Chapter 1: El Rey Goblin y El Niño Que Vivió
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Jareth estaba paseando, de nuevo, por el mundo humano. Llevaba consigo dos de los libros que la Condesa le había creado. Dada la muerte de la creencia humana sobre la magia, la mujer había pensado en hacer dos cuentos para dejar caer entre los mortales y ver si así conseguía nuevos bebes. El rey de los goblins no estaba muy a gusto con la idea, pero tuvo que admitir que no perdía nada con intentarlo. Cada vez más, se acercaba la fecha límite para el fin de su reinado… ¡debía encontrar un sucesor! Sus padres le recomendaron que no dejara las cosas para último minuto… y fue eso, justamente, lo que Jareth hizo.
En ese preciso momento, Jareth caminaba por las calles de Surrey, en Reino Unido. Por alguna razón, siempre volvía al continente, como si su sangre veneciana le pidiera estar cerca de su tierra natal.
⸺Bueno ¿no es un ambiente deprimente?
Jareth observo el mundo mágico de los humanos, parecían en guerra. Estaba por darse por vencido, cuando una joven mujer llamo su atención.
Estaba peleando -verbal y magistralmente- contra su hermana mayor, cosa que dedujo por los rasgos en común. Sin embargo, la belleza de la bruja era particular: cabello rojo intenso como amanecer, los ojos de un bonito verde bosque, la piel de un hermoso tono durazno pálido. Y la fuerza que irradiaba era abrumadora, sin lugar a duda su magia venia de una fuente muy poderosa y (si a Jareth no le fallaba la vista) su inminente descendencia heredaría su potencial.
Se convirtió en búho y la siguió, intrigado.
Poco más de un año, y sentía que el momento estaría cerca: Harry caería en sus manos.
La familia de la pelirroja se refugió, pero Jareth sabía sobre el “amigo” del padre: confiaron demasiado en otros y el precio ya estaba fijado. A veces pensaba que los humanos no podían ser tan estúpidos, pero siempre conseguían superar sus expectativas. El niño quedaría huérfano, sus poderes de vidente le mostraron el futuro del pequeño… decir que algo dentro de él se sintió mal por Harry era ser discreto.
Jareth se vio reflejado en él: ambas madres darían su vida por su amado hijo, en medio de una guerra y dejándolos a merced de la crueldad de un destino que lo alinearía con el estatus quo.
Tal vez…
Jareth voló a la casa de la hermana de la pelirroja y dejo allí uno de sus cuentos, con un poco de suerte (y mucho de su magia de persuasión) la desagradable mujer tendría el único gesto bueno para con su sobrino.
Un poco asustada por el ruido, Petuña se levantó de la cama. Observo a su marido y salió al pasillo, escuchando: el sonido venia del salón. Hacía dos días que se topó a su sobrino en la puerta de la casa, lo que puso furioso a Vernon. Y hacia cinco días que tenía el libro rojo oculto de los ojos de su esposo.
La mujer se adentró en su salita de estar, pero nada había allí. Iba a volver a las escaleras cuando el cuadernito le llamo la atención: El Laberinto la esperaba enfrente de la puerta del armario debajo de las escaleras. Si se esforzaba, podría escuchar el sollozo casi silencioso del bebé que estaba dentro.
Sabes que quieres decir las palabras ¿Qué te detiene?
La voz masculina era seductora y maliciosa, incentivándola. Petuña resoplo angustiada, nada la detenía, pero, ¿era eso una posibilidad? A pesar de saber del mundo mágico ¿Qué le garantizaba que aquel libro fuera cierto?
⸺Si no pasa nada, simplemente seré una ilusa…
Además, nadie lo sabrá ¿verdad?
Respiró hondo, agachándose a recoger el librito de tapas rojas y, con todo el anhelo que poseía, deseo.
⸺Deseo que los goblins vengan y te lleven de aquí… ahora mismo.
Unas risitas -que parecían de niños haciendo travesuras- se escucharon por detrás, mientras que unas patitas recorrían el pasillo. La mujer estaba asustada, pero con la esperanza clavada en su mirada.
Jareth no se hizo esperar, atravesó volando la cocina desde afuera y se detuvo frente a la mujer, recuperando su apariencia semi humana. Ella grito aterrada, retrocediendo unos pasos hasta chocar con el sofá.
⸺¿Q- quien… eres…?
⸺Oh, lo sabes Petuña…
La pobre alma desvió la mirada al objeto entre sus manos.
⸺El Rey de los Goblins.
⸺Dime, querida ¿Qué puedo ofrecerte por tu pequeño bebé?
La codicia absorbió el miedo y, pronto, demando que a su marido le fuera excelente en todos sus tratos para ganar más dinero. Jareth, riéndose de ella, le concedió su deseo a cambio del valioso niño.
Niño que ya había sido tomado por sus goblins y llevado a su reino.
Necesitando un momento de tranquilidad (quien diría que los arrebatos mágicos de un bebé poderoso podrían sacarlo de quicio), así que viajo de nuevo al mundo humano. Esta vez, decidió ir a ver una obra de teatro en Londres.
Se sentía agotado, Harry era un niño de carácter tranquilo, sin embargo, odiaba quedarse quieto durante el día. Los juegos estaban empezando a quedársele cortos, sus ideas empezaban a decrecer… necesito un rato para mí.
Motivado por un llamativo cartel de una artista muy guapa, entro al lugar y pago su boleto. Finalmente, tras varias horas, pudo recuperarse del estrés que ser cuidador de un infante le causaba.
Jareth estaba por dejar un ramo de flores a la actriz principal, cuando una niña llamo su atención: su piel de un dulce color salmón, sus preciosos ojos eran del verde de la jungla salvaje, su cabello negro parecía las alas de un cuervo; la niña (junto al que supuso seria su padre) charlaba contenta con el director de orquesta sosteniendo un peluche que, curiosamente, se parecía a su alcalde.
Aquello lo descoloco y, tras desvanecer el ramo, se acercó a la pequeña.
⸺Hola dulzura.
Los bellos ojos lo miraron con inocencia, mientras los de su padre lo hacían con cautela.
⸺Hola, señor.
⸺Tienes un peluche muy lindo ¿de dónde lo sacaste?
Los dos hombres que la acompañan lo observan con atenta curiosidad.
⸺Oh, es mi amigo el sr. T, me lo hizo mi abuela.
Echo a mano…Curioso, muy curioso.
Jareth no logra ver en la mente de la niña y, sin la persona que hizo el peluche, tampoco puede dar con la respuesta. Aun así, decide dar un salto de fe: saca de su chamarra el otro libro rojo.
⸺¿Te gustan las historias, pequeña?
A la niña se le iluminan los ojos y voltea a ver a su padre con una sonrisa, quien observa al rubio analíticamente.
⸺Si, muchísimo.
⸺Entonces, tengo algo que te podría gustar.
Jareth extiende El Laberinto y las manitos de la pequeña lo toman con reverencia. Por alguna razón, la ternura se despierta en el corazón del Rey.
⸺¿Enserio? ¿Para mí?
⸺Claro, linda… Si tu padre acepta, claro.
Jareth observa al hombre y este, viendo que solo es un libro de cuentos, asiente a su princesa.
⸺Si, por supuesto, señor, muchas gracias.
La dulce niña salta contenta y abraza al desconocido, agradeciéndole con un tierno e inocente beso infantil.
⸺Gracias, muchas gracias.
La mejilla del rubio se siente algo caliente, su corazón empieza a retumbar embravecido y, no dispuesto a prolongar esa molestia, se levanta con un cabeceo a los otros adultos.
⸺Ha sido un placer, me tengo que ir… Adios.
⸺Oh, claro… Ven, Sarah, vamos a buscar a mamá.
⸺Si.
Torpemente, el rey de los goblins sale de allí a toda prisa logrando a duras penas retener el nombre de la jovencita.
Sarah… ¿Qué demonios me pasa?...
Una última mirada atrás, para ver el teatro, y regresa al Underground.
No está seguro de lo que sucedió ese día, ni intenta descubrirlo. El nombre se queda grabado en su mente, y su dulzura en el corazón.
El tiempo avanza más rápido allí que en el mundo humano, por lo que su encantador invitado está creciendo muy rápido. Las primeras palabras fueron a los dos años, los primeros pasos fueron a los tres… para los cinco ya era imposible seguirle el ritmo.
De vez en cuando, vuelve al mundo humano y espía al hombre anciano que dejo a Harry con Petuña. Le sorprende, e irita, que el tipo no se digne a revisar al infante que (en teoría) está bajo su ala.
Jareth no va a enviar al chico a Hogwarts, no se fía nada del viejo negligente. Tendrá buenas intenciones, pero no se puede confiar ciegamente en alguien que solo te escribió una vez: Albus Dumbledore no conoce, para nada, a la hermana de Lily Potter.
De paso, se entera que su primer libro termina donado a la caridad. Aquello logra sacarle una sonrisa irónica y maliciosa.
Con un Harry de ocho años, Jareth empieza con su educación sobre magia. Y el chico destaca como lo había anticipado: su poder es bruto y basto.
A los diez, y según la investigación de su espía, el chico puede rendir libre los tres primeros años de la famosa escuela de magia y hechicería. Algo que hacen con la discreción de sus goblins más listos y unos cuantos hechizos de ocultación: no querían dar la alarma tan pronto.
Y, así, es como Harry llega a su decimoprimer cumpleaños: sabiendo mucha magia, siendo adorable, peligrosamente calculador y muy intuitivo.
Su Majestad le arma una bonita fiesta con toda la parafernalia y regalos. El pequeño le agradece con entusiasmo y lo anima a jugar con él por el resto del día. Jareth termina cantando, bailando, disfrazado y agotado.
Pero es feliz, el agujero negro que llevaba siglos sintiendo ha estado disminuyendo considerablemente. Aunque una pequeña parte persiste, solo aplazando su inconformidad cuando ve el crecimiento de la encantadora Sarah desde sus cristales. No quiere buscar la razón de tal accionar, por el bien de su sanidad mental.
Jareth siente la mirada analítica de su aprendiz.
Algún día tengo que decirle lo orgullo que me hace.
Sonríe con malicia a los dignatarios del jefe Fae, viéndolos temblar y sudar frio. Una pequeña carcajada de sus goblins, el soplido molesto de su alcalde y la contundente sentencia de Harry: la ley era rechazada.
Tras unos minutos de despedidas, el rubio y el jovencito quedan a solas.
⸺Jareth, estoy preocupado… ¿estás seguro de que Seralyndra ha muerto?
El rey de los goblins suspira pesadamente, recordando las palabras del Gran Rey Faeríco.
⸺Si, Harry. Y estoy tan preocupado como tú por las nuevas diligencias… pero debemos tener cuidado, podría tener espías o aliados ocultos aun en movimiento.
Seralyndra fue la bruja bendecida con la magia de la diosa Líuna, quien creo el plano de Fantasía y sus muchos reinos. El Underground (o también llamado Abalarys, en su idioma nativo) es solo una pequeña parte, lugares como Narnia, Underland (o Dimblarys en su idioma faeríco natal), Andalasia o Los Reinos Unidos de Storybrooke son bastantes más amplios que el reino goblin (ya solo el ultimo reunió a muchos otros bajo su unificación tras varias maldiciones oscuras y mezcla de familias influyentes). La Bruja Bendita, como se la llamo popularmente, fue un faro por mucho tiempo: su poder de luz, su bondad y su honor ayudo a muchos reinos contra las fuerzas que querían lastimarlos. Sin embargo, un día cualquiera Seralyndra rechazo ayudar en la Gran Guerra de los Arroyos y se la declaró traidora. Tras unos meses de la dificultosa victoria, la mujer fue visitada por el rey Eärendor en su refugio, hubo una pelea muy fuerte y Su Majestad termino hiriéndola de muerte. Aunque hoy día, mil trecientos ochenta años después, el pobre monarca se lamentaba de su arrebato. Y, por supuesto, los simpatizantes de la poderosa bruja (o fans muy locos, como les decía Jareth) aun pululaban por las tierras fantásticas.
Harry observo el rostro maduro de su mentor, mientras este pensaba sobre la situación en la que estaba su mundo. No podía negar que agradecía el que Jareth se cruzara en su vida y lo salvara de la horrible mujer con la que compartía lazos sanguíneos, pero a sus dieciséis años Harry no era estúpido: sabía que el Rey Goblin (el título oficial otorgado por la corte fae) necesitaba más que un aprendiz. Jareth necesitaba una esposa y herederos, como los altos mandos fearies demandaban. Y, dispuesto a darle una mano, lo había estado espiando por unos meses descubriendo a la joven de casi quince años llamada Sarah. No iba a dejar pasar la oportunidad, solo esperaba que el rubio no se enojara con él por meterse en el medio.
⸺Bueno, ya que no podemos hacer más… ¿puedo hablarte de un tema que me da curiosidad?
El apuesto faerie salió de su mente y observo el casi inocente rostro del chico de cabellos negros. Entrecerró con algo de desconfianza los ojos y, con calculada cautela, retomo su asiento para asentir a su compañero.
⸺Estaba releyendo Unankitan y me preguntaba ¿Cómo es posible que el hechizo de Italí no lo llevara hacia su amada?
¡Ah! La historia romántica de los fundadores de Dimblarys… También es de mis favoritas.
⸺Bueno, principalmente porque no guardo su corazón por precaución… y segundo, porque la bruja Khaldriana estaba usando su amuleto de ocultación.
Harry deliberó la respuesta un momento y, al entender, volvió a preguntar entusiasmado.
⸺¿Es posible sacar tu corazón y dejarlo a resguardo? ¿para qué podría servirte algo así?
⸺Si, lo es. Y la mejor razón es que puedes resguardar una parte de tu poder: si haces un trato que te debilita, o por algún motivo pierdes fuerzas, tendrías un último as bajo la manga.
Harry volvió a guardar silencio, pensando en esas palabras y como llegar a donde quería. Pronto, lo tuvo claro.
⸺¿Y tú has hecho eso alguna vez?
Jareth estudio a su discípulo antes de responder con verdades a media.
⸺Puede que sí, puede que no, soy invencible ¿para qué tener un resguardo?
Harry se carcajeo divertido: por supuesto que esa sería su respuesta, no que él buscara saberla. Una vez calmado, se enderezo para pedir lo que quería.
⸺Si yo quisiera hacerlo ¿podrías enseñarme cómo?
Jareth se sorprendió de la seriedad que tenía el semblante ajeno. Aun así, no respondió de inmediato, no era un tipo de magia que se debía hacer por mera diversión.
⸺¿Un durazno maduro sabe mejor que uno a medio camino?
Harry abrió sus ojos ante la prueba de su mentor. Pero, no estando dispuesto a retroceder respondió con seguridad.
⸺Así como las nubes son de azúcar, y las hojas de los árboles son de menta.
Jareth se carcajeo por el descaro del morocho, sabía que tenía valor.
⸺Muy bien, mi aprendiz. Te enseñare, pero una advertencia: cuidado donde lo dejas.
No habían pasado ni dos semanas y ya estaba arrepentido de dar su brazo a torcer. Harry era un dolor en el trasero, en el mejor de los casos, y una dragona a la que le quitaron su bebé, en el peor. Había dominado el encantamiento de desdoblamiento y encapsulación, creando una magnifica pieza de cristal encantado como objeto que representaba su corazón: duro, transparente y puramente mágico, como él mismo era.
¿El problema?
Ahora quería saber cómo, a través de su corazón materializado a partir de su magia, podría encontrar a su pareja de alma. Lo que conllevo a que Jareth le mostrara con el suyo.
¡Y maldita sea su suerte que dio con ella!
Sarah.
La niña del peluche de goblin.
Sarah.
La niña de ojos hermosos.
Sarah.
La niña a la que le había obsequiado el segundo libro.
Sarah.
La hermosa quinceañera que le robaba horas del día.
Sarah.
La hermosa jovencita que lograba sacarle ternura.
¡Maldito seas, mocoso del demonio!
Harry se propuso a atormentarlo cada hora, de cada día, en que Jareth no se decidía a ir en busca de la chica. “Ve, dale un ramo y dile que te gustaría cortejarla”, o “Ve, ráptala y dile que es la elegida por una profecía para ser tu esposa”, o “¡Pero que necio eres! Ve y dile que la amas ¿no querrás que alguien te la robe, o sí?” eran algunas frases que estaban poniendo a prueba su paciencia.
Por desgracia, Jareth sabía que el chico tenía razón: entre más tiempo pasara sin presentarse, más le dolía la distancia. Un resplandor dorado medio apagado lo saco de sus pensamientos.
⸺Harry… lo estas sobre pensando, trata de relajarte…
⸺Uf, es más difícil de lo que creía…
Jareth pensó que, si él era tan insistente en que el monarca fuera con su pareja, estaba alegre de que Harry no dominara el hechizo y encontrara a las suya. Casi que le daba pena esa pobre alma que no tenía idea la clase de peso pesado que era el muchacho.
Va a necesitar una buena lengua afilada que le pare el carro… o ser el doble de terco.
El solo pensamiento le dio escalofríos y espero, contra todo pronóstico, no estar entre esos dos personajes o su cordura peligraría. Harry es muy poderoso, no creo que tarde mucho en realizar el embrujo… ¡pobre de mí! Estaba por dar por finalizado el aprendizaje, cuando uno de sus hombres lo interrumpe.
⸺Carta de su Real Majestad.
La concentración del jovencito se interrumpió, por lo que su lección se dio por terminada. Jareth, sorprendido y curioso, despacho al goblin después de tomar la misiva.
⸺Que raro…
⸺Ya lo creo.
Estuvieron un momento en silencio, hasta que un suspiro cansado salió de los labios delicados del monarca.
