieran enmendar lo que se había roto entre nosotros.
-Eramos amigos, debiste decir algo.-continuó Foggy con su voz temblorosa. Cada palabra que salía de sus labios era como un puñal en mi corazón, recordándome mi silencio y traición.
Con lágrimas corriendo por mis mejillas, extendí la mano hacia Foggy en un gesto de desesperada súplica. Pero él retrocedió, mirándome con un dolor indescriptible.
-Aún somos amigos.-susurré, aferrándome a la esperanza de que pudiera perdonarme. Quería desesperadamente volver a la conexión que una vez compartimos, a pesar de los obstáculos que se interponían en nuestro camino.
Pero sus palabras finales cayeron como un golpe devastador.
-No, ya no...
Chapter 13: Pasado
Chapter Text
Desde el momento en que empecé a existir, sentí la oscuridad que se cernía sobre mí. Sin embargo, en medio de esa sombra, hubo momentos de felicidad. Recuerdo vagamente los destellos de luz que se filtraban a través de las paredes de carne que me rodeaban.
Pero ese mundo seguro y cálido se volvió tumultuoso y violento cuando fui empujada hacia el cruel cuello uterino de mi madre. Una y otra vez, fui aplastada sin piedad, sintiendo el dolor agudo y la sensación de ser arrojada a la desesperación. Mi lucha fue feroz, pero inevitablemente,perdí por primera vez.
pero no la última.
-¡Vuelve aquí, maldita perra! - gritó el hombre con furia, sus palabras resonaban en el aire frío y crispado.
Corría desesperadamente, sintiendo cómo el frío invadía cada centímetro de mi cuerpo. Las ramas de los árboles, cubiertas de hielo, arañaban mi rostro dejando marcas dolorosas. A pesar del dolor en mis piernas, no podía permitirme detenerme. Las pisadas resonaban detrás de mí, cada vez más cerca, mezcladas con los gritos de rabia que se convertían en una macabra melodía.
El lago congelado se extendía frente a mí como una promesa de libertad, y sin pensarlo dos veces, me lancé sobre su superficie resbaladiza. Mis pies se deslizaban con dificultad, amenazando con hacerme caer en cualquier momento. Sin embargo, la esperanza me impulsaba a seguir adelante, a creer que podía escapar de aquellos monstruos.
Pero antes de que pudiera saborear la libertad, una de sus manos asquerosas agarró con fuerza mi suéter, tirando de él con brutalidad. Caí al suelo sin poder siquiera reponerme, y un pie impactó violentamente contra mi rostro, dejándome aturdida y sintiendo cómo mi boca se llenaba con el sabor metálico de mi propia sangre.
-Esto te va a enseñar a pagar lo que debes - pronunció el contrario con un tono cargado de rencor.
Mis esfuerzos por luchar resultaban inútiles, ya que uno de ellos me mantenía inmovilizada. Los golpes se sucedían sin piedad, cada uno de ellos impactando con fuerza contra mi rostro, dejando una estela de dolor y oscuridad que amenazaba con envolverme por completo.
Mi visión se volvía borrosa, todo se desvanecía a medida que el mundo a mi alrededor se oscurecía.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente dejaron caer mi malherido cuerpo al suelo y huyeron del lugar, dejándome atrás, herida y sola. Mis ojos, llenos de dolor y confusión, sólo podían distinguir los árboles cubiertos de nieve, donde esta se teñía de un rojo intenso gracias a la sangre que emanaba de mis heridas.
La nieve caía suavemente sobre mi cuerpo, envolviéndome en su manto blanco. No sabía exactamente cuánto tiempo había transcurrido desde aquel oscuro episodio, pero en ese momento pareció que todo se había detenido para mí. Cerré los ojos por un instante, sintiendo el suave tacto de los copos de nieve en mi piel, dejando que la tranquilidad del momento me invadiera.
En medio de aquel silencio abrumador, pude escuchar el latido de mi propio corazón, lento pero constante, como un recordatorio de que aún estaba viva.
El sonido distante de una ambulancia y los pasos rápidos acercándose me indicaban que había esperanza, que alguien se acercaba para rescatarme.
-No puede ser... ¡Está viva! - exclamó con voz enérgica. Sostuvo suavemente mi cabeza entre sus manos antes de continuar, suplicante: - Quédate conmigo, por favor.-
Mis ojos pesaban demasiado, y apenas pude sentir cómo mi cuerpo era levantado en brazos. No podía ver sus rostros, pero podía sentir su preocupación.
Mientras mi corazón dolía intensamente, como si estuviera roto en mil pedazos, sabía que había experimentado un sufrimiento inmenso. La oscuridad se cernía sobre mí, amenazando con llevarme, pero luchaba por mantenerme aferrada a la vida. A medida que las luces del hospital inundaban mi visión y mi respiración se volvía más regular, algo me sujetaba a este mundo.
-¡Hay que llevarla al quirófano, rápido! - los gritos desesperados llenaban el ambiente, resonando en mis oídos. Entonces, todo se detuvo.
Y en medio de la quietud, la oscuridad se hizo presente.
Sin embargo, mi voluntad de vivir se aferraba a ese hilo de esperanza. Abrí los ojos con lentitud, luchando contra la pesadez que amenazaba con arrastrarme nuevamente a la oscuridad. La luz tenue de la habitación hospitalaria comenzaba a desvanecer la sombra que me envolvía.
Abrí mis ojos con lentitud, sumergiéndome en la cruda realidad que me rodeaba. El sonido constante de la máquina junto a mí resonaba en mis oídos. El dolor punzante se extendía por todo mi cuerpo, recordándome las heridas físicas que aún no habían sanado. Miles de cables y monitores me conectaban a las máquinas que vigilaban cada latido de mi corazón.
Mi atención se desvió hacia la puerta, que se abrió lentamente revelando la figura de un chico. Un largo suspiro escapó de sus labios al encontrarse con mi mirada, su rostro mostrando una mezcla de alivio y preocupación. Después de unos segundos de silencio, señaló el sofá junto a la camilla y preguntó si podía sentarse. Asentí débilmente con la cabeza, invitándolo a ocupar el espacio vacío.
-Pensé que no habíamos logrado salvarte... - murmuró en un tono lleno de pesar, rompiendo el silencio que nos envolvía. Sus palabras hicieron eco en mi mente, recordándome la gravedad de la situación en la que me encontraba. - Pensé que te habíamos perdido camino al hospital. Estabas tirada, en medio del lago congelado, golpeada, sangrando y con una sobredosis.
Mis ojos se cerraron involuntariamente al escuchar sus palabras, un torbellino de emociones abrumándome. Apreté los labios con fuerza, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse. Sus palabras eran crudas y sinceras, y me tomaban por sorpresa.
Abrí lentamente mis ojos, encontrándome con su mirada preocupada. Su interés por lo que había ocurrido allá afuera me conmovió. Tomé un ligero respiro antes de desviar mi mirada hacia el frente, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
-Le debía dinero a la gente equivocada... - murmuré en un tono neutro, dejando escapar la verdad dolorosa que cargaba sobre mis hombros. El peso de mi adicción y las consecuencias de mis decisiones se hicieron evidentes en cada palabra pronunciada. - Sí, en drogas. Creo que no corrí lo suficientemente rápido...
El chico pareció helarse ante mi respuesta, sus ojos reflejando una mezcla de asombro y preocupación. Sin embargo, mi atención se desvió completamente hacia sus siguientes palabras.
-Hablé con tu tía, ella vino desde muy lejos a verte, está preocupada por ti - se detuvo unos segundos antes de tomar un respiro - Me contó que habías tenido bastantes problemas por tu adicción aquí.
Cuando mencionó a mi tía y su visita desde lejos, un nudo se formó en mi garganta. Sentí el peso de su preocupación y el amor que me tenía. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos, desbordando silenciosamente mi dolor y gratitud.
-También me contó que cuando eras pequeña vivías en una ciudad llamada Hell's Kitchen, bastante lejos de acá - volví lentamente mi mirada hacia él mientras negaba ante sus palabras - Habló sobre tu madre, que ella tenía un apartamento allá y dijo que lo mejor es que te alejes de todo esto, de lo que sea que te haya hecho daño, tanto como para intentar matarte de esa forma.
Mis labios temblaron cuando mencionó a mi madre y el apartamento que ella tenía en esa ciudad distante. El dolor de su ausencia se hizo presente, recordándome la herida abierta en mi corazón.
Sus ultimas palabras resonaron con fuerza, haciendo eco en cada fibra de mi ser.
-No intenté matarme... - murmuré, apretando mi mandíbula con fuerza mientras luchaba contra las emociones que amenazaban con desbordarse. El chico pareció captar mi resistencia y lo reflejó en su mirada comprensiva.
-No es la primera sobredosis que tienes, eso me deja claro muchas cosas - dijo con una mezcla de tristeza y osadía en su voz. Tomó un ligero respiro antes de continuar, buscando las palabras adecuadas. - Sé que estás escapando de algo, lo que sea que te haya sucedido, puedes enfrentarlo, pero no puedes hacerlo aquí. Firmé un programa de rehabilitación para ti en cuanto llegues a Hell's Kitchen.
Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, chocando con mi resistencia y despertando una chispa de esperanza dentro de mí. Miré fijamente sus ojos, encontrando en ellos la confianza y la fe que había perdido en mí misma.
En ese momento, supe que había llegado el momento de tomar las riendas de mi vida, de enfrentar mis demonios y de buscar la sanación que tanto necesitaba. Aunque el camino fuera difícil y lleno de obstáculos, sabía que no estaría sola. Con su apoyo y el amor de mi tía, encontraría la fuerza para superar mis adicciones y comenzar una nueva vida en Hell's Kitchen, lejos de las sombras que habían amenazado con consumirme.
Asentí lentamente, aceptando la oportunidad que se me ofrecía. Por primera vez en mucho tiempo, sentí una pequeña chispa de esperanza arder en mi interior.
- Me llamo Jack - El muchacho me observó unos segundos, esperando a que contestara. Llevé una de mis manos hasta mi rostro, intentando en vano limpiar las lágrimas. Él suspiró un poco. - ¿Cómo te llamas tú?
-_____ - respondí apenas, mi mente estaba en otro lugar, pero él me hizo volver a mí al notar la forma en que me estaba mirando, esperando a que continuara. - _____ Denbrough...
-Bien, _____, en unos días saldrás del hospital e irás a buscar tus cosas a tu hogar. Hablé con servicios sociales y esta fue la alternativa más viable... Como ya estás cerca de cumplir la mayoría de edad, no hay ningún problema en que retornes a Hell's Kitchen.
"Hogar" resonó en mi mente, evocando recuerdos y sentimientos encontrados. Asentí lentamente, con la mirada perdida en un remolino de pensamientos y emociones. Dejé que mi tía ingresara a la sala, y en cuanto me vio, poco menos se deshizo en lágrimas. Era una mujer sensible. Su presencia me llenó de nostalgia y ternura. Intentó explicarme dónde debía ir a buscar mi boleto para ir a Hell's Kitchen, pero poco a poco dejé de oírla. Mi atención se desvió hacia su rostro, que lucía muy distinto al de mis recuerdos. Ya no era una mujer joven y llena de vida. Las canas adornaban su cabello y su aspecto parecía descuidado y enfermo. Sin embargo, a pesar de todo, ella estaba ahí, a mi lado, brindándome su apoyo incondicional. Era casi como ver a mamá de nuevo, una figura materna que se había mantenido constante a pesar del paso del tiempo y las adversidades. La emoción se apoderó de mí, y un nudo se formó en mi garganta al darme cuenta de cuánto había perdido y cuánto había estado ausente de su amor y protección.
Ella, con su determinación y amor inquebrantable, se adelantaría a mi regreso a Hell's Kitchen. Se encargaría de preparar el terreno, asegurándose de que todo estuviera listo para recibirme. Era increíble cómo, a pesar de su apariencia frágil y enferma, encontraba la fuerza para encargarse de los detalles y hacer que mi transición fuera lo más suave posible.
Llevaba más de dos semanas en el hospital, sumida en mi propia realidad y en los laberintos de mis pensamientos. Mientras me ponía la chaqueta, dejé que mis ojos vagaran por la pantalla del televisor sin realmente prestarle atención. La voz de Jack, el amable médico que se había convertido en mi confidente, rompió el silencio del cuarto.
-Debes ir por tus cosas hoy-dijo Jack, trayéndome de vuelta al presente. Apreté mi chaqueta con fuerza, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda ante la idea de enfrentar lo que me esperaba en casa. Jack continuó hablando de lo planificado, asegurándose de que tuviera tiempo suficiente para recoger mis pertenencias y llegar a la estación a tiempo para el autobús que me llevaría a Hell's Kitchen. Asentí con lentitud, tratando de ocultar mi nerviosismo mientras mis pensamientos seguían revoloteando.
De repente, Jack notó mi estado de ánimo y me preguntó si estaba bien. Mis labios apenas murmuraron un "sí", aunque la verdad era que me sentía abrumada por un cúmulo de emociones contradictorias. Me acerqué a la puerta de la habitación, consciente de las miradas curiosas de algunas enfermeras que parecían juzgarme sin conocer mi historia. Susurros y comentarios apenas audibles flotaban en el aire, pero era suficiente para entender que había cierto desprecio y especulación en sus palabras.
Caminé con pasos lentos y pesados, sintiendo cómo el peso de mi pasado se aferraba a mí. Aunque estaba ansiosa por dejar atrás este lugar y comenzar de nuevo, también sentía temor. Mi mente estaba llena de recuerdos y decisiones que habían llevado hasta este punto, y ahora me enfrentaba a la incertidumbre de lo que vendría después.
La nieve caía sobre mi cabeza, envolviéndome en su frío abrazo mientras me mantenía fuera de aquella casa que había sido mi cautiverio durante tanto tiempo. Observé detenidamente el lugar, sus vidrios oscuros y sucios, al igual que los muros, transmitían una sensación de repulsión a cualquiera que se atreviera a mirar. Inhalé profundamente, llenando mis pulmones de valor, y me adentré en aquel espacio desolado.
Una vez dentro, pude sentir el vacío que lo consumía todo. Apresuradamente, corrí hacia mi habitación y abrí el armario, tomando las primeras prendas que encontré. Rápidamente, me cambié de ropa y tomé mi mochila, que guardaba todas mis pertenencias. Lancé una última mirada al lugar que había sido mi infierno durante tantos años y cerré la puerta lentamente antes de dirigirme hacia la salida.
-¿A dónde vas a escondidas? - escuché su voz resonando detrás de mí. Me giré lentamente, notando a mi padre sentado en el sofá.
Mi corazón se aceleró y una mezcla de ansiedad y temor se apoderó de mí. Traté de mantener la calma mientras sus ojos penetrantes se clavaban en los míos.
-A ningún lado... - respondí, con cautela.
-Te has arreglado demasiado - sus ojos recorrieron mi apariencia de arriba abajo, en un gesto lento y analítico.
-No me he arreglado, papá. Esto es casi lo único que tengo para vestir - mi mirada volvió a posarse en la puerta, la cual había cerrado con llave.
-Ven... - ordenó. Bajé lentamente mi bolso de los hombros y caminé hacia él. Extendió su mano lentamente y coloqué la mía sobre la suya.-Sabes que me preocupo por ti, bebé - sus ojos permanecían fijos en los míos. Yo asentí lentamente.
-Lo sé.
-Mucha gente del pueblo se ha acercado para decirme cosas sobre ti. Dicen que estuviste en el hospital con un chico..
-Me enfermé, eso es todo. Fue solo un resfriado y él es un enfermero, te lo juro - acarició mi mano mientras apretaba cada vez más fuerte con cada palabra que pronunciaba.
-Yo sé... lo que ese chico piensa cuando te mira, lo sé muy bien - afirmó con voz amenazante.
-Me duele... - susurré apenas, dejando entrever el dolor que me embargaba.
-¿Estás involucrándote en cosas de adultos con ese chico? - inquirió con recelo.
-No, no, no estoy haciendo nada, no te preocupes, te lo prometo - Mi voz, cargada de miedo, tembló mientras pronunciaba mis palabras. Sentí cómo su agarre se intensificaba alrededor de mi muñeca, sus dedos apretándome con fuerza como garras que buscaban dominarme. Mis músculos se tensaron, mis articulaciones se resistieron a su dominio. Con todas mis fuerzas, traté de soltarme de su agarre, pero sus dedos eran implacables, como si estuvieran hechos de acero. La presión en mi muñeca era cada vez más intensa, y sentí cómo la sangre se agolpaba bajo su control, adormeciendo mi mano.
-¿Sigues siendo mi niña? - sus palabras me paralizaron, haciendo que mi corazón dejara de latir por un momento.
-No - respondí con determinación.
-¿Qué dijiste? - su furia pareció inundarlo por completo.
-¡DIJE QUE NO! - Grité con rabia, liberando todo el tormento que había estado acumulando dentro de mí. El sonido estridente y desgarrador llenó la habitación, resonando en el aire cargado de tensión. En un último acto de desesperación, me solté de su agarre con un movimiento brusco.
El alivio y la liberación inundaron mi ser mientras sentía cómo sus dedos finalmente se desprendían de mi muñeca. Mi cuerpo se dejó caer al suelo con fuerza, el impacto resonó a través de mis huesos. El dolor agudo se hizo presente, pero era insignificante en ese instante. Mi padre se levantó rápidamente y avanzó hacia mí. Temerosa, alcé la voz - ¡No! ¡Aléjate!
- ¿ese chico está enterado de que tú eres m- Antes de que mi padre pudiera terminar su frase llena de insinuaciones crueles, el impulso de defenderme se apoderó de mí. Sin pensarlo dos veces, lancé una fuerte patada directamente en su entrepierna. El impacto resonó en el aire, acompañado de su grito de dolor por parte del contrario. Aprovechando su momentánea sorpresa, no dudé en lanzar otro golpe, esta vez en su rostro. El sonido de mi puño impactando con su mejilla resonó en la habitación.