⸺Ve a empacar tus cosas, Harry: el rey Eärendor te requiere en una misión.
Aquello era inesperado, pues nunca habían solicitado a su aprendiz. Que fuera el mismo Gran Rey el que lo hiciera decía mucho, no negaría el orgullo que este acontecimiento le traía… junto con la preocupación de todo adulto que manda a un jovencito a la guerra.
Levantó la mirada y observó al sorprendido Harry con una leve sonrisa.
⸺Y, Harry… procura no meterte en problemas.
La sonrisa brillante del muchacho le da una agradable sensación de tranquilidad.
Un año, el muchacho se había ido hace poco más de un año y la soledad ya estaba atormentándolo otra vez. Hace cuatrocientos años no le abría importado, pero, de un tiempo a esta parte, llevaba sintiéndose demasiado cansado. Del tiempo que no parece traerle ningún cambio, de las caras de los imbéciles de la corte, de sus descerebrados súbditos… todo permanecía igual. Harry había sido un aire fresco a su monótona existencia, una que regreso con peso pesado.
Bueno, tal vez…
Mas tarde, ese día, no recordaría lo que estaba por decir, cuando una fuerza mágica traída por el viento le susurro las palabras.
“Desearía… desearía…”
¡Bendita sea! Era ella… Mi Sarah.
Jareth se alisto, algo en el aire le decía que esta noche seria la oportunidad perfecta.
Y no podía echarla a perder.
Chapter 2: El Rey Goblin y La Campeona de Labyrinth
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Sarah había ganado, entendiendo la importancia de su hermano por sobre sus berrinches infantiles y sus objetos materiales. Jareth estaba orgulloso de ella, no podía negar la sonrisa que le sacaba verla crecer en su interior y convertirse -de apoco- en la mujer que es su igual.
Aunque me apena tener que dejarla ir...
Vio con diversión (y un poco de anhelo, si ha de ser sincero consigo mismo) la fiesta que se llevó a cabo, en el bonito cuarto de la chica, celebrando la victoria. Sus súbditos hacían mucho ruido, así que puso un hechizo silenciador para evitar que los adultos de la casa descubriesen el lio que estaban armando.
Son unos demonios traviesos. Un poco de cariño se dejó caer en el pecho del faerie... solo un poquito, por sus goblins.
La celebración duro un buen rato, antes de que el sueño hiciera aparición. Uno por uno, los pequeños bribones fueron despidiéndose y regresando al Labyrinth, siendo los últimos los tres amigos de la campeona (y el fiel corcel del noble caballero, por supuesto).
⸺Bueno, nos estamos viendo chicos.
⸺Si.
⸺Sarah, amiga.
La abrazaron otra vez, antes de que sir Didymus, Ambrosius y Ludo fueran desmaterializándose.
⸺Y recuerda, Sarah: si no necesitas, solo llámanos.
⸺Por supuesto, Hoggle... te extrañare.
⸺También yo, amiga.
Cuando se quedó sola, un fuerte suspiro salió de sus labios. Al menos, no tengo que limpiar... Sarah observo que las decoraciones -además de los restos de la fiesta- se desvanecieron con los goblins. Fue a su armario y decidió darse un baño, para irse a la cama limpia y refrescada.
Las semanas transcurrieron tranquilas dando paso a los meses, tanto Robert como Irene fueron notado el cambio en la joven de dieciséis años. Sorprendidos, emocionados y muy felices de verla madurar, la relación entre los tres empezando a mejorar. Gracias a ello, Robert se da cuenta de que le falta más comunicación con su hija, y decide explicarle algunas cosas sin miedo ya, a que su infantil visión del mundo entorpezca la conversación volviéndola frustrante. A su vez, Irene comprende, entonces, que no debe imponer sus formas a la jovencita: Sarah puede ser diferente en muchos aspectos, pero es alguien que requiere lealtad y confianza para abrirse. Y la muchacha aprende a escuchar y entender a los adultos, sabiendo que solo quieren lo mejor para ella.
Jareth es testigo de las experiencias que llevan a la familia a profundizar sus lazos, que es una de las cosas que le intriga más de los humanos: como se adaptan, crecen, se desarrollan y evolucionan en una mejor -o peor- versión de sí mismos. Algo que, a él, como faerie, le cuesta más... a pesar de haber nacido mortal.
Aquel espionaje, ayuda al soberano del Underground a sobrellevar la usencia de su discípulo y la de su amada.
Unos tres meses después, y casi a mediados de febrero, en la escuela de Sarah organizan un baile de San Valentín y eso le da al enamorado Rey una buena oportunidad para ver si podían quedar en buenos términos. Se dirige a la zona de comercio de la cuidad donde vive la chica, se transforma en su versión humana y se dispone a comprar algunos regalos para su amada.
Ya verás, cosa preciosa: ¡Serás la más hermosa!
Mientras tanto, aun en la escuela, Sarah siente un hormigueo en su interior... uno de antelación, algo bueno estaba por pasarle.
Me pregunto de que tratará... ¿será algo relacionado al baile?
Sarah suspiro soñadora ante la idea que le surgió de pronto: él viniendo a escoltarla al baile, prometiendo que esta vez no habría fuerza que los separara... Ella le dio muchas vueltas en su cabeza a las emociones -y sentimientos- que le despertaba Jareth. Fue a raíz de las charlas con Irene (sobre cómo había conocido a su padre) que consiguió entender un poco más su sentir. Aquello la llevo a preguntarle a su madrastra sobre varias cosas relacionadas al amor, dando como ejemplo los personajes de su cuento y enmascarar -aunque sea un poco- su anhelo de entender a Jareth o lo que siente por él. La mujer, emocionada de que el tema le interese al fin, la retuvo en una extensa conversación de corazón a corazón.
A Sarah le quedaron varios puntos clave después de ese momento. Primero, y principal, Jareth sí fue generoso: había cumplido con sus deseos y caprichos, a pesar de que realmente no tenía obligación de ello. Jugando el papel del villano seductor, volteando el mundo de cabeza para entretener a su imaginativo ser. Segundo; Jareth no mintió, pero, tampoco fue textualmente honesto: se manejó con sutilezas en sus palabras, contexto y acciones para demostrarle a ella su punto. Tercero, le gustaba espiarla: vigilando sus pasos, y, durante la travesía, poniéndola en peligro en determinados momentos. Esa parte le generaba querer estrangularlo, si lo veía de nuevo le pediría explicaciones, se sentía dolida por eso. Y todo eso, le daba el punto cuatro: Jareth estaba enamorado de ella.
Sarah no hubiese llegado a esa conclusión, de no ser por Irene y su padre. En el planteo que les presento, unos días después de la charla con su madrastra, pidió su opinión al respecto. Ambos concluyeron que era amor, dejando a la adolescente inquieta ¿Jareth la amaba? ¿le había roto el corazón al Rey de los Goblins? Y, lo más importante, ¿ella lo amaba? ¿o podría armarlo de vuelta? Su conclusión fue que le gustaba la idea de amar a un ser inmortal y mágico, le atraía la belleza enigmática y peligrosa del soberano, pero, aun así, no estaba segura de amar a Jareth.
Después de todo ¿realmente conozco al hombre?
Y, ahí, entraba el quinto punto: Sarah quería conocer al Jareth real. Descubrir sus secretos más profundos (como él conocía los suyos) y ver si podía retribuir ese amor.
Cuando las clases terminaron, horas más tarde, se fue tranquila a su casa. Últimamente reflexionaba mucho, pues, gracias a su aventura, estaba dispuesta a crecer y vivir nuevas experiencias, salir de la reconfortante zona segura de la niñez y abriéndose camino en el mundo adulto que aguardaba a la vuelta de la esquina.
Irene la aguardaba en la entrada, llevaba a su hermano y una bolsa para la compra.
⸺Sarah, querida, voy a ir a comprar algo que necesito para la cena: no te molesta quedarte con tu hermano, ¿verdad? Quisiera ir y venir rápido.
⸺No, claro, ve tranquila.
La joven extendió sus brazos para tomar al infante y la mujer sonrió agradecida.
⸺Gracias, cielo ¿Qué te parece unas golosinas como postre?
⸺Si, que rico ¡gracias!
Los inocentes ojos de la muchacha le saco risitas a su madrastra.
⸺Traeré los favoritos de tu padre y nos chocolatines para nosotras, ¿te parece?
⸺¿Aun le gustan esas gomitas de melón?
La cara de asco también se reflejó en la rubia.
⸺Se las come como si fueran de aire…
⸺Bueno, algo tenía que tener el pobre.
La conversación graciosa, y de fingido melodrama, termino con unas carcajadas de ambas antes de que Irene saliera a comprar.
Sarah entro a la casa, dejo la mochila al lado de la puerta y fue con su hermanito a la cocina a servirse algo para tomar. Balanceo al bebé y el vaso con cuidado, saliendo de la cocina con rumbo al living. Una vez allí, tomo un sorbo, dejo su bebida en la mesita de luz, coloco a Toby en el sofá y estuvo jugando con él (haciéndole caras graciosas, cosquillas y travesuras) un buen rato hasta que Irene volvió. Aprovechando un momento que madre e hijo se quedaron juntos, subió a su recámara para cambiar su calzado por otro más cómodo y, estaba por bajar de nuevo, cuando un paquete sobre su cama le llamo la atención.
Con la curiosidad bullendo en sus entrañas, la chica se acercó al paquete y lo tomo con cuidado. Sus ojos verdes examinaron el envoltorio de color crema, sus dedos recorrieron el lazo con reverencia y sus mejillas pronto denotaron la alegría: un regalo inesperado siempre la ponía de buen humor.
Bajo el paquete de vuelta a su cama, tomando asiento también, dispuesta a abrirlo. Jamás se dio cuenta que, desde la ventana, un búho blanco la observaba contento.
Al sacar la tapa, un envoltorio de papel manteca obstruía la visión, sin embargo, una tarjeta muy elegante descansaba en el centro. Con algo de nervios, Sarah la tomo y leyó en silencio sintiendo el retumbar de su corazón como si estuvieran golpeando un bombo en sus oídos.
Queridísima mía:
¿No te has olvidado de mí, o sí? Ciertamente, yo no lo hago. Me he enterado por un pajarito que tienes un baile al que acudir este San Valentín y me he preguntado ¿Quién mejor para acompañarte que yo? Después de todo, ya hemos compartido uno antes y, realmente, amaría tener otra oportunidad de verte lucir esplendorosa ¿Qué dices, mi Cosa Preciosa? Aceptarías un nuevo baile con este -no tan- humilde servidor, nada me haría más feliz que volver a verte.
Tuyo, Rey Goblin.
El pequeño gritito de Sarah, acompañado de una nerviosa risita, conmovió el corazón del soberano y voló para darle privacidad, sabiendo que la respuesta era positiva. Una vez calmada, la jovencita se apresuró a descubrir el vestido precioso que el rubio le había comprado, junto a un collar y unos pendientes. Sarah estaba tan feliz que casi sale corriendo a decirle a Irene que la ayudara a responder la petición… aquello la bajo de un plumazo al instante.
No puedo decirle nada a nadie… me creerán loca…
Un poco menos entusiasmada, guardo todo como estaba al principio y, dejando el paquete a resguardo en su armario y la tarjeta en su escritorio, tomo algunas cosas y bajo al living para hacer la tarea del día.
La fecha del baile finalmente llego, junto con los nervios. Sarah les tuvo que decir a sus padres que había conocido a un muchacho en el parque algo mayor (proveniente de otra cuidad que estaba visitando a un pariente por la zona) y le había pedido ser su cita ya que tenían gustos similares y le caía muy bien. Si bien Robert estaba reticente a ver a su única hija con un posible candidato a novio, Irene estaba muy emocionada y ansiaba conocer al muchacho. En cuanto la adolescente le mostro lo que usaría, la mujer estallo de alegría dispuesta a prepararla para la ocasión.
Sarah estaba esperando que el esmalte de uñas secara, Irene escogió un color perla para que combinara con su hermoso vestido y le estaba peinando en un semi recogido muy bonito. La chica aprovecho para recordar la contestación al Rey.
━✧❂✧━
Después de terminar sus deberes, y almorzar, finalmente decidió escribir una carta para Jareth. Su regalo había llegado dos días antes y ya había descartado como veinte tarjetas, no pudiendo escribir de manera corta todo lo que pretendía. Tras pensarlo mejor, su conclusión fue el escribirle algo más largo. Tomo su cuaderno, su libro El Laberinto, una cartuchera y su morral, salió de su cuarto y bajo las escaleras.
Se encamino a su parque favorito, refugio que siempre estuvo para ella desde que era una niña pequeña y que fue el escenario de sus actuaciones. Escogió el lugar más cómodo para su cometido, se acomodó, respiro profundo y, con la calma del lugar, reflexiono un poco antes de plasmar sus palabras en la misiva.
Mi estrambótico Jareth:
Antes que nada, quisiera agradecer el regalo que me has dado para el nuevo baile, tanto el vestido como la pedrería son preciosos y realmente aprecio el gesto. Me gustaría saber cómo logras estar tan al pendiente de mi persona ¿no estarás espiándome, bribón? ¿tendré que cuidar mis espaldas de las avecillas ahora? Aun así, admito que la propuesta es imposible de rechazar, te espero a las 19hs en la puerta de mi casa (si, vendrás a buscarme como el caballero que eres ¿verdad?).
Ahora, la verdadera razón de mi carta… Estuve pensando mucho sobre nuestro encuentro, el viaje por el Laberinto me ha hecho madurar (al menos, un poco ¿creo?) y, al final, te debo una disculpa. Lamento que tuvieras tantos quebraderos de cabeza por mi causa, y te lo agradezco al mismo tiempo. Jugaste el papel que deseaba y fue maravilloso, me sentí más viva que nunca (aunque lo de la serpiente y los limpiadores fue algo exagerado ¿pretendías matarme de un infarto, o qué? Travieso, me saliste). No estoy molesta, ni pretendo vanagloriarme ni humillarte. Te aprecio, aunque algo de miedo me inspiras (¿has considerado tu explosividad? Tal vez deberías bajarle un poco de espuma a tu chocolate) y te respeto. Puede que no te entienda del todo (o mucho), pero procurare ser más comprensiva ¿harías el esfuerzo de serlo conmigo, también?
No sé cómo, ni porque o, tan siquiera, si hay algo que pueda valer la pena para alguien como tú, pero llegue a una conclusión al analizar mejor tus palabras y acciones: Estas enamorado de mi ¿verdad? Es algo extraordinario, maravilloso y, por qué no decirlo, aterrador. Aun soy muy joven para entender por completo ese sentimiento, pero (créeme) lo quiero hacer. Supongo que, lo que pretendo decir, es que me gustaría intentar corresponderte: si, me atraes mucho (ya de seguro lo sabes), sin embargo, de eso a amarte… creo que hay demasiado trecho. Me gustaría que nos fuéramos conociendo de a poco, soy humana y muy joven (sin contar que inmadura y caprichosa). Odiaría causarte más dolor (seguro mi rechazo en ese último tramo no te sentó nada bien) o jugar con algo tan valioso como tu corazón. Tienes una ventaja enorme: me conoces mejor que mi sombra ¿me permitirías conocerte de igual forma? Algo dentro mío me dice que descubriré un tesoro ¿podría reclamarlo para mí? Si bien no creo tener la misma fuerza en mi sentir que tú por mí, creo que tu camino será infinitamente más sencillo (o al menos eso espero, perdón de antemano por mis arrebatos procurare poner de mi parte).
Con todo mi cariño,
Sarah, tu cosa preciosa.
━✧❂✧━
Le había dado la carta al Sabio, pues temía que Hoggle o Sir Dydimus fueran rechazados apenas sean vislumbrados. Se sentía mejor, ahora que le aclaro su sentir y preocupación. Jareth respondió con una tarjeta, aceptando su postura. Y ella estaba irremediablemente curiosa sobre su accionar, pues le había dicho que la llevaría en citas si su tiempo se lo permitía.
Aquello la hizo sonreír feliz.
⸺Cielo, ya terminé, vamos a bajar… no falta mucho.
La voz de Irene la regreso al mundo real y asintió emocionada. Su padre la recibió con Toby en los brazos, una vez que se encaramaron en la entrada.
⸺Estas hermosa, mi niña… parece mentira como pasa el tiempo.
⸺Gracias papá.
Justo cuando el reloj marco las 19 hs, unos toquecitos en la puerta, hizo voltear a los adultos. Irene estaba que no daba más de la felicidad, mientras que Robert tenía una sonrisa entre resignada y contenta.
Sarah fue a abrir la puerta, con una dulce sonrisa y algo de nervios. Si ella sabía qué tan atractivo era Jareth, acababa de recibir una nueva definición de belleza… y estaba en completo shock. Jareth tenía el cabello corto, pero su peinado era elegante y le daba un aire sensual al mismo tiempo (¿Cómo lo conseguía? Suponía que era algún tipo de magia). Sus ojos bicolores se destacaban mejor sin tanto flequillo sobre ellos, al igual que sus rasgos afilados y simétricos. Su altura -a pesar de no llevar sus típicas botas- no menguaba, lo que alegro secretamente a la chica de ojos verdes. Y, como correspondía dada la ocasión, su ropa era impecable y perfecta: un traje azul con dorado y negro que recordaba a su traje de la mascarada (y ella cayó en cuenta que su vestido blanco también daba una reminiscencia de esa ocasión).
⸺Hola, Jareth… pasa, mis padres quieren verte.
Tras varios segundos de contemplación, se movió de su lugar y dejar pasar a su pareja de baile.
⸺Gracias, Sara. Te ves hermosa, por cierto.
⸺Tu igual… y buenas noches.
⸺Buenas noches.
Jareth le sonrió galante y, con un giño travieso, se presentó a los expectantes adultos que aguardaban al lado de la mesita florera.
La primera que dio unos pasos en su dirección fue Irene, quien estaba sorprendida -y fascinada- de la atractiva apariencia del joven.
⸺Hola, Jareth, es un placer conocerte. Buenas noches, soy Irene Williams y este de acá es mi esposo Robert, el padre de Sarah.
Jareth tomo la mano delicada de la mujer y beso su dorso con respeto, a lo que su marido casi se carcajea, realmente este chico es algo teatral.
⸺Buenas noches, gentil señora, agradezco su amabilidad. Es bueno conocerla también, Sarah la ha mencionado un par de veces.
⸺Espero que cosas buenas.
⸺Por supuesto.
La divertida sonrisa de la rubia aligero el estómago de la nombrada. Entonces, fue su padre quien saludo al invitado.
⸺Bueno, muchacho, espero que el viaje no fuera cansador: Bienvenido a Cremmel Hill.
⸺No para nada, ⸺dijo con una sonrisita engreída, saludando al hombre con un apretón⸺, realmente amo manejar y no se me dificulta viajar tanto ni tan lejos.
Estuvieron los próximos ocho minutos con la charla de rigor, el recuerdo del horario de regreso, una amenaza sutilmente vedada sobre no propasarse con su hija (que tanto madre como hija recriminaron con la mirada, Jareth simplemente se lo tomo con diversión) y el deseo genuino de que la pasaran bien.
⸺Sabes, me cayeron muy bien.
⸺A ellos también les caíste bien.
Jareth la miro con los ojos brillando de la emoción.
⸺Genial, no querría llevarme mal con mis futuros suegros.
Aunque el comentario fue jocoso, ambos sintieron sus corazones retumbar como locos ante la posible perspectiva. Jareth, en especial, deseaba que su deseo más impensable se cumpliera. Observo con amor a su acompañante mientras se reía divertida, pensando en lo hermosa que era y en cuanto había cambiado su mundo con ella.
Esta decidido, voy a cantarle esta noche.
El principio de la velada transcurrió sin ningún problema. Ambos estaban disfrutando de la comida, la bebida, la música y las miradas de envidia que les daban. Las compañeras de Sarah, incapaces de creer que semejante partido quisiera la compañía de alguien tan rara como ella, intentaban por todos los medios posibles llamar la atención de Jareth. Casa que no conseguían, dejándolas frustradas. Los chicos, en cambio, estaban notando la belleza innata que tenía la muchacha, sin sus estrafalarias vestimentas infantiles, después de todo era la primera vez que la veían con vestido y maquillaje. Sin embargo, Jareth les lanzaba miradas de superioridad y advertencia: Sarah era suya y más les valía no entrometerse. Su aire de rey peligroso se dejaba entrever y hacia desistir hasta al más valiente de ellos de ir a saludar.
⸺Si sabes que no estas en el Underground, ¿verdad? ⸺la diversión asomando por su rostro.
⸺Mi querida Sarah, no sería yo mismo si dejo que la chusma se acerque a mis tesoros.
Sarah negó dramáticamente y su acompañante se carcajeo sombríamente. Finalmente, tras calmarse, aprovecho el momento.
⸺Mi dulce, cosa preciosa… ¿me permites un nuevo baile?
⸺Por supuesto, ¿Cómo negarse al rey de los goblins?
Jareth estaba cada vez más enamorado de esa humana, pues la mirada retadora de la joven daba a entender un par de cosas. Oh, mi buen señor… voy a morir de felicidad, tiene que ser ella… mi igual, mi compañera, mi verdadero camino…
Con su magia, la banda de música empezó a entonar una melodía hermosa, y nueva, que el faerie acompaño, pronto, con su melodiosa voz.
I was lost. I was shattered (Yo estaba perdido, yo estaba destrozado.)
I was lonely. I was blue (Solitario y triste.)
In my world full of shadows (En mi mundo lleno de sombras,)
Covered in cobwebs (cubierto de telarañas.)
Draped in gloom (Envuelto en penumbras.)
Otras parejas aprovecharon el momento y se unieron a ellos, pero Sarah solo tenía ojos para su rey incapaz de creer que lo tenía cantando de nuevo enfrente suyo. Su corazón, finalmente, admitió lo que la razón le gritaba desde hacía días: ella estaba más que enamorada.
And then, something happened (Y entonces, algo sucedió:)
You just came waltzing in (Llegaste bailando un vals.)
Like a warm summer breeze (Como una cálida brisa de verano.)
And spring bloomed again (Y la primavera volvió a florecer.)
And I caught myself smiling (Me sorprendí sonriendo.)
For the first time since I don't know when (Por primera vez desde no sé cuándo.)
Jareth dejo en cada palabra algo de si, viendo los ojos amados brillar de adoración. La misma que había en los suyos al observar a su campeona. Estaba dispuesto a revelarle su historia, sus secretos, todo lo que era y ponerlo en sus delicadas manos. Seguro de que, esta vez, no caería en saco roto.
Because of you, because of you (Por ti, por ti.)
How long I've waited for someone like you (¿Cuánto tiempo he esperado por alguien como tú?)
Say it's true, tell me it's you (Di que es verdad, dime que eres tú.)
All my world needed (Todo mi mundo lo necesitaba) *
To see it through was you (atravesar, y ver que eras tu.) *
What is this feeling that's got my heart reeling (¿Qué es este sentimiento que tiene mi corazón tambaleándose?)
I'm scaling the walls and I'm pacing the floor (Estoy escalando las paredes y rodando por el suelo.)
I know this desire that's loaded with fire (Conozco este deseo que está cargado de fuego.)
'Cause it's a fire that's burned me before (Porque es un fuego que me ha quemado antes.)
And I don't know if I have the power to try (Y no sé si tengo el poder para intentarlo.)
The last time I did left me battered and bruised (La última vez que lo hice me dejó maltratado y magullado.)
I felt my heart die, I've got nothing inside (Sentí que mi corazón moría, no tengo nada dentro.)
Well, then I guess I've got nothing to lose (Bueno, entonces supongo que no tengo nada que perder.)
I will tear the blinds and let all this light (Arrancaré las persianas y dejaré entrar la luz.)
Wash out the hurt and lies I went through (Desterrar el dolor y las mentiras por las que pasé.)
I will wave goodbye to sobbing in the night (Me despediré de los sollozos en la noche.)
I'm gonna let my life start anew (Voy a dejar que mi vida comience de nuevo.)
How long I've waited for someone like you (¿Cuánto tiempo he esperado por alguien como tú?)
Say it's true, tell me it's you (Di que es verdad, dime que eres tú.)
'Cause you just came waltzing in from out of the blue (Porque acabas de entrar bailando de la nada.)
Please say, it's you (Por favor dime que eres tú.)
Si le preguntaran a Sarah como regreso esa noche a su hogar, o que más paso después de su baile, la respuesta -muy probablemente- seria “estuve bailando en una nube de algodón de azúcar”.
Chapter 3: El Rey Goblin y El Príncipe Mestizo
Chapter Text
Al terminar la misión, Harry había encontrado al Dragon controlado por Mellow, el mago oscuro de los elfos del oeste, y lo libero de las ataduras poniéndole fin al reinado del malvado tirano. El ejército del Gran Rey contuvo a sus hombres mientras el joven mago liberaba al animal y asestaba el golpe de gracia al bastardo.
Tres años.
Tres años ajetreados, muchos cadáveres, varias batallas y muchas bajas. Pero el adolescente de ojos verdes estaba listo para volver a casa.
El rey Eärendor recibió a los vencedores con un festín, y habitaciones para que descansaran en el castillo recuperado de su primo paterno (quien estaba feliz, y agradecido, de recuperar sus tierras). Tras socializar un rato, recibir alabanzas y una cantidad sustancial de la recompensa que el Gran Rey prometió; Harry se fue a descansar.
El cuerpo cansado se quitó la ropa de gala y se acostó en la enorme -y comodísima- cama. En ese tiempo, Harry consiguió dominar la técnica de los cristales de Jareth y los usos para comunicarse con él, espiando su actuar en ocasiones concretas. Fue así, como se entró del encuentro entre el rey de los duendes y Sarah. Se el paso, muy entretenido, viéndolos interactuar, el cómo Jareth personificaba el papel que la humana deseaba sufriendo por no poder ser el mismo rompió un poco al jovencito. La vio ganar, y los vio arreglar las cosas poco después. Y los vio volver a bailar…
Aquello le dio la fuerza necesaria para enfocarse en el hechizo revelador.
Lo intento varias veces a lo largo de esos años, y cuando estaba por rendirse el recuerdo del baile entre Jareth y su pareja le dio fuerzas.
Con una sonrisa tonta, las mejillas sonrojadas y los ojos brillando de esperanza, Harry leyó el nombre debajo del rostro que el hechizo revela: Severus Snape .
⸺Pronto, mi amado, te encontrarás.
Jareth estaba en un océano hecho completamente de nubes de azúcar… estaba en el paraíso. Su felicidad contagio a su tierra y, la naturaleza en celebración, bendijo a Abalarys con nuevos territorios, más vegetación y más vida: nuevas especies, más comida, un cielo más real y el dulce aroma de las estaciones. Los traviesos duendes estaban encantados con la nieve en invierno. Jareth había invitado a Sarah la primera nevada y se armó una encantadora batalla de bolas de nieve que terminó con carcajadas y chocolatada caliente. Su relación con la humana estaba creciendo dramáticamente y todos en Abalarys sabían que, más pronto que tarde, la joven daría el sí al rey.
Los demás reinos intuían lo que pasaba por los rumores, muchos enviaban regalos y deseos de buena fe al sorprendido rubio, que se vio atestado con la buena voluntad de sus congéneres reales. La mayor bendición, llego de parte de la esposa del Gran Rey: la corona que debía llevar su madre. Aquello le saco algunas lágrimas, y termino respondiendo con una carta muy emocional, lo que le valió un sonrojo avergonzado cuando la reina Eleniireth le mando unas galletitas dulces en contra respuesta.
Volviendo a centrarse en el presente, Jareth salió de sus pensamientos y observa con una mirada enojada al par de fireys que intentaron incendiar el bosque, otra vez.
⸺Por última vez, muchachos ⸺la cansada voz del monarca puso en vilo a los extravagantes malhechores⸺, NO prendan FUEGO las raíces salidas de los árboles ¿soy claro?
La mirada de asesino aterro a los alegres esperpentos y, en conjunto, asintieron a sus palabras: nunca era bueno hacer enojar al rey de los goblins. Una carcajada juvenil se escuchó detrás del monarca. Jareth, sabiendo a quien pertenecía, parecía aliviado de recuperar a su amigo.
⸺Vamos, Jareth… ¿Qué esperabas con ellos?
Un Harry de diecinueve años se adelantó y le dio un abrazo jovial a su maestro. El rubio le presionó los hombros en señal de bienvenida.
⸺Muchachito insolente… ¿no llevas ni una hora de regreso y ya me estás sermoneando?
⸺Siempre es divertido sacarte de quicio…
⸺Tú y Sarah son expertos en eso, pero, me temo por ustedes, los goblins les ganan por goleada.
Ambos se lanzaron a reír como locos ante esa ineludible, y aterradora, realidad. Paso un buen rato, antes de calmarse y salir del bosque, rumbo al jardín privado del rey para charlar sobre las buenas nuevas.
Jareth Escucho alegre, la apasionante aventura del jovencito liderando la misión del Gran Rey. Compartieron impresiones sobre algunas cosas que Harry aprendió en el camino, descubriendo que la agudeza del mago se vio expandida por la experiencia. Jareth también compartió sus vivencias, enterándose del espionaje y complacido de ver los avances mágicos del más chico. No fue entrada el crepúsculo, que la bomba había caído en su persona.
⸺Encontré a mi pareja… y creo que ya es hora de que los magos descubran El Laberinto .
⸺Tengo la teoría, mi queridísimo Harry, de que vas a terminar volviéndome loco.
La mirada resignada del rubio solo logro ensanchar más la sonrisa traviesa del mortal de ojos verdes esmeraldas.
Estaban unos días para terminar el ciclo lectivo. Y parecía que las vacaciones estaban muy lejos para los miembros de la Orden del Fénix.
Severus Snape suspiro molesto y con un déje de preocupación vedada. A buena hora, Minerva había ido a espiar a los Dursley (Snape grito un buen tiempo al anciano director sobre la IRRESPONSIBILIDAD de dejar al pequeño Harry con semejantes esperpentos) solo para regresar pocas horas después enloquecida sobre la desaparición del Niño Que Vivió. Albus no perdió el tiempo y movilizó a sus antiguos contactos, agregando algunos pocos nuevos, para rastrear una posible ubicación. Nada dio buenos resultados, lo que estaba preocupando a todos, inundando de miedo los corazones de todos los involucrados.
De allí, que lo mandaran a él con los muggles. Era el único que conoció a Petuña y podría sacarle información. Como si eso fuera algún veneficio… ¡ella lo odia! Y él la odiaba a ella. Sin embargo, no estaba dispuesto a que el hijo de su querida amiga estuviera perdido en las calles si podía hacer algo al respecto. Severus se hizo algunas conjeturas, plantando en su cabeza algunos escenarios y, ninguno, era particularmente agradable. Mas le vale a la desgraciada… No termino la frase o tendría que explicarle al ministerio porqué había hecho magia a un cantero frente a una casa muggle. Respiro profundo y, acto seguido, toco la puerta sabiendo quien era la única persona que estaría del otro lado. Después de todo, era un espía.
La cara pálida de puro terror fue un buen bono para su despiadada satisfacción.
⸺Hola, Tuney , tiempo sin vernos ¿me extrañaste?
El grito agudo perforó sus tímpanos, peor no hizo decaer su diversión.
⸺Oh, querida , yo también estoy feliz de verte ¿Por qué no me dejas pasar y recordamos viejos tiempos ?
La sádica sonrisa del hombre de negro solo envió escalofríos a su columna vertebral. Lo observa un rato antes de recuperar nuevamente la habla.
⸺Vete, Snape. No tenemos nada de lo que… ⸺estaba por cerrarle la puerta en la cara, pero, más ágil de lo que ella esperaba, el brazo ajeno se lo impidió.
⸺Yo no diría eso si fuera tú… no tienes un sobrino en casa ¿o sí?
Dándose cuenta de la mirada acusadora, Petuña dejo caer su boca alarmada ¡¿Como demonios se enteraron?! Oh, esto la metería en problemas… Haciéndose a un lado, dejo pasar al hombre, vigilando que ningún vecino se diera cuenta.
⸺Mira, en mi defensa, yo solo…
⸺Ahórrate el drama, quiero tus recuerdos.
Petuña se mordió el labio, esquivando la mirada oscura. Sus manos temblaban y se estrujaban encima de su regazo.
⸺De… de acuerdo, pero… ⸺los ojos le advirtieron que no seguía. La mujer tomo valor y le espeto: ⸺ El libro ya no lo tengo, tendrás que ir a buscarlo a la Iglesia de San Carlos.
Aquello le valió una ceja alzada. La mujer no dijo más y, Severus, deseando terminar con el trámite, decidió dejar pasar la frase. Se acerco con su varita en mano y le extrajo el recuerdo (o los recuerdos) para ver en el pensadero que Dumbledore le presto. Saco de un bolsillo un traslador y, sin una palabra más, dio la clave que lo llevaría devuelta al castillo. Petuña, de manera acertada, pensó que el castigo llegaría póstumamente, una vez que los magos entendieran lo que había hecho a su sobrino.
Estoy muy jodida…
La revelación inundo a todos con ira indignada e incierta esperanza. Severus, en un nuevo viaje y tras haber visto los dos recuerdos, fue a la iglesia a buscar información. El resultado los llevo hasta la casa de la familia Granger, quienes tenían una niña de siete años cuyo poder mágico estaba recién dibujada. La pequeña le cedió el libro con un poco de reticencia y la promesa de recibir otro en compensación. A Remus Lupin le sorprendió de buena gana ver el lado gentil del ex mortífago.
Una vez que todos estaban reunidos, leyeron el libro y barajaron posibilidades. No sabían qué hacer con la información, Albus había contactado a los duendes de Gringotts y ellos apenas pudieron decirle algo.
⸺Entonces, el Rey de los Goblins tiene a Harry y, pudo o no, convertirlo en uno de sus súbditos y, si queremos recuperarlo, debemos atravesar un Laberinto que, muy posiblemente, este plagado de peligros y trampas.
El resumen del profesor Flitwick fue conciso y al grano.
⸺Eso parece, Filius.
Todos estudiaron el rostro cansado del anciano director en busca del próximo movimiento. Severus, quien conoció muy bien al amante de los caramelos de limón, se adelantó al grupo.
⸺Lo llamare y recuperare al chico.
Minerva, Pomona y Poppy lo miraron con premura: siempre era el pobre conejito de indias del líder de la luz, el lado maternal de las mujeres, se sentía angustiosa cuando el joven profesor emprendía una de sus misiones suicidas. Esta no parecía ser la excepción. Arthur y Molly le sonrieron agradecidos, Remus y Kingsley se miraron cautelosos, mientras que Alastor gritó una obscenidad en contra del pocionista. Filius y Hagrid no emitieron ningún juicio, pero la preocupación teñía sus facciones. El director le impresiona con amabilidad, asintiendo con premura.
⸺Severus, te lo agradezco. En ese caso, será mejor que te lleves provisiones, ni se te ocurrirá comer nada que provenga de allí.
El oscuro hombre le dio un cabeceo en reconocimiento.