Apenas tuve la oportunidad, me puse de pie rápidamente, sintiendo el ardor en mis piernas y el latido frenético de mi corazón amenazando con escapar de mi pecho.
No podía permitirme detenerme, no ahora. Mis piernas dolían con cada paso que daba, pero estaba decidida a alejarme de aquel lugar que había dado forma y vida a mis peores pesadillas.
Tomé mi bolso, aferrándome a este con fuerza mientras las lágrimas amenazaban con desbordarse en mis ojos. Era una mezcla de dolor físico y emocional, pero sabía que tenía que seguir adelante.
Corrí como nunca antes en mi vida, sintiendo el viento acariciar mi rostro y el ritmo acelerado de mis pisadas resonando en mis oídos. Dejé atrás todo lo que alguna vez conocí, dejé atrás las sombras y la oscuridad que me habían atormentado durante demasiado tiempo.
Finalmente, llegué a la estación de autobuses, y allí, entre la multitud, lo vi. Un destello de esperanza. Mi corazón se llenó de alegría y alivio al verlo, como si su presencia fuera un bálsamo para mi alma herida.
Sin pensarlo dos veces, me acerqué a él.
-¡Jack! - grité, mi voz resonando con emoción en el aire. Jack se giró hacia mí, confundido, pero pronto su expresión se transformó en sorpresa al verme correr hacia él y abrazarlo con fuerza. El abrazo fue un acto de alivio, una muestra de gratitud por estar allí para mí en ese momento crucial.
-¿Estás lista? - susurró Jack después de unos minutos, mientras me entregaba mi boleto. Asentí con seguridad, consciente de que ese boleto era mi pasaporte hacia una nueva vida. Sus palabras resonaron en mi mente, recordándome que tenía su apoyo incondicional.
-Gracias - respondí sinceramente, mirándolo a los ojos antes de dirigirme hacia el autobús. Cada paso que daba me acercaba más a la libertad, y mi corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo.
Al subir al autobús, me senté en mi lugar y me recosté, observando el mundo exterior a través de la ventanilla. El bullicio del pueblo se desvanecía a medida que el autobús se alejaba, y cerré los ojos, deseando dejar atrás ese lugar oscuro y doloroso que alguna vez fue mi hogar.
El sol aún no se había puesto en Hell's Kitchen, y las luces de la ciudad comenzaban a iluminar las calles. Aunque las tonalidades no eran tan vibrantes como las recordaba, había algo reconfortante en la familiaridad de aquel lugar. Hell's Kitchen había cambiado, al igual que yo.
El apartamento en el que me encontraba era modesto, pero acogedor. Era evidente que estaba diseñado para una sola persona. Los muebles eran simples pero funcionales, y había una sensación de orden y pulcritud en el espacio.
Caminé lentamente, acariciando las paredes con suavidad, como si quisiera establecer un vínculo con aquel lugar que sería mi nuevo hogar.
Finalmente, llegué a la ventana y me detuve en seco. Noté que el edificio se encontraba cerca de un animado campus universitario, donde grupos de estudiantes caminaban y reían entre sí, sumergidos en la emoción de la vida universitaria. La cercanía del campus infundía en el ambiente una sensación de juventud y posibilidades.
Pasaron tres días desde que había tomado la decisión de dejar atrás aquella vida llena de opresión y dolor. Durante ese tiempo, me mantuve firme en mi resolución, resistiendo la tentación y luchando contra los deseos de mi cuerpo.Pero a medida que los días transcurrían, una sensación inquietante comenzaba a apoderarse de mí.
Mis manos temblaban ligeramente, y mi mente se llenaba de pensamientos intrusivos. Sentía una especie de vacío en mi interior, una necesidad que parecía devorarme por dentro. A pesar de haber iniciado un nuevo capítulo en mi vida, mi cuerpo exigía un poco de aquella sustancia que me había brindado una falsa sensación de escape en el pasado.
Me encontraba en la pequeña cocina del apartamento, con la mirada fija en una lata de atún. Habían pasado uno o dos días desde mi llegada, y aunque el sol había caído hace ya muchas horas, mis sentidos se veían dominados por la potente música proveniente de la fiesta que se celebraba a pocos kilómetros de distancia. Observé mi bolso por un momento, sintiendo una mezcla de nervios antes de tomarlo y buscar entre mis pertenencias el dinero que había logrado llevarme de casa.
Decidida, me encaminé hacia aquella bulliciosa fiesta, notando cómo cualquier persona que viviera o estudiara en el campus tenía acceso a ella. Observé detenidamente a mi alrededor hasta que finalmente encontré a mi objetivo. Me acerqué con cautela, consciente de que mi presencia podía pasar desapercibida entre la multitud y la música estruendosa. Tosí suavemente, aunque dudaba que pudiera escucharme debido al volumen ensordecedor.
-¡Oye!- grité, tratando de captar su atención. El chico se giró hacia mí, con una sonrisa en el rostro y una ceja alzada, evidenciando su confianza y despreocupación- ¿Tú eres el que está vendiendo?
-Tal vez - respondió con un tono juguetón, moviendo sus ojos de manera desafiante. Mi expresión reflejó cierto fastidio mientras sacaba el dinero que tenía guardado en mis bolsillos, mostrándoselo. Sin perder tiempo, el chico comenzó a bailar acercándose a mí, tomando el dinero y discretamente entregándome una bolsita que contenía un polvo blanquecino en su interior.
Tomé la bolsita con precaución, sintiendo una mezcla de excitación y aprensión.
La música ensordecedora y el ambiente frenético de la fiesta se fusionaron con mis emociones, creando una atmósfera cargada de adrenalina.
Agradecí brevemente al chico con un gesto de cabeza antes de desviarme hacia el cuarto de baño más lejano, alejándome del bullicio y buscando cierta privacidad. Mis manos temblaban ligeramente mientras abría la bolsita, sintiendo cómo la excitación y el miedo se entrelazaban en mi pecho. Una decisión había sido tomada, y ahora era momento de enfrentar las consecuencias.
Con manos temblorosas, llevé la bolsita hacia mi nariz y aspiré el polvo, sintiendo cómo invadía mis fosas nasales y se expandía por todo mi cuerpo. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras la realidad se tornaba borrosa y mis sentidos se agudizaban. El pulso acelerado y la descarga de emociones encontradas se apoderaron de mí, sumergiéndome en un estado alterado de conciencia.
Al abrir los ojos, me encontré con mi reflejo en el espejo, observando el destello de satisfacción en mi mirada. Sentí una oleada de confianza y determinación recorriendo mi cuerpo. Quité el seguro de la puerta del baño y salí, dispuesta a enfrentar lo que viniera a continuación.
Mis pasos me llevaron hacia la cocina, donde sabía que encontraría la bebida que tanto ansiaba en ese momento. Con pasos decididos, me adentré en el ambiente, llenándome de la familiaridad del lugar. Mi mirada se posó en una de las botellas de alcohol que reposaban sobre la mesa y no pude resistir la tentación. La tomé entre mis manos y, sin dudarlo, le di un largo trago, dejando que el líquido ardiente me llenara el paladar y me brindara un momento de escape.
Sin embargo, mi felicidad fue efímera. De repente, la paz de la cocina se vio interrumpida por la entrada de un chico furioso. Su presencia era intimidante, y el enojo se reflejaba en cada gesto y movimiento que hacía. Sin mediar palabra, arrojó todo lo que encontró sobre la mesa, provocando un estruendo ensordecedor. El ambiente se volvió tenso y todos los presentes en la cocina se vieron involucrados en su ira.
Mi corazón latía aceleradamente mientras observaba la escena, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. La atmósfera se cargó de energía negativa y temí por lo que pudiera ocurrir a continuación. Mis manos se aferraron con fuerza a la botella de alcohol, buscando cierta sensación de protección en ella.
-¡Largo!, ¡Fuera de la cocina!- El alcohol en el aire era asfixiante, y mis sentidos se vieron abrumados por la presencia amenazante del chico ebrio que se acercaba hacia mí. Con nerviosismo, dejé la botella a un lado, consciente de que no era momento para buscar refugio en ella..- ¿Qué demonios miras?, ¿Quién eres?
-Soy _____. Soy amiga de... - intenté decir el nombre de mi supuesta amiga, pero fui interrumpida de inmediato.
-¿Eres amiga de quién?. No eres mi maldita amiga - avanzaba lentamente hacia mí, fingiendo examinar mi rostro con furia desenfrenada- ¿De quién mierda eres amiga?- mi silencio solo parecía exacerbarlo aún más- ¿Saben quién demonios es ella? ¿Alguien sabe quién es?- señaló a los presentes en la cocina, quienes negaron con rapidez- ¿Alguien sabe quién demonios es _____? Cualquiera. ¿Tú sabes quién es ______?- apuntó a uno de los chicos, quien negó con vehemencia. Luego, su mirada se fijó en mí mientras encogía los hombros- Entonces, ¿quién eres?
-Sólo me ocupo de lo mío, no quiero provocar nada - respondí, tratando de mantener la calma ante la creciente tensión en el aire.
-No, nadie con tu aspecto se ocupa solo de lo suyo - se acercó a mí, quedando a escasos centímetros de mi rostro. Su presencia era asfixiante, su aliento cargado de alcohol golpeaba mi rostro con repugnancia- Yo sé lo que eres. Sí, yo te veo - sus palabras eran un susurro amenazante, lleno de una malicia palpable.- ¿Qué quieres? ¿Quieres atención? Te daré atención - su proximidad me hacía retroceder instintivamente, buscando desesperadamente un poco de espacio entre nosotros. Sin embargo, él persistía en acosarme, acercándose aún más. Rápidamente, moví mi cabeza evitando que su rostro se encontrara con el mío, buscando preservar mi integridad.-¿Alguien aquí es amigo de _____? ¿Cualquiera, alguien sabe quién es esta perra? - elevó su voz, desafiando a la multitud que observaba la escena con nerviosismo. Sus palabras cargadas de odio se estrellaban en mis oídos, y el miedo comenzaba a apoderarse de mí- ¡Que alguien hable o le daré una lección a esta maldita perra!
En medio del caos, mis ojos se posaron en un cuchillo cercano a mí. Un escalofrío recorrió mi espalda, y una llamarada de valentía se encendió dentro de mí. En un acto impulsivo, tomé el cuchillo y lo apunté hacia él. El chico retrocedió rápidamente, completamente asustado por la repentina inversión de poder.
-¿¡Quieres lastimarme!?
-Estaba bromeando - tartamudeó, tratando de justificarse y disminuir la tensión.
-¿¡Cuál es tu maldito problema!? - grité con furia, manteniendo el cuchillo apuntando a su rostro, desafiándolo a dar un solo paso más hacia mí.
-¡Deja el cuchillo, fue una broma! - se estrelló contra un mueble, quedando completamente acorralado.
-¿¡Quieres lastimarme!? - repetí, mi voz cargada de ira.
-¡No, no! - balbuceó, su semblante descompuesto por el pánico.
-¡No tienes ni idea! - exclamé, elevando mi brazo y realizando un corte superficial en mi piel. La sangre brotó, lo suficiente para asustarlo y hacerle comprender que no estaba dispuesta a ser una víctima más de su crueldad.
-¡Eres una psicópata! - gritó, mientras todos los presentes quedaban atónitos ante la escalada de violencia. Asentí, sintiendo una mezcla de satisfacción y liberación mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
-¡Soy invencible! - dejé caer un poco de mi sangre sobre su pecho, mientras él intentaba limpiarse apresuradamente, desesperado por deshacerse de cualquier rastro de mí.
-¡ESTÁS LOCA! - se alejó lentamente, temeroso de acercarse demasiado. Fijé mi mirada en las personas que nos rodeaban, dejando caer el cuchillo después de unos segundos de tensión. Un silencio sepulcral se apoderó del lugar.
-Por cierto, soy _____. Acabo de volver a la ciudad - intenté forzar una sonrisa mientras me alejaba de la caótica cocina y de esa desagradable fiesta que resultó ser una verdadera decepción.
El aire fresco del patio principal me envolvió, y justo cuando estaba a punto de continuar mi camino, una voz familiar resonó en mis oídos, deteniéndome en seco. Mi corazón dio un vuelco, y mi curiosidad se apoderó de mí. Lentamente, me giré en dirección a la voz, buscando identificarla y tratando de mantener la esperanza de que esta noche caótica pudiera tener un giro inesperado.
- ¡______!
Dos chicos corrieron hacia mí, uno de ellos con el cabello largo y el otro llevaba gafas y un bastón. Ambos se detuvieron frente a mí, y en mi confusión traté de recordar si los conocía de alguna parte. El chico que había gritado mi nombre parecía emocionado.
-¿Disculpa? - respondí, todavía tratando de procesar la situación. Todo parecía borroso, ya fuera por los efectos de la droga o por la intensidad de los eventos de hace unos minutos.
-Soy Foggy Nelson - dijo sonriendo y extendiendo su mano. Una risa nerviosa escapó de mis labios.
-Foggy Nelson, ¿De carnes Nelson? - lo señalé, casi estallando en risas. - Oh, diablos, no puedo creerlo - cubrí mi boca mientras seguía riendo.
-Sí, exactamente - respondió Foggy, emocionado. - Me alegra que le hayas dado una lección a Blake, es un completo idiota. Volví mi mirada al chico a su lado, Foggy se dio cuenta de mi confusión y lo mencionó.-Oh, él es Matt, Matthew Murdock, mi mejor amigo. Matthew, ella es ______ Denbrough, una vieja amiga.
-Un gusto - dijo Matt con una leve sonrisa.
-Igualmente - respondí mientras extendía mi mano hacia él. En ese momento, Foggy intervino rápidamente.
-Oh, él es ciego - explicó, notando mi acción. Sentí cómo mi rostro se ponía rojo de vergüenza y rápidamente retiré mi mano, riendo ante mi propia torpeza. Era evidente por su bastón. Murdock dejó escapar una risa divertida antes de hablar.
-¿Estiró la mano?- cuestionó
-Sí, exacto - confirmó Foggy. Yo sonreí ligeramente mientras movía mi mano hacia otro lado, sintiéndome un poco avergonzada.
-Bueno, ha sido un placer verlos, pero debo irme - dije, intentando ocultar el dolor que sentía en mi brazo herido, el cual ardía intensamente. Maldición, parecía ser una herida más profunda de lo que pensaba. - Tengo que ir a casa, me están esperando.
-¿Estás segura? Nuestros cuartos no están muy lejos de aquí y esa herida no se ve bien - señaló Foggy, observando mi brazo. Vacilé por un momento, sintiéndome un tanto vacía al recordar que al llegar a casa estaría igual de sola como siempre.
-Prefiero ir a casa, realmente - respondí, desviando mi mirada hacia el edificio en el que me estaba hospedando. Sentía una sensación de nostalgia y tristeza mientras pensaba en ello.
-Oh, está bien entonces. Nos vemos mañana en el campus - dijo Foggy con una brillante sonrisa. Asentí, intentando mostrar una sonrisa en mi rostro.
-Nos vemos pronto, señor Foggy - moví mi mano ligeramente antes de darme la vuelta y caminar lentamente hacia mi apartamento. Al llegar, me apoyé en una pared, esperando que el mareo desapareciera. Llevé la mano a mis bolsillos y encontré la bolsita con su contenido. Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
Mi teléfono estaba ahí, así que lo agarré rápidamente y marqué el único contacto que tenía en él. Eran las tres de la mañana, pero tenía la esperanza de que contestara. Al escuchar una voz somnolienta al otro lado de la línea, sollocé.
-Jack.
-¿_____? - contestó, esta vez un poco más alarmado. - ¿Estás bien?
-Lo hice - susurré.
-¿Cómo?
-¿Puedes venir aquí? - mi voz sonó rota. Antes de que Jack pudiera responder, dejé caer el teléfono y llevé ambas manos a mi rostro, comenzando a llorar.
Un dato sobre la depresión es que distorsiona el tiempo.
De repente, tus días se entremezclan creando un ciclo sofocante e interminable. Intentas recordar las cosas que solían hacerte feliz, pero lentamente tu mente comienza a borrar cada recuerdo que te daba alegría, y finalmente solo piensas que la vida siempre fue de esta manera y continuará siendo así
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Jack caminaba a mi lado mientras yo mantenía mi mirada en el cielo, que se veía extrañamente hermoso. Había pasado cerca una semana desde la llamada que le hice y me sorprendió que realmente estuviera aquí.
-Hoy solo oíste - logré escucharlo hablar.
-Prefiero escuchar - murmuré. Estaba yendo a rehabilitación y prefería pasar desapercibida, por lo que me sentaba en los últimos bancos y solo escuchaba.
-Cuando te sientas lista, lo harás - Jack se detuvo en medio de la calle y yo repetí su acción.-Me dijiste que tenías un amigo aquí, ¿cómo está la situación con eso?
-La verdad, no creo que quiera verme - intenté sonreír mientras me encogía de hombros lentamente.
-Deberías ir a verlo.
-Algún día - al notar que no diría nada más, decidí seguir caminando hasta llegar al apartamento.
Jack se encargó de cocinar mientras yo escribía en su libreta anotando los días de mis sesiones de rehabilitación. Después de comer, Jack fue el primero en quedarse dormido, lo cual era comprensible, ya que era residente en el hospital del pueblo y había viajado mas de cuatro horas hasta aquí solo para verme.
Me acerqué a la ventana, notando que todo estaba bastante tranquilo. Pronto, una idea llegó a mi mente y me giré para ver a Jack, quien dormía como si no hubiera un mañana. Me acerqué a la ventana, y la escena tranquila de la noche me inspiró a tomar una decisión arriesgada. Tomé mi abrigo rápidamente, asegurándome de cerrar todo en el apartamento antes de aventurarme afuera. El aire gélido me envolvió, pero no me importó. Corrí a toda velocidad, impulsada por una determinación feroz, hasta llegar a mi destino.
El frío parecía cortante, pero no me detuve. Quité mis guantes y golpeé la ventana con fuerza. Vi a Foggy aparecer detrás del cristal, con una expresión de confusión en su rostro antes de abrir la ventana.