⸺Tengo mi maletín empequeñecido con diferentes pociones, de necesitarlas.
⸺Y conocimiento de magia oscura, también. ⸺le soltó desdeñoso el viejo auror.
⸺¿Qué hay del folclore? ⸺cuestiono el hombre de tez oscura.
⸺También lo tengo cubierto, siempre fui un traga libros… y mi madre era sangre pura.
Minerva llamo a un elfo del castillo y le dio indicaciones, tras algunos segundos, regreso con un morral con suministros. Ultimaron algunos detalles por lo que quedaba de la tarde. Una vez que el sol cayo, y los únicos en el despacho fueron Albus y Severus, el plan dio marcha.
El joven adulto tomó el libro en sus manos, se paró en medio del lugar, cerro los ojos para tomar aire y soltó las palabras. Albus lo miró desde su escritorio.
⸺Desearía que el Rey de los Goblins viniera para hacer un trato conmigo.
Una tormenta sobresalto a ambos hombres, volteando hacia la ventana que, segundos antes, estuvo cerrada. Si alguna vez, en toda la planeación, imaginaron la apariencia del ser ante ellos, jamás fue como la realidad. Tanto Albus como Severus pudieron apreciar la belleza masculina del nombrado Rey de los Goblins.
Jareth los había estado mirando con un poco de aburrimiento antes de hacerse visible, con su traje negro favorito (pues era el que usaba para atender el llamado) con el que Sarah -y Petuña- le habían visto. Ahora, con su juego sobre la mesa, su ceja se alzó con arrogante seducción y sonrisa burlona, la mano izquierda en su cadera y la derecha jugando con un cristal. Su puerta distinguida, y divertida, retumbaba peligro.
⸺Bueno, bueno, bueno… parece que alguien se dio cuenta al fin, ¿eh?
⸺Si, y queremos al pequeño de regreso.
Severus no se dejaría intimidar, así que se reunió todo de si para ser lo más respetuoso posible.
⸺Me temo, estimado caballero, que lo dicho, dicho esta. El trato con Petuña está finalizado.
⸺Harry Potter pertenece a nuestro mundo.
Jareth sonando depredadoramente y la piel de Severus se estremeció.
⸺Ya no más, Severus… ⸺la voz era demasiado sensual para ser tan maliciosa⸺, ahora es uno de los míos… Pero, tal vez, pueda prestárselo por unos años…
Jareth sabía por qué era tan importante para Albus Dumbledore recuperar al chico, sin embargo, no estaba seguro con el pocionista.
⸺¿Qué tengo que hacer para ello?
⸺Cuanta valentía, Severus… dime ¿Cuál es tu más ansiado sueño? ⸺Jareth jugo un poco más con el cristal, antes de extenderlo al de ojos negros⸺. Puedo dártelo, solo olvida al pequeño.
⸺No vas a comprarme con humos y espejos, rey… ⸺y se dio cuenta de que no sabía el nombre del apuesto rubio.
⸺Jareth, mi nombre es Jareth.
⸺Rey Jareth, entonces.
El soberano de Abalarys estudio al joven profesor. Estaba intrigado con él, lo había estado observando desde hacía dos semanas y no había forma de entrar en su mente. Una completa intriga… que desentrañaría a toda costa, no iba a dejar a su discípulo con cualquiera.
Albus no interrumpió, pero estaba fascinado con el rey del laberinto. Miraba uno a otro, tratando de descubrir los próximos movimientos. Preocupado por el destino de sus muchachos. Y su mundo, claro está. Un momento de reflexión real y Jareth volvió a tomar la palabra.
⸺Muy bien, Príncipe Mestizo… ⸺Severus abrió los ojos con horror, Jareth se carcajeo burlonamente⸺. Te daré tres horas para resolver mi Laberinto. Llega hasta el castillo más allá de la Cuidad de los Goblins y búscame. Si lo logras tendrás a Harry por diez años de tu mundo… si no, permanecerás para siempre en mi reino y será el mismo Harry quién decidirá qué hacer contigo ¿tenemos un juego en marcha?
Severus trago saliva, molesto con ser tratado como mero objeto. Sin embargo, acepto sin más remedio. Se despidió de su empleador y observó como el ser faeríco usaba magia en la puerta del despacho, abriéndola unos minutos después. Con elegancia, pasó el paso a su corredor.
El humano cruzo al otro lado y se topó con unos muros de piedra tan viejos como el castillo que acababa de dejar atrás llenos de maleza muerta. Y algunas hadas volando por aquí y allá. Un enano muy feo estaba rociándole algo a unas pocas, algo más lejos de donde estaban ellos.
⸺Bueno, Severus, espero no te importe si te dejo a tu suerte… ⸺la voz divertida se fue apagando de apoco.
Cuando el pocionista se giró para responderle se encontró solo. Con resignación por la aventura, y un malestar asomándose por su estómago (él no era un gryffindor descerebrado), reviso los muros buscando una puerta o abertura. Al no encontrarla, saco su varita y convirtió unas lianas en una escalera de mano. La trepo y se pudo colar así al interior del laberinto, bajo la atenta mirada del jardinero.
Harry está en el salón del trono, viendo por uno de sus cristales al visitante. Sonreía satisfecha por la resolución de su alma destinada. Jareth estaba despatarrado como era habitual en él, ya con otro ropaje más cómodo. Había mandado un regalo a Sarah, aprovechando que estuvo en el mundo humano unas semanas. Esperaba que le gustara.
⸺ Entonces… ¿Qué te parece?
⸺No lo sé, Harry… no pude ver nada.
El chico lo miro con asombrado deleite. Jareth refunfuño como niño chiquito al que le negaron un dulce. Tengo que sacar una foto, seguro que Sarah se muere de ternura al verlo así… y me serviría como chantaje.
⸺Bueno, eso es algo nuevo y maravilloso.
⸺Búrlate cuanto quieras, si no pasa los acertijos no te voy a dejar a su cuidado.
⸺Lo hará, ya verás.
La contundencia que tenía su mirada le dio al rubio la magnitud de su sentimiento.
⸺Cuidado ahí, hijo… yo también me creí y perdí. ⸺advirtió con sabiduría.
⸺Pero tu jugaste en contra, no a favor.
⸺¿Según?
Harry lo miro boquiabierto. Y no pudo evitar la avalancha de carcajadas. Jareth solo negocia con la cabeza dramáticamente.
⸺Sera posible… ⸺condescendencia divertida en sus palabras.
Los duendes a su alrededor, con sus infinitas travesuras infantiles, estaban empezando a molestarse unos a otros aburridos. Un grupo especialmente ruidoso, e impar, le tiro al adolescente unos huesos de gallina a la cara. Con un poco de bochorno, el mago les devolvió el favor con unas bombitas de agua. Los pequeños prorrumpieron en risas estruendosas mientras su monarca veía a Severus atravesar otras dos zonas más de su laberinto.
⸺¡Maldición! Debes restringir tu magia, ya que es muy avanzada.
⸺¡Ja! Te lo dije.
De pronto, una sonrisa cruel se apareció en los labios ajenos. Harry frunció el ceño en advertencia.
⸺Oh, no te preocupes… no le hare nada que lo mate… pero, ¿Qué clase de rey seria si no se la complico un poco?
⸺Ve con cuidado, Jareth.
Unos segundos más y, rey con subditos incluidos, desaparecieron del lugar.
⸺Mas te vale salir bien librado Severus… o te quedarás aquí para siempre.
Con una suave risa, lanza el cristal al aire.
Severus paso la zona abandonada del comienzo, atravesó la zona de monolitos que le siguió y, de alguna forma, termino recorriendo la zona griega que era amplia como un pueblo. Todas esas zonas, solitarias y llenas de trampas. Intento marcar el suelo, y le cambiaban las baldosas. El hechizo de orientación se volvió loco, inutilizándolo. Se topo con unas puertas con aldabas: una de ellas lo enviaba a un bosque de risa histérica y la otra a un bosque de angustia perpetua. Termino evitándolas como la peste. Cuán agradecido estaba por su magia. De otra forma, no sabía cómo lo habría logrado. Un nuevo giro a la derecha y se topó con los guardianes de las cartas.
No que él lo supiera, claramente.
Severus se quedó observando analíticamente a los cuatro rostros interactuar. Seguro es una trampa, o un acertijo.
⸺Caballeros ¿Cuál es su trabajo?
⸺Uno de ellos, ⸺dijo el de la izquierda de abajo⸺ lleva hasta la fuente del jardín del jovencito Harry. Y el otro lleva al valle de la desesperación.
⸺Y, debo insistir, solo puedes confiar en uno: pues uno siempre miente y el otro siempre dice la verdad. Son las reglas⸺, dijo el de la derecha de abajo.
Severus sopeso un momento antes de volver a preguntar.
⸺¿Sabrán, por casualidad, cual es cuál?
⸺No, ni idea.
Los cuatro se carcajearon maliciosamente divertidos. El mago, intuyendo aquello, llamo la atención de los de arriba.
⸺Bien, esto será sencillo. Les hare una pregunta y deben responder con una de las tres opciones; estos son: negro, rubio y pelirrojo ¿juegan?
Deliberaron un momento entre los cuatro, antes de asentirle al adulto.
⸺¿De qué color es mi cabello?
Volvieron a discutir sus respuestas. Tardaron más esta vez en ponerse de acuerdo.
⸺Rubio. ⸺los de la izquierda respondieron.
⸺Pelirrojo. ⸺fue la respuesta de los de la derecha.
Severus sonriendo triunfante… antes de maldecir. Observo con atención los rostros, enfrente suyo, deliberó sus opciones y, con una solemne reverencia, saludo a los guardianes.
⸺Me temo, caballeros, que no pasare por ninguna de sus puertas. Que tengan un buen día.
Las voces lo saludaron divertidos, y algo frustrados, antes de volver a desaparecer. Severus retrocedió sus pasos y, en otra curva, dio con una puerta dorada. Quiso volver por donde vino, pero un muro le cerró el paso. No había otra dirección que pasar por la puerta.
⸺Bien, rey de los duendes, será como tú quieras.
Y, sin dudar, gira la manija y empujo. Su corazón retumbo en sus oídos, sus ojos adaptándose al oscuro pasaje.
Estaba en la cámara de un antiguo monasterio. Los duendes, de tamaños y características distintas entre sí, iban de un lado a otro acabando con diversas manifestaciones de sombras. En cuanto el humano estuvo completamente dentro, la puerta se cerró y desapareció.
Genial, atrapado.
La música, pegadiza y retumbando a su alrededor, hermano de pronto. Severus se vio en la necesidad de moverse al centro de la estancia, cuando una culebra muy grande se arremetió contra un duende mediano que traía unas pinzas oxidadas en las callosas manos.
Fue allí, donde vio al rey de los goblins en medio de un podio con la banda.
En mi tierra teníamos un festín (En mi tierra, tenemos un festín)
Y lo llamamos " Kill the Beast " (Al que llamamos "¡Mata a la bestia!")
Hicimos materializar nuestros miedos (Materializamos nuestros miedos)
Y córtalos a medida (y los cortamos en pedazos)
Frente a un duende a la izquierda de Severus, apareció una sombra que parecía una esponja con jabón para ser aplastada con una roca.
Los ojos oscuros del mago regresaron al rey Jareth fascinado.
Reúnanse, mis amigos goblins (Gather around, my goblins friends)
Como te cuento como termina la pesadilla (Mientras narro el fin pesadillezco)
Piensa en lo que más miedo tienes (Piensa en lo que más temes)
Y únete a mi Black Parade (Y disfruta de mi Paraíso Oscuro)
Mas manifestaciones a su alrededor desviaron los ojos del humano, viendo como los subditos del monarca destrozaban en pedazos las pesadillas que representaban sus miedos.
Realmente tienen más valor de lo que deja entrever su apariencia…
Cualquier monstruo, grande o pequeño (Cualquier monstruo, grande o pequeño)
Tenemos el poder para derrotarlos a todos (Tenemos el poder para derrotarlos a todos.)
Cuanto más grandes vienen (Cuanto más grandes vienen)
Cuanto más fuerte caen (Cuanto más fuerte caen)
Se estrellan, con verrugas y todo (Se derrumban, con todo y sus verrugas)
(Ellos vienen cayendo) (Se van cayendo)
Severus se movió unos cuantos metros, cuando unos dementores de sombras se le acercaron. Él no quería formar parte de la fiesta, maldición… Él no era un duende. Pronto, a los dementores, se le sumo una marca tenebrosa viviente.
Jareth lo miraba divertido y burlón, cantando con su sedada voz.
Si hay algo que te está comiendo (Si hay algo que te está comiendo)
Convierte tu miedo en una efigie (Convierte tu miedo en un símbolo)
Marchalo por el pueblo (Arrástralo por toda la Cuidad)
Quémalo hasta los cimientos (quémalo hasta las cenizas)
Y entonces serás libre (Y entonces serás libre)
Oh, genial... ahora quiere enseñarme una lección.
Malhumorado, Severus se enfrentó a sus miedos y, tirando de su magia, los hizo pedacitos. A su alrededor, los duendes lo vitorearon con alegría desbocada. Y, por primera vez, el mago se sintió respetado. Nadie, NADIE, le había felicitado por superar sus traumas… nadie estaba allí cuando lo hacía.
Y, aquí, en un mundo raro y de cabeza, lo alquilaban por algo que daban por sentado en su mundo.
No es un mal lugar, al parecer…
Regreso a observar al rey Jareth, que peleaba contra el cadáver de una bella muchachita de cabellos largos. Los goblins, alentándose entre sí y al invitado, cantaban el mantra de “ ¡Kill the Beast! ¡Kill the Beast! ” haciendo de coro al rey.
Esta lengua es larga y roja (Esta lengua es larga y roja.)
Con astas en la cabeza (Con astas en la cabeza)
Muslos escamosos y siete ojos (Muslos escamosos y siete ojos)
Y dientes tan afilados como cuchillos (Y dientes tan afilados como cuchillos)
Una serpiente por cola (Una serpiente por cola)
Y garras de afeitar (Y garras como navajas de afeitar)
Sobresaliendo de sus patas peludas (Sobresaliendo de sus patas peludas)
Una cosa aterradora con grandes alas negras.
Pero no estará aquí mucho tiempo (Pero no estará aquí mucho tiempo)
El hada consiguió derrumbar la sombra y deshacerse de ella. Las criaturas que nombraba en su canción, invocadas por los miedos de los goblins, también cayeron a manos de esos traviesos y revoltosos seres.
Severus lidio con unos cuantos miedos más, sombras grotescas que querían comerlo vivo.
Cualquier monstruo, grande o pequeño (Cualquier monstruo, grande o pequeño)
Tenemos el poder para derrotarlos a todos (Tenemos el poder para derrotarlos a todos.)
Cuanto más grandes vienen (Cuanto más grandes vienen)
Cuanto más fuerte caen (Cuanto más fuerte caen)
Se estrellan, con verrugas y todo (Se derrumban, con todo y sus verrugas)
(Ellos vienen cayendo) (Se van cayendo)
Si hay algo que te está comiendo (Si hay algo que te está comiendo)
Convierte tu miedo en una efigie (Convierte tu miedo en un símbolo)
Marchalo por el pueblo (Arrástralo por toda la Cuidad)
Quémalo hasta los cimientos (quémalo hasta las cenizas)
Y entonces serás libre (Y entonces serás libre)
¡Mata a la bestia!
¡Mata a la bestia!
Unas horas después, Severus atravesaba una puerta de piedra rumbo a otra zona del laberinto. La música, Jareth y sus duendes habían desaparecido.
Chapter 4: El Niño Que Vivió y El Príncipe Mestizo
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Jareth regreso al salón del trono con sus goblins. Y el caos volvió a ser el de siempre. El rey aprovecho para ponerse a dibujar, en el cuaderno que Sarah le regalo, sus trajes de boda. Harry dio un vistazo, le regalo algunos consejos y se marchó… era hora de que se enfrente a Severus.
El mago estaba asombrado por lo bien que había manejado enfrentarse a los merodeadores sombras… especialmente a Potter y Black. Aquello fue un cierre definitivo a una oscura etapa de su vida. Y lo hacía sentirse más vivo que nunca. En verdad, el laberinto está cambiándome… Severus tardo unos cuantos minutos en salir de sus pensamientos, percatándose de que la zona de matorrales quedo atrás y, actualmente, estaba en un bosque que rezumaba magia en cada esquina.
El brillo de las hadas sobre árboles, plantas y flores; criaturitas animalescas muy raras, el sonido tranquilo de una cascada, la suave briza. Todo fluía perfectamente a su alrededor, dándole un aire de fantasía. Fue cuando se tropezó con unas ramas caídas, que el profesor se dio cuenta de donde estaba.
—¡Maldición! Espero no haberme desviado mucho… —se puso de pie y escaneo sus alrededores, suspirando fascinado por ese lugar—. Este lugar es hermoso…
Seguro que a un niño le gustaría mucho… Severus estaba empezando a lamentar el trato, si Harry volvía a su mundo estaría con una espada sobre su cabeza. Aquí, parecía que todo estaba marchando bien. Lleno de misterios a desentrañar y con amigos con los que ser él mismo… Su mundo, por el contrario, era cruel. Despiadado.
—Perdóname, pequeño… —su voz se llenó de angustia y arrepentimiento.