-¿_____? - susurró, desconcertado.
-Hola - dije con una sonrisa temblorosa, apuntando hacia adentro. - ¿Puedo pasar?
Foggy asintió y abrió más la ventana, permitiéndome entrar con dificultad. Una vez dentro de la habitación, examiné detenidamente mi entorno. Era una habitación compartida con el chico ciego que recordaba de aquella desastrosa fiesta, quien dormía plácidamente en su lugar.
-¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó Foggy, cerrando la ventana detrás de mí. Se acercó con curiosidad y cierta precaución.
Me volví hacia él y, sin pensar en las consecuencias, lo abracé con fuerza, sintiendo su calidez y su sorpresa en el gesto.
-Necesito tu ayuda - susurré con voz temblorosa, dejando escapar toda la carga emocional acumulada.
-¿Qué tipo de ayuda? - preguntó Foggy, su tono reflejaba una mezcla de preocupación y curiosidad.
Tomé una pausa, mirando fijamente sus ojos. Mi voz se quebró al responder.
-Una que puede salvarme..
Con un nudo en la garganta, comencé a relatarle mi historia. Desde los abusos que sufrí por parte de mi padre, cómo esa terrible experiencia me llevó a buscar una vía de escape en las drogas, y cómo poco a poco me fui sumergiendo en un abismo autodestructivo. Le hablé de mis recaídas, de las sobredosis que casi me quitaron la vida, y finalmente, de mi decisión de buscar ayuda y asistir a rehabilitación.
-Maldición-susurró Foggy, su rostro reflejando una mezcla de dolor y comprensión. Pasó una mano por su rostro, mostrando su frustración ante el sufrimiento que le estaba revelando.
Me quedé en silencio, esperando su reacción, temiendo que me juzgara o que no quisiera involucrarse en todo ese caos que era mi vida. Pero su siguiente respuesta me sorprendió y me conmovió profundamente.
-Está bien si no quieres ayudarme.-murmuré, con voz temblorosa, preparada para aceptar el rechazo.-Toda esta situación no es una carga que debas llevar, solo quería contártelo.
Foggy me miró con determinación en sus ojos y su voz resonó con fuerza y convicción-Debes estar loca si crees que voy a dejarte sola en esto. Claro que voy a ayudarte. ¿Qué tipo de amigo sería si no lo hiciera?-Sus palabras me golpearon directamente en el corazón. Su apoyo incondicional y su compromiso de estar a mi lado en los momentos más oscuros me llenaron de una mezcla de gratitud, alivio y esperanza.
-Te estás condenando con esas palabras, ¿lo sabes?-no pude evitar sonreír, a pesar de las lágrimas que aún llenaban mis ojos.
-Prefiero condenarme de por vida a dejarte sola.-respondió Foggy, bajando la mano con una leve sonrisa en su rostro. Su determinación y valentía hicieron que mi corazón se hinchara de emoción. En ese momento, supe que no estaba sola, que tenía a alguien dispuesto a luchar a mi lado contra los demonios que me acechaban.
Un abrazo reconfortante nos unió en ese instante, sellando nuestra amistad y la promesa de enfrentar juntos los desafíos que vendrían. Sabía que el camino hacia la recuperación no sería fácil, pero con Foggy a mi lado, sentí una chispa de esperanza ardiendo dentro de mí.
- Me dijiste que te quedarás sola dentro de unos días, ¿Verdad?
-Si
- ¿Por qué no te vienes a vivir aquí?-Su propuesta me tomó por sorpresa y me hizo soltar una risa nerviosa mientras me cubría la boca con la mano.
-No, claro que no. ¿Qué pensaría tu amigo de mí?-respondí, negando con la cabeza. La idea de mudarme con Foggy parecía descabellada, pero también tentadora. Foggy no se inmutó ante mi negativa y me miró con complicidad.
-Pensaría que eres nuestra nueva compañera de cuarto-dijo con obviedad, como si fuera la respuesta más lógica del mundo.
Mi incredulidad se mezcló con una sensación de calidez y gratitud. No podía creer que alguien estuviera dispuesto a abrir su hogar y su vida de esa manera por mí. Sin embargo, su gesto me llenó de esperanza y me hizo darme cuenta de que no tenía que enfrentar todos mis desafíos sola.
Seguimos hablando hasta que el sol comenzó a asomarse en el horizonte, recordándome que debía regresar rápidamente a mi apartamento. Agradecí a Foggy por su apoyo y le prometí considerar su oferta. Nos despedimos con un abrazo reconfortante y me encaminé de vuelta a casa.
Al llegar a mi apartamento, me dejé caer en la cama exhausta pero con una sensación de ligereza que no había experimentado en mucho tiempo. Sabía que tenía a alguien en quien confiar y contar, alguien dispuesto a apoyarme en mi camino hacia la recuperación.
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-Me voy a casar - anunció Foggy con una sonrisa radiante en su rostro.
Mis ojos se abrieron de par en par y mis labios se cubrieron con una mezcla de sorpresa y diversión. No pude evitar reír mientras trataba de contenerme. Estábamos sentados en una de las bancas del campus, disfrutando de nuestros helados y riéndonos de las ocurrencias de Foggy.
-No hay forma de que eso pase - respondí entre risas, todavía incrédula ante su afirmación.
-¡Es verdad! - Foggy exclamó, su entusiasmo era contagioso. Parecía estar lleno de emoción y felicidad.
-¿Con quién? - Cuestionó Matt con una sonrisa en su rostro.
-Con la chica que hace clases en artes - respondió.
Matt rió suavemente y negó con la cabeza, parecía estar disfrutando de la conversación igual que nosotros. Era un momento despreocupado, alejado de las tensiones. Solo éramos amigos, compartiendo un momento de alegría y amistad en medio del caluroso día de verano.
-No puedo seguir escuchando tus estupideces, lo siento - dije con una sonrisa, mientras me levantaba de la banca. Foggy se encogió de hombros y rió, entendiendo mi comentario en tono ligero.
-Oh, no, tú no te vas - dijo Foggy, interrumpiendo mi intento de retirarme. Me miró con una sonrisa traviesa, y supe que había algo más en juego.
-¿Por qué no? - pregunté, riendo suavemente, aunque sin comprender del todo la situación. Había pasado todo el día fuera y solo quería darme una merecida siesta.
-Porque irás a cenar con nosotros, además, tenemos un regalo para ti - anunció Foggy con entusiasmo.
Mis cejas se alzaron en sorpresa ante la mención de un regalo. Me dejé llevar por la curiosidad y acepté la invitación. Decidimos dirigirnos hacia aquel cuarto, donde supuestamente me esperaba una sorpresa.
Antes de llegar, Foggy colocó sus manos sobre mis ojos, impidiendo que pudiera ver el camino. Sentí una mezcla de emoción y anticipación mientras caminaba con precaución, tratando de no tropezarme en el proceso.
-Eres un asco guiando, ¿Te lo habían dicho?- le dije en tono juguetón, tratando de ocultar mi emoción creciente.
-Matt sí me lo había dicho-respondió Foggy con una risa contagiosa, seguido por la risa de Matt que venía detrás de nosotros. De repente, sentí como Foggy chocaba con algo y me detuve, esperando a que me revelara la sorpresa.
Después de unos segundos de anticipación, Foggy retiró sus manos de mis ojos, revelando lo que estaba frente a mí. Mis ojos se abrieron de par en par al ver una cama decorada con luces de navidad era una decoración bastante improvisada, pero bella. Era evidente que habían hecho un esfuerzo para crear un ambiente acogedor y especial.
-Feliz primer mes completamente limpia- Susurró el mayor.
-No puede ser- murmuré mientras observaba la sorpresa ante mí. No pude contener la emoción que brotó en mis ojos, cristalizándolos levemente. Foggy sostenía una radiante sonrisa en su rostro mientras continuaba hablando.
-Eres nuestra nueva compañera de cuarto-dijo Foggy, anunciando con orgullo y alegría lo que habían preparado. Me tomó un momento procesar sus palabras y la magnitud de su gesto.-¿Te gusta?- preguntó Foggy, buscando mi aprobación.
Me giré hacia ellos, encontrando a Matt sosteniendo su bastón a un lado, con una pequeña sonrisa en su rostro. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras los miraba a ambos, abrumada por la calidez y el amor que emanaban.
-Chicos..- balbuceé, luchando por encontrar las palabras adecuadas. Matt y Foggy significaban más para mí de lo que podían imaginar.
-Oye, no llores- bromeó Foggy, tratando de aligerar el ambiente. Rápidamente, restregué mis ojos y dejé escapar una risa, emocionada y agradecida por el hermoso gesto que habían hecho por mí. No tardé en abrazarlos a ambos con fuerza, sintiendo el amor y la calidez que irradiaban.
Finalmente, había encontrado mi hogar en la amistad incondicional de Matt y Foggy. Aquel lugar donde podía ser yo misma sin reservas y sentirme amada y aceptada. Era un regalo que no podría agradecer lo suficiente.
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Me encontraba en total silencio, escuchando atentamente al hombre que hablaba en la sesión de rehabilitación. Foggy estaba a mi lado, compartiendo la misma atención y apoyo. A medida que su relato llegaba a su fin, la mujer a cargo de la charla amablemente preguntó si alguien más deseaba compartir.
Miré a Foggy, quien me observaba con expectación. Tomé una decisión y levanté lentamente mi brazo, indicando que quería hablar. Me puse de pie y caminé hacia el podio, sintiendo cómo el lugar parecía más grande de lo habitual desde esa perspectiva.
Mis manos comenzaron a sudar, reflejando mi nerviosismo interno. Mantuve la mirada al frente y busqué la mirada de Foggy, quien me sonrió con orgullo, asintiendo en señal de apoyo. Ese gesto fue justo el impulso que necesitaba.
-Mhm, hola-murmuré, acercando el micrófono a mis labios. El saludo fue correspondido por el resto de personas en la sala, algunos con sonrisas alentadoras, otros prestando atención con interés. Cerré los ojos por un momento, tomando una respiración profunda para tranquilizarme.
Me llamo _____, y soy adicta
Chapter 14: Mártires
Chapter Text
Narra ____
Las palabras de Foggy seguían retumbando en mi mente, repitiéndose una y otra vez como un eco doloroso. Sentía cómo mis emociones se agitaban dentro de mí. Las lágrimas brotaron de mis ojos, deslizándose por mis mejillas mientras soltaba un sollozo ahogado. No podía creer que Foggy se hubiera ido, que nuestra amistad se hubiera desvanecido de esa manera. Un sentimiento abrumador de pérdida y tristeza me invadió por completo.
Mis pensamientos se llenaron de recuerdos de los momentos compartidos, de risas y confidencias. Pensé en todas las veces que habíamos estado ahí el uno para el otro, superando obstáculos juntos. Pero ahora, todo eso parecía desvanecerse en un instante.
Las lágrimas continuaron fluyendo, y me aferré a la almohada como si fuera mi único consuelo. Sentía un profundo vacío en mi corazón, como si hubiera perdido una parte importante de mí. La ausencia de Foggy resonaba en cada rincón de mi ser, recordándome lo que había perdido.
En medio de mi dolor, una pregunta persistía en mi mente: ¿Sería esto para siempre? ¿Habría alguna posibilidad de reconciliación, de recuperar nuestra amistad? Pero en ese momento, esas respuestas parecían lejanas e inciertas.
Suspiré, dejando escapar toda la tristeza y la frustración que me embargaban. Aceptar que las cosas habían cambiado, que nuestra amistad había sufrido un quiebre, resultaba difícil de asimilar.
Cerré los ojos, permitiendo que el silencio de la habitación me envolviera.
Pude sentir cómo un extremo de la cama se hundía suavemente bajo el peso de alguien. Sin necesidad de abrir los ojos, supe que era Matt. Sus brazos rodearon mi cuerpo con una ternura reconfortante, como si quisiera protegerme de todo el dolor que me embargaba en ese momento.
Mis lágrimas caían sin cesar, mojando la almohada a medida que intentaba contener los sollozos que amenazaban con escapar de mi garganta. Sentía el dolor punzante en mi pecho, como si mi corazón estuviera siendo aplastado por el peso de la pérdida.
Matt acariciaba mi cabello con suavidad, sus dedos se deslizaban con delicadeza entre los mechones mientras me susurraba palabras de consuelo que se perdían en el silencio de la habitación.
Intenté reprimir los sollozos que amenazaban con escaparse de mi pecho, pero era inútil. El dolor y la tristeza se desbordaban dentro de mí, manifestándose a través de cada lágrima que caía. Parecían haber pasado horas desde que me sumergí en este mar de emociones, pero las palabras de Foggy resonaban en mi mente con la misma intensidad que al principio.
Mientras Matt continuaba acariciando mi cabello, abrí los ojos lentamente y lo miré. Sus mejillas revelaban la huella de sus propias lágrimas, una muestra de que también había sufrido por esta separación. En ese momento, recordé que no estaba sola en este dolor.
-Matty..-susurré con la voz entrecortada, sintiendo la necesidad de expresar mi amor y comprensión hacia él. Mis manos buscaron su rostro, sujetándolo con ternura. Luego, lo abracé con todas mis fuerzas, aferrándome a su cuerpo como si fuera mi ancla, buscando su protección y consuelo en ese momento de desolación.
En aquel abrazo, sentí el calor de su cuerpo, la suavidad de su piel y la fuerza de su presencia. Era un recordatorio de que, a pesar de la tormenta que atravesábamos, no estábamos solos. Nos teníamos el uno al otro para enfrentar el dolor.
Permanecimos en silencio, envueltos en ese abrazo reconfortante, compartiendo nuestras emociones sin necesidad de palabras. Nuestros corazones latían al unísono, como si el vínculo que nos unía se fortaleciera aún más en ese momento de vulnerabilidad.
FlashBack
-¡Tengan cuidado, soy el ciego Matt Murdock!- exclamó Foggy mientras jugaba con el bastón de Matt. Yo caminaba detrás de ellos, riendo a carcajadas. Estábamos bastante ebrios, y en ese momento, todo parecía una gran diversión.
-La mayoría solamente dice 'Matt Murdock'- respondió Matt entre risas, tomando nuevamente su bastón entre sus manos.
-¿Acaso me parezco a la mayoría?- preguntó Foggy con una sonrisa pícara.
-No sé, no puedo verte- bromeó Matt.
-Bueno, en ese caso, Foggy no se parece a la mayoría-agregué con complicidad, haciendo que los tres soltáramos una risa contagiosa.
-En este momento, eso puede ser algo bueno- Comentó el de cabello largo
-Oh Dios, deberíamos estudiar- suspiró Matt, dejando escapar una pizca de responsabilidad en medio de la diversión.
-Eres un aguafiestas, Murdock-respondí entre risas, dándole un leve empujón amistoso.
-Te vas a graduar con los más altos honores, puedes tomarte una noche libre, ñoño- agregó Foggy, apoyando mi postura y dejando claro que esa noche era para disfrutar y olvidarnos de las preocupaciones académicas.
-¡Te habrías graduado igual si te tomaras menos noches libres!- se defendió Matt, riendo y aceptando la realidad de nuestros estilos de vida distintos.
-Touche- respondí con una sonrisa, reconociendo la verdad en sus palabras.
-El punto es que tú y yo vamos a ser honorables miembros de la profesión legal, y _____ será una gran policía.- afirmó Nelson con convicción.- Los grandes... ¿Cómo se dice abogado en portugués?
-¿Portugués? Creo que es 'Advogados'- respondí, recordando mis conocimientos de idiomas.
-¡Los grandes Avocados!- exclamó Foggy con entusiasmo, pronunciando de manera divertida la palabra. No pude evitar estallar en risas ante su ocurrencia.
-Foggy, 'avocado' es una fruta- le expliqué aún entre risas.
-Es un vegetal- se encogió de hombros Foggy, manteniendo su humor juguetón.
-¿Ves? Eso te pasa por tomar Punyabi en lugar de portugués conmigo, solo para seguir a una chica- bromeé mientras le daba un golpecito juguetón en el hombro.
-¿Qué? ¡No! El Punyabi es el idioma del futuro, de los negocios. En unos años, todos lo estaremos hablando- afirmó Foggy de forma convincente, aunque claramente en tono de broma. Acto seguido, fingió un llanto de bebé, haciendo una mueca exagerada. -Y ella era tan guapa, ¡tan guapa!-añadió con un toque de teatralidad.
-Tranquilo, ya va a pasar-lo consolé, abrazándolo y golpeando suavemente su espalda en un gesto de amistad.
-¿Y a ti qué tal te fue con el profesor de literatura?- preguntó con una sonrisa traviesa, mientras subía y bajaba sus cejas de manera sugerente. Yo reí y suspiré, restándole importancia.
-Sí, eso no resultó muy bien-respondí encogiéndome de hombros.
-¿Y tú, Matt? ¿Y tu chica Elektra? Me gustaba ella, muy bonita- comentó Foggy con un brillo de curiosidad en sus ojos.
-No funcionó- admitió Matt con una sonrisa melancólica. Era evidente que había una historia detrás de esa relación fallida, pero era mejor evitarla momentáneamente.
-¿Y cuándo ha funcionado entre ustedes dos?- añadió Foggy con complicidad.-Yo creo que se están desperdiciando y deberían estar juntos.
Guardamos silencio durante un momento, dejando que sus palabras flotaran en el aire. Había algo de verdad en su comentario, pero también sabíamos que nuestras vidas amorosas eran un territorio más complicado.
Nos echamos a reír, dejando a un lado las complicaciones románticas por un momento.
-Oh no, aquí vamos de nuevo.-bromeé mientras abrazaba a Foggy de vuelta, sabiendo que esta conversación recurrente no tendría una conclusión clara.
Luego, Matt mencionó que quería sentarse y descansar un poco. Señalé la escalera cercana y juntos nos acomodamos con lentitud en los escalones. Desde allí, se podía apreciar una hermosa vista de la ciudad. Sonreí levemente mientras me tambaleaba un poco, disfrutando de la compañía de mis dos amigos más cercanos en ese momento.
-¡Después vamos por unas hamburguesas y más alcohol! - exclamó Foggy emocionado. Me giré hacia Matt, esperando su respuesta.
-¿Qué tal solo las hamburguesas? - sugirió Matt con una sonrisa.
-¡Debilucho!
Al cabo de unos segundos, la curiosidad comenzó a invadirme y me fue inevitable realizar aquella pregunta. El aroma de la cerveza flotaba en el aire mientras Foggy sostenía una lata entre sus manos. Con cautela, le quité la lata sin que se diera cuenta, y dirigí mi mirada hacia Matt, esperando su respuesta.
-Oye, Matt, ¿sientes que estás mareado? ¿Puedes sentirlo aunque no puedas ver? - inquirí, dejando que mis palabras se mezclaran con los sonidos de la ciudad que nos rodeaba.
Matt reflexionó por un momento antes de responder, sus palabras resonaron en el ambiente mientras el viento acariciaba suavemente nuestros rostros.
-Sí, lo siento. Es por el equilibrio, no son los ojos. El líquido en el oído interno se mueve y no puede nivelarse, o algo así - explicó, sus palabras llevando consigo una mezcla de conocimiento y cierta dosis de incertidumbre.
Foggy parecía genuinamente sorprendido por la revelación de Matt, sus ojos reflejaban asombro mientras su mente procesaba la información.- Yo pensé que no podías sentir los mareos - comentó, dejando escapar un ligero asombro en su tono de voz.
- Creo que es peor incluso, porque mis sentidos son..-Matt pareció pensar su respuesta por un instante, y antes de que pudiera completarla, interrumpí con entusiasmo.
-¿Delicados? - propuse, completando la frase por él. Matt asintió, una sonrisa juguetona se dibujaba en su rostro mientras nuestras palabras se entrelazaban con el ambiente nocturno.
-Puede ser - afirmó, dejando que sus palabras se perdieran en el aire.
-Un brindis por los sentidos delicados de Murdock - levanté un poco aquella lata de cerveza antes de darle un gran trago. Matt reía a mi lado y no dudó en sujetar mi muñeca con suavidad y diversión, evitando que continuara bebiendo.
-¿Chicos? - oí la voz de Foggy, interrumpiendo nuestro momento de camaradería. Volví mi mirada hacia él con una sonrisa, lista para escuchar lo que tenía que decir.-Seremos los mejores. Nelson, Denbrough y Murdock. Inseparables, como una maldita banda - pronunció Foggy con convicción, mirando alternativamente a Matt y a mí. Sus palabras resonaron en el aire, llenándolo de un sentido de lealtad y amistad.
-Pero las bandas se separan - respondí con un matiz de melancolía. Foggy volvió su mirada hacia nosotros, con una gran sonrisa iluminando su rostro, y se encogió de hombros con una expresión despreocupada.
-Nosotros no
Fin Flashback
-¿_____? - logré oír desde el otro lado de la habitación. Rápidamente me moví de mi lugar y volví a la cama, pues durante el transcurso de la mañana había ido por un vaso de agua.
-Estoy aquí - murmuré acercándome a Matt con preocupación. Noté de inmediato que su herida estaba abriéndose nuevamente, a lo cual negué para mí misma, tratando de mantener la calma. - Espera aquí.- Caminé hasta el cuarto de baño en busca del botiquín y, al encontrarlo, regresé a la habitación. Comencé por desinfectar la herida y, al finalizar, no tardé en comenzar a suturar. Matt soltaba pequeños quejidos, indicando que el dolor era cada vez más agudo.- ¿Estás bien? - le pregunté con preocupación, mirándolo fijamente.
-¿Hablas de la sutura? - cuestionó Matt, tratando de desviar la atención del dolor. Volví mi mirada a él, suspirando con cierta resignación.
-Hablo de ti, Matt. Te preocupas más por los demás que por ti mismo.
-Siento lo mismo que tú - Murmuró con sinceridad.
-Debes descansar y no hacer ningún movimiento en lo absoluto. Realmente tienes que calmarte, o la próxima vez, estaré suturando un cadáver - añadí con cierto tono de advertencia, intentando hacerle entender la gravedad de la situación. Al terminar de suturar, cubrí cuidadosamente la gran herida, asegurándome de protegerla de cualquier infección. Mantuve mi mirada en Matt, preocupada por su bienestar.- Como sea, vas a tener que conseguir algún tipo de armadura o protección adicional. No puedo permitir que te lastimes de esta manera una y otra vez - le dije con determinación, sabiendo que era necesario tomar medidas para salvaguardar su vida.
-Cuando Fisk me atacó en la bodega, le hice un corte en la chaqueta - explicó Matt, recordando el enfrentamiento.
-¿Un corte? - pregunté, interesada en los detalles.
-La verdad es que no logré hacerle daño. Fisk llevaba una especie de armadura en el interior. Era liviana y resistente, no se parecía a nada que haya visto antes.-Suspiré, entendiendo la situación.
- Eso es lo que compras cuando tienes todo el dinero del mundo. Deberías considerar conseguir un escudo, tal vez. -Matt negó con la cabeza antes de responder.
- No sé luchar con escudo
- Bueno, siempre puedes aprender. Estoy segura de que encontrarás la manera de adaptarte.- Matt sonrió ligeramente ante mi comentario, parecía haberse animado un poco. Antes de que pudiera realizar cualquier otra acción, me tomó de la mano y me atrajo hacia su cuerpo, envolviéndome en un abrazo cálido. Con suavidad, apoyó su rostro en mi vientre, como buscando consuelo en ese gesto.
Instintivamente, pasé mis manos por su cabello y acaricié su cabeza con ternura. Podía sentir el peso de sus preocupaciones y la tensión en su cuerpo. Me quedé allí, abrazándolo, transmitiéndole mi apoyo silencioso.
Murdock se sumió en un breve silencio antes de hablar, su voz estaba cargada de pensamientos y emociones.
-Pensé que esa vez, cuando descubriste quién soy realmente, nunca volverías.
- Sí, también lo pensé - respondí, deteniendo mis caricias y desviando la mirada hacia otro lugar. Murdock parecía querer entender el motivo de mi regreso, y su pregunta resonó en la habitación.
-¿Por qué volviste?..
-Porque no podía quedarme de brazos cruzados, viendo cómo día tras día salvabas vidas y protegías a las personas. Pero también estaba la otra cara, aquellos que disfrutaban arrebatándolas, incluso algunos de mis propios compañeros estaban involucrados en esto, Matt. Volví porque si no lo hacía, me convertiría en una cómplice silenciosa de esa violencia - respondí con determinación. Luego, llevé lentamente una de mis manos a su rostro, acariciando con delicadeza cada hematoma y herida que marcaban su rostro. - Volví porque te amo, Murdock. Eres el hombre que esta ciudad creó, para bien o para mal..
Las palabras parecieron atorarse en la garganta de Murdock mientras su rostro reflejaba una mezcla de emociones. Después de un breve momento, finalmente pudo articular su siguiente pregunta.
-¿Crees que algún día vaya a detenerme?
-No, no creo que vayas a detenerte, al menos no mientras exista alguien como Wilson Fisk en esta ciudad. Pero siempre habrá algo o alguien que desafíe tus ideales y ponga a prueba tus límites, ¿no es así? Siempre habrá batallas que luchar..-hice una breve pausa- Cuando era pequeña asistía a catequesis. La verdad, no recuerdo mucho, pero sé algo, Matt..los mártires, los santos y los salvadores..siempre terminan igual.
Murdock parecía escuchar con atención mis palabras.
-Debo..salir un momento. Iré con el padre Lantom..
Decidí no oponerme a su decisión de salir, a pesar de la hora temprana. Sabía que necesitaba encontrar consuelo y respuestas, y si eso significaba buscar al padre Lantom, no iba a detenerlo. Asentí con suavidad, respetando su necesidad de buscar refugio en la fe.
Una vez Murdock salió de la habitación, me quedé a solas, sumida en mis pensamientos.
Narra Matt
Me encontraba sentado en uno de los bancos de la iglesia, sumergido en mis pensamientos más oscuros. La quietud del lugar y la ausencia de fieles me brindaban cierta paz en medio del torbellino emocional que me consumía.
El padre Lantom se acercó a mí, rompiendo el silencio sagrado que envolvía el lugar. Reconocí su voz amable y reconfortante mientras me dirigía a la confesión. Negué con la cabeza, sintiendo que no era el momento adecuado para abrir mi alma ante Dios.
-¿Café?- preguntó el padre Lantom, intentando ofrecerme un gesto de hospitalidad. Sin embargo, rechacé cortésmente su oferta, consciente de que necesitaba tener la mente clara y enfocada en aquel momento crucial.-Tal vez sea mejor.-admitió, reflexionando sobre su propia ingesta de café. -Ya me tomé cuatro tazas, descafeinado, pero aún le queda algo de cafeína que no le pueden quitar. Algunas cosas están demasiado arraigadas, supongo-. Sus palabras resonaron en mi mente, recordándome que ciertos patrones y hábitos son difíciles de eliminar por completo.
Desvié mi atención hacia el asunto que me había llevado a buscar la guía del padre Lantom anteriormente. Era una situación dolorosa, llena de fracasos y decepciones. Me tomé unos segundos para recoger mis pensamientos antes de responder.
-No lo maté - mencioné con determinación, dejando un breve silencio en el aire. - Pero lo intenté.- El padre Lantom captó el peso de mis palabras y planteó una pregunta perspicaz.
- ¿Y estás decepcionado por no haberlo logrado, o tal vez un poco aliviado?- preguntó con delicadeza, dejando que las palabras fluyeran en el aire, esperando mi respuesta.
-¿Recuerda a ____?
-Por supuesto..es tu novia
-Ella piensa que terminaré como los santos..
-¿Tú crees eso?.- Mi mirada se desvió hacia el suelo, mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas ante aquella pregunta.
-No me asusta morir.-admití con simpleza y sinceridad. -Nunca le temí a la muerte... pero me aterra dejarla sola, sin protección- Sentí un nudo en mi garganta, el pensamiento de _____ enfrentando peligros y sufrimientos debido a mi doble vida me llenaba de angustia.
El padre Lantom escuchó atentamente mis palabras, sus ojos reflejando compasión y empatía. Extendió su mano y la posó suavemente sobre mi hombro, transmitiendo su apoyo silencioso.
-¿Sabe lo que hago? ¿Quién soy? - pregunté al padre Lantom, buscando respuestas más allá de las obvias.Su rostro reflejaba una combinación de comprensión y curiosidad. Parecía estar considerando cuidadosamente sus palabras antes de responder.
-En el sacramento de la confesión, te dije: no tienes que preocuparte... - comenzó a decir, pero lo interrumpí rápidamente.
-No es lo que pregunté - le aclaré, deseando que fuéramos más allá de las formalidades. El padre Lantom asintió y reflexionó brevemente antes de continuar.
- Sí, Matt, no soy idiota. Tengo una muy buena idea de quién eres y de lo que haces. Pero cómo lo haces..eso no lo sé.-Asentí, agradecido de que entendiera lo que realmente estaba buscando.
-Tuve un accidente, cuando era niño - compartí, recordando los eventos que cambiaron mi vida para siempre. - Creía que era la voluntad de Dios, que me había dado estas habilidades especiales por alguna razón.-El padre Lantom parecía interesado en mi explicación, y su respuesta fue cautelosa.
- ¿Lo creías?.-Me tomé un momento para reflexionar sobre su pregunta, reviviendo aquellos momentos de mi infancia. - Sí, en ese entonces lo creía. Creía que el Creador nos había dotado a cada uno de nosotros con un propósito, una razón de ser única..¿entonces por qué puso al diablo en mí? ¿Por qué lo siento en mi corazón y en mi alma, desgarrándome para poder salir, si acaso eso no es parte del plan de Dios? - pregunté con un tono de frustración y confusión. El padre Lantom se tomó un momento para meditar mis palabras, su mirada compasiva reflejando la profundidad de mi conflicto interno.
-Tal vez te están llamando a convocar a los ángeles buenos de tu naturaleza - respondió con calma. - Tal vez esa lucha que sientes en tu interior es una invitación para canalizar tus dones en una dirección positiva.-Sus palabras resonaron en mi mente, mientras trataba de comprender el propósito detrás de mi constante batalla interna.
-¿Y cómo sabe que los ángeles y el diablo dentro de mí no son lo mismo? - cuestioné, desafiando la noción de que estas fuerzas opuestas no pudieran coexistir en mí.
El padre Lantom reflexionó antes de responder, demostrando una vez más su sabiduría y apertura de mente.
-No lo sé, Matt. No puedo afirmar con certeza los designios de Dios en tu vida. Sin embargo, te diré esto: nada conduce tan rápido a las personas a la iglesia como el pensamiento de que el diablo está tras sus pasos. Tal vez ese fue el plan de Dios todo el tiempo, al crearte y permitir que cayeras en desgracia, para que te convirtieras en un símbolo al cual temer, una advertencia para todos, para seguir el camino recto.
Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, y una sensación de claridad comenzó a surgir en medio de mi confusión -Entiendo tus preocupaciones, Matt.- dijo con voz serena. -El amor que sientes por _____ es valioso para ti. Es natural que quieras protegerla de cualquier daño. Pero debes recordar que no puedes llevar el peso de todas las acciones de los demás. No eres responsable de la maldad en este mundo, y no puedes controlar completamente el destino del resto.
Tomé aire profundamente, dejando que sus palabras se hundieran en mi conciencia. Sabía que tenía razón, pero era difícil deshacerme de la carga de responsabilidad que sentía.
-Sé que tiene razón, padre.-admití con gratitud. -Pero en esta lucha que enfrento, en esta batalla por la justicia, siempre hay riesgos. Y esos riesgos pueden afectar a las personas que amo. No puedo evitar sentirme responsable por eso.
El padre Lantom apretó suavemente mi hombro, irradiando calidez y comprensión. -Matt, todos tenemos miedo de perder a aquellos a quienes amamos. Es un miedo humano y comprensible. Pero debes encontrar un equilibrio entre tu misión y tu vida personal. Asegúrate de que _____ comprenda los peligros que enfrentas, pero también confía en su fuerza y en su capacidad para enfrentarlos a tu lado.-Asentí, sintiendo cómo su toque reconfortante parecía aliviar un poco la tensión en mi pecho.
-Gracias, padre.-expresé sinceramente, sabiendo que mi camino no sería fácil, pero sintiéndome fortalecido por las palabras y la guía del padre Lantom.
Retorné a casa luego de aquella extensa conversación. Mientras _____ dormía plácidamente en la cama, pude percibir los rastros de lágrimas en sus mejillas. Su cuerpo tranquilo y sereno contrastaba con el torbellino de pensamientos y emociones que me consumían. Me deshice de mis prendas y me quedé en ropa interior, sentándome en el centro de la sala en un intento de encontrar un momento de paz y meditación.
Traté de calmar mi mente, pero pronto fui invadido por los recuerdos vívidos y dolorosos. La voz amenazante de Fisk resonaba en mis oídos, los golpes que intercambiamos, los cortes que intenté infringirle en vano. La frustración se apoderó de mí, sabiendo que no había logrado herirlo, que mi intento de detenerlo había sido en vano.
Un suspiro escapó de mis labios, cargado de frustración y rabia contenida. Me levanté y me acerqué a la caja donde guardaba mi equipo. Mis manos se deslizaron por la superficie fría del material, sintiendo la textura familiar que me brindaba cierta sensación de seguridad.
Volví una vez más en dirección a _____, cuyo sueño tranquilo me recordaba la importancia de protegerla. Sabía que mi vida como vigilante la ponía en peligro, y el pensamiento de que pudiera resultar herida por mi causa me atormentaba.
Tomé una decisión en ese momento. Me retiré de la sala, dejando atrás los pensamientos oscuros y las dudas. Sabía que mi lucha contra el crimen no era solo por mí, sino también por aquellos a quienes amaba y quería proteger. Me preparé mentalmente para enfrentar los desafíos que vendrían y me dirigí hacia la ventana, listo para tomar las calles de Hell's Kitchen una vez más.
-¡Aléjate! - gritó el hombre desesperado mientras disparaba a ciegas, su rostro reflejando pánico. Subió rápidamente las escaleras de emergencia, tratando de llegar al tejado de un edificio cercano. Aproveché ese momento de pausa cuando miró hacia atrás y le propiné un golpe contundente en su rostro. Cayó al suelo junto con su arma, intentando agarrarla en vano. Coloqué mi pie sobre su mano, ejerciendo una presión firme.
-Realmente no estoy de ánimo esta noche... - comenté con frialdad, mostrando mi descontento.
-Tranquilo amigo, tranquilo - el hombre jadeaba con fuerza, agotado por la carrera. Pateé su arma, dejándola caer al vacío desde el borde del edificio. - No tenemos que hacer esto - dijo mientras extendía una mano en señal de paz.
-Si sacas el cuchillo de tu bota, te rompo la pierna. Si sacas el arma de tu cinturón, te arrojo del techo. ¿Está claro? - mi voz estaba llena de determinación.
-Sí, sí, amigo, está bien... - tartamudeó, intentando ponerse de pie con dificultad. Antes de que pudiera lograrlo, mi puño impactó con fuerza en su nariz, haciéndolo caer de espaldas al suelo.
-No dije que te levantaras - sentencié.
-¿Por qué me estás golpeando? - el hombre llevó rápidamente sus manos hacia su nariz, intentando contener la hemorragia provocada por los golpes. - No he hecho nada.
-No se trata de ti, quiero información - respondí con voz firme.
-¿Qué parezco, una maldita biblioteca pública? - protestó, tratando de evadir mis preguntas. Ante su desafío, mi puño volvió a impactar contra su rostro, intensificando su dolor.
-Vamos... - murmuré, mostrando mi impaciencia que aumentaba rápidamente.
-Cielos, ¡está bien! ¿Qué quieres saber? ¡Mierda! - exclamó, resignado ante la situación de violencia.
-Fisk...