Se enderezó para recomponerse y siguió adelante, prometiéndose que cuidaría a ese niño con su vida misma si hiciera falta. Anduvo un buen rato, hasta que llego a un claro donde descansaba una pequeña zona de picnic. Y, sentado con una guitarra, estaba el joven más hermoso que vio en su vida. Piel blanca que tentaba a ser acariciada, labios rojos que rogaban por ser besados, cabello tan oscuro como alas de cuervo, vestido como un príncipe de cuentos, pero, lo que dejo en jaque al ex mortífago, fueron sus ojos; ojos verdes cual hojas de abeto, llenos de un fuego oscuro y secreto, juguetones y seductores a partes iguales. Ojos que podían doblegar hasta al hombre más orgulloso…
Severus carraspeo para aclararse la garganta y se pasó la lengua por los secos labios, mientras se acercaba. Sin despegar sus ojos ónix de los contrarios. El joven sonrió burlonamente, sabiéndose ganador de algo que, el adulto, no estaba seguro en ese instante de qué. Tampoco le importo mucho.
—Hola.
—Hola, Maestro Pocionista.
Aquello lo dejo boquiabierto un momento, antes de recomponerse de todas las emociones que su presencia, y su voz, despertaron en su ser. Lo estudio un rato.
—¿Quién eres?
La mano del chico se movió en el aire, materializando un cristal, que arrojo al de ojos oscuros. Apenas el objeto toco sus manos, se transformó en una manta con un nombre hermosamente bordado. Severus no podía creerlo… sus ojos se desviaban de la manta al chico y viceversa.
—¿Co… como…?
—El tiempo aquí no es igual al del mundo humano… y su Majestad puede moverlo a voluntad.
Increíble… imposible… y, aun así… Aquí estaba un Harry que, definitivamente, no era un niño de seis años. Un Harry que jamás podría haber imaginado. Su padre no le hace sombra siquiera… Ja, la cara de Lupin y Black cuando lo vean…
—Bueno, esto es inesperado.
—Ven, toma asiento y relájate un momento, debes estar exhausto.
La amable mirada le arranco un suspiro. Aprovecho en sacar sus provisiones y pociones, no quería tomar nada de este mundo. Harry se rio por ello, lo que le ocasionó mariposas al estómago del docente.
—¿Eres un chico listo, eh Severus?
Severus se hincho en orgullo y le sonrió petulante.
—No cualquiera saca una maestría con veintiuno, ¿o sí?
—Ciertamente eres un abanico de misterios…
Severus vio la fascinación del chico por su persona, estupefacto de ser considerado por semejante criatura. Sus años de autodesprecio y baja autoestima empezaron a desquebrajarse. Su corazón retumbando salvaje en su pecho, y sin percatarse, sus mejillas se colorearon. Arrancando una mirada cariñosa en los profundos ojos verdes. Severus desvió la mirada a sus alimentos y se concentró en ellos, escuchando al otro colocarse mejor sobre el mantel a cuadros.
Las manos más jóvenes comenzaron a entonar la melodía que el chico escucho de su mentor. Ojalá tuviera la misma creatividad que Jareth… se lamentó un poco.
There's such a sad love
Deep in your eyes a kind of pale jewel
Open and closed
Within your eyes
I'll place the sky
Within your eyes
La suave voz, armoniosa y sensual, invadió los oídos de Severus. Con una curiosidad insaciable regreso sus ojos al adolescente. Bajo el hechizo de la melodía y la voz de Harry, Severus se encontraba perdido en un mundo de emociones que apenas comprendía. Los versos hablaban de amor, de anhelos y deseos que resonaban en lo más profundo de su ser. Era una experiencia abrumadora, y se dio cuenta de que había estado tan atrapado en su propia oscuridad que se había olvidado de la belleza de la música y la posibilidad del amor.
There's such a fooled heart
Beatin' so fast
In search of new dreams
A love that will last
Within your heart
I'll place the moon
Within your heart
Severus notó que Harry lo miraba mientras cantaba, sus ojos verdes centelleaban con un misterio que lo intrigaba aún más. ¿Qué secreto ocultaba este lugar? ¿Y qué secretos ocultaba el propio Harry? El hechizo de la canción lo envolvía, y por un momento, olvidó todas sus preocupaciones y su pasado tumultuoso. La dulzura de la melodía, la belleza del lugar y la presencia de Harry lo llenaron de una sensación de paz que había estado ausente en su vida durante tanto tiempo.
As the pain sweeps through
Makes no sense for you
Every thrill is gone
Wasn't too much fun at all
But I'll be there for you
Finalmente, cuando la canción llegó a su fin, el silencio se instaló en el claro del bosque. Severus miró a Harry, quien le sonrió de manera enigmática.
—Esa fue una canción hermosa, Harry —dijo Severus, su voz cargada de emoción.
—Gracias, Severus. Es una de mis favoritas. —Harry guardó la guitarra a un lado y se recostó sobre la manta—. Este lugar es especial. Aquí, la música tiene un poder único.
Severus asintió, sintiéndose agradecido por esta experiencia. Miró alrededor y vio que la naturaleza misma parecía responder a la música de Harry. Las flores parecían inclinarse en su dirección, y las hadas danzaban en el aire.
—Dime, Severus ¿disfrutas del Laberinto? —preguntó Harry, rompiendo el silencio.
—Es un lugar con bellezas ocultas, —lo miro significativamente, el jovencito se sonrojo satisfecho por su cumplido— e inenarrables peligros. Así que, sí. Lo disfruto.
—Y, ¿por quién corres?
Severus suspiró, indeciso si decirle cómo (y por qué) había llegado a este mundo misterioso. Peleo consigo mismo un rato, antes de soltar todo. Y por todo, era todo: la guerra, la profecía, su participación en la muerte de sus padres, todo cuanto sabia. Todo sobre sí mismo. Harry lo escuchó atentamente, su expresión reflejaba comprensión y simpatía.
—Estoy muy agradecido de que me digas la verdad, Severus.
—¿Crees que podrías considerar perdonarme algún día?
—Severus, —la seriedad no le quitaba su belleza natural— no estoy molesto contigo, ni con Petuña. Este es mi hogar, no podría sentirme mal por lo que me trajo aquí. Al contrario…
Severus sintió su corazón más liviano que nunca.
—Este lugar es asombroso, Harry. Es un refugio de la oscuridad de mi mundo.
Harry sonrió y extendió la mano, tocando la mejilla de Severus con ternura.
—Estoy feliz de que estés aquí, Severus. Tal vez este sea un regalo que necesitábamos, una oportunidad de redimirnos y encontrar la luz en medio de la oscuridad.
Severus sintió un nudo en la garganta mientras miraba a Harry. Este joven, con su noble belleza, estaba cambiando su perspectiva de la vida. Le estaba mostrando que había más en el mundo que la venganza y el odio, que el amor (en cualquiera de sus formas) eran posibles incluso en medio de la adversidad.
—Tal vez, en otro momento, pueda contarte las maravillas que Abalarys tiene en sus tierras.
—Me encantaría escucharlas…
Ambos se levantaron. Con un nuevo giro de sus manos, Harry hizo desaparecer los restos de su picnic. Severus encogió su morral y su portafolio de pociones, guardándolos en sus bolsillos internos. Se observaron a los ojos queriendo alargar el momento, deseando…
—Nos vemos, Harry.
Antes de volver a mezclarse entre los árboles, Harry lo llamo. Severus se giró con curiosidad. Un orbe de cristal le fue lanzado, otra vez. Al tomarlo, se convirtió en un precioso reloj con manecillas incrustadas de esmeraldas. Asombrado, y agradecido, le sonrió al adolescente.
—Buena suerte, mi Príncipe.
Severus reverencio a su compañero.
—Te ganare.
El fuego en los oscuros ojos casi hace jadear al hijo del merodeador.
—Sigue el camino, no te desvíes.
Orgulloso, audaz y enamorado, Severus Snape retomo su travesía por el Laberinto. Harry se derritió y lanzo un chillido feliz antes de transportarse a sus habitaciones. Necesitaba recuperarse de ese encuentro tan perfecto.
En el salón del trono, Jareth se reía enternecido por su aprendiz. Ahora, estaba un poco más tranquilo con respecto al oscuro mago.
Severus logro atravesar el bosque en punto de las nueve. Se había topado con unas criaturas rojas muy locas a las que se les podían salir las extremidades. Unos cuantos embrujos aturdidores y se libró de ellos con relativa facilidad. A punto estuvo de perder un brazo y el pie derecho. Ahora, refrescándose con una botella de agua, estaba enfrente de un vasto terreno lleno de objetos acumulados en montones. Y, un poco más allá, las puertas y murallas de la Cuidad Goblin.
—Maravillosa forma de casi terminar el Laberinto: cruzar un basurero…
Dejo atrás la espesura del bosque y se adentró entre las baratijas acumuladas. Estuvo más alerta que nunca, seguro de que había alguien más allí. Su instinto de espía se lo gritaba. Si las cosas que se perdían de su mundo caían aquí, alguien debía de amontonarlas. Y él no quería saber qué tipo, o tipos, de seres vivían entre la chatarra y la basura. Un par de veces escucho susurros y, a punto estuvo, de tirar alguna pila de menor tamaño. Por fortuna, daba gracias a que aún tenía su magia. Severus no sabía si el rey Jareth se había olvidado de ese detalle o había algo más al respecto. Casi media hora después, el mago respiraba tranquilo enfrente de la muralla a la cuidad.
—Bueno, no llamare la atención… me colare como siempre hago.
Transformo unas piedras en unas escaleras y trepo el muro. Camino por sobre este hasta pasar las puertas con el guardián (que Severus no se dio cuenta que había) y, trepando entre tejados, bajo hasta la plaza principal.
—Demasiado silencioso…
Sus oscuros ojos, visualizaron sus alrededores. Todo estaba en relativa paz, con los ciudadanos sin percatarse de nada y los guardias semi dormidos apostados en la entrada al castillo. Rodeado la zona baja de la enorme edificación, Severus uso sus poderes para trasfigurar una pala en una escoba con la que volar y meterse por una ventana.
—Maldita la hora que no traje una… espero no matarme en el camino.
Se posicionó y pateo el suelo. Con una sonrisa de suficiencia, Severus voló hasta su objetivo sin ningún problema. Aterrizo en el alféizar con delicadeza y dejo allí la escoba, metiéndose al interior del castillo de piedra. Un zumbido muy familiar lo recibió.
—Se parece a la magia de Hogwarts…
Aquello lo hizo sentir más seguro. Cómo extrañaba sus mazmorras… Enderezándose, bloqueando sus pensamientos con su oclumancia, retomo su camino. No tenía idea donde podría estar el rey Jareth, solo que debía aprovechar el factor sorpresa.
Harry y Jareth estaban en el jardín. Sorprendidos, y algo nerviosos, de la inesperada visita de Sarah. Ella y el joven mago congeniaron al segundo de entablar una conversación. Su asombroso parecido (salvando los pocos años de diferencia), les dio la rienda para proclamarse gemelos. Jareth suspiro dramáticamente, inseguro si eso era algo bueno o el inicio de sus desgracias.
—Oh, vamos, Su Majestad… —la sonrisa traviesa de su amada le hizo alzar la ceja interrogativamente—, cómo si no pudiera darte dolores de cabeza por mí misma.
Los tres se rieron a mares por el comentario tan acertado. Jareth la abrazo, posesivo.
—Mi cosa preciosa, por primera vez tienes razón.
—Ya verás, tú… ¡Cuando nos casemos, te vas a dormir en el sofá dos semanas seguidas por presuntuoso! —y su puchero le pareció muy lindo al monarca.
Harry estaba radiante de felicidad, con los ojos abiertos a todo su volumen esperando que Jareth respondiera. Aunque, tal parecía, que no reaccionaria…
—¡¿QUÉ ACABAS DE DECIR?!
Sarah lo miro de manera inocente, apoyando sus manos en el pecho al descubierto del rubio, inclinando la cabeza con extrañeza.
—¿Eh?
El corazón desbocado del rubio logro sacar un fuerte sonrojo, sus ojos parecían contener las estrellas del firmamento y su sonrisa se ampliaba conforme los segundos pasaban. Sarah lo miraba con cariño y, apiadándose de su amor, se carcajeo divertida.
—Oh, vamos, vamos, Jareth… ¿en serio es tan sorprendente?
—Pero… dijiste… la carta… —carraspeo un poco para calmarse y regresar a ser normal—. Me dijiste en la carta que debíamos ir despacio… o dabas a entender eso.
—Creo que alguien que no siente nada, no escribe una carta donde pide adueñarse del corazón ajeno.
Sarah suspiro, nerviosa ahora al no saber cómo explicarse. Harry se retiró silenciosamente, esa era una conversación para dos. Jareth le agradeció con un cabeceo.
—La otra tarde, estaba en una reunión familiar. Mis tías, siempre tan chismosas y desagradables como ellas solas, volvieron a preguntarme sobre si tenía un novio. Mi padre e Irene hablaron de ti. Todos quedaron sorprendidos y, entonces, mi abuela hizo un comentario…
Los ojos verdes relucieron dichosos al regresar su atención al soberano. Un delicioso escalofrío recorrió el alto cuerpo del rubio, arrancándole un gemido de los labios. Sarah se sonrojo.
—Uno sobre su matrimonio. Y, con mi gran bocaza, les dije que el día que nos casemos se iban a quedar sorprendidos de ver tu castillo. Todos se lo tomaron a chiste… pero, no deje de darle vueltas al asunto.
—Y… ¿te diste cuenta de que me amabas con todas tus fuerzas? —la inocencia y esperanza en Jareth termino impulsando el valor de la campeona.
—No, ya me había dado cuenta durante nuestro baile de San Valentín... solo quería atrasar el momento, mi hermoso Rey Goblin. —dijo con juguetona diversión tiñendo su voz.
Lo siguiente que supo Sarah, antes de desconectar su cerebro, fue el sabor dulce del melocotón invadiendo su boca y unas fuertes manos cercando su cintura.
Desde un balcón, Harry los vio unos segundos con una enorme sonrisa.
—And the Goblin Queen has rise.
Severus dio una vuelta más, se topó con una puerta y la abrió con cuidado. Un precioso balcón con algunas mesas de jardín fue lo que lo recibió. Alzando la vista, al final del mismo, un hermoso joven sonreía con la vista hacia algo debajo de donde estaban.
—And the Goblin Queen has rise.
Severus se estaba por acercar y preguntar de quien hablaba, cuando el muchacho se volteó a él.
—Oh, mi Príncipe… lo siento, no sabía que ya estabas aquí… —con algo de duda, dejo su lugar y fue hasta su amado.
—¿Interrumpo algo?
—No, no. Solo que, Su Majestad, está ocupado en este instante… ¿puedo invitarte un aperitivo?
Harry los guio hasta una mesa alejada del barandal, donde un juego de te ya esperaba. Severus se sentó algo aturdido.
—¿Debería aceptar?
Una dulce risita le arranco una ternura inmensa.
—Tranquilo, la visitante inesperada del rey Jareth hizo esto para compartir… ella tampoco se fía mucho.
Mas tranquilo, Severus acepto. Coloco su reloj en la mesa y suspiro feliz cuando un delicioso té ingles corrió por su garganta.
—La invitada tiene un gusto excelente, mis felicitaciones.
—Se lo diré.
Estuvieron una hora compartiendo historias. Harry le habló de su vida en este mundo mágico, el entrenamiento a manos de Jareth y la misión que cumplió a manos del Gran Rey. Al mago le sorprendió que este jovencito ya tuviera un vasto entrenamiento y que fue puesto a pelear en una guerra. Serbia a su causa, pero no dejaba de ser angustioso. Había conocido a criaturas mágicas increíbles y explorado tierras misteriosas. A medida que las palabras pasaban, y la tarde se volvía anaranjada y rosada, Severus sintió una conexión profunda con Harry.
Era como si hubieran encontrado un refugio en el otro. Por primera vez, en años, Severus sintió que la oscuridad dejaba entrar la luz a su corazón.
—Severus, ¿te gustaría quedarte aquí? —preguntó Harry, sus ojos verdes fijos en los del contrario.
Severus reflexionó sobre la pregunta. Sabía que había cosas en su mundo que aún debía enfrentar, pero también sabía que había encontrado algo especial en este lugar y en la compañía de Harry.
—Harry, cualquier lugar en el que estés sería el mejor lugar para quedarme… —se sinceró, su corazón entregado en bandeja de plata—, pero, me temo, que debo regresar…
—Severus, te pregunto sin tener en cuenta la guerra contra Voldemort.
—Yo… no entiendo.
Harry le tomo la mano de manera amorosa. Sabiendo que, tras la frase que había dicho, tenía la afirmación. Solo debía hacerle ver a su príncipe lo que implicaban.
—Severus, ganas al rey Jareth el derecho de llevarme por diez años a tu mundo. Libraremos juntos tu mundo, de eso no tengas duda alguna—la fuerza en sus ojos era un deleite que el adulto no dejaba de admirar, su confianza ciega en él lo hacía amarlo más—. Pero, una vez que eso termine, yo volveré aquí: es mi hogar.
Entonces, algo hizo click en la mente del pocionista. Recordó sus palabras, observo a Harry asentirle y se sintió algo bobo.
—Oh, eso… ja. Creo que soy algo despistado, Harry.
—No, es la primera vez que amas… y de manera tan completa.
Cómo puede entenderme tan bien, como si nos conociéramos de toda una vida… se maravilló el profesor.
—Sí, Harry. Me gustaría quedarme aquí contigo.
Harry sonrió, y esa sonrisa iluminó su rostro como la luna llena iluminaba desde el cielo nocturno a sus hijos. Extendió la mano hacia Severus, por sobre la mesa, quien la tomó con gratitud y aceptación. En ese momento, dos almas perdidas se encontraron en un mundo completamente mágico donde comenzarían el resto de sus días.
El laberinto había cambiado a Severus, su gobernante a Harry, de maneras que nunca habrían imaginado, pero estaban listos para enfrentar el futuro juntos, sin importar lo que les deparara.