-No sé dónde está, lo juro - respondió con prisa, tratando de desviar la atención.
-Esa no es la pregunta. Fisk utiliza un tipo de blindaje, liviano pero resistente. ¿Dónde lo consigue? - insistí, presionándolo en busca de la información que necesitaba.
-¿Cómo diablos voy a saberlo? - respondió con frustración, dejando claro que no tenía acceso a esa información.
-Entonces no me sirves - lo tomé de la chaqueta, arrastrando su cuerpo rápidamente hasta un extremo del edificio. Su rostro reflejaba el miedo y la desesperación mientras intentaba encontrar una respuesta que me fuera útil.
-¡ESPERA! ¡ESPERA! - gritó, tratando de ganar algo de tiempo. - Chaleco antibalas, ¡chaleco antibalas! Creo que tal vez conozca a un tipo...
-Dame su nombre... - exigí, con impaciencia y determinación.
-M... Melvin Potter - pronunció el nombre con dificultad, como si fuera un último intento por salvarse.
Solté al hombre, dejándolo ileso en el tejado del edificio.
El nombre de Melvin Potter me resultaba familiar, pero no lograba recordar dónde había escuchado hablar de él.
Después de localizar su hogar, me adentré en su taller, un espacio amplio lleno de herramientas y materiales. Rápidamente me despojé de mis guantes y toqué una tela resistente que despertó mi curiosidad. Sin embargo, mi atención se desvió cuando escuché la puerta del garaje abrirse, alertándome de la posible presencia de alguien más.
Me oculté de inmediato, moviéndome sigilosamente para evitar ser detectado por aquel hombre mientras caminaba hacia su mesa de trabajo. Me mantuve a una distancia segura, observándolo detenidamente. Después de unos segundos, se giró.
-No deberías estar aquí - dijo, con un tono de advertencia.
-¿Trabajas para Fisk? - pregunté, acercándome lentamente hacia él. Sin embargo, se mantuvo en silencio, lo que me hizo sospechar aún más. - Te hice una pregunta - insistí, mientras continuaba avanzando. En un instante, él se lanzó hacia mí, intentando atacarme.
Rápidamente, reaccioné, propinándole una fuerte patada en una de sus piernas y luego en su rostro. Sin embargo, sentí cómo la herida en mi costado se abría de nuevo, provocando un dolor agudo. Aprovechando mi desorientación, Melvin tomó mi cabeza y la golpeó contra la mesa, dejándome aturdido. Intenté liberarme, pero él me levantó agarrándome del cuello con fuerza.
-N... No deberías estar aquí - repitió, lanzándome al suelo. Luché por levantarme, pero Melvin rápidamente se abalanzó sobre mí, agarrándome por los hombros. Actuando con rapidez, golpeé su rostro repetidamente y luego le di una patada en el pecho, haciéndolo caer. Sin embargo, se levantó rápidamente, pasando una mano por su nariz ensangrentada. Al ver la sangre, su expresión se volvió más desquiciada mientras se acercaba nuevamente a mí.
-Eso no fue muy amable - murmuró, arrojando un disco de corte en mi dirección. Con agilidad, logré esquivarlo y me abalancé sobre él, agarrando su brazo en un intento de detenerlo. Sin embargo, mis esfuerzos resultaron inútiles.
Melvin me lanzó contra una de las mesas, golpeando mi rostro con fuerza. Luego, tomó unas cadenas cercanas y las colocó alrededor de mi cuello, intentando asfixiarme. Desesperadamente, me giré y le propiné una patada en el rostro, logrando liberarme y quitándome las cadenas rápidamente. Acto seguido, envolví mi brazo alrededor de su cuello, comenzando a estrangularlo. Justo cuando Melvin estaba a punto de perder el conocimiento, lo solté, dejándolo caer al suelo.
Solté fuertes quejidos mientras tocaba mi costado herido, el dolor se hacía cada vez más intenso.
-Tu no deberías estar aquí - oí su voz sollozante, lo que me preocupó aún más. - El señor Fisk estará furioso, la lastimará.
-¿A quién lastimará? - pregunté, acercándome lentamente a él. Sus lágrimas caían sin control. - ¿Melvin? ¿Ese es tu nombre, verdad? Melvin Potter.
-¿Cómo lo sabes? - balbuceó entre sollozos.
-Dime, ¿a quién va a lastimar Fisk, Melvin?
-Betsy - respondió con voz temblorosa. Me arrodillé a su lado, prestando atención a cada una de sus palabras.
-¿Quién es Betsy?
-Ella es buena, ella me ayuda cuando me confundo - sollozó.
-¿Por qué Fisk querría lastimarla?
-Nadie puede entrar aquí al taller a menos que él lo traiga - sus palabras salieron entrecortadas.
-¿Entonces trabajas para Fisk? - inquirí, tratando de comprender su situación.
-Yo... Yo dije que no cuando él preguntó. Dije que no. A Betsy no le gustaría. Ella quiere que sea bueno y tengo que serlo, así que fabrico cosas. Soy bueno haciendo cosas.
-Lo siento, Melvin - susurré, colocando una mano en su espalda en un intento de consolarlo y calmar su llanto. - Fisk también ha lastimado a personas que me importan. Entiendo lo que se siente preocuparse por ellas y querer protegerlas. De cierta forma, también tengo a una "Betsy" en mi vida...
-¿Tú también trabajas para él?- negué ante su pregunta, dejando en claro mi posición.
-No, no trabajo para Fisk. Quiero detenerlo, evitar que lastime a más personas..puedo protegerte a ti y a Betsy - respondí con determinación.
Melvin pareció intrigado por mi respuesta y se acercó para examinar la tela que sostenía en mis manos.
-¿Hiciste un traje con esto? - pregunté, curioso por sus habilidades.
-Sí, hice varios trajes utilizando esa tela. Son resistentes y proporcionan protección - respondió Melvin, mostrando cierta satisfacción por su trabajo
.-¿Puedes hacer algo para mí con esto?
-¿Tú quieres un traje?..¿Como el del señor Fisk?
- No, no, quiero algo muy especial. Si haces esto por mi, prometo que sacaré a Fisk de tu vida y mantendré a Betsy a salvo.
-¿puedes hacer eso?
- con tu ayuda, creo que tal vez pueda
-¿Qué quieres que fabrique?
- Un símbolo
Chapter 15: Ella
Chapter Text
Narra _____
Podía sentir la calidez del abrazo de Matt, su presencia reconfortante mientras nos encontrábamos en ese momento íntimo. Cada detalle de su rostro estaba grabado en mi memoria, desde sus suaves rasgos hasta el brillo en sus ojos. Me sentía a salvo en sus brazos, protegida de todo lo que acechaba en el mundo exterior.
Mis palabras brotaron impulsivamente, impulsadas por la necesidad de deshacerme de la tensión que se había acumulado.
-Matt..-Llamé la atención del contrario.-Si vas a decir algo, dilo. Me estás poniendo nerviosa cada vez que abres la boca y no dices nada - murmuré, entrecerrando los ojos mientras buscaba una respuesta en su rostro. Matt lentamente se acomodó en la cama, manteniendo su agarre firme en mi cintura, transmitiendo un sentido de seguridad y conexión.
Finalmente, Matt rompió el silencio, mencionando un encuentro reciente que había tenido con alguien cuyo nombre le resultaba familiar. Mi curiosidad se despertó de inmediato, esperando a que continuara con la revelación.
-¿Cómo se llamaba?
-Melvin, Melvin Potter - completó. Abrí mis ojos con lentitud al oír aquel nombre.
-¿Lo conoces?
-Sí, Melvin Potter. Creo que estuvo en la cárcel, pero salió hace mucho tiempo -Podía sentir la tensión en el aire mientras Matt asentía con suavidad, transmitiendo su comprensión silenciosa. Estaba a punto de cerrar mis ojos y dejar que los pensamientos me invadieran cuando su voz me detuvo, atrapando mi atención una vez más.
-Fui a la oficina y estaba Foggy...
Mis ojos se abrieron un poco más ante esa revelación. Mi corazón latía con cierta expectativa, esperando escuchar más sobre el encuentro entre Matt y Foggy. Murmuré apenas, incapaz de ocultar mi curiosidad.
-¿Y qué pasó? - mi voz temblaba ligeramente, reflejando mi interés y preocupación.
-Ni siquiera me habló - confesó Matt, y traté de reprimir una risa amarga que amenazaba con escapar de mis labios. La decepción en su tono era palpable.
-No sé por qué me lo esperaba - me senté lentamente en la cama, sintiendo cómo la incertidumbre se apoderaba de mí. Me encogí de hombros en un intento de disimular mi desilusión, pero la tensión en mi cuerpo no podía ser ocultada.-¿Cómo lo lleva tu amiga, Karen? - pregunté, desviando la atención hacia otro tema para distraernos momentáneamente de la situación incómoda.
-No muy bien - respondió Matt con sinceridad, y sus palabras resonaron en mi interior.
-Ya veo - asentí, sintiendo cómo la gravedad de nuestras circunstancias se hacía más evidente.
Justo cuando estaba a punto de levantarme de la cama para enfrentar lo que fuera que nos esperaba, mi móvil comenzó a sonar de forma estruendosa, rompiendo el silencio y trayendo consigo una oleada de anticipación.
-Es Brett - dije en voz baja, tomando el teléfono casi de inmediato. Era un recordatorio tangible de que nuestro ritmo de vida no nos permitía descansar, que siempre había peligro y desafíos que enfrentar.- ¿Hola? - contesté rápidamente.
-Te necesitamos en la avenida - la voz de Brett sonaba llena de urgencia y angustia, transmitiéndome un sentido de inminente peligro.
-¿De emergencia? - pregunté con preocupación, frunciendo el ceño mientras el fuerte estruendo de una sirena resonaba en el fondo de la llamada. - Brett, ¿qué está pasando allí?
-Asesinaron a Ben Urich..
Esas simples palabras golpearon como un puñetazo en mi pecho. Dejé de oír cualquier cosa después de eso. Me giré rápidamente hacia Matt, y su expresión reflejaba el mismo dolor y conmoción que sentía yo. Había hablado con Ben hace tan solo unos días, y ahora se había ido.
-Debo irme - murmuré apenas, mi voz estaba cargada de determinación y furia contenida. Tomé rápidamente mi abrigo, pero Matt se levantó y trató de detenerme.
-¿a dónde vas? - su voz reflejaba preocupación y una pizca de temor por lo que estaba a punto de enfrentar.
Fijé mi mirada en él, sintiendo la adrenalina recorriendo mis venas y el fuego de la furia ardiendo en mi interior. Me liberé suavemente de su agarre y le respondí con firmeza.
-Fisk cruzó la línea, Matt. No puedo quedarme aquí de brazos cruzados..
Narra Matt
Tan sólo podía oír el desgarrador llanto de las personas que se encontraban presentes en el funeral, sus sollozos y susurros llenaban el aire, cubriendo la voz del padre Lantom mientras intentaba darle un último adiós a Ben. Karen se encontraba a mi lado, aferrándose a mi brazo en busca de consuelo. Pero alguien faltaba.
Foggy no estaba aquí.
A medida que nos acercábamos al ataúd para presentar nuestras más sinceras condolencias, sentí un nudo en mi garganta. Ben era un incansable defensor de la verdad, y ahora estaba siendo despedido en silencio, sin justicia por su muerte.
Volví en direccion a Karen, su llanto reflejaba el profundo dolor de perder a alguien cercano, y mi corazón sintonizaba con su sufrimiento.
Ella había compartido este último tiempo con Ben, trabajando codo a codo para descubrir la verdad y exponer la corrupción.
A diferencia de yo y ____, Karen había cruzado caminos con Ben hace apenas unos meses. Sin embargo, en ese corto lapso de tiempo habían logrado establecer una buena relación.
Una vez que terminamos de ofrecer nuestras condolencias, nos retiramos del lugar con paso lento y pesado. Caminamos en silencio hacia la oficina, llevando el peso de la tristeza en nuestros hombros. Karen parecía estar completamente desconsolada, y lo entendía.
-Foggy ni siquiera se dignó a aparecer - comentó mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas. - Dijo que surgió algo mucho más importante que el funeral de Ben.-Sacudí la cabeza, sin querer creer lo que insinuaba.
-No creo que lo haya dicho en ese sentido - respondí, tratando de ofrecer un rayo de esperanza. - Tal vez está ocupado con algo urgente, algo que no podía evitar.-Karen guardó silencio durante unos momentos, su mirada se encontraba fija en el suelo.
-Y tampoco fue tu novia - agregó, apenas por encima de un susurro. Caminé lentamente, rozando los dedos contra las paredes como buscando orientación. El peso de la situación me oprimía los hombros.
-Ella se encarga de asegurar la escena - dije, mi voz llena de agotamiento y frustración. - Trata de reconstruir lo sucedido, recopilar pruebas. Es su trabajo.-Karen asintió, comprendiendo las complejidades de la situación. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas una vez más, reflejando su vulnerabilidad y dolor.
-¿Puedo hacerte una pregunta personal, Matt? - finalmente habló, con su voz temblorosa.
Asentí, preparándome para lo que estaba por preguntar.
-¿Realmente la amas? - preguntó, su voz estaba llena de curiosidad y preocupación genuina.
La pregunta me golpeó como una ola gigante, arrastrando cualquier ilusión de negación. Volví en su dirección, buscando las palabras adecuadas, luchando con la intensidad de mis emociones.
-El amor es algo complicado, Karen. No es solo una palabra o un sentimiento pasajero del cual pueda darte catedra ahora mismo. Es algo que va más allá de la lógica y la razón. Y sí, creo que la amo, con cada fibra de mi ser..
Karen escuchó atentamente, absorbiendo cada palabra que pronunciaba.
-¿Por qué preguntas eso? - le pregunté, confundido por la repentina interrogación.
Karen suspiró, mostrando cierta preocupación en su rostro.
-No lo sé, muchas veces ella no está contigo. Generalmente, cuando te ocurren esos accidentes, ella no está presente.
Traté de encontrar una explicación lógica para su comentario.
-Ella es policía, Karen. Tiene responsabilidades y deberes que cumplir. A veces, su trabajo la lleva lejos de mí, pero eso no significa que no se preocupe por mí o que no esté comprometida con nuestra relación.
Karen pareció persistir en su argumento.
-Sí, pero también tienes que considerar que ella te tiene a ti. Si no está dispuesta a estar presente para una relación, entonces, ¿para qué está? .-Sentí una punzada de molestia y defensa por la mujer que amaba.
-¿Qué estás insinuando, Karen? .
Ella se encogió de hombros, pareciendo insegura de sus propias palabras.
-No lo sé, tal vez ella te hace daño. Tal vez no es la persona adecuada para ti.-La incredulidad y el enojo se mezclaron en mi interior.
-Karen, creo que tienes una imagen muy equivocada de _____. No puedes juzgar nuestra relación basándote en suposiciones y momentos aislados. Hay mucho más entre nosotros de lo que puedes ver superficialmente. -Karen bajó la mirada, visiblemente afectada por mis palabras.
-Digo que, tal vez ella no puede protegerte - murmuró Karen mientras se levantaba de su lugar y se colocaba frente a mí.- Están tanto tiempo separados..¿no te has cuestionado el por qué ella sigue ahí?..quizá ya no es amor, Matt..quizá es solo costumbre.- Susurró Karen con un matiz de tristeza en su voz. El eco de sus palabras llenó la habitación, y de repente me sentí alejado de todo lo que solía considerar seguro y reconfortante. - Claro, el amor es importante, Matt..pero también lo es la felicidad y el cuidado mutuo. No puedo evitar notar que cuando están juntos... ella no parece feliz. Ambos eran muy jóvenes cuando comenzaron a salir..y, cómo mujer, puedo decirte que aveces creemos estar enamoradas del único hombre que nos cuida y protege... hasta que maduramos.
Los ojos de Karen brillaban con una mezcla de compasión y preocupación, como si su intención fuera desenterrar mis miedos más profundos. Era como si supiera secretos inconfesables sobre mi relación, revelando verdades incómodas que preferiría dejar en la oscuridad.
En ese momento, cada pequeña grieta en nuestra relación con ___ pareció agrandarse ante mí. Las risas compartidas se volvieron huecas, las muestras de cariño se sintieron forzadas y los momentos de intimidad perdieron su magia. La semilla de la duda había sido sembrada por Karen, y ahora crecía como una maleza invasora, amenazando con ahogar cualquier sentimiento de amor y felicidad.
Mientras Karen hablaba, los recuerdos felices se desvanecían, como fotografías que se descoloran con el tiempo. Cada palabra suya resonaba en mi mente como un eco desgarrador, erosionando mi confianza y socavando los cimientos de mi relación. Me sentí atrapado en una vorágine emocional, desesperado por encontrar la verdad, aunque temiera enfrentarla.
Apreté los labios y fruncí el ceño, intentando procesar sus palabras. Karen siempre había sido directa y honesta conmigo, y sabía que lo decía con buena intención.
Karen, al darse cuenta de mi reacción, se acercó rápidamente y me abrazó con fuerza. Fue un gesto reconfortante, y sentí un destello de gratitud hacia ella por su apoyo incondicional.
Estar en silencio se volvió incómodo, esperaba que Karen dijera más, que explicara su preocupación en detalle, pero las palabras no salieron de sus labios. Permanecimos abrazados durante un tiempo, compartiendo un momento de consuelo mutuo.
Finalmente, me separé de Karen y salí del edificio después de casi una hora. Caminé en dirección al antiguo gimnasio donde mi padre solía entrenar. Las palabras de Karen resonaban en mi cabeza, alimentando mis pensamientos y emociones. Me enfrentaba a una encrucijada, en la que debía reflexionar sobre mi relación con _____.
Me detuve frente al saco de boxeo, acomodándolo antes de empezar a golpearlo con determinación. Cada puñetazo resonaba en el espacio, liberando la frustración y la ira que había acumulado. Un olor familiar inundó mis fosas nasales, pero me negué a prestarle atención, enfocándome en la tarea en cuestión.
De repente, escuché la voz de Foggy detrás de mí, interrumpiendo mi concentración. Su presencia me sorprendió, y dejé escapar un suspiro antes de responder.
-¿Cómo supiste que estaba aquí? - pregunté, sin dejar de golpear el saco.
-Sabía de tus escapadas desde hace un tiempo - respondió Foggy, su tono de voz revelando una mezcla de preocupación y comprensión. - No dije nada porque pensé que tenía algo que ver con tu padre. Ahora lo entiendo.-Continué golpeando el saco con fuerza, canalizando mi energía hacia ese objetivo tangible en lugar de enfrentar las emociones que estaba experimentando.-Pensé que estarías golpeando a personas o haciendo algo por el estilo - comentó Foggy, siguiendo mi ritmo de confesiones.
-Eso es lo que hice. Fui a ver al editor de Ben - le expliqué, sin dejar de golpear. - Karen cree que trabaja para Fisk.-La revelación provocó una pausa en los golpes. Apreté los puños con más fuerza mientras explicaba.-No me acerqué a él. Su esposa y su hijo lo esperaban afuera de su oficina. Iré otra vez mañana por la noche - concluí, sintiendo la tensión acumulada en mi cuerpo. Foggy notó mi agresividad y me ofreció su preocupación y apoyo.
-Parece que tienes problemas de ira. ¿Quieres hablar de ello? - preguntó. Frustrado y aún resentido por su ausencia, respondí con sarcasmo.
-No eres mi sacerdote, Foggy. Si hubieras ido al funeral, lo sabrías.-El silencio llenó el espacio entre nosotros, cargado de emociones no expresadas. Ambos éramos conscientes de que nuestras vidas habían tomado caminos diferentes, y la distancia entre nosotros parecía crecer con cada momento.
-¿cómo está ____?.-Sus palabras reflejaban una mezcla de culpa y preocupación genuina.
-¿Cómo crees que está? - cuestioné de manera abrupta. Suspiré, sintiendo el peso de la situación en mis propios hombros. - Le dije que esta situación, entre tú y yo, era culpa mía - Foggy asintió con lentitud mientras pronunciaba esas palabras. Luego, sorprendentemente, dejó escapar una risa amarga.
Mis cejas se fruncieron ante su risa, sin entender bien su reacción.
-¿Por qué te ríes? - pregunté, confundido.
- Asentí con la cabeza..¿Pudiste notarlo, no?
- Si, lo noté..
-Iba en camino al funeral, pero recibí una llamada de Marci - explicó.
-¿De Marci?
-Sí, ella ha estado ayudándome en secreto, recolectando información sobre los negocios turbios de Landman y Zack. Ha estado haciendo copias de archivos relacionados con sus conexiones con Fisk, y también con Owlsley de Silver y Brent - reveló, consciente de la gravedad de la situación.
-Ben murió, Foggy, porque lo arrastraron a todo esto. ¿Y ahora tú estás haciendo lo mismo con tu ex? - expresé con voz cargada de frustración, golpeando con fuerza una de las mesas cercanas. Foggy bajó la mirada, sintiéndose acusado y consciente de las implicaciones de sus acciones.
-Somos cuidadosos, Matt. No queremos que nadie más salga lastimado - se defendió Foggy, tratando de justificarse.
-Esto tiene que terminar, Foggy. Fisk tiene que ser detenido. No podemos permitir que más personas mueran o sean arrastradas a este peligro. Es mi deber hacer lo correcto - expresé con determinación, mientras me ponía la chaqueta lentamente, preparándome para enfrentar la tarea que se avecinaba.-Tengo que detener esto, antes de que no quede nadie más para enterrar.
-Matt - llamó mi atención, pero seguí caminando decidido hacia la salida del lugar. Sin embargo, su voz sonaba llena de preocupación y urgencia, lo que me hizo detenerme y girar hacia él- ¡Matt! ¡La última vez que te enfrentaste a Fisk, casi pierdes la vida! Incluso más que eso. Si vuelves a perseguirlo con esa máscara, tal vez él acabe contigo, o tú acabes con él, lo que tendría el mismo efecto en alguien tan devoto de su fe como tú.
-¿¡Entonces qué se supone que haga?! ¿Cómo detengo a Fisk? - pregunté con frustración, deseando encontrar una solución que no implicara más sufrimiento ni violencia. Foggy se acercó a mí, antes de expresar su idea.
-Usando la ley, Matt. Tal como nos dijiste a Karen y a mí que hiciéramos. Esa es la forma en que lo venceremos, siguiendo los procedimientos legales y asegurándonos de que Fisk sea llevado ante la justicia - respondió, convencido de su enfoque. Me quedé en silencio, considerando sus palabras. La idea de enfrentar a Fisk desde una perspectiva legal parecía más sensata y menos arriesgada. Sin embargo, dudaba si podríamos lograrlo.
-¿Nosotros? Pensé que Nelson y Murdock había llegado a su fin - mencioné con pesar, recordando cómo nuestras vidas y nuestra asociación habían cambiado.
Foggy bajó la mirada, reconociendo la verdad en mis palabras.
-No hay nada que desee más que poder volver a ser lo que éramos antes, pero no sé si eso es posible - admitió con sinceridad, dejando en claro la ruptura que había ocurrido entre nosotros. Suspiré, sintiendo una mezcla de tristeza y nostalgia por lo que habíamos perdido. Sin embargo, también sentí una chispa de esperanza.
-Tal vez no podamos recuperar lo que teníamos, Foggy, pero podemos encontrar una forma de seguir adelante juntos
Narra _____.
Esa tarde, una sensación de pesar y silencio abrumaba nuestro hogar, sumiendolo en una atmósfera opresiva.
Me encontraba sentada en el sofá, con la mirada perdida en el exterior a través de la ventana. Cada segundo se prolongaba en la angustia de la incertidumbre, mientras las horas parecían desvanecerse sin sentido.
Matt, por su parte, caminaba de un lado a otro de la habitación en silencio, sumido en sus pensamientos. Nuestros espíritus parecían distantes, desconectados el uno del otro, como si el peso de los últimos acontecimientos vividos hubiera creado una brecha entre nosotros. Intentaba comprender lo que estaba sucediendo, buscar una explicación lógica a tanta maldad, pero la confusión y el dolor me embargaban.
A medida que la noche caía, ambos regresamos a la habitación, envueltos en un silencio apesadumbrado. La oscuridad se adueñó del espacio, y me acomodé en la cama, esperando encontrar consuelo en la cercanía de Matt. Pero al despertar, el frío y vacío lugar a mi lado confirmó que él ya no estaba allí.
Desde mi perspectiva, me encontraba absorta en mis pensamientos mientras disfrutaba de mi taza de café. De repente, noté la presencia de Brett, acercándose a mí con una expresión de sorpresa en su rostro. Llevaba unas cuantas horas sentada en mi escritorio.
-¿no tienes trabajo que hacer?-cuestionó. Levanté ligeramente una ceja ante su pregunta.
Antes de que pudiera responder, una voz conocida interrumpió nuestra conversación. Era Foggy. Me sorprendió verlo allí, y mi curiosidad se despertó al instante. ¿Qué lo había traído de vuelta?
Foggy sonrió amistosamente en mi dirección mientras se acercaba, dejando una bolsa en las manos de Brett. A juzgar por su contenido, supuse que era un paquete de cigarrillos. Mi mirada se desvió hacia Matt, quien estaba junto a Foggy, aguardando con una pequeña sonrisa en los labios.
La confusión y la curiosidad se mezclaban en mi interior, pero también había una chispa de esperanza.
Foggy y Matt parecían haberse reconciliado de alguna manera, y eso me intrigaba aún más. Mi mente se llenó de preguntas, pero decidí esperar a que ellos tomaran la iniciativa y explicaran lo que estaba sucediendo.
-Hola amiga - escuché la voz de Foggy mientras separaba ligeramente mis labios en respuesta.
-Realmente no les disparo a ambos, porque arruinaría mi carrera - respondí con un tono sarcástico, recibiendo un murmullo de aprobación por parte de Brett, quien estaba presente.
-Apoyo eso
-¿Tienen ambos un momento? - Matt interrumpió, captando mi atención.
-Claro, supongo que no hay nada mejor que hacer aquí en la comisaría que escuchar a dos abogados diciendo estupideces - ironizó Mahoney. Decidí levantarme de mi asiento y acompañar a los chicos hacia la salida, alejándonos del ambiente policial. Mahoney parecía resistirse a caminar - Esto ya está bastante mal por aquí, lo último que necesito es que me vean como amigo del enemigo, especialmente uno que le regala cigarrillos a mi madre.
-Son de los buenos - respondió Foggy con seguridad.
-¿Entonces los otros eran de los baratos? - sonreí levemente, levantando una de mis cejas en un gesto juguetón. Quería mantener la atmósfera ligera, a pesar de la confusión y las emociones encontradas que revoloteaban dentro de mí.
-¿Cuán mal están las cosas ahora? - preguntó Matt, reflejando la preocupación en su rostro.
-¿Supieron lo del incendio en la bodega hace unos días? - cuestioné, dirigiendo mi mirada tanto a Foggy como a Matt, buscando su reacción.
-¿El de los chinos? - Foggy frunció el ceño, tratando de recordar.
-Sí, resulta que estaba repleta de inmigrantes ilegales y había una gran cantidad de heroína y otras sustancias. Además, ese tipo con la máscara estaba allí. Lo vi escapando del lugar - comentó Brett, revelando información relevante.
-¿Qué pasó exactamente? - Foggy mostró un interés repentino en esos detalles.
-Me dio una paliza, pero lo que ese tipo dijo antes de escapar me dejó pensando - explicó, recordando las palabras enigmáticas que resonaron en su mente..
-He oído que eso suele producir en las personas - agregó Matt, su tono revelaba cierta familiaridad con la situación. -Trabajaba con Ben Urich - interrumpió Matt una vez más, compartiendo una información sorprendente.
-¿Cómo lo sabes? - Brett frunció el ceño, desconcertado por la revelación del contrario.
-Porque nosotros también estábamos trabajando con Ben, en el mismo caso
-¿Qué han encontrado en la investigación? ¿Alguna pista? - preguntó Foggy, mostrando su interés en el progreso de la investigación.
-Saben que no puedo hablar de eso - respondió Brett en un susurro, evidenciando la confidencialidad del asunto.- La historia en la que trabajaba Ben era sobre Wilson Fisk
-El hombre enmascarado dijo que tiene comprada la mitad de la policía de nuestra comisaría - intervine, compartiendo una información alarmante.
-¿Tú le crees? - Matt volvió su atención a Brett, buscando respuestas.
-He visto un par de cosas que me hacen preguntármelo - admitió Brett, observándome a mí con cierta seriedad.
-Ben encontró a la madre de Fisk y ella le reveló cosas que Fisk no quiere que se sepan - comentó Matt, revelando más detalles sobre la investigación de Ben.
-¿Y crees que lo mató por eso? - cuestionó Brett, intentando entender los motivos detrás del asesinato del hombre.
-¿Coincide con algo que no puedas decirnos? - Foggy agregó su perspectiva, buscando más conexiones.
-No encontramos ninguna huella en la escena, ni siquiera las de Ben. Sus archivos y notas desaparecieron, su disco duro está vacío - expliqué, revelando la falta de evidencia física en el caso.
-Lo mismo ocurrió con la madre de Fisk. Simplemente desapareció del asilo sin dejar rastro - añadió Foggy.
Mientras Foggy hablaba, la puerta detrás de nosotros se abrió de golpe, llamando nuestra atención. Dos de mis compañeros hicieron acto de presencia y rápidamente nos informaron sobre la búsqueda interna que se estaba llevando a cabo.
-Los buscan adentro - anunció uno de ellos antes de pasar de nosotros, alejándose unos cuantos metros. Asentí en comprensión y volví mi mirada hacia Brett, quien parecía molesto por la situación.
-Desaparecemos diez minutos y ya nos están buscando - comenté con cierta frustración. Luego, me dirigí a Matt, quien parecía absorto en sus pensamientos.
-Escúchame, tengo que volver adentro - Mahoney estaba a punto de entrar, pero Foggy se interpuso a tiempo.
-¿No puedes decirnos algo más?
-No, ya dije demasiado y el ciego ni siquiera está escuchando, solo está parado ahí - respondió Mahoney, refiriéndose a Murdock
-Disculpa, ¿qué decías? - Matt se volteó hacia nosotros, dándonos a entender que su atención estaba en otro lugar.
-No importa. Con la situación que se vive aquí, estoy pensando en retirarme anticipadamente y mudar a mi madre a un lugar cálido - mencionó el moreno.
-Sería una pena. Tú y ____ son los únicos policías que sabemos que son honestos - Foggy intentó persuadir a Mahoney para que se quedara un poco más.
-¿Nunca viste Serpico? A los policías honestos, por lo general, les disparan en la cabeza. Vamos - Mahoney se retiró del lugar, dejándonos con sus palabras resonando en el aire. Observé cómo se alejaba antes de volver mi mirada a los dos hombres frente a mí, con una mezcla de incertidumbre y osadía en mis ojos.
-¿Obtuvieron algo? - pregunté segundos después de que Mahoney se retirara.
-El policía con el teléfono, lo conocí antes cuando yo estaba enmascarado - mencionó Murdock, revelando una conexión intrigante.
-Trabaja para Fisk - susurré, asimilando la gravedad de la situación.
-Hablaba con alguien sobre Hoffman. Lo están buscando - Aseguró Matt.
-¿El detective Hoffman está vivo? - Foggy mostraba la misma sorpresa e incredulidad que yo.
-Por lo que noté, Owlsley lo tiene escondido en alguna parte. Fisk quiere que lo encuentren.
-Por supuesto. Hoffman podría destapar todo esto - añadió Foggy, comprendiendo la importancia de encontrar a Hoffman antes que Fisk.
-Solo si lo encontramos primero - reflexioné. Sin embargo, Matt negó la idea de inmediato.
-Tú no.
-¿Qué? - mi incredulidad se hizo evidente ante su afirmación.
-Te necesito aquí, con Mahoney. Son los únicos en quienes confiamos. Vamos, Foggy - Matt instó a su amigo a seguirlo, dejándome allí, con sentimientos encontrados. Había notado que Matt estaba distante conmigo, y ahora su decisión de dejarme fuera de esta misión solo reforzaba esa sensación de separación.
Esa sensación de distanciamiento y exclusión se había vuelto particularmente extraña y dolorosa. Me quedé allí, en medio de la incertidumbre, sintiendo un nudo en mi estómago. ¿Por qué me dejaba fuera de esta misión tan importante? ¿Acaso no confiaba en mí? Las preguntas giraban en mi mente, pero no tenía respuestas claras.
El dolor se apoderó de mí mientras me quedaba allí, sola en aquel lugar. Una mezcla de frustración, tristeza y confusión me invadía. Me pregunté si había hecho algo mal, si había cometido algún error que lo alejara de mí. Pero no encontré respuestas claras, solo una sensación de vacío y abandono.
Narra Matt:
Escuché las risas de Karen y Foggy resonar en el aire, inundando la habitación con un ligero respiro de alegría en medio de todo este caos.
-¿Saben qué cosa no lleva a querer arrancarse los ojos?-Escuché la voz de Foggy. Sus palabras me hicieron prestar atención, aunque mi mente aún estaba perdida en mis propios pensamientos.- Los fiambres, carnes italianas, los quesos. ¿Por qué estudié para abogado?- continuó Foggy con su humor característico. Karen parecía divertida y su risa embargó la habitación.
-Para ganar mucho dinero- respondí en tono irónico, tratando de unirme a la conversación. Karen llevó una de sus manos hasta mi brazo, acariciando este con complicidad, su risa reflejaba un entendimiento mutuo.
-Pero eso no salió muy bien, ¿verdad?-Foggy soltó una risa y asentí, reconociendo la verdad en sus palabras.
Karen soltó una risa dulce Me encontré sonriendo ligeramente ante su encanto. Pero, en el fondo, sabía que el verdadero motivo de mi sonrisa no era por la broma en sí, sino por la forma en que ella parecía encontrar felicidad y ligereza en medio de la adversidad.
-¿Qué?
-Es solo la situación-respondió la rubia- Así debería ser-agregó con una pizca de nostalgia en su voz.
-¿Qué? ¿Foggy hablando sobre carnes?-bromeé, tratando de desviar el tono melancólico que comenzaba a impregnar el ambiente. Karen rió de buena gana, su risa resonando en mis oídos y brindaba un breve momento de alivio.
-Nelson y Murdock.
-Es un comienzo - mencionó Foggy, tratando de mantener un tono optimista en medio de la incertidumbre.
-¿Encontraste algo, Karen? - pregunté.
-Bueno, son miles y miles de páginas. ¿Cómo pudo Marci sacar todo esto sin que lo notaran? - Karen expresó su sorpresa e intriga.
-Ella es muy buena para... distraer - respondió Foggy, entrecerrando los ojos con una pizca de picardía.
-Seguro - asentí, aunque mi mente estaba más preocupada en el paradero de Hoffman y en cómo detener a Fisk que en las ''habilidades'' de Marci.- Concéntrate en cualquier cosa relacionada con Silver y Brent. Embargos, proyectos, propiedades o lo que sea que pueda indicar dónde tiene Owlsley a Hoffman - sugerí, cambiando el enfoque de la conversación hacia nuestro objetivo principal.
-La corrupción, las bombas, los policías heridos... Hoffman sabe todo - Karen agregó, señalando la importancia de encontrarlo y lograr que hable.
-Si habla, no solamente caerá Fisk. Probará que tu hombre enmascarado no es el idiota que todos creen - apoyó Foggy
-¿Realmente crees que hable contra Fisk, aún si lo encontramos? - Karen preguntó con duda en su voz.
-Hubo desencuentros entre Fisk y los demás con los que trabaja. Hizo estallar a los rusos, los Yakuza desaparecieron, la heroína de los Chinos se incendió y ahora Owlsley trama una jugada - expliqué, señalando los posibles conflictos internos en el mundo del crimen organizado.