Por fin, la luz encontró su camino entre la oscuridad.
Chapter 5: Los Salvadores del Mundo Mágico
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Albus estuvo en vela toda la noche, con los nervios de punta. No dudaba de las destrezas de Severus, pero temía la intervención maliciosa del rey de los goblins. También tenía curiosidad sobre por qué el rey Jareth no había transformado al pequeño Harry en uno de sus esbirros. Ojalá mi muchacho descubra la razón… Si sus cálculos son correctos, Harry contaba con seis años y podrían tenerlo hasta sus dieciséis. Aquello no le terminaba de gustar, quería darle una formación completa al hijo de los Potter. Pero, de nuevo, estaba fuera de sus manos. No tenía mucha idea de cómo decirle el rol que jugaría en la guerra, o qué tanto debía saber; sin embargo, algo le tendría que decir, no disponían de mucho tiempo. Entrenarlo sería un desafío…
Termino su decimotercera taza de té, dispuesto a servirse una nueva, cuando un brillo mágico apareció de la nada frente a su escritorio. Cerro los ojos unos segundos, antes de que se apagara y abriera sus destellantes ojos azules de nuevo.
Se levanto para saludar al recién llegado.
Severus lo saludo con una mueca orgullosa y se apartó para dejar ver a un joven hombre alto, vestido con jeans oscuros, botas altas, camisa verde y una capa de viaje negra. Su rostro le pareció familiar, sin embargo, no tenía idea de quien era. Observo a ambos sentarse y busco con la mirada al pequeño niño que debería estar allí. Le tomo unos segundos darse cuenta del asunto… y tuvo que sentarse de regreso en su silla para no caer por el asombro. Regreso la mirada al adolescente y, ahora con meticulosa observación, busco… Los ojos de Lily, la mandíbula de Fleamont, la nariz de James, los hoyuelos de Rosset… y la cicatriz que sabia no había estado allí segundos antes.
⸺Es… es una sorpresa Harry, pero me alegro de tenerte aquí.
La burlona sonrisa del joven le recordó al rey faeríco.
⸺¿Qué… cuantos años tienes?
⸺Diecinueve.
El silencio reino por un momento indefinido, Albus procesaba el asombroso descubrimiento. Severus devolvía a los elfos el morral y servía un poco de té con galletas, tanto a él como al invitado. Harry no parecía perturbado ni ansioso, estaba allí tranquilo y a la espera.
⸺¿Acaso… allí el tiempo es…? ⸺no tenía ni idea como plantear su duda.
⸺Diferente.
⸺¿Crees que podrías…?
⸺No. ⸺fue la contundente respuesta⸺ Los secretos de Abalarys, se quedan en Abalarys.
Albus volvió a callarse. Los recién llegados comieron y bebieron en un cómodo silencio, mientras el director de Hogwarts reunía sus pensamientos y se dignaba a elegir un plan de acción.
⸺Bueno, mi muchacho… ⸺estaba por darle la bienvenida cuando fue interrumpido.
⸺Agradecería, director Dumbledore, que dejara la familiaridad… no le eh dado ese privilegio.
La oscura mirada verde lo sorprendió, y asusto un poco, debido a la fuerza que ocultaba. La magia a su alrededor parecía antigua, poderosa. Algo en el aura del jovencito gritaba ‘aléjate’ y no entendía como podría… al menos…
⸺¿Harry? ⸺pregunto asustado, Severus lo miro asombrado.
La ladina sonrisa helo la sangre del anciano.
⸺Te has dado cuenta. ⸺afirmo con sorna.
Albus abrió la boca en un mudo grito espantado. Sin entender, y algo temeroso de la respuesta, el profesor se giró a su izquierda.
⸺Harry ¿Qué está pasando?
La calma volvió al despacho, mientras que una dulce mirada era dirigida al pocionista. El director come caramelos abrió los ojos, incrédulo.
⸺Su Majestad, el rey Jareth, me convirtió en un Fae: un ser mágico ‘inmortal’ del antiguo folclore humano… solo que es muy real en Abalarys.
⸺¿No… no eres humano?
⸺No, dejé de serlo en el mismo instante en el que fui alimentado con comida de Labyrinth.
Severus no sabía que pensar al respecto, por lo que opto por no decir nada. Ahora entendía la confianza del chico por la victoria contra el Señor Tenebroso.
⸺Bueno, estoy algo cansado y quisiera dormir.
Albus dio unas cuantas instrucciones más y, un rato después, volvía a quedarse solo con sus pensamientos en el silencioso despacho.
Desde que Harry había llegado a Hogwarts, ese 27 de junio de 1987, unos tres años habían pasado. Años donde le dieron un curso intensivo de magia. Albus se quedó muy intrigado por el nivel que poseía el adolescente y quedo asombrado de que Severus le contara la verdad. No estuvo contento con eso, pero agradeció tener un problema menos. Descubriendo que, con la verdad en la mesa, Harry cooperaba mejor. Su forma de ser tan analítica y su agudeza mental, les estaba rindiendo frutos para resolver cosas que creían que no lograrían ver la luz. Aquello le hacía cuestionarse a Dumbledore cómo habría funcionado todo, si le hubiera ocultado la información.
Harry congenio con casi todos los miembros del plantel docente. Salvando al cobarde Quirinus Quirrell, al aburrido Cuthbert Binns y a la amante de las desgracias Sybill Trelawney. Y con casi todos los miembros de la Orden del Fénix; Mundungus Fletcher, Elphias Doge y Alastor Moody fueron algunos con los que no se llevaba nada bien… especialmente con Moody y su odio al Maestro Pocionista. También, quedo de manifiesto para todos ellos, la atracción y cariño que tenía por el jefe de Slytherin, Severus Snape.
Era sorprendente el cambio de actitud del profesor de pociones, podían verlo más relajado y sonriente. Harry solía sacarle sonrojos y suspiros, algunas carcajadas y un lado picaron del que jamás se hubieran ni imaginado.
Cuando Sirius hizo su aparición, aquello trajo una horrible pelea… y la revelación más asombrosa.
━✧❂✧━
Harry estaba en la Sala de los Menesteres, que logro descubrir durante su tercera noche inspeccionando el castillo, practicando con Severus magia defensiva y ofensiva. Minerva, Filius, Kingsley y Albus eran los espectadores de ese duelo extraordinario. Entre los hechizos para vencer al oponente, el coqueteo descarado del hombre de veintidós años estaba metiendo en problemas al hombre de ojos negros.
⸺¡Vamos, precioso! ¿No quieres rendirte? Te prometo que te recompensare bien… ⸺la lasciva lengua del fae sedujo al pocionista casi haciéndole equivocar.
⸺Si sigues portándote mal, pequeño, te voy a castigar. ⸺y le sonrió malicioso, arrancando un jadeo de los labios ajenos.
⸺¡Sí! ⸺la efusiva respuesta estaba por ser reprendida por una muy escandalizada profesora de transformaciones cuando las puertas son abiertas brutalmente.
Severus desvió la mirada unos segundos por el exabrupto, lo que Harry aprovecho para desarmarlo y tirarlo al piso. Triunfante, se acercó con paso seductor (casi arrancando un gemido de Severus) y se sentó en el regazo ajeno con las piernas abiertas. Su mirada ambienta estaba dilatada. ¡¿Puede ser más hermoso?! fue el único pensamiento coherente que pudo formar el pocionista.
⸺Voy a disfrutar mirarte desde arriba… te ves demasiado bien… ⸺su voz, susurrada al oído, estaba ronca y caliente.
⸺¡HARRY!
La felicidad en ese nombre sorprendió al chico quien centro su atención en el recién llegado. Era un hombre de cabello oscuro y rizado, vestido muy moderno y con su piel clara llena de tatuajes. Tenía unos ojos grises alegres, pero con una ligera sombra de dolor en ellos. En otros tiempos debió haber sido guapo, sin embargo, ahora era alguien más del montón. O eso le pareció al hombre de ojos verdes. A simple vista, no parecía ser alguien que tuviera algo interesante que ofrecer… aunque el aire travieso a su alrededor, le hacía pensar en sus amigos los goblins. Harry vio el cambio de la expresión feliz a otra de osco desagrado, al darse cuenta de la presencia de Severus. El odio invadió las profundidades de esos ojos de plata liquida. Poniendo al ser faeríco en alerta.
⸺¡¿Qué haces con éste aquí?! ⸺reprocho con veneno en cada silaba.
Remus Lupin (a quien conoció hace unos días y con quien se sentía muy a gusto) llego justo en ese instante.
⸺Sirius, ya te dije… son amigos… y están entrenando… ⸺la duda en ‘amigos’ era evidente, pero se negaba a darle otro nombre a la relación del cachorro de su manada con el ex mortífago.
⸺¡NO ME IMPORTA! ¡QUEJICUS NO DEBE ESTAR CERCA DE HARRY! ⸺saliva saltaba de su boca y mojaba la chaqueta del castaño.
Albus y Filius estaban por intervenir, desafortunadamente, Harry estaba más que arto de esa actitud. Frio, con la ira burbujeando en sus venas, atrajo su magia y levanto al humano de su lugar y lo aventó contra la pared. Remus, cuyos ojos estaban abiertos con inquietante sorpresa, casi corre a su lado, de no ser por los pasos tranquilos y retumbantes de Harry. Sirius se enderezo sentado donde estaba, algo adolorido. Alzo la cabeza cuando su ahijado llego enfrente suyo… y, por segunda vez en su vida, el miedo lo dejo mudo.
Ojos de avada estaban taladrando su alma.
⸺Te recomendaría, mortal ⸺el veneno en la susurrante voz helo la sangre de todos los presentes⸺, que te abstengas de maldecir a mi pareja destinada. O tan siquiera le dirijas una mirada… a nosotros, los seres faes, no nos gustan que denigren a nuestras parejas. Y, le pese a quien le pese, Severus Snape es MÍO. Mio para amar, mío para conquistar, mío para romper, mío para adorar… No osaras rebajarlo o tu cuello cortare hasta ver caer la última gota vital de tu inmundo cuerpo.
¡Oh, por Morgana! Jadeó internamente extasiado el aludido.
Se levanto en toda su gloria, con la amenaza zumbando a su alrededor. La magia antigua de la raza del rey Jareth mezclados con su magia mortal en perfecta sincronía. Por desgracia, el actual Lord Black no era conocido por su prudencia.
⸺Yo soy tu padrino y ¡ME NIEGO A PERMITIR…! ⸺no termino la frase, ya que un dolor insoportable estaba naciendo en sus entrañas.
Se doblo como un bebé en el suelo, con Remus yendo a auxiliarlo.
⸺Tú no eres nada ni nadie para mí. ⸺Le miro con un aburrimiento vedado, en medio de una iracunda frialdad⸺ Solo otro humano más que pretende que calce en lo que su imaginación tenía planeado para mi… Al único mortal que pienso complacer sin tapujos es al hombre por el cual nací: mi pareja, mi compañero, mi Severus.
La contundencia en esas palabras, la veracidad de su enlace y el profundo anhelo de cuidarlo dejaron al profesor Snape en la nube más esponjosa de felicidad que podría existir. Sentirse tan amado era algo nuevo para él, algo que estaba convirtiéndolo en adicto al aprendiz. Sin embargo, sabía que debía parar la pelea o perderían a un valioso aliado.
⸺Harry, mi amor… ⸺se acercó con cautela y rodeo la cintura más pequeña, Harry ronroneó por el mimo⸺ Libéralo, por favor. No lo lastimes, tenemos una historia… y yo ya pasé página, no estoy molesto. Deja que él cierre su ciclo también…
Aun dudando, el chico obedeció. Sirius, sorprendido, los miro un buen rato mientras regularizaba su respiración y regresaba a la normalidad. Remus, a un costado de Canuto, se maravillaba por la madurez que veía en los pozos oscuros. Ojos que miraban con adoración al joven fae en sus brazos. Supo, entonces, que separar a esos dos era una misión imposible. Pero, había algo que lo dejaba inquieto.
⸺Harry… ⸺los tortolitos voltearon la mirada al licántropo⸺ ¿a qué te refieres con ‘nosotros los faes’?
⸺¿Dumbledore no les conto? ¿No fue eso revelado en la reunión de la Orden cuando llegue aquí? ⸺la curiosidad tiño de dulzura sus facciones, Severus se rio tiernamente dejando al chucho en shock.
⸺No, Harry, Albus no quiso dar muchas explicaciones… nunca las da.
Harry negó con desaprobación.
⸺Si no confías en tus soldados, puedes lamentar las consecuencias de la ignorancia.
⸺La información sensible no puede llegar a todos, Harry.
⸺No es información sensible: es básica. Yo no voy a ocultar este echo irrefutable… y, estando en medio de una guerra ¿Cuánto crees que tardaran en averiguarlo? Es ridículo… estúpido y peligrosamente arriesgado.
El anciano director reflexiono sobre aquello… y tuvo que darle la razón.
⸺Entonces remediare esto, Sirius y Remus ¿Por qué no me siguen al despacho? Los demás aquí presentes pueden acompañarnos.
Así, la pareja se quedó sola para terminar con el entrenamiento de esa tarde.
━✧❂✧━
Ahora, y gracias a la discreta administración de los goblins más inteligentes del rey Jareth, Harry había logrado rendir (en tiempo récord y con las notas más altas) los exámenes que le faltaban para ser aceptado como mago adulto en el mundo mágico. Bajo el nombre de Haziel Jareth Peverell, gracias a lo cual pudo hacerse de la basta fortuna de la familia (junto a varias cositas más) para deleite de los goblins. Eso le valió a Severus descubrir su propia herencia dejada por su abuelo, el viejo Lord Prince. Harry estuvo muy divertido por el nuevo estatus de su pareja «¡Ahora sí eres mi Príncipe!» era la frase que más le escuchaban… seguida de unas risitas enamoradas.
Harry resoplo, saliendo de sus pensamientos, muy contento por como las cosas estaban marchando. Sin embargo, su relación no parecía querer salir de la zona de confort. Severus y él tuvieron muchas citas en esos tres años, no podía centrarse solo en entrenar e ir a misiones. O estar en los juzgados… Aun así, Severus no había querido pasar de besos, mimos y algunas masturbaciones. Y estaba empezando a sentirse frustrado.
Tengo más de veinte años, ya… deberíamos poder ir más lejos.
Conocer ese lado noble de su pareja era algo hermoso… y extremadamente frustrante. Estaba a punto de dejar la biblioteca, cuando su amado entro en escena. Para el joven fae su pareja era atractivo… sin embargo, verlo con un trae que claramente había sido diseñado por Jareth en los colores de Slytherin… bueno, decir que la palabra perfecto se le hacía muy vaga, lo decía todo. Harry tenía la boca abierta del asombro, con los ojillos brillando en deseo. Severus se movía tranquilo y seductor, con la mirada cargada de oscuras intenciones.
¡Llévame demonio infernal! ¡Quiero pecar!
⸺Harry ¿me harías el honor de tener una velada conmigo?
El cabeceo afirmativo fue suficiente para que el brazo ajeno lo escoltara afuera, el jovencito se dejó llevar hasta las mazmorras privadas del slytherin sin percatarse de nada más que del hombre a su lado.
Las recamaras personales de Severus eran grandes y formaban una ‘U’. Contaba con una salita de estar muy confortable en tonos oscuros con una puerta que daba al despacho (que, a su vez, daba al salón de clases). Una cocina pequeña abierta, al fondo, a un costado se encontraba la puerta que daba a su laboratorio personal. La entrada del dormitorio y del baño en la pared contraria a la chimenea. En ese momento, Severus había apartado los sillones y la mesa ratona a un rincón, dejando una elegante mesa frente a la chimenea. Los dos tomaron asiento allí, con la luz de las velas bailando en sus ojos mientras compartían una mirada llena de amor. La cena comenzó con una sopa de calabaza, seguida de filetes de ternera con una salsa de vino tinto y acompañados de papas al horno y espárragos. Severus había preparado cada plato con amor y cuidado, y Harry saboreó cada bocado con deleite.
A medida que avanzaba la cena, la pareja compartió historias y risas. Hablaron de sus momentos favoritos juntos, de sus sueños y esperanzas para el futuro. El tiempo pareció detenerse mientras se sumergían en la compañía del otro.
Después de la cena, Severus hizo desaparecer la mesa y, tomando a Harry con delicadeza, empezó un dulce vals. La música, que el chico no tenía ni idea de donde salía, fue secundada por la voz de su mentor.
Birds flying high
You know how I feel
Sun in the sky
You know how I feel
⸺Severus ⸺maravillada sorpresa en la voz juvenil⸺, ¿Cómo hiciste para que Jareth te compusiera?
⸺Ah, ah, ah… ese es mi secreto.
⸺Te amo, Severus Snape.
⸺Como yo te amo a ti, mi hermoso Harry.
Breeze driftin' on by
You know how I feel
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me
And I'm feeling good
I'm feeling good
Bailaron varios versos más hasta que decidieron tirarse frente a la chimenea donde Severus había colocado cojines y mantas después del vals. Allí, se acurrucaron juntos y las llamas calentaron sus corazones, vieron por un espejo mágico, como haciendo de ventana, una vista impresionante del reino de Jareth iluminado por la luna.
⸺Su Majestad me dio esto para que te comuniques con él.
⸺Gracias, Verus… realmente extraño Abalarys.
Como toda respuesta, Severus beso su frente aun con la canción de fondo. Harry amo cada pequeña frase, apaciguado por la voz familiar del que consideraba su amigo, mentor… y padre.