-No se llega a ser el hombre que está en la cima sin hacerte de enemigos que buscan hacerte caer... - Karen bajó su mirada, recordando las palabras de Ben.
-Tiene razón, así es - confirmé, sabiendo que Fisk había dejado un rastro de adversarios en su camino hacia el poder.
-¿Y cómo te enteraste sobre Owlsley? Nunca lo dijiste - cuestionó Karen, mostrando su curiosidad.
-Ah, mhm, por tu amigo enmascarado - Foggy respondió rápidamente, tratando de ocultar cualquier detalle sobre mi identidad secreta.
-¿Lo conocieron? - Karen preguntó sorprendida.
-El... más bien, se comunica con alguien... que, es decir, la novia de Matt... - Foggy parecía incómodo al revelar esa información.
-Oh... ya veo - Karen comprendió rápidamente la conexión.
-Lo que importa es que realmente él parece que intenta hacer lo correcto - Foggy desvió la atención hacia el lado positivo.
-Te dije que tenía un presentimiento sobre él.-Aseguró la rubia con entusiasmo.
-Podría llevarnos una semana revisar esto - se quejó Foggy, tratando de centrar nuestra atención en la tarea a realizar. - Y no sabemos si estos registros están completos. Y si lo estuvieran, no significa que Owlsley use los fondos de la empresa para ocultar a Hoffman.
-Owlsley es un hombre con beneficios financieros, nunca conocí a uno que usara su dinero si puede usar el ajeno - mencionó la rubia, enfatizando la naturaleza oportunista de Owlsley.
-Llamaré a Marci, si encontró algo, tal vez nos ayude a reducir la búsqueda - Karen interrumpió rápidamente a Foggy, mostrando su determinación por encontrar pistas adicionales.
-Hey, espera. Bueno, este es un resumen del conjunto de propiedades de Silver y Brent. Tienen 187 en todo el estado de Nueva York - continuó Karen.
-Ya revisamos eso - musité confundido, recordando nuestro análisis previo.
-Sí, pero solo hay 187 en la lista con fecha y al día siguiente aparece otro con 186 - explicó Karen, revelando un patrón inusual.
-Silver y Brent liquidan y adquieren nuevas propiedades todo el tiempo, tal vez uno de ellos vendió esa propiedad - sugirió Foggy, tratando de encontrar una explicación lógica.
-Eso es lo que pensé, pero mira. Observa el total luego de que la propiedad desaparece del registro - señaló Karen, destacando un detalle crucial.
-No cambió
-Entonces, si se vendió, ¿no debería reflejarse en el balance total? - cuestionó Karen, planteando una posibilidad intrigante.
-A menos que alguien esté tratando de ocultar que la propiedad ha sido sacada de los registros, sin afectar el balance. Quizás nadie lo haya notado - concluí.
-O tal vez fue solo un error administrativo - agregó Foggy, considerando todas las posibilidades.
-¿Dónde está la propiedad? - pregunté.
-En la 53 con la 10, Hell's Kitchen...
-Bien, quédense aquí y sigan revisando por si nos equivocamos. Iré a la comisaría a contarle a _____ lo que encontramos - propuse, dividiendo nuestras tareas para maximizar nuestras posibilidades de éxito.
-¿Por qué no la llamas? - Karen sugirió.
-Fisk tal vez tenga intervenidas las líneas. Sigan trabajando - respondí rápidamente, consciente de los peligros que enfrentábamos. Salí de la oficina, con Foggy siguiéndome de cerca.
-Hey, oye, ¿no vas a la comisaría, cierto? - preguntó Foggy, buscando confirmación.
-Confío en _____ y Mahoney, pero solo son dos policías. No podrían manejarlo aunque quisieran - admití, reconociendo nuestras limitaciones.
-¿Y tú sí? - cuestionó Foggy, preocupado por las consecuencias que mis acciones podrían tener.
-Sé cómo te sientes por lo que hago, Foggy, pero aquí es cuando la ley choca con la realidad. O me pongo la máscara, o arriesgamos perder a Hoffman y Fisk gana - respondí con determinación, recordándole la importancia de nuestra misión y los sacrificios necesarios para lograrla.
Me encontraba en el lugar, llegando un poco tarde pero a tiempo para evitar una tragedia inminente. Hoffman aún estaba con vida, a punto de recibir un disparo en la cabeza por uno de los policías. Actué con rapidez e intervine, golpeando con fuerza el cuello y el estómago del agresor. A mi alrededor, más de siete policías se enfrentaban a mí, pero me movía ágilmente, esquivando las balas y respondiendo con golpes precisos.
En medio del caos, uno de los policías intentó tomar mi brazo y apuntar nuevamente a Hoffman, pero alguien más intervino, disparando dos veces y neutralizando la amenaza. Los demás policías cayeron al suelo, derrotados.
El aroma familiar llegó a mis fosas nasales, y me acerqué a ella. Su rostro estaba cubierto con la misma tela que había usado el día de la explosión. Le murmuré, cuestionando su presencia en ese lugar peligroso.
-¿Qué haces aquí? - dije, sujetando su brazo.
-No iba a permitir que lo enfrentaras solo - se soltó rápidamente y caminó hacia Hoffman, quien mantenía sus ojos cerrados. Después de unos segundos, él los abrió. Tomé asiento frente a él, tratando de transmitir tranquilidad en mi expresión.
-Detective, aquí tiene una oportunidad - le dije con serenidad -, al entregar evidencia contra Fisk puede enmendar las cosas, si eso es lo que desea. Pero si decide quedarse aquí, jugando solo, Fisk enviará más hombres para matarlo. Es su elección.
-No hará ninguna diferencia. Él tiene control sobre toda la policía. Me matará antes de que pueda testificar
-No tiene control sobre toda la policía. Entréguese a Brett Mahoney, puede confiar en él, y tiene un par de abogados incorrompibles que pueden ayudarlo.- _____ interrumpió su discurso pesimista.
-Gracias por el dato... - respondió irónicamente mientras se ponía de pie. Yo me levanté también, empujando la mesa que nos separaba y golpeando su rostro.
-Lo seguiré para asegurarme de que llegue vivo a la comisaría. Si intenta huir o hacer algo diferente a lo que le dije, lamentará que lo haya salvado de morir.
Después de asegurarme de que Hoffman estuviera en camino hacia la comisaría, me retiré junto a _____. Ella regresó al lugar para continuar su labor, mientras yo me dirigía a un lugar apartado para reflexionar sobre lo sucedido.
Horas más tarde, nos reunimos nuevamente, esta vez acompañados por Foggy, Karen y ____. Nos encontrábamos en un lugar seguro, escuchando atentamente el testimonio del detective. Karen no podía ocultar su alegría, su rostro estaba iluminado por una gran sonrisa que reflejaba el triunfo que habíamos logrado. Sus ojos se posaban en mí de vez en cuando, transmitiendo gratitud y reconocimiento por todo el trabajo que habíamos realizado juntos.
La sala estaba cargada de tensión y emoción. Hoffman relataba los detalles de la corrupción y los crímenes cometidos por Fisk y sus cómplices. Cada palabra suya era un paso más hacia la caída del imperio construido por el poderoso y temido criminal.
Chapter 16: Daredevil
Chapter Text
Narra ____
-¡No puedo creerlo, lo hicimos! - exclamó Foggy con una gran dosis de euforia mientras salíamos de aquella oficina. Una amplia sonrisa se formó en mis labios al escuchar sus palabras, y ambos nos detuvimos por un momento mientras él soltaba un largo suspiro de alivio. Era un momento de triunfo y realización.
-Sí... - murmuré, dejando escapar un suspiro lleno de pesadez. Foggy inmediatamente volteó hacia mí al oír mi voz, con preocupación reflejada en sus ojos.
-¿Estás bien? - preguntó, su tono cargado de genuina preocupación.
-Claro, solo un poco agotada por todo lo que ha sucedido - respondí, intentando disipar cualquier inquietud que pudiera tener. Hice un intento por reír, pero mi mirada se desviaba de vez en cuando hacia Matt, quien se encontraba al otro extremo de la habitación junto con Karen. Ella no había apartado la mirada de mí desde que los vi entrar en la comisaría, y podía sentir sus miradas desagradables clavándose en mí.
-Iremos a celebrar con los chicos en la oficina, ¿te unes? - propuso Foggy, su sonrisa aún presente en sus labios.
-Oh, no puedo. Tenemos que encargarnos del traslado de Fisk ahora mismo. Debemos estar al tanto de todo - expliqué con una pizca de lamentación. Sabía que era importante estar presente en ese momento crucial.
Foggy asintió lentamente, pero su sonrisa no se desvaneció. Parecía comprender la importancia de nuestra misión.
-Nos vemos más tarde, entonces - dijo, moviendo ligeramente su mano en señal de despedida mientras se preparaba para irse junto a Matt. Sin embargo, antes de que pudiera emprender su camino, lo detuve.
-Foggy - lo llamé, capturando su atención una vez más.
-¿Sí? - preguntó, expectante.
-Me alegra que estés aquí - le confesé sinceramente, dejando que mis palabras reflejaran el aprecio que sentía hacia él en ese momento de triunfo y peligro.
Una sonrisa cálida se dibujó en el rostro de Foggy al escuchar mis palabras.
-Me alegra volver - respondió con un tono lleno de gratitud y felicidad.
Después de un breve intercambio, me retiré junto a Brett. Nuestra tarea era seguir de cerca a Fisk y asegurar un traslado seguro. Nos preparamos meticulosamente, recargando nuestras armas y uniéndonos a un equipo de casi veinte patrullas que estaban listas para la acción.
-¿Estás lista? - preguntó Brett acercándose a mí, su mirada reflejando la seriedad del momento. Sabíamos que nuestra misión era crucial y que debíamos estar preparados para cualquier eventualidad.
-Absolutamente - respondí con determinación, sintiendo la adrenalina recorrer mis venas. Sabía que estábamos a punto de enfrentar peligros desconocidos, pero no tenía miedo. Estaba dispuesta a hacer todo lo necesario
Con el corazón latiendo rápidamente, esperamos la orden de salida. Cada segundo parecía una eternidad, pero finalmente llegó el momento. Las luces de las patrullas se encendieron y nos lanzamos a la acción, siguiendo a Fisk.
El futuro de la ciudad estaba en juego, y estábamos decididos a luchar hasta el final. La emoción y la tensión se mezclaban en el aire, alimentando nuestro espíritu de determinación. Sabíamos que no había vuelta atrás, y estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara en nuestro camino.
En ese momento, la confianza en mis habilidades y en mi equipo se volvió más fuerte que nunca. Estaba dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo y a arriesgarlo todo por lo que creía.
Narrador Omnisciente
La mirada de _____ se mantenía fija en el imponente vehículo blindado en el que Fisk era transportado. Las alarmas de la policía resonaban ensordecedoramente en toda la ciudad, creando una cacofonía que aumentaba la tensión en el ambiente.
De repente, sin previo aviso ni explicación, el enorme vehículo se detuvo abruptamente. Otro vehículo, esta vez ocupado por militares, se colocó detrás de él, deteniendo a los demás en una fila ordenada. Un silencio abrumador envolvió el lugar, un silencio cargado de incertidumbre y peligro.
Las puertas del vehículo se abrieron de golpe, y para sorpresa de todos, los militares que se suponía estaban de su lado sacaron sus armas y abrieron fuego sin piedad. La traición era evidente, y la vida de aquellos hombres ya no tenía ningún valor para ellos.
El grito desgarrador de _____ resonó en el interior de la patrulla. Con determinación y sin pensarlo dos veces, tomó su arma y salió del vehículo junto a Mahoney. Los disparos eran ensordecedores, el sonido de la violencia llenaba el aire. _____ disparó dos veces con precisión milimétrica, alcanzando los brazos de los militares que amenazaban con quitarles la vida.
Recargó su arma con rapidez, sus ojos se posaron en Brett, quien se encontraba en el suelo, luchando por protegerse mientras devolvía el fuego. En medio del caos, solo quedaban ellos dos, unidos en esta batalla desesperada por sobrevivir y hacer justicia.
La adrenalina corría por las venas de _____ mientras su mente se mantenía enfocada en la tarea que tenían por delante. El tiempo parecía ralentizarse, cada movimiento era calculado y preciso. Cada disparo era una lucha por la supervivencia, una batalla por derribar a aquellos que se habían vuelto en su contra.
-¡Atentos!, ¡Atentos!, ¡Solicito refuerzos! - exclamó Mahoney, su voz llena de urgencia mientras apretaba con fuerza su comunicador. _____ podía sentir la tensión en el aire, la necesidad de ayuda inmediata para sobrevivir en medio de aquel enfrentamiento mortal.
Con agilidad y sigilo, _____ se agachó y avanzó hacia otra patrulla cercana, manteniéndose oculta. Un hombre enviado por Fisk se acercaba sin sospechar nada, pero antes de que pudiera percatarse de su presencia, ella le agarró del cuello con fuerza, iniciando un feroz intento de asfixia que lo dejó inmovilizado en el suelo. Rápidamente, _____ tomó el arma del hombre y la recargó con determinación.
Se mantuvo oculta detrás de la patrulla, observando con atención cómo cinco de los militares enemigos se aproximaban peligrosamente a la posición de Mahoney. Sabía que tenía que actuar rápidamente para proteger a su compañero.
Un disparo resonó en el aire, seguido por otro. _____ no dudó en abrir fuego, descargando una ráfaga precisa que alcanzó directamente a aquellos militares. El estruendo de los disparos se mezclaba con el caos que los rodeaba, pero _____ permanecía enfocada en su objetivo: neutralizar a los enemigos.
En medio del fragor de la batalla, _____ sintió cómo alguien la agarraba con fuerza por detrás, amenazando su posición. No se dejó amedrentar y, usando su propia cabeza como arma, golpeó al agresor con fiereza, sintiendo cómo su agarre se aflojaba. Acto seguido, arrojó su arma directamente en la tráquea del hombre que se encontraba frente a ella, dejándolo sin aliento y fuera de combate.
Con su instinto de supervivencia en pleno apogeo, _____ propinó una fuerte patada en el estómago al primer agresor, seguida de un certero rodillazo en su rostro, dejándolo inconsciente en el suelo. Pero la amenaza aún no había terminado, ya que el segundo agresor se aferraba a su nariz rota. Sin vacilar, _____ golpeó la cabeza del hombre contra el vehículo una y otra vez, hasta que su mandíbula se dislocó con un chasquido aterrador.
El aire estaba cargado de adrenalina y el cuerpo de _____ palpitaba con una mezcla de agotamiento y determinación. Aunque la batalla aún no había terminado, cada acción emprendida les acercaba un paso más a la victoria. Sin perder tiempo, _____ se preparó para enfrentar los desafíos venideros, consciente de que su valentía y habilidades eran su mejor arma en aquel campo de batalla caótico.
Se reporta un tiroteo que involucra al vehículo del FBI que transporta a Wilson Fisk. Hay policías heridos, repito, hay policías heridos.
-Mierda, mierda-murmuró Foggy con desesperación, cubriendo su rostro con las manos mientras observaba las imágenes en el noticiero.- ¡___ era parte del equipo!
-¿Qué?- La voz de Matt sonaba alarmada, rompiendo el ensimismamiento de Karen, quien también había estado mirando la televisión.
-Foggy, lleva a Karen a casa-ordenó Matt con determinación.
-¿A dónde vas? No nos vamos a separar-exclamó Karen, mirando a Matt con suplica en sus ojos.
-Voy a mi apartamento, haré unas llamadas para asegurarme de que _____ no está allí- respondió el hombre con gafas.
-Te llevaremos- insistió Karen, preocupada por la seguridad de Matt.
-Vives al otro lado de la ciudad, estaré bien- respondió Matt, tratando de tranquilizar a sus amigos.
-Espera, le conseguiré un taxi- dijo Foggy mientras cerraba la puerta tras de él y salía corriendo tras Matt.- ¡Matt! ¿¡a donde se supone que vas?!
-Ella está allí-susurró Matt en voz baja, con determinación en su voz.
-Ya escuchaste lo que está sucediendo, no puedes ir a enfrentarlo con tu traje negro.-advirtió Foggy, preocupado por la seguridad de su amigo.
-Sé que todavía no me lo he ganado, pero te pido que confíes en mí, Foggy. Sé lo que hago, tengo que hacerlo.- respondió Matt, firme en su decisión.
-Está bien. Ve a ser un héroe, pero no dejes que te maten. Protégela.-las palabras de Foggy se entrecortaron un poco, expresando su preocupación y afecto por Matt. Con eso, Matt se subió al taxi y se alejó rápidamente, dejando a Foggy y Karen atrás, llenos de incertidumbre.
Perímetro asegurado. Recuperando el paquete
Con osadía la joven observó cómo el enorme vehículo blindado se abría lentamente, revelando la figura de Fisk en su interior. Sin embargo, un guardaespaldas se interponía en su línea de visión, dificultando su objetivo de dispararle al temido criminal. Sin pensarlo dos veces, _____ apuntó y disparó, alcanzando al guardaespaldas con precisión.
-¿Qué mierda? - exclamó uno de los militares, horrorizado por la sangre que cubría su rostro, producto de la bala que había atravesado a su compañero y lo había derribado en el suelo, con un estómago perforado.
-Bang, gordo hijo de perra - susurró _____ con rabia, antes de volver a resguardarse. Mientras tanto, Mahoney permanecía dentro de uno de los vehículos, protegido.
-¡DISPARA! - ordenó la voz de Fisk, y pronto un enemigo apareció desde un extremo. En medio de la adrenalina, _____ se levantó de un salto, su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. La tensión en el aire era palpable mientras se enfrentaba valientemente a su despiadado oponente en el inminente combate. Sus miradas se encontraron, chispas de determinación y desafío brillaban en sus ojos.
Con los músculos tensos y la respiración agitada, _____ se movía con agilidad y destreza, lanzando rápidos golpes y esquivando los contraataques del adversario. Cada puñetazo y patada resonaba con fuerza en el aire, creando una sinfonía de impactos que envolvía la escena.
En un instante crucial, cuando parecía que la lucha se inclinaba a favor de _____, el adversario desplegó su astucia oculta. Con un rápido movimiento, sacó un cuchillo afilado, oculto estratégicamente en su uniforme. El brillo metálico del arma se reflejó en los ojos de la joven, quien apenas tuvo tiempo de reaccionar.
El cuchillo se hundió sin piedad en su costado. Un grito ahogado escapó de sus labios, y su cuerpo se retorció de dolor. Sintió el calor de la sangre brotando de la herida, y sus manos instintivamente se aferraron a su estómago en un intento desesperado por detener el flujo. La agonía se mezcló con la determinación en su rostro mientras luchaba por mantenerse en pie.
En medio de su sufrimiento, el despiadado agresor no se detuvo ahí. Descargó un golpe feroz en el rostro de _____, enviándola al suelo con un estruendo sordo. El dolor punzante se entremezclaba con la humillación de la derrota inminente. Mientras _____ yacía en el suelo, podía sentir la presencia del hombre alejándose, dejando tras de sí una sonrisa satisfecha que parecía burlarse de su valentía.
-Eliminado, señor... - anunció el agresor.
Mientras tanto, Fisk avanzaba con total tranquilidad hasta subirse a otro vehículo. Antes de cerrar los ojos y disfrutar de la brisa, se detuvo unos segundos. Desde allí, emitió una orden contundente:
-¡SI ALGUIEN TRATA DE SEGUIRNOS POR TIERRA O POR AIRE, ELIMÍNELO! - su voz resonó con autoridad, y se retiró junto a los hombres que lo protegían.
_____ abrió sus ojos con lentitud, sintiéndose debilitada y comenzando a toser. El sabor metálico de su propia sangre inundaba su boca, pero no se rindió. Con fuerza, sujetó el cuchillo que estaba incrustado en su costado y lo apretó, sintiendo un agudo dolor. Gemidos de desgarradores escaparon de sus labios mientras se quedaba recostada unos segundos, contemplando el cielo estrellado que iluminaba la noche. A pesar de todo, encontró belleza en ese momento, admirando las estrellas que parecían brillar con intensidad. Pensó para sí misma lo hermosas que se veían esa noche, a pesar del dolor y la adversidad que la rodeaban.
____
-Quince minutos para la entrega. Repito: quince minutos para la entre- la voz de aquel conductor fue detenida por un objeto que atravesó el vidrio, dejándolo sin visión del camino frente a él. En el intento fallido de hacer una maniobra, volcaron
El sonido ensordecedor del metal retorcido y el crujido de los vidrios se mezclaban en el aire cuando el vehículo volcó violentamente. El humo se elevaba desde el motor destrozado, difuminando la escena con un aire de caos y peligro. Minutos después, la puerta del vehículo fue arrancada de un tirón por Wilson Fisk, quien emergió herido y exhausto. Su mirada se encontró con la figura oscura que se erguía sobre los restos del automóvil volcado.
El diablo.
-Tenías razón - murmuró Matt con voz ronca, recordando las palabras que le habían sido transmitidas por radio durante aquella noche fatídica. - No todos merecen un final feliz.
Antes de que pudiera continuar, el estallido de disparos interrumpió sus palabras. Uno de los hombres que protegían a Fisk aún se mantenía en pie y decidido a defender a su jefe. Matt Murdock, también conocido como el diablo de Hell's Kitchen, descendió del vehículo destrozado con una determinación inquebrantable. Con un movimiento fluido, tomó una de las piezas de metal que yacían en el suelo y la arrojó con precisión hacia el hombre, impactando directamente en su rostro y dejándolo tendido en el suelo.
Sin perder tiempo, Matt se lanzó tras Fisk, que huía a toda prisa. Se internaron en un callejón sin salida, lo que le brindó a Murdock la oportunidad perfecta para acorralar a su enemigo. La respiración agitada y el pulso acelerado, se enfrentaron cara a cara.
-Quería convertir esta ciudad en algo mejor, en algo hermoso - vociferó Fisk, su voz estaba cargada de ira y desesperación. - ¡TÚ FUISTE QUIEN ME ARREBATÓ ESTO! ¡ME QUITASTE TODO! ¡VOY A MATARTE!
La respuesta de Matt fue breve pero llena de desafío.
- Inténtalo.
En un estallido de furia, Fisk se lanzó directamente hacia Murdock, quien rápidamente tomó sus hombros con fuerza, desestabilizándolo y haciendo que se desplomara en el suelo. Golpe tras golpe, Matt descargó su ira contra el rostro de Fisk, sintiendo la satisfacción momentánea de cada puñetazo. Sin embargo, la astucia de Fisk aún persistía. Agarró los brazos de Matt y contraatacó, golpeando repetidamente su rostro con su rodilla, haciendo que el diablo retrocediera momentáneamente.
Con determinación, Murdock se levantó rápidamente, enfrentándose una vez más a Fisk. Los dos hombres intercambiaban golpes y esquivaban con habilidad los ataques del otro. La emoción se intensificaba con cada movimiento, cada golpe y cada bloqueo. Matt esquivaba los ataques de Fisk con destreza, confiando en su entrenamiento y en sus sentidos agudizados.
Con un movimiento rápido y calculado, Matt logró golpear el cuerpo de Fisk contra una de las paredes del callejón. Sin embargo, la tenacidad de Wilson no cedía. Devolvió los golpes con ferocidad, impactando repetidamente su puño contra el rostro de Matt antes de tomarlo por sorpresa y lanzarlo violentamente contra el suelo y luego contra la pared de concreto, haciendo que el diablo gruñera de dolor.
A pesar de las heridas y el agotamiento, ambos hombres se levantaron una vez más, dispuestos a continuar la batalla. La emoción y la intensidad colmaban el aire mientras el callejón se convertía en el escenario de su enfrentamiento final.
-¡VAMOS! - escuchó la voz de Fisk, y la cabeza de Matt se llenó de recuerdos: de _____, de Foggy, de las personas que habían sido lastimadas por Fisk. Sin piedad, comenzó a golpear su rostro una y otra vez, hasta que lo dejó caer cerca de uno de los basureros.
Wilson agarró uno de los fierros que había en el lugar y se giró, golpeando con fuerza el rostro de Murdock, y luego su cuerpo. Matt fue más rápido y tomó las piezas de metal que tenía, comenzando a bloquear los ataques.
Dejó caer a Fisk al suelo, arrebatándole el fierro y arrojándolo a un lado. Wilson golpeó repetidamente el rostro de Matt antes de tomar su cuerpo, alzándolo y soltando un grito desgarrador de furia antes de dejarlo caer al suelo.
-Esta ciudad no merece un futuro mejor. ¡Merece ahogarse en su propia inmundicia! ¡Merece gente como mi padre! ¡Merece personas como tú! - Con cada palabra que salía de sus labios, golpeaba a Murdock. Todo se volvió lento para el abogado, y la voz de ella resonó en su mente.
Vamos, Matt, debes levantarte.
Matt agarró el brazo de Fisk, deteniéndolo.
-Esta es mi ciudad, mi familia - golpeó con fuerza el rostro de Fisk y se levantó, golpeando su rostro una y otra vez hasta que el más grande cayó al suelo. Continuó golpeando, evitando que se levantara, hasta que finalmente se quedó inmóvil en su lugar.
-¿Realmente crees que esto cambiará algo? ¿Crees que un hombre con un disfraz tonto puede hacer la diferencia? - Matt retrocedió lentamente mientras Fisk terminaba sus palabras. Pero en el momento en que Fisk pronunció la última palabra, Matt corrió hacia él, levantando su puño y, con todas sus fuerzas, lo impactó en el rostro, haciendo que Wilson Fisk cayera inconsciente al suelo.
Una patrulla se detuvo rápidamente, y desde su interior salió Brett, bastante malherido y con sangre en su ropa. Sacó su arma y apuntó.
-¡Policía! ¡Muéstrame las manos! ¡Hazlo!
-Ya te lo dije antes, sargento. No soy el tipo malo.
-Oh mierda, eres tú - Brett recordó rápidamente al hombre de la máscara.
-Este hombre era un fugitivo de la ley, y lo detuve. ¿Estamos en paz? - Mahoney lo pensó unos segundos. Tomó su radio para comunicarse con la central, manteniendo su mirada fija en aquel hombre.
-Sargento, oficina central. Atención, se avistó a Wilson Fisk en el callejón 4, en la 6 con la 10.
Recibido - se escuchó desde el otro lado de la línea.
Chapter 17: ¿Amarla?[FINAL DE TEMPORADA]
Chapter Text
Narra ____.
Me encontraba en el sofá, observando la televisión, pero mi mente estaba muy lejos de aquel lugar. Fisk había sido juzgado y llevado a la cárcel, y por mi parte, me estaba recuperando rápidamente de aquel "pequeño incidente". Ya había pasado un mes y ahora solo tenía que ocuparme de algunas tareas domésticas, lo cual era mínimo en comparación con los primeros días. Pero en cuanto a Matt....
Dolía verlo pasar cada vez más tiempo con Karen, y aunque me costaba aceptarlo, sabía que algo estaba pasando entre ellos. El último mes había sido especialmente difícil para mí, ya que prácticamente no habíamos pasado tiempo juntos y eso me estaba destrozando.
Observe la hora por última vez antes de apagar la televisión. Eran las una de la madrugada y sabía que Matt estaba con Karen. Afuera, las calles estaban desiertas y el silencio parecía abrumador.
De repente, oí las risas de Matt y Karen acercándose a la puerta. Supe que era él antes de verlo, y el corazón me latía con fuerza mientras me preparaba para confrontarlo.
Matt demoró bastante en entrar, pero cuando finalmente lo hizo, tenía una enorme sonrisa en el rostro. Su estado de embriaguez era evidente. Al notar mi presencia, tomó un respiro rápido, tratando de recobrar la compostura.
-Te estuve esperando - murmuré con voz entrecortada, pasando lentamente mi lengua por mis labios ya secos - pudiste haber llamado, ¿no?-Matt frunció el ceño, con una mezcla de molestia y culpa reflejada en su rostro.
-Oh, Dios, en serio, no ahora - respondió con un tono irritado. Sentí cómo el enojo comenzaba a arder dentro de mí mientras lo observaba.
-Tenemos que hablar - dije, tratando de mantener la calma.
-¿De verdad? - rió de manera irónica, tambaleándose ligeramente. Sus palabras eran un insulto a mi paciencia - ¿Qué quieres hablar?
Mis emociones se mezclaron en una tormenta dentro de mí. Quería gritarle, quería hacerle entender lo mucho que me había lastimado en el último mes, pero también sentía un profundo dolor por verlo en ese estado.
-Tengo algunas preguntas que hacerte, en realidad - logré decir con voz temblorosa.
-¿Quieres jugar al juego de las preguntas, acaso? - Matt se quitó el saco desordenadamente, tambaleándose mientras agitaba una mano en el aire.
-Basta - mi voz sonó más firme de lo que me sentía por dentro.
-Porque si es así, tengo una muy buena pregunta para ti: ¿Realmente me amas? - su tono se volvió amargo y desafiante.
La pregunta me golpeó en el pecho como un puñetazo. La incredulidad y el dolor se entrelazaron en mi ser mientras trataba de procesar sus palabras.
-¿Qué? - respondí confundida, buscando desesperadamente una explicación lógica.
-Responde - exigió, acercándose lentamente mientras tomaba una posición desafiante.
Mis manos comenzaron a temblar, y luché por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Sentí una mezcla de tristeza y frustración por la situación en la que nos encontrábamos.
-Claro que sí, Murdock. ¿Por qué más estaría contigo? - respondí con la voz entrecortada, tratando de mantener la compostura.
-¿Por qué más? - se acercó aún más, su aliento estaba impregnado de alcohol - Tal vez porque soy el diablo de Hell's Kitchen.
La incredulidad se convirtió en indignación. ¿Cómo podía pensar que mi amor por él era solo por su alter ego enmascarado?
-¿Estás escuchando la tontería que estás diciendo? - repliqué con un tono de voz más alto, luchando por mantener la calma.
-¿Acaso esta tontería es real? ¿O has estado fingiendo todo este tiempo? - su voz era dura, como si estuviera lanzando acusaciones sin fundamentos.
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para expresar mi dolor.
-¿Realmente crees que soy así, Matt? - pregunté, sintiendo que mi corazón se rompía en mil pedazos.
-Creo que estás aquí por otra cosa, no porque me ames... - su voz resonó con una frialdad penetrante, sus palabras estaban cargadas de certeza. Asentí, aunque mis ojos reflejaban una incredulidad que me consumía.
-¿Eso piensas? - pregunté, luchando por contener la emoción que amenazaba con desbordarse.
-Eso es lo que creo... - su respuesta fue contundente, sus palabras resonaron como un eco desgarrador en el ambiente.
-¿Quieres saber la verdad? ¿Quieres conocer la maldita verdad? -Mi voz adquirió un tono desafiante mientras daba un paso hacia él, llenándome de una determinación amenazante. Los latidos de mi corazón retumbaban en mis oídos, acompañados por un temblor imperceptible en mis manos. La tensión en el aire era palpable. - Llevamos cuatro largos años juntos, y durante tres de ellos, ni siquiera sospechaba que poseías esas habilidades. Estaba aquí, a tu lado...
-Eso no fue lo que pregunté - interrumpió, sin mostrar señales de flaqueza.
-¡Vete al infierno, Murdock! - Las palabras salieron de mis labios con una mezcla de rabia y dolor. Sentí cómo mis manos temblaban ligeramente, reflejando la tormenta de emociones que arremolinaban dentro de mí. Cada latido de mi corazón era un martilleo desenfrenado, palpitando con una angustia que amenazaba con asfixiarme. Mi pecho se llenaba de una opresión dolorosa, y en un instante, me di cuenta de que había perdido algo precioso. - Llevamos juntos casi cinco años, ya deberías conocerme.
-Nunca dije que te conociera, _____. - Su respuesta fue como una cuchilla afilada, que se clavó directamente en mi corazón. Intenté contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarme, pero ya era demasiado tarde. Las lágrimas comenzaron a emerger, traicioneras, llenando mis ojos. El llanto se aproximaba, anunciando el dolor que estaba a punto de desbordarse.
-¿De qué estás hablando?-mi voz tembló visiblemente, resonando con la fragilidad de un cristal a punto de romperse. Sentí cómo mi corazón se retorcía en un nudo doloroso en mi pecho.
-No sientes amor, no puedes sentirlo y jamás lo sentirás, _____. Después de todo lo que te sucedió... tú solo te aferraste al primer hombre que te ofreció un poco de afecto y protección... y eso no es amor -Sus palabras amargas se estrellaron contra mi alma como un puñal afilado. Cada sílaba era un golpe demoledor, haciendo que mi pecho se llenara de una angustia insoportable. El peso de su desprecio se posó sobre mis hombros, amenazando con aplastarme bajo su inmenso juicio.
Las lágrimas inundaron mis ojos, reflejando el dolor que había tocado mi ser más profundo. Él sabía exactamente dónde atacar.
-¡No! ¡No, señor! - lo confronté, señalándolo con temblor en mi voz. Después de unos segundos de tensa pausa, las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, impotentes ante el dolor que me embargaba. - Mi corazón está repleto de amor, un amor que tú nunca llegarás a experimentar ni comprender. Porque el problema aquí no soy yo, Matt, eres tú. - Las lágrimas de dolor, de impotencia, caían incesantemente. - Si no querías continuar con esto, debías haberme dicho la verdad, en lugar de intentar culparme. ¡No puedes hacerlo cuando eres tú quien no siente lo mismo! .- Las palabras salieron entrecortadas entre sollozos angustiados. Las lágrimas caían sin cesar, mezclando dolor y desesperación. Sentí cómo mi corazón se partía en mil pedazos, fragmentos que se esparcían a mis pies.
Me alejé lentamente de él, envuelta en un mar de sollozos, sintiendo cómo mi mundo se desmoronaba. Cada paso era un eco de dolor y la pérdida de algo que nunca podría recuperar. Mi corazón roto se convirtió en el testimonio silencioso de un amor que había quedado atrapado en las sombras.
Prometo no romperte el corazón...
Recordé en mi mente las palabras que una vez Matt me susurró con dulzura.
Sus palabras resonaban en mi mente con una fuerza aplastante, como si quisieran hacerme revivir cada momento feliz que habíamos compartido. Pero ahora todo se había vuelto una pesadilla insoportable. Llevé ambas manos hasta mi pecho, intentando proteger lo que ya estaba roto, mi corazón estaba hecho pedazos.
-Felicidades, lo lograste, Murdock. Ganaste -intenté reír, pero las lágrimas me asfixiaban. Tomé mis llaves y aquel abrigo, pasando rápidamente por su lado. Matt intentó tomar de mi brazo.
-______
-Suéltame -rogaba mi voz, pero Matt parecía no entender.
-Yo...
-¡SUÉLTAME!- Grité con desesperación, sintiendo cómo más lágrimas caían sin control. Matt soltó rápidamente mi muñeca, incapaz de enfrentar la intensidad de mi dolor. Caminé decidida hacia la salida, alejándome de él y de todo lo que habíamos construido juntos. Pero antes de cruzar el umbral, me detuve unos segundos, necesitaba expresar mi última súplica.- No quiero verte nunca más, Murdock. ¿Puedes al menos cumplir esa promesa? - Mi voz se quebró en un sollozo, mientras intentaba en vano secar mis lágrimas con una mano temblorosa.
En medio de aquel silencio abrumador, lleno de un dolor insoportable, tomé la decisión de marcharme.
Me alejé, dejando atrás lo que alguna vez fue nuestro amor.

danniluvdd on Chapter 1 Sun 16 Nov 2025 10:22AM UTC
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bubultii on Chapter 1 Sun 16 Nov 2025 06:31PM UTC
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bubultii on Chapter 1 Tue 18 Nov 2025 12:07AM UTC
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