Dragonfly out in the sun, you know what I mean, don't you know
Butterflies all havin' fun, you know what I mean
Sleep in peace when day is done, that's what I mean
And this old world is a new world
It's a new world
It's a new day
It's a new life
For me
And I'm feeling good
⸺Eres mi amor verdadero, mi compañero en esta vida y en todas las que vendrán, Severus.
⸺No puedo imaginar mi vida sin ti ⸺respondió con ternura⸺. Eres mi luz en la oscuridad, mi razón para seguir adelante.
⸺Eres mi amor eterno, mi alma gemela. No importa el tiempo ni el lugar, siempre estaré a tu lado.
⸺Y yo estaré contigo en cada aventura que la vida nos depare. Nuestro amor es inquebrantable.
Los dos se perdieron en el brillo de la luna, mientras esa promesa imperecedera se creaba entre los dos. Severus atrajo con su magia una botella del más raro de sus vinos que compartió con gusto. La conversación se volvió a ser más íntima y personal, compartiendo sus deseos más profundos y sus promesas más sinceras.
Y, para goce del más joven, culmino en la cama del pocionista, donde se entregaron a la pasión de la carne.
Harry camino entre los miles de objetos, buscando el llamado oscuro.
Eran las vacaciones de Navidad del ciclo lectivo de 1991, y él ejercía como Profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Lo cual fue apropiado, ya que el querido profesor Quirrell había sido poseído por Voldemort y estaba queriendo joderlo. Afortunadamente, con la intervención de Jareth, lograron evitar a tiempo el robo de la Piedra Filosofal. Harry se llevaba muy bien con Nicolas Flamel, a quien conoció por el Gran Rey Faeríco. El amante de los caramelos de limón se llevó una buena reprimenda por su amigo y el joven profesor.
Aquel encuentro con el alma mutilada del heredero de Slytherin ayudo a que el Rey de los Goblins se diera cuenta del oscuro secreto que habitaba en su querido aprendiz: era un horrocrux. Iracundo (y extremadamente asqueado) inicio la campaña para que reunieran los objetos y realizar un ritual que volviera el alma a su estado inicial.
Y eso lo llevaba al presente.
Harry, en sus noches de travesuras, había sentido en la sala cambiante, una fuerza oscura… igual a la que tenía en su cicatriz.
Tres horas… tres horas recorriendo el abarrotado cuarto sin poder encontrar el objeto. El rastro, debilitado con la presencia imponente del fae, no lograba ser preciso. Aun así, Harry no se rendiría. Volvió a llamar a su magia y, esta vez, reboto el llamado desde una parte detrás de un enorme armario negro. Con cautela, analizando el gran objeto, el joven adulto fue acercándose y esquivando los muchos artefactos abandonados allí y esparcidos por el suelo.
El armario era de color negro, tenía talladas algunas runas y varios diseños intrincados. La forma de triangulo de la madera dejaba como puertas las dos paredes paralelas. Harry lo observo un momento, antes de que su magia le revelara lo que era. Los ojos verdes se sobresaltaron con deleite. Una suave pirueta de la mano y un cristal era materializado en su palma. Lo embutió con su magia más fuerte y lo lanzo contra el armario. Al chocar, ambos objetos desaparecieron… seguro que Jareth le encontraría la pareja y le daría un buen uso. Satisfecho, se giró para seguir buscando.
Y lo encontró.
Una sonrisa de gato de Cheshire dio al apuesto rostro, una aterradora apariencia.
⸺Van dos, faltan cuatro.
El tercero llego caído del cielo… como se suele decir cuando es pura suerte.
Harry y Severus acompañaron a una familia de una nacido muggle a comprar las cosas para el ciclo lectivo del 92. En la puerta de Flourish & Blotts se toparon con Lucius Malfoy. Y el fae sintió el objeto maldito instantáneamente. Con las habilidades adquiridas de su mentor, el hombre de ojos verdes robo el diario de Tom Marvolo Riddle de las garras de su mortífago. Esa noche, Severus se rio a carcajada limpia al imaginarse la cara del snob de Malfoy cuando le dijera a su amo que había perdido el horrocurx.
El cuarto fue proporcionado, en noviembre del 94 y en pleno apogeo del Torneo de los Tres Magos, por un lloroso Sirius Black y un aliviado Kreacher.
La historia de Regulus Arcturus Black conmovió al joven fae y estuvo un largo rato hablando con el elfo doméstico. Cuando volvieron con los demás, Harry debatió con el actual Lord Black para obtener al pequeño y llevárselo a Jareth. Tardo, pero Sirius le concedió el deseo. Meses después, el rey de los goblins le había mandado una caja con pastelitos a su discípulo. Harry se dio cuenta que los pasteles eran la receta exacta de los de la madre de Su Majestad. Severus se derritió al ver el sonrojado rostro del más joven ante la realización. En cuanto al Torneo, fue relativamente bien. Al menos nadie murió, se atrapo a un mortífago infiltrado a mediados de enero y la Orden logro atrapar tanto a Pettigrew como a Voldemort. Uno fue directo a Azkaban… el otro quedo atrapado en un artefacto del rey Jareth.
El quinto, y último, también fue proporcionado por el animago.
A mediados del ciclo lectivo del 95, a pocos meses de cumplirse el plazo establecido por el rey Jareth, Sirius había ido a solucionar algunos asuntos a Gringotts y dio con la copa de Helga Hufflepuff en la bóveda de alta seguridad de su prima Bellatriz Lestrange. Jareth, Albus, Severus y Harry estaban en el despacho del segundo; cuando las llamas verdes se encendieron en la chimenea dando paso al animago.
⸺¡Lo tengo! ⸺grito entusiasmado… para abrir la boca como bobo ante el hermoso rubio que estaba sentado junto a su ahijado.
El rey Jareth estaba usando su glamour. Y, aun así, Sirius supo quién era. Remus se lo había dicho ya que se topó con el excéntrico ser hace algunos días atrás. Recalcando que era el hombre más hermoso que había visto en su vida. En verdad, ahora le daba la razón. Sirius estaba sintiéndose como adolescente cachondo bajo la atenta, y traviesa, mirada del soberano.
⸺Aquí… ⸺carraspeo, dejando la copa sobre la madera.
Los ojos divertidos del rey hicieron temblar sus piernas. Harry rodeo los suyos exasperado, Severus y Albus a duras penas conteniendo sus risotadas.
⸺¿Qué, Black? ¿Te comió la lengua el gato? ¿A dónde fue tu osadía?
⸺Oh, cállate, tú…
Y tomo asiento al lado del pocionista, ya sin los ojos desiguales sobre su persona. Sirius pudo respirar tranquilo.
⸺Vamos, vamos, Severus… ⸺la burla era evidente en su voz⸺ Son los beneficios de mi raza.
⸺Espera a que le cuente a Sarah… seguro te pone en cinta. ⸺la diversión de la voz de su otrora enemigo le dio curiosidad al animago.
⸺¿Quién es Sarah?
⸺Mi prometida, la futura Reina Goblin…
⸺Y mi gemela honorifica. ⸺sonrió orgulloso Harry.
Sirius y Albus se rieron ante la mueca dramática del rubio. Severus le planto un sonoro beso en la mejilla a su amado.
⸺Lo primero que hare cuando nos casemos, será engendrar un heredero… pienso jubilarme en cuanto mi primogénito tenga dieciocho. Entre los goblins, Sarah, Harry y Severus… mejor buscar un trabajito más ligero antes de que sea muy tarde.
Los aludidos estallaron en sonoras carcajadas mientras el monarca se lamentaba de manera muy dramática y los otros dos espectadores negaban con la cabeza divertidos.
⸺Ya quiero conocer a esa mujer… seguro me cae bien.
⸺¿Crees que deberíamos ampliar los merodeadores? Creo que Harry y esta Sarah podrían ser grandes adquisiciones para la causa.
Ante estas palabras del ex convicto, el profesor de pociones se unió al dramático rey de los goblins.
⸺¿Tienes un lugarcito en tu retiro Jareth?
Ahora fue el fae quien se rio de la desgracia del moreno.
El ritual estaba listo, solo estaban esperando la llegada de Voldemort.
Había sido ardua la tarea de crear la pocion de Jareth, pero Severus lo consiguió. Tuvo que recolectar varios ingredientes del mundo de Abalarys, lo que hizo tardar la realización del brebaje ya que el soberano no podía obtener todo directamente de sus tierras. Muchos ingredientes los tuvo que pedir a los demás reinos de Fantasía, cobrando favores pasados o deber un favor a otro reino… lo cual, entre faes no era algo muy recomendable. Y, por ello, tuvo que andar con mucho cuidado.
Sin embargo, ya tenían todo preparado.
Estaban en una habitación vacía de la Mansión Riddle, el circulo del ritual trazado en el suelo y los horrocruxes (incluyendo el nuevo de la serpiente) en cada cuadrante ordenados cronológicamente. Harry estaba con una túnica ligera de color blanco.
Albus y Severus estaban a un costado de la puerta esperando al Rey. La espada de Godric Gryffindor siendo sostenida por las manos del pocionista.
⸺¿Realmente quieres que lo haga?
⸺Si, mi muchacho… creo que es hora de que asumas el papel que te corresponde.
⸺Siempre fui un espía, Albus…
El anciano le levanta una ceja y el otro resopla con resignación.
⸺¿Siempre reniegas de los halagos, amigo mío?
La jocosa voz de Jareth resonó desde la ventana, Severus le mira con vergüenza.
⸺Nunca tuve mucha autoestima…
⸺Bueno, empieza a serte a la idea: eres un héroe ahora… y, pronto, serás proclamado como tal.
⸺No me lo recuerdes…
Harry se rio enternecido, mientras su mentor colocaba el cristal donde encerró a Voldemort.
⸺Bueno, mis estimados caballeros, por más agradable que sea esta charla, debemos apresurarnos.
El reloj conjurado por Jareth, marcando los diez años, estaba a unas horas de dar las últimas campanadas.
⸺Si, vamos.
Albus derrama la poción sobre los objetos, le da a Harry un trago y a Nagini otro (obligándola con su magia); Jareth empieza a recitar los hechizos y Severus enfoca otra parte de la poción (mezclada con canticos) sobre la esfera/prisión.
Poco a poco, empiezan a sentir la temperatura bajar rápidamente. Una oscura y espesa neblina invade el cuarto, los faes sintiendo a Lady Death acercarse allí. Las sombras del lugar se hicieron ms pronunciadas, empezando a susurrar para acompañar la letanía de las palabras de Severus y Albus (quien se unió al cantico después de encender las velas correspondientes). De pronto, una ventisca apago el fuego y los humanos sintieron la piel de gallina ante el miedo que el instinto les trasmitía. Alguien más estaba allí… Jareth termino sus encantamientos y, con la voz solemne, se dirigió al espíritu.
⸺Mi señora Muerte, fin de enseñanzas, camino de los desdichados, estoy ante ti para devolverte a tu hijo. Hijo que te rechazo, que te aparto en su egoísmo, te lo entrego hoy, para que sanes al inocente…
El espectro, anhelante por su preciada alma, acepto el ritual y, con un soplido que arrastraba un helado viento, el alma de Lord Voldemort se unifico… para ser liberado de su prisión.
⸺¡AHORA, SEVERUS! ⸺vino el grito del monarca.
Con la rapidez de una pantera, el hombre de ojos negros se abalanzó sobre el cuerpo deforme del Señor Tenebroso, quien estaba tan aturdido que apenas se percató de nada. El filo de la espada atravesó el pecho ajeno, manchando de sangre la ropa y salpicando el suelo.
El alma completa del heredero de Slytherin fue llevada por Lady Death al purgatorio.
Harry, con el corazón retumbando alegre por sentirse libre de esa opresión que tenía su alma, se incorporó del suelo con una enorme sonrisa y corrió a los brazos de su amado.
⸺Lo hiciste muy bien, amor mío.
Con una sonrisa igual de grande, Severus beso a su hombre. El reloj dio el fin del trato con Jareth y, ambos amantes, fueron transportados al Castillo más allá de la Cuidad de los Goblins. Unas horas más tarde, el rey Jareth les llevaría el diario El Profeta con el titular ‘El Niño Que Vivió y su prometido, Severus Snape, vencen al Señor Tenebroso ¡Descubre todo sobre Los Salvadores del Mundo Mágico!’.
Chapter 6: Epilogo
Chapter Text
And the Goblin Queen has rise
Un suave toque sobre la madera de su puerta es lo que lo despertó. Recogiendo su bata, y poniéndosela sobre el pijama, Jareth fue hacia la entrada de sus habitaciones. Solo para descubrir una pequeña figura en el oscuro pasillo. La carita, que veía a la perfección con sus ojos mágicos, estaban bañados de lágrimas.
⸺¿Ven, amiguito, por qué no entramos y nos ponemos cómodos?
El niño de seis años asintió con un ligero asentimiento. El rey le cedió el paso y, cerró la puerta detrás del niño. Los condujo a su salita, donde estaba esperando unos mullidos sillones y un poco de chocolatada caliente. Algo le decía que estarían allí un rato.
Estuvieron en silencio unas horas, Jareth fue paciente y ayudo a destender el ambiente con algunas historias divertidas sobre sus goblins. Para cuando Harry decidió que hablaría, tenía una sonrisa tranquila y algunos muñequitos que el rubio fae le creo para distraerlo. Se limpio el rostro con un pañuelo y miro con pena al adulto.
⸺Durante la visita a la Corte Seelie, me dejaste con los otros niños… ⸺un poco de acusación se filtró en la voz infantil.
Jareth asintió con la cabeza, agradecido de que el chico se decidiera a contarle lo que vio en sus cristales.
⸺Los niños no fueron muy amables conmigo… me llamaron «Júhin»
Los ojillos verdes volvieron a llenarse de lágrimas y el monarca lo tomo en sus brazos con cariño para sostenerlo en su regazo y brindarle consuelo. Júhin era un término antiguo que se usaba despectivamente para los hijos que no son biológicos ni son adoptados, como si fueran una carga de la que el tutor no podía deshacerse ni tan siquiera con magia. Ya no se usaba, pero las viejas familias siempre transmitían todo tipo de información. Jareth había tenido discusiones con algunos otros reyes sobre las malas disposiciones en la crianza… y, como era de esperar, las descartaron.
⸺¿Sabes? Creo que nunca te conté de donde vine, ¿o sí?
Harry levanto su carita con la curiosidad brillando en sus ojos enrojecidos.
⸺No…
⸺Bueno, creo que esta historia la encontraras interesante…
Jareth los acomodo, mejor, sobre el sofá y le limpio el rostro con infinita paciencia y gentileza… haciéndolo cuestionarse ese accionar. Y, por primera vez, Harry se planteó la idea de que el rey de los goblins lo veía como un hijo. Aquel pensamiento trajo un hermoso calor a su corazón, mirando al adulto con una nueva reverencia. La voz fuerte, y única, de Jareth volvió a sonar.
⸺Yo nací en el mundo humano, en la Venecia del 1670… Mi padre biológico fue un noble ingles que estaba de paso, mientras que mi madre era una de las costureras de una famosa boutique. Ellos, al contrario de las historias de romance, no se enamoraron… no obstante, sí que se atraían lo suficiente. Estuvieron tonteando un tiempo, hasta que decidieron subir la apuesta. Sabian que no querían algo muy serio, pues ninguno pensaba dejar su vida de lado por solo una atracción. Sin embargo, mi llegada a sus vidas los puso en una disyuntiva: que yo naciera, y darme en adopción, o deshacerse de mí y hacer como si nunca hubiera pasado nada.
Harry observo la mueca de desagrado del rubio. Parecía que el pensamiento de que no llegara a nacer lo ofendía terriblemente… algo que, teniendo en cuenta el gran ego del Rey Goblin, tenía mucho sentido. Se rio un poco divertido… el fae lo secundo por unos segundos.
⸺Al final mi madre fue incapaz de quitarme del medio, así que me dio a luz. Para ese entonces, mi progenitor masculino se había marchado de regreso a su tierra natal, dejándonos algún dinero (que yo imagino) fue un sustancial soborno para que la mujer no lo molestara con respecto a mí nunca más. En aquellos tiempos, eso era algo peligroso de hacer… pero, un contrato firmado por ambas partes y un notariado de gran renombre cubrieron ese hueco.
Jareth hizo otra pausa, tomando algo de líquido. Si la historia le afectaba a algún nivel emocional, Harry no podría decirlo.
⸺Mi madre siguió con su trabajo, pero, los jefes estaban notando los cambios en ella… y, cuando al fin me descubrieron, la echaron a patadas. Sola, con un bebé de apenas cuatro meses y sin un techo; mi madre recurrió a las viejas historias para salvarnos del mundo a nuestro alrededor: deseo que el Rey de los Goblins nos llevara a su castillo con él.
Harry abrió los ojos emocionados, sin poder creerse que su mentor y salvador había sido humano como él. Empezaba a darse cuenta de los paralelismos de sus situaciones… aunque aún no terminaba de encajar todas las piezas.
Jareth juraría que escuchaba los engranajes del cerebro del niño como si fuera el tic tac del reloj de su pared.
⸺El rey Isilion, al ver la belleza de la mujer, quiso tenerla para sí y le propuso ser su esposa. Ella, desconfiada por las historias que se cuentan de los fae, le propuso un trato: si resolvía el Laberinto, ella y su hijo podrían vivir libres en Abalarys. Pero, si perdía, ella se casaría con él y dejaría que yo fuera el heredero al trono. La fuerza que la mujer tenía, junto a su ingenio, cautivo más al soberano.
Harry lo miraba absorbiendo cada pequeña información y Jareth se sentía muy a gusto compartiendo esa historia por primera vez con alguien que no lo juzgaría ni le tendría lastima.
⸺Entonces, la mujer recorrió el laberinto. A través de innombrables peligros e incontables dificultades, se fue abriendo paso hasta el castillo más allá de Cuidad Goblin para recuperar su libre albedrío. Porque su voluntad era tan fuerte como la del Rey, y su reino igual de grande… Sin embargo, el tiempo se había agotado.
Harry se apagó un poco por cómo termino la historia, más Jareth le sonrió enternecido.
⸺Las cosas no son siempre como aparentan, ¿o si Harry?
⸺No, nunca.
⸺Entonces, ¿Crees que ese fue el final?
⸺Mmm… ¿no? ⸺ahora la duda estaba en la voz infantil.
⸺Exacto ⸺se regocijó el monarca⸺. La mujer, ahora reina, aprendió en tiempo récord sus deberes. Descubriendo en su esposo a un compañero amoroso y servicial. La reina se enamoró del seelie profundamente. Y fue la burla de la Corte por ello… durante espantosos años, madre e hijo fueron ridiculizados. El corazón del Rey se entristecía, impotente, contra las malas disposiciones de su gente. Hasta que creo la forma de convertir a su hijastro, en su propio hijo: le dio de comer una fruta hecha con su propia carne y sangre. De esa manera, el niño humano se convirtió en un fae.
Harry lo miro asombrado, y algo esperanzado.
⸺¿Es posible convertirse?
⸺Sí.
Jareth pudo ver lo que ese dato hacía en el pequeño. Y se sintió tan profundamente bien… algún día, convertiría al chico en su hijo… Ahora, dejando de lado ese fuego que había nacido en él, volvió a su historia.
Harry le prestó toda su atención una vez más.
⸺Un día, cuando el joven heredero era un simple muchacho, una guerra estallo en Fantasía. Y, como hombre, acompaño a su padre a la guerra… junto a su madre. El rey se puso de todos los colores durante el griterío a su esposa. De nada sirvió, la mujer era tan terca como él y una vez que decidía hacer algo, nada la detendría.
Harry aplaudió entusiasmado por ello. Jareth se rio divertido.
⸺Ganaron, por supuesto… pero, solo uno volvió con vida.
Harry abrió la boca, en shock, un poco de miedo en sus ojos.
⸺¿Qué... que quieres decir?
⸺El rey Isilion y la reina Tiziana, quienes amaban a su gente y a su hijo, murieron al ponerse como escudos de un grupo de soldados entre los que estaba el príncipe heredero.
Harry, como el niño que era, se puso a llorar por la perdida. Jareth le sonrió amoroso y lo abrazo para contenerlo. Una vez que el niño se tranquilizó, el rubio le dio una mirada traviesa.
⸺Y, para fortuna del pequeño Jareth, sus padres (tan tercos como el peso de una montaña) decidieron quedarse con él de alguna u otra forma.
━✧❂✧━
Harry salió de sus recuerdos, con una sueve sonrisa en los labios.
Hacía unos cinco meses que había regresado a Abalarys tras estar en el mundo humano diez tediosos años. Y su alma destinada, su querido Severus, estaba con él.
Jareth y su amado tuvieron un momento a solas, para hablar de la situación del mago en su mundo. Acordaron que el ex mortífago sería el Maestro Pocionista Real y jefe de Estrategia Militar Goblin. Ambas asignaciones creadas expresamente para él, ya que destacaba en las dos áreas y Jareth no era el tipo de soberano que no aprovechaba lo que le caía encima. Severus se sintió respetado y admirado, aceptado por su valor individual. Sus inseguridades, que había arrastrado por décadas, ya estaban en buen camino de ser sanadas por completo.
Aquello ponía al de ojos verdes muy feliz.
También fue fantástico, cuando Severus y Sarah se conocieron finalmente. El Príncipe Mestizo había jugado con ella, diciéndole que era la hermana perdida de Lily Potter a lo que Jareth secundaba con sonoras carcajadas.
⸺Si, en una realidad paralela, tal vez… pero, te lo aseguro, soy hija de Linda y Robert Williams.
Fue la divertida respuesta de la futura reina.
⸺Bueno, Harry ¿Qué se siente que tu madrastra tenga, más o menos, tu misma edad?
Severus no se perdió la interrogación de los ojos verdes de la mujer, ni el sonrojo en su pareja, ni la mueca divertida del rey.
⸺¿A qué te refieres, Severus? Harry y yo nos llevamos más que bien…
Ahora, la campeona miraba de Severus a Jareth, y de Jareth a Harry, muy intrigada.
⸺Bueno, eso se debe a que, para mí, Jareth es como mi padre… además de maestro y amigo.
La ternura baño la faz de la mujer al ver las mejillas sonrojarse… de Jareth.
⸺¿Amor… hay algo que quieras compartirme? ⸺le dijo con amabilidad, no quería que creyera que estaba disgustada.
⸺Veras… hasta que mi padre se enamoró de mi madre, no había manera de convertir un humano en fae. Y, desde entonces, solo un lazo muy fuerte puede obrar el milagro… con magia o sin ella.
⸺¿Y cómo funciona la conversión? ¿A qué te refieres con ‘hasta que…’? ¿Qué tipo de lazo es necesario? ⸺la curiosidad inocente de Sarah le valió un suspiro enamorado.
Entonces, Harry les conto a Severus y a Sarah la historia del rey Isilion y la reina Tiziana. Ambos quedaron fascinados con ella. Sarah, de pronto, entendió el contenido de su librito.
⸺La historia de El Laberinto es inspirada en ellos, ¿verdad?
Severus la miro con cautela, intuyendo. Jareth, frente a él, sonrió burlonamente.
⸺¿Hablas de un libro rojo de título ‘El Laberinto’?
⸺Si. ⸺Sarah no entendía a donde quería llegar el mago.
Con su magia, Severus llamo al libro que había recogido del despacho de Albus unas noches después de que regresara de su aventura en el reino de Jareth. Sarah, muy emocionada de ver la magia humana, se sorprendió al ver un libro idéntico al suyo. Metiendo la mano en su morral (que descansaba a los pies de la silla), extrajo el suyo.
Ambos se asombraron al ver lo idénticos que eran.
⸺La condesa Andalys creo esos dos libros. Son los únicos en su tipo… ⸺ayudo a revelar Harry.
⸺La creencia en mí, fue disminuyendo con el paso del tiempo. Necesitaba una ayuda extra… así que mi tia pensó en esa solución.
⸺¡TU TIA! ⸺fueron los gritos de los dos humanos.
⸺Si, Glarion es la hermana mayor de papá. Y maneja el Consejo Faerie.
Los mortales se quedaron unos momentos digiriendo esta nueva porción de información. Retomando el hilo inicial, Sarah volvió a preguntar.
⸺¿Qué relación tienen ustedes dos? ⸺señalo a los dos faes con un dedo acusador.
Jareth se volvió serio, algo inseguro por dentro.
⸺Use el mismo método que papá uso conmigo en Harry. Llevamos casi quince años siendo padre e hijo en magia…
⸺Oh, Jareth… es lo más tierno que he sabido que has hecho. ⸺y, como recompensa, Sarah le beso con mucha dulzura los labios. El miedo abandono el corazón del rubio.
Fue el turno del astuto slytherin quien, tras darse cuenta de cómo Jareth hablaba de sus padres, quiso preguntar algo que lo tenía picando.
⸺Jareth… ⸺lo miró fijamente⸺, tus padres… ¿aún están aquí?
La ceja derecha se alzó petulante.
⸺Si nuestros respectivos enamorados deciden hacer algo ¿tendrías el valor para evitarlo?
⸺No, gracias, paso. ⸺las pálidas mejillas del ex profesor se tiñeron de rojo, un beso delicado de Harry lo intensifico.
⸺Son adorables juntos. ⸺los ojillos de la única fémina inundados de brillo.
⸺Ciertamente, ⸺convino el rey, atrayendo a su prometida⸺. Sin embargo, tú eres más hermosa que ningún otro ser cuando te sonrojas para mí.
Sarah se rio divertida ante la descarada insinuación.
⸺Bueno, me alegro que nos casemos en una semana… así podrás hacerme sonrojar todo el tiempo.
Jareth jadeo fascinado con la perspectiva.
⸺Hablando de eso, Harry la nuestra, ¿cuándo será? ⸺se giró el hombre de ojos negros.
Harry estuvo deliberando un poco, antes de ver a su pareja y voltear a Jareth.
⸺Quiero que sea la próxima Luna Azul.
Jareth, conmovido, le sonrió paternal.
⸺Si mi hijo quiere honrarme ¿Quién soy para negarle su deseo?
Esta vez, fue Sarah quien respondió a la duda del mago.
⸺Jareth nació en una noche de Luna Azul, es el símbolo de su magia. ⸺y señalo el medallón que colgada del cuello.
Severus asintió, igualmente conmovido.
⸺Y ¿Cuánto tiempo es?
⸺Sacando cálculos, ⸺le contesto el monarca⸺ serian alrededor de tres meses y veintitrés días.
⸺Me parece tiempo perfecto, así no se lo pierden.
⸺Mi hijo no se casa todos los días, no me lo perdonaría jamás… ⸺convino el rubio fae.
⸺Nuestro hijo, querrás decir. ⸺lo miro acusadoramente.
Jareth se derritió de amor, que Sarah aceptara a Harry como suyo era la mayor prueba de la veracidad de sus sentimientos. Y, teniendo en cuenta cómo fue que sus caminos se cruzaron, eso era decir mucho.
⸺Iba a preguntar por qué tus ojos no cambiaron como los de Jareth... pero, creo, que ya sé la respuesta.
⸺Eres mi chico inteligente, después de todo.
⸺¡Abuela! ⸺fue el grito alegre del joven hombre.
Una figura femenina, semi corpórea, le sonrió alegre. Tenía la altura de una modelo, la piel extremadamente clara y el cabello dorado. Traía puesto un vestido veraniego muy moderno, además de un sombrero playero.
⸺¡Harry! ⸺la cantarina voz, le hizo pensar en Jareth instantáneamente.
Sarah vio con dulzura como la bella mujer abrazaba a su ‘hijastro’ y se rio con cariño cuando su pareja fue recibida con un trato infantilizado. Las mejillas del rey se colorearon con vergüenza, pero los ojos desiguales relucían felices. Sarah suspiro enamorada al verlo tan a gusto. Severus, a su lado, carraspeo para llamar la atención de la mujer. Sin embargo, antes de que ella volteara, la figura imponente del antiguo Rey Goblin se manifestó en la casa de playa artificial.
Era mucho más alto que Jareth, tenía la piel de un bonito bronceado, el cabello larguísimo y de color fuego, vestido con una remera lisa de mangas cortas y un sofisticado pantalón de vestir. No llevaba calzado y, lo que dejo muy sorprendidos a los humanos allí reunidos, fueron sus ojos: uno era un zafiro en toda regla, el otro era el más puro de los cristales. Aquello, pensó Sarah, resolve mi duda sobre los ojos de Jareth.
⸺¡Hijo mío! ¡Que maravillosa sorpresa! ¿Y con compañía? Acaso… ¿hay algo que debamos saber? ⸺la mirada picarona dejo a Jareth más sonrojado que nunca, Sarah amo a ver este lado tan hermoso de su rey.
⸺Hola, mucho gusto. Soy Sarah Williams, prometida de su hijo.
Varias reacciones siguieron a esas palabras. Tiziana chillo de felicidad y fue a abrazarla encantada, recalcando lo hermosa que era y los bellos nietos que tendría. Isilion, riéndose a carcajadas del tomate que era el rostro de su hijo, le daba golpecitos felicitándolo. Severus y Harry secundaban las risotadas, con lágrimas saliendo de sus ojos. Pero, no por nada, Jareth había dicho que Sarah tenía ojos crueles…
⸺Y ese hombre de allí, es el prometido de Harrycito… ⸺la mueca maliciosa devolvió al fae rubio su normal comportamiento.
Ahora, eran ellos dos los sonrojados y los que recibían las atenciones de la pareja de fantasmas. Jareth se acercó sigiloso a su amada y la sostuvo de la cintura.
⸺Mi cosa preciosa, eres una delicia.
⸺Oh, mi querido Jareth ¿esperabas menos de mí? ⸺le obsequio una mueca retadora.
⸺De ninguna manera, melin.
Era el día.
La ceremonia sería un evento sin igual, una boda de ensueño. Y se llevaba a cabo en el majestuoso Bosque de los Suspiros, un lugar de belleza indescriptible donde los enamorados solían casarse uniendo sus vidas y con la bendición de Lady Magic centelleando en cada rincón del bosque. Los árboles, las criaturas nativas que allí residían, todas ellas susurraban sus bendiciones, y las hadas tejían delicadas guirnaldas de flores para decorar el altar.
El fiel amigo de Sarah, el siempre malhumorado Hoggle, llevaba con orgullo los anillos en un cojín de terciopelo rojo mientras avanzaba hacia el altar. Una gran sonrisa, muy inusual, en todo su arrugado rostro. El noble sir Didymus, con su fiel Ambrosius y su valiente hermano Ludo, esperaban en un costado junto a un pequeño niño de doce años que traía su rubia cabellera llena de risos bien peinada. Un espejo de cuerpo completo y un poco ancho estaba puesto del otro lado, donde también aguardaba un Severus finamente atareado con un traje faeríco que le quedaba como una segunda piel. Los padres fantasmales de Jareth (atrapados en un cristal para preservarse sus memorias tangibles) veían la ceremonia desde allí con inmensa satisfacción en sus rostros amorosos. Algunos goblins con buen comportamiento, completaban la zona del novio.
Sarah, con su precioso vestido de novia (falda blanca, mangas abultadas y corse verde oscuro, con guantes negros, un delicado velo debajo de una bonita tiara y su hermoso largo pelo, suelto) caminaba con gracia, siendo guiada por Harry, quien portaba una sonrisa de felicidad.
El Gran Sabio se encontraba detrás del altar, sosteniendo un antiguo libro de hechizos que serviría como guía para la unión de los dos enamorados y la ascendencia de la humana como Reina Goblin. Su pájaro/sombrero estaba decorado elegantemente para la ocasión, tenía la sabiduría de los siglos y estaba allí para otorgar su bendición de una manera peculiar.
El rey Jareth estaba frente al altar. Su cabello recortado simétricamente, con un traje blanco y azul elegantes y sin dejar piel al descubierto. Sus ojos parecían contener el firmamento y, su enorme sonrisa, rivalizar con el sol.
Para Sarah, era la imagen de la perfección.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, Jareth y Sarah se miraban con amor y promesas infinitas en sus ojos. Los votos que abandonaron sus corazones, y almas, embutiéndose de la magia de Fantasía que bendecía su unión. La eternidad y la lealtad escapándose de sus voces, como una sola. El Gran Sabio, junto a su sombrero parlante, pronunció las palabras finales y lanzó un hechizo antiguo en torno a la pareja, que llenó el aire con destellos dorados y brillantes. En ese momento, Jareth y Sarah fueron declarados marido y mujer, y el Bosque de los Suspiros se llenó de vítores y alegría.
⸺¡Ahora, pueden besarse! Con lengüita… ⸺la picarona voz del sombrero arranco carcajadas a los asistentes.
Fue entonces, que la Condesa se materializó llevando una corona sin igual ante los ojos asombrados de todos. En especial de los antiguos reyes del Labyrinth. Sarah la miro interrogante.
⸺Hace mucho tiempo atrás, la Corte de los Fae denegó a la reina Tiziana ser reconocida oficialmente como la Reina Goblin. No la creían digna al ser humana… Sin embargo, mucho a cambiado desde entonces y, como muestra de arrepentimiento, se le ha concedido a Jareth lo que siempre debió haber sido de su familia.
La mujer mayor, de cabellos castaños y ojos dorados, se alzó en toda su magnificencia.
⸺Yo, la condesa Glarion De Andalys, hermana mayor del fallecido rey Isilion y actual jefa de la Cámara de la Corte Seelie, declaro al rey Jareth I y a su esposa, la reina Sarah I, como hijos legítimos de Fantasía. Reyes del Reino Goblin, soberanos de Labyrinth y protectores de los indeseados, los sueños y los deseos ¡LARGA VIDA A LOS ALTOS REYES FAERIES!
Jareth abrió sus ojos desmesuradamente… si los estaban aceptando como altos reyes, y dándoles esos otros títulos, solo podía significar una cosa: ellos pasaban a ser elegibles para ser considerados los sucesores del rey Eärendor y la reina Eleniireth. Y, por el rostro de su hijo, también él entendía la implicación… para con sus padres y para consigo mismo.
La tía de Jareth coloco, entonces, la corona real sobre la cabeza de Sarah. Algo en su interior le dijo que esto cambiaria su vida enormemente. Por fortuna, no había nada que no pudiera enfrentar con su amado a su lado. Y, tomándolo de la mano, se lo dejo saber. Jareth estuvo a nada de llorar de felicidad, amando a esa criatura que el destino le puso enfrente, cada segundo un poco más.
⸺Cómo has cambiado mi mundo, cosa preciosa.
⸺Tanto como tu cambiaste el mío, mi duraznito.
Jareth acerco el rostro de la mujer y lo beso con infinito amor. Sarah se derritió contra sus labios.
La celebración continuó con un banquete en el cristal de los padres de Jareth, donde simularon el Salón de los Sueños del Palacio de Sandman, donde todos compartieron risas, bailes y canciones. Fue una boda que nunca se olvidaría, donde el amor verdadero superó todas las diferencias y unió dos corazones para siempre en un solo camino que perduraría por siempre... y por siempre, no es tan largo en verdad.

Marifer (Guest) on Chapter 2 Sat 14 Oct 2023 08:37AM UTC
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ChioRochy on Chapter 2 Mon 16 Oct 2023 05:10AM UTC
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